[Resuelto]Fic Brittana Beyond Curiosity! ACTUALIZADO Capitulo 9 Final y Epilogo.

AJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJ TE PASASTEEEEEEEEEEEEEEEEE
¡MALA SÍ EREEEEEEEEEEEEEEEES! ¡Me da gracia que lo sepas!

Esto está bieeeeen padreeeeeeee! Omg.

Les dije que no las haría esperar lectoras!  Wanky wanky wanky! Es todo lo que puedo decir!


Muchas gracias por seguir este perverso fic y también por comentar!























—Muévete delante, —dijo Brittany. Santana lo hizo y el dedo se deslizó fácilmente dentro de su jugoso centro.

Espasmos revoloteaban a través de su sexo. El corazón le latía en la garganta.

—Estás mojada, —dijo Brittany, empujando hasta el fondo, rozando con sus nudillos el clítoris de Santana.

La anticipación repiqueteaba por sus venas. No podía esperar a tener a una mujer —a ésta mujer —con la lengua entre sus piernas.

Santana apretó alrededor del dedo de Brittany, cuándo esta alcanzó su propia entrepierna con la otra mano y se frotó a través de sus pantalones vaqueros.

Suavemente, y muy a regañadientes, Santana alejó la mano de Brittany un poco, y deslizó sus bragas hacia abajo. Cuando se desabrochó la blusa, Brittany se acercó aún más, sus manos se movieron por debajo de la blusa de Santana para tocar, explorar y llegar hasta su sujetador para desabrocharlo.

Sentía su corazón como si estuviera a punto de estallar fuera del pecho. Apenas podía respirar cuando la cálida boca de Brittany se enroscó a su pezón. Ensartando las manos en el pelo rubio de Brittany, Santana vio a su amante chupar cada seno. Tan sensual. Tan diferente de todo lo que había conocido. Su cuerpo zumbaba de una manera que nunca lo había hecho con ningún hombre.

Santana había disfrutado de relaciones sexuales con hombres, pero esto... esto era algo erótico y sexy y ella estaba tan excitada; sabía sin ninguna duda que cuando la boca de Brittany se pusiera en contacto con su clítoris, estallaría de inmediato. Sus pensamientos dejaron de vagar y se permitió explorar el asombroso cuerpo de Brittany, sus hombros y luego sus perfectos senos, donde los pezones asomaban a través de la suave tela de la camisa.
Las manos de Brittany tocaron ligeramente los muslos de Santana que se apoyó más en la silla, de tal manera que pudo montarla a horcajadas.

Las pestañas cerradas de Santana se agitaron mientras los dedos índice y corazón la llenaron simultáneamente, exquisitamente. Completamente llena. Cada centímetro de los dedos de Brittany se movía hacia arriba, dentro de ella, estirando su canal en toda capacidad, haciéndola sentir físicamente entera y ¡ah!... tan bien...

Era el momento más sensual, erótico de la vida de Santana. Nunca había soñado que pudiera ser así con una mujer.

Brittany sólo le dio un segundo para disfrutar de la plenitud antes de agarrar la carne suave del pecho de Santana con la mano libre. Los dedos de sus pies apenas rozaban el suelo y ella no tenía ningún control a excepción del apoyo de sus manos sobre los hombros de Brittany.

Santana se balanceó, montó, aferró… y se corrió.

Ocurrió tan de repente, que apenas estaba preparada. Espasmos violentos irradiaron desde su centro a todo su cuerpo, hasta la punta de sus pies, echando la cabeza hacia atrás, dejando escapar un gemido animal.

—Oh Dios mío, Brittany. Me corro. Me corro fuerte —sollozó, mientras con los ojos todavía cerrados, se ondulaba lentamente hacia delante y hacia atrás. Su sexo palpitó en lo más profundo y todo lo que Santana pudo pensar era en que quería más.


Cuando Santana finalmente abrió los ojos, su corazón dio un vuelco. Una mujer acababa de hacer que se corriera fácilmente. Santana se preguntó si su rápido orgasmo había sido causado porque estaba haciendo algo tabú o porque se sentía atraída por Brittany. Ningún hombre, ni siquiera su marido, la había llevado al clímax tan rápidamente. Una sonrisa satisfecha tiró de una esquina de su boca.

—Eso fue... jodidamente increíble.

Brittany se estiró y metió un mechón de cabello de Santana detrás de su oreja. El acto fue tan sorprendentemente íntimo, incluso después de lo que acababan de hacer, que Santana no pudo resistirse al impulso de besar a su amante femenina.

Con los dedos de Brittany todavía insertados en su interior, se inclinó hacia delante —despacio, vacilante —y rozó sus labios contra los de la rubia.
Santana enroscó sus dedos en el pelo largo de la nuca de Brittany y abrió con la lengua sus labios, tentándola a responder y desafiándola luego a ir aún más profundamente.

Al devolver el beso lleno de pasión de Brittany, el agudo deseo volvió a arder. Santana difícilmente podía creer que estaba haciendo esto… ¡con una mujer! Era tan diferente a su carácter. Tan imprudente. Tan impulsivo.

Y sin embargo el único pensamiento en su mente era que esta mujer realmente hermosa, sexy y joven la deseaba. ¡A ella!

Sin embargo, sentía que debía disculparse, pedirle a Brittany que se marchase ahora, pedirle perdón.

Pero no era nada de eso lo que deseaba.

Obviamente, tampoco Brittany.

Brittany se levantó y con un fuerte golpe apartó los platos a un lado, colocando a Santana sobre la mesa.
Santana jadeó cuando Brittany tiró de su trasero hasta el borde de la mesa y extendió sus muslos. Descansando en los codos, observó cuando la mirada de Brittany bajó de sus pechos hasta su falda alzada que exponía su sexo.
Brittany miró fijamente por un momento y luego se inclinó, ahora su boca estaba a escasos centímetros del centro de Santana.
Santana contuvo el aliento, esperando, sus muslos temblando. Gimió cuando Brittany le subió los tobillos sobre sus hombros. Santana tembló. Sus dedos de los pies se encogieron, y cuando el beso más suave rozó su sexo, ella inhaló. Las manos extendidas se deslizaron suavemente arriba y abajo por sus muslos.
Santana abrió las piernas, aferrándose a los hombros de Brittany con sus tobillos. Todo pensamiento coherente escapó y cuando la boca caliente de Brittany se pegó a su clítoris, ella gimió y pensó que se correría inmediatamente.

—Oh, ahí, si, —sollozó.

Los dedos de Brittany se clavaron en la carne de Santana mientras su lengua se deslizaba dentro y fuera, deteniéndose sólo para chupar el clítoris de la señora Lopez.

La mesa crujió. Los platos repiquetearon. La copa vacía de vino de Santana se cayó, pero a ella no le importó. Se extendió sobre su espalda, tocando sus propios pezones, retorciéndose con las perfectas sensaciones que zumbaron a través de su cuerpo.

La vista de una mujer entre sus piernas era tan hermosa. Tan sensual.

Poco a poco, todo lo demás a su alrededor desapareció. La mesa. El vino. Los platos. Todo se esfumó hasta que solo existió la boca de Brittany trabajando con su magia en su sexo. Sus muslos se tensaron. Su cuerpo se contorsionó y luego llegó… fue un orgasmo gigante que forzó gritos de liberación de su garganta.


Cuando Santana finalmente flotó de vuelta a la tierra, se sentó, tiro de sus piernas liberándolas y empujó a Brittany a la silla más cercana. Santana no tenía idea de cuando Brittany se había quitado los ajustados vaqueros y las bragas, pero así era. La visión de su sexo lampiño y su pequeño mechón rubio hizo que la boca se le hiciera agua de anticipación. Santana se deslizó de la mesa y se arrodilló en el suelo, intentando darle a Brittany el placer que ella acababa de recibir.

Esto parecía correcto. Natural. Instintivamente sabía qué hacer. Su mirada rozó la de Brittany y separó sus muslos para abrir un camino desde su rodilla hasta su centro. Sopló aliento caliente sobre la carne temblorosa de su amante. Su perfume era ardiente, familiar. Femenino.
Santana se movió hacia delante y separó más ampliamente los muslos de Brittany, y su lengua encontró su hogar.

—Oh Dios, —respiró Brittany. —San…

Un gemido se escapó de la boca de Santana cuando arremolinó su lengua en el clítoris de Brittany, burlándose del pequeño brote antes de lamer su camino de regreso a la apertura. Dar era tan bueno como recibir y Santana no perdió con ello. Cuando mordisqueo suavemente el bulto de nervios en su centro, Brittany dejó de respirar.

Los deliciosos sonidos que Brittany hacía, aumentaron la confianza de Santana. Una necesidad primitiva la consumió y enterró su cara en los fragantes pliegues. Sus dedos se enroscaron en el pelo de Santana tirando de él.

Santana sabía que su amante estaba a punto de correrse. Mantuvo la vibración constante de su lengua mientras los gemidos de Brittany llenaron sus sentidos. Santana sostuvo las caderas de Brittany, alargando el placer hasta que la rubia se hundió en la silla.

Aspiró profundamente y Santana supo que el éxtasis se había desplegado por el cuerpo de Brittany.

— Oh Maldición, esto... fue... grandioso —fue todo lo que la rubia pudo decir con la respiración agitada.

Santana sintió el calor inundar sus mejillas mientras se balanceaba sobre sus talones, y miró a su amante.

Brittany la miró fijamente, sus ojos oscuros, sus labios carnosos y sensuales separados antes de inclinarse hacia delante, entrelazando sus dedos en el pelo de Santana. Sus bocas se juntaron y Brittany profundizó el beso, saqueando la boca de Santana con la lengua hasta que se quedó sin aliento, aferrándose a ella.

Cuando Brittany finalmente la liberó, Santana luchó para volver a respirar con normalidad.

—Quiero verte otra vez, Santana.

El corazón de Santana se disparó. Sabía que estaba actuando impulsivamente. Locamente. Brittany se marcharía a la escuela de veterinaria pronto. Tendría bastantes complicaciones sin una relación problemática. ¿Pero no era eso lo que la hacía segura? Sin compromisos. Era solo sexo. No era como si ella fuera una verdadera lesbiana que se estuviera involucrando emocionalmente con una mujer.

Pero diablos, Santana sabía una cosa con seguridad. Su experiencia con la rubia Brittany Pierce la había convertido en una adicta a su coño con todas las de la ley.

Santana se aclaró la garganta con delicadeza.

—No estoy hablando de las malditas lecciones de piano, —dijo con audacia Brittany. —Quiero verte. Salir a cenar. Salir contigo. Hacer más de… esto.

Santana la miró fijamente dudando, pero la realidad ganó terreno en su mente. No podía ser vista saliendo con una... mujer.

—Yo…

Brittany congeló la cara.

—Está bien. Entiendo. Te veré en la próxima lección, —balbuceó. —Realmente disfruté esta noche.

—Yo también, Brittany, —susurró Santana, sintiéndose terriblemente mal. —Yo también.




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Y, que les pareció?

Espero su ansiedad para seguir subiendo capitulos!

Besos a todas!






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  estoy escandalizada   me he sentido sumamente gay cn ste capítulo lo leí todo con la misma expresión de O.O GEEZ!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! xD jajajajaja si esto no es lemon hardcore no sé ke lo será........solo sé ke no m veo capaz de escribirlo por mi propia cuenta LOL me gustó y está interesante la historia KE FEA SANTANA KE ÑOÑA COMO SE LE OCURRE DCIRLE KE NO??????????

sabes cuando m comentaste mi fic y dijiste "me gusta muxo siguelo" yo me kede asi O.O es la autora de Beautiful Disaster!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! jajajaja amo tus fics y en cuanto a Twin Flames! allí les dejo la información en unos minutos para ke pases y veas como kedaron las cosas cn el lemon y el foro xD

besos

Cómo que hace calor ¿no? JAJAJAJAJAJA' .—.
Entiendo completamente a Santana que haya dicho que no a Brittany, y no se porque Brittany se lo propone, creo que había quedado claro que ella "sólo quería sexo".

Me encantó el capítulo, ¡espero tu actualización!. ;)

No subiría un capitulo hoy, lo haría mañana, pero una gran amiga me pidió que actualizara ahora!

Bastante pervertida mi linda compatriota jajajaja! Y la quiero por eso y otras cosas! jajajaja!


Para ti paisana y para ustedes lectoras!



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Brittany miró fijamente al techo. Echó un vistazo al reloj y gimió cuando vio que eran más de las dos. La alarma sonaría a las cinco y habría gatos y perros hambrientos que atender en el refugio. No debería continuar sin dormir pero cada vez que cerraba los ojos, su mente de llenaba de pensamientos sobre Santana.

Los besos de Santana. El toque de Santana. Su perfume. Su centro.


Brittany se lamió los labios, recordando su dulce sabor.


¡Dios, no, otra vez!


Se pasó la mano por el pelo y se dejó caer sobre el estomago. ¿En qué estaba pensando?


En este momento, necesitaba concentrarse en el trabajo y en la escuela. Y no era como si se hubiera embarcado en una relación con Santana. Ellas habían establecido las condiciones por adelantado.


Sólo sexo.


Santana sólo había sido curiosa. Se había dicho esas palabras a sí misma.


Brittany trató de desechar los recuerdos de su primer encuentro con una mujer, pero no pudo. Brittany inhaló profundamente.

Megan, como Santana, había sido sofisticada, un poco mayor… y casada. Con un hombre.
Brittany se había estrellado cuando le había dado a conocer sus sentimientos. Megan le había dicho que solo era sexo, y que nunca podría tener una relación con una mujer. Incluso había llegado a llamarla tonta.

Megan nunca imaginó haber roto profundamente el corazón de la rubia, o como había destrozado su confianza en sí misma.


Dejó caer el puño en la almohada y giró sobre su espalda. Ya no era esa chica insegura. Ahora era una adulta. Pronto, ella se mudaría y se matricularía en la escuela veterinaria. ¿Qué daño le haría disfrutar de la compañía de otra mujer mientras tanto?

Pero en su subconsciente, Brittany Pierce sabía lo fácil que podía ser enamorarse de una mujer como Santana Lopez.



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El corazón de Santana se aceleró mientras esperaba el regreso de Brittany para su siguiente lección de piano. Se había prometido a si misma que no alentaría a la rubia. Se había dicho que no era justo para ella.

Brittany tenía relaciones con mujeres. No solamente sexo casual. Por lo menos, Santana había tratado de decirse toda la semana que había sido sexo casual, pero de alguna manera, esa teoría no parecía ser cierta. En realidad le gustaba Brittany.

Santana había pensado mucho sobre lo que había permitido —animado —que ocurriera la última vez. Incluso ahora, su traicionero sexo latía con el recuerdo de su cita descontrolada en la cocina.




El ruido de un motor subiendo la calle la alertó y observó como el auto de Brittany se estacionaba junto a la acera. El pulso de Santana se acelero cuando Brittany salió. No puede pasar otra vez. Después de todo, era la mayor, la más experimentada de las dos. Debería ser capaz de mantener su libido insaciable bajo control, el tiempo suficiente para dar a Brittany una lección de piano… incluso habiendo comido su centro la semana anterior.

Esta vez, Brittany no llevaba su uniforme de trabajo. Vestía un par de vaqueros ajustados y una camisa de polo azul, que hacia juego con sus hermosos ojos, que perfilaba el perfecto nacimiento de sus pechos y su firme estómago de tal manera que hizo agua la boca de Santana.


Sus pezones se tensaron solo contemplando a su amante.


—Contrólate, —se regaño Santana mientras se comía con los ojos a Brittany que recorría la empinada entrada y subía las escaleras entrando en el porche.

Inhalando un profundo, calmante aliento, Santana caminó hacia la puerta para dejarla pasar.

Sus miradas chocaron torpemente.


—Entra, Brittany, —dijo, consiente que su voz sonaba mucho más seductora de lo que pretendía.


Descaradamente, los ojos azules de Brittany retuvieron los suyos cuando atravesó el umbral y empujó la puerta para cerrarla detrás de ella.


—Quítate las bragas.

Al principio, Santana pensó que no había oído correctamente.

—¿Perdón?

—Quítatelas, —dijo Brittany, seria.

Santana tragó pesadamente. La miró boquiabierta.

—Quiero que me enseñes mi lección sin bragas, —dijo Brittany, y despreocupadamente se movió hacia el piano.

El corazón de Santana palpitó. No podía solo sacarse las bragas a petición de… “Oh, ¿Qué demonios?” Ignoró las señales de alarma de su cabeza y deslizó las manos bajo la falda. Enganchó los pulgares bajo la banda elástica de las bragas de encaje rojo y se las quitó.

Una media sonrisa apareció en los labios de Brittany cuando vio la delicada ropa interior.

—Ya lo suponía. Encaje. Estas preparada para mí, —dijo, de una manera tan engreída que Santana no pudo decidir si quería pegarle una bofetada o besar la sonrisa satisfecha de la mujer.

Brittany tendió su mano con expectación. Santana se acercó lentamente, acortando la distancia entre ellas dejando caer sus bragas en la mano de Brittany. El deseo brillo en los ojos de la rubia cuando aspiró el olor perfumado de sus bragas. El sexo de Santana palpitó.

Con una sonrisa, Brittany dejó caer las bragas sobre el banco, abrió su manual de piano, lo colocó sobre el pedestal de música e interpretó las lecciones como una profesional.

Santana no podía concentrarse por más que contó en voz alta las notas negras, blancas y semicorcheas. Su centro estaba tan mojado y dolorido deseando el toque de Brittany, que no se atrevió a sentarse en el banco junto a ella. En cambio se quedó de pié, apuntando las notas con la punta de una pluma y obligándose a atender a la página, antes que a la sexy pianista.

El cuerpo de Brittany ardía. Su familiar aroma se deslizó hasta las fosas nasales de Santana y lo aspiró profundamente. Imágenes explicitas sobre montarse a horcajadas sobre los muslos de Brittany, comiéndola, tocándola, todo competía en la imaginación de la morena.

Después de que Brittany terminara la última pieza del día, Santana dio la vuelta a la hoja y comenzó a escribir la fecha en la parte superior, pero se detuvo en seco cuando sintió el calor abrasador de las puntas de los dedos de Brittany acariciando la parte posterior de su rodilla. Exhaló entrecortadamente
Intentó calmarse mientras los dedos se arrastraban más y más alto todavía.
Sin bragas para impedir su avance…

—Oh, —Santana gimió cuando Brittany retorció un dedo entre sus cremosos pliegues desde atrás.

—Abre tus piernas, Santana. —Su aterciopelada y fina voz era suave.

Desplazando un pie, Santana proporcionó mejor acceso a su amante, apoyó sus manos sobre el lateral del piano mientras los talentosos dedos la exploraban. Se le ocurrió que cualquiera desde el exterior podría verla siendo jodida con los dedos por una mujer.

Brittany inhaló y se deslizó más cerca, empujando su dedo más adentro.

Las pestañas cerradas de Santana se agitaron. Meció sus caderas al ritmo del dedo.

—He pensado en esto toda la semana, —susurró Brittany. —Sobre joderte otra vez.

Santana gimió.

—¿Has pensado en esto? —pregunto Brittany.

—Si, —dijo Santana.

—¿Te tocaste mientras lo hacías? —suplicó Brittany.

—Lo hice.

El pensamiento de Brittany masturbándose mientras pensaba en joder con ella hizo que Santana se derritiera en su mano.

Santana separó las piernas abriéndolas un poco más.

—Súbete la falda, —ordenó Brittany, sorprendiendo a Santana con su audacia.

Los ojos de Santana se abrieron de golpe y miró hacia atrás.

—Súbetela.


La mirada de Santana recorrió el jardín delantero y la casa de fraternidad de al lado. Estaría expuesta a cualquiera que mirara por casualidad, pero pensar en ello la excitó, y más crema se deslizó en el dedo de Brittany. Insegura, recogió su falda color caqui sólo hasta debajo de las mejillas de su culo.

—Hasta arriba, —ordenó la rubia.

Santana tembló de excitación y lo hizo, subiéndose la falda hasta la cintura, excitándose con esta nueva faceta de la relación. Nadie se había hecho cargo jamás de su sexualidad de esta manera. Era casi como si Brittany le diera permiso para poder disfrutar.

El aire frío rozó la parte posterior e interior de sus muslos, recordándole cuan desnuda estaba.

—Tú coño esta mojado, —dijo Brittany y Santana pensó que moriría cuando el dedo se retiró. Tragó pesadamente cuando Brittany chupó el dedo en la boca y expresó lo delicioso de su sabor.

Fuera de la ventana, uno de los chicos de la fraternidad saltó, bajando por la acera hacia su coche. Santana se sacudió y empezó a tirar de la falda hacía abajo, pero una firme palmada en su trasero la detuvo en seco. Suprimió un gemido por el ardor que irradiaba del calor sensual de las mejillas de su culo.


—No te atrevas a bajarte la falda, —dijo Brittany. —Inclínate.

—¿Aquí?

La mirada directa de Brittany confirmó la orden.


El pulso de Santana se aceleró con expectación cuando se inclinó sobre el piano.


—Separa las piernas. Más ampliamente. Más, Santana. No me hagas pegarte de nuevo.


Su coño palpitaba con el pensamiento de Brittany calentando su trasero, y siendo jodida luego con el dedo justo aquí, donde cualquiera pudiera verlo. Sus pechos empujaron contra sus puños, que apretaban su falda e instintivamente, comenzó a apretar sus propios pezones. Y cuando el dedo de Brittany empujó dentro de su canal otra vez, gritó.


—Maldita sea, estas tan jodidamente mojada, —murmuró Brittany antes de deslizarse detrás de Emily, separando sus mejillas y comiéndosela desde atrás.


Las rodillas de Santana temblaron y se habría caído de no haber sido por que estaba inclinada sobre su piano Steinway.

La boca experta de Brittany mordisqueó. Sus labios atormentaron la entrada entre las piernas de Santana, su lengua se retorció dentro de su agujero y lo pasó rápidamente para desplazarse a la otra entrada.

¡Nadie le había hecho esto jamás!

Santana pensó que moriría, y el decoro la presionó para rogarle a Brittany que parará —pero no lo hizo. En vez de eso, se mordió el labio inferior. Se sentía tan bien que separó las piernas aún más para darle a la ojiazul un mejor acceso.

En ese momento, a Santana le importaba un comino quien la viera tirada sobre el piano como una descarada, mientras una mujer comía su coño.

Una de las manos resbaló hacia abajo golpeando las llaves. El sonido discordante resonó en el cuarto, mezclándose con la armonía de sus gemidos.

El dedo de Brittany encontró el camino de vuelta a su coño. Empujando, tirando, chasqueando con la lengua. Era demasiado.

Santana no pudo soportarlo más. Con un grito, se corrió. El éxtasis se estrelló sobre ella con ondas espasmódicas. Se quedó sin fuerzas, pero Brittany la tumbó en el banco, recostando la espalda de Santana contra su pecho. Acurrucó su cara en el cabello de su nuca para salpicarla con seductores besos que enviaban escalofríos que recorrían de arriba abajo su espina dorsal.

Santana no había tenido la intención de que esto pasará. Trató de ser fuerte.

Pero había sido imposible evitarlo.

Brittany la abrazó con fuerza un momento y después la soltó, pasando por delante de Santana cuando se bajó del banco del piano.

Ebria en su orgasmo, Santana miró como Brittany tomaba su copia de "Enseñando a los Pequeños Dedos a tocar" del atril y caminaba despacio hacia la puerta.


—Nos vemos la próxima semana señorita Lopez—anunció Brittany alegremente mientras la puerta mosquitera se cerraba tras ella.







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Esto sigue chicas!


Espero sus comentarios!



Saludos lindas lectoras!






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me atrapo y me encanto, aquí tendrás una fiel lectora. gracias por escribir

Srta Fernanda!:
XD así que es pervertida tu compatriota??? Que van a pensar de ella!?
Muchas gracias por actualizar, tal vez te deje en tu ciudad si actualizas con una dedicatoria.
Ahora a lo que venimos

OMG!!!!!!!! Es que te amo!, bueno tal vez no eso, pero se entiende. Como adaptación, lleva las de ganar,lo peor ea que realmente las imagino a ellas ( si lo sé, mi cerebro no funciona como debe).
Hey tengo un trato para ti. Pero te lo diré dp

Me logueé solo por ti y para comentar.
incluso voy atrasada a pesar que aún no son las 7.

Actualiza pronto.
Yezz, Gracias por todo :)

"Enseñando a los pequeños dedos a tocar" Puede interpretarse de dos maneras, las dos son correctas.

Me encantaaaaaaaaaaaaaa. No es perversión, sólo me encanta leer. C:

Ya pues Yezz!!!!!! Ahora si que te raptaré! y te haré sufrir...
O mejor aún.. subo tus fotos! muajajaja!  

Camila18 escribió:me atrapo y me encanto, aquí tendrás una fiel lectora. gracias por escribir

Muchas gracias! Ojala te siga gustando con lo que viene!

Saludos!

Keiri Lopierce escribió:Ohhh que sexosas son las Brittana pero esa relación de solo sexo sera verdad que dominante es Britt es este FF pero si reí con esta parte

Descaradamente, los ojos azules de Brittany retuvieron los suyos cuando atravesó el umbral y empujó la puerta para cerrarla detrás de ella.


—Quítate las bragas.

Al principio, Santana pensó que no había oído correctamente.

—¿Perdón?

—Quítatelas, —dijo Brittany, seria.

Santana tragó pesadamente. La miró boquiabierta.

—Quiero que me enseñes mi lección sin bragas, —dijo Brittany, y despreocupadamente se movió hacia el piano.

Bueno espero tu proxima actualización y saludos

Créeme Keiri que me encanto esa parte! Amo a mi Britt dominante!

No te hago esperar! Eso si prepárate por que este capitulo que subiré se viene... fuerte!

Gracias por seguir mi Wanky fic!

Tat-Tat escribió:Srta Fernanda!:
XD así que es pervertida tu compatriota??? Que van a pensar de ella!?
Muchas gracias por actualizar, tal vez te deje en tu ciudad si actualizas con una dedicatoria.
Ahora a lo que venimos

OMG!!!!!!!! Es que te amo!, bueno tal vez no eso, pero se entiende. Como adaptación, lleva las de ganar,lo peor ea que realmente las imagino a ellas ( si lo sé, mi cerebro no funciona como debe).
Hey tengo un trato para ti. Pero te lo diré dp

Me logueé solo por ti y para comentar.
incluso voy atrasada a pesar que aún no son las 7.

Actualiza pronto.
Yezz, Gracias por todo :)

Ooh si la conocieras... me entenderías, me acosa todo el día para que actualice!

Y el trato querida linda amiga... Queda ultra pendiente!

Y no me agradezcas nada Tat Tat! Soy feliz de tenerte como amiga!


Besitos perversos para ti! Jjajajajajajaja!

YoyoMay escribió:"Enseñando a los pequeños dedos a tocar" Puede interpretarse de dos maneras, las dos son correctas.

Me encantaaaaaaaaaaaaaa. No es perversión, sólo me encanta leer. C:

"Enseñando a los pequeños dedos a tocar"

Tiene un doble sentido, eso esta claro y seguirá quedando claro el resto del fic!


Me gusta que te encante lectora!

Saludos!



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Aquí otro capitulo, eso si advierto que esto que viene es una escena que no se lee en las partes wanky de los fic! Es nuevo para mi! Aunque el conocido fic 50 sombras lo tiene!


Este capitulo va dedicado a mi gran compatriota y perversa amiga, por sus famosos rapto que me hará si no actualizo! Jajajajajajaja!



Espero les guste!

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Las siguientes semanas de Santana pasaron anticipando las clases de piano de Brittany.
Tan pronto como la lección de piano terminaba, hacían el amor. La mayoría de las veces era sobre la banqueta del piano. A veces, reclinadas sobre el piso de la sala. Una vez, hasta lo hicieron en el sofá.

De alguna manera, nunca hicieron el amor en la cama, como si ambas supieran que hacerlo consolidaría su relación de una manera para la que ninguna de ellas estaba lista. Aunque cuando Santana hizo su cama, ella se preguntó cómo sería pasar la noche con Brittany, dormir en sus brazos y luego despertar con una linda sonrisa.

Santana colocó sus almohadas en la cabecera de su cama. Aun teniendo en cuenta su poca disposición a involucrarse con una mujer, cuando la morena no estaba enseñando a Brittany o follándola, estaba pensando en ella, recordando como el esbelto cuerpo de la rubia se cernía sobre el suyo. Recordando como Brittany la había saboreado y provocado con esa lengua suave y caliente.

Mientras Santana arreglaba su dormitorio, imágenes de Brittany pasaron por su imaginación.
Vividos ojos azules. Ondulado cabello rubio. Esos dedos largos…

El sexo con ella era increíble, pero Santana se preguntaba si podría haber algo más que una relación física. Su mente divagaba con la posibilidad. Brittany era, después de todo, un adulto con el cual podría tener una relación más profunda. ¿Que importaba que ambas fuesen mujeres?

Definitivamente, eran sexualmente compatibles.

La señora Lopez nunca había soñado que podría estar interesada en tener una relación con una mujer. Al principio se había sentido curiosa en cómo era el sexo con una mujer. Ahora sentía curiosidad por conocer mucho más.

Con Brittany, Santana se sentía segura. Era como si la rubia la entendiera en un nivel tácito. Brittany anticipaba sus necesidades, sus deseos… casi como si pudiera leer su mente. Ella sabía exactamente qué hacer, que decir.


Santana se mordió el labio inferior.


Lesbiana.


Ella se estremeció. La palabra tenía un significado limitado. ¿Era gay porque le gustaba la compañía de Brittany? ¿Porque le gustaba el sexo con Brittany?


Santana no estaba segura de lo que significaba. Durante los últimos meses, había tenido tiempo de sobra para reflexionar sobre su relación sexual con Sam. Su relación se había basado en la amistad y el respeto mutuo. No en el sexo. El sexo no había sido una parte importante de su vida juntos y el sexo no había sido en absoluto parte de ello después de su diagnostico de cáncer. Pero incluso antes de eso, Santana rara vez había experimentado el orgasmo sin un vibrador. Brittany, por otro lado, logro llevarla con facilidad hasta el borde y mas allá.

Simplemente con mirarla o sentarse a su lado enviaba chispas de deseo a través de Santana.

¿Qué significaba eso?


Miro su reflejo en el espejo. ¿Soy gay? ¿Alguna vez había sentido realmente atracción sexual por los hombres o había estado de acuerdo con lo que la sociedad esperaba de ella?

La respuesta surgió de lo profundo de su mente pero antes que ella pudiera considerar otra posibilidad, sonó el timbre. Sorprendida, Santana se sobresalto. No tenía tiempo para un estudiante.

Ella se acercó cautelosamente a la puerta principal y encontró al cartero sosteniendo un paquete para ella.

—Esto no entraba en su casilla, Señora Lopez.

—Gracias—dijo ella, desconcertada sobre quien podría enviarle un paquete. Ella no estaba esperando nada.

Después de que tomo la caja y el resto de su correo, cerró la puerta y se arrellano en la silla más cercana para abrir su sorpresa.
En el interior, aún envuelto en embalaje plástico, había un erótico dilatador anal rosado con una nota que decía “Póntelo en mi siguiente lección”.


Santana apretó sus muslos con deliciosa anticipación.


El corazón de la morena palpitaba mientras miraba el dilatador anal recién lavado. De alguna manera parecía más grande que cuando había abierto por primera vez el paquete. ¿Cómo iba a insertar esta gran cosa en la pequeña abertura para la que fue hecha?.

Le costó tragar mientras lo cubría de resbaladizo lubricante. Aunque la idea de encajarlo en su trasero la excitara locamente, Santana vaciló. Ella nunca había hecho algo como esto antes. Brittany seguramente querría comprobar, saber si ella estaba…usando…su regalo. Pero ¿cómo se sentiría dentro de su apretado agujero? ¿Cómo podría usarlo durante la lección de la rubia?

La bien diseñada forma del dilatador indicaba que definitivamente se quedaría en su lugar. Un pequeño anillo justo lo suficientemente grande para un dedo garantizaba que no… se perdería.


El clítoris de Santana palpitaba. El anillo de su trasero pulsaba.


Brittany llegaría para su lección en cualquier momento y Santana no quería decepcionarla.


Inhalando bruscamente, se inclinó sobre su tocador y colocó ambas manos en su trasero. Apartó con una mano una de sus mejillas para estar más abierta y apretó el extremo puntiagudo de dilatador anal con la otra. Cada músculo de su cuerpo se contrajo cuando ella dio un pequeño empujón.
La primera pulgada se deslizó más fácil de lo que había imaginado. Penetrando fuertemente, Santana lo metió con un leve movimiento desde fuera hacia adentro, preparándose para tomar las cuatro pulgadas restantes del dilatador.


La crema se acumuló en su sexo.


Se sentía tan bien que sabía que no podría esperar a que la lección de Brittany terminara para que ella le comiera el sexo mientras el dilatador era empujado dentro de su culo. Incluso ahora, ella quería frotar su clítoris mientras insertaba su nuevo juguete. Pero se forzó a esperar. Ella quería correrse con la lengua de la rubia.

Envalentonada por su deseo, Santana empujó el dilatador más profundo, estremeciéndose mientras el anillo de su trasero se extendía para admitirlo.
La duda surgió. Ella no podría tomarlo. El dilatador era grande.

Pero entonces, el pensamiento de Brittany tomando su lección, sabiendo —intuyendo —que ella estaba usando el dilatador, le dio el coraje para doblarse y ponerse en cuclillas y forzar el resto por su bien lubricado agujero.

Tan pronto como ella había conseguido meter la parte más gruesa más allá del borde su codiciosa abertura engullo el resto del dilatador.
Una vez que lo tuvo completamente dentro, ella soltó un suspiro, aterrada de moverse de su posición en cuclillas contra el armario.
Lentamente, se enderezo. Sensaciones emanaban desde el canal de su trasero. Apretando fuertemente, se sintió tan llena… Completa.


Bien.


Jodidamente bien.


Ella apretó sus músculos, resistiendo el impulso de retorcerse, disfrutando de la nueva sensación de sentirse llena y estirada allí.
Dándose la vuelta, se inclino lo suficiente para ver el pequeño anillo rosa sobresaliendo de su trasero.


Su culo no dejaba de palpitar alrededor del dilatador.


Y entonces, solo para burlarse de Brittany, sacó un par de bragas de encaje blanco, las mas apretadas que tenia, y se las puso, enviando sensaciones deliciosas a través de su cuerpo. La excitaba que Brittany hiciera algo tan sexy como enviarle un juguete por correo para que lo usase. Durante el sexo, la rubia se tomaba su tiempo para explorar no solo el cuerpo sino la mente de Santana, para averiguar lo que la excitaba tanto mental como físicamente. Y a la morena le encantaba.


Su centro dolía por ser degustado.



Sonó el timbre.

—Gracias a Dios—murmuro ella mientras acomodaba su falda y salía de su habitación a la puerta principal.

El dilatador se retorcía con cada paso, acentuado por las bragas apretadas.

El pulso de la morena latía agitadamente mientras abría la puerta.

Brittany le sonrió, una sexy sonrisa de complicidad y se movió hacia la banqueta del piano. Abrió el libro y lo coloco en el atril. —Realmente me encanta lo que lleva puesto, Señora Lopez.


Santana río.

—Si, a mi también.

Brittany dejó un sitio libre a su lado en el banco.

—Siéntate a mi lado —dijo ella y dio unas palmaditas sobre el asiento.


Santana no sabía si podría… sentarse.


—Vamos —insistió ella. —Siéntate.

Con cuidado, Santana se hundió en el banco. El dilatador se hundió gratamente en su interior. Ella quería moverse hacia adelante y atrás, para calmar ese deseo enloquecedor. ¡Al diablo con la lección de Pierce! Ella no podría soportar esto por una hora.


Ella gimió.


Brittany se rió entre dientes y comenzó con sus lecciones.

Santana dirigió su mirada hacia los largos dedos de Brittany que se movían a través del teclado. Ella los quería en su interior. Quería ponerse de rodillas y rogarle a Brittany que deslizase los dedos en su sexo mientras ella jugaba con el anillo del dilatador en su culo.

Sabía que se correría tan pronto como la rubia la tocara.


—Tomemos un descanso. Tomemos todo el día —ordeno Santana con dificultad. Ella apretó los dientes y gruño con frustración. Su mirada se encontró con la de Brittany. —No puedo pensar en nada excepto en ti comiéndote mi coño en este momento.


—Ponte de rodillas —ordenó Brittany.


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Bien, lo que viene es aun mas fuerte!

Gracias por leer!


Saludos a todas!

Te juro que tuve que buscar "dilatador anal" en google para saber qué era. Supe que no era algo muy ... mhmmh ... decente, así que QUÉ SUERTE que nadie estaba aquí.

Sube otroooooo andaleeeee :c Eres taaan cruel :C -.- Te odiooo. Bueno, no cheto. Pero andaaleeeeee apúraleee :c ajajajaj

Bien chicas aquí tienen la segunda parte! Lo siento por dejarlo en lo mejor, pero vamos! tenemos que darle conmoción a esto no?

Gracias por los comentarios y a las lectoras ausentes!


Tat Tat! Tus torturas no me aterrorizan para nada... Te reto a que las realices! Jajajajajaja!





















Instantáneamente, Santana se levantó de la banca. Los tres pasos que la alejaron del piano al lugar sobre la alfombra en sus manos y rodillas fue insoportablemente maravilloso.

Brittany la siguió, hundiéndose detrás de la morena colocando pequeños besos sobre su nuca. Brittany coloco una de sus manos sobre el pecho de Santana, mientras que con la otra serpenteó por entre sus cuerpos para coger el pequeño anillo que sobresalía del trasero de la señora Lopez.

Brittany le dio un tirón.

Deliciosos escalofríos barrieron sobre el cuerpo de Santana.

Santana se disolvió, dejando caer la cabeza hacia el suelo mientras Brittany jugaba con el anillo sobre su ropa.

—Me estaba volviendo loca saber que tienes esto —dijo la rubia arrastrando las palabras. —¿Cómo se siente?

—Bien —logró decir Santana.

—¿Te gusta esto? —Preguntó Brittany.

Santana gimió.

—Sí.

Las manos de Brittany se trasladaron lánguidamente sobre el trasero y los muslos de Santana. Luego preguntó:

—¿Quieres mi lengua en tu sexo Santana?

—Oh, si…

Brittany se acomodo tras su maestra y se meció contra su trasero, moliendo su centro contra el anillo, mientras con sus manos recorría sus muslos para tirar de su falda hacia arriba.

—¡Bragas! —exclamó Brittany, cuando sus palmas encontraron el erótico encaje contra su suave piel.

Con la respiración entrecortada, Brittany arrastró hacia abajo las bragas. Santana se sacó sus tacones y ropa interior a la vez. Ella estaba lista. Maldita sea, si que estaba lista.



—Mierda —murmuró. Realmente no había pensado que Santana lo haría.

—Cómeme —Santana rezongó. —Quiero tu lengua en mí. Ahora.


Brittany se tendió en el piso y puso el sexo de Santana sobre su hambrienta boca.

Caliente.

Húmeda.

Tan malditamente húmeda.


La rubia gruño y se agarro de las caderas de Santana, abrazándola mientras bombeaba su lengua violentamente en ella, jugueteando con el pequeño anillo que sobresalía.

Los gemidos de Santana se hicieron más fuertes, arqueando su espalda, abriéndose a la lengua de Brittany. Esta se aferraba a una Santana temblorosa que emitía sonidos más animales que humanos. El jugo de la morena estaba sobre todo su rostro, en su lengua y todo lo que ella podía hacer era comerla, liberando el placer de Santana hasta que colapso maravillosamente sollozando sobre la alfombra.

Suavemente, Brittany quito el dilatador y lo coloco a un lado antes de coger a Santana entre sus brazos y abrazarla, dándole vuelta para poder besarla. Después del más fuerte orgasmo que alguna vez tuviera, Brittany quería devorarla. En cambio los besos de la señora Lopez eran suaves y tiernos. Parecía tan pequeña y vulnerable que
Brittany solo deseaba hacer que se sintiera segura y amada.

Amada.

Darse cuenta de eso la golpeo sin previo aviso.

Ella estaba enamorada de Santana.

¡Oh, no! No podía estar enamorada de ella. Se suponía que era solo sexo. ¿Verdad? Santana había dejado claro que no estaba preparada para una relación y Brittany se había prometido a si misma que no se involucraría emocionalmente.

Santana se retorció y cuando Brittany miro a los ojos de su amante, ella sabía que estaba perdida.

Sus miradas chocaron mientras la morena ahuecaba su mejilla.

Luego, Santana sonrió mientras se sentaba y empezaba a desabrocharle los pantalones vaqueros a Brittany.







Santana sirvió una segunda copa de vino para Brittany. Habían hecho el amor en el piso de la sala durante toda la tarde y no podía dejar de pensar en desabrochar la camisa de la rubia y empezar todo otra vez. Pero sus fantasías se detuvieron en seco cuando la puerta principal se abrió y su cuñado, Alex, entro protestando en la sala.


La señora Lopez se sobresalto.


—No sabía que tuvieras invitados —dijo Alex, apenas mirando a Brittany mientras se dirigía a la cocina. —Necesito hablar contigo sobre la obra de teatro de caridad.

Santana parpadeo, encontrando muy difícil pensar. —Si —respondió, esforzándose por mirar en los acuosos ojos de Alex. Pensó que era muy parecido a su difunto hermano. Sin duda se había tomado un par de copas antes de venir.

—En privado —exigió Alex.

—Está bien —dijo Brittany. —¿Quieres que me vaya?

—No —exclamo Santana. Se levantó, alisó su falda y siguió a Alex al comedor.

Oh, Dios, ¿Cómo podría tener una conversación inteligente con ese hombre cuando en lo único que podía pensar era en el regalo de su amante, el cual estaba sobre la mesita de la sala?

Alex se aclaró la garganta y empezó a parlotear sobre la obra de teatro de caridad que sería efectuada en nombre de Sam.

—¿Supongo que has contactado con los periódicos?

—Sí.

—¿Estás segura que tienen pensado publicar los créditos de Sam? Quiero que todos sepan sobre el libro.

—No puedo estar segura… de lo que van a publicar —Santana balbuceó.

—Bueno, necesitas estar segura. —Santana cambio su peso de un pie a otro. —Esta obra de teatro de caridad es más de lo que la mayoría de la gente sabrá alguna vez sobre Sam. Si no mantenemos vivo su recuerdo, no seremos nada.

Estaba tan cerca que podía oler el hedor del whisky en su aliento.

—Si, por supuesto, Alex. Voy a llamar al escritor del periódico y asegurarme de que pondrán lo que tú escribiste.

—Hazlo. No puedo hacerlo todo. Yo tengo un trabajo real vendiendo publicidad para la televisión, como tu bien sabes.

Santana respiro fuertemente. —Yo tengo un trabajo real también —ella le espetó. —Si me disculpas…

Brittany se había puesto de pie en la cocina y Santana temía que pudiera intervenir.

—Te llamo —dijo la viuda, instando a Alex hacia la puerta.

—¿Cuando?

—Luego.

—No pierdas el tiempo en esto —dijo, con una mirada crítica a Brittany. —Necesitas recordar lo que realmente está en juego aquí. Lo que es importante.

—Adiós, Alex.


El salió por la puerta antes que pudiera decirle otra palabra. Santana cerró y coloco la cerradura. No pudo soltar un suspiro de alivio hasta que no oyó sus pasos bajando las escaleras del porche.

—¿Quién era ese hombre? —Pregunto Brittany, uniéndose a ella en la sala de estar.

Santana trago. —Ese… era… mi cuñado.

—Es un imbécil.

La morena reprimió una sonrisa. —Ese es el eufemismo del año.

—¿Porque te habla así?

—Mi esposo escribió un libro que está siendo muy alabado por todos los críticos y Alex quiere vivir del talento de Sam.

—¿Por qué no escribe su propio libro, entonces? —Pregunto Brittany con incredulidad.

Santana se echo a reír ante eso.

—Esta obra de la que estabas hablando… —comenzó Brittany y Santana sintió que su estomago se anudaba. —¿Estas planeando asistir con alguien?

Santana busco los ojos azules de Brittany. Parecía tan sincera. ¿Cómo podría decirle Santana que no podían asistir juntas? Toda la familia de Sam estaría allí como buitres.
Compartir momentos robados con Brittany era una cosa, pero ¿una cita real? ¿Con una mujer que era gay? Los Evans nunca la dejarían vivir en paz si se enterasen.

Trago saliva.

—Yo… yo pensaba ir sola.

Brittany inhalo.

Santana sabía que podía leer la consternación en sus ojos. Su corazón se rompió por la rubia y por ella misma. Deseaba rogarle que la acompañara a la presentación. Ella quería ser vista con orgullo del brazo de su bella amante.

En los últimos días, se había dado cuenta que su relación con ella era algo más que sexo, algo más que curiosidad. Podía verse comprometida con Brittany y la idea la aterrorizaba, pero ella quería mucho más de la hermosa rubia que simplemente… sexo.

De repente no quería ser mas parte de la familia Evans. Quería ser dueña de sí misma por derecho propio. Le importaba un comino lo que pensaran los demás de ella. Ya era hora de que se aferrara a la felicidad que la había eludido durante toda su vida.

—Brittany...—empezó, con la intención de pedirle que la acompañara a la obra, pero esta la interrumpió.

—No me des ninguna excusa Santana —dijo. —Entiendo lo que está pasando aquí. Implícitamente.

Ella salió por la puerta antes que la señora Lopez pudiera protestar.





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Omg!!!! no puedo procesar mucho... pero Srta Fernanda...
Challenge accepted!!!

Srta:
Le escribo para recordarle que debe actualizar....
Y para desearle un Muy Feliz Cumpleaños!!!
Te deseo lo mejor.
Y muchas gracias por estar ahí compatriota.
Puedes contar conmigo para lo que necesites :)

Y...pos hoy no te amenazaré...

P.d: Espero la caña de mañana no sea tan terrible

Besotes linda!

Ufff en espera de la actualizacion
Como lo dejas ahi!

Bueno excelente capitulo cada vez
Mejor saludos !

Holaa!
OMG solo puedo decir que esta historia cada vez me gusta más.
Ya no es solo sexo (en el que todas las escenas son muy wankys e.e), se ve como van aflorando los sentimientos aunque en parte no quieran admitirlo.
Espero que al final Santana cambie de opinión y le pida a Brittany que le acompañe.
Que interesante todo *-*
Actualiza pronto!
Besos :)

no puedo comentar desde mi celular pero te he leído muy atentamente asi que solo dire: wooooow wooow!! queremos mas ajjaja gracias por escribir

Hola ferrrrrrrrrrrr no habia tenido tiempo de venir por aki a comentar en el ultimo capítulo pero ahora vengo a decirte ke no me pierdo ni un solo capítulo   tamb kiero dcirte ke sigo igual de escandalizada con la historia y el desarrollo de esta   pero tambien sigo igual de encantada por la misma   graxs por compartirla, es demasiado genial ehhhhhhhhhh siguele....esperaré tu conti cn ansias  

El corazón de Santana latió con fuerza en su garganta cuando vio a Brittany subir la empinada cuesta hasta su casa.


Los ojos de la morena se entrecerraron. Su boca estaba dispuesta en una línea endurecida y pudo ver en su mandíbula un movimiento airado.


Había pasado una semana. Su rubia no le había contestado o devuelto ninguna de sus llamadas de teléfono. De hecho, Santana estaba sorprendida al ver que ella estaba caminando a su lección de todas maneras.


Sabía que había estado mal dudar de lo que había entre ellas. Esta era la relación que había estado esperando toda su vida.



Pero en lugar de un Lancelot, había conseguido una Juana de Arco.



Lo sabía ahora y estaba preparada a hacer o decir cualquier cosa para mantener a Brittany en su vida.



Alisando su falda, Santana se puso de pie junto al piano y esperó a oír el familiar crujido de la pantalla. Sus pensamientos corrieron. ¿Cómo podía decirle a Brittany ahora que quería ir al baile con ella y hacer que le creyera? ¿Se negaría? ¿Podía pensar que Santana estaba tratando de favorecerla sólo porque  habían tenido sexo?



Santana sabía que esto estaba lejos de la verdad pero ¿cómo podría explicarlo alguna vez?


Mordió su labio inferior cuando Brittany  pasó a través de la puerta principal.


La rubia se detuvo y la miró fijamente. La pantalla golpeó cerrándose detrás de ella. El estómago de Santana estaba hecho un nudo.


—¡Maldita sea! —Brittany dijo y dejó caer su libro de piano al suelo. Voló a través de la alfombra, arrastró a su maestra contra ella y antes de que pudiera pronunciar un sonido la boca de Brittany reclamó la suya.




Santana se derritió, recorrió con sus manos la espalda de su alumna y después, bajo su camiseta para poder sentir su piel contra sus palmas. Sus lenguas peleando, entonces la morena se abrió para su amante.


Alegría y deseo estallaron a través de sus venas con cada latido de su corazón.


Este encaprichamiento era más de lo que ella nunca se había imaginado. Esto era... amor. El pensamiento la aterrorizó tanto como emocionó  al mismo tiempo.


Brittany profundizó ese increíble beso aun más, mientras sus manos se deslizaban hacia abajo para apretar posesivamente su culo y tiraban de ella más cerca. Santana gimió en su boca cuando el deseo ardiente la invadió. Su sexo latía una y otra vez y estaba dolorida por los dedos de la rubia. La boca de la rubia. La mano de la rubia moviéndose entre sus cuerpos.


Sentía deliciosamente jugoso el centro cuando Brittany se ahuecó allí. Se sacudió. Nunca había deseado, necesitado esto de nadie, nunca antes.


Brittany arrancó su boca de ella.—No puedo pensar en nada sino en ti, —susurró cuando alisó su pelo hacia atrás con sus manos. —Al infierno con tu maldita familia política.


—Yo… —Santana comenzó sin aliento.


—No hables, —dijo antes de que su boca descendiera sobre la de ella nuevamente. Un gemido retumbó en su garganta antes de llevar sus labios lejos de nuevo. —Deseo más de ti que tocarnos en un banco de piano. Deseo esto al aire libre. Deseo que esto sea... real



Santana buscó en sus ojos azules y encontró una sinceridad que hizo a su corazón girar.

Fuerte.


—Yo también. —Las palabras “estoy enamorada de ti” brotaron a sus labios, pero no pudo
pronunciarlas, no con la boca de Brittany en la suya, dulce y caliente, maravillosamente insistente.


Los músculos de su cuello estirados mientras su alumna la devoraba, besándola como si pudiera convertirse en una parte de ella. Y después, a la vez, Brittany ató sus dedos con los de Santana y la arrastró a su dormitorio.


—Te quiero en una cama. En tu cama. —Mientras la rubia la dejaba sobre el grueso edredón, el gato de Santana saltó de los pies de la cama en un remolino de pelo áspero, desplazado de su lugar.


Nuestra cama.


—Te quiero desnuda en tu cama, —Brittany dijo mientras comenzaba a despojarse de su
propia ropa.


El calor tintineaba a través de las extremidades de Santana. Su cuerpo entero estremecido en anticipación. Tan pronto como ella se quitó las sandalias, se despojó de su falda, se quitó su top y su sujetador, Brittany subió a la cama con ella.


El corazón de la morena se disparó cuando los besos de la rubia bajaron sobre su cuerpo, su cuello, su clavícula, su pecho, bajando a su abdomen y después…


—¡Oh sí! —Santana gritó cuando los labios de Brittany se cerraron sobre su centro.


La rubia lamió y chupó y acarició hasta que su maestra estuvo loca de placer pero cuando su amante llevó su boca lejos, Santana gimió en protesta.


—¿ Tienes un consolador? —Brittany preguntó roncamente.


Santana la miró fijamente y después sus labios dibujaron una sonrisa. Se retorció, trepando para tomar su consolador y una botella de lubricante del cajón de su mesilla.


El corazón se le aceleró. La esquina de la boca de Brittany se convirtió en una maquiavélica sonrisa mientras recubría el consolador rosa con sedoso lubricante. Y a continuación sin ningún preliminar, estaba dentro de Santana, llenándola, estirándola.


Brittany se movió sobre ella, trabajando el consolador como si fuera una parte de su propio cuerpo.


Santana suspiró y se aferró a sus hombros cuando ella empujo el consolador dentro de su centro con la intención de satisfacer rápidamente esa mutua y enloquecedora lujuria.


Hundiéndose en la suavidad del colchón, Santana entrelazó sus piernas alrededor de las de Brittany y se retorció debajo de ella, levantando sus caderas para satisfacer los torrenciales empujes.


Completamente dentro. Completamente fuera.

El placer era insidioso. Santana estaba gloriosamente perdiendo la razón.


Los pechos desnudos de Brittany rozaban los suyos. Sus sedosas piernas enredadas con las de la morena. Estar en la cama con ella era íntimo y personal. La comprensión de que deseaba continuar una relación real con la estudiante la inundó de tanta emoción, que deseaba sólo besar a su amante.


Las manos de Santana tejieron en el ondulado pelo de la nuca de Brittany y tiró, atrayéndola abajo.


Sus bocas fusionadas. Sus bocas paladeando. Santana gimió cuando Brittany se alejó.


—Córrete para mí, San, —Brittany murmuró mientras bombeaba el consolador. Sus labios mordisquearon los de la morena de nuevo. —Córrete para mí.


Una vez más, sus bocas fusionadas. Santana abrió su boca a la intrusa lengua y al mismo tiempo, su canal ciñó el consolador. Temblores rezumaban como lava fundida sobre su cuerpo. El orgasmo era intenso, puro y se escuchó a sí misma profiriendo palabras de amor a Brittany que ella devolvía en su oído.


—Te quiero. —Las palabras surgieron de sus labios antes que pudiera detenerlas.


Brittany la miró fijamente un momento antes de sonreír y pronunció las palabras que Santana anhelaba escuchar.


—Yo también te quiero.


Los besos de Brittany salpicaron la curva de su cuello. Retiró el consolador pero permaneció en la parte superior, besándole el camino a la clavícula de Santana. Una de sus manos encontró y se ahuecó en su pecho, apretándolo suavemente. La maestra se repantingó mientras su pulso se aceleraba y su cuerpo temblaba.


¡Ella la amaba! Santana la amaba.


Un chispeante sentido de novedad se apoderó de ella, una renovada esperanza en su vida, en ella misma.



—¡Dios mío Santana! —una voz masculina retumbó desde la puerta abierta de su habitación.


Sorprendida, Santana se sacudió y miró sobre el hombro de Brittany para encontrar la roja cara de Alex, brazos cruzados, de pie en el umbral de su habitación.


Brittany  miró hacia atrás también. —No te quedes ahí parado mirando, estúpido. —dijo con dureza ella.


Pero Alex no hizo ningún ademán de mirar a otro lado. En su lugar, miró enfurecido.


Santana jadeó cuando su rubia se deslizó fuera de ella, tiró del grueso edredón sobre el cuerpo desnudo de la morena y se volvió hacia Alex, todo en un rápido segundo.


Su ex cuñado se rió con una sarcástica carcajada. —Nunca te habría imaginado como en esto Santanita.


—¡Fuera! —Brittany  ordenó mientras se encogía de hombros en su camisa. Lucía asesina.


Santana luchó para sentarse entre el rompecabezas de sábanas. —¡Brittany, no!


—¿Brittany? —Alex preguntó ladeando una ceja. Su espeluznante mirada se volvió a Santana. —Sería mejor que cortaras este… este… Es vergonzoso. Si cualquier persona en el consejo de inversión se enterara, seríamos el hazmerreir de la ciudad.


—Por lo que he oído, ya eres el hazmerreír, —Brittany rechinó. —Y no es por nada que Santana haya hecho.


Contuvo una sonrisa. Brittany no iba a retroceder por la intimidación de Alex y Santana la amaba por ello.


Un nuevo valor surgió.


—Brittany  es mi… cita para el baile.


El término “novia” sonaba extraño, incluso en su propia mente.


El malicioso regocijo de Alex se retorció inmediatamente en la airada cara roja. —Sería mejor que no aparecieras con esta… esta… lesbiana… ¡en el baile en honor a Sam!


Santana levantó su barbilla. —¿Quién va a detenerme?


Entró en la habitación pero la rubia se interpuso entre los dos, desafiándolo a que se acercara más.


La insípida mirada de Alex se precipitó entre ellas y la derrota se filtró entre sus moteados rasgos. Santana  observó triunfante como él escapaba de la habitación.


Brittany  despotricó y cerró la puerta detrás de él. —¡Ese hijo de perra! —clamó ella mientras regresaba al dormitorio.


Pero Santana lo dejó pasar. Tiró de las cubiertas para exponer su cuerpo e hizo una seña a su rubia con el dedo.


El fruncido ceño de Brittany se curvó lentamente en una devastadora sonrisa.


Esta vez, Santana impulsó a su alumna sobre su espalda. Un líquido deseo resurgió entre sus piernas mientras metía su cabello detrás de las orejas y se inclinaba a saborear el centro de su amante.










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Amigas lo siento por no responder sus comentarios, pero estoy muy apurada tratando de actualizar y escribir todos mis fic!

Pero gracias por ellos, es por estos que me motivo a seguir!

Besitos chicas y nuevamente gracias por sus comentarios!