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Mensaje por micky morales Vie Feb 08, 2019 6:05 am

Vaya, una parte de Quinn gusta de Irina pero la otra si que esta enamorada de Rachel, es algo complicado en realidad.
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 09, 2019 7:01 pm

micky morales escribió:Vaya, una parte de Quinn gusta de Irina pero la otra si que esta enamorada de Rachel, es algo complicado en realidad.




Hola, mmmm esk como algo carnal¿? Pero ama a rachel y x eso es fiel...lo cual me encanta xq aki demostramos q la carne no es débil xD. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 14

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 09, 2019 7:02 pm

Capitulo 14






Marley acababa de cambiarse de su ropa de trabajo, por unos pantalones de algodón sueltos y un jersey, cuando Rachel tocó desde abajo.

Soltó el cierre de su cabello, y se sacudió el pelo sobre sus hombros, de camino al ascensor.

—Espero que no hayas comido—le dijo a la ojimarrón cuando salió del ascensor—Acabo de pedir comida en el chino.

—Eso suena muy bien. Gracias por dejarme quedar aquí de nuevo—Rachel la siguió hasta el dormitorio de invitados, y dejó caer su maleta junto al armario. Se sentó en la cama y se miró las manos.

—Siempre eres bienvenida—Marley se sentó junto a ella—Podemos ir a la oficina juntas el lunes.

—Dios. Eso parece una cosa demasiado normal.

—¿Lo parece no?—le tomó de la mano—Entonces, ¿cuál es el problema?

—Q quiere esconderme en alguna parte mientras está trabajando con Irina.

—Eso es útil. ¿Y te fuiste? Bien por ti—su tono era en broma.

La más baja le lanzó una mirada.

—Sí claro. Como si pudiera hacer otra cosa.

—Uh-huh. Eso es lo que pensaba.

—Ella me quiere lejos, por un tiempo. En caso de que las cosas se pongan feas.

—¿Me odiarías si te digo que eso tiene sentido?

La ojimarrón tiró de la costura de sus pantalones color rosa pálido.

—No. Si entiendo por qué quiere hacerlo de esta manera. Pero no me gusta.

—No te culpo. Tener que salir de tu propia casa es muy triste.

—Sí, bueno—murmuró—, Cuando Quinn consiguió su departamento al otro lado del pasillo, no sabíamos que iba a terminar con una novia. Otra novia.

—No estarás preocupada por Irina, ¿verdad?

—Oh, no. ¡Ella sólo ha estado con Quincy dos o tres veces!—Rachel se movió sobre la cama, y cruzó las piernas debajo de ella. La miró—Y confiar en mí. Cuando una chica agarra la polla de un tío, deja de pensar en nada. Incluyendo en su novia.

—¡Ah, no voy a discutir eso!"—Marley sonrió.

—Aunque no creo que sea sólo una cosa de hombres.

Resopló.

—Está bien. Supongo que cuando Q empieza, yo no estoy pensando mucho de nada.

—Mmm-hmm.

—¿Kitty también?

—Ella puede ser muy persuasiva—Marley le dio la mano a la joven—Tengo una muy buena idea de lo que me hablas.

—¿Qué?

—Vamos a abrir una botella de vino, comer chino, y ver una película.

—¿Puedo seguir quejándome de Irina?

—Oh, absolutamente.

Miró a su alrededor.

—¿Kitty sigue en el trabajo?

—Está en una reunión con Santana. Creo que estará ahí por un tiempo.

Sonrió.

—En ese caso... ¿qué hay de compartir, en primicia, ese tipo de persuasión?

—No me gusta alardear.

Riendo, golpeó la cadera de la castaña más alta con la suya.

—Yeah. Me quedo con mis fantasías.




******


—Así que ¿qué tenemos?—Santana pidió cuando vio a Kitty delante de un
ordenador.

—Coge una silla—dijo Kitty, sin dejar de teclear—Alguien está tratando de entrar en nuestra red.

—¿Y eso es inusual?

La rubia sacudió la cabeza.

—No realmente. Las intrusiones al azar son muy comunes. Por lo general, las sondas son lanzadas, en masa, en busca de equipos susceptibles de acceso.

—¿Supongo que esto no es al azar?

—No. Esto es un asalto muy sutil, y muy inteligente. Y que lleguen hasta los ordenadores de las oficinas de la policía también. Tuvo más éxito ahí, porque la red no está completamente protegida, todavía.

—Muy bien—dijo Santana—Explícamelo. ¿Qué estamos viendo aquí?

—Como no creo en las coincidencias—dijo Kitty—, Tengo que creer que ésta, es la misma persona que se infiltró en el edificio de la policía.

—Pensé que nuestro seguimiento nos había llevado a Beecher, y está muerto.

La ojiverde acudió la cabeza.

—No. Beecher fue el punto de entrada. Pero no sólo fue él mismo. Sólo era un intermediario. Un cyberbagman.

—Lo entiendo. Y ahora que el viajante está fuera de la ecuación, nos estamos moviendo hacia…

—Oh, sí. Estamos subiendo en el escalafón—Kitty miró el monitor, y luego a ella—Hay probablemente sólo un puñado de personas en el país que podría hacer esto. Si no contamos a Kurt ni a mí, tal vez tres o cuatro.

—¿Sabes quiénes son?

La rubia entorno los ojos.

—Hace diez años lo hubiera sabido. Cuando estaba todavía en Justicia.

—Hijo de puta. Puckerman lo sabe, ¿no?

—Apostaría dinero por ello. Estoy segura que lo ha sabido todo el tiempo—se recostó en la silla y se metió las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros—Está jugando con nosotros.

—¿Qué crees que quiere?

—Lo que cada banda quiere. Un elevado nivel de informante dentro de la familia del crimen organizado.

—¿Y por eso Irina y Quincy?

—Es lo que pienso. Irina podría pagar por ellos, pero es una posibilidad remota.

Kitty pensó en Puckerman, Kratos Zamora y Marley. No creía en las coincidencias. Noah Puckerman usaría a cualquier persona, asumiría cualquier riesgo, para conseguir lo que quería.

—No hay más buenos.

—Estás equivocada—Santana dijo en voz baja—Lo somos nosotros.

Kitty, volvió de nuevo a su monitor, sin querer que la morena leyera la verdad
en sus ojos. No había sida una de los buenos en mucho tiempo, y con cada día que pasaba, cada vez que se enfrentaba a la evidencia de otra traición, sabía que se alejaba más de la luz.

La teniente podría creer que sus líderes eran honestos, pero ella no.

—No quiero que Puckerman sepa lo que hemos encontrado. Quiero que este tipo trate de entrar, y cada vez que lo haga, voy a perseguirle hasta su agujero. Voy a encontrarlo.

—Quiero saber cuándo lo hagas—esperó en el silencio, dejando que la rubia
hiciera sus elecciones.

—Conforme—dijo Kitty en voz baja.

Le puso la mano sobre la espalda, los músculos bajo sus dedos estaban ajustados como el acero.

—Estás equivocada, lo sabes.

—¿Cómo es eso?—dijo Kitty con voz ronca.

—Todavía hay gente en quien se puede confiar.

Cuando se dio la vuelta, Santana ya se había ido.

Ella quería creerle, necesitaba creer. No necesitaba sentirse tan sola.





******



Quincy se vistió mucho mejor de lo que solía hacer, pero realmente extrañaba a Rachel en torno a la aprobación de los detalles.

Llevó una mano sobre su pecho para asegurarse de que el ajuste del mismo estaba liso bajo su negra camiseta.

Por suerte para él, no tenía mucho que ocultar, en su parte superior y, naturalmente, y ser larguirucho significaba que no tenía mucho en el departamento de la cadera tampoco. Abrió un cajón, en su lado de la cómoda, y seleccionó un elemento nuevo que nunca había utilizado antes, una semi-rígida polla que le permitía mover el paquete cómodamente, mostrando un poco más en sus pantalones vaqueros, y que tenía una forma mucho más funcional, si lo necesitaba.

No es que tuviera previsto usarlo con Irina, pero si la llevaba hacia fuera y alrededor, él no quería que nadie se diera cuenta que era falso.

Mientras revisaba el pelo y el poco maquillaje que había utilizado para oscurecer el ángulo de su mandíbula, pensó en la primera vez que Jazmín se había presentado en su departamento con todos esos objetos. Se había sentido avergonzada y emocionada.

Jazmín le había ayudado a prepararse, pero había sido su castaña, quien lo había mirado y de inmediato, había hecho que todo funcionara para Quincy.

Todavía lo hacía. No creía que pudiera hacer este trabajo sin ella.

Miró el reloj. Tenía dos minutos. La llamó.

—Hola, cariño—dijo cuándo le respondió.

—¿Quincy?

—Uh-huh.


Después de un momento, la castaña, dijo:

—¿Listo para salir?

Sabía que estaba tratando de parecer casual.

—Pronto. ¿Qué estás haciendo?

—Viendo una vieja película con Marley y creo que me gusta el vino tinto.

—¿Qué película?
—preguntó, sonriendo ante la idea de su castaña bebiendo vino.

St. Elmo's Fire. Hay un tipo que me recuerda un poco de ti. Salvo que es un idiota.

—¿Quién?—
Oyó a su castaña preguntar algo a Marley, pero no pudo entenderlo.

Rob Lowe.

—Vamos a tener que verla juntas.

—¿Así que nos vemos más tarde?

—Sí—
dijo Quincy—Pero llegaré bastante tarde.

—No me importa—
más silencio—Así que ten cuidado, novata. Te veo luego.

—Adios, cariño—
cesconectó, se palpó los bolsillos para asegurarse de su cartera estaba en su lugar.

Volvió a comprobar que los vaqueros tapaban la pistolera de tobillo, y cogió su chaqueta de camino hacia la puerta.


Cuando llegó al departamento, donde estaba Irina, llamó a la puerta. Como nadie respondió, esperó unos minutos y volvió a llamar. Sacó su llave y entró en el departamento.

Estaba vacío. La manta estaba doblada en una esquina del colchón. Revisó el frigorífico.

Un recipiente de leche, un cartón de huevos, mantequilla, una manzana. Una olla descansaba boca abajo en el escurridor, junto a la fregadera. Irina había hecho la compra.

Probablemente no la habría hecho si pensara marcharse.

Se acercó al armario y abrió la puerta. Había una pila de ropa en el estante superior. Unas pocas blusas colgaban de las perchas. Las olió. Estaban limpias.

Había estado en la lavandería. Pero, ¿a dónde había ido?

Tal vez tenía algún contacto en la ciudad que no conocía.

Tal vez se había sentido libre de moverse, entre las casas de seguridad todo el tiempo, y ya estaba de vuelta con los rusos.

Tal vez tenía un novio secreto, o novia.

Casi no había dormido la noche anterior, por lo que se tendió en el colchón a esperar y cerró los ojos. El Ejército le había enseñado a dormir en cualquier sitio y situación, y mantenerse alerta.



—Entra y cierra la puerta—dijo Quincy cuando vio a Irina iluminada por la luz del pasillo.

No quería que ella estuviera de pie como un objetivo.

Irina cerró la puerta y encendió el interruptor de la pared. Lo miró desde el otro lado de la habitación, su mirada viaja lentamente sobre su cuerpo.

—Hola, chico nuevo.

—Hola.

—¿No vas a preguntarme dónde he estado?—se quitó una chaqueta acolchada fina y la colgó en el armario.

Debajo de ella, llevaba un pantalón negro ajustado a su forma estrecha con las piernas afiladas y un jersey rojo.

No podía ser demasiado mayor que ella, pero su cuerpo era exuberante y femenino, y tuvo la súbita imagen de ricos campos fértiles llenos de vida.

Que, inesperadamente, tenía la necesidad de sembrar una parte de sí mismo en ella, pero rápidamente se obligó a distanciarse de tal pensamiento.

—Ya te dije que no era tu guardián.

—¿Así que no me siguen todo el día?—Irina preguntó.

—Jesús. No—Quincy dio un salto alarmado—¿Has visto a alguien?

Se encogió de hombros.

—A veces pienso que sí. A veces no.

—¿Serías capaz de reconocerlo?

Ella sonrió.

—Estoy acostumbrada a hacerme invisible. Y sé que cuando unos ojos están sobre mí.

Se acercó hacia la ventana. Por debajo, las aceras estaban desiertas. Una luz irregular filtraba a través de las ventanas de viviendas vecinas, los coches que bordean la calle estaban vacíos.

Por un breve instante, se sintió feliz de que su castaña no estuviera aquí. Luego se concentró en Irina.

—¿De verdad viste a alguien?

Ésta sacudió la cabeza.

—Nadie a quien haya podido reconocer.

—Muy bien. Si ves a alguien sospechoso, o incluso crees ver, me lo dices.

—¿Dónde vamos?

—Necesitamos que la gente sepa que somos una pareja, para que tus... asociados nos crean. Te voy a llevar a un club. Luego nos iremos a Ziggie.

—Como en una cita—dijo Irina.

—Al igual que si estuviéramos trabajando—respondió—Tenemos que conseguirte un abrigo más grueso. Iremos de nuevo en mi moto.

—Estoy bien.

—No, no lo estás. Nos detendremos en Market Street y compraremos algo.

—Es de noche, Quincy.

—Esos lugares están siempre abiertos—le ofreció su chaqueta de cuero—Por ahora usa esto.

Irina le miró con curiosidad.

—¿Por qué te importa? soy... un enemigo. ¿No?

—No—no podía decir que le recordaba a Rachel.

Era muy orgullosa y, a su manera, muy valiente. No podía decir que deseaba que alguien le ofreciera a Rachel un abrigo más caliente, o que la cuidaran con mayor frecuencia.

—¿Qué vas a hacer con estos hombres cuando los encontremos?

—Serán detenidos, y probablemente irán a la cárcel.

—¿Ellos serán asesinados?

Se encogió de hombros.

—Yo no lo sé. Depende de lo que hayan hecho y qué se puede probar.

—¿Voy a ser enviada a la cárcel?

—¿Qué te dijo Puckerman?—cuando vio su expresión en blanco, dijo—¿El agente federal sólo me dijo que tenías que ayudarnos?

Irina se echó a reír amargamente.

—Me dijo que debía hacerlo gratis.

—No lo creo.

—¿Y tú?

—No, probablemente no—sostuvo su chaqueta abierta, y después de unos segundos, Irina deslizó los brazos en ella. Cuando se volvió hacia él, le subió suavemente la cremallera—Vamos a tratar de ayudarte.

—No debes ser un policía, chico nuevo.
—¿Por qué?

Ella lo besó.

—No eres como los demás—puso su mano sobre su corazón—Aquí.

No había previsto el beso, no aquí y no como este, pero realmente sólo había sentido una tristeza extraña. Puso su mano en la espalda y la condujo hacia
la puerta.

—Vamos.

—¿Tus amigos creen que estamos juntos?—le preguntó mientras caminaban por el pasillo.

—Sí.

Ella sonrió.

—Bien.




****


Talia tomó un sorbo de vino, estiró las medias con los pies en un cojín de brocado de seda, y puso en marcha otra sonda.

En realidad no esperaba que el robot hiciera su negocio redondo. Hasta el momento, no había encontrado ninguna puerta trasera, de fácil acceso, en el sistema de la empresa de Kitty Wilde.

No había atajos de administración, errores de configuración, contraseñas fáciles de descifrar, o puertos de acceso remoto.

El sistema de Kitty era completamente diferente, a lo que había encontrado en el edificio de la policía, cuando había hecho un análisis rápido, un par de horas antes. Después de sólo un esfuerzo moderado, había conseguido entrar en profundidad ahí.

Por supuesto, si hubiera sido fácil, no sería un reto. No había lanzado un asalto grave porque no quería arriesgarse a dejar un rastro de regreso, a su base de origen, y sólo había creado sus propias puertas de nuevo para el acceso en algún momento futuro.

Con suerte, algunos permanecerían ocultos el tiempo suficiente para ser útiles.

Se rió, cuando se encontró con otro obstáculo. Kitty Wilde era muy buena. Pensó en aquellas imágenes granulosas del periódico. Inteligente, guapa, y algo de un sistema de cifrado de sí misma; la rubia había estado entre los jugadores cuyos nombres Kratos había proporcionado.

Talia había revisado los antecedentes de todos ellos, y mientras que algunos fueron destacables a nivel local, Kitty Wilde y su socio, eran ex-agentes federales, y todos sus expedientes habían sido borrados.

A penas había información disponible. La rubia, en particular, había sido limpiada a fondo. Todo lo que había hecho por el gobierno de EE.UU., había sido encubierto al amparo de profundidad y de alta seguridad.

—Esto va a ser divertido—murmuró, mientras manipulaba un troyano para intentar atravesar el cortafuegos del sistema de Kitty.

Incluso los expertos cometen errores a veces, y no tenía duda de que eventualmente encontraría la debilidad de esta mujer.

Ser capaz de imaginar la cara de la rubia mientras luchaba contra su mente, en un campo, en el que pocos podían competir con ella, como un igual, la excitaba.

Deseaba poder conocerla en persona. Sabiendo que Kitty era consciente de su identidad, sería el punto culminante de todos los dulces.

Dejó que los dedos fueran a la deriva sobre sus pezones. Estaban duros y con esa sensación de hormigueo, que tanto la gustaba, debajo de su blusa transparente.

El vino calentó su cuerpo, ya de por sí excitado, siempre que va acompañado de una cacería, y la imagen persistente de su presa hacía querer tener sexo.

Esa breve caricia había creado una respuesta entre las piernas, siendo totalmente consciente de su palpitante clítoris. Hacía mucho tiempo que nadie había captado su atención en cuerpo y mente.

Terminando su vino, abrió otro programa y continuó con su objetivo. Mientras
miraba la pantalla, cogió el teléfono a su lado y marcó un número en la memoria.

Contestó una mujer, con voz entusiasta, como si hubiera estado esperando la llamada, a pesar de la hora.

—¿Sí?

—Hola—
dijo Talia voz ronca—He estado pensando en ti.

—Voy para allá.

—Bien
—desconectó la llamada. Cuando volvió a llenar su vino, no estaba pensando en la mujer, cuya boca no tardaría en llevarla al clímax.

Estaba imaginando una seducción mucho más desafiante e intrigante.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Mensaje por micky morales Dom Feb 10, 2019 10:09 am

No se que le esta pasando a la pagina, siempre he mantenido iniciada la cesion y ahora cada vez que entro a leer un capitulo tengo que registrarme de nuevo, que fastidio, hasta cambie la clave!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2414267551 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 3287304868 en fin... Esa bendita fiesta esta mas larga que serpiente en el amazonas!!! esperemos a ver que pasa en esta nueva salida de Quincy e Irina.
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Mensaje por Tati.94 Lun Feb 11, 2019 10:29 am

Bueno con respecto al capitulo anterior. Creo que es normal que el cuerpo de Q reaccione ante una mujer como Irina, lo importante aqui es que a Q, si, le gusta Irina, pero no da rienda suelta a esa atracción porque ella sabe lo que tiene con Rachel, es algo demasiado especial, prefiere tener esa conexión física con la persona que tanto ama y que es todo para ella.


[Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 1206646864 Espero que Q no me haga quedar mal [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 3287304868
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Mensaje por 23l1 Lun Feb 11, 2019 9:06 pm

micky morales escribió:No se que le esta pasando a la pagina, siempre he mantenido iniciada la cesion y ahora cada vez que entro a leer un capitulo tengo que registrarme de nuevo, que fastidio, hasta cambie la clave!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2414267551 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 3287304868 en fin... Esa bendita fiesta esta mas larga que serpiente en el amazonas!!! esperemos a ver que pasa en esta nueva salida de Quincy e Irina.



Hola, =o que!¿? mmm no nos alteremos...tiene que ser algo, pero ahora con el cambio de clave te sigue pasando¿? Jajajajajaja solo esperemos que no salga mal, asik mejor q demore, pero salga bn! Aki dejo otro cap para sabe mas de eso tmbn...y q sea bueno ¬¬ Saludos =D






Tati.94 escribió:Bueno con respecto al capitulo anterior. Creo que es normal que el cuerpo de Q reaccione ante una mujer como Irina, lo importante aqui es que a Q, si, le gusta Irina, pero no da rienda suelta a esa atracción porque ella sabe lo que tiene con Rachel, es algo demasiado especial, prefiere tener esa conexión física con la persona que tanto ama y que es todo para ella.


[Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 1206646864  Espero que Q no me haga quedar mal [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 3287304868





Hola, eso creo tmbn... esk es normal q el cuerpo reacciones, pero mientras no caiga esta bn, no¿? jajajaajaj. Y tmbn espero q sea así y no caiga en nada xq no creo, y no kiero, q rach la perdone ¬¬ Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 15

Mensaje por 23l1 Lun Feb 11, 2019 9:09 pm

Capitulo 15




—Este lugar—dijo Irina cuando Quincy la hacia la entrada del Troc—, ¿Es como Ziggie?

—No realmente—sujetó la puerta y la mantuvo abierta para que entrara—Aquí no hay bailarines. Los artistas intérpretes son un poco diferentes.

Ella dudó un segundo, mirándola de forma extraña. A primera vista, el lugar se parecía mucho Ziggie. Un gran cuarto oscuro y rectangular, que olía un poco a whisky y deseo gastado. Pero no era como el Troc club, y aunque los clientes podías conseguir sexo, en las sombras, el sexo no era el plato principal.

Su oferta principal era el entretenimiento, y por el momento, los amigos del rubio estaban frente al escenario.

—Quincy—Jazmin se deslizó fuera de la oscuridad, como un ave exótica.

Su vestido de lamé cobrizo se ajustaba a su forma y corte bajo, lo que acentuaba la longitud de su cuello esbelto y elegante. Su brillante cabello rubio, hábilmente enredado, bailaba sobre sus hombros. Más alto que el ojiverde, se movía con una sensualidad innata, totalmente femenino.

Llevó sus brazos alrededor del cuello del ojiverde y le besó en la boca.

—Te he echado de menos.

Incluso preparado para la entrada de Jazmin, Quincy se sorprendió, sobre todo cuando ésta le acarició la lengua, muy suavemente, por el borde de los labios y se apretó sobre su pelvis. Se abrazó a la cintura de forma automática y se acercó un poco más, y ella respondió con un zumbido audible.

Como para recordarle que él le pertenecía, Irina se apoderó de la parte posterior de su cuello. Su posesivo gesto era tan parecido, a algo que Rachel haría, que experimentó unos segundos de desorientación vertiginosa.

Jazmin finalmente se compadeció de él y puso algo de distancia, no sin antes pasarle los dedos por el pecho, y pasar a mirar a Irina.

—¿Y a quién tenemos aquí?

—Jazmin, esta es Irina—pasó el brazo alrededor de la cintura y la tiró contra su lado—Jazmín es una amiga mía, Irina.

—Ya veo—Irina, dijo, estudiando a Jazmin con frialdad—¿Te gusta bailar?

—Yo canto—le respondió, su voz ronca llevada al borde—¿Te gusta jugar con niños como Quincy?

Jazmin echó atrás la cabeza y se rió.

—Oh, sí. Pero puedo ver que va a estar muy ocupado contigo.

Irina se apretó contra su cuerpo y le pasó una mano lentamente sobre el pecho y el estómago, hacia abajo, y a continuación, pasó sus dedos a lo largo de la hinchazón adyacente a la bragueta.

—Sí. Eso seguro.

Captó el brillo en los ojos de ambas, sintiendo que ambos estaban utilizando su cuerpo como su zona de combate.

Jasmine era su amigo, así como su respaldo de seguridad, y aunque era preciosa y sexy, nunca había sentido atraído por ella. Su ausencia de deseo, no tenía nada que ver con el hecho de que era pura sensualidad cegadora, a partes iguales entre Jazmin y Kurt Hummel.

Simplemente no sexualizaba con sus amigos. Irina, sin embargo, era diferente. Ella no era su amiga, y tampoco estaba bromeando. Su mano estaba todavía en su polla, y él no necesita una erección que le distrajera esta noche.

—Vamos a conseguir una mesa, cariño—se alejó de los dedos inquisitivos. Jazmin sonrió brevemente a Irina y le acarició la mejilla—Yo tengo que prepararme para mi show. ¿Te veo luego?

—Claro—dijo Quincy, y se dirigió a Irina, cuando su amigo ya se había marchado—¿Quieres una cerveza o algo?

—Vodka—Irina sonrió—Es el mejor licor.

—¿Con hielo?

—Sí.

Se inclinó y la besó.

—Ahora vuelvo.


Una vez en la barra del bar, se dio la vuelta y miró hacia el escenario, hacia Phil y sus compañeros.

Eran grandes.

De entre espectáculo y espectáculo, se habían cambiado de ropa, sin esfuerzo, apareciendo primero como rockeros duros, luego como estrellas de países occidentales, a continuación, cantantes suaves. Se les veía apuestos, robustos y atractivos.

Cuando un brazo serpenteó alrededor de la cintura, esperaba que fuera Irina, pero fue Jazmin.

—Ooh—dijo—, Hola otra vez.

—¿Estás tratando de conseguir que me rompa las pelotas?—preguntó Quincy lo suficientemente alto como para que cualquier persona mirando pudiera echarle.

Jazmín se acercó más, deslizó la punta de la lengua por el borde de la oreja, y bajó la voz.

—¿Todo bien?

—Irina piensa que podría haber sido seguida hoy.

Jazmin se balanceaba al ritmo de la música, disimulando por si alguien les estaba observando.

—¿Santana lo sabe?

—Todavía no.

—¿Luego iréis a Ziggie?

—Si. Irina dejó un mensaje de que está interesada en volver a trabajar.

—No desaparezcas hasta después de mi actuación. Quiero estar cerca—le besó en la mejilla—Y trata de mantener tu polla en los pantalones.

—Bien—Quincy agarró las bebidas y regresó junto a Irina. Mientras bebía vodka, le preguntó—¿Le gustan los chicos?

—Uumm.

—Jazmín—Irina frunció los labios—Ella es muy hermosa.

—Como dije, ella es…

—Yo soy tu novia, ¿no?

—Sí.

—Bueno cualquiera lo diría por su toqueteo.

Irina se encogió de hombros.

—Ninguna mujer dejaría que otra besara a su hombre así.

No quería Irina sospechara que Jazmin estaba trabajando con él, así que le siguió el juego.

—Creo que ella recibió el mensaje.

Ella lentamente le acarició el interior del muslo con el dorso de la mano sobre su polla.

—Bien.

—¡Oye, Quincy, hombre!—dijo Phil exuberante, cruzando la mesa y llevando las palmas sobre la espalda. Tomó la mano de Irina, y se la llevó a los labios, inclinándose ligeramente mientras le besaba la parte posterior de los dedos—Y hola, bella dama. Yo soy Phil.

—Hola, Phil—Irina, dijo, pronunciando su nombre como si fuera un manjar
exquisito.

Éste levantó los ojos, con la boca todavía sobre su mano. Algo brilló en sus profundidades oscuras y su boca se arqueó en una sonrisa sugerente.

—Eres demasiado hermosa para ti misma.

Irina se echó a reír.

—Oye, que es mi cita sobre la que estás babeando—Quincy se quejó de buen humor.

—No sé cuál es tu nombre—dijo Phil cuando se enderezó, con la mirada todavía en Irina.

Ella lo miró de arriba abajo, tomándose su tiempo.

—Irina.

Él ojiverde casi podía ver el pecho de Phil ascendiendo. Jesús, parecía que quería comérsela. Éste coqueteaba con todas las mujeres, incluso con Marley, pero él nunca antes lo había visto con una mujer tan atentamente. Y a Irina no parecía importarle.

Se supone que debía actuar como un hombre celoso, como Irina había actuado con Jazmin. Sin embargo, Phil sabía que tenía otra novia. Además, él e Irina no eran una pareja seria.

Se les suponía que tenías otras citas.

Se aclaró la garganta.

—¿Quieres una cerveza, Phil?

—Sí—dijo Phil, apartando los ojos de la cara de Irina, el tiempo suficiente para mirar a los pechos moldeados, bajo la ajustada ropa roja—Eso sería grandioso. Gracias.



En el momento en Quincy regresó de su carrera con la segunda copa, los otros chicos ya habían llegado, y estaban agrupados en torno a Irina, en la mesa.

Ella parecía estar disfrutando de la atención. Dejó las botellas en la mesa y reclamó su asiento.

Jazmin estaba en el escenario, antes de terminar su primer número. A diferencia de muchos imitadores de las mujeres, ella no hacía play back. Su voz era sensual y rico, y sonando naturalmente femenina como todo el resto de ella. La mayoría de los hombres del público se clavaron en ella, su lujuria colectiva era palpable.

Se preguntó cómo se sentirían si supieran que esta hermosa mujer también era un hombre, pero tal vez eso era parte de la atracción.

Irina se acercó.

—Ella es buena.

—Sí—Quincy acordó.

—¿Ella no es tu novia?

—De ninguna manera—se rió un poco, le besó en el cuello—Tú lo eres, ¿recuerdas?

—Oye, Quincy—Ken le llamó—Danos al resto de nosotros un descanso, ¿eh? Estamos todos aquí muy solos.

—Vamos a Ziggie más tarde—dijo Phil a Irina.

—La noche sería perfecta si quisieras venir con nosotros.

Irina sonrió perezosamente, mientras le frotaba en lentos círculos sobre su estómago.

—Quincy y yo tenemos planes para más adelante—ante la expresión abatida de Phil, se rió suavemente—Pero tal vez por un rato. Si quiere Quincy.

Phil lo miró a los ojos.

—¿Qué dices, amigo?

Lo que quería decirle a Phil era que necesitaba estar pegado a cualquier otra mujer, porque Irina estaba fuera de límites. Porque no quería que su amigo saliera lastimado. Pero tenía un papel que desempeñar, la de un tipo al que no me importaba compartir la riqueza con sus amigos. Además, él e Irina se dirigían a Ziggie, y continuar con sus amigos ayudaría en su cobertura.

—Claro.

—Bien—dijo Irina, poniéndose de pie—Voy a refrescarme. Volveré en un minuto, Quincy.

Tan pronto como ella estaba fuera del alcance del oído Phil, movió su silla a la de él.

—¿Así que cómo de serio es esto con ella?

—¿Qué te parece?—dijo Quincy, tratando de elaborar una respuesta.

—Creo que ya tienes una novia caliente que te va a freír el culo si se entera que estás tonteando con otra—Phil sonrió, aunque sus ojos intentaban no hacerlo—Así que creo que deberías dejar que yo me encargue de ésta.

—Te lo dije, yo no estoy casado—Quincy tomó otro sorbo de su primera cerveza—Y esto con Irina es muy intenso ¿sabes? Por ahora.

Phil lo miró fijamente, por unos segundos, y luego asintió.

—Está bien. Si las cosas cambian, házmelo saber.



En el momento en que Irina regresó, Jazmin estaba en su última actuación.

Entre todos obsequiaron Irina con historias de lo que habían hecho, mientras que ella coqueteaba con ellos. Ella era una actriz natural de nacimiento, les ofrecía sonrisas y diversión, realmente actuaba como si fuera la cita de Quincy, y esta era una noche de diversión, entre amigos.



Un poco más tarde, Jazmin se unió a ellos, después de haberse cambiado de ropa.

Ahora llevaba un jersey ceñido, ajustado pantalón negro y tacones. Se acomodó en el regazo de Phil, cruzando las piernas y con exigente voz entrecortada, preguntó:

—¿Dónde es la fiesta?

—Todos vamos a Ziggie—los dedos de Irina se posaron en el muslo del ojiverde, pero sus ojos estaban en Phil—¿No?

—Sí—todos, incluyendo Quincy, respondieron con entusiasmo.

Jazmin arqueó una ceja dirigiéndose al ojiverde.

—¡Oh, bonita sorpresa!

Éste comprobó la carretera, a través del espejo retrovisor, cuando se dirigía por la calle Broad hasta Ziggie. Irina lo abrazó con fuerza desde atrás, calentándole la espalda, pero aún estaba contenta de que se hubieran detenido a comprar un abrigo largo de cuero. Se podía ver su aliento, en el aire de la noche oscura.

Jazmin estaba con Phil y los chicos, en un vehículo a unos metros más adelante. Si la teniente estaba detrás de él, no podía verla.



Después de meterse en la boca del callejón, detuvo el motor, se quitó su casco y se giró, en el asiento, para hacer frente a Irina.

—Si ahí dentro, alguien quiere que te vayas con ellos, tratar de alejarte. Si eso no funciona, di que no te vas a ninguna parte sin mí. Di que tienes miedo, después de lo que pasó en la casa. Diles que me hizo cargo de ti, que te protegí. Que te sientes segura conmigo.

—Estos hombres. Son mucho más fuerte que tú—dijo Irina, con las manos apoyadas ligeramente en el exterior de sus caderas—No podrás luchar si me obligan a ir con ellos.

Éste sacudió la cabeza.

—No voy a dejar que te lleven. No te preocupes por eso. Y no vamos a dejar a buscar a tu hermana—dijo Quincy. Realmente lo creía, pero tampoco quería manipularla con ello—Podemos ayudarte a encontrarla. Pero tienes que ayudarnos.

Ella no dijo nada durante un buen rato, con los ojos estudiándolo.

—No será tan fácil como convencer a tus amigos que estamos juntos.

—Lo que sea.

Irina se acercó entre las piernas y apretó su polla, presionándolo en el vértice
de sus muslos.

—¿Y si quieren pruebas?

Se rió con voz ronca.

—¿Cómo qué?

—A diferencia de otras la mía no dispara.

—Jesús—Quincy deslizó sus dedos entre su polla y la mano de Irina, y juntó los dedos suavemente—No voy a dejar que me obliguen a tratarte de esa manera. Los convenceré de otra manera. No te preocupes.

—No soy yo de la que debes preocuparte—Irina le acarició el rostro—Te harán daño.





—¿Qué demonios estabas haciendo ahí?—Jazmin silbó cuando el rubio se deslizó en la cabina con ella y el resto. Un surtido de cervezas y un vodka con hielo estaban sobre el centro de la mesa—¿Dónde está Irina?

—Fue a hablar con el camarero.

—¿Y la dejaste? ¿Y si ella sale por la puerta de atrás?

—Ella no—le respondió con un gesto de impaciencia—La puedo ver desde aquí. Además, si quisiera irse ya lo habría hecho, en cualquier momento de hoy—bajó la voz—¿Qué pasa con nuestro respaldo?

—Llamé a Santana desde mi camerino del club. Te han estado siguiendo hasta aquí.

—Bien—se sintió un poco más firme sabiendo que la teniente y Mike estaban fuera.

Trabajar en encubierto sola, a veces daba algo de miedo.

Miró por encima de Jazmin, y vio a Phil estirando el cuello, mirando Irina. Esperaba que éste mantuviera su palabra y se alejara de ella.

—Uh-oh—Jazmine susurró—Ella se dirige a la parte de atrás.

Se puso de pie.

—Hay una puerta trasera. Si no estoy de vuelta en quince minutos, comprobar el callejón. He dejado ahí mi moto. Si aún está ahí, pero no estamos, es probable que haya tenido que decir algo para mantener nuestra cobertura. Esperemos que la teniente nos veas.

—Simplemente no permitas que se lleven Irina.

—No estoy pensando en ella—Quincy se apresuró a seguir a Irina, a sabiendas de los acontecimientos no siempre salían como se habían planeado.




—¡Hey! ¿Qué está pasando?—Quincy pregunto cuando descubrió a Irina con su espalda contra la pared, golpeada por un hombre corpulento con el pelo rubio, cortado tan cerca de su cabeza, que a primera vista parecía calvo.

Los músculos de los brazos, debajo de una camiseta blanca ajustada, estaban contraídos, mientras la sujetaba por la parte inferior del cuerpo.

Volvió la cabeza y se dirigió a él con la mirada fría.

Actuando por instinto, con corazón palpitante en su pecho ignoró al tipo y le acarició el hombro de Irina.

—¿Estás bien, cariño?

—¿Quién es este?—el hombre gruñó con fuerte acento inglés.

—Estoy con él—dijo Irina, con una nota de desafío en su voz.

El ruso lo miró de arriba abajo e hizo un ruido despectivo.

—¿Necesitas un hombre? Puedo ocuparme de eso.

Ella se burló.

—¿Al igual que Yuri lo hizo?—empujó el pecho de su captor, que se movió sorprendido.

Había suficiente espacio para deslizarse fuera de debajo de su brazo. Él inmediatamente la atrajo hacia sí y se pudo en medio de los dos para protegerla, presumiendo que era uno de los ejecutores de Rusia.

—Yuri no hizo nada para protegernos a nosotras cuando llegó la policía—escupió Irina— Quincy me ayudó a escapar. Todos los demás en la casa...—hizo un gesto de rabia—Se fueron.

—Tú vienes conmigo—dijo el ruso, agarrando su brazo.

—Da marcha atrás—le advirtió Quincy, con la esperanza de que sería capaz de darle, al menos un golpe, antes de que el hombre plantara uno de sus enormes puños en la cara.

—Ella viene conmigo—dijo el ruso.

Sacudió la cabeza.

—De ninguna manera.

Justo cuando estaba seguro de que el hombre iba a golpearle, Jazmin apareció de la nada.

—¡Aquí estaban!—exclamó, corriendo—Estamos listos para la próxima parada—agarró a Irina del brazo, arrastrándola unos metros por el pasillo—Me encanta el Club—por encima de su hombro llamó al ojiverde—¿Vienes o vas a dejar que los otros niños se diviertan solo?

Los ojos del ruso la golpearon.

—Estás cometiendo un error, Irina.

Ésta se desaceleró hasta que Quincy llegó a su lado y luego dijo:

—Dile a Olik que si me quiere, tiene que venir en persona. Que no me envíe a su perro faldero.

Cuando la cara del ruso se impregnó de furia, el ojiverde se apresuró empujando tanto a Irina y como a Jazmin hacia la parte principal de la barra.

—¿Novio celoso?—Jazmin dijo jocosamente.

Irina le dio una sonrisa salvaje.

—A ese no le dejo ni tocar mi zapato.

—¡Oh, pobre Quincy!—Jazmín se rió—Vas a acabar muy mal.

—Él no se desgasta fácilmente—Irina le susurró al oído—, Tenemos que irnos antes de que llame a alguien.

—Creo que es mi señal para empezar—dijo Quincy con una sonrisa—Intentaremos atraparlos a todos otra noche.




Cuando se despidieron de los demás, Quincy se dio cuenta de que Phil no se levantó de la mesa.

—¿Qué pasa con este tipo, Olik?—preguntó a Irina mientras se dirigían a la puerta—¿Cómo podemos llegar a él?

Se quitó el pelo de la cara y le dijo sonriendo:

—Tranquilo, él vendrá por mí.








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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.




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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Mar Feb 12, 2019 11:23 am

Las cosas se estan poniendo peligrosas, cuando abra interaccion entre Britt y San?????
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Mensaje por Tati.94 Sáb Feb 16, 2019 6:14 pm

Las dos estan trabajando pero Irina le tiene ganas eso si. Respetará que Quinn tenga una relacion? Y las Brittana, se les extraña.

Ya en otro tema, te pregunto por curiosidad si sabes que le pasó a mi historia. Yo he adaptado 2 historias. "La otra" y "Salvajemente" si no me equivoco, pero la segunda historia no esta ni en las historias terminadas [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827 sería que la borraron? Eso se puede hacer? [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2824147739
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 16, 2019 8:53 pm

micky morales escribió:Las cosas se estan poniendo peligrosas, cuando abra interaccion entre Britt y San?????





Hola, oooh si que si...y no me gusta ¬¬ Espero y en este cap...tampoco me gusta cuando no están juntas =/ Saludos =D






Tati.94 escribió:Las dos estan trabajando pero Irina le tiene ganas eso si. Respetará que Quinn tenga una relacion? Y las Brittana, se les extraña.

Ya en otro tema, te pregunto por curiosidad si sabes que le pasó a mi historia. Yo he adaptado 2 historias. "La otra" y "Salvajemente" si no me equivoco, pero la segunda historia no esta ni en las historias terminadas [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827  sería que la borraron? Eso se puede hacer? [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2824147739





Hola, sip...oooh si q si ¬¬...pero kien no¿? es quinn ajajajaj. Tiene que ¬¬ Tmbn las extraño asik espero q este cap traiga algo de ellas =/ Saludos =D

Pd: si estan en la parte de fics brittana https://gleelatino.forosactivos.net/t22777-resueltofanfic-brittana-gp-la-otra-epilogo

Y sobre la segunda, no la he buscado, pero tiene q estar ai tmbn y si no en "cerrados", pero no creo q la eliminaran xq no lo han hecho con unas q dejaron de subir hace mucho y no creo q lo hagan con la tuya.

Avísame igual si esta en "cerrados".



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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 16

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 16, 2019 8:55 pm

Capitulo 16



Santana se metió en la cama justo antes del amanecer. Cuando Brittany se volvió hacia ella, le dijo:

—No tienes que despertarte todavía.

—Mmm—Brittany pasó las manos arriba y abajo de nuevo, sobre el cuerpo de su amante—Estás caliente. Se siente bien—enterró la cara en el cuello de la morena—Hueles bien.

Se rió entre dientes.

—Me he dado una ducha en la habitación de invitados. Estaba intentando no despertar.

La rubia deslizó un muslo firme entre las piernas morenas.

—Pensé que prometiste que lo harías.

Respiró hondo, el movimiento de su rubia entre sus piernas la estaba excitando, en segundos:

—No creí que fuera tan tarde.

—¿Está todo bien?

—Sí—no era capaz de manejar frases más largad, con su ojiazul sacudiendo su pierna de manera constante, con insistencia, en su interior—Todo tranquilo.

—Estás mojando mi pierna—Brittany susurró—Te noto caliente, resbaladiza.

Gimió. Su visión se oscureció, mientras acariciaba con la mano la curva de la cadera pálida, moviéndose hacia la cintura, y subiendo hasta su pecho. Frotó la yema del dedo pulgar sobre el ovillo del pezón. Su rubia se acercó más a ella, moviendo su pierna entre las de la otra mujer. Alzó las caderas y empujó, atormentando a su clítoris ya torturado, forzando hacia delante y atrás sobre la pierna blanca. La besó mientras notaba las pulsaciones entre las piernas.

Cuando más alta se apoderó de sus caderas para aumentar la fuerza del empuje de su muslo, se apartó, sin aliento:

—Vas a hacer que me corra—advirtió.

—Lo sé. Me encanta cuando te corres—dijo Brittany con fervor—Me encanta sentir romperte en mis brazos, eres tan hermosa—me encanta cuando me necesitas, no lo dijo. Me gusta protegerte—Oh Dios, tócame. No puedo soportarlo. Lo he necesitado durante horas.

Empujó su mano entre su cuerpo y tomó el sexo la rubia, deslizando los dedos hacia arriba y abajo, por el suave y cálido valle, con el pulgar deslizándolo a través del clítoris rígido.

Ésta tiró de sus brazos, y sintió que su control de rompía. Se concentró, presionando más hacia abajo con el pulgar.

—Oh, cariño—murmuró Brittany, escondiendo el rostro en el cuello moreno—Sí. Eres tan buena. Mantente en él, cariño, oh Dios, igual que…

—Britt—gemía, su clítoris amenazando con explotar. La presión era tan angustiosa, que su mente era incapaz de pensar. Sus caderas bombearon, sintiendo sus muslos quemarse—Está llegando. No puedo... ¡Oh, mierda, me corro!

—No te detengas, estoy cerca—Brittany se quedó sin aliento, con los dientes apretados sobre el tenso músculo del cuello de su morena—Estoy tan, tan ... oh!

El grito de su ojiazul la encendido, y se estremeció de tal forma que no fue capaz de controlarse. Se disparó rápido, alcanzó duro, y descendió rápidamente, pero sin apartar la mano del cuerpo pálido, sintiendo sus ondulantes olas de placer llenar su palma.

—Oh Dios, oh Dios, oh Dios—Brittany gemía sin aliento.

La masajeó hasta que los últimos espasmos se calmaron, y luego la brazo con fuerza.

—Te quiero.

—¡Oh, Te amo!—apoyó la cara contra el pecho de la morena—No me dejes.

—No—le prometido, torciendo su corazón.

Sabía que su rubia nunca se había preguntado si todas sus defensas no habían sido destrozadas, y ni siquiera podía recordarlo. Sin embargo, no olvidó el motivo impotente en su voz.

La besó, lentamente, mientras le acariciaba el pelo y la espalda, para calmarla.

—No lo haré, Britt-Britt.

Ésta le dedos temblorosos acarició suavemente la boca como para que dejara de hacer promesas imposibles de cumplir.

—Abrázame. Sólo abrázame.

Podía darle eso, y lo hizo.




******


—Oye—susurró Marley, apoyando las dos manos sobre los hombros de Kitty—¿Hay alguna posibilidad de que puedas venir a la cama? Es tarde y no pude dormir mucho anoche.

La rubia inclinó la cabeza hacia atrás, contra el abdomen de la castaña, y cerró los ojos. Cuando los dedos de ésta se deslizaron a través de su cabello y le masajearon el cuero cabelludo, se quejó. Riendo en voz baja, Marley se
inclinó y la besó en el ángulo de la mandíbula.

—Estás cansada, cariño. Y este caso es sólo el comienzo.

—Alguien está tratando de crackear mi sistema—murmuró, todavía con los ojos cerrados—Pero creo que sólo están jugando.

—¿Qué significa eso?—preguntó Marley.

—Que no están tratando de ocultar lo que están haciendo. Ellos me dejan verlo, como si estuvieran jugando a escondidas—le tomó la mano y le dio un beso a la palma—Al ajedrez.

—¿De veras? ¿Por qué un hacker haría eso?

Sacudió la cabeza.

—Por arrogancia. Aburrimiento. Tal vez, hasta ahora no se ha topado con alguien de su nivel para competir. Porque es bueno. Muy bueno. No puedo encontrar su rastro—tomó una respiración profunda y la dejó con un suspiro de frustración—Él sabe cómo lanzar el anzuelo.

—Si quiere jugar contigo—Marley le acarició el cuello y luego deslizó una mano por debajo de la parte superior de la camiseta y le frotó el pecho—, No es muy inteligente.

Se arqueó en la silla, su mano a la deriva por el teclado, por primera vez en horas.

—Marley. Estás haciendo trampa.

—Nunca hago trampas—le susurró suavemente al oído—Acabo de jugar para ganar. ¿Vienes a la cama?—contuvo la respiración, cuando los ojos verdes se abrieron y buscaron los suyos, sin poder ocultar su brillante excitación, a través de las profundidades—Dios, cariño. Di que sí.

Su rubia se levantó, empujó la silla con el pie, y la atrapó contra su pecho, la besó, llenando sus manos con el pelo, y sus sentidos con el olor de su castaña.

—Sí. Definitivamente, sí.



*****


Rachel se incorporó, al instante en alerta, al sentir que la puerta se abría.

Quinn parecía aún más pálida que de costumbre, en el temprano gris de la luz de la mañana, con los ojos sombreados y cautelosos. Miró al reloj de la mesilla.

Eran las 6:30 am.

Había estado fuera toda la noche.

Con Irina.

Quinn estaba como una estatua, como si todavía esperara su reacción. Esta echó hacia atrás las sábanas, indicando la cama junto a ella.

Sin mediar palabra, se desnudó, se subió a la cama y se tumbó de espaldas.

—¿Estás bien?—Rachel preguntó.

—Sí.

—¿Pasa algo?

—No realmente.

—¿Por qué llegas tan tarde?

La rubia suspiró. Había querido venir antes, pero no quería dejar Irina hasta que estuviera segura de que nadie les había seguido. No podía dejarla sin protección.

—Lo siento.

—No quiero que te disculpes—se enrolló en su lado, y puso su mano sobre el estómago de su rubia.

Los músculos estaban duros como la madera. El estómago de la ojiverde se sentía de esa manera, cuando estaba a punto de correrse o cuando estaba muy disgustada.

Se lo acarició lentamente y de forma constante, hasta que su ojiverde se estremeció.

—Realmente estás muy tensa, cariño.

—Las cosas se pusieron un poco tensas por unos minutos. Enviaron a un musculitos a por Irina.

—¿Se la llevaron?

—No—respondió con voz ronca.

—¿Las golpearon?

—Casi.

Respiró hondo.

Lo que estaba haciendo la rubia será peligroso. Ambas lo sabían. Decirle que tuviera cuidado no serviría de nada. Pedirle que no hiciera lo que sabía tenía que hacer, no era una opción.

Se movió en la parte superior de su rubia y movió las caderas entre sus piernas, obligándola a abrirlas. Tan pronto como ésta separó los muslos, se abrió paso en la cama y apoyó la mejilla en el delta en la base del vientre de su amante.

El clítoris de ésta se endureció firme contra su rostro. Se movió y rozó sus labios sobre ella. La respiración de la más alta se volvió inestable.

—Voy a cuidarte para que puedas dormir—le susurró, moviendo los labios sobre el eje distendido—¿Quieres?

—Oh yeah.

—¿Quieres correrte a mí, cariño?

—¿Me lo harías muy lento?—la voz de Quinn se rompió.

—Tan lento como quieras, durante el tiempo que necesites—empezó a besarle el clítoris, sus labios menores, el interior de los muslos.

Jugó con ella, con sólo la punta de la lengua, hasta que las caderas de su rubia se resistieron y se retorció.

Le lamió, chupó, acarició con la lengua la longitud del sexo. Cuando las piernas de ésta empezaron a temblar, la sujetó, manteniéndola sobre la cama.

Cuando Quinn quedó sin aliento, la mantuvo inmóvil, agarrándola a punto de llegar al borde de la explosión.

Sabía lo que Quinn necesitaba.

Tenía que ir más allá del pensamiento, más allá del miedo, más allá de la incertidumbre.

Tenía que ahogarse en el placer, saber que estaba segura.

—Rach—Quinn se quejó.

—¿Tienes que correrte ahora, Quinny?—dijo deslizando en su interior, primero un dedo, luego dos. Con la otra mano, le apretaba la base del estómago, obligando a enderezar su clítoris—¿Quieres correrte en mi boca?

—Por favor—la voz de Quinn era inestable y baja.

Mantuvo sus movimientos, golpe tras golpe, mientras su rubia se arqueaba y murmuraba palabras incoherentes, y luego miró hacia arriba para verla apoyada en los codos, con la mirada fija en ella, aturdida, y expresión delirante.

Sintió ampliarse el clítoris, vio su cara girar en una agonía del placer, y apretó los dedos hacia delante, para masajear el lugar, que hizo saltar el clítoris en sus labios.

—Uh—Quinn dio una sacudida. Una vez. Dos veces. Entonces, sus brazos
cedieron y cayó hacia atrás, con un grito, convulsionando—Mantén la succión. Sólo chupa. ¡Jesús!

Perdió la cuenta de cuántas veces provocó que el clítoris de su novia se endureciera y explotara, pero siguió trabajando hasta que gimió para que se detuviera.

Era tan alto su poder, que no podía creerlo.

Quería hacer que Quinn se dejara llevar de nuevo.

Quería que fuera de ella, y sólo de ella, para siempre. Así que continuó jugando con su lengua.

—Cariño, por favor—Quinn le susurró débilmente—Abrázame.

—Estoy aquí, cariño—al instante, trepó hasta tirarla en sus brazos. La rubia era casi el doble de su tamaño, pero no importaba. En ese momento, se sentía como un gigante. La abrazó fuerte y la acunó—Te quiero.

—Te necesito, Rach.

—Shh—la besó en la frente sudorosa, y le acarició la cara—Duerme, cariño.

—Déjame que te toque—le murmuró, acunada en sus brazos—Sé que también lo necesitas.

—Estoy bien, cariño.

La rubia le acarició el pecho tomando un pezón en su boca. Al instante, ella sintió como si hubiera sido electrocutada. Sus piernas se sacudieron y su clítoris se retorció como un loco.

Llegó para ella, gimiendo cuando descubrió lo húmeda y dura que estaba. No había sido consciente de su propia excitación, hasta entonces. Todo lo que había conocido era Quinn.

Apretando los dedos, cerró los ojos y apoyó la mejilla contra la parte superior de la cabeza rubia.

—¿Bien?—Quinn murmuró.

—Uh-huh—susurró, girando y tirando de su clítoris adolorido. Un enorme globo llenó su interior hasta que no pudo respirar. Le apretó y apretó hasta que el balón se abrió de golpe y se dejó llevar—Dios, cariño. ¡Dios mío!

Su rubia lanzó un suspiro de placer y se relajó en sus brazos. Ella la acarició hasta que oyó su respiración lenta.

Sabía que estaba durmiendo.

Sabía que si alguien entraba por esa puerta querer intentar hacer daño a Quinn, ella misma los mataría.

Sólo quería poder estar siempre ahí para protegerla.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Tati.94 Lun Feb 18, 2019 8:15 am

Uff laa chicas están trabajando muy duro, siempre necesitan de su otra mitad jajjaa

No está la historia [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827 ya la busqué en "cerrados" y también puse el nombre en el buscador y nada [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2824147739
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Lun Feb 18, 2019 8:26 am

Vaya, las parejas tuvieron su buena cesion de reencuentro!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 918367557 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 1202786940
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Feb 19, 2019 7:44 pm

Tati.94 escribió:Uff laa chicas están trabajando muy duro, siempre necesitan de su otra mitad jajjaa

No está la historia [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827  ya la busqué en "cerrados" y también puse el nombre en el buscador y nada [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2824147739





Hola, jajaajajajajaj ajjaajajjaa sip...en ambos trabajos o tipos de trabajos jajaajajajajajaj. Lo cual es muy bueno. Saludos =D

Pd: yo tmbn la busque y no sale nada... no creo q borrar xq al menos estuvieran los comentarios o algo...y el nombre verdadero quizás buscando por trozos de los textos salga algo¿?







micky morales escribió:Vaya, las parejas tuvieron su buena cesion de reencuentro!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 918367557 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 1202786940






Hola, jaajajajajaj ajajajaja si que si ajajajajajaja...y q bueno por ellas, no¿? jajajajajaaj. Saludos =D





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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 17

Mensaje por 23l1 Mar Feb 19, 2019 7:46 pm

Capitulo 17





Kratos dobló el Wall Street Journal y lo dejó a un lado, como su chofer detuvo el coche en el aparcamiento, bajo las sombras del puente Benjamín Franklin.

Un viento tempestuoso venía del Río Delaware, por lo que se subió el cuello de su abrigo, cuando su guardaespaldas abrió la puerta. Con la cabeza descubierta, salió y se acercó a una camioneta Mercedes negra, con vidrios polarizados, con su guardaespaldas y Vicente a ambos lados de él. Los dos rusos de pie junto al vehículo lo vieron.

Se detuvo a unos metros y esperó. La puerta trasera se abrió y un hombre delgado, rubio, con un abrigo de cachemira similar a la suya salió.

—Quedaros aquí—Kratos dijo a sus compañeros.

—Jefe—Vincent murmuró, claramente infeliz.

—No serás más que unos minutos—se acercó al borde del muelle, haciendo caso omiso de los dos guardaespaldas rusos, deliberadamente dándoles la espalda, como si no fuera con él.

Quería hacerles saber que estaban en su terreno. Donde tenía el poder, y demostrarles que no tenía miedo de ellos. Juegos mentales. A él le gustaban.

Unos segundos más tarde, el jefe de los rusos se puso a su lado.

Sin volver la cabeza para reconocer al otro hombre, dijo:

—El invierno está llegando—sin apartar la mirada del fangoso río.

—Bien—dijo el ruso—El clima frío es bueno para los negocios. Los hombres quieren estar en el interior con una mujer caliente.

Se rió brevemente.

—¿Vas a ser capaz de suministrar lo que necesitamos?

—Siempre hay chicas.

—Sí, pero no tan hermosas y fáciles de manejar que los tuyas.

No le gustaba discutir los detalles del negocio, con nadie, porque de lo único que estaba seguro era que no se podía confiar en nadie. Sin embargo, una discusión, al aire libre, en mitad de un aparcamiento abierto, era tan seguro como cualquier otro lugar, a menos que estaba conectado con los rusos.

Para hacer frente a esa posibilidad, Vincent llevaba una mordaza de frecuencia de radio, en su bolsillo, que podía grabar las transmisiones de audio, aunque sabía que no serían admisibles en los tribunales.

—Entiendo que has perdido una cantidad considerable de tu inventario.

El ruso se encogió de hombros.

—Cuando las autoridades pierdan el interés en nosotros, traeré más. Hasta entonces, el producto americano tendrá que servir.

—Mis clientes están acostumbrados a la calidad—dijo Kratos.

Ofrecía mujeres a algunos de los hombres más poderosos en el estado, en varios estados, y se esperan belleza, cumplimiento y habilidad. Esperaban también anonimato.

Por lo que no podía enviar a prostitutas comunes o incluso escoltas de clase alta, que podría reconocerlos o que podrían estar bajo vigilancia.

La única razón por la que había permitido a los rusos introducirse en su negocio de prostitución, era porque les suministraban chicas jóvenes, atractivas, incluso niñas sanas que no constituían ninguna amenaza para sus clientes de alto poder.

Las chicas rusas no los reconocerían, e incluso si lo hicieran, no hablaban el suficiente inglés como para poder traicionar a nadie. Muchos de sus clientes preferían a las jóvenes rusas por otra razón, su falta de experiencia.

Para estos hombres, el poder era más erótico que la propia carne, y la combinación de miedo e inocencia, fue más atractiva en una mujer, que una boca de talento.

—No te preocupes—dijo el jefe de los rusos—Tus clientes tendrán todo lo que quieran—lo miro por primera vez—¿Cómo es que la policía ha interferido en mi negocio, pero no en el tuyo?

Sacudió la cabeza.

—Lo siento por tu desgracia. Haré lo que pueda para ayudarte—no añadió por un precio, pero se entendía.

Si usaba su influencia para desviar la investigación, los rusos estarían en deuda con él.

Ambos sabían, que cuando se contraía una deuda, se cobraría varias veces.

Esperó.

El ruso asintió con la cabeza.

—Lo agradecería.

—Entonces está hecho, mi amigo—satisfecho, se volvió a ir.

—Necesitaré otra casa. Dos sería mejor.

—Alguien te llamará con las direcciones—dijo Kratos, sin mirar atrás. Saludó a Vincent, que se movió detrás de él, para proteger su espalda hasta que entró dentro del coche.


A medida que se alejaba, llamó a Talia. Con sus líneas de suministro seguro, podría acelerar sus planes para interrumpir la investigación.





*****


—Sabes, podríamos omitir esta cosa—dijo Kitty, limpiando el agua de los ojos y buscando a tientas, sobre el mostrador cercano.

—¿Buscas esto?—Marley bromeó, sosteniendo una gran toalla blanca.

Llevaba una túnica de seda azul pálido atado a la cintura. A la vista, tenía sus pechos moviéndose suavemente por debajo de la fina tela.

Ante tal visión, dejó de importarle cualquier cosa de la que estuvieran hablando. Pero volviendo a la realidad, se dio cuenta que estaba harta y frustrada.

Después de haber sido arrastrada a la cama, la noche anterior, en realidad se había quedado dormida durante unas horas, y luego había estado trabajando todo el día, tratando de descubrir quién estaba tratando de violar su sistema.

Había avanzado muy poco, intentando localizar la fuente, pero si mente una y otra vez volvía a su preocupación por su castaña, ante el inminente acto benéfico al que tenían que asistir.

—¿No has podido encontrar nada que ponerte?—preguntó.

Su castaña ya tenía preparado su vestido, cuando ella había llegado a casa.

—Me distraje—ante su mirada de confusión, se rió—Ya sabes, desnuda, tomando una ducha.

—Lo siento.

—Oh, yo no lo creo.

Escuchó las palabras, pero fue la invitación en la voz de su ojiceleste lo que celebró su atención.

—¿Cómo te sientes?

—Maravillosa—Marley enganchó un dedo en la parte superior de la toalla y tiró de ella.

Cuando cayó al suelo, le rodeó con los brazos alrededor de su cuello y la besó, pasando de su boca hacia la mandíbula, y luego por el cuello.

—Voy a terminar mojándote—Kitty murmuró.

—Hecho—susurró Marley y le lamió una gota de agua de los huecos, en la base de la garganta acariciándole los músculos de los hombros y la espalda—Saliste de la cama esta mañana, antes de que tuviera la oportunidad de darte los buenos días.

Se apoyó en el borde del mostrador, a ambos lados de su cuerpo. Dejó caer la cabeza hacia atrás cuando Marley tomó sus pechos y los apretó suavemente.

—Lo siento, una vez más.

—¿De verdad?—Marley murmuró, dibujando un pezón entre sus labios.

—No tanto ahora—cerró los ojos.

—Marley. El tiempo…

—No te preocupes—Marley se puso de rodillas y deslizó las manos en torno a sus piernas de Kitty—Tenemos un montón.

Miró hacia abajo, hipnotizada cuando su amante besó su vientre, a continuación, el ángulo de sus muslos, a continuación, la hendidura sensible. Susurró entre dientes.

—Si estás bromeando…

Su castaña levantó la vista, con los párpados pesados, y la boca curvada en una sonrisa hambrienta.

—Oh, sí que estoy bromeando. De hecho, creo que deberías ver cuánto—deslizó las uñas ligeramente sobre la cresta de huesos de su cadera y bajó por su estómago. Luego, llevó los dos pulgares a la parte la carne hinchada.

Le sostuvo la mirada, por unos segundos, antes de extender la lengua y moverla sobre su clítoris.

Esta apretó los muslos, que de repente los sintió como gelatina, y se inclinó para ver la mirada celeste jugar con ella. Su clítoris ya estaba en su tamaño completo, al sentir el primer toque de la lengua de su castaña, y ahora se estremeció con cada lametazo.

—¿Quieres que me corra en tu boca?

—Trata de no hacerlo de inmediato—le respondió, sin dejar de chuparle el clítoris, delicadamente entre sus labios.

—Realmente, realmente quieres…—Kitty, le advirtió, su voz rota en su garganta.

Riendo en voz baja, Marley lanzó su clítoris y le acarició la lengua más en el centro. Cuando ella se quejó, trazó labios internos con un dedo hacia la musculatura del anillo entre las nalgas. Le hizo masajes sobre la estrecha abertura y volvió a tomar, de nuevo, su clítoris con la boca.

—Eso va a hacer que yo me corra—dijo Kitty desesperadamente—Oh, cariño, y eso será muy pronto—sintió que el calor de todo su interior se derramaba por su estómago.

La presión le quitó el aliento.

Con la punta de los dedos, la más alta la penetró y el espasmo muscular reflejo hizo tirón en su clítoris. Quien murmuró con admiración y repitió el movimiento.

No podía dejar de moverse.

—Dios Marley—esta continuaba removiendo su lengua sobre su clítoris—¿Puedes follarme, cariño? Lo necesito ahora.

Con un grito de placer, su castaña puso clítoris con su boca, bombeando un dedo dentro y fuera del anillo de músculo liso apretado. Su orgasmo se estrelló, a través de ella, con tal fuerza, que gritó, y se dobló, apretándole los hombros para no caerse.

Entonces su ojiceleste estaba en sus brazos, con su boca al oído.

—En mí, Kitty. ¡Date prisa, cariño! ¡Date prisa!.

La besó, hundiendo su lengua en la boca, mientras la llenaba con los dedos. Su castaña tembló en sus brazos, cuando sus caderas se mecían, exigiendo satisfacción. Ella cogió el ritmo, ahora su lengua y su mano se movían juntas, lo que obligó a la más alta a sentirla por todas las partes de su cuerpo.

—Oh, sí—gritó Marley, sacudiendo la cabeza hacia atrás, cerró los ojos apretando más los dedos de su amante—Sí, querida. Sí.

Cuando ésta se desplomó en sus brazos le acarició el cabello y la besó suavemente.

—Vamos a necesitar otra ducha.

Marley se rió.

—Te he echado tanto de menos.

—Te quiero.

—Voy a tener a eso—Marley le acarició la barbilla—Vamos. Vamos a ir a este evento y cuando volvamos quiero que repitamos esto.






*****




Talia sujetó la puerta abierta para Kratos.

—Espero que no me defraudes—dijo, con los ojos fijos en ella.

—No, en absoluto—casi había cambiado de opinión sobre la reunión, a la hora de vestirse, porque no quería ser demasiado obvia, utilizando su cuerpo como un arma.

Su atracción por su embotado enfoque general, intenso y le daba una ligera ventaja en sus relaciones comerciales, pero no engañarse al pensar que estaba a salvo con él.

Hombres, como Kratos Zamora, eran totalmente faltos de sentimentalismo excepto para sus esposas e hijos. No tenía ninguna duda de que podría deshacaerse de ella, sin pensar un segundo, si consideraba que se había convertido en un pasivo.

O una amenaza.

Él era un hombre poderoso, que ejercía su poder tanto para el placer de hacerlo como cualquier otra cosa. No estaba del todo convencida de que se preocupaba por la investigación policial o por el hecho de que sus contactos, con sus colegas rusos, pudieran ser interrumpidos.

Pensó que él podría simplemente querer demostrar que estaba fuera del alcance de las autoridades por ganarles en su propio juego.

—Entra en la sala de estar—dijo—La doncella traerá el café en unos pocos minutos.

Le llevó a la sala contigua, donde un fuego ardía en la chimenea. Se sentó en uno de los sillones tapizados, y Kratos tomó el otro. Se podría decir, por la forma en que sus ojos se detuvieron en los pechos, que su elección por la bata de raso color burdeos, lo distraía tanto como pensaba. No quiso que sus pezones se endurecieran.

A ella no le despertó su deseo, sino el juego entre ellos. El peligro inherente, en cualquier encuentro con él, siempre lo despertaba, y ella disfrutaba de la anticipación nerviosa en la boca del estómago.

—Seguí tu consejo—dijo, por último mirándola a los ojos. Deslizó un sobre pequeño desde el interior de su chaqueta y la puso sobre la mesa—Tuve una reunión de negocios interesante ayer.

Intrigada, recogió el sobre y levantó la solapa. Una tarjeta de memoria era la única cosa que había dentro. Se rió suavemente.

—Déjame adivinar. ¿Fotos?—Kratos asintió—Somos muy parecidos, tú y yo.

—¿Cómo es eso?

—Las victorias fáciles están muy lejos de nuestra satisfacción—Talia comentó.

Estaba hablando sobre la campaña de Kratos contra las autoridades, que tuvieron la osadía de desafiar su poder, pero podría muy bien haber estado hablando acerca de su interés en ella.

—A veces—dijo Kratos, con voz suave y seductora—, Jugar puede ser casi tan placentero como ganar.

—Entonces, por todos los medios—dijo Talia.

—Vamos a hacer del juego un reto.




****


Silbando bajito, Kitty se colocó los aretes de oro y platino mientras caminaba por la cocina.

Pensó que un vaso de vino con Marley, antes de salir sería bueno, porque una vez que llegaran a la prestación, el trabajo de la castaña la tendría ocupada, y que pasarían el resto de la noche en sus respectivos ámbitos separadas.

Entre las investigaciones recientes y la lesión de su castaña habían tenido muy poco tiempo para disfrutar la una de la otra, y dio cuenta de lo desequilibrada que se había convertido su vida, sin la simple alegría de estar con Marley.


Se detuvo en la puerta, cuando vio a Quinn Fabray de pie delante de la nevera, con dos botellas de cerveza en la mano.

Llevaba un pantalón corto gris colgando en sus caderas y una camiseta sin mangas negra, con el emblema del PPD.

—Oye—dijo Kitty—¿Cómo estás?

—Estás muy bien.

Kitty se miró el vestido y se encogió de hombros.

—Lista para el juego.

—Sí—dijo Quinn, girando la tapa de una de las botellas antes de tomar un trago largo. Todavía tenía los círculos oscuros bajo los ojos, pero parecía un poco más descansada, que la última vez la había visto—Sé lo que quieres decir.

Cogió una botella de vino y sacó un sacacorchos de la gaveta, y bajó la voz.

—¿Las cosas van bien con Irina?

—Creo que estamos llegando a alguna parte. Por lo menos estamos atrayendo la atención de los rusos.

—¿Santana lo sabe?

La más alta asintió.

—Sí. He estado hablando con ella por teléfono hace un rato.

—Todos estamos amarrados esta noche, así que necesita que esté fuera de las calles. No tendré respaldo.

—Pasaré a ver cómo está Irina. No creo que nadie la esté buscando, y está sola.

Frunció el ceño y sacó el tapón de la botella.

—Mantén los ojos abiertos.

—Lo haré.

—¿Estuvo Jazmin contigo anoche?

Quinn sonrió.

—Oh, sí. Ella es increíble. Demasiado caliente.

—Sí, seguro—Kitty se rió—Y mucho más.

—¿Hablando de otras mujeres?—dijo Marley cuando entró. Le tendió la mano para acepar la copa de vino que le había llenado—¿Es para mí?

Sin mediar palabra, Kitty se la dio, sin despegar la mirada del vestido azul noche que llevaba su castaña. El color resaltaba sus ojos aún más intensos, y ajustaba su cuerpo delgado y pechos.

Con tacones, era aún más alta que ella, y parecía como si acabara de salir de una pista de Manhattan.

Tragó saliva, al instante queriendo su boca sobre su ojiceleste.

—Wow—espetó Quinn.

Le lanzó una mirada.

—Hola, Q—dijo Marley—¿Todo bien?

—Bien.

Rachel apareció, usando una camiseta de la rubia más alta y algo no muy visible debajo.

Se fue directamente a su ojiverde, tomó la botella de cerveza abierta de su mano, y dijo:

—Deja de babear sobre Marley.

—¡No estoy babeando!—Quinn exclamó.

—Uh-huh—Rachel acercó su culo a la entrepierna de su rubia y bebió la cerveza.

Ésta le pasó el brazo alrededor de su estómago.

—Te ves increíble. Las dos.

La ojiceleste sonrió.

—Gracias. Me siento como si fuéramos a una cita.

Interiormente, Kitty hizo una mueca.

Nada podría estar más lejos de la verdad. Se suponía que debía estar vigilando a Kratos Zamora, tratando de averiguar quiénes serían sus socios en el escalón político. Y ella iba a estar ocupada manteniéndola lejos de él.

—Necesito bajar un segundo—le dijo a Marley—Tengo un programa, en ejecución, que necesito comprobar. Dame cinco minutos, ¿de acuerdo?

Ésta le acarició la mejilla.

—¿Promete que no te distraerás?

La rubia más baja la tomó de la muñeca y le besó los dedos.

—Prometido.

—Adelante, entonces—le susurró.

Kitty asintió con la cabeza a Quinn y Rachel, y bajó las escaleras hasta el tercer piso.

Había dejado funcionando varios programas para poner en marcha un intento de trazar las sondas que habían sido enviadas contra de su sistema.

Quería ver si habían sido activadas.

Tan pronto como vio su pantalla principal, supo que había un problema.

Varias imágenes cruzaban la misma, donde debería haber sólo datos. A medida que se acercaba más, y podía ver los detalles, una niebla roja de furia nubló su visión, al mismo tiempo que su estómago se convirtió en piedra fría y dura.

Miraba las fotos de Marley.

Marley saliendo del edificio.

Marley, al volante de su coche.

Marley hablando con varios colegas en el vestíbulo de su edificio.

Y una foto final, grabada en su cerebro.

Marley sentada en una mesa, junto a la ventana, en un restaurante con Kratos Zamora.








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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Tati.94 Mar Feb 19, 2019 8:49 pm

Me gusto este cap (aunque faltaron las Brittana) estaban relax ahí interactuando las dos parejas. Me gustan las faberry, siempre han sido mi segunda pareja favorita jajaja claro la primera son las Brittana si o si. Todo bien hasta!!! Las últimas dos líneas de este cap. Wtf. Esta decido a Marley ahi que amarrarla en la casa y listo para que no nos ande estresando después si la agarran jajajaja
Y nada con mi historia, tristeza. Si alguien la ve que me avise JAJAAJ
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Miér Feb 20, 2019 6:53 am

No entendi nada, que hacia Marley en un restaurant con ese ganster???? Se viene la bendita gala benefica al fin, ahora a ver que pasa!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Jue Feb 21, 2019 7:35 pm

Tati.94 escribió:Me gusto este cap (aunque faltaron las Brittana) estaban relax ahí interactuando las dos parejas. Me gustan las faberry, siempre han sido mi segunda pareja favorita jajaja claro la primera son las Brittana si o si. Todo bien hasta!!! Las últimas dos líneas de este cap. Wtf. Esta decido a Marley ahi que amarrarla en la casa y listo para que no nos ande estresando después si la agarran jajajaja
Y nada con mi historia, tristeza. Si alguien la ve que me avise JAJAAJ





Hola, si a mi tmbn, fue lindo..., pero como bn dices falto lo importante aki y espero q cuando salgan sea muy bueno ¬¬ Si a mi tmbn, brittana, faberry y karley...por eso siempre con brittana ai faberry sino no ai fic ajajajajaj. Dios! esk xq! nos dejan así bn locas =S SI! kizas el atropello si era para ella =/ Saludos =D

PD: Esk es raro lo q paso =/ sisi, yo tmbn la busque y nada.






micky morales escribió:No entendi nada, que hacia Marley en un restaurant con ese ganster???? Se viene la bendita gala benefica al fin, ahora a ver que pasa!!!!!




Hola, esk yo tampoco, pero lo mas probable esk ese maldito la estuviera siguiendo y marley no sabe nada de nada =/ Esperemos y nada malo...xq se espera mucho. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 18

Mensaje por 23l1 Jue Feb 21, 2019 7:36 pm

Capitulo 18





—¿Nerviosa?—Marley llegó a través del espacio entre ellas, y puso su mano en el muslo de Kitty—¿Qué pasa?

La rubia arrancó el motor, haciendo que Porsche cobrara vida. No confiaba en poder hablar.

No estaba segura de lo que iba a hacer, cuando estuviera realmente en la misma habitación que Kratos Zamora. Lo seguía viendo, ligeramente inclinado, sobre la mesa del restaurante, frente a Marley. Su expresión mostraba como si estuviera pegado a cada palabra que Marley podría estar diciendo.

La castaña estaba riendo, y estaba tan condenadamente hermosa. Hermosa e inocente.

Inocente de los tipos de juegos que los hombres como Zamora jugaban.

Inocentes del mundo en el que vivía, y que competía con ella, desde no había tanto tiempo.

No había lugares oscuros en su corazón, ni monstruos enterrados en su pasado.

Su castaña era todo lo bueno y puro, en su vida y mataría a cualquier que quisiera cambiarlo.

—Sabes cuánto odio estas cosas—apretó sus manos sobre el volante, por miedo a que su ojiceleste pudiera ver sus manos temblorosas. Su cabeza golpeó con rabia.

Marley siempre sabía cuándo le pasaba algo, y tenía la facilidad de apaciguar su ira. Le acarició el muslo con la mano.

Tenía los músculos duros como el hierro, e incluso, en la luz baja del coche, el conjunto de su mandíbula era inconfundible.

No le estaba resultando fácil mantener el control.

—Te necesito esta noche ahí conmigo—susurró Marley—Por favor no te alejes de mí.

El dolor en la voz de su castaña, a través de la pared de su furia era algo que no podía soportar. Dejó caer una mano del volante y cubrió la su ojiceleste entrelazando sus dedos.

—Lo siento. Estoy... un poco preocupada por la investigación—forzando una sonrisa, levantó su mano y la llevó a sus labios—Y realmente odio ir vestida con tanto lujo.

—Para alguien que se ve tan bien en un esmoquin, sería un pecado—Marley
retiró su mano y la trasladó a la parte posterior de su cuello. Jugó con el pelo, rubio y ondulado, que se retorcía en el cuello—¿Sabes que sólo se trata de trabajo verdad?

Asintió.

—No quiero que te preocupes.

—No—dijo Kitty con voz ronca. La miró luego de nuevo a la carretera—Siempre estás en mi corazón. Lo siento si me…

—No lo hagas.

Sin mediar palabra, obedeció. Tan pronto como pudo, dejó el motor todavía ralentí, y Marley se inclinó para besarla. Con un gruñido suave, Kitty se entregó al calor sedoso de la boca de su amante.

Lamentó no poder llevarla a casa, lejos de la maldad y la depravación, y dejar que su castaña exorcizara su miedo e ira. Sin embargo, ésta era una mujer con sus propias necesidades, su propia vida, y ella no podría protegerla, siempre, de todo lo que podría hacerle daño.

—¿Significa esto que me perdonas?—Kitty preguntó cuándo se apartó para
respirar.

La castaña sonrió, deslizando la punta del dedo sobre su boca.

—No hay nada que perdonar. Solo soy yo, diciéndote que Te quiero, exactamente cómo eres.

Bajó la cabeza. Si su ojiceleste supiera todo de ella, nunca diría eso. Susurró:

—Te quiero tanto.

—Tú me quieres exactamente como necesito que lo hagas—Marley le acarició el cabello—Algún día, mi querida Kitty, quiero que me ayudes a hacer lo mismo.

—Pero si tú…—Kitty exclamó.

—Sólo lo que me permites—Marley sonrió con cierta tristeza—Ahora tenemos que irnos.

Dejó escapar un profundo suspiro y puso el coche en marcha.

—Vamos a hacer esto.





******


—Puedes dejar tu polla en el cajón—Rachel dijo, cruzando los brazos por debajo de sus pequeños senos—Ya que Quincy no va a ningún sitio esta noche.

La rubia se puso una camiseta limpia y la miro.

—¿Qué carajo, Rach?

Situada en el borde de la cama, aún en su camiseta y bragas, le respondió:

—Te he oído hablar con Kitty, no tienes respaldo esta noche. Así que no puedes trabajar.

—¿Qué más has oído?—tomó un par de vaqueros negros limpios, de la pila de ropa, que la castaña había traído de su departamento.

No le gustaba tener secretos con su novia, pero tampoco le gustaba estar parada, esperando si sucedía algo o no.

—Gracias por traerme ropa—continuo.

—Vamos a ver. Qué más decías...—puso un dedo en el mentón, como si estuviera pensando—Oh, sí. Que también habías tenido una erección por Jazmin.

—¡No!—sSe metió la camiseta en sus pantalones vaqueros y se inclinó para colocar la correa en su funda de tobillo, antes de ponerse las botas—Dije que estaba caliente. Simplemente fue una observación.

—Oh, sí. Al igual que un tipo dice que una chica tiene las tetas grandes, pero realmente no está pensando en poner sus manos sobre ellas.

—Yo no he dicho que tiene las tetas grandes. En realidad, creo que tiene una gran boca—Quinn se agachó, riendo.

La más baja agarró la almohada de su espalda y se la tiró.

—Cabezota—Rachel arrojó la otra almohada—No hay manera de que Jazmin puede hacer nunca lo que yo hago. No me importa lo bonita que sea su boca.

Cayó de rodillas delante de ella, y la rodeó con sus brazos, por la cintura. La atrajo hacia el borde de la cama, hasta que puso la almohada de su cara contra su pecho, luego le frotó los pezones, a través de la camiseta de algodón fino.

—Cariño, nadie puede hacerme sentir lo que tú me haces—echó la cabeza hacia atrás y la besó en la barbilla—¿Por qué estás tan mal humor?

—Tal vez porque mi novia pasa cada noche con una chica que quiere meterse en sus pantalones—tiró de un puñado de su pelo y la miró con expresión oscura—Tal vez porque puedes acabar siendo herida de nuevo.

—Cariño—Quinn le acarició la mejilla—Estoy siendo cuidadosa. Te lo prometo. Y voy a estar de vuelta temprano esta noche. Será sólo una comprobación rápida, ¿de acuerdo?

Pasó la punta de los dedos sobre las cejas rubias, entonces la besó.

—Haz lo que tengas que hacer. Simplemente mantén tu polla fría. ¿Ok?

—Lo haré—Quinn se levantó y cogió su chaqueta de la motocicleta—Volveré
muy pronto.

Esperó hasta que oyó el ascensor bajar, entonces se dirigió a la ducha.

Era sábado por la noche, y también había cosas que tenía que hacer.





*******



Santana desvió la mirada de entre la multitud hasta dar con Kitty, que estaba de pie junto a la barra del bar, sosteniendo un vaso de licor en la mano.

El evento estaba lleno de ricos y personas influyentes de toda la ciudad.

En la parte delantera de la sala, había un estrado en el centro de un escenario elevado, flanqueado por dos mesas.

Brittany y los miembros del consejo de la ciudad, de varias organizaciones de caridad, estaban sentados en una mesa.

Marley estaba en la otra, entre el alcalde y Kratos Zamora, directamente a su izquierda. El comisionado de la policía ocupaba el asiento junto a Zamora.

Después de la mezcla obligatoria de entremeses y bebidas, la cena se había servido y ahora el verdadero trabajo comenzaba. Los intervinientes habían subido al escenario a elogiar los esfuerzos del alcalde para apoyar a los pobres y marginados y fortalecer la ciudad, la economía local.

Motivos por los que se hicieron más donaciones y promesas de apoyo a la campaña de reelección del alcalde.

—Parece que el alcalde tiene algunas personas importantes de su lado—Santana murmuró—Incluyendo nuestro amigo.

—Eso prácticamente ya lo sabíamos—dijo Kitty, apretando el vaso en su mano cuando Zamora se acercó y le dijo algo que hizo sonreír a Marley, aunque ella mantenía la mirada fija en el hablante actual.

—¿Ha dicho algo a Marley sobre nuestro interés en él?—preguntó Santana.

—No.

—Su atención sobre ella es sólo una coincidencia, entonces—observó a la ojiverde detenidamente.

Desde el momento en que ella y Marley habían llegado, parecía a punto de explotar. Cualquier persona que no la conociera, no se habría dado cuenta de los signos de perdido. Su gracia felina estaba ausente. En cambio, mostraba la cuidada precisión de un artista marcial, entrenado a punto de lanzar un golpe de gracia.

Los músculos en espiral y singular enfoque. Y su presa era muy evidente, Kratos Zamora.

No había apartado los ojos de él toda la noche.

Si éste se hubiera dado cuenta, no había dado ningún tipo de indicación de ello, pero ella había visto a su guardaespaldas, explorando a la multitud. Sus ojos volvieron a la rubia.

—¿Cómo estás?—dijo Santana.

—Bien.

—Deberías ir fuera. Dar un paseo alrededor. Tomar un poco de aire.

—No voy a ninguna parte.

—También podrías agitar una bandera con su nombre, diciendo: Estoy detrás de ti.

La ojiverde terminó su escocés.

—¿Crees que no lo sé?

—Probablemente lo haces. Pero no es necesario que hagas un anuncio.

—¡Que se jodan!—finalmente desvió los ojos de su la castaña y se centró en ella—¿No te molesta? ¿El hecho de que hagan alarde de su invencibilidad? ¿Qué escupen sobre nosotros, mientras suavizan sus relaciones con el alcalde y el comisionado de policía? ¿Cuándo sabemos que es sucio?

—No importa lo que sabemos. Es importante lo que podemos probar.

—No—dijo Kitty—Es importante saber lo que tú puedes probar.

—Los tiempos han cambiado. Los hombres como él se han convertido en políticos.

—¿Qué quieres hacer con hombres como el Comisario, entonces? ¿No se está relacionado con delincuentes?

—No he tenido tratos con el comisionado. Él no vino desde las filas. Es un cargo electo.

La más baja tendió su vaso al camarero para su rellenado.

—Y el dinero compra votos.

—No es necesario que sigas bebiendo—dijo Santana.

La ojiverde entrecerró los ojos, desafiándola.

La morena era el líder del equipo, pero técnicamente no era su jefe. Ella todavía no había decidido si hablarle de la presentación de diapositivas sorpresa.

A pesar de no confiar en nadie, confiaba en Santana, pero no tenía ni idea de donde habían venido aquellas imágenes. Todo lo que sabía era que Zamora había llegado muy cerca de Marley. Y alguien estaba jugando con ella.

Necesitaba saber qué era lo que querían, y por qué estaban dispuestos a usar a Marley para enviar un mensaje. Hasta saberlo, no estaba dispuesta a poner más en peligro a su castaña, voluntaria o involuntariamente.

Se preocupaba por la investigación, se preocupaba por la justicia. Pero se preocupaba mucho más por su castaña.

Santana sostuvo la mirada, sus ojos verdes frescos y estables. El silencio se extendía entre ellas, pesado y grueso, mientras los segundos transcurrían.

La rubia dio un suspiro tembloroso y colocó cuidadosamente su bebida sin tocarla, en la barra de detrás de ella. Tenía que convencer a la morena que no estaba pasando nada.

—Lo siento. Está sentado junto a Marley. Me está volviendo loca.

—Ella está a salvo aquí.

—Quiero sacarla de la ciudad.

—Yo no te culpo. Tal vez mande a Brittany con ella.

La ojiverde se rió con voz trémula.

—Sí, claro.

—No hay ninguna razón para pensar que esté en peligro. Él es un empresario influyente. Ella es la cabeza de una corporación multimillonaria. Nadan en las mismas aguas. Tiene sentido que están sentados juntos.

—Sí—dijo Kitty secamente—Como si fueran amigos.

Con una mano en la espalda de la rubia, la llevó lejos de la barra y de los asistentes ocasionales, que ya habían bebido lo suficiente.

No quería pasar mucho tiempo más hablando con ella, no con los hombres de Zamora observándolas, y ahora la más baja parecía más tranquila.

—Mañana hablaremos de todo esto. Tengo Mike detrás de las cámaras.

La ojiverde se restregó los ojos.

—Mira. Perdona. Estoy bien. De todas formas siempre he odiado estas cosas.

—Yo también. Pero podremos decir a Puckerman y al capitán que hemos cumplido con nuestro deber—le apretó el hombro—Y tenemos un buen vistazo a su guardaespaldas. Eso nos podría ser útil.

—Sí—dijo Kitty, planificando ya, la búsqueda de las cintas de seguridad en Edificio de oficinas de Marley, para las mismas caras—Tal vez.





*****


Talia esperó hasta que la alta y morena de ojos afilados se alejó de Kitty.

Esa sería la detective de la que Kratos le había hablado. Santana. Una mujer de aspecto imponente. Muy intensa. Muy centrada. Muy cool.

Prefería a las mujeres más calientes, aunque sabía que las que parecían frescas en la superficie, muy a menudo, se desbordaban si sabía cómo avivar el fuego.

Se preguntó qué haría falta para arrancar a la detective.

No tenía que preguntarse lo mismo sobre Kitty. Lo llevaba escrito por toda la cara cada vez que miraba a la mujer junto a Kratos.

Se habían reunido para una discusión de negocios improvisada el día anterior.

Cogió un vaso de Borgoña, que un camarero le ofrecía, y se dirigió hacia la rubia.

—Odias estas cosas, ¿no?

Kitty, la miró y sonrió cortésmente.

—Se supone que no podemos admitirlo.

—Te guardaré el secreto si quieres—tomó un sorbo de vino.

Era mejor que el promedio de los tomados hasta el momento. Y la rubia era mucho más atractiva en persona que en sus fotos. Su cuerpo aparecía muy musculoso, y sus ojos tenían un color sorprendente. Con su cabello exudaba sexualidad por todas partes.

Notó un aumento de placer y luchó contra el impulso de tocarla, pero dejó que su voz mostrar cierto interés.

—Soy bastante buena guardando secretos.

—Esa es una rara habilidad—Kitty observó la escena, cuando Zamora se trasladó a la tribuna. Se puso rígida cuando su mano izquierda, flotó sobre el hombro de su castaño a su paso.

—Él es muy carismático, ¿verdad?—Talia observó, inclinándose levemente en el brazo de la rubia.

Quería ponerla nerviosa. Mujeres como ella podría ser emocionante impredecibles cuando se encendían.

—No es mi tipo—dijo Kitty con los dientes apretados.

—No—le respondió con una sonrisa. Su pecho rozó el brazo de la ojiverde y su pezón se endureció, tan rápidamente, que casi se quedó sin aliento—No me imagino que lo sea.

—¿Un amigo tuyo?—Kitty preguntó.

—No precisamente—sonrió al ver a la mujer que miraba a la rubia desde el escenario. Su expresión era curiosa. Curiosidad. No celos. Eso fue interesante—Pero ella sí es amiga tuya.

La ojiverde finalmente se centró en ella, su expresión en movimiento de cortesía distante a un intenso escrutinio.

—Más que una amiga. Pero ya lo sabías ¿no?

Tomó un sorbo de vino para esconder su sonrisa.

Oh, esta mujer era muy buena! Muy muy buena y muy muy emocionante.

Tendría que tener cuidado.

—He hecho una deducción calculada. Has estado mirándola toda la noche.

—¿Significa eso que me has estado observando toda la noche?

—Oh. ¿Es tan obvio?

—No. No, en absoluto.

Miró hacia el escenario, rompiendo el contacto visual. No estaba preocupada por lo general con lo que otros podrían leer en su expresión, pero temía que la rubia pudiera ver más allá de lo planeado. La había impactado dolorosamente, y no quería que se diera cuenta de que tenía una ventaja.

—Pareces bastante tomada con ella—dijo Talia, y luego continuó como si no escuchó la respiración aguda de la rubia—Pero es comprensible. Ella es muy hermosa.

—Puedes darle un mensaje de mi parte—dijo Kitty—Dile que sería peligroso, para él, ni siquiera pensar en ella, por no hablar de tocarla de nuevo.

—Si yo lo conociera tan bien, seguramente le daría tu mensaje.

Le deslizó sus dedos alrededor del antebrazo.

—Pero yo lo conozco bien, o lo suficientemente bien, para saber que siempre consigue lo que quiere.

—No esta vez.

Sus dedos se desplazaron a la cadera de la más baja y hacia abajo. Le puso una tarjeta en el bolsillo delantero izquierdo del vestido, mientras sus dedos se deslizaron hacia el interior, parando justo antes del punto de tanteo flagrante.

—Si llega a ser una molestia, me llamas. Tal vez pueda ayudarte—cuando retiró la mano, dejó que sus dedos tendieran al alza sobre el abdomen—Por supuesto, puedes llamarme a cualquier hora.

—No he oído tu nombre—dijo Kitty.

A regañadientes dio un paso atrás, terminó su vino, y dejó su copa a un lado.

—Es Talia. Tienes mi número. Esperaré tu llamada.




*****


—¿Está bien?—Brittany le acarició el brazo a Santana, e inclinó la cabeza hacia Kitty.

—No lo sé—Santana frunció el ceño, estudiando a la rubia más baja a través del cuarto.

La multitud se estaba desmoronando, algunas personas estaban agrupadas en pequeños grupos, intentando por una última conexión, una última votación, un dólar pasado.

La ojiverde se dirigía, directamente a través de la multitud, hacia Marley.

—Está bastante nerviosa. Pensé que estaba preocupada por la salud de Marley.

—¿Pero ahora no estás segura?

Sacudió la cabeza.

—No puedo leerla, lo que significa que no quiere que lo sepa—le tomó la mano a su rubia—¿Qué te parece?

—Creo que todos estáis bajo una gran presión. Vi Kitty en el hospital cuando se lesionó Marley. Estaba muy afectada. Ella estaba, comprensiblemente asustada, pero tratando de no parecerlo—Brittany suspiró—Ella no es tan diferente de ti. Ella no sabe que no tiene que ser fuerte todo el tiempo.

—Toda la policía es así. Y ella es policía, incluso si no quiere reconocerlo.

—Lo sé—Brittany se apartó durante unos segundos, para despedirse de la teniente de alcalde, y a continuación, volvió toda su atención a su amante—¿Vas a venir conmigo a casa?

—Creo que ya hemos estado aquí casi toda la noche—vio a Zamora avanzar hacia la salida, seguido por su séquito de guardaespaldas, disfrazados de socios de negocios.

Se detuvo, cada pocos pasos, para hablar con algún funcionario de alto rango. El teniente de alcalde. El fiscal de distrito. El jefe de uno de los partidos políticos locales.

—Ya hemos visto lo que vinimos a ver—continuo.

—Entonces voy a aprovechar las pocas horas que no estás trabajando, y te voy a mantener realmente despierta. Vamos.

Arqueó una ceja.

—¿Eso incluye aprovecharte de mí?

Brittany se rió.

—Definitivamente, cariño.






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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Sáb Feb 23, 2019 9:06 pm

Bueno, no paso nada interesante en la dichosa gala, solo el contacto entre Kitty y la hipocrita de Talia, espero que Kitty hable con Marley y me gustaria saber que tenia que hacer Rachel!!!!!
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Mensaje por 23l1 Lun Feb 25, 2019 7:55 pm

micky morales escribió:Bueno, no paso nada interesante en la dichosa gala, solo el contacto entre Kitty y la hipocrita de Talia, espero que Kitty hable con Marley y me gustaria saber que tenia que hacer Rachel!!!!!




Hola, no concuerdo mucho ai contigo la vrdd. Xq ese contacto fue con todo sentido por talia. Ese tipo que sigue por todos lados a marley y q lo hace hasta delante de kitty...creo que salieron pistas, pero no sabemos como unirlas jajajajaajaj. Tmbn kiero que le cuente y hable con marley xq son pareja y tienen q =/ Espero y este cap lo aclare. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 19

Mensaje por 23l1 Lun Feb 25, 2019 7:57 pm

Capitulo 19




Quinn se sintió aliviada al ver que Irina no se había marchado.

De todas formas ¿a dónde iría?

—Lo siento, no pensé en esto antes—dijo Quinn, mirando una caja de cartón grande, a los pies del colchón.

En ella había una ordenada pila de revistas y periódicos. Algunos en inglés, otros en ruso. Se arrodilló y empezó a abrir la caja.

—¿Sabes leer en inglés?

—Sí.

—Perdona. Creo que eso ha sido una pregunta tonta. Hablas inglés—sacudió la cabeza—Lo siento.

—Está bien—Irina se acercó a la nevera—Voy a tomar una cerveza. ¿Quieres una?

Miró por encima del hombro, sorprendida cuando vio a Irina sosteniendo una botella de la marca que ella bebía. Irina llevaba pantalones azul marino, que se ajustaban a sus piernas como si fuera una segunda piel, y una camiseta rosa con cuello en v, con lentejuelas poco a lo largo del cuello. La camiseta le llegaba, más o menos, hasta un centímetro por encima de la cintura. Vio un piercing en su ombligo. No llevaba sujetador. Por lo general no lo llevaba. Sus pechos eran mucho más grandes que los de Rachel.

Desvió la mirada.

—Una cerveza estaría genial. Gracias. ¿Ha tenido suficiente para comer?

—Estoy bien—colocó la botella en el suelo, junto a ella, y se acurrucó en el colchón cerca. Apoyó la cabeza en el codo y observó su trabajo—¿Trajiste un televisor?

—Pensé que podrías estar aburrida.

—¿No vamos a salir esta noche?

—Pensé que después de la noche anterior, mejor si ponemos todo un poco bajo control—Quinn se sentó sobre sus talones—¿Sucedió algo hoy? ¿Ha llamado alguien? Este tipo Olik, tiene tu número de móvil, ¿no?

—Sí, aunque antes él no me llamaba. Solía hacerlo a Yuri. Cuando él quería a las niñas para algo especial.

No trató de disimular su disgusto.

—¿Cuando él quería qué? Tú te hiciste cargo de la programación de ellos en el club, ¿no?

Irina cogió su cerveza y tomó un trago, a continuación, la puso de nuevo en el suelo.

—Una camioneta venía y traía a las niñas a Ziggie, y luego se las volvía a llevar a casa. Siempre estaban protegidas. Eso era lo habitual. Pero a veces las quería para otras cosas a parte de bailar en el club. Incluso para hacer alguna película.

—¿Qué les dijiste? ¿Cómo conseguías que lo hicieran?

—Yo les dije la verdad—dijo Irina—Que si no obedecían nunca tendría la oportunidad de ser libres.

—¿Por qué no te llamó?—llevó la televisión a través de la habitación, la colocó sobre el mostrador de la cocina, y la conectó—¿Por qué no ha venido a por ti?

—Con hombres como ese, siempre se trata de juegos mentales—dijo Irina—Él no quiere que yo crea que soy importante. Querrá que vuelva, pero se asegurará de que entiendo que le pertenezco, como si fuera un coche y otro perro. Tal vez él piensa que estoy pasando hambre, tal vez piensa que tendré miedo si estoy sola. O tal vez se pregunta sobre mi nuevo novio. Con él nunca se sabe.

—¿Crees que sabe sobre nosotros?—Quinn se apoyó en el mostrador y cruzó los brazos apoyados en ambos lados.

Irina sonrió.

—Lo hace después de la noche anterior. He estado con chicos por trabajo, pero nunca he tenido un novio antes. Él estará sospechando.

—El camarero ya nos ha visto juntos antes. Él sabe que yo estaba tratando de ligar contigo.

—Sí—Irina parecía centrarse en su entrepierna—Ellos saben que yo estaba jugando con Quincy.

—Eso es bueno, entonces—dijo muy consciente de su mirada. Se sentía desnuda, incluso con la ropa puesta.

—Muy bien—desvió la mirada atrás de ella—¿Cuándo vamos a volver a salir?

—Mañana o pasado por la noche. A menos que algo suceda antes—Quinn pensó que ya era hora de hablar de otros temas, que tenían que tratar—Queremos que hables con alguien, un médico, acerca de estos hombres, acerca de cómo vivías. Lo que te hicieron, cuando estabas con ellos.

La expresión de Irina se quedó en blanco.

—¿Un médico de la prisión?

—No. Sólo un médico con quien hablar. Un terapeuta.

—Nada de drogas.

—No—Quinn intervino rápidamente—No. Sólo hablar. Acerca de las niñas. Acerca de ti. De tu hermana. De las cosas que te han sucedido. Podría ayudarnos a descubrir dónde buscar a las otras chicas, y a tu hermana.

—¿Dónde está el doctor? No voy a entrar al edificio de la policía.

—Te llevaré a verla. En su oficina, ¿de acuerdo?

—¿Ella?

Asintió.

—Está bien. Puedes confiar en ella. Te lo prometo.

Irina la estudió por un tiempo.

—¿Estarás ahí?

—Si quieres.

—¿Cuándo?

—El lunes.

—¿Te veré antes?

—Claro—dijo Quinn—Volveré mañana por la mañana.

—Entonces hablaré con tu médico.





******


—¿Hola?—Rachel recibió una llamada de teléfono, cuando salía de un taxi, en la esquina de la Viña y la avenida Delaware.

Le entregó el al taxista un billete de diez dólares y con un gesto le indicó que se quedara con el cambio.

—Lily dijo estabas buscando algún tipo de acción adicional—dijo una voz femenina.

—¿Darla?—Rachel creyó reconocer el acento sureño suave de una niña negra de su edad.

No la conocía muy bien, sólo que tenía una historia muy parecía a la suya. Una casa de la que había tenido que huir, y una nueva familia que se había hecho cuando había tenido que buscar la forma de vivir como muchas otras niñas.

Habían tenido que vivir en cuclillas o cuatro a una misma habitación, en algún edificio demasiado viejo, lleno de gente apiñada en departamentos.

Pero ellas habían conseguido sobrevivir. Y se sentían orgullosas de ello.

—¿Rachel? Sí, soy yo. No estaba segura de que tener bien tu número.

—¿Dónde estás, corazón? ¿En el Blue?—
Rachel bordeó el tráfico y cruzó al otro lado de Delaware, hacia el norte.

—Nuh-uh. En el Puño de Hierro.

—¿Sola?—
el Puño era un bar de moteros, y la clientela estaba en acción de servicio pesado.

Trataba de mantenerse lejos de ahí, aun cuando había tenido que trabajar regularmente. Solo había hombres sudorosos que las obligaban a hacer cosas que jamás pedirían a sus novias o mujeres.

—Un cliente me dejó en el estacionamiento—dijo Darla—Fui a llamar por teléfono, y me encontré con uno de los chicos cuando salía. Me dijo que hay una fiesta, esta noche, y que vendrían a recogerme en la esquina de Primavera Jardín y la segunda en diez minutos. ¿Quieres venir?

—¿Son esos chicos nuevos?—
Rachel preguntó, cruzando por encima de Delaware.

Estaba a sólo unas pocas calles de Primavera Jardín. Pensó si le daría tiempo a llamar a Quinn, antes de que los chicos se presentaran.

—No sé sus nombres—dijo Darla—Chicos de Relaciones Exteriores. Rusos, supongo. Tienen mucho dinero. Me prometieron cinco grandes sólo por ir a esta fiesta.

—¿Solo por ir?


Darla se rió.

—Bueno. Ya sabes. Me imagino que eso significa hacer algo.

—¿Quién más irá?

—Nadie todavía. Eres la única a la que podía llamar.


Rachel no podía dejarla ir sola.

Podría meterse en algo que no sería capaz de manejar. Incluso si no tuviera que conseguir información para Santana, no podía permitir que cualquier chica, incluso una a la que no conocía demasiado, hiciera algo así por sí sola.

Mierda, Quinn se enfadará.

—Llegaré en cinco minutos. No te vayas sin mí.

—No te preocupes, cariño. Les diré que alguien muy especial está de camino.





*****


Quinn se puso el teléfono entre la oreja y el hombro, mientras miraba bajo el fregadero.

—Hablas con falta de aliento o algo así. ¿Dónde estás?—consiguió un calambre repentino, en su estómago, seguido por una sensación muy mala—¿Rach?

Al otro lado de la habitación, Irina se incorporó, observando con atención.

—Estoy en Primavera Jardín. Me voy a encontrar con una chica que va a una fiesta con algunos chicos rusos.

—¡No!—[i]Quinn explotó[i]—No vayas. ¿Me oyes? No vayas.

—Es sólo una fiesta, cariño. No voy a hacer nada, te lo prometo.

—No estoy hablando de eso. No se trata de eso. Maldita sea, Rachel. No es
seguro.

—He estado en un centenar de estas cosas. Sé cómo manejar a esos chicos.

—Estos no son sólo buenos chicos con los que pasar el tiempo. Estos son…

—No puedo dejar que vaya sola.

—¡Sí, puedes! ¡Sí, maldita sea! Ella no es tu responsabilidad—
se dio la vuelta rápidamente.

No sabía qué hacer.

No sabía si debía correr por la puerta y saltar en su moto o si debía llamar a Santana.

Lo que quería hacer era arrastrarse a través del teléfono y agitar a Rachel hasta que entrara en razón.

—Te llamo cuando llego ahí, ¿vale? Irá ir al baño o algo así y te llamaré. Voy a estar bien.

—Rachel, Por favor, no hagas esto. Rach…

—Te llamo, cariño.


Se quedó mirando el teléfono en silencio.

El sentimiento de impotencia fue tan grande que casi lo tiró por la habitación. Por un segundo, no sabía qué hacer.

—Jesús. Jesús, Jesús, Jesús—levantó la mano y marcó el número de Santana, en su marcación rápida. Luego, contuvo la respiración y contó. Un tono, dos tonos, tres tonos, cuatro to…

—Santana—la voz de la teniente sonaba ronca y sin casi aliento, como si estuviera corriendo.

Tal vez lo estaba.

—Soy Quinn. Rachel ha a una fiesta con algunos rusos.

—¿Cuándo?

—Ahora. Simplemente me llamó desde Primavera Jardín.

—¿Dónde queda Primavera Jardín?


Cerró los ojos, preguntándose qué de policía era.

—Yo no lo sé. Jesús, yo…

—Dime exactamente lo que dijo.


Volvió la voz serena y firme de Santana, y empezó a explicarle la conversación.

—¿Dónde estás ahora?

—En Queen Aldea. En el departamento de Quincy con Irina
—miró su reloj. Las doce y media—¿Debo llamarla?

—No. Ya podría estar con ellos. Voy a avisar a Mike y vamos a recogerte. Si te llama en ese ínterin, averiguar dónde está y llámame de nuevo.

—Está bien—
tomó una respiración completa, la primera en lo que pareció un largo tiempo, y su cerebro parecía hacer clic en el engranaje—Tal vez Irina sepa algo que nos pueda ayudar.

—Buena idea. Quédate. Llegaremos lo antes posible.

—Sí, señora. Gracias, señora—
desconectó y metió el teléfono en el bolsillo de su chaqueta—¿Sabes dónde suelen llevar a las niñas a las fiestas?

—Hay pocos lugares. Hoteles, por lo general.

—Nombres. ¿Me puede decir los nombres?—buscó en su chaqueta y encontró un recibo para llevar—¿Tienes un lápiz?

Irina buscó su bolso y le entregó un bolígrafo.

—No estoy segura de todos los nombres. No tenía ninguna razón para mirarlos. ¿Ella es tu novia?

Apretó la mandíbula y asintió.

—Sólo dime todo lo que puedas recordar.

—Ellos no van a hacerle daño, Quincy. No hacen daño a las niñas. Las necesitan. En la medida en que creo que ella está ahí para utilizarla, estará bien.

—Bien—la palabra se sentía como cenizas en su lengua.

Mientras Rachel permita que la utilicen, ella estaría bien. Pero sabía que su castaña incluso cuando todavía estaba en ese trabajo para sobrevivir, nunca había permitido que nadie la usara.

Cristo, tenía que encontrarla.

—Todo lo que puedas recordar.




******



—Lo siento—dijo Santana, cogiendo un par de pantalones.

—Está bien. ¿Está Rachel en problemas?—Brittany se levantó de la cama y se puso un pijama de seda.

Le dio a su morena un jersey negro, que ésta se lo puso sin siquiera mirarlo.

—Esperemos que no. Podría estar con algunos chicos universitarios, que estén simplemente pasando un buen fin de semana en la ciudad. No tengo mucha información—abrió el cajón de la mesilla, y sacó su arma y arnés de hombro—Maldita sea. ¿En qué demonios estaba pensando?

—Me imagino que piensa que está haciendo su trabajo.

Dejó de moverse.

—¿Su trabajo?

—Ella es tu CI todavía, ¿no? Le pagas para que te consiga información. Para hablar con la gente que no habla con nadie más. Para ir a lugares a los que nadie más puede ir.

—Yo no le pago para ponerse en peligro—se dio cuenta tan pronto como habló que era mentira.

Cada vez que le preguntaba a Rachel sobre sus fuentes de información, le estaba poniendo en riesgo. Si alguien empezaba a sospechar y la detectaba como informante, la castaña no viviría mucho tiempo.

—¡Ah, mierda! ¿Crees que estoy equivocada por utilizarla, verdad?

Su rubia suspiró.

—San, quiero muchas cosas, en este mundo, que sean diferentes. Desearía que Rachel nunca hubiera tenido que vender su cuerpo para sobrevivir. Me gustaría que no existieran hombres que utilizan la desgracia de las niñas como ella, para su propio placer. Me gustaría que no tener que preocuparme por el mal de esta mundo. Cariño, vivimos con lo que debemos, y tu mejor que nadie, sabes lo que tienes que hacer. No la estás utilizando. Rachel es demasiado fuerte para eso. Recuerda, es muy ingeniosa. Y muy, muy brillante.

Se sentó en la cama junto a su rubia y le tomó la mano.

—Me ayudas a ver las cosas de una manera que nunca antes he podido ver. Eso está bien. Me entiendes, y eso... significa todo para mí.

La más alta le tomó la cara entre las manos y la besó.

—Te quiero. Si no vieras el mundo como lo haces, no serías tan buena en tu trabajo. Y tienes que ser buena en tu trabajo para mantenerte a ti misma y a los demás a salvo. Y para hacer lo correcto—pasó sus dedos por el cabello negro—Ahora vete. Ten cuidado.

—Volveré tan pronto como pueda—la besó rápidamente y desapareció en la noche, otra vez.





******


Rachel llegó a la esquina de Primavera Jardín, y vio como un Lincoln Navigator con ventanas oscurecidas se desviaba del tráfico y se detenía cerca de la acera, donde Darla estaba apoyada en un poste indicador.

Le gustaba.

Llevaba una minifalda, de vinilo roja, justo por debajo del pliegue de su culo. Iba muy parecía a ella. Ambas llevaban ropas económicas, chaquetas con cremalleras de gran tamaño, y poco más debajo.

Darla la saludo, mostrando su alivio al verla, bajo la luz de la farola de la calle, justo encima de ellas. La puerta de atrás del navegador se abrió y un hombre salió.

Vestía pantalón oscuro, una chaqueta de cuero negra y gafas de sol, algo raro, porque era media noche. No parecía como un muchacho de la universidad.

Parecía exactamente como lo que pensó que era. Un gamberro, probablemente un proxeneta. No era el tipo de operaciones que proporcionaban refugio y protección a niñas, ja, ja, a cambio del dinero que ganaban en sus rodillas.

No, este chico parecía trabajar para un hombre que no quería ensuciarse las manos, por lo que enviaba a sus hombres a conseguir lo que quería. Y al parecer, quería coños jóvenes.

—¡Hola!—dijo moviendo su culo mientras se acercaba a Darla. Se enganchó del brazo de ella y la besó en la mejilla. Luego movió la cabeza y sonrió al hombre que las estaba observando—¿Son estas nuestras citas, cariño?

—Me imagino—Darla dijo, mirando un poco incierta.

Calculó que este no era el tipo con el que Darla había hablado en el estacionamiento.

Chicos como este, que conducían Navegador no se acercaban a jovencitas por las calles. Tenían a alguien más que lo hacía por ellos. Trató de echar un vistazo a la parte trasera del coche, cuando ella y Darla se acercaron, tampoco pudo ver bien la matricula.

—¿Quién es tu amiga?—dijo el hombre a Darla en inglés crujiente. Tenía acento, pero su discurso fue brillante.

—Esta es…

—Samantha—Rachel, dijo rápidamente, moviendo las caderas para que pudiera darle una buena mirada en sus piernas, cuando la falda se levantó casi hasta la entrepierna—Pero todo el mundo me llama Sam. Darla dice que vamos a una fiesta. No puedo esperar. Me encantan las fiestas.

Él las miró durante un largo minuto, luego se apartó y les indicó la parte trasera de la camioneta.

Miró hacia la calle, pero que no vio la motocicleta de Quinn o algo parecido a un coche de policía. Solía ser a Santana a la que solía ver en su Corvette, pero últimamente había utilizado otro tipo de coche.

No había señales de ninguno de ellos. Lo que significaba que nadie iba a saber a dónde había ido.

Tomó la mano de Darla.

—Bueno, vamos, cariño. ¡Vamos de fiesta!—se deslizó en el asiento de atrás, donde esperaba otro hombre, en el otro lado, y Darla se sentó a su lado, como si estuviera buscando algún tipo de refugio.

La puerta se cerró y el Navigator arrancó. Se dirigió hacia el norte. Trató de
echar un vistazo por la ventana, buscando señales en el camino, pero todo lo que pudo ver fue la señal que anunciaba la rampa de acceso a la 95 Norte.

Podrían estar en cualquier lugar de Trenton y la ciudad de Nueva York en una hora.





******


Marley se movió, en la oscuridad, y encendió la luz del lado de la cama cuando sintió a Kitty salir de la cama.

Sentada, dejó caer la sábana hasta su cintura, su rubia estaba justo en la puerta de la habitación, poniéndose una camiseta sobre sus pantalones cortos.

—¿No puedes dormir?

—Oye—Kitty susurró—Lo siento. Pensé que estabas dormida.

—A medias. No bebí nada, porque tenía miedo de que me diera dolor de cabeza, así que no tenía nada para aliviar el dolor de la noche.

La ojiverde se rió.

—Tú también, ¿eh? Me pareció interminable. Se me había olvidado lo mucho que me gustan estas funciones, incluso si son para una buena causa.

Se encogió de hombros.

—No estoy del todo segura acerca de esta causa en particular—se sentó en el borde de la cama.

—¿No te gusta el alcalde?

—No lo sé. No lo conozco, pero no estoy completamente segura de que él sea realmente quien toma las decisiones—frunció el ceño—Había un surtido muy interesante de personas, ahí esta noche.

—Algunos con demasiado poder—dijo Kitty cuidadosamente, no quería alarmarla sin necesidad.

A pesar de que dijo que se sentía mejor, y aunque apenas llevaba unos días trabajando a jornada completa, parecía pálida y frágil.

Lo último que necesitaba era que preocuparla por cosas que ni siquiera podría confirmar.

No cuando su rubia tenía la sensación de era ella misma, la que interesaba a Zamora.

Si él no quería que su atención, ¿por qué enviar las fotos a su ordenador?

Tenían que ser una advertencia. Y si lo eran, entonces era la rubia a quien querían, no a ella.

—Tu vecino de esta noche Zamora. Tengo entendido que es bastante influyente.

—Mmm—dijo Marley ausente—Él es propietario de una gran cantidad de inmuebles y terrenos, en ambos lados del río, así como acciones importantes en varias sociedades de inversión—cogió la taza de té que había dejado sobre la mesilla de noche y bebió—Es curioso que lo menciones. Se puso en contacto conmigo ayer sobre una propuesta de negocios.

—¿Por Innova?—Kitty preguntó.

La empresa de diseño de su ojiceleste tenía una reputación internacional, y se le acercaban a menudo inversores importantes buscando oportunidades de inversión.

No creía, ni por un segundo, que aquello fuera la verdadera intención de Zamora, pero la su castaña no tenía motivos para sospechar de él, por lo que se obligó a sonar casual.

—¿Qué le dijiste?—le pregunto cuando su castaña se recostó en la almohada y le acarició el antebrazo.

—Oh, le dije que lo pensaría—sonrió—Pero ahora no estoy buscando socios.

—Él parecía muy amigable en la cena esta noche.

—Con hombres así, el encanto es algo natural. Me recuerda a Jake.

Quería decir que el ex marido de su castaña, Jake, era un estafador trampas bajos fondos, un niño del coro en comparación con Kratos Zamora.

—Impresionada por sí misma, ¿eh?

Su castaña sonrió.

—Ciertamente segura de sí mismo—Marley le pasó los dedos por los suyos y le dio la mano—También me di cuenta que conseguiste un poco de atención.

Frunció el ceño.

—Yo no…

—La pelirroja de aquel vestido tan revelador.

—Oh. Ella—pensó en la tarjeta de visita, con un número de teléfono garabateado, que le había deslizado en el bolsillo del vestido y guardado en la guantera de su coche, cuando su ojiceleste no estaba mirando. Pensó en el paseo de los dedos en el interior de su muslo, a la deriva sobre su estómago—Ella estaba buscando diversión.

—Nunca la había visto antes. ¿Quién es ella?

—No lo sé. Probablemente otra heredera de la alta sociedad, con más dinero del que puede gastar. ¿No es que uno de los requisitos principales para una invitación a la recaudación de fondos como esta?

—Bueno, la parte de dinero sin duda lo es.

La más alta suspiró.

—¿Quieres probar a volver a dormir esta noche?

Se inclinó y la besó.

—Sólo quiero comprobar un par de cosas. No tardaré mucho tiempo.

La castaña ahuecó la parte posterior de su cuello y la abrazó para otro largo beso.

—Despiértame cuando vengas a la cama.





******


—Esta es la segunda vez que pasamos por aquí—dijo Santana—Yo no la veo.

Quinn se inclinó hacia adelante desde el asiento trasero, estirando el cuello para ver a su alrededor.

Esta parte del Spring Garden estaba llena de bares, y el tráfico a pie era pesado. Estaban casi en la avenida Delaware, y todavía no habían visto a Rachel.

—Tal vez se alejó unas pocas calles más. Vamos a andar de nuevo—instó a Quinn.

—Oye, chico, estás respirando en el cuello—dijo Mike—Tranquilízate. La
encontraremos.

—¿Cómo?—Quinn se rompió—Se ha ido ya. Podría estar en cualquier lugar.

La morena se detuvo en el aparcamiento, a oscuras, de un restaurante en el que solían verse con Rachel para hablar de negocios y apagó el motor.

—Estamos esperando a que nos llame.

—Voy a comprobar los clubes—dijo Quinn, abriendo la puerta de atrás—Alguien podría haber hablado esta noche con esos muchachos. Puede que alguien sepa donde es la fiesta.

—No—gritó Mike, llegando a su puerta.

—Yo me encargaré de ella—dijo Santana en voz baja. Salió del coche y cerró la puerta—Quinn. Espera.

Ésta recorrió unos metros más, y se detuvo. La morena caminaba sin prisa hacia ella.

—Apártate de la luz.

Juntas, se trasladaron a la sombra bajo un edificio.

—¿Por qué es tan mala idea que pregunte sobre Rachel en los clubes?

Los puños de la joven estaban apretados, con los brazos rígidos a los costados, y miró más allá de la morena, hacia el flujo de automóviles en la calle.

No quería responder a la pregunta.

No quería pensar en por qué no podía hacer lo que tenía que hacer para encontrar a Rachel.

Para cuidar de ella.

No quería tener que elegir nada más que la mujer que amaba, nunca más.

—No puedo hacer esto.

—¿No puedes hacer qué?

—No puedo ser policía si eso significa que tengo que poner todo en frente de ella—miró a la pelinegra, con los ojos en lágrimas calientes que se negó a derramar—Lo siento, mi teniente.

—¿Qué crees que va a cambiar si no eres un poli nunca más?—Santana se apoyó sobre la pared del edificio, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para hablar.

—Yo podría...

—¿Qué? ¿Dedicar tu tiempo a qué? ¿Vigilar a su sus amigos? ¿Asegurarte de que no va a ninguna parte, por si puede salir herida?—Santana se rió—Rachel te dejará en menos de una semana.

—Yo podría buscarla ahora mismo. No tendría que preocuparme por romper me tapadera. Eso es de lo que estamos hablando, ¿no? Se supone que debo estar con Irina ahora. Así que no puedo salir a correr por ahí tratando de averiguar si Rachel está bien o no.

—No sería una idea muy buena, no. Y las posibilidades de que alguien sepa algo son muy escasas, de todos modos.

—Pero hay una posibilidad—Quinn insistió—¿Qué pasa si encontramos a algún amigo que conozca a estos tipos, también, y me dijera donde es la fiesta?

—¿Qué harías? Todo lo que harías es, probablemente, conseguir algunos golpes—Santana se enderezó—No tenemos tiempo. Estás trabajando encubierto, y eso es siempre una tarea difícil. Rachel está justo en el medio de todo ello, y sé que es duro. Duro y... tienes mucho miedo.

—Dejé que el Ejército tomara todo de mí—dijo Quinn con voz ronca—Todo lo que yo pensaba que era, todo en lo que yo creía, sólo me hicieron daño. Y no pude hacer nada para cambiarlo.

—No estás sola. Tienes ayuda. Por eso estamos aquí—Santana hizo un gesto hacia el coche—Ahora tenemos mucho trabajo que hacer, y va a ser una noche larga. Te sugiero que sientes tu trasero en el coche, y esperes a que llame. Va a llamar.

—Lo siento, no yo...—se llevó la mano al pelo—Joder, siento si te he decepcionado.

La morena le acarició el cuello, y le frotó los músculos apretados por unos segundos.

—No me has decepcionado. Y nunca lo harás. No a mí. Ni a Rachel. ¡Venga, vamos!

Dejó caer la mano y se alejó. Después de vacilar un segundo, la rubia la siguió.

Mientras caminaba, a través del frío y oscuro aparcamiento, sintió el calor en la parte posterior de su cuello, donde la pelinegra la había tocado.

No lo entendía, pero deseaba que la volviera a tocar de nuevo. Quería ese toque…de familia.








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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Miér Feb 27, 2019 6:33 pm

De verdad solo espero que Rachel este bien, al igual que la chica que la acompaño, es terrible por lo que tiene que pasar Quinn, pero es el trabajo me supongo. [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 3718790499 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2236703817
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Mensaje por 23l1 Miér Feb 27, 2019 8:32 pm

micky morales escribió:De verdad solo espero que Rachel este bien, al igual que la chica que la acompaño, es terrible por lo que tiene que pasar Quinn, pero es el trabajo me supongo. [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 3718790499 [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo - Página 23 2236703817





Hola, esk tiene q estarlo!!! =S ambas lo tiene q estar. Si...lo q no kita q sea tan malo =/ Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Cap 20

Mensaje por 23l1 Miér Feb 27, 2019 8:35 pm

Capitulo 20




Rachel pensó en su novia.

Tenía razón en una cosa. Estaban en Trenton. Cogió una rápida visión a una señal, cuando salían por la I-95. No podía ver mucho más, con el gigante silencioso, que estaba sentado bloqueando casi toda la visión de la ventana.

Él no había dicho nada.

Él no la había tocado, por lo que estaba agradecida.

Darla había permanecido en silencio durante los cuarenta minutos que duró el viaje.

¿Dónde estamos?—Rachel preguntó alegremente. Había intentado obtener
información de la pareja de rusos, un par de veces, pero cada pregunta que se fue recibida con un gruñido o nada en absoluto—¿No tiene hoteles en Filadelfia? ¿Tenemos que recorrer todo este camino para una fiesta?—se inclinó hacia adelante y se puso de lado, en el asiento, para poder mirar al hombre a la cara—Hey. No estás durmiendo, ¿verdad? Estamos una fiesta esta noche, ¿recuerdas?

—No estoy durmiendo—dijo sin más.

—Entonces, ¿dónde vamos?

—Llegaremos pronto.

Pensó en insistir un poco más, pero no creía que hablarán, y estaba bastante segura que si insistía demasiado, podría encontrarse en mitad de la carretera.

Tal vez caminando, o incluso muerta. Se acomodó en el asiento.

—¿Hay algo de beber?

—Habrá bebidas en la fiesta. Pero no deberías beber.

—¿Por qué no?

—Porque a los hombres no les gustan las chicas borrachas.

—Estos muchachos. ¿Son tus amigos? ¿Alemanes, como tú?

—Soy ruso no alemán—gruñó, confirmando su conjetura.

—Oh, genial—notó que se detenía y metió la mano en el bolsillo delantero de su chaqueta. Sus dedos se cerraron sobre su teléfono celular—Hey, estamos aquí. Cool.

Unos segundos después, la puerta trasera se abrió, y el primer hombre agarró de la mano a Darla. La guio, no más o menos, pero mantuvo un control sobre ella, como si de repente pudiera huir.

Cuando salió, el otro estaba detrás de ella. Miró a su alrededor rápidamente. Estaban en el cambio de la entrada lateral a un hotel, pero no podía ver el nombre. Pudo ver algunas letras, en la puerta de vidrio del frente, en la entrada, donde el coche aparcó.


Una mano se cerró alrededor de su brazo izquierdo, llevándola rápidamente hacia el hotel. Deslizó el teléfono móvil de su bolsillo y lo sostuvo por su pierna, presionando los botones de la memoria.

Al llegar casi hasta la puerta, tomó una foto, esperando capturar el nombre. Luego lo deslizó cuidadosamente de nuevo en su chaqueta.

Tenía muchas más fotos que tomar.

Entró en el hotel y sonrió, mientras esperaban al ascensor.

—Esto va a ser divertido.

Vigésimo segundo piso, habitación 2208. Repitió los números para sí misma. Ella y Darla se encontraban entre los dos grandes hombres en frente de una habitación, al final del pasillo.

Cuando se abrió la puerta, sintió una mano en la parte baja de la espalda dirigiéndola a su futuro. La suite era enorme, con dos zonas unidas por puertas corredizas.

A primera vista, contó ocho hombres, y tres o cuatro muchachas de su edad.

Todos los hombres vestían camisas y pantalones, como si acabaran de llegar de una reunión de negocios. Las niñas no llevaban casi nada en absoluto. Faldas cortas, blusas de algodón fino, tacones altos o botas altas.

Una pareja parecía joven.

Muy joven.

Quince, tal vez.

Lo sabía, porque había tenido quince años cuando se había iniciado. Pero no se había iniciado en lugares como este. La primera vez, había sido en una estación de autobuses. Había volado a un tipo por el precio de un billete a algún lugar, a cualquier lugar que la alejara de dónde estaba.

La noche que había conocido Quinn, había estado haciendo un trabajo manual, a un cliente, en un oscuro callejón. Si su rubia no hubiera intervenido, probablemente habría sido capaz de manejarlo, pero sabía que podía haber acabado con varias contusiones en su cuerpo.

Alejó ese pensamiento de su cabeza.

No era una niña.

Ya no era aquella niña en absoluto.

Junto a ella, sintió a Darla asustada. Probablemente había pensado que sería una fiesta de alguna fraternidad, con chicos jóvenes, cerveza y un par de mamadas en el baño.

Pero estos no ese tipo de chicos.

Estos eran hombres, y por la forma que las miraban, dejaron claro que ellas eran carne para ser servida.

Se sorprendió de que la mayoría hablaran inglés. Por alguna razón, había esperado que fueran extranjeros, como los individuos que las habían traído, pero no lo eran.

La tomó del brazo, y tiró de Darla hacia la barra del, a un lado de la habitación. La superficie estaba cubierta con cubos de hielo, botellas de licor abiertas, champagne, y un montón de gafas.

—Vamos a tomar un trago, cariño—dijo en voz alta—, Y luego podremos conocer a estos hombres guapos.

—Este lugar es rastrero—susurró Darla—¿Quiénes son estos tipos?

Al llegar a la barra, bajó la voz. Realmente, nadie las estaba prestando mucha atención, así que aprovechó para deslizar su móvil de su bolsillo.

—Hombres importantes. Si oyes algún nombre, trata de recordarlo. Toma un par de tragos, pero siempre con agua y hielo. Tienes que hacerles pensar que estamos en una fiesta, pero debes mantener la cabeza despejada, ¿de acuerdo?

—¿No podemos salir de aquí?—pregunto Darla—Tengo el dinero suficiente para volver a casa en autobús.

—Debemos convencerles de que haremos lo que ellos quieran. Es la mejor forma de permanecer seguras—se apoyó en la barra, con su teléfono apoyado entre un par de vasos.

Empezó a hacer fotos, tapándolo con las manos, esperando que hubiera espacio suficiente entre las botellas para conseguir algunas fotos de los hombre sentados alrededor de la habitación.

—¿Qué debo hacer?—Darla sirvió un par de vasos cortos con hielo y whisky,
para cada una de ellas.

—Siéntate junto a uno de ellos con tu bebida y esperar hasta que alguien hable contigo. Te harán saber lo que quieren. Trate de no entrar en una habitación a solas con ninguno de ellos. Después de haber bebido un poco, probablemente querrán hacerlo aquí.

—No me dejes, ¿de acuerdo?—Darla dijo, con voz temblorosa.

—No lo haré. Tengo que hacer pis en este momento, pero no voy a ir a ninguna parte. Te lo prometo.




*****


Mike se movió en el asiento delantero y el coche se sacudió ligeramente.

—Haré una parada y compraré algo a la vuelta de la esquina. Me vendría bien algo de café. ¿Alguien más?

—Yo no—dijo Santana.

—Estoy bien—Quinn miró su reloj de nuevo. 1:30. Jesús—No tardes demasiado tiempo, ¿eh?

—Si me necesitas, y sabes dónde estoy—Mike se lanzó fuera del vehículo y
cerró la puerta.

Quinn echó atrás la cabeza, contra el asiento, y miró el techo.

—No debería haberla dejado sola. Me acerqué para ver cómo estaba Irina. Me he quedado en casa.

—Es sábado por la noche—dijo Santana—Rachel siempre sale estas noches, por un tiempo.

—Sí, supongo—Quinn suspiró—Lo siento. Siento haberte estropeado la noche. A Mike también.

—No importa, Quinn. Yo no dormía aún, y Mike estaba fuera cuando me llamaste.

La rubia sacudido hacia adelante.

—¿En una cita? ¿ Mike?

—Al parecer, con la capitán de la Autoridad Portuaria—Santana rió entre dientes—De todos modos, este es nuestro trabajo. Y es Rachel.

—Pero yo…— su móvil sonó y bruscamente lo sacó de su cinturón—Quinn.

—Cariño, Soy…

—Rach—
dijo Quinn, obligándose a mantener la calma—Dime dónde estás.

—No lo sé exactamente. En algún lugar en Trenton.


La castaña hablaba en voz tan baja tuvo que cerrar los ojos y concentrarse para poder oírla, a través de latidos de su propio corazón. Distinguió algún tipo de ruido de fondo.

¿Agua corriendo?

—¿Está en alguna casa? ¿Has visto alguna señal en la calle?

—No, un hotel. Espera un minuto. Déjame ver. Tomé una foto.


Su estómago se trenzó en una cadena de nudos.

—¿Puedes salir? Rach, ¿puedes salir ahora mismo?

—No lo creo. Darla está conmigo. No creo que podamos salir tan fácilmente—
silencio—Sheraton.

—¿Cuál? ¿Qué dice?

—No estoy segura. Cerca de la I 95.

—Necesitamos que nos…

—Me tengo que ir, cariño. Intentaré volver a llamarte cuando podamos irnos. Puede que no sea hasta mañana.

—Jesús, Rachel—
gritó, perdiendo la calma—Quiero que salgas de ahí. Tu…

—Estaré bien. Te quiero.


Dejó de escuchar.

—¡Jesús Cristo!

—¿Dónde está?—dijo Santana, arrancando el motor.

—Trenton. En el jodido Trentón.

La morena sacó el coche de Spring Garden y se dirigió hacia el este, cruzando alrededor de la esquina hacia el lugar de donde vieron a Mike caminando por la calle con su café en la mano. Se acercaron a él para que subiera al coche.

—Lo más probable es que quien las llevó las vuela a traer de regreso. Quinn, no creo que les vayan a hacer daño, mientras no sepan lo que está haciendo Rachel. Y ella sabe lo que está haciendo. Es muy inteligente.

—Si fuera tan inteligente, no estaría ahí.

—No. Si ella no fuera tan valientes y no tuviera tantos cojones, no estaría ahí.

La rubia se frotó la cara.

—Yo podría usar algunas de tus bolas de ahora.

—¿Qué es eso de mis pelotas?—dijo Mike, deslizándose en su asiento—¿Tienes algún problema conmigo, rubia?

—Ahora no, Mike—Santana dijo en voz baja.

—No—dijo Quinn con brusquedad—Solo tengo problema con una y es con una mujer.

El asiático sopló en su café.

—Únete al resto de nosotros, rubia.





****


Rachel no creía haber estado fuera más de unos minutos, pero cuando volvió, alguien había bajado la intensidad de las luces, que casi se tropezó con una mesa.

Darla estaba en el sofá, junto a un hombre delgado, con una camisa blanca y pantalón oscuro. Se había quitado la chaqueta y la corbata, y tenía el brazo sobre los hombros, la mano sobre el pecho.

Escaneó la habitación. El ruso que había estado en el asiento trasero del coche, con ellas, estaba apoyado contra la pared, junto a la puerta del pasillo. Su mirada se desvió más de ella, como si no estuviera ahí, pero ella no tenía duda de que sabía exactamente dónde estaba.

Puesto que nadie parecía estar prestándole atención, se paseó a lo largo Darla y se sentó a su lado. Se acercó, y para cualquiera que estuviera mirando, la besó en el cuello. Sabía por experiencia, en este tipo de fiestas, que a los hombres les gustaba ver a dos niñas juntas. La mayoría de sus amigos, en la vida, se sentían totalmente cómodos teniendo relaciones sexuales con otros, y en la mayoría de las veces, preferirían que los clientes fueran anónimos. Así que siempre trataba de distraer a los hombres, jugando con otra niña como ésta.

Si tenía suerte, a veces eso era suficiente.

—¿Todo bien?—Rachel susurró.

Darla se dio cuenta de que lo estaba haciendo, se volvió y la besó en la boca.

—Te has perdido, cariño.

Se acercó por si ellos podrían estar mirándolas. Una muchacha se arrodilló, en el suelo, delante de la silla de al lado, haciendo una mamada a un hombre, mientras éste hablaba por teléfono.

En el sofá de en frente, un gran hombre con las manos del tamaño de unos guantes de béisbol, tocaba los pechos a otra chica, que él había expuesto en su regazo como si fuera una bolsa de caramelos.

No había hecho nada como esto, en las últimas semanas, en realidad, desde que había empezado a enamorarse de Quinn, y estaba enferma de una manera que nunca había estado antes. Se había sentido adormecida durante un tiempo muy largo, pero ahora ya no lo estaba. Ahora estaba aún más decidida a detener a estos hombres.

A todos estos hombres.

—Bueno, ahora estoy de vuelta y prometo no dejarte de lado durante toda la noche. ¿Quién es tu amigo?

—Oh, este es...—Darla, a pesar de estar un poco asustada por lo que la rodeaba, no era un neófita. Leyó el mensaje alto y claro. Bajando la mano libre, sobre la entrepierna del hombre delgado, apretó fugazmente, lo que le provocó un gruñido de sorpresa—¿Me has dicho tu nombre, cariño?

—No, no lo hice—él miró más allá de ellas—¿Quién eres?

—Yo soy Sam—dijo Rachel, poniendo un ronroneo en su voz—Creo que mi novia ha tenido la suerte de conocerte primero.

—¿Están juntas?

—Uh-huh—respondieron al unísono.

Vio la entrepierna del hombre en la mano de Darla. Bingo. Le gustaba mirar, y mirar era la cosa más segura para ellas. Si realmente tenían suerte, podrían quedarse junto a él sin que nadie más las molestara.

—No te importa si me uno, ¿verdad?—Rachel deslizó su brazo alrededor de la cintura de Darla y le acarició la garganta.

—Bésala—dijo, cubriendo la mano de Darla, presionando su entrepierna.

Ésta tenía práctica en esto, y se lo hizo ver y oír, como si lo estuviera gozando, mostrándole la lengua cada vez que se besaban. Darían al hombre lo que esperaba.

Rachel casi nunca besaba a los clientes, y realmente no había besado a otra mujer desde Quinn. El contacto de la boca de Darla la hizo sentirse extraña. Demasiado suave, demasiado informal.

Cuando su ojiverde la besaba, siempre sentía su necesidad. El hambre de Quinn hacia ella. Besos de Quinn podían ser suaves, pero siempre eran exigentes.

Este era un simple acto frío que debían fingir para mantenerse a salvo.

—Ve despacio con él—Rachel le susurró al oído cuando cogió aliento—No dejes que se corra muy rápido.

Darla volvió a acariciarle y darle masajes, a través de sus pantalones. Después de un rato, le abrió la cremallera y la sacó, pero sabía cómo estirar un trabajo manual, convirtiéndolo en un maratón.

En el momento en que se corrió, todos los demás en la sala estaban ocupados. Nadie se molestó en fijarse en ellas que estaban acurrucadas en la esquina del sofá.

Después de un tiempo, el hombre delgado metió su pene flácido de nuevo en los pantalones y se sentó con los ojos cerrados, tomando su bebida.




*****


—¿Me dejas preguntar en recepción?—Quinn quedó mirando hacia el hotel, como si su puerto entero le abrasara bajo la ropa.

Rachel estaba en alguna parte.

Con hombres que podrían disponer de ella, como si fuera basura. Incluso si no la lastimaban, la estarían usando.

Sabía lo que su castaña había tenido que para sobrevivir. No le importaba lo que tuviera que hacer para estar a salvo esta noche, siempre que eso no la lastimara a la propia Rachel.

—No puedes—dijo Santana—Estoy segura que tienen a alguien en el vestíbulo. Tendrán a su gente vigilando los ascensores, y el pasillo fuera de la habitación. Nadie podrá acercarse a sus clientes.

—Al menos podré verles el rostro.

—Y él puede verte. No podemos correr ese riesgo—Santana se volvió y la miró, bajo el tenue resplandor de la marquesina del hotel—Vas a tener un contacto cercano y personal con esos chicos. Pero cuando lo hagas, será porque Irina te los presente.

—Voy a dar un paseo alrededor de la calle—dijo Mike—Seguramente tendrán un coche, tal vez dos, cerca de una salida. Miraré las matrículas.

—Asegúrate que tu móvil esté encendido—dijo Santana.

Él hizo un gesto con la mano mientras cerraba la puerta.

—¿Cómo de bueno es para ella que estemos aquí?—Quinn quejó.

—Esta es la vigilancia, Quinn. Ya sabes cómo funciona. Sólo miramos—echó su asiento hacia atrás, para darse más espacio para las piernas, y se frotó la parte de atrás de su cuello.

—¿Estás bien?—Quinn preguntó en voz baja.

—Sí. Sólo es un pequeño dolor de cabeza. No es nada.

—Lo siento. Sigo pensando que debería haberlo visto venir.

La teniente se rió suavemente.

—Si alguna vez llegas al punto de saber lo que Rachel va a hacer, antes de que lo haga, házmelo saber. Voy a promocionarlo.

—Irina accedió a hablar con la Dra. Pierce.

Volvió la cabeza.

—¿De veras? Buen trabajo.

—Creo que si pudiéramos conseguir meterla en protección de testigos, vendrá alrededor de su hermana también.

—Volveré a hablar con Puckerman el lunes—gruñó—Mierda. ¿Por qué debería darle un día libre? Le llamaré más tarde.

—Quiero estar en la próxima de estas partes—dijo Quinn.

—Bien. Porque ese es el plan.




****


En algún momento alrededor de las 4:00 am, los únicos sonidos en el baño eran unos intermitentes gemidos.

Varias de las niñas estaban durmiendo acurrucadas en el suelo o cubiertas por los hombres dormidos. Unos pocos hombres, todavía estaban despiertos, bebiendo y hablando. Otro estaba con dos jóvenes, una con su boca sobre su polla, la otra ofreciéndole sus pechos.

—Ahora vuelvo. No te muevas—Rachel susurró. Se deslizó, y con cuidado se movió en las sombras, haciendo su camino por el pasillo.

Antes, cuando había ido al baño para llamar a Quinn, que había visto una puerta abierta, que daba a una habitación. Después de comprobar que la sala estaba despejada, se metió en esa habitación y cerró la puerta casi por completo.

Un candelabro de pared le dio la luz suficiente para maniobrar. Sacó su móvil, una vez más, y buscó a través de los abrigos. Sabía dónde buscar y rápidamente encontró varias carteras. Abrió las billeteras a la luz, y sacó varias fotos a las licencias de conducir, detrás de sus revestimientos de plástico transparente.

No tenía idea si la cámara de su teléfono móvil sería lo suficientemente buena para lo que estaba haciendo, por las guardó en la memoria.

Sabía que su palabra no sería suficiente.

Necesita pruebas.

Acababa de abrir el tercer billetero cuando oyó una maldición apagada y el sonido de los pasos tropezando que se acercaban. Sus opciones eran limitadas. La cama estaba demasiado cerca del suelo como para gatear debajo de ella.

No quería esconderse en el armario, por si alguien hubiera dejado ahí su abrigo y venía a recogerlo.

Detrás de la puerta del dormitorio.

No.

Si alguien entraba y cerraba la puerta, quedaría inmediatamente expuesta.

Empujó las carteras de nuevo, en los abrigos, rogando haberlas dejado en el orden correcto, y se echó al suelo, al otro lado de la cama, lo más cerca posible para no ser vista. La puerta del dormitorio se abrió y un rayo de luz tenue, que parecía tan brillante, como el haz de un reflector, atravesó la habitación.

Contuvo la respiración, temerosa de que su jadeo la delatara.

Unos pasos pesados se acercaron. La cama se hundió, cuando alguien se sentó en el otro extremo, y entonces oyó algunas palabras entre dientes, en un idioma que no podía entender.

Debía ser uno de los rusos.

El inconfundible sonido de una cremallera deslizándose hacia abajo, un gruñido, y seguido los sonidos de la succión de líquidos a alguien. Por los sonidos se dio cuenta que aquello podría terminar pronto, ya que el hombre probablemente se iba a correr pronto.

A los pocos minutos, ya estaba respirando con dificultad, y rogó para que terminara rápidamente, antes de que otros hombres empezaran a despertarse.

Sus quejidos y el aumento de la succión se volvieron náuseas. El cabrón no la estaba dejando respirar, y todo lo que quería hacer saltar encima de la cama y romperle la cara. Apretó los ojos bien cerrados, cerró sus manos, hasta que sus uñas se clavaron en sus palmas, y se dijo que si se descubría, sólo empeoraría las cosas.

Oyó un grito ronco y poco a poco soltó su aliento. Se había acabado, y en segundos, se habían ido.

Temblando, se puso de rodillas, comprobó que la habitación estaba vacía y corrió hacia la puerta.

La sala estaba despejada. Las luces de las habitaciones principales seguían estando bajas de intensidad, pero tan pronto como miró hacia el sofá, se dio cuenta que algo andaba mal.

Darla no estaba ahí.

Rápidamente, corrió por el pasillo por donde había venido. Más allá de la sala, donde se guardaban los abrigos había otra habitación, y pudo oír el chasquido húmedo de la carne.

También se oía llorar a Darla.

Cabrones.

Abrió la puerta e irrumpió en la sala en un solo movimiento, gritando:

—¡Hey! Esa es mi chica.

Un hombre fuerte, con los pantalones bajados alrededor de los muslos, tenía a Darla clavada en la cama, con una mano en la garganta y la otra sobre su polla, que estaba tratando de meter entre sus piernas.

Incluso en la penumbra, podía ver los ojos desorbitados de Darla. Se ahogaba de verdad. Ella lo golpeó, con las dos manos, tan fuerte como pudo, tomándolo por sorpresa, lo que le obligó a liberar Darla.

Fue demasiado difícil poder evitar el golpe que recibió en la cara. El fuerte impacto la tiró al suelo. Sintió que la había partido el labio, y logró rodar lo suficiente para que la patada que le lanzó golpeara en su espalda y no es su cara.

La fuerza del golpe le quitó el aire de los pulmones, y un zumbido llenó su cabeza, mientras otra patada volvía a golpearla. Amordazada y con falta de aire, apenas oyó gritar a Darla.

Entonces, el ruso gruño una serie de palabras en inglés que no consiguió entender. Alguien la levantó, en la cama, junto a Darla, que le abrazó con fuerza.

—Déjala en paz—gritó Darla—Ese cabrón casi me ahoga.

—Deja que se vayan—murmuró Rachel, todavía mareada y dolorida—No luches contra ellos.

Darla apretó la cara sobre la parte superior de su cabeza.

—Lo siento. Lo siento. Me dijiste que no fuera a ninguna parte. Pero dijo que lo acompañara y yo…

—Está bien. Está bien. No pasa nada.

—No vamos ahora—uno de los rusos que las había traído, estaba impaciente. La cogió de los brazos y tiró de ella para arriba—Ahora.

Su brazo derecho estaba insensible, pero su hombro estaba en agonía, y cuando tiró de ella, sus rodillas cedieron.

—Espera. Sólo un minuto. Por favor.

—No—dijo ferozmente y la arrastró por el pasillo hacia la puerta.

Su visión era borrosa, y sólo pudo ver, vagamente, el ascensor, las luces del vestíbulo, y el aire frío de la noche.

—¿Darla?

—Estoy aquí, cariño—le susurró.

Cariño, pensó, cuando las puertas de la Navigator se abrieron y el hombre grande la empujó dentro.

Quinny, cariño, lo siento mucho.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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