Fic Courage - Capítulo 3 "Coraje""

Capítulo 2: Trinando y Temblando

No lo había visto.
NO LO HABÍA VISTO EN TODA LA MAÑANA.
Blaine cayó rendido en un sillón perdido en alguno de los pasillos de la Academia. Se suponía que hoy era el día. Pero Kurt no había aparecido.
Lo había esperado en el aparcamiento de la escuela, pero no había llegado. Lo había ido a buscar a su salón al término de la primera clase pero no estaba ahí. Lo llamó a su teléfono celular pero este dio apagado.
La mañana continuó sin sentido ni interés para Blaine. Colapsado en nervios. A penas si puso atención a sus clases y un poco más a los ensayos de Los Warblers, (A los cuales Kurt tampoco había asistido) Y si no fuese por Wes y David, Blaine no hubiese podido dar lo mejor de sí junto a sus compañeros del coro.
El almuerzo tampoco fue lo mismo sin Kurt.
Y eso se notaba, todos podían notar que algo le pasaba al líder de Los Warblers, pues este apenas hablaba, apenas compartía con los demás. Blaine estaba inserto en sus pensamientos, agobiado por sus sentimientos.
Y razones para comportarse así, tenía y de sobra. Razones no faltaban para sentirse desorientado, malhumorado y desganado.
Había tenido esa mañana un sueño tan revelador, que hubiese querido como nunca, ajustarse a la rutina del día a día. Esa que consistía en esperar a Kurt en los estacionamientos del colegio y acompañarlo hasta la puerta de su primera clase, luego ir a buscarlo a la misma e ir juntos al ensayo de Los Warblers, para luego salir de los aposentos del colegio e ir, en el auto de Kurt, en busca de su café de todos los días y pedir a la cajera el café de Kurt sabido de memoria, y sentarse en el mismo lugar de siempre: y conversar, discutir, y actuar bajo completa complicidad con el chico de la piel de porcelana.
Si hoy hubiese sido un día como cualquier otro, Blaine ya hubiese declarado sus sentimientos hacia Kurt, esos sentimientos que habían llegado con el amanecer en ese sueño tan afortunado junto a su conciencia.

Blaine no encontró más consuelo que la soledad de uno de los pasillos de la escuela Dalton. Estaba por darse por vencido. Cuando de pronto su teléfono celular comenzó a vibrar, acompañado de una melodía que anunciaba un nuevo mensaje de texto en su buzón de entrada. Era un mensaje de Wes:
- ESTUDIANDO EN LA BIBLIOTECA.
Era un mensaje preciso y claro.
Sí, Kurt ya había llegado a la escuela y más todavía, se encontraba en la biblioteca.
Blaine se rindió a los acelerados latidos de su corazón con un suspiro. Se puso de pie y trató de controlar el escalofrío que en ese momento gobernaba su cuerpo de pies a cabeza.
Todo dio un giro de trescientos sesenta grados. De la amargura al regocijo. Del desencanto a la excitación.
Lo tenía todo planeado. Entraría a la biblioteca, haciendo lo que mejor sabía hacer. Se haría el interesante, cantaría con el grupo como cualquier otro día y en cuanto se quedase a solas con Kurt, se lo diría.
Le diría que le gustaba.
Satisfecho consigo mismo, Blaine Anderson bajó las escaleras a toda marcha y tomó el vestíbulo principal que colindaba con la biblioteca. Debajo de uno de sus brazos, un montón de hojas en blanco con las cuales comenzaría el desorden en el recinto en el cual todos los que se encontraban dentro estarían estudiando. Pero sabía, que esos mismos, lo acompañarían cantando y bailando. O simplemente observando y maravillándose con el show repentino y sorpresivo de Los Warblers.
Y tal como lo pensó, así mismo fue.
Abrió las puertas de la biblioteca de par en par, lanzó las hojas al aire y comenzó su actuación. Y en cuanto divisó a Kurt entre los estudiantes, lo tomó del brazo y lo sacó fuera de la biblioteca. Coqueteándole descaradamente. Esperando que el menor se diera cuenta.
Muchos Warblers se unieron a la canción, inclusive el mismo Kurt.
Al finalizar el acto. Blaine Anderson anunció a viva voz que Los Warblers ya tenían la canción perfecta para su presentación en los regionales.
Y entre gestos de felicitaciones y abrazos, se deslizó de entre la multitud y se acercó a Kurt.
Hasta el momento, todo iba de acuerdo al plan (sin mencionar que Kurt debería de haber llegado en la mañana como siempre y no a estas horas de la tarde) sí, todo iba más o menos de acuerdo a lo esperado.
El muchacho como sumido en su mundo estaba levantando sus cosas y al parecer llevaba serias intenciones de retirarse del lugar.
Blaine, apacible para afuera y deseando morir para sus adentros le habló a Kurt como si nada. Buscando no llamar la atención. Y dijo lo primero que se le vino a la mente:
- ¿Cómo te las has arreglado para encontrar una funda para la jaula de Burberry-esque.
- A los canarios no le gusta el frío - contestó Kurt con simpatía y total fluidez. - en especial a Pavarotti.
Blaine no pudo más que sonreír ante la gracia de su amigo. Ahora se encontraba más tranquilo, tenía a Kurt en la mira. Ahora era cosa de no dejarlo ir.
- Entonces, - siguió Blaine para no perder la atención de su compañero - ¿Qué opinas de la canción?
- ¿Puedo ser honesto contigo? - dijo Kurt, adelantando quizás algo que para Blaine no sonaría nada agradable - Porque esto viene de un lugar de mi preocupación.
Blaine sólo se limitó a sonreír y a hacer un leve gesto con la cabeza y los hombros.
Kurt prosiguió - He estado ahí, y he hecho esto - Ladeó su cabeza en señal de mediocridad. - Mira, eres increíble Blaine. Tus solos son impresionantes.
Anderson no pudo evitar sentirse alagado.
- Son de hecho numerosos. - Concluyó Kurt.
Y Blaine se bajó de su nube. Golpeado como por un balde de agua fría. Ofendido, protestó.
- Kurt, el consejo es el que decide quien hace los solos.- dijo cruzado de brazos. Tratando de ordenar las ideas en su cabeza. Kurt se alejaba dándole la espalda. Blaine sintió su orgullo herido. Siguió a Kurt colocándose las manos en los bolsillos a ambos costados - ¿Detecto un poco de celos? - preguntó molesto.
Todo se había ido cuesta abajo.
- No - le dijo Kurt con total seguridad - detectas muchos celos. Mira Blaine a veces no me siento como si yo fuera parte de Los Warblers…
Blaine no dijo nada. Aunque dolido pensó ¿tan incómodo podía haber hecho sentir a Kurt?
- … Siento como que somos "Blaine y los Pips".
Otro balde de agua fría para Blaine, que boquiabierto no pudo detener a su amigo que se iba por una de las salidas principales.

- ¿Blaine y los Pips? – Exclamó Wes divertido - ¿de verdad eso te dijo, Blaine?
Pero Blaine apenas escuchaba a su amigo. Tenía mucho en que pensar. Sólo sintió una mano en su hombro. Era David:
- Tranquilo… ya tendrás otra oportunidad.
Los tres chicos Warblers se encontraban en la sala de reuniones del coro. Esperando a que los demás integrantes llegasen.
Blaine por fin rompió el silencio:
- Y lo peor de todo es que en vez de comportarme de manera cercana, el orgullo me ganó… ME GANÓ. – terminó de decir mientras escondía su rostro entre ambas manos.
Wes sonrió – Vamos… ahora mientras ensayemos puedes acercarte a él. Olvida el incidente de “Blaine y los Pips” y conversa con él, como si nada. – dijo encogiéndose de hombros.
- A lo mejor le estás dando más importancia de la que merece – agregó David - ¿Sabes que? Limítate a seguir lo que sientes desde esta mañana, no pierdas el enfoque.
Blaine suspiró – es que lo siento tan lejano. – Finalizó con la mirada perdida.
En eso, las puertas se abrieron y uno a uno el salón se fue llenando de animados Warblers. Entre ellos Kurt que al ver a Blaine, Wes y David se acercó a ellos.
- ¡Hola, muchachos! – dijo lo más tranquilo y feliz posible - ¿listos para ensayar?
- Siempre – le dijo Wes dándole unas palmaditas a la espalda del menor - bueno, los dejo, debo ir a sentarme dónde siempre, vamos David.
- ¿Tan pronto? – dijo David sin darse cuenta. – Si están todos recién llegando y no tenemos más…
Wes carraspeó un poco con la garganta para interrumpir a David. Lo miró instintivamente hasta que David por fin entendió que era mejor irse de ahí.
- Oh… sí… hay mucho que hacer, vámonos Wes.
David se puso de pie, abandonando su lugar al lado de Blaine y se fue con Wes sin decir más.
Blaine, que comprendía lo que intentaban hacer sus dos amigos, se sonrojó levemente lo que disimuló muy bien mientras miraba hacia otro lado. Y por fortuna, Kurt era demasiado inoscente como para darse cuenta de que algo pasaba entre ellos.
Una vez solos Kurt como si nada se acomodó al lado de Blaine, sentándose junto a este ocupando el lugar que había dejado David.
- Hoy ha sido un día horrible – dijo Kurt rompiendo el silencio.
Blaine sintió que era una broma de mal gusto que otra persona se queje de lo horrible que ha sido el día. Pero trató de seguir con el consejo de David e intentó olvidarse de lo que había pasado un par de minutos atrás con Kurt.
- Sí… lo ha sido para mí también. – concluyó el mayor de forma cabizbaja.
Kurt se dio cuenta inmediatamente de que Blaine se encontraba triste. - ¿puedo preguntar que te sucede?
Blaine miró a Kurt fijamente a los ojos. Tomó aire y se armó de valor. - ¿podemos, Kurt… podemos hablar a solas?
Kurt Hummel palideció un poco lleno de nerviosismo y expectación. Además de preocupación. - ¿te encuentras bien?
- ¿podemos salir a hablar a solas? - insistió casi tan fuerte que pareció gritarle.
Kurt abrió los ojos de par en par – si… si, claro.
Blaine suspiró. Se levantó y le extendió la mano a Kurt.
Kurt no dudó en responderle. Estrechó la mano del mayor y se dejó levantar impulsado por la fuerza de Blaine. Y así, de la mano, ambos salieron de la sala del coro, cerrando la puerta a su paso.
A fuera, en el pasillo, a solas y en silencio y aún de la mano, Blaine y Kurt intercambiaron una mirada llena de nerviosismo.
Kurt estaba preocupado por su amigo sin poder entender que pudiese estar sucediéndole, sin imaginarse que él era el objeto de malestar de Blaine.
Blaine por su parte tomó aire ¿Cuántas veces había respirado hondo hoy? Despejó su cabeza y espantó sus miedos. Tomó valor y habló, colocando la mano de Kurt en medio de sus manos – Kurt, hay algo que debes saber.
Kurt ni siquiera pestañeó gobernado por incesante palpitar en su pecho. Sintiendo un leve cosquilleo en su interior. – Dime… - fue lo único que salió de su boca.
Y en ese mismo instante, segundos antes de que Blaine pudiese expresar lo que ha estado esperando todo el día por decir, sucedió lo inesperado para ambos.
El suelo bajo sus pies, las paredes a su alrededor. Todo, absolutamente todo comenzó a moverse.
- ¿Qué rayos… - preguntó Blaine sorprendido y en menos de lo que su instinto pudiese actuar comprendió que estaba temblando. Y no cualquier pequeño temblor.
- Detesto los tembloressismosydemases – pronunció Kurt rápidamente que casi no se le entendió, cerrando los ojos y apretando fuertemente la mano de Blaine.
- Clama… - le dijo Blaine dándose cuenta de que Kurt estaba asustado. Sin pensarlo dos veces, lo colocó contra la pared y lo retuvo contra su cuerpo. Todo dio una sacudida mucho más fuerte y brusca que el sismo inicial. Todo temblaba y hacia tanto ruido que ni siquiera se podía hablar de forma clara.
- Debemos acercarnos a un umbral… - dijo Blaine fuerte y claro al oído de Kurt. – no podemos quedarnos aquí, es peligroso.
- No me quiero mover – dijo Kurt. – en serio que no quiero moverme.
Un par de gritos y exclamaciones provinieron desde la sala del coro. Y el temblor cada vez cobraba más potencia. Todo comenzaba a asustar.
- Kurt… escúchame. Debemos movernos, aquí es peligroso.
- Estamos contra la pared, no es peligroso. – alegó Kurt. - ¡Dios!
- ¿Qué… que sucede?
- ¡Pavarotti… está sólo! Debo ir por él.
- ¿Estás loco? Quédate quieto… por último movámonos a ese umbral.
- No, no… mejor no.. – exclamó Kurt. – no nos movamos.

Blaine rodó los ojos y no esperó la aprobación de Kurt. Decidió así por tironear de él y llevarlo hacia el umbral de una puerta que daba a una sala de estudios. Una vez ahí el sismo no parecía menguar.
El tiempo parecía inmóvil. Los segundos se hicieron eternos. Y el silencio era ensordecedor entre ellos dos.
- Tranquilo… - dijo Blaine tratando de entablar una conversación que los mantuviese distraídos, aferrando a Kurt contra si.
- Blaine…- jadeó Kurt. – No me molesta ser parte de “Blaine y los Pips”
Blaine sonrió olvidándose de todo en ese momento. No podía creer que en una situación así, Kurt sin necesidad de mostrarse valiente, ni seguro ante los acontecimientos, lo podía llegar a confortar de igual manera, sólo con el uso de las palabras. Esa era una de las cualidades más especiales de Kurt.
En ese mismo instante. El suelo, las paredes y el horrendo ruido de la madera crujiendo cesó.
Todo volvió a la normalidad.
Kurt alzó su cabeza y Blaine bajó la mirada levemente. Se sonrieron.
- Gracias… - le dijo Kurt, aún asustado.
- No pasa nada. – le contestó Blaine.
Las puertas del salón de reuniones de Los Warblers se abrieron de par en par. Dejando a la vista de todos los miembros del grupo una escena que contenía a un Blaine Anderson sosteniendo a un Kurt Hummel tiernamente de las manos. Al darse cuenta de la situación, los dos amigos se soltaron y caminaron al mismo paso hacia los demás. Como si nada hubiese pasado.
Wes y David tenían dos sonrisas de oreja a oreja y miraban a Blaine como queriendo preguntarle si ya se le había declarado.
Blaine hizo un leve gesto con la cabeza en señal de negación, pero aún así sonreía.
Por los parlantes del colegio, la voz del Director de la Academia Dalton daba un anuncio: “A todos los estudiantes, por favor reunirse en el teatro principal para una reunión de urgencia, dónde tomaremos medidas para evitar accidentes en el caso de que otro temblor volviese a ocurrir, a los alumnos de Dalton que no se alojan en el colegio les pido no se retiren hacia sus casas, y de querer hacerlo háganlo antes de que oscurezca, pero sólo bajo su propio consentimiento, de lo contrario les ruego se queden a pasar la noche aquí”
Blaine inmediatamente miró a Kurt - ¿no estarás pensando en irte, verdad?
- ¡Claro que sí! – le dijo Kurt con los ojos levemente humedecidos. – Estoy tratando de llamar a mis padres y a mi hermano, nadie contesta.
- Por supuesto que no contestarán… las señales de los teléfonos se caen en estos casos. – le dijo Wes. – Kurt, no puedes irte.
- Kurt. – Insistió Blaine - quédate.
Pero el muchacho ya había tomado su decisión.
- No seas un cabeza dura, Kurt – le reprochó David.
Pero Kurt no escuchaba, ya estaba demasiado nervioso. Quería irse a casa – iré a ver a Pavarotti y me voy.
Blaine suspiró – te iré a dejar a fuera.
Kurt asintió agradecido.
Wes y David miraron a Kurt mitad enfadados, mitad asustados y preocupados por el menor.
- Avisa en cuanto llegues - le dijo Wes.
Kurt asintió con la cabeza y se dio la media vuelta para ir en busca de Pavarotti.
Blaine tomó aire y se fue detrás de él.
- Te esperamos en el teatro - le dijo David a distancia.

De ahí todo ocurrió de forma rápida y en silencio. En la biblioteca dónde había dejado a Pavarotti, la jaula se encontraba tirada en el suelo, pero el ave no parecía haberse hecho daño. Blaine la levantó y la cargó siguiendo a Kurt hacia la salida.
- Estaré muy preocupado por ti – indicó Blaine con viveza. – Llama en cuanto llegues.
Kurt lo miró con quietud. – Me conoces tan bien que sabes que no debes insistirme en que me quede, gracias. – le dijo besándole la mejilla.
- Si… te conozco. – dijo Blaine con voz queda, sorprendido por el sutil gesto de su amigo.

Ya en la entrada principal, muy pocos alumnos salían de la Academia, y uno de los conserjes impedía que los estudiantes que se alojaban en la escuela salieran hacia el exterior.
- El conserje no te dejará ir a dejarme al estacionamiento. – dijo Kurt. Ido, con el celular en la mano, marcándole sin cesar a Finn.
- Lo sé. – dijo Blaine con decepción.
Kurt suspiró – bueno… nos vemos mañana.
Blaine arrugó las cejas – seguro que no quieres…
- No – le cortó Kurt – no me quedaré. Quiero irme a casa. – Y decidido le arrebató la jaula de Pavarotti.
Blaine suspiró. Sabía que Kurt estaba demasiado afligido en este momento y lo más seguro es que estaba aguantando las ganas de llorar, por lo que mejor era dejarlo marchar, además, aún era de día. Con suerte, no pasaría nada desagradable de Dalton hacia su casa.
- Nos vemos mañana. – Repitió Kurt, sin siquiera mirarle a los ojos.
- Blaine le hizo un gesto con la cabeza en señal de asentimiento. Y guardó silencio, porque el momento le era tan desagradablemente preocupante que también le estaban dando ganas de llorar. Cabizbajo y con las manos en los bolsillos y con el alma pendiendo de un hilo, Blaine Anderson vio partir a Kurt.

El resto de lo que quedaba de la tarde que incluyó la reunión en el teatro de la escuela, la cena y la hora de estudios, Blaine sufrió como jamás pensó que pudiese llegar a sufrir por alguien. Hasta la hora de dormir. E incluso con la compañía de un par de chicos a quien debió prestarle habitación porque no habían querido irse a casa, nada, absolutamente nada podía impedir que los pensamientos de Blaine estuviesen con Kurt.
De pronto, una melodía proveniente de su mesa de noche lo sacó de su ensimismamiento. Contestó su celular:
- ¡Kurt!
- Hola – se escuchó la apacible voz de Kurt. – recién regreso la señal.
- Lo sé – se limitó a contestar Blaine, tan feliz que no era necesario arruinar el momento con preguntas tediosas - estuve intentando llamarte todo el resto de la tarde.
- ¡oh…! - se escuchó la peculiar exclamación de Kurt – ¿fue como de película no?
Blaine sonrió – si… pero una muy mala.
Kurt sonrió del otro lado – hum… debo colgar ¿sabes? Finn está tratando de dormir.
- ¿Finn?
- Si… parece que le teme más a los temblores que yo… se ha venido a meter a mi cama.
Blaine rio a carcajadas. Y cayó en la cuenta de que no estaba solo – Rayos… yo también estoy con gente… si hablemos mañana, antes de que nos echen de nuestros propios cuartos por bullicioso.
- Buenas noches, Blaine.
- Descansa Kurt.

Blaine Anderson espero a que del otro lado el menor cortara. Luego posó su teléfono celular sobre su mesa de noche y se sintió por fin tranquilo. Sabía que el día había comenzado de una forma muy distinta a como esperó que terminara. Pero, mañana vería a Kurt nuevamente, y si nada volvía a interponerse entre ellos… mañana por fin le diría cuanto lo quería.

Cuando aquella mañana la puerta de la sala de reuniones de Los Warblers se abre de par en par y entra Kurt Hummel vestido de negro, con lágrimas en los ojos y una mirada triste y sin vida. Blaine Anderson sintió que se moría un poco. Que un nudo se le anudaba en la garganta y que toda su mañana de risas, canciones y bromas junto a sus mejores amigos se iba por un acantilado sin fondo.

Ver así a Kurt Hummel, era no tener un sentido por el cual vivir aquel día.

- Kurt, ¿Qué sucedió? - exclamó antes de pensarlo siquiera. Antes de que otro le hubiese manifestado su preocupación al ojiazul. Blaine se sintió con corazón en mano.

- Es Pavarotti… Pavarotti murió. - Respondió el menor con lágrimas cayendo de sus ojos.

Y en ese instante Blaine supo lo que significaba la frase “sentimientos encontrados”

Era Pavarotti, el ave había muerto y era aquella la razón por la cual Kurt se encontraba en tal mal estado. Y aunque se alegró un poco de saber que quizás el dolor de Kurt no era tan grave, no se alegró del todo, porque sencillamente sabía que Kurt estaba sufriendo, y si Kurt sufre… Blaine también.

- Sospecho que fue un infarto. Y sé que es realmente estúpido estar molesto por un pájaro, pero... Él... él me inspiró con su optimismo, y su amorosa canción. Era mi amigo. Ahora, sé que hoy tenemos que practicar "Doo-Wopping" detrás de Blaine mientras canta todos los solos en medio de la canción de Pink, pero me gustaría cantar una canción para Pavarotti hoy.

Nadie protestó ante aquella petición. Todos en silencio escucharon a Kurt. Y Blaine se dio cuenta la estima que los demás Warblers le tenían a Kurt.

Y cuando Kurt se pone a cantar, un remolino de emociones se apodera del pecho de Blaine. Ahí estaba el contratenor, cantando como solo él sabía hacerlo. Demostrando cada una de sus emociones solo con su canto y su mirada. Con sus manos temblorosas y los hombros retraídos.

Inocente.

Blaine suspira en silencio. Se siente mal por haber perdido tanto tiempo. Se regaña a sí mismo por ser tan torpe, por no saber nada del amor. Por fijarse en vendedores de tiendas Gap y por haber besado a una chica. Se regaña por no haberle cantado a Kurt el día de San Valentín. Pero se da cuenta de algo muy importante, que pese a cada error cometido, pese a cada torpeza y poco atino, Kurt siempre ha estado ahí, paciente. Y Blaine sonríe por sentirse tan afortunado de tener a alguien como Kurt a su lado. Y sonríe porque entiende que no tiene nada que perder. Que debe decirle la verdad de sus sentimientos a Kurt, que pese a que el menor pudiese rechazarlo, seguirían siendo amigos, y aunque esa opción no está en sus planes, prefiere eso a no tener nada de Kurt.

- Gracias. - dice Kurt cuando deja de cantar. Y se queda quieto en su lugar mirando el piso. Bajo la atenta mirada de todos.

Wes es el primero en darse cuenta de que Kurt en ese momento necesitaba afecto. Busca hacer contacto con la mirada de Blaine para advertirle, pero Blaine está ensimismado también. Wes siente que debe ponerse de pie e ir hacia Kurt y todo los Warblers también lo saben, pero nadie se atreve a dar el primer paso. Porque era sabido por todos ellos que Kurt suele ser una reina del hielo en ocasiones, por lo que no saben con certeza si se dejará abrazar y consentir por sus compañeros.

- Si me disculpan, no puedo quedarme - dice Kurt rompiendo el silencio - no me siento bien. - dice con la voz quebrada. No esperando más y retirándose lo más rápido que puede.

Wes suspira exasperado porque Blaine no se ha dado cuenta aún.

Cuando Kurt se marcha del salón, la puerta se cierra dejando a un grupo de Warblers tan abatido como el que se ha retirado del lugar. Wes es quién saca a Blaine de su ensimismamiento carraspeando fuertemente la garganta. Le hace gestos con la mano para llamar su atención y lo mira de forma demandante como diciéndole “haz-algo, corre-síguelo-abrázalo-consuélalo-dile algo, por el amor de Dios- muévete”

Blaine pestañea un par de veces. Y de pronto ya no necesita más señas desenfrenadas de parte de David (que también se ha dado cuenta mucho antes que Blaine que lo mejor es ir tras Kurt) ni esa mirada querellante de Wes. Se pone de pie de una buena vez y bajo la atenta mirada de todos los Warblers se retira corriendo del lugar.Lo último que se puede escuchar de este lado de la puerta es un ¡Kurt, detente! Y nada más. Los Warblers intercambian miradas curiosas. Wes y David son los únicos que sonríen con alivio.

Del otro lado de la puerta a medio pasillo, Blaine logra detener a un Kurt que no ha parado de llorar desde el momento en que finalizó la canción.

-Kurt yo… - Pero Blaine decide callar porque sabe que las palabras sobran cuando hace falta alguien, aún si el que falta en esta ocasión es un pájaro. Decide entonces, sin tener que decir nada, que es mejor abrazarlo. Sumergiéndose entre la castaña cabellera del menor, Blaine lo abraza con fuerza y descansa su mentón en el cuello de Kurt. Y Blaine pensó en ese mismo instante que si Edward Cullen existiera, no se sentiría un vampiro frustrado si conociera el cuello de Kurt.

Y Blaine se siente estúpido por pensar ese tipo de cosas en este momento.

Pero Kurt no lo abraza. Está estático, rígido. No se consuela en los brazos de Blaine.

Pero el mayor no desiste.

Y pronto el menor cae rendido. El hielo se derrite. Se aferra al cuerpo de Blaine y solloza escondiendo su rostro en el cuerpo del mayor. Blaine suspira y lo abraza fuertemente. Y es el calor de Blaine, y quizás su aroma el que hace a Kurt sentirse seguro y no sentirse idiota por estar así por Pavarotti. Y Blaine sonríe porque sentir que le es de ayuda a Kurt es todo lo que verdaderamente le importa.

Un par de minutos después es Kurt quien corta el abrazo. Con los ojos humedecidos y las mejillas acaloradas se aparta de Blaine golpeándole con las palmas de sus manos el uniforme a su compañero – te he arruinado el uniforme… - le dice Kurt ya más consolado y con algo de humor. – Lo siento.

Blaine sonríe abiertamente al ver que Kurt poco a poco recobra el brillo de sus ojos. – No pasa nada, es lo de menos. – le responde colocando su mano sobre el hombro de Kurt. - ¿vas a estar bien?

Kurt sonríe y baja la mirada un segundo para luego volver a alzarla. – Si… voy a estar bien… tengo planes ¿sabes? Ahora me preocupare de los preparativos para la ceremonia de Pavarotti.

Blaine sonríe. Kurt le hace sonreír con su ternura.

Blaine sonríe entonces con la mirada más que con los labios y pasa delicadamente su mano secando un par de lágrimas que han quedado en la mejilla de Kurt. Caballerosamente quita ese par de lágrimas que estorban aquel rostro de porcelana– Cuenta conmigo para lo que necesites.

Kurt asiente, sincero. Encendido por el calor de las manos de Blaine sobre su rostro. – Lo sé, sé que estarás cada vez que lo necesite. – Suspira nervioso.

Se hace un silencio. No incómodo, sino natural entre ellos.

-Debo… - musita Kurt – debo ir a mi cuarto. Tengo clases y yo… tengo que cambiarme de ropa, ya falte a la primera hora, así que… no fue buena idea haberme ido anoche a mi casa… entre tanto viaje pierdo el tiempo… y – suspira.

- No me des explicaciones, Kurt – le dijo Blaine guiñándole un ojo – De hecho deberías tomarte la mañana, ¿Por qué no te cambias y después del almuerzo retomas tus actividades? Tenemos reunión ¿recuerdas?

- Hum… - Kurt intenta pensar, pero no puede. Tiene la cabeza nublada. – quizás me haría bien dormir un poco… Finn me hizo pasar la noche en vela… no sabía que el tipo hablaba dormido…

Blaine no pudo evitar lanzar una carcajada. – Ya, está decidido. Irás a dormir. Yo justificaré tu inasistencia a clases… diré que ha sido por Los Warblers… no se enojarán. Asunto arreglado– termina de decir guiñando un ojo.

Y Kurt siente la cabeza menos nublada. Los encantos de Blaine lo despiertan un poco. Pero tiene pena… le cuesta mantener el buen humor. El menor siente la mano de su compañero posándose nuevamente en su hombro. – No pienses más. Anda a tu cuarto y tomate la mañana.

Kurt le agradece a Blaine toda su preocupación. El mayor le pide que no siga hablando, que no hay porque dar más explicaciones y obliga al menor a irse de una buena vez. Se despiden con un último abrazo y Blaine prácticamente empuja a Kurt escaleras arriba. Y sólo una vez que confirma que el castaño se ha metido en su cuarto Blaine se siente tranquilo.

¿Pero... porque no lo acompañó? ¿Por qué lo dejó ir sin decirla nada más?

Porque Blaine sabe que no es el momento adecuado. Y aunque el se muere por decirle de una buena vez que lo único que quisiera es pasar toda su vida a su lado. Blaine necesita un momento para el solo y pensar. Porque hasta hoy solo sabía que se había enamorado de Kurt, pero no sabía que el muchacho le era tan indispensable, tan necesario, tan vital y hoy cuando lo escuchó cantar “Blackbird” supo todo eso y más. Que no solo quiere a Kurt, sino que también lo necesita. Tanto como necesita respirar.

Y todo es aún información fresca en su corazón. Y quiere procesarla antes de dar el gran paso.

Porque hoy podría ser el comienzo del resto de su vida.

♫ ♫ ♫

El resto del día pasó para Blaine sin ningún tipo de relevancia. En su nube, ensimismado, poca curiosidad prestaba a su alrededor. Aunque sin quererlo, el morocho llamaba mucha la curiosidad. Tras pasarse toda la mañana sonriendo y murmurando cosas sin sentido, sus compañeros comenzaron a interesarse en que era aquello que tenía a su líder tan, tan en otro mundo. Muchas veces se sonrojaba y nadie sabía porque o a veces se quedaba en silencio cabizbajo. Wes y David eran los únicos que manejaban algún tipo de hipótesis al respecto de lo que le sucedía a Blaine pero no lo comentaban con su compañero para no desconcentrarlo de aquello que tan retraído lo tenía. Tampoco lo comentaban con los demás, porque… Blaine era su amigo y ellos no iban a andar revelando los secretos del corazón del líder de los Warblers.

Así que hasta después del almuerzo todos estaban interesados en la actitud tan ligera y volátil de Blaine. Hasta que llegó una nueva reunión de Los Warblers.

Kurt por su parte tampoco estaba muy conectado con sus demás compañeros, ni siquiera con Blaine. Había evitado durante todo el día ver a nadie. Aunque algo le molestaba en el hecho de que en todo el día Blaine no hubiese ido a buscarlo o no se hubiera acercado a preguntarle como estaba. Le enfadaba profundamente cuando Blaine no se preocupaba por él… pero, cada vez que el mayor mostraba gestos de protección, unión, complicidad y hasta incluso coqueteo, el no sabía cómo actuar y muchas veces terminaba encontrando la forma de zafarse de los encantos de Blaine, porque… el estaba enamorado del mayor. Y por lo visto no era correspondido. Pero tampoco quiso pensar mucho en Blaine. Porque le dolía un poco ser su amigo. Y además estaba el dolor de la perdida de Pavarotti. Era mucho dolor simplemente.

- David, por favor, asegúrate de que todo quede registrado, estoy a punto de darme de baja en el acta oficial. - dijo Blaine sacando a Kurt de su ensimismamiento. - Estamos a punto de perder las Regionales.

Toda la exclamación a coro de Los Warblers terminó por avivar a Kurt que hasta el momento era como un ánima vagando por todas partes. Ni siquiera estaba muy consciente de cómo había pasado el día hasta llegar a estar sentado en medio de la reunión de los Warblers. Las palabras de Blaine lo desconcertaron hasta el punto de la preocupación.

- Estoy increíblemente agradecido por la confianza que todos me habéis dado, como miembro junior - continuó Blaine ante la atenta mirada de Kurt - para guiarlos a todos ustedes en estas maravillosas canciones este año. Pero, por lo que Kurt me ha contado sobre New Directions, sé que no puedo vencerlos yo solo. - el mayor hizo una leve pausa. - Es por eso que propongo reorganicemos nuestro numero 11:00 y convertirlo en un dueto. Para mostrar otro talento en este grupo.

Kurt pestañeó un poco. ¿Qué tan alejado había estado de Blaine que no había notado un trascendente cambio en su personalidad?

Blaine prosiguió aún bajo las exclamaciones de asombro de los más. -Ahora, todos perdimos a uno de nosotros esta semana. La voz de Pavarotti quedó silenciada por su muerte, y yo no quiero silenciar ninguna de las voces de este grupo.

Kurt se sintió orgulloso nuevamente de Blaine. Y muchas ganas de recuperar el tiempo perdido con él.

- Creo que Pavarotti se revolcaría en su pequeña, pequeña tumba.

- La colocación de los cuales todavía no se ha determinado. - interrumpió Kurt con un gesto cómplice. Rompiendo la tensión del ambiente.

Wes sonrió para sus adentros. - Está bien, un voto. ¿Quién está a favor de la propuesta de Blaine para que haya una doble dirección en los regionales?

- ¿Puedo poner mi nombre en la lista de las audiciones? - preguntó Kurt. Su cerebro trataba de hacer sinapsis lo más rápido posible. No podía perder esta oportunidad.

- No. - habló Blaine. Seguro de sí mismo, y de su autoridad dentro del grupo y logrando captar la atención de todos. - Quiero cantar este dueto con… Kurt.

El cerebro de Kurt terminó con la sinapsis. - Es… es ridículo. Es decir, hay voces maravillosas. Quiero decir… todos merecen un tiro de ese honor.

Pero parece que nadie lo estaba escuchando.

- ¿Todos a favor de que Kurt sea mi compañero en los regionales?

Todos aceptaron.

Wes sabía (para bien de Blaine) que era mejor dejar el asunto finalizado - ¡Decidido! - dijo golpeando su mazo. - Felicitaciones Kurt.

Kurt pestañeó un par de veces y entre tantas felicitaciones el guiño de ojo de parte de Blaine terminó por confirmar su actuación en Los Regionales.

♫ ♫ ♫

Durante toda la tarde después de aquel repentino (y sorpresivo) evento. Kurt intentó recrear ciertos eventos en su cabeza. Se arrepintió por un instante de haber encarado a Blaine el día anterior y de haberle dicho que sus solos eran demasiados… se acordó de cómo Blaine lo protegió cuando se puso a temblar y como no quería dejarlo ir a su casa luego del sismo. Pero... ¿dónde, cuándo, cómo Blaine había cambiado? Porque algo era distinto en Blaine y en su sonrisa, en Blaine y su mirada, en Blaine y su interés en hacerlo sentir bien a él.

Kurt asediado por un montón de ideas. Decidió por textear a Blaine en su celular y pedirle que fuese a verlo, para conversar.

Era necesario ponerse al día.

Cuando Blaine recibió el mensaje, se encontraba en su cuarto acompañado de Wes y David. Ya era tarde y se acercaba la hora de la cena. Con una sonrisa ligera en los labios Blaine les enseñó el mensaje a sus amigos.

- ¿Vas a ir verdad? - inquirió Wes.

- Por supuesto… - le contestó Blaine de forma tranquila. - Supongo que ya se siente mejor como para querer estar acompañado…

- No me refería a que si vas a ir a ver si ya supero la muerte de Pavarotti o no. - le contestó Wes. - me refiero a que si vas a ir a “Hablar” con él.

David rio en voz baja. - Dios, como puedes ser tan torpe. Blaine…

- Oh… eso… - dijo Blaine carraspeando la garganta. - este… ¿es prudente?

David y Wes intercambiaron una mirada exasperante. Se levantaron de dónde estaban sentados y tomaron a Blaine cada uno por un brazo. Lo pusieron de pie y lo llevaron hasta la puerta.

- ¡¿Qué hacen?! - exclamó mientras trataba de zafarse de sus amigos.

- Te estamos dando una mano… - le contestó David. Cuando llegaron a la puerta este la abrió - fuera… y no vuelvas sino es con Kurt…

- ¡pero este es mi cuarto!

Y de nada le sirvió reclamar, porque literalmente Wes le cerró la puerta en su cara.

- ¡Es mi dormitorio! - exclamó intentando abrir la puerta, pero no pudo porque los chicos le había puesto el seguro. - ¿me dejan fuera de mi propio cuarto?

- ¡vete de una buena vez! - le gritaron los dos desde adentro.

- y pobre de ti sino vuelves con él. - sugirió David.

- y si te apuras, podríamos ir todos juntos a cenar. - finalizó Wes.

Blaine suspiró pero no de impaciencia por la actitud infantil de sus amigos (eso le causaba gracia) sino porque era cierto lo que ellos intentaban hacerle ver. Se estaba demorando demasiado. ¿Qué sentido tendría darle más vueltas al asunto? Comenzó a caminar por los pasillos de Dalton a paso tembloroso. A buscar en alguna sala vacía o en algún cuarto de estudio. En cuanto lo encontrase tendría que hacerlo, tendría que…

Lo había encontrado.

El menor estaba inclinado sobre la mesa, trabajando concentradamente en alguna manualidad. Blaine se quedo un pequeño tiempo observándolo en silencio. Se veía tan sutil, tan él. Tan Kurt. Diferente a cualquier hombre que en su vida pudiese llegar a conocer.

La leve luminosidad que había en el lugar era suficiente para acentuar todos los rasgos perfectos en el rostro de Kurt. Desde el color nívea de su piel, el sonroso permanente en sus mejillas. Su mandíbula tan marcada… Blaine no pudo evitar suspirar ante tal escena y decidió dar un paso adelante y otro más, hasta hacerse ver por Kurt.

- ¿Qué estás haciendo? - Preguntó como si nada.

- Estoy decorando el ataúd de Pavarotti. - Le respondió Kurt. Feliz de que su compañero haya respondido al mensaje.
Y la hostilidad entre ellos había desaparecido. Y Blaine comprendió lo último que debía comprender. Que lo único que necesita para sentirse completo es a Kurt.

- Bueno, termínalo. Tengo la canción perfecta para nuestro dúo, y deberíamos ensayar.

Una sonrisa en los labios de Kurt derritió a Blaine desde adentro hacia afuera. Extrañaba tanto aquella sonrisa de parte del menor. Recién se había percatado de aquello. - Dímela.

- Candles, de Hey Monday.

Kurt arqueó las cejas en un gesto muy característico suyo. - Estoy impresionado. Usualmente eres tan cuarenta principales. - dijo con humor.

Eran de nuevo ellos dos. Entendiéndose como siempre.

Blaine dudó un segundo sobre si debería sentirse ofendido por ese comentario. ¡No! le daba exactamente lo mismo ahora. Le respondió con el mismo toque de humor.

- Bueno, solo quería algo un poco más… emocional.

Kurt en ese momento sintió que había despertado de un largo sueño ¿Acaso Blaine estaba coqueteando…? ¿Y tantas señales en un lapso de tres días…? Y no había captado ninguna. Pero dudó… es que sería demasiado perfecto para el… no, no podía ser cierto.

- ¿Por qué me elegiste para cantar esta canción contigo?

Blaine sonrió para sí mismo. La pregunta ya estaba hecha. No podía dar un paso a tras ni mucho menos mentir. Kurt era un chico sincero, abierto, transparente. Lo sabía desde San Valentín. Kurt decía la verdad y no temía a ser lastimado por aquello. Era momento de que Blaine también le fuese sincero, transparente. Era el último gran paso para poder volar. Tenía que ser reciproco a la sinceridad de Kurt.

Kurt. Kurt el chico del cual se enamoró desde el instante en que lo vio, pero al cual no supo decirle nada por… por torpeza. ¡Qué ridículo! Tanto tiempo perdido. Kurt. Con una personalidad tan diferente a lo humano y tan parecida a la pasión. Kurt, el único que ahora tenía un poder sobre Blaine y del cual aún no era consciente.

El menor había calado hondo en el corazón del mayor. Con sus sonrisas, sus tristezas, sus lágrimas sin vergüenza. Con su fragilidad a flor de piel y un coraje y amor propio a pedir de boca. Nadie había llegado tan lejos dentro de Blaine, y el pánico por lo que se avenía le sobrecogía el corazón.

Blaine creía en el amor a primera vista. Se lamentaba entonces por haber estado ciego en ese momento. Se lamentaba de haberse encaprichado con Kurt, de quererlo sólo para él, pero sin llegar a comprometerse. Se lamentaba de haber sido tan celoso en silencio y nunca haberse dado cuenta de que era él quien lo llenaba. Blaine creía en el amor a primera vista, aunque esta vez hubo un par de excepciones. Porque el amor esta vez, se construyó de paso a paso. Y ese mismo amor se había convertido en una necesidad insaciable de tener a Kurt. De hablar con el por teléfono si no se encontraban cerca. De hacerlo sonreír a carcajadas e incluso de sacarle celos para ver las reacciones del menor. La necesidad de sentirse contemplado por esos ojos azules. El dolor de verle llorar y la rabia de no poder consolarlo. La amistad se había convertido en amor. La confianza se había convertido en amor. Kurt podía leer a Blaine como un libro abierto. Amor sin necesidad de palabras. Kurt soportaba cada uno de sus defectos. Amor y lealtad. No podía estar sin Kurt.

Ya es hora.

Coraje.

- Kurt… Hay un momento en el que te dices: "Oh, ahí estás. Te he estado buscando desde siempre."- Las palabras se escaparon de su boca, pero jamás las pensó con la cabeza, sino que salieron de su corazón. Tomó aire. Los labios le temblaban, ya no era momento de retroceder. Aunque no quería retroceder. Apoyó instantáneamente una de sus manos sobre la de Kurt. También le hacía falta de forma física, ya no quería perderse de nada junto a él. Además, quien mejor para Blaine que Kurt. Porque Kurt siempre le brindaba apoyo, compañía, siempre lo escuchaba. Era como su soporte a tierra. - Verte haciendo Blackbird… fue un momento para mí. Sobre ti.- Blaine no podía pensar en otro momento de su vida en el que hubiera sido tan sincero. Finalmente lo dijo, porque las palabras le quemaban la boca. No podía retenerlas más. - Tú me mueves, Kurt.

Listo.

Kurt quedó perpetuo en su asiento. Teniendo la garganta seca, pero no se cree capaz de tragar nada. El mayor ha expresado sus pensamientos en voz alta. Mira a Blaine que está inmóvil también, y algo parece de a poco ir suavizándose en su mirada y en las comisuras de su boca.

Sí, Kurt había imaginado este momento muchas veces. Pero jamás así como lo está viviendo ahora. Siempre pensó que Blaine vendría un día y le diría que lo quería. Y él le respondería sin necesidad de un discurso, porque él le quería desde el momento en que lo había conocido. Había deseado esto muchas veces.

Pero ¡increíble como la realidad supera la ficción!

Blaine se le había declarado, a su modo. Con torpeza, con voz temblorosa. Con silencio, respiraciones entre cortadas y mejillas rojas. Con un discurso algo confuso, pero sincero.

Sincero.

Kurt ya no piensa que es producto de su imaginación. Ya no siente la necesidad de ponerse a la ofensiva, porque… Blaine se ha entregado entero. Entonces, el también debe entregarse. Kurt no cabe en sí de felicidad, su rostro se emociona. Una sonrisa se comienza a esbozar en su rostro

- Y este dueto está siendo solo una excusa para pasar más tiempo contigo.

Más que perfecto.

Ninguno de los dos supo que pasó después. Porque las palabras sobran cuando hace falta alguien, y cuando alguien te hace falta y lo tienes al lado, solo quieres… besarlo.

Un beso cálido y húmedo. Un beso en que ambos podían sentir la respiración del otro y un calor que los sofocaba de a poco. Kurt puso una mano sobre la mejilla de Blaine y lo contuvo junto a él. Kurt se atrevió a corresponder el beso, entreabriendo sus labios y moviéndolos a la par con Blaine. Porque ambos entendieron en ese momento que encajaban perfectamente, como un rompecabezas. Durante unos segundos, se saborearon, porque ambos sabían a café, a mantequilla de maní y a pastillas de menta. A canciones y partituras. A notas musicales y capuccino de vainilla.
Los dos estaban respirando agitados, cuando se separaron. Blaine se sintió completamente desnudo frente a Kurt y por tanto desvió levemente la mirada. Estaba completamente entregado al menor, y Kurt simplemente no podía dejar de mirarle con esa sonrisa tan sincera en sus labios.

- Deberíamos… deberíamos ensayar. - dijo Blaine rompiendo el silencio.

Y Kurt también pensó.

Coraje.

- Pensé que ya lo estábamos haciendo.

Ese es Kurt Hummel en todo su esplendor pensó Blaine sonriendo orgullosamente. Y dejándose atraer como un imán hacia Kurt. El encuentro fue furtivo. El impulso los puso a los dos de pie, encontrándose superpuestos el uno con el otro. Sus bocas se encontraron en medio de una lucha vivaz, mordiéndose con los labios tibios, posando irrisoriamente la lengua en los dientes, aferrándose en ese beso. Ambos perdieron el control mientras el ambiente se entibiaba en medio de esa lucha incesable de labios, respiraciones entre cortadas, mejillas rojas y latidos completamente audibles, la lucha los dejó a ambos sin respiración.

- Tienes que explicarme porque te estoy besando - le dijo Kurt sin remordimientos separándose apenas de los labios de Blaine. …- No puedes venir a besarme así como así.

- Eres adorable, Kurt - le dijo Blaine cortando las palabras del menor sin darle más tiempo para hablar. Lo cayó con un beso nuevamente. - ¿Por qué crees? - preguntó.

Kurt cortó el beso de una buena vez. Miró a Blaine a los ojos. - Dime que esto no es un capricho tuyo.

Blaine se sonrojó y se rio torpemente. Miro a Kurt con ternura y lo sostuvo de las manos. - Kurt… yo… jamás te haría daño.

Kurt lo miró desafiantemente, pero sin poner tenso el ambiente. - dime más.

Blaine soltó una carcajada. Pero sabía que tenía que hacerlo. Tomó asiento y le pidió a Kurt que se sentase también. Tomó aire y habló - esta será la primera vez que le hablo así a un chico.

Kurt temblaba de pies a cabeza. Desvió la mirada porque le costaba mirar a Blaine sin querer besarlo nuevamente. Pero Blaine tomó el rostro de Kurt y lo alzó. Se miraron, se contemplaron.

Y Blaine habló: - Jamás te haría daño… Porque te quiero. Y quiero estar contigo. Y sé, sé que he sido un idiota insensible y ciego.

- torpe… torpe lo resume todo. - interrumpió Kurt inteligentemente.

Blaine sonrió de emoción y asintió. - Y torpe. Por lo mismo sé qué debo hacer meritos para ganarme tu corazón. Pero Kurt, te quiero. No es un capricho. Y sé que me has apoyado más de lo que yo te he apoyado a ti. Y has soportado cada uno de mis defectos. Y hace dos días yo, yo desperté sabiendo que te quiero. Dándome cuenta de todo y arrepintiéndome de todo el tiempo perdido. Y tú has venido estos días ignorándome, siendo duro, y no te culpo, me lo merezco, y me di cuenta que aún con todo tu mal genio, con tu distancia y tu orgullo, te adoro así. Y no quiero que nada te haga sufrir, y si algo te sucede, algo te lastima yo quiero estar ahí para consolarte, pero antes quiero estar ahí para evitar que nada, nada te lastime. Quiero ser el primero que te haga reír. Y al primero al que yo pueda ir y contarle mis secretos, porque, Dios, no sabes cómo me encanta que seas la primera persona en la que pienso cada vez que tengo algo que contar. No quiero perder más tiempo. Y lo siento, porque soy torpe, distraído, impulsivo, extrovertido y a veces no me doy cuenta de las cosas, y pierdo la sutileza, pero no, no contigo. Necesito llamar la atención, pero en el fondo solo quiero que tu me prestes atención. No soy bueno para el romance, ni para las palabras de amor, y soy de mucho cuerpo, tacto… y sé que eso a veces te incomoda, pero si me das la oportunidad, quiero intentar ser esa persona que siempre has estado buscando. Esa persona que te demuestre el amor solo con un roce de dedos y quiero tener siempre en los labios las palabras perfectas para ti…

Cuando Blaine terminó de hablar sintió que se quedaba sin aire. Nada de lo que había dicho había sido premeditado, una a una las palabras se habían escapado de su boca. Cabizbajo, espero haberlo hecho bien. Kurt no dijo nada. Simplemente le echó los brazos al cuello escondiendo el rostro en el cuerpo de Blaine que aliviado instintivamente lo abrazó por la cintura. Permaneciendo así por varios minutos. Hasta que Blaine obligó a Kurt a separarse, lo tomó del rostro y lo besó. Y Kurt perdió la cabeza, Kurt explotó por dentro, Kurt perdió la sanidad, y levantó sus brazos para rodear el cuello de Blaine con fuerza, desesperado, emocionado, cubierto de la pasión que tanto tiempo había tenido resguardada dentro de su pecho. Blaine se llevó una agradable sorpresa cuando se dio cuenta de que él no estaba dirigiendo aquel beso desenfrenado, sino que Kurt lo estaba haciendo. Blaine conmocionado se aferró con ambas manos al sweater de Kurt, desesperado por no dejar distancia entre ambos, atrayéndolo más hacia él, y los cuerpos se encontraron, mientras entreabría sus labios para capturar con ellos toda la esencia del menor. Hubiera jurado que Kurt soltó un pequeño suspiro, y eso fue suficiente para que se le pusiera la piel de gallina. Esa segunda vez, fue Blaine el que rompió el beso cuando algo húmedo le toco la mejillas.

- Kurt… ¿estás…?

- No. No estoy llorando - respondió Kurt desviando la mirada antes de que Blaine terminase su pregunta.

- Ah… bueno, parece entonces que una lágrima ha entrado en tus ojos. - Dijo Blaine con humor recostando su espalda al respaldo de la silla.

Kurt soltó una risita mientras se secaba sus ojos humedecidos. - muy pocas veces te he visto sonrojado.

Touché.

Blaine también soltó una risita y el rojo de sus mejillas se intensifico. - No sabía que eras tan apasionado a la hora de besar.

- Como yo no sabía que eras tan cursi con las declaraciones de amor. - finalizó Kurt que luego se rió un poco más y de inmediato se mordió el labio inferior. Y un silencio se hizo entre ambos. Kurt soltó un suspiro y Blaine supo reconocer en ese suspiro una señal. Era la primera vez que reconocía una señal y mejor aún, sabía lo que tenía que hacer. Se puso de pie y le extendió sus manos a Kurt para que este también se pusiera de pie. Una vez que ambos se encontraban frente a frente, Blaine habló:

- Kurt Hummel… ¿Quieres ser mi novio?

Los labios de Kurt se abrieron formando una perfecta “O” Su mirada brilló y el rosa de sus mejillas se intensifico como nunca.

Blaine sonreía firmemente frente a Kurt.

- Si, si quiero. - Le respondió el menor por fin. - Y también quiero que sepas que eres exactamente la persona que siempre he estado buscando. Eres la versión perfecta de Blaine. - finalizó con ese tono tan característico suyo.

Blaine sonrió conmovido por las palabras de Kurt. Sentía que el corazón podría salírsele del pecho en ese momento. Y lo besó una vez más. Blaine pensó que no podría cansarse de nada de todo lo que implicaba esta situación: sus labios entrelazados, sus suspiros entrelazados, sus manos entrelazadas.

El rompecabezas perfecto.

- Eres adorable Kurt…- dijo Blaine terminando el beso sutilmente. Tocando con su nariz la nariz del menor.

- Oh, tu realmente haces que pierda la ra…- Pero Blaine silenció a Kurt con otro beso.

- No me voy a cansar de hacer esto todos los días.

Kurt rio cortando el beso. - Eso espero… pero, tengo que ordenar aquí. Ya se hará tarde y sabes que no permiten alumnos a estas horas fuera del comedor o de sus cuartos.

- Bueno, vale… - dijo Blaine resignado a no besarlo. - pero, sólo porque estar contigo a solas en tu cuarto o el mío merece la pena.

-Anda… ¡Cállate!- le dijo Kurt dándole un empujón cariñoso. Mientras evitaba sonrojarse en tanto ordenaba sus cosas.

Blaine lo contempló en silencio. Definitivamente podría pasar así el resto de su vida.

- Listo. - Dijo Kurt una vez que tuvo todas las cosas en su lugar. - y gracias por ayudar.

Blaine se rio avergonzado - disculpa, estaba distraído contemplándote.

- Ah… no, Blaine Anderson. - le recriminó Kurt con humor - si vas a adularme cada vez que metas la pata conmigo, entérate desde ya… no me dejaré convencer por tus cursilerías.

- Pero… pero… si de verdad te estaba contemplando. - soltó Blaine con gracia mientras lo abrazaba por la espalda y le plantaba un beso en la mejilla - ok. no volverá a suceder. y de hecho desde hoy me encargaré de cargar tus libros, hacer tus deberes y hacer tus compras ¿vale? - rió besando nuevamente la mejilla de Kurt.

- muy gracioso, estás ganando puntos conmigo, Blaine… - le dijo de forma amenazante mientras se dejaba querer por el mayor.

Blaine sonrió posando su mentón en el hombro de Kurt. - ¿quieres ir a cenar? luego podemos terminar la decoración para Pavarotti.

Kurt se dejó abrazar y besar. Suspiró - me muero de hambre, creo que no he comido en todo el día. - Se volteo para quedar frente a frente a su… novio. - si, vamos a cenar.

Blaine despeinó un poco a Kurt y lo tomó de la mano, tomando bajo el otro brazo la caja y los materiales que estaba sobre la mesa. - oye, no te molesta tener compañía para cenar ¿verdad?

Kurt sintió curiosidad. - ¿Compañía?

- Wes y David.

Kurt sintió un poco de terror en ese momento. Porque si era novio de Blaine y Blaine era su novio, no iban a andar escondiéndose ¿cierto? - ¿y no te incomoda que sepan que tu y yo…?

Blaine soltó una carcajada delirante. - ¿incomodarme? ¿Qué sepan que somos novios? Si de hecho, ellos sabían antes de que yo me diera cuenta que tú me gustabas. De hecho, no me van a dejar entrar en mi cuarto sino es contigo de la mano. Llevan días esperando esto…

Kurt alzó una ceja. - ¿qué?

Blaine suspiró mientras rodeaba a Kurt por la cintura con un brazo - Es una larga historia… te la cuento si quieres mientras vamos por ellos.