[Resuelto]Fic Brittana Beyond Curiosity! ACTUALIZADO Capitulo 9 Final y Epilogo.

Queridas fanáticas de Brittana... traigo una nueva adaptación. A mi me encanto, aunque debo advertir que es bastante lemon... Insisto demasiado lemon. Así que sin son un tanto reservadas y no les gustan las duchas con agua fría, piénsenlo antes de leer!


Bueno les dejo la sinopsis y díganme que les parece.















Brittany Pierce le temía a las lecciones de piano que su abuela le pidió que tomara... hasta que conoce a su maestra, Santana Lopez. Lejos de ser la mujer con la casa llena de gatos de edad avanzada que Brittany había imaginado, Santana es sexy, morena, de profundos ojos marrones y totalmente irresistible.

Santana no ha estado nunca con una mujer, pero Brittany la atrae de un modo inusual, como nadie nunca lo había hecho. A pesar de los recelos iniciales de Santana, no pasa mucho tiempo hasta que su relación pasa de profesor-alumno a algo más de lo que cualquiera de ellas esperaría.

Algo que podría acabar convirtiéndose en el amor de su vida.











Espero sus comentarios!!!


Saludos!

Omg! esta muy interesante ya quiero leer el primer capitulo... subelo! subelo!... Fiel seguidora! :3

Oh esta genial Fer!
La trama se ve buenisima, ojala subas el primer cap rapido.
Saludos :)

Ehy, recien acabo de leer los capitulos y déjame decirte que esta historia esta muy pero que muy interesante. Espero ppronto una continuacion

besos

Súbelo :)
Se ve interesante, espero el primer capítulo ;)

Interesante
Siguelo

Saludos,

wauu me encanta espero con ansias el primer capitulo.

Bien... al parecer continuamos! Thanks for your comments!

Olvide contarles que esta historia es corta. Aun nose de cuanto capítulos sera, pero a lo mas serán 15!

Les dejo el primer capítulo hermosas!

Capitulo 1

Brittany bajó la mirada hacia el libro de Piano "Enseñando a los Pequeños Dedos a tocar ". Frunció el ceño.
Ya era bastante malo haberle prometido a su abuela moribunda que aprendería finalmente a tocar el piano, sobre todo desde que Lala —como ella la llamaba —le había dejado a su bebé, el brillante piano negro de cola que Brittany había admirado siempre, e incluso peor todavía, el libro de piano para niños con una ridícula caricatura de lechuza en la portada. Pero, desde luego, Brittany no tenía que haberselo prometido.


El crudo dolor que había reprimido en su interior durante siete meses, una semana y tres días desde que Lala exhaló su último aliento, resurgió y le retorció el corazón en un duro nudo. Por qué había aplazado siempre aprender a tocar estaba más allá de su comprensión. Tendría que haber aprendido a tocar el piano de niña, no como mujer con veinticinco años.


Después de aparcar su coche, contempló la imponente casa estilo Tudor que se asentaba entre dos casas de fraternidad en lo alto de la colina. Un gato estaba apoyado en la barandilla del pórtico, con la mirada ominosamente fija en ella, como una especie de gárgola.
Nerviosa, se apartó de él mirando hacia sus botas de trabajo. Ya podía imaginar el interior de la casa. Gatos por todas partes, fundas cubiertas, muebles raídos, suelos de vinilo en los pasillos, y lo peor de todo, olor a naftalina mezclada con demasiadas cajas de arena. Se estremeció.

Dios quiera que ninguno de sus amigos la vieran entrando en la casa de la viuda Lopez para una lección de piano. Había crecido sabiendo que era lesbiana y optaba por practicar deportes un poco rudos en vez de lecciones de piano. Había preferido vaqueros a las faldas..
No había sido hasta su tercer año en la escuela secundaria cuando se dio cuenta de que había un nombre para lo que era: homosexual. Descubrir eso sobre ella misma la había liberado de una manera que nunca hubiera imaginado.
Enfrentarse con ello a su familia había sido una historia diferente.

Pero Lala...

Brittany suspiró y parpadeó temiendo ponerse a llorar. Lala la había aceptado desde el principio y cuando Brittany le confesó que era homosexual, Lala le dijo: "Me alegro de que finalmente lo aceptes, cariño."

Sin embargo... ¿clases de piano? Seguramente Lala, de todas las personas, podría haberla conocido mejor.


La ansiedad la golpeó como un atronador acorde de bajo mientras Brittany se detuvo mirando la imponente casa.


Brittany no sabía mucho sobre ella, solo que había sido profesora en la universidad y que su marido, antes de su muerte hacía unos meses, había sido profesor de Inglés.
Un rápido vistazo a su reloj instó a Brittany a salir del coche y subir el empinado camino hasta la puerta. Incluso a finales de septiembre, el sol de mediodía de Los Angeles calentaba su espalda a través de la camisa de algodón.
Pero a medida que se acercaba a la casa y escuchaba el tintineo de la música del piano —una hermosa música de piano—su temor se derritió como calor húmedo. Muy parecida a la música de Lala, pensó. Sólo que mejor. No había oído música como ésta desde que Lala, con sus artríticos dedos, todavía era capaz de hacer bailar todo el teclado.


La consternación dio paso a la curiosidad, Brittany subió las escaleras del porche de ladrillos de color marrón de la estrecha parte trasera y se asomó por la ventana viendo a una mujer castaña tocando el piano y balanceándose al mismo tiempo a ritmo constante.
Hipnotizada por el sonido, Brittany sólo pudo quedar boquiabierta al ver como la mujer —que ella suponía era la viuda Lopez —continuaba tocando.

El repertorio para piano de Brittany incluía una corta parte de "Heart and Soul" y una versión de "palillos chinos". Pero esto...

Esto era verdadera música.

¡Si sólo pudiera aprender a tocar así! Lala estaría muy orgullosa de ella.

Aunque la mano izquierda de la pianista estaba obscurecida por las cortinas, Brittany podía ver la mano derecha de la señora Lopez deslizándose con agilidad arriba y abajo del teclado.
Justo cuando su subconsciente estaba sumergido completamente en la música, la concertista se detuvo abruptamente y se volvió, descubriendo su espionaje.
Pero antes de que pudiera ver detenidamente a su maestra, ésta desapareció y Brittany oyó la perilla de la puerta abrirse. Los goznes de la puerta mosquitera rechinaron cuando la viuda abrió.

Brittany se quedó boquiabierta.

Ésta no era era la vieja en zapatillas con la casa llena de gatos que había imaginado.
La señora Lopez era hermosa. Su cabello castaño caía en ondas como una masa etérea justo por debajo de sus hombros. Sus ojos color marrón, eran sensacionalmente profundos. Un mínimo de maquillaje le otorgaba una apariencia dulce y fresca. Su blusa blanca y su falda negra, un aire elegante y profesional. Brittany había esperado a una vieja arrugada de setenta años vistiendo rechinantes estampados de flores. Esta mujer tenía que tener unos treinta años, si acaso. Lo único que delataba su edad era la sabiduría que emanaba de sus ojos, incluso a través de unas brillantes gafas de lectura azul.

Todo en ella parecía femenino y suave, y la forma en que su mirada repasó su cuerpo, hizo que a Brittany le hubiera gustado vestir algo menos desgastado que los pantalones vaqueros ajustados y las botas que llevaba en su trabajo en el refugio humanitario cada mañana. Una sonrisa asomó en los carnosos labios de la señora Lopez.






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Listo! Espero les guste amigas mías!


Besitos a todas!

me ha parecido genial y cortisimo! alaaaaaaa no te tardes en el siguiente y que sea un poco mas largo

besoosss espero el siguiente con ganas

:o me encanto jejeje brittany no se lo esperaba XD Fiel lectora :D siguela siguela!

Me a encantado

Esperando la actualizacion

Saludos!

WTF????????? Porke tan cortoooo???????? Exijo capitulos mas extensooooooossssss....Dios ME ENCANTA :D

Ya ya si se que el primero fue corto! Zorry!!!

Este que viene lo compensa!





















—Tú debes ser Brittany.

Brittany dio unas palmaditas en el parche con su nombre bordado en el bolsillo de la camisa.

—Sip. Esa soy yo. ¿Cómo lo adivinaste? —De repente, quería darse patadas a sí misma. Duramente. Por Dios, sonó como una estrella de pop idiota.

—¿No vas a entrar? —La viuda abrió la puerta de malla de par en par y retrocedió para permitirle entrar. Brittany rozó con el codo su brazo cuando pasó por su lado. Murmuró una disculpa pero la señora Lopez sólo sonrió dulcemente.


La penumbra fresca del salón de la casa era como un santuario dedicado a Shakespeare y Bach. Libros alineados en estanterías construidas alrededor de la chimenea. Un dibujo a carbón de los Epitafios de Bard colgaba sobre la puerta del comedor. Había libros de música extendidos por doquier: sobre la tapa cerrada del piano de cola negro, en el piso y en una otomana con orejas, todos llevando los nombres de compositores famosos. Mozart. Beethoven. Chopin. Debussy.


¿Podría la señora Lopez interpretar toda esa música?


—Soy Santana, —dijo la señora Lopez, ofreciéndole la mano.

Brittany la tomó con la suya y se sorprendió por el fuerte apretón de la viuda, contrastando con la suavidad de su palma y dedos. —Brittany... um... Brittany Pierce, —murmuró, soltando a regañadientes la mano de la maestra. Brittany no podía dejar de mirarla. Y ella no podía dejar de ver lo sexy que era esta mujer. Tal vez las lecciones de piano con la viuda no iban a ser tan malas después de todo.

—¿Empezamos? —Preguntó la señora Lopez, tomando la cartilla de "Enseñando a los Pequeños Dedos a tocar" de la mano de Brittany,colocandola en el banco. La señora Lopez dio unas palmaditas en el espacio a su lado. Brittany se quedó inmóvil.

—¿Brittany?

Tragó saliva espesa. —Sí... eh... señora, —balbuceó sentándose a su lado.


No pasó desapercibido para Brittany lo diferentes que eran. Una al lado de la otra, la señora Lopez destilaba una feminidad deliciosa, en agudo contraste con el estilo mas sobrio de Brittany. Mientras la señora Lopez mostraba una postura perfecta al sentarse, con sus delicados tobillos cruzados y la falda suavizándole los muslos bien formados, Brittany se sentaba desgarbadamente, con las piernas extendidas y la espalda encorvada.
Sus manos temblaban mientras recorría la fila interminable de teclas en blanco y negro. La señora Lopez puso una mano sobre la muñeca desnuda de Brittany.


—No hay ningún motivo para estar nerviosa, —dijo en voz baja.


Oh, diablos, sí, lo había. Ya no era la posibilidad de aprender el piano lo que intimidaba a Brittany, sino el calor que irradiaba el tacto de su profesora de piano. Brittany respiró profundamente. Su calor y su perfume.
La señora Lopez olía como un día de primavera, fresca y ligera. Bien. Tan completamente femenina que todo lo que Brittany podía pensar era deslizar su rostro en el cuello de la mujer y respirar su esencia.

Un rubor caliente subió por las mejillas de Brittany. Nunca antes había experimentado tal atracción súbita por otra mujer, pero que podía hacer para detener sus desenfrenados pensamientos.

—Entiendo que nunca habías tomado una lección antes, —dijo la señora Lopez, apoyando el libro en el atril. Lo alisó y abrió en la primera página.

—No, señora.

Una pequeña carcajada brotó de la garganta de la señora Lopez. —No debes llamarme señora. Santana será suficiente.


Brittany asintió, pero de alguna manera llamarla por su nombre parecía demasiado íntimo. Parecía demasiado íntimo también estar sentada a sólo unos centímetros de Santana con sus muslos juntos en el reducido espacio del banco del piano.
Evidentemente, Santana era consciente de su proximidad también. Con un desplazamiento de sus caderas, puso una distancia de unos pocos centímetros más entre ellas, colocó una pluma entre los surcos del libro de música y la utilizó para dejarlo abierto.

Al final de la primera lección, Brittany había dominado la mitad de las canciones del libro. Santana también le enseñó una forma para ayudarle a recordar las notas. Incluso había logrado recordar cuáles eran las notas de la mano izquierda y cuáles eran las notas de la mano derecha.

El aprendizaje de piano había resultado más fácil y más gratificante de lo que Brittany había imaginado.


—Brittany, tengo que pedirte disculpas por utilizar este libro contigo, pero sus técnicas para comenzar son las mejores. Supongo que por eso el método de éste libro en particular ha estado usándose más de cincuenta años. Éste fue también mi primer libro. Descubrirás que soy una nostálgica.

—No se preocupe, todo está bien. —La consternación inicial de Brittany por usar el libro infantil había desaparecido. Ahora estaba entusiasmada con la posibilidad de poner el libro sobre el piano de Lala y ser capaz de leer las notas para producir una melodía.

Santana deslizó sus gafas y sonrió. Brittany notó nuevamenete sus ojos. Esos ojos tan hermosos y de mirada penetrante. ¿La expresión de ellos estaba a la altura de su personalidad? Tormentosa y salvaje, desnuda y desatada. El interior de Brittany se agitó. Y cuando la mirada de Santana se posó en su boca, se quedó allí un momento y luego se trasladó de nuevo a las teclas del piano, Brittany se dio cuenta de que sus ojos la habían observado durante largo rato.


—¿Es... es todo?, —Preguntó, echando un vistazo a su reloj. Su hora de lección hace mucho tiempo había terminado.

—Por hoy, —dijo Santana mientras retiraba polvo imaginario de entre las teclas negras.


A regañadientes, Brittany recogió su libro y se levantó. Una parte de ella no quería irse. Había algo en esta mujer. Tal vez fuera su emoción por el aprendizaje de algo nuevo y útil. Tal vez fuera el talento de Santana o la pasión que Brittany presentía bajo el reservado aspecto exterior de su profesora. Todo en esta mujer hacía que Brittany quisiera saber más, y en ese momento habría querido hacer cualquier cosa para permanecer en su presencia, sólo un poco más.

—¿Qué era eso que estabas tocando cuando llegué?

La mirada de Santana se desplazó a la izquierda reflexionando, con sus labios carnosos entreabiertos. Brittany captó la insinuación de la punta de la lengua rosada presionado sus dientes.

—¡Oh! Chopin. Es uno de los Nocturnos.

—¿Quisieras… quisieras tocarlo para mí de nuevo? —Brittany quería darse un puñetazo a sí misma por semejante pregunta estúpida.

—Por supuesto. —Santana se desplazó al centro del banco, puso sus dedos ágiles en las teclas y comenzó a tocar.

Esto era muy diferente de escucharlo desde el porche.

Dentro de la casa, la música resonaba desde el piano repiqueteando en el pecho de Brittany. Nunca había soñado que un instrumento pudiera sonar tan plenamente, y sin embargo como un susurro tan suave. La pieza fue inolvidable, casi con resonancias españolas, con trinos cadenciosos, pero no era la música lo que la hipnotizaba.

Era la seductora mujer que producía la música.

A diferencia de las descaradas, a veces militantes, muchachas de la universidad con las que Brittany había salido en el pasado, Santana tenía un sentido intrínseco de la confianza. Cualquier hombre —o mujer—la encontraría atractiva y Brittany no podía dejar de pensar que era absolutamente sexy.
Esta no era una risueña estudiante cuyo principal objetivo en la vida era emborracharse el fin de semana, mientras planeaba manifestarse por los derechos civiles en la plaza del pueblo. Esta era una mujer de talento, una mujer educada que emanaba su propia sexualidad a la que Brittany encontró imposible resistirse.

La mano izquierda de Santana se cruzó sobre la derecha y Brittany vislumbró un pedazo de encaje rosa asomando por debajo de la abertura de la blusa. ¿Cómo sería deslizar el encaje y aferrarse a ese pezón tenso? El centro de Brittany se humedeció. No esperaba encontrar a su maestra tan condenadamente atractiva.

Como Santana continuaba tocando, Brittany se imaginaba deslizándose de nuevo en el banquillo con ella, retirando los cabellos sueltos lejos de su cuello mientras su lengua trazaba el lóbulo de su oreja. Brittany se preguntó si metiera la mano bajo su falda, si iba a encontrar a Santana sin ropa interior, o mejor aún, con algo de encaje. ¿Qué haría Santana si Brittany moviera sus dedos entre sus piernas e introdujera un dedo en su centro? ¿Se excitaría ella? ¿Le rogaría que le lamiera los pezones allí, delante de la ventana para que todos las vieran?

Los últimos acordes de la música se apagaron y Santana levantó los dedos de las teclas.
—Te ves acalorada, Brittany. ¿Estás bien?

Su voz la sorprendió y acabo con su ensueño. —Sí. Sí, estoy bien. —Su mirada se desvió al piano, y luego culpable de vuelta a Santana. —¡Ha sido maravilloso! Gracias.

—Gracias, —dijo. —Siempre ha sido uno de mis favoritos. —Se levantó, y Brittany la siguió hasta la puerta.

—Creo que voy a disfrutar. —exclamó Brittany.

—Bien, —dijo Santana. —Los adultos tienden a aprender rápido. Estarás tocando como un viejo profesional hacia el final del verano.

—¿En serio? —Preguntó Brittany. pero era la posibilidad de conocer a Santana lo que le resultaba más atractivo.

Santana abrió la puerta. —Nos vemos la próxima semana. Llámame si tienes alguna pregunta.

Brittany asintió con la cabeza y se fue de mala gana.

Santana cerró la puerta detrás de su nueva estudiante, pero se desplazó a la ventana para poder ver caminar a Brittany en la calle. Más de una vez había sorprendido a Brittany observándola con evidente interés.
Santana se mordisqueó el labio inferior. Ella nunca había sido contemplada así por ninguna mujer. La idea de que Brittany podría encontrarla atractiva la emocionaba de un modo sorprendente. Se preguntó cómo sería besar a otra mujer y hacer el amor con ella.

Ahora que Sam llevaba muerto seis meses y ella era viuda, Santana se había visto obligada a pensar en un montón de cosas. Cuando Sam había sido atacado por el cáncer, Santana no había tenido tiempo de hacer nada, excepto cuidar de él y gestionar el libro que había publicado sólo unos meses antes de recibir la noticia de que tenía un tumor cerebral incurable.
Incluso antes del cáncer, la vida con Sam había sido cualquier cosa menos aburrida. Santana respetaba su intelecto. Ella adoraba aprender de él, pero la cruda verdad es que se casó con él porque la hacía sentirse necesaria.
Sin él, no le había quedado más remedio que descubrir quién era. Y en los seis cortos meses desde que había enterrado a Sam, había aprendido bastantes cosas sobre sí misma.
Vio a Brittany abrir la puerta del coche y deslizarse luego en el asiento del conductor.
Santana suspiró. ¿Qué se sentiría el tener las manos de Brittany en su piel? ¿Cómo sería ser desnudada por una mujer, sentir su beso como una lluvia por toda su clavícula, su abdomen… más abajo?
Su pulso se aceleró. Calientes espirales se desplazaron alrededor de su columna vertebral y se lanzarón hacia donde su centro se estrechaba, quedándose sin aliento. Un rubor caliente subió por sus mejillas.

Cuando Brittany apartó de la acera su vehículo y se alejó, Santana parpadeó y forzó a sus pensamientos a volver a la realidad. Un hecho, sin embargo, se mantuvo. Santana sabía ahora que tenía el deseo de satisfacer su curiosidad con una mujer y hasta la fecha era sorprendentemente, el hecho más agradable que había descubierto sobre sí misma.




Santana apenas podía esperar a que Brittany volviese para su próxima clase de piano. Se sentía como si estuviera al borde de algo emocionante y nuevo que quería explorar. No había sentido una atracción semejante por alguien desde que había conocido a Sam, y no podía clasificar o determinar si el encanto se debía a que estar con una mujer tenía connotaciones tabúes, porque sentía que Brittany se sentía atraída por ella, o porque quería explorar ese aspecto de su sexualidad.


A pesar de todas sus fantasías, cuando el coche de Brittany apareció en la acera, surgió el pánico.




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Ya se viene lo Wanky amigas!

Saludos y besos!



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Uffff yle dejas ahi!
Que bien que se venga
Lo Wanky


Saludos y hasta la siguiente
Actualizacion!

Ya quiero el siguiente por favoor!!
Me tiene enganchadisima este fic, y encima lo dejas ahi..

Que se viene lo Wanky  

OOOUU SUBE EL SIGUIENTE POR FAVOR PLEASE QUE NO HAGUANTO AMO EL FIC

Amee tu Fic,, Muy buenoo,, Espero ACtualices pronto quiero saber mas sobre cmo se desarrollara la historia de Brittana! (:

Nooooooooooooooo no puede serrrrrrrrrr.....mas kiero mas....actualiza massssss!!!!!!!

Gracias por sus comentarios y disculpen la demora!

Seguimos...


















Santana suspiró. Era ridículo. No podía controlar estos sentimientos. Ella no podría hacerlo.

Brittany salió de su coche, con la misma ropa que había usado la semana anterior.
Mariposas revolotearon en el estómago de Santana al ver a su estudiante. . Llevaba su manual de piano colgando desgarbadamente a su lado, caminando  a largos pasos.

La idea de que las ropas de trabajo ocultaban la suave feminidad de Brittany, solo servían para aumentar su curiosidad.

Su boca se secó. Su excitación chorreaba como la lluvia en su piel, tensando sus pezones, su estómago y filtrándose hasta abajo, provocando que su clítoris se hinchase. Sus fluidos se reunieron en el centro y en el tiempo que tardó Brittany en llegar a la puerta, el corazón de Santana se aceleró.

A pesar de que la estaba esperando, cuando sonó el timbre, saltó. Se armó de valor.

Santana aspiró profundamente y expulsó el aire antes de abrirle la puerta a Brittany.
—Buenas tardes, —dijo. Sentía perlas de transpiración en la parte posterior de su cuello.

—Hey, —dijo Brittany, mostrando una brillante sonrisa.

Cuando Brittany hizo contacto visual con ella, las mejillas de Santana enrojecieron. Se preguntó si estarían sus pensamientos estampados en la frente como la letra escarlata. Se aclaró la garganta.

—¿Tuviste... tuviste algún problema con sus piezas?

—No, en absoluto, —dijo Brittany antes de pasear por la habitación y deslizarse en el banco del piano.

Se deslizó a un costado, dejando espacio para Santana.

Con cautela, Santana se sentó también y comenzó la lección, era muy consciente de la presencia de Brittany, de su calor, de su exquisito olor a perfume citrico, del sonido de su respiración concentrada, de los movimientos inciertos de los dedos en el teclado.
Qué pasaría si...

Santana inhaló. Qué pasaría si...

Brittany podía sentir que su maestra estaba tensa. Se había fijado que Santana evitó el contacto visual con ella desde que había llegado. Brittany no podía imaginar por qué, a menos que Santana hubiera descubierto que era homosexual.

La consternación pesaba sobre ella, pero no sería la primera vez que alguien la juzgara por su estilo de vida. Había pensado que Santana Lopez era más sofisticada que todo eso. Oh, bien. Las apariencias a veces engañan.

Muy cuidadosa y profesionalmente Santana marcó las piezas que Brittany había practicado la semana anterior antes de cerrar el manual. Cuándo se lo entregó a Brittany, ella mantuvo la cabeza gacha, con la mirada baja.

Esto no iba a funcionar si su maestra tenía prejuicios contra las lesbianas. Brittany respiró hondo. —¿Puedo preguntarte algo?

Santana la miró con expectación, Brittany se preguntó maravillada si se habría sido apresurado al sacar conclusiones.

—Por supuesto. Puedes preguntar cualquier cosa.

Brittany buscó en sus ojos marrones. No. Eso no era condena. No, en absoluto. Era curiosidad. Los labios de Brittany se entreabrieron. ¿Era Santana Lopez bisexual? Brittany se sorprendió porque su radar gay nunca le había fallado.

—¿Tienes... tienes un mal día? —Preguntó Brittany.

—No. — Santana desvió la mirada y Brittany no pudo resistir la tentación de deslizar los dedos debajo de la barbilla de su profesora y levantarle la cara para que la mirara a los ojos de nuevo.

Oh, sí. Definitivamente era curiosidad.

—¿Estás... bien... con el hecho de que yo sea homosexual? —Preguntó Brittany.

Santana la miró como un conejo asustado antes de levantarse de la banqueta del piano y comenzar a alisar su falda.

—¿Eres homosexual? —El tono de su voz se había elevado.

Brittany se rió. —Ciertamente... es un tanto obvio, ¿no?

—No... Yo… —Santana balbuceó.

Brittany la interrumpió: —Está bien. Pensé que tal vez tuvieras un problema con ello… ¿O Conmigo?

Santana dio un respiro. —No, en absoluto, Brittany. De hecho... yo…

—¿Qué? —preguntó Brittany.

—Me he estado preguntando... —la voz de la señora Lopez se apagó, y de repente Brittany sintió que aumentaba su confianza.

Envalentonada, Brittany aprovechó la oportunidad. —Hey... uh... ¿te gustaría salir a tomar algo alguna vez?

Los labios de Santana se entreabrieron y Brittany vio una pregunta en los ojos de su maestra.

—Yo… Yo… —farfulló Santana.

El corazón de Brittany cayó a sus pies. Por un segundo, había estado segura de que Santana se sentía atraída por ella. ¿Cómo podía enfrentarse de nuevo a ella después de esto?

Pero Santana le preguntó: —¿Me estás pidiendo salir? ¿En una cita?

—Eh... bueno... sí. Sí, —confesó Brittany. —Yo solo te estaba invitando a tomar algo. Lo siento. No debería haberlo hecho.

Santana la interrumpió. —No estoy segura de estar lista para salir con nadie, pero no veo el porqué tú y yo no podemos cenar y tomar algo aquí.

Brittany sintió que abría los ojos de la sorpresa. Sus labios dibujaron una sonrisa y supo que sería mejor salir de allí antes de que sus posibilidades se fueran al infierno.

—Eso me gustaría mucho... Santana.

Santana presionó con los dientes su labio inferior por un momento y luego miró su reloj.
—Es casi la hora de la cena. ¿Tienes planes para esta noche?








Santana reía de una broma de Brittany y se sirvió otro vaso de vino. Primero, Santana pensó que invitar a cenar a Brittany era estúpido e impetuoso por su parte. Después de todo, Brittany era homosexual y estaba obviamente interesada. Pero la compañía fue una distracción bienvenida para olvidar el estres ante el próximo homenaje en honor a su difunto marido.
El homenaje había sido organizado por la universidad para recaudar dinero para la creación de una beca en nombre de Sam y, aunque eso aportaría fondos para un estudiante que lo mereciera, su cuñado Alex, lo había convertido en una especie de reunión de alto nivel social, que Santana encontraba tediosa y requería mucho tiempo.

Sí, la compañía de Brittany era una distracción muy agradable y además estaba el hecho de que se encontraba inexplicablemente atraída por la belleza rubia y sus maravillosos ojos azules.

Santana nunca antes se había sentido atraída por una mujer, pero estar sentada junto a Brittany en el banco del piano hoy, había sido difícil para ella. Todo el tiempo en que Brittany había practicado las nuevas piezas del manual, Santana había sido incapaz de concentrarse en otra cosa que no fuera en la extraordinaria longitud y forma de los dedos de Brittany, preguntándose si podría gustarle sentirla dentro, mientras besaba sus suaves y preciosos labios.

El calor se intensificó dentro de Santana y se deslizó hacia abajo.

Juntó y apretó sus muslos para disipar el pulso latente de su clítoris. Sus pensamientos vagaban y no podía dejar de preguntarse como se vería Brittany desnuda. Delgada y tonificada junto con sus impresionantes curvas.

Santana contuvo el aliento ante la idea de hacer el amor con una mujer. La sola idea causaba que su pulso se agitara y su estómago se contrajera.

Desde la muerte de su marido, Santana había tenido algunos amantes, pero todos habían sido hombres maduros. Alguno había estado más interesado en su cuenta bancaria que en ella.

Brittany parecía tener un interés genuino en la música, y en ella personalmente.
Pero ahora mismo, Santana solo podía pensar en cómo se sentiría si la suave piel de Brittany se deslizara sobre la suya, como sería tocarla y besarla... Duro y blando.

Santana se atragantó y trató de dejar de lado sus morbosas fantasías, pero dos copas de vino las habían relajado a las dos y ahora hablaban como si se hubieran conocido desde hacía años.

Brittany era inteligente. Planeaba estudiar medicina veterinaria y en este momento estaba ahorrando dinero para sus estudios de postgrado trabajando en el refugio humanitario.
Santana se preguntó que pensaría su engreído cuñado si supiera que estaba sentada aquí, bebiendo con una lesbiana de veintitantos años y considerando pedirle que pasara la noche con ella.

Santana nunca había hecho nada tan imprudente en su bien ordenada vida. Pero ya era hora de empezar a vivir y dejar hacerlo a la sombra de su difunto esposo.

Faltaban sólo tres cortos meses para el Festival Shakespeare, con el homenaje en nombre de Sam Evans. Luego estaba la beca escolar y los anticuados miembros del consejo de administración de la universidad. Las exigencias de la editorial de Sam. Parecía como si todo se cerrara a su alrededor. Santana sufrió por Sam y ahora estaba preparada para seguir adelante con su vida, pero su cuñado estaba decidido a mantener la memoria de Sam viva, de modo que él pudiera vivir de los derechos de autor del exitoso libro de Sam.

Santana sacudió sus opresivos recuerdos y miró a la seductora mujer sentada frente a ella. De repente parecía el momento perfecto para empezar a conocerse. Brittany estaba interesada. Santana sabía que no era como si hubiera riesgos de un embarazo del que nunca se recuperaría. ¿Y si era ella la indicada?

No tenía absolutamente nada que perder y mucho que ganar.

Bebió un sorbo de vino. —Así que, Brittany, ¿Tienes... tienes una… novia?

La expresión alegre de Brittany se alteró un poco al observar la de Santana, que sólo podría describirse como... seductora.

La respiración de Santana se detuvo. Los ojos azules de Brittany se ensombrecieron y la insinuación de una sonrisa profundizó más el hoyuelo en la esquina de su boca.

—La cuestión es que, no… no tengo novia. —dijo con todo el encanto de una cortesana experimentada. —¿Y tú?

Santana se rió para disipar la tensión de la respuesta, todos los nervios de su cuerpo como las cuerdas de su piano Steinway.

—No. Me temo que no tengo novia tampoco.

Brittany abrió los ojos y se echó a reír. —Me gustaría tenerla, ¿sabes?

Santana asintió. De repente se puso muy seria, y muy excitada. Su pulso se alteró.

No tenía ningún sentido perder el tiempo.

—Nunca he tenido una novia.

Brittany arqueó una ceja.

Santana continuó. —Ni siquiera estoy segura de desear una relación... con nadie ahora mismo. —Ya está, había definido sus términos.

Sexo. Sólo sexo.

Con una mujer.

Oh, Dios. Los fluidos corrieron por el centro de Santana.

—Sé lo que quieres decir. Yo estoy ocupada con el trabajo. Y voy a mudarme a Auburn para ir a la escuela de veterinaria. No tendría sentido para mí buscar algo serio, —dijo Brittany, desviando la mirada.

Santana enrojeció. Su mirada bajó adonde los dedos de Brittany acariciaban el tronco de su copa de vino. Santana quería no uno, sino dos de esos dedos dentro de ella. Por Dios, ¿Que estaba pasando con ella? Tal vez era porque no tenía dudas de que Brittany era homosexual y estaba disponible. Tal vez fuera el interés tácito que Santana veía en los vívidos ojos azules o en el decididamente atractivo cuerpo de Brittany.

Una vez más, levantando la mirada a los ojos de Brittany, Santana inhaló. Su corazón martilleaba.

—Yo siempre me he preguntado cómo sería estar con... con una mujer.

El color inundó las mejillas de Brittany. Se movió en la silla y tiró del cuello de su camisa.
—Eso es gracioso, —dijo, sus ojos se oscurecieron más aún. —porque todo en lo que yo puedo pensar en este momento es en lo bueno que sería el sabor de tu entrepierna.

Una onda de excitación repiqueteaba a través del cuerpo de Santana, instalándose en un latido constante entre sus piernas. Había llegado demasiado lejos para dar marcha atrás.

Brittany se levantó de la silla y se deslizó frente a las rodillas de Santana, entre sus muslos. La mano de Brittany se deslizó hasta uno de ellos y Santana separó las piernas. Se le secó la boca mientras observaba y sentía que los dedos de la mujer se arrastraban más y más, hasta que Brittany metió un dedo debajo de la estrecha banda elástica de sus bragas. El aliento de Santana se desbocó. Sabía que estaba empapada.

—Muévete delante, —dijo Brittany.




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Siiii... lo se soy jodidamente mala! JAJAJAJAJA!


Pero no las haré esperar mucho. Así que tranquilas!


Saludos!

Ufff creo q voy a morir. Nueva lectora , esta super tu fic me encantaaaa ..... Noc si soy yo pero hace CALOR *-*

Otspops yo quiero más JAJAJAJAJAJAJA' no en serio, me quede con ganas de más. :)
Espero tu actualización. ^^

NO kiero parecer pervy ni dejar la impresión ekivocada pero..............................necesito massssssssssss   apuraleeeeeeeeeeee

Ohhh que capitulo Santana fue clara pero esa relación de solo sexo sera de algo más espero tu proxima actualización saludos

Holaa!
OMG creó que morí entre esto y el calor que hace en la calle xdd
Que puedo decir me encanta el fic y espero que actualices muy pronto.
Saludos :)