FANFIC KLAINE. "El chico que se escabulle en la ventana de mi habitación" Epílogo - Parte II

Tomé mi teléfono y revisé la batería, haciendo un nuevo grupo familiar con Finn, Blaine, Sebastian, Ruby, y el teléfono de mi mamá en él. Escribí un mensaje para Finn, listo para enviarlo cuando llegara. Adiviné que serían como quince minutos de manejar rápido desde la estación de policía hasta la casa de mi padre, lo que sería lo suficiente para hacer que mi padre quitara los cargos y que Finn llegara antes de que algo sucediera. Al menos, esperaba que lo fuera. Cuando el taxi se detuvo afuera de su casa estaba tan nervioso que mis manos estaban temblando.

—¿Está todo bien allí, niño? —preguntó el conductor, mirándome preocupado.

—Sí, estoy bien. Gracias —murmuré, pasándole el dinero, tomando profundas respiraciones para intentar  calmarme.

Cierro la puerta del taxi y le envío a Finn el mensaje que ya tenía escrito:

“Estoy en casa de papá. Por favor ven a buscarme, ahora. NO ME REGRESES LA LLAMADA. Kurt”

Llamé a la puerta y contuve la respiración, esperando que mi padre abriera. La puerta se abrió casi de inmediato. Allí estaba, el hombre que me envió al hospital, el hombre que está haciendo que mi novio enfrente cargos por lesiones corporales graves. Su cara era un desastre. El tenía razón; sin duda Blaine hizo un buen trabajo. Su nariz estaba vendada e hinchada, casi cada centímetro de su cara estaba rojo y con aspecto inflamado, y tenía dos horribles ojos morados. Aunque no podía evitar sentirme un poco orgulloso de Blaine, sabía que no debería estarlo.

Él sonrió.

—Kurt, vamos adentro. ¿Cómo estás? —preguntó cortésmente.

¿Está bromeando? ¿Cómo estoy?

Pasé junto a él e ignoré su pregunta.

—Vamos a omitir las cortesías. ¿Qué es lo que quieres por retirar los cargos contra Blaine? —pregunté, deseando que mi voz no delatara lo aterrado que estaba.

Sonrió, dio media vuelta y entró en la sala de estar, obviamente esperando que lo siguiera. Tan pronto como estuvo fuera de mi vista, le quité el seguro a la puerta para que todo lo que Finn tuviera que hacer fuera abrirla. Luego lo seguí hasta la sala.

Por favor, deja que esto funcione, por favor.

—Toma asiento —instruyó, sentado en el sofá y acariciando el espacio junto a él.

Sabía que tenía que seguirle la corriente, también sabía que necesitaba mantenerme tan cerca de él como pudiera, así que hice mi camino hacia allí y me senté, girándome en el asiento para estar frente a él y estar listo para correr si así lo necesitaba.

—Entonces, ¿cómo esta Blaine? ¿O no lo sabes? —preguntó, burlándose de mí.

Podía sentir como mi ira y dolor amenazaban con desbordase.

—Lo arrestaron gracias a ti. ¿Por qué me golpeaste? —pregunté, intentando no tartamudear.

Se rió, sacudiendo la cabeza como si yo hubiera dicho algo estúpido. —Te lo tenías malditamente merecido —dijo con ira.

—Me golpeaste y me hiciste caer y tuvieron que hacerme una cirugía. Es por eso que Blaine te golpeó —contesté con toda naturalidad.

—Ese pequeño hijo de puta, siempre fue un problema —gruñó, apretando las manos en puños.

Tragué saliva. ¡Oh, mierda, esto no estaba funcionando!

—Fue tu culpa. Fuiste a nuestra casa buscando pelea, querías que eso pasara —incité.

Él asintió con la cabeza; una sonrisa maliciosa se deslizó por su cara.

—Sí, estaba esperando meter a tu maldito hermano en problemas, pero ese mocoso de al lado me lo impidió. Finn siempre fue un problema, incluso cuando eran niños solía ponerse en mi camino —gritó, sacudiendo la cabeza.

—Finn solía impedir que me siguieras golpeando. Te detuvo cuando trataste de violarme. ¿A eso te refieres? —pregunté. ¡Oh vamos, por favor responde a la pregunta!

Me miró furiosamente.

—¿Violación? A la mierda con eso, no es violación. Eres mi hijo; me lo debías por toda la mierda que tenía que aguantar. Estabas maduro para la cosecha —afirmó, mirándome lentamente, poniéndome la piel de gallina.

Mi mano se cerró alrededor del celular en mi bolsillo.

—¿Crees que puedes darles palizas a tu familia durante años, abusar sexualmente de tu propio hijo y tratar de violarme, y eso está bien? —pregunté con la voz quebrada.

—¡Hiciste de mi vida una miseria! Necesitabas unos buenos golpes para mantenerte a raya. Te estaba disciplinando, eso es todo —espetó, levantándose del sofá y agarrándose el cabello.

—¿Disciplina? Una vez golpeaste a Finn tan fuerte en el estómago que no pudo comer durante días. Le rompiste el brazo y las costillas. ¡Nos tenías completamente asustados de hacer cualquier cosa que pudiera hacerte enojar! —grité, tratando de provocarlo.

Se volvió hacia mí y me puse de pie rápidamente, precisando estar de pie en caso de necesitar correr en algún momento.

—¡Finn se merecía todo eso! ¡Debí haber ahogado a ese chico al nacer! —gritó, golpeando su mano en la mesa de café, haciéndome cerrar los ojos con fuerza.

—¿Qué hay de Sebastian, Tyler y Ruby? ¿También necesitaban disciplina? —pregunté.

Asintió con la cabeza.

—Sí, todos necesitan aprender un poco de respeto. ¿Dónde está Ruby de todos modos? —preguntó, con sus ojos tratando de perforar los míos.

—Ha vuelto a Westerville —mentí.

Hizo un gruñido furioso y agarró la mesa de café, arrojándola de manera violenta. Me eché hacia atrás cuando casi se estrelló contra mis pies. ¡Vamos, Kurt, puedes hacer esto!

—Quiero que retires los cargos contra Blaine, y te vayas de la ciudad —declaré de manera casual.

Se rió y puso los ojos en blanco.

—Bien, eso no va a suceder. Te diré algo, retiraré los cargos contra ese mocoso, si vienes a vivir conmigo —ofreció, volviéndome a mirar lentamente. Me sobresalté, sintiéndome enfermo y un poco mareado, luego me di cuenta de que era porque no estaba respirando así que aspiré en una inhalación entrecortada.

—No. Vas a retirar los cargos, irte de la ciudad y nunca molestarme a mí o a mi familia de nuevo. Y cuando digo a mi familia, me refiero a Ruby, Sebastian y Tyler también —dije con severidad.

¡Oh Dios, esto iba a funcionar! No podía dejar de sonreír; saqué mi teléfono de mi bolsillo y presioné enviar. Me reí en silencio antes de volver a poner mi cara de póquer.

El me miraba como si hubiera perdido la cabeza, haciéndolo parecer aún más divertido para mí.

—¿Y por qué haría eso? —preguntó, con algo de diversión en la voz.

—Porque si no lo haces, iré a la policía y les contaré todo lo que ocurrió cuando éramos niños. Confía en mí; el tiempo que pasarás en la cárcel será mucho más largo que el que Blaine recibirá. Y estarás en una parte mucho peor de la cárcel también, donde ponen a los violadores y pedófilos. —Me encogí de hombros.

Se rió.

—¿Y quién va a creerle a un marica como tú? Follando con el vecino. Soy un profesional respetado. Puedo permitirme los mejores abogados para hacer pedazos tu caso, y además, no tienes pruebas. Eso sucedió hace mucho tiempo, es tu palabra contra la mía —gruñó, dando un paso más cerca de mí.

Sentí la bilis aumentando en mi garganta y rogué que Finn estuviera cerca. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que envié ese mensaje de texto?

—En realidad, ahí es donde te equivocas. También tengo tu palabra —corregí, sonriéndole mientras sacaba mi teléfono. Otra vez me miró como si fuera estúpido—. Los teléfonos inteligentes de hoy en día tienen todo tipo de artefactos; cámaras, reproductores de música, calculadoras... grabadores de voz —dije alegremente, alzando una ceja ante lo último.

Examiné el menú y reproduje la conversación que acababa de grabar en mi teléfono. Miré su cara con una sonrisa de satisfacción.

—Entonces, ¿cómo esta Blaine? ¿O no lo sabes?

—Lo arrestaron gracias a ti. ¿Por qué me golpeaste?

—Te lo tenías malditamente merecido.

—Me golpeaste y me hiciste caer y tuvieron que hacerme una cirugía. Es por eso que Blaine te golpeó.

—Ese pequeño hijo de puta, siempre fue un problema.

Detuve la grabación.

—¿Escuchaste lo suficiente, o quieres oír más? ¿Recuerdas lo que dijiste? ¿Lo que admitiste? Abuso, intento de violación —dije, sonriendo como un idiota. Agarró el teléfono y lo lanzó contra el suelo, aplastándolo con su pie, fuerte. Luché contra el impulso de reír—. Oh, papi, ese teléfono me costó mucho dinero. ¿Sabes cuánto cuesta un iPhone nuevo en esta economía? —pregunté con sarcasmo.

Sonrió, obviamente pensando que había ganado.

—No tienes nada ahora. —Agarró mi muñeca y me atrajo más cerca de él.

Me reí y asentí confirmándolo.

—Tienes razón. No tengo nada, pero mi familia sí. Se las envié hace un momento. Otras cinco personas tienen esa grabación, y si no quitas tus sucias manos de mí en este momento, irán a la policía —declaré con aire de suficiencia.

Vi como su puño se cerraba en el aire y se movía hacia a mí, pero antes de que hiciera contacto con mi piel lo agarré con fuerza, alejándolo bruscamente. Ya no permitiría que me golpeara nunca más. Ya no le tenía miedo.

—¡Retira los cargos en este momento, vete de la ciudad y nunca vuelvas a ponerte en contacto con nosotros! De lo contrario, me aseguraré de que las cinco grabaciones lleguen a la policía. Lo digo en serio, retira los cargos y vete y no haré nada. Sólo quiero a Blaine libre —ordené.

No me importaba nada más. Siempre tendríamos las grabaciones; si alguna vez se acercaba de nuevo a nosotros yo no tendría ningún problema en presentar cargos y encarcelarlo para siempre. Pero no podía hacer eso ahora, Blaine todavía estaba enfrentándose a la cárcel y no podía correr el riesgo de que fuera declarado culpable y enviado a la cárcel por defenderme. Mi padre me miraba con odio mientras lo pensaba. Me di cuenta por su expresión furiosa que sabía que no había otra opción. Si no quería ser acusado de intento de violación, abuso infantil y violencia de género entonces tenía que estar de acuerdo con lo que yo estaba diciendo.

—Eres igual que tu maldito hermano —gritó venenosamente, mientras me sacudía por el brazo.

Sonreí.

—Tomaré eso como un cumplido. Finn es el mejor hermano del mundo.

—Pequeño marica —dijo entre dientes.

Saqué mi brazo de su agarre.

—Llámalos ahora, retira los cargos y quiero hablar con ellos después para asegurarme de que está hecho —ordené. ¡Oh, Dios mío, está funcionando! Realmente iba a funcionar.

Oí a un auto frenar con un chirrido afuera y segundos después Finn irrumpió por la puerta. Parecía perversamente furioso cuando saltó hacia nosotros con los puños cerrados.