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Mensaje por micky morales Jue Feb 28, 2019 7:30 am

noooo porque????? solo espero que las tiren en algun lugar sin hacerles mas daño, o se encuentren con Quinn y Santana!!!! que desesperacion!!!!!!
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Mensaje por Tati.94 Vie Mar 01, 2019 6:47 pm

Que les den a los rusos su merecido!! Ya la lastimaron. Ojala lo sigan al auto, porque si no entendí mal las chics ya estaban afuera del hotel. Entonces me imagino que los verán salir. Todo culpa de la Darla, para que se mete con esa gente.
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Mensaje por 23l1 Mar Mar 05, 2019 8:46 pm

micky morales escribió:noooo porque????? solo espero que las tiren en algun lugar sin hacerles mas daño, o se encuentren con Quinn y Santana!!!! que desesperacion!!!!!!





Hola, nose!!!! Espero lo mismo, xq dejarlas ir como si nada, no..no¿? Algo tienen que hacer y pasar... y espero q sea bueno! Saludos =D






Tati.94 escribió:Que les den a los rusos su merecido!! Ya la lastimaron. Ojala lo sigan al auto, porque si no entendí mal las chics ya estaban afuera del hotel. Entonces me imagino que los verán salir. Todo culpa de  la Darla, para que se mete con esa gente.




Hola, si!!! y que...no dire eso. =S SI! yo tmbn, asik espero q las puedan seguir y salvar! Pfff esk no entienden ¬¬ Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 21

Mensaje por 23l1 Mar Mar 05, 2019 8:47 pm

Capitulo 21



Después de que los hielos de su vaso se hubieran derretimiento, se tragó el resto del vodka, mientras pensó en volver a servirse una nueva cantidad.

Estaba cerca.

Muy cerca.

Había un fantasma en su ordenador, y tenía la intención de encontrarlo y seguirlo.

—No eres tan bueno como piensas, ¿eh?—murmuró.

Pensó en los hombres que ella había visto antes, esa misma noche con Kratos Zamora. De alguna manera, ninguno de ellos la reconoció como probable candidato a ser hacker, pero las apariencias nunca querían decir nada.

Sin embargo, todos ellos parecían manipuladores.

Tal vez Gregor, el hermano, era más que una simple figura decorativa.

Tal vez era el cerebro después de todo.

Mientras el programa seguía ejecutándose, vagó de nuevo hacia la pequeña cocina para llenar su copa.

Era casi el amanecer.

Le había dicho a Marley que no tardaría mucho. Eso había sido hace unas horas, y su castaña dormía, que era lo que ella también necesitaba, pero la ira la mantenía inquieta.

Se sirvió una pulgada en el vaso, sin molestarse en echar hielo, y se apoyó en el mostrador mientras se lo tomaba.

Su sistema nervioso vibraba como si una corriente continuara corriendo a través de ella, manteniéndola en estado nervioso. El vodka removió el fuego en la boca del estómago.

Pensó en su ojiceleste arrodillada delante de ella, en el baño, tomándola en su boca. Suspiró y puso el vaso en el lavabo.

Cuando regresó a su escritorio, el código se había desplazado rápidamente por la pantalla.

Podía ser algo.

Juntó las manos entre las rodillas y luchó para no pensar en las imágenes de Marley y Zamora, que habían cubierto la pantalla anterior.

Se burlaba de ella. Con un juramento, le disparó en posición vertical y apartó su silla.

En unos pasos rápidos subió las escaleras, y en un segundo estaba en el floft.

Sólo disminuyó la velocidad al llegar al pasillo, que conducía a su dormitorio.

No quería asustar a Marley.

Se desnudó en la penumbra y se metió en la cama, desnuda. Con cuidado, se apretó contra la espalda de su castaña, deslizando su brazo alrededor de la cintura de su amante.

Ésta murmuró algo y se dio vuelta, llevándole la mano a su pecho.

—¿Kitty?

—Soy yo, cariño.

—¿Es tarde?

—Sí—le besó en la frente.

Su piel era suave, caliente, y sus pechos suaves. Frotó las manos arriba y debajo, caricia que la calmaba.

—¿Estás bien?—preguntó Marley.

—Sólo necesitaba estar contigo.

Su castaña le pasó los dedos por el cabello.

—¿Necesitas hacer el amor?

—No—apoyó la cabeza sobre el pecho de su amante dándose cuenta de que el latido, el aroma de su piel, el tacto de su mano era suficiente. Por ahora, en este momento, era todo lo que necesitaba—Sólo necesito esto.

—Duerme, cariño. ¿Puedes hacer eso por mí?—Marley murmuró.

—Sí.

—Y estaré aquí cuando te despiertes, así puedes tener lo que quieres. Te necesito.

—Yo también estaré aquí.




*****


Mike abrió la puerta del pasajero y se sentó en el asiento delantero. Fumando le espetó:

—Mira hacia abajo, a la esquina y gira a la derecha. Se están moviendo y tenemos problemas.

—Lo tengo—Santana arrancó el sedán y se movió hacia la dirección indicada del asiático.

Quinn se incorporó hacia adelante desde el asiento trasero.

—¿Qué está pasando?

—Tres hombres acaban de salir por una entrada lateral a la vuelta de la esquina, en aquel callejón estrecho de servicio, con Rachel y la otra joven…Darla—Mike miró por encima del hombro—Uno de ellos llevaba agarrada a Rachel. No andaba muy estable. Borracha tal vez o drogada.

—No—dijo Quinn inmediatamente—Ella nunca lo haría. Nunca las ha tomado. Siempre tiene cuidado de mantener la cabeza bien puesta.

—No—Mike señaló a través del parabrisas—Cuatro coches adelante. El Navegador.

—Lo veo—dijo Santana con calma—¿Qué opinas, Mike?

—No podría decirlo con seguridad, pero creo que Rachel podría estar herida.

—Joder—exclamó Quinn—¡Joder! Tenemos que sacarla de ahí.

La morena redujo la velocidad, cuando uno de los coches delante de ellos también redujo, dejándolos demasiado cerca del Navigator. Sin otro coche como respaldo, para trabajar con ellos, no podía seguir, por lo que el conductor se daría detectar su presencia...Tenía que pensar en algo rápidamente.

—Ellos van a salir hacia la I 95.

—Hay dos calles, que están bastante desiertas justo antes de la rampa de acceso—comentó Mike—Probablemente podría llevarlas ahí. Estoy seguro que llevarán armas de fuego. Si las usan, aquello se podría convertir en un gran follón.

La morena miró a la rubia a continuación, volvió a la carretera.

—Detective, haz la llamada.

Detective, haz la llamada, al igual que, todo dentro de la ojiverde se quedó inmóvil.

Rachel estaba en el vehículo delante de ellos. Tal vez herida de gravedad. Una civil inocente estaba con ella.

Y sus socios, sus compañeros policías, se encontraban a la espera de lo que fuera a hacer aquel coche. Estaba poniendo sus vidas en sus manos. Lo que estaba ocurriendo era más grande que su temor, más grande que su ira.

Si cambiaba a Rachel por cualquiera de los otros, la teniente, Mike, la amiga de su castaña, quien nunca se lo perdonaría, y habría fracasado en su deber.

Había sido entrenada para dirigir soldados en la batalla.

Tenía que hacer los sacrificios necesarios.

Y nunca, nunca, dejaría a uno de los suyos atrás.

Nunca había temido por su propia vida, y había tenido el honor de ser responsable de las vidas de sus soldados.

—Este es el plan—dijo Quinn, con su voz firme y fuerte.




*****



Rachel apretó los labios para no gritar, cada vez que el vehículo pesado alcanzaba algún bache en la carretera.

Le dolía el pecho y no podía tomar una respiración profunda, sin causarle un fuerte dolor. Se apoyó en Darla, que la sujetaba con su brazo alrededor de la cintura.

El ruso, a su lado, gruñó una maldición cuando vio una señal roja intermitente a través de la ventana trasera.

Se incorporó, a pesar del dolor. El hombre sentado junto al conductor se dio la vuelta, mirándolas fijamente.

—No se habla—dijo.

El hombre junto a ella sacó su automática, de debajo de su chaqueta, y la colocó en el asiento entre las piernas, con la mano en la empuñadura, y el dedo sobre el gatillo.

Notó cierto movimiento en el asiento delantero, y se dio cuenta de que los dos hombres tenían sus armas listas para ser usadas, en caso de ser necesario.

La carretera estaba casi desierta, con el paso de un vehículo sólo de vez en cuando.

La noche estaba oscura. Era lugar perfecto para una emboscada.

[i}Oh, Dios mío, Quinn[/i], pensó, No seas un héroe. Por favor.

—No vamos a hablar—Rachel resopló—No queremos tener nada que ver con la policía de mierda—a pesar de que en cada movimiento, sentía como si su pecho se desgarrara, se acercó más al hombre a su lado, haciendo caso omiso de la pistola en el asiento, y apoyó la cabeza contra su parte superior del brazo—Estoy sentada aquí con mi marido y mi novia. ¡Que se jodan si no les gusta!

—Bien—el hombre en el frente, dijo, mirando hacia adelante otra vez, cuando la luz roja fue sustituida por un resplandor blanco enfocado duramente sobre vehículo.

Se puso tensa, cuando el conductor bajó la ventanilla.

Dios, por favor, no dejes que dispare a nadie. Por favor.

—Buenas noches, señor.

Escucho decir a un hombre.

No era Quinn.

No era Quinn.

Tampoco sonaba como Mike.

—Parece que tiene un foto en mal estado, en su luz trasera derecha. Se sigue parpadeando y fuera…

—Voy a repararlo de inmediato—dijo el conductor.

—¿Está seguro de que su sistema eléctrico está bien?

Vio una sombra, en el rostro del conductor, cuando el oficial se inclinó sobre vehículo y miró por la ventana.

—Parece que tiene una casa aquí—dijo el oficial de la policía estatal—No querrá perder su tiempo. La estación de servicio próxima está a unos veinte kilómetros de distancia—él le asintió con la cabeza—No me imagino a estas jóvenes disfrutando del frío de la noche.

—Todo está bien—dijo el conductor, en tono amable. Hizo un gesto sobre el
salpicadero—No hay luces de advertencia. Debe ser una mala conexión. Iré a repararlo de inmediato.

—Está bien entonces. Le seguiré unos cuantos kilómetros para asegurarme de que no hay problema—se tocó el ala del sombrero—Damas.

Y entonces él se había ido y ella podía respirar de nuevo. El hombre a su lado, infinitamente relajado, volvió a colocar la pistola en su chaqueta.

Se desplomó, el esfuerzo de haberse mantenido erguida la dejó exhausta y mareada. Bañada en sudor, sentía frío y ganas de vomitar. Darle la acarició suavemente por la cintura, hasta que la ayudó a apoyar la cabeza en su regazo.

—Cierra los ojos, cariño—dijo Darla—Pronto estaremos en casa.

Cerró los ojos.

Quería estar en casa.

Quería estar con Quinn.




*****


El teléfono de Santana sonó, y todos en el coche se pusieron tensos. Pulsó el botón del altavoz y acercó el teléfono para que Quinn y Mike pudieran oír.

—Santana.

—Tres hombres, tal como dijiste. Dos en la parte delantera y otro en la parte trasera izquierda. Dos mujeres jóvenes, también en la parte trasera y un caucásica, la otra afro-americana. Ambas conscientes. Parecían estar bien. Es lo único que puedo decir.

—¿Los hombres parecen sospechosos?

—Vamos a decir que me alegro de llevar mi arma. No parecían nerviosos. Se les veía bien. Apostaría a que son profesionales.

—Saben que están llevando a dos jovencitas. No vamos a hacer nada para recordárselo.

—Pensé que querías que las identificara—
dijo el oficial.

—De acuerdo. Ellos saben que tenemos sus placas. Mejor para ellos, si sólo piensan que ha sido una parada de cortesía. Buen trabajo. Te debemos una.

—No te preocupes—
él se rió.

—Estemos en contacto—Santana desconectó y apoyó el teléfono en su regazo—Eso debería dar a las chicas un poco seguridad. Los chicos no quieren que sus jefes sepan que fueron detenidos, y no van a querer que se les relacione con Rachel y Darla, si no cumplen la ley—dio un rápido vistazo a Quinn—Bien pensado, detective.

La rubia no estaba del todo muy convencida.

¿Y si a esos tipos no les importaba si la policía estatal les estaban buscando?

Podían reaccionar de cualquier manera. Había sopesado diversas posibilidades.

No había sido capaz de pensar otra forma de obligar a los hombres a no hacer daño a las chicas, sin la posibilidad de un enfrentamiento armado.

Pero ¿y si se había equivocado?

Estaba tan nerviosa que en cualquier momento podía vomitar.

—Estaremos de vuelta en el centro de la ciudad en veinte minutos—dijo Santana mientras marcaba una serie de números en su móvil—Hey, soy yo.

—¿Estás bien?—
Brittany preguntó al instante.

—Estoy bien—a pesar de que hablaba con serena y con confianza, su rubia no lo sabría hasta que no la viera—Pero podríamos tener un problema. Rachel. ¿Podrías estar vestida, en caso de que te necesitemos en el hospital?

Quinn se concentró en mantenerse fuerte para Rachel, por lo que pudiera surgir, pero después tendría que convencerla para que dejara de arriesgar su vida por Santana.

Tenía que mantenerse vida, porque ella no lo haría sin Rachel.




*****


Rachel oyó el crujido de grava, cuando el Navegador se detuvo. Abrió los ojos y durante unos segundos no podía recordar dónde estaba.

Entonces, el dolor regresó. La luz dentro del vehículo se había vuelto gris, la palidez enfermiza de una mañana lluviosa de invierno.

El conductor abrió la puerta y tiró de Darla, que intentó agarrarse para evitar caerse al suelo. El atractivo ruso, con gafas de sol, dijo:

—Fuera.

—¿Qué pasa con nuestro dinero?—Rachel se deslizó hacia el borde del asiento, pero sin salir.

El la miró de forma impasible. Ella le sostuvo la mirada. Por último, se rió, metió la mano en el bolsillo, y sacó un fajo de billetes doblados. Hizo un gesto, en el aire, antes de girar y caminar unos metros desde el Navegador.

Ella lo siguió, indicando a Darla que esperara cerca.

—Muy bien—dijo Rachel, tendiéndole la mano—Dámelos.

Con una leve sonrisa, se inclinó hacia adelante, le tomó el seno derecho en su enorme mano, y se lo apretó mientras le deslizaba el dinero dentro de la blusa.

—Tienes suerte de que tú y tu novia nos gustéis juntos—dijo—Al cliente le gustó vuestro pequeño show—se acercó más a ella, pudiendo sentir el filo de su polla contra su estómago. Sus dedos se cerraron alrededor del pezón, girando hasta que le dolió—La próxima vez, no interfiráis. Ellos pagan para follaros como quieren.

—La próxima vez—dijo Rachel, intentando no jadear, sintiendo su cabeza dar vueltas por el dolor—Diles que si son tan brutos, nadie querrá ir de fiesta.

—¿Quién lo dice?—le agarró la mano y la apretó en torno a su polla.

Parecía como si tuviera una barra de hierro en sus pantalones. Rachel inclinó la cabeza hacia atrás y sonrió.

—Lo digo yo. Y si quieres que la próxima vez que te vea, te haga explotar, te va a costar cinco de los grandes—continuó apretando hasta llegar a la línea de presión entre el placer y el dolor.

Para los hombres como él, era a menudo la misma cosa.

Casi sin aliento, le respondió sonriendo:

—¿Qué te hace pensar que nos volveremos a ver?

—Porque yo sé lo que quieres—torció la muñeca hasta sentir que jadeaba—Y tú lo sabes.

Miró hacia el coche y bajó la voz.

—Dame tu número—Rachel le dijo, apretando una última vez, antes de retirar la mano.

No iba a permitir que se corriera de forma gratuita. Necesitaba que pensara
que ella también estaba interesada.

—Te llamaré—dio un paso atrás, con la esperanza de que no pudiera ver lo mal que estaba temblando.

El ruso se volvió y entró en el Navigator. El vehículo arrancó y se marchó a
toda velocidad.

Alargó la mano hacia Darla, de repente sintiendo sus piernas entumecidas. A lo lejos, escuchó que la llamarla, mientras ella se caía de rodillas en el suelo.

Sintió dolor en sus mejillas.

Se había golpeado con las piedras del suelo. No podía mover la cabeza. De nuevo oyó el ruido de otro motor, pero era incapaz de levantarse. Ya no le importaba lo que le hicieran, no tenía fuerzas para luchar más.

Trató de decirle a Darla que corriera, pero no podía formar las palabras.

Una mano se deslizó suavemente detrás de su cuello, un brazo fuerte la levantó por debajo de las rodillas. Luego fue acunada contra un pecho delgado y firme.

—¿Quinny?

—Estoy aquí, cariño. Te tengo.

Cerró los ojos y se dejó a la deriva.

Ahora estaba a salvo.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Mensaje por kamilittaz Mar Mar 05, 2019 9:11 pm

Nooooo quiero otro Capítulo porfaaa
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Mensaje por micky morales Miér Mar 06, 2019 6:10 am

Gloria a Dios las dejaron libres, y llego Quinn, por un momento pense que matarian a Darla, ahora a tratar de retirar a Rachel de ese trabajo encubierto!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 2113258990 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 2446003554 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 296517876
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Mensaje por 3:) Miér Mar 06, 2019 5:43 pm

Ammmmm hola morra!!!

Ya me puse al día con los cap!!!
Enserio nadies entiende cuando le dicen no se metan en peligro!!!
Bueno espero que con lo que hizo rachel haya hecho lo que hizo!!
A ver cómo van las cosas ahora?

Nos vemos!
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Mensaje por Tati.94 Miér Mar 06, 2019 8:29 pm

Lluego!! Por fin! Quinn y.. Esa Darla [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 2446003554 Que pensara Santana, sacará a Rachel del ese trabajo? Porqe me imagino qie se sentira muy mal [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 4065562827
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Mensaje por 23l1 Sáb Mar 09, 2019 7:01 pm

kamilittaz escribió:Nooooo quiero otro Capítulo porfaaa




Hola, noooo acabo de leer tu comentario, lo siento, pero aki te dejo el cap =S Saludos =D






micky morales escribió:Gloria a Dios las dejaron libres, y llego Quinn, por un momento pense que matarian a Darla, ahora a tratar de retirar a Rachel de ese trabajo encubierto!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 2113258990 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 2446003554 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 296517876





Hola, jajaajajajjaajajajajajajaj xD ajajajaja sii!! por lo menos algo bueno paso! Yo tmbn pense lo peor la vrdd o salian mas q dañadas o morian alguna =/ Tmbn lo kiero, pero a q kiera...=S Saludos =D






3:) escribió:Ammmmm hola morra!!!

Ya me puse al día con los cap!!!
Enserio nadies entiende cuando le dicen no se metan en peligro!!!
Bueno espero que con lo que hizo rachel haya hecho lo que hizo!!
A ver cómo van las cosas ahora?

Nos vemos!




Hola lu perdida! Eso es lo bueno. UFff la vrdd yo creo q no ¬¬ nadie le toma el peso a esto ¬¬ Tbmn espero q sirviera de algo la vrdd...esk tiene q =/ Aki otro cap para saberlo! Saludos =D






Tati.94 escribió:Lluego!! Por fin!  Quinn y.. Esa Darla [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 2446003554  Que pensara Santana, sacará a Rachel del ese trabajo? Porqe me imagino qie se sentira muy mal [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 4065562827  




Hola perdida número dos! jaajajaj. Jajaajaj lo importante o lo q parece esk no paso nada grave...o tan grave la vrdd =/ Tmbn kiero, pero como el resto de las chicas... que kiera o haga caso ufff. Saludos =D



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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 22

Mensaje por 23l1 Sáb Mar 09, 2019 7:03 pm

Capitulo 22




—Puedo caminar—Rachel, dijo irritada.

—Bien, eso es una buena noticia—Brittany se agachó para llegar a la parte trasera del coche y le apartó, un mechón de pelo castaño, fuera de la mejilla de la más baja.

Sólo podía ver la parte de su rostro, que no estaba acunado en el pecho de Quinn, pero incluso bajo aquella poca luz, podía ver que tenía la boca hinchada y una veta de sangre que bajaba por el cuello.

Sitió llenarse de ira, pero luchó por encontrar la calma que tanto Rachel como Quinn necesitaban.

—Tenemos normas, lo sabes, aunque no siempre tienen sentido. Así que en lugar de meterme en un lío, ¿por qué no te quedas aquí, unos pocos minutos más, y luego te damos un paseo al interior?

—No te resistas, cariño—Quinn seguía acunándola en sus brazos. En la penumbra, el rostro pálido de la rubia mostraba sus ojos huecos oscuros de tristeza sin fondo—No puedes hacer nada esta vez.

—Vale—Rachel murmuró.

Sonrió, asintió con la cabeza a Mike, que surgió del lado del pasajero, como un gigante oscuro del mar, y apretó el hombro de la ojiverde.

—Sólo un minuto más—cuando se enderezó y se volvió, vio a Santana que salía de la zona de urgencias, empujando una camilla.

Sus emociones chocaron entre el alivio de que su amante estuviera ilesa y la culpa por su felicidad, porque de otra persona querida estaba herida.

Rachel.

Dios, Rachel.

Apenas más que una niña, y ya con toda una vida de dolor, y ahora posiblemente más.

¿Por qué la vida es tan injusta?

Sabía mejor que nadie, que no debía hacerse esas preguntas, pero a veces en las oscuras horas de la noche, cuando estaba cansada, no podía dejar de preguntárselo.

Corrió hacia adelante.

—Déjame hacer eso. ¿Estás bien?.

Santana detuvo la camilla con una mano y le tomó la mandíbula con la otra. La besó fugazmente.

—Estoy bien. Pero esto es un desastre.

—Nosotros nos encargaremos de ella. ¿Puedes llevarla al interior? Yo iré a buscar a Sam—cuando lo que quería decirle era que entrara y sentara.

Se la veía agotada. Pero ella sabía que sería inútil.

Su morena no descansaría hasta que la castaña fuera atendida, y probablemente ni siquiera entonces.

Lo que ha sucedido esta noche demandaba toda su atención. Nadie hacía daño a uno de los suyos, y salía impune.

Cuando oyó a su morena decirle a Mike que tomara declaración a Darla, asumió que se tragaba de la otra joven, afroamericana, que estaba muerta de miedo junto al coche.

Parpadeó mientras las luces duras asaltaron sus ojos, y culpó a las lágrimas repentinas, más que al dolor de su corazón al pensar en las víctimas aún eran más jóvenes.

Quinn no parecía poder moverse. Temía que si dejaba a Rachel dentro del hospital iba a perderla, aunque racionalmente sabía que no era cierto.

Sin embargo, ¿cómo podía protegerla si la dejaba ir?

Su morena se apoyó en el vehículo y le tendió los brazos.

—Dámela a mí, Quinn. Está bien.

—No puedo—susurró Quinn, cobijándola en la curva de su cuerpo.

—Sí, puedes. Estarás al lado de ella. Sabes que no permitiré que nadie la
lastime—deslizó sus brazos alrededor de los hombros de la castaña y debajo de sus rodillas, junto con la ojiverde—Confía en mí.

Los ojos de ambas mujeres chocaron, sin fuertes vacilaciones, hasta que la ojiverde facilitó su control sobre la castaña, que murmuraba algo que no podía entender.

—¿Qué?—Quinn le preguntó con voz ronca—¿Cariño?

—Todo está bien—Rachel susurró. Abrió los ojos y trató de sonreír—De verdad.

La ojiverde apretó el labio inferior entre los dientes con tanta fuerza que notó el sabor de la sangre.

A pesar de lo desesperada que se sentía, dejó que la morena tomara a su castaña y la pusiera sobre la camilla. Se sentía mareada cuando salió del coche, y agarró a la barandilla de metal de la misma, tanto para mantener el equilibrio como para permanecer conectada a Rachel.

—No te preocupes. Estoy bien.

Cerró los ojos.

—Lo sé.


******


Santana llevó la camilla hacia las puertas dobles de urgencias. Una enfermera morena esbelta, en bata azul con un estetoscopio alrededor del cuello, corrió afuera y tomó la camilla frente a Santana.

—La Dra. Pierce dijo que tenía un paciente para con nosotros. Trauma dos está libre. Derecho por el pasillo a la izquierda.

—Gracias—dijo Santana.

La enfermera le sonrió.

—Usted es la detective de la Dra. Pierce.

Le devolvió la sonrisa.

—Lo soy.


******


—Esta luz podría molestarte en los ojos. Lo siento—Sam apuntó con la linterna directamente entre los ojos de izquierda a derecha de Rachel, mirando las pupilas—Todo se ve bien aquí—apagó y guardó la linterna en el bolsillo de la bata, y puso las manos en las caderas—¿Has perdido la conciencia?

—No—Rachel miró hacia el final de la camilla donde su rubia se estaba con las manos, todavía apretadas sobre la barandilla de metal.

Sam desvió la mirada hacia la ojiverde.

—Puede ser que prefieras esperar fuera, Quinn.

—No. Me quedo.

—Adelante, rubia—Rachel murmuró—Esto es sólo de rutina.

—No.

—Rachel, ¿quieres que la Dra. Pierce entre?

— No, sólo sigue adelante, doctor.

Sam acarició su mano.

—¿Fuiste asaltada sexualmente?

—Nadie me tocó—los ojos de Rachel volvieron su mirada hacia su novia—Nadie.

—Lo único que me importa es que estés—dijo ésta con brusquedad.

—¿Estás segura de que no te duele nada más?—Sam preguntó.

La más baja se echó a reír, pero luego se quedó sin aliento cuando las costillas gritaron en señal de protesta.

—Eso es todo.

—Una vez que terminemos con los rayos X, vamos a moverte para ver…

—Quiero ir a casa—dijo Rachel inmediatamente.

El rubio dejó escapar un suspiro exasperado.

—¿Por qué no me sorprende?

—Debes quedarte aquí, Rach, si eso es lo que el médico quiere—dijo Quinn.

Ésta frunció el ceño.

—Oh. Mira quién habla. La machote que no quiso quedarse en el hospital, incluso después de haber sido apuñalada.

—¡Ay, Jesús! ¡Sálvame de pacientes como ustedes! Y dicen que los hombres somos los porfiados—Sam señaló a la ojiverde—Asegúrate que se queda en la cama—luego dirigió una mirada letal a la ojimarrón—Deberás tomarte todos los medicamentos que te prescribo, y trae tu culo de vuelta al primer problema que tengas—se dirigió hacia la cortina, que separaba unos cubículos de otros, y luego miró por encima del hombro—Y realmente no quiero volver a veros, por aquí, a ninguno de vuestro equipo. Estoy harto de todas ustedes.

La más baja sonrió tanto como su labio hinchado se lo permitió.

—A todos nosotras también nos gustas Sam.

—Sí, Sí—murmuró Sam mientras la cortina se cerraba detrás de él.


****


—¿Cómo está?—Santana preguntó tan pronto como entró por la puerta.

—Ella está estable, y considerando todas las cosas, ha tenido mucha suerte—Sam sacudió la cabeza—Raspaduras y contusiones, probablemente, varias costillas rotas. Tiene la cara magullada, pero la abrasión del labio no requiere suturas. Yo diría que va a estar muy dolorida, para salir de la cama, durante unos días. Pero, conociéndola, todo es posible—sonrió tristemente—Ella quiere irse a casa, y no hay nada más podamos hacer por ella aquí. Me inclino a dejarla ir—la miró—Ella tiene que quedarse fuera de las calles por unos días. Hasta que se pueda mover lo suficiente como para protegerse a sí misma.

—Voy a verla.

—¿No hay alguna manera de convencer a estas cabezas duras?—Sam hizo un gesto hacia la sala y más allá de los cubículos—¡Qué muchachas!, las calles las están comiendo vivas.

—Si yo pudiera tomar su lugar en ese mismo momento, lo haría.

—Al infierno. Lo sé. Lo siento—Sam dejó escapar un suspiro cansado, y se frotó la frente—Estoy cansado. Cansado de verlos entrar de nuevo heridas—la miró con tristeza—Cuidarás de ella, ¿verdad?

Ésta sonrió con ironía.

—Estoy trabajando en ello.






*****


—Mira, novata—dijo Rachel—Sé que Santana te quiere que la planta baja con el resto del equipo. Así que vete.

—Están terminando los informes—Quinn se cernía en el interior de la puerta de la habitación de Kitty, en el loft—Ellos no me necesitan.

—Tampoco yo, sólo ve y haz tu trabajo.

No podía encontrar una posición cómoda para dormir, a menos que estuviera con su rubia y luego dormía con su pierna por encima de su novia, con la cabeza sobre el hombro.

La quería en la cama con ella, pero no quería que pensara que tenía que estar cuidándola todo el día.

—Voy a dejarte algo de agua en caso de que necesitas tomar alguna pastilla.

—No quiero pastillas. No quiero nada de agua. Sólo quiero que te vayas.

La ojiverde metió las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, mirando al suelo.

—Siento lo de anoche.

—¡Oh Jesús!—Rachel extendió su brazo—Ven aquí.

—Estoy bien. Me iré.

—Ahora, Lucy.

Ésta cruzó la habitación, en tres grandes pasos, y se arrodilló al lado de la cama. Le tomó la mano entre las suyas, y bajó la cabeza hasta que su frente
tocó el dorso de la mano. Después de unos segundos, sintió las lágrimas en su piel y su corazón no pudo resistirlo más.

—Cariño—Rachel murmuró—Todo está bien.

—Estaba tan podridamente asustada—Quinn le susurró sin levantar la vista.

—Pero yo no lo estaba. Porque sabía que estabas ahí. Sabía que nos encontrarías. Y lo hiciste—levantó la cabeza—Metí la pata. Te dejé aquí para ir a comprar una televisión de mierda para Irina.

Entornó los ojos.

—¿Le compraste un televisor?

—Me di cuenta que necesitaba estar entretenida. Y cuanto más tiempo se quedara en el interior de casa, más seguro sería.

—Sí, bueno, siempre y cuando no le lleves flores. Sin flores, ¿no?

La rubia sacudió la cabeza, sonriendo débilmente y ella le acarició la cara, limpiándole las lágrimas.

—Sabes que de todas formas, estuvieras aquí o no, yo hubiera salido.

—No te hubiera dejado ir con esos tipos.

Suspiró.

— ¿Y qué? ¿Dejar que Darla fuera sola? Ella casi fue violada, Quinn.

—Voy a matar a esos hijos de puta.

—No, no lo harás. Vas a hacer exactamente lo que Santana te diga que hagas, porque eso es lo que eres. Ese es tu trabajo.

Cuando su rubia trató de mirar hacia otro lado, le agarró la camiseta y tiró de ella más cerca, ignorando el dolor que se irguió en su pecho.

—Mírame a mí. Mírame a mí, novata.

Ésta finalmente la miró a los ojos.

—Prométemelo. Ahora mismo. Prométeme que no harás ninguna locura. Eres policía, Quinn. Eso es importante. Es importante para ti. Es importante para mí.

—Oh mierda—Quinn susurró, empezando a temblar y bajó la cabeza de nuevo.

—¿Cariño?—Rachel preguntó con suavidad.

Su rubia tomó varias respiraciones profundas y prolongadas, y luego levantó la cabeza y le sonrió.

—Estoy bien. Es solo que fue una larga noche, ¿sabes?

Se rió.

— Sí. Me di cuenta.

—Así que estaba pensando, que después de terminar con la reunión de abajo, tal vez podría dormir aquí. Cogeré unas mantas y una almohada. Ya sabes, dormir junto a la cama para no molestarte.

—Cuando hayas terminado, te metes en la cama conmigo—le acarició el brazo—Dormiré mejor si estás aquí. Me haces sentir segura, cariño.

La ojiverde tragó saliva.

—Está bien entonces. No tardaré mucho—se inclinó y la besó en la frente—Te quiero.

— Lo mismo digo. Ve y haz de policía.



Esperó hasta que su rubia dejó de tratar de ponerla cómoda de nuevo, y se hubo marchado.

Gimió cuando notó un fuerte dolor recorriendo toda su la caja torácica. Desde la puerta, una voz le dijo:

—¿Te traigo algo?

—Hay algunas pastillas en la mesa junto a mí—dijo Rachel, tratando de respirar de manera uniforme, pero el dolor era peor—Creo que igual necesito tomarme otra.

—Voy a buscar un poco de agua y regreso enseguida—un minuto después, Marley regresó. Abrió la medicación, sacó una pastilla, y se la entregó. Luego se sentó, junto a ella, en un lado de la cama, y suavemente deslizó su brazo
por detrás de sus hombros, ayudándola a sentarse para poder beber el agua—Me enteré de lo que pasó. ¿Cómo te sientes?

Se inclinó en su contra.

—Estoy hecha una mierda. Pero no se lo digas a Quinn.

—No lo haré—Marley le colocó unas almohadas en la espalda para que estuviera más cómoda—¿Cómo te va, además del dolor?

—Pasé mucho miedo durante un tiempo—se agarró a la mano de la ojiceleste—Pero creo que estoy bien.

—Bien. Si necesitas hablar, estoy aquí. O Brittany.

—Ellos no me hicieron daño. Quiero decir, no la forma en que te preocupa.

La más alta suspiró.

—Ya no sé lo que más me preocupa—le acarició el cabello, con la mano libre—Así que no me asustes de nuevo, ¿vale?

—Lo tengo arriba de mi lista.

—Deberías dormir un poco.

—¿Estás bien? Pareces muy cansada.

La ojiceleste sonrió un poco.

—Estoy cansada. Pero estoy bien.

Sonrió.

—Oh. Kitty te dio un toque agradable de atención.

—No—dijo Marley juguetonamente—Le di su necesitado toque de atención—se levantó con cuidado y subió a la joven con las mantas—Entiendo que te quedarás el resto del día en la cama. Vendré más tarde a ver cómo estás.

—Hey—Rachel la llamó, cuando su amiga se dirigía hacia la puerta. Cuando la ojiceleste miró hacia atrás, dijo tímidamente—Gracias.

—De nada, cariño. Y recuerda, estoy aquí si necesitas algo.

Cerró los ojos.

Quinn estaría de vuelta pronto.

Y ella estaba entre amigos.

Ella no necesita nada más.








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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 23

Mensaje por 23l1 Lun Mar 11, 2019 8:39 pm

Capitulo 23




Santana saludó con la cabeza a Quinn, cuando entró en la sala de conferencias, detrás de todo el mundo, vestida con la misma ropa que había llevado la noche anterior.

Parecía cansada, pero constante.

—Toma una taza de café, detective.

—Estoy bien, mi teniente—Quinn se hundió en la silla, al otro lado de Mike—Siento llegar tarde.

—Tranquila. ¿Cómo está Rachel?

—Quejándose.

—Entonces estará recuperada en poco tiempo—dijo con el destello de una sonrisa antes de mirar hacia abajo a sus notas—Está bien. Lo de anoche, confirma lo que hemos sospechado desde el principio. Los rusos son parte de un juego de alto nivel de prostitución, pero no es probable que sean los que muevan los hilos. Están haciendo todo el trabajo de adquisición y entrega de las niñas. Proporcionándoles seguridad—miró a Kurt, que estaba rápidamente introduciendo datos en el ordenador portátil frente a él—¿Tienes esas imágenes para nosotros?

—Estoy en ello... ahora—Kurt pulsó unas cuantas teclas más y las imágenes aparecieron en una pantalla integrada en la pared, en el fondo de la sala de conferencias.

Miró las imágenes eran oscuras, la resolución pobre.

—¿Puedes limpiarlas un poco?—el castaño arqueó una ceja—Lo siento— dijo secamente—Pregunta tonta.

—Dame un minuto—dijo Kurt, trabajando—Cuando las pase a mi otro programa podré hacerlo mejor para ti.

—Eso sería bueno. Gracias—esperó a que toda la serie de imágenes de Rachel aparecieran en la pantalla—Tenemos tres nombres de las fotos de los carnets de conducir que Rachel hizo. Dos hombres de negocios, con fuertes lazos con los gobiernos locales y un político de la ciudad. Reconozco al menos uno de los otros. Un senador del estado.

El ojiceleste dijo:

—No hay forma de probar que hacen negocios directamente con la mafia rusa.

—No—dijo—Ellos no lo harían. Sólo alguien de confianza que se mueva en sus círculos. Alguien que consideren uno de ellos.

—¿Zamora?—dijo Mike con escepticismo—¿Por qué estos chicos confiarían en ellos?

—No necesariamente—dijo Santana—Pero Kratos. Recuerda, que él se mantenía al margen de la empresa familiar, al menos en la superficie. El buen hermano. Es sólo un hombre de negocios.

—Sí—Mike hizo una mueca—Y yo soy el próximo jefe de los detectives también.

—Rachel nos consiguió el tipo de información que podríamos haber tardado meses en tener. Estos chicos—Santana hizo un gesto con la mano sobre la pantalla en la que el castaño había arreglado las imágenes—Uno de ellos va a hablar.

—Tal vez—dijo Kitty—Si Puckerman no llega a ellos primero.

—Puckerman no sabe que tenemos esta información. Y por ahora, eso es exactamente cómo se va a quedar.

—No vas a ganar puntos por la cooperación interinstitucional—dijo Mike.

—¿Podrían ponerte en un aprieto, sobre todo desde que desde arriba nos dijeron que debíamos jugar limpio con los federales?

Ella se encogió de hombros, luchando contra un dolor de cabeza que había
comenzado hacía un par de horas, y que cada vez era más intenso.

—Si alguien en el departamento, considera que esta unidad va a dejar que Puckerman nos pueda joder otra vez, entonces no han estado prestando atención.

El asiático sonrió.

La rubia más baja se quedó mirando a la mesa, con expresión distante.

—Entonces, ¿qué significa esto para la operación de Quincy? Bueno de él y de Irina?—Mike preguntó—Tal vez Rachel ya nos consiguió todo lo que necesitábamos.

—Rachel sólo nos consiguió una pieza—dijo Quinn antes de que la teniente
pudiera responder—Esas imágenes no nos dicen qué relación hay entre los clientes y los rusos. Necesitamos la conexión, es de esperar que alguien cercano a Zamora, e Irina nos la den. Esos son los chicos que queremos. Irina puede conseguir acercarme a los principales protagonistas. Y entonces podremos poner un poco de presión real.

—Estoy de acuerdo—dijo Santana—Tenemos la verificación de una pieza del rompecabezas. Pero necesitamos a alguien más alto que el nivel, que los hombres que recogieron ayer a Rachel en las calles—asintió con la cabeza hacia la ojiverde más alta—Todavía tenemos a Irina, y me imagino que los rusos ya saben que está viva. Y saben lo mucho que ella sabe. Creo que será más seguro y más inteligente si se inicia el contacto a través de ella. Una muestra de buena fe de su parte.

—¿Y si se echa atrás por miedo?—Quinn miró alrededor de la mesa, incómoda.

—Tú lo has dicho. Ella sabe mucho. Se podría decidir qué sabe demasiado, especialmente desde que se allanó la casa en la que vivía.

—Sí parece que está en problemas, la sacaremos y trataremos de conseguir que Rachel vuelva de nuevo. Eso es probablemente una buena idea de todos modos. Sabemos que estos chicos están interesados en…

La rubia se puso de pie.

—¡No!

El asiático tosió en la mano y murmuró:

—Siéntate, rubia.

La morena miró a lo largo de la mesa hacia dicha rubia, observando la lucha de la joven detective con sus emociones. Después de unos segundos, dijo a la sala en general:

—Nos tomaremos un descanso a todos, por favor. Excepto la detective Fabray.




Después de que la puerta se cerrara detrás de sus colegas, dijo:

—¿Tienes una objeción que te gustaría hacer, detective?

Quinn automáticamente le prestó toda la atención.

—Sí, señora, lo hago. Si se me permite hablar libremente.

—Adelante.

—Rachel está herida. Podría haber muerto la noche anterior. Ella no está capacitada para hacer esto.

—¿Para hacer el qué, detective?

—Trabajo encubierto—replicó—Ella no sabe cómo combatir. No lleva arma. No tiene ningún tipo de respaldo de seguridad de mierda.

—¿Y la conclusión de esto es?—preguntó Santana—Como policía, Quinn, no como su amante.

La joven tomó aliento.

—El riesgo de enviarla de vuelta es inaceptable.

La morena escaneó los rostros de los hombres, en las imágenes abiertas a través de la pared, una galería de silencio de los usuarios y abusadores. Se preguntó fugazmente, lo que la separaba de ellos, y si el escudo de la justicia, después de todo, era sólo una fachada para ocultar los crímenes de los que juraron defender la ley.

—No lo voy a discutir, aunque no estoy totalmente de acuerdo—habló en voz baja, tratando de separar su parte policía de su parte de mujer y amiga. Después de unos segundos, dejó de intentarlo, porque sólo podía ser lo que era—Pero quiero señalar esto. Rachel está muy capacitada. Más de lo que estamos haciendo con Irina—cuando la rubia empezó a protestar, la cortó—Ella tiene la formación de la calle. La experiencia de la vida real. Supo desenvolverse perfectamente, la pasada noche. Probablemente mejor de lo que tú harías. O yo—suspiró—Ella no tiene problemas debido a la situación, sino porque hizo lo que habría hecho si hubiera estado en un bar de Delaware o en una esquina del arco. Defendió a una de los suyos. No tenía nada que ver con ser una parte de esta investigación.

—¿Estás diciendo que es su culpa?—dijo Quinn rotundamente.

Se encogió de hombros.

—Probablemente, en la medida en la que tu recibiste la puñalada o cuando a mí me pegaron un tiro. Nosotros hacemos lo que hacemos porque no podemos hacer otra cosa. Ella tampoco puede—puso las manos sobre la mesa y se inclinó hacia adelante—Te garantizo esto, Quinn. Si le decimos que se detenga, que se nos va a reír en la cara y saldrá por su cuenta. Y por mi parte, preferiría saber dónde está y lo que está haciendo. Prefiero estar sentada en un coche, en la calle fe en frente, que buscándola por todo el estado.

Ésta Quinn miró hacia el suelo. Cuando habló, su voz era baja y áspera.

—Tú la conoces mejor que yo. Probablemente serías mejor para ella que yo.

—Bueno, eso es una jodida lógica en muchos niveles—Santana rió—Te olvidas de Brittany. Quiero a Rachel, me preocupo por ella, pero no de la misma forma que quiero a Brittany. Así que a menos que haya algo más que me quieras decir, creo que debemos dejar este asunto zanjado.

—Tomo nota.

—Mira, Quinn. Ha sido una noche muy dura. Todos estamos cansados. Y antes de que tú y yo decidamos qué es lo mejor para Rachel, es mejor que lo hables con ella.

Ésta finalmente sonrió.

—Oh, sí. No es mala idea.

—Por alguna razón soy la teniente—rodeó la mesa y dejó caer su mano sobre el hombro de la joven oficial—Si ella quiere volver a salir a las calles, te prometo que tendrá respaldo. No comprobaron quiénes eran. No creen que estas niñas sean una amenaza. Eso es una ventaja para nosotros. La tendremos vigilada en todo momento.

—Está bien—Quinn se avergonzó—Siento haber perdido los nervios, teniente.

—Olvídalo. Yo habría hecho lo mismo—le golpeó ligeramente en el brazo—De hecho, lo he hecho varias veces. Ahora vamos a pedir al resto que vuelvan aquí y elaborar un plan para detener a estos tipos.





—Está bien. Kurt—señaló Santana—Tu trabajo será identificar al resto de los clientes. DMV, bases de datos de las Fuerzas Armadas, archivos de periódicos. Lo de siempre. Sus perfiles son demasiado altos para estar ocultos. Revisa también sus matrículas, tal vez tengamos suerte y no estén registradas con ningún nombre falso.

—Me pongo a ello—Kurt cerró su portátil, lo puso bajo el brazo, y se dirigió hacia la oficina principal.

—Quinn. Duerme un poco. Luego quiero que muestres a Irina copias de estas fotos. Veremos si puede identificar alguno de los rusos o cualquiera de los clientes.

—Lo haré esta misma noche—dijo Quinn.

—Correcto. Bien—Santana se volvió a Mike—Más tarde iré a hacer una visita a Puckerman. Quédate cerca en caso de Quinn necesite a alguien que le cubra. Quinn... Mike es tu primera llamada, incluso si sales a comer una pizza con Irina.

—Asegúrate de llamarme, rubia—Mike se encogió de hombros en su impermeable—Pensé en comprobar si hemos obtenido algo de los archivos informáticos del muelle.

La morena sonrió.

—Conforme, hazlo.






Con la sala casi vacía, Santana miró a Kitty, que cerró la puerta detrás de Mike, y se apoyó en ella.

Se había estado preguntando si este momento llegaría.

—Está bien. Vamos a oírlo.

La rubia enganchó su dedo pulgar sobre la cintura de los vaqueros.

—Oír, ¿qué?

—Sea lo que sea, que te está molestando el último par de días. Tratando de decidir si los puedes manejar por tu propia cuenta o no.

—¿Qué te hace pensar eso?—fijó su mirada en la de la teniente. Como ésta no dijo nada, la rubia sonrió con ironía—Está bien. Ya sabes lo que hemos estado pensando, que el objetivo final de Puckerman es utilizarnos para llegar a la organización de Zamora.

—Así trabajan los federales. Ellos se limitan a apretar las tuercas a los detenidos para sacarles información, llegar a un acuerdo, y así conseguir a alguien de mayor nivel.

La rubia asintió.

—Así es, pero esta vez, creo que alguien, en el otro lado, está buscando lo mismo.

Todo en Santana se detuvo completamente. La furia la invadió por completo.


No toleraría un asalto a su equipo.

No en las calles.

No en secreto.

No en cualquier lugar.

—¿Quién?

—Yo.

—¿Marley?—Santana no podía pensar en ninguna otra cosa o persona, que pudiera ser amenazada como para tentar a Kitty a cruzar una línea.

Y sabía con certeza absoluta que Kitty lo había estado considerando en los últimos dos días.

La pregunta era, ¿qué línea?

No podía imaginar a la rubia traicionando al equipo.

—¿Cómo llegaron a ti?

Ésta hizo un gesto señalando su ordenador portátil y sacó un disco de su bolsillo.

—Siéntate. Te lo mostraré.

Se acercó a la rubia que deslizó su portátil frente a ambas, vio las imágenes de Marley con Kratos Zamora, una tras otra.

—Hijo de puta.







—Sí— Kitty retiró el disco y se lo metió de nuevo en su bolsillo.

—Tome asiento—cuando la rubia vaciló, Santana dijo—No vas a pelear conmigo en esto, Kitty.

Sin mediar palabra, la ojiverde se sentó frente a ella.

—¿Se han acercado con una oferta?

—No.

Frunció el ceño.

—Entonces, ¿qué demonios has estado tratando de resolver durante estos últimos días?

La rubia se encogió de hombros.

—Si debía enfrentarme a Zamora. Y si lo hacía, quizá podría neutralizar la amenaza, no lo sé.

—¡Oh por el amor de Cristo! ¿Quién más sabe de esto?

—Nadie.

—¿Marley?

La rubia sacudió la cabeza.

—Jesús—quería pasar por encima de la mesa y darle una patada en el culo a la rubia.

Pero realmente entendía lo que había estado pensando.

Sabía que Kitty no trabajaba con las mismas normas que la policía. No había sido entrenada de esa manera y que no tenía el temperamento para ello.

Pero confiaba en ella.

Confiaba en ella, porque ahora la ojiverde estaba sentada frente a ella, contándole que había estado considerando tomarse la justicia por su mano.

—¿Podemos probar que envió las fotos?

—No, y nunca seremos capaces de hacerlo. Puedo decirte de dónde vienen.

La ojiverde se encogió de hombros.

—Bueno. Todavía no, pero pronto. Pero eso no prueba quién ha podido introducir los datos. Y, a menos que me hagan una amenaza evidente, son sólo imágenes. Marley estaba en una reunión de negocios. Zamora se mueve en los mismos círculos. Eso no es ningún delito.

—Pero crees que puedes obtener un nombre.

—Te lo garantizo.

—No quiero que pase un solo segundo, desde el momento en que conozcas el nombre hasta que me llames. ¿Está claro?—miró fijamente los ojos verdes porque la respuesta sería determinar el futuro de su equipo y su amistad.

Ni un músculo brilló en la cara de ésta hasta que dijo:

—Cristalino, teniente.

Se levantó, de repente muy cansada.

—Necesito dormir unas horas. Luego hablaré con Puckerman.

—¿Qué vas a decirle acerca de esto?

—No voy a decirle nada. Si tiene algo que ver con esto, lo enterraré tan profundo que no podrá ver la luz del día durante años.

—Eso sería estupendo.

Se detuvo con la mano en el picaporte.

—Te quiero que en este equipo. Te necesito en este equipo. Y Marley te necesita con ella. No estás sola, Kitty—abrió la puerta, y luego miró hacia atrás—Y si tienen que patear el culo a alguien, debería ser el mío.




*****


Marley estaba delante de las ventanas mirando hacia el río.

Su rubia estaba en algún lugar detrás de ella. El loft estaba oscuro. La única luz venía de la chimenea.

El resplandor rojizo se reflejaba en las paredes de cristal, como si el mundo estuviera en llamas. Por unos momentos terribles, ella se sintió como si su vida se estuviera desmoronando, como las cenizas.

Había escuchado lo que Kitty le había dicho, tratando de entenderlo. Había entendido los hechos, pero no tenía contexto para las acciones.

No tenía ningún punto de referencia en su vida para tales eventos.

No estaba asustada por lo que su rubia le había contado, pero estaba aterrorizada por el hecho de que su amante no se lo hubiera contado hasta ahora.

—¿Qué dice Santana?

Kitty se quedó a unos metros de distancia, por miedo de cruzar la brecha entre ellas.

El pelo castaño brillaba como el oro rojo, y su esbelto cuerpo parecía frágil y demasiado lejos. Tenía miedo, no terror de que Marley, de alguna manera, la dejara.

—Algo así como que soy una idiota. Que si no hago exactamente lo que ella me dijo me dará una patada en el culo.

La castaña se volvió, abrazándose.

—Tiene razón. En ambos casos. Pero tendrá que ponerse en fila para patear tu culo. Detrás de mí.

—Lo siento.

—No es lo suficientemente bueno—Marley cruzó los escasos metros entre ellas y le golpeó con la palma de la mano en el pecho—¿Piensas tan poco en mí que no confías en mí para tratar un problema? ¿Cómo crees que me hace sentir?

—Marley, Y…

—¿Soy tu pareja, Kitty? ¿O simplemente la mujer que mantiene tu cama caliente?

S echó para atrás.

—Dios, ¡Marley! Te quiero. Te amo con todo mi corazón. Eres la única cosa en mi vida que realmente me importa.

Su castaña le ahuecada cara con ambas manos, y la besó suavemente en la boca. Luego se echó hacia atrás y la miró a los ojos.

—Entonces me debes tratar de esa manera, Kitty. No como si fuera a romperme. No como si pudiera dejarte porque estoy enfadada o porque las cosas se vuelven peligrosas o difíciles. Me tratarás como la mujer que quieres que esté tu lado. Para siempre.

Empezó a temblar y desvió la mirada, pero no antes de que Marley viera el brillo de las lágrimas en sus mejillas. Su ira se evaporó, sustituida por una enorme necesidad, de aliviar el dolor que vio en su amante.

—Oh, cariño—la atrajo en sus brazos y le acarició la parte de atrás de la cabeza—Te quiero. Te quiero, incluso cuando eres una tonta.

—Lo siento—susurró Kitty, escondiendo su rostro en el cuello de la más alta.

—Lo sé. Y más tarde—dijo sacándole la camiseta de los vaqueros—, Quiero que me cuentes todo lo que Santana te dijo—deslizó sus manos acariciándola la columna vertebral. La besó en el cuello y hundió los dedos en el culo apretado, acercándola más contra su cuerpo—Y todo lo que vas a hacer al respecto—le mordió el lóbulo de la oreja, hasta que su rubia gimió—Pero primero, quiero llevarte a la cama—deslizó una mano entre su cuerpo y le tomó la entrepierna apretando la suave tela de algodón en su palma—Quiero que me hagas el amor—le alcanzó el labio inferior entre los dientes, y tiró, y luego metió la lengua en la boca. Jugó con la lengua hasta que se quedó sin aliento y las manos llegaron a sus pechos—¿Qué dices, Kitt?

—Sí—quedó sin aliento—Digo que sí.




*****


—¿Por qué ofrecerle La Protección de Testigos cuando podemos conseguir lo que necesitamos sin ello?—Puckerman vació el vaso de whisky y le indicó al camarero del hotel, por una dosis adicional.




****




Santana tomó un sorbo de su café, preguntándose si en realidad Puckerman tenía una casa o si se mudaba de un hotel a otro.

Pensó en irse a casa con Brittany, meterse en la cama y ella. Quedarse dormida en sus brazos, sólo sujetándola. Sólo estar ahí con ella. Por una fracción, de una milésima de segundo, que casi se compadeció de Puckerman.

Y entonces pensó en Irina, y en las otras chicas que no eran más que peones para él. Jugadoras en un tablero de juegos. Se dio cuenta en ese instante, que apelar a sus mejores instintos era inútil. Sabía cómo veía el mundo.

El suyo siempre el camino correcto, y el fin siempre justificaba los medios.

Las pérdidas de garantías, por el simple el costo de hacer negocios.

—Ella tiene una foto de su hermana, pero no nos la dará porque no confían en nosotros. Si encontramos a la hermana, tendremos influencia sobre Irina y podremos utilizarla—siguió tomando su café, pero su sabor era como ácido, cuando dijo lo que sabía que tenía que decir—Nuevas identidades y protección para las dos. El costo es nada comparado con lo grande que esto será si tomamos el caso contra los rusos. Y si podemos conectarlos con alguien mayor—se encogió de hombros.

No necesitaba decirle a Puckerman que todo el caso era una carrera.

—Muy bien. Veré qué puedo hacer. Tengo que reunirme con los alguaciles federales para convencerles.

Empujó al café a distancia.

—Ella no es tu mayor fan.

Puckerman resopló.

—Estás rompiendo mi corazón—se terminó su bourbon—Te diré algo.

—Gracias—Santana salió del bar, con el aroma del bourbon todavía persistente en su conciencia. Abrió su teléfono y marcó un número—Llegaré a casa en veinte minutos. ¿Te importaría meter algunas cosas en una bolsa, lo necesario para pasar la noche fuera?

—¿A dónde vamos?—
preguntó Brittany.

—No lo sé. En algún lugar, que no sea aquí. Sólo nosotras.

—Eso es justo lo que necesito.

—Sí. Yo también—
apagó el teléfono y tomó una bocanada de aire de la fría noche.







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Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 24

Mensaje por 23l1 Miér Mar 13, 2019 8:14 pm

Capitulo 24



Quinn puso la caja de pizza, en el mostrador, junto a una caja de seis cervezas, que había comprado en la tienda de la esquina.

La televisión mostraba un espectáculo de la naturaleza. Irina estaba sentada con las piernas cruzadas sobre la cama, descalza, en pantys negras y un suéter azul cobalto. Sin maquillaje y con su cabello oscuro y ondulado suelto, sobre los hombros, parecía mucho más joven de lo que había pensado.

—¿Qué edad tienes?—preguntó.

—Veintitrés.

Sirvió un trozo de pizza de queso, en un plato de papel, y se lo llevó a Irina, a continuación, cogió unas servilletas de papel, y se sirvió otro pedazo para sí misma.

Irina se movió a lo largo del colchón, que había cubierto con una sábana y una manta, con motivos florales de color verde lima, y ella se sentó en la esquina de la cama, con botas delante de ella.

—Si me hubieras llamado, podría haber cocinado algo para comer—dijo Irina.

—No tienes que hacer eso. Pero gracias—Quinn tomó un bocado de su pizza mientras pensaba siguiente pregunta. El tema era sensible, y no quería que Irina lo cerrara—Tu hermana más joven, ¿no?

—El próximo mes cumplirá diecisiete años—arrugó la servilleta que sostenía.

—Joder—murmuró Quinn, pero antes de poder hacer la siguiente pregunta una mano se deslizó por el interior de su muslo e Irina cambió de tema.

—No estás vestido para salir esta noche.

—No—Quinn metódicamente mordió la pizza e ignoró la mano de Irina. Tal vez si no hacía caso, Irina se detendría—Pero mi teniente piensa que sería una buena idea si te pusieras en contacto con Olik. Llámalo y dile que ahora te sientes más segura, siempre y cuando tengas a Quincy al lado, y que quieres volver a trabajar—la miró fijamente—Es importante que vaya contigo. Olik no te hará daño, si hay un testigo delante, Irina.

Aquello no era del todo cierto, pero estaba bastante segura de que Olik no querría a un novio revoloteando. Había que convencer a Olik que podría ser
útil.

Los dedos de Irina subieron hasta rozar su entrepierna.

—Si llevo a Quincy, Plik se va a enfadar.

—¿Qué va a hacer?—cubrió la mano de Irina, y la colocó sobre la cama entre ellos.

—No lo sé. Nos puede poner a prueba.

Pensó en los detectives que trabajaban encubierto como traficantes, y que a veces se veían obligados a tomar drogas durante las operaciones de compraventa, para demostrar que no eran policías.

Algunos de ellos desarrollaban un gusto por el producto que estaban tratando de erradicar. No estaba exactamente segura de lo que Olik deseaba, pero no podía preocuparse por eso.

—Eso está bien. Vamos a estar bien.

—Eso dices tú—Irina, dijo en voz baja.

Sacó un sobre del bolsillo interior de su chaqueta y le mostró las imágenes que Kurt había impreso.

—¿Conoces a alguno de estos hombres?

Frunciendo el ceño, Irina tomó las fotos y las fue mirando. Una o dos veces, cada vez más lento, hasta que se dio cuenta que le temblaban las manos.

—¿Qué? ¿Reconoces a alguien?—preguntó.

La boca de Irina se tensó.

—Si. El hombre grande, se llama Sergei. Él es uno de los hombres de Olik.

—¿Qué hace exactamente?—su corazón se aceleró. Este es el tipo de información que necesitaban.

—Él...— Irina vaciló, como si estuviera buscando las palabras adecuadas—Se asegura de que las niñas vayan a donde tienen que ir, a los hoteles, sets de filmación o donde Olik las mande. Luego se queda para asegurarse de que nadie les molesta. Que las niñas se comporten. Que los clientes queden satisfechos.

—¿Es un matón, como el tipo en el club de la otra noche?

Irina sacudió la cabeza.

—No. Se parece más a un oficial. No es un soldado regular—ella parecía frustrada—Lo siento. No sé cómo explicarlo.

—No, lo entiendo. Él es uno de los lugartenientes de Olik. ¿Cómo lo alto es Olik?

—No lo sé con seguridad.

Pensó por un segundo.

—Tú has estado en esos sitios. Donde se hacen las películas. Lo organiza todo Olik, ¿no?—Irina asintió—¿Dónde? ¿Dónde estaban?

—En todas partes. Aquí. En la ciudad de Nueva York. En Washington, una vez.

Tenía ganas de gritar. La mitad de corredor Atlántico. Mover a las mujeres, las niñas, entre varios los estados, con el propósito de prostitución, podría costarle a alguien un montón de años en una prisión federal.

—Eso es bueno. Lo estás haciendo muy bien.

Irina sonrió.

—Cometí un error, creyendo que los hombres como Olik eran diferentes a los de hombres de Rusia. He estado pagando por ello desde entonces.

—Hiciste lo que tenías que hacer—le apretó la mano de Irina—Y ahora estás haciendo lo correcto.

—Le voy a dejar un mensaje en Ziggie. Olik generalmente pasa por ahí, las noches de miércoles. Suele ir a vigilar a las niñas, y a recoger el dinero.

—Muy bien—dijo Quinn.




*****




—San, cariño—murmuró Brittany, acariciándole la cara—, Es hora de levantarse.

La noche anterior, habían conducido durante una hora, hasta la montaña, donde se habían terminado alojándose en un Bed & Breadfast. Después de una cena íntima y sin prisas, se habían ido temprano a la cama, mientras el fuego de la chimenea ardía en la habitación.

La morena se había quedado dormida en sus brazos, y ella odiaba despertarla. Estudió el rostro de su amante, a la luz del alba. Los moretones no se había desvanecido por completo todavía, y ahora las manchas de la fatiga eran visibles debajo de los ojos.

Si pudiera, desearía quedarse ahí una semana, para poder sanar su cuerpo y alma.

Pero aquello no era posible.

—Sanny—susurró de nuevo.

Por lo general, incluso cuando estaba completamente agotada, su morena se despertaba en máxima alerta, pero no esta mañana.

Murmuró algo ininteligible y rodó más cerca, apretando su cara contra su pecho haciendo sentir sus pezones contraerse, junto con la familiar agitación en la boca del estómago, y aunque sabía que tenían que levantarse pronto, si querían no verse atrapadas en el tráfico de vuelta a la ciudad, respondió a una necesidad aún mayor.

No por el sexo, sino por algo mucho más importante.

Deslizó los dedos por el cabello largo y grueso, en la base del cuello acunó su cabeza guiándola para que su boca tomara uno de sus pezones. Soltó una exclamación de sorpresa al notar los dientes contra su carne ya turgente.

—Estás despierta, farsante.

La morena moviendo sus caderas, empujó una pierna entre las suyas obligándola a ponerse sobre la espalda.

—Quería ver si estabas realmente preocupada por el tráfico.

—Creo que ya tienes tu respuesta—dijo Brittany, a sabiendas que su morena debía sentir la humedad en su muslo, presionado contra su centro—Aunque tengo pacientes que visitar.

—No te preocupes—murmuró, besándola hacia debajo de su cuerpo—Pondré la sirena.






Seis horas más tarde, Brittany se recostó en la silla de su oficina y cerró los ojos, dejándose llevar, unos minutos, reviviendo los momentos anteriores de enorme placer.

El sexo había sido maravilloso, pero lo que se quedó con ella, era la sensación única de conexión con Santana, algo que no había compartido con nadie más en su vida.

Pensó en llamarla entre pacientes, sólo para escuchar su voz, pero luego recordó que su pelinegra había dicho que estaría en el tribunal, toda la mañana, y que no estaría disponible.

Como su equipo trabajaba fuera de la jerarquía normal del departamento, a menudo olvidaba que la morena aún tenía que realizar las tareas de rutina de cualquier otro detective.

Su llamada telefónica tendría que esperar hasta la tarde.

Cuando estaba terminando de cumplimentar una pila de formularios de seguros, su secretaria llamó.

—La visita que estabas esperando ya ha llegado—dijo Mercedes con un deje de desaprobación.

Esa misma mañana, le había informado que no había forma de incluir a un nuevo paciente, en su apretada agenta, pero ella le dijo que aprovecharía la hora de su almuerzo para verla.

—Gracias. ¿La detective Fabray está con ella?

—Sí.

—Envía a las dos, por favor.

—Tienes que estar en la clínica a la una—
Mercedes dijo secamente.

—Lo sé. Gracias.

—¿Quieres que te traiga una ensalada para llevar?—
Mercedes le preguntó en un tono conciliador.

—Eso sería maravilloso. Eres un sueño.

—Lo sé.


Sonrió para sus adentros, mientras esperaba a que Mercedes acompañara a Quinn e Irina.

Cuando se abrió la puerta, caminó alrededor de su escritorio para darles la bienvenida. La hermosa joven con Quinn no era lo que esperaba. En su experiencia, los criminales tendían a ser muy bien vigilados, hostiles, o psychopathically encantadores. Esta mujer parece estar segura y sin subterfugios.

Su mirada era de ojos claros y directos, y la estaba mirando con una cierta mezcla de curiosidad y recelo.

Cuando las presentaciones se hicieron le dio la mano, y luego preguntó:

—¿Sabes por qué te pedimos que vinieras a hablar conmigo?

Irina se sentó en el borde de la butaca, como si estuviera a punto de huir, a la primera oportunidad.

—Quincy dijo que si hablamos, podría ayudar a la policía.

—Por lo general, no discuto con la policía las cosas que hablo con mis pacientes—dijo Brittany, instalándose de nuevo en la silla detrás de su escritorio—¿Te sientes cómoda con Quincy aquí? Porque sabes que es un oficial de policía.

Irina sonrió.

—Sé quién. Él puede oír lo que decimos.

—¿Detective Fabray?—dijo Brittany—Si en cualquier momento Irina quiere que te vayas, te pediré que lo hagas, y lo que hablemos después será confidencial.

—Lo entiendo, señora.

—Antes de hablar de lo que te ha pasado desde que llegaste aquí—dijo Brittany—, Me pregunto si te importaría hablarme un poco sobre su vida antes. ¿Dónde creciste? El Detective Fabray dijo que tienes una hermana. ¿Qué pasa con el resto de tu familia?

—Mi hermana es mi única familia—dijo Irina.



Después de una breve pausa, les habló, en tono desapasionado, de su pequeño pueblo ruso, en el que había crecido. De su papá, que murió en un accidente cuando ella era demasiado joven para recordarlo. De su mamá, sin educación ni medios, que apenas había sido capaz de velar por ellas. De los hombres que les ofrecían una forma de salir de la pobreza, la oportunidad de realizar sus sueños, en un mundo nuevo y brillante.

Por primera vez, su voz se quebró y se miró las manos.

—Traje a mi hermana aquí y ahora no puedo protegerla—las lágrimas brillaron en sus pestañas y se volvió a Quincy, extendiendo la mano—Incluso si la encontramos, ¿cómo podré apartarla de estos hombres?

La rubia tomó la mano de Irina.

—Quizá podamos haber algo al respecto. No te lo he dicho antes, porque todavía no está totalmente confirmado, pero mi teniente me llamó esta mañana. Está intentando conseguirte para ti y para tu hermana, entrar en protección de testigos. Cuando la encontremos.

—¿Protección?—Irina preguntó—¿Tendremos que irnos?

—Sí—Quinn le explicó que el plan, tratando de hacer que el proceso legal sonara como algo sencillo—Se te enviará a algún lugar secreto donde puedes empezar de nuevo. Tendrás gente para ayudarte. Estarás a salvo.

—¿Qué pasa si no quiero esto? ¿Desaparecer?

—Irina—Brittany intervino con suavidad—No tienes que decidirlo ahora. Podrás hablar con los policías federales que están a cargo del programa. Entonces ya lo decidirás. Pero Quincy y los otros agentes de policía quieren ayudarte a ti y a tu hermana.

—Este no es el hombre que me puso en la cárcel—dijo Irina—Él no quiere que me ayude.

—Ah—dijo Brittany—Perdóname. Yo estaba hablando de los oficiales que trabajan con Quincy. Puedes confiar en ellos.

Irina acarició la mano del detective.

—Confío en Quincy.

Entendió el mensaje. Irina cree en Quincy y, probablemente, en nadie más.

—Háblame de tu hermana.

Irina cogió el bolso que había puesto a sus pies. Buscó en él, durante unos segundos, y luego sacó una fotografía que le entregó.

—Esta es ella. Tenía sólo trece años en esta foto—sonrió tristemente—Ahora se ve diferente.

—Podemos recrear su imagen con un artista—dijo Quinn—Envejecerla unos
años.

—No necesitas hacerlo—dijo Irina—Ya tienes una imagen de ella.

La ojiverde frunció el ceño.

—No lo entiendo.

—Me la enseñaste anoche.





****


—Finalmente, conseguimos un poco de descanso—dijo Santana a Kitty y Kurt, cuando llegó a las oficinas—Una de las chicas a las que Rachel fotografió, en la fiesta de la otra noche, es la hermana de Irina.

—¿Cuál?—dijo Kurt, arrancando las imágenes.

—Abre todas las imágenes—Santana se inclinó y señaló que una de las dos niñas que flanquean a un distinguido hombre de unos sesenta años.

Estaba acariciando los senos de una niña, mientras que la otra chica trabajaba la erección que sobresalía a través de la bragueta abierta. Señaló a la chica con la mano en su pene.

—Es ella.

—Y ese es el reverendo Joseph Thomas—Kurt anunció—El obispo que ha estado recibiendo a toda la prensa, para erradicar a los sacerdotes homosexuales, incluso si son célibes.

—Mierda—murmuró Santana. Si la política no fuera suficiente, ahora tenían a un alto clérigo en la mitad de su caso—Esto tiene la forja de una verdadera pesadilla, los medios de comunicación.

—Sabes—dijo Kitty—, Tan pronto como Puckerman se entere de esto, es lo próximo que nos quitará. La iglesia querrá que el sacerdote a coopere y cerrarán el caso. Sabes que con la iglesia de por medio, nada puede ser hecho público, e intentarán ocultarlo todo. Tu poder e influencia política dentro de la iglesia desaparecerá como el humo.

—Y una vez que Puckerman reciba tu testimonio—Kurt añadió.

—Nos volverá a dejar sin nada—terminó Santana, pensando en los hombres que aún seguirían abusando de niñas como Rachel—Kurt, imprime una copia de la foto del obispo Thomas y sus amigos. Siento la necesidad de una salvación poco acerca.




Santana llamó a la puerta de la habitación de Rachel.

—¿Estás decente?

—No. Pero entra.

Riendo abrió la puerta. La castaña vestida con una camiseta con el distintivo del departamento de policía, estaba sentada en la cama, con las sábanas hasta la cintura.

Tenía una revista abierta en su regazo.

El lado izquierdo de su cara estaba hinchado y cuando dejó la revista a un lado, se movió con cuidado, todavía dolorida.

—¿Vengo en mal momento?

—No, yo también quería hablar contigo de todos modos—la más baja dio unas palmaditas en la cama junto a ella—Puedes sentarte aquí. Estoy demasiado débil para salir de la cama.

Como no había ninguna silla en la habitación, se sentó dónde le había indicado y juntó las manos alrededor de su rodilla doblada.

—¿Qué tal las costillas?

—Están bien, siempre y cuando no me mueva muy rápido o me apoye.

—Siento lo de la otra noche.

La castaña entornó los ojos.

—¿Por qué? Tu no me pegaste.

—No deberías haber ido sin respaldo. No en esta operación—sacudió la cabeza—Tendríamos que haber puesto un policía encubierto contigo. Alguien de los nuestros, tal vez.

—De ninguna manera—le respondió con desdén.

—Sabes que estos tipo pueden oler a un policía en el estado siguiente. Además, no tenemos a nadie lo suficientemente joven. A estos chicos, les gustan jóvenes. Incluso me sorprende que no se dieran cuenta.

—Pareces muy joven, Rachel—respiró seria—No quiero que vuelvas a salir.

Ésta se enderezó, y luego hizo una mueca.

—Joder.

Puso su mano sobre el brazo de la joven.

—Hey. Tómatelo con calma. No he venido aquí para molestarte.

—Entonces deja de actuar como si tuvieras que decir cómo vivir mi vida.

—Tengo algo que decir en lo que haces por mí. Y lo diré.

—Mira, me siento como una mierda. No quiero pelear contigo, ¿vale?—le tomo la mano.

El contacto fue tan sorprendente que tardó unos segundos en reaccionar.

—Lo siento. No me podido venir hasta ahora. Sólo quería asegurarme de que estás bien.

—Lo estaré—Rachel retiró la mano—Pero me alegro de que pasara por aquí. Hay algo que tengo que hablar contigo. Algo que yo no quiero que le digas a Quinn.

—Rachel—Santana sacudió la cabeza—Ella es mi agente. Mierda. Y tú eres mi CI. Sabía que era una mala idea.

Ésta se echó a reír y luego se contuvo, frotando su lado.

—Sólo escucha. ¿Está bien? ¿Crees que puedes hacer eso?

—Lo intentaré, pero sabes que no es mi fuerte.

—Sí, no es broma—Rachel se subió la enorme camiseta que se había caído por encima del hombro—Este es el trato.

Cuando la castaña terminó, la miró durante un largo rato, manteniendo su mirada.

—¿Estás segura?

—Si. Realmente lo estoy.

—Está bien entonces.

Los ojos de la joven brillaron.

—¿En serio?

—Sí. Lo digo en serio—le apretó la rodilla—Pero tienes que hablarlo con Quinn…y pronto.

—Muy bien—dijo Rachel con un suspiro—Lo haré.







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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Tati.94 Jue Mar 14, 2019 8:17 am

Cada vez más cerca Irina de su hermana, bien por eso pero tiene que estar tocando a Quinn cuando están a solas? Y que trato será ese?

Tenía varios días sin internet, pero ya pude comentar.
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Mensaje por micky morales Vie Mar 15, 2019 9:49 am

Disculpenme de verdad pero no tengo internet hace varios dias, estoy en el apto de una prima hurtando su internet y su ordenador por supuesto, pero nunca me perdere para siempre. Tremendos capitulos, pienso lo mismo, porque Irina tiene que estar manoseando a Quinn cuando estan solas???? ahora Marley sabe lo de Kratos Zamora, bien por San y Britt que se escaparon una noche, es mejor que nada, y ahora que le abra dicho Rachel a Santana????? Hasta pronto, espero!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 1206646864
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Mensaje por 23l1 Sáb Mar 16, 2019 7:03 pm

Tati.94 escribió:Cada vez más cerca Irina de su hermana, bien por eso pero tiene que estar tocando a Quinn cuando están a solas? Y que trato será ese?

Tenía varios días sin internet, pero ya pude comentar.




Hola, sii, algo bueno esta saliendo de esas juntas y plan...y ese es el punto malo XD ¬¬ Esperemos y este cap nos diga algo mas! Que bueno perdida! Saludos =D







micky morales escribió:Disculpenme de verdad pero no tengo internet hace varios dias, estoy en el apto de una prima hurtando su internet y su ordenador por supuesto, pero nunca me perdere para siempre. Tremendos capitulos, pienso lo mismo, porque Irina tiene que estar manoseando a Quinn cuando estan solas???? ahora Marley sabe lo de Kratos Zamora, bien por San y Britt que se escaparon una noche, es mejor que nada, y ahora que le abra dicho Rachel a Santana????? Hasta pronto, espero!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 24 1206646864




Hola perdida! ajjajja todo bn...mientras puedas leer ajajaj. Jajajaaj si a pasado jajajaaj algun familiar siempre te salva...¿? Cada vez se va colocando mejor, no¿? Esk si esta bn que le guste, pero sabe q tiene pareja...aunk tmbn tiene de disimular...difícil =/ Espero y no le pase nada la vrdd =S Las brittana van por buen camino asik mas q bn ajjaajaj. Espero tmbn! Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 25

Mensaje por 23l1 Sáb Mar 16, 2019 7:05 pm

Capitulo 25



Sola en la oficina, Kitty se quedó mirando la pantalla.

No había pasado mucho tiempo, desde que había localizado la dirección IP del equipo, desde el que le habían enviado las imágenes de Marley y Zamora.

Santana esperaba que le proporcionara los detalles tan pronto como estuviera segura, preferentemente dentro de sesenta segundos.

Eso era contra lo que estaba luchando, ya que tan pronto como le diera la información, lo que sucediera después estaría fuera de sus manos. Y la seguridad de Marley estaba en riesgo.

Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, tratando de ordenar sus opciones, algún de las cuales la llevaría bien fuera de la ley.

—¿Qué te pasa?—preguntó Marley a su espalda.

—Estoy bastante segura de que si abro mis ojos—dijo sin moverse, Voy a ver la espada de Damocles derecha sobre mi cabeza.

—Buen, si tengo ese derecho—Marley empezó a masajear los músculos agrupados en hombros de su amante—, Es porque sabes algo que no estás segura de quieras que sepa. Y eso no es lo que…

—Lo sé—abrió los ojos, se giró en torno a su silla, y tiró de su castaña en su regazo. Mientras le besaba el cuello, dijo—, Creo que estoy perdiendo la perspectiva.

—No, no lo estás. Tratar de encontrar una solución diferente—apoyó la mejilla en la parte superior de la cabeza rubia—Cuéntame.

Vaciló.

La participación de su ojiceleste iba en contra de todos los instintos que tenía. Su necesidad de mantener el secreto, su necesidad de protegerla, su necesidad de hacer justicia de acuerdo a sus propias reglas. Había vivido bajo esos principios, durante toda su vida, y la única vez que había roto sus propias reglas, lo había pagado con su carrera y con un enorme pedazo de su corazón.

Pero todo eso que había sucedido antes de conocer a Marley. Y ahora todo había cambiado.

Tomó aire, y antes de seguir cuestionándolo todo, dijo:

—Sé quién envió las fotos en las que sales con Zamora. Se supone que debo decírselo Santana—miró su reloj—En menos de veintidós segundos.

—¿Por qué no lo haces?

—¿Por qué no me preguntas quién es?

La castaña le acarició el lado izquierdo del cuello.

—Porque me preocupo por ti más de lo que me preocupan ellos.

—Si le digo a Santana, estará todo más allá de mi control.

—¿Qué quieres hacer, que tienes miedo de que Santana te lo impida?—preguntó con tanta calma como pudo, aun sabiendo que su corazón estaba corriendo a gran velocidad.

No tenía miedo de lo que fuera capaz de hacer su rubia, pero sí de la consecuencias de sus acciones. Se sentía como si estuviera caminando por un campo minado, aunque ella no fuera la víctima de un paso en falso.

Estaba segura de una cosa.

Lo único que importaba era ayudar a Kitty a encontrar su camino, un camino cuya decisión no la destruyera.

—¿Cariño?

—Quiero hacerle una visita.

La castaña se puso rígida.

—¿Ella?

—Sí. La pelirroja que viste hablando conmigo en la recaudación de fondos de la otra noche—se rió brevemente—Supongo que aquello no fue una simple coincidencia.

—Aparentemente no—dijo Marley con frialdad—¿Qué clase de juego crees que está tocando?

—Me imagino que quieren comprar mi cooperación con una amenaza hacia ti.

—Entonces ¿por qué iba a revelártelo todo? ¿Por qué no una llamada de teléfono? ¿Un mensaje en tu ordenador?—caminó unos pasos, y luego se dio la vuelta—Ella podría estar en connivencia con Zamora, o alguien así. Pero ella tiene su propia agenda—Marley la señaló con el dedo—Y tú estás en el menú.

Las cejas rubias se alzaron y sus mejillas se sonrojaron.

—¿Yo?

—Cariño, eres tan despistada a veces—Marley regresó y se inclinó, apretando los brazos de la silla a cada lado del cuerpo su ojiverde.

—Lo pensé, un momento de la otra noche, cuando os vi hablando juntas. Ella estaba coqueteando contigo, pero me dije que era sólo mi imaginación. Obviamente que no lo era. Ella tiene designios sobre ti.

—¿Qué?—Kitty pensó en la tarjeta de negocios y el número de teléfono—Mierda. Ella me dio su tarjeta. Con su número de casa.

—¿Lo hizo?—Marley la estudió, a través de los ojos—¿Te pasa a menudo? ¿Las mujeres que acabas de conocer te dan su número?

—Ya no—Kitty levantó la mano izquierda, donde llevaba una banda de platino que coincidía con la del dedo de Marley—Sabía que había algo raro, por eso me la guardé.

Levantó los brazos de la castaña fuera de la silla, y la besó profundamente cuando se puso de pie.

Talia Ballenger había cometido un error al revelarse a sí misma. Había calculado mal hasta qué punto prestaba atención a otras mujeres, que no fueran su castaña, su ojiceleste, su Marley.

—No tan rápido—Marley la agarró de la parte posterior de la camisa—¿Qué vas a hacer?

—¿Por qué? Tranquila, voy a llamar a Santana, por supuesto—volvió a acercarse y la besó una vez más—¿Qué más puedo hacer?




*****



—Gracias por recibirme en tan corto tiempo, obispo Thomas—dijo Santana, mirando una fotografía de su escritorio, donde se veía al obispo junto al Presidente.

En persona, el obispo tenía mejor presencia que en las fotografías que había visto de él. Vestía un traje negro y camisa de color oscuro, con alzacuellos.

Su pelo gris acero era espeso y bien cortado, su cuerpo en forma, y su rostro bronceado y saludable. Sus ojos azules la miraban con especulación.

—¿Cómo puedo ayudarle, agente?

—Teniente—Santana cruzó las piernas y lo miró en silencio, durante un momento, dejando su mirada fija. Esperó hasta que él desvió su mirada—Me pregunto si se podría dar cuenta de su paradero el sábado por la noche, digamos, ¿desde las diez horas hasta las tres?

—No puedo pensar por qué tendría que decírselo—dijo con confianza casual.

—Me imagino que si le daba un poco de tiempo, lo haría—Santana sonrió—Fue sólo hace unos días, sospecho que lo recordará. Así que tal vez sólo necesite pensarlo unos segundos, no quiero hacerle perder su tiempo. Estoy segura que está ocupado.

El obispo entornó los ojos.

—¿Es necesario que lo consulte con mi abogado, teniente?

—No lo sé—Santana sacó la foto de su bolsillo interior. Le había pedido a Kurt que la imprimiera en papel fotográfico, destacando la fecha y hora. La deslizó a través de la mesa frete a él—¿Qué le parece?

Él miró la foto durante un buen rato sin recogerla. Luego, la empujó de nuevo hacia ella, obviamente, a sabiendas de que existían otras copias.

Estaba impresionada con su control.

Él se enfrentaba a una la exposición potencialmente ruinosa, y si podían encontrar a las chicas de la foto y demostrar su edad, podría ser procesado por violación y, sin duda, iría a la cárcel.

Sin embargo, por su apariencia, parecía no inmutarse él.

—El hecho de que usted esté aquí y no haya ido a mis superiores, o—se echó a reír sin ganas—, Simplemente no me arreste, me dice que hay algo que desea.

—Hay un montón de cosas que deseo—dijo Santana suavemente—Sería feliz con sólo verle en la cárcel, y si eso es todo lo que puede salir de esto, para mí será suficiente.

—¿Pero?—él juntó los dedos debajo de la barbilla, como esperando pacientemente a que sus pecados fueran absueltos.

Durante unos segundos se preguntó si realmente creía que estaba por encima de la ley.

—Su detención me alegraría el día. Pero prefiero que sea una semana o un mes entero. Quiero a los hombres que organizaron esta fiesta—levantó la mano antes de que pudiera hablar—¿Sabe quiénes son? Si quiere alegar ignorancia, seguro que puede. Pero entonces me iré directamente con usted esposado, y dejaré que los abogados luchen por resolverlo. Y le garantizo que pasará un tiempo en una celda, mientras que lo hacen.

El obispo asintió.

—Supongo que no le importa saber que tengo algunos amigos muy importantes que podrían ser infelices si lo hace.

—No me importa nada.

—¿Seguro? No la creo. ¿Qué quiere?

—Quiero saber cómo funciona. Quién y cuándo llaman... ¿Fechas?

Hizo una mueca.

Pensó en la joven con la mano en el pene del hombre, y el hecho de que él pudiera sentarse frente a ella como si no hubiera ocurrido. Tuvo que luchar por no saltar sobre él.

—Quiero saber quién llama. ¿Quién da las instrucciones en cuanto a dónde ir? ¿Quién paga? Quiero saber cómo funciona.

—¿Y entonces?

—Y luego quiero que haga la solicitud de compañía para una tarde.





*****


—Te estás sobrepasando en esto, teniente—Ada Eva Dunbar saltó cuando Santana le expuso el plan.

Después de hablar estado con el obispo Thomas, había llamado a Dunbar, la fiscal afroamericana, de treinta y cinco años, y le pidió que se reunieran, en una cafetería cerca de los juzgados.

Había elegido a Dunbar, porque había trabajado con ella unas cuantas veces antes, y sabía que tenía un gran sentido de la justicia. No era una persona fácil de convencer, si no había un premio esperando, aunque eso supusiera algún tipo de riesgo involucrado.

—Si no te interesa, estoy segura de que a los federales les interesará.

Eva Dunbar llevaba un traje de Arman, color rojo oscuro, con una camisa negro y tacones. Ella y Santana eran casi la misma altura, pero el cuerpo de Dunbar fue más completo que el de ella.

Cuando se inclinó sobre la mesa, sus ojos oscuros mostraron su irritación.

—No soy novata, López.

—Lo sé—dijo Santana con una leve sonrisa—Por eso te elegí.

—Si confiaras en las autoridades federales, habrías ido a ellos primero.

—Podrías tener razón—se encogió de hombros—Pero estoy a favor del equipo local. Así que pensé que te gustaría el reto.

—Y lo quiero—dijo Dunbar—, Pero me gusta hacer mis propios acuerdos. ¿A qué me estaré comprometiendo si coopero?

—No es gran cosa. Sólo que tu cooperación sería seriamente considerada.

—No quiero pillarme el culo con la Iglesia—dijo Dunbar con vehemencia. Se recostó en su asiento—¿De verdad crees que vas a conseguir a Zamora?

—Creo que puedo conseguir a alguien lo suficientemente alto, en la escala, para que nos lleve hasta él. ¿No sería bonito?

Cuando Dunbar sonrió, ella tenía la sensación de estar delante de un depredador de gran alcance saboreando su próxima presa.

—¿Así que tenemos un trato?

—Todavía me debes un favor por no venir a mí primero con esto.

—Considera esta posibilidad como una deuda.




*****


—Oye, Rach—Quinn le llamó, mientras entraba en la habitación de invitados del loft de las Karley—Tu policía sexy está en casa.

—Bien. Porque quiero ducharme y te necesito para que me laves el pelo.

Frunció el ceño.

—¿Está segura de que es buena idea?

—Estoy segura de que si no me ayudas, pasarás a ser una sexy policía muerta.

—Está bien. Muy bien. Estoy en ello—se quitó los zapatos, la camisa y los pantalones vaqueros en un tiempo récord. Desnuda, se acercó a la cama y le bajó las sábanas. Tendiéndole la mano, dijo—¿Lista?

Tomando su tiempo, la castaña la miró estudiando su cuerpo fibroso, sus pequeños senos y su culo apretado. Se humedeció los labios.

—Rubia, quizá primero quiero un pedazo de ti.

La ojiverde viendo cómo su novia la comía con los ojos, se excitó. Aquello empezaba ya volverla loca.

—No creo que estés en condiciones de hacer nada. Podría lastimarte.

—¿No?—Rachel sonrió con satisfacción.

Se quejó y deslizó la palma de la mano por su vientre, rozando levemente el cabello quebradizo, en el vértice de sus muslos.

—Sería genial, pero no estás en forma para ello.

—¿Y?—Rachel dio unas palmaditas, en la cama, junto a ella—Tienes una mano. Consigue tu trasero aquí y dame un beso mientras haces el trabajo.

—¿Estás segura?—Quinn ya estaba teniendo problemas para recobrar el aliento.

—Muévete, novata—se recostó en la almohada y se volvió hacia su lado bueno.

Cuando la ojiverde se tendió a su lado, ella deslizó sus dedos sobre el pecho acariciando suavemente sus pezones.

—Ven aquí.

La ojiverde casi se olvidó de la presión en su clítoris, porque las caricias de la lengua su castaña dentro de su boca, recorriendo los labios, chupando y mordisqueando, le hacían sentir tan bien que se perdió en el largo y hambriento beso.

Cuando le rascó las uñas por el centro de la tripa de la rubia el clítoris se sacudió, se quejó y se llevó la mano a su entrepierna.

—¿Necesitas correrte, cariño?—Rachel susurró, rozando la punta de la lengua rápidamente en su rubia.

—Sí—casi sin aliento—Ya sabes lo mucho que me excitas.

—Déjame verte—cubrió la mano de su rubia y la empujó hacia abajo, deslizando sus dedos en su clítoris—Mantén los ojos abiertos mientras lo haces.

Rachel comenzó a besarla y Quinn no podía pensar en nada más. Sólo acarició y apretó, flotando en el azul de los ojos, hasta que la tensión profunda en su vientre comenzó a desenrollarse y llegando a sentir que se quemaba.

—Voy a entrar, cariño—Quinn murmuró contra la boca de su castaña—Se siente tan bien.

—Te quiero, Quinn—dijo, deslizando su mano por la espalda para masajearle el culo—Oh, sí. Eso es.

La ojiverde gimió apretando el culo mientras se bombea en la mano de la castaña, corriéndose, mientras ésta continuaba besándola. Por último, cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre el pecho de su novia.

—Casi me matas.

—Bien—la abofeteó en broma—No te quedes dormida, novata. Quiero que mi ducha.

—Dios, ahora no me puedo mover—se dejó caer sobre en la espalda, sonriendo—Nunca me siento tan bien como cuando me lo hago yo misma.

La castaña puso los ojos.

—Eres una perra. Levanta.

La rubia tuvo una idea mejor.

—Yo podría, ya sabes, hacer que te corras fácilmente, sin que tengas que moverte demasiado.

—¿Ah, sí? ¿Cómo?—apoyó sus piernas en el suelo y agarró el brazo de su ojiverde para mantener el equilibrio, mientras estaba de pie—Estoy excitada, pero prefiero esperar hasta que no tener que preocuparme por romperme nada—le pasó su brazo alrededor de la cintura—Mañana, tal vez.

—Está bien—Quinn la llevó al cuarto de baño contiguo—Siéntate mientras preparo la ducha—cuando el agua estaba lo suficientemente caliente, ayudó a su castaña y se unió a ella en la ducha—Quédate quieta. Yo haré todo el trabajo.

—Genial.

Se echó un poco de champú en la mano y empezó a enjabonar el pelo castaño.

—¿Todo salió bien hoy?—esta preguntó.

— Sí. Irina nos dijo que hiciste una foto de su hermana, la otra noche—le ahuecó la barbilla, y la miró a los ojos—Hiciste un buen trabajo, Rach.

—Acerca de eso—dijo Rachel en voz baja.

—Mira, yo sé que quieres ayudar. Lo entiendo. Pero…

—Hoy he hablado con Santana, Q.

Se tensó.

—¿Sí?

La castaña le golpeó el hombro.

—No te pongas a la defensiva.

—Me dijiste que querías volver de nuevo.

—Bueno, sí—continuó cuando la rubia se quedó callada—, Pero hablaba de otra cosa también.

La ojiverde frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—No voy a ir a trabajar con Marley—le acunó cara y la besó—Voy a ser policía.








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Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Tati.94 Sáb Mar 16, 2019 8:41 pm

Mató! La mató! La mató con lo de ser policía jajajajjaj a éstas mujeres si les gusta el peligro noo. Ahi que darle vacaciones a todas
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Mar 19, 2019 7:05 pm

Tati.94 escribió:Mató! La mató! La mató con lo de ser policía jajajajjaj a éstas mujeres si les gusta el peligro noo. Ahi que darle vacaciones a todas




Hola, uuuuh si que si!, pero ahora le tocara de su propia medicina, no¿? jajajajaajajaj. Ai tmbn te doy toda la razón...menos marley ajjajajajaaj. Y bn largas la vrdd jajaajaj. Saludos =D





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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 26

Mensaje por 23l1 Mar Mar 19, 2019 7:07 pm

Capitulo 26




Deslizó la Harley Super Glide en un espacio de aparcamiento vacío, cerca de la dirección de Talia Ballenger, en Benjamin Franklin Parkway.

Pasó la pierna sobre la máquina grande, colocó a su casco en la parte trasera, y deslizó sus manos en los bolsillos de la chaqueta de la motocicleta negra, mientras paseaba por la calle.

Esquivando los coches, que atravesaban seis carriles de tráfico, a ambos lados de la ruta verde, revisó el edificio, reconociéndolo como uno de los más exclusivos de la ciudad, cerrado y vigilado, con una lista de espera enorme.

Nadie conseguía uno de esos departamentos de lujo, a menos que alguien muriera y lo quisiera para ellos, o a menos que conocieran a algunas personas muy importantes en lugares muy altos.

Un guardia de seguridad, detrás de la mesa del vestíbulo, estaba vestido con un uniforme elaborado, que se supone que lo hacían para parecer a un portero. Pero nada más lejos de la realidad. La miró como si estuviera perdida.

—¿Puedo ayudarle, señora?

Kitty sonrió.

—Estoy aquí para ver a la Sra. Ballenger. El ático, ¿verdad?

—¿Le está esperando?—dijo sin perderla de vista.

Inclinó la cabeza de lado a lado.

—¿Esperando?. En una manera de hablar. Sí.

El guardia frunció el ceño, como si no la entendiera.

—¿Señorita?—insistió.

Con un suspiro, apoyó el codo en el mostrador, de madera tallada.

—Llámala y dile que soy Kitty.

—Por supuesto. Por lo general me suele avisar si está esperando algún visitante—dijo en tono de disculpa. Al parecer, no era tan inusual, para Talia, recibir visitas femeninas. Incluso si no pertenecían a su círculo social.

—Estoy segura de que ha estado muy ocupada.

La cara del hombre se enrojeció, pero no dijo nada. Después de pulsar el número en un teléfono móvil, murmuró algunas palabras, y a continuación, colgó el teléfono rápidamente.

Viniendo por el lado del mostrador, sacó una pequeña llave de su cinturón.

—Por aquí, sígame—lo siguió y esperó a que se tecleara el panel del ascensor privado—La suya es la única residencia situada en la planta superior. Que tenga una buena noche.

—Gracias. Estoy pensando en ello—a continuación las puertas se cerraron.

El viaje fue rápido y silencioso, y cuando las puertas se abrieron, vio un hall a modo de entrada tan grande y bien equipado, como las salas de estar de algunas personas.

Alfombras de lana espesa, una araña de cristal, pinturas en tres paredes por encima de revestimientos de madera oscura, y una puerta de madera maciza, digna de una mansión inglesa.

El timbre estaba discretamente emplazado en la decoración de la puerta, pero antes de tuviera la oportunidad de empujar, la puerta se abrió.

—Esta es una agradable sorpresa—Talia dijo con una voz demasiado sexy.

Llevaba una bata simulando a un vestido. La seda granate caía drásticamente en la división, entre los senos, obviamente sin trabas, y el cinturón atado vagamente a su cintura, era más una invitación a ser abierta que a cualquier otra cosa. Sus piernas estaban desnudas, de rodilla para abajo, con los pies en unas sandalias sin respaldo.

Inclinó un hombro contra la puerta abierta.

—Asumí que fui invitada. Me diste tu tarjeta.

—Sí, pero mi dirección no estaba en ella—se hizo a un lado para que pudiera entrar—He abierto una botella de Romanée-Conti. ¿No quieres unirte a mí?

—Espero que no sea del 78, espero—dijo Kitty, en referencia de las añadas más costosas del rojo Borgoña, jamás producido por la viña legendaria.

Talia sonrió lentamente, y estudió de pies a cabeza.

—¿Por qué no? Estoy segura de que lo merece.

—Aprecio tu confianza en mí—siguió a través de la sala de techos altos, tomando nota de un comedor a un lado, más allá de un conjunto de dobles puertas francesas, y un pasillo que supuso llevaría a las habitaciones.

Pasaron a través de un arco, hacia una biblioteca formal, donde un fuego ardía en una chimenea de mármol. Un ordenador portátil ocupaba el centro de un gran escritorio, situado frente a un ventanal, del suelo al techo, con vistas a toda la ciudad.

Varios libros se acumulaban, en una mesa, junto a una de las sillas frente a la chimenea. Una botella abierta de vino, y un solo vaso, estaban en una bandeja de plata, sobre una mesa baja entre las dos sillas vacías.

—Por favor—Talia hizo un gesto hacia una de las sillas. Recuperó otra copa de vino, de una mesita cercana a la chimenea, y sirvió dos copas de vino. Le entregó una y dijo—Si quieres puedes quitarte la cazadora.

Colocó el vino en la mesa baja y se quitó la cazadora, consciente de que la otra mujer la estaba mirando fijamente. Llevaba una camiseta negra con sus pantalones vaqueros habituales. Dejó caer la cazadora, en el suelo, junto a su silla y se sentó, recuperando su copa de vino.

—No hay necesidad de preocuparte por colgarla.

Talia se acomodó en la silla de enfrente, con una pierna metida debajo de ella. Su vestido se aferró a los muslos, provocando la apertura suficiente, como para mostrar un triángulo de piel curtida, desde su rodilla a la parte superior de su pierna.

Miró brevemente y luego la miró a los ojos, esperando.

—¿Cómo me encontraste?—Talia preguntó, sosteniendo su copa de vino en la mano.

—¿En el listín?

Talia se rió.

—No lo creo—tomó un sorbo de vino y la miro desde la parte superior de su copa—¿Te gusta?

—Por supuesto—Kitty sonrió—Es un buen vino.

—Un clásico moderno—se inclinó hacia adelante para dejar su copa de vino en la mesa, entre ellas. Los pliegues de su vestido brillaban, ofreciendo una interesante muestra de la curva interior de su pecho.

Cuando se acomodó, se pasó los dedos desde la base de la garganta, por el centro de su pecho hasta dejarlos quietos.

Colocó su copa de vino junto a la de ella, y se agachó para alcanzar en el bolsillo interior de su cazadora. Sacó un sobre y se lo pasó sin decir nada. Sus dedos se tocaron brevemente cuando Talia lo aceptó. Sus dedos largos y afilados eran cálidos y suaves.

El único sonido en la sala, cuando Talia miró las impresiones, una tras otra, fue el crepitar de la madera en la chimenea. Cuando terminó, las volvió a meter en el sobre y se lo devolvió.

—Eres mejor de lo que esperaba—dijo Talia.

—No dejaste muchas pistas—Kitty respondió—Me costó un par de noches de insomnio.

Talia sonrió con ironía.

—Supongo que eso es un poco de consuelo—hizo un gesto hacia el sobre que le había vuelto a meter en su cazadora—Ella es muy hermosa.

—Sí, lo es.

—Zamora está prendado de ella.

—Si la toca, lo mato.

Talia la miro atentamente.

—¿Por eso has venido? ¿Para qué pudiera darle tu mensaje?

—No. Seguro que ya lo sabe, y si no es un tonto. Y las dos sabemos que no lo es.

—Entonces ¿por qué exponerte a mí?

Se rió.

—¿Exponerme? Ya sabes quién soy—su sonrisa desapareció y su voz se apagó—¿Y sabes lo que me importa? ¿Qué más quieres?

—Sí, pero ahora sé qué sabes quién soy. Así que has perdido tu ventaja.

Separó las piernas, con los brazos cubiertos por los lados de la silla de antigüedades, y vio el fuego comerse la madera.

—En la superficie para como que estamos en un punto muerto—la miró—Pero no todo es lo que parece.

—¿Qué sería?—Talia volvió a llenar los vasos de vino—No puedes probar que yo te envié esas imágenes. A menudo tengo visitas. Mi equipo es fácilmente accesible.

—Dudo que alguna de ellas tenga la habilidad para infiltrarse en una red informática, altamente protegida en la Autoridad Portuaria, interceptar y desviar decenas de contenedores de transporte, y modificar los programas de seguridad establecidos—estaba impresionada con los nervios de Talia. Su expresión no vaciló. En ningún momento dio muestras de ser sorprendida o de estar ansiosa—Pero lo hiciste. Y con el tiempo, seré capaz de demostrarlo.

Talia cruzó sus piernas y cruzó las manos en su regazo.

—Un reto ambicioso.

—¿Quieres apostar en contra de mí?

El silencio se prolongó durante varios minutos hasta Talia suspiró.

—No. No lo creo.

Talia era buen.

Muy buena.

Y las probabilidades, eran probablemente de sesenta a cuarenta, a que realmente sería capaz de probar su complicidad en la operación de tráfico de seres humanos en el puerto.

Se imaginaba que Talia estaría pensando en las mismas probabilidades. Y
Cuando Aquello significaba perder décadas, en una prisión federal, una mujer inteligente no correría ese riesgo.

—Debo decirte—dijo Talia—, Que no estoy a tu servicio. Soy una profesional independiente. No tengo ninguna información de valor.

Ella y Santana había examinado la conveniencia de detener a Talia, y tratar de forzarla a testificar en contra de Kratos Zamora. Habían convenido en que la evidencia que apoyaba su participación, no era casi ilegal, y las evidencias informáticas muchas veces eran desestimadas por los jurados, al no poder entenderlas.

Cualquier buen abogado sabría aconsejar a Talia.

—Me imagino que tus empresas independientes debe ser muy interesantes. Realmente me gustaría echar un vistazo a ellas, uno de estos días—habló casualmente, pero sabía que Talia había recibido el mensaje.

Tenía la habilidad para perseguirla, a través del ciberespacio, durante el tiempo que quisiera, siguiendo sus actividades, con lo que la perjudicaría en sus otros negocios.

Finalmente, Talia cometería un error, y cuando lo hiciera, ella estaría ahí.

Ella no era sólo una amenaza para las empresas Talia, pero sí para su libertad.

—Si bien creo que eres terriblemente atractiva—dijo Talia—, He de admitir que esperaba tener la oportunidad de compartir algunas de nuestras habilidades en privado. No estoy interesada en una relación a largo plazo.

—No prometo nada si algo cambia en mi futuro—dijo Kitty—, Pero por el momento, no estoy disponible.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres?

—Nada muy complicado. Sólo quiero que envíes a tu cliente...un informe con un poco de algo extra añadido.

—Entiendes que si descubre que lo he comprometido, me va a matar.

—Afortunadamente para ti, hay sólo unas pocas personas lo suficientemente buenas como para demostrarlo—cogió su chaqueta y se levantó. Sacó del bolsito un USB y se lo tendió a Talia—Creo que sabe qué hacer con esto.

Ésta se levantó y cerró los dedos alrededor de ella, dio un paso tan cerca que sus cuerpos se tocaron. Deslizando la palma de su mano sobre su pecho y dijo:

—, No es demasiado tarde para que una conversación privada. Después de todo, ya hemos comenzado, todavía hay media botella de vino, y las dos sabemos lo bueno que sería.

Soltó su mano y se alejó de ella.

—Eres todo un reto, y he disfrutado de la caza. Pero no nos engañemos. Si alguien hace daño a Marley, vendré a por ti también. Y no pararé hasta terminar con todos.

—La envidio—dijo Talia.

Se encogió de hombros, se puso la cazadora y se dirigió hacia la puerta, con la otra mujer a su lado.

—Gracias por el vino.

—De nada. Sólo lamento no haber podido ofrecerte nada más—Talia la besó en la boca, y luego abrió la puerta—Buenas noches.




Tan pronto como dio la vuelta a la esquina, vio el Corvette de Santana aparcado enfrente de su cuartel general.

Se metió en el garaje, aparcó la moto y se metió en el ascensor hasta el tercer piso.

—Eso fue rápido—dijo Santana. Estaba sola en la sala de conferencias—Quizá debíamos haberte puesto un cable de escucha.

Pateó una silla y se dejó caer en ella.

—No. Ella es muy cuidadosa. No habría conseguido nada.

—¿Hizo algo que deba saber?

—Nada que merezca la pena decir—sonriendo miró su reloj. Por la mañana esperaba poder pasearse por la oficina virtual de Kratos Zamora.

Podría ver su correo electrónico, sus estados financieros, sus planes de negocios, sus propiedades inmobiliarias, y cualquier otra cosa que tuviera o hiciera con su equipo.

El cybertap no correspondía precisamente a los parámetros de la investigación del equipo, pero las leyes de la cyberinvestigation les dejaban las manos libres.

—Para estar seguros, tendremos que corroborar todo lo que finalmente quieras llevar a los tribunales, pero por fin estamos a la vanguardia en este juego.

La morena asintió con la cabeza, pensando en Jeff y Jimmy, y en los hombres que habían dañado a Rachel.

—Bien. Entonces nos podremos a ello.

—Ese es mi plan—Kitty se dirigió a la puerta, luego se volvió—Yo, eh... quiero darte las gracias por confiar en mí en esto. Sé que metí la pata.

—Sí, lo hiciste—se frotó las manos sobre la cara—Pero nunca dudé de qué lado estaba.

—Gracias—Kitty se encogió de hombros—Supongo que sabes te ves como la mierda. Tal vez deberías irte a casa y dormir una noche.

—Lo haré. Solo tengo que verificar algo con Quinn.

—Está bien entonces—Kitty la dejó ahí, esperando poder descansar un poco, porque tenía la sensación de las cosas se moverían con rapidez.





Arriba, Marley estaba esperando en el sofá de la sala, acurrucada en el rincón de la lectura.

Se quitó la chaqueta, la dejó en la silla contigua, y la besó.

—¿Ella te dio vino?—Marley la agarró del brazo y tiró de ella a su lado.

—Un Borgoña rojo muy bueno.

Su castaña alzó las cejas.

—Todo bien con ella.

—Nos separamos en buenos términos.

—¿Tienes lo que necesitas?

Asintió.

—Sí.

—Tengo entendido que no.

Riendo, volvió a besarla.

—Habría que preguntarle, pero yo no lo creo.

—No hay necesidad—Marley le ahuecó la parte posterior del cuello y la atrajo más cerca. El sabor persistente de vino y el calor de su boca era embriagador—Sólo estoy sintiéndome un poco posesiva.

—Tengo un par de horas antes de que tenga que volver a trabajar.

La más alta la agarró por la espalda y ciegamente dejó caer el libro en la mesa final.

—Entonces, no hay tiempo que perder.




*****



Quinn llamó a la puerta abierta la sala de conferencias.

—¿Querías verme, teniente?

Santana estaba recostada en su silla, con los ojos cerrados.

—Entra y toma asiento, detective.

Se enderezó.

—¿Noticias de Irina?

—Sí, señora. Estaba volviendo de verla, cuando me llamaste—Quinn sacó la silla frente a la morena—Olik dejó un mensaje en el club. Él quiere verla la noche del miércoles.

—¿Está todavía en el departamento?

— Sí. La recogeré e iremos juntos a Ziggie.

—No creo que puedas llevar escucha, sería correr un grave riesgo. No para el primer encuentro con Olik. Puede sospechar.

—Estoy de acuerdo. Pero por lo menos estaremos en el club. Eso será probablemente más seguro que encontrarnos en cualquier otro lugar.

La morena asintió.

—Estarás acompañada de Jazmín.

—Jazmin también estará acompañado. Uno de los chicos.

—¿Podemos confiar en ellos? No quiero para ponerlos en la investigación a ciegas, tienen que saber que un cierto riesgo.

—Creo que tienen una idea bastante buena de lo que está pasando. Confío en ellos—Quinn pensó en los chicos—Phil siente un poco de algo por Irina. Creo que estaría más que dispuesto a ayudar.

—Tendremos que hablar con Jazmin de ellos.

—Está bien—Quinn vaciló—¿Tenemos algo del Obispo Thomas?

—Se encargó de poner un mensaje diciendo que quiere en la gran fiesta. Estamos esperando a que alguien contacte con él. Esperemos que Irina sepa cuándo y dónde, a tiempo para poder organizarnos. Quiero que estar ahí.

—¿Y Rachel?

—Ya veremos si la necesitamos—vio la cara de la ojiverde.

—Me dijo lo que quiere hacer. Sobre ingresar en la academia. Que la vas a ayudar a entrar en la academia.

—Ella es así. Y es lo que quiere. No creo que nadie pueda hacer nada para hacerla cambiar de opinión—Santana sonrió—Se parece mucho a ti, en eso.

—Sólo quería que lo supieras—dijo Quinn, cuando se puso de pie—, Que me alegro de que te tenga para ayudarla.

—Ella tiene algo que necesita mucho más. Te tiene a ti, Quinn. No lo vuelvas a olvidar.

—No. No lo haré.








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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Jue Mar 21, 2019 5:11 pm

Jamas me imagine que Rachel quisiera ser policia, pero no me desagrada la idea para nada, en cuanto a Kitty la considero muy habil asi que a ver como sigue esto de Kratos Zamora!!!! hasta pronto!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Mar 23, 2019 7:08 pm

micky morales escribió:Jamas me imagine que Rachel quisiera ser policia, pero no me desagrada la idea para nada, en cuanto a Kitty la considero muy habil asi que a ver como sigue esto de Kratos Zamora!!!! hasta pronto!!!!





Hola, ni yo tampoco...la idea que trabajara con marley era buena =/...a mi tampoco...solo nervios de punta xD Si que lo es la vrdd...esperemos y sea como lo piensa y planea! Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 27

Mensaje por 23l1 Sáb Mar 23, 2019 7:14 pm

Capitulo 27





—Cariño, tu hermano está aquí—dijo Sofía a su marido, desde la puerta de la guarida de Kratos.

Sonrió a su esposa y le cerró el informe que estaba leyendo, junto a su taza de café, mientras disfrutaba de un desayuno tardío. Al pequeño comedor, junto a su guarida, se accedía por la parte alta de los jardines en la parte trasera de la casa.

—Dile que venga. Y dile a Marianna que traiga más café y comida.

—Por supuesto—ella se inclinó y lo besó—No te olvides que el viernes tenemos entradas para la Orquesta Sinfónica.

—Estoy deseando que llegue—él le tomó la mano, y le besó los nudillos.

Olía a rosas, el delicado aroma que le recordaba su fuerza engañosa. Su figura de huesos pequeños, luminosos ojos negros y piel pálida, la hacía parecer frágil, pero sabía que no lo era, como una rosa, que no sólo es hermosa, sino también peligrosa.

Ella conservaba su territorio y su familia, tan ferozmente como él lo hacía con su negocio.

Ellos estaban bien pareados.

—Y dile a Jacqueline—dijo su esposa, refiriéndose a su secretaria privada—, Que te programare un corte de pelo también—le pasó los dedos por el cabello, justo por encima de su cuello—Empiezas a parecer un poco civilizado.

Él se rió y sacó su teléfono para enviar un mensaje.

—Hecho.

—Gracias, cariño—Sofía lo volvió a besar—Nos vemos esta noche.

Kratos la vio partir, sintiendo un tirón en la ingle. Incluso después de dos hijos, su mujer era muy atractiva, y sabía que era la envidia de otros hombres.

Había elegido bien.

Estiró las piernas, satisfecho con su vida.

Gregor entró seguido de la doncella, que empujaba un carrito cargado con más café y pasteles. Los sirvió sobre la mesa y salió rápidamente, sin hacer contacto visual con los dos hombres.

—Te has levantado temprano—dijo Kratos.

Gran parte de los negocios de su empresa, se realizaban en reuniones, con otros hombres que pasaban sus noches en bares o clubes privados, y no solían acostarse hasta después del amanecer.

Normalmente, el día de su hermano empezaba a las tres de la tarde.

—Sentí la necesidad de confesarme esta mañana—dijo Gregor, sirviéndose café.

—¿Y ahora te sientes más cerca de Dios?—Kratos se rió.

—Del dinero de Dios, definitivamente.

—Supongo que nuestro amigo religioso disfrutó de su salida nocturna.

—No sólo por la noche, sino por la compañía—Gregor se inclinó hacia atrás, en la silla, con una sonrisa—Al parecer, una de las niñas hace girar su manivela en la dirección justa. Él la quiere de nuevo.

—¿Tan pronto?

—Parece que es un adicto. Tan pronto como podamos arreglarlo.

Kratos frunció el ceño. La interrupción en sus líneas de suministros desde el puerto, junto con un lapso, en la seguridad en una de las casas de los rusos, había forzado su negocio de chicas de compañía. Si todas sus chicas estaban en sus propios trabajos privados, sería difícil organizar una reunión de grupo rápidamente.

—¿Quieres ir solo?

—No. Cree que es más anónimo, si está con otros—Gregor se echó a reír.

—¿Quién sabe? Tal vez secretamente sea homo, y le guste observar a los demás en acción.

—¿Podemos organizarlo?

—Tenemos otro par de clientes que también quieren unirse a la fiesta. Eso hace que valga la pena organizar algo pronto. Tal vez el fin de semana.

—¿Qué pasa con la chica que quiere?

Gregor se encogió de hombros.

—Ella es una de las rusas. Esperemos que los rusos no la hayan perdido—terminó su queso danés y se limpió las manos—Les diré que traigan al mismo grupo de la última vez. Algunos de los otros también quieren las mismas chicas de la otra vez. Jesús, empiezo a pensar que cuando estaban pagando por ellas, lo único que les preocupa es el coño, y no a quién pertenecía.

—Estos son hombres muy exigentes—Kratos, dijo secamente.

—Sí, claro—Gregor se apretó la entrepierna y sacudió la cabeza—Déjame saber si puedo organizarlo. Llamaré a Olik.

—Bien—miró su reloj—Tengo una reunión con la Junta en una hora. ¿Algo más?

—Sí. Los rusos no paran de quejarse. Quieren saber cuándo pueden empezar a traer de nuevo a más niñas. Se están quedando cortos, en los clubes también.

Kratos levantó el informe que había estado leyendo y sonrió.

—Esta mañana, tengo una reunión con Talia. No sólo es hermosa, es muy buena en lo que hace.

—¿Ya has tenido un pedazo de ella?

Kratos tuvo un rápido flash sobre la sonrisa de Talia, cuando ella lo rechazó. Aquello hizo que volviera a tener una erección. Decidido a no dar a su hermano, la satisfacción de ver su frustración, hizo caso omiso a los latidos incómodo en la ingle.

Tendría su oportunidad.

Se notaba que estaba disfrutando del juego, pero ella estaba tan dispuesta como lo estaba de terminar.

—Ella ha sido capaz de entrar en sus bases de datos. Están tirando hacia atrás su vigilancia en el puerto.

—¿Y eso por qué?

—Por falta de mano de obra. Y no han podido localizar nada en los ordenadores—Kratos sonrió con satisfacción—La seguridad estará reforzada temporalmente, pero no creo que tengamos que esperar mucho tiempo para que podamos relajarnos. Es un puerto grande y cuesta mucho dinero mantener una fuerza de seguridad importante.

—¿Qué les puedo decir a los rusos, sobre la reanudación del negocio como de costumbre?

—Diles que pronto.

—¿Qué más tienes?—Gregor preguntó, señalando los documentos que tenía su hermano bajo la mano.

—Ellos están enfocando su investigación sobre los rusos, pero hasta ahora casi no han identificado nada importante. Nada en nuestra línea de trabajo.

—Nada de qué preocuparse, entonces.

—No—murmuró Kratos, dejando que su mano se detuviera durante unos segundos, recordando su propio poder y valor—Nada de qué preocuparse en absoluto.




*****



El Obispo Thomas abrió la puerta de su estudio, e indicó a Santana que entrara.

Miró hacia ambos lados de la habitación como para tener la certeza de que estaban solos. Antes de que la puerta se cerrara, detrás de ella, dijo bruscamente:

—Espero que esta sea la última vez.

—¿Algún problema?—Santana deslizó por encima del escritorio, una grabadora del tamaño de una tarjeta de crédito.

Los cables delgados terminaban en un micrófono del tamaño de un botón de camisa, apenas visibles a simple vista.

—No—él se sentó detrás de su escritorio, con expresión de disgusto—Él no tiene motivos para sospechar.

—Bien.

—No puedo llevar esto a la reunión.

Ella sonrió levemente.

—Reunión. ¿Así es como lo llaman?

Apretó la mandíbula y no respondió.

—¿Por qué no?

Parecía ofendida.

—Por supuesto que no. Pagamos bien, para estar seguros. De todos modos, sería demasiado fácil para alguna de las mujeres encontrarlo.

—Las niñas, quiere decir. Niñas menores de edad que proporcionan servicios sexuales.

Recordó las imágenes de las adolescentes dándoles servicio. Él debería estar tras las rejas, y con toda probabilidad, lo peor que le iba a ocurrir era que sería transferido a otra diócesis de prestigio, en otra ciudad. Se preguntó si dejar a Talia Ballenger libre, era tan difícil para Kitty, como permitir a este hombre prácticamente salirse sin castigo.

—No tienes derecho a poner mi vida en riesgo.

Se estremeció en su silla y se inclinó sobre su escritorio, con los brazos apoyados en ambos lados de su cartapacio de cuero caro.

—En el momento en que puso sus manos, en una de esas chicas, me dio el derecho de hacer lo que quiera.

—Ya he pagado por ello.

—No es suficiente—Santana susurró—No lo suficiente.




Santana colocó la grabadora en el centro de la mesa de conferencias.

—Kurt, es todo tuyo. Otro eslabón de la cadena. Quiero una copia bien asegurada fuera de aquí. Nada de esto va al sistema de los archivos centrales.

—Nuestra red es totalmente independiente de cualquier otra en el edificio central de policía—Kitty sonrió—Y cerca de mil veces mejor.

—Espero que sí—dijo Santana.

El castaño sentado junto a la ojiverde que recogió el pequeño dispositivo.

—¿Lo has escuchado?

—No. No confío en mí misma, como para no embestirle por el culo—dijo Santana con firmeza.

—¿Qué pasa con la hermana de Irina?—preguntó Quinn—¿Dijo algo acerca de ella?

—Él se encargó de pedir las niñas, igual que la última vez. Es lo suficientemente inteligente como para hacer lo que prometió.

Mike gruñó.

—No es tan inteligente como él piensa. Lo detendremos con el resto de los pervertidos, ¿verdad?

—Estoy en ello—Santana suspiró—Pero probablemente se librará de la mayoría de los cargos. Y no habrá constancia oficial de ninguno de ellos. Pero sus superiores serán informados. Eso es innegociable.

—No es justo—dijo Quinn murmuró.

La morena se dio la vuelta en su silla.

—Tienes razón. No lo es. Pero si nos preocupamos por ello conseguimos nada.

—Lo sé—Quinn se quedó mirando la mesa, con un temblor muscular a lo largo del borde de su mandíbula—Pero me gustaría golpearlos.

Mike se rió.

—Veo que sigues cabreada. Eso nos hará tener ventaja.

—¿Kitty?—preguntó la teniente—¿Algo para mí?

—Zamora tiene el paquete de Talia. A Kurt y a mí, nos llevará unos días revisar su sistema, pero una vez descargado mi programa, no será ningún problema. Les dejaré un regalo.

—Así que él cree que no estamos llegando a ninguna parte en el puerto, ¿correcto?—Santana preguntó.

—Sí. En el momento en que inicie sus operaciones una vez más, tendré preparadas unas trampas para detectar cuando empiezan a manipular los registros de los contenedores que entren, y sus posiciones en los muelles. Seremos capaces de seguirles la pista.

—¿Incluso si Ballenger está detrás de esto?

—Ella no lo estará—dijo Kitty con certeza—Ella es demasiado inteligente para no saber cuándo ella está de más.

—¿Zamora no sospechará si ella se retira?—preguntó Quinn.

—Nunca lo sabrá, no gracias a la desinformación que estamos dándole—dijo Kitty—, El creerá que es seguro seguir utilizando el mismo sistema que tenía.

Ella se encogió de hombros.

—Para el momento en que se dé cuenta de lo contrario, me imagino que estará muy lejos.

—Entonces—intervino Santana—, Esperaremos al último eslabón de la cadena. Esta cinta relaciona a Gregor con las niñas, y cuando lo tengamos, iremos a por su hermano—todos miraron a la rubia más alta—Ahora necesitamos a los rusos a hacer que todo se una.

—Creo que tendré contacto con ellos mañana por la noche—dijo Quinn.

—Bien—Santana puso de pie—Eso es todo, entonces. Que empiece el juego.








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Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 28

Mensaje por 23l1 Lun Mar 25, 2019 8:30 pm

Capitulo 28





Rachel comprobó su maquillaje en el espejo del baño.

El hematoma, a lo largo de su mandíbula, todavía era visible, pero que no era nada raro en niñas en su línea de trabajo. Su labio estaba hinchado, pero ya no le dolía.

Tomó sus pechos y los movió un poco dentro de la pequeña prenda blanca de lycra, ajustándola hacia arriba a conseguir una buena visión de lo que podía tener.

Luego se puso su minifalda y unas botas de vinilo blanco, con tacón de unos
ocho centímetros.

—Pareces una puta—le dijo a su reflexión, riendo mientras ahuecaba su pelo.

Por primera vez en su vida, sentía que llevaba un traje y no su ropa de trabajo.

—¿Tiene puesta la ropa interior?—dijo Quincy desde la puerta.

Se dio la vuelta y lo miró. No estaba vestido con su habitual camiseta y pantalones, esta noche, pero llevaba una camisa negra ajustada, con dos botones de la parte superior abiertos. Los pantalones negros se pegaban a sus muslos, como una segunda piel, hasta el bulto en su entrepierna. La hebilla plateada, de su cinturón negro, era la única nota de color en su vestimenta.

—¡Jesús!—ella lo miró fijamente a su entrepierna—¿Llevas ropa interior?

—Yo pregunté primero.

Pensó en burlarse de él un poco, pero sabía que todavía estaba enojado, y además tenían un trabajo serio que hacer.

—Sí. Una tanga. Pero nadie va a acercarse lo suficiente para averiguarlo. ¿Y tú?

—Lo podrás comprobar tú misma, más tarde. ¿Cómo sienten las costillas?

—Cariño—dijo—, No me hubiera ofrecido, si no estuviera lista—puso los en blanco y le coloco los brazos alrededor de su cuello mientras le besó la oreja—No hagas locuras.

Quincy se puso serio, con las manos en la cintura.

—Sé que no respondes ante nadie, excepto ante la teniente, pero me gustaría que me lo hubieras dicho a mi primero.

—¿Sabes qué? Tienes razón. Debería haberlo hecho—acercó su boca a la del rubio—Ni siquiera estaba segura de hacerlo. Pero aún y todo, tendría que haber hablado contigo antes de hacerlo con la teniente.

Éste dejó escapar un suspiro y apoyó la frente contra la suya.

—Sé que tiene más sentido para ti, ir esta noche con Jazmin. Ellos te conocen. Sólo estoy preocupada.

—Lo sé. Pero sólo vamos a tomar unas copas, y mantener un ojo en ti y en
Irina.

—Pero no nos has visto juntos antes, Rach.

Se apoderó de sus hombros y se echó hacia atrás, presionando pelvis contra pelvis. Podía sentir el filo duro de su polla, presionando contra su estómago.

A ella le gustaba la forma en que lo sentía. Se imaginó que Irina continuaría con su rutina, y aunque no lo hiciera, tendrían que actuar como una pareja.

—Estos tipos son asesinos, Quincy. ¿Crees que me voy a enfadar, si tienes que meterte en sus brazos o ella te agarra la polla, para demostrar a estos tipos que los dos están juntos?—le dio un pequeño golpe con la cadera—Te quiero, y sé que me amas. Fin de la historia.

Él sonrió.

—De todos modos, te agradecería que, si ves que me agarra de la polla, mires para otro lado.

—¿Qué te hace pensar que no me gustará verlo?

—Ja, ja.

—Está bien. Vamos—Rachel tomó su mano—La teniente nos quiere informarnos, ¿verdad?

Quincy la retuvo.

—Confía en mí para hacer mi trabajo, ¿de acuerdo? Sé que sabes lo que tengo que hacer, pero no quiero que estés mal.

Le acarició la mejilla.

—Tranquila, novata. Gracias por preocuparte.





—¿Lista?—le preguntó Quincy, cuando abrió la puerta de atrás de Ziggie.

—Sí—Irina, dijo—Estoy cansada de pertenecerles.

El pasillo estaba apenas iluminado por unas cuantas bombillas de bajo voltaje, y nubes de humo de cigarrillo indolentemente se arremolinaba en el aire. El ambiente era asfixiante y caliente, con olor débil a orina, licor y sexo.

A medida que se acercaba el final del pasillo, el olor y la música se hizo más fuerte. Dos niñas actuaban, simulando practicar sexo. Incluso a mediados de semana, el lugar estaba casi lleno, con la mayoría de las cabinas ocupadas.

La venta de sexo nunca se pasaba de moda.

—¿Has tenido unas buenas vacaciones?—le preguntó el camarero sarcásticamente, mirando a Irina, mientras limpiaba la barra, con un trapo sucio.

—Un vodka y una cerveza—dijo Irina, haciendo caso omiso de su observación.

—Olik te está buscando—dijo, sin hacer ningún movimiento para servirles las bebidas.

Quincy a horcajadas sobre un taburete, dando la espalda a la barra, tenía a Irina acurrucada entre sus piernas, mientras se apoyaba con la parte frontal de su cuerpo con los brazos ligeramente colgados en la cintura. Su expresión era aburrida.

—Estoy aquí ahora—ella arqueó una ceja—¿Estás de vacaciones?

Él resopló y se fue a conseguir sus bebidas. Irina pasó los dedos por el cabello de Quincy, escaneando la barra. Llevaba una blusa verde esmeralda ajustada, que permitía una generosa vista de sus pechos, y una falda negra ajustada que le llegaba a mitad del muslo.

Con los tacones era casi tan alta como el rubio.

La besó en el cuello y murmuró:

—¿Cualquier signo de nuestros amigos?

Ella arqueó la espalda y acercó sus pechos contra su pecho, acercando su boca para susurrarle en el oído.

—Dos hombres, los hombres de Olik... guardaespaldas, al final de la barra. Debe estar en alguna parte.

—¿Qué pasa con el tipo musculoso que nos entró en la última vez que estuvimos aquí?

—No lo veo.

Quincy deslizó la lengua por el centro de su garganta.

—Muy malo.

Irina se echó a reír y tiró su cabeza agarrándole del pelo.

—Tú eres malo.

—¿Me vas a denunciar?

—No—sus ojos de repente se suavizaron, y los dedos, sobre su pelo, aflojaron el agarre, deslizándolos para acariciar su cuello, capturándolo por sorpresa. Entonces su expresión altiva volvió a su cara—Los chicos buenos me aburren.

El camarero trajo sus bebidas. Irina entregó la cerveza al rubio, a continuación, tomó la copa de vodka y le dio un sorbo. Quincy observó el resto del lugar, mientras se tomaba la cerveza.

Jazmin y Rachel estaban sentados en una mesa redonda, no muy lejos del escenario. Se sorprendió al ver a Phil con ellos. Aquello no había sido parte del plan, y se pregunta su amigo había llegado ahí por sí solo. Tal vez, buscando a Irina.

Rachel se reía de algo, que Phil había dicho, y deslizó su silla cerca de él, cubriendo su brazo alrededor de su cuello. Phil la agarró y tiró de ella en su regazo.

Su castaña ni siquiera miró en su dirección.

—Así que este es tu nuevo guardaespaldas—una voz masculina dijo desde la derecha.

Movió automáticamente a Irina en sus brazos, alejándola del desconocido que se había acercado a ellos. El hombre parecía tener unos cuarenta años, con hombros anchos y una cicatriz irregular, que dividía su mejilla izquierda, algo que empañaba una cara que de otra manera sería fríamente hermosa.

Su traje era caro.

El reloj, en la muñeca izquierda, parecía ser un Rolex. La chaqueta, a medida, casi escondía el arma enfundada en su cadera derecha. Estaba claro que no era un simple matón de la calle.

Sonrió para sus adentros con satisfacción.

—Quincy cuida bien de mí—dijo Irina sugestivamente, frotándose el pecho con la punta de los dedos.

El hombre que debía ser Olik, lo miró de arriba abajo, detenido la mirada persistente entre las piernas. Luego, con un movimiento tan rápido que Quincy no tuvo tiempo para reaccionar, movió su mano y se apoderó de la polla.

Respiró hondo, cuando el dolor se clavó en la pelvis, ante la fuerte presión. Convocó a toda su fuerza de voluntad y dijo casualmente:

—, No quiero avergonzarte delante de tus hombres, así que te sugiero que me sueltes.

Olik se echó a reír, pero se detuvo abruptamente, cuando el rubio sacudió su mano derecha y una navaja cayó en su palma. Empujó el brazo hacia delante, hasta el punto que la hoja de seis centímetros quedó a un milímetro de la entrepierna del ruso.

—Una vez más, realmente no me importa si pierdes la cara... O cualquier otra cosa.

Olik con un gruñido, soltó el agarre y se apartó.

—Veo que después de todo tienes pelotas.

Irina se echó a reír y le acarició el estómago del ojiverde, entonces sus dedos se deslizaron sobre la polla.

—Él tiene todo lo que necesita.

—Vayamos atrás.




*****



Rachel se tensó, cuando vio la actitud del hombre junto a Quincy, frustrada por no poder entender lo que estaba sucediendo.

Los dos hombres, habían estado de pie en el otro extremo de la barra vigilando a Quincy e Irina.

Tres contra uno.

Aquello no tenía buena pinta. Irina parecía estar burlándose de ese tipo, mientras acariciaba a Quincy, con una auto-mirada satisfecha en su rostro.

Sabía lo que la otra mujer estaba haciendo, y no le gustaba que estaba poniendo a su rubio en peligro. Si por su culpa Mithc salía lastimado, la mandaría de vuelta a Rusia personalmente.

—Tengo que ir al baño—dijo Rachel bruscamente, deslizándose del regazo de Phil.

No podía soportarlo más.

Necesitaba mirar más de cercana.

—Oh, espérame, cariño—Jazmin la cogió del brazo—Pero primero quiero terminar mi trago.

Cuando comenzó a protestar, captó la mirada de Jazmín y verificó la barra de nuevo. El gran hombre se había retirado, y Quincy e Irina le seguían por el pasillo. Los otros dos hombres estaban cerca, detrás de ellos. A regañadientes, se reacomodó en el regazo de Phil. Por ahora, lo único que podía hacer era esperar.

Phil la sostuvo con los brazos en la cintura, pero mantuvo las manos lejos.

—Tú y Quincy—dijo, su voz aguda baja—Realmente no habéis terminado ¿verdad?

—¿Tú me ves con él?—Rachel replicó.

—No—Phil sonrió—¿Entonces eso quiere decir que vas a darme una oportunidad?

Le dio unas palmaditas en el pecho a Phil.

—No lo sé. Creo podría ser demasiado para mí.

Se echó a reír.

—Sí. Eso es lo que pensé. Así que, si necesitas algo—inclinó la cabeza ligeramente en la dirección en que Quincy e Irina habían desaparecido—No tienes más que pedirlo.

—Gracias, pero estamos bien—Rachel sólo esperaba no estar equivocada.




******


La oficina de Olik era una habitación de almacenamiento convertida, con un escritorio normal, dos armarios de archivos, un par de sillas con respaldo recto, y un sofá tapizado, que parecía tener demasiados años para mantenerse en pie.

Uno de los dos guardias que les siguió por el pasillo entró y cerró la puerta. El otro probablemente estaría fuera de la oficina, asegurándose de que nadie les molestara.

Olik apoyó la cadera contra el frente de la mesa e hizo un gesto hacia el sofá.

—Siéntate.

Quincy prefería permanecerse de pie porque podía luchar mejor desde esa posición, pero no quería meterse en nada con Irina en la habitación, así que dejó su orgullo a un lado y se sentó en el sofá. Separó las piernas, se echó hacia atrás y estiró un brazo a lo largo de la espalda. Colgó el otro, alrededor de los hombros de Irina, acercándola.

Ésta, cruzó las piernas, haciendo que la falda de subiera y dejara a la vista gran cantidad de muslo. Cuando dejó caer su mano izquierda, casualmente en el interior de su pierna derecha, la mirada de Olik siguió su mano.

—Las chicas se nos están yendo de las manos. Quiero que te quedes con ellas. Que las controles—dijo con brusquedad.

—¿Hasta que la policía venga a nosotros como la última vez?—Irina se burló—Voy a quedarme donde estoy segura.

—Te quedarás donde yo te diga.

—Ella se queda conmigo—dijo Quincy en voz baja.

—Esto no es asunto tuyo, muchacho.

—Irina es mi asunto.

Olik se apoderó de la mesa a ambos lados de sus caderas, su sonrisa condescendiente. El esquema de su erección se destacado por debajo del costos material de sus pantalones.

—Tal vez deberías mostrarme lo que tienes y que a Irina le gusta tanto.

—Eso es privado—dijo Quincy.

—Irina—Olik dijo con voz grave y peligrosa. Se abrió la chaqueta, dejando expuesta su automática en la cadera—Explíquele a su niño quién está al cargo.

—Está bien, Quincy—Irina le susurró—Yo sé lo que quiere.

Antes pudiera protestar, Irina se movió hasta quedar a horcajadas sobre sus muslos, la falda estirada a través de la unión de la pelvis. Se agarró a sus caderas de forma automática.

—Irina, lo que…

Entonces las manos de Irina, se encontraban en su pelo y su lengua estaba en su boca, y lo besaba febrilmente. Por un segundo, estaba demasiado aturdido como para hacer otra cosa, que aferrarse a ella, mientras se balanceaba sobre su polla. Finalmente, se retiró del beso y la miró a los ojos.

Su respiración era rápida y los párpados caídos pesadamente.

—Está bien—murmuró otra vez, deslizando una mano hasta la hebilla del cinturón—No me importa si se ve.

Ella no estaba actuando. Ella lo quería. Y de repente no estaba pensando en Rachel, o en el trabajo, o en Olik, o en lo que era correcto o incorrecto.

Estaba pensando en Irina, una mujer que le importaba. Podía sentir su calor a través de sus pantalones. Miró hacia abajo y vio la cresta de su polla situada entre los muslos.

Irina tiró del cinturón.

Joder, realmente iba a tenerla dentro de ella, justo aquí.

—Irina—Quincy se movió y le acarició las caderas con las manos. Tensó sus muslos, la levantó de su cuerpo, y se pudo de pie en un solo movimiento. Miró a Olik—Sé cómo tratar a una mujer. Por ella me prefiere a mí.

Éste se dirigió hacia el hombre que estaba junto a la puerta.

—Muéstrale a este muchacho cómo tratamos a los perros desobedientes en nuestro país.

El tipo era el doble del tamaño de Quincy, pero éste había luchado antes con hombres con él. Los cadetes de West Point, eran muy parecidos. Grandes y más grandes. Con hombres como este, no había más remedio que golpear duro y rápido.

No tendría una segunda oportunidad.

Con una sonrisa lasciva, el ruso lanzó su puño e hizo exactamente lo contrario de lo que el chico esperaba. Dio un paso adelante, bloqueando el antebrazo del hombre con el suyo, y lanzó un golpe duro directamente a la laringe. Los ojos del ruso sobresalían, se agarró el cuello con ambas manos, y cayó de rodillas. Con un gorgoteo húmedo, a modo de quejido, se desplomó sobre la alfombra sucia y gris.

Lo esquivó cuando él cayó.

—Se ha fracturado la laringe. Se ahogarán en su propia sangre si alguien no lo lleva al hospital.

El hombre, en el suelo, se orinó encima.

Olik maldijo en ruso y se acercó a la puerta, tirando de ella tan fuerte que rebotó contra la pared. Fue a buscar al otro ruso, que entró corriendo, agarró al hombre caído debajo de los brazos y lo arrastró fuera. Pateó la puerta cerrada y se dio la vuelta.

Se preparaban para la siguiente ronda.

Irina apareció a su lado y puso su brazo alrededor de su cintura. Olik se detuvo a unos metros de distancia, con su cara de piedra.

—Las niñas se sentirán más seguras con Quincy cerca—dijo Irina—Es muy bueno y que no va a tratar de follárselas.

—Las supervisarás. Irás con ellas a sus trabajos. ¿Te asegurarás de que se
comporten?—Olik preguntó.

—Da—Irina, dijo.

Olik miro al ojiverde.

—Tú garantizarás su seguridad cuando viajen—dijo tratando de parecer despreocupado, aunque su corazón latía a ritmo acelerado, respondió—Cuando Irina no trabaje, se quedará conmigo—Olik asintió—Está bien entonces. ¿Cuándo empezamos?








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Mensaje por kamilittaz Mar Mar 26, 2019 1:00 am

Sorry No me gusta lo que pasa entra Quincy y Irina :/
Si Quincy empiesa a sentir cosas por ella que sea honesta. Con Rachel
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Mensaje por micky morales Jue Mar 28, 2019 9:44 am

Lo sabia, sabia que este jueguito entre Irina y Quincy traeria consecuencias, no me gusta esa atraccion de quincy hacia irina, si le gusta mas que Rachel que lo diga y ya, por otra parte tampoco es facil que Rachel quiera seguir pareciendo p.... cuando ya no lo es, en fin... no ha habido mucho de Santana y Brittany!!!!!
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