Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba1011%[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba10 11% [ 4 ]
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba1019%[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba10 19% [ 7 ]
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba1011%[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba10 11% [ 4 ]
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba1024%[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba10 24% [ 9 ]
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba1027%[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba10 27% [ 10 ]
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba108%[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

[Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

+4
gabiigleek
Veronica Everett Criss
Maru Criss
Gabriela Cruz
8 participantes

Página 1 de 3. 1, 2, 3  Siguiente

Ir abajo

Activo [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 1

Mensaje por Invitado Vie Ago 23, 2013 9:50 pm

Capítulo I. “La importancia de la primera impresión”




La gente caminaba de un lado a otro arrastrando las maletas por el pulido y brillante suelo del aeropuerto. La multitud se mostraba desorientada y acudía a toda prisa a los pequeños puestos de información como si les fuese la vida en ello. Un muchacho malhumorado, acompañado de sus padres, esperaba hastiado frente a la puerta de llegadas procedentes de Londres. Repiqueteó con el pie en el suelo con actitud desafiante, intentando mostrar sin tapujos su pésimo estado de ánimo. Su madre le dirigió una sonrisa encantadora; estaba eufórica.

— ¡Levanta más el cartel, Blaine!, no vaya a ser que no nos vea —dijo mientras su marido le rodeaba los hombros con un brazo.

«Ojalá no nos vea; eso sería un golpe de suerte», pensó Blaine. Ladeó la cabeza y, sintiéndose estúpido, alzó las manos todo lo que pudo, se puso casi de puntillas y movió de un lado a otro aquel ridículo cartel, en el que se leía en letras grandes y redondas: «Somos la familia Anderson, ¡Bienvenido a América!».

Debería haber estado celebrando el inicio de las vacaciones navideñas con sus amigos; sin embargo, se encontraba allí anclado con la ridícula pancarta, esperando la llegada de un completo desconocido, gracias a que sus adorables padres habían decidido acoger en casa a uno de esos aburridos estudiantes de intercambio. Un inglés, para ser más exactos. Blaine nunca había simpatizado con aquellos amantes del té; se le antojaban demasiado refinados, y él tendía a ser despreocupado y poco detallista.

—Como esperemos más, celebraremos el fin de año en el aeropuerto —farfulló con un deje de aburrimiento.

Su madre le dirigió una mirada de desaprobación.

—Compórtate con nuestro invitado, Blaine —ordenó respaldada por los continuos asentimientos del padre con la cabeza—. Pasará un mes con nosotros, así que, lo quieras o no, tendrás que llevarte bien con él.
—Entonces, ¿se supone que el famoso inquilino queda bajo mi protección? Si es así no durará ni dos días con vida. Esto es América —espetó, y soltó un bufido.
—Chist…

El señor Anderson le indicó que guardase silencio. Blaine alzó la vista hacia la puerta de llegadas, por donde había comenzado a salir gente. Todos le parecieron raros, estrafalarios o indignos de entrar en su casa. El joven era bastante reservado —contrariamente a sus solidarios padres—, así que no simpatizaba con la idea de tener que convivir con un extraño; más bien le aterrorizaba. Estaba seguro de que, por callado e invisible que fuese aquel inglés, se sentiría invadido e incómodo.

Se giró sorprendido cuando unos dedos firmes y seguros golpearon suavemente su hombro derecho. Miró de arriba abajo al muchacho que se encontraba frente a él y le dedicaba una mueca desagradable. Tenía el cabello castaño y lo llevaba perfectamente peinado en una copa alta —ni un solo mechón suelto rompía aquella inusual armonía— y en su rostro destacaban unos llamativos ojos azules y penetrantes.
—Yo… soy Kurt.
— ¿Tú eres el estudiante que…? —comenzó a preguntar Blaine, pero fue interrumpido rápidamente por su efusiva madre.
— ¡Kurt! ¡Ya pensábamos que no llegabas, cariño! —La señora Anderson lo estrechó entre sus brazos, con lo que despertó de inmediato el desagrado del joven, que, un tanto arisco, no disfrutó demasiado aquel confiado contacto físico.
—Encantado —dijo el padre de Blaine, al tiempo que le estrechaba calurosamente la mano—. Ya verás lo bien que te lo vas a pasar estas vacaciones; te hemos preparado una habitación, espero que te guste. Apenas tardaremos en llegar a casa, está a veinte minutos en coche.

Blaine clavó la vista en el suelo, muerto de vergüenza. ¿Por qué sus padres tenían que comportarse siempre como si estuviesen pirados? ¿Tan difícil era ser un poco normal? Ser normal significaba para él no abrazar al chico de intercambio, ni llamarle «cariño», ni enrollarse hablándole de su nuevo hogar. Esperó impaciente, fingiendo que no estaba allí, hasta que el eufórico encuentro se calmó.

Kurt había esbozado poco a poco una mueca de terror. No era de extrañar. Ni por asomo había esperado aquel recibimiento y, teniendo en cuenta que ambos padres hablaban a la vez, apenas entendía nada. Durante el trayecto en coche asintió con la cabeza ante todo lo que le decían con la esperanza de acertar en algo.

—Bien, ya hemos llegado —anunció Abigail cuando el señor Anderson aparcó frente a una acogedora casa de dos pisos.

Kurt bajó del coche sintiéndose asqueado. Hubiese dado cualquier cosa por no estar ahí en aquel instante. Observó los alrededores y deseó desaparecer de inmediato. La urbanización se encontraba en el campo, alejada de la ciudad. Él odiaba profundamente todo lo que tuviera con que ver con la naturaleza: desde la más fina y tierna hierba que crecía en la tierra húmeda hasta los grandes abetos que invadían el terreno. Torció el gesto mientras comenzaba a planear mentalmente de qué modo podría huir de allí. Quizá si robase el coche del señor Anderson en plena noche…

— ¿Kurt? ¡Vamos, pasa! Aún tenemos que presentarte a nuestro otro hijo. —Abigail le sonrió de forma exagerada—. El pobre se quedó toda la noche haciendo un trabajo en casa de un amigo y hoy estaba tan cansado que no ha podido ir al aeropuerto.

¿Más gente? Ya tenía suficiente con aquel chico que le miraba de reojo constantemente como si fuese un bicho raro. Blaine vestía realmente mal, bajo su punto de vista, con unos vaqueros desgastados y una sudadera deportiva para nada decente.

— ¡Cooper! —gritó la madre, jovial—. ¡Vamos a entrar!

Abrió la puerta de la habitación, despacio, como si esperase encontrar dentro a un oso enfurecido. Kurt dio un paso atrás, temeroso ante la oscuridad que invadía aquella especie de búnker. Distinguió en la penumbra la larga silueta de Cooper, que tenía la cara adherida a la almohada, que aferraba con las manos.

— ¡Desaparece, mamá! —exclamó con brusquedad.
—Ha llegado el chico de Inglaterra —explicó la mujer.
— ¿Y a mí qué me importa? —le espetó soñoliento.

A continuación, Abigail cerró la puerta suavemente. Kurt la miró desconcertado, cuestionándose si acababa de ser testigo de una bienvenida habitual o su sorpresa se debía a que hacía mucho tiempo que no entraba en casas ajenas.

—Es un rebelde —aclaró la mujer sin perder aquel perpetuo positivismo.
—Ya veo… —respondió Kurt.

La señora Anderson pareció algo incómoda y, tras morderse pensativa el labio inferior, le indicó a Blaine que condujese a Kurt a su habitación para dejar las maletas.

—Claro, no te preocupes mamá, ya hago yo de guía turístico —le reprochó con desgana—. Vamos, sígueme.

Cuando llegaron al dormitorio Blaine explicó:

—Pues esto es la cama. —Señaló un solitario colchón—. Y ahí tienes un armario, que sirve para guardar ropa.
—Gracias por las aclaraciones —dijo Kurt—. No habría podido deducir todo eso sin tu ayuda.

Blaine entornó los ojos y descubrió de inmediato que el nuevo inquilino le traería problemas.

—Oye, no te pases —le advirtió apuntándole con un dedo acusador—. Mi actitud es de lo más comprensible, estoy siendo tolerante, pero a nadie le gusta pasar las vacaciones de Navidad con un desconocido.
—En eso estamos de acuerdo.
—Entonces, ¿por qué estás aquí, pudiendo haberte quedado en Inglaterra bebiendo litros y litros de té? —le acusó.
—Me han obligado —reconoció Kurt frunciendo el ceño—. Cosas de padres. Piensa que me irá bien conocer otras culturas. Obviamente se equivoca. Lo único que podría lograr conociendo a gente como vosotros es que mi ego crezca. Y no me interesa, lo tengo suficientemente alto.
—No hace falta que lo jures. —Puso los ojos en blanco.

Kurt se dirigió con resolución hacia la puerta de la habitación y la cerró bruscamente. Sus relucientes ojos azules se clavaron en los de Blaine como dos dagas afiladas.

—Hablemos de las normas —exigió.

El joven parpadeó sorprendido.

— ¿Qué normas?
—De las que ahora mismo fijaremos. —Le dedicó media sonrisa que a Blaine se le antojó casi tenebrosa—. Tú no quieres que esté aquí, y yo no quiero estar aquí; en eso estamos de acuerdo. Bien, lo mejor será que nos ignoremos mutuamente durante el próximo mes —explicó—. No pienso conocer a tus amiguitos americanos, ni salir contigo a ver películas al cine ni cortarle el césped del jardín a tu padre, ¿queda claro?

Blaine necesitó un momento para procesar toda aquella información. Quedó asombrado ante el tono de voz del que Kurt hacía uso; como si fuese un marqués recién llegado al nuevo continente.

—Oye, ¿quién te has creído que eres? ¡No puedes poner normas nada más llegar! —se quejó, indignado.
— ¿Intentas decirme que quieres pasar tiempo conmigo?
—No, pero…
—Sabía que era eso. Tenías pinta —Chasqueó los dedos—. De verdad, siento decepcionarte, pero no eres mi tipo.

Blaine rió con nerviosismo ante el nuevo rumbo que había tomado la conversación.

— ¿Nos has mentido verdad? Tú no vienes de un colegio, sino de un psiquiátrico.

Él sonrió con suficiencia. Entonces abrió su maleta, ignorando las palabras del chico, y comenzó a colgar la ropa —toda impoluta— en el armario. Blaine estaba tan anonadado ante el desconcertante comportamiento del desconocido que permaneció unos instantes inmóvil, observándole y reflexionando sobre aquella primera impresión. Al cabo de un rato, Kurt se giró hacia él.

— ¿Podrías respetar mi intimidad? —dijo—. Acabo de llegar, me gustaría descansar un poco.

Blaine, algo confuso, salió de la habitación con la impresión de que todo era un tanto irreal, como si no estuviese pasando y fuese cosa de su imaginación. Se apoyó en una pared y entonces empezó a sentirse furioso e indignado cuando advirtió que su huésped acababa de sacarlo de una habitación de su propia casa. Pensó en bajar corriendo al piso inferior en busca de sus padres, pues hubiese sido conveniente hablarles del extraño comportamiento del tal Kurt, pero supuso que no le creerían, e inconscientemente sonrió al imaginar la cara que pondrían sus progenitores en cuanto descubriesen que habían invitado a un loco a pasar las Navidades en casa.



Espero sus comentarios [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 918367557 
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por RiveraMyLove Vie Ago 23, 2013 10:01 pm

aw, yo ya leí este libro, es hermoooooooooso. pero con klaine aw sakjgbdfihonhog, ¡actualizá!
RiveraMyLove
RiveraMyLove
-
-

Femenino Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
*Kurt/Chris Fans* Damian


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Gabriela Cruz Vie Ago 23, 2013 10:42 pm

Esta súper, espero que actualizes pronto.
Gabriela Cruz
Gabriela Cruz
-*-*
-*-*

Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Invitado Dom Ago 25, 2013 1:12 pm

Capítulo II. “El comienzo de un largo infierno”




Kurt se dejó caer sobre la cama, exhalando un suspiro de desesperación que por poco le deja sin aliento. Estaba muy enfadado con su padre; jamás le perdonaría aquello, desde luego. Pasar las Navidades en casa de unos desconocidos era el peor castigo del mundo. No es que a Kurt le importase la Navidad —más bien la detestaba—, pero sí odiaba conocer gente nueva, especialmente si de buenas a primeras ya se comportaban como marcianos. Supuso que serían las vacaciones más aburridas de su vida y que, en caso remoto, la única diversión que encontraría sería molestar al chico alcornoque, Blaine, que parecía recién salido de un basurero con aquella ropa desarreglada.

Se incorporó de súbito cuando oyó unos pasos que se acercaban a su habitación.

— ¡Kurt, cariño! ¿Cómo va todo?

Era Abigail —señora de la casa y mujer más pesada sobre la faz de la tierra—. El joven tosió para aclararse la garganta.

— ¡Bien! ¡Genial! —mintió descaradamente—. ¡Gracias!
— ¿Quieres que te ayude a deshacer las maletas?

Kurt pensó, en principio, que se trataba de una broma. Pero tras un incómodo silencio que no fue acompañado por risitas de ningún tipo, comprendió que estaba equivocado y con horror se precipitó hacia la puerta y se apoyó en ella a modo de refuerzo.

—No hace falta, señora Anderson, de verdad.

«Se lo juro bajo pacto de sangre si es necesario», añadió mentalmente. Y se mordió el labio inferior para no hablar de más.

— ¡Vale, baja cuando termines, cielo! —se despidió Abigail excesivamente alto.

Kurt se pasó una mano por la frente y se echó hacia atrás algunos mechones claros sin demasiado interés. Observó que había dejado la puerta del armario entreabierta y la cerró cuidadosamente, estudiando con atención que la madera encajase sin desviarse ni un centímetro. Era sumamente detallista. Y maniático. A lo largo de su vida había ido acumulando manías que, con el paso del tiempo, se terminaron adueñando de su día a día sin que apenas se diese cuenta. A Kurt le gustaba ser así.

Odiaba los números impares, así que casi siempre intentaba que todo fuera múltiplo de dos o de cuatro. Le repugnaba la carne, era vegetariano. Kurt detestaba los espejos que estaban totalmente limpios, necesitaba encontrar restos de agua en ellos o alguna mancha imperceptible para el resto de los humanos. Tampoco le gustaban los cuadros que tenían el marco de color escarlata y jamás dejaba que su barba creciese durante más de veinticuatro horas. Dormía con la ventana abierta y se tapaba con la colcha hasta cubrirse las orejas. Además, se lavaba las manos constantemente y cuidaba al detalle su higiene diaria, llegando a convertirse en alguien un tanto hipocondríaco.

Tras veinte minutos de paz, alguien llamó a su puerta.

— ¿Idiota? —Preguntó una voz suave que al parecer se dirigía a él—. Espero que estés listo, es hora de comer.

Kurt suspiró tras escuchar a Blaine al otro lado de la puerta. No contestó. Finalmente Blaine abrió despacio la puerta, ligeramente asustado por lo que pudiese encontrar en el interior.

— ¿No me has oído? —dijo al verlo tumbado plácidamente.
— ¿Oír qué?
—Te estaba llamando.
—Ah, perdona. —Bostezó descaradamente y estiró los brazos—. Lo único que he oído es que decías la palabra «idiota» y he supuesto que te estarías refiriendo a tu padre.

Blaine permaneció un instante con la boca entreabierta, incapaz de aceptar lo que acaba de oír.

—Pero ¿tú de qué vas?

Kurt se incorporó perezosamente en la cama y movió el cuello de un lado al otro, intentando calmar el dolor de hombros tras el incómodo viaje en avión.

—Entonces, ¿me espera una suculenta comida? —preguntó sonriente—. Por cierto, se me ha olvidado mencionar que soy vegetariano.

Blaine rió antes de salir a toda prisa de la habitación y bajar corriendo las escaleras en dirección al salón principal. Kurt bufó, preguntándose qué demonios le haría tanta gracia a aquel niño malcriado. Finalmente, despidiéndose de la efímera calma, se dispuso a entrar en el comedor, donde, por desgracia, le esperaba la familia Anderson al completo. Estuvo a punto de gritar cuando tuvo ante sí la silueta del hermano, Cooper. Si Blaine parecía recién sacado de un basurero, este acababa de regresar de la guerra. Tenía el pelo largo, con mechones pegados entre sí que combinaban en estilo con una gastada camiseta gris hecha trizas. Kurt se acercó dando pasos cortos, temiendo que aquel hippioso le contagiase piojos o algo parecido.

— ¿Qué tal? —le dijo este.

Kurt se limpió en los pantalones la mano que Cooper acababa de estrecharle y se sentó en la silla que quedaba libre.

—Bi… bien —balbució, sin dejar de mirarle. Su sucio pelo era extrañamente hipnotizador.

Aún estaba conmocionado, no lograba aceptar la descabellada idea de tener que pasar un mes conviviendo con aquel neandertal, cuando la voz de Abigail se alzó más de lo normal para dirigirse a él.

— ¿La parte de la pechuga o el ala?
— ¿Qué?

Arqueó una ceja, sin comprender. Entonces bajó la mirada y descubrió el enorme pollo al horno que reposaba sobre una bandeja en el centro de la mesa. Al lado, la señora Anderson le miraba fijamente a la espera de una respuesta, con un enorme cuchillo en la mano, preparada para cortarle el trozo correspondiente. Tuvo ganas de vomitar. Blaine rió por lo bajo y le miró al tiempo que mordía un enorme trozo de carne, cogiendo el pringoso muslo con descaro.

—Nada, por favor —respondió.
— ¿Es que no te gusta el pollo, cariño?
—Yo… no como carne —logró decir.

Ambos hermanos rieron al unísono, cosa que molestó al muchacho. Abigail les dirigió una mirada de reproche ante la que ellos agacharon rápidamente la cabeza y metieron las narices en sus respectivos platos aún con una leve sonrisa surcándoles los labios.

—Tranquilo, no pasa nada —le dijo, y le revolvió el pelo, haciendo gala de aquella confianza que él no le había dado—. Ahora mismo te preparo otra cosa —añadió antes de dirigirse decidida hacia la cocina.

Kurt suspiró aliviado.

—Así que ¿no comes carne, chaval? —le preguntó el mendigo.
—Exacto.
— ¿Ni salchichas? —instó mientras se rascaba sospechosamente la cabeza.

Le miró alrededor de un minuto en silencio, sopesando si el último comentario de Cooper era una broma o no. Apostaba por la segunda opción.

—No, las salchichas tampoco forman parte de mi dieta.

Cooper asintió mientras le quitaba la piel a su trozo de pollo sin compasión.

— ¡Qué interesante! Así, ¿tampoco puedes comer hamburguesas?

¿De verdad aquello era real? Dirigió su mirada hacia Blaine, casi en busca de ayuda. El muchacho reía por lo bajo, mientras el señor Anderson permanecía pendiente de las noticias con las pupilas dilatadas fijas en el televisor. Kurt se armó de paciencia.

—No, las hamburguesas también son carne —aclaró, pronunciando despacio cada una de las palabras, como si estuviese dirigiéndose a un niño de cinco años cuando, en realidad, aquel individuo debía rondar los veintitantos.
— ¡Pues qué putada, tío! —concluyó Cooper al tiempo que se encogía de hombros.
—Es que es un tanto rarito el inglés, ¿sabes? —comentó Blaine.

Su hermano asintió sin ningún tipo de interés al respecto, algo que Kurt agradeció. Afortunadamente, Abigail regresó diez minutos más tarde con un enorme plato repleto de verduras a la plancha.

—He pensado que esta tarde podrías presentarle a tus amigos —le dijo a su hijo, sonriente como siempre.

Blaine tosió tras atragantarse con un trozo de pollo. El joven sonrió disimuladamente.

— ¿Es que quieres acabar con mi vida social? —dijo ofendido—. No pienso llevar al Señor del Té conmigo. Sería un suicidio público.

La señora Anderson abrió la boca exageradamente tras arrugar la nariz en señal de disgusto. Se cruzó de brazos sobre la mesa; después le dio un codazo a su marido.

— ¿Has oído lo que ha dicho tu hijo, Tom?
—Haz caso a tu madre, Blaine —se limitó a murmurar el marido sin dejar de mirar la televisión.

Kurt carraspeó intentando llamar la atención.

—No importa, de verdad —dijo con un tono dulce que a Blaine se le antojó ligeramente forzado—. Daré una vuelta solo para conocer el lugar.
— ¡De eso nada! —Exclamó Abigail señalando a su hijo con el dedo índice—. Tú le acompañarás, te guste o no.
—Oye, ¿por qué Cooper no puede hacer de canguro? —se quejó Blaine, dejando el tenedor con brusquedad sobre la mesa.
— ¡Él tiene que estudiar!

Blaine abrió la boca para rechistar, pero al recordar el pacto que meses atrás había hecho con su hermano, la cerró. Observó el rostro sonriente de Kurt, que parecía disfrutar siendo el protagonista de aquella disputa familiar.

—Será genial que paseéis juntos —opinó la señora Anderson—. Seguro que en cuanto os conozcáis terminaréis volviéndoos inseparables —añadió, risueña—, como uña y carne.



Espero que les haya gustado el capitulo... Comenten y denme sus opiniones:D
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Dablerry Dom Ago 25, 2013 2:29 pm

me intriga mucho saber como seguira esta historia c: escribes muy bn jiji
tan antisocial mi señorito del té ... espero el momento en el que saquen sus escudos y se conozcan mejor estan muy a la defensiva trata de actualizar pronto c:

pd quiza una pequeña acotacion aunqur realmente no se si sea tan relevante ..... lo q pasa es que yo leo desde mi celu y por el color de la letra me esta costando un poco leer la segunda mitad .. es solo una acotacion quiza el color dificulte aa otros tambien no lo se pero bueno eso amiga cuidate besos y abrazos nos leemos pronto C:
Dablerry
Dablerry
********-
********-

Femenino Mensajes : 655
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Edad : 29
Klaine

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por gabiigleek Dom Ago 25, 2013 3:08 pm

esta genial, la verdad Kurt es muy pedante que horror, pobre Blaine jaja...ya quiero saber como es que terminaran gustandose jaja parece imposible...actualiza pronto
gabiigleek
gabiigleek
********-
********-

Femenino Mensajes : 783
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Edad : 31
Klaine Blake


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Invitado Lun Ago 26, 2013 7:45 pm

kurtblainelover escribió:me intriga mucho saber como seguira esta historia c: escribes muy bn jiji
tan antisocial mi señorito del té ... espero el momento en el que saquen sus escudos y se conozcan mejor estan muy a la defensiva trata de actualizar pronto c:

pd quiza una pequeña acotacion aunqur realmente no se si sea tan relevante ..... lo q pasa es que yo leo desde mi celu y por el color de la letra me esta costando un poco leer la segunda mitad .. es solo una acotacion quiza el color dificulte aa   otros tambien no lo se pero bueno eso amiga cuidate besos y abrazos nos leemos pronto C:

Jajaja... Es demasiado pesado Kurt en esta historia... Gracias por comentar y en cuanto a la letra, no hay problema, sólo le pongo color para que se vea más lindo xD, pero en negro no se ve mal asi que, le quitaré el color :D
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Invitado Lun Ago 26, 2013 7:46 pm

gabiigleek escribió:esta genial, la verdad Kurt es muy pedante que horror, pobre Blaine jaja...ya quiero saber como es que terminaran gustandose jaja parece imposible...actualiza pronto

Ufff... Te sorprenderá saber cómo :D
Gracias por comentar :D
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Invitado Lun Ago 26, 2013 7:49 pm

Capítulo III. “¡Adjudicado!”



El resplandor del sol se filtraba tímidamente entre las nubes blancas, que parecían esponjosos trozos de algodón surcando el cielo. Blaine agachó la cabeza y caminó a paso rápido por el camino pedregoso frente a él, escuchando malhumorado los continuos suspiros de su compañero.

— ¿Puedes dejar de hacer eso? —exigió, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón vaquero.
— ¿Dejar de hacer qué? —le preguntó Kurt con fingida inocencia.
—Resoplar, bufar, suspirar…

Lo miró de reojo.

— ¿Acaso en América está prohibido hacerlo? —Emitió un chasquido de fastidio casi imperceptible—. Para que luego digan que Estados Unidos es la tierra de la libertad. Ni respirar se permite.

Blaine le miró asqueado y reanudó la marcha.

—No está prohibido, pero a mí me molesta.

Kurt rió con ganas.

—Me molesta esto… me molesta lo otro… —le imitó—. A mí en realidad me molesta tu cara y no me quejo.
— ¡Oh, usted perdone, Rey de la Belleza, olvidaba que eres el hermano gemelo de Brad Pitt! —replicó irónico y poniendo los ojos en blanco.
—Gracias por el halago —respondió Kurt con un deje de satisfacción.

Blaine se cruzó de brazos consternado.

— ¡Era una broma, no iba en serio! —Agitó las manos en alto para dar énfasis a sus palabras.

Él sacudió la cabeza de un lado a otro, negando.

—Ahora no intentes arreglarlo —le aconsejó—. Has admitido que soy atractivo y punto. No te sientas culpable por ello —añadió guiñándole un ojo.
Blaine se llevó las manos a la cara y se frotó la frente totalmente desesperado. Gimoteó, pataleando en el suelo.
— ¡Dios mío, esto es una pesadilla! —exclamó apenado.

Kurt sonrió con más ganas que nunca.

—Y eso que solo acaba de empezar… —le recordó, haciendo hincapié en el asunto.
— ¡Cállate! —gritó él, nervioso.

Kurt simuló cerrar la boca con una cremallera invisible y lanzar la inexistente llave hacia el prado de al lado. Después respiró hondo, cerró los ojos con placer tras llenar los pulmones de aire y lo soltó todo de golpe.

— ¿No te parece que es hora de regresar a casa? —preguntó Blaine pasados diez minutos.

Él lo miró feliz, pero no dijo nada.

— ¡Contéstame! —exigió furioso.

Kurt se señaló los labios sellados, divertido al conseguir que su compañero estuviese a punto de entrar en un peligroso estado rayando en la histeria.

Él se cruzó de brazos, medio riendo más de pena que de alegría.

—Tú estás fatal, eres un enfermo —le dijo—, pero tranquilo, yo te ayudaré a hablar.

Se dibujó una mueca de horror en el rostro de Kurt cuando Blaine le pisó el pie decidido, dejándose caer sobre el pulcro zapato del joven inglés. Él no pudo evitar gritar y lo empujó lanzándolo lejos.

—Pero ¿qué haces, estúpido? —chilló—. ¡Me has ensuciado el zapato!

Blaine se mostró satisfecho.

— ¡Dame un pañuelo ahora mismo! —exigió con un tono autoritario.
Ella negó lentamente con la cabeza, saboreando el momento.
—No llevo nada encima —le informó. Sus pupilas, brillantes de emoción, se agrandaban conforme el rostro de Kurt se ponía más y más rojo.
—Vale, volvamos ahora mismo a la casa embrujada —indicó él, cambiando de dirección.
— ¿Cómo que la casa embrujada?

Kurt resopló sin dejar de mirar su zapato sucio mientras caminaban.
—Ya me dirás con qué nombre quieres que la bautice, teniendo en cuenta los elementos que se encuentran dentro de ella.
— ¿Podrías hablar como una persona normal?
—Ya…, entiendo que mi vocabulario te deslumbre, acostumbrado a vivir en la más absoluta vulgaridad —opinó mientras se colocaba con esmero el cuello de la chaqueta—. Me refería a tu hermano… ¿de dónde lo habéis sacado? ¿Participa como voluntario en alguna investigación científica? Porque, de no ser así, me resulta imposible adivinar de dónde sale ese individuo.

Blaine abrió mucho la boca, sorprendido y enfadado al mismo tiempo. Aceleró el paso, controlándose para no pisarle el otro zapato.

— ¿Qué tiene de raro Cooper? —preguntó—. ¡Solo es un poco hippie!
Kurt rió a carcajada limpia.
—Yo pensaba que los hippies eran pacifistas —dijo a modo de reflexión en voz alta—. Y me extraña que tu hermano lo sea. No sé si te has fijado, pero su pelo podría sustituir perfectamente a la más potente de todas las bombas atómicas —musitó rascándose el mentón con parsimonia—. ¿Te has parado alguna vez a observar su cabello al detalle? Tengo la seguridad de que albergan nuevas partículas celulares jamás descubiertas por el hombre…

Blaine se llevó una mano a la boca intentando no reír o, al menos, procurando que él no lo viese hacerlo. Porque si se paraba a pensarlo el hecho de que un extraño insultase a su hermano no tenía la más mínima gracia.

—Tú también podrías participar en algún experimento científico —contraatacó—. En uno titulado: «Los doctores descubren que los monos superan la capacidad cerebral de ciertos humanos». Eres el sujeto perfecto.

Kurt se disponía a contestar el último comentario de Blaine cuando oyó un extraño ruido en la cuneta. Se giró sobresaltado.

— ¿Qué ha sido eso? —preguntó señalando la maleza.
— ¿Un oso, un lobo, un tigre…? —Blaine sonrió con ganas—. ¿Qué pasa, tienes miedo?

Kurt le dirigió una mirada sombría.

—Tranquilo, después de haberos conocido a ti y al resto de tu familia ya no tengo capacidad para temer nada más —dijo—. Con el día de hoy ha sido más que suficiente.

Blaine le ignoró y se acercó hasta los matorrales; Kurt lo siguió con cautela. Observó cómo él apartaba algunas hierbas y gritaba eufórico.
— ¡Aaah!
— ¿Qué, qué pasa? —Él dio un salto hacia atrás con el corazón a mil por hora.
— ¡Es monísimo! —exclamó—. ¡Ven, ven aquí, bonito, ven aquí! ¡Oh, míralo, es adorable!

Kurt parpadeó confundido. Se puso al lado de Blaine y bajó la mirada hasta encontrar a un perro pulgoso que se rebozaba en un charco de barro que se había acumulado detrás de los arbustos.

— ¡Has encontrado a tu novia! —exclamó entre risas. Después, cogiendo del brazo al muchacho, lo obligó a girarse—. ¡Tápate los ojos, está desnudito! Esas cosas no se ven hasta la noche de bodas…

Y soltó una brusca carcajada. El perro dejó de moverse, se quedó muy quieto y clavó sus ojillos marrones en los ojos azules de Kurt.

— ¿Por qué me mira así? —El joven señaló al animal—. Blaine, dile que deje de hacerlo, ¡me está intimidando!

Blaine bufó, alargó las manos y cogió entre ellas al simpático perro. Apenas se distinguía de qué color era su pelaje a causa del barro.

—Pero ¿qué haces? —gritó Kurt alarmado—. ¡Ahora sé con certeza que estás completamente enfermo! ¡Suéltalo, Blaine, suelta a esa bola de gérmenes!
—El tío Kurt es un gruñón —le explicó Blaine al perro después de que este le diese un húmedo lametón—. Se hace el duro, pero después de un par de días contigo ya verás cómo acaba rendido a tus pies…

El perro ladró feliz, como si comprendiese las palabras de Blaine mientras movía frenéticamente el rabo. Kurt dio varios pasos hacia atrás.

— ¿Cómo que un par de días? —preguntó, acalorado por la cantidad de emociones negativas que se agolpaban en su interior.

Blaine le miró confundido.

— ¡Hombre, no lleva collar, parece que no tiene dueño! Y está solito… —Dedicó un puchero al animal mientras le daba mimos. El perro gimoteó agradecido. Después Blaine le dirigió una desagradable mirada a Kurt—. Además, si te hemos recogido a ti, ¿cómo no vamos a acoger a este perro, que es más adorable y simpático que tú?

El animal le lamió de nuevo la mejilla derecha. Kurt miró asqueado la feliz escena.

— ¿Acabas de compararme con un perro?

Blaine sonrió.

—Perdona, pero yo jamás haría algo así, es demasiado cruel. No cabe comparación alguna entre este perro y tú, ¿verdad que no, gordito precioso? —lo achuchó entre los brazos balanceándolo como si fuese un bebé.

Kurt se llevó las manos a la cabeza.

— ¡Pero mira tú camiseta! —chilló—. ¡Está llena de mierda!
—Solo es barro…
—El barro es mierda —le aclaró despacio.
—No importa, estaba para lavar, la llevo desde hace dos días. —Sonrió ante la mueca de repugnancia que él le dirigió.
—Me da igual. No te lo llevarás. Ese perro no vivirá bajo el mismo techo que yo —sentenció.

Blaine negó lentamente con la cabeza. Se sentía feliz al notar la mueca de amargura y tristeza que se iba apoderando del rostro de Kurt.
—Lo siento, está decidido. —Miró al perro, sonriente—. ¡Adjudicado! Tú te vienes conmigo, chiquitín.




Aquí un nuevo capítulo... Espero sus comentarios :D
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Dablerry Lun Ago 26, 2013 8:11 pm

jajja que capitulo mas divertido wkshsks me encanta que se peleen tanto, no se.quien es mas antipatico mi blainey o kurtie jajaja pero lo disfruto mucho.. gracias por haberle cambiado el color cc: eres muy linda <3 espero tu actualizacion pronto
besos y abrazos c: nos leemos pronto !
Dablerry
Dablerry
********-
********-

Femenino Mensajes : 655
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Edad : 29
Klaine

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Gabriela Cruz Lun Ago 26, 2013 9:32 pm

Jajaja, estuvo divertido, espero que actualizes pronto.
Gabriela Cruz
Gabriela Cruz
-*-*
-*-*

Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por gabiigleek Mar Ago 27, 2013 9:28 am

ay estuvo muy divertido jajaja, Kurt realmente es un maniatico y Blaine lo saca de sus casillas, la verdad fue genial como discutieron jaja se detestan son el agua y el aceite...te tomo la palabra de que voy a sorprenderne, ese perrito terminara doblegando a Kurt estoy segura...actualiza pronto me encanta
gabiigleek
gabiigleek
********-
********-

Femenino Mensajes : 783
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Edad : 31
Klaine Blake


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por RiveraMyLove Mar Ago 27, 2013 11:40 pm

amo esta histori, en serio sjdagbdfiog
RiveraMyLove
RiveraMyLove
-
-

Femenino Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
*Kurt/Chris Fans* Damian


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Invitado Miér Ago 28, 2013 1:17 am

Capítulo IV. “Kurt no es normal”



— ¡Mamá!
— ¿Blaine?
— ¡Ya estamos en casa! ¡Tengo una sorpresa!

Se oyeron los pasos presurosos de la madre corriendo por el pasillo. Su acalorado rostro asomó por el marco de la puerta del recibidor.

— ¿Le ha pasado algo a nuestro Kurt? — preguntó con la mano en la zona del corazón mientras respiraba sofocada.

Blaine resopló.

— ¿Nuestro Kurt? No, desgraciadamente no le ha pasado nada. Sigue aquí, tan idiota como siempre — añadió señalando al castaño, que, demasiado ocupado con la vista fija en el nuevo miembro de la casa, no tenía oídos para nada más — ¡He recogido a un perrito!
— ¡Eso es fantástico! ¡Hacía tiempo que no teníamos animales en casa, ya era hora! — gritó la madre.
Kurt sonrió ligeramente y, acercándose a Blaine, le susurró al oído:
—Ah, ¿no? ¿Y tú hermano qué es?
— ¡Cállate, tú aquí no tienes ni voz ni voto! — exclamó al tiempo que le propinaba un codazo.
—Blaine, no le hables así a nuestro invitado — le reprochó la señora Anderson, que ahora acariciaba las orejas del perro — Bueno, tendremos que buscarle un nombre.

Kurt alzó una mano deseoso de dar su opinión.

— ¿Pulga? ¿Apestoso? — preguntó sonriente.
—Oh, no, Kurt cariño… — Se llevó un dedo al mentón en actitud pensativa—. Podríamos llamarle…
— ¡Hostia, qué es eso! — gritó Cooper, que a causa del alboroto había acudido al lugar de reunión familiar.

«Estúpido, mira que no saber lo que es un perro…», pensó el inglés, con la vista fija en las mechas del recién llegado.

— Lo he encontrado en el bosque — explicó Blaine orgulloso.
—… revolcándose en un charco de barro — añadió Kurt.
— ¡Joder! Pues para ser de la calle… está bastante limpio, ¿no? — repuso el hermano mientras achuchaba al animal.

Kurt se acercó de nuevo a Blaine, inclinándose ligeramente.

— Dime que eso ha sido una ironía o me muero.

Blaine le ignoró. Todos dejaron de lado al estudiante de intercambio para centrarse en el nuevo miembro de la familia.

— ¡Ya sé cómo vamos a llamarle! — Cooper alzó las manos, feliz —. ¡Whisky!
— ¿Y por qué no Ballantines, Ponche o JB? — preguntó Kurt intentando no reír—. También son muy bonitos — añadió con inocencia.

Blaine le dirigió una mirada de reproche, repiqueteando con el pie en el suelo, de brazos cruzados.

—Me recuerdas a mi abuela —objetó él tras evaluarla—. Aunque, creo recordar, ella solía ser más agradable. A los ochenta —añadió.
— ¡Cierra la boca! Tú no tienes derecho a opinar en este asunto.
—Blaine, cielo, deja que él también participe —lo regañó su madre mientras acariciaba al perro, que estaba en los brazos de Cooper—. Ahora es parte de la familia.

Kurt sonrió triunfal.

—Eso, ahora somos familia, Blaine. —Y le dio un codazo, con una sonrisilla traviesa surcando sus labios.

Él le perforó con la mirada, sintiendo un electrizante cosquilleo de terror ante la idea de compartir parentesco con aquel enfermo. Suspiró resignado.

—Mejor me callo —concluyó.
—Sí, esa ha sido una de las mejores decisiones que has tomado —corroboró él.

Blaine se esforzó por no contestarle. Le agradó que su madre pareciese encantada con el animal, pues tenía la firme determinación de quedárselo. Lo habría hecho igualmente, pero que el perro fuese una molestia para Kurt reforzó su postura.

— ¿Cómo se llamará finalmente? —preguntó Blaine.
—Ya te lo he dicho —se quejó Cooper, que siempre hablaba arrastrando las palabras como si estuviese agotado de vivir—. Se llama Whisky.

Kurt alzó una mano, divertido.

—Déjame decirte que me parece un nombre perfecto —apuntó—. Es didáctico, original y muy… educativo.

Cooper no pilló ninguna ironía, y tras estrechar al inglés en un fortuito abrazo, palmeándole la espalda, exclamó:

— ¡Este es de los míos!

Kurt logró liberarse del mendigo poco después, exhausto. Y supo que lo primero que haría —incluso antes de limpiar su pisoteado zapato— sería darse una ducha, con gel exfoliante incluido.

—Señora Anderson, ¿le importaría disculparme? Quisiera darme una ducha rápida —pidió educadamente.

Ella le sonrió con ternura.

— ¡Claro que sí, cariño! —exclamó—. Las toallas limpias están en el mueble de abajo —le indicó.
—No se preocupe, traigo mi propio juego de toallas de rizo y algodón puro, cien por cien natural —sonrió tímidamente—. Es que, ¿sabe?, tengo la piel muy sensible.

Blaine rió a carcajada limpia y apoyó una mano en el hombro de la señora Anderson, balanceándose ligeramente.

— ¡Dios, mamá! ¿Dónde encargaste a este engendro?, ¿en eBay?

Y volvió a reír. Cooper miró con curiosidad a Kurt, que parecía sumergido en un estado de profunda reflexión.

— ¿Cómo se juega a las toallas? —preguntó el indigente, deslizando una mecha entre sus rudos dedos.
— ¿Eh? —Kurt comenzó a plantearse la posibilidad de recurrir al suicidio como vía de escape—. No existe ningún juego de toallas, tan solo son un conjunto de ellas, todas del mismo modelo, ¿entiendes? —le aclaró.

Blaine negó con la cabeza ante el comentario de su hermano mayor. Ciertamente, de seguir así, sus padres comenzarían a sospechar sobre si realmente estudiaba o se pasaba el día haciendo el golfo. Y, teniendo en cuenta el pacto acordado, mejor sería no dar demasiados indicios de estupidez o el analítico Kurt podría descubrirlo pronto.

Kurt no tardó demasiado en escabullirse hasta el baño. Se aseguró de colocar bien el pestillo de la puerta, deseoso de tener un poco de intimidad. Apenas llevaba un día allí, pero se sentía como si le hubiesen dado una brutal paliza. Discutir con Blaine resultaba agotador, el chico basurero era más ingenioso de lo que había pensado en principio. ¡Y ni qué decir del hermano! A Kurt le había fascinado aquel nuevo espécimen, jamás había conocido nada igual. El desastroso estilo de vida de América se le antojaba terriblemente extraño. Él estaba acostumbrado a su perfecta vida en Inglaterra, viviendo en una lujosa mansión en la mejor urbanización de Londres, acudiendo cada día a la escuela más prestigiosa de la ciudad.

Kurt nunca había tenido necesidad de hacer la colada ni tampoco de prepararse el desayuno cada mañana. Para esos quehaceres cotidianos su padre pagaba a un mayordomo profesional que, si bien se desenvolvía extraordinariamente en su trabajo, jamás hablaba ni opinaba; era como una estatua que se encargaba sigilosamente de que todo estuviese en el más absoluto orden. Y así se había criado: entre los trabajadores del servicio doméstico, que estaban a sus órdenes, camisas planchadas minuciosamente y cabellos engominados hasta la excentricidad. Así pues, pasar aquel mes en el nuevo continente era el reto más difícil que había tenido que afrontar en toda su vida.

Sonrió débilmente cuando el agua caliente se deslizó por su rostro, despejándole un poco tras el agonioso día en la casa del terror. No estaba muy seguro de cuánto tiempo duraría allí sin volverse loco. Intentó no pensar en ello, concentrándose en exfoliar al máximo su piel, restregándose con ahínco con una esponja rasposa. Cuando terminó, sintiéndose satisfecho tras la detallada limpieza diaria, se cobijó en su albornoz y poco después se vistió con el pijama de raso gris que su padre le había comprado específicamente para el viaje. Suspiró cohibido y abrió la puerta del baño despacio, temeroso de lo que pudiera encontrarse fuera.

Blaine, apoyado contra la pared de enfrente con gesto aburrido, parecía esperar su turno para entrar, pero, en cuanto le vio, una mueca divertida se dibujó en su rostro, al tiempo que le señalaba con descaro.

—Estás de broma, ¿no? —preguntó, en medio de una carcajada entrecortada.

Kurt se miró de arriba abajo, molesto, preguntándose qué habría hecho mal ahora. No encontraba nada extraño que provocase aquella reacción en él.

— ¿Ya te has pasado con las setas alucinógenas, Blaine?

El negó rápidamente con la cabeza.

— ¡Pareces a punto de hacer una excursión al circo! —explotó risueño, con voz chistosa—. Espera, espera… —Se acercó decido hasta él, que retrocedió enseguida—, ¡pero si te has puesto brillantina en el pelo, Dios mío!

Y se tapó la boca con las manos, como si acabase de cometer un pecado mortal. Él se cruzó de brazos, irritado.

— ¿Qué tiene de raro, piojoso?
— ¡Kurt, la brillantina pasó de moda allá por los años cincuenta!
— ¿Y? —Alzó una ceja—. Ir de mendigo por la vida nunca ha estado de moda. Pero, mira, siempre hay quien disfruta cuando le dan un dólar en la calle por compasión.
—Oye, animal, yo no parezco un mendigo —se defendió al tiempo que ojeaba su propio atuendo.
—El animal es tu hermano —le recordó él alzando un dedo con firmeza.
— ¡Pero mírate! Solo te faltan las zapatillas pomposas de abuela.

Él pareció recordar algo.

— ¡Oh, sí, las había olvidado! —Farfulló mirándose los calcetines negros mientras movía graciosamente los dedos—. Están en mi armario, ¿te importaría traérmelas?

Él pensó que se trataba de un chiste.

— ¿Primero me llamas mendigo y ahora pretendes que sea tu criado?
—Pues no estaría mal, la verdad. —Se encogió de hombros.

Blaine resopló. Le miró fijamente, decidido a poner las cosas en su sitio. Aquel niño de papá debería aprender a cambiar su estilo de vida.

—Mira, bonito, aquí cada uno se encarga de sus cosas. Así que mueve el culo hasta tu habitación y búscate tú mismo las pomposas zapatillas —dijo con una firmeza arrolladora.

Kurt sonrió tímidamente y comenzó a caminar de puntillas hacia su cuarto. Se giró antes de entrar.

—Oye, me alegra parecerte bonito. Comprendo que te deslumbre mi atractivo físico —añadió señalando su pijama de raso—. Pero, por favor, Blaine, no hace falta que lo grites a los cuatro vientos; tu familia acabará pensando que hacemos excursiones de habitación en habitación en mitad de la noche.

Blaine abrió desmesuradamente los ojos y se llevó una mano al pecho, sin poder creerse lo que acababa de oír. Se preparó para gritarle alguna incoherencia, lo que fuese, pero no tuvo tiempo, pues Kurt cerró de un portazo la puerta de la habitación tras dirigirle una pícara sonrisa. Él respiró hondo y se dirigió hacia el baño.

— ¡Como lo odio! —gritó desesperado.


Espero sus comentarios y gracias a todas por leer :D
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Gabriela Cruz Miér Ago 28, 2013 1:31 am

Estuvo súper, espero el próximo capítulo pronto.
Gabriela Cruz
Gabriela Cruz
-*-*
-*-*

Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por RiveraMyLove Miér Ago 28, 2013 8:32 pm

odio y amo la actitud de Kurt, es tan divertido e irritante al mismo tiempo. ¡seguila!
RiveraMyLove
RiveraMyLove
-
-

Femenino Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
*Kurt/Chris Fans* Damian


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por gabiigleek Jue Ago 29, 2013 1:05 am

okey Kurt me esta desesperando a mi y ni siquiera estoy en el fic es increible de pesado, irritante por favor quien se cree el principe de Inglaterra, okey podria serlo por su belleza...ya quiero saber que pasara entre estos dos una relacion entre ellos parece imposible...actualiza pronto
gabiigleek
gabiigleek
********-
********-

Femenino Mensajes : 783
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Edad : 31
Klaine Blake


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Invitado Vie Ago 30, 2013 12:55 am

Capítulo V. “Excursión al supermercado”


[Primera Parte]



Armoniosos rayos de sol se filtraban por la persiana de la habitación, iluminando su rostro. Kurt sonrió cuando despertó y se desperezó en la cama, estirando enérgicamente los brazos mientras escuchaba el canto de algunos gorriones.

— ¡Príncipe Kurt de Camelot! —gritó Blaine tras la puerta. Él frunció el ceño, aturdido tras el brusco cambio de aquel despertar—. ¡Arrastra tus posaderas hasta la cocina, es la hora del desayuno! ¡Ah, no olvides los leotardos, que hace frío!

El rostro de Kurt se tornó agrio cuando oyó la maliciosa risita de Blaine, que, a paso apresurado, bajaba las escaleras hacia el piso inferior. Se incorporó en la cama, molesto, recordando dónde se encontraba. Acostumbrado a tomar la primera comida del día en pijama, bajó tal cual a la cocina, donde la familia Anderson se encontraba sentada a la mesa. El padre estaba leyendo el periódico, mientras que Abigail regañaba a Cooper porque, al inclinarse, las mechas se le metían en el tazón de leche.

—Mamá, pero ¿qué más da? —le reprochó este.

Kurt se sentó en su silla y posó las manos cruzadas sobre el colorido mantel, esperando que alguien le sirviese su desayuno. Como nadie dijo nada, finalmente optó por pedirlo.

—A mí me gustaría tomar un zumo de naranja natural, sin pulpa, un tazón de copos de avena, un capuchino con chocolate espolvoreado y… Oh, ¿por qué no? ¡Vamos a saltarnos la dieta! También unas tostadas con mantequilla. —Sonrió.

El señor Anderson asomó el rostro por encima del periódico y le miró fijamente. Cooper y Blaine dejaron de engullir cereales y prorrumpieron en una sonora carcajada. Abigail, despreocupada, preparaba el café.

—Abre la nevera y mira a ver qué pillas —le dijo el señor Anderson, confundido—. Es que estamos a principio de mes, así que todavía no hemos ido a comprar.

Kurt tardó unos segundos en comprender la situación. ¿Significaba aquello que él mismo debería prepararse el desayuno? ¿E incluso abrir la puerta de la nevera? Nunca había hecho una hazaña de tal calibre. Se sentía ligeramente aturdido; aquellas cosas no cuadraban en su mundo perfecto. Se levantó lentamente y se dirigió hacia la nevera, evaluando aquel montón de chatarra como si fuese a atacarle de un momento a otro. Después, valeroso, posó una mano en el mango y tiró con fuerza. La luz le deslumbró. Parpadeó sin entender. Allí dentro no había absolutamente nada; tan solo quedaban dos manzanas, unos restos de zumo tropical, algunos huevos y unos sangrientos filetes de ternera. Consternado, volvió a cerrar la puerta y se dirigió hacia su silla, con la vista fija en la familia Anderson. Blaine se giró hacia él.

—Hombre, no son copos de avena, pero puedes comer Choco Krispies, están buenos —dijo, mostrándose amable por primera vez, como si sintiese pena por él.

Kurt dirigió la mirada hacia la caja de Choco Krispies, de la cual se había apoderado Cooper. El mendigo, tras rascarse la cabeza, metía ferozmente sus garras dentro del paquete de cereales y los sacaba a puñados para engullirlos casi con violencia.

—No, gracias. —Sonrió forzadamente—. He oído que es bueno ayunar por las mañanas.
—Pero ¿dónde has oído eso? ¡Es mentira! —Le reprochó Abigail—. ¡Anda, cielo, tómate un cafecito! Y he traído unos bollos de crema de la panadería… ¡moja uno en el café!

Kurt negó con la cabeza, sin saber qué decir.

—Yo… intento no comer nada que tenga demasiado colesterol.
— ¡Joder, tío! —Exclamó Cooper—. Ni carne, ni bollos, ni cereales… pero ¿tú de qué vives, macho? Venga, cómete unos Krispies, que están muy buenos —le aconsejó, masticando con la boca abierta. Ver los trozos de cereales papeados no aumentó el apetito del inglés.

La señora Anderson se giró decidida hacia todos ellos, secándose las manos en un trapo de cocina que dejó colgando a un lado de su delantal.

—Está bien, será mejor que dejemos el tema. —Sonrió amablemente—. ¡Ahora iremos todos a comprar! Así haremos algo en familia.

Cooper se tragó sus Krispies apresuradamente.

—Mamá, tengo que estudiar —se excusó, se levantó rápidamente de la mesa y se escabulló escaleras arriba.

El señor Anderson se mordió el labio inferior, pensativo, mientras doblaba el periódico del día con delicadeza.

—Cariño, creo que debería quedarme para revisar las ruedas del coche, que están fatal —explicó.
—Bueno, no importa. —Suspiró resignada, agotada de intentar unir a aquella individualizada familia—. ¡Ahora que lo recuerdo, yo también tengo que pasarme por la tintorería! Lo había olvidado…

La mirada aterrorizada de Blaine se alzó lentamente hasta dar con los ojos de su madre. El joven frunció con descaro el ceño.

—Dime que es un chiste, mamá —exigió, y echó un vistazo al inglés—. No pienso ir solo al supermercado con eso.

La señora Anderson resopló, poniendo los brazos en jarras. Estaba convencida de que su inquilino era un muchacho normal y atribuía su extraño comportamiento al hecho de que se había criado en una cultura diferente. Le llevaría un tiempo acostumbrarse a la vida en América.

—«Eso» tiene nombre —le reprochó a su hijo—. Llámale Kurt.

Blaine miró en derredor desesperado, como buscando una salida, cualquier escapatoria válida… pero tan solo se encontró con los azules y señoriales ojos del aludido. Se dejó caer dramáticamente sobre el respaldo de su silla, lo que la hizo chirriar.

—Vale. —Abigail sonrió como buenamente pudo—. Kurt, te daré la lista de la compra a ti, que pareces más responsable.

Él pareció emocionado ante el detalle y no tardó demasiado en huir escaleras arriba, dispuesto a arreglarse para salir a comprar.

—Tardo cinco minutos —le dijo a Blaine.

Él asintió con desgana, como si fuese un muñeco al que se le han acabado las pilas.

Blaine tuvo tiempo de sobra para despedirse de toda su familia, que rápidamente se fueron marchando concentrados en sus quehaceres cotidianos. Después, preguntándose qué demonios estaría haciendo el idiota de Kurt, terminó viendo un aburrido documental, tumbado en el sofá, con el pequeño Whisky dormitando sobre su barriga. Cuando él apareció sonriente en la puerta del salón, se frotó los ojos al tiempo que bostezaba, intentando despejarse.

— ¿No habías dicho que solo serían cinco minutos? —le acusó, feroz—. ¡Has tardado más de una hora!

Parpadeó y le observó detenidamente. Kurt vestía unos pantalones negros con la raya exquisitamente planchada, conjuntados con los inmaculados zapatos, que brillaban con tal intensidad que casi podía ver el reflejo de su rostro. Llevaba una camisa blanca, y Blaine supuso que, en el nefasto intento de dar un toque informal, había dejado que el pico de uno de los lados saliera por el extremo del pantalón. Él rió.

— ¿Qué pasa? —preguntó Kurt, cohibido y sin apartar ni un solo segundo la mirada del peligroso Whisky, que danzaba a los pies de su ama.
— ¿Es que vamos a una boda y no me he enterado?

Kurt evaluó su vestimenta, sin comprender.

—Si apenas me he arreglado —apuntó—, ni siquiera llevo corbata.
— ¡Oh, eso lo explica todo! —exclamó él risueño—. No quiero ni pensar cómo acudirías a una ceremonia.
—Pues…

Blaine le interrumpió, levantándose estrepitosamente del sofá.

—Majestad, guárdese los detalles, no me interesan —farfulló, colocándose bien la capucha de la cazadora.

Salieron a la calle y caminaron avenida abajo en busca del supermercado, que quedaba a seis manzanas de distancia.

—Dame la lista —le ordenó Kurt alzando una mano con porte elegante.
— ¡Que te crees tú eso!
— ¡Eh, tu madre ha confiado en mí como portador de la lista! —reprochó consternado, con la expresión de un chiquillo caprichoso.

Blaine le miró divertido.

—Pero ¿qué te piensas, que mamá ha escrito en la lista de la compra el secreto del universo o qué?

Él frunció el ceño.

—Me da igual, quiero mi lista —insistió—, soy el responsable —Y después lo miró malicioso—, ya que tu madre cree que no eres lo bastante maduro como para ocupar tal cargo.

El joven resopló, nervioso. Lograba sacarle de quicio por cualquier estupidez. Aquello era un infierno de carne y hueso.

— ¡Toma tu lista y métetela donde te quepa!
—… en el bolsillo —añadió él y se la guardó delicadamente.

Entraron en el supermercado. Blaine se dirigió decidido hacia los carritos de la compra mientras Kurt se quedaba pasmado, observando asombrado su alrededor. Era la primera vez que pisaba un lugar así; jamás había ido a hacer la compra, para eso le pagaban a la señorita Charlotte, su criada, que llevaba años viviendo como interna en la mansión londinense.

Reaccionó casi con sorpresa cuando una familia con niños que gritaban pasó por su lado. Suspiró e intentó asimilar lo que veía. Aquello era alucinante; un espectáculo en toda regla. Bolas enormes y pomposas colgaban del techo, junto con numerosos carteles luminosos que exclamaban: «¡Felices fiestas!». Por si aquello fuera poco, un árbol de navidad se alzaba en la entrada del supermercado repleto de espumillones, y por megafonía se emitían villancicos populares que inundaban el recinto.

— ¿Qué haces ahí parado? —le gritó Blaine.

Él despertó de aquel profundo letargo y lo siguió a paso rápido.

— ¿Quieres sacar la lista de la compra de una vez?
— ¡Oh… sí, sí!

Extrajo la nota del bolsillo, la desdobló con cuidado y alisó una esquina que se había arrugado ligeramente. Se aclaró la garganta y dijo con firmeza:

—Huevos.

Blaine comenzó a caminar más rápido, recorriendo los eternos pasillos, seguro de sí mismo. En el fondo, Kurt agradeció su compañía, pues si hubiese estado solo, habría acabado perdiéndose. Cuando llegaron al estante de los huevos, se quedó conmocionado ante la variedad de marcas, tamaños y envases que había. Blaine cogió decidido media docena y la dejó en el carro. Kurt ladeó la cabeza mientras observaba detenidamente el producto.

— ¿Piensas coger esos? —preguntó, y una mueca de asco surcó su aterciopelado rostro.
—No es que lo piense, es que ya están en el carro.
—Siempre puedes volver a cogerlos y dejarlos en el estante —aclaró Kurt.
—Pero es que tenemos que comprar huevos.
—Ya, el problema es que el aspecto de esos no me gusta —apuntó, señalándolos con un dedo acusador, como si los pobres huevos estuviesen malditos.

Blaine fijó su vista en el estante, después miró al inglés confundido. Nunca lograba comprender su retorcida mente. Aunque tampoco quería llegar a hacerlo.

— ¡Qué más da! Son todos iguales, ¡solo son huevos!
— ¡Para mí no solo son huevos! Es el alimento y la proteína que voy a ingerir y que se acabará depositando en mi cuerpo. La nutrición influye muchísimo en la suavidad de la piel, ¿lo sabías?

Él alzó las manos, exasperado.

— ¡Oh, Dios mío! ¡Esto no es una clase de biología! Solo es una maldita caja de huevos.
—Coge esos —le indicó Kurt, señalando un envase amarillo.
— ¡Pero si son carísimos! —se quejó Blaine—. ¡Valen cuatro dólares más!

Él bufó, restándole importancia.

— ¡Cógelos! Ya recortaremos gastos en otras cosas.

Blaine terminó cediendo con la esperanza de que se callase de una vez por todas. Continuaron avanzando por los pasillos del supermercado.

—Léeme lo siguiente —le exigió el chico.
—Leche.

La estantería de los lácteos se le antojó infinita. Kurt pasó más de veinte minutos leyendo las etiquetas de los envases, como si fuese un inspector de sanidad.

— ¿Qué leche ha elegido, Sherlock? —preguntó Blaine, al borde de la desesperación.
—Esta. —Kurt le tendió una caja.
— ¿Eh? ¿Leche fresca, sin lactosa, desnatada, ecológica? Tío, tú eres raro de cojones.
—No soy tu tío —le recordó Kurt.

Blaine suspiró profundamente, armándose de paciencia, y clavó la vista en el techo del supermercado como si esperase recibir alguna ayuda del cielo.

—Es un decir, una frase hecha —le aclaró.
—Ah, interesante —reconoció Kurt, pensativo—. Ahora entiendo por qué el neandertal de tu hermano me lo dice a todas horas.



En lo personal, me he reído mucho con este capítulo, me lo imaginé todo con lo del supermercado y uff! Kurt es un grano en el trasero!
Espero lo disfruten y espero sus divinos comentarios. Son las mejores, gracias por leer.
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Dablerry Vie Ago 30, 2013 7:23 am

ooooou encantador muy bueno el cap.... tambn me rei demasiado y me da mucha gracia kurtie... aunque a la vez un poco de lastima deberian comprenderlo :ccc

lo sieni por no haber comentado la vez pasada iji no me habia fijado de tu actualizacion
nos leemos pronto ya quiero leer la segunda parte <3
besos y abrazos
Dablerry
Dablerry
********-
********-

Femenino Mensajes : 655
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Edad : 29
Klaine

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Maru Criss Vie Ago 30, 2013 4:56 pm

Hahaha me encanto este fanfic, nuncA habia leido nada parecido así que es bueno encomtrarlo. Sigue adelante
Maru Criss
Maru Criss
*****
*****

Femenino Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 20/07/2012
Edad : 26
Klaine Cameron


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por RiveraMyLove Vie Ago 30, 2013 5:20 pm

me dan ganas de pegarle a kurt por como se comporta, pero es tan divertido, ¡seguila!
RiveraMyLove
RiveraMyLove
-
-

Femenino Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
*Kurt/Chris Fans* Damian


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Invitado Miér Sep 04, 2013 7:24 pm

Capítulo VI. “Excursión al supermercado”


[Segunda Parte]



Blaine carraspeó, para aclararse la garganta antes de hablar. Después miró al chico que lo acompañaba, sosteniendo un bote de mostaza entre las manos mientras leía la etiqueta. Su ridículo traje de chaqueta llamaba tanto la atención dentro del supermercado de una modesta urbanización que todos los clientes se giraban para echarle una detallada ojeada.

—Kurt, siento tener que decirte esto, pero deberás darte un poco de prisa con la compra —dijo, cruzándose de brazos a la defensiva—. Sé que te encantaría, pero no podemos acampar y pasar la noche aquí; cierran a las ocho.
—Perfecto. —Sonrió satisfecho—. Entonces aún nos quedan unas horas.

Él se detuvo y soltó el carrito de la compra en mitad del largo pasillo de salsas.

— ¿Te has vuelto loco? —gritó—. Bueno, ¡qué pregunta más estúpida por mi parte!
—Sí, la verdad es que sí —afirmó él, distraído—. ¡Pero cuántos conservantes tienen esto!
— ¡Es que siempre has estado loco!

Kurt se volvió y la miró con curiosidad.

—Nos conocemos desde hace veinticuatro horas, basurero, así que no entiendo qué quieres decir cuando dices «siempre».
—Esa es la peor parte: recordar que aún nos quedan veintinueve días por delante. Tendré que comprarme pastillas antiestrés o tapones para los oídos.

Kurt se encogió de hombros. En realidad le daba igual. Por él como si terminaba metiéndose esas pastillas por vena. Bajo su punto de vista, aquel chico desarreglado cumplía todos los requisitos para terminar muriendo por sobredosis. No le extrañaría en absoluto encontrárselo dentro de unos años en cualquier esquina, pidiendo limosna. Limosna que él no le daría, por supuesto.

—Mira, enfermo, tenemos que irnos —se quejó—. No pienso pasar mi primer día de vacaciones en un supermercado. Existen cosas más interesantes en la vida.
— ¿Cómo qué? —Kurt alzó una ceja, intrigado.
—Oh, ¿es que jamás haces nada divertido?
—Bueno, da igual, si así fuese tampoco sería asunto tuyo —farfulló con un delirante desinterés—. Y ahora, si no te importa, deja que termine de leer los componentes de la salsa roquefort.

Blaine murmuró algo por lo bajo, irritado. Se despidió de Kurt indicándole que le esperaría en las cajas y le dejó a solas en mitad del pasillo. Aguardó mientras observaba cómo una muchacha rubia cobraba la compra de los clientes sin demasiada amabilidad. Desesperado, terminó rezando y pidiendo que Kurt llegara pronto. Si no lo hacía, pensaba marcharse sin miramientos; poco le importaba lo mucho que su madre la reñiría. En todo caso, lo único que lo asustaba levemente era que la señora Anderson lo castigara sin salir con sus amigos, teniendo en cuenta que acababan de empezar las vacaciones.

Media hora después, el inglés apareció por el pasillo de la derecha, con el carro repleto de comida como si se acabase de declarar la tercera guerra mundial y tuviesen que recolectar suministros para medio continente americano. Blaine le miró intrigado.

— ¿Se puede saber cómo vamos a pagar todo eso? —preguntó, señalando las extrañas hamburguesas sin carne, algo que le pareció totalmente contradictorio.
— ¿Es que tu madre no te ha dado dinero? —Kurt se encogió de hombros.
—Sí, pero lo que me ha dado no llega para pagar todas estas pijerías —se quejó, consternado—. Vuelve a dejarlas en su sitio —añadió, al tiempo que reparaba en un desagradable trozo de queso sin sal que yacía al lado de un paquete de algas marinas ricas en vitaminas.

Kurt lo miró hosco, sin ninguna intención de devolver nada a su lugar.

—Pues ve al banco a sacar dinero —le ordenó, con aire diplomático.
—Pero ¿qué demonios te has creído? ¡No somos ricos, no podemos permitirnos todos estos caprichos, somos una familia de clase media!
—No hace falta que medio supermercado se entere de vuestra situación económica. A nadie le interesa —objetó, ante los gritos de Blaine.

El muchacho respiró hondo, intentando calmarse. Era agotador mediar con aquel imbécil. Se armó de paciencia, procurando que entrase en razón.
—El problema es que no tenemos suficiente dinero —dijo, hablando claro, despacio y alto—. Así que algo tendremos que hacer.

Él lo miró sin comprender. En la vida de Kurt jamás se había presentado ningún contratiempo que tuviese que ver con el dinero. Nunca le habían negado nada, mucho menos si se trataba de comida, algo absolutamente necesario para vivir. Por lo tanto, la familia Anderson le estaba negando la vida.

Suspiró, frustrado.

—Le pediremos a la chica de la caja que sea solidaria con nosotros —concluyó, sonriente.
—Pero ¿tú en qué mundo vives? —Blaine le miró extrañado—. Aquí nadie regala nada. Tienes que pagar todo lo que compras.

Kurt, pensativo, observó a la muchacha rubia de la caja. Blaine siguió el eje de su mirada, advirtiendo a dos chicas de su edad, de aspecto delicado, que cuchicheaban con la vista clavada en el inglés.

—Te están mirando fijamente —objetó Blaine, extrañado.

Él sonrió ampliamente, mostrándole su blanca dentadura.

—Claro que me miran, todo el mundo lo hace.
— ¿Qué?
—Es por mi cara —dijo señalándose el rostro—. Siempre les resulto atractivo. Pero es divertido que crean que podría corresponderles, porque no es así. Lo cierto es que no juego para su equipo.
—Estás demente. ¿De qué hablas? — cuestionó.
— Soy gay, aunque no lo parezca — de cierta forma su respuesta no le sorprendió, ya que eso explicaba lo delicadito y pulcro que era.

Kurt, con gesto seductor, les guiñó uno ojo a ambas jóvenes, que terminaron riendo tontamente mientras se ruborizaban. Blaine pestañeó, sorprendido. No comprendía para qué alguien que no tenía interés en las chicas, les hacía creer que sí. Era tan insoportable que no creía que él pudiese resultar atractivo. Le miró fijamente, intentando encontrar aquel punto de belleza. Sí, bueno, tenía el cabello de un castaño dorado; bien, aquello podía pasar por aceptable. Lo ojos también, azules. Su forma de mirar anunciaba a leguas de distancia que era un tarado en toda regla. Y, supuso, aquello solía atraer a chicas de cabeza hueca. Resopló, molesto por la repentina atención que había despertado el inglés.

—No es momento para firmar autógrafos —le indicó, señalando el abarrotado carro de la compra—, tenemos problemas más serios de los que ocuparnos.

Él enarcó una ceja, divertido.

— ¿Estás celoso?

Blaine sintió verdaderas ganas de estrangularle, de apretar con fuerza aquel delicado cuello de cisne señorial. Le dirigió una mueca burlona.

— ¿Crees que soy como tú y que me gustan los chicos? ¿Es que existe alguna razón por la cual pueda sentir celos? ¿Celos de qué, exactamente? ¿De tener que convivir bajo el mismo techo que un pirado? No, te aseguro que no —puntualizó—. Si ahora mismo esas chicas me diesen tres dólares por ti, te vendería sin lugar a dudas.

Kurt sobreactuó haciéndose el dolido, abriendo desmesuradamente los ojos al tiempo que se llevaba una mano al corazón.

— ¿Tres dólares? ¿Eso crees que valgo? —protestó.

Él sonrió de lado, satisfecho.

—No es lo que vales tú, idiota, cobraría tres dólares porque te vendería con el traje incluido. Y, ciertamente, tiene pinta de ser caro.

Los fulminantes ojos azules de Kurt se convirtieron en dos pequeñas rendijas brillantes. Aquel punto irónico de Blaine no le había gustado en absoluto. Lo consideraba bueno, sí, era una magnífica salida. Y eso, obviamente, desestabilizaba la situación. Suspiró, con una idea divagando en la cabeza.

—Es una pena que no pueda decir lo mismo de ti —musitó, con falso gesto apenado—. No podría venderte, tendría que regalarte. Dudo que nadie fuese a darme nada por tu ropa. Es más, dudo que nadie aceptase mi regalo, por mucho que insistiese. Yo no lo haría si estuviese en su pellejo.

Blaine cerró con fuerza los ojos, tranquilizándose mentalmente. No soportaba más el simple hecho de oír su suave vocecilla inocente. Se apartó el pelo de la cara, abrumado, antes de volver a señalar por cuarta vez consecutiva el carrito de la compra.

—Tenemos que pagar eso, desgraciado —le recordó.
— ¿«Tenemos»? —Simuló mirar a su alrededor—. Querrás decir «tienes que pagar».
— ¿Qué? ¡Pero si has sido tú quien ha cogido todo lo que hay ahí dentro!

Las dos muchachas que minutos atrás miraban embelesadas a Kurt ahora se habían girado, y prestaba mayor atención a la situación, como si se tratase de un culebrón.

—Pero ¿a mí qué me estás contando? —Él se encogió de hombros—. Tú madre te ha responsabilizado a ti de comprar la comida, yo solo te acompañaba. Si no has sabido apañártelas no me eches ahora la culpa. —Sonrió malévolo—. Va siendo hora de que empieces a madurar, Blaine.

Le miró anonadado. Estaba de broma, ¿no? Porque, de no ser así, terminaría por volverse loco. Algo se encogió en su estómago cuando volvió a recordar que todavía le quedaban veintinueve días por delante junto a Kurt. Era la peor de las pesadillas.

— ¿No llevas nada de dinero encima? —preguntó; comenzaba a sentirse débil y maltrecho. Tenía ganas de gritar, pero logró reponerse alzando con firmeza el rostro, orgulloso.
—No. Absolutamente nada. Cero.
—Genial. —Suspiró pesadamente.

Entonces se acercó decidido hasta el carrito de la compra, se lo arrebató a Kurt de las manos y se dirigió hacia los pasillos del supermercado.

—Pero ¿qué haces? —preguntó él, atónito.
—Ya que tú no quieres colaborar, lo haré solo: voy a dejar toda esta mierda light en su lugar —anunció satisfecho.

Él lo alcanzó corriendo. Extendió las manos frente a él para impedirle avanzar.

— ¡No lo harás, rata inmunda! —masculló con voz áspera.
—Ya lo creo que sí. —Blaine comenzó a silbar animadamente con la finalidad de sacar de quicio al joven.

Cogió un cogollo de lechuga y, tras leer la enorme etiqueta en la que se especificaba que había sido cultivada en un invernadero ecológico, la dejó en el estante con el resto de las lechugas.

— ¡No! —gritó él, llevándose las manos a la cabeza.
—Tranquilo, sobrevivirás sin tu lechuga.

Kurt la recogió y lo siguió contrariado, sosteniendo el cogollo entre las manos como si fuese un bebé recién nacido que necesitase mimos.

— ¡Está bien! Iré al banco —dijo al fin, rindiéndose ante la satisfecha risita de Blaine—. Yo pagaré la compra.
—Así me gusta. —Él asintió orgulloso—. Veo que vas mejorando.



Kurt abrazando su lechuga jajjaa... fue mi parte favorita... ¿Cual fue la de ustedes? Comenten y gracias por leer [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14 2414267551
avatar
Invitado
Invitado


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por RiveraMyLove Jue Sep 05, 2013 4:11 pm

Mi parte favorita creo que la que admitió que era gay y le guiñó el ojo a esas chicas, la amé.
¡Seguí!
RiveraMyLove
RiveraMyLove
-
-

Femenino Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
*Kurt/Chris Fans* Damian


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Gabriela Cruz Jue Sep 05, 2013 4:42 pm

Me dio mucha risa, Kurt de compras.
Gabriela Cruz
Gabriela Cruz
-*-*
-*-*

Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Dablerry Jue Sep 05, 2013 5:17 pm

fkjdhsafjkhsfkjdhfkjds buenisimo, mi parte favorita fue cuando le dice que lo venderia por 3 dolares y Kurt le responde que el por su lado lo regalaria jhfdkshfa y que aun asi nadie lo recibiria x'DD
Dablerry
Dablerry
********-
********-

Femenino Mensajes : 655
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Edad : 29
Klaine

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: [Fic Klaine] "Besos de Murciélago" - CAPÍTULO 14

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 1 de 3. 1, 2, 3  Siguiente

Volver arriba


 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.