[Resuelto]FanFic Brittana: Dulce Brittany (Adaptada) Epílogo

Capitulo 25

Cuando Brittany le contó a Quinn sobre lo de las entradas en primera fila para el concierto de Bruno Mars, su amiga daba saltos por todo el departamento gritando de felicidad, no podía creer lo que su amiga le estaba contando.




Cuando llegó el viernes las chicas se estaban terminando de arreglar para salir hacia el concierto.

Quinn, se decidió por un ajustado vestido corto negro y encima se colocó una chaqueta de cuero del mismo tono.

Por su parte Brittany, llevaba unos ajustados leggins negros una camiseta con el nombre de un grupo rock, unas botas negras que le llegaban hasta la rodilla y también se decidió por complementar su conjunto con una chaqueta corta de cuero, su cabello suelto peinado en grande ondas rubias, se maquilló con un delineado negro que resaltaba sus ojos azules y se colocó un lápiz labial de color rojo en sus labios.

Una vez listas las amigas salieron emocionadas de su departamento.

Se subieron al auto de Quinn y emocionadas comenzaron su camino hasta el lugar del concierto.


Cuando llegaron hasta su destino se encontraron con el mar de gente que hacía ingreso al recinto.

Una vez dentro Quinn tiró de Brittany y la llevó corriendo hasta que encontraron los asientos de primera fila frente al micrófono que sería utilizado por Bruno Mars.

—Guau amiga, ni en mis sueños pensé que estaría aquí, en primera fila y frente a Bruno. Estoy emocionada, solo quiero que empiece pronto Britt.

—Sí yo también quiero escuchar pronto la voz de Bruno amiga.

El recinto comenzó a llenarse, ya faltaba poco para que comenzara el concierto.


Veinte minutos después, las luces se apagaron y comenzó a sonar la música.

Brittany y Quinn gritaban y saltaban como dos adolescentes, comenzaron a bailar con la música que escuchaban.

De pronto Quinn se detuvo en seco y sacudió el brazo de su amiga. Se acercó a ella y le susurró al oído.

—Britt, no mires, pero arriba en el palco esta tu ogra, y te está mirando fijamente.

Brittany trató de mirar disimuladamente, pero le fue imposible.

Dirigió su vista hasta donde su amiga le había dicho, y ahí estaba Santana.

Santana la miró y le sonrió.

Estaba en compañía de su hermana y Hanna su abogada, pero además vio que estaba Elaine García, que según Santana, era amiga de la familia.

Al verla Brittany se tensó por su presencia, no le agradaba esa mujer. Luego volvió a posar su mirada en Santana, quien seguía con su sonrisa pegada en la cara.



Canción tras canción pasó el concierto.

Cada cierto tiempo, Brittany dirigía su vista hacia el palco para encontrarse siempre con la mirada de Santana.

Aunque los celos la corroían por dentro al ver a la mujer que le gustaba con esa otra a su lado.

Trató de convencerse de que Santana no sentía nada por Elaine, que le había dicho la verdad que era solo una amiga de la familia. Pero no sabía por qué tenía una alarma de cuidado sonando en su cabeza.

No quiso pensar más y decidió seguir disfrutando del concierto.

Ahora se anunciaba que la próxima canción seria ″ Locked out Of Heaven″ y con el primer acorde Brittany comenzó a bailar junto a su amiga, mientras que Bruno Mars les guiñaba un ojo a sus más entusiastas fans.

Él empezó a cantar y Brittany se contoneaba bajo la atenta mirada de Santana.





Brittany cantaba y bailaba mirando fijamente a Santana, que la miraba sin disimular ni un poco.

En el palco ya todos se habían dado cuenta que Santana no había prestado ni un poco de atención al cantante, pero si a la chica que bailaba en primera fila.

Emily sonrió y pidió para sus adentros para que Santana y Brittany estuvieran juntas, hace tiempo que no veía tan sonriente a su hermana.

Hanna no se sorprendió, ya sospechaba que a su amiga le atraía Brittany.

La única persona que miraba con odio aquella escena era Elaine, que había conseguido que Emily la invitara al concierto.

Ella ya presentía que Santana estaba interesada en la secretaria, pero ahora había llegado la confirmación. Eso hizo que toda la rabia que sentía por la chica ahora se incrementara mucho más.


Luego de escuchar la última canción, Quinn Y Brittany comenzaron a salir del recinto.

Se encontraron con todo el gentío que quería salir al igual que ellas.

Brittany levantaba la mirada tratando de encontrar a Santana, pero ante tal muchedumbre no lo logró.

Las amigas decidieron irse a dormir, estaban agotadas por tanta emoción.

Entraron en el departamento y Quinn se fue derecho a su cama, aunque su deseo era ir a la cama de su vecina, pero ya era tarde y de seguro estaba durmiendo y no quería despertarla.

Brittany fue hasta la cocina para beber un vaso de leche. Mientras lo servía comenzó a rememorar toda la noche.

Ella en primera fila, Santana en el palco acompañada de sus amigas y hermana, la sonrisa y la mirada de deseo que le dedicó durante toda la noche.

Ella sentía muchas cosas por Santana.

Se moría de ganas por estar con la morena, pero mientras no escuchara de la carnosa boca de esa morena que ella la amaba, no iba a dar su brazo a torcer.

Santana le había dado tiempo para que se aclarara y dijera que lo quería y que quería estar con la morena, y se lo iba a tomar, se tomaría todo el tiempo del mundo y de paso haría sufrir un poco a la pobre ogra.

El sonido del timbre sacó a Brittany de sus pensamientos, tomó el citófono para ver quién osaba llamar a su puerta a esa hora.

—Hola—dijo Brittany.

—Hola Brittany—dijo Santana—¿Puedes abrirme la puerta? Necesito hablar contigo.

Brittany se estremeció al escuchar la voz de la persona que amaba.

—¿Tienes reloj?—le preguntó risueña.

—Sí.

—¿Y no has visto la hora que es?

—Sí, ya vi la hora y lo siento, pero es muy importante lo que tengo que decirte. Solo serán cinco minutos lo prometo.

—Está bien, más te vale que sea importante y solo cinco minutos.

—Lo prometo Brittany.

—Bien, sube.

Brittany se miró al espejo y se arregló el cabello.

Sintió los golpes en la puerta, tomó una honda respiración y la abrió.

—Gracias Brittany, solo será un momento—dijo Santana entrando en el departamento y cerrando la puerta.

—Espero que lo que vienes a decir sea realmente importante porque o sino…

Brittany no alcanzó a terminar la frase ya que Santana la agarró por la cintura para acercarla a ella y la comenzó a besar con desesperación y fue apretándola contra la pared.

Brittany le devolvió el beso, lo deseaba tanto que dejó que el beso se extendiera por el tiempo que la morena quisiera.

Santana se separó y comenzó a besarla en el cuello hasta llegar a su oído para susurrarle:

—Te veías tan sexy bailando en el concierto, tuve que aguantarme las ganas de lanzarme desde el palco y sacarte de ahí a rastras.

—Te quedan tres minutos, ¿los vas a desperdiciar hablando?

Dijo la ojiazul y Santana sonrió para volver a besarla con locura. Sus manos se deslizaron bajo la camiseta de Brittany y está arqueó su espalda ante el excitante contacto de las manos de Santana.

Brittany estaba en las nubes, los besos de esa morena le nublaban el pensamiento, no quería que ese momento terminara, pero Santana se apartó de su boca.

—Bien, creo que ya dije todo lo que tenía que decir. Espero que con esto te hayas aclarado un poco más. Sé que prometí no forzar nada, pero no me pude aguantar las ganas de besarte. Espero verte mañana en el parque para que trotemos juntas.

Brittany solo asintió con la cabeza, no podía hablar, aún volaba por alguna parte del cielo.

—Hasta mañana Brittany—dijo Santana y depositó un dulce y suave beso en los labios.

—Hasta mañana Santana.

La morena salió del departamento y Brittany de inmediato echo de menos el calor de las manos de su presencia.

Se fue a su dormitorio y comenzó a cambiarse la ropa por la camisola para dormir. Se tiró en su cama pensando en la situación vivida hace unos minutos atrás.

Se tocaba los labios con sus dedos mientras cerraba sus ojos y recordaba cada toque, cada beso, cada susurro de la persona que amaba. Y pensando en esa mujer, que se colaba en sus sueños cada noche, se quedó profundamente dormida.





El sábado Brittany se comenzó a vestir con su ropa de deporte para salir, como cada sábado, a trotar por el parque.

Pero esta vez sería diferente, hoy Santana la acompañaría, y eso la tenía nerviosa, estaba igual que una adolescente que va al colegio para ver a su amor platónico.

Tomó un poco de jugo, y agarrando su reproductor de música bajó hasta la calle para encaminarse hasta el parque.

Entró en el gran parque que a esa hora ya se comenzaba a llenar de gente que hacían ejercicio, cuando vio que el objeto de su deseo llegaba hasta su lado igualando su trote.

Brittany la miró y le sonrió, Santana hizo lo mismo.

La rubia se sacó los audífonos para saludarla:

—Buenos días Santana—le dijo sonriendo.

Santana se paró de golpe lo que obligó a que Brittany se detuviera también.

—¿Qué pasa?—dijo Brittany mirándola con curiosidad

—Nada—dijo sonriéndole y acercándose más a la rubia.

—Entonces, ¿por qué te detuviste?

—Porque sonreíste—dijo Santana, tomando la cara de Brittany entre sus manos—Y al sonreír se te notan esas sexys pequitas—con el dedo índice le tocó la cara donde sus pecas hacía su aparición—No sé cómo voy a aguantar las ganas que tengo de besarte.

—No lo hagas—dijo desafiándola para que la besara.

—Pero yo me prometí no hacer esto para que tú pensaras tranquila en tus sentimientos ¿O ya me perdonaste? Es eso, ¿ya decidiste perdonarme y decirme que me quieres?

Santana la besó y Brittany le rodeó la cintura con las manos para acercarse más.

—Santana, sabes que yo te quiero, que quiero a Santy como si fuera mi hijo, pero creo que la que tiene que aclarase eres tú.

Santana la miró extrañada, como si no supiera de lo que la rubia estaba hablando.

—Qué dices Brittany. Ya hablamos el otro día, tú sabes lo que siento.

—No, no lo sé. Me dijiste que te gusto mucho, que querías que entrara en tu vida y en la de Santy, pero no me dijiste que me querías. Gustar mucho no es querer a alguien Santana.

—Brittany, yo no…

—Tranquila, sé que para ti es difícil querer a otra persona después de haber amado tanto a Dani. Por eso te digo que, este tiempo es para que tú te aclares. Mis sentimientos están claros, eres tú el que tiene averiguar qué es lo que quiere en la vida.

—Pero Brittany… no sé si lo lograré.

Brittany se apartó de golpe y la miró fijamente con un poco de desilusión.

—Entonces Santana, no perdamos el tiempo con esto. Tú sigues con tu vida y yo con la mía.

—¡¡¡No!!!

—¿No? ¿Quieres tener una relación con alguien que solamente te gusta? Yo no.

—¿Qué quieres Brittany?

—Quiero a alguien que me ame. Alguien a quien amar sin condiciones. Yo estoy dispuesta, pero, ¿y tú? ¿Estás dispuesta a amar otra vez?

Santana se quedó callada, no sabía qué decir.

Solo había amado a Dani.

Le gustaba mucho Brittany y la quería a su lado, pero, ¿podría amarla como había amado a su difunta esposa?

El silencio de Santana hizo que a Brittany se le formara un nudo en el estómago, contuvo las lágrimas y se colocó los audífonos. Antes de poner la música le dijo a Santana:

—Lo que pensé. No nos hagas malgastar más tiempo quieres. A esto me refería con ilusionar a Santy, ahora tú ve y explícale por qué no podemos estar juntas. Adiós Santana.

Brittany salió corriendo, con la música a todo volumen en sus oídos y las lágrimas corriendo por sus mejillas.


Santana la vio alejarse y se estremeció ante la sensación de pérdida.

Ahora debía asumir que había perdido a Brittany y tal vez para siempre.

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Capitulo 26

Brittany llegó a su departamento, y se encontró que estaba sola, de seguro su amiga estaría con Rachel.

Entró en su habitación y fue directo al baño a tomar una ducha.

Bajo el chorro de agua comenzó a llorar nuevamente. Sentía que el corazón se le desgarraba.

Pensaba en Santana y en lo mucho que ella la amaba, y pensó también en las últimas palabras que salieron de su boca.

Pensó en Santiago y en la decepción que sufriría al enterarse que ella y su mamá no estarían juntas.

Pensó en su trabajo y llegó a la conclusión de que debería comenzar a buscar otro lo antes posible, no sabía cuánto lograría aguantar estar al lado de Santana.





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Por su parte Santana llegó a su casa y fue directo a su biblioteca.

Agradeció que ese fin de semana Emily se llevara a Santiago a su casa. Así podría beber hasta caer muerta sin preocuparse de que su hijo la viera.

Tomó la botella y no se molestó en servir el licor en un vaso, ya que bebió directamente de la botella.

Pensó en todo lo dicho por Brittany esa mañana y en lo no dicho por ella.

Sentía algo por la rubia, pero no sabía si la podría llegar a amar como lo había hecho con Dani.

Pensó que tal vez era lo mejor olvidarse de Brittany.

No era justo que Brittany se entregara por completo y ella solo a medias o menos.

Sintió que el pecho le ardía, y no producto del fuerte alcohol que estaba ingiriendo, si no que de la enorme pena que le producía el saber que ya había perdido a Brittany.




Ya llevaba casi más de la mitad de la botella cuando alguien entró en la biblioteca.

—Santana, ¿por qué estás así?

—Tú otra vez aquí ¿No te aburres de que cada vez que vienes yo te rechace?

Era Elaine que había llegado a la casa López y que ahora estaba ahí frente a esta mujer borracha.

—Santana, tú sabes que yo te amo. Aunque me rechaces mil veces yo no puedo dejar de sentir lo que siento por ti.

—Elaine, ándate y déjame sola, no quiero verte, no quiero ver a nadie—dijo Santana empinándose nuevamente la botella para seguir bebiendo tratando de calmar su dolor.

—Estás muy bebida, vamos te llevaré a tu cama.

—No, yo quiero seguir aquí bebiendo.

—Pero qué te tiene así Santana, por qué sufres tanto.

—Brittany. Brittany ya no quiere nada conmigo. Y la entiendo, ¿sabes? Yo tampoco querría estar conmigo. Con un jodido estúpida que no es capaz de dejar atrás su pasado.

—Pero Santana, eso no es motivo para que estés bebiendo. Esa chica no te quiere, olvídate de ella.

—¡Cállate! no sabes lo que dices—dijo levantándose, pero volviéndose a sentar producto de lo ebria que estaba—, Ella me quiere, soy yo la que no puedo entregarme como ella se lo merece.

Elaine miraba a Santana.

La última que la vio tan mal fue cuando murió Dani y ahora estaba sufriendo por Brittany.

Pero una idea cruzó su mente.

Santana estaba ebria y Elaine aprovecharía esta gran oportunidad que se le brindaba para alejar a Santana de Brittany para siempre.

Dejó que siguiera bebiendo, sin decir nada, solo la miraba y en su cabeza maquinaba el siguiente paso a seguir.

Cuando vio que ya estaba casi inconsciente decidió que ya era su hora de actuar.

—Vamos cariño, te llevaré a tu cama, pero me tienes que ayudar, ¿ok?

Santana la miró y con lo confundida que estaba se dejó llevar.

A duras penas subieron la escalera ya que subían tres peldaños y bajaban dos.

Luego de un buen rato llegaron al dormitorio, Elaine la sentó en la cama y comenzó la difícil tarea de desvestirla.

Santana solo balbuceaba palabras y de vez en cuando se escuchaba el nombre de Brittany y la frase lo siento.

Elaine la dejó acostada, totalmente desnuda tapándola con el cobertor de la cama.

Entró en el baño sonriendo triunfante, no podía creer en su buena suerte.

Vagó por la habitación de Santana mirando sus cosas.

Nunca había estado dentro del dormitorio. Esa habitación estaba prohibida para cualquier mujer, esa cama era sagrada para Santana.

Era la cama que había compartido con su esposa y no la mancharía teniendo sexo con otra.

Santana veía a Dani que estaba de espaldas a ella. Estiró su mano para tocarla, pero no lo consiguió.

De pronto vio que Brittany se acercaba y quedaba frente a ella. Por sus mejillas corrían lágrimas y le tomando la cara entre sus manos trababa de secarle las lágrimas con los pulgares.

—Lo siento Brittany, créeme que lo siento de verdad. Quiero estar contigo, perdóname.

Ella solo movía su cabeza en forma negativa y lloraba.

—Brittany, por favor perdóname, soy una tonta. Una gran y jodida tonta.

Y así siguió diciendo hasta que desapareció.

Santana se asustó al no verla, y abrió sus ojos angustiada. Todo había sido un sueño.




Un fuerte dolor le cruzó la cabeza a causa de la gran resaca que traía.

De pronto algo llamó su atención.

Bajó la mirada a su vientre y vio que sobre él estaba posada una mano femenina que la abrazaba con fuerza.

Cerró los ojos, no creía lo que estaba viendo.

Giró su cara y se encontró con Elaine que estaba durmiendo a su lado total y completamente desnuda.

Se separó de golpe.

No podía ser, ¿qué había hecho?

No recodaba nada.

—¡¡¡Qué haces aquí, sal inmediatamente de mi cama!!!

Elaine se incorporó en la cama sin molestarse en tapar su desnudez.

—¿Qué pasa cariño? Anoche no estabas tan enojada cuando me trajiste a tu cama.

—¡Sabes que nunca haría eso! ¡Esta habitación está prohibida para ti! ¡Vete ahora!

—Santana, me rogaste para que me quedara. No dejaste que me fuera, aunque yo lo intenté. Y después me hiciste el amor con locura.

—Sabes que no te creo ni media palabra, yo estaba borracha no podía moverme.

—Si podías moverte y de qué forma te moviste cariño.

Santana soltó un gruñido de rabia ante lo que Elaine le estaba diciendo.

La imagen de ellas en esa cama hacía que su cabeza comenzara a hervirle.

—Quiero que te vayas, ¿oíste? Y no vuelvas más a esta casa—dijo zarandeándola por un brazo.

—Suéltame, yo te amo Santana, ¿tan difícil es de entender?

—Pero yo no te amo Elaine. Ahora es mejor que te vayas. Voy al baño, cuando vuelva no quiero verte aquí.

Santana entró en el baño y se metió directo en la ducha. Apoyó su cabeza en la fría pared mientras el agua corría por su cuerpo.

No recordaba qué había hecho el día anterior.

Su mente estaba nublada por culpa del alcohol.

Se encontró con Elaine en su cama, y pensó que ya no podía estar más jodida.

Comenzó a darse de cabezazos contra la pared de la ducha, no sabía qué hacer.

Tal vez debería irse del país por unos meses y dejar que todo decantara un poco.

No podía creer lo que había hecho con Elaine, ni siquiera la deseaba y había terminado con ella en la cama.

Ahora con qué cara miraría a Brittany pensó con tristeza.

Definitivamente debía alejarse de la rubia para siempre.










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El lunes Brittany llegó a su trabajo y un escalofrió la recorría de pies a cabeza.

Quería ver a Santana, ansiaba sentir el aroma de su perfume.

Solo de pensar en eso su piel se erizaba.

Pero ese día Santana no apareció.

Ni ese día ni los cuatro días que le siguieron.

Brittany moría por dentro, solo quería verla, solo quería saber que estaba bien.

Sabía por Santiago, que la llamaba, que su mamá estaba en casa, que se levantaba tarde y se acostaba de madrugada.

Eso la tenía preocupada, pero nada podía hacer.






El sábado Brittany fue a trotar al parque como de costumbre, pero ese día se le había unido Rachel en su recorrido.





Cuando entró en el parque, Santana observó cómo la pareja corría risueña.

Una punzada de celos se instaló en su corazón.

Aunque sabía que Rachel salía con Quinn, no pudo evitar sentir rabia de ver a Brittany con otra persona.







La semana siguiente Santana decidió aparecer en su trabajo y aunque para Brittany fue felicidad de verla, también fue el infierno, ya que volvía a ser la desagradable ogra de un comienzo.

Apenas le hablaba, no pedía nada por favor y apenas si le dirigía una mirada, para Brittany eso se estaba volviendo un infierno.

Cada vez estaba más cerca de firmar la renuncia, ya no aguantaba más.


Así pasaron los días.

Ya se cumpliría un mes desde la última vez que Brittany y Santana se habían dirigido la palabra expresando sus sentimientos.

Brittany ya estaba pensando en enterrar para siempre ese amor, aunque sabía que le iba a costar la vida.

Santana en cambio, no sabía cómo actuar con la rubia.

Quería besarla y tirarla sobre su escritorio para hacerle el amor con locura, pero reprimía sus sentimientos.

No tenía claro lo que sentía por Brittany, pero era un tormento tenerla cerca a diario.



Cuando Brittany entró en su trabajo se encontró con que su jefa ya se encontraba en su oficina.

Se acercó a ella para preguntarle el porqué de su tan temprana llegada al trabajo.

—Buenos días Emily, ¿qué hace tan temprano aquí?

—Tuve que llegar temprano. Santana tuvo que ir de emergencia a la fábrica de contenedores y no volverá hasta la tarde. Yo debo presidir la reunión que ella tenía a las diez con los encargados de aduana.

—Está bien, le traeré las carpetas, ya están listas.

—Bien, Brittany. Muchas gracias.

Brittany tomó las carpetas y toda la documentación que su jefa iba a necesitar para la reunión.

Entró en el despacho y comenzó con ella a revisar la agenda diaria de Emily, la cual debía ser modificada dado los acontecimientos.

Emily le estaba dando las últimas instrucciones a Brittany, cuando vio que la puerta de su oficina se abría de golpe, dejando ante sus ojos a una sonriente Elaine García.

—Elaine, ¿qué haces aquí? ¿Por qué entras a mi oficina sin tocar la puerta?

Elaine miró Brittany sin dejar de sonreír.

Brittany sintió que un escalofrió la recorría por completo y no sabía por qué.

—Emily, disculpa la interrupción, estoy buscando a Santana, la estoy llamando a su móvil, pero no me responde. Tengo algo muy importante que decirle.

—Santana está en la fábrica de contenedores, hubo una emergencia y no volverá hasta la tarde ¿Te puedo ayudar en algo?

Elaine volvió a sonreír y miraba a Brittany con desprecio, sintiéndose ganadora.

—Es que ya no aguanto más, necesito contarle a alguien o voy a explotar. Quería que la primera en enterarse fuera Santana, pero ya que no está, te lo contaré a ti. Pero no le digas nada, promételo.

—Está bien.

—Felicítame Emily, lo más probable es que vas a ser tía. Vamos a iniciar un tratamiento para quedar embarazada de un bebé de tu hermana.

A Emily se le desfiguró la cara al escuchar las palabras de Elaine.

Brittany sintió que sus piernas le temblaban, si no salía de ahí caería al suelo desmayada.

—Disculpe Emily, necesita algo más—preguntó Brittany para poder salir de esa oficina, de pronto le faltaba el aire.

—No Brittany, gracias, puedes retirarte.

—Querida, podrías traerme un jugo —dijo Elaine antes de que Brittany llegara a la puerta.

—De inmediato—dijo y salió a toda velocidad.

Brittany quería gritar, quería llorar, quería destruir todo lo que estuviera a su alrededor.

Santana tendría un hijo con Elaine.

Con la amiga de la familia como le decía que era.

Se había acostado con ella y ahora planeaban tener un hijo.

Ahora sí que, toda la poca esperanza que habitaba dentro de Brittany de volver algún día con Santana, había muerto para siempre.

Brittany llevó el jugo a Elaine, trató de hacer su mejor actuación y no verse afectada por la noticia.

Luego salió y volvió a su escritorio, tenía que hacer algo, no sabía muy bien qué.

Aún estaba aturdida por las palabras de Elaine que retumbaban en su cabeza.

Debía tomar una decisión y pronto.


Vio que Elaine salía del despacho acompañada de Emily que, seguía descolocada ante la situación.

Emily dejó a Elaine en el ascensor y volvió a su oficina pidiéndole a Brittany que la acompañara.

—Brittany, no sé qué decir. Yo…

—No diga nada Emily, no es necesario.

—Pero yo pensé que mi hermana y tú…

—No Emily. Su hermana y yo nada.

—Lo siento Brittany, pensé que mi hermana quería estar contigo.

—Ya ve que no.

—Bueno, ahora me voy a la reunión. Vuelvo dentro de un rato.

Cuando Emily se fue, Brittany comenzó a llorar con desesperación.

Sentía que el dolor le traspasaba el pecho.

Pensó en todo lo vivido con Santana hasta ese día y decidió que ya no aguantaría más.

Debía dejar ese trabajo ese mismo día y ojalá antes de que Santana volviera.

Preparó su carta de renuncia.

Una para Emily y una para Santana y esperó a que su Emily volviera de la reunión.

Por lo menos de ella debía despedirse de frente.




Dos horas después apareció Emily, Brittany se levantó de su silla y tomando el sobre con su renuncia se acercó a la oficina de su jefa.

—Emily, necesito hablar con usted, solo le quitare un minuto.

—Claro dime, qué necesitas.

—Quería entregarle esto—Brittany le extendió el sobre que contenía su renuncia.

Emily lo abrió y sacó el papel de su interior. Comenzó a leer y abrió mucho los ojos asombrada por las palabras que estaban en ese papel.

—No Brittany, no hagas esto.

—Lo siento Emily, mi decisión es irrevocable. Solo quería darle las gracias por darme la posibilidad de trabajar para usted y aprovechar a despedirme.

—Pero Brittany…

—No diga nada, es mejor así. Dejaré una carta igual para su hermana en su escritorio. Ahora es mejor que me vaya. No se preocupe por nada yo estaré bien. Cuídese quiere y otra vez gracias por todo.

Brittany rodeó el escritorio de su jefa y la abrazó con fuerza, era una pena tener que dejar ese trabajo.

—Ay Brittany, lo siento tanto. Te echaré de menos, ¿sabes? Cuídate mucho.

—Lo haré Emily. Adiós.

—Adiós Brittany.

Brittany salió de esa oficina para entrar en la de Santana.

Caminó despacio recorriendo con la mirada todo ese espacio por última vez. Dejó el sobre con su renuncia sobre el escritorio, respiró hondo y salió de ahí.

Llegó al que hasta ese día fuera su escritorio tomó su bolso y comenzó a caminar hasta el ascensor.

Buscó en su bolso la bolsa con paletas de caramelo que cargaba. Tomó una, pero sabía que ni una tienda completa de dulces le podría quitar el dolor de su corazón.

Llegó al primer piso y cuando vio la puerta de salida se detuvo un momento antes de salir, giró su cabeza y miró a su alrededor una última vez.

Soltó un suspiro triste y salió del edificio al cual nunca más volvería.

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Capitulo 27

Emily estaba en su despacho y no daba crédito a lo que había sucedido ese día.

Primero Elaine y la noticia de que tendría un hijo de Santana y luego la renuncia de Brittany.

Sabía que la segunda era consecuencia de la primera.

Sabía que, su hermana sentía algo por Brittany y que la rubia no le era indiferente, la tensión sexual entre las dos se notaba desde lejos.

Lo que no le cuadraba en la ecuación era el posible embarazo de Elaine. Su hermana se acostaba con la castaña de vez en cuando, pero desde que Brittany apareciera en su vida Santana ya no se molestaba en salir con Elaine.

Tomó el teléfono, debía llamar a su hermana para que ésta se enterara de lo que estaba pasando este día.

—Emily, dime.

—Necesito que vengas aquí de inmediato.

—Qué pasa Emily, pareces molesta.

—¡Molesta es poco, tengo ganas de matar a alguien, imagínate cómo de molesta estoy!

—No puedo ir, estoy ocupada, déjame tranquila, ¿quieres? Sea lo que sea sé que lo puedes solucionar.

—Mira López, esto no lo puedo solucionar yo sola, es por eso que te llamo ¡¿Quieres mover tu trasero hasta acá ahora mismo?!

—Emily, no puedo. Más tarde cuando vuelva hablamos.

—¡Santana López, necesito tu jodida presencia aquí ahora mismo! ¿No entiendes que es urgente lo que tengo que hablar contigo y que no lo puedo hacer por teléfono?

Santana se alarmó por las palabras de su hermana y decidió dejar todo para volver a la naviera.

—Está bien, en media hora estaré ahí.





Puntualmente, como se lo había prometido a su hermana, Santana apareció en el piso diez de la naviera media hora más tarde.

A paso raudo caminó hasta el despacho de Emily, no sin antes mirar el escritorio de Brittany, que a esa hora estaba vació.

Abrió la puerta de la oficina de su hermana y entró a toda prisa.

—Bien Emily, ya estoy aquí. Ahora dime, ¿qué demonios pasa?

Emily la miró con la furia instalada en los ojos. Si las miradas mataran Santana ya habría caído al piso muerta en ese mismo instante.

—Hermanita, ¿quieres la noticia mala o la peor primero?—dijo cruzándose de brazos, claramente enfadada.

—¡Quieres dejarte de juegos y decirme de una maldita vez qué tan grave pasó para que me hicieras venir a toda prisa!

—A ver, no sé por dónde empezar. No sé cómo decirte esto, tal vez deberías sentarte.

—Ya Emily, corta con el misterio, ¿quieres? Dime qué pasa para que estés así.

—Esta mañana apareció por aquí Elaine buscándote. Necesitaba decirte algo y como no te encontró me lo contó a mí. ¡Felicítame, lo más probable es que voy a ser tía de nuevo!

Santana miró a Emily y sintió que su cuerpo desfallecía, sacudió su cabeza para volver a preguntarle a su hermana que había dicho:

—¿Qué estás diciendo Emily? Creo que no escuché bien, ¿puedes repetir lo que acabas de decir?

—Lo que acabas de escuchar idiota, serás mamá otra vez y la otra mamá es Elaine.

Santana sintió que el suelo desaparecía a sus pies y que caía en un pozo negro.

—Eso no es verdad. Elaine miente, no es verdad. ¿Cómo rayos la podría embarazar?

—No sé si es verdad o no. Yo no me acosté con ella. ¿Has tenido alguna conversa sobre eso? Piensa hermana.

—No, eso es mentira, sé que es mentira. Como voy a querer tener un hijo con ella—decía Santana tratando de convencerse de que lo que escuchaba era mentira.

Pero por su mente pasaba el pensamiento de que, hace unas semanas, él despertó en su cama con Elaine desnuda a su lado. Que habrían hablado y conversado antes de.

—Bueno tienes que hablar con ella ¿Qué vas a hacer si es verdad?

—Pero no es verdad, sé que no. Para eso tendría que firmar y dar mi consentimiento.

Emily miraba a su hermana que tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación y se pasaba las manos por la cabeza con desesperación.

—Ahora viene la otra noticia, toma—dijo extendiéndole la carta de renuncia de Brittany.

Santana la tomó y la comenzó a leer.

—¡¡¡Qué significa esto!!!—dijo Santana claramente enojada.

—Tal como lo lees ahí, Brittany renunció hoy al trabajo.

—No, no puede ser.

—Ella estaba aquí cuando Elaine soltó lo de que empezarían un tratamiento para tener un bebé, creo que eso gatilló su decisión de irse.

—Mierda—susurró Santana, ahora sentía un enorme dolor en su pecho—¿A qué hora se fue?

—Como hace una aproximadamente.

—Bien voy a buscarla—dijo parándose de golpe y encaminándose a la puerta.

—¡¿Y tú crees que te va a escuchar?!—le gritó Emily lo que hizo que Santana se detuviera de golpe.

—Lo intentaré Emily, haré todo para que me escuche.

Diciendo eso salió a toda velocidad para llegar al ascensor y bajar al estacionamiento por su auto.






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Brittany estaba en su casa siendo consolada por su fiel amiga.

Lloraba con desesperación.

Le había contado todo el episodio a Quinn, quien le dijo que debía existir alguna explicación para todo, pero Brittany decía que no la había, que ya toda la esperanza que ella guardaba en su interior de estar con Santana, se había esfumado por completo ese día con la bomba de noticia que lanzó Elaine.

De pronto el timbre del departamento sonó con insistencia.

Quinn descolgó el citófono para ver quién era.

—Hola.

—¿Está Brittany? Necesito hablar con ella.

Quinn abrió los ojos lo que le indicó a su amiga que era Santana la que estaba en la entrada del edificio.

Brittany le hacía gestos con las manos a Quinn pidiéndole que le dijera a la mujer que no estaba.

—Brittany no está.

—No me mientas, sé que debe estar aquí contigo. Déjame entrar, necesito hablar con ella por favor.

—No tengo porqué mentirle. Le digo que Brittany no está.

—Entonces déjame subir, quiero hablar contigo.

Las amigas se miraron, Quinn no sabía qué hacer. Tapó el citófono para preguntarle a su amiga:

—¿Qué hago Britt? Quiere subir, si no la dejo sospechará.

—Lo sé, pero si me escondo aquí, es capaz de buscar hasta bajo las camas.

—Rach—dijo Quinn—, Ve donde Rach. Quédate en su departamento y dile que venga aquí.

Brittany asintió y corrió hasta el departamento de su vecina.

—Quinn, déjame subir por favor, solo será un momento.

Una vez que Quinn vio entrar a Rachel en su departamento le contestó a Santana:

—Está bien. Suba.

—¿Qué pasa Q? ¿Por qué Brittany está en mi departamento escondiéndose?

—Cariño, ni se te ocurra decir dónde está Britt. Tú no sabes nada, ¿ok?

—Bien, pero me tendrás que explicar todo luego con lujo de detalles.

Santana tocó a la puerta y Quinn le abrió. Entró y se encontró con Rachel sentada en el sillón de la sala.

—¿Dónde está Brittany? Y no me mientas por favor.

—Le digo que no sé dónde está. Llegó desde su trabajo, se cambió de ropa y salió. No dijo dónde.

—No te creo.

—Entonces no me sigas preguntando, porque te voy a seguir diciendo lo mismo.

—Por favor Quinn, necesito hablar con ella. Tengo que aclararle algo, por favor.

—No sé dónde está Santana. Busca en todos los lugares de esta casa y verás que no miento.

Quinn se mordía la lengua para no decir el paradero de su amiga, a ella no se le daba bien mentir.

—Está bien. No te voy a molestar más. Si te comunicas con ella dile que la estoy buscando, que necesito hablar con ella. Sé que si la llamo a su móvil no me lo va a contestar. Por favor si sabes algo avísame a la hora que sea.

—Claro, si se algo te llamaré.

—Eso espero y disculpa la intromisión.

Santana salió del departamento cabizbaja.

Brittany no estaba, necesitaba hablar con ella, explicarle que creía que lo del posible hijo con Elaine era una mentira.

Llegó a la calle y se subió a su auto.

Ahora debía hablar con la artífice de todo este enredo, debía ir a casa de Elaine.





Cuando Santana llegó Elaine lo recibió con una enorme sonrisa y corrió a su encuentro.

—Santana cariño, qué bueno que vienes a verme, tengo algo que contarte amor—dijo acercándose para tratar de colgarse de su cuello, pero Santana le apartó la de un manotazo.

—¡¿Qué es esa historia que has inventado de que empezaremos un tratamiento para tener un hijo mío?!—bufó Santana cerca de la cara de Elaine.

—Ah, veo que Emily no pudo mantener la boca cerrada. No es ninguna mentira amor, si todo sale bien seremos madres.

—Elaine, nunca te he dicho que tendríamos un bebé y la última vez que estuvimos juntas yo estaba demasiado ebria, no podía moverme y menos entablar una conversa. Esto que estás haciendo es un viejo truco, es una mentira.

—No cariño, no es mentira, y puedo demostrarlo—dijo caminando hasta un sillón donde estaba su bolso para sacar un papel desde el interior—Toma, lee esto, ahí dice todo.

Santana le arrancó el papel de entre las manos y comenzó a leer lo que decía. Con cada letra que aparecía frente a sus ojos su mandíbula se tensaba, su estómago se revolvía y la rabia se apoderaba de ella.

El papel era un certificado médico que acreditaba la versión de Elaine y que databa para someterse a un tratamiento para quedar embarazada en un tiempo de más de tres semanas.

—Vez Santana, no es mentira podríamos ser madres.

—No Elaine, yo tengo un hijo y se llama Santiago. Este papel no significa nada. Yo tengo que firmar y dar mi consentimiento.

—Pero cariño, este bebé será tu hijo ya que utilizaremos tu óvulos no puedes desconocerlo.

—¡Yo no quiero tener un hijo contigo!

—¡¿Y qué quieres que haga?! Ya está la cita, ya está tu firma y todo.

—Me da lo mismo lo que hagas con tu vida, yo quiero que desaparezcas de la mía. No cuentes conmigo para nada.

—Pero Santana, será tu hijo y…

—¡Qué quieres Elaine! ¿Quieres que me case contigo? Sabes que eso nunca pasará.

—Sabes que puedo demandarte por maternidad, ¿verdad?

—¡Hazlo! Pero primero deberías iniciar el tratamiento, el cual aún no inicias. Llamare y retirare todo. Si no puedo hacer nada y el tratamiento funciona y el bebé nazca le haremos el ADN y si es mi hijo veremos qué hago, pero yo a ti no te quiero en mi vida, ¿te queda claro?

Dijo Santana con toda la rabia que llevaba en su interior. Se giró sobre sus talones y comenzó a caminar para salir de esa casa, cuando Elaine le gritó:

—¡¡¡Te vas a arrepentir de lo que acabas de hacer Santana López!!! ¡¡¡Te juro por mi vida que me las vas a pagar!!!

Elaine vio como la morena, de la que estaba obsesionada, salía por la puerta de entrada de su casa.

Comenzó a tirar cosas contra las paredes presa de la rabia que sentía.

Juró que Santana le pagaría el haberla rechazado.

Luego de hacer pedazos un par de jarrones se fue a su dormitorio ya que necesitaba comenzar a planear su venganza.












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Los días pasaron y Santana no había visto a Brittany para poder hablar con ella.

Solo sabía por su hijo que estaba bien, pero hasta al pequeño ella ya no le contestaba las llamadas.

Hacía guardia frente al edificio de Brittany esperando a que ella saliera. Pero no había tenido suerte.





Brittany pasó la primera semana encerrada en su dormitorio llorando.

Rechazaba todas las llamadas de Santana y las de Santiago ya casi no las contestaba intuyendo que, era la mamá quien mandaba al pequeño a que la llamara y le sonsacara información.




La segunda semana Brittany trató de salir, pero se dio cuenta de que el auto de Santana, con ella adentro, estaba estacionada frente al edificio haciendo guardia.

Así que desistió.

Pero ya no podía estar más encerrada.

Ya no aguantaba más.




La tercera semana ya había pasado y Santana decidió que, no volvería a buscar más a Brittany.

No sabía dónde se había metido, Brittany no quería escuchar ni media palabra que la morena tuviera que decirle, ya no tenía sentido seguir esperándola y tomó una decisión radical.

Se iría del país con su hijo.

Sin Brittany a su lado nada tenía sentido para ella.

Santana le comunicó su decisión a Emily. Aunque ésta le dijo que era una locura, veía tan mal a su hermana que pensó que tal vez un tiempo fuera del país le haría olvidar un poco todo lo sucedido.








Brittany se levantó y miró por la ventana para ver si el auto de Santana estaba estacionado cruzando la calle y se sorprendió al ver que no estaba ahí.

Se vistió y decidió salir a caminar sola a plena luz del día.

Siempre que quería salir tenía que hacerlo por el estacionamiento y casi camuflada para que Santana no la reconociera.

Pero al parecer Santana ya se había dado por vencida, y aunque sabía que eso era lo mejor para las dos, no podía dejar de sentirse desilusionada.

Caminó bajo el sol por una hora sin un rumbo fijo. Llegó hasta el parque, y se sentó en una banca a mirar todo a su alrededor.

Los niños jugaban y corrían por el verde prado.

Parejas paseaban tomadas de las manos o con sus hijos.

Ella recordó cómo cada sábado ella solía correr en ese gran parque y recordó también la primera vez que vio a Santana. Se estremeció ante el recuerdo.

Sabía que, le tomaría un buen tiempo olvidarse de la morena, la amaba y no podía arrancarse ese sentimiento así como así del corazón.

Ese día sería el último que lloraría por Santana López, y el primero del comienzo de tratar de olvidarla.

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Capitulo 28

Brittany se estaba arreglando frente al espejo, después de mucha insistencia de su amiga, decidió que saldría con Quinn a algún bar.

Se colocó unos jeans gastados, botas vaqueras y una camiseta blanca con escote en v, todo complementado con su chaqueta de cuero negro.

Quinn y Rachel la esperaban en la sala, ella terminó de aplicarse brillo en los labios y salió de su cuarto para reunirse con sus amigas en el salón.

Las tres salieron del edificio animadas por la noche que les esperaba.



Entre bromas llegaron a un bar que ya estaba repleto de gente, demasiada pensó Brittany para ser tan temprano.

Pidieron unas cervezas y trataron de ubicar algún lugar donde sentarse.

El teléfono móvil de Brittany comenzó a vibrar en el bolsillo de su jeans. Lo sacó, lo miró y vio el nombre de Santiago iluminar la pantalla. Con el dolor de su corazón le cortó la llamada, debía alejarse de todo lo que la llevara a Santana.

El teléfono volvió a sonar y ella volvió a cortar la llamada.

Repitió la acción seis veces.

Cuando el teléfono volvió a vibrar nuevamente, decidió contestar, solo para saber cómo estaba el pequeño.

Salió del bar y en la calle pulsó la pantalla para contestar.

—Hola Santy.

—Britt—dijo el pequeño llorando y ella se alarmó—, Tienes que ayudarme, no me quiero ir, ayúdame, por favor ¿Puedes venir?

—Santy, cálmate, ¿quieres? Ahora trata de no llorar y dime qué pasa.

—Mi mamá me dijo que nos vamos a Suiza. Yo no quiero Britt, yo no quiero irme de aquí.

A Brittany la recorrió un escalofrió al escuchar lo que el niño le estaba contando.

—A ver Santy, tranquilo, creo que tal vez escuchaste mal.

—No Britt. Ella me dijo que me tenía que preparar, porque dentro de dos semanas, nos vamos a vivir a Suiza y yo no quiero, ayúdame por favor— dijo el niño y volvió a llorar.

—Santy no sé qué puedo hacer…

—Ven a verme por favor Britt, ven ahora.

—No puedo ir a tu casa.

—Mi mamá no está. Salió hace poco al aeropuerto. Estoy solo con Sue, ven por favor. Sé que estás enojada con mi mamá, pero yo quiero verte.

A Brittany se le estremeció el corazón con la petición de su pequeño amigo.

Hace muchos días que no lo veía, y ahora él le estaba diciendo que se iban del país con su mamá, tal vez nunca más la volvería ver. Decidió que esa era la oportunidad para despedirse.

—Está bien, iré a tu casa. Creo que en una hora estaré por allá.

—Bien, acá te espero.

Brittany cortó la llamada y entró en el bar para avisarles a sus amigas que iría a ver a Santiago.

Quinn le dijo que estaba loca y Rachel le dijo que, si era verdad lo que el niño decía, sería bueno que ella lo viera por última vez.

Con la cabeza llena de dudas Brittany subió a un taxi que la llevó hasta la casa de los López. Caminó hasta el portón de hierro y le llamó la atención encontrarlo abierto.

Entró y siguió su camino hasta la puerta de entrada, la que también estaba abierta. Muy despacio ingresó en la casa, todo estaba muy silencioso.

—¿Santy? ¿Estás aquí? ¿Sue? ¿Hola?

Fue lo último que alcanzó a decir, ya que sintió un fuerte dolor en la nuca producto de un golpe lo que hizo que cayera al suelo y luego todo fue negro.



Cuando Brittany abrió los ojos, unos minutos después, el dolor de cabeza era insoportable.

Se tocó con una mano la parte donde había recibido un golpe y algo caliente y viscoso salía de su cuero cabelludo. Le costaba enfocar la visión, pero se vio la mano empapada en sangre.

Aún estaba en el suelo, estaba mareada, apenas si se podía incorporar. Cada vez que trataba de sentarse volvía a caer al piso.

De pronto se fijó en los zapatos que estaban junto a ella. Era unos elegantes zapatos de mujer.

¿Santana?

—Por fin despertaste maldita—dijo la voz de la mujer, una voz muy conocida para ella.

Y no era Santana.

—Elaine.

—Bravo, veo que me reconociste aunque estás medio atontada.

—¿Qué estás haciendo? Santiago, ¡¿dónde está Santiago?!

—Ese mocoso insoportable está encerrado en su cuarto. ¿Sabes? Hoy venía a deshacerme de lo que me estorbaba y para mi suerte apareciste aquí. Me ahorraste el trabajo de buscarte.

—¡¿Qué le hiciste a Santiago?!—gritaba Brittany, tratando de pararse, pero su cuerpo no le respondía, estaba muy mareada— ¿Y Sue? ¿Qué le hiciste a Sue?

—Ah esa vieja. Ella tampoco me quería y no sé por qué, yo soy tan adorable. Creo que la maté del golpe que le di en la cabeza.

—Por qué haces esto Elaine. Piensa en tu posible hijo, en Santana.

—Ay querida—rio Elaine burlona—, Tú crees que yo voy a desfigurar mi cuerpo con un bebé, ni loca. Eso se lo inventé a Santana para que se quedara conmigo. Pero como siempre me despreció. Primero fue con la perra de Dani. Yo salí primero con Santana, pero luego conoció a mi mejor amiga, Dani, y ella me la robó. Me costó meterme en la cama de Santana después de la muerte de Dani, ya la tenía en mis manos y se te ocurre la brillante idea de aparecer en escena. Ay chiquita, eso no se puede quedar así.

—¿Qué vas a hacer Elaine?

—Quiero que te quede algo claro querida; a mí el que me la hace me la paga. Tú te metiste en mi camino, así es que ahora atente a las consecuencias.

—No te vas a salir con la tuya Elaine.

—Eso es lo que tú crees, no me conoces. Cuando planeé la muerte de Dani fui muy minuciosa. Pasó por un accidente. Solo fallé en que Santiago no murió, pero en fin, logré que Santana no estuviera más con ella. Si te mato aquí, todo pasará por un accidente otra vez. Tal vez te culpen a ti, la pobre amante despechada porque Santana no quiso nada más contigo.

—Estás loca.

—Sí muy loca. Y ahora está loca te dejará morir. Espero que sufras mucho.

Brittany trató de incorporarse, pero no podía.

Se empezó a desesperar, quería saber qué había sucedido con Santiago, pero su cuerpo no la dejaba, se levantaba para caer al suelo nuevamente.

Vio a Elaine moverse, ella entraba en la biblioteca.

Elaine estrelló las botellas de Whisky en las paredes y en el piso, luego tomó un encendedor y le prendió fuego a la cortina de la biblioteca que comenzó a arder de inmediato.

Brittany sintió un gran miedo, su vida terminaría en medio del fuego, tenía que levantarse si no quería morir ahí.

Tenía que subir hasta la habitación de Santiago, pero aún no lograba incorporase bien.

—Creo que me voy querida. Está comenzado a hacer demasiado calor aquí. Nos vemos en tu funeral.

Elaine salió de la casa dejando a Brittany tirada en el piso.

Brittany trató de levantarse hasta que quedó de rodillas y comenzó a arrastrarse para tratar de llegar a las escaleras.

De pronto la silueta de Sue apareció frente a ella. También venía caminando con dificultad.

—Britt, mi niño. Santy está encerrado en su cuarto.

—Lo sé. Tome—le pasó su teléfono móvil—, Salga de aquí y llame a emergencias y a la policía. Salga, que este piso, pronto será un infierno.

—Pero tú no estás bien Britt.

—Sue salga, voy a buscar a Santiago.

Brittany no supo cómo llegó al segundo piso. Fue subiendo lo más rápido que se lo permitían sus piernas agarrándose de la baranda de la escalera.

Se paró por fin y trató de abrir la puerta del pequeño, pero estaba con seguro.

—¡Santy! ¡¿Estás ahí?!

—¡Britt! ¡Ayúdame!

—¿Estás bien?

—Sí, estoy bien, pero no puedo salir, la puerta está cerrada. Ayúdame por favor.

—Eso haré cariño.

Brittany quería patear la puerta, pero no podía, sus piernas no tenían fuerzas para derribar la madera.

De desesperó y comenzó a llorar.

Quería sacar al niño y no podía hacer nada.

Pero su mente pensó en algo.

—Santy, ¿sabes dónde guardan las llaves de estas puertas?

—No sé, creo que una vez le escuché decir a Sue que en la mesa de arrimo que hay al final del pasillo, pero no sé.

Brittany miró la mesa y rogó porque fuera verdad lo que decía Santiago.

Dando tumbos por el pasillo llegó hasta ella y abrió el pequeño cajón de esta. Y ahí la encontró, ahí estaba la pequeña llave que liberaría al niño.

Llegó a la puerta, con manos temblorosas puso la llave en la cerradura y la abrió. Encontró a Santiago en un rincón llorando.

Cuando la vio entrar en la habitación el pequeño se abalanzó sobre ella para abrazarla.

Brittany se desestabilizó, pero logró mantener la postura, seguía mareada, pero ya se podía mantener en pie mucho mejor.

—Santy, tenemos que salir de aquí.

El niño asintió con la cabeza ya que no podía hablar de lo asustado que estaba.

Llegaron a la puerta, pero el fuego ya venía subiendo por las escaleras. Brittany miró a su alrededor, tratando de encontrar ayuda divina que le indicara qué hacer.

Volvió a entrar en el dormitorio con el niño tomado de la mano y abrió la ventana que daba al techo de la casa.

—Santy, escúchame con atención. No podemos salir por el primer piso, hay mucho fuego. Tendremos que salir por el techo veamos por dónde podemos bajar sin lastimarnos, ¿está bien? Prométeme que vas a ser valiente.

—Sí Britt, lo prometo.

Brittany fue la primera en salir al techo, luego Santiago la siguió. Miró hacia abajo, pero la altura era demasiada para saltar desde ahí.

Ella se fijó que, por un lado de la casa había una reja de madera, la que era usada como guía para una enredadera.

Pensó que esa era la única forma de salir de ese infierno.

—Santy, escúchame con atención ¿Ves esa reja que está pegada a la pared?

—Sí.

—Bien, si queremos salir de aquí tendremos que bajar por ahí. Es la única forma.

—Pero Britt, no creo que pueda hacerlo.

—Si lo harás ¿Recuerdas el juego de la Xbox donde el soldado tiene que escalar la muralla? Eso es lo que tienes que hacer cariño.

—Pero, ¿y si me caigo?

—Tendrás que afirmarte bien Santy. Bajaras tú primero, yo te afirmaré la reja desde acá. Vamos cariño tiene que ser ya. Te afirmas fuertemente y bajas, ¿está bien?

—Está bien.

El niño se trepó en la reja, mientras Brittany la afirmaba para que no se despegara de la pared.

—Bien Santy, ahora vamos, baja despacio. Agárrate bien y baja.

El niño comenzó a bajar despacio, tal como le había dicho Brittany, y sin darse cuenta ya llevaba la mitad de la reja escalada.

Cuando Santiago llegó abajo Brittany respiró con alivio. Ahora sería su turno de bajar, solo pedía que la reja resistiera su peso.

—¡Santy, corre hacia la entrada, aléjate de la casa!

—¡No, yo te espero aquí!

—¡No Santy, ve a la entrada, aquí puede ser peligroso, vamos corre a la entrada!

El niño a regañadientes le obedeció y corrió hasta la reja de entrada de la casa.

Brittany comenzó su descenso, estaba insegura, seguía mareada y la reja crujía cada vez que cambiaba su pie de posición.

Cuando ya llevaba la mitad de la muralla, pasó lo que ella temía. La reja cedió su agarre de la pared y comenzó a desmoronarse llevándose con ella a Brittany al suelo.

Brittany sintió un fuerte golpe en la espalda que le cortó la respiración, pero lo que más le dolía era el hombro, el cual se había dislocado.

Comenzó a gritar de dolor, ya no podía pararse.

Oyó el grito de Santiago a lo lejos y el ruido de un motor acercándose.

—¡¡¡Britt!!!

Escuchó de pronto, creyó que soñaba.

La voz de Santana llegaba a sus oídos.

—¡¡¡Britt mírame!!! ¡¡¡Britt por favor!!!

—Santana—susurraba—, Mi hombro, no me puedo mover. Elaine, ella mató a Dani, Santana, ella mató a Dani.

Brittany alcanzó a decir esas palabras y se desvaneció ante la desesperada mirada de Santana.

—No Britt, reacciona, ¡¡¡Britt!!!—gritaba Santana dándole golpecitos en la cara, pero no reaccionaba—Britt, mi amor no me hagas esto por favor, despierta.

Santana escuchó el sonido de sirenas.

Los bomberos, la ambulancia y policía hacían su aparición todos juntos a la vez.

Los paramédicos llegaron rápidamente al lado de la pareja. Santana le tomaba una mano a Brittany y le susurraba que la amaba y que no lo dejara.

Los paramédicos la inmovilizaron y la llevaron a la ambulancia. Santana le pidió a su chofer que llevara a Santiago con Emily, ya que Sue también iría al hospital

Santana no soltó la mano de Brittany en todo lo que duró el viaje en ambulancia hasta el hospital.

Entraron en urgencias y a Brittany la llevaron a toda velocidad a pabellón, debían reubicarle el hombro a su posición.

Santana permaneció en la sala de espera rogando al cielo para que todo saliera bien con Brittany.

Un escalofrió le recorría la espalda al recordar cómo la encontró tirada en el suelo casi inconsciente y cómo su corazón casi deja de latir cuando se desvaneció en sus brazos.




Luego de más de una hora, Brittany era llevaba a una habitación del hospital donde permanecería en observación.

Santana quiso correr para estar al lado de la ruia, pero sus pasos fueron interrumpidos por los policías que requerían tomarle una declaración.

Sue ya había dado la suya y solo faltaba la declaración de Brittany, que no podría hacerla hasta que despertara.

Ya habían constatado lesiones, pero faltaba que ella diera su versión de los hechos.

Elaine había sido capturada y solo esperaba su destino.

La declaración de Brittany era importante ya que ella había escuchado todo sobre la muerte de Dani.

Una vez los policías estuvieron satisfechos con la declaración de Santana, está corrió hasta la habitación donde estaba Brittany, no la dejaría sola ni a sol ni a sombra.

Solo quería decirle cuanto la amaba.

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