Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba1011%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba1019%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba10 19% [ 7 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba1011%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba1024%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba10 24% [ 9 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba1027%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba10 27% [ 10 ]
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba108%FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

+8
monica.santander
Dolomiti
Jane0_o
VictoriaRivera
Nathie_B4E
Anddy Rivera Morris
lauravm98
marcy3395
12 participantes

Página 3 de 12. Precedente  1, 2, 3, 4 ... 10, 11, 12  Siguiente

Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Reseña

Mensaje por 23l1 Miér Oct 22, 2014 6:54 pm

Reseña


¿Cómo pude dejarla escapar?

Un peligro inminente.

Un amor por el que merece la pena apostar y una mujer dispuesta a todo.

Santana López tiene un serio problema. Acaba de romper la confianza de Brittany y ella dejo a Santana.

Sin embargo, no está dispuesta a darse por vencida, no va a rendirse; hará todo lo que pueda para recuperar a su preciosa chica americana. La pasión entre ellas es abrasadora pero los secretos que se esconden la una a la otra son muy dolorosos y lo suficientemente serios como para acabar con la posibilidad de una vida juntas.

Además, debido a las amenazas políticas que ahora caen sobre Brittany, Santana tiene poco tiempo para reaccionar y ha de reunir toda su fuerza y habilidad para protegerla de los peligros que pueden apartarla de su lado para siempre.

¿Será capaz Santana de liberar a Brittany de un pasado que la sigue atemorizando?

¿Volverá a sentir el calor de su piel, a recuperar su confianza de nuevo?

Esta es la historia de una mujer enamorada que hará cualquier cosa para poseer el corazón de la mujer que ama.

Y que llegará hasta donde sea para protegerla.

Todo o nada.



23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Prologo

Mensaje por 23l1 Miér Oct 22, 2014 6:55 pm

Prologo


Junio de 2012

Londres.

POV Britt

Dejé a Santana en los ascensores suplicándome que no me fuera. Fue lo más difícil que había tenido que hacer en mucho tiempo.

Pero me fui.

Había abierto mi corazón a Santana y me lo había destrozado.

La había oído cuando me dijo que me quería y también cuando me aseguró que solo estaba tratando de protegerme de mi pasado.

La había oído alto y claro. Pero eso no cambiaba el hecho de que necesitaba alejarme de ella.

Solo puedo pensar en la misma idea aterradora una y otra vez.

Santana lo sabe.

Pero las cosas no siempre son lo que parecen. Las impresiones se obtienen de manera intuitiva. Las ideas se forjan basándose en emociones y no en hechos reales.

Ese fue el caso de Santana y yo. Por supuesto que esto lo descubrí más tarde, y con el tiempo, cuando pude alejarme de los acontecimientos que me habían convertido en la persona que soy, fui capaz de ver las cosas de forma algo diferente.

Con Santana todo era rápido, intenso..., explosivo. Desde el principio me decía lo que pensaba.

Me decía que me deseaba.

Y sí, hasta me había confesado que me quería.

No tenía problemas en comentarme lo que quería de mí, o lo que sentía por mí. Y no me refiero al sexo únicamente. Eso era gran parte de nuestra conexión, pero con Santana no lo era todo. Ella es capaz de compartir sus sentimientos con facilidad. Esa es su manera de ser, pero no significa que sea la mía.

En ocasiones sentía como si Santana quisiera consumirme. Me abrumó desde la primera vez que estuvimos juntas y sin duda era una amante exigente, pero una cosa era cierta: siempre quise lo que ella me daba.

Me di cuenta una vez que la dejé.

Santana me proporcionaba paz y seguridad de una forma que realmente no había sentido antes en mi vida adulta y que desde luego no había experimentado nunca con respecto a mi sexualidad. Ella es así y punto, y creo que ahora lo entiendo.

Ella no era exigente y controladora porque quisiera dominarme; era así conmigo porque sabía que era lo que yo necesitaba. Santana trataba de darme algo que necesitaba para hacer que lo nuestro funcionara.

Así que aunque esos días sin ella fueron terribles, la soledad era fundamental para mí.

Nuestro fuego apasionado había ardido al rojo vivo y ambas nos habíamos abrasado con el calor que con tanta facilidad se desataba y encendía cuando estábamos juntas. Sé que necesitaba ese tiempo de cura, pero eso no hizo que el angustioso dolor que sentía disminuyera.

No hacía más que volver a la misma idea que me sobrevino cuando descubrí lo que ella estaba haciendo.

Santana sabe lo que me pasó y ahora no hay forma de que pueda quererme.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Miér Oct 22, 2014 7:48 pm

Genial!!!!!
Que idea tonta que tiene Britt,espero que San la pueda hacer cambiar de opinion!!
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Dolomiti Miér Oct 22, 2014 8:12 pm

FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 2113258990 pero que le pasó a britt que es tan malo para sentirse de esa manera?? FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 2113258990 creo tener una idea, pero espero equivocarme FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 4065562827 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 4065562827 actualiza pronto anda, anda!! FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 210293833 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 210293833
Dolomiti
Dolomiti
-
-

Femenino Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por micky morales Miér Oct 22, 2014 8:18 pm

excelente, hasta pronto!!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Anddy Rivera Morris Miér Oct 22, 2014 8:46 pm

Se me hizo demasiado corto!!! :(
Anddy Rivera Morris
Anddy Rivera Morris
*******
*******

Femenino Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Club Brittana Blake


Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por lauravm98 Miér Oct 22, 2014 10:16 pm

muy corto! pero interesante! see ya Dayan!
lauravm98
lauravm98
*******
*******

Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Jue Oct 23, 2014 7:11 pm

monica.santander escribió:Genial!!!!!
Que idea tonta que tiene Britt,espero que San la pueda hacer cambiar de opinion!!
Saludos

Hola, esk por lo que le paso es entendible, creo yo, y san es san! ella logra todo jajajajaj. Saludos =D



Dolomiti escribió:FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 2113258990 pero que le pasó a britt que es tan malo para sentirse de esa manera?? FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 2113258990 creo tener una idea, pero espero equivocarme FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 4065562827 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 4065562827 actualiza pronto anda, anda!! FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 210293833 FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 210293833

Hola, =O le paso... algo malo =/ y tu hipotesis seria¿? yo te podria decir si estas bn o no. Ahora otro cap. Saludos =D



micky morales escribió:excelente, hasta pronto!!!!!

Hola, jajaajaj aqui otro cap. Saludos =D



Anddy Rivera Morris escribió:Se me hizo demasiado corto!!! :(

Hola, jajajajjaajaj xD lo sospeche XD jajajaja. Aqui otro cap. Saludos =D



lauravm98 escribió:muy corto! pero interesante! see ya Dayan!

Hola, jajajajaajajaaj si la vrdd esk si xD jajajaaj pero ahor ale cap 1 es mas larogo xD. jajajajajajajajaajajajaj Saludos lau =D

23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Cap 1

Mensaje por 23l1 Jue Oct 23, 2014 7:14 pm

Capitulo 1

Mi mano latía al ritmo de mi corazón. Todo lo que pude hacer fue respirar contra las puertas ya cerradas del ascensor que se llevaba a Brittany lejos de mí.

Piensa.

Perseguirla no era una opción, así que abandoné el vestíbulo y me fui a la sala de descanso. Allí se encontraba Rach preparándose un café. Mantuvo la cabeza agachada e hizo como si yo no estuviera.

Una mujer inteligente.

Espero que esos idiotas de la planta hagan lo mismo o van a tener que buscarse otro trabajo.

Eché algo de hielo en una bolsa de plástico y metí la mano dentro.

Joder, cómo escocía.

Tenía sangre en los nudillos y estaba segura de que también habría en la pared junto al ascensor. Volví a mi despacho con la mano en la bolsa de hielo. Le dije a
Frances que llamara a la gente de mantenimiento para que viniesen a arreglar la maldita abolladura de la pared.

Frances asintió con la cabeza y miró la bolsa de hielo al final de mi brazo.

—¿Necesitas hacerte una radiografía? —preguntó con la expresión típica de una madre.

O al menos como yo me imaginaba que sería una madre. Apenas recuerdo a la mía, así que probablemente solo estoy proyectando mis ideas sobre ella.

—No—necesito que vuelva mi Britt-Britt, no una jodida radiografía de mierda.

Me fui directo a mi despacho y me encerré allí. Saqué una botella de Van Gogh del mueble bar y la destapé. Abrí el cajón de mi escritorio y busqué a tientas el paquete de Djarum Blacks y el mechero que me gustaba tener ahí guardados.

Desde que conocí a Brittany fumaba muchísimo. Tenía que acordarme de comprar más.
Ahora solo necesitaba un vaso para el vodka, o igual no. La botella me serviría.

Me tomé un trago con la mano destrozada y agradecí el dolor. A la mierda la mano; lo que tengo roto es el corazón.

Me quedé mirando su foto. La que le hice en el trabajo cuando me enseñó el cuadro de lady Perceval con el libro. La había hecho con el móvil. No importaba que fuera solo la cámara de un teléfono, Brittany salía preciosa a través de cualquier lente.

Sobre todo las lentes de mis ojos. La foto había quedado tan bonita que me la descargué y pedí una copia para mi despacho.

Recordé aquella mañana con ella. Podía verla perfectamente en mi cabeza, lo contenta que estaba cuando tomé la sonriente imagen junto a aquel viejo cuadro...

Aparqué en el garaje de la Galería Rothvale y apagué el motor. Era un día gris, lloviznaba y hacía frío, pero no dentro de mi coche. Tener a Brittany sentada a mi lado, vestida para ir a trabajar, preciosa, sexy y sonriente, me levantaba el ánimo, pero saber lo que habíamos compartido esa misma mañana era lo mejor.

Y no estaba hablando de sexo.

Recordar la ducha y lo que habíamos hecho allí me ayudaría a sobrellevar el día, solo un poco, porque lo que sobre todo me ayudaba era saber que la vería otra vez esa noche, que estaríamos juntas, que era mía, y que podía llevarla a la cama y demostrárselo de nuevo. También me ayudaba la conversación que habíamos tenido.

Sentía que por fin me había abierto un poco su corazón. Que yo le importaba igual que ella a mí. Y era el momento de empezar a hablar de nuestro futuro.

Quería compartir tantas cosas con ella...

—¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me gusta que me sonrías, San?

—No —contesté, y dejé de sonreír—, dime.

Brittany negó con la cabeza al ver mi reacción y miró la lluvia a través de la ventanilla.

—Siempre me he sentido especial cuando lo haces porque creo que no sonríes mucho en público. Diría que eres reservada. Así que cuando me sonríes me..., me desarmas.

—Mírame—esperé a que lo hiciera, sabedor de que así sería.

Esa era una de las cosas de las que teníamos que hablar y que había quedado bien claro desde el principio. Brittany era sumisa conmigo por naturaleza.

Aceptaba lo que le diera; la controladora que llevo dentro había encontrado a su musa y era solo una razón más por la que hacíamos una pareja perfecta.

Levantó sus ojos azules hacia mí y esperó. Mi sexo palpitaba debajo de mis bragas. Podría poseerla ahí mismo, en el coche, y seguir deseándola minutos más tarde.

Era mi adicción, de eso no había duda.

—Dios, Britt-Britt estás preciosa cuando haces eso.

—¿Cuando hago qué, San?

Le puse un mechón de su sedoso pelo detrás de la oreja y volví a sonreír.

—Nada. Que me haces feliz, eso es todo. Me encanta traerte al trabajo después de tenerte toda la noche para mí.

Se ruborizó y habría querido follármela otra vez.

No, eso no es verdad. Quería hacerle el amor..., despacio. Podía imaginarme perfectamente su precioso cuerpo extendido y desnudo para darle placer de todas las formas posibles.

Todo mío.

Para mí sola.

Brittany me hacía sentir que todo...

—¿Quieres entrar y ver en lo que estoy trabajando? ¿Tienes tiempo?—me llevé su mano a los labios y respiré el aroma de su piel.

—Pensé que nunca me lo pedirías. Usted primero, profesora Pierce.
Ella se rio.

—Puede que algún día lo sea. Llevaré una de esas gafas y bata negra y el pelo en un moño. Daré clases sobre técnicas de restauración, y tú podrás sentarte al fondo y distraerme con comentarios inapropiados y miradas lascivas.

—Ahhh, y entonces ¿me llamarás a tu despacho para castigarme? ¿Me castigarás, profesora Pierce? Estoy segura de que podemos negociar un trato para que pague por mi comportamiento irrespetuoso—bajé la cabeza hacia su regazo.

—Estás loca—me dijo mientras le entraba la risa tonta y me apartaba de un empujón—Vamos para dentro.

Corrimos bajo la lluvia, resguardadas en mi paraguas, y su delgada figura arropada junto a mí, unido a su olor a flores y primavera, hacían que me sintiera la mujer más afortunada del planeta.

Me presentó al viejo guardia de seguridad, que era evidente que estaba enamorado de ella, y me llevó hasta una gran habitación, una especie de taller.

Tenía amplias mesas y caballetes con buena iluminación y mucho espacio abierto.

Me enseñó una gran pintura al óleo de una mujer solemne de pelo oscuro con deslumbrantes ojos azules y un libro en la mano.

—San, por favor, saluda a lady Perceval. Lady Perceval, mi novia, Santana López—Brittany sonrió al cuadro como si fuesen amigas íntimas.

Le ofrecí una media reverencia a la pintura y dije:

—Señora.

—¿No es increíble? —preguntó Brittany.

Estudié la imagen con atención.

—Pues sí, es una figura fascinante, no hay duda. Parece que esconda una gran historia detrás de esos ojos azules—me acerqué para ver el libro que sostenía con la cubierta visible.

Las palabras eran difíciles de leer, pero en cuanto me di cuenta de que estaban en francés resultó algo más fácil.

—He estado trabajando en la parte del libro en particular —explicó Brittany—Sufrió daños en un incendio hace décadas y ha sido un suplicio quitarle el barniz quemado de encima a ese libro. Es especial, lo sé.

Volví a mirar y descifré la palabra «Chrétien».

—Está en francés. Eso que pone ahí es el nombre de Christian—señalé.

Sus ojos se agrandaron y su voz se entusiasmó.

—¿De verdad?

—Sí. Y estoy segura de que aquí pone «Le Conte du Graal». ¿El cuento del Grial?—miré a Brittany y me encogí de hombros—La mujer de la pintura se llama lady Perceval, ¿verdad? ¿No es Perceval el caballero que encontró el Santo Grial en la leyenda del rey Arturo?

—¡Oh, Dios mío, San!—me agarró el brazo de la emoción—¡Por supuesto! Perceval..., es su historia. ¡La has resuelto! Lady Perceval sostiene en efecto un libro muy poco común. ¡Lo sabía! Una de las primeras historias del rey Arturo jamás escritas; se remonta al siglo XII. Ese libro es de Chrétien de Troyes, Perceval o el cuento del Grial—miró el cuadro fijamente y su cara irradiaba felicidad y pura alegría.

Cogí el móvil y le hice una foto. Una magnífica foto de perfil de Brittany sonriendo a su lady Perceval.

—Bueno, me alegro de haber podido ayudarte, Britt-Britt.

Se abalanzó sobre mí y me besó en los labios, envolviéndome con sus brazos con fuerza.

Fue la sensación más increíble del mundo.

—¡Y tanto! Me has ayudado muchísimo. Voy a llamar a la Mallerton Society hoy mismo para decirles lo que has descubierto. Estoy segura de que les va a interesar. Hay una exposición por el aniversario de su nacimiento dentro de unas pocas semanas..., me pregunto si querrán incluirlo...

Brittany se puso a divagar, a contarme entusiasmada todo lo que siempre quise saber sobre libros raros, pinturas de libros raros y sobre la restauración de pinturas de libros raros. Se le puso la cara roja por la emoción de resolver un misterio, y esa sonrisa y ese beso valían su peso en oro para mí.

... Abrí los ojos e intenté ubicarme. Tenía la cabeza como si me hubiesen dado una paliza. Una botella de Van Gogh medio vacía me miraba. Las colillas de Djarum esparcidas sobre mi escritorio, donde tenía la mejilla bien pegada, me impregnaban la nariz de un olor a clavo rancio y tabaco. Despegué la cara del escritorio y me sujeté la cabeza con las manos, apoyada con fuerza sobre los codos.

El mismo escritorio donde la había tumbado y follado solo unas horas antes.

Sí, follado.

Había sido follar, claramente y sin excusas, y fue tan increíble que me ardían los ojos de pensarlo. La luz de mi móvil parpadeaba como loca. Le di la vuelta para no tener que verla. Sabía que en cualquier caso ninguna de las llamadas era suya.

Brittany no me llamaría.

De eso estaba segura.

La única pregunta era cuánto tardaría en intentar llamarla yo.

Ya era de noche.

Fuera estaba oscuro.

¿Dónde se encontraría?

¿Estaría terriblemente dolida y disgustada?

¿Llorando?

¿La estarían consolando sus amigos?

¿Me odiaría?

Sí, todas esas cosas eran probables, y yo por mi parte no podía acercarme a ella y hacerla sentir mejor.

No quiere saber nada de ti.

Así que esto es lo que se siente. Cuando se está enamorada.

Era hora de enfrentarme a la verdad y a lo que le había hecho a Brittany.

De modo que me quedé en mi despacho y lo afronté. No podía irme a casa. Allí había demasiados recuerdos de ella, y ver sus cosas solo conseguiría volverme completamente loca. Me quedaría aquí esta noche y dormiría entre sábanas que no olieran a ella. En las que no hubiera estado ella. Me invadió una ola de pánico y me tuve que mover.

Levanté el culo de la silla y me puse de pie. Vi un trocito de tela rosa en el suelo a mis pies e inmediatamente supe lo que era: las bragas de encaje que le había quitado durante nuestro encuentro en mi escritorio.

¡Mierda!

Recordé dónde me encontraba cuando su padre dejó ese mensaje.

Mi sexo unido al de ella y mis dedos dentro de ella. Era desesperante tocar algo que acababa de estar contra su piel. Toqueteé la tela y me la guardé en el bolsillo.

La ducha me llamaba.

Accedí por la puerta trasera a la habitación contigua, que contaba con una cama, un baño, una tele y una pequeña cocina, todo de primerísima calidad.

El departamento para una persona soltera y tipo ejecutivo que trabaja hasta tan tarde que no le merece la pena conducir hasta casa.

O más un picadero.

Aquí es donde traía a las mujeres cuando me las quería tirar.

Siempre fuera del horario de oficina, por supuesto, y nunca se quedaban toda la noche.

Hacía que mis «rollos» se largaran mucho antes del amanecer. Todo esto era antes de encontrar a Brittany.

Nunca quise traerla aquí.

Ella era diferente desde el principio.

Especial.

Mi preciosa chica americana.

Brittany ni siquiera sabía de la existencia de esta habitación. Lo habría pillado en dos segundos y me habría odiado por traerla aquí. Me froté el pecho y traté de calmar el dolor que me abrasaba. Abrí la ducha y me desvestí.

Mientras el agua caliente caía sobre mí me apoyé en los azulejos y me enfrenté a la realidad.

¡No estás con ella! La has cagado otra vez y ahora no quiere nada contigo.

Mi Brittany me había dejado por segunda vez. En la primera ocasión lo hizo de manera sigilosa en mitad de la noche porque estaba aterrorizada por una pesadilla.

Esta vez simplemente se dio la vuelta y se alejó de mí sin mirar atrás. Pude verlo en su cara: no era el miedo lo que hizo que se marchara. Era la completa devastación por la traición que había sentido al descubrir que le había estado ocultando la verdad. Había traicionado su confianza. Había apostado demasiado alto y había perdido.

El impulso de retenerla y hacer que se quedara fue tan grande que le di un puñetazo a la pared y seguramente me rompí algo por evitar agarrarla a ella.

Me dijo que nunca volviera a ponerme en contacto con ella.

Cerré la ducha y salí; el sonido desolado del agua colándose por el desagüe hizo que me doliera aún más el pecho ante tal vacío. Cogí una toalla y me cubrí la cabeza.

Me miré en el espejo mientras me destapaba la cara. Desnuda, mojada y amargada.

Sola.

Me di cuenta de esa realidad mientras miraba fijamente a la cabrona gilipollas del espejo.

Nunca es mucho tiempo.

Tal vez podría estar alejada de ella un día o dos, pero nunca era definitivamente impensable.

Tampoco había cambiado el hecho de que ella aún necesitaba protección ante una amenaza que podía resultar peligrosa. No iba a permitir que le ocurriera nada a la mujer que amaba.

Nunca.

Sonreí ante el espejo, hasta en ese penoso estado me hizo gracia mi lucidez; porque acababa de encontrar un ejemplo perfecto del uso adecuado de la palabra nunca.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por micky morales Jue Oct 23, 2014 7:30 pm

creo que san debe darle su espacio a britt y luego ver como van las cosas, hasta pronto!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Jue Oct 23, 2014 7:49 pm

Veremos como sigue!!
saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por lauravm98 Jue Oct 23, 2014 8:53 pm

Dios! que pasara?... pobre Britt y San pero creo que ya tiene una excusa para acercarse a Britt :3 See ya Dayan!
lauravm98
lauravm98
*******
*******

Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Dolomiti Vie Oct 24, 2014 1:23 am

Que feo! Pobre San, pero debió ser sincera desde el inicio FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 2824147739 actualiza pronto porfaaa
Dolomiti
Dolomiti
-
-

Femenino Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Vie Oct 24, 2014 7:27 pm

micky morales escribió:creo que san debe darle su espacio a britt y luego ver como van las cosas, hasta pronto!

Hola, esk san es san! y necesita de su britt! jajaajajaj. Saludos =D



monica.santander escribió:Veremos como sigue!!
saludos

Hola, san tiene q pelear por su britt. Saludos =D



lauravm98 escribió:Dios! que pasara?... pobre Britt y San pero creo que ya tiene una excusa para acercarse a Britt :3 See ya Dayan!

Hola, =O jajaj san buscara o inventara cualquier cosa para estar con britt. jajajajajajajaa Saludos =D lau.



Dolomiti escribió:Que feo! Pobre San, pero debió ser sincera desde el inicio FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 2824147739 actualiza pronto porfaaa

Hola, mmm todos nos confundimos alguna vez =/, aqui otro cap. Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Cap 2

Mensaje por 23l1 Vie Oct 24, 2014 7:32 pm

Capitulo 2


Día número dos de mi exilio de Brittany y todo daba asco. Estuve yendo de un lado a otro haciendo cosas pero nada tenía sentido.

¿Durante cuánto tiempo iba a estar así?

¿Debería llamarla?

Si pensaba demasiado en mi situación, la ansiedad se apoderaba de mí, por lo que traté de evitarlo. Procuré no pensar en ella. El vacío dentro de mí me empujaba a actuar, pero sabía que era demasiado pronto para intentar ir a buscarla.

Necesitaba algo de tiempo y ya había cometido ese error con anterioridad.

Presionarla mucho. Y ser una completa gilipollas egoísta.

Aparqué en la calle junto a la casa que me había visto crecer. El jardín se hallaba muy cuidado, la reja bien recta y los arbustos podados tal y como habían estado siempre. Mi padre nunca abandonaría ese lugar. No se iría del hogar que había forjado con mi madre.

El término «viejo cabezota» se quedaba corto con mi padre y este era el lugar en el que moriría cuando llegara su día.

Cogí las cervezas frías del asiento y accedí por la reja del jardín. Un gato negro corrió delante de mí y esperó. No era un gatito pequeño ni tampoco uno adulto.

Era la versión en gato de un adolescente. Se sentó justo delante de la puerta, se giró y me miró. Sus brillantes ojos verdes parpadeaban como si me dijeran:

«Mueve tu culo lento y déjame entrar en la casa».

¿Desde cuándo mi padre tenía un gato, maldita sea?

Llamé a la puerta y a continuación abrí y asomé la cabeza.

—¿Papá?—el gato se coló dentro de la casa más rápido que la velocidad de la luz y lo único que pude hacer fue mirar fijamente al frente—¿Ahora tienes un gato?—grité, y entré en la cocina.

Metí las cervezas en la nevera y me tiré en el sofá.

Apunté con el mando a la tele y la encendí.

La Eurocopa. Perfecto, sí señor.

Podría centrarme por completo en el fútbol durante un par de horas y con un poco de suerte beberme cuatro de las seis cervezas que había traído y olvidarme de mi chica un buen rato.

Y llorarle a mi padre.

Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Algo suave y peludo saltó sobre mi  regazo. El gato estaba aquí de nuevo.

—Ahh, así que ya estás aquí..., y veo que has conocido a Soot—mi padre se acercaba por detrás de mí.

—¿Cómo es que te has hecho con un gato?—me moría de curiosidad por oír su respuesta. Nunca habíamos tenido gatos cuando era pequeño.

Mi padre resopló y se sentó en la silla.

—No lo hice. Se puede decir que él se ha hecho conmigo.

—Me puedo hacer una idea—acaricié el cuerpo sedoso de Soot—En cuanto abrí la puerta principal entró en casa como si fuera el dueño.

—Mi vecina me pidió que le diera de comer mientras estaba fuera cuidando a su madre, que está muy enferma. Al final se ha tenido que mudar a casa de su madre y me he quedado con él. Nos entendemos, creo yo.

—¿La vecina y tú o el gato y tú?

Mi padre me miró de manera calculadora y sus ojos se entrecerraron.

Ricardo López era muy perspicaz por naturaleza. Siempre lo había sido. No le podía ocultar nada. Cuando yo era una niña él siempre sabía si llegaba a casa borracha o si había empezado a fumar, o si me metía en líos. Imagino que era así porque la mayor parte de nuestra vida estuvo solo. Mi hermana Bree y yo nunca nos sentimos descuidadas a pesar de haber perdido a nuestra madre.

Los sentidos de mi padre se agudizaron de tal modo que podía percibir los problemas como un sabueso. Ahora lo estaba haciendo de nuevo.

—¿Qué demonios te ha pasado, hija?

Se llama Brittany.

—¿Es tan evidente, eh?—el gato empezó a ronronear en mi regazo.

—Conozco a mi propia hija y sé cuándo algo va mal—mi padre salió del salón un minuto. Volvió con dos cervezas abiertas y me dio una—¿Cerveza mexicana?

Arqueó una ceja, tan característico de los López, y me pregunté si cuando yo lo hacía me parecería a él.

Brittany había mencionado lo de mi movimiento de ceja más de una vez.

—Sí, está muy buena con una rodaja de limón metida en el cuello de la botella—le di un trago y acaricié a mi nuevo amigo de color ébano—Es por una chica. Brittany. La conocí, me enamoré y ahora me ha dejado—una respuesta corta y concisa.

¿Qué más le podía contar a mi propio padre?

Él sabía desde que era una adolescente mis gustos por las mujeres y me acepto siempre.

Y ahora eso era todo lo que importaba o todo en lo que podía pensar. Me moría por ella y ella me había dejado.

—Ahhh, bueno, eso tiene más sentido—mi padre se detuvo un momento como si estuviera asimilándolo todo. Estoy segura de que le sorprendió lo que le acababa de revelar—Hija, sé que ya te lo he dicho antes, por lo que esto no es nada nuevo, siempre apoyé y apoyare tus gustos, has heredado de tu madre, que en paz descanse, su belleza. Lo único que heredaste de mí fue el nombre y quizá mi constitución. Y lo cierto es que el hecho de que seas una Adonis te pone las cosas muy fáciles con las mujeres y hombres.

—Nunca he perseguido a ninguna mujer o hombre, papá.

—No he dicho que lo hicieras, pero la cuestión es que nunca has tenido que hacerlo. Ellos te han perseguido a ti, aunque tú no quieras a los hombres igual te persiguen—sacudió la cabeza al recordar algo—Dios, las chicas andaban locas por ti. Estaba seguro de que un día de picos pardos te atraparían y me harías abuelo—me lanzó una mirada que me sugirió que había pasado mucho más tiempo del debido preocupándose por ese tema—Pero nunca lo hiciste...—la voz de mi padre se fue apagando y me miró con tristeza. Después del colegio me alisté en el Ejército y me fui de casa. Y se puede decir que en cierta manera ya no regresé más...

Mi padre me dio una palmadita en la rodilla y bebió un trago de cerveza.

—Nunca he deseado a alguien como a ella—cerré la boca y empecé a beber con ahínco. Alguien metió un gol en el partido y me obligué a mirar y a acariciar al gato.

Mi padre se mostró paciente durante un rato pero al final preguntó:

—¿Qué hiciste para que te dejara?

El mero hecho de escuchar la pregunta dolía.

—Mentí. Fue una mentira por omisión, pero aun así no le dije la verdad y lo descubrió—aparté con cuidado al gato de mi regazo y fui a la cocina a por otra cerveza. Al final traje dos.

—¿Por qué le mentiste, hija?

Encontré los ojos oscuros de mi padre tan parecidos a los míos y dije algo que no había pronunciado nunca. Que nunca había sido cierto.

—Porque la quiero. La quiero, y por eso no deseaba hacerle daño sacando a la luz un recuerdo doloroso de su pasado.

—Así que te has enamorado—mi padre afirmó con la cabeza y me miró de arriba abajo—Lo cierto es que tienes todos los síntomas. Debería haberme dado cuenta en cuanto entraste por la puerta con esa cara de haber dormido bajo un puente.

—Ella me ha dejado, papá—empecé la tercera cerveza y volví a poner al gato en mi regazo.

—Eso ya lo has dicho—habló con sequedad y siguió mirándome como si no fuera su hija sino un extraterrestre impostor—Entonces ¿por qué le mentiste a la mujer a la que quieres? Es mejor que me lo cuentes, Tana.

Es mi padre y confío en él más que en nadie en el mundo. Estoy segura de que no hay otra persona a quien se lo pudiera contar, aparte de mi hermana. Cogí aire con fuerza y se lo detallé.

—Conocí al padre de Brittany, Tom Pierce, en un torneo de póquer en Las Vegas hace seis años. Nos caímos bien y era bueno con las cartas. No tan bueno como yo, pero nos hicimos amigos. Se puso en contacto conmigo hace poco y me pidió un favor. No tenía intención de hacerlo. Quiero decir, considerando la cantidad de trabajo que tenía en ese momento. ¡No puedo proteger a una estudiante de arte americana y además modelo cuando tengo que organizar la seguridad VIP de las jodidas Olimpiadas!

El gato se estremeció. Mi padre apenas arqueó una ceja y se acomodó en su silla.

—Pero lo hiciste.

—Sí, así fue. Vi la foto que me envió y me entró curiosidad. Brittany también trabaja como modelo y es... tan guapa—me encantaría tener su retrato ya en mi casa.
Pero la condición de la venta era que tenía que quedarse expuesto en la Galería
Andersen durante seis meses. Mi padre me miró sin más y siguió callado—Total, que llego a la exposición de la galería y compro el maldito retrato a los pocos  segundos de verlo, ¡como si fuera una dichosa poeta o yo qué sé! En cuanto la conocí estuve dispuesta a llamar al pelotón para mantenerla a salvo si fuera necesario—negué con la cabeza—¿Qué demonios me pasó, papá?

—A tu madre le encantaba leer a todos los poetas. Keats, Shelley, Byron—sonrió levemente—A veces las cosas suceden así. Encuentras a la persona hecha para ti y punto. Las personas se han enamorado desde el principio de los tiempos, hija. Simplemente por fin te ha llegado tu turno—mi padre le dio otro trago a la cerveza—¿Por qué... Brittany necesita protección?

—El congresista que murió en el accidente de avión ya tiene sustituto. Es el senador Oakley, de California. Bueno, pues el senador tiene un hijo, Lance Oakley, que solía salir con Brittany. Pasó algo... y apareció un vídeo porno...—hice una pausa y me di cuenta de lo horrible que le debía parecer a mi padre—Pero ella era muy joven, solo tenía diecisiete años, y esa traición le hizo muchísimo daño. Oakley fue un completo cabrón con ella. Brittany está yendo al psiquiatra...—mi voz se fue apagando y me pregunté cómo se estaría tomando mi padre todo esto. Bebí un poco más de cerveza antes de contarle la última parte—Al hijo lo mandaron a Irak y ella se vino a estudiar a la Universidad de Londres. Estudia arte y restaura cuadros, y es absolutamente brillante.Me sorprendió que mi padre no reaccionara a todas las cosas tan desagradables que le acababa de contar—Imagino que el senador no quiere que el terrible comportamiento de su hijo aparezca en la prensa.

Parecía enfadado.

Mi padre odia a los políticos independientemente de su nacionalidad.

—Ni el senador ni el poderoso partido que está detrás. Algo así les haría perder las elecciones.

—¿Y el partido de la oposición? Estarán buscándolo tan desesperados como la gente de Oakley estará tratando de esconderlo—dijo mi padre.

Sacudí la cabeza, pensativa.

—¿Por qué no trabajas para mí, papá? Lo entiendes a la primera. Vas más allá.
Necesito diez como tú, eso sí —dije con ironía.

—¡Ja!, estoy muy contento de ayudarte cuando me necesites, pero no lo hago por dinero.

—Ya, soy muy consciente de eso —repuse, levantando la mano.

Había intentado que trabajara para mí durante mucho tiempo y era una especie de broma entre nosotros.

Sin embargo, él nunca aceptaría nada de dinero; un viejo cabezota es lo que era.

—¿Ha pasado algo que indique que tu Brittany necesita protección? La verdad es que todo esto me parece un poco alarmista. ¿Por qué te lo pidió su padre?

—Al parecer, el hijo del senador sigue metiéndose en líos. Volvió a casa de permiso y mataron a uno de sus compañeros en un altercado en un bar. El tipo de escándalo que los políticos odian y con motivo. Esto lleva a escarbar en terrenos que no quieren que la gente conozca. Podría tratarse de un incidente aislado, pero el amigo sabía lo del vídeo. Llegado a este punto, el padre de Brittany se puso en alerta total. Sus palabras textuales fueron: «Si la gente que sabe de la existencia del vídeo empieza a aparecer muerta, entonces es que necesito proteger a mi hija»—me encogí de hombros—Me pidió que le ayudara. Al principio le dije que no y le recomendé otra empresa, pero me mandó un correo electrónico con la foto de ella.

—Y no pudiste decir que no después de ver su foto—mi padre lo formuló con tono de afirmación. Supe entonces que él entendía lo que sentía hacia Brittany.

—No. No pude—negué con la cabeza—Me cautivó. Fui a la exposición de la galería y compré el retrato. Y cuando entró en la sala, papá, no pude apartar los ojos de ella. Tenía intención de caminar hasta el metro en mitad de la noche, así que me presenté y la convencí para que me permitiera llevarla a casa en coche. Después de eso traté de dejarla en paz. Realmente quería...

Volvió a sonreír.

—Siempre has sido una chica tan protectora...

—Pero se convirtió en mucho más que en un mero trabajo. Quería estar con Britt...—miré a mi papá, que permanecía sentado escuchándome en silencio y cuyo corpulento cuerpo seguía en plena forma a pesar de ser un hombre de sesenta y tres años.

Sabía que él me entendía. No necesitaba explicarle nada más sobre mis sentimientos y eso era un alivio.

—Pero ella descubrió que su padre te había contratado para protegerla...

—Sí. Oyó sin querer una llamada de teléfono en mi oficina. Su padre explotó cuando se enteró de que estábamos saliendo y me lo echó en cara—pensé que mi padre también tenía derecho a saber toda esa maldita historia.

—Imagino que se sintió vulnerable y traicionada. Si su pasado con el hijo del senador o con quien quiera que sea es algo que tú sabes y que no le dijiste que sabías...—mi padre negó con la cabeza—¿En qué estabas pensando? Y a ella le deberían contar lo de la muerte del otro tipo, lo de la posible amenaza sobre ella. Y que tú la quieres. Y que pretendes seguir manteniéndola a salvo. Una mujer necesita la verdad, Tana. Tendrás que contarle todo si quieres que ella vuelva a confiar en ti.

—Se lo conté—solté un enorme suspiro y eché la cabeza hacia atrás en el sofá para mirar al techo. Soot se estiró y se volvió a colocar en mi regazo.

—Bueno, pues entonces inténtalo otra vez. Empieza diciéndole la verdad y a partir de ahí ya veremos. Puede que ella la acepte o que no. Pero no puedes tirar la toalla. Tienes que seguir intentándolo.

Saqué el móvil y busqué la foto en la que Brittany estaba mirando el cuadro y se la enseñé a mi papá. Sonrió mientras estudiaba la imagen a través de sus gafas.

Un atisbo de nostalgia en sus ojos me indicó que estaba pensando en mi madre.

Me la devolvió después de unos segundos.

—Es una chica adorable, Tana. Espero que tenga la oportunidad de conocerla algún día—mi papá me miró directamente a los ojos y me lo soltó así. Sin rodeos, tan solo la cruda realidad—Tienes que escuchar a tu corazón, hija..., nadie puede hacer eso por ti.

Me fui de casa de mi papá por la tarde, llegué a mi piso e hice tres horas de ejercicio en mi gimnasio. No paré hasta que no fui más que una masa temblorosa de músculos doloridos con hedor a sudor. Sin embargo, el baño de espuma de después fue agradable.

Y los cigarrillos. Ahora fumaba mucho. No era bueno para mi salud y necesitaba bajar el ritmo. Pero, joder, las ganas eran muy fuertes. Estar con Brittany me calmaba bastante, por lo que no tenía tantas ganas de fumar, pero ahora que ella me había dejado, fumaba sin parar, como la asesina en serie sobre la que habíamos bromeado que era en nuestra primera conversación.

Dejé el Djarum colgando de mi labio y miré fijamente a las burbujas.

A Brittany le encantaba darse baños. Ella no los podía disfrutar en su piso y me dijo que lo echaba de menos. Me encantaba la idea de tenerla desnuda en mi bañera.

La idea de ella desnuda...

Pensar en eso no me hacía ningún bien en absoluto y sin embargo pasaba muchas horas haciéndolo. Y si pensaba en el porqué, me daba cuenta de que era el desencadenante de todo lo que había pasado entre nosotras.

Ella desnuda...

La fotografía que me envió Tom Pierce era la misma que compré en la exposición.

Desde un punto de vista pragmático, solo se trataba de la foto de un precioso cuerpo desnudo que cualquier persona podría apreciar, tanto hombres como mujeres. Pero incluso con lo poco que me había desvelado su padre al principio, sumado a la foto de ella donde mostraba toda su vulnerabilidad, atractivo y pura belleza, la idea de que pudiera estar en peligro o de que alguien pudiera hacerle daño de manera premeditada me motivaron para salir a la calle, meterla en mi coche y mantenerla a salvo. Sencillamente no podía alejarme de ella y tener la conciencia tranquila. Y una vez que nos conocimos mi mente no dejó de fantasear.

Todo lo que podía ver en mi cabeza mientras hablábamos era...

A ella desnuda.

Después de una hora mi baño empezó a perder su calor y, como es lógico, su atractivo. Así que salí, me vestí y fui en busca de un libro. Cartas de John Keats a
Fanny Brawne.

Mi padre mencionó algo que me hizo acordarme de él. Había dicho que a mi madre le encantaba leer a los grandes poetas. Sabía que Brittany adoraba a Keats.

Había encontrado el libro en el sofá, donde era evidente que había estado leyéndolo, y le pregunté por él. Brittany me había confesado que le encantaba y me preguntó cómo es que tenía el libro en mi casa. Le conté que mi padre siempre me daba los libros que la gente se dejaba en su taxi. Odiaba tirarlos, por lo que los traía a casa siempre que encontraba algo decente. Cuando compré mi piso, me dio unas cuantas cajas de libros para llenar las estanterías y este debía de estar incluido en el lote. Fui sincera y le dije que nunca había leído nada de Keats.

Ahora lo estaba haciendo.

Estaba descubriendo que Keats era muy bueno con las palabras. Para ser un hombre que murió con tan solo veinticinco años, era evidente que condensaba muchos sentimientos en las cartas que le escribía a su novia cuando estaban separados. Y podía sentir su dolor como si fuera mío.

En realidad era mío.

Decidí escribirle una carta de mi puño y letra. Encontré papel y un sobre bonito en mi despacho y me llevé el libro conmigo.

Simba movió las aletas en el acuario cuando me levanté para irme, siempre a la espera de un regalito.

Tengo debilidad por los animales que te suplican para que les des comida, así que le tiré un krill congelado y observé cómo lo devoraba.

—Ella te adora, Simba. Quizá si le digo que estás triste y que se te ha quitado el apetito vuelva.

O sea, que ahora estaba hablando con un pez.

¿En qué momento, maldita sea, había llegado tan bajo?

Ignoré las ganas que tenía de fumarme un cigarrillo. Me lavé las manos y me senté a escribir.



Brittany:

No conozco los límites de mi alma ni los placeres que pueda hallar en esta vida si tu recuerdo me ahoga. Pregúntate, mi amor, si no eres muy cruel por haberme atrapado así en tu cárcel de amor, por haber puesto fin a mi libertad.

... Todos mis pensamientos, estos días y noches tan infelices, me temo, no han curado ni remotamente el amor que siento hacia ti, Belleza, sino que lo han agravado tanto que soy una pobre mísera sin ti... No puedo concebir un amor parecido al que siento por ti más allá de la Belleza». Julio, 1819

Sé que reconocerás las palabras de Keats. He empezado a leer el libro que tanto te gusta. Ahora puedo decir que entiendo lo que ese hombre trataba de expresarle a la señorita Brawne acerca de lo mucho que había capturado su corazón.

Igual que tú has capturado el mío, Britt-Britt.

Te echo en falta. No puedo dejar de pensar en ti y si pudiera decírtelo otra vez y conseguir que me creyeras, hallaría algo de consuelo. Lo único que puedo hacer es mostrarte lo que siento.

Lamento muchísimo no haberte dicho que conocía tu pasado ni cómo llegué a saber tu secreto, pero necesito confesarte algo porque es la cruda realidad. No tenía intención de aceptar el trabajo. Tenía pensado darle a tu padre el nombre de otra empresa para que te protegiera. Sin embargo, no pude hacerlo en cuanto te conocí.

Quería contarte aquella noche en la calle que tu padre estaba tratando de protegerte, pero cuando vi cómo me mirabas, Britt, sentí algo, una conexión entre tú y yo. Algo se movió dentro de mí y todo encajó en su lugar. ¿La pieza que le faltaba al puzle? No sé lo que fue, solo sé que me ocurrió la noche que nos conocimos. Traté de mantener las distancias y dejar que volvieras a tu vida, pero no pude hacerlo. Me sentí atraída por ti desde el mismo momento en que vi tu retrato.

Tenía que conocerte. Y luego tenía que estar contigo. Quería que me miraras y me vieras de verdad. Ahora sé que me enamoré. Me enamoré de una preciosa chica americana. De ti, Britt-Britt.

He querido contarte muchas veces cómo llegué a encontrarte aquella noche en la galería. Me contuve en cada ocasión porque tenía miedo de hacerte daño. Pude ver lo afectada que estabas cuando te despertaste de aquella pesadilla. Lo único que podía hacer era imaginar las razones, y haría cualquier cosa para evitar que te hicieran daño. Sabía en cierto modo que decirte que tu padre había contratado una empresa de seguridad para protegerte de poderosos enemigos políticos te aterraría. Incluso a mí me aterra pensar que alguien te quiera hacer daño, emocionalmente o de otro modo. Sé que dijiste que estaba despedida, pero si ocurre algo o alguien te asusta quiero que me llames y estaré contigo en un minuto.

Hablo totalmente en serio. Llámame.

Eres alguien muy especial, Brittany. Me haces sentir cosas: emociones e ideas y sueños; un profundo entendimiento que me lleva a un lugar que nunca pensé que encontraría con otra persona. Pero yo también tengo mis fantasmas. Me aterra enfrentarme a ellos sin ti. La mayor parte del tiempo no sé lo que hago, pero sí sé lo que siento por ti. E incluso si me odias por lo que hice sigo queriéndote. Aunque no quieras verme, seguiré amándote. Seguiré amándote porque eres mía. Mía, Brittany.

Lo eres en mi corazón y eso nadie lo puede cambiar. Ni siquiera tú.




Pasó una semana antes de que le enviara la carta a Brittany. La semana más larga de mi vida, maldita sea.

Bueno, no es exactamente cierto pero había fumado los suficientes Djarum para o bien arruinarme o bien que me provocaran un cáncer. Le dije a la florista que pusiera flores moradas y que incluyera la carta. Era Domingo por la tarde cuando las encargué y la florista me informó de que se entregarían el Lunes. Se las envié a su trabajo en vez de a su casa. Sabía que había estado muy liada con la universidad y quería esperar a que terminara los exámenes finales.

Brittany y yo no habíamos terminado.

Este es el mantra que seguía repitiéndome a mí misma esos días, pues era lo único que era capaz de aceptar.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por lauravm98 Vie Oct 24, 2014 8:42 pm

Hermosa carta! Aiñ ya quiero que hablen! :3 see ya Dayan
lauravm98
lauravm98
*******
*******

Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Nathie_B4E Vie Oct 24, 2014 11:24 pm

Iba en el cap 8 D: no podia atrasarme de nuevo en tus adaptaciones, por culpa de la Uni jjaja... Ya por fin al corriente :P

Es muy triste ver a las chicas asi, distanciadas :/ pero la verdad la decision de las dos es muy comprensible, lamentablemente le tocó a San perder a su Britt-Britt *-* pero en verdad edpero que con esa maravillosa carta<3 acepté Britt a hablar con San, de perdido c: saludos!!#

By. Nathie ^^
Nathie_B4E
Nathie_B4E
******
******

Femenino Mensajes : 315
Fecha de inscripción : 06/07/2014
Edad : 30
El mundo de Brittany Samuel


Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por monica.santander Sáb Oct 25, 2014 1:51 am

Espero que Britt afloje despues de semejante carta!!
Saludos
PD: Para cuando un maratón???
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Dolomiti Sáb Oct 25, 2014 2:05 am

Owww pobre san! Ya veremos como reacciona britt cuando reciba la carta y las flores FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 1206646864 saludos
Dolomiti
Dolomiti
-
-

Femenino Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por micky morales Sáb Oct 25, 2014 10:04 am

bien por santana, la esperanza es lo ultimo que se pierde!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por 23l1 Lun Oct 27, 2014 7:00 pm

lauravm98 escribió:Hermosa carta! Aiñ ya quiero que hablen! :3 see ya Dayan

Hola, jajajaa san tiene que hacer algo para que vuelvan!. Saludos lau =D



Nathie_B4E escribió:Iba en el cap 8 D: no podia atrasarme de nuevo en tus adaptaciones, por culpa de la Uni jjaja... Ya por fin al corriente :P

Es muy triste ver a las chicas asi, distanciadas :/ pero la verdad la decision de las dos es muy comprensible, lamentablemente le tocó a San perder a su Britt-Britt *-* pero en verdad edpero que con esa maravillosa carta<3 acepté Britt a hablar con San, de perdido c: saludos!!#

By. Nathie ^^

Hola, jjaajajaj esos estudias tan aburridos, pero tan necesarios ¬¬, jajajaj pero lo importante esk puedas leer y gracias por leer igual =D. Si yo tambien entiendo los dos puntos de vista, pero san tiene que hacer de todo para recuperar a su britt, espero lo mismo, de algo tiene que servir la carta!. Saludos =D



monica.santander escribió:Espero que Britt afloje despues de semejante carta!!
Saludos
PD: Para cuando un maratón???

Hola, jajaajaja ojala y que san siga insistiendo!. Saludos =D
PD: jajajajajajaaj ahora ya que no pude actualizar el fin de semana, 3 caps¿? y uno de regalo por tu peticion. Saludos =D



Dolomiti escribió:Owww pobre san! Ya veremos como reacciona britt cuando reciba la carta y las flores FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo - Página 3 1206646864 saludos

Hola, jajaja ojala que sirvan de algo las cosas que hace san. Saludos =D.



micky morales escribió:bien por santana, la esperanza es lo ultimo que se pierde!!!!

Hola, jajajajaj obvio! tiene que seguir hasta que vuelva con britt. Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Cap 3

Mensaje por 23l1 Lun Oct 27, 2014 7:03 pm

Capitulo 3

Te hacen creer cosas que no son ciertas.

Te las dicen tantas veces que aceptas que lo que te están contando es real en lugar de una sarta de mentiras.

Lo padeces como si fuera la verdad.

La tortura más efectiva no es física, sino mental, eso está claro. La mente puede inventar miedos mucho más espantosos de los que jamás podrías aguantar en tus carnes, al igual que la mente es capaz de desconectar del dolor físico cuando este sobrepasa el límite que tu cuerpo es capaz de soportar.



Las terminaciones nerviosas de mi espalda aullaban como si le hubieran echado ácido a mi destrozado cuerpo. El dolor me impedía respirar, era demasiado agudo.

Me pregunté cuánto tardaría en desmayarme, y si en caso de hacerlo, me despertaría de nuevo en este mundo. Dudaba de que fuera capaz de caminar más de unos metros. Apenas podía ver debido a la sangre que bañaba mis ojos por los golpes que me habían dado en la cabeza. Moriría aquí, en este infierno, y seguramente sería pronto.

Esperaba que fuera pronto.

Sin embargo, mi padre y mi hermana no me podían ver así. Ojalá que nunca se enteraran de cómo terminó mí vida. Recé para que no existiera un vídeo de mi ejecución. Por favor, Dios mío, que no haya un vídeo de esto...

Fue cuestión de suerte.

No había tenido nada de suerte cuando le tendieron la emboscada a nuestro equipo. Nada de suerte cuando se me encasquilló el arma.

Nada de suerte cuando no morí al tratar de evitar que me capturaran. Esos cabrones aprendieron sus técnicas de los rusos. Les encantaba hacerse con prisioneros occidentales.

¿Y encima británico y de las FE?

Era la jodida joya de la corona.

Y totalmente prescindible para mi país. Cuestión de suerte. Un sacrificio por el bien de todos, de la democracia, de la libertad.

A la mierda la libertad.

Yo no tenía ninguna.

A mi torturador le encantaba hablar. No paraba de hablar de ella. Deseaba con todas mis fuerzas que cerrara su maldita boca. Ellos no saben dónde está..., no saben cómo encontrarla..., ni siquiera saben cómo se llama. Seguía repitiéndome a mí misma todas esas cosas porque era lo único que tenía.

La primera bofetada me espabiló. Y la siguiente me despertó por completo.

—Cuando la tengamos te haremos presenciarlo todo. Gritará como la puta que es. Una puta americana que posa desnuda para que le hagan fotos—me escupió en la cara y me tiró del pelo hacia atrás—Tus novias son tan repugnantes... que se merecen lo que les sucede. Que las usen como putas que son—se rio en mi cara.

Lo miré fijamente y memoricé su rostro. Nunca lo olvidaría, y si se presentase la ocasión le cortaría la lengua antes de matarlo. Aunque solo lo matara con la mente.

¿Cómo podía impedir que la secuestraran?

Quise suplicar pero no lo hice.

Tan solo miré al frente y se me aceleró el corazón, lo que demostraba que estaba viva.

Por ahora.

—Todos los guardias van a catar sus muslos. Luego, cuando disminuya su deseo, podrá ver cómo te cortamos la cabeza. Eres consciente de que así será tu final, ¿verdad?—me tiró del cuello hacia atrás y arrastró un dedo por mi garganta—Pedirás clemencia como la cerda que eres... justo antes de tu matanza. Entonces no estarás orgullosa—se rio en mi cara y sus dientes amarillos relucieron entre su barba—Y entonces mataremos a tu puta americana del mismo modo.



Me incorporé en la cama con la respiración ahogada y la mano, que estaba empapada de sudor, sobre mi sexo. Me apoyé contra el cabecero y me di cuenta de dónde estaba..., y de dónde, gracias a Dios, no estaba.

Ya no estás ahí.

Ya no estás ahí.

Solo ha sido un sueño.

Eso fue hace mucho tiempo.

Era el tipo de pesadilla que congrega todo lo malo que te ha ocurrido en la vida y lo agita en una combinación atroz que te ahoga. Cerré los ojos con alivio. Brittany no era parte del horror que viví en Afganistán, sino del que me acuciaba ahora.

Brittany vivía en Londres, trabajaba y estudiaba su posgrado. Solo es tu subconsciente, que está mezclando las cosas malas. Brittany está a salvo en la ciudad.

Lo único es que ella ya no estaba conmigo.

Bajé la mirada a mi sexo, caliente y mojada, y me acaricie con mi mano. Cerré los ojos y empecé a acariciarlo. Si seguía con los ojos cerrados podría recordar aquel día en mi oficina. Necesitaba descargarme en ese mismo momento. Necesitaba correrme para poder poner fin a los malditos temblores que me invadían tras esa terrible pesadilla.

Cualquier cosa servía.

Sería una solución temporal, pero tenía que valer.

Me acordé de la primera vez que vino a verme. Llevaba puestas unas botas rojas y una falda negra. Le dije que se sentara en mi regazo e hice que se corriera con los dedos. Fue tan sexy, maldita sea, que se presentara en mi oficina.

Estaba preciosa cuando se deshizo en mis brazos a raíz de lo que le hacía, de lo que le hacía sentir.

Brittany había intentado alejarse de mí pero yo no quería que lo hiciera.

Recuerdo que le costó separarse de mi regazo. Pero cuando se puso de rodillas y me tocó por encima de los pantalones, lo entendí. Me dijo que me quería lamer. En ese momento supe que la quería. Lo supe porque ella es sincera y genuinamente generosa. Ella es real y perfecta, y es mía.

No, ahora no lo es. Te ha dejado.

Mantuve los ojos cerrados y recordé la imagen de sus preciosos labios cerrados sobre el final de mi vagina y de cómo me adentraba en ellos. Recuerdo lo húmeda y dulce y deliciosa que sentí su boca esa primera vez. Lo bonito que fue cuando se me lamio toda y me miró de esa manera tan sexy y misteriosa que la caracterizaba.

Nunca sé lo que está pensando.

Al fin y al cabo es una mujer y a nosotras nunca nos pueden leer.

Me acordé de todo: de los sonidos que emitió, de su pelo largo extendido sobre su cara, del resbalar húmedo de sus dulces labios, de cómo se agarraba a mi sexo, tocando con la mano y me llevaba a su preciosa boca.

Recordé ese momento tan especial que pasé con Brittany mientras me masturbaba hasta llegar al clímax, tan vacía como mi realidad, patética y solitaria.

Tenía que recordarlo o no me correría.

Grité mientras mi clímax salía disparado de mi vagina en una avalancha casi dolorosa por las sábanas de mi cama, en las que lo brillante contrastaba ahora con el negro habitual.

¡Debería ser ella!

Resollé contra el cabecero y dejé que mi orgasmo me recorriera el cuerpo, enfadada por haberme masturbado pensando en ella como una depravada muerta de desesperación.

No podía importarme menos haberlo ensuciado todo. Las sábanas se pueden lavar.

Mi mente no.

Puedo recordar todas las veces que he estado junto a ella, mis dedos dentro de ella.

El vacío que me invade roza la crueldad y mi clímax de ninguna manera podía sustituir a la realidad.

Completamente hueco e inútil.

«¡Ni de broma, Blaine! Es demasiada guapa como para tener que recurrir a su mano para tener un orgasmo».

Sí, seguro.

Me levanté, quité las sábanas y me dirigí a la ducha. Nunca me sentiría completa sin ella.

Ella me llamó esa tarde al móvil. No vi su llamada por culpa de una estúpida reunión. Quería matar a los imbéciles que me habían entretenido pero en su lugar llamé al buzón de voz.

—Santana, he recibido tu carta—su voz sonaba temblorosa y la necesidad de ir junto a ella era tal que no sabía cómo conseguiría mantenerme alejado—Gracias por enviarla. Las flores también son muy bonitas. Solo..., solo quería decirte que he hablado con mi papá y que me ha contado algunas cosas...—entonces perdió la entereza. Podía oír sus llantos amortiguados. Sabía que estaba llorando y eso me rompió el corazón en mil pedazos—Tengo que irme... Quizá podamos hablar más tarde—la última parte la dijo entre susurros—Adiós, Santana—y entonces colgó.

Pensé que iba a romper la pantalla del teléfono por la fuerza con la que apretaba los botones tratando de pulsar re-llamada, al tiempo que rezaba para que lo cogiera y hablara conmigo. El tiempo se detuvo mientras entraba la llamada y me pareció una eternidad.

Uno, dos, tres tonos. Se me aceleró el corazón y cada vez me faltaba más aire.

—Hola—solo una palabra.

Pero era su voz e iba dirigida a mí.

Pude oír ruidos de fondo. Como de tráfico.

—Britt... ¿cómo estás? Parecías muy triste en tu mensaje de voz. Estaba en una reunión…—mi voz se fue apagando y me di cuenta de que había empezado a irme por las ramas.

Apreté la boca y deseé con todas mis fuerzas un delicioso cigarrillo negro con olor a clavo.

Brittany respiraba de manera pesada contra el auricular.

—Santana, dijiste que te llamara si pasaba algo raro.

—¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? ¿Dónde estás ahora mismo?—sentí que se me congelaba la sangre al oír sus palabras y el tono de su voz—¿Estás en la calle?

—He salido a correr. Necesitaba desconectar un poco y tomarme un descanso.

—Voy por ti. Dime dónde estás—se quedó callada. Podía oír rugir los coches a su alrededor y odiaba la imagen que tenía de ella en ese momento. Sola en la calle. Vulnerable. Desprotegida—¿Me lo vas a contar? Necesito verte; tenemos que hablar. Y quiero saber qué es lo que te preocupa tanto como para haberme llamado antes y haberme dejado ese mensaje—perduró el silencio—Britt, no puedo ayudarte si no me haces partícipe de lo que pasa.

—¿Lo has visto?—su voz cambió, se volvió más seca.

—¿Ver el qué?—juro que solo quería estar con ella y tenerla entre mis brazos.

Al principio no entendí su pregunta. El silencio gélido que pendía al otro lado de la línea me ayudó sin embargo a darme cuenta enseguida de a qué se refería.

—¿Lo has visto, Santana? Responde a mi pregunta.

—¿El vídeo obsceno de Oakley y tú?—oí un sonido de angustia—¡Por supuesto que no, joder! Brittany...—el mero hecho de que me preguntara algo así me cabreaba—¿Por qué iba haberlo?

—¡No es exactamente un vídeo obsceno!—me gritó al oído. Me dolió el pecho como si me acabaran de clavar un cuchillo.

—¡Bueno, eso es lo que me dijo tu padre!—exclamé, confundida por su pregunta y completamente perdida por la absurda conversación que estábamos teniendo.

Si pudiera hablar con ella cara a cara, acercarme a ella, hacer que me mirara a los ojos y que me escuchara, quizá tuviese alguna oportunidad. Pero este asunto no nos estaba llevando a ningún lado. Volví a intentarlo con un tono más sensato

—Brittany, por favor, déjame ir por ti.

Ella estaba llorando otra vez. Podía oír sus suaves sollozos entre el ruido cada más débil del tráfico. Tampoco me gustaba que hubiera salido a correr sola.

Los coches de la carretera acelerando junto a ella, los hombres mirándola, los mendigos pidiéndole limosna...

—¿Qué demonios te contó, Santana? ¿Qué te dijo mi papá sobre mí?

—No sé por qué tenemos que hacer esto por teléfono.

—Dí-Me-Lo—y luego vino el silencio.

Cerré los ojos agobiada, consciente de que ella no aceptaría nada más que la cruda verdad, y odiaba con toda mi alma tener que decírsela, aunque sabía que no me quedaba alternativa.

¿Por dónde empezar?

La única opción era ser directa. Recé en silencio y le pedí a mi mamá que me mandara fuerzas.

—Me dijo que Oakley y tú salían en el instituto. Cuando tenías diecisiete años, Oakley hizo un vídeo sin que tú lo supieras y lo distribuyó por todas partes. Dejaste el instituto y lo pasaste fatal. El senador mandó a su hijo a Irak y tú viniste aquí a empezar de cero. Ahora el senador está tratando de ganar las elecciones como vicepresidente y quiere asegurarse de que nadie vea nunca ese vídeo... ni que nadie oiga hablar de él. Tu padre me dijo que uno de los compañeros de Oakley ha aparecido muerto en circunstancias extrañas y le preocupa que el blanco sea cualquiera que esté relacionado con el vídeo..., incluida tú. Le inquietó lo bastante como para ponerse en contacto conmigo y pedirme un favor: que te cuidara y vigilara por si alguien se acercaba a ti.

Daría cualquier cosa en este momento por un cigarrillo. El silencio al otro lado de la línea era doloroso y difícil de soportar, pero al cabo de unos segundos interminables oí el agradable sonido de su voz diciendo lo que quería escuchar.

Palabras con las que podía actuar. Algo que entendía y con lo que podría hacer algo al respecto.

—Eso me asusta.

El alivio me invadió al oír eso.
No el hecho de que ella estuviera asustada, sino que parecía que me necesitaba.

Como para dejarme volver a su vida.

—No permitiré que nada ni nadie te haga daño, Britt.

—Hace dos días me dejaron un mensaje muy raro. Un hombre. De un periódico.
No sabía qué hacer... Y cuando hoy he recibido tu carta, leí..., leí lo que decías de llamarte si alguien me molestaba.

El sentimiento de alivio se desvaneció al instante.

—¡Ya está bien de toda esta mierda, Brittany! ¿Dónde estás en este momento? ¡Voy por ti!—habría traspasado por el jodido teléfono si las leyes de la física me lo hubieran permitido.

Necesitaba llegar hasta ella y eso era todo, punto y final.

A la mierda el teléfono.

Necesitaba tener a Brittany en carne y hueso junto a mí para poder abrazarla.

—Estoy en la salida sur del puente de Waterloo.

Por supuesto.

Resoplé. Solo el sonido de la palabra «Waterloo» me dolía.

—Salgo ahora mismo. ¿Puedes acercarte al Victoria Embankment y esperarme ahí? Así te encuentro más rápido.

—Vale. Iré al obelisco—parecía encontrarse mejor que yo, menos asustada, y ese sentimiento me venía bien para mi nivel de estrés.

Iba por mi Britt.

Puede que ella no fuera consciente todavía, pero eso era lo que iba a suceder.

—Genial. Si alguien se acerca a ti solo tienes que quedarte en un espacio abierto donde haya gente a tu lado—la mantuve al teléfono mientras se aproximaba a la
Aguja de Cleopatra a pie y entretanto yo conducía como una loca y esquivaba a la policía.

—Ya estoy aquí —dijo.

—¿Hay gente cerca?

—Sí. Hay un grupo de turistas caminando, algunas parejas y gente paseando a sus perros.

—Genial. Estoy aparcando. Te encontraré.

Cortamos la conversación.

Me latía el corazón a mil por hora mientras encontraba sitio para aparcar y empezaba a caminar hacia el río.

¿Qué pasaría entre nosotras?

¿Me rechazaría?

No quería poner el dedo en la llaga, pero me negaba a que esta maldita situación continuara un día más.

Se terminaría ahora.

Hoy.

Tardará lo que tardara en arreglar este lío, lo resolvería aquí y ahora.

Cuando la vi, estaba empezando a atardecer. Sus pantalones cortos abrazaban sus piernas como si fueran una segunda piel. Me estaba dando la espalda apoyada sobre la barandilla y mirando al río, con el viento meciendo su coleta a un lado, una de sus esbeltas piernas doblada hacia la barandilla y sus manos posadas con elegancia en la parte de arriba.

Aminoré el paso porque tan solo quería que su imagen me calase. Por fin la estaba mirando tras una semana de inanición.

Se encontraba justo frente a mí.

Brittany.

Necesitaba tocarla. Mis manos morían de ganas de acercarse y acariciarla.

Pero ella parecía diferente, más delgada. Según me iba aproximando se hacía más evidente.

Dios, ¿se había pasado la última semana sin comer? Debía de haber perdido unos tres kilos. Me detuve y la miré con una mezcla de enfado y preocupación, y comprendí que toda esa mierda de su pasado era mucho más seria de lo que yo pensaba.

Estupendo, ahora las dos estamos bien jodidas.

Se dio la vuelta y me vio. Nuestros ojos se encontraron y, de manera extraña y poderosa, conectaron entre la brisa que corría entre nosotros. Brittany sabía cómo me sentía.

Debería saberlo. Se lo había dicho miles de veces.

Ella, sin embargo, nunca me había dicho lo que yo sí le había confesado.

Seguía esperando que de su boca salieran esas dos palabras.

Te quiero.

Ella dijo mi nombre. Le leí los labios. El viento me impidió oírlo pero vi que pronunciaba mi nombre. Parecía tan aliviada como yo cuando vi que estaba a salvo y a escasos pasos de mí. Y tan guapa como siempre ha sido y será.

Pero en ese momento me detuve.

Si Brittany me quería, tendría que caminar hasta mí y demostrarme lo que sentía.

Me moriría si no lo hacía, pero el consejo de mi papá era totalmente certero.

Todo el mundo tenía que seguir a su corazón. Yo seguí al mío.

Ahora Brittany necesitaba hacer lo mismo.

Se separó de la barandilla y me estremecí por dentro cuando se detuvo.

Parecía como si estuviera esperando a que yo le hiciera algún gesto o que me acercara a ella.

No, Britt.

No sonreí y ella tampoco, pero era evidente que nos entendíamos con la mirada.

Llevaba una camiseta de deporte de color turquesa que cubría sus pechos y que me hizo pensar en ella desnuda bajo mi cuerpo, en mí atrapándola con las manos y la boca. La deseaba con tantas fuerzas que dolía. Imagino que esto es lo que se siente cuando estás enamorada: te duele de un modo que solo hay una cura.

Brittany era mi cura.

Mientras la esperaba me pasaron por la cabeza imágenes de nosotras haciendo el amor; me perseguían las escenas en las que se desataban mis deseos de manera implacable y con un ansia que me abrasaba de arriba abajo.

Brittany me abrasaba.

El señor Keats sabía con certeza de lo que hablaba en sus poemas.

Extendí la mano y fijé los ojos en los de ella, pero mis pies no se movieron.

Y entonces vi un atisbo de cambio. Un parpadeo en sus preciosos ojos. Ella comprendió lo que le estaba pidiendo.

Lo entendió.

Y, de nuevo, me recordó lo bien que estábamos juntas en todos los niveles.

Brittany me entendía y eso solo hacía que la deseara con más fuerza si cabía.

Siguió acercándose y levantó el brazo. Cada vez más cerca de mí hasta que nuestros dedos se tocaron, hasta que su linda y delicada mano descansó sobre la mía. Mis dedos envolvieron su muñeca y su palma de la mano con firmeza y tiré de ella el resto de la distancia que nos separaba.

Justo contra mis pechos, cuerpo contra cuerpo. La envolví con los brazos y enterré la cabeza en su cabello. El aroma que tan bien conocía y anhelaba inundaba mi olfato y mis sentidos de nuevo.

La tenía.

Tenía a Brittany otra vez.

Me eché hacia atrás y cogí su cabeza entre mis manos. La sujeté en esa posición para poder mirarla bien. Sus ojos no flaquearon.

Mi Brittany era valiente.

La vida a veces daba asco, pero ella era fuerte y nunca tiraba la toalla. Le miré los labios y supe que la iba a besar quisiera o no.

Esperaba que quisiera.

Sus preciosos labios eran tan dulces y suaves como siempre. Más si cabe porque no los había tenido durante mucho tiempo. Sentí como si estuviera en el paraíso al tener mi boca junto a la suya. Sentí como si me fundiera en aquel instante y olvidé que estábamos en público. Como si me fundiera en mi Brittany en cuanto ella reaccionó.

Me devolvió el beso y la sensación de su lengua enredada en la mía fue tan placentera que gemí contra su boca.

Sabía lo que quería hacer.

Y mis requisitos eran pocos.

Privacidad.

Brittany desnuda.

Las cosas eran así de simples. Recordé que nos encontrábamos entre una multitud de seres humanos en el Victoria Embankment y, muy a mi pesar, muy lejos de estar solas.

Dejé de besarla y acaricié su labio inferior con mi pulgar.

—Vas a venirte conmigo. Ahora.

Afirmó con la cabeza todavía entre mis manos y me volvió a besar. Un beso con el que me daba las gracias.

No hablamos mientras caminábamos hacia el Range Rover. Pero íbamos de la mano. No la iba a soltar hasta que no me quedara más remedio, cuando entráramos en el coche. En cuanto estuvo en el asiento del copiloto y se cerraron las puertas me giré y la miré bien. Parecía muerta de hambre y eso me enfadó. Recordé la primera noche que nos conocimos y cómo le compré la barrita de proteínas y el agua.

—¿Dónde vamos? —me preguntó.

—¿En primer lugar? Por algo de comida para ti—mis palabras fueron un poco más bruscas de lo que pretendía. Afirmó con la cabeza y luego apartó la mirada y posó la vista fuera de la ventanilla—Después de que comas vamos a comprarte un teléfono nuevo con otro número. Necesito que me des el viejo para poder rastrear a quien trate de ponerse en contacto contigo. ¿De acuerdo?—bajó la mirada a su regazo y volvió a asentir con la cabeza. Estuve a punto de tirar de ella y de cogerla entre mis brazos para decirle que todo saldría bien, pero me contuve—Luego te llevaré a casa. Ahora mi casa es tu casa.

—Santana, eso no es una buena idea—susurró, todavía con la mirada en su regazo. Y aun no me decía “San”, pero lo volverá a decir, me encargaría de eso.

—A la mierda con las buenas ideas—exploté—¿Podrías mirarme a la cara al menos?—levantó la mirada, fijó los ojos en los míos y ardieron con destellos de un color rojo fuego, lo que les hacía parecer muy azules. Quería tirar de ella hacia mí y sacudirla, hacerla reaccionar y obligarla a entender que esta mierda de no estar juntas era parte del pasado.

Ella iba a venir a casa conmigo, punto y final.

Giré la llave y arranqué.

—¿Qué quieres de mí, Santana?

—Eso es muy fácil—hice un ruido inapropiado—Quiero retroceder diez días. Quiero tenerte en mi oficina, ¡follarte en la mesa de mi despacho con tus piernas envueltas en mí! Quiero tu cuerpo debajo del mío y que me mires con unos ojos distintos a los que me pusiste cuando me dejaste frente a los ascensores—posé la frente en el volante y cogí aire.

—Vale..., Santana—su voz sonaba temblorosa y más que ligeramente entristecida.

—¿Vale, Santana?—la imité—¿Eso qué significa? ¿Qué vale que me voy a casa contigo? ¿Qué vale que estamos juntas? ¿Qué vale que me dejas que te proteja? ¿Qué? Necesito más que eso, Britt—hablaba con la mirada posada en el limpiaparabrisas porque tenía miedo de ver su cara en ese preciso momento.

Qué pasaría si no era capaz de hacerla entrar en razón...

Se inclinó hacia mí y me puso la mano en la pierna.

—Santana, necesito..., necesito..., necesito... que me digas la verdad. Necesito saber qué está pasando a mí alrededor...

Inmediatamente le cubrí la mano con la mía.

—Lo sé, Britt. Fue un error no contártelo...

Negó con la cabeza.

—No, no lo sabes. Deja que termine de hablar—llevó sus dedos a mi boca para callarme—Siempre me interrumpes.

—Ya me callo—cogí sus dedos con mi otra mano y los mantuve en mis labios.

Se los besé y no los solté. Mierda, tenía que aprovechar la mínima oportunidad que se me presentara.

—Tu sinceridad y franqueza son una de las cosas que me enamoraron de ti, Santana. Siempre me dijiste lo que querías, lo que pretendías hacer y cómo te sentías. Eras sincera conmigo y eso me daba seguridad—ladeó la cabeza y negó con ella—No tienes ni idea de lo mucho que necesitaba eso de ti. No tenía miedo a lo desconocido porque tú lo hacías tan bien diciéndome exactamente lo que querías que pasara entre nosotras. Eso es justo lo que funciona conmigo. Pero confié en ti de manera incondicional y tú lo estropeaste al no ser sincera, y al no contarme que te habían contratado para protegerme. El hecho de que necesite protección es algo que me vuelve jodidamente loca, así que ¿no crees que tengo el jodido derecho a saberlo todo?

Dios, era tan sexy cuando se encendía y decía palabrotas. La dejé tener su momento de gloria porque tenía toda la razón.

Cuando apartó los dedos de mis labios y me dio permiso para hablar, vocalicé mis palabras más que decirlas: «Lo siento muchísimo». Y lo sentía con toda mi alma.

Lo había hecho mal. Brittany necesitaba oír la cruda verdad. Tenía sus motivos; para ella era una necesidad y yo lo había fastidiado todo.

Espera un momento…

¿Acababa de decir «una de las cosas que me enamoraron de ti»?

—Pero... desde que he hablado con mi papá y me ha dicho cosas que no sabía hasta ahora, me he dado cuenta de que no es totalmente culpa tuya. Mi papá te ha colocado en una posición que tú no pediste..., y he estado tratando de verlo desde tu punto de vista. Tu carta me ha ayudado a entenderlo.

—Entonces ¿me perdonas y olvidamos todo este maldito lío?—aunque tenía esperanzas, no las tenía todas conmigo—Solo me lo tienes que decir directamente y así puedo decidir qué hacer. Me gustaría saberlo.

—Santana, hay muchas cosas que no sabes de mí. No tienes ni idea de lo que me pasó, ¿verdad?

Brittany me miró de una manera que revelaba los años de angustia que había vivido. Quería hacer que desapareciera su dolor. Ojalá pudiera decirle que no me importaba saberlo. Si era horrible y le hacía daño contarlo, no tenía por qué hacerlo.

Pero sabía que Brittany no era así. Necesitaba poner todas las cartas sobre la mesa para poder tirar hacia delante.

—Imagino que no. No me di cuenta de que tu pasado te había marcado tanto y hasta hace tan poco. Pensé que te estaba protegiendo de una posible vigilancia política o de que te vieras expuesta a que alguien te hiciera daño o tratara de sacar dinero de todo esto. Cuando vi que te perseguían tus fantasmas me preocupé hasta el punto de asustarte, o de herirte. Solo quería protegerte y que siguiéramos juntas—le hablé a la cara, que se hallaba tan cerca de la mía que me calaban las moléculas de su ser cada vez que inspiraba.

—Lo sé, Santana. Ahora lo comprendo—se echó completamente hacia atrás en su asiento—Pero sigues sin saberlo todo—volvió a mirar por la ventanilla—No vas a querer escucharlo. Puede que no... quieras... estar conmigo después de saberlo.

—No me digas eso. Sé perfectamente lo que quiero—alargué la mano hasta su barbilla y tiré de ella hacia mí—Vamos por algo de comida y luego me puedes contar lo que necesites. ¿Sí?

Afirmó con la cabeza ligeramente, de esa manera tan sumisa y característica de ella: la mirada que me ponía me volvía loca hasta tal punto que me sorprendían incluso a mí las ganas que sentía de poseerla.

Era consciente de que estaba dolida y asustada, pero también sabía que era fuerte y que lucharía contra lo que la persiguiera, fuera lo que fuera.
Sin embargo, eso no cambiaba lo que sentía por ella. Para mí, era mi preciosa chica americana y siempre lo sería.

—No me voy a ninguna parte, Britt. No te vas a separar de mí, así que es mejor que te vayas acostumbrando —dije.

La besé en los labios y le solté la barbilla.

Esbozó media sonrisa mientras yo daba marcha atrás con el coche.

—Te he echado mucho de menos, San.

—No te haces una idea—alargué la mano y le volví a tocar la cara.

Sip por fin me dijo San, ahora no la dejaría ir jamás, haría lo se sea necesario. Tampoco  podía evitar tocarla.

Tocarla significaba que realmente estaba aquí conmigo. Acariciar su piel y su cuerpo cálido me recordaba que no estaba soñando

—Primero la comida. Vas a comer algo sustancioso mientras yo miro y disfruto de cada segundo de tu preciosa boca mientras lo haces. ¿Qué te apetece?

—No sé. ¿Pizza? No voy vestida para ir a un restaurante a cenar, me temo—sonrió y señaló su ropa—Tú vas de traje.

—Cómo vas vestida es la menor de mis preocupaciones, Britt—llevé su mano a mis labios y besé su suave piel—Para mí estás preciosa con cualquier cosa..., o sin nada. Sobre todo sin nada—traté de bromear.

Se ruborizó un poco. Sentí el palpitar de mi sexo cuando vi su reacción. La quería conmigo en mi casa con todas mis fuerzas. En mi cama, donde podría tenerla toda la noche y saber que no se separaría de mí.

No iba a volver a dejarla escapar.

Una vez ella me dijo que le encantaba cuando le besaba la mano. Y sé que es algo que no puedo evitar. Es difícil no tocarla y besarla todo el tiempo porque nunca he sido una persona que haya tenido que renunciar a algo que quisiera.

Y la quería a ella.

Vocalizó «gracias» en silencio pero seguía pareciendo triste.
Seguramente temía la conversación que teníamos pendiente pero sabía que debíamos hacerlo. Por su propio bien necesitaba contarme algo muy duro y yo tenía que escucharla. Si eso era lo que ella necesitaba para que pudiéramos seguir juntas, entonces escucharía lo que fuera.

—Pues pizza entonces—tuve que soltarle la mano para conducir, pero podía soportarlo.

Por los pelos.

Mi chica estaba justo a mi lado, en mi coche. Podía olerla y verla, hasta tocarla si alargaba la mano; así de cerca se encontraba. Y, por primera vez en días, el constante dolor que invadía mi pecho desapareció.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Cap 4

Mensaje por 23l1 Lun Oct 27, 2014 7:06 pm

Capitulo 4

Tomar una pizza a la luz de las velas es algo maravilloso cuando estás con la persona adecuada. En mi caso se encontraba sentada frente a mí y no me importaba dónde estuviéramos siempre que estuviéramos juntas. Pero Brittany necesitaba comida y yo necesitaba escuchar su historia, así que el restaurante Bellissima valdría igual que cualquier otro.

Teníamos una mesa en un rincón privado y a oscuras, una botella de vino tinto y una enorme pizza de salchichas y champiñones para compartir. Traté de que no se sintiera incómoda y de no mirarla fijamente, pero resultaba muy difícil, maldita sea, porque mis ojos la ansiaban.

Con voracidad.

No obstante, hice todo lo que pude para ser una confidente considerada. Enfrente de mí, Brittany parecía tener problemas para dilucidar por dónde empezar.

Le sonreí y comenté lo rica que estaba la comida. Me di cuenta de que deseaba que comiera un poco más, pero no dije nada al respecto. Sé de sobra que es mejor no ser una cretina.

Osea soy mujer y a nosotras no nos gustan que nos digan que debemos comer o que no, además también tenía mi hermana Bree que siempre repetía lo mismo.

Era mejor dejarla en paz y esperar que todo fuera bien.

Parecía estar muy preocupada cuando empezó a hablarme de su vida y no me gustaba la tristeza que desprendía su lenguaje corporal ni el sonido de derrota que tenía su voz, pero todo eso era irrelevante.

—Mis padres se separaron cuando yo tenía catorce años. Me temo que no lo llevé muy bien. Soy hija única, por lo que supongo que quise llamar la atención o quizá me comportaba así como venganza por el divorcio. Ni idea, pero ¿sabes qué? En el instituto era una auténtica tonta—levantó los ojos hacia los míos, azules como el mar y decididos a ir al grano—Es verdad, así era. No elegí bien a los chicos y a las chicas con los que salí y me daba igual mi reputación. Era una niñata mimada e inmadura, y una imprudente total.

¡En serio!

Primera sorpresa de la noche. No podía imaginarme a Brittany así, y tampoco quería hacerlo, pero mi lado más práctico se dio cuenta de que todo el mundo tenía un pasado.

No dije nada. Solo escuché y me impregné de la imagen de ella, tan cerca de mí.

—Luego pasó lo de aquella noticia tan sonada en California de hace unos años. Lo del hijo de un sheriff que hizo un vídeo de una chica en una fiesta. Ella estaba borrachísima cuando él y otros dos amigos suyos se la tiraron y jugaron con ella en una mesa de billar.

Sentí cómo se me erizaba el vello de la nuca.

No, por favor.

—Me acuerdo de eso —le dije, obligándome a escucharla y a no reaccionar demasiado—El sheriff trató de deshacerse de las pruebas que culpaban a su niño, pero salió a la luz y los hijos de puta fueron condenados de todos modos.

—Sí..., en el caso de esa chica fue así—Brittany bajó la mirada a su pizza y luego volvió a posarla en mí—Pero no en el mío—ella tenía los ojos vidriosos y de repente se me quitaron las ganas de cenar—Fui a una fiesta con mi amiga Sugar y nos emborrachamos, por supuesto. Estaba tan borracha que no me acuerdo de nada de lo que pasó hasta que me desperté y les oí riéndose y hablando de mí—le dio un buen trago al vino antes de continuar—Lance Oakley fue, es, un completo gilipollas, un pervertido arrogante y con dinero. Su padre en aquel entonces era senador estatal de California. No sé por qué salí con él. Seguramente porque me lo pidió sin más. Como he dicho antes, mi conducta no era la mejor. Me arriesgué demasiado. Así es como cuidaba de mí misma.

Odio esto.

—Él iba a la universidad y yo estaba en el último año de instituto—prosiguió—Me temo que se creía con derecho a pensar que yo le estaría esperando cuando él volviera a casa por vacaciones, pero no era una relación seria ni mucho menos. Sé que me puso los cuernos. Él simplemente esperaba que yo me muriera por sus huesos y estuviera a su disposición cuando volviese de la universidad. Yo sabía que estaba cabreado conmigo porque salí con otro chico que conocí en una competición de atletismo, pero no tenía ni idea de lo cruel que sería conmigo por culpa de eso.

—¿Ibas a atletismo en el instituto? —pregunté.

—Sí..., corría—asintió con la cabeza y volvió a mirar su vaso—Total, que me desperté en una completa nebulosa e incapaz de mover las extremidades. Creemos que quizá me echaron algo en la bebida...—bebió con dificultad y continuó con valentía—Hablaban sobre mí pero al principio no sabía que era yo. Ni lo que me habían hecho. Eran tres y eran las vacaciones de Acción de Gracias. Ni siquiera conocía a los otros dos, solo a Lance. No eran de mi colegio—le dio un trago al vino—Les oía reírse de una chica. Estaban contando cómo le habían metido un palo de billar y una botella..., y cómo se la habían follado con esas cosas..., y cómo esa puta lo pedía a gritos.

Brittany cerró los ojos y respiró hondo. Lo sentía por ella. Quería matar a Oakley y a su amigo, y deseaba que el tipo muerto siguiera vivo para matarle a él también.

No tenía ni idea de esto. Había dado por hecho que lo que pasó no fue más que un error que cometes de adolescente y que un idiota decidió grabarlo, no una agresión sexual en toda regla a una chica de diecisiete años. Alargué el brazo y le cubrí la mano con la mía. Se quedó paralizada durante un instante y cerró los ojos con fuerza, pero no se derrumbó. De nuevo, su valentía me dio una lección de humildad y esperé a que continuara hablando.

—Aunque no tenía ni idea de que hablaban de mí. Estaba tan trastornada... Cuando conseguí mover las piernas y los brazos forcejeé para ponerme en pie. Se rieron y me dejaron ahí, en la mesa. Supe que había tenido sexo pero no sabía con quién ni qué había pasado. Me sentía fatal y tenía resaca. Solo quería salir de allí, así que me puse la ropa, encontré a Sugar y me llevó a casa.

Me salió un gruñido espontáneo de la garganta. No lo pude evitar. Incluso a mis propios oídos sonaba como un perro. Brittany me miró sorprendida durante un segundo y luego observó mi mano, que estaba sobre la suya. Me centré en ella y guardé la compostura. Perder los nervios no ayudaría a Brittany en nada, por lo que pasé el dedo pulgar por su mano lentamente de un lado a otro, esperando con todas mis fuerzas que entendiera lo mucho que me dolía oír que la habían usado así. Mi mente no hacía más que darle vueltas a lo que acababa de compartir conmigo. En el momento de la agresión los responsables eran adultos y ella menor de edad.

Interesante.

No podía entender por qué Tom Pierce había omitido ese dato cuando me contrató. Imagino que estaba protegiendo la reputación de su única hija. Normal que perdiera los papeles cuando descubrió que nos estábamos acostando.

—Lo habría olvidado todo si no hubiera sido por el vídeo. No tenía ni idea de lo que me habían hecho ni que me habían grabado. Llegué al instituto el Lunes y ahí estaba la gran noticia. Yo era la gran noticia. Me habían visto... desnuda, completamente borracha..., habían visto cómo jugaban conmigo..., cómo me follaban..., cómo me habían utilizado como un objeto—las lágrimas rodaron por sus mejillas pero no perdió la entereza. Siguió hablando mientras yo le sujetaba la mano—Todo el mundo sabía que era yo. La gente había visto el vídeo a lo largo de todo el fin de semana y lo habían pasado. En el vídeo se me veía claramente, pero los chicos estaban fuera de plano, habían doblado el sonido con una canción y le habían quitado el audio, por lo que no podías oír sus voces para identificarlos—bajó la voz hasta que se convirtió en un susurro—Usaron la canción de Nine Inch Nails titulada Closer, la que dice «Quiero follarte como un animal». Hicieron un vídeo con la música y colocaron la letra de la canción a un tamaño muy grande en la pantalla: «Me dejas violarte... Me dejas profanarte, me dejas penetrarte».

Ella flaqueó y mi corazón se rompió en mil pedazos por todo lo que había sufrido.

Solo sabía lo mucho que quería que lo nuestro funcionara.

Entonces la detuve.

Tenía que hacerlo. No podía escuchar más y ser capaz de contener mi furia en público.

Necesitábamos intimidad. Solo quería llevarla a casa y tenerla cerca. Lo demás lo podíamos decidir más tarde.

Le apreté la mano para que me mirara. Sus enormes ojos azules luminosos y llenos de lágrimas que quería secar con mis labios, se posaron en los míos.

—Déjame que te lleve a casa, por favor—asentí para hacerle entender que era lo que necesitábamos—Ahora mismo quiero estar a solas contigo, Britt. Lo demás no me importa mucho.

Ella emitió un sonido que me rasgó el corazón. Tan suave, pero herido y todavía en carne viva. Me levanté de la mesa de manera abrupta, tirando de ella, y, gracias a Dios, me siguió sin protestar. Lancé unos cuantos billetes a la mesa, la llevé al coche y la dejé en su asiento.

—¿Estás segura de que eso es lo que quieres, San?—me preguntó, con los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas.

La miré directamente a la cara.
—Nunca he estado más segura de nada.

Me incliné hacia ella y puse la mano en su nuca para controlar el beso. La besé en los labios con pasión, incluso apreté mi lengua contra sus dientes para que me diera acceso. Brittany necesitaba saber que todavía la deseaba. Sabía que estaba sufriendo con toda esa historia y con el hecho de que yo conociese su pasado.

Ella había dado por sentado que ya no la desearía más una vez que supiera todos esos detalles.

Mi Britt-Britt no podía estar más equivocada.

—Todas tus cosas siguen esperándote donde estaban. Solo quiero que sepas esto...—le hablé directamente, a pocos centímetros de la cara, atravesando sus enternecedores ojos—No tengo ninguna intención de dejarte—tragué con dificultad—Si vienes conmigo te llevas todo el paquete, Britt. No sé ser de otra manera. Todo o nada. Para mí es todo. Y quiero que sea todo para ti.

—¿Todo o nada?—me cogió la mejilla con la palma de la mano y la mantuvo ahí, y su pregunta sonaba auténtica.

Giré la cabeza y llevé los labios a la palma de la mano que tenía en mi cara.

—Es un término que se usa en póquer. Significa que apuestas todo lo que tienes.
Tú eres todo lo que tengo.

Cerró los ojos de nuevo y su labio tembló ligeramente.

—No te lo he contado todo. Hay más—apartó la mano.

—Abre los ojos y mírame —dije con suavidad pero con firmeza. Ella obedeció al instante y tuve que reprimir un gruñido por lo mucho que me había excitado su gesto—No me importa lo que no me has contado o lo que me acabas de contar en el restaurante—sacudí la cabeza un poco para que me entendiera—Eso no va a cambiar lo que siento por ti. Sé que hablaremos más del tema y puedes contarme el resto cuando seas capaz... o cuando lo necesites. Lo escucharé. Necesito escucharlo todo en cualquier caso para asegurarme de que estás a salvo. Lo haré, te lo prometo, Brittany.

—Oh, San—su labio inferior tembló mientras me miraba, y era tan guapa así, triste, como cuando estaba contenta.

Me daba cuenta de que a Brittany le preocupaban muchas cosas: compartir su pasado, mi reacción, las posibles amenazas contra su seguridad en Londres, mis sentimientos..., y quería desesperadamente borrar esa preocupación de su cara si me fuera posible. Deseaba que se liberara de todas sus cadenas y que estuviera tranquila para vivir su vida en paz, con un poco de suerte conmigo cerca. Nunca he prometido algo con la misma sinceridad que ahora. La mantendría a salvo, pero también quería asegurarme de que entendía lo que sucedería si aceptaba venir a casa conmigo.

—Pero nada de salir corriendo otra vez de mi lado, Brittany. Si necesitas un descanso está bien, lo respetaré y te daré algo de espacio. Pero me tienes que dejar ir a verte adonde estés, y tengo que saber que no te irás de repente..., o que no te dará por no querer saber nada de mí—le acaricié los labios con el pulgar— Eso es lo que necesito de ti, Britt. ¿Puedes hacer eso?

Empezó a respirar con más dificultad, su pecho subía y bajaba bajo esa camiseta apretada de color turquesa y sus ojos parpadeaban mientras le daba vueltas al tema.

Me daba cuenta de que estaba asustada, pero Brittany tenía que aprender a confiar en mí si quería darle una oportunidad a lo nuestro. Me la jugué con la esperanza de que aceptara mi oferta. Sin embargo, no sabía muy bien qué haría en caso contrario.

¿Desmoronarme?

¿Convertirme en una verdadera acosadora?

¿Apuntarme a psicoterapia?

—Pero... me resulta tan difícil creer en una relación... Tú has llegado mucho más lejos que cualquier otra persona en mi vida. Por primera vez he tenido que elegir entre una relación seria y compleja o estar sola y sin complicaciones emocionales.

Gruñí y la agarré un poco más fuerte.

—Sé que estás asustada, pero quiero que nos demos una oportunidad. No estás destinada a estar sola. Estás destinada a estar conmigo—mis palabras sonaron un poco bruscas pero era demasiado tarde para dar marcha atrás.

Brittany me sorprendió con una pequeña sonrisa y negó con la cabeza.

—Eres diferente, Santana López. ¿Siempre has sido así?
—¿Cómo?

—Así de exigente, tajante y directa.

Me encogí de hombros.

—Imagino. No sé. Solo sé cómo soy contigo. Contigo quiero cosas que no he querido antes. Te quiero a ti y eso es todo lo que sé. En este momento quiero que vengas a casa conmigo y que estemos juntas. Y quiero que me prometas que no te irás al primer atisbo de problemas. Me darás la oportunidad de arreglarlo y no te cerrarás—le sujeté los hombros con las dos manos—Puedo ser comprensiva si me dices lo que necesitas de mí. Quiero darte lo que necesites, Britt—le pasé los pulgares por la nuca y su suave piel bajo mis dedos fue como un imán en cuanto empecé a tocarla.

Una vez que había vuelto a sentirla tan cerca no quería perderla.

Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos durante un instante, sucumbiendo ante nuestra atracción y dándome cierta esperanza.

Dijo una palabra.

Mi nombre.

—... San.

—Sé de lo que hablo. Solo tienes que confiar en mí—apreté un poco más—Elígeme. Elígenos Britt-Britt… por favor.

Ella tembló.

Lo vi, y también lo sentí.

Brittany asintió y vocalizó unas palabras:

—Está bien. Te prometo que no volveré a salir corriendo.

La besé lentamente y mis manos subieron hasta su cara para sujetarla.

Empujé la lengua entre sus dulces labios y agradecí que me dejara entrar.

Sí.

Me abrió paso y me devolvió el beso de un modo que su sedosa y cálida lengua se deslizó contra la mía.

El premio gordo.

Sabía que había ganado esta batalla. Quería dar un golpe en el volante y darle las gracias en silencio a mi mamá en el cielo.

En su lugar seguí invadiendo la boca de Brittany. Con ese beso le dejé saber todo lo que sentía, cogiendo sus labios, dándole mordisquitos, tratando de estar dentro de ella. Cuanto más profundo estuviera más difícil sería para ella volver a dejarme.

Mi mente funcionaba así con ella.

Esto era una estrategia de guerra y podría hacerlo todo el día. No volvería a salir corriendo de mi lado nunca más, no habría escondites, ni excusas.

Ella sería mía y dejaría que la amara.

Brittany se derritió en mis labios, se volvió dulce y sumisa, encontró el lugar que necesitaba y se acomodó, igual que hice yo al tomar el control. Entre nosotras funcionaba, y muy pero que muy bien. Me eché hacia atrás y suspiré con fuerza.

—Ahora vamos a casa.

—¿Qué ha sido de aquello que dijimos de tomarnos las cosas con calma?—preguntó con dulzura.

—Todo o nada, Britt—susurré—, con nosotras no puede ser de otra manera—si supiera todo lo que tenía preparado para nosotras de cara al futuro posiblemente se volviera a asustar, así que no podía arriesgarme a contárselo.

Habría tiempo de sobra para discutirlo más adelante.

—Todavía tenemos mucho de qué hablar—me dijo.

—Y eso es lo que haremos—dije…

…Junto a otras cosas.

Se giró en el asiento y se echó hacia atrás para ponerse cómoda y mirarme a la cara mientras yo salía del aparcamiento.

Me observó durante todo el trayecto.

Me gustaba tener sus ojos en los míos.

Mejor dicho, me fascinaba, joder.

Me fascinaba que estuviera a mi lado y que pareciera que me deseaba tanto como yo a ella. Yo también la miraba en cuanto podía apartar los ojos de la carretera.

—¿Todo o nada, eh? Creo que tengo que aprender a jugar al póquer.

Me reí.

—Ah, en eso no puedo estar más de acuerdo. No sé por qué pero creo que se te va a dar genial, Britt—arqueé las cejas—¿Jugamos primero a un strip póquer?

—Estaba esperando que lo mencionaras. Me encanta saber que no me has desilusionado —dijo, resoplando.

Sonreí y la imaginé haciendo un striptease cada vez que perdiese una mano al póquer.

Yo también tenía mucha imaginación.

Al final me pidió que parara un momento en su piso para coger algunas cosas.

La llevé a su casa y esperé mientras hacía la bolsa. Le dije que trajera bastante ropa para varios días.

Lo que realmente quería era que se quedara en mi casa de manera indefinida, pero no creía que ese fuera el momento adecuado para abordar el tema; por muy poco cretina que fuera.

Cuando entramos, los recuerdos inundaron mi mente. La pared pegada a la puerta principal estaba grabada en mi memoria. La imagen de ella con ese vestido corto morado no se alejaba de mí. Dios, ella había estado magnífica cuando lo hicimos contra la pared esa noche.

Me encanta esa jodida pared.

Ingeniosa.

Me reí por dentro por ese inteligente juego de palabras.
—¿Por qué sonríes ahora?—preguntó Brittany mientras salía de la habitación con la bolsa hecha y con mucho mejor aspecto que el que tenía por la tarde. Su personalidad había vuelto.

—Mmmm... Solo estaba pensando en lo mucho que me fascina esa pared—moví las cejas lo mejor que pude y le quité la bolsa de la mano.

Los bonitos labios de Brittany se abrieron en una expresión de sorpresa que enseguida se volvió una sonrisa.

—Sigues apañándotelas para hacerme reír, San, a pesar de todo lo que ha pasado. Tienes un extraño don.

—Gracias. Me gusta compartir contigo los dones que tengo —comenté de manera sugerente, y la rodeé con el brazo mientras salíamos de su piso. Miró de reojo la pared cuando pasamos por delante—Te he visto—dije.

—¿El qué? —preguntó con inocencia. Ah, desde luego que tenía cara de póquer.

Me moría por jugar a las cartas con ella.

—Has mirado la pared y te has acordado del repaso que me diste ahí.

Me dio con el codo en las costillas de manera juguetona mientras caminábamos.

—¡Yo no hice nada por el estilo! Y tú fuiste el que me dio el repaso a mí, no al revés—Lo que sea.

Le hice cosquillas y se retorció junto a mí. Era maravilloso volver a tenerla entre mis brazos.

—Acepta la verdad, Britt, fue un polvo épico el que echamos contra esa pared.

Para cuando tuve a Brittany dentro de mi piso, la noche veraniega ya se había apoderado de toda la ciudad.

De camino habíamos parado una última vez en busca de un teléfono nuevo con otro número para ella. Habíamos necesitado casi una hora para configurarlo pero era necesario. Ahora su viejo móvil se encontraba en mi poder. Quien quiera que llamara a Brittany Pierce a ese número tendría que hablar conmigo.

Quizá esta noche investigaría a la persona que la había llamado y puede que hablase con Tom Pierce. No era una conversación que me emocionara especialmente, pero tampoco la iba a esquivar.

“Hola, Tom. Me estoy volviendo a tirar a tu hija. Ah, y antes de que lo olvides, tienes que saber que su seguridad está ahora en mis manos. ¿Te he mencionado además que ella es mía? Mía, Tom. Vigilo muy de cerca todo lo que tengo.”

Mientras me preguntaba cómo se tomaría la noticia, me di cuenta de que no me importaba mucho. Era él quien había puesto a Brittany en mi camino. Ahora ella era mi prioridad. Me importaba mucho. Solo quería protegerla y mantenerla alejada de cualquier peligro. Él tendría que lidiar con la situación igual que lo hacía yo.

Caminé y me puse detrás de ella, que se encontraba de pie junto la ventana, mirando las luces de la ciudad. La primera vez que la traje a casa me dijo que le encantaban estas vistas. Yo le respondí que a mí me encantaba la vista de ella de pie en mi casa y que no era comparable con nada más. Seguía pensando lo mismo.

La toqué con cuidado y mis labios se posaron en sus hombros, en su oreja.

—¿Qué miras?

Vio mi reflejo en el cristal, por lo que no se sorprendió.

—La ciudad. Me encantan las luces por la noche.

—A mí me encanta observarte mientras miras las luces por la noche—le aparté el cabello a un lado y le besé el cuello. Ella giró la cabeza para dejarme hueco mientras yo inhalaba el aroma de su piel, que me drogaba y me volvía loco—Es maravilloso tenerte aquí—susurré.

Cuando ella se hallaba cerca luchaba para controlar mis deseos. Este era un problema que nunca había tenido antes en una relación. Me encantaba la parte del sexo, soy una mujer y tengo mis necesidades. Nunca he tenido problemas a la hora de echarme ligues. A las chicas y chicos les gusto y, como dijo mi papá, pero a mí solo me gustan las mujeres, y eso pone las cosas más fáciles, lo que no significa que sea mejor.

Cuando las mujeres van detrás de ti porque piensan que estás buena y porque tienes dinero, las cosas enseguida se reducen a un intercambio muy primario.

Cenar algo, un poco de sexo, quizá una segunda cita, es decir, otro polvo.
Y entonces... adiós muy buenas.

La conclusión es que no me gusta que me usen y me he pasado años viendo cómo las chicas trataban de hacerlo, de modo que se me quitaron las ganas de quedar con ellas solo por sexo.

Brittany me hacía reaccionar de otra manera y había sido así desde la primera vez que nos vimos. No parecía interesada. Si no la hubiera oído llamarme guapa por el pinganillo aquella noche en la galería, ni siquiera habría sabido que me había visto.

Había tocado las teclas justas y por primera vez en la vida me importaba una chica mucho más que el sexo con ella.

Bueno, seguía importándome el sexo, pero ahora era diferente. Mi naturaleza controladora había crecido desde que conocí a mí Brittany, como si ella fuera la fuerza catalizadora. De hecho, sabía que así era. Con ella deseaba cosas que me asustaban porque no quería, o, mejor dicho, no podía soportar perderla.

Lo que había compartido conmigo esta noche me aterraba.

También me dejó claro desde el principio su misterioso comportamiento. Sabía por qué seguía huyendo.

—Yo también me alegro de estar aquí—respiró con fuerza—Te he echado muchísimo de menos, Sanny—se recostó hacia atrás junto a mí y la curva de su trasero se acercó a mis caderas. Dado que su dulce sexo solo estaba cubierto por la licra de sus pantalones cortos, mi sexo reaccionó, listo y dispuesto para ponerse manos a la obra.

¡Dios Santo!

Eso fue todo lo que tardé en estar lista.

Ella iba a sentir mis pezones endurecidos enseguida y luego ¿qué? No debería presionarla en este momento.

Seguía sintiéndose frágil y necesitaba terminar de contarme su historia.

Ojalá le pudiera decir eso a mí excitación.

Le giré la cabeza para que se encontrara con la mía y asalté sus labios en un beso muy profundo que provocaba que la lógica fallara. Le mordisqueé y le lamí los labios, tratando de acercarla a mí.

Sabía genial.

Brittany se derritió tal y como yo quería y ya no sería capaz de dar marcha atrás.

Necesitaba con todas mis fuerzas recuperar a mi Britt-Britt de nuevo.

Solo una persona cretina querría llevársela a la cama y desnudarla en este momento. Por lo que sí, yo era una completa cretina.

Podía vivir con eso.

Brittany siempre me decía que le gustaba que fuera directa. Me había asegurado que se sentía mejor cuando yo le decía lo que quería porque así sabía lo que sucedería.

Necesitaba eso de mí, así que respiré hondo y le dije lo que quería.

—Lo que quiero en este momento es llevarte a la cama. Quiero tenerte en mis brazos y quiero estar junto y dentro de ti.

Examiné su cara mientras la sujetaba con las dos manos y busqué una respuesta en sus ojos.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Cap 5

Mensaje por 23l1 Lun Oct 27, 2014 7:08 pm

Capitulo 5


—Yo también te deseo—asintió, y como yo estaba con tacos ella se puso de puntillas para besarme—Llévame a la cama, Sanny—eran las palabras más bellas que mis oídos habían  escuchado en días.

Tomé esos dulces labios que me ofrecía y la levanté del suelo en brazos, su cuerpo apretado contra mi pecho.

Rodeó mis caderas con sus piernas y enterró su rostro en mi cuello.

Gemí y empecé a caminar.

Cuando llegamos a la habitación, la visión de la cama hecha con sábanas limpias nunca había sido tan reconfortante.

¡Lunes!

Annabelle había venido, ¡alabado sea Dios!

Si las sábanas que había esta mañana hubieran seguido puestas, con los restos de mi lamentable masturbación, no sé qué habría hecho.

Me puse una nota mental para darle a Annabelle una buena propina por haber sido tan discreta.

Dejé a Brittany boca arriba y me quedé contemplándola un momento.

La necesidad de ir despacio esta vez era importante. Quería cuidarla y aceptar este regalo que me estaba ofreciendo.

Necesitaba saborearla.

Su cabello oscilaba sobre sus hombros y sus ojos cobraron un tono azul oscuro por el reflejo de la blusa turquesa que todavía llevaba puesta.

Aunque no la llevaría durante mucho más tiempo.

Empecé por sus zapatillas de deporte. Después los calcetines. Sujeté sus pies entre las palmas de mis manos y se los masajeé antes de subir por su pierna y sus caderas hasta la goma de sus pantalones cortos. Mis dedos se deslizaron por debajo y aprehendieron la cinturilla.

Después tiraron de ella hacia abajo. Mis ojos contemplaron el descubrimiento de su piel a medida que la tela iba desapareciendo... El ombligo, los huesos de la cadera, el vientre, su sexo, y sus largas piernas.

Piernas que me rodearían cuando estuviera bien junta y dentro de su desnudo y precioso sexo.

Jesús bendito.

Tenía sentido que mi Britt fuera modelo.

Modelo de desnudos.

Tenía un cuerpo que ostentaba el poder de dejarme sin palabras. Sin embargo, aún no había terminado de mostrar mi obra maestra.

Alargué la mano hacia la camiseta. Era también una parada rápida: no llevaba nada debajo. Tenía ganas de gritar un sí triunfal. Sus pechos se balancearon al quitarle la prenda por encima de la cabeza.

—Brittany..., estás preciosa.

Escuché el sonido de su nombre salir de mis labios pero no podía recordar haber pretendido pronunciarlo. Tenía que verla desnuda una vez más, recordar qué aspecto tenía, saber que poseía el derecho de acariciarla y de que confiaba en mí.

Debía tener una pequeña parte de ella dentro de mí antes de poder hacer algo más, estaba así de desesperada.

Muy despacio, arrastré mi boca desde su ombligo hasta uno de sus perfectos pechos, cubriendo el pezón entero, lamiéndolo intensamente. Lo sumergí dentro de mí boca y acaricié con mis dedos la parte inferior de sus senos.

Muy suave.

Se le puso duro y prieto bajo mi lengua, pero debía tener en consideración al otro, para hacer justicia. Esas preciosidades necesitaban que mi atención las tratara por igual para ser del todo justos.

Se mostraba tan dócil y sensual yaciendo ahí para mí, llenando mis ojos con su imagen.

Como un retrato.

Pero uno que solo yo podría ver.

Eso no es verdad.

Un inoportuno cabreo cruzó de forma efímera mientras enterraba la idea de que otras personas la vieran desnuda en lo más profundo de las mazmorras de mi mente.

Ahora mismo tenía un festín ante mí.

Era hora de tomar parte en él.

Necesitaba sentir su piel con mi lengua y mis labios. La necesitaba tanto que mí cuerpo temblaba mientras me quitaba los zapatos y el cinturón. Me despojé de mi ropa con rapidez, consciente de que Brittany observaba cada movimiento que realizaba, de que sus ojos me recorrían de arriba abajo. Verla admirándome me ponía tan excitada que me dolían los pezones y mi sexo.

Solo para ella.

Bajé por la cama apoyándome en las rodillas, muy dubitativa sobre dónde ir primero. Ella era un banquete, con las piernas dobladas ligeramente aunque sin desvelar lo que me moría por ver. Un deseo ardiente surgió de alguna parte y las palabras salieron de mi boca.

—Ábrete y enséñamelo. Quiero ver lo que es mío, Britt.

Despacito, sus pies se deslizaron hacia arriba hasta tenerlos apoyados sobre las sábanas, flexionando las piernas. Contuve el aliento y sentí los latidos de mi corazón en mi pecho. Movió una pierna a un lado, y después la otra. Así de simple.

Hizo lo que le había pedido. Un movimiento grácil y sumiso que motivó una sacudida de lujuria en mi sexo solo de ver el espectáculo que me estaba ofreciendo.

Pero estaba lejos de sentirme satisfecha. Quería echar un buen vistazo antes de empezar con aquello que me había sido negado durante demasiados días.

—Pon las manos por encima de la cabeza y agárrate a la cama—sus ojos parpadearon un poco y miraron hacia mi boca—Confía en mí. Voy a hacerte sentir tan bien, Britt... Deja que lo haga a mi manera...

—San —susurró, aunque hizo lo que le pedí: levantó poco a poco los brazos, cruzó las muñecas por encima de su cabeza y se sujetó al cabecero.

Dios, me encantaba cuando pronunciaba mi nombre durante el sexo.

Me encanta cuando lo hace y punto.

—Britt.

Sus pechos pendieron hacia los lados y se levantaron un poco al alzar los brazos.

Esos perfectos pezones con forma de frambuesa suplicaban mi lengua de nuevo.

Volví a ellos, lamiendo y pellizcando su piel sensible, encantada de comprobar cómo se deslizaba bajo mi boca. Nos movíamos de manera acompasada.

Separé mis labios de su cuerpo. Mis dedos se extendieron hacia su pezón y lo rodearon antes de tirar de la punta hacia arriba, en un ligero pellizco. Ella gimió y se arqueó, pero sus brazos continuaron en lo alto. Pellizqué el otro y observé cómo movía un poco las caderas, abriendo más las piernas y exhibiendo aún más la parte de su cuerpo que necesitaba conocer de nuevo.

—Estás tan guapa así...—dije contra su tripa mientras la besaba hasta llegar al lugar que necesitaba tener contra mi boca. Primero lo besé, y me encantó cómo reaccionó.

Tembló bajo mi caricia.

Pasé mi lengua por sus pliegues, manteniéndola abierta como una flor.

Mía.

Contrajo sus músculos y gimió. Pequeños y leves ruidos de placer y excitación.

Ella deseaba lo que yo era capaz de darle.

Me deseaba a mí

—Eres tan... jodidamente guapa, Brittany—murmuré contra su sexo.

—Tú me haces sentir guapa —balbuceó en un susurro, y se abrió un poquito más debajo de mí.

—Eso es..., dámelo todo a mí, Britt—dije al tiempo que besaba los labios de su sexo tal y como hacía con los de su boca—Voy a hacer que te corras tanto que no vas a poder pensar nada más que en mí mientras te lo hago —le avisé.

—Hazlo, por favor...

Gruñí contra su sexo.

—Hacer que te corras con mi lengua es lo más sexy que hay en el mundo. Cómo te mueves. Cómo sabes. Cómo suenas cuando lo haces...

—Aaah —gimió mientras se agitaba debajo de mí.

Qué gemido tan sensual.

Continué introduciendo la lengua con fervor mientras ella gritaba y arqueaba sus caderas para recibir mi boca. La mantuve abierta y devoré su sexo suave y tembloroso.

No podía parar, ni siquiera aminorar. Mis labios contra su sexo, donde mi lengua podía encontrar el camino dentro de ella una y otra vez, era todo lo que me importaba. No me detuve, continué acariciando su clítoris hasta que sentí que se corría.

—¡Oh, Dios, San! —gritó con dulzura, temblando a medida que llegaba al clímax.

—Mmm..., mmm...—gruñí, casi incapaz de hablar—¡Ahora vas a hacerlo otra vez!—le dije mientras me encaramaba y unía nuestros sexos a la altura justa.

Me sobresalté cuando nuestros sexos se tocaron, como una descarga eléctrica.

Nuestros ojos se encontraron y los suyos se abrieron desmesuradamente en el preciso instante en que la hice mía y entre en ella con tres dedos.

Enterré mis dedos con una fuerte y húmeda embestida, incapaz de contenerme ni un segundo más. Cuando me hundí en ella lanzó el gemido más sexy que había escuchado jamás. Joder, era increíble, contraída y ardiente, mientras me adentraba en su interior y sus músculos internos me agarraban con la fuerza del orgasmo que estaba teniendo. Era algo tan bueno que me aterraba comprender el poder que ella ejercía sobre mí.

Brittany me mantenía cautiva, como había hecho desde el principio. En el sexo no era distinto.
Me mantenía cautiva todo el tiempo.

Se movía conmigo, aceptando cada embestida como si necesitara eso de mí para vivir.

—¡Voy a follarte hasta que te corras de nuevo!

Y lo hice.

Brittany lo aguantó todo: cada embestida de mi sexo, cada embestida de mis dedos en su dulce cueva, el sonido de nuestros cuerpos chocando uno con otro y llenando el aire, llevándonos más cerca del clímax. Me cerní sobre su cara, cautivando su mirada con la mía, poseyendo su cuerpo con el mío.

Solo la veía a ella.

Solo la sentía a ella.

Solo la oía a ella.

Se contrajo cuando llegué a lo más profundo y puso los ojos en blanco, abriendo sin querer la boca.

También la hice mía.

Cubrí sus labios con los míos y arremetí dentro con mi lengua. Ahogué sus gritos cuando comenzó a correrse y le di los míos cuando el orgasmo se apoderó de mí.

Esto iba a ser tremendo: una explosión indescriptible, un placer que no podía expresar con palabras, hizo disparar mi sexo. Solo podía perderme en ella y resistir a caer en la inconsciencia con el estallido.

Mi cuerpo se detuvo y se mis dedos se quedaron enterrados en ella, todavía temblorosa con las vibraciones. No quería abandonar jamás ese lugar.

¿Cómo podría hacerlo?

Pasó un rato y ambas tomamos aire. La simple tarea de tomar oxígeno era agotadora. Podía sentir su corazón latiendo bajo mi pecho, así como los pequeños espasmos de placer que se extendían hasta  mis dedos en las estrechas paredes de su sexo.

Era increíble, joder.
Cuando fui capaz de separar mi boca de su piel, me acerqué a su cara, en busca de alguna señal positiva en sus ojos. Tenía miedo de lo que pudiera ver. La última vez que habíamos estado así juntas habían pasado cosas muy malas después.

Te dijo que te apartaras de ella y se fue por la puerta.

—Te quiero —murmuré en voz muy baja a escasos centímetros de su cara, y vi cómo sus ojos se iluminaban y se ponían húmedos.

Empezó a llorar.

No era realmente la reacción que esperaba. Me separé de su cuerpo y sentí la humedad entre nosotras. Sin embargo, Brittany me sorprendió todavía más. En lugar de distanciarse, se arrulló contra mi pecho, pegada a mí, sollozando quedamente. Lloraba pero no intentaba apartarse de mí. Estaba buscando consuelo.

—Sanny dime que todo va a ir bien..., aunque no sea así... —dijo entre sollozos.

—Irá bien, Britt. Me aseguraré de ello.

Tenía tantas ganas de fumarme un Djarum que podía saborearlo. En lugar de eso la apreté contra mí y acaricié su cabello, enrollando mis dedos entre sus suaves mechones una y otra vez hasta que dejó de llorar.

—¿Por qué? —preguntó al cabo de un rato.

—¿Por qué, qué? —respondí mientras la besaba en la frente.

—¿Por qué me quieres? —su tono era bajo, pero la pregunta la escuché con claridad.

—No puedo cambiar cómo me siento o saber por qué, Britt. Solo sé que eres mi Britt-Britt y que debo hacer caso a mi corazón.

Ella todavía no podía decir lo mismo. Sabía que se preocupaba por mí, pero creo que estaba convencida de que, sobre todo, no merecía el amor. Ni darlo ni recibirlo.

—Todavía no te he contado el resto de la historia, Santana.

Bingo.

—¿De qué tienes miedo?—inquirí mientras se tensaba entre mis brazos—Dime qué te atemoriza, Britt.

—De que pares.

—¿Parar de quererte? No. No lo haré.

—¿Y cuándo lo sepas todo? Soy un completo desastre, Santana—dijo alzando la vista, sus ojos chispeantes una vez más con colores distintos.

—Mmm —murmuré mientras besaba la punta de su nariz—Ya sé lo suficiente y no cambia nada respecto a mis sentimientos. No puedes ser peor de lo que soy yo. Te ordeno que dejes de preocuparte. Y tienes razón. Eso que tienes ahí abajo sí que es un desastre, y lo he provocado yo —añadí al tiempo que introducía mi mano entre sus piernas y deslizaba mis dedos por su sexo, sintiendo lo que había puesto ahí. La primitiva y animal que llevaba dentro le encantaba la idea de toda mí llegada al clímax en su cuerpo, pero a ella seguramente no—Démonos un baño juntas y podremos hablar un poco más.

Sus ojos se abrieron de par en par por mi caricia, pero asintió con la cabeza.

—Eso suena muy bien.

Salí rodando de la cama y fui a llenar la bañera. Sus ojos me siguieron, escrutando mi espalda. Sabía que miraba mis cicatrices. Sabía también que pronto me preguntaría por ellas. Y yo tendría que compartir mi maldito y terrible pasado.

No quería hacerlo.

La idea de hacerla partícipe de esa mierda iba en contra de todos mis instintos, pero, aun así, no podría ocultarle la verdad otra vez. Eso no era posible con Brittany, había aprendido la lección.

Eché sales de baño y regulé la temperatura. Alcé la vista para contemplarla mientras entraba en el cuarto de aseo. Venía hacia mí desnuda y preciosa, y me dejó sin aliento aun a pesar de lo delgada que se había quedado. Me sorprendí pensando en echar otro polvo salvaje, pero me obligué a ignorarlo para que la parte racional de mí cerebro pudiera funcionar. Teníamos que hablar muy seriamente sobre varios asuntos y el sexo siempre se las apañaba para ponerse el primero de la fila y eclipsar todo lo demás.

De modo que en lugar de eso, cogí su mano, la ayudé a entrar en la bañera conmigo y nos acomodamos juntas. Yo me senté detrás primero y la puse delante de mí, con su culito resbaladizo descansando tentador contra mí sexo, que de pronto se excito de nuevo.

—¿Fumas aquí dentro? —preguntó Brittany aspirando el aire.

—A veces —tenía que dejar de hacer eso de todas todas—Pero tendré que dejar de fumar dentro de casa ahora que estás aquí conmigo.

—No me importa, San. El aroma de la especia y el clavo es agradable y no me molesta, pero sé que es malo para ti y esa parte no me gusta.

—Estoy intentando dejarlo —dije mientras deslizaba mis manos hacia arriba por su brazo y luego hacia su pecho, que estaba justo al nivel del agua—Contigo aquí me será más fácil. Puedes ser mi estimulo, ¿vale?

Ella cogió aire con fuerza y asintió. Entonces comenzó a hablar.

—Nunca más volví a mi instituto. A tan solo seis meses de la graduación lo dejé.
Mis padres estaban impactados por el cambio que se había producido en mí. No pasó mucho tiempo hasta que se enteraron de lo del vídeo. Discutieron sobre qué hacer y tenían opiniones distintas. A mí no me importaba. Tenía la cabeza en otra parte, y estaba muy, muy enferma. Me resulta duro admitirlo, pero es la verdad. Estaba destrozada emocionalmente, sin ninguna opción de escapar de mis demonios.

Besé su nuca y la abracé un poquito más fuerte. Sabía mucho sobre demonios y sobre lo cabrones que eran.

—¿Puedo preguntarte por qué no intentaron tus padres presentar cargos de agresión sexual contra los tres? No creo que hubiera sido difícil que los detuvieran. Tú eras menor de edad y ellos adultos... Además estaba la prueba del vídeo.

—Mi papá quería que fueran a la cárcel. Mi mamá no deseaba publicidad. Afirmó que una fama de ramera solo ensuciaría nuestro nombre y trastornaría nuestras relaciones sociales. Quizá tenía razón. Pero, una vez más, no me importaba lo que hiciera nadie al respecto. Estaba perdida en mí misma.

—Oh, Britt...

—Y entonces descubrí que me habían dejado embarazada—me tensé ante esa horrible noticia. Joder...—Eso casi acaba conmigo, me dejó al borde del precipicio. Yo..., yo no podía soportarlo. Mi papá no sabía qué hacer respecto al embarazo.
Empezó a hablar del tema con el senador. Mi mamá fijó una cita para que abortara y yo ya no podía manejar la situación. No quería un bebé. Pero tampoco quería matar lo que tenía dentro de mí. Quería olvidar ese incidente y todo y todos me lo recordaban. Supongo que si me hubiera sentido mejor conmigo misma podría haber pensado las cosas, pero si me hubiera sentido mejor conmigo misma no habría ido nunca a esa fiesta y no habría terminado en esa mesa de billar.

—Lo siento tanto... —dije con suavidad pero con firmeza, con la intención de que ella entendiera de verdad cómo me sentía—Escucha, Britt, no puedes culparte por lo que te pasó —añadí acercándome a su oreja—Fuiste víctima de un crimen y tratada de un modo abominable. No fue culpa tuya, Brittany. Espero que ahora sepas esto.

Froté arriba y abajo sus brazos, echando agua caliente sobre su piel.

Se acurrucó más junto a mi cuerpo y respiró hondo.

—Creo que ahora lo sé, más o menos. La doctora Roswell me ayudó, y encontrar mi lugar en el mundo también me ha servido. Pero en ese momento estaba destrozada. Se había acabado mi vida. No podía ver el camino.

Todo el calor previo me abandonó y me preparé para lo que estaba por venir.

Como cuando hay un accidente y no puedes dejar de mirar, tenía que saber qué le había pasado pero al mismo tiempo no quería saberlo. No quería ir con ella a visitar a sus demonios.

Cambió de postura e hizo remolinos en el agua con sus dedos mientras comenzaba a hablar de nuevo.

—Nunca había sentido tanta calma como ese día. Me levanté y supe qué quería hacer. Esperé a que mi papá se fuera al trabajo. Me sentía mal por hacerlo en su casa, pero sabía que mi mamá jamás me perdonaría si lo hacía en la suya. Les escribí unas cartas de despedida y las dejé sobre mi cama. Entonces cogí un puñado de pastillas para dormir que le había robado a mi mamá, me metí en la bañera y me hice un corte en la muñeca.

—No...

Mi corazón se encogió de dolor y todo lo que pude hacer fue apretarla contra mí, sentir su cuerpo cálido y agradecer que estuviera ahora mismo conmigo.

Imaginármela a punto de quitarse la vida, con lo joven que era, y sintiendo que no tenía otras opciones era escalofriante. Sabía lo que sentía por Brittany y esto me había aterrado.

—Sin embargo, eso también se me dio fatal. Me quedé dormida, pero no me hice un corte lo bastante profundo como para desangrarme, o eso me dijeron más tarde. Las pastillas que me había tomado ni siquiera habían supuesto un peligro. Mi papá me encontró a tiempo. Vino a casa a comer para ver cómo estaba. Dijo que durante toda la mañana había tenido un extraño presentimiento y que por eso fue a casa. Me salvó.

Brittany se estremeció ligeramente y giró un poco más la cabeza para descansar su mejilla entre mis pechos.

Gracias, Tom Pierce.

—Me alegra tanto que se te diera tan mal...—susurré—Mi Britt-Britt no puede ser brillante en todo—comenté para tratar de levantar un poco los ánimos, pero era una conversación que no debía llevar yo. Mi papel era escuchar, de modo que besé otra vez su cabello y le posé la mano sobre el corazón—Cuando hable con tu papá le daré las gracias —murmuré.

—Me desperté en un hospital psiquiátrico. Las primeras palabras de mi mamá fueron que había tenido un aborto espontáneo y que había hecho algo muy estúpido y egoísta, y que los médicos tenían que mantenerme bajo vigilancia para que no me suicidara. No manejó bien las cosas. Sé que la había avergonzado. Y ahora que soy mayor puedo imaginar lo que les hice pasar a mis padres, pero ella tampoco parecía querer afrontar lo que yo había hecho. Mi mamá insistió e insistió en que era una bendición haber acabado con lo del embarazo, como si eso fuera su mayor preocupación. Nuestra relación no es sencilla. Ella no aprueba casi nada de lo que hago.

Brittany suspiró otra vez junto a mi pecho. Yo me limité a continuar acariciándola para asegurarme de que, en efecto, seguía aquí. Mi Brittany me estaba contando sus secretos más íntimos, en un baño caliente, desnuda entre mis brazos después de un polvo alucinante.

No tenía quejas.

Bueno, quizá alguna, pero no se las diría a Brittany.

Continué echando agua caliente sobre sus brazos y sus pechos, y pensé hasta qué punto desaprobaba a su mamá.
¿Qué madre diría algo así a su hija después de un intento de suicidio?

—Cuando todo hubo acabado mis padres me enviaron a un lugar tranquilo en el desierto de Nuevo México. Me llevó tiempo, pero mejoré y al final aprendí a convivir con mi pasado. No de forma impecable, pero supongo que conseguí hacer algunos progresos notables. Descubrí mi interés por el arte y maduré.

Brittany interrumpió de nuevo su historia, como si estuviera midiendo cómo la estaba recibiendo y si me impactaba o me horrorizaba. Se preocupaba demasiado.

Cogí la muñeca con las cicatrices y la besé justo sobre las marcas. Pequeñas rayas blancas casaban con su, por otra parte, perfecta piel brillante y translúcida, con sus venas azules asomando debajo. La idea de ella haciéndose cortes en esa piel me entristecía sobremanera al pensar en lo que había tenido que soportar.

Tuve de pronto una revelación: Brittany había llevado a cabo su tentativa de suicidio más o menos al mismo tiempo que yo estaba en la prisión afgana a punto de ser...

Entrelazó sus dedos con los míos y me sacó de mis pensamientos. Acto seguido se llevó nuestras manos hasta la boca y las sostuvo contra sus labios.

Brittany estaba besando mi mano. Sentí cómo un cosquilleo cálido recorría todo mi cuerpo e intenté aferrarme a esa maravillosa sensación mientras durara, ya que su gesto me había emocionado demasiado como para decir nada.

—Nunca supe que mi papá fue a hablar con el senador Oakley y que en resumen le chantajeó. Estaba furioso por haber estado a punto de perderme, y culpó a Lance Oakley de todo. Mi padre quería presentar cargos pero se dio cuenta de que yo no me encontraba en condiciones de soportar un juicio y que probablemente nunca lo estaría. Además, a esto se sumó que mi mamá le dijo que lo dejara como estaba y que permitiera que me curara en paz, convenciéndole de que abandonara la idea de un proceso judicial. Pero mi papá seguía queriendo algún tipo de compensación. El senador Oakley solo quería alejar esa mierda, ponerla lo más lejos posible de su carrera política, así que obligó a su hijo a que se enrolara en el Ejército, y el mayor de sus problemas quedó resuelto cuando enviaron a Lance a Irak. Después arregló mi ingreso en la Universidad de Londres cuando llegó el momento en que ya estuve lo suficientemente bien como para dejar Nuevo México e ir a la facultad. Nos decidimos por Londres sobre todo porque se hallaba muy lejos de casa y porque el arte estaba aquí. Podía hablar el mismo idioma y mi tía Sara vive aquí, así que no estaría totalmente sola en un país extranjero sin nadie de mi familia.

—¿De modo que el senador ha sabido todos estos años dónde estabas con exactitud?

La situación era una mierda, mucho más grave de lo que había podido imaginar, y los riesgos para Brittany podían ser enormes.

—No supe esa parte hasta la semana pasada—murmuró—Pensaba que había ingresado por mis propios méritos.

—Puedo entender cuánto ha podido molestarte eso, pero te licenciaste gracias a tus méritos, eres ejemplar en tu campo. Te he visto trabajar y sé que eres brillante en lo que haces—dije con un tono jocoso al tiempo que besaba el extremo de su mandíbula—Mi nerd adorable, la profesora Pierce.

—¿Nerd?—repitió riéndose—¿Qué tipo de palabra es esa?

—Bueno, estudiosa, como lo quieras llamar. Esa eres tú. Una estudiosa y una artista a la cual adoro—giré su cabeza hacia la mía para encontrarme con sus labios y darle otro beso.

Sabía que las dos estábamos recordando nuestra ridícula conversación de aquella mañana en el coche sobre la profesora que llamaba a su despacho al estudiante que se había portado mal. Ella sería la profesora y yo la alumna desobediente.

—Estás loca—dijo junto a mis labios.

—Loca por ti —contesté apretujándola un poco—Pero, en serio, el senador Oakley te debe muchísimo más de lo que te dio, aunque no me hace demasiado feliz saber que conoce en qué punto del planeta estás y qué estás haciendo cada día.

—Lo sé. Y me asusta un poco. Mi papá dijo que Eric Montro se murió en una extraña pelea en un bar mientras Lance estaba en casa con un permiso del Ejército. Él..., él era uno de ellos..., en el vídeo..., pero nunca más volví a ver a ninguno de ellos después de esa noche. Ni siquiera a Lance Oakley—el tono de su voz me molestó, y también el hecho de que rememorara lo que había pasado en las manos de aquellos degenerados.

Me alegraba mucho que uno de ellos estuviera muerto. Esa parte no me molestaba en absoluto. Solo recé porque su muerte no tuviera nada que ver con el vídeo ni con la investigación del senador Oakley.

Quité el tapón para dejar correr el agua y la ayudé a salir de la bañera.

—No permitiré que te pase nada, y tú no debes tener miedo. Lo tengo todo cubierto—sonreí mientras empezaba a secarle las piernas con una toalla—Mañana hablaré con tu papá y averiguaré todo lo que pueda sobre el senador Oakley —añadí al tiempo que le secaba los brazos, la espalda, los pechos, y pensaba que podría acostumbrarme a hacer esto—Tú solo deja que me preocupe por el senador.

Extenderé mis tentáculos a ver qué información puedo recoger. Nadie se va a acercar a mi Britt a menos que pasen por mí primero.

Ella sonrió y me dio un buen beso, mordiéndome en el labio inferior.

Tenía problemas para controlarme y no ponerla sobre el lavabo y hacerla mía de nuevo.

La piel de Brittany era tan blanca como la leche, pero ahora mismo estaba rosácea debido al agua caliente y tan hermosa que resultaba difícil mirarla y mantenerse neutral.

No pienses en ello.

Ignoré mi deseo y me esforcé en secar sus deliciosas curvas, que quizá habían perdido algo de su forma pero que continuaban siendo encantadoras y totalmente mías. Se quedó de pie delante de mí, con elegancia, como si no le afectara que estuviéramos tan cerca desnudas. Me pregunté cómo demonios lo conseguía.

Bueno, podía hacerme una idea. Era una modelo que posaba desnuda y estaba habituada a ello.

No pienses tampoco en eso.

No era capaz de recordar que nadie me hubiera hecho pensar con la excitación de la manera en que ella lo hacía. Quizá en mis comienzos, pero nunca antes se había apoderado de mí este nivel de intensidad. En estos momentos acostarme con Brittany se situaba a la altura de comer o de tener donde dormir.

Todo el mundo necesita lo básico, Brittany. Comida, agua..., una cama.

Ella provocaba en mí unas emociones que ni siquiera sabía que existían hasta la noche en que la vi caminando sin rumbo por la Galería Andersen y diciendo tonterías sobre la fiabilidad de mi mano.

Me quitó la toalla al tiempo que me guiñaba un ojo con coquetería y la utilizó para cubrirse ese glorioso cuerpo desnudo con el algodón suave color crema.

Una jodida pena.

Caminó hasta el dormitorio y pude oír cómo los cajones se abrían y se cerraban.

Me encantaba escucharle hacer esos ruidos, ir de aquí para allá preparando la cama.

Cogí una toalla para mí y comencé a secarme, profundamente agradecido de que esta noche fuera a dormir con ella entre mis brazos.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: El Affaire López 2 "Todo o Nada" (Adaptada) Cap 6

Mensaje por 23l1 Lun Oct 27, 2014 7:10 pm

Capitulo 6


Abrí los ojos en la oscuridad; el aroma de Brittany impregnó mi nariz y sonreí cuando me di cuenta de dónde nos encontrábamos.

Está en tu cama contigo.

Tuve cuidado de permanecer bien quieta para no molestarla mientras dormía.

Su cara estaba vuelta hacia mí, pero su cabeza quedaba escondida bajo su brazo.

Observé su respiración durante unos minutos, suave y tranquila por primera vez en días. Quería tocar a mi Britt-Britt, pero la dejé dormir. Por Dios que lo necesitaba.

Necesidad.

Tanta necesidad en mi interior. Necesidades que solo Brittany podía satisfacer, y eso me asustaba. Hace un mes no habría podido imaginar que sentiría esto por otra mujer, y ahora no podía concebir no tenerla en mi vida. Temía que el tiempo que habíamos pasado separadas me hubiese cambiado para siempre.

Respiré profundamente y contuve el aliento. El ligero olor a sexo llevaba ya un tiempo entre las sábanas, pero era sobre todo su fragancia a limpio y a flores lo que me embriagaba. Me embriagaba ahora igual que la primera noche que nos vimos. Olía tan bien que odiaba dejarla sola en la cama, pero me levanté y me puse unos pantalones de deporte y una camiseta.

Crucé el enorme salón y el pasillo hasta mi despacho, dejando la puerta del dormitorio ligeramente abierta por si acaso Brittany se despertaba con otra pesadilla.

Necesitaba de veras un cigarrillo y necesitaba sin falta hablar con su papá.

—Tom Pierce.

Su acento americano al otro lado del teléfono me recordaba lo lejos que estaba Brittany de su familia, aunque tengo que admitir que me encantaba que ahora considerase Londres su nuevo hogar.

—Soy Santana—dije mientras daba una profunda calada a mi cigarro.

Un silencio y después un aluvión de preguntas:
—«¿Está Brittany bien?», «¿Qué ha ocurrido?», «¿Dónde está ahora?».

—No ha ocurrido nada, Tom. Está durmiendo ahora mismo y totalmente segura—le di otra calada.

—¿Estás con ella? Espera. ¿Está en tu casa ahora mismo?—el silencio se volvió cortante y tenso cuando Tom Pierce cayó en la cuenta de lo que yo había estado haciendo con su hija—Así que ustedes dos vuelven a estar juntas... Escucha lamento la llamada que hice.

—¿Que lo lamentas?—le interrumpí—Y sí, Britt está conmigo en este momento y tengo intención de mantenerla muy cerca, Tom—apagué mi Djarum y me convencí de no encender otro hasta que la conversación hubiese terminado—Solo para que lo sepas. No voy a pedirte perdón por estar con ella. Tú organizaste todo esto.
Yo solo soy una mujer sin más, que se ha enamorado de una preciosa y encantadora chica. Ya no hay nada que hacer, ¿sí o no?

Tom emitió un ruido que a mí me sonó a frustración. Debía reconocer el mérito que tenía que no hubiera explotado, pero tal vez aún lo estaba digiriendo.

—Mira, Santana... Solo quiero que esté a salvo. Britty toma sus propias decisiones respecto a con quién sale. Solo quiero a esos hijos de puta alejados de ella. Que no le recuerden toda la mierda. No sabes cuánto ha sufrido. Casi la destruyó.

—Lo sé. Me lo ha contado todo esta noche. Tengo un par de cosas que decirte también.

—Adelante —repuso con impaciencia.

—Primero quiero agradecerte que siguieras tus instintos y que fueras ese día a casa a comer con ella para ver qué tal estaba. Y segundo, quería preguntarte algo—hice una pausa para generar expectación—¿En qué coño estabas pensando cuando decidiste no contarme lo que realmente le había ocurrido a tu hija? El conocimiento es poder, Tom. ¿Cómo diablos voy a mantenerla a salvo si no sé qué es lo que le hicieron? Brittany no me ha hablado de un vídeo obsceno y un tanto indiscreto como tú insinuaste. Fue un acto criminal de agresión y abuso sobre una joven de diecisiete años a manos de tres mayores de edad.

—Lo sé —convino poniéndose a la defensiva—No quise romper su confianza y contarle los detalles ni a ti ni a nadie. Esa historia es suya, y ella es la única que puede contarla.

A la mierda.
Me encendí un segundo Djarum.

—Te dejaste la parte en la que el senador le consigue la beca en la Universidad de Londres. Sabe a la perfección dónde está, y desde hace años.

—¡Lo sé, y una vez más: solo pretendía mantenerla alejada todo lo posible de esa gente!—espetó entre dientes—¡Sé que esta situación es un desastre en potencia y deja a mi hija en la peor posición! ¿Ahora entiendes por qué te necesito? Todo esto habría caído en el olvido si no hubiese sido por ese accidente aéreo. ¿Quién iba a imaginar que Oakley sería propuesto como el próximo vicepresidente?

Suspiré ruidosamente.

—Estoy investigándolo y por ahora no he encontrado ningún trapo sucio del senador. Sé que su hijo es problemático, pero el senador Oakley está limpio.

—Bueno, yo no confío en él. ¡Y ahora uno de esos jodidos degenerados ha desaparecido del mapa! Esta historia es algo que el senador desea ocultar y enterrar, ¡y ahora mismo mi hija se encuentra en medio de toda esta mierda! ¡Es inaceptable!

—Tienes razón, y estoy vigilándolos a todos, créeme. Tengo un par de contactos en las Fuerzas Especiales que están investigando el historial militar de su hijo. Si hay algo ahí, lo encontraré. Una pregunta para ti: Brittany dice que la única persona identificable en el vídeo es ella. Me contó que los demás estaban casi siempre fuera de plano y sus voces tapadas por una canción...

—Lo..., lo vi. Vi lo que le hicieron a mi pequeña Britty...—el hombre ahora estaba destrozado.

Cerré los ojos y deseé que las imágenes desapareciesen. No podía imaginar estar en su piel, haber visto esa vileza y no haber intentado asesinar a quien le hizo daño. En mi opinión, Tom Pierce tenía mucho mérito por no haberse convertido en un asesino.

Me aclaré la garganta antes de volver a hablar.

—Hay algo que debes saber sobre mí.

—¿El qué?

—Ella ahora es mi responsabilidad. Yo tomo las decisiones y me pondré en contacto con la gente de Oakley cuando llegue el momento, si llega. Britt es adulta y estamos juntas. Y si te preocupa por qué te digo esto, no lo estés. La quiero, Tom. Haré todo lo que haga falta para mantenerla segura y feliz—di una última calada y dejé que asimilara mis palabras.

Suspiró antes de contestar.

—Tengo dos cosas que decir a eso. Como cliente que te necesita, estoy completamente de acuerdo contigo. Sé que eres la mujer indicada para este trabajo. Si alguien puede sacar a Britty de este lío, esa eres tú—hizo una pausa y pude adivinar lo que venía después—Pero como padre que quiere a su hija, y eso es algo que no podrás entender hasta que te pase a ti, si le haces daño, si le rompes el corazón, iré tras de ti, López, y olvidaré que alguna vez hemos sido amigos y que eres una mujer.

Me reí un rato en mi asiento, aliviada por haber terminado ya con ese tema.

—Me parece justo, Tom Pierce. Puedo vivir con esas condiciones.

Charlamos algo más y me contó toda la historia de los Oakleys de San Francisco.
Nos comprometimos a hablar pronto y mantenerle al tanto de cualquier novedad y terminamos la llamada.

Permanecí un rato más en mi escritorio, escribiendo algunas notas y enviando algunos correos electrónicos antes de cerrar el portátil. Cuando apagué la luz, Simba coleteó como loco en el acuario que brillaba detrás de mi escritorio.

Fui hasta allí y le lancé una golosina antes de dirigirme a la terraza, a sentarme un rato.

Pasé por el dormitorio y no oí más que silencio. Quería que Brittany durmiera bien.

No más pesadillas para mi Brittany. Ya había sufrido lo suficiente para toda la vida.

En la noche lucían millones de estrellas. No solían brillar nunca con tanta fuerza y me di cuenta del tiempo que hacía que no me sentaba aquí fuera. Encendí otro cigarro.

Pero lo terminaría enseguida. Si fumaba fuera nadie tenía que enterarse. No debería  fumar dentro mientras Brittany estuviera aquí.

Crucé los pies en la otomana y me recosté en la tumbona. Dejé que mi mente y mis pensamientos vagaran por todo lo que había ocurrido durante el día.
Pensé en la trágica historia de Brittany y en cómo había alterado las cosas. Para ambas.

Sí..., nuestros días oscuros se habían producido como en universos paralelos.

Ella tenía diecisiete años y yo veinticinco. Ambas estábamos en el lugar equivocado. Me sentía más unida a ella que nunca, sentada ahí fuera sola, inhalando el aroma a especias del tabaco en mis pulmones.

Solía fumar Dunhills. Era mi marca favorita y la mejor. Me gustaban las cosas buenas, así que no era de sorprender. Pero todo eso cambió tras Afganistán.

Muchas cosas cambiaron después de estar en ese lugar. Inhalé la nicotina que tanto anhelaba mi cuerpo y observé la multitud de estrellas que brillaban sobre mi cabeza.


... Todos los guardias fumaban tabaco de clavo. Hasta el último rebelde hijo de puta tenía uno de esos adorables pitillos liados a mano de manera imperfecta colgando de sus labios mientras seguían con sus palizas y sus jodiendas.

¿Y el olor?

Como pura ambrosía. Soñé con esos cigarrillos desde los primeros días de mí captura. Soñé con la dulce esencia del clavo mezclada con el tabaco hasta que estuve segura de que moriría antes de disfrutar de uno. Las palizas y los interrogatorios comenzaron más tarde. No creo que al principio supiesen siquiera a quién habían capturado. Pero con el tiempo se dieron cuenta. Los afganos querían utilizarme para negociar la liberación de los suyos. Lo entendí por su manera de hablar. Sin embargo, estaba fuera de mi alcance. La política del Gobierno es no negociar con terroristas, así que sabía que se sentirían muy decepcionados. Y sabía que pagarían esa frustración conmigo.

Así fue.

Muchas veces me preguntaba si supieron lo cerca que estuve de contar lo que sabía. Me sentía culpable por saber la verdad, y me aliviaba pensar que no me daban elección, hubo algunos interrogatorios (si es que pueden llamarse así) en los que habría cantado como un canario en una mina de carbón si me hubieran ofrecido tan solo uno de esos maravillosos y dulces cigarros de clavo liados a mano.

Fue lo primero que pedí cuando salí de entre los escombros. El marine americano que me encontró dijo que estaba en estado de shock.

Lo estaba... y no lo estaba, supongo.

Creo que era él quien se encontraba en estado de shock al ver que había salido viva de lo que había quedado de mi prisión después de que la bombardearan hasta hacerla pedazos (lo que le agradecí enormemente). Pero de verdad estaba conmocionada porque supe en ese instante que el destino había cambiado para mí. Por fin había encontrado la suerte. O la suerte me había encontrado a mí.

Santana López era una tipa con suerte.


Una sombra cambió la tenue luz que tenía a mi espalda y captó mi atención.

Me giré. Mi corazón casi se me salió del pecho al ver a Brittany de pie al otro lado de la puerta de cristal, mirándome. Nos quedamos en esa posición durante uno o dos segundos hasta que ella deslizó la puerta y salió.

—Estás despierta —dije.

—Tú estás aquí fumando —contestó.

Apagué el cigarrillo en el cenicero y abrí los brazos.

—Me pillaste.

Se acercó, con el aspecto despeinado propio del sueño, una camiseta azul celeste y mi bóxer de mujer de seda.

Y nada debajo.

Tiré de ella hacia mí y me sonrió ligeramente; colocó sus largas piernas a cada lado de mi cuerpo, se sentó sobre mi regazo y me sujetó la cara con ambas manos.

—Te he pillado, López.

Sus ojos me miraban con intensidad, como si intentaran leerme el pensamiento.

Sabía que era eso lo que estaba haciendo, por lo que deseé saber en qué estaba pensando realmente. El mero hecho de que hubiese subido a mi regazo y me hubiese sujetado la cara me excitaba, pero verla tan relajada y feliz después de haber despertado en mitad de la noche me gustaba más.

—Mmmmm, sé cómo puedes castigarme si quieres —comenté.

Se acurrucó contra mi pecho y la rodeé con mis brazos.

—¿En qué pensabas? Parecías muy lejos de aquí, fumando tu cigarrillo a escondidas en mitad de la oscuridad.

Hablé al tiempo que me hundía en su pelo y le acariciaba la espalda.

—Pensaba en... la suerte. En ser afortunada. En tener un poco de suerte—era la verdad y la razón por la que aún podía respirar a pesar de que todavía no pudiese compartir esa parte de mi vida con ella.

Quería hacerlo, pero no sabía siquiera cómo empezar esa conversación con Brittany. Ella no necesitaba más mierda dolorosa además de la que tenía que cargar por sí misma.

—¿Y lo eres? ¿Afortunada?

—No solía serlo. Pero un día mi suerte cambió para bien. Aproveché ese regalo y empecé a jugar a las cartas.

Me acarició entre los pechos con suavidad, probablemente sin saber lo mucho que aquello me excitaba.

—Ganaste muchos torneos. Mi papá me dijo que así fue como te conoció.

Asentí con mis labios aún hundidos en su pelo.

—Me cayó muy bien tu papá el día que nos conocimos. Me sigue cayendo muy bien. He hablado con él esta noche.

Su mano en entre mis pechos se detuvo un momento, pero después continuó las suaves caricias.

—¿Y cómo ha ido?

—Ha ido tal y como imaginé que iría. Los dos dijimos lo que teníamos que decir y fuimos directo al grano. Sabe lo nuestro. Se lo conté. Quiere lo mismo que yo; mantenerte segura y feliz.

—Me siento a salvo contigo..., siempre lo he hecho. Y sé que mi papá te respeta muchísimo. Me dijo que tuvo que insistirte mucho para que aceptaras el trabajo—hizo un ruido sobre mí, con su boca justo en mi pecho derecho. Un sonido agradable, suave y bonito, y que me excitó mucho—Ojalá me hubiese contado lo que estaba pasando—hizo una pausa y después susurró—Necesito saber qué está ocurriendo, San. No puedo volver a ser una víctima sumida en el desconocimiento. Los secretos me destrozarán. No creo que pudiese soportarlos ahora. Siempre tendré que saberlo todo. Despertarme como aquella vez, sobre esa mesa, sin saber quién o qué..., no puedo.

—Shhhhh..., lo sé—la frené antes de que se pusiera más nerviosa—Ahora lo sé—le tome la cara. Quería ver qué ojos ponía cuando le contara lo que venía a continuación.

Estaba tan preciosa mirándome bajo la luz de esa noche estrellada, ahí posada en mi pecho... Sus labios necesitaban ser besados y yo quería estar junto y dentro de ella de nuevo, pero en su lugar me obligué a hablar

—Siento haberte ocultado cosas. Entiendo por qué necesitas sinceridad. Lo entiendo y prometo decírtelo todo de ahora en adelante, incluso si son cosas que pienso que no te gustará escuchar. Y sé que te resultó muy duro contarme tu historia anoche, pero quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti, maldita sea. Eres tan fuerte..., tan preciosa... y tan brillante. Brittany Pierce. Mi preciosa chica americana—le acaricié los labios con el pulgar.

Me regaló media sonrisa.

—Gracias —murmuró.

—¿Y sabes cuál es la mejor parte? —pregunté.

—Dime.

—Que estás aquí conmigo. Justo aquí, donde puedo hacer esto—colé mi mano bajo su camiseta y acaricié uno de sus pechos, con dulzura, llenando mi mano con su suave tacto.

Le sonreí.

Esa clase de sonrisa sincera que prácticamente solo puedo procurarle a ella y a pocas personas más.

—Así es —dijo—Y me alegro de estar aquí contigo, Sanny. Eres la primera persona que me hace... olvidar—su voz se volvió más baja, pero también más clara—No sé por qué funciona contigo, pero lo hace. No..., no pude intimar durante mucho tiempo. Y aun así me resultaba... difícil... las veces que lo intenté.

—Ya no tiene importancia, Britt—la interrumpí.

Odiaba siquiera la idea de Brittany con otra persona; otra mujer o por aun con un hombre, viéndola desnuda, tocándola, haciendo que se corriera.

Esas imágenes me volvían loca de celos, pero lo que acababa de decirme al mismo tiempo me hizo muy feliz. He sido la primera persona en hacerle olvidar.

¡Sí, joder!

Y me las arreglaría para que fuese también la última persona que recordara en su vida.

—Te tengo ahora, y no te voy a soltar, y no quiero que te marches nunca.

Ronroneó y sus ojos se encendieron cuando toqué su otro pecho y encontré su duro y abultado pezón. Tenía los pezones muy sensibles y me encantaba devorarlos. Y hacer que ella me deseara.

Ese era el verdadero motivo si he de ser sincera. Hacer que Brittany me deseara era mi obsesión.

Eché su cabello a un lado y me abalancé hacia su cuello con mis labios.

Me encantaba el sabor de su piel y cómo respondía cuando la tocaba. Había mucha química entre nosotras y eso lo supe desde el primer instante. Ahora se arqueaba hacia mí y acercaba sus pechos a mis manos. Le pellizqué un pezón y me volví loca con el sonido que ella emitió. Sabía adónde llevaba todo esto, o hacia dónde quería que nos llevara.

A moverme junto y dentro de ella, a hacer que se corriera, a conseguir que pusiera esa mirada dulce y preciosa después de llegar al orgasmo. Vivía por ese mirar en sus ojos. Esa mirada me llevaba a comportarme de una manera que nunca antes pensé que podría hacer con una mujer.

Empezó a moverse en mi regazo. Sus caderas se zarandeaban sobre mi sexo excitado.
Haciéndome imaginar toda clase de perversiones juntas. Y lo cierto es que sí que me gustaría probar alguna con ella.

Recorrí su pierna y metí la mano por el bóxer de mujer de seda que llevaba puestos hasta llegar directamente a su sexo.

Fácil acceso.

Estaba tan húmeda que tuve que seguir adelante. Emitió unos ruidos cuando rocé su vagina y empecé a trazar círculos alrededor de su tenso clítoris que tanto ansiaba el contacto de mis dedos y mi también excitado sexo.

Ella me deseaba.

Hacía que me deseara sexualmente.

Si esto era todo lo que podía tener de ella lo aceptaría. Pero, sin embargo, quería más de mi Brittany.

Mucho más.

Alejé mi boca de su cuello y mi mano de su sexo y la levanté de mi regazo para dejarla delante de mí. Permanecí en la tumbona y clavé mi mirada en ella.

—Haz un striptease para mí.

Se tambaleó sobre sus pies un momento y me miró con una expresión indescifrable. No sabía qué haría con la orden que le acababa de dar, pero no me importaba. Estaba a punto de descubrirlo y la excitación de tal desafío me puso mi clítoris muy duro y que me mojara más.

—Pero estamos fuera—se giró para mirar por la terraza y después de nuevo hacia mí.

—Desnúdate y vuelve a subirte encima de mí.

Empezó a respirar profundamente y yo aún no estaba segura de qué iba a hacer, pero se lo dije igualmente.

A Brittany le gustaba cuando era directa.

—Nadie puede vernos. Quiero que follemos justo aquí, ahora mismo, bajo las estrellas —dije.

Me miró con esos ojos cuyo color azul oscuro y se llevó las manos al filo de la camiseta. Se la quitó en un abrir y cerrar de ojos, pero la sostuvo en una mano un momento, antes de soltar la tela y dejar que cayese al suelo de la terraza.

Esa demora, esa mirada que me lanzaba eran tan ingenuamente sexys.

Mi Brittany sabía jugar a este juego. Tenía además los pechos más bonitos del mundo.

Después fue a por el elástico del bóxer. Sus pulgares jugaron con él. Mi boca se hizo agua según bajaban. Se dobló con gracia y salió de mi bóxer de seda. Al final se quedó de pie frente a mí, completamente desnuda, con las piernas un poco separadas, el cabello alborotado de dormir, esperando que le dijese qué era lo siguiente que debía hacer.

—¡Dios! Mírate. Nada de lo que me digas puede cambiar lo que siento por ti, o hacer que te desee menos—mi vagina latía de excitación, muriendo de ganas de correrse—Créeme —le dije con un tono un poco brusco. Ella tenía un aspecto que sugería que mis palabras la habían aliviado. Brittany aún dudaba de que su pasado pudiese cambiar lo que yo sentía por ella. Tengo que demostrarle que nada de eso tiene importancia para mí—Ven aquí, Britt.

Se acercó y se subió a mi regazo de nuevo, rodeándome con sus piernas y sentándose justo sobre mi sexo, con solo una capa de suave algodón separando nuestra piel. Me lancé primero a por sus senos, tomando uno en cada mano.

Entraban justos en mi mano, sin sobresalir, y ese suave tacto me tentaba con la promesa de conquistar otra parte de su cuerpo.

Pura perfección.

Se arqueó cuando le mordí un pezón. No con fuerza, pero lo suficiente para retorcerse un poco y para emitir un gemido maravilloso a continuación, cuando le mitigué el dolor con la lengua.

Estaba acariciando su otro pecho y noté cómo se tensaba y se curvaba en mis brazos. Toda abierta y excitada... y sexy.

Tenía que estar dentro de ella. Sentir el orgasmo de Brittany en mis dedos, en mi lengua, era una sensación indescriptible, a la que me había vuelto adicta.

Moví la mano por su espalda, deslizándola por su culo, bajando más para sentir su húmedo sexo. Jadeó suavemente cuando mis dedos rozaron su vagina y gimió en el momento en que calaron su humedad hasta lo más profundo.

—Eres mía... —le susurré a escasos centímetros de su cara—Este coño es mío. Todo el tiempo... De mis dedos..., mi lengua..., mi vagina.

Sus ojos se encendieron cuando mis dedos se pusieron manos a la obra.

Cogí su boca y enterré mi lengua lo más hondo que pude mientras los dedos jugaban entre sus muslos. Esos maravillosos muslos se abrieron sobre mi regazo porque yo le había dicho que lo hiciera.

Me encontraba tan excitada que sé que estaba siendo algo brusca con ella, pero no parecía poder controlarlo. Ella no protestaba y si lo hubiese hecho, habría parado.

Cada respuesta, cada sonido, cada suspiro, cada ondulación sobre mi sexo me indicaba que, en realidad, le excitaba. A Brittany le gustaba que tuviera el control cuando follábamos y yo adoraba cómo era conmigo.

Agarrarla así, con mi brazo bajo su culo y obligándola a estar todavía más cerca de mí, era algo que tenía que hacer. Quería hacerle entender que no podía dejarla marchar de nuevo.

Que no la dejaría marchar.

Creo que tenía la necesidad interna de poseerla. Siempre había sentido la necesidad de tener el mando durante el sexo, pero nunca así. Brittany me hacía cosas que ni siquiera podía comprender. Nunca antes me había sentido así.

Solo con ella.

Tiré de sus caderas hacia arriba. Ella lo entendió y se mantuvo suspendida, el suficiente tiempo para bajarme los pantalones. No era el más sencillo de los trucos, pero sí necesario si quería estar junto de ella, y Brittany parecía de acuerdo con el plan. Me agarré mi sexo y le dije con un jadeo apremiante:

—Justo aquí, y fóllame bien.

Creo que quizá derramé una o dos lágrimas cuando se unió nuestros sexos y empezó a moverse.

Sé que quería llorar.

Sentí cómo se me humedecían los ojos con el primer roce de su sexo junto al mío con ese resbaladizo y lujurioso calor, y durante su cabalgar, con todos esos movimientos atrás y adelante, que me arrastraban a la inconsciencia.

Y luego otra vez, cuando me corrí. Aún me las ingenié para conseguir que tuviera otro orgasmo moviendo el pulgar contra su clítoris, y me encantaba cada sonido y cada jadeo que emitía cuando alcanzó el clímax un momento después.

Ella se corrió sobre mí.

Y, sin embargo, lo mejor fue que mientras tanto sus labios pronunciaron mi nombre.

San...

Cuando se derrumbó sobre mí, con nuestros sexos aún sucumbida por los espasmos, sacudida por las convulsiones, estaba segura de que podría permanecer junto a ella para siempre.

Me aferré a ella y no quería que nuestros cuerpos se separaran nunca.

Nos quedamos un rato fuera. La abracé y le acaricié la espalda con las yemas de los dedos.

Ella se pegó a mi cuello y a mi pecho, y me sentía muy a gusto a pesar de que era de noche, nos encontrábamos fuera y ella estaba totalmente desnuda.

Cogí la manta que había en la otra tumbona y la tapé.

Por primera vez entendí a la gente cuando decían que lloraban de felicidad.
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: El Affaire López 4 "Algo Raro y Preciso" (Adaptada) Epilogo

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 3 de 12. Precedente  1, 2, 3, 4 ... 10, 11, 12  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.