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Mensaje por micky morales Vie Sep 05, 2014 9:40 pm

Esto va por muy buen camino, hasta pronto!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Nathie_B4E Sáb Sep 06, 2014 2:05 am

Creo, si mal no recuerdo, es la primera vez que comentó, pero de lectora, pues desde el incio
y mira que tu adaptación me encanta, me he reído en muchas ocasiones con lo que escribes
de verdad jajjaja, lo peor es que a veces voy en el camión leyéndola desde el móvil y pones cosas
graciosas como lo de Lord y Purina, y comienzo a reír, creo que la gente me juzga como loca xD
jajajajaja de verdad, buen fic! el cambio de parejas de las chicas, lo veía venir, digo, se me hacía
exraño no ver a Mar y Kitty & Rach y Quinn jejje... sobre mis Brittana's, hay van, lento... pero me encanta
como está surgiendo eso! <3

Saludos! By. Nathie ^^
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Mensaje por 23l1 Sáb Sep 06, 2014 3:44 pm

3:) escribió:holap,...

me gusto!!!!
me gusta que se lleven bien,... las chicas hicieron cambio de pareja!!! jajajaja
me encanto esta parte "primera vez me daba cuenta de sus tiernos hoyuelos que se le formaban es sus cachetitos. " jajajajaja
quien no se enamoraría de san!!!

nos vemos!!!

Hola! jaajaj sip hay cambio, pero no aún xD, ajjaajajajajajaajjajajajajaja XD, exacto quien no¿?. Saludos =D



atercio escribió:hola, amo esta historia aunque critica constructiva: algunas veces se te va el genero masculino en algunas frases o en algunos sentidos, de resto es excelente, espero que actualices muy mu pronto...te deseo lo mejor

Hola! constructiva¿? no sera en mala onda¿? no le veo lo constructivo a tu comentario ¬¬... no la verdad es broma =D gracias por decirme intente corregir (gracias a tu comentario me di cuenta que habían cosas en masculino) eso "lapsus" y te agradezco por hacerlo notar y si siguen algunas palabras mas me las digas xfa para cambiarlas xq hacen que cuando uno va leyendo de lo mas bien "la" -"ella" y de la nada de sale el "él" ¬¬ te saquen de contexto la historia, asik gracias =D. Saludos


micky morales escribió:Esto va por muy buen camino, hasta pronto!

Hola! va, va, va jajaajaj. Saludos =D



Nathie_B4E escribió:Creo, si mal no recuerdo, es la primera vez que comentó, pero de lectora, pues desde el incio
y mira que tu adaptación me encanta, me he reído en muchas ocasiones con lo que escribes
de verdad jajjaja, lo peor es que a veces voy en el camión leyéndola desde el móvil y pones cosas
graciosas como lo de Lord y Purina, y comienzo a reír, creo que la gente me juzga como loca xD
jajajajaja de verdad, buen fic! el cambio de parejas de las chicas, lo veía venir, digo, se me hacía
exraño no ver a Mar y Kitty & Rach y Quinn jejje... sobre mis Brittana's, hay van, lento... pero me encanta
como está surgiendo eso! <3

Saludos! By. Nathie ^^

Hola! jajaajajajaj a mi me paso y me pasa cuando la leo y me rio sola xD jaajajajajaj, algunas aprtes te puedes reir bajito, pero otras como la de lord con purina nop! ajajajajaj... ya se viene el cambio 1313... lento, lento, lento, mal!, lento, lento, 1313. Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap9-P1

Mensaje por 23l1 Sáb Sep 06, 2014 6:17 pm

Capitulo 9 - Parte 1


Mensajes entre Britt y San:

Te entregaron un paquete. Lo recibí y está en mi casa.

Gracias. Lo recogeré cuando regrese. ¿Cómo estás?

Bien, sólo trabajando. ¿Cómo son los irlandeses?

Suertudos. ¿Cómo esta ese gato loco?

Suertudo. Lo atrapé intentando escalar las paredes. Todavía está buscando a Purina. La extraña.

No creo que haya un romance destinado para esos dos.

Probablemente no… no lo superará pronto. Podría tener que aumentar su ración de hierba gatera.  

No lo mediques en exceso. A nadie le gusta un gatito que no puede mantener una conversación.

En serio, me estás asustando.  

Jajaja. No tengas miedo. Espera hasta que te ofrezca un dulce por eso.

¡Si te atrapo en una gabardina correré hacia el otro lado! ¿Cuando vienes por cierto?

¿Extrañándome un poco?

No, quería volver a colgar algunas fotos en la pared detrás de mi cabecera, y me pregunto cuánto tiempo tengo.

Estaré en casa en dos semanas. Si puedes esperar tanto, te ayudaré. Es lo menos que puedo hacer.

Por lo menos, y te esperaré. Tú proporcionas los golpes, yo haré los cócteles.

Curiosa sobre mis golpes, ¿cierto?

En este momento estoy atravesando la sala para patear tu puerta.



Mensajes entre Rach y Britt:

Chica, ¿adivina qué? La casa de los abuelos de Marley está disponible el mes que viene. ¡Vamos a Tahoe, nena!

¡Genial! Será agradable. He estado deseando salir con mis chicas.

Estábamos pensando en invitar a las chicas... ¿Te parece bien?

Está bien. Las cuatro pasarán un buen rato.

Idiota, obviamente todavía estás invitada.

¡Oh, grax! Me encantaría ir a un fin de semana romántico con dos parejas. ¡FANTÁSTICO!

No seas idiota. Vendrás. No serás una quinta rueda. ¡Va a ser tan divertido! ¿Sabías que Quinn toca la guitarra? ¡Va a llevarla y nosotras podemos cantar!

¿Qué es esto... un campamento? ¡No grax!



Mensajes entre Rach y Kitty:

Oye, rubia, ¿qué harás a mediados del próximo mes?

Hola, pequeña. No hay planes todavía. ¿Qué pasa?

Los abuelos de Marley nos van a dejar la casa de Tahoe. ¿Vienes? Pregúntale a Quinn…

¡Demonios, sí! Estoy dentro. Le preguntaré a la cerebrito si va.

Intentaré hablar con Britt para que venga también.

¡Excelente! Cuantas más mejor. ¿Aún nos encontraremos con Marley y Quinn para unas copas esta noche?

Sí, nos vemos entonces.

Claro, niña.



Mensajes entre San y Kitty:

Deja de joder preguntándome por Lucky Charms.

¡Ese pequeño tipo me da risa todo el tiempo! ¿Bueno, cuando vuelves a casa? Iremos a Tahoe durante un fin de semana el próximo mes.

Estaré en casa la próxima semana. ¿Quién va?

Marley y Rach, Quinn y yo. Tal vez Brittany. Esa chica es genial.

Sí, ella es genial cuando no es una Cortarollo. Tahoe, ¿eh?

Sí, los abuelos de Marley tienen una casa allí.

Bien.



Mensajes entre San y Britt:

¿Vas a Tahoe?

¿Cómo diablos te enteraste ya?

Las noticias vuelan… Kitty está muy emocionada.

Oh, estoy segura que lo está. Marley en una tina de hidromasaje, no es demasiado difícil de entender.

Espera, pensé que salía con Rach.

Oh, lo está, pero definitivamente piensa en Marley en una tina de hidromasaje, confía en mí.

¿Qué diablos?

Cosas extrañas pasan en San Francisco. Cada una de ellas está saliendo con la persona equivocada.

¿Qué?

Es chocante. Rach no puede dejar de hablar de Quinn, quién generalmente está mirándola como un cachorrito triste. Y Marley está tan ocupada gimiendo sobre las lindas y bien cuidadas manos femeninas de Kitty que no puede verla clavándole la mirada justo detrás de ella. Muy gracioso.

¿Por qué no se intercambian?

Lo dice la mujer con el harén… no siempre es tan fácil.

Espera hasta que llegue a casa, me encargaré de eso.

Bueno, Sra. Repáralo. ¿Antes o después de colgar mis fotos?

No te preocupes, Chica Camisón. Tengo muchas ganas de entrar en tu dormitorio.

Suspiro.

¿De verdad acabas de escribirme la palabra suspiro?

Suspiro…

¿Vas a Tahoe?

No si puedo evitarlo. Aunque casi valdría la pena por ver el caos cuando finalmente ellas resuelvan esto.

En efecto.



Mensajes entre Britt y Marley:

¿Qué es eso que escuché de que no vienes a Tahoe?

¡Uf! ¿Cuál es el problema?

Fácil, dispara. ¿Cómo arrastro tu culo hasta allá?

No sé por qué es esencial que las acompañe en un fin de semana romántico. Estoy perfectamente feliz de ir la próxima vez. Salir con ustedes aquí es una cosa. ¿Ir de chaperona a Tahoe? No lo creo.

No será así. Lo prometo.

Ya tengo que escuchar a Santana golpeando las paredes cuando está en casa. No necesito escuchar a Quinn perforándote en la habitación de al lado, o que manoseen a Rach.

¿Crees que la está manoseando?

¿Qué?

Kitty. ¿Crees que la manosea?

¿Ella, qué?

Oh, sabes lo que quiero decir...

¿En serio me estás preguntando si nuestra querida amiga Rach está teniendo sexo con su nueva novia?

¡Sí! ¡Eso pregunto!

Sucede que no. No están manoseándose aún. Espera, ¿Por qué lo preguntas? Te has acostado con Quinn, ¿cierto? ¿¿Cierto??

Tengo que irme.



Mensajes entre Marley y Quinn:

¿Es raro que sólo salgamos en citas dobles con Rach y Kitty?

¿Qué?

¿Es raro?

No sé. ¿Lo es?

Sí. Esta noche vas a venir, sola, y veremos una película.

Sí, señora.

Y por cierto, pídele a tu amiga Santana que venga a Tahoe.

¿Alguna razón especifica por la cual estoy haciendo esto?

Sí.

¿Me la dirás?

No. Trae palomitas de maíz.



Mensajes entre Quinn y San:

¿Ya estás harta del verde?

Estoy lista para regresar a casa, sí. Mi vuelo sale mañana por la noche. O esta noche. Mierda, no sé.

Marley me pidió que te pregunte oficialmente si quieres venir a Tahoe. ¿Vendrás?

Tahoe, ¿eh?

Sí. Creo que va a ir Britt.

Pensé que no iba.

¿Has estado hablando con la Cortarollo?

Algo. Ella es genial. La tregua parece seguir en pie.

Mmm. Por lo tanto, ¿Tahoe?

Déjame pensarlo. ¿Hacemos vela este fin de semana?

Sí.



Mensajes entre San y Britt:

Me invitaron a la cosa de Tahoe. ¿Irás?

¿Te invitaron? Uf…

¿Supongo que aún no te convence la idea?

No sé. Me encanta ir allí, la casa es fantástica. ¿Irás?

¿Tú vas?

Pregunté primero.

¿Y qué?

Niña. Sí, supongo que terminaré yendo.

¡Excelente! Me encantará allí.

¿Oh, ahora vas?

Valdría la pena. Suena divertido.

Umm, ya veremos. En casa mañana, ¿cierto?

Sí, vuelo nocturno y luego dormir por al menos un día.

Avísame cuando te levantes. Tengo un paquete para ti.

Lo haré.

Y estoy horneando pan de calabacín esta noche. Te guardaré un poco. Probablemente no tienes comestibles en absoluto, ¿correcto?

¿Haces pan de calabacín?

Sí.

Suspiro...


***************************************************************************


Me desperté de repente y escuché música procedente de al lado. Duke Ellington. Miré el reloj. Eran más de las dos de la mañana. Lord Tubbington asomó su cabeza por debajo de las sábanas y siseó.

—Oh, cállate. No seas celoso —le susurré.

Me miró fijamente, mostrándome el trasero mientras se giraba y meneaba de vuelta bajo las sábanas, la cabeza primero.

Me acurruque más, sonriendo mientras escuchaba la música.

San se encontraba en casa.
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap9-P2

Mensaje por 23l1 Sáb Sep 06, 2014 6:30 pm

Capitulo 9 - Parte 2


************************************************************


A la mañana siguiente me desperté tan feliz como si fuera sábado. Estaba al día con todo: sin ropa que lavar, ni mandados que hacer. Sólo un día para disfrutar y relajarse. Fantástico.

Decidí empezar con un agradable y largo baño, y luego decidiría qué hacer con mi día. Pensaba en ir a correr al Parque Golden Gate esa tarde. El otoño en San Francisco era tan hermoso cuando el tiempo era bueno. Podría tomar un libro y pasar la tarde entera allí.

Me encaminé al baño y Lord Tubbington vino para hacerme compañía. Se enredó entre mis piernas mientras yo dejaba caer mi pijama al piso y maulló mientras exploraba la parte superior de la bañera. Le encantaba equilibrarse en el borde mientras me daba un baño. Nunca se había caído dentro, aunque a veces se mojaba la cola. Gato tonto —uno de estos días se iba a mojar más que la cola.

Probé el agua. Comenzaba a ir hacia el borde de la bañera gigante cuando decidí que necesitaba un poco de café antes de meterme en ella.
Fui a la cocina —desnuda como el día que nací— para hacerme una taza. Bostecé mientras medí los granos para el molinillo.

Lancé unas cucharadas en el filtro y fui a buscar agua. Tan pronto como abrí el grifo, el chirrido comenzó.  

Primero oí a Lord Tubbington maullar como nunca antes. Luego escuché salpicaduras. Empecé a sonreír, pensando que finalmente se había caído dentro, cuando el agua del fregadero se disparó directamente a mi cara.

Parpadeé rápidamente, confundida hasta que me di cuenta de que el agua salía de la parte superior de la llave, rociando toda la cocina.

—¡Mierda! —grité, tratando de cerrarla. No hubo suerte.
 
Corrí al baño, todavía maldiciendo y encontré a Lord Tubbington escondido detrás del inodoro, empapado y el grifo de la bañera rociando violentamente todo el baño.

—¿Qué dem…? —chillé, tratando de cerrar el agua otra vez. Entonces comencé a entrar en pánico. Era como si todo el apartamento hubiera enloquecido al mismo momento. Había agua salpicando por todas partes, y Lord Tubbington seguía maullando a todo pulmón.

Yo me encontraba desnuda, mojada y volviéndome loca.

—¡Putamadrecabrónmierdademoniosmaldición! —grité y agarré una toalla. Intenté pensar, traté de calmarme. Debía haber una válvula de cierre en algún lugar.

Rediseño baños, por el amor de Dios. ¡Piensa, Brittany!

En ese momento escuché el golpeteo viniendo de algún otro lugar del apartamento. Por supuesto que primero pensé que era la habitación, naturalmente. Pero no, era la puerta de entrada.

Envolviéndome la toalla alrededor y todavía maldiciendo lo suficiente como para hacer sonrojar a un marinero, pisoteé por el suelo, afortunadamente no me resbalé en el agua acumulada y con enojo abrí la puerta.

Por supuesto, era Santana.

—¿Estás condenadamente loca? ¿Qué son todos esos gritos?

Prácticamente no noté los short tipo boxeador de tela escocesa bien ajustado a sus lindas piernas, un top de deporte, el cabello de recién levantada o sus abdominales. Prácticamente.

El modo supervivencia alejó eso, y la agarré por el codo, mientras se frotaba los ojos y la arrastré por la fuerza hacia dentro del apartamento.

—¿Dónde diablos está la llave del agua en estos apartamentos? —grité.

Miró el caos a su alrededor: agua saliendo de la cocina, agua en el piso del baño y yo en mi toalla del Campamento Snoopy, que fue la primera que agarré.

Incluso en una crisis, Santana se tomó 2.5 segundos para mirar mi casi desnudo cuerpo. Bueno, yo podría haber tomado 3.2 para mirar el suyo.


Entonces ambas entramos en acción. Corrió hacia el baño como una mujer en una misión, y pude oírla golpeando. Lord Tubbington siseó y salió corriendo, directamente a la cocina. Al darse cuenta de que estaba igual de húmedo allí, saltó a través del cuarto en una acrobacia y aterrizó en lo alto de la nevera. Comencé a correr al baño para ayudar y choqué con Santana mientras ella corría a la cocina.

Sin inmutarse, se deslizó y abrió las puertas bajo el fregadero. Comenzó a lanzar mis productos de limpieza por todo el piso, y supuse que intentaba llegar a la válvula de cierre. Intenté no darme cuenta de la forma en la que la parte posterior de sus short se aferraba a su gran, redondito y lindo trasero. Lo intenté tanto. Ahora se encontraba cubierta de agua también, y en ese momento sus pies se resbalaron, haciendo que se estrellase contra el suelo.

—Ay —dijo desde debajo del fregadero, con las lindas piernas extendidas por todo el húmedo piso de mi cocina. Luego se dio la vuelta. Se encontraba completamente húmeda y un poco gloriosa

—Ven aquí y ayúdame. No puedo lograr cerrarlo —Pidió sobre el ruido del agua salpicando y el gato maullando.

Recordando que sólo vestía una toalla, cautelosamente me arrodillé a su lado y traté de evitar mirar su cuerpo, su húmedo, largo y delgado cuerpo, que se encontraba peligrosamente cerca del mío. Otro inesperado chorro de agua al azar directamente en mi globo ocular fue suficiente para sacarme de mi estupor y renovar mi atención.

—¿Qué quieres que haga? —le grité.

—¿Tienes una llave inglesa?

—¡Sí!

—¿Puedes ir a buscarla?

—¡Seguro!

—¿Por qué estás gritando?

—¡No sé! —Me senté allí, tratando de ver debajo del fregadero.

—¡Bueno, ve por ella, por el amor de Dios!

—¡Cierto, cierto! —grité y corrí al armario del pasillo.

Cuando volví, me resbalé un poco en la baldosa húmeda y me deslicé hasta su lado.

—¡Aquí! —grité y metí la llave debajo del fregadero.

La miré trabajar, con su cara oculta. Sus brazos se tensaron, y vi lo fuerte que realmente era. Observé con asombro como su estómago se endureció y revelaba un pequeño paquete de seis. Ups, creo que de ocho. Y luego sus pechos aparecieron.

Hola, pechos…

Gruñó y gimió mientras apretaba la válvula, todo su cuerpo atrapado en la lucha.
Miré como batallaba contra la válvula y finalmente triunfaba. También mantenía una estrecha vigilancia sobre los apretaditos short de tela escocesa, que cuando se mojaron, se aferraron más a ella como una segunda piel. Piel que se encontraba húmeda, probablemente caliente, y…

—¡Lo logré!

—¡Viva! —Aplaudí cuando el agua finalmente se detuvo. Ella dejó escapar un último gemido, que sonó extrañamente familiar y relajado. Vi como salía de debajo del fregadero.

Se acostó a mí lado en el suelo, empapada y en mini shorts.

Me senté junto a ella, empapada y en una toalla.

Lord Tubbington se sentó en la parte superior del refrigerador, empapado y enojado.

Lord Tubbington continuó gritando/maullando y nosotras seguimos mirándonos fijamente la una a la otra, respirando con dificultad, Santana a causa de su batalla y yo… debido a su batalla. Lord Tubbington finalmente saltó de la nevera al mostrador y patinó en el charco. Golpeó mi radio, que rebotó y cayó al suelo. La voz alta de Marvin Gaye se derramó en la húmeda cocina mientras que Lord Tubbington se sacudió y corrió a la sala de estar.

—Let's get it on... —Marvin cantaba como si lo dijera en serio, Santana y yo nos miramos la una a la otra, nuestras caras teñidas de rojo carmesí.

—¿Estás bromeando? —dije.

—¿Esto es real? —dijo, y empezamos a reír, del caos, del ridículo, de la completa locura de lo que acababa de pasar y el hecho de que nos encontramos ahora yaciendo semidesnudas en mi cocina, cubiertas de agua, escuchando una canción que nos animaba a, de hecho, "hacerlo" y riéndonos como locas.

Finalmente me incorporé, limpiando las lágrimas de mis ojos. Se sentó junto a mí todavía sosteniendo su estómago.

—Esto es como un mal episodio de Tres Son Multitud.—Se rió entre dientes.

—En serio. Espero que alguien llamara al Sr. Furley.—Reí, ajustando mi toalla.

—¿Vamos a limpiar esto? —preguntó, poniéndose de pie.

Me di cuenta de que sus short y cualquier cosa que pudiera estar cubriendo, ahora se encontraban al nivel de mis ojos. Cálmate, Britt.

—Sí, supongo que deberíamos. —Me reí otra vez cuando me tendió la mano para ayudar a levantarme. No podía conseguir ninguna tracción, así que me aferré a sus manos, mis pies resbalándose en el piso.

—Esto no va a funcionar—murmuró y me cargó. Me llevó a la sala y me bajó—Cuidado. Snoopy se está cayendo un poco —señaló, gesticulando a la parte que cubría a las chicas.

—Te encantaría eso, ¿no es cierto? —le dije, apretándola con más fuerza.

—Voy a cambiarme, y te traeré algunas toallas secas. Intenta mantenerte alejada de los problemas. —Guiñó un ojo y regresó a su casa. Me reí otra vez y fui a la habitación donde Lord Tubbington era ahora sólo un bulto bajo las sábanas.

Me miré en el espejo de la cómoda mientras sacaba algo que ponerme. Estaba positivamente radiante. Mmm. Debió haber sido toda el agua fría.


**************************************************************************

Una hora después las cosas se encontraban de vuelta bajo control. Secamos el agua, alertamos a las personas de abajo en caso de que hubiera una filtración, y llamamos al hombre de mantenimiento.

Empezamos a ir hacia la puerta principal, secando hasta el último poquito de agua con las toallas que Santana generosamente había prestado.

—¡Qué desastre! —me quejé, levantándome del piso y hundiéndome en el sofá.

—Pudo haber sido peor. Pudiste haber tenido que lidiar con esto después de sólo tres horas de sueño, y siendo despertada por alguna mujer gritando a todo pulmón—dijo ella, viniendo a sentarse en el brazo del sofá.

Levanté una ceja y se retractó.

—Está bien, mal ejemplo, ya que el escenario es algo con lo que estas familiarizada. ¿Qué vas a hacer ahora?

—No sé. Tengo que quedarme aquí y esperar al hombre para arreglar este desastre. Mientras tanto, estoy sin agua, lo cual significa no café, no ducha, no nada. Apesta —murmuré, cruzando los brazos sobre mi pecho.

—Bueno, supongo que estaré al otro lado del pasillo, tomando café y pensando en mi ducha, si necesitas algo —dijo, acercándose a la puerta.

—Idiota, definitivamente me harás café.

—¿Me ocuparás la ducha también?

—Tú no estarás allí conmigo, lo sabes.

—Supongo que puedes tomar una de todos modos. Vamos pequeña Cortarollo—resopló, levantándome del sofá y guiándome al otro lado del pasillo. Lord Tubbington me lanzó un último grito enojado desde la habitación, y lo callé.

—Ups, espera. Déjame tomar el desayuno.—Agarré un paquete envuelto en papel de aluminio de la mesa.

—¿Qué es eso? —preguntó.

—Tu pan de calabacín.

Juro que mordió su grueso labio inferior casi lastimándose. Realmente debe gustarle el pan de calabacín.


*************************************************************************


Treinta minutos después, me encontraba sentada en la mesa de cocina de Santana, con las piernas dobladas debajo de mí, bebiendo café de una cafetera francesa y secando mi cabello con una toalla. Ella parecía realmente relajada y feliz, había devorado la hogaza entera de pan de calabacín. Apenas tomé media rebanada antes de que lo alejará de mí, el pedazo entero desapareciendo en su boca.

Se apartó de la mesa y gimió, palmeando su barriga llena.

—¿Quieres otra hogaza? Horneé bastante, pequeña cerdita. —Arrugué mi nariz hacia ella.
 
—Tomaré cualquier cosa que quieras darme, Chica Camisón. No tienes idea de cuánto amo el pan hecho en casa. Nadie ha hecho algo como esto para mí en años. —Guiñó un ojo y dejó escapar un pequeño eructo.

—Eso sí que es sexy. —Fruncí el ceño y llevé mi taza de café a la sala, echando un vistazo hacia el pasillo para ver si el hombre de mantenimiento no había aparecido todavía.

Santana me siguió y se sentó en su gran y cómodo sofá. Vagué alrededor, observando todas sus fotos. Tenía una serie en blanco y negro en una pared, varias impresiones de la misma mujer en una playa. Manos, pies, vientre, hombros, espalda, piernas, pies, y finalmente una sólo de su cara. Era preciosa.

—Esta es hermosa. ¿Una de tu harén? —pregunté, mirándola de vuelta.

Suspiró y pasó una mano por su largo cabello.

—No todas las mujeres han hecho un viaje a mi cama, sabes.

—Lo siento. Estoy bromeando. ¿Dónde tomaste estas? —pregunté, sentándome a su lado.

—En una playa en Bora Bora. Trabajaba en una serie de fotografías de viajes, las más hermosas playas del Pacifico Sur, muy al estilo retro. Ella se hallaba en la playa un día, una chica local, y la luz era perfecta, así que le pregunté si podía tomarle algunas fotos. Salieron estupendas.

—Es preciosa —dije, bebiendo mi café.

—Sí —concordó con una dulce sonrisa… y hay están de nuevo esos lindos hoyuelos.

Bebimos en silencio, estando bien con la tranquilidad.

—Entonces ¿qué habías planeado hacer hoy? —preguntó.

—¿Te refieres antes de que mis tuberías se rebelaran?

—Sí, antes del ataque —Sonrió… hoyuelos, por encima del borde de su taza, sus ojos marrones brillando.

—No tenía mucho planeado, en realidad, y eso es algo bueno. Iba a ir a correr, tal vez sentarme afuera y leer esta tarde—Suspiré, sintiéndome cálida, confortable y cómoda—¿Qué hay de ti?

—Planeaba dormir el día entero antes de enfrentar una montaña de ropa sucia.

—Puedes ir a dormir, lo sabes. Puedo esperar en mi propio apartamento—Empecé a levantarme. Pobre mujer, había llegado tarde, y yo le impedía dormir.

Pero me negó con la mano y señaló el sofá.

—Sin embargo, tengo experiencia en esto. Si duermo estaré perdida con el horario toda la semana. Necesito volver a la hora del Pacifico tan pronto como me sea posible, así que probablemente fue algo bueno que tus tuberías atacaran.

—Umm, supongo. Entonces, ¿cómo estuvo Irlanda? ¿Buenos tiempos?—pregunté, recostándome.

—Siempre tengo un buen tiempo cuando viajo.

—Dios, es un trabajo increíble. Me encantaría viajar así, viviendo con una maleta, viendo el mundo, asombroso… —Me interrumpí, mirando de nuevo todas las fotos. Noté un estante delgado en la pared del fondo con pequeñas botellas en el— ¿Qué es eso?—pregunté, dirigiéndome por curiosidad al pequeño estante. Cada una de ellas contenía lo que parecía ser arena. Algunas eran blancas, otras grises, otras de color rosa, y una era casi completamente negra. Cada una tenía una etiqueta.

Mientras miraba la sentí, más que verla, moverse detrás de mí. Su aliento era cálido en mi oreja.

—Cada vez que visito una playa nueva, traigo de vuelta un poco de arena, como un recordatorio de donde estuve, en algún momento —respondió, con voz grave y melancólica.

Miré más de cerca las botellas y me maravillé por los nombres que vi: Isla Harbour–Bahamas, Estrecho del Príncipe Guillermo–Alaska, Punaluu–Hawái, Vik–Islandia, Sanur–Fiyi, Patura–Turquía, Galicia–España.

—¿Y has estado en todos estos lugares?

—Ajá.

—¿Y por qué traer de vuelta arena? ¿Por qué no postales, o mejor aún, las fotos que tomas? ¿No es suficiente recuerdo? —Me giré para mirarla

—Tomo fotos porque me encanta, y sucede que es mi trabajo. ¿Pero esto? Esto es tangible, es táctil, es real. Pedo sentir esto, esta es arena en la que realmente estuve parada, de cada continente del planeta. Me lleva de nuevo allí, al instante—dijo, sus ojos volviéndose soñadores.

De cualquier otra mujer u otro hombre, en cualquier otro lugar, habría sido pura cursilería. ¿Pero de Santana? La mujer tenía que ser profunda. Maldición.

Mis dedos siguieron pasando sobre todas las botellas, casi más de las que podía contar. Las puntas de mis dedos se demoraron en las de España, y ella lo notó.

—España, ¿eh? —preguntó.

Me volteé para mirarla.

—Sí, España. Siempre he querido ir. Algún día lo haré —suspiré y caminé de vuelta al sofá.

—¿Viajas mucho? —preguntó, hundiéndose a mi lado de nuevo.

—Intento ir a algún lugar cada año, no tan elegante como tú, o tan frecuente, pero trato de viajar a algún lugar cada año.

—¿Tú y las chicas? —Sonrió.

—A veces, pero los últimos años he disfrutado viajando sola. Hay algo bueno en ser capaz de establecer tu propio ritmo, ir a donde quieras, y no tener que correr cada vez que quieras salir a cenar, ¿sabes?

—Lo entiendo. Sólo estoy sorprendida—dijo, frunciendo el ceño ligeramente.

—¿Sorprendida de que quiera viajar sola? ¿Estás bromeado? ¡Es lo mejor!—exclamé.

—Demonios, no obtendrás ningún alegato de mí. Sólo estoy sorprendida. A la mayoría de las personas no les gusta viajar solas, demasiado abrumador, muy intimidante. Y creen que se van a sentir solas.

—¿Alguna vez te sientes sola? —pregunté.

—Te lo dije, nunca me siento sola—dijo, sacudiendo su cabeza.

—Sí, sí, lo sé, Santana dice, pero debo decir que lo encuentro un poco difícil de creer. —Me retorcí un mechón de mi cabello casi seco en el dedo.

—¿Tú te sientes sola? —preguntó.

—¿Cuando estoy viajando? No, soy excelente compañía—respondí inmediatamente.

—Odio admitirlo, pero estoy de acuerdo con eso —dijo ella, alzando su taza en mi dirección.

Sonreí y me sonrojé ligeramente, odiándome mientras lo hice.

—Guau, ¿nos estamos convirtiendo en amigas? —pregunté.

—Umm, amigas… —Pareció pensarlo detenidamente, examinándome a mí y a mi actual estado de sonrojo—Sí, creo que lo somos.

—Interesante. De Cortarollo a amiga. No está mal. —Me reí y choqué su taza con la mía.

—Oh, está por verse si se te levanta tu estatus de Cortarollo —dijo ella.

—Bueno, solo avísame antes de que Azotada venga la próxima vez, ¿de acuerdo, amiga? —Me reí ante su expresión confundida.

—¿Azotada?

—Ah, sí, bueno, tú la conoces como Katie. —Me reí.

Finalmente tuvo la decencia de sonrojarse y sonreír tímidamente.

—Bien, sucede que la Srta. Katie ya no forma parte de a lo que tan amablemente te refieres como mi harén.

—¡Oh, no! ¡Me agradaba! ¿La azotaste muy duro? —Me burlé de nuevo, mi risa empezando a salirse de control.

Pasó sus manos por su largo cabello, frenéticamente.

—Tengo que decirte, que esta es, francamente, la conversación más extraña que jamás he tenido con otra mujer.

—Lo dudo, pero en serio, ¿a dónde fue Katie?

Sonrió en silencio.

—Conoció a alguien más y parece realmente feliz. Así que terminamos nuestra relación física, por supuesto, pero todavía es una buena amiga.

—Bien, eso es bueno—Asentí y estuve en silencio por un momento—¿Cómo funciona eso en realidad?

—¿Cómo funciona?

—Bueno, tienes que admitir, tus relaciones son poco convencionales en el mejor de los casos. ¿Cómo lo haces? ¿Mantener a todos felices? —Lo pinché.

Se echó a reír.

—En serio, no me estás preguntando cómo satisfago a estas mujeres, ¿verdad?—Sonrió.

—Diablos, no. ¡He escuchado cómo lo haces! No parece haber ninguna duda al respecto. Quiero decir, ¿cómo es que nadie resulta herida?

Pensó por un momento

—Supongo que porque fuimos honestas al empezar esto. No es como si alguien se dispusiera a crear este pequeño mundo, solo sucede. Katie y yo siempre nos habíamos llevado bien, en especial de esa forma, así que solo caímos en esa relación.

—Me gusta Azotada, quiero decir, Katie. ¿Así que ella fue la primera? ¿En el harén?

—Suficiente con el harén, lo haces sonar tan sórdido. Katie y yo fuimos juntas a la Universidad, intentamos salir de verdad, no funcionó, sin embargo ella es genial, ñlññles… espera, ¿estás segura de que quieres escuchar todo esto?

—Oh, soy todo oídos. He estado esperando pelar esta cebolla desde la primera vez que tumbaste esa fotografía de mi pared y me marcaste la cabeza. —Sonreí, recostándome en el mueble y doblando mis rodillas debajo de mí.

—¿Tumbé una foto de tu pared? —preguntó, luciendo divertida y orgullosa al mismo tiempo. Qué tipa.

—Concéntrate, Santana. Dame la información confidencial de tus damas de compañía. Y no escatimes en detalles, esta mierda es mejor que HBO.

Se rió y puso su cara de narradora.

—Bien, de acuerdo, supongo que empezó con Katie. No funcionamos como pareja, pero cuando nos encontramos luego de la universidad hace unos años, el café se convirtió en almuerzo, el almuerzo en tragos, y los tragos se convirtieron en… bueno, cama. Ninguna de las dos salía con alguien, así que empezamos a vernos cada vez que se encontraba en la ciudad. Ella es genial. Es solo que… no sé cómo explicarlo. Es… suave.  

—¿Suave?

—Sí, es toda redondeada en los bordes, cálida y dulce. Es solo… suave. Es la mejor.

—¿Y Purina?

—Nadia. Su nombre es Nadia.

—Tengo un gato que dice lo contrario.

—A Nadia, la conocí en Praga. Hacía una sesión de invierno. Nunca suelo hacer fotografía de moda, pero me pidieron hacer una sesión para Vogue, muy artística, muy conceptual. Ella tenía una casa en las afuera de la ciudad. Pasamos un fin de semana juntas y desnudas, y cuando se mudó a los Estados Unidos me buscó.
Está haciendo su maestría en relaciones internacionales. Es loco para mí que a los veinticinco años esté al final de su carrera, en modelaje. Así que está trabajando duro para hacer algo más. Es muy inteligente. Ha viajado por el mundo entero, ¡y habla cinco idiomas! Fue a La Sorbona. ¿Sabías eso?

—¿Cómo iba saberlo?

—Es fácil hacer juicios precipitados sin conocer a alguien, ¿cierto? —preguntó, mirándome.

—Touché —asentí, golpeándola con mi pie para que siguiera.

—Y luego Lizzie. Oh, cielos, ¡esa mujer es una locura! La conocí en Londres, totalmente borracha en un pub. Se acercó a mí, me agarró del cuello, me dio un beso estúpido, y me arrastró a su casa con ella. Esa chica sabe exactamente lo que quiere y no tiene miedo de pedirlo.

Recordé algunos de sus momentos más ruidosos en gran detalle. Realmente era bastante específica con lo que quería, siempre y cuando pudieras superar las risas.

—Es representante, abogada y uno de sus principales clientes vive aquí en San Francisco. Su negocio está establecido en Londres, pero cuando ambas estamos en la misma ciudad, nos aseguramos de vernos. Y eso es todo. Es todo lo que ha escrito.


—¿Eso es todo? Tres mujeres, y eso es todo. ¿Cómo no se ponen celosas? ¿Cómo están todas de acuerdo con esto? ¿No quieres más? ¿Ellas no quieren más?

—Por ahora, no. Cada quien obtiene exactamente lo que quiere, así que todo está bien. Y sí, todas saben acerca de cada una, y ya que nadie está enamorada, nadie tiene expectativas reales más allá de amistad, con los mejores beneficios posibles. Quiero decir, no me malinterpretes, adoro a cada una de ellas, y las quiero a su manera. Soy una tipa con suerte. Estas mujeres son asombrosas. Pero estoy muy ocupada para salir con alguien de verdad, y la mayoría de las mujeres no quieren aguantar a una novia que está al otro lado del globo con más frecuencia que en casa.

—Sí, pero no todas las mujeres quieren lo mismo. No todas quieren la cerca.

—Cada mujer con la que he salido dice que no, pero luego sí lo hace. Y eso está bien, lo entiendo, pero con mi horario siendo tan alocado, se volvió muy difícil involucrarme con alguien que necesita que sea algo que no soy.

—¿Entonces nunca has estado enamorada?

—Yo no he dicho eso, ¿cierto?

—¿Entonces has estado en una relación antes, con una sola mujer o algún hombre?

—No, no me gustan los hombres, solo las mujeres y por supuesto, pero como he dicho, una vez mi vida se convirtió en lo que es hoy, el constante viajar, es difícil permanecer enamorada de este tipo de mujer. Por lo menos eso es lo que mi ex me dijo cuándo empezó a salir con alguna contadora. Ya sabes, viste un traje, lleva un maletín, está en casa cada noche a las seis, es lo que las mujeres parecen querer.—Suspiró, bajando su café y relajándose más en el sofá. Sus palabras decían que estaba bien con todo esto, pero la mirada melancólica en su rostro decía lo contrario.

—No es lo que todas las mujeres quieren —contrarresté.

—Corrección, es lo que todas las mujeres con quienes he salido quieren. Por lo menos hasta ahora. Es por eso que lo que tengo funciona muy bien para mí. ¿Estas mujeres con las que paso mi tiempo cuando estoy en casa? Son increíbles. Ellas son felices, yo soy feliz… ¿Por qué mecer el bote?

—Bueno, ya vas por dos ahora, y creo que te sentirías diferente si la mujer correcta apareciera. La mujer correcta para ti no querría que cambiaras nada acerca de tu vida. No mecería tu bote, saltaría dentro y lo navegaría contigo.

—Eres una romántica, ¿no es así? —Se inclinó, golpeando mi hombro.

—Soy una romántica práctica. En realidad puedo ver algo atractivo en tener a un chico o una chica que viaje mucho, porque, ¿francamente? Me gusta mi espacio. Además ocupo toda la cama, así que es difícil para mí dormir con alguien—Sacudí mi cabeza tristemente, recordando lo rápido que solía patear a mis hombres o mujeres de una noche a la acera. Parte de mi pasado no era tan diferente al de Santana. Sólo que ella tenía sus aventuras sexuales atadas en un paquete mucho más ordenado.

—Una romántica práctica. Interesante. ¿Y qué hay de ti? ¿Saliendo con alguien?—preguntó.

—No, y estoy bien con eso.

—¿En serio?

—¿Es tan difícil creer que una sexy y caliente mujer con una gran carrera no necesita a un hombre o una mujer para ser feliz?

—En primer lugar, felicitaciones por llamarte sexy y caliente, porque es verdad. Es bueno ver a una mujer hacerse un halago a sí misma en vez de pescar uno. Y en segundo, no estoy hablando de casarse, estoy hablando de citas. Ya sabes, ¿pasar el rato? ¿Casualmente?

—¿Me estas preguntando si me estoy follando a alguien en este momento?—le solté y escupió su café.

—Definitivamente la conversación más extraña que he tenido con otra mujer—murmuró.

—Una mujer sexy y caliente —le recordé.

—Eso es malditamente cierto. Entonces, ¿qué hay de ti? ¿Alguna vez has estado enamorada De un chico o alguna chica?

—Esto se siente como una mini serie de la ABC, con el café y la charla de amor—le dije. Podría estarla evadiendo.

—Vamos, celebremos este momento de nuestras vidas—Resopló, haciendo un gesto con su taza de café.

—¿Alguna vez he estado enamorada? Sí. Sí, lo he estado. Me gustan tanto las mujeres como los hombres, pero me he enamorado solo de un hombre.

—¿Y?

—Y nada. No terminó en una forma muy buena, pero ¿qué final alguna vez es bueno? Él cambió, yo cambié, así que me salí. Eso es todo.

—Te saliste, como...

—Nada dramático. Simplemente él no era quién pensé que iba a ser —expliqué, bajando mi café y jugando con mi cabello.

—Entonces, ¿qué pasó?

—Oh, ya sabes cómo va. Estábamos juntos cuando yo era estudiante de último año en Berkeley, y él terminaba la escuela de Leyes. Todo empezó de maravilla, y luego no lo fue, así que lo dejé. Aunque me enseñó a escalar, así que estoy agradecida por ello.

—Un abogado, ¿eh?

—Sí, y quería una esposa digna de un abogado. Debí notarlo cuando se refirió a mis planes de futuro profesional como "pequeños negocios decorativos". Realmente sólo quería alguien que luciera bien y recogiera sus camisas de la tintorería a tiempo. No era para mí.

—No te conozco muy bien todavía, pero no puedo verte en algún lugar de los suburbios.

—Uf, yo tampoco. No hay nada malo con los suburbios, solamente no son para mí.

—No te puedes mudar a los suburbios. ¿Quién hornearía para mí?

—Pfft, sólo quieres verme en mi delantal.

—No tienes idea —dijo, guiñando un ojo.

—Es difícil conseguir todo lo que necesitas en una sola persona. ¿Sabes lo que quiero decir? Espera, por supuesto que sí. ¿En que pensaba? —Me reí, haciéndole un gesto.

Ambas saltamos ante los golpes en mi puerta al otro lado del pasillo. El hombre de mantenimiento finalmente había llegado.

—Gracias por el café, la ducha y el rescate de las tuberías —le dije, estirándome mientras caminaba hacia la puerta. Asentí con la cabeza al chico en el pasillo y levanté un dedo para dejarle saber que ya estaría allí.

—No hay problema. No era la mejor manera de despertar, pero supongo que me lo merecía.

—Así es. Pero gracias de todos modos.

—De nada, y gracias por el pan. Estaba estupendo. Y si otro pan hace su camino hasta acá, estaría bien.

—Veré qué puedo hacer. Y oye, ¿dónde está mi suéter?

—¿Sabes lo caros que son?

—Pffft, ¡quiero mi suéter! —grité, dándole una palmada en su pecho.

—Bueno, sucede que, sí te traje algo, una especie de regalo de gracias-por-patear-mi-puerta.

—Lo sabía. Puedes pasar a dejarlo más tarde. —Caminé a través del pasillo para dejar entrar al tipo. Lo dirigí hacia la cocina y me volví hacia Santana—Amigas, ¿eh?

—Eso parece.

—Puedo vivir con eso. —Sonreí y cerré la puerta.

Mientras el hombre de mantenimiento fue a arreglar el problema me pasé a mi habitación para ver a Lord Tubbington. Justo cuando entré, mi teléfono sonó. ¿Un mensaje de Santana ya? Sonreí y me dejé caer en la cama, apretando a un todavía asustado gatito a mi lado. Él comenzó a ronronear instantáneamente.

Nunca respondiste mi pregunta…

Sentí mi piel calentarse cuando me di cuenta de a qué se refería. De repente me sentía cálida y con un poco de cosquilleo, como cuando tu pie se duerme, pero por todos lados. Y de una buena manera. Demonios, enviaba buenos mensajes.

¿Sobre si me estoy follando a alguien?

Jesús, eres grosera. Pero sí, las amigas pueden preguntar eso, ¿cierto?

Sí, pueden.

¿Entonces?

Eres un dolor en el culo. Lo sabes, ¿cierto?

Dime. No te pongas tímida conmigo ahora.

Sucede que no. No lo estoy.

Escuché un golpe seco viniendo desde la puerta de al lado, y luego un ligero pero constante golpeteo en la pared.

¿Qué carajo estás haciendo? ¿Es esa tu cabeza?

Me estas matando, Chica Camisón.

Tan pronto como terminé de leer, los golpes se reanudaron. Me reí en voz alta mientras ella golpeaba su cabeza contra la pared. Coloqué mi mano sobre la pared, por encima de mi cama, donde los golpes se concentraban y reí de nuevo.

Que mañana tan extraña…
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por atercio Sáb Sep 06, 2014 7:06 pm

oh carajo!! esta historia es romántica/sarcástica/humorística jajajjaja es muy buena espero que actualices hoy...jajajjaa la verdad me asuste cuando empece a leer tu respuesta anterior dije como "carajo se lo tomo mal"...por cierto gracias por asustarme ¬¬ estos capítulos quedaron 1A perfectirijillo!!! un abrazo
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Sáb Sep 06, 2014 9:33 pm

holap holap,...

me gusto,..
ya pasaron de tregua a amistad,.. con mucha info jajajaja bueno la amigas se cuentan todo no,...
me encanta la filosofía de vida de san,..... hubiese estudiado fotografía!! jajaja
que mañana tuvieron las dos y que bienvenida para san jajajaj lo que me quedo por que los gepecitos??? después de ultimo mje de britt!!! y esto que dice britt "Bueno, ya vas por dos ahora, y creo que te sentirías diferente si la mujer correcta apareciera. La mujer correcta para ti no querría que cambiaras nada acerca de tu vida. No mecería tu bote, saltaría dentro y lo navegaría contigo." son mensajes subliminales ¿inconscientes quizás?,... a ver cuando vallan a tahoe?????

nos vemos!!!
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Mensaje por lauravm98 Sáb Sep 06, 2014 11:05 pm

Hola, no comente la ves pasada pero acá estoy! Te digo que ya lei el libro pero Joder! Es mejor la adaptación :3 estuvo genial el capitulo, me encanta cuando coquetean Jajajajajaja no tardes ;)
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Mensaje por micky morales Dom Sep 07, 2014 12:02 am

Esta historia es lo maximo, es lo unico que pdo decir!!!!!
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Mensaje por 23l1 Dom Sep 07, 2014 7:14 pm

atercio escribió:oh carajo!! esta historia es romántica/sarcástica/humorística jajajjaja es muy buena espero que actualices hoy...jajajjaa la verdad me asuste cuando empece a leer tu respuesta anterior dije como "carajo se lo tomo mal"...por cierto gracias por asustarme ¬¬ estos capítulos quedaron 1A perfectirijillo!!! un abrazo

Hola! =D jajajaajajjaaj bromitas, bromitas para... JAJAJA nose jajajaajajaj xD. Ese actualices "hoy" me confundio XD xq actualice ese "hoy" xD en mi pais era sabado como las 16:00 hrs xD. Saludos =D
pd: acuerdate de decirme si se me va el "masculino" x ahi en la historia =D Gracias


3:) escribió:holap holap,...

me gusto,..
ya pasaron de tregua a amistad,.. con mucha info jajajaja bueno la amigas se cuentan todo no,...
me encanta la filosofía de vida de san,..... hubiese estudiado fotografía!! jajaja
que mañana tuvieron las dos y que bienvenida para san jajajaj lo que me quedo por que los gepecitos??? después de ultimo mje de britt!!! y esto que dice britt "Bueno, ya vas por dos ahora, y creo que te sentirías diferente si la mujer correcta apareciera. La mujer correcta para ti no querría que cambiaras nada acerca de tu vida. No mecería tu bote, saltaría dentro y lo navegaría contigo." son mensajes subliminales ¿inconscientes quizás?,... a ver cuando vallan a tahoe?????

nos vemos!!!

Hola! sip ahora son "amigas" jjajajaajajaj, sip y creo que las amigas se cuentan todo como ellas no¿? ajajajajajajjaja. Saludos =D
pd: Todo pasa en tahoe.


lauravm98 escribió:Hola, no comente la ves pasada pero acá estoy! Te digo que ya lei el libro pero Joder!  Es mejor la adaptación :3 estuvo genial el capitulo,  me encanta cuando coquetean Jajajajajaja no tardes ;)

Hola!, o no que es bueno!¿? jaajj por eso no me pude resistir a adaptarlo =P. Saludos =D


micky morales escribió:Esta historia es lo maximo, es lo unico que pdo decir!!!!!

Hola! jajajaj siii es lo mejor de lo mejor que va de los libros que he leido y mejor si se lee con san y britt. Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap10-P1

Mensaje por 23l1 Dom Sep 07, 2014 9:48 pm

Capitulo 10 Parte 1

Me senté en mi oficina, mirando por la ventana. Tenía una lista de cosas que hacer en frente mío, y tampoco era una lista pequeña. Necesitaba pasar por la casa Nicholson. La renovación se hallaba casi completa. Las habitaciones y baños habían sido terminados, y sólo faltaban unos pocos detalles. Necesitaba ir a buscar nuevos libros de muestras del centro de diseño. Tenía una reunión con un nuevo cliente que Rach me había remitido, y encima de todo eso, tenía una carpeta llena de facturas que revisar.

Pero aún así, miré por la ventana. Podría haber tenido a Santana en la cabeza. Y por una buena razón. Entre las explosiones de las cañerías, golpes en la cabeza y el constante envío de mensajes todo el día del domingo pidiendo más pan de calabacín, mi cerebro simplemente no podía eliminarla. Y entonces la noche anterior, sacó las armas grandes: ella me puso a Glenn Miller. Hasta golpeó la pared para asegurarse de que estuviera escuchando.

Bajé mi cabeza en el escritorio y la golpeé algunas veces para ver si ayudaba.

Parecía haber ayudado a San…

Esa noche fui derecho a yoga después del trabajo y subía las escaleras hacia mi departamento cuando escuché una puerta abrirse arriba.


****************************************************************************


—¿Britt? —llamó hacia abajo.

Sonreí era la primera vez que me decía así, sin un mensaje de por medio. Continué subiendo las escaleras.

—¿Sí, San?— la llamé.

—Llegas tarde a casa.

—¿Qué, estás vigilando mi puerta ahora?—Reí, rodeando el último piso y mirándola desde abajo. Ella colgaba sobre la barandilla, algunos cabellos sueltos de su cola de caballo le caían por su rostro.

—Sip. Estoy aquí por el pan. ¡Dame calabacín, mujer!

—Estás loca. Sabes eso, ¿cierto? —Escalé el último tramo y me paré en frente de ella.

—Eso me han dicho. Hueles bien —dijo, inclinándose.

—¿Me acabas de oler? —pregunté con incredulidad mientras abría la puerta.

—Umm, muy agradable. ¿Acabas de volver de ejercitarte?—preguntó, entrando detrás mío y cerrando la puerta.

—Yoga, ¿por qué?

—Hueles increíble cuando estás toda ejercitada—dijo, meneando las cejas como la toda una conquistadora hacia mí.

—En serio, ¿atraes mujeres con líneas como esa?—Me giré lejos de ella para quitarme la chaqueta y apretar mis muslos como loca.

—No es una línea. Hueles increíble—La escuché decir, y cerré mis ojos para bloquear el Vudú Santana que actualmente hacía que la Britt de Abajo se enroscara sobre sí misma.

Lord Tubbington vino saltando a la habitación cuando escuchó mi voz y se detuvo abruptamente cuando vio a Santana. Desafortunadamente, tenía poca tracción en el suelo de madera y se deslizó con poca gracia bajo la mesa. Intentando ganar su dignidad de vuelta, ejecutó un difícil salto de cuatro patas desde una posición hasta el librero y me saludó con su pata. Quería que yo fuera a él, típico macho.

Dejé caer mi bolso de gimnasio y me acerqué.

—Hola, dulce niño. ¿Cómo estuvo tu día? ¿Eh? ¿Jugaste? ¿Dormiste una buena siesta? ¿Eh?—Rasqué detrás de su oreja, y él ronroneó muy alto. Me dio sus ojos soñadores de gato y luego cambió su mirada hacia Santana. Juro que le hizo una gatuna sonrisa de suficiencia.

—Pan de calabacín, ¿verdad? Quieres un poco, ¿no?—pregunté, lanzando mi chaqueta en el respaldo de una silla.

—Sé que tienes más. Santana dice dámelo—dijo con humor, apuntando su dedo como una pistola.

—Estás curiosamente obsesionada con tus dioses de la cocina, ¿no? ¿Hay grupo de apoyo para eso?—pregunté, entrando a la cocina para encontrar la última hogaza. Puedo haberla estado guardando para ella.

—Sí, estoy en CA. Cocineros anónimos. Nos encontramos en la pastelería en Pine—replicó, sentándose en uno de los banquitos en el mostrador de la cocina.

—¿Buen grupo?

—Bastante bueno. Hay uno mejor en Market, pero ya no puedo ir a ese —dijo con tristeza, sacudiendo su cabeza.

—¿Te echaron? —pregunté, inclinándome en el mostrador frente de ella.

—Lo hicieron, de hecho—dijo, luego curvó su dedo para que me acercara—Me metí en problemas por toquetear bollos —susurró.

Reí y le di a su mejilla un ligero apretón.

—Toquetear bollos—bufé mientras ella alejaba mi mano.

—Sólo suelta el pan, ves, y nadie sale herido —advirtió.

Levanté mis manos y tomé una copa de vino del armario sobre su cabeza. Le levanté la ceja, y ella asintió.

Le pasé una botella de Merlot y el abridor, luego tomé un montón de uvas del colador en el refrigerador. Ella sirvió, brindamos, y sin otra palabra, comencé a hacernos la cena.

El resto de la tarde pasó naturalmente, sin que siquiera me de cuenta. Un minuto comentábamos las nuevas copas de vino que había comprado de Williams Sonoma, y treinta minutos después nos sentábamos en la mesa del comedor con pasta frente a nosotras. Todavía usaba mi ropa de ejercicio, y Santana vaqueros apretados y una camiseta, sus pies con calcetines. Se había quitado la sudadera de Stanford antes de colar la pasta, algo que ni siquiera le pedí que hiciera.

Ella simplemente entró a la cocina detrás de mí y la tenía colada y de vuelta en la olla mientras terminaba la salsa.

Hablamos sobre la ciudad, su trabajo, mi trabajo y el próximo viaje a Tahoe, y ahora nos dirigíamos al sofá con café.

Me recosté contra las almohadas con las piernas dobladas debajo de mí. Santana me contaba sobre un viaje que había hecho a Vietnam hace unos años.

—Es como nada que hayas visto, las montañas, las hermosas playas, ¡la comida! Oh, Britt, la comida.—Suspiró, estirando su brazo a lo largo de la parte trasera del sofá. Sonreí e intenté no notar las mariposas cuando dijo mi nombre de esa manera: con la palabra Oh en frente de este… Oh mi, oh mi.

—Suena hermoso, pero odio la comida vietnamita. No puedo soportarla. ¿Puedo traer mantequilla de maní?

—Conozco a este tipo, hace los mejores fideos, justo en un cobertizo de lanchas en el medio de Ha Long Bay. Un sorbo y vas a lanzar tu mantequilla de maní a un lado.

—Dios, desearía poder viajar como tú lo haces. ¿Alguna vez te aburres?—pregunté.

—Umm, sí y no. Siempre es genial venir a casa. Amo San Francisco. Pero si estoy en casa demasiado tiempo me urge volver al ruedo. Y sin comentarios sobre aburrirme, estoy comenzando a conocer tu mente, Chica Camisón—Tocó mi brazo con cariño.

Intenté hacerme la ofendida, pero la verdad era que había estado a punto de hacer un chiste. Noté que todavía tenía su mano en mi brazo, ausentemente dibujando pequeños círculos con sus dedos. ¿Realmente había sido hace tanto desde que dejé que un hombre o una mujer me tocaran que los círculos con los dedos me llevan a una agitación mental? ¿O era porque esta mujer lo hacía? Oh, Dios, los dedos. De cualquier manera, me provocaba cosas. Si cerraba mis ojos, podía casi imaginar a O saludándome, todavía lejos, pero no tan lejos como lo había estado antes.

Miré a Santana y vi que observaba su mano, como curiosa acerca de sus dedos en mi piel. Se me atoró el aliento rápidamente, y mi respiración atrajo sus ojos a los míos. Nos miramos la una a la otra. La Britt de Abajo, obviamente, respondía, pero ahora mi corazón comenzó a latir un poco más fuerte también.

Entonces Lord Tubbington saltó detrás del sofá, puso su trasero justo en el rostro de Santana, y arruinó eso muy rápido. Ambas reímos, y Santana se alejó mientras le explicaba a Lord Tubbington  que no era cortés hacerle eso a la compañía.

Sin embargo, Lord Tubbington parecía extrañamente complacido con él mismo así que supe que planeaba algo.
—¡Guau, son casi las diez! Me he apoderado de toda tu tarde. Espero que no tuvieras planes—dijo Santana, poniéndose de pie y estirándose. Mientras se estiraba, su camiseta se levantó, y mordí mi lengua para evitar lamer el pedazo de piel color canela que se mostraba sobre sus ajustados vaqueros.

—Bueno, tenía planeada una noche algo excitante mirando el canal de cocina, así que ¡maldita seas, Santana!—Sacudí mi puño en su rostro mientras me paraba a su lado.

—Y hasta me hiciste cena, lo que, por cierto, fue genial—dijo, buscando su sudadera.

—No hay problema. Fue agradable cocinar para alguien más que para mí. Es lo que hago por cualquier tipa que aparece demandando pan—Finalmente le pasé la hogaza que dejé para ella.

Sonrió mostrando sus hoyuelitos mientras tomaba su sudadera del suelo junto al sillón.

—Bueno, la próxima vez déjame cocinar para ti. Hago un fantástico… eh, esto es extraño —se interrumpió, haciendo una mueca.

—¿Qué es extraño? —pregunté, mirando como desdoblaba su sudadera.

—Esto se siente húmedo. De hecho, está más que húmedo, está… ¿mojado?—preguntó, mirándome, confundida.

Miré de la sudadera a Lord Tubbington, quien se sentaba inocentemente en la parte trasera del sofá.

—Oh, no—susurré, la sangre drenándose de mi rostro—¡Lord Tubbington, tú pequeña mierda! —Lo fulminé con la mirada.

Él saltó del sofá y corrió rápidamente entre mis piernas, yendo a la habitación.

Había aprendido que no podía alcanzarlo detrás del vestidor, y allí es donde se escondía cuando había hecho algo muy malo. No había hecho esto en un largo tiempo.

—Santana, puedes dejar eso aquí. Lo limpiaré. Lo lavaré, lo que sea. Lo siento tanto.—Me disculpé, terriblemente avergonzada.

—Oh, ¿lo hizo? Oh, no, lo hizo, ¿no? —Su rostro se arrugó mientras tomaba la sudadera.

—Sí, sí, lo hizo. Lo siento tanto, San. Tiene esta cosa sobre marcar su territorio. Cuando cualquier mujer o hombre deja ropas en el suelo, oh, Dios, eventualmente las orina. Lo siento tanto. Lo siento mucho. Lo sien…

—Britt, está bien. Quiero decir, es asqueroso, pero está bien. Me han pasado peores cosas. Está todo bien, lo prometo.—Comenzó a poner su mano en mi hombro, pero pareció pensarlo mejor, probablemente cuando se acordó de la última cosa que había tocado.

—Lo siento tanto, lo sien… —comencé de nuevo mientras partía hacia la puerta.

—Basta. Si dices lo siento una vez más voy a ir a buscar algo tuyo y lo orinaré, lo juro.

—Bien, eso es asqueroso. —Finalmente reí—. Pero tuvimos una noche tan agradable, ¡y terminó con orina! —gemí, abriéndole la puerta.

—Fue una noche agradable, aún con la orina. Habrá otras. No te preocupes, Chica Camisón. —Me guiñó y cruzó el pasillo.

—Ponme algo bueno esta noche, ¿sí? —pedí, viéndola irse.

—Entendido. Duerme bien —dijo, y cerramos las puertas al mismo tiempo.

Me recosté contra la puerta, abrazando la sudadera en mis brazos. Estoy segura que tenía la sonrisa más tonta en mi rostro, mientras recordaba la sensación de sus dedos. Y entonces recordé que abrazaba una sudadera orinada.

—¡ Lord Tubbington, imbécil! —grité y corrí a mi dormitorio.


****************************************************************************


Dedos, manos, cálida piel presionada contra la mía en un esfuerzo de acercarse más. Sentí su cálido aliento, su voz como húmedo sexo en mi oído.

—Mmm, Britt, ¿cómo puedes sentirte tan bien?

Gemí y rodé, enredando piernas con piernas y brazos con brazos, empujando mi lengua dentro de su anhelante boca. Succioné su grueso labio inferior, probando la menta, el calor y la promesa de lo que iba a venir cuando me penetrara con sus dedos por primera vez. Gemí y ella gruñó, y en un segundo estuve debajo de ella.

Sus labios se movieron de mi boca a mi cuello, lamiendo, succionando y encontrando el punto, ese punto debajo de mi mandíbula que hacía que mi interior explotase y mis ojos se cruzaran. Una oscura risa contra mi clavícula, y supe que estaba lista.

Rodé encima de ella, sintiendo la pérdida de su peso pero la ganancia de mis piernas a cada lado de ella, sentirla moverse exactamente donde la necesitaba.

Empujó mi cabello fuera de mi rostro, mirándome con esos ojos, los ojos que podían hacerme olvidar mi nombre pero gritar el suyo.

—¡Santana! —grité, sintiendo una de sus manos tomar mis caderas y empujarme en contra de ella, mientras que lo la otra me hacía suya.

Me senté derecha en la cama, mi corazón martillando mientras las últimas imágenes del sueño dejaban mi cerebro. Creí escuchar una baja risa desde el otro lado de la pared, por donde los acordes de Miles Davis llegaban.

Me recosté, la piel cosquilleando mientras intentaba encontrar un punto frío en mi almohada, pensé acerca de lo que se encontraba al otro lado de la pared, a centímetros de mí. Iba a tener problemas.


***********************************************************************

Más tarde esa mañana me senté en mi escritorio lista para conocer a un nuevo cliente, uno que específicamente había pedido trabajar conmigo. Todavía era una diseñadora nueva, la gran parte de mi trabajo venía de derivaciones, y a quien fuera que me hubiera derivado a este tipo le debía mucho. Todos los interiores nuevos para un elegante departamento, era prácticamente una remodelación de interior, un proyecto soñado. Cuando fuera que me preparaba para un nuevo cliente sacaba fotos de otros proyectos que había diseñado y tenía cuadernos de bocetos listos, pero hoy lo hice con particular intensidad.

Dejé que mi mente vagara por un segundo, mi cerebro inmediatamente regresó al sueño que había tenido la noche anterior. Me sonrojaba cada vez que pensaba en lo que dejaba que el Sueño Santana me hiciera, y lo que el Sueño Brittany le había hecho a ella también…

Sueño Brittany y Sueño Santana eran chicas traviesas.

—Ejem—escuché desde atrás de mí. Me giré para encontrar a Ashley en la entrada—Brittany, el Señor Evans está aquí.

—Excelente, estaré lista enseguida. —Asentí, parándome y alisando mi falta. Mis manos presionaron mis mejillas, esperando que no estuvieran demasiado rojas.

—¡Y él es lindo, lindo, lindo! —Reí, rodeando la esquina para saludarlo.

Él ciertamente era lindo, y yo lo sabía. Era mi exnovio.


************************************************************************


—¡Oh, Dios mío! ¿Cuáles son las probabilidades?—exclamó Emma en el almuerzo, dos horas después.

—Bueno, considerando que toda mi vida parece ser dictada por extrañas coincidencias, creo que está justo en su lugar.

Corté un trozo de pan y mastiqué determinadamente.

—Pero quiero decir, ¡vamos! ¿Cuáles son las probabilidades, en serio?—se preguntó de nuevo, sirviéndonos otro vaso de Pellegrino.

—Oh, no hay nada al azar en esto. El tipo no deja cosas al azar. Él sabía exactamente qué hacía cuando se acercó a ti en esa caridad el mes pasado.

—No —exhaló.

—Sip. Me dijo. Me vio, ¿y cuando se dio cuenta de que trabajaba para ti? ¡Bam! Necesita una diseñadora de interiores—Sonreí, pensando en que él siempre arreglaba las cosas exactamente como las quería. Bueno, casi todo.

—No te preocupes, Britt. Lo moveré a otro diseñador, o tal vez lo tomaré yo misma. No tienes que trabajar con él —dijo, palmeando mi mano.

—¡Oh, infiernos, no! Ya le dije que sí. Voy a hacer esto totalmente—Crucé mis brazos sobre mi pecho.

—¿Estás segura?

—Sip. No hay problema. No es que hubiéramos tenido una mala ruptura. De hecho, en lo que a rupturas se trata, fue suave. No quería aceptar el hecho de que lo dejaba, pero eventualmente lo entendió. No creyó que tuviera las agallas para hacerlo, y hombre, se sorprendió. —Jugué con mi servilleta.

Había salido con Sam la mayor parte de mi último año en Berkeley. Él ya se encontraba en la escuela de leyes, continuamente avanzando hacia un futuro perfecto. Mi Dios, él era hermoso, fuerte, atractivo y muy encantador.

Nos conocimos en la biblioteca una noche, tomamos café algunas veces, y creció a una relación sólida.

¿El sexo? Irreal.

Fue mi primer novio serio, y sabía que quería casarse conmigo en algún punto.

Tenía ideas muy específicas sobre lo que quería de su vida, y eso definitivamente me incluía a mí como su esposa. Y él era todo lo que yo había pensado que quería en un esposo. El compromiso era inevitable. Pero entonces comencé a notar cosas, pequeñas al principio, pero a su momento revelaron la imagen completa.

Íbamos a donde él quería para cenar. Yo nunca elegía. Lo escuché diciéndole a alguien que él creía que mi fase de “decoradora” no duraría mucho, pero que sería agradable tener una esposa que pudiera hacer una casa bonita. El sexo seguía siendo genial, pero me irritaba con él cada vez más, y dejé que decidiera para llevarnos bien.

Cuando comencé a darme cuenta de que ya no era lo que yo quería para mi futuro, las cosas se pusieron un poco torcidas. Peleamos constantemente, y cuando decidí terminar la relación, él intentó convencerme de que tomaba la decisión equivocada. Yo sabía más, y finalmente aceptó que realmente había terminado, y no sólo buscaba un “ajuste femenino,” como a él le gustaba llamarlos.

No mantuvimos el contacto, pero él había sido una gran parte de mi vida por un largo tiempo, y atesoraba los recuerdos que teníamos juntos. Atesoré lo que me enseñó sobre mí misma.

Sólo porque no funcionamos como pareja no quería decir que no podíamos trabajar juntos, ¿no?

—¿Estás segura sobre esto? ¿Realmente quieres trabajar con él? —preguntó Emma una vez más, pero podía decir que estaba lista para dejarlo ir.

Pensé sobre eso de nuevo, volviendo al destello de recuerdos que había visto cuando lo vi de pie en el vestíbulo. Cabello rubio, ojos perforadores, sonrisa encantadora: había sido golpeada con una ola de nostalgia y sonreí abiertamente mientras él caminaba hacia mí.

—Hola, extraña —había dicho él, ofreciéndome su mano.
—¡Sam! —jadeé, pero me recuperé rápidamente—. ¡Te ves genial! —Nos abrazamos, para la sorpresa de una Ashley boquiabierta.


—Sí, estoy segura —le dije a Emma—. Será bueno para mí. Llámalo una experiencia de maduración. Además, no quiero dejar ir la comisión. Veremos qué pasa esta noche.

Con eso, ella levantó la mirada desde su menú.

—¿Esta noche?

—Oh, ¿no te lo dije? Vamos a ir por bebidas para ponernos al día.


****************************************************************************


Me paré en frente del espejo, aplastando mi cabello y revisando mis dientes por labial rebelde. El resto del día de trabajo se había ido rápido, y ahora me encontraba en casa preparándome para esta noche. Habíamos quedado solo para tomar algo, muy casual, a pesar de que dejaba la opción abierta para la cena. Pero los pantalones ajustados, la camiseta de cuello alto negra, y la chaqueta de cuero gris corta eran lo más sofisticado que me iba a poner.

El tiempo que había pasado esta mañana con Sam en la oficina fue placentero, y cuando me había invitado a tomar algo para ponernos al día, acepté instantáneamente. Tenía ansiedad por saber qué había estado haciendo, así como de asegurarme que seríamos capaces de trabajar juntos. Él fue una gran parte de mi vida en un momento, y la idea de ser capaz de trabajar con alguien con quien alguna vez había sido tan cercana, se sentía bien para mí. Se sentía maduro. ¿Un cierre? No estoy segura de cómo llamarlo, pero parecía algo natural.

Me iba a pasar a buscar a las siete, y yo planeaba encontrarme con él afuera.

Aparcar en mi calle era ridículo. Un vistazo al reloj me dijo que era hora de ir yendo, así que le di un rápido beso de despedida a Lord Tubbington, quien había estado comportándose de lo mejor desde el incidente del pis y me metí en el vestíbulo.

Y me encuentro directamente con Santana, quien se hallaba frente a mi puerta.

—De acuerdo, ¡oficialmente eres mi acosadora! No hay más pan de calabacín, señora. Espero que hayas hecho durar esa hogaza porque no hay más para ti —le advertí, presionando desde mi puerta delantera con el dedo índice.

—Lo sé, lo sé. En realidad, estoy aquí en misión oficial —rió, levantando los brazos en derrota.

—¿Caminas conmigo? —pregunté, señalando hacia las escaleras con la cabeza.

—Estoy saliendo también. Voy a rentar una película —explicó mientras comenzábamos a bajar.

—¿La gente aún renta películas? —bromeé, rodeando la esquina.

—Sí, la gente todavía lo hace. Sólo por eso vas a tener que ver lo que sea que yo elija —respondió, levantando una ceja.

—¿Esta noche?

—Seguro, por qué no. Venía para ver si querías salir. Te debo una cena por la otra noche, y tengo la urgencia de ver algo fantasmal... —aterrizó en el tema de Dimensión Desconocida.

No pude evitar reír ante sus manos en garras y los ojos bizcos.

—La última vez que alguien me invitó a alquilar una película era un código para 'besuqueos en el sofá'. ¿Estoy a salvo contigo?

—¡Por favor! Tenemos esa tregua, ¿recuerdas? Soy toda treguas. Entonces, ¿esta noche?

—Desearía poder, pero tengo planes esta noche. ¿Mañana en la noche? —Dimos la vuelta a la última escalera y pasamos a la entrada.

—Mañana puedo. Ven a casa después del trabajo. Pero yo elijo la película, y te voy a hacer la cena. Lo menos que puedo hacer por mi pequeña Cortarollo— Sonrió, y yo le di un manotazo en el brazo.

—Por favor, deja de llamarme así. De lo contrario no llevaré el postre—dije, bajando mi voz y batiendo mis pestañas como una tonta.

—¿Postre? —preguntó, manteniendo la puerta abierta mientras salía.

—Aja. Pasé por algunas manzanas ayer cuando salí, y he estado deseando pastel toda la semana. ¿Cómo suena eso? —pregunté, observando la calle en busca de Sam.

—¿Pastel de manzana? ¿Pastel de manzana casero? Cristo, mujer, ¿estás intentando matarme? Mmm... —Chasqueó los labios y me miró con avidez.

—¿Por qué, señora, luce como si hubiera visto algo que le gustaría comer? —Le ofrecí mi mejor Scarlett.

—Si te presentas mañana en la noche con un pastel de manzana, puede que no te deje ir —jadeó, sus mejillas sonrosadas y su largo pelo desordenándose en el aire frío.

—Eso sería terrible—susurré. Guau—Bueno, entonces, ve a buscar tu película—dije, empujando en broma a la mujer más linda y ardiente que he conocido delante de mí. ¡Recuerda el harén! grité dentro de mi cabeza.

—¿Brittany? —Una voz preocupada sonó detrás de mí, y me di la vuelta para ver a Sam caminando hacia nosotras.

—Hola, Sam—lo llamé, alejándome de Santana con una risita.

—¿Estás lista para irnos? —preguntó, mirando a Santana cuidadosamente, recorrida todo su cuerpo,  y en ciertas partes demorándose mas.

Santana se irguió en toda su altura, pero aún era más bajita que Sam, pero por lo que veo no le importaba y le devolvió la mirada, igual de cuidadosa.

—Sip, lista para irnos. Santana, este es Sam. Sam, Santana. —Se inclinaron para darse la mano, y pude ver que ambos se miraban fijamente, ninguno pareciendo querer ser la persona que soltara la mano primero. Rodeé los ojos. Sí, marcaban territorio. Ambos pueden escribir sus nombres en la nieve. La pregunta es, ¿quién haría las letras más grandes?

—Encantada de conocerte, Sam. Era Sam, ¿verdad? Soy Santana. Santana López.

—Correcto. Sam. Sam Evans.

Vi el principio de una risa en la cara de Santana.

—De acuerdo, Sam, deberíamos ir yendo. San, hablaré contigo más tarde—interrumpí, finalizando el apretón de manos  y miradas que matan del siglo.

Sam se dio la vuelta hacia donde se hallaba aparcado su auto en doble fila, y Santana me miró.

—¿Evans? ¿Sam Evans? —articuló con la boca, y yo evité mi propia risa.

—Shh —articulé en respuesta, sonriéndole a Sam cuando se dio la vuelta hacia mí.

—Encantado de conocerte, Santana. Nos vemos —dijo Sam, dirigiéndome al auto con su mano en la parte baja de mi espalda. No pensé dos veces en eso, ya que así es como siempre solíamos caminar juntos, pero los ojos de Santana se ampliaron un poco ante la vista.

Mmm...

Sam abrió la puerta para mí, luego giró hacia su lado. Santana todavía se encontraba parada enfrente de nuestro edificio cuando nos fuimos. Froté mis manos frente al calefactor y le sonreí a Sam mientras conducía a través del tráfico.

—Entonces, ¿a dónde nos dirigimos?


******************************************************************************


Nos acomodamos en el elegante bar que él había elegido. Parecía muy Sam: chic y sofisticado, y mezclado con oculta sexualidad. Las banquetas de cuero rojo oscuro, finamente acolchadas y frescas, nos resguardaban mientras nos poníamos al día y comenzábamos el proceso de volver a conocernos después de tantos años separados.

Mientras esperábamos que llegara el mesero, estudié su rostro. Todavía lucía igual: pelo rubio muy corto, ojos intensos, y una figura delgada doblada sobre sí misma como la de un gato. La edad sólo había mejorado su buena apariencia, y sus vaqueros cuidadosamente rotos y el suéter de cachemira negro se aferraban a un cuerpo que podía ver que se encontraba en buena forma. Sam había sido un escalador, incansable en la persecución del deporte. Veía cada roca, cada montaña como un obstáculo que superar, algo que conquistar.

Había ido a escalar con él unas veces hacia el final de nuestra relación, a pesar de que me ponían nerviosas las alturas. Pero verlo a él escalar, ver los músculos fibrosos estirarse y manipular su cuerpo en posiciones que parecían no naturales, era una experiencia embriagadora, y me había abalanzado sobre él aquellas noches en la tienda como una mujer poseída.

—¿En qué estás pensando? —preguntó, interrumpiendo mis pensamientos.

—Pensaba en lo mucho que solías escalar. ¿Es algo que todavía haces?
—Lo es, pero no tengo demasiado tiempo libre como antes. Me mantienen bastante ocupado en la firma. Intento ir al Parque Big Basin tanto como puedo —agregó, sonriendo mientras nuestra camarera se acercaba.

—¿Qué puedo servirles? —preguntó, colocando servilletas frente de nosotros.

—Ella pedirá un Martini con vodka seco, tres aceitunas, y para mí trae tres dedos de whisky Macallan —respondió él. La camarera asintió y se fue para llenar nuestra óden.

Lo estudié mientras se sentaba de nuevo, y luego volvía su mirada hacia mí.

—Oh, Britt, lo siento. ¿Es esa todavía tu bebida?

Entrecerré los ojos hacia él.

—Da la casualidad de que sí. Pero, ¿qué pasa si no quiero eso esta noche? —respondí remilgadamente.

—Mi error. Por supuesto, ¿qué querías para beber? —Le hizo un gesto a la camarera para que se acercara de vuelta.

—Pediré un Martini con vodka seco con tres aceitunas, por favor —le dije con un guiño.

Ella parecía confundida.

Sam rió en voz alta, y ella se alejó, sacudiendo la cabeza.

—Touché, Britt. Touché —dijo, estudiándome otra vez.

—Entonces, dime qué has estado haciendo en los últimos años. —Puse los codos sobre la mesa y la barbilla en las manos.

—Mmm, ¿cómo encapsular años en unas pocas oraciones? Terminé la escuela de leyes, me uní a la firma aquí en la ciudad, y trabajé como un perro por dos años.
Me alivié un poco, sólo alrededor de sesenta y cinco horas por semana ahora, y es lindo ver la luz del sol otra vez, lo admito—Sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa—Y por supuesto trabajar tanto me deja muy poco tiempo para una vida social, así que fue suerte ciega haberte visto en la beneficencia el mes pasado—terminó, inclinándose hacia adelante sobre sus codos al mismo tiempo.

Emma asistía a muchos eventos sociales alrededor de la ciudad, y yo la acompañaba en ocasiones. Son buenos para los negocios. Debería haber sabido que eventualmente me encontraría con Sam en uno de esos.

—Entonces me viste, pero no viniste a hablarme. Y ahora estás aquí, semanas después, pidiéndome que trabaje en tu condominio. ¿Por qué es eso, exactamente? —Acepté mi bebida cuando llegó y le di un largo trago.

—Quería hablar contigo, créeme. Pero no podía. Había pasado mucho tiempo. Luego me di cuenta que trabajabas para Emma, a quien me había recomendado un amigo, y pensé, 'qué perfecto'. —Inclinó su copa hacia la mía para un tintineo.

Hice una pausa por un momento, luego le correspondí el tintineo.

—Así que, ¿hablabas en serio sobre trabajar conmigo? Esto no es una especie de truco para meterme en tu cama, ¿o sí?

Él me miró uniformemente.

—Aún tan directa como siempre, ya veo. Pero no, esto es profesional. No me gustó la manera en que dejamos las cosas, es cierto, pero acepté tu decisión. Y ahora aquí estamos. Necesitaba un decorador. Tú eres una decoradora. Funciona bien, ¿no lo crees?

—Diseñadora —dije suavemente.

—¿Qué es eso?

—Diseñadora —dije, más fuerte esta vez—Soy una diseñadora de interiores, no una decoradora. Hay una diferencia, Señor Fiscal. —Tomé otro sorbo.

—Por supuesto, por supuesto —respondió él, haciéndole señas a la camarera.

Sorprendida, bajé la mirada para encontrar mi copa vacía.

—¿Quieres otra? —preguntó, y yo asentí.

Mientras charlábamos por la siguiente hora, también comenzamos a discutir lo que necesitaba en su nuevo hogar. Emma había tenido razón. Él casi me pedía que le diseñara todo el lugar, desde las áreas de alfombras hasta los accesorios de iluminación y todo en medio. Sería una gran comisión, y él incluso había aceptado dejarme fotografiarlo para una revista local de diseño a la que Emma había estado queriendo que me presentara. Sam venía de una familia adinerada —los Evans de Philadelphia, no lo sabes— y sabía que ellos estarían pagando la cuenta por la mayoría de todo esto. Los jóvenes abogados no ganaban tanto como para cubrir el tipo de casa que tenía, sin mencionar una de las ciudades más caras de Estados Unidos. Pero los fondos del fideicomiso te dejan vivir, y él tenía grandes de esos.

Una de las ventajas de salir con él en la universidad había sido que podíamos tener citas de verdad, reales, no sólo salidas a comer baratas todo el tiempo.

Había disfrutado ese aspecto de estar con él. No voy a mentir.

Y disfrutaría ese aspecto de este proyecto. ¿Un presupuesto básicamente ilimitado? No podía esperar a comenzar.

Al final, fue una noche agradable. Al igual que con todos los viejos amores, había una sensación de conocimiento, una nostalgia que sólo puedes compartir con alguien a quien has conocido íntimamente —especialmente a esa edad cuando todavía estás en formación. Fue genial verlo otra vez. Sam tiene una personalidad muy fuerte, intensa y confidente, y me recordó por qué había estado atraída a él en primer lugar. Reímos y nos contamos historias sobre cosas que habíamos hecho como pareja, y estuve aliviada de descubrir que su encanto permanecía.

Nos llevaríamos bastante bien en un entorno social. No había nada de la incomodidad que podría haber acompañado esto.

A medida que la noche terminaba y me llevaba a casa, hizo la pregunta que sabía que había estado muriendo por hacer. Detuvo el auto en el frente de mi edificio y se giró hacia mí.

—Entonces, ¿estás viendo a alguien? —preguntó rápidamente.

—No, no lo estoy. Y esa es apenas una pregunta que un cliente me haría—bromeé y miré hacia mi edificio. Podía ver a Lord Tubbington sentado en la ventana del frente en su postura usual, y sonreí. Era bueno tener a alguien esperando por mí.

No pude detenerme antes de mirar a la siguiente puerta para ver si había luz en el departamento de Santana, y tampoco pude evitar que mi estómago diera un pequeño salto cuando vi su sombra en la pared y la luz azul de su televisión.

—Bueno, como tu cliente, me abstendré de hacer esa clase de preguntas en el futuro, Señorita Pierce. —Se rió entre dientes.

Me di la vuelta para enfrentarlo.

—Está bien, Sam. Pasamos la relación diseñadora/cliente un largo tiempo atrás—Me sentí triunfante cuando vi el rubor tallar una grieta en su fachada cuidadosa.

—Creo que esto va a ser divertido. —Guiñó el ojo, y fue mi turno de reír.

—De acuerdo, puedes llamarme mañana a la oficina, y nos pondremos en marcha. Voy a despellejarte, amigo, prepárate para trabajar esa tarjeta de crédito—me burlé mientras salía del auto.

—Oh, infiernos, estoy contando con ello. —Volvió a guiñarme y me saludó con la mano en despedida.

Esperó hasta que estuve adentro, así que le devolví el saludo mientras la puerta se cerraba. Me puse feliz de ver que podía controlarme con él. Arriba, mientras giraba la llave en mi cerradura creí oír algo. Miré por encima de mi hombro, y no había nada allí. Lord Tubbington me llamó desde adentro, así que sonreí y entré, agarrándolo y susurrándole suavemente al oído mientras me daba un pequeño abrazo de gato con sus grandes patas alrededor de mi cuello.


Última edición por 23l1 el Dom Sep 07, 2014 9:51 pm, editado 1 vez
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap10-P2

Mensaje por 23l1 Dom Sep 07, 2014 9:50 pm

Capitulo 10 - Parte 2


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La tarde siguiente, estiraba la masa para el pastel cuando llegó el mensaje de Santana.

Ven cuando quieras. Comenzaré a cocinar una vez que estés aquí.

Todavía estoy trabajando en el pastel, pero terminaré pronto.

¿Necesitas ayuda?

¿Cómo te llevas con pelar manzanas?

Lo siguiente que oí fue un llamado a la puerta. Caminé hacia allí, las manos cubiertas de harina, y abrí la puerta con el codo.

—Bueno, hola —dije, sosteniendo la puerta con el pie.

—Esto luce como el final de Scarface—observó, levantando la mano para tocar mi nariz y me mostró la harina en el extremo.

—Tiendo a perder el control cuando hay masa de pastel involucrada—dije mientras cerraba la puerta.

—Debidamente anotado. Esa es buena información—respondió, batiendo mi mano mientras intentaba golpearla.

Ella me dio un buen vistazo entonces, ojos marrones bajando de mi rostro y viajando a través de mi cuerpo.

—Mmm, no bromeabas acerca del delantal, no sé cuánto tiempo seré capaz de estar aquí sin intentar agarrarte el trasero.

—Métete allí y agarra una manzana, amiga—dije y caminé hacia la cocina, añadiendo un poco de contoneo extra a mis caderas. La oí suspirar ruidosamente.

Bajé la mirada a mi atuendo, notando mi camiseta de tiras, los vaqueros viejos, los pies descalzos, y el delantal de chef que decía, Deberías ver mis bollos...

—Ahora, cuando dijiste, 'agarra una manzana', ¿a qué te referías, exactamente? —preguntó desde la cocina donde había comenzado a sacarse el suéter.

Sacudí la cabeza ante la vista de Santana en una camiseta negra y vaqueros apretados desgastados. Usaba medias otra vez, y me maravillé de lo a gusto que parecía en mi cocina.

Di la vuelta a la encimera de la cocina y agarré el palo de amasar.

—Ya sabes, no pensaré dos veces antes de golpearte en la cabeza con esto si sigues este acoso sexual —le advertí, pasando mi mano arriba y abajo del rodillo sugestivamente.

—Voy a tener que pedirte que no hagas eso si hablas en serio acerca de pelar manzanas —dijo, los ojos ampliándose.

—Jamás bromeo sobre el pastel, Santana—Rocié un poco más de harina sobre el mármol.

Permaneció en silencio mientras me observaba palmear la masa del pastel, respirando a través de la boca.

—Entonces, ¿qué vas a hacer con eso? —preguntó, con voz baja.

—¿Con esto? —pregunté, inclinándome sobre la mesa y tal vez arqueando un poco la espalda mientras lo hacía.

—Aaa-jaam —respondió.

—Voy a estirar la tapa. ¿Ves, así? —bromeé otra vez, empujando el palo ida y vuelta sobre la masa, asegurándome de estar arqueando la espalda cada vez y la acción haciendo que mis chicas se unieran.

—Oh, Dios —susurró, y le sonreí con picardía.

—¿Vas a estar bien allí, latina? Esta es sólo la tapa superior, todavía tengo que trabajar en mi inferior —dije por encima del hombro.

Sus manos se aferraron al borde de la encimera.

—Manzanas. Manzanas. Voy a pelar algunas manzanas —Se dijo a sí misma y se dio la vuelta hacia el colador lleno de manzanas en el fregadero.

—Déjame que te de el pelador —dije, yendo detrás de ella y presionándome contra su cuerpo mientras me acurrucaba a su lado para agarrar el pelador de vegetales del otro fregadero. Esto era divertido.

—Pelando manzanas, sólo pelando manzanas. No sentí tus senos. No, no, yo no—cantó mientras yo me reía abiertamente de ella.

—Aquí, pela esto —dije, teniendo compasión de ella y alejándome de su espacio.

Puede que haya olido su camiseta.

—¿Me acabas de oler? —preguntó, de espaldas.

—Puede ser —admití, volviendo a mi palo de amasar, el cual apreté con fuerza.

—Eso creí.

—Oye, si tú puedes oler, yo puedo oler —espeté en respuesta, sacando mi frustración sexual en una inofensiva masa quebrada.

—Muy justo. Entonces, ¿qué puntaje tengo?

—Bueno. Muy bueno, en realidad. ¿Suavizante Downy?

—Bounce. Perdí mi dispensador de Downy —confesó.

Reí, y seguimos amasando y pelando. Al cabo de 15 minutos, tuvimos un tazón lleno de manzanas peladas y cortadas en rodajas, una tapa de tarta perfectamente enrollada, y ambas habíamos terminado nuestra primera copa de vino.

—Bien, ¿qué sigue? —preguntó ella, limpiando la harina y ordenando.

—Ahora condimentamos las cosas y añadimos un poco de cítricos —respondí, alineando la canela y la nuez moscada, el tazón de azúcar y un limón.

—Bien, ¿dónde me quieres? —preguntó ella, teniendo cuidado de mostrarme sus manos, ahora cubiertas de harina.

Visiones corrieron a través de mi mente, y tuve que tragarme una invitación de mostrarle exactamente dónde la quería.

—Primero quítate el polvo, y luego podremos comenzar. Puedes ser mi asistenta.

Miró alrededor en busca de un repasador, y yo me di la vuelta para buscar el que sabía que había dejado del otro lado. Ya había comenzado a ir por el en la encimera cuando sentí dos manos muy específicamente posadas en mi trasero.

—Um, ¿hola? —dije, congelándome en el lugar.

—Hola —respondió alegremente, sin alejar las manos.

—Explícate, por favor —ordené, intentando no darme cuenta de cómo mi corazón intentaba salir de mi cuerpo a través de la boca.

—Me dijiste que encontrara algo con lo que limpiarme las manos —tartamudeó, intentando con fuerza no reírse mientras le daba a cada cachete un pequeño apretón.

—¿Y por eso entendiste mi trasero? —Me reí en respuesta y me di la vuelta para enfrentarla, sacando sus manos con las mías.

—¿Qué puedo decir? Me tomo libertades con mis vecinas —respondió, sus ojos yendo ahora de mis ojos a mis labios.

—Tenemos una tarta que hacer, señorita. Le agradecería que recordara sus modales. Nadie toca mi trasero sin una invitación—Me reí, aún sosteniendo sus manos. Sentí su pulgar trazar pequeños círculos en la parte interna de mi palma, y mi cabeza se puso mareada. Esta chica iba a ser mi muerte—Ve allí, manitas calientes, y compórtate —le instruí.

Sonrió y se dio la vuelta, lo que me dio la oportunidad de murmurar: "Oh Señor Jesús" a nadie en particular antes de encontrarme con ella de vuelta en el cuenco de manzanas.

—Bien, tú haces lo que te diga, ¿entendido? —dije, echando azúcar en el tazón.

—Entendido.

Comencé a sacudir las manzanas con mis manos y Santana siguió mis instrucciones al pie de la letra. Cuando le pedí más azúcar, lo hizo. Cuando le pedí más canela, obedeció. Cuando le pedí que exprimiera el limón, lo hizo tan bien que tuve problemas manteniendo mi lengua en la boca y fuera de su garganta.

Agarré una y la probé, cuando finalmente estuvieron bien, levanté una punta a su boca.

—Ábrela —dije, y se inclinó.

Puse una manzana en su lengua, y ella cerró la boca antes de que tuviera la oportunidad de sacar mis dedos. Dejó que sus labios se cerraran alrededor de dos, y yo lentamente los retiré, sintiendo su lengua envolverse alrededor de ellos delicada y deliberadamente.

—Delicioso —dijo en voz baja.

—Gah —respondí, los ojos cruzándose un poco ante a la sexy en dos patas que se mostraba frente a mí.

Ella mordió.

—Dulce. Dulce, Britt.

—Gah —manejé de nuevo. Mi cerebro sabía que esto era malo. Mi corazón latía fuera de mi pecho.

—¿Bueno para ti? —preguntó, esa sonrisa conocedora pisando peligrosamente cerca del territorio de la sonrisa de satisfacción y mostrando sus hoyuelos.

—Bueno para mí —respondí, en fuego después de la lamida de dedos. Estúpida tregua, estúpido harén. ¿A quién le importaba si no había un O real? Necesitaba estar en contacto con esta mujer de la peor manera.

Mi pared sexual había sido golpeada, y cuando me preparaba para arrancarle la ropa de su cuerpo, tirarla al suelo y montarla en medio de una pila de manzanas y canela sólo con un rodillo para guiarnos, mi teléfono sonó.

Gracias, Jesús.

Miré a la demonio con ojos marrones y me lancé al otro lado de la habitación, lejos del vudú revuelve cerebros. Vi su cara mientras corría, y se veía un poco decepcionada.

—Chica, ¿qué vas a hacer esta noche? —gritó Rach en el teléfono. Lo sostuve lejos de mi oreja antes que la hemorragia comenzara. Rach tenía tres niveles de sonido: Alto Normal, Alto Emocionado, y Alto Borracho. Dejaba el Emocionado e iba en camino al Borracho.

—Me estoy preparando para cenar. ¿Dónde estás? —pregunté, asintiéndole a Santana que había comenzado a verter las manzanas en el molde del pastel.

—Salí a beber con Marley. ¿Qué estás haciendo? —gritó.

—Te acabo de decir, ¡preparándome para cenar! —me reí.

Santana vino a la sala de estar con el pastel en sus manos.

—¿Debería poner esto en el horno? —preguntó.

—Espera, Rach. Aún no, necesito pasarle un poco de crema —le dije, y ella se metió de nuevo en la cocina.

—¡Brittany Pierce, es era una mujer! ¿Quién era? ¿Con quién vas a cenar? ¿Y a qué le estás pasando crema? —me replicó, su voz cada vez más fuerte.

—Cálmate. ¡Dios mío, eres escandalosa! Voy a cenar con Santana, y estamos haciendo un pastel de manzana —le expliqué, lo cual ella inmediatamente le gritó a Marley.

—Mierda —murmuré cuando escuché el teléfono ser tirado lejos de Rach.

—Pierce, ¿qué estás haciendo? ¿Estás haciendo pasteles con tu vecina? ¿Estás desnuda? —gritó Marley, tomando su turno para molestarme.

—De acuerdo, no, y ustedes necesitan calmarse. Voy a colgar ahora—grité sobre ella. Podía escuchar a Rach gritar cosas sucias sobre pasteles y crema. Marley me amenazaba para que no le cuelgue, cuando lo hice.

Suspiré y fui a encontrar a Santana, con sus manos llenas de pastel. Aspiré a mí pesar.


******************************************************************************

—Oh, Dios mío, esto está tan bueno —lloriqueé, cerrando mis ojos y perdiéndome en las sensaciones.

—Sabía que te gustaría, pero no tenía idea de que lo disfrutarías tanto —susurró, mirándome con gran atención.

—Deja de hablar, vas a arruinarlo —gemí, estirándome y sintiendo como respondía a todo lo que me daba.

—¿Quieres otra? —me ofreció, levantándose sobre los codos.

—Si tengo otra, no voy a ser capaz de caminar mañana.

—Adelante, sé una mala chica, te lo mereces. Sé que la quieres, Britt —bromeó, inclinándose más cerca.

—Está bien —logré decir, abriéndosela de nuevo. Cerré mis ojos y la escuché revolviendo algo antes de meterlo. Suspirando mientras lo sentía, cerré mis labios alrededor de lo que me ofrecía.

—Nunca había visto a una mujer que pudiera tener tanto en una sentada —se maravilló, mirándome desatarme una vez más.

—Sí, bueno, nunca has conocido a una mujer a la que le gusten las albóndigas tanto como a mí —gemí con la boca llena, sintiéndome llena más allá de la creencia, pero no queriendo que esta comida terminase.

Santana me había cocinado, posiblemente, la comida más perfecta, golpeando cada papila gustativa que necesitaba ser golpeada. Había aprendido a hacer las albóndigas más increíbles en Nápoles, y juró que serían las mejores que había probado. Después de no menos de siete bromas sobre bolas y bocas, tuve que estar de acuerdo de que eran las mejores bolas que había tenido en mi boca.

Dios, se le daban genial las albóndigas.

Luego procedí a comer casi medio kilo de pasta yo sola, así como todas mis albóndigas, más la mitad de las de ella. Insistí en que ella comiera la última, pero se negó y trajo la perfección que era su albóndiga hacia mi boca dispuesta.

Santana era una anfitriona excelente, insistiéndome que me sentara, bebiera vino y que viera en vez de ayudar. Me entretuvo con historias sobre sus viajes mientras tenía todo listo, y mientras la comida era simple, era buena.

—Nonni me hizo prometerle que si me mostraba como hacer su polpette sólo las serviría con su salsa especial. Si me atrevía a servirlas con un tarro de salsa marca Prego, cruzaría el océano para quebrar su cuchara de madera en mi espalda.

—¿Ella te hizo decirle Nonni? —Me reí, echándome hacia atrás en mi silla y desabrochando el botón superior de los vaqueros. No tenía vergüenza. Había comido una cantidad obscena.

—¿Sabes lo que significa Nonni? —preguntó, sorprendida.

—Yo tenía una bisabuela italiana. Ella insistía que la llamáramos Nonni—Me reí de nuevo cuando sus ojos fueron hasta mis manos que masajeaban mi estómago.

—¿Vas a estar bien allí? —Levantó las cejas mientras se levantaba para limpiar.

—Sip, sólo necesito respirar un poco —gemí, levantándome de la mesa.

—No, no, no tienes que ayudarme —dijo, corriendo hacia mi lado y tomando mi plato.

—Oh, no, no lo iba a hacer. Iba a dejar esto y desmayarme en ese sofá justo allí —dije, señalando hacia la sala de estar.

—Ve a relajarte. Cualquiera que acaba de tener tantas bolas en su boca merece un descanso —bromeó, y yo le jalé una oreja.

—¡Dije que no más bromas sobre bolas! Ya tuviste tu diversión, ahora déjame ir a morir en paz. —Me arrastré hasta la sala de estar. Realmente me había convertido en un pequeño cerdo, pero estuvieron realmente buenas. Me recliné y abrí otro botón de mis vaqueros, relajándome en los cojines y reproduciendo algunos de los puntos más buenos de la noche.

Ver a Santana cocinar fue, en una palabra, sexy. Ella realmente estaba en casa en una cocina, su alboroto sobre el pastel de antes a un lado. Incluso su ensalada, simple, verde y con aderezo de limón, aceite de oliva, sal, pimienta, y un buen parmesano, era fácil y perfecta.

—Sal rosa Himalaya, muchas gracias —había dicho orgullosa, sacando una bolsa de su despensa. Lo había traído de uno de sus muchos viajes y me hizo probar un poco antes de rociarlo sobre la ensalada. Pudo haber sido pretenciosa, pero se ajustaba a Santana. Las muchas facetas de esta chica eran asombrosas.

Mis primeros supuestos sobre ella probaban que me equivoqué completamente.

Como los supuestos tienden a ser…

Podía escucharla ocupándose de los platos, y tanto como probablemente pude haber ido a ayudarla, simplemente no podía levantarme del sofá. Me acurruqué en mi lado y miré su sala de estar de nuevo, mis ojos volvieron a las pequeñas botellas de arena de todo el mundo. Me maravillé de lo viajera que era, y cuanto parecía disfrutarlo. Miré las fotos de la mujer en Bora Bora, su piel oscura y hermosa, los planos suaves de su cuerpo, y pensé sobre cuán diferentes eran las tres mujeres de su harén. Oops, eso hace dos ahora que Katie/Azotada tenía su nuevo hombre.

De pronto pude oler el pastel de manzana y escuchar el ruido metálico de la puerta del horno cerrarse. Lo había puesto en su horno tan pronto como vinimos, así estaría listo para después de la cena.

—No te atrevas a servirme pastel ahora. ¡Estoy llena, te lo digo, llena! —le grité.

—Tranquila, sólo se está enfriando—me regañó, viniendo rodeando la cocina— Tienes que moverte un poco, hermana. Es hora de la película—indicó, empujándome con su dedo gordo del pie mientras yo luchaba por sentarme recta.

—¿Qué es lo que vamos a ver?

—El Exorcista —susurró, apagando la luz al final de la mesa y dejando la sala muy oscura.

—¿Estás jodiéndome? —grité, inclinándome sobre ella para encenderla de nuevo.

—No seas cobarde. Vas a verla —siseó, apagándola de nuevo.

—No soy cobarde, pero está lo estúpido y lo no estúpido, ¡y lo estúpido es ver una película como El Exorcista con las luces apagadas! ¡Eso es meterse en problemas!—siseé, encendiéndola otra vez.

Comenzaba a parecerse a una discoteca aquí…

—Está bien, haré un trato contigo. Luces apagadas, pero —me hizo callar con su dedo cuando vio que iba a interrumpirlo—, si te asustas mucho, encendemos las luces. ¿Trato?

Yo seguía inclinada sobre ella en mi camino a encender las luces de nuevo cuando noté lo cerca que me encontraba de su cara. Y el ángulo en el que estaba sobre ella como una chica esperando a ser nalgueada. Y sabía que era capaz de darme una…

—Bien —resoplé mientras los créditos iniciales comenzaron. Regresé a la posición sentada normal.

Ella me sonrió triunfalmente y me dio un pulgar hacia arriba.

—Si me muestras ese pulgar una vez más te lo voy a morder —gruñí, tirando de una manta de colores de la parte trasera del sofá y enroscándola protectoramente alrededor de mí. Un minuto en la película, y ya me había asustado.

Estuve tensa a partir de ese momento, y cualquier idea que pude haber tenido sobre chicas siendo ridículas con los chicos o las chicas cuando miraban películas de miedo se fue por la borda cuando Regan se orinó en la cena.

Cuando el sacerdote llegó para una visita, yo prácticamente me sentaba en el regazo de Santana, mi mano derecha tenía un apretón mortal en su muslo, y veía la película a través de los agujeros de la manta, el cual había colocado totalmente sobre mi cabeza.

—En serio, literalmente, te odio por hacerme ver esta película —susurré en su oído, el cual se encontraba justo en mi cara porque me negaba a dejar cualquier espacio entre nosotras. Incluso la había acompañado al baño antes cuando tomamos un descanso. Ella insistió en que me quedara afuera en el pasillo, pero me quedé de pie justo afuera de la puerta, mirando alrededor furtivamente, aún con la manta sobre mi cabeza.

—¿Quieres que la detenga? No quiero que tengas pesadillas —susurró, sus ojos en la pantalla.

—Sólo no golpees las paredes por unas cuantas noches, por favor. No seré capaz de soportarlo —dije, mirándola a través de uno de mis agujeros.

—¿Has escuchado algún golpe últimamente? —preguntó, rodando los ojos como lo hacía cada vez que me miraba con la ridícula manta en la cabeza.

—No, en realidad no. ¿Por qué es eso? —pregunté.

Ella tomó aliento.

—Bueno, yo… —comenzó, y luego los ruidos más maniáticamente aterradores comenzaron a venir de la televisión, y las dos saltamos.

—Bueno, tal vez esta película es un poco aterradora. ¿Quieres sentarte más cerca? —preguntó, presionando el botón de pausa en el control.

—Pensé que nunca lo pedirías —exclamé, lanzándome plenamente en su regazo y sentándome entre sus mulos—¿Quieres un poco de la manta?—ofrecí, y ella se rió.

—No, puedo enfrentarlo como una mujer valiente. Tú, sin embargo, quédate allí abajo —bromeó.

Le entrecerré mis ojos a través de los agujeros y metí un dedo a través del tejido.

—Adivina cuál dedo es este —dije, moviéndolo hacia ella.

—Shhh, película —contestó, envolviendo sus brazos a mi alrededor y tirándome contra su pecho.

Era cálido, fino y con dos grandes amigas, pero absolutamente no podía competir con el terror del El Exorcista. ¿De qué hemos estado hablando? Ahora no podía pensar en ninguna pared golpeada excepto la que Regan golpeaba ahora y salpicaba con sopa de guisantes. Miramos el resto de la maldita película enrolladas una alrededor de la otra como pretzels, y ella finalmente sucumbió a la falsa seguridad que los agujeros que la manta proporcionaba.


*****************************************************************************


Clic. Clic. Clic.

¿Qué demonios fue eso?

Clic. Clic. Clic.

Oh, no.

Me quedé paralizada en mi cama, todas las luces encendidas en todo mi apartamento.

Clic. Clic. Clic.

Tiré de las mantas más hacia arriba, cubriendo mi cara hasta mis ojos, que mantuvieron una vigilancia constante alrededor de la habitación. Cerebro sabía que estábamos a salvo y seguros, pero también seguía reproduciendo escenas de esa terrible, horrible película, haciendo imposible el apagar las luces por la noche e ir a dormir. Los Nervios tenían todo bajo llave, abriendo un camino ardiente de adrenalina por todo mi cuerpo. Odiaba a Santana con cada fibra de mí ser en este momento. También deseaba que estuviera aquí.

Clic. Clic. Clic.

¿Qué fue eso?

Clic. Clic.

Nada.

Luego Lord Tubbington saltó sobre la cama, y yo grité como en un asesinato sangriento. Lord Tubbington hinchó su cola y me siseó, preguntándose por qué diablos mami le gritaba, estoy segura. El clic-clic-clic eran sus malditas uñas gatunas.

Mi teléfono vibró un instante después, sacudiendo la mesita de noche entera y provocando otro grito de mí. Era Sanata.

—¿Qué diablos pasa? ¿Por qué estás gritando? ¿Estás bien? —gritó cuando contesté, y podía escucharlo a través del teléfono y a través de la pared.

—Trae tu culo aquí ahora, tú hija de puta, manipuladora de películas de terror—dije furiosa y colgué. Golpeé la pared y corrí para abrir la puerta. De la misma forma en la que había corrido los escalones del sótano cuando era niña, y salí corriendo de vuelta a mi habitación, saltando los últimos metros y aterrizando en el centro de mi cama. Envolví las mantas a mí alrededor y me asomé, esperando.

Ella tocó a la puerta, y escuché la puerta abrirse.

—¿Britt? —llamó.

—Aquí atrás —grité. Triste de que me había reducido a esto, pero agradecida de verla.

—Traje pastel —dijo con una sonrisa avergonzada—. Y esto —añadió, sacando la manta de detrás de su espalda.

—Gracias. —Le sonreí desde atrás de mi almohada de escudo.

Unos minutos más tarde nos encontrábamos en mi cama, cada uno balanceando un plato y un vaso de leche. Habíamos estado muy llenos, luego demasiado asustados para comer pastel antes. Lord Tubbington y sus uñas fantasmagóricas se retiraron a la otra habitación después de rodar sus ojos hacia Santana y mover su cola.

—¿Cuántos años tienes? —le pregunté, interrumpiendo mi pastel.

—Veintiocho. ¿Cuántos años tienes tú?

—Veintiséis. Tenemos veintiocho y veintiséis años y estamos aterrorizados por una película —reflexioné, hurgando en un bocado. El pastel era bueno.

—Yo no diría que estoy aterrorizada —replicó ella—. ¿Asustada? Sí. Pero sólo vine para que dejaras de gritar.

—Y probar mi pastel —añadí, guiñándole un ojo.

—Cállate, tú—me advirtió, y luego siguió y probó mi pastel—Jesús, está bueno —susurró, sus ojos cerrados mientras masticaba.

—Lo sé. ¿Qué pasa con las manzanas y los pasteles hechos en casa? ¿Hay algo mejor?

—Si estuviéramos comiendo esto desnudas, entonces sería mejor —sonrió, abriendo un ojo.

—Nadie se está desnudando aquí, amiga. Sólo come tu pastel. —Señalé su plato con mi tenedor.  

Masticamos.

—Me siento mejor —añadí unos minutos después, bebiendo mí leche.

—Yo también. No muy asustada.

Sonrió mientras tomaba su plato y lo colocaba en la mesita de noche.

Suspiré contenta y me recosté contra las almohadas, saciada y menos asustada.

—Entonces, voy a preguntar… ¿Sam Evans? Quiero decir, ¿Sam Evans? Y que gran boca tiene —Se rió, y yo la pateé mientras se recostaba a mi lado. Nos dimos la vuelta sobre nuestros costados para estar de frente, con los brazos debajo de las almohadas.

—Lo sé, lo sé. ¡No puedo creer que aguantaste tanto! Sé que has estado muriendo por hacer bromas desde anoche.

—En serio, ¿quién es este tipo? —preguntó.

—Es un nuevo cliente.

—Ah, ya entiendo —dijo, viéndose complacida.

—Y un antiguo novio —añadí, observando su reacción.

—Ya veo. Nuevo cliente pero antiguo novio, espera, ¿el abogado? —preguntó, tratando de mantener su expresión neutral, pero fallando.

—Sip. No lo había visto en unos años.

—¿Cómo va a funcionar eso?

—Aún no lo sé. Ya veremos.

Realmente no sabía cómo iban a ir las cosas con Sam. Me alegraba de verlo, pero iba a ser difícil mantener las cosas profesionales si él quería más. En el pasado había tenido más control sobre mí del que estuve cómoda de ceder. Me encontré a mí misma absorbida por la atracción gravitacional que era Sam Evans, el abogado.

—De todos modos, sólo vamos a estar trabajando juntos. Va a ser un gran trabajo para mí. Quiere que su casa completa sea renovada. —Suspiré, ya planeando la paleta. Rodé sobre mi espalda y me estiré. Realmente había abusado de mi estómago esta noche y comenzaba a tener sueño.

—No me gusta —dijo Santana de repente, después de una larga pausa.

Me volví y la vi frunciendo el ceño.

—¡Ni siquiera lo conoces! ¿Cómo podría posiblemente no gustarte? —me reí.

—Simplemente no me gusta —dijo, ahora dirigiendo su mirada a la mía y liberando el poder de esos ojos marrones.

—Oh, por favor, no eres más que una niña apestosa —me reí, alborotando su largo, sedoso y lindo cabello. Paso en falso. Era muy suave…

—Yo no apesto. Tú misma dijiste que yo era como el fresco abril —protestó, levantando su brazo y oliendo.

—Sí, San, hueles delicioso —dije sin expresión, oliendo el aire a mi alrededor.

Dejó su brazo sobre la almohada, y sabía que si rodaba un poco podría deslizarme justo en el hueco. Me miró, levantando las cejas ligeramente. ¿Pensaba lo mismo que yo?

¿Quería que me acurrucara?

¿Yo quería acurrucarme?

Oh al demonio con eso…

—Me voy a acurrucar —anuncié y fui a acurrucarme: la cabeza acomodada en el hueco, brazo izquierdo sobre el pecho, brazo derecho debajo de su almohada. Las piernas las guardé para mí, no era una total tonta.

—Bueno, hola allí —dijo, sonando sorprendida. Luego se acurrucó a mí alrededor de inmediato. Suspiré de nuevo, envuelta en el vudú y la chica.

—¿A qué viene esto, amiga? —susurró en mi cabello, y me estremecí.

—Reacción tardía a Linda Blair. Necesito un poco de tiempo para acurrucarme. Las amigas pueden acurrucarse, ¿no?

—Claro, ¿pero nosotras somos amigas que pueden acurrucarse? —preguntó, trazando círculos en mi espalda. Ella y sus endemoniados dedos que hacen círculos.

—Puedo manejarlo. ¿Tú? —Contuve mi aliento.

—Puedo manejar cualquier cosa, pero… —comenzó, y luego se detuvo.

—¿Qué? ¿Qué ibas a decir? —pregunté, inclinándome para mirarla. Un mechón de cabello se salió de mi cola de caballo y cayó entre nosotras. Lentamente, y con mucho cuidado, lo colocó detrás de mi oreja.

—¿Digamos que si estuvieras usando ese camisón rosa? Estarías en un montón de problemas.

—Bueno, entonces es algo bueno que sólo somos amigas, ¿verdad? —me obligué a decir.

—Amigas, sí.

Me miró a los ojos.

Yo aspiré, ella sopló. Intercambiamos aire real.

—Sólo acurrúcame, San —dije en voz baja, y sonrío.

—Regresa aquí —dijo y me convenció para ir de vuelta a su pecho. Me deslicé, descansando donde podía escuchar los latidos de su corazón. Ella dobló la manta sobre nosotros, y noté de nuevo lo suave que era. Me había servido bien esta noche, esta manta.

—Me encanta esta manta, pero tengo que decir que no calza realmente con tu apartamento, el aspecto de chica genial que tienes —reflexioné. Era anaranjado, verde y muy retro. Ella se encontraba en silencio, y creí que tal vez se había quedado dormida.

—Era de mi mamá —dijo en voz baja, y su agarre sobre mí se volvió infinitamente más fuerte.

No había nada que decir después de eso.

Santana y yo dormimos juntas esa noche, con todas las luces encendidas.

Lord Tubbington y sus uñas se mantuvieron alejados.


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pd: modifique la descendencia de la viene san (que lo explica emma en el cap7-p2), agregue que es latina, ya que britt le dice así en este cap. Saludos =D
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Mensaje por LilianaM. Dom Sep 07, 2014 11:19 pm

Estoy super enganchada con tu adaptación, De verdad que es muy genial, me encanta es muuy sbvjvbsfuigbsfsdfafasd *-* Deberías de hacer un Gran maratón piénsalo :$

Saludos :3
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Mensaje por Dolomiti Lun Sep 08, 2014 1:07 am

Ok! Si me si cuenta jaja pero bueno.... [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 excelentes caps [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 me gusta, creo que la llegada de Sam creará celos en san, jaja brittana va por muy buen camino creo [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 2113258990 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 saludos, actualiza pronto [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055
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Mensaje por Elita Lun Sep 08, 2014 2:50 am

Ya te dije lo mucho que amo este ff???
Es tan genial :) & me hace el día con las salidas de Britt xD

Yo también quedé traumada con esa película -.-' cualquiera... pero teniendi a San para acurrucarme vería todas las pelis de miedo que quiera xD

Ya quiero ver como va el viaje & sobre todo lo que pasa con ellas. ..
Saludos :)
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Mensaje por VictoriaRivera Lun Sep 08, 2014 7:53 am

Me encanta tu fic :D
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Mensaje por micky morales Lun Sep 08, 2014 8:26 am

realmente me encanta tu fic pero siempre he detestado a sam evans, espero que britt no se enrede con el, seria una desilusion! hasta pronto.
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Lun Sep 08, 2014 1:56 pm

holap holap,..

neta el exorcista todavía da miedo jajajaja para ellas son geniales,..
definitivamente britt se esta ganando a san por el estomago,.. jajajaja
me encanta como va su "amistad" jajajaja,...

nos vemos!!!
3:)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Lun Sep 08, 2014 6:40 pm

LilianaM. escribió:Estoy super enganchada con tu adaptación, De verdad que es muy genial, me encanta es muuy sbvjvbsfuigbsfsdfafasd *-* Deberías de hacer un Gran maratón piénsalo :$

Saludos :3

Hola, jajaj gracias =D, mmm esk son como 18 cap o por hay y si hago el maratón la adaptación se acabaria altiro po xD mmm pero pude que para la semana del 18 no suba capitulos xq aki son fiestas y feriados, y si llegara a no actualizar tendrias tu maratón por todos los dias que no subí o los dia que no suba, pero si de vrdd vrdd quieres uno lo subiria de dos caps¿? xD... piénsalo. Saludos =D



Dolomiti escribió:Ok! Si me si cuenta jaja pero bueno.... [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 excelentes caps [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 me gusta, creo que la llegada de Sam creará celos en san, jaja brittana va por muy buen camino creo [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 2113258990 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 saludos, actualiza pronto [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055

Hola, te diste cuenta del "cambio" de descendencia de san¿? jajajaajaj =P jajajaaj mmm algo asi causara la llegada de sam, pero lo bueno que se va altiro =D. Saludos



Elita escribió:Ya te dije lo mucho que amo este ff???
Es tan genial :) & me hace el día con las salidas de Britt xD

Yo también quedé traumada con esa película -.-' cualquiera... pero teniendi a San para acurrucarme vería todas las pelis de miedo que quiera xD

Ya quiero ver como va el viaje & sobre todo lo que pasa con ellas. ..
Saludos :)

Hola, jajaja la vrdd sip xD pero quien no¿? yo tambien lo amo XD. JAJAJAAJAJAJAJ esa pelicula es una de las pocas que aun da miedo xD... quien no¿?... el viaje =/. Saludos =D



VictoriaRivera escribió:Me encanta tu fic :D

Hola, gracias, es lo mejor! o no¿?. Saludos =D


micky morales escribió:realmente me encanta tu fic pero siempre he detestado a sam evans, espero que britt no se enrede con el, seria una desilusion! hasta pronto.


Hola, mmm me pasa lo mismo nose xq no me simpatiza mmm creo, creo! que solo en la tercera temporada lo soporte un poquitito y como el molesto y estorbo en la pareja lo puse aki xq eso hace XD, pero no dura mucho. Saludos =D



3:) escribió:holap holap,..

neta el exorcista todavía da miedo jajajaja para ellas son geniales,..
definitivamente britt se esta ganando a san por el estomago,.. jajajaja
me encanta como va su "amistad" jajajaja,...

nos vemos!!!

Hola, ajajajaj sip hasta ahora da miedo, creo que es una de las pocas peliculas que viendo como se hizo, los años pasan y pasan, sigue dando miedo xD... jaajjaaj las comidas de britt solo son un bonus para san xD. Saludos =D.

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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap11

Mensaje por 23l1 Lun Sep 08, 2014 8:20 pm

Capitulo 11


Me desperté unas horas más tarde, sorprendida por la calidez del cuerpo a mi lado, que era decididamente más grande que el gato que normalmente se acurruca contra mí. Me di la vuelta con cuidado sobre mi espalda y lejos de Santana para poder verla.

Podía verla mientras las lámparas, junto con todas mis otras luces, continuaban resplandeciendo alejando la noche, luchando contra los malvados de esa horrible película.

Me froté los ojos e inspeccioné a mi compañera de cama. Ella yacía sobre su espalda, con los brazos doblados como si siguiera en ellos, y pensé en lo bien que se sentía dormir acurrucada con Santana.

Pero no debería estar durmiendo acurrucada con Santana. Mi cerebro lo sabía. Los Nervios estaban de acuerdo. Esa era definitivamente una situación muy, muy resbaladiza. Y pensé en las imágenes de escalar una resbaladiza Santana que inmediatamente vinieron a mi mente y estaban lejos de ser inocentes, las alejé. Aparté la mirada y noté la maravillosa manta terriblemente enredada entre sus piernas —y las mías, de hecho.

Había sido de su madre. El corazón se me rompía cada vez que pensaba en su dulce, tímida voz compartiendo esa pequeña perla conmigo. Ella no sabía que había hablado con Emma sobre su pasado, que sabía que sus padres ya no vivían. La idea que ella seguía aferrada a la manta de su madre era inexorablemente dulce, y una vez más se me rompió el corazón.

Yo era cercana con mis padres. Ellos seguían viviendo en la misma casa donde crecí, en un pequeño pueblo al sur de California. Eran estupendos padres, y los veía tan seguido como podía, es decir, en festividades y un fin de semana ocasional. Una típica veinteañera, disfruto mi independencia. Pero mis padres estuvieron ahí cuando los necesitaba, siempre ahí. La idea de que algún día tendría que caminar en esta tierra sin su ancla y orientación me hizo hacer una mueca de dolor, por no decir nada de perderlos a ambos solo a los dieciocho años.

Me hacía feliz el que Santana parecía tener buenas amigas como lo son Kitty y Quinn, hasta la misma Emma, y un poderoso defensor como Will prestándole atención. Pero lo más cercano como las amigas y amantes podrían ser, había algo acerca de pertenecer a alguien completamente que te daba raíces —raíces que a veces necesitas cuando el mundo lucha en tu contra.

Santana se movió ligeramente en su sueño, y la miré de nuevo. Murmuró algo que no pude identificar bien, pero sonaba un poco como "albóndigas."

Sonreí y deje que mis dedos se deslizaran en su largo y lindo cabello, sintiendo la suave seda revuelta en mi almohada.

Dios, hizo una buena albóndiga.

Mientras acariciaba su cabello, mi mente vagaba a un lugar donde las albóndigas fluían sin cesar y había pastel por días. Me reí para mis adentros mientras el sueño comenzaba a retornar, y me arrimé para acurrucarme de nuevo. Mientras sentía la comodidad que solo unos calientes y finos brazos de chica podía proporcionar, una pequeña alarma se encendió en mi cabeza, advirtiéndome de no acercarme demasiado. Tenía que ser cuidadosa.

Claramente, ambas estábamos divinamente atraídas la una a la otra, y en otro espacio y tiempo, el sexo pudo haber estado dando vueltas en la tierra y las veinticuatro horas del día. Pero ella tenía su harén, y yo tenía mi hiato, por no mencionar que no tenía mi O. Así que amigas podría quedar.

Amigas que compartían albóndigas. Amigas que se acurrucan. Amigas que irían a Tahoe muy pronto.

Me imaginé a Santana sumergiéndose en un jacuzzi con el Lago Tahoe extendido en toda su gloria detrás de ella. Era un espectáculo glorioso de ver. Me recosté para dormir, despertando ligeramente cuando Santana me acurruco un poco más cerca.

Y a pesar que era poco más que un susurro, la oí. Ella suspiro mi nombre.

Sonreí mientras volvía a dormir.


*********************************************************************  


A la mañana siguiente sentí un persistente toque en mi hombro izquierdo. Lo aparté, pero continuó.

—Lord Tubbington, basta, estúpido—gemí, escondiendo mi cabeza bajo las sabanas. Sabía que no pararía hasta que lo alimentara. Gobernado por su estómago, eso único. Entonces oí una risa distintivamente humana… tranquila y definitivamente no era Lord Tubbington.

Mis ojos se abrieron de golpe, y la noche anterior vino de nuevo rápidamente: el terror, el pastel, la acurrucada. Estiré mi pie derecho, deslizándolo a lo largo de la cama hasta que se detuvo contra algo caliente, fino y largo. Aunque ahora estaba más que segura que nunca que no era Lord Tubbington, toqué con mi dedo, moviéndolo lentamente hacia arriba hasta que oí otra risita.

—¿Wallbanger? —susurré, no queriendo voltearme. Como siempre, yo me había despatarrado en diagonal sobre la cama, cabeza en un lado, con los pies prácticamente en el otro.

—La única—susurró una deliciosa voz en mi oído.

Mis dedos y la Britt de Abajo se curvaron.

—Mierda—Me rodé sobre mi espalda para ver el daño. Ella se encontraba acurrucada en la esquina que mi cuerpo le había dejado. Mis hábitos de compartir cama no habían mejorado en absoluto.

—Seguro que puedes llenar una cama—señaló, sonriéndome debajo de lo poco de manta que le había dejado—Si vamos a hacer esto de nuevo tendrá que haber algunas reglas básicas.

—Esto no va a pasar de nuevo. Esto fue en respuesta a una terrible película que nos impusiste a ambas. No más acurrucarse—dije con firmeza, preguntándome cuan terrible era mi aliento matinal. Ahuequé mi mano en frente de mi cara, respiré y di una rápida aspiración

—¿Rosas? —preguntó ella.

—Por supuesto. —Sonreí con superioridad

La miré, exquisitamente recostado en mi cama. Sonrió, y suspiré. Me permití un momento para disfrutar en una fantasía donde yo era rápidamente volteada y ella devastaba cada centímetro de mí, pero sabiamente tomé el control de mi zorra interior.

—¿Que si te asustas esta noche?—preguntó mientras me sentaba y estiraba.

—No lo haré—respondí sobre mi hombro.

—¿Qué si yo me asusto?

—Crece, niña bonita. Vamos a hacer café, luego tengo que ir a trabajar—La golpeé con mi almohada.

Se quitó la manta, teniendo cuidado de doblarla y llevarla con ella hacia la cocina donde la puso suavemente en la mesa. Sonreí, pensando en como dijo mi nombre anoche. Lo que daría por saber qué pasaba por su mente.

Nos movimos por la cocina con tranquilidad, moliendo granos, midiendo el café, vertiendo el agua. Puse azúcar y crema en el mesón mientras ella pelaba y cortaba en rodajas las frutas.

Puse granola, ella le puso leche y coloco la fruta en los tazones para nosotras. En unos pocos minutos estábamos sentadas una al lado de la otra, desayunando como si lo hubiéramos estado haciendo por años. Nuestra simple facilidad me intrigó. Y me preocupó.

—¿Planes para el día? —pregunté, revolviendo mi tazón.

—Tengo que ir a la oficina de Chronicle.

—¿Estás trabajando en algo para el periódico? —pregunté, sorprendida por el nivel de interés que hasta yo podía oír en mi voz. ¿Estaría en la ciudad por un tiempo? ¿Por qué me importaba? Oh, chica.

—Voy a pasar unos pocos días en un artículo sobre escapadas rápidas en el La Bahía, un impulso de fin de semana —respondió con la boca llena de fruta.

—¿Cuándo vas a hacer eso? —pregunté, examinando las pasas en mi taza y tratando de no parecer demasiado interesada en su respuesta.

—La próxima semana. Partiré el Martes—respondió y mi estómago se revolvió instantáneamente. La próxima semana se supone que iríamos a Tahoe. ¿Por qué demonios mi estómago se preocupaba demasiado que ella no fuera a ir?

—Ya veo —añadí, una vez más fascinada por las pasas.

—Pero voy a estar de vuelta antes de Tahoe. Planeaba conducir directamente allí cuando termine mi sesión de fotos —dijo, mirándome por encima de su taza de café.

—Oh, bien, eso es bueno —respondí en voz baja, mi estómago ahora rebotaba.

—¿Cuándo irás, de todas formas?—preguntó, pareciendo ahora estudiar su propio tazón.

—Las chicas irán con Kitty y Quinn el Jueves, pero tengo que estar en la ciudad trabajando por lo menos hasta el mediodía del Viernes. Voy a alquilar un carro y conducir hasta la tarde.

—No alquiles un carro. Regresaré a recogerte —ofreció, y asentí sin decir ni una palabra.

Con eso decidido, terminamos nuestro desayuno y miramos a Lord Tubbington perseguir una pieza perdida de pelusa alrededor de la mesa una y otra vez. No hablamos mucho, pero cada vez que encontrábamos nuestros ojos, ambas sonreíamos.


********************************************************************  


Mensajes entre Rach y Marley:

¿Sabes que Britt está trabajando con Sam?

Sam, ¿quién?

Sam Evans, obviamente. ¿Quién más?

¡NO! ¿Qué demonios?

¿Recuerdas que mencionó que tenía un nuevo cliente? A propósito no mencionó quien era.

Voy a patear su trasero cuando la vea la próxima vez. Es mejor que no cancele Tahoe. ¿Quinn te dijo si va a llevar su guitarra?

Sip, me contó que tú querías tener algún tipo de jodido acompañamiento musical.

¿Lo hizo? Ja, ja. Solo pensé que sería divertido.


Mensajes entre Kitty y Rach:

Hola, pequeña, ¿todavía iremos a los bolos con Marley y Quinn esta noche?

Sip, y es mejor que traigas tu mejor juego. Marley y yo somos bastante duras.

¿Marley sabe cómo jugar a los bolos? Guau.

¿Por qué es ese guau?

No había esperado que supiera jugar a los bolos es todo. Te veo esta noche.


Mensajes entre Kitty y San:

¿Todavía planeas venir con nosotras este fin de semana?

Sip, pero estaré yendo un poco tarde, tengo una sesión de fotos.

¿Cuándo vendrás?

Viernes en algún momento de la noche, parando de paso en la ciudad en mi camino.

¿Por qué demonios vas a volver a la ciudad? Estás haciendo esa sesión en Carmel, ¿cierto?

Solo tengo que recoger un poco mierda para el fin de semana.

Amiga, empaca tu mierda y llega con tu gran trasero a Tahoe.

Lo hare, pero recogeré a Britt.

Ya veo.

No ves nada.

Yo veo todo.

¿Estás segura de eso, Chica Rubia? ¿Qué pasa con Marley?

¿Marley? ¿Por qué todo el mundo me pregunta acerca de Marley?

Nos vemos en Tahoe.


Mensajes entre Rach y Britt:

Tienes algunas explicaciones que hacer, Susan…

Oh no, odio cuando me atacas con mi segundo nombre. ¿Qué demonios hice?

Explícame por qué no me contaste sobre tu nuevo cliente. Brittany!

¡No ignores mi texto! ¡¡BRITTANY!!

Oh, cálmate. Esto es exactamente por qué NO te lo dije.

¡Brittany Susan Pierce, esta es una noticia que obviamente debería haber sabido!

Mira, puedo manejarlo bien. Es mi cliente, nada más. Va a gastar una cantidad obscena de dinero en este proyecto.

Francamente no me importa cuánto dinero está gastando. No quiero que trabajes con él.

¡Escúchate a ti misma! Voy a tomar cualquier cliente nuevo. ¡Lo tengo claro! Tengo esto bajo control.

Vamos a ver… ¿Escuché un rumor que vas a viajar a Tahoe con Wallbanger?

Guau, cambio de tema. Si, lo estoy.

Bien. Toma el camino largo.

¿Qué demonios se supone que significa eso?

¿¿Rach?? ¿¿Estás ahí??

Maldita sea, Rach…

¿¿HOLA??


Mensajes entre Britt y San:

Wallbanger… ven, Wallbanger.

Wallbanger no está aquí, solo el exorcista.

Ni siquiera es un poco gracioso.

¿Qué hay de nuevo?

¿A qué hora me recogerás?

Debería estar de vuelta en la ciudad al mediodía. Si puedes salir antes de trabajar podemos llegar antes.

Ya le dije a Emma que me tomaré medio día libre. ¿Dónde estás ahora?

En Carmel, sobre un acantilado mirando el océano.

Chica, eres una romántica oculta…

Soy una fotógrafa. Vamos donde está el dinero tirado.

Oh Dios, no estamos discutiendo sobre dinero tirado.

Además, yo pensé que eras la romántica.

Te lo dije, soy una romántica práctica.

Bien, entonces prácticamente hablando, igual tú estarías apreciando esta vista —olas estrellándose, puesta de sol, es agradable.

¿Estás sola?

Sip.

¿Apuesto a que desearías no estarlo?

No tienes ni idea.

Pfft… tu vieja blandengue.

No hay nada suave sobre mí, Brittany.

Y estamos de vuelta…

¿Britt?

Sip.

Nos vemos mañana.

Sip.


Mensajes entre Britt y Marley:

¿Me puedes dar otra vez la dirección de la casa para que pueda meterla en el GPS?

No.

¿No?

No hasta que me digas POR QUÉ ESTÁS ESCONDIENDO A SAM EVANS.

Jesús, es como tener 2 madres más.

No se trata de sentarse con la espalda recta o comer más vegetales, pero necesitamos tener una conversación acerca de tu postura.

Increíble.

En serio, Britt, sólo nos preocupamos.

En serio, Marley, lo sé. ¿Dirección por favor?

Déjame pensar en ello.

No voy a preguntar otra vez...

Sí que lo harás. Quieres ver a Santana en esa bañera de hidromasaje. No mientas.

Te odio...


Mensajes entre San y Britt:

¿Has terminado con el trabajo?

Sip, en casa esperándote.

Eso sí que es una buena vista…

Prepárate, estoy sacando el pan del horno.

No me tomes el pelo, mujer… ¿calabacín?

Arándanos y naranjas. Mmmm…

Ninguna mujer ha hecho juegos preliminares con el pan de desayuno de la manera que tú lo haces.

¡Ja! ¿Cuándo vienes?

No. Puedo. Conducir. Bien.

¿Podemos tener una conversación en la que no tienes doce años?

Lo siento, voy a estar allí en 30.

Perfecto, eso me dará tiempo a cubrir de escarcha mis bollos.

¿Perdón?

Oh, ¿no te lo dije? También hice panecillos de canela.

Estaré allí en 25.


**************************************************************************  


—No voy a escuchar esto.

—Como el infierno que sí. Es mi auto. El conductor elige la música, en este caso la conductora que da la casualidad que soy YO.

—En realidad, estás equivocada. El pasajero siempre elige la música, que soy YO. Es lo que pasa cuando renuncias a los privilegios de conducir.

—Britt, ni siquiera tienes auto, así que ¿cómo podrías alguna vez haber tenido privilegios de conducir?

—Exactamente, así que escucharemos lo que yo elija—reproché, sentándome hacia atrás después de cambiar la estación de radio por centésima vez. Pulsé el iPod y me desplacé hasta que encontré algo que creí que nos complacería a ambas.

—Buena canción —admitió, y se puso a tararearla.

El viaje había ido muy bien hasta ahora. La primera vez que la conocí—que la oí— nunca lo habría adivinado, pero Santana se convirtió rápidamente en una de mis personas favoritas.

Me había equivocado con Ella.

La miré: tarareando la canción, tamborileando los pulgares sobre el volante. Como se hallaba concentrada en la carretera, tuve tiempo de catalogar algunas de sus características más merecedoras de desmayo.

¿Mandíbula? Fina y linda.
¿Cabello? Oscuro, largo y despeinado por el viento.
¿Labios? Grueso y lamibles, pero de apariencia solitaria. Tal vez podría chequearlos, hacer mi propia inspección de lengua…

Me senté sobre mis manos para evitar lanzarme sobre Ella. Ella seguía tarareando y tamborileando.

—¿Qué está pasando ahí, Chica Camisón? Te ves un poco sonrojada. ¿Necesitas un poco más de aire? —Encendió el aire acondicionado.

—Nop, estoy bien —contesté, mi voz sonando ridícula.

Me miró con extrañeza, pero reanudó su tarareo y tamborileo.

—Creo que es hora de que saquemos ese pan de arándanos. Golpéame —dijo un momento después mientras yo disfrutaba de una fantasía acerca de cómo podría ponerme en su regazo y todavía mantener una buena velocidad de autopista.

—¡Estoy en ello! —grité, sumergiéndome en el asiento trasero sorprendiéndonos a ambas. Tenía las piernas en el aire y el trasero en exhibición mientras buscaba con la mano detrás del asiento.

Podía sentir lo rojas que tenía las mejillas, y me di a mí misma una pequeña bofetada para traerme de vuelta a este mundo.

—Ese es un dulce culo, amiga mía —suspiró, apoyando su cabeza en él como si fuera unan almohada.

—Oye. Mujer Culo. Presta atención a la carretera y no a mi culo, o no habrá pan para ti.—Le di un golpe a su cabeza con mi culo y me tambaleé al tomar una curva.

—Britt, necesitas controlarte ahí atrás, o me voy a detener.

—Oh, cállate. Aquí está tu maldito pan—le espeté, gateando de vuelta a mi asiento de una manera poco agraciada y tirándole el pan.

—¿Qué demonios? No tires esto. ¿Y si lo hubieras magullado? —exclamó, acariciando suavemente el pan envuelto en papel de plata.

—Me preocupo por ti, Santana. De verdad—Me reí, viéndola luchar para abrir el extremo de la envoltura—Quieres que te corte un pedazo… bien, o podrías simplemente hacer eso—Fruncí el ceño mientras tomaba un bocado gigante del final.

—Efto ef mío, ¿verdad? —preguntó, escupiendo migas.

—¿Cómo funcionas en la sociedad normal?—le pregunté, sacudiendo la cabeza mientras tomaba otro bocado monstruoso. Ella sólo sonrió y continuó, comiéndose el pan entero en menos de cinco minutos.

—Vas a estar muy enferma esta noche. Eso se debe comer poco a poco, no ingerirlo entero—dije. Su única respuesta fue eructar ruidosamente y darse palmaditas en la barriga.

No pude evitar reírme.

—Eres una mujer retorcida, San—Me reí.

—Sin embargo, todavía estás intrigada, ¿no es así?—Sonrió, mirándome con ojos vagos.

Mis bragas de hecho se desintegraron.

—Curiosamente, sí —admití, sintiendo arder mi cara otra vez.

—Lo sé —sonrió, mostrando y haciendo gala de sus hoyuelitos, y seguimos nuestro camino.


***********************************************************************  


—Vale, el desvío debería estar justo a la vuelta… ¡Recuerdo esta casa! —grité, saltando en el asiento. Había pasado mucho tiempo desde que estuve aquí, y había olvidado lo bonita que era. Me encantaba Tahoe en verano, todos los deportes acuáticos y todo, ¿pero en otoño? En otoño era hermoso.

—Gracias a Dios. Tengo que hacer pis—se quejó Santana, como lo había estado haciendo durante los últimos treinta kilómetros más o menos.

—Eso es tu culpa por haberte bebido ese gran vaso de refresco—la reprendí, todavía rebotando.

—Guau, ¿es eso? —preguntó mientras nos metíamos en el camino. Linternas iluminaban el camino a una espaciosa casa de cedro de dos pisos con una chimenea de piedra gigante en la parte izquierda. Ya había coches en el camino de entrada, y podía escuchar música saliendo de la parte de atrás.

—Parece que nuestras amigas ya han empezado la fiesta—observó Santana.

Chillidos y risas venían con la música desde la parte de atrás de la casa.

—Oh, no lo dudo. Mi suposición es que han estado bebiendo desde la cena y están medio desnudas en la bañera de hidromasaje ahora—Fui a la parte de atrás para coger mi bolso.

—Tendremos que ponernos al día, ¿no es así?—guiñó un ojo, sacando una botella de licor Galliano de su bolso—Pensé que podríamos hacer algunos Wallbangers.

—¿No es eso interesante? Pensaba lo mismo—contesté, sacando una botella idéntica de mi bolso de lona.

—Sabía que te morías por meterme dentro de ti, Brittany—se rió y agarró mi bolso mientras nos dirigíamos hacia la puerta.

—Por favor, te inventarías una bebida y la llamarías Camisón Rosa solo para tenerme en tu boca… y ni siquiera trates de mentir—me burlé, dándole un golpe con el hombro.

Se detuvo a mitad de camino y me miró con fiereza.

—¿Es eso una invitación? Porque soy una genia como barwoman —declaró, sus ojos brillando en la oscuridad.

—No tengo la menor duda —suspiré, el espacio entre nosotras ahora crepitaba con la tensión que se volvía ridículamente difícil de ignorar. Tomé una respiración profunda, y me di cuenta de que ella también lo hizo.

—Vamos, emborrachémonos y empecemos este fin de semana—se rió entre dientes, empujándome con el hombro y rompiendo el hechizo.

Al encontrar la puerta principal abierta, Santana guardó nuestros bolsos, y nos abrimos paso a través de la casa hasta la terraza de atrás. Allí, el lago se extendía ante nosotras, apenas iluminado por las antorchas que salpicaban el muelle y las vías que llevaban a la orilla. Toda la parte posterior de la casa estaba flanqueada por patios de ladrillo y cubiertas, y ahí es donde nos encontramos con nuestras amigas.

—¡Britt! —gritó Rach desde la bañera de hidromasaje, donde ella y Quinn se salpicaban la una a la otra. Ah, ya había alcanzado el Alto Borracho.

—¡Rach! —le grité de vuelta, buscando a Marley. Ella y Kitty se sentaban en el banco de piedra junto a la hoguera, asando malvaviscos. Ambas saludaron alegremente, y Kitty hizo un gesto obsceno con su palo.

—Hacerles ver el error de sus caminos podría ser más fácil de lo que pensamos, compañera casamentera—le susurré a Santana, quien ya mezclaba un cóctel en la barra del patio.

—¿Crees que va a ser tan fácil? —susurró de vuelta, dando a sus amigas el asentimiento de cabeza internacional de saludo que significaba ¿Qué pasa?

—Diablos, sí. Ya casi están ahí sin nuestra ayuda. Todo lo que tenemos que hacer es mostrarles lo que está justo delante de ellas.

Me entregó un cóctel.

—Así que, ¿qué tal soy? —preguntó, guiñando un ojo.

—¿Esto es un Wallbanger?

—Así es.

Tomé un sorbo, girando el sabor en mi boca y sobre mi lengua.

—Eres tan buena como sabía que ibas a ser —susurré, tomando un trago peligrosamente grande.

—Por las cosas que te miran directamente a la cara —añadió, chocando mi copa con la suya y tomando su propio trago grande.

—Por las cosas que te miran directamente a la cara —repetí, encontrando su mirada sobre el canto de la copa.

Maldita Vudú Wallbanger
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Lun Sep 08, 2014 9:18 pm

holap,...

hasta ahora van bien las amigas,.. es normal que de ves en cuando las amigas duerman juntas,..???? jajajaj
me encantan los apodos de cada una jajajaja
a ver como va el fin de semana y que pasa??? y si las casamenteras logran lo que quieren o,....????

nos vemos!!!
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Mensaje por lauravm98 Lun Sep 08, 2014 10:01 pm

Omg! Lo que viene es bueno! Las chicas no se dan cuenta que estan cpn la persona equivocada o que?! Actualiza pronto :D
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por LilianaM. Lun Sep 08, 2014 11:18 pm

bjsfgbvusdfbsdfbsdfcbasjlcbxalusf *-* Todo lo que tu digas esta bien para mi :)

jajajaja que mas puedo decirte? Me encanta, me encanta, me encanta aah y me encanta.
Gracias y saludos

PD: Ya espero tu actualización con ansias <3
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Dolomiti Lun Sep 08, 2014 11:51 pm

[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 296517876 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 296517876 Vaya vaya! si que van por buen camino esas amigas [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 296517876 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 296517876 jajaj [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 ese tiempo en tahoe les hará mejor para su amistad verdad [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 Jajaja muero por leer mas [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 2824147739 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 2824147739 Así que hasta la próxima [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 Saluditos!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Mar Sep 09, 2014 10:45 am

espero que en este viaje cada oveja con su pareja hasta Wallbanger y la chica camison!!!!! hasta muy pronto, espero!!!!!!!
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