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[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Espectacular como siempre, me gusta que san siente cabezaa y britt que se deje de joder con las dudas tiene todo y aun lo dudaa??? mmm emma no me cuadra nadaa que esta pasando????? y marley con kitty son re mensas jajaja me encanto excelente!! besos!!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Awwwww que emocion! Estuvo increíble como siempre, estoy emocionada por las chicas y la casa.. se ve que es espectacular! Jajajajajaja que buemo que aun te haga reir! See ya Dayan!
lauravm98******* - Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:holap,...
definitivamente san va por todo con britt y a lo grande jajajaja
britt no puede con su genio y quiere cambiar las cosas de la casa jajajaja
a ver como se lo toma el resto la noticia de la casa!!!
nos vemos!!!
Hola, jajaaj sip quiere todo con britt y britt tambien, solo esta un poco confundida y asustada jajajajaa suele ocurrir no¿?. Saludos =D
micky morales escribió:me parece a mi o no se, pero britt no esta segura de lo que siente por santana, san se va con todo y britt esta llena de reservas, creo que deberia ser sincera, como pde ser que te fastidie que tu pareja no viaje pq quieres tu cama para ti sola? pobre san, siento que va a sufrir muy pronto!!"!!!!!
Hola, aajjaaj esta un poco confundida y asustada con lo que esta pasando creo yo. JAjajajajaj suele ocurrir no¿? si despues de tanto tiempo con tu "orden" y en menos de nada te cambian las cosas igual uno se asusta po xD o no¿?, lo bueno esk ellas sabes solucionar sus problemas. Saludos =D
Dolomiti escribió:Vaya!! Van a vivir juntas (que bueno, ya prácticamente lo hacían) insisto en que quizás britt va a hablar de más y le dirá a san que.extraña su espacio saludos! Nos leemos pronto
Hola, jaja en todo caso era como ya vivian juntas xD, sip deberian hablar bn, pero uno siempre espera el ultimo minuto para eso xD. Saludos =D
tatymm escribió:Espectacular como siempre, me gusta que san siente cabezaa y britt que se deje de joder con las dudas tiene todo y aun lo dudaa??? mmm emma no me cuadra nadaa que esta pasando????? y marley con kitty son re mensas jajaja me encanto excelente!! besos!!
Hola, jajajajajaaja bn por san, tiempo para britt. Emma, emma nos tendra una sorpresa¿?. JAJAAJ marley y kitty es un tema aparte y loco que solo ellas se entiendes xD. Saludos =D
lauravm98 escribió:Awwwww que emocion! Estuvo increíble como siempre, estoy emocionada por las chicas y la casa.. se ve que es espectacular! Jajajajajaja que buemo que aun te haga reir! See ya Dayan!
Hola, jajajajaaj son lo mejorrrr ellasss siempre!. jajajajajaajjajaaj xD jajaajaj esk lo leo y rio xD jajajaajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana:Wallbanger 2 "RustyNailed" (Adaptada) Cap17
Capitulo 17
A la mañana siguiente, recibí un correo de Emma. Iban a regresar a casa en tres semanas.
Y en esas semanas, todo mi mundo se puso patas arriba. Había estado manejando las cosas por meses, y logre acostumbrarme al ritmo que llevaban. Pero no esas últimas dos semanas. No, señor. Fue como si todos los dioses del diseño se hubieran reunido, y dicho:
—Vamos a ver cómo podemos joder a Brittany Pierce.
Y en caso de que te lo estés preguntando, sí, hay dioses del diseño. Y si, son fabulosos.
El trabajo que acepte en Sausalito se suponía que inicialmente seria de una remodelación de cocina. La cual se convirtió en la remodelación de una sala de estar. Que se convirtió en “¿No podríamos tal vez añadir puertas francesas al patio?” y “Creo que necesitamos un patio nuevo, ¿no lo crees” y “Vi algo llamada pérgola en HGTV la otra noche, ¿podríamos colocar una de esas en el patio?” lo que era bastante bueno para mi cartera, pero más trabajo del que planee. Fijamos la fecha límite, reacomodamos el presupuesto, y comencé a trabajar en la casi completa renovación que requería este proyecto.
Tuvimos un problema con los rociadores en la oficina, por lo que terminamos con todo el tercer piso inundado. El rociador solo enloqueció una tarde y roció por quince minutos hasta que logramos apagarlo. Las oficinas tuvieron que ser ventiladas, un equipo vino para secar las alfombras, y algunos de los formularios de impuestos de fin de año acabaron borrosos e incomprensibles. Afortunadamente, tenía copias de respaldo, ¿pero el pánico que sentí cuando los vi? Podría haberme provocado mi primera cana.
La maldita estructura artística fue instalada finalmente en el recibidor de Claremont. Max Camden le dio un vistazo, dijo que todo lucia mal, y nos exigió que encontráramos algo más. Que fue lo que hicimos. Todas las partes acordaron que el nuevo arte era mejor para el espacio, pero todo lo demás necesitaba ser redistribuido para acomodarlo. Lo que me hizo cuestionar la disposición de la iluminación, en general. Era como tirar de un hilo suelto en un suéter, y de repente, puf, acabas sin suéter. Y estas de pie, desnuda, en un nuevo hotel con una terrible iluminación.
No tengo tiempo para la desnudez.
Porque la siguiente sorpresa fue que nuestro edificio iba a convertirse en un condominio. Después de que Emma me reenviara un correo electrónico de su propietario, supe que saldrían al mercado en treinta días.
Treinta días, ¿era incluso legal?
Treinta días durante los cuales el dueño del edificio vendría para hacer reparaciones y mejoras a todas las unidades.
Santana lo tomo todo con calma, diciendo que era una señal reafirmando que debíamos mudarnos a Sausalito. Señal o no, ahora me enfrentaba a una nueva casa, una que tendríamos que renovar de arriba abajo, y perdimos los apartamentos en los que íbamos a vivir mientras eso sucedía. Y con Emma a punto de llegar a casa, iba a perder mi trabajo de vigilante.
Y ahora encima teníamos que empacar todo en nuestros departamentos en la ciudad, y llevarlo a un almacén hasta que estuviéramos listas para mudarnos a la nueva casa. En serio, por supuesto que contrate ayuda, pero aun así necesitaba organizar las cosas, deshacerme de otras, y empacar otro par de mi cuenta. Hay ciertas cosas en el departamento de una mujer que quiere empacar por si sola.
Saben de lo que hablo.
Nadie iba a poner sus manos en mi batidora.
Así que, para resumir. Mi ya frenética vida de trabajo aumentaba su ritmo en vez de bajar la velocidad. Mi jefa regresaba en un par de días, y había cajas tiradas por todo el tercer piso de su oficina en la histórica mansión de Russian Hill. Estaba utilizando un par de horas que realmente no tenía para empacar las cosas de mi glorioso departamento, y así mudarme a una para nada gloriosa casa que estaría atravesando una remodelación.
E iba a vivir en el mismo lugar durante la renovación.
Ríanse todo lo que quiera, dioses del diseño, puedo manejarlo.
¿Cierto?
El Cerebro se rio.
La Columna se enrollo como si estuviera escoliosis.
El Corazón todavía dibujaba su propia imagen en el espejo imaginario sobre su nuevo baño principal.
¿Y Santana? Santana era… un lio. Un lio que se encontraba embalando las cosas de su departamento mientras hablábamos, y provocaba una cantidad increíble de ruidos mientras lo hacía. Me hallaba en mi habitación, vaciando el cajón de calcetines, cuando oí un muy distintivo golpeteo llegando a través de la pared. Un golpe, como prefieras. Sonreí, recordando las primeras veces que escuche ese golpe.
Lord Tubbington se subió de un salto en la cama, mirando curiosamente la pared.
Estaba bastante segura de que algunas veces ponía atención para ver si Purina maullaba a través de la pared. Ya, claro.
Camine hacia la pared compartida, colocando una mano en el lugar que imagine se encontraba justo encima de su cama, y si, sentí otro golpe. ¿Qué demonios hacia?
Agarre mi teléfono y le envié un mensaje:
¿Qué demonios estás haciendo allí?
Desarmando mi cabezal.
¡Ah! Con razón. Que recuerdos.
Su respuesta fue golpear la pared de nuevo. Golpee de vuelta.
Bang, ba-ba-bang, bang.
Bang, bang.
Me reí, y luego escuche. ¿Estaría…? Si, un momento después, Glen Miller llego a través de las paredes.
Suave.
Regrese a empacar, y ella volvió a desarmar su cabezal. Lord Tubbington ataco un rollo de envoltura de burbujas y lo hizo su pera. Un par de horas después, nos encontrábamos en mi departamento, y miramos la pequeña abolladura que hice acomodando las cosas para mudarme.
—¿Cuándo vendrá el dueño del almacén de nuevo?
—En dos días—mire mi calendario para verificar la fecha—Así que, necesitas asegurarte de que todo lo que no quieras que este en el contenedor este afuera antes d que el equipo llegue aquí. Se encargaran de todo lo demás—todavía se sentía extraño pensar en la nueva casa. Casi no podía, con todo lo que sucedía.
Un paso a la vez.
—¿Nos quedaremos aquí esta noche? —pregunto, mirando el calendario por encima de mi hombro.
—Me gustaría, si eso está bien contigo. Una noche más, ¿Dónde todo comenzó? Además, toma la molestia de traer mi gatito—bromee.
En ese momento, Lord Tubbington pasó corriendo a través de la cocina como si los cazadores del infierno estuvieran justo detrás de su cola, tirando de un gran pedazo de envoltura de burbujas detrás de él.
—Sabes que no puedo resistirme cuando dices eso—murmuro en mi oído, sus brazos envolviéndose alrededor de mi cintura—Por cierto, puedes borrar ese viaje.
—¿Qué viaje? —pregunte, mi voz toda empalagosa. Sus brazos me provocaban eso.
—El viaje a Belice. Lo cancelé—dijo, señalando la fecha marcada en mi calendario.
—¿cancelaste el viaje a Belice? —pregunte. Ya iban tres viajes seguidos.
—Sip. Quería estar aquí para ayudar con la casa—me acaricio el cuello—Soy bastante buena con los movimientos, si lo recuerdas—empujo sus caderas contra las mías. Y bajo su mano de a poco.
Empuje en respuesta. ¿Un poco más fuerte de lo necesario?
Tal vez. Un poco.
—Voy a asegurarme de tener todo en la habitación—dije, liberándome de ella y dirigiéndome hacia mi habitación. Sabía que no le gustaba mucho cuando cuestionaba su horario. Y si noto que mi voz ya no era empalagosa, no dijo nada.
Maldición.
***********************************************************************
Cada uno de mis mundos colisiono el mismo día. El viernes amaneció frio y despejado. Era bueno que no hubiera niebla, porque la niebla que llevaba para el medio día en mi cabeza era suficiente para toda el área de la Bahía. Emma y Will tomarían el avión de las seis en punto. Queríamos que fueran capaces de disfrutar su primera noche de vuelta sin nosotras alrededor, así que cuando me fui del trabajo el Viernes en la mañana, me asegure de que todo estuviera impecable, todo exactamente como lo dejaron.
Santana iba a cerrar el trato de la nueva casa a las dos treinta. Había firmado el papeleo y recogido las llaves, y le dije que la encontraría en nuestra nueva dirección tan pronto como pudiera salir del trabajo. Las ganancias eran buenas, un camión entrego las cajas imprescindibles, y Santana quedo a cargo de comprar y acomodar nuestra cama inflable. Sip, una cama inflable. Ya que viviríamos en la instalación hasta que nuestra nueva casa fuera renovada, y no queríamos ningún mueble autentico allí. No queríamos tener que seguir mudándolos mientras trabajamos en las habitaciones, así que viviríamos con lo básico por un rato.
Las cosas se encontraban a pinto de volverse reales.
Muy reales.
El pobre de Lord Tubbington no sabía que sucedía. Después de mudarse de la casa de Emma, de regreso al departamento, de nuevo a donde Emma, de regreso al departamento, apenas sabía dónde se encontraba su caja de arena. Afortunadamente, el suéter de Stanford se había ido.
El tío Kurt y el tío Blaine decidieron mudarse de nuestro edificio cuando se convirtió en condominio, así que mi gato no tenía quien lo cuidara. No quería que Lord Tubbington estuviera en la casa nueva hasta que tuviera tiempo de hacer a prueba de gatitos, así que fue a la guardería para gatos.
Me sentí la mami más horrible del planeta. Y lo que Santana sentía al respecto no ayudo.
Mi veterinario me recomendó este genial hotel de mascotas. Digo hotel, porque no era tu sitio de hospedaje promedio. Tenía su propia habitación, con televisor de pantalla plana reproduciendo porno de colibrís las veinticuatro horas del día.
—Solo es temporal. Lo prometo, cariño—cuando recorrimos el lugar, traje a Lord Tubbington conmigo, y el y Santana miraron los alrededores con mis misma expresión.
¿En serio?
—¡No podemos dejarlo aquí, este lugar es ridículo! —susurró Santana mientras pasábamos junto a las habitaciones para gatos.
—El lugar es genial. Tu no seas ridícula—susurre en respuesta a medida que seguíamos a la dueña por el pasillo.
—¡Y esta será la suite de Lobbington!—canturreo, abriendo la puerta de la más linda habitación que hubiera visto alguna vez.
—Es Lord Tubbington. No Lobbington, Lord Tubbington—susurró Santana, rodándome los ojos.
Los míos le dijeron que se callara. Tome a Lord Tubbington de sus brazos, bajándolo para que pudiera familiarizarse. Miro a su alrededor, araño uno de los postes y me miro de nuevo.
—¿Dónde está mi repisa en la ventana? —pregunto sin palabras.
Estos dos.
En serio.
Santana y yo discutimos sobre ellos de camino a casa. Lord Tubbington se sentó regiamente en la consola entre nosotras, con las patas traseras metidas en los porta vasos. El hotel de mascotas era un poco cursi, pero genial. Y era un medio para un fin. Solo sería un par de días, mientras nos acomodábamos en la nueva casa. Llevaba con Lord Tubbington mucho más tiempo que con Santana, y sabía que si había una tabla floja, o una alacena con una puerta torcida, iría a explorar y sería imposible encontrarlo después. Santana protesto diciendo que actuaba como una ridícula, y maniaca del control.
Solo quería poner las bisagras a prueba de gatos. Eso era todo. Y debido a eso, mi gato tendría que pasar un par de noches en un costoso hotel para mascotas con servicio a la habitación. Por la manera en la que Lord Tubbington y Santana se comportaban, uno pensaría que le sugería que pasara un par de noches en prisión.
Pero aquí nos encontrábamos, el día de la mudanza, y Santana finalmente estuvo de acuerdo con que era lo mejor para Lord Tubbington, y también para sí, llevarlo al hotel de mascotas antes de cerrar el trato de la casa. Los bese a ambos esa mañana, diciéndole a Lord Tubbington que disfrutara de sus aventuras. Acomodo su pata, de modo que sus pequeños dedos felinos quedaron hacia arriba.
No era un accidente. Estoy segura.
Planee trabajar durante el almuerzo ese día, tratando de arreglar todo para que cuando Emma regresara al trabajo el Lunes, fuera como si nunca se hubiese ido. No, mejor que cuando se fue. Realmente quería que supiera como de serio me tome el mando de su negocio mientras se hallaba de vacaciones, incluso trayendo un par de clientes nuevos mientras me encargaba de los que ya existían. Y hacer de mentora de un nuevo interno con la misma paciencia y guía que me dio cuando atravesé esas puertas por primera vez.
Y aunque, si, perdimos la alfombra en el tercer piso, pero la reemplacé con algo incluso mejor.
Arregle un guion grafico mostrando el progreso en Claremont, bastante llamativo y simple que uno de los reportes de nómina para que pudiera ver no solo horas totales trabajadas por sus empleados, sino cuantas horas fueron distribuidas para cada proyecto. Y casi tenía todas las facturas para las cuentas activas y proyectos categorizadas, y códigos de color en diferentes carpetas de colores dispersas por toda mi oficina.
Me encontraba revisando mis cálculos en una factura particularmente larga y detallada cuando Santana apareció inesperadamente con una caja de pizza a las dos treinta. Dejo caer el cuadrado en medio de mi escritorio con un ademan.
—Espera, espera, ¿Qué es esto? —exclame, levantando la mirada de mi calculadora y dándome cuenta de que casi había perdido la cuenta por tercera vez.
—Se llama almuerzo, Britt-Britt—dijo con una sonrisa llena de orgullo, sacando sodas de una bolsa y buscando un lugar para ponerlas—Mierda, Britt, nunca he visto tu escritorio tan desordenado.
—San, espera, no…
Recogió tres de mis carpetas y las apilo para hacer espacio, mezclando todo en lo que trabajaba.
—Ahora si… mucho mejor.
Me quite los lentes y la mire.
—¿Tienes idea de cuánto tiempo me tomo organizar esta mañana?
Miro con culpa la pila.
—Lo siento—ofreció.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le quite la pila y comencé a separarla de nuevo.
—Es el Día de la Casa, Chica Camisón—me miro como si estuviera loca—Pensé que podríamos celebrar con un pequeño almuerzo, y sé que estas muy ocupada. No hay problema… ¡Por eso te traje almuerzo!
—Oye, Britt, ¿todavía quieres que trabaje en los costos de proyección para…? Oh. ¡Hola San! —dijo Mónica, congelándose en el pasillo y deteniéndose cuando se dio cuenta de mi novia. Tenía una atracción monstruosa. Normalmente, me hacia reír observarla tartamudear a si alrededor, pero hoy no me produjo ni una pizca de diversión.
—Mónica, ¿te gustaría algo de pizza? —ofreció Santana, cogiendo la caja de mi escritorio. Los papeles debajo se encontraban manchados de grasa.
Tome un lápiz de color de mi cabeza y comencé a mordisquearlo.
—Oh, no, ya comí pizza, quiero decir, no me comí una pizza entera, quiero decir, salí por una pizza entera, quiero decir, un pedazo. Me comí un pequeño pedazo de pizza, y una ensalada, mayormente ensalada…
La detuve daba vergüenza.
—Sí, Mónica, por favor trabaja en los costos de proyección para la venta de los Anderson y hazme saber si tienes alguna pregunta. Gracias.
—De acuerdo, seguro, no hay problema, solo estaré desnuda en la otra habitación… ¡Es decir, trabajando! Yo solo… mierda. ¡Adiós!
Deje caer mi cabeza en el escritorio. Mónica era la mujer joven más talentosa y madura que conocía. Habría matado por el aplomo que poseía a una edad tan prematura, excepto cuando involucraba a Wallbanger.
Entonces se derretía.
La entendía.
Ese era el efecto que mi Santana causa en todas las personas, sin importa si eran heterosexuales o no, hombre o mujer, ese era su efecto y hacia que todas las personas al desearan. Y ella ni siquiera sabía que tenía el poder de mover toda una cama con solo la fuerza de su muñeca y caderas.
Hablando de caderas, un par entraron en mi campo de visión, seguidas por la caja de pizza.
—Entonces, ¿almuerzo?
Comencé a reír. No pude evitarlo, me hallaba en el punto donde podías reír o lloras, y la escala se encontraba inclinada hacia la risa. La mire, celebrando el Día de la Casa a su propia dulce e inconsciente manera, y me reí como una maniática.
—Seguro, San. Vamos a comer algo de pizza.
Tome al caja de sus manos, y justo ahí en la cima, rodeado por un ejército de peperoni danzante y vistiendo un gorro de chef, se hallaba la doto del diablo en persona.
Carla Weinstein… La dueña de la cadena de pizzerías. Dador a de descuentos. Descrita como mujer del pueblo.
Y la maldita depredadora que secuestro a mi O.
Mis ojos comenzaron a girar.
El piso inclinar.
Y mi piel, la cual vio solo una vez, sintiéndose asqueada, disgustada y arrugada.
La carcajadas que salían de mis labios se convirtieron en un chillido que detuvo el tráfico en toda la ciudad, molesto a variaos carritos de fruta, y pude muy bien haber provocado el más ligero temblor que fue reportado esa noche en las noticas. Mis rodillas tocaron mi mentón mientras mi cuerpo se volvía regordete en un esfuerzo por proteger a toda cosa.
—Oh… ¿quieres calmarte? No hay anchoas en esta pizza—dijo Santana, rodando sus ojos y entregándome una servilleta.
*********************************************
Tuve recuerdos toda la tarde.
Carla, animándome a beber de su cerveza natural light cuando, salí a tomar uno tragos con ella en nuestra primera y única cita.
Carla, sonriendo mientras se deslizaba detrás del volante de su estúpido auto amarillo, de esos enormes que algunas personas tienen con la matricula SEX. Penándolo bien, no era nada de eso.
Carla, suspendida sobre mí gruñendo mientras sus caderas corría una carrera que nunca ganarían.
Para ser justos, tuve la oportunidad de detener esa tragedia en particular. Y aun así escogí seguir con la peor experiencia sexual de mi vida, lo que acabo en un gran hiato en lo que a los orgasmos respecta, uno que llego a ser conocido por toda la humanidad.
Parpadee apresuradamente, tratando de evitar que siguiera llegando las imágenes. Gire hacia mi nueva calle un poco demasiado rápido y el contendió de mi bolso se derramo por todo el sueño de la furgoneta de reparto.
Se preguntaran por la furgoneta de reparto.
Si, hablaba en serio, en nuestra primera por hacer historia en los bienes raíces con la decisión más rápida del mundo, ambas nos olvidamos de mi viaje a al ciudad. Seguro, podía tomar el ferri, pero no tuve la oportunidad de averiguar el horario. Y ya no tenía acceso al muy deportivo Mercedes de Emma. Así que hurte la furgoneta de reparto de Emma Desings, y la use para conducir por el puente hasta mi nueva dirección. Mientras me estacionaba frente a la vieja casa estilo victoriana que ahora llamaba hogar, mis lápices labiales rodaron pro todo el suelo.
Suspire pesadamente mientras apagaba el motor, mirando la casa a través del parabrisas.
Desde la calle, aun se veían melancólica y un poco descuidada. Sabía que era temporal. Además, me sentía un poco cansada. Este día fue una locura, y no quería nada más que explorar mi nuevo hogar, tomar una ducha caliente, y arrastrarme a la cama.
Una cama en el suelo.
Mierda, ya no importaba. Solo quería una cama. Mientras cerraba la puerta de la furgoneta, esta chillo de una manera que me recordó a la cama de Carla Weinstein cuando enterraba su pequeño dedos de manera abrumadora (increíblemente abrumadora), y parpadeé otra vez.
Cerré la puerta con fuerza y subí las escaleras. Podía ver a Santana a raves de la ventana de enfrente, moviendo cajas.
Sentí que mi carga se aligeraba. Y algo más comenzó a apretarse. Este era mi nuevo hogar, e iba a compartirlo con Santana.
De repente, todo lo malo desapareció. No podía esperar para entrar y hacer el amor dulcemente. Y luego hacerlo de forma sucia y obscena. Y todo lo que había en medio.
Abrí la puerta principal, mirando más allá del papel tapiz color valva, la alfombra rosa, los zócalos deslucidos, los marcos de las puertas llenos de huellas digitales, y todas nuestras casas, y vi mi novia.
Atractiva.
Se dio la vuelta cuando entre, y me dio una sonrisa diabólica.
—Hola, Britt-Britt.
—Hola a ti Sanny—respondí. Deje caer mi bolso y comencé a caminar a través de todo el rosa hacia ella.
—Espere hasta que llegaras para ordenar la cena. ¿Qué tal algo de comida Thai?
—Suena genial, grande y caliente ama de casa—ronroneé.
Y levanto la mirada de los menús de comida para llevar. Sonrió mientras me veía acercarme, así que le agregue un salto extra a mis pasos.
—¿Qué te sucede?
—Nada. Al menos no todavía—gruñí—Ahora, ¿Dónde está esa cama inflable? Vamos a bautizar este montón de ladrillo.
La atraje hacia mí y la bese profundamente, pasando las manos por su cabello. Ella respondió inmediatamente, besándome con urgencia. La bese a lo largo de su mandíbula, pómulos, y pase la lengua por su piel, junto donde su cuello y hombro se unía.
Siempre sabia increíble allí.
Gimió en mi oído.
—Mierda. Me olvide de la cama inflable.
—¿Qué?
—Sí, lo siento. Estuve tan ocupada esta tarde que se me olvido.
Me aleje y metí mi lengua en mi boca.
—Así que, ¿Dónde vamos a dormir…? ¡Agh! —me aleje, algo peludo se había frotado contra mis piernas—¿Qué diablos fue eso?
Mi mente inmediatamente conjuro a una fuerza especial de ratones determinados a rescatar la casa de los humanos invasores.
Pero no era un ratón.
Era Lord Tubbington.
Con los ojos amplios y la cola tupida. Frotándose entre mis piernas a formar de saludo.
Lo mire, y luego a Santana. Quien tuvo la decencia de verse un poquito culpable.
—¡No podía dejarlo ahí, lo llamaban Lobbington!
Me tomo dos minutos correr por la casa, cerrando todas y cada una de las puertas de todos los cuartos que no superaron la prueba de gatos. Y luego otro minuto dejar de clavarme las uñas en las palmas.
Regrese a la sala. Santana le mostraba a Lord Tubbington el armario de los abrigos.
—No puedo creerlo, Santana—jadeé, pasando a su lado para coger el bolso cerca de la puerta principal.
—Oh, vamos, no es gran cosa.
Me gire hacia ella.
—Sí que lo es cuando es algo en lo que ya habíamos decidido. No tengo tiempo esta noche para andar por esta enorme y jodida casa y asegurarme de que no haya nada donde se pueda meter.
—Creo que estas exagerando un poco. Probablemente se quede con nosotras esta noche. Se acurrucara como siempre lo hace y…
—¿En dónde va a acurrucarse, Santana? ¿En la cama inflable que no tenemos? ¿En dónde demonios se supone que vamos a dormir esta noche?
Lord Tubbington se retiró sabiamente hacia el comedor, donde fingió explorar la repisa de la ventana. Sabía que nos escuchaba.
—¡Lo olvide! No es el fin del mundo, saldré y conseguiré una. No es gran cosa—espeto, tomando su chaqueta yendo hacia la puerta.
Di un paso en su dirección para detenerla cuando escuche el tintinear de un vidrio. Me di la vuelta y vi a Lord Tubbington con la mitad del cuerpo fuera de la ventana.
—¡Lord! —grite, y se congelo, con la mitad del cuerpo afuera y la otra adentro.
Lo cogí rápidamente y lo abrace, Santana justo detrás de mí. Los marcos originales de las ventanas estaban oxidados, cubiertos por años de masilla y no tenían pantallas. Santana lucho con la ventana, y finalmente, consiguió cerrarla, luego se dio la vuelta para mirarme.
Lagrimas bajaban por mi cara. Lord Tubbington era como mi hijo. Y como cualquier otra madre que veía a su hijo cerca de una ventana así de peligrosa, me sentía semi-asustada, furiosa, y totalmente aliviada. Lord Tubbington era un gato de casa hasta la medula, nunca había estado en el exterior. Solo veía las calles desde la comodidad y seguridad de la repisa de la ventana. Como una ventana real entre las calle y el, no esa trampa mortal desvencijada.
—Lo siento mucho—dijo Santana, y asentí.
Abrace a Lord Tubbington tan fuerte que achillo.
—¿En dónde está su cargador? —pregunte.
—Voy a buscarlo—respondió, y salió del cuarto.
Baje la mirada hacia mi gato, que se volvió en mis brazos para mirarme.
—No vuelvas a hacer algo así, ¿me escuchaste? —advertí, acariciando su sedoso pelaje. Puso una pata sobre mi boca. La bese, sonriéndole. Cuando Santana volvió con el cargador, mi sonrisa se desvaneció.
—Voy a llevarlo al sitio para mascotas, ¿de acuerdo? —dije en voz baja, metiéndolo en el.
Asintió.
—Voy a ir a comprar una de esas camas inflables.
Me dirigí hacia la puerta.
—¿Tienes mi llave? ¿En caso de que regrese antes que tú?
—Oh, claro… aquí esta—dijo, sacando un llavero nuevo de su bolsillo trasero y entregándome una llave. La toma.
Esto no resulto como pensé que lo haría.
Me fui con mi gato.
**************************************************************
Registre a Lord Tubbington en el hotel, compre al menos una docena de ratones de hierba gatera a modo de disculpa, y me fui después de que se recostara en una almohada viendo El Rey León. Mientras conducía de regreso a casa, pensamientos salían y entraban en mi mente casi más rápido de lo que podía procesar. Eran demasiadas emociones como para controlarlas. Me sentía molesta, no lo dudaba.
¿Por la cama? Si.
¿Por lo de Lord? También.
Pero había más que eso, cosas que ni siquiera podía empezar a considerar. Sintiéndome demasiado cansada como para pensar en algo, hice una mueca de dolor cuando la puerta del auto chillo una vez más, y luego subí laboriosamente por el camino. Me sentía exhausta, hambrienta, y más que eso, me sentía terrible porque ese día tan emocionante terminase así.
Abrí la puerta y encontré la cama inflable más grande que había sido creada justo en el medio de la sala de estar. Forrada con sábanas y cobijas y un montos de almohadas.
¿Y junto a ella? Una mesa que consistía en una caja cubierta por un cojín.
¿Y junto a eso? Dos bolsas llenas de comida Thai para llevar y un paquete de seis cervezas enfriándose en una cubera llena de hielo.
¿Y junto a eso? Santana. Sentada a los pies de la cama. Que se encontraba muy cerca del suelo. Y lucia bastante blandita. Por lo que cuando trato de levantarse, no pudo.
Me mordí el interior de mi mejilla mientras mi muy apuesta y muy atlética novia luchaba por enderezarse.
¿Y cuándo lo hizo? Lucia roja como un tomate.
—Compre la cama—dijo en voz baja.
—Eso veo.
—Es bastante baja.
—Eso parece.
Se acercó y se detuvo frente a mí, su cuerpo tenso.
—Lamento lo de antes.
—Lo sé—quite el cabello de su rostro y la mire a los ojos—Yo también lo siento.
—¿Puedes devolverme la llave?
—¿Por qué? —pregunte.
—Dámela—murmuro, la comisura de su labio elevándose.
La mire curiosamente, pero se la devolví. La observo con cuidado, y luego a mí.
—Nunca he vivido con nadie. Lo sabes, ¿cierto?
Asentí.
Estuvo callada por un momento, sus ojos pensativos. Luego abrió mi mano y coloco la llave en medio de mi palma. Cerrando mi mano, sonrió.
—Bienvenida a casa, Britt-Britt.
Le sonreí y le permití dame un beso lento y tentativo.
Eso estaba mejor.
*******************************************************************
Comimos la cena sentadas en la cama inflable con las piernas cruzadas, lo que fue más difícil de lo que pensé. Lo primero es la lista sería comprar algunas sillas, y pronto.
Después de la cena, caminamos de cuarto en cuarto, hablando sobre lo que debería ir aquí y allá. Teníamos una buena idea de en donde queríamos todo, pero no había anda como recorrer la casa juntas y hacer planes. Cuando dijo que no había vivido con nadie antes, no era la única. Tuve compañeros de cuarto y todo, pero nunca viví con un novio o novia.
Hasta ahora, Santana y yo habíamos estado muy unidas, pero aun así teníamos nuestras propias identidades.
Lo que iba a cambiar ahora. Íbamos a vivir con alguien. Si alguien preguntaba:
—Oye, ¿Britt está viendo a alguien? —
La respuesta seria:
—Oh, sí, ella y su novia están viviendo juntas.
O:
—Sip, ella y su novia acaban de comprar una casa juntas.
Estábamos dando un paso muy grande, pero era uno que me sentía agradecía de dar.
Y mientras caminábamos por nuestro nuevo hogar, habitación por habitación, comencé a soñar un poco. Siempre me imagine en una gran casa como esta, pero nunca pensé que pasaría tan rápido. Siempre sabia cuando las cosas necesitaban cambiar, pero ahora que me encontraba aquí, y que todo esto era real, verdaderamente real, podía sentir la casa. Sentir lo que había sido, y lo que sería para nosotras.
Un hogar. ¿No era emocionante? Aunque también un poco aterrador.
Cuando finalmente llegamos al dormitorio principal, le pregunte por que no nos quedaríamos allí esa noche.
—No hay luces, todos los bombillos están quemados. Comprare alguno mañana—respondió Santana, llevándome hacia la ventana. La luz de la luna se colaba a través del cristal, iluminando el cuarto de azul. Se sentó en la repisa de la ventana, poniéndome en su regazo—¿En dónde piensas que deberíamos poner al cama? —pregunto, acariciando mi cuello con su nariz.
—¿Nuestra cama inflable?
—No, nuestra cama nueva. Vamos a comprar una cama nueva, ¿no?
—Nueva casa, nueva cama. Suena justo. Creo que allá estaría bien—apunte hacia la pared opuesta—Así cuando nos levantemos, podremos ver la bahía. La luz en la mañana será fantástica.
—Incluso podríamos ver la ciudad—reflexiono, apoyando su cabeza en mi hombro.
—Cuando no este lleno de niebla, seguro—suspire, finalmente sintiendo el peso del día.
—¿Te conté que hice que el equipo de limpieza le diera una doble revisión a al bañera? —preguntó.
La única cosa que se las arregló para hacer bien ese día fue contratar un equipo de limpieza para que limpiara el lugar de arriba abajo tan pronto como le entregaron oficialmente la casa. Puede que fuéramos a deshacernos de la mitad de las cosas de esta casa, pero por Dios, por lo menos estarían limpias.
—Cállate.
—Si lo hiciera, no oirías la mejor parte—bromeo.
—Jodete, Wallbanger.
—¿Cuándo iba a buscar la cama? También te compre algo del Sr. Burbujas.
—Cállate.
—Si lo hiciera, no escucharías la mejorcisima parte.
—¿Mejorcisima?
—Sí, la merjorcisima parte es que voy a tomar un baño de burbujas contigo. Y no porque esté planeando seducirte, lo que trate de hacer. Y no porque necesites ayuda para lavar tu espalda, lo que me ofrezco de hacer. Sino por una razón más específica—dijo, levantándose y llevándome hacia el baño.
—¿Para verme desnuda?
—Ese es un extra. La verdadera razón es que lo bobillos del baño también están quemados, y sé que vas a estar totalmente asustada si tienes que quedarte ahí sola en la oscuridad—sonrió mientras entrabamos al baño.
—Me conoces bien—concorde.
De una bolsa en la esquina, saco un paquete de velas y una caja de fósforos.
—Un baño practico con algo de romance.
Me reí en voz alta. Y toma un baño con el Sr. Burbujas y la Srita. López en la bañera.
Era el paraíso.
Y pensaba que yo era al romántica.
Una hora después, me encontraba acampando en el piso de mi nueva sala de estar en una cama inflable junto a mi nueva compañera. Me sentía relajada, mis extremidades flojas y sueltas. Y cuando Santana se deslizo en mi interior para bautizar la primera de las muchas habitaciones, casi me deje llevar.
Excepto que no lo hice.
Trato todo lo que pudo.
Pero no lo logro.
Aun así, fue maravillo y cálido y delicioso, y la forma perfecta de terminar un día de altos y bajos.
—¿No? —pregunto Santana mientras jadeaba en mi oreja, su cuerpo resbaladizo sobre mí.
Acaricie su cabeza y negué, sintiéndola finalmente relajarse.
—Te amo, Sanny—susurre—Mucho.
Nos dio la vuelta así podía acostarme a su lado, donde el subir y bajar de su pecho me arrullo.
—Yo también te amo, Britt-Britt—murmuro, acercándome.
Y mientras me dormía, escuchando los sonidos poco familiares de nuestra nueva casa, hice un rápido inventario.
O todavía se encontraba allí, solo que se sentía un poco asustadizo esa noche.
Todo estaba bien con el nuevo vecindario.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Mónica sufriendo el efecto wallbanger!! jajaja hay britt otra vez extraviando su O, espero que San la haga volver pronto jajaJajaja saludos!!
Dolomiti- - Mensajes : 1406
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
gracias fue un capitulo excelente, hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
holap,...
para ser el primer día,.. mmmm fue productivo por asi decirlo creo? jajajaja
la vuelta de emma satura a britt entre el trabajo y la nueva casa si no colapsa es de pura suerte!!!!
a ver como llevan las cosas con la nueva vida de convivencia????
nos vemos!!!
para ser el primer día,.. mmmm fue productivo por asi decirlo creo? jajajaja
la vuelta de emma satura a britt entre el trabajo y la nueva casa si no colapsa es de pura suerte!!!!
a ver como llevan las cosas con la nueva vida de convivencia????
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Jajajajajaja Pobre Mónica con lo de San, cualquiera caería en ese efecto cuando se trata de San, la O otra vez se perdio... ojala vuelva pronto, Mori con lo de Lobbington Jajajajajaja see ya Dayan!
lauravm98******* - Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Dolomiti escribió:Mónica sufriendo el efecto wallbanger!! jajaja hay britt otra vez extraviando su O, espero que San la haga volver pronto jajaJajaja saludos!!
Hola, jajaja sip pobre mónica, pero a quien no le pasaria¿?. Sip, pobre britt sus "problemas" la estan afectando psicologicamente =/. Saludos =D
micky morales escribió:gracias fue un capitulo excelente, hasta pronto!
Hola, jajajaa de nada, aqui otro capitulo =D. Saludos
3:) escribió:holap,...
para ser el primer día,.. mmmm fue productivo por asi decirlo creo? jajajaja
la vuelta de emma satura a britt entre el trabajo y la nueva casa si no colapsa es de pura suerte!!!!
a ver como llevan las cosas con la nueva vida de convivencia????
nos vemos!!!
Hola, jajajaja sip yo creo que se podria decir asi xD. Britt, britt mmmm quiere hacer todo bn, pero se agota sola xD. Saludos =D.
lauravm98 escribió:Jajajajajaja Pobre Mónica con lo de San, cualquiera caería en ese efecto cuando se trata de San, la O otra vez se perdio... ojala vuelva pronto, Mori con lo de Lobbington Jajajajajaja see ya Dayan!
Hola, jajajajajaajja esk es el efecto san! jaja obvio cualquiera =O. Britt esta muy estresada y eso hace que O vuele ademas de pensar en quien se al robo no ayuda =/. Jjajajaaj ese pequeño lord jajajajjajaja. Saludos jaajajaja xD =D
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Hola solo les queria decir que solo quedan 4 capitulos y el pensamiento de lord seria el libro xD no hay 3 libro asik este seria el adios. Empieza la cuanta regresiva Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana:Wallbanger 2 "RustyNailed" (Adaptada) Cap18
Capitulo 18
Me senté en mi oficina, reorganizando las pilas de papeles en mi escritorio una vez más. Alineando los bordes posicionando las carpetas para que estuvieran en ángulos rectos perfectos con el lado del escritorio. Inspeccione y quite tres pétalos de las rosas en el florero, la flor amarilla atravesada por el más pálido rosa.
Emma llegaría en cualquier momento.
Cuando Santana y yo pasamos nuestro primer fin de semana en nuestra nueva casa, ella y Will lo pasaron reajustando la suya después de su larga ausencia. Me envió mensajes para dejar saber que se hallaba en casa, y acordamos reunirnos en el trabajo el Lunes. Iba a devolver las llaves del reino.
Me encanto jugar a ser Emma durante unos meses. Había pasado más tiempo del que planeé, pero conseguí una muestra de lo que podría ser un par de años futuro. Siempre me imagine como parte de un equipo más grande, y mi función normal era exactamente lo que quería. También maneje la responsabilidad adicional, pero, ¿en el fondo era una gerente? No. ¿Quería dirigir un negocio, o simplemente crear hermosos y encantadores lugares que una empresa o una familia podría querer habitar?
Era una diseñadora.
Y quería seguir siéndolo.
Así que entregaría las llaves, me diría que hice un estupendo trabajo, ella no sería capaz de resistir molestarme por la alfombra del tercer piso sin importar que supiera que no fue mi culpa, y entonces todo volvería a la normalidad.
¿Si? Si.
La escuché antes de verla. Esa voz podía hacerme temblar o bailar. Esperaba que esta vez me hiciera bailar.
—¿Donde esta esa chica? ¿Dónde está Britt? —escuché mientras se acercaba a la puerta de mi oficina.
Sonreí, saliendo de detrás de mi escritorio y aproximándome a la puerta.
Entro campante, bronceada, saludable y radiante.
Literalmente resplandecía.
—¿Qué pasa, jefa? —pregunte, y me dio un apretado abrazo.
—Es bueno verte, niña—me movió a la longitud de su abrazo y me miro—Te ves cansada. Y tengo la cura—me entrego una bolsa enorme.
—¿Qué es esto? —pregunte, poniéndola sobre el escritorio.
—Regalos, por supuesto. Francia, Suiza, nómbralo y lo consigues un regalito.
—¿Esta es la parte dónde digo: Oh, Emma, no deberías haberte molestado? —dije, espiando una caja por la apertura.
Decía… no, seguramente no.
¿Hermes?
—Oh, Emma, realmente no debiste—exhale, abriéndola con cuidado. Un pañuelo de seda. Color rosado y rojo sangre se arremolinaban a través de un amarillo oro—¡Pero estoy tan jodiamente feliz de que lo hicieras! —grite, saltando de arriba abajo.
—Es lo menos que podía hacer—dijo—Ahora, muéstrame el tercer piso. Después de que terminemos de cubrir, eso podemos ir a almorzar y puedes ponerte al día conmigo.
***************************************************
Nos sentamos en nuestra mesa favorita de nuestro restaurante favorito en el Barrio Chino, comiendo sopa de arroz hirviendo me deleite con solo tenerla aquí de nuevo. Me conto historias de su viaje al extranjero, y me las trague tan rápido como el té verde. Palacios, castillos, yates, grandes restaurantes y pequeños bares. El romance, la aventura, todo sonaba simplemente mágico.
—Y Nerja… ¡Oh, Dios mío, ni siquiera puedo decirte! Ya sabes cuan encantador es no quería irme nunca—dijo efusiva.
—Lo sé, es como un pedacito de cielo—suspire, recordando el viaje que hice con Santana.
Fui allí ya un poco enamora da de ella, y ese viaje reforzó todo para mí. Viéndola trabajar, descubriendo un nuevo escenario de ella, experimentando todo lo que ese pequeño rincón del mundo tenia para ofrecer, sumergiéndonos por completo en el momento. Caí cien por ciento enamorada de Santana allí. Siempre tendría un lugar especial en mi corazón.
—¡Y la comida! No puedo creer que no esté tan grande como una casa por la forma en que cominos—exclamo, y la repase toda.
—Te ves fantástica, como siempre. ¿A quién quieres engañar?
—Hablando de fantástico, ¿Cuándo puedo ver la nueva casa? ¡No puedo creer que seamos vecinas! —chillo.
—Oh, es un desastre en este momento. Pero ya sabes cómo es, pasaste por ello.
—Asqueroso, la peor cosa es atravesar una renovación. Pero vale la pena al final.
—Estoy tratando de tener eso en mente.
—Me sorprendió cuando me lo contaste. Pensé que San amaba la ciudad—dijo, mirándome con atención.
—Créeme, nadie se sorprendió más que yo cuando vino con esta loca idea. Pero entendió Sausalito mas rápido de lo que pensé que lo haría, realmente le encanta—conteste—A mí también.
—Will me dijo que se está tomando un tiempo libre.
—Un poco, cancelo un par de trabajos. Realmente quiere estar aquí cuando la renovación empiece. Pero cuando vea lo aburrido que puede ser, se escapara a Bali o Madagascar—me reí, prestando especial atención a la parte inferior de mi plato de sopa. Y nada a la mirada llena de conocimiento de Emma—Así que, después del almuerzo, ¿quieres pasar por Claremont y ver cómo está yendo todo?
*****************************************************
—Santo cristo, este lugar está enfermo.
—Sí que lo está. ¿Cuándo pago ella por la cocina de color verde vomito?
—Obviamente se está deshaciendo de eso, y además, no pago por ello. San lo hizo.
—No jodas, debe ser bueno tener a la Srita. Bolsas de Dinero. Sin embargo, ¿Por qué una casa tan grande?
—¡Oh, usa tu imaginación! Son dos horas, pero en el futuro…
—Solo porque planees estar embarazada dentro del año no significa que alguien más quiera estarlo.
—No seas tan deprimente, cascarrabias. ¡Solo mira esa vista!
—Todo lo que veo son malezas.
—En serio, ni siquiera puedo creer que tu…
—Ahora mira, Pollyanna, solo lo llamo como lo veo, y creo que eso…
Me quede en la puerta, observando a mis dos mejores amigas con diversión. Me aclare la garganta, y ambas se callaron a media conversación.
—Lo siento, Britt, solo decíamos que…—comenzó Rach, y la salude con la mano.
—Escuche lo que decías, continúen ustedes dos. Avísenme cuando quieran que les de el recorrido completo, o mejor, puedo irme y dejar que se las arreglen. Estoy familiarizada con su juego previo.
Marley bufo y dejo la bolsa en el suelo, en uno de los soportes.
—Está bien, Pierce, muéstranos tus nuevas instalaciones.
En honor a la verdad les di el recorrido completo por la nueva casa.
Mi nueva casa.
Nuestra nueva casa. La cual era, en este punto, una zona de guerra.
Además de los soportes antes mencionados, también teníamos escaleras, placas de yeso, maquinas pulidoras, latas de pintura, varias cubiertas, y si, electrodomésticos de color verde vomito. Para ser justos, cuando fueron fabricados inicialmente, se les llamaba aguacate. Lo cual era un insulto para los aguacates.
La experiencia me enseño que no importaba la cantidad de dinero que tuviera un cliente, no importaba cuantos trabajos tuviera en el trabajo, no importaba cuan creativo fuera el arquitecto o cuan experto fuera el diseñador (mucho), había contratiempo. Los contratiempos los dejaba para el final del día.
Ahora vivía con ellos.
Todos los días.
Junto con Santana, que lo tomaba con mucha más clama. Ella nunca había hecho nada como esto antes, pero estaba decidida a ayudar en todo lo que pudiera. Incluso se compró un cinturón de herramientas, con el que se veía completamente fantástica.
¿Si la hice modelar para mí un noche usando nada más que eso?
Tal vez. Un poco.
La inspección del edificio presento más problemas de los que pensé posible. Bajo la superficie, había madera podrida. Y tuberías con fugas. Y conductores reventados. Las vigas del piso necesitaban ser reemplazadas, una nueva placa de hormigón posiblemente vertida en el suelo, los golpes seguían llegando. Todo era totalmente, factible, solo requería mucho tiempo.
Y era costoso.
Contrate a un arquitecto con el que traje antes, trabajamos en los planes, trajimos a un contratista, y las paredes comenzaron a caer. Íbamos a reconfigurar todo el diseño de la planta baja, dejando entrar más luz, abriendo los pasillos, y creando un concepto más abierto sin sacrificar la integridad original de la casa. No había nada peor en mi libro que el estilo victoriano en el exterior y vanguardista en el interior.
Todo era una locura, peor podía ver que sería hermoso. Y nos movíamos a un ritmo vertiginoso, con más trabajadores de lo normal para tener todo listo más rápido.
Era increíble lo que podías hacer cuando tenías bolsillos profundos y un sentido de urgencia. Lo que Santana realmente parecía tener últimamente, cuando se trataba de la casa. ¿Volver a la fotografía? No tanto. Pero no íbamos a detenernos en esa dificultad en particular, y nos concentraríamos en estas preciosas cosas antiguas.
Aunque “nosotras” la compramos, el uso de la palabra nosotras aquí se estiraba considerablemente. No había manera de que pudiera permitirme una casa como esta, deteriorada o no. Estaba en una zona privilegiada con vistas asesinas y una enorme presencia de barrio consolidado. No me sentí cómoda con Santana pagando por todo, sin importar la cantidad de dinero que tuviera guardado. Así que insistí en que la casa estaría solamente a su nombre, y yo contribuiría con los gastos mensuales del hogar. Me dio un enorme presupuesto para trabajar en el diseño, y aunque aún me sentía un poco culpable cuando vi las facturas, tenía que admitir que me gustaba tener una novia rica.
Ya está.
Lo dije.
Revoquen mi tarjeta feminista.
Quítenme mi… bueno, lo que sea que quieras cuando una mujer admite que le gustan las cosas bonitas. Estaba consiguiendo la casa de mis sueños, con la mujer de mis sueños. Y me recordaba esto cada vez que me tropezaba con una cubeta o sacudía aserrín de mi sándwich o me tensaba cuando escuchaba a Santana rechazar algún trabajo… ahí va la dificultad de nuevo.
Además de mis propias renovaciones para la casa, me encontraba en la recta final de Claremont, lo cual llenaba mis días. Emma recorrió cada lugar del trabajo en el que trabaje en su ausencia, estudio minuciosamente, los libros con cepillos de celdas finas, interrogo a Mónica tan a fondo que tuve miedo por ella, y luego dijo que había hecho un trabajo increíble. Le dije que me lo podría mostrar en ese bono a fin de mes, lo que pretendió no escuchar. Pero sabía que lo haría.
Ahora iba a pasar algo de tiempo reuniéndose con sus abogados y contadores, lo que me liberaba de poner los toques finales al hotel. La fiesta de inauguración se acercaba cada vez más, y estaríamos listos para mostrar todo de Sausalito.
Me concentre en todas las cosas que tenía que hacer en ese momento, y no en la dificultad que me miraba por un costado. Porque era una dificultad tonta incluso para entretener.
¿A quién le importaba que ella no estuviera trabajando? Tenía un montón de dinero, no necesitaba trabajar. Así que, ¿Por qué me molestaba?
Puff. Olvídenlo, tenía un recorrido que dar en momentos.
Dirigí a mis dos mejores amigas por la casa, explicando con gran detalle cada acabado y aparato que había sido seleccionado, diciéndoles como seria todo cuando estuviera terminado. No hicieron ningún comentario sobre el hecho de que había un inodoro en mi comedor, lo que aprecie enormemente. Me guarde lo que mejor para el final, y cuando abrí las puertas francesas a la habitación principal, yo vi relucientes muebles y pisos de roble pulido. Montones de almohadas y la bahía azul asomándose a través de las cortinas adornadas. Lo que ellas realmente vieron eran pernos de pino y cableado eléctrico amarillo colgando del techo, y esa maldita cama inflable. Pero cuando vieron la bañera con paras, incluso Marley parecía un poco melancólica.
—Esto está de puta madre, Britt—dijo, encaramándose a un lado.
Esa era su versión nostálgica.
—Tienes que entrar en esta bañera, ver que tan profunda es realmente—anime, sentándome en un extremo, y sus ojos se abrieron cuando noto lo lujosa que era. Se abrieron a un más cuando colgué mis piernas a un lado, dando un vistazo de mi ropa interior en el proceso.
—Esto va a ser tan fantástico cuando este terminado. ¿Cuánto tiempo falta para es que todo esté listo? —pregunto Rach.
—Estamos en camino de terminar antes de lo previsto, pero no siquiera me gusta decirlo en voz alta. ¿Quién sabe que más podrimos encontrar?—como el cableado original que tuvo que ser arrancado, y el subsuelo podrido en la planta baja, y el fantasma viviendo en el sótano. Técnicamente, el fantasma era una familia de mapaches que habían sido trasladados a una naturaleza cerca, pero no era ni aquí ni allá.
—Lo admito, nunca pensé que ustedes serían las primeras en conseguir la casa de los suburbios. ¿Cómo lo está haciendo San con todos estos cambios? —pregunto Marley, ahora en la bañera conmigo.
—Oh, está pasándola bien. Y ayer estuvo una hora examinando la diferencia entre usar papel de lija con arenilla de cuarenta y la arenilla de ochenta que pondría en la banqueta de la cocina. Y ni siquiera me refiero a la cantidad de diversión que tuco con las líneas de tiza del equipo que uso para asegurarse que las líneas de visión estuvieran parejas en la nueva cocina. Había tiza azul en todas partes, finalmente la encontrar siguiendo sus pasos azules—dije rotundamente.
Sin embargo, no podía quejarme, ¿verdad?
¿Quién no querría una novia que estuviera decidida a crear la casa más perfecta imaginable? Y además, una vez que la encontré, rápidamente me hizo olvidar las huellas.
Me mostro su cinturón de herramientas, verán.
Sin embargo, incluso el cinturón de herramientas no fue suficiente para sacar a O de su escondite temporal. Era temporal, ¿no? Hay que admitirlo, era difícil tener tiempo cuando había un fino velo de polvo de yeso cubriendo todo lo que no movía, pero aun así. Incluso el cinturón de herramientas no hacia abolladuras.
Sin alguna vez veía a Carla Weinstein otra vez, le sacaría las tetas y dedos.
Pero en serio, era solo temporal. ¿Cierto? Había evitado el sexo con Santana desde hace días, algo que nunca hice. Ya empezaba a sospechar. Me sentía frustrada. Incluso en este momento, podía sentir la tensión acumulándose en mi cuerpo.
¿Por qué no aceptaba trabajos?
Vaya, tensión equivocada.
Ese era el por qué tenía que detener una dificultad en particular.
—Estoy feliz de que decidiéramos esperar hasta después de casarnos para buscar una casa. Demasiado estrés mientras se planea la boda. Además, no quiero vivir en pecado. Sabes que eres la mensajera del infierno, Britt—dijo Rach con un brillo malicioso en los ojos.
—¿Dónde crees que buscaras una casa? —le pregunte, hundiéndome más en la bañera mientras Rach se sentaba con las piernas cruzadas sobre el asiento en la ventana (¿Una asiento en la ventana de un cuarto de baño? Sí) y miraba al vista.
—Creo que nos quedaremos en la ciudad por ahora, a pesar de que puedo ver el atractivo de mudarse aquí—dijo. El terreno tenía arboles a ambos lados de la casa, y algunos de los árboles en la parte trasera fueron talados para ver el agua. Se sentía aislado, a pesar de que no estamos lejos de nuestros vecinos. Luz dorada entraba a raudales, y era bastante tranquilo—Apuesto a que Marley nunca querría dejar la ciudad, ¿no? —pregunto, girándose hacia nosotras.
Marley no respondió de inmediato, y fue la primera vez que nos dimos cuenta de las lágrimas.
—Oye, ¿Qué pasa?
—No es nada—susurro, rodando los ojos mientras Rach caminaba inmediatamente hacia la bañera.
—No nos digas eso. ¿Qué sucede? —pregunte, tratando de sentarme verla más a fondo esta vez. Esta bañera realmente era muy profunda.
Marley se echó a reír, y luego dos lágrimas más cayeron.
—¡Quiero una bañera con patas, maldición! —exclamo.
Rach la empujo hacia adelante y se deslizo detrás de ella, envolviendo sus pequeños brazos a su alrededor.
—¿Estas segura de que es solo la bañera lo que quieres?
—Si. No. Mierda. ¿Tengo que decirlo?
—¿Quieres a Kitty en la bañera con patas contigo?—pregunte, sacando un pañuelo de mi bolso.
Se sonó la nariz ruidosamente.
—Si. Me odio por decirlo, pero si, la quiero—ella miro alrededor de la bañera, luego se rio—Lo divertido es que no se vería aquí la estúpida. Es tan bajita—se sonó la nariz otra vez—La extraño tanto, joder. ¿Te dije que ya ni siquiera me llama? Dejo de hacerlo.
Esnifo, luego levanto la mirada con determinación.
—Creo… creo que tengo que llamarla. Voy a llamarla—dijo, agarrando su bolso mientras yo encontraba los ojos de Rach.
—Cariño, ¿estas segura que quieres hacerlo?—pregunte, agarrando su bolso y manteniéndolo fuera de su alcance.
Impulso + Ex= nada bueno.
—¿Por qué demonios no? Tú eres la que ha estado diciendo que debería hablar con Kitty todo este tiempo—sollozo.
—¡Si, Marley! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! —canto Rach, siempre la princesa Disney.
Le entregue el bolso y cruce los dedos.
Marley rara vez tomaba decisiones como esta.
¿Y si no funcionaba, incluso después de correr tal riesgo? No solo cruce los dedos de mis manos, también de mis pues.
Saco el teléfono, luego se detuvo. Comenzó a marcar, luego se detuvo.
—Tal vez deberías pensar en esto antes…—empecé.
—¡Oh, basta, Brittany, deja que la llame!—grito Rach—Hazlo—susurro al oído de Marley, como un ángel posado en su hombro.
¿O era el diablo?
Marley tomo una respiración profunda, tomando su teléfono, y marco… La imagen de la pantalla la hizo reír. Kitty, cubierta de Gatorade en el parido 49, cuando había estado un poco demasiado atrapada en un gran partido y la victoria posterior. Esa era la cosa sobre Kitty. La gente la amaba. Es por eso que era la comentarista deportiva más popular en la Zona de la Bahía, tal vez incluso en la Costa Oeste.
Tal vez esto era una buena idea. Ella, obviamente, todavía llevaba una antorcha por ella, y basada en las historias que Marley nos contó sobre Kitty en el dormitorio, llevaba más de una antorcha.
Mientras el teléfono sonaba, amplificando por la acústica de porcelana de mi bañera, las tres nos acurrucamos muy juntas.
Sonó tres veces, y luego alguien contestó.
Una mujer, jadeando, luego escuchamos a Kitty decir:
—Oye, ahora, vamos, dame el teléfono—y risas.
Marley colgó.
Nadie hablo.
—Guau—murmuro Marley, luego se apoyó contra Rach—Espere mucho tiempo, ¿no?
—¿Tal vez? —admití.
Soltó un gran suspiro, luego se sonó la nariz.
Sin maldiciones.
Sin gritos.
Sin rabietas. Eso habría sido preferible a este terrible silencio.
El teléfono sonó y el rostro de Kitty apareció.
Lo arrojo al otro lado del cuarto de baño, y se rompió con el impacto.
Rach apretó sus pequeños brazos a su alrededor, abrazándola con fuerza.
—¿Britt? —pregunto, su voz ahogada en el pañuelo.
—¿Si?
—Odio tu bañera.
—Lo sé, cariño—dije, girándome y apoyando mi espalda en ella.
La presionamos con un bocadillo. Le pase la caja de pañuelos mientras Rach trenzaba su pelo, en mi bañera con patas de cien años de antigüedad, con la puesta de sol a lo lejos.
Cuando Santana llego a casa y nos encontró, no dijo ni una palabra. Ni siquiera cuando Marley le pego, culpándola por las tetas de alguien más.
Antes de ir a la cama esa noche, escuche a Santana al teléfono con una revista de viajes con la que trabajo durante años. Le ofrecieron un trabajo en Groenladia, destacando las piscinas minerales y aguas termales que atraía a miles de turistas cada año. Ella amaba Groenlandia, era uno de sus lugares favoritos por lo hermoso que era.
Rechazo el trabajo.
Les daré un centavo por hacer algo al respecto sobre esa dificultad.
********************************************************************Emma llegaría en cualquier momento.
Cuando Santana y yo pasamos nuestro primer fin de semana en nuestra nueva casa, ella y Will lo pasaron reajustando la suya después de su larga ausencia. Me envió mensajes para dejar saber que se hallaba en casa, y acordamos reunirnos en el trabajo el Lunes. Iba a devolver las llaves del reino.
Me encanto jugar a ser Emma durante unos meses. Había pasado más tiempo del que planeé, pero conseguí una muestra de lo que podría ser un par de años futuro. Siempre me imagine como parte de un equipo más grande, y mi función normal era exactamente lo que quería. También maneje la responsabilidad adicional, pero, ¿en el fondo era una gerente? No. ¿Quería dirigir un negocio, o simplemente crear hermosos y encantadores lugares que una empresa o una familia podría querer habitar?
Era una diseñadora.
Y quería seguir siéndolo.
Así que entregaría las llaves, me diría que hice un estupendo trabajo, ella no sería capaz de resistir molestarme por la alfombra del tercer piso sin importar que supiera que no fue mi culpa, y entonces todo volvería a la normalidad.
¿Si? Si.
La escuché antes de verla. Esa voz podía hacerme temblar o bailar. Esperaba que esta vez me hiciera bailar.
—¿Donde esta esa chica? ¿Dónde está Britt? —escuché mientras se acercaba a la puerta de mi oficina.
Sonreí, saliendo de detrás de mi escritorio y aproximándome a la puerta.
Entro campante, bronceada, saludable y radiante.
Literalmente resplandecía.
—¿Qué pasa, jefa? —pregunte, y me dio un apretado abrazo.
—Es bueno verte, niña—me movió a la longitud de su abrazo y me miro—Te ves cansada. Y tengo la cura—me entrego una bolsa enorme.
—¿Qué es esto? —pregunte, poniéndola sobre el escritorio.
—Regalos, por supuesto. Francia, Suiza, nómbralo y lo consigues un regalito.
—¿Esta es la parte dónde digo: Oh, Emma, no deberías haberte molestado? —dije, espiando una caja por la apertura.
Decía… no, seguramente no.
¿Hermes?
—Oh, Emma, realmente no debiste—exhale, abriéndola con cuidado. Un pañuelo de seda. Color rosado y rojo sangre se arremolinaban a través de un amarillo oro—¡Pero estoy tan jodiamente feliz de que lo hicieras! —grite, saltando de arriba abajo.
—Es lo menos que podía hacer—dijo—Ahora, muéstrame el tercer piso. Después de que terminemos de cubrir, eso podemos ir a almorzar y puedes ponerte al día conmigo.
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Nos sentamos en nuestra mesa favorita de nuestro restaurante favorito en el Barrio Chino, comiendo sopa de arroz hirviendo me deleite con solo tenerla aquí de nuevo. Me conto historias de su viaje al extranjero, y me las trague tan rápido como el té verde. Palacios, castillos, yates, grandes restaurantes y pequeños bares. El romance, la aventura, todo sonaba simplemente mágico.
—Y Nerja… ¡Oh, Dios mío, ni siquiera puedo decirte! Ya sabes cuan encantador es no quería irme nunca—dijo efusiva.
—Lo sé, es como un pedacito de cielo—suspire, recordando el viaje que hice con Santana.
Fui allí ya un poco enamora da de ella, y ese viaje reforzó todo para mí. Viéndola trabajar, descubriendo un nuevo escenario de ella, experimentando todo lo que ese pequeño rincón del mundo tenia para ofrecer, sumergiéndonos por completo en el momento. Caí cien por ciento enamorada de Santana allí. Siempre tendría un lugar especial en mi corazón.
—¡Y la comida! No puedo creer que no esté tan grande como una casa por la forma en que cominos—exclamo, y la repase toda.
—Te ves fantástica, como siempre. ¿A quién quieres engañar?
—Hablando de fantástico, ¿Cuándo puedo ver la nueva casa? ¡No puedo creer que seamos vecinas! —chillo.
—Oh, es un desastre en este momento. Pero ya sabes cómo es, pasaste por ello.
—Asqueroso, la peor cosa es atravesar una renovación. Pero vale la pena al final.
—Estoy tratando de tener eso en mente.
—Me sorprendió cuando me lo contaste. Pensé que San amaba la ciudad—dijo, mirándome con atención.
—Créeme, nadie se sorprendió más que yo cuando vino con esta loca idea. Pero entendió Sausalito mas rápido de lo que pensé que lo haría, realmente le encanta—conteste—A mí también.
—Will me dijo que se está tomando un tiempo libre.
—Un poco, cancelo un par de trabajos. Realmente quiere estar aquí cuando la renovación empiece. Pero cuando vea lo aburrido que puede ser, se escapara a Bali o Madagascar—me reí, prestando especial atención a la parte inferior de mi plato de sopa. Y nada a la mirada llena de conocimiento de Emma—Así que, después del almuerzo, ¿quieres pasar por Claremont y ver cómo está yendo todo?
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—Santo cristo, este lugar está enfermo.
—Sí que lo está. ¿Cuándo pago ella por la cocina de color verde vomito?
—Obviamente se está deshaciendo de eso, y además, no pago por ello. San lo hizo.
—No jodas, debe ser bueno tener a la Srita. Bolsas de Dinero. Sin embargo, ¿Por qué una casa tan grande?
—¡Oh, usa tu imaginación! Son dos horas, pero en el futuro…
—Solo porque planees estar embarazada dentro del año no significa que alguien más quiera estarlo.
—No seas tan deprimente, cascarrabias. ¡Solo mira esa vista!
—Todo lo que veo son malezas.
—En serio, ni siquiera puedo creer que tu…
—Ahora mira, Pollyanna, solo lo llamo como lo veo, y creo que eso…
Me quede en la puerta, observando a mis dos mejores amigas con diversión. Me aclare la garganta, y ambas se callaron a media conversación.
—Lo siento, Britt, solo decíamos que…—comenzó Rach, y la salude con la mano.
—Escuche lo que decías, continúen ustedes dos. Avísenme cuando quieran que les de el recorrido completo, o mejor, puedo irme y dejar que se las arreglen. Estoy familiarizada con su juego previo.
Marley bufo y dejo la bolsa en el suelo, en uno de los soportes.
—Está bien, Pierce, muéstranos tus nuevas instalaciones.
En honor a la verdad les di el recorrido completo por la nueva casa.
Mi nueva casa.
Nuestra nueva casa. La cual era, en este punto, una zona de guerra.
Además de los soportes antes mencionados, también teníamos escaleras, placas de yeso, maquinas pulidoras, latas de pintura, varias cubiertas, y si, electrodomésticos de color verde vomito. Para ser justos, cuando fueron fabricados inicialmente, se les llamaba aguacate. Lo cual era un insulto para los aguacates.
La experiencia me enseño que no importaba la cantidad de dinero que tuviera un cliente, no importaba cuantos trabajos tuviera en el trabajo, no importaba cuan creativo fuera el arquitecto o cuan experto fuera el diseñador (mucho), había contratiempo. Los contratiempos los dejaba para el final del día.
Ahora vivía con ellos.
Todos los días.
Junto con Santana, que lo tomaba con mucha más clama. Ella nunca había hecho nada como esto antes, pero estaba decidida a ayudar en todo lo que pudiera. Incluso se compró un cinturón de herramientas, con el que se veía completamente fantástica.
¿Si la hice modelar para mí un noche usando nada más que eso?
Tal vez. Un poco.
La inspección del edificio presento más problemas de los que pensé posible. Bajo la superficie, había madera podrida. Y tuberías con fugas. Y conductores reventados. Las vigas del piso necesitaban ser reemplazadas, una nueva placa de hormigón posiblemente vertida en el suelo, los golpes seguían llegando. Todo era totalmente, factible, solo requería mucho tiempo.
Y era costoso.
Contrate a un arquitecto con el que traje antes, trabajamos en los planes, trajimos a un contratista, y las paredes comenzaron a caer. Íbamos a reconfigurar todo el diseño de la planta baja, dejando entrar más luz, abriendo los pasillos, y creando un concepto más abierto sin sacrificar la integridad original de la casa. No había nada peor en mi libro que el estilo victoriano en el exterior y vanguardista en el interior.
Todo era una locura, peor podía ver que sería hermoso. Y nos movíamos a un ritmo vertiginoso, con más trabajadores de lo normal para tener todo listo más rápido.
Era increíble lo que podías hacer cuando tenías bolsillos profundos y un sentido de urgencia. Lo que Santana realmente parecía tener últimamente, cuando se trataba de la casa. ¿Volver a la fotografía? No tanto. Pero no íbamos a detenernos en esa dificultad en particular, y nos concentraríamos en estas preciosas cosas antiguas.
Aunque “nosotras” la compramos, el uso de la palabra nosotras aquí se estiraba considerablemente. No había manera de que pudiera permitirme una casa como esta, deteriorada o no. Estaba en una zona privilegiada con vistas asesinas y una enorme presencia de barrio consolidado. No me sentí cómoda con Santana pagando por todo, sin importar la cantidad de dinero que tuviera guardado. Así que insistí en que la casa estaría solamente a su nombre, y yo contribuiría con los gastos mensuales del hogar. Me dio un enorme presupuesto para trabajar en el diseño, y aunque aún me sentía un poco culpable cuando vi las facturas, tenía que admitir que me gustaba tener una novia rica.
Ya está.
Lo dije.
Revoquen mi tarjeta feminista.
Quítenme mi… bueno, lo que sea que quieras cuando una mujer admite que le gustan las cosas bonitas. Estaba consiguiendo la casa de mis sueños, con la mujer de mis sueños. Y me recordaba esto cada vez que me tropezaba con una cubeta o sacudía aserrín de mi sándwich o me tensaba cuando escuchaba a Santana rechazar algún trabajo… ahí va la dificultad de nuevo.
Además de mis propias renovaciones para la casa, me encontraba en la recta final de Claremont, lo cual llenaba mis días. Emma recorrió cada lugar del trabajo en el que trabaje en su ausencia, estudio minuciosamente, los libros con cepillos de celdas finas, interrogo a Mónica tan a fondo que tuve miedo por ella, y luego dijo que había hecho un trabajo increíble. Le dije que me lo podría mostrar en ese bono a fin de mes, lo que pretendió no escuchar. Pero sabía que lo haría.
Ahora iba a pasar algo de tiempo reuniéndose con sus abogados y contadores, lo que me liberaba de poner los toques finales al hotel. La fiesta de inauguración se acercaba cada vez más, y estaríamos listos para mostrar todo de Sausalito.
Me concentre en todas las cosas que tenía que hacer en ese momento, y no en la dificultad que me miraba por un costado. Porque era una dificultad tonta incluso para entretener.
¿A quién le importaba que ella no estuviera trabajando? Tenía un montón de dinero, no necesitaba trabajar. Así que, ¿Por qué me molestaba?
Puff. Olvídenlo, tenía un recorrido que dar en momentos.
Dirigí a mis dos mejores amigas por la casa, explicando con gran detalle cada acabado y aparato que había sido seleccionado, diciéndoles como seria todo cuando estuviera terminado. No hicieron ningún comentario sobre el hecho de que había un inodoro en mi comedor, lo que aprecie enormemente. Me guarde lo que mejor para el final, y cuando abrí las puertas francesas a la habitación principal, yo vi relucientes muebles y pisos de roble pulido. Montones de almohadas y la bahía azul asomándose a través de las cortinas adornadas. Lo que ellas realmente vieron eran pernos de pino y cableado eléctrico amarillo colgando del techo, y esa maldita cama inflable. Pero cuando vieron la bañera con paras, incluso Marley parecía un poco melancólica.
—Esto está de puta madre, Britt—dijo, encaramándose a un lado.
Esa era su versión nostálgica.
—Tienes que entrar en esta bañera, ver que tan profunda es realmente—anime, sentándome en un extremo, y sus ojos se abrieron cuando noto lo lujosa que era. Se abrieron a un más cuando colgué mis piernas a un lado, dando un vistazo de mi ropa interior en el proceso.
—Esto va a ser tan fantástico cuando este terminado. ¿Cuánto tiempo falta para es que todo esté listo? —pregunto Rach.
—Estamos en camino de terminar antes de lo previsto, pero no siquiera me gusta decirlo en voz alta. ¿Quién sabe que más podrimos encontrar?—como el cableado original que tuvo que ser arrancado, y el subsuelo podrido en la planta baja, y el fantasma viviendo en el sótano. Técnicamente, el fantasma era una familia de mapaches que habían sido trasladados a una naturaleza cerca, pero no era ni aquí ni allá.
—Lo admito, nunca pensé que ustedes serían las primeras en conseguir la casa de los suburbios. ¿Cómo lo está haciendo San con todos estos cambios? —pregunto Marley, ahora en la bañera conmigo.
—Oh, está pasándola bien. Y ayer estuvo una hora examinando la diferencia entre usar papel de lija con arenilla de cuarenta y la arenilla de ochenta que pondría en la banqueta de la cocina. Y ni siquiera me refiero a la cantidad de diversión que tuco con las líneas de tiza del equipo que uso para asegurarse que las líneas de visión estuvieran parejas en la nueva cocina. Había tiza azul en todas partes, finalmente la encontrar siguiendo sus pasos azules—dije rotundamente.
Sin embargo, no podía quejarme, ¿verdad?
¿Quién no querría una novia que estuviera decidida a crear la casa más perfecta imaginable? Y además, una vez que la encontré, rápidamente me hizo olvidar las huellas.
Me mostro su cinturón de herramientas, verán.
Sin embargo, incluso el cinturón de herramientas no fue suficiente para sacar a O de su escondite temporal. Era temporal, ¿no? Hay que admitirlo, era difícil tener tiempo cuando había un fino velo de polvo de yeso cubriendo todo lo que no movía, pero aun así. Incluso el cinturón de herramientas no hacia abolladuras.
Sin alguna vez veía a Carla Weinstein otra vez, le sacaría las tetas y dedos.
Pero en serio, era solo temporal. ¿Cierto? Había evitado el sexo con Santana desde hace días, algo que nunca hice. Ya empezaba a sospechar. Me sentía frustrada. Incluso en este momento, podía sentir la tensión acumulándose en mi cuerpo.
¿Por qué no aceptaba trabajos?
Vaya, tensión equivocada.
Ese era el por qué tenía que detener una dificultad en particular.
—Estoy feliz de que decidiéramos esperar hasta después de casarnos para buscar una casa. Demasiado estrés mientras se planea la boda. Además, no quiero vivir en pecado. Sabes que eres la mensajera del infierno, Britt—dijo Rach con un brillo malicioso en los ojos.
—¿Dónde crees que buscaras una casa? —le pregunte, hundiéndome más en la bañera mientras Rach se sentaba con las piernas cruzadas sobre el asiento en la ventana (¿Una asiento en la ventana de un cuarto de baño? Sí) y miraba al vista.
—Creo que nos quedaremos en la ciudad por ahora, a pesar de que puedo ver el atractivo de mudarse aquí—dijo. El terreno tenía arboles a ambos lados de la casa, y algunos de los árboles en la parte trasera fueron talados para ver el agua. Se sentía aislado, a pesar de que no estamos lejos de nuestros vecinos. Luz dorada entraba a raudales, y era bastante tranquilo—Apuesto a que Marley nunca querría dejar la ciudad, ¿no? —pregunto, girándose hacia nosotras.
Marley no respondió de inmediato, y fue la primera vez que nos dimos cuenta de las lágrimas.
—Oye, ¿Qué pasa?
—No es nada—susurro, rodando los ojos mientras Rach caminaba inmediatamente hacia la bañera.
—No nos digas eso. ¿Qué sucede? —pregunte, tratando de sentarme verla más a fondo esta vez. Esta bañera realmente era muy profunda.
Marley se echó a reír, y luego dos lágrimas más cayeron.
—¡Quiero una bañera con patas, maldición! —exclamo.
Rach la empujo hacia adelante y se deslizo detrás de ella, envolviendo sus pequeños brazos a su alrededor.
—¿Estas segura de que es solo la bañera lo que quieres?
—Si. No. Mierda. ¿Tengo que decirlo?
—¿Quieres a Kitty en la bañera con patas contigo?—pregunte, sacando un pañuelo de mi bolso.
Se sonó la nariz ruidosamente.
—Si. Me odio por decirlo, pero si, la quiero—ella miro alrededor de la bañera, luego se rio—Lo divertido es que no se vería aquí la estúpida. Es tan bajita—se sonó la nariz otra vez—La extraño tanto, joder. ¿Te dije que ya ni siquiera me llama? Dejo de hacerlo.
Esnifo, luego levanto la mirada con determinación.
—Creo… creo que tengo que llamarla. Voy a llamarla—dijo, agarrando su bolso mientras yo encontraba los ojos de Rach.
—Cariño, ¿estas segura que quieres hacerlo?—pregunte, agarrando su bolso y manteniéndolo fuera de su alcance.
Impulso + Ex= nada bueno.
—¿Por qué demonios no? Tú eres la que ha estado diciendo que debería hablar con Kitty todo este tiempo—sollozo.
—¡Si, Marley! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! —canto Rach, siempre la princesa Disney.
Le entregue el bolso y cruce los dedos.
Marley rara vez tomaba decisiones como esta.
¿Y si no funcionaba, incluso después de correr tal riesgo? No solo cruce los dedos de mis manos, también de mis pues.
Saco el teléfono, luego se detuvo. Comenzó a marcar, luego se detuvo.
—Tal vez deberías pensar en esto antes…—empecé.
—¡Oh, basta, Brittany, deja que la llame!—grito Rach—Hazlo—susurro al oído de Marley, como un ángel posado en su hombro.
¿O era el diablo?
Marley tomo una respiración profunda, tomando su teléfono, y marco… La imagen de la pantalla la hizo reír. Kitty, cubierta de Gatorade en el parido 49, cuando había estado un poco demasiado atrapada en un gran partido y la victoria posterior. Esa era la cosa sobre Kitty. La gente la amaba. Es por eso que era la comentarista deportiva más popular en la Zona de la Bahía, tal vez incluso en la Costa Oeste.
Tal vez esto era una buena idea. Ella, obviamente, todavía llevaba una antorcha por ella, y basada en las historias que Marley nos contó sobre Kitty en el dormitorio, llevaba más de una antorcha.
Mientras el teléfono sonaba, amplificando por la acústica de porcelana de mi bañera, las tres nos acurrucamos muy juntas.
Sonó tres veces, y luego alguien contestó.
Una mujer, jadeando, luego escuchamos a Kitty decir:
—Oye, ahora, vamos, dame el teléfono—y risas.
Marley colgó.
Nadie hablo.
—Guau—murmuro Marley, luego se apoyó contra Rach—Espere mucho tiempo, ¿no?
—¿Tal vez? —admití.
Soltó un gran suspiro, luego se sonó la nariz.
Sin maldiciones.
Sin gritos.
Sin rabietas. Eso habría sido preferible a este terrible silencio.
El teléfono sonó y el rostro de Kitty apareció.
Lo arrojo al otro lado del cuarto de baño, y se rompió con el impacto.
Rach apretó sus pequeños brazos a su alrededor, abrazándola con fuerza.
—¿Britt? —pregunto, su voz ahogada en el pañuelo.
—¿Si?
—Odio tu bañera.
—Lo sé, cariño—dije, girándome y apoyando mi espalda en ella.
La presionamos con un bocadillo. Le pase la caja de pañuelos mientras Rach trenzaba su pelo, en mi bañera con patas de cien años de antigüedad, con la puesta de sol a lo lejos.
Cuando Santana llego a casa y nos encontró, no dijo ni una palabra. Ni siquiera cuando Marley le pego, culpándola por las tetas de alguien más.
Antes de ir a la cama esa noche, escuche a Santana al teléfono con una revista de viajes con la que trabajo durante años. Le ofrecieron un trabajo en Groenladia, destacando las piscinas minerales y aguas termales que atraía a miles de turistas cada año. Ella amaba Groenlandia, era uno de sus lugares favoritos por lo hermoso que era.
Rechazo el trabajo.
Les daré un centavo por hacer algo al respecto sobre esa dificultad.
Hola solo les queria decir que solo quedan 4 capitulos y el pensamiento de lord seria el libro xD no hay 3 libro asik este seria el adios. Empieza la cuanta regresiva Saludos =D
4 =/
Última edición por 23l1 el Jue Oct 09, 2014 9:37 pm, editado 1 vez
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
holap,...
bueno que volvió emma,... ahora britt se satura con la casa jajajaj, san se toma el año sabático para su casa y britt!!!!
parece que el juego de celos duro mucho para marley y ¿perdió? a kitty?????
por ahora seguimos 4 de 6 no???? la pregunta se arreglara la trilogía de parjas?? jajajjaja
nos vemos!!!
bueno que volvió emma,... ahora britt se satura con la casa jajajaj, san se toma el año sabático para su casa y britt!!!!
parece que el juego de celos duro mucho para marley y ¿perdió? a kitty?????
por ahora seguimos 4 de 6 no???? la pregunta se arreglara la trilogía de parjas?? jajajjaja
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Hola, nooooooo 4 capitulos? Noooo quiero llorar! Bueno el capitulo me dejo muchas emociones, que hizo Kitty?! Por que a Britt no le gusta o quiere que San vuelva a trabajar?! Muchas preguntas see ya Dayan!
lauravm98******* - Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
lo unico que pdo decir es pq britt no habla con san? hasta pronto.
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:holap,...
bueno que volvió emma,... ahora britt se satura con la casa jajajaj, san se toma el año sabático para su casa y britt!!!!
parece que el juego de celos duro mucho para marley y ¿perdió? a kitty?????
por ahora seguimos 4 de 6 no???? la pregunta se arreglara la trilogía de parjas?? jajajjaja
nos vemos!!!
Hola, un problema menos para britt, pero llega otro xD. Insisto marley y kitty son especiales xD. Saludos =D
lauravm98 escribió:Hola, nooooooo 4 capitulos? Noooo quiero llorar! Bueno el capitulo me dejo muchas emociones, que hizo Kitty?! Por que a Britt no le gusta o quiere que San vuelva a trabajar?! Muchas preguntas see ya Dayan!
Hola, kitty hay que darle el beneficio de la duda no¿?. Mmmm britt tiene muchas cosas en su cabeza y no sabe como solucionarlas. JAJAJAJAAJAJ Saludos =D.
micky morales escribió:lo unico que pdo decir es pq britt no habla con san? hasta pronto.
Hola, mmm esk igual es dificil a veces decir lo que uno siento no¿? jaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana:Wallbanger 2 "RustyNailed" (Adaptada) Cap19
Capitulo 19
Resulta que si no te ocupas de un asunto, se vuelve más y más complicado. ¿Alguna vez has visto a alguien tratando con un asunto así de complicado? Sí, así lucia mi rostro. Más y más a menudo.
Ya había pasado una semana y las cosas se movían tranquilamente.
¿El Claremont? Casi terminado. La fiesta de lanzamiento seria en unos días y Max Candem tenía gente volando de todas partes para ver su última propiedad. Trabaje con su equipo de marketing para asegurarme de que el hotel fuera fotografiado para varias revistas de diseño, y tuviera la cobertura de periódicos locales y regionales.
Integramos las cuestiones ambientales dentro de los duros materiales que usamos en la construcción, para que tuviéramos también ese ángulo para promover. En la tierra de California, la protección del medio ambiente era tomada muy en serio. Pero nosotros generábamos un gran impacto en las prácticas en curso sobre la sustentabilidad del medio ambiente en nuestro concepto de diseño, y esto nos hacía diferente al equipo de Camden. Incluimos pequeñas cosas como barriles para la recolección y almacenamiento del agua de lluvia para que pudiera ser utilizada en limpieza. Jardines de hierbas y vegetales cultivados para usarse en restaurantes, y en la comunidad. Un salón de clases para que niños de las escuelas primarias pudieran aprender acerca de la elaboración de humus.
¿Y mi favorito?
El jardín en la azotea que ayudaba a reducir los costos de calentamiento y enfriamiento, y que se convertía en un hermoso espacio en la noche, donde teníamos planeado presentar tardes de películas bajo las estrellas durante todo el año. Siempre que el clima lo permitiera.
La comunidad respondía bien a todo lo que ya habíamos creado, y con la apertura del hotel, esperábamos que la emoción continuara.
Con Emma de regreso en el trabajo, era capaz de enfocarme más en tomar nuevos proyectos y continuar siendo mentora de Mónica. El negocio florecía, y estaba aún más ocupada que antes. Incluso me ofrecí como voluntaria para hablar con los estudiantes de diseño del último año del programa en Berkeley, donde me gradué no hace muchos años.
Me encontraba sentada en la oficina de Emma, esperando por ella. Programo una junta de planeación conmigo para preparar la temporada de verano. Lo que era genial, porque quería asegurarme de poder tomar unos días de vacaciones.
Realmente necesitaba un tiempo lejos. Me sentía como si hubiera estado bajo el agua por meses, y esperaba poder salir de la ciudad por lo menos una semana. No había hablado con Santana todavía, pensé que debía esperar a ver como seguían las cosas con la casa. Tal vez podríamos ir a Rio, como planeamos anteriormente.
Santana estaba lista para hacer cualquier cosa, especialmente si me incluía a mí. Sexualmente, se encontraba en un punto crítico.
La necesitaba, diablos, yo la necesita. ¿Pero O? jodido hijo de puta.
No podía pensar en eso ahora.
Así que, de vuelta con Emma y la planeación. Usualmente tratábamos de organizar de tres a cinco meses, permitiéndonos tener espacios para trabajos más pequeños. Cuando lo planeábamos de este modo, generalmente hacíamos una lluvia de ideas, inspirándonos y extendiendo presupuestos para acomodar los grandes conceptos que teníamos. Siempre traía mi bloc de notas y mi colección de lápices de colores, eran muy útiles.
—Disculpa que llegue tarde, me enrede en el almuerzo con Will—anuncio mientras entraba. Levante una ceja y se dio cuenta de lo que acababa de decir—Oh Dios, imagínalo—dijo, reflexionándolo, una mirada lejana apareció en sus ojos.
Escribir “demasiada información” en mi bloc y se lo mostré.
—Tratemos de nuevo. Fui a almorzar con Will, y fue más largo de lo que esperaba… ¡Oh, me rindo!—alzo las manso al aire—De todos modos, gracias por reunirte conmigo hoy, Britt. Tenemos algunas cosas de que hablar… cosas muy emocionantes.
Me senté un poco más erguida.
—¿Es acerca de Vandertootes? Escuche que pensaban hacer algunas renovaciones a ese maldito castillo, pero nunca pensé que realmente lo harían. ¡Por favor dime que es el Vandertootes! ¡Mataría por ese trabajo!
Una mirada perdida apareció en mis ojos, pensando en la enorme mansión de finales del último siglo. Era el santo grial de los trabajos de diseñador de San Francisco. Era propiedad de una muy adinerada y excéntrica pareja, la casa ocupaba casi toda una cuadra de la ciudad y supuestamente no había sido tocada por un diseñador desde 1977. Y yo pensaba que lo tenía mal por mi empapelado color malva.
Mi cerebro empezó a gritar con todas las posibilidades y casi no escuche a Emma diciendo mi nombre.
—Brittany. Regresa, Britt, regresa de donde sea que estés.
—Lo siento, me perdí soñando con una alfombra. Como sea, ¿es lo del Vandertootes?
—No, no vamos a hablar del Vandertootes. Voy hacer unos cambios por aquí. Grandes cambios—se sentó de nuevo en su silla—Estoy semi-retirandome.
—¿Semi…. retirándote?—sentí como que el piso se abría y amenazaba con tragarme completa.
Saque un lápiz de color y empecé a masticarlo.
—Sip—dijo sonriendo. ¿Por qué diablos sonreía?
—De acuerdo, realmente no entiendo que está sucediendo aquí. ¿Necesito presentar mi renuncia?
—¿Por qué? ¿Estás pensando en dejarme? —pregunto, aun sonriendo.
—¿Qué diablos está sucediendo Emma? —medio grite, mi voz sonaba un poco más que loca.
Volteo su computadora hasta que estuviera frente de mí y empezó a pasar algunas fotos. Ella y Will bajo la torre Eiffel. Ella y Will en una pradera alpina. En frente de un castillo en Praga. En una góndola en Venecia.
Se detuvo en la foto de una alta y delgada casa de cinco pisos en lo que parecía ser Ámsterdam.
—¿Ves esa casa? —pregunto.
—Si—dije lentamente.
—La compramos.
—¿Te vas a mudar?
—Semi-mudar. De ahí el semi-retiro.
—Aún estoy completamente confundida—dije, sentándome de nuevo en mi silla—Aun no tengo idea de que está sucediendo.
—Aunque amo lo que hago, quiero algo más que trabajo. Este viaje fue una forma completamente diferente de vivir, una que quiero. Somos jóvenes, Will es muy afortunado financieramente, y no quiero estar atrapada aquí más tiempo.
—¿Eso es estar atrapada? —pregunte incrédulamente, mirando alrededor de su fabulosa oficina en su fabulosa firma de diseño.
—Preferimos pasar nuestro tiempo afuera, viviendo al vida, que esperar a vivirla mañana.
—Suenas como un comercial para barras de fibra—gruñí, levantándome y empezando a caminar de un lugar a otro.
—El mundo es muy grande para no tratar de verlo todo.
—Y ahora como un comercial de control de vejiga—murmure—¿Y qué significa exactamente semi-retiro? —pregunte, girándome y dirigiéndome al otro lado de la habitación.
—Estaremos aquí la mitad del año y en Europa la otra mitad. Tendremos esta grandiosa base en Ámsterdam para viajar adonde queramos, para que nuestros amigos que nos vayan a visitar, lo que sea que queramos hacer. ¿Quién sabe? Tal vez inicie una pequeña firma de diseño allí.
—¿Y que pasara aquí? —camino. Giro. Camino.
—Hable con mi abogado y mi contador, y hemos pensado en un plan que me permitirá ocuparme del negocio y supervisar las cosas, pero que me ayudara a conseguir lo que quiero.
—¿Supervisar las coas? ¡Eso nunca funcionara! —camino. Giro. Camino—Antes de que te fueras a esta luna de miel estabas aquí todo el tiempo. ¡Todas las horas del día! —camino. Giro. Camino—Eres la Emma de Emma Desings, por el amor de Dios… ¿Cómo piensas que este lugar funcionará sin ti la mitad del año?
—Voy a hacerte mi socia, Britt.
—¿Me vas hacer tu… que? —giro, tropezó y caída de frente.
Gracias a dios que ya no masticaba ese lápiz de color.
**********************************************************
—¿Te caíste de bruces? ¿En su oficina?
—Me comí la alfombra, en serio.
—¡Sabia que no solo lo experimentarías en la universidad! —grito Rach.
Hablaba por teléfono con ella mientras manejaba a casa esa noche, aun impactada por lo que acababa de suceder.
—Que gracioso—murmure, haciendo el giro final y dirigiéndome a mi calle—Después me ayudo a levantarme y procedió a hacerme una oferta que sentí que no podía rechazar—y podía decirle adiós a Rio.
—¿Por qué diablos renunciaras a ser su socia? Todavía no tienes ni siquiera treinta, por dios santo, ¡Es increíble recibir una oferta como esa! Aunque nos estamos acercando a los grandes tres, oh, ¿puedes imaginarlo? Gracias a dios que me voy a casar antes de eso, no puedo imaginar tener más de treinta y no estas casada….
—¡Oye! Concéntrate… estamos hablando acerca de mí. ¿Y qué demonios? Yo no dije que iba a rechazarla. Doble que demonios, Rach. ¿Quién se casa antes de tener treinta? ¡Además, estoy tres años de tener treinta! ¿Y dónde demonios esta mi entrada? —grite, girando rápidamente antes de estrellarme contra…—Te llamo después.
Colgué el teléfono.
Porque en mi entrada había un Mercedes convertible blanco. Con un lazo rojo en él.
¿Qué demonios?
Estacione la camioneta, me apresure por el camino, abrí la puerta, brinque un caballete como un corredor olímpico y corrí hacia la cónica. Donde encontré a Santana, en una escalera.
Usando vaqueros desteñidos.
Y sin camisa…
Solo con un top muy ajustado. Con un cinturón de herramientas.
—Eh, ¿Qué es lo que hay en nuestra entrada? —pregunte.
Se giró en cámara lenta, o al menos eso pareció y note por millonésima vez que tan deslumbrante era. Brazos firmes, hombros finos terminados en ese dulce lugar justo arriba de su trasero. Esos grandiosos y perfectos pechos. Y un paquete de seis, que cuando trabajaba en serio, llegaba a siete y ocho también.
—Bueno, es divertido—dijo, bajando dela escalera y poniendo a un lado su lijadora eléctrica. Había hecho un buen trabajo—Estaba viendo cómo te ibas hoy en esa ridícula camioneta y pensé: mi Britt-Britt necesita ruedas.
—¿Así que me compraste un auto? —pregunte, confundida.
A mi cerebro no le gustaban algunas de estas palabras, pero a otra parte de mi realmente le gustaba todo esto.
No podía dejar que simplemente me comprara un auto.
¿Podría?
Oh, se acercaba.
Llego a mí lentamente, retrocedí mientras ella avanzaba. Antes de saberlo, me encontraba pegada a la pared. Con Wallbanger en top a centímetros de mí.
Ahora, que conste, cuando entre a la casa, estaba bastante segura de lo que sucedía. Y obviamente, de lo que había hecho. Y estaba bastante segura que me sentía enojada.
Recuérdalo.
Ahora, piensa en lo bien que debe lucir para hacerme olvidar que tan enojada me sentía.
—Si no te gusta el color, podemos escoger otro—dijo, asolo un centímetro lejos de mí. Podía sentir el calor de su cuerpo empezar a penetrar en el mío.
¿Penetrar? Si, por favor.
Pero, esperen, no podía simplemente comprarme un coche.
—Sí, no puedes simplemente comprarme un, eh…—suspire, mis palabras volviendo confusas mientras se inclinaba hacia mí. Había tanta tensión en mi cuerpo que empezaba a vibrar como una cuerda musical.
—Sí, puedo simplemente comprarte un auto. Es un regalo… supéralo—respondió, su entrecejo frunciéndose como si no pudiera entender por qué la molestaba por ello.
Y en ese preciso momento, yo tampoco podía decir el por qué.
Nunca había pasado tanto tiempo sin tener sexo con Santana, no cuando se encontraba en la ciudad.
Comenzaba a llegar a mí.
¡Y olía tan bien!
—¿Pero un auto, San? Yo… eh… ¿Qué es esa colonia?
—Es poliuretano.
—Deberían embotellar esa mierda—suspire, mientras mi voz se tornaba ronca.
—Viene en una lata.
—Realmente te viene—gemí mientras inclinaba su cabeza y pasaba su lengua por mi cuello.
—Mantendré eso en mente—murmuro, hundiendo una mano en mi cabello.
—¿Hiciste eso a propósito? ¿Toda esta fantasía de mujer trabajadora? ¿El cinturón de herramientas? ¿Los pechos? ¿Los abdominales? ¿La…? mierda—jadeé cuando tomo mi mano y la presiono contra su entrepierna.
—Llegaste temprano a casa—explico, empujados contra mi mano—Me gusta temprano.
—Qué suerte la mía—suspire y apoye al cabeza contra la pared. Lo tomo como un permiso, porque en segundos mi blusa fue arrancada, mi falda levantada, y mis piernas envueltas alrededor de su cinturón de herramientas—Me gustaba esa blusa—proteste.
—¿De verdad te importa? —pregunto, deslizando sus dedos bajo el encaje de mis bragas.
Ya mojada.
Gimió al primer toque.
—No—me maraville con fuerza, siempre lo hacía.
La idea de ser realmente follada contra la pared siempre pareció imposible para mí. Hasta Santana. Era fuerte sin parecer exagera y para ser una mujer, más bajita que yo. Y podía cargar mi cuerpo como si no pasara nada, cuando ese no era el caso en lo absoluto.
—¿Cuánto te preocupan estas? —pregunto, tirando del elástico de mis bragas.
—Adivina—sonreí.
Fuera.
Y luego nos encontrábamos en todas partes.
Medio desnudas en las escaleras, dónde me hizo caminar frente a ella. En el piso, mitad fuera y mitad dentro del dormitorio. En el asiento de la ventana, sobresaliendo contra la ventana de la bahía.
Estamos colgando del borde de la cama inflable cuando un particular embiste hizo que al cama estallara alrededor de nosotras.
Y cuando me puse sobre ella, llevándola profundamente en mi interior, mi orgasmo exploto, estallando detrás de mis parpados y vibrando a través de mi piel, y casa parte de mi grito mientras ella sonreía, diciendo:
—Ahí está mi dulce chica.
Explote una y otra vez, nuestros cuerpos relucían empapados de sudor mientras la cabalgaba y entraba en ella duro y rápido, su voz rugiendo su liberación. Me desplome sobre ella, jadeando pesadamente. Llevo su rostro hacia el mío, me beso profundamente y antes de que pusiera mi cabeza en el hueco de su cuello, miro a los ojos y dijo:
—Nunca me alejes así de nuevo, ¿vale?
Lo sabía.
La bese.
—Lo prometo.
Todavía usaba el cinturón de herramientas.
************************************
Una hora más tarde, nos hallábamos en la cocina, calentando otra cena en el microondas. Los electrodomésticos color aguacate fueron removidos, pero los nuevos todavía no llegaban. Así que cada comida la preparábamos en el microondas, y luego, por lo general, comíamos en una caja cubierta por una lona.
—¿Pastel de carne o bistec Salisbury?
—¿Bistec Salisbury? ¿Estamos en 1979? —pregunte mientras ella cogía dos cajas.
—¡No te burles del bistec, es el mejor! Mi mamá solía hacerlo en las noches que tenía práctica. Papá se quejaba, pero secretamente amaba esas cenas congelas—dijo, conectando el microondas.
Lo movía a diario.
—Pastel de carne para mí, entonces. No quiero interponerme entre tú y tu bistec—replique, sirviendo vino en un vaso de plástico.
La observe mientras se movía alrededor de la cocina, pensando como ahora menciona más a su papá y mamá y de lo relacionado con su niñez. Esa reunión realmente había cambiado las cosas. Finalmente creo una cuenta de Facebook, y se mantenía en contacto con los apóstoles casi a diario.
A pesar de que me libere de mucha tensión hace unos minutos, podía sentirla creciendo de nuevo.
—Así que, algo un poco épico paso hoy en el trabajo—ofrecí, examinado mis pies.
—¿Un poco épico? —se rio, quitando el plástico y sacando nuestra cena.
Busque los tenedores en nuestro cajón de cubiertos (leer bolsa de plástico).
—Bueno, muy épico. ¿Sabías que Emma y Will compraron una casa en Ámsterdam? —la mire cuidadosamente.
—¿Lo hicieron? Eso es genial. Will menciono algo, pero no estaba seguro.
—Will te menciono lago tan importante como comprar una casa en el jodido Ámsterdam, ¿y no me lo dijiste? —pregunte, incrédula.
—¿Cuál es el problema?
—El problema es que Emma se está “semi-retirando” —solté, haciendo comillas en el aire tan furiosa que casi obtuve un calambre en los dedos—Y me ofreció ser su socia.
—Guau, ¿Qué significa eso?
—No lo sé aun. Es la primera vez que lo hablamos, y no se todos los detalles—le informe los detalles que si sabía: estaría fuera seis meses dónde me haría cargo en su ausencia.
Nos acomodamos una frente a la otra con nuestras cenas.
—Bueno, obviamente es una oportunidad tremenda para ti. Felicidades—dijo.
No podía descifrar que no me decía.
—¿Gracias? —dije, haciéndolo una pregunta.
—Es algo grande. Estoy orgullosa de ti—respondió, apuñalando su bistec Salisbury. Pero no me miraba.
—¿Qué estas pensado, San?
—Es solo que… has estado trabajando tan duro. Y tanto. Creí que las cosas se calmarían un poco.
Simplemente dijo todo lo que yo había pensado, pero me molestaba escucharlo de alguien más. Enrolle mi servilleta en mi puño, haciendola una bola.
—No puedo rechazar una oportunidad tan grande como esta. Nadie obtiene una posibilidad así a mi edad. Y amo mi trabajo… ¿cómo podría decir que no?—mastique mi pastel de carne furiosa—Y en cuanto a no vernos, así es como siempre ha sido, ¿no? Estamos acostumbradas. Quiero decir, solíamos estar acostumbradas a esto… tu solías estar fuera más tiempo del que estasbas aquí—señale.
—Pero ahora estoy en casa—respondió deliberadamente.
Quería gritar: —“¡Nadie te pidió que lo hicieras!
Y después me horrorice al pensar tal cosa.
¿Quién diablos se quejaba de eso cuando se tenía una novia tan increíble cómo Santana?
Un ejemplo ilustrativo: el cinturón de herramientas y los múltiples orgasmos que disfrute hace menos de treinta minutos.
Pero no dije nada acerca de ello.
No.
Seguí adelante ya abrí otro tarro de pepinillo.
—Además, el dinero va a ser increíble.
—Tenemos suficiente dine…
—Tú tienes suficiente dinero… no yo. Hay una diferencia—la apunte con mi tenedor—Ahora que lo mencionas, tenemos que hablar acerca de la situación del automóvil, mientras no tengas tus manos en mis bragas.
—¿Qué está mal con el auto? ¿No te gusta? —pregunto, sinceramente no lo entendía.
—Amo el auto. ¿Cómo podría no hacerlo? Pero no puedes implemente comprarme un auto.
—Creo que acabo de hacerlo.
—Lo sé, y es increíblemente dulce. Y amable. Y caro, y realmente no lo necesito—dije, levantándome para tirar mi pastel de carne.
—Brittany, vamos. Amaste manejar el auto de Emma, no me digas que no lo hiciste.
—Esto no es acerca de si ame o no el auto, San. Es acerca de ti comprándome un auto.
—Maldición, desearía haber estado fuera cuando te estacionaste. Tenía toda una idea planeada y creí que si tu…
—¡Santana, hay un auto nuevo en la entrada con un moño rojo encima! Creo que entiendo lo que querías hacer. ¡Y es increíblemente dulce, pero es demasiado! —me senté de nuevo en mi silla. Sin saber qué hacer.
¿Me equivocaba aquí?
—No lo entiendo—dijo, suspirando. Se levantó y tiro su cena en el bote de basura. Mientras se giraba y me enfrentaba, vi una total confusión en sus ojos—Cuando tenía trece años, mi papá le compro a mi mamá un auto nuevo. Ella vio a casa de la tienda un día y bum… ahí estaba. Lazo rojo y todo. Y ella dijo las mismas cosas que tu estas diciendo. Es mucho, no debiste hacerlo hecho… todo. Y mi papá la beso, le dio las lleves y dijo: ”Vamos a dar una vuelta”. Y eso fue todo. Ella cedió—se inclinó contra un caballete, pasando las manos por su cabello—¿Sabes por qué? Porque sabía cuánto significaba para él. Todo lo que él hacía era para que ella fuera feliz—su voz se volvió profunda al final, sonando ronca y un poco entrecortada.
Sus ojos marrones lucían enormes, y podía ver su mandíbula tensarse. Se aclaró la garganta.
Dos veces.
Luego trago con fuerza.
Mierda.
—Así que, haz lo que quieras. Solo quería hacer lago lindo para ti, porque podía—su voz tembló un poco, y no pude soportarlo más.
Me hallaba frente a ella, acercándola y envolviendo sus firmes brazos a mí alrededor. La abrace con fuerza. Un minuto después, la sentí devolverme el gesto.
Chica buena.
¿Qué diablos me pasada? Peleando con mi persona favorita en el mundo.
Me aleje un poco, mis manos a cada lado de su rostro. Bese una mejilla, luego la otra, y después sus parpados. Mis labios se mojaron un poco. Me encogí por dentro, pero todo lo que vio fue mi sonrisa.
Retrocedí y empecé a ponerme mi abrigo.
—¿Te vas? —pregunto.
—Síp, tú también—dije dándole su abrigo—Vayamos a dar un paseo.
No había nada como la sonrisa y los hoyuelos de mi Wallbanger. Siempre me enamoraba.
Justo antes de irnos, escuche el delator vibrar del vidrio. En una carrera, en la cual Santana me venció y llego al comedor antes que yo y tomo a Lord Tubbington, quien se encontraba a medio camino a través de la vieja ventana de nuevo. Revise a Lord Tubbington y luego cerré de golpe al ventana.
—Me quedare con el auto si arreglas la maldita venta—dije, apuntando a Santana con los dedos. Asinino, y señale a Lord Tubbington—Y tú, si haces eso de nuevo, vas a tener una desintoxicación de hierba gatuna. Permanentemente—me rojo los ojos.
Luego Santana y yo fuimos por un maravilloso paseo en mi nuevo convertible, el cual debía admitir, era totalmente dulce. Las coas que se hacen por el amor.
********************************************
Era tarde, bien pasadas las tres de la mañana. Estuvimos acostadas en la oscuridad por lo que se sentían como horas. Una vez que empecé, ya no pude parar y tuve que decirle todo.
—Y ahora esta cosa en el trabajo… digo, ¿cómo podría no aceptar esto? Es algo tan genial. Si tuviera que hacerlo por mi cuenta, ¿tienes idea de lo que me tomaría tratar de construir mi propio negocio? No es suficiente el ser una gran diseñada preparada, hay gente muy talentosa que trata de hacerlo sola todo el tiempo, y simplemente no les funciona.
Asintió, girando para poder estar más cerca de mí mientras hablaba. Lo que ayudaba.
—Pero, ¿qué me ofrezcan la oportunidad de prácticamente dirigir todo? ¿Permanentemente? Se siente maravilloso. Saber que Emma tiene esa fe en mí, no puedes saber cómo se siente. Es mucho más trabajo, sí, pero puedo hacerlo. Tendría que estar loca para no hacerlo, ¿cierto?
Solamente me mostro los dientes. Me conocía lo suficiente como para no responder eso.
—Y luego esta casa… es literalmente un sueño hecho realidad. Bueno, lo será cuando todo el trabajo termine. Pero, mierda, es abrumador. ¡Vivir en medio de una renovación como esta es un dolor en el trasero! Y sé que también ha sido duro para ti, el quedarte aquí todo el día. Pero pienso que valdrá la pena, este lugar va a ser asombroso—suspire, acomodándome de nuevo y acercándome a ella.
Quería decir las otras cosas, las más difíciles, pero no pude. Era como si decirlas en voz alta, especialmente en esta casa, fuera admitir que tenía un problema. No era del tipo de “el primer paso es admitir que tienes un problema”, pero…
De hecho. Tal vez era exactamente lo que necesitaba decir. Tal vez necesitaba darle voz al problema más grande aquí… el que me había asustado e invadido.
¿Cuál era mi problema?
Nos conocimos bajo circunstancias muy poco convencionales. Nos enamoramos de la manera menos convencional.
¿La primera vez que hicimos el amor? Convencional. No funciono.
¿La primera vez que follamos? Definitivamente no convencional, con toda la harina y las pasas. Jodidos fuegos artificiales, bebé.
Y por un año vivimos de manera no convencional. Ella se iba, yo me quedaba. Viajábamos juntas cuando podíamos, viendo lugares y haciendo cosas que nunca pensé que haría. No necesitaba acurrucarme todas las noches, me gustaba tener la cama para mí de vez en cuando. Nos reímos, nos amábamos, y no acurrucábamos. Y funcionaba.
Ahora nos acercábamos cada vez más a una relación convencional, lo cual era asombroso, no había duda.
Pero era casi… demasiado… mierda.
No sabía que era.
Solo sabía que necesitaba decirlo en voz alta.
Una vez fui empujada-muy delicadamente, pero empujada- a una relación convencional. No quería eso. Así que en el algún momento iba a tener que compartir este problema.
—Mantenga esto entre nosotras, ¿de acuerdo, señorita? —dije, acariciando su mentón.
Lord Tubbington ronroneo suavemente, y movió su cabeza hacia las escaleras. Lo tome y lo lleve de vuelta a la cama, donde Santana se encontraba completamente dormida en los restos de la cama desinflada.
3 =(
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
santana es lo maximo, britt es.......... hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
holap,...
me encanta san,.. como bob el constructor jajajajaj
eso era lo que escondía emma,.... por eso las evasivas con britt????
buen regalo que le hizo san a britt,... por lo menos britt entendió el concepto de por que lo hizo!!!! es un amor!!
nos vemos!!!
me encanta san,.. como bob el constructor jajajajaj
eso era lo que escondía emma,.... por eso las evasivas con britt????
buen regalo que le hizo san a britt,... por lo menos britt entendió el concepto de por que lo hizo!!!! es un amor!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:santana es lo maximo, britt es.......... hasta pronto!
Hola, jajaj sip san es la mejor jajajajajajajajajajaja, britt esta confundida, abrumada, tiene muchas cosas xD. Saludos =D
3:) escribió:holap,...
me encanta san,.. como bob el constructor jajajajaj
eso era lo que escondía emma,.... por eso las evasivas con britt????
buen regalo que le hizo san a britt,... por lo menos britt entendió el concepto de por que lo hizo!!!! es un amor!!
nos vemos!!!
Hola, san es la mejor! jaajajajajaj bob el constructor xDjajaajajajajjaajaj es tan multifacetica jajajaaj. Sip emma ya tenia todo planeado, pero queria esperar el momento indicado para contarlo. Muy buen ragalo y menos mal que britt lo entendio al fin xD. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana:Wallbanger 2 "RustyNailed" (Adaptada) Cap20
Capitulo 20
Conduje mi nuevo auto hacia la ciudad la mañana siguiente. Genero un poco de revuelo en la oficina, algo que intente calmar rápidamente.
Pase la mañana con Emma avanzando en su propuesta en secreto. Ella no quería preocupar a nadie, y por supuesto no quería que nuestros clientes lo supieran hasta que estuviera lista para anunciar su semi-retiro.
Mientras pasábamos por todo, y veía como lucia en papel, admití que era algo emocionante. Continúe haciendo las cosas como antes, esencialmente tomando las operaciones día a día. Y desde que deje en claro que todavía quería mantener mis clientes y ser capaz de traer nuevos negocios, también era claro que necesitaríamos contratar a otro diseñador de tiempo completo.
Ella me dijo que lo pensara, que hablara con Santana sobre ello, pero cada vez más, me daba cuanta que esto no era algo a lo que pudiera negarme. Quiero decir, podría, pero ¿Por qué querría hacerlo?
Entonces, antes de que fuéramos almorzar, acepte su oferta. ¡Ahora era socia de Emma Desings! Nos dimos la mano, abrimos una botella de champan, e hicimos todo menos lanzar sombreros al aire como Mary Tyler Moore.
Sintiéndome un poquito en el borde, por toda la emoción, por supuesto, deje el trabajo temprano y celebre por cuenta propia esa tarde en World Of Tile, mi tienda favorita. Era hora de elegir la importantísima losa protectora para mi cocina.
Oh, Dios mío, mi cocina. Ahora aquí había algo por lo que podría emocionarme. Déjenme contarles sobre mi cocina.
Gabinetes blancos. Frente de cristal en algunos, unos pocos con estantería abierta. Encimeras de esteatita gris profundo. Nevera con temperaturas bajo cero. Dos hornos de pared, si, dos. ¿Y lo mejor de todo?
Gabinetes.
Estufa.
Ángeles.
¡Canten!
Y se ponía mejor. Una isla a medida con un fregadero incrustado, cubierto en mármol carrara blanco con vetas del más leve gris y azul. Con capacidad para siete personas, de un lado, con cajones de refrigeración a medida, por el oro. Solo para la masa.
Decidir qué tan alta hacer la isla fue ejerciendo ridículo. Santana me hizo dar vueltas por a la casa, sentándome en diferentes alturas para ver cuál era la más cómoda. Estoy segura de que todo el equipo supo exactamente lo que planeaba, y no me importo. Tendría la cocina de mis sueños, ¿y si mi novia quería asegurarse de que el mostrador tenía la altura perfecta para el sexo? Esa cocina se volvería mejor.
Me hizo sonreír mientras caminaba por los pasillos, buscando exactamente el azulejo perfecto.
¿Sería subterráneo? ¿Sería un diseño de cristal? No sabía exactamente lo que quería hasta que lo viera. Y luego gire al final de la esquina y lo vi.
O a él, más bien.
Sam Evans compraba en World Of Tole. Y se dirigía directamente hacia mí.
—Britt, que sorpresa—grito.
Maldición, se vía bien.
Siempre se veía bien.
—Hola, Sam—sonreí mientras caminaba hacia el. No lo había visto desde que termine su trabajo de diseño el año pasado. Su departamento era el de un elegante abogado joven con un estilo urbano—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunte mientras se inclinaba para darme un beso en la mejilla.
—Comprar azulejos, ¿Qué más? —se rio.
—¿Ya estas remodelando? Eso va a ser caro. Te cobre un brazo y una pierna el año pasado, si mal no recuerdo.
—Lo hago y, si, lo hiciste. E hiciste un gran trabajo. Siempre les digo a todos quien fue mi decoradora.
—No soy decora… eso es genial, Sam, gracias por ayudarme a difundir el rumos—dije. No iba a darle la satisfacción. No valía la pena el aliento que me tomaría explicárselo de nuevo—Entonces, ¿Dónde irán los nuevos azulejos?
—Marin, de hecho. Acabo de comprar una casa allí—sonrió.
—¿De verdad? Guau, eso es genial.
—Síp, me estoy estableciendo, acabo de casarme. ¡Oye, cariño! Ven aquí, quiero que conozcas a alguien—le hizo señas a la mujer del otro pasillo.
¿Esposa?
—Aquí esta. Ven aquí, corazoncito, y saluda a Brittany.
—Hola, Brittany—me dijo la chica más hermosa del mundo. Parpadeando, mire hacia la Sra. San Evans. Alta, rubia, joven. Más allá de hermosa. Lucia realmente dulce—Soy Krissy.
—Por supuesto que si—dije, luego tosí para cubrirlo—es maravilloso conocerte. ¿Cuándo te casaste?—le pregunte a Sam. Me sentía como si estuviera dando vueltas.
—Hace unos meses. Somos recién casados—sonrió y la acerco a su costado mientras ella se reía—Nos conocimos en el club. Su padre es mi cliente, y el resto fue historia.
—Ocurrió tan rápido, fue como si supiera que estuviéramos juntos, ¿sabes? Me lo propuso solo tres semanas después. ¿Puedes creerlo?—se rio de nuevo, mostrando su anillo. Lucia como una pista de patinaje.
—En realidad no puedo—sonreí, intentando evitar que mis cejas volaran hasta la línea de mi cabello. Demasiado tarde.
—Bueno, cuando es correcto, es correcto. ¿Cierto? —dijo Sam, y la risa de respuesta de Krissy sonaron como campanitas de plata.
Él le sonrió y se estiro para palmear su estomagó. El cual me daba cuenta ahora que era notoriamente redondo. Ella entrelazo los dedos con los de él y sostuvieron su perfectamente redondo estómago.
Krissy estaba embarazada.
Sam me sonrió con suficiencia.
—¿Cómo conoces a Samuel? —pregunto ella.
—¿Samuel? —pregunte. Mis cejas eran oficialmente una causa perdida, en ese punto debían estar en el parte trasera de mi cabeza.
—Britt y yo solíamos salir cuando iba en la escuela de leyes, y luego reconectamos cuando decoro mi departamento el año pasado. Por cierto, ¿Cómo está yendo eso?
—Bien, Samuel. Genial, de hecho—dije a través de mis dientes.
—¡Oh, eres decoradora! Amo decorar. Tome una clase el año pasado sobre eso. Me encanta ese azulejo que tienes ahí. ¿Estas decorando algo para un cliente? —pregunto Krissy, refiriéndose al azulejo geométrico negro y verde neón que recogí sin darme cuenta y lo apretaba con tanta fuerza que mis nudillos se volvieron blancos.
—¿Esto? No, solo echaba un vistazo. De hecho, hoy estoy buscando para mí. Acabo de comprar una casa en Sausalito, así que, sip. Azulejos. Para mi nueva casa.
—¡Oh, me encanta Sausalito! Samuel y yo vamos allí todo el tiempo. Me lleva por panqueque algunas veces los Domingos en la mañana—Krissy se rio.
Sam me miro más de cerca.
—¿Cómo compraste una casa? ¿En Sausalito? ¿Con quién?
Me encantaba que hubiera sumido que tendria que haberla comprando con alguien, que no podría comprar algo por mi cuenta. El hecho de que me hallaba a años de ser capaz de costearme una casa en Sausalito por mi cuenta era mi maldito asunto.
—Sí, compre una casa. Con San, para ser exactos. Te acuerdas de ella, ¿no, Samuel?
—¿Esa vecina?
—Sí, esa vecina.
—Guau. Eso es genial, Britt, realmente genial.
—Si—asentí con firmeza—Lo es.
—Sin embargo, estoy sorprendido. No es lo que esperaba.
—¿Qué? ¿Por qué?
Krissy había dado un paso atrás, encontró un azulejo brillante.
—Solías decirme que no había forma de que fueras a vivir en los suburbios. Que nunca ibas a sentar cabeza—dijo.
—No estoy sentando cabeza, y por el amor de Dios, Sausalito no es en los suburbios—espete, y sus ojos bailaron. Siempre le gusto alterarme—Te lo hare saber, no me estoy estableciendo para nada… es una casa increíble. Me encanta, es exactamente lo que siempre quise.
—Yo no dije estableciendo, tu si, dije sentar cabeza. Y de verdad, todo lo digo es que solías decir que nunca quisiste…
—¡Samuel, Cállate! —dije, mi cara ardiendo en este punto. Kristty daba saltitos de gusto, y yo necesitaba salir de aquí—Felicitaciones, te casaste y todo eso, buena suerte con tu azulejo—me di la vuelta y me topé con un tipo de ventas.
Tirando lo hombros hacia atrás, me disculpe, luego en voz clara, dije:
—A mi novia le gusta fallarme hasta dejarme sin sentido es la isla de la cocina. ¿Qué azulejo me recomendarías?
Dios lo bendiga, el tipo en verdad me mostro algunos.
********************************************************
Resulta que me sentía agradecida por el convertible, porque el camino que hacía a toda velocidad por el puente hacia Sausalito no-maldito-suburbio era infinitamente mejor en un coche de alto rendimiento. Saliendo disparada en el puente Golden Gate. Acelerando el motor mientras atravesaba las pequeñas calles, pase zumbando por nuestra calle y estacione en la entrada. Salí y azote la puerta.
—¿Britt? —dijo Santana, y me gire.
Se encontraba de pie en el borde del jardín, conversando con Ruth, la vecina del lado. La vecina quien nos dio las llaves cuando vimos por primera vez la casa.
—Oh, hola San. Bueno tardes, Ruth—dije en mi tono de voz más amistoso. Atravesé el camino de entrada, esquivando caballetes y láminas de plástico.
Santana dijo:
—Ruth, estas sorprendida cuando veas cuanto hermoso progresado en esa habitación de arriba. ¿La que dijiste que solía ser un cuarto de costura? —se estiro hacia mí y me metió contra su costado—Hola, Britt-Britt, ¿Cómo estuvo tu día?
—Oh, excelente—mi voz debía haber sonado apagada, porque me miro interrogativamente—¿Cuarto de costura? —pregunte.
—¡Ah, sí! San me dio un recorrido la semana pasada, ¡No puedo creer lo diferente que ya luce! —exclamo Ruth.
—Es increíble lo que puedes hacer cuando tienes un gran equipo de trabajo. Entonces, ¿cuarto de costura?
—Bueno, me mostraba el piso de arriba, y me maraville por esa pequeña y dulce habitación en el segundo piso, ¿la que está debajo del alero? Le dije a tu San que incluso aunque Evelyn la uso como su cuarto de costura, siempre creí que sería un cuarto de bebés perfecto. ¿No lo crees?
Mi sonrisa se congelo mientras miraba una y otra vez hacia ellas. Santana miraba avergonzada al suelo.
Pero también se ruborizaba.
Y sonreía.
Mucho.
—¿Cuarto de bebés? —pregunte a través de una sonrisa congelada.
—¡Por supuesto! Una linda pareja joven como ustedes, estoy segura que es algo en lo que están pensando. Sé que en estos días las chicas con carreras les gusta esperar, pero no puede esperar demasiado, ¿sabes? Sé que no me corresponde decirlo, y el cielo sabes que a veces meto la nariz donde no me corresponde, pero yo…
Debo haber hecho un gesto agrio porque en alguna parte entre “el cielo sabes” y “meter la nariz”, Ruth comenzó a verme de forma extraña.
Me gire sin una palabra y camine hacia al casa, escuchando a Santana disculpándose con Ruth sobre el ruido que llenaba mis oídos.
¿Una sierra de porcelana?
¿Una sierra de azulejos?
¡Azulejos… já!
Dentro, mire el caos, a los tres pintores en la escalera en el primer piso. A los dos carpinteros enmoquetando en la cocina. Y al tipo desconocido que se sentaba en mi asiento de la ventana con los pies en mi mesa (una caja cubierta de lona), leyendo el periódico.
—¿Disculpe? ¿Le puedo ayudar? —pregunte sobre el estruendo.
—¿Eres Brittany?
—Si.
Justo entonces oí la puerta principal cerrarse de golpe y una Santana enojada se quedó de pie en la puerta.
—¡No puedo creer lo grosera que acabas de ser con Ruth.
—Tienes que estar bromeando.
—¿Qué rayos, Britt? ¿Te has vuelto loca?
—¿De verdad quieres hacer esto ahora?—pregunte, gesticulando hacia los trabajadores que obviamente escuchaban y al tipo con los pies levantados—De todas formas, ¿Quién eres?—pregunte.
—Soy Fred, estoy aquí para hacer sus armarios.
—Bien, Fred. Empecemos con la sala de estar—le hice un gesto para que me siguiera, levantando la otra mano hacia Santana para que hiciera justo lo contrario.
Cuando comencé a abrir la puerta, Santana grito:
—¡La sala de esta no ¡Lord está ahí!
Demasiado tarde.
Como un torpedo felino, salió disparado y corrió hacia al concina. Lo agarre mientras corría, pero se deslizo entres mis dedos y continuo.
Habíamos intentado mantenerlo alejado de la conmoción durante el día, dejándolo salir solo de noche. Normalmente se quedaba arriba, en el “cuarto de costura”, ya que esa habitación no tenía mucho trabajo hecho.
—¿Por qué rayos está en la sala de estar? —grite, intentando seguir a Lord Tubbington. Estaba asustado por todos los hombres extraños en la casa, y hacia su mejor juego del quemado alrededor de todos ellos.
—Trabajando en el piso de arriba, hoy, así que lo traje aquí abajo. Por eso la puerta se hallaba cerrada—respondió gritando Santana, lanzándose hacia él y estrellándose con un pintor—Todo el mundo dispérsese—dijo, y solo con eso, Lord Tubbington tenía a seis hombres extraños atrapándolo.
—¡Alto! ¡Deténganse todos, lo están asustando! —grite sobre todo el griterío hacia Lord Tubbington.
Fred intento agarrarlo, y Lord Tubbington se giró al estilo Tokio Drift, trepo una escalera, bajo otra, e intento ir al comedor.
Hacia el asiendo de la ventana.
Hacia la ventana con el marco oxidado que nunca cerro herméticamente.
Y fue…
…Justo…
…A través de ella.
Se encontraba ahí, y luego desapareció.
Llegue a tiempo para ver su cola desaparecer por la pared del patio, hacia el atardecer.
Pase la mañana con Emma avanzando en su propuesta en secreto. Ella no quería preocupar a nadie, y por supuesto no quería que nuestros clientes lo supieran hasta que estuviera lista para anunciar su semi-retiro.
Mientras pasábamos por todo, y veía como lucia en papel, admití que era algo emocionante. Continúe haciendo las cosas como antes, esencialmente tomando las operaciones día a día. Y desde que deje en claro que todavía quería mantener mis clientes y ser capaz de traer nuevos negocios, también era claro que necesitaríamos contratar a otro diseñador de tiempo completo.
Ella me dijo que lo pensara, que hablara con Santana sobre ello, pero cada vez más, me daba cuanta que esto no era algo a lo que pudiera negarme. Quiero decir, podría, pero ¿Por qué querría hacerlo?
Entonces, antes de que fuéramos almorzar, acepte su oferta. ¡Ahora era socia de Emma Desings! Nos dimos la mano, abrimos una botella de champan, e hicimos todo menos lanzar sombreros al aire como Mary Tyler Moore.
Sintiéndome un poquito en el borde, por toda la emoción, por supuesto, deje el trabajo temprano y celebre por cuenta propia esa tarde en World Of Tile, mi tienda favorita. Era hora de elegir la importantísima losa protectora para mi cocina.
Oh, Dios mío, mi cocina. Ahora aquí había algo por lo que podría emocionarme. Déjenme contarles sobre mi cocina.
Gabinetes blancos. Frente de cristal en algunos, unos pocos con estantería abierta. Encimeras de esteatita gris profundo. Nevera con temperaturas bajo cero. Dos hornos de pared, si, dos. ¿Y lo mejor de todo?
Gabinetes.
Estufa.
Ángeles.
¡Canten!
Y se ponía mejor. Una isla a medida con un fregadero incrustado, cubierto en mármol carrara blanco con vetas del más leve gris y azul. Con capacidad para siete personas, de un lado, con cajones de refrigeración a medida, por el oro. Solo para la masa.
Decidir qué tan alta hacer la isla fue ejerciendo ridículo. Santana me hizo dar vueltas por a la casa, sentándome en diferentes alturas para ver cuál era la más cómoda. Estoy segura de que todo el equipo supo exactamente lo que planeaba, y no me importo. Tendría la cocina de mis sueños, ¿y si mi novia quería asegurarse de que el mostrador tenía la altura perfecta para el sexo? Esa cocina se volvería mejor.
Me hizo sonreír mientras caminaba por los pasillos, buscando exactamente el azulejo perfecto.
¿Sería subterráneo? ¿Sería un diseño de cristal? No sabía exactamente lo que quería hasta que lo viera. Y luego gire al final de la esquina y lo vi.
O a él, más bien.
Sam Evans compraba en World Of Tole. Y se dirigía directamente hacia mí.
—Britt, que sorpresa—grito.
Maldición, se vía bien.
Siempre se veía bien.
—Hola, Sam—sonreí mientras caminaba hacia el. No lo había visto desde que termine su trabajo de diseño el año pasado. Su departamento era el de un elegante abogado joven con un estilo urbano—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunte mientras se inclinaba para darme un beso en la mejilla.
—Comprar azulejos, ¿Qué más? —se rio.
—¿Ya estas remodelando? Eso va a ser caro. Te cobre un brazo y una pierna el año pasado, si mal no recuerdo.
—Lo hago y, si, lo hiciste. E hiciste un gran trabajo. Siempre les digo a todos quien fue mi decoradora.
—No soy decora… eso es genial, Sam, gracias por ayudarme a difundir el rumos—dije. No iba a darle la satisfacción. No valía la pena el aliento que me tomaría explicárselo de nuevo—Entonces, ¿Dónde irán los nuevos azulejos?
—Marin, de hecho. Acabo de comprar una casa allí—sonrió.
—¿De verdad? Guau, eso es genial.
—Síp, me estoy estableciendo, acabo de casarme. ¡Oye, cariño! Ven aquí, quiero que conozcas a alguien—le hizo señas a la mujer del otro pasillo.
¿Esposa?
—Aquí esta. Ven aquí, corazoncito, y saluda a Brittany.
—Hola, Brittany—me dijo la chica más hermosa del mundo. Parpadeando, mire hacia la Sra. San Evans. Alta, rubia, joven. Más allá de hermosa. Lucia realmente dulce—Soy Krissy.
—Por supuesto que si—dije, luego tosí para cubrirlo—es maravilloso conocerte. ¿Cuándo te casaste?—le pregunte a Sam. Me sentía como si estuviera dando vueltas.
—Hace unos meses. Somos recién casados—sonrió y la acerco a su costado mientras ella se reía—Nos conocimos en el club. Su padre es mi cliente, y el resto fue historia.
—Ocurrió tan rápido, fue como si supiera que estuviéramos juntos, ¿sabes? Me lo propuso solo tres semanas después. ¿Puedes creerlo?—se rio de nuevo, mostrando su anillo. Lucia como una pista de patinaje.
—En realidad no puedo—sonreí, intentando evitar que mis cejas volaran hasta la línea de mi cabello. Demasiado tarde.
—Bueno, cuando es correcto, es correcto. ¿Cierto? —dijo Sam, y la risa de respuesta de Krissy sonaron como campanitas de plata.
Él le sonrió y se estiro para palmear su estomagó. El cual me daba cuenta ahora que era notoriamente redondo. Ella entrelazo los dedos con los de él y sostuvieron su perfectamente redondo estómago.
Krissy estaba embarazada.
Sam me sonrió con suficiencia.
—¿Cómo conoces a Samuel? —pregunto ella.
—¿Samuel? —pregunte. Mis cejas eran oficialmente una causa perdida, en ese punto debían estar en el parte trasera de mi cabeza.
—Britt y yo solíamos salir cuando iba en la escuela de leyes, y luego reconectamos cuando decoro mi departamento el año pasado. Por cierto, ¿Cómo está yendo eso?
—Bien, Samuel. Genial, de hecho—dije a través de mis dientes.
—¡Oh, eres decoradora! Amo decorar. Tome una clase el año pasado sobre eso. Me encanta ese azulejo que tienes ahí. ¿Estas decorando algo para un cliente? —pregunto Krissy, refiriéndose al azulejo geométrico negro y verde neón que recogí sin darme cuenta y lo apretaba con tanta fuerza que mis nudillos se volvieron blancos.
—¿Esto? No, solo echaba un vistazo. De hecho, hoy estoy buscando para mí. Acabo de comprar una casa en Sausalito, así que, sip. Azulejos. Para mi nueva casa.
—¡Oh, me encanta Sausalito! Samuel y yo vamos allí todo el tiempo. Me lleva por panqueque algunas veces los Domingos en la mañana—Krissy se rio.
Sam me miro más de cerca.
—¿Cómo compraste una casa? ¿En Sausalito? ¿Con quién?
Me encantaba que hubiera sumido que tendria que haberla comprando con alguien, que no podría comprar algo por mi cuenta. El hecho de que me hallaba a años de ser capaz de costearme una casa en Sausalito por mi cuenta era mi maldito asunto.
—Sí, compre una casa. Con San, para ser exactos. Te acuerdas de ella, ¿no, Samuel?
—¿Esa vecina?
—Sí, esa vecina.
—Guau. Eso es genial, Britt, realmente genial.
—Si—asentí con firmeza—Lo es.
—Sin embargo, estoy sorprendido. No es lo que esperaba.
—¿Qué? ¿Por qué?
Krissy había dado un paso atrás, encontró un azulejo brillante.
—Solías decirme que no había forma de que fueras a vivir en los suburbios. Que nunca ibas a sentar cabeza—dijo.
—No estoy sentando cabeza, y por el amor de Dios, Sausalito no es en los suburbios—espete, y sus ojos bailaron. Siempre le gusto alterarme—Te lo hare saber, no me estoy estableciendo para nada… es una casa increíble. Me encanta, es exactamente lo que siempre quise.
—Yo no dije estableciendo, tu si, dije sentar cabeza. Y de verdad, todo lo digo es que solías decir que nunca quisiste…
—¡Samuel, Cállate! —dije, mi cara ardiendo en este punto. Kristty daba saltitos de gusto, y yo necesitaba salir de aquí—Felicitaciones, te casaste y todo eso, buena suerte con tu azulejo—me di la vuelta y me topé con un tipo de ventas.
Tirando lo hombros hacia atrás, me disculpe, luego en voz clara, dije:
—A mi novia le gusta fallarme hasta dejarme sin sentido es la isla de la cocina. ¿Qué azulejo me recomendarías?
Dios lo bendiga, el tipo en verdad me mostro algunos.
********************************************************
Resulta que me sentía agradecida por el convertible, porque el camino que hacía a toda velocidad por el puente hacia Sausalito no-maldito-suburbio era infinitamente mejor en un coche de alto rendimiento. Saliendo disparada en el puente Golden Gate. Acelerando el motor mientras atravesaba las pequeñas calles, pase zumbando por nuestra calle y estacione en la entrada. Salí y azote la puerta.
—¿Britt? —dijo Santana, y me gire.
Se encontraba de pie en el borde del jardín, conversando con Ruth, la vecina del lado. La vecina quien nos dio las llaves cuando vimos por primera vez la casa.
—Oh, hola San. Bueno tardes, Ruth—dije en mi tono de voz más amistoso. Atravesé el camino de entrada, esquivando caballetes y láminas de plástico.
Santana dijo:
—Ruth, estas sorprendida cuando veas cuanto hermoso progresado en esa habitación de arriba. ¿La que dijiste que solía ser un cuarto de costura? —se estiro hacia mí y me metió contra su costado—Hola, Britt-Britt, ¿Cómo estuvo tu día?
—Oh, excelente—mi voz debía haber sonado apagada, porque me miro interrogativamente—¿Cuarto de costura? —pregunte.
—¡Ah, sí! San me dio un recorrido la semana pasada, ¡No puedo creer lo diferente que ya luce! —exclamo Ruth.
—Es increíble lo que puedes hacer cuando tienes un gran equipo de trabajo. Entonces, ¿cuarto de costura?
—Bueno, me mostraba el piso de arriba, y me maraville por esa pequeña y dulce habitación en el segundo piso, ¿la que está debajo del alero? Le dije a tu San que incluso aunque Evelyn la uso como su cuarto de costura, siempre creí que sería un cuarto de bebés perfecto. ¿No lo crees?
Mi sonrisa se congelo mientras miraba una y otra vez hacia ellas. Santana miraba avergonzada al suelo.
Pero también se ruborizaba.
Y sonreía.
Mucho.
—¿Cuarto de bebés? —pregunte a través de una sonrisa congelada.
—¡Por supuesto! Una linda pareja joven como ustedes, estoy segura que es algo en lo que están pensando. Sé que en estos días las chicas con carreras les gusta esperar, pero no puede esperar demasiado, ¿sabes? Sé que no me corresponde decirlo, y el cielo sabes que a veces meto la nariz donde no me corresponde, pero yo…
Debo haber hecho un gesto agrio porque en alguna parte entre “el cielo sabes” y “meter la nariz”, Ruth comenzó a verme de forma extraña.
Me gire sin una palabra y camine hacia al casa, escuchando a Santana disculpándose con Ruth sobre el ruido que llenaba mis oídos.
¿Una sierra de porcelana?
¿Una sierra de azulejos?
¡Azulejos… já!
Dentro, mire el caos, a los tres pintores en la escalera en el primer piso. A los dos carpinteros enmoquetando en la cocina. Y al tipo desconocido que se sentaba en mi asiento de la ventana con los pies en mi mesa (una caja cubierta de lona), leyendo el periódico.
—¿Disculpe? ¿Le puedo ayudar? —pregunte sobre el estruendo.
—¿Eres Brittany?
—Si.
Justo entonces oí la puerta principal cerrarse de golpe y una Santana enojada se quedó de pie en la puerta.
—¡No puedo creer lo grosera que acabas de ser con Ruth.
—Tienes que estar bromeando.
—¿Qué rayos, Britt? ¿Te has vuelto loca?
—¿De verdad quieres hacer esto ahora?—pregunte, gesticulando hacia los trabajadores que obviamente escuchaban y al tipo con los pies levantados—De todas formas, ¿Quién eres?—pregunte.
—Soy Fred, estoy aquí para hacer sus armarios.
—Bien, Fred. Empecemos con la sala de estar—le hice un gesto para que me siguiera, levantando la otra mano hacia Santana para que hiciera justo lo contrario.
Cuando comencé a abrir la puerta, Santana grito:
—¡La sala de esta no ¡Lord está ahí!
Demasiado tarde.
Como un torpedo felino, salió disparado y corrió hacia al concina. Lo agarre mientras corría, pero se deslizo entres mis dedos y continuo.
Habíamos intentado mantenerlo alejado de la conmoción durante el día, dejándolo salir solo de noche. Normalmente se quedaba arriba, en el “cuarto de costura”, ya que esa habitación no tenía mucho trabajo hecho.
—¿Por qué rayos está en la sala de estar? —grite, intentando seguir a Lord Tubbington. Estaba asustado por todos los hombres extraños en la casa, y hacia su mejor juego del quemado alrededor de todos ellos.
—Trabajando en el piso de arriba, hoy, así que lo traje aquí abajo. Por eso la puerta se hallaba cerrada—respondió gritando Santana, lanzándose hacia él y estrellándose con un pintor—Todo el mundo dispérsese—dijo, y solo con eso, Lord Tubbington tenía a seis hombres extraños atrapándolo.
—¡Alto! ¡Deténganse todos, lo están asustando! —grite sobre todo el griterío hacia Lord Tubbington.
Fred intento agarrarlo, y Lord Tubbington se giró al estilo Tokio Drift, trepo una escalera, bajo otra, e intento ir al comedor.
Hacia el asiendo de la ventana.
Hacia la ventana con el marco oxidado que nunca cerro herméticamente.
Y fue…
…Justo…
…A través de ella.
Se encontraba ahí, y luego desapareció.
Llegue a tiempo para ver su cola desaparecer por la pared del patio, hacia el atardecer.
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2 =/ =(
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
OMG! Dos? :'( que nostalgia, se perdio Lord?! Debe de volver para su pensamiento final! Dios Britt esta asustada? Es mucho para ella? Dios quiero los otrs dos aunque ya casi se va a acabar! See ya Dayan!
lauravm98******* - Mensajes : 489
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
no tengo palabras, gracias por actualizar seguido, tu fic es uno de mis favoritos!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
lauravm98 escribió:OMG! Dos? :'( que nostalgia, se perdio Lord?! Debe de volver para su pensamiento final! Dios Britt esta asustada? Es mucho para ella? Dios quiero los otrs dos aunque ya casi se va a acabar! See ya Dayan!
Hola, cada vez queda menos, el Lunes le decimos adios a esta historia =(. Si =´( fue lo peor!!!, hasta que se pudo arrancar. Sip creo que esta asustada quien no¿? si igual es harto lo que tiene que hacer no¿?. Jajajajajaajaja XD, saludos lau =D
micky morales escribió:no tengo palabras, gracias por actualizar seguido, tu fic es uno de mis favoritos!!!!!!
Hola, jajaja de nada =D. =O vrdd? jajajaja que bueno =D, pero una lastima que el lunes termine =/. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana:Wallbanger 2 "RustyNailed" (Adaptada) Cap21
Capitulo 21
Camine por las calles de Sausalito hasta las dos de la mañana esa noche. Emma y Will se unieron, así como Rach y Quinn. Marley está allí. Y si Kitty no hubiese estado fuera de la ciudad cubriendo un gran partido, también se habría apuntado.
Armados con linternas, hierba gatera, y comida para gato, recorrimos el barrio. Pase por cada patio trasero que pude, rebusque entre los arbustos, subí escaleras secretas, y me escurrí por cada camino en las colinas de la ciudad costera. Podía oír a mis amigos llamándole por los alrededores, agitando sus latas de comida para gato.
Lord Tubbington se había marchado.
Sabía que todo el mundo se hubiera quedado allí toda la noche, pero cuando la niebla se espeso demasiado como para poder ver a través de ella, y los dientes de todos empezaron a castañear, suspendimos la búsqueda. Rach se quedó en casa en caso de que regresara, y mientras esperaba creo un cartel de “Perdido” con una foto de Lord Tubbington y mi número. Los imprimiríamos por la mañana y los colgaríamos por toda la ciudad.
Le di las buenas noches a todos, les agradecí de nuevo por su ayuda, y cerré la puerta. Y me volví hacia Santana.
—Estoy agotada, así que me voy a la cama. Me levantare mañana temprano, quiero comenzar a colocar esos carteles enseguida.
—Iré contigo—dijo, empezando a apagar las luces.
—Deja una—dije cuando llegó a la del comedor.
Podía oír las láminas de plástico moviéndose por el viendo sobre el agujero en la ventana. La cerré tan fuerte que rompí un panel suelto.
Asintió y fue a las escaleras.
Me dolía la cabeza, mis ojos estaban rojos y picaban por las lágrimas que me rehusaba a derramar. Subí laboriosamente y me detuve al final del pasillo, mirando la pequeña habitación al final de este.
Bajo los aleros.
Cuando Santana llegó arriba, se detuvo detrás de mí.
—¿Britt?
La sentí, cálida, sólida y tan cerca de mí.
—¿Un cuarto para niños? —pregunte.
—¿Hmmm?
—¿Ruth y tu hablaban de que esa habitación se convertiría en un cuarto para los niños?
—Britt, es tarde, vamos a la cama—respondió, su tono un poco frio.
Me paso y entro en nuestra habitación. La seguí, mis pasos resonando en el nuevo suelo recién barnizado.
—Es tarde, pero responde a mi pregunta—dije, mientras se sentaba en la nueva cama inflable y comenzaba a quitarse los zapatos.
—Mira. Me dijo algo sobre que sería una buena habitación para los niños, y estuve de acuerdo. Eso es todo. Fin de la historia.
—Error. Eso es solo el principio. ¿Quieres una habitación para niños?
—Brittany, vamos. Es tarde—dijo, empezando a ir al baño y quitándose de un tirón la camisa.
—Oye, vuelve aquí—insistí, siguiéndola—No hemos terminado de hablar sobre esto.
—Creo que sí. Estas agotada, estoy agotada, y estas exagerando este asunto más de lo necesario—espeto, tirando los zapatos.
—Es un gran asunto. ¿Me estas tomando el pelo?—grite—¿Quieres un cuarto para niños y ni siquiera me lo dices? ¿Y sin embargo, hablas de ellos con Ruth? ¿Quién parece tener todo tipo de cosas que decir sobre el tema?
—No he dicho que lo quisiera. Maldita sea, Brittany, así no es como sucedió en absoluto.
—Bueno, ¿lo hace? ¿Quieres un cuarto para niños?
—Claro. Si. Por supuesto que quiero.
El mundo exploto.
—¿Tu no? —pregunto.
El mundo exploto otra vez.
—¡No lo sé! ¡No tengo ni idea! ¿Por qué en el mundo tengo que saberlo ahora mismo? ¿Esta noche?—pregunte, mi voz comenzando a romperse. Todo era demasiado, la casa, el trabajo, el coche, el caos y Lord Tubbington.
Cerebro y Columna respiraron profundamente y se prepararon.
Corazón no podía estar ni remotamente cerca de esto.
—¿Por qué diablos no arreglaste esa ventana, Santana?
Silencio.
Del tipo donde se puede escuchar las palabras que acababas de decir regresando a ti.
Nos miramos la una a la otra a través del dormitorio principal.
¿Cómo infiernos me metí en uno?
Los dormitorios principales eran algo a lo que aspirar, en lo que convertirse. Los adultos tenían habitaciones de matrimonio, y ni siquiera sabía si quería seguir siendo un adulto.
Solo quería a mi gato de vuelta.
—Jesús, Brittany, lo siento mucho—dijo.
No podía mirarla. Simplemente no podía, porque sabía que cavaria más. Y me encontraba demasiado cabreada para indagar, demasiado confundida.
Me aleje, baje las escaleras, cogí mis llaves, y me fui.
*****************************************************************
Fui a una cafetería. Era el único lugar que estaba abierto, y no quería simplemente conducir por ahí toda la noche. Y además, quería tarta.
¿Fue justo culpar a Santana por lo que paso con Lord Tubbington? Tenía dos teorías sobre ello.
Técnicamente, si, podría culparla. No arreglo la ventana que específicamente el pedí que arreglara. Si lo hubiera hecho, Lord Tubbington no se habría escapado.
¿Y ahora mismo? Se sentía bien culparla.
La otra teoría, la madura-adulta, decía que de ninguna manera siquiera debía soñar con culpar a Santana sobre esto. Amaba a Lord Tubbington casi tanto como yo, y ya se sentía fatal por lo que paso. Así que lo correcto sería llamarla, invitarle una tarta, disculparme por culparla, y luego unirnos para encontrar a nuestro chico.
Estaba molesta. Y asustada hasta la muerte de no volver a ver a Lord Tubbington de nuevo.
Cuando fue casi cerca del amanecer y no hubo más pastel, decidí volver a casa. Salí al estacionamiento, y ahí se encontraba Santana, bajando de su Ranger Rover y dirigiéndose directamente a mí.
Resulta que no era la única enojada.
—¿Qué demonios, Brittany? ¡He estado conduciendo durante casi una hora buscándote!
—Vuelve al coche, Santana. No puedo hablar sobre esto ahora mismo.
—¿Quieres apostar? —advirtió, deteniendo en frente de la puerta de mi coche.
—De verdad, no quiero hacer esto ahora.
—De verdad, no me importa—dijo, erguía su cuerpo mientras intentaba apartarla.
—Déjame entrar—pude sentir las lágrimas construyéndose, y si empezaba no sería capaz de parar—Está empezando a llover—maldita sea, Lord Tubbington se hallaba afuera con esta lluvia.
—Entonces nos quedaremos aquí bajo la lluvia hasta que me digas que diablos está pasando—dijo, cruzándose de brazos y plantando los pies.
Entonces el cielo realmente se abrió, y grandes gotas húmedas comenzaron a salpicar por las partes.
Si, esas eran gotas de lluvia sobre mis mejillas.
—Vamos, Santana, déjame entrar—proteste, intentando empujarla de nuevo.
—Es divertido. Iba a decir la misma cosa—dijo, mirándome.
Y eso lo hizo.
La presa se rompió.
—Es demasiado, ¿de acuerdo? ¡Todo es demasiado! ¡Jodidamente! ¡Demasiado!—todo salía, me encontraba completamente enseñando el pepinillo.
—¿Qué es demasiado?—pregunto, confundida—¿Y qué demonios tiene que ver un pepinillo con esto?
Estaba oficialmente volviendo loca.
—¡Ahhhhh!—grite, pataleando y golpeando mi mano con la otra—Santana, no puedo hacerlo todo. Literalmente no puedo hacerlo.
—¿Quién dijo que tuvieras que hacerlo? ¿Y qué exactamente es todo?
—¡No estoy jodidamente preparada para ser un completo adulto! ¿Quieres una habitación para niños? Cristo, ¡yo solo quiero tumbarme en una playa de Brasil! ¿Quieres dejar de ser fotógrafa? ¡A mí me han ofrecido una asociación, y no puedo rechazarla! Porque eso sería absurdo—di vueltas, disparando cada pepinillo de mi arsenal—Te fuiste a una reunión y de fiesta con los apósteles, y de repente, ¡poof! renuncias a tu trabajo. Y compramos esta casa increíble. Y ahora tú y Ruth están haciendo planes. ¡Y el maldito de Sam Evans me llamo decoradora! ¡De nuevo! Y el nombre de su mujer es Krissy, y tiene un bollo en el horno y apuesto que su jodido cuarto para niños es precioso, así que le conté que me fallaste en la encimera y…
—Para. Solo para—Santana agarro mis manos entre las suyas y las sujeto a mis costados.
—¿Cómo demonios puedo siquiera ser suficiente? ¿Cómo puedo ser la esposa y la madre que tu madre era? ¿Cómo puedo hacer una casa para ti tan maravillosa como en la que creciste? ¿Cómo puedo ser la diseñadora del siglo y seguir teniendo tiempo para hacer pasteles?—balbuceé, dejando escapar el terror que reprimí durante meses—Y mi gato se ha ido, y lo quiero de vuelta—solloce.
—Lo sé, Britt-Britt—dijo, Santana, aplastándome contra su pecho mientras lo sacaba todo llorando bajo la lluvia—Lo sé.
***************************************************************
Cinco minutos más tarde nos sentábamos en una cabina, una frente a la otra. Cada una tenía un café, y yo tenía un fajo de servilletas de papel mocosas delante de mí. Santana tenía su rostro lleno de preguntas, pero seguía aquí. Así que eso era bueno.
—Vale, así que… vaya—se pasó la mano por el pelo—suena como que tienes un montón de cosas en las que has estado pensando durante un tiempo.
—Síp—suspire, removiendo el café.
—Tengo algunas opiniones ahora, ¿si me permites? —pregunto.
—Síp—dije, preparándome para lo peor.
—Me doy cuenta de que no pude haber tenido muchas relaciones tradicionales, ¿pero es normal lo que ha ocurrido ahí afuera?
Alce la vista de mi estudio de uñas con sorpresa, para ver la más pequeña pista de sonrisa en su cara.
—Brittany, amo toda tu locura. Así que cálmate y dime lo que necesitas. No lo retengas. Y entonces te diré lo que necesito, y encontraremos la manera de resolverlo—bajo la vista, la duda ahora borrando su pequeño sonrisa—al menos, espero que podamos solucionarlo. Si tú quieres.
—Quiero—dije en voz baja.
—Entonces hablemos de ello—respondió.
Y eso hicimos.
Deje que cada pepinillo volara, pero sin los gritos. Es mucho más fácil hablar cuando no hay gritos.
Es también más fácil cuando estas siendo brutalmente honesta. Y también ella lo fue, lo que aprecie.
—No puedo creer que pensaras que renunciaba a mi trabajo. Nunca podría dejar de hacer lo que hago—dijo.
—Pero cancelaste todo eso viajes.
—Sí. Pero siempre regresaría a la carretera.
—Pero después de la reunión tu….
—Necesitas entender algo. Volver al este me aclaro algunas cosas, en un buen sentido. Quiero un hogar de nuevo, y quiero una familia algún día. Eso no va a cambiar. Y para que conste, nunca tendría una conversación con Ruth sobre algo así sin hablar primero de ello contigo—dijo, tomando mi mano—Hay un montón de cosas que probablemente deberíamos haber discutido antes de saltar en al cosa de la casa. Simplemente me emocione, supongo. Es algo que he extrañado durante mucho tiempo.
—También me emocione, y adoro la casa, no me malinterpretes. Es solo que hay todas estas expectativas que vienen con un paso así, y supongo que me abrume. Sabía lo mucho que esto significaba para ti, cuán grande era el asunto. Simplemente no sabía si podría cumplir con lo que tú querías.
—Me aleje de mi pasado durante años porque era demasiado difícil tratar con ello. Ahora estoy dejando que algunas de las cosas buenas regresen. Pero lo realmente bueno es todo contigo, Britt-Britt. El resto es solo un montón de ladrillos. ¿Quieres deshacerte de la casa? Hecho. ¿Quieres vivir en una cabaña en la playa de Balí? Hecho.
—Creo que dije tumbarme en una playa en Brasil.
—Hecho—susurro. Sus ojos bailando.
La mire, mi novia ideal.
—Me encanta esa casa. No vamos a deshacernos de ella—dije, y me incline—Y quiero un cuarto para niños, pero no ahora. ¿Eso está bien? —pregunte, de repente muy, muy seria. Jesús, esto era una cosa grande.
—Está más que bien. ¿Quién dijo algo sobre ahora, de todos modos?
Cuando empecé a responder, me apretó la mano y susurro:
—Por favor, no arrastres a la pobre Ruth en esto.
—Le debo una disculpa.
—Probablemente.
—Te debo una disculpa.
—¿Por qué?
—Por no confiar en ti lo suficiente como para contarte que ocurría. Debería haberlo hecho. Simplemente no quería arruinar las coas. ¿Quién podría quejarse cuando todo parece tan perfecto?
—Mejor quejarse que tener una pelea en un estacionamiento mientras llueve, ¿no crees?
Me tenía allí.
—Te debo una disculpa—dijo, arrugando la frente—Tenias razón, debería haber arreglado la ventana.
—Sanny, no. Estaba cabreada y nunca debería haber dicho…
—No, es mi culpa. Pero voy a encontrarlo, lo prometo—asentí, mis ojos llenos de nuevo—Ven aquí.
Fui a su lado de la cabina y deje que me tirara a su regazo. Me abrazo fuerte, y la bese. Y luego nos fuimos para buscar a nuestro gato.
*********************************************************
La mañana siguiente llame a la Sociedad Protectora de Animales, la ASPCA, a nuestro veterinario de la ciudad, e incluso al hotel de mascotas.
La palabra fue extendida.
Mi gato se encontraba perdido.
El equipo Lord Tubbington estuvo en vigor todo el día, pateándose todo el lugar. Hablamos con los vecinos, asegurándonos de que todos supieran a quien llamar si lo veían.
Santana y yo caminamos juntas mientras buscábamos hasta el anochecer, de la mano y con linternas y gritando su nombre hasta que nos quedamos roncas. No era la única razón de que la tuviera ronca, no podía dejar de llorar. Intente que Santana no me viera, porque nunca tuve a una pareja que se sintiera tan terrible por olvidar arreglar una ventana. Y cuando veía mi tristeza, lo hacía peor para ella. Así que limite mis lágrimas a los baños de las gasolineras y a los arrodillamientos para fingir atarme los cordones del zapato una y otra vez. A robar momentos de pánico para mantener un rostro fuerte.
Lo encontraríamos.
Por supuesto que lo haríamos.
Pero entonces era el segundo día.
Y el tercero.
Después una semana.
Pase mis noches despierta y tumbada esperando oír el click, click, click de esa estúpida pezuña, lo que significaría que todo esto era solo una pesadilla tonta y que me despertaría con Lord Tubbington acurrucado a mi costado. O que escucharía un maullido enojado en la puerta trasera que dijiera: oye chica, no estas soñando. Realmente hui, pero estoy en casa ahora, así que déjame entras, ¡hace frio afuera!
Observe como los carteles se agrietaban y se ponían andrajosos. Colgamos otros nuevos. Y envejecieron, también.
La peor parte era que seguía imaginándome los peores resultados posibles, era como si mi cerebro intentara decidir lo que podía manejar enseñándome visiones fantasmales de lo que podría haber sucedido. Ver si lograba manejarlo, supongo.
Lord Tubbington congelado y húmedo e intentando encontrar la manera de meterse en un bote de basura para encontrar algo de comer.
Lord Tubbington aproximándose a un desconocido y siendo alejado con una escoba.
Lord Tubbington aplastado bajo un árbol mientras era rodeado por otros dos o tres gatos. No tenía garras delanteras con las que defenderse, era un gato doméstico mimado que dormía en una almohada y era servido de hierba gatera bajo sus órdenes.
Estaba de vuelta en el trabajo, tenía que estarlo. Porque estar ocupada ayudaba, porque amaba mi trabajo, y porque el Claremont se encontraba listo para la apertura.
La casa realmente empezaba a tomar forma, y las cosas con Santana iban bien. Hablamos más que antes, no solo acerca de las cosas tontas del día a día que nos hacían reír, sino también de cosas reales. Limpiamos más y más nuestra estantería mental, hablando sobre lo que realmente importaba y que tipo de vida queríamos para cada una. No me malinterpretes, había un montón de risas y sexo, porque eso era lo que éramos.
Pero íbamos evolucionando.
Imagínate eso.
Le dije que quería ser el tipo de pareja que pasaba parte de sus vacaciones en algún lejano cuento de hadas. Me dijo que quería ser el tipo de pareja que tenía a toda su familia y amigos reunidos en Navidad, en algunos años. Le dije que quería ser el tipo de chica que se compraba a su propio coche. Me dijo que quería ser el tipo de chica que le compraba a su novia un coche.
Para que conste, gane esa.
Devolvimos el coche y me compre yo misma un Mercedes convertible usado. Plateado esta vez. Era lo suficiente viejo como para poder permitirme los pagos mensuales, pero lo suficiente nuevo como para que Santana se emocionara por conducirlo
Nos hallábamos sumergiendo los pies en el lago adulto, en lugar de tirarnos a él como una bala de cañón gigante. No me di por vencida con Lord Tubbington, pero la resignación comenzó a calar después de que dos semanas pasaran, algo que tenía que reconocer. Tenía que ser práctica. En el gran esquema de las cosas, no sufrí una tragedia real. Solo las niñas pequeñas lloraban hasta dormirse porque su mascota favorita había desaparecido.
Claro.
Armados con linternas, hierba gatera, y comida para gato, recorrimos el barrio. Pase por cada patio trasero que pude, rebusque entre los arbustos, subí escaleras secretas, y me escurrí por cada camino en las colinas de la ciudad costera. Podía oír a mis amigos llamándole por los alrededores, agitando sus latas de comida para gato.
Lord Tubbington se había marchado.
Sabía que todo el mundo se hubiera quedado allí toda la noche, pero cuando la niebla se espeso demasiado como para poder ver a través de ella, y los dientes de todos empezaron a castañear, suspendimos la búsqueda. Rach se quedó en casa en caso de que regresara, y mientras esperaba creo un cartel de “Perdido” con una foto de Lord Tubbington y mi número. Los imprimiríamos por la mañana y los colgaríamos por toda la ciudad.
Le di las buenas noches a todos, les agradecí de nuevo por su ayuda, y cerré la puerta. Y me volví hacia Santana.
—Estoy agotada, así que me voy a la cama. Me levantare mañana temprano, quiero comenzar a colocar esos carteles enseguida.
—Iré contigo—dijo, empezando a apagar las luces.
—Deja una—dije cuando llegó a la del comedor.
Podía oír las láminas de plástico moviéndose por el viendo sobre el agujero en la ventana. La cerré tan fuerte que rompí un panel suelto.
Asintió y fue a las escaleras.
Me dolía la cabeza, mis ojos estaban rojos y picaban por las lágrimas que me rehusaba a derramar. Subí laboriosamente y me detuve al final del pasillo, mirando la pequeña habitación al final de este.
Bajo los aleros.
Cuando Santana llegó arriba, se detuvo detrás de mí.
—¿Britt?
La sentí, cálida, sólida y tan cerca de mí.
—¿Un cuarto para niños? —pregunte.
—¿Hmmm?
—¿Ruth y tu hablaban de que esa habitación se convertiría en un cuarto para los niños?
—Britt, es tarde, vamos a la cama—respondió, su tono un poco frio.
Me paso y entro en nuestra habitación. La seguí, mis pasos resonando en el nuevo suelo recién barnizado.
—Es tarde, pero responde a mi pregunta—dije, mientras se sentaba en la nueva cama inflable y comenzaba a quitarse los zapatos.
—Mira. Me dijo algo sobre que sería una buena habitación para los niños, y estuve de acuerdo. Eso es todo. Fin de la historia.
—Error. Eso es solo el principio. ¿Quieres una habitación para niños?
—Brittany, vamos. Es tarde—dijo, empezando a ir al baño y quitándose de un tirón la camisa.
—Oye, vuelve aquí—insistí, siguiéndola—No hemos terminado de hablar sobre esto.
—Creo que sí. Estas agotada, estoy agotada, y estas exagerando este asunto más de lo necesario—espeto, tirando los zapatos.
—Es un gran asunto. ¿Me estas tomando el pelo?—grite—¿Quieres un cuarto para niños y ni siquiera me lo dices? ¿Y sin embargo, hablas de ellos con Ruth? ¿Quién parece tener todo tipo de cosas que decir sobre el tema?
—No he dicho que lo quisiera. Maldita sea, Brittany, así no es como sucedió en absoluto.
—Bueno, ¿lo hace? ¿Quieres un cuarto para niños?
—Claro. Si. Por supuesto que quiero.
El mundo exploto.
—¿Tu no? —pregunto.
El mundo exploto otra vez.
—¡No lo sé! ¡No tengo ni idea! ¿Por qué en el mundo tengo que saberlo ahora mismo? ¿Esta noche?—pregunte, mi voz comenzando a romperse. Todo era demasiado, la casa, el trabajo, el coche, el caos y Lord Tubbington.
Cerebro y Columna respiraron profundamente y se prepararon.
Corazón no podía estar ni remotamente cerca de esto.
—¿Por qué diablos no arreglaste esa ventana, Santana?
Silencio.
Del tipo donde se puede escuchar las palabras que acababas de decir regresando a ti.
Nos miramos la una a la otra a través del dormitorio principal.
¿Cómo infiernos me metí en uno?
Los dormitorios principales eran algo a lo que aspirar, en lo que convertirse. Los adultos tenían habitaciones de matrimonio, y ni siquiera sabía si quería seguir siendo un adulto.
Solo quería a mi gato de vuelta.
—Jesús, Brittany, lo siento mucho—dijo.
No podía mirarla. Simplemente no podía, porque sabía que cavaria más. Y me encontraba demasiado cabreada para indagar, demasiado confundida.
Me aleje, baje las escaleras, cogí mis llaves, y me fui.
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Fui a una cafetería. Era el único lugar que estaba abierto, y no quería simplemente conducir por ahí toda la noche. Y además, quería tarta.
¿Fue justo culpar a Santana por lo que paso con Lord Tubbington? Tenía dos teorías sobre ello.
Técnicamente, si, podría culparla. No arreglo la ventana que específicamente el pedí que arreglara. Si lo hubiera hecho, Lord Tubbington no se habría escapado.
¿Y ahora mismo? Se sentía bien culparla.
La otra teoría, la madura-adulta, decía que de ninguna manera siquiera debía soñar con culpar a Santana sobre esto. Amaba a Lord Tubbington casi tanto como yo, y ya se sentía fatal por lo que paso. Así que lo correcto sería llamarla, invitarle una tarta, disculparme por culparla, y luego unirnos para encontrar a nuestro chico.
Estaba molesta. Y asustada hasta la muerte de no volver a ver a Lord Tubbington de nuevo.
Cuando fue casi cerca del amanecer y no hubo más pastel, decidí volver a casa. Salí al estacionamiento, y ahí se encontraba Santana, bajando de su Ranger Rover y dirigiéndose directamente a mí.
Resulta que no era la única enojada.
—¿Qué demonios, Brittany? ¡He estado conduciendo durante casi una hora buscándote!
—Vuelve al coche, Santana. No puedo hablar sobre esto ahora mismo.
—¿Quieres apostar? —advirtió, deteniendo en frente de la puerta de mi coche.
—De verdad, no quiero hacer esto ahora.
—De verdad, no me importa—dijo, erguía su cuerpo mientras intentaba apartarla.
—Déjame entrar—pude sentir las lágrimas construyéndose, y si empezaba no sería capaz de parar—Está empezando a llover—maldita sea, Lord Tubbington se hallaba afuera con esta lluvia.
—Entonces nos quedaremos aquí bajo la lluvia hasta que me digas que diablos está pasando—dijo, cruzándose de brazos y plantando los pies.
Entonces el cielo realmente se abrió, y grandes gotas húmedas comenzaron a salpicar por las partes.
Si, esas eran gotas de lluvia sobre mis mejillas.
—Vamos, Santana, déjame entrar—proteste, intentando empujarla de nuevo.
—Es divertido. Iba a decir la misma cosa—dijo, mirándome.
Y eso lo hizo.
La presa se rompió.
—Es demasiado, ¿de acuerdo? ¡Todo es demasiado! ¡Jodidamente! ¡Demasiado!—todo salía, me encontraba completamente enseñando el pepinillo.
—¿Qué es demasiado?—pregunto, confundida—¿Y qué demonios tiene que ver un pepinillo con esto?
Estaba oficialmente volviendo loca.
—¡Ahhhhh!—grite, pataleando y golpeando mi mano con la otra—Santana, no puedo hacerlo todo. Literalmente no puedo hacerlo.
—¿Quién dijo que tuvieras que hacerlo? ¿Y qué exactamente es todo?
—¡No estoy jodidamente preparada para ser un completo adulto! ¿Quieres una habitación para niños? Cristo, ¡yo solo quiero tumbarme en una playa de Brasil! ¿Quieres dejar de ser fotógrafa? ¡A mí me han ofrecido una asociación, y no puedo rechazarla! Porque eso sería absurdo—di vueltas, disparando cada pepinillo de mi arsenal—Te fuiste a una reunión y de fiesta con los apósteles, y de repente, ¡poof! renuncias a tu trabajo. Y compramos esta casa increíble. Y ahora tú y Ruth están haciendo planes. ¡Y el maldito de Sam Evans me llamo decoradora! ¡De nuevo! Y el nombre de su mujer es Krissy, y tiene un bollo en el horno y apuesto que su jodido cuarto para niños es precioso, así que le conté que me fallaste en la encimera y…
—Para. Solo para—Santana agarro mis manos entre las suyas y las sujeto a mis costados.
—¿Cómo demonios puedo siquiera ser suficiente? ¿Cómo puedo ser la esposa y la madre que tu madre era? ¿Cómo puedo hacer una casa para ti tan maravillosa como en la que creciste? ¿Cómo puedo ser la diseñadora del siglo y seguir teniendo tiempo para hacer pasteles?—balbuceé, dejando escapar el terror que reprimí durante meses—Y mi gato se ha ido, y lo quiero de vuelta—solloce.
—Lo sé, Britt-Britt—dijo, Santana, aplastándome contra su pecho mientras lo sacaba todo llorando bajo la lluvia—Lo sé.
***************************************************************
Cinco minutos más tarde nos sentábamos en una cabina, una frente a la otra. Cada una tenía un café, y yo tenía un fajo de servilletas de papel mocosas delante de mí. Santana tenía su rostro lleno de preguntas, pero seguía aquí. Así que eso era bueno.
—Vale, así que… vaya—se pasó la mano por el pelo—suena como que tienes un montón de cosas en las que has estado pensando durante un tiempo.
—Síp—suspire, removiendo el café.
—Tengo algunas opiniones ahora, ¿si me permites? —pregunto.
—Síp—dije, preparándome para lo peor.
—Me doy cuenta de que no pude haber tenido muchas relaciones tradicionales, ¿pero es normal lo que ha ocurrido ahí afuera?
Alce la vista de mi estudio de uñas con sorpresa, para ver la más pequeña pista de sonrisa en su cara.
—Brittany, amo toda tu locura. Así que cálmate y dime lo que necesitas. No lo retengas. Y entonces te diré lo que necesito, y encontraremos la manera de resolverlo—bajo la vista, la duda ahora borrando su pequeño sonrisa—al menos, espero que podamos solucionarlo. Si tú quieres.
—Quiero—dije en voz baja.
—Entonces hablemos de ello—respondió.
Y eso hicimos.
Deje que cada pepinillo volara, pero sin los gritos. Es mucho más fácil hablar cuando no hay gritos.
Es también más fácil cuando estas siendo brutalmente honesta. Y también ella lo fue, lo que aprecie.
—No puedo creer que pensaras que renunciaba a mi trabajo. Nunca podría dejar de hacer lo que hago—dijo.
—Pero cancelaste todo eso viajes.
—Sí. Pero siempre regresaría a la carretera.
—Pero después de la reunión tu….
—Necesitas entender algo. Volver al este me aclaro algunas cosas, en un buen sentido. Quiero un hogar de nuevo, y quiero una familia algún día. Eso no va a cambiar. Y para que conste, nunca tendría una conversación con Ruth sobre algo así sin hablar primero de ello contigo—dijo, tomando mi mano—Hay un montón de cosas que probablemente deberíamos haber discutido antes de saltar en al cosa de la casa. Simplemente me emocione, supongo. Es algo que he extrañado durante mucho tiempo.
—También me emocione, y adoro la casa, no me malinterpretes. Es solo que hay todas estas expectativas que vienen con un paso así, y supongo que me abrume. Sabía lo mucho que esto significaba para ti, cuán grande era el asunto. Simplemente no sabía si podría cumplir con lo que tú querías.
—Me aleje de mi pasado durante años porque era demasiado difícil tratar con ello. Ahora estoy dejando que algunas de las cosas buenas regresen. Pero lo realmente bueno es todo contigo, Britt-Britt. El resto es solo un montón de ladrillos. ¿Quieres deshacerte de la casa? Hecho. ¿Quieres vivir en una cabaña en la playa de Balí? Hecho.
—Creo que dije tumbarme en una playa en Brasil.
—Hecho—susurro. Sus ojos bailando.
La mire, mi novia ideal.
—Me encanta esa casa. No vamos a deshacernos de ella—dije, y me incline—Y quiero un cuarto para niños, pero no ahora. ¿Eso está bien? —pregunte, de repente muy, muy seria. Jesús, esto era una cosa grande.
—Está más que bien. ¿Quién dijo algo sobre ahora, de todos modos?
Cuando empecé a responder, me apretó la mano y susurro:
—Por favor, no arrastres a la pobre Ruth en esto.
—Le debo una disculpa.
—Probablemente.
—Te debo una disculpa.
—¿Por qué?
—Por no confiar en ti lo suficiente como para contarte que ocurría. Debería haberlo hecho. Simplemente no quería arruinar las coas. ¿Quién podría quejarse cuando todo parece tan perfecto?
—Mejor quejarse que tener una pelea en un estacionamiento mientras llueve, ¿no crees?
Me tenía allí.
—Te debo una disculpa—dijo, arrugando la frente—Tenias razón, debería haber arreglado la ventana.
—Sanny, no. Estaba cabreada y nunca debería haber dicho…
—No, es mi culpa. Pero voy a encontrarlo, lo prometo—asentí, mis ojos llenos de nuevo—Ven aquí.
Fui a su lado de la cabina y deje que me tirara a su regazo. Me abrazo fuerte, y la bese. Y luego nos fuimos para buscar a nuestro gato.
*********************************************************
La mañana siguiente llame a la Sociedad Protectora de Animales, la ASPCA, a nuestro veterinario de la ciudad, e incluso al hotel de mascotas.
La palabra fue extendida.
Mi gato se encontraba perdido.
El equipo Lord Tubbington estuvo en vigor todo el día, pateándose todo el lugar. Hablamos con los vecinos, asegurándonos de que todos supieran a quien llamar si lo veían.
Santana y yo caminamos juntas mientras buscábamos hasta el anochecer, de la mano y con linternas y gritando su nombre hasta que nos quedamos roncas. No era la única razón de que la tuviera ronca, no podía dejar de llorar. Intente que Santana no me viera, porque nunca tuve a una pareja que se sintiera tan terrible por olvidar arreglar una ventana. Y cuando veía mi tristeza, lo hacía peor para ella. Así que limite mis lágrimas a los baños de las gasolineras y a los arrodillamientos para fingir atarme los cordones del zapato una y otra vez. A robar momentos de pánico para mantener un rostro fuerte.
Lo encontraríamos.
Por supuesto que lo haríamos.
Pero entonces era el segundo día.
Y el tercero.
Después una semana.
Pase mis noches despierta y tumbada esperando oír el click, click, click de esa estúpida pezuña, lo que significaría que todo esto era solo una pesadilla tonta y que me despertaría con Lord Tubbington acurrucado a mi costado. O que escucharía un maullido enojado en la puerta trasera que dijiera: oye chica, no estas soñando. Realmente hui, pero estoy en casa ahora, así que déjame entras, ¡hace frio afuera!
Observe como los carteles se agrietaban y se ponían andrajosos. Colgamos otros nuevos. Y envejecieron, también.
La peor parte era que seguía imaginándome los peores resultados posibles, era como si mi cerebro intentara decidir lo que podía manejar enseñándome visiones fantasmales de lo que podría haber sucedido. Ver si lograba manejarlo, supongo.
Lord Tubbington congelado y húmedo e intentando encontrar la manera de meterse en un bote de basura para encontrar algo de comer.
Lord Tubbington aproximándose a un desconocido y siendo alejado con una escoba.
Lord Tubbington aplastado bajo un árbol mientras era rodeado por otros dos o tres gatos. No tenía garras delanteras con las que defenderse, era un gato doméstico mimado que dormía en una almohada y era servido de hierba gatera bajo sus órdenes.
Estaba de vuelta en el trabajo, tenía que estarlo. Porque estar ocupada ayudaba, porque amaba mi trabajo, y porque el Claremont se encontraba listo para la apertura.
La casa realmente empezaba a tomar forma, y las cosas con Santana iban bien. Hablamos más que antes, no solo acerca de las cosas tontas del día a día que nos hacían reír, sino también de cosas reales. Limpiamos más y más nuestra estantería mental, hablando sobre lo que realmente importaba y que tipo de vida queríamos para cada una. No me malinterpretes, había un montón de risas y sexo, porque eso era lo que éramos.
Pero íbamos evolucionando.
Imagínate eso.
Le dije que quería ser el tipo de pareja que pasaba parte de sus vacaciones en algún lejano cuento de hadas. Me dijo que quería ser el tipo de pareja que tenía a toda su familia y amigos reunidos en Navidad, en algunos años. Le dije que quería ser el tipo de chica que se compraba a su propio coche. Me dijo que quería ser el tipo de chica que le compraba a su novia un coche.
Para que conste, gane esa.
Devolvimos el coche y me compre yo misma un Mercedes convertible usado. Plateado esta vez. Era lo suficiente viejo como para poder permitirme los pagos mensuales, pero lo suficiente nuevo como para que Santana se emocionara por conducirlo
Nos hallábamos sumergiendo los pies en el lago adulto, en lugar de tirarnos a él como una bala de cañón gigante. No me di por vencida con Lord Tubbington, pero la resignación comenzó a calar después de que dos semanas pasaran, algo que tenía que reconocer. Tenía que ser práctica. En el gran esquema de las cosas, no sufrí una tragedia real. Solo las niñas pequeñas lloraban hasta dormirse porque su mascota favorita había desaparecido.
Claro.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
al fin, hablando se entiende la gente!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
holpa,...
ya me puse al dia!!!!
bueno por lo menos hablaron y arreglaron las cosas,..
quiero que aparezca lordi de nuevo,...
nos vemos!!!
ya me puse al dia!!!!
bueno por lo menos hablaron y arreglaron las cosas,..
quiero que aparezca lordi de nuevo,...
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
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