[Resuelto]FanFic Brittana: Dulce Brittany (Adaptada) Epílogo

Prólogo

La vida de Santana López no ha sido nada fácil desde que su esposa falleció y la dejó con un hijo a cuestas y con un humor que a cualquiera sacaría de sus casillas.


Brittany Pierce es una joven mujer que, después de mucho buscar, logra un trabajo en la naviera López.

Pero encontrarse con su jefa que, la induce al enfrentamiento diario, no era lo que esperaba.

Sin embargo, Brittany asume cada enfrentamiento sin importar las jerarquías.

Pero, ninguna de las dos cuenta con un pequeño aliado que, les hará entender que los milagros existen.

**********************************************************************************************************************************

Hola, aquí el prólogo de la siguiente historia.

Gracias por leer y comentar!

Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


Pd2: aquí mis anteriores historias (adaptadas todas):

***************************************************************************************************************************

SE QUE ESTÁN SACANDO MIS ADAPTACIONES, POR "MI" PARTE Y "MIS" ADAPTACIONES NO ME MOLESTA, PERO AL MENOS NOMBREN AL FORO... SI SUBEN OTRO CAPITULO Y NO LO NOMBRAN, "EN CADA CAPITULO QUE SUBAN", VOY A BORRAR MIS ADAPTACIONES Y DENUNCIAR LA ADAPTACIÓN. Saludos =D

Capitulo 1

Eran las ocho de la mañana del día viernes y Brittany ya estaba lista para salir de su departamento para dirigirse a una importante entrevista de trabajo.

Hace meses que se presentaba a entrevistas, pero no lograba conseguir ninguno de los puestos a los que había postulado.

Esperaba y confiada en que hoy su suerte cambiaría.

Se miraba en el espejo para darse los últimos retoques al maquillaje antes de salir.

Salió de su dormitorio y fue al de su amiga Quinn o Q como le gustaba decirle a ella a veces.

—Quinn, ¿estás despierta?—preguntó a su amiga, la cual seguía en su cama, tapada hasta la cabeza.

—Ahora sí Britt—dijo Quinn, sacando solo los ojos fuera de su escondite.

—Disculpa amiga. Quiero que me prestes tus zapatos negros, esos que tienen un tacón altísimo. Creo que esta falda se verá mejor si llevo esos zapatos.

—Claro amiga, llévatelos ¿A qué hora es tu entrevista de trabajo?

—A las nueve. Voy a ir caminado, solo me queda a diez cuadras.

—¿Crees que podrás caminar diez cuadras con esos tacones?

—Creo que sí, pero me llevaré un par de sandalias bajas, por si no aguanto los pies.

Brittany entró en el armario de su amiga, que era casi la mitad del cuarto de ella, sacó los zapatos y se los calzó.

—Te ves divina. Creo que hoy sí conseguirás el trabajo.

—Eso espero amiga. Si me va mal en esta entrevista, creo que volveré al campo con mi familia. Esta ciudad no me quiere.

—No digas eso. Sabes que te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras. Si no es este trabajo, será otro. No desesperes amiga.

—Claro que me desespero Quinn. El dinero me alcanza solo hasta el próximo mes, no quiero vivir de tu misericordia.

—Sabes que para mí no es problema. Si te demoras un mes más o uno menos en encontrar trabajo, yo no te voy a echar de esta casa.

—Gracias amiga. Espero que esta vez todo salga bien.

—Yo creo que hoy será tu día. Ya verás cómo te los echas al bolsillo.

—Bien, ahora me voy. No me gustaría llegar tarde a la entrevista.

—Ve con cuidado ¿Llevas el gas pimienta?

—Sí mamá, lo llevo en el bolso—contestó Brittany irónicamente.

—Llévalo en la mano, guardado en el bolso no sirve de nada.

—No te preocupes Quinn, nada me pasará, solo son un par de cuadras.

—Nunca se sabe Brittany, vas sola y me preocupa que…

—Ya Quinn, tú sabes que sé defenderme. Así es que quédate tranquila y ahora me voy. Deséame suerte.

Quinn se incorporó en su cama y saltó para abrazar a su amiga, deseándole lo mejor para su entrevista.




Brittany salió a la calle y comenzó a andar las diez cuadras que la separaban de su entrevista.

Ella iba rogando que, esta vez, todo saliera bien y poder conseguir este trabajo.

Si bien su amiga Quinn le había dicho que, si no conseguía el trabajo, podía seguir viviendo con ella en el departamento, Brittany había decidido que, si no lograba este empleo, volvería al campo con su familia.


Llevaba caminando tres cuadras, cuando sintió un fuerte tirón en su cartera lo que hizo que cayera al suelo.

Un tipo trataba de robarle el bolso, pero ella lo tenía fuertemente agarrado y luchaba para que el ladrón no se lo arrebatara.

Ahí estaba forcejeando con un tipo peligroso, pero ella no pensaba dejar que él se llevara el bolso que contenía todas sus cosas de valor.

—¡Suéltalo mujer! No quiero lastimarte, solo suelta el maldito bolso—dijo el delincuente al ver que ella no pensaba soltar su botín.

—¡No! Suéltalo tú, no hay nada de valor para ti en este bolso.

El ladrón comenzó a tirar con más fuerzas y en su intento la arrastraba a ella por el suelo.

Brittany había perdido un zapato y al otro se le quebró el tacón. Ella trató de incorporarse sin mucho éxito, pero por ningún motivo soltaría el bolso.

—Suéltalo maldito o te juro que te vas a arrepentir.

El ladrón soltó una risa, momento que Brittany aprovechó para incorporarse, y quedar cara a cara con el delincuente.

—Nunca he visto a alguien con tanta sangre en la venas—dijo el tipo volviendo a carcajearse ante la insólita situación que estaba viviendo.

—Ahora te vas a arrepentir de haber querido robar mi bolso.

—¿A sí?

—Sí.

Fue todo lo que dijo ella, y en un rápido movimiento, le pateó la entrepierna a su asaltante.

Éste soltó el bolso y se agarró su hombría con las dos manos. Brittany aprovechó el dolor del tipo, y con su brazo derecho, le propinó un fuerte golpe en la cara usando su codo.

El ladrón ahora se tocaba la cara con sus manos. Brittany se levantó un poco la falda y le propinó una fuerte patada en las costillas al hombre, lo que lo hizo caer al suelo.

Ella tomó los zapatos, el bolso y salió corriendo descalza lo más rápido que pudo de ese lugar.

Cuando estuvo cerca del parque, bajó un poco la velocidad. Llegó a un banco y se dejó caer desparramada sobre este. Soltó unas cuantas lágrimas y agradeció el que su padre insistiera en inscribirla en clases de Kung fu cuando era niña.

Hace tiempo que no practicaba.

Solo deseaba conseguir un trabajo y así volver a entrenar en algún gimnasio donde impartieran el arte marcial.

Miró los carísimos zapatos que su amiga le había prestado y que ahora estaban destruidos.

Tendría que pagárselos a Quinn, ya que eran sus zapatos de diseñador favoritos.

Pero ahora no tenía oportunidad de ir a su entrevista para conseguir un trabajo.

Gracias al asaltante, se había atrasado, además lucía heridas de batalla en sus rodillas.

Sacó las sandalias, que había llevado para cambiarse por si le dolían los pies, y se las puso.

Buscó el jabón gel antibacterial que cargaba siempre en su bolso, un paquete de pañuelos desechables y comenzó a limpiarse las rodillas ensangrentadas.

Miró su reloj y vio que ya llevaba diez minutos de retraso para su entrevista.

De pronto pensó que debía ir a dar una explicación del porqué no había llegado a la cita.

Tal vez podría dejar el currículo nuevamente y postular a otro puesto.

Se arregló un poco el pelo, tomó su bolso y comenzó su caminata lo más rápido que pudo por las calles que la separaban del edificio de la naviera López.


Entró en el vestíbulo del lujoso edificio de la naviera, y quedó frente a la recepción, donde una mujer elegantemente vestida, puso una expresión de horror al verla.

—¿Necesitas ayuda?—le preguntó la rubia mujer.

—La verdad es que sí. Mi nombre es Brittany, Brittany Pierce. Hoy tenía una entrevista para un trabajo en esta naviera, pero me asaltaron mientras venía para acá, lo que hizo que me atrasara y no pudiera llegar a la hora.

—Linda—le dijo despectivamente la recepcionista—, Es muy triste lo que me estás contando, ¿pero sabes qué? no me interesa. Si no llegaste a tu cita para la entrevista, no me importa, tú te lo perdiste.

—Solo me preguntaba si existía alguna forma…

—No. Si quieres postular a algún puesto en esta empresa, deberás volver a dejar tu currículo en el montón de papeles que hay en ese buzón—la rubia le indicaba un buzón azul, donde tiempo atrás, ella ya había dejado su currículo.

—¿Y si pudiera hablar con la persona que me iba a realizar la entrevista? Si solo pudiera explicarle el motivo por el cual no me pude presentar, además llevo solo unos minutos de atraso, no creo…

—Querida, la puntualidad en esta empresa es crucial. En un segundo puedes perder o ganar millones de dólares. Además la señorita López no tiene tiempo para atenderte. Si perdiste tu cita, la perdiste y se acabó.

En ese momento, el ascensor se abrió en la recepción y una elegante y alta mujer salía del cubículo.

Llegó cerca del escritorio de la recepcionista, y se detuvo al ver a la accidentada mujer que estaba frente a ella.

—¿Estás bien?—le preguntó acercándose más a Brittany.

—Sí, gracias.

—Señorita López—dijo la recepcionista levantándose de golpe de su silla.

—¿Señorita López?—preguntó Brittany con los ojos muy abiertos.

—Sí, Emily López, ¿y tú eres?

—Brittany Pierce señorita. Hoy tenía una entrevista con usted, pero no alcancé a llegar.

—Señorita, esta chica no entiende que, si perdió su cita, usted no la puede recibir—dijo la recepcionista.

—Ah, Brittany Pierce, la que no llegó a la entrevista. Y supongo que tienes una muy buena excusa para faltar a tu cita.

—Sí señorita. Venía caminando y me tiraron del bolso para asaltarme. Por eso es que traigo las rodillas ensangrentadas.

—Pero veo que traes tu bolso Brittany, entonces, ¿te asaltaron o no?

—Forcejeé con el asaltante, luego le di un golpe y recuperé mi bolso.

A Emily se le formó una sonrisa en la cara. Se imaginó a la delgada chica forcejeando con un asaltante.

—Bien Brittany, creo que esto es un caso de fuerza mayor. Ven, vamos hasta mi oficina y te realizaré la entrevista.

A Brittany se le iluminó la cara, no todo estaba perdido ese día pensó.

Ahora tendría que dar lo mejor en esa entrevista.

Emily y Brittany tomaron el ascensor e hicieron el recorrido hasta el décimo piso, donde se encontraba la oficina de los dueños de la Naviera.

El ascensor se detuvo en el piso correspondiente y las mujeres salieron a un luminoso espacio, el cual, era dominado por un gran escritorio.

Emily caminó delante de Brittany hasta que llegaron a una oficina que estaba a la derecha del escritorio.

—Toma asiento Brittany, ¿quieres algo de beber?

—Agua por favor.

Emily le acercó un vaso con agua a Brittany y se sentó en su sillón ejecutivo para comenzar la entrevista.

—Señorita López, quiero agradecerle que se dé el tiempo para hacer esta entrevista. Gracias por la oportunidad.

—De nada Brittany, esta es una situación especial. Pero bueno, ahora comencemos con la entrevista.

—Bien—Brittany trataba de relajarse, tenía que conseguir ese trabajo.

—Por lo que veo en tu currículo, hablas dos idiomas, excelente notas en la facultad, pero no tienes experiencia.

—Es verdad, no he tenido la oportunidad de adquirir experiencia.

—No eres de esta ciudad, ¿hace cuánto que vives aquí?

—Unos cuatro años.

—¿Y en cuatro años no has podido encontrar un trabajo en lo que estudiaste?

—No señorita. Creo que la mitad de la ciudad tiene mi currículo, pero no he conseguido nada.

—Y puedo saber, ¿cómo te has mantenido todo este tiempo?

—Bueno, un año llegué a tener tres trabajos al día. Trabajé en una empresa de aseo de oficinas, en un supermercado, en una cafetería y este año estoy trabajado de niñera algunas noches a la semana.

—¡Vaya mujer! Así que ahora trabajas cuidando niños.

—Sí, cuido a algunos vecinos.

—Bien Brittany, creo que ya sé todo lo que necesito.

Brittany sintió, que no había causado una buena impresión a su entrevistadora, decidió despedirse y darle las gracias por darse el tiempo de escucharla.

—Bien señorita Emily, le agradezco que se molestara en entrevistarme, no le quito más su tiempo…

—¿Podrías empezar el lunes?—preguntó Emily de pronto.

—¿Disculpe?

—Que si estás disponible para comenzar a trabajar el lunes.

Brittany se quedó muda por un segundo o dos, no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando.

—¿Lo dice en serio señorita López?

—Emily por favor, y sí, nunca he dicho algo tan en serio.

—¡Claro que puedo empezar el lunes! Aquí me tendrá a primera hora.

—Bien, te explicaré de qué se trata tu trabajo. Ven sígueme hasta el escritorio que está afuera.

Brittany la siguió con los ojos muy abiertos, y prestando atención a cada palabra que salía de la boca de su nueva jefa, no quería perderse ni un solo detalle.

—Este será tu escritorio. La oficina a tu derecha es la mía y la de la izquierda es la mi hermana. No la conocerás hasta dentro de dos semanas, ella está de vacaciones. Tu escritorio está dividido de la misma forma. Lado derecho mi agenda, mis contactos, mis carpetas. Lado izquierdo, agenda de mi hermana, sus contactos, sus carpetas. En el centro tu computadora, donde puedes unir como tú quieras la información, lo importante es que esté a mano cuando cualquiera de los dos te la pidamos ¿Alguna pregunta?

—No, todo está más que claro.

—Bien Brittany, nos vemos el lunes temprano. No sé, tengo un buen presentimiento contigo.

—No se arrepentirá de haberme dado esta oportunidad Emily. Muchas gracias de verdad. Nos vemos el lunes.

Brittany le estrechó la mano a Emily un poco efusivamente y salió casi volando de ese edificio que, a partir del lunes, sería su nuevo lugar de trabajo.

***********************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

***************************************************************************************************************************

SE QUE ESTÁN SACANDO MIS ADAPTACIONES, POR "MI" PARTE Y "MIS" ADAPTACIONES NO ME MOLESTA, PERO AL MENOS NOMBREN AL FORO... SI SUBEN OTRO CAPITULO Y NO LO NOMBRAN, "EN CADA CAPITULO QUE SUBAN", VOY A BORRAR MIS ADAPTACIONES Y DENUNCIAR LA ADAPTACIÓN. Saludos =D

Capitulo 2

Brittany llegó al departamento que compartía con su amiga dando saltitos de alegría.

Le contó todo el episodio del casi asalto a Quinn y ésta casi se desmaya con el relato de la historia.

Luego le contó sobre la entrevista y cómo conoció a su jefa, que era una de las dueñas de la naviera.

Llegó el turno de contarle sobre que, los apreciados zapatos de diseñador, habían pasado a mejor vida. Pero le juró que, con su primer sueldo, le compraría un par nuevo.

Luego Quinn pidió pizza y cerveza para celebrar el nuevo trabajo de su mejor amiga.






El día sábado, a las nueve de la mañana, Brittany ya se estaba encaminando fuera de su hogar, para lanzarse a correr por las calles hasta llegar al parque.

Esa era su rutina del sábado, ella adoraba correr.

Después de realizar una serie de estiramientos, tomó su reproductor de música y buscó la lista de canciones de Chris Brown.

Cuando sonó el primer acorde de Yeah, Yeah, Yeah, su cuerpo sintió un golpe de energía y comenzó a trotar.

Ya estaba por llegar al parque cuando algo delante de ella llamó su atención.

Estaba tan sumida en sus pensamientos que, no se percató de qué lugar salió.

Delante de ella, y a paso firme, había una mujer que vestía unos shorts deportivos negros que, dejaban a la vista, sus bien trabajadas piernas y un duro trasero.

A Brittany desde hace mucho tiempo se había dado cuenta de que le gustaban tanto los hombres como las mujeres, ella decía que se enamoraba de los sentimientos, no del cuerpo.

Ese mismo pensamiento tenía su amiga Quinn, era uno de los motivos por los cuales se llevan tan bien.

A Brittany le fue imposible no mirar esa parte de la anatomía de la mujer, y es que el pantaloncillo parecía estar hecho a la medida y se ajustaba justo donde tenía que ajustarse.

Brittany la siguió hipnotizada, mirando embobada la parte trasera de la extraña.

Lamentablemente no podía ver nada más, ya que la parte superior de su cuerpo, estaba cubierta por una sudadera gris con capucha.

No podía ver de qué color era su pelo, no podía ver su cara, además, el ritmo al que la otra mujer trotaba, era casi imposible de seguir.

Y ahí se quedó Brittany, mirando la espalda y el duro trasero de una mujer que, unos metros más adelante, dobló en una esquina y desapareció por el parque.

Brittany siguió trotando por el parque un rato más.

Cuando pasaba frente a un gimnasio, se fijó que tenían clases de kung fu.

Hizo las averiguaciones y decidió que, cuando verificara su horario en el trabajo se inscribiría en el gimnasio.







El día lunes Brittany llegó a su trabajo puntualmente.

Llevaba un traje azul marino, que constaba de unos pantalones pitillos de cintura alta y un blazer entallado, todo complementado con una blusa blanca de manga corta.

Se peinó su larga cabellera rubia en una coleta alta y solo se puso un poco de maquillaje muy ligero.

Cuando Emily llegó se pusieron al día con la agenda y ella le dejó unas carpetas para que las archivara.



Apenas llevaba una hora en su nuevo trabajo, cuando el teléfono de su escritorio comenzó a sonar.

—Naviera López, buenos días—contestó ella, toda amabilidad.

—Pásame a Emily—dijo una profunda voz al otro lado de la línea.

—¿Disculpe?—contestó una sorprendida Brittany.

—¿Eres sorda? Que me pases a Emily.

Brittany sintió cómo su sangre se calentaba y que el culpable de que eso pasara era la mujer que estaba en ese momento en la línea.

—¿Y a quién se supone que tengo que anunciar?

—Anuncia a Santana—dijo cortante.

—Y supongo que la señorita Santana tendrá apellido—replicó Brittany burlona.

—Solo Santana. Apúrate que no tengo todo el día.

—Bien señorita «Solo Santana», le pido me espere en línea, para ver si la señorita López lo puede atender.

—Ni se te ocurra hacerme esperar y ponerme esa puta músi…

La otra mujer no alcanzó a terminar la frase y Brittany apretó el botón de la música de espera.

En ese momento, al otro lado de la línea, se escuchaba Yesterday en versión andina.

Brittany resopló, y pensó cómo podía existir gente tan desagrádale en este mundo.

Luego marcó el anexo de su jefa, para comunicarle que, un desagradable personaje pedía hablar con ella.

—Emily, la señorita «Solo Santana» en la línea uno pide hablar con usted.

—¿La señorita qué?—dijo Emily entre risas.

—La señorita «Solo Santana». Cuando le pregunté por su apellido, me contestó: Solo Santana.

Emily soltó una gran carcajada por la ocurrencia de su secretaria.

—Bueno Brittany, pásame a la señorita.

Brittany hizo tal cual como le pidió su jefa y traspaso la llamada.





El día pasó tranquilo para Brittany.

No fue a almorzar a la cafetería del edificio, prefirió ponerse al día con todos los asuntos de su trabajo y se compró un sándwich que se comió en su escritorio.




Luego de dejar todo listo se fue a su casa, contenta por estar trabajando en un lugar que de momento le gustaba.








Al día siguiente Brittany llegó a su escritorio y comenzó el proceso de revisión de agenda de su jefa.

Cuando Emily apareció en el piso, Brittany la puso al día de todas las reuniones, le sirvió un café, para luego volver tras su escritorio.

Estaba organizando unos papeles cuando el teléfono sonó.

—Naviera López, buenos días.

—Pásame a Emily.

No podía ser, esa desagradable mujer estaba en el teléfono otra vez.

—Buenos días señorita Solo Santana, ¿cómo está hoy?

—¿Te crees graciosa? Porque déjame decirte que no lo eres.

—No, no me creo graciosa, solo trato de ser amable.

—Bueno conmigo ahórratelo, pásame a Emily.

Brittany sentía unas enormes ganas de ahorcar con el cable del teléfono a esta mujer tan grosera.

—Bien, lo anunciaré.

—Pero ni se te ocurra ponerme esa maldita mú…

Otra vez Brittany pulsó el botón de la música de espera, la que al parecer, a la ogra al otro lado del teléfono odiaba.

—Esta vez tuviste suerte gruñona—susurró Brittany al aparato—, Hoy son los Carpenters y es instrumental.

Luego le comunicó a su jefa de la llamada que tenía en espera y se la pasó.

Al parecer la mujer tenía algún tipo de relación con Emily.

Otro punto para que su jefa le cayera mejor.

Pero, no podía imaginar a su amable jefa, con un ser tan mal educada como novia.





Brittany estaba en la cafetería de la naviera.

Después de mirar varios platos se decidió por una ensalada de atún y un jugo de frutas.

Buscó un espacio libre en alguna mesa, ya que al parecer a esa hora, la mayoría del personal de la naviera estaba haciendo uso de su horario de almuerzo.

Pero ese día estaba de suerte, ya que en un rincón, había una mesa desocupada. Llegó hasta la mesa, y se sentó para comenzar a disfrutar de su liviano almuerzo, cuando vio dos figuras que se acercaban y se quedaban mirándola.

—¿Tú eres la nueva verdad?—le preguntó una risueña chica morena mientras se sentaba a su lado.

—Sí, soy Brittany.

—Hola Brittany, soy Mercedes y ella es Tina—dijo la chica presentando a su amiga que se sentaba al otro lado de Brittany.

Y ahí estaba ella sentada en una mesa, en su hora de almuerzo y con dos chicas que la miraban como un bicho raro.

—Así que tú eres la chica del diez, la nueva virgen del sacrifico a los dioses—le dijo Tina.

—¿Qué eso de la virgen del sacrificio?

Mercedes y Tina rieron al ver la cara de desconcierto de Brittany.

—Veo que no sabes nada. Pero para eso estamos acá, para contarte todo a lo que te tendrás que enfrentar en tu cargo.

—Chicas, me están asustando, díganme ya de una vez lo que vinieron a decir.

—Bueno Brittany, te contaremos todo lo que se refiere al piso diez ¿Sabes que se está realizando una apuesta para ver cuánto duras en tu trabajo?

Brittany abrió mucho los ojos por las palabras de Mercedes.

—Pero qué dices, ¿cómo es eso que están apostando?

—Brittany, en lo que va del año, por el piso diez han pasado más de quince secretarias. La última, o sea tu antecesora, duró tres días. La chica que más ha durado ha sido Jacqueline que trabajó una semana completa.

—No te creo, cómo es eso posible, la señorita López es un sol, no me imagino un lugar mejor donde trabajar.

—Ella es un sol, como tú dices, el problema es la ogra de la hermana. A la señorita López no lo soporta ni su sombra. Siempre tiene un problema con las secretarias, para ella todas son ineficientes.

Brittany sintió un malestar en el estómago.

¿Sería verdad lo que le estaban contando estas dos chicas?

¿Sería verdad que su otra jefa era un ogro?

—Es por eso que, a las chicas que llegan a trabajar al diez, les llaman « las vírgenes del sacrificio a los dioses ». Cada vez que una va subiendo hasta el piso diez, es como si subieran a la cima del volcán, donde serán sacrificadas. Tú llevas dos días de trabajo y es porque la señorita Ogra está de vacaciones, pero la apuesta empieza a correr dentro de una semana más.

Brittany se congeló, no podía creer en su suerte, apenas estaba comenzando en un trabajo y ya estaba muerta de miedo por perderlo.

—Pero, ¿y si gano?—dijo Brittany dejando a las chicas con la mandíbula desencajada—¿Si logro soportar más que las otras chicas?

—Bueno, técnicamente tendrías que aguantar seis días a la viuda amargada y serías una leyenda.

—¿Viuda amargada?—preguntó Brittany.

—Pero Brittany, no puedo creer que estés tan desinformada. La otra señorita López es viuda, su esposa murió hace más de dos años en un accidente de auto. Todos dicen que, desde ese día, nunca más recuperó la sonrisa y se convirtió en la ogra que es hoy en día. Pero bueno no queremos seguir asustándote, solo era una ayudita para enfrentar lo que viene. Ojalá te quedes, cuenta con nosotros para lo que sea. Yo trabajo en recursos humanos—dijo Mercedes—, Y Tina en contabilidad. Cualquier duda solo levanta el teléfono y pregunta.

Luego de que las chicas terminaran de almorzar cada una se dirigió a su piso para seguir trabajando.

Brittany volvió perturbada a su escritorio.

Se preguntaba si sería verdad todo lo que le habían contado las chicas.

Ella deseaba mantener ese trabajo, necesitaba mantener ese trabajo.

Le quedaba una semana de tranquilidad antes de conocer a la Ogra como le decían sus empleados a la dueña de la naviera.

¿Sería tan mala como le habían dicho?

Tal vez ella podría sobrellevar la situación.

Siempre le decían que tenía paciencia de santa, tal vez era hora de ponerla en práctica.

Además, a la Ogra le gustaban las mujeres, no podía ser tan mala.

¿No?

***********************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 3

Los siguientes días pasaron tranquilos para Brittany.

Trabajar con Emily era un agrado.

Si bien las chicas de los otros pisos la habían asustado contándole cómo era trabajar en el piso diez, ella había decidido ponerle el pecho a las balas y que fuera lo que Dios quisiera.

Si tenía que irse, no iba a hacerlo sin luchar.

Si ella era eficiente en su trabajo su otra jefa no tendría queja de ella, y por lo tanto, no tendría excusas para despedirla.

Era día viernes y había comenzado tranquilo para Brittany.

Según la agenda de su jefa Emily esa mañana tenía una reunión, por lo que, a esa hora, ella era la única persona en ese el piso diez.

Estaba tan sumida en su trabajo, que cuando el teléfono sonó, la hizo dar un salto en su silla.

Luego sonrió por su reacción y se dispuso a contestar:

—Naviera López, buenos días—contestó ella con voz suave y amable.

—Quiero hablar con Emily—dijo la agria personaje al otro lado del teléfono.

Desde el martes que no sabía nada de esta desagradable mujer.

Brittany pensó que se había librado de ella para siempre, pero al parecer no tenía tanta suerte.

Ella estaba ahí llamando nuevamente a su jefa.

—Buenos días señori…

—Mira, ya te dije que te ahorraras tu amabilidad. Solo ponme a Emily en la línea y no se te ocurra ponerme esa maldita música de espera que odio.

Brittany sonrió por lo que la otra mujer le decía sobre la música de espera.

—Qué bueno saberlo señorita. Le diré a mis jefas cuando las vea que, la música no es de su agrado y que la cambie por algo más moderno, ¿Lady Gaga tal vez?

—¿A ti te pagan por trabajar o para que cuentes chistes? Solo quiero hablar con Emily, ¿entiendes eso o te explico con manzanas?

Brittany sentía cómo la rabia le subía por los pies.

La tipa estaba logrando que la parte más desagradable de ella apareciera.

Lo único que deseaba era tenerla en frente y usarla como saco para practicar sus patadas de kung fu en ella. Le diría un par de cosas a esta mujer, nada ofensivo por supuesto.

Luego hablaría con su jefa Emily y se disculparía por ofender a su novia y esperaba que ella la entendiera y no la despidiera.

—Por favor y gracias—dijo Brittany.

—¿Qué dijiste?—contestó una irritada mujer.

—Ya veo, no las conoce ¿Sabe qué esas palabras le pueden abrir muchas puertas? Grábeselas, por favor y gracias.

—¿Quién te crees que eres para venir a enseñarme algo a mí?

—Mire señorita Solo Santana, estoy siendo muy amable con usted. Cada vez que llama trato de no hacerle caso a sus groserías. Sería mucho pedirle que cuando llame, ya que no dice buenos días, cuando me pida algo lo haga con un por favor y un gracias.

—Ah no, esto es lo más gracioso que he escuchado en mi vida. Tú, una simple secretaria, exigiendo algo.

—Me alegra saber que le hago gracia señorita—dijo Brittany dispuesta a enfrentarla con todo—Sí, es verdad que soy una simple secretaria, pero soy una simple secretaria a la cual le ensañaron a respetar a las personas cualquiera sea su origen o casta.

—No me interesa lo que pienses, ahora has tu trabajo y pásame a Emily, ¿o es mucho pedir?

Brittany no quería seguir con esa pelea, no quería que esta discusión le arruinara todo el fin de semana que tenía por delante.

—La señorita Emily se encuentra en una reunión, ¿quiere dejarle algún mensaje?

Cuando Brittany dijo la última palabra se escuchó un resoplido al otro lado de la línea, y luego el tono del teléfono, señal de que su interlocutora había cortado la llamada.




Una hora más tarde, una sonriente Emily hacía ingreso en el vestíbulo de la oficina.

Brittany la miró, le sonrió y la siguió hasta la oficina.

Tenía que hablar con Emily y contarle que, la desagradable mujer la había llamado. Contarle que, ella se había ofuscado por lo grosera que la mujer había sido.

Debía pedirle disculpas y apelar a la comprensión de su jefa para que no la despidiera por poner en su lugar a su novia.

—Emily, yo quería hablar con usted sobre un asunto.

Brittany se miraba las manos, estaba muy nerviosa. Levantó la vista hacia la cara de su jefa, quien la miraba con una gran sonrisa.

—Claro Brittany, dime qué pasa.

—Cuando usted estaba en reunión llamó la señorita Solo Santana, perdón, la señorita Santana.

Emily soltó una carcajada.

—Mire, lo siento, pero tengo que decirle que ella es muy desagradable. Hoy me encontró y le dije cosas que sé no le gustaron para nada.

—Ni te imaginas—dijo Emily tratando de contener la risa.

—Bien, solo quería pedirle disculpas por haberle dicho esas cosas a su novia.

Emily frunció el ceño, abrió la boca para decir algo, pero la cerró y siguió escuchando divertida a Brittany.

—Emily, disculpe mi actitud, pero es que odio a la gente mal educada. Sé que va a tener quejas sobre mí, y que tal vez yo misma provoqué mi despido, pero es que ya no aguantaba más tanta mala educación.

—Tranquila Brittany, sé cómo de desagradable puede llegar a ser Santana. No te preocupes, no voy a despedirte, ¿y sabes qué? me alegro que la hayas puesto en su lugar. Ahora lo que vamos a hacer, porque de seguro volverá a llamar y será más desagradable aún, no le hables, solo me pasas la llamada, ¿está bien?

—Más que bien—dijo Brittany, soltando el aire de sus pulmones, que había estado reteniendo producto de los nervios.

—Ahora te puedes ir a casa, es viernes y de seguro tienes planes.

—Bueno la verdad sí, creo que celebraré mi primera semana de trabajo.

—Bien, anda y diviértete, nos vemos el lunes.

—Gracias Emily, nos vemos el lunes. Que tenga un buen fin de semana.

Brittany salió de la oficina de su jefa feliz porque aún conservaba su trabajo.

Pensó en las palabras de Emily, tal vez el tipo ya no era su novia, habían terminado por lo desagradable que era y ahora la otra mujer la buscaba para tratar de volver.

Si era así, Brittany rogaba para que su jefa fuera inteligente y no volviera con tan maleducado personaje.






Cuando Brittany llegó a su departamento, encontró a su amiga Quinn bailando frente al televisor.

Estaba jugando con la Xbox.

Ellas adoraban ese juego de baile y Brittany fue a hacerle compañía en la coreografía.



Luego de un rato jugando, cayeron sobre el sofá, cansadas, riendo como dos niñas.

—¿Qué vamos a hacer hoy Q? Quiero salir por ahí a bailar o algo, quiero celebrar mi primera semana de trabajo.

—Bien, salgamos por ahí a recorrer clubes, pero vamos a comer algo primero.

—Bien—contestó una entusiasmada Brittany—Comida china, italiana, thai, ¿tal vez?

—Sí, tailandesa, genial. Bueno vamos a cambiarnos, no pensarás ir en traje de oficina, ¿no?

Las amigas se encaminaron cada una a su cuarto para prepararse para su salida.



Una hora después ya estaban listas y salían del departamento para tomarse la ciudad.

Quinn llevaba unos shorts de pana negros, con un top plateado, completaba su conjunto unos taconazos negros y una chaqueta también en pana negra.

Su melena rubia, que le llegaba al mentón, hoy lucía un estilo un poco despeinado.

Brittany se decidió por unos leggins de látex negros con una blusa peplum en color hueso y también se calzó unos altos tacones negros.

Ella llevaba su largo cabello rubio suelto peinado en grandes ondas.

Se maquilló con el ahumado de ojos, que hacía que sus grandes ojos azules resaltaran aún más y por último se aplicó un labial rojo en su boca.




Tomaron un taxi, el que las llevó al centro de la ciudad hasta el restaurante Tai que habían escogido.




Dos horas estuvieron ahí sentadas, conversando, riendo y saboreando las exquisiteces que le ofrecía la cocina tailandesa.

Salieron del local y comenzaron a caminar calle abajo, mirando para decidirse a qué club entrarían.

Iban a cruzar una calle, Brittany dio el primer paso, pero Quinn la tomó de un brazo y tiró de ella para devolverla a su lugar. Brittany había cruzado la calle, sin mirar que de algún lado, salía una moto la cual pasó por su lado.

Si su amiga no la hubiera tirado del brazo, la persona montada en la gran motocicleta negra, se la hubiera llevado por delante.

La persona ni siquiera hizo amago de detener el vehículo y ver si les había pasado algo a las chicas, solo siguió como si nada.

—¡¡¡Fíjate por dónde vas imbécil!!!—dijo una enojada Brittany.

La persona giró la cabeza para mirar quién le gritaba, para luego acelerar y dejar la escena.

Brittany se fijó en la persona y pudo notar que era una figura fina, era una mujer.

El casco era negro, pero en la parte de atrás, tenía un rayo en color blanco.

—Britt, ¿estás bien?—preguntó Quinn al ver la cara de su amiga.

—Sí Quinn, estoy bien. Pero vamos a divertirnos, no dejemos que una idiota nos amargue la noche.

Tomadas de la mano caminaron por las calles mirando cada club que se les cruzaba, hasta que se decidieron a entrar a uno.

El lugar no estaba tan lleno, lo que Brittany agradeció, no le gustaba estar apretujada por gente que no conocía.

Pidieron unos tragos en la barra y se lanzaron a la pista a bailar solas.

De vez en cuando se acercaban las personas para pedirles bailar con ellas, pero siempre recibían una negativa por parte de las amigas.

A ellas les encantaba bailar solas ya que nadie podía seguirles el ritmo.




Después de unas horas de baile y unas copas más, decidieron poner fin a la noche y volver a la tranquilidad del hogar.

Entraron en el departamento riendo, Brittany corrió a la cocina y se tomó un gran vaso de agua.

Se desearon buenas noches y cada una se fue a su dormitorio para dormir.






Eran las nueve de la mañana del día sábado y Brittany estaba sentada en su cama.

El sábado era un día sagrado para ella.

Era el día que ocupaba para hacer deporte, y por nada del mundo lo dejaba pasar. Aunque la noche anterior había llegado de madrugada a su casa, ella necesitaba correr para mantenerse vital.

Se levantó, se metió al baño, se lavó la cara, los dientes y se vistió con su ropa deportiva.

Salió del departamento, tratando de cerrar la puerta sin hacer mucho ruido.

Quinn había bebido unos tragos más que ella y de seguro tendría un gran dolor de cabeza.


Una vez fuera del edificio Brittany comenzó a hacer los estiramientos, sacó su reproductor de música, hoy sería Maroon Five quien la acompañaría en su recorrido por el parque.

El tema Move like Jagger comenzó a inundar sus oídos y se encaminó a su destino.


Llevaba quince minutos corriendo, sentía cómo su corazón bombeaba con cada paso que daba.

Se dirigió hasta el parque, cuando nuevamente, al lado de ella, llegó la mujer que le había llamado la atención una semana atrás.

Si bien la tenía casi al lado, no lograba verle la cara por la capucha de la sudadera que le cubría las facciones.

La otra mujer siguió ahí, al ritmo de Brittany, por unos cinco minutos.

Cada tanto Brittany giraba la cabeza para intentar verle la cara, pero era imposible.

O le miraba la cara a la mujer o se concentraba en el camino para no sufrir algún accidente.

La mujer aumentó el ritmo del trote, Brittany trató de seguirla, pero no pudo.

Se quedó mirando la espalda de aquel misterioso personaje, hasta que la mujer aceleró más la zancada y desapareció por el enorme parque.

Brittany se sintió decepcionada, estaba intrigada por verle la cara a la dueña de esa espalda y de ese trasero.






Después de almorzar con su amiga y contarle lo de la misteriosa mujer del parque, Brittany decidió holgazanear todo el fin de semana.

Vio películas, comió pizza, se acostó temprano y el domingo se levantó tarde.

Debía descansar cuerpo y mente.

Le quedaba una semana para gozar de la tranquilidad que era trabajar solo con Emily, una semana para conocer a su otra jefa, de la cual no tenía muy buenas referencias.

***********************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: bueno aquí lo prometido hace unas semanas atrás xD Ya termine mis pruebas, pero tenia que recuperar el sueño perdido así hasta hoy pude tener algunos caps adelantados, pero no me olvido que me demore en subirlos o días no subí los correspondientes, asik durante la semana (mas probable el viernes xD) suba un segundo maratón.

Gracias por la paciencia x la demora!

Capitulo 4

El lunes Brittany llegaba como siempre puntual a la naviera.

Ya dominaba todo lo referente a su trabajo.

Con Emily todo era fácil.

Sacudió la cabeza para sacarse el pensamiento de que pronto conocería a la ogra López, como la llamaban sus empleados, y comenzó a revisar la agenda de Emily.



Emily entró en el vestíbulo diez minutos después que su secretaria, elegantemente vestida con un traje dos piezas de color blanco.

La mujer rondaría los treinta, era de una escultural figura.

Cabello negro, que siempre iba impecablemente peinado, ojos marrones y lo que nunca le faltaba, una linda sonrisa en la cara.

Brittany la puso al día con su agenda, le sirvió un café y luego volvió a su escritorio a continuar con su trabajo.

Todo marchaba tranquilamente hasta que sonó el teléfono, Brittany presentía que era la desagradable mujer que le amargaba los días.

Se preparó para contestar y recordó lo que su jefa le había dicho.

La saludaría como era costumbre y cuando le pidiera hablar con Emily, no le diría nada, solo pasaría directo la llamada a su jefa.

—Naviera López buenos días—saludó Brittany, con voz alegre.

—Pásame a Emily—la voz profunda de la mujer llegó a los oídos de Brittany.

Y tal como le había dicho su jefa, ella no se molestó en hablar con la otra mujer, pulsó un botón en el teléfono y la llamada fue trasferida al anexo de Emily.




Así pasaron los días para Brittany.

La mujer misteriosa llamaba y Brittany solo pasaba la llamada directamente a su jefa.




Era jueves y el ritual del llamado de aquella mujer no se hizo esperar, siempre llamaba cerca de las nueve de la mañana.

Ese día Brittany hizo lo mismo, saludó, a la mujer pidió hablar con Emily y Brittany pasó la llamada.



***********************************************************************************************************



Emily en su oficina, vio titilar la luz del teléfono que le indicaba que una llamada estaba en espera.

Sonrió y tomó el auricular para contestar:

—Santana, ¿cómo amaneciste hoy?

—Bien, ¿y tú?

—Muy bien, dime para qué me llamas.

—Ya sabes, para que me informes de todo.

—¿Segura?—preguntó Emily en forma divertida.

—Sí, ¿para qué otra cosa podría llamarte?

—No sé… tal vez… mejor déjalo. Te envío un correo con la información y luego me avisas que tal.

—Emily…

—Dime Santana.

—¿Qué le pasa a tu secretaria?—preguntó Santana y a Emily se le iluminó la cara.

—¿Qué pasa con Brittany?

—Bueno, que estos días te he llamado y ella ni siquiera me ha hablado. No me ha enfrentado como la primera semana.

—Se aburrió de lo mal educada que eres. Santana, a ti te gusta molestarla, ¿verdad?

—¿Qué? Cómo se te ocurre decir algo semejante Emily.

—San, solo respóndeme algo ¿Para qué me llamas al teléfono de la central, si me puedes llamar al privado o al móvil?

El silencio se hizo al otro lado de la línea.

—Porque te gusta molestarla Santana, por eso me llamas al teléfono de Brittany. Porque ella te plantó cara y para ti eso es un desafío.

—No sabía que ahora eras sicóloga Emily, pero déjame decirte que estás completamente equivocada.

—Bueno, lo que tú digas, ¿necesitas algo más?—dijo Emily con la voz un poco irritada.

—Vaya, al parecer estás enojada.

—No, es solo que tengo que volver al trabajo, así que si terminaste…

—¡Uf que carácter mujer!

—Mira quién habla. Bueno, si solo llamaste para eso te voy a cortar, te mando el correo y luego me llamas.

—Bien, adiós.

—Adiós, Santana.

Emily cortó la llamada y sonrió al repasar la conversación que había mantenido.

Y una idea cruzó por su cabeza.

Solo esperaba tener tiempo jugara a su favor.




************************************************************************************************************




La semana terminó y a Brittany se le comenzó a formar un nudo en el estómago, faltaban dos días y el lunes llegaría.

El lunes conocería por fin a su otra jefa y comprobaría si era verdad lo que todos en el edificio hablaban de ella.





El sábado, realizó su sagrada rutina de salir a trotar, pero esta vez no vio a la extraña de la sudadera gris, o más bien, si pasó por el lado de ella no se fijó.

Iba tan sumida en sus pensamientos que, no se daba cuenta de lo que había a su alrededor.




El domingo preparó la ropa para el lunes, quería estar impecable.

Luego de leer por un rato, decidió que ya era hora de dormir, mañana debía causar una buena impresión a su jefa desconocida.




Brittany despertó antes que el despertador llegara a sonar.

Estaba nerviosa, por lo que solo consiguió dormir a saltos.

Se dio una ducha rápida y comenzó a vestirse.

Ese día eligió llevar vestido, sus rodillas ya no estaban amoratadas por el casi asalto sufrido semanas atrás y podía lucirlas sin preocupación.

Se colocó un vestido azul marino de mangas tres cuartos, que llegaba a la altura de sus rodillas y se ajustaba a su cuerpo.

Por adorno, el vestido llevaba un delgado cinturón del mismo tono, el cual lucía una pequeña hebilla dorada.

Su cabello lo recogió en un moño alto impecablemente peinado y se colocó unos pequeños pendientes de perlas blancas.

Se maquilló delicadamente, un suave delineado de ojos, un poco de rubor rosado en sus mejillas y por toque final, colocó un toque de brillo color rosa en sus labios.

Solo faltaba calzarse los zapatos negros de alto tacón.

Ya estaba lista, impecablemente vestida.

Se miró frente al espejo, se roció un poco de perfume y salió de su dormitorio.

Se despidió de su amiga Quinn, quien le deseo suerte para ese día.




Una nerviosa Brittany entraba en el edificio de la naviera.

No sabía si se estaba volviendo paranoica, pero juraría que todo el que se cruzaba con ella en el vestíbulo, la miraba con cara como si ella fuera el cordero que va al sacrificio.

Tomó el ascensor y llegó hasta el piso diez, pensó que nunca el trayecto en ese aparato se le había hecho tan corto.

Salió al vestíbulo, tomó una honda y larga respiración y se encaminó hasta llegar a su escritorio.

Dejó su bolso en un cajón, tomó las agendas de sus jefas, que aún no hacían acto de presencia, y se puso a programar el día de trabajo.

El sonido del ascensor le indicó la llegada de alguien.

A Brittany le comenzaron a sudar las manos, estaba muy nerviosa, y las pasó por la falda del vestido para secarse las palmas.

De pronto vio que la figura que entraba por el vestíbulo era la de Emily y ella se calmó un poco.

—Buenos días Emily, ¿cómo está hoy?

—Muy bien Brittany, ¿y tú?

—Excelente, ¿quiere café?

—Claro y comenzamos a revisar la agenda.

Brittany se dirigió a preparar el café. Se lo llevó a su jefa y comenzaron juntas a revisar la agenda de Emily.

Brittany se quedó de pie frente al escritorio de su jefa.

—Bien, hoy es el cumpleaños de su amiga Spencer. Me pidió que le comprara la bufanda que vio en la tienda el miércoles. Esta lista y envuelta en papel de regalo. A la una tiene un almuerzo con el señor Abrams en el restaurante del Plaza. A las tres tiene una reunión en auditoria con…

La puerta de la oficina de Emily se abrió de pronto, la persona ni siquiera se molestó en golpear para avisar su llegada y luego cerró la puerta de golpe.

Brittany dio un salto y Emily levantó la vista hasta encontrar la cara del personaje que hacía su inoportuna aparición en ese momento.

—¡Hermana, hasta que por fin llegas!

Emily se levantó de su sillón de ejecutivo para acercarse a saludar a su hermana.

Una aterrada Brittany fue girando lentamente la cabeza para mirar a la otra mujer que sería su jefa.

—Sí, acabo de llegar, ¿ya estás revisando tu agenda?

Esa voz, pensó Brittany, esa voz le era conocida.

Esa profunda voz, ella la había escuchado antes.

Un escalofrío la recorrió por dentro, su corazón comenzó a acelerarse.

—Brittany, te presento a mi hermana, Santana López. Ella será tu otra jefa.

¿Emily había dicho Santana?

¿La mujer que tenía frente a ella, vestido extremadamente elegantemente, era la misma mujer desagradable y amargada que ella había encarado días atrás por teléfono?

No podía ser, debía haber algún error.

Brittany sintió cómo sus mejillas se sonrojaban, sentía la cara caliente, lo que significaba que estaba de color granate.

—Bueno, así que tú eres la famosa Brittany—dijo su otra jefa, paseando sus ojos oscuros por el cuerpo de la secretaria. Y se detuvo en su cara, en sus grandes ojos azules que la miraban aterrada y en su boca que le llamo la atención.

Brittany solo asintió y le sostuvo la mirada.

La mujer iba vestida con un traje negro ceñido a sus perfectas curvas, hecho a la medida.

Su negro perfectamente peinado en una cola de caballo, ningún mechón fuera de su lugar.

Se fijó que sobre la ceja izquierda tenía una mínima cicatriz, pero se estremeció cuando miró a sus ojos y lo que vio en ellos fue tristeza y amargura.

Una mirada de un lindo color oscuro, pero que era opaca, sin vida.

Era muy parecida a Emily.

—Veo que te comieron la lengua los ratones—dijo la morena notando el nerviosismo de Brittany—No pareces ser la misma mujer que me contestaba el teléfono hace unos días atrás.

Brittany creyó que en cualquier momento se desmayaría.

Solo rogaba porque eso que estaba viviendo fuera un sueño.

—Ya Santana—intervino Emily—, Deja de molestar a mi secretaria.

—Creo haberte escuchado que también sería mía.

Brittany se estremeció ante el comentario de su estrenada jefa.

Dicho con esa voz tan profunda, había sido casi erótico.

Solo que la tipa era insufrible, guapa, pero insufrible.

—Ya hermana, deja de ser desagradable, ¿quieres?

—Señorita López yo…

—Ahora soy la señorita López. Antes, ¿cómo me llamaste?... a sí, señorita Solo Santana. Hermana creo que hiciste todo un descubrimiento con esta secretaria, según tú es eficiente y también es humorista.

Brittany solo pedía que en ese momento la tierra se abriera y se la tragara de una buena vez.

Emily, viendo la cara de desesperación de su secretaria, decidió intervenir antes que su hermana espantara a la chica.

—Brittany, puedes retirarte, déjanos solas. No me pases llamadas por favor.

Brittany solo fue capaz de asentir y giró sobre sus talones para dirigirse a la salida.

Cuando iba abrir la puerta, Santana le habló nuevamente:

—Ah Brittany, cuando termine con mi hermana revisaremos mi agenda. Téngala lista.

—Sí señorita—dijo y salió de la oficina de Emily para llegar a su escritorio y dejarse caer desparramada sobre su silla.


No podía ser, esto era una pesadilla.

Se pellizcó fuerte el brazo para ver si despertaba de este mal sueño, pero nada, todo era muy real.

La mujer a la que días atrás ella había increpado y que hasta le había enseñado modales, era su jefa, y más que eso, era la dueña de la naviera.

¿Por qué Emily no la había sacado de su error cuando ella la confundió con su novia?

Sentía como si ellas jugaran un juego y Brittany era el juguete.

Eso la llenó de rabia.

Sentía que había cavado su propia tumba.

La mujer era insoportable y ahora le haría la vida imposible.

***********************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 5

—Eres una maldita desagradable, ¿lo sabes verdad?—le dijo Emily a su hermana, mientras ésta tomaba asiento en uno de los sillones de cuero negro que estaban en la oficina.

—Me lo han dicho un par de veces.

—Mira Santana, no voy a permitir que hostigues a Brittany, ella es una buena profesional y...

—De qué profesional me hablas Emily, si ni siquiera tiene experiencia.

Emily abrió los ojos, se cruzó de brazos y miró a su hermana.

—¿Cómo sabes tú que ella no tiene experiencia? ¿Acaso estuviste mirando su informe?

—Claro que lo revisé, tengo que saber con quién voy a trabajar. Puede ser una asesina en serie o una demente.

—¡Ja! qué graciosa, tú hablando de dementes. No entiendo por qué te interesó saber de ella. Siempre funcionamos igual, yo busco, hago las entrevistas, las contrato y tú te ocupas de que renuncien ¿Por qué ahora es distinto?

—No hay nada distinto Emily, te estás imaginando cosas.

—Claro, estoy de siquiátrico y me estoy imaginando todo. Solo te diré un par de cosas que espero traspasen ese duro casco que tienes por cabeza. Primero: No acoses a Brittany, ella es excelente en su trabajo y quiero que siga aquí. Segundo: Si escucho una sola queja de parte de ella, te buscas tú una nueva secretaria y a Brittany me la quedo como mi asistente. Y tercero: Ten cuidado con ella, la chica es experta en artes marciales. Si quieres mantener tu lindo rostro, yo que tú no pensaría en hostigarla.

Santana tragó el nudo que se le había formado en su garganta ante el comentario de su hermana y se dispuso a hablar.

—Vaya, veo que la señorita Brittany tiene aquí a su más ferviente defensora. Tranquila hermana, si ella no aguanta mi ritmo es porque no sirve. Y si no sirve se va.

—Estás encaprichado con ella porque te desafió por teléfono. Mira morena, vas a cumplir treinta años y te estás comportando como una chiquilla de quince. Dale una oportunidad a Brittany, ¿quieres?

—Tendrá la misma oportunidad que han tenido todas las demás. Si ella renuncia, no es mi culpa, si veo que no sirve se va.

—Está bien, solo trata de ser un poco menos desagradable, ¿quieres?

—No te prometo nada hermana, sabes que eso está en mí y no se puede cambiar.

Santana se levantó del sillón y se dirigió a la puerta para salir de la oficina de su hermana.



**************************************************************************************************************




Brittany estaba en su escritorio enviando algunos correos, cuando su morena jefa pasó por delante de ella y se metió en su oficina.

Ella no sabía qué hacer, estaba tan nerviosa que se petrificó.

—Señorita Pierce, venga a mi oficina—le gritó Santana desde su oficina.

Brittany dio un pequeño salto en su silla.

Se levantó, tomó la agenda de su jefa, respiró profundamente y caminó hasta la puerta de la oficina de la ogra.

Era primera vez que entraba en esa oficina.

Miró rápidamente los detalles.

El espacio era muy iluminado y tenía los mismos muebles que la oficina de Emily.

Fijó la vista en un portarretratos que había sobre un mueble a un lado del escritorio.

En la fotografía estaban Santana y una mujer de cabello rubio que posaban sonrientes para la cámara.

Al lado de esta una fotografía de un niño de unos cinco años, sonreía mostrando que le faltaban algunos dientes.

—Bien dígame, qué tengo para hoy.

—Bueno señorita, a la una tiene una reunión con su abogada, la señorita Marin. A las tres la esperan en la fábrica de contenedores. Eso es todo lo que tiene agendado para hoy ¿Necesita algo más?

—Vamos a dejar las cosas claras señorita Pierce. Mi hermana cree que usted es un buen elemento y que debemos mantenerla en esta empresa. Solo espero que esté a la altura de lo que se espera de usted.

«¿Me está desafiando?» pensó Brittany.

«Esta maldita arrogante y mal educado, ¿quiere asustarme?»

Brittany sentía, que con cada palabra pronunciada por su jefa, su rabia y su impotencia crecían.

Tenía ganas de saltar sobre el escritorio, lanzarse sobre la morena y golpearlo tanto, que perdiera el conocimiento.

Si Santana quería hacerle pasar por una prueba para ver si era digna de trabajar en su empresa, ella pasaría el curso con honores.

Sabía que era capaz de soportarlo, solo tenía que ignorar sus palabras pesadas y hacer bien su trabajo.

Santana miraba cómo Brittany se sonrojaba, no sabía si de timidez o de rabia, probablemente era la segunda opción.

Miró cómo brillaban esos grandes ojos azules y luego fijó sus ojos en los labios de su secretaria, que de vez en cuando, hacían un pequeño y encantador puchero.

—Señorita Pierce, cuando yo llego en la mañana, diez minutos después usted entra a mi oficina con un café. Un «espresso machiatto» para ser más exacta. Supongo que sabe usted usar la carísima máquina de café que hay en este piso.

—Sí señorita, claro que sé…

—Luego revisamos la agenda. En una carpeta que está en su escritorio, hay una lista con nombres, por nada del mundo deseo recibir una llamada de alguien de esa lista. Bueno eso por el momento, tráigame las carpetas que están sin firmar y un café.

—Bien señorita—contestó Brittany y caminó lo más rápido que pudo para salir de esa oficina.

Se dirigió refunfuñando hacia la máquina de café.

—Es una mal educada, ni un por favor y ni qué decir del gracias. Si pudiera le diría por dónde puede meterse su carísima máquina de café, qué se cree… Uyyyy.

Decía Brittany mientras comenzaba a preparar el café de su jefa.

Luego de que estuvo listo, tomó el café, las carpetas y entró en la oficina de
Santana.

Depositó todo sobre el escritorio y volvió a salir, para volver a su escritorio y seguir con su trabajo.



Faltaban quince minutos para la una, cuando Brittany se encontró frente a ella, con los ojos de una mujer que la miraba con curiosidad.

La mujer sonrió al ver la cara de Brittany y se dispuso a hablar.

—Buenas tardes, soy Hanna Marin, la abogada de la señoritas López. Tengo una reunión con Santana a la una. Y tú debes ser la nueva secretaria, ¿no?

—Señorita Marin, soy Brittany Pierce la secretaria de las señoritas López. Le avisaré enseguida a la señorita Santana que usted está aquí.

La mujer de rubia y ojos azules le sonrió con amabilidad, Santana pidió que hiciera entrar de inmediato a su abogada a la oficina.

Brittany acompañó a la mujer hasta la puerta y le dijo con una gran sonrisa:

—¿Desea algo de beber señorita Marin?

Santana vio la sonrisa en la cara de su secretaria y parpadeó rápido un par de veces.

Cuando Brittany sonreía se le notaban más sus pecas y la hacían ver adorable.

—Un café por favor Brittany.

—Y usted señorita López, ¿desea que le traiga algo?

Santana negó con la cabeza y bajó la mirada hasta los papeles que tenía sobre su escritorio.

Brittany salió de la oficina para ir en busca del café que le habían solicitado.

—Es muy bella tu nueva secretaria—dijo la abogada.

—Pero es insoportable—contestó Santana apretando la mandíbula.

—No te creo, se ve muy simpática y amable.

—De simpática no tiene nada—dijo Santana.

—Por qué dices eso. La conoces desde cuándo, ¿horas tal vez?

—Personalmente hace un par de horas, pero ya había hablado con ella por teléfono y créeme amigo, las apariencias engañan.

En ese instante, Brittany volvía a aparecer en la oficina con el café que le pidiera a la abogada.

—Aquí está su café señorita Marin, ¿desea algo más?

—No Brittany, muchas Gracias.

—De nada señorita, y ahora si no me necesitan para nada más me retiro, es mi hora del almuerzo.

—Que tengas un rico almuerzo Brittany. Nos vemos luego.

—Gracias señorita Marin, hasta pronto.

Brittany salió de la oficina y Hanna se encontró a su amiga que la miraba fijamente con el ceño fruncido.

—¿Qué fue todo eso Hanna?

—Solo fui educada Santana. Qué hay de malo con eso.

—Nada, solo que la mirabas mucho.

—¿Tengo prohibido mirar a tu secretaria Santana?—preguntó la abogada en tono divertido y mirando cómo su amiga movía el cuello de un lado a otro en un claro signo de tensión.

—No, para nada, pero ella es mi secretaria y tú mi abogada, les pago para trabajar, no para que se anden sonriendo y mirando.

—Estás de peor humor que hace dos semanas atrás. Pensé que llegarías como nueva de tus vacaciones, más relajada, pero veo que me equivoqué.

—Dejemos esta conversación hasta aquí, ¿quieres? Dediquémonos a nuestros asuntos.

—Lo que tú digas amiga—dijo la abogada con las manos en alto en señal de rendición—, Lo que tú digas.





******************************************************************************************************************




Brittany tomó su bolso y bajó a almorzar hasta la cafetería de la naviera.

Sentía cómo la gente que estaba ahí reunida la miraba y murmuraba a sus espaldas. Luego recordó que ese día comenzaban a correr las apuestas sobre cuánto sería capaz de aguantar a la ogra de su jefa.

Pidió un sándwich de pavo, una coca cola y buscó donde sentarse. Miró que desde una mesa le hacían señas con las manos, eran Mercedes y Tina que la invitaban a sentarse con ellas.

—Hola Brittany, ¿qué tal tu día?—preguntó entusiasmada una curiosa Mercedes.

—Muy bien, gracias.

—Supongo que ya interactuaste con la ogra, ¿qué tal te fue?

—Dentro de todo bien. No creo que vaya a tener problemas con ella, mientras yo me dedique a hacer bien mi trabajo, ella no tendría nada de que quejarse.

—Esa es mi chica—dijo Tina—, Queremos ganar esta apuesta Brittany. Mercedes y yo apostamos por ti, creo que no me arrepentiré de invertir mi dinero.

—¡Sí!—exclamó Mercedes—Las otras chicas estaban aterradas, pero tú te ves segura. Me encanta.

—Bueno cuéntanos, cómo fue el primer encuentro con la ogra.

—Fue corto y preciso. Me dijo lo que tenía que hacer cada mañana y revisamos su agenda, solo eso.

—¿Y no te gruñó?—preguntó Tina sonriéndole a Brittany.

—La verdad, no lo encontré tan ogra como ustedes dicen. Sí, es pesada, pero lo que no soporto es su mala educación. No pide nada por favor y no da las gracias para nada. Eso me enferma.

—Bueno Brittany, lo importante es que te enfoques en quedarte. Ya sabes, si duras seis días ganamos la apuesta.

—Chicas, haré lo que pueda, tengo mucha paciencia, solo espero que esta mujer no me la agote toda.


Brittany se quedó ahí, conversando con sus nuevas amigas.

Luego de que se cumpliera su tiempo volvió a su puesto de trabajo.

Para su alivio Santana no estaba.

Tenía una reunión fuera de la naviera y Brittany pedía que esa tarde no volviera.

Y así fue, su jefa no volvió a su oficina esa tarde.



Llegó la hora de marcharse a casa.

Tomó su bolso para sacar algo que tenía dentro de este.

Brittany siempre cargaba en su bolso paletas de dulce de sabor a fresas, esas eran sus preferidas.

Para endulzar el día, decía ella.

Sacó una le quitó el envoltorio y se la metió en la boca.

Luego miró que todo en su escritorio estuviera en su lugar y comenzó a caminar hacia el ascensor.

Cuando pasó por la puerta de la oficina de su jefa Santana se quedó parada y se dijo para ella: «Nota mental: acordarme de comprar más paletas de dulce, las voy a necesitar para endulzar cada hora del día.»

Llegó al ascensor, subió e hizo el recorrido hasta el primer piso.

Salió a la calle y tomó una honda respiración, quería irse a casa y descansar, estaba feliz, ya había pasado su primer día con la ogra y no había bajas en el equipo.

***********************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 6

El día siguiente fue una bendición para Brittany.

Su jefa Santana no apareció en todo el día por la oficina, solo la llamó un par de veces, para verificar alguna información, siempre tan mal educada como siempre.



El día pasó volando, luego de terminar los informes del día y dejar su escritorio ordenado Brittany se marchó a su casa feliz, su segundo día había sido espectacular.




Era miércoles y Brittany esperaba en el vestíbulo del primer piso el ascensor que la llevaría hasta su lugar de trabajo en el piso diez.

La puerta del ascensor se abrió y Brittany dio un paso para ingresar, pero titubeó antes de decidirse a ingresar.

Dentro del aparato había un niño de unos siete años que viajaba solo.

Ella lo miró y sonrió, el niño le devolvió la sonrisa.

Ella sintió curiosidad por este pequeño que viajaba solo y le preguntó:

—¿No eres muy joven para trabajar aquí?—dijo ella con una gran sonrisa.

—No, yo no trabajo aquí, vine con mi mamá.

—¿Y dónde está tu mamá?

—Se quedó en el estacionamiento, en el subterráneo. Yo ya soy grande y puedo subir solo hasta el piso diez.

Brittany abrió los ojos en signo de sorpresa.

¿Piso diez?

¿El pequeño había dicho piso diez?

—¿Cómo te llamas?—preguntó ella, ya adivinando la respuesta.

—Santiago, Santiago López, pero puedes decirme Santy. Mi mamá es Santana López, ella trabaja en el piso diez.

—Sí, lo sé. Yo soy Brittany, pero puedes decirme Britt, soy su secretaria.

—¿Trabajas con mi mamá? Genial, llegaremos juntos hasta el piso diez.

Brittany sonreía con lo que el niño le decía.

Era tan parecido a Santana.

Cabello negro, piel morera y ojos oscuros, pero eran distintos a la vez, el chico era amistoso y simpático, aún no se contagiaba con la amargura de su progenitora.

Llegaron al piso diez, entraron juntos en el vestíbulo de la oficina.

Brittany llegó a su escritorio, prendió su computador y comenzó su día laboral.

Se sentó en su silla mientras conversaba animadamente con el pequeño Santiago.

Hablaron de video juegos, ya que los dos eran fanáticos de ellos, de fútbol y dibujos animados.

Ella sonreía con cada ocurrencia del niño.

De pronto él la miró con cara de pregunta:

—¿Qué es eso que tienes en tu cara?—le dijo él de golpe, muy intrigado.

—¿Qué cosa?—dijo ella tocándose la cara, tal vez tuviera algo pegado y no se había dado cuenta.

—Eso que tienes por tu nariz. Sonríe y se te notan en las mejillas también.

Ella sonrió y el niño acercó sus pequeños dedos y los posó sobre sus mejillas y nariz. Ella rió con más ganas.

—Ah, nací con eso, es como nacer con un lunar.

—Hacen que te veas más linda—dijo él todo coqueto y continuó con sus manos en la cara de ella.




**********************************************************************************************************



Santana aparecía por el vestíbulo y paró en seco su andar al ver la imagen que se mostraba ante sus ojos.

Su hijo y su secretaria sonriéndose mutuamente, el niño tocando su cara y ella tomando las dos manos del niño.

Algo se estremeció en su interior, algo que hace tiempo no sentía, un pinchazo en su corazón.

Sacudió su cabeza y se encaminó hasta su oficina, no sin antes soltar su malhumor a Brittany.

—Santiago, deja de molestar a la señorita Pierce. No quiero que tenga excusas para no hacer su trabajo.

—Buenos días señorita López—dijo Brittany levantándose de su silla.

Santana la miró y siguió de largo hasta entrar en su oficina.

Ni un buen día, ni un movimiento de cabeza, nada.

—¿Te estoy molestando Britt?—preguntó el pequeño con un gesto triste en su cara.

—Para nada Santy. Es que tu mamá a veces es muy estricta con el trabajo, pero yo tengo todo listo, no me voy a retrasar con nada.

¿Santy?

¿Britt?

—Genial, pero si te molesto me dices y me voy.

—Santy tú no podrías molestarme.



El niño le sonrió y a ella se le estremeció el corazón.

Debía ser terrible para un niño tener a su mamá tan ogra como la señorita Santana.

Brittany se dirigió hacia la máquina de café, para preparar el espresso machiatto, que su jefa exigía estuviera diez minutos después de su ingreso a la oficina.

Santiago acompañó a Brittany en todo el trayecto hasta la oficina de su papá.

Luego comenzaron a revisar la agenda de Santana.

—Señorita, hoy tiene una reunión a las once en el quinto piso, en logística. Luego a la una, almuerzo con la representante del Banktrans.

—Mierda—dijo Santana, tocándose el puente de la nariz—, Había olvidado ese almuerzo. Llame al banco y cambie el almuerzo para otro día.

—Señorita, según su agenda este almuerzo ha sido postergado dos veces.

—¡Dos veces! vaya ¿A qué hora llega Emily?

—La señorita Emily hoy no viene a la oficina.

—¿Cómo qué no viene?

—La señorita Emily tenía una reunión con el director de la aduana en el puerto. Estará todo el día visitando las dependencias.

Santana tomó su teléfono móvil y marcó el número de su hermana. Al segundo tono ella le contestó:

—Dime hermana.

—Emily, ¿cómo es eso de que vas a estar todo el día fuera de la oficina? ¿Por qué no me avisaste nada?

—A ver Santana, si necesitas saber algo de mi agenda, Brittany sabe todo. Solo tienes que hablar con ella. Estoy en el puerto, trabajando.

—Lo sé, es solo que hoy vine con Santiago, porque su niñera no llegó a trabajar, Sue tiene día libre y según mi agenda tengo un almuerzo con alguien del Banktrans. No puedo posponer, ya que lo he hecho dos veces. Dime, ¿con quién dejo a Santiago? No lo puedo mandar con el chofer.

—Lo siento hermana, hoy no puedo ayudarte en nada.

—Está bien, ya veré cómo lo soluciono, adiós.

Brittany miraba la cara del pequeño, que no hablaba nada, su rostro triste la estremeció.

Santana cortó la llamada y se pasó la mano por la nuca, en claro síntoma de desesperación.

Brittany viendo la situación decidió prestar ayuda a su jefa, arriesgándose a que la mujer le soltara alguna mala palabra, pero lo hizo de todas formas.

—Señorita, si usted quiere puede dejar a Santiago conmigo.

Santana la miró de arriba abajo sin decir nada, pero Brittany siguió hablando:

—Mi hora de colación es a la una, lo deja conmigo y almorzamos juntos, usted va a su reunión y yo lo cuido aquí.

—Sí mamá, déjame con Britt, yo quiero almorzar con ella—dijo Santiago entusiasmado.

—No sé Santiago, no quiero que molestes a la secretaria en su hora de colación.

Brittany sentía la sangre hervir en su interior, la rabia se estaba apoderando de ella.

—Señorita López, es una urgencia. Deje a Santiago conmigo, así podré almorzar acompañada.

Santana miraba a la mujer que tenía frente a ella.

Su corazón comenzó a latir más a prisa, cerró los ojos y decidió que no tenía otra opción, dejaría a su hijo con su secretaria, mientras ella iba a la reunión.

—Bueno Santiago, no me queda otra alternativa que dejarte con la señorita Pierce. Pórtate bien quieres.

—Sí mamá, me portaré más que bien.

Brittany sonrió por el entusiasmo del niño, pero cuando giró la cabeza, se encontró con la opaca mirada seria de su jefa, lo que hizo que su alegría desapareciera.

Brittany le dijo lo último que tenía en la agenda y salió de la oficina seguida por el pequeño Santiago, que al parecer, se había enamorado de la rubia a primera vista.

Santana sentada en su sillón de cuero negro, respiro profundamente.

No sabía por qué esta chica, años más joven que ella, la descolocaba completamente.

Brittany la desafiaba con cada mirada, Santana era desagradable con la rubia, pero ella estaba aguantando estoicamente la situación.

Santana fijó su miraba en las fotografías que estaban sobre una mesa en un rincón de la habitación.

Miró con detenimiento en la que aparecía ella y su esposa, Dani, y nuevamente sintió cómo un puñal atravesaba su pecho.

Era un dolor agudo, un dolor que aún después de más de dos años, no lograba disminuir.

En la fotografía estaban las dos felices, riendo a carcajadas.

Hace mucho que Santana no reía así, tal vez nunca más lo volvería a hacer.

Desde la muerte de Dani lo único que le importaba era la naviera, hacer nuevos socios, expandir el negocio, todo era hacer dinero para ella.



Santana salió de su oficina, para bajar al quinto piso a la primera reunión que tenía ese día.

Abrió la puerta y se encontró con Brittany y Santiago riéndose de algo.

Cuando ella los miró los dos se callaron de golpe, como si los hubieran pillado haciendo algo malo.

Santana le dijo a su hijo que se quedara ahí con su secretaria, ya que tenía que ir a una reunión, y se marchó dejando solos a la pareja de nuevos mejores amigos.




***********************************************************************************************************



—¿Quieres una paleta de dulce?—dijo Brittany, metiendo la mano en su bolso para buscar las paletas que siempre cargaba.

—Sí, gracias.

Por lo menos la ogra le había enseñado a su pequeño a decir gracias, pensó Brittany.

—Mi mamá es muy gruñona, ¿verdad?—preguntó el niño mirando a Brittany con dulzura.

—Un poquito—dijo ella sonriéndole.

—No es verdad, ella es muy gruñona. Mi tía Em le dice que es una ogra amargada, yo me rió de eso, ¿sabes? Porque mi mamá no es fea como una ogra.

Brittany rió con la ocurrencia de Santiago.

Era verdad, su papá era gruñona, pero no podría ser fea como una ogra, era demasiado apuesta.

Si solo fuera más simpática, podría ser una persona perfecta.

—Yo creo que mi mamá no me quiere, pero no le digas que te lo dije, ¿bueno?

—¿Por qué dices eso Santy?—dijo Brittany, acercándose al pequeño y acariciándole la cara.

—Porque yo tuve la culpa de que mi mamá Dani muriera. Por eso no me quiere, me regaña por todo. Casi nunca sale conmigo. Yo quiero ir al cine o al parque, pero siempre dice que está ocupada.

A Brittany se le rompió el corazón.

¿Cómo un niño tan pequeño podía cargar con tanta culpa?

Con una culpa que ni siquiera le pertenecía.

—No digas eso Santy, la muerte de tu mamá Dani fue un accidente.

—Pero yo iba con ella en el auto. Yo me salvé y mi mamá murió, por eso mamá San me odia.

—Santy, entiende que los accidentes ocurren todos los días. El accidente que tuvo una de tus mamás no tiene que ver con que estuvieras en el auto.
Tu mamá está dolida, perdió a su esposa, pero no creo que ella te odie.

El niño asintió a cada palabra que ella le decía, y la miraba con una inmensa tristeza en los ojos.

—Se me ocurre algo que podemos hacer.

—¿Qué cosa?—preguntó el niño curioso.

—Intentaré pedirle permiso a tu mamá para que me deje salir contigo. Podemos ir al cine o al parque, donde tú quieras ¿Te parece?

—¡Sí!—dijo el pequeño lanzándose a los brazos de ella.

—Bueno, lo intentaremos, crucemos los dedos para que nos vaya bien.

—Ojalá nunca te vayas Britt, quiero que seas mi amiga por siempre.

Brittany sintió que una gran ternura la recorría por completo.

Este pequeño niño, que apenas conocía hace algunas horas, ya la quería en su vida.




*****************************************************************************************************



Una hora más tarde, Santana volvía a su oficina después de haber mantenido una reunión en el quinto piso.

Entró en su despacho y le pidió a Brittany que le prepara las carpetas con la propuesta de inversión, para llevar al almuerzo con el representante del banco.

Luego de tener todo listo, y de advertir a su hijo una vez más que se portara bien, Santana salió a su almuerzo.




***********************************************************************************************************




Ya era la hora del almuerzo para Brittany.

Tomó su bolso y le dijo a Santiago que la acompañara. Bajaron hasta el primer piso, pero ella no lo llevó a la cafetería, si no que salieron del edificio y caminaron dos calles, para llegar a un pequeño restaurante.

El niño pidió una hamburguesa y Brittany lo siguió en su elección.

Conversaron un buen rato, se rieron hasta que ella le dijo al pequeño que ya era hora de volver al edificio.

Caminaron por las calles tomados de la mano, felices, como si no existiera nadie más, era su mundo privado.

Entraron en el vestíbulo del piso diez, caminaron hasta llegar al escritorio de Brittany, que se fijó que la oficina de su jefa estaba abierta.

—¡Tía!—gritó Santiago, al ver a su tía que se asomaba por la puerta.

—¡Santy! ¿Cómo estás pequeño?—dijo Emily mientras el niño se lanzaba a sus brazos.

—Emily, pensé que usted no aparecería por acá hoy.

—Terminé antes en el puerto y me vine de inmediato. Así es que ustedes estaban almorzando juntos, ¿no?

—Sí tía, Britt me invitó a almorzar, me he divertido mucho con ella.

—Y para mí ha sido una excelente compañía—dijo Brittany guiñándole un ojo a Santiago.

—Vaya, qué bien que se hayan divertido. Pero ahora Santy ven conmigo a mi oficina para que nos pongamos al día.

Emily entró con su sobrino a su oficina, y él le comenzó a contar todo lo que había hablado con Brittany ese día.

Emily sonreía, hace tiempo que no veía tan entusiasmado con algo o con alguien al pequeño.

***********************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 7

Eran pasadas las tres de la tarde, cuando Santana hacía su aparición por el piso diez.

Venía enfadada, se notaba de lejos que traía la vena del cuello palpitando de rabia.

Brittany la miró de reojo, la morena parecía un tren que arrasaría todo a su paso.

—¿Dónde está Santiago?—preguntó bruscamente a su secretaria.

—Está en la oficina de la señorita Emily. Ella llegó hace...

Santana la dejó hablando sola y caminó hasta la oficina de su hermana.

—Uyyyy—resopló Brittany por lo bajo—, Señor dame paciencia para aguantar a esta mujer. Mándale a la horma de su zapato para que lo ponga en vereda.

Brittany sacó una paleta dulce y se la metió en la boca para pasar el trago amargo.




**********************************************************************************************************



Santana abrió la puerta de la oficina de su hermana y la encontró hablando animadamente con su hijo.

—Emily, ¿no dijiste que no vendrías hoy a la oficina?

—Se suponía que iba a estar todo el día en el puerto, pero al final me desocupé antes. Y a ti, ¿cómo te fue? Traes una cara.

Santiago, viendo el ceño fruncido de su mamá, decidió salir de ahí y dejar a las adultas solas.

—Ni me lo recuerdes, vengo del almuerzo con el representante del banco.

—Sí, eso lo sé, por lo visto no te fue tan bien.

—Llegué al restaurante y me encuentro con que el represéntate del banco es una mujer. Una tal Kitty Wilde. No sé si Artie me está tomando el pelo o qué.

—¿Qué tiene que ver con que sea mujer Santana?—le dijo Emily cruzándose de brazos y levantando el mentón, claramente ofuscada.

—Emily, este es un negocio de millones de dólares, no puedo entregárselo a cualquier persona así como así. Tiene que hacerlo él mismo.

—Gracias por lo que me toca—dijo Emily levantándose de su silla para encáralo.

—Tú eres la excepción Emily. Haces las cosas que debes.

—¿Y por qué la señorita Wilde no puede ser la excepción también? No creo que Artie la dejara a cargo de algo tan importante si no estuviera capacitada.

—No sé, esto es algo serio. Le dejé la carpeta con la propuesta y me dijo que en unos días tendría noticias. Creo que no sabrá qué hacer con los papeles, ya veremos si sirve o no.

—Sabías que eres una maldita misógina, ¿verdad?

—No Emily, eso no es verdad. Me encantan las mujeres, pero cuando es un negocio así de grande y me incumbe, lejos de ellos.

—Eres insoportable Santana ¿Y qué vas a hacer si la señorita Wilde te hace una buena oferta?

Santana miró a su hermana que estaba cada vez más enojada, en cualquier momento le tiraría algo por la cabeza.

Decidió alejarse un poco de ella por las dudas.

—De momento veremos la propuesta que nos hacen. Si me gusta firmo. Mandaré a Brittany a que lleve y traiga los papeles y saque las firmas que sean necesarias. Solo espero que todo esto salga bien y no me hagan perder ni tiempo, ni dinero.

—Bueno hermana, ojalá todo salga bien. Y pasando a otro tema, ¿viste lo feliz que está Santy hoy? Creo que Brittany tiene mucho que ver en eso. Se nota a leguas que se adoran.

—De qué hablas Emily, ella solo cumple con su trabajo.

—Tú sí que eres ciega. Santy se enamoró de Brittany. Si él fuera mayor de seguro ya le habría pedido matrimonio. Y ella es tu secretaria, no una niñera. Si ella está con él es porque quiere, no porque tú seas su jefa.

—De qué estás hablando Emily. Si apenas se conocen.

—Ellos son almas gemelas Santana, ya no los puedes separar, y espero que no lo hagas. Hace mucho que no veía tan feliz a mi sobrino, tú no demuestras ningún interés en él.

—Emily, sabes que eso no es verdad, yo…

—Claro, dime, ¿cuándo fue la última vez que fuiste con él al cine? ¿Cuándo fue la última vez que lo llevaste a un parque de diversiones o jugaste con él a la pelota?

Santana se quedó en silencio, no sabía qué contestarle a su hermana.

Desde la muerte de su esposa, Santana había dejado de lado a su hijo. Todo su mundo se resumía al trabajo y más trabajo.

—Bueno, este es un tema del que no quiero hablar. No tengo nada más que hacer esta tarde, así es que me voy.

—Eso, huye cobarde. Solo te digo, trata de acercarte a tu hijo antes que sea demasiado tarde.

Santana caminaba hacia la salida, mientras escuchaba todo lo que Emily le decía. Abrió la puerta, miró a su hermana sin decir nada, y salió dando un portazo.

Pasó por el escritorio de Brittany, quien reía sonoramente junto a Santiago.

—Santiago, nos vamos—dijo casi en un grito que hizo saltar del susto al pequeño y a Brittany.

Santana entró en su oficina, tomó su maletín para volver a salir y encontrarse con la escena que protagonizaban Santiago y Brittany.

El pequeño besaba la mejilla de ella y le decía algo al oído:

—Adiós Britt, espero verte pronto, ¿puedo llamarte?

—Claro, tú eres mi amigo y los amigos se llaman siempre para saber cómo están.

—Vamos Santiago, deja en paz a la secretaria—dijo Santana, quien se encontró con la mirada azul de Brittany, que le lanzaba miles de puñales con los ojos.

—Adiós Britt, te llamaré—dijo el pequeño con tristeza en su voz.

—Adiós Santy, cuídate mucho, ¿quieres?—dijo Brittany, mientras veía que el niño se alejaba junto a su mamá para desaparecer por el vestíbulo.

Brittany sentía que la rabia se alojaba en su cuerpo.

Santiago le había robado el corazón en un solo día.

No entendía cómo Santana no veía lo especial que era su hijo, que era un niño que pensaba que su mamá lo odiaba.

Brittany pensó, que si pudiera, le diría unas cuantas cosas a esta ogra de jefa que tenía.

El pequeño no se merecía que su mamá lo ignorara, él la necesitaba. Ya había perdido a una de sus madres y al parecer estaba perdiendo a la que le quedaba también.

Brittany solo quería en ese momento que su horario de salida llegara pronto.

Ese día comenzaba su práctica de Kung fu.

Necesitaba descargar tanta rabia que traía dentro.

Y qué mejor que con un arte marcial.




Salió de su trabajo y caminó hasta el gimnasio.

Una vez ahí se cambió de ropa por la de entrenamiento y comenzó a practicar los movimientos que le indicaba el maestro.

Si bien ella era una alumna avanzada, hace años que no practicaba con un maestro, pero gracias a Dios, ella no se había olvidado de nada.




Después de una hora salió de la clase y se fue a su casa.

Había pasado otro día de trabajo con la señorita Santana López y aún estaba entera.





**************************************************************************************************





Santana y Santiago estaban en la cocina de su casa preparándose para cenar, sentados en una barra uno al lado del otro.

Sue, el ama de llaves de la casa, les tenía preparada una rica pasta, el plato favorito de Santiago.

Sue y el chofer de Santana era el único personal de servicio que trabajaba en la enorme casa de los López.

Las niñeras de Santiago, igual que las secretarias de Santana, iban y venían. Eran muy pocas las que aguantaban en ese trabajo.

—Mamá—comenzó a decir Santiago—, Quiero invitar a salir a Britt, quiero llevarla al cine.

Santana, que en ese momento le daba un sorbo a una rica copa de vino, comenzó a toser, ya que lo que su hijo había dicho lo pilló de sorpresa.

Sue, que era testigo de la escena, rió por lo bajo y le preguntó al niño:

—¿Britt? ¿De dónde es esa niña?

—Brittany, ella me dijo que podía decirle Britt, y es mi nueva amiga y quiero llevarla al cine —dijo el niño, con determinación.

—Brittany es mi secretaria Sue, Santiago la conoció hoy y al parecer hicieron buenas migas. Tanto que la quiere invitar a salir.

—Sí, ella es buena conmigo, le gustan las mismas cosas que a mí. Di que sí mamá por favor.

—¿Y es bonita esa Brittany?—preguntó Sue, cada vez más interesada en la conversación.

—Es lindísima. Tiene unos lindos ojos azules brillantes, un pelo largo como de modelo, una risa contagiosa y tienes una lindas pecas hacen que se vea aún más bonita.

Santana sintió cómo un escalofrió subía por su espalda, al escuchar la descripción que su hijo hacía de su secretaria.

—Vaya cariño, si es como la describes debe ser bellísima—dijo Sue, que miró de reojo a Santana, que en ese momento tensaba la mandíbula.

—Sí Sue, es linda linda, ¿verdad mamá?—le dijo Santiago a su mamá, quien se encontró de pronto que dos pares de ojos lo observaban esperando su respuesta.

Santana solo asintió y bajó la vista al plato para seguir comiendo, pensando en todo lo que estaba hablando Santiago. Luego movió la cabeza de un lado a otro para soltar la tensión que se acumulaba en su cuello.

—Me dejaras salir con ella, ¿verdad mamá?—preguntó el niño muy entusiasmado.

—Santiago, creo que no deberías molestar a la señorita Pierce. Ella tiene una vida fuera de la oficina y…

—Pero ella me dijo que iba a hablar contigo para pedir tu permiso. Si ella te lo pide, ¿dirás que sí?

Santana miró a su hijo y luego al ama de llaves quien le sacudió la cabeza en forma positiva.

No le quedó más remedio que decir que sí, hace tanto que no veía a su hijo tan feliz.

Emily tenía razón, se estaba alejando del pequeño, lo estaba dejando de lado, solo esperaba que no fuera demasiado tarde para recuperarlo.





Después de la cena, Santiago se fue a su cuarto, feliz por la respuesta de su mamá.

Solo esperaba que llegara el día siguiente para llamar a Brittany y decirle que podrían salir.

Santana estaba sentada en un gran sofá negro en su biblioteca, en su mano derecha sostenía un vaso de whisky. Miraba una fotografía donde aparecía su difunta esposa Dani, quien tomaba de la mano a un pequeño Santiago que tenía tres años en ese entonces.

Tomó el marco entre sus manos y acarició la cara de la que fuera la mujer de su vida.

—¿Qué estoy haciendo mal Dani?—le preguntaba a la risueña mujer que tenía frente a sus ojos—Me haces tanta falta y a Santy igual, no sé qué hacer con él. No debiste dejarme aquí sola. Te necesito tanto Dani, ayúdame, ayúdame.

Santana siguió ahí hasta que el cansancio le ganó y se quedó dormida en el gran sillón, con la foto de su esposa entre las manos.

En sus sueños la voz de Dani le hablaba:

«Déjame ir»

«San abre los ojos»

Era lo que se repetía en el extraño sueño.

Luego un par de risueños ojos azules la miraban invitándola a seguirlos.

Santana despertó sobresaltada, perturbada por el sueño. Se levantó del sillón y se fue hasta su dormitorio, se dio una larga ducha, pensando en lo extraño de lo que había soñado.

Se metió en su cama y dando miles de vueltas, cerca de la madrugada el sueño por fin la venció.

***********************************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D