[Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Media Noche (Adaptada) Epílogo

Capitulo 23

Brittany condujo a Staci a través de la multitud, preguntándose por qué demonios se había dejado convencer de ir a un bar a estas horas de la noche.

Había tenido un día muy ocupado en el trabajo y tendría otro mañana.

Cuando invitó a Staci a cenar, pensó que llegarían a conocerse mejor, a lo mejor hacer planes para una segunda cita.

Staci estaba en su primer año del postgrado y parecía ser un poco más ‘madura’ que la mayoría. Pero después de la cena, justo cuando Brittany estuvo a punto de sugerir llevarla a casa, Staci sugirió el bar. En ese momento, Brittany las imaginó bailando.

No se le había escapado el hecho de que Staci no llevaba sujetador. Tal vez su primera cita terminaría siendo más que una cena, después de todo.

Pero ahora… mientras trataba de encontrar un lugar en una mesa, con la multitud ruidosa y bulliciosa a su alrededor, olvidó la falta de sostén de Staci.

—Está poco abarrotado—dijo en voz alta—¿Segura que quieres hacer esto?

Staci le agarró por las caderas y atrajo a Brittany hacia ella.

—Vamos a tomar una copa o dos primero. Entonces lo haremos—dijo con una risa.

Está bien, entonces.

Así que tal vez llegaría tarde al trabajo mañana.

Después de su segunda copa, Staci dejó perfectamente claro que había dicho en serio lo que había dicho. Su baile no fue nada más que un baile sugestivo y Brittany se encontró a sí misma respondiendo.

Sin embargo, poco tiempo después, cuando Staci inmovilizó a Brittany contra la pared del baño… la lengua metida en su boca… Brittany supo que era hora de irse.

—¿Qué tal si llevamos esto a otro lugar?—dijo entre besos.

—¿Mi casa?

—Seguro.




Fue un paseo corto en coche pero desafiante con Staci prácticamente en su regazo, sus manos vagabundeando sobre su cuerpo a voluntad.

—Dios, eres sexy—dijo Staci a su oído—Me gusta una mujer mayor que sabe lo que está haciendo.

Brittany se rio.

—Bueno, sé lo que estoy haciendo. Sin embargo no sé sobre la parte de 'mayor'

Una vez dentro del apartamento de Staci, todo fue un torbellino.

Staci rasgó su propia blusa, confirmándole a Brittany que no llevaba sujetador. Entonces las manos de Staci fueron a los vaqueros de Brittany desabrochándolos rápidamente.

—Mi habitación es un desastre—dijo Staci—¿Qué te parece el sofá?

—Lo que sea—dijo Brittany mientras se quitaba los vaqueros.

Apenas tuvo tiempo de salir de ellos cuando Staci tiró de ella hacia el sofá.

Mientras Brittany estaba encima de ella, se le ocurrió cuan superficial era Staci… lo joven que era.

Alejó esos pensamientos cuando su mano se movió entre ellas.

Puede que sea joven, pero no es una niña. Sus muslos se separaron tentadoramente y Brittany fue ahí, encontrándola lista y mojada. Cerró los ojos mientras la penetraba, tratando de borrar la imagen de Santana acostada debajo de ella.

—Oh, sí. Duro—jadeó Staci—Hazlo más duro.

Brittany lo hizo.

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Capitulo 24

Santana hizo girar el lápiz entre sus dedos, nuevamente con la mirada fija en los comederos de aves que estaban fuera de la ventana de su oficina.

Habían estado ahí por más de un año, pero no fue hasta hace poco que los notó. Quizás porque había sido recientemente que se había descubierto a sí misma mirando afuera….soñando despierta.

Soñando con los dedos de sus pies en la arena caliente, la brisa del aire en su cabello, los sonidos de las aves risueñas y el chapoteo de las olas. E imaginándose una luna… una luna de medianoche… sobre su cabeza.

Imaginando un sol brillante y cielos azules claros.

Y Brittany junto a ella, su sonrisa coqueta, sus labios sensuales. Su reluciente cuerpo, el bikini escondiendo poco. Luego, más tarde, ese bikini saliendo de su cuerpo, dejando al descubierto. Detuvo sus pensamientos antes que pudieran ir más lejos.

Había hecho un buen trabajo sacando a Brittany de su mente los últimos meses.

Pero desde que había comenzado a salir, nuevamente, desde que había estado con Sugar… desde que Sugar le había besado tan apasionadamente la otra noche… los pensamientos sobre Brittany regresaron.

Definitivamente no había sentido absolutamente nada con ninguna de estas otras mujeres.

El beso apasionado de Sugar no había agitado nada en ella. Sin embargo, respondió. Permitió que las manos de Sugar viajaran hasta su cintura, permitió que Sugar tocara su pecho. Fue cuando se dio cuenta de lo que tenía exactamente Sugar en mente, que frenó las cosas diciendo: ‘Sugar todavía no’.

—¿Atascada?

Santana se volteó, ofreciendo una rápida sonrisa a Mercedes.

—No. He terminado con la cuenta—dijo Santana y lanzó el lápiz—Ella quiere dormir conmigo.

Las cejas de Mercedes se dispararon.

—¿La Sra. Schuester?—preguntó Mercedes refiriéndose a la cuenta con la que Santana había estado trabajando.

Santana se echó a reír.

—No. Sugar Motta.

Mercedes se sentó.

—¿Y eso es algo malo?

—No estoy segura que sea una buena idea. Sólo hemos salido dos veces.

—Dios mío, Santana. En vacaciones, te acostaste con una mujer a la que acababas de conocer.

—Sé que lo hice ¿Crees que lo he olvidado?

—¿Y bien? Entonces ¿qué hay de malo con Sugar?

—No hay nada malo en ella. Bueno… aparte de que es una picapleitos—dijo Santana—Es perfecta para mí, de verdad. Es exactamente mi tipo ¿De acuerdo?

—Sí. O eso dices tú.

Santana gimió y golpeó su cabeza ligeramente sobre el escritorio.

—Lo sé—levantó la cabeza—Ya ni siquiera sé cuál es mi tipo. Después de la cena de la otra noche, nos fuimos a una conferencia. Estuve terriblemente aburrida. Quería estar en cualquier lugar menos ahí.

—Entonces ¿por qué fueron?

—Ella quería hacer algo divertido—dijo Santana.

—¿Divertido? ¿Una conferencia?

—Lo sé. Y no debería juzgar. Quiero decir, a Elaine le gustaba ir a conferencias. Íbamos juntas. Muchas de mis amigas van.

Mercedes se encogió de hombros.

—Entonces acuéstate con ella. Ve cómo te va.

—De eso se trata. No me siento realmente atraída a ella—dijo—No creo que vaya muy bien.

—¿Pero vas a salir otra vez?

Santana asintió.

—El sábado en la noche. Otra cosa a donde no quiero ir. Su diseñadora está ofreciendo una fiesta o algo así para sus clientes—dijo con un gesto de la mano—Probablemente un montón de gente rica comparando los planos de sus casas de diseño.

Mercedes se echó a reír.

—Tienes una casa de diseño—le recordó.

—Sí, pero no es mi casa a la medida—dijo Santana—Nunca la hubiera construido con cuatro dormitorios.

—¿Así que vas con ella?

—No lo sé. Sigo esperando que me de gripe o algo así.

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Capitulo 25

Santana no tuvo tanta suerte con la gripe y caminó junto a Sugar, sintiéndose demasiado arreglada.

Sugar había asumido que era una reunión de traje formal y ambas vestían trajes de negocios. Sin embargo, a juzgar por los otros invitados, era mucho más una fiesta informal.

¿Y por qué no?

Era sábado por la noche… en agosto.

Santana miró con envidia a una mujer que llevaba pantalones ligeros color caqui y una camisa fresca sin mangas. Lo primero que pensaba hacer era deshacerse de la chaqueta, al menos.

—Tienen vino—dijo Sugar—Te traeré una copa.

—Muy bien, gracias.

Tan pronto como Sugar la dejó, se quitó la chaqueta y la colgó de su brazo. Parecía haber una extraña mezcla de invitados, algunos vestían vaqueros y otros pantalones ligeros, pero vio algunas otras mujeres con trajes, así que no se sintió tan ostentosa como antes.

Miró a su alrededor, preguntándose cuánto tiempo querría quedarse Sugar.

Entonces escuchó la risa a su izquierda, una risa inquietantemente familiar y se volteó hacia ella.

Dios mío.

La mujer le estaba dando la espalda, pero aun así, Santana realmente tuvo que recordarse a sí misma respirar de nuevo.

¿Podría ser posible?

Dios mío.

Parpadeó varias veces, preguntándose si estaría soñando. Seguramente no podría ser.

Entonces la mujer se volteó, como si hubiera sentido la mirada de Santana.

Brittany.

Sus ojos se encontraron y reconoció el asombro en la mirada de Brittany.

Seguramente ella estaba luciendo igual.

Entonces Brittany sonrió… esa sonrisa sexy y coqueta que Santana siempre recordaría… y se dirigió a ella.

Brittany estaba vestida casualmente en vaqueros y una camisa de polo y lucía tan atractiva… e irresistible… como lo recordaba.

Vaciló sólo un instante antes de ir al encuentro de Brittany. Se abrazaron rápidamente y Santana sintió una gran variedad de emociones en los pocos segundos que se abrazaron.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí?—preguntó Brittany con una sonrisa.

—Podría preguntarte lo mismo—dijo Santana.

—¿Vives aquí? ¿En Lima, Ohio?—Santana asintió y escuchó la risa de Brittany —¿Cuáles eran las posibilidades?

Santana no pudo evitar la sonrisa en su rostro.

—¿Tú también?

—Sí. Bueno, no en la ciudad, pero lo suficientemente cerca—Brittany la miró a los ojos—Te ves… te ves grandiosa, San.

Santana se encogió de hombros.

—Pensábamos que era algo más formal.

Brittany arqueó una ceja.

—¿Pensábamos?

Santana sonrió casi disculpándose.

—Una… una amiga—dijo Santana.

Luego se volteó, viendo como Sugar se aproximaba. De repente, todo pareció demasiado complicado y se preguntó por qué se sentía culpable.

¿Era por Brittany o por Sugar?

—Ahí estás—dijo Sugar deteniéndose brevemente para mirar a Brittany—Hay alguien que quiero que conozcas—le ofreció una mano.

—Por supuesto—Santana se volteó hacia Brittany—Bueno, supongo que…

—Sí, claro—dijo Brittany—Adelante. Tal vez tengamos oportunidad de charlar más tarde.

Santana asintió, preguntándose si eso sería una buena idea o no.

El corazón le latía nerviosamente y agarró la mano de Sugar.

Dios mío.

No podía creer que Brittany estuviera aquí, de todos los lugares. Arriesgó una rápida mirada sobre su espalda, viendo como Brittany regresaba con las personas con las que había estado hablando.

La joven rubia entrelazó instantáneamente el brazo con el de Brittany y Santana sintió una punzada de celos. Apartó sus ojos y apretó la mano de Sugar.

—Esta es la mujer que diseñó el interior de mi casa.

Estaba diciendo Sugar y Santana regresó sus pensamientos al presente.

—Rachel Berry.

Santana estrechó su mano con cortesía.

Parecía tener su misma edad. El cabello de Rachel era castaño oscuro, un y tenía amigables ojos castaños.

Santana igualó su sonrisa.

—Me alegra que hayas podido venir—dijo Rachel.

—Su compañera, Quinn, es propietaria de la empresa de jardinería que diseñó mi patio y la zona de la piscina—dijo Sugar—Por supuesto, Fabray también ha trabajado para ti.

—Hace unos años, sí—dijo Santana.

—Bueno, Rachel, debo decir, la casa resultó fabulosa. Gracias. Cuando imaginé la combinación de colores mezclados en las paredes, tuve miedo de que no fueran capaces de lograrlo, pero hicieron un trabajo magnífico.

Rachel rio ligeramente.

—Tampoco pensé que pudiéramos hacerlo—dijo Rachel—…Pero no puedo tomar el crédito por el trabajo. Todo lo que hice fue diseñar el esquema de colores. La pintura fue hecha por Pierce Painting Pros—miró a su alrededor—De hecho, sé que Brittany está aquí en alguna parte. Ella es la propietaria de la empresa.

Santana se quedó sin aliento.

Seguramente sólo había una Brittany aquí. Al parecer, sus mundos se hacían más pequeños a cada minuto.

Y ¿ella era dueña de la empresa?

Negó lentamente con la cabeza, recordando su conversación ese día en el lago sobre la profesión de Brittany… una pintora.

—Ahí está—dijo Rachel—Déjenme buscarla. Es muy agradable. Les encantará.

Sugar se acercó más a Santana cuando Rachel caminó hacia Brittany.

—¿No es la mujer con la que estabas conversando anteriormente?

—Sí. Un mundo pequeño ¿no es así?

Pero la sonrisa de Brittany era contagiosa y Santana respondió con otra cuando Brittany se acercó con Rachel.

Rachel hizo un gesto entre ellas.

—Ella es Sugar Motta. Terminamos nuestra parte de su casa hace casi un mes—dijo Rachel.

Brittany y Sugar se dieron la mano, entonces Brittany hizo un gesto hacia Santana.

—En realidad, Santana y yo nos conocimos a principios de este verano—explicó Brittany—En Port Aransas.

—Yo estaba de vacaciones—añadió Santana rápidamente, preguntándose por qué se sintió obligada a explicar.

—¿Oh? Así que ella es.

—Sí—dijo Brittany rápidamente cortando a Rachel.

—Oh—dijo Sugar sonriendo a las dos—Bueno, sólo quería agradecerte personalmente—dijo—La mezcla de los colores. Absolutamente fabulosa.

Brittany asintió.

—Recuerdo la casa—dijo Brittany—Fue todo un reto. Normalmente no mezclamos tantos colores, pero resultó muy bien.

—La compañía de Brittany es la mejor—dijo Rachel—Y no lo digo porque seamos amigas—añadió con una sonrisa, luego miró más allá de ellas—Oh, ahí está Rory Flanagan. Tengo que hablar con él. Me dio mi primer trabajo hace unos cinco años—estrechó la mano de Sugar—Me alegra que hayas podido venir, Sugar—asintió con la cabeza a Santana—Espero que disfruten de la fiesta.

—Gracias.

—Nos vemos después—dijo Brittany a Rachel.

Las tres permanecieron ahí algo torpes y Santana estaba buscando algo que decir cuando Sugar aclaró su garganta.

—Nunca llegué a la barra. Déjame ver si puedo encontrar una copa de vino—miró a Brittany—Les dará la oportunidad de ponerse al día—arqueó las cejas—¿Vino?

—No, gracias—dijo Brittany elevando una botella de cerveza—Estoy bien.

Tan pronto se fue, Brittany le agarró del brazo y la llevó a un lugar más privado para hablar.

—Así que pintora ¿huh?—comenzó Santana—No me dijiste que eras dueña de la empresa.

Brittany se encogió de hombros.

—También pinto. A veces. Cuando me dejan—se rio—…Mi papá técnicamente todavía es dueño de la empresa. Simplemente pasa más tiempo pescando en el lago que encargándose de la pintura. Así que yo dirijo el negocio.

—Y aquí estaba yo imaginándote en pantalones y camisa blanca, tal vez con una gorra de pintora—dijo Santana con una risa silenciosa.

—¿Me imaginabas con esa ropa puesta o sin ella?—Brittany bromeó.

Santana se sonrojó inmediatamente.

—En realidad, con ella—mintió.

Pensaba que era más seguro que la verdad.

—Así que… ¿con una de tus chicas de la universidad? Se ve muy joven.

Brittany asintió.

—Sí, tiene 21… tal vez 22.

—Wow.

Así que estas eran las citas habituales de Brittany. La chica era 10 años más joven que Santana.

Brittany se acercó más, su mirada sosteniendo la de Santana.

—Sí, ella es una estudiante universitaria de veinte y pico. Tú eres una mujer de 32.

Santana negó con su cabeza.

—¿Se supone que eso es un cumplido? No es muy halagador—dijo Santana.

—Por supuesto que es un cumplido—dijo Brittany—Y deberías sentirte halagada. Las he visto a las dos desnudas.

Una vez más, una punzada de celos le golpeó.

—Sí, supongo que estás durmiendo con ella ¿Quién no lo haría?

—Nunca dije que estaba durmiendo con ella. Acabo de decir que la he visto desnuda—movió sus cejas—Hay muchas maneras de hacer eso, ya sabes. Nadar desnudas, por ejemplo.

Ante eso, Santana rio.

—Nadar desnuda sigue siendo un pasatiempo favorito, ya veo.

La sonrió de Brittany se desvaneció un poco.

—¿Y?… Tú y Sugar Motta ¿Es serio?

Santana negó con la cabeza.

—No. Sólo la tercera cita.

La sonrisa de Brittany regresó.

—Tercera cita ¿huh? Esa es la cita del sexo ¿verdad?

Santana frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—Ya sabes, la primera, para llegar a conocerse la una a la otra. La segunda, algo de besos, sólo para probar las aguas ¿Y la tercera? para sumergirse de lleno.

—¿Esa es tu filosofía de las citas?

—No, en realidad no sigo ese esquema.

—No, supongo que no lo haces—dijo Santana—Disfruto su compañía. No sé lo que va a salir de ahí.

¿Eso era una mentira?

¿Disfrutaba de la compañía de Sugar?

—Bueno, ella es prácticamente una celebridad—dijo Brittany—Veo sus anuncios todo el tiempo. De hecho.

Pero Brittany fue cortada cuando Sugar regresó con dos copas de vino y una botella de cerveza. Le entregó la cerveza a Brittany.

—Pensé que estarías vacía.

—Gracias. Lo estoy—Brittany miró a su alrededor—Supongo que debería ir a rescatar a Staci. La dejé con un par de constructores. Todo lo que estaban haciendo era admirar sus pechos—le tendió la mano a Sugar—Un placer conocerte finalmente. Me alegra que mis muchachos hayan hecho un buen trabajo en tu casa.

—Sí, gracias. Lo hicieron.

Brittany se volteó hacia ella, mirándola a los ojos brevemente.

— Santana, me alegro verte de nuevo. Cuídate.

Santana asintió, odiando la formalidad entre ellas, preguntándose si ésta sería la última vez que vería a Brittany.

Pero no había nada que pudiera hacer.

No con Sugar ahí de pie mirándola con expectación.

Así que ofreció su mano a Brittany, disfrutando el toque rápido de sus dedos, el suave apretón.

—Tú también—dijo Santana e incluso logró una leve sonrisa.

Y entonces Brittany se fue a buscar a Staci… y a sus pechos.

Dios, odio mi vida.

—Ella fue agradable—ofreció Sugar—Linda.

—Sí.

—¿Viste a su cita? Wow.

Sí, en efecto Wow.



Desde ese momento, intencionalmente mantuvo su mirada alejada de Brittany, en lugar de eso siguió a Sugar como un perrito, conociendo más gente de lo que le era posible recordar, deteniéndose no una vez, sino dos veces en la mesa del buffet.

Después de su cuarta copa de vino, decidió que había sido suficiente, especialmente cuando encontró su brazo enlazado con el de Sugar.

Estaba enviando una señal de algo de lo que no estaba segura estar lista, o que ni siquiera quería.

Pero cuando se estaban yendo, espió a Brittany y a su cita y sus ojos se sintieron atraídos por los dedos que estaban jugueteando en el brazo de Brittany, dedos que parecían estar bailando sobre su piel.

Se dio la vuelta rápidamente, dejando que Sugar tomara su mano.

Así que la tercera era la cita del sexo ¿huh?

Bueno ¿por qué no?




Por supuesto, cuando llegaron a su casa, ya casi se había convencido de lo contrario, a pesar del hecho de que la mano de Sugar se había apoyado en su muslo… y acariciado el mismo… durante el viaje.

—¿Puedo pasar?—preguntó Sugar sugestivamente.

Santana vaciló… oh, Dios… y luego asintió.

—Sí. Pasa.

Supuso que había tomado suficiente vino como para adormecer sus sentidos, pero no lo suficiente como para desentenderse totalmente de lo que estaba haciendo.

El beso de Sugar fue suave al principio, luego se profundizó. Santana trató de sentir algo, realmente lo hizo. Pero se encontró actuando mecánicamente, tocando a Sugar sin pensar, sintiéndose desconectada.

Lentamente se desnudaron y realmente se sorprendió cuando Sugar se tomó el tiempo de doblar su ropa cuidadosamente.

Dios, con Brittany, habían arrancado sus ropas y las habían arrojado sin pensar. Y al pensar en Brittany vinieron pensamientos de la joven rubia.

¿Estaría Brittany con ella en este momento?

¿La estaría tocando?

—Tienes un cuerpo fantástico—murmuró Sugar mientras su mano tocaba su pecho suavemente—¿Corres?

Santana negó con la cabeza.

—Nado.

Sugar le atrajo hacia ella, sus cuerpos tocándose por primera vez.

—Tengo una piscina, pero realmente no me gusta nadar—dijo Sugar dejando un rastro de besos por su cuello—Tal vez puedas cambiar eso.

Oh, Dios ¿qué estoy haciendo? pensó Santana cuando Sugar bajó su cabeza, rozando la lengua a través de su pezón.

Pero ya era demasiado tarde para echarse atrás.

Dejó que Sugar le guiara hacia la cama, rogando para que la excitación apareciera.

Cerró sus ojos con fuerza imaginando a otra mujer tocándola, imaginando la boca de otra mujer en sus pechos. Sólo entonces se abrió a Sugar, sólo entonces sintió que su pulso se aceleraba.

Pero sin importar lo mucho que quería aparentar, todavía no estaba tocando a Brittany, Brittany no estaba haciendo el amor con ella.

Y Cuando Sugar alcanzó el orgasmo, Santana todavía estaba muy lejos.

Hizo lo que juró nunca haría.

Fingió su clímax.

Sugar pareció satisfecha de sí misma y acercó aún más a Santana, aunque lo único que Santana quería hacer era alejarse de esos brazos y poner fin a la noche.

Para su horror, Sugar se quedó dormida y Santana dejó escapar un profundo suspiro, sus ojos miraron fijamente el techo, odiándose a sí misma en ese momento.

Tenía un dolor apasionado por alguien… y ese alguien no era Sugar.

Dios, odio mi vida.

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Capitulo 26

—No esta noche—dijo Brittany cuando Staci trató de meterla en su departamento.

Gentilmente se desenredó a sí misma de Staci, porque no quería herir sus sentimientos.

Staci había dejado perfectamente claro que quería tener relaciones sexuales.

—¿Qué pasa? ¿Pensé que habías pasado un buen rato la otra noche?

—Oh, lo hice. Fue genial—dijo Brittany—Tengo que ayudar a una amiga muy temprano—entonces se frotó la sien—Y tengo dolor de cabeza—añadió esperando sonar convincente.

—Eso no es justo, Brittany ¿Entonces soporte tu aburrida fiesta por nada?

—¿Aburrida? Tuviste cena y bebida gratis—dijo Brittany.

—Como si no pudiera conseguir eso cada vez que quiera—dijo Staci con un movimiento de su cabello rubio—Si no estás interesada, simplemente me iré al bar.

Brittany no sabía si lo estaba diciendo con la esperanza de lograr una reacción de celos o qué… y francamente, no le importaba.

—Grandioso. Pero ten cuidado. Has estado bebiendo.

—Sí. He estado bebiendo y quiero tener relaciones sexuales—dijo Staci deslizando su mano hacia el pecho de Brittany.

Brittany detuvo sus movimientos antes que llegaran a su pecho.

—Lo siento. Pero tengo que irme.

—Bien—Staci cerró la puerta con llave—Voy a salir.

Brittany se hizo a un lado cuando Staci pasó junto a ella y se dirigió a su coche.

Brittany sacudió su cabeza mientras permanecía de pie frente al departamento de Staci, viendo como ella se alejaba. Dejó escapar el aliento, preguntándose si simplemente debió haberla llevado a la cama y haber terminado de una vez con eso.

Pero no.

No era a Staci a quien quería.

No era esta chica universitaria de 20 con la que quería estar.

Se dirigió a su Jeep, tratando de no pensar en Santana con Sugar Motta.

¿Estarían en la cama ahora?

¿Estarían tocándose?

¿Estarían las manos de Sugar sobre su cuerpo, sobre sus pechos?

Imágenes de ella y Santana vinieron de golpe.

Se sentía como si hubiera sido ayer cuando habían estado en el lago… jugando, riendo, haciendo el amor. Recordó la sensación de la piel de Santana.

Recordó lo oscuro que se habían puesto los ojos de Santana cuando la penetró.

Recordó cómo se sentía tener el pezón de Santana en su boca, su sabor y Dios, el sonido que hacía cuando llegaba a su clímax.

Recordaba todo como si fuera ayer.

Y ahora aquí estaban.

¿Cuáles eran las probabilidades de que se encontrasen nuevamente?

Ella misma se había convencido de que nunca volvería a ver a Santana nuevamente.

Había intentado dos veces más que Marley le diera su información, pero cada vez, Marley se había negado.

Brittany finalmente lo había aceptado.

Santana sería un recuerdo, nada más.

Pero aquí estaba ella, viviendo en Lima, Ohio.

Saliendo con Sugar Motta.

Sugar era abogada.

Era una mujer profesional. Una mujer profesional de gran éxito, a juzgar por la casa que había mandado a construir a la medida.

Alguien que Santana había profesado era exactamente su tipo.

Brittany ni siquiera podría comenzar a competir con Sugar Motta.

Tenía que dejarlo pasar.

Santana no le había dado ninguna indicación de que quisiera volver a verla. De hecho, parecía que Santana había pasado todo el tiempo evitándola en la fiesta.

Sí, lo dejaría pasar.

Después de todo, Santana no era su tipo.

No, Staci era su tipo.

Staci, la joven estudiante universitaria que quería tener sexo con ella.

Staci, la que había escapado al bar porque Brittany no quería tener relaciones sexuales con ella.

¿Qué es lo que te pasa?

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Capitulo 27

—¿Hola? Tierra a Santana.

Santana se apartó de la ventana, mirando fijamente a Mercedes.

—¿Dije que si quieres ir a comer?

Santana frunció el ceño.

—¿Nosotras?

—Sí.

—Has trabajado para mí durante más de ocho años, Mercedes. Nunca hemos almorzado juntas—dijo Santana.

—Lo sé. Normalmente tienes citas para almorzar. Y cuando Dani andaba por ahí, te la pasabas mucho con ella—Mercedes se sentó—Luces como que podrías necesitar una amiga.

Santana sonrió.

—Gracias. Eso es dulce de tu parte.

Desde que había sacado a Dani de su vida… después de la aventura de Dani con Elaine… Santana ya no tenía amigas cercanas con quien hablar.

Tenía amigas, por supuesto, pero ninguna con quien pudiera compartir lo que estaba pasando en su mente en este momento.

¿Sería prudente compartirlo con Mercedes, una mujer que trabajaba para ella?

Mercedes era una mujer felizmente casada, con dos hijos.

No tenían absolutamente nada en común aparte del trabajo… y la prima lesbiana de Mercedes, Jane. En el último año, sí, Mercedes se había convertido en una amiga.

—Me acosté con ella.

Los ojos de Mercedes se ensancharon ligeramente.

—Supongo que te refieres a Sugar.

—Si—Santana hundió la cabeza entre sus manos—Fue horrible.

—Lo siento.

—Oh, Dios. Soy una persona horrible—miró a Mercedes—¿Recuerdas a la mujer que conocí en el lago?

—¿Quieres decir la desconocida con la que tuviste relaciones sexuales?

Santana puso los ojos.

—Sí, esa—apoyó los codos en la mesa—Ella estaba en la fiesta.

Mercedes se echó hacia atrás, mostrando sorpresa en su rostro.

—¿Aquí? ¿En Lima, Ohio?

Santana asintió.

—Parece que vive aquí. Un mundo pequeño ¿huh?

—¡Oh, Dios mío! ¿Te reconoció con ropa?

—Por supuesto que me reconoció—espetó Santana—Oh. Me estabas tomando el pelo—dijo mientras el rostro de Mercedes mostraba una enorme sonrisa.

—Sí, te estaba tomando el pelo—se inclinó nuevamente hacia delante—¿Así que ella estaba en la misma fiesta? ¿Cuáles eran las probabilidades?

—Lo sé. La casa que Sugar construyó, la compañía de Brittany se encargó de la pintura o algo así—Santana negó con la cabeza—No lo podía creer. Quiero decir, pensé que nunca volvería a verla. Y la encuentro en una fiesta—dijo con una risa que se desvaneció rápidamente—Y luego me acosté con Sugar.

—Bueno, han pasado muchos años desde que tuve citas pero… ¿la tercera cita? Supongo que eso es normal ¿Cierto? Quiero decir, no es como si la hubieras conocido en una piscina y luego hubieras ido a su habitación o algo por el estilo.

—Realmente necesitas practicar esta cosa del oído amistoso—dijo Santana con un gesto de la mano—Los comentarios sarcásticos debes mantenerlos para ti misma.

Mercedes se echó a reír.

—Lo siento. Así que te acostaste con Sugar. Continúa—la animó Mercedes.

—No quería dormir con ella.

—¿Entonces por qué lo hiciste?

—Por Staci… la rubia de los pechos grandes.

—Está bien, ni siquiera pretendo entender las citas entre lesbianas, pero me perdí con eso—dijo Mercedes.

—Staci era la cita de Brittany. Una estudiante universitaria bastante joven, con enormes pechos—explicó Santana—Joven. Muy, muy joven. Como de 21. Y muy, muy bonita—suspiró—Y yo me sentí vieja y poco atractiva.

—¿Y Sugar te hizo sentir joven y bonita?

—Sí. Sólo que ella no era con quien quería estar. Y yo no estaba… no estaba excitada—dijo Santana en voz baja, avergonzada de estar discutiendo esto con Mercedes—Y… entonces… fingí.

La risa de Mercedes retumbó.

—¿Crees que eres la primera mujer que finge un orgasmo?

—Estás perdiendo el punto. Dormimos juntas. Ella pasó la noche conmigo ¿Tienes alguna idea de lo incómodo que fue la mañana siguiente?

—¿Ella pasó la noche contigo?

—Sí. Y ahora que hemos dormido juntas, la próxima vez que me invite a salir, pensará que es un hecho que tendremos sexo otra vez.

Santana presionó el puente de su nariz, no sorprendida por el dolor de cabeza que empezaba.

—No salgas con ella—sugirió Mercedes.

—Entonces pensará que la única razón por la que estuve saliendo con ella fue porque su nombre era Sugar Motta. Y una vez que tuvimos sexo, mi misión fue cumplida. Como si eso fuera todo lo que quería… lo que está muy lejos de la verdad.

Mercedes negó con la cabeza.

—No sigo tu razonamiento.

Pero los pensamientos de Santana estaban en otra parte.

Había estado aterrorizada por la llamada de Sugar. De hecho, se encogía cada vez que su teléfono sonaba. Sin embargo, habían pasado cuatro días y no había sabido nada de ella.

Dios mío.

Tal vez eso era todo lo que Sugar había querido. Tuvieron sexo, ahora ella podría pasar a su próxima conquista.

—Ella no me ha llamado.

Mercedes frunció el ceño.

—Sugar. No ha llamado.

Santana sonrió con alivio.

—Tal vez no lo hará. Tal vez lo único que quería era dormir conmigo. Lo hicimos. Así que ahora se irá, ya sabes, seguirá adelante.

—Bueno, si eso te hace sentir mejor, adelante con eso—Mercedes se puso de pie—¿Y? ¿Estamos bien?

Santana se echó a reír.

—Sí. Gracias por tu oído amistoso.

Pero su sonrisa se desvaneció tan pronto Mercedes salió de su oficina.

Se dio la vuelta en su silla, enfrentando la ventana nuevamente, preguntándose cómo iba a sacarse a sí misma de este bache en el que parecía estar atrapada.

Aquí estaba ella, saliendo con una mujer años mayor que ella. Y Brittany estaba saliendo con alguien más joven.

¿Por qué eso le molestaba tanto?

Debería estar contenta con Sugar.

Era alguien de su propio círculo. Encajaba muy bien con sus amigas.

Santana dejó escapar el aliento.

Sugar ni siquiera se acercaba a la posibilidad de mover su mundo. Inclinó la cabeza hacia atrás y cerró sus ojos.

Sí, de hecho, un bache.

Necesitaba un cambio.

Giró su silla nuevamente, su mirada se desplazó sobre las paredes grises, apagadas, con un color que correspondía a su estado de ánimo en los últimos tiempos.

Necesitaba un cambio.

Tal vez un poco de pintura fresca… un color brillante… podría ayudar.

Una lenta sonrisa apareció en su rostro.

Se preguntaba si Pierce Painting Pros pintaba oficinas.

Se preguntaba si tendría el coraje de llamarlos.





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—¿Brittany? Tengo una solicitud para una licitación.

Brittany levantó la mirada de su ordenador, preguntándose por qué Tina le mencionaría eso.

Tenían solicitudes todo el tiempo.

—¿Y?

—Preguntaron por ti ¿Quieres que envíe a Mike?

—Sí, está bien—dijo Brittany volviendo a su hoja de cálculo—¿Quién fue?—le preguntó mientras se estaba yendo.

Tina regresó por la puerta abierta, mirando un trozo de papel en su mano.

—López & Asociados, CPA. Están en Balcones.

Brittany se encogió de hombros.

No le sonaba.

—No conozco al sujeto. Alguien debió haberle dado mi nombre.

—Es un ella. Santana López— dijo Tina.

Brittany la miró con sorpresa.

—¿Santana?

—Sí ¿Ahora te suena?

Brittany sonrió.

Oh, sí, ahora las campanas estaban sonando.

Brittany extendió la mano.

—Yo me encargo.

Se quedó mirando la información sobre el papel, casi sin creer que Santana se hubiera acercado a ella.

Brittany casi se había convencido a sí misma que su acercamiento a ella en la fiesta había sido una aberración.

—Y hazme un favor—dijo Brittany—…Llámala. Prográmalo para mañana, a las once.

—Por supuesto.

Brittany salvó la hoja de cálculo en la que había estado trabajando y cerró su portátil.

Tenía compras que hacer.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D