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NO ME DIGAS AMOR
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NO ME DIGAS AMOR
Hola chicas que alegría poder abrir de nuevo mi cuenta, les informo como sera la situación, tengo dos cuentas pero por X razones olvide mi contraseña y he creado esta, pondré los capitulo ya escritos en el foro modificados y unos nuevos también.
Soy una idiota, una idiota, me lo dijieron muchas veces, eso es lo que soy. ¿Porque lo hiciste? ¿Otra oportunidad? A la mierda la vida, quiero que pare esto.
-¡SAN!- hablo una voz masculina- por favor perdóname, por favor san.- fue lo ultimo que escucho la morena al salir rápidamente de la casa ubicada en la playa.
Mientras corría la morena por su mente pasaban las imágenes de dos cuerpos envueltos por una fina sabana tendidos en su cama. Lagrimas de odio salían sin cesar
-¡Amor para detente!- aquella voz hizo que la morena pare de inmediato y furiosa se acercó.
-No me vuelvas a llamar así- señaló a la persona que tenía al frente, la mirada de la morena estaba cubierta de tantas lagrimas y del coraje que sentía en el momento, como pudo prosiguió- no lo quiero escuchar nunca más de ti.- dijo apenas con un hilo de voz.- pensé que había conocido todo de ti pero veo que me equivoque.-
.-espera por favor- hablo con voz suave y mucho nerviosismo tratando de recuperar el aliento tras perseguirla por la playa- puedo explicártelo por favor, te lo suplico no es lo que parece San- quiso acercarse pero la otra retrocedía.
-quiero descansar, quiero que esto acabe.- dijo en susurro.-Donde demonios esta quinn.- murmuro mirando sobre su hombro.
-¿Santana? ¿San? ¡Mírame cariño! No estás bien regresa a casa, estas muy débil ven conmigo- al segundo su rostro de nerviosismo cambio a una de terror al ver que la morena tenía la mirada pérdida y el rostro pálido.
-Te acostaste con mi hermano.¿Cómo quieres que me sienta?- hablo en susurro.- escúchame bien tal vez no este bien ahora pero lo que diré será verdad...mírame cuando te hablo maldición.- dijo con voz firme mientras avanzaba.- la rubia como pudo sostuvo su mirada.- me das asco...no quiero volver a verte...no vuelvas a decir mi nombre...- con una mirada de decepción siguió su camino pero ahora lento y con tambaleos.
-San, amor por favor te lo suplico.- sus rodillas tocaron la arena caliente su voz sonaba cansada, se estaba dando por vencida.
-Hazme un favor brittany aléjate de mi, me haces daño.- dijo lentamente mientras sentía como sus piernas se debilitaban y sus ojos se apagaban.
PERSONAJES:
SANTANA LOPEZ
Brittany S. Pierce.
Jesse Lopez.
Quinn.
Santana lucha cada día desde que sus padres murieron un accidente aéreo, ella teme que se vuelva loca. Su mejor amiga en la vida Quinn trata de convencerla que se tome las vacaciones que ella y su amiga desearon cuando partieron a New York era su primer deseo tenían que cumplirlo a como dé lugar. El dinero no importaba la familia López tendría dinero por muchos siglos y eso sabia Santana. La imagen de la familia López siempre fue ética, trataban de ser educados con cualquier fotógrafo o emprendedor que deseaba hacer negocios con ellos.
Santana desde los 18 años aprendió como trabajar en negocios de las empresas de su padre se concentraba en el trabajo y en su mejor amiga nada podía faltarle, es una chica hermosa cuyo cuerpo hace de las suyas su tonificado abdomen llama la atención a más de una persona y ella lo sabe, no está interesada en el amor tampoco se acuesta con cualquier persona cada día, Sebastián su amante de vez en cuando salen para compartir momentos pero siempre le recuerda "esto no es salir como pareja"
-Estoy emocionada, Santana- dijo la rubia de ojos verdes por quinta vez su rostro estaba mas que feliz y eso a la morena le gustaba.
-Quinn cálmate debemos parecer que somos adultas- contestó la morena tomando la mano de su amiga.
- Esta bien, siempre tienes razón aveces pienso que tu eres la mayor de acá- señalo el cuerpo de la morena y el de ella.
En sede momento viene una suburban negra del año con dos hombres con traje.
-Señorita estamos listo cuando guste podemos salir al aeropuerto. - hablo con una voz grave y segura.
Alfonso fue el chofer desde que ella estaba en los brazos de su madre, recordaba que siempre la llevaba a la escuela y esperaba que entrara cumpliendo su trabajo. Le tenía mucho aprecio, la vida pasaba y Alfonso no se quedaba atrás tenía el pelo un poco canoso, las patas de gallo lo hacían verse muy apuesto su altura indomable. Se preguntaba si su padre seria así como el. ¿En que estaba pensando? Tenía que olvidar esos pensamientos. No volvería a caer en la depresión. Tenía que viajar con su amiga que siempre lo acompañaba con destino a New York.
No después de tanto psicólogos y medicamentos para conciliar el sueño, no ahora santana se lo debes.
- ¿San estas bien?- hablo su amiga preocupada
- Perfectamente, este viaje será increíble quinn. - dijo la morena abrazándola tiernamente.
-Vaya, no tenía de estos abrazos en mucho tiempo- dijo apretándola contra ella- Estoy orgullosa de ti y estoy segura que lo estaré más cuando terminemos este reto.- la rubia sabia que para la morena presentarse como presidenta en la empresas de su papa le era difícil y ella estaba ahí para apoyarla y romper caras si era necesario.
Separándose un poquito y viendo la mirada de la morena un poco oscura siempre pasaba cuando estaba triste e indefensa. Seco sus lagrimas con sus manos con su típica mueca haciendo reír a la morena a carcajadas.
-Vamos, Alfonso tiene cara de impaciente y sabes que me gusta hacerlo esperar, pero a ti no. - dijo susurrándole al oído haciendo reír de nuevo a la morena.
-Me había olvidado de ellos- dijo soltándola poco a poco.- vamos es hora de partir- observo por ultima vez la casa que le recordaba tanto su infancia a pesar de estar fuera del país la mayoría de veces.
-Es hora- dijo Alfonso tomando las maletas haciendo reír a las chicas.
-Alfonso con los años esta amargado ¿no crees? - dijo quinn murmurando
-Quinn- dijo mirándola- el te puede escuchar- dijo la morena risueña la rubia iba a decir algo pero una mano en el hombro hizo que diera un brinco del susto santana solto una risa al ver el pánico reflejado en su amiga.
-En eso tienes razón, pequeña- hablo el hombre de traje negro mirando a Santana- puedo escucharlas donde quiera rubia traviesa, ahora las llevaremos al aeropuerto el avión les espera.
La morena y la rubia estaban en la camioneta muertas de la risa por los chiste que contaba Alfonso con gran entusiasmo.
- Alfonso debiste ser comediante- dijo la rubia limpiándose una lagrima al no poder soportar la risa de aquel chiste.
- Señorita quinn, amo mi trabajo eso no tenga duda- miro por el retrovisor a la morena con una sonrisa le guiño un ojo- y me gusta ser el comediante en mis ratos libres-
-Pero es que eres bien bueno- dijo la rubia acordándose de nuevo del chiste- SANTANA- grito estallando en risa pero esta vez más elevada.
-Dios quinn me sacaras el tímpano- dijo la morena dandole un golpe- Alfonso, Quinn acierta eres un buen comediante- dijo seria pero no por tanto al ver la cara de Alfonso la morena estallo de risa junta a su amiga que no aguanto y comenzó a revolcarse una vez mas.
- He creado un par de monstruos- dijo el adulto negando la cabeza- lo peor de todo es que también me da risa verlas así- se tapo la boca para no soltar una carcajada.
Todo el transcurso del viaje la pasaron así, entre risa y risa. Aveces no era solo Alfonso que contaba los chiste, tocaba el turno de Santana que no solo hacia reír a los demás, sino también actuaba para mejorar mas el ambiente. Pocas veces era el turno de Quinn la rubia no contaba chiste sino anécdotas que le habían pasado en la semana, y eso significada tragedias chistosa a la rubia.
Ya habían llegado a la pista, los que brindaban servicios sacaban las maletas de las chicas, Alfonso daba órdenes de que todo marchara bien siempre hechando una mirada hacia ellas comprobando que todo estuviera bien.
Quinn comenzaba a subir al avión deslizó su mirada hacia atrás y pudo ver como se acercaba un motociclista de vestimenta negra, frunció el ceño al confirmar quien era, no estaba segura que estaba haciendo ese hombre aquí, sin importarle bajo en dos escalones bajo la atenta mirada de todos.
Así era Quinn una chica muy femenina y brusca que no le importaba lo que opinara la gente de ella mientras ella era feliz con lo que hacia, todo en ella estaba bien y eso Santana le gustaba.
-¿Que paso, ya me extrañaba?- bromeo Alfonso despeinado el cabello de la rubia esta ni se inmutó estaba seria mirando atrás del hombro de Alfonso.
-Llego tu muñeco de porcelana Santana- la rubia nunca había simpatizado con aquel hombre, sabia que no debía de importarle pero no podía pensar cosas malas de el por mas que le hablaran maravillas como todos, incluso Santana.
-Yo me encargo- dijo Alfonso con la mirada dos hombres detuvieron al motociclista.
-¿Que hace él aquí?- dijo la morena mas para si, que para su amiga.
-No tengo idea, no tenemos tiempo recuerda mañana por la mañana comenzamos a trabajar desde cero.- dijo Quinn poniéndose de frente a la morena.
-Se perfectamente eso, debemos descansar- dijo acariciando la mejilla de la rubia, esta le saco la lengua y la morena le agarro un trozo de mejilla soltando una carcajada al ver la cara de Quinn.-No tardaré, se que no te cae bien lo toleras por mi-
Alfonso miro a la morena pidiéndole permiso para dar paso al motociclista esta accedió lentamente.
-¿No quieres subir?- dijo mirando a la rubia esta solo lo miraba a él su caminar, mientras cruzaba los brazos frunció su ceja y sus labios, era la señal de defensa de la rubia.
- Aquí estoy perfectamente- dijo sin quitar la vista de él.
-No te enfades- susurro al odio de la rubia haciéndola reír, inmediatamente cambio su semblante al ver que el tipo estaba ahí Santana por dentro estaba gozando de aquello.
-Hola san- hablo mientras se quitaba el casco y dejaba ver su hermoso rostro de galán.- déjame saludarte como se debe- sin esperar respuesta la tomo por la cadera y le planto un pico en los labios.
- Sebastian ¿Que haces aquí? Nos despedimos la anterior semana- retrocedió al ver que el hombre no tenía intenciones de soltar su cadera.
-Quería despedirme de ti y desearte mucho éxito por que suerte la tienes- la miro con ternura- Hola Quinn- se acercaba a darle un beso esta solo pone su mejilla y mira hacia el otro lado. El chico se ríe y Santana solo se tapa la boca para no ponerse a prueba.
-Bueno solo era eso, despedirme de ustedes y nada mas.- dijo el hombre bajo la atenta mirada de las chicas, se sorprendió al ver a la rubia atenta a sus palabras.- también les traje esto a las dos- Quinn lo miro descuidada- tranquila no es nada malo ya regreso, con permiso.
- Que ridículo- dijo la rubia al ver que el hombre se retiraba, tomo la manos de la morena y la jalo hacia el avión.
-Vamos es nuestro momento para escapar yo te cubro, águila 1- hizo la finta de tener un radio en su muñeca causando la risa de Santana.
-Para Quinn, no seas maleducada debemos esperar nos trajo algo y somos damas.- dijo Santana regalándola.
-Esta bien, lo esperamos.- dijo la rubia aceptando a regañadientes- igual no me gustará lo que traiga si viene de el.
-Ya vine- en cada mano tenía un ramo de flores con una caja de chocolates.
-¡¡Que rico!!- exclamo la rubia tras dejarle un Beso en la mejilla y quitarle su ramo y chocolates subió al avión antes de entrar se giró en busca de Sebastian que junto a la morena la miraban confusos.- Muchas Gracias por el detalle- dijo seria deslizó la mirada hacia la morena- No tardes- y se introdujo en aquel avión pequeño.
-Eso fue tierno- dijo Santana mirando por donde había entrado Quinn.
- aveces suele serlo, otras me da miedo- dijo soltando una risa- te voy a extrañar mucho- dijo el galán abrazando a Santana.
Santana se quedo con los brazos en el aire esto sobrepasaba los límites, desde semanas habían pasado los límites. No podía seguir así debía de parar.
-Creo que debo irme ya- le dio dos golpecitos como despedida en la espalda el chico la miro confundida- se que te suena raro pero habíamos acordado, no involucrar sentimientos Sebastian- el chico solo bajo la mirada- no quiero verte así mírate, eres muy guapo y no puedes desperdiciarlo, vendrá una chica que te robe los suspiros- el chico la miraba atento- ahora debes irte con tu motocicleta y lucir ese motor que esta esperando a por ti- termino de decir eso dandole un beso en la mejilla.
-Eres especial Santana y lo sabes- llevo su mano acariciando su pelo - si algún día quieras intentarlo no dudes en llamarme donde estaré, vendré a por ti- sostuvo su mano en sus labios.
-Hey muy bonito todo el romanticismo pero- miro el reloj que tenía en su brazo izquierdo- el tiempo pasa y me pregunto porque no se mueve este avión, a ya se ¿será por ustedes?
-Tiene razón Quinn debes irte ya es tarde- dijo mirando su rolex ultimo año.- Cuídate y llámame cuando lleguen para estar mas seguro, por favor- dijo tomándola de los hombros sin dejar de mirarla.
-Lo haré- respondió la moreno un tanto insegura- debo irme- dijo alejándose
-debes irte-
-Adios- dijo la morena subiendo las escaleras Alfonso la esperaba en la entrada.
-Es un hasta luego- gritó el chico por el ruido
Santana lo miro y le sonrió pudo jurar que sus palabras de aquel chico serían cumplidas, pero no tenía que enamorarse, se enfocaría en su nuevo reto sacar adelante la empresa alfa que su padre había dejado especialmente para ella, se preguntaba todas las mañanas ¿Por qué a ella? Su padre siempre tenía la misma respuesta tu lo sabrás Santana.
Santana todo el viaje había olvidado porque estaba sentada en el avión privado de la familia, ser testigo de como Quinn trataba de estar cómoda con Sebastian fue chistoso, Alfonso apenas toco el asiento cerros los ojos y se perdió en su mundo, ella, la morena solo miraba por la ventana analizando y pensando sobre lo que había pasado allí en la autopista, Sebastian para ella es un chico demasiado guapo y caballeroso que le brindaba su amor delatándose sin tener vergüenza, pero ella con mucha pena no lo aceptaría ni el de el, ni de nadie.
Tenía miedo de que brindará su amor y se lo pisotearan como una envoltura de papel, no quería muchas cosas, no quería sentirse indefensa bajos las brazos de un hombre. Solo quería despertase y saber que sus padres estarían abajo esperando que ella comiera con ellos. Deseaba tener su momentos de chica loca como cualquiera, ir de fiesta, llegar tarde las noches que salía con su mejor amiga tratando de que sus padres no la descubrieran. Quería ser esa chica normal ir a la universidad y estudiar lo que deseaba, pero no, tenía que cumplir con lo que sus padres habían dejado sus herencias a ella y su hermano.
¿Cuando fue la ultima vez que se había escapado con su mejor amiga en su primer carro comprado con sus ahorros? Había olvidado aquel día, Quinn siempre de aventurera y ella seguía sus locuras sin importar las consecuencias. Extrañaba esos momentos pero debía de ponerlos en un cofre y consérvalos. Ahora su nueva vida era así, Santana López joven de 18 años heredera multi-millonaria de la mayoría de las empresas del país de Estados Unidos junto a su hermano Santiago. Era lo que decías las revistas periódicos y programas que se especializan en molestar a las personas.
Tenía que estar preparada para cuando aterrizarán, era de seguro que los esperaban muchos paparazzis. Cruzaba los dedos para que saliera todo bien y poder comenzar con buenas vibras.
Miro hacia su costado, una melena rubia apoyada en su hombro derecho no se había dado cuenta que había quedado dormida, era tan bonita, no tenía idea de como había tenido tanta suerte tener a esa rubia a lado suyo en todo momento, se habían conocido en una reunión familiar en ese entonces su familia y la de ellos eran socios con el tiempos los momentos compartidos se convirtieron en familia y ella en hermanas.
Anhelaba con muchas fuerzas que su amiga estuviera con ella para toda la vida, no sabría que hacer si, ella no estuviera ahora mismo. ¿Qué harías Santana? El día más duro de ellas, fue en funeral la morena no quería saber de nadie y de nada, no quería escuchar los lamentos de las personas que conocían a sus padres, ver los rostros hipócritas lamentó que la pequeña había perdido a sus padres.
La rubia hizo lo imposible para abrir la puerta de la terraza, lo primero que vio fue a la morena parada en el borde de la terraza de su casa, había recibido aquella noticia, mientras modelaba para la industria Gucci sin importarle, ella se bajo de la pasarela dejando a todos con la boca abierta.
Santana no sabia que hacer, sentía que podía caer y no le importaba de que lado. Solo quería sacar este dolor, olvidar lo que estaba pasando no era verdad. Sintió como una voz gritaba su nombre.
-Santana- dijo la rubia de ojos verdes sosteniendo una mano en la puerta sin dejar de mirarla- Bájate de ahí- avanzo cautelosamente sin dejar de mirar a la morena sollozando.
-¿Que puedo perder?- dijo la morena mirando el piso- no tengo nada que perder- la miro triste e indefensa. -Aléjate Quinn- gritó
La rubia lloraba- Santana no lo hagas, no se que hacer sin ti, eres mi mejor amiga mas que eso, eres mi hermana soy tu hermana mayor si te llega a pasar algo, me sentiría culpable toda mi maldita vida, se que esto que está sucediendo ahora es irreal, Santana por favor - la morena estaba de espalda atenta a cada palabra mientras miraba al suelo.- no puedes dejarme aquí en este mundo de la mierda, no me importa ser modelo, no me importa tener todo el puto dinero, solo te quiero a ti, eres mi familia Santana no estas sola en esta tormenta- la rubia había caminado hasta ubicarse atrás de la morena sosteniendo su mano temblorosa.- bájate de ahí y dame un abrazo por que tengo miedo- soltó en llanto la morena se volteo pero al dar un paso en falso perdió el equilibrio, si la rubia no la hubiera sostenido ella estuviera en el piso.
La rubia con todas sus fuerzas sujeto la mano de Santana con sus dos brazos y su pie derecho en el borde para tener mejor agarrare, la morena sentía miedo de caer pero la rubia la jalo para si abrazándola mientras ambas lloraban.
- No vuelvas hacer eso por favor, tengo mucho miedo- dijo la rubia abrazándola a la morena mientras ocultaba su rostro en el cuello, la morena acariciaba su espalda igualmente llorando.
-Perdóname lo siento mucho- dijo la morena en su odio- no te dejare nunca-
Tan metida en sus pensamientos, que habría pasado si Quinn no hubiera llegado, solo dios sabia que sucedería. En gran parte Quinn era su ángel de la guardia, reaccionó al ver que su cuerpo se movía de un lado para el otro y eso significada una sola cosa. Aterrizaron.
-Quinn- acaricio su mejilla dulcemente- despierta dormilona- la rubia solo abrió un ojo y se apretó al costado de Santana- no seas floja ya llegamos-
-No quiero ir a la escuela- dijo media dormida- a parte ya es tarde el guardia no me dejara pasar- murmuro con los ojos cerrados la morena solo la veía con ternura pidió a Alfonso esperar un poco mas este solo asintió y bajo para tener todo controlado.
-Quinn hay chocolate en el coche- dijo susurrando la rubia abrió un ojo, la morena hablo de nuevo- también pedí tu soda favorita- la rubia abrió el otro ojo mirando a la morena.
-En serio no me mientes- dijo apuntándola con el dedo.
-absolutamente no- dijo la morena mordiéndole el dedo la rubia chillo del dolor.
-Entonces vamos tengo hambre- dijo levantándose- ¿por que siempre somos las últimas en bajar? Deberían avisarnos - dijo la rubia peinado su cabello alborotado.
-Quinn ellos esperan siempre porque te cuesta levantarte- la miro acusadoramente- les digo siempre eso para que no esperen por nosotras.
-Ah bueno- se disculpó la rubia con una sonrisa- prometo no hacerlo de nuevo-
-Y siempre terminas diciendo eso- dijo la morena con una sonrisa.
-Esta vez va en serio- le agarro su mejilla como si se tratara de una bebe- andando morena-
-Gracias por su servicio, estuvo todo de maravilla como siempre- se dirigió la rubia hacia las azafatas y despidiéndose con un beso en la mejilla bajo.
-Gracias por todo espero que disfruten las vacaciones nos vemos en dos meses- dijo la morena estrechando la mano con las azafatas y salió rápidamente al ver que empezaba a llamarla.
-Señorita Lopez, bienvenida- dijo el asistente
"No me digas amor"
Soy una idiota, una idiota, me lo dijieron muchas veces, eso es lo que soy. ¿Porque lo hiciste? ¿Otra oportunidad? A la mierda la vida, quiero que pare esto.
-¡SAN!- hablo una voz masculina- por favor perdóname, por favor san.- fue lo ultimo que escucho la morena al salir rápidamente de la casa ubicada en la playa.
Mientras corría la morena por su mente pasaban las imágenes de dos cuerpos envueltos por una fina sabana tendidos en su cama. Lagrimas de odio salían sin cesar
-¡Amor para detente!- aquella voz hizo que la morena pare de inmediato y furiosa se acercó.
-No me vuelvas a llamar así- señaló a la persona que tenía al frente, la mirada de la morena estaba cubierta de tantas lagrimas y del coraje que sentía en el momento, como pudo prosiguió- no lo quiero escuchar nunca más de ti.- dijo apenas con un hilo de voz.- pensé que había conocido todo de ti pero veo que me equivoque.-
.-espera por favor- hablo con voz suave y mucho nerviosismo tratando de recuperar el aliento tras perseguirla por la playa- puedo explicártelo por favor, te lo suplico no es lo que parece San- quiso acercarse pero la otra retrocedía.
-quiero descansar, quiero que esto acabe.- dijo en susurro.-Donde demonios esta quinn.- murmuro mirando sobre su hombro.
-¿Santana? ¿San? ¡Mírame cariño! No estás bien regresa a casa, estas muy débil ven conmigo- al segundo su rostro de nerviosismo cambio a una de terror al ver que la morena tenía la mirada pérdida y el rostro pálido.
-Te acostaste con mi hermano.¿Cómo quieres que me sienta?- hablo en susurro.- escúchame bien tal vez no este bien ahora pero lo que diré será verdad...mírame cuando te hablo maldición.- dijo con voz firme mientras avanzaba.- la rubia como pudo sostuvo su mirada.- me das asco...no quiero volver a verte...no vuelvas a decir mi nombre...- con una mirada de decepción siguió su camino pero ahora lento y con tambaleos.
-San, amor por favor te lo suplico.- sus rodillas tocaron la arena caliente su voz sonaba cansada, se estaba dando por vencida.
-Hazme un favor brittany aléjate de mi, me haces daño.- dijo lentamente mientras sentía como sus piernas se debilitaban y sus ojos se apagaban.
PERSONAJES:
SANTANA LOPEZ
Brittany S. Pierce.
Jesse Lopez.
Quinn.
Capítulo 1
-Estaré para ti toda la vida-
-Estaré para ti toda la vida-
Santana lucha cada día desde que sus padres murieron un accidente aéreo, ella teme que se vuelva loca. Su mejor amiga en la vida Quinn trata de convencerla que se tome las vacaciones que ella y su amiga desearon cuando partieron a New York era su primer deseo tenían que cumplirlo a como dé lugar. El dinero no importaba la familia López tendría dinero por muchos siglos y eso sabia Santana. La imagen de la familia López siempre fue ética, trataban de ser educados con cualquier fotógrafo o emprendedor que deseaba hacer negocios con ellos.
Santana desde los 18 años aprendió como trabajar en negocios de las empresas de su padre se concentraba en el trabajo y en su mejor amiga nada podía faltarle, es una chica hermosa cuyo cuerpo hace de las suyas su tonificado abdomen llama la atención a más de una persona y ella lo sabe, no está interesada en el amor tampoco se acuesta con cualquier persona cada día, Sebastián su amante de vez en cuando salen para compartir momentos pero siempre le recuerda "esto no es salir como pareja"
-Estoy emocionada, Santana- dijo la rubia de ojos verdes por quinta vez su rostro estaba mas que feliz y eso a la morena le gustaba.
-Quinn cálmate debemos parecer que somos adultas- contestó la morena tomando la mano de su amiga.
- Esta bien, siempre tienes razón aveces pienso que tu eres la mayor de acá- señalo el cuerpo de la morena y el de ella.
En sede momento viene una suburban negra del año con dos hombres con traje.
-Señorita estamos listo cuando guste podemos salir al aeropuerto. - hablo con una voz grave y segura.
Alfonso fue el chofer desde que ella estaba en los brazos de su madre, recordaba que siempre la llevaba a la escuela y esperaba que entrara cumpliendo su trabajo. Le tenía mucho aprecio, la vida pasaba y Alfonso no se quedaba atrás tenía el pelo un poco canoso, las patas de gallo lo hacían verse muy apuesto su altura indomable. Se preguntaba si su padre seria así como el. ¿En que estaba pensando? Tenía que olvidar esos pensamientos. No volvería a caer en la depresión. Tenía que viajar con su amiga que siempre lo acompañaba con destino a New York.
No después de tanto psicólogos y medicamentos para conciliar el sueño, no ahora santana se lo debes.
- ¿San estas bien?- hablo su amiga preocupada
- Perfectamente, este viaje será increíble quinn. - dijo la morena abrazándola tiernamente.
-Vaya, no tenía de estos abrazos en mucho tiempo- dijo apretándola contra ella- Estoy orgullosa de ti y estoy segura que lo estaré más cuando terminemos este reto.- la rubia sabia que para la morena presentarse como presidenta en la empresas de su papa le era difícil y ella estaba ahí para apoyarla y romper caras si era necesario.
Separándose un poquito y viendo la mirada de la morena un poco oscura siempre pasaba cuando estaba triste e indefensa. Seco sus lagrimas con sus manos con su típica mueca haciendo reír a la morena a carcajadas.
-Vamos, Alfonso tiene cara de impaciente y sabes que me gusta hacerlo esperar, pero a ti no. - dijo susurrándole al oído haciendo reír de nuevo a la morena.
-Me había olvidado de ellos- dijo soltándola poco a poco.- vamos es hora de partir- observo por ultima vez la casa que le recordaba tanto su infancia a pesar de estar fuera del país la mayoría de veces.
-Es hora- dijo Alfonso tomando las maletas haciendo reír a las chicas.
-Alfonso con los años esta amargado ¿no crees? - dijo quinn murmurando
-Quinn- dijo mirándola- el te puede escuchar- dijo la morena risueña la rubia iba a decir algo pero una mano en el hombro hizo que diera un brinco del susto santana solto una risa al ver el pánico reflejado en su amiga.
-En eso tienes razón, pequeña- hablo el hombre de traje negro mirando a Santana- puedo escucharlas donde quiera rubia traviesa, ahora las llevaremos al aeropuerto el avión les espera.
Capítulo 2
"No me digas amor"
-Tu muñeco de porcelana-
"No me digas amor"
-Tu muñeco de porcelana-
La morena y la rubia estaban en la camioneta muertas de la risa por los chiste que contaba Alfonso con gran entusiasmo.
- Alfonso debiste ser comediante- dijo la rubia limpiándose una lagrima al no poder soportar la risa de aquel chiste.
- Señorita quinn, amo mi trabajo eso no tenga duda- miro por el retrovisor a la morena con una sonrisa le guiño un ojo- y me gusta ser el comediante en mis ratos libres-
-Pero es que eres bien bueno- dijo la rubia acordándose de nuevo del chiste- SANTANA- grito estallando en risa pero esta vez más elevada.
-Dios quinn me sacaras el tímpano- dijo la morena dandole un golpe- Alfonso, Quinn acierta eres un buen comediante- dijo seria pero no por tanto al ver la cara de Alfonso la morena estallo de risa junta a su amiga que no aguanto y comenzó a revolcarse una vez mas.
- He creado un par de monstruos- dijo el adulto negando la cabeza- lo peor de todo es que también me da risa verlas así- se tapo la boca para no soltar una carcajada.
Todo el transcurso del viaje la pasaron así, entre risa y risa. Aveces no era solo Alfonso que contaba los chiste, tocaba el turno de Santana que no solo hacia reír a los demás, sino también actuaba para mejorar mas el ambiente. Pocas veces era el turno de Quinn la rubia no contaba chiste sino anécdotas que le habían pasado en la semana, y eso significada tragedias chistosa a la rubia.
Ya habían llegado a la pista, los que brindaban servicios sacaban las maletas de las chicas, Alfonso daba órdenes de que todo marchara bien siempre hechando una mirada hacia ellas comprobando que todo estuviera bien.
Quinn comenzaba a subir al avión deslizó su mirada hacia atrás y pudo ver como se acercaba un motociclista de vestimenta negra, frunció el ceño al confirmar quien era, no estaba segura que estaba haciendo ese hombre aquí, sin importarle bajo en dos escalones bajo la atenta mirada de todos.
Así era Quinn una chica muy femenina y brusca que no le importaba lo que opinara la gente de ella mientras ella era feliz con lo que hacia, todo en ella estaba bien y eso Santana le gustaba.
-¿Que paso, ya me extrañaba?- bromeo Alfonso despeinado el cabello de la rubia esta ni se inmutó estaba seria mirando atrás del hombro de Alfonso.
-Llego tu muñeco de porcelana Santana- la rubia nunca había simpatizado con aquel hombre, sabia que no debía de importarle pero no podía pensar cosas malas de el por mas que le hablaran maravillas como todos, incluso Santana.
-Yo me encargo- dijo Alfonso con la mirada dos hombres detuvieron al motociclista.
-¿Que hace él aquí?- dijo la morena mas para si, que para su amiga.
-No tengo idea, no tenemos tiempo recuerda mañana por la mañana comenzamos a trabajar desde cero.- dijo Quinn poniéndose de frente a la morena.
-Se perfectamente eso, debemos descansar- dijo acariciando la mejilla de la rubia, esta le saco la lengua y la morena le agarro un trozo de mejilla soltando una carcajada al ver la cara de Quinn.-No tardaré, se que no te cae bien lo toleras por mi-
Alfonso miro a la morena pidiéndole permiso para dar paso al motociclista esta accedió lentamente.
-¿No quieres subir?- dijo mirando a la rubia esta solo lo miraba a él su caminar, mientras cruzaba los brazos frunció su ceja y sus labios, era la señal de defensa de la rubia.
- Aquí estoy perfectamente- dijo sin quitar la vista de él.
-No te enfades- susurro al odio de la rubia haciéndola reír, inmediatamente cambio su semblante al ver que el tipo estaba ahí Santana por dentro estaba gozando de aquello.
-Hola san- hablo mientras se quitaba el casco y dejaba ver su hermoso rostro de galán.- déjame saludarte como se debe- sin esperar respuesta la tomo por la cadera y le planto un pico en los labios.
- Sebastian ¿Que haces aquí? Nos despedimos la anterior semana- retrocedió al ver que el hombre no tenía intenciones de soltar su cadera.
-Quería despedirme de ti y desearte mucho éxito por que suerte la tienes- la miro con ternura- Hola Quinn- se acercaba a darle un beso esta solo pone su mejilla y mira hacia el otro lado. El chico se ríe y Santana solo se tapa la boca para no ponerse a prueba.
-Bueno solo era eso, despedirme de ustedes y nada mas.- dijo el hombre bajo la atenta mirada de las chicas, se sorprendió al ver a la rubia atenta a sus palabras.- también les traje esto a las dos- Quinn lo miro descuidada- tranquila no es nada malo ya regreso, con permiso.
- Que ridículo- dijo la rubia al ver que el hombre se retiraba, tomo la manos de la morena y la jalo hacia el avión.
-Vamos es nuestro momento para escapar yo te cubro, águila 1- hizo la finta de tener un radio en su muñeca causando la risa de Santana.
-Para Quinn, no seas maleducada debemos esperar nos trajo algo y somos damas.- dijo Santana regalándola.
-Esta bien, lo esperamos.- dijo la rubia aceptando a regañadientes- igual no me gustará lo que traiga si viene de el.
-Ya vine- en cada mano tenía un ramo de flores con una caja de chocolates.
-¡¡Que rico!!- exclamo la rubia tras dejarle un Beso en la mejilla y quitarle su ramo y chocolates subió al avión antes de entrar se giró en busca de Sebastian que junto a la morena la miraban confusos.- Muchas Gracias por el detalle- dijo seria deslizó la mirada hacia la morena- No tardes- y se introdujo en aquel avión pequeño.
-Eso fue tierno- dijo Santana mirando por donde había entrado Quinn.
- aveces suele serlo, otras me da miedo- dijo soltando una risa- te voy a extrañar mucho- dijo el galán abrazando a Santana.
Santana se quedo con los brazos en el aire esto sobrepasaba los límites, desde semanas habían pasado los límites. No podía seguir así debía de parar.
-Creo que debo irme ya- le dio dos golpecitos como despedida en la espalda el chico la miro confundida- se que te suena raro pero habíamos acordado, no involucrar sentimientos Sebastian- el chico solo bajo la mirada- no quiero verte así mírate, eres muy guapo y no puedes desperdiciarlo, vendrá una chica que te robe los suspiros- el chico la miraba atento- ahora debes irte con tu motocicleta y lucir ese motor que esta esperando a por ti- termino de decir eso dandole un beso en la mejilla.
-Eres especial Santana y lo sabes- llevo su mano acariciando su pelo - si algún día quieras intentarlo no dudes en llamarme donde estaré, vendré a por ti- sostuvo su mano en sus labios.
-Hey muy bonito todo el romanticismo pero- miro el reloj que tenía en su brazo izquierdo- el tiempo pasa y me pregunto porque no se mueve este avión, a ya se ¿será por ustedes?
-Tiene razón Quinn debes irte ya es tarde- dijo mirando su rolex ultimo año.- Cuídate y llámame cuando lleguen para estar mas seguro, por favor- dijo tomándola de los hombros sin dejar de mirarla.
-Lo haré- respondió la moreno un tanto insegura- debo irme- dijo alejándose
-debes irte-
-Adios- dijo la morena subiendo las escaleras Alfonso la esperaba en la entrada.
-Es un hasta luego- gritó el chico por el ruido
Santana lo miro y le sonrió pudo jurar que sus palabras de aquel chico serían cumplidas, pero no tenía que enamorarse, se enfocaría en su nuevo reto sacar adelante la empresa alfa que su padre había dejado especialmente para ella, se preguntaba todas las mañanas ¿Por qué a ella? Su padre siempre tenía la misma respuesta tu lo sabrás Santana.
Santana todo el viaje había olvidado porque estaba sentada en el avión privado de la familia, ser testigo de como Quinn trataba de estar cómoda con Sebastian fue chistoso, Alfonso apenas toco el asiento cerros los ojos y se perdió en su mundo, ella, la morena solo miraba por la ventana analizando y pensando sobre lo que había pasado allí en la autopista, Sebastian para ella es un chico demasiado guapo y caballeroso que le brindaba su amor delatándose sin tener vergüenza, pero ella con mucha pena no lo aceptaría ni el de el, ni de nadie.
Tenía miedo de que brindará su amor y se lo pisotearan como una envoltura de papel, no quería muchas cosas, no quería sentirse indefensa bajos las brazos de un hombre. Solo quería despertase y saber que sus padres estarían abajo esperando que ella comiera con ellos. Deseaba tener su momentos de chica loca como cualquiera, ir de fiesta, llegar tarde las noches que salía con su mejor amiga tratando de que sus padres no la descubrieran. Quería ser esa chica normal ir a la universidad y estudiar lo que deseaba, pero no, tenía que cumplir con lo que sus padres habían dejado sus herencias a ella y su hermano.
¿Cuando fue la ultima vez que se había escapado con su mejor amiga en su primer carro comprado con sus ahorros? Había olvidado aquel día, Quinn siempre de aventurera y ella seguía sus locuras sin importar las consecuencias. Extrañaba esos momentos pero debía de ponerlos en un cofre y consérvalos. Ahora su nueva vida era así, Santana López joven de 18 años heredera multi-millonaria de la mayoría de las empresas del país de Estados Unidos junto a su hermano Santiago. Era lo que decías las revistas periódicos y programas que se especializan en molestar a las personas.
Tenía que estar preparada para cuando aterrizarán, era de seguro que los esperaban muchos paparazzis. Cruzaba los dedos para que saliera todo bien y poder comenzar con buenas vibras.
Miro hacia su costado, una melena rubia apoyada en su hombro derecho no se había dado cuenta que había quedado dormida, era tan bonita, no tenía idea de como había tenido tanta suerte tener a esa rubia a lado suyo en todo momento, se habían conocido en una reunión familiar en ese entonces su familia y la de ellos eran socios con el tiempos los momentos compartidos se convirtieron en familia y ella en hermanas.
Anhelaba con muchas fuerzas que su amiga estuviera con ella para toda la vida, no sabría que hacer si, ella no estuviera ahora mismo. ¿Qué harías Santana? El día más duro de ellas, fue en funeral la morena no quería saber de nadie y de nada, no quería escuchar los lamentos de las personas que conocían a sus padres, ver los rostros hipócritas lamentó que la pequeña había perdido a sus padres.
La rubia hizo lo imposible para abrir la puerta de la terraza, lo primero que vio fue a la morena parada en el borde de la terraza de su casa, había recibido aquella noticia, mientras modelaba para la industria Gucci sin importarle, ella se bajo de la pasarela dejando a todos con la boca abierta.
Santana no sabia que hacer, sentía que podía caer y no le importaba de que lado. Solo quería sacar este dolor, olvidar lo que estaba pasando no era verdad. Sintió como una voz gritaba su nombre.
-Santana- dijo la rubia de ojos verdes sosteniendo una mano en la puerta sin dejar de mirarla- Bájate de ahí- avanzo cautelosamente sin dejar de mirar a la morena sollozando.
-¿Que puedo perder?- dijo la morena mirando el piso- no tengo nada que perder- la miro triste e indefensa. -Aléjate Quinn- gritó
La rubia lloraba- Santana no lo hagas, no se que hacer sin ti, eres mi mejor amiga mas que eso, eres mi hermana soy tu hermana mayor si te llega a pasar algo, me sentiría culpable toda mi maldita vida, se que esto que está sucediendo ahora es irreal, Santana por favor - la morena estaba de espalda atenta a cada palabra mientras miraba al suelo.- no puedes dejarme aquí en este mundo de la mierda, no me importa ser modelo, no me importa tener todo el puto dinero, solo te quiero a ti, eres mi familia Santana no estas sola en esta tormenta- la rubia había caminado hasta ubicarse atrás de la morena sosteniendo su mano temblorosa.- bájate de ahí y dame un abrazo por que tengo miedo- soltó en llanto la morena se volteo pero al dar un paso en falso perdió el equilibrio, si la rubia no la hubiera sostenido ella estuviera en el piso.
La rubia con todas sus fuerzas sujeto la mano de Santana con sus dos brazos y su pie derecho en el borde para tener mejor agarrare, la morena sentía miedo de caer pero la rubia la jalo para si abrazándola mientras ambas lloraban.
- No vuelvas hacer eso por favor, tengo mucho miedo- dijo la rubia abrazándola a la morena mientras ocultaba su rostro en el cuello, la morena acariciaba su espalda igualmente llorando.
-Perdóname lo siento mucho- dijo la morena en su odio- no te dejare nunca-
Tan metida en sus pensamientos, que habría pasado si Quinn no hubiera llegado, solo dios sabia que sucedería. En gran parte Quinn era su ángel de la guardia, reaccionó al ver que su cuerpo se movía de un lado para el otro y eso significada una sola cosa. Aterrizaron.
-Quinn- acaricio su mejilla dulcemente- despierta dormilona- la rubia solo abrió un ojo y se apretó al costado de Santana- no seas floja ya llegamos-
-No quiero ir a la escuela- dijo media dormida- a parte ya es tarde el guardia no me dejara pasar- murmuro con los ojos cerrados la morena solo la veía con ternura pidió a Alfonso esperar un poco mas este solo asintió y bajo para tener todo controlado.
-Quinn hay chocolate en el coche- dijo susurrando la rubia abrió un ojo, la morena hablo de nuevo- también pedí tu soda favorita- la rubia abrió el otro ojo mirando a la morena.
-En serio no me mientes- dijo apuntándola con el dedo.
-absolutamente no- dijo la morena mordiéndole el dedo la rubia chillo del dolor.
-Entonces vamos tengo hambre- dijo levantándose- ¿por que siempre somos las últimas en bajar? Deberían avisarnos - dijo la rubia peinado su cabello alborotado.
-Quinn ellos esperan siempre porque te cuesta levantarte- la miro acusadoramente- les digo siempre eso para que no esperen por nosotras.
-Ah bueno- se disculpó la rubia con una sonrisa- prometo no hacerlo de nuevo-
-Y siempre terminas diciendo eso- dijo la morena con una sonrisa.
-Esta vez va en serio- le agarro su mejilla como si se tratara de una bebe- andando morena-
-Gracias por su servicio, estuvo todo de maravilla como siempre- se dirigió la rubia hacia las azafatas y despidiéndose con un beso en la mejilla bajo.
-Gracias por todo espero que disfruten las vacaciones nos vemos en dos meses- dijo la morena estrechando la mano con las azafatas y salió rápidamente al ver que empezaba a llamarla.
-Señorita Lopez, bienvenida- dijo el asistente
Snixxlatina* - Mensajes : 26
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Re: NO ME DIGAS AMOR
w0w. 0h my gosh no puedo creerlo Britt con el hermano de Santana, me ha impactado, espero llegar a ese punto y ver que pasa, que sucedio ahi..........
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Edad : 43
NO ME DIGAS AMOR -ACTUALIZACIÓN-PARTE 1
Capítulo 4
-LA ENTREVISTA-
-Quinn-
-LA ENTREVISTA-
-Quinn-
El sentimiento es tan familiar, que estoy segura si el señor Santiago estuviera aquí, se sentiría muy orgulloso. Estoy aquí junto a mi Santana en un camerino con dos sujetos maquillando su rostro para la primera entrevista que tendrá. La audiencia y los medios les llaman el regreso de los López.
No puedo decir contradecir esto, no hay diferencia acerca de las entrevista que tenía el señor Santiago siempre fueron así, y me siento feliz por mi amiga y un poco nerviosa por las preguntas que le harán conozco este medio y a veces se van por otros caminos. Sin embargo, no estoy segura de haber visto a alguien tan increíble como mi mejor amiga antes.
Santana es .. No hermosa en el sentido de niña bonita. O incluso en el sentido de tipa de carácter fuerte. Es una maravillosa combinación de inocencia y carácter justo como su madre. No es tan alta, pero tampoco tan enana. No es demasiado mala, no es tan maravillosa. Ella es perfecta así. Está usando jeans y una blusa blanca siempre acompañada de su collar que le regaló su padre y el mío de su cumpleaños, su ropa nada fuera de otro mundo. Así era Santana sencilla y hermosa.
Siente mi mirada sobre ella y sonríe levantando su mano en busca de mi presencia.
-Quinn dime como estoy- dice con una sonrisa que no había visto antes-
-Estas hermosa san- digo sentándome en el mueble tomando su mano-
-Ando muy nerviosa por lo que diré- me mira alzando las dos cejas
-Tu podrás controlarlo- la miro con seguridad y ella lo acepta con una sonrisa, la puerta suena y yo me levanto me informan que estarán al aire en 2 minutos y que Santana debe salir ya, asiento y digo que va enseguida. Me giro con una sonrisa y observo a Santana parada con sus dos manos en la cintura con una espléndida sonrisa. Ella está feliz.
-San estas hermosa mujer- dijo acercándome a ella-
-Gracias Quinn- dice mi amiga
-Chicas un minuto- dice el hombre vestido de negro debe ser staff.
-Bien deséame suerte- me abraza y se que esta sonriendo.
-No la necesitas- le digo en el oído me separo un poco haciendo contacto visual- Estaré ahí apoyándote- digo mientras nos encaminamos a las cortinas.
Comienza a salir una música nos miramos Santana y yo y al segundo bailamos solo por diversión eso nos indican que apenas termine de hablar el sujeto ella saldrá por una cortina, ella me tira un beso volado muy de ella mientras la llevan hacia la entrada y me suelto a reír
-Muy buenos tardes, fanáticos a la economía y el mundo de la riquezas y empresarios, tengamos el placer de recibir a la más hermosa, la más joven y millonaria de esta industria, la señorita Santana López.-
-----------------------------------------------------------------------------------------------
-Brittany espérame.- gritaba un hombre mientras corría cada vez más rápido.- corre más rápido se nos va el tren Finn.
.- Demonios Brittany debimos haberle hecho caso a tu padre.- un agitado Finn mientras se sentaba miraba a la rubia que parecía no afectarle la corrida.- pero quisiste hacerlo vía terrestre, avión era mejor.-
.-Como sea, espera que veas el hotel, el arte, Italia te encantara, ya veras amor.- le dijo mientras se agachaba a la misma altura de el.- te encantara estoy segura.- le dio un beso corto
.- a mí me encantas tú.- le devolvió el beso un poco más largo.- ven siéntate y descasemos nos espera un viaje lleno de aventuras.
.-Nos espera "Amore mío" te haré el amor en cuanto habrá esa puerta.- le dijo en el oído en un pequeño susurro.
-Mi chica traviesa.- dijo finn ganándose un golpe de la rubia.- lastima que el señor Pierce piense que eres una niña muy inocente .- se burlo el hombre haciendo reír a la rubia.
-Déjame en paz.- lo dijo en broma mientras comían un rico almuerzo.
Algunas veces se picaban por nimiedades, pues Brittany era muy testaruda. Discutían de forma acalorada durante un buen rato, sin llegar a ningún acuerdo. Incluso en las ocasiones en que ella lo sacaba de sus casillas, Finn no podía evitar admirar su honestidad, una honestidad que radicaba en el hecho de que ella lo quería más y se preocupaba más por él que ninguna otra persona en su vida.
Fue en la primavera de su último año en el instituto. Siempre había pensado que era preciosa, pero no era el único que lo creía. Ella era tremendamente popular, la clase de chica que se sentaba rodeada de amigas a una mesa de la cafetería mientras los chicos intentaban llamar su atención. No solo era la representante de la clase, sino que también era una de las animadoras del equipo del instituto. Si además se añadía que era rica y que la sentía tan inaccesible para él como una actriz de la televisión, era comprensible que nunca hubiera hablado con ella hasta que cierto día les tocó formar pareja en el laboratorio de química.
Mientras realizaban prácticas con los tubos de ensayo y estudiaban juntos para los exámenes de aquel semestre, Finn se dio cuenta de que Brittany no era como la había imaginado. En primer lugar, le sorprendió que no pareciera importarle ser una Pierce y que él fuera un Hudson. Tenía una risa franca y sana, y cuando sonreía ponía carita de niña traviesa, como si supiera algo que nadie más sabía. Su cabello era de un esplendoroso color rubio miel, y sus ojos, como un cálido cielo estival. A veces, mientras garabateaban alguna ecuación en los cuadernos, ella le tocaba suavemente el brazo para preguntarle algo, y a él se le quedaba impregnado aquel tacto en la piel durante horas. A menudo, por las tardes, en el taller, no podía dejar de pensar en ella. Hasta entrada la primavera, no consiguió aunar el coraje necesario para invitarla a un helado. A medida que se acercaba el final de curso, empezaron a pasar más y más tiempo junto.
Por otro lado
Horas más tarde, Especialmente las 8:00 de la noche Finn estacionaba el coche en uno de los aparcamientos del hotel "amore mio" de Italia. Detestaba tener que dejarlo allí, pero no le quedaba más remedio. El coche que habían elegido era muy lujoso y ponía sus dudas acerca de la seguridad pero la rubia con una sonrisa le transmitía confianza. Recogió sus pertenencias antes de enfilar hacia la entrada, donde el recepcionista lo esperaba con una sonrisa acompaño de su novia.
El hotel estaba muy lleno.
Hombres y mujeres de otros países esperando su turno para hacer atendidos. Algunos hombres de negocios arrastraban sus maletas y a la vez que hablaban por el teléfono móvil.
Finn permaneció de pie en la fila que se movía a paso de tortuga, a la espera de su turno. Ya en el mostrador, enseñó su identificación y contestó las preguntas básicas de la recepción antes de que le entregaran la tarjeta para ingresar. Brittany se los seguía mientras hablaba por teléfono con su padre avisándole su llegada a Italia.
La habitación disponía de cuarto de baño, en el que había una bañera de estilo clásico: Brittany siempre había soñado con una así. Encima de la pila, había un espejo antiguo, y ella se fijó en su imagen reflejada al lado de la de Finn. Era la primera vez que veía una imagen de los dos juntos desde que se habían emparejado.
Se le ocurrió que, en todos los años de adolescencia, nunca se habían hecho una foto juntos. Era algo de lo que habían hablado a menudo, pero que nunca habían tenido la oportunidad de hacer.
Se deleitó contemplando su reflejo de perfil, la grácil soltura de su cuerpo. Brittany era consciente del amor que tenía a Finn. Lo amaba con locura, confiaba instintivamente en él, y sabía que se lo podía contar todo. Sí, habían discutido la primera noche mientras cenaban, y luego otra vez a causa de ella, pero también había una sinceridad incuestionable en lo que se habían dicho. No existían significados ocultos ni intentos secretos.
Brittany continuó estudiando a Finn a través del espejo. Él se giró y la miró a los ojos en el reflejo. Sin desviar la vista, le apartó con ternura un mechón de pelo que le caía sobre la cara. Luego se marchó, dejándola con la certeza de que, fueran cuales fueran las consecuencias, su vida había cambiado de una forma que jamás habría creído posible.
Finn estaba en la pequeña cocina. Acababa de abrir una botella de vino y estaba llenando dos copas. Le ofreció una. Se dirigieron al balcón sin decir nada. Sentados viendo las nubes oscuras en el horizonte se habían ido compactando, originando una ligera neblina. En la ladera boscosa que conducía a la maravillosa torre, las hojas habían adoptado una vibrante tonalidad verde oscura. Le encantaba ese lugar y apenas habían llegado.
Minutos después, las ráfagas de lluvia contra las ventanas como si alguien lanzara puñados de piedras. En la radio seguía sonando una música de otro tiempo, sin estridencias, mezclándose con el ritmo inalterable de la lluvia. Brittany se sentía arropada por la calidez de la estancia. Casi podía creer que no existía nada más.
—Antes eras tímido —murmuró—. La primera vez que nos tocó formar pareja en clase, apenas hablaste conmigo. Yo procuraba darte pie, a la espera de que me invitaras a salir contigo, y preguntándome si al final lo harías.
—Eras muy guapa. —Finn se encogió de hombros—. Y yo era un don nadie. Me sentía nervioso.
—¿Todavía te sientes nervioso conmigo?
—No —contestó. Sin embargo, pareció reconsiderar la respuesta y su cara se suavizó con una leve sonrisa—: Bueno, quizás un poco.
Brittany enarcó una ceja.
—¿Hay algo que pueda hacer para remediarlo?
Finn tomó su mano y la giró primero hacia un lado y luego hacia el otro con suavidad, fijándose con qué perfección parecía acoplarse a la suya.
Porque nadie habría sido capaz de ocupar el sitio de Brittany, jamás nadie lo conseguiría.
—¿Quieres bailar?
Ella le miró con una tenue sonrisa.
—De acuerdo.
Finn se puso de pie y la invitó a levantarse del sofá. Brittany notó que le temblaban un poco las piernas cuando se dirigieron al centro de la pequeña estancia. La música parecía llenar la habitación y, por un momento, ninguno de los dos supo qué hacer. Ella esperó; observó cómo Finn se volvía hacia ella, con una expresión ininteligible. Al final, emplazó una mano en su cintura y la acercó más a su cuerpo. Ella se inclinó hacia su pecho, sintiendo la solidez de sus músculos mientras él la rodeaba por la cintura con un brazo. Lentamente, empezaron a dar vueltas al son de la música.
Brittany se sentía tan bien con él... Aspiró su aroma, limpio y real, tal y como lo recordaba. Podía notar los músculos duros de su vientre y sus piernas pegadas a las suyas. Entornó los ojos y apoyó la cabeza en su hombro, embriagada de deseo, pensando en la primera vez que hicieron el amor. Aquella noche, ella había temblado, como en esos momentos.
La canción acabó, pero no se separaron ni un milímetro, a la espera de la siguiente. Brittany podía notar el aliento cálido de Finn en su cuello, y lo oyó suspirar, como una especie de liberación. Él acercó más la cara a su piel. Ella echó la cabeza hacia atrás en un estado de abandono, con el deseo de que la música nunca acabara, con el anhelo de poder permanecer de ese modo, abrazados, para siempre.
Finn le rozó el cuello con los labios; luego, con una gran delicadeza, la mejilla. Brittany escuchó el eco lejano de un trueno y se tensó ante aquel tacto sedoso.
Entonces se besaron, primero con recelo, luego apasionadamente, Brittany podía notar las manos de Finn en su cuerpo, moviéndose con libertad.
Cuando se separaron, ella solo era consciente de lo mucho que había pasado desde que había deseado esas caricias sublimes, desde que había deseado a Finn en el tren. Lo miró con los ojos entornados, deseándolo como nunca antes. Brittany también podía notar el deseo primitivo de Finn y, con un movimiento que parecía casi preordenado, lo besó una vez más antes de guiarlo torpemente a la habitación.
Era de madrugada y ella despertó, se cubrió el pecho con la sábana y, acto seguido, miró hacia su compañero lucia sereno depósito un beso en su cabeza, lentamente se puso de pie, se envolvió en la sábana y se dirigió hacia la puerta, se vistió rápidamente y se metió en el cuarto de baño. Allí se cepilló el cabello con presteza y luego fue hacia el balcón, tenía un presentimiento, una sensación de que algo llegaría pero lo dejo pasar mientras buscaba se perdía en las estrellas.
----------------------------------------------------------------------------------------------
El fuerte golpeteo en mi puerta podría reconocerlo en cualquier lugar, su hermano, su característica forma de golpear, exigente e inflexible. Después de terminar la entrevista santana había pedido ser trasladada a su casa, estar ahí sentada bajo los reflectores, ser observada por muchas personas la ponía nerviosa e impaciente. Estaba en la mitad de una novela y segura que él no lo vería con bueno ojos, un romance. Su hermano era muy protector con ella. Cerro el libro y se posiciono en la cama para que pareciera que estaba tomando una siesta.
—Entra.
La puerta se abrió. Santiago todavía vestía su traje, aunque se había aflojado la corbata. Siempre vistiendo elegante. El tenue olor de su colonia desvanecida flotaba en el aire. Sonrió.
—hermanita. ¿Estoy interrumpiendo?
—No, solo estaba descansando. ¿Como estuvo tu vuelo?
Cerró la puerta silenciosamente, luego me apuntó con sus penetrantes ojos.
—Cómodo y lento...- metió su mano dentro de la chaqueta mostrando su móvil- Te vi hoy en la entrevista, algo ha sucedido hoy. ¿Te sientes bien?.
—Si —asintió con la cabeza.
—¿Qué pasa entonces?
Mi garganta se tensó.
—¿Qué...qué quieres decir? —Lo vi en tu rostro —avanzó en mi dirección y mis nervios se estremecieron—. ¿Qué pasó?
Tragué saliva, sentándome derecha. La mirada aguda de mi hermano cambió, enfocándose en mi novela romántica ahora expuesta.
Mi corazón latió con fuerza. Extendió su mano, recogió el libro y lo examinó. Sus ojos gris plata se deslizaron a los míos.
—Me siento un poco rara, pero estaré bien. Quizas regresar a estos medios fue apresurado...
—Sabes que puedes contarme lo que sea san... Lo que sea.
Ocultar algo a él era, tan inútil como ocultar un queso de un ratón.
—Todavía eres mi hermanita.
—Voy a cumplir pronto los dieciocho.
Su mirada permaneció, una sombra que parecía como melancolía en su rostro.
—¿Desde cuándo te gusta leer romance?
Un nudo se formó en mi garganta.
—Oh, no mucho, me distrae.
—A Mama le gustaba
Se dio la vuelta y se dirigió a la puerta. Ahí, se detuvo, sus ojos mirándome por encima de su sonrisa única que no todos podían verla solo algunos.
—. Si quieres, podemos salir a caminar mas tarde.
—Tal vez.
—Déjame saber estaré en la casa
abrió la puerta, salió, volviéndose una última vez
—No lo digo seguido pero...Te amo, hermanita.
La frustración burbujeó debajo de mi piel.
-Lo siento mama aun no tengo las fuerzas para ir a ese lugar- murmullo- lo mejor es quedarme aquí, alejada del dolor.-
Mi teléfono celular vibró desde la cima de mi mesita junto a mi cama. Me arrastré sobre la cama y lo abrí. Era Quinn avisandome que llegaria en una hora.
Aproveche el momento, mi hermano en el despacho, tenia la habitación para mi sola asi que aseguré mi cabello en una pinza en la parte posterior de mi cabeza. Era pasada la medianoche, el reloj que me había regalo Quinn marcaba la una de la mañana. Pero tenía que tocar. Baje asegurándome de ser silenciosa a sala de música que tenía el hotel. Hotel hecho y creado por mi padre dedicado a mi madre.
Después de entrar, las cerré asegurándome de que nadie me siguiera, a pesar de que la música las atravesaría la necesidad de tocar pulsaba a través de mis venas, y abandoné la preocupación por la satisfacción.
Encendí la luz dejándola a media luz no me gustaba mucho tocar con mucha claridad. Los pensamientos del día divagaban a través de mi mente parpadeando imágenes de mi familia y ahora de mi oficial cumpleaños, estoy cumpliendo mi mayoría de edad ahora mismo y que mejor que estar aquí, ningún rastro de guardaespaldas parecía existir, ninguna responsabilidad. Solo mama y yo.
Hola mama.- susurre acercándome y acariciando un pequeño trozo.- ven y abrázame.
Mis dedos tocaron las teclas color marfil. La música llenaba la sala ahora: una lenta y delicada melodía que me obligó a cerrar los ojos y entregarme completamente a cualquier lugar al que la música me llevara. Imágenes de mi infancia llenaron mis pensamientos, giraron alrededor de mi corazón y fluyeron a través de la punta de mis dedos, una melodía tan abrumadora que rechacé cualquier pensamiento negativo que intentara entrar en mi mente. Mi corazón me atrajo hacia una misteriosa dirección, y la palabra amor se encontraba en el centro. Esta noche, yo estaba dispuesta a ir allí. Así que envuelta por la dulzura de la creación, me sobresalté por un movimiento cuando al final abrí mis ojos. Mis dedos se atascaron.
Una mujer.
Bajo la poco la luz pude ver que tenía y un vestido negro y una chaqueta negra, un color electrizante. Con el sigilo de una pantera silenciosa, se acercó al piano.
—Eso fue increíble —susurró.
Aturdida, rápidamente tome mis partituras.
—Oh, lo siento. Pensé que habías terminado.
—He... he terminado.
Me sentía expuesta... desnuda. Ella había sido testigo de algo tan profundamente personal, algo de lo que había sido inspiración para mi. ¿Podría ver eso? La idea me hizo enrojecer con vergüenza. Se acercó, como queriendo ver por sí misma las teclas que utilicé para crear la música.
—Sigue tocando. Por favor.
Tomé una profunda respiración.
No sé por qué motivo pero busqué algunas partituras para tomar notas, deseando que se fuera pero no sabía por qué estaba contenta de que estuviera aquí al mismo tiempo.
—¿Cómo puedes hacer eso... crearla sólo así?
—Sólo la escucho.
—Nunca podría escucharla y mucho menos crearla de alguna manera organizada. Estoy impresionada.
Acepté el cumplido con un asentimiento de cabeza, y los tensos músculos comenzaron a relajarse.
—Gracias —presioné de nuevo mis dedos en las teclas.
—Sentí la música. —Sus ojos seguían mis dedos—. Creo que estuve expuesta a otro lado de ella.
Traté de lidiar con las emociones inundando mi sistema. Atrayéndolo de manera espontánea mientras la melodía menguaba mi alma llevaba a mi corazón a un lugar peligrosamente vulnerable. —Me gusta la música contemporánea, también. La música disco.
Ella se río. —la música disco es la mejor.—
El sonido de su risa relajó los tensos músculos de mi espalda. Dejé que la música continuara fluyendo, incluso mientras robaba miradas a su rostro. Los acordes de la música cambiaron. La amable expresión en sus ojos azules consoló a mis expuestos nervios, y causaron que mis dedos encontraran los acordes menores en una atractiva armonía.
—Mi hermano tolera mi música —dije, mis dedos persiguiéndose unos a otros moviéndose por el teclado—.Mi hermano escucha mi música pero lo atrapo consultando su correo electrónico en su teléfono todo el tiempo —repetí la melodía aún fresca en mi cabeza... la canción de mi cumpleaños. Ella escuchó, y cuando terminé, nuestros ojos se encontraron.
El silencio se hizo eco después de la música. Mi corazón latía tan fuerte, que pensé que podría ser visible a través de mi bata. Mi ropa... olvidé lo que llevaba puesto. Mi cabello. Sin maquillaje. Me estaba preparando para ir a la cama cuando me sentí obligada a crear. Horrorizada, mis mejillas ardieron. Me puse de pie.
—Justo en este momento, me recordaste a cuando era pequeña —dijo ella, uniéndose a mí
—.Con tu cabello recogido de esa manera.
Reuní mis notas y rodeé el piano para evitarla. Ella me alcanzó, rozando mi brazo con sus gentiles dedos.
—¿Sucede algo malo?
—Es tarde. Me voy a la cama.- Rozando junto a ella, salí por la puerta antes de que pudiera decir algo más.
—Oye espera —susurró en el vestíbulo a oscuras, permaneciendo justo a mi lado. Cuando no respondí, alcanzó mi brazo. Me congelé y ella dejó caer su mano
—. ¿Qué? ¿Qué fue lo que hice?-
La tenue iluminación del vestíbulo fundía la mitad de su rostro en una suave luz.
Continúe hacia mi habitación, caminando por el pasillo y tratando de no caerme, lista para echar el cerrojo por dentro y suplicando para que nadie se despertara por mis pasos pero un pequeño tirón me alejo de la entrada.
—Espera, no lo entiendo. ¿Dije algo malo acerca de tu música? Lo siento. —Su expresión se retorció en confusión.
Los latidos de mi corazón no reducían la velocidad. Su presencia me incomodaba hacia que mis nervios aumentarán cada vez. Había leído escenas como esta en mis novelas de romance.
Las manos de la mujer se elevaron, y las mantuvo en el marco de la puerta.
—Lo que sea que hice —dijo en voz baja—, me disculpo. De verdad disfruté tu música. Yo...
—Olvídalo. Tienes que irte —dije, con frustración.
—Pero no sé qué fue lo que... Oye, por favor, habla acerca de esto.
—No puedes estar aquí.
—Entonces llevemos esto de vuelta a la sala de música.
.-Me voy a la cama —crucé la puerta y envolví mi mano alrededor de la perilla.
Ella no se movió. Sus ojos se estrecharon. Ella tragó. —Así que, ¿estamos bien entonces?.-Asentí con la cabeza.
—Espera no sé tu nombre.-sus cálidos dedos envolviendo los míos.- Santana me llamo Santana López.- cerré la puerta y me apoye en ella.
Por la mañana, Brittany despertó con un anhelo que permanecía en su cuerpo en un inalcanzable y delicioso malestar necesitó unos segundos para ubicarse antes de recordar lo que había pasado la noche anterior. Los pájaros trinaban en el exterior, mientras los rayos del sol se filtraban por un pequeño orificio entre las cortinas.
Mire mi tonta sonrisa en el espejo y cubrí mis mejillas sonrojadas con mis manos.
Cuando salí de la cama, me sentí ligera.
Eres de verdad patética Brittany.
Planché mi rubio cabello, puse algo de rubor color rosa tulipán en mis mejillas y me rocié con mi perfume favorito en la nuca y en mis muñecas. Finn esperaba por mí en el restaurante del hotel.
Por otro lado
Santana
A lado, escuché movimiento. La habitación de mi hermano estaba directamente conectada a la mía, y el pensamiento envió un estremecimiento a través de mí.
Me duché rápidamente, me puse un vestido blanco y mis zapatillas favoritas me deje suelto el cabello y me maquille un poco hoy de seguro saldríamos, lo hice todo tan rápido que casi olvido cerrar la ducha.
Fui directamente a ver a Quinn, mirando hacia los lados para ver si un guardaespaldas saldría a verme. No lo hizo.
—Fanática de las mañana, ¿eh? —La alegre voz de Quinn vino detrás de mí, haciéndome saltar.
—Demonios Quinn casi me da un infarto.
—Lo siento morena.- dejo un beso en mi mejilla y abrió su puerta
. —¿Donde estabas? Ella no se movió, sólo sonrío.—Fui a tomar un café vine por mi celular. ¿Me acompañas?
—Por supuesto tengo mucha hambre
Unos cuantos segundos después, su mirada me recorrió pero su cuerpo permaneció bloqueando la puerta.
. —¿Que?
—Feliz cumpleaños San.- dijo mientras me abrazaba.- gracias Quinn
—Bajemos hay mucho por hacer hoy.-
Ya en el restaurante nos llevaron a una zona privada los guardaespalda estaban desayunando alegremente en una esquina y alrededor habían globos y muchos regalos en una mesa
—Wow.— fue lo único que dije
—Hermanita feliz cumpleaños.- Santiago me levanto dándome un abrazo haciéndome girar y reír nunca lo había visto así de feliz.- gracias Santi yo también te amo.- le dije en susurro provocando una sonrisa con sus hoyuelos.
Todos se pararon y se dispusieron a felicitarme mientras desayunábamos y disfrutando de una video llamada de mis amigos mas cercanos. Mientras desayunaba y hablaba con Quinn sentía una mirada desde que había llegado al restaurante pero no le tome tanta importancia pero ya me estaba incomodando así que girey levante mi cabeza. La atrape observándome, permanecí en silencio, pero sus ojos azules se quedaron puestos en los míos con, ¿qué? ¿Curiosidad?.
—San, vamonos tenemos que partir ya.- me dijo Sam muy emocionado mientras me abrazaba por los hombros y nos uníamos al grupo. Era el mejor amigo de mi hermano.
—Tienes razón —dije emocionada..- y como soy la festejada quiero tres deseos— le apreté la mano a Quinn.- Hoy salimos a bailar— les dije poniendo cara de niña traviesa.
—Acompañados no?- dijo Quinn.- no mi querida rubia nos vamos solo tú y yo.
—San, estas loca? No podemos salir solo tú y yo.
—Pero entonces, ¿qué? —se burló Santana. —Simplemente nos aseguraremos de no ser atrapadas.—
Snixxlatina* - Mensajes : 26
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Re: NO ME DIGAS AMOR
mas por favor.......
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
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Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
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