[FANFIC - BRITTANA] - WEST POINT: We're not gonna fall - Capítulo 8

Hooooola!!! Me tenéis sorprendida... Sí... el fic ha superado las 5000 visitas, lo cual es mucho mucho mucho muchíiiiisisisisisisiismo más de lo que podía imaginar y esperar... asi que... GRAAACIAAAS!! Gracias a las que leéis y comentáis, a las que leéis a escondidas tb! a todos!!

Ahora sí que sí, aquí tenéis el nuevo capítulo, espero que os guste... Britt es... puff ya lo veréis!

Y repito... acepto todo tipo de críticas!!!

Un besazo chicas!! y gracias!!




WEST POINT: We're Not Gonna Fall


Capítulo 7





Tal y como decía Paulo Coelho, el mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños. Brittany, en el fondo, era una soñadora innata. Tantas tardes se quedaba tumbada en el jardín de su casa, mirando hacia el azul cielo, imaginando cómo sería su vida dentro de unos años.

Jamás hubiese pensado que acabaría tal y como acabó en ese último año, pero las horribles experiencias por las que tuvo que pasar la hicieron olvidarse de todos y cada uno de sus sueños, de sus expectativas, de sus ideas de futuro, de sus ganas de luchar por ser alguien en la vida.

Pero como si se tratase de un ave fénix, Brittany volvía a resurgir desde sus cenizas, volviendo a ser la chica que soñaba por comerse el mundo, esa chica valiente, sin miedo a nada ni a nadie…

Ahora quería volver a tener el mundo en sus manos, se sentía con coraje, no solo para soñar, sino para hacer realidad cada uno de esos sueño que se crearan en su corazón.


-Lexie: ¡BRITTANY DESPIERTA! ¡HAY FUEGO EN LA COCINA! –irrumpió en la habitación de Britt alarmada.

-Brittany: –Se despertó al oir el escándalo que su hermana creó– ¡¿Qué?! ¡¿Fuego?! ¡Mierda! ¡¿Dónde están papá y mamá?! –dijo rápidamente mientras salía de la cama.

-Lexie: ¡No están! ¡Salieron temprano de casa!

Las dos bajaron las escaleras a toda velocidad, Brittany sentía que el corazón se le saldría por la boca, iba a mil por hora, odiaba el fuego, le aterraba. Sus padres no estaban en casa, por una parte le aliviaba que no estuviesen, pero por otro lado sentía miedo de no poder apagarlo por ella misma, y la cocina estaría ya bajo llamaradas para cuando los bomberos llegasen.

Cuando cruzó el salón y quedó frente a la cocina no podía creer lo que veía.

Estaba totalmente decorada con docenas de globos de colores, regalos envueltos con grandes lazos, carteles con mensajes que iban desde “te echaremos de menos” a “ahora el barrio estará más seguro”. Había bandejas enteras llenas de sus galletas favoritas, una enorme tarta, fruta, todo tipo de dulces… Y frente a ella, todas las personas que se habían reunido esa mañana para despedir a Brittany como merecía.

Por lo general, Britt era una chica que solía controlar bastante bien sus emociones, no le gustaba en absoluto llorar delante de la gente, pero en ese momento, por mucho que estuviese intentando controlar sus lágrimas, le fue imposible.

Por un momento pensó que no lo merecía, después de todo lo que hizo en el último año. Hizo sufrir a su propia familia, dejó de lado a sus amigos de toda la vida, fue cruel, mezquina, mala amiga, mala hija, mala hermana… Y aun con todo eso, ahí estaban todos lo que formaban parte de su vida, reunidos para desearle lo mejor.

Se sentía enormemente agradecida, pero también que no lo merecía. Sin mucha más espera sus lágrimas inundaron sus ojos, y por primera vez en su vida, no le importó que la vieran llorar.


-Brittany: ¿Así que fuego, eh? –miró a su hermana quien permanecía a su lado con una sonrisa de oreja a oreja.

-Lexie: No te hubieses despertado de otro modo… –se encogió de hombros.
Brittany volvió a mirar a todos los que esperaban impacientes porque ella dijera algo.

-Brittany: Realmente no sé qué decir… Me habéis dejado sin palabras… Y además me estáis haciendo llorar… Lo cual todos sabéis que lo detesto… –todos rieron ante eso– Gracias… De corazón… Realmente estoy sorprendida, la he fastidiado tanto con todos vosotros que ni sé porqué estáis aquí despidiéndome… –dijo agachando la cabeza.

-Rachel: Porque aun con todo, sigues siendo tú –dijo una de sus mejores amigas– Brittany… Todos fallamos en algún punto de nuestras vidas, pero todos merecemos una segunda oportunidad.

-Nathan: Si estamos aquí es porque te queremos hija, y como bien dice Rachel, todos merecemos una segunda oportunidad. No por unos errores que cometiste podemos olvidar todo lo bueno que hiciste.

-Kelly: No sabíamos exactamente como darte una buena despedida, así que pensamos en lo que más te gusta… Y es comer, así que entre todos hemos preparado todo esto –dijo señalando toda la isla de la cocina que estaba repleta de comida.

-Brittany: Lo que hace especial esta despedida no es lo que hayáis preparado, sino las personas que estáis aquí… –contestó con una sonrisa sincera y mirando a cada uno de los que estaban de pie frente a ella– Os voy a echar muchísimo de menos… –las lágrimas volvían a escapársele de sus preciosos ojos, que ya empezaban a enrojecerse. Se acercó a ellos y fue abrazando uno a uno.

Hubiese parado ese momento, se sentía tan feliz de saber que contaba con el apoyo de cada una de las personas que allí se encontraban. Ahora podría marcharse sabiendo que tenía el perdón de su familia y amigos, a los que falló en incontables ocasiones.

-Lexie: ¿Nerviosa? –se acercó a su hermana.

-Brittany: Cagada –contestó en un susurro.

-Lexie: Jaja, ¿tú? Oh, pensé que nada te daba miedo…

-Brittany: Lo desconocido asusta… Pero le plantaré cara –dijo segura de sí misma.

-Lexie: Sé que lo harás, –le regaló una sonrisa a su hermana– siempre lo haces…


Mientras todos terminaban el delicioso desayuno que prepararon, ella subió de nuevo a su habitación, se dio una ducha rápida, se vistió y terminó de meter en la maleta las pocas cosas que le faltaban.

Ya lo tenía todo preparado, se sentía nerviosa a la vez de feliz, pero también sentía una melancolía que oprimía su pecho. Bajo ese piso se encontraban esas personas que formaban parte de su vida. Personas que no vería en mucho tiempo, pues ella había pedido que no fuesen a verla a la academia los primeros meses, pues de ser así, se le haría más difícil. Cuanto más los viese, más los echaría en falta, más los necesitaría, y no quería que nada le dificultara su estancia en West Point.


-Kelly: Parece que ha llegado el momento… –dijo al ver que su hija bajaba las escaleras ya con todo.

-Brittany: Sí… –no quería mirar a su madre a los ojos, de lo contrario volvería a llorar… Ya tendría tiempo de hacerlo en el coche.

-Nathan: Te irá bien, lo sé, lo sabes, y todo el mundo que te conoce lo sabe. No dejes que nada ni nadie te tire abajo, demuéstrales lo que vales –dijo abrazando fuerte a su hija mayor.

-Lexie: Bueno si Santana te tira abajo… Tú déjate… –le guiñó un ojo a Britt.

-Brittany: Jajaja soy más de arriba pequeña –le devolvió el guiño.

-Kelly: Nunca cambiaréis… –negaba con la cabeza– Britt, cuídate, come bien, no te metas en líos, sé responsable, controla tu genio, estudia muc –Brittany le tapó la boca con su mano.

-Brittany: Kelly, me ofendes… Y tranquila, puedes fiarte de mí… O no… –sonrió de manera pícara a su madre.

-Kelly: Oh vaya, ¡gracias por tranquilizarme!

-Brittany: Jajaja, puedes confiar, quiero conseguir esto de veras –abrazó con todas sus fuerzas a su madre– te quiero mamá. Os quiero a los tres, os voy a echar muchísimo de menos –miró a todos los que esperaban unos pasos más atrás– Gracias de nuevo chicos, por todo… No os olvidéis de esta rubia, porque yo no olvidaré a ninguno de vosotros.

Todos se acercaron a ella para despedirla. La abrazaron, la besaron y le desearon lo mejor. Salieron fuera y se quedaron parados en el jardín, viendo como Brittany metía todo en el maletero.

Se metió al coche y lo puso en marcha lentamente, se juró a sí misma no mirar por el retrovisor, pero le fue imposible. Lanzó una mirada por el espejo, y ahí estaban todos, viendo como se marchaba, despidiéndola con gritos y silbidos.

Poco a poco la imagen de los que la despedían iba desapareciendo, y sus lágrimas se iban agolpando, esperando impacientes por salir.

No supo cuanto tiempo estuvo llorando, quizás quince, veinte, treinta minutos… Cuando sintió que se desahogó lo suficiente, se secó sus mejillas y sus ojos con el revés de su mano, puso el cd que grabó días atrás con las canciones que le recordaban a su padre y sonrió.

Ese día empezaba una aventura que aprovecharía en todos los sentidos, sentía como una fuerza crecía dentro de ella, una fuerza que no dejaría escapar y con la que demostraría a todos de lo que era capaz…




Cuando sentimos que un cambio se acerca, sentimos miedo, duda, nervios… Nos preguntamos a nosotros mismos sí ese cambio será para bien, si será para mal, si lo haremos bien, si sobreviviremos a ese cambio, si abandonaremos a mitad de camino…

Muchos se niega a romper sus rutinarias vidas por no enfrentarse a ese cambio, tan solo por temor a no conseguirlo, a no saber adaptarse, o incluso por salir perdiendo, pero como bien dicen, quien no arriesga, no gana, y a Santana le gustaba ganar, y tanto que le gustaba ganar…

-Ashley: ¿Puedo sentarme a comer contigo o eso también se acabó? –se acercó a la mesa del comedor donde se encontraba Santana.

-Santana: Deja de joder Ashley, ir de víctima no va contigo, y si lo fuese, conmigo no funcionaría –respondió llevándose el tenedor a la boca.

-Ashley: ¿No te cansas de estar en modo gruñona? –retiró una silla y se sentó enfrente de la morena.

-Santana: No soy gruñona… Tú me sacas de mis casillas…

-Ashley: Eres gruñona… –repitió sin mirarla.

-Santana: Lo que tú digas…

-Ashley: Oh vamos Santana, ¿qué narices te pasa? ¿Acaso estás nerviosa porque en un rato esto estará lleno de perdedores? ¿Te dan miedo?

-Santana: –Levantó la mirada a su compañera– Ni estoy nerviosa, ni tengo miedo… –le apuntó con el tenedor.

-Ashley: Ya… Como si no te conociera… Mira, no soy de las que dicen cosas bonitas ni chorradas de esas, no va conmigo, pero sé que estás nerviosa, y sé también que te gusta hacer cosas nuevas pero eso no quita que dentro de ti sientas un pequeño miedo por fallar, eres Doña Perfeccionista y odias no conseguir lo que quieres. Pero estás más que cualificada y preparada para superar este cambio con creces Santana… De eso no hay duda.

-Santana: –Se quedó sorprendida por las palabras de Ashley, por supuesto que decir ese tipo de diálogos motivadores y sinceros no iba con ella, por lo general era ruda y fría, y escucharla hablar así la tomó desprevenida– ¿Quién eres y qué has hecho con Ashley? –preguntó en tono de burla.

-Ashley: Eh no me jodas López, ¿sabes lo que me costó decirte todo eso?

-Santana: Jajaja, lo sé, por eso te vacilo… Gracias Ash… En serio… Es cierto que pueda estar un poco nerviosa, no sé como si irán desarrollando las cosas, y el no tener planificado todo sabes que no va conmigo…

-Ashley: Tienes que adaptarte y acostumbrarte, no puedes pretender tener todo controlado Santana… Pero eso no significa que tenga que salir mal…

-Santana: Lo sé, pero no me gusta… –dijo cruzando las cejas.

-Ashley: Jajaja a veces las cosas inesperadas son mejores que las programadas…

-Santana: Eso dicen… En fín… ¿Tú estás preparada? También te necesito 100% para que todo salga como debe salir.

-Ashley: Por supuesto… Y sé que tú también lo estás… Vamos a ser un par de perras con ellos –dijo con malicia– Van a saber lo que es duro.

-Santana: ¡Así se habla! –alzó su mano y la chocó con la de Ashley.

-Ashley: ¿Tienes algo planeado para hacerles hoy?

-Santana: Siempre tengo algo planeado –dijo con una sonrisa malévola.


Brittany llegó a West Point, deseaba volver a encontrarse con el soldado de la puerta que osó a vacilarle, y como si el destino le hiciese ese regalo, allí se encontraba él.

-Soldado: Vaya, vaya… Así que no te has rajado ¿eh?

-Brittany: –Se quitó las gafas de sol y miró con superioridad al chico– Mira capullo, cuida tus palabras, o en un año volveré aquí y te haré limpiar mis botas con tu asquerosa lengua. No eres más que una simple mierda… No vayas de listo conmigo… Y abre rapidito el control, tu sola presencia me dan ganas de vomitar… –se volvió a colocar sus gafas y subió la ventanilla.

El chico se quedó sin habla, en absoluto se esperaba tal respuesta de la rubia. Sin más abrió el control de seguridad y la dejó pasar.

“¿Y si aprieto de nuevo el acelerador? No estaría nada mal que una morena apareciera de nuevo y quisiera arrestarme… Mierda Brittany… NO. Compórtate…” Se decía a sí misma la rubia.

Mientras llegaba iba viendo más y más coches de los demás cadetes, aquello parecía un festival de música, estaba repleto de gente yendo de un lado a otro, con caras de confusión y nervios.

Aparcó el coche y se dirigió al edificio principal, faltaban unos pocos minutos para que llegara la hora a la que habían sido citados.


-Jason: ¿Brittany?

-Brittany: –Se quedó mirando al chico intensamente, su cara le sonaba pero su mala memoria era característica en ella.

-Jason: No me recuerdas ¿eh?

-Brittany: Tu cara me es familiar, pero no… No te recuerdo –dijo con culpabilidad.

-Jason: No te preocupes, soy el que te ayudó en las abdominales.

-Brittany: ¡Oh cierto! Eras…

-Jason: Jason… Jason Morris, encantado –dijo animado extendiéndole la mano.

-Brittany: Brittany Pierce –contestó tomando la mano del chico.

-Jason: Jaja lo sé, recuerdo tu nombre. Creo que todos lo recuerdan…

-Brittany: ¿En serio? ¿A mí…? –preguntó extrañada.

-Jason: Oh vamos… Conseguiste las mejores marcas en cada prueba… Dejaste a todo el mundo sin habla… Lo hiciste realmente genial.

-Brittany: Gracias… Pero creo que todos los que estamos aquí hoy lo hicimos genial, de no ser así estaríamos en nuestras casas tirados en el sofá…

-Jason: Sí bueno, pero la diferencia que conseguiste respecto a nuestros resultados es enorme…

-Brittany: Eso es porque no os preparasteis lo suficiente –dijo divertida– ¿Vamos? Creo que esto va a empezar.

Los chicos entraron a la Sala Magna y se sentaron en una de las primeras filas, Brittany insistió en sentarse cerca y en el centro, quería ver de cerca a esa morena que la volvió loca desde el primer día, y más aun, quería que esa morena la viera también a ella.

Y al segundo allí apareció, vestida pulcramente con su uniforme, seguida de más personas, una de ellas la reconoció como la sargento que no le gustó en absoluto, y por otros seis militares.


-Jason: ¿Por qué irán siempre tan serios? Me ponen de los nervios –preguntó a Brittany.

-Brittany: Oh vamos Jason, es solo una fachada… Un papel que tienen que hacer para meternos miedo… Papel que pienso romper en una que yo me sé… –dijo sonriendo altanera.

-Jason: –Abrió los ojos al oir lo que dijo la rubia– ¿En una que tú sabes? ¿Una? ¿Acaso tú…?

-Brittany: Arranca Jason… ¿Qué quieres saber? ¿Si me gustan las chicas? –Jason asintió con la cabeza– No, ahora mismo no, ahora mismo me gusta ESA CHICA –señaló a Santana quien ya estaba presidiendo la sala junto con la Sargento Smith, el Coronel Richardson, y otros cuatro militares más.

-Jason: ¡¿Qué?! ¡Estás loca! ¿Cómo te puede gustar la Teniente López? Es lo más borde que he visto en mi vida… Y fría como el hielo… Más de uno ya la teme.

-Brittany: Yo no temo a nada… Y menos a ella… Conmigo ese papel de tía dura no vale nada, ya lo vas a ver… Caerá rendida.

-Jason: Estás llenando la sala con tu ego Pierce… Nos ahogarás a todos.

-Brittany: Solo te informo de lo que pasará de aquí a… Poco tiempo –miró al chico y le sonrió.


-Col. Richardson: Tomen asiento todos por favor –ordenó a todos los que estaban en la sala– Soy el Coronel Richardson. Antes que nada, quiero daros la bienvenida a todos los presentes a West Point, y la enhorabuena por haber aprobado la prueba de ingreso. Pero no os confiéis, esa prueba no era nada con lo que aquí deberéis superar, no solo a nivel físico, también psíquico, mental y pedagógico. Va a ser un año duro, en el que no podréis flaquear ni un solo segundo. Los primeros meses solo será entrenamiento físico, la fase es eliminatoria, quien no supere los meses de instrucción no podrá continuar en la academia y será automáticamente expulsado. He puesto a vuestra disposición a los mejores instructores y profesores que tenemos en West Point, así que espero que sepáis aprovecharlo. Sin más os dejo con la Teniente López, jefa de instructores y responsable de vuestra promoción. De vosotros espero que deis el 100% y por supuesto, que no me deis quebraderos de cabeza… Teniente… –dijo mirando a Santana– todo tuyo.

-Santana: Gracias Señor –contestó tomando el lugar que ocupaba el coronel– Para quien no me recuerde soy la Teniente López. A partir de ahora quien lo olvide se arrepentirá de ello.


-Brittany: Cómo olvidarlo… –susurró desde su asiento.


-Santana: Como bien ha dicho el Coronel Richardson, va a ser duro. He podido observar vuestro nivel el día de las pruebas, no diré que estuvierais mal preparados, pero tampoco diré que es suficiente para superar lo que viene. Cada año, de todos los que empiezan el curso, solo una media del 36% consigue finalizarlo. Se os exigirá más de lo que podáis, mentalizaros ya de ello. Nunca será suficiente, siempre os pediremos más… Esto no es un campamento de verano, que os quede claro. Tenéis cinco minutos para llegar al pabellón donde se os entregarán los uniformes, está al principio de la base. Quien llegue tarde lo lamentará.

-Ashley: ¿A qué esperáis? ¡Vamos! ¡Mover vuestros culos! –ordenó a todos.

Sin más todo el mundo se levantó de sus asientos y como si huyeran de un incendio empezaron a correr. Parecía que el día empezaba fuerte. La mayoría pensaba que por ser el primer día, sería calmado y solo de tipo presentación, pero al parecer no iba a ser así.


-Brittany: No me digas que no es jodidamente sexy cuando se pone así de borde y mandataria –decía mientras corría a toda prisa.

-Jason: No diré que no es guapa, pero esa personalidad le quita todo lo sexy que podía tener –respondió intentando seguir el ritmo de la rubia.

-Brittany: Sin duda eres gay…
-Jason: ¡¿Qué?! No lo soy, no tengo ningún problema con ellos, pero no lo soy, te lo aseguro…

Siguieron corriendo hasta llegar al enorme pabellón, donde Santana y Ashley ya habían llegado en el Patrol.

-Santana: ¡Escuchad todos! Los chicos ir a la sala A, las chicas a la sala B. La Sargento Smith y yo os pasaremos ahora unos formularios para que rellenéis con vuestras tallas, y lo entregaréis al personal de cada sala, ¿queda claro?
Todos contestaron un tímido “sí” y con total descoordinación.

-Ashley: A ver panda de inútiles, cuando la Teniente López pregunte algo, vosotros tenéis que responder “!Sí Mi Teniente!” –explicó gritando– Vamos, que se os escuche.

Todos contestaron de nuevo con energía y todos a la vez. Sin más los chicos rellenaron el formulario que se les entregó y entraron a las salas que las instructoras indicaron.

-Jason: ¿Te veo luego? –preguntó a Brittany.

-Brittany: Por supuesto compañero –respondió sonriéndole. Era bueno rodearse de gente buena, y parecía que el chico lo era.

Brittany no quitaba el ojo de encima a Santana, movimiento que hacía la morena, movimiento que ella seguía con su mirada nada disimulada. Hasta el momento Santana no vio a Brittany, había tantos cadetes que resultaba imposible encontrar a alguien en particular.

-Santana: Ve a la sala A, yo iré a la sala B. Que no se entretengan mucho –le indicó a Ashley.

Santana se dirigió a la Sala B, donde las chicas cadetes iban entrando. Había muchas más chicas de las que pensaba, lo cual le agradaba, siempre era bueno ver que el sexo femenino se hacía hueco en un mundo que estaba inundado de hombres. Pero por más que buscase no encontraba a la chica que llevaba buscando toda la mañana.

Se colocó con el personal que entregaría los uniformes, para echar una mano y agilizar la tarea.

Estuvo recogiendo formularios y entregando las prendas de manera automática, sin tan siquiera alzar la mirada. Cuando en uno de los formularios leyó el nombre de la persona que tanto buscó entre la multitud, su mirada se alzó de inmediato. Y allí estaba, parada enfrente de ella, con esa sonrisa de superioridad que la volvía loca pero que no dejaría que esa rubia lo supiese bajo ningún concepto.

-Brittany: ¿Has visto qué buenas medidas tengo? –preguntó con descaro.

-Santana: Pierce, más vale que te andes con ojo, esto no es un juego, está en tus manos que haga de esto algo fácil para ti o un auténtico infierno. Quedas advertida. No vuelvas a tutearme, ni a faltarme el respeto, soy tu superior y como tal tendrás que obedecerme y acatar mis órdenes –soltó todo de golpe, por dentro temblaba pues nadie antes se atrevió a seducirla tan descaradamente como esa rubia lo hacía, pero no permitiría que Brittany la controlara, en ningún sentido.

-Brittany: Los infiernos están infravalorados… Mi Teniente… –respondió sin borrar su sonrisa seductora.


Santana se giró y buscó las tallas del uniforme de Brittany. La rubia no se equivocaba, tenía buenas medidas, algo que ya pudo comprobar cuando realizó la prueba de natación. Solo recordar su cuerpo mojado por el agua hacía que perdiera la respiración por momentos.


-Santana: Aquí tienes todo –dijo sin querer mirarla a los ojos.

-Brittany: Muchas gracias, espero que me quede igual de bien que le queda a usted… –dijo recalcando la última palabra, tal y como le ordenó Santana. Ésta al oír el comentario no pudo evitar sonrojarse y mirar a Brittany, quien sin vergüenza mordió su labio inferior.


Santana entendió en ese momento que lo tenía difícil… No, más bien tenía casi imposible resistirse a esa rubia que cada vez que la tenía cerca hacía que todo su interior temblara. Pero debía controlarse. Caer rendida ante alguien no estaba en sus planes, y ella debía tenerlo todo planificado.


Entregaron los uniformes a todos los cadetes y los reunieron a todos fuera del pabellón.


-Santana: Ahora iréis al campus, al edificio donde viviréis durante todo el curso. En la planta baja de cada edificio, habrá una lista con la habitación que tenéis asignada. No hay cambios. Así que no me vengáis con “¿puedo ponerme con mi amiguita del alma?” porque ni os escucharé. Tenéis una hora libre para poner todo en orden. A las 20:00 horas os quiero a todos en la plaza uniformados y en formación de a tres.

Los chicos fueron hacia sus coches para tomar sus maletas y pertenencias y se dirigieron a las habitaciones. Brittany se buscó en la larga lista de la asignación de habitaciones.

-Brittany: –Pasaba su dedo nombre por nombre hasta que encontró el suyo– Habitación 207… –tomó su maleta y una pequeña bolsa y subió a la segunda planta– ¡Hola! –saludó a una chica que ya se encontraba en la habitación– Soy Brittany Pierce –le extendió la mano.

-Brooke: Brooke Summers, encantada –se presentó sonriente.

-Brittany: Igualmente. Si que fuiste rápida en subir.

-Brooke: Sí, soy ágil con la vista.

-Brittany: ¿Prefieres la cama que está pegada a la ventana o…?

-Brooke: Me da igual en realidad, elige la que más te guste.

-Brittany: Está bien, me quedaré con la de la ventana… ¿Conoces a alguien aquí? –preguntó.

-Brooke: No, aun no. Solo a ti –se encogió de hombros.

-Brittany: Si quieres puedes acompañarnos a Jason y a mí a cenar –le ofreció a su compañera de habitación.

-Brooke: ¿Jason es tu novio?

-Brittany: Jajaja… NO –contestó rotundamente– Nos conocimos aquí el día de las pruebas. Es el único que conozco por ahora… Bueno y tú… –respondió terminando de colocarse el uniforme– ¿Qué tal me queda? –se giró hacia su compañera.

-Brooke: No tan bien como a mí –respondió en tono de burla.

-Brittany: Uhhhh no te engañes a ti misma querida, no es bueno…

Las chicas estuvieron un rato en la habitación mientras mantenían una animada charla y se conocían un poco más. Finalmente bajaron al patio donde se encontraron con Jason.

-Brittany: Ey cadete Morris, ese uniforme se ve realmente bien en ti… –saludó al chico.

-Jason: Creo que no tan bien como a vosotras… –vio una cara nueva junto a Brittany– Soy Jason Morris, encantado –se presentó.

-Brooke: Brooke Summers, encantada de conocerte Jason –le respondió con una sonrisa.

-Brittany: Bien, presentaciones hechas, ahora vamos al comedor, muero de hambre, y si tardamos más acabaré comiéndome a alguno de vosotros.

Los chicos se dirigieron al enorme comedor, donde ya muchos de los cadetes estaban cenando. Se sentaron en una de las largas mesas que allí había.

-Brooke: ¿Qué se supone que es esto? –preguntó con desagrado mientras removía la comida con el tenedor.

-Brittany: Esto parece comida de perros…

-Jason: Creo que pretenden matarnos de hambre..

-Brittany: Y no hay ni una puñetera máquina de snacks… No pienso comerme esta mierda… ¿No podemos simplemente llamar a Domino's Pizza y que nos la traigan?

-Brooke: No estaría nada mal… –se llevó un poco de la comida a la boca– Esto es vomitivo…

-Jason: Creo que hoy paso… Tengo aun un par de sandwiches que mi madre me echó a la bolsa… –dijo retirando el plato.

-Brittany: !Kelly te adoro! –gritó causando la curiosidad de los que estaban cerca.

-Brooke: No me digas que eres una de esas raritas que hablan sola…

-Brittany: Mi madre me echó una caja entera de mis galletas favoritas… Creo que puedo sobrevivir al menos tres días. Luego ya pensaré un plan B.

-Jason: Te va a ir todo al culo… –bromeó.

-Brittany: Cállate Morris. Ya vendrás a pedirme galletas cuando te acabes tus sandwiches…


Una vez que cenaron se reunieron todos los cadetes donde Santana les indicó. Ashley se encargó de explicarles cómo debían ser las formaciones, ya que era básico saberlo. Los chicos obedecieron sin más. Cuando Ashley terminó de explicarles y formarlos en varias secciones, avisó por el walkie a Santana, quien en cuestión de segundos se presentó al lado de su compañera, quien estaba arriba de la pequeña escalera que estaba enfrente de la enorme plaza donde todos los alumnos esperaban formados y firmes las instrucciones de Santana.


-Santana: ¿Están todos? –preguntó.

-Ashley: Todos y cada uno de ellos.

-Santana: Bien, ya puedes retirarte si quieres, gracias.

-Ashley: No te preocupes, me quedo.

-Santana: –Asintió con la cabeza y miró hacia donde estaban todos los cadetes uniformados y encendió el megáfono que llevaba consigo– Bien, cada mañana se os despertará a las 6:00 horas, tenéis veinte minutos para aseaos, vestiros, hacer vuestras camas y formar aquí en este mismo patio. Los retrasos serán castigados, ya sean con arrestos, actividades extra, o lo que yo vea conveniente. Se os pasará lista, y si estáis todos, desayunaréis en quince minutos. Si falta algún compañero nadie desayunará. Así que ya sabéis, si uno falla, pagáis todos.

-Brittany: De verdad Jason, no entiendo cómo me dices que no te parece sexy cuando habla así… –susurraba a su compañero quien estaba a su lado en la formación.

-Jason: Shhh… No quiero que me castiguen tan rápido…


-Santana: Cuando desayunéis os quiero de vuelta aquí a todos, debidamente formados, para empezar con la instrucción y preparación física. Yo diré cuando se harán los descansos y por cuanto tiempo. Ahora os diré algo que debéis saber, puesto que más de uno lo hará… En la planta baja del edificio principal hay una pizarra con todos vuestros nombres. Si alguien, en algún momento, no se ve capaz de seguir… Será libre de borrar su nombre de la pizarra… En ese preciso momento se le dará de baja en el plan de formación y será expulsado de inmediato. Ahora vayan a sus habitaciones. Las luces las quiero todas apagadas a las 22:00 horas. Pasaré por todas las habitaciones para asegurarme. Más os vale que no vea ni una sola luz, ni siquiera la de vuestros amados teléfonos móviles –apagó el megáfono y se giró hacia Ashley– Que rompan filas y vayan a sus habitaciones, no quiero a nadie por aquí… Te encargarás de inspeccionar el edificio de los chicos y yo el de las chicas. Si tienes algún problema me avisas por el walkie.

-Ashley: Siempre te pides las chicas ¿eh? –bromeó.

-Santana: Haz lo que te digo… –respondió con tono serio y se marchó.

-Ashley: –Encendió de nuevo el megáfono–¡Rompan filas! ¡A sus habitaciones! ¡Vamos, vamos! ¡No quiero ver a nadie por aquí!


Los chicos fueron corriendo hacia sus respectivas habitaciones, nadie fue capaz de quedarse por allí, ya fuese por temor de empezar mal en aquel lugar o por el cansancio y estrés acumulado en un día tan ajetreado como lo fue aquel. Muchos de ellos apagaron sus luces mucho antes de la hora límite.


-Brooke: ¿A dónde vas? –preguntó al ver que Brittany salía de la habitación.

-Brittany: He visto en la lista que quedaron unas cuantas habitaciones libres y tengo algo que hacer… Tranquila, volveré en un rato –sonrió y salió de la habitación dejando a Brooke confundida.



El reloj de su muñeca marcaba las 22 horas, se puso de pie y se dirigió al edificio de las chicas. Pasó habitación por habitación asegurándose que todas las luces estaban apagadas. Completó la primera planta sin ningún problema, todas parecían atrapadas por los brazos de Morfeo. Realmente estaba sorprendida de ver que el día había marchado tan bien, sin incidentes ni problemas…

Ya iba por la mitad de la segunda planta, y se fijó en el cartel que estaba junto a la puerta, donde se podía leer los nombres de las cadetes que dormían ahí.
-Santana: Pierce, Brittany –sonrió, pero su sonrisa desapareció al ver que solo una cama estaba ocupada, y esa chica, no era Brittany– Mierda Pierce, ¿el primer día y ya me vas a complicar la vida? –preguntó para sí misma.


Al fondo del pasillo vio unas luces, de inmediato se dirigió allí. Algo le decía que la rubia estaba en aquella habitación que quedó libre.


-Santana: ¡Pierce! ¡¿Qué demonios haces aquí?! Creo que dejé muy claro que os quería a todos en vuestras putas habitaciones.

-Brittany: Se levantó de la cama donde estaba sentada y se dirigió a Santana con una sonrisa pícara y altanera– No me gusta compartir habitación… Pero sí la cama –respondió mirando hacia los labios de la morena.

-Santana: A tu habitación, YA –ordenó. Notaba como a cada paso que Brittany daba hacia ella, más le temblara su semblante.

-Brittany: Dejémonos de tonterías Santana, sé que también deseabas verme, de pasar aunque fuesen un par de segundos a solas conmigo… –hablaba con confianza cada vez más cerca de Santana– Ya no tienes que disimular para mirarme, puedes hacerlo ahora todo lo que quieras… Sí, lo sé, sé que me miras, te he visto en demasiadas ocasiones… Eres muy poco sutil ¿lo sabías? Y para que lo sepas, esa fachada de chica dura e inquebrantable que te gastas… –se acercó al oído de Santana– conmigo, morena, no funciona –dijo en un susurro que estremeció por completo la piel morena de Santana, detalle que no se le escapó a Brittany, lo que la hizo sonreír –Tranquila, no pretendo meterte en problemas, solo quería verte un momento para dejarte claro que por mucho que lo intentes… No podrás resistirte… Ahora sí, dicho esto, me vuelvo a mi habitación, estoy realmente cansada, ¿sabes? Buenas noches MI TENIENTE LÓPEZ –le guiñó el ojo mientras se mordía el labio y salió de la habitación con total naturalidad.

Santana no podía creerlo, nunca antes nadie en su vida la dejó como Brittany acababa de dejarla en esa habitación.

La rubia provocó en un solo segundo la misma cantidad de lujuria que de confusión en su cuerpo. Ya no sabía si quería realmente controlarse o ir detrás de aquella rubia y romperle la boca en un beso y arrancarle el uniforme que la hacía más irresistible de lo que ya le parecía.

Se llevó la mano al pecho, y vio que su corazón iba desbocado. Jamás se sintió así por nadie… Pero parecía que Brittany iba a ser capaz de hacer que Santana descubriese demasiadas experiencias. Y lo que era más importante… Ella estaba dispuesta a provocarlas en la morena…


Brittany volvió a su habitación, se puso el pijama a oscuras y se metió en la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba ciega de pasión, pasión que le provocaba aquella morena de piel canela e irresistibles labios. Aun no sabía cómo se controló tanto hacía tan solo unos minutos en aquella otra habitación. Su cuerpo le pedía lanzarse a los labios carnosos de Santana, pero eso sería hacerlo todo demasiado fácil, y a Brittany no le gustaba lo fácil, le encanta jugar, provocar, seducir… Más aun si surgía efecto en Santana… Y tanto que lo hacía… Y con esa sonrisa y recordando cada perfecta facción de la morena, calló rendida en un profundo sueño…

¡¡¡BURRAAAA!!!
¡¡¿QUE QUIERES MATAR DE UN INFARTO ACASO?!!