[Resuelto]El precio de un Sueño Capitulos 26,Me voy a Casar???

El precio de un sueño
Prologo
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Jesse St. James creía que todas las personas tenían un precio y lo peor era que a Rachel Berry le habían hecho una oferta que no podía rechazar. La salvación de la empresa que su padre había llevado por mas de 20 años y que en ese momento estaba en sus manos, pero implicaba que la joven debería abandonarse al atractivo de Jesse.

Rachel era consciente de sus hábiles maquinaciones y también sabía que Jesse haría todo lo posible por derrumbar la barrera que los separaba.

El poder y el exito eran fuertes afrodisiacos, pero ¿ qué significaba ella realmente para Jesse? ¿y en cuanto se podía valorar un corazón destrozado?

Sin olvidar que Finn es el actual novio de Rachel, pero este no se encuentra cuando ellos se conocen..

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Les dejo el prologo y cuenteme que piensan para comenzar a full a escribir, aunque aviso de antemano que simplemente serán 12 capitulos por que mis mayores energías estan en los otros...

espero con ansias el primer capitulo me gusta mucho st.berry

¬_¬ tu y tus fantasías pero yo vengo aquí como mosca a ver que escribes XD ash solo me dejas con eso, bueno te esperare.

aaaaaaaaaaahhhhhh que rabia
Primero, cuando me llamaste,no me dijiste que habias hecho otro fic y
Segundo dejaste un pedacito nomas D:
Me parecio super interesante asi que porfiss siguelo
Pon pronto el primer capitulo porfiss
Besos

Hermanita! me gusta mucho como escribes y ya solo con el prologo me entusiasmaste y por supuesto que creo que deverias seguirlo
:D

Dale Emy!
Aquí ya tienes a una lectora! :D
Espero ver pronto el capitulo ^^

El precio de un Sueño
Capitulo 1
Nuestro primer conflicto

.

Que demonios está haciendo???

La furiosa voz que sacó de su ensimasmiento a Rachel en el momento en que la puerta de la oficina se abrió con la fuerza de un huracán. Instintivamente, ella se puso de pie asustada y se apartó del escritorio para enfrentar al intruso.

Se trataba de un hombre de treinta años y poco con cabello oscuro, corto y razado, frente despejada, pómulos pronunciados, barbilla redondeada y nariz recta. Consciente de que estaba sola en la pequeña oficina, al lado del patio que formaban las casetas de almacenamiento de Berry’s, su instinto de superviviencia la llevó a fijarse en aquel hombre. En condiciones normales, le habría parecido hasta atractivo; sin embargo, la situación no tenía nada de normal porque aquella boca firmemente cerrada y esos ojos plateados entre verdes y azules brillaban con hostilidad y contenían una amenaza.

EN caso de que, en el futuro, tuviera que dar más detalles a la policía, Rachel apartó sus castaños ojos e aquel rostro y continuó anotando mentalmente los detalles del desconocido: zapatos de diseñador, traje marrón, camisa y corbata de seda.

No era el uniforme de un vagabundo ni la clase de ropa que podía llevar un hombre en una situación económica modesta. La palabra “mafía” le vino a la mente pero la desechó inmediatamente, a pesar de que largo cuerpo de ese individuo parecía dispuesto a agredir, además Berry’s era una empresa pequeña, no la clase de compañía que podía atraer la atención de la mafia. A pesar de lo cual, su angustia aumentó

Pasaron millones de ideas por su cabeza, desde por que no sse había ido temprano como todo el mundo en la empresa, por que había adquirido la mala costumbre de quedarse hasta altas horas de la noche en la oficina y nunca la cerraba, mientras este torbellino de preguntas bombardeaba su cabeza tuvo que enfocarse en aquel hombre que estaba en su oficina.

-¿en que puedo ayudarlo?- Rachel logró concentrarse y articular una pregunta.

-¿Dónde está Leroy Berry?- la profunda voz era fuerte y maravillosa a los oídos de Rachel.
- Lo siento, pero mi padre está ausente- respondió ella con firmeza, tratando de no recordar la imagen de su padre en el hospital en una cama , débil y esperando a que lo atendieran por que no podía hacer nada por su cuenta.-Por el momento, yo soy quien está a cargo de la empresa.

Siguió hablando de la manera mas tranquila posible- No bstante, ya hemos cerrado. Abrimos a las nueve de la mañana. Si tuviera la amabilidad de volver mañana a…

-He venido por mi pedido: Una parra, un lirio, y veintitrés arreglos florales como centro de mesa- le interrumpió él sin consideración, como si le estuviera hablando a una niña y no particularmente inteligente- Como usted comprenderá, mi querida señorita Berry, las paredes y las mesas sin flores no son pare de la nueva decoración de Keys of Corfu y a menos que consiga llevarme los arreglos florales con las luces que los integran, el restaurante tendrá que permanecer cerrado esta noche. Puede que le sorprenda…¡pero mis clientes les gusta ver lo que están comiendo!.

Su forma de habar y su tono controlado y paternalista no consiguió tranquilizar a Rachel, sino todo lo contrario; especialmente, al oír el nombre del restaurante al que aquel hombre hacia referencia.

En silencio se maldijo a sí misma, pensando en que Duncan estaba en lo cierto al criticar el dinámico plan que ella había ideado para evitar la quiebra de la empresa. El contador de su padre le había advertido que un cambio arbitrario en la forma de negociar, de cheque a dinero en efectivo a contra entrega, sólo acentuaría los problemas de la empresa Berry’s.

Quizas se había precipitado al insistir en que George, el repartidor, debía devolver aquel pedido en particular al almacén cuando llamó por teléfono para decir que el encargado de restaurante no tenía dinero efectivo en ese momento. Sin embargo. ¿Cómo podía ella saber que el restaurante estaba en un sótano?.

-¡Ah, se me olvidaba, quiere el pago en efectivo y por adelantado!- excavo furioso el visitante al tiempo que se metía la mano al bolsillo de su chaqueta y sacaba un fajo de billetes que le entregó con gesto impaciente.

Rachel aceptó y retiró la mono rápidamente cuando, accidentalmente tocó la de él, lo que le produjo una sorprendente corriente eléctrica. Tratando de disimular la extraña sensación que aquella cálida piel masculina le había causado, bajó la mirada y la clavó en los billetes. Era dinero suficiente para cubrir los problemas más inmediatos.

-¡Y ahora quiero mi pedido!

El tono impaciente exigió acción.

-Dadas las circunstancias, veré lo que puedo hacer.

Enfrentándose a lo inevitable, Rachel le lanzó una mirada rápida; después tomó la llave del almacén y con él siguiéndola, salió de la oficina y comenzó a cruzar el patio consiente de la contenida energía de su cliente.

Al verse sometida a aquella intolerante mirada, no le sorprendió no conseguir meter la llave en la cerradura.

-¡Dejame a mi!

Sin esperar una respuesta, el hombre le quitó el llavero y examinó las diversas llaves antes de elegir una de las llaves y cuando la introdujo en la cerradura y la giró, la puerta se abrió al momento.

-¿Dónde tiene mi pedido?

-Tiene que estar ahí, en la plataforma de carga, listo para ser enviado después del pago- respondió ella irritada-. Esto no habría ocurrido si usted hubiera cumplido con los nuevos términos.

-Sus nuevos términos- contestó él igualmente irritado-. Términos de los que yo, como propietario del Keys, no estaba enterado, ya que acabo de regresar de Atenas hace apenas un par de horas. ¿Qué está haciendo mi viejo amigo Leroy, buscar su propia runa al ofrecer a sus clientes ofertas peores que las de la competencia? ¡Y para colmo de males sin previo aviso!.
Aquellas denigrantes palabras se le clavaron a Rachel como un puñal mientras los ojos que la estaban observando con un gesto tan paternalista que le enfureció aún más.

-Ha sido decisión mía- confesó ella con el fin de salvar la integridad de su padre como un hombre de negocios mientras se preguntaba si aquella amistad que él le profesaba era verdadera-. Mi padre me ha dado autoridad y…

-¿Ausencia?- repitió él, arrugando el ceño.

Rachel se mordió los labios al darse cuenta de su indiscreción.

Hacía cuatro días que a Leoy Berry le habían operado de una perforación de úlcera, pero Rachel no quería hablar de la enfermedad de su padre con nadie que no perteneciese a la empresa. Era una equivocación revelar las debilidad de alguien porque se dejaba el paso libre a los depredadores…

-Así que Leroy ha dejado el negocio en manos de si amada hija, ¿eh?- comentó el cliente-. Por el bien de Leroy, espero que sólo sea algo temporal mientras emplea su tiempo productivamente en otra parte; de lo contrario, le va a costar muy caro.

-Eso no es asunto tuyo- respondió Rachel, malhumorada por el desdén que aquel hombre mostraba por sus estrategias en el negocio y que desgraciadamente, podía merecerse.
-¡Exacto, pero sí es asunto mío que el restaurante esté abierto! Escuche, señorita, ya he pagado, así que, ahora quiero lo que es mío.

Ese hombre tenía unos preciosos dientes blancos.

-¡Está bien! Ahí está su pedido.

Rachel se dio cuenta de lo cerca que estaba él cuando, al levantar un cartón, se encontró con una gran araña negra. Al momento, lanzó un grito ensordecedor que retumbó en el almacén. Las arañas la aterrorizaban y allí en aquel pequeño espacio, su fobia fue sobrecogedora.

-Quédese donde está, ya se ha ido- dijo él con voz tranquilizante- La pobre araña, además de sorda, se ha llevado un susto de muerte.

-No las soporto- explicó ella innecesariamente, incapaz de evitar el temblor de su cuerpo.
-Si ya lo he notado- el inesperado cliente parecía haber olvidado que tenía prisa y continuó con las manos en los hombros de ella.-Será mejor que salga al patio mientras yo recojo mi pedido. Me llevaré los centros de mesa, envíame el resto mañana.

Al menos, el desconcierto de Rachel parecía haber producido el efecto positivo de aminorar la agresividad de él. Consciente de que era el volumen, más que el peso, lo que dificultaba el mejo de las cajas de cartón, Rache lo miró, dispuesta a compensarle por la indudable inconveniente que le había causado.

-Le ayudaré a cargar las cajas- dijo ella secamente.

-Ni hablar!- los blancos dientes de él brillaron al sonreír inesperadamente.- Otra araña y otro grito y sus vecinos creerán que la están atacando. Ya me ha causado bastantes molestias, no tengo intención de dejar que me arresten por atacarla.

No había nada impropio en el brillo que iluminó sus ojos burlones, pero su sola presencia era demasiado masculina y agresiva para que Rachel se sintiera cómoda delante de él.
-En ese caso iré por el recibo.

Aún estaba extendiendo el recibo cuando él regresó a la oficina. Al volverse para dárselo, descubrió, con horror, que estaba sentado detrás de ella en el escritorio leyendo la lista de deudores de Berry’s que Duncan presentaba cada semana.

Semejante impertinencia y sus mejillas se enrojecieron, sin embargo, sabía que no podía ofenderle por segunda vez.

-¡Eso es confidencial!

-¿Sabe la cifra exacta de lo que se le debe?-preguntó él, ignorando la protesta de Rachel y al tiempo que agitaba el papel delante de su cara como si fuera un idiota.

Rachel hizo un esfuerzo por permanecer en silencio, decidida a no discutir la situación financiera de la empresa con un desconocido.

Tras un rápido examen de su expresión, él pereció interpretar u silencio y continuó en tono de conversación:

-Sí, caro que lo sabe. Por eso ha tomado unas medidas tan draconianas.

-Si todo el mundo pagara en su momento, no habría sido necesario que tomase las medidas que he tomado- contestó ella.

-Exacto. Y a quien debería perseguir es a sus deudores: a los morosos y a las grandes empresas que tienen la política de tarde de principio. Pero no a los pequeños restaurantes que cumplen con los requisitos de los contratos…y mucho menos sin previo aviso.

-Gracias por el consejo- dijo ella en tono seco-, ¿No ha dicho que tenía prisa?.

-Veo que tiene buena memoria- comentó el al tiempo que aceptaba el recibo y se lo guardaba sin examinarlo-, una virtud en los negocios. Puede que aún haya salvación para usted. Venga conmigo a Londres y hablaremos durante la cena.

-¿Qué?

Perpleja, le vio dejar la lista de sus deudores y salir de la oficina. Fuera había un Santa fe negro. Él se acercó y con lo dedos en la menilla del vehículo, se volvió hacia ella.


Rachel enmudecida, se lo quedó mirando ¿Acaso se creía tan irresistible?

Es parecía, porque no hizo ningún esfuerzo por moverse y continuó observándola cn expresión interrogante.

-¿Y bien?.

-Gracias pero no. Tengo otros planes para esta noche.

Consciente de los latidos de su corazón. Rachel se miró el reloj. Era verdad, tenía otros planes. Había decido pasar el resto de la tarde intentando buscar una solución a otras calamidades que le habían ocurrido a la empresa durante la ausencia de ella en la universidad, calamidades que su padre y el resto del personal le habían ocultado hasta ahora.

Lo que había puesto al descubierto aquella conspiración de silencio era una orden del tribunal recibida dos días después del ingreso de su padre en el hospital. Se trataba de una orden de desalojo de los almacenes en un plazo de 28 dias. Hasta ese momento, Rachel no sabía que su padre estaba en un juicio ni que el stock era muy bajo debido a que un camión cargado estaba bloqueado en la aduana, además de otros problemas de menor importancia que plagaban su negocio.

-Además, tengo que cerrar- Añadió ella.

Él la recorrió con la mirada de pies a cabeza.

-Puedo esperar 10 minutos. A propósito, tiene una tela de araña en el pelo.

-¡oh!- de nuevo aterrorizada, Rachel reprimió un grito y se llevó la mano a la parte de la cabeza donde él tenía fija su solemne mirada.

-Ya está- declaró él, después de que Rachel se pasara los dedos por su melena castaña.
-¿Le imprtaría marcharse ya?- cansada y preocupada, lo único que quería era cerrar la oficina y caminar la pequeña distancia que la separaba de la paz y seguridad de la agradable casa de su padre-. No tengo intención de ir a ninguna parte con usted.

-¿No siquiera para hablar de negocios?-preguntó él arqueando las cejas-, Por lo que he visto, no le vendría mal hablar de negocios conmigo. Me gustaría ver sus folletos y la lista de precios de todos sus productos. Estoy considerando ampliar mi negocio y necesito poner al dia los archivos de los proveedores. A Rachel aquellas palabras le parecieron una insinuación de que si no cooperaba, podían perder un cliente. Contó hasta diez con el fin de controlar su genio.

-Entiendo- sus ojos cafés recorrieron el metro 75 de aquel hombre desde su innegable bello rostro hasta los pies-. ¿y cómo sé que es quien dice ser?. Ni siquiera me ha dicho su nombre.

-Mi apellido es St.James, mi nombre de pila es Jesse- Jesse se encogió en sus elegantes hombros. Encontrará mi nombre en la lista de clientes, y no solo como propietario de Keys, sino también de otros restaurantes a lo largo del país.

St.James. El nombre le resultaba vagamente familiar, debía haberlo visto en la lista de clientes tal y como él había dicho.

-¿Y bien?- repitió él con impaciencia-. ¿Quiere hablar de negocios o no?.

A nivel personal, era lo último que ella quería; sin embargo, comercialmente ¿Qué otra opción le quedaba?.

-Está bien- respondió ella con demasiado tirantez.

-¡Estupendo!. En ese caso, le sugiero que vaya a lavarse la cara, que coja los folletos con los precios y los productos y esté lista lo antes posible. Porque si no consigo llegar a Londres antes de la hora de abrir de Keys, mi futuro en el negocio puede ser menos brillante de lo que había supuesto.

Negándose a responder a lo que suponía era una exageración, Rachel se limitó a asentir con la cabeza antes de cerrar la oficina y el almacén. Después crizó el patio y entró en la casa de su padre por la puerta del jardín. Sólo le llevó un momento llamar al restaurante Keys, donde el angustiado encargado confirmó que el señor St. James había ido a recoger el perdido personalmente en la camioneta Santa Fé.

Satisfecha, Rachel se dirigió al cuarto de baño. Al miró al espejo, admitió que la orden de sus clientes de que se lavase la cara estaba justificada.

¡No iba a permitirle que volviera a reírse de sus aspecto! Después de desnudarse, se dio una ducha rápida, se maquilló y se vistió con una falda azul marino y una blusa sin mangas azul y blanca.

Como tendría que volver en el tren y por la noche refrescaba, sacó del armario una chaqueta azul que hacia juego con la falda y después se calzó unos zapatos de tacon azul antes de ir por los folletos que estaban en el piso de abajo. Se colgó el bolso al hombro, salió de la casa y fue a reunirse con él.

Jesse St.James seguía allí, apoyado en su camioneta con expresión de impaciencia y disgusto. Esperando que se mirase el reloj, a Rachel le sorprendió que se limitara a indicar que entrara en el vehículo.

-¡Me he dado toda la prisa que he podido!

-Y, lo noto. Contestó él, estudiándola mientras se subía al vehículo -. Sin embargo, aunque le hubiera llevado el doble de tiempo, cualquier hombre se lo perdonaría y le agradecería el fuerzo que ha hecho por él.

Jesse puso en marcha el motor mientras Rachel lo miraba con incredulidad.

-Le aseguro, Señor St.James…

-Jesse. Teniendo en cuenta que éste puede ser el principio de una larga y fructífera colaboración, prefiero que nos tuteemos.


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Espero que la espera no fuera tan larga, aqui les dejo el primer capitulo de esta nueva aventura St.Berrys, espero que les guste tanto como me ha gustado a mi escribirla...espero sus comentarios

Aww que lindo a mi tampoco me gustan las arañas son HORRIBLES jejeje Sigue Sigue es hermoso

Emy, esté fic me ha dejado deseando mas *.*
quiero saber que pasará, como terminará esa salidita de "negocios"?
como resolverá Rachel lo de la posible quiebra de la empresa de su padre...?
Son tantas las preguntas que me he hecho xD
necesito urgentemente la continuidad xD

Siguelo, Emy, me encantó

PD: Ahora tendrás una lectora fastidiosa que te presionará todos los días de tu vida para que publiques jejeje es broma

Emy de mi corazón nuevamente me has vuelto a enganchar con uno de tus fics. En especial porque son de mi pareja favorita.
Me muero de la curiosidad de saber si realmente se esta refiriendo a ese Londres y que pasara con Rachel y el negocio de su padre.
Espero con ansias tus siguientes capítulos

Amiga ya sabes que soy fan de tus fics y ya ves como te he dicho tarde pero segura aqui estoy leyendolo y enganchandome a el y como dijo jul sere enfadosa

Mientras iban en el auto, ninguno de los dos decía una sola palabra, Rachel iba ensimismada en sus pensamientos, cuando de pronto la suave y seductora voz de Jesse rompió el silencio.

-Bien Rachel, dime ¿Qué golpe de fortuna ha hecho que Leroy Berry abandone el timón del barco?

-¿Y lo deje en manos de alguien tan incompetente como yo?- dijo ella en tono desafiante.

-No es eso lo que he preguntado.

La tranquilidad con que Jesse contestó no consiguió aplacar la indignación de Rachel. Era lo que había implicado y los dos lo sabían. Sólo hacía cuatro días que su padre le había pedido que se hiciera cargo de la empresa y su inexperiencia estaba perjudicando al negocio.

-¿Bien?- insistió Jesse.

Era la última persona a quien quería confiarle sus problemas, pero no tenía opci+on. Si era amigo de su padre, pero no tenía derecho a estar enterado de la enfermedad de Leroy Berry- ¡Ojala Finn se hubiera quedado para apoyarla moralmente! Pensó Rachel, apesadumbrada. Sin embargo, la idea era egoísta por su parte. No podía culpar a su novio de haberse ido de vacaciones a Roma, a pesar de que ella había tenido que desistir del viaje que habían planeado juntos.

Consciente de la expresión de disgusto de su compañero, que esperaba una respuesta, Rachel suspiró y se dio por vencida.

-Mi padre está en el hospital. Le llevamos a urgencias y le operaron inmediatamente de perforación de úlcera.

-¿Qué? ¿Cuándo ha ocurrido? ¿Está grave?

Cuando se detuvieron delante de una señal de transito, Jesse volvió la cabeza hacia ella con expresión de preocupación.

Momentáneamente enternecida por los evidentes signos de preocupación, Rachel forzó una debíl sonrisa.

-Hace cuatro días. Yo llevaba en casa sólo una semana cuando, después del desayuno, mi padre se puso muy mal. Le llevamos al hospital corriendo y le operaron a las pocas horas. El médico dice que ya está fuera de peligro, pero no está bien, necesita mucho descanso y nada de preocupaciones.

-Comprendo que no es una tarea fácil para una persona que estudia para bibliotecaria-observó a Jesse pensativo, al tiempo que ponía el vehículo en marcha cuando cambió la luz del semáforo-.Por lo que he visto, la empresa lo está pasando mal.

-¡Licenciada!- le corrigió ella inmediatamente.

Le sorprendía que Jesse no sólo supiera que existía sino lo que había estudiado. Al parecer, su padre había hablado de ella con aquel arrogante desconocido, lo cual era comprensible dado que Leroy Berry no necesitaba que le insistieran para ensalzar las virtudes, reales o imaginarias, de su hija única.

-¡Lo que ha visto era información confidencial!- exclamó ella con voz tensa-. Además, estoy segura de que podré salir adelante…siempre y cuando no se extienda el rumor de que la empresa tiene problemas financieros. Eso sólo empeoraría las cosas.

-¡Y también exigir el dinero con amenazas! Dios mio, Rachel, si continuas con esa política, vas a destruir la buena reputación que Leroy ha conseguido con los años. Es una pena que no hayas estudiado contabilidad en vez de cómo catalogar libros de ficción.

El juicio que Jesse había emitido era simplista e insultante, pero básicamente acertado. Ella debería haberse quedado en Londres aprendiendo a manejar el negocio en ve de ir a la universidad; de esa manera, había podido devolver en parte la devoción que su padre le había dedicado de forma tangible y constructiva. Desgraciadamente, su padre había abrigado otras aspiraciones. Como él no había tenido acceso a una educación superior, se mostró encantado cuando, por su habilidad para la literatura inglesa, Rachel se ganó una plaza para estudiar en la universidad de Midlands, e insistió en que aceptase.

Ahora a los 22 años, tenia un titulo universitario, pero no tenía experiencia para poder solucionar los problemas de la empresa. Sin embargo, no iba a admitirlo delante de ese ogro que estaba a su lado.

Realizaron el resto del trayecto en silencio. Por fin, Jesse aparcó la camioneta en el estacionamiento privado de un restaurante en el corazón de Londres. Un hombre de mediana edad con bigote salió a recibirle con paso apresurado y expresión de urgencia.

-Jesse..doksa to Theo (gracias a Dios en griego).

-Tranquilízate Kostas. Además de traerte los centros de mesa, te he traído a la joven que te los negó, así que puedes decirle a la cara lo que piensas de ella.

Rachel suspiró ¿No iba a dejar de recibir reproches nunca?

-Sin embargo- Jesse abrió la puerta de Rachel y le ofreció una mano para ayudarla a salir-, ya que su belleza es superior a su ignorancia, la perdonaremos por esta vez. ¿te parece?. Y ahora, mientras descargas y colocas todo, la señorita Berry y yo vamos a hablar de negocios.

Dentro, estaba más oscuro de lo que Rachel había esperado y por fin, se dio cuenta de lo importantes que eran los centros de mesa con las lámparas que los integraban. Ahora ya no le extrañaba la agresividad de Jesse, pensó Rachel temiendo las horas que iba a pasar con él. Tenía la sospecha de que iba a continuar reprochándole su falta de conocimiento.

En cuanto a su belleza, el cumplido había sido un sarcasmo. Era la típica chica normal: altura normal, color normal y según Jesse St.James , inteligente inferior a la normal.

Media hora as tarde, sentada en la péquela oficina en la parte posterior del restaurante, sentía aún menos simpatía que antes por su raptor. Jesse había examinado los folletos y le había hecho un sinfín de preguntas sobre todos los aspectos posibles referentes al negocio y ella había sido incapaz de contestar satisfactoriamente a muchas. Si la intención de Jesse era mermar la confianza que tenía en sí misma, lo estaba consiguiendo.

-Escucha, si conoces a mi padre tan bien como dices, también debes conocer a Duncan, nuestro contable, que lleva trabajando en la compañía quince años y sabe todo lo referente a ella. He anotado todas tus preguntas y te garantizo que Duncan te llamará mañana por la mañana y podrá darte toda la información que necesitas.

-Pero tú tienes intención de seguir al frente de la empresa hasta que tu padre salga del hospital ¿no?- preguntó él en tono duro, incitándola a contestar.

-¡Sí!

Rachel estaba furiosa por el tono paternalista con que le hablaba. ¡Muy bien, no era perfecta, de acuerdo!.

-En ese caso, tienes que hacer los deberes-respondió él.

-Eso ya lo sé- Rachel no estaba de humor para que ese elegantemente vestido y arrogane dueño de restaurantes Griegos le diera lecciones- y dado que es evidente que no tienes intención de hacerme pedidos a mí, me voy a mi casa ahora mismo.

Rachel se puso de pie, recogió los folletos y los metió en el portafolio con las manos que le temblaban de ira.

-No, me parece que no- Jesse se había levantado y con gracia, se acercó a la puerta, bloqueándole la salida-. Te he invitado a cenar conmigo y has aceptado.

-Sólo para hablar de negocios, cosa que ya hemos hecho.

-Nada de eso. Sólo he propuesto hablar de negocios si aceptas cenar conmigo- contestó él-
-En ese caso, siento desilusionarte- ese hombre no podía obligarla a seguir soportando su compañía-, yo sólo he venido para hablar de negocios. Ya te he dado toda la información que puedo darte, así que me voy.

-Vamos Rachel, sólo te estoy invitando a cenar. No es posible que quieras enfadar a un buen cliente, ¿verdad?.

La pregunta había sido pronunciada con suavidad, pero la amenaza quedaba clara.

-¿Estarías dispuesto a buscarte otro proveedor a pesar de decir que eres amigo de mi padre?-preguntó Rachel.

-Y lo repito. A nivel personal, me llevo muy bien con Leroy, pero…¿no has oído decir que, en cuestión de negocios, no hay compasión?.

-¡no por lo que se ve, integridad tampoco!- a juzgar por la expresión del rostro de Jesse, Rachel vio con alegría que el comentario le había dolido.

Nadie mejor que ella sabía que había otros proveedores listos y dispuestos a hacerse con su negocio. Era la eficacia con que la empresa trabajaba y el respeto personal que los clientes tenían por Leroy Berry lo que había hecho que la empresa consiguiera sobrevivir en un mundo contantemente en cambio: además, por supuesto, de la calidad de los productos que importaban del Lejano Oriente y del que eran únicos proveedores en el Reino Unido.

De repente, se sintió insegura y furiosa consigo misma por no conocer la influencia que podía tener Jesse St.James en el mercado ¿No había dicho que tenía más restaurantes por todo el país? ¿Cuántos mas podía tener?

- No estoy mintiendo Rachel. Él había leído el temor en su expresión -. Cuando me conozcas mejor, te darás cuenta de que ni miento ni alardeo.

Aquellas cejas se arquearon con expresión incrédula.

-¿Chantajes? Que simple descripción de una simple transferencia de favores, tu compañía en mi mesa a cambio de un incremento de mis pedidos en los libros de contabilidad de Berry’s.
Fue entonces cuando Rachel se dio cuenta de que le estaba pagando con la misma moneda, utilizando sus propios métodos.

-Eso es, Rachel- dijo él con un brillo burlón en los ojos-, el pago antes de la entrega. Alfo muy sencillo, pero que puede resultar bastante inconveniente cuando uno tiene otros planes. No obstante, en ese caso en concreto, ya tenía tu consentimiento, ¿no? ¿O es que cuando hablabas de la integridad en los negocios te estabas refiriendo a tu propia forma de actuar?.

Le estaba demostrando lo que ella ya sospechaba, Jesse St.James no era un bien perdedor y ella se estaba jugando demasiado. No le había dejado alternativa, pensó ella furiosa.

-De acuerdo- Rachel se rindió con la mayor dignidad posible-. Ya que, evidentemente, significa tanto para ti, acepto la invitación.

-¡Estupendo! En ese caso, ¿vamos a cenar?

Con la cabeza alta, Rachel trató de olvidar el brillo triunfal iluminando el rostro de él tras su capitulación mientras se dirigían a la mesa. En contra de su voluntad, le impresionó el cambio que notó en el restaurante con los arreglos florales y las lámparas, que, además de luz, introducían un ambiente mediterráneo oriental en el corazón de Londres.

Ya habían mesas ocupadas cuando llegaron a si mesa del rincón. No era un restaurante turístico, sino el preferido de la comunidad griega, pensó Rachel, mientras se sentaba en una cómoda silla tapizada y se fijaba en la calidad del mantel, la brillante cuchillería y las copas de cristal.
Jesse le siguió la mirada mientras absorbía la atmosfera del lugar.

-Ha estado cerrado durante una semana por reformas en la cocina y nueva decoración –explicó él-. Estará mejor aún cuando reciba el resto del pedido que le he hecho a Berry’s.

Jesse señaló el lugar donde iba a ir la parra, un arco que conducía al bar y unas alcobas con sillones.

-Preferiría plantas de verdad, pero es imposible porque n hay luz suficiente- Jesse sonrió y le concedió el placer de verle su luminosa y perfecta sonrisa blanca-. ¿Quieres ver el menú o prefieres ir a la cocina a elegir lo que más te guste?.

Rachel se encogió de hombros.

-No tengo mucha hambre, me basta con una moussaka…sirven moussaka ¿verdad?.

-Por supuesto- Jesse inclino la cabeza con cortesía, pero el brillo de sus ojos sugirió que la estudiada indiferencia de ella le había irritado-. Es el único plato griego que parecen todos conocer por aquí.

-No es sorprendente, la cocina griega no es famosa por su variedad o excelencia, ¿no? –le espetó ella con voz dulce-.La moussaka es algo parecido a nuestro pastel de carne, ¿verdad? Y ya que eso era lo que iba a cenar esta noche…

-Espero que no te desilusione. ¿Qué quiere como guarnición, papas fritas?.

El brillo desdeñoso de los plateados ojos de él le tentaron a contestar que sí sólo por el placer de irritarle. Podría pedir incluso kétchup. Por otra parte, empezaba a empezaba a encontrar su mirada algo amenazante y pensó que sería una equivocación seguir enfadándolo.

-Prefiero una ensalada, si no hay inconvenientes-contestó ella con una falsa sonrisa.

-Por supuesto que no lo es- había fría ironía en la respuesta.- Discúlpame un momento, voy a ir a la cocina a elegir mi cena.

Rachel se quedó mirando su atlético cuerpo mientras sorteaba las mesas. En otras circunstancias le habría encantado el restaurante. Sin embargo, su vida había cambiado tanto en sólo unos días que se sentía desorientada, incapaz de mantener el control con que normalmente dirigía su vida.
¿Qué estaría haciendo Finn solo en Roma en esos momentos? Hacía dos días que esperaba una llamada de él, pero no lo había hecho. Finn era una torre de fortaleza, fuerte tanto mental como físicamente; una persona positiva, director deportivo de un colegio privado. Un hombre que controlaba todos los aspectos de su vida con la eficacia de un contador.

En ese caso ¿Por qué le estaba pareciendo necesario enumerar detalladamente sus virtudes? ¿ y por que, a pesar de comprenderlo, aún se sentía dolida con él? Quizás fuese porque, si lo que le había ocurrido a ella con su padre le hubiera ocurrido a Finn, no se habría ido de vacaciones y se habría quedado con él para apoyarlo moralmente.

Su relación nunca había sido particularmente física. Rachel se agitó incómoda en su asiento y se preguntó, no por primera vez, si el control de sí mismo que Finn mostraba no se debería a que la encontraba socialmente aceptable, pero no físicamente irresistible.

Hasta el momento, Rachel había supuesto que el aparente respeto que él mostraba por su falta de experiencia se debía a tener consideración por los valores morales que a ella le habían inculcado de pequeña.

-Jesse St.James me ha pedido que traiga este vino ¿quiere que le sirva una copa?
Rachel asintió con la cabeza y bebió un sorbo de vino, estaba frío y era seco y maravillosamente refrescante.

-El patrón le pide disculpas por su tardanza y me ha dicho que le comunique que volverá lo antes posible.

Rachel volvió a asentir con la cabeza, inmersa en un intento de analizar sus sentimientos por Finn, no se había dado cuenta del tiempo que llevaba sola; de todos modos, cuanto más tiempo estuviera privada de la compañía de Jesse St.James, mejor.

Al cabo de unos minutos Jesse volvió.

-Veo que te gusta el vino que he elegido.

-Es bueno-no quería alabarle el gusto demasiado.

-Siento haberme retrasado, pero es que hemos tenido un problema en la cocina- explicó Jesse, mientras tomaba asiento-. Una de las chicas se ha hecho amiga de un gato callejero. El gato la ha seguido hasta aquí y cuando se ha dado cuenta, se ha asustado y lo ha escondido en un armario de la cocina. Desgraciadamente, el gato ha causado estragos en el armario.

-¿Y que has hecho?-preguntó ella en un susurro.

-¿Qué crees que he hecho? He decidido prescindir de los servicios de ambos, de los de la chica y de los del gato.

************************************************************************Chic@s disculpen la demora se que debia estar listo antes pero quiero que sepan que no lo volveré a dejar tan descuidado, espero sus comentarios

Te quedó muy lindo Jesse es tan arrogante. Es un ogro pero es demasiado sexy *-* jajaja despidio tambien al gato?? eso que.
Siento que Finn será un problema para St Berry ¿cierto?
Bueno espero actualizacion

Simplemente amo este fic, amo todos tus fics.
Jesse es tan creido, pero lo amo iguuaallll y Rachel pobrecita D: tiene a su padre enfermo
Actualiza proonto
Besos

Amix, me ha encantado el capitulo *.* Jesse es kajsoaksajs no se ni como describirlo xD pero me agrada su actitud jojojo
espero que Leroy se recupere pronto.
Oie, no se, pero eso de la chica amiga del gato por alguna extraña razón me trajo a memoria a Brittany xD espero actualices pronto

-Que la has despedido?

-¡Me ha desobedecido!

El rostro de Jesse carecía de expresión, no respondió a la crítica implícita de Rachel.

-Un pecado mortal, ¿verdad?-preguntó ella fríamente, incapaz de contener su reacción al tono autoritario de Jesse.

-Sí. Sobre todo, teniendo en cuenta que el servicio de salud podría cerrarme el restaurante por infringir las normativas respecto a la higiene.

Rachel no se atrevió a cuestionar aquel juicio. La lógica de Jesse era dura, pero sólida. De todos modos, le parecía un castigo cruel a un acto de ternura impulsivo.

-¿Le vas a dar buenas recomendaciones para que pueda conseguir otro trabajo?-preguntó ella bruscamente, convencida de cuál iba a ser la respuesta.

-No

Jesse sacudió la cabeza, confirmando la opinión que Rachel se había formado sobre su falta de caridad.

-Pero…

-Es innecesario porque, después de considerar lo ocurrido, la he reintegrado.

-¿Compasión Jesse?- Rachel se permitió mostrar su sorpresa mientras le clavaba los ojos en el rostro-. Te habría creído incapaz de semejantes sentimientos.

-Y así es, Rachel-contestó él con una sonrisa dura-. La he reintegrado porque trabaja bien y por que me llevaría tiempo preparar a otra persona para que haga su trabajo tan bien como lo hace ella. Además, como ahora está en deuda conmigo, no me cabe duda de que su comportamiento en el futuro será ejemplar.

-¿Y el gato?

-¿Qué quieres, que le pague un sueldo? – comentó en un tono burlón -. ¿O acaso tienes miedo de que éste dentro de la moussaka?

-Ninguna de las dos cosas. Lo que espero es que hagas lo posible por encontrarle un hogar.

-Si con eso consiguiera que dejaras de mirarme con esa cara de desprecio, lo haría- la brillantez de su inesperada sonrisa desarmó a Rachel completamente, obligándola a recuperar la compostura-. Y ahora que ya hemos tratado los negocios y también he calmado tu conciencia, creo que ha llegado la hora de disfrutar de la cena y de empezar a conocernos un poco mejor.

Fue una suerte que el camarero llegara en ese preciso momento con unos platillos de entremeses griegos. Rachel tuvo que reconocer que tenían un aspecto delicioso. En cuanto a conocerse mejor, prefería hacer amistad con una cobra.

Para sorpresa de Rachel, Jesse no hizo un esfuerzo por conversar con ella hasta que los dos hubieron terminado el plato principal.

-Tu padre ha tenido suerte que estuvieras en casa cuando se puso mal- comentó en tono casual mientras colocaba el tenedor y el cuchillo con mucho cuidado sobre el plato vació.-Debe ser un alivio que en estos momentos de necesidad la empresa cuenta contigo.

La ironía no le paso a Rachel desapercibida, su ego se sintió herido por semejante tono paternalista.
Bien había cometido un error, pero eso no significaba que no sirviera para nada- SI ha sido una suerte- contestó ella con calma y lo que es mas, tengo la intención de demostrar que merezco la confianza de mi padre, que el ha depositado en mi.

Incapaz de reprimir el temblo que le produzco recordar el momento en que su padre se vino abajo añadió con una gota de angustia: de haber ocurrido unos días mas tarde, Finn y yo hubiéramos estado en Romo de vacaciones sin saber.

-¿Finn?- pregunto Jesse con los ojos en los de ella ¿Quién es Finn?

-Finn…yo… Finn es el hombre con quien tengo la intención de casarme, le informo ella fríamente.

Jesse arqueo la ceja con expresión incrédula ¿No llevas anillo de compromiso?

¿Cómo se había fijado en eso?

-No es obligatorio llevarlo- Añadiendo a su observación, no estaba dispuesta a decirle que su compromiso no era oficial, era algo implícito, algo que sus amigos daban por hecho y ellos lo asumieron de la misma manera.

-Si tu fueras mi novia Rachel, llevarías mi anillo en tu dedo- Los labios de Jesse se curvaron hacia arriba en una sonrisa y algo dentro de Rachel parecía curvarse al unisono , aunque quizás fuera por la voz ronca de él, y la forma en la que había pronunciado su nombre lo que la había afectado.

-Pero no lo soy-

Rachel se sintió repentinamente horrorizada al descubir que encontraba a Jesse St.James físicamente atractivo. Sin embargo, no había de que preocuparse por una reacción del tipo endocrino ¿no? , pero si le preocupaba que a presar de que Finn era un hombre guapísimo con aspecto de un Dios nordico, jamás se había sentido por él la sensación que ahora estaba cuando Finn sonreía.

¿Y donde está Finn ahora? El tono de voz de Jesse contenía una notable critica.- no creo que se haya ido a Roma sin ti

-Claro, por que no?-Rachel trato de darle cierto entusiasmo a su voz, pero incluso ella no se lo creía-Finn es profesor no es hombre de negocios, qui no podría hacer nada.
Con desesperación Rachel clavó los ojos en el plato vació que tenía frente a ella. Algo extraño le estaba sucediendo, pero no encontraba la explicación.
Por mas que pensaba y pensaba solo podia culpar a las yerbas que contenían los platillos griegos, por su reacción ante el dominante hombre que tenia ahí adelante.
-¿Te apetece comer mas?
-¿Qué?
Rachel alzó los ojos y se encontró con los de Jesse, y fue incapaz de contener el rubor que le subió a las mejillas.
-Moussaka- preguntó él-estas mirando el plato con tanta hambre que si te apetece puedes tomar mas.
-No gracias, café, una taza de café.
Jesse llamó a un camarero al momento que se acercó a la mesa. Al momento que llevaba al centro del local tres sillas en un espacio que había despejado.

-También haras de presentador en tu restaurante-pregunto Rachel, siguiendo su impulso de burlarse de él.-

Déjame que adivine, uno de los camareros se pondrá a bailar mientras tu cantas y quiebras platos como loco, ¿he acertado?

-No!-Respondió Jesse con una mirada condescendiente – Esa es una antigua costumbre griega, que los turistas han exagerado sin ningún motivo aparente.

-¿Tiene que haber algún motivo para ello?

-Por supuesto, la llamamos kefi un fenómeno antiguo y mágico, que aparece en nuestras vidas de esa misma manera, sin aviso y que sigue su cirso y desaparece, supongo que se podría llamar posesión del espíritu de la felicidad.

Rachel noto una súbita y extraña sensación que enamaba desde los ojos de Jesse, la cual demandaba su atención

-No se puede comprar ni forzar y muy pocas personas en su vida se encuentran con ella. Añadió Jesse- pero, que a uno lo posea kefi significa que la vida está para disfrutarla, para ser un espíritu libre como lo eran los dioses antiguos.

-¿y eso permite a una persona botar vasos y platos a destajo?

Rechazando el entusiasmo que se había apoderado de ella, Rachel hizoppor fingir falta de interés, no sabia por que sentía la necesidad de ser la antagonista de Jesse St.James.

Él se encogió de hombros con gesto desdeñoso –Quizás solo los griegos puedan comprenderlo- Jesse se inclinó hacia adelante atrayendo toda la atención de ella-. Es algo simbolico, con su propio ritmo interno, no se puede ejecutar para los turistas.

Quizás se debía al humo del ambiente o a la suave luz, pero el rostro de Jesse le pareció estar muy cerca del suyo, sus labios invitándola a algo que no tenía nada que ver con una conversación. Desde el lado opuesto de la mesa, el cuerpo de Jesse se estaba comunicando con el de ella con un magnetismo animal que le asustó tanto como la puso nerviosa.

Confusa por lo que estaba sintiendo, rachel hizo un esfuerzo supremo por volver a la realidad, achacando lo que le pasaba al cansancio.

-¿ Y qué es lo que te parece tan griego de eso?-preguntó ella con burla- En Inglaterra ocurre un fenómeno similar, pero lo llamamos vandalismo.

Se hizo un prolongado y agonizante silencio mientras Jesse le contemplaba el rostro; por fin, incapaz de soportar aquel escrutinio por más tiempo, Rachel apartó la mirada.

- Lo siento- dijo él con voz carente de emoción, fría-. Es evidente que no encuentras nada de mis orígenes atractivo, ni siquiera tolerable. Termínate tu café y te llevaré a casa inmediatamente.

Si la hubiera abofeteado, no habría enrojecido tanto. La intención de Rachel había sido oponerse a él, rebelarse contra aquella intromisión en su vida y lo había conseguido. En esa caso, ¿por qué se sentía esa repentina desolación?.

Disgustada por el enfado que él le había causado, Rachel se llevó la taza de café a los labios y bebió.
Estaba arrepentida, le resultaba imposible soportar el frío desdén de la mirada de él. Volvió el rostro hacia el centro del comedor y vio que , en ese momento, entraban dos músicos, cada uno con una especie de mandolina y se sentaba en dos de las sillas que había colocado en el centro. Detrás de ellos apareció una mujer baja, gordita y de cabellos oscuros; vestida de negro, se colocó detrás de la tercera silla y apoyó las manos en el respaldo.

El rumor de las conversaciones cesó y los músicos cobraron vida. La voz de la mujer era dura, apasionada y profunda. A Rachel no le hacía falta saber griego para darse cuenta de que estaba escuchando una tragedia sumamente intensa.

Jesse también había centrado su atención en los músicos y en la cantante, permitiéndole a Rachel observar su perfil sin que él se diera cuenta. Con placer, se fijó en la simetría de aquellos rasgos duros, en la perfección de sus huesos y en la suavidad de sus cabellos.

De repente e inesperadamente, Rachel echó a llorar. Lloró en silencio, Lloró porque su padre estaba enfermo, porque el negocio estaba en peligro, porque estaba cansada y engañándose a sí misma, se había convencido de que amaba a Finn y ahora empezaba a darse cuenta de que lo que sentía por él jamás sería suficiente…

Lloró también porque, por extraño que resultase, el hombre que estaba sentado delante de ella contemplando la función había servido de catalizador de todo lo que ocurría y Rachel deseó no haberlo conocido nunca.

Debió escapar de sus labios un quejo sollozo por que de repente, Jesse dejó la silla para sentarse en la que había junto a la de Rachel y le puso un brazo sobre los hombros mientras ella buscaba un pañuelo en su bolso.
Los comensales aplaudieron tras la última nota de la canción.

-Vaya, veo que no eres indiferente al dolor y la pasión del ribetico. Quizás aún tengas salvación Rachel.

-Es posible

Rachel trató de sonreir, pero era un tanto difícil, solo quizó levantar la cabeza y cuando lo hizo se encontró con los maravillosos ojos de él, que la moraban con una suavidad que la tomó por sorpresa; entonces, él la atrajo hacía si en un abrazo al que Rachel no puso resistencia.

En ese preciso instante perdió la noción del tiempo y el espacio y de todo lo demás y sólo sintió el calor que él le ofreció. Apoyó la cabeza en el hombro de Jesse y se dejó consolar.

Cuando él acarició el cabello, ella lo tomó como una señal de que había llegado la hora de marcharse y abrió la boca para decirle que podía volver sola a casa. Pero no pronunció ninguna palabra porque la boca de él ahogó sus protestas.

El restaurante cerró tarde, Rachel no sabía a qué hora exactamente ya que se le había olvidado ponerse el reloj después de la ducha, sólo sabía que, después del ribetico, la cantante había continuado con un extenso repertorio y que, bastante después de terminar el café , Jesse le había ofrecido otra especialidad de la casa, un licor llamado raki, una mescla de fuego y hielo que la había dejado sin respiración.

Por primera vez desde el ingreso en el hospital de su padre y de enterarse del precario estado del negocio, Rachel se relajó y se sintió libre; al mismo tiempo, se sentía maravillosa, como si algo nuevo hubiera entrado en su vida.

-creo que es hora de que nos vayamos, cielo- dijo él, poniéndose de pie con agilidad-. Supongo que estaras de acuerdo en que la velada no ha sido una pérdida de tiempo.

No tenía sentido negarlo.

Rachel ocupó el asiento en el carro y tembló, Jesse St.James no era un hombre con el que se pudiera jugar. Ahora, sólo le quedaba esperar que lo que había dicho de que la velada no había sido una pérdida de tiempo significase que ella había logrado no perder un cliente.

Rachel debió quedarse dormida durante el trayecto porque, cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que Jesse había aparcado delante de la casa de su padre y la estaba esperando.

-¿Quieres entrar un momento?-preguntó ella adormilada, pero queriendo ser cortés.

No le quedaba mas remedio que ofrecerle una ataza de café antes de que Jesse emprendiera el camino de regreso a su casa.

Un brillo salvaje apareció en los plateados ojos de Jesse, haciendo que una sensación de peligro inminente penetrase el estupor de Rachel. En ese instante, el miedo se le agarró al corazón y debió reflejarse en su rostro.

-Esta noche no Rachel. Jesse rechazó su hospitalidad con expresión oscura-. La oferta ha sido una cena, no cama u desayuno.

¿Cómo se atrevía a malinterpretar de esa manera?. Enfadada, Rachel salió del carro rápidamente.

La risa de él dejó de resonar cuando cerró la puerta de un golpe.



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Espero que les guste, pero nuestro Jesse es de tempramento muy cambiante y veran en el siguiente capitulo que es un hombre de negocios....

Espero sus comentarios

Jesse es un hombre de negocios demasiado sexy ¿no crees? bueno el capitulo me encanto Emy *-* la cena ya me los imagino xDDD Jesse es un pervertido ¬¬' como malinterpreta las cosas xd y Rachel se enojo pero fue culpa suya

Bueno te dejo y espero el próximo capitulo

PD:Yo también quiero hacer amistad con una cobra *.*

El precio de un Sueño
Capitulo 4

El Gato...

Rachel había puesto el despertador para las ocho de la mañana, pero se despertó unos segundos antes de que sonase. Fue al cuarto de baño y al mirarse en el espejo, lanzó un gruñido dirigido contra sí misma.

Se dio una ducha, se vistió, se preparó unas tostadas y se enfado consigo misma por tener hambre después del espectáculo que había dado la noche anterior. Además de llorar en público, el recuerdo del beso con Jesse le había llenado de vergüenza. Ni siquiera tenía el consuelo de haber intentado evitarlo.

Por el contrario, había hecho lo opuesto, había abierto los labios para recibir con abandono el asalto de Jesse. La verdad era que había ofrecido su boca a prácticamente un desconocido. Y la aceptación, por parte de él, de la invitación de ella era algo que no podría olvidar fácilmente.

Bebió un sorbo de café. Para colmo de males, había cometido la equivocación de ser educada e invitarle a entrar y Jesse había malinterpretado sus intenciones y había rechazado la supuesta invitación a compartir su cama. En el futuro, se aseguraría de que sus caminos no volvieran a cruzarse.

En el futuro. ¿Que clase de futuro tenía la empresa a menos que ella consiguiera el dinero suficiente para evitar el cierre de los almacenes en un plazo de 28 días?

Oyó al cartero dejarle las cartas en el felpudo de la entrada y se animó, quizás recibiese algún pago retrasado. Rápidamente, recogió las cartas y fue al cuarto de estar para examinarlas. Nada. Ni un cheque entre ellas. El único sobre que le quedaba por abrir procedía del Lejano Oriente, de Orchid International, el proveedor más importante de Berry's. ¿Sería otro recibo a pagar?. No, no podía ser, el contador le había dicho que la empresa había pagado por todas las existencias en almacenaje.
Cuando abrió la carta, se quedó con la boca abierta al leer en letras rojas: “a menos que nos den garantías de mayor cuantía de ventas según lo estipulado en nuestro contrato, nos veremos obligados a no seguir sirviéndoles”.

Con la cabeza dándole vueltas, Rachel se dejó caer en el sillón. Hasta ese punto habían llegado. Aunque, por algún milagro, digieran el dinero para evitar el cierre de los almacenes, no conseguirían llenarlos con los productos a menos que incrementasen las ventas.

Mas tarde....


Ya había oscurecido cuando Rachel aparcó el Renault de su padre delante de la casa. Se quedó sentada en el asiento unos momentos mientras repasaba lo que había conseguido aquel día. Podía haber sido peor. Había sido un acierto ir a otra región cercana; allí, había descubierto seis restaurantes nuevos dispuestos a probar los productos Berry's, ninguno de los propietarios le había causado la mitad de los problemas que le había causado el propietarios del Keys of Corfy.

El día sigueinte iba a pasarlo en la oficina, examinando, uno por uno, los clientes de la empredda con el fin de identificar a aquellos que no habían hecho un pedido recientemente con el fin de animarles a comprar. Era la única opción que le quedaba después de que Jesse le hiciera ver el daño que podía causar a la empresa las medidas que ella había tomado al principio.

Con cansancio, salió del coche y entró en la casa. Sin su padre, estaba vacía y fría y Rachel se fue a dormir inmediatamente.

A las ocho y media de la mañana siguiente, su optimismo y entusiasmo natural habían vuelto. Vestida con Jeans y una polera ligera de algodón, se preparó para un día de duro trabajo en la oficina. Mientras desayunaba unas tostadas con mermelada y un café solo, sonó el tiembre de la puerta.

Con la taza de café en las manos, abrió y se quedó perpleja.

Interpretando su retirada como una invitación a que entrese, Jesse St.James cruzó el umbral de la puerta. Iba vestido informalmente con unos pantalones de lino en tonos tierra y una camiseta del mismo color que le cubría los anchos hombros; a pesar de que su aspecto distaba mucho de la sobria elegancia de la otra tarde, seguía proyectando una imagen de distinción y confianza en sí mismo.

-¿Has tenido suerte con tu campaña de salvar a Berry's de la bancarrota?

-¡Lo que yo haga no es asunto tuyo!. ¿Que estás haciendo aquí? No abrimos la oficina hasta las 9 y no trato los asuntos de negocios en mi casa...

-¿Ni los asuntos personales?-le interrumpió él con voz suave-. Dejaste algo en el Keys la otra noche.

-¿Si?-sorprendida, Rachel frunció el ceño-.¿Que?

-Está en el coche, ven.

A Rachel le había gustado negarse, pero así, al menos, conseguiría sacarle de la casa. Lo mejor era cumplir sus deseos y despedirse de él educadamente cuando le devolviera sus pertenencias, aunque no tenía idea de qué era lo que podía haberse dejado olvidado.

Con un suspiro de resignación, dejó la taza de café en la mesa de arrimo del vestibulo y le siguió hasta el Lotus, que estba aparcado al lado del Renault.

-Te prometí que le encontraría una buena casa-dijo Jesse indicándole laa puerta delantera del vehículo-. Ahí lo tienes.
-¿El gato? ¿Quieres que me lo quede yo?

Jesse asintió.

-He decidido que era la forma más sencilla de converserte de que siempre cumplo mis pormesas- la inocente explicación fue acompañada de una sospechosa sonrisa y un brillo en aquellos ojos color plata verdosos que le desafiaban a rechazar el regalo.

Sobrecogida por un sentimiento de compasión, Rachel decidió ignorar la provocación que mostraba el rostro de Jesse.

-¡Por supuesto que le ofreceré una buena casa!-prometió ella-. ¿Tiene nombre?.

-Me temo que no ¿Qué te parece Kefi? -sugirió él secamente-. Desde luego, casi me destrozó la cocina y tampoco se ha portado muy bien cuando veníamos aquí ¿Sabás que los gatos pueden marearse en los coches?

-¡Oh no!- Rachel miró hacia el interior del Lotus con verdadera preocupación, decidendo ignorar el comentario sobre el posible nombre del gato -. ¡Tu precioso coche!

-No lo ha manchado. Toma, aquí lo tienes.

Jesse depositó en los amorosos brazos de Rachel al gato y luego sacó del vehículo una cesta con papel de periódico y dos latas de comida para gatos.

-Al menos, ha tenido la delicadeza de quedarse en la cesta mientras vomitaba- Jesse tomó el papel manchado y lo tiró al cubo de basura que había delante de la puerta del garaje.

A pesar de que quería escapar a su inquietante presencia, Rachel se dio cuenta de que lo correcto era invitarle a entrar a la casa, aunque su instinto le advertía del posible peligro que podía conllevar el getso. Pero era un peligro excitante.

Con la boca seca, Rachel logró mantener un timbre de voz frío e impersonal al decir:

-Supongo que querrás lavarte las manos. Si quieres, mientras tanto, prepararé un café para que lo tomes antes de marcharte.

-Gracias-Jesse inclinó la cabeza aceptando su hospitalidad.

Después de indicarle el cuarto de baño, Rachel llevó al gato a la cocina, lo dejó en el suelo y le vio examinar el lugar.

A los pocos minutos, Jesse salió del baño, entró en la cocina y se sentó en uno de los taburetes estirando sus largas piernas.

-Me temo que tiene que ser café instantaneo- dijo Rachel a la defensiva-. Aún no he tenido tiempo de hacer compras y ...¡oh!

Al ir por el tarro de café, notó con horror la marca de sangre en laa camiseta de él, sobre el hombro.

-¡Estas sangrando! -exclamó ella espontáneamente.

Siguiendo un impulso, Rachel puso un dedo en la mancha, pero lo apartó rápidamente al sentir la calidez de la piel de Jesse.

-Ya te he dicho que a Kefi no le gusta ir en coche- Jesse se encogió de hombros sin darle importancia-. Después de recuperarse de sus problemas digestivos, insistió en pasar el resto del trayecto encima de mi hombro. Desgraciadamente, tuve que frenar de golpe y él hizo lo que pudo por mantener el equilibrio.

-Oh, Dios mio. Será mejor que te limpies la herida antes de que se te infecte-le aconsejó ella con firmeza.

-¡endaxi!

Sin saber el significado de la palabra, Rachel se apartó de él. De repente, vio con alarma e incredulidad que Jesse, cruzando los brazos, se agarró el bajo de la camiseta y se la subió hasta sacársela por la cabeza, revelando los suaves musculos de su tostada espalda, lisos y suaves aa excepción de las marcas de las garras del gato.

-Gracias-dijo él lacónicamente-. Te lo agradezco de veras.

Rachel agarró el tarro de café con fuerza. ¿Había malinterpretado sus palabras deliberadamente o la expresión inocente de sus ojos era genuina?

Casi segura de que se trataba de la primera suposición, Rachel decidió no responder a la provocación. Además, aunque no tenía ningún deseo de tocar aquella invitante piel dorada que atraía su atención, no podía negarle tratamiento.

-Es un placer-murmuró ella irónicamente al tiempo que dejaba el tarro de café encima de la mesita de la cocina.

Jesse apoyó los codos en la mesita y la cabeza en las manos y se quedo quieto mientras ella realizaba la tarea que se había impuesto a sí misma.

Era una suerte que Jesse no pudiera verle la cara, pensó Rachel fascinada con las ocuras hebras de cabello en la nunca antes de permitirse pasear los ojos por los poderosos músculos de la espalda.

Después de lavarle las heridas, le puso crema antiséptica, una titita y dio el trabajo por concluido.

-Ya está-anunció Rachel, mientras se apartaba de él y cerraba el tubo de crema-. Ahora ya puedes vestirte. Espero que estés al día respecto a la vacuna del tétano.

-Yo estoy al día en todo Rachel.

Al instante, Jesse se levantó del taburete y se acercó a ella, sobrepasandola en altura; de repente, Rachel se dio cuentra de lo pequeña que era la cocina de la casa de su padre.

-Ve al cuarto de estar, te llevaré allí el café.


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Chic@s si quieren saber lo que sigue, comenten y publico de inmediato

Jesse se movió y durante un segundo, ella creyó que iba a obedecerla. Se dio cuenta de su error demasiado tarde, Jesse la besó antes de que le diera tiempo a protestar.

A Rachel le pareció que las piernas no podían sostenerla y para no caerse, apoyó las manos en los hombros de Jesse. La reacción de él fue instantanea y le rodeo el cuerpo con los brazos inmediatamente apretandola contra si.

Durante un momento de indulgencia, Rachel se relajó en aquel peligroso refugio que la rodeaba, recnfortada por la proximidad física del otroser humano. Entonces, cuando el fuerte y poderoso cuerpo de Jesse la apretó aun mas, Rachel recobró el sentido común.

-Jesse...-le puso las manos en el pecho para apartarle de sí, pero fue en vano, entonces, levantó la barbilla con gesto desafiante-. ¡Jesse!.

-Ha sido un beso de agradecimiento Rachel -la profunda voz de él la hizo contener la respiración-, pero este va a ser diferente.

Rachel jamas habia sentido nada parecido a lo que sintió cuando los labios depredadores de Jesse comenzaron a juguetear con los suyos en un vaiven de sensaciones que ella no pensaban que podia sentir una mujer como ella, sin darse cuenta ante el sometimiento de su voluntad, suavemente puso sus brazos en el cuellos de Jesse y lo apretó contra él. El calor de aquel abrazo acabó con la resistencia de ella, al tiempo que una extraordinaria sensación le hizo hervir la sangre dejandola sin respiración.

-¿Rachel?

El cálido aliento de Jesse le acarició el rostro cuando separó los labios de los suyos para acariciarle cin ellos las mejillas.

Perpleja, oyó y comprendió la pregunta que Jesse le estaba haciendo y fue como un jarro de agua fría que la sacó de aquel letargo. Con un gemido, Rachel se apartó de él y Jesse la dejó ir, sin embargo la invitación segia ahí, en el brillo plateado de sus ojso mientras la contemplaba.

-¿Como te atreves a abusar así de mi hospitalidad?

Disgustada con si misma, intentó acusarlo a él. Se daba cuenta de que nada volvería a ser como antes en su vida.

-Que te haya ofrecido un café no quiere decir que te estuviera invitando a...-pero Rachel no encontró palabras que pudieran describir la enormidad de lo que había ocurrido .

-¿A besarte?-Jesse desdreñó la protesta y sonrió irónicamente-. No ha sido mas que un beso, Rachel sólo eso. En cuanto a la invitación...

Jesse hizo una pausa lo suficientemente larga para que ella percibiese la expresión de humos de sus ojos.

-La otra noche no me pareció que pusieras objeciones.

¡Y ahora le recordaba el momento más vergonzoso de su existencia!

-¿Cuando estaba tan agotada y deprimida como para que me importase lo que pudiera ocurrirme?-preguntó ella secamente-.¿ Y te pareció que te estaba animando?

-Me pareció intensamente- una leve sonrisa adornó aquella calida y excitante boca que tan sólo unos momentos atrás se había apoderado de la de ella-. ¿Respondes con el mismo ardor a las atenciones que te presta tu novio?

-Es muy inteligente por tu parte darte cuenta de lo mucho que lo estaba echando de menos-improviso Rachel rápidamente-. Me temo que mi reacción haya sido automática. He cerrado los ojos y por unos momentos he imaginado que tú eras Finn.

-¿En serio? - Jesse se la quedó mirando con expresión pensativa-. ¿A pesar de haberte abandonado en una situación tan difícil?
-¡No ha sido así!- la lealtad la obligó a salir en defensa de Finn-. Llevaba meses queriendo ir a Roma. Aquí no podía hacer nada y...

Se interrumpió al darse cuenta de que Jesse tenía razón y se le heló la sangre. Sí, había sido así, no podía seguir engañandose a sí misma ni evitar que lo que Finn había hecho le doliera como le dolía.

-Claro que ha sido así, Rachel y lo sabes perfectamente. Y también sabes que Finn era la última persona en el mundo en quien estabas pensando cuando me has abrazado con tanta pasión.

Al no tener esa excusa, se buscó otra.

-¡Me has forzado!- le espetó ella enrojeciendose de verguenza.

-¿Forzado?- Jesse apretó los labios con gesto de desagrado-. Yo diría que te he persuadido. No necesito utilizar la fuerza con las mujeres; si no me otorgan sus favores libremente, siempre se las puede comprar.

-No todas las mujeres tienen precio- le contestó ella, enfadada-. Y tampoco a todas nos impresionan los hombres agresivos y dominantes.
Aún más irritada al verle arquear las cejas, cuestionando su sinceridad, Rachel continuó acaloradamente.

-Te aseguro que el dinero no conseguirá que hiciera algo que no estuviera dispuesta a hacer libremente si se dieran las debidas circunstancias.

-¿Y cuáles son esas circunstancias?- preguntó él con engañosa suavidad-. ¿La cantidad de dinero suficiente para evitar el cierre de los almacenes Berry's?

Rachel se quedó con la boca abierta tras aquel golpe bajo, no intentó ocultar el enorme resentimiento que provocaron en ella las palabras de Jesse. En ese momento, él se dio media vuelta, levantó la camiseta y se la puso antes de volverse dde nuevo hacia ella. Cuando arqueó las cejas y sonrió levemente, a Rachel le pareció que se merecía una contestación.

-¿Como te atreves a meterte en nuestros asuntos?-preguntó trás recuperar el habla mientras luchaba por controlar la ira de su desesperación.

Jesse se encogió de hombros.

-Las órdenes de embargo no son confidenciales. Leí los detalles en el períodico de ayer. Además, no tiene sentido tratar de eliminar las pruebas si se te ocurre tirarlas a la papelera.

-Mi padre no lo sabe, no debe saberlo.

Rachel maldijo su descuido y apretó los puños con gesto de frustación.

-Me gustaría saber cómo vas a evitar que se entere. No tienes mucho tiempo, ¿verdad?

-¡No sé cómo, pero lo conseguiré!

Rachel contuvo el deseo de borrar la expresión de burla de aquel hermoso rostro de una bofetada y alzó la barbilla con arrogancia.

-¿Significa eso que no te interesa la oferta que te he hecho de ayudarte económicamente?.

-¡Nada de lo que tu puedas ofrecerme me interesa!

Era una invitación a que se marchara y durante una fracción de segundo, Rachel creyó que iba a hacerlo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que le había subestimado su arrogancia.

-¡Te equivocas, rachel!- la inflexible expresión de él era desquiciante-. ¡Y lo que es más, puedo demostrarlo!

Jesse cerró la distancia que les separaba y rachel contuvo el aliento cuando una de sus poderosas manos le sujeto la barbilla obligandola a mirarlo a la cara.

¡No debería haberle desafiado! Hipnotozada por el oscuro poder de los ojos de Jesse, se encontró incapaz de moverse mientras la ronca voz de él le susurraba:

-Sé perfectamente lo deseperado de la situación. No solo los ha amenazado el ayuntamiento con cerrar los almacenes bajo el prestexto de que se construyeron para garajes y su utilización para almacenaje es ilegal, también tienes clientes que deben miles de dolares y que no pueden y no quieren pagar; además su proveedor principal, el responsable del exito de Berry's en el pasado, te han amenazado con no seguir distribuyendo los productos si no garantizas las ventas.

Jesse guardó silencio, su expresión era enigmática y Rachel sintió una absoluta desesperación.

-¿Cómo sabes lo de Orchid? ¿Quién te lo ha dicho?

-¡Despierta Rachel! Tu empresa no existe aislada del resto del mundo, las noticias vuelan- la voz de Jesse se suavizó, pero su mirada siguió despiadada-. En estas circunstancias, yo diría que puedo ofrecer bastante a Berry, no sólo dinero para pagar al mejor abogadi con el fin de que pueda anular la orden de embargo, sino también podría instalar un sistema moderno sw ordenaadores para controlar las deudas y además, contratar los servicios de dos vendedores de primera fila con el fin de promocionar los productos tal y como se merecen ser promocionados.

_¡No! ¡Mi padre jamás consentiría en ponerse en manos de un usurero!

-Pero sí aceptaría un socio-sugirió Jesse con voz suave y fría

-Jámas- respondió ella con vehemencia-. Siempre ha dicho que nunca se asociaría con nadie porque la empresa Berry's es y siempre será una empresa familiar. Queía que yo lo heredara todo.

-¿Un todo que no será nada?- Jesse le sujetó los brazos férreamente cuando ella le miró con expresión de derrota-. Exacto, rachel. Por eso, creo que te encantará saber que he hablado con él y le he convencido para que cambie de idea.

-¿Que has ido a ver a mi padre al hospital? -Rachel alzó la voz, no podía creer lo que estaba oyendo-. ¿Que has ido a molestar a una persona enferma...?
-A un amigo enfermo-le corrió Jesse-. Leroy y yo somos amigos y le ha encantado verme. Puede que esté enfermo físicamente, pero se sentía mucho mejor cuando le he dejado. ¡Tu padre no es tonto, Rachel!. La cuasa principal de su úlcera han sido las preocupaciones y la tensión qye le ha producido trabajar veinte horas al día en un esfuerzo por slavar tu herencia. Creéme, ha visto el cielo abierto cuando le he hecho la oferta.

Con la cabeza dandole vueltas, Rachel dio un paso atrás y él la soltó-

_Estas mintiendo-le acusó ella con amargura-. No es posible que hayas convencido a mi padre para que te venda una parte de Berry's.

-Te equivocas-contestó él con voz suave -. No sólo le he convencido con lo que le he dicho, sino que le he hecho sonreir.

-¿Que le has dicho?

Rachel estaba temblando.

Jesse se encogió de hombros.

-Que tu y yo estamos locamente enamorados y que tenemos pensado casarnos tan pronto como él se ponga mejor.




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Espero que esta noticia les guste, espero sus comentarios

Excelente :3 Ya quiero ver la reaccion de Rachel, gracias por actualizar, besos.

Fic El Precio de un Sueño

Capitulo 6

Matrimonio?????



Atónita, Rachel abrió la boca, pero le llevó unos segundos para poder hablar.

-Mi padre...¡mi padre jamás creería semejante mentira! Sabe que estoy enamorada de Finn y que pensábamos casarnos...

-Sabe que eso es lo que le han dicho -respondió Jesse fríamente-. Sin embargo, me ha confiado que nunca ha creído que realmente fueran a casarse. Pensaba que llegaría el día en que te dieras cuenta del error que podías cometer. Esperaba que a la vuelta de Roma, después de verlos obligados a pasar juntos las vacaciones, ya te habrías dado cuenta de lo egoísta que es.

-¿Eso te ha dicho mi padre?- a Rachel le daba vueltas la cabeza.

Aunque su padre no se había opuesto abiertamente a que ella se casara con Finn, siempre le había dado la impresión de que no le gustara como futuro yerno; sin embargo, no había imaginado hasta qué punto Finn le desagradaba a Leroy.

-Así que puedes imaginarte la alegría que se ha llevado cuando le he dicho que, por fin, has visto la luz y que estábamos esperando a que se recuperase para hacer oficial nuestro compromiso.

-¡Pero si... si no nos conocemos!-Rachel se llevó las manos a la cabeza y se mesó los cabellos.
¡Esa situación era una pesadilla!

-Admito que eso podría haber sido un problema. Por suerte, he convencido a tu padre de que nos conocimos hace seis meses en la feria de expositores y que nuestra amistad se ha tornado amor. Después, le he hablado un poco de Finn y de que no iban bien las cosas entre ustedes dos.

Rachel tragó saliva.

-¿Quieres decir que le has dicho a mi padre que yo había cancelado las vacaciones antes de que él cayera enfermo?

-Me ha parecido lo más oportuno-respondió Jesse asintiendo-. Le he dicho que no habías encontrado el momento para contarle todo.

Rachel se estba poniendo histérica.

-¿Cómo sabías que fui a la feria de expositores? ¿Ha sido una suposición o tienes poderes psicológicos?.

-No, pero tengo una vista excelente- Jesse sonrió con aires de superioridad-.La otra noche, al venir aquí, tu cara me resultó familiar y no tardé mucho en recordar dónde te había visto antes.

-Es verdad que fui a la feria de expositores, pero yo no te vi a ti y mucho menos hablé contigo.

-Estabas tratando con un cliente y yo también tenía otros asuntos que tratar, pero el vestido escarlata que llevabas se me quedó grabado en la mente. De no haber tenido una cita aquella noche, te habría invitado a cenar.

-¡Y yo habría rechazado la invitación!- le espetó ella, mientras decidía donar el vestido escarlata a una obra de caridad-. ¿Es verdad que mi padre se ha creído tus mentiras?.

-Sí y encantado- Los ojos de Jesse rieron al contemplar la expresión de furia de Rachel.

-¡En ese caso, cuanto antes se entere de que le has tomado el pelo, mejor! Si crees que voy a seguirte el juego...

-Vas a hacerlo Rachel-interrumpió Jesse en tono autoritario-. Vas a hacerlo por que es la única salvación de Berry's, lo sabes también como yo.

-¿Y qué vas a ganar tú con ello?

-Tengo mis motivos-reconoció él-. Sin embargo, por el momento, no son asunto tuyo. Lo único que se requiere por tu parte es que representes el papel de feliz prometida.

-¿Y si me niego?

Jesse se encogió de hombros.

-Serás responsable de la quiebra de la empresa Berry's y del corazón de tu padre- Jesse se metió una mano en el bolsillo del pantalón mientras Rachel se mordía la lengua para no contestarle lo que se merecía-. Para darle más autenticidad, será mejor que lleves esto puesto.

Rachel lo vio abrir una caja de terciopelo en cuyo interior había un anillo con un brillante y un zafiro. Al momento, recordó las palabras de él en el restaurante "si fueras mi prometida Rachel, llevarías mi anillo".

-Toma-Jesse sacó la sortija de la caja y se la puso en el dedo anular de la mano izquierda-. Hemos tenido suerte, es de tu medida.

Rachel se quedó mirando a aquel símbolo sin significado y sintió un vació en el corazón. Desde el primer momento, Jesse St.James se habrá dado cuenta de que ella haría cualquier cosa por su padre; sin embargo, ¿cuándo se le había ocurrido aquel plan?

-¿Cuánto tiempo se supone que tengo que re,presentar este estúpido papel?-preguntó ella con voz monótona.

-Hasta que haya cumplido con su propósito-el tono de Jesse le advirtió que no iba a ser más explícito-. Y ahora, creo que es hora de conocer al resto del personal de la empresa y de poner en claro la situación.

-Adelántate, enseguida estoy contigo-Rachel comenzó a caminar hacia la puerta, pero Jesse, poniéndole una mano en la cintura, la hizo detenerse.

-Tu presencia no entra en mis planes, Rachel-le dijo con suavidad, con excesiva suavidad-. Estoy plenamente capacitado para explicarles la situación y prefiero hacerlo solo.

-Pero yo también tengo que estar allí...

-Ni, tú tienes que estar aquí, Rachel. Parte de mi acuerdo con Leroy es que ya no vas a formar parte de la dirección del negocio- Jesse lanzó una mirada depredadora a su alrededor-. No me cabe duda de que encontrarás mucho que hacer en la casa. Para empezar, Kefi te agradecerá que le enseñes su nuevo hogar y que le des algo de comer. Después, estoy seguro de que querrás ir a cer a tu padre y recibor su bendición.

-Pero...

-Hasta esta noche, agape mou. Pero, antes de irme, creo que deberíamos ensayar para darle alegría a tu mirada y también un poco de convicción a tu actuación cuando vayas a hacerle una visita a Leroy.

Ella dio un paso atrás cuando vio sus intenciones, pero fue demasiado tarde y retrocedió demasiado poco, Jesse cruzó la distancia que los separaba y con los labios, selló el trato que la había obligado a aceptar.

¿Por qué la lección que él le estaba dando le produjo tanto placer? ¿Por qué sentía ese calor extraordinario cuando las manos de Jesse le acariciaron la espalda?.

Rachel no conocía las respuestas a ambas preguntas, pero el temblor que la recorrió le quitó las ganas de oponerse a él y su boca libremente, recibió con entusiasmo el dulce beso que la dejó casi sin sentido.

Jesse se apartó de ella con sorprendente brusquedad y Rachel recobró el sentido común; entonces, le empujó y se apartó de él como si estuviera contaminándola.

Avergonzada de si misma, le grito:

-¡Sal de mi casa ahora mismo! Y no es necesario que creas que puedes entrar y salir a tu antojo. Cuando menos te vea, mejor.

-Ah, ¿es que no te lo he dicho?- Jesse se detuvo en el umbral de la puerta-. A Leroy le preocupaba que estuvieras aquí, en la casa, sola... me ha dicho algo de unos robos y de que han atacado a unas mujeres por la noche en esta zona. Le he prometido que me vendría aquí a quedarme contigo para protegerte.

Así que hoy, más tarde, traeré mis cosas.

De haber tenido aún la taza de café, pero Rachel tuvo que contentarse con cerrar la puerta de un golpe cuando él salió. Después, fue al cuarto de estar y se dejó caer en un sillón de cuero, se sentía como si su mundo se hubiera derrumbado de repente.

No le extrañaba que Jesse no la quisiera en la oficina; aunque, por supuesto, no tenía intención de obedecer esa orden. Cathy y Duncan querrían verla para felicitarla por el inesperado compromiso y ella no estaría dispuesta a defraudarles. No obstante, les daría algo de tiempo para recobrarse de la conmoción que Jesse estaba a punto de causar...

Durante una hora, se entretuvo limpiando la casa, a pesar de que, tras la muerte de su otro padre por meningitis cuando ella tenía 4 años, Leroy se había hecho con las riendas del hogar y ella nunca había tenido mucho que hacer.

Era un ´padre ejemplar: cariñoso, tolerante y leal.

La relación íntima que tenía desafiaba el choque generacional a pesar que Leroy tenía mas de 40 cuando ella nació. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por su padre, pensó mientras pasaba la aspiradora por las escaleras alfombradas, incluso a hacer las camas en la habitación de los huéspedes para el nuevo socio de su padre si con eso podía acelerar la recuperación de éste. Aunque no sabía cómo reaccionaría Leroy cuando se enterase de la trampa que le habían tendido...Inmediatamente, Rachel decidió no pensar en ello, ya que se enfrentaría a ello cuando Jesse St.James consiguiera sus propósitos y Berry's hubiera salido del mal momento por el que pasaba.


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Gracias Camiii por leer, espero que el nuevo capitulo te guste y comentes para subir el siguiente. Un abrazo

Un placer, pero como no voy a leer esta historia si es de lo mas interesante? :3 Besos y abrazos para ti.