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Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN Primer15
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Mensaje por ana_bys_26 Vie Jul 08, 2016 5:17 pm

                                                                      Argumento


Sufriendo de un bloqueo de escritor y sin un amante para hablar de ello, la
novelista Brittany Pierce está en un estado de ánimo depresivo. Ella necesita una escapada y una liberación rápido. Afortunadamente, ella encuentra ambas en un retiro a la casa aislada de un amigo en Colorado. Es suya y solo suya por el tiempo que lo necesite. Entonces ella se encuentra con la webcam, y su curiosidad se despierta. Así que es su fantasía secreta -ser observada por una extraña.

Su nombre de pantalla es nixx. A élla le gusta lo que ve. Élla quiere abrirse a ella, también. Ahora, ellas están a sólo un clic de distancia de explorar después de horas un juego de exhibicionismo y voyeur donde todo vale. Pero ahora es el momento de dar un paso más -mediante la reunión en la carne. Esta vez, sin reglas, sin límites, y absolutamente nada que se interponga entre ellas...
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Mensaje por 3:) Vie Jul 08, 2016 6:55 pm

Va a ser interesante y caliente sobretodo...
Quiero el primer cap...
3:)
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Mensaje por micky morales Vie Jul 08, 2016 9:27 pm

en la espera del primer capitulo!!!!!
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Finalizado Re: Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN

Mensaje por JVM Sáb Jul 09, 2016 12:03 am

Ya en vivo haber como se pone la situación... Esperamos el primer capítulo!! :)
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Mensaje por ana_bys_26 Mar Ago 09, 2016 3:19 am

Capítulo Uno

Brittany Pierce se quedó mirando la pantalla del ordenador en blanco, su mente girando con desesperación. ¡Escribe algo! ¡Cualquier cosa! El cursor en negro se mantenía parpadeando en ella. Nada venía.

Ella nunca había tenido el bloqueo del escritor —nunca.

Bueno, hasta su reciente ruptura con Sam. Incluso ahora, cuando levantó su mirada hacia la nieve cayendo suavemente por la ventana frente a ella, ella no podía entender por qué terminar la relación le había afectado tan severamente. Nunca había visto a Sam como un estímulo para su creatividad —después de todo, él era todo negocio, el tipo en traje y corbata por excelencia, el icono corporativo, socio de una de las firmas más prestigiosas de abogados de Seattle a los treinta y dos años. ¿Lo había amado mucho? ¿Lo había amado algo?

Eres patética. Veintinueve años, y todavía no sabes exactamente qué es el amor.
Y tu prometedora carrera va a sufrir una muerte prematura, porque no eres lo
suficientemente inteligente como para ordenar tus emociones.


Tal vez Rechel tenía razón. Terminada la pizza y la cerveza en el apartamento de Brittany hace dos semanas, ella le había dicho:

—Es el sexo. Te has acostumbrado a ello. Sin éste, estás en una especie de... obstrucción o algo así. Ninguna liberación sexual es igual a ninguna liberación creativa. Estoy segura de ello.

— Eso es ridículo — ella había respondido. —Yo escribí libros antes de Sam, puedo escribir libros después de él. Y como sabes, ni siquiera estoy segura de por qué nos mantuvimos juntos tanto tiempo.

— Debido a que necesitas sexo para crear —es así de simple.


Rechel era una estudiante graduada yendo por su Ph.D. en psicología en la Universidad de Washington, y pensaba que lo sabía todo acerca de la mente humana, pero en este caso particular, Brittany no se lo tragaba. Su mejor amiga era por lo general una excelente solucionador de problemas, pero Brittany no podía creer que su flujo creativo tuviera algo que ver con su flujo sexual.

Su verdadero temor es que tal vez había subestimado sus sentimientos hacia Sam —tal vez ella le amaba profundamente y no sólo no lo había reconocido hasta ahora, cuando ya es demasiado tarde. ¿Otro temor válido? Su siguiente novela de policial de Riley Wainscott debía estar con su editor en menos de un mes, a principios de marzo y hasta el momento no tenía trama. O un crimen. O un delito. O incluso un buen grupo de sospechosos. Todo lo que tenía era a su intrépida heroína, Riley Wainscott viviendo con su excéntrica tía Mimsey en un pintoresco pueblo de Nueva Inglaterra.

— Una huida — le había dicho a Rechel con entusiasmo, cuando la idea la había golpeado después de su segunda cerveza. —Tal vez eso es lo que necesito. Sólo un cambio de escenario. Un... retiro. ¿No es eso lo que hacen los escritores cuando necesitan estar absortos en su trabajo? Ellos se van de retiro a algún lugar tranquilo y aislado. Tal vez si yo hago algo como eso por lo que sólo seamos Riley y yo, la historia se revelará sola.

Rechel la había mirado con escepticismo. —Eso suena demasiado simple, si me preguntas.

Brittany había sólo esbozado una mueca, habiendo en verdad sentido que ella estaba en algo.

— E incluso si realmente quieres proseguir con eso, veo un gran problema.

— ¿El cuál es?

— Estás quebrada. Y yo solo estoy suponiendo, pero no creo que refugios aislados sean baratos.

Brittany había dejado escapar un gran suspiro. Dejándole a Rechel lanzar otro engarce a su plan —incluso si estaba en lo cierto. Ella había por desgracia, gastado su adelanto parcial del actual libro hace mucho tiempo, en cosas como alimentos y vivienda y ahora estaba viviendo de sus ahorros. Hasta que terminara la novela completa, ella tenía que contar los centavos.

Ella levantó la mirada para encontrar los labios de Rechel fruncidos, sus ojos entornados. —Esto va en contra de mi buen juicio, pero por suerte para ti, resulta que tengo una prima con una casa de vacaciones en Colorado. Élla siempre me está invitando a mí y al resto de mi familia a usarla.

Brittany bajó la barbilla. — ¿Entonces, qué estás diciendo? — Eso sonaba bien, incluso perfecto, pero no quería sacar conclusiones precipitadas.

— Estoy diciendo que estoy segura de que élla estaría feliz de que te retiraras allí. Si realmente crees que eso podría ayudar.

— Lo hago, Rechel, ¡yo realmente, realmente lo hago!

Rechel le había entregado una de sus típicas miradas superiores. —Yo sigo diciendo que no necesitas una buena manera de ponerte peor de lo que estás encerrándote en una casa grande y solitaria, pero si esto es lo que realmente quieres, amiga, considéralo hecho.

Mirando hacia atrás a esa noche, Brittany recordó la inmediata sensación de alivio, de seguridad, de que esa era la respuesta. Sin embargo, fiel a las predicciones de Rechel, aquí estaba ella sentada mirando hacia fuera a una hermosa capa de polvo de Colorado a través del ventanal de una fabulosa casa de montaña que tenía para ella sola y la historia de Riley no estaba más cerca de finalizar de lo que había estado en su pequeña oficina trasera en Seattle.

¿Qué diablos iba a hacer?

No podía dormir, maldita sea. Al principio, ella pensó que era la preocupación sobre el libro, pero luego se dio cuenta de que estaba caliente, sudando. Se levantó para ajustar el termostato y se acostó. Entonces se dio cuenta de su nariz, boca, garganta, estaban tan secas como el Sahara. Se levantó una vez más, y vagabundeó hacia el baño en su viejo pijama azul de algodón con copos de nieve blancos y negros por todos lados. Bebió un poco de agua y se acostó. Se cubrió con las
mantas, luego las empujó fuera.


Finalmente se levantó de la cama totalmente frustrada y caminó con
determinación hacia la cocina. Ella había traído unas cuantas botellas de vino para relajarse junto al fuego en la noche y ahora parecía un buen momento para descorchar una, seguramente un poco de vino le ayudaría a dormir.

No se molestó en encender una luz mientras traía una copa y la botella abierta dentro del salón de dos pisos. En su lugar, ella encendió la chimenea a gas, observando cómo las llamas de color naranja iluminaban toda la habitación, luego se sentó en el sofá, lista para algo de profunda relajación.

¿Pero Rechel tenía razón? ¿Y si su bloqueo realmente tenía algo que ver con el sexo? Después de todo, ella no echaba de menos a Sam. Ella no extrañaba su compañía, o su cara, o su voz. Pero a medida que tragaba el último sorbo de vino en su copa de tallo y se sirvió otra, no podía negar que extrañaba ser tocada, ser penetrada.

Ella nunca había pensado que era una persona muy sexual, a diferencia de Rechel, quien vivía para el sexo. De hecho, las salvajes aventuras sexuales de Rechel eran una de las razones por las que Brittany fue capaz de rechazar la teoría de Rechel tan fácilmente —su mejor amiga era una ninfómana y al igual que Freud, pensaba que todo estaba relacionado con el sexo. Pero mientras un sorbo de vino bajaba calurosamente a través de su pecho, ella no podía negar que el punto crucial entre sus muslos le dolía ante la idea de intimidad, que sus pechos se sentían doloridos y sensibles.

Empujando sobre sus pies, cruzó la habitación hacia la enorme pared de
ventanas al lado de la cual había trabajado ese mismo día. No había persianas o cortinas y la espesa alfombra de nieve más allá brillaba plateada por la luz de la luna, haciendo su parte para iluminar la habitación.

Lenta y deliberadamente, levantó una mano a su pecho. Su pezón sobresalía a través de su pijama duro contra su palma. Ella lo apretó suavemente deseando Vagamente que el toque fuese el de un hombre —una mano más grande, una caricia un poco más rugosa. Ella rastrilló el pulgar sobre el perlado pico y sintió un silbido de deseo barrer a través de su entrepierna.

Tal vez si el sexo era el problema aquí, pensó mientras se abría paso de nuevo hacia el sofá y vació su copa por segunda vez, ella debía tratar de hacer algo al respecto. Infiernos, por todo lo que sabía, un buen orgasmo desataría su creatividad. Si no, este podría ayudarla a dormir.

Bajando su copa a la mesa de café, se llevó las manos a sus pechos, cubriéndolos, masajeando lentamente. Su coño se inundó sólo con eso, ella casi nunca hacía esto —liberarse a sí misma — pero claramente ella necesitaba correrse. Casi nunca pensaba en su vagina como su coño, o ambas, sin embargo, algo sobre el momento casi lo requería —esa cierta brusquedad que la palabra proporcionaba. Una rosa con cualquier otro nombre es todavía una rosa… y en la quietud de la habitación en penumbra donde ella se estaba intoxicando con el vino y el deseo, no había ninguna razón para no pensar de esa manera. Al igual que si un hombre o Mujer hubiera estado allí —él o Ella pensaría de esa manera, por lo que ella también. A veces, incluso ella tenía que dejar de ser su yo conservador y sólo actuar sin pensar.

Desabrochando los dos primeros botones de su pijama, ella metió la mano,
moviendo su mano izquierda a su pecho derecho. Una vez más, se encontró deseando que éste fuera un toque masculino, pero tiempos desesperados llamaban a tomar medidas desesperadas.

Ella giró su pezón erecto entre el pulgar y el índice, disfrutando de la acometida de sangre fresca a su coño. Mmm, sí. Placer. Deseo. Y otra sucia palabra. Esto también se adaptó al momento —la cruda excitación haciéndose eco a través suyo. Ella necesitaba esto. Tan mal.

Sin embargo, mientras deslizaba la otra mano entre sus piernas, ella albergaba ese mismo deseo impotente —por un hombre fuerte, viril y sexy.

Pero detenlo. Deja de desear. Deja de pensar. Solo has esto. Tócate a ti misma.

Tomó sólo un suave masaje mantener su coño zumbando con entusiasmo. Tal vez era la soledad que hacía su propia caricia más fácil que nunca, el conocimiento de que no había nadie más alrededor —eran sólo ella, el fuego y la nieve. Por supuesto, el vino ciertamente también había ayudado. Éste no la había puesto algo somnolienta, sino que había relajado sus sentidos —mucho más que las dos simples copas que de costumbre.

Fue entonces cuando esto la golpeó. El alcohol aumentaba los efectos de la altitud. No es de extrañar que ella se sintiera tan… descabellada. Agradablemente borracha. Libre. Para hacer… lo que sea.

Llegado aquí, ella desató el cordón de su cintura sacándose el pijama de copos de nieve y dejándola caer al suelo. Se recostó en el sofá con las piernas separadas, dos dedos acariciando a través de sus bragas de algodón rosa. Mmm, el placer comenzó a propagarse, haciendo eco a lo largo de sus muslos hasta sus ya sensibilizados pechos.

Fue entonces cuando ella se dio cuenta de la diminuta luz a través de la
habitación. Un minúsculo punto verde en un aparato al lado de la colosal pantalla del ordenador —el ordenador del propietario, pero Rechel le había dicho que no dudara en usarlo.

Ella se quedó inmóvil en su lugar, su mano aún en pleno funcionamiento cuando se dio cuenta que había olvidado la advertencia sofocada entre risitas de Rechel

—Por cierto, es posible que desees evitar caminar desnuda por la sala de estar — Esto había sido durante la llamada telefónica cuando Rechel le había estado dando instrucciones desde el aeropuerto de Eagle —Vail, instrucciones sobre cómo entrar en la casa todo eso.


— Bueno, yo no había pensado en ello — había dicho ella —Pero ¿por qué?

— Mi prima tiene una webcam en su ordenador allí.

— ¿Élla va a espiarme?

Rechel se había reído. —No, nada de eso. Sólo la emplea para comprobar la casa ocasionalmente, cuando no está allí. Una vez me dijo que cuando élla sabe que alguien está yendo a quedarse, a veces élla se asoma tan sólo para asegurarse de que llegó bien. Así que no te preocupes sólo pensé que debía mencionarlo.

Ahora Brittany no podía dejar de preguntarse si había alguna posibilidad de que ella estuviera siendo vigilada. Por supuesto que no. Era tarde —después de 02 a.m. la prima de Rechel, una MUejer rica que tenía algo que ver con adquisiciones de empresas estaba sin duda durmiendo ahora. Como ella debería estar. Pero ella no lo estaba. ¿Y qué si élla estaba despierta, también?

Poco probable.

Sin embargo… ella no podía ignorar la ligera sensación de que alguien la
observaba, la misma sensación que tienes cuando alguien en una habitación llena de gente, te invade con la mirada. Sólo que esta no era una habitación llena de gente. Estaba en completa reclusión. ¿Verdad?

Ella tragó saliva con nerviosismo y dejó que sus dedos se deslizaran suavemente sobre su montículo, una vez más. Ellos dejaron pequeños senderos de fuego. Se mordió el labio, su piel hormigueando con las nuevas preguntas que la rodeaban. ¿Y si el prima de Rechel era testigo de esto? ¿No debería ella detenerse? ¿No debería ella abrochar los botones de su pijama y huir de la habitación en este mismo instante? Y aun así, para su sorpresa, la idea de que tal vez él la estaba mirando en su privado momento añadía excitación, haciendo que su coño latiera con una necesidad aún más.

Ella trató de recordar lo que sabía de élla. Sorprendentemente poco. Estaba en la cosa de la adquisición corporativa. —Élla luce como esos chicos en la película Wall Street, pero en Mujer — dijo Rechel. ¿Qué otra cosa le dijo su amiga? No estaba casada. Élla era una especie de piloto en su tiempo libre —como lo evidenciaba la parafernalia de vuelo clásica decorando parte de la casa de montaña. Élla estaba en la treintena y era guapa, y que tenia pene Rechel le había dicho. —Tú tipo de rica y soltera
empedernida — Con horror Rechel se dio cuenta de que ella ni siquiera sabía el nombre de la Mujer.

Y sin embargo ella estaba frotando su coño para élla.

Incluso si élla estaba viendo. Una vez más, se recordó que las posibilidades eran escasas —seguramente no lo estaba.

Pero en este momento inclinado hacia lo surrealista, ella casi quería que élla estuviera. Sus pechos parecían florecer con nuevo deseo por la confirmación. Ella quería que esta Mujer que no conocía la viera jugar con ella misma.

De hecho, la idea la excitaba tanto que ella decidió fingir que élla estaba.
Probablemente la luz del ordenador estuviera encendida día y noche, todo el tiempo, no realmente indicando que alguien estaba utilizando la pequeña cámara web, pero por ahora, ella iba a seguir el simple y delicioso impulso de disfrutar de una fantasía y creer que un apuesto y mundano piloto/asaltante corporativa la estaba mirando con la respiración contenida mientras ella se tocaba para élla.

Moviendo los dedos en círculos lentos y profundos sobre su clítoris, ella cerró sus ojos y trató de sentir su supuesta mirada sobre ella mientras el cálido placer se difundía a través de ella. Con su otra mano, ella se desabrochó la chaqueta del pijama todo el camino y la abrió mostrando sus senos, los pezones tensos cuando ella pasó sus dedos sobre uno primero y luego el otro. Ella imaginó el deleite de su voyeur y estuvo casi tentada de mirar a la cámara, pero luego decidió… que no, dejarlo creer que ella no tenía idea que alguien podía estar allí. Que crea que esto era sólo ella, sensual y sexy agradándose a sí misma a la luz del fuego.


Abrió sus ojos y miró sus pezones oscuros de color rosa en la cálida luz de la habitación. Ella usó ambas manos para pellizcarlos suavemente, dejando escapar un suspiro ante la sensación aguda entre sus muslos.


Facilitando una mano hacia abajo, ella deslizó sus dedos dentro de la banda elástica de color rosa y hacia abajo en sus pliegues húmedos.

"Mmm", susurró ella pensando. Mírame. Mírame tocarme para ti.

Sus dedos se hundieron más profundamente en su carne empapada,
masajeando, sintiendo y acariciando. Probablemente ella nunca había explorado a fondo su coño antes de esto y la idea la golpeó ¡ya era hora de que lo hiciera!

Una parte de ella estaba tentada de quitarse sus bragas y separar sus piernas para que su voyeur imaginaria pudiera ver con sus propios ojos cuán rosa y húmeda estaba— pero no. Ella no quería darle todo. Ella quería deslumbrarlo y burlarse. Quería hacerlo anhelar una visión de su hinchado coño.

Ella nunca dejó de frotar las yemas de sus dedos sobre su clítoris mientras utilizaba la otra mano para facilitar un dedo por el costado de sus bragas solo un poco y luego otro. Ella los sacó únicamente a la parte superior de sus muslos, jugando y torturando mientras ella seguía masajeándose, dejando escapar un suave gemido cuando su placer creció. "Mmm" ronroneó ella y sintió una suave sonrisa curvarse en sus labios. Estaba tan cerca de llegar y la idea de ser observada seguía aumentando su calor perdiéndose más y más.

¿Estás mirando? ¿Está tu polla dura por mí? Ella trabajó su clítoris en pequeños círculos apretados, empujando suavemente, lentamente, contra su mano. ¿Estás esperando que me corra?

"Oh, mmm..." gimió ella cuando el orgasmo golpeó, olas de calor y placer succionando brutalmente todo su cuerpo mientras ella seguía frotando, frotando, suspirando acaloradamente con cada abrumador pulso del clímax. Oh Dios, esto era bueno.

¿Se había corrido alguna vez así antes? ¿Había alguna vez su coño latido con tanta intensidad? No, nunca —pero ella lo cabalgó, aun bombeando, sin dejar de acariciarse hasta que la última pequeña pulsación se calmó.

Cuando la cordura regresó, ella se mordió el labio y se resistió a mirar en
dirección a la webcam. Si es que incluso era una webcam. Ella no pasaba el rato con cualquier tipo de alta tecnología —en realidad ella nunca había visto antes una webcam. De cualquier manera, la fantasía había terminado. Esta le había dado en verdad un sorprendente placer, pero estaba terminada ahora.

Y ella estaba aún más segura que antes que nadie la había visto masturbarse, gracias a Dios. Estimulante como fantasía, sí —pero esto no era nada que Brittany alguna vez quisiera vivir. Simplemente no era su estilo. ¿Y con un extraño, nada menos? Nop. A Rechel probablemente le encantaría vivirlo pero no a ella.

Ahora sólo tenía la esperanza de que quizás su orgasmo le hubiera dado la liberación necesaria para que ella pudiera concentrarse en su libro mañana y obtener la historia de Riley en movimiento.

Juntando los pantalones del suelo, entró en ellos y ató el cordón de la cintura, luego abotonó la camisa. Moviendo de un tirón los interruptores ella apagó el fuego y dejó el cuarto a oscuras, pero por el reflejo de la luna sobre la nieve, brillando a través de los ventanales que iban desde el piso al techo ella finalmente se dejó tomar otra mirada hacia la supuesta webcam.

¿Había alguien allí? Ella inclinó la cabeza, permitiéndose preguntárselo
sinceramente una vez más, ahora que estaba escondida en la sombra.

No. Imposible. O al menos muy poco probable.

Buenas noches, mi voyeur imaginaria.
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Finalizado Re: Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN

Mensaje por 3:) Mar Ago 09, 2016 9:13 am

Interesante primer cap jajaja...
Quien estará den otro lado de la pantalla???
Britt necesita despejarse por un tiempo... Esperó que siga la idea de rachel..
3:)
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Mensaje por micky morales Mar Ago 09, 2016 7:43 pm

Q Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN 1202786940 Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN 1202786940 Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN 1202786940 Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN 1202786940 ue tremenda esta Brittany, muy interesante comienzo, hasta pronto!!!!
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Mensaje por JVM Mar Ago 09, 2016 11:48 pm

Ojala que la prima de Rach haya visto todo y vaya de inmediato a la cabaña jajajajajajaja. Para ayudar a Britt y darle la inspiración que necesita ;)
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Finalizado Re: Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN

Mensaje por micky morales Dom Ago 21, 2016 1:09 pm

disculpen pero todas las personas que comienzan una historia y no les importa para nada el tiempo que le hacen perder a quien las sigue deberian borrarlas del foro!!!
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Finalizado Re: Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN

Mensaje por claudia1988 Dom Ago 21, 2016 5:20 pm

Amo los g!p de Santana y este se ve interesante pero no avanza ;(
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Finalizado Re: Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN

Mensaje por ana_bys_26 Lun Ago 22, 2016 5:36 am

Capítulo Dos



Cuando Brittany se despertó a la mañana siguiente todavía no había encontrado una burbujeante trama para Riley y la tía Mimsey. Maldita sea.

Pero eso estaba bien, se aseguró ella misma. Después de una taza de café y comiendo un bagel mientras observaba la nieve en las montañas a la distancia, se puso un par de pantalones de jogging y una cómoda camiseta de manga larga y se situó a sí misma delante del ordenador, todavía convencida de que liberación de la noche anterior seguramente sería seguida por una explosión de creatividad. En algún nivel, ella había decidido creer la teoría de Rechel —ya que tal vez creyendo esta se haría realidad y ayudaría a poner un poco de palabras en la pantalla del ordenador hoy.

A medida que se detuvo en el archivo en el que ella estaba completamente
determinada a empezar a escribir una novela dentro de los próximos minutos, miró distraídamente por la ventana, la vista era demasiado hermosa para ser ignorada por mucho tiempo. Pero entonces su mirada se atascó en la supuesta webcam. Una sensación de alivio se apoderó de ella cuando vio que, efectivamente, la pequeña luz verde quedaba encendida, lo que significa que esta estaba siempre encendida y que nadie la había estado realmente viendo la última noche.

— Bien ahora, Riley, ¿qué misterio puedes resolver en esta ocasión? — le dijo a la computadora. Ella había completado siete novelas policiales de Riley Wainscott hasta el momento, las dos últimas estando en la lista de best Sellers de USA Today, y ella había llegado a confiar en su "relación" con Riley, el conocimiento innato que tenía de su personaje, para que la guiase al escribir. Ella sabía que Riley no le iba a fallar ahora.

Poco a poco, la primera semilla de una idea comenzó a crecer en su mente. Y mientras que sus argumentos eran por lo general bien pensados antes de que ella volcara una palabra sobre la página, sabía que esta vez simplemente tenía que tomar esa semilla y correr con ésta. Ella comenzó a escribir.

*****


Tía Mimsey irrumpió por la puerta principal de su casa más rápido de lo que Riley
había creído que la anciana pudiera moverse. — ¡Riley, ven pronto!

— ¿Qué pasa, tía Mimsey? ¿La gata de la señora Dorchester cavó en tu cantero de
flores otra vez?

— No, es un hombre.

Riley levantó las cejas en duda. — ¿Un hombre cavó en tu cantero de flores?
Tía Mimsey negó con la cabeza, claramente angustiada. —No, tonta. Hay un
hombre afuera. Lo vi al acecho alrededor de la casa de huéspedes de los Dorchester.


En ese momento, el ordenador dejó escapar un sonido y una ventana había aparecido en la pantalla encima de la diatriba de la tía Mimsey. Un cuadro de mensaje instantáneo.

Aviadora1: Buenos días.

Brittany no podía haber estado más sorprendida. AVIADOR. Debía ser la
piloto/asaltante —corporativa prima de Rechel.

Bueno, tal vez estaba siendo lo suficientemente educado como para chequear su llegada de esta forma en lugar de con la webcam. Aun así, teniendo en cuenta sus hazañas de anoche, esto era inquietante.

El cuadro de respuesta que automáticamente se abrió estaba etiquetado
AVIADORA2. Pensó que no tenía más remedio que contestar. Después de todo, la tipa estaba dejándola usar su casa de vacaciones de forma gratuita.

AVIADORA2: Hola.

AVIADORA1: Confío en que llegaste bien. ¿Qué te parece la casa?

AVIADORA2: La casa es fabulosa. Un lugar perfecto para descansar. Gracias por dejarme usarla.

AVIADORA1: Me alegro de tenerte allí. Rechel me dijo que estabas teniendo problemas para escribir en tu entorno habitual. ¿Están tus jugos creativos fluyendo ya?

AVIADORA2: Están comenzando, creo.

AVIADORA1: Bien. ¿Hay otros jugos fluyendo?

El estómago de Brittany se retorció con fuerza. Ella vaciló, tratando de averiguar cómo responder.

AVIADORA2: Um, no estoy segura a qué te refieres.

AVIADORA1: Vamos, Brittany, puedes ser honesta. Tu secreto está a salvo conmigo (g) 5

Su coño se apretó, junto con el resto de su cuerpo. Ella simplemente se sentó allí congelada incapaz de pensar con claridad... o responder.

AVIADORA1: te vi ayer por la noche, Brittany. Te vi hacerte correrte.

Sus pechos dolieron mientras su tórax se estrechó. Su corazón amenazaba con palpitar directamente a través de su caja torácica. Una vez más, ella no podía responder. Ella no podía creer que él realmente la había visto, que ella realmente había estado actuando, tocándose a sí misma, para una voyeur real, ¡en vivo! Sin embargo, otro mensaje apareció.

AVIADORA1: Perdóname. No lo hice a propósito. Estaba trabajando hasta tarde y se me ocurrió que no había chequeado tu llegada, así que encendí la cámara y allí estabas. No debería haber visto, pero ¿qué puedo decir? Soy una Mujer norteamericano de sangre caliente. Y tú eres un huésped increíblemente caliente, cariño.

Brittany miró su mensaje con temor. Respuestas sensatas a lo que había sucedido se agolpaban en su mente. Ella debería apagar el ordenador ahora mismo. Más que eso debería empacar y marcharse directamente de regreso a Seattle. El instinto lógico le decía que corriera, que adopte cualquier medida necesaria —sin importar cuán extrema — para conseguirse a sí misma fuera de esta situación que era tan no
—ella.

Sin embargo, su coño pulso debajo de sus pantalones de jogging.

Y la descripción de Rechel se reprodujo a través de su cabeza. Hermosa. Treinta y tantos.

¿Qué tan guapa? Ella debería haberle preguntado a Rechel.

Ella se mordió los labios, sintió aumentar sus latidos del corazón, y bajó la
mirada a sus dedos porque estaba nerviosa y quería asegurarse de que ellos golpearan las teclas correctas. Apenas podía creer la respuesta que ella había escrito, incluso mientras presionaba Enviar.

AVIADORA2: ¿Hice que te endurecieras?

AVIADORA1: Como una roca.

Mmm, las palabras en la pantalla volvieron pesados sus senos y adoloridos. ¿Podía realmente hacer esto? ¿Tener cibersexo? ¿Sin siquiera algo de vino para estimularla?

No estaba segura en lo que se había metido, pero para su sorpresa a lo mejor podía hacerlo.

AVIADORA2: ¿Sufriste toda la noche?

AVIADORA1: No, cariño, no tengo miedo. Yo tomé el asunto en mis propias manos, al igual que tú .

La imagen que entró en su mente volvió su entrepierna aún más cálida de lo que ya estaba.

AVIADORA2: ¿Directo de la computadora? ¿O más tarde, en la cama?

AVIADORA1: Directo de la computadora. Me corrí sólo unos segundos después de ti. Viendo el placer lavando sobre tu cara mientras trabajabas tu pequeño coño caliente empujando sobre el borde.

A pesar de sí misma, a pesar de lo peligroso que este juego podía ser, ella
anhelaba más de esa imagen —los detalles. De pronto, deseaba saber exactamente lo que ella le había hecho pasar a esta Mujer, esta desconocida.


AVIADORA2: ¿Te corriste sobre la pantalla? ¿El teclado?

AVIADORA1: No —lo capturé en un pañuelo de papel. Los ordenadores son caros.;)

Si el ordenador de su casa era tan extravagante como la que ella estaba
utilizando en este momento, él tenía razón. Ella escribió el primer pensamiento que vino a su cabeza sin ponderarlo.

AVIADORA2: Me gustaría haber visto.

AVIADORA1: Lo siento, cariño, la webcam sólo funciona en una dirección.

AVIADORAA2: Eso no es exactamente justo.

AVIADORA1: ¿Está tu coño mojado en este momento? ¿Por hablar de esto?

Oh Dios, éste lo estaba. Y su corazón latía tan fuerte que dolía. Pero tal vez debería mentir. Tal vez sería prudente decir algo jocoso, o sarcástico, algo para aligerar el modo profundo y sucio que esto había tomado.

Solamente… que poco a poco se dio cuenta de que ella quería decirla, quería que élla supiera.

AVIADORA2: Sí. Mis bragas ya están empapadas.

AVIADORA1: Mmm, bonito, bebé.

Entonces, un pensamiento más terrible se le ocurrió.

AVIADORA2: ¿Puedes verme ahora?

AVIADORA1: Sí, Brittany. Te estoy mirando directamente.

El conocimiento le daba ganas de encogerse. No estaban en plano de igualdad —élla parecía tener todo el control.

AVIADOR1: De hecho, mientras estuvimos hablando, tus pezones se han puesto duros. Yo sé que estás usando un sostén –puedo ver el contorno a través de tu camiseta, pero de todas maneras esos lindos pezones están sobresaliendo.

Y cada segundo más duros —ella casi podía sentir esto sucediendo.

AVIADORA1: Estás ruborizada.

Nunca se había sentido tan atrapada entre la vergüenza y la excitación.

AVIADORA2: Me siento como si estuviera en un escenario.

AVIADORA1: Yo soy la única persona en la audiencia.

Ella se mordió el labio.

AVIADORA2: ¿Se supone que eso me haga sentir mejor?

AVIADORA1: Sí. Me gusta verte.

Incluso eso alimentaba su deseo, haciendo palpitar su coño. Más nerviosismo revoloteaba a través de ella cuando preguntó la siguiente cosa que le vino a la mente, la excitación superando a la vergüenza, al menos por este breve momento.

AVIADORA2: ¿Estás dura en este momento?

AVIADORA1: Mucho.

No sabía por qué, pero ella eligió ese segundo para finalmente echar un vistazo hacia abajo a sus pechos, hoy envueltos en un cómodo sostén de algodón. Tal vez había pensado que ahora que ellos habían vuelto la atención al cuerpo de élla, ¿no se daría cuenta si ella se veía? Como lla había prometido, los tensos picos asomaban visiblemente a través.

AVIADORA1: Son preciosos, Brittany.

Ella se hizo la tonta, lamentando haber sido capturada estudiándose a sí misma.

AVIADORA2: ¿De qué estás hablando?

AVIADORA1: Tus pechos, por supuesto. Jodidamente hermosos. Viéndote jugar con ellos ayer por la noche me dio ganas de deslizar mi polla entre ellos.

Oh Dios. Ahora su corazón latía entre sus piernas. Y sus pechos se sentían enormes, más grandes que su tamaño de copa C. Esta situación ya era insana, y parecía estar girando más y más fuera de control. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué no podía resistir el encanto prohibido de su conversación? Antes de que pudiera medir las consecuencias, se encontró a si misma perpetuando esto.

AVIADORA2: ¿Cómo es de grande?

AVIADORA1: ¿Mi polla?

AVIADORA2: Sí.

AVIADORA1: lo suficientemente grande. :)

¿Quéa tia mas arogante?

AVIADORA2: ¿Lo suficientemente grande como para qué?


AVIADORA1: Lo suficientemente grande como para satisfacer tus exigencias. Te lo prometo.


Pero ella necesitaba más.

AVIADORA2: demasiado vago. ¿Podrías ser más específica?

AVIADORA1: Bueno, en este momento, está casi del tamaño del Monumento a Washington.

Ella no pudo contener una risa ligera.

AVIADORA2: Estoy buscando por un número en pulgadas, por favor.

AVIADORA1: Lo siento, cariño, no puedo decir que alguna vez la haya medido.

Ella decidió empujar su suerte aún más.

AVIADORA2: Hazlo ahora. Si te sientes tan grande como un monumento, este es probablemente un buen momento.

AVIADORA1: (g) Probablemente sí, pero vas a tener que tomar mi palabra en esto.

AVIADORA2: ¿Por qué?

AVIADORA1: No tengo una regla lo suficientemente larga. :)

Ella levantó una sonrisa en dirección a la webcam, divertida, luego hizo la
pregunta que acababa de llegar a su mente.

AVIADORA2: Si me puedes ver, ¿puedes también oírme? ¿Estoy escribiendo todo esto para nada?

De repente ella estaba tratando de recordar si había gemido mucho anoche.


AVIADORA1: La cámara capta el sonido, pero puede ser apagado, por lo que es mejor escribir.

Bien. Tal vez si ella había gemido, él no la había escuchado.

AVIADORA1: Bueno, caliente y sexy Brittany, tanto como me gustaría hablar sucio contigo durante todo el día, tengo que irme ahora.

AVIADORA2: ¿Compañías para tomar? ¿Imperios para derrocar?

AVIADORA1: Algo así.

Ella no podía dejar de sentirse vagamente decepcionada de que ellos estaban terminando de repente. Pero entonces élla envió un mensaje instantáneo otra vez.

AVIADORA1: ¿Voy a ver más de ti esta noche?

Ella sacó su aliento por la pregunta capciosa.

AVIADORA2: ¿Qué quieres decir?

AVIADORA1: exactamente lo que pregunté. Pero vamos a hacer esto más temprano esta noche. A las diez, de tu horario.

Ah, sí —era una hora más temprano en L.A. Ella consideró las distintas formas en que podía responder, finalmente decidiéndose por una simple aclaración.

AVIADOR2: ¿Estás sugiriendo algo similar a lo de anoche?

AVIADOR1: Sí, cariño. Eso es EXACTAMENTE lo que estoy sugiriendo. Excepto más.

AVIADORA2: ¿Más?

AVIADORA1: quiero que me muestres tu coño.


Brittany detuvo su respiración, obligándose a volver a la realidad.

AVIADOR2: No puedo.

AVIADOR1: ¿Por qué no?

Ella dudó, sin embargo lo pensó —entonces dijo la verdad.

AVIADOR2: Pensé que estaba sola anoche. Yo no creo que pueda de nuevo sabiendo que estarás viendo.

Era una mentira leve, pero la noche de ayer había sido más fantástica para ella que cualquier otra cosa. Sólo que ahora ella verdaderamente había descubierto que la fantasía había sido realidad y sencillamente, no creía que ella se atrevería a hacerlo de nuevo con el pleno conocimiento de que élla realmente estaba viendo todos sus traviesos movimientos. ¿Y revelarse aún más? ¿Mostrarle la parte más íntima de ella, la cual sólo un puñado de hombres y Mujeres habían visto? Y había, al menos,
estado saliendo con esos hombres y Mujeres. Ni una sola vez ella había tonteado con un extrañ@.

Su respuesta tardó más de lo habitual.

AVIADORA1: No sabes lo mucho que me decepcionas, Brittany.

Ella, también —de alguna manera — si era sincera. Pero ella se conocía
demasiado bien. Y el hecho era que tanto como ella acababa de dejarse resbalar por completo en esta caliente conversación, cuando se echaba hacia atrás y miraba con sensatez, esto aún parecía… peligroso.

AVIADORA2: Lo siento.

AVIADORA1: No, cariño, yo lo siento.

La declaración podía leerse de dos maneras diferentes, pero ella sabía que éllla no se disculpaba por haberla hecho sentir incómoda —él estaba desanimado al escuchar que la diversión sucia había terminado.

Ella no respondió, ya que no parecía haber nada más que decir.

Aunque era desconcertante saber que él todavía la estaba mirando. Una
solución vino a su mente, ya que tenía previsto pasar los próximos diez días en su casa de vacaciones.

AVIADORA2: Tal vez debería mover la cámara, enfocando el suelo.


AVIADORA1: No te molestes. Yo puedo mover la lente alrededor no importa la forma en que la dirijas.

Su espalda se puso rígida.

AVIADORA2: ¿Estás diciendo que seguirás mirándome, lo quiera o no? ¿Incluso si estoy o no haciendo cualquier cosa… traviesa?

AVIADORA1: ¿Qué puedo decir? Me gusta verte. Te gusta, también —puedo decirlo. Así que sólo piensa en mí como una mosca en la pared. Y quién sabe, si soy paciente, tal vez tenga suerte y tú hagas algo travieso para mí de todos modos.

AVIADORA2: No apostaría a ello. Sé que acabo de tener una conversación muy sucia contigo, pero estoy volviendo poco a poco a mis sentidos.

AVIADOR1: Eso es una lástima. Te ensucias muy bien.

A continuación, una cuestión totalmente nueva la golpeó, el pensamiento casi paralizándola.

AVIADORA2: ¿Haces esto a menudo? ¿Ves las mujeres de esta manera? ¿A otras personas que vienen aquí?

No estaba segura de por qué la idea la molestaba tanto, pero lo hacía. Tal vez la hizo sentirse menos importante para él de lo que ella quería —incluso si ella no la conocía en absoluto.

AVIADORA1: No, te lo dije —esto sucedió por accidente. Pero ahora que te he visto, quiero SEGUIR viéndote.

Ella se mordió el labio, desgarrada entre el alivio, la adulación, y… lo que parecía ser una preocupación muy sensible que la llevó a su siguiente respuesta.

AVIADORA2: Supongo que podría desconectar la webcam del ordenador.


AVIADORA1: No lo harás.

Tan confiado.

AVIADORA2: ¿No lo crees?

AVIADORA1: No.

Y por alguna razón, ella sabía que él tenía razón. Esta era su casa, y élla había sido lo suficientemente generosa como para prestársela a alguien que no conocía. A pesar de las circunstancias, le parecía un error meterse con su ordenador y el riesgo de romper algo o de alguna manera meter la pata con su costoso equipo.

Sería desalentador sentarse a trabajar aquí, sabiendo que él podría estar
observándola en cualquier momento, pero siempre y cuando se quedara con la
ropa puesta, no era gran cosa. De todos modos, en poco tiempo, él probablemente
se aburriría y dejaría de verla completamente Mientras ella se sentó contemplando eso, élla envió otro mensaje.

AVIADORA1: Si cambias de opinión, voy a estar aquí esta noche a las diez.

Ella contuvo el aliento, simplemente levantó la mirada hacia la cámara y negó con la cabeza en silencio.

AVIADORA1: Por cierto, asígnate un nuevo nombre que no sea el mío.

AVIADORA1: simplemente no se adapta a ti. ;)

Se sentía un poco entumecida mientras escribía.

AVIADORA2: ¿Qué se adapta?

AVIADORA1: Algo sexy. Adiós por ahora, sexy.

AVIADORA2: Adiós, AVIADORA. Feliz derrocamiento de imperio.

AVIADORA1: Te veo esta noche. ;)

*****

La historia finalmente avanzó —a pasos agigantados. Para cuando la oscuridad cayó alrededor de la casa de la montaña, Brittany había escrito un capítulo y medio y había esbozado aproximadamente la tercera parte del libro en su mente. Resultó que el hombre que tía Mimsey había visto merodeando alrededor de la casa de huéspedes de los vecinos había sido un morocho, guapo, robusto, lleno de misterio. Riley lo había confrontado —y había sido arrollada por su confiado atractivo sexual.


No un encuentro normal para Riley Wainscott. Al igual que Brittany, Riley tenía citas, a veces tenían una relación que duraba un tiempo, a veces se despertaba feliz después de hacer el amor, pero siempre se comportaba con sensatez a la hora de los hombres y el sexo. Tanto es así que este era casi un punto discutible en la vida de Riley, un tema que nunca jugó dentro de las tramas de Brittany en cualquier forma significativa —hasta hoy. Por primera vez, Brittany había descubierto a la mujer sensual por debajo del exterior sobrio de Riley. Ella había dejado a Riley experimentar una vibración espontánea entre sus muslos, igual a la que Brittany había tenido esa mañana. Y ella sabía que esa vibración, esa tentación, ese instinto
prohibido, tendría consecuencias reales para Riley y este caso antes de que el libro estuviera terminado.

Ella se alejó de la computadora con un sentido familiar de satisfacción y
progreso —gracias a Dios, ¡estaba de vuelta en la pista!


Por supuesto, alejándose, dejando a Riley y su enigmático extraño atrás, se dio tiempo para comenzar a reflexionar sobre otras cosas, como su conversación en línea con el primo de Mónica esta mañana.

Ella aún no sabía su nombre. Habían compartido un intercambio íntimo sobre su coño y su polla, pero no sabía el nombre de la tía. Ridículo.

No, más que ridículo. Más bien chocante. ¿Qué la había llevado a continuar la conversación, cuando ella había sabido muy bien que el movimiento seguro era hacer caso omiso de sus comentarios y preguntas sugestivas? Viendo el placer lavando sobre tu cara mientras trabajabas tu pequeño coño caliente empujando sobre el borde. Bueno, mucho más que sugestivas. Élla había sido francamente obscena. Lo que había hecho esta mañana era tan peligroso que apenas podía creer que hubiera sido tan tonta, o tan audaz.

Entrando en la cocina, tan espaciosa y lujosa como el resto de la casa, ella excavó en el refrigerador por los espaguetis de sobra que ella había cocinado la noche anterior, tratando desesperadamente de ignorar su respuesta física al recuerdo de esta mañana. Le gustara esto o no, pensar en él tenía su cuerpo zumbando de nuevo.

Pero entonces, ¿no había estado su cuerpo zumbando durante todo el día? Ella podía decirse a sí misma que había estado zumbando en nombre de Riley, por un sombrío extraño que puede significar daño para la tía Mimsey o sus vecinos, pero ¿cómo podía negarse a sí misma quién era ese desconocido en realidad? Su voyeur. Su compañero en el intercambio de mensajes sucios. Su coño se estremeció por la admisión.

Necesitas una ducha —una agradable y fría ducha. A pesar de la gruesa capa de nieve afuera, la casa se mantenía caliente por el sol de la tarde atacando a través de esos grandes ventanales. Así que primero comió su espagueti, recién salido del horno microondas, acompañado por una copa de vino de la botella que ella había abierto la noche anterior, luego colocó sus platos sucios en el fregadero y se dirigió hacia el dormitorio principal, a la inmensa ducha de mármol.

Al llegar al descomunal dormitorio, con una descomunal cama, una descomunal bañera jacuzzi y unos descomunales armarios con puertas de espejo, se detuvo y miró a su alrededor. Había dormido en esa cama la noche anterior, por supuesto. Y se había duchado esta mañana. Pero todo eso había sido antes de su conversación en línea, antes de que ella se enterara de que élla la había visto frotarse entre las piernas hasta correrse, antes de que élla le dijera que quería que lo hiciera por élla.

Ahora ella casi lo sentía aquí. Ella estaba durmiendo en su cama, después de todo, en las mismas sábanas, las mismas almohadas. Ella, sin duda, se estaría secando con una toalla que había secado su piel.

De repente, una ducha no parecía una gran idea. Esta sólo la pondría aún más consciente de su cuerpo, lo sensible que éste se sentía desde la noche anterior, cuán listo, cuán necesitado. —Bien — murmuró. —Ninguna ducha.


Televisión. Ella vería series de TV. O algún canal de noticias las veinticuatro horas del día. No había nada sexy allí.

A medida que se trasladaba hacia la sala, se detuvo junto a una serie de altas estanterías de roble. Ella había tenido la intención de inspeccionar los libros en la casa desde que había llegado ayer, pero no había estado en torno a esto. Y parecía tan buena como cualquier otra distracción.

Ella encontró mayoritariamente clásicos: Adiós a las armas, Historia de dos
ciudades, La Casa de los Siete Tejados, Matar a un ruiseñor. Y al moverse hacia los estantes más bajos, se sorprendió —aunque al instante sabía que no debía — por encontrar una pequeña colección de literatura erótica clásica: Historia de O, La Perla, los volúmenes de Anais Nin y el Marqués de Sade. Sus pechos se sentían pesados sólo mirando los títulos, pensando en su voyeur aviador leyéndolos, excitándose, corriéndose.

Las dulces sensaciones en su coño la instaron a alcanzar uno de ellos —pero no.

Esta noche se trataba de comedias y noticias y tal vez algo de Hemingway un poco más tarde. Esta noche estaba ignorando el tierno palpitar de su coño cuando pensaba en la Mujer sin nombre, sin rostro al que pertenecían los libros. De hecho, sería un buen momento para dejar de pensar en esa parte de ella como su coño. Tiempo de ser la seria, confiable, sensible.

En ese momento, su mirada recayó sobre una pequeña foto enmarcada en el estante de encima de la literatura erótica. Se quedó sin aliento ante la visión. Dos mujer vestidas con pantalones cortos levantaban un gigantesco pez, entre ellos. Ella llevaba una camiseta que decía: ¡VUELAME, BABY! junto a una gráfica de lo que parecía ser un viejo biplano con una hélice grande en el frente. Era misteriosamente atractiva, como Rechel había prometido, su mentón cubierto de barba de pocos días. Aunque en la foto élla parecía alegre y casual, sus oscuros ojos eran penetrantes. Y ella no podía dejar de notar que, a pesar de sus ajustados pantalones cortos, había una protuberancia visible en la parte delantera.


La otro era de tez más clara —pelo rubio oscuro, ondulado, largo con una apariencia de holgazán clásica de esquiadora — y Brittany sabía sin duda que la primer Mujer era su tía, la Mujes que la había espiado la última noche y habló sucio con ella esta mañana. Dios, era preciosa. Sus pezones se tensaron dentro de su sostén mientras lo estudiaba, deseando que la foto hubiera sido tomada más de cerca. Su entrepierna respondió, también, pareciendo hincharse debajo de sus pantalones.

Pero luego recuperó su fuerza y se dijo a si misma adherirse a su plan original. Ella vagabundeó hacia un sillón el cual estaba puesto al lado del sofá donde ella se había tendido tan descaradamente ayer por la noche, luego tomó el control remoto y encendió el televisor de pantalla grande. Tuvo suerte. Noticias del mundo.

Otra copa de vino y tal vez ella estaría soñolienta para irse a la cama temprano —como antes de las diez.

Unas horas más tarde, Brittany estaba en la cama en su pijama con copos de nieve, dando vueltas. Al igual que ayer por la noche, el vino la había dejado más chiflada que soñolienta, pero se había ido a la cama de todos modos. Por supuesto, se había llevado un volumen de Anais Nin con ella y, antes de apagar las luces, había leído acerca de una mujer teniendo su
"sexo" rasurado por dos hombres. Ellos habían tocado la recién suavizada piel allí, luego atormentaron su abertura con eróticos roces de una pluma. En otra historia aparecía una mujer cabalgando sobre un caballo de madera grande con un botón integrado para frotar su clítoris.

¡Dios, qué cosa más estúpida para leer!

Ella no pudo resistirse a cambiar la mirada desde el abovedado techo hacia el reloj digital de la mesilla. 09:54.

Se mordió el labio tiernamente, tratando locamente de ignorar la forma en que su propio sexo latía, rogando por su tacto. O el toque de élla. Cualquier toque.

Por supuesto, ella no podía hacer lo que él le había pedido. Simplemente, no había manera. La noche anterior había estado bastante mal, pero ¿saber con seguridad que élla estaba viendo? Y revelarse a élla –completamente. Ella negó con la cabeza contra la almohada. No puedes. Por el amor de Dios, ni siquiera sabes su nombre.

Aún así, se encontró con su respiración temblando y su vientre apretando hacia abajo mientras retiraba las cubiertas.

Tal vez ella no se conocía tan bien como ella pensaba.

Finalmente, puso la foto en su lugar y dejó escapar un suspiro. Que sea hermosa realmente no tenía nada que ver con su dilema. No hacía menos aterrador y peligrosa intercambiar conversaciones sucias con una Mujer que no conocía.

Nop, no menos peligroso —pero sin duda la encendía aún más ahora.

Dejó que sus ojos se cerraran, sintiéndose perdida.


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DECIRO QUE SIENTO LA TARDANZA SE QUE MERETASO PERO LOS ESTUDIOS METIENE ALGO OCUPADA PERO QUIERO QUE SE PAIS QUE APERSA DE ESO NO BOY A DEJA MIS TRS HITORIAS ENPEZADAS POR QUE AMI TANPOCO ME GUSTARIA QUE ME DEJARA A MEDIAS GRACIAS Y DIFRUTEN DE CAPITULO
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Mensaje por micky morales Lun Ago 22, 2016 7:01 am

Disculpa mi comentario anterior pero pense por un momento que no volverias, gracias por hacerlo y ya que te explicaste pues bienvenida y hasta luego!!!!!
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Mensaje por 3:) Lun Ago 22, 2016 9:53 am

Ya empezaron a interactuar entre las dos!!!
Mmmmm... Ira britt o se queda con las ganas san???
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Mensaje por JVM Lun Ago 22, 2016 12:21 pm

Pues si empieza la interacción, esperó que Britt no se resista a la propuesta de San ;) jajajajaja, porque parece que el consejo de Rach le esta funcionando jajajaja porque su historia esta avanzando. Gracias por actualizar, espero el próximo capítulo :D
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Mensaje por ana_bys_26 Lun Ago 29, 2016 3:28 am

Capítulo Tres


Había sido un maldito día. Porque a diferencia de la pasada noche cuando simplemente se había bajado los pantalones, sacado su dolorida polla, y masturbado, hoy había sido tan estúpida como para esperar, queriendo flotar en el borde de la emoción durante todo el día, anticipándose a lo que podría ocurrir esta noche. Era como un juego que había querido jugar consigo misma —con ella, también.

Ahora su pene estaba lastimado físicamente. Élla había flotado en algún lugar entre la erección semi —dura y en toda regla durante todo el día, a través de reuniones, llamadas telefónicas, y el almuerzo con un vicepresidente senior con quien estaba haciendo algunas negociaciones importantes.

Todo el tiempo élla había estado fantaseando con Brittany Pierce, misteriosa escritora, gatita sexual. Ella no creía ser una gatita sexual, eso estaba claro. Pero élla sabía que ella lo era —había visto la prueba, y se había corrido por ésta. Su pequeño espectáculo erótico, combinado con su vaporosa conversación de esta mañana, la habían excitado más de lo que había estado en un tiempo muy largo.

Ahora, mientras estaba sentado en su casa de Malibú en una habitación oscura y silenciosa iluminada sólo por la pantalla de su ordenador, una brisa cálida del mar flotando a través de una ventana abierta detrás de él, se encontró mirando el reloj,sintiéndose ansiosa como una adolescente consiguiendo su primer vistazo a la pornografía en Internet. Y élla comenzó a revivir algunas de las fantasías que habían crecido en su mente alrededor de encantadora Brittany hoy en momentos en los que sin duda debería haberse centrado en su trabajo. Síp, millones de dólares en juego a cada hora y élla había estado fantaseando con una mujer. Pero élla se había sentido impotente para detenerse —las imágenes se habían mantenido simplemente invadiendo su cerebro sin su permiso.

Durante una reunión con todo el panel de directores de Lopez Inc., élla la había imaginado en el jacuzzi de su casa en Vail, enjabonando sus pechos deliciosos, pellizcando esos duros, lindos pezones, luego poniéndose sobre sus rodillas para correr un paño con jabón entre sus muslos, suspirando al igual que la noche anterior en la webcam.

Esas visiones solo fueron suficientes para mantenerla por un tiempo, pero para el momento en que se quedó atascado en una llamada en espera con uno de sus inversionistas alrededor de las once, élla había imaginado a la sexy Pierce una chica con la que una vez había salido caminando dentro del baño de la suite principal, justo tan desnuda como Brittany.Eleine tenía un cuerpo exuberante, curvado, al igual que el sexy cuerpo de la Sra. Pierce, por lo que la concepción de ellas dos juntas parecía una conclusión inevitable para un tía que sin duda se corría con la idea de las mujeres jugando unas con otras. Ella largo cabello Castaño de Eleine había sido arrastrado fuera de su cuello con un clip, su encerado coño desnudo —y élla sabía por experiencia que ella lo mantenía de esa forma. El pelo de Brittany había colgado más fino, en un cálido color Rubio, y caía justo después de sus hombros, pero en la fantasía, Eleine se había movido detrás de ella y tirado de éste en otro clip, también.

Eleine se había metido en la bañera llena de burbujas y agua girando de rodillas frente a Brittany, y ambas se habían comenzado a lavar una a otra los senos. Ellas reían y hablaban y lo pusieron completamente duro mientras élla aguardaba en una llamada en espera interminable. Gracias a Dios había tenido una chaqueta de traje para cubrir su pene sobresaliendo desde que había estado sentado en el gran vestíbulo abierto.

Pronto las dos hermosas mujeres habían comenzado a besarse —suaves encuentros de labios húmedos y cálidas lenguas que le hicieron pensar por un momento que podría correrse en su pantalón, como una colegiala. Ellas se habían abrazado suavemente, sus regordetes, enjabonados pechos rozándose juntos. Élla se preguntaba si Brittany alguna vez habría estado con dos chicas fuera de sus fantasías. Lo dudaba, pero era agradable imaginarlo.

Por último, el inversor había regresado a la línea, reclamando su atención, pero no debilitando su lujuria. Había sido durante el almuerzo con el trepador interventor de Ion Electronics cuando la fantasía había continuado. Élla había necesitado oír lo que estaba diciendo el hombre —la fusión se hacía fundamental en el horizonte y no podía arriesgarse a joderla — pero élla no podía ayudarse a sí misma. Cuando había visto a una bonita muchacha en el restaurante quien, a primera vista, le hacía pensar en Brittany Pierce, élla había sido llevado de regreso a la descomunal bañera y a las dos mujeres sensuales en su interior.

Mientras el interventor de Ion hablaba de las recientes adquisiciones añadiendo valor a la empresa, élla había visto a Brittany sentada en el borde de la bañera, las piernas separadas, la cara de Eleine en medio de ellas. Brittany se había acariciado sus pechos, al igual que ayer por la noche, y ella gemía y gritaba mientras Eleine lamía su coño. Dios, cómo quería lamer ese coño. Infiernos, ver ese coño para empezar.

Y mientras el borrador de Ion zumbaba sobre la seguridad de los empleados y los planes de pensión, él se había visto a sí mismo entrando en la imagen, de rodillas sobre las baldosas que rodeaban el jacuzzi para que su pene estuviese a la altura de la bonita boca de Brittany. Ella la había abierto con una gran sonrisa y bajado sus labios sobre élla, gimiendo por su coño siendo comido desde abajo.

Incluso la rememoración de la visión lo tenía sudando.

Sacudió su cabeza para despejarla y miró el pequeño reloj de oro sobre su escritorio. Éste marcaba unos minutos después de las nueve, lo que significa las diez pasadas en Colorado.

Maldita sea —había dejado de prestar atención y el ordenador había saltado al salvapantallas. Se apresuró a mover el ratón y la pantalla volvió a iluminarse. Luego hizo clic en el icono para la webcam de la casa de Vail.

La habitación estaba vacía, oscura pero con la pálida iluminación proporcionada por la capa de nieve afuera de los ventanales de atrás del ordenador.


Su corazón cayó. Su polla casi desinflada. Había estado segura de que ella estaría allí, montando otro pequeño espectáculo erótico para élla. Después de la forma en que ella había respondido a él esta mañana, había estado segura de que ella no sería capaz de resistirse. Después de todo, ella estaba sola en esa gran casa, escribiendo todo el día —seguramente necesitaba algún tipo de liberación sexual.Y élla le había dado una forma prohibida y excitante para conseguirla.

Aún así, mientras él enfocaba la cámara, desplazando la lente sobre la habitación, el espacio se mantuvo quieto, inmóvil, sombras de sofás y mesas y nada más. Aparentemente, juzgó mal su entusiasmo. Aparentemente, ella no estaba llegando a la última reunión que él había establecido para hoy, la que élla había
esperado durante todo el día con una furiosa erección. Parecía que el aspecto prohibido de su diversión era, como ella había insinuado, demasiado prohibido para ella.

— Maldita sea — susurró en la oscuridad. —Quiero más de ti, cariño.

***************


Brittany se miró en el espejo de la puerta del armario, estudiándose a sí misma de pies a cabeza. El pelo caía en suaves ondas alrededor de su cara, la cual estaba maquillada con rimel y lápiz labial —igual al que se aplicaría para una noche de discotecas con Rechel y las chicas. Alrededor de su cuello, una gargantilla de perlas color rojo. El escaso sostén push —up de encaje rojo levantaba sus pechos casi hasta la barbilla, haciendo que se vieran grandes y sexys. Abajo, llevaba una tanga de color rojo a juego la cual se aferraba con tanta fuerza a su montículo que la carnosa elevación ya se veía hinchada de deseo.

Ayer cuando había encontrado la pequeña bolsa conteniendo el sujetador y las bragas en su maleta, nunca soñó que estaría tan agradecida de que su amiga la hubiese colado allí, con una nota que decía:

Sólo en el caso de que decidas renunciar a la soledad y encuentres algún semental esquiador. Con amor, Rechel.

Bueno, ella no había renunciado a la soledad, ni encontrado una semental esquiadora, pero tenía la siguiente mejor cosa —un semental con una webcam que la deseaba. Cuando todo estuvo dicho y hecho ella simplemente no pudo resistir la misma emoción que había experimentado en la última noche fingiendo que alguien la estaba observando. Por mucho que lo intentara, parecía que no podía negarse a sí misma la verdadera cosa. Ella estaba asustada, pero también necesitada. Esa necesidad pulsaba a través de sus venas, tangible como el flujo de sangre.

Así que finalmente había cedido a la tentación. Al menos por ahora. Podría lamentarlo más tarde, pero en este momento, era la hora del espectáculo. Y está noche no habría pijama de algodón.

Ella respiró hondo y descalza se movió desde el dormitorio a la sala, luego encendió las luces, utilizando el regulador para mantenerlas suaves.


******


Los ojos de élla estaban sobre ella, podía sentirlos -inmediatamente.

************

El mero conocimiento hizo que sus pezones se contrajeran dentro del borde de encaje rojo que los abrazaba tan cómodamente.

Mientras se movía hacia el sofá, ella se sentía como si estuviera volviendo a la escena de un crimen. Deliciosamente malvada. Su coño vibró contra el confinamiento del suave encaje rozándola con la tela aumentando su excitación.

Al sentarse gentilmente se mordió los labios y miró hacia la cámara hablando en voz baja.

—Yo no iba a hacer esto, pero aquí estoy por razones que no puedo explicar — Entonces ella miró más atentamente a la luz verde, imaginando que podía ver esos sexis ojos. — ¿Estás lista?

Ella lo imaginó —extrayendo la imagen de la foto en las estanterías — sentado tras su escritorio poniéndose dura por ella. La idea casi le corta la respiración — todo esto era totalmente abrumador. De hecho, ella temía que si pensaba demasiado en lo que estaba haciendo podría asustarse de nuevo y echarse atrás.

Así que en vez de eso, ella simplemente comenzó alcanzando con ambas manos las medias copas inferiores de sus pechos.

Estaban pesados, llenos y redondos en sus manos. Se imaginó a su aviador gimiendo ante la vista de ella misma tocándose para élla y deseo poder escucharlo. Otra vez deseaba poder verlo, como élla la podía ver.

Ella cerró sus ojos y se mordió un poco en su sensual labio inferior, imaginando cuán magnífico sería esto si él estuviera sentado al otro lado de la habitación frente a ella. La cámara debería proporcionar una sensación de seguridad —y tal vez lo hacía, tal vez la distancia entre ella y su voyeur era el único factor que le permitía hacer esto. Sin embargo, al mismo tiempo, ella lo quería más cerca, lo quería a élla aquí.

Mírame, pensó mientras retorcía sus pezones a través del encaje que apenas los ocultaba. Entonces, los masajeó completamente, deseando sus manos, pensando en su polla haciendo lo que élla había dicho esta mañana —deslizándose entre los montículos de carne redonda.

Mírame, pensó mientras deslizaba sus dedos en las copas rojas, bajándolas lo suficiente para liberar los perlados picos de color rosa. Su rostro se calentó al revelarlos para él otra vez. Recordó cuán "hermosa" él pensaba que era ella y jugueteó con sus pezones endurecidos, dejando que la sensación fluya a través de ella, todo el camino hasta sus bragas de encaje haciendo temblar su coño.

Oh sí, mírame, bebé, mírame. Ella pasó las manos hacia abajo sobre las suaves curvas de su estómago, colocándolas sobre el encaje en sus caderas, dejando que sus dedos serpentearan en sus muslos. Moviéndose lentamente pero nunca deteniéndose, ella separó sus piernas, dejó que sus manos se deslizaran hacia el interior, ambas barriendo con firmeza sobre su entrepierna antes de retroceder hasta el borde de arriba de las bragas.

¿Quieres verme? ¿Ver mi coño? Ella mantuvo las palabras dentro, pero su propia

hambre mostrando ser otra persona, liberando otra parte de sí misma que ella acababa de descubrir por sorpresa. Nunca había sabido que ella era una chica mala. Nunca había conocido estos fuegos prohibidos quemando en su interior.

Pero ellos quemaban —cada vez más caliente con cada segundo que pasaba — hasta que ella se puso de pie directamente frente a la cámara, entonces suavemente bajó sus bragas sobre sus caderas, por sus muslos, retirando el humedecido encaje del medio, luego empujando la correa por debajo de sus
rodillas. La tela cayó hasta los tobillos, permitiéndole a ella dar un paso libre de ésta, momento en que ella se dio la vuelta y se dobló por la cintura, apoyando sus manos sobre el respaldo del sofá, dejando que él la mirara desde atrás. El instinto la llevó a levantar primero una rodilla sobre el sofá y luego la otra separando ligeramente sus piernas, arqueando su culo hacia élla.

Tú querías verme —bueno, aquí estoy, bebé.

Mírame. Mira mi coño.


En ese momento llena de necesidad, deseo y hambre por élla, no sentía vergüenza.

Oh Dios, ella lo quería aquí, detrás de ella, quería sentir sus manos en su culo, su dura polla presionando en su interior. Sin premeditación, miró por encima de su hombro hacia la cámara y dijo— Si estuvieras aquí ahora yo te pediría que me tomes de esta forma. Jodiéndome duro y profundo.

*********
A mil millas de distancia élla la observaba fascinada y le respondió a la pantalla a
pesar que sabía que ella no podía oír.

—Oh, bebé, estoy tan jodidamente caliente —Su polla sobresalía de sus pantalones abiertos y su puño se envolvía caliente a su alrededor.


Había pasado unos tristes y solitarios minutos pensando que en realidad ella no se iba a presentar, que élla en realidad ya había tenido todo lo que podía conseguir de ella —y entonces, cuando élla había estado a punto de levantarse y alejarse, ella había aparecido en ese bonito e inesperado conjunto de sujetador y bragas, su cabello y rostro arreglados haciendo de ella un ser sexual que élla sabía que era. Un calor sofocante había quemado desde su pecho hasta su polla ante la vista de ella. Toda esa espera no había sido en vano. Y ahora Brittany le estaba mostrando su pequeño sexy coño, diciéndole que ella quería que élla la jodiera y en toda su existencia ese momento se convirtió en buen, caliente y sucio sexo.

Vio con puro asombro como ella se volvió a sentar en el sofá, separando sus muslos, cubriendo el brazo del sofá con una pierna para exponer su coño aún más ampliamente en la pantalla. Élla se la comió con la vista —tan rosado y abierta — deseando poder hacerlo con la boca. Escuchó el sonido suave de su respiración, volviéndose más trabajosa mientras ella se acariciaba con un dedo largo y fino a través de su humedad.


— Maldita sea, cariño — murmuró élla tirando de su polla.

Su propia respiración ronca se unió a la de ella pareciendo llenar la oscura
habitación.

— Más — le instó élla. —Tócate para mí.

Era casi como si ella hubiera oído, y élla dejó que una sonrisa maliciosa lo tomara mientras el dedo de ella comenzó a girar en duros y rítmicos círculos sobre su clítoris, ahora sobresaliendo bellamente de sus pliegues.

— Oh, sí… frota ese lindo coño para mí.

Ella lo hizo, empujando ligeramente ahora cuando los primeros dos dedos de su mano derecha se extendieron hacia abajo en su separada pulpa. Su mano izquierda se levantó hacia la copa de un pecho, oprimiendo, rastrillando su pulgar sobre el tenso pezón haciéndose notar sobre los irregulares bordes de su sujetador.


— Tan bueno, nena — suspiró élla hacia la pantalla deseando que pudiera escucharlo, deseando que no hubiese toda esta distancia de mierda entre ellos. Al principio esa parte había sido emocionante —pero ya rápidamente, élla quería acabar con ello y estar con ella, los dos cuerpos empujando juntas en la forma en
que naturalmente se suponía que debía ser.

Pero por otro lado, ¿Quién era élla para quejarse? Brittany Pierce se había entregado a él de una manera que ella nunca había planeado y admitiendo que nunca pensó que podría y su polla se hinchó con ella más oscuro y masculina orgullo al saber que este espectáculo era sólo para élla, para su placer y el de ella. Si unos pocos estados los separaban, infiernos, esta era sin duda la mejor siguiente cosa en vez de estar allí y un maldito caliente regalo para superar su inocente ojeada de la casa la noche anterior.

Élla se aferró más estrechamente a su endurecida longitud, queriendo dársela a ella tan duro que casi podía saborearlo. Mantuvo sus ojos pegados a su hermoso coño, sus generosos pechos, la perdida mirada de pasión en su bonita cara. Ella se acercaba, élla podía decirlo, ella se frotaba con mayor intensidad, apretando sus dientes suavemente, exprimiéndose primero un pecho luego el otro con más
ferocidad que la que élla ya había visto en ella.

— Así es querida — élla dijo moderadamente —sigue adelante. Córrete para mí.
Córrete.

La respiración de ella se hizo más pesada aún, como la suya. Élla tiró de su polla, coincidiendo con el ritmo de ella y sabiendo que élla no podría mantenerse por mucho tiempo. —Vamos, nena — exhortó. —Córrete por mí ahora.


Los círculos que ella frotaba sobre la parte superior de su coño crecieron más rápidos —y más profundos también. Élla podía decirlo por la forma en que ella movía su mano, por la dulce agonía remodelando su cara. Ella estaba jadeando ahora y luego comenzó a dejar salir cortos y calientes pequeños sollozos —Oh…oh… oh… —


Su pecho subía y bajaba mientras el deseo apretaba en su interior, centrado en
su ingle. Su polla palpitaba en su mano.

Y entonces ella lanzó un grito agudo y élla vio el éxtasis transformar su expresión — incluso con sus ojos cerrados sus músculos se relajaron y cualquier agonía en su rostro se suavizó por puro placer. Ella se elevó a sí misma en un ritmo más suave, más lento contra su mano mientras salía del clímax y él dijo— Ah, carajo — ya que sabía que iba a correrse, también, no había forma de detenerlo y élla explotó en estallidos largos e intensos sobre los pañuelos desechables que élla por suerte ya había colocado a su lado.

Los calientes pulsos obligaron a sus ojos a cerrarse y se entregó a la habitual y breve —pero feliz experiencia fuera del cuerpo antes de que todo esto se debilitara hasta la extenuación y lo dejara volver a centrarse en la pantalla.


Brittany estaba sentaba en el sofá, todavía pero sus piernas se mantenían bellamente extendidas, como la imagen de una supermodelo en su computadora. Ella se lamió el labio superior y miró directamente hacia élla con los ojos vidriosos. En las repercusiones del orgasmo, su piel parecía brillar en la pantalla de alta resolución y ella se veía completamente satisfecha… sin embargo, su expresión le hizo preguntarse qué más ella escondía en su interior.

— Ésta no soy yo — dijo ella en voz baja hacia la cámara. Luego le dio a su cabeza un movimiento suave que le hizo rebotar el pelo y ligeramente agitó sus senos. —Yo no sé lo que me haces.

El pecho de él sufrió un espasmo ante las palabras de ella. Élla odiaba que ella no entendiera que ésta era en efecto muy claramente ella. Pero élla amaba ser la Muejer al que ella se lo mostrara. Y seguía estando aún más sorprendido al darse cuenta, una vez más, que esto había sucedió completamente por accidente y a través de una simple pantalla de ordenador.


Yo sé lo que te hago a ti, Brittany. Te pongo caliente. Más caliente de lo que nadie te ha puesto.

Y yo voy ponerte incluso más caliente.

Agárrate fuerte, bebé, porque este viaje acaba de comenzar y antes de que termine, voy a obligarte a hacer cosas que nunca pensaste antes.

***********

Ella se levantó y caminó fuera de la habitación deteniéndose sólo para recoger sus sexys bragas en el camino, se había sentido nada menos que surrealista. Brittany se había pasado los siguientes diez minutos fluctuando entre la vergüenza, la incredulidad y la extraña sensación de euforia que había permanecido después de tocarse abiertamente a sí misma para su aviador-asaltante-corporativo-sinnombre.



No podía creer que ella lo había hecho. Pero tampoco podía creer lo absolutamente increíble que se había sentido. Saber que sus ojos habían estado sobre ella —no sólo una fantasía — la había excitado más que cualquier cosa lo había hecho alguna vez. Al comenzar, por supuesto, ella no estaba segura de que
realmente pudiera hacerlo —pero, ¡oh, había ella hecho alguna vez esto! Y una vez que había dejado de lado sus preocupaciones y temores, una vez que se había olvidado de todo lo demás, salvo de los ojos de élla y el cuerpo de ella, esto había sido pecaminosamente fácil.


Para su sorpresa, ella no tenía ganas de cambiarse a la cómoda pijama, así que en cambio se había acostado desnuda. Ella despertó a la mañana siguiente sintiéndose más libre y con más energía sólo de recordar la noche anterior. Se puso sólo un conjunto de ropa interior blanco de algodón y una camisola corta de tiras color amarillo para bajar a la cocina, preguntándose por qué no había empezado a usar menos ropa aquí antes. A pesar de la nieve fuera, la casa se mantenía demasiado caliente —por lo que cuando el sol se fuera — ella probablemente estaría mucho más cómoda de esta manera, que como estuvo la primer noche y durante el día de ayer.

Después de consumir café y un tazón de cereales mientras que miraba a la pacifica blancura afuera —donde se dio cuenta de las huellas de un conejo o algún otro pequeño animal — ella se dirigió directamente hacia la computadora, tan ansiosa como Riley Wainscott probablemente estaba por averiguar quién exactamente era el oscuro desconocido y si tenía algo que ver con el invaluable antiguo broche que había desaparecido de la caja de joyas de la señora Dorchester durante su escritura de ayer por la tarde. Tía Mimsey ciertamente pensaba que él era sospechoso, pero Riley estaba por el momento absteniéndose de hacer su juicio —y planificando investigarlo mucho más a fondo — antes de tomar su decisión.

Al mediodía, Riley había tropezado con el hombre caminando a través del cobertizo de los Dorchester detrás del jardín de flores. Pero en lugar de inventar alguna excusa cuando ella abrió la puerta y sus ojos se encontraron a través del espacio con poca luz, en lugar de tratar de empujar más allá de ella y huir, en lugar de eso la miró como un hombre que quería poseerla. Su sangre había corrido caliente y Riley había estado aturdida, sin haber sufrido tal reacción visceral por un tío antes.


Entonces él la había besado.

Largo, duro y apasionado.


Riley sentía el beso en todas partes —desde la parte superior de su cabeza hasta la
punta de sus dedos. Sabía que tenía que alejarlo —él era un sospechoso, por no hablar de un total desconocido —pero no podía encontrar la fuerza para terminar el beso más glorioso de su vida. Su boca capturó la de ella, dejándole ninguna opción más que someterse. El almizclado aroma de él impregnaba sus sentidos y él sabía vagamente a
menta.

Cuando finalmente el hombre se retiró —todavía sosteniéndola en su fuerte abrazo, pero dándole la oportunidad de mirar hacia arriba a sus oscuros, dominantes ojos — ella pensó en todo lo que debería estar haciendo ahora mismo: liberarse de su control, preguntarle qué demonios estaba haciendo aquí, averiguar exactamente quién era. Sin embargo, su ardiente mirada hacía difícil pensar en el trabajo de detective por el momento y cuando ella abrió la boca para interrogarlo en su lugar se encontró a si misma pronunciando una única y eficaz palabra. "Más".




El estruendo de un gran vehículo cortó de repente la concentración de Brittany, forzándola a abandonar Riley por el momento. ¿Estaba alguien viniendo hacia aquí? Debía estarlo ella presumía, dado que la casa estaba situada al final de un largo camino de varios cientos de pies del sinuoso camino de montaña. Este era el primer vehículo que ella había oído desde su llegada.

Saltó sobre sus pies corriendo hacia la puerta y miró por el panel de vidrio angosto al lado de ésta para ver un estándar camión blanco de entregas a domicilio. El logo en la puerta decía Trixie´s en una escritura muy elaborada. ¿Trixie´s?

Ella estaba esperando ver qué diablos estaba viniendo para "aviadora" de un lugar llamado "Trixie´s", cuando se le ocurrió mirar hacia abajo y notar sus pezones marcándose prominentemente a través de su pequeño top. Y maldita sea —ella sólo tenía unas bragas abajo, lo cual había olvidado, tan atrapada como había estado con el sensual encuentro de Riley.

Ella se precipitó hacia las escaleras, corriendo hacia el dormitorio principal. Sin pensar abrió la espejada puerta del armario más cercana y —¡voilá! — divisó una bata blanca de felpa, como la que a veces encuentras en los hoteles. Tirando de ésta fuera de la percha, empujó sus brazos en el interior.

Cuando sonó el timbre, ella se dirigió hacia la puerta atando la bata por delante en el camino por las escaleras. Ella abrió la puerta para encontrar a un joven al otro lado que le sonreía como si compartieran una broma privada.

— ¿Brittany Pierce?

Ella se estremeció. Había estado segura de que esto sería algo para su voyeur. ¿Quién sabía que ella estaba aquí?

Espera. Rechel por supuesto. Lo cual hacia que las piezas encajaran. Trixie´s debía ser exactamente lo que a Brittany le parecía por el nombre —alguna tienda de lencería picante. Y a Rechel al parecer la sorpresa de encaje rojo la había excitado como para enviarle a Brittany algo más ceñido y sexy.

— Sí, esa soy yo — dijo ella finalmente.

Él le entregó una caja de color negro brillante luciendo incluso una cinta negra más brillante. Como era de esperar, ella se ruborizó, ya que ambos claramente sabían que algo diseñado para el sexo estaba dentro.

— Gracias — ella murmuró, la vergüenza predominó ante la idea de algo de propina, entonces prácticamente cerró la puerta en su cara, bloqueando la cerradura. Después de lo cual se dirigió al sofá donde ella tan descaradamente se había tocado para su extraño la noche anterior.

Wow, aparentemente Rechel estaba verdaderamente determinada a que Brittany viera algo de acción en este viaje. Querido Dios, si su amiga sólo supiera de la inesperada —por no hablar de extraña — acción que había ocurrido.

No es que Rechel nunca lo descubriría. Ellas eran las mejores amigas, pero algo sobre este sentido era tan inconmensurablemente privado que ella sabía que nunca lo compartiría con otra alma.

A pesar de que revoloteaba por su mente que otro atractivo conjunto en realidad podía ser útil, dadas las circunstancias.

Tal vez.


Dejó escapar un suspiro. ¿Realmente ella iba a hacer esto por élla otra vez? ¿Iba a seguir haciéndolo? ¿Quitarse la ropa y frotarse hasta el orgasmo para una extraña detrás de una cámara? Poniéndolo en esos términos, esto sonaba absolutamente horrible.

Si sólo se hubiera sentido así, también, sería mucho más fácil resistir la extraña tentación.

Como estaba la situación, bien… ella no lo había contemplado aún hoy. Sin duda lo recordaba. Ciertamente se sentía viva y enérgica ¡y creativa! hoy. Pero ella no había pensado en el futuro, a lo que pasaría ahora. Tal vez ella solo no tenía que dejarse.

Y ahora que ella estaba dándole vueltas a esto, simplemente, no sabía la respuesta.

Demasiado acalorada por la bata, rápidamente desató el cinturón y dejó caer la toalla de sus hombros. Extrayendo sus brazos, ella tiró del lazo negro para desatar el más excitante paquete.

En el interior, sobre papel de seda negro había una tarjeta blanca.

Para esta noche. Diez en punto. No llegues tarde, cariño.

Oh Dios. Esto no era de Rechel. ¡Era de élla!

Tragando su sorpresa, con cautela desdobló el papel de seda negro, abriendo la boca cuando vio en su interior. Un corsé negro de terciopelo. Medias altas de encaje negro. Y un vibrador de color púrpura con forma de pene, de la talla que ella sólo había visto en una ocasión cuando Rechel la había arrastrado a una tienda de sexo.

—Oh, Dios mío — murmuró ella.


Sin pensarlo dos veces, hizo la caja de un lado poniéndose de pie y dio unos pocos pasos cortos hacia el ordenador. Puesto que él le había dicho que cambiara su nombre de usuario, ella puso su habitual identidad de mensajería instantánea —la que utilizaba sobre todo con Rechel— Riley.

RILEY: ¿Estás ahí? Soy Brittany, tu invitada.

Ella no estaba segura aún de que exactamente le iba a decir a élla, pero se inclinaba hacia hacerle saber que había ido demasiado lejos y preguntarle cómo demonios había llegado el paquete a ella tan rápido y decirla que ella no iba a... a...¡utilizar un dispositivo sexual mientras élla miraba!

AVIADORa1: Buenos días, copo de nieve.

¿Qué?

RILEY: ¿Copo de nieve?

AVIADORA1: Sólo los noté en tú pijama de la otra noche, eso es todo. Antes de que lo abrieras, quiero decir. Luego dejé de notar cualquier cosa excepto a ti. ;) ¿Quién es Riley?

RILEY: El personaje principal de mis libros.

AVIADORA1: ¿Tú eres ella?

RILEY: No. En realidad no. Pero después de un suspiro, la honestidad le hizo añadir, Bueno, ok, sí, creo que tenemos mucho en común.

AVIADORA1: Entonces lo siento, nunca he leído tus libros. ¿De qué se tratan? Sé que escribes sobre misterio, pero eso es todo. ¿Cuál es la historia de Riley?


Caray, justo en este momento élla está curiosa sobre un tema que no es sexo.Había logrado distraerla totalmente de su objetivo.

RILEY: Riley es una secretaria a tiempo parcial en una empresa de investigaciones privadas durante el día, pero una detective aficionada por la noche. Ella quiere desesperadamente ver colgados sus sensibles zapatos de tacón y ser una detective de verdad, pero nadie en su pueblo la toma en serio o va a darle una oportunidad. Por lo que se pone a resolver misterios con el fin de demostrar su valía, pero cada vez que resuelve uno, alguien se lleva el crédito. Su tía Mimsey es la única otra persona que se da cuenta de lo inteligente que es, pero la tía Mimsey es una especie de chiflada, por lo que nadie le cree cuando ella canta las elogiosas detenciones de Riley. La única verdadera satisfacción de Riley viene de convencerse a sí misma que ella es una buena detective, a pesar de lo que todos piensan y buscará demostrar eso la próxima vez.

AVIADORA1: Wow. ¿Quiere decir que eres un detective?

RILEY: No, esa no es la parte que tenemos en común.

AVIADORA1: Entonces, ¿qué tienen en común?

Brittany consideró su respuesta. Ella en realidad nunca había examinado esto antes de este momento.

RILEY: Bueno, Riley y yo somos inteligentes, sensibles, y por lo general muy conservadoras. Lo que me lleva de vuelta a eso por lo que te escribí un mensaje. Acabo de recibir una entrega aquí.

AVIADORA1: Ah. Eso fue rápido.

Ella dejó escapar un denso suspiro. ¿Eso es todo lo que él tenía que decir? Bueno, ella sólo le seguiría la corriente, sobre todo desde que esa era una de sus preguntas.

RILEY: Lo mismo digo. ¿Cómo diablos lo hiciste?

AVIADORA1: Simple, de verdad. Un catálogo en línea de un lugar en Denver, y una llamada telefónica. Esto se llama entrega en el día, cariño.

RILEY: Eso suele costar un brazo y una pierna.

AVIADORA1: Tengo un montón de dinero. ¿Qué te pareció el regalo?

Ella dudó. Un minuto antes había sido superada con un sentido de urgencia, lista para gritarle por esto, pero ahora, ante la oportunidad, ella no estaba muy segura
de lo que quería decirle.

RILEY: Yo estaba… sorprendida.

AVIADORA1: ¿Por qué?

RILEY: Yo nunca…

¿Yo nunca qué?, se preguntó ella. Ella no sabía cómo decir esto. Sin embargo,
volvió a intentarlo de todos modos.

RILEY: Nunca he hecho ESO antes.

AVIADORA1: ¿En serio? ¿Nunca has usado un vibrador?

RILEY: No.

AVIADORA1: Maldita sea, cariño.

RILEY: ¿Qué significa eso?

¿Yo nunca qué?, se preguntó ella. Ella no sabía cómo decir esto. Sin embargo, volvió a intentarlo de todos modos.

RILEY: Nunca he hecho ESO antes.

AVIADORA1: ¿En serio? ¿Nunca has usado un vibrador?

RILEY: No.

AVIADORA1: Maldita sea, cariño.

RILEY: ¿Qué significa eso?

AVIADORA1: Que ahora estoy EXTRA alegre de haberlo obtenido para ti.

Ella dejó escapar un suspiro. ¿Era tan rara? ¿Todas las demás mujeres del planeta poseían una amplia gama de tales herramientas?

RILEY: ¿Por qué consideras un vibrador tan vital para mi existencia?

AVIADORA1: Porque eres una persona muy sexual.

Ella parpadeó hacia el ordenador, sorprendida y molesta.

RILEY: ¿Cómo lo sabes?

AVIADORA1: ¿Hablas en serio?

Otro suspiro.


RILEY: Vale, vale. Pero te lo dije anoche… normalmente no soy así. Yo no hago esas cosas.

AVIADORA1: Las haces ahora. Y eres hermosa tocándote a ti misma, lo sabes. Apenas pude esperar a que te corrieras antes de hacerlo yo. Y ese no es un problema que suelo tener.

Hora de bajarse del negocio. Y ella ya había tomado una decisión. Se la había dicho a sí misma. Ella era inteligente, sensible y conservadora. No una recatada santurrona que llevaba jerseys de cuello alto, e insistía en salir con una chica para siempre antes de dormir con élla —nada algo exorbitante o extremo. Aunque ella no era simplemente una débil, indecisa mujer que no va al otro extremo, tampoco. Y la noche de ayer había sido inexplicable extrema para ella. Ya era hora de volver a la normalidad aquí.

RILEY: No puedo seguir haciendo esto.


AVIADORA1: ¿Por qué no?

RILEY: Es tan… sucia. Y yo ni siquiera te conozco.

AVIADORA1: Estás llegando a conocerme.

RILEY: Ni siquiera sé tu nombre.

AVIADORA1: Santana.

RILEY: ¿Es tu nombre o tu apellido?

AVIADORA1: Mi nombre. Santana Lopez.

Brittany dudó. Santana. A ella le gustaba. Sonaba fuerte. Resistente. Sexy. Pero eso no era una razón para retroceder en lo que ella le estaba diciendo.

RILEY: Bueno… todavía no te conozco.

AVIADORA1: Y sin embargo me deseas.

Eso era verdad. Su coño palpitaba de nuevo sólo por enviarse mensajes instantáneos con élla así. Una tía que ni siquiera podía ver u oír, mucho menos tocar. Y maldita sea, ella acababa de pensar en esa parte de su cuerpo otra vez como su coño. Si ella realmente quería terminar esto, eso sería un buen punto para empezar. De hecho, tal vez ella sólo debería dejar de pensar en esa parte de sí misma por un tiempo.

Cuando ella todavía no le había respondido un minuto más tarde, élla envió otro mensaje

AVIADORA1: Te deseo, también. Quiero ver cómo te corres de nuevo. Quiero verte utilizar el juguete que te envié.

Querido Dios. La idea misma de que era… insondable.

Sin embargo, ella no respondió. Simplemente porque no tenía idea de cómo responder a tal cruda e íntima solicitud.

AVIADORA1: Nos vemos esta noche, copo de nieve. A las diez en punto. Sé que no me defraudarás
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El mundo de Brittany

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Finalizado Re: Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN

Mensaje por 3:) Lun Ago 29, 2016 4:33 am

Definitivamente san va por todo por britt nonsolo el voyer tambien va a jugar con el morbo o por lo menos san ya se lo imagina....
Mmm a ver si va a usar el regalo de san... O si va a aparecer a su "cita"
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Finalizado Re: Brittana Voyeur (ADACTADA) G,P 16,17,18,19 FIN

Mensaje por JVM Mar Ago 30, 2016 1:34 pm

Jajajajaja si San va por todo!
Y esta haciendo que Britt se atreva a hacer cosas que nunca se imagino y que parecen ser de muchaaa ayuda para su historia jajajaja.
Solo espero que pronto sr presente en la casa !!
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Mensaje por micky morales Mar Ago 30, 2016 7:11 pm

Que le pasa a Santana que no se presenta en esa casa de una buena vez????? hay que llevar esas fantasias a la realidad pero ya!!!!!
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Mensaje por ana_bys_26 Vie Sep 02, 2016 3:27 am

Capítulo Cuatro

Qué arrogancia. Estaba tan segura de sí misma. Tan segura de ella también. Ella no pudo evitar poner los ojos hacia la computadora.

Bueno, élla tenía otra cosa viniendo.

RILEY: ¿Todavía estás ahí?

Iba a decirle lo que había tenido la intención de decirle en primer lugar la parte de élla yendo demasiado lejos.


Sólo que no hubo respuesta. Caramba. Lo intentó de nuevo.

RILEY: Oye, ¿estás ahí? Respóndeme.

Maldita sea. Realmente debía haberse desconectado para atacar a otra corporación o volar un avión o algo así.

"Te odio", le susurró a la pantalla del ordenador aun sabiendo que élla ya no podía verla ni oírla. Lo que probablemente era por qué lo dijo —ya que en realidad no la odiaba. Ni mucho menos. Se sentía intrigada por élla. Tenía un extraño enamoramiento hacia élla. Se sentía extrañamente atraída por élla. Era lo último lo que la asustaba — ¿Cómo le hacía esta tía querer hacer esas cosas sorprendentemente fuera de su naturaleza? ¿Por qué ella quería agradarle y excitarla tanto?


Ella miró por encima de su hombro hacia el estante donde estaba la foto de élla. ¿Era sólo porque élla era caliente? Es cierto que si élla hubiera tenido veinte años más o veinte libras —o, francamente, sólo no atractiva para ella — sabía que no podría mantener la continuación de esto. De hecho, ella probablemente hubiera empacado y se hubiera marchado, horrorizada por revelar tanto de sí misma a una persona que nunca había conocido. Pero había mucho que decir acerca de la química. Y si era posible sentir esa abundante química con alguien tan lejos, eso contaba para algo. ¿No?

Estás tratando de justificar esto de alguna manera, sentirte mejor acerca de ello.

Ella se sentía bastante rara antes de que el corsé y el vibrador se hubieran presentado. Sin embargo, abrir la caja para encontrarlos en el interior había arrancado de algún modo su privado pecado nocturno a la brillante luz del día de una manera totalmente nueva. Miró los regalos ahora, el terciopelo colgando sobre el borde de la caja todavía en el sofá, el falso pene morado sobresalía del papel de seda, también. ¿Por qué tenía que ser de color púrpura, por amor de Dios? ¿Y de forma tan realista como un maldito pene? De alguna manera eso hacia el regalo aún más contundente, todo más en —su —cara. Ella no podía evitarlo —le gustaba la sutileza. A Riley también.

Por supuesto, pensó, volviendo al ordenador, Riley no estaba recibiendo más sutileza de la que Brittany en ese momento, dado ese ardiente e inesperado beso que el oscuro desconocido le había entregado justo antes de que ellos hubieran sido completamente interrumpidos por el repartidor —y concentrarse en la situación de Riley parecía mucho más productivo que seguir pensando en su Voyeur y su así llamado regalo. Ella podía hacer frente a la realidad de eso más tarde. Por ahora — ella había venido aquí para escribir e iba a escribir. Su fecha de entrega —su cuenta corriente — dependía de ello. Y además, ella estaba más que un poco curiosa por ver lo que pasaba a continuación con el guapo desconocido de Riley.

Los labios de Riley se estremecieron por el poder de su beso. Aunque, si era sincera, algo más que sus labios continuaron hormigueando —todo su cuerpo estaba en el acto. Cuando éste terminó, su guapo desconocido se hizo hacia atrás y la miró a los ojos. Ella nunca había visto unos ojos oscuros más fascinantes y simplemente mirando en ellos le daba ganas de fundirse en el suelo del cobertizo de los Dorchester.

— ¿Qué...qué fue eso? — ella preguntó.

Una de las esquinas de la boca de él se arqueó en un indicio de sonrisa. —Se llama un beso, cariño.

Incluso su voz hizo temblar su interior, pero ella intentó mantenerse fuerte.

—Sé cómo se llama, pero ¿quién eres y qué estás haciendo en el cobertizo de los Dorchester?


Esta vez, con una sonrisa en toda regla, pero completamente misteriosa se desplegó sobre la cara del hombre justo antes de que él le guiñara un ojo.

—Es un secreto — dijo él, luego abrió la puerta y salió dejando a Riley en la calurosa sombra, sola ahora, salvo por la cortadora de césped y una gran cantidad de palas y herramientas de jardinería.

Sintiéndose totalmente inestable, Riley se relajó sobre el asiento de la cortadora de césped, dejando su mirada a la deriva sobre el piso de tierra. Sus ojos se redujeron ante un ladrillo roto que se había caído desde la pared por debajo de una mesa de trabajo. En un cobertizo normal, ella no habría notado tal cosa, pero el de los Dorchester estaba siempre inusualmente ordenado, eran personas exigentes, y eso se extendía directamente a sus dependencias. Un trozo de ladrillo en el suelo del cobertizo de los Dorchester era el equivalente a una cocina con sucias ollas y sartenes o una habitación luciendo una cama sin hacer cubierta de ropa y ropa interior quitadas a toda prisa.

No es que ella estuviera pensando en despojarse de la ropa interior —la suya o de alguien más. Ella ni siquiera sabía el nombre del guapo desconocido, o lo que él estaba haciendo aquí, así que ella no tenía ningún interés en su ropa interior. Especialmente teniendo en cuenta que ahora había un nuevo misterio que resolver — ¿quién era él, y qué había estado haciendo allí?

Riley se inclinó para mirar el ladrillo. Nada fuera de lo común al respecto — excepto que éste había un lugar vacío en la pared por debajo de la mesa de trabajo. Y Riley pensaba que debía de estar loca por meter la mano en un oscuro agujero que podría contener ratones o arañas o Dios sabe qué más. Dios, por favor no dejes que haya arañas, ella odiaba las arañas como a ninguna otra cosa —pero ella estaba en una misión y no podía disuadirse.

Metiendo sus dedos en el interior del espacio, tanteó con cautela alrededor —hasta que tocó algo que parecía sospechosamente como lujoso terciopelo. Aferrándose a la tela, la extrajo para encontrar que era una pequeña bolsa con un cordón negro, tan suave al tacto que la hizo estremecerse a pesar del caluroso día. Apresurándose a abrir la bolsa, la derramó en la palma de su mano

—¡oh! — ¡El desaparecido antiguo broche de la Señora Dorchester!

Riley inmediatamente corrió a su casa para compartir su descubrimiento con la tía Mimsey.

— ¿Ese hombre lo tenía? — su tía le preguntó. — ¿Lo has obtenido de ese hombre que viste al acecho?


Bueno, ciertamente ella había conseguido algo de "ese hombre", pero eso no había sido la pieza de joyería faltante. —No, pero tal vez si le devolvemos esto a la señora Dorchester, podemos empezar a poner las piezas juntas. Le describiremos al hombre y veremos si la señora D. lo conoce. Sin duda, ¡él es el culpable!

— Siempre he dicho lo mucho que admiro ese broche. Estoy segura de que Winifred se alegrara de recuperarlo — dijo la tía Mimsey.

Momentos más tarde, las dos mujeres caminaban por el tortuoso sendero empedrado hacia la pintoresca —pero —extensa casa inglesa estilo Tudor de los Dorchester. Edna Barnes, el ama de llaves desde hace mucho tiempo con el pelo plata rizado y un uniforme azul de limpieza que la hacía parecer una camarera, les dejó entrar, luego fue a buscar a la señora de la casa. —Mimsey y Riley han venido de visita — le dijo Edna a la Sra. D. con su habitual sonrisa mientras conducía a la dama mayor a la habitación.


Riley estaba a punto de explicarle por qué ellas estaban allí —cuando un hombre alto, moreno, excepcionalmente magnífico hombre entró en el salón principal detrás de la señora Dorchester. ¡El misterioso hombre de Riley! El latido de su corazón se elevó con la mera visión de él mientras el recuerdo de su muy reciente beso asaltaba sus sentidos.

— Quisiera que ustedes conozcan a mi sobrino, Sloane Bennett — dijo la señora Dorchester. —Sloane es un investigador privado, visitándonos de camino desde Los Ángeles. Ha venido para buscar mi broche. Sloane, conoce a mis vecinas de la casa de al lado, Mimsey y su sobrina, Riley Wainscott.

Los ojos de Riley se trabaron sobre el así llamado Investigador Privado, ignorando la presentación. —Bueno, él no necesita buscar por más tiempo, porque lo he encontrado. Ella abrió la palma de su mano, sosteniendo la bolsa de terciopelo con el broche descansando sobre ella.

Sra. D. se quedó boquiabierta. — ¡Oh cielos! ¿Dónde lo has localizado?

Riley continuaba afinando su mirada sobre Sloane el besador loco.

—En el cobertizo de herramientas — respondió ella, y luego agregó en tono acusador, — ¡justo después de haber encontrado a su sobrino allí!

— Maldita sea, se me debe haber pasado por alto — dijo Sloane Bennett con arrogante facilidad.

— Suena sospechoso para mí — dijo Riley. — ¿Incluso qué estabas haciendo en la caseta de herramientas?

— Yo podría hacer la misma pregunta — respondió él, aparentemente demasiado divertido para su gusto.

— Yo estaba respondiendo al informe de un extraño merodeando — dijo con elegancia.

— Y yo estaba siguiendo huellas, probablemente, dejadas durante la tormenta que mi tía me dijo que ocurrió hace unas cuantas noches atrás.

— Oh — ¿Bueno, y qué? Riley podría haber encontrado las huellas, también, si hubiera querido —ella no había tomado oficialmente el caso del desaparecido broche hasta hace unos pocos minutos atrás.

Tía Mimsey dio un paso adelante para estrechar la mano de Sloane Bennett.

—Qué bueno que eres un detective privado. Riley aquí es una detective por cuenta propia.

Él le dio a su cabeza una inclinación jovial. — ¿Es así?

Supuso que ella podía entender su actitud —ella probablemente habría parecido mucho más interesada en besar que en investigar. Pero, de nuevo, lo mismo él.

Él agarró el broche y la bolsa negra de su mano. —Bueno, no es necesario que te molestes con esto por más tiempo, cariño. Yo cuidaré de él de aquí en adelante.

Al igual que el infierno lo harás, Riley pensó. El Sr. Pez Gordo Ojo Privado Besador podía pensar que él era el único capaz de resolver este misterio poco peculiar, pero Riley tenía la intención de demostrar lo contrario. A partir de ahora, tomaría mucho más que un beso para quitarla fuera de su juego.


Al final del día, Riley y Sloane habían accedido a regañadientes a trabajar juntos para averiguar quién había tomado el broche y por qué el ladrón lo había escondido en el propio cobertizo de la Sra. D. Tía Mimsey había sugerido la asociación y la señora Dorchester había pensado que era una gran idea, también. Y Brittany no pudo evitar sentirse satisfecha de que Riley claramente iba a tener la oportunidad de intimar con su némesis/socio otra vez, aunque Riley aún no estaba el cien por cien segura de que el tío incluso pudiera ser de confianza.

Tal vez Riley, ella pensó, podría utilizar un poco de emoción en su vida amorosa. La pasión nunca había sido parte de los misterios de Riley, pero ahora esta había encontrado su camino en la página de forma tan inesperada como Santana Lopez
había hecho su camino en la vida de Brittany a través del ordenador. Afortunadamente, ella estaba mucho más cómoda tratando con el ficticio Sloane que con la aterradoramente real Santana.

Lo cual, mientras el atardecer empezó a colorear la nieve más allá de la ventana en un pálido gris, obligó a su mente a regresar al regalo de Santana, aún en el sofá después de todas esas horas, burlándose de ella. Se giró en la silla con ruedas del escritorio para verlo de nuevo, pensando en el buen día, sin preocupaciones que ella había tenido, habiendo exitosamente desterrado eso de su mente. Claramente, había estado en negación.


¿De verdad élla creía que ella iba a utilizar ese juguete frente a élla? ¿Teniendo en cuenta que ella nunca había usado una cosa para sí misma, por amor de Dios? Incluso si ella quería probar tal cosa ante una cámara parecía una mala idea.

Así que ella ignoraría el regalo, decidió.

Y ella ignoraría el reloj esta noche, también —las diez vendrían y se irían sin consecuencias, y su Voyeur se vería obligado a ver que ella simplemente no estaba en esto. Ella podría haber parecido en ello las últimas dos noches, pero esa impactante monstruosidad púrpura había traído de vuelta sus sentidos.
Poniéndose de pie, recogió la caja y llevó todo el asunto a la habitación, sólo para sacarlo de su línea de visión directa.

Después de haber descongelado una hamburguesa, Brittany puso un poco de música —una estación local de pop — entonces se preparó una cena sencilla, añadiendo patatas fritas congeladas a la hamburguesa. Subiendo un poco el fuego pero —todavía —acogedor, decidió instalarse en una noche de lectura después de terminar su comida. Nada erótico esta noche, sin embargo. Hemingway. Definitivamente Hemingway.

Cuando ella se acercó a la estantería, para extraer Adiós a las armas, sus ojos se posaron en la foto de su "aviadora" de nuevo. Por supuesto, su estómago se revolvió por el calor que sólo una simple foto lograba emitir, sin embargo, dijo en voz alta:

—Tú puedes ser caliente, pero esto ha ido demasiado lejos. Se detiene ahora.

Dos horas más tarde, ella todavía estaba sentada en el sofá leyendo... o tratando de hacerlo. Dejó escapar un suspiro al darse cuenta que acababa de leer dos páginas completas sin tener ni idea de lo que decían. Caramba. Ella amaba este libro y habían pasado años desde que lo había leído. Tendría que haber estado
completamente atraída por el teniente Henry y su enfermera inglesa, pero en cambio ella se encontró —mayormente sin saberlo — pensando mucho más en relaciones cursis.


Otro suspiro la tenía dejando el libro a un lado y poco a poco subiendo por las escaleras hasta el dormitorio. Ya era hora de esa ducha que había pospuesto durante todo el día. Cuando ella se quitó la ropa y se metió bajo el agua tibia y suave, ignoró el hecho de que se trataba de su ducha y de hecho se recordó que la tía casi nunca estaba aquí. Esta no era casi tanto su ducha sino un lugar en el que élla se había duchado en alguna ocasión.

Así que trató de no imaginarlo de pie desnudo en este mismo lugar en la enorme ducha de mármol mientras ella se frotaba el jabón sobre su cuerpo —y trató desesperadamente de no sentir su propia respuesta incluso a esa mínima estimulación.

¿Le gustará la forma en que ella se veía enjabonada?



Mordiéndose el labio, miró hacia abajo a sus pechos decorados con brillante espuma blanca, los tensos pezones sobresaliendo a través de su vientre y sus muslos lisos y suaves de aspecto mientras las burbujas se aferraban a ellos también. Sí, definitivamente a élla le gustaría. También le gustaría tomar la cosa redonda y esponjosa que ella estaba usando y pasarla sobre sus pechos, como ella lo hacía. Él seguramente dejaría sus dedos alcanzar alrededor de la suave esponja suave para deslizarla sobre su redondeada carne y luego su plano estómpoago. Su coño se estremeció mientras ella deseaba que él pudiese hacer solo esto —tocarla en la ducha. Detén esto.

Tomando una profunda respiración expulsó los traviesos pensamientos de su mente en lo que parecía ser la quincuagésima vez desde que ella había llegado a la casa en las montañas, luego se enjuagó rápidamente. Se envolvió en una gran bata de lujo cubriéndose y metiéndose en el dormitorio —donde el corsé yacía sobre la cama.

Ella había estado tan afligida sobre esto más temprano que realmente no lo había visto, ella misma no se había permitido estudiar los detalles, pero ahora no podía dejar de admirar lo suave y sofisticado que parecía. Éste venía con unas minúsculas bragas de terciopelo también luciendo pequeña pedrería cosida en la parte delantera. Una delicada brillante línea de las mismas joyas delineaba el borde superior del corsé, diseñado para moldear sus pechos. Se ataba atrás con una gruesa cinta de raso negro lo que significa según ella que era talla única.

Ella no podía dejar de preguntarse cómo se vería en una pieza tan exuberante de ropa interior. Era dueña de un montón de sujetadores y bragas y uno o dos camisones baby-doll, pero ella nunca había usado algo que se veía a la vez tan glamoroso como sexual.

Así que tal vez ella sólo se lo probaría.

Simplemente para ver qué aspecto tenía con éste.

Para su propio beneficio —de nadie más.


Los cordones ya estaban estirados y atados en la espalda de manera así que sólo una hilera de ganchos invisibles en el frente la cerraban a ella dentro del mismo. Este estaba a punto de ser demasiado apretado, pero decidió no interferir con las cintas ya que casi le gustaba la confinada, inmovilizada sensación que la ajustada ropa interior daba. Le hacía imposible olvidar que ella estaba usando algo diseñado para el sexo.

—incluso antes de que se volviese hacia las corredizas puertas espejadas del armario la vista la aturdió. El terciopelo moldeaba sus curvas deliciosamente y redondeaba sus pechos aún más que el sujetador de encaje rojo, por lo que se veían redondos y voluptuosos. La presión del corsé en contra de ellos entregaba la deliciosa traviesa sensación de que estaban a punto de reventar libres. La tanga de terciopelo se sentía tan cómoda en su coño y arrastrándose hacia abajo en el centro de su culo, y las medias negras hacían que sus piernas se vieran largas y delgadas, incluso sin tacones. Nunca se había visto a sí misma parecer tan absoluta y totalmente sexual —como si estuviera hecha para esto, como si ninguna otra parte de ella existiera. No podía dejar de sentirse de esa manera tampoco. Como una buena chica que se dirigiera hacia el mal. Como una remilgada señorita victoriana fuera de control.

Pero la vista no estaba del todo completa. En un impulso, se trasladó hacia la cómoda, donde recién había arrojado el broche para el cabello que se había puesto en la ducha y lo utilizo para recoger sus cabellos ondulados hacia atrás encima de su cabeza, dejando sólo unos cuantos zarcillos sueltos curvarse alrededor de su cara.

Ahí, pensó, mirándose de nuevo en el espejo. Eso terminaba la imagen. La perfecta señora remilgada lista para el sexo. Un contraste que hacía a su coño hincharse en el negro terciopelo mientras ella se quedó mirando, sorprendida por su reflejo.

Ella contuvo el aliento ante el vago deseo de que Santana pudiera ver cómo se veía en el corsé. Élla lo había elegido para ella después de todo. Élla le había mostrado esta visión de sí misma que ella nunca habría visto de otro modo.

Tal vez podía mostrarle. Élla ya había visto todo lo que podía ver de ella y esto cubría más que el sujetador y las bragas de anoche así que ¿dónde estaba el pecado en esto?

Por supuesto, élla esperaría que ella se lo quite. Y usara el juguete. Ella miró el vibrador violeta, tendido solo en la caja. Ella no podía hacerlo. Ni siquiera sabría cómo hacerlo.

A pesar de todo, curiosa después de estar algo asustada durante todo el día, Brittany se mordió el labio inferior y cautelosamente se acercó a la falsa polla. Se obligó a recogerlo, regañándose a sí misma internamente. Es un trozo de goma, no un pene de verdad, por Dios.

Aunque desafortunadamente, sostenerlo en su mano daba la vaga sensación de sostener un pene real. Lo cual hizo ondular su coño. El vibrador era de tamaño medio, nada descomunal —seis pulgadas más o menos — y la cabeza era suave y redondeada, el eje fuerte y grueso, incluso lucía venas ligeramente elevadas a lo largo de la longitud. Se sentía desgarrada entre el pensamiento de que esto era ridículo y darse cuenta de que la estaba haciendo querer la verdadera cosa.


Ella giró con cautela la perilla del extremo para iniciar las zumbantes vibraciones —las baterías habían sido incluidas. Por supuesto, su Voyeur lo habría organizado para ello. Se encontró sonriendo ante la audaz confianza de élla.

Tal vez ella debería experimentar con éste. Élla parecía pensar que toda mujer debía tener dicho dispositivo, y ella sabía que Rechel consentía esos juguetes. Tal vez ahora, en la intimidad de la habitación, ella vería de qué se trataba todo esto. De hecho, tal vez tener un orgasmo sin Santana involucrado sería tan satisfactorio —excepto toda la rareza. Entonces ella podría irse a dormir, para levantarse por la mañana y escribir, escribir, escribir, tan productivamente como lo había hecho hoy, y continuar con este retiro más normalmente, más como ella lo había imaginado desde el principio. Había venido aquí para que un cambio de escenario inspirara su creatividad, no para permitir que un hombre extraño la persuada a entrar en actos hedonistas ante el ordenador.

¿Y qué si ella había encontrado a su musa en el último par de días? Seguramente esto había ocurrido de manera natural, y la bizarra entrada de Santana Lopez en su vida había en todo caso sido más una distracción que una ayuda.

Bien, okay, tal vez élla la había inspirado para crear completamente a un nuevo personaje. Un personaje que había conducido la historia hasta este momento y probablemente seguiría conduciéndola.

Pero eso no significaba que ella necesitaba la presencia de Santana para continuar. Si élla le había inspirado para inyectar un poco de emoción romántica en la vida de Riley, entonces su trabajo estaba hecho y ella podía seguir adelante sin élla.

A pesar de esa hermosa conferencia, sin embargo, pronto se encontró saliendo de la habitación, aún en el corsé y la ropa interior, todavía con el vibrador de color púrpura. Ella no sabía por qué y no lo reflexionó. Caminó por las escaleras, apagó el sistema de sonido —lista para un poco de tiempo tranquilo — y se dirigió a la cocina. Ella puso el vibrador sobre el mostrador con el fin de servirse una copa de vino. Cuando ella tomó un sorbo, su garganta se sentía espesa, al igual que su entrepierna. Cada parte clave de su cuerpo había crecido hinchada y pesada. Con deseo, definitivamente. ¿Pero también con tentación?

¿Y por qué demonios estaba llevando el maldito pene alrededor con ella?

Con un triste suspiro, transportó el vibrador a la sala de estar y lo metió entre los cojines del sofá. Una idea la golpeó —que ella tal vez solo lo dejaría allí. Y tal vez en algún momento durante una reunión familiar o algún otro momento inoportuno, alguien lo encuentre, y ¿no debería el señora Lopez sentirse tonto, entonces?

Ah infiernos, probablemente no. Élla probablemente se reiría de esto —élla era probablemente tan seguro y encantador, que incluso podría encontrar una salida airosa de tener un pene morado apareciendo en su sala de estar.

Ella regresó a la cocina por la botella de vino y la copa, luego se sentó en el sofá. Miró afuera hacia la nieve, aunque ahora la oscuridad hacia que solo pudiera discernir una línea imprecisa entre la tierra y el cielo. Teniendo en cuenta lo que llevaba puesto, se puso a imaginar una noche romántica aquí con un amante. Una noche romántica normal. Con un amante normal. Del tipa que estaba realmente en la habitación con ella. El atuendo era correcto. Como lo era la tenue iluminación y el fuego. El vino, también. Lo único que faltaba era la. Mujer

Echó un vistazo a la grieta entre los cojines del sofá. ¿Podría ella? ¿Y quería? Debería, al menos un poco — ¿o es lo que estaba haciendo vestida así y en una posición como esta? Predeciblemente nerviosa ahora, bebió dos copas de vino más. Ella escuchó el silencio. Se echó hacia atrás y cerró los ojos e imaginó al hombre de la foto del pescado aquí con ella, usando fuertes manos para separar sus piernas, luego penetrándola con su gruesa y dura erección. Mmm, sí. Fóllame, Santana. Fóllame ahora. Se alegró de haber encontrado su nombre.


Algún tiempo después, ella abrió sus ojos en la oscuridad. Se había quedado dormida. Sus ojos se centraron de inmediato en el reloj de la chimenea en la habitación aún con poca luz. Cinco minutos para la diez. Ella suspiró. Se sentó. Se sirvió otra copa de vino.

Ella bien podría haberse dormido a través de la "cita". Ella imaginó la reacción de Santana si hubiera "sintonizado" para verla dormida en su corsé y ropa interior nueva. Él habría pensado que ella había tenido toda la intención de hacer el espectáculo para él, pero había quedad fuera de funcionamiento por el alcohol. Así las cosas, ella todavía no tenía un plan —pero sabía que necesitaba más vino, por lo que rápidamente tomó la copa que acababa de verter. Y se dio cuenta de que no estaba alejándose de la webcam.

A las diez en punto, se encontró mirando hacia la computadora, lo más cerca que podía llegar a mirarlo. Como de costumbre desde que llegó aquí, el vino la hacía sentirse más borracha de lo que debería. Como una mujer que sabía cómo ir con la corriente —aun cuando su mente todavía luchaba contra los extremos de lo que élla le había pedido que hiciera.

— ¿Estás ahí? — ella preguntó. Pero de alguna manera sabía que élla estaba, casi podía sentir su presencia, sus ojos, a cientos de millas de distancia.



— No estoy segura de por qué estoy aquí — le dijo con franqueza. —Al igual que ayer por la noche, yo no tenía ninguna intención de hacerlo. Esta habitación iba a estar oscura y vacía cuando miraras en ella, y finalmente ibas a entender el
mensaje de que no soy realmente ese tipo de chica, realmente no la que tú crees. Y sin embargo... aquí estoy — Ella tragó ante la comprensión, ante la brusquedad de su conexión, la maldita distancia y pensó que ella probablemente debería callarse ahora, pero el vino la mantenía hablando.

— ¿Te hace sentir poderosa que yo esté aquí, usando esto para ti? ¿Te hace sentir como si no me pudiera resistir a pesar de que nunca te he conocido? ¿O sólo te hace pensar que yo no puedo resistir la tentación de lo prohibido?

Ella suspiró. —Tal vez no puedo resistir ninguna cosa. O tal vez sólo estoy aquí porque he estado bebiendo, ¿quién sabe? Rechel dice que extraño el sexo. Yo le dije que estaba loca, pero tal vez lo necesito más de lo que yo pensaba. La cosa es, Santana que si yo voy a tontear contigo, bueno... me gustaría que fueras tú con quien estuviera tonteando, no esta cámara. Tal vez eso lo hizo más fácil al principio —esta distancia. Pero ahora se siente muy lejano.

Muy lejano, y, sin embargo… al igual que la noche anterior, quería excitarla. Lo través de ella en suaves ondas. Ella apretó sus pechos completamente, consciente del caliente dolor que esto creó y de que el movimiento empujó sus redondeadas curvas aún más alto.

— ¿Te gusta cómo me veo en todo esto? — ella preguntó, luego admitió: —A mí sí. Yo no creo que haya estado más guapa en mi vida. Nunca me he visto a mí misma en algo como esto. Tal vez por eso estoy aquí —porque quería mostrártelo — Ella se pellizcó suavemente los pezones a través del terciopelo. —Se siente tan bien sobre mí, me sostiene tan apretada —igual que lo harías si estuvieras aquí.

— ¿Pasarías tus manos por todo mi cuerpo? — preguntó, deslizando sus palmas hacia abajo sobre su torso vestido de terciopelo, sus caderas, luego sus muslos y la parte superior de sus medias de encaje.

— ¿Separarías mis piernas? — Ella utilizó sus manos, extendidas sobre sus muslos, para extenderlas a lo ancho, más amplio.

— ¿Tocarías mi coño? — Ella arrastró el dedo del medio hasta el terciopelo que rodeaba su monte, luego se estremeció por la sensación. Tener los ojos de él fijos en ella aumentaba cada estremecimiento de placer.

— Me quitarías las bonitas bragas — le dijo, cada vez más segura ahora, y se recostó en el sofá, las piernas juntas, levantando su culo lo suficiente como para despojarse de la pequeña muestra de terciopelo. Ella la dejó permanecer alta sobre sus muslos, sus piernas elevadas en posición vertical, recordando este era un espectáculo—completamente visual — por lo que tenía que hacer esto lentamente, hacerlo bien. Sin prisa, enganchó sus pulgares en el elástico y la empujó laboriosamente hacia sus rodillas dobladas. Cuando la correa cayó a sus tobillos, ella suavemente las pateó fuera, luego volvió a mirar hacia la cámara.

— Tú quieres ver mi coño otra vez — ella dijo con sorprendente con audacia. Se mordió el labio inferior y miró oscuramente hacia la cámara. —Y yo quiero mostrártelo.

Reclinándose en el sofá y apoyando sus pies en el suelo, ella abrió sus piernas lo más ampliamente que pudo. Se sintió a si misma abriéndolas para élla y sabía que élla podía ver lo excitada que ella estaba por estar expuesta a élla otra vez.

— Tú quieres tocarlo — murmuró ella. —Quieres tocarme donde estoy rosada y húmeda por ti — Ella barrió dos dedos a través de sus pliegues para terminar rodeando su clítoris, luego suspiró ante la saturación de placer y dijo—Dios, yo quisiera que fuera tu mano sobre mí, acariciándome, rozándome — Ella continuó
acariciándose a sí misma —bueno, tan bueno — ella escuchó su respiración haciéndose trabajosa y quería desesperadamente oír la de él, también. Le encantaba saber que élla la estudiaba, pero al mismo tiempo anhelaba mucho, mucho más. –Mírame — dijo, su voz volviéndose más profunda. —Mírame tocarme para ti.

Sus dedos se humedecieron con su deseo, y ella anhelaba algo aumentado. Élla.

Sus manos tocándola.

Su boca besándola.

Su polla dentro de ella.

Al igual que el sexo real, el tacto era bueno, pero llegaba un momento en el que una mujer debía ser llenada profundamente.

Ella cerró sus ojos, todavía moviendo sus dedos sobre la pequeña protuberancia que era la fuente de su placer. Pero ella seguía sufriendo por más.

Sabía, por supuesto, que si realmente quería ser llenada, ella tenía los medios para hacerlo. El cual descansaba entre los cojines del sofá.

Se mordió el labio y se hizo la misma pregunta que había estado preguntándose durante toda la noche. ¿Podría ella?

Dejó escapar un suspiro mientras su alma se llenaba aún más de prohibidos deseos que ella nunca había conocido. ¿Cómo se vería ella con el juguete en su interior? ¿Qué se sentiría darse placer a sí misma con éste —para élla?

Sus labios temblaron, y sus regiones inferiores se estremecieron con necesidad.

Sus dedos ya no eran suficientes. Sabía que no eran suficientes para Santana, tampoco.

Así que con su mano libre llegó allí, cavando entre los suaves cojines, hasta que finalmente cerró su puño alrededor del grueso vibrador. Su respiración creció inestable mientras ella lo extraía, sabiendo que élla veía, sabiendo que élla conocía lo que ella estaba a punto de hacer.

¿Podría ella?

Sí. Podría.
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Mensaje por 3:) Vie Sep 02, 2016 10:00 am

Definitivamente san va a cambiar los gustos de britt jajaja
Se decidió usar el juguete no más britt!!
A ver hasta donde llegan ahora??? O que le hace hacer san???
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Mensaje por micky morales Vie Sep 02, 2016 1:31 pm

de verdad no entendi, santana estaba o no estaba ahi?????
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Mensaje por claudia1988 Jue Sep 08, 2016 1:33 pm

Esperaneo la continuacion :(
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Mensaje por ana_bys_26 Vie Sep 09, 2016 8:09 am



Capítulo Cinco


Los pulmones de Santana amenazaron con explotar en su pechos. Tan hermosa y caliente y excitante como ella estaba, élla había estado empezando a pensar que no iba a usar el vibrador. Y eso habría estado muy bien —le gustaba mirarla, sin importar lo que estuviera haciendo, y verla tocarse su hermoso coño rosa era una amplio entretenimiento. Pero ahora que ella tenía el juguete en su delicada mano, esto era lo único que élla podía hacer para no correrse.

—Dios, eres increíble, cariño — susurró rasposamente hacia la pantalla del ordenador deseando que ella pudiera escucharlo.

— No estoy segura de cómo hacer esto — ella dijo con voz temblorosa mientras se recostaba en el sofá con las piernas aún separadas, comenzó a arrastrar suavemente la punta de la polla de juguete por el centro de su coño. Santana rara vez se sentía particularmente sensible o emocional a la hora de las mujeres o el sexo, sin embargo, su dulce honestidad por su falta de dicha experiencia fue casi suficiente para ,paralizarlo. Ella se había hecho a sí misma vulnerable hacia élla, puso su alma desnuda para él. Y a pesar de todo lo que ella ecía sonaba muy lejano, silencioso, élla escuchó la genuina emoción en su voz fuerte y clara.

— Sólo tienes que ir pausadamente — dijó aunque ella no podía oír las instrucciones. —Ir despacio y hacerte sentir bien.

Élla escuchó su respiración mientras ella utilizaba el vibrador como un dedo grande, frotándolo a través una y otra vez.

— Sí, nena — gruñó. —Eso es correcto.

Sus ojos se cerraron, sus labios separados de deseo. Élla comprendió que ella se estaba tomando su tiempo, familiarizándose con la forma en que esto se sentía contra su carne, y élla estaba más que feliz de ser paciente, teniendo en cuenta la tentadora visión que ella creaba. Sin embargo, si élla no liberaba su polla de su mano, explotaría de un momento a otro, y era demasiado pronto para eso. La soltó, dejando que su duro eje hiciera paf contra sus abdominales más bajos.

Se sentó sin camisa, en un par de jeans desabrochados, escuchando la calma del mar por la ventana detrás de élla, y aun así era capaz de discernir cada suave suspiro y gemido de su amante cibernética. Su respiración se hizo aún más pesada, más profunda, cuando sus movimientos con el vibrador parecían presionar más profundo también. Élla quería verla ponérselo en su coño tan duramente que élla podría probarlo.

—Vamos, nena, haz esto por mí. Muéstrame lo valiente y sexy que eres.

Casi como si ella hubiera escuchado sus roncas súplicas desde el invernal Colorado, ella se mordió el labio inferior y, manteniendo sus ojos cerrados, empezó a ceder la cabeza de la polla de juguete en contra de su apertura. Santan casi no podía respirar.

Ella gimió suavemente cuando la cabeza logró entrar, y élla también.

— Ohhh — dijo ella, mientras comenzaba a deslizarlo más profundamente. — Oh Dios. Oh, quiero que seas tú.

Maldita sea, élla también quería eso. Quería hundir su eje de forma profunda dentro de ella, sentir su humedad apretada encerrándolo. Y ella estaría ajustada — lo sabía por instinto. Ella era fácilmente una de las mujeres más sexuales que élla alguna vez hubiera encontrado, pero también sabía por su negación de esto que ella protegía su sexualidad estrechamente, seguramente ella no dormía con todo el mundo, y tal vez, de hecho, sólo tuvo unos pocos amantes.

juguete dentro y fuera de su hermoso coño.

—Oh sí, eso es muy bueno — dijo élla, con la mirada fija en todos sus movimientos. El cuerpo de ella estaba completamente abierto ahora y parecía increíble teniéndolo en su interior. Élla no pudo resistirse a cerrar su puño en torno a su propia polla de nuevo, comenzando a tirar con firmeza, mientras deseaba
estarse deslizando tan duro dentro y fuera del coño de Brittany

— Estoy imaginando que esto eres tú — dijo ella en un caliente, alto gemido de placer. —Imagino que tú estás follándome, jodiéndome — El juguete sexual fue todo el camino ahora, hasta las falsas pelotas, y élla sabía que la pequeña elevación construida en el frente —una parte poco realista del vibrador, añadida para su placer — se reunía con su clítoris con cada movimiento.

Ella se follaba más duro ahora, y él trabajó su pene más duro también, igualando el ritmo de sus golpes.

—Me estás follando — ella le dijo una vez más, sus ojos todavía cerrados, la cara retorcida en la pasión. —Me estás follando, Santana.

— Así es, cariño, yo lo estoy. Estoy follando ese perfecto coño rosa, follándote duro.

Élla vio cómo su pasión aumentaba, escuchó sus agudos gemidos, se dejó perder en la vista, los sonidos. Sí, nena, no te detengas. Sigue adelante. Élla no dejaba de acariciarse, y cuando sintió la sangre acumularse, sintió sus bolas volverse más y más apretadas, dijo: —Córrete por mí, cariño.

En la pantalla del ordenador, ella trabajó el juguete más rápido, y élla sabía que la pequeña protuberancia en la parte delantera estaba empujando a su clítoris cerca del orgasmo con cada embestida. Vamos, nena, vamos. Élla no podría contenerse mucho más tiempo, pero seguro como el infierno que no iba a correrse antes que ella. Élla tenía la garganta obstruida por la excitación, cuando ella empezó a mover ella

Y entonces, como respuesta a una sucia plegaria, ella dejó escapar un aliento caliente, filiforme y comenzó a sollozar. La casi agonía en su rostro se suavizó al puro éxtasis mientras ella gemía su orgasmo.

— Ah, sí, nena — gimió élla, y luego se dejó ir por la obscena bella vista de ella, bombeando su blanco y caliente semen sobre los pañuelos descartables que había mantenido listos desde que había empezado a jugar los traviesos juegos de ordenador con Brittany. El calor se disparó a través de él en forma de duros e
irregulares pulsos, y deseó como el demonio correrse en ella, en ese cuerpo firme y caliente, y que ella pudiera ver su placer al igual que élla veía el suyo.

Élla apretó los dientes para dejarlo ir. Luego regresó a la tierra a tiempo para verla dejar caer el juguete en el suelo y lentamente cerrar sus piernas.

Ella miró a la cámara, claramente sorprendida por sus propias acciones.


No, bebé, no. Élla anhelaba, más que nada en ese momento, que ella le mostrara lo emocionada que había quedado, que le contara cuan sorprendente había sido esto, o siquiera que ella se había divertido. Pero élla vio el arrepentimiento lavando sobre ella, la vergüenza —y élla odiaba esto.

Ella cerró sus ojos, sacudió su cabeza, puso sus piernas debajo de ella en el sofá.

—Esta no soy yo — susurró ella, lo mismo que ella le seguía diciendo. —Esta no soy yo.

Luego se puso en pie y caminó hacia el interruptor de la luz, y lo siguiente que supo élla, fue que la pantalla quedó en negro —primero las luces apagadas, luego la chimenea quedó a oscuras. Ella había huido de él simplemente apagando las luces.

Quiero sostenerte, Brittany. Quiero hacerte sentir mejor. Quiero que sepas que esto está bien, mejor que bien.

Sólo que élla no podía hacer eso. Todo lo que élla podía hacer era apagar sus propias luces e irse a la cama solo.

—Siento no estar ahí contigo, bebé — élla dijo, y levantó un dedo a la pantalla del ordenador por tan sólo un breve segundo antes de soltar un suspiro y levantarse para abandonar el escritorio, y a la chica, por la noche.

A pesar de sí misma, Brittany durmió de maravilla, pero aun así al despertar a la mañana siguiente sufrió la misma sensación de asco. Todavía no podía creer que lo había hecho. Que había usado el pene morado. Delante de élla.

La excitación era como la embriaguez, pensó. En el momento en que consigues estar sobrio no puedes darle sentido a lo que hiciste bajo su influencia. Y esto, ahora, era la resaca.

Mientras yacía en su cama mirando el suave girar del ventilador de techo, de vuelta en la sensación de seguridad de su pijama de copos de nieve, un pensamiento verdaderamente horrible se le ocurrió. ¿Qué si… si élla no había estado sola? La última noche o la noche anterior a esa, o ambas cosas. ¡Qué si élla la había
visto con sus amigos! ¿Y si de alguna manera había hecho grabaciones de ella? ¿Y si élla se las estaba mostrando a todos a través de Internet en este mismo momento, incluso mientras ella estaba aquí tratando de descansar? Gracias a Dios esas brutales pequeñas reflexiones no había llegado ayer a la noche o ella no habría dormido nada.

Esto la impulsó a levantarse y salir de la cama en un instante, bajando hasta el ordenador. Era justo después de las ocho, casi el mismo horario en el que ellos habían conversado la primera mañana, así que esperaba que él estuviera allí. Ella abrió un cuadro de mensajería instantánea tan rápido como sus dedos pudieron hacer clic y tequiar.

RILEY: Júrame que esto es privado.

Un momento después, la respuesta llegó.

AVIADORA1: ¿De qué estás hablando, cariño?


Ella respiró hondo y se dio un sermón a sí misma. Por lo menos trata de sonar un poco racional. No actúes como una loca total.

RILEY: Bueno, me desperté con un pensamiento espantoso. Que tú eras el tipo repúgnate de persona que podría... hacerme algo realmente horrible.

Sí, eso sonaba muy racional. Ella dejó escapar un suspiro, su corazón aun latiendo demasiado rápido.

AVIADORA1: Todavía no sé lo que quieres decir, pero antes de que continúes, tengo que decirte que estabas hermosa, caliente e increíble anoche, y odié que te sintieras mal después.


Brittany suspiró. Bueno, espero que eso significara que él no estaba vendiendo cintas de sexo de la novelista de misterio Brittany Pierce. Esto le proporcionó la tranquilidad suficiente para ayudarse a explicar sus horribles temores.

RILEY: Acabo de tener esta imagen horrible en mi cabeza... tú sentado y mirándome… en una habitación llena de amigos.

AVIADORA1: ¿Estás loca? Yo nunca te haría eso a ti. ¿Por qué siquiera pensarías eso?

RILEY: Quizás este sea el momento apropiado para que te recuerde que yo no te conozco. En absoluto.

AVIADOR1: Oh, vamos, copo de nieve, creo que es seguro decir que me conoces por lo menos un poco ahora. Y puedes confiar en mí, te lo juro. Esto es sólo entre tú y yo —completamente privado. Me gustaría poder estar allí contigo, así tú podrías mirar en mis ojos, y entonces sabrías que te estoy diciendo la verdad. También me hubiera gustado poder estar allí anoche, al final cuando parecías tan molesta.


Una verdadera sensación de alivio corrió por el cuerpo de ABrittany. Esta difícilmente era una prueba, pero de alguna manera ella sentía su tono serio y creía en ello.

RILEY: Muy bien, ahora me siento mejor. Acerca de que sea privado, quiero decir.
La otra parte, no tanto.

AVIADORA1: ¿Por qué?


Brittany hizo una mueca de desagrado. Ella creía que esto estaba bastante claro, pero éla nunca parecía entender.


RILEY: Permíteme hacer esto tan claro como pueda. He hecho cosas en frente de ti que nunca he hecho delante de nadie. Cosas muy INTIMAS. Y yo no te conozco. Un poco, tal vez, pero no mucho. Esta no es el tipo de persona que soy.

AVIADORA1: No me digas que vamos a pasar por eso otra vez. Cariño, no hay nada malo en dejar que tu lado sexual se muestre un poco.

¿Un poco? ¡Élla pensaba que ella lo había mostrado un poco! Estuvo a punto de dejar salir una carcajada histérica, pero se detuvo, recordando que élla seguramente estaría mirándola ahora mismo. En vez de responder de alguna loca, delirante forma —tentador ya que actualmente se sentía bastante loca y delirante — decidió que sería más inteligente ir directamente al meollo de la cuestión.

RILEY: Estoy consternada por lo que hice ayer por la noche, y quiero que me dejes
en paz por el resto de mi tiempo aquí.

Su respuesta tardó más de lo normal, pero cuando llegó, fue una típica de él.

AVIADOR1: No parecías horrorizada mientras lo estabas haciendo.

Ella dejó escapar un suspiro de disgusto y no le importaba si él la escuchaba esta vez.

RILEY: Otro ataque de loca ebriedad, eso es todo. Yo estaba PROFUNDAMENTE horrorizada después, y eso cuenta demasiado.

AVIADORA1: ¿Fuiste a la escuela católica o algo así?

A pesar de sí misma, ella soltó una breve carcajada, mitad divertida, mitad histérica.

RILEY: No. Me temo que mi conservadurismo es orgánico, todo mío.

AVIADOR1: Si yo estuviera allí contigo en este momento, ¿sabes lo que haría?



Ella contuvo el aliento y su coño palpitó, espontáneamente.

RILEY: No.

AVIADORA1: Jodería el conservadurismo directamente fuera de ti, cariño.


Ella no escribió una respuesta. No tenía idea de cómo responder. Porque a pesar de que ella realmente pensaba que sería sabio desterrarlo de su vida y olvidarse de que esto alguna vez hubiera pasado, ella no podía negar la dura sacudida de excitación abriéndose camino a través de su conservador cuerpo ante la lectura de sus palabras.

AVIADORA1: Yo pensaría que estas enojada conmigo… excepto que no LUCES enojada. Te ves… excitada. De hecho, tus mejillas están empezando a ruborizarse, igual que cuando te tocas.


Una vez más, Brittany consideró su respuesta. Ella odiaba ser tan fácil de leer. Ella odiaba que él pudiera verla y que ella todavía no pudiera verla.

RILEY: Es tan injusto que esta estúpida cámara sólo funcione en un sentido. Y para tu información, yo estoy enojada, conmigo misma. La pasada noche fue demasiado lejos, y esto absolutamente no volverá a suceder.

AVIADORA1: ¿Qué tamaño de zapato usas?

Ella parpadeó ante la pantalla con incredulidad. Aquí estaban ellos, discutiendo las depravaciones sexuales compartidas, y ¿élla estaba tomando medidas?

RILEY: ¿Por qué diablos quieres saberlo?

AVIADORA1: Compláceme.

RILEY: 7 ½. Pero si haces algo estúpido como enviarme zapatos sexy a domicilio 7 porque quieres que ande desnuda en ellos o algo así, los arrojaré a la nieve.

AVIADOR1: Le sacas la diversión a todo. ¿Tamaño de sostén?

Ella suspiró.

RILEY: No es asunto tuyo.

AVIADOR1: ¿36 C?

Dejó escapar otra risa irritada.

RILEY: 34, si quieres saberlo, pero tienes correcta la C.8

AVIADOR1: Supongo que soy un buen juez de tetas. Y las tuyas son hermosas, cariño. El único problema con el regalo que te envié ayer es que no alcancé a verlas.

Ella puso los ojos blancos.

RILEY: Mala planificación de tu parte, supongo.

Maldita sea, ¿por qué estaba ella dejándose atraer de esta forma? Se suponía que debía estar poniéndole un fin a esto.

AVIADORA1: Muéstrame ahora.

Brittany contuvo el aliento mientras miraba la pantalla y trataba de mantener su expresión neutral. Nadie la había hecho nunca sentir tan dividida entre su verdadero yo y su chica mala interior.

Para su sorpresa, parte de ella quería desabrocharse la camisa del pijama en este momento, quería sentarse a escribir para élla en topless. Pero si seguía con esto,ella temía que iba a perder una parte preciosa de sí misma. Ella había estado cercaella temía que iba a perder una parte preciosa de sí misma. Ella había estado cerca de eso ayer por la noche, pensó —por regalar algo que no estaba segura de que quería dar. Por lo menos no a un hombre que nunca había conocido en persona.

RILEY: No. ¿Y sabes qué más? Ya he terminado con esto, Santana —REALMENTE terminé con esto. A partir de ahora, no quiero hacer nada más contigo, ¿lo captas?

A ella le gustó que su siguiente respuesta le tomara un tiempo. A ella le gustaba haberlo sorprendido con su ira. Y a pesar de que ella se sentaba en la silla del escritorio, todavía excitada, todavía deseando —esa ira era real. Ayer a la noche había ido demasiado lejos. Ella nunca debería haber hecho algo tan íntimo con un extraño, y eso la había dejado sintiendo vergüenza. Esto había sido misterioso e intrigante, y probablemente la cosa realmente más emocionante que alguna vez hubiera hecho —pero el horror que había sentido ayer a la noche, viniendo directamente después de su orgasmo, le había dejado claro a ella que esto debía detenerse.


AVIADORA1: No funcionara, Brittany. Tú no apagarás la cámara.

Bastarda arrogante.

RILEY: No tengo que apagarla para ignorarte. Y comenzaré a no hacer caso de ti en este mismo instante. He venido aquí para escribir un libro, ahora voy a escribir.

AVIADOR1: ¿Cómo va el libro?


Ella no respondió, en su lugar abrió el archivo en el que ella había estado escribiendo.

AVIADORA1: ¿Está tu alter ego ocupada resolviendo un crimen atroz?

Ella tragó saliva, duro, porque le resultaba difícil ignorar a alguien directamente detenerse.


AVIADORA1: No funcionara, Brittany. Tú no apagarás la cámara.

Bastarda arrogante.

RILEY: No tengo que apagarla para ignorarte. Y comenzaré a no hacer caso de ti en este mismo instante. He venido aquí para escribir un libro, ahora voy a escribir.

AVIADORA1: ¿Cómo va el libro?


Ella no respondió, en su lugar abrió el archivo en el que ella había estado escribiendo.

AVIADOR1: ¿Está tu alter ego ocupada resolviendo un crimen atroz?

Ella tragó saliva, duro, porque le resultaba difícil ignorar a alguien directamente detenerse.

dirigiéndose a ella, incluso a través del ordenador —pero ella se las arregló para hacerlo. De hecho, comenzó a escribir vigorosamente la siguiente escena del libro. La escritura era terrible, por supuesto, pero ella podría arreglarla más tarde. Por ahora, sobre todo quería parecer ocupada y absorta en su trabajo.

AVIADOR1: Vamos, cariño —no seas así.

Tengo que hacerlo. Para proteger mi salud mental. Era tentador decirle eso, dejarlo persuadirla para regresar a la conversación —pero no, no en esta ocasión. Ella tenía que ser fuerte. Continuó escribiendo —algo sobre Sloane Bennett estando caliente, el mejor hombre sobre el cual Riley alguna vez había puesto sus ojos, por no hablar de haber besado.


AVIADORA1: Habla conmigo.

Otra oración —esta vez sobre Sloane siendo el tipo de hombre quien podría tentar a Riley a hacer cosas que ella nunca había hecho antes, pero cómo Riley se negó a caer en la tentación, porque había un caso que resolver y tenía la intención de mostrarle a Sloane que ella era un buen detective y que tener relaciones sexuales con él, probablemente no haría mucho para convencerlo de su destreza en la resolución de misterios.

AVIADORA1: Por favor.

Caramba —eso casi lo consigue. Ella se sentía culpable y vil.

Pero no había nada que decir al respecto. Éllaera un chico grande —estaría muy bien sin su compañía, ella estaba segura de ello. Y por todo lo que sabía, élla estaba saliendo con veinte mujeres diferentes. Y habría una de ellas en su cama esta noche. O tal vez estaba saliendo con una sola mujer —muy especial. Y esto era una especie de engaño a ella. Más que una especie de —definitivamente un engaño. Ella dejó escapar un suspiro y siguió escribiendo, recordándose a sí misma que eso era algo más que un buen ejemplo de por qué era un error conseguir involucrarse era algo más que un buen ejemplo de por qué era un error conseguir involucrarse íntimamente con alguien de quien no sabía nada.

A unos pocos metros sobre el escritorio, un antiguo teléfono negro sonó. Ella se estremeció —el teléfono no había sonado desde su llegada, y ella había pensado que este dispositivo en particular sólo servía como decoración, por lo que nunca había soñado con que efectivamente funcionara.

Ella sabía casi con certeza que se trataba de Santana llamando —insistiendo en que ella hable con élla. Si ella contestaba, finalmente podría escuchar su voz. Ella definitivamente sentiría como si élla estuviera un poco más cerca, aunque fuera sólo una ilusión. Si sólo se atreviera.

Por supuesto, también podría ser Rechel, o su madre, quien también sabía dónde estaba —pero ellas más probablemente llamarían a su celular.

Miró el teléfono, luego echó una mirada lenta de vuelta al ordenador, ella respiró hondo y tomó el teléfono.

— ¿Hola?

— Hola, cariño. Soy yo — Como lo había sospechado, su voz era profunda y oscura, fluyendo sobre ella como espeso chocolate derretido. Sólo escuchar eso hizo a sus senos sentirse pesados y al interior de sus muslos doler.

— Hola — respondió ella secamente. Miró hacia abajo, lejos de la pantalla. No podía dejarlo ver cómo solo el mismo sonido de él la afectaba.

— No te enfades conmigo, ¿vale?

Ella sospechaba que él había usado el tono persuasivo en las mujeres antes —y también sospecha que eso siempre había funcionado.

—Nunca dije que estaba enojada — Ella tragó el nudo de nerviosismo que había crecido en su garganta por este inesperado impulso de empujar más cerca de élla. — Simplemente estoy... muy incómoda.

— No quiero que te sientas de esa manera. Quiero que te guste lo que hemos estado compartiendo tanto como a mí.

— Bueno, claro, eso sería agradable, pero... no puedo.

— ¿Por qué crees que el sexo es malo?

Ella suspiró.

—Yo nunca dije eso, tampoco. No creo que el sexo sea malo en absoluto, creo que el sexo es grandioso. Pero no me siento cómoda haciendo cosas raras con un extraño. Tal vez sería diferente si estuviéramos juntos, en la misma habitación, pero ni siquiera estamos en el mismo estado, así que... es sólo una manera extraña de tener intimidad, eso es todo.

Ella escuchó su respiración en el otro extremo de la línea y, a pesar de sí misma, no podía dejar de disfrutar de la continua ilusión de que él estaba de alguna forma más cerca ahora.

—Creía que a la mayoría de las mujeres podía agradarle más de esta manera, quiero decir, ya que continúas diciéndome que soy un extraño, yo creía que estarías encantada de que esté muy lejos. Eso te haría sentir... segura o algo así.

— Yo no soy la mayoría de las mujeres. Ya te lo dije, soy conservadora y sensata. Nada de esto es conservador y sensato.

— ¿Y si te pidiera que te encuentres conmigo en el ordenador esta noche a las diez?

— Te encontrarás con una habitación vacía en esta ocasión, te lo juro — Y ella quería decir eso, sexy voz en el teléfono o no. Porque si había habido alguna seguridad a través del anonimato dado por ordenador, este tipo de cambio le hacía aún más real de lo que había sido antes. Ella simplemente no creía que pudiera conseguir otra escena de masturbación para él ahora que había escuchado su voz.

— ¿Así que realmente me estas plantando? — Ella sonaba decepcionada pero su voz daba lugar también a un dejo de burla. —No me gusta oír eso copo de nieve.

— ¿Por qué?

— Tú me calientas más que nadie en mucho tiempo — No hubo burlas en esta ocasión. Todo seriedad y calentura.

— ¿Por qué es eso? — preguntó ella con franqueza. — ¿Por qué no encuentras una mujer verdadera, una que tú puedas tocar? He escuchado que tienen unas atractivas en California.


Élla se rió en voz baja, aunque tenía poco de humor.

—Tú eres bastante real para mí, confía en mí sobre eso. Más real que la mayoría de las mujeres que conozco.

— ¿Demasiada silicona y botox en tu mundo?

— Tal vez algo así. Sólo basta con decir que eres la mujer que quiero ahora mismo.

Ella parpadeó lentamente, luego finalmente alzó su mirada hacia la cámara, sintiendo que ella necesitaba enfrentarse a élla si estaba llegando a su punto de vista.

—Entonces creo que es demasiado malo que yo esté aquí y tú allí. Esa es la única manera en la que esto podría ir más allá. Lo siento, Santana.

Con eso ella colgó el teléfono luego puso de pie y se alejó.

Tomó toda la fuerza que ella tenía hacer eso —realmente alejarse de élla, o lo más cerca que podía llegar a caminar lejos ya que en realidad élla estaba a tres estados de distancia de ella —pero lo decía en serio. Ella había estado recordando esta mañana lo poco que realmente sabía acerca de élla y hasta qué punto ella se había vuelto íntima con élla. Era demasiado. Demasiado arriesgado. Demasiado extraño.

Su líquida voz seguía retumbando en sus oídos cuando ella se obligó a tomar un pequeño desayuno —un panecillo y café — luego subió las escaleras y se vistió.

Y cuando volvió a bajar se quedó sin aliento cuando estuvo a punto de tropezar con las bragas de terciopelo de la noche anterior y el vibrador púrpura, todavía tirados en el suelo delante del sofá.

Sí, esto era demasiado y esto se había vuelto simplemente demasiado real.

Y por eso tenía que terminar de una vez por todas.

Para su sorpresa Brittany se las arregló para escribir a pesar de la molesta mañana con Santana. Ella había esperado regresar al ordenador hasta que se sintió segura de que él estaría ocupado haciendo otras cosas y como esperaba ningún mensaje instantáneo llegó. Afuera de la ventana el sol brillaba y el cielo nítido y azul resplandecía sobre un manto de nieve y de alguna manera eso levantó su ánimo y ayudó a que las palabras fluyeran sobre la página. Su único temor hacia el final del día era que gran parte del trabajo de la tarde podría eventualmente ser desechado —porque estaba empezando a temer que Riley estaba obsesionada con Sloane Bennett hasta el hastío.

Esa noche otra hamburguesa como comida y delante de la televisión —donde habían comedias. Sin leer, sin pensar —sólo comedias. Cuando llegaron las diez en Sí, esto era demasiado y esto se había vuelto simplemente demasiado real.

Esa noche otra hamburguesa como comida y delante de la televisión —donde habían comedias. Sin leer, sin pensar —sólo comedias. Cuando llegaron las diez en punto, ella se sentía predeciblemente tensa. Y ella incluso echó un vistazo al ordenador una vez o dos veces pero no estuvo tentada. De hecho, ella no sabía si se lo estaba imaginando pero tenía la extraña sensación de que él no estaba allí, como si finalmente élla hubiera realmente creído cuando ella le había dicho que todo había terminado.

Por supuesto, al igual que Riley había pensado en Sloane todo el día Brittany había pensado en Santana. Ella no se arrepentía de su decisión, pero suponía que deseaba que las cosas fueron algo diferentes —deseaba que ellos se hubiesen conocido en circunstancias más normales a través de Rechel… diablos, deseaba que ellos en verdad si quiera se hubiesen conocido.

Por otra parte, si se hubieran conocido a través de Rechel en algún evento familiar, Santans Lopez ni siquiera se habría fijado en ella. No era el tipo de bomba rubia que sospechaba por lo general podía ser encontrado de su brazo, no del tipo que probablemente habría clasificado con siquiera una posibilidad —si no hubiera tropezado con ella masturbándose en la sala de su casa de vacaciones. Ella apagó la TV a los pocos minutos, luego se dirigió escaleras arriba, negando con la cabeza una vez más, no del todo capaz de creer que ella se había tocado a sí misma de esa manera en primer lugar, por no hablar de a donde eso se había dirigido.

Unos minutos más tarde, se acostó a dormir en una camisola corta rosa y un par de alegres pantalones de franela a rayas. Ella se sentía a la vez a la deriva, aunque también asentada, centrada. La excitación con su voyeur había terminado ahora — pero eso estaba bien. Ella escribiría su libro, regresaría a casa al final de su retiro, y la vida volvería a la normalidad. Y eso es lo que Laura prosperaba —normalidad.

¿No es así?

Ella ignoró la vaga sensación de soledad que sentía por primera vez desde que llegó aquí —a los escritores les gusta estar solos, ¿recuerdas? Ella se sermoneó a sí misma — y trató de dormirse mirando hacia fuera por otra enorme ventana hacia una brillante, casi llena luna colgando bajo en el cielo de Colorado.

Cuando el bendito sueño vino, trajo sueños. De Santana. Del sexo.

Solamente… cuando llegó un beso sobre su mejilla, despertándola, ella supo inmediatamente que no era un sueño, ni lo era el cálido cuerpo Femenino metiéndose en la cama con ella.

Ella debería haber entrado en pánico, pero no lo hizo. De alguna manera sabía que era élla, y que esto no era más un sueño —incluso antes de que élla dijera en voz baja, cerca de su oído:

—No tengas miedo, cariño. Sólo soy yo.



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Mensaje por 3:) Vie Sep 09, 2016 3:39 pm

No podes haberlo dejado ahí....
Bueno el juego lo empezó britt y lo termina????
Era muy difil para san estar del otro lado y ahora????
Bueno aguanto demasiado jajaja
3:)
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Mensaje por JVM Sáb Sep 10, 2016 12:25 am

:o !!!!
Por fin llegó San !!
Haber como se ponen las cosas, espero que aprovechen la noche jajajaja
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