Fic Klaine "Si pudieras recordar" (Punto cero Parte II)

“He estado antes aquí, pero no sabría decir cuándo” (Dante Gabriel Rossetti)


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Las primeras dos semanas previas al rompimiento, Garrett demostró no se daría por vencido tan fácilmente, así que, solía enviarle regalos diversos a Kurt casi todos los días. Primero fueron arreglos florales elaborados o chocolates, los cuales, por lo general llegaban acompañados por notas suplicando ser perdonado. Kurt nunca solía pensar demasiado qué hacer con esas cosas y terminaba lanzando todo a la basura sin importarle los comentarios en su casa. Seguidamente, le hacía llegar juguetes de peluche cuyos tamaños solían aumentar más y más, ante lo cual, decidió donarlos todos a una casa hogar donde estaba seguro muchos niños podrían sacarles mucho mayor provecho. Finalmente fueron CD´S originales, bufandas, prendas y accesorios de diseñador los que substituyeron los anteriores obsequios. Aunque significó una tentación bastante grande para Kurt, tampoco conservó nada. Incluso, poco a poco comenzaba a fastidiarse.

Sus amigas del coro decían bastante entusiasmadas debería considerar brindarle una segunda oportunidad, porque, si Garrett al menos estaba intentándolo, debía merecer la pena. Pero Kurt simplemente prefería hacer oídos sordos. No quería dudar y caer en un círculo vicioso interminable y Garrett era tan insistente que lo dificultaba más. Además, todos los días lo llamaba varias veces seguidas, tenía tantos mensajes suyos que le terminó sobresaturando la bandeja de entrada del celular. Tampoco quiso contestar ni lo uno ni lo otro y terminó contratando un servicio nuevo, cambió el número y se lo proporcionó a sólo un reducido número de personas.

Paulatinamente notó las cosas comenzaban a descontrolarse. En su casa podía sentirse a salvo, su padre, Carole o Finn siempre estaban y a Garrett nunca se le ocurrió siquiera pararse por ahí. Lo echarían a patadas, especialmente Finn y su padre. Pero, estando fuera todo era diferente. Algunas ocasiones salió acompañado por sus amigas del coro (sorpresivamente estrechó muchos lazos con Rachel, la novia de su hermanastro), y creyó paranoicamente haberlo visto a la distancia. Podían llamarlo loco si querían, aún así, se lo comentó a su padre, pero Burt lo atribuyó a todo ese constante acoso por parte del otro aconsejándole debería relajarse e intentar evitar pensar más en el tema.

Kurt así lo hizo. Desgraciadamente todo cambió cuando ganaron sus primeras regionales.

Todos los miembros de New Directions acudieron días después del gran evento a Breadstix para celebrar como correspondía el haber conseguido tan preciado triunfo, el cual, tras tantas dificultades indudablemente merecían. Eso los colocaba a todos por sobre otro nivel más alto de los competidores y pronto, muy pronto serían los mejores. La sola idea los llenaba de regocijo. Todos estaban tan condenadamente emocionados por tan increíble triunfo, que no notaron nada más a su alrededor, ese precisamente fue su peor error.

Luego de reír, beber y comer repetidamente, Kurt se disculpó alegando necesitaba acudir al baño con demasiada urgencia porque el té helado comenzaba a hacerle efecto.

Casi nadie lo vio marcharse.

Una vez terminó lo propio en los servicios, se lavó las manos a conciencia necesitando también refrescarse durante algunos minutos la cara. La frialdad templada del agua consiguió borrar ligeramente aquella sensación abrumadora, definitivamente todos los chicos del coro celebrando en un mismo sitio podía convertirse en algo muy complicado. Sacudiéndose distraído el exceso de humedad, se irguió para tomar algunas toallitas del despachador y casi deja escapar un grito impresionado cuando descubrió alguien más estaba parado justo tras de él.

Intentó alejarse, pero fue tomado sin delicadeza alguna por la cintura y dos fracciones de segundo después, sintió su espalda crujir dolorosamente tras ser impactada con fuerza inaudita contra una pared alejada, al ser trasladado casi a trompicones por el otro hombre. El corazón comenzó a latirle acelerado conforme pasaba los ojos mil veces del sujeto hacia la puerta, incontables veces, que, desde aquella posición parecía muy lejana.

-Nada de ideas estúpidas, princesa – le murmuró suavemente directo al rostro con voz enronquecida. Kurt notó un fuerte tinte etílico y eso terminó provocándole muchas nauseas. En respuesta, gimió débilmente pues tenía la boca cubierta con una grande e incluso sudorosa mano del otro.

Si Garrett estaba buscando llamar su atención, pues bien, definitivamente lo había logrado.

Un profundo silencio, tenso como la cuerda de una guitarra, se asentó entre los dos. Quizá ocasionalmente el sonido de ambas respiraciones aceleradas conseguía romperlo, envuelto entre ecos difusos y para desgracia de Kurt, parecía ser que nadie tenía intenciones de entrar ahí en un buen rato.

Para Garrett, contemplar desde aquella privilegiada posición la expresión aterrorizada en el inusualmente pálido rostro del castaño resultaba ser todo un poema. Sonrió complacido, disfrutando mucho tal situación porque, desde que Kurt prácticamente lo envió lejos de una patada (emocionalmente hablando), sin importarle causarle tanto daño, algo muy frágil terminó rompiéndose en su interior para siempre. No sabía con exactitud si fue su corazón o cordura, pero, conforme transcurrieron las semanas e incluso considerando la manera en que se sentía, terminó concluyendo fue lo segundo.

Desesperado ante la falta de interés demostrado por parte de Kurt, ya le era imposible dormir y concentrarse en alguna otra cosa resultaba trabajo complicado. Solía irritarse ante nimiedades, e incluso, ante la latente preocupación de sus padres y amigos cercanos, evitaba asistir a clases mandando a la basura cualquier oportunidad de aplicar a cualquier universidad decente. Quizá eso podría haberle ayudado, es decir, para cualquiera alejarse e intentar comenzar desde cero significaba nuevas oportunidades. Comenzar desde cero, decían. Pues no. Kurt estaba volviéndolo loco; cada hora, minuto e instante del día lo recordaba. Y eso siempre le hacia enfadar terriblemente. Jamás aceptaría que ya no tenían una relación.

Kurt terminó convirtiéndose en una descontrolada obsesión que lo llevó a cometer un montón de tonterias.

Desde que decidió dejar de asistir a clases, pasaba casi todo el tiempo encerrado a cal y canto en su habitación. Buscó meticulosamente todas las fotografías posibles que tenía del castaño, tomadas durante su corta relación. Encontró muy interesante tapizar toda una pared con ellas, añadiendo más, cortesía claro de una excelente cámara fotográfica profesional que compró y cuya excelente lente le permitía capturarlas a escondidas desde distancias prudenciales.

También encontró cierto refugio en el alcohol. Estando ebrio, al menos podía olvidar durante algunas horas, olvidar a Kurt, su calidez, su sonrisa de ensueño, esos ojos azules tan sinceros, el encantador sonido de su risa.

Por ello, viendo fracasados todos los esfuerzos por reconciliarse, perdió totalmente la cabeza.

Se negaba rotundamente a aceptar que ya no estaban juntos. Y eso lo llevó a cometer un montón de idioteces. Poco a poco pasaba más tiempo en su habitación, evitaba asistir a clases como si fuese alguna clase de plaga muy contagiosa e incluso, también adquirió el habido de beber continuamente hasta el punto de no recordar nisiquiera su propio nombre. O la línea que divide lo bueno o lo malo.

Por ello, cuando los rechazos ante su sus esfuerzos por reconciliarse fueron inútiles, perdió completamente la razón.

Todos los días solía seguirlo a cualquier parte, permaneciendo oculto evitando levantar alguna sospecha. Esperaba alguna posible oportunidad. Aquella tarde, logro conseguirla. Casi no creyó su buena suerte cuando lo vio alejarse de su estúpido grupo coral, dirigiéndose al baño completamente solo. Durante muchas noches repasó un discurso completo sobre lo que quería decirle una vez lo confrontase, y ahora, teniéndolo ahí, sumiso e indefenso, simplemente reconoció por sobre cualquier otro posible sentimiento un odio tan intenso que, mezclado con todo el alcohol consumido le estaba nublando peligrosamente el juicio.

Tenía decidido hacerle pagar tanta humillación.

-Finalmente tenemos un par de minutos a solas – siseó arrastrando las palabras conforme sonreía torcidamente-. ¿Sabes? Fuiste muy estúpido por venir aquí tu sólo, cuando ya habías anteriormente que te vigilaba- Kurt abrió los ojos desmesuradamente. ¡Entonces no lo había imaginado! ¡Garrett sí estuvo asechándolo! -. ¿Te sorprende? ¡Pues a mí no! – sentenció aplastándolo dolorosamente contra la pared-. Antes nisiquiera consideré acercarme porque siempre estabas acompañado, podían ser esas perras entrometidas amigas tuyas o el imbécil de Finn.

Kurt gimió angustiando, luchando por liberarse, pero Garrett evidentemente poseía mayor fuerza física y lo sometió casi sin esfuerzo.

-No, no Kurt – murmuró dramático -. Todavía debemos arreglar muchos asuntos, y si voy a terminar el resto de mis días en la cárcel quiero al menos valga la pena – soltó una risa desquiciada al notar lágrimas aterradas se acumulaban en los ojos azules-. Tengo muchos planes para ti, pero no los llevaré a cabo aquí.

Garrett lo sujetó del cuello de su chaqueta y lo golpeó dos veces contra el duro concreto donde estaban apoyados, consiguiendo que la cabeza de Kurt impactara violentamente, dejándolo desorientado durante algunos eternos y angustiosos minutos conforme creyó un potente dolor terminaría partiéndole en dos el cráneo. Aturdido, intentó recuperar toda concentración, sólo para darse cuenta Garrett presionaba ligeramente algo alargado y puntiagudo contra sus costillas. Se le cortó momentáneamente la respiración

-Muy bien cariño, nos vamos – no sin algunas dificultades, se colocó tras Kurt manteniendo aquel objeto peligrosamente cerca-. Te lo advierto, si intentas hacerte el valiente, juro por Dios te rebanaré la garganta ¿queda claro?

Kurt asintió frenético, sudando frío.

Actuando lo más naturalmente posible, Kurt fue guiado con una agilidad casi extraña por todo el local. A esa hora había mucha gente, los meseros parecían no darse abasto y caminaban en todas direcciones intentando evitar tropezar con algún comensal retrasando así cada pedido. Nadie les prestó atención suficiente para darse cuenta algo andaba mal. Kurt experimentó por vez primera en la boca del estómago miedo puro, nada más advirtió casi llegaban a la puerta. Si Garrett conseguía sacarlo seguramente jamás volvería a ver a quienes amaba.

-Por favor – suplicó Kurt con voz estrangulada -. Hablemos sobre esto como dos personas civilizadas.

-No hasta encontrar un lugar más privado, lindura – aclaró mirando constantemente en todas direcciones, descartando compañía indeseada.

-¿Eres consciente sobre lo que haces? Esto es secuestro Garrett, podrías ir a prisión.

-Deberán atraparme primero.

Una vez en el auto, abrió la puerta del copiloto apresuradamente empujando al castaño dentro sin preocuparse demasiado si aterrizaba bien o no, aún amenazándolo, lo obligó a tomar un gran rollo de cinta adhesiva de la guantera y comenzó a envolverle impacientemente las muñecas con ella. Kurt emitió gemidos en protesta, Garrett había apretado demasiado el material y en minutos comenzaría a cortarle la circulación.

Ya en marcha, Kurt se devanaba los sesos pensando alguna manera de hacerlo desistir, recordándose que sino ideaba algo pronto, ese loco lo mataría.

-Sé..sé que lo nuestro terminó mal, in…incluso aceptó también mi responsabilidad Garrett, pero creo podremos encontrar alguna solución razonable ¿te parece? – concluyó con toda la calma que pudo reunir, pese a sentirla demasiado lejana-. Nosotros…

-¡Cierra la maldita boca!

El repentino grito enfurecido en un área tan pequeña sobresaltó tremendamente a Kurt, quien cediendo finalmente ante la desesperación y el pánico, actuó irracionalmente según sus propios instintos. Abalanzándose sobre Garrett, aún con las manos imposibilitadas, intentó sujetar el volante. Una serie de movimientos violentos y golpes torpes se iniciaron conforme luchaban encarecidamente por el mando del auto. Desgraciadamente, muy tarde fueron consientes que se dirigían a una velocidad vertiginosa hacia un frondoso árbol.

El topetazo fue terriblemente brutal. Tenebrosamente, Kurt escuchó el sonido del pesado metal doblándose como simple y frágil papel cuando se impactaron de lleno frontalmente. Casi de manera irreal, se vio a si mismo proyectándose al instante hacia adelante, por inercia más que nada, sólo tuvo dos fracciones de segundo para meter los brazos pretendiendo en vano protegerse consiguiendo sólo algo parecido a un efecto rebote y balanceándose sin control, su cabeza terminó colisionando contra el vidrio de la puerta, la cual, igual que el parabrisas reventó en millones de fragmentos. Sintió un dolor desgarrador atravesarlo por completo, incluso pudo ver lucecitas multicolores destellándole frente a los ojos, junto a un horrible pitido zumbándole en los oídos.

Un liquido caliente ligeramente viscoso se le deslizó por la frente, recorriéndole luego parte del cuello y hombro. Antes de sumirse en la inconsciencia, lo último que pudo recordar con suficiente coherencia fue una imagen borrosa, en ella, un hombre desconocido para él estaba llamándolo con desesperación. Después, reino un profundo silencio ocasionalmente roto por gorgoteos impávidos del motor que intentando enfriarse, expedía ligeras columnas de humo grisáceo.

La siguiente vez que Kurt despertó, lo hizo en el hospital.

Aún cuando su cuerpo registró de inmediato el daño sufrido, tuvo un ataque pronunciado de pánico cuando no reconoció el lugar donde se encontraba, creyendo Garrett había conseguido finalmente llevárselo muy lejos. Algunos médicos necesitaron administrarle calmantes evitando con ello continuase moviéndose, pero aún llevando puesto un rígido collarín, una escayola en el brazo derecho y teniendo una fractura lineal de cráneo que debería lastimarlo horrores, lucho contra todos sin darse cuenta que sólo intentaban ayudarle.

Sólo pudo calmarse hasta que Burt intervino.

Susurrándole palabras conciliadoras durante aproximadamente una hora, por fin el medicamento le hizo efecto a Kurt sumergiéndolo en un estado profundo de duermevela, obligándolo a permanecer quieto y relajado, permaneciendo ahí recostado respirando tranquilamente mirando a la nada, mientras gruesas lágrimas obstinadas emergían desde sus ojos sin parar. Burt casi se quebró viéndolo así, tan vulnerable, tan frágil e indefenso. Todos necesitaron mucha fuerza para soportar aquello, pero sobre todo, para ayudar a Kurt.

Finn solía culparse continuamente de lo sucedido, repetía desesperado mil veces que si hubiese tenido mayor cuidado, seguramente nada habría sucedido así, con un final tan espantoso.

Al día siguiente, aunque Kurt no manifestó otro ataque detonado por ansiedad más que nada, solía comportarse distante y emocionalmente afectado. Una tarde, luego del desayuno, entre llantos desgarradores finalmente le contó todo a sucedido a Burt. El pobre hombre intentó mantenerse fuerte en presencia de Kurt, pero nada más estuvo a solas con Carole, definitivamente se desmoronó. Los dos concluyeron deberían llamar a la policía debido a lo delicado del asunto. No dudaron en levantar cargos contra Garrett, quien, pese haber sufrido necesariamente algunas heridas debido al choque, parecía simplemente que la tierra se lo había tragado. Incluso cuando encontraron a Kurt inconsciente en el auto, él simplemente ya no estaba.

Los oficiales a cargo del caso les reportó a los Hummel-Hudson que los padres del chico parecían no saber nada, aunque tampoco los creían tan idiotas para brindarles ninguna información, por otro lado, sus amigos o conocidos aleaban haber perdido todo contacto desde meses atrás. También recomendaron distintas precauciones. Según ellos, cuando existía alguna clase de obsesión el agresor jamás se detendría hasta obtener lo que deseaba, en este caso, a Kurt. Ofrecieron protección y vigilancia constante, pero Burt definitivamente no esperaría sentado que ocurriera una verdadera desgracia.

Cuando Kurt finalmente fue dado de alta por los médicos, quienes decidieron dejarle veinticuatro horas adicionales en observación sólo por si acaso, estaba tan emocionalmente exhausto que sólo quería regresar a su casa e intentar olvidar aquel espantoso episodio enterrándolo lo más profundamente posible en su memoria. Ciertamente no le resultó fácil. Todas las noches despertaba gracias a espantosas pesadillas relacionadas con el incidente, era algo normal, según la terapeuta con quien le obligaban a asistir al menos dos veces por semana. Intentaba mantenerse ocupado, pero pasar tanto tiempo encerrado casi le hizo pensar seriamente que terminaría sufriendo agorafobia. Su padre prácticamente lo obligó a concluir su primer año estudiando independientemente, si salía a alguna parte, forzosamente Finn también debería acompañarle, nunca era dejado solo durante lapsos demasiado prolongados y eso lentamente agotaba toda la posible paciencia de la que pudiese jactarse.

Y también estaban “esas” incómodas conversaciones.

Burt comenzó a tener ciertas charlas aisladas con él respecto al asunto del casi secuestro, con demasiada frecuencia. Claro que a Kurt le disgustaba siquiera tocar semejante tema, no fue precisamente su experiencia más agradable en la vida y menos aún si alguien se encargaba de recordárselo cada tres por cuatro. Incluso también le plantearon ciertas posibilidades de enviarlo lejos. Ante eso si reaccionó muy mal. Esa noche gritó durante tantas horas que creyó se quedaría mudo, ante las respuestas siempre agiles de Burt.

Carole tenía familiares confiables en California, ellos (previamente informados) aceptaron recibirlo dispuestos a ayudar. Kurt además de ofendido porque casi cualquiera sabía sobre espantosa experiencia ahora, se negó rotundo, importándole muy poco que incluso ya tuvieran consideradas algunas escuelas de calidad, donde podría terminar la preparatoria sin mayores complicaciones. Se negaba a marcharse, en Lima tenía toda su vida, las personas más importantes para él, le parecía ridículo que por culpa de un loco debiera renunciar tan fácilmente.

Desde entonces, desayuno comida o cena se convertían en constantes sesiones de estira y afloja, ante miradas incómodas por parte de Carole y Finn, quien nisiquiera quería atreverse a comentar. Los dos Hummel eran tercos y no darían tan fácilmente su brazo a torcer. Hasta que finalmente Burt se presentó una noche en la habitación de Kurt, ondeando bandera blanca y luciendo totalmente desesperado, queriendo hacerle ver cuán difícil fue sobreponerse a la pérdida de su madre como para perderlo a él también. Lo convenció de marcharse a algún lugar seguro, pero definitivamente no a otro estado.

Juntos, buscaron diferentes opciones y tras infructuosos resultados, encontraron una solución más práctica. Un invernado exclusivo para hombres: La Academia Dalton. El colegio se encontraba ubicado a algunas horas de Lima, pero era perfecto porque además de mantener estrictas reglas sobre cero tolerancia a cualquier tipo de acoso, sus regímenes de seguridad lo convertían en un lugar idóneo para Kurt. Obviamente costaba mucho matricularse ahí, no obstante, todos creyeron conveniente invertir porque lo más importante era mantenerle seguro.

Además, podía visitarlos durante los fines de semana o viceversa.

Así pues, nada más terminaron las vacaciones su transferencia se convirtió en un hecho. Debió abandonar todo cuanto tenía o conocía por culpa de alguien totalmente enfermo. Decirle adiós a sus amigos fue duro, más aún a sus padres e incluso Finn. Los tres lo acompañaron para que pudiese instalarse en Dalton (la directora conocía los detalles y dadas las circunstancias especiales, permitió ocupase una habitación individual reduciendo el costo original). Kurt sonreía a su padre, contestaba conciliadoramente las preguntas de Carole e incluso bromeaba algunas veces con Finn (cuyo trabajo principal fue trasladar todas sus cosas), aún así, estaba muriéndose de miedo.

Aquella escuela podía ser realmente intimidante una vez se estaba dentro, había tantos edificios conectados y si se incluían los jardines, gimnasio, auditorio y áreas de entrenamiento para deportes como Lacrosse o Fútbol, indudablemente lograban amedrentar a cualquiera. Tras una larga presentación con la directora de Dalton, quien además de explicarles brevemente las reglas primordiales que debería respetar estando dentro del colegio, ofreció también apoyo incondicional en todo momento para cualquier situación. Una vez acreditó su examen de nivelación sin problema, le entregaron un elaborado horario donde se estipulaban todas sus clases, los edificios, horarios y maestros correspondientes para cada una.

Adquirieron los uniformes constituidos por camisa blanca, corbata, pantalón y blazer con la “D” bordada finamente sobre el bolsillo frontal del pecho. También necesitó adquirir ropa deportiva, entre otros aditamientos importantes.

El lunes llegó pronto y con ello sus nuevas actividades. Las primeras horas logró sobrevivir sin demasiados problemas, necesitó levantarse más temprano de lo normal evitando así llegar vergonzosamente tarde a cada salón, fracasando miserablemente algunas veces. A mitad del primer periodo, justo se preguntaba dónde demonios podrían situarse los comedores cuando vio las audiciones abiertas para el club Glee. Casi creyó le picaban las manos ante las inmensas ganas por escribir su nombre, incluso estuvo parado frente al tablero admirando la hoja blanca durante casi media hora, hasta que al fin no pudo resistirlo y se anotó. Algo confundido notó muchos nombres estaban escritos antes que el propio, sin embargo, sabía tenía talento suficiente para ser aceptado.

Acudir a la dichosa audición casi se asemejó a una entrevista de trabajo. Respondió algunas preguntas extrañas, realizadas por tres chicos totalmente distintos entre si, quizá de último año. Satisfechos, le asintieron e inmediatamente lo citaron ese mismo día por la tarde para presentarse frente a los demás.

Luego, sucedió lo del desmayo.

Quizá sólo tuvo mala suerte, quizá sólo significaba tendría tiempo suficiente para elegir algo realmente impresionante e impactarlos durante su audición. Pero había algo que estaba molestando constantemente a Kurt. Justo segundos antes de que el otro chico terminara desvaneciéndose ante las miradas atónitas de los Warblers, podía jurar cualquier prenda en su guardarropa que él lo miró como si lo reconociera de alguna otra parte antes.

Entonces formuló una idea bastante estúpida.

Regresando justo por donde vino, detuvo aleatoriamente a algunos estudiantes conforme avanzaba preguntando en qué dirección se encontraba la enfermería. Recibiendo iniciaciones semejantes, Kurt tardó casi media hora en llegar mientras se preguntaba a si mismo varias veces los motivos, sin encontrar todas las veces respuesta alguna.

La enfermera resultó ser una mujer muy agradable. Conversaron aproximadamente veinte minutos hasta que Kurt consiguió sonsacarle la información necesitada. Ella lo felicitó por ser tan buen amigo y preocuparse por la salud del joven Anderson. Kurt sabía ganarse a las personas, realmente resultaba tarea sencilla, por eso, nada más despedirse sonriendo encantadoramente, se encaminó sin prisa alguna a recepción.

Seguro ahí alguien podría decirle sin equivocarse cuál sería la habitación del tal Anderson.

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-Bienvenido de vuelta al mundo, amigo mío.

Blaine terminó de abrir los ojos sintiendo todavía los pesados vestigios del sueño abrumándolo, encontrándose de inmediato con el techo blanco de una habitación desconocida para él. Justo comenzaba a preguntarse a si mismo dónde rayos se suponía que estaba, cuando apareció mágicamente el conocido rostro de Jeff, quien parecía debatirse entre varios sentimientos bastante contradictorios. Gimiendo quedamente por lo bajo, detectó un profundo dolor punzante atravesándole la cabeza y era tan potente que creyó terminaría partiéndosela en dos, literalmente hablando.

Confuso sobre cómo terminó ahí, comenzó a hilar recuerdos deseando darle forma coherente a lo último que vio antes de que todo se sumiera entre penumbras. Instantes después, las imágenes regresaron a él con la fuerza de un puñetazo directo al rostro. Los Warblers reunidos en la sala de ensayos, Wes anunciando un nuevo miembro, los ojos azules con los cuales soñaba desde que podía recordar, ese rostro cuya blanca piel contrastaba con el blazer azul y rojo…

Oh Dios, Oh Dios, Oh Dios…

De un instante a otro, pese a la atónita mirada que le dirigió Jeff debido a su comportamiento tan inusual, Blaine comenzó a manotear desesperado, buscando frenéticamente librarse de las mantas que lo cubrían hasta la cintura. Debido a todos los movimientos bruscos, notó toda la habitación se movía inusualmente provocándole unas terribles nauseas, luego también sintió una mano grande, firme aunque gentil, posándose sobre su pecho obligándolo a recostarse otra vez contra las mullidas almohadas. Quiso decir algo, intentó formular cada palabra coherentemente pero su boca se negaba a pronunciarlas, así que, rindiéndose por el momento, se quedó quieto.

-Mejor intenta relajarte, según me han dicho necesitas descansar.

-¿Qué sucedió?

-Eso deberías aclarármelo tú.

-¿Cómo?

-Te desmayaste, viejo – respondió imitando con su mano la manera en que un pesado objeto cedía ante la inevitable gravedad-. Todos nos llevamos un susto de muerte cuando te vimos desplomarte a mitad del salón de ensayos esta tarde.

Bien, Blaine ahora comprendía qué le provocó ese espantoso dolor de cabeza, que, seguro, pronto terminaría convirtiéndose en una potente migraña. Así mismo, Jeff lo contempló llevarse ambas manos al rostro, ingenuamente pensó que el joven solista seguramente sentiría muchísima vergüenza por ser visto en tan vulnerable situación, porque, Blaine soy-impecable-Anderson procuraba aparentar un autocontrol impecable ante cualquier circunstancia.

-Hey, tranquilo amigo…según entendí no fue algo realmente serio. Según la enfermera situaciones como esta suceden con tanta frecuencia que…

-Mi teléfono – lo interrumpió casi en un murmullo y, evitando morderse a propósito la lengua por lo afectada que su voz sonaba, continuó-: Necesito hacer una llamada, es urgente.

-Descansa un momento más y después podrás llamar al mismísimo papa si quieres.

-No Jeff – dijo malamente-. Quiero hacerlo ahora.

-Blaine…

-¡Hablo en serio! –olvidándose de todos los malestares que le aquejaban, se incorporó demasiado rápido consiguiendo sacar medio cuerpo de la cama, pese a las constantes negativas del otro Warbler-. ¡Suéltame ya, Jeff!

-Pero no puedes marcharte así nada más, todavía estás débil.

-¡Te digo que me dejes tranquilo! – exclamó comenzando a gritar-. ¡Ni tú ni nadie podría comprenderme!

Mientras ambos luchaban por imponer control sobre el otro, nunca notaron que la enfermera había entrado al lugar y no parecía muy contenta ante semejante falta de buena educación y comportamiento.

-¿Por qué razón hacen tanto escándalo, jóvenes? ¡Sus estridentes gritos pueden escucharse hasta los corredores!...debería darles vergüenza.

La señora Andrews, actual enfermera activa en Dalton era una mujer buena, aunque muy estricta.

-Gracias a Dios – suspiró Jeff completamente aliviado-. Tal vez usted pueda hacer desistir a Blaine ante su irresponsable idea de marcharse, así, sin más.

Por la mirada severa que la señora Andrews le dirigió, el moreno se dio cuenta que quizá no se había comportado de una manera adecuada, así que, apretando fuerte las sábanas, creyó sería mejor evitar jugar con fuego y luego terminar quemándose.

-Lo lamento.

-Más vale sea así, Señor Anderson. Nadie, sin excepciones, tiene permitido comportarse de semejante manera en mi enfermería ¿queda claro? – Blaine asintió mientras veía a la mujer acercarse con todo lo necesario para medir su presión arterial-. Ahora, aclaremos algunos puntos aquí. Tu amigo presente no es precisamente la discreción andando, por lo cual pude sonsacarle cierta información.

Jeff se encogió de hombros y sonrió estúpidamente cuando el solista le lanzó una mirada irritada.

-Ella comenzó a preguntarme cosas, yo sólo me resigne a contestar.

-Entonces – intervino, llamando nuevamente la atención de los dos estudiantes-, saltarse las comidas no es muy saludable, aunque eso ya debes saberlo ¿no?

-Suelo alimentarme bien, pero hoy las actividades extracurriculares terminaron absorbiendo todo mi tiempo y terminé saltándome el almuerzo.

-Recién atravesamos la primera semana de clases y ya te sucedió algo como esto, yo recomendaría renunciaras a unos cuantos club´s…haz así, por favor – pidió abriendo y cerrando la mano, demostrándole el movimiento que deseaba.

-¿Así está bien?

-Un poco más fuerte…perfecto. Como decía – continuó haciendo funcionar el bahumanometro luego de colocar la cinta gruesa negra alrededor del brazo de Blaine, seguido del estetoscopio-: un desmayo suele indicarnos algo anda mal en nuestro organismo y, aunque he revisado tu historial clínico constatando siempre has sido sano, cualquiera pierde energías ante la falta de sueño o correcta alimentación.

-Lo tomaré en cuenta, gracias.

-Bien, todo parece normal así que podrás marcharte – retiró todos los instrumentos-. En cuanto a usted, jovencito, acompañe al señor Anderson a su dormitorio.

-¡Por supuesto!

-Ah, y no quiero verlos por aquí otra vez ¿entendido?– sentenció acomodándose las gafas de montura gruesa, enfocándose luego en reacomodar todo lo que llevaba entre las manos, dejándolos solos.

Veinte minutos después, ambos Warblers se encontraban parados torpemente frente al dormitorio de Blaine, quien, habiendo recuperado su mochila, buscaba sin demasiados ánimos las llaves. La intensa mirada preocupada que Jeff le dirigía no ayudaba demasiado a sus nervios, por lo que, necesitó sonreírle repetidas veces demostrándole estar bien.

-¿Seguro será buena idea quedarte solo?...si quieres puedo traerte algo, cualquier cosa.

-Jeff, incluso si consiguieras criptonita no podría importarme menos. Por ahora sólo necesito recostarme e intentar descansar.

-Blaine…

-Lo digo en serio – dijo hablando lento, como si quisiera explicarle algo muy complicado a un niño de capacidades inferiores-. Realmente agradezco tu preocupación, incluso lamento si me comporto grosero contigo ahora mismo pero, tengo una migraña de dimensiones épicas así que quiero entrar –señaló la puerta-, doparme con Tylenol y olvidarme del mundo por lo menos hasta mañana en la mañana.

-De acuerdo, aún así, para cualquier cosa no dudes en llamarme.

-Lo prometo.

En cuanto Jeff se marchó, Blaine se encerró y después de extraer su celular, arrojó todo sobre la cama importándole poco la manera descuidada en que pudiese aterrizar. Creyendo no soportaría tantas emociones juntas revoloteándole salvajemente dentro del estómago, se sentó a un costado de su cama, marcando a la vez un número bastante conocido para él. Cuatro tonos y la mitad de su cordura después, contestó aquella voz tan familiar al otro lado de la línea.

-¡Hola! – saludó alegremente Cooper en cuanto tomó la llamada.

-Cooper…

-¿Blaine?... ¿Qué sucede pequeño?

-Está aquí – murmuró ignorando el tono preocupado del mayor al escucharlo casi al borde de las lágrimas-. Él está en Dalton, Cooper.

-¿Quién está en Dalton?, por todos los cielos enano, sino me explicas ahora mismo no puedo entender – agregó comenzando a desesperarse-. ¿Alguien te ha hecho algo? – adivinó ya bastante exaltado-. Sólo dame dos días, compraré un arma, viajaré hasta allá y juro por nuestra madre que no me importará terminar mis días en prisión por asesinato en…

-No es eso…

-Puedo ser muchas cosas, pero adivino te apuesto que no… ¡háblame claro que sigo sin comprender ni m…!

-Él está aquí.

-¿Él? –soltó estúpidamente hasta que de pronto una luz se hizo en su mente, aclarándole todo. Soltó un suspiro pesado contra el celular y se prometió golpear muy duro a Blaine la próxima vez por asustarlo tanto-. Oh, “él”. ¿Tienes absoluta certeza sobre eso?

-¡Podría reconocerlo donde fuera!

-¿Le hablaste o, él se acercó a ti primero?

-Yo…

-¿Te reconoció también?...dime por lo menos pudieron hablar sobre ello como personas civilizadas.

-En realidad me desmayé – explicó avergonzado-. ¿Hola?... ¿sigues ahí? – obtuvo respuesta al notar que su hermano intentaba contener una sonora carcajada-. Oh cielo santo, Cooper Anderson ¿te ríes de mí?

-¡No!... ¡por supuesto que no! – carraspeó pretendiendo recuperar la seriedad perdida-. ¿Qué piensas hacer?

-¿Acaso sueno cómo si tuviera alguna idea inteligente?– apoyó la frente contra su rodilla derecha-. Verlo ahí, tal y como aparece en mis sueños todas las noches me hizo sentir muchas cosas, millones de imágenes se agolparon una tras otra y las emociones…oh Cristo bendito, nunca creí experimentar tanto miedo en toda mi vida.

-¿Nisiquiera cuando cumpliste ocho y te obligué a subir en aquella montaña rusa?, recuerdo que tu cara mantuvo ese color verde enfermizo durante horas.

-Nisiquiera ese día.

-¿Y él? – regresó al tema-. ¿Notaste alguna reacción diferente o algo relevante?

-¿Si escuchas lo que te digo?...¡me desmaye frente a todos los Warblers, Coop!, te aseguro no tuve suficiente tiempo para analizar nada más.

-Me siento muy impotente, Blaine – dijo abatido-. Odio que estemos tan separados.

-Viajaste a Phoenix y te estableciste ahí porque tu trabajo así lo requería, yo nunca podría pedirte nada que interfiriera con lo que siempre has deseado. Además, aunque vivieras en Ohio las cosas no serían muy diferentes.

-No es lo mismo.

-Lo sé, pero aún así yo…

En ese momento se vio interrumpido por unos suaves golpes proporcionados a su puerta cerrada. Blaine rodó los ojos fastidiado, seguro sería Wes o David, quienes todavía preocupados lo visitaban para asegurarse que tomó correctamente la medicación y no había muerto debido a una sobredosis, o algo peor.

-¿Qué sucede?

-Espera un segundo – pidió sin alejar el teléfono, procediendo luego a abrir la puerta. Consideró ignorarlos, pero esos dos solían ser muy insistentes hasta conseguir lo que querían. Estaba listo para soltar un largo sermón, pero toda línea coherente de pensamientos se esfumó irremediablemente cuando vio a la persona que estaba parada justo frente a él.

-¿Blaine?...oye, ¿puedes oírme?... ¡¿Blaine?!

-Te llamo luego.

Sin más, el líder de los Warblers cortó la llamada pese a las protestas del mayor, sin poder creerse que Kurt Hummel había ido a buscarle.



Notas:

Hola de nuevo. ¿Qué tal el inicio de año? Espero todos lo pasaran bien donde quiera que se encuentren. Bien, capi nuevo, lento pero seguro. Había olvidado mencionar antes que basé mi personaje de Garret en el actor Josh Hartnett, a quien, en cuanto lo ví, no pude evitar imaginarlo como el malo en la vida de Kurt.

Ok, sin más, me despido esperando les gustara el capítulo tanto como yo disfruté en escribirlo. Adoro a los hermanos Anderson, y en este fic, Cooper será el mejor de los hermanos mayores.

¡Cuidense!

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Ignorando las continuas protestas de su hermano, el líder Warbler cortó la llamada totalmente incapaz de creerse que Kurt Hummel había ido personalmente a buscarle.

-Hola.

Lo educadamente correcto de su parte hubiera sido contestar de inmediato, pero, con sólo escuchar aquella voz suave y acompasada por primera vez luego de tantos años, sólo consiguió notar un potente e incontrolable estremecimiento que, recorriéndolo por entero, terminó erizándole la piel. Tontamente abrió su boca para decir algo, cualquier cosa, aunque realmente no estaba muy seguro si podría o no contestar sin sonar como un verdadero idiota debido a tan repentina impresión sufrida. Sin embargo, pese a los intentos, ningún sonido emergió. Era como si las palabras se le hubiesen quedado atoradas en la garganta.

Aún manteniéndose en continuo silencio, casi un segundo después Blaine decidió lidiar con una impresionante necesidad de acortar toda distancia posible entre los dos y envolver al joven castaño entre sus brazos. Quería cerciorarse él era real, que estaba ahí más vivo que nunca y no era otro de sus tantos sueños del cual terminaría despertando tarde o temprano quedándose sólo con una insoportable sensación de abandono enloquecedora.

Pero no hizo nada. En vez de ceder, simplemente, se dedicó a observar.

A diferencia de todas esas vidas compartidas juntos, Kurt lo sobrepasaba en estatura ligeramente por escasos centímetros. Todavía conservaba la misma tez pálida que contrastaba con el color castaño dorado de su cabello corto, su cuerpo, delgado aunque no frágil, se amoldaba tímidamente bajo el uniforme reglamentario y esos ojos…tan azules con tonalidades grisáceas cambiantes le brindaban cierto toque único.

Fue entonces que Blaine se dio cuenta de algo realmente aterrador.

Igual a otras veces, ambos habían iniciado una vida nueva al mismo tiempo por caminos totalmente separados. Ellos nunca coincidieron nisiquiera por mero accidente, aún cuando se suponía estaban predestinados a estar juntos y el destino se encargaría tarde o temprano, de reunirlos. Durante todos los años que Blaine debió lidiar con las constantes pesadillas e incluso la idea de tener una alma gemela en alguna parte del mundo, alguien cuyo bello rostro conocía casi de memoria pero, quien al mismo tiempo resultaba ser un completo desconocido, necesitó pensar detenidamente sobre sus sentimientos hacia el hombre a quien creía amar. Intentar despejar dudas con otras personas no resultó, sólo consiguió sentirse enojado consigo mismo. Enojado por serle tan fiel a la idea de alguien o algo que posiblemente podría o no existir. Le costó mucho darle lugar a todos esos sentimientos, comprenderlos y finalmente aceptarlos creyendo por lo menos tener alguna idea remota sobre a qué se enfrentaba.

Hasta hoy.

Y la realidad podía ser una perra cuando se lo proponía. Podía golpear a traición muy duro y para su completa desgracia, no tuvo piedad alguna en hacerle ver su situación.

El, Blaine Devon Anderson estaba total, incondicional y absolutamente enamorado de Kurt Hummel. A un punto tan intenso que parecía irracional.

Así mismo, Kurt sonrió nerviosamente algo contrariado por aquella reacción por parte de Blaine, quien sólo se quedó inmóvil observándolo con tanta intensidad que casi lo hace sentir incómodo. Parpadeando dos veces, desvió la mirada hacia el suelo fingiendo encontrar de pronto fascinación absoluta por el suelo bajo sus pies.
Buscando calmarse a toda costa, respiró profundo mientras se reprendía mentalmente con absoluta severidad. Bien, lo admitía, el haber ido hasta allí realmente había sido una muy mala idea. Podía asegurarlo por la expresión en el rostro de Anderson. Incómodo, se mordió el labio inferior liberando así algo de la incertidumbre con que lidiaba debido al tenso silencio suscitado entre los dos. Kurt se dijo que aunque posiblemente podrían ser compañeros del coro próximamente, eso en definitiva no le daba ningún derecho a presentarse así nada más en la habitación de alguien a quien nisiquiera conocía. Seguro Anderson estaría preguntándose ahora mismo por qué rayos lo tenía parado frente a su puerta, bueno, dándole cierto crédito al chico bien podría contestarse a si mismo también que tampoco tenía una respuesta coherente respecto a ello.

¡Podía inventar alguna excusa! ¿Limar asperezas?, no, no, eso sólo aplicaba a personas que se conocían y no se llevaban demasiado bien, lo cual obviamente ni les aplicaba. ¿Parecer agradable? Tal vez sólo pasaría por un lame botas, y definitivamente, Kurt nunca fue de esa clase…

Algo en lo más recóndito de su mente le gritó sus razones eran pura basura, basura barata e insulsa. Entonces otra vez esa extraña sensación se suscitó, confundiéndolo. Y se fijó bien en él. Anderson era atractivo a su manera. Poseía unos grandes y expresivos ojos cuya tonalidad se debatía entre el verde o el ámbar, no era tan alto pero su estructura proyectaba fuerza y resistencia. El cabello negro algo desordenado contrastaba perfecto con la piel bronceada seguramente por pasar mucho tiempo bajo el sol. Kurt frunció el seño. No era de si tipo en ningún sentido. A Kurt le gustaban altos, castaños y atléticos.

Tampoco sentía ninguna clase de atracción hacia Anderson. Además, destilaba tanta heterosexualidad por cada poro que casi podía olerlo. Su gay-dar jamás solía equivocarse. Ignorando la manera en que Anderson lo veía, alejó tercamente cualquier idea absurda y desentendiéndose de aquella insistente vocecilla en su cabeza, dio un paso hacia atrás dispuesto a retirarse. Se negaba a hacer el ridículo frente a nadie.

-Yo…mira, lamento incomodarte así que…-señaló el pasillo con un gesto vago-, creo será mejor me retire.

-¡No!..-exclamó Blaine saliendo finalmente del sopor inicial, provocándole un notable sobresalto al castaño en consecuencia-.Quiero decir…, realmente…tú…-carraspeó-. No has interrumpido nada importante

Kurt soltó una risita divertida sin poder evitarlo.

Blaine sintió a su corazón dando le un vuelco violento dentro del pecho. ¡También lo reconocía! Había ido a verle para hablar, para hacerse saber que siempre estuvieron esperándose y ahora pasarían el resto de sus vidas juntos. Una fantástica emoción lo embargó a niveles insospechados. Enfocándose en los labios de Kurt, sonrió también. ¡Oh, Dios! ¡Nunca quiso besar a alguien con tanta urgencia en toda su vida!

Dejando aquel asunto quizá para más tarde, se dio cuenta que había olvidado comportarse educadamente desde el principio.

-¿Quieres…? digo…- se pasó una mano por el cabello-. ¿Te gustaría pasar?

-No, no gracias. En realidad mi visita tomará muy poco tiempo -Blaine se extrañó ante el comentario-. Sólo quería saber cómo te encontrabas, todos nos asustamos mucho por tu desmayo.

Correcto, esa conversación no era exactamente la que esperaba iniciar en cuanto se reencontraran. Había algo realmente raro.

-He pasado días difíciles.

-Debieron serlo – se encogió de hombros empáticamente-. Oh, por cierto…mi nombre es Kurt, Kurt Hummel.

Extendió la palma abierta a modo de saludo.

-Blaine, Blaine Anderson.

En cuanto sujeto la mano de Kurt entre la propia constatando cuan suave y cálida era su blanca piel, Blaine creyó que una potente descarga eléctrica lo golpeaba. Lo sabía, era él no sólo en apariencia sino también en alma y espíritu. Controlando apenas unas terribles ganas de ponerse a llorar cual niño pequeño, se dijo que Kurt era su otra mitad, con quien tantas veces se encontró sin importar las barreras del tiempo o el espacio. Ellos se pertenecerían siempre.

-Esto es bastante extraño.

-¿Qué cosa?

-Olvídalo – le restó importancia negando suavemente con la cabeza-, es sólo una tontería sin importancia.

-No Kurt, puedo asegurarte que mi mente es bastante abierta a casi cualquier posibilidad.

-Bueno – comenzó dudoso-. Te parecerá ridículo pero, ¿nos hemos visto antes en alguna otra parte?

Blaine, ante la pregunta creyó con toda seguridad que volvería a desmayarse otra vez. Dejó de respirar sin darse cuenta y sostuvo con tanta fuerza el teléfono que, si seguía así, seguro terminaría rompiéndolo. ¡¿Acaso era una maldita broma?! Pues si así era, no tenía ninguna jodida gracia.

Las piernas comenzaron a temblarle y todo a su alrededor se volvió confuso.

-O-oye…te pusiste muy pálido, ¿estás bien?

-Yo…necesito, ahora….sentarme…

Alarmado ante las grandes posibilidades de que Blaine terminase cayéndose de un momento a otro, Kurt le pasó un brazo firmemente por la cintura brindándole apoyo adicional y, guiándolo dentro del dormitorio con pasos lentos terminó ubicándolo sobre el mullido colchón de la cama con especial cuidado. Blaine colocó ambos antebrazos sobre sus rodillas, respirando frenéticamente rápido. Era como si el mundo entero se le hubiese venido encima en cuestión de segundos y no pudiera hacer nada para detenerlo.

-¿Tu baño? – dijo mirando en todas direcciones, sin hablar, Blaine apuntó hacia donde se encontraba ubicado y Kurt desapareció ahí durante algunos minutos. Al regresar, se paró frente a el colocándole sobre la frente un paño húmedo con alcohol- Intenta relajarte.

Era más fácil decirlo que hacerlo.

-¿Crees que necesito ir por la enfermera? Puedo llamar a alguno de tus amigos si lo prefieres.

-No…sólo debo…yo debo…

-Quizá sea buena idea llevarte a un hospital.

-Oh, Dios… todo menos eso.

Ante la rotunda negativa de llamar a más personas que abarrotasen el lugar haciéndolo sentir peor, Kurt necesitó pasar los siguientes treinta minutos repitiendo el proceso del paño húmedo hasta que, finalmente, Blaine recuperó algo de color saludable en su rostro. Kurt incluso se sintió bastante aliviado.

-¿Mejor? – le preguntó intentando mirarle directamente, obteniendo una ligera sonrisa agradecida-. Me alegra.

-Lamento ser una molestia para ti.

-Nada de eso, además, ¿qué clase de futuro Warbler sería sino te hubiese prestado ayuda?

Blaine volvió a sonreír, pero esta vez con total amargura.

-También debo disculparme por eso: arruiné tu audición.

-No fue culpa tuya, Blaine.

-Aún así…

-Ya te dije que no tienes porque disculparte. De todas maneras, estaba tan ridículamente nervioso que creo habría terminado arruinándolo.

-Pero dicen tienes talento – continuó la charla, necesitaba distraerse con alguna otra cosa o se desmoronaría. Se negaba a derrumbarse frente a Kurt. En privado podría llorar todo cuanto pudiera, pero definitivamente no iba a hacerlo frente a Kurt.

-Lo tengo – alardeó en broma fijándose luego en el pequeño reloj del velador-. ¿Esa es la hora?

-Al parecer, sí. ¿Mucho por desempacar aún?

-Es mi primer día aquí. Entre las clases, intentar aprenderme todos esos ridículos pasillos que lucen iguales y los acontecimientos sucedidos hasta hoy, no he terminado por completo.

-Entonces ve – dijo parpadeando repetidas veces ante el inconfundible picor que provocaban las lágrimas-. No debes preocuparte por mí, estoy mucho mejor gracias a ti.

-Siendo así, nos estaremos viendo por aquí entonces.

-Espera Kurt…

-¿Si?

-Yo podría... ¿tú sabes?, ¿seguir hablando contigo?

-¡Claro! – sonrió encantado.

-Bien, entonces hasta mañana.

-Nos veremos mañana.

Al abandonar Kurt la habitación, se dejó caer sobre la cama por completo procediendo a enterrar su enrojecido rostro entre las almohadas, dándole rienda suelta a sus lágrimas. Lloró amargamente gracias al desasosiego, desesperación, rabia e incluso veinte motivos más. Pasaron algunas horas, no supo en realidad cuántas pero tras sollozar y golpear con fuerza el colchón hasta el cansancio, finalmente se quedó dormido.

Esa vez no soñó, aún así, se sumió en un sopor intranquilo.

Para cuando despertó, ya había oscurecido. Blaine gruñó cuando al cambiar de posición un fuerte tirón le castigó el cuello, debido a la forzada posición en que terminó aletargándose. Le dolía todo el cuerpo, su migraña no amainó en lo absoluto y se sentía tan agotado tanto física como emocionalmente que sólo quería morirse. Moviéndose sin ninguna prisa gruñendo entre dientes algunas maldiciones que avergonzarían a cualquiera, terminó recostándose sobre su espalda. Recién comenzaba a contar las grietas del techo cuando un repentino zumbido le llamo la atención. Quejándose repetidas veces, buscó entre las sábanas aquel molesto aparatejo. Ya en sus manos, vio el nombre de Cooper brillando en la pantalla.

-He estado llamándote durante horas – soltó nada contento-. Se supone que el ofendido debería ser yo, fuiste un grosero de primera.

-Perdón.

-Oh…te escuchas hecho mierda.

-Porque así es – susurró frotándose la frente, su voz sonando algo nasal-. Estuvo aquí.

-¡Puta madre! – maldijo olvidando su repentino enojo-. ¿Qué sucedió?

-No sabe quién soy, Cooper. Eso es lo que sucedió – nuevas lágrimas se le resbalaron por la comisura de los ojos viajando libres hasta sus sienes-. Hablamos brevemente pero, me preguntó si me conocía de otra parte antes…él, ignora por completo lo sucedido entre nosotros y que lo amo más que a nada en todo el mundo.

-Wow, espera un segundo enano… ¿no crees y la palabra “amor” suena demasiado fuerte? – lo detuvo impresionado-. El amor viene luego de que dos personas conviven en buenos o malos momentos y comparten experiencias juntos, se conocen y complementan madurando en el proceso. ¿Cómo puedes saber si lo amas, cuando nisiquiera lo has tratado?

-Sí lo he hecho, Cooper.

-No. Crees tener una idea sobre ese chico, Blaine, y ahora que estás en otra vida posiblemente sólo te dejes llevar por ella. Escucha, Dios sabe que no quiero lastimarte diciéndolo pero… ¿quién puede asegurarte él no sea diferente a la maravillosa persona en tus recuerdos?

-No lo es – enfatizó comenzando a molestarse-. Sólo lo sé.

-Blaine…

-No pienso discutir más contigo este tema, Cooper. Lo sé y punto.

-Correcto – dijo dejándolo en paz, al menos por ahora-. Entonces… ¿Si no sabe sobre lo de ustedes o pretende no hacerlo, por qué fue hasta tú habitación?, ¿Quién le dijo donde encontrarte?

-Dijo querer ser buen compañero… ¡Qué voy a saber yo! Sobre lo otro, muchos en Dalton me conocen y pudieron brindarle información sin problemas.

-A mis ojos, eso es algo.

-¿Es qué, Cooper?... ¡Nada!, ¿Entiendes eso?...Él me miraba tan…y yo… ¡Fue horrible!

-Oye…

-Lo quiero, Coop… - sollozó lastimeramente-. Lo quiero como nunca podrás imaginarte, y tenerlo frente a mí y contenerme de hacer o decirle tantas cosas simplemente…, me volveré loco.

-De eso nada, Blaine. Saldremos adelante juntos, somos un equipo ¿sabes? – intentó animarlo-. Me duele muchísimo saber estas sufriendo de esa manera, pero escúchame bien Blaine, no voy a permitir que te hundas sin luchar primero… ¿entendido?

-Cooper…

-¿Entendido? – Blaine soltó un sí suave, casi inaudible-. Los Anderson somos fuertes, hermanito, jamás nos rendimos.

-Supongo que debí considerar algo así desde un principio. Soy tan idiota.

-Posiblemente…-dudó.

-¿Qué soy idiota?, acabo de decírtelo y por primera vez…

-No… no, no eso enano –lo interrumpió brusco-. Tal vez nosotros no sepamos las respuestas a tantas preguntas pero…, Delaila si.

-¿Quién diablos es Delaila?

-¿Es en serio?, me sorprende que Mamá no te lo haya contado todavía – rió divertido-. Pues bueno, digamos he estado saliendo con alguien desde hace algunos meses.

-¿Qué? -Blaine olvidó momentáneamente su problema, centrándose en lo feliz que sonaba su hermano mayor-. ¿Por qué no me hablaste sobre ella?

-Sólo quería tener suficiente seguridad respecto a ello.

-¿Y?... ¡Cuéntame los detalles, hombre!

-Oh, hermanito, ella es sensacional y creo es “la chica” indicada.

-¡Dios santo! – exclamó percibiendo el tono enamoradizo en la voz del mayor-. ¡Cooper Anderson enamorado!... ¿quién lo diría?

Blaine lo vio tener muchas novias durante los años en que vivieron juntos, pero nunca lo escuchó expresarse así de ninguna antes.

-¿Verdad?...

-Debo conocerla.

-¡Por supuesto! Esa es la razón de mencionarla hace un momento –recobró la conversación con seriedad otra vez-. Ella puede ayudarte.

-Ok, espera un segundo ¿si? – lo detuvo y pronto algo se iluminó en su mente-. ¡Tú, miserable traidor! ¡Se lo has contado a una completa desconocida!

-En primer lugar, no es una desconocida: es mi novia. En segundo lugar, nosotros no tenemos nada que ocultarnos.

-¡Confié en ti! ¡Nisiquiera lo saben nuestros padres y luego aparece alguien de piernas bonitas y terminas diciéndoselo todo!

- Delaila es fiable y nos ayudará – ahora era Cooper quien sonaba enojado.

-¿Y según tu, señor Anderson, cómo podría hacerlo?

- Delaila es psicóloga.

-No.

-Blaine.

-No. Está fuera de discusión, Cooper. ¿Acaso has perdido la cabeza?...me rehúso totalmente a hablar sobre esto con un psicólogo, prefiero vivir con incertidumbre todos los días a terminar en un apestoso manicomio… ¡¿Qué rayos sucede contigo?!, ¡Dios!

-¿Quieres respuestas? Bien, ella te las puede proporcionar. Cree en mí Blaine – rogó-, Delaila no te hará daño porque primero deberá pasar sobre mí para lograrlo, ¿de acuerdo?

-¿Cómo sabes es sincera?

-Sólo lo sé – repitió las mismas palabras que le dijera Blaine al inicio de su charla-. ¿Tienes libre el fin de semana?

-Supongo.

-Perfecto, voy a enviarte un pasaje de avión para que puedas visitarme. Hablaré con nuestros padres y no creo tengamos problemas. ¿Bien?

-Eso creo.

-Correcto – algunas voces ajenas se escucharon algo lejanas-. Mira, tengo que dejarte. Los muchachos se han quedado solos mucho tiempo y creo comenzarán a entrar en pánico dentro de poco. Tu pasaje estará reservado y listo aproximadamente para el jueves.

-Lo esperaré – murmuró emocionado ante la idea de viajar para ver a su hermano-. Y Cooper…

-¿Dime?

-Gracias por escucharme.

-Para eso somos los hermanos mayores…, te quiero enano.

-Yo igual.

Y cortaron la llamada, esperando ambos ansiosos los días transcurrieran rápido para encontrarse ese, por ahora, lejano fin de semana.


[justify]
Hola lectoras(es) lindos, regresé luego de algunos días vacacionando por ahí y descansando del trabajo.
A decir verdad estoy un poco deprimida. Durante los días fuera de la ciudad, aproveché para adelantar algunas páginas del fic y me entró algo de depresión de fan escritora. Lapsus, lapsus raros que me suceden a veces =)
Ya en serio, agradezco mucho a quienes se dedican a tomarse un momento para leer mi pseudofic, tal vez no es tan bueno pero me divierto escribiéndolo como no tienen una idea.

Bueno, seguiré trabajando en la historia. Espero lesgustara.

Saludos.

LynndeMcGinty escribió:¿Depresión de escritora? Sé lo que se siente, tranquila, tú fic es increíble y lo dice una persona que tiene el ego Hummel-Berry jajajajaja.

Bueno te mando muchos esos y abrazos. Nos leemos luego.

Sí, lo siento. Había ocaciones en las que creía no estar escribiendo algo bueno para ustedes, pero le tengo tanto cariño a esta historia que no podría dejarla por la mitad. Gracias por los ánimos y por siempre tomarte tiempo para comentar. Nos leemos luego

camidejuaco escribió:Nueva lectora!! :D me encanta tu fic, nunca había leído un fic con esta temática y la verdad me encanto! ademas la forma que tienes de escribir hace que las cosas se vuelvan cada vez mas interesantes. Ahora tienes otra fiel lectora del fic :D Saludos :D

Bienvenida a fic. Lo sé, yo realmente encontré creo sólo uno pero no estaba enfocado realmente a la idea en si. Me alegra que te guste, en realidad me divierto mucho haciendo esto aunque hay ocaciones en las que me bloqueo horrible ja,ja,ja...quizá a las miles de fan escritoroas nos llegaría inspiración si Ryan nos regresara a Klaine para San valentin, porque sólo de imaginarlo con Tina...oh, no. Bueno, otra vez agradezco tomaras tiempo para leer. Saludos

Kenigal escribió:ME encanto esta genial escribes excelente gracias por hacerlo.

¡Gracias a tí por leer!

Dejando descuidadamente el teléfono sobre el buró, Blaine se levantó de mala gana y arrastrando los pies terminó dirigiéndose al cuarto de baño. Una vez encendió la luz, se ubicó frente a un pequeño espejo que pendía firmemente encima del lavamanos, donde reposaban algunos objetos básicos para aseo personal. En realidad no le gustó nada lo que vio. Lucia espantoso. Ojos rojos e irritados debido al llanto, cabello desordenado sin ningún rastro del gel que tan rigurosamente solía usar todos los días, nariz roja y tez algo pálida. Dios, no podía recordar la última vez que sintió tal agotamiento emocional. Creyendo haber sobrellevado demasiadas “emociones” por un mismo día, sacó del botiquín una delgada caja blanca con letras negras grandes y legibles. Expulsando fuera de la única tablilla laminada dos pastillas de Valium, se las llevó a la boca tragándolas sin necesitar beber ningún líquido. Suficientes años recurriendo a aquello le impedían comenzar a hacerlo ahora.

Dormir, eso necesitaba. Dormir sin ninguna clase de interferencia para olvidarse de todo y por experiencia sabía que bajo la influencia del medicamento podría apagar su mente durante la noche completa.

Regresando por donde había venido, se arrojó pesadamente sobre la cama, dio un pequeño tumbo e importándole muy poco o nada todavía llevar puesto casi por completo el uniforme, abrazó fuerte una almohada. Poco a poco, los efectos del Valium comenzaron a manifestarse. Cerró los ojos dejándose llevar por el sueño inducido, emitiendo un profundo suspiro de alivio. Al menos tendría algunas horas de paz y tranquilidad.

Mientras Blaine sucumbía sin resistencia entre los brazos de Morfeo, Kurt se encontraba al mismo tiempo en su propio dormitorio lidiando con la tediosa tarea de desempacar todas sus pertenencias. Un montón de cajas embaladas y etiquetadas todavía se hallaban esparcidas por casi toda la extensión del suelo alfombrado disponible, aquello le llevaría todavía unos cuantos días. Le gustaba ordenar, pero en aquella ocasión estaba utilizando tal tarea para mantenerse ocupado, porque, decididamente no podía dejar de pensar en el extraño encuentro con Blaine.
Colgando pulcramente algunos abrigos de uso común que tenía permitido llevar durante los fines de semana, Kurt se reprendió a si mismo tras recordar, otra vez, esa expresión consternada tan notoria en el rostro del otro joven cuando abrió la puerta. Molesto, metió al closet las prendas de vestir quizá con demasiada fuerza.

Sinceramente no lo entendía.

Algo raro tenía Blaine Anderson que despertaba en él una marea de sentimientos bastante confusos. ¡Por Kristin Lora! Recién se conocían de apenas unas cuantas horas y ya estaba traumatizándolo. Kurt suspiró enfurruñado. Generalmente, exceptuando el horripilante episodio con Garrett, casi siempre solía tener todo bajo control personalmente hablando.

Incluso en el momento en que lo ayudó durante aquel casi segundo desfallecimiento por parte del moreno, tuvo la inmensa sensación de haberle visto hacer los mismos gestos antes. Pero era imposible. Kurt tenía una excelente memoria, recordaría un rostro como el de Blaine Anderson porque, siendo justos, él difícilmente sería alguien a quien se pudiera olvidar así como así. Aunque fuese heterosexual. Chasqueando la lengua, decidió dejar tal asunto de lado. Terminaría volviéndose loco sino lo hacía.
Blaine Anderson era solista principal y líder indiscutible de los Warblers. Por las cantidades ingentes de alumnos dispuestos a adicionar esperanzados con unirse al coro, a diferencia de Mckinley, ellos seguro estaban primero en la escala social en Dalton. No es que a Kurt le interesara todo aquello. Eso sólo significaba que las posibilidades de haber visto alguna fotografía conmemorativa en la biblioteca o en alguna otra parte que les brindaba plestecía. ¡Debía ser eso! Sonaba bastante lógico.

Asunto cerrado. Riendo tontamente, Kurt se dijo que no debió preocuparse tanto en primer lugar.

Además, Blaine le preguntó si podían seguir halando como amigos. Otra señal obvia. Si se conocieran de antes seguro él se lo hubiese comentado. No quería arruinar su primera posible amistad dentro de los muros de Dalton.
Centrándose en alguna otra cosa, se estiró cansinamente y después consultó la hora. Sorprendido comprobó era bastante tarde, casi media noche. Ya no podía llamar a sus padres para saber cómo iba todo en Lima, por lo cual creyó mejor idea irse a dormir. Tenía clases temprano por la mañana, desgraciadamente todos los pasillos a su percepción se veían iguales y corría grandes probabilidades de perderse entre ellos llegando tarde. Odiaba ser impuntual. Entre ruidosos bostezos, preparó todo lo necesario para el día siguiente, una vez terminó se puso la pijama y deslizándose entre los cálidos cobertores terminó recostado boca abajo. Lentamente se fue quedando dormido.

Soñó que caminaba por el bosque. Conforme continuaba avanzando, podía escuchar con total claridad el suave cantar de las aves que revoloteaban juguetonas entre los frondosos árboles. Todo olía a verano y sentía una agradable emoción revoloteándole dentro del estómago. Sabía pronto llegaría al lugar indicado. Sin preámbulos, se introdujo entre la crecida maleza siguiendo luego un sendero descuidado y poco concurrido. Pronto, se vio a si mismo correr, quería llegar lo antes posible.

Aquel precario camino desembocó justo a las tranquilas orillas de un lago, cuya agua cristalina reflejaba cual espejo las nubes blancas del despejado cielo vespertino. Miró en todas direcciones. Buscaba a alguien y sabía estaría allí porque siempre cumplía sus promesas, nunca antes le había fallado. Notó el silbido del viento chocar contra la copa de los árboles más grandes y eso le provocó cierto temor. El silencio casi podía ser palpable ahí.
Pero entonces, a la distancia distinguió a una persona ligeramente iluminada por los cálidos rayos del sol. Sonrió alegre comenzando a acortar distancias y se lanzó a los brazos de ese alguien nada más le dio alcance. Era un hombre, más alto y fuerte, que lo sostuvo con firme delicadeza levantándolo algunos centímetros del suelo repleto de hojas y hierba húmeda. Conforme se mantuvieron así, soltaron risas felices.

Repentinamente, el sueño se desvaneció convirtiéndose en algo mucho muy diferente, llevándolo a otro sitio. Había una casa, no muy lujosa aunque si lo suficientemente amplia como para brindar alojamiento a bastantes personas. La naturaleza rodeaba todo el sitio brindándole un aspecto glorioso. Esta vez sentía inmensa ansiedad y miraba por una ventana con insistencia esperando algún acontecimiento, que sabía, era importante. Salió de ahí, no soportaba esperar por más tiempo. Luego todo se tornó oscuro, la luna no brillaba y conforme se repetía incesantemente necesitaba ayuda, le era imposible avanzar entre las sombras nocturnas. Tenía mucho miedo. Entonces comenzaron los gritos, distintas voces macabras inentendibles resonando por todas partes provocándole un inmenso terror acompañados de estallidos cuyo origen desconocía. Antes de darse cuenta, comenzó a llorar. Ahora sólo podía reconocer dolor, pena, angustia, desesperación…

Sólo eso y el vacío terminó apoderándose de él.

Kurt abrió los ojos abruptamente, encontrándose con las sombras informes proyectadas en el techo. Parpadeando confundido, se dio cuenta tenía el brazo derecho extendido hacia arriba, como si hubiese intentado alcanzar algo. Bajando poco a poco su extremidad hasta dejarla apoyada contra los cobertores, se incorporó apoyándose en un codo y examinó toda la habitación. Por un momento breve olvidó donde estaba. Sentándose por completo, consultó la hora. Ligeramente sorprendido por el temblor en sus manos, vio aún faltaba media hora para levantarse, pero prefirió hacerlo ya porque le sería imposible continuar durmiendo.

Apartando las mantas, frotó sus ojos, frente y sientes repetidas veces buscando alejar cualquier vestigio de somnolencia.

Suspiró. Había tenido una pesadilla. Dios, no es que nunca hubiese tenido malos sueños antes, luego del incidente propiciado por Garrett resultaban ser frecuentes debido a la experiencia tan traumática, sin embargo, aquella ocasión fue diferente. Frunció el ceño intentando hacer memoria, pero se rindió pasados algunos minutos. Sólo era capaz de rememorar algunos fragmentos borrosos que parecían escapársele cuando creía tenerlos bastante claros. Gimió frustrado.

Eso le pasaba por esforzarse mucho más de la cuenta.

Experimentando un cansancio impropio para alguien que ha dormido bien durante toda la noche, se dirigió al baño. Una ducha con agua caliente seguro ayudaría a relajarle.

Siempre lo hacía.

…….

Recién comenzaba la segunda mitad del segundo periodo, y Blaine nunca antes había sentido tantos nervios. Nisiquiera sucedió cuando los Warblers, todos confabulados, prácticamente lo arrastraron contra su voluntad a un pequeño espectáculo que se ofreció por cortesía de Dalton en algunos parques temáticos repletos por desconocidos. Restregándose otra vez las manos extendidas en el blazer, retirando así los inusuales rastros de humedad en ellas, vio con impaciencia a algunos estudiantes bajar apresurados por las escaleras de caracol dirigirse a sus respectivas clases. Pero el sólo estaba interesado en alguien particularmente. Minutos después, Kurt también descendió entre los peldaños luciendo radiante e impecable.

Blaine necesitó esconderse tras un pilar cercano, espiando discretamente. Aunque Kurt llevaba uniforme como todos los demás, brillaba con luz propia. Tomando aire profundo, se ajustó la corbata y comprobando todo estuviese en su respectivo sito, siguió al castaño pretendiendo haberlo visto por pura casualidad.

-Hey…buenos días.

-Buen día también para ti, Blaine – dijo regalándole una amplia sonrisa.

-¿Qué tal pasaste tu segunda noche?

-Estuvo bien.- mintió, omitiendo su pesadilla. Le parecía absurdo tomarle tanta importancia.

-Me alegra escuchar eso… ¿listo para afrontar el día?

-Supongo – se encogió de hombros-. Eso considerando sino termino perdiéndome al menos unas doce veces… ¡este lugar es enorme! – hizo una mueca divertida moviendo las manos como si describiese un gigantesco campo deportivo.

-Lo sé, pero puedes acostumbrarte mucho más rápido si tienes a alguien que ya conozca los alrededores…tú sabes…todas esas rutas secretas y caminos fáciles de memorizar.

-Oh… ¿y dónde crees pueda encontrar ese alguien cuyo suficiente conocimiento respecto al tema quiera ayudarme?

Blaine soltó una risita divertida creyendo tener mariposas revoloteándole dentro del estómago. No podía entender cómo ramos podía conversar con Kurt tan amenamente, cuando casi pudo asegurar los siguientes días estaría tan susceptible que terminaría llorando en cada esquina.

-Yo puedo hacerlo.

-¿Seguro?... no quiero causarte ningún inconveniente.

-No es inconveniente alguno.

-Gracias Blaine.

-Por nada…

-Y… ¿qué clase tienes ahora mismo?

-Literatura Inglesa, nada del otro mundo.

-Eso parece – luego, Kurt miró su horario bastante confundido, casi como si aquella hoja tuviese impresos jeroglíficos antiguos indescifrables y no los nombres de todas las materias que debía cursar durante ese año-. Bueno, sino me equivoco yo debo ir a Francés.

- Con la señorita Termolle – asintió aprobatoriamente-. Es una mujer agradable y el salón no queda lejos. Vamos, te llevaré.

Ambos caminaron uno al lado del otro entre los pasillos semi-concurridos conversando sobre temas sin importancia. Kurt intentó memorizar lo mejor posible el camino por donde Blaine lo llevaba y se maravillo porque, el día anterior, demoró casi treinta minutos en tomar la dirección correcta.

-Así que... ¿pese a mi brillante intervención, todavía te interesa adicionar para los Warblers?

-Sí.

-Siendo así, vendré por ti y podremos ir juntos a la sala de ensayos… ¿te parece?

-¿Sin desmayos esta vez?

-Lo prometo – sonrió encantado, colocando su mano sobre el pecho simulando prestar juramento frente a una Biblia, durante un juicio legal-. Nos veremos más tarde… ¡ah!... ¡canta algo bueno!

Kurt negó con la cabeza ante el comportamiento alegre de Blaine, conforme ingresaba al aula. Posiblemente si fue buena jugada permitirle acercarse e intentar ser amigos.

Por otra parte, Blaine se dirigió a su respectiva aula sin notar que al final del corredor lo esperaba alguien conocido.

-Parece ser nos hemos levantado hoy de muy buen humor, ¿verdad?

-Hola David.

-¿Qué tal tu cabeza?

-Unos cuantos golpes por aquí o por allá…nada que algunos analgésicos no curen.

-Hablando en serio – lo hizo detenerse y Blaine reconoció una mirada parecida a cuando su madre solía regañarlo por ser atrapado en una travesura-. Ayer nos metiste un susto tremendo.

-Lamento eso, David.

-Las seccionales son importantes para nosotros, pero tú lo eres mucho más amigo – agregó fraternalmente-. Promete cuidarás tu salud de ahora en adelante como corresponde.

-Lo haré.

-Bien, una vez aclarado ese asunto… – aprovechándose de su altura un poco más privilegiada, pasó un brazo por los hombros de Blaine doblándolo ligeramente ante el súbito cambio del peso corporal- ¿Algo interesante para contar respecto a ese posible futuro Warbler?

-¿Qué?

-¡No finjas demencia! Acabo de verlos hace unos momentos… ¡Admítelo! Tú quieres hacerle cosas sucias al pobre chico…

-Eres insoportable.

-Aún así me aprecias y sabes terminaremos sonsacándotelo tarde o temprano…. ¿dejarte elegir como lo haremos sería justo para ti?

-Ya quisieras…

Con un empujón firme, apartó al afroamericano quien pareció poco o nada ofendido. Entre algunas bromas pesadas, entraron a Literatura Inglesa. Wes casi automáticamente les hizo continuas señas para que ocuparan los puestos disponibles a su derecha e izquierda respectivamente, no obstante, fue imposible iniciar alguna conversación porque el profesor llegó pidiendo silencio.

Pese a que el señor Robinson explicaba bastante bien los contenidos a desarrollar durante el ciclo escolar, para Blaine los minutos transcurrían demasiado lentos y la práctica del coro se le hacía demasiado lejana. Podía sentir las miradas curiosas e insistentes que Wes y David estaban dirigiéndole, pero decidió ignorarlos. Por ahora, sólo podía pensar en Kurt.

Durante aquella mañana tuvo tiempo suficiente para reflexionar mucho respecto al extraño encuentro fortuito con Kurt el día anterior. Desafortunadamente, no consiguió más que devanarse los sesos una y otra vez buscando respuestas, respuestas imposibles de conseguir dadas las circunstancias. Otra vez ellos se movían en el “tablero de juego”. Aunque esta vez el karma, cosmos, destino…o lo qué fuese se empeñó en jugarle sucio, porque Kurt no podía recordar absolutamente nada. Y eso, además de hacerlo querer saltar desde una ventana debido a la desesperación, le preocupaba muchísimo. ¿Qué motivos fueron los causantes?, ¿Por qué Kurt no tenía noción alguna sobre todas aquellas vidas anteriores?, ¿Cómo funcionaba realmente el “sistema”?, ¿Volverían a él esas memorias pronto?

¿Cómo?, ¿Por qué?

¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué?...

Frustrado, dejó el bolígrafo y se masajeó la sien izquierda, ante todas esas preguntas. Llevar a cabo su precario plan representaría una misión difícil. Admitía que era apresurado, tenía fallas y huecos pero al menos era algo. Quería acercarse a Kurt poco a poco como un amigo, alguien incondicional a quien pudiese recurrir siempre sin importar nada. Una vez se hubiese ganado su confianza intentaría averiguar qué demonios sucedió para que quedase sumergido en tal profunda ignorancia.

Obviamente el plan podía convertirse en un arma de doble filo. No sería nada fácil, bonito o agradable en ningún sentido posible porque Blaine debería acallar muchos sentimientos durante sólo dios sabía cuánto tiempo, sacrificando así su propia estabilidad emocional.

También estaba la propuesta hecha por Cooper, la cual, comenzaba a considerar. Todavía tenía cierta reticencia a hablar sobre ello con una persona totalmente desconocida. Se mordió incómodo la parte interna de la mejilla, cómo demonios se suponía expondría su situación ante aquella mujer, quien, si demostraba tener el mismo “profesionalismo” que los terapeutas que lo obligaron a ver años antes, prefería tratar de resolverlo todo por si mismo a ganarse un viaje sin retorno hacia el psiquiátrico.

No, mejor no, muchas gracias.

La religión, ciencia e incluso escépticos sin relación alguna con los dos anteriores, tomaban la reencarnación como algo absolutamente inexistente. Cierto que algunas culturas creían en ella asegurando que el alma era algo perdurable, es decir, nunca podía extinguirse y cuando el cuerpo físico sucumbía ante la fragilidad de su naturaleza terminaba abandonándolo esperando otra oportunidad para regresar e intentar cumplir su cometido, en otra vida completamente distinta. Aprendía, enmendaba errores, cometía otros tantos, buscaba el camino correcto y sólo si alcanzaba suficiente nivel espiritual tras culminar su cometido, alcanzaba finalmente paz eterna. Sin embargo, sino podía probarse tangiblemente era considerada ficción llana y simple.

Pero, eso se debía a que una cantidad muy reducida de individuos tenía conciencia absoluta del nuevo retorno. Aunque algo en sus mentes oponía cierta resistencia. Por ejemplo, si alguien visitaba cierto lugar específico y creía haberlo hecho antes, existían altas posibilidades de que en alguna otra vida pudo estar establecido ahí, por lo cual, lo reconocía inconscientemente. Hasta ahora, encontró a casi las mismas personas conforme reencarnaba, aún así, jamás lograron recordarlo y era por eso no alcanzaba a comprender del todo bien los motivos exactos del por qué Kurt y el mantuvieron sus recuerdos intactos hasta cierto punto.

Aunque también podía asegurar Kurt no fue el único afectado. Conservaba casi toda la información que se manifestaba mayormente mediante sueños, cuando su subconsciente podía liberarlos más fácilmente, pero, eso no solía sucederle antes. Recuperaba todo conocimiento casi instantáneamente y ahora regresaban lento, gradual y sin orden especifico. Incluso los acontecimientos precursores más relevantes al último renacimiento parecían nublados por espesa niebla, una que se negaba a desaparecer.

Algo muy, muy malo debió haberles sucedido para afectarlos tan intensamente y provocarles repercusiones tan severas en sus futuros retornos. Debía averiguar qué sucedió.

Requería ayuda. Se arriesgaría, aceptaría la propuesta de Cooper y, si todo resultaba bien, posiblemente esa tal Delaila podría conducirlo por el camino correcto que tanto necesitaba retomar.

camidejuaco escribió:Si Blaine se pudo acercar a Kurt sin desmayarse xD es es un avance :D Me encanto el capitulo, estuvo muy bueno. Cada vez se pone mas interesante y tengo muchisimas ganas de leer los que siguen. Saludos y un abrazo para ti :D

¡Hola! Sí, es un hecho que fue un milagro que no se desmayara de nuevo con tantas emociones encontradas. ¡Muchas gracias por leer! Significa mucho para mí que este fic le guste a quienes visitan este foro y son tan fans Klaine como yo

¡Hasta el siguiente!

Kenigal escribió:dios este fic me encanta gracias por escribir esta genial.

¡Gracias infinitas a ti por leer!

LynndeMcGinty escribió: Sí esto está quedando de maravilla.
Actualiza pronto.

¡Gracias, gracias, gracias! Me alegra que te guste el fic, en realidad tengo una larga explicación más adelante sobre los por qué Kurt olvidó todo. He necesitado leer como loca durante todos estos días. Sé te gustará.

¡Saludos para ti!

BeUnforgettable escribió:¡Nueva Lectora!
Y creo que tengo una opinión bastante interesante al respecto, espero que la leas, después de leer lo de tu pequeña depresión de escritora, se me ocurrió animarte un poco siendo totalmente sincera.

¡En serio sí me animó mucho lo que has escrito sobre mi fic!

BeUnforgettable escribió:He estado en el mundo de fanfiction, y la verdad es que para una persona que escribe, sea o no la historia personal, cada parrafo lleva un poco de su esencia. Por lo que el hecho de publicarlo y esperar comentarios y críticas, unas menos reconfortantes que otras, te hace de una u otra manera vulnerable. Pero sin duda, quiero felicitarte. Últimamente todos creen que pueden escribir fanfiction, no lo digo por nadie en el foro en especial, ya que los fics que he leído son geniales, sin embargo quiero felicitarte a ti en especial, porque tienes una narrativa envidiable. Eres una autora de esas que envuelve al lector, que hace que se imagine todo tal cual está ocurriendo en la historia debido a la ejemplar descripción.

Eso es muy cierto, cuando se pública algo por cualquier medio siempre uno como autor se expone a buenas o malas críticas, pero eso te hace mejorar conforme continuas haciendo lo que te gusta. ¡En realidad tus palabras significaron mucho para mí, porque este fic es el primero que escribo sobre esta pareja y fandom en particular! También he le leído muchos fics, y realmente me gusta salirme de las historias estereotipo por decirlo de algún modo. ¡Me agrada ser original! Ofrecerles a ustedes como lectores algo de calidad y totalmente diferente a lo esperado. No sé, es algo innato en mí.

BeUnforgettable escribió:No sé cuantas personas están leyendo este fic en este momento. Pero honestamente, la idea, la manera en la que la desarrollas, y la forma en la que escribes, me tiene prendada. Así que espero que la continues, y pueda disfrutar pronto de otro capítulo de esta historia.

Felicitaciones nuevamente.

¡Oh! ¡Muchas gracias a tí por tomar tiempo y dar tu opinión tan agradable y sincera!

“Estoy seguro de que he estado aquí tal como estoy ahora, mil veces antes, y espero regresar otras mil veces más.”
“(GOETHE)”

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Si pudieras recordar.
IV-Punto Cero

Kurt despertó agitado rodeado por la profunda y espesa oscuridad que reinaba imperturbable en su habitación de Dalton. Ahogando un grito aterrorizado, se incorporó apretando con fuerza inaudita las sábanas respirando frenéticamente, buscando alcanzar el suficiente oxigeno para llenar sus pulmones por completo. Temblando de pies a cabeza, se tocó el rostro levemente encontrándolo húmedo. Tardó algunos segundos en darse cuenta, tenía las mejillas empapadas por abundantes lágrimas que en algún momento comenzó a derramar mientras dormía.

Desesperado, tanteó a ciegas y encendió la luz.

En cuanto la fluorescencia amarillenta se proyectó en todas direcciones, casi a la velocidad en que un rayo suele proyectarse entre espesos nubarrones tormentosos, una poderosa e intensa desolación invadió su corazón, lastimándolo, haciéndole daño sin consideración alguna. Demasiado debilitado para pensar con claridad, cedió fácilmente ante algo inexplicable que lo afectaba y con una mueca desconsolada, terminó encogiéndose sobre si mismo todo cuanto pudo, abrazando así sus rodillas en un gesto enteramente protector. Era ridículo, pero se sentía vulnerable, perdido y muy, muy miserable. Pronto, potentes espasmos le sacudieron los hombros, breves gemidos rompieron el silencio absoluto traspasándolo agónicamente y Kurt encontró aquello ridículo. Nisiquiera sabía exactamente por qué tenía tantos sentimientos encontrados.

Cuando recién estaba recuperándose del episodio de horror propiciado por Garrett, solía tener malos sueños todo el tiempo. Muchas noches Carole necesitó quedarse a acompañarle hasta que por fin se tranquilizaba y era vencido por un profundo cansancio. Pero ahora era diferente. Las pesadillas conseguían aterrorizarlo hasta un nivel emocional muy profundo. Y oh Dios, todas esas emociones…simplemente no podía ignorarlas.

No era ya una opción posible. Intentó, en serio quiso hacerlo, sin embargo, en vez de ceder se intensificaban.

Y se quedó ahí. Aún cuando los primeros rayos del sol comenzaban a filtrarse tímidos entre las cortinas, pese a que sonó insistente el reloj despertador, y, aunque sabía debería levantarse e ir a clases, continuó desahogándose, llorando una pena por algo que sabía le faltaba, algo desconocido que no sabía cómo debería recuperar.

………….

-Entonces, sólo necesitamos afinar unos cuantos detalles y tendremos la presentación lista para el lunes – dijo Blaine conforme continuaba realizando algunas anotaciones, asegurándose de tenerlo todo y evitar olvidarlo después. Al no obtener respuesta por parte del castaño, lo miró disimuladamente, encontrándolo aparentemente, perdido entre sus propios pensamientos.

Fácilmente se notaba Kurt había prestado poco o nada de atención a todo cuanto estuvo diciendo durante los últimos minutos. Blaine observó detenidamente el comportamiento tan inusual del otro, y sin demasiado esfuerzo, supo algo estaba sucediéndole a Kurt. Durante los últimos dos días parecía moverse con cansancio extremo, solía distraerse con facilidad desmedida e incluso también a veces tenía cierta aura deprimida rodeándole. No le gustaba.

Afortunadamente para Blaine y su plan de acercamiento, los dos compartían casi todas las clases y cuando Kurt fue aceptado casi como un hijo pródigo por los Warblers tras interpretar magistralmente Don't Cry For Me Argentina, solían pasar mucho tiempo juntos. Tiempo aprovechado sabiamente para conocer más detalles sobre la “nueva versión” de Kurt en la vida actual. También era en cierta manera doloroso porque, aunque ya sabía muchas cosas sobre él, lo mataba por dentro todavía fuese inexistente cualquier tipo de confianza debido a que recién comenzaban a formar los cimientos elementales para construir una buena amistad. Y eso sólo conseguía angustiarlo todavía más.

Casi sin pensar en lo que hacía, moviéndose por puro instinto, elevó lentamente su mano para depositar una suave caricia en la pálida mejilla de Kurt. El suave contacto envió potentes descargas eléctricas a cada rincón del cuerpo de Blaine, mientras que el otro joven pareció sobresaltarse ante lo inesperado del acto.

-¿Te encuentras bien? – preguntó con la voz llena de preocupación.

-¿Qué?...

-Bueno, he estado intentando captar tu atención pero pareces demasiado distraído con algo.

-Perdón – se disculpó avergonzado cubriéndose el rostro con ambas manos-. Nunca fue mi intención ignorarte así.

-No pasa nada, aún así, me preguntaba si sucedió algo malo…últimamente te comportas de un modo bastante extraño – frunció el seño-. ¿Acaso alguien te ha estado tratando mal?

-¡No! – movió la cabeza de derecha a izquierda afirmando su respuesta-. No es nada de eso.

-¿Entonces? – se apoyó sobre la meza, ocultando lo mejor posible su ansiedad-. Escucha Kurt, sé sólo nos conocemos desde hace apenas una semana pero, puedes confiar en mí… yo nunca te traicionaría.

Kurt abrió la boca para segundos después cerrarla otra vez. Tales palabras implicaban muchas cosas, a decir verdad. Aún así, Blaine le inspiraba confianza y se notaba sincero.

-Es algo tonto en realidad – emitió una sonrisa que pareció muy forzada-. Últimamente he tenido algunas pesadillas que me despiertan por las noches. No sé por qué le doy tanta importancia.

Blaine se tensó en su silla y apretó con mayor fuerza el lápiz que tenía entre los dedos. Casi sintió como si le hubiesen caído encima docenas de pesados ladrillos. Evitándose a si mismo reflejar cualquier emoción posible, algo bastante difícil dadas las circunstancias, pretendió desmedido interés en sus libros de texto. Aunque intentó leer algunas líneas escritas, difícilmente cobraban sentido. ¡Por los mil diablos que no era nada fácil!

-Hum… ¿Q-qué clase de pesadillas?

-Sinceramente rara vez consigo recordarlas del todo – se encogió de hombros incómodo-. Sé son bastante aterradoras porque cuando recobro el control sobre mi mismo otra vez, el miedo sigue ahí... ¿Alguna vez experimentaste algo parecido?

-Ni te imaginas…

-¿Cómo?

-Olvídalo…- ansioso, comenzó a jugar con el lápiz pretendiendo liberar tensión, o algo así leyó alguna vez en una revista-. Y… ¿en serio olvidas todo al despertar?

-Casi. Algunos fragmentos se quedan muy presentes – puso los ojos en blanco haciendo muecas sarcásticas-. Por ejemplo, lo más predominante es siempre una casa bastante grande y un lago escondido sólo Dios sabe dónde. ¡¿Cuán ridículo puede ser?! Nunca vi o visite ninguno de los dos antes.

El sonido seco de algo rompiéndose elevándose sobre la quietud reinante los asustó a ambos. Blaine sostuvo con tanta fuerza el lápiz que terminó partiéndolo en dos. Contuvo un jadeo. ¡Kurt soñó con breves fragmentos de la última vida que compartieron!, ¡Comenzaba a atravesar esa etapa que él debió! y aún soportaba durante tantos tiempo!

Notó algo cálido aflorándole dentro del pecho. Esperanza. ¡Tenía posibilidades! Existían altas probabilidades que Kurt recuperase todos los recuerdos. Era lógico. Los acontecimientos deberían estar allí todavía, no podían simplemente haberse esfumado sin mas. ¿Pero por qué se mantenían ocultos? ¿Qué les impedía salir?

-Mejor cambiemos el tema – sugirió notando cuan tensos estaban los hombros de Blaine-. Así que…¿cuándo te vas?

-Mañana – respondió tajante olvidandose de los restos del lápiz casi con desagrado, dejando pasar la conversación, por ahora-. Se supone debo estar en el aeropuerto a eso de las tres. ¿Tú qué harás?

-Desgraciadamente me es imposible regresar a casa -inmediatamente se arrepintió por decirlo, no quería contestar preguntas innecesarias-. Mis…mis padres tienen una visita pendiente con familia fuera de Lima.

-Oh…

-Aunque los extraño. Y entre nosotros – casi murmuró como si le fuese a revelar un secreto de estado-, la comida que preparan aquí es buena, pero mi madrastra puede hacerlo mil veces mejor.

-Eres afortunado entonces, seguro yo me pasaré ingiriendo alimentos nada saludables durante todo el fin de semana.

-¿Dónde vive tú hermano?

-Phoenix. Es arquitecto y como es condenadamente bueno, lo solicitan en todas partes, aunque su residencia fija está ahí.

-Se nota le tienes mucho cariño.

-Sí – sonrió-. Él siempre ha estado ahí para mí cuando más lo he necesitado.

-Eso es bueno – leyó algunos párrafos de su cuaderno, sin concentrarse del todo-. ¿Cómo quedamos para el proyecto de la señorita Hopkings?

-¡Intenté explicártelo antes! – soltó risueño ante la molestia del otro-. Pretende al menos prestar mayor atención para otra vez.

-¡Oye!

-Tranquilo, sólo intentaba bromear contigo – Kurt hizo un puchero y Blaine creyó era adorable-. Ya hablando seriamente, debemos tener todo listo para el lunes.

-¿Crees tener tiempo suficiente?

-Sí, Cooper seguro deberá continuar vigilando la obra donde actualmente trabaja y podrá otorgarme algunas horas de paz. ¿Podría enviarte correos electrónicos o mensajes? Así nos mantendremos contactados continuamente.

-Pues…

-¿Quieres intercambiar números?

Kurt dudó. La última vez que le había proporcionó su número telefónico a alguien resultó ser un loco secuestrador con trastornos muy severos. Considerando posibilidades, Kurt se dijo debía tomar ciertos riesgos, no todos querían hacerle daño como Garrett, y Blaine parecía alguien sensato y amble. Igualmente, solían interactuar siempre dentro de Dalton y ahí no podría dañarlo. O eso quería creer.

-Mira, si te sientes incómodo con la idea, puedo entenderlo…

-No…, no tengo inconvenientes.

-¡Excelente! -acercando su celular, permitió al castaño teclear la información, una vez estuvo lista, lo guardó entre los contactos-. Gracias Kurt, prometo jamás dárselo a alguien sin tu permiso primero.

-Claro.

Percatándose de la hora, ambos Warblers reunieron todas sus pertenencias asegurándolas dentro de sus mochilas y, conforme se dirigían hacia la sala de ensayos, Blaine se dijo debería tener coraje, mucho coraje. Coraje suficiente para soportar los acontecimientos venideros y lo que pudiesen implicar.

Ahora definitivamente distinguía una pequeña luz dentro del oscuro túnel donde creyó adentrarse sin saber qué le esperaría. Y sería fuerte, no sólo por Kurt, sino también para sostenerlos a ambos llegado el momento.

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