[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Capitulo 22- Ultimo

Me pare en el vestíbulo de Claremont, mis ojos captando cada detalle: el escritorio de registro creado completamente de madera recuperada. El piso original de mármol restaurado, pulido, y brillando. El reemplazo de la instalación de arte. Y la vista de la bahía mientras el sol emitía su último rayo de luz sobre el agua, haciendo todo centellar y brillar.

Había nerviosismo en los últimos minutos de actividad, con meseros apresurados de un lado a otro, torres de champaña comenzando a fluir, y los primeros invitados comenzando a llegar. Eche una última mirada alrededor, comprobando que todo estuviera bien, y trate de cambiar mi cerebro de Planear Esto a Disfrutar Esto. Era tiempo de levantar un poco mis tacones y bailar con ellos sobre el piso de mármol.

Este proyecto entero fue abrumador, estresante, incluso un inductor de canas, pero también fue el más gratificante, fructífero, y el mejor ejemplo de lo que yo podría hacer.

Y lo hice por mí misma.

Eso dice algo.

Y lo que decía ahora era que tenía que conseguir una copa de champan, brindar por tu maldito yo, y… santa mierda, ¡Max Camden se hallaba aquí!! ¡Llego temprano!

Alise mi vestido, tome una respiración profunda, y me apresure a bajar las escaleras para saludarlo.

—Señor Camden, buenas noches.

—Buenas noches, Brittany. ¿Estas lista para exhibir nuestro pequeño hotel?—pregunto, sacudiendo mi mano—Creo que he llegado temprano, caminare por el lugar de nuevo, antes de que todo se vuelva demasiado agitado.

—Maravillosa idea, señor. ¿Le gustaría algo de compañía?

—No, gracias. Siempre hago esto solo justo antes de que abramos una nueva propiedad. Me permite apasionarme un poco.

—Por supuesto—dije, mientras lo veía caminar pasando el área de recepción y bajar por uno de los corredores. Siempre era un poco difícil, dar vueltas en un espacio una vez se encontraba lleno. Pero este trabajo estaba terminado.

¿Qué podría ser lo siguiente?

—Britt—escuche detrás de mí, y gire para ver a Emma, acompañada por Will.

La salude con un beso en cada mejilla.

—Voy a vomitar. Eso es normal, ¿cierto?

—Perfectamente. Me preocuparía por ti si no te sintieras así. Recuérdame decirte acerca de la primera vez que organice una fiesta de lanzamiento como esta. Solo diré que nunca utilizare una fuente con hornilla de nuevo.

Ahogue una risa y me gire hacia Will.

—Hola, Will—dije ruborizándome mientras se inclinaba por sus besos en la mejilla.

Él era solo una vista tan fantástica.

—Britt, luces adorable como siempre.

—Oye, Britt-Britt, ¿Por qué que te encuentras tan roja?

Me gire, y admire a Santana. Un vestido oscuro, lindos pómulos, lindos labios y una sonrisa de superioridad. No olvides la sonrisa de superioridad. Ella sabía que tuve un enamoramiento de colegiala por Will.

—Oh, cállate—la silencie, dejando que sus firmes brazos me atraparan fuerte contra ella.

Bese su nariz y sus ojos bailaron.

—Entonces, ¿podre tener un tour privado?

—Semi-privado. Creo que esperare hasta que las chicas y Kitty llegue, luego te llevare alrededor para mostrarte un poco.

—Parece increíble hasta ahora, no puedo esperar—tomo mi mano y la apretó—Estoy tan orgullosa de ti.

Resplandecí.

Y luego fui de anfitriona. Los invitados comenzaron a llegar mas rápido, fotógrafos pululaban alrededor, y necesitaba asegurarme que todo fuera fluidamente. Salude con la mano a Rach y Quinn cuando llegaron, y cuando Marley arribo algún tiempo después, me tome un rápido momento para un trago de champan y una palmada en el trasero. No podía evitarlo, ella lucia impresionante.

Todos mis amigos se hallaban allí, y cuando Max Camden propuso un brindis por Diseños Emma y un poco más específicamente por mí, me encontraba contenta de tenerlos a todos aquí conmigo. Era un gran momento, nene, y en los grandes momentos, quieres que toda la gente que amas este alrededor tuyo.

La noche era perfecta y adorable, y dentro de la conversación entre varios reporteros y posar para fotógrafos, me mezcle con muchos de los propietarios de negocios locales, quienes se hallaban deleitados de descubrir que ahora  era una residente. Era un buen sentimiento, comenzar a pertenecer a una comunidad tan unida como Sausalito. Adoraba este lado de la ciudad y podía verme estableciéndome aquí en los años por venir.

Estableciéndome. No instalándome. Gran diferencia.

Reí con mis amigos, me di el gusto de más de una copa de champan, y me hallaba casi lista para declarar la noche un éxito. Pero mientras conversaba con el alcalde acerca de cuan hermoso era el hotel en cuan altas eran las expectativas para los nuevos negocios que podría generar, vi a una cierta comentarista deportiva entrar en el vestíbulo, escanear a las castañas de piernas largas, y centrarse en la más caliente chelista de la Costa Oeste. Continuando con una pequeña charla mientras canalizaba a Rach telepáticamente (podría funcionar), vi a Marley y Kitty encontrarse en medio del vestíbulo.

Y comenzar a discutir.

En voz alta.

Me disculpe con el alcalde y rápidamente camine a través del concurrido vestíbulo, donde una producción de la película Take Me To Petty Town tenía lugar.

—Aun no puedo creerte. Es como hablar con una pared de ladrillos—dijo Kitty

—Aun no puedo creer que no entiendas que nunca te hallaras contra esta pared de ladrillos de nuevo—dijo Marley

—Es como discutir con una niña—dijo Kitty

—¿La misma niña que te llamo y tuvo que escuchar a alguna mujer contestar el teléfono? ¿Riendo tontamente?—replico Marley

—Mi madre no ríe tontamente—dijo Kitty

—Oh, por favor, ¿esperaras que crea que era tu madre?—ataco Marley

—¿Por qué crees que intente llamarte de vuelta?—dijo Kitty

—No me importa. Te odio—dijo Marley

—¡Suficiente! —siseé, y agarre a ambas por los codos. Dirigiéndolas detrás de los bocadillos petit fours, me gire hacia ambas y lo deje salir.

—Ya es suficiente. Estoy cansada de escucharlas a ambas pelear, es sencillamente ridículo. No aquí, no ahora, y nunca de nuevo. Todas somas amigas, y vamos a continuar siendo amigas, y ¡estoy harta de que ustedes dos idiotas hagan miserables a todos los demás! Entonces terminen con esto… ambas—termine de golpe.

Mientras me giraba para alejarme pisoteando escuche a Kitty decir:

—Cielos, no tenía por qué gritarnos.

Lo que fue seguido rápidamente por un:

—Lo sé, ¿cierto? —de Marley.

Capture a Rach tratando estirarse sobre los petit fours y le dije que los dejara solas, no más interferencias. Resoplo un poco, pero rápidamente abandonó su plan cuando Quinn le pidió bailar.

Todos bailaban. Contratamos una gran banda que tocara para la fiesta, lo viejo con lo nuevo. Y mientras tomaba un poco de champan en medio de un precioso hotel que yo diseñe, sentí un golpecito en mi hombro.


Sabía que era ella.

Mi piel me lo dijo.

—¿Glen Miller?—pregunte, girándome.

—Podría haberlo pedido—sonrió—serenata a luz de la luna—se deslizo sobre la pista de baile, y me deje llevar misteriosamente por mi Wallbanger.

Me sostuvo cerca y mientras la luz de la luna irradiaba a través de las ventanas abiertas, suspire en sus brazos.

Satisfecha.

Hasta que Mónica me golpeó suavemente en el hombro y me dijo que teníamos un problema.

Disculpándome con Santana, la seguí hacia atrás del área de recepción. Su cara era rojo remolacha y llena de disculpas mientras farfullaba y tartamudeaba intentando decirme que pasaba. Todo lo que pude conseguí de ella fue “armario de abrigos”.

—¿Cuál es el problema? ¿Está lleno? Podemos usar uno de los cuartos de invitados en este piso. Solo pídele al conserje que vuelva a… ¡Oh!

Abrí la puerta del armario de abrigos y vi algo que nunca debí ver. Impreso dentro de mis retinas para siempre se hallaba la imagen de Kitty y Marley en una pila de pieles.

Yendo a eso como, bueno, te lo imaginas.

—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! —gritaba Marley ella debería: Kitty tenía… Hmm, ¿Cómo podría poner esto?

¿Alguna vez has visto las fotos filtradas de Becca Tobin y Melissa Benoist?

Como digo, nunca debí ver eso.

La suerte quiso esto, ellas “terminaron” mientras me hallaba allí parada, mi mandíbula en el piso al lado del vestido de Kitty y la ropa interior de Marley. Salí, cerré la puerta y mientras ellas disfrutaban de su post-orgasmo de la otra, del otro lado, di instrucciones a Mónica para mantener a todo el mundo lejos por al menos cinco minutos.

Y que cualquier factura de limpieza debería ser enviada directamente a Kitty en la NBC.


******************************************************************************

Dos semanas después, Santana se hallaba de vuelta en el camino.

Camboya.

Ella haría una serie de ciudades secretas y templos ocultos, enterrados por siglos de selva tomando de nuevo la tierra. Las fotos que me enviaba eran evocadoras, fascinantes y hermosas.

Aún tenía mis manos llenas. Después de que Claremont abriera, termine algunos últimos proyectos que tenía allí, trabaje con Emma en algunos nuevos protocolos de oficina, y luego decidí tomarme algunos días de descanso personal y relajación. En los que en realidad puse los toques finales en la casa. Quería sorprender a Santana cuando regresara y estuviera totalmente lista. Emma vino a ayudar.
Inicialmente me negué a ordenar demasiados muebles, pero Santana se mantuvo insistiente.

—Haz como tú quieras, y lo amare. Es solo dinero, Britt-Britt.

En cualquier ocasión que alguien diga algo como eso, sabes que tendrán un montón de dinero. Vi algunas cifras en algunos de los reportes bancarios cuando Santana compro esta casa, y Madre de Dios, era un gran fajo.

Gran Fajo, sería un buen nombre para una banda.

Entonces hice la orden. Pretendía unir mi estilo y el de ella, mientras le hacía honor a la belleza original de la casa. Tomando la idea del paisaje natural en todo, deje que la ladera circundante inspirada la paleta, especialmente en la sala de estar. Amarillo cremoso, bronce lustroso, verde apagado y suave, y dorado amarillento hicieron la casa acogedora. Se hizo incluso más acogedora por la alta chimenea de piedra donde un fuego chisporroteaba alegremente, enmarcada por las altas estanterías barnizadas apiladas con nuestra colección de libros detrás de las puertas de vidrio con plomo. Y por el ventanal se hallaba posando el telescopio a través del cual podía ver San Francisco.

Chica Despeinada por el Viento de un Acantilado con una Naranja colgaba sobre la repisa de madera original, que ahora lucia dorada luego de frotarla con abundante aceite. Santana amaba esa fotografía mía, encogiéndome de vergüenza porque me tomaron esa fotografía, claramente había jugo de naranja en mis labios y barbilla, mi cabello enredado salvajemente por el viento español. Era su favorita, e insistió en que se exhibiera en algún lugar del piso de abajo.

Un largo y delgado estante hecho a medida, lleno con las botellas de arena que Santana recolecto, se encontraba posicionado en una pared, con una pequeña repisa justo debajo con botellas de nuestros viajes juntas. Tahoe, Nerja, Halong Bay, agrupadas juntas para contar el comienzo de nuestra historia, con un montón de espacio para el próximo capítulo.

En la cocina, donde el mármol brillaba y los mostradores eran de un peso específico tenia macetas de romero, perejil y tomillo asentadas alegremente en el alfeizar de la ventana, capturando el sol de la mañana. Mi majestuoso horno doble se encontraba allí, listo para cocinar galletas y pan de calabaza hasta que Santana dijiera me rindo.

Así que… para siempre.

En un lugar de honor en su propio círculo de mármol se hallaba mi mezcladora Kitchen Aid. Acero inoxidable. Fría al tacto y elaborada a la perfección. Había un accesorio de iluminación en la pared directamente sobre ella, ¿para que fuera un faro de esperanza y bondad por toda la tierra? Apuesta tu dulce trasero.

Y en una solitaria repisa construida en el centro exacto de la pared, se encontraba una colección de libros de cocina de Barefoot Contessa, ordenada cronológicamente por supuesto. Y por un golpe de suerte, la página de título de cada uno estaba dedicada Para Brittany. Con amor, Ina.

El amigo de Santana, Trevor, esposo de Megan, amiga de Ashley y jefa de Paul del Canal de Comida, lo hizo firmar para mí. Y nadie podía tocarlos, excepto yo.

Emma y yo caminamos a través de la casa, ajustando cosas aquí y allá. Esponjando un cojín. Arreglando un jarrón. En la sala de estar, me detuve para desplegarla última pieza. Lance la colcha de punto de Santana, bajo la que habíamos pasado una noche monumental tratando de mantener el horror del El Exorcista a raya, sobre el lujoso sofá chocolate. Emma la vio de manera burlona, sin duda preguntándose por que una colcha de punto, naranja, retro y verde guisante era el punto principal en una habitación como esta. Vi alrededor a la paleta que cree, la colcha de punto combinaba con todo,  y le dije:

—Era de su mamá.

Asintió y estuvimos por un momento apreciando todo. Estaba terminado y era casi perfecto.

—Luce genial, Britt. Es realmente adorable.

—Gracias—suspire, dejándome sentir en realidad la casa y todo lo que significaba.

—¿Cuándo vuelve San a casa? —pregunto mientras nos dirigíamos de vuelta a la cocina.

—Viernes en la noche, estoy contenta de poder terminar esto antes. ¿Café?

Asintió y agarro la crema de la nevera mientras yo servía.

—¿Ambas quieren salir a cenar el Domingo en la noche?

—Es gracioso, ¡iba a preguntarte si ustedes querían venir aquí! ¿Ser nuestros primeros invitados a cenar?

—Estaremos aquí—sonrió.

Nos sentamos una frente a la otra a cada lado de la isla de la cocina, y mientras ella agregaba azúcar a su taza, la observe cuidadosamente. Necesitaba hablar con ella, y esperaba que aun quisiera venir a cenar luego de decir lo que necesitaba.

—Entonces, Emma, necesito hablar contigo acerca de algo.

—¿Mmm? —pregunto.

—Es acerca de la sociedad—comencé.

Ella sonrió tristemente.

—No la aceptaras ¿o sí?

—¿Cómo en el mundo sabias eso? —pregunte, perpleja.

—Es intuición. Entonces dime por qué.

—No la estoy rechazando, pero tengo una proposición para ti.

—Escucho.

Y lo hizo.

Le di voz a todo lo que estuve sintiendo acerca de mi trabajo, mi función y mi lugar en la firma. En mi corazón yo era una diseñadora pura.

Disfrute los aspectos de los negocios de los que me hice cargo mientras ella se encontraba lejos, pero para mí era más placentero simplemente saber que podía hacer esas cosas, y hacerlas bien.

En realidad no quería hacerlas. Y mientras sabía que rechazaba el Trabajo de por Vida, necesitaba ser suficiente mente fuerte para decir no. Y aquí está la parte importante.

Rechazar el trabajo era honestamente la única cosa que podía hacer. Me gustaba mi vida, y más importante, me gustaba mi calidad de vida.

No era que mi pareja me dijiera que yo necesitaba tener su cena en la mesa a las seis de la tarde, cinco noches a la semana. Era que yo quería cocinar la cena para Santana algunas veces, y no tener que trabajar doce horas el día anterior para hacer ese tiempo.

No era que alguien me dijiera que no podría tenerlo todo. Yo decía era la que decía bien Señor, no, yo no puedo tener todo, y ¿Por qué en el infierno yo podría quererlo?

Tenía la vida que quería. Y no me estaba asustando de decir no a algo más.

Pero aun quería ser pieza grande de la acción.

Entonces esta era mi propuesta, y era increíblemente simple. Tomaría una posición de supervisora dentro de la firma, especialmente cuando Emma estuviera en el extranjero. Continuaría como mentora de Mónica, promotora de nuevos internos, y siendo el punto de contacto para todos los negocios nuevos.

Mantendría mis clientes. Y si Emma lo aprobaba, contrariamos un administrador para manejar las operaciones del día-a-día. Seguro, habrá días largos cuando algunos proyectos, se hallaran cerca de la fecha límite, pero no más trabajo los Domingos. No más dejar la oficina después de las nueve de la noche.

Habría tiempo de sobra para poner en marcha mi propio programa más adelante, si cambiaba de idea.

Por ahora, esto era exactamente lo que quería hacer.

—Guau, realmente has pensado en esto—dijo, dando vueltas mi propuesta.

Por lo cual me prepare con gráficos y cuadros, encuadernándolo en una carpeta de color, y me escondí detrás del jarrón de las galletas, hasta que estuviera lista para tratar con lo que viera.

—¿Estas segura acerca de esto?

—Sí. Es lo que quiero, por tanto como tu estés de acuerdo con esto—sostuve el aliento.

Hizo una pausa demasiado larga y tuve que soltarlo y tomar otro. ¿Siempre ha habido diminutas estrellitas en la cocina?

—Está bien, Britt… pienso que podemos trabajar con esto. Déjame mostrarle esto a mi contador, pero no veo una razón para que no funcione—dijo por ultimo.

Finalmente respire profundamente. No más diminutas estrellas.



*****************************************************************  

Viernes por la noche, ocho cincuenta y siete. Me ocupe de la cocina, preparando las cosas. Santana me envió un mensaje de texto cuando su avión aterrizo, se encontraba de camino a casa desde el aeropuerto internacional de San Francisco. Viajo por horas y sabía lo agotada que estaría. Pero todavía quería que su regreso a casa fuera algo especial.

Mientras daba un último paseo por el primer piso, asegurándome que todo se encontraba en su lugar y luciendo impecable, me detuve en el comedor. Específicamente, en la ventana que estaba cerrada con cemento. Hacia una mueca cada vez que al veía y los profundos marcos de ventana que Lord Tubbington apenas llego a disfrutar antes de que se largara.

El sonido de la lleve de Santana en la puerta me trajo de vuelta de mis pensamientos y corrí a la cocina.

—¿Britt-Britt? Volví. Oye, cuando… ¡Guau! —la oí decir mientras apreciaba su entorno.

Cuando se fue hace diez días aun había caos. El fin se encontraba a la vista, pero seguía siendo difícil. Peor ahora se encontraba completo. Y tranquilo. Y lleno del olor de sopa de pollo casera.

Escuche sus pasosos a través de la casa hacia la cocina, donde me aparte de la estufa para mirarla a los ojos. Usando su delantal favorito, sobre la ropa esta vez, eso sí, le sonreí a mi dulce Santana. Desgastada y cansada por el viaje, seguía siendo la mujer más hermosa que jamás vi. Penetrantes ojos marrones brillaron hacia mí, le gustaba en ese delantal.

—Todo se ve… quiero decir, todo están… —encogiéndose de hombros, se rio—Estoy sin palabras. Es perfecto, Britt-Britt.

—Solo espera a que te llegue la cuenta. ¿Tienes hambre? —pregunte, y luego le tendí un palto con sopa de pollo hecha con rico caldo, fideos de huevo y llena de vegetales. Podía verla olfatear el aire y sofoque una risita mientras caminaba hacia la mesa de desayuno, donde puse una mesa para dos.

Se sentó, y tan pronto como puse el plato frente a ella me tiro en su regazo.

—Has estado ocupada—murmuro.

Sentí esa mandíbula a un lado de mi cuello y mi piel inmediatamente comenzó a hormiguear.

—Quería que fuera agradable para ti—conteste, luego me incline hacia su oído—Bienvenida a casa Srita. López.

Su dominio sobre mí se apretó. Se comió la sopa y bebió la leche con una mano, porque no quería dejarme ir. Mientras comía, hablamos cómodamente de todo y nada en absoluto. Después, se ducho mientras limpie.

Luego exploro todas las habitaciones donde puse mi toque final, nos encontramos en nuestro dormitorio. Charlamos acerca de los planes de fin de semana mientras se secaba su cabello con la toalla, y la veía caminar en un top y pantalones de pijama.

Lo mejor.

—Cenaremos con Emma y Will el Domingo, ¿eso está bien contigo? —pregunte.

Puso a un lado su parte de la sabana.

—Claro que está bien. ¿Todos los demás vendrán también?

—Rach y Quinn se encuentran con sus padres en Mendocino, Marley y Kitty no han salido por aire aun—sonreí mientras ahuecábamos el edredón a los pies de la cama. Esas dos se hallaban de nuevo juntas como nadie. Apenas y dejaban su cama.

Volteamos las almohadas, movimos las mantas y suspire cuando vi las sabanas. Algodón egipcio, millones de hilos cocidos y blanco reluciente.

—Oye, hablando de Mendocino, nunca vas a adivinar quién me llamo el otro día.  ¿Recuerdas a Viv Franklin?

—¿Redes y tatuajes? ¿De tu reunión?

—Síp, ella se podría mudar aquí, a Mendocino.

—¿En serio? Guau, eso es genial. Pensé que se encontraba bien establecida aquí con su… ¿compañía de guardias de seguridad? —pregunte, haciendo un gesto hacia los cojines. Tenía una manera especial de acomodarlos en el sillón de noche.

—Software de seguridad, Britt. Diseña software de seguridad para empresas. No estoy segura de lo que va hacer, aún está pensando en ello. Alguna tía-abuela murió, una gran casa en la costa fue dejada para ella… nose todos los detalles. Pero tal vez se mude de aquí y se ocupe de la casa.

—¡Eso podría ser increíble! —la linda morena era una mezcla graciosa de ruda y dulce, mantuvo a Santana sobre sus pies.

Me gusto eso de ella.

—Le dije que nos hiciera saber cuándo se decidiera. No conoce  a nadie aquí, y la podemos ayudar—dijo, lanzándome la última almohada.

—¡Ups, no avientes esa!—la acomode delicadamente sobre las otras—Sí, por supuesto, solo déjame saber cuándo exactamente.

—Um, es una almohada para aventar, ¿no? —preguntó.

—Oiga, señorita, si supiera cuanto de su dinero gaste en esa almohada, no la aventaría.

—Así que realmente no quiero saber cuánto me afecto esto ¿verdad? —pregunto, señalando con la cabeza nuestra nueva cama. Una cama que no tenía antecedentes de nadie más. El tamaño King California era lo suficientemente grande para dar espacio a ambas, sus ronquidos y mi agitación, era sencilla y elegante, como una cabecera masiva y bien acolchada.

—Es mejor si me dejas hacer lo mío sin hacer preguntas—dije con descaro, ahora me arrastraba por la cama gateando, asegurándome de que mi camisón rosa se agitara en los lugares correctos.

—Me gusta cuando haces tus propias cosas. Sobre todo cuando me dejas verte hacerlo—susurro, levantando una ceja cuando me di la vuelta para mostrarles mis volantes. Apretó su cuerpo contra el mío, su piel cálida por la ducha me calentó tanto como sus palabras.

—Esta noche, preferiría mucho que me tocaras. Con tus manos. Y esa boca—instruí mientras me sentaba sobre ella. Posicione la cama, de manera que cuando cuchareáramos, pudiera ver las luces parpadeantes sobre la bahía.

—Mira ese paisaje—susurre.

—Ya te lo digo—murmuro desde abajo, mirando mi camisón, la siguiente cosa que supe, fue que me quito mi ropa interior a juego.

Y con los volantes abandonados, el camisón rosa subido a mí alrededor. Santana regreso a casa.

Y maldita sea si todavía no encontraba una manera de golpear esa cabecera.

Top.

—Ten cuidado… Oh, Dios… la pintura es nueva… Oh, Dios.

—¿Quieres que… sea… Cristo, Britt… cuidadosa?

Top top.

—Bueno… quizá… un poco… Oh, Dios… ¡San!

—Ahí está mi Chica Camisón.

Top top top.


********************************************



—¿Sanny?

—¿Hmmm?

—¿Estas despierta?

—Aja.

—Simplemente quería decir que te amo.

—Mmmm.

****************************************************************************

—¿Britt-Britt?

—Hmm?

—Yo también te amo.

—Mmm.  

********************************************************************  

—¿Britt?

—¿Mmm?

—¿Quieres tontear?

—Si digo que no, ¿Qué sucederá?

—Me quedare a tu lado pensando en cosas sucias.

—¿Sobre mí?

—Siempre sobre ti.

—¿En serio?

—Eres literalmente mi chica de fantasía.

—Está bien, se está poniendo un poco denso aquí.

—Hablando de ponerse denso.

—Oh, bésame, mi grandísima Wallbanger.


************************************************************************************


Me senté derecha en la cama, el cuerpo tenso e híper consiente. ¿Por qué me desperté de repente? A las… ¿dos treinta y siete a.m.?

Santana se encontraba acurrucada en su lado de la cama y roncando.

El pelo detrás de mí cuello se erizo, mi piel se convirtió en piel de gallina. Algo pasaba, pero no sabía que… espera, ¿Qué fue eso?

Corrí a la ventana, mirando hacia la oscuridad.

Nada.

Nada fuera de lo común. Me arrastre de nuevo a la cama, sin poder evitar la sensación de que…

oh, Dios mío.

—San—salí corriendo por la puerta y por el pasillo.

El más mínimo pensamiento se asomó y apodero de un rincón de mi corazón mientras bajaba corriendo las escaleras, oyendo a Santana llamarme cuando sus pies tocaron el suelo. Volé por las escaleras, a través de la sal y el comedor. Me planté contra  la ventana, buscando, sin querer dejar que este sentimiento siguiera, porque no lo podría soportar si no era…

Miau.

No podía ser.

Él no sabía dónde…

Miau.

—¡Santana! —grite, y corrió por la esquina batiendo un bate.

—¿Hay alguien en al casa? —pregunto, dando vueltas alrededor.

Salí a través de las puertas del patio con Santana detrás de mí, muy despierta y esperando que todo se saliera de control.

Allí, en el césped justo debajo de la ventana del comedor, se encontraba Lord Tubbington. Lamiendo sus patas como si no fuera la gran cosa.

—De ninguna manera—Santana respiraba detrás de mí mientras me hundía en el suelo y estiraba los brazos.

Lord Tubbington limpio sus orejas como si tuviera todo el tiempo del mundo y troto lentamente hacia mí, con la sonrisa gatuna grande que jamás he visto. Trato de actuar genial, pero pude escuchar su ronroneo a cuatro metros de distancia. Las lágrimas corrían sin pudor por mis mejillas mientras sollozaba en el suelo sosteniendo a mi gato. Quien ronroneo y ronroneo y ronroneo. Se encontraba delgado, lleno de barro, tenía frio y estaba de vuelta.

Santana se puso en cuclillas justo a mí lado, pasando la mano por la espalda de Lord Tubbington mientras yo lo sostenía apretadamente. -Ahí está un buen chico-dije una y otra vez mientras lo acariciaba y rascaba detrás de sus orejas. Cuando los ojos de Santana se encontraron con los míos, brillaban con intensidad.

Me puse de pie finalmente, agarrando a mi Lord Tubbington. Susurre mimos y le dije que nunca podía hacer eso de nuevo o lo matarían y podía comer carne todo el día, todos los días. Santana se limitó a sonreír mientras Lord Tubbington lo embestía con la cabeza, ávido de más amor chica-a-gato.

Cuando me volví para llevarlo a casa, empezó a mover sus patas y salto de mis brazos, corriendo entre lasos matorrales hacia donde desapareció hace semanas.

—¡No! Lord, no! —grite.

Pero antes de que siquiera diera dos pasos por el césped, asomo su cabeza otra vez. Salió y apareció encoger su hombro izquierdo. Y allí, materializándose casi de la nada, había otro gato. Un percal pequeño, redondo y regordete, con la cara más dulce que jamás vi. Se froto contra Lord Tubbington, luego se sentó amigablemente junto a él.

—¿Quién es tu amigo, Lord? —pregunte, arrodillándome una vez más, sin querer asustarlos.

Santana se agacho junto a mí y susurrándome al oído, dijo:

—Parece que nuestro chico tiene una novia.

Lord Tubbington asintió a Santana con prudencia, y sofoque una risa.

—Siempre pensé que sería divertido tener otro gato. ¿Crees que ella sea de alguien? —preguntó Santana.

—¿Cómo sabes que ella es una ella?

—Oh, ella es una ella, está bien—respondió, y Lord Tubbington asintió hacia Santana otra vez. Si se hallaran más carca, hubieran chochado las patas.

Entonces Lord Tubbington pareció encoger su hombro derecho, luego justo delante de nosotras apareció un tercer gato. Bellamente decorado con el más precioso pelaje. Largo y oscuro, tenía relucientes ojos verdes y rasgos delicados. Se acarició contra Lord Tubbington, quien ahora se hallaba rodeado por impresionantes gatitas.

—No puedo creerlo—jadee mientras Santana se reía entre dientes.

—Supongo que tener tres gatos no es diferente a tener dos, ¿no? —pregunto.

—San, vamos. No podemos tener tres gatos. Quiero decir, podemos…

Lord Tubbington se aclaró la garganta como si dijiera: ejem.

Y entonces, abriéndose paso entre la percal regordeta y Lord Tubbington sonriendo había una tercera recién llegada. Ella era juguetona, golpeteando a las otras gatas y arrojándose al césped enfrente de Lord Tubbington, rodando sobre su espalda y dejando escapar los más divertidos pequeños sonidos. Si no lo supiera mejor, juraría que se reía.

—Jódeme… se consiguió así mismo un harem—maldije, y Santana y ya no pudo contener la risa.

Mientras sacudía la cabeza, Lord Tubbington se ocupó de sus damas. Manteniéndolas juntas, formadas y en línea recta, desfilaron por el césped, uno por uno, dentro de la casa. Cuando Lord Tubbington cruzo el umbral, se volvió de nuevo hacia nosotras. Apoyando en el marco de la puerta, nos miró con todo el amor en los ojos que un gato podía reunir. Lo cual es mucho, y cuando los gritos de gatos comenzaron dentro de la casa,  nos guiño.

—Por el amor de Dios—dije con una sonrisa dividiéndome la cara. Sin dejar de reír, Santana extendió la mano hacia mí.

Enlazando los dedos con los míos, caminamos por el jardín hacia dentro de la casa, donde Lord Tubbington y sus damas esperaban.

FIN

POV Lord Tubbington.

Puse en marcha mi patrullaje, tomando nota de todos los nuevos olores en este nuevo territorio. Era diferente de la última vez que estuve aquí. Más brillante en algunos caminos, adornos dispersos por aquí y por allá para que yo pudiera jugar.

Dos estantes llenos de curiosas botellas para que yo las tirara. Que considerado. Lo investigaría mañana. Esta noche tenía otras cosas en la cabeza.

Durante semanas recorrí la zona selvática de esta extraña ciudad, encajando entre montañas por un lado y agua en el otro. Aprendí de la manera más dura que no se debía confiar en el agua, un descuido y te empapaba. Agua salada, como el capitán de los Salvajes le llamaba. Los Salvajes fue la banda de gatos callejeros más sabios que me cruce durante mis viajes, duros pero justos. Las otras bandas eran altaneras, ya sabes.

Me ofrecieron ser miembro de los Salvajes, fue un gran honor que aprecie. Pero conocía mi lado Cazador que nadie podía controlar y sabía que la Alimentadora debía estar buscándome. Recorrí las laderas, buscando el hogar del que accidentalmente hui.

Hay una verdad, una que ningún gato quiere admitir. Anhelamos estas al aire libre, anhelamos correr, saltar, pavonearnos y jugar. Pero… y este es el secreto… no puedes dejarnos salir.

Porque no siempre podeos encontrar el camino de regreso.

Yo fui uno de los afortunados nunca me di por vencido. Sabía lo mucho que la Alimentadora me extrañaría, y no podía permitir eso.

¿Pero qué paso?

Encontré a estas damas. O mejor dicho, ellas me encontraron… pero esa es una historia que contare otro día.

Sabía que mi gente se podría muy feliz de verme, pero no podía dejar solas a mis nuevas amigas. Ahora esas damas se encontraban a salvo en una cueva hecha de mantas debajo de la mesa de centro. La Bajita puso originalmente en la cama justo a la intemperie de la sala, pero yo la reacomode bajo la mesa, sabiendo que mis damas usualmente dormían debajo de más mantas. Esa era la diferencia entre ser listo y ser inteligente. Ese es el aprendizaje que Sossa Leeto me había enseñado.

Seguí comprobando el perímetro, monitoreando la rama de un árbol que hacia un ruido desagradable al rozar contra una ventana en el lado este. No era una amenaza inmediata, pero mantendría un ojo en esa rama. Hice mi camino hacia el comedor, mirando a la ventana que me llevo hacia mi más grande y desgarradora ventana de mis nueve vidas. Comprobé la reparación, parecía sólida. Mire hacia afuera, donde siempre me pareció tan enorme y hermoso y lleno de emoción.

Ya no más.

Ahora, cuando me di la vuelta para mirar todo este silencioso espacio, adentro, lleno de lugares escondidos para siestas, bañarme, correr y jugar, comprendí que este era también una gran aventura.

Sinceramente, era demasiado maduro para mis orejas.

Riéndome de mi propia broma, deje la ventana y me dirigí hacia las escaleras. Mientras pasaba junto a mis damas, pude escuchar sus profundas respiraciones, se hallaban profundamente dormidas. Me arroparía con ellas pronto. Tenía un lugar de mi cuello que necesitaba limpieza, y era mucho más fácil bañarse en grupo.

Entrando en la habitación de la Alimentadora y la Bajita, considere sus formas de dormir. Nada había cambiado mientras me fui, tuve el placer de comprobarlo. La Bajita curvándose como una pelota en un lado, la Alimentadora estirada en la cama como una estrella de mar. Había visto una de esas en el Agua Salada.

Saltando hacia nuestra cama, me senté en la almohada entre ellas, deseando un momento con mi gente. Estirando mis patas delanteras frente a la Alimentadora, mis patas traseras tocando la barbilla de la Bajita, finalmente me relaje.

Estaba en casa.

*******************************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd2: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.