[Fic] Showtime - Capítulo 9: Te necesito.

Pany que buen capítulo.
Me gusto en especial la pelea entre Jesse y Finn, pero al final Finn logro su objetivo separar a Jesse y Rachel.
Rachel no le hubiera mentido, pero como dice ella, quizás Jesse no hubiera entendido su confusión.
Pobre Jesse, me da penita que se vaya todo decepcionado.
Espero tu siguiente capítulo.
Saludos

Me encanataron todos los capitulos me tienes en duda y queriendo saber que pasara porfavor actualiza pronto

Hola mis niñas :') Primero que nada quiero pedirles disculpas y decirles i'm so freakin' sorry por no haber actualizado en tanto tiempo, es que entre el colegio y la falta de inspiración no tengo ningún momento libre, ni para pensar :c Lo siento, prometo actualizar más seguido.
Segundo, agradecerles a todas la paciencia que han tenido, se viene fic Klaine! :D Un besito a todas <3
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Él dijo que me llamaría, y supongo que hice bien en no esperar nada, después de todo había metido la pata en grande esa tarde. Menos mal mis padres estaban de compras y no vieron el tremendo espectáculo que se armó en el patio delantero de la casa, seguramente hubieran llegado hasta los militares… Me sorprendió incluso que los vecinos no armaran boche, por lo general ni siquiera yo podía poner la música muy alta por miedo a molestar a alguien. Esa tarde decidí despejar mi mente con la idea de ir a Garden-manía y comprar un par de gnomos de cerámica para poner sobre los agujeros que se habían abierto en el césped entre golpe y golpe, quizás en el camino podría por fin asimilar lo que había sucedido de una manera clara y coherente, cosa que hace mucho tiempo no hacía. Me puse mi mejor vestido, color amarillo canario que tanto destacaba y un cárdigan color crema que hacía juego; había leído en la internet que los colores de la vestimenta influyen muchísimo en el Chi y la energía vital que una persona despide, además en momentos así lo único que quería era expeler las malas vibras que habían quedado en el ambiente de cualquier forma. Antes de salir prendí unas tres varitas de incienso que una amable gitana –aunque me aterrorizaba tocarlas- me había regalado, diciendo que me traería fortuna en el amor. Esperaba que así fuese, y después de desinfectar cada uno de los lados de la dichosa cajita donde venían contenidos, encendí algunos en mi habitación y la sala de estar antes de irme.
Apenas me había sentado al fondo del autobús cuando comenzó a nublarse de la nada. Mi primer pensamiento fue de extrañeza, en el noticiero habían dicho que estaría soleado todo el día, pero en realidad me sentía exactamente como lo estaba el clima. Abrumada, triste, melancólica… Y a fin de cuentas nadie más tenía la culpa de ello, salvo yo misma. ¿Por qué mentirle a Jesse? Supuestamente la confianza es la base de toda relación, y debía ser verdad, pero por algún motivo tenía mucho miedo que él no pudiera entender como me siento. Claro, había metido la pata por haber cedido ante la presión de Finn, pero tampoco esperé que se mostrara como un muchachito tan desdeñoso, ciertamente no había terminado de conocerlo aún. Recordé mientras apoyaba la sien en el vidrio del autobús que si bien fue él quien me prestó el hombro y defendió cuando Jesse hizo sus jugarretas apoyado de sus compinches de Vocal Adrenaline, nunca pensé que ese mismo chico que se fijó en mi sería quien terminaría haciéndome tanto daño. Había errado en crearme tantas ilusiones junto a él, idealizarlo de esa manera, pensar que era perfecto siendo que nadie lo es, y la única persona que me aceptaba y me quería con mis defectos, ahora huía espantado por mis propias mentiras. Y no lo culpaba. Yo no era cualquier cosa, por supuesto que no podía conformarme con el primer hombre que encontrara, pero ¿Y si aún así Jesse era demasiado bueno para mí? Suspiré melancólicamente golpeando mi cabeza contra el cristal sin que nadie se fijara en ello ¿Cómo? Dios santo ¿Cómo pude ser tan tonta de dejar ir al único hombre que es capaz de amarme a tal extremo? Sacudí la cabeza nuevamente, simplemente me parecía inaudito. No recordaba que el trayecto a Garden-manía fuera tan largo, en realidad no lo era, pero cuando se está como yo lo estaba, los segundos se hacen horas fácilmente. Tragué saliva con la garganta apretada ¿Por qué tenían que suceder estas cosas? A veces creía que solamente me pasaban a mí, como en una especie de racha permanente de mala suerte en la cual siempre metía la pata de diversas maneras. Levanté mi mano delicadamente hasta mi mejilla, limpiando con rapidez alguna lágrima escurridiza que hubiese querido pasarse de lista conmigo. No iba a llorar en público, esas cosas las hago en casa, encerrada bajo siete llaves en mi habitación.

La tarde pasó lenta, no demoré nada en colocar los gnomos en lugares estratégicos para poder ocultar bien los agujeros terribles que entre puños y patadas le habían arrancado al césped, y una vez que mi tarea se vio completa, me entregué a lo que había querido hacer toda la tarde: Tirarme en la cama a hacer nada. Arrastré los pies por las escaleras, ni el revuelo de mi vestido amarillo ni el aroma de los dulces inciensos inundando el aire me ayudaban, quizás no concordaba el Feng con el Shui o algo así, quizás el Chi estaba dando vueltas por otro lado o tal vez no tenía ánimos lisa y llanamente hablando. Cerré mis ojos con rabia y me perdí un momento en un mundo de colores donde yo podía ser feliz en cualquier circunstancia… Pensé en cachorritos, arcoíris, musicales, la vez en que me paré en un escenario de Broadway de verdad. Y fui feliz por una décima de segundo, recordando los buenos tiempos, cuando realmente nada me importaba ni podía herirme, estaba en mi propio universo cuando viví esos momentos… Pero sonó el teléfono, y mi burbuja rosa de felicidad se reventó, dejándome caer sobre la colcha de mi cama otra vez. Tanteé con la mano derecha en busca de mí móvil, estaba más que segura que lo había dejado por ahí… ¿Dónde rayos estaba? Seguía sonando “Funny girl” a todo su volumen, y estaba tarareándola mentalmente cuando por fin lo hallé, y cuando lo iba a hacer si estaba sentada sobre él.
Me di un golpecito en la frente con la base de mi palma, y miré la pantalla. Sonreí a medias, y contesté.


-Rachel Berry –dije en tono cantarino.

-¡Traidora! –exclamó Mercedes desde lejos.

-¿Qué? –me desconcerté apenas oí eso, frunciendo el ceño.

-¡Cállate, ‘Cedes! –dijo Kurt que parecía alejarse del bullicio para poder hablar mejor- Rachel, estamos todos en mi casa, vimos llegar a Finn con la nariz rota y papá se lo llevó a Emergencias –su voz parecía temblar del nerviosismo y el hecho de no entender nada- Ahora me vas a decir ¿En qué demonios estaba pensando mi hermanastro cuando se le ocurrió aparecerse por tu casa y volver así?

-¿Finn está en el hospital? –mi mandíbula cayó hasta el suelo incrédula-

-Necesito que me expliques qué rayos pasó –insistió Kurt del otro lado.

Suspiré tragando saliva, intentaba evadir darle una respuesta.
-¿No les dijo nada?

-¿Decir algo? –lanzó una risa irónica- Tiene el rostro tan hinchado, que de verlo me baja el asco… No tengo estómago para ningún tipo de procedimiento quirúrgico que involucre sangre y tú lo sabes. Anda, habla.

-No quiero hablar de esto ahora, todo el mundo te escucha y no es algo que… Que me enorgullezca, además es una larga historia –suspiré aferrándome a mis ositos de peluche, entre ellos estaba el de mi… ¿Novio?

-¿Se trata de Jesse St Sucks? –el desdén se podía saborear en su voz aún en el teléfono.

-Es St James, y sí, tiene que ver con él.

-Estaré en 10 minutos en tu casa, mas te vale que valga la pena la explicación.

-¿D-Diez minutos?

-Diez minutos.


Y colgó.
Así era Kurt, tan práctico y directo que podría cortarle la garganta a alguien solamente para que se quedara callado un minuto. Ahora se supone que tenía que venir la parte en la que yo me sentaba a esperar, lamentándome por el episodio de Jesse y todo lo demás, pero en realidad estaba nerviosa porque viniera el soprano a mi humilde hogar. Más que nerviosa, estaba en pánico. Salté de la cama con los pelos de punta, y comencé a caminar en círculos sobre la alfombra que descansaba a los pies de mi mesita de noche ¿Qué excusa le podría dar? “Eh, hola Kurt, la razón porque Finn llegó con la nariz rota y un puño marcado en plena cara es porque Jesse lo golpeó cuando vino a decirle que yo le había dicho que aún lo quería, cosa que hizo que mi novio me mandara al demonio. Pero no te preocupes, son cosas mínimas.” Nein, no, never. No podía decirle eso ¿Qué pensaría de mí? Si ya bastante me había costado que me lograra soportar, ahora sería mi cabeza la que rodaría… Me odiaría por ya varias razones entonces, por haber regresado con Jesse y ahora por no haber hecho nada mientras ellos se mataban a golpes. Pero, yo no podía hacer nada ¿Cierto? No, cállate, Rachel, recuerda que el rabino dice que eso es pecado por omisión. Tragué saliva llevando mis manos al cuello inconscientemente cuando oí el sonido del timbre de la puerta. Oh diablos, aquí vamos.
Me debatí al menos diez minutos entre bajar y abrir la puerta o quedarme escondida en la seguridad de mi habitación. No fue necesario asomar la cabeza por la ventana para comprobar si venía de mal humor o no, dadas las eventualidades vividas hacía unas horas, y el insistente golpeteo de zapatos en el porche de mi casa era evidencia suficiente como para asumir que venía furibundo. Y si no bajaba a abrir AHORA, seguramente me iría peor… “Vamos Rachel, tú puedes hacerlo. Si te ataca, recuerda lo que aprendiste en el curso de Defensa Personal” pensé frunciendo el ceño con miedo y respirando profundo al ponerme de pie, reuní lo poco y nada de coraje que tenía aún, y disimulando que me temblaban las rodillas hasta casi botarme al suelo, bajé las escaleras con cara de dignidad Berry. Recordé que tenía que inhalar aire de vez en cuando, y apenas la punta de mi zapato tocó el último escalón, mis pantorrillas cedieron violentamente, y sentí que caminaba sobre gelatina. El timbre sonó una vez más, como si el dedo de Kurt estuviera dispuesto a romper la pared de lo fuerte que presionaba, no podía alargar más la agonía, y esbozando mi mejor sonrisa, abrí la puerta con las manos temblándome. Ahí estaba él, implacable y solamente le faltaba el cuchillo en su mano, que supuestamente me enterraría en plena yugular. Tragué saliva y le saludé.


-Hola Kurt.

-Rachel –asintió abriéndose paso y entró- Entonces, es ahora cuando me empiezas a dar las explicaciones de por qué Finn de pronto se convirtió en donador de órganos.

Mi mandíbula comenzó a hacer lo mismo que el resto de mi cuerpo: temblar.
-La-La verdad es que… -reí nerviosamente- No sé si te fijaste que casualmente vivo al lado del jefe de la mafia italiana, así que, tuvieron un pequeño altercado por algo que no recuerdo.

-¿Mafia italiana? –su ceja se encorvó peligrosamente sobre su ojo, aquí venía el latigazo- ¿De verdad es lo mejor que se te pudo ocurrir? Eres tan tonta.

-Kurt, de verdad no quieres escuchar lo que pasó…

-Oh sí quiero. ¿Crees que gastaría las suelas de mis botas nuevas caminando hasta acá, solamente para escuchar un montón de excusas sacadas de la televisión de trasnoche que ves cuando no puedes dormir? No me respondas, no hace falta. ¡Ya! ¡Habla!

-No, Kurt, en serio tú no quieres oír e–

-Shhhhht. No más excusas, habla o te irá peor.

Fruncí los labios y el ceño por igual, cerré los ojos y suspire. Al parecer no tenía opción alguna.
-Jesse y Finn se pelearon. Por mí.

-¿Por ti? –su rostro mostraba una expresión de sorpresa que parecía decir que jamás lo hubiese esperado.

-Por mí –repetí una vez más- Y bueno, Finn le dijo algo a Jesse y creo que por eso, ya no tengo novio.

-¿Tenías novio?

-Sí, Kurt, Jesse es… O era, o no lo sé, pero algo somos.

-Podría golpearte aquí mismo –podía oír el rechinar de sus dientes- Pero no lo haré porque soy una dama. Anda, continúa.


Se sentó cómodamente en el sofá que adornaba la sala, llena de fotos dedicadas solamente a mí y a mis padres. No me sorprendía viniendo de él, incluso no me molestaba, más que eso me daba muchísimo miedo llevarle la contraria a Kurt, sabía de lo que era capaz. Podía destrozarme con sus insultos y comparaciones con cosas que no fueran de mi agrado, como excremento de perro por ejemplo. Me senté en el pequeño sillón frente a él, y miré mis manos que descansaban sobre el regazo de mi falda, realmente lo que menos quería era verle a los ojos y sentir que me quemaba con su mirada inquisidora hasta las venas.


-Jesse y yo comenzamos a salir desde hacía unos días atrás ya… Desde la cafetería que hablamos casi todas las noches por teléfono, me recoge de la escuela y hasta vino a ayudarme con mi huerto de tomates. En fin, sucede que aunque yo sé que amo a Jesse, también sé muy a mi pesar que aún siento algo por tu hermano –apreté los puños paulatinamente al mencionarlo- y de verdad quisiera no hacerlo. Entonces, hoy en la mañana antes de entrar al salón lo encontré, y hablando de otras cosas finalmente se lo dije… O más bien se lo grité en la cara. Resulta que en algún lapsus de tiempo en el que yo no estuve presente, ni me enteré hasta esta tarde, Jesse y él hablaron, y la cosa es que al venir a casa de pronto Finn se le tira encima, y todo es un caos y…

Kurt levantó su mano, mostrándome la palma.
-Basta. Creo que entendí el punto…

-¿Y qué piensas?

-Que Finn puede ser un idiota muy grande –lo dijo con tanta convicción, que casi esbocé una sonrisa- Todos saben que en una pelea, tu noviecito ganaría, tiene la fuerza que mi hermanastro no tiene.

-Pero, respecto a lo que le dije de sentir algo por él…

-Creo que tú puedes ser una idiota muy grande si te lo propones –frunció el ceño con incredulidad, como si le molestara que no entendiera su punto- Seamos honestos, ustedes son bastante buenos en escena, pero en la vida real son un asco como pareja.

-¿Por qué lo dices? –tragué saliva con el ceño levemente fruncido.

-¿En serio me preguntas, Rachel? –echó a reír con ironía- Cuando quería estar contigo, también se dejó manipular por Quinn. Pero siendo totalmente honesto, yo sé que te quería muchísimo, se le notaba a kilómetros… Bastaba con mirarle la cara que ponía cada vez que te veía con St James.

-Pero yo ya no quiero quererlo, Kurt.

-Eso ya no queda en manos de nadie más, salvo tú –se quedó en silencio unos segundos y rodó los ojos al notar que mis ojos comenzaban a mojarse- Mira, Rach, por mucho que odie a ese pelafustán de Jesse, cuyos pantalones son apenas más apretados que los míos y su cabello le hace burla a todos los que usan rizos, quién sabe si de verdad deben estar juntos. Aceptémoslo, entre locos raros con una extraña obsesión por ser mejor en todo puede surgir amor, pero tú tienes que pelear por eso. Pelea como si fueras la última de la fila para comprar entradas de la última función de Los Miserables, y quedaran las últimas diez entradas. Esa fuerza que utilizas para sentir cada canción que compones o cantas, úsala. Por mucho que no te soporte y hasta te llegue a detestar en ocasiones, soy tu amigo, y no voy a querer verte sufrir de esta manera…

-Estaba esperando que me dieras una bofetada –reconocí en una leve risa, secando mis mejillas.

-Puedo hacerlo si te sientes más cómoda.


Reí meneando la cabeza, y le eché los brazos al cuello, abrazándole con fuerza. ¿Podía ser más ácido? ¿O más adorable? Me hubiese encantado tener un hermano como él, y aunque no teníamos sangre en común, realmente lo sentía como a uno.

Unos minutos después, Kurt se fue. Tenía que ir a ver a Blaine, y ayudarlo a ensayar para su presentación del fin de semana en Six Flags, últimamente había estado muy atareado con los Warblers preparando su espectáculo, y tenía que quedar impecable. Siempre tan servicial para su novio, mi querido Kurt, me llegaba a dar gusto verle tan enamorado, se notaba que era más feliz que nunca. Cerré la puerta cuando acabé de despedirme de él, y luego los ojos, apoyando la cabeza contra la madera, pensando en lo que me había dicho. Tenía toda la razón del mundo, en verdad tenía que olvidarme de Finn para siempre, y no mirar hacia atrás porque podría lamentarlo severamente… Sí, tuvimos momentos muy bellos, lo quise muchísimo, pero finalmente el daño que mi corazón sufrió no podía ser reparado por el mismo que lo hizo, no sabiendo que podría suceder de nuevo. Abrí los ojos, quedándome mirando el techo un par de segundos más, ahora era otra la interrogante que daba mil vueltas por mi cabeza: ¿Llamaría? No, seguramente no sería así. Mi mente se iba alejando cada vez más, hacia algún lugar que yo no conocía, el viento la llevaba hacia allá, pero mi cuerpo seguía de pie junto al dintel de la puerta. Fue el sonido de la lluvia que comenzaba a caer sobre el techo lo que me trajo de vuelta a la cruda realidad, y me hizo darme cuenta también que no me hacía bien pensar de más las cosas, me estaba doliendo la cabeza por revivir en mi memoria lo que había ocurrido aquella tarde.
Suspiré caminando por la escalera, subiendo hasta mi habitación con los pies arrastrando. Ni siquiera hice mayor escándalo al escuchar que mis padres habían llegado, se quejaban de que el meteorólogo del canal 6 dijo que el día estaría totalmente soleado, y no se esperaban lluvias hasta el próximo martes. No me importaba en realidad, mi corazón se sentía más liviano, pero en un mal sentido de la palabra, como si le faltara algo… Algo que le ayudara a reconfortarse. Fruncí el ceño y comencé a desvestirme para colocarme el pijama, sinceramente solo quería irme a dormir y no soñar nada, ni para eso tenía humor. “No, Barbra, lo siento, esta noche no soñaré que cantamos a dúo en uno de tus conciertos” dije en mi fuero interno mientras quitaba los animalitos de felpa uno por uno de la colcha de mi cama, y lo encontré: El osito de Jesse. Exhalé todo el aire que tenía en los pulmones, mirando el dichoso peluche con amarga congoja en la garganta, que se deslizaba lenta y tediosamente, queriendo hacerme sufrir. Le necesitaba, le necesitaba urgente, pero sabía que no vendría. ¿Y por qué lo haría? Después de todo le había mentido con algo tan importante como lo es Finn en nuestra historia, pero yo quería simplemente borrarlo de mi vida. Y en ese momento tuve rabia, mucha rabia; me dieron ganas de simplemente no volver a verlo jamás, de reunir coraje de no sé dónde y ser capaz de decirle a la cara que todo el daño que me hizo no lo puedo olvidar, aunque lo perdone seguirá ahí. Ganas de ser más valiente, de decirle que con Jesse pude lograr tantas cosas que nunca pensé que haría, que me sentía completa, y ya no teníamos nada que hacer hablando de un “nosotros” cuando siempre hubo un “él” y un “yo”. Pero eran solo sueños, sólo eso… Dejé el osito de peluche descansando sobre mis almohadas, querría dormir abrazada a él esta noche.

Un golpeteo de dedos sobre el cristal de mi ventanal me sobresaltó, pero pensé que había sido mi imaginación jugándome una mala pasada, me dispuse a meter un pie en mi cama cuando el mismo golpeteo casi me manda al suelo con un infarto. ¿Qué sería? ¿Algún gato que quería entrar para evitar la lluvia? De ser así, no podía dejarlo así en el frío, se congelaría allá afuera, y mi consciencia animal era mucho más grande que eso. Caminé hasta la cortina que cubría las puertas del ventanal, y la sangre se me heló de asombro, no poder entender y más aún por verlo ahí parado: Frente a mis ojos estaba Jesse St James, estilando en agua de lluvia desde el primer rizo que caía por su frente y goteaba hasta la suela de sus zapatos, y una cara de angustia notoria. En sus ojos había un tono rojizo extraño ¿Había estado llorando? Reaccioné dos segundos más tarde, cuando logré salir de mi impresión y fue recién entonces cuando le abrí.


-¿Jesse? –la lluvia caía furiosa afuera, pero a él parecía no importarle, recobraba el aliento por haber subido hasta mi balcón.

-Me rehúso –jadeó cada palabra con los puños apretados y el ceño fruncido.

-¿Qué?

-Me rehúso a perderte por una estupidez así, Rachel Berry –dijo mientras el cabello le escurría por el rostro.

-Jesse…

-No –se detuvo en seco, mirando al cielo un momento, como si buscara las palabras correctas- Yo no luché dando lo mejor de mí para terminar de esta manera. ¿Es que no ves que no te merece? Lo daré todo por ti, Rachel, hasta lo que no tengo. ¿Quieres que mida dos metros? ¡Dos metros mediré! ¿Te gustaría que no tuviera talento? Está bien, por ti sacrificaré una carrera en Broadway, aunque quedará en tu consciencia –movió los brazos con cada palabra que decía, y la lluvia mojaba fuerte y parejo cada centímetro de su ropa- ¿No te das cuenta? ¿No ves que daré lo que sea porque me elijas a mí? Yo te amo, Jesse St James está enamorado de ti desde el momento en que descubrió que no le importaba nada más -levantó su mano sin querer tocar mi rostro, pero con esa intención- Rachel, princesita mía… No me importaría que el mundo entero me diera la espalda, si tú estás a mi lado.

Mi mandíbula cayó hasta casi rozar el suelo, no podía creerlo.
-¿Caminaste desde tu casa hasta acá? –pregunté anonadada.

-Tenía que decírtelo. No voy a bajar los brazos…

-Eres increíble.

-Ya no estoy tan seguro de eso.

-Te lo estoy recordando, eres increíble, Jesse –le abracé con todas mis fuerzas, cerrando los ojos sin importarme que me mojara con él también.

-Sólo quiero ser el mejor hombre de tu vida, es todo –susurró besando con delicadeza mi frente, sin despegar sus labios de allí por un rato.

-No lo intentes más, ya lo eres.

-Te estás mojando –una pequeña risa suya adornó el aire.

-No le temo a la lluvia –levanté la mirada hasta la suya.

-No sé que me hiciste, Rachel, pero no quiero saberlo. Todo lo que tengo claro es que te amo, y siempre te amaré hasta que ya no me quede corazón.

-Yo también te amo, Jesse.

Besó la punta de mi nariz con la lluvia sobre nosotros, y sonreí. ¿Era real ese momento? Pude ver entonces que dio un pequeño vistazo al interior de mi habitación, y una hermosa sonrisa tomó lugar entre sus labios.
-Guardaste mi osito.

Me encanto el capitulo lo estaba esperando o dios mio asi o mas increible jessie con esto solo logra que lo ame mas

Esperando pero muy ansiosa actualizacion

Pany el capitulo me encanto

Que bueno que finn fue a dar al hospital

Kurt es tan kurt es genial

Rachel dormia abrazada del ositoo de jesse

OHh jesse tan lindo de nuevo subio al balcon de rachel

espero actualizacion

Pauliiiii <3 como siempre tan genial para escribir!
Me encanta como describes los pensamientos de Rachel, es como si de verdad fuera algo que haria Rachel
Amo como Jesse se niega a renunciar a Rachel, tan dramatico y tan dulce a la vez para mostrarle sus sentimientos!
Quien no quiere un Jesse?!
y Kurt, tan amor como siempre y tan directo XD
Te adoro Pauli! espero el siguiente capitulo

Pauliiii!!!!! me encanto!!!
lo lei en la tarde pero no alcanze a comentar porque iba saliendo
pero ahora si

Me encanto!!!
Kurt genial, "Aceptémoslo, entre locos raros con una extraña obsesión por ser mejor en todo puede surgir amor"
... tan directo
Aww Jesse es un amor... tan romántico y dramático
como solo ellos pueden ser.
yo quiero un Jesse!!! xd

Espero tu proxima actualización!!
Saludos :D

yo tambien qiero un jesse!!!, fue tan tierno y tiene razon como iban a terminar asi!!! si se qieren tanto xD, y kurt..es un amor de persona :D

Qué lindo capítulo Pany ! :D

Q bien q Finndiota haya ido a parar a el hospital :evil:

Amo Kurtchel

Awww y Jesse al más puro estilo de Romeo.. Trepando al cuarto de Rach con todo y lluvia Aww me enknta su persistencia

Espero q Finn no se aparezk en mucho tiempo y deje q los sentimientos de Rach hacia él se olviden por completo y que por Jesse crezkn :)

Espero el próximo capítulo :))

holaaa
visita mi nuevo fanfic es st. berry 100% jejeje

http://www.gleeklatino.com/t10404-hell-o-st-berry#252253

es sobre el momento hello de jesse y rachel!