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Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
3:) escribió:Mmmmm britt no va a dejar que san se le escape....
Fin es un fastidioso... Ya me cansa...
Pd, A mi no me molesta que pongasdos o mas cap
Hola, por supuesto Britt no va a dejar ir a San de ninguna manera, creo.....
Finn recibira su medicina.
Pd. bueno estare subiendo la misma cantidad de cap. que siempre es por lo que estoy actualizando 3 fic al mismo tiempo los cuales les pido los lean por que son historias que valen la pena leer. y por que me estan ayudando en mi crisis de insomnio.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
JVM escribió:Britt regreso por San y esta vez no la dejara ir.... E igual Finn es un odioso, no le afecta en nada que San este ahí ....
Y por mi mucho mejor que sean mas capítulos jajaja
Hola, sip Britt no permitira que su morena se aleje mucho.
Finn ya veras como cae y pues espero que lean los 3 cap. diarios de mis 3 adaptaciones. Saludos.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
micky morales escribió:saturarnos, nooooooo que es eso?????? por mi mientras mas mejor!!!! fin me fastidia, ahi todo mundo se mete en la vida de todos??????
Pues que bien entre mas cap. subo mejor me siento, no me siento bien subiendo solamente un cap. ademas eso me ayuda en mi crisis de insomnio por eso estoy llevando 3 adaptaciones a la vez.
Ya veras como se le voltea la tortilla a Finn
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPTILO 8
BRITTANY
Desde el momento en que Santana me dijo que salía con ese imbécil, supe que iba a traerla aquí. No era mía, pero maldición, la idea de que un hombre la tocara me volvía loca. Así que conseguí que eso ocurriera. Yo gané. Ella estaba aquí. Pero, joder, ¿Qué diablos iba a hacer con ella ahora? Hace seis meses, lo único en lo que podía pensar era en follarla. Eso no cambió mucho, excepto que ahora me gustaba. Me preocupaba por ella. Mataría a cualquiera que la lastimara. Pero aun quería follarla. Verla estremecerse cuando me acercaba a ella me hacía contenerme. No era una buena chica. —¿Tienes a la princesa ya en su torre? —preguntó Finn. Le lancé una mirada feroz mientras él se hallaba de pie en el bar sirviéndose un vaso de whisky. —No la llames así —gruñí.
Finn sonrió mientras tomaba un trago de líquido ámbar. —Tienes razón. Aun no la has follado. No es una princesa. —Mi ceño se profundizó, y Finn rio entre dientes—. Solo estoy jugando contigo. Es jodidamente divertido burlarme de tu culo posesivo. —Su nombre es Santana. Va a ser tratada como parte de la familia. Quiero que la respeten —le recordé. Asintió y levantó sus manos, fingiendo rendirse. —Entiendo. No hay problema. Solo quiero saber exactamente qué vas a hacer con ella. La mamá de Rush vendrá a traérmelo. Dice que necesita largarse a hacer unas compras. Viv solía ayudarme con él. ¿Santana va a hacer lo mismo? Rush era el hijo de dos años de Finn. Era un chico lindo, pero aún era un bebé. Viv ayudó con todo el cuidado de ese bebé. No había pensado en Santana teniendo que hacer eso. No estaba segura de querer eso para ella. La madre de Rush, Georgianna, era una jodida loca. No quería a Santana cerca de su hijo. Especialmente, considerando que me follé a esa perra un par de meses atrás cuando fue a una de nuestras fiestas después de un concierto. Demasiado vodka para una noche. Luego follamos un par de veces más. Ella seguía regresando a mí, y era realmente buena con su boca. Pero era una perra loca, y ya terminé con esa mierda.
—Por mucho que me agrade tu hijo, no me agrada su mamá. Santana no va a estar cerca de nada relacionado con Georgianna. Finn tomó un largo trago de su whisky. Cuando dejo al lado el vaso vacío, suspiró. —Lo imaginé. Tengo que advertirte, Georgianna también viene a verte. No puedo creer que la follaras. ¿Qué diablos pensabas? —No pensaba. Era un desastre y ella succiona como una jodida aspiradora. —Lo imaginé. Pero ahora ella quiere verte. No es fácil deshacerte de esa perra. Su prometido la dejó por su prima. Él me llamó cabreado diciendo que yo la había embarazado, pero le dije que no fui yo. Ustedes han estado follando. No yo. Ahora ella dice que él se casó con su prima. No puedo culparlo. La prima de Georgie es linda y jodidamente dulce. Pero ahora busca un culpable, y tú estás justo en su camino.
Íbamos a tener que contratar una niñera. No iba permitir que Santana estuviera cerca de ella ahora. De ninguna jodida manera. —No quiero a esa loca en la casa.
Finn frunció el ceño. —Es la mamá de Rush. Tengo que dejar que lo traiga.
—Entonces, Santana y yo nos vamos. ¿Cuándo llegaran? Finn sacudió la cabeza. —¿Te irás sin ayudarme? ¿En serio? ¿Por qué finges que Santana está aquí para trabajar con nosotros? La quieres aquí para que sea tuya. Eso es todo. Admite esa mierda, y contrata una verdadera ama de llaves. Si tan solo fuera tan fácil. —¿Cuándo llegarán? —repetí, ignorándolo. —Dijo que me llamaría cuando el avión aterrizara. —Contrata una niñera. Voy a ver si Santana está lista para la cena. —Me giré y me dirigí hacia las escaleras. —¿Por qué no puede Santana contratarme una niñera? Ese es su trabajo —gritó Finn detrás de mí. —¡Vete al diablo! —grité en respuesta, y subí los escalones de dos en dos. Ya me sentía ansiosa. Quería rescatar a Santana antes de que Georgianna atravesara esa puerta. Que mis elecciones de mi vida estuvieran frente a ella me ponía nerviosa. No había considerado como nuestros mundos colisionando podrían afectar las cosas. Santana era la buena parte de mi vida. La parte pura y limpia. No permitiría que mi mierda la tocara. Pero Georgiannna queriendo verme mientras Santana se encontrara aquí iba a obligar a que mis dos mundos se unieran. Toqué su puerta, luego la abrí sin esperar a que respondiera. Ese fue un error. El mejor jodido error que he cometido en mi vida. Santana se encontraba frente al espejo en nada más que un par de bragas de satén rosa y un sujetador a juego. Estaba celosa de esas malditas bragas que podían tocar su redondo trasero. Su cintura era pequeña, pero maldición, tenía unas dulces caderas. Me hallaba tan concentrada en la vista, que no fue hasta que escuche el pánico en su voz que levanté la mirada para encontrarme con la suya.
Se giró para encararme. Sus brazos envueltos alrededor de su cintura, solo hacían que su escote destacara más. Esos grandes ojos finalmente me despertaron de mi trance.
—Brittany, date la vuelta. Por favor —me rogó. Su voz era temblorosa e insegura.
No quería girarme. Maldición, mi imaginación no le hizo justicia a esas tetas.
—Brittany —suplicó. Levanté la mirada hacia ella. —No estoy segura de poder.
Su labio inferior tembló ligeramente. Fue hermoso. Todo en ella era hermoso. No dijo nada mientras sus ojos bajaban lentamente por mi cuerpo. Mi ángel era curiosa.
Di unos pasos hacia ella, y no se movió. Inhaló profundamente, pero no alejó su cuerpo de mí. Lentamente, como si fuera una leona acechando a su presa, me acerqué. Si ella hacía un pequeño movimiento, me detendría. Me juré a mí misma mantenerla a salvo, pura y dulce, al igual que cuando la conocí hace seis meses atrás. El problema era que no solo mi polla la deseaba. También mi corazón. Se la había arreglado para clamar algo de él, y yo pensaba que eso era imposible. Para nadie. Me detuve frente a ella y esperé, dándole un momento para tomar una decisión. Sus pequeñas y rápidas respiraciones hacían que sus tetas se balancearan de una manera que yo sabía que ella no tenía la idea de lo que provocaba. Lo cual la hacía incluso más deseable.
Estiré la mano y pasé la punta de mi dedo a través de su clavícula tan suavemente que apenas toqué su piel. Su cuerpo tembló bajo mi tacto. Mierda. La quería. Todo de ella. —Dime que me detenga. —Era la única suplicante ahora. Si seguía tocándola, iba a perder el control. No respondió. Dejé que la punta de mi dedo se adentrara en el valle de sus pechos. Su rápida respiración fue seguida por un escalofrío. Dios, como jodidamente amaba cuando se estremecía. —Dime que me detenga, Santana —repetí. Sus palabras serían la única cosa que me detendrían. —Yo…‖no‖puedo‖—susurró.
—¿Por qué? —Sabía la respuesta, y sabía que si ella me decía el por qué, perdería el control. Pero quería escucharla decir que me deseaba. —Yo…‖—Se detuvo, y corrí mi dedo sobre el encaje de su sostén—, quiero esto. Jódeme. Lo dijo. Estaba acabada. Fue todo para mí. Esto lo cambiaba todo. Mis manos sujetaron su cintura mientras tiraba de ella contra mi cuerpo para que pudiera reclamarle la boca. Esos labios con los que había estado soñando y ese dulce sabor a miel que atormentaba mis sueños. Sus brazos se elevaron y rodearon mi cuello mientras se aferraba a mí. Nada podría ser más importante. Con un beso, mi vida había sido alterada. Esto tomaría un camino diferente ahora. Uno en el que una mujer sería dueña de mi corazón.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 9
SANTANA
Todas las partes que Brittany me tocó, cosquilleaban con anticipación. Debajo de todo el deseo, mi sentido común me gritaba que me detuviera. Acostarme con Brittany lo arruinaría todo. Nuestra amistad terminaría, y sería enviada de regreso a Carolina del Sur. Al igual que Vivian. Esa comprensión era lo que necesitaba para dejar de aferrarme al cabello de Brittany por su preciada vida, poner las manos sobre sus hombros y empujarla hacia atrás. No me hallaba dispuesta a perderla. La deseaba, pero no lo suficiente como para perderla para siempre.
—No —jadeé mientras mi cuerpo me gritaba en señal de frustración. No pude mirar a los ojos de Brittany. ¿Fui demasiado lejos ya? ¿Me enviaría a casa ahora porque las cosas se volvieron incomodas? —Joder —gruñó, y las manos se le cerraron en puños a los costados. Sin ella hacía frío. Hizo que todo mi cuerpo vibrara con calor y electricidad. Ahora me dejaba dolorida. —Lo lamento. No, no debería haberlo hecho, lo arruinará todo. Debería haber dicho que te detuvieras —Sonaba ridícula, pero tenía dificultades para recuperar el aliento. —No lo hagas. —Su voz sonaba ronca y dura. Le observé las manos, porque no me encontraba lista para mirarla a la cara. Era más seguro mirarle las manos. Las abría y cerraba con fuerza varias veces. Justo cuando fui casi lo suficientemente valiente como para mirarla a los ojos, se dio la vuelta y se fue. El duro golpe en la puerta vibró por toda la habitación. No me moví para vestirme. Por primera vez en mi vida, mi corazón se rompía. Lo arruiné todo. Llegué a la cama antes de que me derrumbara y me acurrucara en una bola. ¿Qué hice? Las lágrimas me mojaban el rostro y empapaban la almohada debajo de mi cabeza. Se enojó conmigo. Me lo merecía, pero aún así, dolía. No tanto como el miedo de que me echara y nunca oír su voz de nuevo, haciéndome bromas. Preguntándome sobre mi día. Cuando abrí los ojos, las lágrimas en mi cara se secaron, y el sol se puso. Me quedé dormida. Sentándome, me giré para ver el reloj junto a la cama. Dormí durante dos horas. Brittany no regresó a ver cómo estaba. Aún no desempaqué, y mis cajas no se hallaban en esta habitación. ¿Me iría mañana? Respiré profundamente varias veces y me recordé que Brittany nunca fue mía. Este mundo nunca fue mío. Me gustaría estar bien. La extrañaría muchísimo, pero me recuperaría. Simplemente tenía que dejar de revolcarme en mi dolor y lidiar con esto. Agarré de mi bolso un par de pantalones cortos y una blusa sin mangas, y me vestí rápidamente. Mi cara era un desastre, así que la lavé y la dejé sin maquillaje. Una vez que limpié todo rastro de mi ataque de llanto, me recogí el pelo en una coleta y me dirigí a la puerta. Tenía que encontrar a Brittany y hablar con ella. Me encontraba perdida, pero luego recordé que me dijo que había que girar un montón hacia la derecha, entonces eso hice. Efectivamente, me hallaba de vuelta en las escaleras que subimos antes. Era tan elegante como esta casa. Era cómoda para que dos personas vivieran en una casa de este tamaño. Dos familias podrían vivir aquí y no se verían si decidían no hacerlo. Voces llegaban por el pasillo mientras subía el último escalón. Una voz femenina aguda me sorprendió. Me dirigí hacia las voces, pero me detuve cuando Brittany gritó—: ¡A la mierda con eso! Eres una perra mentirosa. Deja al niño y vete. ¿Niño? Oí el sonido de pequeños pies golpeando el suelo de madera justo antes de que algo se estrellara contra mis piernas con un ruido sordo. Con un chillido de sorpresa, extendí las manos y me sostuve en la pared. Entonces bajé la mirada para ver los más increíbles ojos de color gris mirándome. El cabello oscuro del niño era lo suficiente largo para ser de una niña, pero no había duda de que era un niño. Él frunció el ceño mientras su carita me estudiaba. —¡No me digas que me vaya! ¡Vine aquí para hablar contigo, y vas a hablar conmigo, estúpida hija de puta! —gritó la mujer. El ceño fruncido del niño se profundizó mientras miraba hacia atrás por el pasillo en dirección a los gritos. ¿Este era hijo de Brittany? ¿Tenía un niño? Una pequeña mano se envolvió alrededor de mi pantorrilla, se aferraba con fuerza. Vi cómo el niño deslizaba un pulgar en su boca y se acercaba a mí. Se sentía asustado. Gritaban justo en frente de él. ¿Qué clase de padres hacían eso? Padres estrellas del rock, aparentemente. De repente, todo mi dolor y miedo se calmaron mientras aumentaba mi furia por los padres de este niño. Era solo un bebé. No podía tener más de dos años. Me agaché, y el niño empezó a moverse, pero cambió de opinión y se mantuvo firme. Su intento de ser valiente era adorable y desgarrador a la vez. —Hola, soy Santana. ¿Cuál es tu nombre? —le pregunté, insegura de si ya hablaba. —Wush —susurró. Rush. Rush Hudson. Este era el hijo de Finn. Escuché hablar de él en las noticias cuando nació. Había fotos de Finn con su pequeño hijo por todo internet. Pero, recientemente, no lo había visto. ¿Entonces por qué Brittany le gritaba a la madre de Rush? —Es un placer conocerte, Rush —dije, justo cuando su madre llamó a Brittany por nombres que ningún niño jamás debería escuchar. ¿Siquiera se daban cuenta de que Rush ya no se encontraba en la habitación?
—¿Adónde vas? Quizás pueda ir también —sugerí. No iba a dejar a este bebé fuera de mi vista. —¿Casa de papá? —Sonaba como una pregunta. Buscaba a Finn. —Estoy segura de que está. Podemos ir a buscarlo juntos —dije, luego extendí los brazos para ver si iba a confiar en mí lo suficiente como para agarrarlo. Vino voluntariamente a mis brazos, y me puse de pie mientras envolvía un pequeño brazo alrededor de mi cuello. —Bitación de papá —dijo, con mucha fe de que Finn estaría en su dormitorio. No sabía con seguridad donde quedaba la habitación de Finn, ni siquiera si era buena idea ir allí sin avisar. —¡Rush! ¿A dónde fue? Lo llevare de vuelta, hija de puta bastarda, y puedes explicarle a Finn por qué no verá a su hijo este fin de semana —gritó la mujer. El agarre de Rush en mí se tensó y sus ojos me miraron suplicante. —Bitación de papá —repitió. —¡Rush! —La mujer chilló de nuevo, y luego Brittany llamó el nombre de Rush. Iba a tener que llevarlo allí junto a ellas, a pesar de que quería envolverlo con mis brazos y huir. Estas personas no tenían derecho a criar a un niño. No si iban a actuar de esta manera a su alrededor. Ahora me abrazaba muy fuerte, y más que nada, quería llevarlo junto a su papá. Eso era, obviamente, lo que él quería. —¡Rush! —La voz de la mujer sonaba cada vez más cerca. Los tacones de sus zapatos hacían clic sobre el suelo. Venía, y no había manera de que pudiera salvar a este bebé de su mamá. Cuando los fríos ojos verdes chocaron con los míos, se congeló, y luego sus labios se fruncieron con disgusto. —¡Baja a mi hijo, zorra! Las putas que desfilan dentro y fuera de esta casa no tocan a mi hijo. ¡Jamás! —La mujer atractiva y obviamente embarazada se dirigió hacia mí, y la carita de Rush se veía tan triste. —Bitación de papá —repitió, a ella esta vez. —Lo llevaba junto a Finn. Se encontraba aquí solo, y preguntó por Finn —traté de explicar. —Por supuesto que sí —me dijo entre dientes—. Perra estúpida. —Discúlpate con Santana jodidamente ahora, o nunca pondrás de nuevo un pie dentro de esta casa. Me importa una mierda quien eres, Georgianna. La próxima vez, Finn puede ir por el niño. —La voz de Brittany sonaba fría y mortal. La mujer se dio la vuelta y miró a Brittany. —No le pediré disculpas a una de las muchas prostitutas que mantienen tu polla húmeda. Brittany dio un paso hacia ella, y la expresión en sus ojos era aterradora. Sentí miedo por ella. Seguramente no iba a lastimar a una mujer embarazada. ¿Por qué se burlaba de ella de esta manera?
—Vete. ¡Ahora! —gritó. Los brazos de Rush se apretaron alrededor de mi cuello, y enterró la cara en mi pecho. Su pequeño cuerpo temblaba, y esta vez, fui yo quien se molestó. Brittany lo asustaba. —Deténganse. Ambas. Está asustado, y ambas lo empeoran. Es un bebé, por el amor de Dios. ¿No pueden ver que esto le molesta? Caramba, me molesta a mí, y ni siquiera sé por qué se están gritando la una a la otra. ¿Dónde está Finn? Él quiere a su papá. Brittany alejó sus ojos llenos de odio de Georgianna, y se suavizaron tan pronto como se encontraron con los míos. Tomó lentamente a Rush que se acurrucaba contra mí y dejó escapar un suspiro. —Joder —murmuró, como si acabara de darse cuenta de lo que hacían—. Te llevaré con él. Fue a tomar una ducha, y esta put…‖ —Se detuvo cuando le lancé una mirada de advertencia. Se aclaró la garganta—. Ellos aparecieron —dijo. —¿Siempre se gritan la una a la otra y maldicen delante de él así? —pregunté, pidiendo a Dios que dijeran que no. —No necesito que alguna puta de mierda me diga cómo criar a mi hijo. Lo entregas en este momento, o te lo quito. Brittany se acercó a ella, su rabia volvió. —¡Brittany, no lo hagas! Rush —le recordé al niño en mis brazos. Brittany se detuvo y murmuró una maldición. —Vamos a dejar algo muy claro, Georgianna. Santana no es una perra o una puta. Está aquí, porque está trabajando para nosotros. Es mi... amiga —dijo Brittany, volviendo a mirarme. Nada en esa mirada, decía que éramos amigas. Decía que tuvimos nuestras manos una encima de la otra y quería hacerlo de nuevo—. Y cuando estés en mi casa, la respetarás. Ella es mía. ¿Qué? Georgianna farfulló y levantó las manos. —Así que, ¿es por eso que te niegas a aceptar el hecho de que estoy embarazada de tu puto niño? ¿Por ella? Mi estómago se hundió, y miré fijamente mientras la mujer seguía hablando—: Este bebé es tuyo, Brittany. Follamos como conejos, y lo sabes. Fuimos tan salvajes la una con la otra que se te olvidó el maldito condón una noche. Estoy embarazada. Necesitas enfrentarlo y lidiar con ello. ¿O planeas ignorar a este niño como haces con el otro? —Volvió su mirada enojada hacia mí—. Sé cuidadosa. Serás la siguiente. A este fenomeno le gusta desparramar por ahí su semilla. ¿Brittany tenía un niño? ¿Qué? Oh Dios mío. Realmente no sabía nada de esta mujer. —Te follas a un hombre diferente cada noche —respondió, mientras continuaba fulminándola con la mirada—. Ese niño no es mío. Nunca habría tocado tu usado coño sin protección. —Finn se hizo una prueba de paternidad para probar que Rush era suyo. Con mucho gusto dejaré que hagas lo mismo. Brittany golpeó su mano contra la pared y gritó—: ¡Vete de mi casa! Rush temblaba de nuevo en mis brazos.
—Brittany, para —supliqué. —¡Dame a mi hijo! —exigió Georgianna, extendiendo las manos para alejarlo de mí. —Está asustado, y quiere a su papá. ¿No puede simplemente quedarse a ver a Finn? —supliqué. Este bebé necesitaba a alguien que luchara por él. —Estúpida‖per… —Contente de una puta vez, ahora, Georgianna. No te atrevas a terminar. —La voz de Finn llegó desde detrás de mí, y quería llorar de alivio. —¡Papi! —dijo Rush, sus brazos aflojando su agarre sobre mí mientras se extendían hacia Finn como si fuera su salvador. Empezaba a pensar que lo era.
Finn tomó a su hijo, mirándolo como si fuera la cosa más preciosa del mundo. —Hola, amigo. Me preguntaba cuándo ibas a llegar. Te extrañé. Finn habló suavemente, y Rush hundió la cabeza en el cuello de su padre, ahora aferrándose a Finn con toda la fuerza que podía reunir. —Creo que es el momento de que te vayas. Te oigo hablar de nuevo así en torno a mi hijo, y no lo volverás a ver —advirtió Finn en voz baja mientras miraba a Georgianna. Luego se dio la vuelta y se alejó con Rush en sus brazos. —Ahora puedes irte —dijo Brittany, entonces hizo un movimiento hacia mí. Yo, sin embargo, no me sentía lista para estar cerca de ella o hablar con ella. No después de todo lo que acababa de escuchar y ver. Dios, ¿cómo no sabía que su mundo se encontraba tan jodido? Era una estrella de rock. Por supuesto que tenía un jodido pasado y presente. Me di la vuelta y me apresuré de vuelta a las escaleras, a la habitación que me dieron. ¿Me iba o me quedaba y lidiaba con el mundo loco en el que entré?
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 10
BRITTANY
La botella de vodka en mi mano estaba casi vacía. Miraba hacia las llamas en la chimenea mientras sostenía el frio vidrio en mis manos. Cuando Georgianna se marchó finalmente, no fui capaz de encarar a Santana. No después de la forma en que me había mirado. No sabía que tenía un hijo. Uno al que nunca veía. Lo había intentado una vez, pero era demasiado problema. Su madre no quería que él fuese tocado por mi mundo. Luego Geoggianna afirmaba estar embarazada de mi hijo. Mierda. ¡Maldición! Había usado un condón cada jodida vez. Sé que lo hice. Estaba mintiéndome. La mujer era una perra vengativa, y juro por Dios, que casi la había golpeado. Si no hubiese sido porque Santana estaba ahí de pie, mirándome como si estuviera buscando por cualquier señal para probar que era buena, lo habría hecho. Pero no quería defraudarla. Aunque lo había hecho. Mucho. Finn iba a estar enojado también. Rush había escuchado toda esa mierda, y a Finn no iba a gustarle. No podía culparlo. Él amaba al chico, y aunque su mamá fuera una perra, era un chico lindo. No debí haber dejado que ella me molestara de esa manera en frente de él.—Creo que debería irme —dijo la gentil voz de Santana. Es extraño como palabras dichas por una boca tan dulce podían retorcer tu interior de una forma tan dolorosa. Mi Santana quería dejarme. Giré mi cabeza para verla de pie en la puerta. Estaba hermosa. Siempre tan hermosa. Su largo cabello oscuro enmarcaba su cara, y la hinchazón de sus ojos miel indicaba que había estado llorando. Por mi culpa. Me odiaba. Era una mierda. —No me dejes —dije, levantándome y luchando contra el balanceo que mi cuerpo quería tomar mientras la habitación se movía. Había bebido demasiado. Jodidamente demasiado. —No puedo quedarme aquí. No estoy de acuerdo con la forma en la que vives. Puede que suene caprichosa o como si estuviera juzgándote, pero este no es un mundo en el que pueda vivir. El obvio dolor en su voz no me pasó desapercibido. No quería dejarme. Estaba demasiado asustada para quedarse. Había descubierto demasiado sobre mí. Con mucha rapidez. —Estoy jodida, Santana. Siempre lo he estado. Mis padres no me querían. Me odiaban. Un día regresé de la escuela, y mi madre había empacado mis cosas y las había dejado en el frente. Tenía trece. Dijo que estaba cansada de ser mi mamá. Dijo que la perra que me dio la vida huyó con mi padre cuando era un bebe, y yo era igual a ella. Me enteré ese día que mi papá no me quería tampoco. No tenía a nadie. La mamá de Finn me acogió. Me dejó dormir en su sala. Eventualmente consiguieron mi custodia. Me mató cuando murió de cáncer de mama. La única persona que alguna vez quiso ayudarme. —Estaba borracha, y estaba diciendo mierda que nunca decía. Necesitaba parar, pero Santana me iba a dejar, y no podía. Necesitaba que se quedara. No podía perderla también.
»Todo el mundo me deja. No soy buena. No valgo la pena. — Lancé la botella a la chimenea—. Porque no valgo nada —giré mi espalda hacia ella. Lágrimas habían llenado sus ojos y ahora estaban corriendo por su cara. Estaba haciendo llorar a mi ángel. Destruía cosas. No podía permitirme destruirla. Ella significaba demasiado. Era especial. »No fui hecha para un ángel. Nunca debí haber tratado de acercarme a nadie. Siempre fuiste demasiado buena para mí. Solo quería estar cerca de ti. Verte sonreír. Esto hacia que todo dentro de mí se sintiera completo de nuevo. Que la mierda sucia y manchada en mi vida fuese mejor cuando tú estaba cerca. Tienes esta luz Santana. Es tan jodidamente brillante. Le da calor a todo lo que está a tu alrededor. Me dio calor a mí. Siempre estuve tan vacía y fría antes de ti. Entonces ella se movió. Pensé que había escuchado lo suficiente y estaba yéndose. No sabía si esta vez sobreviviría. Perderla iba a quebrarme por completo. Una persona puede recuperarse solo determinadas veces. Me hundí sobre mis rodillas y dejé caer mi cabeza en mis manos. Lo había arruinado todo. —Brittany. —La voz de Santana estaba a mi lado, y sus brazos se envolvieron a mi alrededor—. No eres alguien que no valga nada. Eres especial también. —Sus palabras resquebrajaron lo que quedaba de mi corazón. —No digas mierda como esa y para luego dejarme. —Mi voz era cruda. Le había expuesto todo. Mis debilidades, mis miedos, mi dolor. Nunca le había mostrado a nadie todo eso. Nunca. —No voy a dejarte. No lo haré hasta que tú me eches de aquí. No quiero dejarte. Me haces feliz. Me haces sentir cosas que me asustan pero me emocionan. No me quiero ir. El vodka estaba jodiendo con mi cabeza. —Quieres irte. Vete, Santana. Aléjate de mi cariño. No valgo una mierda. Un suave sollozo cerca de mi oído envió un rayo de consciencia a través de mi cuerpo. —Mírame —rogó Santana. Levanté mi cabeza y vi a mi hermoso ángel en sus rodillas, con los ojos rojos y lágrimas humedeciendo su cara. Estaba sosteniéndose de mi brazo con fuerza, como si se negara a dejarlo ir. —No voy a dejarte. Nunca. La única forma de que puedas deshacerte de mí es que me botes y jures que nunca quieres volver a verme de Nuevo. Tú, Brittany S. Pierce lo vales. Vales demasiado. Abrí mis brazos, y ella dejó escapar un gran sollozo mientras se lanzaba a ellos y se aferraba a mí. La abracé con fuerza, enterré mi cabeza en su cuello e inhalé. Olía a miel. Tan jodidamente dulce. —Nunca voy a pedirte que te vayas. Te necesito —dije contra su cuello. —Está bien. Porque también te necesito. Apreté mi agarre en ella y caí hacia atrás contra el sofá, cogiéndola en mis brazos. No iba a dejarme. Quería quedarse. Me quería. ¿Cómo conseguí que un ángel se quedara conmigo? No había hecho nada bueno en este mundo. Había jodido más vidas de las que podía contar. —Hiciste lo correcto hoy alejándome —le dije, mientras pasaba mis manos sobre su cabello, dejando que los suaves mechones se deslizaran a través de mis dedos. Había dejado su habitación sabiendo que no tenía derecho de tocarla como lo había hecho. Era demasiado buena para mí. —¿Lo hice? —respondió. —Si, lo hiciste. No te merezco. Inclinó su cabeza hacia atrás y me miró. Las lágrimas se habían detenido, pero su cara aún estaba húmeda. Odiaba saber que había llorado por mí. Nunca quería que llorara. —Temía perderte si hacíamos algo —susurró ella. ¿Perderme? ¿Pensó que iba a perderme? ¿Dios, es que aún no lo entendía? Había terminado. Era ella. Incluso si esto fuera todo lo me diera, el resto de mi jodida vida, sería feliz. La tenía. —Me habría vuelto más loca por ti de lo que estoy, pero ¿Perderme? Joder, Santana, nada que puedas hacer me haría no quererte. Mordió su labio inferior y frunció el ceño. La vi pensar eso. Cuando su labio fue finalmente liberado de sus dientes, quería lamerlo, pero no estaba segura si tenía permitido hacerlo. —Haría las cosas incómodas entre nosotras. ¿Cómo podríamos ser amigas entonces? —¿Por incómodas te refieres a que no sería capaz de dejarte salir de la cama o ducharte tu sola. Se rio y negó con su cabeza. —Entonces explica eso, ángel, porque estoy jodidamente confusa. —Quiero decir… si durmiéramos juntas, ¿qué pasaría cuando tuvieras a otras‖chicas‖aquí…y‖yo tuviera que verlo? Te sentirías incómoda, creo, y puede que yo no sea capaz de manejarlo. Maldición. Tomé sus caderas y tiré de ella sobre mí para que me encarara. Sus pierna a horcajas sobre mi regazo, y si se posaba, mi polla estaría apretada contra su coño. Empujando a un lado esos pensamientos, tomé su cara. Necesitaba que me entendiera y que me creyera. —Santana, si pudiera follarte, entonces eso sería todo para mí. Nadie más. Un hombre o mujer no puede ir al paraíso con un ángel y estar satisfecho con nada más de nuevo. Necesitaría tu coño y solo el tuyo. Si me hubieses dejado entrar, entonces sí, habría sido incómodo, porque te habría convertido en mía. Completamente, eso podía haber sido incómodo para ti. Sus ojos muy abiertos mientras me escuchaba. No me iba a contener más con ella. Había terminado con esa mierda. Necesitaba saberlo todo. La había dejado entrar, ya no la mantendría fuera. No por nada. —Entonces, ¿no quieres dormir conmigo solo una vez? —preguntó, mientras su pequeña lengua salía y humedecía sus labios. Posé mi frente en la suya. —En esta vida, nunca tendré suficiente de ti. —¿Te sentirás de esa misma forma en la mañana cuando estés sobria? —preguntó. Sonreí y la atraje de nuevo a mi pecho. Tenía razón. Estaba ebria, pero eso no tenía nada que ver con esto. —Por qué no te quedas aquí en mis brazos esta noche, y cuando nos despertemos en la mañana, puedes preguntarme eso de nuevo —respondí. Miró al suelo debajo de nosotras y luego de vuelta a mí. —¿Quieres dormir en el suelo? La levanté y la coloqué en el sofá detrás de mí. —No, quiero dormir en el sofá —dije, mientras me subía al suave cuero y la acostaba para colocarla a mi lado. Levantó la mano y tomó la peluda sábana blanca que estaba tirada sobre la parte de atrás y nos cubrió con ella. —Buenas noches, Brittany. —La mejor jodida noche de mi vida, ángel —le aseguré. Porque lo era.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
No me jodas... Así empieza la convivencia va a ser frustrante para san...
En serio el bebe es de britt????...
San va a tener que aguantar mucha mierda y espero que no deje a britt...
En serio el bebe es de britt????...
San va a tener que aguantar mucha mierda y espero que no deje a britt...
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Wow pues si tiene historia Britt y bueno un hijo.... Obviamente saber todo esto de un momento a otro y después de lo que iba a pasar entre ellas fue sorprendente...
Pero bueno ahora que Britt le contó parte de su vida a San , espero que las cosas estén bien y que no le haga daño a su ángel....
Pero bueno ahora que Britt le contó parte de su vida a San , espero que las cosas estén bien y que no le haga daño a su ángel....
JVM- - Mensajes : 1170
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
britt esta bien j....... va a ser dificil cambiar esa vida de locos que hasta ahora a llevado, veremos si santana lo logra!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Es difícil pero no imposible!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Disculpen que no pude contestar los comentarios, gracias por ello, luego lo hare pero lo importante ahora es actualizar. saludos .
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CAPITULO 11
SANTANA
Ella se encontraba despierta. La sentí, sin abrir los ojos. El cuerpo caliente y duro que me abrazaba con fuerza, no huyó esta mañana. Una parte de mí esperó que lo hiciera. Todas las cosas que dijo la noche anterior eran difíciles de aceptar, pero quería creerle.
—Estoy aquí. Abre los ojos y deja de darle vueltas a todo. La voz de Brittany me hizo temblar. La calidez de su aliento hormigueaba en mi cuello, y todas esas partes de mí que ella parecía despertar se hallaban muy emocionadas. Me incliné hacia ella, y se rio entre dientes. Luego me dio un beso en la nariz. —Jodidamente adorable —susurró.
No tenía la seguridad de sí me gustaba ser adorable. Eso no sonaba como alguien que pudiera mantener el interés de Brittany S. Pierce. Le gustaba lo sexy. La había visto en acción, y sabía por lo que se sentía atraída. Yo no era eso. —No fruñas el ceño. Deja de pensar. Háblame —dijo Brittany, su voz preocupada. Ella quería que nosotras hablásemos y estuviéramos abiertas la una con la otra. —Las adorables no son tu tipo —le informé. La esquina de su boca se elevó mientras sonreía. —¿Oh, en serio? Exactamente, ¿cuál es mi tipo? No quería decirlo en voz alta. Cerré los ojos y me obligué a decir la palabra. —Sexy. —Tienes razón. Me gustan sexys. Me gustan jodidamente mucho las sexys —concordó. Luego su mano se deslizó bajo mi camisa, y contuve la respiración mientras se movía lentamente hacia arriba hasta que cubrió uno de mis pechos—. Y este cuerpo es tan condenadamente sexy que duele al mirarte. Oh. De acuerdo. Vaya. »Allí en tu habitación, en nada más que esas pequeñas bragas y sujetador me tenía tan condenadamente necesitado que no podía pensar con claridad. Quería enterrarme dentro de ti. Te quería desnuda y gritando de placer debajo de mí. Malditamente sexy —murmuró, mientras me lamía el cuello y empezó a bajar de mi sujetador para que las copas de encaje se me cayeran. »Me encantan estas tetas. Las mejores jodidas tetas en el mundo —gruñó, y empezó a lamer mi clavícula. Nunca me había lamido antes, y no me encontraba segura de que fuera algo que quisiera alguna vez, pero tener la lengua de Brittany en mí me demostraba que sí la quería. Y mucho.
Me subió la camisa hasta mis pechos estuvieron expuestos. Sus ojos se iluminaron, y piel de gallina me cubrió los brazos mientras bajaba la cabeza para tomar uno de mis pezones en su boca. Cuando lo estiró con los dientes, grité y le agarré la cabeza para mantenerla allí. Eso era bueno, y quería más. Brittany se agachó y me abrió las piernas antes de moverse para descansar entre ellas mientras seguía lamiéndome y mordisqueando de mis duros picos. Justo cuando pensaba que mi cuerpo no podía sentirse nada mejor, ella presionó su dureza contra el dolor entre mis piernas. Echando la cabeza hacia atrás, grité su nombre. También quería más de eso. —Así es, ángel. Siéntete bien, nena. Déjame ocuparme de este cuerpo sexy. Es todo lo que siempre quise hacer, joder. Oír esos gritos de placer. —Sus palabras me hicieron sentir frenética. No era ingenua. Sabía a lo que esto llevaba, y sabía que tener sexo me iba a doler la primera vez. Pero ahora mismo, no me importaba. —Maldita sea, ¿pueden usar una jodida habitación mientras Rush esté aquí? —La voz de Finn fue como un balde de agua fría. Uno que al parecer necesitaba, porque me encontraba dispuesta a desnudarme aquí y dejar que Brittany me tomara. Brittany maldijo y me cubrió con su cuerpo mientras me volvía a poner el sujetador y me bajaba la camisa para cubrirme. —Joder, podrías llamar —dijo con enojo. —¿En mi propia jodida casa? Puedo entrar en la puta sala de juegos con mi hijo si quiero. Hay habitaciones para esta mierda.
Brittany empezó a decir algo más, y sujeté su brazo y lo apreté. Se dio la vuelta para mirarme, y negué con la cabeza. Finn tenía razón. No deberíamos haber estado haciendo esto. Brittany inclinó la cabeza y me tapó la boca con la suya. Me olvidé un momento acerca de Finn y Rush mientras me besaba. Fue como si estuviera saboreando algo especial. Algo que ella apreciaba. Me fundí en ella. —Joder, mujer. Llévala arriba —se quejó Finn. Brittany rompió el beso, y su respiración era fuerte. —Te odio —dijo, dirigiéndose a Finn. Finn se rio. —Apuesto que sí. Brittany se puso de pie, tomó mis dos manos, y me llevó con ella. Vi a Rush aferrándose a la pierna de su padre mientras nos miraba. Al instante me sentí culpable. No actuaba mejor que su madre y Brittany ayer. Él estaba viendo algo que no debía, y esta vez, era mi culpa.
—Deja de lucir como si hubieras atropellado a un cachorro. Ha visto cosas peores que esa. Está bien que ustedes dos estuvieran durmiendo juntos en el sofá. Tiene dos años. No tiene ni idea de lo que sucedía de verdad —dijo Finn con una sonrisa divertida.
Me acerqué y me agaché al nivel de Rush. Hoy se veía feliz. No tenía miedo, y parecía estar asimilando todo lo que le rodeaba. —¿Tuviste una buena noche? —le pregunté.
Asintió. —Vimos totugas —respondió. Miré a Finn, que parecía satisfecho de que Rush me estuviera hablando. —Tuvimos una noche de cine en mi habitación. Palomitas de maíz, brownies, y las Adolescentes Tortugas Ninja Mutantes II —explicó.
Miré de nuevo a Rush. —Rafa es mi favorito. ¿Cuál es el tuyo? —le pregunté.
Miró a su padre y sonrió. Finn se rió y le alborotó el cabello. —También le gusta Rafael. Creo que acabas de hacer un nuevo mejor amigo. —Me estás robando a mi mujer, hombrecito. No creas que no veo lo que estás haciendo —dijo Brittany en un tono burlón mientras se acercaba por detrás de mí. Me puse de pie, y sus brazos me rodearon la cintura y me atrajo hacia su pecho. Finn miró los brazos de Brittany y luego de vuelta hacia mí. —¿Así que ella es tu mujer ahora? Brittany inclinó la cabeza y me besó en la sien. —Sí. Finn dejó escapar un suspiro, y luego negó con la cabeza. —Espero que sepas lo que estás haciendo. Los brazos de Brittany se tensaron alrededor de mí. —Lo hago. Finn miró de Brittany a mí. —Hablaba con ella. —Luego se agachó y cogió a Rush. Nos quedamos allí mientras se alejaban. Brittany no me soltó, pero se quedó muy quieta. Las palabras de Finn la molestaron. Me di cuenta de eso. Quería que me gustara Finn, de verdad quería, pero si él iba a seguir molestando a Brittany, no iba a poder. —Sé lo que estoy haciendo. Quiero esto —dije con firmeza. Quería que me creyera. Dejó caer la cabeza en la curva de mi cuello e inhaló. —Dios, espero que sí —respondió.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 12
BRITANNY
Miedo. Era así de simple. Me encontraba jodidamente consumida por el miedo. Ni siquiera podía llevarla a su habitación. Tenía miedo de que entrara en razón y me dejara. En su lugar, tomé su mano y la llevé a mi habitación. Luego cerré la maldita puerta detrás de nosotras. Quería mantenerla aquí. Para siempre. Encerrada conmigo. Así nadie podría decirle algo que cambiara su forma de pensar o incluso mirarla. Era completamente mía. Solo mía. Por primera vez en mi vida, quería que algo fuera mío. Más de lo que quería mi próximo aliento. —Brittany. —Su voz era suave. Como si supiera de la batalla librándose en mi cabeza. —Sí —contesté, mientras la empujaba hacia mi cama. La quería en mi cama. —Algo está mal. Habla conmigo. No quería hablar con ella. Quería consumirla. Quería probar cada parte de su cuerpo. Luego quería follarla hasta que ninguna de las dos pudiera caminar. Tomé su camisa y la levanté sobre su cabeza. Empecé a desabrochar sus pantalones cortos. Queriéndolos fuera. Quería desnudarla. Mi ángel desnudo en mi cama. Bajo mi cuerpo. Mierda. Iba a perderlo. —Brittany, espera, algo te está molestado. ¿Qué es? —preguntó, mientras empujaba hacia abajo sus pantalones cortos. Salió de ellos obedientemente.
Tan perfecta. Tan jodidamente hermosa. Su piel era perfecta y se sentía como el satén. Pasé un dedo sobre sus hombros y hacia abajo sobre su sujetador.
—Lo que dijo Finn, ¿hizo que te molestaras? Él está equivocado. Quiero estar aquí. Estoy haciendo lo que quiero. Tú eres lo que quiero. Se preocupaba por mí. Nadie se preocupaba por mí. Pero ella sí. Cuando la llamaba durante la gira, siempre me escuchaba. Estaría preocupada cuando no dormía lo suficiente y me preguntaría si comía adecuadamente. Le importaba. Cuando las cosas fueran una mierda, la llamaría, y estaría allí para recordarme que alguien pensaba que valía la pena preocuparse por mí. —Santana —dije, cuando alcance el broche de su sujetador—. Me importa un carajo lo que diga Finn. Él no lo entiende. Eres diferente para mí. Verá eso pronto. Deja de preocuparte por mí, ángel. Se relajó un poco, al menos hasta que su sujetador cayó y la dejó desnuda para mí. Me puse de rodillas delante de ella y poco a poco baje las bragas que llevaba puestas. Eran del mismo satén rosa de la noche anterior.
—Brittany —dijo sin aliento.
Agarré una de sus piernas, la levante y la puse sobre mi hombro. —Apóyate contra la cama —le dije, mientras besaba el interior de su muslo. —¡Oh, Dios! —gritó.
Sonriendo, inhalé el dulce olor entre sus piernas, y ajusté mis pantalones vaqueros. Era como si mi maldita polla supiera que me acercaba a la tierra prometida. Saqué mi lengua, deslizándola entre sus piernas y probé a mi ángel. —Brittany —jadeó, y sus manos encontraron mi cabello—.‖Eso‖es…‖Brittany,‖oh,‖eso se siente tan bien.
Escuchar su placer me volvió más salvaje. La lamí, enterrándome en el más malditamente delicioso regalo en el mundo. Era pura. Este era un coño limpio, virgen y era mío. Seria la única que tuviera esto. —Mi coño —dije, agarrando sus muslos y manteniéndolos más abiertos para que pudiera enterrar mi cara en su calor—. Mío.
—Oh, Dios, Brittany. No puedo seguir de pie —jadeó mientras la pierna que aun tocaba el suelo comenzaba a debilitarse. Extendí mi mano, agarrando su cintura, y la empuje hacia arriba, sobre la cama. —Abre más tus piernas para mí —exigí. Las dejó caer abiertas, y quería gritarle al maldito mundo que esto era mío. Mi ángel. Me quería. Me estaba dando algo que nunca le había dado a nadie. Todo era mío.
Bajé mi boca y seguí deslizando mi lengua a lo largo de sus pliegues. Tiró de mi cabello y gritó mi nombre, y seguí. Quería más de esto. Metí mi lengua en su interior haciéndola levantar las caderas de la cama y rogar. Mi ángel no tenía que rogarme. Lamí el hinchado clítoris, tomándolo en mi boca y lo chupé. Estalló en mil pedazos debajo de mí mientras su cuerpo se estremecía por su clímax. El sabor que vino con su liberación me tuvo con ganas de seguir comiendo de lo que era mío. Pero mi polla se encontraba al borde del dolor. Quería estar conectado con ella. Tan jodidamente profundo en su interior que fuéramos una. Nunca me dejaría. Me acerqué a ella y tomé su boca. No le importó que su sabor estuviera en mi lengua. Sus manos agarraron mis brazos y me sujetó contra ella. —Hazme el amor, Brittany —dijo contra mi boca.
Nunca había hecho el amor. No sabía cómo mierda hacer el amor. Pero maldita sea, haría cualquier cosa que quisiera si eso significaba que podría conseguir estar en su interior. Y así cubrirme con ella que era una parte de mí. Dándome esa luz que solo era ella. Tiré de la camisa sobre mi cabeza, y luego empujé mis pantalones vaqueros. Ubicarme sobre ella con nada entre nosotras fue increíble. Su piel suave acariciaba la mía mientras me movía para presionarme contra ella y dejé que esa sensación penetrara. Consumiéndome. —Estoy limpia. Me examiné hace dos semanas, y no me he acostado con nadie desde entonces. No quiero nada entre nosotras. Quiero sentirte. —Estaba mendigando, pero pedí el examen cuando supe que iba a regresar a casa y a ella. Nadie más podría hacer esto en ese momento. Ella era todo en lo que podría pensar. Todo lo que quería. Cuando la última chica me la chupó y grité el nombre de Santana. Sabía que estaba acabada. —No tomo nada —dijo, mirándome con los ojos muy abiertos. Me quería, también, pero se encontraba asustada. Insegura. —Me saldré. Solo déjame entrar un poco. Déjame saber que se siente no tener nada entre nosotras. Asistió y entrelazó sus manos en mi cabello. —También quiero eso. Dios, me hallaba en el jodido cielo. Los ángeles eran reales, y tenía uno. Era todo mío. —Dolerá al principio, pero te juro, Santana, seré gentil. Lo haré bien. Me sonrió y levantó la cabeza para presionar un beso contra mis labios. —Confió en ti. Esas palabras me deshicieron. Con cada onza de control en mi cuerpo, bajé sobre ella y presioné la punta de mi polla contra su entrada. Con un pequeño empujón, sentí lo apretada e intacta que estaba. Rebelándose contra mi exploración. Empujé con más fuerza, el sudor corría por mi espalda. No quería hacerle daño. Nunca quise hacerle daño. Pero mierdaaaaa. No había nada como esto. Alguna vez, en el mundo. Nada comparado con esto.
La barrera que confirmaba su inocencia me detuvo, y me incliné y le di un beso en los labios. —Te amo —le susurré, dos palabras que nunca había dicho antes en mi vida, antes de empujarme dentro de la estrechez que me uniría a mi ángel. Santana gritó y gimió mientras se aferraba a mis brazos. Aun conteniéndome, coloqué besos sobre todo su rostro, haciendo promesas de que sería más fácil pronto y de que cuidaría de ella. Mis músculos dolían por mi lucha para estar quieta cuando no quería nada más que sumergirme más profundamente en su interior y moverme. La amaba. Eso era hacer el amor. Pero necesitaba follarla ahora. Mi cuerpo quería follarla. Levantó las caderas para encontrarse con las mías, y la miré mientras exhalaba y se arqueaba contra mí. Empecé a moverme lentamente. Con cada golpe, fui más profundamente en el coño más apretado que he tenido. Era como si se sujetara a mi alrededor suave y húmeda, y me encontraba segura de que si muriera en este momento, estaría bien. Tenía lo mejor que había en la vida. Esto lo era. No había nada mejor. —¿Aun duele? —pregunté, con ganas de moverme más duro, más rápido. —No —dijo, jaFinndo—.Se siente bien. Sacudí mis caderas y me enterré tan profundo como podía ir dentro de ella. Encontró mis empujes y gritó. Era el sonido más sexy del mundo. —Estas tan jodidamente apretada. Dios, ángel, ¿Sabes lo mucho que me has destruido? —pregunté, mientras comenzaba a follarla. Alzó las rodillas para presionarlas contra mis caderas, y tuve que luchar con la necesidad de venirme. No podía venirme en su interior, y ella aún no se hallaba allí. Quería su placer antes de tomar el mío.
Bajando la cabeza, besé su oído. »Quiero escucharte venirte. Quiero saber cómo se siente ese dulce coño cuando tienes un orgasmo. Porque este es mi coño ahora, Santana. Mi jodido coño. Seré la única que lo haga sentir bien. Lo besaré cuando sea que quieras. Seré tan buena con mi coño —susurré, mientras besaba su oreja y jalaba el lóbulo dentro de mi boca. —Oh, Dios, Brittany —jadeó—. Oh, Dios. Estaba tan cerca. Lamí su cuello, luego bajé a su barbilla. —No solo tu coño, que sabe tan dulce, todo tu cuerpo. Quiero consumirte. No puedo mantener mi boca lejos de ti, Santana.
—¡Brittany, aaaaah! —gritó mi nombre, y el orgasmo sacudió su cuerpo. Yo temblaba mientras luchaba para que siguiera allí. Retirando mis caderas, me salí de ella y grité su nombre mientras mi liberación cubría su estómago. No me vine en su interior, pero marqué su cuerpo. El deseo de frotarlo y mantener mi semilla sobre ella era fuerte. Pero era inocente, y no se encontraba lista para ese tipo de perversión.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 13
SANTANA
El calor de la tela me sorprendió. Me encontraba allí acostada, y rápidamente calmó el dolor. Brittany se hallaba sobre sus rodillas entre mis piernas, limpiándome con amabilidad, como si pudiera romperme si hacía un mal movimiento. Quería atraerla hacia mí y sostenerla. Cada capa de la chica debajo la diosa del rock que me enseñó, derritió un poco más mi corazón. No era la misma que vi en esa fiesta hace seis meses. Ahora era diferente. Era diferente conmigo. Cuando estuvo satisfecha porque me encontraba limpia adecuadamente, tiró el trapo usado al piso, e hice una nota mental de deshacerme de él. Contenía sangre y fluidos, y no quería que la señora de la limpieza tuviera que lidiar con eso. Brittany se acostó a mi lado y me jaló contra ella. Besó la cima de mi cabeza.―Te amo, Santana. No debí habértelo dicho por primera vez cuando iba a hundirme dentro de ti, pero no pude guardármelo. Te amo tanto que me asusta. Nunca he estado enamorada. Puedo apestar en esto. Justo ahora, solo quiero mantenerte atada a mí todo el tiempo. La idea de otra persona mirándote me hace enfurecer. Esta mierda podría volverme loca. Deslicé una mano sobre sus pechos y me apoyé para mirarla.―Creo que he estado enamorada de ti desde hace un tiempo. Mis semanas giraban en torno a cuándo me llamarías. Oír tu voz siempre hacía todo mejor. Y el que me dijeras que me amas antes de… bueno, ya sabes.―Sentí que mis mejillas ardían. Hablar de sexo me sonrojaba. No importaba que lo hubiera hecho―.Fue especial. Levantó el brazo y acunó mi cara mientras me miraba con asombro.―¿Me amas? Asentí, preguntándome si esta chica se daba cuenta de lo adorable que era. El mundo la amaba. No, eso era erróneo. El mundo no la conocía. Creían que la amaban, pero la chica en su interior era mucho más. Ellos no tenían ni idea. ―Quiero introducirme de nuevo en ti―dijo, deslizando su otra mano entre mis piernas―.Pero estas adolorida. Puedo besarlo. Hacerlo sentir mejor. ―No estoy tan adolorida ―le dije, una mentira, pero descubrí que si eso significaba que tendría a Brittany dentro de mí otra vez, haría cualquier cosa. *** Abrí los ojos para ver el amanecer entrando por las ventanas. Brittany y yo no dejamos la habitación ayer. Dormimos y luego jugamos todo el día. Después de que me tomó en la ducha, no recordaba mucho. Me pregunté si me desmayé. Levantando el brazo, sentí el nido de ratas en el que mi cabello se convirtió y me avergoncé. Necesitaba levantarme y arreglar esto. Era un desastre. Salí con cuidado de los brazos de Brittany, caminé en punta de pies hasta el baño, y entré en la ducha. Me lavé el cabello, ya que sería la única forma de amansarlo después de ir a la cama anoche con él húmedo. Una vez que terminé, me vestí rápido y bajé al primer piso. Brittany me contrató para manejar la casa. No estaba segura de todo lo que implicaba, pero me sentía lista para comenzar a aprender. Ella mencionó a una cocinera cuando me contó sobre el trabajo, y entonces ayer tres veces, la comida apareció mágicamente afuera de la puerta de nuestra habitación. Tampoco era solo comida. Era de lo mejor. Sofisticada. Sin embargo, nunca vi a alguien trayéndola. ―Hola―dijo una suave voz cuando llegué a la parte inferior de las escaleras. Levanté la mirada para ver a Rush parado allí en un pijama de Batman. Era el niño más lindo que había visto. Pero desde luego, no conocía al pequeño niño de Brittany. ¿Sería tan adorable? ―Buenos días ―respondí, colocando a un lado los pensamientos sobre el hijo de Brittany. Tendríamos que hablar sobre eso. Necesitaba saber más. La conocía lo suficiente para saber que si tenía un hijo, ella querría que lo supiera. ¿Entonces, por qué no me lo dijo?
―Vamos a comer ―anunció Rush. Me hizo señas con su pequeña mano para que lo siguiera antes de voltearse y salir hacia el pasillo. Lo seguí, caminando por un sendero que aún no tomaba. Pero él parecía saber a dónde iba. ¿Qué tan a menudo venía de visita? Finn era un buen papá. Eso era muy obvio. Este niño lo amaba. También quería eso para Brittany. ―Rush, ¿a dónde te fuiste corriendo? ―gritó una mujer, y él se rio y se deslizó por el suelo en sus medias a través de las puertas dobles. Fui por Sanny ―respondió, señalándome. Una pequeña y redonda señora con una cálida sonrisa caminó hacia la puerta y puso sus manos en sus caderas mientras me estudiaba. ―Veo que encontraste a otra madrugadora. Bueno, entonces entra. Le hice a Rush sus waffles de chocolate favoritos. Espero que tengas hambre después del día que tuviste ayer. Y soy Margarette Fuller, pero sólo dime Margie como los demas―dijo con un brillo en sus ojos, mientras se movía de regreso a la estufa―.A Rush le gusta despertarse con el sol, pero a su papá no mucho. Suele dormir en el momento de las escapadas mañaneras de Rush. Cuando él se encuentra aquí, mantengo mis orejas atentas a algún sonido de pequeños pies, así puedo atraparlo antes de que logre hacer una travesura. ―Se detuvo y me miró de nuevo―. Ha hablado de ti. Supongo que le gustas. Finn dice que te enfrentaste a su madre y ganaste. Bien por ti. Pude haberme perdido un día entero en la habitación de Brittany, pero aparentemente, el resto de la casa ya sabía todo sobre mi corto tiempo aquí. ―Siéntate ―exigió Rush, golpeando la silla a su lado en la barra. Me acerqué e hice lo que me dijeron, tratando de no reírme ante su forma mandona. ―Eres buena con él. No acepta a la gente tan fácilmente. Pero le gustas. Eso me hace pensar que quizá debes ser justo lo que nuestra Brittany necesita. Hay otro pequeño niño al que me gustaría ver corriendo por estos pasillos y comiendo mis waffles.―Cerró su boca y se giró rapido, como si hubiera dicho algo que no debía. ―Sé que tiene un hijo ―le aseguré. No quería que se preocupara por haberme dicho demasiado. Se volteó de nuevo hacia mí, sus ojos redondos por la sorpresa.―¿Te lo contó? No. Pero deseaba que lo hiciera. ―Georgianna dijo algo sobre eso.
Margie solo suspiró y sacudió la cabeza. ―Esa mujer ―murmuró para sí misma. Me pregunté cómo era la madre de su hijo. ¿Era hermosa? ¿Era como Georgianna? Quería saber tantas cosas sobre Brittany.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Ok me gusta que esten juntas pero se me hace que van muy rapido...
Y san no sabe nada de britt... aparte del supuesto hijo..
Definitivamente britt no va a soltar a san muy facil
Y san no sabe nada de britt... aparte del supuesto hijo..
Definitivamente britt no va a soltar a san muy facil
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
bueno yo tambien pienso que van muy rapido pero tal vez la presencia del niño ponga un poco mas lenta las cosas!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Pues si se dieron rápido las cosas, pero tomando en cuenta el tiempo en que de marcaban y estuvieron en contacto tampoco es como si fueran desconocidas y obvio les hace falta conocerse más, pero lo irán haciendo poco a poco y mas ahora que están empezando esta relación.... Y haber si Britt no tiene a San todo el día en su habitación jajajaa
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Empezaron de atrás hacia adelante..,me parece jajaja!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 14
BRITTANY
Esta mañana descubrí que jodidamente odiaba despertar sin Santana en mis brazos. Jodidamente. Lo. Odiaba. No me molesté por una camisa, simplemente sacudí un par de pantalones vaqueros y un sostén y salí a buscarla. Luego la arrastraría de regreso a mi cama. Todavía no me encontraba preparada para compartirla con el mundo. Solo quería que viviéramos en mi cuarto. Solas. Para siempre. Dios, estaba perdiendo el control. El sonido de su risa musical flotó hacia mí mientras llegaba al final de las escaleras. Con el ceño fruncido, me di cuenta de que venía desde el lado de la casa de Finn. Mejor que no estuviera haciendo reír a Santana. Esas risas eran mías, maldita sea. Tenía que buscar su propia mujer. —Lo pusiste en mi nariz, tonto —chilló Santana. Se divertía. ¿Con quién carajo hablaba? Su voz venía de la cocina. Me dirigí hacia el sonido y entré, lista para golpear a quien estuviera haciéndola reír. Era la única que tenía que hacer esa mierda. Era mía. Sin embargo, lo que vi me frenó en seco. Santana se encontraba de pie en el fregadero, y junto a ella se encontraba Rush, que se hallaba de pie en una silla. Ambos se encontraban cubiertos en burbujas de jabón hasta los codos y riendo. Cuando volvió sus ojos hacia mí, se iluminaron, y la sonrisa en su cara creció. Como si fuera la única cosa en el mundo que quería ver. Me hizo sentir como una maldita Reina. —Buenos días —dijo alegremente—. Rush y yo decidimos ayudar a Margie a lavar el lío que hicimos con nuestro accidente del jarabe, y, bueno, parece que tenemos un poco de diversión. —Burbujas —intervinó Rush, levantando las manos, y luego arrojando burbujas a Santana, que se reía de sus travesuras.
—Ella me gusta. No estropees esto —dijo Margie, mientras se acercaba a mí y me daba una palmada en el brazo—. ¿Tienes hambre? Sí, tenía hambre. Tenía hambre por algo que Margie no podía darme. —Come algo —dijo Santana sin dejar de reír y jugar con Rush—. Tengo que lavarme después de esto, y luego necesito algunas instrucciones con la casa. ¿Instrucciones con la casa? Si se lavaba, iría con ella. —No tengo hambre. Iré contigo a limpiarte —dije, caminando hacia ella. Excitación se mostró en sus ojos mientras miraba como me acercaba. Pude ver la velocidad de su respiración, y por mucho que me gustaba Rush, estaba a punto de tener que renunciar a su compañera de juegos. —Vamos a limpiarte ahora —dije, mientras deslizaba mi mano por su cintura y comenzaba a limpiar el jabón de sus brazos—. Creo que un cambio de ropa está en a la orden. Y tal vez una ducha. Santana se hundió de nuevo en mí y me dejó limpiarla. —Está bien —concordó—. Pero hoy tengo que trabajar —añadió en un susurro. Jodidamente no trabajaría. Eso era antes. Antes de que fuera mía. No la compartiría con el resto de la casa. —Hablaremos de eso después —contesté.
—Finn dijo que tenía que contratar una niñera para las visitas de Rush. Pero creo que Santana lo hará muy bien. —Margie elevó la voz—. A él realmente le gusta ella.
Diablos, no. Santana no era la puta niñera de Finn. Era mía. La necesitaba más.
—Santana no es una niñera —espeté, y comencé a llevarla hacia la salida. Tenía que llevarla lejos de ellos. Volver a mi habitación. Volver a donde no tenía que compartirla.
—Brittany, ¿qué te pasa? —preguntó en tono preocupado. —Te dije que actuaría toda loca. Esta soy yo actuando como loca. Te necesito en mi habitación. Eres mía. Sólo mía. No dijo nada más, y me sentí aliviada. No me hallaba de humor para defender la locura de celos que sentía. Cerré con llave la puerta detrás de nosotras, luego la dirigí hasta que la tuve contra de cama. —No me gusta despertar y que no estés ahí. Quería follarte, y te habías ido. Quería olerte, y te habías ido. Quería verte sonreír, y te habías ido. Lo odié. Suspiró y alzó la mano para pasar sus dedos por mi cabello. —Me desperté muy temprano, y no quise molestarte. Pensé que podía empezar a trabajar en resolver las cosas por aquí. —Solo quédate conmigo. No quiero que ayudes a nadie más. Solo te quiero conmigo. Santana frunció el ceño. —Te cansarás de mí muy rápido si me quedo contigo todo el tiempo. No tenía ni idea. Nunca me cansaría de ella. Nunca tendría suficiente de ella. —Déjame tenerte. Ahora mismo. Quítate esos pantalones cortos, y déjame tenerte. Por un momento, no pensé que se fuera a mover. Le mostré lo jodidamente desquiciada que estaba, y huiría. Me encontraba lista para atraparla si lo intentaba. Pero después de unos segundos, se desabrochó los pantalones cortos y salió de ellos. Luego se quitó las bragas y las arrojó a un lado. Mi boca cubrió la suya mientras ahuecaba el calor entre sus piernas con mis manos. Ya se encontraba húmeda para mí. Eso hizo que me dieran ganas de rugir con satisfacción. Me deseaba. Me sentía loca de necesidad por ella, y ella lo quería. Su lengua bailó contra la mía mientras la dulzura de su boca me llenaba. La tenía dispuesta en mis brazos. Nada era tan perfecto. Con una mano, bajé mis pantalones vaqueros, y la puse en el borde de la cama antes de hundirme en ella con un solo golpe. Las paredes apretadas me envolvieron con fuerza mientras ella gemía y dejaba caer la cabeza hacia atrás. Me hallaba tan profundo como podía. La adicción que venía con esta mujer era irreal.
Quería vivir en su interior. Simplemente así. —Quiero quedarme aquí. Dentro de ti. Así. Déjame mantenerte así. Eres mía, Santana. Mis palabras sonaban como las de una loca, y decidí que tal vez estaba loca. Quería a esta mujer con locura. No podía tener suficiente de ella. —Quiero ponerme en control de natalidad. Quiero saber lo que se siente que te vengas dentro de mí. —Jadeó cuando comencé a moverme dentro y fuera de su coño caliente. —Joder, sí —gemí en acuerdo—, si puedo venirme dentro de ti, nunca te dejaría salir de mi cama. Esa idea me vuelve loca. Necesito eso. —¿Voy a sentirla? Me gusta la sensación en mi piel. Quiero sentirla dentro de mí. Empecé a temblar. Iba a explotar. Al oírla hablar de mi jodida corrida dentro de ella era demasiado. —Voy a venirme ahora si no te detienes. —le advertí. —Oh, Dios, quiero sentirlo. —Gimió y me abrazó fuertemente hacia ella—. Lo quiero tanto. Eso fue todo. Con las piernas de Santana envueltas alrededor de mi cintura, grité su nombre y luego seguí con un—: ¡Jodeeeeeer! —Mientras me liberaba en su interior. Gritó mi nombre una y otra vez, diciéndome que podía sentirme mientras se deshacía en mis brazos.
La idea de que pudiera quedar embarazada ni siquiera me asustó. La quería. Condenadamente la quería unida a mí para que no pudiera irse. Nunca dejaría que esta mujer se fuera. Era mía. Haría cualquier cosa por mantenerla.
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 15
SANTANA
Después de dos semanas de vivir con Brittany, me di cuenta de que nunca iba a trabajar realmente para ella. No iba a permitirlo. Me mantenía en su habitación, y cuando salíamos de la misma, nunca me quitaba su mano de encima. Veíamos películas en su sala de teatro, y comíamos juntos en su cocina. Tuvo dos entrevistas a las cuales ir, y las dos veces me llevó con ella. No me dejaba fuera de su vista. Incluso cuando la estaban filmando, exigió que yo estuviera directamente en su línea de visión. Pude ver la forma en que la gente me miraba. Estaban curiosos y confusos. Especialmente las mujeres. Yo no era especial frente a sus ojos. ¿Por qué Brittany las ignoraba y se encontraba tan obsesionada conmigo? Me preguntaba lo mismo. De hecho, le dije lo mismo a la mujer que había sido lo suficientemente osada como para decírmelo a la cara. Ella había sido una modelo de uno de los videos musicales anteriores de la banda. Era evidente que se habían acostado por la forma en que actuaba a su alrededor. Cuando me había dado la vuelta para así no tener que verla presionando su pecho contra ella y susurrándole al oído, se encontraba a mi lado al instante, besando mi cara y diciendo que yo era todo para ella. Su ángel. Cosas como esa me impedía ponerme celosa por la manera en que las mujeres la querían. Acepté que esto siempre sería el caso. Era Brittany. Las mujeres la amaban. Pero Brittany me amaba. El día que mi período comenzó, Brittany en realidad parecía molesta. Como si hubiera estado esperando que quedara embarazada por aquella vez en la cual no fuimos capaces de detenernos a nosotras mismas. Tuve la oportunidad, y pudimos empezar a tener sexo sin protección de forma inmediata una vez que mi período había terminado. La idea de que ella me estaba marcando cada vez que se venía en mí, la hacía lucir incluso más como una mujer de las cavernas. Le encantaba saber que era solo de ella, y me encantó saber que ella me quería. Porque la amaba. Con todo lo que tenía, amaba a esta mujer .Y porque la amaba, iba a ayudarla. Comenzando con su hijo. Necesitaba conocer a su hijo, y también tenía que asegurarse que Georgianna se hubiera hecho una prueba de paternidad. Porque si ella, de hecho, estaba llevando a su hijo, ella merecía saberlo. Observando a Finn con Rush me hizo querer eso demasiado para Brittany. Así que investigué un poco y le hice a Margie algunas preguntas. Luego llamé a Mary Ann, la madre del hijo de Brittany. Brittany había ido al estudio en el sótano de la banda para trabajar en una nueva canción, y todos ellos habían pedido que me quedara arriba para que así Brittany se concentrara. Lo convencí de que necesitaba una siesta, pero no antes de que tuviera que botarla de su dormitorio. Ella no había estado feliz por ello, pero necesitaba tiempo a solas. Para llamar a Mary Ann. Ella no era como lo esperaba. Era una chica de Texas que había cometido el error de dormir con Brittany para superar un desengaño. Fue cosa de una sola noche, y ella se encontraba avergonzada de sí misma cuando todo terminó. Tenía la esperanza de nunca tener que verla de nuevo y no esperaba hacerlo hasta que se enteró de que estaba embarazada. El condón se había roto, pero ella dijo que Brittany se había alejado. Al parecer, no lo suficientemente pronto. Hablamos durante una hora. Me agradaba mucho. Cuando terminó la llamada, ella accedió a permitir que Brittany y yo visitáramos a Mase. Su hijo. Sólo tenía que convencer a Brittany primero.
*** A la mañana siguiente, cuando Brittany se despertó, me encontraba sentada en la cama junto a ella, observándola. Me lanzó esa pequeña sonrisa sexy suya y estiró sus brazos por encima de su cabeza. Sus músculos se flexionaron, y mi cuerpo se estremeció. Me gustaba cuando hacía eso, y ella lo sabía. Esta mujer utilizaba cualquier medio que se le ocurriera con tal de mantenerme en la cama con ella. —Necesitamos hablar —le dije, antes de que se estirara y me hiciera olvidar lo que iba a decir. —Necesito tu coño —respondió mientras deslizaba su mano sobre mi muslo y me atraía hacia ella. —No —dije, retrocediendo rápidamente—. Primero necesitamos hablar —repetí. Lo dije en serio esta vez. Estábamos hablando de su hijo.
—Si hablamos, ¿puedo comer tu dulce coño después? —preguntó con sus ojos entrecerrados mientras luchaba contra un temblor. Ella sabía que en cualquier momento en que quisiera besarme ahí abajo, siempre me encontraba dispuesta y lista. Había demostrado eso cuando me abrí para ella en la barra de la cocina hace dos días.
—Brittany, hablo en serio. Se inclinó y lamió un camino desde mi cuello hasta mi oído. —Ángel, siempre hablo en serio sobre lamer tu coño. —¡Dios, esta mujer!
—Se trata de tu hijo —solté antes de que ella me hiciera olvidar. Brittany se congeló.
—Hablé con Mary Ann. Ella dijo que podíamos ir a visitar a Mase. O solamente tú. Lo que prefieras. Pero ella está dispuesta a permitir que veas a Mase y que tengas una relación con él. Brittany lentamente se apartó de mi cuello y dirigió su mirada hacia la ventana. No me estaba mirando. Su mandíbula se apretó con fuerza. Sabía que había muchas posibilidades de que llamar a Mary Ann hubiera presionado demasiado. Que la pondría furiosa. Pero la amaba, y quería que un día mirara hacia atrás y estuviera orgullosa de la vida que vivió. Ella era una estrella frente los ojos del mundo, pero quería que fuera una estrella en su propia opinión. —¿Por qué hiciste eso? —preguntó, su voz tensa. —Porque te amo, y quiero que conozcas a tu hijo. Estaré contigo en cada paso del camino. Estaré para ti, pero la mujer que conozco —Me acerqué y puse mi mano sobre su corazón—. Este corazón es una cosa hermosa. Y sé que quiere conocer a su hijo. No puedes decirme que no. No te voy a creer. Brittany cerró sus ojos con fuerza. —Joder, Santana. Me arrastré hacia ella y envolví mis brazos alrededor de su cuello. —Ella es muy agradable. Me agrada bastante. Ella no era nada como Georgianna. Creo que en otro tiempo, ella podría haberte hecho feliz. Pero tienen un hijo juntas ahora. No te alejes de ello. Sus brazos finalmente se envolvieron a mí alrededor. —Nadie más que tú podría haberme hecho feliz. Tu amor es lo que hace que la vida valga la pena, Santana. Y si quieres que conozca al niño, lo haré. Pero no voy a estar jugando a la casita con ellos. Vas a ser la única familia que tenga. Tú y los niños que tenga contigo. Puedo amar al niño, pero su mamá no significa nada para mí. Lo sabes, ¿verdad? Había dicho los niños que tuviéramos serían nuestra familia. Quería eso, también. Mucho. Pero ella tenía otra familia. Y era hora de que lidiara con ello y lo aceptara. —Ella es la madre de tu hijo. En el fondo, eso significa algo, pero estoy bien con eso. Sé que me amas. No dudé de ello ni por un minuto. —Si vas conmigo, voy a ir. Quiero que mi hijo te conozca, también. Quería eso, y Mary Ann parecía estar bien con ello. Ella incluso le gustaba la idea de mí yendo. —Quiero conocerlo. Él va a ser parte de nuestra vida, Brittany. Podremos amarlo, también. Hay suficiente amor en nosotras dos para eso. Brittany suspiró y me metió contra ella. —Cuando pienso que ya conozco toda la belleza que hay en tu interior, vas y jodidamente me muestras más de la misma. ¿Cómo diablos conseguí que me amaras?
—Viste Indiana Jones conmigo —dije simplemente. Porque ese día, vi a la verdadera Brittany debajo. No me había botado por ser virgen. Me había respetado por ello. Luego me había hecho sentir bienvenida. Se rió entre dientes. —No me des ningún crédito por ello, ángel. Era demasiado egoísta como para dejarte ir. Habría visto todas las películas de chicas en el mundo si eso hubiese significado mantenerte un poco más de tiempo junto a mí. Simplemente tuve la buena suerte que tuvieras un muy buen gusto en películas.
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 16
BRITTANY
Mase se parecía a mí. Y Santana se enamoró de él a primera vista. Mary Ann se enamoró de Santana en el momento que vio a mi ángel hablar y jugar con Mase como si fuera la cosa más natural del mundo. Es raro ver a una aventura de una noche que apenas recuerdas, como la madre de un niño que, sin duda, es tuyo. Luego de ver a Santana con él, una semilla de hambre germinó en mí. Quería esto con Santana. Quería una familia con ella. Quería verla con nuestro niño pequeño jugando en el suelo y riendo con él. Ella tenía razón. Yo podría amar a este chico. Era mío. No quería defraudarlo. Quería ser parte de su vida. Finn era de la parte de Rush, y odiaba a su mamá. Por lo menos no odiaba a la madre de Mase. Simplemente no la conocía.
Santana podría tener una relación con Mary Ann. Me gustaría llegar a conocer a mi muchacho. Pero más que nada, quería el vientre de Santana grande con nuestro hijo en su interior. Quería sentir nuestro bebé dentro de ella y saber que creamos a ese pequeño. Sería mía para siempre. Ambos lo serían. Contraté un jet privado para llevarnos a Texas, así que, cuando nuestra visita finalizó y Mary Ann y Santana concertaron algunas fechas para visitarlos, abracé a Mase y le dije que lo vería pronto.
Durante todo el viaje en coche de regreso, Santana sonrió de oreja a oreja. Siguió comentando cuánto se parecía a mí y cómo me había mirado con sus grandes ojos. Habló de cómo aplaudió las manos y se emocionó afuera con los caballos. Todo en Mase la sorprendió. Y joder si no me enamoraba más profundo de esta mujer. No creí que fuera posible. Pero, al parecer, cuando se trataba de Santana, podría enamorarme cada día más. Ella tenía tanto amor. Mantuve la mano en su espalda cuando llegamos al avión. Me gustaba tocarla. Mary Ann también lo notó, y me sonrió. Parecía feliz de que hubiera encontrado a Santana. Era extraño, pero también se sentía bien. Tal vez podría ser amiga de Mary Ann después de todo. —Me siento tan contenta de haber venido —dijo Santana por décima vez, mientras se sentaba en uno de los sofás de cuero del jet. —Ya lo mencionaste —bromeé. La levanté y la puse en mi regazo.
—Fuiste muy bueno con él —dijo, mientras le mordisqueaba el cuello. —Tú también —dije, porque, en verdad, fue increíble con él. Me sentía bastante segura de que le gustaba más que yo. Deslicé la mano entre sus muslos—. Te imaginé embarazada de nuestro hijo. Me hizo poner dura. Me gusta la idea de saber que podríamos concebir juntos una vida. Qué me dieras un hijo. Qué fuera una parte de las dos. Se puso rígida en mis brazos y se volvió para mirarme. —No puedo... Nunca podría hacerlo. Mi mamá ya se preocupa por mí, le rompería el corazón. ¿Qué carajo? —¿Tu mamá no quiere que tengas hijos? ¿O no quiere que tengas mis hijos? Suspiró y apoyó la cabeza en mi pecho. —Mi mamá quiere que tenga hijos algún día. Pero querrá que esté casada cuando lo haga. No sabía qué decir. ¿Casada? Bueno, joder. Ni siquiera lo había pensado. Me quedaría con Santana para siempre. Maldita sea, eso era un hecho; pero no pensé que tuviéramos que casarnos. No era algo que la gente de mi mundo hiciera a menudo, porque cuando lo hacían siempre terminaba mal. Santana nunca se alejaría de mí. No la dejaría. La idea de que deseara abandonarme era aterradora. ¿Pero el matrimonio? —No me siento lista para el matrimonio en este momento, Brittany. Relájate. Eso no es lo que planteo. Solo que hablar de bebés está fuera de discusión para mí. Algún día cuando esté casada lo pensaré. Un día, cuando esté casada. No dijo “cuando estemos casadas”. A la mierda eso. No se casaría con nadie más que conmigo. Nunca. Era mía. La empujé hacia abajo en el sofá y comencé a quitarle la ropa. Tenía que recordarle que me pertenecía. Qué se apoderó mi corazón, y lo mucho que no podía vivir sin ella. Esta mierda de casarse un día era jodida. Se iba a casar un día, y joder, si no era conmigo. Mis bebés en su vientre. Mía. Toda mía. —¿Brittany?—preguntó ansiosa, dada la rapidez con que la desnudé. —Ábrete para mí —contesté. El pánico en mi voz era evidente. Abrió las piernas, y de inmediato me encontraba en su interior. —¡Joder, sí! —gemí, mientras me apretaba la polla como un guante—. Mío, Santana. Esto es mío. De nadie más. Solo mío —repetí como una loca mientras me movía dentro y fuera de ella. —Sí, Brittany, soy tuya —me aseguró. Cuando envolvió una pierna alrededor de mi cintura, supe que casi estaba allí. Entrar y salir de su calor húmedo, hizo que todo en el mundo estuviera bien. Arregló todo lo que se hallaba mal. —Mi ángel —le dije de nuevo, cuando su cuerpo empezó a temblar por el orgasmo y su coño apretó mi polla, me corrí con ella—. ¡Jodidamente te amo! — grité, cuando disparé mi liberación. Cuando el clímax se disipó, la tomé entre mis brazos y la abracé. Me quedé en su interior. Me gustaba estar conectado a ella. Aliviaba todos mis temores.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
santana no quiere hijos???? entonces deberia dejar de estar cogiendo como conejo pq esa posibilidad esta latente!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Que bueno que San hizo que Britt se integrara a la vida de Mase :)
Y bueno esperemos que ha Britt se le pase un poco la idea de tener un hijo ahora sino no va a dejar a San hasta lograrlo... Aunque seria bonito jajaja
Y bueno esperemos que ha Britt se le pase un poco la idea de tener un hijo ahora sino no va a dejar a San hasta lograrlo... Aunque seria bonito jajaja
JVM- - Mensajes : 1170
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
Bueno san hizo un cambio de 180 grados en britt...
Boda... Hijos???... Recuperar el tiempo con su hijo... Dios si que cambio...
Boda... Hijos???... Recuperar el tiempo con su hijo... Dios si que cambio...
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 17
SANTANA
Mase vino a quedarse por el fin de semana dos veces ese verano. Fue duro para Mary Ann estar alejada de él, pero se hallaba determinada a permitir que Mase y Brittany se conocieran. También le dio tiempo para sí misma. Incluso salía con alguien ahora.
Para el final del verano, Georgianna dio a luz una niña. Dijo que tenía el examen de paternidad hecho y que Nannette no era hija de Brittany. De todas maneras, algo dentro de mí me decía que mentía. Pero Brittany se rehusó a comprobar los resultados del examen. Dijo que la bebé era del ex prometido de Georgianna. Iba a pedirle que nos mostrara los resultados del examen cuando Brittany pudiera escucharme. Pero justo ahora, iba a permitirle ajustar su vida con su nueva bebé y Rush.
Sería una batalla en la que me daría por vencida. En los siguientes seis meses, Mase se volvió parte de nuestras vidas. Fuimos al zoológico y lo llevamos a un juego de los Lakers. Pasamos tardes en la playa cuando el clima era cálido. Cada vez que veía a Mase sonreírle a su mama, sentía un apretón en mi corazón. Adoraba verlos juntos. Georgianna nunca volvió a aparecer. Finn tenía que viajar para recoger a Rush. Ella tenía un bebé ahora y se rehusaba a llevarle a Rush a Finn. A él no parecía importarle, y Brittany lo prefería así. Todavía odiaba a Georgianna. Cuando los chicos tuvieron que irse a trabajar para grabar una nueva canción para el nuevo álbum mientras Rush y Mase se hallaban de visita, los cuidé. Esos niños habían robado una pieza de mi corazón.
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Re: Brittana: El amor de Brittany (GP) cap. 21, 22 Y 23 (FIN)
CAPITULO 18
MAYO DE 1993
SANTANA
La gira de verano de Slacker Demon comenzó. Una vez más, su álbum más reciente se volvió platino, y me encontraba lista para viajar con Brittany. Se negó a que fuera de otra manera. Finn convenció a Puck, Brit y Sam que sin mí, Brittany sería un desastre. Que todos me necesitaban ahí para sobrevivir a la gira. Pasamos el fin de semana con Mase, lo extrañaría en los siguientes cuatro meses. Brittany también parecía un poco triste de verlo irse. El pasado año, se habían unido, y agradecía eso.
También, Mase hablaba mucho, y eso era adorable. Me llamaba "Sanny" al igual que Rush. Brittany les había seguido la corriente y me llamaba Sanny más a menudo que Santana. Mary Ann se encontraba en una relación seria, pero Brittany no parecía preocupada por eso. Me dejaba ser amiga de Mary Ann, pero rara vez le hablaba.
Me levanté antes de que el sol saliera. Mis ojos se abrieron de golpe, y las oleadas de náusea que me revolvieron el estómago ayer volvieron. Llegué al baño justo a tiempo. Por suerte, ayer durante esta hora Brittany dormía. Creí que se debía a algo que comí, pero ahora las tenía otra vez y me sentí bien todo el día de ayer luego de enfermarme. No podía tener un virus estomacal justo ahora. No cuando debíamos partir a la gira esta tarde. Tendría que quedarme. Brittany estaría tan molesta. Para ser sincera, también yo. La extrañaba cuando se encontraba lejos, aunque fueran por un par de horas de práctica. Rara vez nos separábamos, y la idea de ello dolía. Me agradaba tan poco como a ella. Pero mientras agarraba el asiento de porcelana, supe que no sería capaz de volar. En su lugar, necesitaba ver a un médico. La sentí antes de que hablara. Estirándome, tiré de la cadena y agarré un paño para limpiarme la cara. Luego me giré. Ella me observaba con preocupación y miedo en su hermoso rostro. La última vez que enfermé, tuve amigdalitis. Uno creería que me encontraba en mi lecho de muerte por la forma en que ella se hallaba sobre mí. Nunca se iba de mi lado, y me tomaba la mano incluso mientras dormía. —Creo que debería ir a ver a un médico y reunirme con ustedes durante la semana —dije, intentando sonar valiente. Si pensaba por un momento que estaba molesta, se quedaría conmigo. Todos los espectáculos se habían agotado, y comenzaban mañana en la noche en Boston. Ella tenía que ir. —No me iré sin ti —dijo con total naturalidad, entonces comenzó a mojar un paño con agua fría antes de agacharse a mi lado y limpiarme la cara—. No te dejaré si estás enferma. Lo sabes. Lo saben. —Boston —dije débilmente, con ganas de meterme a la cama y dormir. Me encontraba cansada. —Que se joda Boston. No te voy a dejar. Tenía que dejarme. Y yo tenía que mejorar. —Lo siento. Estaré bien. Déjame descansar, y para la tarde, estaré lista para irnos. No pareció muy convencida. —Voy a llamar a un médico para que venga —dijo, poniéndose de pie y luego inclinándose para recogerme.
—No estoy tan enferma como para no poder caminar —le dije, divertida. —Si mi ángel vomita, no va a caminar —repitió, y me llevó a la cama.
Dejé que me acostara. Luego me besó la frente. —Voy a llamar a un médico. Descansa.
Abrí la boca para discutir, pero se encontraba fuera de la habitación antes de que pudiera. Cancelaría la gira si había algo mal conmigo. Necesitaba estar bien, o el mundo iba a odiarme. Sería la razón por la cual Slacker Demon canceló la gira. El sello discográfico se pondría furioso. Sería un caos. Tenía que estar bien.
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