(FIC-Klaine) "Escenas borradas" We Built This Glee Club “I did it for you”

Noviembre de 2017


-¿Harás esto cada vez que estemos en esta clínica? —quiso saber Blaine al ver que Kurt se paseaba nervioso, como si fuese incapaz de quedarse quieto— porque si es así deberías advertírmelo para darte un sedante o algo.
-¿De que estas hablando?, hablas como si siempre me comportara así, ¡no siempre me comporto así!
-¡Claro que si!, el mes pasado que estuvimos aquí, no paraste de pasearte y sugerir que tenían escondidos bebés “listos para llevar” en alguna parte de la clínica.
-Aun creo que los tienen…
-¿Qué?
-¿Por qué tenemos que estar aquí? —dijo Kurt echándose viento con uno de los folletos de la clínica de fertilidad.
-Porque el Doctor Jacobs nos citó —respondió Blaine mientras hojeaba una revista y chequeaba su teléfono de lo más despreocupado.
-Lo se Blaine, lo que no sé, es ¿para qué?, si ya estaba todo listo y hoy solo seria para… ya sabes.
-¿Poner “manos a la obra”? —interrumpió Blaine sonriendo con su vista en la pantalla del teléfono.
-Por favor no bromees con esto —dijo Kurt levantándose y cogiendo otro par de folletos— ¿con quién hablas por cierto?
-Con… —respondió Blaine contestando un texto— mi… Mamá… —agrego guardando el teléfono en su bolsillo nuevamente.
-¿Sabe dónde estamos acaso? —pregunto Kurt apuntándolo con los folletos.
-No… tenemos un acuerdo, nada de decir algo hasta que al menos se compruebe con el examen de sangre.
-Bien… muy bien… —respondió Kurt volviendo a abanicarse— ¿de qué hablabas con ella entonces?
-De mi “súper ventas” —dijo Blaine dando un tono sarcástico a sus palabras.
-¿Vas a empezar?
-No, solo te estoy respondiendo —aseguro volviendo a la revista— no sé cómo lo hace, pero lleva una cuenta exhaustiva de todos las copias que he vendido hasta ahora, va cada viernes a preguntar a la tienda, estoy más que seguro que ella ha comprado la mayoría.
Kurt soltó un poco de aire como frustrado y prefirió guardar silencio ante lo que él consideraba y era la completa falta de fe en sí mismo y su talento que a veces demostraba su esposo, prefirió concentrarse en los nervios que le invadían en ese instante.
-¿Aun estas nervioso?... creí que te había calmado nuestra conversación de ayer.
-Aun lo estoy… además, ¿para qué nos citó el doctor?, ¡Dios mío! —exclamo Kurt quedándose en medio de la sala de espera como una estatua en medio de un museo— ¿Qué tal si detecto algún problema en mí?
-¿Qué? —dijo Blaine bajando la revista para mirar a su esposo.
-Eso… que tal… —dijo volviendo a sentarse a su lado— si tengo alguna falla genética… o si tengo el gen del cáncer de próstata, enfrentémoslo puede ser posible.
-Primero… cálmate… segundo, esto no es Gattaca y algo asi es imposible de detectar, a no ser que ordenemos un estudio genético o algo, cosa que es bastante costosa por lo demás… y tercero, estoy seguro y tus “muchachos” estas de lo más bien revoloteando allí dentro —aseguro Blaine apuntándole la entrepierna.
Kurt disimulo una risa y continúo con su paseo nervioso.
-¿No debería de estar aquí?... ¡mira la hora que es! —exclamo apuntando un reloj con un par de bebés sonrientes de fondo.
-Pues nos citó a las cuatro y faltan 10 minutos para las cuatro… ¿sabías que tras seis semanas después de la fecundación, el corazón de nuestro bebé ya estará latiendo? —dijo Blaine sin poner atención al nerviosismo de su acompañante.
-Estoy seguro y habrá algo malo —insistió Kurt cambiando el orden de un par de jarrones de una de las mesas de arrimo.
-No lo habrá… ¿no confías en mí?...
-Confiar o no confiar en ti no tiene nada que ver con esto… ¿Qué tal si nos vamos y hacemos esto en la casa? —sugirió Kurt volviendo a sentarse.
-Kurt, aun no existen los “Kit” de inseminación caseros… debemos estar aquí —sentencio Blaine apuntando el piso de la consulta.
-Pues deberían existir, tal vez nosotros podríamos inventarlos, concuerda conmigo en que sería un negocio excelentemente rentable.
-Pues difiero en eso, nadie querrá andar mesclando sus fluidos en los platos de la ensalada o algo.
Kurt puso cara de asco y se repensó su idea de negocio.
-Escucha esto… —dijo Blaine apuntando una página de la revista que leía— “A las 21 semanas de embarazo, su bebé podría alcanzar el peso de una banana”—agrego poniendo cara interesante—eso es como así… ¿verdad? —dijo simulando con sus manos el tamaño de la fruta a la que la revista hacía referencia.
-¿Qué?... ¿Qué estás leyendo?... ¿“100 datos curiosos sobre el embarazo”? —pregunto Kurt tomando la revista para ver la portada.
-De hecho si… —respondió Blaine enseñando el artículo.
-¿Para qué lees eso?, ninguno de los dos cargara el bebé dentro para que manejemos esos datos.
-No, pero la persona que elegimos si… y aunque decidimos no conocerla en persona me resulta interesante manejar toda esta “trivia” —termino de decir Blaine moviendo sus dedos como si tuvieran vida propia.
-¿Por si te toca una pregunta sobre embarazadas en algún juego de “Pictonary”?
-Es posible —contesto Blaine dejando la revista en la mesita de junto para mirar la hora en su reloj luego.
-¡Vi eso!... —dijo Kurt apuntándolo.
-¿Qué? —quiso saber Blaine mirando a su alrededor.
-¡Tú!.... ¡mirando la hora!, ¡también estas nervioso!, pero no lo reconoces.
-No es eso… solo miraba que mi reloj estuviera sincronizado con el de los bebés allí.
-¡Doctor Jacobs! —exclamo Kurt al ver aparecer al médico por una de las mamparas de vidrio.
-Señor Hummel, Señor Anderson…—dijo saludando a cada uno— ¿hubo algún problema en el laboratorio? —agrego poniéndose unos antejos de lectura para revisar los papeles que portaba.
-¿Cómo? —pregunto Kurt mirándolo con sorpresa.
-¿Hoy no iba a hacer su donación Señor Hummel-Anderson? —añadió mirándolo por sobre las gafas.
-Así es pero…
-¿No me digan que la señorita Sahni confundió las ordenes de nuevo?, ¡Siempre lo hace! —exclamo dándose golpes en la cabeza con la pila de documentos.
-No… nada de eso… lo que sucede es que nos citaron a las cuatro —explico Blaine señalando su reloj.
-¿Quién los cito?
-Usted —respondieron al unísono.
-¿Yo?...—dijo el doctor apuntándose así mismo.
-Si…—dijeron ambos de manera sincronizada nuevamente.
-¿Por qué?
-No lo sabemos, de hecho Kurt piensa que hay algún problema con sus exámenes o algo por el estilo —dijo Blaine mirando al doctor como si tuviera problemas mentales.
-Qué cosa tan rara… —contesto como pensando— esperen aquí —añadió entrando en su consulta.
Kurt miro a Blaine y puso cara de impacto extremo.
-¿Puedes creerlo? —murmuro apuntando hacia la consulta.
-Tal vez se confundió o algo.
-¡Claro!... lo que más necesito hoy, un doctor confundido y errático —sentencio cruzándose de brazos.
-Aquí están sus análisis… —dijo mostrando una hoja con marcas de doblez, como si hubiese estado dentro de un sobre por semanas— veamos… —añadió leyendo los análisis mientras hacía gestos con su boca.
-¿Está todo bien doctor? —pregunto Kurt fingiendo amabilidad.
-Todo está bien, su espermograma está perfecto, la concentración de espermatozoides, la movilidad y vitalidad, todo está dentro de lo esperable para un hombre de su edad —agrego el doctor quitándose las gafas.
-¿De mi edad? —repitió Kurt como si le hubiesen dicho que tenía 150 años.
Blaine rio por lo bajo y Kurt termino por murmurarle un “¿Qué?”
-¿Para qué nos citó entonces? —pregunto Blaine tomando a Kurt por la cintura.
-Pues creo que mi asistente los cito por error, ya que luego que deposite el semen por masturbación en el recipiente — Kurt trago saliva un tanto ruborizado por escuchar las palabras “semen” y “masturbación” combinadas en una sola frase— la enfermera lo tomara y lo llevara hasta donde está la “sustituta” que escogieron y no es necesario que estén presentes.
-¿Ella…?, ¿está aquí? —pregunto Kurt abanicándose con los folletos que aun sostenía en una mano.
-Sí, está en el pabellón de procedimientos, ¿cambiaron de opinión y quieren conocerla? —pregunto el doctor chequeando su teléfono.
-No… no hemos cambiado de opinión, es solo que… pensar que hoy se concebirá nuestro hijo es… excitante por decir lo menos —dijo Kurt haciéndole un cariño en la barbilla a su esposo.
-Lo es… y cuando sepamos si el procedimiento dio resultado, ahí sí que querré verlos, eso será en dos semanas más.
-¿Dos semanas? —pregunto Blaine como sorprendido.
-Si… ¿no les explique cundo vinieron la primera vez?
-No y ya estoy pensando que hay una pareja “clon” nuestra a la que le ha dicho todo lo que a nosotros no, partiendo por la cita de hoy día —dijo Kurt volviendo a la molestia de segundos atrás.
-¿Qué?... —pregunto el Doctor Jacobs poniendo caras.
-¿Dos semanas entonces? —dijo Blaine volviendo al tema.
-Si… después de realizar la inseminación, la paciente recibe un suplemento hormonal, con el fin de mejorar las condiciones del endometrio para la implantación embrionaria, dos semanas después se programa la realización de una prueba de embarazo, sanguínea por supuesto, es la más confiable, luego si todo resulta como esperamos, hacemos la primera ecografía en la sexta semana. ¿Alguna duda?
-Ninguna… ¿Kurt? —dijo Blaine mirándolo.
-Tampoco… pero… ¿qué es eso de “si todo resulta”? —pegunto Kurt como con miedo.
-Existe la posibilidad que en este primer intento no obtengan los resultados que esperan, una de cada cinco mujeres queda embarazada de inmediato, el resto lo hace en el segundo o tercer intento.
-Ok… —dijeron ambos mirándose.
-Haremos lo posible para que su caso este dentro de ese 20% señor Hummel-Anderson, cuente con ello.
-Gracias Doctor —dijo Blaine estrechándole la mano.
-Por nada… y buena suerte —termino por decir el doctor entrando en su consulta.
-Ahora sí que estoy nervioso —dijo Kurt dejándose caer en una de las sillas de la sala de espera.
-No deberías, estoy seguro que todo saldrá bien… ¿vamos? —contesto Blaine extendiendo su mano para ayudarlo a levantarse.
-No sabes eso, así es que no lo prometas.
-¿Me escuchaste decir “te lo prometo”?
-No… —dijo Kurt levantándose casi obligado— pero estoy seguro que era tu siguiente frase —advirtió Kurt dejándose guiar hasta el ascensor.
-Pues no lo era… y lo único que puedo decirte es que debemos confiar… —contesto Blaine presionando el botón con la flecha hacia abajo.
-¿Es todo lo que dirás?
-De hecho si… —dijo Blaine entrando al ascensor.
-¿Acaso estás perdiendo tus poderes Blaine Anderson-Hummel?, créeme y contaba contigo para que me reanimaras y contuvieras como siempre lo haces— aseguro Kurt entrando tras de él
-Pues debo confesar que después de escuchar eso del 20% estoy más asustado que tu —dijo Blaine fijando su mirada en los números del tablero.
-¿De verdad? —pregunto Kurt acariciándole al cara y buscando su mirada.
-De verdad…
-¿Por qué?
-No se…—respondió encogiéndose de hombros— desde que nos decidimos a ser padres, lo único que quiero es tener entre ms brazos a ese pedacito tuyo, un bebé que tenga tus ojos y tu sonrisa… y escuchar eso de una de cada cinco, es un balde de agua fría que apaga cualquier anhelo.
-¡Oye! —dijo Kurt tomándole la cara— todo saldrá bien, y sé que no estamos en la mejor situación económica como para decir que lo intentaremos las veces que sea necesario, pero… sea como sea… lo intentaremos las veces que sea necesario, podría embarazar a alguien sin problemas—agrego levantando una ceja
-Te amo Kurt…
-¿Aun?...
-Siempre…—respondió Blaine dándole un abrazo. Ambos sintieron el timbre que alertaba la llegada al primer piso y salieron de la mano camino al laboratorio. Blaine se acercó a la enfermera tras el mesón de la recepción y le dijo un par de cosas apuntando a Kurt, este hizo una seña como de saludo con su cara y luego miro a todos lados pensando que todas las personas allí presentes, sabían exactamente porque estaba en esa sala de espera y lo que haría en el cubículo luego que lo llamaran.
-¿Qué dijo? —pregunto poniéndose una mano cerca de la cara como si quisiera ocultarse de todos con aquel gesto.
-Que te llamaran… sentémonos aquí —respondió Blaine apuntando las sillas.
-Genial, otra vez a esperar —exclamo sentándose de mala gana.
-No seas rezongón… mira, más revistas sobre embarazadas y bebés —dijo Blaine tomando un par.
-¿Quieres dejar eso?... terminaras obsesionándote, te lo advierto.
-Vamos… sabes que me gusta enterar…
-¡Kurt Hummel! —exclamo una facultativa desde la puerta que separaba la sala de espera del resto del laboratorio.
-¡Oh por Dios! —dijo Kurt sintiendo un poco de pánico.
-Kurt, tranquilo, recuerda piensa en perspectiva —recordó Blaine acariciándole la espalda.
-¿Qué poder ver una película pornográfica sin sentir remordimientos?
-No… que luego de esto nos convertiremos en Padres… ve…—agrego casi empujándolo.
-¡Kurt Hummel! —volvió a decir la enfermera en tono más fuerte y firme.
-Hummel-Anderson —corrigió Kurt mientras se levantaba y se acercaba a ella.
-Lo siento, Señor Kurt Hummel-Anderson… —repitió leyendo la ficha— pase por favor —indico mostrando el camino. Kurt miro a Blaine y le sonrió apenas, este le guiño un ojo y le murmuro un “te amo”, Kurt termino por exhalar un poco de aire y partió tras la enfermera.

-Eso fue rápido, lo que no es usual en ti —dijo Blaine al verlo aparecer con cara de circunstancia, dejo las revistas de bebé a un lado y se puso de pie listo para marcharse.
-No te levantes… aun no hago nada —respondió Kurt sentándose.
-¿Cómo?... ¿Cómo que no aun no haces nada?... —quiso saber Blaine ocupando al silla de junto—¿sucedió algo?
-Más bien, “no sucedió” —respondió rascándose la cabeza.
-¿Qué?...
-Lo que escuchaste Blaine… será mejor que nos vayamos —dijo haciendo el ademan de levantarse.
-Oye… explícame…
-No quiero….
-Kurt, vamos… soy yo… puedes decirme… puedes decirme lo que sea —aseguro Blaine bajando el tono de su voz al ver que Kurt le hacia un gesto con su mano para que lo hiciera.
-Muy bien… lo que se supone y debía pasarme antes de… ya sabes… no me paso… por lo tanto creo que es mejor que nos vayamos y volvamos otro día.
-¿Cómo que no te paso?... ¿no había nada a lo que pudieras recurrir? —pregunto Blaine tomándose una oreja.
-Había una película —respondió Kurt pronunciando entre dientes las últimas palabras.
-¿Y?… ¿no te… sirvió?
-Era una película de sexo heterosexual Blaine… ¿a quién puede servirle eso? —respondió Kurt hablando bajo como si estuviera en una iglesia.
-A los heterosexuales…
-¿Qué?
-¿No pudiste concentrarte en el tipo de la película?
-Trate, pero… ¿por qué las mujeres de esas películas tiene que ser tan ruidosas?... nadie puede concentrarse si escucha lago así… ¿vámonos por favor? —dijo volviendo a hacer como que se levantaba.
-Kurt… —contesto Blaine tomándole el brazo e impidiendo aquello— escuchaste al doctor, esta clínica es muy precisa, ya está todo listo para que la inseminación se haga hoy mismo… ¿Qué tal?.... —agrego mirando a su alrededor como si quisiera que nadie se diera cuenta de lo estaba a punto de decir— ¿Qué tal, si voy a comprarte una revista?
-¿Una revista?
-No la “VOUGUE” por cierto… una que te ayude…
-¡Blaine!... esto es ya lo suficientemente vergonzoso como para añadir a “LucasEntertaiment” en el baile.
-Piensa en nosotros entones —dijo Blaine mirándolo como siempre.
-¿Qué? —respondió Kurt alzando su voz tanto que un par de parejas se voltearon para mirarlo. Kurt sonrió disimulando y volvió la vista a su esposo— ¿Qué dijiste?
-Lo que escuchaste…—insistió acercándosele— piensa en nosotros… juntos… en… —continuo Blaine aproximándose mas, incluso hasta que sus labios se encontraron con el oído de él— piensa en mis manos tocándote… en mis labios recorriendo el terciopelo eléctrico que es tu piel. Kurt cerro los ojos y soltó un suspiro enorme, sonrió sintiéndose acalorado, pensando que Blaine era sexy incluso cuando hablaba de cuando era sexy.
-Hagamos un bebe Blaine Anderson… —dijo Kurt poniéndose de pie de un salto le dio un beso cargado de ganas y se dirigió de la misma forma a retomar lo que había dejado inconcluso en el cubículo de “donaciones”.

Septiembre de 2002




-¿Que es este lugar Coop? —pregunto Blaine a su hermano mayor, mientras miraba por la ventana del auto elegante en el que viajaba junto a sus padres.
- La “Ferguson Reservoir”—respondió Cooper como de mala gana.
-¿Y eso de allá?
-¡Un cementerio “Squirrel”!, ¿qué más?… —contesto con rudeza.
-¡No me llames así!... ¿Un Cementerio? —repitió Blaine como si la respuesta se la hubiese dado un Zombie o alguien peor.
-Cariño, tranquilo, no hay nada porque temer este lugar es muy bonito, ni siquiera parece un cementerio —dijo la Señora Anderson acariciando la cabeza de su hijo.
-¿Por qué vinimos para acá?
-¡Ay “Squirrel”!, el abuelo se murió, ¿no te acuerdas acaso?
-¡Cooper!...—exclamo el Señor Anderson con autoridad— tu hermano tiene 6 años, no entiende nada de esto.
-Pues debería… —murmuro mirando como el auto se acercaba a la enorme reja de la entrada del “Memorial Park Cemetery”
-Creí que al abuelo lo “encenarian”
-Se dice incinerar cariño, y es así, eso es lo que sucederá, pero deben realizarlo aquí —explico la Señora Anderson mientras se arreglaba su sombrero.
-¡Oh!... —dijo Blaine como sorprendido al tiempo que imitaba a su madre y corregía la posición de la gorra de “G.I. Joe” que llevaba en la cabeza —ahora entiendo todo— agrego mientras movía sus pies que no alcanzaban a llegar al piso del auto.
-Menos mal… ¿qué creías?, que prenderíamos fuego en medio del patio —añadió Cooper soltando una carcajada enorme, no apropiada para un funeral.
-No… —dijo Blaine alargando la vocal mientras hacía unas tres caras divertidas diferentes.
-¿Para qué preguntas entonces? —quiso saber el mayor de los Anderson imitando la actitud de su hermano menor.
-Lo siento Cooper —respondió Blaine jugando con sus dedos, sintiéndose perdedor en aquella discusión
-Esta bien hijo… ¿sabes por qué estamos aquí?, ¿quieres preguntarnos algo? —dijo el Señor Anderson dando al mayor de sus hijos una mirada de reprobación
-Para despedir al abuelo y que lo inci... inci…
-¡INCINEREN!—exclamo Cooper levantando sus brazos— ¡Dios “Squirrel”!, ¿Qué no puedes hacer nada bien?... y te advierto que si te acercas mucho al abuelo esa gorra se encenderá así… —agrego chasqueando sus dedos.
-¡No me llames así!... ¡Papá! —exclamo Blaine tocándose su gorra en la parte de la visera.
-Cooper… por favor…
-¿Qué?... es la verdad, no debió usarla, ¡es un funeral por todos los santos!
-Pues en ese caso tu debiste ponerte el traje que tu Mamá mando a limpiar para ti y no esa camiseta de esa película que nadie entendió y que por lo demás se estrenó hace 3 años.
-¿¡COMO!?... ¿estás loco?, ¡aunque hubiese sido hace 80!, Matrix es lo mejor que se ha filmado en años, ya quisiera yo que “Morpheus” viniera a ofrecerme la píldora roja, la tomaría ¡así! —aseguro Cooper repitiendo el gesto con sus dedos.
-¿Quién es “Morpheus”? —susurro Blaine mirando a su Padre.
-Nadie hijo, cosas de tu hermano.
Cooper hizo un gesto con sus dedos como si tuviera jinetas de teniente o algo mayor sobre sus hombros, Blaine le mostro la lengua y se cruzó de brazos mientras el auto se detenía.
-Chicos por favor, es importante que se comporten… ¿pueden hacerlo al menos hoy? —pidió la Señora Anderson corrigiendo el atuendo de su esposo.
-Díselo a Cooper Mamá —sentencio Blaine mirando a su hermano.
-“Díselo a Cooper Mamá” —repitió este haciendo gestos de burla.
-¡Suficiente! —exclamo al Señora Anderson dando una palmada en las piernas a cada uno de sus hijos— ¿por qué estamos aquí? —pregunto creyéndose maestra de tercer grado.
-Para despedir al abuelo —dijo Blaine sobándose una rodilla.
-¡Exacto!, para despedir al abuelo Anderson, cuando la gente muere, es deber de quienes los amaron despedirlos como corresponde.
-¿Por eso vestimos elegantes? —agrego Blaine ajustando su corbata de moño y su gorra de “G.I.Joe”
-Por eso…
-Mi Papá los quiso mucho, nunca olviden eso —dijo el Señor Anderson mirando a sus hijos y tragándose las lágrimas.
-No lo hare…—dijo Blaine sonriendo.
-Ni yo…—agrego Cooper enseñando sus pulgares arriba.
-Vamos entonces —señalo la Señora Anderson tomando su cartera— nos bajaremos y esperaremos a que el resto de la gente se baje de los vehículos para dirigirnos todos al crematorio, ¿de acuerdo? —todos hicieron un gesto afirmativo con su cabezas— Cooper, cariño, ¿puedes hacerte cargo de tu hermanito?, yo debo estar con tu Padre —agrego la señora Anderson haciendo un gesto que apuntaba a su marido.
-¡Mamá!
-Cooper, por favor.
-¡Mamá ya estoy grande!, no necesito que me cuiden…—advirtió Blaine jalando la manga de la chaqueta de su Madre para llamar su atención.
-Lo se cariño, sé que estas grande, pero esta es una ocasión especial, y me gustaría que te mantuvieras cerca de tu hermano, ¿harías eso por mí? —dijo la Señora Anderson mientras le corregía la posición de la corbata y le escondía un par de rizos rebeldes dentro de la gorra.
-Lo hare…—contesto Blaine dejándose arreglar.
-¿Alguien quiere saber mi opinión?
-¡No! —exclamaron sus padres al unísono.
-¡Esta bien!, pero él ya está bien grande para cuidarse solo —dijo el mayor de los Anderson mirando a su hermano, casi como si cuidarlo fuese una tortura indescriptible.
Los Señores Anderson se bajaron primero de la limusina y Cooper lo hizo después junto a su hermano menor, lo tomo del cuello y lo ubico delante suyo, Blaine encogió un poco sus hombros como demostrando que aquello le incomodaba.
-¿Qué es un mausoleo Cooper? —pregunto apuntando el panel con letras intercambiables que había a la entrada del “Memorial Park Cemetery” y que informaba a los visitantes de los funerales que se efectuarían aquella tarde.
-Es donde hay muchos muertos, zombies y demás.
-¡¿Qué cosa?! —pregunto Blaine poniendo cara de impacto
-Eso, allí están todos los muertos juntos, yo que tú me cuidaría de que uno… ¡me agarrara sin que yo me diera cuenta! —exclamo tratando de provocar un susto en su hermano, pero haciendo que soltara una pequeña carcajada a cambio.
-Compórtense chicos —murmuro su Madre haciendo el gesto de silencio.
Ambos se miraron y se hicieron muecas graciosas el uno al otro

-Vaya… hay varios funerales… si seguimos así, Lima se quedara sin población —dijo Burt estacionando el auto cerca de los vehículos que componían el cortejo fúnebre del recién llegado.
-¿Quién murió? —quiso saber Kurt acomodando las flores que traía en su regazo.
-No lo sé hijo, pero por todos esos vehículos elegantes, asumo y alguien bastante adinerado.
-Nosotros también llegamos en esos vehículos cuando murió Mamá, y no somos adinerados.
-Pues no… —dijo Burt quitando el seguro del cinturón de seguridad de su hijo— pero a diferencia de este servicio, el de tu Madre solo tenía el auto donde veníamos nosotros.
-¿Cobran extra por cada auto? —pregunto Kurt bajándose.
-Cobran extra por todo —contesto Burt bajándose también.
-No me dijiste que opinabas de mis flores —dijo Kurt llevándolas casi acunadas en uno de sus brazos, como una reina de belleza lo haría.
-Están muy bonitas hijo, a tu Mamá le hubieran gustado.
-Lo sé, por eso las escogí… —aseguro Kurt acercándoselas a su nariz.
-Vamos entonces —dijo Burt tomándolo de la mano que tenía libre. Echo un vistazo a los asistentes de aquel funeral y repitió para sí de cuan acaudalados debían ser los deudos.
-Hay varias personas —señalo Kurt mirando a la gente.
-Muchas…—agrego su Papá caminado hacia la pequeña colina tras la cual se encontraba la tumba de su esposa.
-¿Irán donde nosotros? —pregunto Kurt volviendo a oler la flores que cargaba para luego emitir tres estornudos pequeños y seguidos.
-¡Oye!... ¿estás bien? —pregunto Burt deteniendo su andar para mirarlo a la cara.
-Si… es… solo… el polen… —contesto estornudando tres veces más.
-Dame eso entonces… —dijo su padre tomando el ramo como cualquier cosa.
-¡Papá!, ¡no es un neumático o algo! —exclamo el pequeño señalando las flores.
-¡Ups!... los siento… ¿así está bien? —pregunto Burt adquiriendo la posición de un maniquí de tienda elegante.
-Muy bien —respondió sonriendo— ¿crees que irán donde nosotros? —repitió rascándose la nariz.
-Al parecer no… —respondió mirando hacia donde se encaminaba el cortejo— lo más probable es que se dirijan a la capilla o al crema… cre… ¡mira!... ¡mariposas! —dijo Burt cambiando de tema bruscamente.
-Al “crema” “cre”… ¿qué?
-Al crematorio hijo…
-Eso suena como que van a quemar a alguien… ¿es eso?... ¡¿Van a quemar alguien?! —pregunto Kurt abriendo sus ojos más de lo normal.
-Si, pero no es como suena… bueno es exactamente como suena, veras, hay gente que prefiere ser incinerado, y que sus cenizas permanezcan para siempre dentro de un ánfora en el lugar donde vivieron.
-¿Mamá no quiso eso?, ¿verdad?
-No… la verdad es que con tu Mamá nunca discutimos ese tema… simplemente no hubo tiempo —sentencio Burt mirando el horizonte.
-Da un poco de miedo… —dijo Kurt haciendo una especie de tiritón con todo su cuerpo.
-Lo da… —respondió Burt repitiendo el gesto de su hijo y causando en él una risa dulce y pequeña


-Listo chicos, a despedir al abuelo —dijo la señora Anderson a sus hijos en cuanto el encargado de transportar el féretro le hizo una seña de que ya estaban listos.
Blaine trato de tomar la mano de su hermano, pero este se corrió hacia un lado y partió adelante con sus amigos de secundaria sin preocuparse por nada.
Todos quienes habían conocido al abuelo Anderson estaban allí, su viuda, algunos de sus ex compañeros de trabajo y amigos, así como el resto de familiares del Señor y Señora Anderson, también habían asistido algunos vecinos y maestros de la Primaria de Westerville donde Blaine cursaba el primer grado. La Señora Anderson tomo el brazo de su esposo y partió adelante junto al féretro, el resto de invitados los secundo y Blaine termino por distraerse con una colonia de mariposas monarca que se movían entre los arbustos florecidos, se acercó a ellos dejándose llevar por la curiosidad infantil y termino por apartarse del camino que conducía a la capilla del cementerio y del grupo de familiares y amigos.

-¿Crees que Mamá esta bien?—dijo Kurt parado frente a la tumba de su madre.
-¿A qué te refieres? —pregunto Burt comenzando a limpiar la lápida de hojas y césped.
-A que si ya no sufre… o si nos extraña… no se… —contesto el chico encogiéndose hombros al tiempo que arreglaba las flores con mimo.
-No lo sé hijo… lo que ocurre más allá de esta vida escapa a mis conocimientos, pero lo que sí puedo decirte es que cuando tu Mamá vivía, tú eras lo más importante para ella, y con eso debes quedarte —señalo Burt limpiando el mármol con un poco de agua.
-También era importante para mi… tanto como tu Papá —dijo Kurt mirando a su padre hacia arriba.
-Gracias hijo…
-¿Por qué? —pregunto mientras ponía con esmero las diferentes flores.
-Por las cosas que dices, me impresionas algunas veces… ¡maldición! —exclamo al sentir el sonido de su teléfono móvil.
-¿No deberías cambiar ese “Ringtone”?, es un poco raro que tengas el “Jarabe Tapatío” si no vives en México.
-¿De que estas hablando?, es muy popular—respondió Burt mirando quien lo llamaba para dejar sonar la música un par de segundos más— además, ¡me encanta! —agrego haciendo un par de pasos de baile.
-Yo creo que nada de eso es cierto y solo lo dejas porque no sabes cómo cambiarlo… si me dieras mi propio teléfono…
-¡Tienes 8 años!... ¿para qué querrías un teléfono?… ¿hola? —dijo apartándose un poco.
-Tengo casi nueve y claro que podría querer un teléfono, ¿verdad Mamá? —murmuro dando los últimos toques a la instalación florística que había montado justo encima de la lápida de su Madre.
-Lo siento hijo, debemos irnos —dijo Burt acercándose de nuevo, mientras miraba las teclas de su teléfono como si no supiera cual debía presionar.
-¿Quién era?, ¿te ayudo con eso? —pregunto Kurt al tiempo que se ponía de pie y sacudía su pantalón desde las rodillas hasta el dobladillo.
-No… se… perfectamente… que hacer… —respondió presionando todas las teclas de una sola vez— y era del taller, el auto del Señor Biederman ya está listo, por lo tanto debo ir a dejárselo.
-¿Y por qué no lo va a buscar al taller? —quiso saber Kurt alejándose un poco para mirar las flores en perspectiva.
-Porque tiene como 100 años y le cuesta cada vez más conducir.
-¿Y para que mando a arreglar su auto entonces?
-¿Qué es esto?, ¿el día internacional de la pregunta? —dijo Burt acomodándose la gorra.
-No, al parecer es el día del funeral, como vimos a la entrada.
-Tienes razón… —dijo Burt riendo— sea como sea, debemos irnos.
-¡Bien!... adiós Mamá… ¿podrías en algún sueño o algo enseñarle a Papá como se bate la leche luego de agregarle “Quick de chocolate”?… no le queda como a ti… —dijo Kurt poniendo una de sus manos cerca de su boca, como si quisiera confidenciarle algo ultra secreto a su Mamá.
-¡Oye!... ¡malagradecido! —exclamo Burt desordenándole el pelo. Se agacho sobre el césped acto seguido y lanzo un beso— adiós amor… te extraño, ¿qué más puedo decir?… —agrego poniendo su mano sobre la lápida de su esposa— muy bien… vámonos… —termino por decir poniéndose de pie nuevamente.
-¿Podemos ir a tomar el té al “Cafe Milano”? —quiso saber Kurt mientras avanzaba dando pasos de ballet.
-¿Cómo?, ¿no escuchaste que debo estar en el taller en menos de 15 minutos?
-Después de eso…—respondió dando una vuelta completa— tal vez podríamos vestirnos elegantes y presentarnos allí… seria genial.
-Tratare de demorarme lo menos posible entonces—dijo Burt casi llegando a la salida.
-¡Tendré lista tu ropa en cuanto llegues!
-¿Ropa?... ¿qué sabes tú de ropa? —pregunto mirándolo de medio lado.
-Se lo suficiente… —respondió Kurt cortando un par de flores a su paso, las despojo del exceso de hojas y se las puso en uno de los ojales de la chaqueta que vestía.
-Espérame un segundo aquí, voy al baño… —dijo Burt tomándolo por los hombros.
-…
-¡Kurt!, ¿Me escuchaste? —repitió mirando en la dirección que su hijo lo hacía.
-Si… ve… —contesto con su vista fija en un niño que vestía elegante pero tenía en su cabeza una gorra sobre una serie animada, estaba sentado en medio del césped y dejaba que las mariposas se le posaran en la cabeza, la nariz y en sus pequeñas manos y a pesar que en su cara había una expresión clara de tristeza, parecía disfrutar el contacto con aquellos bellos insectos. Kurt sonrió pensando que aquello era lo más tierno que había visto desde que había recibido un muñeco “Hugga Bunch” de colección tres navidades atrás.
-¿A quién miras?...—pregunto Burt mirando también— ¿a ese niño?... ¿lo conoces?
-No, pero parece que esta solo… y triste.
-Tal vez está esperando a alguien.
-¿Qué tal si su Mamá murió también?, iré a hablar con él —dijo Kurt con decisión.
-¡Un momento amigo!... ¿dónde crees que vas? —dijo Burt tomándolo por el antebrazo.
-Ya lo dije, a hablar con ese niño…—insistió Kurt apuntándolo.
-¿Crees que te voy a dejar ir hablar con un desconocido?, ¿qué pasa contigo?
-¡Ay Papá!, es un niño como yo… no es OJ Simpson.
-¿Otra vez con el desquiciado ese?
-¿Qué?, siempre me dices que quieres que me interese en el Futbol.
-Sí, pero en las jugadas y los partidos, no en las rarezas que lo rodean.
-Aun así… ¡míralo!, necesita la ayuda de alguien eso es claro.
-¿Por qué esta solo?, o porque cree que es Sir Winston Churchill.
-¿Quién?
-Un tipo que entre otras cosas también le gustaban las mariposas, ven acompáñame al baño —dijo Burt haciéndole una seña.
-¿Qué?... ¡no!
-Kurt, no te voy a dejar ir a hablar con un desconocido, fin de la historia —sentencio Burt haciendo un gesto con su mano que evidenciaba claramente que ese era el fin de esa historia.
-¿”Fin de la historia”?—repitió Kurt poniendo caras.
-Así es, ¡y no me levantes la ceja!, me debes obediencia a lo menos 10 años más… además, mira ya llego alguien a acompañarlo —señalo apuntando y haciéndole señas a un chico adolescente que vestía jeans y una camiseta con el logo de una película y que lo saludaba de vuelta como si el Papá de Kurt fuera un militar a quién se debía rendir honores.
-¿Por qué…?, ¿por qué te saluda de vuelta? —quiso saber Kurt ladeando su cabeza como un cachorro curioso lo haría.
-No lo sé… será amable… —respondió Burt siguiendo con las señas— ahora al baño…
-Bien… pero quiero que sepas que lo hubiera podido ayudar.
-Por cierto que si… pero yo quiero que tú también sepas que no se debe hablar con desconocidos, niños, adultos, ancianos, lo que sea… —advirtió Burt apuntándolo— vamos... —añadió tomándolo de la mano.

-¡Oye!... ¿Dónde te habías metido? —dijo Cooper dándole un palmetazo en la cabeza a su hermano.
-¡Auch!... ¡eso dolió Coop!… —advirtió Blaine sobándose la nuca.
-Lo se… por algo lo hice… —respondió como retrasado mental.
-Mira… espantaste a todas las mariposas —agrego apuntando.
-¿Crees que me importa?, todos me retaron porque te habías desaparecido, ni que yo fuera tu niñera o algo, ¡ya!, ¡ponte de pie!… vamos.
-Si… —dijo Blaine sacudiendo sus manitos.
-¿Por qué diablos te quedaste atrás?
-¡Cooper!... ¡no digas malas palabras!
-Diablo no es una mala palabra… ni siquiera es una maldición.
-¿Qué es entonces?
-Busca un diccionario… ven…—dijo desde el otro lado de los arbustos— ¿conoces a esa gente?—pregunto Cooper mirando al hombre adulto y al niño que estaban casi a la salida del cementerio.
-No… ¿Por qué?—dijo Blaine sacudiendo su traje.
-Porque están mirando para acá como si nos conocieran… les hare una seña —señalo Cooper saludándolos como un soldado a sus tropas— ¡mira nos están saludando devuelta!
-El niño es muy bonito y elegante —opino Blaine mirándolo como si vestir bien a esa edad fuera digno de reconocimiento. Cooper soltó un respingo ante ese comentario de su hermano y pensó en casi 38 formas diferentes de molestarlo en ese mismo instante, pero prefirió guardárselas para sí, al menos hasta que salieran de entre las tumbas.
-Demasiado diría yo… ¿Por qué te quedaste atrás “Squirrel”? —pregunto comenzando a avanzar con su hermano.
-Me distraje con las mariposas… —contesto Blaine apurando el paso para caminar al ritmo de su hermano mayor— ¿ya “enceneraron” al abuelo?
-Sí, el Papá está firmando unos papeles para que la abuela pueda llevárselo en cuanto se enfríe —explico Cooper como si nada.
Blaine puso cara compungida pensando que su abuelo ardía en llamas o algo.
-Es un decir hombre… no te asustes —dijo Cooper dándole otro palmetazo.
-¡Duele Coop…! —insistió Blaine sobándose nuevamente.
-¡Ay perdón!, no sabía que el brócoli de tu cabeza era tan delicado… vamos mejor será—agrego golpeándolo por ultima vez— ¡ultima!, ¡lo juro! —exclamo alzando sus manos como si aparentara inocencia. Blaine se cruzó de brazos con el entrecejo fruncido y todo y se apresuró para que su hermano no pudiera golpearlo de nuevo, echo un vistazo hacia atrás antes de doblar la curva que llevaba a donde estaban todos sus familiares por si veía de nuevo al niño bonito y elegante y poder así hacerle señas como su hermano grande lo había hecho, sin embargo, solo alcanzo a verlo subirse a un auto y desaparecer por la “Harding Hwy”.

Marzo de 2030



-¡”Papáblen”!
-¿Que?
-¡Ten cuidado!... mira…
-Lo siento Princesa, era una jugada importante —se excuso Blaine con un ojo el televisor y otro en la labor que compartía con su hija.
-Sí, pero si no te concentras, terminare haciendo un ovillo todo desigual… ¡hola! —sentencio Lizzie levantando un poco la madeja de lana verde que enrollaba. Blaine estaba sentado frente a ella y sostenía entre sus manos una maraña de lana a lo largo, estaba un tanto enredada y parecía que había sido sacada del fondo del baúl de alguien con muchos años.
-Lo se Princesa, pero si no aprovecho de ver este partido antes que llegue tu Papá no lo veré nunca —dijo Blaine moviendo sus manos en el sentido que Lizzie enrollaba desde su lado.
-¿Quieres que paremos?, así te concentras en el juego ese —advirtió Lizzie volteándose hacia el televisor y haciendo un gesto como de dolor al hacerlo.
-¿Estás bien hija?
-Lo estoy, solo me duele la barriga, como si me punzara algo —explico dándose piquetes en el centro del estomago.
-¿Comerías algo en mal estado?
-No lo creo… Papá no me deja comer nada que no sea lo que él me da ¿verdad “Señor Botones”? —respondió Lizzie poniendo cara de aflicción al tiempo que miraba al perro que permanecía echado cerca de sus pies.
-Pues creo que tal vez desobedeciste esa regla, ¿estás segura y no comiste nada?
-Segura… además va y viene, es súper extra raro —advirtió la chica enrollando mas lana.
-Pues si no se te quita te llevaremos al médico en cuanto se acabe el juego o llegue tu Papá, cualquiera de las dos cosas que ocurra primero.
-No sé porque ves ese juego, ¿no fue hace dos noches?... ¡hola! —dijo Lizzie deshaciendo lo que había enrollado y recogiendo lo extra alrededor de su cuello.
-Así es, pero hace dos noches estaba en el estudio y no pude verlo… ¡no me digas quien gano! —advirtió haciendo el ademán de taparse los oídos con los extremos de la lana que mantenía entre sus manos.
-¡Ay “Papáblen”!... ¡Obvio que nunca te diría que ganaron los Kni…!
-¡Lizzie!...—exclamo Blaine en medio de una risa— ¡casi me lo dijiste!
-¡Claro que no!
-¡Claro que si!... creo y estas confabulándote con tu Papá.
-¿El Papá de quien? —pregunto Kurt entrando a la sala con una bolsa de víveres en su mano y un ramo de flores en la otra.
-¡Bienvenido a casa! —exclamo Blaine sonriendo.
-¡Hola Papá! —dijo Lizzie estirando sus labios para darle un beso al recién llegado.
-Hola Lizzie…—dijo Kurt besándole la frente— ¿Qué tal la escuela? —pregunto mientras dejaba la bolsa con compras en el suelo y las flores sobre la mesa de café. El “Señor Botones” estiro su hocico como adivinando que había algo para él en aquella bolsa, se levanto de su cojín y trato de acercarse, Kurt se lo impidió levantando solo su dedo índice, el perro reculo en su intento y termino por echarse nuevamente en su lugar emitiendo algunos quejidos casi de pena— ¿Tienes calor cariño?.
-No…
-Pues sentí tu frente con un poco más de temperatura, ¿te sientes bien? —insistió Kurt mirando a su hija con una mano en el mentón y otra en la cadera.
-Bien… solo me duele el ombligo… tal vez me va llegar —respondió Lizzie siguiendo con su labor como si nada.
-¿Que te va a llegar?
-¡Mi periodo!... ¡hola!...
-¡¿Qué?!... —exclamo Kurt abriendo más sus ojos para mirar a Blaine que reía tras la lana que sostenía con sus manos.
-¿Qué?... —dijo Lizzie mirando a ambos como si nada.
-De… ¿de dónde sacaste eso? —pregunto Kurt con los ojos más abiertos.
-Es lo que dice Julianna cuando tiene estos mismos síntomas y ambas somos mujeres… ¡hola!
-Princesa… —se adelanto en decir Blaine tratando de aguantar la risa— tu eres muy pequeña para que tengas esos síntomas, no creo que sea eso.
-¿Qué tal vez si pruebas mejor quitándose el exceso de ropa? —dijo Kurt haciendo el gesto respectivo con su propio sweater.
-Está bien —respondió la chica haciendo lo que su Papá le indicara, pero poniendo unas cinco caras diferentes.
-¿Dónde fueron?
-Pues con el “Papáblen” fuimos a un lugar súper grande que tenia de todo y compramos esta lana, la necesito para un trabajo en la clase de arte —explico Lizzie enseñando el ovillo que ya tenía el tamaño de un melón pequeño.
-¿Y para una sola clase compararon todo esto? —pregunto Kurt revisando los casi 12 ovillos sin enrollar de lana de diferentes color y texturas— ¿no cree que exagero “Papáblen”? —agrego dándole un beso de saludo a su esposo— hola…—dijo sonriendo.
-Hola… —contesto Blaine saboreándose— pues debe saber señor Kurt Hummel-Anderson, que los compramos a un súper buen precio, ¿verdad Princesa?
-Si… aunque la señora que nos atendió no quería recibir el dinero del “Papáblen”
-¿Ah no? —dijo Kurt levantando una ceja.
-No…
-¿Y que quería a cambio entonces? —pregunto levantando mas su ceja inquisidora.
-No quería nada y era una señora ya bastante mayor, no pienses lo que no es —dijo Blaine esbozando una de sus mejores sonrisas. Kurt pensó que si él hubiese estado en el lugar de la señora aquella, también le hubiera regalado hasta las ovejas de donde provenía toda esa lana.
-No pienso nada —dijo abrazándolo por sobre el respaldo del sillón— pero creo que exageraste comprando tanta.
-Pero puede servir.
-¿Para qué?
-No se… para tejer algo bonito —dijo Blaine encogiéndose de hombros como si aquello fuera lo más obvio a hacer.
-Te quiero ver tejiendo algo Blaine Anderson-Hummel.
-Pues deme un par de palillos entonces Señor Hummel-Anderson.
-Sera lo primero que compre cuando vuelva a ir Zabar’s, no creas que no —respondió dándole tres besos en el cuello y convirtiendo el último en un mordico disimulado en una de sus orejas — ¡amo tus pequeñas orejas! —exclamo apartándose. Blaine retorció un poco el cuello como si escapara de unas cosquillas y Lizzie rio cubriéndose la boca.
-¿Dónde está Henry?—pregunto Kurt soltando un poco de aire.
-Está en su cuarto leyendo.
-Llevare estas cosas a la cocina e iré a saludarlo.
-Ve… nosotros ordenamos esas cosas, ¿verdad Princesa? —dijo Blaine dejando la maraña de lana a un costado de su asiento.
-¡Si!... ¡auch!... —exclamo Lizzie encogiéndose como un ovillo humano.
-Cariño… ¿estás bien? —quiso saber Kurt devolviéndose sobre sus pasos.
-No… creo que me duele más… —respondió la pequeña poniendo cara acorde a su padecimiento.
-Suficiente, vamos a la sala de emergencias —sentencio Kurt acercándose a su hija— despacio cariño —agrego ayudándola a estirarse sobre el sillón.
-Iré por nuestras cosas —añadió Blaine dirigiéndose a su cuarto.
-Tráele el abrigo rojo y avísale a Henry… no hay tiempo de llamar a Julianna, deberá acompañarnos.
-Por supuesto —dijo Blaine apurando su andar.
-Mientras tanto llamare a Helen para que nos ayude por si es que hay reporteros o “paparazzis” en el lugar —dijo Kurt tomando su teléfono.
-¿Dónde me van a llevar?
-Al hospital Cariño, esta solo a 15 minutos, llegaremos de inmediato —contesto Kurt con su teléfono en la oreja
-Pero ya me siento bien… —respondió Lizzie alargando a “e” como si un dolor le impidiera hablar correctamente.
-Sí, súper bien, quédate quietecita… ¿Helen? —dijo Kurt caminando hacia los ventanales para hablar con su asistente.
Lizzie observo a su Papá hablar con Helen, mientras daba piquetes en el estómago como si auto examinara su cuerpo, el “Señor Botones” permanecía a su lado atento y sin moverse, casi como si fuera el guardián de la salud de su ama.
-¿Qué te dijo? —pregunto Lizzie enderezándose un poco.
-¡Cariño!… ¡quédate recostada!…
-Pero… ¿por qué?
-Porque lo más probable es que tengas algo llamado apendicitis, y es mejor que no te muevas con brusquedad, al menos hasta que un doctor te lo permita.
-¿Qué le paso a “Rizzie”? —quiso saber Henry llegando a la sala con su ropa de abrigo en una mano y la de su hermanita en la otra.
-Creo que moriré “Hendry”… —advirtió la pequeña fingiendo un desmayo.
-¡¿QUE?! —exclamo el chico mirando a su Papá con cara de espanto.
-Nadie morirá… dame eso cariño —dijo Kurt de lo más calmado— iremos a la sala de emergencias y allí nos dirán que sucede —agrego comenzando a arreglar a su hija partiendo por la bufanda— Henry, lleva al “Señor Botones” a la cocina y lo dejas tras la reja —pidió mirando al pequeño.
-…
-Hijo…
-¿Qué?...
-Cariño… —comenzó a decir Kurt al ver que Henry estaba más nervioso que nadie y parecía esperar un desenlace fatal de un momento a otro— mírame… tu hermanita está bien… iremos al hospital y de seguro tendrá lo mismo que te dio a ti, ¿te acuerdas?, ¿cuándo te llevamos porque tu pancita se enfermó? —Henry hizo un gesto nervios de si con su cabeza— pues lo más probable es que esto sea lo mismo… ¿me ayudas? —insistió mirando al perro que estaba con la vista atenta en su ama y su dolencia.
-Si Papá —dijo Henry tomando al “Señor Botones” en brazos.
-¡Adiós “Señor Botones”!… ¡no me olvides! —exclamo Lizzie dando un tono teatral a sus palabras.
Kurt se enderezo y soltó un poco de aire sin que su hija lo viera, como si se auto calmara contando hasta 189.
-Ahora tu abrigo cariño… —dijo volteándose hacia su hija como si nada pasara— me avisas si te duele algo.
-No… no… tampoco… —fue respondiendo Lizzie casi divertida a medida que Kurt le ponía una manga y otra del abrigo cruzado tipo Channel favorito de su hija— ¡auch!
-¿Te dio otra puntada?... —pregunto Kurt pensando que le había tocado quizás que nervio.
-No… me pica la bufanda —respondió rascándose le cuello.
-Loca…
-¡Listo! —dijo Blaine llegando con el abrigo mal puesto y un bolso pequeño en sus manos donde se supone y había guardado lo necesario por si Lizzie debía quedar internada.
-Muy bien… —dijo Kurt acercándosele para arreglarle el cuello torcido y los botones cambiados— ¿Qué hay en el bolso?
-Sus cosas de aseo, ropa interior y un par de pijamas.
-Perfecto… no creo que pueda caminar —agrego mirando de reojo a su hija.
-¡Estoy enferma no sorda!...
-Lo sabemos Princesa.
-Entonces sabrán que me duele el estómago no las piernas… ¡hola!...—dijo Lizzie haciendo el ademan de levantarse, alcanzo a elevar unos centímetros su trasero del sofá que ocupaba y volvió a dejarse caer.
-¿No puedes?, ¿no es así? —pregunto Kurt manteniendo una calma tan grande que Blaine pensó que estaba bajo los efectos de algo.
-No… —respondió cruzando sus brazos casi molesta.
-Entonces yo te cargo —dijo Blaine tomándola en sus brazos.
-Gracias “Papáblen”—agrego acurrucándose.
-De nada Princesa… ahora vamos para que te curen esa pancita tuya —añadió dándole un par de besos en la frente.
-¡Henry! —grito Kurt tomando su abrigo y pañuelo además del pequeño bolso, el chico apareció cargando a Rita y se la entregó a su hermana antes de que subieran al ascensor.

-¿Estas cómoda cariño? —pregunto Kurt arreglándole la almohada de la cama en donde Lizzie estaba en espera de sus análisis de sangre e imagenología, tenia puesta una bata clínica más un brazalete con sus datos. Un monitor le controlaba los signos vitales así como la presión sanguínea y un oximetro en su dedo hacía lo propio con los niveles de oxígeno en su sangre. Las enfermeras le habían entregado algunos lápices y hojas para que se entretuviera en la espera junto a su hermano.
-Mueve la cama Rizzie —pidió Henry que estaba acostado a su lado.
-¡SI! —respondió la chica comenzando a subir y bajar la cama desde el control remoto que le habían entregado.
-Si continuas con eso, terminaran por cobrarnos esta cama también —advirtió Kurt que seguía abultando las almohadas.
-Mejor, así la llevamos para la casa.
-¡Y la ponemos en el cuarto que está vacío!, podemos jugar a los enfermos —dijo Henry poniéndose tieso al lado de su hermana para dejarse llevar solo por el movimiento mecánico.
-¿Al parecer ya te sientes mejor Princesa? —dijo Blaine llegando con una bandeja con café y “muffins”.
-Mucho… esta cosa que me pusieron es súper “turbiluli” —advirtió la chica meneando la manguera conectada a una bolsa de suero— ¿puedo comerme uno de esos?
-No… —dijeron sus dos Padres al mismo tiempo.
-¡Esta bien!, pero cuando me recupere quiero comerme ocho —agrego Lizzie subiendo la cama por los pies.
-¿Tienes hambre Henry?
-Si pero no comeré para solidarizar con Rizzie.
-¡Oh!... gracias “Hendry” —dijo la chica abrazando a su hermano.
Blaine sonrió y Kurt lo miro de la misma forma.
-¿Estas bien? —pregunto Blaine entregándole un vaso de café a su esposo.
-Si… ¡obvio que si! —respondió Kurt con una gran sonrisa y tomando un sorbo de inmediato.
-¿Seguro?, pareces un tanto….
-Bunas tardes… —interrumpió una doctora entrando a la sala.
-Hola…—respondió Lizzie haciendo un gesto con su mano.
-Lizzie Anderson… —leyó desde una ficha que cargaba— ¿eres tu pequeñita?
-Si...
-Yo soy la doctora Georgia Whelan y me encargare de ti de a partir de este momento, veo que estas muy bien acompañada —agrego guiñándole un ojo a Henry al tiempo que escribía los datos desplegados en los monitores en la ficha de la paciente.
-Sí, él es mi hermano “Hendry” y ellos mis Papás, Kurt y Blaine —indico Lizzie señalando a sus padres que habían pasado desapercibidos por la doctora.
-¿Blaine?, ¿cómo Blaine Ander…?, da lo mismo —dijo al ver que Blaine Anderson en efecto era el Blaine Anderson que ella creía— mucho gusto —dijo estrechándole la mano a ambos.
-Igualmente—dijeron los dos apretándola de vuelta.
-¿Cómo te sientes? —dijo volviéndose hacia Lizzie.
-Ahora bien, pero hace rato me dolía aquí —respondió al pequeña apuntando su ombligo.
-¿Mucho? —pregunto la doctora poniéndose unos guantes de látex.
-Mucho…
-Te examinare entonces —dijo retirando las sabanas, Henry se bajó de un salto y se ubicó al lado de sus padres. La doctora le levanto la bata clínica y comenzó a presionar sus manos contra el abdomen de Lizzie, mientras lo hacía miraba el cielo raso como en búsqueda de respuestas, Lizzie y Henry miraron también.
-¿Te duele? —pegunto poniendo sus manos sobre el cuadrante inferior derecho.
-¡Ay!.. si… —respondió la pequeña poniendo cara de dolor extremo.
-Perfecto.
-¿Perfecto que me duela?... hola… —murmuro mirando a sus Papás.
-Muy bien… —dijo la doctora llenando unos ultimo datos en la ficha antes de colgarla a los pies de la cama— Padres —agrego mirando a Kurt y a Blaine.
-¿Es apendicitis?, ¿verdad Doctora Whelan? —dijo Kurt tomándose el pañuelo del cuello.
-Así es, el examen de sangre, más la ecografía y la exploración que acabo de hacer así lo confirman, por lo tanto procederemos a operarla de inmediato.
-¡Me van a hacer una operación! —exclamo Lizzie poniendo cara de loca.
-Tranquila cariño, todo estará bien —dijo Kurt acercándose a su hija.
-¡Pero yo no quiero una operación! —insistió haciendo un par de pucheros.
-Lo siento Lizzie es lo que se debe hacer —dijo la doctora como si aquello fuera suficiente para calmar a una niña de 8 años —necesito que uno de los padres me acompañe al siempre tediosos papeleo.
-Y voy —dijo Blaine llevándose a Henry consigo.
-En 10 minutos vendrán por ti pequeñita.
-Gracias doctora…
-Eso sonó como película de terror… “En 10 minutos vendrán por ti”…. “muajajaja” —dijo Lizzie hablando como espectro de ultratumba— me llego a dar miedo —agrego haciendo un tiritón con todo su cuerpo.
-No tienes nada de que temer, todo saldrá bien, te lo prometo —dijo Kurt mientras le acariciaba el cabello.
-No puedes prometer eso… —aseguro Lizzie tomando uno de las hojas blancas y un lápiz.
-¡Por supuesto que sí!… soy tu Papá y puedo prometerte lo que quieras.
-Pero esto es diferente no está en tus manos… ¿qué tal si todo sale mal? —insistió la pequeña comenzando a escribir.
-Tu “Papáblen”, Henry y yo, tuvimos esa cirugía y todos estamos bien.
-Aun así… nunca me han operado de nada… ¿y si no despierto más?... ¡hola!
-Claro que despertaras… ¿de que estas hablando?
-No lo sé… —respondió encogiéndose de hombros mientras escribía.
-¿Qué estas escribiendo?
-Mi testamento…
-¿Cómo?
-Mi testamento… por si todo sale mal —dijo Lizzie continuando con su escritura.
-Lizzie… eso no es necesario.
-Si lo es… ¿te encargarías tú de hacer que todo lo que escriba aquí se haga?
-…
-¿Papá? —insistió doblando la hoja en cuatro
-Está bien —contesto Kurt recibiendo la hoja y guardándola en su bolsillo— pero como todo saldrá bien, en cuanto despiertes te la entregare devuelta… ¿de acuerdo?
-De acuerdo…
-¿Qué?...
-Tengo miedo Papá.
-No cariño… —dijo Kurt abrazándola fuerte —no tengas miedo, te prometo que lo primero que veras cuando salgas de la cirugía será a mí, al “Papáblen” y a tu hermanito… luego nos iremos a casa y te consentiremos tanto que terminaras hastiada de tantos mimos, solo debes ser valiente esta media hora.
-¿Solo será eso?, ¿media hora?
-Solo media hora…
-Te quiero Papá...
-Y yo a ti… mucho… ¿serás valiente?
-Lo seré… —dijo Lizzie sonriendo. Kurt le sonrió de vuelta, le dio un par de besos en la frente y se quedo abrazándola hasta que los demás llegaron a la sala.
Blaine volvió junto a Henry de realizar los trámites, acompañado de dos paramédicos que cambiaron a Lizzie a una camilla y se la llevaron para someterla a la cirugía.
Kurt la acompaño hasta la entrada de los pabellones y allí permaneció junto al resto de su familia esperando por los resultados. Henry se acostó entre dos sillas y apoyo su cabeza en el regazo de Blaine mientras hojeaba una revista del hospital, Kurt se paseaba de un lado a otro sentándose por segundos y cuando lo hacía era el hombro de su esposo lo que buscaba para acomodarse.

-¡Doctora Whelan! —exclamo Kurt levantándose como si tuviera un resorte en el trasero. Blaine y Henry lo siguieron con la misma prontitud.
-Señor Hummel… Señor Anderson —dijo quitándose el gorro y la mascarilla que vestía— todo salió perfecto.
Kurt soltó un poco de aire y Blaine sonrió mirando al cielo, como si agradeciera a alguna divinidad superior.
-¿Mi hermana está bien? —pregunto Henry más preocupado que nadie.
-Lo está... muy bien, está en la sala de recuperación ahora.
-¿Podemos verla?, le prometí que estaríamos a su lado cuando despertara.
-Claro, pero solo puede pasar uno a la vez, está recién saliendo de la anestesia así es que no necesita mayores perturbaciones, la enfermera los llevara —explico Georgia despidiéndose de todos.
-Muchas gracias… —dijo Blaine estrechándole la mano.
-Por favor, el placer es mío… en una hora o dos pasare a controlarla en la sala que le asignen —añadió la doctora mientras avanzaba por el pasillo.
-Gracias… —dijeron los tres de manera tan armónica que Georgia Whelan se volteo y los quedo viendo un par de segundos antes de continuar sus pasos.
-¿Vamos a entrar a verla? —pregunto Henry empinándose para ver por los vidrios de la puerta que separaba la sala de espera de los pabellones de cirugía.
-Pasaremos en un momento, debemos entrar de a uno como dijo la doctora, ¿qué tal…?— respondió Blaine tomando su teléfono— ¿si llamas a los abuelos para avisarles que todo salió bien? —dijo entregándole el aparato.
-Si… avisare a todos —respondió Henry apartándose para cumplir con la labor asignada.
-Otro reto superado en nuestra historia —dijo Blaine soltando un suspiro de alivio mientras miraba a Henry hablar con sus abuelos— ¿no fue tan difícil?, ¿verdad? —añadió volteándose hacia su esposo— ¿Kurt?... ¿estás bien?
Kurt negó con su cabeza imposibilitado de articular palabra.
-Pero… ¿qué te sucede?, escuchaste… Lizzie esta bien.
-Lo se… —respondió soltando el llanto.
-Kurt…—dijo Blaine tomándole las manos y besando cada una— ¿qué paso?... hace segundos estabas muy calmado…
-Porque Henry estaba muerto de miedo y no quería que Lizzie se preocupara… pero nunca estuve más asustado en toda mi vida —agrego llorando con más ganas— ¿crees de verdad que ella está bien?
-¡Por supuesto que sí!
-¿Seguro?...
-Muy seguro… escuchaste a la doctora.
-Lo siento…. —dijo cubriéndose la cara— soy patético, lo sé.
-No lo eres… ven aquí… —dijo Blaine abriendo sus brazos— tranquilo… —agrego envolviéndolo con todo el amor que le tenía.
-Promete me que a lo menos tú, te mantendrás saludable por favor… —pidió Kurt sin soltarlo
-Te lo prometo… me mantendré alejado de todo objeto cortante o posiblemente peligroso—respondió mientras le acariciaba la espalda toda.
-Y de los gérmenes… —agrego Kurt soltando un par de sollozos.
-Y de los gérmenes—repitió besándole un hombro.
-No sabes el miedo que sentí…
-Lo imagino, pero…
-¿Los Padres de Lizzie Anderson? —pregunto una enfermera abriendo la puerta batiente.
-Nosotros… —exclamo Kurt mientras se sonaba con estridencia.
-Pueden pasar, solo uno por supuesto.
-¿Entras tú? —pregunto Blaine acariciándole las manos.
-No… ve tú, yo debo quitarme estas lágrimas primero.
-Ok…—dijo Blaine entrando junto a la enfermera
Kurt se quedó al otro lado de la puerta y observo a Blaine desinfectarse las manos a petición de la funcionaria, le indico donde estaba Lizzie al tiempo que parecía y le contaba algo relacionado con el cabello de alguien, Kurt pensó que la asepsia del pabellón quirúrgico pudo haber causado que los rizos de Lizzie se desbordaran de alguna forma. Blaine echo un vistazo donde le habían indicado y se volteo hacia Kurt con los pulgares hacia arriba, este le devolvió el mismo gesto acompañado de una sonrisa enorme y se le quedo viendo hasta que desapareció tras unos anaqueles repletos de insumos médicos.