(FIC-Klaine) "Escenas borradas" We Built This Glee Club “I did it for you”

Enero de 2019





-¿Blaine?
-Lo siento... —murmuro este al cerrar la puerta del closet con más energía de la necesaria y provocar un ruido seco que reboto en el silencio de la habitación.
-¿Qué hora es?... —pregunto Kurt despertando a medias.
-Casi las 9…
-¿Las 9?... ¿estas bromeando?...
-No... esa es la hora... —dijo Blaine sentándose en su lado de la cama para quitarse el reloj y el pantalón.
-¿Cómo es posible que este durmiendo a las 9?... ¿Qué pasa conmigo? —se auto pregunto Kurt con una mano en la cabeza como si no concibiera la idea de lo temprano que se había acostado.
-Es porque estas agotado… —susurro Blaine en el oído de su esposo una vez que se dejo caer en la cama y este busco refugio en sus brazos de inmediato.
-Un poco… —respondió acomodándose— ¿Cómo te fue?
-¡Excelente!, termine dos canciones más… se escuchan fantástico.
-Que bueno… —dijo Kurt en medio de un suspiro hondo— eres tan talentoso como guapo, no puedo esperar menos de ti…
-Gracias… —respondió Blaine acariciándole el pelo— ¿Qué tal tú?
-Función repleta, autógrafos al final… lo de siempre —contesto Kurt como sonámbulo.
-Tal vez deberías pedir un día libre, has estado en función continua desde que estrenaron hace semanas.
-No puedo pedir un día libre… mi reemplazante es lo peor que ha pasado por el teatro después de Julia Robert —susurro Kurt como durmiéndose.
-Exagerado… —dijo Blaine besándole la cabeza.
-Es la verdad… por favor, ¿dime que tendrás más tiempo las próximas semanas? —pregunto Kurt enderezándose un poco pero sin abrir sus ojos, como si el cansancio le hubiera ganado por completo.
-Lo intentare, lo prometo…
Kurt soltó un poco de aire y volvió a acostase sobre el pecho de su esposo, las funciones continuas y los ensayos, comenzaban a ganarle a la poca energía que le dejaba Henry y su inminente dentición.
-Además… Julianna empezara en dos semanas, ¿lo recuerdas?, eso nos aliviara bastante —recordó Blaine acariciándole el pelo.
-Lo recuerdo… ¿porque tuvo que morirse esa tía suya?... ¿no pudo esperar un par de meses?
-Kurt…
-Lo siento… es solo que…
-Lo se... llegar a Broadway no es el día de campo que parecía ser… creo que hablare con Lily para decirle  que no te exija tanto.
-En realidad me cansa más nuestro hijo que cualquier otra cosa…
-¿Sigue quisquilloso?
-¡Más que nunca! —exclamo Kurt como si Henry se portara mal a propósito solo para arruinarle el día.
-El doctor nos dijo que estaría medio irritado por sus dientecitos, ¿le pusiste la crema que nos receto?
-No…
-¿Por qué no?
-Porque esos anestésicos tienen componentes dañinos para los bebés...—explico Kurt sentándose en la cama para beber agua—  lo vi en un noticiario no me mires así.
-OK…
-Además no creo que sean solo los dientes,  ha estado tan quisquillosos que ya no sé qué hacer con el… se duerme en mis brazos y luego se despierta al segundo que lo pongo en su camita… creo que lo hace a propósito… sin contar que me cuesta un mundo hacer que coma… me lleva  a pensar…
-¿A pensar qué?
-No lo diré es horrible… —respondió Kurt dejando el vaso en su mesa de noche y negando con su cabeza.
-Kurt… ¿Qué estas pensando?
-Por favor no me odies… —respondió haciendo el gesto de alto con sus dos palmas abiertas.
-Jamás podría hacerlo… ¿Qué estas pensando?
Kurt soltó un suspiro y se restregó la cara como si fuera a decir la peor de las blasfemias.
-Kurt…
-Estoy pensando que tal vez… tal y  como dijiste hace un año cuando te lo propuse… debimos esperar para tener un hijo… no sé, que nuestra vida estuviera más resuelta… —dijo Kurt soltando un poco de aire y desviando su mirada hacia otro lado de la habitación. Blaine empequeñeció  sus ojos pensando si era porque se avergonzaba de pensar aquello o porque lo reprendería por dejar la ropa tirada en el piso.
-Tú no hubieras querido eso… y lo sabes.
-¡Lo sé!… ¡lo sé!... —exclamo tapándose la cara— ¡soy un padre horrible!, ¡renegando de mi propio hijo!… nunca se lo digas por favor.
-No se lo diré… te lo prometo —contesto Blaine riendo un poco— y no eres un padre horrible… ven… —agrego abriendo sus brazos invitándolo con ello a  refugiarse en el mejor de los lugares, Kurt esbozo una pequeña mueca de satisfacción y se acomodó sobre él como si aquel pecho tibio y oloroso fuera más confortable que cualquiera de las almohadas de “Dash&Albert”— solo estás cansado —concluyo haciéndole un arrumaco.
-Lo estoy… ¿Por qué nadie advierte sobre esto?
-¿Sobre qué?
-Sobre lo difícil  que es criar un bebé, quisiera que lo enseñaran en la escuela en vez de toda esa estupidez numérica que solo ocupa espacio en nuestros cerebros.
-Muy cierto, pero sabes que al final las matemáticas se utilizan en todo.
-¿Me das un ejemplo de eso por favor? —dijo incorporándose.
-No tengo ejemplos… es algo que decía mi Abuelo y que recordé ahora no sé porque —contesto riendo— pero tienes razón, deberían de enseñarlo, tal vez no lo hacen en pos de la perpetuidad de la especie.
-¿Qué?
-Eso, imagina si todos saben lo difícil que es criar un bebé, nadie querría tener uno y eso sería ponerle una lápida a la especie humana.
-Me encantan tus conversaciones de almohada…—dijo Kurt sonriendo mientras volvía a acomodarse sobre su esposo— y aunque fuéramos en contra de la conspiración esa que involucra el silencio de los padres, desearía que alguien lo dijera… aunque si se trata de desear, desearía que tú tuvieras más tiempo para nosotros, ya me siento casi un padre soltero.
-Lo siento Kurt…
-Está bien, tienes que hacer lo que tienes que hacer… es solo que te necesito…
-Lo se… —dijo Blaine dándole un beso en la cabeza— tal vez… tal vez debería hablar con Ginger y aplazar mi disco…
-¿Qué? —pregunto enderezándose en menos de un segundo, usando para ello el pecho de Blaine como soporte de impulso.
-Eso… ya tengo el contrato y no pueden desdecirse, si les digo que volveré a trabajar en el dentro de dos meses o seis… no creo que haya problema —insistió mientras le corregía el pelo del flequillo
-No quiero que hagas eso…
-¿Por qué no?... estas exhausto… y si he esperado por años esta oportunidad, bien puedo aguardar unos meses mas… llamare ahora… —dijo Blaine tomando su teléfono y haciendo el ademan de levantarse.
-No… Blaine… vamos… ¿de que estas hablando? —dijo Kurt quitándole el aparato— ¿cómo vas  a hacer eso?... esta oportunidad la has esperado toda tu vida y si renuncias a ella… ademas como bien dijiste Julianna volverá en un par de semanas.
-¡Pero si no renunciaría! —advirtió  volviendo a  tomar el control sobre su teléfono móvil— solo lo aplazaría que es diferente
-Pues deja eso para cuando tengas decenas de discos de platino y “Grammys” para regalar hasta en subastas de caridad —interrumpió Kurt tratando de tomar devuelta el teléfono— si desperdicias esta oportunidad te sentirás sumamente infeliz, y yo no quiero verte así, porque vete así me haría a mí un ser infeliz… y ¿sabes cuantos músculos de la cara se tensan cuando uno hace muecas de tristeza? —agrego mirando a Blaine como si esperara una respuesta de su parte, este lo miro de medio lado sin saber si debía responder a eso a o no— ¡pues los más importantes!... y créeme que una cara con arrugas es lo menos que necesita Broadway, por lo tanto no llamaras a nadie…
-Kurt…
-¡NO!… ya dije mi última palabra…—exclamo apuntándolo.
-Disculpa… ¿tu última palabra?... ¿así funcionaran las cosas ahora que eres una estrella del teatro? —quiso saber Blaine guardando su teléfono en el cajón de su mesa de noche.
-Obvio… —contesto Kurt encogiendo un hombro como si lo que había dicho no requería la menor explicación.
-OK… —contesto Blaine casi complacido.
-Ahora por favor termina de acomodarte para que nos durmamos…
-Creo que ya estoy lo suficientemente acomodado Señor Hummel-Anderson.
-Perfecto —dijo Kurt recostándosele en el pecho de nuevo— te juro y dormiría hasta ma… ¡no!... te prometo que lo deje súper dormido —advirtió Kurt al sentir llorar al bebé a través del “Baby Monitor”.
-Yo voy… —se adelantó en decir Blaine levantándose de inmediato.
-Estaba dormido, te lo juro —insistió Kurt restregándose las sienes con sus dedos al tiempo que se levantaba también— le diré que  dejare de llamarlo “Munchkin” ninguno  de los pequeños de  “Munchkinland” se comportaba así, ¡estabas dormido! —exclamo con el monitor cerca de su boca como si se comunicara con alguien a través  de un “walkie-talkie”
-Pero ahora no lo esta… y yo iré a verlo, por lo tanto, tú… —dijo Blaine rodeando la cama, lo tomo por los hombros y lo empujo para que se acostara de nuevo arropándolo acto seguido —te quedas quietecito aquí…. vuelvo enseguida —agrego dándole un beso en la frente.
-Te juro y con  nuestro hijo eso no funciona  —advirtió abrazando la almohada.
-Intentare que si… —respondió Blaine saliendo de la habitación.
-Dile que dejare de llamarlo “Munchkin” si sigue con esa actitud —advirtió Kurt tapándose la cabeza por completo.
Blaine sonrió y cerró la puerta escuchando un último “¡Díselo!” de parte de su esposo antes de partir caminando descalzo hasta la habitación de su hijo.
-¿Henry?... ¿qué sucede bebé? —pregunto entrando en la habitación de su hijo. Henry estaba más despierto que nunca y movía sus piernas y brazos como si aleteara para mantenerse a flote en medio del océano, hacia pucheros antes de soltar pequeños llantos y mordía sus manitos casi tratando de comérselas dedo por dedo— ¿estas incómodo hijo? —dijo tomándolo en sus brazos— culpo a tus pequeños dientes de eso, pero… ¿sabes qué?... si quieres comer dulces cuando seas más grande necesitaras tus dientes, lo mismo si quieres tener la maravillosa sonrisa de tu Papá… lo se cariño —agrego acercándoselo a la cara, le acaricio la cabecita y comenzó a mecerlo para tratar de confortarlo de alguna manera— ¿sabes lo que haremos?... llamaremos a tu abuela a ver si nos puede dar un consejo sabio y útil— le dijo Blaine a su hijo mientras lo acercaba más a su cuerpo y salía con él de la habitación— después de todo, si fue capaz de criar a Cooper Anderson, es capaz de cualquier cosa, hasta de encontrar un alivio a tu dolor—añadió  tomando el teléfono inalámbrico de la sala. Henry emitía pequeños sollozos y suspiros, como si estuviera pasando por algo insufrible y que nadie era capaz de entender— muy bien hijo… si mi oreja te alivia puedes mascarla —dijo sonriendo al ver que el pequeño cambiaba sus manitos por la oreja de su padre.

-¿Hola?
-¿Mamá?, ¿te desperté?
-¡Blaine!, ¡hola cariño!... ¡qué hermosa sorpresa!, ¿cómo estás?, ¿cómo está mi nieto?... ¿y Kurt?
-Hola Mamá… ¿no te desperté?, ¿verdad?
-No hijo, son recién las nueve, ¿por quién me tomas?, ¿cómo estás?
-Bien, ¿cómo estás tú?, ¿el Papá?
-Todos bien aquí, yo estoy en la sala con mi libro y tu Papá en el dormitorio viendo una película con muchos disparos, creo que ya mataron a  todo el elenco en la primera escena… cuéntame cómo esta Kurt, ¡te juro y casi me pongo a gritar en el centro comercial cuando vi el reportaje de él en la revista “Playbill”!
-Pues menos mal que no lo hiciste, la gente te hubiera mirado raro.
-Me da lo mismo… ¡Que reportaje tan espectacular!...
-Lo fue… lo hicieron en el teatro… un momento, ¿desde cuándo y lees “Playbill”?
-¿De que estas hablando?, ¡yo siempre la leo!
-Mamá…
-¡Ay está bien!... me hice fanática desde que mi yerno es una estrella de Broadway, tengo que mantenerme informada, si no… ¿cómo podría presumir frente a mis conocidos?… cuéntame como esta.
-Muy bien, agotado pero feliz, la obra está siendo un éxito desde que se estreno.
-¡Qué maravilla!… espero y poder verla, tu Padre me prometió que iríamos a New York a una función, espero y lo recuerde… ¿Qué tal tu hijo?
-Yo bien, he estado la mayor parte del tiempo en el estudio, pero mi disco está cada vez más cerca de ver la luz.
-¡Mi niño!... ¡me alegro tanto!… te juro y comprare 50 copias en cuanto salga.
-Exagerada…
-¡Es lo mínimo que puedo hacer!... ahora cuéntame de mi hermoso nieto.
-Bueno, de hecho por eso te llamo…
-¿Qué sucedió?... ¿está bien?... no me digas que le paso algo, mira que me desmayo aquí mismo en medio de mi sala.
-No, no es necesario que te desmayes, Henry está bien, es solo que le están asomando sus primeros dientes y ha estado más que irritado.
-¡Ay pero si eso es normal! —dijo la señora Anderson minimizando la preocupación de su hijo y yerno.
-¿De verdad?, ¿hasta que no quiera dormir?
-¡Obvio!... y que babee más  de lo normal, o que quiera morderlo todo…
-¿Segura?, ¿no debemos preocuparnos por un cambio de personalidad o algo?
-¡Claro que no!, ¿cómo se les ocurre?... ¿no les recomendó el pediatría algún anestésico local?
-Sí lo recomendó, pero Kurt prefiere no usarlo, leyó o vio un reportaje sobre que la benzocaína producía daños en los recién nacidos.
-¿Enserio?, nunca había escuchado algo así.
-Ni yo… lo se bebé tranquilo… —dijo Blaine calmando a su hijo que volvía a sentirse incómodo con todo.
-¿Estas con él ahora?
-Aquí estamos lo dos, trato que se duerma, pero parece que no quiere en lo más mínimo cerrar sus bellos ojitos.
-¡Ay ponlo al teléfono!
-Mamá, es un bebé no te dirá nada.
-¡Ay!, pero me escuchara a mi…. ¡ponlo al teléfono para escuche a su abuela!
-Esta bien… —dijo Blaine blanqueando sus  ojos, como si su Mamá pudiera verlo hacer aquel gesto de desagrado— mira Henry… es tu abuela… —agrego acercándole el teléfono a su hijo. Henry hizo un par de pucheros y se apartó como si estuviera harto de todo, la Señora Anderson mientras tanto,  le hacía ruidos chistosos al otro lado del teléfono sin percatarse de aquello.
-¿Escuchas  a tu abuela cariño?... ¿la escuchas?
-Creo que no está para charlas,  solo quiere comerse el teléfono Mamá…
-¡Ay pobre pequeñito!
-Está sufriendo lo indecible, y por eso es que te llame, ya que Kurt no quiere utilizar el medicamento, ¿existe alguna carta bajo tu manga que nos ayude en esto?, en especial a Henry que solo quiere dormir y al parecer no puede.
-Claro que  la tengo… ve al baño y moja una toalla limpia.
-¿Una toalla?
-Una toalla…
-¿Estas segura de lo que me estás diciendo?, te recuerdo estamos hablando de tu nieto aquí —dijo Blaine con cierta desconfianza pero dirigiéndose al baño de todas formas.
-Haz lo que tu madre dice… ¡ve!… —dijo la Señora Anderson como con autoridad, Blaine se la imagino levantando una ceja con sus manos en la cintura y todo.
-Muy bien…—dijo entrando en el baño, se movió a Henry hacia un costado y abrió el gabinete que contenía las toallas y los productos de aseo, saco una pequeña como de visita y la mojo en una de las puntas— ¿ahora qué hago?, ¿se la pongo en la frente?
-No, no estamos hablando de un caso de fiebre… dásela para que la chupe, te juro y actúa como el mejor de los anestésicos.
-¿Y no se ahogara?
-¡Ay hijo!, he criado a dos preciosos niños, confía en tu Mamá —insistió la señora Anderson sacando a relucir sus credenciales de buena Madre.
-Ok… toma bebé… según tu abuela esto te aliviara —dijo Blaine acercándole a Henry la toalla mojada a la boca, el bebé se resistió en un comienzo, pero luego de sentir el alivio que le brindaba aquel paño frio comenzó a morderlo como el más delicioso de los bocados—¡Funciona! —exclamo soltando una risa.
-Te lo dije…—sentencio su Madre al otro lado de teléfono la mar de satisfecha.
-Que genial… ¿puedo hacerlo siempre?, ¿no se resfriara o algo?
-No hijo, además que puedes variar con otras cosas heladas, como vegetales por ejemplo, se los das para que los mastique y eso le producirá mucho alivio.
-Lo tendré en cuenta, gracias Mamá
-Es un placer ayudarte hijo, no dudes en llamarme cualquier cosa, y a cualquier hora.
-Tomare en serio esta oferta no creas que no —dijo Blaine sujetando el teléfono entre su hombro y mejilla.
-Pues muy en serio te lo digo.
-Perfecto, gracias otra vez… puedes volver a tu libro o a la cama con Papá.
-Eso no ocurrirá hasta que la violencia cese en ese dormitorio, me quedare con mi libro aquí quietecita.
-Como quieras, ahora intentare que este pequeño se duerma… adiós, y gracias otra vez.
-Te quiero hijo… y saludos a Kurt, dile lo que dije sobre el reportaje suyo.
-Se lo diré, adiós Mamá, saludos a Papá.
-Adiós  hijo… un beso a mi nieto.
Blaine sonrió y se sentó un rato en la sala con su hijo en los brazos, el remedio casero que concia su Madre estaba resultando lo más efectivo, Henry mordía con fuerza la toalla y balbuceaba pequeñas “m” y “b” casi contento, se lo acomodo en el hombro y comenzó a tararear una de sus canciones al tiempo que le acariciaba la espalda y la cabeza, Henry comenzó a dormirse a de a poco, seguro y confortado en el hombro de quien llamaría más tarde, “Papáblen”.

Junio de 2014





-¿Kurt?... —dijo Blaine parado en la puerta del departamento ya vestido de lo más elegante. Había escogido para la ocasión el mismo traje que utilizo para la noche de estreno de la obra de Rachel y solo se había decidido por una camisa y corbata diferentes.
-¡Un minuto! —exclamo este de vuelta desde la habitación.
-Es lo que dijiste hace 10 minutos atrás… —murmuro mirando su reloj— ¡quince minutos para las siete! —agrego dirigiendo su voz hacia donde su prometido se encontraba.
-¡Un minuto dije!...
-Tal vez debería sentarme… —dijo para sí entrando nuevamente.
-¿Qué tal? —pregunto Kurt saliendo de la habitación vestido aún más impecable que Blaine, se dio una vuelta completa mientras se abotonaba la chaqueta del traje gris que había elegido y espero por los piropos de su prometido.
-¡Wow!... —exclamo Blaine mirándolo como siempre.
-¿Valió la pena la espera? —quiso saber Kurt de lo más coqueto.
-Partiendo por la ducha… te ves… —trato de decir acercándosele— te ves… extremadamente guapo… seré la envidia de todos esta noche en la alfombra roja… o del lugar por donde nos permitan ingresar.
-Apuesta tus mejor partes a que si —contesto Kurt tomándole la cara para darle un beso.
-Ok… —dijo Blaine respondiendo el beso— ¡hora de irse! —exclamo apartándose y dando un par de aplausos.
-¡Claro!, para que hacer esperar más al subterráneo, ¿o tomaremos un taxi?
-Ninguna de las dos, vamos… —contesto Blaine tomando sus llaves.
-¿Nos iremos caminando?, sé que te gusta que deambulemos por New York, pero la distancia entre Bushwick y el Radio City Music Hall es bastante amplia.
-Lo se… vamos… —dijo Blaine haciéndole una seña con la cabeza para que saliera del departamento.
-Muy bien… asumo y tienes un “As” bajo la manga —contesto Kurt dándose los ultimo toques al traje y a su peinado, antes de salir del todo, verificando con una sola mirada si dejaba todo en orden antes de marcharse.
-¿No dirás que tengo mi “cara de secreto”? —pregunto Blaine al tiempo que corría la puerta y le ponía llave.
-Por supuesto que la tienes, pero es tan evidente que no vale la pena ni mencionarla… —respondió Kurt mirándolo de medio lado— ¿son verdaderas estas invitaciones?, ¿verdad?
-¡Obvio que lo son! —exclamo Blaine sonriendo— ¿qué crees?, ¿qué falsificaría un par para engañarte y llevarte a un lugar desconocido donde poder hacerte cosas?
Kurt lo miro con una ceja levantada pensando si en verdad Blaine se lo llevaba a algún lugar para luego hacerle cosas.
-¡Kurt!...—exclamo al notar aquella expresión.
-¡Esta bien!... no diré nada —agrego bajando el último piso antes de llegar a la calle— pero si me vas a hacer cosas, espero y sean buenas —agrego moviendo sus cejas.
-Pues espero que consideres esta como una de las buenas —dijo Blaine abriendo la puerta de entrada del edificio y apuntando la limusina que había arrendado para la ocasión.
-¿Rentaste una limusina?
-En New York no es gran cosa, te lo advierto.
-¡Esta perfecta!, mejor que el auto con chofer que tenía Rachel —dijo acercándose al vehículo con la boca abierta— ¿Cuándo se te ocurrió?
-En cuanto tuve las invitaciones, la ocasión lo ameritaba y creo que ambos necesitamos subirnos a una por algo más alegre que un funeral.
-En eso tienes razón, ¿viene desde Manhattan? —quiso saber Kurt mientras trataba de ver hacia adentro por uno de los vidrios polarizados
-De hecho si, y tenía el aviso más grande en las “páginas amarillas”, lo que tomo como algo positivo.
-Vuelve a apostar tus partes a que lo es —dijo Kurt golpeando ventana como si esperara que alguien le respondiera desde el interior del vehículo— ¿podemos subirnos?, ¿o hay que esperar que el chofer nos abra la puerta y nos llame “Su señoría” o algo?— añadió haciendo un gesto como de expectativa infantil.
-Pues tendríamos que trabajar en la Suprema Corte para merecer un trato así, pero debes saber, —dijo Blaine mientras abría la puerta para su prometido como el galante hombre que era— que la rente por 6 horas, por lo que podemos ir a la ceremonia, presenciarla toda y luego usarla para volver o dar un par de vueltas por la ciudad sin ningún cargo extra.
-¡Qué maravilla!... un momento… —dijo Kurt volteándose hacia él— ¿no te salió muy caro?, ¿o sí?
-No… y aunque así fuese, ver esa expresión que tienes ahora vale cada centavo invertido.
-Te amo… —dijo dándole un beso.
-¡Ah!, eso siempre me lo dicen mis novios cuando arriendo limusinas para ellos.
-¿“Mis novios”?… ¡en tus sueños Blaine Anderson! —dijo Kurt pellizcándole la panza y subiéndose al espacioso vehículo luego.
Blaine lo miro un instante antes de subir pensando como siempre que consentir a Kurt, era lo mejor de la vida.
-¿Nos llevara donde queramos? —preguntó en voz baja acomodándose cerca de la ventana.
-Así es, pero hoy nos llevara a la “Avenue of the America” para la ceremonia a la que, gracias a June, estamos invitados.
-¿Cuan genial es esto? —dijo Kurt sonriendo al tomar unas bolsas pequeñas de frituras desde un gabinete al lado del asiento—¿esto está incluido?, ¿o es como en los hoteles?
-Todo está incluido… —respondió Blaine dándole un beso en la mejilla y tomándolo de la mano después.
-Buenas tardes Señores —dijo el chofer mirándolos por el espejo retrovisor.
-Buenas tardes —respondió Blaine sonriendo mientras miraba a Kurt que parecía no escuchaba nada y solo tenía ojos para curiosear dentro de la limusina.
-¿Hacia dónde va?
-Al “Radio City Music Hall”, aunque no sé si podrá entrar por la “Avenue of the America”.
-No hay problema, luego de pasar el “Queens Midtown Tunel” consultare las opciones de tráfico —aseguro el chofer encendiendo el auto— ¿la temperatura está bien?, ¿necesita algo más?
Kurt hizo una mueca de asombro mirando a Blaine y este le guiño el ojo complacido.
-Todo está bien… arranque por favor —se adelantó en responder Kurt poniendo voz de empresario acaudalado.
-Muy bien entonces —agrego el conductor subiendo el vidrio que separaba la cabina del resto de la carrocería.
-¿Qué? —dijo Blaine al ver que Kurt se le quedaba viendo— te sorprendí, ¿no es así?
-Eso lo haces cada día, pero ahora agregaría que me impresionaste Blaine Anderson futuro Hummel.
Blaine sonrió como nunca y le dio un par de besos, volvió a cogerle la mano y se la guardo cerca de su corazón, Kurt termino por acomodársele en el hombro mientras la limusina enfilaba hacia la Cherry St.

-¿Sabes lo que pensaba? —dijo Kurt mirando hacia afuera.
-¿Qué me amas con locura y que ya tienes en mente como agradecer todo esto que prepare para ti? —contesto Blaine mirándolo de medio lado.
-No… —dijo soltando una risa— aunque se me ocurren algunas cosas de esas bastante obscenas que te gustan…
-¡Oye!...—exclamo Blaine dándole un pequeño codazo— si alguien te escucha pensara que soy un Christian Grey cualquiera.
-Pues eso me convertiría en la más “afortunada” de las Anastasias —respondió Kurt sonriendo.
-Tonto… te lo perdonare por el entusiasmo que tienes esta noche.
-Bien… pero como nota la margen puedo decir que tú eres demasiado considerado para ser como él.
-¿Y eso es algo bueno o malo?
-Solo es algo… bueno, lo que decía… pensaba en que no sé qué haremos cuando venga Sam de visita.
-¿Por qué?
-Porque lo más probable es que venga con Mercedes…
-No creo que venga con ella, recuerda que se dieron especie de “tiempo” —interrumpió Blaine haciendo las comillas con los dedos de la mano que tenía libre.
-Pues eso no te lo crees ni tu…
-Ok… pero porque te preocupa que venga con Mercedes, es nuestra amiga y la conocemos.
-Por cierto que sí, pero lo más probables es que ella no venga sola y viaje con su segunda voz Santana y ella a su vez…
-Lo más probable es que venga con Brittany —término por decir Blaine completando la frase.
-Exacto… y en nuestro hogar no caben todos.
-Pue deberías pensar que talvez Santana y Brittany se queden en algún hotel y enfrentémoslo, Mercedes ya es lo suficientemente famosa como para poder costearse una habitación de hotel, aunque sea en uno económico.
-Tal vez, pero aun así, y si todos deciden quedarse habrá que hacer algunos cambios.
-¿Cómo cuáles? —quiso saber Blaine sacado un poco su cabeza por la ventana para ver el “East River”
-No lo sé… comprar más sabanas o algo..
-Creo que te preocupas demasiado, te apuesto a que ninguno se quedara a dormir, además…
-¿Qué es eso?...—interrumpió Kurt al sentir un sonido como de teléfono de los ‘80.
-No lo sé…— contesto Blaine mirando a su alrededor.
-Suena como un teléfono…—agrego Kurt también mirando.
-Creo que es esto —dijo Blaine tomando un teléfono negro con cable enroscado.
-¡Como la del auto presidencial! —exclamo Kurt dando un par de aplausos.
Blaine contesto la llamada del chofer y puso el auricular en medio de ambos para que prometido pudiera escuchar también lo que el conductor tenía que decir y que se relacionaba con las calles que tomaría para llegar al destino presupuestado. Blaine asentía con monosílabos y Kurt hacia lo mismo con gestos con su boca. El chofer termino por decir que la limusina entraría por la Fifth Av. y se acercaría al Radio City Music Hall por la 51s St.
-Todo listo entonces —dijo Blaine poniendo el teléfono en su lugar.
-¡La Fifth Av!... ¡Amo la Fifth Av.! —exclamo Kurt como emocionado al máximo.
-Solo te gusta porque está llena de tus tiendas favoritas.
-¡Obvio!... ¿Existe otra razón por la que habría de gustarme?
-Los edificios, el valor histórico, su importancia en la historia del país…
-Si… tienes razón… esas son las verdaderas razones por las que amo esa avenida, por la arquitectura —dijo Kurt mirando a su prometido con ojos empequeñecidos—en fin… —agrego tomando aire— ¡Mira toda la gente! —exclamo impactado, como si nunca hubiera visto una alfombra roja, ni si siquiera en la televisión.
-Ya llegamos Señor —señalo el chofer bajando el vidrio y mirando a Blaine por el espejo.
-Muchas gracias… ¿Dónde nos esperara?
-Aquí mismo Señor —respondió el hombre indicando la avenida— tenga —añadió entregándole una tarjeta— este es el numero llámeme cuando su evento termine, así lo recogeré en la puerta y no tendrá que venir hasta aquí.
-Genial… —dijo Blaine tomándola y leyendo la información del servicio de limusinas.
-Que disfruten —termino por decir el chofer haciéndoles un gesto con su gorro de visera.

-¡Esto es tan emocionante! —exclamo Kurt una vez en la calle.
-Lo se… aunque lo que no sé con exactitud, es por donde debemos entrar.
-Yo creo que vamos a la alfombra roja y punto, ¡tenemos invitaciones!
-¿No te enfadaras si nos rechazan y humillan por no pertenecer al mundo del espectáculo?
-¿De que estas hablando?, ¡nadie nos humillara!, es más, desafío a Joan y a Kelly a encontraron alguna falla en nuestros atuendos —sentencio Kurt arreglando la corbata de su prometido.
-Nadie nos notara Kurt, insisto en aquello.
-Mejor razón para que nos dejen entrar por la alfombra roja entonces, si no causaremos ningún revuelo, no veo razón por la que no nos permitan el paso… ¿listo señor Anderson futuro Hummel? —pregunto Kurt estirando su mano para Blaine la tomara.
-Listo Señor Hummel futuro Anderson —respondió Blaine dando un beso en el anillo de compromiso.
Ambos partieron caminando hacia el sur por la “Avenue of the America”, el cerco de seguridad que rodeaba la entrada al teatro abarcaba varias cuadras y ambos tuvieron que enseñar sus invitaciones unas cuantas veces.
-Buenas noches —dijo un guardia vestido como vigilante de centro comercial— sus invitaciones por favor —pidió con cara de quien nunca ha escuchado un chiste.
-Claro… —respondió Blaine entregándoselas.
El guardia las saco del sobre y con un lector como de precios de supermercado obtuvo la información de cada una
-¿Blaine Anderson?... ¿es usted? —dijo apuntando a Kurt.
-No… es él… —respondió este medio nervioso.
-¿Kurt Hummel?... ¿es usted? —volvió a preguntar mirando a Kurt de nuevo.
-No es el también… tiene doble personalidad —dijo bajando la voz al tiempo que apuntaba a su prometido, este rio por lo bajo mirando al guardia pensando si era de los que aceptaba bromas o terminaría por echarlos a ambos por donde habían venido.
-¿Disculpe? —pregunto el hombre poniendo cara de ácido.
-Soy yo… era una broma… soy yo…—dijo Kurt apuntándose a sí mismo.
-Pasen…—termino por decir levantando un cordón rojo de terciopelo que hacía las veces de divisor entre quienes podían pasar y aquellos que querían, pero se les era vedado.
-¡Vamos por la alfombra roja!... ¡tómame una foto! —pidió Kurt entregándole su teléfono.
-Ok… —dijo Blaine echándose hacia atrás para que la imagen saliera perfecta— sonríe…—añadió tomándola.
-¿Salí bien?
-Mejor imposible —respondió enseñándosela.
-¡Genial!, ahora te tomare una a ti… —dijo Kurt tomando a su prometido por los hombros, para ubicarlo cerca de uno de los carteles que decían “Tony Award” y “CBS”— quédate quieto —agrego apartándose.
-¿Así?.... —pregunto Blaine poniendo cara de circunstancia trágica.
-Pero Blaine, no estas afuera de la oficina de Carmen esperando una reprimenda... ¡son los Tonys!, vamos, pon cara sexy —pidió Kurt ajustando la cámara de su teléfono.
-¿Cara sexy?
-Sí, esa que pones y a la que no puedo resistirme… esa como así —contesto Kurt estirando sus labios y mirando como si tuviera astigmatismo o algún daño en la visión.
-Si esa es la cara que pongo, a mí me darían ganas de salir corriendo más que otra cosa —dijo Blaine ajustándose las mangas.
-¡Ay está bien!, no es esa, sabes que no se poner una como tú… vamos, sabes cuál es.
Blaine sonrió medio chueco pensando en cual sería esa cara, miro un instante al piso, soltó un poco de aire y alzo su vista sintiéndose el más atractivo de los hombres, puso sus ojos en Kurt y lo miro fijo como si quisiese tomarlo en ese mismo instante en medio de la alfombra roja.
-Per… perfecto… esa es la cara a la que me refería… ¿Cómo se apaga esto? —dijo Kurt nervioso y colorado hasta las orejas.
-Es tu teléfono, tu deberías saber —sentencio Blaine aun mirándolo de la misma forma.
-¡Vaya!... era este botón… ¿genial no crees?... ¿en que estábamos?... ¡ah claro!, caminando por la alfombra roja… ¿ese es Hugh Jackman? —dijo Kurt apuntando.
-No… creo que es Brían F. O’Byrne…
-¡Ah!... claro, claro, le falta cabello y músculos para ser Jackman.
-Ese si es Zachary Quinto.
-¡Tienes razón!... es mas alto de lo que creí, es gay, ¿lo sabe verdad?
-Lo se…—dijo Blaine mirándolo un instante.
-¿Qué?... ¿no te pondrás celoso o sí?
-No… te amo.
-Y yo te amo a ti… y esto es genial, nadie nos nota como bien dijiste, pero es casi mejor así, podemos hablar de todos sin que la prensa nos interrumpa con preguntas —dijo Kurt sonriendo— ¿Qué hace Woody Allen aquí?
-Creo que está nominado.
-¿Cómo Padre del año? —contesto Kurt riendo de su propio chiste— ¿seguro y estas bien?... no me digas que te incomoda todo este ajetreo, porque te advierto que según mis planes esto será casi parte de nuestras vidas cuando seamos ricos y famosos.
-No me incomoda, puedo lidiar con lo que sea si estoy a tu lado.
-¿Y eso?... ¿crees que es apropiada una declaración de amor en medio de una alfombra roja?
-Siempre es apropiada —dijo Blaine avanzando y rehuyendo su mirada.
-Algo sucede Blaine Anderson, ¿crees que estoy siendo demasiado entusiasta?... ¡oh por Dios! ¡Tom Hanks y Rita Wilson!, son la versión no gay de nosotros.
-Pues yo prefiero la original —opino Blaine mirando de todos modos.
-Si le hago una seña, ¿me saludara?
-No lo creo… además creo que debemos entrar por aquí, está señalizado el color de nuestras invitaciones —dijo Blaine apuntando una de las entradas al teatro.
-¿Como? —pregunto Kurt casi empinado para ver quién era el que había llegado y causado tanto tumulto y disparo de flashes.
-Por aquí… —insistió tomándolo de la mano.
-Pero aún queda alfombra roja…
-Lo sé, pero… ¿ves esta orilla de aquí? —dijo Blaine indicando un costado anaranjado en las invitaciones— indica que debemos entrar por aquí.
-Sabía que una invitación de June Holloway traería algo malo asociado —dijo Kurt como niño consentido. Blaine sonrió y le entrego las invitaciones a un tercer guardia que volvió a chequearlas, esta vez corroborando la información en una lista desplegada en su “Tablet”.
-Es el “Second Mezzanine”, asientos 308 y 309 —indico el guardia apuntando hacia adentro.
-No están tan mal después de todo, podrían haber sido en el tercer entrepiso.
-Aunque hubiesen estado bajo la orquesta, estar aquí es algo inolvidable, gracias Blaine.
-Agradéceselo a June cuando tengas la oportunidad.
-Pues prefiero agradecértelo a ti —rebatió Kurt mirando los números de los asientos— creo que es esta fila— agrego apuntando.
-También lo creo —dijo Blaine siguiendo a su prometido.
-¡Me encantan estos asientos! —exclamo Kurt que ya no podía más de entusiasmo.
Blaine lo miro casi un minuto seguido y se sentó sin decir nada.
-OK eso fue exagerado, pero mira que cómodos son —insistió apoyando su espalda en el respaldo.
-Claramente lo son…
-Muy bien Blaine Anderson futuro Hummel algo sucedió contigo desde que nos topamos con Zachary Quinto y demando que me lo cuentes ahora… antes que comience la ceremonia.
-No es nada… mira quien acaba de entrar —dijo Blaine apuntando.
-Sí que lo es…—respondió Kurt sin dar importancia a la llegada de Daniel Radcliffe— ¿te molesta que sea tan entusiasta?, porque te advierto que cuando el día de nuestra boda se acerque me pondré peor.
-No me molesta, es solo que… veras, cuando veníamos caminando y te vi tan entusiasmado y feliz… pensé… ¿Y si…?
-¿Y si…?, ¿qué? —dijo Kurt cambiando de posición en el asiento para poder mirarlo a la cara.
-¿Y si…?... ¿Y si nunca hubiéramos vuelto a estar juntos?, si tu no me hubieras perdonado, ni aceptado de vuelta… pensé como sería mi vida si eso hubiese ocurrido… fue solo un segundo, pero fue bastante horrible —explico Blaine fijando su mirada en el folleto que les habían entregado en la entrada del teatro y que contenía el programa de la ceremonia.
-Pero estamos juntos, de ahora y para siempre —contesto Kurt tomándole al mano— mira que a mí personalmente no se me olvida que fuiste tú el que dijo que nuestras manos estaban predestinadas a estar entrelazadas para siempre… ¿lo olvidaste acaso?
-No… obvio que no…
-Bien… porque yo también creo que tú y yo estamos predestinados a estar juntos Blaine Anderson.
-¿Y si lo tuyo con ese ingles hubiese resultado?
-Pues habría encontrado la forma de engañarlo contigo —dijo Kurt sonriendo con picarda.
-Tú no engañas —advirtió Blaine haciéndole un cariño en la cara.
-Bueno, pero no se… ¿Qué tal si nos hubiéramos encontrado?, años en el futuro en el Café Pierre o algo y yo estuviese con Adam y tú con tu… no se… ¿Vigesimotercer novio? —Blaine sonrió disimulando el nudo que se había formado en su estómago con solo pensar en aquella situación— pues sepa usted Blaine Anderson que si me hubiera encontrado con sus ojos, no me hubiera importado nada.
-Gracias Kurt…
-Gracias ti por no darte por vencido conmigo.
-Eso nunca… —aseguro Blaine dándole un beso sin pensar en cuanta gente llenaba lo asientos contiguos— lo siento… —agrego con su frente pegada a la de él.
-No hay problema… —respondió Kurt apartándose y mirando por si alguien había notado aquel arranque pasional de su prometido— estamos juntos ahora, nada más importa.
-Nada más importa…—repitió Blaine emocionándose un poco— ahora dime… ¿qué quiere decir eso de “mejor diseño de iluminación”?… pensé que solo en los Oscar habían categorías tan extrañas —dijo echándose hacia atrás en su asiento y desplegando el programa frente a los ojos de su prometido, como disimulando aquello que seguía pensando, en como seria de su vida si Kurt lo hubiese olvidado para siempre como tan desesperadamente quiso hacerlo un día.

Febrero de 2041





-Aun no puedo creer esto… —dijo Kurt mirando los boletos de avión de primera clase que sus hijos les habían regalado a él y a Blaine para que viajaran a Paris en la semana de San Valentín.
-Ni yo... —respondió Blaine abrazándolo desde atrás y cruzando sus manos a la altura de la cintura de su esposo.
-Paris… ¿te imaginas? —insistió poniendo sus manos sobre las de él.
-Kurt, hemos estado en Paris y en otras ciudades de Francia, varias veces.
-Lo sé, pero nunca de la forma como nuestros hijos quieren que disfrutemos.
-Eso es cierto —dijo besándole el cuello— ¿son buenos niños?, ¿verdad?
-¡Son boletos de Primera clase!, obvio que lo son —contestó Kurt mirándolo por el reflejo de la ventana.
-Sabes a lo que me refiero… —contesto Blaine dando más besos.
-Lo se… son los mejores niños que pudimos concebir.
-¿Dónde están a propósito?, ¿hoy no llamaron?
-Henry lo hizo, viajara este fin de semana para ver un conjunto habitacional que la compañía construirá en las inmediaciones del “Shuykill River”.
-¿Estará a cargo de ese proyecto? —pregunto Blaine desbordando orgullo.
-Así es… y está feliz por eso, aunque en realidad creo que está más complacido por conducir la camioneta gigante esa que le dieron.
-Yo diría que ambas cosas lo alegran por igual, pero aun creo que debería concentrarse en su tesis más que otra cosa, pero estoy orgulloso de él —dijo Blaine haciéndole pequeños cariños en la panza de su esposo— ¿Qué hay de Lizzie?
-¿No hablaste con ella ayer? —dijo Kurt volviendo a revisar los pasajes de avión, como si de verdad fuera la primera vez que viajaría en uno.
-Hable, pero fue muy corto, solo alcanzo a decirme que estaba con muchos exámenes.
-Como siempre, es lo que saco por estudiar números.
-¿Noah está en su habitación? —quiso saber Blaine poniéndose al día con el ultimo de sus hijos.
-Lo está…
-¿Leyendo sobre Darwin?
-Leyendo sobre Darwin, ahora cree que todas las plantas son carnívoras como las que describen en uno de sus libros.
-Pronto nos pedirá tener una que realmente lo sea.
-¡Sobre mi cadáver entrara una de esas plantas en esta casa! —dijo apuntando el reflejo de su esposo en la ventana.
-Ok… ¿me dijiste shampoo y loción de afeitar? —pegunto Blaine soltándolo para buscar su billetera.
-¿Tendré que hacerte una lista Blaine Anderson-Hummel? —contesto Kurt volteándose hacia él con sus manos en la cintura.
-No, no es necesario… lo recuerdo todo —agrego apuntándose la cabeza— vuelvo en seguida —dijo dándole un beso en al mejilla.
-Ve si tienen “Eau de Cologne” y traes un frasco.
-¿Para qué?
-¡Es lo que usan en Francia! —exclamo mientras entraba al closet.
-Ok, veré si hay… ¿algo más?
-¡Tráeme chocolates!...—grito desde adentro.
-No sacare el auto para ir a “east village”, te lo advierto —dijo Blaine desde la puerta del dormitorio.
-¿Por favor? —agrego Kurt asomando una cara de pena tras las dos maletas que traía consigo.
-¡Voy a la farmacia que esta cuatro cuadras! —exclamo de vuelta Blaine señalando con sus dedos la cantidad de manzanas que caminaría.
-¿Por favor?... —insistió haciendo un puchero al tiempo que dejaba caer el equipaje sin hacer sobre la cama— a tu hijo también le gustan esos chocolates…—agrego como cantando.
-¡Bien! —exclamo alzando sus brazos y cogiendo las llaves del auto.
-¡Te amo!... ¡en 20 horas estaremos en Paris!, ¡recuérdalo! —dijo Kurt comenzando a sacar la ropa que llevarían para el viaje.

-¿Quién es? —pregunto Kurt al sentir la puerta, pero sabiendo de antemano que solo Noah golpeaba antes de entrar a cualquier habitación.
-Soy Noah Anderson Hummel… ¿puedo pasar?
-¡Por supuesto que puedes pasar! —contesto sonriendo mientras comenzaba a llenar las maletas de ropa.
-Hola Papá…
-Hola cariño… ¿terminaste tu tarea?
-Si…
-Muy bien… mira estoy haciendo las maletas para el viaje a Paris… ¿me quieres ayudar? —dijo Kurt señalando todo con cuatro bolas de calcetines que sostenía en cada mano
-¿Dónde está el “Papáblen”?, ¿Por qué él no te ayuda?
-Porque acaba de salir cariño, ¿no te topaste con él en el pasillo?
-No… —respondió Noah como apesadumbrado.
-¿Lo necesitas para algo?, ¿puedo ayudarte yo? —pregunto Kurt tratando de decidirse entre dos camisas.
-Quiero llorar y no quiero que “Desmond” me vea… ¿puedo llorar aquí? —contesto el pequeño encogiéndose de hombros.
-¿Qué?, ¿llorar?... ¿por qué? —quiso saber Kurt tirando ambas camisas a la maleta y acerándose a su hijo— ¿te sientes mal bebé? —añadió poniéndole la mano en la frente.
Noah negó con su cabeza comenzando derramar algunas lágrimas.
-¿Por qué estas triste entonces? —volvió a preguntar Kurt acariciándole la cabeza de cuclillas frente a él.
-Mira mis gafas…—respondió enseñándolas.
-Pero… ¿qué paso con ellas?
-Se rompieron… —dijo Noah cubriéndose la cara para llorar con más ganas.
-Cariño… no llores… ¿cuándo se rompieron? —quiso saber Kurt tomando las dos partes de los anteojos rotos por el puente.
-No lo sé… creo… que fue… “Desmond”—respondió entre sollozos.
-¿”Desmond” las rompió”?... ¿él te lo dijo?
-No… pero es lo que pienso —dijo Noah enjugándose las lágrimas con el puño de su sweater.
-Lo siento cariño… pero tal vez se pueden reparar —sugirió Kurt juntando las dos partes.
-No se puede, le puse de mi “glue sticks”, pero no funciono —explico Noah entre más sollozos pequeñitos y tristes.
-Tal vez ese pegamento no sirve para esto… ¿sabes lo que haremos?, buscaremos un pegamento más fuerte, y si no funciona, compraremos otras, ¿Qué te parece?
-¿No son muy costosas?
-No cariño… en cuanto llegue el “Papáblen” decidiremos que hacer —dijo Kurt limpiando las lágrimas de la cara de su hijo y sonriendo para si al sentir que al igual que sus hermanos, el más pequeño del clan era igual de maravilloso y sencillo.
-Pero deben preparar su viaje… —dijo Noah limpiándose la nariz con el dorso de su mano.
-Así es, pero tendremos tiempo para solucionar tu problema, toma bebé —dijo Kurt entregándole un pañuelo descartable de la cajita que guardaba en su mesa de noche.
-Gracias… —dijo Noah sonándose de la manera más sonora.
-¿Estas bien? —pregunto Kurt acariciándole el cabello.
-Debo estarlo, son solo unas gafas.
-Pero eran importantes para ti, tienes derecho a ponerte triste.
-¿Si?...
-Así es cariño, todos tenemos derecho a ponernos tristes, o enojados, o felices, dependiendo de cómo nos sintamos, por lo tanto, nunca aceptes que alguien te diga lo contario... ¿de acuerdo?
-¿Aunque sea “Desmond” quien lo diga?
-Aunque sea “Desmond” bebé… —dijo Kurt besándole la frente— ¿por eso no quieres que te vea llorar?, ¿para qué no te diga nada?
-No, es porque llorar es estúpido —contesto Noah volviendo a sonarse.
-¿Cómo?, ¿quién te dijo eso?
-Laszlo Whitlock
-¿Quién?
-Laszlo Whitlock, un niño de la escuela.
-¿Un niño se llama “Laszlo”? —pregunto Kurt como si eso fuera lo más importante en la conversación con su hijo.
-¿Qué? —dijo Noah limpiándose toda la cara con el pañuelo descartable.
-Nada cariño… ¿este niño dijo que llorar es estúpido?
-Lo dijo…
-¿Tú estabas llorando cuando dijo eso?
-No, Mermaid Oberbroeckling lo estaba, su leche se derramo y mojo su libreta favorita.
-¿Mer…?, ¡¿Qué pasa con los padres y los nombres?! —exclamo Kurt como desesperándose.
-¡Papá!...
-Lo siento Cariño, es solo que me exasperan las cosas estúpidas.
-Pero tú me enseñaste que no importa como luzcas, lo importante eres tú… también debe aplicarse al nombre de cada uno, ¿verdad?
-Se aplica también cariño, lo siento… ven… —dijo Kurt cogiendo al mano de su hijo para guiarlo hasta la cama, se sentó en la orilla y Noah se trepo para quedar a su lado— escúchame bien…—añadió dándole un beso en cada mano— llorar no es estúpido, es lo que hacemos si algo o alguien nos pone triste, somos libres de hacerlo cuando queramos.
-Pero son solo unas gafas —respondió Noah respirando más mucosidad que aire.
-Pero eran importantes para ti, y si uno pierde algo importante, sin duda que se pondrá a llorar —advirtió Kurt acariciándole el cabello.
-Lizzie Anderson Hummel no hubiera llorado.
-Claro que no, tu hermanita tiene mucho carácter.
-¿Qué es carácter?
-Lo que nos hace ser quienes somos, como nos compartamos frente a las cosas o situaciones.
-¿Y yo no tengo? —quiso saber Noah suspirando como si tuviera un gran dolor
-Claro que lo tienes, todos lo tenemos, pero tú eres muy pequeñito y tienes uno de acuerdo a tu edad.
-¿Y cómo es?
-Sensible, natural, sabio… y muy pero muy lleno de cosquillas —dijo Kurt comenzando a pellizcar a panza de su hijo.
-¡Papá no!... —exclamo Noah riendo que encantaba. Kurt continuo con las cosquillas y Noah se retorció un poco en la cama hasta que ambos quedaron acostados en medio de las maletas.
-¿Te sientes mejor bebé? —pregunto Kurt con medio cuerpo sobre la cama.
-Mucho… —dijo Noah moviéndose en la cama hasta quedar refugiado en el pecho de su Papá. Kurt lo abrazo y le dio un beso en la cabeza y así se quedó con él por un buen rato— ¿Dónde fue el “Papáblen”? —añadió Noah restregando sus ojitos como si se despertara de una siesta extra larga.
-Fue a comprar algunas cosas que nos hacen falta para el viaje, además de chocolates —respondió Kurt moviendo sus cejas.
-¿De nuestro lugar favorito?
-Del mismo… nada como el chocolate para subir el ánimo —termino por decir Kurt levantándose de la cama.
-Pero ya estoy mejor —dijo Noah incorporándose y sonándose por última vez.
-¿Seguro?...
-Mucho —añadió levantándose también— pero igual comeré chocolates.
-Pues me parece una decisión muy sabia, ¿quieres quedarte aquí?, ¿ayudarme tal vez?, ¿o ver televisión?
-No… está bien, debo regresar a mi habitación, “Desmond” querrá una explicación de porqué lo deje solo.
-Muy bien cariño… recuerda que cuando llegue el “Papáblen” solucionaremos lo de tus anteojos—advirtió Kurt volviendo al orden del equipaje.
-Gracias Papá, hasta pronto…—dijo Noah acercándose a la puerta.
-Te amo bebé…
-Y yo te amo Papá… —contesto haciendo el gesto de adiós con una de sus manos.
-¿Y a mí?... ¿quién me ama? —pregunto Blaine llegando con una bolsa de farmacia, más dos pequeñas de papel, Kurt miro las compras irguiendo su cuello como para cerciorarse que traía los chocolates.
-¡Yo!... —exclamo Noah alzando sus brazos como pidiendo que lo cogieran.
-¡Y yo! —agrego Kurt repitiendo el gesto infantil de su hijo.
-Pues soy el más afortunado entonces… ¡uy que grande que esta esté bebé! —dijo alzando a Noah y dándole una vuelta completa— ¿Qué sucedió hijo?... ¿estabas llorando?... ¿Kurt? —quiso saber Blaine dejando al pequeño en el suelo y mirando a su esposo en busca de una explicación.
-Rompió sus anteojos —respondió este enseñándolas.
-¿Qué?... ¿pero cómo?... lo siento hijo…
-Está bien… estaba triste y todo, pero el Papá me conforto…
-Pues el Papá es muy bueno para eso… ¿te dio un abrazo?, sus brazos son lo mejor para terminar con la tristeza —pregunto Blaine cogiéndole las manos, Noah hizo un gesto de si, y Kurt termino por sentirse el hombre más importante en esa habitación.
-Le dije que te esperaríamos a ti para ver que hacer —acoto Kurt mientras guardaba un par de pantalones dentro de las maletas.
-Pues vamos a comprar otros, el centro comercial cierra muy tarde, ¿Qué te parece hijo?
-Me parece bien… pero ahora debo ir a ver a “Desmond”… ¡guárdeme chocolates! —grito mientras salía de la habitación.
-¡Cuenta con ello bebé!
-¿Esta bien? —dijo Blaine apuntando hacia la puerta.
-Lo está, estaba muy triste y le ofrecí de inmediato comprar unos nuevos, y me pregunto si eran muy costosos… ¿puedes creerlo? —explico Kurt casi muriendo de ternura por su hijo.
-Por supuesto, es sencillo y altruista, como sus hermanos, ¿alcanzamos a ir ahora, verdad?
-Obvio… y si me ayudas aquí… alcanzamos hasta a cenar fuera de casa —dijo Kurt apuntando el desorden.
-¿No corregirás todo lo que haga? —quiso saber Blaine acercándose como en cámara lenta.
-¿Y tú de verdad crees que mis brazos son lo mejor que existe? —respondió Kurt avanzando hacia él del mismo modo.
-Por supuesto que lo creo… —sentencio Blaine a dos pasos de su esposo— y no solo tus brazos… también creo que tus labios… tienen magia —añadió dando un beso al tiempo que terminaba de acortar la distancia entre ambos— también tus ojos… y el olor de t cuello— concluyo respirándole cerca de la oreja, como si absorbiera todas las partículas de olor que la piel de Kurt expelía en ese instante.
-Sí que eres encantador Blaine Anderson… —murmuro Kurt dando un suspiro, como preso de un encantamiento aturdidor.
-¿Lo soy verdad? —pregunto altanero.
-Y humilde… por cierto—agrego Kurt dando un beso.
-Por cierto… —dijo Blaine guiñándole un ojo— “disons pack!”… —agrego dirigiéndose al closet— y debes saber… que compre todo lo que me pediste— termino por decir saliendo con unas cuantas camisetas de diferentes colores en sus manos.
-¡Genial! —respondió Kurt haciendo un gesto con sus pulgares arriba pero evidenciando cierto desgano.
-¿Qué?...—pregunto Blaine advirtiendo aquello—¿no me crees que se lo que es la “Eau de cologne”
-No, no es eso… es decir… ¿crees que este bien que dejemos solo a Noah?
-¿De que estas hablando?, te recuerdo que se quedara con sus abuelos, no estará solo —dijo Blaine sacando todo un cajón de ropa interior para vaciarlo en una de las maletas
-Lo sé, a lo que me refiero… es solo que es tan pequeño y nunca lo hemos dejado solo, y eso es algo que me preocupa, que quieres que te diga,
-¿Sucedió algo más aparte de lo de los anteojos? —pregunto Blaine esparciendo lo arrojado en la maleta como si se tratara crema en el tope de un pastel.
-No, solo me dijo que uno de sus compañeros, que por favor…escucha esto: se llama “Laszlo” —Blaine sonrió al ver el estupor en la cara de Kurt cuando mencionaba aquel nombre.
-¿Qué hay con eso?
-¿Cómo que “que hay con eso”?... ¡es un nombre Horrible!, como de compañía de químicos o algo.
-¡Es un nombre y punto!, estoy seguro y tiene algún significado —dijo Blaine doblado un par de cárdigan como si fueran alfombras en desuso.
-Da lo mismo, el asunto es que no creo que este bien que lo dejemos solo —sentencio Kurt corrigiendo el orden de los sweaters.
-No puedes despreciar esto que nuestros hijos hicieron por nosotros —dijo Blaine sacando dos trajes del closet con gancho y todo— además Noah es el que está más entusiasmado, creo y se sentiría decepcionado si no viajamos.
-Lo sé, Caroline me dijo que él fue quien hizo el discurso frente a toda la compañía, lo acompañaba Lizzie por supuesto, pero fue él quien explico las razones de porque tenían que darme permiso.
-¿Viste?, el estará bien, Burt y Carol lo cuidaran muy bien, casi como si fuera su propio nieto—termino pro decir Blaine crispando la nariz.
-Tienes razón… ¡Obvio que tienes razón!… —exclamo Kurt alzando sus brazos.
-Pero…
-Pero prométeme que iremos a la escuela en cuanto lleguemos del viaje.
-¿A la escuela?, ¿por qué? —pregunto Blaine mientras sacaba los productos de la bolsa de farmacia para guardarlos en le neceser.
-Porque ese chico con nombre horrible le dijo a nuestro hijo y a otra niña que tiene un nombre que ni siquiera puedo pronunciar sin reírme, que llorar era estúpido… y yo no quiero que nuestro hijo se sienta cohibido o fuera de lugar por ser honesto con sus sentimientos.
-Ok… iremos a la escuela, en cuanto pongamos un pie en el aeropuerto, ahora quiero mostrarte algo… —dijo Blaine guiándolo hasta la cama.
-¿Compraste la “Eau de cologne”?
-La compre…
-¿Qué hay de los chocolates? —insistió mirando.
-También, pero quiero mostrarte otra cosa.
-¿Algo sexy?...
-No… esto… —respondió Blaine sacando una caja de cartón café desde una bolsa de igual color pero hecha de papel.
-¿Una caja?… —dijo Kurt tomándola como si nada.
-No es solo una caja… ábrela… —pidió Blaine sonriendo.
-¿Un candado? —pregunto de vuelta abriendo el empaque.
-No es solo un candado —dijo tomándolo en sus manos— es “nuestro” candado —agrego apuntando las iniciales de ambos grabadas en una de las caras junto con los números 14/02/2041—no podemos ir al “Passerelle des Arts” sin dejar una huella de nuestro paso por ahí.
-Blaine… —dijo Kurt como emocionado.
-Sé que no es el mismo que te regale hace casi tres décadas, pero creo que este es mejor.
Kurt suspiro y acaricio el candado con mimo, recordando el día preciso al que Blaine hacía referencia.
-Y sé que lo de los candados lo prohibieron hace años —señalo Blaine acariciándole las manos—pero también es sabido que los amantes se las han arreglado para seguir poniéndolos, ocultos de la “Police nationale”, con el solo propósito de hacer pública su intención que es también la mía.
-¿Y cuál es esa?... —pregunto Kurt cabeza agacha y con un hilo de voz.
-Que como este candado, lo nuestro es inquebrantable, que lo era ayer, lo es hoy y lo será mañana y que como te dije ese día, hace muchos, muchos años, nací para amarte, para hacerte feliz y cumplir tus sueños… y este —dijo Blaine tomando el candado por sobre la mano de Kurt— era uno de esos sueños que tenías pendiente.
-…
-¿Qué?... ¿estas llorando? , ¿querrías que fuera el candado original?
-No… ese lo perdimos entre tanta mudanza y da lo mismo —sentencio Kurt limpiándose la cara— prométeme algo por favor…
-Claro… —dijo Blaine tomando con sus labios algunas de las lágrimas de las mejillas de su esposo.
-Que nunca te aburrirás…
-¿Aburrirme de ti?... ¡tendría que estar loco!
-No de mí… de esto… de complacerme en mis estupideces y sorprenderme como nadie… a veces creo que no merezco tanto.
-Mereces esto y mas…—dijo Blaine dándole un beso en la frente.
-¿Por qué?...
-¿Me amas?...
-Por supuesto que sí.
-Ahí está el “porque”… que me ames es todo lo que necesito —respondió Blaine acercándose para darle un beso tan apasionado que haría poner celoso a cualquiera de los amantes que alguna vez pasaron por el “Passerelle Des Arts”.