Fic Klaine: ¿We Need A Surrogate? - Capítulo 2: "Tiempo Para Pensar"

Habían pasado dos semanas desde que Brittany, Santana, Blaine y yo vivíamos bajo el mismo techo. Las cosas habían cambiado mucho, algunas para bien y otras para mal. Solo digamos que todo se volvió un poco más… interesante. La casa estaba llena de gritos y risas y casi nunca nos aburríamos porque siempre teníamos algo de qué hablar o alguna razón para pelear (principalmente Santana y yo). 

Brittany y Santana se comportaban como dos niñas pequeñas la mayor parte del tiempo y yo me preguntaba si así serian nuestras vidas si verdaderamente tuviéramos niños viviendo en nuestro hogar.

Ahora me encontraba en la cama junto a Blaine, discutiendo sobre un tema que comenzó siendo un completo tabú y ahora se ha convertido en algo habitual en nuestras conversaciones de las últimas dos semanas: Brittany.

–Pro: Brittany es bonita. –Dijo y lo miré por sobre mis lentes de lectura antes de anotar su pro en un block de notas que descansaba sobre mi regazo. Esta vez estábamos hablando sobre los pros y los contras de Brittany siendo nuestra madre sustituta.

–Y rubia –Agregué.

–¿Eso importa?

–Por supuesto. Un bebe bonito, delgado y rubio. ¿Acaso no es lo que queríamos?

–Pero eso no es lo importante –Se recostó apoyándose en su codo, acariciando mi brazo de arriba abajo y enviando pequeños toques eléctricos en mi piel–. Lo amaremos sea como sea… Si aceptamos, hipotéticamente.

–Lo dice el que eligió “bonita” como su primer pro –Bromeé recostándome frente a él de la misma forma, pasando un brazo sobre su cintura y acercándolo a mí posesivamente.

–Sabes a qué me refiero.

–Lo sé y estoy de acuerdo contigo. Si aceptamos, hipotéticamente, amaremos a ese bebé sea como sea… Incluso si hereda tu abultada cabella. –Acaricié sus rizos libres de gel. No era que no me gustaran cuando los traía cubiertos por diez kilos de producto, es solo que parece y agrega un kilo más de gel cada año. Su cabello frondoso y rebelde era una de las cosas que más amaba de él.

Blaine rió.

–Mientras tenga tus ojos por mi está bien.

–O tus pestañas.

–O tú barbilla.

–Pensé que habíamos acordado decir “hipotéticamente” hasta que tomemos una decisión. –Le recordé mientras me alejaba un poco. No era bueno que constituyéramos ilusiones sobre algo que no teníamos una decisión concreta aún, y hablar sobre cómo sería un bebé mitad y mitad, aun con lo hermoso que suena, no era un buen comienzo.

–Lo sé, lo sé. ¿Seguimos con los pros y los contras?

–Bien… uh… –Me senté nuevamente y preparé el block de notas para continuar escribiendo–. Pro: Brittany es muy inteligente, quizás no de la forma convencional pero lo es.

–Pro: Canta muy bien y es una grandiosa bailarina.

–Bailar y cantar… –Escribí–. Bien. ¿Alguna otra cosa?

–Es dulce y considerada.
 
–Es muy fuerte también.

–También –Estuvo de acuerdo Blaine–. ¿Creativa?

–Espontanea.

–¿Imaginativa es una palabra? –Preguntó confuso.

–Sí. Veamos los contras ahora. –Dije mientras hacia otra columna en la hoja con el título “Cosas malas”.

–Uh… Brittany es un poco… –Vaciló haciendo un gesto con la mano.

–¿Crédula? 

El negó antes de decir–: Inocente.

–¿Eso es un pro o un contra? –Pregunté sin saber en qué casilla ubicar la palabra.

–No lo sé –Suspiró y se dejó caer boca arriba en la cama. Creo que esto no está funcionando como esperábamos–. Pero se supone que algún contra debe haber en esa lista.

–¿Y si no lo hay? –Quizás no lo había, quizás no había nada negativo que nos impidiera aceptar la oferta de Brittany pero por alguna razón no puedo simplemente decir que sí. No todavía.

–¿Quieres que aceptemos? –Preguntó sentándose de repente.

–Si… No… Yo creo… Creo que deberíamos hablarlo con Santana primero. –Ella querrá matarnos, lamentablemente estoy seguro de eso.

–Eso será difícil. –Dijo un poco afligido y yo asentí estando de acuerdo.

–Pero lo haremos juntos –Me acosté junto a él y lo abracé, tratando de trasmitirle la tranquilidad que yo en realidad no sentía en ese momento–. Estamos juntos en esto, y Britt también estará ahí.

–Tienes razón yo… ¿Qué son esos ruidos?

–Ese gato se escapó de la caja otra vez –Murmuré más para mí mismo.

–¿Encerraste al pequeño Lord en una caja? –Preguntó horrorizado. Maldición. ¿Desde cuándo quiere tanto a esa cosa?

–Por Dios, Blaine, claro que no. Mejor intentemos dormir, ¿de acuerdo? –Lo besé ligeramente antes de acomodarme entre las sabanas. El asintió con una sonrisa y me beso nuevamente.

–Buenas noches, Kurt.

–Buenas noches.

(…)

Al día siguiente estábamos en nuestro celestial domingo, por lo que ninguno debía trabajar hoy, lo que resultaba muy reconfortante. Estas últimas semanas habían sido agotadoras y mi cabeza parecía estar a punto de estallar a causa del estrés, y realmente la insistencia de Brittany no ayudaba mucho en mi caso.

 –¿Ya lo pensaron? –Volvió a preguntar. Siempre aprovechábamos esta hora para hablar porque Santana usualmente se levantaba tarde los domingos.

–Britt, necesitamos tiempo para pensarlo, lo sabes. –Repetí mirando a Blaine en busca de apoyo, él sonrió y eso fue todo lo que necesitaba para lograr sonreír también.

–Lo sé, es que… –Su voz se desvaneció y se dejó caer hacia atrás en la silla, soltando un gruñido como de frustración.

–¿Qué? –Cuestionó Blaine.

–Nada.

–Esto es una decisión muy complicada para nosotros –Le dije–. Y más aún con todos los sentimientos involucrados. Habitualmente las parejas no desean conocer a sus sustitutas…

–¿Por qué?

–No les gusta que haya un lazo emocional involucrado en el asunto.

–Tener un hijo no es solo un “asunto” –Dijo, por alguna razón se veía enfadada.

–Lo sabemos –Contestamos al unísono.

–Solo quiero que tomen una decisión –Insistió–. ¿Qué tan difícil es eso?

–¡Lo intentamos, Brittany! ¡Llevamos hablando sobre esto las últimas dos malditas semanas! –Espeté fuera de mi mismo. Mi reacción no era la mejor o la más adecuada, lo sabía, pero eran demasiadas presiones en un mismo mes y ya no podía con ellas. Me gustaría poder manejar las cosas con tanta calma como Blaine lo hacia una vez en mi vida. Pero sabía muy bien que ese no era mi fuerte.

–Kurt, calma.

–No puedo calmarme, Blaine. ¡Ni siquiera sabemos si en realidad queremos esto! –Miré a Brittany–. Solo hemos estado hablando sobre ti siendo la madre de nuestro hijo pero en ningún momento nos detuvimos a pensar si en realidad estábamos listos para esto. ¡Quisiera poder decirte que sí! Solo… solo quisiera poder decirte; “Britt, serás nuestra madre sustituta”, pero todo es tan complicado que n-

–Unicornio… –Brittany susurró, podía ver el pánico en su rostro.

–No, déjame terminar.

Esta vez fue Blaine el que dijo–: No, Kurt. –Ambos estaban mirando hacia la misma dirección con espanto, no entendía que ocurría. Me volteé y mi pulso se aceleró de una forma horrible.

Santana.

Parada justo ahí.

Vi como el rencor, la decepción y la furia cruzaban su rostro en una mueca de profundo dolor.

–Oh, mierda. –Susurré cuando el estruendoso ruido de una puerta siendo azotada me trajo de vuelta a realidad. Ella ya se había marchado

–¡Santana espera! –Blaine gritó e intentó seguirla pero Brittany lo detuvo.

–No, Blaine Warbler, creo que necesita estar sola. –Murmuró sonriendo hacia él, pero yo sabía que era una sonrisa falsa. Sabía que esto la estaba matando por dentro, y era pura, exclusiva y completamente mi culpa.

–Esto es todo mi culpa. Debo ir a buscarla –Comencé a caminar por todo el apartamento, sin saber que estaba buscando exactamente–. No dejaré que Santana vague sola por las calles de Nueva York en ese estado.

–Uh, Kurt, tenemos un problema. –Dijo Blaine mientras miraba a través de los visillos de la ventana.

–¿Ahora qué?

–Santana se llevó nuestro auto.

–No importa –Tomé mi telefoneó celular y algo de dinero–. Blaine quédate con Brittany, iré por Santana. –Blaine asintió y se dejó caer junto a ella mientras tomaba su mano, intentando mostrándole algo apoyo.

–¿Sabes dónde está? –Preguntó Britt mirándome esperanzada.

–Solo hay un lugar a donde podría regresar. –Dije antes de salir por la puerta.

Corrí tan rápido como me lo permitieron mis piernas y subí al primer taxi que se detuvo, ordenándole –o gritándole, en realidad– que se dirigiera a la Terminal Grand Central.

Al llegar allí busque a Santana frenéticamente entre tantas personas que aguardaban la llegada de algún tren. Les di las características de mi amiga a todas las personas que se cruzaban en mi camino pero nadie pareció verla ahí. Ella ya no estaba. Quizás nunca estuvo y eso solo hacía que me sintiera aun peor.

Caminaba hacia la salida cuando logré distinguir a una chica con la mirada perdida sentada en una de las bancas y me sentí extrañamente feliz por haberla encontrado.

–Hola –Susurré cuando me senté a su lado, aun cuando ella ni siquiera levantó la vista para mirarme.

–¿Es irónico, no lo crees? En algún momento dije que nunca regresaría… Mírame ahora, esperando un tren para volver derrotada a Ohio. Creo muchos lugares me recuerdan todo lo que perdí; Lima, Los Ángeles, New York…

–No tienes que hacerlo si no quieres. –Dije, tragando el nudo que se formó en mi garganta.

–Quiero hacerlo. Visitaré a mis padres y quizás llegué a tiempo para la tarea semanal “Britney 7.0” en el Glee Club. –Creo que intentó reprimir una sonrisa pero no estoy seguro.

–No creo que el Sr. Schue siga dando clases en McKinley.

Suspiró. – ¿Por qué no me lo dijiste? –Sabía que solo debía aguardar el golpe.

–Yo… no lo sé –Murmuré–. ¿Por qué no estas gritándome?

–Estoy cansada, Kurt. Ya… estoy cansada. –Su voz tembló y sentí a mi corazón encogerse.

–¿De gritar?

–De defenderme. Odio que me vean vulnerable pero creo que mis paredes se están derrumbando una por una. –La angustia en su voz me dejo sin palabras. No encontraba las palabras adecuadas y creo que nunca las encontraría–. Quiero que me expliques.

–¿El qué?

–¿Por qué Brittany quiere ser la madre de su hijo?

–Ella solo quiere hacerlo. –No mentía, según Britt, esa era la única razón.

–¿Es por mí, cierto? ¿Es porque yo no pude darle los hijos que ella merecía? –Por primera vez en la conversación me miro a los ojos. Nunca había visto tanta desesperación antes, mi corazón se rompía con tan solo mirarla.

–Nada de esto es tu culpa Santana, por favor, nunca pienses eso. A veces el tiempo no cura las heridas, pero tú tienes a Brittany a tu lado para ayudar a sanarlas y-

–Pero ella quiere tener un hijo suyo. –Rió amargamente.

Tuve que recolectar valor de donde no tenía para preguntar–: ¿Santana, tú quieres tener hijos?

–No. –Sonó completamente sincera.

–¿Entonces?    

–Pero lo quise, antes de perderlo Kurt, lo quise. Tú no entiendes lo que yo sentí en ese momento…

No, en realidad no lo entendía y nunca lograría siquiera imaginar la mitad de lo que Santana y Brittany sintieron en ese momento. Fue hace casi seis años atrás, ellas habían estado juntas durante dos años y estaban tan ilusionadas y enamoradas que decidieron ir más allá en su relación y formar una familia. Blaine y yo estuvimos con ellas en el proceso de inseminación artificial y también durante el embarazo de Santana. Todo iba perfecto. O eso parecía. Santana comenzó con fuertes dolores abdominales y perdidas durante su tercer trimestre de embarazo.  Creo que en ese momento, todos sabíamos lo que estaba ocurriendo, pero ninguno quería afrontar la realidad de la situación. Santana terminó en el hospital y supimos que, efectivamente, había perdido a su bebé. Ambas estaban completamente desgarradas después de lo ocurrido y Santana sufrió de depresión post-perdida de un embarazo, alejándose completamente del mundo y de nosotros. Habían pasado seis años desde aquello y aún quedaban pequeñas cicatrices abiertas.

–No, no entiendo Santana –Intenté aguantar las lágrimas pero era inútil–. Háblame, solo háblame.

Ella suspiro. – Cuando perdí al bebé sentí que el mundo se me derrumbaba encima y que no podía existir algo peor que ese sentimiento. –Hizo una mueca y desvió la vista–. Solo me basto ver la decepción en el rostro de Brittany para… No pude. No pude y no quise volver a intentarlo. Fui egoísta porque Brittany si quería hacerlo y ya sabes… El karma.

–Ella dijo que esto no tiene nada que ver con lo que ocurrió con ustedes.

–Lo sé. Conozco a Brittany, ella nunca haría algo así a propósito. Ni siquiera lo imaginaría –Se enjuagó las lágrimas con el puño de su chaqueta y se puso de pie. El tren se acercaba a la estación.

–¿Qué harás entonces? ¿Solo te iras? –Le grité mientras veía como caminaba hacia las puertas del tren.

–Necesito tiempo para pensar. –Contestó sin voltearse.

–¿Y que hay con Brittany?

–Ustedes tendrán un bebé muy hermoso.

–¿Solo la abandonaras aquí?

Ella frenó y contestó–: Cuando sea el momento, volveré por ella. –Antes de finalmente entrar y desaparecer de mi vista.