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[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo Primer15
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Finalizado [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Ago 31, 2014 4:18 am

Wallbanger


Sinopsis

Brittany Pierce tiene un fantástico apartamento nuevo en San Francisco, una batidora marca KitchenAid, y ningún O         (y no estamos hablando de Oprah, amigos). Tiene una carrera de diseño en ascenso, una oficina con vista a la bahía, una receta asesina de pan de calabaza, y nada de O. Tiene a Lord Tubbington (el mejor gato del mundo), amigas geniales, un grandiosos escote y cero O.
Añadiendo insultos a su falta de O, desde su mudanza tiene una vecina mujeriega que pasa sus noches azotando la cama contra la pared. Cada gemido, golpe y —¿fue eso un maullido?— señalan el hecho de que no sólo está perdiendo su sueño, aún sigue sin tener, sip, lo adivinaron, nada de O.
Ingresen a Santana Lopez. (No, en serio, Santana, por favor entra). Cuando la «azota-paredes» amenaza literalmente con romper la pared, Brittany, vestida de frustración sexual y lencería rosa, se enfrenta a su escuchado-pero-jamás-vista vecina. Su encuentro nocturno tiene, bueno, resultados extraños. Ejem. Con paredes así de delgadas, la tensión     será enorme…


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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap1

Mensaje por 23l1 Dom Ago 31, 2014 4:48 am

Cap 1


—¡Oh, Dios!

Pum.

—Oh, Dios.

Pum, pum.

¿Qué diablos…?

—¡Oh, Dios, se siente tan bien!

Me desperté súbitamente, confundida, mientras miraba alrededor de la extraña habitación. Cajas en el suelo. Fotos apoyadas contra la pared.
Mi nueva habitación, en mi nuevo apartamento, me recordé a mí misma, colocando ambas manos en el edredón, concientizándome del lujoso número de hilos. Incluso media dormida, me sentía consciente del conteo de hilos.

—Mmm… Sí, cariño. Justo ahí. Justo así… ¡No te detengas, no te detengas!

Oh, no…

Me senté, froté mis ojos, y me di vuelta para mirar la pared detrás de mí, comenzando a entender lo que me despertó. Mis manos todavía acariciaban distraídamente el edredón, atrayendo la atención de Lord Tubbington, mi maravilloso gato. Colocando su cabeza bajo mi mano, Lord Tubbington exigió que lo acariciara. Lo hice mientras miraba alrededor y me orientaba.

Me mudé previamente ese día. Era un apartamento magnífico: habitaciones espaciosas, pisos de madera, puertas arqueadas; ¡Incluso tenía una chimenea! No tenía idea de cómo hacer fuego, pero eso no importaba. Moría por poner cosas sobre la repisa de la chimenea. Al ser diseñadora de interiores, tenía el hábito de colocar cosas mentalmente en casi todos los espacios, tanto si me pertenecían a mí como si no. Eso a veces enloquecía un poco a mis amigas: el que estuviese constantemente reubicando sus chucherías.

Pasé el día mudándome, y después de sumergirme en la increíble y profunda bañera con patas estilo garras hasta quedar como una pasa, me acomodé en la cama y disfruté de los crujidos y chirridos de mi nuevo hogar: las luces del tráfico afuera, un poco de música suave y el reconfortante clic-clic de Lord Tubbington explorando. El clic-clic venía de su cutícula, verán… Mi nuevo hogar, pensé con satisfacción mientras volvía sentir soñolencia, y por eso me sorprendí bastante al estar despierta a las… vamos a ver… dos treinta y siete de la mañana.

Me encontré mirando estúpidamente hacia el techo, tratando de volver a dormir, pero fui sorprendida de nuevo cuando mi cabecera se movió, se golpeó, contra la pared, mejor dicho.

¿Me estás tomando el pelo? Luego escuché, muy claramente:

—Oh, San, ¡se siente tan bien! Mmm…

Oh, cielos.

Parpadeando, me sentí más despierta ahora y un poco fascinada por lo que claramente pasaba al otro lado. Miré a Lord Tubbington, él me miró a mí, y si no fuera porque me sentía demasiado cansada, habría jurado que me guiñó un ojo. Supongo que alguien debía estar teniendo buena acción.

Me encontraba en un pequeño período de sequía. Uno muy largo. Un espantoso y rápido sexo de una noche en un inoportuno momento se robó mi orgasmo. Llevaba seis meses de vacaciones hasta ahora. Seis largos meses.
Mi mano estaba adolorida de intentar desesperadamente de encontrar una liberación. Pero O se hallaba en lo que parecía ser una interrupción permanente. Y no me refería a Oprah.

Aparté los pensamientos de mi O perdido y me acurruqué de costado. Todo parecía tranquilo ahora, por lo que comencé a dormirme de nuevo con Lord Tubbington ronroneando alegremente a mi lado. Entonces, el infierno se desató.

—¡Sí! ¡Sí! Oh, Dios… ¡Oh, Dios!

Una pintura que se encontraba apoyada en la repisa sobre mi cama se cayó y me golpeó de lleno en la cabeza. Eso me enseñaría a vivir en San Francisco, y a asegurarme de que todo estuviese bien montado. Hablando de montado… Frotándome la cabeza y maldiciendo lo suficiente como para hacer que Lord Tubbington se sonrojara —si los gatos pudieran sonrojarse— miré de nuevo la pared detrás de mí. Mi cabecera golpeaba literalmente contra ella mientras el escándalo continuaba al lado.

—Mmm… ¡sí, cariño, sí, sí, sí! —gritó la escandalosa… y concluyó con un suspiro de satisfacción.

Luego escuché, por el amor a todo lo que es sagrado, nalgadas. No puedes interpretar mal el sonido de una buena nalgada, y alguien estaba recibiendo una al lado.

—Oh, Dios, San. Sí. He sido una chica mala. ¡Sí, sí!

Increíble… Más nalgadas, y luego el sonido de otra voz, gimiendo y suspirando.

Me levanté, moví la cama a unos cuantos centímetros de distancia de la pared, y resoplé debajo del edredón, mirando la pared todo el tiempo.

Me dormí después de jurar que devolvería el golpe si escuchaba un pío más. O un gemido. O una nalgada.

Bienvenida al vecindario.



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SE QUE ESTÁN SACANDO MIS ADAPTACIONES, POR "MI" PARTE Y "MIS" ADAPTACIONES NO ME MOLESTA, PERO AL MENOS NOMBREN AL FORO... SI SUBEN OTRO CAPITULO Y NO LO NOMBRAN, "EN CADA CAPITULO QUE SUBAN", VOY A BORRAR MIS ADAPTACIONES Y DENUNCIAR LA ADAPTACIÓN. Saludos =D



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Elita Dom Ago 31, 2014 10:47 am

Jaja buena bienvenida, no? XD

Naah! Eso suele ser un poco incómodo, pero quiero que sigas con la historia :) & que actualices pronto, si???

Saludos!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Ago 31, 2014 8:05 pm

Elita escribió:Jaja buena bienvenida,  no? XD

Naah! Eso suele ser un poco incómodo,  pero quiero que sigas con la historia :) & que actualices pronto, si???

Saludos!


Hola jaja nueva, nueva, nop... ya que siempre leo los fic (los cuales leo TODOS los tuyos y son muy buenos! me encantan), solo que no dejo mensajes, solo leo xD.
Gracias, Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap2-P1

Mensaje por 23l1 Dom Ago 31, 2014 8:07 pm

Capitulo 2 - Parte 1


A la mañana siguiente, mi primera mañana oficial en mi nueva casa, me encontré tomando una taza de café y comiendo una dona que sobró de la mudanza de ayer.

No me sentía tan despierta como esperaba para comenzar la fiesta de “nunca acabaré de desempacar”, y silenciosamente maldije las payasadas que sucedieron anoche al lado. La chica fue follada, nalgueada, se vino y se durmió. Al igual que “San”. Asumí  ya que la chica a la que le gustaba ser nalgueada seguía llamándola así. Agonía… Dios, extrañaba la agonía.

—¿Aún nada, O? —suspiré, bajando la mirada. Durante el cuarto mes del O Perdido, comencé a hablarle a mi O como si fuera una entidad real. Se sentía lo suficientemente real cuando volvía mi mundo patas arriba, pero desgraciadamente ahora que me abandonó, no sabía si lo reconocería si lo viera de nuevo. Es un día bastante triste cuando una chica ni siquiera reconoce a su propio orgasmo, pensé, mirando con nostalgia la silueta de San Francisco a través de la ventana.

Descrucé las piernas y caminé hacia el fregadero para enjuagar la taza de café. Poniéndola a un lado para que se secase, até mi platinado cabello en una descuidada cola de caballo y contemplé el caos que me rodeaba. No importaba cuán bien lo hubiese planeado, no importaba qué tan bien hubiese etiquetado esas cajas, no importaba cuántas veces le dijese al idiota de la mudanza que si decía ―cocina‖ no pertenecía al ―baño‖, todavía era un desastre.

—¿Qué te parece, Lord ? ¿Deberíamos comenzar aquí o en la sala de estar? —Se encontraba acurrucado en una de las ventanas. Ciertamente, cuando buscaba nuevos lugares para vivir, siempre miraba las ventanas. A Lord Tubbington le gustaba mirar el mundo, y era agradable verlo esperándome cuando llegaba a casa. Me miró, y luego pareció asentir hacia la sala de estar.

—Está bien, la sala de estar será —dije, dándome cuenta de que sólo había hablado tres veces desde que desperté esta mañana, y cada palabra pronunciada fue dirigida a un gatito. Ejem…

Cerca de veinte minutos más tarde, Lord Tubbington comenzó a mirar fijamente a una paloma y me hallaba clasificando las películas cuando escuché voces en el pasillo. ¡Mis ruidosas vecinas! Corrí hacia la puerta, casi tropezando con una caja, y presioné un ojo contra la mirilla sólo para ver la puerta de enfrente. Sinceramente, qué pervertida soy. Pero no hice ningún intento por dejar de ver.

No podía ver muy claramente, pero podía escuchar su conversación;

—Mmm, Santana, lo de anoche fue fantástico.  A ese era el nombre de “san”

—Creí que lo de esta mañana fue fantástico también —le dijo, dándole lo que sonaba como un ardiente beso.

¿Eh? Debieron haber estado en otra habitación esta mañana, ya que no escuché nada. Presioné el ojo en la mirilla de nuevo. Sucia pervertida.

—Sí, lo fue. ¿Me llamas pronto? —le preguntó, inclinándose por otro beso.
—Por supuesto, te llamaré cuando esté de vuelta en la ciudad —le prometió, dándole una palmada en el trasero mientras ella se reía de nuevo y se daba la vuelta.

Parecía que era pequeña. Adiós, Azotada. El ángulo no era el perfecto para poder ver a la tal Santana, y ella volvió su apartamento antes de que pudiera verla. Interesante. Entonces esta chica no vive con ella.

No escuché ningún “te amo” cuando se fue, pero parecían bastante cómodas. Mastiqué distraídamente mi cola de caballo. Tendrían que estarlo, con lo de las nalgadas y todo.

Apartando los pensamientos de nalgadas y Santana de mi mente, regresé con las películas. Nalgueando a Santana. Gran nombre para una banda… Seguí con las haches.

Una hora más tarde, me encontraba poniendo El Mago de Oz después de Willy Wonka cuando escuché un golpe en la puerta. Se oía como si hubiera una pelea en el pasillo mientras me acercaba a la puerta, y tuve que suprimir una sonrisa.

—No lo dejes caer, idiota —reprendió una sensual voz.

—Oh, cállate. No seas tan mandona —espetó otra.

Rodando los ojos, abrí la puerta para encontrar a mis dos mejores amigas, Marley y Rachel, sosteniendo una gran caja.

—Sin pelear, señoritas. Las dos son bonitas. —Me reí, arqueándoles una ceja a ambas.

—Ja-ja. Graciosa —respondió Rach, entrando tambaleantemente.

—¿Qué demonios es eso? ¡No puedo creer que cargaran eso por cuatro tramos de escalera!

—Mis chicas no hacían trabajo físico cuando podían conseguir que alguien más lo hiciera.

—Créeme, esperamos afuera en un taxi a que alguien pasara por allí, pero no tuvimos suerte. Así que lo trajimos nosotras. ¡Feliz inauguración! —dijo Marley. Pusieron la caja en el suelo, y luego se sentó en el sillón junto a la chimenea.

—Sí, deja de mudarte tanto. Estamos cansadas de comprarte cosas. —Rach se río, tumbándose en el sofá y poniendo los brazos sobre su rostro dramáticamente.

Toqué la caja con el dedo de mi pie y pregunté:

—Así que, ¿qué es? Y nunca dije que tenían que comprarme algo. El exprimidor de jugos Jack LaLanne no era necesario el año pasado, en serio.
—No seas ingrata. Sólo ábrelo —instruyó Marley, señalando la caja con su dedo del medio, el cual puso luego en posición vertical, enseñándomelo.

Suspiré y me senté en el suelo frente a la caja. Sabía que era de la tienda Williams Sonoma, ya que tenía la cinta con la pequeña piña atada a ella. La caja era pesada, fuera lo que fuera.

—Oh, no. ¿Qué hicieron? —pregunté, viéndolas guiñarse la una a la otra. Tirando de la cinta y abriendo la caja, me sentí demasiado complacida con lo que encontré—¡Chicas, esto es demasiado!

—Sabemos cuánto extrañas la que tenías antes —se rió Rach, sonriéndome.

Hace años, me dieron una vieja batidora marca KitchenAid de una tía abuela que murió. Tenía casi cuarenta años, pero todavía funcionaba de maravilla. Esas cosas fueron hechas para durar, por Dios, y esa duró hasta hace unos cuantos meses atrás, cuando finalmente pasó a una gran vida. Comenzó a soltar humo, descomponiéndose una tarde mientras mezclaba un poco de pan de calabacín, y por más que lo odiaba, la boté.
Ahora, mirando dentro de la caja, una brillante y nueva batidora KitchenAid de acero inoxidable me devolvía la mirada, visiones de galletas y pasteles comenzaron a danzar en mi cabeza.

—Chicas, es hermosa —suspiré, mirando con deleite mi nuevo bebé. La levanté suavemente para admirarla. Pasando las manos sobre ella y extendiendo los dedos para sentir las suaves líneas, me deleité al sentir el frío metal contra mi piel. Suspiré suavemente y, sí, la abracé.

—¿Quieren tener un momento a solas? —preguntó Marley.

—No, está bien. Quiero que estén aquí para que sean testigos de nuestro amor. Además, este es el único instrumento mecánico que probablemente me traerá algún placer en un futuro cercano. Gracias, chicas. Es demasiado costosa, pero de verdad se los agradezco—les dije.

Lord Tubbington se acercó, olfateó la batidora, y rápidamente saltó a la caja vacía.

—Sólo promete hacernos deliciosas sorpresas, y valdrá la pena, cariño. —Rach se reacomodó, mirándome expectante.

—¿Qué? —le pregunté con cautela.

—Britt, ¿puedo comenzar con tus cajones ahora? —tartamudeó, dirigiéndose hacia el dormitorio.

—¿Puedes comenzar haciendo qué en mis cajones? —respondí, apretando un poco más el cordón en mi cintura.

—¡Tu cocina! ¡Estoy muriendo por empezar a acomodar todo! —exclamó, corriendo.

—Oh, diablos, sí. ¡Hazlo! Feliz navidad, rarita —grité mientras Rach corría triunfalmente hacia la otra habitación.

Rach era una organizadora profesional. Nos volvía loca cuando vivíamos juntas en Berkley con sus tendencias de trastorno obsesivo-compulsivo y la demente atención que le ponía a los detalles. Un día, Marley le sugirió que se convirtiera en una organizadora profesional, y después de la graduación, fue lo que hizo. Ahora trabajaba en toda el área de la Bahía, ayudando a las familias a resolver sus problemas. La firma de diseño en la que trabajaba pedía su ayuda a veces, e incluso había aparecido en unos cuantos programas grabados en la ciudad del canal HGTV. El trabajo le calzaba a la perfección.

Así que sólo dejé a Rach hacer lo suyo, sabiendo que mis cosas estarían tan perfectamente organizadas que me asombraría. Marley y yo continuamos tonteando en la sala de estar, riéndonos de las películas que habíamos visto con el paso de los años. Nos detuvimos en todas y cada una de las películas con pandillas de mocosos de los ochentas, debatiendo si Bender terminó con Claire una vez que todos volvieron a la escuela el lunes. Dije que no, y aposté a que Claire nunca recuperó su arete de nuevo…




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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap2-P2

Mensaje por 23l1 Dom Ago 31, 2014 8:10 pm

Capitulo 2 - Parte 2

Más tarde esa noche, después de que mis amigas se fueran, me senté en el sofá con Lord
Tubbington para ver las repeticiones del programa de cocina The Barefoot Contessa en el canal de comida. Mientras soñaba con las creaciones que prepararía con mi nueva batidora, y como algún día quería una cocina como la de Ina Garten, la anfitriona del programa, escuché pasos en el pasillo fuera de mi puerta, junto a dos voces. Le entrecerré los ojos a Lord Tubbington. Azotada debía haber vuelto.

Levantándome del sofá con un salto, presioné el ojo contra la mirilla una vez más, tratando de conseguir un vistazo de mi vecina. Me lo perdí de nuevo; sólo vi su espalda cuando entró a su apartamento detrás de una mujer bastante alta y con largo cabello castaño.
Interesante. Dos mujeres diferentes en dos días. Prostituta.

Vi la puerta cerrarse y sentí a Lord Tubbington acurrucarse alrededor de mis piernas, ronroneando.

—No, no puedes irte, tontito —susurré, inclinándome y alzándolo. Froté su sedoso pelaje contra mi mejilla, sonriendo cuando se recostó en mis brazos. Lord Tubbington era el prostituto por aquí. Se acostaría con cualquiera que le frotase el vientre.

Regresando al sofá, vi como Barefoot Contessa nos enseñaba todo sobre cómo organizar una fiesta en los Hamptons con simple elegancia, y una cuenta bancaria del tamaño de esa zona.

Unas horas más tarde, con la marca de la tela del cojín del sofá presionada firmemente en mi frente, me dirigí hacia la habitación para ir a dormir. Rach organizó mi armario tan eficientemente que todo lo que quedaba por hacer era colgar cuadros y arreglar algunas cosillas. Deliberadamente, quité las fotos de la estantería sobre mi cama. No iba a correr riesgos esta noche. Me quedé de pie en el centro de la habitación, buscando sonidos al otro lado. Todo tranquilo en el frente occidental. Hasta ahora, todo bien. Tal vez lo de anoche fue cosa de una noche.

Mientras me alistaba para ir a la cama, miré las fotos enmarcadas de mi familia y mis amigos; mis padres y yo esquiando en Tahoe; mis chicas y yo en Coit Tower. Marley amaba tomar fotos al lado de cualquier cosa fálica. Tocaba el violonchelo con la Orquesta de San Francisco, y aunque estuvo alrededor de instrumentos musicales toda su vida, nunca dejaba pasar una broma cuando veía una flauta. Era algo retorcida.

Ninguna de las tres salía con alguien en ese momento, algo raro. Por lo general, al menos una de nosotras salía con alguien, pero desde que Marley terminó con su última novia hace unos meses, todas nos encontrábamos en temporada de sequía. Por suerte para mis amigas, su sequía no era tan seca como la mía. Por lo que sabía, ellas aún se llevaban bien con sus O. Sip a las tres nos gustaban los hombres... tanto como las mujeres.

Recordé con un estremecimiento la noche cuando O y yo nos separamos. Tuve una serie de malas primeras citas y me sentía tan frustrada sexualmente que me permití ir al apartamento de un tipo que no tenía ninguna intención de volver a ver de nuevo. No es que me opusiera a lo de una aventura de una noche. Hice la caminata de la vergüenza muchas mañanas. ¿Pero este chico? Debí haberlo sabido mejor. Carla Weinstein, bla, bla, bla. Su familia poseía una cadena de pizzerías a lo largo de la costa oeste. Suena genial escrito, ¿verdad? Sólo escrito. Era agradable, pero aburrido. Pero no había estado con una mujer en un tiempo, y después de varios martinis y unas palabras de ánimo en el auto de camino, cedí y dejé a Carla “salirse con la suya”.

Ahora, hasta este momento de mi vida, compartía esta vieja teoría de que el sexo era como la pizza. Incluso cuando era malo, seguía siendo bastante bueno. Ahora odiaba la pizza. Por muchas razones.

Ese fue el peor tipo de sexo. Era del estilo ametralladora: rápido, rápido, rápido. Fueron treinta segundos en las tetas, sesenta segundos en algo que se hallaba a unos centímetros de donde se suponía debía estar, y luego dentro. Y afuera. Y adentro. Y afuera. Y adentro.

Pero al menos se terminó rápido, ¿cierto? Diablos, no. Esa horribilidad se prolongó durante meses. Bueno, no. Pero por casi treinta minutos. De adentro. Y afuera. De adentro. Y afuera. Mi pobre vagina se sentía como si hubiera sido limpiada con un chorro de arena.

Para el momento en que se terminó, y gritó—: ¡Qué bueno! —Antes de colapsar sobre mí, ya tenía organizada mentalmente todas mis especias y comenzaba con los productos de limpieza debajo del fregadero.

Me vestí, lo cual no tomó mucho tiempo ya que aún me encontraba casi totalmente vestida, y me fui.

La siguiente noche, después de dejar que la Brittany de abajo se recuperara, decidí tratarla con una buena y larga sesión de amor propio, acentuada con el amante de la fantasía favorita de todas, George Clooney, también conocido como Dr. Ross. Pero muy a pesar mío, O no se hallaba allí. Sólo me encogí los hombros, pensando que tal vez sólo necesitaba una noche, aún experimentando un poco de estrés postraumático por Carla Pizzería.

¿Pero la siguiente noche? Sin O. No tuve señales de él en una semana, o a la siguiente. Mientras las semanas se convertían en un mes, y los meses se extendían más y más, desarrollé un odio profundo por Carla Weinstein. Esa Folladora Ametralladora…

Negué con la cabeza, alejando los pensamientos de O mientras me metía en la cama. Lord Tubbington esperó hasta que me situé antes de acurrucarse en el espacio detrás de mis rodillas. Dejó escapar un último ronroneo cuando apagué las luces.

—Buenas noches, señor Tubbington —susurré y caí dormida.

* * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * ** * *

Pum.

—Oh, Dios.

Pum, pum.

—Oh, Dios.

Increíble…

Me desperté más rápido esta vez, porque sabía lo que escuchaba. Me senté en la cama, mirando detrás de mí. La cama aún se hallaba a una distancia segura de la pared, así que no sentí ningún movimiento, pero sabía con toda seguridad que algo se movía allí.
Luego escuché… ¿un siseo?

Miré a Lord Tubbington, cuya cola lucía toda alborotada. Arqueó su espalda y se paseó de un lado al otro en el pie de la cama.

—Hola, señor Tubbington. Todo está bien. Sólo tenemos una vecina ruidosa, eso es todo —lo tranquilicé, estirando la mano hacia él. Ahí fue cuando lo oí.

—Miau.

Incliné la cabeza hacia un lado, para escuchar más atentamente. Estudié a Lord Tubbington, que me miró como diciendo: Ese no fui yo.

—¡Miau! Oh, Dios. ¡Miau!

La chica de al lado maullaba. ¿Qué rayos le metía mi vecina para que eso sucediera?

En este punto, Lord Tubbington lucía completamente loco, lanzándose contra la pared. Se encontraba literalmente fuera de control, tratando de alcanzar el lugar de donde provenía el ruido, y añadiendo sus propios maullidos al coro.

—Oooh, sí, justo así, Santana… Mmmm… ¡miau, miau, miau!

Santo Dios, habían dos gatitos fuera de control en ambos lados de la pared esta noche. La mujer tenía acento, aunque no podía ubicar de qué lugar era. De seguro del Este de Europa. ¿Checa? ¿Polaca? ¿En serio me encontraba despierta a las, veamos, una dieciséis de la mañana, tratando de diferenciar el origen nacional de la mujer siendo follada al otro lado?

Traté de agarrar a Lord Tubbington y calmarlo. Sin suerte. Estaba castrado, pero seguía siendo un chico, y quería lo que se hallaba al otro lado de esa pared. Siguió maullando como los gatos en celo, sus maullidos mezclándose con los de la chica hasta que todo lo que podía hacer tratar de no llorar por la ironía de este momento. Mi vida se había convertido en un absurdo teatro con un coro de gatos.

Recobré la compostura porque ahora podía oír los gemidos de Santana. Su voz era baja y gruesa, y mientras la mujer y Lord Tubbington continuaban llamándose el uno al otro, sólo la escuchaba a ella. Gimió y comenzó a golpear la pared. Terminando.

La mujer maulló más fuerte y más fuerte cuando, sin dudas, llegó al clímax. Sus maullidos se convirtieron en gritos sin sentido, y finalmente gritó:

—¡Da! ¡Da! ¡Da!

Ah. Era rusa. Por el amor de San Petersburgo.

Un último golpe, un último gemido, y un último maullido. Luego todo estuvo benditamente silencioso. Excepto por Lord Tubbington, que siguió suspirando por su amor perdido hasta las benditas cuatro de la mañana.


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Mensaje por Elita Lun Sep 01, 2014 11:22 am

Mmm...así que lees todos mis ff's? Ahora espero que comentes :)

Aah! Pobre Britt, ella sin nada de nada & Santana haciendo de las suyas cada noche con una diferente xD

Ya quiero que se conozcan :D
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Mensaje por Dolomiti Lun Sep 01, 2014 12:15 pm

Hola! Jajaja pobre britt, Santana y sus ruidosas visitas nocturnas [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 2414267551 y pobre lord también [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 2414267551 saludos! Hasta pronto
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Mensaje por 23l1 Lun Sep 01, 2014 7:36 pm

Elita escribió:Mmm...así que lees todos mis ff's? Ahora espero que comentes :)

Aah! Pobre Britt, ella sin nada de nada & Santana haciendo de las suyas cada noche con una diferente xD

Ya quiero que se conozcan :D


Hoala, sip los leo =D y ahora también intentare comentar.
jajaja sip pobre britt, pronto se conocerán, en este capitulo nop, pero pronto. Saludos =D
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Mensaje por 23l1 Lun Sep 01, 2014 7:38 pm

Dolomiti escribió:Hola! Jajaja pobre britt, Santana y sus ruidosas visitas nocturnas [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 2414267551  y pobre lord también [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 2414267551 saludos! Hasta pronto


Hola, jajaaj sip ambos sufren, pero lord T. algo gana con su "amada". Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap3-P1

Mensaje por 23l1 Lun Sep 01, 2014 7:42 pm

Capitulo 3 - Parte 1

Para cuando Lord Tubbington finalmente se calmó y dejó de gritar, me sentía completamente agotada y totalmente despierta. Tenía que levantarme en una hora más de todos modos, y además, comprendí que ya no conseguiría dormir más. Quizás debería levantarme y hacer algo para desayunar.

—Estúpida maulladora —dije, dirigiéndome a la pared detrás de mi cabeza, y me moví perezosamente hacia la sala de estar. Después de encender el televisor, encendí la máquina de café y estudié la luz antes del amanecer que empezaba a asomarse en mis ventanas. Lord Tubbington se enroscó alrededor de mis piernas, y le puse los ojos en blanco.

—Oh, ahora quieres un poco de amor de mi parte, ¿eh? ¿Después de haberme abandonado por Purina anoche? ¡Qué idiota eres, Lord Tubbington! —murmuré, extendiendo el pie y frotándolo con mi talón.
Se dejó caer al suelo y posó para mí. Sabía que no podía resistirme cuando posaba. Me reí un poco y me arrodillé junto a él.

—Sí, sí, lo sé. Me amas ahora porque soy quien te mantiene —Suspiré, rascándole el estómago.

Me dirigí a la cocina con Lord Tubbington pisándome los talones, y vertí un poco de comida en un tazón. Ahora que tenía lo que necesitaba, fui rápidamente olvidada. Mientras me dirigía a la ducha, escuché un movimiento en el pasillo. Como la curiosa Brittany en la que me había convertido, apreté mi ojo en la mirilla para ver qué pasaba entre Santana y Purina.

Ella (Santana) se encontraba de pie justo en su puerta, lo suficiente dentro como para que no pudiera ver su rostro. Purina permanecía en el vestíbulo, y pude ver la mano de Santana moviéndose a través de su largo pelo. Casi podía oír su ronroneo a través de la maldita puerta.

—Mmm, San, anoche fue… mmmm —susurró, apoyándose en su mano, que ahora se presionaba contra su mejilla.

—Estoy de acuerdo. Esa es una buena manera de describir lo de anoche y lo de esta mañana —dijo en voz baja mientras ambas se reían entre dientes.

Lindo. Dos por el precio de una.

—¿Me llamarás cuando estés de vuelta en la ciudad? —preguntó, quitándose el pelo de su rostro. Una expresión de “acabo de tener sexo” en él. Echaba de menos esa expresión.

—Oh, puedes contar con eso —respondió, y luego tiró de ella hacia la puerta por lo que sólo pude suponer que era un beso matador. Su pie se levantó como si estuviera posando.

Empecé a rodar los ojos, pero eso dolería. Mi ojo derecho se presionaba así de fuerte contra la mirilla, ya ven.

—Do svidaniya —susurró con ese acento exótico. Sonaba mucho mejor ahora que no maullaba como una gatita en celo.

—Nos vemos —se rió, y con eso, se alejó con gracia.

Me esforcé por verla antes de que volviera a entrar, pero no pude. Me lo perdí de nuevo. Tenía que admitir que, después de la azotaina y los maullidos, me moría de ganas de ver qué aspecto tenía. Había cierta destreza sexual en gravedad pasando al lado. Sólo que no veía por qué tenía que afectar mis hábitos de sueño. Me alejé de la puerta bruscamente y me dirigí a la ducha. Bajo el agua, me pregunté qué en el mundo se requería para hacer maullar a una mujer.

Como a las siete y media, me subí a un tranvía y revisé el día que tenía por delante. Iba a encontrarme con un nuevo cliente, terminar algunos detalles sobre un proyecto que acababa de completarse, y almorzar con mi jefa. Sonreí al pensar en Emma.

Emma Pillsbury dirigía su propia empresa de diseño, donde tuve la suerte de hacer una pasantía durante mi último año en Berkley. En sus treinta y tantos años, pero viéndose como si tuviera veintitantos, se convirtió en alguien importante en la comunidad del diseño a principios de su carrera. Retaba lo convencional, fue una de las primeras en borrar el estilo inglés del mapa, y creó una tendencia al traer de vuelta los colores neutrales y estampados geométricos de la mirada "moderna" que actualmente era todo un rugido. Me contrató después de que mi práctica terminó y luego de proporcionarme la mejor experiencia que un joven diseñador podía pedir. Fue desafiante, exigente, tenía un instinto asesino y, aún más, un ojo asesino para los detalles. Pero, ¿cuál era la mejor parte de trabajar para ella? Era muy divertida.

Cuando salí del tranvía, vi mi “oficina”. Emma  se hallaba en Russian Hill, una parte hermosa de la ciudad: Mansiones de cuentos de hadas, calles tranquilas, y una fantástica vista de los picos más altos.
Algunas de las casas más viejas se convirtieron en espacios comerciales, y nuestro edificio era uno de los mejores.

Dejé escapar un suspiro cuando entré en mi oficina. Emma quería que cada diseñador tuviera su propio espacio. Era una manera de mostrarles a los
potenciales clientes lo que podían esperar, y yo puse un montón de ideas en mi espacio. Profundas paredes grises acentuadas por cortinas de felpa rosa salmón. Mi escritorio era de ébano oscuro con una silla cubierta en oro y suaves sedas champán. La sala era sencillamente distinguida, con un toque de fantasía proveniente de mi colección de anuncios de la Sopa Campbell de los años treinta y cuarenta. Encontré un montón de ellos en una venta de etiqueta, todos recortados de números atrasados de la revista Life. Los tenía montados y enmarcados, y todavía me reía entre dientes cada vez que los veía.

Pasé unos minutos tirando las flores de la semana pasada y organizando una nueva exposición. Todos los Lunes me detenía en una tienda local para elegir flores para la semana. Las flores cambiaban, pero los colores tendían a caer dentro de la misma paleta. Me sentía particularmente encariñada con los naranjas profundos, rosas, melocotones y dorados cálidos. Ese día elegí rosas híbridas de té de un color coral precioso, las puntas teñidas de frambuesa.

Ahogué un bostezo y me senté en la mesa, preparándome para el día. Vi a Emma pasar rápidamente por delante de mi puerta y la saludé. Regresó y asomó la cabeza por la puerta. Como siempre, ella era delgada y lucía encantadora. Hoy vestía de negro de arriba abajo, pero sus tacones fucsia la hacían lucir genial, chic.

—¡Hola, chica! ¿Cómo está el apartamento? —preguntó, sentándose en la silla frente a mi escritorio.

—Fantástico. ¡Muchas gracias de nuevo! Nunca podré pagarte por esto. Eres la mejor —dije efusivamente.

Emma me subarrendó su apartamento, ese que tenía desde que se mudó a la ciudad años atrás. Ahora se encontraba restaurando una casa en Sausalito. Las rentas eran lo que eran en la ciudad: pan comido. El control de alquileres hacía que el precio fuera escandalosamente bajo. Me dispuse a seguir hablando cuando ella me detuvo con un gesto de mano.

—Basta, no es nada. Sé que debería deshacerme de él, pero fue mi primer lugar en la ciudad, y me rompería el corazón dejarlo ir. Además, me gusta la idea de que esté ocupado de nuevo. Es un gran barrio. —Sonrió, y sofoqué otro bostezo. Sus agudos ojos lo atraparon.

—Britt, es Lunes por la mañana. ¿Cómo puedes estar bostezando ya? —me reprendió.

Me eché a reír.

—¿Cuándo fue la última vez que dormiste allí, Emma?
Miré por encima del borde de mi taza de café. Era mi tercera ya. Estaría navegando pronto.

—Oh, muchacha, ha sido desde hace tiempo. ¿Tal vez hace un año? Will estaba fuera de la ciudad, y yo todavía tenía una cama allí. A veces, cuando trabajaba hasta tarde, me gustaba permanecer en la ciudad durante la noche. ¿Por qué lo preguntas?.
Will era su prometido. Millonario, capitalista de riesgo e impresionante. Mis amigas y yo tuvimos un flechazo asesino con él.

—¿Has oído algo al lado? —pregunté.

—No, no. No lo creo. ¿Cómo qué?

—Mmm, sólo ruidos. Ruidos nocturnos.

—No cuando yo vivía allí. No sé quién vive ahora, pero creo que alguien se mudó… ¿el año pasado, tal vez? ¿El año anterior? Nunca lo conocí. ¿Por qué? ¿Qué escuchaste?

Me sonrojé furiosamente y le di un sorbo a mi café.

—Espera un minuto. ¿Ruidos nocturnos? ¿Brittany? ¿En serio? ¿Has oído algo sexy? —me pinchó.

Golpeé mi cabeza contra el escritorio. Oh, Dios. Recuerdos. No más golpes. Le eché un vistazo, y tenía la cabeza echada hacia atrás de la risa.

—Ay, caramba, Britt. ¡No tenía ni idea! El último vecino que recuerdo tenía ochenta años, y el único ruido que he oído proveniente de esa habitación eran repeticiones de la serie de Gunsmoke. Pero ahora que lo pienso, podía escuchar ese programa de televisión muy bien… —Su voz se desvaneció.

—Sí, bueno, Gunsmoke no es lo que se escucha a través de las paredes ahora. Sexo directo. Y no sexo dulce o aburrido. Estamos hablando de… interesante. —Sonreí.

—¿Qué escuchaste? —preguntó, sus ojos brillando.

No importa la edad que tengas, o de dónde vengas, hay dos verdades universales. Siempre nos reiremos de un… gas, si sucede en el momento equivocado, y siempre nos sentiremos curiosos sobre lo que sucede en las habitaciones de los demás.

—Emma, en serio. ¡No se parece a nada que haya escuchado antes! ¡La primera noche, golpeaban la pared con tanta fuerza que un cuadro se cayó y me golpeó en la cabeza!

Sus ojos se abrieron, y se inclinó sobre el escritorio.

—¡No!

—¡Sí! Entonces, oí… Jesucristo, escuché nalgadas. —Hablaba con mi jefa de nalgadas. ¿Ven por qué me encanta mi vida?

—¡No! —suspiró, y nos reímos como colegialas.

—¡Sí! Hizo que mi cama se moviera, Emma. ¡Hizo que se moviera! La vi a la mañana siguiente, vi como Azotada se iba.

—¿La llamas Azotada?

—¡Por supuesto! Y luego anoche…

—¡Dos noches en una fila! ¿Azotada obtuvo algunos azotes otra vez?

—Oh, no, anoche traté con un capricho de la naturaleza que he llamado Purina —continué.

—¿Purina? No lo entiendo. —Frunció el ceño.

—La rusa a la que hizo maullar anoche.

Se rió de nuevo, haciendo que Steve de contabilidad asomara la cabeza por la puerta.

—¿Sobre qué están cacareando estas dos gallinas? —preguntó, sacudiendo la cabeza.

—Nada —contestamos al mismo tiempo, luego volvimos a nuestra conversación.

—Dos mujeres en dos noches, eso es impresionante. —Suspiró.

—Vamos, ¿impresionante? No. ¿Promiscua? Sí.

—Guau, una mujer y ¿sabes su nombre?

—Sí, de hecho. Su nombre es Santana, pero lo supe después, ya que porque Azotada solo gritaba “san” y Purina lo grito una y otra vez hasta dijo su nombre completo. Podía escucharlo a través de los golpes… Estúpida Wallbanger (golpea paredes)—murmuré.

Se quedó en silencio por un momento, y luego sonrió.

—Santana Wallbanger… ¡Me encanta!

—Sí, te encanta. Porque anoche no tenías a tu gato tratando de aparearse con Purina a través de la pared. —Me reí con tristeza y apoyé la cabeza sobre el escritorio mientras seguíamos riendo.

—Bueno, vamos a empezar a trabajar —dijo Emma por fin, secándose las lágrimas de los ojos.

—Necesito que vayas a buscar a estos nuevos clientes hoy. ¿A qué hora llegan?

—Ah, el señor y la señora Nicholson estarán aquí a la una. Tengo la presentación y los planes listos para ellos. Creo que realmente les gustará la forma en que rediseñé su dormitorio. Vamos a ser capaces de ofrecerles una sala de estar lujosa y un baño completamente nuevo. Es bastante genial.

—Te creo. ¿Puedes compartir tus ideas conmigo en el almuerzo?

—Sí, estoy en ello —le contesté mientras se dirigía hacia la puerta.

—Ya sabes, Britt, si puedes lograr este trabajo, sería enorme para la empresa—dijo, mirándome a través de sus gafas de carey.

—Espera a ver lo que se me ocurrió para su cine en casa.

—Ellos no tienen un cine en casa.

—Todavía no —le dije, arqueando las cejas y sonriendo diabólicamente.

—Lindo —valoró y se fue para empezar su día.

Los Nicholson eran definitivamente una pareja que quería —todo el mundo lo hacía. Rach hizo algunos trabajos para Natalie Nicholson, una sangre azul con tacones, cuando reorganizó su oficina el año pasado. Me los recomendó al momento en que el diseño golpeó la mesa, e inmediatamente comencé los planes para remodelar su dormitorio.
Wallbanger. Pfff.


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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap3-P2

Mensaje por 23l1 Lun Sep 01, 2014 7:49 pm

Capitulo 3 - Parte 2


—Fantástico, Brittany. Simplemente fantástico —deliró Natalie mientras la acompañaba a ella y a su marido a la puerta principal. Pasamos casi dos horas viendo los planos, y mientras tanto transigimos algunos puntos clave. Iba a ser un proyecto muy interesante.

—Así que, ¿crees que eres la diseñadora adecuada para nosotros? —preguntó Adam, sus profundos ojos marrones brillaban cuando envolvió su brazo alrededor de la cintura de su esposa y jugó con su cola de caballo.

—Tú dime —me burlé de nuevo, sonriéndole a ambos.

—Creo que nos encantaría trabajar contigo en este proyecto —dijo Natalie cuando nos dimos la mano.

Internamente, choqué los cinco conmigo misma, pero mantuve mi rostro sereno.

—Excelente. Me pondré en contacto pronto, y así podemos empezar a coordinar un horario—les dije, manteniendo la puerta abierta para ellos.

Me quedé en la puerta mientras los despedía con la mano, y luego dejé que la puerta se cerrara detrás de mí. Miré a Ashley, nuestra recepcionista. Me arqueó las cejas, y levanté las mías enseguida.

—¿Y? —preguntó.

—Oh, sí. Lo conseguí —suspiré, y las dos chillamos.

Emma bajó las escaleras mientras bailábamos alrededor, y se detuvo en seco.

—¿Qué diablos pasó aquí? —preguntó, sonriendo.

—¡Britt fue contratada por los Nicholson! —gritó Ashley de nuevo.

—Genial. —Emma me dio un abrazo rápido.

—Estoy orgullosa de ti, chica —susurró, y sonreí. Jodidamente sonreí.

Bailé hacia mi oficina, poniéndole algunos movimientos sexys mientras hacía mi camino alrededor de la mesa. Me senté, giré en la silla, y miré hacia el área de estacionamiento.
Bien jugado, Brittany Susan Pierce. Bien jugado.


* * * * * * * * *  * * *  * * *  * * *  * * *  * * *  * * *  * * *  * * *  * * *  * * *


Esa noche, cuando fui a celebrar mi éxito con Rach y Marley, quizás pude haber bebido más que unas cuantas margaritas. Seguí con tragos de tequila, y continuaba lamiendo la ahora inexistente sal en el interior de mi muñeca mientras me arrastraban por las escaleras.

—Marley, eres tan bonita. Ya lo sabes, ¿verdad? —arrullé, inclinándome sobre ella mientras nos subíamos por las escaleras.

—Sí,Britt, soy bonita. No digas lo obvio —dijo.

Con casi un metro ochenta de alto y flameante pelo castaño, Marley era muy consciente de su aspecto.

Rach se echó a reír, y me volví hacia ella.

—Y tú, Rach, tú eres mi mejor amiga. ¡Y eres tan pequeña! Apuesto a que podría llevarte en el bolsillo.— Me reí, tratando de encontrar mi bolsillo. Rach era una menuda, de piel caramelo y el más largo cabello negro.

—Deberíamos haberla detenido después de que el guacamole se acabó —murmuró Rach.

—No le permitiremos beber de nuevo sin la presencia de alimentos —dijo, arrastrándome hasta los últimos escalones.

—No hables de mí como si no estuviera aquí —me quejé, quitándome la chaqueta y empezando con mi camisa.

—Está bien, no nos desnudemos aquí en el pasillo, ¿de acuerdo? —soltó Marley de nuevo, tomando las llaves de mi bolso para abrir la puerta. Traté de darle un beso en la mejilla, pero me rechazó.

—Hueles como a tequila y represión sexual, Brittany. Quítate de encima. —
Se echó a reír y me abrió la puerta. Mientras íbamos a la habitación, vi a Lord Tubbington  en el alféizar.

—Hola, Lord Tubbington. ¿Cómo está mi niño grande? —canté.

Me miró y se dirigió a la sala de estar. Desaprobaba mi consumo de alcohol. Le saqué la lengua. Me dejé caer en la cama y observé a mis chicas en la puerta. Ellas sonrieron como si dijeran: Estás tan borracha. Nosotras no, y te juzgamos.

—No actúen todas eufóricas y poderosas, señoritas. Las he visto más borrachas que yo en más de una ocasión —señalé, mis pantalones siguiendo el camino de mi blusa.

Pregúntenme por qué me dejé los tacones puestos, y nunca seré capaz de decirles.
Las dos tiraron del edredón hacia abajo. Me metí bajo las sábanas y las miré. Me cubrieron tan bien que lo único que sobresalía eran mis ojos, mi nariz y mi desordenado cabello.

—¿Por qué la habitación da vueltas? ¿Qué demonios le hicieron al apartamento de Emma? ¡Me matará si arruino su control de alquileres! —gemí, observando el movimiento de la habitación.

—La habitación no está girando. Cálmate. —Rach se rió, sentada a mi lado y acariciando mi hombro.

—Y ese estruendo, ¿qué demonios son esos golpes? —le susurré a la axila de Rach, que luego olfateé y felicité su elección de desodorante.

—Britt, no hay golpes. Jesús, debes haber bebido más de lo que pensábamos—exclamó Marley, sentándose en el extremo de la cama.

—No, Marley, yo también los escucho. ¿No oyes eso? —dijo Rach en voz baja.

Marley se calló y las tres escuchamos. Se oyó un golpe distinto, y luego un gemido inconfundible.

—Gatitas, recuéstense. Están a punto de conocer a Wallbanger —afirmé.

Los ojos de Marley y Rach se abrieron como platos, pero permanecieron en silencio.
¿Sería Azotada? ¿Purina? Anticipándose a esta última, Lord Tubbington  entró en la habitación y se subió a la cama. Se quedó mirando la pared con gran atención.

Los cuatro nos sentamos y esperamos. Apenas podía describir a qué nos someteríamos en ese momento.

—Oh, Dios.
Golpe.

—Oh, Dios.
Golpe, golpe.

Rach y Marley nos miraron a Lord Tubbington  y a mí. Los dos negamos con la cabeza; los dos, de verdad. Una lenta sonrisa se dibujó en el rostro de Marley. Me concentré en la voz que salía de la pared. Era diferente… El tono era más bajo, y, bueno, realmente no podía entender exactamente lo que decía. No era Azotada o Purina…

—Mmm, Santana… —Risita—. ¡Justo… —Risita—, ahí! —Risita.
¿Eh?

—Sí, sí… —Gruñido—. ¡Sí! Mierda, mierda… —Risita—. ¡Joder, sí! —Se reía. Era una risita sucia, sucia.

Las tres nos reímos con ella mientras se ría y soltaba un bufido en su camino hacia lo que parecía un magnífico clímax. Lord Tubbington, al darse cuenta rápidamente de que su amada no hacía acto de presencia, se retiró precipitadamente hacia la cocina.

—¿Qué demonios es esto? —susurró Rach, sus ojos tan abiertos como pasteles de manzana.

—Esta es la tortura sexual que he estado escuchando desde hace dos noches. No tienen ni idea —gruñí, sintiendo los efectos del tequila.

—¿Pantalones Risueños ha estado así durante las dos últimas noches? —exclamó Marley, poniendo una mano sobre su boca mientras más risas y gemidos se filtraban a través de la pared.

—Oh, claro que no. Esta noche es la primera noche que he tenido el placer de escuchar a ésta. La primera noche fue Azotada. Era una niña traviesa, juguetona y tenía que ser castigada. Y anoche, Lord Tubbington  conoció al amor de su vida, cuando Purina hizo su debut…

—¿Por qué la llamas Purina? —interrumpió Marley.

—Porque maúlla cuando la hace venirse —le dije, escondiéndome bajo las sábanas. Mi borrachera comenzaba a desvanecerse, reemplazada por la clara falta de sueño que tenía desde que me mudé a este antro del libertinaje.

Marley y Rach quitaron el edredón de mi cara justo cuando la chica gritaba

—Oh, Dios, eso es… eso es, jajajajaja, tan bueno.

—¿La chica de al lado puede hacer a una mujer maullar? —preguntó Marley, levantando una ceja.

—Parece que sí. —Me reí entre dientes, sintiendo la primera oleada de náuseas llenándome.

—¿Por qué está riendo? ¿Por qué alguien se ríe mientras está viniéndose? —preguntó Rach.

—No tengo idea, pero es bueno saber que se está divirtiendo —dijo Marley, riéndose de sí misma con una carcajada particularmente fuerte. Carcajada, mi tía Fanny…

—¿Viste a esa tipa ya? —preguntó Rach, sin dejar de mirar a la pared.

—No. Sin embargo, mi mirilla está a punto de lograrlo.

—Es bueno escuchar que al menos un agujero está obteniendo algo de acción por aquí —murmuró Marley.

La fulminé con la mirada.

—Encantador, Marley. He visto la parte de atrás de su cabeza, y eso es todo—le contesté, sentándome.

—Guau, tres chicas en tres noches. Tiene resistencia —dijo Rach, sin dejar de mirar con asombro a la pared.

—Es repugnante, nada más. ¡Ni siquiera puedo dormir por la noche! ¡Mi pobre pared! —gemí, escuchando un profundo gemido de Santana.

—Tu pared hace lo que una pared tiene que hacer… —comenzó Marley, y levanté la mano.

—Espera, por favor —le dije. Entonces comenzó la mejor parte.

La pared empezó a temblar con el golpeteo rítmico, y la risa de la mujer se hizo más y más fuerte. Marley y Rach miraban con asombro mientras yo negaba con la cabeza.
Podía oír los gemidos de Santana, y sabía que se acercaba al borde. Sin embargo, sus sonidos fueron ahogados rápidamente por su compañera.

—Oh… —Risita—. Eso… —Risita—, es… —Risita—. No… —Risita—, pares —Risita—. No… —Risita—, pares. —Risita—. Oh —Risita-gruñido—, Dios —Risita-risita-gruñido—. ¡No —Risita—, pares! —Risita.

Por favor. Por favor. Por favor, para, pensé.
Una risita, luego un lloriqueo.

Y con una risita y un último gemido, el silencio cayó sobre la tierra. Marley y Rach se miraron entre sí, y Marley dijo

—Oh.

—Mi —agregó Rach.

—Dios —dijeron juntas.

—Y es por eso que no puedo dormir —suspiré.

Mientras las tres nos recuperábamos de Risita, Lord Tubbington  volvió a jugar en la esquina con una bola de algodón.
Risita, creo que te odio más que a nada…
____________________________________________________________________________
PD:Muy largo los capitulos¿? o los voy subiendo por parte cada capítulo por día mejor¿?
Saludos =D


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Elita Lun Sep 01, 2014 8:56 pm

Aaaw! Creo que a Britt le quedará un trauma por tanto sexo al lado xD

Naah! Por mi están bien los caps :)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Sep 02, 2014 7:23 pm

Elita escribió:Aaaw! Creo que a Britt le quedará un trauma por tanto sexo al lado xD

Naah! Por mi están bien los caps :)


ajajjaajaj yo creo que ya lo tiene xD. Saludos =D
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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap4

Mensaje por 23l1 Mar Sep 02, 2014 8:30 pm

Capitulo 4



Las siguientes noches fueron maravillosamente tranquilas. Sin golpes, azotes, maullidos ni risas. Es cierto que Lord Tubbington lucía un poco triste de vez en cuando, pero todo lo demás en el departamento iba muy bien.

Conocí a algunos de mis vecinos, incluyendo a Kurt y Blaine, que vivían abajo. No escuché o vi a Santana desde la noche con Risitas, y aunque me sentía agradecida por las noches de sueño perfecto, sentía curiosidad por saber a dónde había ido. Kurt y Blaine parecían más que contentos de contarme chismes.

—Cariño, espera a que veas a nuestra querida Santana. ¡Qué tipa! —exclamó Kurt.

Blaine me atrapó en el pasillo de camino a casa y en cuestión de segundos ya tenía un coctel en mi mano.

—Oh, Dios, sí. ¡Es exquisita! Si yo fuera unos años más joven, y no importaría que fuera mujer —canturreó Blaine, abanicándose mientras Kurt lo miraba por encima de su Bloody Mary.

—¿Si fueras unos años más joven qué? Por favor. Tú nunca has estado en la liga de Santana. Ella es una filete, mientras que, enfréntalo cariño, tú y yo somos hot dogs.

—Eso serás tú —se carcajeó Blaine y luego empezó a succionar enfáticamente su tallo de apio.

—Señores, por favor. Háblenme de esa chica. Admito que después del espectáculo que hizo la semana pasada, me siento un poco intrigada sobre la mujer detrás de los golpes de la pared.

Me vine abajo y les conté sobre las travesuras nocturnas de Santana después de darme cuenta que a menos que les contara el chisme, no me contarían nada. Se aferraron a cada palabra como obesos niños a un bufet. Les hablé de las mujeres a quienes les hizo el amor. Y ellos llenaron algunos pequeños espacios en blanco.

Santana era una fotógrafa independiente que viajaba por todo el mundo. Suponían que actualmente se encontraba en un encargo, lo que explicaba mi calidad de sueño. Santana trabajaba en proyectos para Discovery Channel, Cousteau Society y National Geographic.
Todos los peces gordos. Ganó premios por su trabajo e incluso pasó algún tiempo cubriendo la guerra en Irak hace unos años. Siempre dejaba su coche cuando viajaba: un viejo, destartalado y negro Range Rover Discovery, la clase de coche que encontrabas en la selva africana. La clase de coche que la gente conducía antes de que las personas pretenciosas comenzaran a utilizarlos.

Entre lo que me dijeron Kurt y Blaine, el coche, el trabajo y la casa internacional de orgasmos al otro lado de la pared, comencé a hacerme un perfil de esta mujer a la que todavía no conocía. Y estaría mintiendo si dijera que no me sentía cada vez más y más intrigada.

Pasadas la una de la tarde, después de dejar algunas muestras de baldosas a los Nicholson, decidí caminar hasta mi casa. La niebla desapareció en el transcurso, dejando al descubierto la ciudad y una noche agradable para pasear. Al doblar la esquina de mi casa, me di cuenta de que el Range Rover no se hallaba en su lugar habitual detrás del edificio. Lo que significaba que no se encontraba en casa.

Santana estaba de vuelta en San Francisco.



* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *


Aunque me preparé para otra ronda de golpes en la pared, los próximos días transcurrieron sin complicaciones. Trabajé, caminé y jugué con Lord Tubbington. Salí con mis amigas, hice un increíble bizcocho de calabacín en mi ahora usada KitchenAid, y pasé mi tiempo investigando a dónde ir en mis vacaciones.

Todos los años, me tomaba una semana de vacaciones y viajaba a algún lugar totalmente sola. A algún lugar emocionante, y nunca iba al mismo lugar dos veces. Un año, me fui a hacer senderismo por una semana en Yosemite.

Otro año me fui en tirolesa a través de la selva hacia un Ecolodge en Costa Rica. En otro, hice submarinismo frente a la costa de Belice durante una semana. Y este año… no sabía a dónde iría. Ir a Europa era cada vez más caro en esta economía, por lo que ya no contaba. Pensaba ir a Perú, ya que siempre quise visitar Machu Picchu. Tenía un montón de tiempo, pero a menudo la mitad de la diversión era decidir dónde quería pasar mis vacaciones.
También pasé una cantidad excesiva de tiempo en mi mirilla. Sí, es cierto. Cada vez que oía una puerta cerrarse, corría hacia la puerta. Lord Tubbington me miraba con una sonrisa. Sabía exactamente lo que hacía. Sin embargo ¿por qué me juzgaba si sus orejas se levantaban cada vez que escuchaba ruidos que subían las escaleras? Nunca lo sabré. Seguía suspirando por su Purina.

Aún no había visto a Santana. Un día llegué justo a la mirilla para verla entrar en su apartamento, pero todo lo que pude ver fue su camiseta negra y un desordenado cabello largo y oscuro.

En otra ocasión, vi el Range Rover alejarse de la acera cuando llegaba a la esquina de mi casa desde el trabajo. ¡Iba a pasar por la derecha! Justo cuando me encontraba a punto de obtener el primer vistazo de ella, realmente ver a la mujer detrás del mito, tropecé y me caí en la acera. Por suerte, Kurt me vio y me ayudó a mí, a mi herido ego y a mi lastimado trasero a levantarnos del concreto y me llevó a conseguir algo de pomada seguida de un whisky.

Pero todo estuvo tranquilo por la noche. Sabía que Santana se hallaba en casa, lo oía de vez en cuando: la pata de una silla moviéndose a través del suelo, una risa silenciosa o dos. Pero no un harén, y por lo tanto, tampoco los golpes en las paredes.

Nos dormimos juntas casi todas las noches. Ella ponía música de Duke Ellington y Glenn Miller en su lado de la pared, y yo me acostaba en la cama de mi lado, escuchando descaradamente. Mi abuelo solía poner sus viejos discos por la noche, y el pop y el chasquido de la aguja en el vinilo era reconfortante mientras dormía con Lord Tubbington acurrucado a mi lado. Debía decir que Santana tenía buen gusto musical.

Pero la calma y tranquilidad eran demasiado buenas como para durar tanto tiempo, y todo el infierno se desató de nuevo un par de noches más tarde.

En primer lugar, tuve que aguantar otra ronda de Azotada. Fue una chica muy mala, y sin duda merecía la rotunda azotaina que recibió. Una que duró casi media hora y terminó con gritos de: ¡Eso es! Justo ahí, Dios, sí, ¡justo ahí!, antes de que las paredes que comenzaron a temblar. Permanecí despierta toda la noche, poniendo los ojos en blanco y cada vez más y más frustrada.

La mañana siguiente, desde mi puesto en la mirilla, vi salir a Azotada y conseguí un verdadero primer vistazo de ella. Con piel rosada y brillante, era una delicada y un poquito redondita chica con curvas en las caderas y los muslos, y un muy buen paquete trasero. Era pequeña, realmente pequeña, y un poco gordita. Tuvo que ponerse de puntillas para darle el beso de despedida a Santana, y no pude verla porque me quedé viendo a azotada mientras se alejaba. Me maravillé de su gusto por las mujeres. Era todo lo contrario a lo que vi en Purina, quien parecía una modelo.

Anticipando que Purina sería la siguiente en la lista, la noche siguiente le di a Lord Tubbington un calcetín lleno de hierba gatera y un cuenco lleno de atún.

Mi esperanza era debilitarlo y desmayarlo antes de que la acción comenzara. Pero mi acción tuvo un efecto opuesto. Mi chico parecía listo para la fiesta cuando los primeros compases de Purina llegaron junto con su grito a través de las paredes alrededor de la una quince de la mañana.

Si Lord Tubbington pudiera ponerse una mini bata para fumar, lo hubiera hecho. Caminó airadamente por la habitación, moviéndose de un lado a otro delante de la pared, luciendo indiferente. Cuando Purina comenzó con sus maullidos, sin embargo, no pudo contenerse. Se lanzó una vez más contra la pared.

Saltó de la mesita de noche hacia la cómoda y luego al estante, escaló las almohadas e incluso una lámpara con tal de acercarse a su amada. Cuando se dio cuenta de que nunca sería capaz de atravesar el yeso, le cantó alguna clase de versión felina de Barry White, sus aullidos coincidiendo con la intensidad de los suyos.

Cuando las paredes comenzaron a temblar debido a Santana, me sorprendí de que pudieran controlarse y enfocarse a pesar de toda el ruido que se oía.

Claramente, si yo podía oírlas, ellas también era capaces de escuchar a Lord Tubbington y todo su estruendo. Aunque si fuera penetrada por los asombros dedos de Wallbanger, me imaginaba que podría compartimentar también…

Por ahora, sin embargo, nada me penetraba y comenzaba a enojarme. Me sentía cansada, caliente, y mi gato tenía un hisopo que salía de su boca que se parecía terriblemente a un pequeño cigarro.

Después de una noche de sueño abreviado, me arrastré a la mañana siguiente hasta la mirilla para otra ronda de Espiar al Harén. Fui recompensada con un breve perfil lateral de Santana mientras se inclinaba para despedirse con un beso de Purina.

Fue rápido, pero fue suficiente para ver su mandíbula: definida y linda. Tenía una excelente mandíbula. Lo mejor de ese día fue el avistamiento de su mandíbula. El resto del día fue una mierda.

Primero, hubo un problema con el contratista general sobre la casa de los Nicholson. Parecía que no solo se tomaba demasiado tiempo para su almuerzo, sino que fumaba marihuana todos los días en el ático. Todo el tercer piso olía como a un concierto de zombis.

Además, una tarima completa de baldosas para el piso del baño se rompió y astilló. La cantidad de tiempo necesario para volver a organizar y enviar haría que el proyecto entero se retrasara por lo menos dos semanas, dejando sin posibilidad de que se terminase a tiempo. Cada vez que se comenzaba la construcción principal se ponía una fecha estimada para la finalización del proyecto. Sin embargo, nunca me pasaba de la fecha límite, y este es un trabajo de alto perfil laboral, lo que me hizo enojarme al darme cuenta de que nada de lo que pudiera hacer aceleraría las cosas, ni viajar a Italia y traer de nuevo esos mismos malditos azulejos por mí misma.

Después de un rápido almuerzo, durante el cual se me cayó todo el refresco por el piso avergonzándome completamente, me dirigí de nuevo hacia el trabajo y me detuve en una tienda para ver algunas nuevas botas para senderismo. Tenía planes de ir de senderismo a los Promontorios de Marín este fin de semana.

Cuando examiné la selección, sentí un cálido aliento en mi oído que me estremeció instintivamente.

—Hola —escuché y me congelé de miedo. Los recuerdos vinieron a mí, y vi manchas. Sentí frío y calor al mismo tiempo, y la experiencia más horrible de mi vida pasó por mi mente. Me volví y vi a… Carla Weinstein. La Folladora Ametralladora quien secuestró a O.

—Brittany, luces bien en el vecindario —canturreó, canalizando su Torm Jones interno.

Me tragué la bilis y me esforcé por mantener la compostura.

—Carla, me alegro de verte. ¿Cómo estás? —me las arreglé para decir.

—No me puedo quejar. Sólo haciendo un tour por los restaurantes para el viejo. ¿Cómo estás? ¿Cómo te trata el negocio de decoración?

—Empresa de diseño de interiores, y me trata bien. De hecho, iba de regresa a mi trabajo, así que si me disculpas —farfullé, comenzando a empujarlo para pasar.

—Oye, pero no hay prisa, preciosura. ¿Tienes hora de almuerzo? Puedo conseguirte un descuento para alguna pizza justo a unas pocas cuadras de distancia. ¿Te parece bien cinco por ciento de descuento? —dijo, para ella colmo con una voz arrogante.

—Guau, cinco por ciento. Por mucho que endulces la olla, paso. —Me reí entre dientes.

—Entonces, Brittany, ¿cuándo puedo volver a verte? Esa noche… maldita sea. Eran bastante largo, ¿eh? —Me guiñó el ojo, y mi piel me rogó que la arrancara de mi cuerpo y se la tirara a ella.

—No. No, Carla. Por un demonio, no —le espeté, la bilis subía de nuevo. Los destellos de entra y sale y entra y sale y entra y sale. Mi coño gritó en su propia defensa. Por supuesto, nosotras dos no nos hallábamos en buenos términos, pero sin embargo, sabía cuán asustada se sentía en presencia de esa ametralladora. Sobre mi cadáver.

—Oh, vamos, nena. Vamos a hacer un poco de magia —susurró.
Se inclinó.

—Carla, debes saber que estoy a punto de vomitar en tus zapatos, así que si fuera tú, me alejaría.

Palideció y dio un paso hacia atrás.

—Y para que conste, prefiero grapar mi cabeza a la pared que “hacer magia” contigo de nuevo. ¿Tú, yo, y tu cinco por ciento de descuento? No va a pasar. Ahora, adiós —dije entre dientes y salí de la tienda.

Me fui pisando fuerte, enojada y sola. No hay azulejos italianos, no hay botas de senderismo, no hay hombre, no hay mujeres, y no hay O.

Pasé la noche en el sofá por mi depresión. No respondí el teléfono, no hice la cena. Me comí las sobras de comida tailandesa del contenedor y gruñí a Lord Tubbington cuando trató de robarme mi camarón. Se movió de manera ostentosa hacia la esquina y me miró debajo de una silla.

Vi a Barefoot Contessa, que por lo general me animaba. Esta noche hizo sopa de cebolla francesa y la llevó a la playa para almorzar con su marido, Jeffrey.

Normalmente, verlos a ambos juntos hacía que mi interior se sintiera cálido y difuso. Eran tan lindos. Esta noche me hizo dar náuseas. Quería estar sentada en la playa en South Hampton, envuelta en una manta y comiendo la sopa con Jeffrey. Bueno, no ese mismo Jeffrey, sino un Jeffrey equivalente. Mi propio Jeffrey.

Que se joda Jeffrey. Que se joda Barefoot Contessa. Que se joda el comer sola comida para llevar.

Cuando era demasiado tarde para poder justificar no ir a la cama y finalizar este terrible día, tiré mi propio saco de la tristeza hacia mi dormitorio. Fui a buscar mis pijamas, y me di cuenta de que no lavé la ropa. Maldita sea, busqué en mi cajón de pijamas, buscando por alguna, pero nada. Tenía un montón de sexys encajes, de esos días donde O y yo nos llevábamos bien.

Gruñí, me enfurecí y finalmente saqué un camisón de color rosa. Tenía volantes y era fresco, y aunque me solía gustar dormir con hermosa lencería, actualmente lo odiaba. Era un recordatorio físico de mi falta de O. Aunque había pasado un tiempo desde que intenté comunicarme con ella. Tal vez esta noche sería la noche. Ciertamente me sentía tensa. Nadie podía necesitar la liberación más que yo.

Callé a Lord Tubbington y cerré la puerta. Nadie podía ver esto.

Puse algo de la banda de INXS, ya que esa noche necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir. Michael Hutchence siempre me hacía concentrarme.

Subí a la cama, coloqué las almohadas detrás de mí y me metí entre las sábanas. Con el minúsculo camisón, mis piernas desnudas se deslizaron por el fresco algodón. No existía nada como la sensación de frescura en las piernas depiladas contra las sábanas de tejido suave y fino. Tal vez esto era una buena idea después de todo.

Cerré los ojos y traté de frenar mi respiración. Las últimas veces que intenté encontrar a mi O, me sentía tan frustrada que al final terminé cerca de las lágrimas.

Esta noche comencé con la habitual fantasía. Empecé con un poco de Catalano, permitiendo que mis manos se deslizaran por debajo de la parte inferior de mi camisón y llegaran a mis pechos.

Mientras pensaba en Jordan Catalano, también conocido como Jared Leto, besando a Angela Chase en el sótano de la universidad, imaginaba que ella era yo. Sentí sus sofocantes e intensos besos en mis labios, y sus manos deslizándose por mi piel hacia mis pezones. Cuando mis dedos —los dedos de Jordan— comenzaron a masajearlos, sentí ese familiar tirón en la parte baja de mi estómago, haciendo que todo mi cuerpo se calentara.

Con los ojos todavía cerrados, la imagen cambió a Jason Bourne, también conocido como Marta Damon, atacando mi piel. Con ambos tratando de ganar el control sobre el otro, sólo nuestra conexión física nos mantuvo vivos.

Mis dedos —los dedos de Jason— se arrastraron suavemente por mi vientre, deslizándose dentro de mis bragas a juego. Sentía que funcionaba. Mi toque despertaba algo, agitaba algo en el interior. Di un grito ahogado cuando sentí lista para Jason o Marta.

Jesús. La idea de que ambos trabajaran para traer de vuelta a O me hizo temblar. Gemí y me fui por la artillería pesada.

Fui por Clooney. Destellos de Clooney llegaron a mí mientras mis dedos me tentaban y daban vueltas, retorciéndose, burlándose. Danny Ocean… George Clooney de Los hechos de la vida…

Y entonces, fui a buscarlo.

Al Dr. Ross. La tercera temporada de Sala de Emergencia, después que su corte de cabello al estilo césar fuese rectificado. Mmmm… Gemí y gemí.

Funcionaba. Me sentía caliente. Por primera vez en meses, mi cerebro y el resto de mi parecían estar en sintonía. Me puse de costado, la mano entre mis piernas mientras veía al Dr. Ross arrodillado delante de mí. Se lamió los labios y me preguntó cuándo fue la última vez que alguien me hizo gritar.

No tienes ni idea. Hazme gritar, Dr. Ross.

Detrás de mis ojos firmemente cerrados, lo vi inclinándose hacia mí, con la boca cada vez más cerca. Extendió gentilmente mis rodillas, colocando besos en la parte interna de cada muslo. Podía sentir su aliento en mis piernas, lo que me hizo estremecer.

Su boca se abrió, y la perfecta lengua de Clooney se movió rápido para probarme.

Golpe.
—Oh, Dios.

Golpe. Golpe.
—Oh. Dios.

No. No. ¡No!

—Santana… Mmm… —Risa.

No podía creerlo. Incluso Dr. Ross parecía confundido.

—Tan… —Risa—, jodidamente… —Risa—, bueno… ¡jajajaja!

Gemí al sentir que el Dr. Ross se alejaba. Me sentía húmeda, frustrada y ahora Clooney pensaba que alguien se reía de él. Comenzó a retroceder…

No, no me dejes. Dr. Ross. ¡No tú!

—¡Eso es! ¡Eso es! Oh…oh… ¡jajajajaja!

Las paredes comenzaron a temblar, y los golpes con la cama comenzaron.

Eso es todo. Risitas, perra…

Me puse de pie, Catalano, Bourne y el siempre amoroso Clooney desvaneciéndose en volutas de humo cargadas de testosterona. Aparté las mantas, azoté la puerta al abrirla y salí de la habitación. Lord Tubbington tendió una pata y empezó a reprocharme por haberle encerrado afuera, pero cuando vio mi rostro, sabiamente me dejó pasar.

Caminé hacia la puerta, golpeando mis talones contra el piso de madera. Me sentía mucho más que enojada. Lívida, así me sentía. Estuve tan cerca. Abrí la puerta con la fuerza de miles de enojadas Os, negadas a liberarse por siglos. Comencé a golpear su puerta.

Golpeé duramente y por un largo rato, como Clooney estuvo a punto de golpear dentro de mí. Golpeé una y otra vez, sin ceder para nada, sin disminuir. Podía oír las pisadas acercándose a la puerta, pero aún así, no cedí. La frustración de la jornada, la semana y los meses sin una liberación de O en una diatriba de una talla de la que nadie vio nunca.

Oí el traqueteo de las cerraduras y cadenas al ser retiradas, pero aun así seguí golpeando. Empecé a gritar.

—¡Abre la puerta imbécil o la tiraré!

—Cálmate. Deja de golpear —escuché decir a Santana.

Entonces la puerta se abrió, y la miré fijamente. Ahí estaba. Santana. Siluetada por la suave luz detrás de la puerta, Santana agarraba la puerta con una mano y con la otra sostenía una blanca sábana alrededor de su cuerpo.

La miré de arriba abajo, con la mano todavía colgando en el aire, y la apreté en un puño. Me punzaba debido a los duros golpes que di.

Tenía el cabello negro azabache, largo y desordenado, probablemente debido a las manos de Risita, que se hallaban en él cuando Santana se abrió paso en su interior. Sus ojos eran de un café penetrante, casi negros y los pómulos lucían tan definidos como su mandíbula.

¿Completando el paquete? Sus labios, tan gruesos, lucían hinchados a causa de los besos, y lo que parecía unos tres días de desaliño.

Jesús, lucía desaliñada. ¿Cómo era posible que me perdiera eso esta mañana?

Bajé la mirada, ya que la sabana estaba entre abierta y logre ver su largo y esbelto cuerpo.

Estaba bronceada, pero no deliberadamente bronceada, sino bronceado por hacer actividades al aire libre, además de su color de piel normal, lo que le daba un gran toque. Su pecho subía y bajaba mientras jadeaba, su piel recubierta de una fina capa de sudor sexual.

Cuando mis ojos viajaron hacia abajo en busca de más, tenía unos pechos bien formados  y un paquete de seis marcados abdominales. Por supuesto que parecía sorprendida. ¿Y por qué tenía que lucir desaliñada?.


Última edición por 23l1 el Vie Sep 05, 2014 11:05 pm, editado 2 veces
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Elita Mar Sep 02, 2014 10:10 pm

Jajajaja Britt es una sucia!
Todas esas fantasías? Increible xD

Obvio, cualquiera se pone como ogro cuando no tiene Rock & Roll y cuando lo tiene sale la loca de las risitas -.-' jajaja pobre Britt, maa frustrada no puede estar!

Peroooo, supongo que ahora al ver a San tendrá una nueva & sucia fantasía *--*

De mas está decir que amé el capítulo :) & espero uno pronto :D

Saludos!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Sep 02, 2014 11:00 pm

Elita escribió:Jajajaja Britt es una sucia!
Todas esas fantasías?  Increible xD

Obvio, cualquiera se pone como ogro cuando no tiene Rock & Roll y cuando lo tiene sale la loca de las risitas -.-' jajaja pobre Britt, maa frustrada no puede estar!

Peroooo, supongo que ahora al ver a San tendrá una nueva & sucia fantasía *--*

De mas está decir que amé el capítulo :) & espero uno pronto :D

Saludos!


Holas! jaajaj de alguna manera hay que ... la vida no¿?,  jajajajajaj con respecto a lo de san mmmmmm jajajaaja lo dejare hay xD jajaaaa

pd: no te encanta lord T. =D
pd2: subiero otro cap solo por tu petición =D Saludos
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap5

Mensaje por 23l1 Mar Sep 02, 2014 11:55 pm

Capitulo 5 - Parte 1

—¡Oh, Dios!
Golpe.

—Oh, Dios.
Golpe, golpe.

Me movía a lo largo de la cama con la fuerza de las embestidas de sus dedos. Se impulsaba dentro de mí con una fuerza inquebrantable, dándome exactamente lo que podía soportar, luego empujándome un poco más allá del borde. Me miró, rígido, destellando una sonrisa de conocimiento. Cerré los ojos, permitiéndome sentir cuán profundamente se encontraba. Y por profunda, me refería profundamente…

Agarró mis manos con una suya y las llevó sobre mi cabeza, hasta la cabecera.

—Vas a querer agarrarte fuerte para esto —susurró y puso una de mis piernas sobre su hombro mientras alteraba el ritmo de sus dedos.

—¡Santana! —chillé, sintiendo un espasmo atravesar mi cuerpo. Sus ojos, esos detestables ojos marrones, negros por la pasión, se encontraba con los míos mientras me sacudía a su alrededor.

—¡Mmm, San! —grité de nuevo. Y me desperté enseguida, con los brazos sobre mi cabeza, y mis manos aferrándose fuertemente a la cabecera. Cerré los ojos por un momento y forcé mis dedos a abrirse. Cuando miré de nuevo, vi las marcas en mis manos por apretar tan fuerte. Me senté. Estaba cubierta de sudor y jadeante. De verdad jadeaba. Encontré las sabanas en un lío a los pies de la cama, con Lord Tubbington enterrado debajo, sólo su nariz asomándose.

—Oh, Lord Tubbington, ¿te estás escondiendo?

—Miau —respondió enojadamente, y un pequeño rostro siguió la nariz de gatito.

—Puedes salir, tonto. Mami dejó de gritar. Creo. —Me reí. Pasando una mano por mí húmedo cabello.

Sudé todo mi pijama, así que me incorporé y me puse sobre la ventila de aire acondicionado, refrescándome y comenzando a calmarme.

—Eso estuvo cerca, ¿eh, O? —Hice una mueca, juntando las piernas y sintiendo un para nada desagradable dolor entre mis muslos.

Desde la noche en que Santana y yo nos “conocimos” en el pasillo, no había podido dejar de soñar con ella. No quería, en serio no quería, pero mi mente tomaba inconscientemente el mando y hacía lo que quería con el por las noches. Mi cuerpo y cerebro tenían una disputa, ya que mi cerebro sabía que esto no saldría bien mientras que la Brittany de más abajo no se sentía muy segura de qué pensar…

Lord Tubbington pasó junto a mí y corrió hacia la cocina para hacer el pequeño baile junto a su tazón.

—Ya, ya, ya, cálmate —gruñí mientras se enrollaba a sí mismo alrededor de mis tobillos.

Eché una bola de croquetas en su tazón y puse el café. Me recargué contra el mostrador e intenté recobrarme. Aún respiraba con dificultad.

Ese sueño fue… bueno, fue intenso. Pensé de nuevo en su cuerpo sobre el mío, en la gota de sudor cayendo de su nariz a mi pecho. Cuando se inclinó, moviendo su lengua a lo largo de mi estómago, por mis pechos, y luego…

¡Ping! ¡Ping!

El Sr. Café me sacó de mis descarados pensamientos, y me sentí agradecida. Podía sentir la excitación recorriéndome de nuevo. ¿Esto va a ser un problema?

Vertí café en una taza, pelé un plátano, y miré por la ventana. Ignoré mi compulsión para amasar el plátano y lo introduje en mi boca. ¡Oh, dulce Cristo, el empuje! El pensamiento se dirigió rápidamente hacia el sur. Y por el sur me refería a…

Me golpeé en el rostro y obligué a mi mente a pensar en algo además de la promiscua con la que compartía pared actualmente. Cosas vanas, cosas inocuas.

Cachorritos… Estilo perrito. Conos de helado… Lamiendo su cono y dos bolas. Juegos de niños…

Maldición, quería hacer todo lo que Santana decía… ¡Está bien, suficiente! Ni siquiera lo estás intentando.

Mientras me duchaba canté The Star Spangled Banner una y otra vez para evitar que mis manos hicieran algo más que limpiarme. Necesitaba recordar la gilipollas que era, no cómo se veía en solo una sábana y una sonrisa.

Cerré los ojos y me incliné contra la pared de la ducha, recordando esa noche otra vez. Una vez que paré de mirar a sus pechos, abdominales…, bueno, lo que se hallaba debajo la sábana, abrí la boca para hablar:

—Mira, mujer, ¿tienes alguna idea de lo ruidosa que eres? ¡Necesito dormir! ¡Si tengo que escucharte una noche más, un minuto más, de hecho, a ti y a tu harén golpeando mi pared, voy a enloquecer!

Grité para liberar toda la tensión que tendría, podría tener, y que debería haber sido liberada con Clooney.

—Cálmate. No puede ser tan malo. Estas paredes son bastante gruesas. —Sonrió, golpeando con un puño el marco de la puerta, tratando de utilizar su encanto. Obviamente, estaba acostumbrada a conseguir lo que quería. Y con abdominales y pechos como esos, podía ver por qué.

Sacudí la cabeza para concentrarme.

—¿Estás loca? Las paredes no son ni de cerca tan gruesas como tu cabeza. ¡Puedo oírlo todo! ¡Cada azote, cada maullido, cada risita, y ya he tenido suficiente! ¡Esta mierda termina ahora! —chillé, sintiendo mi cara arder de furia. Incluso utilicé las comillas en el aire para enfatizar, azote, maullido y risita.

Mientras hablaba de su harén, cambió de marcha de encantar a reprender.

—¡Oye, eso es suficiente! —replicó—. Lo que haga en mi casa es asunto mío. ¡Lo siento si te molesté, pero no puedes sólo venir aquí en medio de la noche y preceptuar de lo que puedo y no puedo hacer! No me ves atravesando el pasillo y golpeando tu puerta.

—No, sólo golpeas mi maldita pared. Compartimos la pared del dormitorio. Estás justo al lado mío cuando estoy intentando dormir. Ten algo de cortesía.

—Bueno, ¿cómo es que puedes escucharme y yo no? Espera, espera, no hay nadie golpeando tus paredes, ¿cierto?.

Sonrió con suficiencia, y sentí el color drenarse de mi rostro. Crucé los brazos apretadamente por mi pecho, y mientras bajaba la mirada, recordé lo que usaba.

Un camisón rosado. Qué manera de establecer credibilidad.

Mientras echaba chispas, sus ojos viajaron a lo largo de mi cuerpo descaradamente, asimilando el rosado encaje y la forma en que mi cadera sobresalía cuando golpeaba mi pie furiosamente.

Finalmente, sus ojos subieron y encontró mi mirada, sin temor. Luego con un brillo en esos marrones ojos, me dio un guiño.

Vi rojo.

—¡Oooohhh! —grité y cerré de golpe la puerta al volver a mi apartamento.

Ahora, totalmente mortificada, dejé el agua lavar mi frustración. No la había visto desde entonces, pero ¿y si lo hiciera? Golpeé mi cabeza contra los azulejos.

Cuando abrí la puerta del frente cuarenta y cinco minutos después, me despedí de Lord Tubbington por encima del hombro y recé silenciosamente para que no hubiera alguna chica del harén en el pasillo. Todo despejado.

Me puse los lentes de sol mientras atravesaba la puerta del edificio, apenas notando el Range Rover. Y por apenas, me refería a que apenas noté que Rover rimaba con sobre, como inclinarme sobre la silla en mí sala y…

¡Brittany!

Podría tener un problema aquí.


* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *


Esa tarde, Emma metió su cabeza dentro de mi oficina.

—Toc, toc —dijo, sonriendo.

—¡Hola! ¿Qué sucede? —Me recosté contra la silla.

—Pregúntame sobre la casa en Sausalito.

—Hola, Emma, ¿cómo está la casa en Sausalito? —pregunté, rodando los ojos.

—Terminada —susurró y lanzó los brazos al aire.

—¡No! —susurré en respuesta.

—¡Total, completa y absolutamente terminada! —chilló y se sentó frente a mí.

Extendí el puño por encima del escritorio.

—Esas son buenas noticias. Tenemos que celebrar. —Metí la mano en un cajón.

—Brittany, si sacas una botella de whisky, voy a tener que hablar con recursos humanos—advirtió, sonriendo juguetonamente.

—Primero que todo, tú ERES de recursos humanos. Y segundo: ¡Como si pudiera tener whisky en mi oficina! Claramente, tengo una botella atada a mí muslo. —Reí, sacando un dulce.

—Bien. Sandía. Mi favorito —dijo mientras lo desenvolvíamos y comenzábamos a chupar.

—Así que, cuéntame —incité.

Emma me había preguntado mientras le daba los toques finales a la casa que ella y Will renovaban, y sabía que era justo el tipo de casa con la que llevaba soñando por años. Como Emma, sería cálida, atractiva, elegante y llena de luz. Hablamos del trabajo por un rato, y luego me dejó volver a trabajar.

—Por cierto, la inauguración de la casa es el próximo fin de semana. Tú y tu combo están invitadas —dijo de camino a la puerta.

—¿Acabas de decir combo? —pregunté.

—Podría haberlo hecho. ¿Estás dentro?

—Suena genial. ¿Podemos llevar algo y mirar fijamente a tu prometido?

—No te atrevas, y no esperaría menos —contraatacó.

Sonreí, volviendo al trabajo. ¿Fiesta en Sausalito? Parecía prometedor.


* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

—No tienes un enamoramiento por ella, ¿cierto? Ya sabes, ¿cuántos sueños has tenido sobre ella? —preguntó Rach, succionando su pajilla.

—¿Un enamoramiento? ¡No, es una gilipollas! Por qué habría de…

—Claro que no. ¿Quién sabe dónde han estado esos dedos y su coño? Britt nunca lo haría con ella —respondió Marley por mí, tirando su cabello por encima de su hombro e impresionando una mesa de hombres de negocios que la habían estado mirando desde que entró.

Nos encontramos para almorzar en nuestro pequeño restaurante favorito en North Beach.

Rach se recostó en su silla y soltó una risita, pateándome bajo la mesa.

—Vete al diablo, mocosa. —La miré duramente, sonrojándome furiosamente.

—¡Sí, vete al diablo, mocosa! Britt sabe que no debe… —Marley se rió hasta apagarse totalmente, se quitó los lentes de sol y me miró.

El chelista y la mocosa me miraron fijamente. Una se rió y la otra maldijo.

—Ah, por Dios, Britt, no me digas que te estás enamorando de esa tipa. Ay, no, lo estás, ¿no es cierto? —Marley resopló mientras el camarero dejaba una botella de agua mineral en la mesa.

El camarero la miró fijamente mientras Marley pasaba los dedos por su cabello, y lo despedía con un guiño cuidadosamente dirigido. Sabía cómo la miraban los hombres y mujeres, y era divertido verla hacerlos retorcerse.

Rach era diferente. Era tan pequeña y linda que los hombres y mujeres se sentían atraídos inicialmente por su encanto innato. Luego la veían en serio y se daban cuenta de cuán era hermosa. Algo sobre ella hacía que los hombres y muejeres quisieran cuidar de ella, protegerla, hasta que la llevaban a la habitación. O eso me contarón. Locolandia era…

Me habían dicho que yo era linda, y algunos días lo creía. En un buen día, sabía que podía serlo. Nunca me sentía tan sexy como Marley o tan perfectamente bien conmigo misma como Rach, pero mejoré mucho. Sabía que cuando salíamos las tres podíamos causar una escena, y hasta hace poco, lo usábamos a nuestro favor.

Cada una tenía distintos gustos, lo que era bueno. Casi nunca íbamos por el mismo chico o chica.

Marley era muy exigente. Le gustaban los hombres altos, delgados y lindos. No le gustaban muy altos, pero más altos que ella.

Mientras que las mujeres tenían que ser delgadas y lindas, no le importaba si eran altas o bajas, eso si en ambos sexos quería que fuesen educados e inteligentes, y preferiblemente con cabello rubio. Era su verdadera debilidad. También tenía este fetiche por el acento sureño. En serio, si un chico o chica la llamaba “dulzura”, se mojaba.

Lo sabía de primera mano porque la molesté una noche cuando andaba algo borracha usando mi mejor acento de Oklahoma. Tuve que alejarla el resto de la noche.

Rach, por otro lado, era exigente, pero no con un aspecto específico. Iba por el tamaño. Le gustaban los hombres grandes, altos y fuertes. Le encantaba cuando tenían que alzarla para besarla, o ponerla sobre un taburete para que no les doliera el cuello. Le gustaban un poco sarcásticos y odiaba la condescendencia. Debido a su estatura, tenía la tendencia de atraer tipos que querían “protegerla”. Pero mi amiga llevaba yendo a clases de karate desde que era niña, y no necesitaba la protección de nadie. Era una chica dura en una falda retro.

Mientras que las mujeres le gustaban tampoco le importaba si eran altas no bajas, pero si mas alta que ella, así tenían que inclinarse para besarla. Que fueran delicadas. Y un gran bonus era que con ellas no tenía que discutir sobre su “protección”.

Yo era más difícil, pero lo reconocería cuando lo o la viera. Al igual que la corte suprema y la pornografía, era consciente. Sí, tendía a ir por los chicos o chicas que les gustaban las actividades al aire libre, que fuesen salvavidas, buzos, escaladores. Me gustaban con un buen corte, pero un poco desaliñados, caballerosos y damas con un toque de chico malo o mala, y con suficiente dinero para que no tuviera que jugar a hacer de mamá.

Pasé un verano con un surfista bastante sexy que no podía pagar su propia mantequilla de maní. Ni siquiera los ininterrumpidos orgasmos de Micah pudieron salvarlo cuando me di cuenta de que estuvo usando mi American Express para pagar la cera de su tabla de surf. Y su cuenta de celular. Y un viaje a Fiji al que no fui ni si quiera fui invitada. Desaparece, surfista, desaparece.

Aunque pude haber tomado uno más para el camino antes de que se fuera. Ah, los días antes de que O se fuera. Orgasmos ininterrumpidos. Suspiré.

—Así que, espera un minuto, ¿la has visto desde el encuentro en el pasillo?—preguntó Marley después de que ordenáramos y sacara los pensamientos del surfista de mi cabeza.

—No —gruñí.

Rach me dio una palmadita el brazo tranquilizadoramente.

—Es linda, ¿cierto?

—¡Maldición, sí! Demasiado linda para su propio bien. ¡Es toda una gilipollas!—Golpeé la mesa con la mano tan fuerte que hice que los cubiertos rebotaran.

Marley y Rach intercambiaron una mirada, y les enseñé el dedo medio.

—¡Y a la mañana siguiente, se encontraba con Purina en el pasillo, besándola! ¡Es como una enfermiza y retorcida ciudad orgásmica, y no quiero ser parte de ella! —dije, masticando furiosamente mi lechuga después de contarles la historia por tercera vez.

—No puedo creer que Emma no te advirtiera sobre esta chica —murmuró Marley, moviendo los trocitos de pan alrededor de su plato. Ya no comía pan, aterrada de los dos kilos que afirmaba haber ganado en el año anterior. Exageraba, pero no tenía sentido discutir con Marley cuando se proponía algo.

—No, no, dice que no conoce a esta chica —informé—. Debe haberse mudado después de la última vez que estuvo ahí. Ya saben, ella ni siquiera se quedaba allí. Sólo conservaron el apartamento para tener un lugar donde quedarse en la ciudad. De acuerdo con los vecinos, ella solo ha estado en el edificio un año más o menos. Y viaja todo el tiempo. —Mientras hablaba, me di cuenta de que recopilé un buen expediente de este tipo.

—Entonces, ¿ha estado golpeando tu pared toda esta semana? —preguntó Marley.

—De hecho, ha estado relativamente silenciosa. O de verdad me escuchó y está siendo una buena vecina, o sus dedos  finalmente se fracturaron y ha estado con atención médica —dije, un poco demasiado fuerte.

Los empresarios debían haber estado escuchando muy de cerca, ya que todos se atragantaron un poco justo en ese momento y se removieron en sus asientos, probablemente cruzando las piernas con inconsciente simpatía.

Nos reímos y continuamos nuestro almuerzo.

—Hablando de Emma, están invitadas a la casa en Sausalito el próximo fin de semana para la fiesta de inauguración —les informé.

Las dos se abanicaron a sí mismas. Will era el único hombre por el que todas tuvimos un flechazo. Cada vez que atiborrábamos a Emma con suficiente licor, le confesábamos nuestro enamoramiento y la hacíamos contarnos historias sobre él. Si teníamos suerte y nos la arreglábamos para darle un martini extra… Bueno, solo digamos que era bueno saber que el sexo continuaba siendo digno incluso después de que tu hombre tuviese más de cuarenta. ¿La historia acerca de Emma y la habitación Tonga en el hotel Fairmont? Guau. Era una mujer con suerte.

—Genial. ¿Por qué no pasamos y nos arreglamos en tu casa, como en los viejos tiempos? —chilló Rach mientras Marley y yo nos tapábamos los oídos.

—Sí, sí, está bien, pero no más chillidos o dejaremos tu trasero con la cuenta—dijo Marley al tiempo que Rach se acomodaba en su silla, sus ojos brillantes.

Después de almorzar, Rach caminó hacia su siguiente cita a la vuelta de la esquina, y Marley y yo compartimos un taxi.

—Con que tienes sueños traviesos con tu vecina. Cuéntame —comenzó, para el gran deleite del taxista.

—Ojos en la calle, señor —instruí al sorprenderlo mirándonos por el espejo retrovisor.

Pensé en los sueños que me visitaron cada noche durante toda la semana pasada. Por otro lado, mi frustración sexual aumentó a un punto crítico. Cuando podía ignorar a O, me sentía bien. Ahora que lidiaba con sueños de Santana cada noche, la ausencia de O era aún más pronunciada.

Lord Tubbington optaba por dormir en la parte superior del vestidor ahora, sintiéndose más seguro que junto a mis piernas agitándose.

—¿Los sueños? ¡Los sueños son buenos, pero ella es toda una cabrona! —exclamé, golpeando la puerta con mi puño.

—Lo sé. Es lo que sigues diciendo —agregó, mirándome cuidadosamente.

—¿Qué? ¿Qué significa esa mirada?

—Nada. Solo estoy mirándote. Estás terriblemente excitada por alguien que es una gilipollas —dijo.

—Lo sé. —Suspiré, mirando por la ventana.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *


Última edición por 23l1 el Vie Sep 05, 2014 11:23 pm, editado 2 veces
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap5

Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 12:44 am

Capitulo 5 - Parte 2


* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *


—Me estás empujando.

—No lo estoy haciendo.

—En serio, ¿qué diablos hay en tu bolsillo, Rach? ¿Estás empacando? —exclamó Marley, alejando su cabeza mientras Rach presionaba el rizador en su pelo.

Sonreí desde mi lugar en la cama, atando mis sandalias. Me hice los rulos antes de que las chicas llegaran, así que me libré del tratamiento completo.

A Rach le gustaba imaginar que tenía un título en belleza, y si pudiese haber abierto una tienda de belleza en su dormitorio, lo habría pensado cuidadosamente.

Rach sacó un cepillo de su bolsillo y se lo mostró a Marley antes de comenzar a bromear. Sí, con un cepillo.

Estábamos haciendo una pre-fiesta como las que hacíamos en Berkley, incluso teníamos daiquiris helados. A pesar de que subimos de categoría hasta el buen alcohol y zumo de limón recién exprimido, todavía nos volvía un poco hiperactivas y alegremente despreocupadas.

—¡Vamos, vamos, nunca se sabe a quién podrías conocer esta noche! No quieres conocer a tu Príncipe o Princesa Azul con el pelo liso, ¿verdad? —razonó Rach mientras obligaba a Marley a que se subiese el pelo para “conseguir una cierta elevación en la coronilla”. No tenías que discutir, sólo dejarla hacer lo que quisiera.

—No estoy plana por ningún sitio. Si estas chicas están en exhibición, el Príncipe o Princesa Azul ni siquiera notarán que tengo pelo —murmuró Marley, lo que me dio otro ataque de risa.

Entonces, sobre nuestra risa, oí voces en el apartamento de al lado. Me levanté de la cama y me acerqué a la pared, donde podía oír mejor. Esta vez, en lugar de sólo Santana, había otras dos voces claramente femeninas. No podía entender lo que decían, pero de repente, Guns N 'Roses llegó a todo volumen a través de las paredes, lo suficientemente alto como para que Rach y Marley dejaran de hacer lo que hacían.

—¿Qué demonios es eso? —espetó Marley, mirando frenéticamente alrededor de la habitación.

—Supongo que Santana es fan de Guns N 'Roses. —Me encogí de hombros, disfrutando secretamente de Welcome to the Jungle. Me puse una diadema en la frente e hice el baile del cangrejo del cantautor de Guns N ‗Roses, Axl, para deleite de Rach y el deprecio de Marley.

—No, no, no. Eso no, idiota —me reprendió Marley por encima de la música y tomó otra diadema.

Rach se carcajeaba mientras Marley y yo teníamos una batalla al estilo Axl.

Hasta que, por supuesto, el peinado de Marley empezó a deshacerse. Entonces Rach arremetió contra ella. Marley se subió a la cama para alejarse de ella, y me uní a ella. Saltamos de arriba abajo, ahora gritando las letras de la canción y bailando salvajemente. Rach finalmente se rindió, y las tres bailamos como locas. Empecé a sentir la cama moviéndose debajo de nosotras, y me di cuenta de que estaba golpeando alegremente la pared, la pared de Santana.

—¡Toma eso! ¡Y eso! ¡Y un poco de… eso! Nadie golpea mis paredes, ¿vale? ¡Jajajajaja! —grité alocadamente mientras Rach y Marley me miraban con asombro.

Marley se bajó de la cama, y ella y Rach se agarraron la una a la otra, riéndose mientras golpeaba la pared. Me mecía como si estuviera surfeando, golpeando la pared con la cabecera una y otra vez.

La música se detuvo de repente, y me dejé caer como si me hubieran disparado. Rach y Marley pusieron las manos en la boca de la otra mientras yo me hallaba tumbada en la cama, mordiéndome los nudillos para no reírme.

El histerismo en la habitación era como el que sentías cuando te atrapaban cubriendo de papel higiénico la casa de alguien, o riéndote en la parte de atrás de la iglesia. No podías parar, y no podías no parar.

Golpe, golpe, golpe.
De ninguna manera. ¿Me estaba devolviendo el golpe?

Golpe, golpe, golpe.
Lo hacía…
¡Golpe, golpe, golpe! Le di tan duro como podía. No podía creer que tuviese las tetas como para tratar de callarme. Y para el colmo se estaban riendo.

Golpe, golpe, golpe, y mi temperamento se encendió.
Oh, en serio era una gilipollas…

Miré a las chicas con incredulidad, y saltaron en la cama conmigo.

Golpe, golpe, golpe; seis furiosos puños golpearon el yeso.

Golpe, golpe, golpe, golpe; se escuchó mucho, mucho más fuerte esta vez.
Sus chicas debían haberse sumado a la acción.

—¡Ríndete, idiota! ¡No hay nada de sexo para ti! —le grité a la pared mientras mis chicas se reían como maníacas.

—Hay toneladas de sexo para mí, hermana. No hay nada para ti —gritó muy claramente a través de la pared.

Levanté los puños para golpear una vez más.

Golpe, golpe, golpe, golpe.

¡Golpe, golpe! Un sólo puño contestó, y luego todo quedó en silencio.

—¡Ooooohhh! —le grité a la pared, y pude escuchar a Santana y sus chicas riéndose.

Rach, Marley y yo nos miramos con los ojos como platos hasta que oímos un pequeño suspiro detrás de nosotras.

Nos volvimos para ver a Lord Tubbington sentado en la cómoda. Nos devolvió la mirada, suspiró de nuevo, y procedió a lamerse el trasero.


* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

—¡El descaro, quiero decir, el descaro enorme de esa tipa! Tiene las tetas para realmente golpear mi pared, ¿mi pared? Quiero decir, qué…

—Idiota, lo sabemos —dijeron Rach y Marley al unísono mientras yo seguía con mi queja.

—¡Sí, una idiota! —continué, todavía exaltada. Estábamos en el coche de camino a la fiesta de Emma. El servicio de transporte llegó puntualmente a las ocho y media, y en seguida nos dirigimos al puente.

Cuando miré las parpadeantes luces de Sausalito, empecé a calmarme un poco. Me negaba a dejar que esa tipa me molestara. Me encontraba con mis dos mejores amigas, a punto de asistir a la inauguración de una casa fantástica organizada por la mejor jefa del mundo. Y si teníamos suerte, su prometido nos dejaría ver las fotografías de cuando era nadador en la universidad, de la época en que los chicos sólo usaban pequeños trajes de baño. Suspiraríamos y miraríamos indefinidamente hasta que Emma nos hiciera guardarlas. Y entonces también alejaría a Will por el resto de la noche.

—Les digo, tengo un muy buen presentimiento sobre esta noche. Siento que algo ocurrirá —reflexionó Rach, mirando pensativamente por la ventana.

—Algo ocurrirá, está bien. Vamos a pasar un buen rato, beber demasiado y probablemente intentaré sacar un poco de sentimiento de Britt en nuestro viaje a casa —dijo Marley, guiñándome un ojo.

—Mmm, dulce —bromeé, y ella me lanzó un beso.

—Oh, ¿olvidarían las dos su seudo-romance? Estoy hablando en serio—continuó, suspirando con la voz de romance literario que utilizaba a veces.

—¿Quién sabe? No sé, pero tal vez conocerás a tu príncipe o princesa azul esta noche —susurré, sonriéndole a su esperanzado rostro. Rach era sin duda la más romántica de nosotras tres. Era firme en su creencia de que todo el mundo tenía un alma gemela.

Eh… Yo me conformaría con mi O.

Cuando llegamos a la casa de Will y Emma, coches se hallaban aparcados por todas partes a lo largo de la sinuosa calle y linternas japonesas junto con bolsas de luminaria se alineaban en la propiedad. Como la mayoría de las casas que figuraban en el paisaje montañoso, desde la calle no se veía nada.

Nos reímos al entrar por la puerta, y sonreí cuando las chicas contemplaron el artilugio ante nosotras. Vi los planos, pero aún así tenía que dar una vuelta.

—¿Qué clase de jodido carruaje es este? —exclamó Marley, y no podía dejar de reír. Will y Emma diseñaron e instalaron un funicular, básicamente, un ascensor que subía y bajaba por la colina.

Muy práctico teniendo en cuenta la cantidad de escaleras que se tenían que usar para llegar a la casa. La ladera de su jardín delantero se hallaba cubierta con jardines en terrazas, bancos y varias decoraciones, todo ingeniosamente dispuesto en caminos empedrados e iluminados con antorchas que bajaban por la colina hasta la casa. Pero para hacer las compras y otros enfoques no tan ociosos, el funicular hacía el viaje mucho más cómodo.

—¿Querrán las damas usar el ascensor o bajar por el camino? —preguntó un asistente, apareciendo desde el otro lado del carruaje.

—Quieres decir, ¿usar esa cosa? —chilló Rach.

—Claro, para eso se hizo. Vamos —las animé, dando un paso a través de la pequeña puerta que el chico nos abrió en un lado. En verdad, parecía un telesquí, sólo que bajaba por una colina en lugar de ir por el aire.

—Sí, está bien, hagámoslo —dijo Marley, subiendo detrás de mí y dejándose caer en el asiento. Rach se encogió de hombros y la siguió.

—Habrá alguien al final esperándolas. Disfruten de la fiesta, señoritas. —Sonrió, y nos fuimos.

A medida que bajábamos por la colina, la casa se alzó para recibirnos. Emma creó un mundo puramente mágico aquí, y como se colocaron grandes ventanas en toda la casa, pudimos ver la fiesta en lo que continuamos nuestro descenso.

—Guau, hay un montón de gente aquí —señaló Rach, sus ojos abiertos de par en par. Los sonidos de una banda de jazz en uno de los muchos patios inferiores llegaron tintineando hasta nosotras.

Sentí cómo se me agitaba un poco el estómago en el momento en que el carro se detuvo y otro asistente se acercó a abrir la puerta. Mientras salíamos y nuestros tacones resonaban por la losa, pude oír la voz de Emma desde el interior de la casa y sonreí de inmediato.

—¡Chicas! ¡Lo consiguieron! —dijo cuando entramos.

Me giré en el espacio, asimilándolo todo de una vez. La casa era casi como un triángulo ubicado en la colina, empujándose hacia el exterior. Suelos de oscura madera caoba se extendían bajo nosotras, y las limpias líneas de las paredes contrastaban maravillosamente.
El gusto de Emma era moderno y cómodo, y los colores de la casa reflejaban los de las laderas circundantes: cálidos verdes como las hojas, ricos marrones terrosos, cremas suaves y apagadas y toques de azul marino profundo.

Casi toda la parte posterior de la casa de dos pisos era de cristal, para aprovechar la espectacular vista. La luz de la luna bailaba sobre el agua de la bahía, y a lo lejos se veían las luces de la ciudad de San Francisco.

Las lágrimas brotaron de mis ojos cuando vi la casa que ella y Will crearon para sí mismos, y al mirarla, vi la emoción en sus ojos.

—Es perfecta —dije en voz baja, y me abrazó con fuerza.

Marley y Rach expresaron su admiración de forma exagerada a Emma mientras un camarero nos traía a cada quien una copa de champán.

Cuando Emma se fue para hablar con los demás, las tres nos dirigimos a una de las tantas terrazas para así valorar el lugar. Los camareros pasaban con bandejas, y a medida que comíamos gambas asadas y bebíamos champán, escaneamos la multitud buscando a alguien conocido. Por supuesto, muchos de los clientes de Emma se encontraban allí, y sabía que sería envuelta en un poco de trabajo esta noche, pero en este momento me sentía contenta de comer mi lujosa gamba y escuchar a Marley y Rach medir a los hombres y mujeres.

—Oooh, Marley veo un vaquero para ti justo ahí, no, no, espera, está ocupado con otro vaquero. Sigamos —suspiró Rach y continuó con la búsqueda.

—¡Lo tengo! ¡Vi a tu chica para esta noche, Rach! —chilló Marley en un susurro.

—¿Dónde, dónde? —susurró Rach a la vez, ocultando su boca detrás de una gamba. Puse los ojos en blanco y tomé otra copa de champán cuando el camarero pasó.

—Dentro, ¿ves? Justo por ahí, junto a la isla de la cocina, ¿un suéter negro y pantalones color caqui? Jesús, y de muy buena figura… Mmm, también con lindo cabello —reflexionó Marley, entrecerrando los ojos.

—¿Con el cabello rubio? Sí, definitivamente podría funcionar —dijo Rach, su objetivo en la mira

—Ahora, ¿quién es esa delicia con la que habla? Si esa fulana solamente saliera del camino —murmuró Rach, levantando una ceja hasta que la mencionada fulana finalmente se fue, dándonos una visión más clara de la mujer en cuestión.

Miré también, y con el camino libre, ahora podíamos ver a las dos mujeres hablando. La tipa bajita (no mas que rach), era, bueno, muy rubia. Llevaba muy bien su suéter, y cuando reía se le iluminaba la cara y sus ojos muy verdes. Sí, era exactamente del tipo de Rach.

La otra tipa tenía cabello rubio también, que con frecuencia empujaba detrás de las orejas. Llevaba gafas retro que realmente le quedaban bien. Era alta (no mas que yo) delgada y de una intensa mirada, ojos color verde avellana y su belleza casi clásica. Sin duda, esta tipa era guapa al estilo tontita, y Marley respiró rápido cuando la vio.

Al continuar observando la escena, un hombre se les unió, y las tres sonreímos. Will.

Nos dirigimos a la cocina inmediatamente para saludar a nuestro hombre favorito en el planeta. Sin duda Marley y Rach también lucían encantadas con hacer que Will se encargara de presentarlas. Las miré mientras ellas simultáneamente se arreglaban. Rach se pellizcó las mejillas con disimulo, al estilo de Scarlett O‘Hara, y vi a Marley ajustarse rápidamente las tetas. Estas pobres chicas no tenían ninguna posibilidad.

Will nos vio al acercarnos y sonrió. Las chicas abrieron su círculo para dejarnos entrar, y Will nos envolvió a las tres en un abrazo gigante.

—¡Mis tres chicas favoritas! Me preguntaba a qué hora llegarían. Elegantemente tarde, como siempre —bromeó, y todos nos reímos. Will hacía eso, nos convertía en tontas colegialas.

—Hola, Will—dijimos al unísono, y me llamó la atención lo mucho que sonábamos como los Ángeles de Will en ese momento.

Chicas rubias se pararon ahí riendo también, tal vez esperando una presentación entretanto nosotras mirábamos a Will. En verdad envejeció a la perfección: cabello rubio ceniza ondulado, apenas comenzando a volverse plateado en las sienes; pantalones de mezclilla, una camisa azul oscura, y un par de viejas botas de vaquero. Podría haber caminado en una pasarela de Ralph Lauren.

—Permítanme hacer algunas presentaciones aquí. Brittany trabaja con Emma, y Rach y Marley son sus, oh, ¿cómo las llaman, MAPS? —Will sonrió, haciendo un gesto hacia mí.

—Guau, ¿Mejores Amigas Por Siempre? ¿Quién te ha estado enseñando la jerga, papá? —me burlé y le extendí una mano a rubia bajita.

—Hola, soy Brittany Pierce. Encantada de conocerte.

Envolvió mi mano con su mano y sus ojos eran de color muy verde, como lo note al principio. Rach perdería la cabeza con esto. Sus ojos parecían llenos de diversión en el momento que me sonrió.

—Hola, Brittany. Soy Kitty Wilde. Esta herramienta aquí es Quinn Fabray —dijo, asintiendo a rubia alta por encima de su hombro.

—Gracias, recuérdame eso cuando no puedas recordar la contraseña de tu correo electrónico. —Quinn rió con buen humor y me extendió la mano.

La estreché. Si Marley tenía niños con esta tipa, serían ilegalmente hermosos.

Me aseguré de manejar las continuas presentaciones mientras Will se alejaba. Empezamos a charlar y me reí cuando las cuatro comenzaron el pequeño baile de llegar a conocerse.

Kitty vio a alguien que conocía detrás de mí y gritó:

— Oye, López, trae tu gran y lindo culo de niña bonita aquí y conoce a nuestras nuevas amigas.

—Ya voy, ya voy —oí decir a una voz detrás de mí, y me volví para ver quién se unía a nuestro grupo.

Lo primero que vi fue el café. Suéter café, ojos cafés. Café. hermoso Café.

Entonces vi rojo al reconocer a quién pertenecía el Café.

—Maldita Wallbanger —susurré, congelada en mi sitio.

Su sonrisa también se fue mientras intentaba reconocerme.

—Maldita Chica del Camisón Rosa —concluyó. Haciendo una mueca.
Nos miramos, hirviendo en lo que el aire, literalmente, se volvía eléctrico entre nosotras, cortante y crepitante.

Las cuatro a nuestras espaldas se quedaron en silencio, escuchando este pequeño intercambio. Entonces se acercaron.

—¿Esa es Wallbanger? —gritó Marley.

—Espera un minuto, ¿esta es la Chica del Camisón Rosa? —Kitty se rió, y Rach y Quinn resoplaron.

Mi cara ardía de color rojo brillante al tiempo que procesaba esta información, y el desprecio de Santana se convirtió en esa maldita sonrisa que pude ver aquella noche en el pasillo, cuando golpeé su puerta, hice que dejará de dárselo a Risitas y le grité. Cuando usaba…

—Chica del Camisón Rosa. ¡Chica del Camisón Rosa! —Me atraganté, más allá de estar enfadada. Más allá del enojo. Me encontraba muy dentro de la Ciudad de la Furia. La miré, vertiendo toda mi tensión en esa mirada.

Todas las noches de insomnio, la pérdida de O y duchas de agua fría, empujes de plátanos y despiadados sueños húmedos entraron en esa única mirada.

Quería nivelarla con mis ojos, hacerle rogar por misericordia. Pero no, no Santana, Directora de la Casa Internacional de los Orgasmos.


Última edición por 23l1 el Vie Sep 05, 2014 11:33 pm, editado 1 vez
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Dolomiti Miér Sep 03, 2014 1:31 am

[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 2414267551 jajaja muy buen cap!! Saludines [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 210293833
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Elita Miér Sep 03, 2014 10:09 am

Seee! Britt es una sucia! Pero la entiendo ¿Quién no tendría una fantasia con Naya/Santana? *-------* jejeje

Supongo que Kitty & Quinn eran las dos chicas de esa noche golpeando la pared xD pero que inmaduras todas jajajaja fue gracioso!

Aaw! Ya quiero leer como va esa noche con las chicas. ¿Intensa? XD

Saludos :)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Miér Sep 03, 2014 11:44 am

jajajajajajajajaja nueva lectora, m encanto tu historia pero muero por saber que pasara ahora!!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por lauravm98 Miér Sep 03, 2014 1:07 pm

Jajajaja nueva lectora y oficialmente fiel lectora jajaja confienzo que me encanta la Santana wallbanger xD esta muy bueno este fic
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 7:29 pm

Dolomiti escribió:[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 2414267551 jajaja muy buen cap!! Saludines [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo 210293833

jajajaj y muy chistoso. Saludos =D
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 7:31 pm

Elita escribió:Seee! Britt es una sucia! Pero la entiendo ¿Quién no tendría una fantasia con Naya/Santana? *-------* jejeje

Supongo que Kitty & Quinn eran las dos chicas de esa noche golpeando la pared xD pero que inmaduras todas jajajaja fue gracioso!

Aaw! Ya quiero leer como va esa noche con las chicas. ¿Intensa? XD

Saludos :)

o no¿? quien no¿?...
eeeee puede ser que sean ella... o talves nop xD, mmmm intensa, intensa...
Saludos
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El mundo de Brittany

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

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