Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba1011%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba1019%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba10 19% [ 7 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba1011%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba1024%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba10 24% [ 9 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba1027%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba10 27% [ 10 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba108%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

+8
monica.santander
Dolomiti
Jane0_o
VictoriaRivera
Nathie_B4E
Anddy Rivera Morris
lauravm98
marcy3395
12 participantes

Página 1 de 12. 1, 2, 3 ... 10, 11, 12  Siguiente

Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Lun Oct 13, 2014 7:20 pm

Desnuda

Reseña.

Santana López es una mujer de descendencia latina, que vive en Londres. Es rica, sexy y protectora. Dirige su propia compañía de seguridad privada y ahora está inmersa en la organización de los Juegos Olímpicos 2012.

Brittany Pierce es una chica americana con un pasado que la sigue aterrorizando en sus pesadillas y por el que recibe tratamiento psicológico.
Vive en Londres, donde intenta empezar de nuevo mientras compagina sus estudios de arte con su trabajo como modelo.

Ambas se encuentran de manera fortuita en una exposición de fotografía en la que Brittany participa. Entre las dos surge de inmediato una atracción magnética que los acerca de forma peligrosa.

Pero en esta relación se esconden secretos. Secretos que oprimen el alma y que dejan profundas cicatrices.

¿Será Santana capaz de liberar a Brittany del pasado que la estigmatiza?

¿Cederá Brittany a los encantos de Santana, o los espectros que la atormentan volverán a resurgir y acabarán con la oportunidad de forjar un futuro en común…?


Última edición por 23l1 el Lun Oct 20, 2014 8:39 pm, editado 1 vez
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Prologo

Mensaje por 23l1 Lun Oct 13, 2014 7:21 pm

Prologo


Mayo de 2012.

Londres.

No sé una mierda de política estadounidense. Ni tengo por qué. Soy latina, pero con ciudadanía británica,  y el Parlamento ya es de por sí lo bastante confuso. La política no me interesa mucho. Sin embargo, me veo obligada a trabajar todo el tiempo con las secuelas que dejan los asuntos políticos. Me dedico a la seguridad, tanto privada como para el Gobierno británico.

Soy buena en mi trabajo. Me lo tomo muy en serio. En mi profesión tienes que ser buena porque cuando no lo eres… alguien muere.

Un congresista estadounidense fallece en un accidente de avión. Noticia seguro. Pero si dicho congresista es el candidato del partido de la oposición a la vicepresidencia y las elecciones son en tan solo unos meses, entonces se convierte en noticia mundial en un segundo y de manera viral. Sobre todo cuando la gente que quiere el poder haría casi cualquier cosa para garantizar que la persona que está al cargo no ocupe nunca un segundo mandato.

Desesperados por encontrar un sustituto, el Partido Republicano lógicamente necesitaba rellenar el hueco de su lista de candidatos. Y así fue como la descubrí a ella.

Primero recibí un correo electrónico de su padre. Una voz de mi pasado que me saludaba de manera amistosa y me recordaba todo lo que habíamos conseguido en la vida.

De acuerdo.

Mi pasado había sido interesante, tanto para lo bueno como para lo malo, y él había llegado a mi vida en los momentos buenos.

Lo que vino a continuación fue una llamada en la que me dijo que tenía una hija viviendo en Londres. Estaba preocupado por su seguridad y trató vagamente de explicarme por qué. Fui educada con él, pero sabía con certeza que no tenía ninguna intención de involucrarme. Estaba hasta arriba de trabajo. Encargarme de la seguridad VIP de los Juegos de la XXX Olimpiada de Londres 2012 consumía todo mi tiempo y no tenía ni un segundo libre para la hija de un tipo que conocí en un torneo de póquer hacía más de seis años.
Le dije que no. Estaba incluso preparada para recomendarle, como un favor personal, otra empresa de seguridad cuando él jugó su mano. Los jugadores de póquer saben cuándo jugar sus manos.

En su segundo correo electrónico me mandó una foto de ella.

Esa foto lo cambió todo. Después de verla dejé de ser la misma y no pude volver a ser la mujer que era antes. No después de que nos conociéramos aquella noche en la calle. Todo mi mundo se alteró por culpa de una fotografía.

La fotografía de mi preciosa chica americana.



***************************************************************************************************************************

SE QUE ESTÁN SACANDO MIS ADAPTACIONES, POR "MI" PARTE Y "MIS" ADAPTACIONES NO ME MOLESTA, PERO AL MENOS NOMBREN AL FORO... SI SUBEN OTRO CAPITULO Y NO LO NOMBRAN, "EN CADA CAPITULO QUE SUBAN", VOY A BORRAR MIS ADAPTACIONES Y DENUNCIAR LA ADAPTACIÓN. Saludos =D




Última edición por 23l1 el Mar Abr 11, 2017 11:41 pm, editado 1 vez
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Cap1

Mensaje por 23l1 Lun Oct 13, 2014 7:26 pm

Capitulo 1


Que mi madre no pueda ver esto ahora mismo es algo verdaderamente bueno.

Le daría un infarto.

He venido a la exposición de Blaine esta noche porque le dije que lo haría y porque sé lo importante que es para él. También es importante para mí. Solo quiero lo mejor para mi amigo, del mismo modo que él solo quiere lo mejor para mí. En los últimos tres años Blaine ha estado a mi lado para consolarme, beber conmigo, compadecerse de mí e incluso para ayudarme a pagar el alquiler de vez en cuando dándome trabajo.

Bueno, por eso y por el hecho de que él me hizo la fotografía del cuadro que estoy mirando en este momento. Y es una foto de mi cuerpo desnudo.

Posar como modelo de desnudos no es lo que siempre soñé que sería el trabajo de mi vida ni mucho menos, pero es una manera de ganar un poco de dinero extra para pagar mis préstamos universitarios. Y últimamente me han estado haciendo ofertas otros fotógrafos. Blaine me dijo también que me preparara porque se iba a despertar más interés, por lo de la exposición de esta noche.

«La gente va a preguntar por la modelo. Dalo por hecho, Britt». Ese es mi Blaine, siempre tan optimista.

Doy un sorbo a mi champán y contemplo la imagen realmente enorme que está colgada en la pared de la galería. Blaine tiene talento. Para ser hijo de refugiados somalíes que empezaron con menos que nada en Reino Unido sabía cómo hacer una foto. Me hizo posar boca arriba con la cabeza girada a un lado, el brazo sobre el pecho y los dedos de la mano entreabiertos entre las piernas. Quiso que tuviera el pelo alborotado, las piernas en posición vertical y mi sexo tapado. Me puse un tanga para la foto pero no se ve. No se muestra nada que pudiera clasificar la imagen de porno.

El término correcto en cualquier caso es «fotografía de desnudo artístico».

O me fotografiaban con gusto o no lo hacía. Bueno, lo cierto es que esperaba que mis fotos no fueran a parar a webs porno, pero hoy en día nadie lo puede saber con certeza.

Yo no hacía fotos porno.

Apenas tenía sexo.

—¡Aquí está mi chica! —Los grandes brazos de Blaine envolvieron mis hombros y apoyó la barbilla encima de mi cabeza—Es increíble, ¿no? Y tienes los pies más bonitos del planeta.

—Todo lo que haces se ve bonito, Blaine, hasta mis pies—Me di la vuelta y lo miré—¿Y has vendido algo ya? Deja que reformule la pregunta: ¿cuántos has vendido?

—Por ahora tres y creo que este se va a vender muy pronto—Blaine me guiñó un ojo—No seas descarada, pero ¿ves a esa tipa morena con el vestido gris y pelo negro que está hablando con Carole Andersen? Ha preguntado por él. Parece que se ha quedado maravillada con tu espectacular cuerpo desnudo. Seguramente vaya a ejercitar mucho las manos en cuanto tenga el cuadro para ella solita. ¿Cómo te hace sentir eso, Britt, cariño? Una tipa rica tocándose mientras contempla tu imponente belleza.

—¡Cállate! —Le puse mala cara—Eso es sencillamente asqueroso. No me digas cosas así o tendré que dejar de aceptar trabajos—Incliné la cabeza y negué—Menos mal que te quiero, maldita sea, Blaine Anderson—Blaine podía decir la cosa más grosera del mundo y conseguir que sonara correcta y refinada.

Debe de ser su acento inglés. Dios, hasta Ozzy Osbourne sonaba educado a veces gracias a ese acento.

—Pero tengo razón—replicó Blaine mientras me daba un beso en la mejilla—, y lo sabes. Esa tía no ha parado de mirarte desde que entraste contoneándote. Y  es lesbiana, y tu bisexual—dijo, moviendo sus cejas.

Me quedé mirando a Blaine boquiabierta.

—Está bien saberlo, gracias por la aclaración, Blaine. ¡Y yo no me contoneo! —Soltó esa sonrisita pícara y juguetona tan característica de él.

—Créeme, si me mirara a mí así ya me habría ofrecido para hacerle placer en el cuarto de atrás. Sin importar que sea mujer. Está buenísima.

—Vas a ir al infierno, ¿lo sabes? —Eché un vistazo disimuladamente y miré a la compradora. Blaine tenía razón; esa tía estaba cañón desde sus zapatos de tacón hasta la punta de su pelo oscuro ondulado. Casi metro setenta, con tacos, buenas curvas, segura de sí misma, rica. No podía verle los ojos porque estaba hablando con la dueña de la galería.

¿Sobre mi foto tal vez?

Difícil de decir, pero de todas maneras daba igual. Aunque la comprara no iba a volver a verla.

—¿Tengo razón, eh? —Blaine me vio mirarle y me dio un codazo en las costillas.

—¿Sobre lo de tocarse? ¡Ni de broma, Blaine!—Negué con la cabeza lentamente—Es demasiada guapa como para tener que recurrir a sus manos para tener un orgasmo.

Y entonces esa mujer tan guapa se giró y me miró. Sus ojos atravesaron la sala y se clavaron en mí como si hubiera escuchado lo que acababa de decirle a Blaine.

Eso era imposible, ¿no? Me siguió observando y al final tuve que bajar la mirada. De ninguna manera podía competir con el nivel de intensidad, o con lo que demonios fuera eso que llegaba hasta mí desde donde ella estaba.

Sentí de inmediato la necesidad de huir.

La seguridad era lo primero.

Me acabé el champán de otro trago.

—Ahora me tengo que ir. Y la exposición es fantástica—Abracé a mi amigo—¡Vas a ser famoso en el mundo entero!—le dije sonriendo—¡Dentro de unos cincuenta años!

Blaine se rio mientras me dirigía a la puerta.

—¡Llámame, reina!

Le dije adiós con la mano sin darme la vuelta y salí. La calle estaba abarrotada para ser Londres un día de diario. Los inminentes Juegos Olímpicos habían convertido la ciudad en una absoluta maraña de personas.
Tardaría años en encontrar un taxi. ¿Debería arriesgarme y caminar hasta la estación de metro más cercana? Me miré los tacones, que quedaban genial con mi vestido, pero que claramente estaban muy lejos de ser lo más cómodo para andar. Y si cogía el metro todavía tendría que caminar un par de manzanas en mitad de la oscuridad hasta llegar a mi piso.

Mi madre me diría que no lo hiciera, por supuesto. Pero, de nuevo, mi madre no estaba aquí en Londres. Mi madre se encontraba en San Francisco, donde yo no quería estar.

Que le den.

Empecé a caminar.

—Es una malísima idea, Brittany. No te la juegues. Déjame que te acerque.

Me quedé de piedra en mitad de la calle. Sabía quién me estaba hablando aunque no había escuchado su voz antes. Me giré poco a poco hasta quedarme frente a los ojos que se habían clavado en mí en la galería.

—No te conozco de nada —le dije.

Ella sonrió y sus labios se levantaron más por un lado que por el otro de su boca. Señaló su coche junto a la acera, un elegante Range Rover HSE negro.

Del tipo de todoterreno que solo se pueden permitir los británicos con dinero. No es que no me hubiera dado cuenta antes de que tenía dinero, pero esto era jugar en otra liga.

Tragué saliva con dificultad. Sus ojos eran marrones, muy oscuros y penetrantes.

—¿Solo porque te sabes mi nombre esperas que…, que me monte en un coche contigo? ¿Estás loca?

Ella caminó hacia mí y alargó la mano.

—Santana López.

Miré su mano con fijeza, tan sumamente elegante.

—¿Cómo es que sabes mi nombre?

—Acabo de comprar una obra titulada El reposo de Brittany en la Galería Andersen por una bonita suma de dinero hace menos de quince minutos. Y estoy completamente segura de que no tengo ninguna discapacidad mental. Suena más políticamente correcto que loca, ¿no crees? —Siguió con la mano extendida.

Acerqué la mano y la cogió.

Oh, fue increíble.

O quizá se me había ido la cabeza porque le estaba dando la mano a una extraña que acababa de comprar un cuadro enorme de mi cuerpo desnudo.

Santana tenía un pulso firme.

Y sexy también.

¿Me lo había imaginado o me había acercado a ella? O quizá era yo la loca porque mis pies no se habían movido ni medio centímetro. Sus ojos marrones estaban más cerca de mí que hacía un segundo y podía oler su colonia. Algo tan deliciosamente divino que era un pecado oler tan bien y ser humano.

—Brittany Pierce —dije.

Me soltó la mano.

—Y ahora que nos conocemos… —continuó, señalándome primero a mí y luego a sí misma—Brittany, Santana—Movió la cabeza hacia su Range Rover—Ahora, ¿me dejas llevarte a casa?

Volví a tragar saliva.

—¿Por qué te molestas tanto?

—¿Porque no quiero que te pase nada? ¿Porque esos tacones te quedan estupendos pero debe de ser un infierno caminar con ellos?, créeme yo también lo sé. ¿Porque es peligroso para una mujer andar sola por la noche en medio de la ciudad? —Sus ojos recorrieron mi cuerpo—Sobre todo para una mujer como tú—Su boca se levantó ligeramente por un lado de nuevo—Por muchas razones, señorita Pierce.

—¿Y si no estoy a salvo contigo? —Enarcó una ceja—. Sigo sin conocerte o sin saber nada de ti, o si Santana López es tu verdadero nombre—¿Me acababa de poner mala cara?

—En eso tienes razón. Y es algo que puedo solucionar fácilmente—metió la mano en la cartera y sacó un carné de conducir con su nombre, Santana Marie López. Me dio una tarjeta de visita con el mismo nombre y en la que ponía «Seguridad Internacional López S.A.» grabado en la cartulina— Puedes quedártela. —Volvió a sonreír—Estoy muy ocupada con mi trabajo, señorita Pierce. No tengo ni medio segundo para que mi hobby sea ser asesina en serie, te lo prometo.

Me reí.

—Muy bueno, señorita López—Me metí su tarjeta en mi cartera—Está bien. Me monto—Volvió a levantar las cejas y a sonreír otra vez con la comisura de la boca.

Me estremecí por dentro por el doble sentido de «montar» y traté de concentrarme en lo incómodos que eran mis zapatos como para andar hasta la estación de metro y en lo buena idea que era dejar que me llevara en coche.
Me empujó suavemente con la mano en la parte inferior de la espalda y me llevó hasta la acera.

—Entra—Santana dejó que me acomodara y luego caminó al otro lado de la calle, deslizándose detrás del volante sigilosa como una pantera. Me miró e inclinó la cabeza—¿Y dónde vive la señorita Pierce?

—En Nelson Square, Southwark.

Frunció el ceño y luego apartó la cara para incorporarse a la carretera.

—Eres americana.

¿Qué pasa? ¿No le gustaban los americanos?

—Soy holandesa, pero me fui a vivir muy chica a Estados Unidos, y ahora estoy aquí con una beca de la Universidad de Londres. Programa de postgrado—añadí, preguntándome a mí misma por qué sentía la necesidad de contarle mi vida.

—¿Y lo de ser modelo?

En cuanto me hizo la pregunta aumentó la tensión sexual. Hice una pausa antes de responder. Sabía lo que estaba haciendo exactamente: imaginándome en la foto.

Desnuda.

Y a pesar de lo incómoda que me sentía, abrí la boca y le dije:

—Esto, posé…, posé para mi amigo, el fotógrafo Blaine Anderson. Me lo pidió y me ayuda a pagar las facturas, ya sabes.

—La verdad es que no mucho, pero me encanta tu retrato, señorita Pierce—Mantuvo la vista en la carretera.

Me puse tensa con ese comentario.

¿Quién demonios era ella para juzgar lo que hago para ganarme la vida?

—Bueno, nunca he tenido mi propia empresa internacional como tú, señorita López. Recurrí a lo de ser modelo. Me gusta más dormir en una cama que en un banco del parque. Y la calefacción. ¡Los inviernos aquí joden mucho!—El retintín de mi voz era evidente hasta para mis propios oídos.

—En mi opinión hay muchas cosas que joden—Se giró y me lanzó una mirada experta con sus ojos marrones.

El modo en el que dijo «joden» hizo que me entrara un cosquilleo de una manera que no dejaba lugar a dudas de lo buena que era mi capacidad de fantasear. Puede que no tenga toneladas de experiencia práctica entre las sábanas, pero mis fantasías no sufren ni un ápice por falta de uso.

—Bueno, estamos de acuerdo en algo entonces—Me llevé los dedos a la frente y me la froté. La imagen de la vagina de Santana y la palabra «joder» en el mismo espacio de mi cerebro eran excesivos en este momento.

—¿Dolor de cabeza?

—Sí. ¿Cómo lo sabes?

Aminoramos la velocidad ante un semáforo y me miró; sus ojos subieron de mis muslos a mi cara con un ritmo lento, medido.


—Mera intuición. No has cenado, te has tomado tan solo el champán que te bebiste de un trago en la galería y ahora es tarde y tu cuerpo está protestando—volvió a levantar las cejas—¿Me he acercado?

Tragué saliva, deseando beber agua desesperadamente.

Bingo, señorita López. Me lees el pensamiento como si fuera un cómic barato. Quienquiera que seas, eres buena.

—Solo necesito dos aspirinas y un poco de agua y estaré bien.

Ella negó con la cabeza.

—¿Cuándo fue la última vez que comiste algo, Brittany?

—¿Volvemos entonces a los nombres de pila otra vez?—me lanzó una mirada neutral pero notaba que estaba molesta—Desayuné tarde, ¿vale? Me haré algo cuando llegue a casa—miré por la ventana. La luz del semáforo debía de haber cambiado porque empezamos a avanzar de nuevo.

Los únicos sonidos los emitía su cuerpo cuando giraba al tomar la curva. Y era un sonido demasiado sexy como para poder mantener los ojos apartados durante mucho tiempo.

Me arriesgué a mirarle.

De perfil, Santana tenía una nariz bastante bonita, pero en ella daba igual, seguía siendo muy guapa, sin necesidad de una nariz bonita, solo incrementaba su belleza.

Ignorándome ahora y actuando como si no estuviera a medio metro de ella, condujo de manera eficiente. Santana parecía conocerse Londres porque no me pidió en ningún momento ninguna indicación. Sin embargo podía olerle y la fragancia me afectaba a la cabeza. Realmente necesitaba salir de ese coche.

Hizo un ruido brusco y paró en un pequeño centro comercial.

—Quédate aquí. Solo será un minuto—su voz sonaba un poco tensa.

Mucho más que un poco, de hecho. Todo en ella encerraba tensión. Y autoridad. Como si te dijera lo que tenías que hacer y que ni se te ocurriera llevarle la contraria.

El calor de su coche y su acogedor asiento de cuero eran muy agradables bajo la fina falda que llevaba puesta esa noche. Santana tenía razón sobre una cosa: me habría muerto caminando hasta el metro. Por lo que aquí estaba, sentada en el coche de prácticamente una extraña que me había visto desnuda, que me había casi obligado a llevarme en coche y que ahora estaba saliendo de la tienda con una bolsa en la mano y una mirada seria.

Toda la situación era más que rara.

—¿Qué necesitabas comprar?

Me acercó con decisión una botella de agua a la mano y abrió un sobre de aspirinas. Cogí las dos cosas sin decir ni una palabra, sin importarme que me viera tomarme de un trago las pastillas. El agua desapareció en menos de un minuto.

Entonces me puso una barrita de proteínas en la rodilla.

—Cómetela ahora—su voz tenía ese tono de «conmigo no se juega»—Por favor —añadió.

Suspiré y abrí la barrita energética PowerBar de chocolate blanco. El crujido del envoltorio llenó el silencio del coche. Le di un mordisco y mastiqué despacio. Sabía de maravilla. Lo que me había traído era lo que necesitaba.

Desesperadamente.

—Gracias —susurré sintiéndome de repente muy sensible y con unas ganas de llorar cada vez más fuertes. Me contuve lo mejor que pude. También mantuve la cabeza gacha.

—Un placer —contestó con suavidad—, todo el mundo necesita lo básico, Brittany. Comida, agua…, una cama.

Una cama.

La tensión sexual había vuelto, o quizá nunca se había ido. Santana parecía tener el don de hacer que una palabra inocente sonara como el sexo apasionado, alucinante y acalorado que recuerdas durante mucho, mucho tiempo. Estaba sentada a mi lado y no arrancó hasta que me terminé toda la barrita de proteínas.

—¿Cuál es tu dirección? —preguntó.

—Franklin Crossing, número 41.

Santana salió con el coche del pequeño centro comercial y volvió a la carretera que me acercaba a mi piso con el girar de las llantas. Me vibró el teléfono en el bolso. Lo saqué y vi que me había llegado un mensaje de Blaine.

Blaine Anderson: ¿llegaste bien a casa?  

Le respondí un rápido «Síí» y volví a cerrar los ojos.

Sentía cómo la jaqueca empezaba a remitir. Me encontraba más relajada de lo que había estado en horas.

El agotamiento me pudo, imagino, porque de lo contrario nunca me habría permitido quedarme dormida en el coche de Santana López.



***************************************************************************************************************************

SE QUE ESTÁN SACANDO MIS ADAPTACIONES, POR "MI" PARTE Y "MIS" ADAPTACIONES NO ME MOLESTA, PERO AL MENOS NOMBREN AL FORO... SI SUBEN OTRO CAPITULO Y NO LO NOMBRAN, "EN CADA CAPITULO QUE SUBAN", VOY A BORRAR MIS ADAPTACIONES Y DENUNCIAR LA ADAPTACIÓN. Saludos =D




Última edición por 23l1 el Mar Abr 11, 2017 11:41 pm, editado 2 veces
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 3:) Lun Oct 13, 2014 9:04 pm

holap,...

me gusto tu nueva adaptación,...
quiero el otro capitulo!!!

nos vemos!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por marcy3395 Mar Oct 14, 2014 1:06 am

genial has vuelto antes de lo esperado y con q obre espero para empezar mmmmmmm un maraton???? andale si????
marcy3395
marcy3395
*****
*****

Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Mar Oct 14, 2014 9:11 pm

3:) escribió:holap,...

me gusto tu nueva adaptación,...
quiero el otro capitulo!!!

nos vemos!!

Hola, ajajaj que bueno que te guste es mmm mas "intensa" que la otra eso si xD. Ahora un nuevo cap. Saludos =D



marcy3395 escribió:genial has vuelto antes de lo esperado y con q obre espero para empezar mmmmmmm un maraton???? andale si????

Hola, 1313 ajjaajajajaj maraton mmmm podria ser el fin de semana que tengo mas tiempo jajajaj. Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Cap2

Mensaje por 23l1 Mar Oct 14, 2014 9:13 pm

Capitulo 2


Alguien olía muy bien mientras me tocaba. Pude oler la colonia y sentir el peso de una mano en mi hombro. Pero el miedo se apoderó de mí de todas maneras. La explosión de terror que me hacía volver en mí de golpe llegó en el momento justo. Sabía lo que era pero aun así el pánico me dominaba.

Debería reconocerlo.

Era un sentimiento que ya llevaba años acompañándome.

—Brittany, levántate.

Esa voz. ¿Quién era? Abrí los ojos y delante de mí tenía el marón  intenso de los ojos de Santana López a menos de quince centímetros. Empujé hacia atrás el asiento para poner más distancia entre esa preciosa cara y yo.

Ahora lo recordaba.

Compró mi foto la otra noche.

Y me llevó a casa.

—¡Mierda!, lo siento. ¿Me he quedado dormida?—busqué a tientas el manillar de la puerta pero no conocía su coche. Me moví a ciegas para salir, para salir de ahí.

La mano de Santana salió disparada y cubrió la mía, agarrándola con firmeza.

—Tranquila. Estás a salvo, no pasa nada. Solo te quedaste dormida. Solo eso.

—Vale…, lo siento—respiré profundamente, miré por la ventana y luego a ella otra vez, que seguía observando cada uno de mis movimientos.

—¿Por qué sigues pidiendo perdón?

—No sé —susurré. Sí lo sabía, pero no podía pensar en eso en ese momento.

—¿Estás bien? —sonrió despacio mientras ladeaba la cabeza.

Estoy segura de que le gustaba ponerme nerviosa. Yo no tenía claro si a mí me pasaba lo mismo.
Necesitaba acabar con esa situación inmediatamente, antes de decir que sí a otras cosas. Algo del tipo: Quítate la ropa y túmbate en el gran asiento trasero de mi Range Rover, Brittany.

Esa mujer tenía un don a la hora de controlarme que me ponía realmente nerviosa.

—Gracias por traerme. Y por el agua. Y por lo dem…

—Cuídate, Brittany Pierce—apretó un botón y se levantaron los seguros—¿Tienes la llave a mano? Esperaré hasta que estés dentro. ¿Qué planta es?

Saqué la llave del bolso y metí el teléfono, que estaba en mi regazo.

—Vivo en el estudio del último piso, en la quinta planta.

—¿Compartes piso?

—Eh, sí, pero seguramente no esté—de nuevo, me preguntaba por qué me iba de la lengua y le daba información personal a prácticamente una extraña.

—Esperaré a ver la luz entonces—la cara de Santana era muy difícil de descifrar. No tenía ni idea de lo que estaba pensando.

Abrí la puerta y salí.

—Buenas noches, Santana López—dejé el coche junto a la acera y me dirigí a la entrada del edificio, al tiempo que sentía cómo clavaba los ojos en mí mientras caminaba.

Cuando metí la llave en la puerta miré por encima del hombro el Range Rover. Las ventanas eran tan oscuras que no podía ver el interior, pero ella estaba ahí, esperando a que entrara en mi edificio para poder irse.

Abrí la puerta del portal y tenía cinco pisos por delante. Me quité los tacones y me quedé descalza. Nada más entrar en mi apartamento encendí las luces y cerré la puerta. Me derrumbé literalmente contra la puerta de madera en busca de apoyo. Mis tacones hicieron ruido al caer al suelo y solté un enorme suspiro.

¿Qué demonios acababa de pasar?

Me llevó un minuto apartarme de la maldita puerta y volver a la ventana. Corrí la cortina con un dedo y vi que su coche se había ido.

Santana  López se había ido.

Salir a correr ocho kilómetros era justo lo que necesitaba para ayudarme a despejar mi cabeza de la nebulosa —Alicia en el País de las Maravillas dentro de una maldita madriguera— del trayecto de la noche anterior. En serio que sentí que también había vivido eso de «Cómeme» y «Bébeme». Dios, ¿me habían echado drogas en el champán? Me había comportado como si así fuera. Dejar que una desconocida me llevara en su coche, me dejara en mi casa y controlara lo que comía… La verdad es que fue estúpido y me dije a mí misma que era hora de olvidarme de eso y de ella. La vida ya resultaba lo bastante complicada como para buscarme problemas.

Eso es lo que siempre me decía mi tía Sara. Imaginarme cómo reaccionaría ante mi trabajo como modelo me hizo sonreír. Sabía con absoluta certeza que a mi tía abuela le importarían menos mis fotos de desnudos que a mi propia madre. Tía Sara no era una mojigata. Encendí el iPod y me puse en marcha.

Enseguida el extraño encuentro de la noche anterior retumbaba contra el suelo londinense del puente de Waterloo. Era agradable hacer ejercicio físico y salir a correr. Deben de ser las endorfinas. Me maldije por dentro por haber hecho otra referencia sexual y me pregunté si ese era mi problema y la razón por la que anoche le permití tanto a Santana.

Quizá necesitaba un orgasmo.

Estás muy jodida. Sí, y simplemente me podía imaginar la versión literal y figurada de tal afirmación.

Seguí todo recto y crucé para adentrarme en el camino junto al Támesis, que avanzaba pegado al gran río. El iPod también me ayudó. La música tiene el poder de borrarte el cerebro. Con Eminem y Rihanna discutiendo y mintiendo por amor en mis oídos mantuve el paso firme y admiré la arquitectura por la que pasaba. La historia de una ciudad tan antigua como Londres era enorme y sin embargo contrastaba con la bulliciosa y moderna potencia mundial que era, logrando un perfecto equilibrio.

Dualidad.

Me encantaba vivir aquí.
Ser modelo no era mi único trabajo. Todos los estudiantes matriculados en el posgrado de Restauración de Arte en la Universidad de Londres tenían la obligación de hacer prácticas en la Galería Rothvale en la Casa Winchester.

La mansión del siglo XVII del duque de Winchester había albergado el Departamento de Arte de la Universidad de Londres durante cincuenta años y en mi opinión no existía un lugar en el mundo más bonito en el que estudiar.

De camino a la entrada del personal, enseñé mi identificación al guardia de seguridad y de nuevo para entrar en los estudios de restauración.

—Señorita Brittany, que tenga un buen día—Rory, tan educado y formal. Yo seguía esperando que alguna vez me dijera algo diferente. ¿Se tiró anoche a una millonaria obsesionada con tener siempre el control, señorita Brittany?

—Hola, Rory—le dediqué mi mejor sonrisa y me dejó pasar.

Me mantuve concentrada y atenta durante mi trabajo. El cuadro era una preciosidad; una de las primeras obras de Mallerton titulado sencillamente Lady Percival. Una mujer absolutamente evocadora con el cabello casi negro, un vestido azul que hacía juego con sus ojos, un libro en la mano y el cuerpo más espectacular que podía desear una mujer ocupaban la mayor parte del lienzo. No era tanto su belleza sino su expresividad. Deseaba con todas mis fuerzas conocer su historia. El cuadro había sufrido daños debido al calor sufrido durante un incendio en los años sesenta y no se había vuelto a tocar desde entonces. Lady Percival necesitaba una dosis de cuidados y amor y yo iba a ser la afortunada que se los daría.

Estaba a punto de hacer un descanso cuando me sonó el teléfono. ¿Llamada de un número desconocido? Me pareció extraño. No le había dado mi número a nadie y la agencia Lorenzo que me representaba como modelo tenía estrictas normas de divulgación de datos.

—¿Dígame?

—Brittany Pierce—la cadencia sexy de una voz británica con un leve acentó latino me impregnó de lleno.

Era ella.

Santana López.
No tenía ni la menor idea de cómo podía ser posible. O por qué me llamaba, pero era ella con su sexy acento entre británico con latino al otro lado de la línea telefónica.

Reconocería esa voz autoritaria en cualquier parte.

—¿Cómo conseguiste mi número?

—Me lo diste anoche—Oí cómo su voz se fue apagando y supe que estaba mintiendo.

—No —dije lentamente, tratando de poner freno a mi acelerado pulso—Yo no te di mi número anoche—¿Por qué me estaba llamando?

—Puede que cogiera tu teléfono por accidente mientras tú dormías… y que me llamara al móvil con él. Me distrajo el hecho de que estuvieras deshidratada y muerta de hambre—oí unas voces amortiguadas de fondo, como si estuviera en una oficina—Es muy fácil coger el teléfono equivocado, todos se parecen.

—Así que cogiste mi teléfono y te llamaste para tener mi número en tu registro de llamadas. Eso es un poco raro, señorita López—estaba empezando a cabrearme con señorita bella, morena y de buenas curvas de ojazos marrones por no saber dónde estaba el límite.

—Por favor, llámame Santana, Brittany. Quiero que me llames Santana.

—Y yo quiero que respetes mi privacidad, Santana.

—¿Eso quieres, Brittany? Yo creo que estás muy agradecida de que te llevara a casa anoche y parecía que también te gustó tu cena—hizo una pausa durante unos segundos—Me diste las gracias—Más silencio—En tu estado nunca hubieras llegado a casa a salvo.

¿En serio?

Sus palabras me llevaron directamente de vuelta a las abrumadoras emociones que sentí anoche cuando me compró el agua y las aspirinas. Y por mucho que odiara admitirlo, ella tenía razón.

—Vale…, mira, Santana, te debo una por llevarme a casa anoche. Fue una buena idea y te agradezco tu ayuda, pero…
—Entonces cena conmigo. Una cena en condiciones, preferiblemente nada que esté envuelto en plástico o en papel de plata…, y por supuesto que no sea en mi coche.

—Oh, no. Perdona, pero no creo que sea una buena ide…

—Acabas de decir: «Santana, te debo una por llevarme en coche» y eso es lo que quiero: que cenes conmigo. Esta noche.

Mi corazón latía con más fuerza.

No puedo hacer esto.

Ella me afectaba de una manera realmente extraña. Me conocía a mí misma lo suficiente como para darme cuenta de que Santana López era territorio peligroso para una chica como yo: un tiburón blanco hambriento y deseoso de comerse a una nadadora solitaria en una cala.

—Esta noche tengo planes —solté sin pensar. Una completa mentira.

—Mañana entonces.

—Eh, eh, no puedo. Tengo que trabajar a última hora de la tarde y las sesiones de fotos siempre me dejan agotada…

—Perfecto. Te iré a buscar a la sesión de fotos, te daré de comer y te meterás en la cama temprano.

—¡No haces más que interrumpirme cuando hablo! No puedo pensar con claridad cuando empiezas a darme órdenes, Santana. ¿Eres así con todo el mundo o yo soy especial? —No me gustaba nada cómo había llevado la conversación tan rápido a su terreno.

Era desesperante.

Y lo que significara eso de meterme en la cama temprano me hizo imaginar todo tipo de pensamientos prohibidos.

—Sí… y sí, Brittany, lo eres—pude sentir la sexualidad manar de su voz por el teléfono y me cagué de miedo—Y soy una completa idiota por formularte así la pregunta—bien por ti, Brittany. Santana piensa que eres especial.



—Ahora tengo que volver a trabajar—mi voz sonó muy insegura. Me di cuenta. Me acababa de desarmar así de fácil. Volví a intentarlo—Gracias por la oferta, Santana, pero no puedo…

—… decirte que no —me interrumpió—Por eso iré a buscarte a la sesión de fotos mañana para ir a cenar. Has reconocido que me debes un favor y te lo estoy pidiendo ahora. Eso es lo que quiero, Brittany.

¡La muy cabrona acababa de volver a hacerlo!

Suspiré con fuerza y dejé que se prolongara el silencio durante un momento. No iba a darme por vencida así de fácil.

—¿Sigues ahí, Brittany?

—¿Así que ahora quieres que hable? Seguro que cambias de opinión enseguida. Cada vez que hablo me interrumpes. ¿Acaso tu madre no te enseña modales, Santana?

—No pudo. Mi madre murió cuando yo tenía cuatro años.

Mierda.

—Ah, bueno, eso lo explica todo entonces. Lo siento mucho. Mira, Santana, de verdad que tengo que volver al trabajo. Cuídate—le eché narices y colgué.

Apoyé la cara en la mesa de trabajo y descansé durante un minuto, o cinco.

Santana podía conmigo.

No sé cómo lo conseguía pero así era. Al final me levanté de la silla y me dirigí a la sala de descanso. Cogí la taza más grande que pude encontrar, la llené con una burrada de leche condensada, azúcar y una cantidad moderada de café. Quizá un chute de cafeína/hidratos de carbono me ayudaría, o me dejaría en coma.

Miré hacia mi espacio de trabajo y vi a la cautivadora lady Percival preparada y esperándome, elegante y tranquila tal y como llevaba haciendo durante más de un siglo. Con el café en la mano, volví a ella y me puse a limpiar la suciedad del libro que con tanto cuidado tenía sujeto contra su pecho.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 3:) Mar Oct 14, 2014 9:58 pm

holap,...

orale si que es dominante san,...!!!
a britt le pego del primer momento jajajaj,..
a ver como va la cena???

nos vemos!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Miér Oct 15, 2014 7:39 pm

3:) escribió:holap,...

orale si que es dominante san,...!!!
a britt le pego del primer momento jajajaj,..
a ver como va la cena???

nos vemos!!!

Hola, oye me di cuenta que eres una de las que siempre comenta! gracias por eso =D!
jajaja san, san, san... jajaj quien no quedaria loca¿? jajaajjaaj. Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Cap3

Mensaje por 23l1 Miér Oct 15, 2014 7:41 pm

Capitulo 3

La preciosa piel blanca de Blaine tenía un aspecto maravilloso en contraste con el amarillo pálido de la camisa que cubría su musculoso cuerpo. Blaine desprendía confianza en todos los aspectos de su vida.

Totalmente optimista.

Ojalá pudiera ser un poco como él. Lo había intentado con todas mis fuerzas pero digamos sencillamente que mis intentos daban pena.

—Así que esta tipa, Santana, está tratando de montárselo contigo, ¿eh? Vi cómo te miraba, Britt. No te quitaba ojo ni un segundo—murmuró Blaine—, y no la culpo.

Blaine siempre ha sido así de mono.

Mi apoyo cuando necesito un hombro sobre el que llorar. Había tratado de mantener la conversación en torno a su fotografía y a la exposición de la galería, pero él seguía volviendo una y otra vez al tema de Santana.

—Sí, bueno, posee el don de querer tener siempre la razón y eso no me gusta, Blaine—mojé mi patata frita en un poco de salsa alioli y me la metí en la boca—Y, por cierto, gracias por convertirme en una mujer sincera esta noche—me comí otra patata—Le dije a Santana que tenía planes, lo que era una completa mentira hasta que me llamaste.

Blaine me apuntó con una patata y sonrió.

—¿Por eso casi te abalanzaste sobre mí por teléfono?

Le di un trago a mi sidra Sheppy’s, incapaz de seguir comiendo la hamburguesa y las patatas.

—Gracias por la invitación, amigo mío—incluso a mis propios oídos sonaba como un muermo.

—¿Por qué no quedas con ella? Está muy buena. La vuelves loca. No cabe duda de que puede permitirse que  lo pasarían en grande—Blaine me cogió la mano y llevó sus suaves labios a mi piel—Necesitas un poco de diversión, cielo. O un buen revolcón. Todo el mundo lo necesita de vez en cuando. ¿Hace cuánto que no…?

Aparté la mano y di otro trago a mi Sheppy’s.

—No voy a hablar de la última vez que eché un polvo, Blaine. No sabes dónde está el límite, ¿no?

Me miró paciente.

—Definitivamente necesitas un orgasmo, cariño.

Ignoré su comentario.

—Ella es simplemente demasiado…, esto…, yo…, esa…, esa tía es tan sumamente intensa, maldita sea. Sus palabras, lo que hace, cómo levanta las cejas, esos ojos marrones…—me llevé el dedo a la sien como si fuera una pistola y apreté el gatillo—No puedo pensar cuando empieza a dar órdenes.

Me di cuenta de que Blaine también había apartado su plato.

—Listo para irte, ¿no?

—Sí. Vamos a dejar a tu sexualmente frustrada vagina en casa. A lo mejor puedes tener una cita con tu vibrador y eso te ayuda.

Le di una patada por debajo de la mesa.

Durante el recorrido en taxi hasta mi casa pensé en el trayecto en el coche de Santana la noche anterior. Obviamente me sentí lo bastante cómoda como para quedarme dormida. Eso había sido un completo shock. Yo nunca hago cosas como esas.

Jamás.

Teniendo en cuenta mi pasado, bajar la guardia con extraños no era una opción a contemplar, y menos quedarme dormida. Pero, entonces, ¿por qué lo había hecho con Santana? ¿Era por lo bueno que está? La verdad es que solo le había visto la cara pero era evidente que debajo de su traje de seda había un cuerpazo. Esa mujer lo tenía todo a su favor.

¿Por qué estar conmigo cuando evidentemente podía estar con quien quisiera?

—Entonces ¿mañana tienes una sesión de fotos de estudio en Lorenzo?
—Sí—abracé a Blaine—Gracias por recomendarme, peque, y por la cena. Eres el mejor—le di un beso en la mejilla—Vaya con Dios, tío bueno.

—¡Me encanta cuando pones ese acento, cariño! —Blaine se llevó las manos al pecho—¡Hazlo más! Quiero impresionar a Kurt la próxima vez que esté en la ciudad.

Dejé a Blaine en el taxi con una sonrisa en la cara y le lancé un beso. Subí hasta mi pisito, que amo y adoro, me metí en la ducha en menos de cinco minutos y en el pijama diez minutos después.

Acababa de dejar el cepillo de dientes en su sitio cuando sonó el teléfono.

Mierda.

Santana.

Le di a aceptar y le eché valor para hablar.

—Santana.

—Me gusta cuando pronuncias mi nombre, así que supongo que te perdonaré por colgarme antes—su lenta y elegante voz latino-británica me invadió, lo que me hacía más consciente de su femineidad y de la posibilidad de sexo al instante.

—Siento haberte colgado—esperé a que dijera algo pero no lo hizo.

Todavía no había aceptado salir con ella y las dos lo sabíamos.

Finalmente preguntó:

—Bueno, ¿y qué tal fueron tus planes de esta noche?—podía imaginarme esa boca suya fruncida a causa del enfado.

—Estuvieron bien, muy bien. De hecho, acabo de llegar de… cenar.

—¿Y qué pediste para cenar, Brittany?

—¿Por qué te lo tendría que decir, Santana?

—Porque así puedo aprender lo que te gusta.

¡Y, así como así, acababa de volver a hacerlo! Acabar con mi actitud defensiva con unas cuantas palabras llenas de insinuaciones sexuales como siempre.

Y haciéndome sentir como una imbécil.

—Tomé una hamburguesa vegetariana, patatas y una sidra Sheppy’s—me relajé un poco y suavicé el tono.

—¿Eres vegetariana?

—Para nada. Me encanta la carne, quiero decir, como… carne… todo el tiempo.

Santo cielo.

La breve sensación de relax se desvaneció al instante y volvía a tartamudear como una adolescente.

Santana se rio al otro lado del teléfono.

—¿Así que una buena selección de carnes y unas Sheppy’s sería un buen menú para ti?

—Eh, nunca he dicho que saldría contigo—cerré los ojos.

—Pero lo vas a hacer—su voz me afectaba. Incluso por teléfono, sin el sentido de la vista, me forzaba a querer aceptar volver a verle.

Volver a mirarle.

Volver a olerle.

Solté un quejido.

—Ahora me estás matando, Santana.

—No—se rio con suavidad—Ya hemos aclarado que no soy una asesina en serie, ¿recuerdas?

—Eso dices, señorita López, pero que sepas que si me matas serás la sospechosa número uno de la lista.

Se rio con mi comentario y eso me hizo sonreír.

—Entonces, ¿has estado hablando de mí a tus amigos?

—Quizá tengo un diario secreto y he escrito sobre ti. La policía lo encontrará cuando registre mi piso en busca de pistas.

—Con que a la señorita Pierce le gusta el drama. ¿Acaso fue a clases de arte dramático en el colegio?

—No. Simplemente ha visto muchos episodios de CSI.

—Vale, ya me hago una composición de lugar: carne, Sheppy’s y el canal de Crímenes e Investigación. Una atractiva mezcla ecléctica la tuya…, entre otras cosas—dijo la última parte con mucha suavidad, y sus palabras sugerentes impactaban directamente entre mis piernas—Entonces, ¿dónde te recojo mañana después de la sesión de fotos?

—Son fotos de estudio, así que en la agencia Lorenzo, en la décima planta del edificio Shires.

—Te encontraré, Brittany. Mándame un mensaje cuando hayas acabado y allí estaré. Buenas noches—su voz cambió, sonaba más abrupta.

Oí un clic y luego el tono de marcado, lo que me hizo darme cuenta de que esta vez Santana me había colgado.

¿Me estaba devolviendo lo de antes? Quizá.

Pero mientras me metía en la cama y recordaba a oscuras nuestra conversación, fui consciente del hecho de que se había vuelto a salir con la suya. Tenía una cita con Santana mañana por la noche y en realidad nunca había dicho que sí.

Le mandé un mensaje a Santana en cuanto Marco se puso a mirar las imágenes. Había trabajado con Marco una vez antes y me gustaba mucho.

Asentado en Milán, le gustaban las poses clásicas con reminiscencias de los años treinta y cuarenta.

—En esta estás espléndida, bella —me dijo Marco con ese precioso ronroneo italiano—, la cámara te quiere.

—Ha estado muy bien. Gracias, Marco.

Todavía tenía que cambiarme y me dirigí al vestuario. Traté de no darle mucha importancia a mi aspecto, pero Santana era terriblemente guapa. Yo era… yo misma. Sabía que tenía una figura decente. Trataba de conservarla, dado que mi cuerpo era lo que me daba de comer, y me cuidaba.

Ya había llamado mucho la atención de los chicos y chicas a lo largo de mi adolescencia. Demasiada atención. Pero no era guapa. Tenía el pelo largo, liso y rubio, nada especial. Mis ojos eran probablemente lo más característico de mí. El color era un  azul y a veces celeste. Nunca he sabido qué poner en la casilla correspondiente a este dato en el carné de conducir. Me decanté por el celeste.

Abrí la bolsa y me quité la bata. Teniendo en cuenta que era casi verano y dando por hecho que esta noche iba a ser informal después de una jornada de trabajo, había elegido ropa que aguantara horas en una bolsa de deporte: unos pantalones de lino con un cordón a la cintura, una camiseta negra de seda de tirantes y unas bailarinas de cuero negras. Me puse mi chaqueta verde favorita por encima de los hombros y volqué mi atención en otros aspectos de mí misma. Me cepillé el cabello y me hice una coleta con un mechón de pelo alrededor de la goma.

Siguiente paso: maquillaje, y no me llevaría mucho. Rara vez uso algo más que un poco de rímel y un poco de colorete. Algo de brillo en los labios, mi perfume y lista.

Preparada para irte, Brittany.

Apreté el botón de los ascensores y esperé. Santana no dijo dónde quedábamos exactamente y me imaginé que el vestíbulo estaría bien.

Parecía conocer la ciudad como la palma de su mano.

Marco se acercó y me dio un enorme abrazo de despedida. Era un hombre muy efusivo, siempre cogiéndome y dándome dos besos en la mejilla de esa manera europea que lo hacía tan admisible: y conseguía que la americana que llevaba dentro no pudiera resistirlo. Reconozco estar completamente encantada con ese tipo de comportamiento tan cercano que rara vez se expresaba en mi tierra natal.

Yo también le abracé y puse la mejilla. Marco posó los labios en mi mandíbula justo cuando se abrieron las puertas del ascensor y Santana salió con cara de cabreo y con sus preciosos ojos mirando fijamente en línea recta.

Me separé del abrazo de Marco y sentí que las manos de Santana me agarraban y se aferraban a mi cintura.

—Britt, cariño, aquí te encuentro—Santana me apartó los brazos de la cintura para envolverme los hombros, separándome de manera efectiva de Marco y arrastrándome hasta su cuerpo.

Hasta su cuerpo firme y con curvas.

Pude sentir la mirada fulminante de Santana a Marco y supe que tenía que hacer algo antes de que la situación se volviera más incómoda.

—Preséntanos, Britt—me dijo al oído, y el roce de su perilla contra mi mandíbula hizo que me temblaran las piernas.

—Santana López, Marco Carvaletti, el…, el fotógrafo de hoy—

¡Mierda!

¿He sonado realmente así de insegura y débil?

Juro que con esta mujer tenía serios problemas. Conseguía que me comportara de una manera que me sacaba de quicio y a la vez me excitaba; una tentadora mezcla que me decía a gritos en mi cabeza: ¡peligro!

Santana extendió la mano y saludó al alto italiano, que tenía cara de desconcierto ante esa situación.

—¿Qué tal lo ha hecho mi chica hoy, señor Carvaletti?—preguntó Santana lentamente con su elegante voz.

Marco esbozó una sonrisa.

—Brittany hace su trabajo a la perfección, señorita López. Siempre—el ascensor volvió a sonar y Marco extendió el brazo para sujetarlo—¿Bajan?—inquirió Marco mientras se abría paso para entrar.

—En algún momento bajaré. Pero todavía no—respondió Santana mientras me cogía por el antebrazo y me sujetaba con fuerza.

Vimos cómo se cerraban las puertas del ascensor.

¿En algún momento bajaré? No se me escapó la insinuación sexual del comentario. La imagen de su cabeza y su precioso pelo negro ondeando entre mis piernas, moviéndose con lentitud, era demasiado excitante como para que mi libido pudiera soportarla en ese preciso instante.

—Adiós, Marco, ¡muchas gracias por las fotos! —conseguí balbucear mientras levantaba una mano y me despedía de él.

—Gracias a ti, bella, las fotos son tan fantásticas como siempre—Marco se llevó a los labios dos de sus dedos y me lanzó un beso mientras las puertas del ascensor se cerraban delante de él.

Esto me dejaba atrapada en los brazos de Santana y completamente a solas con una mujer que estaba excitaba, era evidente, ya que podía sentir sus pezones contra mi espalda.

—¡Qué haces!—bufé mientras me daba la vuelta y me apartaba de sus manos—¿Qué es eso de mi chica y ese comportamiento tan posesivo, Santana?—Me giré hacia su preciosa cara, muy consciente de que me costaba respirar y que cada vez que inspiraba su deliciosa fragancia se arrastraba dentro de mi ser.

Se acercó a mí, apoyándome contra la pared del pasillo. Su firme cuerpo se aproximaba imponente mientras aproximaba su boca de forma totalmente deliberada a la mía.

Los labios de Santana eran suaves y gruesos, y su lengua, como el terciopelo, se encontró con la mía al instante; acarició cada parte de mi boca, enredándose con mi lengua, lamiendo mi labio inferior, adentrándose profundamente.

Apretó su cuerpo perfecto de curvas y firme contra el mío y sentí cómo sus pezones duros me daban contra mis pechos. Santana López tomó el control de mi cuerpo y la dejé.

Gemí mientras me besaba y enterré las manos en su cabello.

La acerqué a mí; mis pezones duros rozaban los suyos, que estaban tan firmes y eran tan viriles que le hacían parecer irreal. Excepto por el hecho de que sí era real y porque me estaba besando apasionadamente en un vestíbulo público en la décima planta del edificio Shires, enfrente de la agencia Lorenzo.

Había venido aquí a por mí.

Me sujetó la cara por los lados y no podía separarme de la embestida de su lengua. Estaba abierta a ella y a lo que quisiera de mí. Mi reacción ante Santana era pura debilidad. Lo había sabido durante todo el tiempo, aunque al principio solo me lo imaginaba.

La realidad era devastadora.

Apartó una mano de mi cara y la bajó para posarla en mi cuello. Su beso se fue deteniendo en dulces mordiscos hasta que apartó los labios y sentí aire fresco en la parte húmeda que acababa de besar.

—Abre los ojos —me dijo. Fije la vista para ver su cara a escasos centímetros de distancia, con sus ojos marrones ardientes de deseo.

—No soy tu chica, Santana.

—Lo eras durante ese beso, Britt—con los ojos parpadeando, era capaz de leerme el pensamiento y a continuación inhaló. Estaba completamente húmeda y me preguntaba si lo podría oler—Hueles tan bien… y tan jodidamente sexy.

Por el amor de Dios.

Con el pulgar de la mano que todavía tenía apoyada en mi cuello me acarició la clavícula. Y no hice nada para detenerla. Estaba disfrutando demasiado con la imagen que tenía delante. Le había alborotado el pelo con las manos entre tanto beso. Seguía estando buenísima y seguramente sería igual cuando salía de la cama por las mañanas.

Cama.

¿Habría una cama en nuestro futuro inmediato? No me costaría nada tener a esta mujer en mi cama.

No había que ser un genio para saber que ella quería sexo. La verdadera pregunta era si yo quería.

—Santana—hice fuerza contra el muro de acero que era su cuerpo pero fue en vano—¿Por qué haces esto? ¿Por qué actúas así conmigo?

—No sé. No puedo evitarlo y no estoy actuando. Intenté dejarte en paz pero no puedo—recorrió con su otra mano mi cabello hasta que la posó al otro lado de mi cuello—No quiero alejarme de ti—dibujó lentamente eróticos círculos con sus pulgares hasta llegar a la mitad de mi garganta—Tú también me deseas, Britt, sé que me deseas.

—¿Cómo sabes eso?—mi voz salió en un pequeño susurro.

Volvió a llevar sus labios a los míos y me besó con suavidad.

—Lo veo en tus ojos y en cómo respondes cuando te toco.

Apenas me tenía en pie a medida que me conquistaba con más besos irresistibles. Daba lo mismo, no necesitaba tenerme en pie. Ella me tenía sujeta de espaldas a la pared y sus caderas estaban pegadas a mi cuerpo.

El ascensor sonó y ella se echó hacia atrás. Me tropecé hacia delante, contra su pecho. Ella me agarró mientras una pareja salía y caminaba por el vestíbulo.

—Esto no puede ser…, estamos en un sitio público. Yo no hago este tipo de cosas. No puedo estar así contigo en un sitio como est…

Ella se movió rápidamente. Me tapó los labios con dos dedos y se llevó mi mano a su boca para darme un beso.

—Lo sé —dijo suavemente—No pasa nada. Que no te entre el pánico.

Solo podía mirarle embelesada mientras presionaba sus suaves labios contra la palma de mi mano. Su piel me rozaba con mayor suavidad, nada comparado a la brusquedad de antes.

Santana me miró con deseo antes de apretar la mano que acababa de besar y agarrarla. Cogió mi bolsa del suelo con su mano libre y me arrastró hasta el ascensor, que estaba abierto.

—Cenamos primero y luego podemos hablar de lo que quieras.

Y, de un modo que se estaba volviendo muy familiar cada vez que estaba en presencia de Santana, asumí que había vuelto a tomar las riendas de la situación.

Se había hecho con el control de todo y me tenía justo donde ella quería.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por marcy3395 Jue Oct 16, 2014 12:14 am

genial genial muy buenos capitulosssssss
marcy3395
marcy3395
*****
*****

Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por lauravm98 Jue Oct 16, 2014 12:25 am

Excelente! Me ha encantado!
lauravm98
lauravm98
*******
*******

Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Jue Oct 16, 2014 12:03 pm

Siiiii me encanto la historia!!
saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Jue Oct 16, 2014 7:09 pm

marcy3395 escribió:genial genial muy buenos capitulosssssss

Hola, jaajajajja iran mejorando ajajaj. Saludos =D



lauravm98 escribió:Excelente! Me ha encantado!

Hola, jajajajajajajajaaj eso es bueno.Saludos =D



monica.santander escribió:Siiiii me encanto la historia!!
saludos

Hola, jajajaja se pondra mas interesante. Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Cap4

Mensaje por 23l1 Jue Oct 16, 2014 7:12 pm

Capitulo 4

El Vauxmoor’s Bar & Grill estaba muy de moda pero no era tan ruidoso como para llegar al punto de tener que gritar para hablar. De todas maneras, disfrutaba simplemente con las vistas que tenía delante.

Sentada frente a su plato de solomillo, Santana era la viva imagen de una persona inglés. Una persona inglés muy educada y extremadamente cañón.

El deseo y la promesa de sexo apasionado que habíamos compartido en el ascensor se habían evaporado. Santana había puesto fin a esa situación con la misma rapidez con la que me había puesto a mil.

—¿Qué tal se siente una americana en una universidad tan lejos de su hogar?
Di vueltas a mi ensalada con trozos de carne y al final le di un trago a la sidra.

—Des…, des…, después del instituto lo pasé un poco mal. De…, de…—cerré los ojos un momento—De hecho estaba fatal, por muchas razones—cogí aire para tratar de calmar los nervios que me entraban siempre que tenía que responder a esa pregunta y dije:

—Pero con un poco de ayuda conseguí centrarme y descubrí mi interés por el arte. Hice la solicitud para venir a estudiar aquí y milagrosamente me aceptaron en la Universidad de Londres. Y mis padres estaban tan emocionados de verme motivada que me desearon lo mejor. Tengo una tía abuela en Waltham Forest, mi tía Sara, pero aparte de eso no tengo a nadie más aquí.

—Pero ahora estás estudiando un posgrado, ¿no?

Santana parecía verdaderamente interesada en lo que hacía aquí, por lo que le seguí contando.

—Bueno, cuando terminé la diplomatura en Historia del Arte decidí hacer la preinscripción en estudios avanzados en Restauración. Me volvieron a aceptar—clavé el tenedor en un trozo de carne.

—¿Te arrepientes? Suenas un poco melancólica—Santana sabía poner una voz dulce cuando quería.

La miré la boca y pensé cómo sería si se abalanzara sobre mí y me obligara a aceptar su beso.

—¿Sobre lo de venir a Londres?—negué con la cabeza—Para nada. Me encanta vivir aquí. De hecho, como no consiga el visado de trabajo cuando acabe el máster voy a estar hecha polvo. Siento que ahora mi hogar es Londres.

Me sonrió.

Eres demasiado guapa, maldita sea, Santana López.

—Encajas aquí… muy bien. Tan bien que de hecho nunca hubiera sabido que no eras de aquí hasta que hablaste, pero incluso con tu acentazo americano y todo pareces una más.

—Acentazo, ¿eh?

—Un acentazo muy bonito, señorita Pierce—me sonrió con sus ojos marrones brillantes.

—¿Y qué me cuentas de ti? ¿Cómo ha llegado Santana López a ser la directora general de Seguridad Internacional López, S.A.?—le dio un trago a su cerveza y se relamió la comisura de los labios. Llevaba un elegante traje ejecutivo gris oscuro que definitivamente costaba más que mi alquiler—¿Cuál es tu historia, Santana? Y, por cierto, tú en cambio tienes acentazo latino, ¿verdad?—Sonreí.

Enarcó una ceja de manera sexy.

—Soy la pequeña de dos hermanas. Mi hermana y yo nos criamos con mi padre, él es latino. Conducía un taxi londinense y me llevaba con él cuando no tenía clase.

—Por eso no necesitaste ni una indicación para encontrar mi piso—dije—Y he oído que los taxistas de Londres tienen que aprobar un examen de todas las calles. Eso es increíble.

Volvió a sonreírme.

—A ese examen le llaman El conocimiento. Muy bien, señorita Pierce. Para ser americana estás bastante puesta en cultura británica.

Me encogí de hombros.

—Vi un programa sobre eso. Muy divertido, de hecho—me di cuenta de que había cambiado de tema, así que dije:

—Perdona por interrumpirte. Entonces ¿qué hiciste cuando acabaste el instituto?

—Me metí en el Ejército. Estuve seis años. Luego lo dejé. Abrí mi propia empresa con ayuda de los contactos que había hecho mientras estuve ahí—Me volvió a mirar con deseo y sin ninguna intención de querer continuar hablando.

—¿En qué rama del Ejército?

—Las Fuerzas Especiales, fundamentalmente en reconocimiento—No me dio más detalles pero me sonrió.

—No eres muy comunicativa que se diga, señorita López.

—Si te contara más tendría que matarte y mandaría a la mierda mi promesa.

—¿Qué promesa? —pregunté inocente.

—Que no soy una asesina en serie —dijo mientras se metía un trozo de solomillo en su preciosa boca y empezaba a masticar.

—¡Gracias a Dios! La idea de cenar solomillo con una asesina en serie se habría cargado esta cita por completo.

Se tragó la carne y me sonrió.

—Muy graciosa, señorita Pierce. Eres un genio.

—Huy, gracias, señorita López, lo intento con todas mis fuerzas—Me desarmaba con su encanto con tanta facilidad que realmente tenía que esforzarme para llevar las riendas de la conversación. Santana podía darle la vuelta en cualquier instante—¿Y qué hace exactamente tu empresa?

—Seguridad fundamentalmente, para el Gobierno británico y varios clientes privados internacionales. En este momento estamos hasta arriba con los Juegos Olímpicos. Con tanta gente llegando a Londres de todas partes, sobre todo por cómo está el mundo después del 11 de septiembre, exige mucho esfuerzo.

—Imagino.

Apuntó a mi ensalada con el cuchillo.

—Te traigo al mejor restaurante de solomillos de la ciudad y ¿qué haces?—Negó con la cabeza—Te pides una ensalada.

Me reí.

—Lleva carne. Ya, no lo puedo evitar. No me gusta ser predecible.

—Pues se te da muy bien ser impredecible, señorita Pierce—me guiñó un ojo y le dio otro mordisco al solomillo.

—¿Te puedo hacer una pregunta personal, Santana?

—Me temo que ya no hay marcha atrás —contestó fríamente.

Realmente quería saberlo. Llevaba un par de días dándole vueltas a la cabeza.

—Entonces, ¿colecc…, coleccionas desnudos… o algo por el estilo? —bajé la mirada a mi plato.

—No —respondió de inmediato—Aquella noche estaba encargada de la seguridad de la Galería Andersen. Iban ciertas personalidades y quise hacer acto de presencia. Normalmente tengo empleados que se encargan del trabajo de campo—hizo una pausa—Pero estoy muy contenta de haber ido porque gracias a eso vi tu retrato—su voz sonaba alegre—Me gustó y lo compré—pude sentir cómo sus ojos me pedían que la mirara. Levanté la vista—.Y entonces apareciste tú, Britt.

—Oh…

—Por cierto, oí lo que Anderson te dijo sobre mis manos—se dio un golpecito en el oído—En mi profesión utilizamos aparatos de seguridad de alta tecnología.

El tenedor retumbó al caer al suelo y yo debí de pegar un bote enorme.

Esbozó una sonrisa con autosuficiencia y se le veía segura de sí misma y ridículamente sexy como para estar ahí conmigo. Me sentía tan avergonzada que tenía ganas de salir corriendo.
—Siento muchísimo que oyeras…

—No lo sientas, Britt. Trato de evitar correrme con mis manos, sobre todo si hay otras opciones más placenteras—me cogió de la barbilla. Sentí que mi cuerpo se acaloraba mientras dejaba que me levantara la cara. Bua…, respira, Brittany, respira—Me gustas—prosiguió en susurros—Quiero hacerlo en condiciones. Te quiero debajo de mí. Quiero correrme contigo—sus ojos marrones nunca abandonaron los míos. Tampoco me soltó la barbilla. Me sujetaba con firmeza y me hacía darle la razón.

—¿Por qué, Santana?

Movió el dedo pulgar y me acarició la mandíbula.

—¿Por qué queremos las cosas? Es simplemente por cómo me haces reaccionar—sus ojos se posaron en mí y volvieron a recobrar esa mirada fulminante—Ven conmigo a mi casa. Quédate esta noche conmigo, Brittany. Déjame que te enseñe el porqué.

—Vale—Me latía tan fuerte el corazón que estaba segura de que ella lo podía oír.

Y sin más dije que sí a algo que sabía que significaría un antes y un después.

Para mí desde luego.

En cuanto la palabra salió de mis labios vi que Santana cerraba los ojos y parpadeaba durante una centésima de segundo. Y a continuación todo estuvo marcado por la agitación y la determinación; la situación contrastaba enormemente con la conversación sensual que acabábamos de tener.

En cuestión de segundos había pagado la cuenta de la cena y me llevaba a su coche. El tacto firme de Santana me apretaba la espalda, guiándome hacia delante, llevándome a un lugar en donde podría tenerme.

A solas.

Santana condujo hasta un imponente edificio acristalado que despuntaba sobre el horizonte londinense de construcciones de siglos pasados. Era moderno pero con reminiscencias a la Inglaterra anterior a la guerra.

—Buenas noches, señorita López—el portero de uniforme saludó a Santana y me hizo un educado gesto con la cabeza.

—Buenas noches, Claude—le respondió con seguridad.

La presión de su mano, todavía presente en mi espalda, me impulsó dentro del ascensor. En cuanto se cerraron las puertas me dio la vuelta y pegó sus labios a los míos. Volvía a ser como en el edificio Shires y sentí la oleada de excitación de lleno entre mis muslos. Y también estaba empezando a formarme una imagen clara de esta mujer.

Santana era reservada en público, toda una auténtica dama comedida, pero ¿de puertas para dentro?

Cuidadito.

En esta ocasión sus manos recorrieron todo mi cuerpo. No opuse resistencia cuando me hizo retroceder hasta la esquina. Su tacto me excitaba y me ponía por las nubes al mismo tiempo.

Su contacto del mentón me hacía cosquillas por el cuello mientras llevaba la mano a mi blusa para tocarme el pecho. Jadeé al sentir el calor de sus manos vagar con determinación explorando mi cuerpo. Me arqueé hacia atrás, con el pecho hacia fuera, haciendo presión contra su mano. Entonces encontró mi pezón entre el encaje y lo apretó.

—Eres jodidamente sexy, Brittany. Me muero por ti—me dijo con la boca pegada a mi cuello mientras me hacía cosquillas en la piel con su aliento.

El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron frente a una pareja mayor que estaba esperando para entrar. Nos miraron durante unos segundos y decidieron esperar al siguiente ascensor. Traté de apartarme de ella, de poner algo de espacio entre nuestros cuerpos.

Por segunda vez en el día me encontré a mí misma jadeando por Santana como una ramera en un sitio público a la vista de todo el mundo.

—Aquí no, por favor, San.

Su mano abandonó mi pecho y salió por el mismo sitio por el que había entrado. Sentí cómo su pulgar empezaba a hacer lentos círculos justo bajo mi barbilla.

Y a continuación me sonrió.
Santana parecía contenta mientras me cogía la mano y se la llevaba a los labios para besarla.

Maldita sea, me encantaba cuando hacía eso.

—Tienes razón, lo siento. ¿Me perdonas, señorita Pierce? Es que me haces olvidarme de dónde estoy.

Sentí mariposas en el estómago. Asentí porque no podía hacer nada más y susurré:

—No pasa nada—gracias al ascensor nos íbamos aproximando cada vez más a su piso.

Me pregunté qué haría en cuanto estuviéramos dentro del apartamento.

Santana me tenía totalmente hechizada y estaba segurísima de que ella lo sabía.

Finalmente el ascensor llegó al último piso y a medida que se iba deteniendo me dio otro vuelco al estómago justo cuando Santana volvió a acariciarme.

Esta mujer siempre estaba tocándome: siempre encima de mí si la dejaba.

Con la llave abrió las puertas de roble tallado y me hizo pasar a su mundo privado. El salón estaba pintado en tonos grises y crema, y para ser un sitio tan moderno había mucha madera, molduras y elementos decorativos.

—Esto es precioso, Santana. Tienes una casa muy bonita.

Santana se quitó la chaqueta del traje y la tiró al sofá. Acto seguido me cogió la mano, me llevó a una pared acristalada y a una terraza que daba a Londres, espectacularmente iluminada de noche.

Entonces me apartó de las vistas que tenía delante del cristal para darme la vuelta frente a ella y di unos pasos hacia atrás.

Me miró fijamente durante unos segundos.

—Pero nada es tan bonito como tú, aquí de pie, en este momento, en mi casa, enfrente de mí—sacudió la cabeza, con ansia—No se puede comparar.

Por alguna razón sentí la implacable necesidad de llorar. Santana era intensa y mi pobre cerebro trataba de procesarlo todo mientras ella empezaba a moverse hacia mí, lentamente, como una depredadora. Ya había visto ese movimiento antes. Era capaz de ir rápido, lento, brusco, suave, de cualquier modo, y hacer que pareciera espontáneo y natural.

Se me fue acelerando el pulso a medida que se acercaba. A unos centímetros de mí se detuvo y esperó. Tuve que levantar la cabeza para mirarla a los ojos.

Era alta con esas botas que podía ver cómo su tórax se alzaba con la respiración acelerada. Me gustaba saber que ella también se sentía atraída por mí.

—No soy tan guapa como dices…, solo es la cámara —dije.

Llevó la mano a mi chaqueta verde, desabrochó el botón y la deslizó por mi espalda hasta que aterrizó con un suave sonido en el reluciente suelo de roble.

—Te equivocas, Britt. Eres guapísima—llevó la mano al dobladillo de mi camiseta de seda negra y la pasó por encima de mi cabeza. Levanté los brazos para ayudarle.

Me quedé frente a ella con mi sujetador negro de encaje mientras me devoraba con sus ardientes ojos marrones. Con el dorso de la yema de los dedos recorrió mis hombros y mi pecho. Esas delicadas caricias me hacían morir de ganas de más y no me podía quedar quieta ni un segundo.

—San… —me incliné hacia delante y fui directa a rozar sus dedos.

—Dime, Britt. ¿Qué quieres? —Me echó la cabeza a un lado para dejar mi cuello al descubierto. Entonces lo besó.

La combinación de su piel y la suavidad de sus labios me ponían la piel de gallina. El placer que sentía llegó a tal extremo que moría completamente de deseo.

Había llegado a un punto de no retorno.

La deseaba.

Con todas mis fuerzas.

—Quiero…, quiero tocarte.

Llevé las manos a su camisa blanca de vestir y le aflojé la corbata morada. Me sujetaba con suavidad y mientras le deshacía el nudo de seda me miraba fijamente con tanta tensión que parecía la cuerda de un arco a punto de partirse. Mis dedos se detuvieron en el nudo y en un minuto su corbata se deslizó y se unió a mi chaqueta verde en el suelo. Empecé a desabrocharle los botones de la camisa.

Soltó un gemido cuando mis dedos tocaron su piel desnuda.

—¡Sí, joder! Tócame.

Le quité la elegante camisa y fue a parar al montón cada vez más grande del suelo.

Le miré el torso solo con el sujetador por primera vez y casi rompí a llorar.

Santana era toda fibra, tenía uno pechos perfectos y unos abdominales como tabletas de chocolate que se fundían en la pelvis más erótica que había visto en mi vida.

Me eché hacia delante y posé los labios en medio de sus pechos. Puso las manos a cada lado de mi cabeza y me sujetó contra ella, como si nunca me fuera a soltar.

Su fuerza y control eran obvios.

En la cama Santana tendría el mando. Y por raro que parezca, me tranquilizó saberlo.

Con ella estaba a salvo.

Se agachó para ponerse de rodillas y sus manos recorrieron mis caderas y mis piernas. Cuando llegó a mis zapatos tiró primero de uno y a continuación del otro y me los quitó con dulzura. Sus manos volvieron a subir a la cinturilla de mis pantalones de lino. Tiró del cordón y una vez sueltos los arrastró hasta el suelo. Miró mis piernas con detenimiento mientras yo me apartaba del montón de lino arrugado y entonces me dio un beso justo por encima de mi ropa interior. Sentí más mariposas en el estómago y el deseo entre mis piernas era cada vez más fuerte.

Santana llevó los dedos al encaje negro y los deslizó bajo la goma. Tiró de ella hacia abajo hasta quitármela.

Casi desnuda ante ella, miró mi sexo y emitió un ruido, muy primitivo y apremiante, y entonces volvió a mirarme a la cara.

—Britt…, eres tan preciosa que no puedo…, joder…, no puedo esperar.

Sus dedos recorrieron mi estómago y mis caderas y tiró de mí hasta llevarme junto a sus labios y besar mi sexo desnudo. Me estremeció ese íntimo roce que me mantenía cautiva, expectante por lo que venía a continuación.

Se volvió a poner de pie y llevó mis manos a su cintura con pausa. Entendí el mensaje alto y claro. Empecé con su cinturón y luego pasé a sus pantalones, muy ajustados, diría yo.

Era impresionante.

El físico de Santana imposible de ignorar a medida que la desnudaba.

Soltó un rugido cuando mi mano acarició la seda negra que cubría su sexo. Mientras me echaba hacia delante para concentrarme en quitarle la ropa, ella tiró del broche de mi sujetador y me lo quitó.

Estaba completamente desnuda. Entonces yo también le saque el sujetador.

Ambas estábamos sin sujetador.

—No voy a pasar aquí la noche, Santana. Prométeme que después me llevarás a casa.

Me cogió en brazos y me llevó a la habitación.

—Quiero que te quedes conmigo. Una vez no será suficiente, no contigo—abrió la puerta de golpe y me metió en la habitación. Su cara parecía salvaje y llena de ansia—Primero necesito follarte y luego bajaré el ritmo. Dame esta noche. Déjame que te haga el amor esta noche, mi preciosa Brittany—se aproximó a mi cara—Por favor.

—Pero no puedo pasar la noch…

Sus labios amortiguaron mis protestas mientras me extendía en su suave y lujosa cama y empezaba a tocar mi cuerpo.

A besar mi cuerpo.

A calentar mi cuerpo hasta que los pensamientos racionales que tenía antes de llegar a ese punto salieron y desaparecieron de mi mente.

Estaba saltándome las reglas y era muy consciente de eso mientras la lengua de Santana revoloteaba sobre mis pezones duros, alternando con pequeños mordiscos seguidos de suaves caricias para calmar lo que había hecho.

El contraste entre el roce de su mentón y la delicadeza de sus suaves labios me hacía estar por las nubes. Sentí que podría tener un orgasmo en cualquier instante.

El placer me hizo gritar y arquearme.

Me temblaban las piernas mientras me tocaba el pecho, incapaz de estar quieta, y me sentía desatada y desenfrenada bajo el cuerpo de Santana.

Ella me hacía sentir tan bien que no me arrepentía de haber tomado esa decisión. Todas las reservas que tenía desaparecieron en un segundo ante el maravilloso repaso que le estaba dando a mi cuerpo.

Estar desnuda no me asusta. Lo he hecho muchas veces como modelo y sé que la mayoría de las personas encuentran mi figura bonita. Lo que es más difícil de procesar para mí es la intimidad.

Por lo que cuando Santana decía cosas como «deja que te haga el amor, mi preciosa Britt» sabía que no podría negarme.

—¡San! —grité su nombre desenfrenadamente para recordarme únicamente a mí misma que estaba aquí con ella y no perdida en alguna fantasía erótica de un mundo de ensueño.

—Lo sé, Britt. Deja que te cuide—apartó las manos de mis senos, las llevó a la cara interna de mis rodillas y las abrió. Completamente abierta frente a ella, miró fijamente mi sexo por segunda vez esa noche.

—Joder, eres preciosa…, quiero probarlo.

Y entonces llevó su boca hasta mi sexo. Esa lengua suave daba vueltas en mi clítoris y lo acariciaba. Sentía cómo su piel tocaba la mía mientras me retorcía contra sus labios y su lengua. Me correría en un segundo y no había marcha atrás.

No había marcha atrás con Santana. Ella conseguía lo que quería.

—Me voy a correr…

—La primera de muchas veces, Britt—dijo entre mis piernas.

Y entonces dos de sus largos dedos se adentraron en mi interior y empezaron a acariciarme.

—Estás excitada —dijo con voz ronca—, pero cuando estén tres dodos y mi cadera lo vas a estar más, ¿sí o no, Britt?—siguió follándome con los dedos mientras movía la lengua por mi clítoris—¿Sí o no?—volvió a preguntar, esta vez con más contundencia.

Me invadió una oleada de sensaciones y me contraje en cuanto empecé a sentir el orgasmo.

—¡Sí! —grité de golpe, consciente de que ella estaba esperando una respuesta.

—Córrete entonces. ¡Córrete para mí, Britt!

Y lo hice, y la sensación no se pareció a ningún orgasmo que hubiera tenido en mi vida.

No podía hacer nada más que correrme.

Santana me empujaba al borde de un precipicio y me rescataba mientras caía en picado. Surcaba la ola del éxtasis bien sujeta a ella, con sus dedos muy dentro de mi sexo, y me mantenían firme. Era devastadora en su grandeza y no podía hacer nada más que aceptarlo.

Sacó los dedos observé cómo se ponía entre mis piernas. Uniendo su sexo con el mío

Levantó sus preciosos ojos marrones hasta los míos y susurró:

—Ahora, Britt. Ahora si vas a ser mía.

Sollocé ante la imagen de ella encima de mí y la expectación era tal que apenas era consciente. Santana cayó sobre mí y sentí su sexo junto al mío y sus dedos dentro de mi sexo. Sus caderas hicieron que me abriera más mientras se movía.

Me cogió la boca, embistiendo su lengua a la vez que introducía sus dedos dentro de mí. Su lengua sabía a mi esencia. Santana López me estaba poseyendo en su cama.

Completa e irrevocablemente.

Surqué la ola de placer mientras Santana surcaba mi cuerpo. Al principio lo hizo con fiereza. Embestía mi calado sexo de una manera cada vez más profunda. Sentí la llegada de otro orgasmo.

Las venas de su cuello palpitaban mientras se apoyaba y me ponía en otra posición.

Apreté mi sexo alrededor de sus dedos mientras me daba duro. Emitió toda clase de sonidos y me susurraba cosas obscenas sobre lo mucho que le gustaba follarme.

Me ponía a cien.

—¡San! —grité su nombre al tiempo que me corría por segunda vez; mi cuerpo estaba completamente rendido ante el suyo, mucho más firme y fuerte, mientras me estremecía y me retorcía presa de la excitación.

Ella no paró los movimientos de sus dedos y caderas. Siguió penetrándome, hasta que llegó la hora de que alcanzara el orgasmo. Con el cuello en tensión y los ojos encendidos, siguió poseyéndome.

Sabía que estaba cerca.

Contraje las paredes de mi vagina más fuerte que nunca.

Santana soltó un sonido gutural que parecía una combinación entre mi nombre y un grito de guerra y se estremeció sobre mí; sus ojos marrones y brillantes contrastaban con la oscuridad de la habitación. Nunca apartó los ojos de los míos cuando se corrió.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por lauravm98 Jue Oct 16, 2014 9:42 pm

No se pero ya quiero Maraton! jajajajaja Estuvo muy WANKY!!! dios Britt es perfecta y dicho y hecho tuvo el mejor orgasmo de su vida... quiero ver cuantos mas le da San :3 See ya Dayan!
PD:Esta excelente este fic no me has defraudado!
lauravm98
lauravm98
*******
*******

Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Vie Oct 17, 2014 1:03 am

Genial!!! Estas dos no andan con vueltas!!jajja!!
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Dolomiti Vie Oct 17, 2014 10:10 am

Hola de nuevo!! Wow este Fic es super wanky FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 2414267551 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 1215408055 saludos!! FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833
Dolomiti
Dolomiti
-
-

Femenino Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Vie Oct 17, 2014 7:32 pm

lauravm98 escribió:No se pero ya quiero Maraton! jajajajaja Estuvo muy WANKY!!! dios Britt es perfecta y dicho y hecho tuvo el mejor orgasmo de su vida... quiero ver cuantos mas le da San :3 See ya Dayan!
PD:Esta excelente este fic no me has defraudado!

Hola, jajajajajaajj pronto, prontooo jajaj son unas loquillas xD jajajaja. San sabe como hacer las cosa 1313. JAJAJAJAJAJAaj Saludos =D.
PD:jajajaja menoss mal jajajaaj hay que tener buenas historias para las brittana y amistades =D


monica.santander escribió:Genial!!! Estas dos no andan con vueltas!!jajja!!
Saludos

Hola, jajajajajaj nop, san va directo al grano! jajajaj. Saludos =D



Dolomiti escribió:Hola de nuevo!! Wow este Fic es super wanky FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 2414267551 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 1215408055 saludos!! FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833

Hola, jajajaajaj xD jajajaajajaj algo asi xD jajaja. Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Cap5

Mensaje por 23l1 Vie Oct 17, 2014 7:33 pm

Capitulo 5

Santana seguía con los ojos fijos en mí.

Incluso después de relajarnos tras el desenfreno sexual y después de haber abandonado mi cuerpo. Pero ahí estaba de nuevo, frente a mí, sus ojos deteniéndose en los míos, buscando mi reacción después de lo que acabábamos de hacer.

—¿Estás bien?—preguntó mientras deslizaba su pulgar por mis labios, acariciándolos con mucha suavidad.

Le sonreí y le contesté con lentitud.

—Ajá.

—No he acabado contigo ni mucho menos—arrastró la mano por mi cuello, por mis senos, a lo largo de mis caderas hasta posarse en mi estómago—Ha sido tan increíble… No quiero…, no quiero que acabe—Dejó la mano ahí extendida y se inclinó hacia delante para besarme lenta y concienzudamente, casi con veneración. Me di cuenta de que me iba a preguntar algo—¿Te…, te haces pruebas, Britt?

—Sí —susurré contra sus labios. Así era. Se sorprendería del porqué pero no se lo iba a contar esa noche.

—Yo también, no tienes nada que preocuparte.

Me sorprendían sin embargo sus palabras.

La mayoría de las personas no quería arriesgarse a tener relaciones sin saber si la otra persona estaba sana. Mi cuerpo respondió a sus caricias de manera involuntaria, incapaz de evitar arquearme hacia sus dedos. Un sonido de placer salió de mi garganta.

—Mi empresa hace controles médicos regulares, tenemos que estar sanos, yo incluida. Te puedo enseñar los informes médicos, Britt; estoy limpia, te lo prometo—dijo, al tiempo que me acariciaba el cuello y me pasaba los dedos por el clítoris, decidida.

—Pero ¿y si yo no? —gemí.

Frunció el ceño y dejó la mano quieta.

—¿Cuánto tiempo hace que no estás con alguien?

Me encogí de hombros.

—No sé, hace bastante.

Entrecerró los ojos durante una fracción de segundo.

—¿Bastante es una semana o meses?

Una semana no es hace bastante. No tenía ni idea de por qué respondía a sus preguntas, solo sabía que era algo intrínseco a lo que ella conseguía de mí.

Santana exigía respuestas, hacía preguntas directas, había algo en ella que hacía que me fuera casi imposible detenerle cuando se adentraba en terrenos a los que yo no quería que fuera.

—Meses —fue mi respuesta, y eso era todo lo que iba a decirle en ese momento.

Su cara se relajó.

—Entonces… ¿es eso un sí? —se tumbó completamente sobre mí y entrelazó una de mis manos con una de las suyas mientras me abría las piernas con sus rodillas para poder meterse entre ellas—Porque quiero poseerte otra vez. Quiero estar dentro de ti otra vez. Quiero hacer que te corras y que mis dedos esté tan dentro de tu ser que nunca olvides que estuve ahí. Quiero correrme contigo, Britt, y que lo sintamos juntas.

Ahora la sentía excitada, adentrándose en mí y lista para hundirse completamente.

Y a pesar de lo vulnerable que era debajo de ella, nunca me había sentido más segura.

Me besó con pasión, y su lengua me reclamaba como antes. Era una demostración de lo que quería hacer con su sexo. Le entendía a la perfección casi todo el tiempo.

Santana no me confundía en lo más mínimo.

—Confío en ti, San, y te prometo que no me podrás dejar embarazad…

—Joder…, sííí —gimió mientras deslizaba sus dedos contra las paredes de mi sexo, que todavía eran presas de un cosquilleo—Oh, Britt, me das tanto placer. Me vuelves jodidamente loca…

Y así fue la segunda vez con ella. En esta ocasión se movió más despacio, de manera más controlada, como si quisiera saborearlo. Pero no es que fuera menos placentero, porque Santana hizo que me corriera hasta que casi perdí el conocimiento.

Dentro de mí sus dedos parecían más largos, con sus caderas golpeando mi sexo empapado con cada estocada, y entonces ella se detuvo en seco, con la espina dorsal arqueada, y ese movimiento nos unió tanto que en ese instante le sentí parte de mí.

Santana dijo mi nombre con un grito ahogado y se quedó dentro de mi cuerpo, tal y como había dicho que haría, respirando entrecortadamente todavía entre mis piernas.

Me lamió con suavidad el cuello mientras le acariciaba la espalda, la que irradiaban calor y humedad por culpa del sudor.

La habitación olía a sexo y a su deliciosa colonia, fuera la que fuera. Sentí con las yemas de los dedos unos bultos irregulares en su piel.

Muchos.

¿Cicatrices? Se movió rápidamente y mis manos se apartaron. Sabía que era mejor no preguntar.

Pero no se fue muy lejos. Santana se puso de lado, se recostó y me miró fijamente unos segundos más.

—Gracias por lo de antes —susurró, recorriéndome la cara con la mano—, y por confiar en mí—me volvió a sonreír—Me encanta que estés aquí, en mi cama.

—¿Cuándo fue la última vez que estuviste en tu cama con otra persona, Santana?—si ella podía preguntar, entonces yo también tenía derecho a hacerlo.

Me sonrió, con cara de autosuficiencia.

—Primero soy cien por ciento lesbiana y desde…, nunca, Britt. No traigo mujeres aquí.

—La última vez que me miré en el espejo era una persona y siguiendo tu sexualidad, soy mujer.

Arrastró los ojos por mi cuerpo de manera sugerente antes de contestar:

—Un pedazo de mujer, sin lugar a dudas—me miró a los ojos—Pero, de todas maneras, no traigo a otras mujeres aquí.

—Oh… —me recosté contra la cabecera de la cama, tirando de las sábanas hasta la altura del pecho. ¿Cómo narices no iba a ser eso una mentira?—Eso me sorprende. Pensaba que tendrías más ofertas de las que podrías usar.

Tiró de las sábanas y dejó mis pechos al descubierto.

—No me estropees la vista, por favor, y la palabra clave es usar, Britt. No me importa que me usen, y las mujeres usan a los hombres casi igual que a la inversa—se hizo un ovillo junto a mí contra la cabecera de la cama y con un dedo me acarició el pecho—Pero no me importa si tú me usas. Tienes un permiso especial.

Resoplé y le aparté la mano.

—Eres demasiado guapa, Santana, y lo sabes. Ese encanto latino-inglés no te va a hacer tener vía libre conmigo nunca.

Emitió un ruido sarcástico.

—Y tú eres una yanqui dura de pelar. La otra noche pensé que tendría que cogerte en brazos y meterte en mi coche a la fuerza.

—Una suerte que no lo hicieras o este estupendo revolcón que acabamos de tener… nunca habría tenido lugar—negué con la cabeza con una sonrisa.

Me hizo cosquillas y empecé a chillar.

—Así que para ti ha sido un estupendo revolcón, ¿eh?

—¡San! —la golpeé en las manos y gateé hasta el borde la cama. Me arrastró de nuevo hacia ella y me sujetó luciendo una gran sonrisa en la cara.

—Britt —pronunció despacio.

Y entonces me besó. Lenta, suave y dulcemente, y lo sentí íntimo y especial. Santana me colocó de costado y ajustó nuestros cuerpos bajo las sábanas con su firme brazo sobre mí, protegiéndome. Sentí que me entraba el sueño en esa cama calentita que compartíamos.

Sabía que era mala idea.

Las reglas son las reglas y yo me las estaba saltando.

—No debería quedarme a dormir, San; de verdad que me tengo que ir…

—No, no, no, quiero que te quedes —insistió, hablando a mi cabello.

—Pero no debería…

—Shhhhh —me interrumpió tal y como había hecho tantas veces antes y me calló con un beso. Me acarició la cabeza y sus dedos recorrieron mi pelo.

No podía luchar contra ella. No después de esta noche. Me sentía tan segura que era maravilloso; mi cuerpo estaba agotado tras los orgasmos y su virilidad era tal que me sentía demasiado cómoda como para enfrentarme a ese tema con ella.

Por lo que me dormí…

Los terrores nocturnos son reales. Llegan por la noche cuando duermo. Trato de luchar contra ellos pero casi siempre ganan. Todo está oscuro porque tengo los ojos cerrados.

Pero oigo los sonidos.

Las palabras crueles de alguien, palabras y nombres desagradables.

Y una risa aterradora… Creen que es divertido degradar a esta persona.

Siento mi cuerpo pesado y débil. Todavía les oigo reír y recordar todo el mal que han hecho…

Me desperté gritando y sola en la cama de Santana. Me di cuenta de dónde estaba cuando ella llegó corriendo a la habitación con los ojos desorbitados. Empecé a llorar en cuanto la vi. Los sollozos se intensificaron cuando se sentó en la cama y me agarró.

—No pasa nada. Estoy aquí—me llevó hasta su pecho. Estaba vestida y yo seguía desnuda en su cama—Has tenido una pesadilla, solo eso.

—¿Dónde fuiste? —conseguí decir entre sofocos.

—Solo estaba en mi despacho para dejar en tu cartera el nombre de la clínica y de mi doctora para que te hagas los exámenes, yo también iré y después me puse a trabajar en… Estas jodidas Olimpiadas…, últimamente trabajo por la noche—apretó los labios en mi cabeza—He estado justo aquí todo el tiempo hasta que te quedaste dormida.

—¡Me tenías que haber llevado a casa! ¡Te dije que no me iba a quedar a dormir!—forcejeé para apartarme de sus brazos.

—Joder, Britt, ¿cuál es el problema? Son las dos de la madrugada, maldita sea. Estás agotada. ¿No puedes quedarte sin más…? ¿Por qué no duermes aquí?

—Porque no quiero. ¡Es demasiado! ¡No puedo hacerlo, Santana!—la empujé hacia atrás.

—¡Por el amor de Dios! ¿Dejas que te traiga a mi casa y te folle de manera salvaje pero te niegas a dormir un par de horas en mi cama?—bajó la cara hasta encontrar la mía—Dime, ¿por qué te da miedo estar aquí conmigo?

Parecía dolida y sonaba bastante ofendida.

Y encima yo me sentía una cretina cruel aparte de encontrarme hecha una mierda emocionalmente. También estaba muy guapa con sus vaqueros desteñidos ajustados y la camiseta gris claro. Tenía el pelo revuelto, pero estaba buenísima como siempre, más incluso ahora porque era la Santana más íntima, la que no se mostraba en público.

Empecé a llorar otra vez y a decirle que lo sentía.

Hablaba en serio.

Sentía que algunas partes de mí estuvieran dañadas y rotas, pero eso tampoco cambiaba los hechos.

—No me da miedo estar contigo. Es muy complicado, San. ¡Lo…, lo siento!—me froté la cara—Quiero irme a casa…

—Shhhhhh… No tienes que sentir nada. Solo has tenido una pesadilla y no puedo dejar que te vayas a casa en este estado. Estás muy alterada—Santana alargó la mano para coger el paquete de pañuelos que estaba al lado de la cama y me lo pasó—¿Quieres hablar del tema?

—No —conseguí decir entre tres pañuelos.

—No pasa nada, Britt. Puedes hacerlo cuando te sientas cómoda si te apetece—era muy agradable la sensación de su mano haciendo círculos en mi espalda, pero simplemente no quería cerrar los ojos por si acaso me volvía a quedar dormida. Me llevó debajo del edredón junto a ella.

—Déjame que te abrace unos minutos, ¿vale?—afirmé con la cabeza—No me moveré de aquí hasta que te duermas, y si te despiertas y no me ves es que estoy justo al otro lado del salón, en mi despacho. La luz estará encendida. Nunca te dejaría sola en mi casa. Estás totalmente a salvo conmigo. Trabajo en seguridad, ¿recuerdas?

Cogí más pañuelos y me soné la nariz; me sentía completamente hecha polvo y avergonzada por la situación. Sin embargo, me las arreglé para salir de ella, y sabía lo que iba a hacer. Solté una risita tras su comentario y dejé que me arropara de nuevo en su cama. Estaba frente a sus pechos, así que inhalé la fragancia que tanto me gustaba y traté de recordar lo agradable que resultaba.

Me centré en la sensación de Santana agarrándome, manteniéndome a salvo, y el calor de su cuerpo. Traté de conservar todo eso en mi cabeza porque no iba a volver a pasar por lo mismo.

Fingí que me quedaba dormida.

Calmé mi respiración y fingí.

Y al cabo de un rato sentí que se levantaba de la cama y salía de la habitación. Incluso oí el sonido de sus pies descalzos de puntillas por el suelo de madera. Miré el reloj y esperé otros cinco minutos antes de levantarme.

Entré en el salón de Santana totalmente desnuda y recogí mi ropa. Aparté la corbata morada del montón y la estiré antes de colocarla sobre el brazo del sofá, doblada por la mitad.

Ojalá pudiera llevármela como recuerdo.
Me vestí a toda prisa delante del enorme ventanal y cogí los zapatos con la mano en lugar de ponérmelos. Agarré mi bolsa y me dirigí a la puerta. Podía sentir aun el líquido cuando se corrió, entre mis piernas, goteando, y al pensarlo me entraron ganas de llorar.

Ahora todo parecía un error.

Lo había estropeado todo.

Una vez en la puerta principal, corrí al ascensor y apreté el botón. Me puse los zapatos y metí la mano en la bolsa en busca de un cepillo. Di con él y me lo pasé con fuerza por el pelo, que decía a gritos: me acaban de follar. Mi pobre cabello enredado no tenía remedio, pero eso era mejor que nada.

Entonces llegó el ascensor y me subí, al tiempo que guardaba el cepillo y comprobaba que tenía dinero en la cartera para el taxi mientras bajaba.

Cuando salí al vestíbulo el portero me saludó.

—¿Puedo ayudarla en algo, señorita?

—Eh…, sí. Claude, ¿verdad? Necesito llegar a mi casa. ¿Me puede ayudar a encontrar un taxi?—hasta para mis propios oídos sonaba desesperada.

Eso sin saber lo que estaba pensando Claude.

No mostró la más mínima reacción mientras cogía el teléfono.

—Ahhh, está llegando uno en este instante—Claude dejó el teléfono, salió de detrás de su mesa y me abrió la puerta del vestíbulo.

Me ayudó a subirme al vehículo y me cerró la puerta. Le di las gracias, dije mi dirección al taxista y miré por la ventana.

La vista del elegante vestíbulo era nítida por la noche, por lo que vi a Santana salir a toda prisa de los ascensores y hablar con Claude. Llegó corriendo a la calle pero el taxi ya estaba en marcha. Levantó los brazos con frustración y echó la cabeza hacia atrás.

Pude ver que seguía descalza.

Pude ver que estaba desconcertada a la vez que herida cuando nuestros ojos se encontraron: los míos dentro del coche y los suyos en la calle. Pude ver a Santana.

Y probablemente esa sería la última vez que le vería.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por lauravm98 Vie Oct 17, 2014 10:15 pm

OMG!!! ha estado muy lindo y intimo... ya me entro la intriga de que le paso a Britt para que este asi! See ya Dayan!
lauravm98
lauravm98
*******
*******

Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Dolomiti Sáb Oct 18, 2014 10:03 am

Caray! Algo intenso FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 2113258990 intrigante FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 2113258990 espero ansiosa el siguiente capítulo FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833
Dolomiti
Dolomiti
-
-

Femenino Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Sáb Oct 18, 2014 7:51 pm

lauravm98 escribió:OMG!!! ha estado muy lindo y intimo... ya me entro la intriga de que le paso a Britt para que este asi! See ya Dayan!

Hola, jajajaajaj son tan mmmm xD jajajjaja. =o lo de britt =/. jajajajaajajajajajajaj Saludos lau =D.



Dolomiti escribió:Caray! Algo intenso FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 2113258990 intrigante FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 2113258990  espero ansiosa el siguiente capítulo FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo 210293833

Hola, jajjajjaajaj algo te un poco xD ahora otro. Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Cap6

Mensaje por 23l1 Sáb Oct 18, 2014 7:53 pm

Capitulo 6

El delicioso olor del café me despertó. Miré el reloj y supe que esa mañana no habría ninguna sesión de footing por el puente de Waterloo. Entré en la cocina tapándome los ojos con el brazo.

—Justo como a ti te gusta, Britt, dulce y cremoso—mí en teoría compañera de piso y querida amiga Kitty deslizó la taza en mi dirección con una expresión en la cara muy fácil de leer: Ya estás soltando por esa linda boquita, que no te voy a hacer daño.

Adoro a Kitty pero todo este lío con Santana me había desbaratado tanto que lo único que quería era borrar su existencia de la faz de la tierra y fingir que nunca había ocurrido.

Alargué la mano para coger la humeante taza e inhalé su delicioso aroma. Me recordaba a ella por alguna razón y sentí una fuerte punzada en el estómago. Me senté frente a la barra de la cocina y me abalancé sobre mi taza de café como una gallina protegiendo a su polluelo. Mientras me colocaba en el taburete, las molestias que sentía entre las piernas me sirvieron como otro recordatorio. Un recordatorio de Santana, de su cuerpo sexy, de su mirada ejemplar y de lo maravilloso que era el sexo con ella…, y de cómo me había despertado en su cama, histérica. Dejé a un lado la tontería de tratar de ser valiente y permití que las lágrimas brotaran.

Tardó un tiempo —dos tazas de café y un cambio de posición hasta el sofá— en sacarme la historia. Pero Kitty en ese sentido es buenísima. No para hasta que lo consigue.

—Hace dos horas que te silencié el teléfono. Esa bolsa hacía tanto ruido que estuve a punto de darle una patada—Kitty me acarició la cabeza, que estaba apoyada en su hombro—Tienes mensajes en el buzón de voz y texto para abrir. Creo que el pobre teléfono estaba a punto de explotar, por lo que lo salvé de una muerte dolorosa y lo apagué de una vez por todas.

—Gracias, Kitty. Me alegro mucho de que estés aquí esta mañana—y lo decía en serio.

Ella era como yo en muchos sentidos. Una chica de California en Londres, estudiante de Restauración y huyendo de toda la mierda de su hogar. La única diferencia era que su padre en este momento vivía en Londres, por lo que no estaba totalmente sola en Inglaterra.

Nos conocimos la primera semana de clases hace casi cuatro años y nunca nos hemos separado. Ella sabía mis secretos y yo sabía los suyos.

—Yo también—me dio un pequeño golpe en la rodilla—Y ahora vas a pedir cita con la doctora Roswell, vas a hacer planes para venirte de fiesta con Blaine y conmigo y vamos a hacer una parada en Charbonnel et Walker para atiborrarnos de su chocolate, que es un auténtico pecado—inclinó la cabeza—¿Qué te parece?

—Me parece divino—solté una sonrisa forzada y traté de calmarme.

—Y quizá deberías darle una oportunidad a esa chica, Britt. Es buena en la cama y le gustas mucho.

Mi sonrisa falsa se convirtió en un auténtico mohín.

—Has estado cotilleando con Blaine.

Resopló.

—O por lo menos devuélvele la llamada—Kittyy bajó la voz hasta decir en un susurro—Ella no sabe nada de tu pasado…

—Lo sé—y Kittyy tenía razón. Santana no sabía nada de mí. Kitty me acarició el brazo—La verdad es que anoche no estaba ni enfadada ni ofendida con ella. Solo tenía que irme de ahí. Me desperté gritando en su cama y…

Ahora las ganas de llorar eran tan fuertes como antes. Traté de controlar el impulso.

—Pero parece que quería consolarte. No estaba tratando de poner distancia, Britt.

—Deberías haber visto su cara cuando entró en la habitación y yo estaba gritando como una loca. Cómo me miró…—me froté las sienes—Es simplemente demasiado intenso. No te lo puedo explicar bien, Kitty. Nunca he conocido a nadie como San y no sé si puedo soportarlo. Si lo de anoche es algún tipo de señal, sinceramente dudo que pueda.

Kitty me miró y sus preciosos ojos azules sonrieron con confianza.

—Eres mucho más fuerte de lo que crees. Lo sé—ella afirmó con la cabeza—Vas a prepararte para trabajar y después de un productivo día al servicio de las grandes obras de arte de la Universidad de Londres, te vienes a casa y te preparas para una noche de placeres terrenales. Blaine ya se ha subido al carro—me dio un pequeño golpe en el hombro con el dedo—Ahora te toca a ti, querida.

—Lo sabía. Blaine me sacaba de casa en cuanto podía—sonreí de manera sincera por primera vez en las últimas doce horas y levanté el culo del sofá—Me apunto, Kitty—dije, frotándome el hombro—Me rindo.

Había estado trabajando durante un par de horas cuando Rory apareció por detrás con un jarrón con las dalias moradas más bonitas que había visto en mi vida. Caminó hasta mí con una sonrisa radiante.

—Un paquete para usted, señorita Brittany. Parece que tiene un admirador.

¡Oh, mierda!

Miré el regalo dos veces. El lazo del jarrón no era realmente un lazo. Se trataba de la corbata de seda morada que llevaba Santana anoche.

Al final me había dado su corbata.

—Muchas gracias por traérmelas aquí, Rory. Son preciosas—me temblaba la mano mientras cogía la nota del soporte de plástico. Se me cayó dos veces antes de poder leer lo que había escrito.

Britt, anoche fue un verdadero regalo. Por favor, perdóname por no escuchar lo que estabas tratando de decirme. Lo siento.

Tuya,

S


Leí la nota decenas de veces y me pregunté qué hacer.

¿Cómo conseguía confundirme con tanta facilidad? De repente estaba segura de que necesitaba escapar de Santana y al minuto siguiente quería volver a estar con ella. Miré de nuevo las flores moradas y supe que tenía que darle las gracias por el regalo y aceptar su disculpa muy a mi pesar.

Ignorarla sería cruel.

¿Mensaje o llamada? Era una decisión difícil.

Una parte de mí quería escuchar la voz de Santana y la otra parte tenía miedo de escuchar mi voz cuando tratase de responder a sus preguntas. Al final me decanté por un mensaje y me sentí una completa cobarde.

Primero tenía que encender el teléfono, y en cuanto lo hice el aluvión de llamadas pérdidas y el símbolo de mensajes que parpadeaba sin parar me puso mala sin ni siquiera escuchar ni leer nada. Era demasiado para mí en ese momento, por lo que ignoré todo y me decidí a escribir en la pantalla vacía.

Brittany Pierce: Santana, las flores son preciosas. Gracias. Me encanta el morado. Britt

En cuanto le di a «enviar» contemplé la idea de apagar el teléfono, pero por supuesto no lo hice.

La curiosidad mató al gato, o, en mi caso, me hizo hacer cosas estúpidas.

Me acerqué al jarrón de flores y quité la corbata del arreglo floral. Acerqué la nariz e inhalé.

Tenía su olor.

El sexy olor de Santana que tanto adoraba. No le iba a devolver la corbata nunca. Independientemente de lo que pasara o no pasara, la corbata ahora me pertenecía a mí.

Mi teléfono se iluminó y empezó a sonar. Mi primer instinto fue apagarlo, pero sabía que era ella quien llamaba. Y mi parte egoísta quería volver a escucharle. Me puse el teléfono al oído.

—Hola.

—¿De verdad te gusta el morado?—la pregunta me hizo sonreír.

—Me encanta. Las flores son preciosas, y que sepas que no te voy a devolver la corbata.

—La jodí muchísimo, ¿no? —su voz era suave y pude oír un crujido de fondo y cómo soltaba aire a continuación.

—¿Estás fumando, San?

—Hoy más de lo normal.

—Un vicio…, tienes uno—coloqué la corbata estirada sobre mi mesa.

—Tengo varios, me temo—hubo un momento de silencio y me preguntaba si ella me consideraba uno de sus vicios, pero acto seguido dijo—Anoche quise ir a tu piso. Casi lo hago.

—Me alegra que no lo hicieras, San. Necesitaba pensar y me resulta muy difícil cuando estás cerca. Y no es por nada que hicieras anoche. No es tu culpa. Nece…, necesitaba un poco de espacio después de estar…, estar juntas. Soy…, soy así. Yo soy la que está jodida.

—No digas eso, Britt. Sé que ayer no te escuché. Tú me dijiste lo que necesitabas y yo te ignoré. Fui demasiado lejos, demasiado rápido. Rompí tu confianza y eso es de lo que más me arrepiento. Lo siento muchísimo…, no tienes idea de cuánto. Y si eso echa por la borda las opciones que tenía de estar contigo, entonces me lo merezco.

—No, no te lo mereces—mi voz era un mero susurro y había muchas cosas que quería decir pero, sin embargo, no encontraba las palabras adecuadas para expresarlo—Tú no quieres estar conmigo, San.

—Sé que sí, mi linda Britt-Britt—podía oír cómo soltaba el humo del cigarro—Y ahora la pregunta es: ¿y tú? ¿Volverías a estar conmigo, Brittany Pierce?

No pude evitarlo. Sus palabras me hicieron llorar. Mi única salvación era que Santana no podía verme llorar por teléfono, pero estaba más que segura de que podía oírme.

—Y ahora te he hecho llorar. ¿Eso es bueno o malo, Britt? Dímelo, por favor, porque no lo sé—el deseo de su voz acabó con mi entereza.

—Es bueno… —me reí con nerviosismo—Y no sé cuándo podré. Esta noche he hecho planes con Blaine y Kitty.

—Entiendo —dijo.

¿Estaba aceptando verla de nuevo?

Las dos sabíamos la respuesta a su pregunta. La cosa es que Santana me arrastraba.

Desde la noche que nos conocimos me tenía cautiva.

Sí, enseguida pasamos al sexo.

Sí, me había presionado un poco, pero me había llevado a un lugar en el que me sentía de maravilla cuando era capaz de olvidar mi pasado.

Santana me hacía sentir extremadamente segura, de un modo sorprendente que me llevaba a plantearme el porqué. No tenía mucha fe en que se dijera que lo nuestro fuera a funcionar, pero estaba más claro que el agua que sería una historia para recordar.

—¿Podemos tomárnoslo con calma, Santana López?

—Me tomo eso como un sí. Y por supuesto que podemos—oí cómo exhalaba con suavidad de nuevo. Hizo una pausa, como si se estuviera armando de valor—¿Britt?

—¿Sí?

—Estoy sonriendo tanto en este momento…

—Yo también, San.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 1 "Desnuda" (Adaptada) Cap7

Mensaje por 23l1 Sáb Oct 18, 2014 7:54 pm

Capitulo 7

Salir de fiesta en Londres es realmente increíble. No lo hacíamos a menudo, pero una buena ronda de discotecas es justo lo que necesitaba.

Mi pobre mente estaba saturada de emociones, miedos y culpa. Necesitaba bailar y beber y reírme, pero sobre todo lo que me hacía falta era olvidarme de toda esta mierda. La vida era demasiado corta para mortificarme con las cosas malas, o por lo menos eso es lo que me había dicho mi psiquiatra.

Tenía una cita con la doctora Roswell al día siguiente a las cuatro y luego una cena con Santana. Era el primer paso que dábamos después del acuerdo que habíamos hecho por teléfono de tomárnoslo con calma. Me había dicho que quería poner las cartas sobre la mesa y tengo que admitir que eso me gustaba.

Prefiero ir con la verdad siempre por delante.

Lo cierto es que yo no tengo nada que ocultar; se trataba más bien de tener cuidado sobre lo que quería compartir con ella. Y tampoco sabía cuánto podía compartir con Santana. No tenía un mapa que me dijera por dónde ir. Tenía que arriesgarme, surcar la ola y esperar no caer directa al arrecife y ahogarme.

—Prueba esto. Es increíble—Blaine me dio una copa alta de color rojo anaranjado en un vaso de cóctel—Lo llaman Llama Olímpica.

Le di un trago.

—Muy bueno.

Vimos a Kitty dar botes en la pista de baile con un tipo que definitivamente no iba a tener la suerte de pasar la noche con ella. Ya llevábamos tres discotecas y mis pies empezaban a quejarse. Mis botas moradas quedaban genial con mi vestido de flores de un solo tirante, pero después de tres locales estaba lista para ponerme unos calcetines calentitos.

—Mi fetichismo por las botas de vaquero me está matando—sonreí a Blaine y levanté una bota.


—Pues tienes como diez pares—se encogió de hombros—Yo creo que te hacen muy sexy. Imagina —dijo Blaine pensativamente—, desnuda y con las botas puestas…, los retratos serían increíbles—afirmó mientras movía la cabeza con rapidez—Tu cuerpo y tus botas. ¿No tengo razón? Quiero hacerlo. Puedo hacer que todo esté oscuro y resaltar solo el color de las botas. Las tienes de muchos colores: amarillo, rosa, verde, azul, rojo. Quedará impresionante. Solo arte. Nada de mal gusto—me miró—¿Lo harías, Britt?

—Bueno…, sí, claro que lo haré. Si crees que las fotos serán buenas, entonces claro que les doy permiso a mis botas—le saqué la lengua—A mi mamá le dará un infarto—esperé a que Blaine hiciera un comentario sarcástico.

—Tu mamá necesita un buen revolcón—Blaine no me decepcionó.

Rompí a reír a carcajadas con la ridícula imagen de Susan Huntington Pierce dándose un buen revolcón en algún momento de su vida.

—Joder, nadie ha dicho que para quedarte embarazada necesites tener un orgasmo, y estoy segurísima de que mi madre solo se acostó con mi papá esa vez.

—Puede que tengas razón—dijo Blaine, él había visto a mi madre un par de veces, por lo que sabía de lo que hablaba—Pero si solo fue una vez, lo hizo muy bien para tenerte—bromeó, y seguí riéndome.

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía catorce años, seguramente por falta de revolcones regulares y porque se dieron cuenta de que no tenían ningún interés el uno en el otro, pero para ser sincera, ambos se quedaron en el mismo sitio sin moverse hasta que acabé el instituto.

Mi mamá cruzaba el charco y venía a Londres cuando le daba por ahí y yo me lo pasaba muy bien horrorizándola con mis amigos, con mi estilo de vida y mi comportamiento hasta que la visita la superaba.

Su nuevo marido, Frank, era mucho mayor que ella, mucho más rico que mi papá y era probable que estuviese encantado cuando mi mamá se iba de San Francisco en alguno de sus viajes. Dudo de que se diera muchos revolcones con Frank. Quizá Frank se diera algunos cuando ella estaba fuera, pero quién diablos lo podía saber.

Mi mamá y yo estábamos a malas la mayor parte del tiempo.
Lo de mi papá en cambio era otra historia. Siempre había sido mi favorito. Me llamaba de manera regular y me apoyaba en mis decisiones. Me quería por lo que era. Y en mis peores momentos él era la única razón por la que seguir viviendo. Me preguntaba qué pensaría mi papá de Santana.

Blaine se fue a hablar con un rubio macizo y ligue potencial y yo me quedé sola y le di un trago a mi Llama Olímpica.

—Oye, encanto, esas botas moradas que llevas son la caña—un chico grande pelirrojo, también con botas, vaqueros y un cinturón con la hebilla con la forma y casi el mismo tamaño de Tejas se apoyó en mi mesa. Americano sí o sí. Con los Juegos Olímpicos no paraban de llegar cientos de personas a Londres, y este tipo definitivamente parecía ajeno a Europa.

—Gracias, colecciono botas de vaquero—le sonreí.

—Conque coleccionas vaqueros, ¿eh?—me miró con lascivia—Entonces estoy en el lugar correcto—se sentó junto a mí y su gran cuerpo se abalanzó hacia el mío en el sillón alargado—Puedo ser tu vaquero si quieres—murmuró al instante con su aliento a alcohol—Te dejo que me montes—me moví a un lado del asiento y me giré—¿Cómo te llamas, preciosa?

—Me llamo: no me interesas—le miré fríamente—Y mi apellido es: debes de estar vacilándome, borracho de mierda.

—¿No hay manera de que seas simpática con este invitado americano que ha venido hasta aquí desde Tejas?—el pelirrojo enorme se inclinó más y apoyó el brazo en el respaldo del asiento, acercándose a mí, pegando su pierna a la mía y soltándome el aliento en la cara—No sabes lo que te pierdes.

—Creo que me hago una idea—me aparté de él todo lo que pude y me moví por el sillón—¿No les enseñan modales en Tejas o es que allí a las chicas les gustan los borrachos repugnantes que las entran en público?

Mole Pelirrojo no pilló la indirecta o quizá era demasiado estúpido como para comprender mi pregunta, porque me cogió la mano y tiró de mí, arrastrándome hacia él.

—Baila conmigo, nena.

Me opuse, pero me agarraba con tanta fuerza que no tenía ninguna opción contra semejante carne.
Era un troglodita pelirrojo que había bebido demasiado y tiraba de mí hacia su cuerpo, arrastrándonos por la pista de baile.
Me tocó el culo y empezó a subirme la camiseta. Fue entonces cuando levanté la bota y le clavé el tacón lo más fuerte que pude en un dedo del pie.

—Quítame la mano de encima antes de que me haga unos pompones para mis botas con tus pelotas. Tú tienes dos huevos y yo tengo dos botas, una para cada uno—le lancé una sonrisa falsa.

Resopló y entrecerró los ojos. Me di cuenta de que estaba analizando si iba en serio o no, hasta que a continuación me sonrió con desdén y se apartó de mí.

—Serás frígida…, inglesa de mierda—murmuró, esquivando la multitud, seguramente directo a acosar a otra pobrecilla.

—¡Soy americana, gilipollas! ¡De la parte buena del país! —grité a su espalda antes de darme la vuelta y chocarme contra unos pechos y torso firme.

Unos pechos sobre el que había estado antes.

Un cuerpo que desprendía un aroma que me embriagaba completamente.

Santana.

No parecía contenta mientras le ponía mala cara a Mole Pelirrojo, que se estaba alejando, y luego a mí. Acto seguido apoyó la mano en mi espalda y me empujó hacia la mesa.

Me di cuenta de que estaba cabreada.

Pero hasta enfadada seguía estando muy guapa con su camiseta negra ajustada a sus curvas, vaqueros oscuros, chaqueta gris, tacones muy altos y esa mirada tan seria que ponía.

—¿Por qué estás aquí, Santana?

—Menos mal que es así, ¿no crees? Ese cerdo estaba encima de ti, con las manazas en tu culo, ¡y a saber lo que habría intentado hacer a continuación!—me lanzó una mirada fulminante, con la mandíbula apretada y los labios fruncidos.

—Creo que he lidiado con él muy bien yo solita.
Santana me cogió la cara y me besó, manteniéndome atrapada en su boca, introduciendo la lengua y reclamando que le dejara entrar.

Gemí y la besé, y sabía solo a menta y a un ligero deje a cerveza.

Seguía sin poder creer que fuera fumadora.

Nunca podía oler el cigarro.

Aunque hubiera querido rechazar su beso, decirle que no a Santana era lo siguiente a imposible.

La deseaba siempre.

Sabía dónde dar conmigo y por esa razón era peligrosa.

—Mírate —dijo lentamente al tiempo que bajaba la vista por mi ropa y luego subía otra vez a mi cara—, es un milagro que no haya cincuenta personas tratando de ligar contigo.

—No. Solo dos. Mole Pelirrojo y tú.

—¿Quién?—entrecerró los ojos.

Era mi turno de enarcar una ceja.

—Hasta hace unos minutos Blaine estaba aquí conmigo, así que voy a olvidar tu comentario. No sé muy bien cómo tomármelo—me crucé de brazos—¿Tienes algún motivo para estar aquí, Santana? O, mejor aún, ¿cómo supiste que estaba en esta discoteca en concreto? ¿Ahora me espías?

Se pasó la mano por su largo pelo y miró a otro lado.

Una camarera rubia platino apareció de inmediato, sonrojándose y contoneándose mientras apuntaba su bebida. Estoy segura de que Miss cóctel «sexo en la playa» no lo habría dudado ni un segundo si Santana le hubiera pedido que se sentara en su regazo.

En serio, ¿cómo conseguía venir a un sitio como este sin que las personas la acosaran?

Cuando Santana me preguntó si quería algo del bar negué con la cabeza sin más y levanté la copa que me había traído Blaine. La camarera me puso mala cara mientras se iba meneando las caderas.

—¿A qué me dedico, Britt?—su voz era seria y tuve que reconocer que tenía mérito que no le mirara el culo a la camarera teniendo en cuenta que prácticamente se lo había contoneado en su cara como si fuera la bandera olímpica, ya que de hecho estaba hablando mirando a la pista de baile, rastreando la sala con los ojos.

—¿Eres la dueña de Seguridad Internacional López, S.A. y tienes a tu disposición todas las herramientas posibles para espiar a tus rollos? —dije con sarcasmo, inclinando la cabeza con la pregunta.

Se volvió hacia mí y me miró de arriba abajo rápidamente.

—Oh, hace mucho que dejaste de ser un mero rollo, Britt—se inclinó con los labios en mis oídos—Cuando follamos en mi cama pasaste a territorio desconocido, créeme.

Se me encogió el corazón con su mirada y con las palabras que acababa de pronunciar. Me excité de inmediato y traté de apartar la conversación del sexo. No sé por qué me molesté de todas maneras; seguro que Santana sabía que me moría por ella ahora que estábamos sentadas juntas.

—¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Saltó la tarjeta de crédito de Anderson en el sistema. Fue cuestión de segundos—me buscó la mano y la acarició con su dedo pulgar—No te enfades conmigo por venir. Me habría mantenido alejada si hubieras estado con tus amigos, pero ese jodido vaquero te puso las manos encima—Santana se llevó mi mano a sus labios y el roce de su perilla era una sensación que me estaba empezando a encantar y a la que comenzaba a acostumbrarme—Quería ver cómo te divertías. Estabas tan triste la última vez que te vi en el taxi…

Santana sonrió y su cara cambió completamente.

—Me encanta cuando haces eso—le dije.

—¿Cuando hago el qué?

—Cuando me besas la mano.

Me miró la mano, todavía agarrado a ella.

—Es una mano preciosa y me destrozaría que alguien le hiciera daño.

Sus ojos volvieron a los míos de nuevo, pero permaneció callada, observándome, haciendo círculos con su pulgar y llevando mi mano a sus labios cuando quería.

Santana necesitaba tocarme. Era parte de ella y lo entendí. Y extrañamente me tranquilizaba. No era capaz de explicarlo pero sabía cómo me hacía sentir cuando me tocaba. Supongo que era algo de lo que debería hablar con la doctora Roswell en nuestra próxima cita.

Las palabras de Santana me parecieron sin embargo inusuales. Definitivamente me protegía demasiado, como si le preocupara que me hicieran daño.

Eso pasó hace seis años, Santana.

Blaine y Kitty aparecieron de repente, saludaron con rapidez a Santana y luego desaparecieron tan sigilosos como unos adolescentes en un botellón, convencidos de que actuaban de manera increíble.

Me da lo mismo.

Estoy segura de que se pasaron media noche especulando de todas maneras.

Cuando llegó su copa, Santana utilizó su mano izquierda para sujetarla. Nunca soltó mi mano derecha. No hasta que me metió en su coche y me llevó a casa.

Siguió mirándome en el asiento del copiloto, arrastrando mis ojos a los suyos repetidas veces; excitándome hasta tal punto que sentí la necesidad de retorcerme para calmar el deseo que sentía entre los muslos.

—¿Por qué sigues mirándome así? —pregunté finalmente.

—Creo que sabes por qué—su voz era dulce pero con un tono serio.

—Y yo quiero que me lo digas porque en realidad no lo sé.

—Brittany, te miro porque no puedo apartar los ojos de ti. Quiero estar dentro de ti. Tengo tantas ganas de follarte que apenas puedo conducir este maldito coche. Quiero correrme contigo y volverlo a hacer una y otra vez. Quiero tu dulce sexo alrededor de mis dedos mientras gritas mi nombre porque he hecho que te corras. Quiero que nuestras caderas y sexos se muevan al unísono. Quiero que pases la jodida noche conmigo para poder poseerte una y otra vez hasta que no te acuerdes de nada más que de mí.

Me agarré al reposabrazos y me estremecí, segura de que un miniorgasmo acababa de atravesar mi cuerpo. Tenía la braga tan mojada que me podía haber resbalado por el asiento de cuero si los tacones de mis botas no estuvieran firmemente clavados a la alfombrilla del Range Rover.
Cuando Santana aparcó junto al bordillo empecé a temblar. Salió del coche y dio la vuelta para abrirme la puerta. No dijo una palabra y yo tampoco.

En el portal busqué a tientas las llaves y se me cayeron al suelo. Santana las cogió y las puso en la cerradura y entramos en el vestíbulo. Fuimos de la mano los cinco pisos de escaleras y ninguna de las dos pronunció una palabra.

Abrí la puerta de mi piso y Santana me siguió.

Y como otras veces, en el instante en el que estábamos juntas en privado aparecía una mujer diferente.

Una mujer que apenas contenía su deseo por mí. Y que sabía que yo tampoco le diría que no.

Mi espalda se estampó contra la pared y en dos segundos me tenía en brazos.

La boca de Santana estaba sobre la mía, explorando e investigando en su interior dos segundos después.

—Envuelve las piernas alrededor de mí —dijo, y me cogió con fuerza el culo.

Hice lo que me dijo. Estaba contra la pared con las piernas abiertas y mis botas moradas de vaquero colgando a los lados como una rana a la que diseccionar, rendida a lo que ella tuviera planeado.

Aceptaba que Santana dirigiera esta faceta de nosotras, el sexo. Ella estaba al mando de cualquier orden que le diera a mi cuerpo y yo deseaba tanto que me tocara que no tuve que pensármelo dos veces en ese momento.

—Desabrocha mis pantalones y toca mi sexo.

También hice eso.

Sus caderas se echaron hacia atrás para tener acceso, pero su boca y su lengua seguían explorándome, mientras le desabrochaba los pantalones para darle paso a sus bragas, las cuales también baje y poder tocar su sexo, su clítoris estaba duro y estaba muy húmeda.

La acaricié con la mano lo mejor que pude y se deleitó cuando introduje un dedo en ella, emitiendo un sonido gutural.

Santana metió la mano por debajo de mi falda y los dedos dentro de mi braga. Las rasgó por la parte de atrás, partiendo el material como si fuera una goma antes de atravesarme con dos dedos.

Grité mientras me llenaba, que me retorcía de la sensación. Me soltó durante unos segundos hasta que nuestros sexos finalmente se tocaron.

—Mírame y no pares—me agarró con fuerza las nalgas.

—Para que lo sepas ya fui a tu clínica y me hice los exámenes.

—Bien, como te dije yo ya me las había realizado, y como te dije confió en ti.

Con la mano libre y empezó a embestirme.

Duro.

Hondo.

Olvide rápidamente esa conversa.

Eran verdaderas estocadas castigadoras, pero no me importaba. Eso era lo que quería de ella mientras me miraba fijamente con el marrón ardiente de sus ojos.

—¡San! —gemí, y me retorcí contra la pared de mi piso mientras me follaba.

Sus dedos y caderas eran dueños de todo mi cuerpo. Seguí mirándola a los ojos. Incluso cuando sentí que aumentaba la presión en mi matriz y la punta de su dedo gordo rozaba mi clítoris, seguí mirándola.

Era tan íntimo que no habría podido apartar la mirada aunque hubiese querido. Necesitaba tener los ojos bien abiertos.

—¿Por qué hago esto, Britt?—me preguntó.

—No sé, San—apenas podía hablar.

—Claro que lo sabes. ¡Dilo, Brittany!—me tensé cuando un orgasmo empezó a apoderarse de mí, pero ella inmediatamente redujo el ritmo de sus dedos, aminorando las embestidas contra mi excitado sexo.

—¡¿Que diga el qué?!—grité, frustrada.

—Di lo que quiero oír. Di la verdad y dejaré que te corras—me atravesó poco a poco y me dio un mordisquito en mi hombro desnudo.

—¿Cuál es la verdad?—ahora estaba empezando a sollozar, completamente a su merced.

—La verdad es…—gruñó el resto en tres duras embestidas intercaladas—¡tú… eres… mía!

Solté un grito ahogado con la última embestida.

Aumentó la velocidad, follándome más rápido.

—¡Dilo! —gruñó.

—¡Soy tuya!

En cuanto dije esas palabras su dedo gordo volvio encontró mi clítoris y tuve un orgasmo, que rompió tan fuerte en mí como una poderosa ola en la orilla.

Como si fuera una recompensa por obedecerla. Lloré durante todo lo que duró, bien sujeta a la pared de mi apartamento, y Santana seguía dándome ese placer abrasador.

De lo más profundo de su pecho emergió un fuerte rugido mientras llegaba al clímax con una mirada casi aterradora. Aplastó sus caderas contra las mías y me besó, y los últimos movimientos fueron más lentos y suaves.

Su fuertes brazo todavía me tenían levantada y no sé cómo pero fue capaz de besarme de una manera extremadamente dulce que contrastaba del todo con el sexo salvaje de hacía un momento.

—Eres—dijo con la voz ahogada—Mía.
Me bajó de la pared, me sujetó hasta que mis pies estuvieron estables y luego me soltó, con la respiración entrecortada. Me apoyé en la pared en busca de sujeción y vi cómo se volvía a subir las bragas y después los pantalones y se los abrochaba.

Mi vestido cayó de nuevo hacia abajo. Para cualquier persona que entrara en ese momento no habría rastro de que acabábamos de follar de manera salvaje contra la pared.

Todo era una ilusión.

Santana subió la mano hacia mi mejilla y me sujetó con firmeza pero con suavidad.

—Buenas noches, mi linda chica americana. Duerme con los angelitos. Te veo mañana.

Llevó la mano a mi cara, a mis labios, a mi barbilla, a mi cuello y la deslizó por mi cuerpo hacia abajo. Su mirada de deseo me decía que no quería irse, pero supe que lo haría.

Santana me besó en la frente con dulzura. Se detuvo, cogió aire como si pudiera olerme y a continuación se fue de mi piso.

Me quedé ahí de pie después de que se cerrara la puerta y escuché con atención, con mi cuerpo todavía vibrando del orgasmo, la ropa interior alrededor de mi cintura y un hilito de su llegada al clímax, cálido deslizándose por mi muslo.

El sonido de sus pisadas alejándose era un ruido que no me gustó.

Ni lo más mínimo.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 1 de 12. 1, 2, 3 ... 10, 11, 12  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.