[Resuelto]FanFic BRITTANA "Beautiful Stranger" CAP. 16/FINAL (12 de Noviembre)

Hola……….buenas noches a todas/os ……….aun me sigo debatiendo en la duda de adaptar o no el capítulo 14 de la historia original, no sé si consiga hacerlo ya que es un capitulo verdaderamente desafiante a todo lo que hice hasta ahora (o eso creo yo), en fin ya pronto les comunicare mi decisión jejejeje…….



Aún no vi sus opiniones sobre los futuros proyectos de adaptación, así que me gustará contar con sus valiosas opiniones (paso a recordarles cuales son las propuestas): 1.- luego de este fic, adaptaré una historia de Kylie Scott (la obra se titula “Lick”), 2.- después se vendrá una historia (la obra se titula “Before Jamaica Lane”)(de un solo libro, que tendré que transcribir aunque no quiera, ya que la historia me encanta jejejeje) de la misma autora que escribió “Calle Dublín” (“Calle Dublín” le pertenece a Samantha Young, historia que dio lugar a la adaptación que titulé “Quinta Avenida Neoyorkina ¿la recuerdan?)



*Sobre este punto de futuros proyectos de adaptación, les aseguro que en el siguiente capítulo les daré una pequeña sinopsis sobre de que trata cada historia……por ahora no puedo hacerlo ya que ando algo ocupada por los quehaceres universitarios (tareas, exámenes, etc.)



Como aclaro más abajo, la historia original no tiene una traducción oficial (agradezco a quienes hacen posible que los demás podamos disfrutar de interesantes obras)…….y tomando en cuenta que la estoy adaptando a nuestra pareja favorita (Brittana) decidí agregar algunas situaciones o descripciones que se adecuen mejor a Brittana. Espero les gusten estos leves cambios, que por supuesto no tienen intención alguna en atribuirse reconocimientos ajenos……solo lo hago porque creo que iría mejor con la pareja de Britt y San.



*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:



http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)



http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo (Play with Me)



http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)



*Próxima actualización: día VIERNES…….procuraré actualizar antes, pero si no pudiera ya saben que día lo haré. Gracias por su comprensión y paciencia.



Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.



Y la canción del día es……..






*esta es la primera canción que se me vino a la mente y no pude quitármela de la cabeza jejejeje


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece…………esta obra se titula “Beautiful Stranger / Un desconocido encantador” de Christina Lauren (dúo de escritoras: Christina Hobbs y Lauren Billings, autoras de la novela “Beautiful Bastard”). La traducción según el archivo que encontré no es una versión oficial, en algunos sitios este archivo no tenía al autor o autores de dicha traducción; sin embargo, pude ver en un foro de donde descargué la obra, que el trabajo de traducción y corrección correspondería a Kelly Frost (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)



Dado que en la obra original, el lugar principal que se menciona es Nueva York-EE. UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolló ultimamente Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí mantener el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.



Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de un solo libro, consta de 17 capítulos, esta historia intercala la perspectiva de los personajes protagonistas, en el caso nuestro, algunos capítulos serán narrados por Brittany y otros por Santana. La descripción de la historia no me pertenece, la extraje del sitio “mueroporleer.blogspot.com” y la modifiqué levemente.



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.













Puse a Brittany en un taxi y vi como las luces traseras desaparecieron en la oscuridad.


Rayos...


Ella había ignorado la llamada en la cena, mirando a la pantalla antes de silenciar la vibración contra la mesa, pero no antes de ver quién era, y, definitivamente, no antes de que yo viera el intento de ocultar su reacción.


LLAMADA DE SAM.


Yo nunca había visto a nadie apagarse así antes, era como si alguien accionara un interruptor y la luz poco a poco desapareció de su rostro. Ella había empezado a recoger su comida y dejó de hablar, retirándose a su interior y contestando con frases de una sola palabra durante el resto de la comida. Había tratado de aligerarle el estado de ánimo, dije un par de chistes y coqueteaba descaradamente con ella, pero...nada. Después de unos diez minutos nos había sacado a las dos de nuestra miseria, fingiendo un dolor de cabeza e insistiendo en que tomar un taxi a casa.


Sola.


Yo seguía mirando fuera en la calle vacía cuando mi coche se detuvo junto a la acera, al ralentí, en silencio detrás de mí. Moví la mano hacia mi conductor, abriendo la puerta yo misma y subiendo al interior.


— ¿Dónde, Señorita López?


—Vayamos a casa, Scott —le dije, cayendo en el asiento. Nos separamos de la acera y yo vi el ajetreo de la ciudad en un borrón, mi estado de ánimo oscureciendo con cada bloque que pasó.


Las cosas habían ido tan bien. Por fin se había empezado a abrir, me dejó entrar en la bóveda de su mente. Yo todavía estaba recuperándome de su admisión de que sus padres eran propietarios de una de las más grandes cadenas de tiendas por departamento de lujo en el país, y luego la dichosa "llamada de SAM." Estúpida llamada de SAM.


La ira estalló en mi pecho y por un breve momento me pregunté con qué frecuencia hablaban.


Seis años era mucho tiempo y significaba que tenían una historia que sería difícil de barrer simplemente debajo de la alfombra, no sé por qué razón había asumido que estaba completamente fuera de su vida. No tiene mucho sentido que ella no quisiera estar en otra relación, pero su distancia forzada siempre se sintió mucho mejor que esto.


Tal vez él la quería de vuelta.


Fruncí el ceño mientras dejaba rodar el pensamiento en mi cabeza, odiando la forma en que se sentía.


Por supuesto que la quería de vuelta, ¿cómo podría no hacerlo? Por enésima vez me pregunté lo que pasó exactamente entre ellos y por qué estaba tan en contra de decírmelo.


Atravesamos Midtown y estábamos casi en mi edificio cuando mi móvil vibró en mi bolsillo.


A salvo en casa. Gracias por la cena. B


Bueno, esta noche sin duda fue una caja de sorpresas.


Volví a leer su texto y pensé en llamar, sabiendo que sería una causa perdida. Ella era tan terca.


Escribí al menos diez respuestas diferentes, borrando cada una antes de enviar.


El problema era que yo quería hablar de esto y ella no lo hizo. El problema también es que me había, de alguna manera, sacado fuera de lugar.


— ¿Le importa conducir un poco, Scott? —Le pregunté, y él negó con la cabeza, girando hacia el norte pasando el parque.


Pasé a través de mis contactos y apreté el nombre de Ryder. El teléfono sonó dos veces antes de que contestara.


—Hey. ¿Qué pasa?


— ¿Tienes tiempo? —Le pregunté, mirando hacia las calles que pasan.


—Claro, dame un segundo. —Había un poco de barullo y el sonido de una puerta al cerrarse antes de que volviese. — ¿Está todo bien?


Apoyé la cabeza en el respaldo del asiento, sin saber por dónde empezar. Yo sólo sabía que tenía que descargar algo de mi confusión con alguien, y, por desgracia para él en este momento, quien estaba en mi vida era Ryder.


—No tengo ni idea.


—Bueno, eso fue algo extraño. Yo no tengo un correo electrónico diciéndome que algo está prendiéndose fuego, así que estoy asumiendo que esto no se trata de trabajo.


—Ojalá.


—Está bien...Oye, ¿no dijiste algo acerca de tener planes para esta noche?


—En cierto modo es por eso que estoy llamándote, en realidad. —Me pasé una mano por la mejilla derecha. —Jesús. No puedo creer que esté haciendo esto —le dije. —Creo que sólo necesito a alguien....para escucharme. Quizá, si lo digo en voz alta todo va a tener más sentido .


—Bueno, esto debe ser bueno —dijo, riendo en el teléfono. —Déjame ponerme cómodo.


—Tú sabes de la mujer que he estado viendo.


—Follando. La mujer con la que has estado divirtiéndote.


Cerré los ojos.


—Ryder....


—Sí, Santana. Tu increíble polvo. La situación de sólo intimidad en secreto con la mujer que no quiere que sean fotografiadas y que sin duda no va a ceder en nada.


Suspiré.


—Así que, es por eso —murmuré. —Quiero decir...esto es sólo entre nosotros, ¿no?


—Por supuesto —dijo, sonando un poco ofendido. —Puedo ser un idiota pero soy un amigo de confianza. Y no deberías estar aquí para que podamos, como, no sé, ¿hacernos las uñas mutuamente mientras hablamos de nuestros sentimientos?


—Es Brittany Pierce.


Silencio. Bueno, esto le calló.


— ¿Ryder?


—Vaya….


—Sí —dije, frotándome las sienes.


—Brittany Pierce. Brittany Pierce de Fabray Media Group.


—La misma. Comenzó antes de que supiera que ella trabajaba con Quinn.


—Wow. Quiero decir, ella es hermosa, no me malinterpretes, pero, parece de verdad... ¿reservada? Quién hubiera pensado lo que escondía. Maravilloso.


Y debido a que se sentía tan bien simplemente decirlo, me lancé sucesivamente.


—Comenzó como un simple acuerdo. Me di cuenta de ella me estaba usando para jugar, explorar cosas.


— ¿Las cosas?


Me rasqué la mandíbula y me estremecí cuando admití:


—A ella le gusta tener intimidad en público.


— ¿Eh? —Dijo entre risas. —Eso no suena como la Brittany Pierce que he conocido.


—Y ella me permite tomar fotos de ella.


—Espera, ¿qué?


—Las fotografías, a veces son más. De nosotras.


—De ti...


—Haciéndola mía.


El silencio se prolongó durante unos momentos y juro que pude oír sus pestañas parpadear rápido. Él se aclaró la garganta.


—Bueno, eso es bastante impresionante…..


— ¿Qué quieres decir, gilipollas?


—Está bien. Entonces, ¿cuál es el problema?


—El problema es que esta noche fue la primera noche que conseguí que fuéramos a un restaurante. Me entero de sus padres son dueños del famoso negocio Pierce. ¿La tienda por departamentos? Estas son cosas que yo ni siquiera sabía que antes de ayer.


Guardó silencio durante un instante y luego se echó a reír en voz baja.


—Sí.


—Así, en realidad estábamos hablando casi por primera vez, y después el cretino del ex llamó.


—Sí.


—Y es obvio que hizo buen lío de ella, pues ella se cerró y no podía escapar lo suficiente rápido después de eso. Ella tiene una especie de relación conmigo, pero no me dice por qué tardó más de un mes tras el acuerdo en tener realmente una cita para comer conmigo.


—Uh huh.


—Así que sus padres son dueños de una tienda y ella creció en Chicago. ¿Eso es todo? No sé nada de ella, realmente.


—Sí.


—Ryder, ¿estás escuchándome?


—Por supuesto que te estoy escuchando. Tú no sabes nada.


—Exacto.


—Así que... ¿la has buscado en Google?—Me preguntó.


—Por supuesto que no —le dije.


— ¿Por qué?


—Pensé que tuvimos esta conversación después de la debacle de Cecily. Nada bueno viene de la búsqueda personal en Google. —Me quejé.


—Pero profesionalmente, si estás trabajando con alguien nuevo, se mira, ¿verdad?


—Por supuesto.


—Bueno, busqué en Google a Brittany, tan pronto como supe que sería uno de mis contactos en FMG. Te aseguro que fue informativo.


Mi garganta creció, y tiré inútilmente de mi bolso.


—Dime lo que viste.


Él se echó a reír.


—No es una casualidad. Encontré alguna información y la guardé en mi portátil. Y en ese sentido esta charla ha sido genial, pero tengo que irme. Tengo compañía.


Dirigí a Scott a mi edificio. Una vez arriba, lo hice todo en cinco minutos, antes de que yo estuviera en el ordenador y tecleando el nombre "Brittany Pierce" en el buscador.


Sorpresa……


No era sólo una mención aquí y allá, había páginas y páginas de resultados, posiblemente más de los que iba a encontrar de mí misma. Respiré profundo y me fui a las imágenes primero, desplazándome a través de fotos de ella que tenían que abarcar al menos los últimos diez años de su vida. Ella era tan joven y en algunos de ellas, su pelo rubio peinado en un elegante estilo duendecillo en algunas, una desordenada pelusa en otros. En todos ellas, su sonrisa era inocente y sin malicia.


Y estas no eran más que una colección de fotos de la familia o “selfies”, eran de alta definición fotos de paparazzi tomadas con lentes de zoom caros, compradas y vendidas a los periódicos y revistas con pesados títulos con signos de exclamación, incluso vídeos e imágenes archivadas de las noticias. Había fiestas y bodas, eventos de caridad y vacaciones, y casi siempre con el mismo hombre rubio a su lado.


Era sólo unos pocos centímetros más alto que ella, con el pelo rubio y nítidas características romanas. Su sonrisa de dientes brillante parecía tan sincera como yo la había imaginado, lo que quiere decir que no era sincera en lo más mínimo.


Así que este era SAM. Conocido en el mundo como Samuel Evans. Congresista demócrata, al servicio del distrito de Illinois.


De repente, un montón de cosas fueron cayendo en su lugar.


Con un suspiro de resignación, hice clic en lo que parecía ser una noticia bastante reciente; su pelo era el mismo que ahora y no había un árbol de Navidad en el fondo. En la leyenda debajo de la foto pude leer:


Brittany Pierce y Sam Evans en la reunión anual de Chicago Sun-Times Holiday Bash, donde el congresista Evans anunció sus planes de postularse para el Senado de Estados Unidos el próximo otoño.


Hice clic en el enlace para leer el artículo completo, que confirma que esta historia fue escrita sólo en invierno pasado, y eso significaba que el congresista era probable que ya estuviera en la campaña electoral de Illinois. Creé una ruta de vuelta a la página principal de la imagen y me desplacé de nuevo a la parte superior donde, al lado de varias similares, encontré una foto de Brittany corriendo a través de una maraña de paparazzi, cubriéndose el rostro con su abrigo. Yo la ignoré al principio porque su rostro no había sido visible. Hice clic en el enlace a la historia asociada a la foto, la fecha era sólo unas pocas semanas antes de conocerla, y al ver un artículo del Chicago Tribune me acerqué.


El congresista demócrata Sam Evans fue descubierto ayer por la noche en un ambiente íntimo tête-à-tête con una mujer que no era su novia, Brittany Pierce. La morena, identificada como Melissa Marino, es una ayudante menor en sus oficinas con sede en Chicago.


El centro del artículo era la foto en cuestión, de un hombre, obviamente SAM, besando apasionadamente a una mujer, que obviamente no era Brittany.


Pierce y Evans están vinculados desde 2007, y la pareja, los niños mimados de la escena social de Chicago desde siempre, se prometieron el diciembre pasado poco después de que Evans anunció su intención de postularse para el Senado de los EE.UU.. Brittany Pierce, jefa de finanzas de la firma comercial Nieman y Shimazawa, es la única hija de Robert y Susan Pierce, fundadores de la cadena de tiendas mundialmente conocidas que se encuentran en diecisiete estados y fuertes financiadores de la Campaña de Evans.


El portavoz de la familia Pierce no pudo ser contactado para hacer comentarios, pero un portavoz de la campaña de reelección Evans respondió a la encuesta, sólo con Tribune:


“La vida privada del Sr. Evans nunca ha sido un tema de consumo público”.


Por desgracia, el legislador y ampliamente rumoreado playboy pudo haber roto finalmente su estrategia y trajo sus actividades extracurriculares al frente.


Ampliamente rumoreado playboy. Estúpido imbécil……..¿cómo pudo hacer sufrir a Britt?


Me senté en mi silla mientras miraba a Brittany y Sam juntos, de repente me invadió la ira que me provocó todo lo que había hecho ese tonto haciendo sufrir a Britt. Ella era el tipo de mujer que las personas esperan que llegue algún día, para saber que tiene algo mejor que cualquier otra persona, para protegerla de alguna manera, recibir un golpe por ella o para empujarla de un autobús que se aproxima.


Yo miré cada imagen que pude encontrar. Ella había sonreído con tanta intensidad en cada foto antes de las fechas del abril pasado. Había sido una risa natural delante de la cámara, el brillo de su sonrisa fue cambiando muy poco lo largo de los años.


Y este idiota la había engañado a ella, varias veces, si el artículo era para ser creído.


De acuerdo con una nota publicada hace sólo dos meses, era el secreto peor guardado del mundo que Sam había engañado a Brittany varias veces en el año pasado, y una creciente idea era que él estaba con ella por el nombre de su familia y su dinero, explotando el amor de la prensa por el romance de sus celebridades locales cada vez que su reputación estaba en necesidad de un poco de impulso de relaciones públicas.


Miré a través de unas cuantas fotos antes de apartarme de mi escritorio, disgustada. Ese idiota la había utilizado. Él le había pedido que se casara con él y luego procedió a engañarla vilmente.


Cristo, no me extraña que Britt tuviera problemas. Y no es sorprendente, también, que fuera tan desconfiada con los paparazzi.


Mi piso había oscurecido en el tiempo que tardé en apagar el ordenador y salir de la sala. Me dirigí al bar, encendí algunas lámparas cuando me acercaba, y me serví un whisky. La bebida causaba una sensación de ir quemando en su camino, de inmediato noté la difusión de calor a través de mis venas.


No sirvió de nada, pero me la terminé de todos modos.


Me serví otro trago y me pregunté qué estaría haciendo. ¿Estaba en casa? ¿Habría llamado el bastardo de Evans a mis espaldas? Después de mirar los cientos de fotos, pude imaginar la historia que tenían. ¿Qué pasa si la llamó para disculparse? ¿Y si ella estaba en un avión, volviendo a Chicago justo ahora? ¿Ella incluso me lo diría?


Miré la hora y empecé a imaginarme rastreándola, lanzándola por encima de mi hombro y trayéndola de vuelta aquí. Besándola con tal pasión hasta que yo fuese la única persona que ella recordara y amara.


Claramente, necesitaba una distracción, y beber no era la respuesta.


Me tomó menos de cinco minutos para cambiarme de ropa y vestir un par de pantalones cortos y zapatillas. Tomé el ascensor hasta el gimnasio en el piso veinte y fui a la pista de atletismo.


Como es habitual en esta hora del día, estaba maravillosamente vacía.


Corrí hasta que mis pulmones estaban ardiendo y mis piernas entumecidas. Corrí hasta que prácticamente todo pensamiento había sido borrado de mi mente, excepto uno: me dolería demasiado si se iba de nuevo con él.


Fui al vestuario, me quité la ropa sudada, y luego me desplomé en el banco, dejando caer mi cabeza en mis manos. El silencio fue roto por el sonido del timbre de mi teléfono móvil en el interior de mi casillero. Mi cabeza se levantó, me sorprendió que alguien me esté llamando a esta hora. Crucé la habitación y me congelé cuando vi la imagen de Brittany, una foto que le saqué con mi mano en su cuello, el cepillado pelo rubio contra su cremosa piel iluminan la pantalla.


— ¿Brittany?


—Hey.


— ¿Estás bien? —Le pregunté.


Una bocina sonó en el fondo en algún lugar y se aclaró la garganta.


—Sí, estoy bien. Mira, ¿estás ocupada? Yo podría...


—No, no. Estaba terminando una carrera. ¿Dónde estás?


—En realidad —dijo ella, riendo en voz baja: —Estoy fuera de tu edificio.


Parpadeé.


— ¿Estás qué?


—Si. ¿Puedo subir?


—Por supuesto. Dame unos minutos y me reuniré contigo...


—No ¿Puedo verte allí? Acabo...Me temo que voy a perder los nervios si espero.
Bueno, eso fue descriptivo.


—Sí, por supuesto, Britt. Déjame llamar a la recepción.


Unos minutos más tarde, Brittany estaba caminando por la puerta del vestuario para encontrarme usando nada más que una toalla alrededor de mi cuerpo luego de haber tomado una ducha.


Parecía cansada, con los ojos enrojecidos y el labio inferior agrietado e hinchado. Era una versión de Brittany más suave, que yo sólo había visto hoy en las fotos de aspecto más joven. Ella sonrió débilmente, dándome un pequeño hola cuando la puerta se cerró detrás de ella.


—Hey —dije, cruzando la habitación. Me incliné por las rodillas para que mis ojos quedaran nivelados con los suyos. — ¿Estás bien?¿Qué ha pasado?


Ella suspiró y sacudió la cabeza, y algo se rompió en su expresión.


—Quería verte.


Yo sabía que ella estaba evitando mi pregunta, pero sentí la sonrisa tirar en las esquinas de mi boca antes de que pudiera detenerla. Yo no podía mantener las manos quietas y se las puse a ambos lados de la cara, acariciando su rostro con los pulgares a lo largo de sus mejillas.


—Estamos solas, ¿verdad?


—Completamente


—No pudimos terminar antes —dijo, empujándome hacia las duchas.


Sentí que se me aceleraba el corazón al sentirla en mis brazos otra vez. Se puso a besarme con desesperación, con sus manos moviéndose a la toalla en mi cuerpo.


—Hmm —dije, tarareando contra su boca. Sentí su mano detrás de mí y oí el comienzo del agua, cayendo por mi espalda. — ¿Quieres hacer esto aquí?


Ella respondió sin palabras, tirando de su camisa sobre su cabeza y saliendo de sus pantalones jeans.


Supongo que eso es un sí.


—Mi apartamento está justo abajo... —Dije, tratando de que fuera más despacio.


Ya me imagino lo que sería hacerla mía aquí mismo, el oír sus gritos, que se hicieran eco en el tejado, pero por una vez yo no quería más que su cuerpo desnudo en la cama, la sábana encimera y las mantas en una pila en el suelo.


Tal vez sus manos atadas sobre la cabeza y atadas a los barrotes de mi cabecera.


Ella me ignoró, envolviendo sus dedos alrededor de uno de mis pechos y apoyándose para morderme el hombro. Intenté despejar mi cabeza, recordando su expresión cuando había entrado por la puerta.


No me parecía de ella el evitar responder a mis preguntas, pero esta noche no se veía dura y batalladora; parecía natural por la razones equivocadas. Sus ojos estaban demasiado expresivos, dibujado en el rostro. Ella sólo había venido por la distracción.


Tenía la garganta seca de repente y me pasé la lengua por los labios, saboreando el brillo de labios de cereza que llevaba.


Yo estaba un poco sorprendida por el catálogo de Brittany que me había arreglado para compilar sin siquiera darme cuenta. Yo sabía lo que su cara parecía cuando llegaba, la forma en que sus pezones se endurecían, y cómo sus párpados se cerraban sólo en el último segundo, como si quisiera ver cada momento hasta que era de repente demasiado.


Yo sabía lo que sentía con su mano acariciándome, sus uñas en mi espalda y arañando por mis costados.


Sabía los sonidos que hacía y cómo se quedaba sin respiración cuando movía mis dedos de la manera que a ella le gustaba.


Y había cosas que eran nuevas, cosas que me encontré notando y con ganas de ver una y otra de nuevo. La pequeña sonrisa que hizo cuando supo que acababa de decir algo gracioso y estaba esperando que lo captara. Fue la cosa más sutil, sólo una ligera inclinación de los bordes de los labios y los ojos.


Un desafío.


La forma en que pellizca suavemente su labio inferior cuando estaba leyendo.

No era la forma en que ella me besó aquel día en el techo, lento y perezoso, como si no hubiera ningún lugar más, ni estar en ninguna parte.


Pero yo no sé de esta Brittany. Siempre había sospechado que el carácter luchador que disfruté tanto en ella era una forma de auto-preservación. Pero nunca pensé en la manera que me sentiría al ver que se ha ido así; fue como un puñetazo en el estómago, que sacó el aliento directamente de mis pulmones.


Recogí sus manos entre las mías y di un paso hacia atrás.


— ¿Qué está pasando? —Le pregunté, midiendo su expresión. —Háblame.


Ella se inclinó hacia mí.


—No quiero hablar.


—Brittany, no me importa ser tu distracción, pero al menos se honesta conmigo al respecto. Algo de esto está equivocado.


—Estoy bien.


Pero ella no estaba bien. No habría venido si lo estuviera.


—Dios. Estás rompiendo tus propias reglas, incluso por estar aquí. Esto es mejor, esto es real, pero también es diferente y quiero saber por qué.


Ella se echó hacia atrás, mirando hacia mí.


—Sam llamó.


—Lo sé —dije, con mi mandíbula apretada.


Ella sonrió disculpándose.


—Me dijo que me quería de regreso. Dijo todas las cosas que una vez quise que él dijera, sobre la forma en que ahora es diferente y cambió lo malo y no podría hacerme daño otra vez.


La miré, esperando. Ella apretó la cara contra mi cuello mojado, para obtener valor.


—Sólo está preocupado acerca de su campaña. Nuestra relación era una mentira.


—Lo siento, Brittany.


—Busqué sobre Cecily.


Parpadeé, confundida.


— ¿Está bien?


—Algo en su nombre se quedó conmigo, y después de que me hablaste de ella, yo quería saber qué aparecía. —Ella se apartó y me miró. —Ella me era familiar, pero no caí en por qué hasta esta noche. Me encontré con un montón de gente con Sam y por lo general me olvidaría de la cara dos segundos después de estrechar sus manos...pero yo la recordaba.


Asentí, con mi estómago calentándose, pero la dejé seguir hablando.


—Así que me fui a casa y yo lo miré de nuevo antes de que llamara de nuevo. —Hizo una pausa, su voz temblando ligeramente. —Él siguió y siguió durante media hora aproximadamente diciendo cuánto lo sentía, que era sólo una cuestión de tiempo y que nunca sería capaz de perdonarse a sí mismo. Así que le pregunté por Cecily. ¿Y sabes lo que me dijo?


—Cecily... ¿qué?


—Me dijo: “Joder, Brittany. ¿Tenemos que hacer esto ahora? Eso es historia antigua.” Él se la folló, Santana. Sam era el político del que habla en su carta. Samuel Evans, el congresista fornicador de Illinois y presentándose por el Séptimo Distrito. Dormían juntos la noche en que la conocí, en un acto de campaña para Schumer.


Me quejé. Yo había estado en ese evento para recaudar fondos, pero no como su cita. Cecily había estado molesta conmigo toda la noche, y me fui enojada, pero nunca supe por qué.


Ella se estremeció en mis brazos.


—Recuerdo que me encontré con él saliendo de un cuarto de baño, y empezamos a hablar y estaba tratando de conseguir que me fuese, pero le dije que esperara, que tenía que ir al baño. Y entonces ella salió del baño de hombres, y lo miró, y luego a mi, y era muy incómodo y yo no tenía ni idea de por qué me enfurecí. Pero ella había estado allí con él.


Envolví mis brazos alrededor de ella mientras el agua caía con fuerza a nuestro alrededor, aislándonos en una burbuja a prueba de sonido.


Este era un mundo muy pequeño, más pequeño de lo que yo pensé que había sido cuando la vi jugar pinball, o ella me preguntó en la intimidad de un taxi en medio de la tarde. Este era un mundo donde, hace años, Cecily tuvo relaciones sexuales con el novio de Brittany porque ella estaba molesta conmigo. No lamento tener a Brittany en mis brazos, no me arrepiento de pasar de una relación con Cecily. Pero no pude dejar de sentirme culpable de alguna manera.


—Lo siento —le susurré de nuevo.


—No, tú no lo entiendes. —Ella me miró, las gotas de agua corren sobre su cara y a ella ni siquiera importa. —Sólo habíamos estado juntos durante unos meses en ese punto. Todo el tiempo, hasta el mismo final, yo había asumido que él no me estaba engañando en aquel entonces. Pensé que sólo había comenzado recientemente. Pero no fue nunca fiel, nunca.


Apreté mi agarre, susurrando en su pelo:


—Sabes que no tiene nada que ver contigo, ¿no? Lo que me cuentas sólo dice lo despreciable ser humano que es. No todas las personas son tan horribles.


Ella se enderezó, mirando hacia mí, y yo podía verla mordiendo una sonrisa. Aún tenía los ojos llenos de lágrimas, pero la gratitud de ellos era real. Algo se apoderó de mi pecho con la forma en que me miró, porque la intimidad sin ataduras que teníamos era grande, increíble, incluso, pero esto, esto era algo totalmente nuevo.


—Yo estuve con él durante mucho tiempo. Una parte de mí se pregunta si acabaría pasando el mal estado en un tiempo y me fui siendo injusta. Pero me alegro de ver que tenía razón para dejarlo. Sólo estoy... lista para todo lo bueno esta vez —dijo.


Tragué esta nueva emoción y traté de ordenarme a mí misma, recordando que los sentimientos y el afecto no se supone que sean parte de la oferta, tratando de centrarme en donde estábamos y el hecho de que su cuerpo muy desnudo seguía presionado contra el mío.


—Hay un montón de chicas y hombres que matarían por una mujer como tú —le dije, tratando de mantener la voz constante, completamente preparada para lo que se sentiría como si estuviera quedando hueca y cubierta con agua helada por imaginarla con otra persona. Con esa sobria realización, llegué atrás y apagué el grifo, agarrando una toalla que colgaba cerca. —Vamos a llevarte a secarte, hace frío aquí.


—Pero... tu no quieres que...


—Has tenido un infierno de día —le dije, alisando su pelo. —Voy a ser respetuosa esta noche y ya te haré mía la próxima vez. —Quería pedirle que se quedara, pero no estaba segura de poder manejarlo si ella dijera que no esta noche. — ¿Estás bien?


Ella asintió, apretando la cara contra mi pecho.


—Creo que sólo necesito dormir un poco.


—Llamaré a Scott, para que te lleve a tu casa.


Nos vestimos en silencio, mirándonos abiertamente entre nosotras. Fue un poco como una seducción inversa verla tirar de sus pantalones jeans para subirlos, abrochar su sujetador, cubrir sus pechos con su suéter. Pero yo no creo que alguna vez la había deseaba más que en el momento en que estaba presenciando vestirse de nuevo, estando las dos juntas.


Me estaba enamorando perdidamente de ella. Yo estaba soberanamente enamorada de Brittany Susan Pierce..


El sábado por la mañana me puse a llamar a Brittany al menos veinte veces colgando antes de que lo cogiera. Mi cabeza me decía que le diera un poco de distancia.


Pero por Dios, yo quería verla. Estaba actuando como una indecisa adolescente.


Llámala, tonta. Pídele salir hoy. No aceptes un no por respuesta.


Esta vez realmente lo dejé, porque una chica que dice un cliché frecuente así no merece llamar a cualquier persona.


Pensé excusas el resto de la mañana, diciéndome que ella probablemente estaba ocupada. Caray, yo ni siquiera sé si Brittany tenía amigos que no sean Rachel y Quinn.


Yo no podría preguntarle exactamente eso, ¿verdad?


Yo jugaba tenis, bebía algún trago ocasionalmente, corría, iba a exhibiciones de arte. Todo lo que sabía de ella estaba relacionada en cómo la besaba o acariciaba, o en la vida que había dejado atrás. Yo sabía muy poco acerca de la vida que había empezado a construir aquí. Tal vez si le encantaría hacer algo conmigo después del espantoso día que había tenido ayer.


Hora de ser valiente, Santana López.


Por último, enderecé la espalda y dejé que el teléfono sonara.


— ¿Hola? —Respondió ella, sonando confundida. Por supuesto que está confundida.


Tú en realidad nunca la has llamado.


Respiré hondo y dejé escapar el paseo más impío de toda mi vida:


—Bueno, mira, antes de decir nada, sé que no estamos haciendo lo de novias, y después de lo ocurrido con el estúpido congresista Evans comprendo totalmente tu aversión a las relaciones, pero anoche viniste y te fuiste un poco de mal humor, y me preguntaba si querías hacer algo hoy...-no es que necesites algo que hacer (y incluso si lo hicieras, no quiere decir que tu no tienes otras opciones), pero si quieres puedes venir a mi partido de tenis. —Hice una pausa, esperando escuchar alguna señal de vida al otro lado del teléfono. —Nada aclara la cabeza mejor que ver un montón de atletas disfrutando de un buen partido deportivo.


Ella se echó a reír.


— ¿Qué?


—Tenis. Ven a ver mi partido de hoy. O, si tú prefieres, te reúnes con todos nosotros para las bebidas en Maddie en Harlem después.


Por lo que parecía una semana, ella permaneció en silencio.


— ¿Brittany?


—Yo estoy pensando.


Crucé la habitación y jugueteé con las cortinas de mi ventana con vistas al parque.


—Piensa más fuerte.


—Voy a ver una película con un amigo esta tarde —comenzó a decir, y sentí un pequeño nudo de tensión en mis entrañas cuando mencionó un amigo. —Pero creo que podría ir para las bebidas de después. ¿A qué hora crees que puede ser?


Al igual o peor que antes, levanté el puño en la típica señal de la victoria de una adolescente y de inmediato quise golpearme a mí misma.


—El partido será probablemente hasta las tres. Puedes reunirte con nosotros en torno a las cuatro en Maddie.


—Lo haré —dijo ella. —Sin embargo, ¿Santana?


— ¿Hmm?


— ¿Crees que tu equipo va a ganar? Yo no quiero estar bebiendo con un grupo de deprimidos tenistas.


Riendo, le aseguré que íbamos a aplastar a nuestros contrincantes.


Fue una victoria contundente. Rara vez me he sentido mal por mis competidores, la mayoría de las personas con que jugábamos eran americanas y americanos y, aunque no era su culpa que no tuvieran un buen nivel de juego, por lo general se sentía muy bien ganarles.


Sin embargo, esta puede haber sido una excepción. Dejamos de tratar de marcar a mitad de los partidos. Tuve que atribuir mi generosidad, en parte, a saber que Brittany se reuniría con nosotros después.


Nos fuimos al bar, llevando a Roxane sobre nuestros hombros y cantando a gritos las palabras de una sucia versión de "Alouette". El camarero y dueño del club Madeline nos saludó cuando nos vio, alineo doce vasos de refresco y comenzó a llenarlos.


— ¡Hey! — gritó Roxane a su esposa. — ¡El whisky, muchacha!


Maddie le dio la marca V, pero cogió un puñado de vasos de chupitos murmurando de todas formas, algo acerca del castigo que le esperaría a Roxane durmiendo sola.


Recorrí la habitación en busca de Brittany y me vi con las manos vacías. Tragando mi decepción, me dirigí a la barra y tomé un sorbo de mi refresco. El juego había comenzado tarde, ya eran cerca de cinco y no estaba aquí. ¿Estaba realmente sorprendida? Y luego un horrible pensamiento se me ocurrió: ¿y si hubiera estado aquí, esperando, y se fue?


—Mierda —murmuré.


Maddie deslizó un trago de whisky para mí y lo bebí con una mueca de dolor, maldiciendo de nuevo.


— ¿Qué pasa? —Una familiar voz ronca preguntó desde detrás de mí. —A mí me parece que todo tu equipo ganó.


Me di la vuelta en mi taburete y estallé en una sonrisa al verla. Tenía el aspecto de un pastel Topper, con un vestido de color amarillo pálido y un pequeño pin verde en el pelo.


—Te ves hermosa. —Sus ojos se cerraron por un instante, y murmuré:


—Lo siento por llegar tarde.


Ella se removió un poco de donde estaba, y dijo:


—Me dio tiempo para tomar unas copas.


Yo no la había visto borracha desde la noche en el club, pero me di cuenta de una luz familiar en los ojos: travesura. La idea de que “esa” Brittany reapareciera fue fantástica.


— ¿Estás enojada? —Sus cejas se juntaron por un breve impulso y luego se suavizaron mientras sonreía.


— ¿Por beber contigo? Sí, estoy borracha.


Ella se paró a continuación...y me besó.


A mi lado, Jake intervino.


—Esto...Santana. Hay una chica en tu cara.


Brittany se echó hacia atrás y sus ojos se abrieron a la realidad.


—Oh, Dios.


—Cálmate —le dije en voz baja. —Aquí nadie le importa un quienes somos. Apenas recuerdan mi nombre cada semana.


—Totalmente falso —dijo Jake. —Su nombre es Snix.


Señalé con la cabeza hacia él, sonriendo a Brittany.


—Como he dicho.


Le tendió la mano y le dio a Jake su sonrisa con los ojos abiertos.


—Soy Brittany.


Le tomó la mano y se la estrechó. Pude ver el momento en que realmente la miró y le quedó registrado cómo de bonita era. Inmediatamente hinchó el pecho.


—Soy Jake —murmuró.


—Encantada de conocerte, Jake.


Me miró con los ojos entornados.


— ¿Cómo diablos la has conseguido?


—No tengo idea. —La atraje hacia mí, haciendo caso omiso de su suave protesta de que iba a conseguir ensuciar su vestido. Pero luego se movió y libremente se volvió hacia Finn, a mi otro lado.


—Soy Brittany.


Finn puso su cerveza en el suelo y se pasó una mano sucia a través de su boca.


—Joder si lo eres.


—Brittany está conmigo —dije.


Y así, una achispada Brittany trabajó su camino por el bar, presentándose a sí misma a cada uno de mis amigos y amigas. En ella, vi a la esposa del político que casi había sido, pero aún más que eso, me di cuenta de que Brittany era una chica realmente dulce.


Cuando regresó a mí, me besó en la mejilla y me dijo:


—Tus amigos son agradables. Gracias por invitarme.


—Sí, claro. —Perdí la capacidad de formar pensamientos coherentes. Casi nada en mi vida me hizo sentir la forma en que ella me hacía sentir, tan bien.


Díselo, Santana. Tira de ella hacia el otro lado de la habitación, le das un buen beso, y le dices que la amas.


—Quita ese viejo blues, Maddie — gritó Finn a través de la barra.


Y justo cuando estaba a punto de tocar el codo de Brittany, y pedirle que venga a hablar conmigo, ella se enderezó.


—Eso no es blues —dijo.


Finn se dio la vuelta, con las cejas levantadas.


—No lo es. Es Eddie Cochran. Es rockabilly —dijo, pero bajo la mirada continua pareció encogerse un poco. —Ellos no son lo mismo en todas.


— ¿Sabe cómo bailar a esta basura? —Le preguntó, mirándola de arriba abajo de nuevo.


Para mi sorpresa, Brittany se rió.


— ¿Usted me lo está pidiendo?


—Joder no, yo...


Pero antes de que pudiera terminar la frase, ella le desafió a bailar con ella en la pista de baile.


—Mi madre es de Texas —dijo ella, con los ojos brillantes. —Trata de mantener el ritmo.


—Es una broma —dijo, mirando por encima de nosotras. Todo el bar lleno de conocidos habían dejado de hablar y los estaba mirando con interés.


— ¡Adelante! —Grité.


—No seas un cobarde, Finn —gritó Maddie y todo el mundo comenzó a aplaudir. Se volvió a oír la música. —Danos un espectáculo.


La sonrisa de Brittany creció, ella puso su mano sobre su hombro, sacudiendo la cabeza cuando protestó.


—Es la postura tradicional. Pones una mano en mi espalda, el otro en el hombro.


Y mientras mirábamos, Brittany demostró al gran Finn cómo hacer un baile en el piso: dos pasos rápidos, dos pasos lentos. Ella demostró cómo iba a girar rápidamente la izquierda alrededor de la habitación. Durante la primera canción, se movían bastante bien, y por medio de la segunda, superadas las grietas, bailaban juntos como si se hubieran conocido durante años.


Tal vez ese era el punto de Brittany. Cualquier persona que la conoció quiso saber de ella. Ella no era sólo increíblemente dulce para mí, con su inocencia abriéndose paso incluso teniendo en cuenta sus fantasías más bajas. Ella era irresistible para todos.


Y en ese momento, no había nada que yo quisiera hacer más que golpear la cara del engreído de Sam Evans.


Había desperdiciado su tiempo con ella, la perdió.


Me puse de pie, fui a la pista de baile, y la interrumpí:


—Mi turno.


Los profundos ojos azules de ella se oscurecieron, y en lugar de posar mis manos como lo había hecho con Finn, deslizó sus brazos alrededor de mi cuello, se estiró para besarme, y me susurró:


—Estoy bastante segura de que siempre es tu turno.


—Pensé que se suponía que habría un poco más de distancia entre nosotras cuando bailamos con esto —dije, sonriendo cuando me dispuse a besarla.


—No contigo.


—Bien.


Ella rompió en una borracha, sonrisa juguetona.


—Pero me muero de hambre. Quiero una hamburguesa del tamaño de mi cabeza.


Una carcajada brotó de mi garganta y me incliné para besarla en la frente.


—Hay un lugar cerca de ti que se ajuste a esa idea. Voy a mandarte un texto con la dirección. Debo volver a casa para ducharme y ¿nos reunimos allí en una hora?


— ¿Cenar dos noches seguidas? —preguntó ella, mirando con cuidado más ansiosa que nada.


¿Dónde estaba la mujer del distanciamiento prudente de hace sólo unos días? Se había evaporado.


Sospeché que el distanciamiento de Brittany siempre había sido un poco de alguna fantasía.


La suya, no mía.


Asentí, sintiendo que mi sonrisa se escapaba. El pretexto de que teníamos límites quedó olvidado.


La expectante palabra singular salió ronca:


—Sí.


Se mordió el labio para contener la sonrisa, pero era imposible pasarla por alto.

Hola……….buenas días a todas/os (se siente tan raro actualizar a estas horas del día jejejeje) ……….no pude actualizar antes dado a las múltiples obligaciones que tenía por hacer (aún sigo estándolo), sin embargo, no quise dejar pasar más tiempo sin actualizar…….Debo confesarles que estuve revisando el capítulo 14 de la historia original y tomé la decisión de no adaptarlo (ahora mismo no me siento despejada y convencida de adaptar dicho capítulo, dado que su contenido es sumamente desafiante, y honestamente no me veo adaptando algo así……espero me entiendan). Asimismo debo decirles que……apenas quedan 3 capítulos para que concluya esta breve historia.



Aún no vi sus opiniones sobre los futuros proyectos de adaptación, así que me gustará contar con sus valiosas opiniones (paso a recordarles cuales son las propuestas): 1.- luego de este fic, adaptaré una historia de Kylie Scott (la obra se titula “Lick”), 2.- después se vendrá una historia (la obra se titula “Before Jamaica Lane”)(de un solo libro, que tendré que transcribir aunque no quiera, ya que la historia me encanta jejejeje) de la misma autora que escribió “Calle Dublín” (“Calle Dublín” le pertenece a Samantha Young, historia que dio lugar a la adaptación que titulé “Quinta Avenida Neoyorkina ¿la recuerdan?)



Sin duda, en la próxima actualización les pondré pequeños resúmenes de estas historias para saber de que tratan……..debo seguir trabajando en tareas pendientes para la Universidad (en momentos así……..quisiera esta en vacaciones jejejeje)


Como aclaro más abajo, la historia original no tiene una traducción oficial (agradezco a quienes hacen posible que los demás podamos disfrutar de interesantes obras)…….y tomando en cuenta que la estoy adaptando a nuestra pareja favorita (Brittana) decidí agregar algunas situaciones o descripciones que se adecuen mejor a Brittana. Espero les gusten estos leves cambios, que por supuesto no tienen intención alguna en atribuirse reconocimientos ajenos……solo lo hago porque creo que iría mejor con la pareja de Britt y San.



*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:


http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)


http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo (Play with Me)


http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)



*Próxima actualización: día JUEVES…….procuraré actualizar antes, pero si no pudiera ya saben que día lo haré. Gracias por su comprensión y paciencia.


Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.



Y la canción del día es……..





*creo que hoy me puse bastante cursi jejejeje




NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece…………esta obra se titula “Beautiful Stranger / Un desconocido encantador” de Christina Lauren (dúo de escritoras: Christina Hobbs y Lauren Billings, autoras de la novela “Beautiful Bastard”). La traducción según el archivo que encontré no es una versión oficial, en algunos sitios este archivo no tenía al autor o autores de dicha traducción; sin embargo, pude ver en un foro de donde descargué la obra, que el trabajo de traducción y corrección correspondería a Kelly Frost (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)



Dado que en la obra original, el lugar principal que se menciona es Nueva York-EE. UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolló ultimamente Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí mantener el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.



Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de un solo libro, consta de 17 capítulos, esta historia intercala la perspectiva de los personajes protagonistas, en el caso nuestro, algunos capítulos serán narrados por Brittany y otros por Santana. La descripción de la historia no me pertenece, la extraje del sitio “mueroporleer.blogspot.com” y la modifiqué levemente.



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.














Había estado en Nueva York por dos meses y no tenía ningún sentido real de lo que estaba haciendo cuando no estaba trabajando. Tenía un par de amigos con los que me reunía para espectáculos, o café, o bebidas. Hablé con mis padres un par de veces a la semana. No estaba sola, yo sin duda tenía una vida más completa aquí que la que yo había tenido al final durante mi tiempo en Chicago.


Pero la mayor parte de mi vida fuera del trabajo se había convertido en Santana.


¿Cómo demonios había sucedido eso?


Algo que empezó siendo casual…… Lo estás haciendo mal, Britt


Por su parte, Santana no parecía sorprendida por nada de lo que pasó entre nosotras. No cuando le obligaba a tener intimidad en el club, o cuando llegué a su oficina ofreciendo sexo y nada más, y ni siquiera cuando la busqué sólo para irrumpir en su ducha, rogándole que me hiciera suya ni cuando yo hice todo lo demás desapareció….


Incluso sus amigos eran impresionantes…. Finn fue posiblemente el hombre más grande que había conocido, y aunque él no era exactamente un excelente bailarín, bailar con él había sido una de las cosas más divertidas que había tenido en años...distinto de cada vez que estaba con Santana.


Me despedí de Finn y me guiñó un ojo, recordándome con un guiño hacia donde Santana se sentaba en el bar lo que había dicho en la pista de baile:


—Ella a veces me desespera……pero es tan especial conmigo.


Bajo la luz única de la pista de baile, Finn había mirado con ojos aún más turbios de lo que los tenía cuando me presenté. Echó un vistazo a mi vestido y noté algunas huellas de las manos cerca de mi hombro.


—Santana no es tan mala……ella es mucho mejor de lo que imaginas.


Riendo, Finn se había acariciado la cabeza.


—En el peor de los casos, es amable con todos y nunca esta molesta. Siempre está allí por sus compañeros, no se comporta como una idiota. —Hubo un guiño. —Lo cual a veces nos parece tan increíble, dirías lo mismo si la hubieses conocido en preparatoria.


Agradeciendo a Maddie ya a la salida, oí el continuo canto ebrio del equipo detrás de mí en el bar. Santana llamó a un taxi y abrió la puerta para mí mientras subía.


—Nos vemos en un rato —dijo, antes de cerrar la puerta y me dio un pequeño saludo a través de la ventanilla mientras nos alejábamos de la acera.


Miré por la ventana de atrás. Santana se quedó inmóvil, mirando mi taxi desaparecer por Lenox. Nos decidimos por algo sencillo para la cena: hamburguesas en un lugar pequeño y tranquilo en el East Village.


El silencio era bueno. El silencio ayudaría a ahogar el caos en mi cerebro. Mi plan para divertirme, hacer cosas salvajes y mantenerlas compartimentadas se había ido al infierno.


Me fui a casa y me duché, me puse un sencillo jersey azul. Las canciones de la barra se hicieron eco en mi oído, y me permití imaginar ver a los amigos y amigas de nuevo: acurrucarme con Santana en el sofá de un amigo y ver una película con ellos, o ajustar mis manos alrededor de una taza de café disfrutando de un partido de tenis. Cada fantasía se sentía como un hecho, pero dejé de pensar en cualquiera de ellas cuando los tentáculos de mi mente comenzaron a analizar, lo que realmente ocurría.


Salí al pasillo y cerré mi apartamento, recordándome a mí misma, una cosa a la vez. Nadie está obligándome a hacer nada de esto.


Incluso en esta noche de sábado, con la gente disfrutando de la puesta de sol perezoso, estaba menos agitada en la ciudad de lo que nunca me sentí en el pueblo. ¿Cuándo había comenzado a sentirme como en casa en este lugar? Santana eligió un restaurante a poca distancia de mi casa, yo ya no tenía que leer cada placa de la calle para encontrar mi camino de vuelta.


Las hebras de lucecitas brillaban de color amarillo cálido por encima de la entrada, y una pequeña campana sonó cuando yo abrí la puerta. Santana ya estaba allí, tan hermosa como siempre y sentada en la parte trasera leyendo el periódico Times.


Me detuve un momento para mirarla: en camiseta de color oscuro, pantalones jeans desgastados con un roto en el muslo. Pelo negro ondulado que resplandecía con la luz. Extravagantes zapatillas tenis al final de sus largas y estiradas piernas. Gafas de sol en la mesa cerca de su codo.


Ella era tan divina, pasando un rato en el local de las hamburguesas, esperándome. Cerré los ojos, respiré hondo, y me acerqué a ella.


Las líneas se habían desdibujado. Después de hoy, no podía fingir que no quería saber nada de ella más allá de los orgasmos. Yo no podía pretender que mi corazón no se torcía deliciosamente cuando la veía, ni lo que se retorcía con malestar cuando me iba. No podía fingir que no tenía sentimientos por Santana.


Me pregunté si era demasiado tarde para huir.


Fue entonces cuando oí su risa que me di cuenta de que le había estado mirando, con la boca ligeramente abierta, y me había estado vigilando...No tengo idea de cuánto tiempo. Una sonrisa le ladeó la mitad de la boca.


—Te ves muy emocionada por nuestra cita. —Empujó un refresco encima de la mesa y levantó el suyo. —Tomé la libertad de pedirte una hamburguesa tamaño extra grande, y unas patatas fritas. —Ella sonrió y luego aclaró —Alias “papas”.


—Perfecto. Gracias. —Dejé mi bolso en una silla vacía y me senté frente a Santana. Sus ojos sonrieron, y luego bajaron a mirar mis labios.


—Salud —dije, bebiendo mi refresco y evaluándome sobre el borde.


—Salud.


Ella parecía positivamente divertida con este giro de los acontecimientos. Yo no era una fanática del control, pero estaba acostumbrada a tener una vida bastante predecible, y en los últimos dos meses, no había sido capaz de anticipar nada de lo que me había pasado.


—Gracias por venir invitarme hoy al bar.


—Gracias a ti por venir.


—Tus amigos y amigas están muy bien.


—Son un grupo de personas importantes para mí.


Me eché a reír, sentí que mis hombros se relajaban lentamente.


—Eso es fantástico. Eso es lo que dijeron de ti.


Apoyó los codos en la mesa y se inclinó hacia delante.


—Tengo una pregunta.


— ¿Sí?


— ¿Estamos en una cita?


Casi me atraganté con el sorbo de refresco que me había tomado.


—Por el amor de Dios, Santana, no tienes que aceptarlo de ninguna forma si así lo prefieres. Me pregunto si deseas restablecer las reglas.


Asentí, presionando una servilleta a los labios y murmurando:


—Por supuesto.


Dejó su copa abajo y comenzó a enumerar mis reglas.


—Una noche a la semana, nada de otras personas en nuestras vidas, días apasionados y sin duda no en mi cama, las imágenes se permiten, pero no caras, sin publicidad. —Levantó su copa, bebió un largo trago, y luego se inclinó de nuevo hacia delante, susurrando: —Y no hay nada entre nosotras, además de la pasión que evidentemente sentimos, ¿Yo recordé todas?


—Suena bastante bien. —Mi corazón retumbaba debajo de las costillas al darme cuenta de lo lejos que nos habíamos desviado en sólo un día.


Un niño en edad universitaria trajo dos cestas con las hamburguesas más grandes que alguna vez hubiera visto antes y enormes montones de patatas fritas.


—Dios —le dije, mirando a mi comida. —Esto es...


—Exactamente lo que queríamos —le preguntó a su vez, para que trajera una botella de vinagre.


—Sí, pero mucho más de lo que puedo comer.


—Vamos a hacer esto interesante, ¿de acuerdo? —dijo. —La que coma más de su hamburguesa puede fijar las nuevas reglas del juego.


Con una sonrisa, enroscó la tapa en el vinagre y lo dejó. Las dos sabíamos que era casi el doble de mi peso. De ninguna manera podía comer una gran cantidad de comida.


¿Pero tenía ella hambre? ¿Tal vez no había tenido suficiente refresco para llenarse y sabía que iba a comer más de lo que lo haría? ¿O es que quiere hacer las reglas?


—Dios, Britt. Deja de pensar —dijo, levantando la hamburguesa y tomando un bocado enorme.


—Está bien. Trato hecho —dije, de repente muriéndome por saber cuáles serían las reglas de Santana.


Miré a Santana mientras se limpiaba las manos con una servilleta y luego la dobló para arriba, dejándola caer en su vacía cesta.


—Eso estuvo bien —murmuró, finalmente, mirándome.


Se notaba el progreso patético que había hecho. Yo había logrado acabar con sólo una cuarta parte de mi hamburguesa, y parecía como si tuviera apenas tocadas mis patatas fritas.


Dejé caer la hamburguesa de nuevo en la cesta y gemí.


—Estoy muy llena.


—Yo gané.



— ¿Hubo alguna duda?

— ¿Entonces por qué aceptaste el acuerdo? —Me preguntó, empujando su silla de la mesa. — Podrías haber dicho que no.


Me encogí de hombros, se puso de pie, volviéndose para salir antes de presionar para que le responda. Podía sentir curiosidad por lo que ella quería entre nosotras, pero no estaba segura de que estar dispuesta a admitirlo.


Mis ganas de seguir con ella eran enormes. Pero sólo era las ocho y media, y yo no estaba preparada para dar fin a la noche. La idea de esperar hasta el viernes para verla se sintió imposible...a menos que ella cambiara esa regla.


El East Village estaba lleno de veinteañeros pasando la noche del sábado con bebida y música. Santana cogió mi mano, deslizó sus dedos entre los míos, y apretó.


Por costumbre comencé a protestar que no íbamos a caminar por la calle así, pero me sorprendió llevándome al bar poco iluminado de al lado.


—Yo sé que estás llena, pero siéntate aquí, disfruta de un cóctel, y te despertaré. No he terminado aún contigo.


Dios me gustaba el sonido de eso.


Ambas nos sentamos juntas en una cabina, en un rincón oscuro, yo bebiendo vodka con tónica, Santana bebiéndose unas cervezas y diciéndome todo acerca de crecer en Leeds con los padres católicos latinos, y naciendo justo en medio de siete hermanas y tres hermanos.


Habían vivido tres hijos en una habitación, y era tan diferente de mi infancia que apenas parpadeaba durante todo el tiempo que me obsequió con historias de la época en que decidieron formar una banda de música de la familia, o cuando, a los dieciocho años, la hermana mayor, Lizzy, fue capturada por la familia teniendo intimidad con un joven amigo de la familia. El hermano mayor de Santana, Daniel, fue después de la escuela a una misión católica de Myanmar, y había regresado a casa como un líder budista.


Su hermana más joven, Rebecca, se había casado después de la universidad y, a los veintisiete años, ya tenía seis niños. Los otros tenían historias simplemente fascinantes: el hermano nacido sólo diez meses después de Santana, Niall, era segundo al mando en el metro de Londres, una de las hermanas medias era una profesora de química en Cambridge y tuvo cinco hijos, todos varones.


Santana admitió que a veces se sentía vacía en comparación con sus hermanos.


—Estudié arte en la universidad y luego obtuve una licenciatura en finanzas para que pudiera vender arte. A los ojos de mi padre, era un fracaso, tanto en mi elección de carrera como en mi falta de presentación de novias y definitivamente nietos antes de que cumpliese treinta.


Pero cuando dijo esto, ella se echó a reír, como si ser un fracaso absoluto no les habría realmente importado tanto a sus padres al final. Su padre, un fumador de toda la vida, murió de cáncer de pulmón la semana después de que Santana terminó sus estudios de posgrado, y su "madre" había decidido que necesitaba un cambio, por lo que se trasladó con ella a los Estados Unidos.


—Ninguno de nosotros conocía a nadie aquí. Tuve un par de conexiones indirectas de universidad, y algunos de mi negocio del programa-amigos de amigos en Wall Street, pero yo sólo sabía que quería estar involucrada en la venta de arte de Nueva York, y quería asociarme con alguien que conocía la ciencia y la tecnología. Así fue como conocí a Ryder.


Ella se echó hacia atrás y terminó su cerveza. En serio, ella estaba pensativa, pero no parecía afectada en absoluto.


—Bueno, lo conocí en un pub, es cierto, pero nos llevamos bien y casi al día siguiente empezamos nuestro pequeño proyecto favorito. Un par de años más tarde nos trajeron a Artie para dirigir la pieza de la tecnología, ya que yo no podía hacer malabares en biotecnología y TI, al mismo tiempo.


— ¿Cómo es que eres tan sexy? —Le pregunté, suspirando.


Ella pareció confundida por un momento antes de mirar hacia su vaso vacío.


— ¿Estás tomándome el pelo? Tú eres tan sexy e irresistible, Britt.


—Por supuesto —Le dije, sintiendo los efectos de mi segundo vodka con tónica. Mis mejillas estaban calientes y mi sonrisa parecía seguir creciendo. —Estoy absolutamente tomándote el pelo.


—Sí —dijo, sacudiendo la cabeza, — es que dicho en un acento americano en realidad no funciona tan bien.


— ¿Te gusta el acento americano, o no? Porque todo lo británico que te has pasado contando hace un momento me dan ganas de hacer cosas muy malas a tu boca.


Se humedeció los labios con rapidez, y en realidad pareció sonrojarse.


—Los acentos estadounidenses no son particularmente sexys, no. Tu pequeña cosa de Chicago es lindo, sin embargo. Especialmente cuando estás borracha. Es tan plano y como... —Ella hizo un chirrido espantoso que tenía que creer que no era como ningún sonido que jamás había hecho.


Me encogí y ella se rió.


—Estoy totalmente segura de no sonar como eso.


—Bueno, eso podría haber sido un poco exagerado —dijo. —Pero lo que sí resulta atractivo es todo de ti, tus gigantes ojos azules, tus labios carnosos, tus pequeños sonidos Brittany-se-va- avenir, y tus particularmente cuerpo escultural y muslos.


Me aclaré la garganta, la sensación de difusión de calor a lo largo de la piel de mi pecho recorriéndome.


— ¿Mis muslos?


—Si. Creo que ya he mencionado que tu piel es increíble. Y en los muslos es suave como la seda. ¿Tal vez no lo habías oído? Sospecho que no mucha gente los ha besado tanto como yo.


Parpadeé, aturdida. Ella sabía que yo había estado solo con Sam, pero estaba más acertado de lo que él sabía. Sam apenas me besó por debajo de mi pecho.


— ¿Cuáles son las nuevas reglas? —Le pregunté, sintiéndome un poco mareada.


Si se trataba de las bebidas, o Santana, No estaba segura.


Una sonrisa de loba en plena cacería tiró de su boca.


—Creí que nunca me lo preguntarías.


— ¿Debo tener miedo?


—Oh, sí.


Me estremecí, pero era más por el creciente calor en el estómago que el miedo real. Siempre podía decir que no a lo que ella pidiese.


Pero yo sabía que no lo haría.


—Regla número uno, mantenemos el viernes por la noche como un hecho, pero nosotras agregamos más cuando queramos. Se puede decir que no, pero en este caso yo no tengo que sentirme como una idiota si te pregunto. Y, —dijo, llegando a empujar un poco de pelo lejos de mis ojos — tu puedes preguntar. Puede admitir que quieres verme más, también. No tienes que pedir disculpas por venir a verme cuando estás molesta.


Dejé escapar un suspiro tembloroso y asentí.


—Está bien...


—La regla número dos, que me permitas estar contigo en una cama. Una cama gigante con una cabecera que puede atar o doblarte otra vez. Tal vez incluso sólo admirarte en el colchón con un par de tus zapatos magníficos. No tiene que ser el mío, y no tiene que ser ahora. Te quiero amarte de todas las maneras posibles en público a lo que volveremos en un momento, pero quiero tenerte toda para mí misma a veces. Déjame tiempo, Britt.


Esperó a que le responda, por último, volví a asentir.


—Me comprometo a seguir tomando fotos de ti porque ambas disfrutamos en ello. Yo no pido que seas vista conmigo en público hasta que estés lista, eso está bien. Y si no quieres, está bien, también. Pero estoy fascinada por ti, Brittany, y tu necesidad de privacidad y tu necesidad de ser vista. Ahora lo entiendo, yo he estado pensándolo. Y maldita sea, me encanta. Quiero jugar con eso un poco más. Exploremos lo que tanto nos gusta.


Extendió las manos delante de ella y se encogió de hombros, antes de moverse a besar mis labios una vez, rápidamente.


— ¿Todo bien?


— ¿Eso es todo?


Riendo, me preguntó:


— ¿Qué te pareció que iba a decir?


—No lo sé. —Cogí mi vaso y lo terminé en un par de tragos, largos. El vodka se deslizó en mi vientre y me calentaba aún más, provocando un suave zumbido en mis miembros. —Pero...Creo que me gustan estas reglas.


—Yo sospechaba que podrían.


—Eres un poco engreída, ¿sabes eso?


—Soy inteligente —Me corrigió, riendo. —Y ¿Brittany?


Levanté la vista de las manos sobre la mesa y miré a los ojos.


— ¿Qué?


—Gracias por confiar en mí para ser tu primera decisión loca.


Me quedé mirándola, viendo su expresión se transforman desde lo lúdico, a la curiosidad, a un poco ansiosa. Y tal vez fue esa expresión, o tal vez fue la tranquila música palpitante. Tal vez fue que yo estaba viendo a Santana en una nueva manera tal, con la profundidad, y una historia llena de familia y la gente que amaba y se mantiene unida en cada momento de su día a día, pero quería estar más cerca de ella. Más cerca no sólo en proximidad.


Puse las manos en su cara, me incliné y le dije:


—Revisión a mi afirmación anterior: eres algo increíble.


Ella sonrió, sacudiendo la cabeza un poco.


—Y tú estás un poco borracha.


—Puedo estar borracha, pero eso no afectará tu increibilidad. —Le dí un fuerte beso en la boca.


—Sólo me hace más expresiva al respecto. —Le chupé el labio inferior, degustándola.


—Brittany... —Murmuró en mi beso.


—Dilo de nuevo. Maldita sea, me encanta cuando dices mi nombre. Britt….tany.


—Brittany —dijo de nuevo, cortésmente, antes de que ella se apartara. —Cariño, ¿te das cuenta que estamos un lugar en que podrías ser vista.


Moví una mano flexible.


—No me importa.


—Es posible que lo haga mañana cuando seas un poco menos...expresiva.


—No estoy tan borracha. Y, sinceramente, no me importa. Me di cuenta ayer por la noche de que me fotografié por todo el país con una sexy morena a la que no le importa de mi nada más que mi nombre. Y estás aquí, siendo toda perfecta y con ganas de verme y saber más de mí y revisando mis estúpidas reglas.


—Brittany...


Apreté un dedo a sus labios.


—No me interrumpas, estoy en un discurso.


—Ya lo veo. —Sonrió a mi tacto.


—Así que mi punto es que eres increíble y quiero darte un beso en un bar. No me importa si alguien me ve y piensa, ¡Wow! ¡Esa mujer quiere ser la señora López, que patética! ¿Ella siquiera sabe que hacías tuya a una mujer diferente cada noche?


—Ahora ya no.


—Pero ellos no saben eso, y el punto es: —Tomé aire, poniendo mi mano en sus pechos y mirando a sus divertidos ojos. —No me importa lo que piensan en este momento. Estoy cansada de cuidar lo que la gente piense. Me gustas.


—Yo también te quiero. Mucho. De hecho.


Me incliné y la besé. Fue un desastre: las manos en el pelo y prácticamente escalando derecha en su regazo allí, en ese bar estúpido, pero no me importaba. No me importaba. Sus manos se movieron a la cara, y sus ojos, cuando me asomé, estaban abiertos y suplicantes y algo que estaba allí. Algo en que no pude poner mi dedo.


—Dulce Brittany, —murmuró alrededor de mis besos salvajes. —Los pasos de bebé. Vamos a llevarte a casa.


Fue una buena cosa que mi cabeza dejó de golpear el lunes por la mañana, porque tenía mucho trabajo que hacer.


El primero de ellos la estrategia de fijación de precios para la nueva línea Provocateur. En segundo lugar estaba entregando toda la carga de trabajo B & T de Biotech para Samantha. Sin duda no estaba en mi lista el estar obsesionada con Santana, y en cómo toda la dinámica de nuestra relación había cambiado en las últimos treinta y seis horas.


En primer lugar: el trabajo. Había un montón de tiempo para flipar más tarde.


O eso creía yo.


—Brittanyyyyyy, —llamó Kitty, arreglándoselas para estirar mi nombre en unas diecisiete sílabas. Me detuve justo dentro de mi oficina, dejando caer la caja del ordenador portátil en una silla y disfrutar de la escena delante de mí: Kitty, en mi silla, con los pies y el periódico extendido en su regazo.


— ¿Por qué estás en mi escritorio?


—Porque me di cuenta que era un lugar mejor para disfrutar de la Page Six contigo que en la sala de descanso. ¿Estas lista?


Mi estómago cayó a mis pies.


— ¿Lista para qué? —Le pregunté. Eran las siete y media de un lunes, por el amor de Dios.


Apenas estaba lista para la respiración consciente.


Kitty dio la vuelta al papel para mirarme, y en un cuadro gigante, en blanco y negro, era la mitad del máximo de cara. La otra mitad fue cubierta por mi cabeza.


Hablando de déjà vu.


— ¿Qué es eso?


—Un periódico, querida —cantó Kitty, haciendo sonar el papel en sus manos, y la palabra querida provocado un tirón apretado en mi abdomen. Yo había estado rodando esa palabra en mi cabeza durante los últimos días, recordando cómo había sonado cuando Santana me la dijo.


—Una foto de Santana besándose, ooooh, con una 'Misteriosa mujer'. —Le dio la vuelta para que pudiera leer el título de la foto. —“A la millionaria rompecorazones Santana López se la vio salir a tomar algo con una misteriosa rubia"


— ¡Esto no me lo esperaba! —Le susurré.


Kitty me miró, aturdida.


— ¡Gracias por confirmar! Y estoy de acuerdo. Pero déjame terminar: "La pareja comenzó la noche con una sonrisa tranquila y bromas, y terminó con un poco de acción caliente en la cabina de la esquina. ¡Parece que el sabor de la semana es una tigresa! '" Kitty se inclinó, extendiendo la página hacia mí, con el rostro cada vez más grave. —No tenias que mentir sobre tu y Santana, jefa. Estoy herida.


—No es asunto tuyo —Le dije, casi rasgando el papel de sus manos y mirándola por encima.


Obviamente era Santana en la foto, pero sólo con la parte posterior de la cabeza y parte de mi brazo y mano visible, mi identidad sería casi imposible discernir por cualquier persona que no me conociera ya.


—Es tu pulsera de la alergia y el adorable pelo —cantó Kitty. — ¿Desde cuándo?


—No es asunto tuyo.


— ¿Es increíble en la cama? Lo es, ¿verdad? Oh Dios, no me digas todavía, déjame trabajar una buena salud mental en primer lugar. —Ella cerró los ojos y tarareó.


—No es asunto tuyo —Lle repetí llevándome una mano a la frente. Santo infierno. Quinn y Rachel iban a ver esto. Mis compañeros de trabajo. Alguien podría enviar esto a mis padres. —Oh Dios.


— ¡Tienen ustedes, como, algo? —Me preguntó, exasperada y golpeando su mano en mi escritorio.


— ¡Oh, Dios mío! ¡No es asunto tuyo! ¡Fuera de mi oficina, entrometida!


Se puso de pie, y luego me dio una mirada sucia que era tan genuina como la sonrisa de una política. Me miró más emocionada que cualquier otra cosa. Tal vez incluso un poco encendida.


—Bien —Se quejó. —Pero es mejor derramar todos los detalles después de haber tenido la oportunidad de calmarse.


—No sucederá. Vete.


—Esto es realmente genial, por cierto —dijo, seria. —Te mereces una chica caliente.


Me detuve volviéndome loca de un golpe, mirándola. No me estaba volviendo loca. Ella no estaba asumiendo lo peor. Estaba siendo una pervertida total y disfrutando cada minuto de mi tormento, pero también estaba suponiendo que yo era feliz, y me divertía, y era una mujer soltera en mis veinte años, haciendo lo que hacía. Ella estaba reflejando mis pensamientos de la noche del sábado, el mismo pensamiento que habían intentado tan duro mantener mi cabeza.


Pero de alguna manera, a la luz del día el lunes, era más difícil de lo que esperaba para ser joven y salvaje, y seguro de que yo no me había preparado a mi misma para otro desastre.


—Gracias, Kitty.


—No hay de qué. Pero Rachel se acerca por el pasillo para conseguir tu confesión.


De hecho, estaba más cerca de lo que esperaba y empujó a mi asistente bromista a un lado antes de entrar en mi oficina y cerrarle la puerta en las narices.


— ¿Santana?


—Lo sé.


— ¿La chica misteriosa es Santana?


—Rachel, lo siento, no lo hice...


Ella me detuvo, levantando una mano.


—Te pregunté si era Santana. Me mentiste, muy convincente, y dijiste que no. No estoy segura de si debo estar impresionada o enojada.


— ¿Impresionada? —Ofrecí, dándole una sonrisa ganadora.


—Oh, Dios mío, no seas linda. —Se acercó a mi diván junto a la ventana y se sentó. —Háblame de ello.


Crucé la habitación y me senté con ella, tomé una respiración profunda antes de decirle todo: a cerca del encuentro con Santana en el club, cómo nos conectamos. Le conté sobre el restaurante chino y cómo había tratado de decirle que no viniese a buscarme de nuevo, pero terminé dejando que me llevara. Admití que era la chica con que había estado en la recaudación de fondos, y cómo ella fue la que me hizo darme cuenta que podría ser una buena distracción para explorar esta nueva faceta aventurera de mí misma con alguien tan encantadora como Santana.


—Pero es más —dijo ella, interrumpiendo. —Han pasado, ¿qué? Dos meses? Se ha convertido en más.


—Para mí lo es. Creo que para ella, también. Tal vez.


—Quinn vio las imágenes de esta mañana —dijo, haciendo una mueca. —Me asusté, yo traté de ocultarlo, pero vio el mensaje fuera de la estación de metro.


—Oh no.


Ella sonrió un poco.


—Honestamente, parecía más preocupada por mi reacción. Pero ella dijo que conoce Santana, y si ella ha prometido que estará con sólo contigo, lo hará. Buena cosa, porque si te hace daño tendrá que afrontar las consecuencias, si sabes lo que quiero decir.


—Ese no es el problema —Le dije. —Lo que me doy cuenta es irónico porque —señalé mi pecho —Hola, engañada durante seis años consecutivos. Lo que me molesta más es que yo no quería que desease alguien. Esto se suponía que era para mí. ¿Y si le gusto porque he sido clara acerca de lo que no quiero de ella. Le he dado una meta: hacer que yo le quiera. Creo que jamás lo admitiría que, tal vez ni siquiera se da cuenta, pero me preocupa que no esté acostumbrada a que alguien fije los límites con ella Esa podría ser la tentación: el desafío.


Ella se encogió de hombros y extendió las manos delante de ella.


—Soy la primera en decir que hay una primera vez para todo el mundo, y de todas formas. ¿Le has dicho cómo te sientes?


Hubo un accidente en la oficina exterior, seguido de júbilo frenético de Kitty:


— ¡Que vienen!


Santana entró por la puerta, con Kitty pisándole los talones.


— ¿Alguna vez escucha? —Kitty le preguntó.


—Normalmente no —respondió Santana, deteniéndose cuando vio el papel ya en mis manos. —Que ya lo has visto.


—Sí —dije, lo arrojé a la mesa.


Cruzó la habitación, con una expresión sombría.


—Mira, no es una imagen muy buena, no creo que...


—Está bien — Le dije, metiendo mi cabello detrás de mi oreja. —Yo...


—Bueno, yo no diría que muy bien, —Rachel interrumpió, rodeando la mesa. Se cruzó de brazos y se quedó entre nosotras. —Estoy de acuerdo que no es la mejor imagen, pero yo sabía que eras tú. Y Quinn, también.


—Yo lo hice —Kitty voluntariosa, levantó la mano.


— ¿Por qué estás todavía aquí? —Le pregunté, mirándola. —Ve a trabajar.


—Tocada —dijo Kitty, empujándose lejos de la pared.


—Bien, bien. —Al sonido, cada cabeza en la sala se volvió en dirección a la puerta.


—No todo el mundo puede hacerlo —dijo Quinn mientras caminaba, mirando como si hubiera ganado la más grande, más ridícula apuesta de todos los tiempos. —Buena foto, López. ¿Un bar?


Sentí que mis ojos se abrían como platos.


— ¿Qué, la escalera del piso XVIII sería mejor?


Su cabeza giró a Rachel.


— ¿En serio, Rach? ¿Le dijiste eso?


—Por supuesto que lo hice. —Ella le hizo un gesto de impaciencia con la mano, y junto a ella, Santana se echó a reír.


— ¿Lo has hecho, Quinny? ¿Hacer travesuras con tu interna en el trabajo?


—Algunas veces —dijo Rachel en un susurro.


Santana se frotó las manos, obviamente encantada con este giro de los acontecimientos.


—Cómo muy, muy interesante —dijo, mirando a Quinn. —Es curioso que no mencionaste esto cuando tú estaba básicamente llamándome puta, el otro día.


—Oh, eso es bueno. La sartén le dice al cazo —dijo Rachel, señalando entre las dos.


—Ya he terminado aquí —se quejó Quinn. —Santana, pasa por mi oficina antes de salir. —Dio a Rachel un rápido beso en los labios antes de salir de mi oficina.


Rachel se volvió hacia Santana.


—Quiero saber lo que se siente al trabajar con tu madre cuando este tipo de noticia llega a los periódicos. ¿Ella enloqueció?


Santana se encogió de hombros.


—Ella finge que no tengo una libido activa. Es mejor así.


— ¿De qué estamos siquiera hablando? —Gemí. —Rachel, te quiero, pero sal de mi oficina. ¡Kitty! —Le grité.


Asomó la cabeza a pocos milisegundos de escuchar su nombre.


—Deja de escuchar escondida. Acompaña a Rachel a la sala de descanso y comprale un poco de chocolate. —Finalmente encontré los ojos de Santana. —Tengo que hablar con Santana a solas.


Rachel y Kitty desaparecieron por el pasillo y Santana cerró con llave la puerta de mi oficina.


— ¿Estás enfadada? —me preguntó, haciendo una mueca.


— ¿Qué? No. —Suspiré, dejándose caer en la silla. —Si no recuerdo mal, me subí sobre ti. Creo que incluso me advertiste que no lo hiciera.


—Es cierto —dijo, mostrando su hoyuelo en una sonrisa mientras levantaba la foto —Pero también salgo de esta con un aspecto muy bueno. Es decir, la parte de atrás de esta cabeza sólo puede pertenecer a una mujer tan preciosa como tú.


Traté de reprimir la risa y fallé. Se inclinó por lo que estábamos de acuerdo.


—Estamos mucho juntas, Brittany. Es sólo una cuestión de tiempo antes de que nos fotografíen.


Asentí.


—Lo sé.


Se enderezó, mirando por la ventana con un suspiro dramático.


—Supongo que tendremos que limitar nuestros besos a los dormitorios y limusinas ahora.


Lo dijo con una sonrisa, pero algo se retorció en mi vientre, y no porque yo era reacia a la idea de Santana en una cama. Era por lo que yo no había hecho con Santana en todas partes.


Yo quería aferrarme a esta “Nueva Brittany” un poco más.


—Eso no se parece a una cara feliz —señaló.


—Me gusta lo que hacemos.


Su rostro se ensombreció ligeramente.


— ¿El salvajismo de la ubicación?


Asentí.


—Solo sentir que yo podía hacer lo que quisiera contigo.


Hizo una pausa, parecía estar pensando algo.


—Eso no tiene que cambiar, Brittany. Independientemente de dónde, tengo mi camino de perversidad contigo.


Sonreí.


—Lo sé.


—Pero te das cuenta de que si continuamos, y yo no soy reacia, es posible que finalmente seamos pilladas.


Estaba en lo cierto, y la realidad de eso era suficiente para que mis esperanzas bajaran un poco.


—Nos las arreglaremos —Le dije, pero hasta yo escuché mi falta de convicción.


—Brittany, es posible divertirse incluso con reglas de las relaciones más normales.
Asentí y le dio una sonrisa tan convincente como pude.


—Lo sé.



Pero la verdad era que no lo sabía. Sólo sabía que no quería lo que yo tenía con Santana llegara a parecerse en cualquier forma a la vida que tenía antes.

Hola…….buenas noches a todas/os……ahhh la nostalgia es inminente e inevitable cuando una historia está casi a punto de concluir…..apenas si quedan 2 capítulos más de esta historia.



Aún no vi sus opiniones sobre los futuros proyectos de adaptación, así que me gustará contar con sus valiosas opiniones (paso a recordarles cuales son las propuestas): 1.- luego de este fic, adaptaré una historia de Kylie Scott (la obra se titula “Lick”), 2.- después se vendrá una historia (la obra se titula “Before Jamaica Lane”)(de un solo libro, que tendré que transcribir aunque no quiera, ya que la historia me encanta jejejeje) de la misma autora que escribió “Calle Dublín” (“Calle Dublín” le pertenece a Samantha Young, historia que dio lugar a la adaptación que titulé “Quinta Avenida Neoyorkina ¿la recuerdan?)



Lo prometido es deuda, aquí pequeñas sinopsis de estas historias:



1.- “Lick” de Kylie Scott (22 capítulos)


Despertar en Las Vegas nunca debería haber sido así.


Los planes para la celebración del vigésimo primer cumpleaños de Santana Marie López en Las Vegas eran grandes. Enormes. Pero jamás se hubiera imaginado despertar en el suelo de un baño, con una resaca que competía con la peste negra, una semidesnuda y muy atractiva rubia y un diamante en su dedo lo suficientemente grande como para asustar a King Kong. Si sólo pudiese recordar cómo sucedió todo…


Una cosa era cierta, estar casada con la hija predilecta del Rock and Roll seguro sería un paseo salvaje.



2.- “Before Jamaica Lane” de Samantha Young (28 capítulos + epílogo)


Muy a pesar de tener una actitud extrovertida, Brittany se muestra insegura en sus relaciones de pareja porque no reúne valor suficiente para iniciar una. Mudarse a Nueva York le da una nueva perspectiva de vida, desarrolla un leve enamoramiento por alguien y decide que es hora de dejar sus miedos atrás para luchar por lo que quiere.


Santana es una rompecorazones incorregible, pero su lealtad con sus amistades es absoluta. Cuando Brittany le pide consejos para ser más segura en sus relaciones, Santana se ofrece voluntariamente a instruirla en el arte de la conquista.


Las lecciones de enamoramiento y conquista, muy pronto empiezan a dar lugar a un apasionado romance. Sin embargo, la aversión de Santana al compromiso es inmensa y termina lastimando el corazón de Brittany. Cuando se da cuenta de que ha cometido un grandísimo error, Santana hará todo lo posible para enamorar a Britt una vez más ¿o será que la perderá para siempre?




¿Qué les parecieron estas sinopsis de futuros proyectos de adaptación?





Como aclaro más abajo, la historia original no tiene una traducción oficial (agradezco a quienes hacen posible que los demás podamos disfrutar de interesantes obras)…….y tomando en cuenta que la estoy adaptando a nuestra pareja favorita (Brittana) decidí agregar algunas situaciones o descripciones que se adecuen mejor a Brittana. Espero les gusten estos leves cambios, que por supuesto no tienen intención alguna en atribuirse reconocimientos ajenos……solo lo hago porque creo que iría mejor con la pareja de Britt y San.



*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:


http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)


http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo (Play with Me)


http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)


*Próxima actualización: día DOMINGO…….procuraré actualizar antes, pero si no pudiera ya saben que día lo haré. Gracias por su comprensión y paciencia.


Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo


Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.



Y la canción del día es……..





*uhhh…….no pude evitar poner esta canción, y pensar que esta corresponde a un gran capítulo de la tercera temporada de la serie y que nos dio una grata sorpresa sobre nuestra pareja favorita jejejejeje



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece…………esta obra se titula “Beautiful Stranger / Un desconocido encantador” de Christina Lauren (dúo de escritoras: Christina Hobbs y Lauren Billings, autoras de la novela “Beautiful Bastard”). La traducción según el archivo que encontré no es una versión oficial, en algunos sitios este archivo no tenía al autor o autores de dicha traducción; sin embargo, pude ver en un foro de donde descargué la obra, que el trabajo de traducción y corrección correspondería a Kelly Frost (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)



Dado que en la obra original, el lugar principal que se menciona es Nueva York-EE. UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolló ultimamente Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí mantener el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.



Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de un solo libro, consta de 17 capítulos, esta historia intercala la perspectiva de los personajes protagonistas, en el caso nuestro, algunos capítulos serán narrados por Brittany y otros por Santana. La descripción de la historia no me pertenece, la extraje del sitio “mueroporleer.blogspot.com” y la modifiqué levemente.



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.











Sabía que no sería bueno tener todas las noches de la semana llenas de Santana, porque se rompería mi capacidad de pensar en otra cosa. En mi carrera por la mañana, me acordé de lo que habíamos hecho juntas, y se acercó con algunas de las fantasías más salvajes que he tenido en mi vida: arrastrarme por debajo del escritorio de Santana y hacerle un par de cosas calientes mientras hablaba por teléfono, o ella en el ascensor en el trayecto hasta su apartamento.


Fue divertido finalmente dejarme disfrutar de este tipo de sueños, y yo estaba empezando a no cuidar que interrumpiera gran parte de mi estructurada vida. Y después de lo que hizo por mí en el club, había comenzando a darme cuenta de que caminaría a través de carbones encendidos por esta hermosísima morena.


Había estado nerviosa, sin duda. Muchas de las cosas que he vivido al lado de Santana no tienen ninguna comparación……con ella, todo se sentía tan nuevo e irreal.


Mis padres eran tan completamente inocentes al lado de las fantasías vividas con mi irresistible novia. Su idea de una noche de salida salvaje estaba en ver “Los monólogos de la vagina” y la cena en algún restaurante de moda de fusión asiática. Al día de hoy, mi padre aún considera el sushi un poco demasiado aventurero para él.


Y ahí estaba yo, disfrutando de una riesgosa pero emocionante aventura de vida y amor a lado de una excelente y atractiva latina que me había atrapado por completo con cada uno de sus detalles.


No tenía ni idea, al final, de lo que ocurriría entre nosotras en el futuro…..de algo estaba cien por ciento segura: Santana era todo lo que había soñado en una compañera de vida, alguien a quien amar y abrazar en cada instante mientras viviera.


Una cosa era jugar en una biblioteca, pero en comparación con cada instante al lado de ella, todo se sentía tranquilo y correcto. Y en el camino a casa después de una salida espontánea que habíamos hecho, me encontraba con la mano de Santana en la rodilla y sus labios en mi cuello, mis oídos, mi boca, y...dulces y significativas palabras de amor pronunciadas por ella.


Por fin sentía a la vida y cada instante antes de encontrarla a ella como algo increíble.


Había pasado tanto tiempo desde que me había enamorado así que...Se me había olvidado lo divertido y apasionante que era.


—Estás desmayada —Kitty dijo el jueves por la mañana cuando me acerqué a su mesa. Se metió el final de la pluma de nuevo entre los dientes, murmurando a su alrededor. —Estás pensando en tu chica sexy.


¿Cómo diablos lo sabe? ¿Estaba sonriendo como una idiota?


— ¿Qué?


— ¿Te gusta ella?


Me di por vencida.


—Sí, la quiero —admití.


—Vi cómo te miraba cuando llegó aquí el lunes. Te habría dado todo lo que quisieras con tan sólo mirarla.


Haciendo una mueca, abrí la puerta de mi oficina.


—Yo amo todo de ella.


—Ella estuvo aquí esta mañana —Kitty ofreció, casualmente.


Me quedé inmóvil, a mitad de camino a mi oficina, esperando.


—Parecía triste por haberte perdido, pero yo le dije que eres una especie de oso en las mañana antes de que hayas terminado tus diecisiete tazas de café y rara vez tienen antes de las ocho.


—Gracias —Me quejé.


—No hay problema. —Se sentó y sacó un sobre de su escritorio. —Dejó esto.


Tomé el sobre para leerlo en mi oficina. La letra de Santana era pequeña, escrita.



“Brittany,


Me voy la mañana del viernes para San Francisco durante una semana para una conferencia.


¿Puedo verte esta noche?

Santana”.


Levantando mi teléfono, pasé el pulgar por la pantalla y apreté su nombre.


Respondió después de sólo la mitad de un timbrazo.


— ¿Todavía estás en el modo de dar a la luz?


Me eché a reír.


—No. Estoy en la taza número dieciséis.


—Tu asistenta es un personaje. Tuvimos una conversación muy agradable bastante sobre de ti. Me complace saber que es improbable que esté tratando de seducirte mientras estoy fuera.


—Creo que es más bien una fanática tuya, si quieres saber la verdad. Si tuvieras alguna atracción hacia ella nunca podrías ser capaz de deshacerte de ella.


— ¡Escuché eso! —gritó Kitty desde su escritorio.


— ¡Entonces deja el espionaje! —Le grité, y luego sonreí al teléfono. —Y sí, estoy libre esta noche.


— ¿Dónde?


Dudé sólo un latido antes de ofrecer:


— ¿Mi casa?


La línea quedó en silencio.


Oí la sonrisa en la voz de Santana cuando finalmente dijo:


— ¿En la cama?


—Si. —Me temblaban las manos. Diablos, todo había cambiado anoche. La idea de estar con Santana en una cama era como la aventura más salvaje todavía. Casi me preguntaba si queremos sobrevivir.


— ¿Nos vemos allí a las ocho? Tengo una llamada tarde en la costa oeste.


—Perfecto.


Cambié mi atuendo tres veces antes de las ocho... ¿Casual?, ¿sexy?, ¿informal?, ¿sexy? Antes de finalmente que cambié de nuevo al traje que había llevado a trabajar. Hice mi cama, quité el polvo de todo mi apartamento, y me cepillé los dientes dos veces. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo y estaba bastante segura de que no había estado tan nerviosa la noche yo realmente perdí mi virginidad.


Todavía estaba temblando cuando ella llamó a mi puerta. Nunca había visto mi casa, pero cuando Santana entró, apenas miró a su alrededor. Sus manos fueron a mi cara, y me empujó contra la pared, con la boca firme en la mía, abriéndola, chupando mis labios y la lengua. No había nada suave sobre la forma en que me besó. Era difícil y desesperada, con las manos agarrando los hombros y tirando inútilmente de la ropa que sólo parecía estar en el camino, de los labios que casi se sentían oprimidos con lo real que era todo.


—Cada vez que te miro, pierdo el control —dijo en mi boca. —Pierdo hasta la concentración, Britt. ¿Dónde está tu habitación?


Caminé hacia atrás, tirando de ella y sus besos salvajes por el corto pasillo conmigo. Yo sólo tenía mi lámpara de la mesita de noche lanzando un pequeño cono de luz amarilla cálida todo el espacio. Paredes blancas, gran cama, gigantes ventanas, todo dentro de un plan de piso minúsculo.


Se echó a reír, mirando a su alrededor y dejando que sus manos caigan de mi cara.


—El piso es muy pequeño.


—Lo sé.


Deslizando su bolsa por la cabeza, la dejó caer sobre la cama.


— ¿Por qué? Tú podrías pagar más.


Me encogí de hombros, hipnotizada por la forma en que su pulso golpeaba en la garganta. ¿Por qué estábamos hablando del tamaño de mi apartamento? Yo quería saber lo que había en la bolsa.


Lo único que alguna vez llevó era su cartera, teléfono y una llave de la casa.


—No necesito más ahora mismo.


Sus ojos se movieron a los míos y ella asintió, los labios inclinados en una media sonrisa.


—Eres una mujer complicada, Brittany Susan Pierce.


A veces estaba tan ansiosa cuando volvía de una carrera larga que quería volver a salir a la calle a correr y correr un poco más. Tenía tanta energía en mi sangre, que no podía soportar estar quieta.


Yo me sentía así ahora.


—Santana, estoy... —Yo levanté la mano para mostrarle lo mucho que estaba temblando. —No sé qué hacer en este momento.


—Desnúdate para mí. —Metió la mano en su bolsa y sacó una enorme cámara de lujo. —Quiero las imágenes de todo esta noche —dijo, mirándome a través de la lente.


El sonido del obturador causó que mi corazón se acelerase dentro de mi pecho. Me sentí mareada, aturdida.


—Incluso de la cara —Le dije en voz baja.


—Sí —dijo, con voz ronca. —Exactamente.


Miré mi ropa: camisa de seda color marfil, con botones de perlas pequeñas, y una falda de escalera, negra. Desnúdate para mí era lo que había pedido Santana. Me gustó tener una tarea que enfocar. El peso de la noche anterior todavía presionando en mi corazón, y la visión de ella en mi habitación casi me rompió.


Levanté mis manos hacia el primer botón de la blusa.


Mis dedos temblaban todavía.


Era diferente de esta forma, en mi apartamento con nadie más que su cámara de testigo. ¿Qué estaba yo mostrándole esta noche? Mi cuerpo? ¿O todo lo que hay debajo de mi piel, mi corazón y los salvajes temores y, el zumbido de anhelo por ella?


Oí el clic del obturador seguido por la voz profunda de Santana.


—La forma en que pareces nerviosa hace que parezca que no sabes que estoy enamorada de ti.


Levanté la vista hacia ella, con los ojos y las manos congeladas.


Hizo clic.


—Te amo, Britt. Lo supe desde hace un tiempo, pero todo cambió para mí ayer por la noche.


Asentí con sensación de mareo.


—Está bien.


Se mordió el labio y luego lo lanzó a darme una sonrisa maliciosa.


— ¿Está bien?


—Si. —Regresé a mis botones, deslizándose uno libre cada vez. Luché contra la más enorme sonrisa del mundo.


Hizo clic.


—No tienes que decir nada, pero “¿está bien?" —me preguntó, mirando desde detrás de la cámara.


—Yo te digo que te amo, ¿y ni siquiera conseguiré un “gracias'” o “que bonito”?


Dejé caer la camisa al suelo y le di la espalda a ella, llegando detrás para desenganchar el sujetador


-Clic-y dejarlo caer.


Hizo clic. Clic.


Abrí la cremallera de mi falda, y se unió a los otros elementos en el suelo mientras me di la vuelta para mirarla.


—Te amo, también. —Clic. —Pero me aterra.


Bajó la cámara, los ojos en mí.


—Yo no quise caer enamorada de ti —Le dije.


Dio un paso más cerca.


—Si te hace sentir mejor, has peleado de manera muy impresionante.


No puso la cámara hacia abajo, cuando se acercó de nuevo a besarme. La acabó cambiando a un lado de su mano y tomó mi cara con la otra, presionando su boca a la mía.


—Yo también tengo miedo, Britt. Tengo miedo de que no sea lo que esperas. Tengo miedo de que vayamos a arruinar esto que tenemos de alguna manera. Temo que te cansarás de mí. Pero la cosa es —dijo con una sonrisa: —Yo no quiero a nadie más. Sólo te amo a ti.


Debe haber tomado cientos de fotos de mí cuando terminé de desnudarme, se subió de nuevo en la cama, viéndola merodear por encima de mí, mientras me decía más de lo que sentía: distraída, insaciable, como si pudiera dar gracias Sam y luego matarlo, como si estuviera sinceramente preocupada de que no sería capaz de obtener suficiente de mí.


Cada reacción que tuve, que capturó, obsesionándola más.


Al pasar por encima de mí, enfocó la cámara en mi torso, donde su cuerpo rozaba el mío. Yo cerré los ojos, perdida en lo que sentía y en los suaves sonidos de la cámara al hacer clic. Cuando los abrí de nuevo, mis ojos la encontraron.


Extendía la mano, inclinando la cámara hacia mi cuello. Ella tomó el tiro, dejándome llevar subí más alto, y más alto todavía. Me miró a través de la lente.


Le temblaban las manos mientras ajustaba el enfoque, teniendo disparo tras disparo de mi cara, de sus dedos trazando mi mandíbula o pegadas las mejillas, mientras sostenía la cámara lejos para capturarnos besándonos.


Y entonces todo en el momento se centró en la sensación de su boca sobre mí, y el sentimiento de su cabello en mis manos, su lengua moviéndose sobre mí, sus labios presionando palabras en mi piel. Le sentía cada que respiraba y cada pequeño sonido que hizo. Podía sentir su boca más hambrienta y más urgente a medida que se movía por mi cuerpo. Poco a poco, presionó dos dedos dentro de mí y chupaba mi clítoris en serio, empujando y vaya. Me quedé tranquila.


Yo no quería escuchar mi voz en mi cabeza. Quería sentirle solo a ella.


—Eres hermosa —susurró cuando me había dado por vencida y grité cuando finalmente se calmó y se acercó a mí, besándome profundamente. —Ver que yo provoco tus suspiros hacen que mi corazón se acelere.


Extendí la mano y arrastré mis dedos por sus pechos, instándole a usar mi cuerpo para conseguir lo que necesitaba esta vez, para sentir todo lo que fuera posible.


Mis manos se movían por su propia voluntad, acariciándola, acercándola más y empujándola hacia atrás para que pudiera verla cuando llegó para posicionarse contra mí.


Susurré:


—Por favor.


Ella gimió, exhalando mientras bajaba su cuerpo sobre el mío y se concentró en hacer que me sintiera amada…..deseada. La sensación era increíble, todo a la vez, la sensación de su cuerpo junto al mío, de su cara en mi cuello, de mis brazos alrededor de su cuello y buceando en su pelo, sus manos recorriendo cada centímetro de mi piel.


Por favor, no dejes que este momento termine. No quiero que este momento se acabe.


Nos quedamos sin palabras, y cubiertas de sudor, y esto, pensé, esto es lo que se siente al hacer el amor.


Me puso encima de ella, miró mi cara hasta que fue demasiado, demasiado intenso, y dejé que mis ojos se cerrasen cuando me estremecí. Oí el clic de la cámara, y el ruido sordo que hizo al chocar contra el colchón y Santana estaba sobre mí otra vez, más salvaje y ansiosa por mí.


Imágenes de luces y sombras golpeaban contra mis retinas, pero esta vez me negué a cerrar los ojos. Cayó sobre mí, suspirando, y su boca se movió a la mía y nos mantuvo abriéndonos una contra la otra, respirando y juntas en el borde. Movió los labios entreabiertos sobre mi boca mientras me decía con la mirada lo mucho que me amaba y empezó a hablar en silencio.


Ya voy, dijimos juntas sin palabras.


Ya voy.


Ambas nos habíamos saltado la cena, así que miré absorta como Santana allanó la cocina. Llevaba sólo su fina lencería, pero nada más, y registró mientras yo me quedé mirando su cuerpo.


Obviamente Santana era toda una diosa, pero también estaba cómoda en su piel. Me gustaba verla mientras consideraba el contenido de mi nevera. Me perdí en la forma en que sus labios se movían cuando catalogó todo en el cajón de los productos.


—Todo de ti me resulta tan increíble, por ejemplo lo cuidadosa que eres en el contenido de tu nevera —murmuró, hurgando en un surtido de quesos. — Yo debo admitir que no fui de compras por un buen tiempo, creo que sólo tengo mostaza en mi nevera. Tal vez algunas patatas viejas.


—Acabo de ir de compras. —Me puse la camiseta y tiré de ella hacia arriba para inhalar su fragancia. Todo de ella me estremecía de ansiedad por tenerla entre mis brazos nuevamente.


—Sospecho que la última vez fui en mayo.


— ¿Qué estás buscando?


Se encogió de hombros y sacó un cuenco de uvas.


—Aperitivos. —Ella agarró un paquete de jugos dietéticos y sonrió cuando lo levantó.


—Santana…..


Una buena elección.


—Soy parcial.


Amontonó uvas, nueces y algunas rebanadas de queso en un plato y asintió hacia la habitación.


—Aperitivos en la cama.


De vuelta en el edredón, se deslizó una uva entre los labios y luego se encerró un poco en sí misma, murmurando:


—Así que, tengo una idea —Mientras masticaba.


—Cuenta.


—Estoy organizando una recaudación de fondos en mi casa en dos semanas. ¿Qué tal si hacemos nuestra gran puesta de largo esa noche? Santana y Brittany: “Felizmente enamoradas” —Ella picoteó algunos frutos secos y me estudió antes de añadir: —Incluso pondré una regla de nada de prensa.


—No tienes que hacer eso.


—Yo no tengo que hacerlo, pero lo haría.


Me tomó un tiempo para mí para resolver lo que quería decir, y aunque pensé durante el aperitivo, Santana tuvo paciencia. Fue un fuerte contraste con Sam, que siempre quería una respuesta tan pronto como hubiera hecho la pregunta.


La verdad es que mi mente nunca había trabajado de esa manera. Los políticos dan preguntas y respuestas como en un partido de tenis verbal. Siempre me tomó más tiempo expresar lo que quería decir. Y, en el caso de Santana, parecía que me tomó un par de meses para resolver lo que sentía.


—Quiero decir, que la razón por qué me sentía extraña con las fotos durante tanto tiempo es que hay tantas de mí y Sam juntos. Y siempre estarán ahí, fáciles de ver cada vez que alguien quiera. Voy a sentirme siempre humillada cuando vean mi sonrisa ignorante y su falsedad, una mentira.


Santana terminó de masticar su mordisco antes de contestar:


—Lo sé.


—Así que creo que tienes razón. Tal vez no sea buena la presión en este momento. Tal vez sólo podemos estar cerca de algunos de tus invitados, y ver cómo va.


Santana se inclinó hacia delante y besó mi hombro.


—Funciona para mí.


Ella me dio de comer otra uva y luego deslizó el plato al lado de una botella de agua en la mesita de noche antes tirar de su camiseta por encima de mi cabeza.


Nuestro amor fue sin prisas esta vez, cuando la noche estaba en su punto más negro y el viento rugía justo fuera de las ventanas abiertas.


Nada había sido así.


Nada.


Santana estaba acurrucada detrás de mí cuando el sol apenas comenzaba a iluminar el cielo. Parecía increíble. Pelo revuelto, y la calidez de sus brazos. Estaba tan hermosa como siempre, entrecerrando los ojos.


No dijo una sola palabra, una vez que se dio cuenta de que la estaba mirando. Sólo se frotó la cara, miró a mis labios, y cogió la botella de agua que había dejado sobre la mesita de noche. Me la ofreció a mí y luego tomó un poco, antes de ponerla a un lado para poder pasar sus manos hacia arriba sobre mis pechos.


Y me perdí inmediatamente en la sensación de ella mientras rodaba sobre mí y se balanceó hacia adelante, sosteniéndome allí, besando mis labios para darme los buenos días. Yo tenía sueño y ella tenía sueño, pasando por mi cuerpo y chupando la carne, costillas y huesos de la cadera.


Sus manos estaban en calma y deliberadamente, bromeó. Lo que empezó a construir bajo mi piel era un fuego lento. Me besó por todas partes, dándome placer con las manos, la boca y las palabras, preguntándome qué me gustaba, como si no hubiéramos hecho esto muchas veces antes.



Pero la entendía: era diferente aquí, en mi cama. Todo había cambiado la noche anterior, y no podía ver nada más allá de lo que sentía al abrirle finalmente mi corazón a la persona que había logrado que creyera en el amor……..Santana.

Hola…….buenas       tardes a todas/os……ahhh la            nostalgia es inevitable cuando la historia esta en su cuenta regresiva para concluir, tan sólo me queda       agradecerles su constante apoyo y seguimiento de cada historia que pongo a su consideración en un sitio fantástico como “Gleeklatino”…..apenas queda 1 capítulo más de esta historia antes de darla por finalizada.



Y bueno…….     ¿qué les parecieron los avances de los proyectos futuros de adaptación?



Como aclaro más abajo, la historia original no tiene una traducción oficial (agradezco a quienes hacen posible que los demás podamos disfrutar de interesantes obras)…….y tomando en cuenta que la estoy adaptando a nuestra pareja favorita (Brittana) decidí agregar algunas situaciones o descripciones que se adecuen mejor a Brittana. Espero les gusten estos leves cambios, que por supuesto no tienen intención alguna en atribuirse reconocimientos ajenos……solo lo hago porque creo que iría mejor con la pareja de Britt y San.



*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:


http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)



http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo (Play with Me)



http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)




*Próxima actualización: día MIÉRCOLES…….procuraré actualizar antes, pero si no pudiera ya saben que día lo haré. Gracias por su comprensión y paciencia.



Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.



Y la canción del día es……..






*vaya……..por lo visto hoy me puse bastante melancólica y cursi jejejeje





NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas         jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece…………esta obra se titula “Beautiful Stranger / Un desconocido encantador” de Christina Lauren (dúo de escritoras: Christina Hobbs y Lauren Billings, autoras de la novela “Beautiful Bastard”). La traducción según el archivo que encontré no es una versión oficial, en algunos sitios este archivo no tenía al autor o autores de dicha traducción; sin embargo, pude ver en un foro de donde descargué la obra, que el trabajo de traducción y corrección correspondería a Kelly Frost (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)



Dado que en la obra original, el lugar principal que se menciona es Nueva York-EE. UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolló ultimamente Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí mantener el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente      jejejeje.



Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de un solo libro, consta de 17 capítulos, esta historia intercala la perspectiva de los personajes protagonistas, en el caso nuestro, algunos capítulos serán narrados por Brittany y otros por Santana. La descripción de la historia no me pertenece, la extraje del sitio “mueroporleer.blogspot.com” y la modifiqué levemente.




Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.












Bajé la vista hacia ella en el sol de la media mañana, toda cálida de sueño y la mejilla apoyada en la almohada, su pelo liso era una maraña alrededor de su cabeza. Mis ojos se movieron sobre su cuerpo, a lo largo del lado de sus desnudos pechos y abajo de la curva de la columna vertebral, donde la sábana tapaba solo sus caderas.


Hay una lista de cosas que se aprenden de alguien la primera vez que se pasa la noche juntas: si roban las mantas, si hacen ruiditos extraños, si son unas mimosas….


Brittany se desparramaba serenamente: al completo, los brazos y las piernas flojas, todo su cuerpo sobre mí cubriéndome, como una estrella de mar.


Habíamos hecho el amor de nuevo, cuando el cielo comenzó a aclarar, suave y de color rosa y con manchas azul en sus bordes. Se había derrumbado sobre mí, sonriendo, y cayó inmediatamente de nuevo en el sueño.


Eran las diez y media ahora, arrastré un dedo por su brazo, no quería despertarla, ciertamente no quería salir de viaje ahora. Mi cámara de fotos estaba apoyada en la mesilla de noche y la alcancé, sentándome con cuidado en el borde del colchón cuando comencé desplazarme por las fotos.


Había tomado cientos de anoche, algunas de Britt desnuda, pero aún más de ella desesperada y arqueada debajo de mí. Los sonidos de nuestros cuerpos moviéndose juntos y sus suaves gemidos rotos por el clic del obturador se quedarían siempre marcados en mi memoria.


Volví a las imágenes del comienzo de la noche y me quedé mirando las fotos de su expresión cuando yo admití que la amaba. Ella me había dejado tomar tantas fotos de su rostro la noche anterior, que yo disfrutaba al recordar el momento en que había sacado el tema.


Nuestra última regla, rota.


Su permiso dijo más de lo que las palabras jamás podrían. Cuando cliqué a través de la serie, ella pasó de desesperada al principio, aliviada, y luego a traviesa en rápida sucesión.


Y las fotos más tarde, en la cama, parecían tan íntimas y sexys como lo recordaba.


En silencio, crucé la habitación y saqué mi computadora portátil. Le tomó sólo un momento de arrancar y yo quité la tarjeta SD de la cámara, montando el archivo adjunto en mi equipo. Me metí en mi cuenta de mi sitio preferido de fotografía, una empresa pequeña, discreta que se especializó en la impresión de fotos profesionales. Yo subía las que quería y luego borraba los archivos de mi disco duro, extraje la tarjeta y la guardé de forma segura en mi bolsa.


Cuando guardé mi cámara, me incliné sobre ella, susurrando:


—Me tengo que ir —contra su oreja. Ella se agitó. —Tengo que tomar un vuelo.


Ella murmuró, luego se estiró y me observó mientras sus párpados se abrían lentamente.


—No quiero que te vayas — dijo ella, rodando para mirarme. Su voz era delicada y ronca por el sueño, y yo inmediatamente pensé en mil cosas que quería que dijera.


Estaba demasiado tentadora, con los ojos todavía cansados y las marcas de almohada recubriendo su cara, pero eran sus pechos desnudos los que tenían toda mi atención. Apoyé mi mano en cada lado de su cabeza y permanecí por encima de ella.


—Te ves fenomenal por la mañana. ¿Lo sabías? —Le pregunté.


Me agaché y corrí mi pulgar sobre el pecho desnudo, y tuve que tomar una respiración temblorosa, abrumada por la cercanía inmediata y casi asfixiante con ella, por cómo ella parecía llenar cada espacio de mi existencia.


— ¿Sí? —Ella sonrió, arqueando una ceja y pasándose el pulgar por el labio inferior. Quería chuparlo, morderlo. Su expresión parecía sobria y ella parpadeó hacia mí, sus ojos buscando los míos. — ¿Lo de anoche realmente sucedió?


— ¿Te refieres a qué me hiciste tuya sin descanso y admitiste que, básicamente, eres mi dueña? Sí.


— ¿Qué significa "Te amo", incluso decirlo? Es extraño cómo de diferentes tres palabras pueden sentirse. Quiero decir, lo he dicho antes, pero nunca se sintió tan...grande, ¿sabes? No estoy segura de que significara lo mismo entonces. Igual yo era demasiado joven para saberlo. ¿Eso es una locura? ¿Crees que estoy loca? Pero yo no lo estoy. Sólo soy... nueva en esto, pienso. Honestamente, creo que soy nueva en esto.


—Sé que estás diciendo algo profundo, pero es difícil concentrarme cuando tus pechos están a la vista.


Brittany puso los ojos en blanco y trató de alejarme, pero yo no lo hice. En cambio, me incliné y la besé, tragando su protesta mientras trataba de dar forma a cada sentimiento salvaje y desquiciado que tenía y encajarlo en ese beso.


Podía escuchar el sonido de una tormenta de verano cuando el agua empezó a apedrear las ventanas y los truenos sonaron en la distancia. En algún lugar en el fondo de mi mente pensé brevemente en carreteras mojadas y en todos los taxis viajando a la vez, y en cuánto más tiempo me tardaría en llegar al aeropuerto. Pero en cuanto envolvió una pierna alrededor de la parte posterior de mi muslo y me coloqué totalmente encima de ella, pensar en el estado del clima se evaporó de mi mente.


Sus labios se movieron de mi boca a mi oído y yo traté de recordar por qué tenía que salir ya.


—Estoy tan feliz de que estes conmigo, pero lo estaría aún más si te quedaras un poco más de tiempo para hacerte mía —dijo ella, meciendo sus caderas contra las mías. —Quiero más.


Toda la sangre dejó mi cerebro, y me estremecí completamente con sus palabras.


—Esta es probablemente la mejor cosa que nadie me ha dicho nunca.


Brittany empujó contra mi pecho y casi gemí cuando ella me puso sobre mi espalda.


—No te vayas —dijo ella, moviéndose encima de mí. La sábana cayó y me acarició con devoción, mis dedos rozaban la parte inferior de sus pechos. Cogió mi cámara y la levantó, mirándome a través del visor. —Quiero tomar fotos de tu cara bonita entre mis piernas.


—Jesucristo, Brittany —dije, mi cabeza cayó hacia atrás contra las almohadas y los ojos bien cerrados. —Y yo que pensaba que eras una pequeña cosita inocente y yo era la gran indecente.


Ella se echó a reír y me miró fijamente.


—Te quiero —dije, agarrando la parte de atrás de su cuello y llevando su boca a la mía. Pasé mi mano por su lado, desnuda y suave, sintiendo como todo cobraba sentido a lado suyo.


—Realmente estamos haciendo esto, ¿no es así? —preguntó ella, tirándose hacia atrás lo suficiente para mirarme a los ojos.


—Realmente estamos haciendo esto.


—Oficialmente.


—Un ciento por ciento. Cenas, citas, presentarte como mi novia. Todo el asunto.


—Creo que me gusta el sonido de eso —dijo, con las mejillas rosadas. Arrastró sus uñas por mi cabello y me fundí a su contacto. Sin querer estar en cualquier lugar más que aquí. Pero...El tiempo en el reloj cerca de la cama se reflejaba de nuevo hacia mí.


—Dios……. La verdad es que me tengo que ir —Le dije, cerrando los ojos.


—Está bien. —Sentí el calor de sus labios contra los míos, sin moverse ni hacer nada en especial, simplemente allí, un casto beso que fue mucho más caliente por todas las cosas decididamente calientes que habíamos hecho sólo unas horas antes.


Gemí, tirando de mi ropa y la arrojé en algún lugar de la habitación. Britt  me miraba fijamente cuando empecé a deshacerme de lo último de ropa que aún cubría mi cuerpo.


—Pero tu vuelo —dijo ella, incluso mientras esbozaba una sonrisa maliciosa se extendia lentamente a través de su cara.


—Cogeré el siguiente.






Después de una carrera loca a través de JFK –que mereció la pena naturalmente- y otras cinco horas en el aire, finalmente aterricé en San Francisco. Yo sólo había logrado conseguir una o dos horas de sueño la noche anterior, y sólo unos pocos minutos aquí y allá en el avión, y estaba empezando a sentirlo.


Bostecé y recogí mi bolsa del compartimiento de arriba, bajé del avión y me dirigí a fuera de la terminal y directamente a la taza de café más cercana que pudiese encontrar.


Había sido imprudente perder mi vuelo sólo para tener una hora adicional con Brittany, yo lo sabía incluso cuando estaba mirándola, amándola. Pero nunca había sentido nada ni siquiera cerca de esto antes, y aún así era un poco difícil pensar en todo lo que habíamos dicho.


Un texto de Ryder apareció mientras esperaba a que me trajeran una taza de café.


¿Las nuevas fotos sexys, tienen tendencias salvajes?


¿En serio me preguntas eso? Nunca tendrías el valor suficiente para sacar una cámara, le escribí en respuesta, a continuación, guardé el teléfono en mi bolso. Yo lo llamaría después de la reunión y lo pondría al tanto sobre la situación con Brittany.


Con una sonrisa en mi cara y mi bebida, finalmente, en la mano, me alejé de la mesa y le quité la tapa para agregar crema. Sentí un golpecito en el hombro y me di la vuelta.


—Creo que se le cayó esto. —Una mujer delgada con el cabello rubio y corto estaba detrás de mí, sosteniendo una cartera de cuero negro.


Negué con la cabeza.


—No es mía, amiga. Lo siento. —Asentí hacia seguridad cerca de la escalera mecánica del carrusel de equipaje. —Pruebe con uno de ellos. —Empecé a dar media vuelta y me agarró el brazo, deteniéndome.


— ¿Estás segura?


—Estoy segura —Le dije con un encogimiento de hombros, sacando mi propia cartera y mostrándosela. —Buena suerte en encontrar al propietario, sin embargo, ¿sí? Es una buena mujer.


Ya estaba dando un paso hacia atrás y le observé mientras ella se alejaba rápidamente, me dirigí hacia la recogida de equipajes. Después de haber perdido bastante tiempo hoy, le puse la tapa a mi taza y me incliné para alcanzar el bolso cerca de mis pies.


Mi corazón se detuvo.


Había desaparecido.


— ¿Qué tipo de bolsa era?, otra vez, ¿señorita? —Una empleada del aeropuerto aburrida me miró desde detrás del mostrador. De acuerdo con la etiqueta prendida en la camisa, su nombre era Elaine. Ella sopló una burbuja de chicle mientras esperaba a que yo respondiera.


Miré hacia el monitor suspendido en la pared detrás de ella, con la imagen de mi propia espalda parpadeando en la pantalla, seguro que tenía que estar en algún tipo de programa de cámara oculta.


— ¿Señorita? —dijo de nuevo, sonando, aún más aburrida si cabe, que antes.

Me pasé la mano por el pelo, recordándome a mí misma que estirarme y estrangularla no ayudaría a la situación.


—Una bolsa de mensajero Hermes. Gris y bronce.


— ¿Puede identificar todos los objetos de valor del interior?


Tragué el sabor de la bilis.


—Mis archivos. Mi portátil. Mi teléfono. Todo……….


Consideré toda la información del cliente que acababa de perder, todas las contraseñas que tendrían que ser cambiadas inmediatamente. Cuánto tiempo iba a tomar todo esto y la cantidad de problemas que esto podría causar. Y yo ni siquiera tenía mi maldito teléfono para llamar a Ryder.


Deslizó un formulario y un bolígrafo unido a una cadena sobre el escritorio.


—Parece que necesita unos minutos. Sólo tiene que rellenar esto y marque las casillas apropiadas.


Cogí la pluma y completé mi nombre y dirección, el control de los espacios para el ordenador portátil, móvil teléfono y artículos de uso personal. Miré la hora y me pregunté si había una caja de cordura, porque estaba bastante segura de que estaba a punto de perder eso. Yo casi había terminado cuando me encontré con una opción que me hizo sentir como si pudiera desvanecerme en el instante.


Cámara. No me había traído mi cámara conmigo, pero había guardado mi tarjeta SD, con la intención de borrarla tan pronto como tuviera la oportunidad.


Las cosas no podían estar más difíciles en este momento.


Miré hacia abajo a la barra, la forma en que el laminado se alejaba del borde de metal.


Había una grieta a lo largo de la superficie y parecía la metáfora más irónica.


—Mi tarjeta SD —le dije a nadie en particular.


— ¿Para una cámara? —preguntó Elaine.


Tragué saliva. Dos veces.


—Si. La tarjeta, con todas las imágenes. —Maldije y, me aparté del mostrador, recordando lo que Brittany me había dejado hacer la noche anterior, como había confiado en mí.


Mierda mierda mierda.


Una mujer mayor con el pelo oscuro recogido en un moño se acercó al mostrador.


— ¿Señorita López? —Ella me preguntó.


Me tomé un momento de mi crisis para asentir y continuó.


—Nos fijamos en las imágenes. Parece que hay dos de ellas. Una le distraía mientras su compañera cogía la bolsa. Ella bajó la escalera y casi estaba fuera de la terminal antes de que siquiera se diera cuenta de que le faltaba.


Me pregunté si era posible que el suelo se abra y me trague. Yo esperaba que lo fuera.


Después de haber hecho todo lo que podía en el aeropuerto, tomé un coche al hotel. Sin tiempo para sustituir mi teléfono antes de la reunión, llamé al servicio de información y tuve que llamar a la oficina. Ryder no estaba allí, pero su asistente me aseguró que cambiaría mis contraseñas de cuentas por sí misma y explicaría todo a Ryder lo antes posible. Después de prometerle su docena de rosas y un ascenso de su jefe, colgué y me senté en la cama, mirando el teléfono mientras trataba de decidir lo que iba a decirle a Brittany.


Al darme cuenta de que no había manera fácil de hacer esto, marqué de nuevo el servicio de información y llamé…….


A la oficina de Brittany.


Kitty respondió, y yo cerré los ojos. Me gustaba su sentido común, pero no estaba de humor para hacerle frente hoy.


—Oficina de Brittany Pierce —dijo.


—Miss Pierce, por favor.


Se detuvo el tiempo suficiente para que se convierta en incómodo antes de decir:


—Y buenas tardes también para usted, señorita López. Un momento, por favor.


Oí el chasquido cuando me conectó y esperé a que contestara Britt.


Tres pitidos después, ella respondió.


—Soy Brittany Pierce —dijo ella, y sentí el calor en el interior de mi pecho.


—Hey.


— ¿Santana? No reconocí el número.


—Si. Te llamo desde mi hotel. ¿Estás bien? Suenas un poco estresada.


—Yo podría pasar sin la pila gigante de la investigación de precios hoy en mi escritorio. Debería haber entrado al trabajo antes de la comida, pero no puedo decir que me arrepienta de mi tranquila mañana.


Hizo una pausa y yo cerré los ojos, recordando su cara cuando ella suspiraba cuando la tenia entre mis brazos.


— ¿Cómo estuvo tu vuelo?


—Bien. Largo —le dije, de pie y caminando hasta donde el cable telefónico permitiría. Miré por la ventana, a donde la gente corría sobre las aceras abajo, completamente perdidos en sus propios pequeños mundos. —Te echo de menos.


La escuché levantarse y una puerta cercana cerrándose antes de sentarse de nuevo.


—Yo también.


— ¿Dormiste algo después de que me fui?


—Un poco. —Ella se echó a reír. —Alguien me cansó bastante en la noche y también parte del día.


—Seguro es una chica con mucha suerte.


Ella tarareó y traté de imaginarme lo que estaba haciendo, lo que llevaba puesto. Decidí que estaba usando una falda, con nada debajo, y usaba las botas altas negras hasta la rodilla.


Mal movimiento, Santana. Estas al otro lado del país y estás lista para ir ahora a lado de Britt.


— ¿Regresarás pronto? —preguntó.


—Si. Vuelvo el viernes por la tarde. ¿Pasarás la noche conmigo?


—Por supuesto.


Tomé una respiración profunda, recordándome a mí misma que no tenía ninguna razón para estar preocupada. Lo más probable es que la ladrona acabaría con el teléfono y el ordenador portátil y simplemente los vendería.


—Así que, mi bolso fue robado en el aeropuerto.


— ¿Qué? —Se quedó sin aliento. —Eso es horrible. ¿Quién hace eso?


—Ladronas sin ningún tipo de escrúpulos.


— ¿Qué tenía la bolsa? ¿Tu ropa?


—No, mi equipaje de mano. —Tomé una respiración profunda. —Mi ordenador portátil, mi teléfono. Ya he tenido que cambiar contraseñas de trabajo y todo lo relacionado, pero Brittany...la tarjeta SD que usé ayer por la noche estaba allí y yo no la había borrado todavía. Mi teléfono, también.


—Está bien —dijo en una exhalación. —Está bien. —Escuché el sonido del crujido del cuero y podía imaginarla levantándose de su silla de nuevo y caminando por la habitación. —Estoy asumiendo que la ladrona no fue capturada.


—No...Son unas personas desagradables, porque no fue una sola.


Un par de compases de silencio llenaron la línea y me recordó por qué me mataban las llamadas telefónicas. Quería verla, para leer su expresión y medir si se le veía cara de preocupación o alivio.


—Bueno, las probabilidades son de que no era más que por el dinero fácil, ¿verdad? —dijo finalmente. —Ellas probablemente cojan el portátil y el teléfono y tiren la unidad SD. Por lo que sabemos ya han limpiado la computadora portátil y la tarjeta ya está tirada en el cubo de basura de algún lugar.


Apoyé la frente contra la ventana y exhalé mi aliento formando una nube de condensación en el vidrio.


—Cristo, Te amo. Yo estaba muy estresada acerca de cómo te tomarías la noticia.


—Vuelve pronto para que podamos tomar algunas fotos nuevas, ¿de acuerdo?


Sonreí al teléfono.


—Hecho.


El espectáculo de arte la noche del sábado y la conferencia del domingo fueron la locura completa. Conocí en persona a varias personas con las que había hablado por el teléfono durante meses, y habían acordado una serie de reuniones en Nueva York más adelante para negociar posibles inversiones. El ritmo de este fin de semana me permitió mantener alejado de mi mente el hecho de que no tenía fotos de Brittany para distraerme de tanto trabajo.


El lunes me desperté con un cielo lleno de niebla y croissants y café del servicio de habitaciones.


Por extraño que fuese debía admitir que disfruté bastante la desconexión forzada que tuve que soportar ahora que yo había perdido mi bolsa. Me gustaría ser capaz de recoger un nuevo teléfono por la mañana y podría arreglármelas sin un ordenador portátil para el resto de la semana, pero aparte de la falta de fotografías de mi dulce Britt, había estado bien para desconectar un poco de las llamadas de trabajo constantes.


Y entonces me di cuenta de que, junto a la cama, la luz de mi teléfono de la habitación estaba parpadeando en rojo. ¿Había perdido una llamada?


Comprobando del lado de ella, me di cuenta de que el timbre estaba desconectado. Levanté el auricular y golpeé el botón del contestador electrónico.


La voz sensata de Ryder se oyó a través de la línea:




—Santana. Revisa el mensaje y luego me llamas lo antes posible. Sucedió algo que tiene mucho que ver contigo………..

Hola…….buenas noches a todas/os……ahhh la nostalgia es inevitable cuando se ha concluido con una historia en la que he tenido la grata suerte de contar con sus comentarios y visitas al fic. Quedo muy agradecida con uds. por su constante apoyo y seguimiento de cada historia que pongo a su consideración en un sitio fantástico como “Gleeklatino”……..Vaya, es tan difícil decir adiós (lo admito…..no soy muy expresiva cuando se trata de despedidas jejejeje)



En fin, me gustara mucho contar con sus valiosas opiniones en el nuevo proyecto de adaptación que pongo a consideración suya………la historia es “Lick” de Kylie Scott, el enlace es:




http://www.gleeklatino.com/t22405-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-1-12-de-noviembre



Como aclaro más abajo, la historia original (Beautiful stanger) no tiene una traducción oficial (agradezco a quienes hacen posible que los demás podamos disfrutar de interesantes obras)…….y tomando en cuenta que la estoy adaptando a nuestra pareja favorita (Brittana) decidí agregar algunas situaciones o descripciones que se adecuen mejor a Brittana. Espero les gusten estos leves cambios, que por supuesto no tienen intención alguna en atribuirse reconocimientos ajenos……solo lo hago porque creo que iría mejor con la pareja de Britt y San.



*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:


http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)


http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo (Play with Me)


http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)




Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo. Espero verlas en el fic “Lick”



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.



Y la canción del día es……..










NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece…………esta obra se titula “Beautiful Stranger / Un desconocido encantador” de Christina Lauren (dúo de escritoras: Christina Hobbs y Lauren Billings, autoras de la novela “Beautiful Bastard”). La traducción según el archivo que encontré no es una versión oficial, en algunos sitios este archivo no tenía al autor o autores de dicha traducción; sin embargo, pude ver en un foro de donde descargué la obra, que el trabajo de traducción y corrección correspondería a Kelly Frost (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs)



Dado que en la obra original, el lugar principal que se menciona es Nueva York-EE. UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolló ultimamente Glee así como mi manía personal de preferir Nueva York…….decidí mantener el lugar donde se desarrollará la historia sea Nueva York. Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.



Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de un solo libro, consta de 17 capítulos, esta historia intercala la perspectiva de los personajes protagonistas, en el caso nuestro, algunos capítulos serán narrados por Brittany y otros por Santana. La descripción de la historia no me pertenece, la extraje del sitio “mueroporleer.blogspot.com” y la modifiqué levemente.



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.













El lunes vino con otra tormenta de verano y un cielo tan azul verdoso que se sentía como el océano iba llenando el aire. Me encontré debajo de mi paraguas hacia la estación de metro y apenas cogí mi tren de las 07:32.


Por una vez, había un asiento libre y me dejé caer en el, apoyando mi paraguas y cerrando los ojos para pensar en todo lo que tenía que hacer hoy. Algunas investigaciones de precios, una montaña de reuniones antes del almuerzo, y luego una reunión con mi equipo.


Cuando levanté la vista y miré el papel de la mujer a mi lado estaba leyendo, cada uno de los planes se desvanecieron. Mirándome desde la mitad de la Page Six había una imagen de Santana al lado del titular, MAD SANTANA'S La sexy latina ataca de nuevo.


— ¿Qué? —Salí disparada involuntariamente, inclinándome hacia delante y sin importarme que yo estaba invadiendo al ciento por ciento el espacio personal de la chica leyendo el periódico.


— ¿Puedo verlo? —Le pregunté a la fuerza, y la mujer me entregó el papel, ella debía pensar que podría estar loca.


Rápidamente salté a la historia.


“Santana López ama sin medida a las mujeres hermosas. No es ninguna sorpresa para cualquiera que su peor guardado secreto es su afición por la combinación de pasatiempos: fotografiarse a sí misma con sus sabores de la semana. Atrapada hace sólo una semana con una rubia impresionante en un bar, las nuevas imágenes que se han filtrado son de Santana devorando a una igualmente deliciosa morena. Mientras que la mayoría de los tiros eran, digamos, muy poco claros, una imagen de la cara identifica claramente que la sexy empresaria financiera está "consiguiendo como socia de negocios ", a la actriz española María de la Cruz, con quien se citó hace sólo unos días que es la marca de tiempo que tiene”.


Cuando terminé de leer la historia por probablemente décima vez, el tren se detuvo en una parada y me levanté, tropezando en el vagón del metro y pase como en un sueño por la calle.


Después de caminar las últimas doce manzanas hasta nuestro edificio, no estaba incluso un poco sorprendida de encontrar a Rachel de pie dentro de mi oficina, esperándome.


Con manos temblorosas, levanté el periódico.


—Necesito que me expliques lo que estoy viendo aquí. ¿Se trata sólo de chisme? ¿Quién es esta mujer?


Ella se acercó, y me entregó el teléfono. Ella tenía el navegador abierto en Celebritini, el cual al parecer había sacado la historia. En la parte superior de la página había una foto que había visto hace unas semanas, en la azotea con Santana. Era una foto de mi cadera, con su mano extendiéndose por mi piel.


Al lado de la foto de mi cuerpo desnudo, obviamente, era una imagen de la cara de una mujer. Tenía el pelo oscuro y no tendría forma de saber de qué color eran sus ojos, porque tenía la cabeza echada hacia atrás, con los ojos cerrados. En la parte inferior de la foto había un indicio de la cabeza de Santana con el rostro apretado contra su cuello.


Ella estaba muy obviamente teniendo un orgasmo.


—Esta foto fue en su teléfono. —Recorrí la historia que indicaba de cuántas mujeres Santana tenía fotos. —Al parecer, había un montón de fotografías de otras mujeres.


Rachel se enfureció.


—Volveré más tarde; parece que tengo que encontrarla para darle una paliza y unas palabras que recordará de por vida.


—Está fuera de la ciudad.


Hizo una pausa y tomó una respiración profunda.


—Bueno, al menos eso me va a salvar de la cárcel.


— ¿Qué dijo Quinn?


Rachel se dejó caer en el sofá.


—Ella dijo que debemos tratar de ser prudentes. Eso y que no sabíamos toda la historia. Que eso no es un más que un montón de amarillismo de la prensa. Me recordó que yo antes pensaba que mi osita estaba durmiendo con todo el mundo en la oficina antes de oficializar nuestra relación.


Señalé la foto de la nueva actriz española.


—Esta historia dice que esta fue la más reciente de sus fotos filtradas y que había muchas otras. Y mía, la otra, se tomó antes de este verano. Así que ha estado con ella desde entonces.


Ella no respondió. Me quedé mirando la pared, consideré atravesarla con mi puño y, a continuación, casi reí por la idea. Santana podría atravesar una pared con el puño.


Yo ni siquiera dejaría una marca, y probablemente terminaría con una fractura en la mano.


—Estoy cansada de sentirme como una idiota.


—Así que no lo hagas. Hazla sufrir.


—Esto es exactamente por lo que no quiero involucrarme con nadie. Porque quiero ver lo mejor de alguien, y estoy totalmente destrozada cuando me equivoco.


Rachel seguía sin decir nada, sólo me miraba desde el otro lado de la habitación. Santana ni siquiera tenía un teléfono o un ordenador portátil. No podía llamarle para averiguar nada.


Yo no estaba segura de qué quería. Cogí mi teléfono y lo puse a cargar.


— ¿Qué tenemos en el calendario de hoy? —Golpeé la barra espaciadora en mi ordenador para activar la pantalla, y miré a través de mis citas. Miré a mi amiga.


Alargó la mano y apagó el monitor.


—No hay nada urgente. ¡Kitty! Cancélalo todo y después, recoge tus cosas. Vamos a emborracharnos.


El mediodía me golpeó, encantada de que el bar de mala muerte que encontramos en Queens tenía una máquina de discos, e incluso más encantada de que el dueño parecía amar las cintas de los ochenta tanto como yo lo hacía. Era la música de placer culpable de mi madre y escuchar Twisted Sister una y otra vez extrañamente me hizo sentir como si estuviera casa.


—Fue brillante en la cama —murmuré en mi vaso. —Bueno —me corregí, levantando una mano pesada —sólo una noche en realidad lo hicimos en una cama. Mi cama. Y en esa cama fue brillante. Creo que hemos tuvimos sexo como siete mil veces esa noche.


— ¿Sólo lo hizo en una cama de una vez? —preguntó Kitty, de pie junto a la mesa y usando un palo de billar como apoyo.


Rachel suspiró profundamente y no le hizo caso, echándose unos cuantos cacahuetes altamente sospechosos en la boca.


—No me gusta que te sientas como si tuviera que renunciar a eso. Nada mantiene una relación unida mejor que el sexo increíble. Ah, y la honestidad. Quiero decir, eso es importante. —Se rascó la mejilla, y agregó: —Y simplemente, divertirse juntos. Quiero decir, el sexo, la honestidad, y la diversión. Son los secretos del éxito allí.


—Tuvimos el sexo y la diversión.


Rachel parecía que se dirigía a la zona de siesta.


—Quinny es fabulosa en la cama, también —murmuró.


—Mi completa falta de una vida sexual también es fantástica —se quejó Kitty. —Gracias por preguntar. ¿Tenemos realmente que sentarnos a hablar sobre el sexo todo el tiempo?


Rachel dijo:


—Sí


Al tiempo que yo decía:


—En realidad no.


Entonces cambié de idea y dije:


—Algo así.


—Creo que no.


Caímos en otra risa, pero la risa se disolvió rápidamente cuando una sombra aparentemente familiar entró en el bar.


Me senté, con el corazón palpitante. Tenía la silueta parecida a la de Santana, el mismo pelo...


Pero no era Santana.


Mi pecho se sentía como que era demasiado pequeña para tenerlo todo dentro de él.


—Ouch —gemí, frotando sobre mi corazón. —La última vez, estuve tan lejos de sentirme triste, yo estaba loca. Esto sólo hace daño.


Rachel pasó un brazo alrededor de mí.


—Las relaciones que lastiman apestan.


Su teléfono sonó y ella respondió después de apenas un timbrazo.


—Estoy en un bar. —Hizo una pausa, escuchando, luego dijo: —Sí, estamos pasando el día borrachas...Ella está triste y quiero torturar a tu amiga...Lo sé. Lo haré...Te prometo que no voy a vomitar por toda la alfombra nueva, cálmate. Nos vemos más tarde. —Terminó la llamada y le dio al teléfono con el dedo. —Idiota mandona. —Y luego se desplomó contra mí. —Te mereces a alguien como mi Quinn.


Kitty se inclinó, nos inspección y dijo sacudiendo la cabeza.


—Ustedes dos son un desastre. Mañana por la noche le levantaremos la moral a Brittany al estilo Wilde.


El martes por la noche, Kitty nos llevó a un bar, lleno de pared a pared con las personas, bailando con la música. Era exactamente el tipo de lugar al que querría ir con ella en tiempos más felices, pero ahora sólo me recordó lo mal que estaba.


Y la verdad era que realmente no quería salir de fiesta. No quería estar en medio de personas bailando desenfrenadamente. Yo sólo quería encontrar una manera de pasar el tiempo y llegar a ese punto donde Santana ya no importara.


Lo que me asustaba era que había pasado muy poco tiempo para dejar de amar a Sam, que había conocido a Santana a la semana. Y sospechaba que pasaría mucho más tiempo antes de que superara esto.


Finalmente miré teléfono el jueves por la mañana para encontrar diecisiete llamadas perdidas de Santana, pero no había dejado un solo mensaje. Ella me envió una veintena de textos el lunes y el martes, también, y los leí:


Llámame.


Brittany, he visto el Post. Llámame.


Más variaciones sobre lo mismo: llamada, texto; hazme saber que estás recibiéndolos.


Y, justo cuando iba a llamar, vi la última y se estropeó una jaula de alambre instintiva de mi corazón.


Brittany, sé que se ve muy mal. No es lo que estás pensando.


Ah, perfecto. ¿Cuántas veces había oído eso en una vida pasada? La verdad es que si tú tienes que decir eso, es casi siempre exactamente lo que estás pensando. Me llevó una eternidad aprender esa lección, y no era una lección que iba a olvidar muy pronto.


Apagué mi teléfono de nuevo, esta vez decidida a dejarla para siempre.


Santana regresó el viernes, lo sabía, pero yo todavía no le había llamado. Ella no vino a mi trabajo, y cuando miré mi teléfono de nuevo unos pocos días después de comprobar mis mensajes, me di cuenta de que había dejado de llamar, también.


Lo que era peor: ¿Era su insistente cliché lo que no había entendido bien? ¿O su silencio? ¿Estaba siendo justa? No me gustó el espacio intermedio, donde la ira se reunió con la incertidumbre. Yo había vivido en ese espacio mucho tiempo con Sam, sintiendo como si algo estuviera sucediendo a mis espaldas, pero nunca sabiéndolo a ciencia cierta. Había estado atrapada en una horrible batalla entre sentirme inoportunamente culpable y estar segura de que estaba malinterpretándole.


Esta vez mi angustia era mucho peor. Porque esta vez, yo realmente pensé que Santana era una persona que valía la pena conocer. En comparación, me di cuenta de que nunca había pensado eso de Sam. Tal vez había querido creer que era alguien que valía la pena conocer.


¿Cuál era la historia con la otra mujer? ¿Era alguien que conoció antes de que fuésemos en serio? ¿Podría realmente tenerla en su contra a pesar de que habíamos acordado ser monógamas? ¿Pero cuando se había tomado esa foto? ¿Era realmente de tan sólo unos días antes de que ella pasara la noche en mi casa?


—Brittany para. Prácticamente puedo oír tus pensamientos deprimentes— llamó Kitty desde su escritorio. —En estridente y creciente histeria. Calma tus nervios. Puse una botella en el cajón de tu escritorio. Es rosa y brillante, pero no te emociones, es mía.


Abrí el cajón.


— ¿Qué hay en ella?


—Escocés.


Cerrando el cajón, me quejé.


—No digas eso. Es un elemento básico de Santana López.


—Lo sé.


Miré a la pared, con la esperanza de que pudiera sentir mis ojos quemándole la parte posterior de su cuello desde el otro lado.


—Eres insoportable.


— ¿No le has llamado, verdad?"


—No. ¿Debería? —Me llevé una mano a la cara. —No respondas a eso. Tiene los sabores españoles de la semana. Por supuesto que yo no le he llamado.


Me levanté y cerré mi puerta, pero en cuanto me senté de nuevo, tres golpes suaves aterrizaron desde el otro lado.


—Puedes entrar, Kitty —gruñí, derrotada. —Pero no voy a beberme el whisky.


Quinn entró, llenando el espacio, como sólo Quinn Fabray realmente podría hacerlo. Me incorporé recta, miré mi escritorio para inspeccionar instintivamente el nivel de desorganización del papeleo.


—Hola, Quinn. Yo estaba bromeando totalmente sobre el whisky. No bebo en el trabajo.


Sonrió.


—No te culparía si lo hicieras.


—Está bien... —dije, preguntándome qué estaba haciendo aquí. Rara vez tenía motivos para interactuar cara a cara conmigo en el trabajo.


Me estudió durante un instante antes de decir:


—En Chicago, cuando había tocado fondo, entraste en mi oficina y me gritaste.


—Oh. —Oh mierda.


—Tú me diste perspectiva, diste a entender que mis sentimientos por Rachel no fueron una sorpresa para nadie. Dejaste en claro que todo el mundo sabía que era difícil para ella porque sobre todo la tenían en gran estima.


Sonreí cuando me di cuenta que no me iba a morder al fin y al cabo.


—Lo recuerdo. Estabas tan triste.


—Estoy aquí para devolver el favor. He conocido a Santana desde hace mucho tiempo. —Se sentó en la silla del otro lado de mi escritorio. —Siempre ha sido algo así como una conquistadora incorregible e irresistible para las chicas. Nunca ha estado enamorada, creo. Antes de ti —añadió, con la ceja levantada.


Yo sabía que no importaba cuánto tiempo conociese a Quinn, siempre me siento intimidada por ella, especialmente cuando retiró el movimiento de cejas.


—Y no me ha dicho lo que está pasando, a pesar de que he roto mis propias reglas tácitas y en realidad le pregunté, pero sí dijo que no ha conseguido hablar contigo. Y por lo que he oído de Ryder, no estas haciendo bien. Si realmente tienes sentimientos fuertes por ella, le debes la oportunidad de explicarse.


Me quejé.


—A veces creo que sí, y entonces recuerdo que es una idiota.


—Mira, Brittany. La forma en que te trató Sam Evans fue injusta. Todos vimos eso, y yo no me arrepiento de hablar en tu nombre. Pero tienes la opción de decidir cómo crecer a partir de ello. Si vas pensar que todas las personas son igual que ese bastardo, no te mereces a Santana. Santana no es de ese tipo.


Me miró por un momento y no tenía ni idea de cómo responder. Pero la forma en que mi corazón se aprieta dolorosamente ante la idea de que yo no merecía a Santana, me dijo que Quinn estaba en lo cierto.


Eso y que tenía que encontrar un vestido para la recaudación de fondos.


Rachel y Quinn me recogieron en un coche de la ciudad y, mientras subía, me tomé un segundo para apreciar a Quinn. Honestamente, era una mujer distinguida tan bonita que era un poco injusto. Junto a ella, Rachel brillaba en un brillante vestido perla brillante. Ella puso los ojos en blanco por algo que susurró en su oído, y respondió:


—Eres muy atrevida, Quinny.


Se rió en voz baja, besándole el cuello.


—Es por eso que me quieres.


Me encantó verlas felices, y no era lo suficientemente cínico pensar que esa persona no existiese para mí. Sólo me había dado cuenta, mientras miraba hacia abajo en mi vestido, y me pasé más de una hora preparándome para esto.


Realmente quería que mi persona especial fuera Santana.


Me volví y miré por la ventana, tratando de no recordar la última vez que había estado en su edificio, y qué tan segura me había sentido con ella en la ducha. Sin embargo, para mi enredado horror y alivio, cuando llegamos, el guardia de seguridad me recordaba, y sonrió.


—Buenas noches, señorita Pierce. —Nos acompañó hasta el ascensor y apretó el botón del ático antes de volver a dejarnos solas. —Disfrute de su noche.


Le di las gracias cuando las puertas se cerraron, y sentí como que podría caer.


—Estoy preocupada legítimamente de que voy a tener un derrame cerebral —susurré. — ¿Me recuerdan por qué estoy aquí?


—Respira —me susurró Rachel.


Quinn se inclinó hacia delante para mirarme.


—Estás aquí para mostrarle lo hermosa que te ves y que ella no rompió contigo. Si esa es la única cosa que pasa esta noche, está bien.


Casi me desmayo pensando tanto en lo que había dicho, que olvidé por completo prepararme para ver el salón de Santana. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, la visión de su casa me golpeó como un tablón de madera en el pecho, y yo en realidad di unos pasos atrás.


Sin perder el ritmo, Rachel deslizó su brazo en el mío y me llevó hacia adelante cuando un caballero, un hombre alto, más viejo nos llevó desde el vestíbulo a las principales zonas de residencia.


— ¿Estás bien? —preguntó Rachel.


—No estoy segura de que esto sea una buena idea.


La oí inhalar una bocanada de aire y luego me dijo:


—En realidad, eso puede ser cierto.


Alcé la vista y seguí su atención a través de la habitación hacia donde Santana había entrado, justo detrás Ryder. Llevaba un vestido negro ajustado, similar al que llevaba semanas atrás en la gala. Pero esta noche todo parecía diferente en su mirada y sus ojos se mantuvieron estables. La boca sonrió al saludar a todos en la sala. Pero su sonrisa nunca llegó a los ojos.


Había quizás un centenar de personas que buscaban en su arte, vagando a la cocina para tomar un copa de vino, o de pie en el centro de la sala, hablando. Pero me sentí congelada cerca de la pared.


¿Por qué me había puesto roja? Me sentí como una sirena aspirante entre las cremas suaves y negras. ¿Qué tenía yo la esperanza de lograr? ¿Quería que me viera?


Ya fuese o no lo que yo quería, no lo hizo. Al menos, no lo parecía. Santana caminó alrededor de la habitación, hablando con sus clientes, dándoles las gracias por haber venido. Traté de fingir que no estaba mirando cada uno de sus movimientos pero fue inútil.


La extrañaba.


Yo no sabía lo que sentía, lo que era real y lo que no lo era. Yo no sabía lo que había pasado en realidad.


—Brittany.


Me volví al oír la única voz profunda de Ryder.


—Hola, Ryder. —Odiaba verlo tan serio. Rara vez había visto a Santana o a Ryder sin sonreír. Parecía un error sin sentido.


Me estudió durante un instante, y luego murmuró:


— ¿Santana sabe que estás aquí?


Miré a través de la habitación donde Santana estaba de pie, hablando con dos mujeres mayores.


—No lo sé.


— ¿Debo decirle?


Negué y suspiró.


—Ha sido insoportable verla deprimida y solitaria estos días. Estoy muy contento que hayas venido.


Riendo un poco, admití:


—Todavía estoy indecisa.


—Lo siento mucho —dijo en voz baja.


Lo miré a los ojos.


—No tienes que pedir disculpas por las indiscreciones de Santana.


Frunció el ceño y sacudió la cabeza una vez.


— ¿Nunca te lo dijo?


Mi corazón se cayó e inmediatamente comenzó a tronar.


— ¿Me dijo qué?


Pero Ryder dio un paso atrás, como si reconsiderara decir nada más.


—Oh, tu realmente no has hablado con ella.


Negué y miró por encima del hombro, donde Santana permanecía en pie. Ryder puso su mano sobre mi brazo.


—No te vayas sin hablar con ella, ¿de acuerdo?


Asentí y miré de nuevo a Santana, que estaba de pie, con una bella morena. Ella tenía su mano en su brazo y se estaba riendo de algo que dijo. Riendo demasiado fuerte.


Cuando me di la vuelta, Ryder se había ido.


De repente necesitaba aire, me di la vuelta y caminé por el pasillo más cercano. Aquí abajo, no había camareros del catering con bandejas de comida, los huéspedes no se mezclaba. Era un amplio pasillo forrado con las puertas cerradas.
Entre cada una habían hermosas fotografías de árboles, la nieve, los labios y las manos y las espinas.


¿Dónde iba? ¿Había más de Santana por descubrir aquí? ¿Tropezaría con una habitación llena de las cosas de una mujer? ¿La razón por la que siempre había sido tan susceptible de mantenerme alejada de su casa era el hecho de que le permitía tener un espacio privado para otra persona?


¿Por qué estaba aún aquí?


Al oír pasos, rápidamente me metí en una habitación al final del pasillo.


En el interior, lejos de la multitud, era tan tranquilo que podía oír el pulso silbando en mis oídos.


Y entonces, miré a mí alrededor.


Yo estaba en una habitación enorme, con una cama enorme en el centro. En la mesilla de noche, celebré que estaba la única lámpara encendida en la habitación, había una fotografía enmarcada de mí.


En ella, estaba de pie, mirando a la cámara, con los dedos en equilibrio sobre el botón de la camisa, los labios entreabiertos. Yo la miré a la vez sorprendida y aliviada.


Me acordé de ese momento exacto. Santana me había dicho que me amaba.


Al girar alrededor, miré a la pared detrás de mí. Más fotos: Mi espalda al llegar detrás de mí para quitarme el sujetador. Mi cara cuando miré hacia abajo para desabrocharme la falda, sonriendo. Mi cara mirando hacia ella en el sol de la mañana.


Tropecé hacia adelante, con ganas de escapar de la idea de que me había equivocado, enormemente. Que no había más aquí que lo que yo entendía. Pero más allá al otro lado había un vestidor amplio, y si era posible, peor.


La habitación estaba a reventar con intimidad. Había probablemente treinta fotografías de nosotras, todas en blanco y negro, de todos los tamaños, artísticamente colocadas por niveles y en capas a través de la simple pintura color crema.


Algunas eran castas y simplemente hermosas. Una foto que se había tomado de sus labios presionados contra la parte superior de mi pie. Su pulgar barriendo a través de una pequeña franja expuesta de mi abdomen mientras empujaba mi camisa de mi torso.


Algunas eran eróticas, pero contenidas, sugerentes de un momento en el que nos perdimos en nosotras, pero no mostrando cómo. Mis dientes mordiendo su lóbulo de la oreja, sólo la boca y la mandíbula visible contra su piel, pero conmigo claramente jadeando, cerca de llegar al orgasmo. O mi torso, debajo de ella. Mis uñas clavándose en sus hombros y mis muslos en alta abiertos a mis lados.


Pero la que me detuvo en seco fue la tomada desde al lado, de la noche en mi apartamento. Ni siquiera me dí cuenta de que Santana había puesto su cámara en un contador de tiempo automático, pero era un ángulo incómodo, con la cámara puesta en mi mesita de noche. En la imagen, Santana estaba sobre mí, sus caderas flexionadas mientras me besaba y acariciaba sin descanso. Una de mis piernas enrollada alrededor de su muslo. Estaba apoyada sobre mí en sus antebrazos, apoyándose por encima de mí mientras nos besábamos. Nuestros ojos se cerraban, se enfrentaban desprovistos de tensión alguna.


Éramos nosotras, haciendo el amor, atrapadas en una única imagen perfecta.


Y, junto a ella, una imagen de sus labios abiertos alrededor de mi pecho, con los ojos mirando hacia mí con desnuda adoración.


—Oh Dios mío —susurré.


—Nadie tiene permiso para estar aquí.


Salté, presionando mi mano a mi pecho al sonido de su voz. Cerré los ojos y le pregunté:


— ¿Ni siquiera yo? "


—Sobre todo tú.


Me di la vuelta para mirarla, pero fue un error. Debería haber tomado un respiro grande, prepararme de alguna manera para la forma en que se vería de cerca: juvenil, ya de por si increíblemente hermosa.


Pero en los bordes: rota. Líneas oscuras rodeaban sus ojos sin sonrisa. Tenía los labios apretados y pálidos.


—Yo estaba pasando un mal rato por ahí —admití. —La habitación, el sofá...


Ella me miró, con dureza.


—Así fue para mí cuando llegué a casa de San Francisco, si quieres saber. Quería comprar todos los muebles nuevos.


Nos ahogamos en un pesado silencio después de eso hasta que finalmente miré hacia otro lado.


No sabía por dónde empezar.


Tuve que recordar que el teléfono tenía fotos de otras mujeres en el, más recientes que las de mí.


Pero aquí, en esta sala, parecía más dolida que yo.


—No entiendo lo que está pasando en este momento —admití.


—Yo no necesito mi humillación puesta tan claramente delante de mí —dijo, señalando a las fotos en la pared. —Créeme, Brittany, me siento bastante patética ya sin que hayas venido aquí sin ser invitada. —Miró en una foto de mis labios en su cadera. —Hice un trato conmigo misma. Yo iba a dejarlas durante dos semanas y, a continuación, tirarlas a la basura.


—Santana...


—Me dijiste que me amabas. —Su calma exterior agrietada ligeramente, yo nunca le había oído sonar enojada antes.


No tenía ni idea de qué decir. Había hablado en tiempo pasado. Pero nada se sentía más inmediato que mis sentimientos por ella, sobre todo en su habitación, rodeados por la evidencia de lo que nos habíamos convertido en esa noche.


—Había fotos de otras muj...


—Pero si me amaras cómo yo te quiero —me dijo, cortándome —me hubieras dado la oportunidad para explicar lo que vistes en el Post.


—Cuando se necesita explicación, por lo general es demasiado tarde.


—Lo has dejado claro. Pero, ¿por qué supones que he hecho algo mal? Alguna vez te he mentido, o escondido nada de ti? Yo confiaba en ti. Asumes que nunca me han hecho daño y que la confianza es fácil para mí. Estás demasiado ocupada cuidando tu propio corazón para darte cuenta de que tal vez yo no soy la imbécil que la gente espera que sea.


Cualquier respuesta se disipó cuando dijo eso. Estaba en lo cierto. Después de que ella me había hablado de Cecily, y de su vida romántica de después, había asumido que había sido fácil para mi morena, y que ella no tenía ninguna experiencia con el lado más duro del amor.


—Podrías haberme permitido explicarme —dijo.


—Estoy aquí. Explícame ahora.


Su ceño se profundizó pero parpadeó y asintió.


—Quien robó mi bolsa vendió las imágenes como propiedad suya. La buena gente de Celebritini encontró ciento noventa y ocho fotos tuyas en mi maletín. Entre mi tarjeta SD, el teléfono y una unidad de disco USB. Si hubieran sido capaces de descifrar la contraseña en mi portátil, habrían encontrado otro par de cientos. Y, sin embargo, optaron por publicar una imagen de la cadera y la imagen de una mujer a la que nunca he visto antes.


Sentí mi frente surcarse en la confusión, mi corazón golpeaba salvajemente debajo de mis costillas.


— ¿Quieres decir que sólo la pusieron a ella ahí? No era tuya?


—Estaba en mi teléfono —dijo, mirando detrás de mí. —Pero yo no sé quién es. Era una foto. Ryder me la había enviado junto a mensajes de texto por la mañana, justo antes de que robaran mi bolsa. Era una mujer que había visto unas cuantas veces en un par de años.


Negué, no le seguía.


— ¿Por qué te enviaría eso?


—Le dije sobre el arte que tenía de ti, cómo todo era nuevo para mí. Y, como es normal entre nosotras, él bromeó diciendo que por supuesto que ya lo había hecho antes. Fotografías tomadas de sus amantes, unas de buen gusto. Fue todo un juego, que estaba anticuado, que ya lo había pasado, hecho eso. Estaba tomándome el pelo. Él se dio cuenta de que era amor sincero. —Dio un paso atrás y se apoyó contra la pared. —Habíamos estado bromeando sobre ello el día antes de mi viaje. Él me preguntó si había abastecido mi teléfono con fotografías tuyas. Envió esa sola a causa de que él es un idiota y quiso bromear. El momento fue muy, muy pobre.


—La historia dijo que tenías fotos de una gran cantidad de mujeres.


—Una mentira.


— ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Dejar un mensaje de voz o de texto contando la verdad?


—Bueno, porque me pareció que éramos adultas, que hablaríamos cara a cara. Todo lo que hemos hecho juntos requiere una gran cantidad de confianza, Brittany. Deduje que me merecía el beneficio de la duda. Pero también —corrió la mano por su cabello, maldiciendo —significaría admitir que le había dicho a Ryder cómo me dejas fotografiarte. Eso significaría admitir que había traicionado nuestro secreto. Significaría revelar que me había enviado una foto privada de una mujer que supuestamente había confiado en ella. He tenido a mis abogados manejando el tema tratando de contenerlo, pero, sinceramente, nos harían picadillo.


—No tanto como verla en el periódico lo hizo.


— ¿No ves que es exactamente la historia que querían? ¿La historia de mi y mis muchas mujeres? Ellos encuentran cientos de fotos de mí y de nosotras y aún ¿simplemente publican una? Hay una imagen de otra mujer y bam, todo encaja en su narrativa de chismes. Te dije que no estaba con nadie más, ¿por qué no fue suficiente?


—Porque yo estoy acostumbrada a las personas que dicen una cosa y hacen otra.


—Pero esperaba que lo nuestro fuera mejor que eso —dijo, con los ojos buscando los míos. — De lo contrario ¿por qué admitirlo? ¿Me amas? ¿Por qué darme una noche como esa?


—Creo que cuando las fotos salieron... Pensé que aquella noche no significó tanto para ti.


—Eso es una absoluta mierda. Tú estabas allí, también. Se encuentra en las fotos ahora. Sabes exactamente lo mucho que significaba para mí.


Llegué a ella, pero lo reconsideré. Santana se veía muy enojada, y yo frustrada conmigo misma y con ella, y todo eso simplemente explotó. Todavía recordaba la punzada que sentí en mi pecho cuando vi la foto de la otra mujer.


— ¿Qué se supone que debo pensar? Me parecía razonable que hubiera pasado. Todo entre nosotras siempre parecía tan fácil para ti.


—Fue fácil. Joder, estaba tan absolutamente enamorada que fue tan fácil amar todo de ti. ¿No se supone que es de esa manera? El hecho de que no me hayan roto el corazón en los últimos años no significa que soy incapaz de que lo hagan. Rayos, Brittany. Me lo has destrozado desde hace dos semanas. Está positivamente roto.


Me llevé una mano al estómago, con la sensación de que tenía que mantenerme físicamente unida a mí misma.


—El mío también.


Suspiró, miró abajo hacia sus zapatos, y no dijo nada más. En mi pecho, mi corazón se retorció herméticamente.


—Quiero estar contigo —le dije.


Ella asintió, pero no miró hacia arriba, ni siquiera dijo una palabra.


Me acerqué, me estiré para besar su mejilla, y sólo lo hice en la mandíbula porque no cedió a mi cercanía y encuentro.


—Santana, te echo de menos —le dije. —Sé que saqué conclusiones precipitadas. Sólo...Pensé... —Me detuve, odiando cómo todavía permanecía quieta. Sin mirar atrás, salí de su camerino, a través de su dormitorio, y de nuevo a la fiesta.


—Quiero ir a casa —le dije a Rachel, una vez que había sido capaz de semi-discretamente tirar de ella lejos de una conversación con Quinn y Ryder.


Los dos nos miraron de la manera en que lo hacen quienes se sorprenden por la presencia de algo o alguien, tan obvios que ni siquiera se molestan tratando de ocultar que lo están haciendo. Todos nos quedamos en la parte apartada de la sala de estar que era exactamente igual que el resto de la habitación.


La memoria enviaba dolores agudos a través de mi pecho. Quería salir de esto desvestirme, lavarme la cara y acurrucarme en una tina de masa para galletas.


— ¿Nos das veinte minutos? —preguntó ella, con los ojos buscando los míos. —¿O es que tienes que marcharte en este instante?


Gemí, mirando alrededor de la habitación. Santana todavía no había salido de su habitación y yo quería haberme ido cuando lo hiciera. Desde luego, no quería estar de pie exactamente donde estaba, recordando exactamente lo amorosa que siempre había sido conmigo cada segundo de nuestros momentos inolvidables.


Yo estaba mortificada y confusa, y más que nada, estaba locamente enamorada de ella. El recuerdo de la forma en que había captado la belleza en nuestras fotografías latía como un eco vivo en mi mente.


—Acabo de tener la conversación más torpe del mundo con Santana. Me siento como una idiota y ella está siendo obstinada y tiene todo el derecho de serlo porque soy una idiota y yo sólo quiero irme. Voy a buscar un taxi fuera.


Ryder puso su mano sobre mi brazo.


—No te vayas todavía.


No pude evitar darle una mirada de regaño.


—Eres un cretino, Ryder. No puedo creerlo. Mataría a Santana si te enviara una fotografía mía.


Él asintió, arrepentido.


—Lo sé.


Mi atención se dirigió hacia un costado de su hombro al pasillo de la sala a la habitación de Santana. Había llegado sin verle, y estaba, apoyada en la pared, bebiendo un whisky. Estaba mirando directamente hacia mí. Fue la misma expresión intensa que lucía la primera noche que nos conocimos, al verme bailar para ella.


—Lo siento —le susurré, con los ojos llenos de lágrimas. —Metí la pata.


Ryder estaba diciendo algo, pero no tenía ni idea de qué. Estaba demasiado concentrada en el camino de la lengua de Santana cuando se lamió los labios. Y entonces la familiar sonrisa volvió sus ojos y a la boca las palabras:


—Te ves hermosa.


Me había hecho una pregunta. ¿Qué me había dicho?


Asentí, y murmuré:


—Si...


Pero él se echó a reír, sacudiendo la cabeza.


—No era un sí-o-no, preciosa Brittany.


—Yo... —Traté de concentrarme. Pero detrás de Ryder, Santana había puesto su copa sobre una mesa y se dirigía directamente hacia mí. Tirando de mi vestido, me puse recta, traté de mantener mi cara impasible. — ¿Podrías repetir la pregunta?


—Santana está viniendo hacia aquí, ¿verdad? — preguntó Ryder, mirándome con desnuda expresión divertida.


Asentí otra vez.


—Um.


No me había dado cuenta de lo cerca que había estado de pie contra la pared hasta que me apretó contra ella, su boca cálida y deslizándose sobre la mía, susurrando mi nombre una y otra vez.


Quería decir algo, quería tomarle el pelo por besarme así en el medio de su propia fiesta, pero yo estaba tan envuelta en la intensidad de mi propio alivio que sólo cerré los ojos, y abrí la boca, para que su caída lengua entrara.


Ella arrastró sus dientes por mi mandíbula, me besaba el cuello. Por encima de su hombro vi que la habitación entera llena de gente había dejado de hablar y nos miraba, con los ojos muy abiertos.


Algunos se inclinaban juntos, ya hablando de lo que estaban viendo.


—Santana —le susurré, tirando de su pelo para alejar su cabeza de la mía. Yo no podía dejar de sonreír, sentí que mi cara se iba a romper por la mitad. Miró a mis labios, sus ojos entornados, como si estuviera borracha de mí. —Tenemos una audiencia.


— ¿No es lo tuyo? —Se inclinó hacia delante y me besó una vez más.


—Me gusta un poco más el anonimato.


—Es una lástima. Creí que habíamos acordado que ésta sería nuestra puesta de largo.


Me aparté, buscándola con los ojos a medida que se tornaba más sobria.


—Lo siento mucho.


—Supongo que es obvio que quiero estar contigo, también. Sólo...necesitaba un momento para serenarme allí —dijo en voz baja.


Asentí.


—Totalmente comprensible.


Santana sonrió y me besó en la nariz.


—Por lo menos lo hemos superado. Pero me he ganado el derecho a un juicio justo. No más desconfianza Brittany.


—Te lo prometo.


Recobrando la compostura, me deslizó a través de su brazo y se volvió hacia su aturdida fiesta.


Santana anunció a todos los que estaban cerca:


—Perdón a todo el mundo por la interrupción. No he visto a mi novia en un par de semanas.


Las personas asintieron y sonrieron hacia nosotras como si fuera la cosa más encantadora que jamás habían visto. Fue un tipo familiar de atención, del tipo que había recibido durante años. Pero esta vez era real. Lo que encontré con Santana no era por las encuestas de opinión y la percepción pública. Por primera vez en mi vida, lo que ocurría a puertas cerradas era diez veces mejor que lo que otros veían desde afuera.


Y Santana era completamente mía.


Santana todavía estaba dando buenas noches al último de sus huéspedes en salir cuando me fui de nuevo a su habitación para ver las fotos de nuevo. Eran tan reveladoras de nuestras emociones, que casi me hizo sentirse desnuda por todas partes.


La oí venir detrás de mí y cerró la puerta en silencio.


— ¿Cómo puedes soportarlo?


— ¿Soportar qué? —Dio un paso atrás y se inclinó para besar la parte de atrás de mi cuello.


—El ver estas imágenes todos los días. —Señalé a la pared. —Si ellas hubieran estado en mi pared mientras estábamos separadas además habría dolido tanto, habría tomado posición fetal y subsistido totalmente a base de helado y autocompasión.


Ella se rió y me dí la vuelta para mirarlo.


—Yo no estaba preparada para superarlo todavía. Me sentía muy mal, pero habría sido más miserable si yo hubiera admitido que había terminado contigo. Y esto es lo que me dio, un recordatorio de que el vaso no estaba sólo medio lleno, estaba rebosante.


—Esto te agotará a veces —le dije —tienes que ser la optimista por las dos.


—Aaah, pero al final voy a hacerte ver el lado la luz. —Llegó a mis espaldas, abrió la cremallera de mi vestido, y se deslizó de mis hombros. Se cayó en un charco a mis pies y salí de el, sintiendo el placer de su mirada en mi piel.


Cuando miré hacia Santana, se veía tan seria que hizo que mi estómago diese un vuelco.


— ¿Qué pasa?


—Podrías romper mi corazón. Sólo... ¿sabes que, si?


Asentí, tragando un grueso nudo en la garganta.


—Lo sé.


—Cuando digo “Te quiero” no quiero decir que me encanta lo que estar contigo hace por mi carrera, y me encanta la frecuencia con la que estás dispuesta a hacer el amor conmigo. Quiero decir “Te amo”. Me encanta hacerte reír, y ver cómo reaccionas a las cosas, y conocer las pequeñas cosas acerca de ti. Me encanta que estemos juntas, y estoy confiando en que no me hagas daño.


Tal vez porque era tan honesta y adorable, constantemente sonriendo y es imposible de ofender, Santana parecía tan formidable y la única para mí, como si nada pudiera en realidad quebrarla. No cabía duda de que era alguien excepcional.


—Entiendo —le susurré.


Era tan extraño estar en el otro lado de echarlo a perder, y que fuera ella quien me diera otra oportunidad.


Me besó y luego dio un paso atrás, saliendo de su abrigo y colgándola en un perchero en la esquina. Vi su cámara en un estante en la esquina opuesta de la habitación y me acerqué para recogerla. Miré hacia abajo, encontré el botón ON, levanté la cámara y ajusté la lente.


Apunté a donde estaba Santana, se levantó, mirándome y tirando de su ropa.


—Te amo, también —le dije, ajusté el zoom para tomar un primer plano de su rostro. Hice clic, tomando algunas fotos más en rápida sucesión mientras miraba ansiosamente hacia mí. — Desnúdate.


Se sacó cuidadosamente el vestido y lo dejó caer, con los ojos cada vez más oscuros, y empezó a desabrocharse el sujetador.


Clic.


—Una advertencia: —murmuré desde detrás de la cámara mientras quitaba el sujetador. — Probablemente necesite lamer cada centímetro de tus pechos esta noche.


Una sonrisa le ladeó la boca. Hice clic.


—Por mí está bien. Podría insistir en hacer lo mismo contigo.


Tomé una foto de las manos en la cintura, el vestido en el suelo, mientras caminaba justo en frente de mí.


— ¿Qué crees que estás haciendo? —Me preguntó, alejando la cámara de mí.


—Tomar fotografías para mi habitación.


Ella se rió y negó con la cabeza.


—Sube a la cama, Britt. Parece que necesitas un recordatorio de cómo conseguir estas obras.


Volví a subir, sintiendo las frías sábanas del colchón hundirse debajo de mí. Se agachó, ajustó mi pierna, me estudió.


Clic.


—Mírame —murmuró.


La luz del horizonte de Manhattan se deslizó a través de mi cuerpo, iluminando una tira de piel de mis costillas. Su dedo recorrió el interior de mi muslo, mientras me miraba a la cara, parcialmente oculta por la cámara.


Clic.


Suspiré, cerrando los ojos y sonriendo.




Nueva vida.



Nuevo amor.



Nueva Brittany.






Fin.








GRACIAS A TODAS QUIENES APOYARON ESTA HISTORIA..........ESPERO LES HAYA GUSTADO, NOS VEMOS EN EL FIC DENOMINADO "LICK"