Fic "Fall For You" Capítulo XIX

Primero que nada ame que me dedicaras el cap fue un muy lindo regalo de Navidad ver mi nombre al inicio del cap no tiene nombre creo que este cap es mi favorito y no solo porque me lo dedicaste sino porque en verdad hubo un milagro de navidad y fue que Damian regresara pero bueno eso ahorita lo comentare
Dos te entiendo con lop que estas menos inspirada en vacaciones ya que lo unico que piensas es en descansar así que conozco el sentimiento pero debo decir que el cap te ha quedado muy bien para que digas que fue por falta de inspiración ya te dije es mi favorito hasta hora y es que tu cada cap lo haces mejor y mejor
Tres mmm me tarde en comentarte por dos razones, la primera es que tenias razón tenia una tarea difícil para este comentario pero bueno me gustan los retos y espero que mi intento haya quedado bien y el segundo es que estaba de vacaciones y no tenia mi lap solo mi celular y pues aunque había internet no se porque en este pagina no puedo comentar en móvil sino me tengo que esperar a la compu pero bueno ya estoy aquí asi que espero que te guste el comentario

Debo decir que me costo mucho espero que te haya gustado mi resumen o mi historia pero eso fue lo que pensé al leer la historia en verdad tu ya lo sabes y nunca me cansare de decirlo eres muy buena y en verdad amo tu fic ya que hace que tenga tantos emociones lindas en el, haces que ame a Damian y que lo odie aveces por actitudes que ha tenido pero no lo puedo odiar ya que a pesar de sus tonteria el hace cosas muy lindas que haces que lo vuela amar, tambien haces que pueda sentir el dolor de linds de como no le salio lo de su obra y creyó que se le había acabado su mundo pero en realidad sentí que lo que más le dolió fue que Damian no hubiera estado ahí, en verdad eres muy buena y te agradezco por todo lo que me haces sentir porque a pesar de que me quiero hacer la fuerte me di cuenta (claro hace mucho pero fue gracias a tu fic que me di cuenta) que soy la persona más patéticamente romántica ya que casi lloro cuando Damian fue a buscarla en verdad eres muy buena y no tendré nunca la manera para agradecértelo.
Se que con esto me acabe una idea más pero bueno ya pensare otra jeje pero bueno para no perder la costumbre busque una frase para agradecerte de esa manera "La lectura es como vivir una eternidad, mientras más lees, más tiempo vives, ya que la lectura es la comunicación con nuestro ser, y nuestra imaginación" gracias por darme eso y también gracias por esto "La lectura de un texto es el medio que utiliza su autor para entablar amistad con su lector." es decir gracias por tu amistad no solo cuando escribes algo sino porque en verdad eres una gran amiga y me da gusto que este 2011 encontré la mejor serie del mundo glee y eso hizo que me obsesionara por todo y eso hizo que viera The glee project y que me enamora de Damsay que entrara a esta pagina buscando más cosas y que encontrara tu fic y así encontrara una gran persona y una gran amiga en verdad gracias por todo

Bueno creo que estas épocas me ponen sensible así que lo dejo ahí, nos vemos pronto, me da gusto otra vez que hayas pasado rus materia y que tengas vacaciones hasta Abril (te sigo teniendo envidia ya que yo solo tengo vacaciones hasta Febrero), espero que te cuides mucho, espero tu actualización y te mando un abrazo

Atte: Karina, tu fan, lectora y amiga

PD: Espero que esto pase en Glee en el día de San valentin

Spoiler:

PD1: Feliz Navidad otra vez, te deseo que cierres el año muy bien y Feliz Año 2012 ahora si bye nos vemos pronto

hihihih maiteee!!! holaaa es mi primer firma aquii YeeY y es la seunda vez que escribo esto aghh se me borro justo cuando hiba a acabar

Me encanto el capitulo encerio aww perecieraa que fue aller cuando te dije en twitter "tienes un fic, me puedes dar el link?" oh fue hace muchoooo muchoooo o cuando me emocionaba cuando actualizabasss awww good times!!!

FELIZ AÑO NUEVO!!!!!!!!! espero que te la hayas pasado muy bien

Te querirooo muchooooooo maite o debo decir Bridget hihihi te tengo planeado tu personaje

yo tambien extraño las otras caritas

bueno ahora que ya tengo cuenta prometo comentarte siempre atte: pr1nc3s4karen: lily mcginty

-Voy a ir.
-¡No, Damian! Aún estoy enojada con vos... ¡pero no soy tan cruel como para dejarte salir con este frío!
-He estado en peores situaciones- Contestó él, seguro de sí mismo, mientras le dedicaba una tranquilizadora sonrisa- Esperame aquí.

Salió. Salió dejando a Lindsay con las palabras en la boca y con la catastrófica idea de que perdería a su amigo por culpa del intolerante frío y la escandalosa nieve.
Damian caminó unos pasos mientras sentía que el frío entraba por cada uno de sus poros. Cerró la boca, despacio, y tragó saliva para renovar fuerzas luego de realizar pequeñas bocanadas de aire. Sus manos pedían a gritos piedad, ya que sus guantes brillaban por su ausencia.
Sus cinco sentidos lo estaban traicionando conforme iba avanzando por las oscuras, nevadas y desiertas calles. Intentó correr para lograr lo más rápido posible su cometido, pero la baja temperatura y los copos de nieve que comenzaron a besar la superficie no se lo permitieron. Por ello, se detuvo y de rodillas cayó al suelo, experimentando cómo el hielo quemaba su piel cubierta con sus ropas.








-¡Oh por Dios, Damian!
-Lo hice, ¿no? Los Mcginty somos hombres de palabra- Dijo usando las pocas fuerzas que le quedaban, luego de haber empujado con su cuerpo la puerta principal de la casa de los Pearce para ingresar. En sus manos traía una considerable cantidad de leña que había ido a buscar porque Lindsay había manifestado que deseaba encender la chimenea por el indomable frío.
-¡Sos un tonto! ¡No quería que perdieras la vida por un poco de leña!- Lo regañó ella- Y si eso hubiera ocurrido... ¡De seguro me hubieran considerado co-autor de un homicidio culposo!- Declaró haciendo muchos gestos y señas con sus manos y moviendo su cabeza, exagerando la situación.
-Pero aún estoy vivo, ¿no?- Rió Damian, mientras tosía un poco.
-¡Al parecer no tienes arreglo, Damian! ¡Siempre te sales con la tuya!- Expresó la joven, resignada, colocando en la chimenea la leña que él había traído (la cual no era mucha, pero era suficiente para mantener el calor de la sala) y luego de encenderla con cuidado, se dirigió a la cocina.- Bebe un poco, te va a hacer bien- Le ordenó a su amigo, entregándole una taza de capuccino caliente que había preparado para ambos cuando él había salido.

Agarró su taza con suma delicadeza pues no quería quemarse, y se sentó en la alfombra frente a la chimenea. Damian la imitó y ahora ambos se encontraban callados, con las manos y los pies apuntando hacia el fogón.
El sonido de las brasas quemándose inundó la habitación, y el capuccino reconfortaba sus irritadas gargantas.
Las noches estadounidenses como aquella eran capaces de congelar a cualquiera que no tuviera techo bajo el cual sobrevivir. Los vidrios de las ventanas se empañaban constantemente y, junto con el sonido de las barredoras de nieve, formaban parte del paisaje invernal.

-¿Puedo preguntarte algo?- Dijo ella, rompiendo al fin con el cómodo pero agotado silencio que se había instalado en la oscura habitación. El muchacho se limitó a asentir con la cabeza, y se volteó a mirarla.- ¿Por qué regresaste?- Si bien él ya le había explicado brevemente sus motivos, la pregunta todavía daba vueltas por su cabeza y pensó que era el momento ideal para aclarar sus dudas.
-Volví porque...- Dudó unos segundos pero decidió continuar- porque en el fondo sabía que mi hogar no es el lugar en donde mi familia se encuentra, sino el lugar en donde yo me encuentro a gusto. Y estoy a gusto cuando estoy aquí.
-Ah... comprendo. Tu hogar es América- Comentó Lindsay, mientras se corría un mechón de cabello por detrás de su oreja.
-No. No entendiste. Linds, y-yo perdí el rumbo... estuve buscando mi lugar en el mundo, mi hogar. Y mientras más buscaba más entendía que no tenía motivo por el cual buscar, porque no había nada que encontrar. Porque lo que estaba buscando era algo que ya tenía... porque el hogar que anhelaba era éste... -Damian tragó saliva y musitó: -Aprendí que lo que buscaba lo tenía justo en medio de mis narices, porque mi verdadero sitio en el mundo es cualquier lugar en donde vos estés. Mi hogar no es un lugar físico, Linds. Mi hogar sos vos.
De repente, Lindsay redució la escasa distancia que los separaba al abrazarlo precipitadamente.
-Gracias, Damo...
-¿Gracias? N-no, no tienes que agradecerme nada. Y-yo, yo te fallé Linds ¡No estuve ni siquiera para el estreno de tu obra!- Dijo entre tartamudeos y quejidos.
-No te preocupes... Tuviste unos asuntos importantes que resolver- Manifestó una comprensiva joven, mientras se sorprendía por el hecho de que él había recordado el estreno de su obra teatral.
-¿Y cómo estuvo ese estreno?- El irlandés preguntó animado, refregando la espalda de su amiga y dedicándole un gesto motivador.

Él la notó rara. No, rara no. Triste. Algo le decía que le había escarbado la herida al preguntarle sobre la obra, por lo que se sintió un poco culpable por ello.
El antiguo Damian habría dejado las cosas como estaban y habría cambiado de tema, pero él ya no era esa vieja versión de su persona. Sabía que las cosas no andaban bien, y debía averiguar el motivo si es que quería controlarla, o por lo menos darle palabras de apoyo.
¿Qué podía ser tan grave? ¿Qué podía salir mal?

-Lindsay, ¿pasó algo durante el estreno?- Finalmente preguntó, dejando de lado sus pensamientos para abrirle paso al problema.
Ella lo miró unos segundos. Se la notaba desganada, como si no hubiese querido hablar de ello, como si ya hubiera contado esa historia mil veces y no tenía ganas de repetirla para él.
-El estreno estuvo... normal- Le dolió decirlo pero lo hizo. Debía ser objetiva, ya que el hecho de que no haya conseguido la beca que anhelaba no significaba que la obra había sido mala.
-Hay algo más, ¿verdad?-Aunque Lindsay fuera la mejor actriz del mundo, no podía engañar a Damian. Él la conocía.
Asintió dos veces con la cabeza y suspiró.
-Entre el público había personas enviadas por las mejores universidades de arte y teatro del mundo, y eran los encargados de reclutar nuevos talentos- Miró al suelo, apenada, y continuó- Perdí la oportunidad, Damian. Mis sueños se quebraron... No di lo mejor de mí y no quiero culparte, pero si tan sólo hubieras estado ahí en ese momento, creo que el final de esta historia sería otro...
-L-lo lo siento, Linds. En verdad lamento mucho no haber podido estar aquí- Le dijo, sincero, y aún sorprendido por sus palabras. No sabía que él significaba tanto para ella- Pero... ¿sabes? Si yo hubiera estado presente el resultado sería el mismo ¡Y eso es porque cada uno debe construir el camino para llegar a sus sueños!
-¡Pero no depende de mí, Damian! ¡Perdí la oportunidad de estar en las mejores universidades porque no les gustó lo que hice!
-Tal vez. Y hasta puedes perderlo todo, ¿sabes? Pero la esperanza es lo último que se pierde. Y te aseguro que la mirada de dos, tres o cinco personas no definen lo que sos... ¡porque sos mucho más grande y fuerte que una simple definición limitada!
La abrazó con cuidado y apoyó su mentón en la cabeza de ella. Su shampoo de cítricos entraba por sus fosas nasales al mismo tiempo que sus pupilas se dilataban sin que él tuviera conciencia de ello.
-Si tan sólo todos me miraran con la mirada de mamá- Dijo una divertida Lindsay, causando en Damian una sonora carcajada.



Permanecieron sentados un largo rato mirando el cálido y reconfortante fogón, abrazados y en silencio, pues parecía que las palabras estorbarían lo que sentían en ese momento. Parecía que cualquier sonido que no fuera el de las brasas quemándose despacio, iba a entorpecer la fragilidad y delicadeza del agradable ambiente que se había instalado entre ambos.
De pronto, el teléfono celular de Lindsay rompió la pacífica atmósfera sembrada en la sala de los Pearce, logrando paralizar a un cauteloso Damian y haciendo dar un pequeño salto en señal de susto en la muchacha.
-Ya regreso- Le dijo ella, tocando su hombro derecho y parándose para ir en busca de su dichoso aparato electrónico.
Damian aprovechó que ella se alejara un momento para estirarse y bostezar. En verdad no había dormido lo suficiente durante su viaje de vuelta, y había tomado el primer vuelo pues quería pasar navidad en América.
Quería pasar noche buena con ella, y soñaba en secreto tener eso: simplemente una noche buena. Y una noche buena no significaba nada pervertido o mal intencionado, pues con sólo tenerla cerca bastaba.
No había sido fácil tomar la decisión de regresar: su madre le había llorado para que se quedara, su abuela le había dicho las cosas más dulces y tiernas que jamás había escuchado, y Jenna... bueno, Jenna había armado su escándalo también. Pero nada le había parecido suficiente cuando pensaba en volverla a ver.
Y por fin la tenía para él solo, algo que había anhelado cada anochecer mientras observaba las sombras de los árboles que se colaban por el vidrio de la ventana de su cuarto en Irlanda. Las almohadas que solía abrazar por las noches ya no eran necesarias: ahora Lindsay las había reemplazado.
Se recostó con cuidado en el piso de madera y, mirando el fuego, se percató de los sollozos que provenían de la cocina. Se levantó de inmediato y temiendo lo peor la buscó con la mirada.

-No. No quiero nada. Adiós- Dijo Lindsay a la persona que se encontraba al otro lado de la línea.
-Linds, ¿pasó algo?- Preguntó con miedo a escuchar su respuesta, mientras secaba las lágrimas que brotaban de los ojos de la joven.
-Mis padres... no volverán ¡La vía de regreso está clausurada por la nieve! ¡Y eso significa que no pasarán noche buena conmigo!- Contestó, sentándose precipitadamente en una de las sillas del desayunador de la cocina, con un gesto de dolor y su frente arrugada, acariciando el piso con sus pies.
-Pero Linds ellos no tienen la culp...
-¡Pero nada! ¡Otra vez sola! ¿Nada de esto hubiera pasado si hubieran vuelto antes! Siempre tienen que esperar a que sea el último vuelo, la última hora, el último pasaje de colectivo… Me duele, Damian ¡Y estoy harta de pasar cada navidad de mi vida sola!
-Linds, no estás sola. Yo vine desde tan lejos para pasar noche buena con vos...- La consoló tocando su mejilla, y haciendo un gesto chistoso para que se riera- ¡No se hable más! ¡Pasaremos una hermosa navidad los tres!
-¿Los tres?
-¡Sí! O sea vos, yo y Rup…¡RUPERT!- Gritó Damian mientras se agarraba la cabeza al recordar que no había retirado a su perro en el Aeropuerto.









Ambos partieron rumbo al aeropuerto de la ciudad o al "estacionamiento de aviones" (como Damian solía decir de pequeño). La autopista que permitía llegar allí estaba repleta de autos, camiones con cargamento pesado y algunas pocas motocicletas, por lo que avanzar a buen paso era prácticamente imposible.
Los nervios que sentía se iban incrementando, y Lindsay pudo darse cuenta de ello.

-Tranquilo, lo vamos a encontrar ¡Lo prometo!- Le dijo con señales de convicción en sus ojos.
-No puedo... No puedo calmarme cuando pienso que puede estar solo, hambriento o... ¡¿Y si se lo llevaron?! ¡No voy a encontrarlo nunca jamás si se lo llevaron!- Manifestó mientras tocaba la bocina impacientemente y miraba por el espejo retrovisor la gran fila que se había formado tras de él.
La banquina que estaba a un costado de la autopista estaba repleta de nieve, por lo que era mejor no pensar en tener que usarla en caso de algún incidente imprevisto.
Lindsay prefirió no decirle nada ya que, si bien sus intenciones eran buenas, no tenía buena experiencia consolándolo. Siempre que le decía palabras de apoyo en momentos difíciles, Damian le respondía cosas hirientes, desviándose de su situación.
Por ello, simplemente le acarició la mano, en silencio, provocando que él cerrara sus ojos y se tomara unos segundos para suspirar.
-Gracias... y perdón. Me vuelvo paranoico al pensar que puedo perderlo...




Al llegar, Damian realizó una rápida inspección ocular del lugar, mientras cruzaba los dedos y Lindsay miraba al cielo en busca de ayuda divina.
Vio que el aeropuerto estaba repleto de personas, valijas, negocios y hasta había un niño llorando a los gritos, pero no vio señal alguna del animal. Comenzó a desesperarse, a sentir que jamás lo encontraría y una sensación de angustia se esparció por su pecho.

Entró en shock, Rupert no estaba. No había rastro alguno del perro. Gritó su nombre incontables veces, sin importarle que la gente lo mirara como un trastornado, y eso ocurría a tal punto que una señora, preocupada, se le acercó y le ofreció ayuda, por lo que Lindsay tuvo que explicarle que no podía hacer mucho.

-¿Se perdió su hijo?- Preguntó otra mujer que por su aspecto tenía alrededor de unos 40 años (según Lindsay pudo calcular).
-¿Ah?- Contestó una confundida Lindsay mientras observaba los llamativos zapatos verdes que calzaba aquella señorita.
-Veo a tu novio preocupado, ¿es su hijo el que se perdió? Porque si es así puedo llamar a mi esposo que es policía- Se explicó la mujer, al mismo tiempo en el que Lindsay se sonrojaba con la idea de ser novia de Damian y hasta tener un hijo con él.
La muchacha de ojos celestes le agradeció el gesto y le reveló que Rupert era en realidad un perro, y omitió los detalles sobre su relación con su amigo.

Cuando por fin se volteó a buscarlo, lo encontró sentado en una butaca negra, mirando al piso y con los ojos repletos de lágrimas, por lo que no dudo ni un segundo en correr y abrazarlo.

Nunca lo había visto tan desanimado desde aquella vez en la que parecía que su ceguera sería permanente. Nunca lo había visto tan destruido, tan frágil, tan niño. Sintió que tenía que protegerlo, y el abrazo que le dio fue como un escudo en lugar de una muestra de apoyo.






Algo le decía que iba a ser la Navidad más extraña que había vivido jamás, pero no le importó demasiado. Lo importante era encontrar al animal, a la mascota que hasta ella misma extrañaba, al perruno amigo de Damian.

Tenía un millón de ideas para buscarlo, que comenzaban en colgar carteles en los postes de luz de la calle y en los árboles, y terminaban en una intensa búsqueda por las perreras de toda la ciudad. No quedaba mucho tiempo pues Rupert podía hasta morir congelado si es que estaba en la intemperie, por eso no dudó ni un minuto en iniciar a tachar ideas de su lista mental para por fin dar con él.

Damian ahora dormía cual niño en el sillón de la sala, por lo que decidió salir sola al mundo y se juró no volver si no era con los ladridos de Rupert. Encendió la chimenea, lo tapó con una manta a cuadros que solía guardar en el clóset de su cuarto ante cualquier emergencia, y le depositó un pequeño beso en la frente.
Salió con cuidado para que ningún sonido despertara al irlandés que ya se encontraba en los brazos de Morfeo.

¿Por dónde empezar? Tenía tanto que hacer y tan poco tiempo. El reloj de su muñeca marcaba las 20:00 hs, por lo que comenzó a desesperarse un poco. Los negocios cerraban en noche buena, todos lo sabían. La gente se alistaba para cenar y los autos desaparecían de las calles.

Mientras caminaba y sentía cómo el frío se colaba por las mangas de su chaqueta marrón, se percataba de que encontrar al animal no iba a ser tan fácil como parecía.
Suspiró e inició su cometido preguntándole a la gente si no había visto a Rupert, mientras enseñaba una foto sacada desde su celular, ya que no había tiempo ni de hacer panfletos.
Ante la negativa de todos, cerró los ojos por unos instantes. Tenía que pensar, y rápido. Tenía que haber alguna forma de encontrarlo, no podía ser imposible.

“Nada es imposible”- La frase que su madre le había repetido hasta el cansancio desde que era pequeña, ahora rondaba en su cabeza como si fuera la sombra de un ave de rapiña.

Y como dicen, siempre hay un as bajo la manga, y Lindsay no era la excepción.








-¡Viniste!- Dijo sonriente y con una mirada de profundo asombro.
-Claro. Yo siempre cumplo mis promesas- Le contestó el muchacho de rastas y pantalones ajustados.
-Sí, y viniste con… ¡Rupert!- Gritó Lindsay al ver al perro que se encontraba detrás del joven- Pero Samuel… ¿Cómo hiciste? ¿Cómo lograste encontrarlo?
-Sólo lo encontré, no es la gran cosa. Lo vi deambulado por las afueras del aeropuerto. Al parecer tiene buena memoria, pues al verme me siguió. Es un buen muchacho.

Lindsay acarició a Rupert afectuosamente, desparramando su revoltoso pelaje, el cual se encontraba mojado por la nieve, supuso.

-Todavía no puedo creerlo, ¡y yo que pensaba que era imposible poder localizarlo a tiempo!- Dijo entre sonrisas y suaves pestañeos, mientras asimilaba la situación.
-Lo que no puedo creer es que hayas caído, otra vez- Manifestó Samuel, con una mezcla de inexpresividad y resignación, tocándose el hombro y mirándola fijo.

No hizo falta que la muchacha preguntara por lo que acababa de escuchar, simplemente lo observó confusa, meditando cada una de sus palabras.

-Siempre es el mismo cuento, ¿no?- Rió- Siempre a Mcginty se le pierde el perro, vos sales a buscarlo y yo tengo que solucionarlo todo.
-¿Crees que Damian lo pierde a propósito?- Lo interrogó asqueada.
-No dije eso, vos lo acabas de decir. Lindsay… ¿Por qué él te tiene a sus pies cuando no hace nada por vos y hasta complica tu mundo, y yo no puedo tenerte cuando no hago más que quererte con todo lo que me queda? ¿Por qué estás a su orden a pesar de la cantidad de veces que te ha fallado y aún sigues confiando en él? ¿Por qué soy yo quien tiene que esperar a que te des cuenta de todo para que vuelvas a mis brazos? ¿Por qué, Lindsay?- Se sinceró un dolido Samuel, mientras la observaba como un tesoro que nunca lograría, como un premio que merecía y no tenía.

Lindsay quedó paralizada, con la boca entreabierta y las cejas apuntando hacia arriba. Era mucha la información que su cerebro tenía que procesar, eran muchas palabras importantes juntas. No sabía qué contestar, y si bien pensaba que su ex novio no estaba en lo cierto, una parte de su ser creía en ello.
Caminó de regreso a su hogar, con Rupert a cuestas y una gran cantidad de dudas en su cabeza.






Las calles ya se encontraban solitarias, sólo un par de villancicos pudo oír a lo lejos. Los faroles del boulevard en el que vivía, titilaban, y la sombría luz que daban sólo servía para provocarle una profunda sensación de taciturnidad.
Las palabras de Samuel revoloteaban en su mente una y otra vez sin cansancio. Minutos antes, ella estaba segura de lo que sentía por el irlandés, pero ahora parecía no estarlo. La tranquilidad de su universo se había quebrado, sus esquemas ya no estaban funcionando en orden.

¿Acaso Damian la buscaba sólo cuando la requería? ¿Acaso ella siempre debía estar a merced de lo que él necesitaba? ¿Por qué él no podía ser, aunque fuera una sola vez, la mitad de hombre que Samuel siempre había sido?

Mientras más se acercaba a su casa, más interrogantes se incrustaban en su camino, y cada vez se volvía más dubitativa.
Giró la perilla de la puerta principal e ingresó, limpiando antes sus empapadas botas y sacudiéndole el pelaje al perro.
Damian la miró sorprendido al ver a su mascota junto a ella, por lo que corrió a abrazarlos a ambos.

-¡Debo estar soñando! ¡Lo hiciste, Linds! ¡Una vez más lo hiciste!- Reía entusiasmado, como si fuera un niño pequeño.
-Sí… supongo que lo logré. Y espero que la próxima vez seas más cuidadoso, Damian- Le contestó un poco enojada.
-Lo seré, ¡lo prometo! ¡Y muchísimas gracias! Siempre haces todo por mí…- De pronto un delicioso aroma se coló en sus fosas nasales- ¡Ah! Me olvidé de decirte que he cocinado un poco, espero no te moleste- Le dijo mientas sacaba un dorado pavo del horno, el cual ya estaba listo para ser probado.

Lindsay lo miró fascinada, luego de ver la mesa que su amigo había decorado con suma sutileza. Dos copas, un vino espumante, bocadillos de todo tipo y los cubiertos de plata que sólo su madre se atrevía a colocar en ocasiones especiales, se veían dispuestos en un delicado y fino mantel blanco de hilos dorados, con flores caladas en las puntas. Un ramillo de rosas blancas yacía en el centro de la mesa, y hasta pudo observar servilletas de tela en ella.

-Querida, la cena está servida- Manifestó pícaramente Damian, utilizando sus cejas en forma graciosa para hacerse el galán.

Y ahí fue cuando lo supo.

Le resultaba sumamente imposible desconfiar de ese joven que, si bien le había fallado varias veces, la hacía tan feliz con diversos gestos (como volverse de Irlanda sólo para estar con ella, regalarle un nuevo muérdago para su puerta o cocinarle una exquisita cena).
Tanto las dudas como la desconfianza que se había planteado al principio, parecían no haber acontecido jamás cuando observaba esos ojos azules que la miraban destellantes y con visibles pizcas de… ¿amor?
Lindsay observó esas pupilas dilatadas y tragó saliva. Su piel se estremeció por completo cuando él agarró su mano y la llevó hacia el pino navideño que se encontraba en el medio de la sala.

De su bolsillo sacó una estrella –Vos sos mi estrella, pero… el árbol también merece una ¿no crees?- Le dijo, sonriente, entregándole el adorno que luego ella, sonrojada, colocó con cuidado en la desnuda cima del pino.

Luego de alimentar a Rupert, encendieron la chimenea y cenaron entre charlas, bromas y coqueteos, y cuando el reloj marcó las 00:00 en punto, chocaron copas.
-Brindo por vos- Le dijo ella.
-Por nosotros- Le contestó él.

Rupert movía su cola y rodeaba a los jóvenes, quienes reían divertidos al ver cómo el animal se enloquecía por recibir un poco de afecto. Damian lo acorraló con sus brazos, mientras Lindsay se encontraba al margen, observando la escena que se había planteado en sus narices.

De pronto, la tomó por la cintura suavemente y le dijo al oído: -"Necesito decirte algo". Ella obedeció y, curiosa, lo contempló, esperando alguna ingeniosa ocurrencia por parte del irlandés, que siempre sabía cómo hacerla enojar y a la vez reír, olvidándose del motivo por el cual se había enfadado.
En lugar de eso recibió un beso en la comisura de sus labios, por lo que sus ojos se abrieron de par en par. Damian notó su reacción, por lo que su corazón comenzó a latir más rápido y más fuerte que nunca. Pensó que moriría ahí mismo y hasta creyó poder oír sus latidos. Se quejó mentalmente y se dispuso a continuar con su plan.
La abrazó sutilmente y apoyó su mentón en el hombro de ella. Suspiró. Con una de sus manos agarró su pálido y expectante rostro y le dedicó una sonrisa.

-Es una hermosa noche, ¿sabes?- Le dijo sin pensarlo demasiado. Se maldijo por dentro, pues se estaba desviando de su objetivo.
-S-sí, claro. E-es una preciosa noc-Ahí fue cuando tomó el coraje necesario para interrumpirla y probar sus labios.

El frío era sólo un condimento más de ambiente, y en lugar de entumecerse por las bajas temperaturas, su cuerpo parecía agua hirviendo. Ambos cerraron sus ojos casi automáticamente, mientras Damian capturaba los labios de ella con ternura, y hasta se animaba a morderle el labio inferior suavemente lo que, en el diccionario de su corazón, significaba que no quería dejarla ir jamás.
El tercer beso entre ambos.
El primero había sido fugaz y en la infancia; el segundo lo había sentido mágico y había ocurrido un par de meses atrás, cuando ninguno de los dos tenía muy en claro lo que quería; pero el tercero... bueno, el tercero no tenía comparación. Los fuegos artificiales que había sentido la vez anterior en la cual sus bocas se habían encontrado, ahora se convirtieron en pasión y en un poderoso deseo de permanecer así para siempre.
Sus lenguas ahora parecían fusionadas, y ni siquiera los ladridos de Rupert lograban romper el momento.
Se dejaron llevar por un tiempo, pero la falta de oxígeno comenzó a agobiarlos a tal punto que decidieron separarse, algo que no estaba en los planes de ninguno.

-Feliz navidad- Le dijo él, con una tímida sonrisa en sus labios.

Y ahí fue cuando se percató de lo que él quería comunicarle. Y no necesitó que él lo diga, pues con el beso había entendido todo.
Miró al techo y se dio cuenta de que habían estado en la puerta de entrada, del lado de afuera. Rupert había abierto la puerta para dejarlos salir, y sus ladridos habían sido de chillidos de festejo.
El muérdago que, se movía por la brisa de invierno, parecía estar sereno en ese instante.

Y así fue el momento en el que comprendió que había tenido la mejor navidad de toda su vida.

Bueno primero que nada debo decir que bueno que subiste capitulo ya extrañaba tu fic y en verdad no te justifiques ya que tuviste muy buenas razones para no subir rápido el siguiente capitulo así que ya sabes que por mi parte siempre tendrás una fiel lectora que además es tu fan que va estar aquí apoyándote, bueno segundo si me tarde en comentar fue porque ahora no tengo mucha inspiración para mis comentarios y creo que aun no la tengo pero daré mi mayor esfuerzo porque mi comentario sea digno de tu fic jeje

Bueno creo que ha sido uno de los mejores episodios que has escrito en verdad no se como le haces pero mejoras en cada uno de los capítulos, ya que en verdad me conmoviste bastante incluso estuve apunto de llorar (si soy muy romántica) y en este capitulo entiendo a la perfección la definición de amor ya que aunque Damian no demuestra ser la persona más inteligente e cuando esta con Linds y muchas demuestra ser un tonto también tiene sus detallas lindos que hacen que uno se enamore de el, me explico Samuel le dice a Linds que el siempre ha estado para ella y que porque ella lo tiene que escoger siempre a el bueno creo que la respuesta es facil y es porque el amor de Damsay es verdadero sin importar lo tonto que se porte Damian con Linds a veces es porque bueno a parte que el no le lee la mente el es un humano que comete errores pero sobre todo cuando se equivoca hace cualquier cosas para repararla para estar bien con Linds pero además de los errores que cometan ambos los dos se aman y se que son el uno para el otro y desgraciadamente ellos no pueden elegir de la persona de quien se ha enamorado, y eso no lo puede evitar Sam jeje

Se que es loco y no tiene nada que ver y a lo mejor también tiene que ver con mi obsesión por ellos pero no se porque me hace recordar un poco a la historia con Finchel bueno se que me hace recordar ya que Damsay es como el amor perfecto pero bueno ya no me desvió

En verdad lo ame ya sabes que adoro tu fic bastante me da gusto que hayas regresado y espero que esta vez no te tardes mucho, bueno ya no se que decir porque como te dije no vine muy inspirada para comentarte pero bueno la intención de decirte que eres bastante buena nunca faltara jejeje

Bueno nos vemos pronto te mando un abrazo y espero tu actualización

Atte: Tu amiga, fan y fiel lectora Karina