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[Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
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micky morales
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itzel7
marthagr81@yahoo.es
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Capitulo 13
SANTANA
Brittany salió caminando del apartamento de Bethy sosteniendo dos tazas de café antes de que yo pudiera salir del coche. Abrí la puerta y salí del Range Rover. Llevaba el pelo suelto y colgando por su espalda. Me encantaba ese estilo. Sus pantalones cortos apenas cubrían sus piernas y sería difícil concentrarme cuando estuviera sentada en mi coche. Se subirían hasta sus muslos. Alejé mis ojos de sus piernas y me encontré con su mirada fija. Estaba forzando una sonrisa.
—Te he traído un poco de café ya que saliste de la cama tan temprano por mí. Sé que despertar temprano no es lo tuyo.
—Su voz era suave e insegura mientras hablaba. Iba a ser mi misión cambiar eso en este viaje por carretera. Quería que se sintiera cómoda conmigo de nuevo.
—Gracias —le contesté con una sonrisa que esperaba aliviara sus nervios mientras abría la puerta del lado del pasajero para ella. Había sido incapaz de dormir desde las tres de la mañana. Me sentía ansiosa. Estaba bastante segura de que había pasado por dos ollas de café desde entonces. No le confesaría eso, sin embargo. Ella me trajo café. Una verdadera sonrisa tiró de mis labios mientras cerraba la puerta y me dirigía de nuevo a mi lado. Sostenía su taza cerca de su boca mientras tomaba pequeños sorbos cuando la miré.
—Si quieres música, prometo que es toda tuya —le recordé. Ella no se movió, pero una sonrisa levantó las comisuras de sus labios.
—Gracias. Confía en mí, lo recuerdo. Estoy bien en este momento. Puedes escuchar algo si quieres. Tengo que despertar primero. No me importa la radio. Sólo quería hablar con ella. Lo que hemos hablado no ha sido importante. Hablar con ella era todo lo que importaba.
—Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Sabe Cain que vamos a buscar tus cosas? — pregunté.
Se removió en su asiento y me obligué a mantener los ojos en la carretera y no en sus piernas.
—No. Quería explicarle a él y a su abuela, Granny Q, acerca de esto. También tengo que convencerlo de vender mi camioneta por mí y envíame el dinero. No regresará aquí de nuevo. Está en mal estado. Su camioneta era vieja. La idea de que no estuviera dando vueltas en ella era un alivio. Sin embargo, no me agradaba la idea de ella sin un vehículo. Cómo demonios se suponía que debía arreglar eso, no lo sabía. Nunca me aceptaría un coche. Tal vez su camión podía arreglarse y hacerse seguro.
—Puedo tomarlo y llevarlo a revisar mientras tú empacas. Puede que solo necesite que le hagan un par de cosas. Ella suspiró.
—Gracias, pero no te molestes. Cain ya lo llevó a revisar. Lo arregló para que yo pudiera llegar a la ciudad, pero dijo que era un arreglo temporal. Necesita más trabajo de lo que yo puedo pagar. Aferré el volante con fuerza. La idea de que Cain hubiese estado cuidando de ella me volvía loca. Odiaba que él hubiese sido quien se encargara de su camión. Que fuese su familia quienes la ayudaron cuando más lo necesitaba. La mía le había jodido la vida. No estaba allí para ayudarla cuando llamara necesitando ayuda.
—¿Así que Cain y tú...?
—¿Qué demonios estaba preguntando? ¿Eran qué? Mierda. No quería escuchar esto.
—Somos amigos, Santana. Lo hemos sido toda nuestra vida. Mis sentimientos hacia él no han cambiado. Bajé mis manos del volante y pasé una de mis palmas sudorosas por mis vaqueros. Maldita sea, ella me volvía loca. Si iba a hacerla sentir cómoda conmigo de nuevo necesitaba calmarme. Empezaría conmigo no golpeando a Cain cuando lo viera. Antes de que pudiera decir nada más, Brittany se inclinó hacia delante y encendió la radio. Encontró una estación de radio country y luego se echó hacia atrás en su asiento y cerró los ojos. Había presionado demasiado. Fue su manera educada de pedirme que me callara. Podía darme por aludida. Treinta minutos de silencio pasaron antes de que mi teléfono sonara. El nombre de Nan apareció en la pantalla. El maldito iPhone estaba programado para el coche. Normalmente, esto era útil y hacia que tuviera las manos libres. Pero tener a Brittany viendo el nombre de Nan no era bueno. No quería un recordatorio.
Mi plan era hacer que este día estuviera libre de recuerdos. Hice clic en ignorar y la radio empezó a sonar de nuevo. No miré a Brittany, pero sentí sus ojos sobre mí. Fue muy difícil no encontrarme con su mirada.
—Podrías haber hablado con ella. Es tu hermana —dijo Brittany tan suavemente que casi se perdió con la música.
—Lo es. Pero representa cosas en las que no quiero pensar hoy. Brittany no dejó de mirarme. Tomó toda mi fuerza para seguir casual. Detener el coche y girarme para enfrentarla y decirle lo importante que era y lo mucho que la amaba no era lo que necesitaba en estos momentos.
—Estoy mejor, Santana. He tenido tiempo para asimilarlo todo. Veré a Nan en el club. Estoy preparada para eso. Me estás ayudando hoy. Podrías estar haciendo otra cosa en vez de decidir tomarte el día para ayudarme. No quiero impedirte recibir las llamadas telefónicas de personas que te importan. No me voy a romper.
Mierda. Esto era todo en cuanto a dejarlo casual y fácil. Me acerqué a la orilla de la carretera y detuve el Rover en el arcén. Mantuve mis manos para mí misma, pero le di toda mi atención a Brittany.
—Decidí tomarme el día de hoy porque no hay nada que prefiera hacer que estar cerca de ti. Estoy conduciendo porque soy una mujer desesperada que hará lo que sea que tenga que hace para pasar tiempo contigo
—Perdí el control y extendí la mano para pasar mi pulgar sobre su mejilla y luego por su sedoso pelo, que me había fascinado desde que había puesto los ojos en ella.
—. Haré cualquier cosa. Cualquier cosa, Brittany, sólo para estar cerca de ti. No puedo pensar en nada más. No puedo concentrarme en nada. Así que no creas que me estás incomodando. Si me necesitas, estoy ahí.
—Me detuve. Sonaba patética incluso para mis propios oídos. Dejando caer mi mano de su rostro puse el Rover en marcha y volví a la carretera. Brittany no dijo nada. No la culpo. Soné como una loca. Probablemente ahora estaba asustada de mí. Infiernos, yo lo estaría.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
CAPITULO 14
BRITTANY
Mi corazón latía tan fuerte que estaba segura de que ella podía escucharlo. Esto había sido una mala idea. Estar cerca de ella era tan confuso. Era fácil olvidar quien era ella. Que me tocara, incluso si era solo mi cara, me hacía sentir ganas de llorar. Quería más que eso. La extrañaba. Todo sobre ella y estaría mintiendo si dijera que la idea de estar tan cerca de ella todo el día no me mantuvo despierta la mayor parte de la noche.
Santana encendió la radio cuando yo no dije nada. Debería decir algo después de eso, pero ¿qué? ¿Cómo respondo a eso que está causándonos más dolor? Decirle que la extraño y la quiero no haría las cosas más fáciles. Solo sería más duro. Esta vez, cuando el teléfono sonó, la pantalla del ordenador en su coche destelló el nombre “Quinn.” Santana presionó algún botón y luego recogió su celular.
—Hola —dijo en el teléfono. Por casualidad, miré hacia ella ya que su atención no estaba en mí. Las duras líneas de expresión en su cara me entristecieron. No las quería ahí.
—Sí. Estamos en camino —respondió al teléfono.
—. No creo que esa sea una buena idea. Te llamaré cuando vuelva —Apretó su mandíbula y sabía que lo que sea que Quinn le decía estaba molestándola.
—. Dije que no —gruñó y terminó la llamada antes de lanzarlo en su portavasos.
—¿Estas bien? —pregunté antes de poder pensar en ello. Ladeó su cabeza para mirarme. Fue como si estuviera sorprendida de que yo estuviera hablándole
—Uh, sí. Estoy bien —respondió en un tono más calmada, luego regreso los ojos a la carretera. Esperé unos minutos, luego decidí decir algo sobre lo que me había dicho. Si no empezaba a hablar de esto con ella, siempre tendríamos este tonto silencio entre nosotras. Incluso si la dejara en cuatro meses y nunca la viera de nuevo…
No, tendría que verla de nuevo. Tendría que hacerlo, ¿no te parece? ¿Podría nunca contarle sobre este bebé? Empujé eso al fondo de mi mente. No había ido al doctor aun. Cruzaría ese puente cuando llegara a él. Incluso si había vomitado otra vez esta mañana cuando abrí el compactador de basura y me llegó un olorcillo del pescado frito que Jace arrojó la noche anterior. No era normalmente tan sensible. El té de jengibre caliente que había estado bebiendo cuando Santana me recogió ayudó a aliviar mi estómago. Podría fingir que la prueba de embarazo estaba mal o afrontar la verdad.
—Sobre lo que dijiste, yo, uh, realmente no sabía cómo responder a eso. Quiero decir, sé lo que siento y deseo que las cosas fueran diferentes, pero no lo son. Yo quiero que nosotras… quiero que nosotras encontremos una forma de ser amigas… quiza. No lo sé. Eso suena tonto. Después de todo
—Me detuve porque mi intento de hablar con ella sonaba confuso. ¿Cómo podríamos ser amigas? Así fue como todo comenzó y aquí estoy yo, enamorada y embarazada de Santana con la que no podía construir un futuro.
—Seré lo que sea que tú me permitas ser, Brittany. Solo no me dejes fuera de nuevo. Por favor. Asentí. Está bien. Le daría tiempo a esta cosa de amigas. Luego… luego le diría sobre él bebé. Ella huiría como si le persiguiera el diablo o querría ser parte de la vida de nuestro bebé. De cualquier forma, yo necesitaba tiempo para prepararme. Porque no dejaría a mi hijo tener algo que ver con esta familia, nunca. Eso estaba fuera de cuestión. Odiaba a los mentirosos… pero estaba a punto de volverme una por un tiempo. Esta vez, era yo la que tenía un secreto que ocultar.
—De acuerdo —respondí pero no dije más. Mis ojos estaban volviéndose pesados y la falta de sueño de la noche anterior y el hecho de que no puedo beber cafeína para despertarme estaban apoderándose a mí. Cerré mis ojos.
—Tranquila, dulce Brittany. Tienes sueño y un calambre en el cuello si te duermes así. Recuestaré sobre mí
—Un profundo susurro le hizo cosquillas a mi oído y me estremecí. Giré hacia ella pero estaba tan adormecida que no pude despertar completamente. Algo suave rozó mis labios y luego caí de nuevo en mis sueños.
—Necesitas despertar, dormilona. Estoy aquí, pero no tengo idea de dónde ir
—La voz de Santana acompañada de su mano apretando suavemente mi brazo me despertó. Me froté los ojos y los abrí. Estaba acostada. Miré a Santana y ella sonrió.
—. No podía dejarte lastimar tu cuello. Además, estabas durmiendo tan profundo que quise que estuvieras cómoda
—Se desabrochó y se inclinó para jugar con un botón en el lado de mi asiento. Poco a poco se echó para atrás y pude ver el semáforo en Sumit, Alabama delante de mí.
—Lo siento. Dormí todo el camino. Tuvo que ser un viaje aburrido.
—Tengo el control de la radio, así que no fue un fracaso —respondió Santana con una sonrisa y luego miró de regreso al semáforo.
—. ¿A dónde voy desde aquí?
—Derecho hasta que veas el gran cartel de madera que está pintado de rojo que dice: Productos frescos y leña para la venta y luego gira a la izquierda. Será la tercera casa a la derecha, pero es sobre un kilómetro y medio por ese camino. La carretera se volverá grava después de aproximadamente un cuarto de milla
— Santana siguió mis indicaciones y no dijimos mucho. Estaba aún despertando y mi estómago se sentía mareado. No había comido aun y sabía que ese era el problema. Tenía las galletas en mi bolso que Bethy me había dado, pero comerlas frente de Santana era una mala idea. Las galletas eran un regalo importante. En el momento en el que nos detuvimos en la entrada de la abuela, yo ya comenzaba a sudar frío. Estaría enferma si no comía algo. Abrí la puerta para salir antes de que Santana pudiera ver mi rostro. Estaba probablemente verde o pálida por lo menos.
—¿Quieres que vaya contigo o es mejor si me quedo aquí? —preguntó.
—Oh, um… quiza deberías quedarte aquí —respondí.
El camión de Cain estaba aquí, así que eso significaba que probablemente habría tensión. No quería que Santana y Cain se metieran en más peleas. Tampoco confiaba en Cain para mantener su boca cerrada sobre la prueba de embarazo. Cerré la puerta del coche y me dirigí a la casa. Cain abrió la mosquitera y salió antes de que incluso llegara al último escalón. Su rostro era una mezcla de preocupación e ira.
—¿Por qué está ella aquí? Te trajo a casa, ahora puede irse —gruñó Cain, mirando más allá de mí hacia Santana. Sí, fue una buena idea de Santana mantenerse en el coche. Mi estómago se enrollo y luché contra las náuseas.
—Porque ella me dará un aventón de regreso. Cálmate, Cain. No tienes que pelear con ella. Tú eres mi amigo. Ella es mi amiga. Vamos adentro. Necesito recoger mis cosas. Cain dio un paso atrás y me dejó pasar, luego me siguió dentro dejando que el mosquitero se cerrara detrás de él.
—¿Qué quieres decir con que vas a regresar con ella? ¿La prueba resulto positiva? ¿Corriste de regreso a ella incluso aunque te rompió el corazón tan fuerte que llegaste aquí hace tres semanas hecha un lio? Yo cuidaré de ti, Brittany. Sabes eso. Levanté mis manos para detenerlo.
—Esto no se trata de mi embarazo, Cain. Ella es una amiga que me dio un aventón. Si, fuimos mas antes… cosas pasaron, pero ahora no lo somos. No corrí hacia ella. Conseguí mi trabajo de vuelta en Rosemary y viviré con Bethy por un tiempo. Luego iré a algún lugar más y empezare de nuevo. Yo no me puedo quedar aquí.
—¿Por qué no puedes quedarte aquí? Demonios, Brittany. Me casaré contigo hoy. Sin hacer preguntas. Te amo. Más que a mi vida. Tienes que saberlo. Metí la pata cuando éramos más jóvenes y esa cosa con Callie, ella no significa nada. Es solo una chica con la que paso el rato. Tú eres todo lo que yo quiero. He estado diciéndote eso por años. Por favor, escúchame —suplicó.
—Cain, detén esto. Eres mi amigo. Lo que nosotros teníamos murió hace mucho tiempo. Te pillé en el momento en el que le hacías cosas que no deberías a otra chica. Esa noche todo cambio. Te quiero, pero no estoy enamorada de ti y nunca lo estaré de nuevo. Necesito hacer las maletas y seguir con mi vida. Cain golpeó su mano contra la pared.
—¡No digas eso! No ha terminado. No puedes simplemente irte sola. No es seguro —Hizo una pausa.
—. ¿Estas embarazada? —preguntó. No respondí. En su lugar, regresé a la habitación en la que había estado viviendo mientras estaba aquí y comencé a empacar mi maleta
—Lo estás—dijo, siguiéndome a la habitación. No respondí. Estaba concentrada en mis cosas.
—¿Ella lo sabe? ¿La hija de la estrella de rock se hará responsable? Está mintiendo, B. El bebé nacerá y huirá. No será capaz de manejarlo. Un bebé no encaja en su vida. Sabes eso. Infiernos, todo el mundo lo sabe. Ella bien podría ser una estrella de rock. Vi su casa en la playa. No parece ser alguien que estará ahí cuando las cosas se pongan difíciles. No les gustan los niños. Puede que yo lo haya jodido, pero no voy a huir. Siempre estaré aquí. Me di la vuelta.
—Ella no lo sabe, vale. Ni siquiera estoy segura de si se lo diré. No quiero a alguien que me cuide. Yo puedo hacer esto. No estoy indefensa. Empezó a abrir la boca para discutir cuando la abuela entró a la habitación. No me había dado cuenta de que ella estaba aquí.
—Deja de rogarle, Cain. Has hecho tu cama, hijo, ve a acostarte en ella. Ella siguió su camino. Su corazón ha seguido adelante. Terminó mostrándonos a todos que puede ir a la escuela y cuidar a su mamá enferma y de sí misma—Miró a Cain y luego a mí y una sonrisa triste tocó sus labios.
—. Me rompe el corazón que tengas otro obstáculo cuando eres tan joven, sin embargo esta habitación es tuya si lo necesitas. Pero si decides irte, entonces te deseo lo mejor. Solo quiero que estés segura
—Caminó más y me atrajo en un abrazo.
—. Te quiero como si fueras mi propia hora. Siempre lo he hecho—susurró en mi cabello. Lágrimas picaron mis ojos.
—Yo también te amo. Se apartó e inhaló.
—Mantente en contacto —dijo y comenzó a salir, luego miró de vuelta a mí.
—. Una persona merece saber que tiene un bebé. Incluso si no será parte de su vida, ella necesita saberlo. Mantén eso en mente. Salió de la habitación dejándonos a Cain y a mí solos de nuevo. Puse lo último de mis cosas en mi maleta y cerré la cremallera. Agarrando la manija. La recogí. Mis nauseas se habían vuelto peores. Cubrí mi boca con una mano.
—Mierda, B. no puedes hacer eso. Dámelo. No se supone que carges cosas pesadas. Ves, no puedes hacer esto. ¿Quién va a asegurarse de cuidarte? El mejor amigo que he tenido en toda mi vida estaba de vuelta y el chico loco que pensó que estaba enamorado y listo para sacrificar su vida se había ido.
—Tengo a Bethy. Ella sabe y yo soy cuidadosa. No estaba pensando. Todo esto es nuevo para mí. Y creo que me voy a enfermar.
—¿Qué puedo hacer? —preguntó con una mirada de pánico en su cara.
—Galletas ayudarían. Dejó la maleta en el piso y salió corriendo de la habitación para conseguirme galletas. Regresó en menos de un minuto con una caja de galletas saladas y un vaso.
—La abuela te escuchó. Ya tenía la caja fuera y un vaso de refresco servido. Dijo que calmaría tu estómago.
—Gracias —respondí y me senté en la cama para comer la galleta y beber el refresco. Ninguno de los dos hablo. Mis nauseas empezaron a ceder y aprendí de la experiencia de no comer demasiado. Si comía de más lo vomitaría pronto. Poniéndome de pie, le entregué la caja y el vaso a Cain.
—Solo déjalo allí. Lo buscare después
—Recogió mi malet—. Dame esa caja también. No puedes cargarla —dijo recogiendo la caja de cosas que ni siquiera había desempacado. Levanté la última pequeña bolsa en mi brazo y me dirigí a la puerta sin otra palabra. Lo seguí rezando para que no hiciera algo estúpido cuando viera a Santana.
Llegamos al mosquitero que da al pórtico y se detuvo. Poniendo la maleta en el piso, se dio la vuelta para mirarme.
—No tienes que ir con ella. Te dije que puedo arreglar esto. Tú me tienes, B. Siempre me has tenido. Cain lo decía en serio. Lo podía ver en su cara. Pero yo no. Si necesitaba un amigo, Cain estaría ahí, pero él no era salvador de nadie. Yo no necesitaba uno, de todas formas. Me tenía a mí misma. Levanté mi bolsa más arriba de mi hombro y pensé cuidadosamente como explicarle esto una vez más. Había tratado todo. No entendería la verdad. Sacara relucir como me falló cuando mi mamá estaba enferma y yo estaba tan sola solo le lastimaría.
—Necesito hacer esto. Caín dejó escapar un gruñido de frustración y se pasó una mano por su cabello.
—No confías en mí para cuidarte. Eso me duele
—Dejó escapar una risa derrotada—. Pero entonces, ¿Por qué deberías? Te fallé antes. Con tu mamá… yo era un chiquillo, B. ¿Cuántas veces tengo que decirte que las cosas son diferentes ahora? Sé lo que quiero. Yo… Dios, B, yo te quiero. Siempre has sido tú. Un nudo se formó en mi garganta. No porque lo amaba, si no porque me preocupaba por él. Cain fue una gran parte de mi vida. Estuvo conmigo desde que podía recordar. Cerré la distancia entre nosotros y alcancé su mano.
—Por favor, entiende. Esto es algo que tengo que hacer. Tengo que afrontar esto. Déjame ir. Cain dejó escapar un suspiro cansado.
—Siempre estoy dejándote ir, B. me has pedido eso antes. Sigo intentándolo, pero eso poco a poco está destruyéndome. Un día me agradecerá por dejarte.
—Lo siento, Cain. Pero necesito irme. Está esperándome. Cain recogió la maleta y abrió el mosquitero con su hombro. Santana se apresuró a salir del Rover tan pronto como nos vio.
—No le digas nada, Cain — susurré. Cain asintió y lo seguí por las escaleras. Santana nos encontró en la parte inferior y me miró.
—¿Son todas tus cosas? —preguntó.
—Si —respondí. Cain no hizo movimiento de darle la maleta y la caja. Un musculo en la mandíbula de Santana saltó y supe que intentaba ser buena.
—Dale la maleta, Caín —dije, dándole un codazo en la espalda.
Cain suspiró y le entregó la caja y la maleta a Santana, quien los tomó y se dirigió hacia el auto.
—Necesitas decirle—murmuró Cain cuando ella se dio vuelta para mirarme.
—Lo haré, con el tiempo. Tengo que pensar en ello. Caín miró más allá de mí hacia mi camión.
—¿Dejas tu camión?
—Tenía la esperanza de que puedas sacarlo del taller y ponerle un cartel de venta. Tal vez consiga mil por él. Luego puedes quedarte con la mitad y enviarme la otra mitad. Caín frunció el ceño.
—Venderé la camioneta, B, pero no tomaré nada de dinero. Enviaré todo.
No discutí con él. Necesitaba ser capaz de hacer esto y continuar.
—Está bien, está bien. Pero, ¿podrías darle a la abuela algo de ello, por lo menos? Por dejarme quedar aquí y todo eso. Las cejas de Caín se dispararon.
—¿Quieres que mi abuela monte su culo a Rosemary para broncear su piel? Sonriendo, cerré la distancia entre nosotros y aferrándome a sus hombros me puse de puntillas y le di un beso en la mejilla.
—Gracias por todo —le susurré.
—Puedes volver si me necesitas. Siempre —Su voz se quebró y supe que tenía que irme. Di un paso atrás y asentí con la cabeza antes de caminar hacia el Rover. Santana tenía la puerta abierta del lado del pasajero cuando llegué allí y la cerró detrás de mí. Vi como miró a Caín antes de ir a su lado. Realmente lo estaba haciendo. Dejando de lado lo seguro y dando el primer paso para encontrar mi lugar en el mundo.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
CAPITULO 15
SANTANA
Parecia que ella estaba a punto de llorar y me daba miedo preguntarle si estaba bien. Mi miedo a que cambiara de idea y se quedara en Sumit me mantuvo callada hasta que estuvimos seguras fuera de los límites de la ciudad. Ver sus manos fuertemente enlazadas en su regazo me molestó. Deseaba que dijera algo.
—¿Estás bien? —le pregunté, incapaz de detenerme. Mi necesidad de protegerla me superó.
Asintió. —Sí. Es sólo un poco aterrador, supongo. Esta vez, sé que no voy a volver. También sé que no tengo a un padre esperando para ayudarme. Marcharse fue más difícil esta vez.
—Me tienes a mí —respondí. Inclinó su cabeza a un lado y me miró.
—Gracias, necesitaba escuchar eso ahora mismo.
-Diablos, lo grabaría para que ella pudiera escucharlo una y otra vez si eso ayudaba.
—Nunca pienses que estás sola. Me dio una débil sonrisa y volvió su atención de nuevo a la carretera.
— Sabes que yo podría conducir si quieres dormir esta vez. La idea de ser libre para mirarla todo lo que quisiera era tentadora. Pero esperaría que yo durmiera y no desperdiciaría nada del tiempo que tuviera a su lado durmiendo.
—Estoy bien. Aunque gracias. Pasé por un establecimiento para autos y conseguí algo para comer mientras yo conducía de vuelta. Ella había estado durmiendo y no quise molestarla, pero debía tener hambre.
—Tengo hambre. ¿Qué te apetece? —pregunté, volviendo a la interestatal que nos llevaría de vuelta a Florida.
—Um… yo… no sé. Sopa quizás. ¿Sopa? Esa era una petición extraña. Pero diablos, si quería sopa le conseguiría sopa.
—Sopa será. Mantendré mis ojos abiertos para encontrar un restaurante que crea que tiene sopa.
—Si estás hambrienta, por favor, sólo para en donde quieras. Puedo encontrar algo para comer en cualquier lugar.
—Sonó nerviosa de nuevo.
—Brittany, te voy a conseguir sopa —repetí, observándola. Me aseguré de sonreír para que supiera que quería conseguirle su sopa.
—Gracias —dijo y se estudió las manos que estaban en su regazo otra vez. No hablamos por un rato, pero se sentía bien el solo tenerla en el coche conmigo. No quería que sintiera que tenía que hablar. Señalé el primer establecimiento con menú.
—Parece que allí hay buenas opciones. Escoge un lugar —le dije.
Se encogió de hombros.
—No importa. Si quieres seguir en carretera puedo comer algo en el coche. Quería alargar este día tanto como pudiera.
—Vamos a conseguirte sopa. Una risita me sobresaltó y la miré para verla realmente sonriendo. Hacerla hacer eso más seguido era mi nueva meta. *** Brittany estaba dormida de nuevo cuando entramos en el garaje del apartamento de Bethy tarde esa noche. Cuidadosamente, mantuve nuestra conversación sencilla. Después de un rato, se instaló un cómodo silencio y luego se quedó dormida. Aparqué el Rover y me recosté, mirándola. Le había lanzado miradas para verla durmiendo un millón de veces de camino a casa. Sólo por unos minutos quería la libertad de observarla dormir. Los círculos oscuros bajo sus ojos me preocupaban. ¿No dormía lo suficiente? Bethy podría saberlo. Podía hablar de eso con ella. Preguntarle a Brittany algo como eso ahora mismo probablemente no sería muy inteligente. Un suave golpe en la ventana llevó mi atención de Brittany a Jace, quien estaba de pie fuera del coche con una mirada divertida en la cara. Abrí la puerta y salí antes que la despertara. Yo quería despertarla y no quería audiencia cuando lo hiciera.
—¿Planeas despertarla o estás considerando el secuestro? —preguntó Jace. —Cállate, idiota. Rió entre dientes.
—Bethy está esperando a que lleguen y poder escuchar todo sobre el viaje. Te ayudaré con sus cosas si la despiertas y la llevas dentro.
—Está cansada. Bethy puede esperar hasta mañana. —No quería que despertara para estar con la entrometida de Bethy. Obviamente, ella necesitaba más horas de sueño y más comida. Apenas tocó su sopa antes. Intenté alimentarla de nuevo pero dijo que no tenía hambre. Eso tenía que cambiar. Era como esos jodidos sándwiches de mantequilla de maní otra vez. —Entonces, dile eso a Bethy —respondió Jace mientras yo ponía la caja en sus manos y sacaba la maleta de la parte trasera.
—Yo llevo la maleta, tú lleva la caja dentro y la despertaré.
—¿Momento privado? —Jace sonrió y empujé la caja en sus manos un poco demasiado fuerte. Lo hice tropezar y cacarear de la risa. Lo ignoré y caminé hacia el asiento del pasajero. Despertarla y permitirle que se fuera no era exactamente lo que quería hacer. Me inquietaba. ¿Qué pasaba si esto era todo? ¿Qué si Brittany nunca me dejaba acercarme a ella así de nuevo? No. No podía dejar que eso pasara. Lo haría despacio, pero me aseguraría de que este no fuera nuestro final. Aunque con haberla tenido todo el día iba a ser realmente difícil volver a la normalidad. Le quité el cinturón. Apenas se movió. Un mechón de pelo había caído en su cara, así que cedí a la tentación de tocarlo. Lo coloqué detrás de su oreja. Ella era tan jodidamente hermosa. Yo nunca podría superar lo nuestro. No era posible. Tenía que encontrar la manera de que volviera conmigo. Ayudarla a sanar. Abrió los ojos y nuestras miradas se quedaron fijas.
—Estamos aquí —susurré, sin querer sobresaltarla. Se sentó y me sonrió tímidamente.
—Lo siento, me quedé dormida de nuevo.
—Necesitabas un descanso. No me importó.
—Quería quedarme allí y mantenerla en mi coche, pero no podía hacer eso. Me aparté para que pudiera salir. Tenía justo en la punta de la lengua el preguntarle si podría verla mañana. Pero no lo hice. No estaba lista para eso. Tenía que darle espacio.
—. Te veré por ahí —dije, y su sonrisa vaciló.
—Bien, uh, sí, nos vemos. Y gracias de nuevo por ayudarme hoy. Te pagaré la gasolina.
Como el infierno.
—No, no lo harás. No quiero tu dinero. Me hizo feliz ayudarte.
Empezó a decir algo pero cerró bruscamente la boca. Con un gesto tenso se dio la vuelta y fue hacia el apartamento.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
CAPITULO 16
BRITTANY
El primer dia de vuelta al trabajo Woods me asignó el comedor. En los turnos de desayunos y almuerzos. No era bueno. Me encontraba afuera de la cocina, preparándome mentalmente para no pensar en el olor. Me había despertado un poco mareada y me obligué a comer un par de galletas saladas y algo de té de jengibre, pero eso era todo lo que podía manejar. En el momento en que entrara a la cocina, el olor me golpearía. El tocino… oh ,Dios, el tocino…
—¿Sabes, dulzura? Tienes que entrar para poder trabajar —dijo Jimmy detrás de mí. Me giré, sobresaltada por mi batalla interna, para verlo sonriéndome con una mueca divertida.
—. Los cocineros no son tan malos. Te acostumbrarás al griterío en un dos por tres. Además, la última vez los tenías enamorados a todos, babeando detrás de tus pies. Forcé una sonrisa.
—Tienes razón. Puedo hacer esto. Es solo que, no estoy preparada para que la gente me haga preguntas, supongo.
—No era exactamente la verdad, pero tampoco era mentira. Jimmy abrió la puerta y el olor me pegó de golpe. Huevos, tocino, salchichas, grasa. Oh, no. Mi cuerpo comenzó a sudar frío y mi estómago se revolvió.
—Yo, uh, necesito usar el baño primero —expliqué y me dirigí hacia el baño de empleados tan rápido como pude sin salir corriendo. Eso solo se vería aún más sospechoso. Cerré la puerta detrás de mí y puse el cerrojo para luego caer de rodillas sobre el frío azulejo. Agarré el inodoro mientras devolvía todo lo que había comido anoche y esta mañana. Varias arcadas después, me levanté sintiéndome débil. Mojé una toalla de papel para limpiarme. Mi camisa blanca se encontraba toda pegada a mi cuerpo luego del ataque de sudor que se había apoderado de mí. Necesitaba cambiarme. Me enjuague la boca con el enjuague bucal que estaba sobre el mesón y enderecé mi blusa lo mejor que pude. Quizá nadie lo notase. Podía hacer esto. Simplemente sostendría el aliento mientras estuviese en la cocina. Eso funcionará. Tomaré aire profundamente cada vez que tuviera que entrar. Tenía que resolver esto. Cuando abrí la puerta, mi mirada se encontró con la de Woods. Se encontraba apoyado contra la pared frente al baño, con los brazos cruzados sobre su pecho, observándome. Iba tarde.
—Lo lamento. Sé que voy tarde. Sólo necesitaba un momento antes de comenzar. Prometo que no volverá a suceder. Me quedaré hasta tarde para compensarlo.
—A mi oficina. Ahora —interrumpió y se giró para dirigirse por el pasillo. Mi corazón se aceleró, y lo seguí rápidamente. No quería que Woods estuviera enojado conmigo. Este trabajo había sido mi solución para los próximos meses. En verdad no quería irme ahora que me había convencido a mi misma de quedarme aquí y descifrar lo que iba a hacer. Aún no. Woods me abrió la puerta y entré.
—En verdad lo siento mucho. Por favor, no me despidas todavía. Yo sólo…
—No voy a despedirte. —Woods me interrumpió. Oh…
—¿Has ido a ver a un doctor? Asumo que es de Santana. ¿Lo sabe? Porque si es así y estás aquí trabajando para mí en esta condición, personalmente iré a romperle el jodido cuello. Lo sabía. Oh no, oh no, oh no. Sacudí la cabeza frenéticamente. Tenía que detener esto. Woods no podía saberlo. Nadie más que Bethy debía saberlo.
—No sé de qué estás hablando. Woods alzó una ceja.
—¿En serio?
—La incredulidad en su voz era desconcertante. No iba a creerse la mentira. Pero yo tenía un bebé que proteger.
—No lo sabe.
—La verdad salió de mi boca antes de poder detenerla—. Y aún no quiero que lo sepa. Necesito encontrar alguna manera de hacer esto por mi cuenta. Ambos sabemos que Santana no quiere esto. Su familia la odiaría. No puedo permitir que mi bebé sea odiado por nadie. Por favor, compréndeme
—supliqué. Woods murmuró una maldición y pasó sus manos a través de su cabello.
— Merece saberlo, Brittany. Sí, así era. Pero cuando este bebé fue concebido, no sabía cuán manchados estaban nuestros mundos. Lo imposible que sería para nosotras tener una relación.
—Ellos me odian. Odian a mi mamá. No puedo. Sólo, por favor, dame tiempo para demostrar que puedo hacerlo sin ninguna ayuda. Eventualmente se lo contaré, pero necesito estar estable y preparada para irme luego de hacerlo. Esta vez, lo que yo o ella queramos no es prioridad. Voy a hacer lo que es mejor para este bebé.
El ceño de Woods se pronunció. Nos quedamos en silencio por algunos minutos.
—No me parece, pero tampoco me corresponde decírselo. Ve a cambiarte y anda a ver a Darla. Hoy puedes hacer las rondas en el auto. Hazme saber cuando el olor de la cocina no sea tanto problema. Quería lanzar mis brazos a su alrededor y abrazarlo. No me iba a obligar a contárselo a nadie y me daba la oportunidad de salir del turno en la cocina. Solía amar el tocino, pero ahora… Simplemente no podía lidiar con él.
—Gracias. En la cena no es tan malo. Sólo es en las mañanas y a veces a los mediodías.
—Copiado. Sólo te pondré en el comedor para los turnos de las tardes. Esta semana sólo trabajaras en las rondas. Pero no pases demasiado calor. Mantén algo de hielo y eso para refrescarte. ¿Puedo decirle a Darla?
—No —respondí incluso antes de que pudiera terminar la pregunta.
—. No puede saberlo. Nadie puede enterarse. Por favor. Woods suspiró y luego asintió.
—De acuerdo. Mantendré tu secreto. Pero si necesitas cualquier cosa, es mejor que me lo digas… si no quieres que Santana se entere.
—Está bien. Gracias. Woods me dio una sonrisa tensa.
—Te veré más tarde, entonces. Y me permitió irme. *** El horario para el resto de la semana me tuvo trabajando en el carro de las bebidas. Dentro de más o menos una semana habría un torneo, y tendría que trabajar todo el día. No podía estar más feliz al respecto. El dinero sería genial. Y aunque el calor era intenso al estar en el campo de golf todo el día, era mucho mejor que estar en el aire acondicionado con olor a tocino o cualquier otra carne grasienta para luego salir corriendo a vomitar. Progresivamente, el club había adoptado más demanda desde que me fui. Según Darla, los miembros que sólo venían durante las vacaciones de verano, ahora todos eran residentes. Bethy y yo teníamos que conducir dos autos para poder mantener a todos hidratados. Woods casi nunca estaba en el campo, así que no tenía que inquietarme por su mirada preocupada. Estaba ocupado trabajando. Jace le había dicho a Bethy que Woods intentaba demostrarle a su papá que estaba listo para un ascenso. Luego de abastecer el carro por tercera vez hoy, me dirigí de nuevo al primer hoyo para mi siguiente ronda. Reconocí de inmediato la parte trasera de la cabeza de Quinn. Se encontraba jugando con… Nan. Sabía que este día llegaría, pero no me encontraba preparada para ello. Bien podría saltarme este hoyo, y hacer que Bethy los atendiera en su próxima ronda, pero eso sólo retrasaría lo inevitable. Estacioné el carro y Quinn se giró en mi dirección. Lucía como si estuviese en medio de una muy seria conversación con Nan. El ceño frustrado sobre su frente no era para nada reconfortante. Sonrió, pero pude notar que era forzada.
—Estamos bien, Brittany. Puedes ir directo al siguiente hoyo —dijo Quinn.
La cabeza de Nan saltó de pronto al oír mi nombre, y la mueca de odio en su rostro me hizo poner el auto en reversa. Tal vez mis primeros instintos habían estado en lo correcto. No debí haberme detenido.
—Espera. Quiero algo.
—Al escuchar la voz de Santana, mi corazón dio un pequeño saltito que sólo ella era capaz de provocar. Giré mi rostro hacia el sonido de su voz para verla trotar hacia mí con un par de pantaloncillos azul claro y un polo blanco. Nunca dejaba de sorprenderme que siempre luciera tan ridículamente bien en un conjunto tan estirado. Los chicos en Alabama jamás se vestirían de esta manera, sin importar la ocasión. Jugaban golf en sus vaqueros, gorras de béisbol y cualquier camisa con suerte o de franela que hayan sacado de la secadora ese día. Pero Santana los lucía como algo tan sexy que te aguaba la boca.
—Necesito una bebida —dijo con una sonrisa al llegar a mi auto. Se detuvo justo frente a mí. No la había visto en un par de días. No desde nuestro viaje. —¿Lo usual? —pregunté al salir del carro, sólo para estar aún más cerca de ella. No se apartó, y nuestros pechos casi se tocaban. Subí la mirada hacia ella.
—Sí. Eso sería genial —respondió, pero no se movió. También mantuvo su mirada pegada a la mía. Uno de nosotras tendrá que moverse y acabar con este concurso de miradas. Sabía que debía ser yo. No podía permitir que creyera que las cosas habían cambiado. Pasé a su lado y caminé hasta la parte trasera del carro para buscarle una Corona. Me incliné para sacar una del hielo y la sentí moverse detrás de mí. Demonios. No me lo estaba poniendo sencillo. Enderezándome, no miré hacia atrás ni me giré. Estaba demasiado cerca.
— ¿Qué estás haciendo? —pregunté en voz baja. No quería que ni Quinn ni Nan nos escucharan.
—Te extraño.
—Fue su respuesta. Cerrando con fuerza los ojos, tomé aire profundamente e intenté calmar el frenesí al que estaba enviando a mi corazón. También la extrañaba. Pero eso no hacía que la verdad cambiara. Decirle que la extrañaba no era astuto. No necesitaba que comenzara a creer que las cosas podían volver a ser como antes.
—Toma tu bebida y vámonos —soltó Nan detrás de ella. Fue suficiente para hacer que me moviera. No me encontraba de humor para aguantarme los ataques verbales de Nan. Hoy no.
—Apártate, Nan —gruñó Santana, y le tendí la Corona para luego caminar rápidamente hasta el lado del conductor.
—. Brittany, espera —dijo Santana, siguiéndome una vez más.
—No hagas esto —supliqué—. No puedo lidiar con ella.
Contrajo su rostro en una mueca y luego asintió antes de apartarse. Aparté mi mirada de ella y puse el auto en reversa. Sin mirar atrás, me dirigí al siguiente hoyo.
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CAPITULO 17
SANTANA
¿No recuerdas lo que te pedí el otro día, Nan? —gruñí una vez que Brittany y su carro se perdieron de vista. —Te veías tan patética. Intenté ayudarte a no parecer una perdedora enamorada. Me di la vuelta y me dirigí hacia ella. Ella me estaba presionando. Nunca sentí el consumidor enojo que la mayoría de las hermanas tienen de dañar físicamente a sus hermanas cuando éramos niñas. Pero en este momento lo estaba experimentando.
Quinn se puso delante de mí, poniendo una barrera entre nosotras.
—Guau. Necesitas retroceder y calmarte. Cambié mi mirada de Nan a Quinn. ¿Qué demonios estaba haciendo? Odiaba Nan.
—Muévete. Esto es entre mi hermana y yo —le recordé. Nunca la había reclamado antes. Incluso cuando su padre se había casado con mi madre, se aseguró de que todos supiéramos que ella odiaba Nan. Jamás hubo una conexión remota de hermanas entre las dos.
—Y tendrás que pasar sobre mí para llegar a tu hermana —respondió Quinn dando un paso hacia mí.
—. Porque ahora mismo no estás pensando en los sentimientos de nadie sino en los de Brittany. ¿Recuerdas cómo afecta la presencia de Brittany a Nan? Ya lo sabes. ¡Qué mierda! ¿Estaba alucinando? ¿Desde cuándo Quinn comenzó a defender Nan?
—Sé exactamente cómo afecta Brittany a Nan. Pero esto no es culpa de Brittany. Nan ha odiado a la persona equivocada durante tanto jodido tiempo que no lo puede superar. ¿Qué demonios está mal contigo, de todos modos? ¡Ya lo sabías! Tú fuiste quien defendió a Brittany cuando apareció por primera vez aquí. Nunca creyeron que esto era culpa de ella. Sabías de su inocencia desde el principio. Quinn se movió incómoda y luego volvió a mirar a Nan, cuyos ojos se habían abierto tan redondos como platos.
—Te has concentrado en ella siempre. Toda su vida la has protegido. Ella confió en ti. Entonces, tú vas y la olvidas y centras toda tu atención en Brittany y esperas que Nan esté bien. Puede que ella sea un adulto, pero ha sido tan dependiente en ti toda su vida que no sabe vivir de otra manera. Si no estuvieras tan concentrada en conseguir que Brittany vuelva verías esto. Empujé Quinn fuera de mi camino y me encontré con la mi hermana. No necesitaba este sermón de ella, incluso si había algo de verdad en ello. En el fondo, me complacía que estas dos finalmente hubieran encontrado un terreno común. Quizás Quinn se preocupaba por ella después de todo. Habíamos vivido en la misma casa desde hace años. Habíamos sido descuidados juntas.
—Te amo, Nan. Tú lo sabes. Pero no puedes pedirme que elija. No es justo. Nan puso ambas manos en las caderas. Era su posición desafiante.
—No se puede amar a dos. Nunca voy a aceptarla. ¡Ella me señaló con una pistola, Santana! Tú la viste. Está loca. Iba a matarme. ¿Cómo puedes amarla y amarme a mí? Eso no tiene sentido.
—Nunca te habría disparado. También le apuntó a Quinn. Se puso encima de ella. Y sí que yo puedo amar a las dos. Te quiero de otra manera. Nan desvió la mirada hacia Quinn y le dio una sonrisa triste. Eso era aún más extraño.
—Ella no me escucha, Quinn. Me doy por vencida. Ella escogió su amor por ella sobre mí y mis sentimientos.
—Nan, sólo escúchala. Vamos. Tiene razón
—Le dijo Quinn en un tono suave que nunca le había oído usar con ella. Me sentía en la zona desconocida. Nan pisoteó su pie.
—No. La odio. No puedo soportar mirarla. Le está haciendo daño ahora y la odio más por eso —gritó Nan.
Miré a mí alrededor para ver si alguien la había oído y vi a Woods caminando hacia nosotras. Mierda. Quinn dio media vuelta y siguió mi mirada.
—Ah, diablos —murmuró. Woods se detuvo frente a nosotras y miró a Nan, Quinn y luego a mí.
—Ya oí lo suficiente para saber lo que trata esta conversación —dijo, manteniendo su enfoque bloqueado en mí.
—. Déjame hacer esto más claro para mí. Todos hemos sido amigos la mayoría de nuestras vidas. Conozco la dinámica de su familia— Desvió la mirada hacia Nan con un gruñido de disgusto y luego de vuelta a mí—. Si alguien tiene un problema con Brittany, entonces también lo tienen conmigo. Ella trabaja aquí. Puede que a ninguna de las tres les gusta, pero a mí personalmente me importa un carajo. Así que superarlo. Ella no necesita está mierda. Tranquilícense. ¿Estamos entendidos? Lo estudié. ¿Qué quiso decir y por qué estaba actuando como protector de Brittany? No me gustó. Mi sangre comenzó a hervir y empuñe mis manos a mis costados. ¿Él pensaba que podía hacer su movimiento ahora? ¿Aprovecharse ahora que ella era débil y ser el héroe? Diablos, no. Eso no sucederá. Brittany era mía. Woods no esperó una respuesta. Se alejó en su lugar.
—Parece que tienes competencia —dijo Nan arrastrando las palabras. Quinn se acercó a ella y la puso detrás de ella otra vez.
—Ya es suficiente, Nan —susurró y luego me miró. Terminé con esto. No podía hacer frente a las dos en estos momentos. Lancé mi cerveza y fui tras de Woods. O bien me oyó o sintió la ira saliendo en ondas de mí, porque se detuvo justo antes de llegar a la casa club y se dio vuelta para mirarme. Una de sus cejas se alzó como si la situación le fuera divertida. Eso me molestó más. —Los dos queremos lo mismo. ¿Por qué no tomas unas cuantas respiraciones profundas y te calmas? —dijo Woods cuando cruzó los brazos sobre el pecho.
—Aléjate de ella. ¿Me oyes? Retrocede. Brittany me ama, ella está confundida y herida. Ella también es muy vulnerable. Con la ayuda de Dios, incluso si tú piensas aprovecharte de su actual estado, voy a acabar contigo. Woods, inclinó la cabeza hacia un lado y frunció el ceño. No parecía afectado de mi advertencia. Tal vez debería ser más claro.
—Sé que la amas. Yo nunca te he visto actuar de esta forma en tu vida. Lo entiendo. Pero Nan la odia. Si te gusta Brittany, entonces protégela del veneno que gotea en los colmillos de tu hermana. O yo lo haré. Sentí si me hubiera abofeteado en la cara. Antes de que pudiera responder, él abrió la puerta y entró. Me quedé mirando la puerta cerrada durante varios minutos antes de continuar. Iba a perder a una de ellas. Amaba a mi hermana, pero con el tiempo ella me perdonaría. Yo podría perder a Brittany para siempre. No iba a permitir que eso ocurra.
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Capitulo 18
BRITTANY
Bethy se acercó y me apretó la mano. Estaba de pie a mi lado mientras me sentaba sobre la mesa del doctor, esperando. Había orinado en una taza y ahora esperamos a conocer los resultados oficiales. Mi corazón latía. Había una pequeña posibilidad de que no pudiera estar embarazada. Lo había googleado anoche. Las pruebas de embarazo caseras podrían haber estado equivocadas y podría haberme estado enfermando porque mi cabeza pensaba que estaba embarazada. La puerta se abrió y una enfermera caminó dentro, sonriendo mientras miraba de Bethy a mí.
—Felicitaciones. Es positivo. Estás embarazada.
Bethy apretó mi mano con más fuerza. Ya lo sabía, pero en el fondo, el sólo oír a la enfermera decirlo lo hacía más real. No iba a llorar. Mi bebé no tenía por
qué saber que lloré cuando me enteré de que estaba embarazada. Quiero que él o ella se sintiera amado siempre. Esto no era algo malo. Nunca podría ser una mala cosa. Yo necesitaba familia. Pronto tendría una nueva. Alguien que me amara incondicionalmente.
—El médico vendrá a comprobar tu estado dentro de unos minutos.
Tenemos que hacer un análisis de sangre también. ¿Ha experimentado algún calambre o sangrado?
—No. Sólo nauseas. Los olores me hacen vomitar —le expliqué.
La enfermera asintió y escribió eso en su portapapeles.
—Tal vez no lo desees, pero eso es una buena señal. Estar enferma es bueno. Bethy resopló.
—No la has visto vaciar todo. No hay nada bueno en ello.
La enfermera sonrió.
—Sí, recuerdo aquellos días. No es divertido
—Cambió su mirada hacia mí—. ¿El padre estará involucrado?
Madre seria lo correcto y ¿Lo estaría? ¿Podría decirle? Negué con la cabeza.
—No, no creo que lo estará.
Me dio una sonrisa triste mientras asentía con la cabeza e hizo otra nota en su portapapeles, me dijo que veía esto muy a menudo.
—¿Utilizabas alguna forma de control de la natalidad al concebir? ¿La píldora tal vez? —preguntó la enfermera.
No miré a Bethy. Quizá no la quiero aquí después de todo. Negué con la cabeza. La enfermera alzó las cejas.
—¿Nada? —preguntó ella.
—No, nada. Me refiero a que utilizamos condón un par ocasiones, pero hubo un par de veces que no lo hicimos. Lo sacó fuera una vez... pero una vez no
lo hizo. Bethy se tensó a mi lado. Sabía lo que estaba pensando. ¿Cómo pude haber sido tan estúpida? Además lo de Santana no era un secreto que ella no supiera.
La enfermera asintió.
—Está bien. El médico vendrá en breve —dijo ella y salió de la habitación.
Bethy tiró de mi brazo haciendo que la mirase.
—¿Ella no usó un condón? ¿Está loca? ¡Maldita sea! Tendría que haber pensado en preguntarte si estabas embarazada. Qué idiota. Aquí estoy yo, sintiendo pena porque no sabe que va a ser madre, y ella no usó un maldito condón.
Tendría que haber estado en contacto contigo dentro de cuatro semanas para asegurarse de que no estuvieras embarazada. Qué idiota.
Bethy se paseaba delante de mí ahora. Sólo la miré. ¿Qué digo de esto? Yo estaba igual de equivocada en esta situación. Fui la primera en desnudarse, subirse
encima de ella y follarla hasta el cansancio. Era una mujer con partes masculinas y la última cosa en su mente había sido detenerse para ponerse un condón. No le había dado mucho tiempo para pensar. Pero compartir los detalles con Bethy de mí vida sexual con Santana no iba a suceder. Así que mantuve la boca cerrada.
—Se merece esto. Ella debería preguntarte si hubo consecuencias. No le digas A la idiota. Si cree que puede usar esa cosa y no poner una protección sobre él, entonces que viva en la ignorancia. Yo estaré aquí para ti. Tú y yo. Podemos con ello.
—Bethy parecía dispuesta a conquistar el mundo en este momento. Eso me hizo sonreír. No estaría en Rosemary cuando el bebé naciera. Ojalá pudiera estarlo.
Quería que mi bebé tuviera a alguien que lo ame. Bethy sería una excelente tía. La idea me entristeció. Mi sonrisa desapareció.
—Lo siento. No era mi intención molestarte —dijo Bethy, dejando caer las manos de su cintura con una mirada de preocupación en su rostro.
—No. No lo hiciste. Sólo deseo... Sólo deseo que no tuviera que irme. Quiero que mi bebé te conozca.
Bethy se acercó y envolvió sus brazos alrededor de mis hombros apretando.
—Tú me dirás dónde vives y voy a visitarlos todo el tiempo. O bien, podrías quedarte a vivir conmigo. Cuando el bebé nazca, Santana está destinada a
desaparecer. No se queda en Rosemary pasado el verano. Tendremos el tiempo necesarios para que ustedes se acomoden en la vida antes de que ella vuelva. Sólo piensa en ello. No te preocupes por nada en estos momentos.
¿Santana se marcharía? ¿Se daría por vencida conmigo y dejaría Rosemary? ¿O se quedaría? Mi corazón dolía de pensar en ella alejándose de mí. Por mucho que supiera que no iba a funcionar, quería que ella luchara por mí. Quería que encontrara una manera de que pudiéramos estar juntas, aunque yo sabía que era imposible.
*** Dos horas más tarde, estábamos de regreso en el apartamento de Bethy y tenía vitaminas prenatales y varios folletos sobre tener un embarazo saludable. Los escondí en mi maleta. Necesitaba un baño caliente y una siesta. Bethy golpeó una vez en la puerta del baño y entró. Estaba sosteniendo su teléfono en una mano y sonriendo como una idiota.
—No vas a creer esto —Hizo una pausa y sacudió la cabeza como si estuviera todavía incrédula.
—. Woods acaba de llamar. Dijo que el condominio es nuestro por el mismo precio que estoy pagando ahora en este apartamento. Dijo que es una gratificación de trabajo, ya que tener dos de sus empleadas sobre el terreno del club será de utilidad. También que ambas estaríamos sin trabajo si tratamos de rechazar su oferta.
Me hundí en el asiento cerrado del inodoro y miré fijamente hacia ella. Él hacía esto porque estaba embarazada. Era su manera de ayudarme. Quería gritarle y abrazarlo del cuello todo al mismo tiempo. Las lágrimas picaron mis ojos.
—¿Todavía está en el teléfono? —pregunté cuando me di cuenta de que Bethy seguía sosteniéndolo cerca de su oído.
—No, es Jace. Dijo que esto tiene que ver contigo. Tú no estás como... saliendo con él o algo, ¿cierto? —preguntó lentamente. Eso debió haber sido la
pregunta de Jace. Ella lo estaba repitiendo, como si no lo creyera incluso mientras
lo decía.
—¿Puedes silenciar el teléfono? —pregunté en voz baja.
Sus ojos se agrandaron y asintió. Una vez que lo silenció, me miró como si no me reconociera. ¿Qué pensaba? ¿Que estaba engañando a Woods mientras
estaba embarazada con el bebé de Santana? No puede ser.
—Bethy, él sabe. Woods lo sabe.
La comprensión cayó sobre ella y su boca se abrió.
—¿Cómo? —Preguntó.
—Me puso en el turno de la mañana en el comedor. La cocina... olía a tocino.
Bethy hizo un gran "O" con la boca y asintió. Lo entendía. Levantó la mano y
activo su teléfono.
—No ocurre nada con Woods y Brittany. Es su amigo y quiere ayudarla. Eso
es todo.
Bethy rodó sus ojos por algo que dijo Jace, lo llamó loco y colgó.
—Está bien, así que él sabe que estás embarazada de Santana ¿y aún así nos está dando un condominio baratísimo? Esto es lo mejor del mundo. Espera a ver
este lugar. ¡Si nos permite quedarnos después de que el bebé nazca, tu habitación es lo suficientemente grande para una cuna! Es perfecto.
No podía pensar tan lejos. Ahora sólo falta ir a buscar a Woods y hablar con él. Si realmente me marchaba en cuatro meses, no quería que este acuerdo desapareciera para Bethy. Tenía que asegurar eso antes de que ella se emocionara
demasiado.
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Capitulo 19
SANTANA
Jace llamó para decirme que las chicas se estaban mudando al departamento en la propiedad del club hoy. No la había visto desde el incidente en el campo de golf. No por falta de intentos. Intenté ponerme en su trayectoria en el club varias veces y nunca funcionó. Incluso pasé ayer y ya se había ido. Darla había dicho que ella y Bethy estaban fuera del trabajo, así que asumí que se habían ido a hacer algo juntas.
Me detuve en el departamento de Bethy y al instante noté el coche de
Woods. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? Abrí la puerta de golpe y me dirigí
hacia la entrada cuando oí la voz de Brittany. Dándome la vuelta, caminé hacia el
auto de Woods, hasta que lo vi apoyado en la pared del estacionamiento a su lado y escuchaba a Brittany con una sonrisa en su cara. Una que estaba a punto de borrarle.
—Si estas seguro, entonces gracias —dijo Brittany en voz baja, como si no quisiera que nadie más la escuchara.
—De acuerdo —respondió Woods mientras sus ojos se alzaban para encontrarse con los míos. La sonrisa en su rostro desapareció.
Brittany volvió la cabeza para mirar sobre su hombro. La sorpresa en su cara mientras sus ojos encontraban a los míos dolió. Tal vez no debería estará aquí
ahora. No quería perder la cordura y asustarla con mis celos, pero estaba bastante cerca de entrar en una rabia ciega. ¿Por qué estaban hablando solos? ¿Sobre que estaba él de acuerdo?
—¿Santana? —dijo Brittany, alejándose de Woods y acercándose a mi
—. ¿Qué estas haciendo aquí?
Woods se echo a reír y sacudió la cabeza, luego abrió la puerta del auto.
—Estoy seguro de que vino a ayudar. Me iré antes de que me pulverice con esa fea mirada.
Se iría. Bien.
—¿Viniste a ayudarnos con la mudanza? —preguntó, mirándome con atención.
—Si, a eso vine —le contesté. La tensión me abandonó mientras el BMW de Woods volvía a la vida y se iba.
—¿Cómo te enteraste que nos estábamos mudando?
—Jace me llamó —le respondí.
Movió los pies con nerviosismo. Odiaba ponerla nerviosa.
—Quería ayudar, Brittany. Lamento lo de Nan el otro día. He hablado con ella. No sera...
—No te preocupes por eso. No te tienes que disculpar por ella. No estoy en
contra tuyo. Lo entiendo. No, no lo hacía. Podía verlo en sus ojos que no lo entendía. Me incliné y
tomé su mano. Sólo necesitaba tocarla de alguna manera. Tembló mientras mis dedos rozaron su palma. Sus dientes mordieron su labio inferior de la misma manera en la que yo quería morderlo.
—Brittany —dije y me detuve porque no estaba segura de que más decir. La verdad era demasiado ahora mismo .
Levantó los ojos de nuestras manos y pude ver el deseo en ellos. ¿En serio? ¿Estaba soñando, inventando esto, o ella... realmente lo quería? Deslicé un dedo
por su palma y acaricié la parte inferior de su muñeca. Se estremeció de nuevo.
Mierda. Mis caricias le afectaban. Di un paso cerca de ella y pasé la mano lentamente por su brazo. Esperaba que me empujara y pusiera distancia entre nosotras.
Cuando llegué lo suficientemente alto mi pulgar, le rocé el costado de su pecho y me agarró el brazo libre mientras se estremecía. ¿Qué carajo? —Brittany —susurré, presionando su espalda hasta que estuvo contra la pared de ladrillo del edificio de apartamentos y mi pecho a centímetros de tocar el de
ella.
No me empujó y sus parpados se veían pesados mientras mirada mi pecho.
Su respiración era pesada. El escote que el pequeño vestido rosa pálido mostraba estaba allí, debajo de mi nariz. Subiendo y cayendo como una invitación. Una
imposible. Algo estaba mal aquí. Puse mi otra mano en su cintura y lentamente la deslicé por su cuerpo hasta que estuvo escondida debajo de su pecho. No estaba usando sostén. Sus pezones estaban duros y empujando contra la fina tela de su vestido. No podía detenerme. Liberé mi mano y cubrí su pecho derecho, apretándolo suavemente. Brittany gimió y sus rodillas comenzaron a debilitarse. Dejó caer la cabeza en la pared y cerró los ojos. La sostuve y metí mi pierna entre las suyas para impedir que se hundiera en el suelo.
Con la otra mano, cubrí el pecho izquierdo y pasé las yemas de mis dedos sobre sus pezones firmes.
—Oh, Dios, Santana —gimió, abriendo los ojos y mirándome a través de sus pestañas caídas. ¡Madre mía! Estaba en algún tipo de paraíso torturador. Si este
era otro sueño, me cabrearía mucho. Se sentía tan real.
—¿Se siente bien, nena? —pregunté, bajando mi cabeza para susurrárselo al oído.
—Si —susurró, hundiéndose aún más en mi rodilla. Cuando su centro cálido se presionó contra mi pierna, se quedó sin aliento y se agarró más fuerte de
mis brazos.
—. Ahhhh —gritó.
Iba a venirme en mis pantalones. Nunca había estado tan caliente en mi vida. Algo era diferente. Esto no era lo mismo. Estaba casi desesperada. Podía sentir su miedo, pero su necesidad era más fuerte.
—Brittany, dime que quieres que haga. Haré lo que sea que necesites —le prometí, besando la suave piel debajo de su oreja. Olía tan malditamente bien. Amasé sus pechos en mis manos otra vez y ella dejó escapar un gemido suplicante. Mi dulce Brittany estaba increíblemente caliente. Esto era real. Esto no era un maldito sueño. ¡Santo cielo! —¡Brittany! —La estridente voz de Bethy fue como un balde de agua helada lanzada sobre Brittany. Se puso rígida y se levantó, dejando caer las manos de mí y se
alejó. No podía mirarme.
—Yo... Eh... Lo siento. No sé... —Sacudió la cabeza y se apuró a alejarse de mí. La observe hasta que llegó a la puerta y Bethy le regañó con severidad. Brittany
estaba asintiendo con la cabeza. Una vez que estuvieron adentro, golpeé ambas manos contra el ladrillo y mascullé una cadena de maldiciones mientras intentaba controlar mi erección.
Después de unos minutos, la puerta se abrió de nuevo y me volví para ver a Jace caminar afuera. Me miró y soltó un silbido.
—Maldita sea chica, trabajas rápido.
Ni siquiera respondí eso. No sabía de lo que estaba hablando.
Brittany había estado hambrienta por mi toque. No me había rechazado. Casi me había estado rogando en silencio. No tenía sentido, pero me deseaba. Dios sabe que yo la deseo. Siempre la deseo.
—Vamos. Tenemos un sofá que mover. Necesito tu ayuda —dijo Jace, manteniendo la puerta abierta.
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Capitulo 20
Brittany
¿Qué pasa conmigo? Volví a la habitación de Bethy y cerré la puerta.
Necesitaba un minuto para calmarme. Había estado lista para suplicarle a Santana que me follara allí mismo. Era por ese estúpido sueño. De acuerdo, quizás el sueño de anoche no fue estúpido, pero si fue extremadamente intenso. Recordarla me hacía apretar mis piernas. ¿Por qué hacía esto ahora? Los sueños sexuales eran algo que podía
controlar antes, pero ahora eran potentes y tan reales que básicamente me venía en mi cama. Era una locura. Ni una sola vez en Sumit estuve tan excitada. Pero también Santana no había estado en Sumit.
Me dejé caer sobre el colchón de Bethy que ya había desmontado por la mudanza. Tenía que calmarme cuando ella estuviera cerca de mí. Incluso cuando no había hecho un movimiento, yo ya estaba jadeando salvajemente esperando que sus dedos tocaran mi mano. Qué vergüenza. Mirarla después de esto iba a ser difícil.
La puerta se abrió y Bethy entró con una pequeña sonrisa en su rostro. ¿Por qué sonreía ahora? Ella se había abalanzado sobre mí cuando me pilló.
—Tus hormonas de embarazada están haciendo efecto —dijo después de que la puerta estuviera firmemente cerrada detrás de ella.
—¿Qué? —pregunté confundida.
Bethy ladeó su cabeza hacia un lado.
—¿No has leído alguno de esos folletos que el doctor te envió? Estoy segura que uno de ellos te habla sobre esto. Aún estaba confundida.
—¿Sobre el hecho de que no puedo controlarme cerca de Santana?
¿Bethy se encogió de hombros.
—Sí. Supongo que ella ha sido la único para ti.
Pero te excitas cuando te embarazas, Brittany. Sé eso porque mi primo solía hacer bromas sobre su esposa cuando ella estaba embarazada. Decía que tenía
dificultades siguiéndole el ritmo y todo.
¿Excitar? ¿El embarazo estaba haciéndome excitar? Simplemente genial.
—Probablemente sólo va a ser un problema con Santana. Me imagino que es la única persona que te atrae y quieres de esa forma. Así que sólo va a ser más intenso cerca de ella. Tal vez deberías decirle y disfrutar eso. No tengo duda alguna de que ella ayudaría. No podía decirle. Aún no. No estaba lista y tampoco lo estaba ella. Nan estaría furiosa y yo no podría manejar a Nan justo ahora. Además, Santana elegiría a Nan y no podría manejar tampoco eso otra vez.
—No. Ella no necesita saberlo. No en este momento. Estaré bien.
Bethy se encogió de hombros.
—Bien. Esa era mi opinión. No quieres decirle, entonces no lo hagas. Pero cuando confieses y la folles hasta dejarla descerebrada, ¿podrías no hacerlo en público?
—preguntó con una sonrisa de suficiencia, luego abrió la puerta y salió de nuevo.
—¡Necesitan envolverlo en una sábana primero! Van a arruinar mi cojín —gritó Bethy a los chicos.
No podía enfrentarla. Ella no sabía sobre esto. Actuaría como si nada sucediera. Además necesitaba ayudar a hacer algo. Podía terminar de empacar la cocina.
*** Santana estaba observándome. Todo el tiempo volvía al apartamento para mover algo más, sus ojos me encontraban. Dejé caer un tazón, derramé una caja de cereal y tiré una caja de cubiertos debido a esas miradas intensas. ¿Cómo se suponía que iba a concentrarme y no ser una idiota desastrosa con ella mirándome así? Cuando entró de nuevo al apartamento, esta vez decidí que mejor iría a
empacar las cosas del baño. Ellos estarían moviendo la mesa de la cocina y después las sillas y no podía lidiar con eso. Probablemente quebraría cada vaso que tenía Bethy. Me metí dentro del baño y repentinamente había un cuerpo detrás de mí,
moviéndome más adentro. El calor de los pechos de Santana pulsando contra mi espalda me hizo temblar. Demonios. No iba a ser capaz de manejar esto. La puerta del baño se cerró y el familiar sonido de la cerradura haciendo clic en su lugar sólo hizo que mi corazón latiera más rápido. Ella quería más de lo que había pasado afuera y yo estaba tan excitada por estar cerca de ella que no iba a ser
capaz de pensar con claridad.
Su mano apartó el cabello en mi cuello y lo movió sobre mi hombro. Cuando el calor de sus labios tocó mi piel desnuda, gemí. Sus dos manos descansaban
sobre mis caderas y me jaló contra ella aún más.
—Me estas volviendo loca, Brittany. Totalmente loca, nena. Jodidamente loca —susurró en mi oído. Tomó toda mi fuerza de voluntad no dejar caer mi cabeza hacia atrás sobre su pecho.
—¿Qué fue eso de afuera? Me tenías tan malditamente excitada que no podía pensar claramente. Todo lo que podía ver era a ti. Sus manos ascendieron a mis costados y luego se movieron sobre mi estómago. Sus manos cubriéndome, a pesar de que ella no tenía idea de lo que estaba protegiendo, me llenó de lágrimas los ojos. Quería que lo supiera. Pero también quería que me eligiera… y a nuestro bebé. No creía que ella pudiera hacer eso. Ella amaba a su hermana. Estaba aterrorizada de esa clase de rechazo y me rehusaba a dejar a mi bebé ser rechazado. Comencé a salir de su abrazo cuando sus manos se movieron hasta ahuecar mis pechos y su boca comenzó a mordisquear la curva de mi cuello. Oh, diablos. No podía confiar en ella con mi corazón ,pero realmente quería confiar en ella con mi cuerpo. Incluso si era sólo esta vez.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté sin aliento.
—Rezándole a Dios que no me detengas. Soy una mujer hambrienta, Brittany.
—Hizo una pausa esperando mi respuesta. Cuando no lo hice, levantó el brazo y
bajó los tirantes de mi vestido sin mangas hasta que mis pechos estuvieron desnudos. Se sentían hinchados todo el tiempo y los sentía tan sensibles. Andaba sin un sujetador cada vez más. Mi sujetador no me quedaba bien ahora y no había querido gastar dinero en uno nuevo si estos grandes senos no duraban por mucho tiempo.
—Demonios, nena. Se ven más grandes —dijo mientras sus manos los cubrían. Humedad inmediatamente se acumuló en mis bragas y mis rodillas se debilitaron. Agarré la pared para apoyarme. Nada se había sentido alguna vez así
de bien. Un sonido necesitado salió de mi boca, no estaba segura de qué era. De repente estaba siendo levantada y volteada. Luego mi trasero estuvo
sobre el tocador antes de que la boca de Santana cubriera la mía y sus manos fueran directo de nuevo a mis pechos. No sería capaz de detener esto. Quería eso como a mi siguiente respiración. Nunca necesité sexo de ninguna clase antes, pero esto era algo que no podía controlar.
El beso de Santana era salvaje y tan descontroladamente hambriento como yo me sentía. Mordió mi labio inferior y jaló mi lengua dentro de su boca y la succionó. Luego tiró de mis pezones y perdí el control. Necesitaba su camisa fuera
ahora. Tratando de agarrarla, tiré hasta que retrocedió un centímetro y la jalé bruscamente por encima de su cabeza. Después ella devoró mi boca otra vez. Sus manos estaban haciendo cosas deliciosas a mis pechos y no podía acércala lo suficiente. Un golpe sonó en la puerta y Santana me acercó contra su pecho hasta que mis pechos estuvieron presionados contra ella. Me estremecí y cerré mis ojos por el placer. Ella giró su cabeza hacia la puerta.
—Vete al demonio —gruñó a quienquiera que estaba ahí afuera.
Un risa ahogada fue todo lo que oímos antes de que Santana estuviera besando un rastro hacia abajo de mi cuello y a través de mi clavícula, hasta que su boca merodeaba sobre mi pezón derecho. El calor de su aliento me hizo temblar y agarré
su cabello y obligué a su cabeza a acercarse más con mi suplica silenciosa. Ella se rió entre dientes, luego tiró mi pezón dentro de su boca y comenzó a chupar. La humedad en mis piernas se encendió o al menos se sintió como si lo hubiera hecho.
Si no hubiera estado abrazándome con su cuerpo, yo podría haberme disparado hasta el techo.
—¡Oh, Dios! —grité, sin importarme si alguien me escuchaba. Sólo necesitaba esto. Mi reacción volvió a Santana más codiciosa. Se movió a mi otro pezón y comenzó a darle el mismo tratamiento mientras su mano se movía al interior de mi muslo. La idea de que ella estaba apunto de tocar mi mojada e hinchada área me asustó y excitó al mismo tiempo. ¿Se enteraría de algo que no sabía? ¿Podría saber que yo estaba diferente allí abajo también? Entonces, sus dedos corrieron a lo largo del exterior de mis bragas y simplemente ya no me importó.
—Mierda. Estás empapada —gimió y escondió su cabeza en mi cuello. Su respiración era fuerte y erótica.
—. Tan empapada. —Sus dedos se deslizaron dentro de la entrepierna de mis bragas hasta mis hinchados pliegues, causando que fuegos artificiales encendieran mi cuerpo. Me agarré de sus hombros. Mis uñas enterrándose dentro de su piel, pero no podía evitarlo.
—Un coño tan dulce. Es mi coño, Britt Siempre será mío.
—Sus pícaras palabras mientras que sus dedos se deslizaban dentro y fuera de mí me enviaron cerca del borde otra vez.
—Santana, por favor —imploré, arañándola.
—¿Por favor, qué? ¿Quieres que bese ese dulce coño? Porque se siente tan jodidamente caliente y jugoso que necesito una probada.
—Estaba quitándome mis bragas y yo levanté mi trasero para permitírselo. Luego, levantó mi vestido y yo alcé mis manos para dejar que lo sacara.
—Recuéstate —ordenó, moviéndome al mismo tiempo hasta que mi espalda
tocó la pared. Después tomó mis dos piernas y las dobló hacia arriba hasta que mis pies estuvieron sobre el tocador y yo estuve completamente abierta a ella.
—.Demonios, esa es la cosa más caliente que he visto en mi vida —susurró antes de caer de rodillas y cubrirme con su boca. La primera lamida de su lengua y ya estaba viniéndome otra vez.
—Oh, Dios, Santana por favor, oh Dios, ahhhhh —grité mientras retenía su cabeza, incapaz de dejarla detenerse. Era demasiado buena. El movimiento de su lengua sobre mi clítoris era increíble. Necesitaba más. Quería que nunca terminara.
Su dedo se deslizó a través de mi apertura y después la mantuvo abierta mientras lamía y me besaba allí.
—Mío. Es mío. No puedes dejarme otra vez. Necesito esto. Hueles tan jodidamente perfecto. Nunca nada va a ser tan malditamente perfecto para mí
—murmuró mientras me probaba. Estaría de acuerdo con cualquier cosa que ella
quisiera.
—Necesito estar dentro de ti —dijo, levantando sus ojos para mirarme. Sólo asentí.
—No tengo un condón —Se detuvo y cerró sus ojos severamente—, pero lo sacaré.
No importaba ahora. Pero no podía decirle eso. Sólo asentí otra vez.
Santana se levantó con sus pantalones abajo al instante. Agarró mis caderas y me regresó al borde del tocador hasta que la cabeza de su erección estuvo tocándome. La pregunta en sus ojos era inconfundible, incluso si no lo decía en voz alta. Alcancé y guié su erección dentro de mí.
—Mierda —gimió mientras empujaba el resto del camino hasta que estuve llena. Completamente llena de Santana. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y la retuve. Por sólo un segundo, necesitaba retenerla. Esto ya no se trataba sobre mis locas hormonas. Ahora que estaba dentro de mí me sentía en casa. Completa, y yo estaba a punto de echarme a llorar. Antes de que pudiera avergonzarme a mi misma y confundirla, levanté mi cabeza y susurré en su oído—: Fóllame.
Era como si hubiera apretado el gatillo de un arma cargada. Santana tomó mis caderas con sus dos manos y dejó salir un gruñido, empujando dentro y fuera de mí. La subida hacia la espiral que yo sabía que vendría inició de nuevo y me aferré.
Disfrutando su momento de rendición y el completo desenfreno en su rostro mientras nos acercábamos cada vez más al clímax que necesitábamos.
—Te amo, Brittany. Te amo tanto que duele —jadeó, luego bajó su cabeza para chupar mi pezón. Mi cuerpo explotó y grité su nombre. Santana levantó su cabeza, y mirándome a los ojos, comenzó a retirarse y sujeté mis piernas alrededor de su
cintura. No quería que se retirara. La comprensión de lo qué quería la golpeó y dijo mi nombre en un susurro antes de echar la cabeza hacia atrás mientras bombeaba su liberación en mí.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
San mas que nunca va a tener que cuidar a britt de nan y su odio latente...
Es bueno que cuiden a britt..
A ver cuanto tarda birtt en decirle a san lo del bebe... Y mas ahora que ya estuvieron juntas san no la va a soltar
Es bueno que cuiden a britt..
A ver cuanto tarda birtt en decirle a san lo del bebe... Y mas ahora que ya estuvieron juntas san no la va a soltar
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
ahhhh las hormonas del embarazo, en fin estoy ansiosa de ver que pasa, gracias por tomarte tiempo en actualizar, esta genial la historia.
saludos
saludos
marcy3395***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Benditas hormonas jajajajaja....
Ojala que después de lo que paso Britt no aleje a San y que decida decirle sobre su bb, para que los cuide como debe de ser, porque Nan sera su hermana pero ahora tiene una familia con Britt
Ojala que después de lo que paso Britt no aleje a San y que decida decirle sobre su bb, para que los cuide como debe de ser, porque Nan sera su hermana pero ahora tiene una familia con Britt
JVM- - Mensajes : 1170
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
hola quisera saber si me podias decir el nik de la primera parte de esta historia porfavo gracias
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
como hago para volver a la parte 1 no termine de leerla y no entiendo
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
hola he regresado, mi internet tuvo un infarto pero luego de 2 dias en terapia intensiva se ha recuperado, me he dado un banquete con todos estos capitulos, las cosas van progresando entre ellas, solo espero que nan entienda que san en verdad ama a britt!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
No quiero leer los capítulos de la segunda parte por quiero terminar de leer la primer parte!!!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
para leer la primera parte hay que ir a "fanfics terminados". pero aqui esta el link directo https://gleelatino.forosactivos.net/t22690-brittany-caida-demasiado-lejos-gp-cap-26-y-27-bonus-1-2-y-3
Nathy_Gleek*** - Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 15/12/2012
Edad : 30
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
y mis capitulos???????????????????
marcy3395***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Hola a todas, gracias por leer actualizo hasta hoy por que tuve un accidente en mi mano izquierda tengo unas quemaduras que me impiden estar transcribiendo. espero entiendan, estoy tratando de hacerlo pero a veces es doloroso.
Pero aqui por lo menos 3 cap.
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Brittany me empujó hacia atrás y bajó de un salto del mostrador antes de que yo pudiera aclarar mi cabeza de ese orgasmo.
—Espera, necesito limpiarte —Le dije. En realidad, quería limpiarla.
Me gustó. No, maldita sea, me encantó. Saber que yo estuve allí y cuidaba de ella, eso me agradaba.
—No hace falta que me limpies. Estoy bien —respondió mientras se vestía de nuevo sin hacer contacto visual conmigo. Mierda. ¿La entendí mal? Creí que ella quería esto. No. Yo sabía que ella lo quería. Había estado tan malditamente hambrienta de ella.
—Brittany, mírame.
Se detuvo y recogió su ropa interior. Tragué saliva mientras entraba en ellas y se las deslizó de nuevo en su cuerpo. La necesitaba otra vez. No podía alejarse de mí ahora. No sería capaz de vivir sin ella.
—Brittany, por favor, mírame —Le supliqué.
Poniéndose de pie, tomó una respiración profunda y luego levantó los ojos acia los míos. La tristeza estaba mezclada con otra cosa. ¿Vergüenza? No podía
ser. Estiré la mano y le cogí la cara con ella.
—¿Qué pasa? ¿Hice algo que no querías que yo hiciera? Porque intenté no perder el control. Intenté con todas mis fuerzas mantener mis manos lejos de ti.
—No. Tú... tú no has hecho nada malo.
—Bajó sus ojos de los míos otra vez.
—. Sólo tengo que pensar. Necesito un poco de espacio. Yo no... yo no... no debí haber hecho eso.
Una puñalada en el pecho habría sido menos dolorosa. Quería tirarla encima de mí y volverme toda una bestia, una bruta completa, regresar al tiempo de las cavernas, alegando que ella era mía y no podía dejarme. Pero si lo hacía la perdería. No podía pasar por eso otra vez. Tenía que hacerlo a su manera. Dejé caer mi mano de su rostro y di un paso atrás para que pudiera salir. Brittany levantó la cara para mirarme de nuevo.
—Lo siento —susurró, luego abrió la puerta y escapó. Tuvimos sexo increíblemente caliente y ella lo lamentaba. Fantástico.
Cuando por fin salí del cuarto de baño, Brittany se había ido. Jace sonrió y Bethy inventó excusas para irse. No quería estar allí tampoco. Después de que me
aseguré que toda la materia pesada fuera movida y la maleta de Brittany y la caja fueron guardadas, me fui. No podía quedarme allí mientras ellos dos me
observaban. Nos habían escuchado. Brittany había sido ruidosa. No me avergonzaba, estaba cansada de ellos mirándome y esperando a que dijera algo para explicar la salida de Brittany. *** Le di Brittany un par de días para venir a mí. No lo hizo. No me sorprendió. Pero ella pidió su espacio y le di todo el espacio que yo podía manejar. No llamé a nadie para jugar una partida de golf conmigo. No quería a nadie alrededor cuando Brittany apareciera. Teníamos que hablar. Sin distracciones o excusas para que ella se alejara. Sonó como un plan firme, pero después de seis agujeros y que ninguna chica de carrito apareciera, comencé a dudar. Justo cuando estaba a punto de entrar en el hoyo siguiente, escuché el sonido del carrito. Me detuve y me di la vuelta. La sangre que comenzó a bombear a través de mis venas por el pensamiento de ver a Brittany aquí y tenerla sola se congeló cuando noté que era esa chica rubia que había visto entrenar un par de veces con Bethy. Mierda.
Negué con la cabeza y me saludó con la mano. No quería que me atendiera.
Ella sonrió y siguió conduciendo hasta la siguiente parada.
—Hace calor ¿Seguro que no quieres nada? —preguntó la voz de Meg y miré hacia atrás para verla caminar hasta nosotras vestida con una falda de tenis y polo blanco. Era muy buena en el tenis hace diez años.
—Chica de carrito equivocada —Le contesté, y esperé a que continuara su camino.
—¿Sólo le compras a una?
—Sí.
Meg se quedó pensativa y luego asintió. —Ya veo. Tienes algo por una chica de carrito.
«Algo» ni siquiera arañaba la superficie. Puse mi bolsa de golf en mi hombro y comencé a caminar al siguiente hoyo. No iba a responder a ese comentario.
—Y eres sensible al respecto —bromeó Meg. Eso me molestó.
—O no es asunto tuyo.
Ella dejó escapar un silbido. —Así que es más que una cosa.
Me detuve y nivelé mi mirada con ella. El hecho de que ella fuera mi primera cogida no quería decir que teníamos algún tipo de vínculo o amistad. Esto me estaba fastidiando.
—Supéralo —Le advertí.
Meg se puso las manos en sus caderas y su mandíbula se abrió. —Oh mi Dios... Santana López se ha enamorado. ¡Mierda! Nunca pensé que vería el día.
—No me has visto en diez años, Meg. ¿Cómo diablos sabes algo de mí? —El gruñido molesto en mi voz ni siquiera la hizo estremecerse.
—Escucha, López. Sólo porque no me has visto en diez años no quiere decir que no he visto ni oído hablar de ti. He estado en la ciudad varias veces, pero
siempre había una fiesta en tu casa y te acostabas con cada modelo de cuerpo perfecto que llamara tu atención. No creí necesario competir con ellas. Pero sí, sé que eres una mujeriega que desechas a todas las mujeres después de conseguir lo que quieres. Sonó superficial. No me gustó la imagen que pintó de mí. ¿Brittany me veía así? Ella podría no confiar en mí para escogerla y protegerla, pero debía creer que
yo volvería a enamorarse y salir con más chicas.
—Ella es increíble. No... Es perfecta. Todo en ella es jodidamente perfecto
—dije en voz alta y luego cambié mi mirada a Meg.
—. No sólo la quiero, ella es mi dueña. Completamente. Haría cualquier cosa por ella.
—¿Pero no siente lo mismo? —Se preguntó Meg.
—La lastimé. No es la forma en que estás pensando tampoco. Mi forma de lastimarla es difícil de explicar. Hay tanto dolor en lo que pasó que yo no sé si
alguna vez podré recuperarla.
—¿Ella es una chica de carrito?
Insistió en el asunto del carrito.
—Sí, lo es —Me detuve y me pregunté si debía decirle exactamente quién era Brittany. Decirlo en voz alta a alguien y admitirlo podría ayudarme a darle
sentido a esto.
—. Ella y Nan tienen el mismo padre.
—No quise decirlo así.
—Mierda —murmuró Meg.
—. Por favor, dime que no es parecida a tu malvada hermana menor.
Nan tenía muy pocos seguidores. Ni siquiera me inmuté ante la acusación
de que era malvada. Había hecho honor a su nombre.
—No. Ella no es nada como Nan.
Meg se quedó en silencio un momento y me pregunté si aquí terminaba la conversación. Entonces, señaló hacia la casa club.
—¿Por qué no vamos a comer algo y me puedes decir todo acerca de esta situación tan extraña, y yo veré si puedo decirte alguna sabiduría o algún consejo femenino.
Cualquier consejo era bueno. No había mujeres en mi vida a las que podría pedir ayuda.
—Sí, está bien. Suena bien. Me das algún consejo que yo puedo utilizar y almuerzas conmigo.
Pero aqui por lo menos 3 cap.
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Capitulo 21
Santana
Brittany me empujó hacia atrás y bajó de un salto del mostrador antes de que yo pudiera aclarar mi cabeza de ese orgasmo.
—Espera, necesito limpiarte —Le dije. En realidad, quería limpiarla.
Me gustó. No, maldita sea, me encantó. Saber que yo estuve allí y cuidaba de ella, eso me agradaba.
—No hace falta que me limpies. Estoy bien —respondió mientras se vestía de nuevo sin hacer contacto visual conmigo. Mierda. ¿La entendí mal? Creí que ella quería esto. No. Yo sabía que ella lo quería. Había estado tan malditamente hambrienta de ella.
—Brittany, mírame.
Se detuvo y recogió su ropa interior. Tragué saliva mientras entraba en ellas y se las deslizó de nuevo en su cuerpo. La necesitaba otra vez. No podía alejarse de mí ahora. No sería capaz de vivir sin ella.
—Brittany, por favor, mírame —Le supliqué.
Poniéndose de pie, tomó una respiración profunda y luego levantó los ojos acia los míos. La tristeza estaba mezclada con otra cosa. ¿Vergüenza? No podía
ser. Estiré la mano y le cogí la cara con ella.
—¿Qué pasa? ¿Hice algo que no querías que yo hiciera? Porque intenté no perder el control. Intenté con todas mis fuerzas mantener mis manos lejos de ti.
—No. Tú... tú no has hecho nada malo.
—Bajó sus ojos de los míos otra vez.
—. Sólo tengo que pensar. Necesito un poco de espacio. Yo no... yo no... no debí haber hecho eso.
Una puñalada en el pecho habría sido menos dolorosa. Quería tirarla encima de mí y volverme toda una bestia, una bruta completa, regresar al tiempo de las cavernas, alegando que ella era mía y no podía dejarme. Pero si lo hacía la perdería. No podía pasar por eso otra vez. Tenía que hacerlo a su manera. Dejé caer mi mano de su rostro y di un paso atrás para que pudiera salir. Brittany levantó la cara para mirarme de nuevo.
—Lo siento —susurró, luego abrió la puerta y escapó. Tuvimos sexo increíblemente caliente y ella lo lamentaba. Fantástico.
Cuando por fin salí del cuarto de baño, Brittany se había ido. Jace sonrió y Bethy inventó excusas para irse. No quería estar allí tampoco. Después de que me
aseguré que toda la materia pesada fuera movida y la maleta de Brittany y la caja fueron guardadas, me fui. No podía quedarme allí mientras ellos dos me
observaban. Nos habían escuchado. Brittany había sido ruidosa. No me avergonzaba, estaba cansada de ellos mirándome y esperando a que dijera algo para explicar la salida de Brittany. *** Le di Brittany un par de días para venir a mí. No lo hizo. No me sorprendió. Pero ella pidió su espacio y le di todo el espacio que yo podía manejar. No llamé a nadie para jugar una partida de golf conmigo. No quería a nadie alrededor cuando Brittany apareciera. Teníamos que hablar. Sin distracciones o excusas para que ella se alejara. Sonó como un plan firme, pero después de seis agujeros y que ninguna chica de carrito apareciera, comencé a dudar. Justo cuando estaba a punto de entrar en el hoyo siguiente, escuché el sonido del carrito. Me detuve y me di la vuelta. La sangre que comenzó a bombear a través de mis venas por el pensamiento de ver a Brittany aquí y tenerla sola se congeló cuando noté que era esa chica rubia que había visto entrenar un par de veces con Bethy. Mierda.
Negué con la cabeza y me saludó con la mano. No quería que me atendiera.
Ella sonrió y siguió conduciendo hasta la siguiente parada.
—Hace calor ¿Seguro que no quieres nada? —preguntó la voz de Meg y miré hacia atrás para verla caminar hasta nosotras vestida con una falda de tenis y polo blanco. Era muy buena en el tenis hace diez años.
—Chica de carrito equivocada —Le contesté, y esperé a que continuara su camino.
—¿Sólo le compras a una?
—Sí.
Meg se quedó pensativa y luego asintió. —Ya veo. Tienes algo por una chica de carrito.
«Algo» ni siquiera arañaba la superficie. Puse mi bolsa de golf en mi hombro y comencé a caminar al siguiente hoyo. No iba a responder a ese comentario.
—Y eres sensible al respecto —bromeó Meg. Eso me molestó.
—O no es asunto tuyo.
Ella dejó escapar un silbido. —Así que es más que una cosa.
Me detuve y nivelé mi mirada con ella. El hecho de que ella fuera mi primera cogida no quería decir que teníamos algún tipo de vínculo o amistad. Esto me estaba fastidiando.
—Supéralo —Le advertí.
Meg se puso las manos en sus caderas y su mandíbula se abrió. —Oh mi Dios... Santana López se ha enamorado. ¡Mierda! Nunca pensé que vería el día.
—No me has visto en diez años, Meg. ¿Cómo diablos sabes algo de mí? —El gruñido molesto en mi voz ni siquiera la hizo estremecerse.
—Escucha, López. Sólo porque no me has visto en diez años no quiere decir que no he visto ni oído hablar de ti. He estado en la ciudad varias veces, pero
siempre había una fiesta en tu casa y te acostabas con cada modelo de cuerpo perfecto que llamara tu atención. No creí necesario competir con ellas. Pero sí, sé que eres una mujeriega que desechas a todas las mujeres después de conseguir lo que quieres. Sonó superficial. No me gustó la imagen que pintó de mí. ¿Brittany me veía así? Ella podría no confiar en mí para escogerla y protegerla, pero debía creer que
yo volvería a enamorarse y salir con más chicas.
—Ella es increíble. No... Es perfecta. Todo en ella es jodidamente perfecto
—dije en voz alta y luego cambié mi mirada a Meg.
—. No sólo la quiero, ella es mi dueña. Completamente. Haría cualquier cosa por ella.
—¿Pero no siente lo mismo? —Se preguntó Meg.
—La lastimé. No es la forma en que estás pensando tampoco. Mi forma de lastimarla es difícil de explicar. Hay tanto dolor en lo que pasó que yo no sé si
alguna vez podré recuperarla.
—¿Ella es una chica de carrito?
Insistió en el asunto del carrito.
—Sí, lo es —Me detuve y me pregunté si debía decirle exactamente quién era Brittany. Decirlo en voz alta a alguien y admitirlo podría ayudarme a darle
sentido a esto.
—. Ella y Nan tienen el mismo padre.
—No quise decirlo así.
—Mierda —murmuró Meg.
—. Por favor, dime que no es parecida a tu malvada hermana menor.
Nan tenía muy pocos seguidores. Ni siquiera me inmuté ante la acusación
de que era malvada. Había hecho honor a su nombre.
—No. Ella no es nada como Nan.
Meg se quedó en silencio un momento y me pregunté si aquí terminaba la conversación. Entonces, señaló hacia la casa club.
—¿Por qué no vamos a comer algo y me puedes decir todo acerca de esta situación tan extraña, y yo veré si puedo decirte alguna sabiduría o algún consejo femenino.
Cualquier consejo era bueno. No había mujeres en mi vida a las que podría pedir ayuda.
—Sí, está bien. Suena bien. Me das algún consejo que yo puedo utilizar y almuerzas conmigo.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Capitulo 22
Brittany
Este era el segundo día que me había despertado sin enfermarme.
Incluso le pedí a Bethy que cocinara tocino para comprobar que me sentía bien antes de entrar en el turno del almuerzo. Pensé que si podía sobrevivir al tocino, entonces yo podría hacer esto. Mi estómago se había revuelto y tuve náuseas, pero no había vomité. Estaba mejorando.
Llamé a Woods y le aseguré que estaría bien. Me dijo que no me fuera porque estaban cortos de personal y que me necesitaban. Jimmy estaba de pie en la cocina sonriendo cuando entré treinta minutos antes del turno del almuerzo.
—Esa es mi chica. Me alegro de que el virus se haya ido. Parece que has perdió diez kilos. ¿Cuánto tiempo estuviste enferma? —Woods le había dicho a Jimmy y a cualquier otro que le preguntó, diciendo que tenía un virus y que me estaba recuperando. Yo sólo trabajaba dos turnos en el campo y nunca me reunía con el personal de la cocina mientras estaba en los carros.
—Probablemente perdí algo de peso. Estoy segura de que voy a recuperarlo muy pronto —le contesté y lo abracé.
—Será lo mejor o meteré rosquillas por tu garganta hasta que pueda envolver mis manos alrededor de tu cintura y mis dedos dejen de tocarse entre sí.
Eso sería más pronto de lo que él pensaba.
—Me vendría muy bien una dona ahora.
—Es una cita. Después del trabajo. Tú, yo, y un paquete de doce. La mitad cubierta de chocolate —dijo y me entregó mi delantal.
—Me parece bien. Puedes venir a ver mi nuevo lugar. Me quedo con Bethy en un condominio en la propiedad del club.
Las cejas de Jimmy se alzaron.
—No me lo digas. Bueno, bueno, bueno, no eres pomposa.
Até mi delantal y metí mi bolígrafo y libreta en el bolsillo delantero.
—Me quedo con la primera ronda si tú preparas las ensaladas y el té dulce.
Él hizo un guiño.
—Trato.
Me dirigí al comedor y por suerte los únicos huéspedes eran dos señores mayores que había visto antes, pero no conocía sus nombres. Anoté sus órdenes y les serví a ambos una taza de café antes de volver a comprobar las ensaladas.
Jimmy ya tenía dos listas cuando entré a la cocina.
—Aquí tienes, cariño —dijo.
—Gracias, precioso —le respondí llevando las ensaladas al comedor.
Entregué las ensaladas y tomé la orden de bebidas de algunos nuevos huéspedes.
Entonces regresé de nuevo a conseguir el agua con gas y agua de manantial con limón. Nadie pedía agua por aquí.
Jimmy se dirigía hacia la puerta de la cocina cuando llegué allí.
—Acabo de ver a dos mujeres que parecen salir de las pistas de tenis. Creo que vi a Hillary... ¿no es la anfitriona hoy? De todos modos, creo que la vi
hablando con más invitados, así que deben estar esperando a ser atendidas.
Me saludó y se dirigió al comedor. Rápidamente terminé las aguas especiales y puse las dos órdenes de sopa de cangrejo que los hombres habían solicitado en mi bandeja, luego regresé al comedor cuando la expresión de pánico de Jimmy me llamó la atención.
—Yo lo hago —dijo él, cogiendo mí bandeja.
—No sabes ni a que mesa va. Puedo llevar una bandeja, Jimmy —le contesté
rodando los ojos. Él ni siquiera sabía que estaba embarazada y ya estaba siendo tonto.
Entonces, la vi... a ellas. Jimmy no estaba siendo tonto. Él me protegía. La cabeza de Santana estaba inclinada hacia adelante mientras hablaba sobre algo que causó esa intensa y seria expresión en su rostro. La mujer tenía el pelo largo y
oscuro. Era preciosa. Sus pómulos eran altos y perfectos. Pesadas, largas pestañas
esbozaban sus ojos oscuros. Quería vomitar. Mi bandeja traqueteaba y Jimmy la cogió. Lo dejé. Estaba a punto de caérseme.
Ella no era mía. Pero... yo llevaba a su bebé. Ella no lo sabía. Pero... me había hecho el amor, no, me folló en el baño de Bethy tan sólo hace tres días. Eso dolió.
Tanto. Tragué saliva, pero mi garganta se sentía casi cerrada. Jimmy me decía algo, pero no lo podía entender. No podía hacer nada más que mirarlas. Se inclinó tan cerca de ella como si no quisiera que nadie escuchara lo que le decía. Sus ojos se movieron de Santana, y se encontraron con los míos. La odié. Era hermosa y refinada, todo lo que yo no era. Ella era una mujer. Yo era una niña.
Una niña patética. Necesitaba salir de este infierno y dejar de hacer una escena. Aunque se trataba de una escena en silencio, yo todavía estaba de pie congelada, mirándolas. Ella me estudió y le apareció un pequeño ceño arrugado la frente. No
quería que le preguntara a Santana acerca de mí y me señalara. Me di la vuelta y huí del comedor.
Tan pronto como estuve fuera de vista de los clientes, choqué directamente al duro pecho de Woods.
—Hola, cariño. ¿A dónde vas corriendo? Creo que esto es demasiado para ti —preguntó, poniendo el dedo bajo mi barbilla y levantando mi cabeza para poder ver mi cara.
Negué con la cabeza y se me escapó una lágrima. No iba a llorar por esto, maldita sea. Me pidió volver con ella. La rechacé. La abandoné después del sexo increíble. ¿Qué esperaba? Que se sentara esperándome y suspirando por mí. No lo creo.
—Lo siento, Woods. Sólo dame un minuto y estaré bien. Te lo prometo. Sólo
necesito un momento para componerme.
Asintió y pasó su mano de arriba hacia abajo por mi brazo de una manera
reconfortante.
—¿Está Santana ahí? —preguntó casi tímidamente.
—Sí —Me ahogaba, obligué a las lágrimas en mis ojos irse. Respiré hondo y
parpadeé. Yo no iba a hacer esto. Controlaría mis locas emociones.
—¿Está con alguien? —preguntó.
Me limité a asentir. No quería decirlo.
—¿Quieres ir a mi oficina y relajarte un poco, esperar hasta que se marchen?
Sí. Quería esconderme de esto, pero no podía. Tenía que aprender a vivir
con ello. Santana estaría en Rosemary por un mes más. Tenía que aprender a lidiar.
—Puedo hacer esto. Fue una sorpresa. Eso es todo. Woods levantó su mirada de la mía y una fría expresión apareció en su rostro.
—Vete. Esto no es lo que ella necesita en este momento —dijo Woods en un
tono muy molesto.
—Aleja tus putas manos de ella —dijo Santana.
Di un paso atrás de los brazos de Woods y bajé la mirada. No quería verla
pero tampoco quería que pelearan. Woods parecía dispuesto a pelear por mi
honor. No tenía ni idea de cómo se veía Santana porque no le había dirigido la
mirada.
—Estoy bien Woods. Gracias. Volveré a trabajar —murmuré y comencé a
regresar a la cocina.
—Brittany, no lo hagas. Habla conmigo —declaró Santana.
—Tú ya has hecho lo suficiente. Déjala sola, Santana. Ella no necesita lidiar
contigo. Ahora no —ladró Woods.
—Tú no sabes nada —gruñó Santana, y Woods dio un paso en dirección a Santana. Woods iba a dejar escapar que estaba embarazada, ya que era muy evidente que sabía algo, o iba a irse a golpes contra Santana. Fue una vez más el momento adecuado de decírselo. Me di la vuelta y me detuve en frente de Santana. Miré a Woods.
—Está bien. Sólo dame un minuto con ella. Estará bien. No hizo nada malo.
Sólo estaba siendo emocional. Eso es todo —le dije.
La mandíbula de Woods se contrajo de un lado a otro mientras apretaba los dientes. Mantener su boca cerrada le estaba resultando difícil. Finalmente, se alejó.
Tenía que enfrentar a Santana ahora.
—Brittany —dijo suavemente mientras su mano se estiró y agarró la mía—. Por favor, mírame.
Yo podría hacer esto. Tenía que hacer esto. Me di la vuelta, dejando que Santana tomara mi mano entre las suyas. Debía apartarla, pero no podía. La había
visto con una mujer que probablemente mantendría su cama caliente esta noche mientras yo seguía alejándola. La estaba perdiendo. Pero era nuestro bebé.
Alcé los ojos y me encontré con una mirada preocupada. No le gustaba molestarme. Me gustaba eso de ella.
—Está bien. Yo exageré. Estaba, um, sorprendida es todo. Debí haber sabido que te continuaste tu camino. Yo sólo…
—Detente —Santana me interrumpió y me acercó a ella—. No he continuado nada. Lo qué crees que viste no lo es. Meg es una vieja amiga. Eso es todo. Ella no significa nada para mí. He venido a buscarte. Necesitaba verte y fui a jugar golf.
Pero no te vi allí. Me encontré con Meg y sugirió que almorzamos. Eso es todo. No tenía idea de que estabas aquí trabajando. Nunca lo hubiera hecho. A pesar de que no hacía nada malo. Te amo, Brittany. Sólo a ti. No estoy con nadie. Yo nunca lo estaré. Quería creerle. Tan egoísta y equivocada como lo estaba, yo quería creer que
ella me amaba lo suficiente como para no necesitar a nadie más. Incluso si la alejaba
constantemente de mí. Yo le estaba mintiendo. Odiaba a los mentirosos. Ella me odiaría por no habérselo dicho antes. Yo no quería que me odiara. Pero no podía confiar en ella. ¿Mentir por eso estaba bien? ¿Mentir alguna vez estaba bien? ¿Cómo podía ella confiar en mí nuevamente?
—Estoy embarazada —Las palabras salieron antes de que comprendiera lo que decía. Me tapé la boca con horror mientras los ojos de Santana se desviaban.
Entonces, me volví y corrí como si el diablo me persiguiera.
Última edición por marthagr81@yahoo.es el Jue Jul 28, 2016 9:48 pm, editado 1 vez (Razón : cap. 21y 22)
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Ok. No fuea mejor forma de decirle lo del bebe...
Se nota que cualquiera que se acerque a cada una salta los celos jajaja
Pd: siento lo de la quemadura espero que te mejores pronto
Se nota que cualquiera que se acerque a cada una salta los celos jajaja
Pd: siento lo de la quemadura espero que te mejores pronto
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Tanta espera para que le soltara de esa manera lo de su embarazo -.-
Esperó que San salga del shock y vaya tras ella para aclarar las cosas, porque Britt le debe explicar todo !!
Esperó que San salga del shock y vaya tras ella para aclarar las cosas, porque Britt le debe explicar todo !!
JVM- - Mensajes : 1170
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Capitulo 23 -- Santana
Mis pies se encontraban pegados al suelo. No podía moverme, incluso al mirar a Brittany huyendo de mí. ¿Acaso había sido sólo un sueño? ¿Una alucinación desesperada? ¿Así de mal me encontraba?
—Si no vas tras ella, yo lo haré —irrumpió la voz de Woods a través de mis pensamientos, despejando toda esa neblina de asombro.
—¿Qué? —pregunté, mirándolo. Lo odiaba. Golpearlo en la cara era algo con lo que de pronto me encontraba fantaseando.
—Dije, que si no va tras ella, lo haré yo. En estos momentos necesita a alguien. Por mucho que yo no quiera que seas tú, porque creo que no la mereces, necesitas ser tú.
—¿Sabías que estaba embarazada? —Mi sangre comenzó a hervir. ¿Le había dicho a Woods que estaba embarazada y a mí no?
—Yo estuve aquí la primera mañana que vino a trabajar y el olor del tocino la envió directo baño a vomitar. Así que, sí, yo ya lo sabía. Quita ese loco brillo posesivo de tus ojos y ve por ella. —El tono de Woods estaba plagado con
disgusto.
—¿Ha estado enferma? —No sabía que se había estado sintiendo mal. Me dolía el pecho. Había estado enferma sola, la dejé sola y había estado sufriendo. De pronto, el oxígeno no llegaba hasta mis pulmones.
—Sí, pedazo de mierda, ha estado enferma. Eso pasa en su situación. Pero está mejorando. Ahora estoy a punto de cumplir mi promesa e ir tras ella. Haz tu movimiento —advirtió Woods.
Me eché a correr. No fue hasta que salí del edificio por la parte de atrás y miré hacia arriba de la colina que la encontré. Aún estaba corriendo. Se dirigía hacia los condominios. Iba de vuelta a su casa. Me fui tras ella. Estaba embarazada. ¿Debería estar corriendo así? ¿Y si era malo para el bebé? Tenía que ir más despacio.
—Brittany, detente. Espera —le grité cuando estaba lo suficientemente cerca.
Ella aminoró la marcha y finalmente se detuvo cuando me reuní con ella.
—Lo siento —sollozó con el rostro entre sus manos.
—¿Por qué lo sientes? —pregunté, cerrando la distancia entre nosotras y tirando de ella contra mí. Ya no me preocupaba asustarla. No la dejaría ir a ninguna parte.
—Esto. Todo. Yo estando embarazada —susurró ella, rígida en mis brazos.
Ella lo sentía. No, no iba a disculparse por eso.
—No tienes nada que lamentar. No vuelvas a pedirme disculpas de nuevo. ¿Me escuchas?
Parte de la tensión de su cuerpo se alivió, apoyando su cuerpo contra mí.
—Pero no te lo dije.
No, no lo había hecho, pero lo entendía. Apestaba pero entendía. —Deseo que lo hubieses hecho. Nunca te hubiera permitido estar enferma por tu cuenta. Yo habría cuidado de ti. Debo cuidar de ti, voy a cuidar de ti. Te lo juro.
Brittany negó con la cabeza y se apartó de mí.
—No. No puedo. No podemos hacer esto. Yo no te lo dije por una razón.
Nosotras... tenemos que hablar.
Yo estaba cuidando de ella y ella no me dejaba. Pero si necesitaba hablar de ello entonces, se lo permitiría.
—Está bien. Vamos a tu casa, ya que estamos cerca.
Brittany asintió con la cabeza y volvió a caminar hacia el apartamento al cual había estado huyendo hace un momento. Jace había dicho que Woods les estaba permitiendo quedarse allí por el mismo precio que el viejo apartamento de Bethy. Creía que Woods había estado pensando en usarlo como una deducción de impuestos o algo así. Ahora lo entendía. Él había estado haciendo eso por Brittany. Había estado cuidando de ella. Ya no lo haría más. Yo cuidaba de lo que era mío. No necesitaba a Woods haciéndolo. Me gustaría ir a hablar con el después, tendría
que pagar el monto real por alquiler de este lugar. Woods ya no cuidaría de Brittany. Ella era mía.
Vi como ella se agachaba y sacaba la llave debajo del felpudo. Ese tenía que ser el peor lugar para esconder una llave. Más tarde también me gustaría lidiar con ello. No iba a poder dormir por la noche sabiendo que ella tenía una llave escondida bajo la alfombra de la puerta delantera, para que cualquiera pudiese entrar. Brittany abrió la puerta y dio un paso atrás.
—Entra.
Entré y tomé su mano cuando pasé a su lado. Puede que ella quiera decirme todas las razones por las que no podemos estar juntas, pero yo iba a tocarla mientras hablaba. Necesitaba saber que estaba bien. Tocarla me calmaba.
Cerró la puerta y me dejó tirar de ella hacia el sofá. Me senté y la arrastré a mi lado. Quería ponerla en mi regazo, pero la mirada preocupada y nerviosa en su rostro me detuvo. Necesitaba hablar y yo la iba a dejar.
—Yo debería habértelo dicho. Lamento no haberlo hecho. Iba a hacerlo; tal vez no de la manera en que lo hice hoy, pero iba a decírtelo. Sólo necesitaba tiempo para decidir a dónde iría y lo que haría con mi vida. Quería ahorrar e ir a algún lugar para comenzar de nuevo. Para el bebé. Pero te lo iba a decir. ¿Ella me lo iba a decir y luego me iba a dejar? El pánico se apoderó de mí. No podía hacer eso.
—No puedes dejarme —dije tan claramente como pude. Tenía que entender eso.
Brittany dejó caer su mirada de la mía y estudió sus manos. Había entrelazado mis dedos con los suyos. Era lo único que me mantenía tranquila en este momento.
—Santana —dijo en voz baja—. Yo no quiero que mi bebé se sienta siempre indeseado. Tu familia... —se interrumpió y su rostro se había puesto pálido.
—Mi familia va a aceptar lo que les diga. Si no lo hacen, voy a llevarte a ti y a mi bebé lejos, y dejaré que ellos mismos paguen sus malditas facturas. Tú vienes primero, Brittany.
Ella sacudió la cabeza y soltó mi mano ala levantarse.
—No. Eso lo dices ahora, pero no es cierto. No era cierto hace un mes y no es cierto ahora. Siempre los
eliges sobre mí. O por lo menos a Nan, y eso está bien. Lo entiendo; pero simplemente no puedo vivir con ello. No puedo quedarme aquí.
No decirle sobre su papá iba perseguirme por el resto de mi vida. Mi necesidad de proteger a Nan había jodido lo único importante para mí. Me puse de pie y caminé hacia ella mientras ella retrocedía hacia atrás, hasta quedar contra la pared.
—Nadie. Está. Antes. Que. Tú.
Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas, y negó con la cabeza.
Odiaba que no pudiera creerme.
—Te amo. Cuando entraste en mi vida, no te conocía. Nan era mi primera prioridad. Pero eso cambió. Ha cambiado todo. Iba a contartelo, pero mi madre llegó a casa antes de tiempo. Estaba tan asustada de perderte que te perdí de todos modos. Nada te va a apartar de mí. Pasaré el resto de mi vida demostrándote que te amo. A ti y este bebé —toqué su estómago plano y ella tembló—, vienen primero.
—Quiero creerte —dijo a través de un sollozo.
—Permíteme demostrartelo. Abandonándome no me dejas probarte nada.
Tienes que quedarte conmigo, Brittany. Tienes que darme una oportunidad.
Una lágrima se deslizó y rodó por su rostro.
—Voy a ponerme grande y gorda. Los bebés lloran toda la noche y cuestan dinero. No será lo mismo.
Nosotras no seremos las mismas. Te arrepentirás.
Ella realmente no tenía ni idea. No importa cuántas veces se lo diga, no me creerá. Había perdido a todos los que alguna vez había querido y confiado en su vida. ¿Por qué iba a creerme? Los únicos hombres en su vida la habían dejado. Traicionándola. Ella no esperaba otra cosa.
—Este bebé te trajo de nuevo a mí. Es una parte de nosotras. Nunca me arrepentiré. Y puedes volverte tan grande como una ballena, y aún así, voy a amar de todos modos.
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios.
—Espero no volverme tan grande como una ballena.
Me encogí de hombros. —No importa.
Su sonrisa se disolvió rápidamente.
—Tu hermana. Va a odiar esto. A mí. Al bebé.
Lidiaría con Nan luego. Si no podía aceptarlo, tomaría a Brittany y nos iríamos a algún lugar lejos de mi hermana. Brittany se había molestado bastante. Ya no permititía que nadie la lastimara.
—Confía en mí para protegerte y ponerte en primer lugar.
Brittany cerró los ojos y asintió. Mi pecho se hinchó y yo quería gritar al mundo que esta mujer era mía. Pero en lugar de eso la alcé. —¿Dónde está tu habitación? —pregunté.
—La última habitación a la izquierda.
Caminé hacia allí. No haría el amor con ella hoy, pero quería sostenerla durante un rato.
Abrí la puerta y me congelé. La habitación era de buen tamaño para un apartamento, pero la manta en el suelo con una almohada individual era sólo un golpe más contra mí. Cuando yo les ayudé a mudarse, había notado que Brittany no tenía cama. Ella había estado durmiendo en el sofá. Pero yo había estado tan absorta en recuperarla que no había pensado en su necesidad de una cama.
—No tengo cama todavía. Podría solo haber dormido en el sofá, pero yo quería dormir en mi propia habitación —murmuró, tratando de bajar de mis brazos. No la dejaría ir. La abracé con más fuerza contra mí. Anoche había
dormido en el duro suelo mientras yo había estado durmiendo en mi gran cama tamaño king. Mierda.
—Estás temblando, Santana. Bájame —dijo, tirando de mi brazo.
Sin ponerla en el suelo, me di la vuelta y fui de nuevo a la sala de estar y luego hacia la puerta. Cerrando la puerta detrás de mí con llave y metí la llave en mi bolsillo. No la dejaría de nuevo bajo esa alfombra de mierda.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Brittany.
Mi coche no estaba aquí. Entonces la llevé de vuelta por la colina y hacia mi Rover.
—Te voy a llevar a conseguir una cama. Una cama malditamente grande.
Una que cueste una maldita fortuna —gruñí.
Estaba furiosa porque no había notado un problema tan grande. No era de extrañar que Woods hubiera estado cuidando de ella. Yo había fracasado. No iba a fallar de nuevo. Me gustaría asegurarme de que lo tenía todo.
—No necesito una cama cara. Voy a conseguir una pronto.
—Sí, muy pronto. Esta noche —le contesté entonces incliné la cabeza y la besé la nariz—. Vamos a hacer esto. Tengo que hacer esto. Necesito el dinero invertido en la mejor cama que pueda comprar. ¿De acuerdo?
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios.
—Está bien.
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
Capitulo 24
Brittany
No necesitaba más que una cama de tamaño completo. Sin embargo, Santana se negó a comprar cualquier cosa que no fuera una cama tamaño King, dos mesas de noche y un tocador con un espejo a juego precioso. Cometí el error de mirar demasiado tiempo una manta lavanda y fundas a juego. Antes de que supiera lo que estaba pasando, ella estaba comprando el juego de cama completo con sábanas y almohadas nuevas. Discutí durante todo el tiempo, pero ella actuaba como si yo no estuviera hablando. Sólo me guiñó un ojo y siguió haciendo sus órdenes y dando instrucciones al vendedor.
Para el momento en que volvimos de cenar, ya que también estuvo decidida a darme de comer, los muebles ya estaban siendo entregados. Bethy se encontraba sonriendo junto a la puerta cuando llegamos. Le encantaba todo esto.
—Gracias por permitirme hacer eso hoy. Lo necesitaba. No puedes entenderlo, pero tenía que hacerlo —dijo Santana antes de abrir la puerta del coche.
La miré. —¿Necesitabas comprarme un dormitorio completo y ropa de cama costosos? —le pregunté confundida.
—Sí, lo necesitaba.
No entendía, pero asentí. Si tenía que hacerlo, entonces iba a apreciarlo. Todavía no podía creer que todo era mío. Me iba a sentir como una princesa en mi habitación.
—Bueno, gracias por todo. No esperaba nada más que un colchón. No estaba dispuesta a ser consentida.
Santana se inclinó hacia adelante y me dio un beso al lado de la oreja.
—Eso no es ni siquiera cerca de ser mimada. Pero tengo la intención de mostrarte exactamente lo que es consentirte.
Me estremecí y apreté el pomo de la puerta. No iba a permitirle comprarme nada más. Tenía que parar esto, pero los besos alrededor de mi oreja hacían difícil concentrarse.
—Vamos a ver cómo se ve —dijo mientras se inclinaba hacia atrás.
Espacio. Teníamos que conseguir un poco de espacio. Estaba lista para saltar sobre ella en estos momentos. No era algo bueno. Control. Las hormonas del embarazo querían tomar el control. Santana pasó corriendo frente de la Rover cuando abrí la puerta y comencé a salir. Estaba frente de mí tomando mis manos y ayudándome a bajar, como si
estuviera indefensa y no pudiera hacer un movimiento para bajar por mi cuenta.
—Puedo salir por mí misma, sabes —le dije.
Ella sonrió. —Sí, pero ¿qué hay de divertido en eso?
Riendo, pasé junto a ella y me dirijí a Bethy, que nos miraba como si fuéramos una de sus series de televisión favoritas.
—Parece que Pottery Barn1 decidió descargar su último embarque en tu dormitorio —dijo ella, sonriendo como un niño en una tienda de dulces—. ¿Puedo dormir contigo en la gran cama esta noche? ¡El colchón es increíble!
—No. Ella necesita descansar. No hay compañeros de cama —dijo Santana, caminando detrás de mí y envolviendo un brazo protector alrededor de mi cintura.
Los ojos de Bethy se quedaron en mi cintura y luego de vuelta a Santana.
—Lo sabes —dijo ella, mirando muy contenta.
—Sí, lo sé —respondió. Y se puso tensa.
Me sentí horrible. Una persona más a la que le había dicho de mi embarazo antes que a ella. Tenía todo el derecho a estar lastimada. Era una mentirosa. ¿Se daría cuenta y me dejaría?
—Bien —dijo Bethy y dio un paso a un lado para que pudiéramos entrar.
—¿Por qué no vas a asegurarte de que están colocando todo donde tú quieres? —me dijo Santana cuando entramos.
—Buena idea. —La dejé allí para ir a ver los muebles. Si estaba enojada conmigo tendría tiempo para calmarse.
( Pottery Barn: es una tienda de muebles y artículos para el hogar de Estados Unidos)
Los chicos de entrega estaban haciendo un buen trabajo con la instalación, así que no me molesto. Estaba feliz con el lugar donde se estaban poniendo las cosas. Caminando de regreso a la sala oí susurrar a Bethy y me detuve.
—Ella está mejor. Ha estado bastante enferma, pero no ha vomitado estas últimas dos mañanas.
—Me llamas al segundo que parezca que podría enfermarse. —Santana incluso llegó a hacer sonar su susurro como una demanda.
—Sí, yo te llamo. No fue del todo mi idea “no se lo digas a Santana”. Tú le hiciste esto. Tienes que estar ahí para ella.
—No voy a ninguna parte —respondió.
—Será mejor que no.
Santana se rió. —Si ella no quiere vivir conmigo entonces por lo menos tengo que protegerla.
—Maldita sea. No creas que no la ayudaré a desaparecer si te vuelves una mierda de nuevo. La lastimas y se irá.
—Nunca voy a hacerle daño otra vez.
El pecho me dolía. Quería creerle. Quería confiar en ella. Este era nuestro bebé. Había tantas cosas que eran difíciles de olvidar, pero necesitaba aprender. La amaba. Estaba segura de que siempre lo haría. Entré en la habitación y sonrío.
—Sí, están instalando las cosas justo donde las quiero.
Santana se acercó y me llevó a sus brazos. Estaba haciendo mucho eso últimamente. No dijo nada. Sólo me sostuvo. Bethy salió de la habitación y envolví mis brazos alrededor de ella y nos quedamos así durante mucho tiempo. Era la
primera vez que no me sentía sola en un largo tiempo. * * * Santana no me había preguntado si podía quedarse en la noche. Estaba un poco sorprendida. No había hecho nada más que darme un beso antes de irse. Eso no había hecho mucho para refrescar mis sueños. Me despierté de nuevo justo antes de un orgasmo, muy frustrante. Eché atrás mis sábanas y me senté sobre la cama. Hoy tenía que cambiar el turno del almuerzo otra vez.
Anoche había llamado a Woods y me disculpé por dejarlo guindando, pero entendió y me preguntó si las cosas estaban bien. Santana había estado allí escuchando todo lo que dije, por lo que había tenido prisa por colgar el teléfono. Hoy me gustaría encontrar a Woods a solas y hablar con él. Estaba siendo muy comprensivo.
Me puso en el comedor el resto de la semana. El único día que me tenía en el campo era el sábado por el torneo. Se espera que todo el mundo trabajara fuera. Cuando por fin me dirigí a la cocina, una caja de donas me dio la
bienvenida. Una pequeña nota estaba incluida en la parte superior. Sonriendo, la recojí y leí.
Te perdiste anoche. No podía comer esto solo. Espero que las cosas estén mejor. Con cariño, Jimmy.
¡Mierda! Me había olvidado de la cita de donas. Otra persona con la que tenía que disculparme. Pero primero, quería un poco de leche y donas.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
CAPITULO 25
SANTANA
Me en una de las sillas de piel al otro lado del escritorio de Woods. Él estaba estudiándome y eso me molestaba. Yo había sido quien lo llamó y arregló este encuentro. ¿Porque estaba tan malditamente divertido?
—Voy a pagarte la cantidad completa por el alquiler del condominio. Yo sé cuál es la tarifa y te hice un cheque por todo un año de alquiler. Aunque, Brittany probablemente no va a estar viviendo allí mucho tiempo. Al lograr que confíe en mi, voy a hacer que se mude conmigo —Deslicé un cheque por su escritorio.
Woods miró abajo hacia él y luego de vuelta a mí.
—Asumo que esto es porque tú no quieres que me esté haciendo cargo de lo que es tuyo.
—Eso es correcto.
Woods asintió y recogió el cheque.
—Bien. Yo no debería tener que hacerme cargo de Brittany o tú bebé. Pero lo haría. Tú podrías no creerme, pero estoy feliz de que estés enterada del embarazo. Solo no jodas las cosas. Tú tendrás que asegurarte de que Nan mantenga sus garras dentro. No necesitaba a Woods diciéndome lo que hice y lo que no necesitaba hacer.
Nada de esto era asunto suyo. Sin embargo, aún no había terminado con él, así que hacerlo enojar era mala idea.
—No quiero que trabaje turnos dobles o afuera en el calor. Se niega a dejar de trabajar pero sus horas necesitan ser acortadas.
Woods se cruzó de brazos sobre su pecho y se inclinó hacia atrás en su asiento.
—¿Ella sabe sobre esto? Porque lo último que supe, necesitaba todas las horas que pudiera conseguir.
—Lo último que supiste era que yo no sabía que ella estaba cargando mi bebé. Nada puede sucederle, Woods. No puedo permitir que nada más le pase.
Él asintió y dejó salir un profundo suspiro. —Bien. Estoy de acuerdo. No me gusta que me digan que hacer pero estoy de acuerdo.
—Una cosa más —dije antes de levantarme—. Jimmy es gay, ¿Cierto?
Woods soltó una carcajada y entonces asintió. —Si, lo es, pero guárdate eso para ti mismo. A las mujeres les gusta venir solo para mirarlo. Recibe buenas propinas solo por eso. Bien. Yo creí que él lo era pero su fijación a Brittany me molestaba.
—Entonces supongo que él puede revolotear sobre mi chica.
Woods esbozó una sonrisa maliciosa.
—No creo que pudieras detenerlo aún si lo intentaras.
Mi teléfono sonó mientras caminaba hacia mi Range Rover. Esto me recordó que Brittany no tenía teléfono. Así que no sería ella llamándome. Iba a visitarla ahora. Hablaríamos del asunto entonces. Sacando mi teléfono, vi el nombre de mi madre en la pantalla. La había ignorado durante cuatro semanas. Yo tenía a Brittany de vuelta pero aún no me encontraba lista para hablar con mamá. Presione el botón de Ignorar y guarde mi teléfono de vuelta en mi bolsillo.
Una vez que estuve en lo de Brittany revisé debajo del tapete y estuve feliz de ver que no había una llave escondida. Había hablado con ella y Bethy la noche anterior sobre lo inseguro que era eso. Golpeé la puerta y escuche los pasos en el otro lado. El auto de Bethy había estado en el club cuando me fui, así que sabía que Brittany estaba sola. Solo pensar en tener algo de tiempo a solas con ella me hizo sonreír.
La puerta se abrió y una “recién arrastrada de la cama” Brittany se asomó en el otro lado sosteniendo una dona. El rubor en sus mejillas era adorable. La pequeña diminuta camiseta sin mangas cubriendo esas grandes y hermosas tetas suyas y los pequeños shorts bóxer tomaban lo adorable y la convertían en ardiente. Entré y cerré la puerta detrás de mí.
—Maldición, nena —murmuré mientras la regresaba al sofá—. Por favor, no vuelvas a abrir la puerta luciendo de esta manera.
Ella bajó la mirada y una sonrisa tiro de sus labios.
—Continúan volviéndose más grandes. Yo creo que es por el embarazo —dijo a modo de explicación.
—. Olvide que se veían así…
Envolví un mechón de su cabello alrededor de mi dedo. —No es solo la diminuta camiseta sin mangas pero esto del cabello “recién salido de la cama” es sexy y… —deslicé mi mano hacia abajo sobre su trasero apenas cubierto—. Esto necesita ser más cubierto también.
—Las personas normalmente no se detienen en esas cosas por las mañanas
—Brittany se escuchó sin aliento. Me gustaba saber que la afectaba.
—Bien —repliqué—. ¿Cómo fue dormir en tu cama? —le pregunté dando
una mordida al lóbulo de su oreja.
—Uh… yo uh… dormí bien —dijo, nerviosa. Tire de vuelta y la miré. ¿Por qué se escuchaba nerviosa?
—¿Solo bien? —pregunté, mirando como sus mejillas se volvían rojo brillante.
Brittany cambio su pie y bajo su mirada al suelo. —Los sueños de embarazada pueden ser um…
—¿Sueños de embarazada? ¿A qué te refieres? —ahora tenía curiosidad. El hecho de que su rostro entero era de un rojo brillante y ella se veía lista para arrastrarse debajo de la mesa y esconderse de mí, solo me hizo querer saber más. Comenzó a moverse y tomé sus caderas para mantenerla mantuve atrapada entre mí y el sofá.
—Oh, no, no lo harás. No puedes decirme cosas como esa y no explicarte.
Brittany dejó salir una corta risa insegura y sacudió su cabeza.
—Puedes mantenerme aquí todo el día pero no voy a decirte.
Deslicé mis manos debajo de su camiseta y comencé a hacerle cosquillas. Intente realmente fuerte no concentrarme en los senos perfectamente abultados justo a mi alcance. No quería que Brittany pensara que sólo me importaba por el sexo. Antes había basado nuestra relación en sexo. Quería probarle que era más que eso. Incluso si estaba tomando duchas frías y masturbándome pensando en lo dulce ella había sabido el otro día.
Brittany se reía y retorcía mientras le hacía cosquillas
—¡Para! —chilló y empujó contra mí. Cuando intentó de revolverse lejos de mí, mi mano se deslizo
arriba y masajeó su seno izquierdo, haciéndola congelarse. Un pequeño sonido vino de su garganta, que se escuchó realmente cercano a un gemido. Froté la yema de mi pulgar sobre su pezón y ella se presionó contra mí. A la mierda la cosa de nada de sexo. ¿Cómo se suponía que ignorara esto?
—Por favor, Santana. Yo te necesito, para —rogó.
¿Ella me necesitaba? Espera… eran sus sueños…
—Brittany, nena, ¿Tus sueños son sobre sexo?
Ella gimoteó y asintió mientras yo pinchaba su pezón entre mis dedos.
—Sí, y estoy cansada de despertarme cachonda —murmuró.
Mierda. Tome la dona de sus manos y la recosté en la mesa, luego chupé el glaseado de sus dedos. Su respiración se detuvo. La tomé y la levanté. Ella envolvió sus piernas alrededor de mi cintura y yo devoré su boca mientras nos
encaminaba de vuelta a su dormitorio. En esta ocasión había una gran cama para mí para que la pusiera y la mantuviera en ella todo el día, haciéndole el amor si eso era lo que ella necesitaba. La recosté en la cama y tire sus pequeños shorts y bragas fuera antes de arrastrarme encima de ella.
—Quítate esa camiseta —dije mientras tiraba de ella hacia arriba y sobre su cabeza. Me detuve y la miré. Solo la semana pasada creí que nunca la volvería a ver así otra vez. Sostenerla era algo con lo que soñaba al dormir. Ahora ella estaba allí y yo quería apreciar cada pequeña porción de su cuerpo.
—Santana, por favor. Te necesito dentro de mí —Se retorció y declaró. Por mucho que quería adorar su cuerpo parecía como que no iba a conseguirlo. No iba a ser capaz de rechazar a una Brittany necesitada.
—¿Puedo probarte primero? —le pregunté, besando su boca otra vez y entonces corriendo besos por todo su cuerpo.
—Sí, lo que sea. Solo necesito que me toques —suspiró cuando mi mano encontró sus pliegues húmedos y deslice un dedo al interior
—. ¡Oh Dios! ¡Sí! Ahhhh —gritó mientras comenzaba a tocarla.
Brittany loca por el sexo iba a ser divertida. Era como si hubiera ganado la jodida lotería. Empuje sus muslos más separados y baje mi boca para besar el pequeño clítoris escondido allí. Ella se disparó y comenzó a rogar otra vez.
Pegando mi lengua afuera, la corrí por encima de su dulce e hinchado sexo. Sus dos manos tomaron mi cabello y me sostuvieron. No pude evitar sonreír.
—Por favor, Santana, por favor. Tú lo haces sentir tan bien. Por favor —sus sexys, pequeñas suplicas estaban a punto de hacerme explotar. La quería tan o más como ella me quería a mí pero yo también estaba disfrutando esto. Me concentré en hacerla venirse con mi boca mientras ella comenzaba a retorcerse y gemir en la cama. Cuando finalmente gritó mi nombre y se comenzaba a venir, salté y me quité la ropa en un tiempo récord.
Ya no necesitábamos más un condón. Me recosté sobre ella y con una simple estocada ya estaba dentro. Brittany sujetó mis hombros y yo tiré de su cabeza hacia abajo. Si así era como todas las mujeres embarazadas eran, ¿Por qué carajos los hombres no las mantenían embarazadas? Esto era ardiente. Tan ardiente que no me importaría hacerlo mucho tiempo.
—Cógeme, Santana. Realmente duro —Brittany jadeó.
—Nena, sigue diciendo cosas así y me voy a correr antes de que tú quieras que lo haga.
Ella sonrió maliciosamente hacia mí.
—Te tendré duro otra vez. Lo prometo.
Ahora, hazlo duro. En mis sueños, tú me cubrías y me cogías hasta que me encontraba gritando y arañando en la cama, rogándote para que nunca pararas. Justo antes de que me viniera, me desperté. No solo había estado teniendo sueños sexuales sobre mí, sino sueños sucios sobre mí. Me tiré fuera de ella y la volteé sobre su estómago, luego alce sus caderas al aire
—¿Quieres coger, dulce Britt? Yo hare a mi chica sentirse mejor —Susurré mientras corría mis manos gentilmente sobre su trasero desnudo. Ella comenzó a retorcerse y nalgueé su coño, haciéndola boquear con sorpresa—. Si lo quieres duro nena, entonces te lo voy a dar duro —le prometí.
Tomando su cadera, arremetí dentro de ella y casi disparo mi carga. Estaba tan jodidamente apretada. Los desesperados lloriqueos de placer viniendo de Brittany no estaban ayudando. Recordando que necesitaba hacer que
Brittany se viniera de nuevo era difícil cuando mis bolas estaban volviéndose apretadas y mi miembro palpitaba.
—Más fuerte —Brittany gimió y lo perdí. Comencé a golpear dentro de ella con la misma salvaje necesidad desenfrenada que la consumía. Cuando su ceñido calor comenzó a apretarme y mi nombre vino rasgando fuera de su boca, cerré los ojos y me deje llevar.
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Re: [Resuelto]BRITTANA: NUNCA TAN LEJOS (2da PARTE). ultimos capitulos y final (3 cap. de bonus)
CAPITULO 26
Brittany
Santana se encontraba de espaldas, tirándome hacia ella cuando me vine en un orgasmo que estaba bastante segura, me había hecho desmayar. Me acurruqué en sus brazos y suspiré de alivio. Había hecho muy felices a mis necesitadas partes. Más que felices. Estaba dolorida por todas partes y me encantaba.
—Creo que puede que me hayas roto. —Ahogó una risa contra mi sien y colocó allí un beso.
—Espero que no, porque cuando tenga energía para moverme, me gustaría hacerlo de nuevo —le contesté tan dulcemente como pude.
—¿Porque de pronto me estoy sintiendo utilizada? —preguntó.
Pellizqué la piel que cubría sus abdominales.
—Lo siento si te sientes utilizada, pero con un cuerpo como el tuyo, ¿qué esperas? Santana rió y me puso de espaldas antes de cubrirme con su cuerpo. Sus ojos oscuros brillaron al mirarme.
—¿Eso crees?
Solo asentí. Temía que diría algo más si hablaba. Como el hecho de que estaba enamorada de ella.
—Eres tan hermosa —susurró mientras bajaba la cabeza para besar mi rostro, como si fuera algo para adorar.
No era hermosa. Santana lo era, pero no señalé ese dato. Si quería pensar que lo era, entonces la dejaría. Sus manos corrieron bajo mi cuerpo haciéndolo zumbar de placer.
—¿Despiertas así cada mañana? —preguntó con un brillo en sus ojos.
Podría mentir, pero había tenido suficiente de eso.
—Sí. A veces en medio de la noche también. Santana levanto una ceja.
—¿En medio de la noche?
Asentí.
Extendió la mano y peinó los mechones fuera de mi rostro.
—¿Cómo se supone que te ayude en medio de la noche si no estás conmigo? —su voz sonaba realmente preocupada.
—No me quieres despertándote cada noche por sexo —le dije.
—Nena, si te despiertas caliente quiero estar lista y disponible —su voz bajó y deslizo una mano hacia abajo para ahuecarla entre mis piernas.—. Esto es mío, y yo cuido de lo que me pertenece.
—Santana —advertí.
—¿Si?
—Voy a montarte aquí mismo y exprimir tus sesos si no dejas de decir cosas como esa.
Santana sonrió.
—Eso no es una gran amenaza, dulce Britt.
Volví la cabeza para sonreír y el reloj en mi mesita de noche me llamo la atención. ¡Oh mierda! Empuje a Santana. —Tengo que estar en el trabajo en diez minutos —le grité a modo de explicación.
Santana se apartó de mí y salté fuera de la cama, sólo para darme cuenta que me encontraba bastante desnuda, y que Santana estaba tendida en la cama con una sonrisa, viéndome entrar en pánico.
—Por favor, no me importa. La vista es estupenda desde aquí —dijo con una sexy sonrisa.
Negué con la cabeza y agarré un par de bragas limpias y un sujetador, luego corrí al baño.
* * *
—Parece que alguien tuvo suerte o ¿esa sonrisa de felicidad es por todas esas donas que te llevé? —Jimmy arrastré las palabras mientras entraba a la cocina con un minuto de retraso.
Mi cara se sentía como si estuviera en llamas
—Me encantan las donas. Gracias, y lo siento, lo olvide anoche. Fue un uh… día loco —contesté, eligiendo un
delantal, asustada de hacer contacto visual con él.
—Nena, si acabara de salir de la cama de Santana López estaría sonriendo como loco también. De hecho, estoy terriblemente celoso. Sé que mis donas no pusieron ese brillo de satisfacción en tus ojos.
Comencé a reír y cogí un lápiz y una libreta.
—Es bastante asombrosa.
—Oh, por favor, dame detalles. Pondré atención a cada palabra —rogó Jimmy saliendo hacia el comedor junto a mí.
—Ve a coquetear con mujeres y deja de fantasear con mi… mi…—¿Qué era Santana? No era mi novia. Era la madre de mi bebé y eso apenas sonaba justo.
—Es tu mujer. Dilo porque es verdad. La chica adora tu altar.
No respondí. No estaba segura de que contestar. Ya había mesas llenas y tenía trabajo que hacer. Woods, Jace y Thad, el rubio con cabello rizado de cuyo nombre me había enterado hace poco, estaban sentados en una de mis mesas. Fui a tomar las órdenes de bebidas del señor Lovelady y de su acompañante de hoy. Siempre tenía chicas con él que parecía que podían ser sus nietas, pero nunca lo eran. Según Jimmy, el señor Lovelady era más rico que Dios. A pesar de ello, era viejo. Lo que era sencillamente asqueroso. Después de tomar sus órdenes de bebidas me dirigí a la mesa de Woods. Los tres chicos me sonrieron cuando me acerqué, y Thad me guiñó un ojo. Era el chico guapo a quien le gustaba coquetear, y todos lo sabían. Por lo que ignorarlo fue fácil. —Buenos días, muchachos. ¿Qué puedo traerles para beber? —pregunté mientras colocaba sus vasos de agua en frente a ellos.
—Luces alegre esta mañana. Es bueno verte sonreír otra vez —dijo Thad mientras tomaba su vaso de agua y bebía un sorbo.
El sonrojo volvió a mis mejillas. Podía sentirlo. Eché un vistazo hacia Woods, quien me observaba con una mirada cómplice. Era lo suficientemente listo para entenderlo.
—Quiero un café —fue la única respuesta de Woods. Estaba muy agradecida de que no estuviera de humor para tomarme el pelo.
—Bethy no me dejó tocar las donas que Jimmy trajo esta mañana. No me di cuenta que las donas te ponían de tan buen humor —la sonrisa de satisfacción en el rostro de Jace dijo que sabía exactamente qué había sucedido. ¿Acaso, ahora todo el club iba a saber sobre mi vida sexual? ¿Era así de interesante?
—Sucede que me encantan las donas —respondí, estudiando mi libreta en vez de mirar a cualquiera de ellos.
—Apuesto que lo haces —Jace se rió entre dientes—. Tráeme una Honey Brown, por favor.
—Siento como que me estoy perdiendo de algo aquí y odio sentirme
excluido —dijo Thad apoyándose en la mesa e inspeccionándome más de cerca.
—Aléjate y pide tu maldita bebida —le espetó Woods.
Thad rodó los ojos y se echó hacia atrás en su asiento.
—Todos están tan sensibles. Quiero una botella de agua mineral.
Lo anoté y luego miré hacia Woods.
—¿Les gustaría que les traiga frutas frescas a la mesa?
Asintió. —Por favor.
Contenta de haber terminado con esos tres, me dirigí a la cocina luego de haber sido detenida por la Sra. Higgenbotham, la cual quería una Mimosa para ella y su hija, quien parecía tener unos dieciocho años.
Jimmy estaba cargando su bandeja cuando entré a la cocina. Me miró por encima de su hombro.
—Sé que estoy siendo entrometido pero tengo que preguntar, ¿quién es la chica que Santana dejo aquí ayer al salir corriendo?
Meg. No sabía nada más sobre ella. Solo Meg, una vieja amiga. De hecho
había olvidado que Santana la había dejado aquí.
—Es una vieja amiga suya. No sé mucho más.
—Woods la conoce bien también. Fue y habló con ella después de que ustedes salieran corriendo. Supuse que no era nueva si ambos la conocían. Me recordé a mí misma que era parte de su pasado. No tenía razón para sentir celos de ninguna manera. Eran viejas amigas. Solo porque era una de ellos no significaba que tuviera que sentirme inferior.
Puse las frutas de Woods en mi bandeja y cogí las bebidas que todos habían pedido antes de volver a entrar al comedor. Me concentré en la entrega de bebidas a mis mesas antes de hacer un barrido mientras caminaba hacia la mesa de Woods. Vi a Woods entrecerrar sus ojos desde mi dirección hacia una mesa a mi izquierda. Estaba en el área de Jimmy. Miré hacia atrás para ver si eso era una pista para que ayudara a alguien, cuando mis ojos se encontraron con los de Santana. Me detuve. Estaba aquí. Una sonrisa comenzó a formarse en mis labios cuando mis ojos se movieron para ver a Nan sentada a su lado, con una mueca de enfado en su rostro. Giré mi atención de
nuevo hacia Woods y decidí pretender que no estaban aquí.
—Aquí está su fruta —podía oír el tono nervioso en mi voz y rogué que los chicos no se dieran cuenta—. Y aquí están sus bebidas. ¿Todos listos para ordenar ahora? —pregunté, forzando una sonrisa. Los tres se me quedaron mirando, haciendo todo aún más incómodo. Era algo que iba a tener que aprender a superar. Nan era su hermana. Estaría en mi vida si Santana lo estaba. Aprender a vivir con alguien odiándome era una parte de la vida que necesitaría saber aceptar.
—Es su hermana. Haces esta cosa con ella y tienes que lidiar con ella también —me dijo Jace como si no lo supiera. No me gustaba sentir como si cada emoción que tenía estuviera a la vista. Siempre había sido una persona reservada. Esto era demasiado. Lo ignoré, sacando mi libreta y mirando deliberadamente a Woods. Aclaró su garganta y ordenó. Los otros también lo hicieron sin más palabras de sabiduría.
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