FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Capítulo 12: Conflictos. Parte 1



Me levanté de buen humor y bajé a desayunar, mi abuelo estaba en la cocina desayunando con mi nana, al parecer estaban charlando, dije: “Buenos días” y ambos respondieron a mi saludo. Me senté a desayunar como toda niña buena, mi nana me sirvió y dejó un beso en mi frente. Mi abuelo ni siquiera me miraba, eso me molestaba un poco, de repente mi celular vibró, “Buenos días San, te quiero, ya deseo verte!” sonreí ante el mensaje y contesté “Estoy ansiosa por verte también, Ummm… y ansiosa por besarte” . Al parecer mi cara feliz no le agradó a mi abuelo, lo vi enfurecerse ante mi actitud tan terriblemente cursi, sentía que los músculos de mi rostro se desperezaban producto de mi sonrisa, que era de oreja a oreja.

- Muy bien Santana, hora de irnos -dijo mi abuelo.
- Voy… -respondí.

Lo seguí con una sonrisa de boba, mi nana meneaba la cabeza sonriendo, no podía creer lo enamorada que estaba, le guiñé un ojo y salí con mi abuelo a esperar a Marcelo. Mi abuelo se paró y el sol le iluminaba el rostro serio que tenía, algunas canas también brillaban, llevaba puesto un elegante traje negro, una camisa blanca y una corbata roja, estaba guapísimo, sus zapatos negros relucían como nunca, pero seguía serio. Yo a su lado, gracias a los tacones, podía alcanzar su altura, vestía una falda tubo ceñida a mi cuerpo y una blusa blanca, por el frío me puse una chaqueta de color negra, mi pelo largo y suelto se desplazaba por mi espalda y parte de mis pechos. Él sostenía su maletín, yo el mío, ambos parados esperando a Marcelo, lo miré y me miré, él notó que lo observaba y dijo:

- ¿Qué tanto ves?
- Estás guapo hoy.

Él me miró, sonrió y agregó:
- Siempre fui guapo, es un gen de los López.
- ¡Oh! -dije burlándome.

Marcelo llegó y mi abuelo cambió un poco el humor, “¿Acaso no somos unas bellezas Marcelo?” dijo y nos reímos a carcajadas, este era mi abuelo, ya lo extrañaba.

Al entrar en la oficina Carla me recibió con alegría, su pequeño hijo me saludó, él estaba esperando ir a la Guardería. Britt no había llegado aún “A las diez reunión, Santana” dijo mi abuelo y se fue.

Quinn apareció y sin dudar entró en mi oficina.

- Bienvenida de nuevo.
- Fabray...
- ¿Qué tal ayer? Britt me contó que tenía una sorpresa para ti.
- Mira -dije mostrando mi mano con el anillo- me lo regaló, soy suya y ella es mía.
- ¡Wow! ¡Qué tiernas! Quien lo hubiera pensado ¿no?
- Explícate…
- Pues tú… tan enamorada, ¡tan cursi! Me encanta verte así, espero te dure.
- Con Britt todo va en serio Quinn, ayer charlé con Nicole, me pidió que no le hiciera daño a Britt.
- Britt también tiene miedo, me lo ha dicho.
- ¿Cómo? -mi rostro cambió y mi ceño se frunció- ¿Qué te dijo?
- Pues todo es en torno a tu pasado, teme que puedas dejarla, como a las demás.
- No le he dado motivos para que piense eso.
- Pues todo es culpa de los rumores, ya sabes, que te acuestas con una y después ni la vuelves a hablar. Santana, esto es cuestión de confianza, es allí donde las cosas no están bien dado tus antecedentes, pero, eso cambió ¿verdad?
- Claro que cambió Quinn, ¿qué debo hacer para demostrárselo?
- Pues… con hechos Santana, sigue comportándote como hasta ahora, cursi y enamorada…

Dijo eso burlándose de mí, estaba por insultarla pero una rubia hermosa me distrajo, sus ojos se centraron en mí y me perdí en ella, en su hermosura. Quinn volteó y sonrió, se levantó y me dijo: “Reunión a las diez, López” asentí y esperé a que Britt entrara en mi oficina, cerró la puerta y bajó las persianas, me puse de pie y nos fundimos en un apasionado beso. La tomé de la cintura con propiedad y ella posó sus manos en mi rostro, “Te extrañé” dijo rozando mis labios, volví a besarla mientras la apretujaba contra mí, sus brazos se posaron en mi cuello, “Mi cama también te extrañó” dijo y esta vez ella me besó con efusividad, luego, su frente se apoyó en la mía y su nariz jugaba con la mía, “Hasta Lord Tubbington te extrañó”, reí a carcajadas.

- ¿Me extrañó el minino?
- No quería comer San, le dije que hoy lo visitarías y apenas probó bocado. San, él es como un hijo para nosotras…Te extraña.
- Le haré una visita hoy…

¡Un hijo! Ya tenía un hijo con mi hermosa rubia, ¿cómo no quererla? Volví a besarla. Un golpe en la puerta me sacó de mi nube de amor, era Carla, desde el otro lado de la puerta me dijo: "¿Puedo pasar Santana?” besé una vez más a Britt y abrí la puerta. Carla entró disculpándose por interrumpir “Hay un problema”.

Menudo problema, una minoría de empresarios pretendían apropiarse de algunas propiedades de López & Asociados, sabían que resolver el problema mediante abogados retrasarían los planes que yo tenía con esas propiedades y eso significaría un grave conflicto para la empresa, sobre todo en los negocios que estaban a mi cargo, en lugar de generar un conflicto con la empresa, pedían encargarse de esas propiedades y ser socios de nosotros. Me reuní con Quinn y ella me aconsejó que lo mejor que podíamos hacer era negociar, eso implicaba otro viaje, otra vez lejos de Britt.

- ¿Puedes resolverlo tú Quinn?
- Tú también debes estar allí Santana, yo sólo estoy para apoyarte legalmente. ¿Qué sucede San?
- No quiero alejarme de Britt.
- Santana, serán unos días nada más -me dijo y lo pensé.
- Ok, sólo hagamos esto rápido. Dile a Carla que deberá viajar con nosotras, encárgate del vuelo, saldremos esta noche.
- Tú mandas…
- Dile a Britt que venga a mi oficina.

Britt entró sonriendo, me notó preocupada y su rostro se tornó triste.

- ¿Pasa algo malo? -dijo.
- Debo viajar a San Francisco esta noche, no sé cuantos días estaré allí.
- ¿Con quién irás?
- Con Carla y Quinn…No quiero alejarme de ti pero debo viajar.
- Lo entiendo San.

Dijo eso con cierta tristeza, Carla por medio del teléfono me informó que la reunión ya iniciaría. Deseaba besar a Britt pero no podía, los socios pasaban por mi oficina en dirección a la sala de conferencias. Me puse de pie, tomé a Britt de la mano y nos dirigíamos a la puerta de mi oficina, me dejó un leve beso en la mejilla y salió ella primero soltando mi mano. Carla me dio unas carpetas, de seguro las necesitaría en la reunión. Britt se alejó sin mirarme y entró en la sala de conferencias.

Al entrar todos estaban leyendo papeles, miré mis carpetas y era lo mismo que todos leían, Britt estaba al lado de Sam, ambos hablaban por lo bajo y una ráfaga de celos atravesó mi cuerpo. Me senté al lado de Quinn enfrente de Harry y en diagonal a Britt. “Cambia la cara Santana, esto es bueno”. La miré y no entendía que era lo bueno, Britt estaba triste, yo estaba triste y por si fuera poco Sam podía charlar con ella tan íntimamente como yo deseaba hacerlo. No tenía cabeza para leer los papeles, Britt me miraba intentando recibir una especie de respuesta, pero ¿respuestas a qué?
Las carpetas tenían el logo de las empresas inglesas, no entendía de que iba la reunión hasta que decidí abrir una, ¡Oh no!, abrí con nerviosismo y rapidez las otras carpetas y todas tenían el mismo contenido. Mi abuelo me cedía esos negocios, yo debía hacerme cargo de todo lo relacionado a Inglaterra, eso implicaba más trabajo para mí y menos tiempo con Britt.

“¡Demonios!” dije en voz alta y me levanté furiosa en busca de mi abuelo; él estaba parado en la puerta; con tranquilidad me dijo: “No insultes en mi sala de conferencias”.
Blanqueé los ojos, Fabiola estaba al lado de él.

- ¿Qué demonios pretendes abuelo?
- Santana, no insultes en mi sala de conferencias, siéntate y charlaremos.
- No aceptaré esos negocios, ¡olvídalo!
- Siéntate y charlaremos…

Ambos estábamos de pie, la tensión entre los dos se notaba y todos estaban pendientes de la reacción de nosotros. Él se dirigió a su lugar y se sentó, miré a Quinn y no se atrevió a decir nada, Harry me miró y con la mirada me pidió que me sentara, Britt ni me miró.
Respiré profundo y me senté en mi lugar, enfurecida. Fabiola se sentó al lado de James Fabray, estaba a dos lugares de mí.

- Como verán, los negocios de Inglaterra pasarán a manos de Santana.
- Gustavo, Santana está afrontando un conflicto en San Francisco, creo que deberíamos centrarnos en eso y después tener esta reunión -dijo Flanegan, un socio.
- Mi nieta sabrá resolver eso, además estoy seguro que cuenta con el tiempo y la capacidad para hacerse responsable de todo.

Allí estaba él y su discurso de abuelo orgulloso, antes eso servía para mi ego, él decía eso y yo cerraba un negocio gigante para su satisfacción y el de su ego, así funcionábamos, alimentábamos el orgullo a base de negocios, dinero y fama empresarial. Pero ya no era esa chica sedienta de ambiciones empresariales, mi prioridad era otra: estar con mi novia.

Britt no me miraba, Harry sí y obviamente él no estaba de acuerdo con la decisión de mi abuelo, entonces, decidió hablar.

- Coincido con Flanegan. Gustavo, deberíamos discutir esto después, además Santana no parece querer asumir esta responsabilidad y es entendible, tiene sus prioridades.
- ¿Prioridades? Me gustarían saber cuáles son Harry. Está por perder unas propiedades importantes, ¿esa es su única prioridad? Me temo que no.

Yo no decía nada, él me estaba provocando, quería hacerme explotar, quería que mi ego saliera gritando que podía con todo, que ningún reto era capaz de detenerme, que por ser una López nada ni nadie me detendría. Eso quería él, que explote, sabe que estaba a punto de hacerlo, él lo sabe, pero permanecía callada, acumulando todo en mi interior. Britt seguía sin mirarme.

- Además Santana, Fabiola te ayudará, ella será la abogada a cargo, es una ayuda bastante beneficiosa dado las capacidades que ha sabido demostrar desde que trabaja conmigo.

Britt cerró los ojos con fuerza, estaba aguantando las lágrimas, levantó la mirada triste hacia mí, me derretí; Fabiola por su lado sonreía. Mi abuelo seguía…

- Son grandes negocios y has sabido lidiar con ellos, te los mereces. Tal vez debas viajar la próxima semana, tienen unas propuestas estupendas, ya te enterarás.

Cerré mis ojos, con toda la furia contenida en mí traté de no gritar, la imagen de Britt besándome me brindó tranquilidad. Erguida en mi asiento y mirando a mi abuelo a los ojos le
dije, en un tono serio pero lleno de seguridad y fortaleza: “No lo haré”. Los demás nos miraron esperando que nos insultemos, pero en lugar de eso seguí:

- No pienso seguir complaciendo tus caprichos Gustavo López, tengo negocios que atender en San Francisco. Sabes que siempre trabajo con Quinn y no pienso cambiarla por cualquier otra abogada, hazte cargo tú de esos ingleses porque si yo los acepto los mandaré al diablo hoy mismo. Si tanto deseas que yo me haga cargo de ellos piénsalo bien.

Tendremos esta maldita charla después, pero no me sacarás mi abogada ni me meterás unos imbéciles empresarios arrogantes en mis negocios ¿lo entiendes? ¡Ah! Y maldeciré en esta maldita oficina las veces que haga falta porque resulta que también es mi maldita oficina de conferencias.

Todos se quedaron en silencio, “Señores, vuelvan a sus asuntos, la reunión terminó” dije. Nadie dijo nada y todos se retiraron en silencio. Britt me dedicó una leve mirada y se fue con Harry. Mi abuelo no se movió de su lugar, quedamos allí mirándonos.

- Me hiciste quedar en ridículo -dijo él.
- Tú lo hiciste primero conmigo.

Me levanté y dejé las carpetas en la mesa, me dirigía a la puerta y él dijo:

- No me provoques Santana, sabes que no puedes contra mí.
- Te digo lo mismo Gustavo.
- ¡Soy tú abuelo! Creí que me veías como a un padre, Santana.
- Pues no te comportas como tal, te veo y sólo tengo frente a mí a un jefe que trata de hacerme la vida imposible, eso eres, el empresario Gustavo López.

Lo dejé allí meditando. Entré a mi oficina, Britt no estaba en la suya, bajé las persianas, me recosté en el sofá, cubrí mi rostro con mis manos y suspiré fuerte sacando a flote mi frustración. Mi mente estaba a mil por hora, y para colmo mi novia no me miraba. Sentí un leve golpe en la puerta, Britt entró y cerró la puerta con llave. Me senté en el sofá. Ella se sentó a mi lado y me tomó de las manos, no me miraba.

- ¿Vas a decir algo? -pregunté.
- Estoy muy confundida San… no sé si esto está funcionando.

El miedo recorrió mi cuerpo, la abracé y me posicioné encima de ella. Ni aún así me miraba “Mírame, Britt”, ella posó sus tristes ojos en mí, la besé con delicadeza y le dije: “No dudes de nuestro amor, ni dejes que algo se interponga entre nosotras, entiendo que tengas dudas y que nuestra relación sea un poco rara, pero te quiero Britt, es de lo única que estoy totalmente convencida”. Ella me abrazó y me besó con pasión. “También te quiero San, muchísimo” dijo y volvió a besarme. Golpearon la puerta, blanquee mis ojos.

- Carla, estoy ocupada -grité.
- Abre Santana -dijo mi abuelo.


Con Britt nos miramos y nos incorporamos con rapidez, nos peinamos un poco y decidí abrir la puerta, mi abuelo me vio y entró con rapidez. Quedó un poco sorprendido de ver a Brittany sentada en el sofá, con su tierna mirada observando el rostro severo de él, miraba a Britt y luego a mí, sin entender que hacíamos encerradas. Noté que se sintió incomodo por interrumpir, “Britt, ¿podrías dejarme a solas con Santana?”

Ella asintió y salió de la oficina dejando un beso en mi mejilla. Mi abuelo miró sorprendido todo eso.

- Veo que su amistad ha crecido considerablemente.
- Así es, bastante.
- Eso realmente me alegra Santana.
- ¿Qué es lo que necesitas?
- Santana, no soy un hombre que pide disculpas, tú lo sabes, pero hija…

Estaba nervioso, él no sabía nada de perdón, me miraba implorando compasión, entendí que esa era su forma de pedir disculpas por todo lo que hizo los últimos días. Me acerqué a él y lloré, me abrazó con fuerza y me besó en la cabeza. “Me recuerdas tanto a Santiago… Él era el único que podía ponerme un alto, tal cual lo hiciste tú”. En sus palabras había rastros de nostalgia y orgullo, lo miré y sus ojos estaban rojos, las lágrimas recorrían su mejilla morena. Volvió a abrazarme. No dijimos nada más. Se soltó del abrazo y salió de la oficina. Al instante en que se fue Britt entró nuevamente, me vio totalmente empapada en lágrimas pero con una sonrisa en mi rostro. Se abalanzó sobre mí y me besó, repitiendo después de cada beso “Te quiero”.

El avión rumbo a San Francisco saldría a las siete de la tarde, almorcé con Britt y la llevé a su práctica con Ryan. Nos fue difícil despedirnos, no la vería en días, ambas estábamos en su camerino, ella abrazada a mí y mis brazos rodeando su cintura. No paramos de besarnos, el tiempo nos apresuraba a separarnos y seguir rumbos diferentes, alejadas por kilómetros.

La necesidad de ambas crecía, quería hacerle el amor allí mismo pero Ryan recorría el lugar dando órdenes y solicitando la presencia de Britt para los ensayos finales. La inseguridad de Britt invadió su rostro, las exigencias de Ryan eran algo que Britt no sabía cómo manejar, no se sentía segura y eso la entristecía, por ende la misma reacción me invadía, por si fuera poco, no estaría junto a ella para disipar esas dudas. “Britt, Ryan te solicita” dijo una voz extraña para mí. Britt hizo un gesto de desaprobación que me pareció dulce, volví a besarla y tuvimos que separarnos. “Te quiero San, no lo olvides”.



…………………



Quinn me miraba, ella estaba a mi lado revisando unos papeles, estábamos por llegar a San Francisco, notó mi nostalgia y dijo: “Concéntrate San, te necesito lúcida pero por sobre todas las cosas, tranquila, debemos negociar”. La miré y asentí. Ella tenía razón, Carla por su lado sólo escuchaba y me dedicaba una mirada de apoyo.

Nos hospedamos en un lujoso hotel, llamé a Britt ni bien nos dieron la habitación, ella sonaba cansada, no charlamos mucho pues quería que descansara. Antes de dormirme besé el corazón y el anillo que me regaló, me dormí pensando en ella, en su sonrisa y en sus besos.



……………………………………



Era jueves y con Quinn no habíamos logrado grandes avances en esos días, las repercusiones de nuestro fracaso se hicieron escuchar en el ámbito empresarial y eso no era algo bueno para López & Asociados. Mi abuelo no había charlado conmigo, pero supe por intermedio de Harry que estaba enfadado, pero se estaba controlando por no viajar y venir a darme un sermón. Por otro lado, con Britt no había podido charlar, Quinn comenzaba a exasperarse pues mi mal humor no ayudaba en las estrategias persuasivas de ella para conseguir un arreglo.

Estábamos las dos junto a Carla, ella fue de gran ayuda para mí y para Quinn, nos asistió con eficacia y allí se encontraba observándome junto a mi rubia amiga en la oficina de abogados en San Francisco; mi desesperación hacía que caminara a lo largo del pasillo en busca de respuestas ante este problema. “Tendrás que ceder Santana, hazlos socios, están bien organizados, son varios pero sólo responderán por estas propiedades, no podrán inmiscuirse en lo demás, los tendrás lejos de Nueva York. Si no aceptas perderemos las propiedades”. Me veía en una encrucijada, no podía pensar con claridad, necesitaba algo, me sentía vacía.

Britt… a ella la necesitaba.

Tomé mi celular y la llamé. Britt estaba ocupadísima, el asunto de San Francisco repercutía en los demás y algunos empresarios de Ohio presionaban a los Pierce, todos querían boicotearnos. No pude hablar con Brittany. “Ella no es la solución Santana”, miré a Quinn de manera furiosa, ella me sostuvo la mirada, también noté su enfado, “Yo también estoy alejada de la mujer que amo, sólo acepta Santana”. Luego de escucharla, recién me percataba de que nunca le dije a Britt que la amaba, Quinn generó en mí otro conflicto emocional que me abrumaba en medio de mi trabajo. Carla sólo escuchaba, me miraba pero no decía nada, ella sabía lo mío con Britt pero nadie le aseguró esa idea, supongo que ahora todo ya había quedado más que claro con ese comentario.

Traté de concentrarme en la posibilidad de aceptar la propuesta de Quinn pero significaba debilidad, ese concepto no se asemejaba a mí, ni a mi empresa, pero nada más se podía hacer. Estaba derrotada y eso me frustraba. Mi mente estaba en blanco, necesitaba tiempo, despejarme, pero me sentía presionada por todos lados. Miré a través de la ventana el cielo, imploraba piedad, ayuda divina para tomar la decisión correcta.

- Señorita López, ¿ya tomó una decisión?
- Aún no.
- No tenemos tiempo señorita.

La voz del abogado quería sonar intimidante pero mi mirada generó en él el miedo que pretendía generar en mí.

- Pasemos -dije, Carla y Quinn me siguieron.

Los empresarios que pretendían quitarme las propiedades estaban allí dentro, me miraban con una sonrisa de triunfadores, eso me enfermaba y seguía sin saber cómo actuar. Antes esto no me pasaba, comenzaba a asustarme de las palabras de mi abuelo, estaba perdiendo toda habilidad sólo por enamorarme, pero, mi amor por Britt me decía que por ella debía demostrarle a mi abuelo que él se equivocaba y que yo estaba en lo correcto.

Todos me miraban esperando que dijera como procederíamos en la empresa.

- Señorita López, ¿acepta que seamos los nuevos socios?

Sus miradas eran de expectación, estaban hambrientos para ser socios, ¿cómo no me di cuenta antes? Compré las propiedades en San Francisco porque nadie las quería, nadie allí tenía el capital suficiente para hacer una inversión como la que yo planeaba. A ellos no les interesaban las propiedades, querían sólo ser socios. Me abofeteé mentalmente, ¿cómo no me di cuenta? Miré a Quinn con una leve sonrisa, le guiñé un ojo, ella entendió que algo se me había ocurrido.

- Señores, pueden quedarse con las propiedades.
- Perdón. ¿cómo dice? -dijo el abogado.
- Lo que oyeron, firmaré lo que deseen así las propiedades sean cedidas para ustedes, obviamente depositando el dinero invertido en la cuenta de López & Asociados. Quinn, ¿puedes encargarte de eso lo más pronto posible?
- Claro, en unas horas todo estará listo.

El abogado miraba a los empresarios, ellos se miraban entre sí sin entender mi decisión, saldrían perdiendo al intentar pagar las propiedades que adquirí. Si mi intuición no fallaba, ellos se negarían y recién podría decir que negociaríamos, pero al estilo Santana López.

- Bien señores, yo me retiro, los dejo con la abogada Fabray, ella se encargará de
todo -me levanté para irme pero uno habló.
- Espere Señorita -yo sonreía por dentro- aún no se vaya.

No sabían que decirme, se miraban entre sí y ninguno hablaba.

- Bien señores, esto es lo que haremos: la señorita Fabray no se tomará la molestia de armar un contrato patético donde ustedes me compran las propiedades porque no tienen ni idea que hacer con eso. Ustedes dejarán de insistir en entrar como socios en mi empresa, les ofrecí trabajo cuando mis proyectos estén listos para realizarse, esa es mi propuesta y no se modificará. Si desean trabajar conmigo, eso aún no podrá ser, van a trabajar para mí, es distinto. Tengo un avión que tomar a New York, los dejo, nos volveremos a ver señores, espero tengan ganas de trabajar.

Quinn y Carla sonreían y salieron detrás de mí, al entrar al ascensor me dijo Quinn: “Esa es la Santana López que conozco”.



……………………………



Llamamos a mi abuelo y a Harry, Britt estaba en sus ensayos, les contamos que resolvimos todo y eso trajo tranquilidad para la empresa. “Sabía que lo lograrías hija” dijo mi abuelo orgulloso. Carla se ocupaba del vuelo que nos llevaría a casa porque con Quinn decidimos celebrar.

El tiempo pasaba y no tenía noticias de Britt, Quinn abrió la tercera botella de vino y volvimos a celebrar. Ella tuvo una larga charla empalagosa con Rachel y eso me dio cierta envidia. No deseaba otra cosa que estar con mi novia. Decidí marcarle yo. Su celular sonaba, era señal de que estaba encendido, al cuarto tono dijeron: “¿Santana?” pero no era Britt, reconocí la voz de Alexandra.

- ¿Dónde está Britt? ¿Qué haces tú con su teléfono? -respondí un poco enfurecida.
- Britt sigue ensayando estoy esperándola para llevarla a casa, Santana, yo he llevado a Britt a casa estos días, sólo estoy esperándola, decidí contestar porque vi la cantidad de veces que has llamado.
- No creas que te daré un premio por todo eso Alexandra. ¿Lo sabes verdad?

Quinn estaba atenta escuchando mi charla y decidió intervenir.

- Santana, cálmate -dijo mi rubia amiga.
- ¡No me calmo nada! -le grité a Quinn, Alexandra estaba escuchando.
- Hazle caso a Quinn, cálmate, le diré a Britt que te llame.
- Ustedes no me dirán lo que tengo que hacer.

Noté que Alexandra suspiró cansada y simplemente dijo: “Britt te llamará” y cortó. Comencé a maldecirla, Quinn blanqueaba los ojos y agitaba su cabeza desaprobando mi accionar. Carla en silencio tomaba su copa de vino.

- ¿Puedes calmarte? Ya te llamará -dijo Quinn.
- No he charlado con ella en todo el día.
- Pues en unas horas estaremos allí, harás algo más que charlar.

Seguía al pendiente del celular y nada pasó. Ya estábamos listas para volver, el piloto se preparaba para hacer el viaje; unas horas habían pasado de la última llamada y no me llamó, Ryan se estaba extralimitando al ensayar tanto con ella. Mientras las chicas subían al avión privado de la empresa volví a llamar a Britt. El celular sonó varias veces y se activó la contestadora. No me di por vencida y volví a llamarla, Alexandra volvió a atender.

- Aún no salió ¿ok?
- ¿Sigues allí? -respondí enfurecida.
- ¿Acaso deseas que Sam la lleve a casa? Porque él ha venido a buscarla también.

Mi semblante cambió. Esta vez fui yo quien le cortó. Decidí llamar a Ryan. Quinn me hacía señas para que subiera de una vez, no le hice caso y ella volvió a ladear su cabeza en reprobación.

- ¿Santana? -dijo Ryan.
- Pásame con Britt, ahora.
- Espera, ¿sucede algo malo?
- Sólo pásamela, ¿qué diablos te pasa? ¿Cuántas horas la someterás a hacer los ensayos? Si ella se enferma juro que iré y te romperé la…
- ¡Santana! -dijo la voz de Britt al teléfono.
- ¿Britt?
- Sí soy yo, ¿por qué insultabas a Ryan?
- ¿Estás bien?
- Si…
- ¿Ryan se está extralimitando con los ensayos? Britt si es así juro que iré y…
- San…- dijo levemente y mis fuerzas se perdieron, ella era mi punto débil- tranquilízate, por aquí está todo en orden.
- Estoy por volver, he arreglado todo, ha sido una locura pero lo logré.
- ¡Eso es genial! Ya deseo verte, te he extrañado mucho San.
- Y yo a ti preciosa …

“¡Santana, sube al maldito avión!” gritó Quinn enfurecida.

- ¿Quinnie? San, ¿dónde estás?
- A punto de subir al avión, en un par de horas estoy por allí, te quiero Britt.
- Y yo a ti, muchísimo. Ryan me mira raro, mejor charlamos luego.
- Y no sólo charlar -agregué.
- ¡Aww Santana! Te quiero…
- Hasta pronto preciosa.

Corté y me dirigí al avión, Quinn ya estaba lista para despegar, notó mi cara de felicidad y dijo: “¿Lista?” asentí y después de unos minutos estábamos rumbo a New York.

Llegamos y los que nos esperaban eran mi abuelo y Rachel. Era de madrugada, mi abuelo me abrazó y sonrió orgulloso, Rach abrazó a Quinn y se fundieron en un beso tierno. Nos despedimos y cada una se iba con su acompañante, Rachel se ofreció a llevar a Carla, por lo que se fueron juntas. El camino a casa fue eterno, mi abuelo no dejaba de hablar sobre las repercusiones de todo lo que había pasado, mi fama de empresaria ambiciosa, estratégica e inteligente estaba en alza. Mi abuelo no podía estar más orgulloso, él seguía contándome todos los comentarios pero mi mente se perdía en una sensación de vacío, realmente deseaba ver a Britt pero eran alrededor de las tres de la madrugada y esperar hasta el día siguiente sería una tortura, pero debía aceptar ese castigo.

Mi nana estaba despierta esperándome, me abrazó y notó mi tristeza, en mi oído dijo: “Dentro de poco la verás…” le sonreí y decidí ir a dormir para no pensar tanto, me despedí de mi abuelo y de mi nana, entré en la habitación totalmente desolada, me imaginaba volver de cada viaje y ver mi cama invadida por una mujer de piel nívea, ojos azules y cabello rubio, me adentraría despacio por la habitación y la abrazaría, la despertaría a besos y le haría el amor después de tantos días lejos de ella. Pero mi habitación era la realidad de mi vida, esa rubia no me esperaba y mi tristeza creció. Me desvestí y me acosté. Di vueltas en la cama, no lograba conciliar el sueño, mi frustración sólo crecía. Me vestí y tomé las llaves de mi auto, manejé sin rumbo durante unos minutos y decidí ir a casa de Britt. La casa estaba a oscuras, miré el balcón que le pertenecía a Britt ¿podía treparme?

Siempre fui una buena deportista, mis manos se sujetaban fuerte de las barras de hierro que rodeaban la puerta de vidrio del balcón, con un esfuerzo más estaría arriba. Mis fuerzas se incrementaron al saber que estaba cada vez más cerca de Britt. Con brusquedad caí al lado de la puerta, la luz se encendió, me levanté nerviosa, esperaba que mi atrevimiento no fuera mal visto por Britt, ella lentamente deslizó las cortinas que cubrían la puerta y se sorprendió de verme allí. Abrió con rapidez y se abalanzó sobre mí, mis brazos automáticamente la abrazaron y nuestros labios se buscaron desesperadamente. La alcé con necesidad de sentir su piel, ella rodeó sus piernas en mi cadera y nos dirigimos a su cama. Apagó la luz y comenzó a desvestirme con desesperación, hice lo mismo con ella y una vez desnuda me abalancé sobre sus pechos, besándola y mordiendo levemente sus pezones, mis labios recorrieron todo su vientre y sus piernas, mis manos no podían quedarse quietas y acariciaban cada centímetro de piel, volví a recorrer su vientre en dirección a su cuello y volví a besarla con pasión, con furia, estaba furiosa por no haber estado con ella las últimas noches. Mis manos apretaban con fuerza su cuerpo y la penetré con brusquedad haciendo que ella gimiera con fervor, su mano tomó la mía, que estaba en su entrepierna y mirándome a los ojos me dijo: “Despacio San, estás conmigo, tranquila…” Su ternura y su sensibilidad me derrotaban, lentamente comencé a arremeter contra ella y sus suspiros eran el combustible para seguir adentrándome en su interior. Sus manos se deslizaban por mi espalda y volví a besarla, nuestros labios comenzaban a reconocerse, ella seguía con su cadera el movimiento de mis arremetidas y eso me excitaba aún más, aumenté la velocidad de mis arremetidas y ella vibró, sus manos se aferraban con fuerza a mi espalda, el sudor de su cuerpo la hacía verse irresistible, volví a besarla una vez más, aún seguía dentro de ella, mi cuerpo se unió al suyo y sus caricias volvían a encender en mí la pasión, ella se posó encima de mí, yo seguía dentro suyo y comencé las arremetidas nuevamente, dentro y fuera, Britt era invadida por la locura, me penetró y ambas iniciamos los movimientos, dentro y fuera, una y otra vez. Mi cuerpo reaccionó antes que ella, me dejé llevar por la excitación, ella gimió y se desplomó en mi pecho, unió sus manos a las mías y las apretó con firmeza, ella estaba siendo invadida por un nuevo orgasmo.

La luz tenue de la habitación iluminaba su rostro de satisfacción, estaba envuelta con una sábana, yo estaba a su lado contemplándola, mi cuerpo desnudo era cubierto por esa luz, Britt con timidez acariciaba mi vientre, me acerqué a ella y la besé en los labios. “Te extrañé” me dijo posicionándose nuevamente encima de mí, aún cubierta por la sábana, me abrazó y dejó besos por mi rostro, lentamente yo la despojé de esa tela que impedía que nuestra piel tuviera contacto directo. Acaricié su espalda y mis manos se posaron en su cintura, con un movimiento ágil yo me posicioné encima de ella, la besé levemente y mi pelvis colisionó contra ella haciéndola gemir, me acomodé de manera que nuestros sexos estaban unidos, comencé mis arremetidas, mis manos descansaron en las suyas siendo víctimas de la fuerza de Britt, pues ella me apretaba con firmeza ante cada arremetida. “¡Oh Britt!… te extrañé preciosa”.

El sol se adentraba en la habitación, Britt había dejado las cortinas a un lado de la puerta del balcón y los rayos iluminaron mi rostro despertándome de mi dulce sueño. Britt aún dormía, ella estaba totalmente desnuda abrazada a mí. Sus suaves cabellos estaban esparcidos en mi pecho. Lord T se encontraba en una silla durmiendo plácidamente, recién me percaté que él se encontraba allí. Miré la hora, tendría tiempo de irme sin que Harry o Nicole me vieran. Me moví un poco pero Britt se aferró a mi cuerpo con firmeza “No te irás” me dijo medio dormida. “Britt, ¿qué les diremos a tus padres?, debo irme”. Ella me miró con esos ojos azules hermosos, me besó en los labios y me perdí nuevamente en ella, “No sé qué les diremos, pero tú no te vas”.

Nicole llamó a la puerta, Britt y yo ya estábamos vestidas, pensando que diríamos, no fue buena idea quedarme. “¿Puedo pasar chicas?” Ella sabía que me encontraba allí, Britt me besó y abrió la puerta. Nicole entró en la habitación y nos miraba con desaprobación.

- ¿Qué se supone que debo decirle a tú padre? -dijo mirando a Britt, luego se dirigió
a mí- ¿Sabes que es muy arriesgado lo que hiciste?
- Lo sé, pero no me fue difícil treparme, descuida, no lo volveré a hacer.
- ¡¿Qué?! ¿Te trepaste? ¡Dios santo!

Claramente Nicole se refería a otra situación de riesgo, no al hecho de haberme trepado por el balcón.

- Me refiero a que Harry puede darse cuenta, es raro despertar a las seis y ver tu automóvil estacionado en la entrada de casa. No me gusta mentirle a mi esposo, pero chicas, sean prudentes, entiendo que aún no deseen decir nada pero ¡compórtense! Santana, ¿aún no has hablado con tu abuelo sobre esto?

- No Nicole, él no lo entendería. No por ahora.
- Entiendo, todo a su tiempo, cuando estés segura díselo.

Besó a Britt en la frente e hizo lo mismo conmigo. Antes de salir dijo: “Le diré a Harry que llegaste hace unos minutos ¿ok?” Las dos asentimos. Nicole se fue y Britt se abalanzó sobre mí sonriendo y besándome, “Fue una gran sorpresa tenerte aquí, te quiero” y volvió a besarme.

Nos fuimos sin desayunar, yo aún debía ir por mis cosas a casa, Britt me acompañaba. Al llegar, mi abuelo se encontraba furioso en la sala hablando con Marcelo y unos hombres de seguridad, mi nana estaba sentada escuchando todo lo que esos hombres hablaban, al verme ella se acercó y me abrazó, hizo lo mismo con Britt pero el semblante de mi abuelo no cambió.

- ¿Dónde demonios estabas? -dijo mi abuelo.
- Salí a pasear y recogí a Britt -respondí sin darle mucha importancia a la situación.
- ¿A las tres de la mañana? ¿Acaso estás loca?
- No soy una niña abuelo, ¿cuántas veces debo repetirte eso?

Su mirada me examinaba meticulosamente, fijó sus ojos en los míos como queriendo sacarme la verdad, él quería que le explicase dónde pasé la noche. “Mi nieta no andará escabulléndose por ahí, respétate Santana, eres una dama no una…” no se atrevió a terminar la frase, mi nana lo miró con enfado y dijo: “Gustavo López, no te atrevas ni siquiera a insinuar eso”. Britt se colocó a mi lado y me sujetó la mano con firmeza. “Las veo en la empresa” dijo él saliendo de la sala acompañado de Marcelo y los hombres de seguridad.

Mi nana al cerciorarse de que nos encontrábamos solas, nos contó que mi abuelo se dio cuenta que no estaba en mi habitación, ella no intentó llamar a Britt pensando que en caso de no encontrarme con ella la paranoia crecería, prefirió esperar a mi aparición “Pobre de ti Santana si no te encontrabas con Britt” me reprochó, miré a mi novia y ella sonreía, la besé levemente y se sonrojó por la presencia de mi nana allí.

Mi abuelo se encontraba desesperado cuando notó mi ausencia pero dedujo que estaba con “ese tipejo”, según palabras de mi nana. El “tipejo” tenía unas curvas hermosas, una sonrisa que enamoraba a quien la viera, un cabello rubio sedoso y los ojos más dulces que existen en esta tierra, estaba junto a esa belleza, él no se equivocó.

Capítulo 12: Conflictos. Parte 2.

Una vez que mi nana nos contó todo lo que había pasado, me cambié de ropa y partí hacia la empresa con mi novia. En el transcurso conseguimos charlar.

- Ale me contó de tu sobresalto por teléfono, sabías que estaba ensayando, ¿por qué esa alteración?

- No sabía nada de ti en todo el día, necesitaba oír tu voz, el tiempo pasó y no llamaste, realmente necesitaba oír tu voz, no la de Alexandra. Además… -Britt me miró- Sam, ¿él te estaba esperando?

- Se ofreció a llevarme a los ensayos y luego a casa, él y Ale me acompañaban.

Mi mente imaginó esa escena, los tres juntos pero tanto Sam como Alexandra luchaban por ver quien se quedaba con mi chica. Fruncí mi ceño.

- ¿Sabes que eso no es nada más que una estrategia para volver a acercarse a ti?
- Lo sé, Santana -dijo con tristeza bajando su mirada.
- ¿Acaso te insinuó algo?
- No…-dijo dudando.

Me orillé y detuve el auto, la miré, ella no quiso hacer contacto visual conmigo, Sam hizo algo.

- Dime que te hizo.
- Nada Santana, llegaremos tarde, sigue conduciendo.
- Me estás mintiendo Britt, dime que te hizo.
- Nada, -me miró- no dejé que me hiciera algo.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Él intentó besarme, pero lo rechacé.

La furia crecía en mi pecho, Britt notó eso y me besó en los labios, “No le hagas nada San, yo sólo te quiero a ti”. Su frente descansaba en la mía, mis manos se posicionaron en ambos lados de su rostro, cerré mis ojos y suspiré fuerte, controlando mi ira, ella volvió a besarme, “Por favor San…” y dejó otro beso más. Me miró y caí, ella era mi debilidad. “No le haré nada, pero si vuelve a intentar algo parecido juro que…” no me dejó terminar porque volvió a besarme, una y otra vez.

Llegamos a la empresa unos minutos tarde. Ambas teníamos trabajo por hacer.

La mañana transcurrió rápida, Britt me dedicaba miradas desde su escritorio, veía como bromeaba con Quinn, su sonrisa se ampliaba y se veía más hermosa de lo que es, luego su rostro se tornaba serio al leer unos papeles, su concentración era total, por la comisura de sus labios lograba ver su lengua, ese gesto me derretía, se percataba de mi observación y me miraba, sus ojos me decían tranquilamente: “Te quiero”, mi respuesta era una sonrisa boba pero que demostraba cuan enamorada estaba.

Britt almorzaría con Harry, pues tenían que discutir un asunto de sus proyectos en Ohio, Sam iría con ellos. La idea no me gustaba pero era parte de su trabajo, Harry la llevaría a los ensayos y yo pasaría por ella al anochecer.

Almorcé con Quinn y Rachel, charlábamos sobre el viaje y Rach nos contaba las expectativas por el estreno de la obra de Britt. Ryan se ocupó de hablar maravillas de mi novia generando en los demás intriga por conocerla más a fondo, algunos la criticaban, Rach no quería decirme con exactitud lo que decían de ella por temor a mi enojo, pero sabía que esas críticas iban en relación a la edad de Britt y mi estrecha relación con Ryan, lo veían como algo arreglado entre nosotros, las dos empresarias y el director, dudaban del talento de Britt. Yo sabía que esos rumores repercutían en Britt de manera importante, pero yo estaba segura de que dejaría callados a esos críticos cuando ella por fin demostrara su baile.

- Es una de las obras más esperadas, -dijo Rach- para la velada de presentación me invitaron a cantar. ¡Será grandioso!
- ¿Cuándo es esa velada? -preguntó Quinn.
- Un día antes del estreno, aproximadamente en dos semanas.
- Santana, ¿por qué no me habías dicho nada sobre esto?
- No lo sabía, Britt no me ha comentado nada, no hemos tenido tiempo de charlar.

Ambas me miraron y sonrieron, sabía lo que sus pervertidas mentes estaban imaginando, pero yo decía la verdad, Britt no me comentó nada de su obra por escases de tiempo.

- Santana, estás invirtiendo en esa obra, deberías saber que hacen con tu dinero -dijo Rach- ¿cómo es posible que no te informaran nada?
- En realidad me invitan a esas veladas pero no asisto, confío en Ryan, él se encarga de todo.
- Pero Britt participa…
- Lo sé Rachel, y si apoyo esto es sólo por ella.
- Rach, amor, me parece bien que San no esté tan involucrada, Britt necesita acomodarse a su nueva vida, tener a Santana todo el tiempo a su lado podría ser perjudicial, ambas necesitan espacio, sentirse independientes, para que su relación no se torne cotidiana en tan poco tiempo…
- ¿Crees que podría cansarme de estar con Britt? ¿Eso insinúas Quinn?
- No lo sé San, podría ser. Ella necesita libertad, no una persona que la asfixie.
- ¿Yo la asfixió? ¿Ella te dijo eso?
- No San… sólo creo que tomar cierta distancia es bueno. Estar todo el tiempo juntas puede desgastar la pareja muy rápido.

El silencio invadió la mesa donde las tres estábamos, yo no coincidía con Quinn, ella me miró y agregó: “Britt está pasando por una buena etapa, sólo apóyala ¿ok?”, asentí y continuamos almorzando.

Durante el transcurso de la tarde me dediqué a realizar reuniones, Carla me guiaba desde un punto de la ciudad hacia otro en cuestión de minutos. Me sentía agotada, no recibí ningún mensaje de Britt, realmente estaba ensayando mucho.

Todos comenzaban a marcharse de la empresa al terminar la jornada laboral. Quinn se despidió de mí, Carla se fue con su pequeño hijo y así como ellas, varias personas empezaban a desalojar el lugar, Harry se fue junto con Sam, Mi abuelo pasó unos minutos después, miró hacia mi escritorio y no dijo nada. Seguía enfurecido. Tomé mi chaqueta y me dirigí al teatro en busca de Britt. Al llegar, varias bailarinas se retiraban, sólo unos pocos ensayaban en el enorme salón, Britt no estaba allí, vi a Alexandra desde lejos, ella mi miró y me saludó con un ligero movimiento de cabeza, señaló una puerta que tenía un cartel que decía “NO MOLESTAR”, entendí que Britt estaría allí ensayando. Me dirigí al camerino y allí esperaría. Al entrar noté el perfume de mi novia por todo el lugar, su ropa estaba acomodada en un estante. En un enorme espejo unas fotografías estaban pegadas, Harry, Nicole, Lord T y una foto reciente, Quinn, Rach, ella y yo en el parque. Había una carpeta con el sello de López & Asociados, la abrí instintivamente y noté que eran unos papeles sobre una empresa liderada por Arthur Abrams, de Ohio. Al parecer Britt en sus ensayos también se daba tiempo para atender los negocios de ella y Harry.

Acomodé el lugar poniendo un poco de orden, guardé algunas cosas y dejé todo listo para marcharnos, pero Britt no terminaba de ensayar. Sentí un golpe en la puerta, abrí y Alexandra estaba parada con un bolso colgando de su hombro. “Sólo vine a decirte que Britt sigue ensayando, créeme, no creo que salga pronto, sólo espera”. La miré y sólo pude decir: “Ok, gracias”. Se fue por el pasillo. Media hora pasó y sin señales de Britt. Nadie estaba ensayando en el gran salón, me dirigí a la puerta con el cartel “NO MOLESTAR” y con decisión abrí. Allí tampoco había gente. Fruncí mi ceño, escuché un fuerte “Otra vez”, era la voz de Ryan, provenía desde el escenario mayor, me dirigí hacia allí. Abrí una puerta que daba lugar al escenario, Ryan estaba ahí junto a Britt y algunos bailarines, además de ella había sólo tres chicas más.

Me senté en una butaca, no se dieron cuenta que yo estaba allí, noté el cansancio de Britt y el de los demás, “Otra vez” repitió Ryan y la música se hizo sentir, Britt bailaba alrededor de los chicos quienes simulaban quedar quietos a medida que ella los tocaba, las bailarinas la seguían, los movimientos de Britt eran rápidos y al parecer bastante difíciles, se movía de una forma que nunca había visto en ella, su soltura era hipnotizante, no podía dejar de admirar sus movimientos sensuales, las manos de las bailarinas recorrían su cuerpo, la acariciaban con delicadeza desde sus hombros hasta la punta de sus pies, Britt se estremecía, su cabeza instantáneamente se hacía hacia atrás demostrando que el toque de las bailarinas le producían placer, mis manos se aferraron con fuerza en mis muslos, este baile era muy sensual, uno de los bailarines se acercó y la tomó de la cintura, pegándola a su cuerpo y haciéndola girar, Britt apenas lo tocaba, seguía fingiendo sentir placer con esos movimientos, el bailarín la soltó y ella bailó sola, los demás la rodeaban y la acariciaban, el ritmo de la melodía era un poco agitado, todo en ese baile era erótico, al verla seguir haciendo esos movimientos sensuales instintivamente gemí, ella comenzó a acariciar su cuerpo con una delicadeza inigualable, sus manos recorrían cada parte de su cuerpo, pasaban desde su rostro hacia su garganta, el recorrido seguía por sus pechos y bajaban lentamente por su vientre en dirección a su sexo, a su vez, las manos de un bailarín subían por sus piernas y antes de hacer contacto con las manos de ella alguien de atrás la levantaba de la cintura y la melodía se volvía más fuerte e intensa, con acordes más ligeros, Britt era abrazada por muchos brazos, ella sonreía, ¡Oh Dios! conocía esa sonrisa, era una sonrisa de placer, la que me dedicaba después de hacerle el amor. Mis manos se presionaban con fuerza en mis rodillas y una fiebre recorría mi cuerpo con rapidez, no podía dejar de mirarla, el baile seguía, ella y esos movimientos que ya me estaban volviendo loca, las manos de hombres y mujeres se posaban sobre su cuerpo y extrañamente mis celos crecían, sólo yo deseaba tocarla de esa forma. Un bailarín se acercó a ella y los demás se alejaron con brusquedad en una sincronización excelente, él la tomó con posesión, la atrajo a su cuerpo con fuerza, los brazos de Britt se dejaron caer en un movimiento que denotaba la derrota, se entregaba a él sin luchar, el rostro de él se acercaba peligrosamente a su cuello, y subía lentamente sin hacer contacto, sus rostros estaban a una distancia mínima, a punto de besarse, yo me puse de pie instintivamente, y en ese momento Ryan dijo: “Espera, espera”.

Mi cuerpo se tensó, Ryan se acercó a ellos indicándoles algo, Britt lo observaba con detenimiento, el bailarín en ningún momento soltó la cintura de Britt y ella descansaba su brazo en hombro del chico. Mi mirada no se apartaba de ellos, Britt instintivamente miró hacia donde yo estaba parada, Ryan miró en la misma dirección y me vio. “¡Santana! ¿Cómo entraste?”, gritó desde el escenario y sintiéndome una intrusa señalé la puerta por donde había ingresado, “Estaba abierta” dije. Él miró su reloj y se sorprendió “Bien, todos a descansar, mañana continuamos, ha salido excelente, muy bien chicos”. Besó a Britt con efusividad en la mejilla y le dijo algo al oído, ella sonrió y salió junto a sus compañeros por la parte trasera del escenario, todos hablaban y bromeaban mientras se retiraban, ella me hizo una seña, se dirigía a su camerino.

Ryan se acercó a mí y me saludó con cortesía.

- Britt es genial Santana, esto será un éxito. ¿Te gustó lo que viste?
- Si… fue muy erótico de hecho, muy sensual.
- ¡Esa es la idea! La sensualidad, Britt no estaba logrando sacar a flote esa esencia sensual que tiene, el coqueteo desmesurado y atrevido que yo pretendo, pero se nota que el viaje la ayudó, tal vez estaba siendo muy exigente, pero desde que volvió de Inglaterra ella es como si fuera otra Britt, ¿la viste? Es pura sensualidad…
- Ha sido un gran baile -no supe que más decir- ella estuvo preocupada, al parecer despejarse le hizo bien.
- Coincido Santana, le estaba costando este baile, por todo lo sensual que implica el acto pero ha sabido responderme con satisfacción, es genial.

Yo sólo asentía, él continuaba hablándome de las destrezas de Britt para el baile y lo mucho que había evolucionado en estas semanas de práctica. “¿Qué hacías espiando?” interrogó él, lo miré y simplemente dije la verdad.

- Vine a buscar a Britt. Ryan, ¿no crees que los ensayos son muy largos?
- ¿Lo dices por algo en particular? El estreno está próximo, hay que ensayar cada día más.
- Lo sé, me preocupa Britt, tú sabes.
- Ella está bien, no arruinaría a mi mejor bailarina, sé cuando parar.
- Ok, te dejo Ryan, Britt debe estar esperándome.
- Son buenas amigas ¿no?
- Si… bastante.
- Si te invito a la velada, ¿asistirás?
- A esta velada sí, no me la perdería por nada en el mundo.
- ¡Lo sabía! ¡Sabía que por fin aceptarías! Te estaré esperando, las invitaciones se repartirán la semana entrante.

Nos despedimos, crucé el enorme salón en dirección a los camerinos, oía voces y risas, los bailarines se retiraban del lugar. Entré en el camerino de Britt, ella estaba sentada peinándose, ya se había duchado, me miró a través del vidrio y sonrió, cerré la puerta detrás de mí y me dirigí hacia ella, la abracé por la espalda y besé su hombro “Hola” dije y ella respondió lo mismo dejando de peinarse, su cabello estaba suelto, nos pusimos de pie, ella se acomodó frente a mí para besarme en los labios mientras colocaba sus brazos alrededor de mi cuello. La abracé con fuerza mientras nuestro beso se intensificaba. Necesitábamos aire, ella colocó su frente en la mía y cerró sus ojos respirando fuerte.

- Ese baile es muy erótico Britt…
- ¿Lo viste todo?
- Completo y déjame decirte que desee que esas manos desconocidas fueran reemplazadas por las mías.
- San…
- Britt ese baile es muy sensual. ¿sabes cómo estoy en estos momentos?

Ella sonrió y la besé con pasión, la levante y ella gimió, la senté en la mesa apoyándola en el enorme vidrio, mis manos se deslizaban por sus muslos, ella gimió más pero sus manos detuvieron las mías, “Aquí no” dijo levemente. La besé suavemente y salimos del lugar. Todos los bailarines se despedían de ella con amabilidad.

- ¿Tu casa o la mía? -pregunté.
- Ummm… tú casa.

Sonreí y hacia allí nos dirigimos. Sin que nadie nos viera nos adentramos en la oscuridad de mi habitación, al cerrar la puerta la atraje a mi cuerpo y la besé con desesperación, comencé a desvestirla lanzando sus prendas por todos lados, hice lo mismo con mi ropa, estábamos totalmente desnudas y la encaminé hacia mi cama, su esbelto cuerpo se apoyó con sensualidad y recordé su baile, “Al parecer eres más sensual ahora para bailar”, ella sonrió y me besó acariciando mis pechos “Tengo una buena maestra” me dijo sin dejar de mirarme, mi pelvis colisionó contra la suya haciéndola gemir, “Puedo seguir enseñándote” agregué con cierta picardía, ella me abrazó y con toda la sinceridad que su rostro podía demostrar me dijo algo que me dejó totalmente embobada, “Al bailar pienso en ti, en cada movimiento y en cada toque; me haces el amor en cada ensayo, Santana…” La miré totalmente hechizada por sus palabras, ella me miró esperando una respuesta, me incliné y la besé suavemente en los labios, el beso fue intensificándose de a poco, sus manos recorrían mi espalda ejerciendo fuerza para que no me alejara, como si yo deseara eso; lo único que quería era fundirme en ella, hacernos una sola persona. Mi lengua jugueteaba con la suya y comencé con los movimientos pélvicos, noté que ella quería posicionarse sobre mí, le encantaba esa posición, pero no la dejé, ella me miró frustrada, “Britt, mi cama…” la miré y ella sonrió “…tus reglas” dijo para completar la frase. La besé nuevamente y el ritmo de mis arremetidas aumentaba considerablemente, ella de a poco fue aclimatándose al ritmo y ejercía sus propios movimientos, acariciaba cada parte de mi cuerpo, besaba mi rostro, mi cuello y hundía sus manos por mi cabello alborotado, mi mirada comenzaba a nublarse producto de la excitación, ella gimió una vez más y su cuerpo comenzó a vibrar igual que el mío, nos abrazamos con fuerza fundiéndonos en un nuevo beso cargado de emociones. Todo el peso de mi cuerpo fue recibido por ella, besé su cuello, estaba cubierta de un sudor con aroma a flores, mis labios viajaron hacia sus pechos, poniendo especial atención en ellos, Britt me miraba con sus bellos ojos empapados de placer, dejé un par de besos por su vientre, mi lengua se introdujo en el hueco de su ombligo y ella gritó mi nombre, sonreí y seguí bajando, succioné ese órgano de placer, volviendo loca a Britt, sostuve sus piernas con mis manos y mi lengua comenzó a explorar nuevamente esa zona excitada, Britt se cubría los ojos con su brazo, la locura la dominaba y yo seguía saboreando su esencia, una de sus manos se posicionó en mi cabeza y luego al costado de la cama arrugando el cobertor, a medida que seguía moviendo mi lengua en ese lugar ella apretaba el cobertor con más fuerza y su respiración cada vez era más errática, al cabo de unos momentos ella fue invadida por otro orgasmo, soltó un desesperado suspiro mientras hacía que suba y la bese nuevamente.

“Te quedarás a dormir…” dije abrazándola, ella me miró y no puso objeción, me besó una vez más, tomó su celular y envió un mensaje a Nicole. Mientras nos mirábamos y nos acariciábamos su celular sonó, Nicole la llamaba. “Hola mamá…” dijo Britt; mientras ella hablaba yo acariciaba su vientre, pasando mis dedos por sus abdominales remarcados, pude escuchar que Nicole no estaba muy de acuerdo con la idea de que Britt se quedara conmigo, “Mami, por favor, no he visto a San en días…” el silencio invadió la conversación, los ojos azules se posaron en mí, “Está bien hija” dijo y Britt sonrió. La llamada terminó y ella se acurrucó a mi lado, me miraba con atención y acarició cada centímetro de mi rostro.
Entendía el temor de Nicole, Britt era su única hija y sentir su ausencia, la ausencia de la niña que siempre cuidó generaba en ella miedo, Britt tenía 21 años ya, pero Nicole tenía una negación con respecto a la idea de que su hija tenía otras prioridades que, de cierta manera la alejaban de su hogar.

“¿Tienes hambre?” consulté, ella asintió y bajé en busca de comida, todos en casa dormían. Decidí llamar a Nicole, ella atendió con rapidez, “¿Le pasó algo a Britt?” preguntó exaltada.

- No Nicole, sólo llamaba para tranquilizarte, ella está bien.
- Santana sabes que te quiero y confío en ti pero no me parece correcto que Britt se aleje tanto de casa.
- No le haré daño Nicole, la quiero, no podría hacerle daño.
- Confío en ti, Santana.

Dijo eso, nos despedimos y preparé la comida para Britt. Ella se devoró todo, yo la miraba sonriendo, ella se reía “¿Mucho apetito?” me miró y mientras masticaba su comida estaba pensando su posible respuesta, sonrió y dijo: “Imagínate San, todo el día estuviste haciéndome el amor, me encanta pero es agotador, necesito recargar fuerzas…” me abalancé sobre ella y la besé, ella seguía desnuda, mientras la besaba levemente ella lanzaba unas risitas traviesas, “Lo que te espera, Pierce…” dije penetrándola sin previo aviso, ella arqueó su cuerpo y gimió por la sorpresiva acción, me besó e iniciamos una ronda más…



………………………



El sol invadía la habitación, miré a Britt como dormía plácidamente, ella despertó y me dedicó una de esas sonrisas que me hacía imitarla, la besé y le dije que era hora de nuestro baño. Ella me miró sorprendida, y sonreía “¿Un baño juntas?” me levanté en busca de su ropa pero me quedé estática cuando escuché un leve golpe en la puerta, “¿Santana?” dijo mi nana, Britt instintivamente se paró detrás de mí, agarró una sabana y me cubrió, la puerta se abrió y allí estaba mi nana, observó la imagen que tenía delante de ella, ropa de mujer esparcida por toda la habitación, una Santana despeinada de pie mirándola con cierto temor, ocultando la silueta de una mujer desnuda completamente. Los ojos de mi nana se tornaron serios “¿Qué demonios hiciste?” mi nana no maldecía de esa manera, estaba furiosa, en mi defensa dije la típica frase para excusarse de alguna acción “No es lo que parece”. Mi nana estaba por dirigirse a mí y descubrir quién era esa mujer que se ocultaba detrás de mí, pero su cabellera rubia se asomó por mi hombro haciendo detener a mi nana, su semblante cambió cuando notó de quien se trataba. “¡Oh Britt, querida!” dijo suavizando su voz, Britt sonrió, yo hice lo mismo y la cubrí con la sábana, sus brazos rodearon mi cintura y dijo: “Disculpa nana, espero que no te enojes”. Mi nana parecía avergonzada por haber invadido en la habitación, “No querida, bajen a desayunar”. Se fue sonriendo y cerrando la puerta, nosotras estallamos en carcajadas, me deshice de la sábana y abracé a Britt, la besé con pasión, acaricié su piel desnuda admirando su rostro, era hermosa y era mía. “Hora de bañarnos” dije.

Desayunábamos en compañía de mi abuelo, él tuvo que mostrarse amigable dado nuestra compañía. Britt le caía bien, no dejaba de bromear con ella y decirle cuan hermosa era, mi nana me miraba con una sonrisa llena de picardía, estaba contenta por mí; cuando me sirvió el desayuno me dijo por lo bajo: “Cuídala, no arruines esto hija”. Asentí y continuamos el desayuno, Britt de vez en cuando posicionaba su mano en mi rodilla, mi abuelo no podía ver ese sutil gesto que ella me proporcionaba.

- ¿Solucionaron el conflicto con Abrams? -consultó mi abuelo.
- Aún no… mi papi deberá ir a Ohio, tal vez viaje Sam, ellos son amigos, él sabrá que hacer.
- Con Harry debemos viajar a Los Ángeles, Sam deberá encargarse de eso.
- Aún no he charlado con mi papi… no me ha comentado nada de su viaje.

Britt me miró y me dedicó una sonrisa, mi abuelo nos explicaba que después de almorzar se irían y volverían dentro de dos días “Santana, te quedarás a cargo”. No me opuse, él me miró sorprendido dado que no discutí por eso, sonrió levemente y dijo: “Debemos irnos señoritas”.

Marcelo llevaba a mi abuelo y yo a Britt, ella iba un poco preocupada dado que Harry viajaría y ella ni siquiera sabía sobre eso.

- No te sientas mal Britt, él tranquilamente podría haberte avisado, tal vez no quería preocuparte por nada en relación a la empresa.
- Lo sé San, pero, no está bien no saber esas cosas, es mi padre.
- ¿Te arrepientes de haberte quedado en casa?
- No San… sólo que… no sé cómo explicarlo…

Ella pensaba, estábamos en silencio y su voz volvió a escucharse: “Me encanta estar contigo, tanto que no pienso que tal vez papá o mamá me necesitan y no estoy allí con ellos”. La miré una fracción de segundos, noté su dilema interno, no sabía qué decirle para reconfortarla, tomé su mano y la apreté con fuerza, ella sonrió y dejó un beso en mi mejilla, colocó su mano en mi pierna y no dijimos nada hasta llegar a la empresa. Al entrar al ascensor simplemente le dije: “Encontraremos la forma de solucionar eso, ¿ok?”, ella sonrió y me besó en los labios, “Te quiero San”, las puertas del ascensor se abrieron, la rutina laboral comenzaba, una vez más.

Toda la mañana Britt estuvo reunida con Harry y Sam, cuando era hora del almuerzo mi abuelo se despidió de mí dejándome a cargo de la empresa. Con Britt decidimos almorzar en compañía de Rachel y Quinn. El tema de conversación era la obra a estrenarse, los preparativos para el estreno, el vestuario de Britt, los ensayos, las especulaciones y las expectativas de las personas que conocían a Ryan, esto sería un éxito. De un momento a otro Britt recibió una llamada, era Sam, su semblante cambió un poco, no se atrevió a mirarme, algo no andaba bien. Se disculpó y se levantó de la mesa para hablar en un lugar un poco alejado. Noté en su rostro el disgusto y cierta indignación, me miró un segundo y le daba instrucciones a Sam. Colgó y regresó con nosotras.

- ¿Todo bien Britt? -pregunté.
- Si… todo bien.

La observé y me di cuenta que algo no me estaba diciendo. No quería interrogarla delante de las chicas, dejé que continuara con su charla sobre la obra, la llevé al teatro y antes de que se bajara volví a preguntar:

- ¿Seguro todo bien Britt?
- Si San…
- Algo me ocultas, lo presiento.
- No…-dijo titubeante.
- Dime qué sucede.
- Complicaciones con lo de Ohio pero Sam ya se ocupará, no te preocupes.

No dije nada, pero averiguaría que pasaba. Ella me besó con efusividad, “Te quiero” dijo y se bajó del auto.

De regreso a la empresa decidí charlar con Sam. Noté que estaba concentrado en su escritorio, la secretaria me dejó entrar y él me recibió con cierta sorpresa.

- ¿En qué puedo ayudarte, Santana?
- ¿Viajarás a Ohio?
- Sí… mañana por la mañana.
- Noté a Britt preocupada, ¿hay algo de lo que deba preocuparme yo?
- No Santana, tenemos casi resuelto esto, Artie siempre fue ambicioso, lo conozco bien, es cuestión de sentarse a charlar.
- ¿Artie?
- Él es un empresario de Ohio, fuimos a la preparatoria juntos.

Noté que el semblante de Sam ocultaba cierto enojo, tal vez Artie no era de su agrado.

- Confío en ti Sam, pero si llegases a necesitar algo házmelo saber, estoy a cargo de la empresa ahora pero puedo ayudarte si lo necesitas.
- Te lo agradezco Santana y tendré en cuenta tu propuesta.
Salí de la oficina no convencida, algo pasaba aquí y Britt no quería que me enterase de que se trataba eso.

Busqué a Britt en el teatro, ella ya estaba lista y la llevé a su casa. Nicole la recibió con efusividad, a pedido de ella me quedé a cenar. Britt estaba preocupada, lo podía percibir pero no me decía que es lo que sucedía. Después de cenar Nicole nos dio un tiempo para que estuviéramos juntas. Simplemente permanecimos en la sala, abrazadas; yo esperaba que ella hablara pero nada de eso sucedió.

- ¿Preocupada? -interrogué.
- Un poco… Nerviosa por lo del estreno…
- Britt, ¿hay algo de lo que deba preocuparme? Siento que no estás siendo sincera, confía en mí, puedo ayudarte.
- ¿Confías en mí San?
- Claro que sí -respondí con sinceridad.
- Entonces tranquilízate, sólo confía en mí.

Se acomodó entre mis piernas, yo estaba sentada y ella se posicionó encima de mí, cubrió mi cuello con sus manos y me besó con suavidad, yo acariciaba su cintura. El besó fue adquiriendo efusividad, y si seguíamos así, terminaría desnudándola y haciéndole el amor allí mismo en la sala mientras Nicole se encontraba a unos metros de nosotras. La separé de mí con delicadeza “¿Podemos ir a tu habitación?”, ella sonrió y me besó. Escuchamos como Nicole tosió, nos separamos al instante, Britt se acomodó en el sillón a mi lado, su madre nos observaba desde la puerta, sonrió con cierta incomodidad y dijo: “¿Traigo café?”.

Asentimos sin decir nada, Nicole se fue en busca del café y Britt dijo: “Hoy no podremos San”.



………………….



Mi nana me servía el desayuno, Carla me anticipó un día plagado de reuniones, decidí llegar temprano a la empresa, Carla estaba allí junto a su hijo ordenando mis actividades. Britt aún no había llegado, con el correr del tiempo todos llegaban a la empresa, menos ella. Me preocupé y decidí llamarla, pero antes de hacerlo recibí una llamada de ella.

- Britt, ¿te encuentras bien?
- Hola San, estoy bien, llamaba para decirte que no iré hoy, tengo unas reuniones, debo cubrir a Sam.
- Oh… entiendo. ¿Almorzamos juntas?
- No podré San… búscame a la noche en el teatro.
- ¿A la noche? ¿No te veré en todo el día?
- Perdón San, no puedo…

De repente me sentí rechazada, fruncí mi ceño, no podía estar así pero recordé lo que Quinn me dijo, debía darle libertad.

- Ok Britt, te veo en la noche.
- Te quiero San, debo colgar.

La llamada terminó, Carla entró en mi oficina y dijo: “¿Lista para la primera reunión?”, asentí pero era mentira, no dejaba de pensar en Britt. Media hora después, cuando mi primera reunión terminó algo me impulsaba a llamar a Sam. Al tercer tono él atendió, “¿Santana?” dijo él con sorpresa, aún no había resuelto el asunto en Ohio, lo notaba furioso, no podía verlo pero su tono de voz lo delataba, se oían voces en el fondo, “Sam, ¿necesitas ayuda?”, él vacilaba, no decía nada y allí en su silencio la escuché, su voz era inconfundible “¿Lo viste a Sam?” preguntó, mis ojos se abrieron de par en par “Santana, debo colgar” dijo él. La rabia invadía mi cuerpo, “¿Britt está allí contigo?”, tardó en decir “No, ¿cómo crees?”, estaba a punto de insultarlo pero cortó la llamada. Así furiosa como estaba llamé a Britt, ella no atendió, insistí una vez más y volví a ser ignorada; me decidí por mandar un mensaje, corto pero contundente: “Atiende o estaré en Ohio antes del mediodía” una vez entregado el mensaje llamé.

- San -dijo ella.
- ¿Por qué me mientes Brittany?
- Santana, estoy en medio de una negociación, por favor después te explico.
- Brittany, ¡me mentiste!
- San… por favor.

Su voz estaba plagada de nerviosismo, corté sin decirle nada, la furia me invadió completamente. Lancé mi celular al piso, al estrellarse sus partes se dispersaron por la oficina. Quería una explicación para esto, ella se fue con Sam, me mintió y yo le creí como una tonta. Carla entró en la oficina y se asustó al verme y al notar la desdicha de mi celular “Santana, ¿pasa algo malo?”, sin decirle nada salí de la oficina en dirección a la oficina de Sam, en busca de su secretaria.

La joven chica que acomodaba unos archivos se asustó de verme entrar en la oficina sin siquiera haber llamado, “Dime qué demonios está pasando en Ohio, quiero saberlo todo”. La joven no decía nada “¡Habla!” dije totalmente encolerizada, la puerta se abrió y Quinn entró diciendo: “Santana, contrólate”, le lancé una mirada gélida “tú, no te metas” dije, ella estaba por responderme pero la secretaria de Harry y Sam habló: “El señor Abrams no quería negociar con Sam, dijo que sólo lo haría con Britt. Pensé que lo sabía señorita Santana” la miré con detenimiento, había algo más, ella estaba intimidada por mi presencia, aprovechándome de eso pregunté: “¿Qué más sabes?”, ella miró a Quinn y luego bajó la cabeza, mientras evitaba mi mirada dijo: “El señor Abrams pretende a Britt, se enteró que cortó con Sam y creo está aprovechando esta situación para acercarse a ella, eso me dio a entender Sam, él está furioso, Abrams siempre pretendió a Britt, no sé nada más…”

Quinn tomó mi brazo, ella sabía lo que estaba sintiendo, Carla entró diciéndome que tenía otra reunión, “Cancela todas mis reuniones, debo ir a Ohio”.