Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN-

Sanny25 escribió:Me encanto como salva a San, dios que va a pasar??
Gracia a dios que no ama a Emily solo le tiene cariño, nada mas,pero al ver a San de lejos no pudo sacar los ojos de ella y ahora le salva la vida

Pasaran cosas malas... jaja solo bromeo, amar y querer es muy diferente, santana atrae miradas hasta de un perro. gracias por comentar.

JanethValenciaaf escribió:Me gusto la parte de brittany salvando a santana

Estoy segura que te encantara mas lo capitulos que viene. gracias por comentar.

-Santana-

Delante de ellos, fotógrafos personas gritan mi nombre para llevarse mi atención quieren sacar algo de lo que me está pasando, por qué mi regreso. Sin embargo, no necesito escuchar sus palabras, pues enseguida escucho la voz de de Kurt mi asistente le indico que voy a una especie de cafetería pido un coffe-to-go y me alejo con mi vaso de papel en la mano. Pero cuando estoy saliendo del local oigo el sonido de mi móvil, que me despierta una instantánea añoranza.

Lo dejo sonar tres veces, antes de responder, como si el mismo sonido pudiese sacarme de este sopor.

—¿Qué coño estás haciendo? — pregunta una voz femenina al otro lado de la línea.
—¿Cómo? — pregunto, sin reconocer a mi interlocutora.
—Soy Quinn, san, ¿Que haces sola por las calles con kurt?
—Hola rubia, quería pasear un poco ¿que tiene?.
—¿Estás bromeando? ¿Te has metido algo?
—No, no, solo quise sentir la cuidad New York bajo mis pies. ¿Cómo estás?- hablo la morena con sarcasmo.
—Yo, bien, pero tú eres que. ¿Sé puede saber qué estás haciendo? ¿Por qué no estás en la empresa?
—¡Ya te lo dije, decidí salir un rato!
—Sí, claro, no digas chorradas. Alfonso me ha dicho que tenias la mirada perdida.
-¿Confías en mi?
- ¡Claro que si san! Que es esa pregunta-
— Esta bien, solo he querido caminar, llegó en una hora ¡te lo juro!.

En cuanto cuelgo me siento mucho mejor, como si una corriente de aire gélido hubiese dispersado de golpe la bruma que tenía en el cerebro. De buenas a primeras, me siento tonta por haber tenido miedo, por haberme dejado vencer por esa sensación.
Poco a poco, todo se puede arreglar, me digo.

Cuando me dispongo a cruzar la calle, siento la mirada de alguien y veo a una chica rubia definitivamente desatancando en ese gentío, lo primero que se me vino a la mente es que estaba recién llegada a New York, llevaba dos equipaje una mochila pasamontañas y una maleta color azul, su sombrero indicaba que no era de un lugar frío, recorrí cada parte de su cuerpo con la mirada, tenía buen gusto por la ropa, su cabello muy rubio me pedía a gritos que lo tocara, ella era linda de seguro habría venido aquí a cumplir sus sueños como modelo.



No me había dado cuenta que tenía a fotógrafos alrededor mío, era un fastidio pero tendría que vivir con esto por el resto de mi vida, mi rubia estaba en la razón debía regresar antes de lo dicho, mi cabeza me obliga a mirarla pero ella rompe contacto y mira hacia el cartel de un restaurante chino en el que aparece representado un enorme dragón rojo, y durante un instante me sentí como una niña de la primaria, ella fingía que no me había visto y causa ternura en mi.



Así que por primera vez en tanto tiempo deje que mis instintos fluyeran, avanzaba con paso firme la otra vereda justo donde estaba. Los paparazzis no me dejaban avanzar mucho que digamos pero seguía mirándola quería saber su nombre, era todo lo que quiera saber.

Hasta que todo paso tan rápido me vi tirada en el piso encima de alguien apretando mi cuerpo, mi reacción fue sujetarme de su cuello y cerrar los ojos. Solo pude ver como aquella chica rubia me hacia señas, creo que me había reconocido por ser famosa o buscar publicidad como la mayoría de mis amigos. En fin estaba acostumbrada.
Tenía los ojos cerrados del miedo y no quería abrirlos por temor que estuviera muerta. Una mano en la mejilla hizo la trajo al mundo de vuelta, abrió los ojos lentamente, no podía creerlo la chica de la otra calle estaba de espalda y ella estaba en sus brazos. La mirada de aquella chica era tan penetrante con sus enormes y hermosos ojos azules cielo que nunca antes había visto tan de cerca. Su voz interrumpió sus pensamientos.

-Despierte- acaricio su mejilla-Tranquila esta todo bien - susurro en su oído.
-Gta..gracias por salvarme- habla Santana muy afectada con sus ojos cristalinos- estoy bien- levanto su dorso quedando sentada la rubia hizo lo mismo que ella solo que esta por precaución puso su mano derecha en la espalda de la morena, ambas sin dejar de mirarse no se daban cuenta que afuera de su burbuja se había convertido en el centro de atención, chicas y chicos con celulares grabando aquel accidente, los paparazzis buscando ángulos de aquella escena. Todo esto pasaba sin que las dos se dieran cuenta.
-Me llamo Brittany Pierce - estiró su mano que sujetaba la espalda con una sonrisa-
-Santana López- esta no sujeto su mano levantada sino deposito dos besos en la mejilla de la rubia que al mirarla se había sonrojado por aquel afecto- Eso es por salvarme-

Pensamientos de Brittany
Dime que no estoy sonrojada. Dios.

Pensamientos de Santana
¿Qué demonios fue eso?

-Santana- dice Kurt apresurado esquivando y empujando personas. - Dios mío ¿Se encuentra bien?- me sujeta de la mano, miro a la rubia de ojos azules ella esboza una sonrisa y sigue mirándome.

Pensamiento de Santana
Tiene una mirada penetrante

Permanecemos en silencio hasta que vuelve hablar Kurt.-Debo llevarla a que la revisen por precauciones llamare a Alfonso- se levanto sin esperar respuesta.
- Señorita- hablo en ingles con un tono italiano divertido.- Debe ir a un doctor sus codos están lastimadas- me dice
-Estoy bien- la miro con una sonrisa - Solo quiero saber dos cosas- hizo el número dos con su mano izquierda.- ¿Puedo preguntarle?-
-Claro-
-¿Como sabias que venia un coche?
-Soy precavida al cruzar la calle- la rubia respondió, la morena se sonrojo.- Descuide a todos nos pasan- le tomo de un brazo levantándola la rubia miro hacia sus lados mucha gente la veía de una forma rara- Disculpe la pregunta pero ¿Es usted hija del presidente? Porque me están mirando raro- susurro haciendo reír a la morena, los fotógrafos aprovecharon ese momento y la fotografiaron.
-No soy hija del presidente pero debo de cuidarme de las cámaras.- miro su teléfono estaba descompuesto en partes lo tomo y los metió en su bolso. -Tendré que comprarme otro- alzo los hombros restándole importancia.
-Ese es un teléfono moderno costara mucho - señaló el aparato guardado- Puedo pagarle solo tenemos que ir por una caja de cambio- busco con la mirada si había una cerca.
-No no- negó la morena tomándola por las manos, en ese momento pareció que todo el mundo alrededor de ellas había desaparecido, aquel tacto de sus manos suaves fue la sensación más calidad que ambas hayan sentido en su vida, Santana no podía expresar lo que sentía ahora mismo con aquella chica extraña la cual le haya salvado su vida, la rubia estaba encantada le gustaba aquella sensación, muchas veces había sostenido la mano de su novia pero nunca esta sensación, un escalofrío visito su cuerpo por inercia rompió aquel contacto, los reflectores de la cámaras le molestaban sus ojos. - Eso no importa- dijo la morena sonrojada.
- Me ponen nerviosas las fotografías- dijo mirando para todos los lados- Debo irme tengo que estar en la universidad en- miro su reloj- DIOS MIO en media hora y no se donde es- gritó histérica la morena que la miraba extraña- tengo que irme lo siento mucho- al momento de despedirse depósito sus labios en la mejilla de la morena que al sentir los labios de la rubia había cerrado los ojos, otro flash la había sacado de aquel maravilloso momento- Lo siento de verdad- la miro con honestidad la morena estaba dispuesta a decir algo cuando escucho la voz de Alfonso.
-Santana he venido lo antes posible- se acercó a la morena- Vamos es hora de irnos hay muchos fotógrafos- miro alrededor de ellos y estaba en lo cierto, miro a kurt- ten la puerta abierta será complicado salir de aquí con esto- el chico obedeció rápidamente.-Puedes caminar- le dijo a la morena
-Puedo caminar- afirmó decidida giró sobre sus pies para encontrarse con la rubia pero estaba se llevo una gran sorpresa la rubia ya no estaba- ¿Donde esta Brittany?- dijo en voz alta Alfonso la miro extraño- Ella me salvo la vida, ¿Donde esta?- la morena se levantaba de puntas por si la encontraba pero no.
-Tranquila Santana- dijo Alfonso sosteniendo por los hombros esta la miro preocupada- La encontraremos-
-No puede ser eso posible- dijo la morena tocándose la frente.
- ¿Por qué?- preguntó Alfonso
-Ni siquiera me dio su numero- la morena parecía triste, Alfonso después de esa mirada sujeto la mano de la morena y empujando a la fotógrafos con su mano libre llegaron al coche, Santana antes de subir miro por todas lados si alcanzaba a ver una cabellera rubia, su búsqueda no funciono se rehusó a darse por vencida, pero al cabo de unos minutos se había introducido a la camioneta molesta con ella misma.

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-Brittany-

Demonios demonios demonios, mi primer día aquí y llego tarde como puede ser posible que me pierda tanto en una chica. Ese escalofrío no significa nada, simplemente fue producto de los nervios. Solo fue eso.

Brittany tenía una lucha consigo misma en un cabeza tuvo suerte al encontrarse con unos chicos que iban de paso a la universidad donde ella estudiaría. No podía creerlo aun había estado cerca de aquella chica tan hermosa. No sabia que tenía pero no permitía que se le fuera de sus pensamientos.

Al momento de la despedía su cuerpo actuó por ella, había besado muchas veces la mejilla de su hermana pequeña y había jurado que eran las mejores mejillas suaves que había besado, Santana le había quitado el puesto a su hermana. Todo el camino a la universidad no dejaba de tocarse sus labios ese perfume delicioso no lo olvidaría nunca.
Cojo un autobús hasta la estación, de donde salen los trenes para Berkeley. Bajo a la carrera, faltan pocos minutos para que salga uno, pero no tengo tiempo para sacar el billete, así que voy directamente al andén.

El tren me cierra las puertas en la cara cuando falta poco más de una hora para que cierre la secretaría y fin el plazo de entrega de la solicitud de matrícula. Lo único que consigo pensar en este momento es que la he fastidiado bien y que no sé cómo salir del lío.
Por enésima vez trato de llamar a mama por el móvil, pero no responde. No tengo ni idea de qué hora es en este momento en Italia, no tengo cabeza ni para hacer el cálculo. Miro la hora del próximo tren. Pasa dentro de una hora, demasiado tarde.
Salgo corriendo de la estación. No me queda otra que coger un taxi.

—Berkeley University — digo al taxista. Él se vuelve y me mira. —It's a long way, it will cost you...
—No problem —contesto simplemente, aunque pienso que en realidad sí que es un problema enorme. Miro cuánto dinero tengo en la cartera. Y sonrío sastifecha.
El taxi cruza la ciudad y entra en una autopista, una circunvalación o lo que sea.
El taxi para delante de la entrada de la universidad. El taxímetro marca treinta y cuatro dólares. Pero cuando voy a pagar, descubro que hace falta añadir la propina. Uno mismo decide cuánto, pero el mínimo es el quince por ciento. ¡Aquí, en todas partes hay que dejar propina! Así, los treinta y cuatro dólares se convierten en treinta y nueve con diez centavos.

—Señor tengo un billete de 100 dólares — digo mientras el tiempo corre. Faltan diez minutos para que cierren la secretaría.- No puedo esperar mas, quédeselo.
El taxista, una camisa con un turbante enorme, se vuelve y me mira asombrado.- Es su día de suerte —explico.

Cruzo la verja principal y ahí me llevo la primera sorpresa. Berkeley es tan grande como un pequeño pueblo. La verja rodea una amplia área repleta de edificios y parques bien cuidados. Tiro recto por el camino que atraviesa el complejo y llego a una rotonda, en la que hay unas señales: «library», «shop», «office», y así sucesivamente.
Paro a dos chicos para pedirles información cuando ya solo faltan cinco minutos para que cierren la secretaría.

—Perdonad, estoy buscando la secretaría — les digo jadeando.
—¿Cuál? — me pregunta uno de los dos, mientras el otro me observa conteniendo una sonrisa en los labios.
—Uf, no lo sé, ¿cuántas hay? — pregunto mirando alrededor y experimentando la súbita sensación de haber acabado en un laberinto.
—Depende de lo que tengas que hacer.
—Tengo que matricularme, tengo que presentar la solicitud. ¿Cuántas secretarías hay?

Los chicos, desagradablemente divertidos por mis nervios, me señalan la fachada de un enorme edificio de mármol, cuyo tejado, sostenido por unas columnas impresionantes, parece el frontón de un templo griego. Me lanzo hacia el interior. Encuentro a un vigilante, le explico mi problema y le pregunto adónde debo ir.
Segunda planta, subes las escaleras, al fondo del pasillo a la derecha, última puerta.
O algo así.

Y eso hago. A las cinco menos dos minutos estoy delante de la puerta de la secretaría.
La idea que me cruza por la cabeza dura un instante: «Lo he conseguido». Como si ya me hubieran aceptado, como si mi nueva vida comenzara justo ahí, delante de esa puerta.
Me siento a dos mil kilómetros de Emily, de su rabia. Pero también me siento distanciado de nuestro amor o lo que tengamos, de sus reflexiones, de su complejidad. Quiero algo nuevo, quiero dejar atrás todas las inercias. Quiero una vida que sea solamente mía y que no dependa de mi familia, de Emily, de nadie.

Llamo, y mientras mis nudillos tocan la madera brillante de la puerta, reparo en el cartel que hay colgado. Con los horarios de la secretaría. Que hoy cierra a las seis y media. Tengo suerte.

Ahora mi plan seguía conseguir un departamento, alimentos.

Gracias por comentar son el motivo por el cual escribo, disculparan la tardanza pero tenia semana de exámenes y es mi ultimo año entenderán. Vuelvo a repetir no olviden comentar.

Wooow ya quiero el otro cap para ver si el destino las vuelve a unir no tardes en actualizar please

Exelente capitulooooooooo, cuando se van a volover a ver?? y como?? ahora ambas van a estar en varias revistas con las fotos que se sacaron
amor a primera vistaaa

Heya Morrivera escribió:Wooow ya quiero el otro cap para ver si el destino las vuelve a unir no tardes en actualizar please

El destino se encargara de todo... gracias por comentar.

Sanny25 escribió:Exelente capitulooooooooo, cuando se van a volover a ver?? y como?? ahora ambas van a estar en varias revistas con las fotos que se sacaron
amor a primera vistaaa

Gracias, disculpa por demorar necesitaba inspiración y la he conseguido. Ustedes lo son, el destino se encargara de muuuuchas cosas. Amor a primera vista.

chicas estoy por actualizar ya estoy en ello, denme unos minutos espero que les gusten.

Rubia, ojos azules, alta, lindo cuerpo, hermosa y perfecta eso era lo que Santana tenía en sus pensamientos mientras se dirigían rumbo a la empresa, no podía dejar de pensar en ella y su manera de protegerla jamás en su vida había visto esa mirada tan penetrante un cosquilleo recorre su espalda aquel toque que sintió cuando la rubia la toco le supo a gloria. Kurt le había preguntas de su salud pero cansada de responder se tomo la molestia de ponerles los auriculares y dejarse llevar por sus pensamientos en una sola persona, y esa persona tenía nombre y apellido, como era de esperarse Santana tenía una lado que nadie podía saberlo ni siquiera su mejor amiga. El duro secreto que ha guardado por 18 años, ella era lesbiana, encerrada en el closet sin tener las agallas de decirlo, se sentía fuera de lugar, como una alíen a quien juzgarían por su preferencia sexualidad, y lo que hacia con su amante era una tapadera, se odiaba por eso pero, ella mil veces prefería ocultarse que pasar por ello.
 
Las fotografías debían de hablar por ella misma, había olvidado que montón de paparazzis eran testigo de ello, si alguien le preguntara que paso ella solo diría tres palabras que rondaban su cabeza desde que se montó. "Me deje llevar" Claro cuando tuviera las fuerzas necesarias lo diría.
Unas horas después había llegado miles de fotógrafos esperaban su llegada, Alfonso la escoltaba poniendo una mano en su espalda y otra al frente para protegerla, ella tapaba su cara con sus manos mientras agachaba su cabeza, la rubia la esperaba en la entrada con su sonrisa arrogante Santana conocía aquella sonrisa. La conocía a la perfección.
 
-Quinn deja de mirarme así- le advirtió apenas llego, la rubia la miro pero no dijo ninguna palabra.
-¿Que? ¿Ahora se te comió el ratón la lengua?- Preguntó divertida la morena mientras era seguida por Alfonso y Quinn tomadas de la mano.
-¿Puedo opinar algo?- preguntó levantando la mano derecha. La morena río asintiendo mientras entraban al ascensor.
-¿Hay algo de lo que deba saber san?- preguntó sin mirarla tenía la vista en el metal de las puertas del ascensor. La morena se tensó respondió nerviosamente.
- No.. No- negó- Todo está bien verdad Alfonso- dirigió su mirada al hombre alto parado en la esquina del ascensor sonriéndole. -Así es señorita Santana- respondió el hombre guiñándole un ojo. Si Quinn se enteraría de que casi la atropellan haría un escándalo y contrataría un anillo de guardaespaldas recomendados por el FBI para ella si era necesario. Quinn a veces dramatizaba.
Después de haber pasado su día entero en la oficina y miradas intrigantes por parte de la rubia, había terminado su primer día laboral ella y su equipo de trabajo. Quinn había venido en su propio auto convenció a la morena de pedir domicilio mientras llegaban a su casa, sabia que la morena no era fanática a la comida chatarra y grasosa pero tenía una debilidad, Quinn y su puchero lograban lo imposible con la morena.
Coche de la rubia: http://ag-spots-2014.o.auroraobjects.eu/2014/06/04/jeep-grand-cherokee-srt-8-2013-c369904062014153927_5.jpg
Si alguien en el ámbito laboral o los medios sabían que Santana era de carácter indomable, una mujer hermosa con un cuerpo tan deseado, independiente y millonaria con una cadena de empresas por dirigiría a su corta edad, en los negocios es una indomable empresaria tan pequeña, infinitos de empresarios sueñan hacer negocios con ella, Santana sabia mover sus jugadas junto a su hermano que no movia un paso sin consultarle a su amigo, hermana y Alfonso. Ella sabía que las personas que se acercaba a ella era por una sola razón. Buscar fama y ella lo sabia. Santana en privacidad era una persona dulce, tierna que si la compararan con la otra Santana dirían que estaba locos. Así era Santana tierna buena con las personas que amaba y fuerte y seria con las personas que deseaban verla caer.
—Bueno, ¿qué haces tanto ahí? — le pregunto a Santana, que lleva en Facebook media hora esperando a que llegara su comida con una copa de vino. Amaban el vino.
—Algo importante, de momento, no te diré nada- la miro con una sonrisa de arrogancia.
-Dime Santana sabes que soy una reverenda chismosa en eso- la morena seguía metida en su teléfono nuevo- Santana, lo mejor es que me digas sino, no respondo de mis actos- hablo la rubia sentándose en el mesón del departamento sin dejar de verla.
—Hummm...- la morena levanto la mano-pues hace poco he añadido amigos y amigas- hablo la morena mientras una sonrisa a la rubia salía a la luz en aquel departamento.
—¿Hablas es serio?- preguntó emocionada la rubia, la morena nunca fue fanática de las redes ella usaba correos formales para todo.
—Sí- dijo la morena divertida al ver a la rubia correr al segundo piso iba a gritarle que bajara pero iba a ser en vano la rubia estaba ahí a lado suyo con su teléfono en las manos.- Vale, necesito tu ayuda no se qué poner en información, ¿es necesario poner toda mi vida aquí?- la rubia al escuchar esto soltó una carcajada la morena la es uno cayendo al piso ella no le importo seguí riéndose. - No es gracioso, por eso no quería decírtelo-
-Vale.. Vale me calmo- sujeto su abdomen mientras recuperaba el aire- dame eso pequeña- quito el movil de las manos de Santana esta alegre se tiro a lado de la rubia compartiendo la cena y tratando de que la morena estuviera totalmente modernizada. http://data2.whicdn.com/images/35079578/large.gif
 
Saturación eso es lo que había causado Santana al decir por Twitter que tenía cuentas oficiales y que ella misma era dueña. Twitter, Instagram, facebook, y youtube Quinn había insistido tanto en colocar su primer video dando un recorrido por todo su departamento las chicas después de haberse bebido una botella y media de vino chileno habían subido su video, pero una cosa cambio. Ellas no podían creer que tenían medio millón de vistas y suscripciones en su canal en tan solo dos horas había roto un récord según Quinn le decía pero no presto atención ya que su movil lleno de notificaciones de facebook diciendo que tenía medio millón también, Santana y Quinn no podían creerlo estaba tan emocionadas que decidieron subir otro video pero seria mañana, era tarde y el cuerpo necesitaban un descanso.
-San, buenas noches- abrazo a la morena hasta mantenerla en el aire por unos segundos, la morena río - Estoy tan cansada me despiertas por la mañana porque juro que no lo haré por mi cuenta- Santana frunció el ceño- hablo muy en serio- hablo la rubia mientras caminaba por aquel pasillo largo que indicaba su dormitorio.
Santana mirando por aquella puerta donde su amiga se había metido lanzó un suspiro, estaba feliz y nunca se cansaría de tenerla en su vida. Su teléfono de trabajo sonó era Kurt su asistente de preguntó qué habría pasado ya eran casi media noche, deslizó el dedo para desbloquear abrió los ojos de la impresión por aquel mensaje.
"Señorita Santana me disculpa interrumpir su noche pero ¿Ya vio en internet? muchas fotos de usted y la chica que le ha salvado la vida" 
-Kurt-
Santana al leer el mensaje corrió a su cuarto prendió su Mac y espero intranquilamente mientras recorría su habitación con las manos en la cabeza. Cinco minutos después estaba sentada en la cama con sus piernas cruzadas con su mirada fina "¿Quién será la chica que habrá salvado a Santana? ¿Buscará fama la chica que habría salvado a la dulce millonaria? ¿Rubia y morena? ¿Demandará la morena a la rubia por tocarla?" Aquellos títulos hizo que su cerebro cobrara vida, estaban totalmente equivocados como podría ella demandar a la dulce chica que le salvo la vida ¿Tanto así pensaban de ella?.
Estaba hecha un lío si Quinn se llega a enterar estaría muerta y más su hermano. El sonido del timbre sonó en su puerta un pequeño escalofrío visitó el cuerpo de la morena todo que fuera coincidencia lo que estaba pasando por su cabeza y no fuera real. Dejo su Mac en la cama estaba dispuesta a leer las notas de los publicista enfermos que vendían estos tipos de casos o chisme. Otro timbre había resonado en la casa apresuró su paso abrió la puerta no podía creer lo que estaba al frente de ella. Absolutamente no era verdad tenía que estar soñando la pizza había llegado y quinn se había ido sin comerla, lo que significaría una sola cosa, comérsela si o si.
 
 
 
 
Brittany
Esta tarde he ido a hacer la compra y he vuelto sin nada. El supermercado estadounidense es la antítesis del italiano. Mientras que en Italia abundan las porciones y los envasados mínimos, y todos esos productos «ideales para solteras», en Estados Unidos, como no vivas con al menos mil personas, es inútil ir a comprar. Todo es más grande, los envases, las cajas, las latas, las botellas... de una medida que en Italia sencillamente no existe. Los filetes son enormes, los botes de champú, de nuestras mismas marcas, aquí contienen el doble. Hasta los carritos son más grandes y, en general, lo que resulta paradójico es que los hombres y las mujeres parecen más pequeños.
Sumida en una patética nostalgia mediterránea, para cenar me preparo una vulgar pasta con salsa de tomate, reemplazando el aceite de oliva por aceite de semillas, el parmesano por un queso dulce holandés, la pasta de marca por una que jamás he oído mentar en Italia, y al final obtengo una previsible asquerosidad que tiro a la basura.
Decido salir para comer una hamburguesa, una solución a la que, ya me lo habían advertido, tendré que recurrir con frecuencia.
Cruzo el típico corrillo de mendigos que hay instalado a pocos metros de mi casa y me dirijo hacia un restaurante de comida rápida que vi ayer desde el autobús. Esta noche hace frío, y eso que no hay niebla y el cielo está moteado de estrellitas
Cuando llevo unos minutos caminando, topo con un letrero luminoso que me suena familiar. Tras mirarlo mejor advierto que es una cafetería. Mi mente retrocede automáticamente a la noche de mi heroico rescate. Aquí es donde rescate a Santana, me digo y no puedo sacar una sonrisa.
Decido echar una ojeada.
Me acerco a la entrada, pero me encuentro con un enorme gorila negro que me mira con injustificada desconfianza. Le sostengo la mirada con aire interrogante. Él hace un leve gesto con la cabeza, para darme a entender que puedo pasar, aunque no se mueve ni un ápice. Lo rodeo, pues, y paso, y me encuentro en un pequeño vestíbulo con alfombra roja, frente a una puerta con una placa brillante: Exclusivo
En cuanto abro la puerta me asalta una música. Vacilo un instante, mientras contemplo la escena que tengo delante de los ojos. Una sala, cuya amplitud soy incapaz de calcular, por otro lado hay una zona con un letrero brillante: VIP, una barra de acero que se extiende a lo largo de la pared. Hay varios hombres sentados en taburetes ante la barra, con vasos en la mano. No cualquier hombre, son los actores de la película que mi hermana y yo veíamos con frecuencia.
 
 
Entreveo a un par de camareros que preparan cócteles. Otros simplemente cafés.
En la entrada, una chica me da la bienvenida y me tiende una tarjeta. La miro distraídamente y me la guardo en el bolsillo.
Miro la hora en el móvil. Las doce de la noche. Esta noche vuelve a ser demasiado tarde para hablar con Emily. Como anoche no respondí a sus llamadas, hoy no se ha puesto en contacto conmigo y no ha contestado mis mensajes.
Conozco sus desquites, por eso no les doy mucha importancia. La llamaré mañana.
Uno de los camareros me sonríe y me pregunta qué quiero tomar. Le pido una copa de vino, pero cuando hago ademán de sacar dinero, me dice que no lo quiere, que vale la card. Le tiendo la tarjeta que me han dado en la entrada y él la introduce en un aparatito electrónico, parecido a un cajero automático.

Me siento a la barra con una copa de vino que sabe a regaliz. Mientras bebo, reparo en que a lo largo de las paredes del local hay varias butaquitas y mesillas, la mayoría desocupadas, y concluyo que no va a ser en este local donde pasaré mis veladas nocturnas. Esto es una área de famosos y no tengo idea porque dejaron que yo pasara. La adrenalina llega a mi cuerpo y me emociona.
De pronto, la música deja de sonar. Una luz ilumina una escalera de caracol que baja del techo, al tiempo que por un altavoz una voz anuncia la aparición de alguien, según intuyo por el tono estilo «damas y caballeros».
Pasan unos minutos de silencio, aunque aquí y allá se oyen risitas de los famosos. Luego, la música suena de nuevo a toda pastilla y por la escalera de caracol empiezan a bajar unas chicas vestidas con una faldita invisible y una especie de corpiño tipo enfermera sexy.
Las chicas llegan a la barra, que, en ese momento lo descubro, está unida directamente a la escalera de caracol. Son seis. Se reparten por todo el tablero de la barra, cada una de ellas cerca de un poste que llega hasta el techo. Uno de los postes queda justo delante de mí. En ese instante levanto la cabeza y comienzo a comprender dónde estoy, qué está pasando.
 
 
 
 
 
 
 
 
-Santana-
¿Marco? ¿Guido? ¿Matteo? ¿Cómo mierda se llamaba el intelectual de la redacción de la revista?
¿Por qué, cuando me presento a alguien, escucho solamente mi nombre?
A menudo me he interrogado sobre este fenómeno y he llegado a la conclusión de que mi cerebro estima del todo irrelevante el nombre propio de las personas. Recuerdo perfectamente cómo iba vestida, lo que dijo, dos o quizá hasta tres de sus expresiones. Pero es evidente que, en el delicado momento de las presentaciones, mi mente está demasiada ocupada en escanear a las personas que tengo delante para tener que matarse encima con el curro de memorizar los nombres.
Decido salir del departamento tomo mi coche y silenciosamente lo pongo en neutro hasta empujarlo a la esquina ¿Dónde saque tanta fuerza?.
-¿Eso es lo que hacen los adultos jóvenes a mi edad no?- murmullo con fuerza mientras empujo el coche me ha costado mucho.
Orgullosa de mi esfuerzo me seco el sudor con mis toallas que están adentro, miro las estrellas por una simple razón me encapricho con la cafetería a la que siempre voy, aquel lugar donde tropecé con Brittany no podía sacarlo de mi mente.
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Saco mi gorra favorita que llevo siempre en la guantera y me la pongo mientras me veo en el espejo, visualizo si alguien sospechoso con cámara está cerca y sonrío al escuchar el motor de mi auto un solo rumbo.
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No estoy segura de entender el razonamiento que he hecho en el último minuto. En cualquier caso, decido sentirme segura y me acerco al grandulón que esta en la puerta sonrío el me saluda y me deja pasar dándome su mano como un caballero. Escucho una voz haciéndome girar lentamente.
—Perdona, soy de la revista del Parini, estoy escribiendo un artículo sobre vuestra ocupación, le puedo preguntar.- habla un joven con su cuaderno nervioso sonrío y asiento- Hoy es tu día de suerte sígueme-
Me dirijo hacia la sala VIP ahí tengo siempre mi espacio, la cafetería es exclusiva pero hoy deja de ser eso para convertirse en un club donde las putas buscan dinero y los famosos diversión todo es profesional, todo es en secreto.
En menos de cinco segundos, estoy literalmente rodeada de preguntas. Cada una es interesante.
—Eso no importa — me explica el joven de unos 24 años—. No pondré nada de lo que usted no me autorice-.
Al cabo de media hora sale emocionado ha recogido una buena información y exclusiva.
Decido recorrer con la mirada la barra lentamente. De pronto mis latidos, mis respiraciones, mi todo deja de funcionar. Ella está aquí mirándome.
¿Qué hace ella aquí? Mi conciencia pregunta
 

Chicas lo siento esta computadora o señal no se que les pasa primera vez que me sucede y quiero estrellar mi cabeza contra la pared al no subir el otro no se que pasa... 

Una disculpa, trato de subir lo mas seguido pero por mala suerte soy una persona que le gusta entregar todo bien, sin tener que editarlo después no, quiero que comenten como les parece la historia se viene parte interesantes para ambas, un beso a cada una de las fieles escritoras, no olviden comentar.  

hola soy nueva lectora !! me encanta esta historia !! actualiza pronto porfa

Vuelve!!!!!!!!!!!!!!!!1

Capítulo 9
"Su sonrisa"

Brittany no pudo resistirse al bajar la ventanilla del copiloto y sacar su mano ese contacto con el aire y su mano la había sentirse en casa cerró los ojos para sentirlo un poco mas cerca, sentirse en casa por un minuto, recordaba cuando su padre con sus ahorros de casi toda la vida invirtió en su coche familiar, desde pequeña anhelaba ser como su padre un ejemplo a seguir pero como toda niña, crecemos y nos damos cuenta que la vida no es la misma desde la perspectiva de una niña sin preocupación sin necesidad de salir al país y buscar un buen futuro para ella y su familia. Ella había crecido y sus motivos para estar aquí era una sola palabra. Superación.

En cambio Santana ella estaba feliz, sentada detrás de su volante con la vista en la carretera disfrutaba aquella compañía con la rubia, estaba radiante su cabello recogido en una coleta sin ningún toque de maquillaje la luna hacia reflejo con su ojos y des mostraba felicidad en su hermoso rostro.
De vez en cuando miraba hacia la rubia, demostrando tanta felicidad se preguntaba porque había venido sola. ¿No tenía hermanos? ¿Hermanas? Dios ella juraba que quería saber todo de la rubia, sentía que estando junto a ella podía sentirse en el cielo.
¿Que le pasaba? Desde cuando pensaba sobre la calidez de las personas cuando estaban con ella. La voz de Brittany hizo que su burbuja explotara y se centrará en la carretera.

-¿Que piensas?- le pregunto la rubia mirando el perfil de la Morena.

-¿Te miento o te digo la verdad?- preguntó la morena observando por segundo a la rubia sonriéndole, la rubia sin dejar de mirarla respondió- Quiero la verdad, siempre la verdad- mordió su labio inferior y Santana tuvo que romper aquel contacto de miradas habían llegado, la rubia no había quitado su mirada esperando su respuesta la morena sonrío e hizo anotación en su cabeza.

"Eres insistente y eso me esta comenzado a gustar"

-Pensaba sobre ti- respondió sonrojada mientras se bajaba con su gorra favorita siempre era prevenida la rubia rápidamente se bajo mirando a su alrededor asombrada.

La morena había visto de todo en su vida personas relajes, falsas. Pero esta anoche estaba segura que la expresión de Brittany al ver donde estaban fue lo que superó todo. Sentada en las escaleras de time square conocido como "the read stairs".



-Dime que esto es un sueño- hablo la rubia mirado a la morena con las manos en cabeza, esta última soltó una carcajada al ver a la rubia así, le parecía adorable.

-No es un sueño Brittany- Sentada en las escaleras y si dejar de mirarla ladeo su cabeza y sonrío lentamente, esa sonrisa no era igual que las otras donde salía en las fotografías, cuando tenía reuniones y las fiestas que era invitada, esa sonrisa era su sonrisa. Su verdadera sonrisa.

-¡Vaya!- abrió los brazos la rubia mientras giraba en sus pies.- esto es asombroso- paro en seco y se dirigió hacia la morena que no dejaba de sonreír. - Gracias san..Santana- corrigió inmediatamente la rubia con un leve sonrojo en su rostro.

-Puedes llamarme san, si tu me dejas llamarte Britt- respondió la morena estirando la mano- ¿trato?- conecto su mirada con la rubia si dejar de sonreír ambas.

-trato- respondió haciendo reír a la morena al ver que la rubia tomo su mano y la estrecho como hacían los socios con ella.

-Que te parece si vamos allí- señalo la rubia con su otra mano indicando la cima de las escaleras, pues la otra la tenía sujetada con la de la morena.

-Me encantaría- respondió la morena subiendo el primer escalón sin darse cuenta había soltado la mano de la rubia pero no tuvo tiempo de tomarla de nuevo, porque ya la rubia la sujetaba- hey, espérame san- subió la rubia a la altura de la morena, esta al no pisar bien perdió el equilibrio la morena por inercia sujeto la chaqueta que llevaba la rubia por las solapas haciendo que sus cuerpos permanecieran en una breve distancia.
-Te tengo- dijo la morena sin alejarse.

-Me tienes- respondió la rubia dando un paso

-¿Estas bien?- preguntó la morena dando un paso

-Ahora mismo estoy maravillosamente bien- Brittany sonríe y mueve la cabeza, luego se acerca y la mira a los ojos. Demasiado cerca, a decir verdad.

"Otras vez esa sonrisa"

-Me hace gracia ver tu rostro de felicidad- Santana sonríe.

-Te reto a una carrera si pierdes pagas la cena y si gano pago yo.- habla rápidamente Santana, la rubia sin duda alguna no estaba lista- listo uno, dos y tres.- salió corriendo la morena dejando a una Brittany confundida sin saber porque ella había hecho lo mismo que Santana subir rápidamente con una sonrisa.

-Vaya no se ve nada mal desde aquí- dice Santana.

Pensamientos de Brittany
Ella me sigue mirando fijamente, como si estuviese intentando hurgar dentro de mi cabeza. Es francamente guapa, me digo, al tiempo que me doy cuenta de que se trata de una situación tremenda mente equivocada y temo que a Emily no le haría ni pizca de gracia saber que estoy aquí, a esta hora, con una chica sumamente hermosa.

Santana y Brittany decidieron tomar un descanso.

—Tienes cara de buena chica. Pues sí, todavía no he comprendido qué haces aquí en New York y a estas horas en la cafetería.

—Mi plan es otro. Salí porque tenía hambre h no se cocinar- se sonrojo- El trabajo lo necesito porque no tengo mucho dinero, mañana voy a ir a presentar la solicitud para la universidad.

—Yo era igual — añade Santana poco después.

—¿Cómo?

—Siempre buena alumna, buena hija, una buena chica como tú.

—Y luego, ¿qué pasó?

—Luego vi que si eres una buena chica no tendrás seguro a tu familia, vi que las buenas obras que hice no sirvieron para nada, para salvarlos, las que salen adelante son pocas, y además. En fin.

—¿Por qué no? — dice la boca de la rubia, pero ya no sabe a a qué se refiere.
Santana la mira con una sonrisa que parece manifestar estupor. Luego se humedece ligeramente los labios con la lengua y suspira.

—He dejado una parte de mí en Ohio, mi pasado.


----------------------------------------------París---------------------------------------------------

Brittany no está conectado. Perfecto. Lo sabía, sabía que iba a tener que enfrentarme precisamente a este tipo de problemas, pero no me esperaba que fuera a ocurrir tan pronto. Es la tercera vez que falta a una cita en Skype, pero he decidido no cabrearme.
Cojo el móvil y le escribo un mensaje: «¿Estás ahí? ¿Estás despierta? ¡¡¡Conéctate!!!».
Pulso «Enviar» y me quedo esperando, mientras reconstruyo las características de la «etapa más hermosa de mi vida», añadiendo dos entradas importantes: «Padre encadenado a la verja de la fábrica.» «Novia en New York que ha empezado a ignorarme.» Por fin el icono de Brittany se pone verde. Por fin está conectado. La llamo.

—Emy, hola — dice, con voz de recién despertada.

—¿Estabas durmiendo? Pero ¿qué hora es allí?

—No lo sé... —responde ella, confirmando mi sospecha de que se acaba de despertar.

La confirmación definitiva llega cuando en la pantalla aparece su cara. El pelo rubio revuelto, los ojos aún medio cerrados.

—Perdona, Emy, he pasado una noche espantosa — dice frotándose la cara—. Pero aquí me tienes. Vale; Emily, hola.

Finalmente parece recuperarse. La miro y pienso en cuánto la echo de menos. En cuánto me gustaría estar con ella. En cuánto me gustaría introducir una mano en la pantalla para tocar la suya.

—Amor, tengo que contarte mogollón de cosas... Uf, ¿por qué no estarás aquí?
Sonríe y durante un momento me siento como si realmente estuviésemos juntas, suspendidas en algún punto del éter por el que viajan nuestras imágenes.

—Cuéntame — dice, forzando una sonrisa medio dormida.

—¡Ha salido mi primer artículo en la revista del instituto! Y ha sido un éxito, todo el mundo me ha dado la enhorabuena, y ni siquiera quería escribirlo, pero resulta que, no sé, estoy contenta, y ahora habrá una manifestación, precisamente por mi artículo. O sea, es absurdo.

—Espera, Emy, no te oigo bien, hay una interferencia. Intenta hablar.

—Brittany , ¿me estás escuchando? — le pregunto, a la vez que me invade una sensación de mosqueo.

—Sí, sí, es que ha sido una noche complicada, y... estoy molida. Mi primer impulso es decirle: «Siento que estés molida, acabo de decirte que mi padre está encadenado a la verja de una fábrica», pero decido tomármelo con calma.

-Emily oye, ¿puedo llamarte después? Me preparo un café y te llamo.

—Sí., vale.
No tengo fuerzas ni para despedirme de ella. Siento un nudo en la garganta. ¿Qué está pasando? Porque algo está pasando, lo percibo.

Estoy a punto de colgar, cuando oigo una voz que llega de la habitación de Brittany.


Hola chicas como les ha ido, no pude actualizar antes me fui de viajes y eh vuelto, muchos besos y no olviden comentar que les pareció...

Hola que tal recién leo todos los capítulos y la historia esta realmente muy buena!!!
Espero que actualices seguido!!
Saludos

holap,....

nueva lectora!!!!
me llamo la atención tu fic,... y me gusto,..!!!
me gusta la relación de san y britt, y como se conocieron... mmm lastima por la distancia y la relación con emily!!!
a ver como van las cosas con san y britt en su nueva amistad!!!

nos vemos!!
ATTE; LU!!!!

Esa vocecita debe ser de santana.
Me gusto tu capitulo.

No me digas amor
Capitulo 10

Emily no responde al teléfono. Puedo llamar a Hanna, a lo mejor.
Puedo tratar de explicarme con una de sus amigas, ellas me escucharán. No, no puedo. Además, lo más probable es que en este momento ya les esté contando lo que ha escuchado. Como es posible que justo ahora la señora de la limpieza entrará sin ningún permiso. De manera compulsiva, empiezo a poner en orden la habitación, hago la cama, me cepillo los dientes, me lavo la cara, pero la verdad es que siento una angustia creciente, junto con una sensación de impotencia, por no poder hacer nada, por no poder explicar lo que ha pasado.

Miro si está conectada a Facebook, pero no; le escribo un mensaje, solo que luego no lo envío. A continuación miro el correo, a lo mejor me ha escrito, aunque ¿por qué tendría que haberlo hecho? Y no, no me ha escrito. Si estupida manía de los celos esta llegando a su fin, sin embargo, hay un mensaje de la Universidad. Lo abro, es sobre un evento que tendrá lugar dentro de una semana, con lo que por ahora no me importa nada. Sin embargo, necesito dejar que pase el tiempo, hasta que Emily me responda al teléfono. Así que pincho en el enlace del correo y entro en la web de la universidad, en cuya página principal leo: último día para presentar las solicitudes de matrícula.

Es imposible, me digo. No era hoy. Abro mi mochila, en la que guardo todos los documentos, y empiezo a ojearlos nerviosamente, hasta que encuentro el papel que busco: condiciones para matricularse y plazos. Leo a toda prisa y me detengo en la casilla destacada en negrita en la que figura el último día de presentación de la solicitud, que es: hoy. Salgo de casa corriendo.

No puedo mandar al traste mi vida sentimental y profesional en un solo día. Es demasiado, incluso para una enorme ironía del destino del carajo.
El taxi para delante de la entrada de la universidad. El taxímetro marca treinta y cuatro dólares. Pero cuando voy a pagar, descubro que hace falta añadir la propina. Uno mismo decide cuánto, pero el mínimo es el quince por ciento. ¡Aquí, en todas partes hay que dejar propina! Así, los treinta y cuatro dólares se convierten en treinta y nueve con diez centavos. Maldita sea.

La idea que me cruza por la cabeza dura un instante: «Lo he conseguido». Como si ya me hubieran aceptado, como si mi nueva vida comenzara justo ahí, delante de esa puerta. Me siento a dos mil kilómetros de Emily, de su rabia. Pero también me siento distanciada de nuestro amor o lo que queda del amor, de sus reflexiones, de su complejidad. Quiero algo nuevo, quiero dejar atrás todas las inercias. Quiero una vida que sea solamente mía y que no dependa de mi familia, de Emily, de nadie.

Llamo, y mientras mis nudillos tocan la madera brillante de la puerta, reparo en el cartel que hay colgado. Con los horarios de la secretaría. Que hoy cierra a las cuatro y media.
El móvil vibra en mi bolsillo.
«Eres una imbecil. Vete a la mierda.»”

---------------------------------------Santana y Quinn---------------------------------------------

Entré en la cocina para ayudar a nuestra nana, que era la única que gozaba de un excelente humor. Si, tenemos 19 y 21 y tenemos nana. Ella estaba tarareando una canción mientras trajinaba entre los numerosos cacharros.

En silencio la ayudé a preparar los desayunos. Ella respetó mi mutismo y solo me lanzó alguna que otra mirada de soslayo.

—¿Un café? —preguntó ella finalmente.
—Umm—farfullé concentrada en cortar el pepino en rodajas finas.
—¿Te apetece un café? Tienes cara de no haber dormido mucho, querida —su tono era comprensivo.
—Eso sería perfecto nana —contesté sin contarle si había dormido o no bien.
Sacó una cafetera italiana del armario, quemada en los bordes por el uso. Calculé que tendría por lo menos treinta años. Mis padres tenían una casi igual. Llenó el depósito de agua, el filtro de café hasta el borde y lo aplastó con una cuchara.
"Debemos comprar una" pienso para mi misma.
—Cargadito, ¿no? —preguntó.
Yo asentí.

Pronto el olor a café recién hecho llenó la gigantesca cocina. Recuerdos de la casa de mis padres llegaron con el aroma.

Mi nana sirvió café en sendas tazas de porcelana decoradas con violetas. Quinn los había elegido. Ella añadió abundante leche y azúcar. Yo lo tomé sin nada, el líquido aromático y ardiendo me quemó la garganta y cayó como una bola de fuego en mi estómago.
—Ahhhh—suspiré—, lo necesitaba. Gracias nana.
—Pues aún puedo hacer que estés mejor.
—¿Ah, sí?
—Sí —emitió una risita jocosa. Sacó del armario una botella de whisky y me echó un chorro bastante generoso en la taza.
Yo la miré con los ojos abiertos de par en par.
—Nana por dios, no son ni las ocho de la mañana, y tengo que ir a la empresa por no hablar de cómo voy a sostenerme —le reprendí riéndome.
—Bah —respondió ella agitando la mano y añadiendo un chorro bastante más generoso a su taza—, esto siempre viene bien, ¿no sabes que le llaman el aqua vitae?
—¿Ah, sí? —inquirí curiosa—. ¿Por qué?
—Porque despierta a los muertos —rio ella—, y tú ahora necesitas que te despierten, chiquilla.
Bebí un trago. Ahora el café estaba tan fuerte que me lloraron los ojos y tosí. Sin embargo, el cálido líquido relajó los músculos tensos y me empecé a encontrar laxa y relajada.

Ambas seguimos bebiendo a sorbitos, perdidas en nuestros pensamientos.
Quinn asomó la cabeza por la puerta con gesto adusto.

—No al alcohol. - Me giré entrecerrando los ojos
—Si quieres te preparo otro a ti, hija, también tienes cara de necesitarlo, con desesperación parece —señaló nuestra nana fijándose en la palidez de Quinn. Desde luego se acostó oliendo a puro alcohol.—. ¿Te has acostado?
—Si —contestó de forma brusca Quinn, luego suavizó el gesto y añadió—. Bueno, si he dormido, aunque mi cabeza no piense igual.
— Borracha —musité enterrando el rostro en mi taza con una sonrisa.
—¿Qué? —preguntó preguntaron ambas. Quinn tenía el rostro preocupado. Teniamos una reputacion diferente con nuestra nana.
—Oh, nada, que ahora mismo salgo —apuré el café irlandés y salí para dame un buen baño.

Entre a mi cuarto apoyando mi cuerpo el la puerta, cerré los ojos con el simple hecho de recordar de nuevo el rostro de Brittany, no podía definir en total confirmación que era lo que me hacia sentir cuando notaba su presencia cerca de mi. Un empujón hizo que mi cuerpo diera dos pasos hacia al frente aterrorizada agarre lo primero que vi.

—¡No me lo puedo creer! — exclama Quinn cerrando la puerta con seguro—. Te escapaste anoche.- la señaló mientras se tapaba la boca.
—¿Como lo sabes?- dice Santana notablemente nerviosa.
—Lo he visto con mis propios ojos.
—¿Que?
—San, no soy tonta, estaba borracha pero recuerda tenemos cámaras y quería ver que tanto hice ayer ¡No hay nada que decir! Yo hacia eso también.- se burlaba la rubia.
- La nana no puede enterarse me escuchaste Quinn- señalo con un zapato de noche a la rubia, esta levanto las dos manos

- No lo haré- la morena cambio su rostro por uno mas neutro- pero- hablo la rubia pícaramente la morena frunció su ceño- me llevaras de compras-
La morena no podía creerlo, su amiga la estaba amenazando con decirse a su nana que se había escapado sino la llevaba de compras. Incrédula era lo que estaba Santana todo por que la nana no se entera.

-Esta bien- tiro su zapato- tu ganas rubia- Santana se retira al baño y la rubia suelta una carcajada.

Hoy era la primera vez que Quinn estaba en el estudio después del accidente. El edificio de Prada se encuentra en la avenida, no muy lejos de las demás agencias. Cuando Rachel la llamo para decirle que un representante la había contratado para posar, tanto Quinn como yo nos reímos.

Luego resultó que el Socio era un productor de verdad, con una productora de verdad y que estaba realmente interesado en ella.
—¿Vamos chicas? — pregunta Alfonso que aparece para abriles la puerta.
—Sí, ya vamos-
—Los ojos de todos están puestos en ti, Quinn — dice Santana sonriendo, ya acostumbrada al espectáculo de luces con los paparazis—. De todos modos, recuerda que eres una gran persona y que te quiero.- Santana la abrazo la rubia correspondía el abrazo sin despertarse susurro al odio de la morena- no creas que por decirme esas cosas lindas no me llevaras a comprar ropa- salió casi corriendo sin esperar respuesta.
- Advertiré a mis chicos que se queden en su sitio.- Hablo Alfonso Santana solo asintió y bajo detrás de una guardaespaldas con rapidez.
—Me parece increíble — digo cuando Rachel y Santana vuelen a estar solas. Quinn acaba de entrar en el estudio y dos chicas están terminando de maquillarla. Mientras que kurt estaba organizando unas reuniones para Santana.
—Santana, hay Facebook, todo lo que quieres saber se esconde ahí.
—¡Y dale con Facebook!
—Anda, no seas así, solo hay que mirar sus últimos movimientos, sus nuevos amigos, los amigos de los amigos, los grupos en los que se ha metido. San, está decidido, yo seré tu investigadora.
—Ni hablar, Rachel — contesto, resuelta a disuadirla de esa locura.- No haremos eso con Brittany.
Pero en ese instante oigo música por los parlantes. La voz de Beyonce ha empezado a salir por ellos.

El primer tema es Ini Kamozey su Here Comes The Hotstepper. Lo ha elegido Quinn. Ha dicho que este debía ser el primero, ni yo misma sé por qué.
Quinn posa moviendo ligeramente la cabeza y poniendo de vez en cuando las manos en su cadera. Como si se dedicara a esto desde hace mil años, como una modelo de verdad.
La veo emocionada y cuando llega a la parte vulnerable siento un escalofrío en la espalda que me pone la piel de gallina.

Quinn Fabray, mi mejor amiga, es modelo, me digo. Y no solo porque está modelando en un estudio de Prada. Hay algo que fluye con su presencia, algo indefinible que te impide dejar de verla. No resisto la tentación y miro alrededor para ver si soy la única que tiene esta reacción, pero todos están ahí, Rachel incluida, mirándola con la boca abierta y las cejas ligeramente enarcadas en señal de sorpresa.

Cuando el fotógrafo grita agacha la cabeza, se queda así unos segundos. Acto seguido suenan los aplausos. El socio de antes entra en la sala y la abraza, feliz. Yo le hago un gesto con la mano desde el otro lado y ella sonríe lanzándome un beso.
Durante un instante me parece incluso que tiene los ojos vidriosos.

Hay unos minutos de descanso. Quisiera acércame ahí y felicitarla y abrazarla. Me siento tan orgullosa de mi amiga, tan contenta. Me separo de Rachel y me acerco, pero entonces advierto que ella está muy concentrada. Cuatros sujetos con una cámara se le han acercado y le hacen preguntas. Me vuelvo hacia Rachel, que mueve la cabeza.

—Es una modelo. No tiene tiempo para nosotras — dice en broma. Aunque pienso que en algún rincón de nuestras cabezas esta frase puede ser el germen de un auténtico temor—. Volvamos a nosotras — añade Rachel y me mira con atención—. Hablábamos de saber mas de Brittany.

—Rachel, no quiero utilizar ese medio. Eso no es propio de mí.
—Lo entiendo san pero ni siquiera te pidió tu numero..si la montaña no va a Mahoma, el va por la montaña. ¿Es así no? Como se entiendes mi punto ¿no?
—Puede ser... pero lo único que quiero ahora es no pensar en eso, quiero pensar en otras cosas. Vaya etapa de mierda. ¿Que es esto?
En ese momento se me hace un nudo en la garganta, pero contengo las lágrimas. Rachel me pone una mano en el hombro.
—Todo es una mierda — insisto.
—Cariño, no todo es una mierda. Debes mirar la parte positiva.
—¿Y cuál es?
—Eso no te lo puedo decir yo. Pero lo sabrás muy pronto jefa.

Sus palabras, nada más oírlas, no me dicen nada, pero aun así tienen el efecto de tranquilizarme.

—Rach , ¿cómo consigues ser así?
—¿Así cómo?
—Tan serena, despreocupada, es como si para ti no hubiera problemas.
En ese momento me suena el móvil. Rach me mira y asiente como si dijera: «Responde».
—No, Rach, no me apetece.
—Responde — insiste ella.
Vale, respondo. Sin embargo, a la vez que tomo la decisión, monto de nuevo en cólera. No quiero responder, lo que quiero es irme a la cama. Aprieto el botón verde, me acerco el móvil a la boca.
—¡Quien me habla!-
—San, ¿eres tú? Soy Brittany, ¿ estas ocupada? — Deje de hablar
—San, ¿me oyes?
—Sí, sí, perdona
—Oye, mañana no tendré nada que hacer puedo invitarte a cenar podemos ir juntas ya sabes para no perderme.

No olviden comentar.. Entre mas comentarios mas capitulo largos, besos.

Me facina esta historia sube mas caps. :)

holap,...

en serio emily no le ca mi derecho a replica a britt,... neta todos pensando que era san jajaja
entro britt a la uni???,....
me gusta la amistad de quinn y san,...
a ver que pasa con la cena???

nos vemos!!!

Canek escribió:Me facina esta historia sube mas caps. :)

Gracias, espero que sigas comentando.

3:) escribió:holap,...

en serio emily no le ca mi derecho a replica a britt,... neta todos pensando que era san jajaja
entro britt a la uni???,....
me gusta la amistad de quinn y san,...
a ver que pasa con la cena???

nos vemos!!!

JAJAJA... me gusta jugar un poco con su conciencias jajaja, bueno gracias por comentar-

Cuelgo el teléfono, todavía un poco desorientada por mi metedura de pata. Rachel me mira, intrigada, por supuesto.

—¿Quién era? — pregunta con tono malicioso.
—Era Brittany- le digo con una sonrisa.
—Ah, bien.
—¿Bien qué?
—Nada, lo único que digo es bien — repite, con una sonrisita guasona—. Ya ves que sí que hay algo positivo en esta etapa.
—Hummm, Rachel, te mataría. — Pero entonces a mí también me entra la risa.

"Saldré con Brittany mañana en la noche" pienso y es cuando los nervios se apoderan de mi.

-------------------------------------------------Santana-------------------------------------------
El famoso festival gratuito, Shakespeare in the Park, que se llevaba a cabo durante dos meses en el central park, en el cual se presentaban dos obras del famoso escritor, con la colaboración de actores célebres del teatro y el cine, era una de las grandes tradiciones primaverales de Nueva York. Siempre para esa fecha se encontraban más personas transitando por este, sin embargo eso no era impedimento para que Santana interrumpiera su rutina inter diaria de trotar, por lo que se encontraba con un chándal Adidas en negro y top rosado, monitoreando el tiempo en su reloj de pulsera a minutos, mientras los auriculares en sus oídos lo aislaban de las demás personas. Escuchaba, Slide Away de Oasis, con el corazón brincando en la garganta a consecuencia de la adrenalina. Y como siempre siendo protegida por los chicos.



-----------------------------------------------------Brittany----------------------------------------

Para ella no había mejor sensación que sentir los latidos alterados y la respiración forzada.
Normalmente lo lograba cuando llevaba a cabo algún deporte en su caso era bailar o correr. Descontrolar de manera positiva su sistema nervioso, pero recientemente había descubierto que aun acostada mirando el paisaje que se dejaba ver desde su habitación, sus emociones se intensificaban cuando Santana Lopez se le atravesaba en el pensamiento.
Debo alejarme de ella por mi propio bien, necesito mantenerme controlada y no terminar estrellándome después de haber llegado hasta aquí... no puedo estropearlo todo por ella, no debo hacerlo. — cavilaba mientras la música pasaba a segundo plano y sus pensamientos cobraban más fuerza.
Trotaba sin detenerse, cuando una chica que venía de frente le bloqueo el camino con toda intensión, por lo que tuvo que pararse, después de un minuto logró reconocerla, solo que con ropa deportiva y con un mejor semblante se le hacía difícil, una extraña sensación se apoderó de su pecho no sabría cómo definirla.
Se quedó en silencio admirando la belleza y jovialidad en ella, tenía una sonrisa hermosa y los ojos eran cafés, un café impactante, no claros como le pareció haberlos visto de cerca el día que fue salvada.



—Brittany ¿estas bien? —preguntó la morena sonriente.
—Si sí, claro. —respondió quitándose los audífonos Beats. — ¿y tu? —inquirió y su voz aún se ahogaba por el esfuerzo realizado.
—Bien —ampliando más la sonrisa, aumentando con esto el brillo en sus ojos.
—tu mano esta bien— sujeto su mano la rubia.
Santana estrecho la mano mientras elevaba la cabeza un poco más para admirarla mejor, sintiendo una corriente en la palma de su mano que le recorrió todo el brazo e hizo que los vellos de su nuca se erizaran.
—Siento a verme tropezado contigo —la vergüenza, se apodero de su voz. —Pensé que podría estar en forma como los atletas de alto rendimiento. ¿Eres una corredora de atletismo de alto rendimiento, de esos que va a los juegos olímpicos? —inquirió con interés
-Nop- dijo la rubia sin dejar de mirarla—¿Quieres sentarte? —preguntó señalando una banca.
-Britt tengo que seguir- se lamentó la morena
-Solo será unos segundos- le tomo las manos a la morena le hizo un ademán indicándole que tomará asiento y lo hizo después de ella, extrañándose al ver que un hombre las miraba, observó cómo se sentó sobre sus piernas cruzadas.

—¿Vienes a correr todos los días? — preguntó para crear una conversación amena y así conocerla mejor, ya que Santana se mantuvo en silencio.
—Solo tres o cuatro veces por semana, depende cómo se encuentre mi horario. —la voz de Santana se había tornado lacónica.
—Yo vengo todos los días por dos horas, podríamos encontrarnos y trotar juntas ¿Qué me dices? —preguntó con una sonrisa.
—Podría ser, no me gusta prometer nada.¿Has desayunado? — indagó con cautela la morena
—Normalmente no desayuno, pero si me vas a invitar podría hacer la excepción. —sus pequeños y blancos dientes se dejaron ver completamente ante la sonrisa.
—Vaya —dijo Santana casualmente, pero su corazón se desbocó repentinamente al ver los ojos de Brittany como el cielo en un atardecer de verano y que se imponían ante el rostro blanco y los cabellos rubio.-
—¿No desayunas? ¿Nadie te ha dicho que el desayuno es la comida más importante del día? —clavó su mirada en los ojos azules, sorprendiéndose.
—Si me lo han dicho, pero me acostumbré a no hacerlo y muy poco se interesan en supervisar si lo hago o no. —excusándose de cierta manera con ella.
—Bueno en este caso yo supervisaré si lo haces o no. —le dijo poniéndose de pie y ella lo imitó casi inmediatamente.
—¿Has traído automóvil? —preguntó caminado delante de ella y volviéndose para mirarlo mientras caminaba hacia atrás, la morena sonrío.
—Es una lástima, sueño con algún día poder conducir uno, el coche de mi papa solo podía manejarlo el ¿Me permitirás conducirlo algún día? —Santana desenfadó en ella sorprendía y causaba gracia en la morena.
—¿Y sabes conducir? —preguntó ella divertido.
—¡Claro! Por supuesto que sé, muchas veces cuando mi padre salía con sus amigos me llevaba el auto- dijo con magnificencia.
—Entonces, tal vez algún día permitiré que te desplaces a trecientos sesenta kilómetros por hora. —le hizo saber y ella dio un brinco de felicidad.
—Aun no tengo tanta confianza, porque si no te abrazará y besará. —expuso evidenciando su emoción y disfrazando sus deseos.
— No eres la única—susurro desviando la mirada y observando el hermoso paisaje, mientras un tumulto de emociones giraban dentro de ella.

Pensamientos de Santana
Suponía que debía alejarse de Brittany. para que no interfiriera en sus emociones, pero ahora se involucraba mas, que era mucho peor, solo que no podía alejarse y mostrarse antipática con ella, no le nacía y por el momento estaba actuando por impulso, era uno de los tantos defectos en ella, actuar y después pensar, tal vez porque su nana le había dicho, que si pensaba no viviría, las personas que pensaban antes de actuar dejaban de hacer las mejores cosas en la vida, porque esos momentos que nos marcaban y nos hacían verdaderamente felices, no se pensaban, solo se llevaban a cabo.

La felicidad no se razonaba, la dicha no se ensayaba, los placeres no se adornaban, solo se vivían lentamente para disfrutarlos mejor, para hacerlos más intenso.

Entraron a un local y Santana pidió una ensalada de frutas sin miel y sin ningún tipo de edulcorante, una botella de agua y ella pidió igualmente una ensalada de frutas con almendras y queso crema, además de un jugo de naranja natural.
Brittany observaba disimuladamente como ella apenas si probaba la ensalada y fijaba su mirada en el plato cómo si meditará demasiado para comer, en el momento no quiso hacer ningún comentario.

—¿Estas estudiando? —preguntó la rubia para sacarla de su dilema de comer o no comer.
—No, pero voy por las tardes, a una academia de artes —dijo pinchando con el tenedor una rodaja de kiwi.
—¿Y porque no estudias lo que quieres? —demandó mirándola a los ojos.
—Porque lo que quiero no le conviene a la compañía Elite, no se necesita a una cantante en una empresa. —explicó con cierta nostalgia.
—¿Te gustan las artes? ¿Qué clase? — preguntaba cuando ella intervino.
—De cualquier clase, me encantan y puedes creer que no tengo siquiera un instrumento pero me conformo con cantar bajo la ducha.—susurró y bajó la mirada a la ensalada.
—En realidad quisiera escucharte cantar. —murmuró con la mirada en la tortura que ella le propiciaba a la pobre fruta.
—¿Ah? Disculpa no te escuche. —le dijo elevando la mirada. La rubia aprovechó para comer un poco y pensar su respuesta.
—Señorita Lopez. —se dejó escuchar una voz masculina que llegaba a la mesa. — Buenos días, disculpe. —dirigiéndose a la rubia, quien asintió en silencio mientras masticaba y con la servilleta se limpiaba los labios.
La chica puso los ojos en blanco, evidenciando que le fastidiaba la inoportuna visita, Brittany elevó la mirada y observó al hombre de traje negro.
—Disculpe, señorita es hora de regresar, recuerde que tiene que llegar a la reunión. —le recordó el hombre.



—Si Robert, ya voy me das cinco minutos por favor. —pidió la castaña elevando la cabeza y mirando al hombre que asintió y se alejó prudentemente.
—¿Tienes reunión? —preguntó Brittany mirándola a los ojos, recordando que su vida no era igual que la de ella.

—Hago como si no lo tuviera, ya que es otra imposición de mi padre, me gusta más cantar, tocar el piano- Ella se puso de pie y se alejó, antes de salir se acercó a uno de los mesoneros, le pidió algo y se encaminó de regreso a la mesa.

Brittany pudo ver que traía un bolígrafo en la mano y Santana tomó la servilleta que reposaba a un lado del plato y anotó una dirección se acercó y le dio un beso en la mejilla, ella no pudo más que sacar una sonrisa y mirarla desconcertada.

-Nos vemos en la noche Britt-

Haré tus sueños realidad san- pensó la rubia viendo como la morena iniciaba un pequeño trote siendo perseguida por un auto negro.


No olviden comentar, las quiero.

Próximos capítulos:

-Santana luchara contra su hermano. ¿Razón? ya lo verán...
-Quinn dudará de la amistad de Santana-
- Rivalidad-
-Y drama-

holap,...

neta todos los encuentros van a tener un cierto accidente,....
a veces apesta tener el legado familiar al que seguir,...
quiero el otro cap ya,.....

nos vemos!!!!

En esta historia San sufrira mucho verdad?
Espero que Brit le ayude, que sea su apoyo y que Quinn no dude de su amistad con San.

Espero otro cap pronto.

Saludos!!

-No me digas amor-
Capítulo 12

Sus pensamientos eran invadidos por Brittany Pierce y en los millones de calificativos que acompañaban su nombre, porque había pasado unas horas y ya la extrañaba.
Había llegado al punto de odiarse a sí misma e insultarse, por permitir que una mujer la descontrolará y la llevará a tales extremos.

¿Que te esta pasando? ¿Donde dejo a Sebastian? Mierda.

Vulnerable se sentía cómo poco a poco se iba apoderando de sus emociones y ella no podía hacer nada por detenerla. Nada.

Aquella rubia se había convertido en un micro chip que se había instalado en su cerebro y que no permitía que sus pensamientos se detuviesen. Su sonrisa la debilitaba. ¡No! era más que eso, era un virus que poco a poco la estaba consumiendo y no encontraba un antivirus para eliminarla y precisaba una solución drástica, necesitaba ser formateada urgentemente.

—Porque cada argumento que me impongo, hasta la más fuerte de las explicaciones se va a la mierda cada vez que se me presenta con su imponente y perfecta anatomía ¿Qué tienes Brittany? ¿Qué tipo de brujería eres? se preguntaba, sintiéndose frustrada y soltando un gran suspiro.

Su tarde había estado hecha un mojón de líos, había firmado donde no tenía que firmar, sus reuniones la mayoría trataban de asuntos que su padre había dejado a la mitad, su mejor amiga había estado ocupada terminado la sección de fotos que su contrato indicaba.

- Santana- se escucho una voz por el ínter comunicador la morena sin quitar la vista de los papeles aplastó el botón verde.-En que soy buena- hablo mas para si misma
-Tiene una reunión mas- la morena rodó los ojos suspirando contestó- Estupendo- en la otra línea se escucho una risa muy reservada.- Que mi chofer esté listo bajo en cinco minutos, Abril- dejo sus papeles en orden volvió la mirada y aplasto de nuevo el aparato-

-¿Si, Santana?- su nombre sonaba diferente cuando la rubia la nombraba se dijo para ella misma- Gracias Abril olvide decírtelo- se disculpó la morena y enseguida bajo para lo que sería su última reunión de ese día mientras iba en el ascensor siempre protegida recibió dos mensajes. Brittany y Quinn.

Mensaje de texto de Quinn
Asunto: Tu negra Quinn
San, no llegare a casa no te preocupes por mi mañana en la mañana estaré en tu oficina contándote todo, besos.

"Sensacional" pensó la morena "Tendré mi primera cita y te vas"

Mensaje de texto de Brittany.
Asunto: Ya quiero verte San.
Te conocí y en un par de días no puedo dejar de pensar en ti. ¿Cómo haces eso?.
PD: Cambio de planes yo iré por ti a las 8:00pm, dime tu dirección. Xoxo
PD: Xoxo significa besos y abrazos.

Una sonrisa tonta es lo que tenía Santana al subir al coche, su última reunión la había hecho con tanto entusiasmo, los paparazzis poso un poco con una sonrisa y sabía perfectamente quien fue la causante de esto.
Ahora iba de camino para su departamento tenía una largas horas para prepararse y debía de aprovecharlo.

-Rachel por favor te necesito aquí con Kurt urgentemente- había llegado y no sabia que ponerse.

Me acerqué a la enorme biblioteca que adornaba una de las paredes. Le gustaban los libros y leer, varios ejemplares estaban gastados por el uso y había de todos los temas, desde ficción hasta historia, pasando por tratados de ingeniería. Tomó uno de la moda de New York y se sentó en el sofá a hojearlo. Las imágenes eran espectaculares.

—¿Qué haces? —quiso saber Rachel asomándome sobre sus hombros.

—Estoy intentando como vestirme para esta noche ¿te gusta? —se apartó para mostrarme la imagen en la revista.

—Santana dime algo. ¿Tu nunca has tenido una cita?- Rachel se arrodilló frente a la morena tomando sus manos con seguridad, la morena notablemente sonrojada negó con la cabeza.-No me lo creo- soltó la morocha Santana quizo levantarse pero esta enseguida la obligo a sentarse. - Primero eres muy guapa para no tener citas, segundo se porque lo haces y tercero manos a las obras- tiro de Santana subiendo de dos en dos a su habitación mientras un loco kurt buscaba maquillaje.

La morena solo tuvo que reírse al ver muchos vestidos tendidos en sus camas combinados con collares y zapatos.

Me duché con calma dejando que el agua se deslizara por todo mi cuerpo, demorándome más de lo debido. Me sequé y me perfumé el cuerpo. Me puse el corpiño, el tanga. Luego hice lo mismo con el vestido. Ni muerta le iba a pedir que me ayudara a subirme la cremallera.

Me miré al espejo y puse especial cuidado en maquillarme. Incluso me pinté los labios de un rojo carmesí, el vestido lo exigía. Me dejé el pelo algo húmedo para que se me rizara alrededor del rostro. Como dijo Kurt

Me alejé un paso, apenas reconocía a la mujer que me miraba desde el otro lado del espejo. ¿Esa era yo? ¿Dónde había quedado la tímida y gris Santana de siempre? El vestido me quedaba como un guante, cómo Rachel había averiguado mi talla correcta era todo un misterio. Se ajustaba a cada curva de mi cuerpo y, sin embargo, no caía en lo chabacano, sino que era lo más elegante que había llevado nunca. Y estaba en mi armario sufriendo las consecuencias según mi estilista privado Kurt.

El corpiño incluso realzaba mi pecho haciendo que dos medias lunas asomaran por el escote.

Salí tímidamente del baño, poco acostumbrada a andar sobre esos altos tacones. Kurt estaba en la salita, mirando por la ventana. Se había servido un vaso de vino jurni con Rachel que al verme una sonrisa le cubrió el rostro a cada uno.

Rachel se acercó despacio y me cogió de una mano, haciéndome girar. Luego se paró frente a mí de puntillas y se asomó a mi escote. Yo retrocedí un paso
.
—¿Qué haces? —pregunté tapándome con una mano.

—Desde mi altura puedo verte hasta el liguero. Pero no te preocupes tenemos por aquí- se metió a mi armario Kurt aplaudía emocionado y yo sólo podía fruncir en ceño una chaqueta—su mirada era de admiración.

—¡Estás guapísima! —dijo Kurt—. Mucho mejor que antes. ¿Cómo te ves tú?

—No sé... rara.

—Yo creo que has quedado muy bien —intervino Rachel.

—Tienes que lucirte —le había dicho mientras analizaba en el espejo el efecto que un gran vestido en su cuerpo—. Mira tus piernas: son kilométricas, y tienes que explotarlas. Y tu espalda es perfecta. No se la puedes ocultar al mundo. ¡Piensa que no estará así siempre y cuando seas una vieja de veintisiete o veintiocho años no tendrás nada que lucir! Además, tenemos que sacarle partido a ese toque exótico tuyo, que debe de venirte de algún antepasado apache o sioux, aunque insistas en que todos tus ancestros son europeos.

Estaba agotada después de un día entero de reuniones pero estos dos me sacaban sonrisas.

Su teléfono emitió un bip que anunciaba un nuevo SMS. Santana se abalanzó sobre él con tal celeridad que si hubiera sido volador, lo hubiera pescado igualmente. Vaya. Brittany estaba abajo esperándola.

-------------------------Brittany-----------------------------------------------------------------

Activa, despeinada y sudada, pero sin poder quitarse la sonrisa que iluminaba su cara, Brittany se cepillaba los dientes con meticulosidad mientras en su mente se agolpaban instantáneas de pocas horas para su cita. Notaba aún el pulso acelerado y una rara sensación de estar flotando a pocos centímetros del suelo. Había visto a Santana.
Se sentía tan eufórica y segura que hubiera sido capaz de abrir la ventana de par en par y gritar a los cuatro vientos que era la mujer más feliz del mundo.

Brittany después de hacer su rutina de trotes, salió con Mercedes y Tina sus nuevas amigas que había conocido en la inscripción de la universidad a que asistirán juntas, se quitó la ropa de correr se dio un baño y se puso un vestido corto de color verde esmeralda, unas sandalias de tacón alto de color bronce y un collar muy antiguo y muy bonito de la abuela con un colgante de mariposa de esmaltes. Se puso colorete de color melocotón y se maquilló cuidadosamente los ojos, preguntándose si esta bien, solo iría de compras con las chicas.

Mercedes y sam.

No sabía qué pensar, pues tenía la sensación de que había dejado de ser la misma persona que entró aquella mañana en el centro comercial, con ese cambio de actitud y esas prendas que le había hecho comprarse tina y Mercedes, ella utilizaba casi siempre ropa holgada le gustaba mas, empeñadas en buscarle vestidos hermosos y las camisetas con menos tela y pantalones apretados. A pesar de llevar ocho bolsas repletas de ropa, estaba segura de que, puestas juntas, aquellas prendas harían lo suyo.

Recorriendo tiendas con sus amigas que no paraban de entrar en cada tienda la había agotado. Si fuera por ella, lo hubiera dejado mucho antes, tenía en mente comprarse un vestido y ya pero Mercedes era como Tina e ir de compras era una especie de religión.
Habían entrado en todas las tiendas, incluso en las de ropa masculina para comprarle un bañador a Artie novio se tina y una camisa a Sam novio se Mercedes.

—Esta noche es todo Britt si no te llevamos de compras eres capaz de presentarte con una busca llena de unicornios, así que amiga, déjate consentir que Santana vale la pena. porque es probable que ella vista con elegancia, con la guapa que es esta muchacha y el empeño que pone en no demostrarlo, oye.

La verdad es que el desinterés de Santana por su vestuario clamaba al cielo; pero a ella le gustaban aquellas pintillas descuidadas, que le daban un aspecto más alternativa y hippy.
Sintió verdadero alivio al sentarse en el autobús y aprovechó para descalzarse, pues le ardían los pies. Le pareció un consuelo pensar que aún les quedaban tres cuartos de hora por delante, ya que iban dejando y recogiendo viajeros en todos los pueblos comprendidos entre el cauce del río y la autopista.

En la ventana fuera del autobús estaba una pareja tomadas de la mano mientras compartían música, no podía describir con exactitud sus rostros pero estaban felices se les notaba un suspiro, hizo que recordara a Santana cuando sonreía y ella también lo hacia por ser la causa, no había conocido a nadie en su vida como ella, sus ojos la llamaban pidiendo saber muchas cosas de ella, era interesante muy hermosa y su forma de ser la hacia mas interesante. Ella quería saber mas de ella su lado oscuro como el lado claro. Una idea paso por su cabeza mandaría un mensaje estaba dispuesta a conquistar a Santana por sobre todo los límites. Santana le gustaba y mucho.

—¡Pero Rubia de ojos azules! —exclamó Mercedes cuando la vio bajar arreglada en medio de su pequeña sala—. ¡Estás guapísima! ¿Dónde has tenido escondidas esas piernas todo este tiempo, niña?

—Vale —dijo Brittany dando media vuelta totalmente ruborizada—. Voy a cambiarme.

—No, no —dijo tina sonriendo e interponiéndose en su camino—. Es broma, mujer. Es solo que estás muy guapa así vestida y con ese pelo. No te cortes, ya sabes que Mercedes es muy bruta. Déjame que te vea... ¡Qué gracia! Con este pelo, los ojos se te ven aún más achinados. Ya no te pareces a Pocahontas, ahora te pareces más a Mulan pero en rubia con ojos azules y blanca.

—Ja. Ja. Ja —respondió irónicamente —. Es que me parto.
—¡Pero si no digo nada! ¡Sam, tío, díselo tú! ¿A que está despampanante?
Sam y Artie también se habían sorprendido al verla. Durante el poco tiempo le había pasado completamente inadvertidos que tuviera aquel cuerpazo y pudiera resultar tan... ¿sexy? Se montaron los cinco en el coche.

Esa noche le había prestado el coche a Sam ya que estos tenían una cena de parejas y preferían que la rubia estuviera con todos en su cita según los chicos.


tina y arite:


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