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Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
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Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
Capítulo 15
En una situación como esta, tienes que jugar bien. No puedes sólo aplastarte en un pedazo de sillón y empezar a babearte por la chica. Entonces, primero, recojo algunos quesos elaborados que Emily preparó y tomo asiento en el otro lado de la sala en una banqueta del bar. Quizás le eche uno o dos vistazos a Hannah, pero principalmente pretendo estar interesada en la conversación.
Para los hombres, la charla es algo como:
―¿Cómo estuvo el golf en Tahoe?
―¡Fue fantástico!
Y para las mujeres es así:
―¿Has visto la nueva pequeña tienda de antigüedades en Havenhurst y Hursthaven?
―No, ¿cómo es?
―¡Es fantástica!
En este momento me juro a mí misma que jamás tendré una fiesta como esta, no importa cuán vieja me vuelva. ¿Es esto lo que se supone que debe pasar por amistad cuando terminas la Universidad? No veo cómo siquiera se puede llamar amigos a estas personas, por lo menos no acorde a la definición de esa palabra como yo la viví mientras crecía.
Supongo que es diferente una vez que sales al mundo y no tienes las mismas experiencias cada día como en la escuela, pero estas personas ni siquiera tienen chistes, ni viejas historias, ni teorías acerca de cómo funciona el universo, o algo. No hay una conexión profunda. Apenas parecen conocerse entre ellos.
Por un momento, pongo a prueba mis poderes psíquicos para hacer que Hannah se acerque a la mesa del queso así puedo empezar una conversación con ella, pero no fui bendecida con ese don: la chica sólo está sentada ahí, erguida como un clavo, con las manos cruzadas en su regazo y sus labios congelados en una educada sonrisa. Ahora, con la forma en que mi cerebro trabaja, no me aburro tan fácilmente pero, en este punto de la fiesta, estoy empezando a sentir que si no pasa nada entretenido pronto, voy a caerme por el costado de mi banqueta y aplastarme en el piso. Entonces recuerdo el cigarro que Quinn me dio esta tarde. Eso debería condimentar un poco las cosas.
El baño de arriba, el que conecta con la habitación de Kevin y Emily, parece ser el lugar perfecto para encenderlo, pero ¿qué sucede cuando entro allí? Justo encima de su cómoda, descubro una gran botella de whiskey escocés Macallan de treinta años. ¡Treinta años! Ese es Kevin para ti. Por más que él ame impresionar a la gente con marcas ostentosas, jamás compartiría esta botella de whisky de 300 dólares en una pequeña fiesta como esta. Su jefe ni siquiera está aquí.
Yo nunca fui un gran fan del whisky, pero mi gran 7UP está empezando a tener gusto a nada, y además, ¿cuántas oportunidades voy a tener de poder tragar algo como esto? Es decir, ¡leí un artículo en internet que una de estas botellas de whisky Macallan de sesenta años costaba 38.000 dólares! ¿Y qué si no está abierta todavía? No es como si me fuera a tomar media botella o algo así.
Pero preferiría abrirla de alguna manera en la que Kevin no me descubra. Ese va a ser un problema. Por más que rompa el sello de la manera más cuidadosa posible, será difícil reemplazarlo. Lo inspecciono desde cada ángulo, lo raspo un poco con la uña del pulgar, y lo giro hacia atrás y hacia adelante, pero sin tener suerte.
Finalmente, decido seguir adelante y encender mi cigarro, pensando en que tal vez un poco de hierba me ayude a tener alguna idea. Después de hacer unas cuantas bocanadas y de contenerlas bien y profundamente cada vez, mi mente se expande y efectivamente se me ocurre una idea: podría romper el cuello de la botella contra la mesita de noche y empezar a engullirme tragos de licor y vidrio, ambos. Y luego, cuando los vomite, ¡saldrán en perfectas botellitas de whisky escocés de aerolíneas!
Es por eso que no fumo tanta hierba como Quinn: mi imaginación es un poco volada como para manejarla en una bocanada o dos.
De cualquier modo, la imagen mental me hace reír, y apenas puedo sofocar mi risa cuando otra imagen revienta en mi cabeza: Kevin acechando en la habitación y yo golpeándole la cabeza con la botella rota, como una pelea en un bar de alguna película vieja. No puedo evitar reírme a carcajadas con eso.
Entonces las escaleras crujen. Alguien viene. Probablemente sea Kevin, preocupado por si tomé de su botella de whiskey escocés de 300 dólares. Hablando de paranoia. Pensarías que él confiaría en la hermana de su propia esposa.
―¿Santana? ―Es Kevin, está bien―. Oye, ¿estás ahí arriba? ¿Por qué no bajas y hablas un rato con Hannah?
Se está dirigiendo hacia mí. En ese momento ―estando drogada y todo―descubro que lo más natural que queda por hacer es meterme en el armario hasta que él pase de largo. Cualquiera haría lo mismo, me digo. Estando de pie ahí, con todos los trajes y abrigos deportivos, puedo verlo a través de la puerta corrediza y el marco de la puerta, buscándome como si yo fuera alguna clase de ladrona de hace mucho tiempo y él sólo supiera que volví de nuevo a mis viejos trucos.
Está mirando su cómoda. "Mierda" pienso, "¿por qué no puse la botella de whiskey en su lugar antes de esconderme?"
―¿Santana? ―me llama, mirando a su alrededor. ¿Mencioné que su cabello luce como un peluquín? No es un peluquín, pero sí luce como uno. Comienza a ir hacia el baño― ¿Has visto mi botella de Macallan?
Tengo que sacudir mi cabeza en respuesta a eso. ¿Realmente piensa que estoy aquí robándome su whiskey? Tengo una buena mente como para escurrirme por las escaleras, deslizarme por la puerta trasera y nunca volver a su maldita casa de nuevo.
Sin embargo, hay un problema con eso: el cigarro que me dio Quinn todavía está ardiendo entre mis dedos. Y ¿qué pasa? Se acerca demasiado al plástico que cubre uno de los trajes de mil dólares de Kevin, y toda la cosa comienza a prenderse fuego al lado mío. Es justo como una bola de fuego sacada de la Guerra de los Mundos o algo así. No hay nada que yo pueda hacer sino salir del armario y rodar sobre la alfombra en caso de que esté prendiéndome fuego. Eso es lo que te dicen que hagas en los simulacros de incendios en la escuela.
Ahora, si piensas que a Kevin le importa que yo me esté quemando, entonces no tienes idea de cómo es él. No, en todo lo que puede pensar es en apagar el fuego de su precioso traje pegándole con una almohada. Maldita sea. Ese es Kevin para ti: más preocupado por una pila de tela cosida que por un ser humano. Es realmente el único traje que está totalmente arruinado; los otros probablemente huelan raro, pero una visita a la lavandería lo solucionará fácilmente. Sin embargo, le agarra un completo ataque. Y, por supuesto, cuando Emily entra, se pone de su lado también. Es una de las peores cosas que jamás he visto: la manera en la que él pierde su temperamento y luego ella llorando con la garganta, como si estuviéramos en alguna especie de película en el canal de las mujeres. El completo episodio es más desagradable que la vez en que mi mamá y Geech exageraron sobre esa cosa del volquete, cuando salí a escondidas con su auto sin una licencia.
―Santana, ¿por qué tienes que actuar así? ―ruge Emily ― ¿Por qué no puedes ser una persona normal? ¿Por qué no despiertas?
Y todo por su delicada cena y toda esa estupidez de etiqueta de clase superior.
―Mira ―le digo―. ¿Siquiera cruzó por sus mentes que estuve a una pulgada de quemarme como una patata? Es decir, una medida más y me convertía en un malvavisco.
―¿Y de quién es la culpa? ―dice Emily, lágrimas de rímel bajan por sus mejillas.
―¿Es esa mi botella de Macallan la que tienes en la mano? ―agrega Kevin.
―Sí ―le digo, entregándosela―. No te preocupes, no la abrí. Sólo la estaba mirando.
Él y Emily empiezan otra vez conmigo, y yo estoy como "Oigan, lo siento. Es todo lo que puedo decir. Fue un accidente. ¿Por qué no simplemente me voy así ustedes no tienen que gastar el poder de sus pulmones en tener que gritarme por el resto de la noche?"
En eso, estoy afuera de allí con ellos farfullando detrás mío. Abajo, todos en la otra sala voltean sus cuellos para verme pasar. Por un segundo me detengo y miro a Hannah, tratando de persuadirla telepáticamente para que se vaya conmigo, pero ella sólo mira para atrás horrorizada, como si yo fuera una loca, o algo así.
―Buenas noches a todos ―digo, lanzando un saludo elegante en dirección a Hannah―. Debido a circunstancias improvistas, es mi tiempo de marcharme y emborracharme hasta el trasero.
Para los hombres, la charla es algo como:
―¿Cómo estuvo el golf en Tahoe?
―¡Fue fantástico!
Y para las mujeres es así:
―¿Has visto la nueva pequeña tienda de antigüedades en Havenhurst y Hursthaven?
―No, ¿cómo es?
―¡Es fantástica!
En este momento me juro a mí misma que jamás tendré una fiesta como esta, no importa cuán vieja me vuelva. ¿Es esto lo que se supone que debe pasar por amistad cuando terminas la Universidad? No veo cómo siquiera se puede llamar amigos a estas personas, por lo menos no acorde a la definición de esa palabra como yo la viví mientras crecía.
Supongo que es diferente una vez que sales al mundo y no tienes las mismas experiencias cada día como en la escuela, pero estas personas ni siquiera tienen chistes, ni viejas historias, ni teorías acerca de cómo funciona el universo, o algo. No hay una conexión profunda. Apenas parecen conocerse entre ellos.
Por un momento, pongo a prueba mis poderes psíquicos para hacer que Hannah se acerque a la mesa del queso así puedo empezar una conversación con ella, pero no fui bendecida con ese don: la chica sólo está sentada ahí, erguida como un clavo, con las manos cruzadas en su regazo y sus labios congelados en una educada sonrisa. Ahora, con la forma en que mi cerebro trabaja, no me aburro tan fácilmente pero, en este punto de la fiesta, estoy empezando a sentir que si no pasa nada entretenido pronto, voy a caerme por el costado de mi banqueta y aplastarme en el piso. Entonces recuerdo el cigarro que Quinn me dio esta tarde. Eso debería condimentar un poco las cosas.
El baño de arriba, el que conecta con la habitación de Kevin y Emily, parece ser el lugar perfecto para encenderlo, pero ¿qué sucede cuando entro allí? Justo encima de su cómoda, descubro una gran botella de whiskey escocés Macallan de treinta años. ¡Treinta años! Ese es Kevin para ti. Por más que él ame impresionar a la gente con marcas ostentosas, jamás compartiría esta botella de whisky de 300 dólares en una pequeña fiesta como esta. Su jefe ni siquiera está aquí.
Yo nunca fui un gran fan del whisky, pero mi gran 7UP está empezando a tener gusto a nada, y además, ¿cuántas oportunidades voy a tener de poder tragar algo como esto? Es decir, ¡leí un artículo en internet que una de estas botellas de whisky Macallan de sesenta años costaba 38.000 dólares! ¿Y qué si no está abierta todavía? No es como si me fuera a tomar media botella o algo así.
Pero preferiría abrirla de alguna manera en la que Kevin no me descubra. Ese va a ser un problema. Por más que rompa el sello de la manera más cuidadosa posible, será difícil reemplazarlo. Lo inspecciono desde cada ángulo, lo raspo un poco con la uña del pulgar, y lo giro hacia atrás y hacia adelante, pero sin tener suerte.
Finalmente, decido seguir adelante y encender mi cigarro, pensando en que tal vez un poco de hierba me ayude a tener alguna idea. Después de hacer unas cuantas bocanadas y de contenerlas bien y profundamente cada vez, mi mente se expande y efectivamente se me ocurre una idea: podría romper el cuello de la botella contra la mesita de noche y empezar a engullirme tragos de licor y vidrio, ambos. Y luego, cuando los vomite, ¡saldrán en perfectas botellitas de whisky escocés de aerolíneas!
Es por eso que no fumo tanta hierba como Quinn: mi imaginación es un poco volada como para manejarla en una bocanada o dos.
De cualquier modo, la imagen mental me hace reír, y apenas puedo sofocar mi risa cuando otra imagen revienta en mi cabeza: Kevin acechando en la habitación y yo golpeándole la cabeza con la botella rota, como una pelea en un bar de alguna película vieja. No puedo evitar reírme a carcajadas con eso.
Entonces las escaleras crujen. Alguien viene. Probablemente sea Kevin, preocupado por si tomé de su botella de whiskey escocés de 300 dólares. Hablando de paranoia. Pensarías que él confiaría en la hermana de su propia esposa.
―¿Santana? ―Es Kevin, está bien―. Oye, ¿estás ahí arriba? ¿Por qué no bajas y hablas un rato con Hannah?
Se está dirigiendo hacia mí. En ese momento ―estando drogada y todo―descubro que lo más natural que queda por hacer es meterme en el armario hasta que él pase de largo. Cualquiera haría lo mismo, me digo. Estando de pie ahí, con todos los trajes y abrigos deportivos, puedo verlo a través de la puerta corrediza y el marco de la puerta, buscándome como si yo fuera alguna clase de ladrona de hace mucho tiempo y él sólo supiera que volví de nuevo a mis viejos trucos.
Está mirando su cómoda. "Mierda" pienso, "¿por qué no puse la botella de whiskey en su lugar antes de esconderme?"
―¿Santana? ―me llama, mirando a su alrededor. ¿Mencioné que su cabello luce como un peluquín? No es un peluquín, pero sí luce como uno. Comienza a ir hacia el baño― ¿Has visto mi botella de Macallan?
Tengo que sacudir mi cabeza en respuesta a eso. ¿Realmente piensa que estoy aquí robándome su whiskey? Tengo una buena mente como para escurrirme por las escaleras, deslizarme por la puerta trasera y nunca volver a su maldita casa de nuevo.
Sin embargo, hay un problema con eso: el cigarro que me dio Quinn todavía está ardiendo entre mis dedos. Y ¿qué pasa? Se acerca demasiado al plástico que cubre uno de los trajes de mil dólares de Kevin, y toda la cosa comienza a prenderse fuego al lado mío. Es justo como una bola de fuego sacada de la Guerra de los Mundos o algo así. No hay nada que yo pueda hacer sino salir del armario y rodar sobre la alfombra en caso de que esté prendiéndome fuego. Eso es lo que te dicen que hagas en los simulacros de incendios en la escuela.
Ahora, si piensas que a Kevin le importa que yo me esté quemando, entonces no tienes idea de cómo es él. No, en todo lo que puede pensar es en apagar el fuego de su precioso traje pegándole con una almohada. Maldita sea. Ese es Kevin para ti: más preocupado por una pila de tela cosida que por un ser humano. Es realmente el único traje que está totalmente arruinado; los otros probablemente huelan raro, pero una visita a la lavandería lo solucionará fácilmente. Sin embargo, le agarra un completo ataque. Y, por supuesto, cuando Emily entra, se pone de su lado también. Es una de las peores cosas que jamás he visto: la manera en la que él pierde su temperamento y luego ella llorando con la garganta, como si estuviéramos en alguna especie de película en el canal de las mujeres. El completo episodio es más desagradable que la vez en que mi mamá y Geech exageraron sobre esa cosa del volquete, cuando salí a escondidas con su auto sin una licencia.
―Santana, ¿por qué tienes que actuar así? ―ruge Emily ― ¿Por qué no puedes ser una persona normal? ¿Por qué no despiertas?
Y todo por su delicada cena y toda esa estupidez de etiqueta de clase superior.
―Mira ―le digo―. ¿Siquiera cruzó por sus mentes que estuve a una pulgada de quemarme como una patata? Es decir, una medida más y me convertía en un malvavisco.
―¿Y de quién es la culpa? ―dice Emily, lágrimas de rímel bajan por sus mejillas.
―¿Es esa mi botella de Macallan la que tienes en la mano? ―agrega Kevin.
―Sí ―le digo, entregándosela―. No te preocupes, no la abrí. Sólo la estaba mirando.
Él y Emily empiezan otra vez conmigo, y yo estoy como "Oigan, lo siento. Es todo lo que puedo decir. Fue un accidente. ¿Por qué no simplemente me voy así ustedes no tienen que gastar el poder de sus pulmones en tener que gritarme por el resto de la noche?"
En eso, estoy afuera de allí con ellos farfullando detrás mío. Abajo, todos en la otra sala voltean sus cuellos para verme pasar. Por un segundo me detengo y miro a Hannah, tratando de persuadirla telepáticamente para que se vaya conmigo, pero ella sólo mira para atrás horrorizada, como si yo fuera una loca, o algo así.
―Buenas noches a todos ―digo, lanzando un saludo elegante en dirección a Hannah―. Debido a circunstancias improvistas, es mi tiempo de marcharme y emborracharme hasta el trasero.
gleek_undercover***** - Mensajes : 207
Fecha de inscripción : 26/12/2013
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
jajaja pobre san!! casi de mata saludos!!
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
Capítulo 15
―¿Por qué nadie me ama? ―grito por la ventanilla mientras acelero en la calle―. Tengo un lindo auto. Tengo unas tetas grandes. ¿Por qué nadie me ama? Ahora, en caso de que estés pensando que eso es bastante patético, déjame explicarte que estoy siendo sarcástica. En realidad es una cita que saqué de esa tipa con la que trabajé un verano en el muelle en el negocio de suministro de plomerías de Geech. Se llamaba Denia. Estábamos sentadas en el muelle, sudando al sol; el enorme esposo de Denia justo la había dejado, y eso fue lo que dijo: ―¿Por qué nadie me ama? Tengo un lindo auto. Unas tetas grandes. ¿Por qué nadie me ama?
Lo decía completamente en serio. Me rompió el corazón y me hizo querer reír al mismo tiempo. Tendrías que gritarlo algún día. Se siente bastante bien.
No estoy a más de un par de calles cuando me doy cuenta de que el edificio Chase está justo enfrente de mí. Podría llegar en dos minutos, ¿pero, para qué? En cambio me estaciono y me siento ahí frente al parabrisas, mirando las ventanas negras. Después de tomar un trago de whisky, digo: ―¿Qué pasa, papá? ¿Estás haciendo una fortuna ahí arriba? ¿Estás haciendo millones? ¿Le quieres demostrar a mamá que estaba equivocada? ¿Quieres que vuelva rogándote después de todos estos años?
Me tomo otro trago. ―¡Baja, papá! ―le grito al parabrisas― ¡Baja de vuelta a la puta tierra!
Pero es inútil insistir en eso. Es ridículo ir por ahí toda desaliñada y de mal humor. Es viernes. Soy magníficamente libre y salvaje. Toda la noche se extiende delante de mí. Olvido a mi hermana, al traje en llamas de Kevin y los ojos verdes de Hannah. Olvido a Dani y al Sr. León, y me olvido de álgebra y del mañana. Voy a tomar esta noche y la voy a romper, voy a comer la fruta empezando desde el medio y voy a tirar la cáscara.
Ya en Bricktown, estaciono en la torre frente al parque de baseball y camino hacia arriba y hacia abajo con lo que queda en la botella, mirando a las chicas lindas. Por un momento me detengo y le hablo a ese chico que siempre toca esa extraña guitarra china en la esquina. Trato de conseguirle un par de monedas extra desafiando a los transeúntes a tirar unas cuantas más. Tengo el don del habla, como el que usan los de la feria estatal en mitad de camino, pero este tipo no parece apreciarlo mucho, así que sigo en lo mío.
Pruebo en bares, pasando de uno a otro hasta que finalmente encuentro uno donde no hay guardias de seguridad en la puerta. El lugar está lleno de tipos jóvenes altos que se nota que siempre vienen a este lugar, así que me escabullo hacia la parte de atrás planeando mi siguiente movimiento. Es genial. No puedo esperar a tener los 21. Estaré en bares todas las noches.
En la mesa de la pared hay un grupo de chicas, probablemente estudiantes de universidad, dos rubias y tres morenas, todas lindas a su manera, como una variedad del paquete de tus galletitas favoritas. Sí, Dios me está cuidando, me digo. Dios no me dejará fallar.
Al principio las chicas sospechan de mí, pero yo sonrío y cuento la historia de cuando me caí del techo de Dani. Ellas se ríen y me invitan a sentarme. Intercambiamos nombres y ellas me cuentan que son estudiantes de la Universidad de Oklahoma. Podría haber mentido y dicho que estoy en la universidad también, pero prefiero no hacerlo, además están intrigadas al descubrir que soy una chica de secundaria que está en un bar por sí misma a raíz de ser abandonada por su novia.
Me dejan tomar de su cerveza y se ríen tontamente de mis historias. Sus ojos bailan y su pelo se sacude. Estoy enamorada de todas y cada una de ellas simultáneamente. Dos de ellas me besan en las mejillas al mismo tiempo y una pasa sus dedos por mi cabello. Por un segundo pienso que voy a ir con ellas a su casa y vamos a estar desnudas jugueteando juntas alrededor de la cama con sabanas de seda roja. Será como el video de "Girls Gone Wild", solo que voy a estar yo en medio.
Eso no pasa, obviamente. Tienen que ir a otros bares esta noche, y no estoy invitada a ir. Una por una me abrazan en despedida. Me golpean las mejillas y el trasero, pero lo hacen de la forma en la que lo haría una hermana mayor. Así, me doy cuenta, debe ser como Quinn siempre se sintió con las chicas antes de que yo la pusiera en contacto con Sugar.
Mi noche no termina aquí. Camino por el canal y luego voy a ver cuánta gente está merodeando fuera del multicine. No hay mucho qué ver, así que vuelvo al estacionamiento, pero no recuerdo en qué nivel dejé mi auto. No me importa mucho, esto me da oportunidad de conocer más gente mientras lo busco, sé que Dios me guiará hasta mi auto,
eventualmente porque yo soy la borracha personal de Dios. El único problema es que mi botella está un poco vacía.
Como era de esperar, Dios no me abandona. Milagrosamente mi auto aparece. Me dirijo al este, y a los 5 minutos, justo al lado de la interestatal, se extiende una cadena de tiendas y paradas de camiones, totalmente abastecidas con cervezas bajas en alcohol. Todo lo que tengo que hacer es encontrar una que no se preocupe demasiado por revisar mi documento, o bien persuadir a alguien para que vaya y compre cerveza para mí.
En la segunda parada a la que voy, una chica con una falda microscópicamente corta está dando vueltas por ahí afuera. Me mira y me tira una sonrisa tonta. Debe tener unos 25 o algo así y es bastante bonita, excepto por sus dientes. Me doy cuenta de que es una prostituta adicta a la metanfetamina.
Está bien para mí. No miro a nadie con desprecio, excepto quizá a los pretenciosos, y puedes llegar hasta a tenerles pena si lo piensas bien. Charlamos un rato, ella tiene un ingenio bueno y rápido. Su nombre resulta ser Aqua, al menos ese es el nombre que me da, y quiere una "fiesta-fiesta" conmigo; no parece estar demasiado decepcionada por ganarse 10 dólares sólo por ir a comprar un paquete de doce cervezas.
―Vuelve alguna vez, Santana ―me dice mientras me pasa las cervezas―. Te daré mi descuento especial.
Beso las yemas de mis dedos y toco su mejilla.
―Hazme saber cuando quieras salir en una cita de verdad, y estaré en tu puerta en un segundo.
Quizá es un poco tarde como para empezar con una media caja de cervezas, pero no llevo prisa por ir a ningún lado, en especial a casa. No hay duda de que Emily ya llamó a casa para decirle a mamá lo enormemente jodida que estoy. Pero me voy a preocupar por eso mañana. Ahora hay cosas nuevas por ver y música fuerte por escuchar.
Quien sabe cuánto tiempo he estado dando vueltas, pero lo siguiente que sé es que estoy en medio de algún vecindario que no reconozco; con las ventanillas laterales abajo y el viento frío ondeando mi ropa. Al principio las casas no están nada mal, pero después se vuelven viejas y descuidadas, hasta que estoy rodeada de pequeñas casas torcidas que parecen estar hechas de tablas. Techos hundidos, pórticos de cemento austeros, árboles llenos de costras, césped calvo. Aquí y allá vehículos de tres ruedas, algo así como un caballo de plástico descolorido con ruedas inclinadas en malas hierbas, flores sin flores. Hay familias apretadas en estas frágiles cajas, como mi familia y yo solíamos estar. Estas son las personas que entiendo. Estas son las personas que amo.
―¡Eres hermoso! ―le grito al viento― ¡Eres sagrado!
De repente doblo y conduzco a través de los prados áridos.
―¡Abajo la reina! ―grito― ¡Abajo la maldita reina!
Y eso es lo último que recuerdo antes de despertar bajo el árbol muerto con una chica rubia de ojos celestes mirándome.
Lo decía completamente en serio. Me rompió el corazón y me hizo querer reír al mismo tiempo. Tendrías que gritarlo algún día. Se siente bastante bien.
No estoy a más de un par de calles cuando me doy cuenta de que el edificio Chase está justo enfrente de mí. Podría llegar en dos minutos, ¿pero, para qué? En cambio me estaciono y me siento ahí frente al parabrisas, mirando las ventanas negras. Después de tomar un trago de whisky, digo: ―¿Qué pasa, papá? ¿Estás haciendo una fortuna ahí arriba? ¿Estás haciendo millones? ¿Le quieres demostrar a mamá que estaba equivocada? ¿Quieres que vuelva rogándote después de todos estos años?
Me tomo otro trago. ―¡Baja, papá! ―le grito al parabrisas― ¡Baja de vuelta a la puta tierra!
Pero es inútil insistir en eso. Es ridículo ir por ahí toda desaliñada y de mal humor. Es viernes. Soy magníficamente libre y salvaje. Toda la noche se extiende delante de mí. Olvido a mi hermana, al traje en llamas de Kevin y los ojos verdes de Hannah. Olvido a Dani y al Sr. León, y me olvido de álgebra y del mañana. Voy a tomar esta noche y la voy a romper, voy a comer la fruta empezando desde el medio y voy a tirar la cáscara.
Ya en Bricktown, estaciono en la torre frente al parque de baseball y camino hacia arriba y hacia abajo con lo que queda en la botella, mirando a las chicas lindas. Por un momento me detengo y le hablo a ese chico que siempre toca esa extraña guitarra china en la esquina. Trato de conseguirle un par de monedas extra desafiando a los transeúntes a tirar unas cuantas más. Tengo el don del habla, como el que usan los de la feria estatal en mitad de camino, pero este tipo no parece apreciarlo mucho, así que sigo en lo mío.
Pruebo en bares, pasando de uno a otro hasta que finalmente encuentro uno donde no hay guardias de seguridad en la puerta. El lugar está lleno de tipos jóvenes altos que se nota que siempre vienen a este lugar, así que me escabullo hacia la parte de atrás planeando mi siguiente movimiento. Es genial. No puedo esperar a tener los 21. Estaré en bares todas las noches.
En la mesa de la pared hay un grupo de chicas, probablemente estudiantes de universidad, dos rubias y tres morenas, todas lindas a su manera, como una variedad del paquete de tus galletitas favoritas. Sí, Dios me está cuidando, me digo. Dios no me dejará fallar.
Al principio las chicas sospechan de mí, pero yo sonrío y cuento la historia de cuando me caí del techo de Dani. Ellas se ríen y me invitan a sentarme. Intercambiamos nombres y ellas me cuentan que son estudiantes de la Universidad de Oklahoma. Podría haber mentido y dicho que estoy en la universidad también, pero prefiero no hacerlo, además están intrigadas al descubrir que soy una chica de secundaria que está en un bar por sí misma a raíz de ser abandonada por su novia.
Me dejan tomar de su cerveza y se ríen tontamente de mis historias. Sus ojos bailan y su pelo se sacude. Estoy enamorada de todas y cada una de ellas simultáneamente. Dos de ellas me besan en las mejillas al mismo tiempo y una pasa sus dedos por mi cabello. Por un segundo pienso que voy a ir con ellas a su casa y vamos a estar desnudas jugueteando juntas alrededor de la cama con sabanas de seda roja. Será como el video de "Girls Gone Wild", solo que voy a estar yo en medio.
Eso no pasa, obviamente. Tienen que ir a otros bares esta noche, y no estoy invitada a ir. Una por una me abrazan en despedida. Me golpean las mejillas y el trasero, pero lo hacen de la forma en la que lo haría una hermana mayor. Así, me doy cuenta, debe ser como Quinn siempre se sintió con las chicas antes de que yo la pusiera en contacto con Sugar.
Mi noche no termina aquí. Camino por el canal y luego voy a ver cuánta gente está merodeando fuera del multicine. No hay mucho qué ver, así que vuelvo al estacionamiento, pero no recuerdo en qué nivel dejé mi auto. No me importa mucho, esto me da oportunidad de conocer más gente mientras lo busco, sé que Dios me guiará hasta mi auto,
eventualmente porque yo soy la borracha personal de Dios. El único problema es que mi botella está un poco vacía.
Como era de esperar, Dios no me abandona. Milagrosamente mi auto aparece. Me dirijo al este, y a los 5 minutos, justo al lado de la interestatal, se extiende una cadena de tiendas y paradas de camiones, totalmente abastecidas con cervezas bajas en alcohol. Todo lo que tengo que hacer es encontrar una que no se preocupe demasiado por revisar mi documento, o bien persuadir a alguien para que vaya y compre cerveza para mí.
En la segunda parada a la que voy, una chica con una falda microscópicamente corta está dando vueltas por ahí afuera. Me mira y me tira una sonrisa tonta. Debe tener unos 25 o algo así y es bastante bonita, excepto por sus dientes. Me doy cuenta de que es una prostituta adicta a la metanfetamina.
Está bien para mí. No miro a nadie con desprecio, excepto quizá a los pretenciosos, y puedes llegar hasta a tenerles pena si lo piensas bien. Charlamos un rato, ella tiene un ingenio bueno y rápido. Su nombre resulta ser Aqua, al menos ese es el nombre que me da, y quiere una "fiesta-fiesta" conmigo; no parece estar demasiado decepcionada por ganarse 10 dólares sólo por ir a comprar un paquete de doce cervezas.
―Vuelve alguna vez, Santana ―me dice mientras me pasa las cervezas―. Te daré mi descuento especial.
Beso las yemas de mis dedos y toco su mejilla.
―Hazme saber cuando quieras salir en una cita de verdad, y estaré en tu puerta en un segundo.
Quizá es un poco tarde como para empezar con una media caja de cervezas, pero no llevo prisa por ir a ningún lado, en especial a casa. No hay duda de que Emily ya llamó a casa para decirle a mamá lo enormemente jodida que estoy. Pero me voy a preocupar por eso mañana. Ahora hay cosas nuevas por ver y música fuerte por escuchar.
Quien sabe cuánto tiempo he estado dando vueltas, pero lo siguiente que sé es que estoy en medio de algún vecindario que no reconozco; con las ventanillas laterales abajo y el viento frío ondeando mi ropa. Al principio las casas no están nada mal, pero después se vuelven viejas y descuidadas, hasta que estoy rodeada de pequeñas casas torcidas que parecen estar hechas de tablas. Techos hundidos, pórticos de cemento austeros, árboles llenos de costras, césped calvo. Aquí y allá vehículos de tres ruedas, algo así como un caballo de plástico descolorido con ruedas inclinadas en malas hierbas, flores sin flores. Hay familias apretadas en estas frágiles cajas, como mi familia y yo solíamos estar. Estas son las personas que entiendo. Estas son las personas que amo.
―¡Eres hermoso! ―le grito al viento― ¡Eres sagrado!
De repente doblo y conduzco a través de los prados áridos.
―¡Abajo la reina! ―grito― ¡Abajo la maldita reina!
Y eso es lo último que recuerdo antes de despertar bajo el árbol muerto con una chica rubia de ojos celestes mirándome.
Y después de este capítulo podremos ver a Brittany :) saludos
gleek_undercover***** - Mensajes : 207
Fecha de inscripción : 26/12/2013
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
Sii!!! Al fin aparece britt!! Actualiza pronto si? Saludos
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
bueno, al fin aparece brittany y la familia de santana de verdad es de lo peor, hasta luego!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
Ella endereza la espalda, sorprendida al ver que me estoy moviendo
―Estás viva ―dice ella―. Pensé que estabas muerta.
―No creo que este muerta. ―Pero ahora mismo no estoy segura de nada―. ¿En dónde demonios estoy?
―Estas en medio del patio ―dice―. ¿Conoces a alguien que viva aquí?
Me siento y veo hacia la casa; una casa fea, pequeña y de ladrillos rosas con una unidad de aire acondicionado.
―No, nunca la había visto antes.
―¿Sufriste algún accidente o algo?
―No que yo sepa, ¿por qué? ¿Dónde está mi auto?
―¿Es uno de esos?
Apunta hacia la calle, donde hay dos coches aparcados junto a la acera de nuestro lado y otra camioneta blanca estacionada en el otro lado.
El motor esta encendido, así que supongo que esa es suya.
―No, yo conduzco un Mitsubishi ―le digo―. Jesús, ya debería ir a dormir. ―Miro a mi alrededor, tratando de recuperar un poco de mi ingenio.
Hay un árbol de olmo que se cierne sobre nosotros donde sólo se puede ver la luz de la luna a través de las ramas.
Hay una silla vieja en medio del patio, y un par de cervezas se encuentran en la hierba a un par de metros de distancia.
Recuerdo vagamente haberme sentado en la silla en algún momento, pero no recuerdo como llegue ahí.
―Entonces ―pregunta―. ¿No sabes dónde dejaste tu auto?
―Déjame pensar un segundo ―le digo. Pero mi cabeza realmente no está para pensar―. No, no es bueno. No recuerdo donde está. Tal vez aparcado en casa y sólo salí a dar un paseo.
Ella niega con la cabeza.
―No, yo no creo que tu vivas por aquí Santana.
Y eso me sorprende como el infierno.
―¿Cómo sabes mi nombre? ¿Estábamos hablando hace rato o algo?
―Vamos a la misma escuela ―dice.
Pero no lo dice como si yo fuera una idiota. Tiene una voz amable, ojos amables. Me mira como si yo fuera un ave con el ala rota que acabara de encontrar.
―¿Tenemos alguna clase juntas? ―pregunto.
―No este año, pero la tuvimos cuando estábamos en segundo año, no creo que te acuerdes de mí.
Su nombre resulta ser Brittany Pierce, y tiene razón. No me acuerdo de ella, a pesar de que pretendo hacerlo.
Según ella, son las 5:00 a.m. y la razón por la que está afuera a esta hora es porque está haciendo el recorrido del periódico.
―En realidad ambas lo hacemos ―me explica―. Pero mi mamá y su novio fueron al casino indio Shawnee anoche, y creo que se hizo tan tarde que decidieron quedarse en un motel o algo así.
Eso sucede a veces.
La entrega del periódico me da una idea. Ya que de todos modos está conduciendo por el área, tal vez podría llevarme con ella.
Sin duda, mi coche está aparcado en algún lugar cercano.
En el estado en el que estaba, no pude caminar lejos sin sentarme a descansar.
Eso suena fabuloso para ella.
Después de todo, normalmente su madre conduce el camión y ella es la que lanza los periódicos por la ventana. Si puedo lograr hacer el movimiento correcto de lanzamiento, cree que podría ser una verdadera chica del periódico.
La parte trasera de la camioneta contiene tres paquetes de periódicos desplegados y la parte de arriba está llena de los periódicos ya enrollados.
―¿Que tan grande es tu ruta de entrega? ―pregunto mientras nos alejamos de la acera.
―Prácticamente todo este lado de la ciudad ―dice, y yo estoy como―: Jesucristo, yo no sabía que el ser un lanza periódico era un gran negocio. Debes de ganarte una gran cantidad de dinero en efectivo.
―Mi mamá lo hace, me da un poco.
―Eso no parece justo.
―¿Ah, no?
―Por supuesto que no, si tú haces la mitad del trabajo deberían ser socias al cincuenta por ciento. Tal vez más, dado que tú tienes que hacer todo el trabajo cuando se va a gastar el dinero en un casino indio.
―Está todo bien ―dice―. Ella paga la mayoría de las cuentas.
―¿La mayoría de ellas?
―A veces tengo que compartir los gastos.
―Ella seguro te vio venir.
En la calle conducimos a la velocidad de ciudadanos ejemplares, puesto que tiene que decirme a qué casa entregar.
Capto la parte de lanzar de inmediato, se trata de un movimiento lateral desde el pecho hacia afuera, algo así como lanzar un disco volador.
Antes de acabar con una cuadra entera ya estoy lanzando el periódico al camino entre el patio y casi a los porches.
Soy natural.
Mi cabeza sigue un poco revuelta, pero poco a poco se está despejando, lo cual no es necesariamente una cosa buena.
Los pensamientos de lo que Mamá y Geech tendrían que decir sobre mí por quedarme fuera toda la noche comienzan a llegar de repente.
No es difícil de predecir lo de Geech, él saldrá con la vieja amenaza de la escuela militar.
Debe tenerla registrada en un chip instalado en su cabeza robótica.
Y mamá, vendrá con su rutina de lo que los vecinos pensarían si me vieran a tal o tales de la mañana. Lo que quiero saber es ¿por qué le preocupa? A ella no le agradan los vecinos, pero eso no importa. Se preocupa más por lo que sus vecinos piensan que otra cosa en el universo. Siempre la estoy avergonzando de alguna manera. Supongo que debí de haber heredado ese rasgo de papa.
Pero no sé por qué tengo que explicar nada a nadie, ¿por qué no he de hacer exactamente lo que estoy haciendo? Es excelente estar fuera temprano, temprano en la mañana antes de que salga el sol. Hay algo de esa sensación de estar súper-viva. Tienes un secreto que todas las demás personas aburridas que duermen no conocen. A diferencia de ellos, estás alerta y consciente de existir justo aquí, en este preciso momento entre lo que ha pasado y lo que va a suceder. Estoy segura de que mi padre estuvo aquí. Mamá puede haber estado aquí una vez. ¿Pero Geech? Los robots no tienen ni idea de lo que es estar realmente vivo, y nunca lo harán.
―Estás viva ―dice ella―. Pensé que estabas muerta.
―No creo que este muerta. ―Pero ahora mismo no estoy segura de nada―. ¿En dónde demonios estoy?
―Estas en medio del patio ―dice―. ¿Conoces a alguien que viva aquí?
Me siento y veo hacia la casa; una casa fea, pequeña y de ladrillos rosas con una unidad de aire acondicionado.
―No, nunca la había visto antes.
―¿Sufriste algún accidente o algo?
―No que yo sepa, ¿por qué? ¿Dónde está mi auto?
―¿Es uno de esos?
Apunta hacia la calle, donde hay dos coches aparcados junto a la acera de nuestro lado y otra camioneta blanca estacionada en el otro lado.
El motor esta encendido, así que supongo que esa es suya.
―No, yo conduzco un Mitsubishi ―le digo―. Jesús, ya debería ir a dormir. ―Miro a mi alrededor, tratando de recuperar un poco de mi ingenio.
Hay un árbol de olmo que se cierne sobre nosotros donde sólo se puede ver la luz de la luna a través de las ramas.
Hay una silla vieja en medio del patio, y un par de cervezas se encuentran en la hierba a un par de metros de distancia.
Recuerdo vagamente haberme sentado en la silla en algún momento, pero no recuerdo como llegue ahí.
―Entonces ―pregunta―. ¿No sabes dónde dejaste tu auto?
―Déjame pensar un segundo ―le digo. Pero mi cabeza realmente no está para pensar―. No, no es bueno. No recuerdo donde está. Tal vez aparcado en casa y sólo salí a dar un paseo.
Ella niega con la cabeza.
―No, yo no creo que tu vivas por aquí Santana.
Y eso me sorprende como el infierno.
―¿Cómo sabes mi nombre? ¿Estábamos hablando hace rato o algo?
―Vamos a la misma escuela ―dice.
Pero no lo dice como si yo fuera una idiota. Tiene una voz amable, ojos amables. Me mira como si yo fuera un ave con el ala rota que acabara de encontrar.
―¿Tenemos alguna clase juntas? ―pregunto.
―No este año, pero la tuvimos cuando estábamos en segundo año, no creo que te acuerdes de mí.
Su nombre resulta ser Brittany Pierce, y tiene razón. No me acuerdo de ella, a pesar de que pretendo hacerlo.
Según ella, son las 5:00 a.m. y la razón por la que está afuera a esta hora es porque está haciendo el recorrido del periódico.
―En realidad ambas lo hacemos ―me explica―. Pero mi mamá y su novio fueron al casino indio Shawnee anoche, y creo que se hizo tan tarde que decidieron quedarse en un motel o algo así.
Eso sucede a veces.
La entrega del periódico me da una idea. Ya que de todos modos está conduciendo por el área, tal vez podría llevarme con ella.
Sin duda, mi coche está aparcado en algún lugar cercano.
En el estado en el que estaba, no pude caminar lejos sin sentarme a descansar.
Eso suena fabuloso para ella.
Después de todo, normalmente su madre conduce el camión y ella es la que lanza los periódicos por la ventana. Si puedo lograr hacer el movimiento correcto de lanzamiento, cree que podría ser una verdadera chica del periódico.
La parte trasera de la camioneta contiene tres paquetes de periódicos desplegados y la parte de arriba está llena de los periódicos ya enrollados.
―¿Que tan grande es tu ruta de entrega? ―pregunto mientras nos alejamos de la acera.
―Prácticamente todo este lado de la ciudad ―dice, y yo estoy como―: Jesucristo, yo no sabía que el ser un lanza periódico era un gran negocio. Debes de ganarte una gran cantidad de dinero en efectivo.
―Mi mamá lo hace, me da un poco.
―Eso no parece justo.
―¿Ah, no?
―Por supuesto que no, si tú haces la mitad del trabajo deberían ser socias al cincuenta por ciento. Tal vez más, dado que tú tienes que hacer todo el trabajo cuando se va a gastar el dinero en un casino indio.
―Está todo bien ―dice―. Ella paga la mayoría de las cuentas.
―¿La mayoría de ellas?
―A veces tengo que compartir los gastos.
―Ella seguro te vio venir.
En la calle conducimos a la velocidad de ciudadanos ejemplares, puesto que tiene que decirme a qué casa entregar.
Capto la parte de lanzar de inmediato, se trata de un movimiento lateral desde el pecho hacia afuera, algo así como lanzar un disco volador.
Antes de acabar con una cuadra entera ya estoy lanzando el periódico al camino entre el patio y casi a los porches.
Soy natural.
Mi cabeza sigue un poco revuelta, pero poco a poco se está despejando, lo cual no es necesariamente una cosa buena.
Los pensamientos de lo que Mamá y Geech tendrían que decir sobre mí por quedarme fuera toda la noche comienzan a llegar de repente.
No es difícil de predecir lo de Geech, él saldrá con la vieja amenaza de la escuela militar.
Debe tenerla registrada en un chip instalado en su cabeza robótica.
Y mamá, vendrá con su rutina de lo que los vecinos pensarían si me vieran a tal o tales de la mañana. Lo que quiero saber es ¿por qué le preocupa? A ella no le agradan los vecinos, pero eso no importa. Se preocupa más por lo que sus vecinos piensan que otra cosa en el universo. Siempre la estoy avergonzando de alguna manera. Supongo que debí de haber heredado ese rasgo de papa.
Pero no sé por qué tengo que explicar nada a nadie, ¿por qué no he de hacer exactamente lo que estoy haciendo? Es excelente estar fuera temprano, temprano en la mañana antes de que salga el sol. Hay algo de esa sensación de estar súper-viva. Tienes un secreto que todas las demás personas aburridas que duermen no conocen. A diferencia de ellos, estás alerta y consciente de existir justo aquí, en este preciso momento entre lo que ha pasado y lo que va a suceder. Estoy segura de que mi padre estuvo aquí. Mamá puede haber estado aquí una vez. ¿Pero Geech? Los robots no tienen ni idea de lo que es estar realmente vivo, y nunca lo harán.
gleek_undercover***** - Mensajes : 207
Fecha de inscripción : 26/12/2013
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
Capítulo 17
Después de terminar con tres calles, se nos acaban los periódicos enrollados y todavía no he encontrado mi auto. Brittany saca y trae un paquete desde la parte trasera hasta la cabina para que podamos alistar unos cuantos más que lanzar. Me muestra su método de plegar, luego enrollar, y después darle un golpe con la banda de goma, pero no hay manera de que pueda mantener su ritmo una vez que empezamos. Sus manos son mágicas. Juro que la chica logra hacer tres por cada uno que yo termino.
―¿Cuántas de estas cosas has doblado en tu vida? ―le pregunto mientras lanza otro producto acabado sobre el piso junto a mis pies.
―No lo sé. ―Sus manos siguen trabajando―. Se siente como un centenar de millones.
Le pregunto si su mamá tiene un trabajo de día también, pero ella dice que no, la entrega del diario es su único trabajo. El novio de su mamá está incapacitado por problemas de espalda. Recoge su cheque de incapacidad y compra y vende cosas en eBay. Eso es cuando no está sentado viendo televisión en sus pantalones deportivos. Una gran cantidad de niños podrían estar amargados por eso, pero no Brittany. Su voz es suave, como si estuviera hablando de una persona con una enfermedad terminal.
Compartimos algunas historias de nuestros padres. Su madre suena como una verdadera adicta a las apuestas, el Casino indio, la lotería, el bingo, cualquier cosa para tratar de hacer dinero rápido. Sólo que, casi nunca gana. Tiene la suerte de un armadillo que intenta cruzar una autopista de seis carriles. Aun así, Brittany no la juzga. Perder el dinero de la factura de gas es sólo un hecho de la vida para ella. Probablemente piensa que le sucede a todo el mundo.
Menciono algunas cosas sobre mamá, Geech y la verdadera oficina de mi padre en la parte superior del edificio Chase. Nada demasiado profundo, aunque tengo la sensación de que pudiera decirle cualquier cosa a Brittany y ella no me juzgaría. Su voz se mantendría fresca y suave, como una almohada donde reposar la cabeza luego de un día duro.
También es linda, en una manera nerd. Tú sabes, el aspecto de anteojos que se desplazan hacia abajo en la nariz, pálida piel por quedarse mucho tiempo dentro, con la boca ligeramente abierta en esa clásica respiración estilo empollón. Pero tiene labios carnosos y dulces, pequeñas cejas rubias y un agradable, esbelto cuello. Su pelo no es el rubio oscuro de Dani, es más una especie de rubio puro escandinavo y lacio. Y sus ojos azules como fiordos. Sin embargo, tiene una manera que me da ganas de hacer algo
por ella. No a ella. Por ella.
―¿Sabes qué? ―le digo― Si encontramos mi auto, todavía voy a ayudarte a terminar tu ruta.
―No tienes que hacerlo ―dice, pero sus ojos me dicen que nada le gustaría más.
―Sé que no tengo que hacerlo ―le digo―. Pero quiero.
Una vez que tenemos un buen lote de diarios doblados, estamos en la ruta otra vez. Aún no hay señales de mi auto, pero cuanto más lejos vamos, mejor trabajamos juntos. Empiezo a llamarla capitán y le digo que me llame agente especial del peligro. En lugar de que dé sus indicaciones sobre a qué casa arrojar el diario diciendo algo aburrido así como "aquí" o "esta", la convenzo de gritar "torpedo de fuego, agente especial del peligro, torpedo de fuego". Después de un tiempo, estamos bajando por el camino casi al límite de velocidad y no erré ni un patio.
―¿Sabes qué? ―dice― Creo que esta es la primera vez que me he divertido haciendo esto.
―Hacemos un buen equipo.
―¿Eso crees? ―Hay una mirada de esperanza en sus ojos.
―Por supuesto.
Entonces, de repente, ahí está, mi auto, estacionado de lado en medio de un césped. El césped de uno de los clientes de Brittany.
―Jesús ―le digo―. No puedo creer que caminé desde aquí. Debe ser una milla y media.
―¿Qué hace en el patio? ―pregunta.
Por un instante la visión de mí, atravesando el terreno gritando con todo el aire de mis pulmones, pasa como una foto a través de mi mente.
―No lo sé― le digo―. Creo que es un lugar bastante seguro para dejar un coche si tienes que hacerlo. Pero probablemente es mejo sacarlo ahora, antes de que la gente despierte o la policía pase por aquí.
Resulta que el coche no tiene gasolina, lo cual es un alivio. Odiaría pensar que no tuve una buena razón para dejarlo allí. Sacar el auto del césped es un concepto simple, pero no es tan simple de hacer en realidad. Brittany se pone detrás del volante para dirigir y yo empujo por detrás. El problema es que el patio es realmente esponjoso, por lo que se necesita de toda la fuerza que tengo. Para el momento en que por fin conseguimos que el auto esté decentemente estacionado junto a la acera, siento como si estuviera a punto de desmayarme.
―Supongo que tendré que ir a buscar un poco de gasolina ―le digo mientras Brittany sale del auto.
Ella dice
―Supongo que sí. ―Y mira hacia atrás a mi auto como si fuera una persona molesta que rompió nuestro buen momento―. Hay una tienda de almacén a sólo un par de cuadras más. Te llevo.
―¿Qué pasa con el resto de tu ruta?
―Está bien. Puedo terminarla por mí misma. Probablemente tú necesitas llegar a casa.
Pero yo digo:
―De ninguna manera, capitán. Dije que la ayudaría a terminar y lo que sea que la Agente especial del peligro dice que va a hacer, lo hace. ¿Comprendes eso?
La luz aparece de nuevo en sus ojos. ―Sí.
―No, tienes que decir diez-cuatro. Di: diez-cuatro, lo comprendo.
Mira hacia abajo, sus pestañas pálidas ocultando sus ojos. ―Diez-cuatro ― dice ella―, lo comprendo.
Tardamos aproximadamente una hora más en terminar de entregar los diarios, y la mantengo con ánimo la mayoría del tiempo, pero las dos perdemos un poco el entusiasmo hacia el final, sobre todo porque sabemos que el tiempo se está acabando. Ella tendrá que volver a su casa vacía, y yo voy a tener que volver a enfrentar la ira de mamá y Geech.
Compramos en la tienda de almacén un par de galones de gasolina, compro donuts y bebidas de guayaba-fresa para ambas. Después de llenar mi auto con gasolina, estamos de pie en medio de la calle, y ella tiene esta mirada tímida en su rostro como si estuviéramos en una primera cita y estuviera preguntándose si voy a besarla.
―¿Sabes qué, Brittany Pierce? ―le digo― Tuve una noche muy podrida hasta que tú llegaste y me encontraste.
Parece como si quisiera decir algo de vuelta, pero no puede encontrar las palabras adecuadas.
Así que digo algo como, ―¿Dónde comes los lunes el almuerzo?
Y ella dice: ―En la cafetería. ―Lo cual, por supuesto, es donde cualquier nerd de sangre roja comería.
Así que digo algo como:
―Oh, amiga, eso es triste.
Y ella dice―: ¿Lo es?
Puedo decir que siente como que dijo algo estúpido, así que me lanzo diciendo―: No me refiero a que comer allí sea triste. Creo que la comida lo es. No, ¿estás bromeando? Comería en la cafetería todos los días si la comida fuera mejor.
―Tienen pizza los lunes ―dice ella.
―Oh, ¿sí? ―digo, como si esa fuese la mejor noticia que he escuchado durante todo el año― Yo soy la mujer indicada cuando se trata de pizza. ¿Por qué no me encuentro contigo fuera de la puerta sur, y vamos a comer pizza y revivir nuestros grandes triunfos en la entrega del periódico?
―¿En serio? ―Me mira como si yo pudiese estar planeando una broma pesada de algún tipo.
―Voy a estar allí justo después de Álgebra.
―Yo también ―dice―. Quiero decir, no después de Álgebra sino después de Cálculo, o me refiero después de francés. Se me mezclaron.
Yo aprieto su mano. ―Deséame suerte para cuando llegue a casa. La necesito.
―Buena suerte ―dice ella, y lo dice tan seria que estoy tentado a creer que eso podría ayudar.
gleek_undercover***** - Mensajes : 207
Fecha de inscripción : 26/12/2013
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
vaya gracias por volver, al fin se encontraron, espero que las cosas vayan bien para ambas a partir de aqui, hasta luego!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fic Brittana "The Spectacular Now" - Capítulo 16 y 17
Actualiza pronto porfa! Ahora que aparece britt creo que la historia se pondrá aún más interesante saludos!
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
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