[Resuelto]FanFic Brittana: Sin Condiciones (Adaptada) Cap 47 Final

Capitulo 5

—Lo mejor de la mañana para ti, Britt—la saludó Finn.

Brittany frunció el ceño.

—¿Qué demonios? ¿Eres irlandés hoy, Finn?

Él asintió con la cabeza mientras llenaba su taza de café.

—Idea de mi esposa. Café con sabor—dijo.

Tomó un sorbo e hizo una mueca.

—¿Dónde está mi café tostado sencillo, Finn?

—Crema irlandesa.

—¿Cuántas personas han huido con este café hasta ahora?

Se inclinó más cerca.

—Primero tengo que darte una taza de este y luego iremos al regular.

Bebió de nuevo.

—Supongo que podría gustarte a tí—miró hacia la cocina—Tengo ganas de un desayuno completo esta mañana.

—¿Salchicha o tocino?

—Tocino.

—¿Tostadas o panqueques?

—Tostadas.

—Croquetas de patata hervida o…

—Croquetas de patata y dos huevos, muy sencillo—ella entornó los ojos.

Después de siete años, todavía mantenían esta conversación.

Él llenó su taza de café nuevamente.

—¿Escuchaste sobre el nuevo sheriff?

Ella negó con la cabeza.

—¿Quieres decir que no vamos a estar sometidos a Artie durante un año?

Él se rió.

—No. Pero sí a una mujer.

Sus cejas se alzaron.

—¿Una mujer?

—Una bruja de verdad, según cuenta Artie…—se inclinó más cerca—…una perra del infierno, eso es lo que dijo.

—Grandioso. Justo lo que necesitamos—dejó la taza sobre la mesa—Haré que Mercedes averigüe la primicia con Tina—dijo.

Ella sonrió mientras él iba a solicitar su orden.

Los pueblos pequeños.

Una maldición y una bendición. Generalmente podrías averiguar cualquier cosa de cualquier persona sólo si ibas con Mercedes y Tina. Por supuesto eso significaba que tu vida también era un libro abierto. Lo que le hizo preguntarse cuánto tiempo pasaría antes de que alguien sacara a relucir a Gemidos Kitty.


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Brittany se sentó en su escritorio e hizo lo que siempre hacía después de la primera gran tormenta. Hacía una lista de los senderos más populares para esquiar a campo traviesa y las rutas de las moto de nieve y hacía notas de cuáles aún necesitaba marcar. Cada verano, antes que el personal de temporada fuese despedido, su plan era que tuvieran los senderos para esquiar marcados mucho antes de las primeras nevadas.


Y cada año, ese plan fracasaba.

Así que se veía obligada a ponerse los esquís y marcar los senderos por sí misma.

Odiaba el esquí a campo traviesa.

Pero ¿las rutas en moto de nieve?

Oh, sí, eso era divertido.

Había dejado eso intencionadamente para el final, esperando hasta que una buena base estuviera fijada antes de probar las rutas. Pero desde la tormenta una semana atrás, sólo habían tenido pequeñas nevadas. La nieve casi se había derretido en las zonas más bajas.

—Hey—Mercedes la llamó en voz baja a través de la habitación—Mira—dijo señalando a la calle.

Brittany gimió para sus adentros.

Gemidos Kitty estaba caminando junto a Noah, dirigiéndose hacia ellas.

Se agarró al borde de la mesa con fuerza, tratando de decidir cómo iba a reaccionar. Trató de actuar tan indiferente como le fue posible, sólo dándole a la pareja que se aproxima una mirada superficial. Tal vez Gemidos Kitty no la recordaría. O tal vez si mostraba indiferencia, Kitty pensaría que Brittany no se acordaba de ella.

Sí, buena suerte con eso.

Mantuvo la cabeza baja cuando la puerta se abrió, fingiendo interés en su mapa de rutas. Pero sería grosero ignorarlos totalmente. Finalmente levantó la mirada y les dedicó una sonrisa.

—Mercedes, Brittany—comenzó Noah—Esta es mi hija. Kitty.

Kitty amablemente estrechó la mano de Mercedes y luego se volvió con una sonrisa maliciosa hacia Brittany.

—Así que ¿Brittany? Guardia forestal ¿eh? Imagínate.

Brittany tosió nerviosamente.

—Sí, imagínate—extendió la mano—Encantada de conocerte finalmente.

Kitty rió.

—Sí, fué un placer conocerte.

Noah frunció el ceño, mirando de una a otra, luego, miró rápidamente a Mercedes.

Mercedes le dedicó una sonrisa de complicidad.

Grandioso.

Simplemente grandioso.

Mercedes sabe.

Sólo será cuestión de tiempo para que Noah se entere que me acosté con su hija.

Brittany quería escabullirse debajo de su escritorio y esconderse.

—Así que ¿ustedes dos ya se conocen?—preguntó Noah finalmente.

Brittany miró suplicante a Kitty que solo se rió.

—Sí, se podría decir eso—Kitty se volvió hacia su papá—Me encontré con ella en ese bar. ¿Cómo se llama el dueño? ¿Finn?

Noah miró a Brittany.

—¿Por qué no me lo dijiste?

Sí, Brittany ¿por qué no se lo dijiste?

—Bueno Noah, no sabía que era tu hija.

—Bueno, cuando te dije que se llamaba Kitty, seguro que eso hizo sonar una campana. Quiero decir ¿cuántas Kittys puedes encontrarte en el bar de Finn?

—Yo…—pero Brittany cerró la boca. Se negaba a decirle a Noah…frente a Mercedes, nada menos… que se había acostado con su hija y sin siquiera saber su nombre.

—Si no recuerdo mal, creo que no intercambiamos nombres, ¿Lo hicimos?

Kitty le preguntó, con la misma sonrisa cómplice en su rostro. Brittany sabía que se estaba sonrojando y miró rápidamente a Noah, viendo las preguntas en sus ojos mientras fruncía el ceño y luego una ligera ampliación de sus ojos cuando finalmente sumó dos más dos.

Brittany miró hacia otro lado.

Alguien por favor que me dispare ahora.

—Así que...la mañana que llegaste a casa a las 3 am…—dijo, mirando a Kitty—…fue la misma mañana que Brittany vino aquí luciendo como…—hizo una pausa, su mirada dirigiéndose hacia Brittany—¿Estás diciendo que…?

—No estoy diciendo nada—dijo Brittany, agarrando su abrigo—De hecho…tengo…ya sabes… cosas que hacer. Tengo un montón de cosas que hacer. Por lo tanto, fue un placer conocerte, Kitty—dijo mientras se dirigía a la puerta—Espero que hayas disfrutado de tu viaje de esquí y que tengas un viaje seguro de regreso a Nueva York.

Cerró la puerta y se fue, sin atreverse a mirar hacia atrás en la oficina.

¿Cuáles eran las posibilidades?

Puso los ojos, haciendo un voto de silencio de nunca elegir a una mujer en el bar de Finn nuevamente.

Capitulo 6

—¿Así que es ella?—Brittany preguntó a Marley mientras ella deslizaba su cerveza por la barra.

—Sí. No habla con nadie. Simplemente entra, coge una cerveza y una hamburguesa y se va.

Brittany estudió a la mujer latina que estaba sentada sola en una mesa con sus largas piernas estiradas mientras leía un periódico. Cabello oscuro…largo…un suéter de lana gruesa sobre una camisa de mezclilla, vaqueros y botas.

Botas de vaquero.

Brittany sonrió con aire de suficiencia.

—¿Me pregunto cuántas veces se va a reventar el culo con esas botas?

Marley sonrió.

—He escuchado que Artie le tiene miedo.

—Artie tiene miedo de su propia sombra. No es que algo pase en este pueblo que Artie no pueda manejar, pero aun así estoy contenta de que trajeran a alguien para reemplazar a Figgins—miró a la mujer nuevamente—Eso, asumiendo que sea un sheriff real—bajó la voz—Mercedes dice que viene de Winter Park.

Marley asintió.

—Artie dice que era la jefe de la policía ahí. Dice que exigió que la llamaran Jefe y no Sheriff.

—Un poco llena de sí misma ¿no?

Marley se acercó más.

—¿Por qué no vas a hablar con ella?

—¿Por qué querría hacer eso?

—Creo que ella es tu tipo, Britt.

Brittany rió.

—Oh, no. Creo que he aprendido mi lección acerca de escoger mujeres en el bar.

—Sí. Acerca de eso último. La ví…

—Mira, vamos a olvidarnos de eso ¿vale? Porque si sale a relucir que…

—¿Quieres decir porque es la hija de Noah?

—¡Cristo! ¿Lo sabe todo el mundo?

—Bueno, caramba, Britt, el lugar estaba lleno esa noche. La mitad de la ciudad estaba aquí.

—Genial. Y ella terminó siendo una psicópata. Y aparte de eso, heterosexual.

—Ella era linda.

—Sí, una psicópata linda. Y es la hija de mi jefe.

—No lo sabías en ese momento—hizo una pausa—¿Lo sabías?

—No. Caray, ni siquiera sabía su nombre. Desperté en la mañana y ya se había ido.

Marley negó con la cabeza.

—No necesito saber acerca de eso, Britt. Sabes que mi mamá ya cuestiona nuestra amistad.

—¿Aún? He estado aquí siete años. Se podría pensar que ya lo ha superado.

—Sería de gran ayuda si tuviera un novio.

—¿En esta ciudad?

—Lo sé. Tengo que salir de aquí.

—Has dicho eso desde que te conozco.

—Me encanta aquí. La mejor pesca en las Montañas Rocosas, si me preguntas. Y ahora, motos de nieve. Quiero decir, trabajar por la noche y tener todo el día para jugar. Si me mudo a una ciudad, o incluso un pueblo del tamaño de Gunnison, estaría buscando un trabajo de ocho a cinco ¿Y para hacer qué? Soy una camarera.

—Estás cerca de los treinta—le recordó Britt.

—Lo sé. Y sigo trabajando en el bar de mi tío.

—Bueno, Finn no tiene hijos. Tal vez cuando se jubilen, puedas comprar el local.

Marley le lanzó a Brittany la toalla y señaló el punto de agua de su cerveza.

—Le diré a mi mamá que dijiste eso. Va a estar tan orgullosa de que mi ambición de ser dueña de un bar, que va a dejar de insistir en que me mude a Gunnison y que vaya a la universidad.

—Uh-huh—dijo Brittany ausente, pero su atención fue atraída hacia la nueva sheriff cuando Kurt le llevó una bolsa de papel con la cena para llevar. La mujer asintió con su cabeza a Kurt, sin decir nada. Luego se bebió el último sorbo de cerveza, tiró un par de billetes sobre la mesa, se levantó y se fue—Tienes razón. Ella no habla.

—Es un poco misteriosa ¿no te parece?

—Iba a decir que melancólica—dijo Brittany.

Al menos eso fue lo que le apareció.

La mujer había doblado el periódico anteriormente y simplemente estaba mirando hacia el espacio, como si estuviese pensando en la vida, ni siquiera los golpes ocasionales de las bolas de billar la interrumpieron. No había ninguna sonrisa, ninguna expresión. Y ni una palabra cuando Kurt le entregó la cena.

Definitivamente melancólica por algo.

Capitulo 7

Era una hermosa mañana, limpia y brillante, e incluso la temperatura de diez grados no apagó el ánimo de Brittany. Habían tenido un par de centímetros de nieve durante la noche. No lo suficiente para impedir los viajes y ciertamente no lo suficiente para añadir base en los senderos, pero lo suficiente como para cubrir el suelo y los árboles con esa nieve de fotografía.

Eran estas las ocasiones en las que Brittany podría realmente admitir que le gustaba el invierno.

No durante una tormenta de nieve.

No en temperaturas bajo cero. Y definitivamente no en Marzo y Abril, cuando una tormenta tardía impulsaría la primavera una vez más. Pero en días como hoy, con esa frescura en el aire, el sol reflejándose brillantemente a través de la nieve fresca, los copos cristalinos aferrándose a los abetos y pinos y los pájaros y ardillas revoloteando alrededor, era casi perfecto.

Y eso le hacía extrañar a Jackson. Cuando él estaba más joven, éstas eran las mañanas cuando corría hacia el porche y se deslizaba en la nieve, con los ojos brillantes y juguetones, pidiendo un rápido paseo por el bosque.

Y ella se veía obligada a seguirlo a lo largo del sendero mientras perseguía ardillas y jugaba en la nieve.

Tal vez debería tener otro cachorro.

Pero negó con la cabeza.

Eso era muy duro.

Déjalo ir.

Y lo hizo, conduciendo al sur de la ciudad hacia el lago. El Lago San Cristóbal era uno de los lagos naturales más grandes del estado, formado por el Slumgullion Earthflow. El flujo de tierra estaba todavía activo, pero ya no estaba afectando al lago. Y el lago en sí era uno de los más originales que Brittany hubiera visto alguna vez, con un telón de fondo de 14 mil pies de cumbres. Y la vista hoy estaba espectacular, lo más alto del pueblo estaba recibiendo mucha más nieve de lo que estaba recibiendo en el valle.

Por encima de la casa de campo, las montañas mostraban nada más que blanco. Pensó que el primer gran grupo de motos de nieve podría llegar alrededor de la semana. Giró donde Hines Creek se reunía con Lake Fork del río Gunnison y vio un camión estacionado a un lado del camino. Redujo la velocidad, sabiendo que Ryder Lynn estaría probablemente pescando, pero igualmente quería verificarlo por sí misma. Cuando se colocó detrás de su camioneta, lo vio con otro hombre de pie en las rocas cubiertas de nieve pescando con mosca. Salió de su cálida camioneta y se puso la chaqueta, caminando con dificultad hasta el río. Ryder la vio y la saludó con la mano.

—Hey, Britt. Hermosa mañana ¿no es así?

—Absolutamente. Sin embargo, la mayoría de las personas dirían que jodidamente fría para pescar.

—Oh, se lo prometí a mi tío, ya sabes ¿Tío Brat? Esta es Britt. Servicio Forestal.

—Síp—murmuró y continuó con su pesca.

Brittany enarcó las cejas.

—Tiene ochenta y ocho. No habla mucho.

—Aunque no soy sordo.

Brittany se rió mientras él se movió más lejos de ellos.

—Vino a pasar Acción de Gracias. Sabes que mi madre se va por el invierno. Estarán aquí hasta el domingo y luego regresan juntos—bajó la voz—Está enérgico, así que quise sacarlo de la casa.

—No lo dudo. Bueno, voy a dejar que vuelvas a tu pesca. Ví tu camión y quise asegurarme de que todo estaba bien.

—Oh, claro. Gracias, Britt. Ten un buen día.

—Tú también, Ryder

Estaba temblando cuando se recostó en su camión. Por lo que sabía, Ryder pescaba casi todos los días. Trabajó como guía de pesca, sobre todo en Blue Mesa, o aquí a lo largo del río, siempre conociendo los mejores lugares para la trucha.

En el otoño, se concentraba en la caza hacia las zonas altas del pueblo en busca de alces. Y en el invierno, lo encontrabas aquí, junto al arroyo, pescando sin importarle mucho el resto del mundo. Y lo más probable era que su tío de ochenta y ocho años estuviese pescando sin licencia.

Y además fuera de temporada.

Su mamá vivía en Arizona durante el invierno.

Pero Ryder era Ryder y no iba a llamarle la atención por eso.

Él se regía demasiado por el libro cuando se trataba de sus viajes de guía, como para molestarlo ahora. Además, ya hacía demasiado frío para estar parada ahí afuera redactando una citación por no licencia de pesca.

Entonces les hizo un gesto de despedida cuando condujo pasando por su lado, dirigiéndose hacia el hospedaje. Era lunes antes de Acción de Gracias, pero ya se estaba llenando el hospedaje. Algunos traían sus propias motos de nieve, pero la mayoría de los invitados las alquilaban desde el hospedaje.

Y como sospechaba, las áreas silvestres se habían llenado con los sonidos de las máquinas ya que la temporada se había puesto en marcha. Si no disfrutara ella misma de las motos de nieve, estaría temiendo esta época del año. La tranquilidad de las montañas era estropeada con el rugido de los motores. Pero lo que era realmente excitante era volar a través de la nieve a una velocidad vertiginosa. Las motos de nieve era un deporte que había escogido después de mudarse aquí y lo acogía de todo corazón. El esquí a campo traviesa, no tanto.

—Hey, Daniel—saludó al hijo de Emma—¿Estás full esta semana?

—Oh, sí, señora. Estamos completamente llenos. Estuve afuera en las pistas al amanecer. Tienen suficiente nieve como para que las máquinas salgan.

—Bien ¿Tu mamá está por ahí?

—La encontrarás en la cocina, como siempre.

Emma Schuester y su esposo Will habían comenzado el hospedaje veinte años atrás y lo convirtieron en un próspero negocio durante los meses de invierno, cuando la mayoría de los hospedajes cerraban.


Y lo hicieron ofreciendo las motos de nieve y los senderos justo al lado del estacionamiento. Por supuesto, los senderos estaban en las tierras forestales nacionales, pero Will había moldeado su propia tierra para que se mezclara con el bosque, prácticamente justo en la pista de las motos de nieve. Y con la ayuda de Noah, había asegurado nuevos senderos para conectar con los senderos del Servicio Forestal establecidos, que comenzaban cerca de la ciudad y junto al río.

—Hola, Britt, me pareció haber escuchado tu voz.

Brittany aceptó la taza de café que Emma había colocado en sus manos y encontró un lugar en el bar mientras Emma se movía con impaciencia hacia la cocina.

Y eso era lo que estaba haciendo.

Moverse impacientemente.

Nunca estaba quieta ni un minuto.

Ya hacía mucho tiempo que Brittany se había acostumbrado al constante movimiento.

—Estaba afuera haciendo las rondas—dijo, mientras miraba los rollos de canela recién horneados.

Emma rió.

—Conociéndote, los oliste desde Hines Creek—deslizó el plato más cerca—Sírvete tú misma.

Brittany mordió la suave masa caliente con un audible gemido, su lengua salió furtivamente para agarrar la miga que se había quedado en la comisura de su boca.

—No sé por qué no acabas por abrir tu propio café aquí. Tendrías suficientes clientes del hospedaje para mantenerte ocupada.

—Finn estaría detrás de nuestro culo y lo sabes. Además, dirigir un restaurante es un trabajo duro. Finn te lo puede decir.

Brittany tomó un sorbo de su café antes de tomar otro bocado del rollo.

—Daniel dice que están llenos esta semana. Lo bueno es que tuvimos un poco de nieve la noche anterior.

—Sí, eso hizo que los senderos se volviesen aceptables aquí. Si no, Will hubiera tenido que transportarlos hacia arriba por encima de Slumgullion para coger los senderos. Sin hablar que tendría que haberlos llevado y traído nuevamente. Si anunciamos motos de nieve, tenemos que cumplir—dejo de lavar platos, girándose con las manos mojadas—Oye ¿aún no has conocido al nuevo sheriff?

Brittany negó con la cabeza.

—Nop. Sin embargo la ví en el bar la otra noche. Pero se reserva para sí misma. No conozco a nadie con quien hubiera hablado de manera amistosa.

—Vino aquí el viernes pasado.

—¿En serio?

—Sólo para presentarse. Muy seria, pero parecía lo suficientemente agradable. No como Figgins, por supuesto, que nunca conoció a un extraño. Apuesto a que Artie está bastante molesto.

Brittany rió.

Todo el mundo sabía que Artie pensaba que había ganado el trabajo después de haber seguido al viejo Figgins como un cachorrito todos esos años. Lo que Artie no sabía era que nadie quería que fuera sheriff. No que él fuera totalmente inepto ni nada de eso. Pero al igual que Dave Karofsky, él no era material para sheriff. Había visto muchas películas desde que era un niño y la mitad de la población tenía miedo de que matara a alguien por robar un paquete de chicles.

—Parecía de tu tipo.

—¿Mi tipo?

—Ya sabes.

—¿Tú también? ¿Qué? ¿El pueblo está cansado de que esté soltera?

—Bueno, me enteré de la mujer de la otra semana. La hija de Noah.

—¡Oh, Dios mío! ¿También escuchaste eso?

—Sólo estoy diciendo, que no deberías escoger extraños. Nunca se sabe quién con quién están relacionados. Además, la sheriff es linda. De una manera arrogante.

—¿Es eso posible?

—Tal vez arrogante no es la palabra correcta. Indiferente ¿Qué tal?

—¿Piensas que es linda?

—Si ¿No es así?

—Supongo. Latina. Casi atractiva—murmuró Brittany—Pero tiene un aire a su alrededor. No parece alguien con la que me llevaría bien. Demasiado mal humor o algo así. Pienso que algo melancólica.

—Mmm. Bueno, estaba pensando en tí cuando la conocí. Eso es todo.

Brittany sonrió mientras Emma volvía a sus platos. La única lesbiana en la ciudad soltera, ya que las otras dos que habían estaban casadas.

Y todo el mundo estaba tratando de emparejarla.

Era una de las cosas que amaba de esta comunidad.

Claro, todo el mundo conocía los asuntos de todos los demás, pero eran casi como una gran familia. Y luego de unos meses con Noah arrastrándola alrededor y arrastrándola hacia el bar cada noche, la habían aceptado como uno de los suyos. Y con los años, ya conocían casi todos sus encuentros sexuales, sin importa cuán discreta trataba de ser.

—Gracias por pensar en mí, pero puedo encontrar mi propia cita.

Emma resopló.

—Sí, eso ha funcionado muy bien hasta ahora.

Brittany rió con buen humor mientras salía de la cocina.


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Después de hacer sus rondas más allá de Slumgullion y hacia abajo a lo largo de Hines Creek, Brittany se dirigió nuevamente a la ciudad al mediodía.

La temperatura había aumentado por encima de los veinte y la nieve se había derretido en las carreteras. Redujo la velocidad al pasar por el Café de Finn, sonriendo por el aviso en la ventana.

Todavía le divertía.

Era “Café de Finn” hasta eso de las dos y entonces se convertía en el “Bar de Finn”. Un compromiso entre Finn y su esposa. Pensaba que bar era un nombre demasiado sórdido cuando ella estaba sirviendo el almuerzo.

Razón por lo que Brittany se estaba deteniendo ahora. No se detenía a menudo para el almuerzo. Ya venía lo suficiente en las noches. Pero hoy vió la camioneta patrulla de Artie estacionada al frente. Y tenía mucha curiosidad sobre la nueva sheriff que le estaba rebanando el cerebro a Artie.

Aunque Mercedes le había caído a Tina, solo había conseguido detalles muy elementales de ella. Mercedes había dicho que Tina estaba asustada de la mujer.

Y después de haberla visto sólo una vez, podía entender por qué.

—Artie ¿cómo te va?—preguntó mientras se sentaba junto a él en el bar.

—Está yendo. Si le dices yendo, a que la Jefa López este montada sobre mi culo todos los días.

—¿La nueva sheriff?—preguntó casualmente—Hey, Finn. Voy a tomar té y queso a la plancha.

—¿No hamburguesa?

Ella sonrió.

—No. Me comí un enorme bollo de canela donde Emma—extendió sus manos separándolas—Así de grande.

—Sí. Me han dicho que hace los mejores—él entrecerró los ojos—¿Está sirviendo desayunos en su casa ahora?

—Oh, sí. Ya sabes, gratuito para los huéspedes.

—Y para tí, al parecer.

Brittany golpeó el codo de Artie cuando Finn se fue.

—¿Y? ¿La nueva sheriff? ¿Cómo trabaja contigo?

—Es una bestia, eso es lo que es. No sólo tengo que dar cuenta de cada minuto de mi día, tengo que dar cuenta de cada milla. Le echó un vistazo al presupuesto y a los gastos de combustible y casi pegó en el techo. Le dije que era un condado grande. Que había que conducir en una gran extensión—
Brittany se mordió la lengua. Era un pequeño condado con carreteras mínimas por recorrer. Los caminos forestales eran su área. Pero tal vez Artie estaba tratando de defender su caso con una recién llegada y convencerla de la inmensidad de la provincia—Además, no soy sólo yo en el presupuesto. Rory también está en él, ya lo sabes. Y Figgins, por los mil demonios, todos sabemos que Figgins recorría todo el maldito lugar.

—Figgins ha estado fuera cuatro meses—le recordó.

—Sólo estoy diciendo, que ella saltó sobre mi culo y no soy el único que conduce.

—Así que, ella no se relaja realmente ¿eh?

—No, tiene una astilla en su hombro por algo o simplemente está cabreada con el mundo. Nunca sonríe. Demonios, casi nunca habla. A menos que esté saltando sobre mi culo por algo. Te lo juro, va a ser un año muy largo. Luego vienen las elecciones, podremos enviar su culo a empacar.

—¿Estás hablando sobre la nueva sheriff?—preguntó Finn.

—Jefe López, no sheriff.

—Sí, Rory entró esta mañana quejándose de ella. Dijo que había cortado sus horas.

—Pensé que sólo tenía medio tiempo de todos modos—dijo Brittany.

—Ha registrado unas treinta de horas—dijo Artie—Ella lo bajó a quince. Tina dijo que ella podría despedirlo durante el invierno y no traerlo de vuelta hasta mayo.

—Bueno, tienes que admitir que no hay mucho por hacer durante el invierno, Artie—dijo Brittany—Incluso en el verano ¿es necesario contar con tres?

—Solo porque el Servicio Forestal te recorte a sólo dos posiciones durante el invierno no significa que la ley deba seguir su ejemplo.

Finn asintió.

—Sip. Podría haber una ola de robos o asesinatos. Tienen que estar preparados.

—Sí, eso es lo que estoy diciendo.

Brittany y Finn se miraron divertidos cuando Artie bebió su té y se levantó.

—Y ahora tengo que volver a la carretera antes de que salte sobre mi culo por almorzar—asintió con la cabeza hacia ellos—Los veo después.

—El viejo Figgins estuvo aquí por mucho tiempo, no creo que ni siquiera supiera que tenía un presupuesto—dijo Finn—Tal vez sea bueno traer sangre nueva.

—Sí, bueno sin duda puso una abeja en el culo de Artie.

Capitulo 8

—Ve a hablar con ella.

—No lo haré—dijo Brittany—Te he invitado a salir, así que podemos conversar.

—Sólo tienes que ir a presentarte—dijo Rachel—Ella no habla con nadie en la ciudad. Incluso Tina le tiene miedo. Ve a ver si se puedes tantearla.

Brittany sonrió.

—¿Tantearla?

Rachel rió.

—Sacarle conversa, no excitarla.

Pero Brittany negó con la cabeza.

—Mira, a todas luces, es una verdadera perra. No me importa si es gay o no, no creo que nos llevemos bien.

—¿Otra ronda, señoras?—preguntó Marley mientras se balanceaba hacia su mesa.

—Por supuesto—Rachel agarró la muñeca de Marley y la atrajo hacia sí—¿Hasta cuándo estará la sheriff aquí?

—¿La Jefa López? Oh, su pedido estará listo en pocos minutos ¿Por qué?

—Estoy tratando que Britt vaya a hablar con ella.

—Sí. Buena suerte. Britt no cree que le guste la jefe.

Brittany asintió.

—¿Ves?

—¿No tienes curiosidad acerca de ella? Quiero decir ¿por qué se mantiene tanto para sí misma?

—Es bastante agradable cuando hace su pedido—dijo Marley—Siempre deja una propina. Simplemente no habla mucho.

Rachel se volvió a Brittany.

—¿Ves? No es necesariamente una perra. Sólo tal vez es tranquila.

—Está bien, muy bien—dijo Brittany—Voy a ir. Pero compras la cena, Rach.

Brittany empujó su silla y caminó a través de la barra hacia donde estaba la jefe López sentada en silencio, moviendo un papel empapado entre sus dedos.

Antes de que Brittany pudiera hablar, ella levantó la vista.

—¿Tus amigos, finalmente, te hicieron venir?

Brittany rió.

—Sí. ¿Cómo lo sabes?

Ella se encogió de hombros.

—Eres Britt ¿verdad? ¿Servicio Forestal?

—Correcto.

—Santana López—dijo ofreciendo su mano.

—Encantada de conocerte.

—Bueno. Ahora que nos hemos conocido. Tal vez tus amigos te dejen en paz—Brittany sonrió, sin estar segura de su declaración. ¿Santana López estaba siendo solamente ruda? ¿O acababa de ser despedida?—Perdone, pero mi cena está aquí.

Está bien.

Había sido despedida.

—Bueno, que tenga buenas tardes entonces.

Santana López sólo asintió mientras agarraba la bolsa de Kurt, dejando que Brittany regresara de mal humor a su mesa donde Rachel esperaba con ojos ansiosos.

—¿Y bien? ¿Y bien?

—Y bien ¿qué? Ya la conocí.

—¿Y?

—Ya la conocí. Su cena llegó y eso es todo.

Rachel la siguió con su mirada mientras la Jefe López salía del bar.

—¿Pero ella fue agradable?

Brittany levantó una ceja.

—Yo no diría realmente agradable.

—¿Ah, sí? ¿Así que fue una perra?

Brittany negó con la cabeza.

—En realidad no. No fue más que...distante. O lo que Emma Schuester llamó, indiferente.

—Ya veo. Así que supongo que no voy a invitarla para que cene con nosotros en la cena de Acción de Gracias.

Brittany entornó los ojos.

—Por favor. Por favor, dime que no vas a tratar de liarnos ¿Por favor?

—¿Por qué?

—No es mi tipo, para comenzar.

"Cariño, tienes 35 años y vives en el Condado de Hinsdale. No puedes permitirte el lujo de tener un tipo, y tienes que olvidare te mi Quinny porque ya me case yo con ella—dijo con una risa.


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Santana se metió en su camioneta y cerró la puerta, colocando su cena en el asiento junto a ella.

Miró una vez más hacia atrás en el bar antes de alejarse.

Así que esa era Britt, la hermosa guardabosques que había visto en la ciudad.

No había querido ser entrometida y preguntar quién era. Al ser los pequeños pueblos lo que eran, sabía que iba a encontrarse con la mujer. Así que había esperado.

Eventualmente, su nombre surgió.

Emma Schuester en el hospedaje, le había preguntado si había conocido a Britt, había dicho que tendrían mucho en común.

Santana sonrió.

Lo que significaba que Britt era lesbiana en caso de que no se hubiera dado cuenta de eso todavía. Y si tuviera que adivinar, viviendo en este lugar, probablemente era la única.

Hermosa y soltera.

Pero nada de eso hacía una diferencia para ella. Estaba en el exilio, cumpliendo su sentencia. No quería conocer gente nueva, no quería hacer nuevos amigos y no quería involucrarse en la vida de nadie. Cuando su año hubiera terminado, se iría.

No quería que hubiera ninguna duda de eso.

Y lo más probable es que tampoco volvería a Winter Park. Pero había otros pueblos y otras estaciones de esquí. Tenía un buen historial y una reputación impecable. A excepción del pequeño incidente con la esposa del alcalde.

Pero a ella le gustaban los pueblos de esquí. Había dedicado 10 valiosos años de su tiempo en la ciudad.

No tenía ganas de volver.


Los pequeños pueblos turísticos le proporcionaban toda la emoción que necesitaba. Los crímenes consistían en peleas entre borrachos y el ocasional choque de autos. Así que sí, podría encontrar otro trabajo en otro pueblo turístico.

Tenía las credenciales.

Y sólo podía imaginar lo lista que estaría de salir del pequeño Lake City después de un año.

Pero más tarde, mientras comía su cena a solas y miraba el fuego que ardía con vehemencia, se preguntaba si realmente podría tomar un año en el exilio, un año en soledad. No es que ella no estuviese acostumbrada a estar sola.

Lo estaba.

Pero en medio de la soledad, se había acostumbrado a estar con la gente, caminando por las calles, interactuando con los turistas, dando indicaciones.

Y se había acostumbrado a conocer mujeres dispuestas ocasionalmente y llevarlas a casa. En Winter Park, no dejó ningún amigo. Y en su departamento, sin duda, habían respirado de alivio cuando ella se había ido.

La dama dragón.

Pero había sido su hogar durante los dos últimos años y estaba lleno de rostros conocidos. No había sentido como si estuviese completamente sola.

¿Aquí?

Tina le tenía miedo y caminaba de puntillas a su alrededor. Artie estaba enojado y también estaba aterrorizado de ella. Rory estaba a punto de ser despedido y lo sabía. Tenía pocas conversaciones con Kurt en el bar y la chica detrás de la barra, Marley.

Eso era todo.

Sabía quién era Finn, el dueño del bar, pero en realidad no había hablado con él. Había escuchado el nombre de Noah unas cuantas veces y sabía que había estado en el pueblo durante unos quince años trabajando para el Servicio Forestal.


Y Emma le había hecho saber que Britt había trabajado ahí durante siete años.

Ella es la chica más dulce.

Espero que la conozcas.

Dulce o no, Santana no tenía intención de llegar a conocerla. Ella estaba en el exilio.

Capitulo 9

Brittany se acercó cautelosamente a su camioneta, balanceando su taza de café caliente…con crema irlandesa nuevamente…con el desayuno-taco que Finn le había hecho probar. Iba a ser lo nuevo en el menú, así que estaba dando algunos como muestras. Olía bastante bien, notó Brittany, pero dudaba que muchos de los antiguos lo disfrutaran. Abrió la puerta con cuidado, tratando de mantener el equilibrio entre el hielo y la nieve para no derramar su café. Se sentó en el interior de su camioneta por un minuto, puso la calefacción en alto, mientras desenvolvía el taco, una tortilla de harina rellena con patatas, huevos y tocino, cubierta con queso picante.

—Mmm—gruñó—Esto es bueno. Realmente muy bueno.

Está bien.

Tal vez algunos de los antiguos lo disfrutarían.

Asintió con la cabeza, haciendo una nota mental para que Finn supiera lo bueno que estaba. Se dirigió por la calle, encendiendo su limpiaparabrisas cuando la nieve empezó a caer con más fuerza. Acababa de recoger su taza de café cuando vió una imagen borrosa por el rabillo del ojo. No tuvo tiempo de reaccionar cuando fue lanzada hacia adelante, salpicándose con café caliente mientras sus bolsas de aire se desplegaban. Se echó hacia atrás, aturdida y luego golpeó a la bolsa de aire, tratando de apartarla de su rostro.

Levantó la mirada hacia los golpes en la puerta del lado del pasajero y vió el rostro de preocupación de Artie quien la miraba. Logró abrir la puerta, con sus manos temblando visiblemente.

—¿Estás bien, Britt? Dios, no sé lo que pasó. Estaba saliendo y ahí estabas.

—Estoy bien—dijo—¿Qué demonios ha pasado? ¿Quién me golpeó?

El rostro de Artie se puso rojo.

—Yo lo hice.

Miró por la ventana del conductor, y se fijó en la camioneta del sheriff estrellada contra el costado de la camioneta del Servicio Forestal.

Genial.

—¿Tú me golpeaste?

—Y la Jefa López me va a matar.

Brittany lo miró.

—No si yo te mato primero

—Por favor, Britt. No hay daño, no hay falta.

—¿De qué demonios estás hablando? ¿No hay daño? Mi camioneta está chocada.

—Ella probablemente va a despedirme, me mandará a empacar. Entonces ¿qué? Esto es todo lo que tengo. No puedo perder mi trabajo, Britt.

Brittany se desabrochó el cinturón de seguridad, al menos agradecida por ese hábito. Miró su taco sin terminar en el suelo en un charco de café. Estaba a punto de decirle que empezara a empacar sus maletas cuando juró que vio un rastro de lágrimas en sus ojos.

Oh, santo cielo.

Ella suspiró.

—¿Qué es lo que quieres que haga?

—Dile que fue tu culpa

—Has perdido la cabeza. En primer lugar, cualquier idiota puede ver que tú me chocaste. En segundo lugar ¿no crees que alguien en el pueblo lo vio?—miró detrás de él, las personas que estaban desayunando en el café de Finn estaban ahora parados en la acera, mirándolos—Hay testigos.

—Por favor, Britt. Te lo ruego—bajó la voz—Tengo miedo de ella.

Brittany se deslizó en el asiento hacia el lado del pasajero, dejando que él la ayudara.

—Te lo juro Artie, vas a deberme una grande por esto.

—Te prometo…

—¿Qué demonios ha pasado aquí?—los dos se volvieron encontrándose con los ojos oscuros y brillantes de la Jefa López mientras inmovilizaba a Artie con una mirada—¿Artie?

Brittany dio un paso adelante.

—En realidad, fue mi culpa—dijo—Yo...yo iba a alta velocidad. Y me deslicé aquí en el camino. Pobre Artie no pudo detenerse a tiempo.

La Jefa López volteó esos ojos oscuros hacia ella y Brittany retrocedió un paso involuntariamente.

—Artie tenía la señal de detenerse.

—Y...y me detuve—dijo Artie—Sí, señora, de verdad, lo hice.

—Pero yo iba muy rápido, cuando comenzó a pasar la intersección, simplemente no pudo detenerse a tiempo—Brittany terminó por él.

Dios, él iba a pagar por esto.

La Jefa López no dijo nada mientras los observaba. Luego caminó alrededor de la camioneta de Brittany, supervisando la escena. Puso las manos en sus caderas mientras miraba la camioneta de Artie, que aún estaba en contacto con la de Brittany. Miró hacia el frente de la camioneta donde Brittany y Artie permanecían en pie. Brittany tragó nerviosamente mientras observaba la nieve que se aferraba al cabello de la jefa López.

—Así que iba a mucha velocidad por la calle en el hielo y la nieve y el pobre Artie aquí, tuvo la mala suerte de chocarla. ¿Es eso lo que estás diciendo.

Brittany asintió.

—Y realmente, fue algo más como que yo lo choque. Quiero decir, él ya estaba aquí en el camino y yo me deslicé por la calle…ahí.

—Uh-huh. Ya veo—la Jefa López volvió a rodear la camioneta y Brittany se sorprendió al ver un atisbo de diversión en sus ojos—¿Artie? ¿Tienes la cámara?

—¿Qué cámara?

—La cámara que utilizamos para grabar la escena.

Él negó con la cabeza.

—Yo no tengo una cámara ¿Y usted?

—Entonces ¿qué es lo que hace normalmente para conservar las evidencias?

Él se rascó la cabeza.

—Bueno, sólo escribimos en el informe del accidente. Y luego hacemos un dibujo. Usted sabe, ese pequeño recuadro en el reporte.

Brittany casi se echó a reír al ver la expresión en el rostro de la jefa López.

—Disculpe, pero yo tengo una cámara—la Jefa López se volvió y levantó las cejas—En mi camioneta. Llevo una cámara conmigo en mi mochila—dijo Brittany—Puede usarla si lo desea.

Pero ella negó con la cabeza.

—Creo que no debemos permitir que el autor del crimen suministre la cámara. Simplemente no me parece bien.

—¿Crimen?

López la ignoró y se volvió nuevamente hacia Artie.

—¿Tenemos servicio de grúa en el pueblo o algo así?

—Sam Evans tiene una pequeña grúa. Él tiene su garaje abajo al final del pueblo—dijo.

—¿Por qué no vas a la oficina y le das una llamada? Después que tengamos todos los seguros en orden, tendremos dos camionetas que van a necesitar un poco de arreglo. La de Britt parece que se puede manejar. La tuya, por el contrario, parece que voló el radiador.

—Sí, señora. Ahora mismo me pongo en ello—Artie se fue a la carrera, al parecer agradecido de abandonar la escena ileso.

Brittany esperó hasta que esos ojos oscuros se volvieron hacia ella.

—Así que… Britt… ¿a menudo conduces como una loca durante una tormenta de nieve?

—Normalmente no, no.

—Supongo que hoy fue un buen día para eso ¿verdad?—señaló las dos camionetas—La evidencia indica que Artie te chocó. No hay marcas de deslizamiento de ninguno de los dos.

—Simplemente sucedió muy rápido, no tuvimos tiempo para parar.

La Jefa López sonrió rápidamente.

—¿Y esa es tu historia? ¿Qué este accidente es tu culpa?

—Sí.

—Bien, entonces. Vamos a escribir un informe del accidente—señaló hacia su camioneta, que estaba estacionada detrás de la de Brittany—Podemos salir de la nieve—dijo mientras pasaba una mano por su cabello sacudiendo la nieve.

Brittany asintió y luego saludó a Finn, haciéndole señas a él y a los demás para que entraran. Se dirigió hacia el puesto del pasajero y entró a la camioneta de la jefa López, frotándose las manos para mantenerlas calientes.

Esperó mientras la jefa buscaba en su consola, sacando un pequeño portapapeles y lo que ella suponía era el formulario para el accidente.

—Está bien, vamos a empezar con la parte fácil. Déjame ver tu licencia de conducir.

Brittany le dirigió una sonrisa avergonzada rápidamente.

—En realidad no la tengo conmigo.

—¿No llevas tu licencia de conducir?—ella negó con la cabeza—Tus multas de tráfico se están acumulando ¿no es así?

—No veo el punto. Todo el mundo me conoce aquí.

—¿Al menos sabes tú número?

Brittany se mordió el labio.

—No.

La jefa López suspiró y luego dio golpecitos al formulario.

—Está bien. Nombre ¿Britt qué?

—Britt es en realidad es de Brittany. Todo el mundo me llama Britt.

—Ya veo. Entonces ¿cuál es tu nombre completo?

Brittany se mordió el labio nuevamente.

—Prefiero no darle esa información.

—¿Perdón?

—No creo que eso sea necesario. Quiero decir…

—No entiende que tengo que presentar un informe del accidente ¿verdad?

—Mira ¿por qué tenemos que tener toda esta formalidad? Quiero decir, tuvimos un pequeño accidente. Nadie salió lastimado.

La Jefa López golpeó el formulario con la pluma nuevamente.

—¿Ves esto? Reporte de accidente. Hace de este pequeño accidente algo oficial. No es una cuestión de si desea o no completarlo. Es algo requerido por la ley.

Brittany respiró profundamente.

—Está bien ¿extraoficialmente?

—No, no extraoficialmente. Este es un reporte de accidente. Tendrá que ser presentado ante la reclamación del seguro—ella entrecerró los ojos—Ahora ¿Cuáles son tus nombres y tu apellido?

Brittany levantó la barbilla desafiante.

—Brittany, S punto, P punto.

—¿Tienes inicial para tu segundo nombre y apellido? Vamos.

—Es una posibilidad.

—Es una pena que no tenga una licencia de conducir para probarlo. Pero estás probando mi paciencia, Britt ¿Qué significa la S y P?

Brittany se acercó más, su rostro a pocos centímetros del rostro de la Jefa López.

—Si llegas a soplar una sola palabra de esto…—amenazó—Voy a...voy a...

Santana no se inmutó, pero Brittany podría jurar que vió pasar el fantasma de una sonrisa en su rostro.

—¿Nombre?—repitió.

—Brittany.

La Jefa López se rió.

—Eso ya lo sé—golpeteó nuevamente el formulario—¿Segundo nombre y apellido?

Brittany frunció sus labios.

—S y P

¡Dios mío!

¿Por qué no me habré cambiado el nombre legalmente?

—¿Vamos a tener que pasar por todo esto otra vez?

—¿Por qué necesita un nombre?

—Debido a que el formulario pide un nombre. No pide una inicial. Pide un nombre y apellido—sostuvo el portapapeles en alto—¿Ves?

—Dios, juro que…—murmuró Brittany. Señaló con el dedo a la jefe López—Crees que estoy bromeando, pero no lo estoy. Si alguien en este pueblo alguna vez me llama por mi nombre completo, voy a cazarte.

—¿Estás amenazando a un oficial de la policía?

—Llámalo como quieras.

Esta vez la jefa López se rió y Brittany se relajó un poco.

—Está bien, señorita Brittany, por favor dígame su segundo nombre y apellido. Te prometo que no voy a decir nada a nadie.

—Oh, Dios mío, no puedo creer que voy a hacer esto.

—¿Puede ser tan malo?

—La mamá de mi papá murió tres semanas antes de que yo naciera. Su nombre era Brittany. Entonces la mamá de mi mamá murió dos días antes de que yo naciera. Estoy segura que eso fue lo que le provocó el trabajo de parto. Desecharon los nombres que había escogido. Nombres normales, debido al apellido. Podría haber sido una Jennifer. Me gusta Jennifer. Y habían elegido Melanie. Podría vivir con Melanie. Pero no, ellos sintieron la necesidad de nombrarme en honor a ellas, sin pensar en mi apellido—tomó una respiración profunda—Su nombre era...Susan, y mi apellido es Pierce, entonces seria Brittany S.Pierce—Brittany terminó en un susurro.

Una vez más, la contracción de una sonrisa de la sheriff.

—¿Brittany Spierce, como la cantante?

—¡Shhh! No tan fuerte—dijo Brittany rápidamente mirando por la ventana al puñado de espectadores.

—¿Me estás diciendo que nadie en el pueblo sabe tu nombre completo?

—Y me gustaría que siga siendo así.

La Jefa López la miró, bajando finalmente el portapapeles.

—¿Hasta cuándo vas a seguir con esta farsa?

—No decirle a nadie mi nombre completo no es una farsa. Todo el mundo me llama Britt. Siempre lo han hecho. No hay…

—Estoy hablando del accidente. Un policía novato sin entrenamiento sabría que Artie pasó la señal de alto y te chocó. Quiero saber por qué lo estás cubriendo.

Brittany se reclinó en el asiento y dejó escapar el aliento. Sí, como le había dicho a Artie. Incluso un idiota lo sabría. Y al parecer Santana López no era una idiota.

—Él tenía miedo de que lo despidiera.

—¿Así que accedió a mentir por él?

—No quería pero se veía muy asustado. Quiero decir, pensé que iba a empezar a llorar. Y en realidad, nadie resultó herido.

Ambas levantaron la vista cuando Sam Evans pasó por delante de ellas en su destartalada grúa.

—¿Hasta dónde ibas a llegar con esta mentira? Quiero decir ¿vas a presentar una reclamación de seguro falsa? ¿Que el gobierno pague los platos rotos por el accidente?—Brittany la miró, boquiabierta. En realidad no había pensado en eso antes—Esa parte no cruzó por tu mente ¿eh?

—No.

—Está bien, dame tu declaración real por favor. Hare que Tina la llene con el seguro del condado.

—¿Tina? Oh, no. Ella no puede ver el informe del accidente.

—¿Y por qué no?

—Si ella se entera de mi nombre, todo el maldito pueblo lo sabrá—señaló por la ventana a los espectadores—Sé que no llevas aquí mucho tiempo, pero sin duda a estas alturas te habrás dado cuenta que la fuente de chismes del pueblo son Tina y Mercedes.

—¿Y Mercedes quién es?

—Ella es la secretaria de Noah. Son amigas desde la infancia, nacidas y criadas aquí. Y no hay algo que suceda en el pueblo que no sepan—hizo un gesto con la cabeza—¿Ves a Tina de pie ahí, junto al salón de belleza de April? Esa es Mercedes a su lado.

—¿Por qué diablos está todo el mundo en la calle?

Brittany sonrió.

—Ha pasado dos años desde que tuvimos un choque de autos. Esto va a mantenerlos distraídos durante una semana más o menos, sobre todo cuando se enteren que traté de tomar la culpa de Artie porque tenía miedo de ti.

—¿De verdad me tiene miedo?

—La mayoría del pueblo te tiene miedo. No es como si fueras Miss Congeniality.

—¿Y él pensaba que iba a despedirlo?—Santana sonrió—Bien.


Y Brittany noto los pequeños hoyuelos que se le marcaban en sus mejillas, pensó que eran tiernos, pero claro no se lo diría.

Capitulo 10

Brittany golpeó sus botas en el tapete antes de entrar. Sonrió tímidamente a Mercedes.

—Estoy bien—dijo antes que Mercedes pudiera preguntar.

Mercedes hizo un gesto hacia la oficina de Noah.

—Él quiere verte.

—¿Lo sabe?

—¿Sobre el accidente o el encubrimiento?

Brittany puso los ojos.

—No hubo ningún encubrimiento. Yo estaba…

—Mintiendo por Artie—Mercedes sacudió la cabeza con desaprobación—Y sí, lo sabe.

—Juro que…—murmuró.

Nada en este pueblo era un secreto.

Se detuvo en la puerta y él levantó la mirada del periódico que estaba leyendo. Lo dobló cuidadosamente y señaló la silla de visitantes.

Ella tragó saliva con nerviosismo y se sentó. No era por el accidente que estaba preocupaba.

Era por Kitty.

Noah no había mencionado una palabra acerca de su hija desde la pequeña escena en la oficina del otro día. De hecho, Noah prácticamente la estaba evitando.

Y ella a él.

—¿Estás bien?

Brittany asintió.

—Sí, sólo un pequeño choque. Nada grave.

—¿Y la declaración falsa que Mercedes dijo que diste?

—Oh, santo cielo—Brittany apoyó los codos en los muslos y se inclinó hacia adelante—Artie estaba a punto de orinarse en sus pantalones. Tenía miedo de que ella lo despidiera. Quiero decir, tenías que haberlo visto. Me rogó para que asumiera la culpa.

—Lo sé—Noah dijo con una sonrisa—La jefa ya me llamó.

—¿Ella te habló de mí?

—Creo que sólo se estaba asegurando que yo supiera que el departamento no nos haría responsables. Y decirme que no iba a despedir a Artie, aunque entiendo que masticó su culo.

Brittany se relajó mientras se sentaba hacia atrás nuevamente.

—Lo siento, Noah. Pensé que él iba a llorar—se sentaron en silencio por un momento, el silencio se alargó. Por último, se aclaró la garganta—¿Estás listo para hablar de ello?

Él cruzó las manos sobre el escritorio mientras la miraba.

—He decidido que no es de mi incumbencia—cuando Brittany iba a hablar, él levantó la mano—No es que pretenda entender nada de esto. Quiero decir, ella está prácticamente comprometida. Pero me dijo que le gusta…

—Dormir con mujeres—Brittany terminó por él.

—Simplemente no lo entiendo ¿Y tú?

—No. No, no lo hago. Pero, Noah, no tenía ni idea de que ella era tu hija. Fue el día que Jackson murió. Tenía que salir de la casa. Y ella estaba en el bar. Para ser justos, ella fue quien se acercó. Yo no…

—No necesito saber todos los detalles, Brittany

—Bueno, solo digo que…

—No tiene importancia. Se ha ido. Y dudo que alguna vez la veamos de nuevo.

—Oh, no ¿Por mi culpa?

Noah se rió.

—No es tu culpa, Britt. Es sólo el tipo de relación que tenemos. Demonios, no tuve más que una fotografía hasta que cumplió 22 años y ella decidió buscarme. Pero ya sabes, no tenemos nada en común. Lo supimos la primera vez que nos vimos... ¿qué, hace diez años? Un par de llamadas aquí y allá no cambió eso. Honestamente, estaba tan sorprendido como cualquiera que hubiera querido venir a visitarme—se puso de pie y se dirigió a la ventana, mirando hacia afuera—Nada ha cambiado. Sólo soy básicamente un donante de esperma. No soy su papá—él se dio la vuelta—Tú has sido más una hija para mí que ella, Britt.

—Oh, Noah. Lo siento.

—No, no lo sientas. Esa es la manera que es. Su mamá, bueno, ella solo se casó conmigo para cabrear a sus padres. Ya se había mudado de vuelta a casa en el momento en que Kitty nació.

—¿Así que no tuviste ninguna custodia? ¿Visitas?

—Me pagaron para desaparecer, Britt. No es algo de lo que estoy orgulloso, pero demonios, me dejaron en claro que no iba a formar parte en la vida de la niña. Ellos sabían dónde estaba. Enviaron fotos. La niña en un yate, en un pony, jugando tenis en el club. Ese tipo de cosas.

—Eso es triste, Noah.

Él se encogió de hombros.

—Esa es la manera que es. Así que a pesar de que tenemos la misma sangre, no somos la misma persona. Como he dicho, no tenemos nada en común, al igual que yo no tenía nada en común con su mamá.

—Así que ¿ella solo regresó a Nueva York?

Noah sonrió.

—De regreso con su prometido. Pobre hombre.

Brittany se rió, luego se levantó y se dirigió hacia él, abrazándolo con rapidez.

—Gracias por no estar enojado conmigo. Por eso y también por lo del accidente.

—Hablando de eso, vas a necesitar algo que conducir mientras tu vehículo se repara ¿Por qué no llamas a Alquiler Alpine por un Jeep?

—¿Un Jeep? ¿En serio?

—El condado está pagando la cuenta, no nosotros.

—Oh, genial. Gracias, Noah.