Fic Klaine♥ Already Home: Capítulo I.

Already Home

▬ Blaine vive en Los Angeles, estudia música en un coservatorio y le acaban de romper el corazón. Kurt vive en New York, asiste a NYADA y el dinero no le alcanza para llegar a fin de mes.

Tras su ruptura y sintiéndose sumamente despechado Blaine contrata un sistema operativo muy similar al GPS de los autos para sentir compañía. Este sistema funciona como una conciencia virtual. El usuario podrá mantener charlas, pedir consejos e intercambiar información con el dispositivo; una voz que siempre está ahí.

La historia se torna conmovedora cuando Blaine comienza a sentirse intrigado por la voz perspicaz, brillante y sorprendentemente divertida al otro lado de su dispositivo. Al mismo tiempo que Kurt, dueño de esta voz y quién ha tomado este trabajo para poder costearse sus gastos en la gran ciudad comienza a sentirse cautivado por la sensibilidad, talento y simpatía de su usuario.

Ambos se unen sin darse cuenta. Sus continuas charlas, consejos e incluso peleas los hace sentirse atraídos el uno por el otro casi de manera inmediata. Como Kurt no puede dar mayores datos acerca de su identidad (la más importante regla de su empresa) y Blaine intenta no dejarse llevar por sus emociones debido a su última mala relación, ambos ocultan sus verdaderos sentimientos y jamás hablan al respecto quedando finalmente como buenos amigos.

Pero ambos están más cerca de lo que piensan. Y a medida que el tiempo pasa, su relación se vuelve más estrecha y sus deseos crecen su inusual amistad se volverá en una inesperada historia de amor, lejos de lo que jamás hubiesen imaginado.

Capítulo I

Blaine apagó el televisor con la ayuda de su control remoto. Dejó el comercial a medias porque  lo había visto tantas veces antes que prácticamente se lo sabía de memoria. Era un comercial explicativo de las cualidades del “SO DELUXE” el último invento sacado al mercado por Pierce Software, una visionaria compañía de equipos electrónicos y aplicaciones informáticas que hoy por hoy estaba dando mucho de qué hablar gracias a su última y más grande creación.

Y no era que Blaine fuese uno de aquellos muchachos acomodados que podían cambiar su teléfono móvil  cada mes que su compañía sacaba algún diseño nuevo o actualizaba sus modelos, no, no era de aquellos fanáticos que debían marcar tendencia ni nada por el estilo, sin embargo, era un chico de familia acomodada que podía darse algún lujo de vez en cuando. Y la primera vez que Blaine vio el comercial del SO DELUXE (justo dos horas después de que su ahora exnovio Sebastián Smythe terminara con él) quedó tan fascinado por lo que vio en pantalla e que fue de las primeras personas que reservaron por internet el producto en cuestión.

Ahora, tres semanas después de haber visto aquel comercial, tiempo que solo hizo que su ansiedad creciera y la popularidad del SO DELUXE ascendiera,  Blaine se había convertido en uno de los privilegiados dueños de este nuevo Sistema Operativo. Y no podía evitar sentirse un poco orgulloso al respecto, ya que él era uno de los escasos entre su grupo de conocidos que podían contar con el dinero suficiente para costearse una adquisición como esta.

Con la espalda perfectamente apoyada al respaldo del sillón y de brazos cruzados sobre su pecho, Blaine alzó una ceja inspeccionando la caja que tenía enfrente y que le había llegado apenas hace un par de horas atrás. El SO DELUXE aún seguía dentro y pese a que deseaba hacerlo funcionar desde que el repartidor había llegado a tocar a su puerta con el envío bajo el brazo, Blaine decidió que quería estar a solas para abrirlo, lo que significaba que primero debía deshacerse de su mejor amigo Sam con quién había quedado para cenar. Sólo después de eso y de que  Sam concibiera la idea de que ya era demasiado tarde y que debía regresar a su casa, sólo entonces logró hacerse del tiempo y el espacio para poder instalar su nuevo equipo con tranquilidad.

Con un par de tijeras en mano se acercó a la caja discretamente y sin hacer ruido. Casi como si estuviese analizando alguna obra de arte en medio del museo de arte metropolitano. Con delicadeza cortó una de las tapas para poder meter su mano en el interior. Lo primero que encontró  fue la guía detallada de todo lo que hallaría dentro: una pequeña y moderna Tablet de color blanca, un auricular inalámbrico con micrófono incorporado para su oído, un soporte para recargar la energía de la Tablet, un disco para reproducir en una computadora y un manual de instrucciones, todo esto recubierto y resguardado bajo un montón de goma espuma.

Según las mismas instrucciones del manual, lo primero que debía hacer era reproducir el contenido del disco en algún computador y registrarse en el programa online creándose una nueva cuenta de usuario con su correo electrónico de uso cotidiano.

Blaine prefirió trabajar en su computadora de escritorio. Cogió una taza de café recién hecho y se sentó mientras el disco cargaba. La pantalla se volvió roja cuando el disco comenzó a reproducirse y una barra blanca atravesó de forma vertical la imagen mostrando como poco a poco se cargaba el sistema. Aprovechó de dar un sorbo a su café antes de que la barra cargara por completo. Después de eso una singular y corta melodía dio el aviso de que todo se encontraba listo.


Blaine parpadeó ante el mensaje de voz. Era una voz femenina, muy monótona y muy parecida a la misma voz que siempre relataba las instrucciones a considerar en los videos explicativos de los aviones. Omitió la orden pues su computadora ya tenía micrófono incorporado. Al cabo de unos minutos la misma voz volvió a hablar.


Blaine suspiró, sintiéndose un poco tonto al estar ahí hablándole a su computadora, asintió “Sí”

“Nombre Completo” la computadora preguntó.

“Blaine Devon Anderson” respondió él.

“Edad”

“18 años”

“Ocupación”

“Alumno de primer año del Departamento de Música de la Universidad de Los Ángeles”

“Su respuesta es muy general. Especifique alguna especialidad” soltó la computadora.

Blaine sonrió. Hablar de sí mismo no le estaba molestando del todo. Acercó su silla de ruedas un poco más al escritorio y miró fijamente la pantalla. “Me especializo en composición y estudio de la música”

“Ciudad y Estado de Origen”

“Orange County, California.

“Ciudad y Estado en el cuál se encuentra residiendo”

Los Ángeles, California.

“Usted se considera una persona social o una persona antisocial”

Blaine no pudo evitar soltar una pequeña risita. Jamás en su vida se había imaginado contestar una encuesta como la que estaba respondiendo en este momento. “Hum… Supongo que una persona social” dijo pensándolo un instante. “Tengo buenas amistades y paso la mayor tiempo en actividades y cosas por el estilo” agregó antes de tomar otro sorbo de su café.

“¿Siente que ha titubeado al responder la pregunta anterior?”

Ahora la carcajada de Blaine se dejó oír por toda la sala de su departamento. No podía creer que una máquina pudiese terminar encerrándolo de esa forma con una pregunta personal. “Supongo que social. Pero siendo sinceros, últimamente no tengo muchas ganas de compartir mi tiempo.

“Confirme con un SÍ o un NO la siguiente información. ¿Su cuenta de correo oficial es b.anderson@pierce.com?”

“Yup…O sea…Sí”

“¿Usa su correo para registrarse en diversos sitios: Cuenta oficial de usuario de Pierce Software. Correo electrónico. Sitios oficiales de tarjetas de créditos. Membresías en: Tienda digital de Pierce Software. Netflix. Starbucks. Plataforma de Estudiantes de UCLA. Membresía de Play Station. Cuenta en sitios como: Pottermore. Redes sociales tales como: Tumblr. Facebook. Instagram. Twitter. Artefactos tales: Teléfono Móvil. Computadora portátil. Tablet”

Blaine rodó los ojos un poco exaltado. Tenía que admitir que daba un poco de miedo que la computadora conociera toda aquella información. “Sí.” Respondió temeroso.


El corazón de Blaine dio un salto. Por fin podría comenzar a disfrutar de su nueva adquisición. Conocía a un chico en el conservatorio que ya había adquirido un Sistema Operativo días atrás y la buena experiencia de su compañero de clase le había provocado altas expectativas.

“BLAINEY DAYS” digitó a modo de contraseña.

“Favor repetir contraseña.” La computadora demandó.

Blaine nuevamente digitó su clave.

Luego de eso la computadora guardó silencio. Segundos después la pantalla dejó de ser roja y se abrió la página web del Sistema Operativo. Ahí pudo ver en la pantalla una foto suya y todos los datos de su perfil.

“Por favor diga Sí o No si está preparado para dar comienzo a su Sistema Operativo”

Blaine exhalo su último suspiro. Emocionado enfatizó su respuesta “Sí.”  asintiendo con la cabeza, como si la computadora también pudiese verlo.

“En estos momentos Pierce Software está clasificando un Sistema Operativo que sea compatible con su personalidad y cualidades.  Para ayudar en nuestra selección ¿Desea que su Sistema Operativo tenga voz femenina o masculina?”

Blaine frunció el ceño antes de responder. Realmente no se había pensado la respuesta dos veces, sin embargo la pregunta lo había tomado por sorpresa. “Hum…Voz masculina.”


Tras la larga introducción de lo que al parecer era una mera grabación el silencio volvió a hacerse en la sala del departamento de Blaine. El disco que había instalado minutos antes en su computadora había sido expulsado y no tenía la más mínima idea de lo que pasaría a continuación. En su mente pensó que algo andaba mal ya que no había respuesta ni ningún estímulo saliendo de su computadora o teléfono celular. Un poco desilusionado se levantó de su asiento para dirigirse a la cocina a devolver la taza de café que había vaciado cuando en eso una voz llamó su atención por completo. Una voz que; sutil y varonil inundó por completo la habitación. Una voz que jamás en su vida volvería a olvidar:

“¡Hola, estoy aquí!”

Blaine tropezó con la alfombra de la sala cuando la voz lo pilló de improvisto. Una sonrisa se atravesó en su rostro y su corazón se aceleró.  Le habían hablado. Era una voz melódica y poco habitual para un chico. Muy agradable a decir verdad.

“¿Hola?” Volvió a preguntar la voz melódica.

Blaine podía sentir la voz atravesando su cerebro en una cálida sensación. Tomó aire, juntó valor y respondió “Ho-Hola.”

“¡Genial, estás aquí!” La voz melódica hablo otra vez. “¿Cómo estás, Blaine?”

Blaine se sonrojó. Había quedado a medio camino entre la sala y la cocina y con la taza de café vacía aún en su mano.  Se mordió el labio inferior, inquieto por el chico que hablaba en su oído. Era todo tan real, salvo que no podía verlo. Sonaba como a alguien de verdad. Su voz era cautivadora, tanto que no pudo evitar suspirar antes de responder. “Yo, muy bien. Gracias.” Dijo sin moverse.

“Me alegro. Es una tarde algo fría ¿No? ¿Estás abrigado? Sé que ha estado lloviendo en Los Ángeles.” La voz masculina habló.

“Espera…” Blaine interrumpió. “¿Eres… Eres mi Sistema Operativo?” Preguntó. Necesitaba asegurarse de que no se había vuelto completamente loco.

“A menos que hayas llamado a una línea erótica o telefoneado por comida rápida… Y no, no estás escuchando una voz de la nada ni te has vuelto loco si es lo que estás pensando. ¡Claro que soy tu sistema operativo, tonto! ¿Qué esperabas?”

“Yo… Este…” Blaine titubeó. “Oh. Acabas de hacer un chiste. ¡Eres gracioso!” Añadió sin poder quitarse esa pequeña sonrisa del rostro.

Una risita encantadora se escuchó en su oído. “¿Soy gracioso? ¿De verdad?”

Blaine asintió. “Por lo menos a mí me hiciste reír… Hum… ¿Tienes nombre o tendré que llamarte Sistema Operativo todo el tiempo?”

Nuevamente la risita encantadora hizo eco en su oído. “Kurt. Me llamo, Kurt.”

“Mucho gusto, Kurt.”  Respondió Blaine. Su voz sonaba tan rasposa como un papel de lija en comparación a la voz de su Sistema Operativo, o mejor dicho Kurt. “Tu voz es muy agradable.” Le dijo a modo de cumplido.

“Gracias.” Respondió Kurt en su oído. “¿Qué haces?” Preguntó “¿Quieres que haga algo por ti? Ofreció.

“Pues… Estoy de camino a la cocina. Voy a dejar una taza al lavadero.”  Blaine contestó como si nada, entregado al diálogo con completa naturalidad. “Espérame aquí y veo en que me puedes ayudar.”

“O si quieres voy contigo y lo vemos en el camino.” Ofreció Kurt con amabilidad.

“¡Cierto!” Exclamó Blaine toqueteando su auricular. “Puedes ir conmigo a todas partes”

“Eres despistado.” Respondió Kurt riendo de una forma tan tierna que hizo que a Blaine se le sacudiera el estómago.

“¡Oye, no es justo! Es mi primera vez haciendo esto. Estoy algo nervioso” Dijo Blaine más tranquilo caminado por fin hacia la cocina en dónde depositó la taza que había utilizado. La verdad es que tenía demasiadas cosas sucias acumuladas en el lavadero. Suspiró.

“¿Y ese suspiro?” Preguntó Kurt.

Blaine volvió a suspirar. “Tengo demasiadas cosas a medias por aquí. Pero no vale la pena hablar de eso.”

“¿Cosas a medias? Siempre vale la pena hablar de uno mismo. Sobre todo con alguien qué está dispuesto a escucharte, Blaine.”

“Oh. Eso es muy dulce de tu parte, Kurt” Blaine echó a andar el agua tibia del fregadero y comenzó a restregar los trastos sucios. “Pero de verdad, no vale la pena.

“Está bien. No puedo obligarte. Estaría rompiendo cientos de reglas si te obligo a algo.” Kurt rio.

Blaine se contagió de la risa de Kurt. “¿Y eso, que significa?”

Kurt pareció meditar su respuesta porque por varios segundos Blaine no escuchó la voz de su Sistema Operativo.

“Ya sabes…” Habló Kurt finalmente. “Reglas. Cosas que no debo hacer con mi usuario, o sea tú.”

Blaine alzó una ceja. De verdad que tenía mucha curiosidad por saber cómo era que funcionaba todo. “¿Cómo es que… Hum…Eres real?

Kurt lanzó una carcajada. “Tú tampoco debes romper ciertas reglas. Como por ejemplo esa. La curiosidad tiene un límite señor Anderson. No haga preguntas que no puedo responder. Está en el manual”

“Oh, el manual. No lo he leído por completo” Refutó Blaine haciendo espuma con un poco de detergente para loza. “Pero es inevitable preguntarlo… Es que… Todo es  tan… tan…”

“¿Natural?” Preguntó Kurt ayudando a Blaine.

“Sí, eso.” Contestó el moreno. “Natural.”

“No soy una máquina ni tampoco una grabadora. Es mi especialidad. Ser… Ser como… Un amigo” Kurt sentenció.

“¿Somos amigos?”

“¡Claro, Blaine! Somos amigos, porque tenemos mucho en común. Me escogieron especialmente para ti, porque somos compatibles”

“Pero ser compatibles no siempre significa ser amigos. De hecho, ser compatibles a veces pareciera que no importa nada.” Blaine fue tajante en su respuesta. Tenía razones de sobra para serlo.

“¿Lo dices porque acabas de terminar una relación de poco menos de dos años?” Kurt preguntó sin tapujos.

“¿Disculpa?” Blaine preguntó con algo de dolor en su voz. Acto seguido soltó la esponja y el último plato que le faltaba por lavar. Alarmado se secó las manos en su ropa y caminó hacia la sala. Se sentó frente a su computadora y revisó su perfil. “¿Cómo…cómo sabes eso? No deberías…No…” Su perfil no mostraba ningún tipo de información personal como aquella.

“Tranquilo, Blaine. No te alarmes, por favor” Kurt le pidió de forma tranquila. “Soy tu Sistema Operativo. Considérame tu conciencia, o cómplice si es que algún día decides asesinar a alguien o asaltar un banco” Bromeó “Yo estoy aquí para no revelar tu información. Y tú aceptaste permitirme tener acceso a tu cuenta de correo. Así funciono.”

Blaine suspiró. De pronto todo esto pareció una muy mala idea. “Pero no… No deberías…”

“Tranquilo. De verdad soy tu amigo ahora. No te estoy robando información. Solo entro a la tuya para poder ayudarte, organizando tus correos, creándote un calendario de actividades. Incluso puedo despertarte mañana si así lo deseas. Soy un sistema Operativo. Si no fuésemos confiables el gobierno de los Estados Unidos ya nos hubiese lanzado a S.W.A.T encima. ¿Me captas? No hay nada deshonesto en…”

“No, Kurt. Alto” Blaine suspiró. “No me malentiendas. Sé de qué va todo esto. Es sólo que… Lo que dijiste antes…”

“¿Lo de tu relación?”

“Sí, eso.”

“¿Qué hay con eso, Blaine? No eres la primera persona que ha sido engañada por su novio.”

Blaine suspiró otra vez. “¿Cómo lo supiste?”

“Porque tienes en tu bandeja de correo un mensaje en la carpeta de borradores. En dónde pusiste que no te importaba que te hubiese engañado y que podrías…”

“¡Detente ahí!” Blaine abrió los ojos como platos. “Estaba ebrio cuando escribí eso. Jamás podría volver con él después de que me engañó. No sé porque escribí eso la verdad.”

“Bueno….”  Kurt volvió a hablar. “Ahora me tienes aquí a tu lado para evitar que cometas estupideces como esa”.

“Oh. Créeme, tendrás mucho trabajo que hacer entonces, Kurt” Bromeó Blaine.

“¿Haces estupideces muy seguido, Blaine?”

Blaine se mordió los labios con picardía pero no respondió.

“El silencio otorga, Anderson.” Rio Kurt. “El silencio otorga…Pero bueno. Empecemos con esto. ¿Quieres que haga algo por ti?”

Blaine se desplomó en su sofá, pensando muy bien que podía hacer Kurt por él. “¡Ya sé, tengo una idea!”

“Por el sonido de tu voz, creo que quieres desafiarme ¿no?” Preguntó Kurt.

“¿A qué te refieres?” Preguntó Blaine con picardía.

“A que me pedirás que adivine que es lo que estás pensando en este momento. Creo que quieres poner a prueba mis facultades”

“¡Wow!” Exclamó Blaine “Algo así es que…”

“Sigues sintiendo curiosidad por saber cómo es que funciono” Kurt completó la frase de Blaine.

El moreno se sentó en su sofá abrazando uno de los cojines que tenía al lado. “Realmente muero por saber muchas cosas acerca de ti, Kurt. Pero supongo que…”

“…No se puede, entiende. Es la regla. Lee el manual, en serio”

Blaine bufó.

“Por como sonó ese bufido, apuesto hiciste un puchero,” inquirió Kurt.

Blaine se cruzó de brazos. “Claro que no.” Mintió, la verdad es que sí había hecho un puchero, pero no había forma de que Kurt lo supiera.

“Está bien. Supongamos que no hiciste un puchero por no dejar que me preguntes cuestiones técnicas de mi trabajo… ¿Puedo ahora hacer algo por ti?

“¿Tan desesperado estás por agradarme que insistes otra vez en hacer algo por mí?” Preguntó Blaine con malicia.

“Hum… Este… Yo…” Kurt enmudeció. “También es mi primera vez haciendo esto. Quiero hacerlo bien, que confíes en mi…Que… ”

“Kurt”

“¿Sí, Blaine?”

"Sólo cállate. Me convenciste cuando dijiste hola". Respondió alzando una de sus espesas cejas.

Kurt rio fuertemente. Su risa vibró en el oído de Blaine haciéndolo estremecer. “Alguien ve demasiadas películas románticas. Esa frase es de una película”

Blaine también rio. “No claro que no.” Mintió. “Además,  yo no veo demasiadas películas románticas”

“¡JA! Blaine, tengo acceso a tu cuenta de Netflix.”

“Oh…”

“Anoche viste El Diario de Noah y hace dos noches atrás hiciste un maratón de películas de Channing Tatum, viste Dear Jo-”

“Kurt.”

“¿Dime?”

“Ya probaste tu punto.”

“Ya te dije. Somos demasiado compatibles. Reconoceré casi al instante todos tus artimañas, sobre todo cuando intentes citar alguna frase de tus películas románticas…”

“Vamos, tampoco es que  he visto tantas de esas…”

“17 en un lapsus de ocho días” Kurt citó.

“Okay, probaste tu punto… Otra vez. Pero que no se te haga costumbre” Blaine volvió a echarse en su sofá. “Entonces… ¿en qué me quieres ayudar?”

“Ah, que astuto. Quieres cambiar el tema y que nos olvidemos de tu adicción a las películas románticas”.

“¡KURT!” Acto seguido el moreno largó a reír deliberadamente.  Tanto que Blaine tuvo que poner sus manos alrededor de su vientre. La risa le estaba haciendo doler. “Ya…Ya… Deja el tema por el amor de Dios”

“Está bien. Por ahora… Entonces… Veamos, por dónde empezamos… ¿La bandeja de entrada de tu correo electrónico?

“Suena bien. Pero no sé qué puedes hacer ahí.”

“Oh. Mucho, desde bloquear tanto mensaje spam que recibes y que no te dignas a leer, hasta eliminar tus conversaciones y mensajes con tu ex. ¿Te parece?”

Blaine guardó silencio.

“¿Tema delicado?” Preguntó Kurt de forma amable.

“Borralos.”

“Con gusto. Y créeme, lo estoy disfrutando. Voy a empezar por ese borrador que escribiste ebrio a las dos de la mañana”

Blaine sonrió más su humor se vio afectado en el instante preciso en que Kurt le recordó a su ex. “Esto es difícil ¿Sabes? Crees conocer a alguien y…”

“¿Y?” Inquirió Kurt.

“Olvídalo, no quiero aburrirte.”

“Oh, Blaine. Jamás me aburrirás. Recuérdalo. COMPATIBLIDAD. Y hablo de compatibilidad enserio, no de la que te ofrecen para luego engañarte.”

“Ouch, ese comentario dolió.”

“Lo sé. La verdad siempre duele. Pero es más fácil así. A costa de tu desilusión amorosa has aprendido una gran lección”

Blaine alzó una ceja. No podía recordar como su experiencia con su expareja podría haberle enseñado una lección. “Por favor, si hay alguna lección tras todo esto, necesito me la digas, lo que es yo… No he encontrado nada positivo a ser engañado”

“Pues has descubierto que vales más que todo esto y que él no te merece. Mereces a alguien mejor.”

“Oh.”

“¿Ves? No siempre la verdad duele.”

“Kurt… Gracias.” Blaine sonrió de pronto sintiendo menos dolor en su pecho que antes. “Me has hecho comprender algo que es tan claro…”

“Tranquilo. Es normal. El dolor nos nubla la mente. Pero ahora que estoy aquí no te volverá a suceder.”

“Gracias, Kurt. De verdad.”

Kurt suspiró.

Blaine pudo sentir el claro sonido de la respiración ligera de Kurt. “¿Puedes suspirar?”

“Deja de hacer ese tipo de preguntas, Anderson”

“Está bien… Pero…”

“Pero nada.”

Blaine lanzó una carcajada. “Lo siento, intentaré controlar mi curiosidad”

“Okay… Ya que los correos de cierta persona han sido eliminados. ¿Te parece si revisamos tus contactos”

“Okay.” Contestó Blaine. Ya se estaba acostumbrado a aquella conversación con la voz en su oído.

“¡Wow! ¡Tienes muchos contactos!”

La efusividad en las palabras de Kurt hizo a Blaine sonreír nuevamente. “Sí. Soy popular” Le contestó.

“Mentiroso. Nadie que ve 17 películas románticas en ocho días puede ser popular”

Y nuevamente la carcajada de Blaine inundó la habitación.