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Activo Re: Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN-

Mensaje por 3:) Dom Abr 05, 2015 8:45 pm

holap,...

me gusto,...
definitivamente britt la tiene en la nube,.. o viceversa,...
me divertí como se ponen cuando se estaban preparando!!!!
a ver como va la cita,...!!!

nos vemos!!!
3:)
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Activo Re: Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN-

Mensaje por Canek Dom Abr 05, 2015 8:49 pm

No lo puedes dejar ahi!!
Quiero saber lo de la cita, me quedare con las ansias.

Espero y actualices pronto.


Saludos.
Canek
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Activo Fanfic brittana NO ME DIGAS AMOR capitulo 13- Actualización-

Mensaje por nikigarcianiki Dom Abr 05, 2015 11:15 pm

-No me digas amor-
Capítulo 13 -La cita-


Al bajar el último escalón visualizo que el guardia le habría paso antes de ella tocar su puerta agradeció con una tímida sonrisa, descubrió que Brittany la esperaba en la puerta junto a CLA 45 blanco con un entallado vestido rojo que dejaba al descubierto sus hombros. ¡Estaba impresionante! por su forma de mirarla, parecía que Brittany se había quedado paralizada.
Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN- - Página 3 Mercedes-benz_cla_45_amg

Le vio acercarse con su profunda mirada clavada en ella y hubiera jurado que los ojos le centelleaban con un brillo extraño, aunque debía de ser producto del fuego de las antorchas que se reflejaba en sus grandes ojos azules. Y como era de esperarse mi cuerpo había pasado a inmóvil baje la cabeza buscando la razón de estos nervios pero sentí una loción que hizo mi sentidos cobraran vida, ella estaba al frente mío son su perfecta sonrisa sin esperármelo le sonrió igual, ella sin decir ninguna palabra me toma de la mano llevándome al carro estacionado en la entrada. Sonrío para mis adentros presiento que será el mejor momento de mi vida.

Salimos del departamento y pude sentir miradas en mi espalda olvidándome por una noche lo que hablara la gente me centre en Brittany, ella me abrió la puerta y sonreí, a los pocos segundos ya estaba sentada a mi lado sonriéndome.

–¿Como estas?. –pregunte
–Ahora que te veo, en el cielo –dijo y sonreí
Brittany empezó a conducir su brazo derecho se apoyaba en su asiento, el volante era controlado por el izquierdo, dirigí mi vista hacia le ventana y veía como nos íbamos alejando de la ciudad.
–¿A dónde vamos?. –pregunte
–A un lugar especial
–¿Especial?
–Si
– ¿Confías en mi? - preguntó quitando la vista por un momento
– si- Decidí confiar en ella y no hacer más preguntas

Ese pequeño restaurante me traía tantos recuerdos de pequeña nunca había llevado a alguien que no fuera de la familia, ella es la primera. Baje del auto primero diciéndole a Santana que esperara un segundo, luego me abrí su puerta tomando su mano derecha.

El restaurante era pequeño, íntimo, iluminado con luces tenues y con la elegancia que caracterizaba mucho mas a los restaurantes que había ido. Había varias personas más y al entrar observé miradas apreciativas hacia mí por parte de los hombres y de envidia de las mujeres. Sentía que flotaba en un ambiente de felicidad absoluta. Todo era perfecto. Hasta el servicio con un cuidado exquisito.

Brittany pidió carne a la brasa, yo salmón salvaje sobre cama de verduras de temporada. Estaba delicioso. Lo acompañamos con vino de borgoña, un tinto para ella y blanco para mí. Comimos en amigable conversación. La observé mientras comentaba algo sobre el vino con el camarero, su gesto serio y a la vez esos ojos hipnóticos, el rizo que siempre le caía sobre las puntas, la curva de su cuello, la suave clavícula que sobresalía y la firmeza de sus hombros en ese vestido.. Estaba hermosa.

Su mano sosteniendo la copa con dos dedos, larga y con las uñas cortas cuidadas, color carmesí. ¡Dios mío! No era un simple encandilamiento estival, me estaba enamorando de esa mujer. Corregí, estaba enamorada de Brittany, completa y absolutamente, como jamás lo había estado de nadie hasta entonces. Sentí vértigo y volví a dudar. ¿Esto era cierto o era producto de un sueño que conjuraba mi mente deseosa de despertar de un largo y oscuro coma?

Miré alrededor, nada se correspondía con mi vida real, con la vida que me esperaba a mi regreso en mi empresa.

Me cogió la mano y la acarició, en comparación con la suya se veía pequeña y delgada, frágil, como me sentía yo en ese momento.

—San —pronunció con voz ronca.
—Sí —dije yo pasándome la lengua por los labios.
—No me lo pongas más difícil.
—¿El qué?
—Lo que tengo que decirte.
—Dímelo —murmuré yo, apartando mis temores y perdiéndome en la profundidad de sus ojos que captaban la luz de las velas haciendo que pequeñas estrellas bailaran en ellos.
—Lo que ocurre entre nosotras... ¿sabes a qué me refiero? —preguntó con voz ronca.
—Lo sé —contesté. Lo sabía, pero quería que ella lo pronunciara y que se hiciera completamente real y no fruto del sueño en el que estaba perdida.

De repente paró y soltó mi mano. Es tu teléfono dijo susurrando y sacó mi teléfono de un bolsillo interior que tenía en su chaqueta. Yo no llevaba bolso así que se lo había entregado para que me lo guardara.

—No para de vibrar desde hace más de media hora —me lo entregó—. Quizá es algo importante.

Yo miré la pantalla y todos mis sueños se rompieron como un cristal al chocar contra el suelo.

—Lo es —dije.
—¿Qué ocurre? —preguntó con gesto preocupado. De repente todo pareció fruto de un escenario en una obra, desdibujado y de cartón piedra.

—Es mi hermano.
—Tengo que hacerlo, son cinco llamadas perdidas —afirmé levantándome y saliendo al pasillo buscando algo de intimidad. Me paré frente a un espejo con adornos isabelinos en dorado. No me gustó mi expresión y me giré dándole la espalda a mi imagen.
—¿Santiago? —contesté con voz ahogada.
—Mi hermana —farfulló. ¿Estaba borracho?
—¡Qué! —repliqué bruscamente. No habíamos hablado desde hacía un mes y precisamente tenía que llamarme ahora.
—¡Felicidades por tu gran llegada a la empresa! —exclamó, de fondo pude oír un pequeño coro cantando. Desde luego no estaba con su familia, tenían que ser sus amigos o compañeros de trabajo, me daba igual, completamente igual en estos momentos.
—Gracias —contesté secamente.
—Te echo de menos, mucho, no puedo. Lo siento, lo siento mucho —gimió, ahora me pareció que estaba llorando.
—Yo también. Hermano, te tengo que dejar, me están esperando —intenté cortar la comunicación.
—¿Quién? —preguntó de repente más sereno.
—Unos amigos —mentí.
—¿Hombres o mujeres? —inquirió.
—Ambos —mentí de nuevo—. Es mi regreso y lo estoy celebrando. ¿Me quieres decir de una vez qué quieres?
— Quiero que te cuides y que pienses mucho en la empresa Santana, nuestras padres me dijeron que cuidara de ti y si tengo que mudarme contigo lo haré. Nadie puede lastimarte. ¿Me oyes?. He cometido una estupidez al estar fuera de tu vida ahora me doy cuenta y no quiero perderte. Eres toda mi vida aparte de mi familia.¿me oyes?—preguntó quebrándosele la voz.

No, no te oigo, ya no, después de todo lo que has hecho, yo quiero vivir mi vida, quiero vivir mi vida con Brittany, y es una mujer hermano odias a la homosexualidad ¿adivina que? Soy gay desde mi infancia y ahora mismo estoy saliendo con una chica muy hermosa. Pero sin embargo, dije:

—Claro que te quiero, Santiago, eres mi hermano, ¿cómo no habría de quererte? —en ese momento traicioné a mi corazón y me odié a mi misma.
—Tengo otra sorpresa para ti —me comentó Brittany brillándole los ojos.
—¿Cuál? —pregunté yo recelosa.

—Esta mañana me llamo mi amigo, que se encarga de los viajes de recreo por el lago. Ha comprado una nueva barcaza y la va a estrenar esta tarde. Estamos todos invitados. ¿Te apetece? Puede ser un viaje agradable.
—No creo que sea buena idea —respondí de forma cautelosa.
—¿Por qué? —inquirió él algo decepcionado.–Mis amigos te caerá bien-
—Tengo pánico al agua —confesé avergonzada.
—¿No sabes nadar?
—No, no es eso. Sé nadar perfectamente.

Es solo que me dan pánico los espacios con agua, salvo las piscinas, el resto, lagos, mar... ¿Recuerdas que te dije sobre una carta que te dije que me había escrito una fan? No creo que fuera una metáfora lo que decía de que me estaba ahogando, estaba haciendo referencia a algo real.

Muchas veces he tenido pesadillas en las que me ahogo en un espacio de agua y la verdad es que el Lago Ness cumple con todos los requisitos de mis temores —respondí esperando que mi explicación fuera suficiente.

—Pero yo voy a ir contigo, no te soltaré ni un momento y solo va a ser un corto paseo, para que puedas ver parte de los valles. El paisaje es espectacular. Conmigo no tienes por qué tener miedo —afirmó intentando convencerme.
No hacía falta mucho para convencerme cuando me miraba con aquellos ojos.
—Está bien. Pero no te separes de mí ni un milímetro —le advertí.
—Eso será fácil de cumplir, lo que de verdad me cuesta es apartarme de ti —sonrió.
—Por cierto —pregunté acordándome de algo—. ¿Todo bien con la llamada?
Su rostro se descompuso en un momento y al siguiente mostró una expresión de alegría.
—¿Esta todo bien verdad?
—Sí —contesté yo—. Mi hermano me llamaba para decirme que me extrañaba —me encogí de hombros.
-¿tu hermano?- me dijo Brittany yo asentí mientras tomaba un poco de agua.
-El y yo somos hermanos el tubo que irse a Europa para hacerse cargo de las demás empresas que dejo nuestro padre.- Brittany la miraba sin pestañear algo notaba la rubia en ella.

-Te pasa algo san, lo se- hizo un mueca mientras sostenía la mano de la morena- puedes contarme lo que sea soy buena escuchando- dijo acariciando su mano sin dejar de verla.
-Lo haré pero aun no- la morena sonrío con seguridad y Brittany lo respeto.
-Bueno, que te parece si nos vamos de aquí y vamos a otro lugar que te encantará- hablo la rubia parándose brindando su mano a la morena.

-Pero Britt- hablo la morena preocupada- tenemos que pagar la cena- la rubia llamo al mesero y Santana creyó que iban a pagarla juntas pero se sorprendió al ver que la rubia le dijo que lo pusiera a su nombre. Santana la miraba confundida la rubia la tomo de las manos y le hablo lentamente a su odio bajo la miradas de algunas personas.

-Herede este restaurante por parte de mi abuelo y eres la primera chica que traigo aquí, quisiera que estuviera en Italia para que tuvieras la experiencia de conocerlo en persona.- terminando de decir aquello depósito en la suave mejilla de Santana un beso valido pudo sentir como la morena sonreía.

-Vamos- se dirigieron al estacionamiento el coche de sam estaba esperando a por ellas agradeció con una buena propina y unos golpecitos en el hombro del joven que le sonrió, hizo que subiera primero Santana y luego ella. La morena no salía de su impresión.
-San deja de mírame así- se tapo la cara con la mano derecha un poco sonrojada ante la mirada penetrante de la morena.

-Sabes Britt estoy orgullosa de ti, no es fácil lo que estas haciendo vivir sola, con tus propios gastos y si ayuda de nadie yo no se lo que haría pero si duda no seria como tu, te admiro y déjame decirte algo- Brittany la iba a interrumpir pero callo asistiendo con una sonrisa. - Que des todo el dinero a una fundación de niños con cáncer sin tener nada a cambio nadie lo hace.

-¿Donde has estado en toda mi vida san?- sonrío Brittany mirándola por un momento.
Santana con esa pregunta siento que llego al cielo y bajo para de nuevo subir.
-Vamos por tu sorpresa san- dijo la rubia mientras buscaba la calle Santana sonrío para sus adentros amaba las sorpresas pero quiso parecer desapercibida. Brittany la miraba de reojo con una sonrisa.

-No veo emoción así que no hay regalo- freno bruscamente haciendo que el auto se deslizara y se estacionara la morena se sujeto del asiento gritando-
-¿Brittany como te atreves?- preguntó Santana seria pero al ver la sonrisa plantada en la cara de la rubia no aguanto en acompañar en reír.- Me encantan las sorpresas solo estaba actuando como una persona normal- dijo la morena recogiéndose un mechón rebelde pero este no quería hacerle caso a la morena.

-Solo se tu, pero no tan tu porque me estas enamorando más- la rubia se sonrojo inmediatamente tapándose la boca la morena le tomo su mejilla acariciando la con la mano derecha.
-¿Estas enamorada?-preguntó en susurro mirando fijamente a la rubia, esta no podía creer que había soltado aquello se maldecía internamente. -Britt, mírame por favor- la rubia la miro bajando su mano dejándola en el volante. -¿Estas enamorada de mi?- preguntó de nuevo la morena con un brillo en sus ojos. La rubia asintió lentamente sin dejar de mirarla.

-Lamento si es muy pronto, lamento no poder aguantarme mas san- acaricio el cabello de la morena sin dejar de mirarla- No puedo dejar de pensar en ti, en momento que te vi desde el otro lado de la calle sentí que te conocía desde siempre, eres ese ángel que siempre desee tener Santana, no puedo dejar de pensar en ti, me gustas tanto y se q...-sus palabras fueron interrumpidas por los labios de Santana quien no podía creer que la rubia estaba enamorada de ella, pensaba que solo era ella quien tenía ese sentimiento tan profundo y tan prohibido como lo imaginaba, sus labio eran tan suaves y cálidos Brittany solo el cinturón que impedía acercarse a la morena tomo su cuello frágil como ella lo describía

Brittany tomó una de las manos de Santana y empezó a admirarla, le gustaba lo femeninas que eran, de una suave textura, jugando con está, en un movimiento espontáneo la entrelazó con la de ella y se la llevó a los labios depositándole besos, cerrando los ojos y viviendo esa sensación que le agradaba en demasía.

Santana nunca había experimentado esa cercanía con ninguna otra mujer, ninguno le había besado las manos, por lo que se sintió realmente vulnerable y al mismo tiempo una presión en su pecho le hacía difícil respirar, era como un gran cúmulo de emociones que se agrandaban cada vez más abarcando todo, despertando deseos irrefrenables por ella, esos que se saltaron la barrera, y le instaron a besarla una vez más en el auto, de las maneras que su bocas le permitían. Lo único, lo verdaderamente importante eran las miradas, caricias, besos.

-Espera san,- se separó la rubia soltando una risa- tenemos toda una vida para esto- la morena se sonrojo bajando la cabeza- Me gustas tímida pero mas cuando estas de tomatito- susurro en su odio depositando un beso en la mejilla- no te enojes tomatito- Bajo del coche- no te vayas a bajar san, voy por ti regalo ¿si?- se inclinó en el coche, la morena se inclinó para dale un beso sujetando la mejilla de la rubia- Estaré esperándote- la rubia se incorporó soltando un suspiro para calmar el carmesí de sus mejillas y que Santana no se burlaba, mientras entraba a a la tienda parecía que eran ambas adolescentes. Miro a la señora de la tienda y dijo su nombre enseguida regreso un chico con un ramo de flores con 12 tulipanes, 12 rosas blancas y una rosa roja. Con un gracias se retiró. Había pedido con exclusividad guardarlas en una caja blanca con el nombre de Santana en cursiva y un corazón.

Santana estaba concentrada cantando junto la emisora que había elegido después de que Brittany se había marchado, estaba cantando tan feliz que no se había dado cuenta que la rubia se había inclinado en su puerta mientras la morena movía su cabeza al ritmo de la música, el pequeño pero agudo golpe hizo que se asustara causando la risa de Brittany enseguida bajo el cristal pero no la música. Brittany le sonrió coquetamente y Santana sintió otros presión en su corazón.

-Hola linda- le hablo la rubia tomando la mano de la morena.
-Hola guapa- le respondió Santana
-Aquí tienes san- la rubia con sus dos manos alcanzó la caja que estaba en el techo si dejar de mirarla le entrego la caja, Santana la tomo y la abrió. Brittany se había esmerado en hacer esta noche recordarla para toda su vida. La rubia se incorpora y sube en la parte del conductor subiendo los vidrios y poniendo seguro, siempre era precavida y mas si

Santana estaba con ella, no quería que le pasara nada malo desde ahora en adelante.
La morena miraba a la rubia sin decir una palabra una pequeña lagrima hizo su aparición. Brittany la limpio inmediatamente la morena río contagiando a la rubia si dejar de mirarla la abrazo fuertemente aspirando el perfume de la rubia.

-Gracias- dijo en un susurro- Mi papa me las llevaba justo así Britt- apretó el abrazo hundiendo su rostro en el cuello de la rubia, esta última solo sujetaba su cabeza con delicadeza, tenía sus ojos cerrados con una sonrisa. -Me han encantado, muchas gracias- la miro y acercándose lentamente la beso.

Y ese beso lo cambio todo
El amor se puso enorme.



Me esmere por favor comentarios.
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Activo Re: Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN-

Mensaje por Canek Dom Abr 05, 2015 11:55 pm

Por fin gracias mil gracias, ahora solo espero que sean fuertes las chicas y que puedan mantener su relacion.

Saludos.
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Activo Re: Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN-

Mensaje por 3:) Miér Abr 08, 2015 8:41 pm

holap,...

me encanto,...
ame todo lo que armo britt para la cita con san,..
a ver como va la relación de ahora en adelante,.. y que pasa con santiago!??
me encanta tu fic!!!!

nos vemos!!!
3:)
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Activo Fanfic brittana NO ME DIGAS AMOR capitulo 14- Actualización-

Mensaje por nikigarcianiki Miér Abr 15, 2015 11:28 pm

Capítulo 14
-No me digas amor-
-Santiago Lo pez-

----------------------------------------------Santana-----------------------------------------------

Llevaba un rato en duermevela, pero Santana se rebelaba ante la idea de desperezarse por completo y abandonar esa especie de ensoñación en la que seguía sumida. Se había despertado varias veces durante la noche para asegurarse de que todo era real y ella era real. Había respirado su aliento y su olor, ese olor que aún impregnaba su cuerpo que ahora abrazaba y que le erizaba hasta el último poro de la piel.
Buscó a tientas su iPod y fue pasando una a una las canciones hasta llegar a la número siete, I’m Yours. Ella era suya, completamente suya, y le iba a costar mucho esfuerzo cambiar eso.

Recibo un mensaje de mi rubia y sonrió.

San, estoy llegando a mi departamento te veo en el almuerzo muchos besos. Te ama Quinn.

—¿Sabes qué hora es, San? Llevó llamándote toda la mañana.

La nana había entrado como una exhalación en el cuarto y subía las persianas como si tañera las campanas de la iglesia anunciando un incendio. Tuvo que cerrar los ojos para que la claridad no la cegara y se tapó la cara con la almohada. La nana se arrodilló en la cama y comenzó a golpear la almohada y a hacerle cosquillas en aquellas zonas que dejaba al descubierto cuando intentaba protegerse.

—¡Déjame, por favor! No puedes despertarme así...nana te lo prohibo.

—Ya te vale. ¡Cómo tienes el cuarto! No puedo creerme que aún no hayas despertado. Santana ya estas grande ¿A qué esperas? ¿A cumplir los diecinueve y seguir como estas? Si ve esto tu madre, le daría una alferecía.

—¿Una qué? Ja, ja, ja... ¿Qué se supone que es eso?

—No tengo ni idea, pero ella lo repetía una y otra vez, así que debe de ser algo horroroso.
Se incorporó un poco para mirar su dormitorio que, efectivamente, más parecía una leonera. ¿Brittany habría sido así? ¿Era fiel al orden?

—¿Qué? ¿Te levantas?

—Mmmm, no puedo —dijo tumbándose otra vez y tapándose de nuevo la cara con la almohada. La nana se echó a su lado.

—No me extraña que no quieras levantarte, después del numerito de anoche...
Se retiró la almohada rápidamente y la miró sorprendida.

—¿Qué numerito?

—Pues el numerito de irte de pijamadas mientras tienes trabajo san. Si parecías una princesa tan raro ir de pijamas.

—Si nana.

— Vamos Santana levántate que tienes una reunión y una entrevista y saldrás en la televisión.

—Si nana.

—También tienes que pasar por la universidad y animarte a estudiar lo que de verdad te apasiona san.

— Si nana.

—Santana por dios hablo en serio, ya es hora de que tengas coraje de seguir tus sueños no puedes estar aquí y seguir esta rutina hija, no puedes castigarte de esta manera se que eres muy buena en esto y estar orgullosa de lo que has hecho hasta ahora y se que mas podrás hacer pero Santana hacer algo que de verdad te salga del corazón ir todos los días con una sonrisa tal como lo vi con tus padres no lo veo en ti, puedes hacer medio tiempo para tu empresa y el otro sacar provecho en una buena universidad sea lo que sea siempre te apoye Santana en lo que sea. Créeme lo que te digo no hay nada mas feliz que tu hagas lo que quieras tus padres estarían felices de que tu estés verdaderamente feliz.
Ahora mueve ese trasero andando, cuento hasta tres Santana y llevo uno y medio.

La nana se paró abriendo las cortinas sin mirar atrás salió de la habitación pensativa de todo lo que había dicho, no había sido testigo del rostro que tenía Santana, aquella morena estaba en otro mundo oír esas palabras de su nana había esperado tanto tiempo que alguien le dijera eso, había querido escuchar unos años atrás esas misma palabras por parte de sus padres pero no, ellos se habían marchado y no habría vuelta atrás tenía una responsabilidad enorme y no defraudaría a sus padres.

Ella iba a amar la empresa tal como su padre y madre lo habían hecho.

Era martes quedaba poco para terminar la semana si el entusiasmo seguís así estaba lista, Santana se quitó la ropa de dormir y se puso un vestido semi largo de color verde esmeralda, unas sandalias de tacón alto de color bronce y un collar muy antiguo y muy bonito de la abuela con un colgante de mariposa de esmaltes. Se puso colorete de color melocotón y se maquilló cuidadosamente los ojos, preguntándose si esta tarde tendría la oportunidad de ver a Brittany.

Cuando termino se ubicó frente al espejo, empezó a pasarle revista por las uñas de los pies, pintadas de color melocotón, fue subiendo por las piernas y se detuvo un rato en su coqueta falda. Su sonrisa se fue ensanchando lentamente al levantar la cabeza para admirar sus ojos ahumados y las mechas recién hechas en el pelo. Allí donde se detenía la mirada de ella, arrancaba chispas en su piel, como si acabara de acariciarla una brisa templada. Era como si la devorara viva. Una y otra vez.

--------------------------------------------Santiago----------------------------------------------

En otro de los compartimientos exclusivos del restaurante Adour, se encontraba Santiago Lopez, almorzando con Samantha Brockman, presidenta de Elite, la agencia publicitaria más exclusiva del continente americano, lo había conocido en una reunión la semana pasada, por lo que no dudo en pescarlo, era esa plataforma indispensable y exclusiva para promocionar sus diseños, si lograba que esa mujer con su compañía patrocinaran su empresa, tendría el doble del éxito que había obtenido hasta el momento.

—Santiago, no trabajamos como una agencia de publicidad común, contamos con métodos y un estilo propio, eso nos hace diferentes, incluso utilizamos nuestro propio servicio, explotamos la asistencia en nuestras divisiones de negocios, lo que nos hace conocer verdaderamente lo que funciona y lo que no, con números reales, ya que vemos de primera mano el impacto de cada acción que llevamos a cabo. —hablaba Samantha con seguridad, mirándolo a los ojos, hizo una pausa para beber un poco de su vino.

El chico lo imitó tomando su copa, mientras se embriagaba con el olor dulce del vino, le dedicó una mirada penetrante, de esas que nunca fallaban, su propósito era que Samantha Brockman le hiciese la publicidad, ya que al ser un grande empresario y contar con el respaldo de Elite, aseguraría el éxito, era un hombre interesante, apuesto, elegante, inteligente, aun cuando se mostraba seguro, se percató del sutil nerviosismo que causo en ella con la mirada, además de la marca de la alianza de bodas, evidenciando que se lo había quitado, como si nadie supiese que estaba casada y vivía con su hombre e hija.

Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN- - Página 3 Tumblr_m679kbU4mV1qcnfd7

Tal vez te hace sentir más seguro y crees que puedes engañarme, juguemos tu juego Samantha. -cavilaba mientras saboreaba el vino.

—Nos enfocamos principalmente a publico A, doble A y triple A, preferentemente orientándonos a clientes que optan por calidad sobre cualquier otro factor, es por ello que limitamos la visión de clientes. —departía cuando el intervino.

—Cómo en mi caso señorita Brockman, ofrezco calidad y recursos, pero al ser muy reconocido, tengo que luchar para que mis diseños sean un llamado de atención a mis clientes y socios mis diseños tiene que ser inigualable, ustedes eligen a los clientes con años de trayectoria, no creo que sea mi caso. —le hizo saber tomando sutilmente su mechón de cabello y acomodando con los demás hacia un lado, movimiento que la mujer siguió con la mirada, anclándola por varios segundos en la negra y lisa cabellera, la cual le asentaba de maravilla.

—Sin embargo Santiago, no descartamos, ni limitamos. creo que todo es posible ¿No crees? —preguntó fijando la mirada en la del chico, la cual le regaló una sonrisa.
—Creo en que usted puede hacerlo posible señorita Brockman. —le hizo saber levantando su copa a modo de brindis.

Samantha Brockman aun pensaba en lo seductor y guapo que era Santiago, cuando escuchó el repique de un teléfono móvil, desvió la mirada y este se encontraba en el suelo, al lado de la silla del joven, por lo que se puso de pie y lo agarró, sabía que podía alcanzarlo en el estacionamiento y entregárselo, sin siquiera pensarlo salió a buscarlo.

Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN- - Página 3 Candice-Accola

------------------------------------------Brittany--------------------------------------------------

Me asomo a la ventana de la superhabitación para intentar distraerme. Desde esta altura se ve casi toda la ciudad y por primera vez comprendo la absurda fisonomía de la niebla de aquí. No es como la niebla lombarda, que es más difusa y uniforme. Esta parece más una mano, con los dedos que se doblan y estiran para esconder retazos de edificios, árboles, coches y personas, mientras, a unos cientos de metros, hay un sol resplandeciente en medio de un cielo despejado.

New York es una mano de niebla que se abre y se cierra en mi cabeza.
Hay algunas certezas, claras, límpidas, cristalinas. Y zonas de sombra que no consigo comprender. Luego la sombra desaparece y todo se hace más claro, a la vez que lo que era límpido se vuelve de pronto confuso.

—Estoy lista — dice Mercedes entrando en el salón con la cabeza ladeada para ponerse un pendiente. Lleva leotardos violetas con botas, un suéter largo y negro que hace las veces de minifalda, y encima un largo abrigo.

—Uau — digo.

—¿Qué te parece? — dice girando sobre sí misma—. Estoy metiéndome un poco en el personaje. Parece que funciona. Moraleja: a nadie le importa un carajo lo que canto.

—A lo mejor tendrías que corregir tu vocabulario para cuando vayas a la televisión. De todas formas, yo todavía no he escuchado nada, aparte de los temas en MySpace. El club Glee nos acepta como somos cedes.

—Pues son esos, no hay más — dice encogiéndose de hombros.

—Pero ¿no había también un tema tuyo? ¿No está ya colgado en internet? —No, ese todavía hay que grabarlo.

—¿Y la letra es tuya?

—Claro que es mía. ¿De quién iba a ser? Oye, pero no estamos aquí para hablar de mí, sino de ti. Mira que eres gilipollas... Aunque ahora vamos a comer, que me estoy muriendo de hambre luego vamos a trabajar.

—Pues podríamos pedir pizza.

—Lo siento, no tenemos pizzas.- respondo.

—Cielo, di a la señorita qué quieres, para que se pueda ir.

Como todos los martes, acude la familia tocapelotas que siempre le encasquetan a esta menda, dada su condición de nueva.

—Quiero un calzone —dice la hija adolescente, cabreada. El pelo rubio ceniza le cubre los lados de la cara a modo de anteojeras y tiene la espalda ligeramente encorvada. Parece como si estuviera buscando algo pegado debajo de la mesa.

—Perfecto, un calzone para ella, ¿y para ti? — pregunta la madre al niño, que sigue jugando a su puñetero videojuego.

—Yo también quiero pizza.

—Cariño, no tienen pizza. ¿Por qué no dejas de jugar un segundo y miras la carta?

—Porque no me da la gana.

—Y una botella de pinot gris — pide el padre, que parece vivir en una dimensión paralela y/o tener tapones en las orejas.

Me pregunto si alguna vez me he comportado como la adolescente cabreada y si mi hermano lo ha hecho alguna vez como el niño capullo. Y antes de llegar a una respuesta simple y previsible («Sí, todos pasan por la fase del bla-bla-bla»), concluyo que no, yo nunca me he comportado así. Nunca he sido tan tremendamente gilipollas. Enfadada. Nerviosa. Acida... Sí, eso por supuesto. Pero jamás tan extremadamente repelente. Me gustaría decírselo a esa chica. Me gustaría decirle que es peor para ella, pero... pero me empieza a vibrar el móvil en el bolsillo de los vaqueros. Lo cojo y miro quién es. Tiene el prefijo americano, pero es un número que no conozco. Podría ser la escuela, pienso.

Tengo que contestar.

—Perfecto — digo a la mesa—, ya lo he anotado todo, si desean algo más, llámenme.
Me alejo a grandes zancadas y entro en la cocina. Respondo al teléfono.

—¿Diga?
—¿Señorita Brittany?
—Sí, soy yo.
—Hola, soy Giovanni, el director de la universidad.
—Sí, me acuerdo — respondo gélida.
—Bueno, ¿por qué no pasas por la oficina? Tengo una propuesta que hacerte.
—Está bien — respondo, aunque me habría encantado soltarle una frase más eficaz y alusiva.

Concluimos la llamada citándonos delante de la escuela para hablar de esa misteriosa propuesta. ¿Se habrán enterado quien soy realmente? Vuelvo a entrar en la sala antes de que mi familia preferida monte en cólera y a duras penas consigo aplacar a la madre, que, cual mujer comprensiva, se ha convertido en paladina de los derechos de los consumidores. Y mientras escucho todo tipo de quejas, noto que ya ha ocurrido.

Ha ocurrido un poco antes de lo que me habían dicho, pero ha ocurrido: yo también he empezado a quejarme mentalmente de los clientes. El próximo paso debería ser el murmullo nervioso. En fin, queda aún un largo camino antes de llegar al escupitajo en el plato, pero no debe faltar mucho para que me ponga a murmurar. No creí que ser mesera era difícil estaba equivocada.

La jornada de trabajo discurre tranquila, y a las tres y media, cuando los últimos clientes se marchan, ni siquiera me siento muy cansada. Voy al guardarropa por mi bolso cuando topo con mi jefa, que sale de la cocina llevando de la mano a su pequeña hija. Un encuentro para el que decididamente no estoy preparada.

—¡Brittany, hola! — me saluda ella, alegre.
—¿Qué tal? — la saludo y luego, inclinándome un poco hacia la hija—: Hola, Gloria.
—Bueno, ¿cómo te encuentras aquí? ¿Te tratan bien? — me pregunta la madre.
—Estupendamente, gracias.
—Uf — profiere ella, a la vez que suspira con gesto abatido—. ¿Y?
Yo la miro, tratando de descifrar su expresión, pero no tengo la más remota idea de a qué se refiere. Así que me limito a responder lo primero que se me ocurre.
—Uf, pues así.

Cuando llego frente a la oficina, me repito por última vez las palabras que he decidido decirle a Giovanni.

Sea cual sea su oferta no la necesito, digo gracias y me marcho y bla-bla-bla.
Giovanni sale en ese momento del portal acristalado del edificio. Lleva un bolso grande en bandolera y está hablando por el móvil.

Me ve, me saluda y me indica que lo siga.

Nos alejamos de la redacción, pasamos por delante de dos bares y llegamos a una pequeña cafetería-chocolatería con un letrero en hierro forjado.
Solo entonces Giovanni cuelga el teléfono.

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—Es un sitio muy agradable, aquí podemos charlar con calma — me dice con tono afable. Me pregunto si se está haciendo el tonto o nació así.

Una vez que estamos sentados a una mesa en un pequeño salón del fondo, frente a sendas tazas de chocolate caliente, me decido a hablar.

—Oye, perdona, no entiendo por qué estoy aquí pero no me interesa ninguna propuesta. No hay otra manera de decirlo.

Dejo unos billetes pagando mi café sin haberlo tocado y me retiro.

—Susan espera, verás, lo siento, no puedo dejarte ir así, se quien eres esta tu otro apellido Brittany, tendrías que habérmelo dicho antes, ¿Te inscribiste? ¿Alguien sabe que estas aquí además de mi?

—Ya estoy inscrita, nadie sabrá de mi Giovanni y por favor no me llames así — respondo, enfatizó la segunda oración.

—Soy tu tío Brittany no me llames Giovanni.

—Te llamo como yo quiero en serio, sé que quieres ayudarme pero de verdad no necesito tu ayuda, te lo agradezco pero mi decisión fue tomada desde que puse mi maldito trasero en el avión y vi a mi madre novia y hermana llorar- el hombre quiso hablar pero Brittany seguía- viaje como una persona normal sin que se dieran cuenta puedo hacerlo aquí, me trataron normal respeta mi decisión tío, ahora piensas que estoy en mi etapa de rebeldía pero no lo es, quiero hacer mis propias aventuras, riesgos, quiero crecer. No tomare la herencia aunque sea hija única. Aunque sea millonaria quiero ganarme cada centavo. No soy como todos ustedes, lo lamento pero es verdad. No aceptare la fortuna de mi abuela.

Tras decir esto, coge la taza y da un sorbo a su chocolate. En mi interior pugnan dos ideas opuestas. Por un lado, creo que de verdad me ha tomado el pelo. Por otro, me pregunto qué necesidad tenía de hacerlo. Deje todo claro cuando salí de casa. No tenía motivos para joderme.

—Quería hablarte de otra cosa — prosigue—, de una propuesta veras, te quiero dar una beca Brittany. Pero esta vez sería por bailar. Me explico. Estoy siendo bueno alejarlos de las drogas, todas esas cosas. Sobre todo las chicas, para ser más exacto. Una beca colorida como lo llamo yo, pero con datos estadísticos quien realmente se lo meceré la mensualidad es elevada trato de ayudar. Lo que necesitaría es que seas tu la capitana de danza, si aceptas no tendrás que pagar nada todo correrá por la escuela. No por mi.
Tras decir eso, calla, da otro sorbo a su chocolate y me mira, como si esperase una respuesta.

La mirada de mi padre.

Yo miro mi taza, que aún no he tocado. La nata está hundida en el chocolate, que ahora tiene el color de un café con leche.

Pienso en Santana mucho.

—Y bien, ¿qué me dices? —me pregunta.

No sé qué responder. Una voz interior me dice que acepte la propuesta, que no desaproveche esta oportunidad, que en el fondo no tengo nada que perder. Otra voz, sin embargo, me dice que el tío que tengo delante me está ayudando y que todo es manipulación por parte de mi abuela.

Demonios mi abuela debe ser todo por ella.

—¿Son intenciones tuyas? — pregunto y estas cuatro palabras parecen significar «sí». De hecho, sonríe satisfecho.

—Que pregunta es esa Brittany claro que si, no hay nada debajo de la manga puedo prometértelo soy tu tío por dios Brittany tanta desconfianza hay en la familia Morris.

Entrecierro mis ojos el me mira sin pestañear.

Dudo

Dudo

Dudo

Dudo

Si aceptas, ya hablaremos con más detenimiento, te vienes a la oficina o quedamos en otro sitio. ¿Qué dices? Tengo que irme ahora.

Nos despedimos en la puerta de la chocolatería pasadas las tres de la tarde. La reunión de la redacción de la revista ya habrá empezado, Santana esta en televisión y yo en las calles debo ir a verla recuerdo que no tengo televisor en mi casa y me dirijo a un bar aprieto el paso y obligó al sujeto que ponga el canal de las noticias, dando vueltas a los pensamientos que me bullen en la cabeza.

Por un lado, no puedo negarlo, me ayudaría mucho con la beca son intenciones suyas, por otro, creo que me equivoco, pues la verdad es que no tiene motivos para engañarme.
Decido dejarlo y centrarme en mi hermosa Santana. Con ella estaré a salvo de mis demonios.

------------------------------------------------Santana--------------------------------------------
Entro corriendo con una sonrisa en la empresa todos la veían y simplemente le importa un pepino y saludó con un gesto a su secretaria, ella, que se burla de Santana lanzando un grito de ánimo como si fuese una corredora de maratón ya cerca de la meta. Cuando abrió la puerta de su oficina, un señor deja de hablar un instante y la fulmine con la mirada. Probablemente siga pensando que he aparecido para robarle la atención.

—Bueno, ve por el café... traes uno para ti o lo que quieras, mientras me informarás lo pautado para el día de hoy. — obviando el comentario estúpido de mi secretaría.
La secretaria asintió en silencio y salió de la oficina, bajo la cabeza cuando paso a lado mío, no aguanto y hablo.

-Las palabras por favor vendrían siempre bien en cada oración ¿no crees?- le digo parada en la puerta con mis manos en la cadera.

-Señorita Santana- se para asombrado y nervioso abre la boca con la intención de hablar pero lo interrumpo- para la próxima no utilice a mis secretarias para sus necesidades se para y lo va a buscar- entro cerrando la puerta - hágame el favor de sacar su trasero de mi escritorio antes que se me quite la educación y todo el buen humor que tengo ahora, por favor. - señalo la puerta - Fuera señor Noah y no lo quiero volver a ver en estas circunstancias.

Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN- - Página 3 Steven-r-mcqueen-the-vampire-diaries-sera-nig-L-jcNjaU

Me siento aguantando la risa al ver el rostro amarillento por el susto y se retira con un lo siento cerrando la puerta lentamente. Suelto una risita y me enfoco en mis actividades de hoy día.

Mi secretaria Rachel me manda un mensaje por mi teléfono personal sonrío al ver lo que tiene.

Para : Mi jefa la gruñona
De : La secretaria mas linda
Santana, gracias a dios no soy tu, tienes las siguientes actividades para hoy.
8:00 am - 10:00 am (reunión con los socios de Guatemala) (tendrás que hablar español no hablan ingles)
12:00 am - 1:00 pm (firmar todas las peticiones del nuevo proyecto) (las revise no hay nada malo puedes revisarlo igual)
2:00 pm - 3:00 pm (la maravillosa entrevista)
3:00 pm - 5:30 pm ( su almuerzo con Quinn)
PD: Su café está a lado de la cafetera no olvide que tiene que soplar.
Me río fuertemente por la ultima parte era cierto la ultima vez me había dado la quemada de mi vida y ella estaba riéndose.

Tenía trabajo y debía de comenzar con los Guatemaltecos.

Si termino con todo ire a por brittany e iremos a cenar.

No olviden comentar por favor, sus comentarios son importantes. besos. Próxima actualización en dos días.

¿Como se imaginarían el encuentro entre el hermano de Santana y Brittany?


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Mensaje por 3:) Jue Abr 16, 2015 12:11 pm

holap,...

espero que san le haga caso al consejo de su nana,...
quiero ver e nuevo encuentro de san y britt,....
a ver,.. san no le dice a su hermano que es lesbiana a ver como presenta san a britt..

nos vemos!!!!
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Mensaje por JanethValenciaaf Jue Abr 16, 2015 7:02 pm

Ya lo quiero ver.ese encuentro de brittany y su " CUÑADO"
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Mensaje por nikigarcianiki Sáb Abr 18, 2015 10:40 pm

JanethValenciaaf escribió:Ya lo quiero ver.ese encuentro de brittany y su " CUÑADO"


Espero que te guste gracias por comentar.
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Mensaje por nikigarcianiki Sáb Abr 18, 2015 10:42 pm

3:) escribió:holap,...

espero que san le haga caso al consejo de su nana,...
quiero ver e nuevo encuentro de san y britt,....
a ver,.. san no le dice a su hermano que es lesbiana a ver como presenta san a britt..

nos vemos!!!!

San tendra un camino muy largo, ojala fuera asi. gracias por comentar.
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Activo Fanfic brittana NO ME DIGAS AMOR capitulo 15- ACTUALIZACIÓN-

Mensaje por nikigarcianiki Dom Abr 19, 2015 12:04 am

Capítulo 15
- El encuentro-


El Lamborghini Aventador J en color negro y único en el mundo, el que todos creían que el dueño seria algún jeque, ese que era el centro de miradas por su impactante e innovador diseño, al no poseer cubierta, ni vidrios, ni siquiera el delantero, limitando al dueño a usarlo solo en días apropiados. La majestuosa joya pertenecía a Santiago Lopez, un regalo de su tío en el mes de febrero, dándole la mayor de las sorpresas, su juguete lo esperaba en el estacionamiento del Adour.

Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN- - Página 3 Tumblr_mbcjxs778M1qfrua3o1_500


Santiago encendió el vehículo y el motor rugió fuertemente haciendo eco en el estacionamiento, en el comando del volante, le dio vida al reproductor y las notas del rock alternativo de la banda inglesa Muse, ensordecieron el ambiente cuando la voz de Matthew Bellamy entonaba.



You won'tget much closer, till you sacrifice it all, you won'tget to taste it, withyourface against the wall, get up and commit, show the power trapped within, do just what you want to, and now stand up and begin

Brittany caminaba rápidamente, temía que no alcanzará y acercándose cada vez más hacia el bar donde la esperaba Sam y Artie, decidió entrar por el estacionamiento prefería mil veces eso que dar su nombre, escuchó la música que retumbaba en el lugar, además del molesto sonido del motor del auto deportivo, pero no se preocupó por mirar hacia los lados, ya que era un estacionamiento y debían manejar con precaución, en fracción de segundos su corazón se detuvo y ninguno de sus reflejos reaccionó, al ver que el deportivo rojo se le venía encima, solo pudo cerrar los ojos y esperar el golpe.

Todo pasó muy rápido, el sonido de los cauchos al frenar bruscamente, el grito de Sam opacado por Panic station de Muse, mientras su corazón retomaba los latidos y estos palpitaban al ritmo de la batería del rock, abrió los ojos y se encontró con un hombre impasible, enfundado en unos lentes Ray Ban aviador polarizados, que no mostraba ningún tipo de nerviosismo, lo único que mostraba era la mandíbula tensada, mientras Mathew Bellamy le gritaba.

'fire's inyour eyes
When it's came your sacrifice imagination. Ooo 5, 6, 7, minus 9 lives You've arrived atpanic station Doubts will try to breakyou Unleash your heart and soul... ”

La música fue pausada y el auto dejó de ronronear, creando un silencio ensordecedor.
Sam y Artie se habían quedado petrificados y ella aunque quisiese no podía moverse, estaba anclada al lugar a consecuencia de los nervios, mientras temblaba íntegramente, solo podía mirar al hombre frente a ella y algo dentro muy dentro, donde nunca anteriormente había sentido nada, empezó a latir, creyó que lo había controlado, pero no, estaba equivocada, se sentía furiosa, molesta y solo quería romperle la cara, nunca la habían hecho enojar tan así de esa manera y era algo peligroso y contradictorio.

—¡Brittany! ¿Qué ha pasado? —preguntó Sam quien llegaba en ese momento, sacándola de la burbuja de odio y frustración en la que se encontraba.

—Nada solo que este imbécil casi me atropella. —exclamó liberándose del odio que ejercía sobre ella, al tiempo que golpeaba con la mano abierta en la capota del Lamborghini, queriendo con esto erradicar esa nueva sensación, por lo que sentía rabia en contra de ella misma y quería descargarla a como diese lugar, para su sorpresa él siguió sin inmutarse, solo lo vio apretar fuertemente el volante, sin saber siquiera si ella en ese momento era el objeto de la mirada porque los lentes polarizados no le permitían ver los ojos del hombre, en ese momento una vez más Muse se dejaba escuchar en el estacionamiento y el motor del auto rugió.

—¿Pero qué te crees idiota? ¿Ni siquiera vas a disculparte? —inquirió aún más molesta y él solo le hizo un ademán para que se quitara del camino, mas no habló.

—¿Y si no me quito, qué? ¿Me pasarás por encima? — reprochó sulfurada.

—Brittany, tranquilízate un poco, ya pasó, deja las cosas así, es evidente que no es más que un estúpido mocoso que se malgasta la fortuna de los padres. —le hizo saber Artie tomándola por un brazo, pero ella se encontraba renuente y lo retaba con la mirada, ante esto solo logró que el joven la acosará con el vehículo, por lo que dio dos pasos hacia atrás.

—¿Este que se cree? —se preguntó Artie acercándose hasta donde se encontraba el hombre dentro del carro y estaba por sacarlo por el cuello cuando dos camionetas negras GMC Denali Terrain salieron prácticamente de la nada y se estacionaron bruscamente detrás del Lamborghini Aventador J y se bajaron dos hombres, uno de cada una y dentro esperaban dos más, con esto deteniendo las intenciones del blanco.

—Está bien vamos Artie. —le pidió Sam jalándolo por uno de los brazos. —No le demos importancia. —tratando de encaminarlo al auto, porque sabía que podría ser peligroso.
Sam la tomó por la muñeca reteniéndola y acercándose a ella.

—¿Seguro que estas bien Brittany? — preguntó.

En ese momento el Lamborghini arrancó a una velocidad no permitida dentro del estacionamiento, dejando en el ambiente la vibración del motor y el rock alternativo. La chica no pudo evitar seguirlo con la mirada, ese hombre se había ganado su odio, tanto que desde ese instante empezó a desconocerse, porque había sido él quien se salió con la suya y no ella como era su costumbre.

--------------------Santiago----------------------

Santiago tomó la quinta avenida y se dirigió al Este, mientras sentía la sangre correr violentamente en sus venas, por más que respiraba profundamente, para tratar de canalizar la ira, no podía, se le hacía imposible y se repetía mentalmente que debía ser profesional, actuar con inteligencia, la luz verde en el tablero de al lado titilaba indicándole una llamada entrante y quien era no desistía porque ya llevaba varios minutos, por lo que presionó el botón para atenderla.

—Señor debería bajar la velocidad, si no lo hace terminaran multándolo. —al escuchar la voz miró por el retrovisor y vio a las camionetas seguirlos, sin dar ninguna respuesta finalizó la llamada y se orilló bruscamente, el lamborghini apenas se detenía cuando la puerta del lado del chofer empezó a elevarse.

Santiago bajó del auto y se encaminó hacia donde habían estacionado las camionetas, llegó hasta una de ella y observó a los dos hombres dentro de esta.

—¿Desde cuándo son mis niñeras? — preguntó, cuando uno de ellos descendió. —
Le he dejado claro a ustedes que no necesito, así que se largan.-le dijo soltando esa rabia que lo torturaba.

—Señor no es su decisión, no aceptamos sus órdenes, trabajamos para el señor López, no para usted y las órdenes precisas del señor fueron custodiarlo a usted y a la señorita Santana.

—No necesito esto, soy adulto yo mismo contrato mis guardaespaldas ¿Esta claro? —preguntó sin que en él mermará la molestia, que no podía controlar, se había estado preparando durante casi toda su vida, para no sentir como el volcán estallaba dentro de él cuando se diera el anhelado encuentro, pero no pudo controlarlo y ahora la lava corría por sus venas.

—No podemos hacer eso joven, su padre nos dio órdenes y las cumpliremos al pie de la letra mientras tanto seguiremos llevando a cabo nuestro trabajo.

—¡Bien! se largan ahora mismo o mañana entablo una demanda por persecución. —les amenazó.

—No lo perseguimos, solo lo protegemos. —aclaró el hombre, que ya estaba preparado para eso, porque El señor López los había puesto sobre aviso antes de morir. —Es nuestro deber y eso está claro, no hay demanda que nos afecte, al menos que quiera demandar a su propia familia en este caso su hermana.

—No quiero que me jodan la vida. andaré en los lugares que quiera, saldré con quien quiera, no acepto sugerencias, ni consejos, ni nada que se le parezca soy un hombre de veintiséis años, dueño de mis actos y decisiones, su deber es solo intervenir si yo se los pido, si no se mantienen al margen, estaba esperando que ese hombre me tocará, para sacarle a pasear la madre y llegan ustedes en plan de James Bond, no quiero que se metan en mi vida, si van a hacer su trabajo que sea a metros de distancia, no quiero estar viéndolos. — advirtió y se encaminó al Lamborghini, sintiéndose molesto y derrotado porque sabía que no podía ir en contra de su difunto padre y ya esta era la quinta vez que le descubría los guardaespaldas que les asignaba.

--------------------Brittany-----------------------

Brittany después de que ese hombre se fuese y ella una vez más retomará el control de sus emociones, fue consiente del dolor en su mano, sin poder retener el jadeo ante el dolor en esta, Sam y Artie al percatarse se ofrecieron a llevarla a una clínica para que la revisaran como era de esperar de negó, pero sus amigos mediante caminaban la convencieron, si se negaría temía alejar la oportunidad de ingresar a la escuela que le promocionaría la un buen futuro, en cambio sí se mostraba débil y desvalida, perdería todo aquello que había luchado.

Sam no se separó de ella un solo instante y aunque Artie le pidió hacerse cargo, tenía clases de medicina y no fallaría se disculpó y se fue, el doctor de turno le diagnosticó una tendinitis, por lo que se precisó la utilización de una férula por dos semanas, además de antiinflamatorios y analgésicos cada ocho horas.
—¿Brittany por Dios que te ha pasado? — preguntó Mercedes saliendo detrás de la puerta del bar al verla entrar con la férula, en compañía Sam.
—Nada, un pequeño accidente, pero no es nada grave Cedes. —le dijo al tiempo que la morena agarraba su mochila y la colocaba sobre una de las butacas.
—¿Segura no es nada grave? Deberíamos ir a un hospital. —le hizo saber evidenciando su preocupación.
—Vengo de uno. — respondió sentándose, siendo ayudada por Sam que ya le estaba hartando con tanta atención.
¡Por Dios! No soy de cristal. -Caviló con ganas de sacudirse del agarré y sintiendo rabia al recordar al hombre culpable del incidente dejó libre un suspiro y desvió la mirada a Sam.
—Gracias amigo, no quiero seguir robándoles su valioso tiempo yo tengo que ver una entrevista por televisión podrían por favor ponerla.

—Descuida Rubia, no te preocupes, aquí lo importante eres tú. — contestó mientras se encaminaba hacia un camarero para cumplir la petición de la rubia.

Media hora frustrada se sentía realmente y triste, por lo que se detuvo y se dejó caer sentada al borde del bar, como si fuese una indigente, adhirió las piernas a su pecho para sentir un poco de calor, las personas se quedaban mirándola solo faltaba que le lanzaran algunas monedas, sintiéndose más avergonzada hundió la cabeza en sus rodillas y no pudo contener el nudo en su garganta, por lo que las lágrimas empezaron a salir sin poder evitarlo, sosteniendo aun en una de sus manos su teléfono, queriendo en ese momento que se la tragase la tierra, sabía que no era el fin del mundo, pero no poder llegar a tiempo para la entrevista de Santana había acabo con su mundo.

Sentía los pasos de las personas que transitaban por la acera hacer eco en sus oído, cómo muchos se detenían, pero al minuto retomaban su andar con prisa, cómo la mayoría de las personas en Nueva York que siempre estaban apurados para llegar a algún lugar y ella no se atrevía a levantar la cabeza no quería que nadie la reconociese, no así llorando, frágil nuevos pasos se detuvieron y seguidamente una mano se posó en sus espalda evidenciando con ese toque que alguien había sentido lastima por ella, aun cuando no quería inspirarla, estaba segura que eso era lo que infundía.

—Brittany. —la voz en susurro de tina novia de Artie denotó confusión y cierta impresión que de momento ella no pudo definir.

Ella cerró fuertemente los ojos y hundió aún más la cabeza, ahora si quería morirse de la vergüenza, mientras el corazón le martillaba fuertemente, sintió cómo ella introducía su mano y la llevaba a la barbilla de ella obligándola a elevar la cabeza.

—No quiero ver a nadie por favor. —por más que quiso controlar la vibración de su voz no pudo, mientras ella hacia el esfuerzo por no levantar la cabeza.

—El pavimento esta frió, hace frió y estás dando un glorioso espectáculo con tus piernas rubia, le estás alegrando el día a más de un hombre con solo estar ahí sentada. —la voz de la mujer expresaba una ternura infinita, logró que ella elevará la cabeza.

Brittany dejó libre un suspiro, cómo si le costase esbozar palabra. —Lo siento, controlar mi temperamento me es difícil, no tienes por qué estar aquí conmigo tina, no merezco amigas como Mercedes y tu, —hablaba con una cara que el remordimiento gobernaba.
Tina a pesar de su tristeza e impotencia no pudo retener una carcajada ahogada en lágrimas, tal vez lo hizo por que la palabras de la rubia llegaron a su corazón, por ser el mayor causante.

—Quiero irme, necesito realizar un trámite. —le susurró tragando en seco y ella sin pedir permiso, soltó uno de los brazos de la chica y le arrebató el teléfono, lo miro por unos segundos.

—¿Brittany que te ha pasado?!— pregunta Geovanni al ver llegar a la rubia con su maquillaje corrido y su férula.

—Nada malo, no acepto tu propuesta.

—Jackson —sabía que el hombre estaba cerca, por lo que lo llamó al tiempo que clavaba la mirada una vez más en los ojos de la extraña mezcla verdes hazel, sin desviarla un ápice extendió el papel. —Tráeme esta orden de almuerzo para la señorita Brittany y estos analgésicos lo más rápido.

—¡No!.,.señor Jackson regréseme ese papel por favor, este señor no me va a pagar nada. — extendiéndole la mano. —Yo voy a comer cuando termine de esto, no tienes ningún derecho a hacerlo Giovanni.

—No tienes con qué pagarla, por eso estaba llorando.,.tus ojos no pueden mentir señorita.

—Pues está muy mal con su intuición, telepatía, psicología o como quiera llamarlo.

—Evidencia, es lo que veo en tus ojos y no me contradiga... Jackson que entreguen inmediatamente la comida y que no le falte nada, sino ya sabes lo que tienes que hacer.

—le dijo al guardaespaldas, al tiempo que empezó a encaminar con el papel.

—por favor. —le pidió con dientes apretados sin poder rehusarse a caminar, porque su fuerza era mínima contra la de Geovanni.

—Vamos a esperar que traigan tu comida.

—Por que eres tan cabeza dura como mi padre. — hablaba al tiempo que entraban a la puerta giratoria, cuando pisaron nuevamente al lobby, sintió la mirada de la rubia oxigenada sobre ella y le causo molestia.

—Entonces cuéntame lo que ha pasado ¿Te has peleado con alguien? —dijo sin siquiera mirarla y se sentía como una chiguagua siendo arrastrada por la correa, se dirigieron a un pasillo donde habían unas puertas dobles de cristal.— Lo de tu mano se curará tranquila.

—Te dije que no acepto el trato ahora podrías llamarme a un taxi, no quiero que te moleste soy un estorbo, no quiero que me lleves. ¿No entiendes el significado de la palabra no?. No es negativa, rechazo o inconformidad para expresar la no realización de una acción. —y sentía que el brazo le dolía. — ¡No pues! busca mejor unas esposas, suéltame —tirando fuertemente del brazo, pero no encontró ningún resultado.


—¿Podría callarte un minuto? Y dejar de lado el orgullo, no le voy a llamar a ningún taxi, ¿Tiene idea de cuantos pervertidos hay sueltos en la calle? Entre ellos taxistas. Y necesitas comer. Brittany trato de cuidarte.

—Y de nuevo regresamos a esto —susurró observando el despliegue de autos del año en el estacionamiento —Sin contar a los brutos exhibicionistas.
Giovanni buscaba en su saco las llaves, al ver la Lincoln mkx gris plomo, desactivó 1í alarma y se dirigió con Brittany al lado del copiloto, abrió la puerta y la subió a la camioneta, le pasó seguro y él se dirigió con paso confiable al otro extremo, mientras era seguido por la mirada de Brittany.

—Logan, necesito un poco de privacidad, por favor. —le hizo saber al hombre antes de subir a la camioneta y este asintió en silencio alejándose unos pasos.
Brittany apenas lo miraba desconcertada y cómo ponía en funcionamiento el vehículo, mientras él le dedicaba una mirada fugaz a la joven empezaba a tomar color ya que ante el frió lucía su rostro pálido, pero no se decidía a arrancar.

—¿Me contarás? —preguntó, con la mirada al frente.

—No te lo voy a contar no tienes nada que saber de mi vida privada, estuviera mejor si me hubiese ido en un taxi. —objetó volviendo la cabeza al otro lado y observando a través de la ventana, para tratar de controlar las emociones que giraban dentro de ella al saberse que alguien daba la intención de preocuparse por ella.
No tenía ninguna llamada de su padre hasta ahora y eso le dolió como puñalada al corazón.

—Permiso. —dijo lanzándose hacia ella e ignorando el comentario, mientras abría la guantera del lado del copiloto y sacaba un Sony Xperia Z, ya que el iPhone lo había dejado en ¿ oficina. Se incorporó nuevamente y lo prendió.

—¿Sabes qué? Pensándolo bien no me creo que esto de la beca sea idea tuya. La abuela debió sentir remordimiento y esta es su manera de llevarla conmigo por dinero como siempre se maneja en esta familia —hablo llenándose de valor y cruzando los brazos sobre la boca del estómago.

—¿Mi madre? no recuerdo que te hubieras quejado nunca dejabas en paz a tu abuela, ni mucho menos cuando nos íbamos de viaje y le pedías que se quedara contigo, no veo el motivo, te empeñas en esto Brittany de sus actos después que se enterase de tus preferencias —colocando el móvil en medio de sus piernas
Giovanni tomó el Sony Xperia Z y antes que ella pudiese reaccionar le tomo una fotografía.

—¿Que has hecho? borra esa fotografía no tienes mi permiso, es una especie de psicópata ¿o qué? —inquirió molestándose, mientras él tecleaba en la pantalla del móvil.

—Todavía sigues teniendo la clase de los millonarios Brittany dame un minuto. —le pidió alejando el teléfono de ella y se quedó mirándola fijamente hasta que la hizo desviar la mirada intimidándola.

—Yo creo que mejor, me voy. —logró esbozar con voz trémula, mientras intentaba abrir la puerta sin ningún resultado. —¿puedes abrir? —pidió jalando la manilla, él negó con un movimiento de cabeza. —Está bien entonces gritaré y voy a decir que estás intentando secuéstrame. —habló desabrochándose el short de jean prelavado y quitándose la franela beige, la cual lanzo al asiento trasero, se alzó la franelilla dejándola debajo del busto, se soltó el cabello y se lo agito con energía despeinándose completamente y empezó a gritar.

— ¡Auxilio!...¡Alguien que me ayude! —mientras se removía en el asiento.

Brittany al minuto empezó a sentir la brisa fría estrellarse contra sus mejillas y la falta de aliento iban reduciendo de a poco, habrían avanzado varias cuadras cuando la camioneta nuevamente se detuvo. Su comida.

Giovanni bajo esperando en la puerta del restaurante a que la rubia bajará y terminará de arreglarse esta aprovechó un momento y mando un mensaje de texto.

Para: La hermosa Santana
De: Brittany
Asunto: Tengo un problema
¿Cómo haces para estar mi cabeza todo el día? Te extraño. ¿Salimos hoy?
Bajo del coche siento ayudada por un guardaespalda al tener su férula, se acercó al imponente hombre con una sonrisa irónica.

—Brittany jamás tuve que esperar por alguien en la puerta no lo vuelvas hacer- le advirtió
lentamente, la rubia lo miro y sonrío.

—Tenía que hacer algo importante— le dijo sin dejar de mirarlo mientras un camarero le abría las puertas, seguida de su tío y los protectores.


----------------------Santiago-------------------

Santiago se había molestado, la mandíbula se le había tensado y un pequeño músculo en esta vibraba.

Otra llamada entrante.

—Verónica, en estos momentos estoy sumamente ocupado, después te llamo, si yo te llamo, no me llames cabrón que no te estoy insultando, seguro te llamaré. —una vez más finalizaba la llamada evidenciando que ni siquiera había dejado hablar a la mujer.
Se metió al coche coloco su música favorita y se encaminó a gran velocidad como a el le gusta a la empresa de su hermana.

-----------------------Santana--------------------

El famoso festival exclusivo, Shakespeare in the Park, que se llevaba a cabo durante dos semanas en el central park, en el cual se presentaban dos obras del famoso escritor, con la colaboración de actores célebres del teatro y el cine, era una de las grandes tradiciones primaverales de Nueva York.

—¿Rachel he acabado todo por hoy?- pregunto mientras revisaba su teléfono buscando el contacto de Brittany aplastó el símbolo de carta se asusto cuando le llego un mensaje estaba tan concentrada.

Para: La hermosa Santana
De: Brittany
Asunto: tengo un problema.
¿Cómo haces para que estés en mi cabeza todo el día? Te extraño ¿Salimos hoy?.

Esta contenta le respondió con una sonrisa

Para: Britt
De: Santana
Asunto: Hola Britt.
¿Hermosa yo? ¿Te has visto en un espejo?
Acepto tu invitación también te extraño.

Ya en el estacionamiento escucho como un coche introducía con gran velocidad al estacionamiento si duda alguna había saltado la regla de 20 km/h volvió medio cuerpo al percatarse de la música que salía del coche y vio a Santiago López bordeando un auto blanco, con la gabardina gris, era el hombre más elegante que alguna vez hubiese visto, debía de aceptarlo su hermano era guapo caballeroso y elegante, caminaba hacia la entrada que llevaba al lobby con decisión y aplomó, lo que la obligó a tragar en seco, sintió las mejillas arrebolársele por lo que se llevó las manos a la boca.

Sin saber como reaccionar corrió al ascensor y se dirigió a la oficina de Rachel mientras estaba en el ascensor se preguntaba que hacia aquí su hermano ni siquiera había llegado un mensaje, un correo por lo menos dependiendo de el no lo haría. El sonido del ascensor la derrumbo de sus pensamientos las puertas se abrieron y observo como Rachel ya recogía sus cosas miro por los dos costados y salió corriendo hacia la pequeña Rachel.

Coloco sus dos manos apoyándose en el escritorio de esta haciéndola asustar.

—Solo sígueme la corriente no te vayas aún- le dijo viéndola a los ojos Rachel asintió y entonces se dirigió a paso rápido a la oficina cerrando su puerta.

—Rachel mi hermano está aquí tengo que aparentar que estoy trabajando, ayúdame— Soltó el botón de su escrito nerviosa andaba mientras estaba sentada se hecho aire con la mano no bastando con el aire acondicionado un toque en la puerta hizo que diera un brinco.

Cálmate Santana.

—Señorita Santana le busca su hermano Santiago Lopez ¿Hago pasarlo?– hablo formalmente Rachel parada en la puerta Santana asintió y esta le dijo suerte solo moviendo sus labio la morena le agradeció de la misma forma.

Tranquila actúa con normalidad.

Santiago entro agradeciendo se encontraba frente a frente con su hermana estaba guapa el mismo rostro hermoso de su madre había sacado Santana, la tomó por la mano jalándola como si le perteneciese, alejándola al menos dos metros de su escrito permaneciendo varios segundos abrazados.

— ¿Tu visita inesperada paso algo con las empresa?. — le pregunto mientras le indicaba que podría sentarse con la mano.

—¿Qué haces? —inquirió él obviando lo que ella acababa de preguntarle, sentándose encima de su escrito y ella en su silla.

—Tratar de conquistar el mundo. —el sarcasmo bailó en la voz de ella reteniéndole la mirada aunque esos ojos color caramelo la estaban poniendo nerviosa, pero no se mostraría débil ante él.

Su hermano y ella tenían una buena química en el ámbito de trabajo, actuaban frente a las cámaras su relación de mejores hermanos.

—¿Quien es ella? —interrogó con voz peligrosa. —Te has dado cuenta que es tarde y estas trabajando. — hablaba tratando de disfrazar su sarcasmo y al mismo tiempo miraba alrededor.

—Ya me iba solo que me había olvidado de algo— le dijo con una sonrisa se paro y se ubicó frente a su mini refrigerador.

—¿Algún tipo de agua en específico?— preguntó.

—Ya no soy de exclusividad Santana. —dijo abriendo los ojos y se encontró la mirada de ella esculcándola.

—Entonces hablaremos el mismo idioma. — respondió

—Cuando te marcharas de aquí —dijo

—En cuanto Rachel me entregue una papeles y lo lleve a casa —elevando la comisura derecha en una sonrisa muy de la familia.

—No debes llevar trabajo a casa lo sabes bien Santana-

—Lo se.

—¿Entonces por que lo haces?

—Nadie me espera en casa puedo estar entretenida ahí.

—Pues felicidades.- hablo en sarcasmo.

—Y en este caso, eres tu quien me dice eso ¿Por qué no puedes ser como los demás, atento, amable, comprensivo? ¿Por qué no llamas? ¿Por qué no fuiste a despedirte cuanto estaba en Ohio? —preguntó bajando la mirada sintiendo en ese momento todo el peso de los últimos días, toda esa ausencia de él cuando no la fue a despedir cuando marcho de Ohio.

—He sido amable, atento y comprensivo, contigo lo he sido, como con ninguna otra mujer solo con mi madre, Santana eres mi hermana. No pude despedirme de ti aquel día por que estaba terminando de cerrar el contrato con el mayor socio de nuestras empresas, algo muy difícil que tu no puedas entender siempre estas con Quinn siempre tengo que hacer lo mas difícil, nunca tienes tiempo para la empresa—su voz se convirtió en un murmullo lento.

—No sabes lo que dices, mírame ahora mismo donde estoy.

—házmelo saber porque no lo se.
De pronto se hace una guerra de miradas que ninguno de los dos quiere perder.

—Santana están aquí tus papeles, eso es todo por hoy — entro Rachel después de haber tocado la puerta y que nadie respondió silencio absoluto es lo que había en ese cuarto.

—Eh..San- hablo Rachel mirando ambos hermanos que no dejaban la mirada, entonces Santana la aparto mirando a Rachel con una sonrisa.

—Gracias Rach ya podemos irnos, que tengas buenas noches nos vemos mañana.–

Sin decir una sola palabra mas ella se dio media vuelta y se encaminó al estacionamiento, Santiago la sigo murmurando un buenas noches a Rachel.

Hizo que su cuerpo avanzara acortando la distancia que la alejaba de Santana, observó detrás de el como Rachel hablaba por teléfono miro al frente y Santana también. Se preguntaba si estaban hablando ahora mismo.

Sin decir una sola palabra él se dio media vuelta y se encaminó a su auto, ella hizo lo mismo acortando la distancia que la alejaba su coche Rachel la seguía, observó detrás de su Porsche Macan, la camioneta con los guardaespaldas a los cuales saludó elevando la mano y ellos le asintieron en silencio, sin mostrar ninguna emoción en sus rostros.

Nunca cambiarían.

Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN- - Página 3 2015-porsche-macan-s-rear-three-quarters

—Disculpame San —se excusó con la joven, ubicándose a su lado.

—Por favor santiago tengo que llevar a Rachel a su casa — Dijo la morena sentada detras del volante con la mirada al frente, sintiéndose decepcionada.

—Santiago, —su respuesta en la cual le diría de manera educada que no queria hablar con el fue interrumpida por, Bruno Mars Im Yours  ella sabía de quien era la llamada entrante, ya que con esa canción Brittany había entrado en su vida, sin siquiera pensarlo y tratando de controlar la sonrisa ante su sorpresa contestó la llamada.

— ¿Como estas la chica mas linda de New York? — fueron las palabras de ella quien ni siquiera la dejó saludar, mientras era observaba por su hermano que estaba parado en su ventanilla, esperando que terminara su llamada.

— Hola estoy bien— hablo en voz baja colocándose en teléfono en su oreja derecha su hermano estaba ahí y los nervios comenzaban a salir.— Y tu?

— Terminando de comprar algunos alimentos, San esta bien que vaya por ti en ¿media hora?— le dijo la rubia en la otra linea morena sonrió y asintió.

Di que si Santana no te esta viendo, tonta.

—Si, te estaré esperando pero debo colgar estoy apunto de manejar— le dijo bajito - mientras su amiga Rachel la miraba con ternura.— Esta bien un beso, adiós.


—Era Britt. —dijo susurrando mientras sonreía y guardaba el celular en el bolsillo de su campera roja del coche, sin poder evitar sentirse como una estúpida adolescente.

—Ni una sola palabra rach— susurro de nuevo la morena señalando con la cabeza donde estaba ubicado su hermano esta asintió cerrando su boca con su mano.

— Santiago hermano, ya paso todo esta resulto ahora me disculparas pero tengo que llevar a mi amiga a su casa la dirección de mi casa esta ya en tu teléfono la nana esta ahí, se buena con ella.

Eso es Santana sigue así y ganaras un premio nobel.

Rachel no sabía que decir, solo se volvió y pudo ver como su hermano miraba a Santana sin pestañear, tenia una mirada dura y causaba un poco de temor, se sorprendió que Santana no anduviera con voz cortada.

—Bueno en ese caso, podríamos olvidar el pequeño incidente y proseguir con nuestra conversación, para mi es más interesante que esa llamada. —le hizo saber reprochandola con la mirada— Podría decir que odio ahora mismo a la persona que te llamo.

—Esta todo olvidado.

— ¿Saldrás de casa? —inquirió curioso.

Rachel y Santana tragaron en seco, ante la pregunta de Santiago.

—¡Si! —exclamó soltando una pequeña carcajada, para salvar su auto control.

Hola chicas gracias por comentar díganme que les pareció. besos.
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Activo Re: Fanfic BRITANA- No me digas amor- ACTUALIZACIÓN-

Mensaje por 3:) Dom Abr 19, 2015 1:06 pm

holap,..

mmm cuando se cruces santiago y britt a ver como termina,.. ya empezaron mal aunque no se conosacan jajaja
me encanta como se pone san cuando la llama britt,..
a ver como va la nueva salida!!!

nos vemos!!!
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Activo Fanfic brittana NO ME DIGAS AMOR capitulo MARATON- Actualización-

Mensaje por nikigarcianiki Dom Mayo 24, 2015 3:10 am

Chicas una disculpa ENORME he tratado de escribir pero la inspiración aveces no funciona, por mas que tratamos de que nos llegue no lo hace. He pasado las anteriores semanas casi con una mano en la tierra y otra en el cielo, me refiero a que estaba perdida y he vuelto a centrarme en la lectura y escritura me libera. Espero que disfruten estos capítulos como recompensa de lo que tarde se que no es mucho y me gustaría poder complacerla. Disfruten de ello.


Capítulo 16
El regalo
BRITTANY

Aquel fue un día de esos en los que hubiera sido mejor no levantarse de la cama, quedarse acurrucadita bajo las mantas hibernando hasta el día siguiente. Pero lo que no sabía es que por mucho que me escondiera, mi vida, la vida real, me iba a alcanzar de pleno, golpeándome como un puño americano. Y ahí no había escapatoria, ni escondite posible.

Después de no ver la entrevista de Santana gracias al idiota de niño rico llegue al departamento y comencé a ordenar mi cuarto.

Colgué el teléfono y comencé a llorar desconsoladamente. Busqué en mi interior esa conexión que desde que nos conocimos hacía ya más de diez años había sentido con Sofía, aunque estuviéramos a cientos de kilómetros de distancia. Ya no había nada, un vacío que me ahogaba. Me doblé sujetándome el cuerpo con los brazos y aullé completamente rota de dolor. Grité y maldije a todo y a todos. Porque Sofía no tenía que morir, no se lo merecía. Ella no. Porque ella, ante todo, amaba la vida.

Llamaron a la puerta interrumpiendo mi histérico duelo. Frotándome las lágrimas del rostro, abrí la puerta con temor.

Frente a mí había un mensajero que me observó como si yo fuera Desdémona.
—¿Qué?
—¿Es usted Brittany S. Pierce Miler?
Asentí con la cabeza.
—Tiene, ¡ejem!, tiene un paquete. Firme aquí —consiguió decir el joven algo asustado por mi brusquedad.

Firmé como pude y lo cogí, cerrando la puerta con un golpe seco.

En realidad no era un paquete, sino un sobre de plástico del tamaño de un folio. Lo rasgué con rabia. Dentro había otro sobre de papel blanco y una caja pequeña envuelta en papel marrón. Miré el sobre. Escritas en él, dos simples palabras en mayúscula: PARA TI.
Reconocí la letra y comencé a llorar otra vez. La letra de Sofía.

Trastabillando llegué al sofá y me senté. Con manos temblorosas abrí el sobre del que cayeron varios folios escritos a mano con la letra redondeada de mi mejor amiga.

"Hola, mi Britt"

Cerré los ojos y dejé que las lágrimas se deslizaran por mi rostro, humedeciendo el papel que sujetaba desesperadamente entre las manos. Ella siempre utilizaba mi nombre en su acepción inglesa, una de sus tantas manías, como la de usar continuamente apelativos cariñosos para dirigirse a la gente, su vocabulario estaba lleno de cariños, cielos y tesoros.

Si todo ha salido como estaba previsto, ahora estarás planeando como dejar nuestra gran cuidad New York que siempre habíamos soñado lo has logrado y estoy tan orgullosa de ti, ahora tienes que pensar para asistir a mi funeral este fin de semana. Si no es así, es que algo ha fallado.

No había fallado. Ella nunca fallaba. Sofía era una persona metódica y con una asombrosa habilidad para hacer que el problema más complicado se convirtiera en un juego de niños con la más absoluta facilidad.

No me he vuelto loca. No todavía. Lo he planeado al mínimo detalle y, aunque cuando pienso en en todos se me encoge el corazón y quiero volverme atrás, no puedo. Ya no. Es demasiado tarde.

Estoy enferma. Muy enferma. Quizá ya no me queden más de tres meses, cuatro con suerte. No voy a aburrirte con tecnicismos médicos. Solo te diré que tengo un tumor maligno que me está comiendo el cerebro. En el silencio de la noche, acostada en mi cama, puedo sentir cómo las células hambrientas van devorando mis recuerdos, mi vida, todo lo que soy.

Lo supe en noviembre, después de un análisis rutinario. Ya sabes que tenía migrañas y nada me las calmaba. No dije nada a nadie perdóname por eso y nadie debe saberlo. El neurólogo me expuso las opciones y las sopesé con calma. No quise enfrentar a mi familia a un continuo ir y venir de hospitales con operaciones que no me ofrecían ninguna garantía de supervivencia, por mas millonarios que seamos aquí viene la frase "No todo se puede con el dinero"

Sería demasiado doloroso para todos, así que un oportuno accidente de tráfico se presentó como la opción más adecuada.

Pero no es de mí de quien quiero que trate esta última carta que te escribo. Es de ti, mi querida rubia de ojos azules que nunca eh visto mas hermoso. Antes de morir deseo hacerte un regalo. El único que puedo y que te mereces. Brittany, quiero cambiar tu vida, porque tú aún no lo sabes o no quieres darte cuenta, pero te estás ahogando.

Dejé de leer con los ojos empañados en lágrimas, un puño estrangulaba mi corazón y aun así veía la fortaleza de Sofía, cómo nos tuvo a todos engañados protegiéndonos de su dolor. ¿Pero yo? ¿Me estaba ahogando?, ahí estaba equivocada. Continué leyendo intrigada.

Estás en un lago profundo sobre una pequeña barca en la que se filtra agua por demasiados agujeros, muchos más de los que tú puedes tapar y no abarcas a arrojar cubos para evitar el trágico hundimiento. Y lo peor de todo es que te enfrentas a cada día con la esperanza de que algo cambie, de que algún agujero se cierre y no tengas que desahogar tanta agua. Y todavía no eres consciente, porque las obligaciones y las cargas que asumiste hace varios años te impiden ver la realidad que te rodea.

Bueno, pues aquí estoy yo para lanzarte un salvavidas, pero eres tú la única responsable de cogerlo o simplemente dejarte llevar por la corriente hasta que ya no haya remedio. Es mi último regalo, el mejor de todos. Es lo que tengo que hacer antes de despedirme de todo. ¿Recuerdas nuestra última noche en Italia? Cuando nos escapamos y decidimos ir alli.

Aspiré con fuerza. Algo inquietante, como el pequeño picotazo de un mosquito, latía en mi nuca. Lo desterré de un solo pensamiento. Sofía está equivocada, había estado enferma y era ella la que no veía las cosas con claridad. Pero ¿y si no fuera así?

Recordaba perfectamente nuestra última noche en Italia, así como sabía que ese día quedaría grabado a fuego en mi mente. Habíamos terminado el último examen de negocios internacionales del primer curso aquella misma tarde.

Después de más de un mes encerradas en la biblioteca de la facultad estudiando y de pasar muchas noches en vela repasando el temario, necesitábamos diversión. Ambas nos sentíamos como una olla a presión, había que soltar adrenalina y lo mejor era salir, como lo definió ella, a quemar la noche italiana.

Nos duchamos y nos vestimos con nuestras mejores galas, que básicamente consistían en unos vaqueros ajustados y camisetas de tirantes, nos calzamos unas sandalias de tacón y salimos a la calurosa noche de junio en Italia, ilusionadas, excitadas y decididas.

Después de varias horas de baile desenfrenado, de demasiado alcohol y de romper varios corazones (ella), porque yo lo único que rompí fue el tacón derecho de mi sandalia, estaba en proceso de aceptación sobre mi sexualidad, regresamos al amanecer, paseando algo ebrias, a esperar en un bordillo de la calzada a que abrieran las puertas del Colegio Mayor. De camino nos tropezamos con un puesto de bisutería callejero y paramos, riéndonos como dos tontas observando la mercancía.

—¡Esta quiero! ¡Sí! ¡Es perfecta! —exclamó Sofía de forma exagerada señalando una pulsera de cuero marrón adornada con tres colgantes plateados.
—¡Sí! ¡Sí! —salté yo también entusiasmada.
—¡Sea pues! —cogió una exactamente igual a la suya solo que en cuero negro y me la entregó.
—¡Te la regalo por, por, por... por ser lo que más quiero! —y dicho lo cual me plantó un beso en la boca.
—¡Calla, boba! —contesté enrojeciendo.
—¡Uy, si te has puesto colorada! —rio salpicándolo todo de ebria felicidad—. Tranquila que no eres mi tipo —añadió una vez que pagó nuestras pulseras cogiéndome del brazo.
Llegamos a nuestra residencia antes de las siete, hora en la que abrían las puertas, y, cansadas como estábamos, nos dejamos caer en el mondo suelo, sin importar que estuviera sucio o frío.
—¿Sabes? —balbució a causa del alcohol—. Me encanta el amanecer, es como descubrir una ciudad nueva cada día, adoro esa sensación de expectativa cada vez que me despierto, como si todo estuviera por hacer y pudieras cambiar el destino de las cosas.
—¿Eres tú la que habla o es el vodka que lo hace en tú lugar? —contesté riéndome, aunque también notaba esa sensación de la que hablaba, probablemente provocada por los cinco gin-tonic de la noche.
—No, estoy hablando en serio. A ti te gusta mucho más el anochecer, cuando el sol se pone pareces mucho más animada. Eres un ave nocturna, mi Britt. Y yo soy diurna. Somos como el yin y el yan. Como la noche y el día. Deberías vivir en un lugar oscuro y lluvioso y no en Italia. ¿Sabes? Te equivocaste al nacer aquí, eres lo que se llama un accidente geográfico de nacimiento.
Me reí ante tanta estupidez filosófica, pero en el fondo tenía razón, como siempre. Aunque su forma de expresarlo fuera sacado de una pomposa novela victoriana.
Cogió su pulsera y le dio vueltas. Su rostro se tornó serio de repente.
—Esta pulsera nos traerá suerte, lo sé. Lo noto aquí dentro —se golpeó el pecho con los puños hasta casi caer de espaldas.
—¿Ah, sí? —yo no creía mucho en esas cosas.
—Quedan siete días para que nuestra vida cambie —añadió.
—Lo sé —contesté. Quedaban siete días para irnos a Irlanda durante tres meses para trabajar de au pairs y mejorar nuestro inglés.
Yo no lo veía especialmente excitante, pero Sofía estaba entusiasmada.
—Míralos —exigió abriendo la mano y mostrando los tres colgantes plateados de la pulsera.
—Un trébol de cuatro hojas, una luna y un corazón —dije esperando su respuesta.
—¿Sabes lo que esto significa? —exclamó cada vez más excitada.
—Pues no. Sorpréndeme, amante de los acertijos —contesté riéndome.
—El trébol de cuatro hojas representa el viaje a Irlanda.
—Vale —coincidí—, hasta ahí, de acuerdo.
—La luna quiere decir que cantaremos Danny Boy a pleno pulmón, en las praderas verdes irlandesas a la luz de la luna, bebiéndonos una Guinness —murmuró a la vez que comenzaba a entonar: Oh, Danny Boy, the pipes, the pipes are calling, from glen to glen, and down the mountainside...
—Estás loca, no sabemos cantar y menos esa canción —respondí riéndome escuchando su agudo chirriar y pensando que los irlandeses se sentirían insultados si la observaran destrozar su hermoso y emotivo himno en ese momento, aunque ella declamara con toda pasión.
—La aprenderemos —afirmó seriamente.
—¿Y el corazón?
—Eso es lo más sencillo. El corazón manifiesta que encontraré el amor en un irlandés pelirrojo y guapísimo, al que me entregaré con una pasión desenfrenada que hará que tiemblen hasta las ruinas de Tara y tu una linda morena esas de la que te gustan y te apasionan pero no será fácil mi pequeña rubia de ojos azules.

Me reí a carcajadas que rebotaron en el silencio del amanecer.

—Estás loca de remate. ¿Un pelirrojo? Por Dios, ¿un pelirrojo con la cara llena de pecas y la piel blanca como la crema de leche? —cabeceé carcajeándome.
—Pues, sí —contestó con voz grave—, los pelirrojos pueden ser muy atractivos y seguro que muy, muy fogosos. Lo denota el color de su pelo.
—Bueno, no creo que los irlandeses se caractericen por su fogosidad, pero si eso es lo que te gusta... Tú te quedas con el pelirrojo y a mí me dejas a su amiga morena, rubia o castaña, me es indiferente el color de su pelo.
—Entonces, es un trato.
Escupió en su mano y me la tendió.
—Pero ¿qué haces? —pregunté extrañada mirando su mano.
—Un pacto. Un pacto entre caballeros. Debería ser de sangre, pero cuando veo una gota me mareo, así que tendrá que ser suficiente con esto —se quedó un momento mirándome con los ojos dilatados por el sueño y el alcohol. Las primeras luces del amanecer se filtraron entre los edificios grises dándonos una iluminación irreal. Me pareció una señal. Una buena señal.
—Está bien, lo haremos —escupí en mi mano y cogí la suya para darnos un fuerte apretón.
—Que así sea. Y si no lo cumplimos, que nuestra cara se convierta en una pasa arrugada para los treinta y nos quedemos solteras coleccionando gatos hasta que nos muramos de aburrimiento a los ciento tres años.
Nos quedamos un momento en silencio, dando solemnidad al absurdo acuerdo al que acabábamos de llegar, hasta que escuchamos ruido dentro del colegio.
—¿Quién crees que abrirá la puerta hoy? ¿Sor Amargura o Sor Necesito un polvo? —preguntó rompiendo la magia del momento.
—Hoy es sábado, le toca a Sor Amargura Infinita —contesté yo, sabiendo que tendríamos problemas por llegar en ese estado.
La cara seria y circunspecta de la monja asomó por la puerta blindada de madera.
—Señoritas, pueden entrar —exclamó con tono hosco la guardiana de nuestro hogar temporal.

Ambas nos echamos a reír ebrias de juventud, vida y mucho alcohol y apoyándonos la una en la otra atravesamos la puerta de nuestra pequeña cárcel.
Sor Amargura nos miró con reprobación cuando pasamos a su lado camino de la habitación, algo tambaleantes.

—Señorita Pierce —me llamó.
—¿Sí? —intenté enfocar la mirada en su rostro, aunque el cansancio y la bebida lo hacían bastante difícil.
—Tiene una llamada de su casa. Parece urgente. Puede cogerlo en la portería.

Sentí un nudo en el estómago, como si me hubiese golpeado un puño invisible. Estaba ahí, era la sensación de que algo inminente y maligno iba a ocurrir.
No recuerdo cómo entré en la portería ni lo que dije, solo recuerdo la voz de mi madre llorando y pidiéndome que regresara a casa. Mi padre había tenido un infarto esa noche y estaba en la UCI muy grave.

No fui a Italia ese año, ni el siguiente, ni nunca.

Estoy segura de que la recuerdas y también la ruptura que supuso en tu forma de vida, a la que te enfrentaste con fortaleza y que te hizo madurar que una forma brusca y repentina. Pero yo sí cumplí con mi parte del trato y ello también cambió mi vida, de otro modo totalmente diferente y desde luego, para bien.
Pues ahora es tu turno, quizá un poco tarde, más de diez años, pero ha llegado. ¿No has pensado a veces que el destino está escrito en las estrellas y que para cada persona hay un momento decisivo que no puede desperdiciar? Te toca a ti, lo he visto. Y aunque yo solo te ofrezca un pequeño respiro, espero que la distancia te haga ver tu vida como yo la veo.


En dos meses viajarás a Irlanda, trabajarás tres meses haciendo lo que te gusta, bailar, enseñaras a unas preciosas niñas (he visto la foto) que viven en un encantador pueblecito del condado de Cork. Además, cuentas con una ventaja que yo no tenía entonces: como ahora eres profesional sabrás manejarte mucho mejor que yo, que tuve que enseñar de cuatro pequeños monstruos.

Cantarás Danny Boy (tienes que aprendértela) bebiendo Guinness y lo de encontrar a una morena fogosa lo dejo a tu elección. Esto es lo único que perdono del trato.

Definitivamente Sofía había perdido la cordura. No sabía si a causa de su enfermedad o de la proximidad de la muerte. Me parecía increíble y desproporcionado que me instara a dejar mi vida mis estudios y especialmente a la morena fogosa que había encontrado, durante tres largos meses para enseñar a dos niñas desconocidas en otro país. Ya no estaba llorando, sino que leía y releía la última parte de la carta con disgusto y enfada.


Bueno, mi Britt, te tengo que dejar, ahora sí. En la última página tienes las instrucciones para tu próximo viaje. No puedes decir que no. Las promesas se cumplen y más si son a una persona muerta. No te queda otra. Estás atrapada por el destino.
Cuida de ti, de tus futuros hijos, y procura que me recuerden siempre. Ya lo he visto tendrás mellizas Brittany y habrá algo en el camino que te molestara pero podrás con ellos. Cuéntale, cuando sea más mayor, alguna de nuestras aventuras (tú sabrás qué ocultar), que tenga presente siempre que su tía las quizo sobre todo lo demás y que velaré por ellas donde quiera que esté. Te quiero muchísimo, nunca lo olvides.
Brittany, ve y encuentra tu país de las maravillas.


Lloré y lloré hasta que no me quedaron lágrimas y mi tristeza se convirtió en un sollozo continuo. Sujeté fuertemente la caja que venía acompañando la misiva. Sin abrirla ya sabía qué contenía. La pulsera de cuero marrón con tres colgantes plateados, un trébol, una luna y un corazón. Una pulsera que Sofía no se había quitado desde que la compró, aquella lejana noche del verano del noventa y siete. Rompí la envoltura y la cogí con cuidado. Acaricié las cuentas con suavidad. El trébol se había oxidado en los extremos y el cuero estaba desgastado por el uso. La apreté con rabia contenida en mi mano y la posé en mi corazón.

Hay días en los que no deberías levantarte de la cama, en los que esconderte bajo las mantas tendría que ser suficiente para escapar a la realidad. Aquel no fue uno de esos. Porque esconderte del mundo no te protege contra determinadas cosas y una de ellas era la muerte de tu mejor amiga.




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El mundo de Brittany

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Activo Fanfic brittana NO ME DIGAS AMOR MARATON 2- Actualización-

Mensaje por nikigarcianiki Dom Mayo 24, 2015 3:12 am

Capítulo 17
Santana

Brittany no ha respondido a mis llamadas desde hace tres días y estoy preocupada he ido a su departamento varias veces mientras voy al trabajo y saliendo de el.
Recibo la misma respuesta "No desea ver a nadie"

¿Acaso hice algo malo? ¿Que he hecho?

Como es costumbre de mi, no puedo quedarme con los brazos cruzados y esperando a tener una respuesta para eso tengo que ser inteligente e ir hacia ella de cualquier forma. Entonces preparo mi estrategia la llamo "Rescatar a Britt".

Lunes, los lunes apestan pero hoy es un lunes diferente, lunes de que veré a Brittany.
Compro diferente ropas de color negro es un poco exagerado pero nunca he estado en una situación así y decido confiar mi plan a mi mejor amiga. Quinn y yo vamos de comprar y regresamos hecha un manojo de nervios y estrés, los paparazzis habían estando esperando nuestra salida de la tienda, tuvimos que llamar a un guardaespaldas tuve la brillante idea de llevar mi coche. Espero no salir en televisión decido mandar un mensaje a Brittany rezo a los dioses que me responda aunque sea una carita feliz.

De: Santana
Para: Britt
Asunto: soy yo otra vez

Hola Britt por favor dime que tienes. ¿Hay algún modo que pueda ayudarte? Estoy aquí para ti, te extraño puedo pasar por ti. Por favor responde. (pongo caritas triste)


Antes de salir al trabajo discuto con mi hermano el quiere hacer un cambio en la empresa que manejo pero no lo permitiré, un nuevo reclutamiento de personal, mi personal es el más efectivo que tengo y no lo cambiare. Nana nos pide parar con la pelea pero yo salgo disgustada y maldiciendo.


En la tarde me introduzco al tráfico de New York subo los cristales para disminuir el ruido y espantoso sonido de los automóviles y es exactamente lo que pasa, decido conectar mi teléfono en los parlante e incrementó el volumen a tal grado que estoy gritando junto al artista.

Llego al estacionamiento las luces automáticamente se encienden busco rápidamente mi lugar favorito y acelero, la adrenalina aveces toma mi cuerpo y hoy es uno de esos días por ejemplo, reviso que todo este apagado, me retoco un poco el rostro con mi espejo del bolso, deslizó mi mano por mi cabello negro y brilloso, medito un poco si llevarlo o no con mi peluquera y decir pasar por este tiempo. Mi coche es inundado por Rihanna notificando un mensaje mientras salgo del auto cierro la puerta con mi hermoso trasero que lo cubre una falda.

- ¡Vaya! Un mensaje de Brittany- sonrío al ver su nombre en mi teléfono, pero al abril el mensaje mi sonrisa se desvanece.

Para: Mi Santana
De: Brittany
Asunto: No me dejes caer.
Querida Santana hay muchas cosas que no sabes de mi, por lo que tengo miedo de que te alejes y te haga sufrir, debes saber que yo elegiría sin pensarlo una caída sin final que hacerte daño. Nunca me lo perdonaría pero hoy te necesito más que nunca.

Mi mejor amiga ha fallecido y estoy sola en estas malditas paredes que cada día se hacen mas pequeñas y temo asfixiarme.

Lamento mucho no verte estas tres días yo también he querido verte y no tienes una idea de ello, Santana te quiero perdóname por encerrarme de esta forma he visto la solución y ah sido esta. Huir de todo.

Has pasado por esto y veo tu dolor cuando hablas de ellos no quiero sentirme así, suena muy egoísta de mi parte pero Santana, tengo miedo se fue mi mejor amiga y no volverá ¿Como puedo seguir haciendo mi vida normal después de esto.?
No creo que haya una forma.
No puedo hablar sin llorar cada palabra que pronunciaba cuando venias a verme producía en mi garganta un dolor insoportable, como si una mano invisible me apretara el cuello hasta dejarme sin respiración.

No olvides que te quiero y lamento dos cosas, decírtelo por este medio mi ausencia y por decirte por primera vez te quiero hubiera preferido miles de veces decírtelo al frente tomando tus dulces manos que me hacen sentir segura y enfrentar el mundo de una manera que jamás me imagine. Tu me haces sentir así, segura.

Tus labios, tus abrazos y tu sonrisa son mi refugio. Te quiero tanto nunca lo olvides.
Si decides venir estaré en la terraza escuchando música con los ojos cerrados no haré nada malo si eso piensas. Te quiero.


Después de leer el mensaje unos minutos después llegué al departamento de brittany, perdí el conocimiento del velocímetro y rompí algunas reglas, al siguiente día tendré varias multas que pagar lo que no importaba, atrás mío venia Alfonso escoltándome le pedí de manera cuidadosa que me esperara abajo, esta era mi zona y sabia como controlarla.

Deje en el auto mis lentes de sol y junto con mi sombrero y bolso quería estar completa a brittany sin nada alrededor mío.

Pedí al guardia del departamento la llave de la habitación y antes de entrar hice respiración profundas, había pasado muchas cosas cuando recibí aquella noticias de mi padres cerré los ojos y le pedí que me ayudaran y entre lo más silenciosamente que pude.

La habitación estaba a oscuras me introduje un poco mas, observando detalladamente la sala y cocina, estaba todo ordenado no había nada fuera de su lugar.

Entonces subí y la vi parada frente a New York con las manos en su cintura, estaba guapa aun en esta situación, su gorra de frío tapaba todo su dorado cabello y me pregunte si había estado comiendo, desde lejos note su físico había bajado de peso, sus hombros estaban en movimiento indicándome que estaba llorando lentamente me dirigí hacia ella y la abracé por la espalda y ella se sobresalto.

-Tranquila Britt esta todo bien, estoy aquí contigo- le hablé con toda la tranquilidad que poseía en ese momento.
—Perdóname- me dijo casi sin voz
—Shhhh, esta todo bien —le susurré suavemente mientras la volteaba y le daba un abrazo queriendo trasmitir todo el amor que poseo para ella en este momento.
Comenzó llorar. Cálidas lágrimas se deslizaban por sus mejillas en silencio lo sentía. Acaricio su espalda tratando de tranquilizarla.
—Odiaba las flores —susurro entre sollozos. Era algo que Sofía y yo compartíamos.
—¿También las rosas rojas?— pregunto sin soltarla.
—Menos las rosas rojas —murmuró Brittany, perdida en algún recuerdo.
—¡Vaya!
—Seguro que si nos está viendo ahora, estará maldiciendo por haberla metido en un escaparate rodeada de tanta planta, como si ella fuera un ficus en exposición y se preguntaría quien es la fogosa morena que esta abrazándome—añadí.

Santana escucho un estertor que provenía de su pecho. Se separó creyendo que había roto a llorar de nuevo y la vio echando la cabeza hacia atrás y riendo a carcajadas hasta casi saltársele las lágrimas. La contagió y comenzaron a reír también de forma algo histérica.
Súbitamente se miraron y se abrazaron. Ya no había risa, sino tristeza.

—Me alegro de que estés aquí —dijo finalmente con la voz más firme.
No contesté. Nos quedamos unos minutos en silencio.
—Britt, ven, vamos a dar una vuelta o a tomar un café o entrar a la casa. Tienes que salir de aquí. Esto va a ser muy largo y debes estar fuerte y serena, por ella —la voz de Santana era sosegada y tranquilizadora.
—No puedo irme, San, lo siento, tengo que quedarme.
—¿Por qué? —pregunté suavemente.
—Porque no puedo dejarla sola, le gustaron siempre las vista así. Me la imagino allí en el cielo tan frágil, ahí. Y si todo ha sido un error y me voy y... y... en ese momento ella baja de alguna nube y no me ve... E..eentoces ¿Qué va a pensar de mí? —pronunció de forma estrangulada.
No tenía una respuesta válida, nada que le sirviera como consuelo.
—Está bien. Me quedaré contigo brittany siempre.
Estuvimos juntas sujetándonos las manos varias horas mientras veía la la perfecta vista. Brittany había tenido razón era perfecta.


-----Brittany---
En un impulso fruto del cansancio y de las emociones del largo día la sujeté del brazo y tiré de ella, dándole un fugaz beso que lo recibió rápidamente sujetando mi cuello y yo su cadera.
—¡Vamos!
—¿Adónde? —preguntó sorprendida.
—A hacer lo que le hubiera gustado a Sofía. Me interrogó con la mirada.
—Sofía mi mejor amiga, ella siempre decía que una de las mejores cosas que tenían los irlandeses era cómo celebraban el paso a otra vida, reuniéndose y bebiendo a la salud del difunto, ¿lo sabias? —inquirí.
—Sí —sonrió haciendo una mueca.
—Bien —contesté— pues dime dónde hay un pub irlandés, porque vamos a beber a su salud. Necesitamos desesperadamente una pinta de la mejor cerveza negra.
—Eso es de locos —no había crítica en su voz.
—No, San —contesté—, la loca era ella, y, ahora que no está, es lo menos que puedo hacer para estar a su altura.
Nos despedimos con un brusco adiós. Al señor guardia y Alfonso.
—Santana discúlpame pero tienes que trabajar y no puedes salir sola sin protección.—hablo Alfonso una vez que Santana se ponía el cinturón de seguridad, brittany estaba vistiéndose.
—Alfonso, su mejor amiga acaba de morir por favor entiende eso— hablo Santana mirándolo a los ojos este bajo la cabeza por unos segundo meditando.
—Lo se San, pero hoy tienes esta junta con tu her..—La morena con una brusquedad que dejo sorprendido al mayor soltó el cinturón y dio un golpe al volante su mirada estaba brillante parecía que iba a llorar —Alfonso por el amor de dios, entiéndela esta sola, me tiene a mi únicamente— se toco su pecho—cuando ...yo..—bajo la cabeza tratando de aguantar las lagrimas— cuando yo...estuve sola cuando murieron mis padres sentía que el mundo se había acabado para mi, nada tiene sentido cuando pasa esto Alfonso entiende esto que te digo— lo miro — la única forma de salir de este túnel negro es enfrentarlo, no hoy otra forma, no quiero que Brittany pase por eso no sola. Ahora si me disculpa iré con Brittany y si es necesario faltare a la empresa para eso están los demás.—termino de hablar justo cuando venia Brittany. Alfonso al verla le abrió la puerta siendo un caballero.
Brittany al subirse sintió inmediatamente la tensión entre Alfonso y Santana, recordó perfectamente que no estaban así.
—¿Paso algo?— pregunto mirando a las dos personas, Santana miraba hacia el horizonte su mirada estaba perdida y Alfonso a lado de la puerta de Santana mirándola, ambos al escuchar la voz de la rubia la miraron, ante la mirada intrigada y triste de la rubia Alfonso respondió, pareciera que Santana había ido a la luna.
—Esta todo bien señorita Brittany— le brindó una amable sonrisa— lamento lo sucedido—la rubia asintió con una pequeña sonrisa, apretó la mano de Santana que reposaba en el volante inmediatamente obtuvo toda la atención de parte de la Morena.
—¿San te sucede algo?—la morena no decía nada solo tenía su mirada en ella, es que la morena estaba tratando de no romper a llorar era injusto, injusto todo.
Dios, si es que me escuchas hoy te pido por el amor a mis padres ayúdame a que brittany no se deprima, que esto que has hecho se convierta en más fuerte de lo que es, si Sofía esta ahí contigo te suplico que la cuiden .
—Santana— hablo Alfonso tomándola por el hombro la morena lo miro con una sonrisa pequeña algo nostálgica. —Esta bien puedes hacerlo solo avísame donde estarás a cada lugar que vayan, Jorgue ya está aquí para escoltarte. —La morena con una sonrisa bajo del coche y se abalanzó sobre Alfonso despegando su pies del suelo Alfonso era muy alto, para Santana era como si estuviera abrazando a su padre Alfonso se había criado con ellos y sabia que se preocupaba por su bien y lo agradecía pero había momentos como ahora que ella debía de elegir. La rubia sin saber que hacer salió del coche preocupada por esa reacción pensaba que había hecho algo malo a Santana sin saber que hacer, se detuvo a medio camino delante del capo del coche, Alfonso se acercó a ella y le brindó un abrazo, era uno abrazo paterno muy acogedor. Su mente se transporto en el pasado, su padre debía de llamarlo pero no hoy ni mañana algún día. El mayor con un suspiro se despidió de las chicas advirtiéndole a Jorgue que cuidara de ellas como su vida.

La morena al ver el rostro de la rubia, escucho como su corazón se había encogido al verla así, acercándose lentamente acaricio los brazos de la rubia sin dejar de mirarla, la rubia tenía la mirada perdida pero ella cumpliría lo que quería, si Sofía quería eso iban a cumplir cada detalle.

Con un beso en la mejilla entraron al coche siendo conducido por la morena sin dejar de sujetar la mano de la rubia en todo el camino, agradeció internamente por elegir un coche automático hoy día, sino habría sido difícil sujetar su delgada y suave mano cinco minutos después habíamos llegado al O’Neill, lo más parecido a un pub irlandés que podíamos encontrar en Estados Unidos.

----Brittany---
Cuando entramos el ambiente nos invadió, tranquilo y a la vez animado por música celta no demasiado alta. La decoración en madera y dorados hacía que te sintieras un poco mejor. Pedimos dos pintas de cerveza negra y nos sentamos en un reservado que imitaba a los confesionarios, aislándonos del resto de la gente.
—¿Qué voy a hacer ahora, San? —preguntó con voz triste dando un sorbo a su enorme vaso lleno de líquido parduzco.
—Seguir viviendo, por ella y por ti, es lo que ahora necesitas más que nunca —contesté yo simplemente.
—No sé si voy a poder hacerlo, ella era la que me daba mis sermones, mis consejos y ahora que no está estoy completamente perdida —suspiró hondamente.
—Pues tienes que encontrarte Brittany —la reprendí suavemente— y seguir adelante. Al principio será muy difícil, sobre todo el primer año. Pero cuando pase un año y un día y hayas atravesado cumpleaños, aniversarios, vacaciones y demás cosas que hicierais juntas y compruebes que el mundo sigue girando y tú con él y conmigo, ya no parecerá todo tan complicado.

Recordé con tristeza el primer año que siguió a la muerte de mis padres, el cómo el simple hecho de levantarme de la cama cada día se convirtió en un esfuerzo sobrehumano. Hasta que un día, uno cualquiera, te das cuenta de que has sobrevivido y te has amoldado al sentimiento de pérdida constante.

Estuvimos unos minutos en silencio, bebiendo nuestras cervezas y comiendo como única cena el cuenco de patatas fritas que acompañó a las consumiciones.
—Me entere por una carta y no debo decirlo a nadie de la familia —exclamé de improviso observándome con cuidado.
Me miro sorprendida.
—Sabía que algo andaba mal. No era la misma desde las Navidades. Algo en ella se había apagado, pero el trabajo en la redacción era agotador y absorbente con esta maldita crisis cada video llamada la veía peor, ya no sabíamos a quién le iba a tocar la lotería del despido y yo pasaba muchas más horas de las que debía por otro lado. No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde.
—¿Sabías que estaba enferma? —pregunto
—No. Simplemente noté algo diferente. Ahora que lo analizo me doy cuenta de que poco a poco iba despidiéndose de todos los que conocía y preparándolo todo para cuando ya no estuviera. Ella me contaba eso, la escuchaba, escuchaba cada palabra que me decía.
—De mí no lo hizo —añadí con algo de amargura.
—Sí lo hizo. Te dejó una carta y un regalo. Tú para ella eras especial. Si hubiera hablado contigo directamente te hubieras dado cuenta de que algo grave ocurría. Estoy segura que ella siempre envidió esa cualidad en ti.
—¿Cuál?
—La empatía, no sé, esa capacidad que tienes de saber qué necesita la gente en cada momento. —contestó haciendo un esbozo de sonrisa.
—¿Irte? —pregunto algo asustada después de leer la carta a lo que respondí inmediatamente —. No me voy a ir a ningún sitio. Lo que me ha propuesto es una locura. No puedo dejar la escuela, mis papeles, sobre todo a ti que te he encontrada San. En fin, dejarlo todo por irme tres meses a cuidar unas niñas en otro país. Si te soy sincera, creo que ese era su sueño, no el mío. Y puede que hace diez años fuera algo que teníamos que vivir juntas, pero no pudimos hacerlo. Ahora es demasiado tarde, han pasado demasiadas cosas, tengo demasiadas obligaciones como para dejarlo todo y desaparecer por un —vacilé un momento buscando la palabra adecuada— un capricho adolescente.

Santana escuchó mi diatriba con los ojos algo nublados pero atenta.

—Creo que debes hacerlo, Brittany.
—¿Por qué? —inquirí casi gritando—. Dame solo una razón lógica y lo haré. Tengo demasiados problemas como para lanzarme a la aventura. Tengo veinte años lo se, pero no quiero irme te tengo a ti San, con eso estoy feliz, tengo aquí mi vida hecha voy a estudiar lo que quiero, un futuro en el cual lo diseñe a mi manera a mi estilo de vida, no voy a deshacerla por, por —me volví a atascar— por una tontería como esa. No quiero ni pensar en lo que diría mi padre si le digo que me voy tres meses a Irlanda y no quiero darle más motivos para discutir, porque este sí sería un motivo importante y además tendría que darle la razón.

—¿Qué motivos te dio Sofía en la carta para hacerte prometer que harías ese viaje? —preguntó haciendo una seña al camarero para que nos llevara dos nuevas pintas.
—Dijo que me estaba ahogando. ¡Ahogando! ¿Te lo puedes creer? Y lo peor es que asumió que yo no me daba cuenta. Escribió que si me iba, lo vería todo desde otra perspectiva, que era lo que necesitaba —bebí un largo trago sintiendo el amargor de la bebida pasando por mi garganta. El alcohol había comenzado a calentarme el cuerpo, la mente y, sobre todo, la lengua.

—¿Y si Sofía vio ese “algo” y creyese que dándote esta oportunidad de alejarte un tiempo pudieras recuperar lo que estás perdiendo, antes de que fuera demasiado tarde? Piénsalo, ella supongo yo que era una de las personas que mejor te conocía. Erais como hermanas no? la frase que comenzaba una la terminaba la otra me pasa eso con quien. —explicó.
El calor que me había dado el alcohol estaba difuminándose a una velocidad vertiginosa. Ahora solo sentía ganas de llorar de nuevo. Un profundo cansancio se apoderó de mí.
—Déjalo San —le dije con tristeza.
—Prométeme que lo pensarás —insistió ella.
Dudé sacudiendo la cabeza intentando despejar mi mente confusa.
—Por ella. Promételo —volvió a insistir.
—¡Está bien! ¡Lo haré! ¡Lo pensaré! —respondí finalmente claramente enfadada.
—Bien. Eso está bien —se reclinó otra vez cerrando los ojos.
Después de aquello hablamos de lo humano y de lo divino. Le conté anécdotas de Sofía y de nuestros años de estudiantes. Lloramos y reímos yo completamente borracha bebiendo la tercera pinta.
—Slàinte! Por ella, Sofía la loca que robó mi corazon ahora roto —exclamé chocando mi vaso contra el suyo.
—Slàinte! —contestó Santana sonriendo por primera vez de forma sincera en todo el día.

Después de aquella confesión hablamos un rato más hasta que el cansancio finalmente nos venció. Brittany cabeceando y Santana ayudándola la recostó en el asiento de atrás con la ayuda de Jorgue.

Entonces decidí llevarla a casa a mi casa, primero fuimos a la suya para buscar sus llaves y su mochila de la escuela se le cayeron un par de veces las llaves antes de conseguir abrir la puerta. Finalmente se volvió a un público imaginario y guiño un ojo, levantó el dedo gordo en señal de que todo estaba bien y entró en su casa.

En un ataque de romanticismo probablemente provocado por la ingesta de alcohol y el día tan largo y agotador que había vivido, cerro la puerta con su pie, avanzando donde estaba la morena de espalda viendo algunas fotos, la tomo de los hombros haciéndola girar y la beso, la beso como nunca había besado a nadie, tenía aquella necesidad de demostrarle a Santana que la quería en el buen sentido, que si fuera por ella daría lo que fuera para que estuviera feliz.

La morena le costó seguir el ritmo a la rubia pero al segundo lo había tenido controlado, ahora era suave sus manos se depositaron en su cuello acariciando una parte de ella, sintió como la manos de la rubia decencia de su espalda hasta casi llegar a su trasero, eso la había emocionado mas de lo que esperaba el tacto de Brittany en ella era mágico la rubia estando inconforme deslizó sus manos por las piernas de Santana y co una fuerza increíble su cuerpo en estado de embriaguez la alzo apretándola contra ella, la morena gimió sorprendiéndose de ello, avanzó lo suficiente para llegar a la pared y tomar sus brazos y levantarlos arriba de su cabeza, se separaron y entonces fue algo fuera de este mundo, ambas miradas, azul y café se habían conectado amor y lujuria se podría ver a kilómetros.

Los ojos de Brittany vagan por Santana, devorándola.
—Eres tan hermosa —dice en una voz baja.

¿Hermosa? Cree que soy hermosa.

Como si fueran un imán volvieron a juntas su labios parecía que la rubia estaba de vuelto al mundo caminaba como sino hubiera pasado nada, no había tambaleos Santana sintió una puerta abrirse era una habitación no le importa donde era, quería sentir a su rubia ahora mismo su espalda sintió la suave cama y el cuerpo de Brittany rozando el suyo, sus dos manos estaban colocadas en su cabeza, pero algo mas paso y era lo que Santana imaginaba, Brittany al tocar su cabeza en la cama se había desplomado en ella y en Santana.

Su pierna derecha entre las piernas de la morena y su cabeza en la cama.
Santana tuvo que taparse la boca para no soltar la carcajada de la vida, le causaba gracia porque, habían estado a poco de tener relaciones sexuales. Lo deseaba pero no así no con alcohol por las venas y un sentimiento de dolor en su corazón. Con mucho cuidado desvistió a la rubia que daba algunos balbuceos "San y Sofía" con mucho cuidado soltó la liga de sujetaba su cabello sedoso, deslice dos dedos por todo su rostro cada peca que tenía su rostro las besaba.

—Dios eres tan hermosa que no se porque te fijas en mi Brittany— deslizó su mano por su cabello tenía las mejillas rojas producto al acto anterior que había hecho.—No puedo alejarme de ti ya, estoy enamorada de ti britt—susurro despacio acariciando su cabello.—Estaré para ti toda esta etapa siempre cuando me lo permitas— beso su cabeza cerrando los ojos.

Salió para ver donde estaba Jorgue y se lo encontró parado con los brazos atrás mirando para ambos lados asegurándose del perímetro toco su hombro tímida, estos hombres asustaban y eran fuertes.

—¿Sucede algo señorita Santana?— pregunto mirando para ambos lados, Santana lo calmo tocando sus hombros se sorprendió el chico diez años mayor que ella, ya que no era habitual que Santana hiciera eso.—Relájate Jorgue ya puedes irte estoy bien, he decidido quedarme aquí se quedo dormida, puedes irte a casa— le hablo con una sonrisa el hombre tras decirle unas cinco veces se fue.

Santana llego a la habitación y vio a la rubia sentada con los brazos cruzados mirando al techo, esta aprovecho con mucho cuidado se sentó en el espacio vacío y beso la garganta de la rubia, la vio llorar y se sintió mal de nuevo.

—¿Britt que paso estas bien?— le tomo las manos
—Esroy bien pero pensé que te habías ido y me habías dejado aquí sola— contesto mirándola con esos ojos triste, Santana le sonrió y beso su mejilla— nunca me iría Brittany.
—Me alegra saberlo san ¿vamos a dormir por favor?— le beso su mejilla acostándose en su lado izquierdo estiro el brazo injertos esperando que la morena depositará su cabeza en ella al hacerlo la tomo de la cintura y le dijo.
—Gracias por aguantarme y apoyarme en esto. ¿Necesitas saber algo de mi?— pregunto acariciando su cara delicadamente.
—Lo sabré mediante este contigo Britt— respondió acariciando la cara de la rubia.—¿Como te sientes ahora?—añadió la morena ahora si mano estaba en el cuello de la rubia
—Ahora me siento en paz, no se, estoy tan tranquila san— Tomo la mano de la Morena y la beso sujetándola en su pecho—Sofía estará aquí por el resto de mi vida y agradesco a Dios al ponerla en mi camino, la extrañe tanto—Santana con un beso borro una lagrima de la rubia esta sonrío con ternura—Pase tantas cosas con ella san, que avances me pregunto si se harto de mi— río un poquito la morena la escuchaba atenta sin dejar de mirarla y acariciar su rostro— Ella me acepto por lo que soy sin mirar nada san, la primera vez que la vi dijo que íbamos a ser buenas amigas yo estaba algo colocada—Santana frunció el ceño— Tenía cosas en mi cabeza , cosas malas y bueno llegue a ser adicta a la cocaina por un momento, ella me saco de ahí, me saco de mi mogollón de problemas como lo decíamos, mis padres estaban tan ocupados en sus negocios, que simplemente se olvidaron de mi supongo, ahora que no esta aquí san debo seguir cumpliendo como lo estoy haciendo hasta ahora. Llevo tres años sin ello. Por favor di algo— tomo las manos de la morena y las besos, cada una.

—No tengo porque juzgarte Brittany todos somos humanos y cometemos errores nos damos nuestras caídas en base de nuestros errores y aprendemos de ellos y seguimos en la lucha de nuestra vida, lamento mucho que hayas pasado eso pero ahora se que estoy con una luchadora, una guerrera que lucha y lucha y se que no se cansará, te admiro y mucho— soltó las manos de la rubia miro el reloj de la rubia, recorrió el cuarto en busca de una sabanas y se paro al frente de la cama levantando la mano derecha— ven sal conmigo un rato al balcón quiero decirte algo muy importante.— la rubia sin pensarlo se levanto se le había pasado el mareo busco sus zapatillas y tomo la mano de morena besando su cabeza fueron al balcón.

La morena se ubicó al frente de la rubia y la rubia también se ubicó al frente de la morena, se podían ver de frente con un poco de distancia entre ellas, Santana deslizó sus manos hacia arriba hasta llegar a los antebrazos de la rubia cubriéndola con la sabana que había tomado, la rubia se acercó un poco mas tomándola de la cintura y por detrás sujeta sus brazos le gustaba esta forma de estar cerca de Santana.

Alrededor de ellas estaba New York de noche era una hermosura, la combinación de las luces y las estrellas hacían una noche especial, su noche especial. Brittany miraba a la morena como si fuera la ultima cosa que estuviera en el mundo, tratándose de una joya única en la cual no podría ver una copia, era como describía a Santana una joya única.
Unió su frente con la de la morena cerrando los ojos, se sentía a salvo con ella sentía que podía soportar cualquier cosa teniéndola con ella. Por parte de la morena pensaba que tener a brittany había sido lo mejor, se sentía tan afortunada de tenerla, la necesidad de saber mas de ella, tener todos los días esa mirada que la rubia le dedicaba para ella sola. Estaba enamorada de ella y no podía hacer nada para no estarlo.

—Te gusta la vista Britt— hablo la morena mirando hacia el horizonte donde el sol estaba haciendo su aparición y la luna su despedida.—Es asombrosa y perfecta— respondió la rubia perdida en el paisaje.

—En el transcurso que sale al amencer, quiero prometerte aquí en este lugar, en este piso, y de testigos solo nosotros, Dios y Sofía. —la rubia soltó una lagrima que de limpiada por la morena. —Yo Santana Lopez, prometo apoyarte, amarte, respetarte, y sobre todo escucharte las veces que sea necesarias, nunca te alejare de mi Brittany eres de esas personas en los libros que al verlas ya sabes de ella, como si hubieran conocido desde antes de otra vida, eso me pasa contigo, te quiero y prometo estar contigo hasta que me lo permitas.—la morena no espero respuesta y se abalanzó a los labios de la rubia cerrando esta promesa con un beso donde ellas sabían que era de un amor verdadero y honesto.

—Yo te prometo a ti san, que te apoyare y estaré contigo siempre. También te quiero y te agradezco por todo lo que has hecho por mi, estoy segura que..qu...que Sofía había estado muy feliz y celosa de haberte encontrado, estoy segura que ella esta feliz.—miro al cielo por unos segundos y volvió a mirarla—Nada me hace sentir como tu lo haces. Te quiero— la toma de la cadera acercándola la sabana que antes la cubría ahora esta en el piso.

—Te quiero tanto —susurró.

Tomó aire, luego, muy despacio sin quitar sus ojos de los míos, se inclina y me besa.
Mi cuerpo y mente explotan con entusiasmo y sentimiento. Nunca he sentido nada como esto antes. Cada beso es diferente sin perder el sentimiento.
Me pierdo en ella.

Britt es mucho más de lo que alguna vez podría haber imaginado.
Mis dedos serpentean en su cabello, sujetándola a mí.

—He estado bebiendo, Santana. Tal vez pensaste en que me olvide sobre lo que paso hace minutos, pero no quiero hacerlo así, no con este estado. Tu mereces lo mejor de mi. —la besa de nuevo de la misma forma, un beso apasionado.
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Mensaje por nikigarcianiki Dom Mayo 24, 2015 3:12 am

Capítulo 18
---Brittany---
Aquella noche había sido muy especial, Santana había estado junto a ella, estaba en sus brazos y se sentía bien, no podría haber pasado sola esta situación Santana era la mejor y debía de cuidarla y hacerla feliz.

Era sorprendente cómo, poco a poco, aquella chica se había colado en su vida. Recordaba los primeros días de su llegada, tan ajena y lejana, y aquel muro las separaba. La miraba en la distancia y observaba su fortaleza, su silencioso esfuerzo por hacer frente a aquella vida que le había impuesto el destino contra su voluntad. Y lentamente se había ido acercando a ella, con su sonrisa, con su dulzura, con su bonito acento. Se había ido haciendo un rinconcito en su vida, discretamente, sin hacer ruido, demostrando una inteligente prudencia. En apenas un mes se había vuelto imprescindible para todos, pero sobre todo para ella.

La observaba con su mirada transparente mientras dormía, cuando comían o en las conversaciones, quizá buscando un gesto de complicidad por su parte. Pero ella la había ignorado ese pensamiento por un tiempo, sin comprender que tenía delante a una de las criaturas más bellas y honestas del mundo. Ahora era capaz de ver todo lo que antes no podía: su discreción, su dulzura, su generosidad, pero también su fuerza y su arrojo, que le hacía levantarse y luchar contra los contratiempos que la vida le iba poniendo delante.
Si mano pasaba lentamente por su rostro estaba serena, feliz. Estaba concentrada intentando describir los labios pero le sonrió al ver que empezaba a despertarse y la miraba.

—Muy buenos días —dijo besando su mejilla—. ¿Cómo te encuentras?
—Súper cómoda— le devolvió el beso—¿cómo te sientes tu?— añadió recogiendo un mechón rebelde haciendo sonreír a la rubia.
—Estoy bien, pero estoy muy hambrienta y necesito darme una ducha urgentemente—
—Debes probar mis desayunos, date un baño y te espero abajo si?— se sentó mirando a la rubia con una sonrisa, esta asintió y salió corriendo al baño dandole causándole risa a la morena.

Ella ya estaba en la cocina preparando el desayuno cuando ella bajó, se había vestido con el pijama y una chaqueta. La rubia se acercó con una sonrisa. Termino de prepararlo todo junta a la rubia regalándose uno que otro beso corto el risotto, la ensalada y unos escalopines con salsa de queso.

—Ven conmigo —dijo tendiéndole la mano
Obedeció dócilmente y la observó frotar su nariz le causo gracia, la llevo al comedor le saco su silla y fue en busca del desayuno.
—Voy a ponerme una Coca-Cola para no dormirme. ¿Te apetece una?— la miro desde el refrigerador.
—No, gracias. Prefiero tomar un poco del helado ese de dulce de leche. ¡Me chifla!—
No pudo evitar sonreír. Le hacían gracia esas expresiones que debía de haber heredado de su madre. Se preparó el refresco con hielo y limón. Ella vino detrás con el helado y el refresco se sentó a su lado.
—¿Quieres un poco? —dijo ofreciéndole de su cuchara a la rubia.
—Vale —respondió introduciéndoselo en la boca—. ¡Mmmm! Está superfrío... pero está buenísimo.
—¿Quieres más?—Negó con la cabeza. Siguió desayunando.
—¡Esto está buenísimo! —dijo Santana—. Si va a resultar que eres la mujer perfecta, Brittany. ¿Hay algo que no sepas hacer?
—¿Y tenerte de estudiante todo el rato? ¡Qué martirio! —dijo la morena bromeando.
—La próxima vez prepararé yo el desayuno, cariño —respondió tirándole la servilleta.
Después de desayunar fueron a ver una película. Brittany agarro el control cambiando de canal, hasta que encontró uno en el que emitían una película de Indiana Jones.
—Deja esto —dijo Santana—. Me encantan estas pelis, aunque me mata verlas dobladas
—¿Quieres que la ponga en versión original?
—¿No te importa?
—No. No me voy a enterar de nada, pero la he visto mil veces.

Le gustaba más la voz española de Harrison Ford que la original, que resultaba demasiado nasal y cargante. Santana comía su helado concentrada en la película. Le observaba de vez en cuando para asegurarse de que no estaba dormida y le sonreía cada vez que sus miradas se cruzaban.

Era preciosa, con aquellos ojos rasgados, aquella piel dorada y tersa y aquellos labios sensuales y carnosos que deseaba besar cada vez con más ansia. No pudo evitar suspirar.

—¿Estás bien? —dijo ella—. ¿Necesitas algo?
—No, gracias, estoy bien. ¿No tienes que ir al trabajo? No tienes por qué quedarte aquí conmigo. Puedo ver la tele o leer. Estaré bien san.
—No, es mejor que no te quedes sola. A mí no me importa estar aquí. Lo único es que, con el helado, tengo un poco de frío.
Brittany se levantó y de debajo del asiento del sillón, donde había un cajón oculto, sacó una pequeña manta de algodón que su madre utilizaba las noches que refrescaba. Le echó la manta por encima y, sin querer, le rozó los dedos, que estaban gélidos por el helado.
—Tienes las manos congeladas. Déjame que te las caliente.

Las tomó entre las suyas y comenzó a frotarlas suavemente, intentando hacerlas entrar en calor. La morena le miraba tímida, con la cabeza ladeada en un gesto que le parecía irresistiblemente sexy.

Santana se encogió de hombros al acabar su helado e intentó concentrarse de nuevo en la película, aunque no conseguía hacerlo, porque Brittany se mostraba inquieto y no dejaba de mirarla.

—¿Seguro que estás bien Brit? ¿Qué te pasa? ¿Necesitas que te traiga las gafas?
—No, no las necesito para ver la tele. Además, no creo que pueda ponérmelas en algunos días. Con la cara así, dudo que me quepan.
Santana sonrió y se acercó con curiosidad para mirar sus ojos hinchados de tanto llorar,
—¿Cuántos has llorado Brittany?
—No lo sé. Lo suficiente para estar así. Me he despertado y casi me da un infarto al verme al espejo.
Estaba tan cerca que podía sentir su aliento.
—Casi no se te ve este ojo —dijo examinándolo atentamente—. ¿Puedes ver con él?
Brittany guiñó el ojo derecho y apenas pudo ver una Santana algo difuminada y borrosa.
—No, no veo muy bien.
Estaba tan cerca que solo tenía que inclinarse un poco para besarla. Ella le rozó suavemente el párpado hinchado.
—¿Te duele?—Negó con la cabeza. Las separaban unos escasos diez centímetros. Podía notar su aliento, su olor e incluso la humedad de su pelo.


----Santiago----
Llegó a casa y comprobó que Santana aún no había regresado y que su nota con caritas sonrientes seguía intacta colgada de la puerta de su cuarto. Tenía hambre, aunque durante la tarde se había comido casi medio kilo de papas, eso no era un verdadero almuerzo, pero decidió aprovechar que estaba la nana disponible para el, reviso su teléfono optó por mandarle un mensaje de texto a su hermana.

De: Santiago
Para: Santana
Asunto: ¿Donde estas?
Santana llevas 12 horas y no te has presentado en la empresa ¿que clase de jefa eres? por lo menos llama a nana y dile que estas bien no seas un poco egoísta, hermanita. Y esta vez no me dejes en visto.


Se dirigía a la biblioteca prendió el ordenador y enganchó el dispositivo al USB y automáticamente se abrieron varias carpetas.

En una de ellas había muchísimas fotos. Las miró por encima. Había muchas de grupo en las que salían Santana, Rachel una amiga de Santana que había conocido en la oficina y una rubia alta que la sujetaba de la cadera su hermana, frunció el ceño ¿Quién era esa para tocar a su hermana de esa forma? Trato de expandir la foto pero le era imposible. También pudo ver algunas del embarcadero y una piscina que debía de ser la de la casa de Quinn, porque a el no le sonaba de nada. Había un par en las que estaba con Santana y que eran de la misma serie que la que ella tenía dedicada en el corcho de su habitación.

¿Quién demonios es ella?

En otra carpeta encontró imágenes tomadas en algún pub o discoteca en las que aparecía gente que el no conocía, salvo Jorgue el escolta de Santana, pero Santana iba tan pintada y vestida de un modo tan sofisticado y provocativo, que no parecía su hermana.

Me parece conocida esta rubia

Las pasó rápido porque temía que nana regresara en cualquier momento y, aunque nunca entraba sin llamar a cualquier habitación, podía pillarlo. Tenía la sensación de estar haciendo algo clandestino, bueno, de hecho lo era, pero tenía una rara intuición, y en el fondo lo que buscaba era algo para proteger a Santana, y a veces el fin justifica los medios. Lo que pasaba es que allí no estaba encontrando nada que pareciera interesante o útil.

Siguió revisando carpetas: apuntes de Física, Matemáticas, Inglés... Música, Prácticas, Blog, Varios... ¿Blog? Pinchó. Solo había un archivo ZIP, pero al intentar descomprimirlo le saltó una ventana que solicitaba una clave. Como Quinn estaba conectada, decidió preguntarle.

Santiago: Ocupada?
La reina Quinn: No para ti. Como estas?
Santiago: Ok. Tengo 1 pregunta
La reina Quinn: Dime
Santiago: Tengo un ZIP y me pide un password al tratar de abrirlo
La reina Quinn: Donde has bajado el archivo? Puede ser un virus
Santiago: No lo he bajado
La reina Quinn:??
Santiago: Me lo ha pasado un compañero del trabajo
La reina Quinn: Y no le pueds preguntar a el?
Santiago: No lo localizo
La reina Quinn.: Prueba con el mismo nombre del archivo. Hazlo y espero
Santiago: No va
La reina Quinn.: No hay en la carpeta ningún texto?
Santiago: wait que reviso
Allí no había nada más que el zip y empezó a mirar en los demás directorios, pero oyó el sonido de una puerta.
Santiago: No lo encuentro. Tengo que dejarte. Gracias.


Cerró rápidamente las carpetas, detuvo el dispositivo y lo lanzó al fondo del cajón justo en el momento en que las pisadas se oían en el pasillo, pero se pararon en la biblioteca.
Santiago esperó unos minutos y se asomó.

La puerta de Santana estaba entreabierta, aunque el no podía ver mucho desde donde estaba. Se acercó y le preguntó si quería cenar con el o le apetecía que le subiera algo. Solo obtuvo un lacónico «No, gracias».

Se preparó un tazón de leche con cereales Smacks. Era una de sus cenas favoritas desde que era pequeño. Sus compañeros del colegio antiguamente los tomaban para desayunar, pero el por las mañanas prefería fruta, un yogur o algo salado. Hubo un tiempo en que le daba vergüenza contar que cenaba cereales como los niños pequeños, pero ahora le daba igual porque estaban buenísimos. En Ohio sabían mas rico que en New York. Aunque se supone que eran los mismos. También le gustaban los Fruit Loops y los Mini Wheats, pero aquí no los había encontrado y Santana, que los había probado todos y era un especialista, le dijo que no los había visto nunca.

Mientras las bolitas de trigo inflado crujían en su boca, en su cabeza no paraba de darle vueltas a todo lo que había encontrado en el ordenador. Tenía que buscar un momento adecuado para revisarlo con más detenimiento... De pronto se dio cuenta de que si Santana volvía a revisar la caja, quizá se daría cuenta de que faltaba algo. Las manos empezaron a temblarle.

«Tranquilízate, Santiago, tranquilízate. Ahora no puedes hacer nada».

Aun así, terminó su tazón de leche de modo acelerado y subió para hacer un volcado de todo el contenido a su portátil. Tardó casi cuatro minutos, que se le hicieron eternos. ¿Qué cantidad de megas tenía metidos ahí dentro? Daba igual, ya lo miraría. Se sentía demasiado nerviosa pensando que Santana estaba a pocos metros, al menos físicamente.
Al día siguiente, en cuanto ella saliera de la habitación, si es que salía, colocaría de nuevo el artilugio robado en su sitio. Guardó todo otra vez y se metió en la cama.
Pasaron un par de horas y no lograba conciliar el sueño. A lo mejor Sara estaba conectada. Encendió el ordenador, pero el nombre de su novia seguía marcado en gris, así que optó por escribirle un e-mail.

-----Santana-----
Aunque hacía rato que el sol se colaba por la ventana, la morena trataba de quedarse adormilada un rato más en la cama, pero un intenso olor a café inundó la habitación.
Bajó hasta la cocina, donde encontró a Santiago leyendo el periódico del día anterior con un café en la mano, la nana y Quinn hablado mientras preparaban el desayuno.
Había otra taza preparada en la mesa.

—Buenos días, dormilona.—le dijo Santiago
—Buenos días a todos —respondió ella perpleja y aún somnolienta.
—Hay magdalenas. Las ha hecho nana y están buenas, pero si prefieres una tostada...—hablo Quinn mientras le dejaba un beso en la mejilla.
—Las magdalenas están bien.—le brindó una sonrisa.
—Ah, Quinn me hablo de que tenias problema con un archivo. ¿Te lo miro yo? No controlo tanto, pero a lo mejor...

Santiago sintió vértigo.

—No, no te preocupes —titubeó—. Ya está solucionado.
—Ah, bien. Pues entonces desayunare con estas hermosas mujeres.
—Vale, yo me voy a jugar una partida a la Play y, si te parece, comemos juntos después del trabajo yo paso por ti. —Quinn miraba a Santiago con desconfianza

Santana contestó afirmativamente con la cabeza y él engulló otra magdalena de un bocado mientras cogía las llaves de su coche y repartía besos y se marchaba.

----Santana----
-4 horas antes-
Brittany y yo decidimos pasar el día haciendo turismo. Así que volvemos al puerto en el que cenamos anoche y alquilamos dos bicicletas, la mejor manera, nos dicen, de ir a ver el Golden Gate.

Mientras pedaleamos una detrás de la otra, pienso en nuestra extraña conversación de la mañana. Una parte de mi cabeza está ocupada por otras preocupaciones. La empresa, el futuro, la salida de Brittany.

Mañana iré de con mi abogado para ver si hay alguna forma de no presentarme. Quiero apoyar a Brittany en todo lo que pueda.

Tras recorrer todo el carril bici que bordea la playa, subimos por una calle muy empinada que después de un par de curvas nos lleva a la entrada del Golden Gate. Lo cruzamos en fila junto a varias decenas más de turistas en bicicleta hasta que empieza la bajada.
Después seguimos pedaleando otros diez minutos hasta un pequeño pueblo: Sausalito. Es una vieja aldea de pescadores construida parcialmente sobre el agua y convertida ahora en centro turístico, con restaurantes, tiendas y ese tipo de cosas.

Entre los pocos restaurantes con terraza elegimos una especie de bar, que luego descubrimos que lo regenta una familia de inmigrantes italianos. Brittany estaba encantada. Así que comemos pizza y bebemos Coca-Cola. Hoy Brittany está tan parca como yo reflexiva. Así que disfrutamos del inesperado día de sol hablando poco, y cuando son las cuatro, hora de regresar, optamos por la solución aconsejada por el folleto turístico que nos ha entregado el tío del alquiler de bicicletas; esto es, tomamos un transbordador al que se pueden subir las bicis y que nos llevará directamente al sitio donde hemos empezado nuestra excursión.

—Aquello es Alcatraz — dice Brittany señalando un islote a unos kilómetros de distancia de la costa.
—Ah, ¿sí? — pregunto, con la cabeza en otra cosa.
—Imagínate lo que sería acabar en la cárcel, digamos, dos años. Dos años es muchísimo.
—Bueno, de momento no me siento en peligro.
—Es un decir. Yo lo pienso de vez en cuando. Dos años, en la cárcel, siempre con las mismas personas, haciendo las mismas cosas...
—¿Cómo es que piensas en eso? — pregunto un poco perpleja. —No lo sé... —responde, pero se nota que algo bulle en su cabeza.
Su actitud es extraña y enigmática. Como si me ocultara algo.

-------Italia emily------
—¿Hasta cuándo ocuparán la fábrica? — pregunto.
Mi padre no responde, pero suelta una risita. No está acostumbrado a que lo entrevisten.
—¿Qué respondes, papá? — insisto.

La situación es realmente curiosa. En el frío vestíbulo habrá unas treinta personas. En el cristal de la garita del vigilante alguien ha colgado unas lucecitas navideñas alrededor de una pancarta que reza NO NOS MANDÉIS DE VACACIONES, GRACIAS, en alusión a la desafortunada comparación hecha por un parlamentario entre los que cobran el paro y los trabajadores de vacaciones.

Mi compañero Guido ya ha sacado varias fotos de las pancartas, de los obreros y del campamento que los trabajadores han improvisado para instalarse. Y ahora está aquí, a mi lado.

—Nos quedaremos hasta que alguien se decida a resolver la situación — declara mi padre con voz segura—. La fábrica no puede cerrar.
No estoy acostumbrada a oír hablar a mi padre con ese tono un poco revolucionario, pero me gusta.
—¿Y cuáles son vuestras principales reivindicaciones?
A esta pregunta responden varios de sus colegas, hablando todos a la vez, situación que Guido se apresta a inmortalizar.
—¡Muy bien, muy bien! — exclama un hombre mayor dirigiéndose a Guido—. Y dile a tu chica que lo escriba todo bien clarito, que aquí los periodistas escriben lo que les sale de las narices.

Guido sonríe y me dirige una mirada cómplice, mientras que mi padre me fulmina con la mirada.

—¿Su chica? — me pregunta en voz baja, acercándose a mí.
—No, papá.
—¿Cómo se encuentra Brittany? — me pregunta ahora, con un extraño tono conspirador.
—Bien.
—¿Seguís juntas?
—Claro que sí, ¿por qué?
—No, por nada.
—¡Eh, vosotros dos! — grita alguien detrás de mi padre—. ¿Vais a hacer esa entrevista, o no?

En la siguiente media hora reúno todas las opiniones de los trabajadores presentes, junto con varios documentos que uno de los sindicalistas me entrega. Ya son las siete de la tarde y fuera está completamente oscuro.

—Ahora es mejor que os marchéis — me dice mi padre.
Me resulta tan raro que él se quede aquí. Me siento como en la película Billy Elliot, con el padre en huelga y el hijo que quiere ser bailarín.

Sin embargo, cuando estamos en la puerta y nos disponemos a irnos, ocurre algo imprevisto. Una luz roja y azul ilumina de golpe el cristal oscuro de la entrada. Y a esta se suman enseguida otras luces, acompañadas de frenazos y rugidos de motor.
Hay cuatro coches patrulla delante de la verja. De un coche completamente polarizado sale un hombre alto, hermoso y poderoso mi piel se vuelve de gallina al conectar mi mirada con el.

En un pispás, una decena de trabajadores sale del portal y se junta al lado de la verja. Guido y yo los seguimos; él sigue sacando fotos.
—¡Esta vez haremos un artículo cojonudo! — exclama, demasiado contento dada la situación—.

El poderoso hombre se dirige al grupo de policías explica con tono sereno y tranquilo diciendo que ahora el dueño pertenece a la familia Lopez y no quiere daños por lo que aceptará las denuncias.

La noticia es recibida con una ovación y un aplauso. Mi padre, a mi lado, no parece tan entusiasta.

—Las negociaciones — explica el hombre musculoso— continuarán en otro lugar. Esta fábrica será ahora liberada.
—Desalojada — dice en voz baja mi padre.
—¿Eso qué significa? — le pregunto.
—Que esto huele a engaño — susurra, y luego, en voz alta—: ¿Y qué garantías tenemos de que nuestras demandas han sido aceptadas?
El hombre escruta el gentío hasta que se cruza con la mirada de mi padre.
—Señores, no pongamos las cosas más difíciles. Estoy aquí como embajador, y de buenas noticias. Les estoy diciendo que se pueden ir todos a casa con sus familias. La Navidad está cerca y en casa les encantará verlos de nuevo, ¿no?
—¿Dónde están el señor López? — pregunta otro trabajador.
—En su casa, pero la próxima semana habrá una asamblea general y cada cual podrá exponer sus motivos. ¿Y bien?

A continuación, los trabajadores se enconan en un debate. Unos dicen que tienen que marcharse, que ya es inútil permanecer allí; otros, que es un engaño. Entre estos últimos se cuenta mi padre.

Entretanto, Guido permanece inmóvil, con la cámara fotográfica apuntada hacia la escena.

—¿Qué estás haciendo? — le pregunto.
—¡Estoy filmando, aquí tenemos las pruebas de todo!
El inspector sigue discutiendo unos minutos más, hasta que repentinamente calla y se aleja. Entretanto, también han llegado las televisiones. Los periodistas rodean enseguida al inspector.
En poco tiempo, delante de la verja se reúne mogollón de gente, incluidos varios familiares.
—¡Emily! — grita una voz en medio de la multitud—. ¡Emily!
Me aproximo a la verja para averiguar quién puede ser, y entre dos policías veo asomar la cabeza de mi hermano.
—Fede, ¿qué haces aquí?
—¡Qué haces tú ahí! Detrás de él está mi madre.
—Alice, ¿qué sigues haciendo ahí? — pregunta alarmada—. ¡Venga, sal! Cuando me dispongo a responder, un flash ilumina durante un instante el rostro de mi madre y el de mi hermano. Me vuelvo: Guido.
—¿Has hecho una foto? — le pregunto, procurando que no se me note lo enfadada que estoy en realidad.
—Perdona, pero esta es de portada.
A mi madre y a Federico los hacen retroceder hasta el cordón policial, al tiempo que la discusión entre los trabajadores va enardeciéndose.
—De nada vale gritar — dice el inspector—.
Si hacemos bien las cosas, en una hora estarán todos en casa... y sin consecuencias.
—Objetivo alcanzado — contesta mi padre con tono sentencioso—. Querían dividirnos y lo han conseguido.
En unos minutos, casi todos los trabajadores recogen sus cosas y salen de la fábrica. Menos mi padre y otros dos colegas.
—Es un engaño — lo oigo decir—. Yo me quedo.
—Y nosotros —responde uno de sus dos compañeros. Guido me mira para saber qué debemos hacer.
—Nosotros también nos quedamos.

El videojuego de la rata funciona así: tú eres una rata y estás en un laberinto. Como rata que eres, tienes pocas necesidades. Como todas las ratas, quieres comer rico queso, revolcarte entre la basura, conseguir un buen escondrijo en las alcantarillas o en un desván, y dar con otra rata del sexo opuesto para tener una familia numerosa. Y precisamente por eso es una pena que, por algún motivo insondable, te halles en un laberinto (¿cuántos laberintos pueden encontrarse correteando por el subsuelo? Ninguno, ¿no?). En cualquier caso, en este laberinto hay mogollón de obstáculos: gatos que la emprenden contigo a botellazos, ratas que te ofrecen sustancias alucinógenas y por cuya causa haces tonterías, y ratas ayudantes falsas que dicen conocer el camino de salida del laberinto y en el momento crucial te ponen una canción que invierte todos los términos del juego.

-Eso es lo que se merecen los italianos de mierda- dice por ultimo santiago al recibir las noticas
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Mensaje por JanethValenciaaf Dom Mayo 24, 2015 12:10 pm

Hijo de mxxxxx, por que odia a los italianos, por britt
Actualiza pronto quiero saber mas porque su odio hacia ellos
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Mensaje por 3:) Dom Mayo 24, 2015 1:28 pm

holap,...

siento lo de sofia,...
me encanta lo que hace san para levantar le el animo,...
a ver que hizo santiago??? y cuanto va a afectar a san y a britt se enteren,...???

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por Snixxlatina Dom Ago 02, 2015 8:27 pm

Hola chicas, todo este tiempo no he podido abrir mi cuenta hice una nueva y estare publicando por ahi, por favor segurila gracias y besos.
Snixxlatina
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