{OneShot} Cinco veces en que fueron buenos compañeros de cuarto y una en la que no

por **Lea Berry** Lun Ago 26, 2013 12:55 am

Hola, si ya están aquí ¿Podrían leer esto? Es un desafío que realizamos en el Distrito NYADA. Me ha tocado escribir algo para Sam Evans y Sebastian Smythe. Y de objeto una cesta de picnic (¬¬ deshice mis sesos pero logré poner el fucking picnic en el oneshot)

Es un desafío ~~diferente~~, lo sé ( pero como sea los desafíos son desafíos y hay que cumplirlos) Veremos que tal.

Título: Cinco veces en que fueron buenos compañeros de cuarto y una en la que no

Autor: Lea Berry.

Fandom: Glee

Pairing: Sam Evans & Sebastián Smythe.

Disclaimer: Glee y sus personajes pertenecen a Fox. Este fic se escribió sin ánimo de lucro.

Resumen: Seccionales, Regionales y Nacionales han quedado atrás. Y después de graduarse de sus respectivas preparatorias Sam y Sebastián terminan siendo alumnos de la del Conservatorio de Música de la universidad de Rochester en Nueva York. Les toca compartir cuarto y bueno, con el tiempo se hacen amigos.

Advertencias: No esperan nada que no sea rosa, porque yo soy así bien cursi >:3 sea un desafío o no.

Cinco veces en que fueron buenos compañeros de cuarto y una en la que no

1. Primer Día

Lo primero que Sam ve al entrar en su nuevo cuarto en el campus de la Universidad Rochester, lugar que será su hogar por los próximos cuatro años, es a un muchacho alto y delgado y con expresión tan asustada en su pálido rostro como la que Sam sabe también debe de tener en el suyo propio. Lo reconoce inmediatamente, aún sin la corbata roja con ribetes azules, ni el blazer impecablemente planchado. Lo reconoce porque Kurt solía llamarle cara de suricata, y porque en una ocasión mandó a Blaine a cirugía debido a un slushie con sal de roca (¡Larga historia!) Lo reconoce, se acuerda de todo pero eso no le importa. Lo ve ahí de pie, nervioso y tal vez ansioso y se preocupa porque el también se siente nervioso. La universidad lo asusta. Por el cambio en su expresión se ve que Sebastian también lo ha reconocido a él, no lo disumula y por eso su boca se abre en una perfecta "O" y podrían haberse quedado mirando y juzgando en silencio por un tiempo considerable, sin embargo Sam sonríe y Sebastian suspira.

— ¿La cama de la derecha o la de la izquierda? — Pregunta el rubio. El castaño sonríe por primera vez.

— La de la izquierda si no te importa. — Anuncia Sebastian.

Sam camina bajo la atenta miarada de quién fuera un warbler tiempo atrás. Deposita su pequeña caja con articulos personales sobre la cama aún si hacer y se sienta.

Sebastián sigue de pie. Tenso y como si no supiera que hacer, y podría ordenar un poco para relajarse, pero el cuarto es pequeño, hace calor porque el verano aún no ha concluido y ordenar produce pereza.

— Realmente esto me aterra. — Sam oye al otro muchacho decir. El rubio alza la mirada. Sebastian le está mirando, como si quisiera conversar al respecto.

— A mi también me asusta. — Sam reconoce, se siente igual que el castaño e incluso conversar al respecto no parece mala idea. Hace apenas un par de meses no eran solo más que un par de chiquillos de preparatoria pensando en el futuro y en un centenar de diferentes oportunidades para llevarse por delante. Y ahora el futuro los ha puesto a estudiar música en un conservatorio y deben dejar de ser unos chiquillos y comenzar a valerselas por si solos, porque, bueno, se trata de su futuro y el de nadie más.

Sebastian guarda silencio y sigue sin moverse. Cualquiera diría que hasta se ve indefenso.

— ¿Quieres salir a recorrer el campus? — Sebastián oye al rubio decir. Lo está invitando de forma amable. No puede rehusarse.

— Me encantaría — responde.

Sam se levanta de la cama y sonríe y Sebastian suspira sacando todo el temor que sigue guardando dentro. Ya no se siente tan nervioso. Salen juntos del cuarto como lo harán después muchas otras veces. Salen ahora siendo solo dos chicos que apenas se conocen, sin saber que en menos de cuatro años serán más que dos desconocidos.

2. El Regalo

Los meses pasan y Sam y Sebastian ya se han adaptado al ritmo de la vida universitaria. El conservatorio de música además les inculca disciplina y un cierto aire de intelectualidad, por lo que incluso se sienten un poco más especiales que antes. Además de que se tienen el uno al otro. Son amigos.

De camino al campus se han detenido en una tienda de música. Sam quiere algo nuevo y Sebastian después de girar los ojos y mirar la hora en su reloj, decide acompañarlo. Entran y se pierden entre las estanterías de discos. Cada quién por su lado. Ya han pasado por esto muchas veces antes, no es la primera vez que el rubio quiere comprar ahí. Y no es primera vez que Sebastian se aleja porque comienza a sentirse incómodo. Él sabe lo que va a suceder. Las primeras veces, o en realidad cada vez que van a comprar a esa tienda, el rubio se emociona y saca disco tras disco y al final cuando es la hora de pagar y tiene una pila de bandas sonoras tapándole la cara, debe elegir uno o dos, no más, porque bueno, su familia no tiene mucho dinero y lo que gana trabajando en el bar tres a cuatro días a la semana le sirve para pagarse parte de la cuota del conservatorio. Sebastian sabe que no debe ofrecerle dinero ni insinuar prestarle porque eso haría sentir mal a su amigo al borde de querer abandonar la tienda sin comprar absolutamente nada.

Sebastian sigue obervando a Sam par de metros más allá y le duele no poder comprarle uno de esos discos, porque bueno, el tiene más dinero y comprar un disco o un auto si fuese el caso, no sería problema. Pero tiene que ser un buen amigo y dejar al rubio lidiar con su realidad. Después de un rato Sam camina hacia el con una bolsa colgando de sus manos, ha comprado, no todo lo que ha querido, pero eso no evita al rubio llevar una sonrisa en su cara.

A medio pasillo de su cuarto Sam saca uno de los discos que ha comprado de la bolsa y se lo extiende a Sebastian.

— Se que te gustará. Te he oído tararear parte de su repertorio en las mañanas. — Dice el rubio como si nada.

Sebastian no sabe donde esconderse, porque no sabe si quiere golpear a su amigo en la cara o abrazarle. Ha gastado parte de su poco y escuálido dinero en él y más aún, ya puede recordar incluso que canciones le oye tararear mientras prepara el desayuno.

— Tonto —. Se limita en decir el castaño, agarrando fuertemente el disco entre sus manos. Y no le dice tonto con el son de ofenderle o algo por el estilo. Es su forma de decir «Gracias, es tal vez el gesto más lindo que nadie ha hecho por mi»

Y Sam lo entiende así. Y por lo mismo no deja de sonreír. Si bien se ha quedado un poco más pobre, la expresión de desconcierto y gratitud en la cara de su amigo ha valido los dos turnos extras que ha trabajado en el bar la semana pasada.

3. Mago de Oz

Sam está en la enfermería de la universidad, sentado en la camilla escuchando atentamente las indicaciones de la enfermera. Los chicos del conservatorio habían improvisado un partido de football. Una jugada mal hecha y el rubio había terminado en la enfermería con un tobillo torcido.

Sebastian está sentado en una de las sillas en la enfermería también, cubierto de barro porque han jugado el partido aún con la lluvia cayéndole sobre las cabezas. A él no le ha pasado nada, salvo un amigo lesionado.

Para cuando la enfermera deja la sala para ir en busca de los medicamentos, el castaño aprovecha de acercarse a su amigo para ver que tal todo.

— Vas a tener que cargarme hasta el cuarto. — Anuncia Sam en son de broma.

— Ajá. — Responde Sebastian, no se atreve a decirle que no. Aunque los dos saben que no hay forma de que eso pueda suceder.

Sam alcanza el estetoscopio que la enfermera ha dejado abandonado sobre la camilla. En un gesto rápido se lo acomoda en los oídos y el otro extremo del instrumento sobre el pecho de Sebastian.

El castaño queda en lo que es cuestión de segundos congelado por la situación. No entiende aveces la forma de pensar de su amigo, y como termina actuando de la forma en que lo hace siempre: con una sonrisa en la cara, haciendo alguna buena imitación de algún personaje famoso, sacando en tiempo récord la melodía más difícil en su guitarra como si se tratase de algo tan sencillo y natural como respirar, y haciendo cosas como esta, cosas que rompen cualquier tipo de espacio personal entre ellos dos.

— Hem. ¿Sam... que haces? — Pregunta el castaño saliendo de su ensimismamiento.

— Shh... tu corazón. — Dice Sam. — Estoy tratando de escucharlo.

Sebastián rueda los ojos. — Yo no tengo corazón.

— No eres el hombre de hojalata. — Dice Sam.

— ¿Disculpa? — Sebastian parece haberse quedado en blanco.

— El Mago de Oz. — Responde el rubio, quiere reírse. A Sebastian siempre le ha gustado hacer gala de su forma de ser: un poco frívola, un poco independiente. Cero sentimentalismos. Sam sabe que en el fondo tiene un corazón. Sabe que Sebastian es un chico más cálido de lo que aparente y más necesitado de cariño de lo que se ve. Muy sensible.

— Yo no tengo corazón. — Vuelve a repetir el castaño. El quiere ser el hombre de hojalata, fin de la discusión.

— Shhh... — Lo manda a callar Sam. Ya le ha tomado la técnica al estetoscopio y por fin consigue dar con lo que andaba buscando.

Tum - Tum - Tum repetidamente suena en sus oídos. El corazón de Sebastian esta acelerado, tal vez más acelerado de lo que debería estar un corazón normal.

Sam alza la mirada y mira al castaño directamente a los ojos.

— Vale, vale. — Sebastian se aparta. Corta el contacto con el estetoscopio, se aleja de Sam. Esta considerablemente sonrojado. — No soy el Hombre de Hojalata. Tampoco soy de hierro... — Sigue apartándose. Se siente al descubierto — Te espero afuera. — Se va.

Y ahora Sam es el que no entiende la forma de pensar o de sentir de su amigo y como termina actuando de la forma en que lo hace siempre: sonrojándose debido al contacto físico, riéndose siempre de sus imitaciones por muy malas que sean, pidiéndole que le enseñe a tocar guitarra como si su vida dependiera de ello y haciendo cosas como esta, cosas que rompen cualquier tipo de cercanía entre ellos dos.

4. 4 de Julio

El cuatro de Julio llega y han quedado en pasar el día con la familia Smythe. Hay un pic-nic organizado y fuegos artificiales al final del día. Una tarde en Central Park y si tienen suerte y los padres de Sebastian no los secuestran a alguna aburrida cena se irán a una pequeña fiesta en el piso de Rachel, Kurt y Santana. Porque Sam no ha cortado lazos con ellos y no ha dejado de ser amigo de Blaine y ahora que todos viven en New York, se ven de vez en cuando: una o dos veces por semana incluso más. Y Sebastian se ha inmiscuido porque es amigo de Sam y Sam del resto. Al final han terminado todos juntos muchos veces en algún pub y Kurt ya no llama cara de suricata a Sebastian y Sebastian ya no quiere devorar con la mirada a Blaine porque ya no le interesa. Ahora le interesa otra persona.

El tema es que el 4 de Julio se ha ido al traste porque los padres de Sebastian no han encontrado mejor día para comunicarle al mundo que se van a divorciar.

La cesta del pic-nic queda tal cual como haba llegado. Nadie a probado bocado. La Sr. Smythe está más allá conversando con la hermana mayor de Sebastian. El Sr. Smythe ha desparecido hora después de haber dado la noticia. La brisa golpea el rostro del castaño que no ha dicho nada desde que sus padres hablaron rato atrás. Sam lo observa en silencio porque por ningún motivo se va a ir a otra parte. Su amigo se ve triste y esa tristeza le duele como si fuese suya.

Sam quiere abrir la boca una o dos veces. Pero calla por temor a decir algo equivocado. Lleva su mano y la apoya en el hombro de su amigo. No se va a mover de ahí, no lo va a dejar solo aunque eso signifique tal vez tener que quedarse sentado toda la tarde en la misma posición, ya que no será sino dentro de unas tres horas que comenzarán los fuegos artificiales y tiene que quedarse ahí hasta ese entonces, porque sabe que será el momento en el que Sebastian querrá llorar. Total, los fuegos artificiales sonarán tan fuerte que nadie lo va a escuchar.

5. Audicion

Sam está dentro de un estudio. Lleva poco más de dos horas ahí. Le han ofrecido usar una de sus canciones en una obra de Broadway. Algo pequeño pero muy significante para cualquier aspirante a compositor. Rachel había hecho los contactos y Sebastian lo había obligado a ir y tomar la oportunidad.

Sam lleva trabajando un buen rato adaptando su canción a las necesidades de la obra. Y está algo molesto y desconcentrado a la vez. Ha discutido con Sebastian esa mañana y no se han hablado desde ese entonces. El castaño no lo ha acompañado a la audición tampoco, tal vez como producto de la misma discusión. Y eso a Sam le molesta y le desconcentra. Se siente solo y poco inspirado en uno de los momentos más importantes de su carrera.

Dos horas más pasan para cuando por fin su canción es aceptada. Sam recibe un par de halagos y una que otra palmada en la espalda. Una buena remuneración y dos recomendaciones para otros directores. Para cuando sale del estudio es tal la cantidad de emociones que lo embargan que lo primero que quiere hacer es llamar a Sebastian y disculparse y contarle todo con lujo y detalles e invitarlo a celebrar a alguna parte.

Pero no saca su teléfono móvil y tiene que borrar aquella idea de su mente. Fuera del estudio el castaño lo está esperando con una sonrisa en el rostro y dos cafes del starbucks más cercano en cada una de sus manos.

5. Lo que no hacen los compañeros de cuarto

Es el rubio quién inicia el beso. Huele a alcohol y a cigarrillo al rededor de ellos. Y el beso es torpe, casi un roce de labios.
Están en el cuarto, la fiesta se ha terminado hora atrás pero ellos no se han dado cuenta enfrascados en su pequeña fiesta personal.
Es un error es algo que ambos piensan o algo que ambos quieren convencerse a creer. De todas manera es algo que mañana descubrirán. En el peor de los casos la culpa será del alcohol y del humo del cigarro. Si... Y de los celos, y de la dependencia mutua y de lo bien que se la pasan juntos y de la amistad.
Es un error es es algo que ambos piensan o algo que ambos quieren convencerse a creer.
Esto no es algo que hacen los compañeros de cuarto.
Y en el mejor de los casos, no será un error.
Mañana lo descubrirán.
Tal vez porque nunca han sido tan buenos compañeros de cuarto después de todo.

por **EduardoDStarlet-Parker** Lun Ago 26, 2013 4:56 pm

AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW ame este oneshot LO AME! uno de mis prefgeridos, claro qe no me gusta mucho esa pareja pero lo ame *-*

por Invitado Miér Ago 28, 2013 10:48 pm

Sam Evans bisexual: te adoro *0*
"Es el rubio quién inicia el beso" esa frase me encantó, porque fue Sam el que dio el primer paso, el que hizo que Sebastian pueda sentirse más seguro! Oh my fucking god.
Fran, te quedó genial.

por Veronica Everett Criss Miér Sep 11, 2013 7:07 pm

Me encantato, estubo genial & la verdad yo ame esa pareja... Es una muy rara convinacion... Pero aun asi estubo super...
Te felicito!!!

por **Tatii_Tara** Sáb Sep 14, 2013 3:17 pm

Cierto esto lo leí hace tiempo pero se me quedó pendiente comentar xD

jajajajajaja lo de que te exprimiste los sesos para la: "fucking cesta de picnic" JAAJAJAJAJAJAJ epic xD

Te quedo bien Fran, es una pareja rara así que no es como si pudiéramos exigir mucho xD pero está muy tierno :33 jaja ya quiero leer mas de tus cosas si es que Lily abre la parte para escritos externos a Glee...

Waaa saludines! ^^

Tati lil' Warbler cambio y fuera! {OneShot} Cinco veces en que fueron buenos compañeros de cuarto y una en la que no 918367557

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por Blainey Days Dom Mayo 04, 2014 12:12 pm

Cuando conversamos acerca de combinaciones raras de parejas en glee y me comentaste "Escribí un OS com Sam & Sebastián juntos" morí, Fran. Y ahora que he leído tu trabajo, me siento más muerta aún. Varias veces he dicho que me parezco mucho a Sebastián, o al headcanon que muchos mantienen de él y tú con tu OS me lo has dejado más que claro.
Está increíble la forma en que usaste el tiempo en la narración. Amé el detalle del mago de Oz, y de las 5 veces mi favorita fue la de El Regalo *O*
Eso, la lectura me encantó. Te felicito.

por andersmythe Dom Jul 27, 2014 9:16 pm

OH, Jamás había amado tanto a Sebastian en un OS
ni que decir de Sam, que pese que es de mis menos favoritos, haz hecho me encantara en esta historia.
Bueno, reconozco que leí este OS por la presencia de Sebastian, pero me he llevado una grata sorpresa
lo he leído ya dos veces porque pese a lo extraña de la pareja me haz hecho sonreír mucho, mucho.

~~quisiera más de este OS, please please please~~

=D

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