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FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo Primer15
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Mensaje por Marta_Snix Dom Mar 15, 2015 3:24 pm

Apenas quedan un par de capitulos para terminar la 2º parte, asi que mientras os propongo el juego de la otra vez, para aquellas que no lo recuerden va asi:
Hay que decir que dos personajes nuevos, completamente nuevos, creeis que saldra en esta parte, como extra, esta vez añadire tambien su profesión, si adivinais o el personaje o la profesión antes de que de por finalizado el juego, son los capitulos que pondre seguidos, por ejemplo: Brittany: policia (es sheriff, pero se da por bueno), Santana: doctora. Pues al haber acertado los nombres y profesiones, os pondre capitulos de cuatro en cuatro

Que empiece el juego!!
Y proximamente...tendreis la siguiente parte de esta fabulosa novela
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por monica.santander Dom Mar 15, 2015 11:59 pm

Empiezo yo!!! Como no apareció en la segunda parte creo que en esta aparecerá el papa de Britt que es militar y Jesee St James artista y se acercara a Rachel o Noah Puckerman policía, Marley doctora o enfermera no se estoy haciendo piletazo jaja. Espero acertar a alguna y si no dame ayudita por favor!!!!
Saludos
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Lun Mar 16, 2015 3:27 pm

monica.santander escribió:Empiezo yo!!! Como no apareció en la segunda parte creo que en esta aparecerá el papa de Britt que es militar y Jesee St James artista y se acercara a Rachel o Noah Puckerman policía, Marley doctora o enfermera no se estoy haciendo piletazo jaja. Espero acertar a alguna y si no dame ayudita por favor!!!!
Saludos
Solo vale decir dos!! Si me pones el elenco entero no vale jajajaja
De todas formas te dire que acertaste en una persona y su profesion
Como pista te dire que es un personaje de glee y el otro un personaje de pll
Asi que piensa cual de los que dijiste puede ser y di otro de pll
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por PAOFEXR Lun Mar 16, 2015 5:58 pm

yo nose por que creo que viene aria montgomery y sera algo respecto a la medicina
y spencer como compañera de paige o algo con la investigacion jajaja soy muy pero muy mala para esto asi que no me enojo si me salio algo mal jajaja ;)
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Mensaje por Marta_Snix Lun Mar 16, 2015 6:16 pm

PAOFEXR escribió:yo nose por que creo que viene aria montgomery y sera algo respecto a la medicina
y spencer como compañera de paige o algo con la investigacion jajaja soy muy pero muy mala para esto asi que no me enojo si me salio algo mal jajaja ;)
Jajajaja el participar es lo que cuenta. Si ves el comentario que le deje a monica, le dije que era un personaje de glee y otro de pll.
Pero aun así te diré que has acertado en un personaje, aunque no en su profesión
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por monica.santander Mar Mar 17, 2015 1:21 am

A ver mmmmm sera marley como medica o enfermera y spencer como policia???
Espero haber acertado!!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Mar Mar 17, 2015 4:07 pm

monica.santander escribió:A ver mmmmm sera marley como medica o enfermera y spencer como policia???
Espero haber acertado!!!
Has acertado una y su profesión!!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Mar Mar 17, 2015 4:10 pm

Buenos chicas, empezamos oficialmente con esta 3º parte, os dejo la sinopsis en spoiler para quien no quiera leerla
FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo 37322500-256-k10969
Sinopsis:
Por ahora en el juego se han acertado dos personajes y una profesión, aun no digo quien tiene razon, pues el juego sigue en marcha, pero por ahora teneis 3 capitulos seguidos!!!


Última edición por Marta_Snix el Miér Abr 15, 2015 6:48 am, editado 1 vez
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Mar Mar 17, 2015 4:10 pm

Prólogo
A principios de agosto de 2002, Boston, Massachusetts
Alerta Trauma STAT ...
La Dra. KT Wilden corrió por el pasillo lleno de gente hacia la zona de trauma en el Hospital de Boston, esquivando camillas, visitantes y personal del hospital con la agilidad, que sentía cuando había sido corredora en la universidad, con una mano presionando el estetoscopio, colgando alrededor de su cuello, contra el pecho, para evitar que saliera volando. La llamada de emergencia se estaba emitiendo, a través de los altavoces de arriba, en la sexta alerta de trauma. Eso ocurría a menudo, los fines de semana durante el verano, sobre todo cuando el clima era tan caluroso, como lo estaba siendo la noche del sábado, en particular. Los conductores estaban de mal humor, y circulaban muy rápido por las calles, demasiado congestionadas, incluso para el límite de velocidad normal. La gente estaba de fiesta, y demasiado a menudo se juntaban en patios y bares, convirtiéndose en víctimas de accidentes y agresiones. Y por supuesto, siempre había individuos que decidían resolver sus controversias con cuchillos y armas de fuego, en lugar de los puños. Independientemente del tipo de lesión, KT se encargaba de todos ellos. Y a ella le encantaba. Le gustar la emoción de no saber nunca, lo que le desafiaba la siguiente crisis que se pudiera presentar, la emoción de estar en el punto de mira de ser la persona que tomaba las decisiones a vida o muerte, y el increíble récord de batir las probabilidades, una vez más, de salvar otra vida de las garras de la muerte. KT vaciló sólo un segundo, algo inusual en ella, antes de atravesar las puertas dobles de la zona de admisión de trauma. A diferencia de la sala de emergencias, que se dividía en múltiples cubículos con cortinas para el tratamiento de pacientes con lesiones menores o problemas médicos de todo tipo, el área de trauma estaba diseñado como una sala de operaciones en pleno funcionamiento. Como tal, consistía en una sola habitación de cuarenta por quince metros, con varias mesas de operaciones acolchadas, alineadas en el centro del espacio, debajo luces halógenas. Cada centímetro disponible, a lo largo de las paredes, estaba ocupado por cajas de suministros, incluyendo paquetes quirúrgicos completos que contenían todos los instrumentos necesarios para realizar cualquier tipo de cirugía invasiva. Había incluso un taladro eléctrico para llevar a cabo una craneotomia. A pesar de que KT no sabía qué problema le esperaba, era algo tan rutinario, que después de quince años de trabajo, ese aumento de ansiedad le resultaba totalmente familiar. Sabía con absoluta certeza que las enfermeras, residentes, técnicos de emergencias médicas, y los técnicos de trauma, ya tendrían la reanimación en marcha, funcionando de manera eficiente y sin su dirección. Establecer el ABC de la reanimación: vías respiratorias, la respiración y la circulación eran como algo natural, incluso para los principiantes, después de unos días en la unidad de trauma. Con toda probabilidad, un tubo endotraqueal ya habría sido colocado en la tráquea para administrar oxígeno, los sueros comenzarían a aumentar el volumen sanguíneo y la circulación de apoyo, y los tubos de drenaje insertados en la vejiga y el estómago para controlar la producción y el control de las secreciones. Su mayor contribución era organizar y priorizar el tratamiento, incluyendo la gestión de la terapia con medicamentos a menudo complicados, y la realización de cualquier intervención quirúrgica urgente, que pudiera ser necesaria para controlar la hemorragia o mantener una vía aérea. Mentalmente, preparándose a sí misma para la batalla, KT recorrió la habitación con la mirada confiada y una fracción de segundo más tarde, se dio cuenta de que algo estaba terriblemente mal. Había un paciente sobre la mesa, en el centro de la habitación, un hombre asiático de mediana edad con su camisa a cuadros empapada de sangre, pero sin estar rodeado por el personal del equipo de trauma, que debía estar junto a él. En cambio, tres mujeres y dos hombres se apiñaban en un semicírculo, en el lado opuesto de la habitación, que daba a la puerta que KT acababa de atravesar. Además, todos ellos parecían estar mirando a otro hombre, que estaba de pie junto a la cama del paciente, espaldas a KT.
"¿Qué está pasando?" KT dijo abruptamente, como empezó a acercarse. Ella ni siquiera tuvo tiempo de darse cuenta, cuando el hombre giró bruscamente y le cortó la mejilla derecha con un cuchillo largo, de hoja fina. Impresionada KT se sacudió. "¿Qué?"
Por el rabillo del ojo vio el arco de un cuchillo de plata brillando mortal, esta vez se dirigía a su garganta. Ella hizo lo único que podía. Bloqueó el arma con la mano abierta. La hoja, muy afilada, cortó con una terrible eficacia su palma. Alguien gritó en la distancia. La visión de KT vaciló, cuando la sangre salpicó su cara y pecho. Tenía las piernas tan débiles que de repente se dejó caer de rodillas. El repentino cambio de posición, probablemente le salvó la vida, porque el próximo empuje del cuchillo pasó por encima de su hombro izquierdo, sin tocarla. Entonces cuando ella se inclinó hacia delante, sosteniendo su mano herida contra su pecho, en un intento de detener la hemorragia, la sala estalló en caos.
Tres guardias de seguridad irrumpieron a través de las puertas, en medio de gritos caóticos y ruido de bandejas de instrumentos que caían al suelo. De rodillas en el centro de la sala, rodeada de los instrumentos de acero inoxidable relucientes, y muestras de sangre, KT vio que su agresor era sometido y arrastrado, ajena a la sangre que manaba constantemente por su rostro, empapando su ropa, sin apenas oír las voces frenéticas que la llamaban por su nombre. Su atención estaba clavada en su mano. Su mente confundida, no podía dar sentido a lo que veía en el fondo de la herida, aunque en el centro de su ser, lo sabía.
"Oh Dios", susurró. "Oh Dios, oh Dios ... no puedo mover los dedos."
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Mar Mar 17, 2015 4:11 pm

Capítulo Uno
Cuatro semanas después, Provincetown, Massachusetts
"Amor? Ven a ver esto", dijo Brittany Pierce con voz de asombro. "Ella está siguiendo mi dedo."
Santana le puso una mano en la espalda a su amante, y miró por encima del hombro de Brittany al bebé que estaba acunando en sus brazos. Brittany, sentada en una mecedora, frente a las puertas de cristal dobles, que conducían a la terraza con vistas a Provincetown Harbor, daba de comer a su hija pequeña de un biberón de plástico lleno de la leche materna, que Santana se había sacado esa mañana. Los profundos ojos azules de Regina estaban abiertos, y de vez en cuando parpadeaba mientras chupaba el pezón plástico blando con la boca. Brittany alzó su dedo índice, en el aire unos centímetros, por encima de la cara del bebé y lo agitó, "¿Ves eso? Justo en este momento."
La emoción en la voz de Brittany era tan entrañable, que Santana tuvo que morderse el labio inferior para reprimir una carcajada: "Cariño, todavía es un poco pronto para que ella pueda enfocar. Probablemente será dentro de mes más o menos."
"Bueno, ella hace todo antes de tiempo." El tono de Brittany era de gran orgullo. "Ella nació casi dos meses antes, estaba lista para volver a casa tres semanas antes de lo que los pediatras había predicho, y ya duerme toda la noche. Bueno, casi todas las noches. Al ritmo que va, ella probablemente hará cualquier cosa cuando tenga seis meses". Brittany volvió la cabeza y miró a su amante, su generosa boca se arqueó en una sonrisa."Tienes que admitir que es increíble."
Era difícil para Santana decidir cuál de las dos era la más hermosa: Brittany con su pelo rubio como el sol, ojos azules, y el corazón generoso con hermosos rasgos, o si el bebé cuyos ojos eran tan azules como los de Brittany, pero con color de pelo negro. Verlas juntas, le cortaban la respiración. Temerosa de que Brittany viera sus lágrimas, se levantó rápidamente disimulando, apretó su mejilla contra la parte superior de la cabeza de Brittany y envolvió los brazos alrededor de sus hombros desde atrás. "Te quiero."
Brittany inclinó la cabeza hacia atrás, de nuevo, y besó el costado del cuello de Santana. "Sólo me quieres porque llevo levantándome a las cuatro de la mañana, las últimas dos noches."
"Mmm, no creo que sea eso." El tono de Santana era de broma, pero sintió una punzada de culpa, sabiendo que cada vez que el bebé se quejaba, era Brittany la que se levantaba por las noches. Era difícil admitir que todavía estaba recuperando las fuerzas, después de la cesárea de emergencia que había sido necesaria, cuando se había puesto de parto antes de tiempo. El exceso de trabajo y la cirugía de emergencia afectaba a muchas madres, pero dado que ella se acercaba a los cuarenta, su recuperación había sido más lenta de lo que hubiera querido. Aunque Brittany nunca se quejaba, Santana sabía que su amante tenía que ocuparse de casi todas las tareas del hogar, así como del cuidado de la niña, al mismo tiempo que cumplía con sus obligaciones como ayudante del sheriff de Provincetown. "Las cosas deben ser más fáciles la próxima semana, cuando la temporada turística haya terminado y la actividad de la ciudad se calme. Entonces no vas a trabajar tan duro."
"Estoy bien", dijo Brittany rápidamente. Y lo estaba. Nunca había sido tan feliz en toda su vida. Ella nunca había esperado enamorarse o tener una familia. No porque ella no creía en esas cosas, sino porque todo lo que ella había imaginado para ella, era una carrera en la Infantería de Marina. Había sido criada en una familia de militares, había entrenado desde que era una adolescente a seguir los pasos de su padre, y se había convertido en una oficial de la Marina, con una carrera ejemplar. No había sido hasta cuatro años antes, cuando ella se había sentido inquieta, atormentada por la sensación persistente de que algo en su vida le faltaba, algo que no podía reconocer, porque nunca había pensado que buscarlo. Le había costado dejar el servicio activo, y viajar por todo el país hasta un pequeño pueblo de pescadores, en la punta de Cape Cod, para finalmente descubrir que lo que ella deseaba era un amor propio. Ahora sentía que lo tenía todo, tenía a su amante, la doctora Santana López, médico residente de Provincetown, y a su hija recién nacida, Regina. "Todo es perfecto".
Las palabras hicieron temblar a Santana porque ella, al mismo tiempo temía, en lo más profundo de su corazón, que esa felicidad podía ser un accidente transitorio destinado a desaparecer. Había una razón para ese miedo, pero aquello era su pasado, y ella no permitiría que su pasado la siguiera allí. Desterrando viejas decepciones, se abrazó fuerte a su amante y la besó en el cuello. "¿Te importa quedarte con ella, mientras voy a la clínica?"
"Uh-uh". Brittany se volvió en la silla y miró el reloj de la pared, que colgaba en el hueco entre la gran sala de estar y la cocina-comedor contigua. "Tengo que estar en el dojo en dos horas. ¿Crees que estarás de vuelta para entonces?"
"Por supuesto. Estoy segura de que Dan estará muy ocupado. Probablemente tendré suerte de atraparlo libre, durante unos minutos, entre paciente y paciente."
Brittany se levantó, pasando al bebé en el hueco de su brazo, y se dirigió a la cocina, donde depositó el biberón vacío en el mostrador. "Al final dejará la clínica la semana que viene?"
"Yo creo que sí." Santana se esforzó en no mostrar su preocupación. Dan Riley era médico de familia de Pennsylvania, que habían trabajado durante los últimos meses en la Clínica de Salud de East End, la clínica de Santana. No había previsto que Dan tuviera que cargar con todo el peso de su práctica, pero la llegada temprana de Regina había alterado los planes. Desde el nacimiento del bebé en julio, Dan había estado haciendo el trabajo de los dos. Durante el verano, cuando la población de Provincetown aumentaba a treinta mil o más, el personal de la clínica estaba siempre ocupado con las lesiones y problemas médicos de los turistas, a demás de continuar proporcionando la atención médica rutinaria, de los tres mil habitantes de todo el año. Ahora, una emergencia había surgido con la familia de la mujer de Dan, y necesitaba regresar a Pittsburg, lo más pronto posible y no en diciembre, cuando él debía dejar la clínica. "Me las arreglé, ayer puse un anuncio en los periódicos de Boston, y he echado mano de todos los contactos que se me han ocurrido, indicando que estoy buscando a alguien para ocupar su puesto de inmediato."
"Ya encontrarás a alguien."
"Por supuesto." Santana trató de sonar optimista, pero ambas sabían que Provincetown, fuera de temporada, no era el tipo de lugar al que las personas acudían. Los inviernos, eran largos y fríos, y el pueblo estaba demasiado tranquilo, no había casi nada de ocio por ofrecer, desde noviembre a mayo. Incluso el cine y muchos de los restaurantes cerraban durante la temporada baja. No le sería fácil encontrar a alguien que ocupara el puesto de Dan, en esta época del año. "Pensé que ibas a hablar con Kate, y ver si estaría disponible para ayudarnos con Reggie, unas cuantas horas al día."
"Estoy segura de que mi madre estará encantada de ver a Reggie durante todo el día, todos los días incluso", dijo Brittany en voz baja, con la espalda apoyada en el mostrador del desayuno. "Pero no estarás pensando en manejar la clínica tú sola ¿verdad?"
"Sé que es pronto, pero bebés menores de la nuestra, ya van a la guardería sin ningún problema"
"No estoy hablando de la niña. Estoy hablando de ti." Cruzó la habitación y levantó la otra mano acariciando la mejilla de Santana, arrastrando sus dedos por el pelo grueso, en la parte posterior del cuello. "Has perdido peso, todavía te cansas fácilmente, y..."
Santana volvió la cabeza y apretó su labios contra la palma de Brittany, luego envolvió su brazo alrededor de la cintura de Brittany. "Lo sé. Pero me siento mucho mejor cada día." Se besaron suavemente.
"Vamos a esperar a ver qué pasa con los anuncios."
"Está bien," cedió, porque no quería que Brittany se preocupara más. Se volvieron a besar, esta vez con rapidez y con una sonrisa forzada. "Estoy segura de que algo saldrá."
"Yo también."
"Te veré pronto."
"Ten cuidado," dijo Brittany una vez recogió sus cosas y salió por la puerta. Se esforzó por mantener su frustración, porque sabía cuán seriamente se tomaba Santana sus responsabilidades para con la comunidad. Sin embargo, lo único que le importaba era que su propia familia, las tres, estuvieran a salvo y saludables. Provincetown sólo tendría que arreglárselas sin un médico a tiempo completo, si Santana no podía encontrar un sustituto.
Nada más entrar en la llena sala de espera de su clínica ya se sentía como en casa. Habían pasado ya dos meses, y a pesar de la alegría de estar todos los días con su nueva hija, estaba empezando a perder seriamente su práctica médica. Will Schuester esbelto, castaño, atractivo, y casi demasiado guapo, para ser un hombre, levantó la vista de detrás del mostrador de recepción. "Vete. Estás con el permiso de maternidad, y Dan está demasiado ocupado para hablar contigo."
"Hola, cariño", dijo Santana de pasada. Rodeó el mostrador, deslizándose entre las sillas se congregaban, en cada centímetro de espacio.
"Santana", dijo Will, con un tono de súplica en su voz. "Mira la sala de espera."
Ella no necesitaba hacerlo. Su ojo experto ya había tomado nota, de la media docena de adultos y niños, que esperaban ser vistos. Ella se detuvo y cogió un informe de la pila de la mano izquierda de Will.
"Martha?" Santana llamó.
"Hola, Dra. López", una anciana respondió desde un asiento en la esquina. "¿Cómo estás, querida?"
"Muy bien, gracias. Vamos hacia atrás, y vamos a ver cómo está su presión arterial." Una hora y quince minutos más tarde, ella había visto seis pacientes, y estaba sentada detrás de su escritorio, cuando Dan Riley se acercó a ella. "Hola. Permíteme terminar esta nota, y dejaré que continúes con tu trabajo."
Dan, un hombre con cuarenta años, de construcción sólida, con el pelo rizado, gafas de montura gris, y una cara angelical, sacudió la cabeza y se dejó caer en una de las dos sillas.
"No hay problema. Es tu escritorio, después de todo."
"¿Cómo te va?" No lo había visto desde hace varios días, y se veía más delgado de lo que recordaba. A demás, tenía muchas ojeras. "¿Cómo está el padre de tu esposa?"
"Está controlado, pero creo que va a ser un largo camino."
"Escucha, Dan, sé que es difícil para ti y su esposa no estar allí, con él. Tan pronto como.."
"Ruth lo entiende", dijo Dan con rapidez. "Ella sabe que yo no puedo irme, sin alguien que me cubra. He hablado con los médicos de mi suegro, acerca de su tratamiento, y estoy llamando, en un par de veces al día, para asegurarme de que su estado no ha empeorado".
"Aun y todo, no es lo mismo que estar allí." Santana tomó una decisión, la que debería tomado, ocho días antes, cuando el suegro de Dan sufrió una hemorragia intracraneal por ruptura de un aneurisma. "Si no localizo a alguien que te sustituya en un día o dos, voy a tomar el control de la clínica yo misma, para que puedas reunirte con tu mujer. Estoy segura que toda tu familia se sentirá mejor si estás allí, en persona, para manejar las cosas. "
"Pensé que el obstetra te había dicho que no podías volver a trabajar, hasta pasados tres meses desde el parto."
"Han pasado dos y me estoy cuidando." En realidad, le iba a resultar difícil, porque todavía no podía aguantar un día entero de trabajo sin hacer siesta por la tarde. Sin embargo, podría dividir a los pacientes entre la mañana y la tarde, y si necesitaba tomar un descanso lo podía hacer al medio día. Al menos su pierna había mejorado, hasta el punto en que ya no usaba el bastón. Los músculos de la pantorrilla dañada nunca se regenerarían, pero con entrenamiento constante se habían recuperado consiguiendo suficiente fuerza en la musculatura, para apoyar el tobillo dañado sin que le hiciera daño. Estar todo el de pie, ya no era tan difícil, como lo había sido en los años inmediatamente después de su accidente.
"Puedo manejarlo, sobre todo ahora que la temporada está a punto de terminar."
Dan la miró con escepticismo. "La mayoría de los pacientes que veo todos los días, son habituales. Esta no es una ciudad muy grande. El número de pacientes no debería aumentar, cuando se marchen los turistas."
"Me las arreglaré", dijo Santana con firmeza. Echó un vistazo a su reloj. "Tengo que llegar a casa para que Brittany pueda ir a clase. Dile a tu mujer que el sábado por la mañana, estarás en Pittsburgh."
"Es fin de semana del Día del Trabajo! No te puedo dejar sola."
Santana se limitó a sacudir la cabeza. "Lo digo en serio, Dan. Es hora de que te vayas a casa." Y para mí volver a trabajar.
Brittany se ató el cinturón de su hakama sobre su gi, se inclinó ante el kamiza, el altar ceremonial, que consistía en una sencilla plataforma de madera tallada a mano, en el que había un pequeño jarrón de flores silvestres con arena seca, entró descalza en el tatami que cubría tres cuartas partes de la planta principal, en el Provincetown Martial Arts Center, el dojo en el que había convertido su garaje, en el extremo este de la calle de Bradford. Su estudiante de último año ya estaba presente, sentada en el otro extremo de la alfombra en seiza con las rodillas flexionadas, el peso sobre los talones, con las palmas de las manos descansando en los muslos, los ojos de Quinn Fabray estaban cerrados, mientras se preparaba a sí misma para la formación. Brittany cruzó rápidamente la habitación, y asumió la misma posición, frente a Quinn y los otros estudiantes, que comenzaban a alinearse en silencio uno al lado del otro. Brittany también cerró los ojos, se aclaró la mente, y redujo su respiración hasta que ella se encontraba en un estado de alerta relajada. Su mente y su cuerpo estaban unidos, y desde ese lugar de armonía, se preparó para la batalla. Expulsando el aliento lentamente, Brittany abrió los ojos, inclinó la frente hasta la alfombra, y saludó a su clase en japonés. Los diez estudiantes regresaron a su formación y saludaron. Durante la siguiente hora, hombres y mujeres entrenaban en el arte del jiu-jitsu, mientras Brittany se movía silenciosamente entre los socios, observando y en ocasiones, interviniendo para enseñar alguna técnica antes de pasar a la siguiente. Sus clases eran tradicionales, en el sentido de que los estudiantes, aprendían mediante la realización y viendo a Brittany y a Quinn. Antes del embarazo, el entrenamiento de Santana había avanzado demasiado, había sido una de las mejores estudiantes, aunque su entrenamiento formal había sido en hapkido, un estilo similar al de Corea, un arte marcial japonés del Aikido. Los tres estilos, sin embargo, llevaban similitudes en el uso de llaves comunes, tiros de hombro, bloqueoss y patadas defensivas.
Después de terminar la clase, se acercó a Quinn , y esperó a unos metros de distancia. Aparte del hecho de que Brittany era unos centímetros más alta, con treinta kilos de músculo más pesados, eran muy parecidas, con el mismo pelo rubio y los ojos claros, que los desconocidos a menudo las confundían, y pensaban que eran hermanas. Brittany se quitó el hakama y se lo tendió a Quinn. "Gracias."
"Es un honor, sensei" respondió como siempre lo hacía, pues era costumbre que el estudiante de último año doblara ropa exterior ceremonial del sensei.
Brittany hizo un gesto de reconocimiento y miró hacia la puerta, donde los ojos de una pequeña morena esperaban, con su mirada enfocando intensamente sobre Quinn. Emily Fields era la nueva estudiante de Brittany, así como la nueva miembro de la oficina del sheriff, que acaba de se transferida desde la cercana Wellfleet. La mirada de aprecio en el rostro de Emily tomó a Brittany por sorpresa. Seguramente Emily sabía que Quinn estaba emparejada. Brittany se volvió al oír la voz de Quinn.
"Aquí tiene, sensei"
Tomó la prenda doblada, y las dos mujeres caminaron juntas hasta el final de la alfombra, y se inclinaron.
"El segundo domingo de octubre", dijo Brittany. "Será tu convocatoria para el cinturón negro."
"Yo. .. oh wow ... yo. .." Quinn se atragantó. "Sí, sensei. Gracias."
Por primera vez, Brittany sonrió. "No hay necesidad de darme las gracias."
"Oh, hombre. Espera a que se lo diga a Rachel." Pensó en compartir con su amante, uno de los momentos más importantes de su vida.
"Estoy segura de que ella va a pensar que es genial", dijo Brittany mientras tocaba a Quinn en el hombro.
"Si. Ella lo hará." Miró hacia donde Emily seguía esperando y forzó una sonrisa. "Hey," dijo mientras se encaminaba hacia la morena ", ¿adivina qué?"
Brittany esperó, y las siguió hasta la puerta. Cuando ella ya había cerrado, vio subir a Emily a la parte trasera de la motocicleta de Quinn y envolver sus brazos alrededor de la cintura de la joven alta y delgada. Unos segundos más tarde, Quinn sacó la motocicleta por el camino, y ya en la carretera Emily se apretó fuertemente a su espalda.
"Perfecto," Brittany murmuró para sus adentros mientras caminaba hacia su vehículo.
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Mar Mar 17, 2015 4:12 pm

Capítulo Dos
"Quinn y Emily salieron juntas de clase", Brittany comentó mientras se desnudaba en el dormitorio, para irse a la ducha.
"Hmm?" Santana, que acababa de alimentar al bebé y la había puesto a dormir la siesta, se sentó en el borde de la cama, abotonándose la camisa de hombre de gran tamaño, que era lo único que estaba usando. Cuando terminó, levantó la vista a tiempo de ver a su amante, que no se había molestado en ponerse ropa interior, al cambiarse de ropa en el dojo, cuando la vio quitarse los vaqueros. Se quedó sin aliento, ante la visión inesperada. Su cuerpo era un estudio total músculos ricamente esculpidos. ¿Cuántas veces la he visto de esta manera? Unas mil? ¿Cuántas veces la he tocado? Demasiadas para contarlas. Y aún así ella hace que mi corazón se detenga. "Tu turno empieza a las cuatro?" La pregunta de Santana era informal, pero su voz era ronca y baja. La agitación en su vientre era bienvenida después de la larga abstinencia. Habían tenido algo de intimidad, unas cuantas veces desde Reggie había nacido, por lo menos en la medida en que Santana era capaz de acariciar a Brittany hasta llevarla a un clímax suave o abrazarla mientras ella llegaba al orgasmo. Pero Santana estaba tan agotada por el trabajo, la recuperación del embarazo y las continuas demandas de la recién nacida hambrienta, que su propia satisfacción sexual no había estado en lo más alto de su lista de necesidades. De repente, estaba excitada. De la nada, surgió su deseo, hambriento y caliente que la tenía encendida, después de un largo período de inactividad tal, que la dejó húmeda y llena de deseo por se tocada por Brittany. "Tienes algo de tiempo antes de tener que salir de la oficina, ¿verdad?"
"Uh-huh". Brittany la miró y se detuvo a medio camino. De repente sintió ruborizarse ante la mirada de su amante. "Santana, vamos." Su voz tenía un tono de advertencia y súplica.
"He echado de menos que me toques".
"Te he echado de menos como una loca." Los ojos de Brittany se oscurecieron por la necesidad, intentando que no se notara su deseo. Ella cruzó la habitación rápidamente, se arrodilló delante de Santana, y apoyó las manos sobre sus muslos. Tocó la camisa suelta de algodón como si fuera a acariciarla. "Pero Wendy dijo..."
"Wendy dijo," Santana repitió con firmeza mientras tocaba los pechos de Brittany y se inclinaba para darle un beso "que no podía tener relaciones sexuales vaginales durante ocho semanas. Ella no dijo que no podía correrme." Ella encontró la boca de su amante cuando cerró los dedos alrededor de los pequeños, pezones erectos. Cuando deslizó la punta de la lengua, en broma, sobre los labios de Brittany, tiró de sus pezones al mismo ritmo excitándola. Gimiendo, Brittany subió contra el cuerpo de Santana, presionando sus pechos con fuerza en las manos de Santana. Metió las manos debajo de la camisa, con sus pulgares acariciando la parte interior de los muslos de Santana.
Santana levantó su boca lejos, murmurando con voz ronca, "Oh, sí. No soy la única que echa de menos ésto, verdad nena?"
"Ya sabes lo mucho que me excita cuando me tocas." Los ojos de Brittany se habían vuelto casi negros, su respiración se estaba reduciendo con los rápidos jadeos que salían de su garganta. Tener al bebé en su vida era un milagro, pero Santana era su vida. Era quien definía su existencia, quien daba vida a sus días. "Estoy más viva cuando pones tus manos sobre mí. Me encanta cuando haces que me corra."
"No he estado haciéndolo últimamente, eso es seguro." Santana se tendió en la cama, tomó la mano de Brittany, y la atrajo hacia abajo. Luego se volvió de lado, y metió una rodilla entre los muslos de la otra mujer. "Pasar de cada dos días, a una vez cada dos semanas es un gran cambio."
Brittany se rió suavemente, moviendo sus dedos debajo de la camisa de Santana, para acariciar su espalda. "Las dos hemos estado muy ocupadas con Reggie, y todavía te estás recuperando de una cirugía. No me he sentido desatendida en ese sentido."
"Yo tampoco, en realidad," Santana murmuró, arrastrando los dedos por el muslo de Brittany, "hasta hoy".
"Mmm. No me quejo." Mordió el labio inferior de Santana con sus dientes, la mordió suavemente. "Estas son circunstancias extraordinarias." Ella le tocó la lengua hasta el lugar que acababa de morder. "Pero extraño tocarte. Echo de menos escucharte, saber que te hago correrte."
Gimiendo suavemente, pasó su mano por el costado de Brittany y la bajó por sus caderas. "Estoy dispuesta a correrme por ti."
Cualquier protesta que Brittany pudo haber hecho, se perdió ante su gemido, cuando Santana deslizó una mano entre sus piernas y se apretó suavemente. Santana le susurró: "Déjame ir por ti, nena." Apretó de nuevo. "Déjame correrme contigo. Quieres, ¿no?"
"Oh, sí. Sí". Brittany a penas podía enfocar y sentía un nudo en el estómago, mientras Santana la tocaba, la amaba, la necesitaba y la deseaba. "Oh, Santana."
"Está bien, cariño," Santana la tranquilizó, presionando los dedos en la humedad que la esperaba.
"No me toques, todavía," le advirtió sin aliento. "Sabe que yo no soy buena esperando. Déjame hacerte sentir bien primero."
"¿Cómo?" La risa de Santana era inestable. "No puede ser mejor. Dios, estoy tan lista ahora podría estallar."
"Tenemos que esperar." Ignorando el aumento constante de la sangre que recorría sus profundidades, y la necesidad casi dolorosa para empujar en la palma de Santana, al rozar los dedos, donde ella sabía que podía tenerla disparada hacia el orgasmo, en cuestión de segundos, Brittany apoyó su frente contra la de Santana y se quedó mirando fijamente a los ojos de su amante. Mirar los ojos de Santana crecer nublados de placer, mientras acariciaba sus pechos, hinchados y pesados, y apretaba los pezones oscuros, llenos. Ella estaba encantada de oir el suave grito de Santana, mientras alisaba sus dedos por el centro del abdomen. Los dedos de Santana se movieron contra su clítoris, y ella luchaba por no correrse. "Cuidado", susurró con urgencia.
"Oh Dios," Santana suspiró, "Me encanta sentirte así, tan dura, tan lista para mí." La sensación de placer de Brittany, caliente y húmeda contra sus manos, hacía que su cuerpo se disparara. "Ha pasado tanto tiempo. Te necesito ahora, nena. Por favor, no me hagas esperar." Sus caderas se sacudieron cuando Brittany la acarició. "Oh, yo quiero ir."
Brittany llevó su boca hacia la de Santana y la besó profundamente, acariciando lengua con lengua, mientras sus dedos recorrían de arriba abajo la longitud del clítoris de Santana, jadeando con dificultad con cada larga caricia. Tomada por sorpresa, por el rápido aumento de su orgasmo, cerró los dedos convulsivamente alrededor de Brittany, señalando con su clítoris espasmódicamente cuando su propio clímax llegó a su máximo, con un grito, Brittany inundó la mano de Santana con su pasión.
"Oh Dios mío", Brittany murmuró, mirando al techo mientras esperaba que sus miembros volvieran a su cuerpo. Santana se acurrucó contra su costado, con la cabeza sobre el hombro de su amante, haciendo pequeños sonidos, de total felicidad. Brittany con sus dedos temblorosos enroscó el cabello de Santana y le acarició la nuca.
"¿Cómo es posible ... que nunca me acuerde de lo maravilloso que es hacer el amor contigo?"
"Es una especie de mecanismo biológico de protección," le respondió adormilada. "Al igual que el trabajo. Si las mujeres tuvieran recuerdos claros sobre dar a luz, sólo lo harían una vez." Frotó con su mano el estómago de Brittany, después la bajó y la dejó descansar entre las piernas de Brittany a modo de posesión. "Y si realmente pensamos lo genial que es hacer el amor, probablemente nunca saldríamos de la cama. Perderíamos nuestros puestos de trabajo, terminaríamos en las calles, y nuestros hijos morirían de hambre."
"Si no mueves la mano," Brittany gruñó a medias, "mi trabajo va a estar en peligro. Solo faltan veinte y cinco minutos para que empiece mi turno, y todavía tengo que ducharme."
Santana hundió más su mano, y movió su pierna sobre los muslos de Brittany. "No me digas que después de todos esos años en la Infantería de Marina, no puedes estar lista en cinco minutos."
Brittany cogió la mano de Santana antes de que realmente se olvidara lo que tenía que hacer. "Nuestros despliegues para entrenamiento eran un poco diferente a esto."
"Mmm, eso espero." Con pereza, Santana le acarició el hombro y la mordió en el músculo firme, provocando un gemido que era más placer que dolor. A continuación, cedió y se apartó. "Muy bien. Vete ahora, o no seré responsable de mis actos."
Con un suspiro, Brittany sacó las piernas, por el borde de la cama, se levantó y se dirigió al cuarto de baño. Cuando estaba abriendo la ducha, oyó Santana detrás de ella. Miró por encima del hombro a su amante desnuda. El rostro de Santana estaba relajado, después de haber hecho el amor.
El estómago de Brittany se apretó y otra inundación de deseo empezó a correr por ella. "San. ¡Por el amor de Dios. Dame un respiro".
La esquina de la boca de Santana se alzó con satisfacción. "Yo sólo quería hablar contigo mientras te preparabas. No te voy a tocar."
"Me lo prometes?"
"¿Te puedo lavar la espalda?"
"No."
"No eres nada divertida." Santana sacó una bata de la parte posterior de la puerta y se la puso. "Estoy bien alejada?"
"Quédate ahí fuera", dijo Brittany amenazadoramente, mientras se metía bajo el chorro.
Santana se sentó sobre la tapa del inodoro cerrada, cuando el cuarto de baño se llenó de vapor caliente. "¿Qué estabas diciendo antes sobre Quinn?"
Brittany asomó la cabeza fuera del agua. "¿Eh?"
"Quinn. Me comentaste algo sobre Quinn y Emily."
"Oh sí," Brittany gritó por encima del sonido del agua. "Se fueron juntas después de clase hoy, en la moto de Quinn."
Santana esperó a que terminara su ducha y salió para responder. "¿Y qué?"
"Emily estaba pegada a ella."
"En el dojo?"
"No," dijo con irritación mientras se secaba el pelo. "En la moto. Ya sabes, con los brazos alrededor de su cintura, pegada a su espalda."
"Creo que eso es algo muy necesario, cuando uno va en moto."
Brittany tiró la toalla en la cesta. "Quinn debería saber que no es bueno."
La expresión de Santana se puso seria. "Cariño, tiene sentido para que sean amigas. Son de la misma edad, son dos agentes de la policía, las dos son lesbianas. Probablemente es algo completamente inocente."
"¿Y si no lo es?"
"Quinn es muy joven todavía. Con Rachel en París durante la mayor parte de este año escolar, va a poner a prueba su relación, tal vez incluso más de lo que puede soportar." Santana levantó, cogió otra toalla y se acercó para secarle la espalda. Entonces, apreciando la preocupación de su amante, enroscó ambos brazos alrededor de su cintura y apoyó la mejilla entre los omóplatos de Brittany. Podía escuchar sus latidos, estables y fuertes y seguros. Ese sonido y todo lo que representaba era lo que contaba, eso era lo que ella había querido en sus sueños y esperanzas, el futuro de la sólida y certeza del amor de Brittany. Volvió la cara y le besó la espalda. "Recuerda que Quinn te adora. Pase lo que pase, ella te va a necesitar de su lado."
"Lo sé." Brittany cubrió las manos de Santana con las suyas y suspiró. "Es sólo que no quiero que haga nada estúpido."
"Trata de confiar en ella ... y de estar ahí, por si se equivoca." Con otro beso entre los omóplatos, Santana se apartó. "Deberías vestirte. Parece que no puedo mantener mis manos lejos de ti esta tarde, y sé que tienes que irte"
"No te he preguntado cómo te fueron las cosas en la clínica esta mañana", agregó Brittany mientras peinaba su cabello.
Santana vaciló, luego le besó la punta de la barbilla. "Ve a trabajar. Te lo contaré cuando vuelvas a casa."
Cuando Brittany llegó a la estación, la moto de Quinn estaba aparcada en el pequeño aparcamiento lateral. El departamento del sheriff estaba ubicado en un edificio de sólo una planta, en su parte delantera estaban las oficinas, y en la parte trasera algunas celdas, que rara vez se utilizaban. Brittany entró y examinó la habitación. Emma, la recepcionista, estaba recogiendo sus cosas para salir. La eficiente mujer, de mediana edad, levantó la vista al oír el sonido de la puerta abriéndose, y esbozó un saludo a su jefa, y se despidió de Quinn, que estaba impecablemente vestida con su uniforme, sentada detrás de un escritorio.
"'Hola, Emma. Algo que mencionar?" Brittany preguntó mientras se acercaba a su escritorio.
"Lo más emocionante que hemos tenido, durante todo el día, ha sido cuando una pareja de turistas se hundió con uno de los barcos de alquiler, en el centro del puerto."
"Eh. Eso os debe haber tenido ocupados. Están todos bien?"
"La marea estaba baja", dijo con sorna. "Podrían prácticamente caminar de regreso a la orilla."
"Alguien ha redactado el informe?"
"Ted Lewis."
Se sentó detrás de una mesa llena de papeles, y se fijó en la pequeña foto, que tenía sobre su mesa, donde se veía a Santana y a Regina sentadas.
"Hey, Quinn."
"Hola, Brittany," contestó Quinn.
"Pierce," Nelson gruñó mientras dejaba a un lado, el informe que había estado revisando. "Cuando tengas tiempo, vamos a hablar de las asignaciones de turnos para el fin de semana."
Brittany levantó una hoja de papel que había sido dividida en columnas y filas ordenadas, la plantilla estaba cuidadosamente rellenada con horarios y nombres, "Lo tengo aquí mismo."
"Lo debería haber sabido", Fabray dijo para sí mismo. Su segundo al mando, era el mejor oficial que había tenido nunca, se había convertido poco a poco en el alma del departamento. Los demás oficiales la respetaban, era trabajadora incansablemente, y su profesionalidad era irreprochable. "Es la última gran fiesta del verano. La ciudad estará completa."
"Habrá que doblar turnos y hacer turnos de noche. Esto significa más horas extras."
El gran hombre hizo una mueca mientras tomaba el horario de Brittany. "Está bien." Rebuscó en su escritorio por sus pastillas y masticó con aire ausente. "¿A quién le has asignado como oficial de entrenamiento a la oficial Fields?"
Cabeza de Quinn se volvió, mientras miraba a Brittany y a su padre fijamente.
"Lyon. Va a trabajar el turno de viernes y sábado"
"¿Y yo qué?" preguntó en voz baja.
"Vas a trabajar conmigo", respondió Brittany.
"Sí, señora", dijo Quinn con una sonrisa, y volvió a su revisión del manual de armas de fuego. Aunque no le importaría trabajar con Emily, sabía que Brittany nunca pondría a dos novatos juntos. A pesar de que técnicamente no era un novato. Llevaba tres meses allí y la habían herido. Aún así, si alguien iba a ser la compañera de Brittany, prefería ser ella misma. Ignoró la leve punzada de celos, que había sentido cuando había pensado que Brittany podría hacerse cargo de la formación de Emily.
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por 3:) Mar Mar 17, 2015 8:25 pm

holap marta,....

mmm este libro va a tener un juego de celos y poderes quizás?????
a ver como lo van a llevar todas,.... y cuanto las van a afectar,...

nos vemos!!!!
3:)
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Mensaje por micky morales Mar Mar 17, 2015 10:22 pm

por Dios hasta cuando emily? en fin..........
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por monica.santander Miér Mar 18, 2015 10:42 am

Arriesgo en el juego: spenser como policía y st james como artista!!
ya se quien va a tomar el puesto en la clínica de San
Saludos
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Miér Mar 18, 2015 11:37 am

3:) escribió:holap marta,....

mmm este libro va a tener un juego de celos y poderes quizás?????
a ver como lo van a llevar todas,.... y cuanto las van a afectar,...

nos vemos!!!!
Hola!!
Puede ser, esta vez van a entrar en juego la confianza y muchas pasiones
Nos vemos ;)
micky morales escribió:por Dios hasta cuando emily? en fin..........
Jajajaja te caera peor en los siguientes capitulos, el Congo te parecerá hasta cerca
monica.santander escribió:Arriesgo en el juego: spenser como policía y st james como artista!!
ya se quien va a tomar el puesto en la clínica de San
Saludos
No!!! Ninguno de los dos
Nos vemos ;)
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Miér Mar 18, 2015 11:43 am

Fin del juego!!!
- Monica: Estuviste acertada, cambiaste y fallaste... Era Marley como doctora
PAOFEXR: Acertaste Aria Montgomery, pero no su profesion
Así que finalmente solo hubo un acierto, Aria, por lo que solo habra dos capitulos seguidos
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Miér Mar 18, 2015 11:46 am

Capítulo Tres
"Quieres conducir?" Brittany le preguntó mientras se dirigían hacía el coche patrulla, después de terminar una cena temprana de pescado y patatas fritas.
"Sí, señora!" Sonriendo cogió las llaves con una sola mano y saltó detrás del volante. "¿Adónde?"
"Vamos a dar otro recorrido lento por la ciudad." Brittany se abrochó el cinturón de seguridad, y ladeó su espalda contra la puerta para poder mirar por el parabrisas, así como ver a Quinn. "Entonces, ¿has tenido ocasión de decirle a Rachel sobre la prueba?"
La joven hizo un gesto con la boca y manteniendo la voz dijo: "Todavía no. La llamé, pero con la diferencia de horario es imposible. La mitad del tiempo no la puedo localizar o está dormida." Ella suspiró. "Además, incluso con tarifas económicas de larga distancia, me sale muy caro, y ahora que tengo que pagar por el apartamento por mi cuenta, estamos tratando de ser cuidadosas. Así que le envié e-mail."
Brittany asintió con simpatía, mirando al grupo de hombres con poca ropa, que obstruían la calle comercial frente al Boatslip. La danza del té, de la tarde, acababa de terminar, y la noche de juerga estaba a punto de empezar. A pesar de que Provincetown, en el verano estaba lleno a rebosar de turistas y excursionistas, había muy poca embriaguez pública o alteración del orden público. La ciudad no necesita una gran cárcel, porque los crímenes que requerían una detención ocurrían muy raramente. Sin embargo, el control de multitudes, el aumento de consumo de drogas entre los jóvenes y los turistas de la ciudad, y los accidentes de tráfico, mantenían a Brittany y los otros miembros del departamento ocupados. Cuando Quinn maniobró con cuidado a través de las multitudes inconscientes, Brittany le preguntó: "¿Qué tal lo estás llevando?"
Quinn mantuvo la mirada fija hacia adelante, con las manos apretadas en el volante. "Ni siquiera ha pasado un mes todavía." Pero me siento como siempre. "Es duro", le comentó "que ella este tan lejos. Probablemente no era tan malo, cuando ella estaba en Manhattan y yo aquí. Siempre sabía que podía verla, si quería. Todo lo que tenía que hacer era subirme a la moto e ir donde ella. Ahora ..." Quinn dejó escapar un suspiro y conscientemente se obligó a relajarse. “Es sólo que nunca hemos estado separadas, en realidad casi nunca, desde que teníamos quince años. Esos cuatro meses en primavera, cuando yo estaba siendo una idiota y Rachel no me hablaba, no cuentan. Eso fue sólo un tiempo que hemos borrado. Esto es diferente, es algo que las dos hemos acordamos ya que es bueno para la carrera artística de Rachel. Así que me tengo que aguantar. Está bien. Sabía que iba a ser difícil al principio. Me tendré que acostumbrar."
"Bueno, ya sabes ... eres bienvenida a casa, siempre que lo necesites."
"Debe estar muy concurrida, con Reggie y todo."
"Si, a veces, pero tú eres como de la familia, también, Quinn."
Quinn se sonrojó, "Gracias. Yo. .. uh ... lo agradezco."
Brittany quería preguntarle acerca de Emily, pero no se atrevía. Ella no sabía si estaba pasando entre ellas, y si estuviera en la piel de Quinn, tampoco querría que nadie hiciera suposiciones o entrometerse en su vida privada. Por otro lado, ella no quería esperar hasta que realmente hubiera algún problema a respecto, aunque no fuera de su incumbencia. Si Quinn hubiera sido una recluta, no habría sido un problema. Podría haberle exigió saber lo que estaba pasando, y estaría en su derecho, de saberlo. Muchas cosas eran más fáciles en el Cuerpo. Sabiendo que Quinn era infeliz, se sentía impotente sin poder ayudarla, ya que Brittany la consideraba como una hermana, y eso le hacía pensar en su propia hija. Quizá no sería mala idea retener a su hija en casa hasta que cumpliera veinte años. Desde luego no quería pensar en que Reggie se involucrara con nadie, hombre o mujer, con alguien que la pudiera romper el corazón. Sin embargo, Brittany estaba segura, así como eternamente agradecida de que Santana supiera exactamente qué hacer con los problemas a los que se podría enfrentar Reggie.
La radio sonó, dando a Brittany con una sensación de alivio. Ella no tendría que seguir la conversación con Quinn más lejos, al menos, no hasta que tuviera algo concreto para discutir. Cogió el micrófono y dijo: "Pierce."
"Un transeúnte ha visto un vehículo abandonado, último modelo Aerostar o similar, azul oscuro o negro, en la 6, al oeste de la salida", Paul Smith, el oficial asignado como operador, les informó.
"Iremos a echar un vistazo," aconsejó Brittany. "Estamos a dos minutos." Ella giró para mirar al frente. "Ve hacia el este por Bradford y atraviesa la 6 al final de la ciudad. Mantén el vehículo lento pero sin apagar el motor, mantenlo en marca."
"Sí, señora". La expresión y el tono de Quinn estaban tranquilos y controlados, pero su corazón estaba acelerado. Accidentes entre vehículos y algunas las disputas internas, eran las situaciones peligrosas a las que se habían tenido que enfrentar, y a veces un llamada totalmente rutinaria podría fácilmente convertirse en algo de mayor importancia. Quinn mantuvo la calma, puso sus preocupaciones de su mente y se concentró en seguir órdenes. Después de todo, había sido entrenada para esto. Y ella estaba con Brittany. En poco más de un minuto, se puso detrás de una camioneta de color verde oscuro, con vidrios tintados, estacionada en doble fila.
"Los neumáticos están bien. El capó está cerrado. No se ve nada fuera de lugar."
"Ya lo veo." Brittany se esforzó por ver a través del cristal oscuro, en el interior, mientras tecleaba el número de matrícula en el ordenador remoto. Ella esperó. No parecía haber ningún movimiento en el interior del vehículo. El relé de la comisaría era lento, pero la voz incorpórea de Smith finalmente les llegó.
"Vehículo registrado a nombre de Thomas Bridger de Chelmsford, Massachusetts. El vehículo, sin embargo, ha sido robado la pasada noche. Necesitas refuerzos?"
"Tienes a Lyon y a Fields localizados por la zona?" Brittany le respondió secamente. "Código de dos."
"Entendido".
Brittany encendió el altavoz. "Cualquier persona en el vehículo, que salga con las manos en alto."
Cinco segundos más tarde, repitió el mensaje. Como no había movimiento en o alrededor de la furgoneta, se desabrochó la funda, sacó su arma y abrió la puerta del coche patrulla. "Voy a echar un vistazo dentro. Cúbreme desde aquí, pero permanece detrás de la puerta del coche patrulla."
"Sí, señora", Quinn le respondió, apoyó los brazos en la parte superior de la puerta abierta, y se enderezó con el arma en la parte trasera del vehículo. La puerta de metal delantera, no era a prueba de balas, pero le proporcionaba algún tipo de protección. Brittany, por otro lado, estaba fuera al descubierto y vulnerable.
Con el arma a su lado, Brittany se puso de espaldas en el lado del conductor del vehículo, y avanzó hacia adelante, dudando un segundo al mirar por la ventanilla trasera. Alargó la mano y empujó la puerta trasera. Estaba bloqueada. Con la continua cautela, ella se adelantó y trató de abrir la puerta del conductor. Cuando ésta se abrió, ella se agachó instintivamente y metió su arma en el interior. Una milésima de segundo después, se apresuró a enfundar su arma, y se inclinó hacia el interior Un niño que no parecía mayor de quince años estaba tirado a un lado, con las piernas bajo el volante, y la cabeza inclinada hacia el asiento del pasajero. Tenía los ojos cerrados, el rostro gris y cubierto de sudor, sus extremidades sueltas y sin vida. No parecía estar respirando. Habría pensado que estaba muerto, pero cuando le tocó el cuello su piel estaba cálida. Al pulsar dos dedos a la arteria carótida, mientras miraba el resto del interior vacío de la furgoneta, sintió un pulso débil, bajo sus dedos. Ella se retiró, se enderezó y se volvió hacia Quinn, que le hizo un gesto hacia adelante.
"Tengo una víctima aquí. Masculina inconsciente". Quinn se apresuró a unirse a ella, Brittany continuó: "Tenemos que ir a la clínica."
"¿Debo llamar a los paramédicos?"
Brittany negó con la cabeza. "Será más rápido si lo llevamos nosotras mismas"
"¿Está bien que lo movamos?"
"No parece que el vehículo haya estado involucrado en un accidente, y él no muestra ninguna evidencia de trauma. Dudo que su cuello esté en riesgo." Mientras hablaba, Brittany movió el asiento delantero, de nuevo cuidadosamente, y se inclinó sobre la víctima una vez más. "Sólo para estar segura, voy a apoyar la cabeza y los hombros y tú le coges de los pies."
"Aquí llegan Emily y Jeff," Quinn anunció cuando el segundo coche patrulla se detuvo delante de la furgoneta.
Entre los cuatro oficiales levantaron fácilmente al muchacho y se lo llevaron al coche patrulla de Brittany. Una vez que lo tenían asegurado en el asiento trasero, Quinn subió con él y Brittany se puso al volante. Ella miró a Jeff Lyons a través de la ventana abierta. "No podemos tener la certeza de que estuviera solo. Revisa el vehículo por si ves algún tipo de prueba de sustancias ilegales, y luego busca entre la maleza, en el área cercana, para asegurarte de que no hay alguien más por ahí que necesite ayuda."
"Conforme, jefe."
Brittany aceleró con las luces y la sirena, en marcha, despejando el camino hacia el Centro de Salud de East End, con la esperanza de que después de las 8 pm en un día entre semana, la clínica no estuviera demasiado llena. El aparcamiento estaba casi vacío cuando ella llevó el vehículo hasta la puerta y saltó fuera.
"Necesitamos una camilla aquí" Brittany llamó en dirección a Will, cuando asomó la cabeza por la puerta. Luego se apresuró a regresar a ayudar a Quinn a sacar al joven muchacho del coche. En el momento en que maniobró su cuerpo inerte del vehículo, Dan y Will ya tenían la camilla plegable abierta y esperando por ellas. En cuestión de minutos, estaban de vuelta en el interior de la clínica y se dirigían por el pasillo hacia las salas de tratamiento.
En la conmoción en la sala, Santana salió de su oficina con la bata blanca de la clínica y miró al grupo. "¿Qué está pasando?"
El rostro de Brittany nunca cambió de expresión, a pesar de su sorpresa. "Lo encontramos en un coche a cabo el 6. No responde y apenas está respirando."
"Tráelo aquí", indicó con brío, abriendo camino hacia una sala de tratamiento, "algún accidente?"
"No hay señales de ello", respondió Brittany.
Dan dirigió la camilla al lado de la mesa de examen y, mientras Brittany y Quinn se apartaban, él y Santana comenzaron la reanimación. Trabajaron juntos de manera eficiente, con muy poca conversación. Brittany había visto a Santana en acción muchas veces, pero el enfoque de su amante, su habilidad y su confianza nunca dejaban de impresionarla. Incluso ahora, a pesar de que estaba desconcertada y extrañamente enojada, Brittany estaba hechizada. Santana colocó su estetoscopio sobre el pecho del niño, frunciendo el ceño mientras escuchaba.
"La respiración superficial es de cuatro veces por minuto." Ella levantó la mano y pulsó el párpado derecho abierto. "Pupilas".
"Pulso y baja presión", dijo Dan lacónicamente.
"Sobredosis". Santana se volvió hacia una caja abierta que se encontraba en una bandeja de acero inoxidable, al lado de la mesa de examen. Sacó una pequeña ampolla de vidrio, la desprendió de la parte superior, y llenó una jeringa con el líquido claro. Mientras trabajaba, Dan insertó una vía intravenosa en el brazo del muchacho. Santana le pasó el medicamento. "Amp de Narcan. Voy a empujar la D50."
Dan inyectó el medicamento por vía intravenosa, mientras Santana preparó un bolo de glucosa, en caso de que hubiera algún problema o complicación diabética, y no fuera sobredosis de drogas. Si se trataba de un shock de insulina, la solución concentrada de azúcar, le llevaría alrededor. Segundos después de la inyección de antinarcóticos, los ojos del niño se abrieron, y comenzó a agitarse y toser.
Quinn lo miró, y luego preguntó en voz baja y urgente, "¿Qué está pasando?"
"Ellos le dieron un antídoto para una sobredosis de narcóticos. Funciona casi de inmediato, especialmente si el narcótico es el único medicamento que ha tomado."
El muchacho miró salvajemente, antes de lanzarse en posición vertical sobre la mesa. Antes de que Dan pudiera contenerse, el paciente tomó el brazo de Santana y tiró de ella, casi haciéndola caer. Brittany estuvo al lado de su amante en un instante, agarrando por los hombros del joven y empujándolo hacia abajo sobre la mesa.
"Tranquilo, amigo." Tanto su voz y su apretón eran amables, pero sus ojos eran agudos y duros. "Estamos tratando de ayudarte"
"Está bien," dijo Santana en voz baja. "Él va a establecerse en un segundo."
"Voy a quedarme aquí hasta que lo haga."
Santana reconoció la dificultad en la voz de su amante y no contestó. Mirando a través de la figura supina del niño a su socio, ella dijo: "Probablemente deberíamos ponerle en un goteo Narcan para que no se agite de nuevo. Voy a sacarle sangre para un examen toxicológico. "
"Por supuesto."
Mientras que Dan estaba ocupado mezclando el suero intravenoso, Brittany hizo una seña a Quinn. "Comprueba los bolsillos de ID, tenemos que notificarlo a su familia."
Quinn le dio unas palmaditas abajo y sacó una cartera del bolsillo lateral, de sus bermudas de lona. Ella lo abrió y buscó entre las cartas en su interior.
"Robert Allen Bridger. Quince años de edad. La misma dirección que el registro"
"Robert", dijo Santana bruscamente, tratando de llamar la atención del chico confundido.
"Robert, ¿puedes oírme? Soy la Dra. López. Robert? Vas a estar bien."
El joven paciente miró con ojos desenfocados hacia ella y murmuró incoherencias.
"Vamos a tener que trasladarlo al Hospital de Hyannis" le informó a Brittany. "Hasta que tengamos los resultados del laboratorio, no podemos estar seguros exactamente de lo que él ha tomado o qué otros problemas podrían desarrollarse." Ella sonrió débilmente ante Brittany. "Puedes dejarlo ir ahora, que Dan tiene el goteo listo."
Brittany dio un paso atrás, manteniendo un ojo en el joven inquieto, mientras hablaba con Quinn.
"Consulta a Lyon y Fields si han encontrado algo más con el vehículo. Particularmente si hay alguna señal de lo que podría haber ingerido. Voy a llamar a sus padres. Parece ser que robó el coche de su familia y salió por un poco de diversión". Ella negó con la cabeza. "Un poco de diversión?"
"Estoy de acuerdo en eso", contestó Quinn y se dirigió a la puerta.
Santana apoyó la mano sobre el antebrazo de Brittany. "¿Por qué no usas mi oficina para hacer tus llamadas."
"¿Dónde está el bebé?" preguntó en voz baja.
"Con sus abuelas." Santana le rozó con sus dedos, sobre la parte superior de la mano de Brittany. Suavemente, ella repitió: "Adelante, cariño. Estaré ahí en un minuto."
En silencio, Brittany volvió y se alejó.
Veinte minutos más tarde, entró en su oficina, mientras Brittany, que estaba sentada en la gran mesa de nogal, colgando el teléfono. "¿Has localizado a sus padres?"
"Sí. Están de camino al hospital en Hyannis. Les tomará un par de horas para llegar allí."
Santana asintió. "Los paramédicos están yendo. Probablemente llegaran a la vez."
"¿Cómo está?"
"Está estable. Tardará en recuperarse un día o dos, dependiendo del efecto de los medicamentos, aunque a veces suele haber recaídas." Santana cruzó la habitación y se detuvo a pocos centímetros de su amante. "Es muy afortunado que lo trajeras a tiempo. Otros diez o quince minutos, y él hubiera estado en paro total."
"Uno de los habitantes del pueblo se dio cuenta de que el coche llevaba allí toda la tarde y nos dio el aviso" se encogió de hombros. "Yo no he tenido mucho que ver con eso."
Alzó una mano y apartó el pelo rubio de la frente de Brittany. "Reconociste el problema y actuaste rápidamente, Sheriff. Le has salvado la vida."
Cogió la mano de Santana y la sostuvo, frotando el dedo lentamente por la parte superior. "¿Qué estás haciendo aquí?"
"Cuando pasé por la mañana, Dan estaba realmente abrumado" suspiró. "No dejaba de pensar en ello, así que vine para ayudarlo. Kate y Jean dijeron que no les importaba cuidar a Regina."
"Parecía bastante tranquilo cuando llegamos hace un rato." Brittany trazó sus dedos por la mandíbula de Santana. "Y te ves mejor. ¿Te vas ahora?"
"Dentro de un rato." Ante la mirada de confusión, en el rostro de Brittany, Santana siguió rápidamente, "tengo que hacer algo de inventario y mirar los horarios de los pacientes para la próxima semana." Ella enlazó sus dedos con los de Brittany. "Le dije a Dan que se puede ir a casa, Brittany, su familia lo necesita, y él tiene que estar allí."
"Para siempre?"
"Lo más probable es que sí."
"Y estás pensando en volver a trabajar?"
Santana asintió.
"Y ya lo has decido?" Brittany habló en voz baja, con el rostro sereno. "Sin hablar conmigo?"
"Ha sido algo de última hora, cuando yo estaba aquí. Lo siento. Me pareció que era lo correcto, lo que debía hacer."
Se levantó, asintió con la cabeza una vez, y se colocó su sombrero de ala ancha, sobre las cejas. "Tengo que volver al trabajo. Si me necesitas para recoger Reggie más tarde, no podré hacerlo."
"No voy a estar aquí mucho tiempo, yo iré a por ella." Santana puso la palma de la mano sobre el pecho de su amante. "Brittany"
La radio en el hombro de Brittany crujió.
"Sheriff?"
"Adelante, Lyons," respondió bruscamente.
"Tenemos un problema aquí."
"Voy enseguida." Ella rozó con sus labios la frente de Santana. "Te veré más tarde."
Santana miró a su amante mientras se alejaba, deseando poder llamarla, deseando poder borrar la decepción que había visto en sus ojos. Pero Brittany tenía un trabajo que hacer, al igual que ella. Un poco triste, se sentó detrás de su escritorio y cogió el primer informe de los muchos que tenía que revisar.
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Miér Mar 18, 2015 11:47 am

Capítulo Cuatro
Después de treinta minutos de esfuerzo inútil, Santana se dio cuenta de que no iba a ser capaz d e concentrarse lo suficiente para terminar de manera eficiente su trabajo.
"Voy a tener que venir mañana por la mañana y hacerlo", murmuró mientras arrojaba su pluma a un lado, y se levantaba de su escritorio. Diez segundos más tarde, su teléfono móvil vibró en su cinturón. Con la esperanza de que fuera Brittany, lo abrió.
"Soy la Dra. López."
"Soy Brittany, necesito que vengas a un escenario en la 6ª."
Santana se puso tensa. "Otra de las víctimas?"
Hubo un momento de silencio, luego la voz de Brittany, plana y baja dijo: "No. ADB."
Además de su práctica clínica, Santana también actuaba como médico forense del condado, en las pocas veces que era necesario. No era raro que en las pequeñas comunidades, el propio médico local realizara este trabajo, teniendo en cuenta el tiempo, las circunstancias, y firmar el certificado de defunción. Afortunadamente, no era una responsabilidad que tuviera que cumplir a menudo.
"Enseguida voy."
Brittany le dio instrucciones y se despidió. En el corto trayecto, hasta el otro extremo de la ciudad, Santana trató de no pensar en lo que podría estar esperándola. Ninguna muerte era fácil ni habitual, pero al menos había algún pequeño consuelo, el saber que era parte del ciclo natural de la vida. Pero la muerte violenta y sin sentido, lo que a menudo era el resultado de la acción negligente o brutal del hombre, era imperdonablemente trágica. Vio la línea de luces de emergencia de los vehículos, a un lado de la carretera, y aparcó. En el misterioso resplandor rojizo-anaranjado de las antorchas de magnesio, se podían distinguir las siluetas de las figuras que se movían alrededor del vehículo, colocando cintas de la escena del crimen. Una de esas formas oscuras, lo sabía, era su amante. Con desconcierto, en la penumbra de la suave arena movediza, Santana avanzó lentamente. Cuando casi había alcanzado la parte trasera del vehículo, Brittany se materializó en la oscuridad y le tendió la mano.
"Ella está allí. Agárrate a mí, la pendiente está difícil."
Hubo un momento en que Santana nunca habría aceptado ayuda, incluso de alguien que la amaba. El accidente de remo sufrido, más de una década antes, casi le había costado la pierna. Durante mucho tiempo, había perdido su independencia, así como su estado de salud. Su recuperación, tanto física como emocional, había sido lenta y le había costado mucho. Sólo en los últimos años, había recuperado la confianza suficiente para permitir la ayuda, y la suficiente fuerza en su pierna dañada. Pero aquí estaba su amante, y la situación era extrema, y no podía arriesgarse a una lesión ahora, sólo por el bien de su orgullo. Cerró los dedos alrededor de la mano de Brittany y avanzó lentamente, por la pendiente empinada, hacia la escena.
"¿Qué tienes?" Preguntó Santana, su voz sonaba muy fuerte, en el aire de la noche silenciosa.
"Una chica que parece ser de la misma edad que el niño que llevamos, por la posición del cadáver y el terreno, parece que ella estaba huyendo de alguien."
La garganta de Santana se cerró. "Un homicidio?"
Brittany alumbró con su linterna el un camino estreno de arena. "No estoy segura todavía. Podría haber estado con el chico. Demonios, no lo sé, quizá estaban escondiéndose de los mayores." Ella apretó las mandíbulas con fuerza, "Ciertamente no lo entiendo, apenas son unos niños."
"Escondiéndose?”
"Podría ser algo tan simple como eso."
Bajaron otros veinte metros, antes de que Brittany se detuviera. Un par de pies calzados con sandalias, aparecieron en el extremo más alejado de la mancha de luz que les precedía, luego unas delgadas piernas apareció a la vista, seguido de caderas estrechas en pantalones blancos, un torso desnudo con un destello plateado en el ombligo, y pequeños y altos pechos debajo de una camiseta azul claro. El corazón de Santana se desplomó. La cara suave bajo el pelo corto y rubio era suave. El rostro de un ángel. Oh Dios.
"¿Lo has confirmado?" Santana se quedó en la unión de la luz y de la sombra observando el cuerpo en la dura iluminación artificial.
"No tenía pulso." Brittany dejó escapar un suspiro de frustración. "Emily Fields la encontró. Para ser una novata, lo hizo bien. Mantuvo la cabeza fría y no contaminó el área, pero la revisó, por un instante. Según Emily, no lo tenía, entonces tampoco." Brittany metió las manos en los bolsillos de su uniforme, con los pies separados, los hombros rígidos mientras miraba hacia abajo al cuerpo de la niña. "Debería haber comprobado el área antes de llevarte al chico. Tal vez ella estuviera viva entonces. Dios maldita sea."
"Si hubiera esperado, el chico habría muerto." Santana no la tocó porque sabía que no era lo que necesitaba a su amante. "Tomaste la decisión correcta, Sheriff. Ahora, ¿es seguro para que me mueva por aquí?"
"Sí. No tomamos fotografías de la mejor manera posible. No estamos exactamente equipados para un análisis de la escena del crimen de alta tecnología aquí. No vamos a ser capaces realmente de mapear la zona y comprobar si hay rastro hasta que la luz del día."
"¿Hicisteis imágenes de 360 grados del cuerpo?" Mientras hablaba, Santana abrió la pequeña bolsa que guardaba en su Jeep, para este tipo de avisos, y con cautela se arrodilló en la arena. La víctima yacía parcialmente de lado, una pierna doblada, y su cuerpo acurrucado sobre sí mismo, como si estuviera durmiendo. Santana comprobó el tono muscular del brazo izquierdo, flexionando y extendiendo suavemente el codo. Estaba rígido, pero no en todo rigor. "Ella murió hace menos de diez horas, pero sin duda hace más de dos." Ella miró a su amante, recortada contra el cielo nocturno. "No podrías haberla ayudado."
Ella se puso en cuclillas junto a Santana, dando más luz mientras ella trabajaba. "¿Ves algo que sugiera homicidio?"
"Todavía no", contestó, moviendo suavemente el cuerpo plano sobre su espalda. "Pero lo mejor que voy a ser capaz de hacer aquí, es reconocer un traumatismo cerrado o penetrante grave. Hace falta una autopsia completa, y eso lo tendrá que hacer alguien con más experiencia que yo." Sacó un dictáfono y empezó a describir la apariencia del cuerpo, indicando la posición, el estado de la ropa, la presencia y la ausencia de marcas de identificación, la evidencia de un trauma, y señaló sin aparente interrupción en los alrededores sugiriendo que si había habido lucha, por lo menos no había sido allí. Cuando terminó la breve dictado, sacó un largo y delgado estilete, que parecía una aguja de tejer de acero inoxidable, hizo subir el borde inferior de la tapa del tubo del apego, palpó el borde inferior de la duodécima costilla en el lado derecho, y empujó el termómetro transcutáneo a través de la piel y en el lóbulo derecho del hígado. "La temperatura del núcleo nos dará una mejor indicación sobre la hora de la muerte. La temperatura ambiente, está por suerte, todavía bastante cerca de la temperatura corporal, por lo que no hemos perdido mucho calor al medio ambiente. Pregunta a Jeff o Emily si pueden conseguirme una temperatura precisa, leyendo en este momento, por favor. "
"Ochenta y tres grados centígrados."
Santana asintió, dándose cuenta de que, por supuesto, Brittany ya habría pensado hacer eso.
"Gracias."
"De nada,"
"¿La has identificado?"
"No," dijo Brittany con un dejo de irritación en su voz. "No hay cartera, sin bolso, y sin nada en el coche que me indique quién es. Esperemos que Robert Bridger sea capaz de decírnoslo."
"Ella no se parece a una niña de la calle o una prostituta." Santana alzó una delgada mano, mirando fijamente a los delgados dedos curvados suavemente en la palma de su mano. "Sus uñas están limpias y bien cuidadas. Está bien nutrida. Sus ropas son caras y de buen gusto. Mi conjetura es que Robert la conoce y la ha recogido en alguna parte."
"Yo también lo pienso" comentó Brittany . "Hasta ahora no hemos encontrado nada útil en el vehículo. Si se trata de una sobredosis, ¿dónde están las pastillas?"
Sin pensarlo, Santana se acercó y apoyó su brazo contra el muslo de Brittany mientras empujaba erguida, favoreciendo su pierna débil. Ella no se movió, cuando Brittany la sujetó con un brazo, alrededor de su cintura. Sus rodillas todavía la molestaban, cuando llevaba mucho tiempo sin descansar. "Tal vez se lo llevaron todo?"
"¿Y qué, tiró las botellas por la ventana?"
Santana se encogió de hombros, mientras se abrían camino de regreso a la carretera. "Supongo que eso es posible. Tal vez simplemente se cogían lo suficiente para pasar la noche y nos pensaron que era algo más fuerte de lo que esperaban."
"Puede ser. Pero si no lo cogieron del botiquín de sus casas, quiero saber quién les proporcionaba lo casi mata a los dos."
"Estoy segura de que descubrirás lo que pasó." El tono de Santana estaba lejos de aplacar. Ella habló con certeza tranquila. "Déjame hacer algunas llamadas, y averiguar quién está disponible para que venga. Entonces la llevaremos a la ambulancia para su transporte."
"Gracias. Lamento haberte hecho venir hasta aquí para esto."
"No te disculpes." Santana alzó una mano y apoyó los dedos suavemente la mejilla de Brittany. "Trata de llegar pronto a casa, esta noche, ¿de acuerdo?"
"Hay mucho trabajo por hacer aquí." Se frotó la cara. "Y tengo que identificar a esta chica. Puede que tenga que conducir hasta el hospital para entrevistar al niño."
"No hagas eso sin dormir, Brittany," dijo Santana en voz baja. "No hagas que me preocupe toda la noche."
Brittany suspiró. "No lo haré. Pero si se me hace muy tarde, pudo dormir unas horas en la estación y luego ir."
"Entiendo. Vuelve a casa cuando puedas."
"Santana ... Siento por la forma en que me fui antes ..."
"Todo está bien, cariño. Tienes trabajo que hacer." Santana dejó que sus dedos se arrastran sobre la mandíbula de Brittany, antes de separarse. "Hablaremos pronto. Lo prometo. Te quiero."
"Te quiero, también." Brittany le abrió la puerta del conductor del Jeep a Santana para que su amante pudiera deslizarse dentro "Besa al bebé por mí."
"¿Hay algo que pueda hacer?" Quinn estaba al lado de la mesa de Emily, con las manos en los bolsillos, con los ojos verdes con preocupación. Emily estaba pálida y sus manos temblaban, mientras rellenaba el papeleo. Eran las tres de la mañana y a pesar de haber terminado su turno, desde hacía más de tres horas, era necesario documentar los detalles de la búsqueda de la niña muerta antes de salir y Quinn se había quedado para terminar su informe sobre el niño.
Emily levantó la mirada, con los ojos oscuros y líquidos por el dolor y la fatiga. Ella forzó una sonrisa. "No, estoy bien. Casi he terminado."
"Segura?"
"Sí, gracias. Adelante vete. Ya es tarde."
"¿Qué tal si te llevo a casa?"
"Tengo mi coche", dijo Emily, pero su expresión desmentía sus esfuerzos por sonar bien.
"Toda esta noche ha sido una decepción," Quinn señaló con sinceridad. "No me importaría compañía durante un rato."
Una sonrisa de agradecimiento, brilló en el rostro de Emily. "¿Sí?" Ante el asentimiento solemne de Quinn, dijo rápidamente, "Dame Cinco minutos".
Incluso en el apogeo de la temporada, la pequeña ciudad estaba desierta en mitad de la noche. Los bares cerraban a la una, y no había nada más de entretenimiento pasada esa hora. Quinn, sintiendo como si fueran las únicas dos personas en el mundo, aceleró la motocicleta a través de las calles estrechas, con Emily aferrada a su espalda. En algún lugar, sin embargo, recordó, Rachel estaría de vigilia. La echaba mucho de menos, sobre todo ahora, cuando se sentía triste en su interior con sentimientos a los que no podía ponerles nombre. El calor del cuerpo de Emily era reconfortante. Aceleró el motor, sacando la moto de una caída radical mínima, sobre el camino hacia las alturas de Pilgrim. Emily se apretó más, y Quinn sintió una mano bajar contra la parte delantera de sus pantalones de uniforme. Sorprendida, ella cubrió los dedos de Emily con su mano, antes de que pudieran moverse en cualquier otro lugar. Mantuvo la mano en ella hasta que la necesitó para girar la moto y detenerla. Apagó el motor y puso una pierna en el suelo para estabilizarla "Pasaré por la mañana y te llevaré a la estación para coger tu coche."
"¿Puedes entrar un momento?" Le preguntó Emily, deslizando una pierna fuera de la moto, mientras apoyaba una mano en el muslo de Quinn, a modo de gesto casual, pero con su voz temblando. "Estoy demasiado desvelada. Podría preparar algo de comer o beber."
Quinn escuchó la súplica, por debajo de la invitación, y se dio cuenta de que Emily debía sentirse peor de lo que dejaba ver. "Claro, entraré un rato. Gracias." Pateó el caballete y pasó la pierna sobre el tanque de la gasolina, entonces la siguió por el camino de piedra que serpentea hasta el pequeño bungalow. Una vez dentro, ella esperó mientras Emily encendía las luces y rebuscaba en la cocina.
"Ten", dijo Emily, entregando Quinn una cerveza. Hizo un gesto hacia el sofá con su propia botella y las dos jóvenes oficiales, ambas todavía en uniforme, se sentaron una al lado de la otra. Bebieron en silencio por unos momentos.
"¿Estás bien, de verdad?" le preguntó finalmente.
"No estoy muy segura," Emily confesó en voz baja. Mantuvo los ojos hacia abajo, mirando la botella de cerveza. "Fue extraño. Cuando la vi, pensé que estaba durmiendo. Pensé, qué era lugar tan estúpido para dormir. Entonces me di cuenta. Todo a la vez. Y supe que estaba muerta."
"Debe haber sido duro." Habían estado en situaciones difíciles juntas, incluyendo un fuego que amenazó sus vidas. Quinn , incluso, había estado en un derribo que había dado lugar a disparos y muerte. Pero ella nunca se había acercado a alguien muerto. Secretamente, ella se alegró.
"Sabes," Emily continuó, "había leído sobre policías vomitando o algo así, cuando encuentran un cuerpo, pero no me sentía de esa manera. Me sentí ... fría." Se estremeció, dejó la botella de cerveza en el suelo, y se acercó a Quinn en el sofá. "Todavía lo hago."
Cuando Emily la tomó de la mano, Quinn cerró los dedos en torno a Emily en silencio dándole consuelo.
"El jefe y Brittany dijeron que lo hice bien." apoyó su hombro contra Quinn y tiró de la mano de Quinn en el regazo, sosteniéndola entre las suyas. En voz baja, torturada, le preguntó: "¿No crees que debería sentir algo más? Como ... tal vez que hay algo malo en mí, porque yo no?"
"No," dijo Quinn confortablemente. "No. Creo que estás cansada y estresada, y tal vez ... un poco asustada. Creo que eso es bastante normal."
Emily se rió con voz temblorosa. "Por Dios, no me siento normal"
"Creo que lo hiciste genial." Quinn apretó los dedos de Emily. "Siento que hayas tenido que pasar por esto."
"Es parte del trabajo, ¿no?" Emily se encogió de hombros y trató de sonar duro.
"Si. Una parte muy dura."
"Gracias." Emily apoyó la mejilla contra el hombro de Quinn. "Por traerme a casa."
"Tal vez deberías llamar a Paige," le sugirió tentativamente. "Cuéntaselo a ella."
Emily sacudió la cabeza. "No. Nosotras somos una especie de ... se han enfriado las cosas por un tiempo."
"¿Por qué?"
"Oh, ya sabes. Las cosas se calientan durante un tiempo y luego ..." Ella se encogió de hombros.
"Así que rompiste?" Quinn trató de recordar la última vez que vio a Emily con Paige, la investigadora privada, con la que todos habían trabajado en un caso a principios del verano. Se dio cuenta de que había estado un par de semanas por lo menos. Ella había pensado que eran una pareja, o al menos iban en esa dirección.
"Paige dijo ... oh, mierda ..." Emily se apartó de Quinn, se incorporó y agarró la botella de cerveza. La apuró de un trago. "Paige ha decidido que es demasiado mayor para mí. ¿Tú también lo crees?"
"Así que ella rompió contigo?" La voz de Quinn tenía una nota de incredulidad. "Por algo así? ¿Qué es ella, diez años más o algo así?"
"Algo así. Ella decidió, que soy demasiado joven para asumir un compromiso, y que debemos tomarnos las cosas con calma" Ella gruñó despectivamente. "A mi entender, eso son chorradas, me suena a que quiere salir con otras mujeres."
Quinn frunció el ceño, recordando la atractiva castaña que no le había parecido una mujer que estaría interesada en relaciones esporádicas, "¿Dijo eso?"
"Ella no tenía que hacerlo. Recibí el mensaje."
"Uh, tal vez eso no es lo que quería decir. Ya sabes, a veces, las mujeres son difíciles de entender."
Emily consideró a Quinn con una leve sonrisa. "¿Es eso cierto? Nunca me di cuenta que tenía un problema."
Quinn se sonrojó. "La mitad del tiempo no estoy segura de lo que Rachel necesita. Estoy feliz de hacerlo bien cada vez que lo hago."
En la mención de la novia de Quinn, la sonrisa de Emily vaciló. "Estás muy enamorada de ella, ¿no?"
"Si. Totalmente."
Con un ronroneo seductor, Emily se acercó de nuevo, deslizando un brazo por la cintura de Quinn, y con sus labios al oído de Quinn. "Pero tú no estás casada, ¿verdad? Quiero decir, ella va a estar fuera mucho tiempo."
Cuando el cálido aliento le hizo cosquillas en la oreja, y una mano se posó sobre su abdomen y detuvo su marcha, Quinn sintió una chispa familiar de excitación. Esta no era la primera vez que Emily la había tocado, y recordó exactamente lo bien que se había sentido. La última vez que había estado desnuda en la cama, y casi había llegado mientras Emily la tocaba. Suavemente, Quinn cubrió la mano de Emily como lo había hecho en la moto y la movió hasta una distancia segura. "No me gustan las tonterías. Pero si lo fuera, estaría pidiendo en la puerta."
Emily se quedó muy quieta, y después de un minuto, se alejó hasta que pudo mirar a Quinn a la cara. "Eso que has dicho ha sido algo muy bonito. Eres dulce, ¿lo sabías?"
"En realidad, no. Es la verdad. Eres caliente. Pero no puedo engañar a mi niña."
Curiosamente, Emily le preguntó: "Incluso si ella nunca lo supiera?"
"Lo lo sabría, y yo no lo merezco." Quinn se encogió de hombros y apartó la mirada, avergonzada. "Pero lo estoy intentando."
"Te quedas aquí esta noche?"
La cabeza de Quinn espetó. "¿Eh?"
"No es para el sexo. Sólo ... Sólo me gustaría no quedarme sola."
"No puedo dormir en la cama contigo." No estaba tan loca, como para pensar que podría dormir junto a una hermosa, mujer caliente que la quería y no caer en la tentación.
"Si quieres puedes dormir en la cama, y yo podría dormir aquí en el sofá."
Quinn se echó a reír. "El sofá me hará muy bien. Pero yo sólo me quedo con una condición."
"¿Cuál?" Emily le preguntó juguetonamente.
"Que me hagas el desayuno."
"Oh, Oficial Fabray," Emily susurró, inclinándose y besando la mejilla de Quinn. "Eres tan fácil."
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por monica.santander Miér Mar 18, 2015 3:35 pm

Hola Marta sos una tramposa!!!!! jaja
Bien por Quinn!!!
Saludos
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por micky morales Miér Mar 18, 2015 8:15 pm

asi se hace quinn y en cuanto a britt si tiene que molestarse con santana, las cosas se discuten!
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Mensaje por nikigarcianiki Jue Mar 19, 2015 1:37 am

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El mundo de Brittany

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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Jue Mar 19, 2015 11:40 am

monica.santander escribió:Hola Marta sos una tramposa!!!!! jaja
Bien por Quinn!!!
Saludos
Hola!! Mi culpa no es que cambies de respuesta jajajaja
Nos vemos
micky morales escribió:asi se hace quinn y en cuanto a britt si tiene que molestarse con santana, las cosas se discuten!
Quinn está vez la detuvo, estuvo muy bien. Y tienes razon Santana no debió decidirlo sin comentarselo a Britt, actuó mal
nikigarcianiki escribió:sensacional
Me alegro que te este gustando
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Jue Mar 19, 2015 11:45 am

Como hoy es mi cumple, os voy a hacer un regalo yo a vosotras, voy a intentar poneros 9 capitulos hoy, cumplo 27, 2+7=9, os lo voy a dejar a lo largo del dia, nada más los tenga voy poniendolos

Capítulo Cinco
"Uh-oh", murmuró Nelson Fabray.
Brittany siguió la mirada de su jefe por el pasillo del hospital, y vio a una mujer, fuera de la unidad de cuidados intensivos, acercarse a ellos. Rápidamente, Brittany hizo su balance. Mas baja que ella, no tan musculosa. Pelo negro hasta los hombros, como si hubiera sido sutilmente cortado, para mantener un estilo casual, sin importar el viento o el clima. Maquillaje claro, tez clara, pálida, ojos castaños brillantes incluso en la penumbra. Con ojos ilegibles y duros, y una leve sonrisa, que podría haber sido de bienvenida o de advertencia. Eran un poco más de las cuatro de la mañana, y la mujer vestía de manera informal, con pantalones marrones y una blusa de manga corta de color crema, parecía notablemente fresca y en alerta. Ella también miró a Brittany como si estuviera disfrutando. Uh-oh que es correcto.
"Debeis estar aquí por Robert Bridger", dijo la mujer con voz suave y alta, a la vez que sus ojos se movían lentamente desde Nelson a Brittany.
"Soy Jefe Nelson Fabray y ella es la Sheriff Brittany Pierce", dijo Nelson. Le tendió la mano, y estrechó la de la mujer.
"¿Cómo está usted? Soy Aria Montgomery, la abogada de los Bridgers." Ella sonrió de nuevo y se volvió hacia Brittany con la mano extendida. "Sheriff".
"Abogada", Brittany dijo en voz baja, "De vacaciones en la zona?"
"Bueno, sí", le respondió ella, con los ojos afilados mientras daba a Brittany una mirada calculadora. "Tengo una casa de verano en Truro."
"Entonces tuyas debían de ser las luces traseras que vimos delante de nosotros, todo el camino hasta aquí."
Aria se echó a reír. "En realidad, llevo aquí un par de horas."
Sus padres debían haberla llamado, tan pronto como terminé de hablar con ellos, Brittany conjeturó. Probablemente llegó aquí antes de que Robert llegara. Eso daba un nuevo significado al término picapleitos "Llamamos a los médicos del niño desde Provincetown," dijo Nelson. "Nos informaron que Robert estaba despierto y podría responder a algunas preguntas. ¿Están sus padres aquí?"
"Sí, lo están". No se había movido y su sonrisa no había vacilado. Se puso de pie cómodamente, pero, obviamente, a su paso. "Los médicos fueron parcialmente correctos. Robert está despierto, pero me temo que no va a responder a ninguna pregunta."
"¿Hay alguna razón que no quieras que hable con nosotros, abogada?" Brittany le preguntó con tono serio y cortante.
"¿Lo acusa de algún delito, Sheriff?"
"Por el momento, simplemente estamos tratando de averiguar lo que pasó. Él es el único que nos lo puede decir."
"Y en este momento, Robert no está para ser interrogado," Aria respondió con firmeza y sin levantar la voz.
"Los médicos dijeron que..." Nelson comenzó.
"Siento que ambos hayan hasta aquí, en mitad de la noche," Aria intervino, su tono seguía siendo razonable. "Pero, me temo que en este momento no puedo permitir que Robert conteste ninguna pregunta. Quizá sea mañana, espero que sus padres van a contratar a un abogado permanente. Si me dais vuestros teléfonos de contacto, voy a asegurarme de que les avisen".
"No eres abogada penalista, entonces?" Preguntó Brittany
Una vez más, una sonrisa apareció en la esquina de la boca de Aria y desapareció rápidamente. "No, soy abogado corporativo. La madre de Robert ... es una vieja amiga. Yo estaba cerca, y me pidieron ayuda como asesor temporal."
"Sra. Montgomery," dijo Brittany bruscamente, "Tengo una adolescente muerta, cuyo nombre no sé. En algún lugar, los padres de la muchacha que se preguntan dónde está. Tengo que responder a su pregunta, y para hacer eso, tengo que hablar para que Robert me diga quién es. Eso es todo lo que quiero, en este momento".
Los ojos de Aria no mostraban nada, ni simpatía por Brittany, ni irritación, ni ira. Su expresión se mantuvo a distancia. "Entiendo tu situación, Sheriff. Estoy segura de que el abogado de Robert hará todo lo posible para ayudarte, en el momento oportuno. Pero para esta noche, Robert no está disponible."
"Gracias," dijo Nelson rápidamente, captando el conjunto rígido de la mandíbula de Brittany por el rabillo del ojo. Había estado despierta toda la noche, y aunque no lo parecía, él sabía que ella estaba irritada. Se sentía un poco mal consigo mismo, ya que él no había sido el que había encontrado a la chica muerta en las dunas. Cuando Brittany lo había despertado, para explicarle la situación, en lo primero que había pensado era cuando su hija Quinn había sido encontrada, golpeada y casi muerta. El aumento rápido de las náuseas, aún no lo había abandonado, y sólo podía imaginar la frustración y la angustia que estaba sintiendo Brittany. Por lo general, su segundo al mando, era la viva imagen de la ecuanimidad en una situación estresante, pero había cosas difíciles de superar. Y este tipo de trabas en la investigación eran difíciles de tragar. "Aquí está mi tarjeta. Por favor di a la familia de Robert que vamos a estar en contacto mañana y tendremos que hablar con él."
"Por supuesto", dijo Aria, tomando la tarjeta y el metiéndola en el bolsillo del pecho izquierdo. Ella asintió con la cabeza antes de alejarse. "Buenas noches, oficiales."
Brittany la vio alejarse, con una mezcla de admiración e irritación suprema. Era difícil estar enojada con alguien, que simplemente estaba haciendo su trabajo muy bien, pero por el momento, estaba furiosa. Cada minuto que pasaba, sin que ella tuviera un nombre para la niña acostada bajo una sábana blanca en la clínica de Santana, a la espera de ser trasladada a la morgue, para la autopsia en Barnstable, añadían su sensación de impotencia y rabia.
"Hijo de puta".
Nelson arqueó las cejas. Brittany rara vez se maldecía en su presencia o, según su conocimiento, nunca lo hacía. No era porque fuera demasiado adecuada o demasiado tensa, estaba siempre demasiado controlada. "Apuesto a que es el infierno en una sala del tribunal."
"Supongo que yo debería estar contenta por no tener que averiguarlo nunca", murmuró Brittany. Dándose la vuelta, se pasó una mano por la cara con cansancio. "Maldita sea".
Mientras caminaban por el pasillo hacia los ascensores, Nelson toco a Brittany brevemente en el hombro, antes de meter las manos en sus bolsillos. "Mira, tiene sentido que ella asesore a la familia en no dejarlo hablar. Una vez que tengamos una mejor idea de lo que pasó, quizá podamos conseguir algo del informe del laboratorio, o de la escena, y vamos a seguir hasta conseguir algo. Podríamos no tener nada que acusarlo, e incluso si lo hacemos, con toda probabilidad, no sé si conseguiríamos mucho. "
Brittany le interrumpió con una mirada de disgusto. "No estoy pensando en los cargos, estoy pensando en una chica muerta sin nombre."
"Lo sé."
Su voz fue superada por el dolor, y Brittany suspiró mientras salían al amanecer. "Lo siento, jefe."
"No hay necesidad de disculparse. Me molesta, también." Se deslizó en el vehículo, y esperó mientras Brittany se metía en el lado del pasajero. "Te voy a dejar en casa." Ante su mirada de protesta, negó firmemente con la cabeza. "Nada va a cambiar en las próximas horas, así que podrías dormir un poco. Si surge algo, te llamaré."
"Sí, señor".
"¿Las niñas están bien?"
Ella sabía lo que quería decir sin preguntar. "Quinn bien. Ella se maneja perfectamente durante la vigilancia de vehículos y de búsqueda. Emily, también. Estaba un poco sacudida después de encontrar el cuerpo, por lo que tendremos que mantener un ojo en ella, por unos días. Pero ella estaba firme en el campo ".
"Me alegra oír eso. Cristo, ¿cómo diablos terminé con una fuerza que en su mayoría con mujeres?" murmuró entre dientes.
Por primera vez en horas, Brittany sonrió. "Cuestión de suerte, supongo, jefe."
Cuarenta y cinco minutos más tarde, Brittany entró en silencio a su casa por la puerta trasera. Se detuvo en la cocina e hizo una pequeña pila con su cinturón, llaves, y el sombrero en la mesa del desayuno. Cuando subió, lo más silenciosamente posible por las escaleras, aflojando su corbata y desabrochándose la camisa mientras caminaba, oyó un pequeño gemido en la habitación del bebe. Moviéndose rápidamente, entró en la habitación y se inclinó sobre la cuna. Reggie, agitando un pequeño puño en el aire, la miró con ojos solemnes y el fantasma de una sonrisa.
"Hey, Tiger. Estás despierta ya, ¿eh?" Brittany la cogió y la levantó. Acunando al bebé en su hombro izquierdo, ella usó su mano derecha para abrir un pañal limpio de la parte superior de la cuna y organizar los otros suministros necesarios. Luego empezó a cambiar a su hija. "Entonces, ¿sueñas con algo especial esta noche? Tiene sueños, ¿no? Apuesto a que sí. Los más emocionantes." Con rápidez cerró las lengüetas adhesivas para mantener el pañal en su lugar. "Tienes hambre? Claro que lo sí. Siempre tienes hambre."
Reggie hizo un sonido de gorgoteo de asentimiento.
"Está bien. Desayuno, entonces. ¿Qué te parece si dejamos dormir a mamá y conseguimos algunas de las cosas almacenadas fuera de la nevera?"
"Mami está despierta", dijo Santana desde la puerta, donde había estado apoyada viendo a su amante cuidar de su hija. Había momentos en que las veía a las dos, y temía que su corazón estallara.
Brittany se volvió con el bebé en sus brazos. "Hey".
Santana cruzó la habitación y la besó en la boca. "Hola. ¿Estás bien?"
"Si. Sólo un poco cansada."
"¿Por qué no te vas a la cama, y yo me ocuparé de ella?. Estaré ahí tan pronto como ella se duerma de nuevo."
"Dale de comer en la cama. Me gustaría veros."
Santana abrió los brazos para Reggie. "Muy bien. Ve quitándote el uniforme."
Unos minutos más tarde, Brittany se metió debajo de las sábanas y se volvió de lado junto a Santana y el bebé. Apoyó la cabeza en una mano y apoyó la otra mano sobre el abdomen de Santana, sus dedos apenas tocando la pierna del bebé. "Ella se ve tan contenta."
"Ella lo está", dijo Santana con una pequeña risa. Le pasó los dedos de la mano libre por el pelo de la nuca de Brittany. "¿Quieres contarme algo de lo que ha pasado?"
Brittany negó con la cabeza. "No hasta que ella haya terminado. No quiero pensar en nada más que lo hermoso que es veros a ambas."
Santana contuvo el aliento. "Cariño, es probablemente mejor que no se despierte en medio de esto."
"¿Crees que ella podría darse cuenta?" Brittany preguntó seriamente.
"No," Santana se rió de nuevo, "pero sólo puedo manejar algunos estímulos contradictorios a la vez."
"Oh." Brittany se quedó en silencio unos segundos. "Ese es un pensamiento muy sexy."
Santana le tiró del pelo. "Creo que tu hija no es la única que tiene hambre. Puedes permanecer despierta lo suficiente?"
"No estoy nada cansada."
"Dame diez minutos para terminar de darle de comer y vuelvo a la cama."
Cuando Santana volvió de la habitación de la niña, Brittany yacía de espaldas con los brazos detrás de la cabeza, mirando a Santana con una expresión agradecida, mientras cruzaba la habitación.
"Han sido once minutos."
"¿Lo han sido?" Santana preguntó mientras abría la sábana a un lado y se tendía en la parte superior de Brittany. Ella se apoyó con los codos doblados a cada lado de la cabeza de Brittany, enhebrando sus dedos en el pelo de su amante. Con la boca flotando por encima murmuró: "Entonces voy a necesitar un poco más de tiempo para hacer lo que planeo hacerte para compensarte por ello."
El gemido de Brittany se perdió en las profundidades de la boca de Santana, cuando sus labios se encontraron y Santana metió su cadera entre las piernas de Brittany. Su unión era tan sencilla como dos mitades de un todo, sus cuerpos y corazones se mezclaban sin esfuerzo. Santana dejó el peso de su cuerpo para presionar sobre los músculos firmes de Brittany y la piel suave, amando la sensación sólida de Brittany debajo de ella. Su amante era tan fuerte, tan tierna, todo lo que siempre había soñado, todo lo que contaba, todo lo que necesitaba.
"Brittany, te quiero."
Casi mareada por el calor de la pasión de Santana en su contra, dentro de su boca, rodeándola, abrió los ojos y buscó a su amante. "Te necesito tanto."
Santana levantó las caderas y deslizó su mano entre sus cuerpos, ahuecando a Brittany en la palma de su mano. Poco a poco, observando el rostro de su amante, se deslizó dentro de ella, alegando cuando ella lo había reclamado. "Estoy aquí, cariño. Siempre." Ella colocó sus caderas una vez más, su propia humedad calentando la parte superior de la mano cuando Brittany fluía en su palma. Cuando ella comenzó a empujar, Brittany gimió y cerró los párpados. "Brittany", Santana se quedó sin aliento, meciéndose más difícil y emocionante a sí misma, mientras entraba en Brittany más profundamente con cada paso, "mírame. Mira mi cara y vé cuánto Te amo."
Con un esfuerzo supremo Brittany abrió los ojos. "Voy a venirme con sólo de mirarte."
"Quiero que te corras viéndome lo mucho que te quiero." La voz de Santana era ronca y dura mientras sus caderas se resistían más. Brittany estaba en todas partes debajo de ella, alrededor de ella, llenando su corazón a rebosar.
Brittany cogió el pecho de Santana en la mano, apretando suavemente al mismo ritmo que latía a través de su sangre y sus huesos, Santana se la llevó más alto. Su piel ardía, su vientre estaba fundido, y su mente llena de luces brillantes. Ella sintió los dedos de Santana dentro de ella, llenándola, abrazándola, siendo dueña de ella. "Más despacio. San, más despacio."
"No."
"Por favor. Vamos en primer lugar," Brittany imploró. "Vamos a ver corrernos."
Calmando la mano, Santana echó la cabeza hacia atrás y rodeó las caderas más rápido entre los muslos de Brittany, frotando su duro clítoris con el dorso de su mano. "Oh Dios, pronto." Ella mordió el labio inferior, y miró a los ojos de Brittany sintiendo cómo los primeros zarcillos de orgasmo flotaban libres. El amor y la maravilla que vio en sus profundidades azules, dispararon a través de ella al igual que el orgasmo explotó hacia afuera, y coronaron en los picos gemelos de placer insoportable. Gritando, ella empujó sus dedos con fuerza en Brittany, quien de inmediato arqueó la espalda y entró.
"Gracias," Brittany gimió cuando por fin pudo hablar. Sostuvo a Santana firmemente, sosteniendo la cara húmeda de su amante contra su hombro. Ella besó la frente de Santana y se alisó el pelo de la cara. "Eres tan hermosa. Hasta Reggie, nunca había visto nada de lo que estuviera tan cerca de ser tan hermosa"
Con el corazón dolorido, Santana apretó los labios en el cuello de Brittany. "Yo nunca te haré daño intencionadamente. Lo sabes, ¿verdad?"
"Lo sé." Brittany continuó hasta el cuello y los hombros de golpe Santana al llegar con su mano libre para tirar de la sábana sobre ellas. Ella cerró los ojos por un segundo, mientras tomaba coraje. "Tengo miedo. Me temo que va a ser demasiado, demasiado pronto. Todavía me acuerdo de lo que sentía, cuando estaba en esa maldita ambulancia, la noche que Reggie nació, y tengo miedo de perderte. Perderos a los dos. " Brittany apretó la cara contra el pelo de Santana. "No puedo soportarlo, San. No podía hacerlo sin ti."
Santana dio un pequeño grito y se empujó hacia arriba, hasta que pudo ver el rostro de Brittany. "Oh, nena. No. Nada de eso va a suceder. Lo prometo."
"A veces me preocupa que no voy a ser capaz de cuidar de ti. Cristo ..." Brittany tomó un largo y tembloroso suspiro. "Las únicas cosas que en que soy buena, es en ser un infante de marina, ser policía no parece que sea suficiente a veces."
"No tengo ni idea de lo que estás hablando", dijo Santana suavemente. Ella la besó en la boca suavemente. "Eres fuerte y valiente, gentil y amable y tierna. Tú me amas y amas Reggie y eso es todo. Todo."
"Dios, espero que sí." Brittany la besó de nuevo, profundamente, casi con pasión desesperada. Cuando ella se apartó, suspiró con una combinación contradictoria de satisfacción y de preocupación. "Hay que buscar ayuda en la clínica, San, de lo contrario será demasiado. Ya era demasiado antes de que Reggie naciera y ahora"
"Lo haré. Voy a encontrar a alguien. Lo prometo."
Cogió la mano de Santana y se la llevó a los labios, y luego besó suavemente cada dedo. "Prométeme que cuidarás de tí. No vas a ayudar a tus pacientes si estás enferma."
"Yo me ocupo de mí, lo mismo que por ti y por Reggie". Santana se deslizó al lado de Brittany y le acarició el cuello y el pecho a su amante. "Ve a dormir ahora, cariño. Todo va a salir bien."
Santana dejó que Brittany durmiera, necesitaba la fuerza de la comodidad de su amante para disipar la visión de una chica rubia sin nombre que se acercó a ella a través de la oscuridad.
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Jue Mar 19, 2015 11:46 am

Capítulo Seis
Quinn entrecerró los ojos contra la luz brillante, y trató de volver a dormir, pero la combinación de sol, el sigiloso sonido que emanaba de la cocina, y el suntuoso olor a café, fueron demasiado contra lo que luchar. Ella abrió los ojos y se puso de lado justo a tiempo para ver a Emily de pie, en la sala de estar de la cocina, con dos tazas de café. Lo siguiente que vio fue a Emily, que llevaba una camiseta que dejaba ver parte superior de sus bragas de color rosa pálido. Quinn se dio la vuelta en la otra dirección, y apretó la cara contra el respaldo del sofá.
"Hey", dijo Emily. "Son casi las diez. ¿Quieres un café?"
"Sí gracias, lo puedes dejar en la mesa." Quinn se sentó en otro extremo del sofá donde estaba sentada su compañera. La oyó bostezar, sintió los dedos fríos la deriva sobre su pantorrilla desnuda. Se había quitado los zapatos, calcetines y uniforme cuando se había ido a dormir la noche anterior. Lo único que llevaba puesto, debajo de la colcha fina que Emily le había dejado eran unas bragas y una camiseta. Sin embargo, llevaba más que Emily.
"Tan pronto como me despierte un poco," Emily murmuró: "Voy a hacer algo para desayunar." Se frotó la parte superior del pie de Quinn ausente. "¿Has dormido bien?"
"Uh-huh".
"Hambre?"
"Uh-huh".
Quinn sintió la caída de sofá de nuevo cuando Emily se movió. Su piel desnuda contra la parte inferior de su pie. Sus dedos hormigueaban y su estómago le dio un vuelco.
"¿Hay algo malo?" Emily le preguntó soñolienta.
"Uh-huh".
"Sí, ¿qué?"
"Estás prácticamente desnuda."
Emily resopló. "Todo está cubierto."
"Todo puede cubrirse con más de una capa. Vístete." Quinn aún yacía de lado, con la cabeza casi en la grieta entre los cojines del asiento y el respaldo del sofá.
"Lo dices en serio, ¿verdad?"
Con un suspiro, Quinn se volvió sobre su espalda y abrió de nuevo los ojos, entrecerrándolos por el brillo repentino. "Emily. ¿Qué parte de tengo novia no has entendido y..."
"Ya lo sé Quinn", le respondió indignada. "Por Dios, no tienes que seguir recordándomelo."
Los ojos de Quinn se abrieron. "Lo dices en serio, ¿verdad?"
"¿Eh?"
"Está bien. Voy a tratar de explicarte algo." Quinn se incorporó en el sofá y cogió su café, rezando para que la cafeína pudiera aclarar su podrido cerebro. Mantuvo el edredón fijado firmemente alrededor de su cintura, y tiró de sus pies descalzos bajo el borde inferior también. Se dio cuenta de la expresión en el rostro de Emily, que estaba realmente confundida. "No somos amigas, ¿de acuerdo?"
Los ojos de Emily se estrecharon. "Ya lo sé, Quinn. Tú y Rachel sois amigas."
"No," dijo Quinn, sacudiendo la cabeza. Ella tomó un largo sorbo de café, y aunque se quemó el paladar, estaba agradecida por el dolor. Ella estaba sin duda despierta. "No ese tipo de amigas. Novias. Ya sabes, el tipo de amigas donde puedes caminar por la casa desnuda delante de los otros."
"No quieres ser mi amiga?" preguntó Emily con tristeza.
"Yo no he dicho eso." Quinn dejó escapar un suspiro. Jesús. "Vamos a suponer que somos heteros."
"Por favor"
Quinn se echó a reír. "Sólo ten paciencia conmigo. Vamos a suponer que yo soy un chico y tú eres una chica."
Emily metió los pies debajo de ella en el sofá, con su taza de café acunado en sus manos, y mirando a Quinn con interés. "Soy una chica hetero."
"De acuerdo."
"Lo pillo".
"Entonces," Quinn continuó: "Yo soy un chico y tengo novia. Tú no. Alguna otra chica."
"Sí, sí".
"Pero tú y yo trabajamos juntos. Nos gustamos. Nosotros somos amigos."
"¿Sí?"
"Así que caminarías alrededor mío, por casa, con tu pequeñita ropa interior delante de mí?"
Emily sonrió. "Sólo si quisiera darle una provocarte una gran erección y hacerte sufrir por ser tan noble y negarte a follar conmigo."
Quinn no pudo evitar sonreír de nuevo. "Bueno, está funcionando."
"Yo no lo hice a propósito." La expresión de Emily, por una vez era completamente seria. "Lo siento. No pienso de esa manera. Estoy bien con que nosotras seamos amigas. Bueno, no es genial. Pero me gustaría probar."
"Yo también. Pero tenemos que estar con toda la ropa puesta."
"Es curioso, ya sabes," Emily pensó mientras bebía su café. "Cuando creces con amigas que realmente son amigas, y luego te enteras de que eres lesbiana y que deseas a algunas de tus amigas de otra manera, se vuelve confuso."
"Nunca he tenido novia amiga."
"¿En serio?" Emily le dio que pensar un poco. "¿Cuántas novias has tenido en la cama?"
"Sólo Rachel," Quinn dijo en voz baja.
"Mierda. Me tomas el pelo."
Quinn negó con la cabeza. "No".
"Y estás dispuesta a que ... no sé, estás conforme con eso? Nunca has pensado en dormir con otra chica?"
"Bueno, tú no conoces a Rachel." le sonrió. "Ella es, bueno, es lo mejor."
"Oh, puh-leeze." Emily gimió y dejó caer la cabeza en la parte trasera del sofá. "Esta tan pillada".
"¿No crees en enamorarse para siempre?"
Emily volvió la cabeza, con su mejilla todavía descansando sobre el sofá, y la miró solemnemente. "No lo sé, pero no estoy segura. No conozco a ninguna pareja así. Mis padres se divorciaron cuando yo tenía ocho años. Mis abuelos todavía están juntos, pero nunca están contentos".
"Mira Brittany y Santana", dijo Quinn inmediatamente.
"Sí. Son geniales." Emily ronroneó y se estiró. "Y Brittany es tan caliente."
"Jesús, Emily," protestó indignada. "No digas eso de ella."
"¿Por qué no? Ella es guapísima y se parece a Xena."
"Oh, por favor." Quinn hizo un sonido ahogado. "Xena es como una niña. Brittany le patearía el culo."
Emily le lanzó la almohada. "No lo haría."
Cuando dejaron de reír, dijo Quinn , "Brittany y Santana son especiales."
"Lo sé." Emily se inclinó y dejó la taza de café sobre la mesa.
"Apuesto a que Rachel y tu seréis como ellas algún día. Eso está bien. Voy a vestirme."
"¿Te preparo el desayuno?"
"¿Sabes?" Emily preguntó con suspicacia.
"Por supuesto." Quinn se acercó y cogió la mano de Emily, apretando suavemente por un segundo. "Y Emily? Gracias."
"Sí, sí. No quemes nada, ¿de acuerdo?"
"No te preocupes. Puedes confiar en mí"
"Lo sé", dijo Emily suavemente mientras desaparecía en su dormitorio y cerraba la puerta.
Brittany se despertó con el sonido del teléfono y la voz silenciada de Santana en el fondo, "Oh Dan", dijo Santana en un susurro. "No, eso está bien ... Yo estaba pensando en venir esta noche, ¿por qué ...? ¿En serio? ¿Quién ...? ¿Ahora? No lo sé. Brittany está todavía dormida y..."
"Estoy despierta, cariño", dijo Brittany mientras se daba la vuelta y le pasaba el brazo por la cintura. Abrió los ojos y vio que Santana había estado sentada en la cama leyendo, con la niña dormida en su regazo. Frotó la espalda de Reggie y besó el pecho de Santana, a través de la camiseta delgada que llevaba. "¿Qué está pasando?"
Santana cubrió el receptor con la mano. "Dan dice que hemos recibido respuesta a nuestro anuncio y que alguien quiere entrevistarse para el puesto en la clínica. Por alguna razón sólo recibió el mensaje, y quiere venir la mañana, mientras que está en la ciudad para otra cita. Puedes llevar a Reggie con Kate y Jean para que pueda ir a entrevistarlo? "
"Por supuesto."
"Dan?" Santana dijo al teléfono. "Puedo estar allí al mediodía. ¿Tienes su teléfono de contacto? ... Su nombre? ... Maldita sea, el servicio de respuesta se pone cada vez peor, todo el tiempo. No te preocupes, voy a ir lo antes posible. Gracias. Adiós". Santana colgó el teléfono y miró a Brittany. "Parece que hay alguien que está muy interesado en el trabajo. Siento tener que salir corriendo"
"No hay problema. De todas formas debería moverme," estiró el cuello para mirar el reloj. "Cristo son casi once años. Tengo que ir a trabajar."
"Cariño, pero si casi no te has acostado hasta pasadas las seis."
"Sí, pero lo que me mantuvo despierta hasta las seis, me dejó dormir muy bien." Ella pasó las piernas por el borde de la cama y se puso de pie, sonriendo hacia su amante y su hija. "He dormido como una roca." Brittany le tendió los brazos. "Aquí, dame a la bella durmiente, y voy a llevarla donde sus abuelas. ¿Quieres ducha primero, ¿no?"
"Sí. Gracias, cariño." Santana se pasó una mano distraídamente por el pelo, mientras recogía su ropa, "Me gustaría tener una idea de lo que está sucediendo. Es muy extraño que alguien se presente a una entrevista, sin arreglar las cosas antes. Espero que se hayan acordado de traer una CV".
"Es Provincetown. Todo es informal aquí." Brittany se inclinó para besar la mejilla de Santana.
"Tal vez es el destino. Ciertamente es el momento perfecto."
"Sí, claro", suspiró Santana.
Eran las 11:30, cuando Santana entró por la puerta grande, de la sala de espera, de la Clínica de Salud de East End, que estaba llena de gente, como siempre. Will le esbozó una breve sonrisa, mientras hablaba por teléfono, e le indicó con los ojos, la presencia de una persona que la estaba esperando.
"¿Qué?" Santana le preguntó, en voz baja, al pasar por el mostrador de recepción.
Molesto, Will presionó la boquilla del teléfono en el hombro. "En tu oficina, la Dra. impaciencia lleva esperando media hora." A continuación, hizo caso omiso a la pregunta de Santana para que le diera detalles y volvió a su llamada.
"Genial", murmuró Santana mientras empujaba la puerta que dividía la entrada del resto de la clínica. La puerta de su oficina estaba parcialmente cerrada y cuando entró, puso su mejor sonrisa profesional. Cuando sus ojos se toparon en la mujer, que estaba de pie mirando sus fotos de la pared, apenas pudo reprimir un grito de asombro.
"KT? ¿Qué estás haciendo aquí?" Santana era consciente de que su tono sonaba acusatorio, y no le hacía la más mínima gracia, pero su ex-amante era la última persona que esperaba encontrar en su oficina. Apenas se habían visto, en los casi siete años desde que se habían separado, y esas únicas veces, habían sido durante alguna crisis médica. Afortunadamente, las circunstancias de esas interacciones les habían impedido tener un verdadero intercambio personal, que era lo mejor para Santana. No tenía nada que decir a la mujer con la que había vivido durante doce años, y a la que había amado con todo su corazón y su optimismo juvenil, pero que la había traicionado y dejado destrozada.
Poco a poco, KT se volvió hacia Santana. "Hola, Sanny".
"Oh, Dios mío." El estómago de Santana se revolvió como si le hubieran dado un puñetazo, y durante un segundo aterrador, temía que pudiera estar enferma. Ella dio un paso involuntario hacia delante, levantó la mano como si fuera una caricia, antes de detenerse con una sacudida. Su voz tembló cuando ella le preguntó: "¿Qué te ha pasado? ... Dios, KT".
"Un poco de acción en la unidad de trauma, hace aproximadamente un mes, me encontré con un adicto al crack con un cuchillo." KT se encogió de hombros e intentó sonreir. "Se ve peor de lo que es."
No podía verse peor, Santana gritó en su interior. Una cicatriz fresca, roja cruzaba la mejilla derecha de KT, comenzando justo debajo de su ojo y terminando en la mandíbula. No era sólo ver la lesión en el rostro de KT, lo que encontraba tan devastador, sino el hecho de imaginarse a KT siendo brutalmente atacada. Como médico, sabía que probablemente le dejaría una mínima, pero ver de esa manera a KT, la entristecía. Estaba más delgada que nunca, ni siquiera cuando ambas habían sido residentes, y KT trabajaba como una loca 120 horas semanales sin apenas dormir y olvidándose de comer. Santana recordaba a la joven residente de cirugía, tan cargada de vida, agresiva y carismática. La mujer que ahora tenía en frente, con los ojos hundidos y demasiado flaca, ni siquiera era un fantasma de aquella joven guerrera. Al darse cuenta de que la estaba mirando, apartó su mirada de los ojos atormentados de KT y miró hacia abajo. Luego gritó. "Oh Dios, no. Oh, ¿qué le hizo?"
"Está bien, Sanny", dijo KT suavemente. No había lugar donde ocultar su brazo izquierdo, para extraerlo de la mirada horrorizada de Santana. La mano de la cirujano había estado escayolada hasta hace sólo unos días antes, y ahora llevaba una férula de plástico moldeado, que mantenía los dedos dañados protegidos, así como inmovilizados con un complicado conjunto de pequeñas poleas y bandas.
Con gran esfuerzo, Santana obligó a su mente a gobernar sus emociones. Había visto todo tipo de tragedia humana, la muerte sin sentido y pérdidas imaginables. Había visto cosas mucho peor que esto. La producía doble impacto de ver a KT como nunca había pensado que la vería, y al verla tan herida… Tomó aire y cuando volvió a hablar, su voz estaba más controlada. "Será mejor que te sientes."
La esquina de la boca de KT se arqueó y ella asintió con cansancio. "Si. Supongo que sí."
Santana se abrió paso por detrás de su escritorio. El solo hecho de sentarse en la posición en la que siempre se sentaba, mientras realizaba sus obligaciones profesionales ayudó a mantenerse serena. "¿Cómo está de mal tu mano?"
Santana nunca había visto a KT apartar la mirada, ni cuando veía los horrores en urgencias, o cuando se sintió culpable cuando Santana la pilló en la cama con una de las enfermeras, en la sala de guardia. El hecho de que ella apartara la mirada, indicaba a Santana más de lo que cualquier palabra pudiera decirle. Una vez más, el estómago de Santana amenazaba con rebelarse. Ella entrelazó sus dedos en la parte superior de la mesa y se inclinó hacia adelante, con los ojos fijos en la cara de su ex amante. "KT?"
"Me han puesto flexores en los cuatro dedos y tres nervios digitales." KT levantó la mano izquierda y la dejó caer de nuevo en su regazo. "Está bastante inútil."
"Oh, cariño," Santana murmuró, pronunciando el viejo cariño, antes de que se diera cuenta de lo que estaba diciendo. "Lo siento."
"Bueno", dijo KT rápidamente. "Mi cirujana, de la mano, me asegura que si soy una buena paciente y el trabajo duro, podría recuperarme." Ella sonrió sin humor. "Por supuesto, eso es lo que siempre dicen los cirujanos de mano. De esta manera, si terminas con un resultado pésimo, siempre pueden echarle la culpa al hecho de que no trabajaste lo suficientemente duro en tu terapia."
"Si trabajar duro es lo que necesitas", dijo Santana en voz baja, "entonces vas a estar bien."
"Por supuesto."
Una vez más, Santana frenó su angustia y profunda simpatía por la mujer a quien había amado profundamente durante tanto tiempo. "¿Qué estás haciendo aquí? ¿Necesitas algo?"
"Un trabajo".
Santana se quedó boquiabierta. "No entiendo".
"No puedo operar, Sanny. Si estoy sentada sin hacer nada, me voy a volver loca. Aún puedo trabajar, y he oído que buscas a alguien. Tu nombre todavía tiene peso en Boston, sobre todo porque todavía trabajas, en la sala de emergencia de Boston, a tiempo parcial de la ciudad".
"Es imposible", dijo Santana con carácter definitivo.
"¿Por qué?" KT planteó la pregunta en voz baja. "¿Por qué, Sanny?"
"Porque ..." Todavía estoy tan enojada contigo, que apenas puedo soportar mirarte. Porque me duele tanto, y he querido hacerte daño por tanto tiempo. Porque no soporto verte así, y no puedo creer que algo de ti, todavía pueda hacerme daño. Santana se limitó a sacudir la cabeza con decisión.
Por segunda vez en el día, KT hizo algo completamente inesperado. Se inclinó hacia adelante, con los ojos llenos de dolor que se aferraron a los de Santana como faro en un mar embravecido.
"Por favor, Santana. Necesito esta oportunidad."
¿Qué me importa lo que necesites? Te necesitaba. Nos necesitábamos. Te tiraste a una mujer que ni siquiera querías. ¿Por lo menos recuerdas su nombre? Maldita seas, KT. Maldita seas. ¿Por qué has venido aquí? ¿Por qué no has pensado que me importaría? Bruscamente, Santana se levantó y se acercó a la ventana, en el lado opuesto de la habitación. No había nada que ver, sólo arena y matorrales. De espaldas a KT, dijo: "No puedo trabajar contigo. Además, no creo que puedas trabajar con una sola mano." Detrás de ella, Santana escuchó un pequeño sonido que podría haber sido un grito o un gemido. Se dio la vuelta, lamentable. "Lo siento."
KT negó con la cabeza. "Sé lo que quieres decir. Puedo trabajar, sin embargo. Puedo ver pacientes. Puedo escribir recetas. Puedo leer radiografías. Puedo hacer casi todo lo que hay que hacer." Se estremeció como si tuviera un escalofrío. "Excepto operar, tendría que tener ayuda si alguien necesitara sutura. Pero con un buen auxiliar médico o una enfermera, lo podría manejar. Estaría bastante lenta, probablemente, pero..."
"Detente," dijo Santana suavemente. La voz de K.T sonaba a ruego, y por alguna razón, que casi le rompió el corazón.
"Lo siento." KT se recompuso e hizo un visible esfuerzo para enderezarse. "Bueno, gracias."
"¿Qué pasa con la terapia de la mano? ¿Cómo podrías trabajar mientras estás en terapia?"
"He hecho algunas averiguaciones. Una de las enfermeras, de emergencias, me habló de una amiga suya que es un terapeuta ocupacional, especializada en rehabilitación de la mano. Al parecer, ella se cansó de vivir en la ciudad y se mudó aquí hace un año. Trabaja, principalmente, en el hospital en Hyannis, pero creo que tiene una pequeña consulta privada aquí en la ciudad. Así que podría encajar mi rehabilitación en cualquier horario que necesites". KT se aferró al respaldo de la silla. "Se necesita a alguien, ¿no? ¿Tienes a más personas entrevistando?"
"Tengo que pensar en ello. Tengo que hablar con Brittany."
KT parpadeó. "¿Cómo está? ... Y Regina?"
"Ellas están bien." La expresión de Santana se suavizó, al recordar que había sido KT la que había estado allí para ella y para Brittany cuando habían tenido problemas con el parto, y que si no hubiera sido por KT, Regina podría haber sufrido mucho. "La niña está hermosa, KT. Gracias."
"Sí, bueno." KT sonrió. "Tú eres su madre. Por supuesto que tiene que ser hermosa."
Santana no dijo nada, se debatía entre tantos recuerdos llenos de felicidad y mucho dolor. "Déjeme tu número. Te llamaré."
"Estoy lista para comenzar hoy."
"Te llamaré."
Asintiendo con la cabeza, KT extrajo su cartera del bolsillo trasero de sus pantalones y se acercó a la mesa de Santana. Ella colocó la cartera sobre la misma, la abrió con una sola mano, y finalmente logró sacar una tarjeta de visita. "¿Tienes un bolígrafo?"
En silencio, Santana le entregó uno, incapaz de mirar a los dedos inmóviles dentro de la férula, en su mano izquierda. KT dio la vuelta a la tarjeta y garabateó un número, luego dejó la pluma y le entregó la tarjeta a Santana.
"El número de mi casa está en la parte delantera. No estoy allí muy a menudo, y por lo general puedo comprobar el contestador de forma remota, pero te he escrito mi número de teléfono en la parte posterior. Siempre me puedes localizar allí."
Santana evitó pensar donde estaría KT pasando las noches, si era rara vez en casa. "Te dirá algo mañana."
"Gracias, Sanny. Adiós".
"Adiós, KT", dijo Santana suavemente mientras observaba a la mujer, a quien había amado, salir por la puerta.
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Finalizado Re: FanFic Brittana. Los cuentos de Provincetown tales 3: Costas lejanas, trueno silencioso. Capitulo 30 y epilogo

Mensaje por Marta_Snix Jue Mar 19, 2015 11:47 am

Capítulo Siete
KT salió por la puerta principal de la clínica, se detuvo en la parte inferior de la escalera, y esperó a que las náuseas de su estómago se disiparan. Ya había previsto la dificultad de pedir trabajo. Lo que no esperaba era lo difícil que le sería volver a ver a Santana. Está había sido la ocasión más larga, en la que habían estado juntas y solas, desde aquella tarde en que había regresado a casa, de su cita interrumpida, en la sala de guardia cuando encontró a Santana esperando en la sala de estar, con los ojos hundidos y tan terriblemente heridos. La intención de disculparse había desaparecido cuando se encontró con el enorme dolor de Santana. Como había sucedido momentos antes, ese día, ella simplemente había esperado, en silencio durante, el juicio de Santana. Había sido rápida e irrevocable.
"¡Fuera, KT. Salga ahora y no vuelvas."
¡Fuera, KT. ¡Fuera ... Fuera ...
Involuntariamente, KT apretó los puños. Un río de dolor surgió en su brazo dañado, casi insoportable. Sus nervios cortados gritaban, y los vasos sanguíneos inflamados pulsaban y palpitaban. Las náuseas volvieron a su ya inestable estómago, y contuvo un gemido mientras luchaba por mantenerse en pie. Inconscientemente, cogió de su bolsillo trasero de una de las pequeñas pastillas blancas y secas tragó. Luego respiró hondo, y se obligó a centrarse en lo que la rodeaba, relegando sus disculpas al pasado y forzando su dolor a niveles más manejables. El aparcamiento estaba lleno de coches de pacientes, y rodeado de pinos, arbustos bajos, y las dunas de arena. Arriba, el cielo era azul claro, con nubes blancas, que parecían una postal perfecta. Mientras miraba, una gaviota extendió sus alas, y su cuerpo blanco se deslizó en el aire. La imagen idílica estaba muy lejos de las bulliciosas calles de Boston y del ambiente de olla a presión del centro de trauma. No recordaba desde cuando su vida había estado en una montaña rusa de altos y bajos. Había luchado por lograr un lugar en el equipo con los mejores, y había superado a la mayoría de ellos, en el juego de alto riesgo de la vida y la muerte, en la sala de emergencias de trauma. En su camino, se había ganado una reputación por ser decisiva en los momentos de crisis, rápida en el quirófano, y más rápida con las mujeres. El ritmo y el reto la habían adaptado a su necesidad para la infusión de adrenalina que venía con vivir al límite. Sólo había una cosa que falta. Un enorme dolor de vacío. Santana. Como si le estuvieran recordando que no había vuelta atrás, un coche patrulla se detuvo en el estacionamiento de grava y arena, y se situó a veinte metros de distancia, y Brittany Pierce salió. La última vez que KT la había visto, había sido en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, mirando con admiración mutua a la hija recién nacida de Santana. KT se preparó mientras sostenía la mirada de la mujer de ojos de acero que se acercaba.
"KT", dijo Brittany mientras se detenía a dos metros de distancia. Llevaba el ala del sombrero bajo, ocultando sus ojos. El resto de su cara era ilegible.
"Brittany".
La mirada de Brittany viajó desde la laceración, en la mejilla de KT por su cuerpo, deteniéndose por un momento en su brazo izquierdo, y luego regresando a sus ojos llenos de sombras. "¿Estás bien?"
"Asumiéndolo". La esquina de la boca de KT apareció en una sonrisa triste. "¿Tú?"
"Las cosas están bien. No te voy a aburrir con las fotos del bebé."
Los ojos oscuros de KT brillaron, a pesar de que la voz de Brittany no tenía ningún indicio de la Santana. "Santana dice que es hermosa."
"Sí". Brittany recordó la llamada anterior y la presencia de KT en la clínica, y estableció la conexión obvia. "Acabas de terminar la entrevista?"
"Hace unos minutos." KT escrutó el rostro de Brittany, en busca de alguna señal de ira o agresión. Nada. Control total. Impresionante. "Hay algún problema con eso?"
"No es mi clínica."
"Y si lo fuera?"
Poco a poco, Brittany negó con la cabeza. "No tengo ningún problema. Tengo que ver a Santana por unos minutos. ¿Puedo acercarte después a algún sitio?"
"No, gracias. Me apetece dar un paseo."
"Me parece bien. Nos vemos por ahí, entonces."
"Tal vez." KT esbozó una sonrisa. "Supongo que será cuando Santana quiera".
Brittany no dijo nada, simplemente asintió cuando se volvió y se dirigió a la clínica. KT se quedó mirando la poderosa planta de Brittany, mientras subía las cuatro escaleras hasta la puerta principal de dos en dos, con movimientos elegantes y rápidos. Era una mujer muy atractiva, totalmente imponente. No era el tipo de mujer en las que ella estuviera interesada en llevar a la cama, pero una digna oponente, y por lo tanto muy interesante. Trató de no imaginarse a Santana en los brazos de Brittany, así que decidió salir a la calle y dirigirse hacia el centro de la ciudad.
Cuarenta minutos más tarde, después de una caminata de dos kilómetros y medio, estaba sedienta y mareada por el calor del mes de septiembre. Se acercaba a la dirección que estaba buscando, en el extremo oeste de la calle comercial, Se trataba de una casa de color blanco, con persianas azules, al final de un angosto camino, detrás de una casa mucho más grande. Al final del camino de entrada al frente de la calle, se fijó en un cartel de madera discreto, pintado a mano, colgado de un poste de hierro forjado curvo, que decía: Marley Rose. KT estaba a medio camino de la pequeña casa de campo, antes de que ella se diera cuenta que había una mujer de rodillas, en una esquina del pequeño porche, colocando unas flores, lirios y una variedad de plantas de colores brillantes. Una caja de madera con herramientas de jardín descansaba a su lado. Ante el sonido de los pasos de KT, la mujer levantó la vista. La impresión inmediata de KT fue fijarse en los oscuros ojos, el pelo brillante de color de la tierra. Una camiseta sin mangas y pantalones blancos cortos blancos dejaban desnudos sus esbeltos brazos bien tonificados y sus piernas bien torneadas. KT se detuvo en la acera y asintió con la cabeza en señal de saludo. La sonrisa de respuesta fue cálida y abierta.
"La Sra. Rose?"
Marley se protegió los ojos del sol ardiente con la mano, y miró a la desconocida alta y rubia. Era difícil distinguir sus rasgos por la sombra que creaba el sol debajo de su cara, pero vio su pelo grueso y dorado aunque estaba pálida, con una palidez antinatural que le marcaba la cicatriz rosada, en su mejilla derecha, la cual destacan de forma dramática. Al cabo de sólo un segundo más, Marley vió la férula Orthoplast con los bloques de metacarpianos y poleas tendón flexor de la mano izquierda. Marley se levantó. "Dra. Wilden?"
"Sí. Tenemos una cita."
"Efectivamente, la estaba esperando", Marley confirmó alegremente, mientras ella miraba su reloj. "Ha llegado un poco temprano. ¿Por qué no entra y toma una copa mientras me limpió?. Estaré con usted en unos minutos."
"Por favor, no tengas prisa", dijo KT en voz baja. "Voy a estar feliz de esperarte aquí afuera."
Marley se preguntó si la otra mujer se daba cuenta de que se estaba balanceando. Tal vez fue el tono de cansancio en su voz o su fachada audaz, la que hizo que el dolor físico de la mujer, le hiciera suavizar el tono de voz de Marley. "Aquí fuera hace mucho calor, y cada vez calienta más. Te puedo ofrecer un poco de sombra y un refresco frío. Esto hará que sea más fácil para nosotras para hablar si no estás sufriendo un golpe de calor."
KT vaciló incómoda en el espacio personal de la mujer, sobre todo desde que la había presionado para una cita urgente y luego había llegado antes de temprano. Sin embargo, ella estaba sintiendo los efectos del calor y experimentó un repentino deseo de sentarse. Probablemente no le voy a causar muy buena impresión si me caigo en su patio. "Gracias. Algo para beber sería muy agradable."
Marley le dirigió otra sonrisa deslumbrante y se dirigió hacia el pequeño porche y a la puerta principal. "Bueno. Sólo sígueme."
La puerta del despacho de Santana estaba entreabierta, y Brittany entró. Santana estaba mirando por la ventana, en el lado opuesto de la habitación. "San?" le dijo en voz baja.
Sorprendida, Santana dio un salto y se volvió rápidamente, con expresión de sorpresa al instante convirtiéndola en una de placer, "Oh! Hola, cariño. No te esperaba."
Brittany sonrió y se dirigió hacia ella, observando las mismas sombras arremolinadas debajo de sus ojos, las mismas que había visto en la mirada de KT. "Decidí ir a trabajar temprano, y quería verte. Acabo de dejar a Reggie con Kate y Jean."
"Bueno. Tengo que quedarme aquí por un tiempo y revisar unos papeles." Mientras hablaba, Santana se acercó a Brittany y envolvió sus brazos alrededor de su, apoyando la cabeza en su hombro. "Estoy tan contenta de verte,"
"Mmm. Yo también." Brittany le besó el cabello fino y suave, y le frotó con la palma de la mano la espalda de su amante. Santana se estremeció y la atrajo hacia sí. "Vi a KT en el aparcamiento."
"Sí," le respondió en voz baja, sin alejarse del consuelo del abrazo de Brittany. "Ella era la que preguntaba sobre el trabajo."
"Me lo imaginaba." movió la mano a la nuca de Santana y comenzó a masajearla suavemente. "Se le veía bastante golpeada."
Se estremeció ante el recuerdo, y su voz estaba cargada de emoción mientras contestaba. "Alguien ... le hizo daño." Cerró los ojos con fuerza y volvió la cara hacia el cuello de Brittany. "Dios, Brittany. Una lesión así ... para ella? No me puedo imaginar lo que está pasando"
Pero si puedes. Y eso es parte de lo que está causando el dolor en tus ojos, Brittany pensó mientras continuaba sus suaves caricias. "Ella me parece una persona muy dura. Seguro estará bien."
"La viste en el aparcamiento." Santana inclinó la cabeza hacia atrás y estudió el rostro de Brittany. Sus ojos azules estaban serenos y firmes. Santana le acarició la mejilla con ternura. "Eres muy especial, Sheriff."
"No." Tomó la mano de Santana entre las suyas y la besó en la palma de la mano. "Tú y Regina sois todo lo que me importa, Santana. Todo."
"Tan simple como eso?" La voz de Santana tenía una nota de asombro.
"Sí", afirmó Brittany, besándola ligeramente en la boca. "Exactamente tan simple como eso."
"Oh, estoy tan contenta."
Brittany la miró a los ojos. "¿Qué le dijiste a KT sobre el trabajo?"
"Le dije que ya le llamaría." Santana se apartó y se pasó las manos por el pelo, empujando los hilos errantes lejos de su cara. "Quería hablar antes contigo."
"¿Por qué?"
Santana inclinó sus caderas contra el borde delantero de la mesa y cerró los dedos alrededor de la madera oscura a cada lado de su cuerpo. Mantuvo los ojos en el rostro de Brittany, observando su reacción. "Quería saber si te molestaría que estuviera alrededor."
"Depende", dijo Brittany en voz baja.
"Por qué?" Santana se armó de valor para la respuesta.
"Por si te va a hacer daño cada vez que la veas."
Los labios de Santana se abrieron por la sorpresa y ella respiró lentamente. "¿a mí? No estoy enfad..."
"Sí, lo estás." Brittany se quedó inmóvil, sosteniendo la mirada de Santana. "Esta vez, al igual que todas las otras veces."
"Ella dejó de importarme el día que me la encontré en la cama con otra persona." Su furia cabalgaba por debajo de sus palabras.
Brittany se metió las manos en los bolsillos, apreciando que la ira era una emoción mucho más aceptable que la decepción y la traición. "¿Puede hacer el trabajo?"
Santana resopló. "Es una de las mejores doctoras que he visto nunca."
"Si no lo estuvieras pensando, ya le habrías dicho que no" Brittany señaló razonable.
"No es como si tuviera un montón de opciones. Tengo que volver a trabajar. Quiero volver a trabajar. Pero no quiero pasar más tiempo lejos de ti y del bebé, de lo que sea absolutamente necesario." Santana dejó escapar un suspiro de exasperación. "Tienes razón. Me hace falta la ayuda. Dan se va mañana, y estamos más ocupados de lo que hemos estado nunca." Ella sonrió, con los ojos brillantes. "Y por si lo has olvidado, Sheriff, tú y yo vamos a casarnos en unos pocos meses."
Brittany sonrió. "Oh, no lo he olvidado."
"Jean y Kate han sido maravillosas sobre el manejo de una gran cantidad de los arreglos, pero todavía hay cosas que voy a tener que hacer yo misma. Además, mis padres vendrán aquí" Santana negó con la cabeza. "Dios mío, no puedo pensar en todo eso ahora mismo."
"Sabes que haré lo tú necesites que haga."
"Lo sé. Pero el hecho es, saber qué vamos a hacer ahora."
"Y KT está disponible."
"Sí". Santana suspiró. "Ella está lista para empezar mañana."
"Si no funciona, no hay razón por la que no puedas decírselo."
"Lo sé."
"Pero si ella te hace daño", dijo Brittany en voz baja, "aunque sólo sea por estar aquí, se larga."
"Estás segura de eso?"
"Yo quiero que tengas ayuda. Ella está aquí y es competente", se encogió de hombros. "Parece que ya sabemos lo que hay que hacer." No añadió, que finalmente Santana podría tener la oportunidad de dejar realmente esa parte de su pasado detrás de ella.
Santana se apartó de la mesa y volvió hacia su amante. Puso las palmas de las manos contra su pecho, y se apoyó en ella, con sus muslos presionando a Brittany mientras la besaba. Con sus labios aún cerca de su boca, murmuró: "Y si nada de esto te hace daño, de cualquier manera, voy a repudiarla."
Brittany deslizó sus brazos alrededor de la cintura de Santana y le besó la frente, luego sus párpados, y finalmente sus labios. "Mientras te tenga, nada puede hacerme daño."
Marley levantó la vista de la copia del informe de la operación que KT le había proporcionado, con la mirada sin pestañear. Mientras que había leído, su rostro no había revelado nada de compasión o simpatía, que había sentido al presenciar el registro impersonal de la destrucción de una mujer. El daño ya estaba hecho, era su trabajo deshacerlo. "Usted no ha iniciado ninguna terapia física todavía?"
"No," respondió KT. Ella estaba sentada en la mesa de la cocina, en frente de la puerta de atrás abierta, bebiendo té helado.
"¿Cuánto dolor tiene?"
KT se encogió de hombros. "Es tolerable."
"Es importante que yo lo sepa", Marley continuó razonable ", lo contrario, será difícil para mí hacer un plan de tratamiento apropiado."
"Siete sobre diez," le informó KT a regañadientes.
Marley asintió con la cabeza, aunque estaba dispuesta a apostar que la cirujana estaba subestimando su nivel de incomodidad. Nunca había conocido a una cirujana sin una buena dosis de machismo. A veces, en situaciones como ésta, resultaba ser poco saludable. Lo peor que podría suceder, en las consecuencias de este tipo de lesión, sería arrebatar una de las reparaciones de tendones o abusar de uno de los nervios reconectados, y que podría ocurrir si el paciente o el terapeuta empujaban demasiado duro o demasiado rápido. Tal evento en este punto, era casi seguro que garantizaba la pérdida permanente de la función, y para un cirujano, la pérdida de la función le impediría reanudar su carrera.
"Anticipo que usted está buscando una terapia intensiva de tres a seis meses."
"Entendido". KT planea hacer su estancia, en la terapia, lo más corta posible. Ella iba a trabajar el programa diseñado por la terapeuta, y pensaba trabajar duro. Ella no tenía la intención de permanecer desactivado por mucho tiempo.
"Vamos a tener que cumplir el plan, al día, durante las primeras seis semanas", agregó Marley.
Una vez más, KT asintió. "Lo que tú digas."
"Lo haremos aquí, pero el horario puede ser un poco irregular, en función de mis responsabilidades en Hyannis. Yo no trabajo un turno normal allí, aunque voy allí casi todos los días."
"Siempre que me avise con antelación, me acoplaré yo a su horario." KT esperaba que ella no estuviera siendo demasiado optimista hacer estos arreglos. Después de todo, Santana no había dicho que la iba a contratarla. Sin embargo, ella había visto la mirada en los ojos de Santana. No era la simpatía lo que le importaba, o incluso la ira que había visto, cada vez que había mirado a los ojos de su ex amante. Había visto ese breve momento de ternura, ese instante precioso, cuando el pasado se había desvanecido, y había sido nada más que dos mujeres que cuidaban la una de la otra. La conexión, no importa lo fugaz que hubiera sido, la había sentido tan fuerte que habían borrado de los largos años de soledad y confusión. Al menos para ella.
Marley inclinó la cabeza y sonrió. "¿Es siempre tan servicial, Dra. Wilden?"
KT sonrió, pero sus ojos se mantuvieron estables y sin humor. "No."
"¿Puedes empezar mañana?"
"¿Qué tal hoy?"
Marley se rió. "Digamos que a las 09 a.m. Déjame tu número por si tengo alguna urgencia."
KT le proporcionó su número de móvil y luego se levantó. "Gracias."
"¿Dónde vives?" Marley preguntó mientras caminaba hacia la puerta acompañando a KT.
"Tengo una habitación en un hotel, hasta que pueda encontrar un apartamento para alquilar."
Marley estaba a punto de ofrecer algunas sugerencias sobre la búsqueda de un lugar, pero luego se lo pensó mejor. Por lo general, era mejor mantener las cosas a un nivel puramente profesional, especialmente cuando una mujer era tan peligrosamente atractiva como ésta.
"Buena suerte. Nos vemos mañana, entonces, Dra. Wilden."
"Por favor, llámame kt."
"Y yo soy Marley."
"Gracias." KT miró a los ojos de color marrón oscuro y sonrió. "Marley".
Marley, rotundamente, ignorado el leve aleteo de su corazón mientras miraba a su nueva paciente, se quedó de pie en la pasarela de piedra mirándola desaparecen por la calle. Ella no estaba particularmente preocupada por su reacción. Ella tenía corazón, y eso es todo lo que se necesitaba para encontrar a KT Wilden atractiva. Pero ella había tenido un buen número de años de práctica, está bien sin involucrarse, y no tenía intención de cambiar eso ahora.
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