[Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Media Noche (Adaptada) Epílogo

Prólogo

Fueron unas vacaciones románticas y divertidas bajo la luz de la luna.

Luego de intercambiar noches apasionadas y sólo los primeros nombres, Santana López y Brittany Pierce regresan a sus vidas.

Para Santana, es el regreso a su constante y conservador círculo social y los acercamientos no deseados de la abogada Sugar Motta.

Al contrario, el espíritu libre de Brittany nuevamente es feliz moviéndose con la gente de la universidad.

Así que cuando el destino las lanza una vez más al camino de la otra, no debió significar nada.

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Hola, aquí les dejo la siguiente historia. Gracias por leer y más aun por comentar! Saludos =D

Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!


Pd2: aquí mis anteriores historias (adaptadas todas):

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SE QUE ESTÁN SACANDO MIS ADAPTACIONES, POR "MI" PARTE Y "MIS" ADAPTACIONES NO ME MOLESTA, PERO AL MENOS NOMBREN AL FORO... SI SUBEN OTRO CAPITULO Y NO LO NOMBRAN, "EN CADA CAPITULO QUE SUBAN", VOY A BORRAR MIS ADAPTACIONES Y DENUNCIAR LA ADAPTACIÓN. Saludos =D

Capitulo 1

Santana López le dio a su asistente una mirada perpleja.

—¿Vacaciones? ¿Sola? ¿En un lugar atractivo para lesbianas?—negó con la cabeza —No seas ridícula.

—¿Cuánto tiempo vas a seguir de mal humor por ella?

—¿De mal humor? Ciertamente no estoy de mal humor. Han pasado ocho meses desde que… desde que…—levantó las manos—Era mi mejor amiga, por el amor de Dios ¿Había dicho eso?

—Un centenar de veces—murmuró Mercedes.

—¡Ella estaba durmiendo con mi mejor amiga!—continuó Santana—Justo debajo de mi nariz ¿Te dije eso?

Mercedes le dedicó una sonrisa divertida.

—Cien veces. Y como he dicho antes, ella no era realmente tu mejor amiga.

Santana bajó la cabeza hacia su escritorio y cerró los ojos, todavía era capaz de verlas en su cama; Dani con una expresión de asombro en su rostro y Elaine tratando de echarle la culpa a ella, como si hubiera sido ella la que estuviera en la cama con su mejor amiga.

—Oh Dios, todavía estoy de mal humor ¿no?—abrió los ojos para mirar a Mercedes—Aún la extraño.

—Oh Santana, no lo hagas. Era una perra conspiradora. Nunca me gustó. Te lo dije desde el primer momento.

Santana levantó su cabeza y sonrió.

—No. Estaba hablando de Dani, no de Elaine.

—Bueno, me gustaba Dani… supongo… pero no estuve cerca de ella mucho tiempo. Y tienes que dejar de pensar en ella como tu mejor amiga.

—Lo sé—Santana se recostó en su silla y dejó escapar un profundo suspiro—Dios… odio a las mujeres.

—Bueno, siempre puedes unirte a mi equipo—dijo Mercedes con una sonrisa—¡Podría emparejarte con Ryan!

—No las odio tanto—se volvió hacia Mercedes y sonrió—Así que crees que necesito unas vacaciones ¿huh?

Mercedes asintió.

—Sí. La temporada de impuestos ha terminado finalmente. Sé que estás exhausta.

Santana asintió.

Sí, estaba exhausta.

Desde enero hasta abril siempre era agitado en la empresa de contabilidad. Pero este año no había tenido ninguna razón para regresar a casa cada noche así que había trabajado en horas casi obscenas.

Se dijo a sí misma que era su firma y que tenía que predicar con el ejemplo, pero incluso ella sabía que había llevado las cosas al extremo.

Era la casa.

Debió haberla vendido después que Elaine se mudó, pero estaba en las colinas de West Lima, Ohio y cerca de su oficina.

Aunque habían vivido juntas sólo cinco años… cinco años, tres meses y un puñado de días… Elaine había puesto su sello en ella.

Elaine tenía el ‘guante verde’ y mantenía los lechos de flores llenos de plantas de la temporada.

Elaine era la chef y la cocina estaba equipada con todos los aparatos imaginables.

Elaine preparaba para las dos deliciosas comidas y planificaba cenas de lujo frecuentemente.

Esa parte, la extrañaba.

Ahora había contratado un equipo de jardinería para plantar sus flores y mantener el césped.

¿Y las comidas?

Oh, ella cocinaba algunas veces.

Pero cocinar para uno era deprimente. Por lo general compraba algo de camino a casa o… con menos frecuencia… cenaba fuera con amigos.

Era en esos momentos cuando más extrañaba a Dani.

Se habían conocido por muchos años, muchos antes que Elaine entrara en su vida. Aun así, habían hecho tiempo para cenar juntas al menos una vez a la semana.

Y aunque en el fondo… sabía que había sido culpa de Elaine … no se permitía a sí misma perdonar a Dani. No habían hablado desde la noche en que les había pillado en la cama, aunque Dani había tratado de ponerse en contacto con ella… al menos al principio.

Ahora, habían pasado ocho meses y dudaba que pudieran recuperar su amistad.

Elaine también se había mudado… ya vivía con otra persona… una abogada con quien Santana había salido una vez.

Negó con la cabeza lentamente, odiando su vida en ese momento.

Cumpliría 32 años a finales de verano y su vida personal era tan inestable como lo había sido en sus 20 años.

Miró a Mercedes y le ofreció una débil sonrisa.

Mercedes había trabajado para ella desde que Santana le había comprado la firma al señor Figgins, cinco años atrás. Sabía que Mercedes era un excelente juez de carácter y debió haber confiado en ella con respecto a Elaine.

Mercedes le había dicho una vez que pensaba que Elaine era diabólica. Eso, por supuesto, resultó ser cierto. Y ahora que Elaine estaba viviendo con otra persona, se le ocurrió que los amantes de Elaine siempre habían sido todas mujeres profesionales, todas con casas bonitas y con ingresos igualmente agradables.

Y al parecer, Santana había sucumbido a su encanto tan fácilmente como las otras.

—Así que cuéntame sobre estas vacaciones en el lago—le instó.

Mercedes buscó el ordenador portátil de Santana.

—Es en Mustang Island. Port Aransas—dijo mientras consultaba en el navegador.

—¿Cómo supiste de eso? No eres gay—dijo Santana.

—Me enteré por Jane.

—¿Quién es Jane?

—Mi prima. Ella y un grupo de sus amigas fueron en marzo.

Giró la laptop hacia Santana, mostrándole una imagen de un paraguas de colores brillantes fijo en la arena con dos mujeres acostadas debajo de él.

—Justo en el lago. Era un viejo hotel de tres pisos que estaba cerrado. Lo han renovado y luego añadieron estas lindas cabañas e hicieron dos piscinas—dijo Mercedes mostrándole otra foto—En una de ellas… la ropa es opcional. Estoy segura que te la pasaras en esa—dijo con una risa.

Desnuda alrededor de una piscina.

—¿Y se comercializa para lesbianas?

—Sí. Jane dijo que la pasaron muy bien ahí. Creo que deberías probar.

Santana vaciló.

—No creo que ir ahí sola sea tan emocionante—dijo Santana—Probablemente no habrá nada más que parejas—señaló el anuncio—Una escapada romántica. Mi escapada sería cualquier cosa menos romántica— dijo Santana.

—No te estaba sugiriendo esto porque fuera romántico. Estaba pensando que sería un gran lugar para que fueras y recargaras y te desconectaras de Lima, Ohio durante una semana.

Aun así dudó.

Si bien parecía divertido y todas las mujeres en las fotografías estaban sonriendo y lucían felices, en realidad no era su tipo de escena.

Nunca había sido una amante de la playa o los lagos y tenía su propia piscina en casa.

Parecería ser una pérdida de tiempo bajar a Port Aransas sólo para sentarse en la piscina. Por supuesto, las cabañas eran muy atractivas y las palmeras hacían que todo pareciera como si se tratara de un paraíso tropical.

Supuso que sentarse bajo el sol y relajarse con una bebida con sabor a fruta sería refrescante.

—¿Y bien?

Santana se quedó mirando la escena, tratando de imaginarse a sí misma ahí.

—Qué demonios. Supongo que necesito alejarme.

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Capitulo 2

Brittany Pierce golpeó dos veces la puerta de la oficina antes de abrirla y echar un vistazo con su cabeza en el interior.

Marley estaba hablando por teléfono y le indicó que entrara con un movimiento de cabeza y una sonrisa.

Brittany fue a la ventana que daba hacia la piscina, su mirada se desplazó sobre el puñado de mujeres que chapoteaban en el agua o que descansaban bajo el sol.

Sentada cerca de la ventana en una tumbona y alejada de las otras estaba una guapa morena, sus ojos cubiertos por unas gafas de sol y un bikini rojo intenso que ofrecía la visión de un cuerpo tentador.

—Ella llegó esta mañana—dijo Marley mientras se unía a Brittany en la ventana—Es muy reservada. No es tu tipo en absoluto.

—Me dijiste que no podía ligar a tus invitadas—le recordó Brittany.

—Lo hice ¿no es así?—Marley se acercó y le dio un abrazo—Llegas temprano, hermanita ¿Dónde están Rachel y Quinn?

—Les surgió un proyecto—dijo Brittany—No podrán venir.

—Eso es muy malo. Tenía muchas ganas de volver a verlas— le lanzó un juego de llaves—Entonces supongo que eso libera la suite. Alguien preguntó por ella ayer.

En fin, Brittany vino sola.

—Está bien. Puede que no me quede toda la semana de todos modos. Ted se ha estado quejando por su falta de días de pesca y ha amenazado con la jubilación nuevamente.

Marley sonrió.

—¿Y cómo está tu papá?

—Está bien—dijo Brittany—¿Has hablado con mamá últimamente?

—La semana pasada. Ella y papá se dirigían a Florida por su viaje anual.

Marley la miró.

—Realmente deberías llamarla más a menudo.

—Lo sé. Sin embargo, se me pasa el tiempo. Siempre fuiste la mejor hija—dijo Brittany.

—Hijastra—corrigió Marley.

Brittany sonrió cariñosamente a esta mujer que había estado en su vida durante más tiempo de lo que podía recordar.

Brittany tenía cinco años cuando su mamá se volvió a casar y se mudó con Marley y Dave.

La mamá de Marley había muerto en un accidente de automóvil unos años antes.

Marley era sólo un año mayor y desarrollaron una rápida amistad que había perdurado a través de los años, incluso en la secundaria cuando ambas descubrieron que eran lesbianas… y ambas querían pasar el rato con Missy Graham, la linda jugadora de tenis.

Sin embargo, sus vidas adultas tomaron caminos diferentes.

Mientras su mamá y Dave seguían felizmente casados, el papá de Brittany… Ed… había sido todo lo contrario.

Encargarse del negocio de pintura de su padre en Lima, Ohio, casi lo había llevado a la tumba. Sin tener un entrenamiento formal y con una ética de trabajo un tanto sosa, el negocio apenas podía mantenerse.

La responsabilidad no estaba en el vocabulario de su papá.

Ella había descubierto que él prefería tomarse un día libre y lanzarse de cabeza en el lago con una caña de pescar y una cava de cerveza que terminar los proyectos de pintura.

Así que después de graduarse con una licenciatura en mercadeo, Brittany rechazó un trabajo bien remunerado que no podía mantener su interés y decidió —pasar el rato— con su papá durante un año más o menos para ver si podía poner en funcionamiento su educación.

Eso fue siete años atrás.

El pequeño negocio de su abuelo que había empezado… pintando casas… prosperó y se convirtió en una de las empresas profesionales de pintura más respetadas en Lima, Ohio.

Tenían contratos garantizados con varios de los grandes constructores de la ciudad, ella había hecho crecer su negocio de tres trabajadores… contándose a sí misma, Caleb y Toby… a cuatro equipos.

Ahora empleaban a casi treinta personas y aunque ella se encargaba de la parte comercial de las cosas, todavía disfrutaba salir con un equipo de vez en cuando y empuñar una brocha.

También todavía le gustaba salir con su papá al lago con una cava de cerveza.

—¿Todavía estás considerando el nuevo empleo con Water’s Edge?—preguntó Brittany refiriéndose a la empresa que poseía Rainbow Island Resort.

—No lo sé. Me encanta estar aquí. Está cerca de mamá y papá. Está cerca de ti—dijo Marley—Realmente no quiero volver a mudarme.

—También preferiría que te quedaras aquí—dijo Brittany—Los beneficios para mí son grandiosos.

Marley se echó a reír.

—Sí, estás completamente mimada ¿no es así? Sin embargo tu mamá piensa que debo tomarlo.

—¿Por qué?—

—Porque sería a nivel corporativo y significaría más dinero—dijo Marley—La última vez que cené con ellos, ella insinuó que estaba perdiendo mis habilidades al encargarme de este centro turístico.

—Sí. Así como yo estoy perdiendo el mío al encargarme de una empresa de pintura. Para ella, solo tendrás una carrera exitosa si estás en un escritorio con un ordenador y en un maldito cubículo.

Marley rio cuando su mirada fue a la piscina.

—Si. Me gusta mucho más este cubículo—se sentó detrás de su escritorio nuevamente—Estoy bastante segura que voy a rechazarlos—hizo una pausa—He conocido a alguien.

Brittany sonrió.

—¿En serio? Eso es grandioso ¿Cuándo voy a conocerla?

—Cenemos una noche esta semana. Ella vive muy cerca de aquí—dijo Marley.

Su teléfono sonó y le echó un vistazo.

—Supongo que debería ir a trabajar. Ven a mi casa esta noche. Te haremos un regalo de cumpleaños. Voy a pedir mariscos—ofreció mientras contestaba el teléfono.

Brittany asintió y se despidió, su mirada se aventuró a través de la ventana y aterrizó en un par de atractivas piernas bronceadas. Decidió hacer caso omiso a la regla de Marley sobre no ligar con las invitadas.

Esta mujer… tenía que conocerla.

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Capitulo 3

Santana tomó un sorbo de su bebida, una mezcla congelada azul que era dulce y refrescante.

Suspiró con satisfacción mientras observaba a dos mujeres que se divertían en la piscina.

Por primera vez en meses, estaba realmente relajada.

Incluso había hecho lo que Mercedes había sugerido… apagar su teléfono.

Bueno, no exactamente.

No se había atrevido a apagarlo realmente, pero si lo había dejado en su habitación.

Podría haber una emergencia, razonó.

Pero en realidad, no estaba preocupada por la oficina. Había contratado a dos contadores y a Mercedes. Confiaba en todos ellos de forma implícita pero especialmente en Mercedes.

Sabía que Mercedes mantendría las cosas en funcionamiento, sin problemas, en su ausencia.

Planeaba hacer revisiones con ellos de vez en cuando, eso era todo. Aparte de eso, haría todo lo posible para alejar la oficina de su mente. Estaba ahí para relajarse y recargar, como Mercedes había dicho.

Tenía la intención de hacer precisamente eso.

—Te vas a quemar si no tienes cuidado.

Santana había estado tan absorta en sus pensamientos que no había escuchado la aproximación de la mujer. Volteó su cabeza, encontrando a una atractiva joven que le observaba con una sonrisa perezosa.

Ella levantaba una botella de loción.

—Protector solar—dijo la mujer—Recomiendo esta marca—otra sonrisa—E incluso ofrezco mis servicios si no puedes llegar a todas partes. Ya sabes… la espalda… por ejemplo.

Aunque seguía sorprendida por la audacia de la mujer, Santana sonrió.

Habían pasado demasiados años desde que alguien tan joven y atractiva había coqueteado con ella. Aun así, no estaba realmente tentada a seguirle el juego.

—Estoy bien. Gracias de todas maneras—dijo amablemente.

Se dio la vuelta, con la esperanza de que la mujer se fuera.

—Sé que todavía no es junio, pero no se puede ser demasiado cuidadoso. Soy Brittany, por cierto, pero dime Britt.

Santana se volvió hacia ella tratando de estimar su edad.

20 o 22, supuso.

Tenía una sonrisa contagiosa y un cabello largo y rubio lo bastante desordenado como para hacerte querer quitárselo del rostro. Se alegraba de que sus gafas de sol ocultaran su expresión; se sorprendió por sus pensamientos.

—Santana—dijo ella.

Para su sorpresa, la mujer acercó una tumbona y se dejó caer en ella, todavía con la loción.

Santana notó que la mujer llevaba pantalones cortos y una camiseta y se preguntaba si había un traje de baño bajo sus ropas. Todas las demás en la zona de la piscina estaban vestidas apropiadamente.

—Santana. Me gusta ¿Estarás aquí toda la semana?

Santana dejó escapar el aliento.

—Aunque estoy halagada por tu atención, realmente no estoy interesada—dijo sin rodeos, con la esperanza de que la mujer entendiera la indirecta.

Entonces la mujer inclinó hacia un lado su cabeza mirándole perpleja.

—¿Interesada en qué? ¿La loción?

Ahora sintiéndose completamente avergonzada, se dio la vuelta.

Grandioso.

Ni siquiera podía diferenciar un coqueteo de una conversación normal.

Realmente necesitaba salir más.

—¿Entonces? ¿La semana?

La mujer… Brittany … preguntó nuevamente.

—Se supone que estaré aquí hasta el sábado—se ofreció como voluntaria.

Santana se preguntaba cuan grosero sería si simplemente le decía a la mujer que se fuera… que quería estar sola.

Empujó sus gafas de sol hacia la parte superior de su cabeza, con la intención de hacer precisamente eso.

Pero una mirada hacia esos ojos que eran demasiado claros para ser considerados azules y demasiados oscuros para ser considerados celestes simplemente le robaron el aliento.

De hecho, ni siquiera podía recordar lo que había estado a punto de decir.

Las palabras que salieron ciertamente no lo eran.

—¿Cuántos años tienes?

Brittany se echó a reír.

—Para futuras referencias, esa no es una gran línea de apertura.

Santana dejó caer sus gafas sobre sus ojos, con la esperanza de ocultar su vergüenza.

—Olvida que lo pregunté—murmuró Santana.

—Está bien. De hecho, mi cumpleaños es esta semana. Veinticinco.

—¿Oh? Lo has dicho con bastante facilidad. La mayoría de las mujeres se estremecen ante la idea de cumplir los 25 ya que cada vez queda menos para los 30 y tratan de aferrarse a los 24 y 29 el mayor tiempo posible.

—No, estoy bien. La edad no significa nada realmente. Es sólo un número—dijo Brittany con facilidad—Me siento cómoda con lo que soy y donde estoy en la vida—inclinó hacia un lado su cabeza nuevamente—Voy a adivinar que tienes… oh, no sé… 40.

Santana en realidad se quedó sin aliento.

—¿Cuarenta? ¿Cuarenta?

Dios ¿lucía de 40?

Brittany se echó a reír.

—Es una broma. Veo que la edad es importante para ti.

Santana sonrió y le siguió el juego.

—Sí. Y para futuras referencias, esa no es una gran línea de apertura.

Suavemente aclaró su garganta, sintiendo la necesidad de compartir su edad por miedo a que Brittany realmente creyera que tenía 40.

—Tengo 31. Mi cumpleaños es en un mes.

—Bueno… cuando tú y yo celebremos mi cumpleaños esta semana, también incluiremos un brindis por el tuyo.

Santana levantó sus cejas.

—¿Crees que lo celebraremos juntas? ¿Siempre eres así de atrevida?

—Sólo con las mujeres cuyas piernas se ven como las tuyas.

Santana ahora se sonrojó abiertamente, se sentía un poco fuera de su elemento.

Esta atención tan descarada…, no estaba acostumbrada a ella.

Estaba tratando de pensar en una forma educada de pedirle a la mujer que le dejara en paz cuando alguien gritó el nombre de Brittany.

Era Marley, la mujer que la había registrado anteriormente.

Brittany volteó hacia Santana, ofreciéndole una sonrisa de disculpa.

—Supongo que mi cuarto está listo. Disfruta de tu insolación.

Brittany le regaló una linda sonrisa y deslizó suavemente la loción entre sus muslos. Santana se sorprendió por el estremecimiento que sintió ante un acto tan simple, aunque descarado.

—Nos vemos más tarde—dijo Brittany con un guiño.

Santana la vio alejarse… alta y segura… y se sorprendió al darse cuenta que sus ojos estaban pegados no a sólo un par de largas piernas sino a un muy buen culo.

Apartó su mirada, agarrando rápidamente su bebida y chupando una cantidad generosa a través de la pajita.

Sí, realmente necesitaba salir más.

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Capitulo 4

Brittany miró los últimos camarones, luego miró a Marley por permiso.

—Tómalos—dijo Marley con una sonrisa—Había olvidado tu obsesión por el camarón.

—Es sólo una obsesión cuando estoy aquí en la costa—dijo mientras mordía el camarón frito—¿Dónde pediste la cena? Estaba excelente.

—Paradise Bar and Grill. Abrieron hace un par de meses—dijo Marley—En realidad, fue donde conocí a Kitty—dijo con una sonrisa—Así que siento un cariño extra por su comida.

—¿Cita a ciegas o qué?

—Sabes que no me gustan las citas a ciegas—dijo Marley acercándose para llenar la copa de Brittany con el vino blanco seco Gewürztraminer que amaba—Conoces a mi amiga Aria ¿verdad?

—Sí—dijo Brittany mientras saboreaba el vino.

—Bueno, la hermana de su pareja se encontraba de visita. Así que quiso hacer una cena de grupo. Resulta que Kitty es amiga de su hermana— Marley sonrió—Kitty realmente estaba ahí con una cita, pero nos caímos bien inmediatamente. Consiguió mi número con Aria y me llamó dos días después.

—Así que te gusta ¿huh?

—Me gusta mucho. No puedo esperar a que la conozcas.

—¿Supongo que no está saliendo con esa otra mujer?

Marley negó con la cabeza.

—Esa fue su primera y última cita—apoyó los codos sobre la mesa—Realmente… realmente me gusta.

Brittany observó la mirada anhelante en sus ojos, algo que no había visto antes.

¿Podría su hermana estar enamorada… finalmente?

Marley era atractiva, pero por lo general tenía la peor de las suertes con las mujeres.

Brittany solía decirle que tenía el peor gusto para las mujeres.

Por lo general caía rendida ante personas con bagaje y drama. Sería bueno si finalmente encontraba una que valiera la pena.

—¿Y qué hay de ti? ¿Sigues saliendo con la jugadora de voleibol?

Brittany negó con su cabeza.

—No ¿Recuerdas? Se graduó en diciembre.

—No puedo creer que todavía estés saliendo con chicas en edad universitaria—dijo Marley con una sonrisa—¿Qué ven en ti?

Brittany sonrió.

—Es mi encanto, bebé. Pero odié verla partir. Se mudó a California, tratando de conectar con el escenario del voleibol de playa—dijo Brittany.

Sus propios ojos se volvieron nostálgicos al imaginarse a Casey en bikini.

—Vaya, que cuerpo—dijo Brittany.

—Hablando de cuerpos, te vi hablando con esa mujer en la piscina—dijo Marley.

—Oh, sí. Es una belleza. Tiene los ojos marrones más bonitos que jamás haya visto. Casi negros. Diría que lo son. Simplemente quería hundirme en ellos—admitió Brittany.

Pero Santana había cubierto nuevamente esos ojos oscuros con sus gafas de sol, ocultándolos.

—Ella es intrigante. No es mi tipo habitual. Tiene 31.

—Por favor, no acoses a mis huéspedes—dijo Marley con una sonrisa.

—Pude haber coqueteado un poco con ella. Supongo que debería averiguar si está sola ¿huh?

—Ella vino sola. Por supuesto eso no significa nada.

—¿Y de dónde es?

Marley negó con su cabeza.

—Tendrás que averiguarlo con ella. Sabes que soy una maniática con nuestra política de privacidad—agarró su copa y la golpeó suavemente con la de Brittany—Entonces ¿Qué se siente tener 25?

—Te lo diré en dos días—dijo Brittany—Pero tú deberías saberlo—bromeó Brittany.

—Entrar en los 25 fue traumático para mí, como probablemente recordarás. Tú no tendrás ese problema. No te puede importar menos la edad que tengas.

Brittany se encogió de hombros.

—Es sólo un número. Sólo otro día.

—Incluso cuando éramos niñas nunca te preocuparon realmente los cumpleaños—recordó Marley—Estabas más interesada en el pastel de chocolate que en tus regalos. Creo que detestabas las fiestas.

—Heredé eso de mi papá, creo. Ha sido siempre tan relajado, un espíritu libre—dijo Brittany—Ted siempre ha vivido la vida como ha querido. Sin importarle las normas, las reglas, lo que era aceptable o no—se encogió de hombros—Por supuesto, esos fueron los mismos rasgos que hicieron que mamá lo abandonara.

—Tal vez por eso es que siempre has estado más cerca de tu papá que de mamá—dijo Marley.

—Ella siempre te ha preferido de todos modos—dijo Brittany—Yo era demasiado libre para su gusto.

Marley se echó a reír.

—Me gustaba jugar a los disfraces. Y aunque yo no era su hija natural, creo que le molestó más que yo fuera gay… más de lo que se molestó contigo—dijo Marley.

—Sí, tomó mi salida del closet con calma ¿no es así? ¿Pero contigo? Podría haber ayudado si no hubieras usado ese bonito vestido cuando se lo dijiste—dijo Brittany con una sonrisa, recordando el vestido de verano que Marley estaba usando.

—Dios, estaba aterrorizada de decirles. Y más aterrorizada de tu mamá de lo que estaba de mi papá—dijo Marley y apretó su brazo cariñosamente—Gracias por venir en mi rescate ese día.

Brittany le regaló una sonrisa y asintió con su cabeza.

A pesar de que era más joven que Marley, le había dicho a su mamá que era lesbiana dos años antes que Marley hubiera reunido el valor para hacerlo.

Marley lo escondió durante toda la secundaria y no fue hasta que estuvo en la universidad que fue capaz de decirles la verdad.

Como Marley había dicho, su mamá había tomado la noticia con más dificultad que cuando Brittany había hecho su confesión. Incredulidad y conmoción, luego lágrimas que también habían llevado a Marley al borde de las lágrimas.

Brittany, quien todavía estaba en la secundaria, había hecho una broma tonta y había alejado a Marley, dejando que sus padres arreglaran todo por sí mismos.

Su mamá siempre había tratado a Marley como su propia hija. Brittany nunca estuvo celosa de eso. De todas maneras pasaba la mayor parte de sus veranos en Lima, Ohio con su papá, dejando a Marley atrás.

Y cuando Brittany fue a la universidad, fue a Lima, Ohio, donde la relación con su papá se hizo aún más fuerte.

No quería decir que ella y su mamá tenían una mala… o tensa… relación, pero nunca fueron tan cercanas como lo eran la mayoría de las madres e hijas.

Esa era una de las razones por las que estaba tan agradecida de que Marley estuviera ahí mientras crecía.

Ella había quitado la presión de Brittany cuando se trataba de su mamá.


Cuando terminaron la botella de vino, la conversación derivó hacia su infancia y compartieron recuerdos y risas mientras recordaban. El vínculo fraternal que compartían no conocía fronteras y Brittany recordó una vez más lo mucho que la amaba, como hermana y como amiga.

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