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Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14) Primer15
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Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

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Activo Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por Julietta St. James Lun Jul 01, 2013 2:58 pm

Serial Hottie
Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14) De7186c8-02f6-49d4-bd3e-24de37002e16_zpsabfe4c15


Prologo
El verano de los dulces dieciséis de Rachel es un verano de primeros. Primer coche. Primer beso. Primer novio. ¿Primer acosador y asesino en serie?
Rachel Berry es poco femenina y esta obsesionada con el hockey; nunca ha sido el objeto de interés de un chico antes. Así que cuando el chico más guapo que ha visto se muda al cruzar la calle y empieza a tratarla como si fuera el centro de su universo, por supuesto que estará un poco sorprendida. Pero todo comienza a cobrar sentido cuando chicas parecidas a ella comienzan a morir por toda la ciudad. Obviamente, el chico nuevo es un asesino, y por supuesto que sólo le gusta porque quiere rebanarla  en pequeños trozos. ¿Verdad?


Entre más lo conoce, más se convence de que es un asesino psicópata. El problema es que él  es el más dulce asesino psicópata que ha conocido. Sin mencionar lo guapo que es. No importa cuánto lo intente, no puede evitar enamorarse de él. ¿Encontrara Rachel el amor verdadero o su verano de primeros resultará ser un verano de últimos?
******************************************************************************************************
Hola! Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14) 1206646864  Pues decidí hacer un REMAKE de un LIBRO… No se si les guste este tipo de trama; Háganmelo saber con sus comentarios, para así saber si continuar adaptando la historia original… Espero sus opiniones (:
IMPORTANTE:
*No es una historia original escrita por mí; Kelly Oram es la autora original de Serial Hottie. *Yo solo estoy haciendo una adaptación en la versión de glee, nada más…
*Lo puse en Xover para darle un poquito de suspenso a las parejas y todo eso de quien participara, además de que no es un Fic original y me pareció mejor ponerlo aquí.
*Es una adaptación y naturalmente no todo es igualísimo a la historia real; si es que algún cambio es detectado.  
BYE! By: Julietta St. James 


Última edición por Julietta St. James el Vie Jul 11, 2014 7:37 pm, editado 11 veces
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por Lali Linford Lun Jul 01, 2013 7:01 pm

Oh se muuuuuuuuuuuuuy intrigante se ve que tendrá muchos drama y acción desde ya cuenta conmigo como lectora ya quiero saber mas espero que la sigas
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por yani_sanchel Mar Jul 02, 2013 2:22 am

Me encanto la idea y definitivamente cuenta con migo n.n aqui estare en tu primer cap nos vemos by
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por mari71087 Mar Jul 02, 2013 7:17 pm

ok... A mi Me encanta el trama, el suspenso... y el romance y aqui me tienes... Una fiel lectora tuya... Esperando el siguiente capitulo... :)
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por Julietta St. James Miér Jul 03, 2013 1:08 pm

Capitulo 1
Este iba a ser el verano mas largo de mi vida. Estar privada de mis tres mejores amigos, Brody, Blaine y Blake –Mejor conocidos como los B’s- era peor de lo que había imaginado que sería. Solo ha pasado una semana y ya me estoy volviendo loca por el aburrimiento del verano. Si no fuera por el chico nuevo al otro lado de la calle ya estaría en un manicomio.                                                                                                                                        El chico nuevo y su mamá se mudaron un día después de que los B’s se fueron a un campamento de hockey por el verano. Ni siquiera voy a comenzar con lo injusto que es que no pude ir con ellos, solo por el hecho de que soy una estúpida chica –Un hecho que según mi hermana mayor es discutible- porque sólo me hará enfadar o golpear algo.                                                                   
De todos modos, los B’s se fueron para convertirse en prospectos de la Liga Nacional de Hockey, y sólo cuando estuve segura de que iba a morir literalmente sin ellos, un camión de mudanzas se detuvo en frente de la casa al otro lado de la calle. Naturalmente tenía curiosidad, así que me senté en mi habitación, con una taza de helado y con la música sonando ruidosamente a través de mi ventana, y miré como transportaban sus cosas dentro de la casa.
                                                                                                                                                                                         Después de unos minutos, metí una cucharada de helado en mi boca y olvidé sacarla hasta que sentí que se me congeló en cerebro. Esto no era porque soy una idiota y no se como comer helado. Fue porque un BMW, entre todas las cosas, se detuvo junto a la acera de la casa.   
                                                                                               
Claro que he visto buenos autos antes, y ni siquiera era sobre el hecho de que vivo en el tipo de vecindario donde la gente sólo maneja minivans, ¿Pero un BMW? Eso es alemán o algo así. Si te vas a mudar a Detroit, lo menos que puedes hacer es tener la decencia de manejar uno americano.
Espere para ver que tipo de personas tendrían el coraje de viajar en un auto extranjero, y la mujer que salió detrás del volante encajaba perfectamente en el estereotipo que tenia en mente. Era súper delgada, tenia el cabello rubio  muy brillante, del tipo que ves en los comerciales de champú. Su ropa era probablemente de diseñador, no es que yo realmente supiera de eso, y algo le colgaba de la oreja, decidí que era uno de esos accesorios de teléfonos móviles que la genta usa en las películas. De hecho, ella lucia como alguien que ves en las películas.                                                                                       
Luego, él salió del auto y sentí que había muerto. Tenía el cabello castaño claro, enmarañado, tan desordenado como el de los chicos con los que juego hockey, excepto que parece que ese estilo lo tenía apropósito. Le caía ligeramente sobro los ojos, haciéndolo lucir misterioso, y era alto, pero claro, a mi me parece alto cualquiera porque mi metro cincuenta y ocho nunca ayuda mucho con eso. Y que sea alto es bueno… No es que esté planeando nuestra boda o algo así, es solo por decir. Se veía levemente flaco, pero podías ver la definición debajo de su ajustada camisa polo. Eso le daba la apariencia de un modelo de Abercrombie & Fitch, convirtiéndolo oficialmente en el chico mas sexy que he visto jamás. Tan sexy, que podía sentir como me sonrojaba a pesar de que se encontraba al otro lado de la calle y no tenía ni idea de que lo miraba.
Y eso fue lo que hice por el resto de la semana. Mirarlo.                                                                                                               
Me había obsesionado con el hecho de espiarlo durante la última semana, ya que era mi única forma de entretenimiento. Bueno, era el entretenimiento más excitante de todas formas. Tenia mi X- box para hacerme compañía, pero ni siquiera Grand Theft Auto podía compararse son el Sr. Abercrombie ejercitándose en su garaje.                                                                                                   
Los ejercicios comenzaron la mañana siguiente después de haberse mudado. Cada mañana cerca de las nueve en punto ejercita hasta sudar. La mitad de los días hizo un extenso entrenamiento de cardio, con una cuerda de saltar, entre todas las cosas, y luego le dio una paliza a un saco de boxeo. Eso es muy divertido de ver, pero admitiré que me gustaban más los días en los que levantaba pesas. Él tenía una de esas maquinas de pesas que te permiten trabajar diferentes partes de tu cuerpo, así que después de que ejercitara sus muslos y glúteos, se trasladaba a mi parte favorita, la parte superior de su cuerpo.                                                                                                                                                               Yo tenía una vista perfecta. La ventana de mi habitación esta directamente enfrente de la ventana de su habitación, la cual esta sobre su garaje. Así que después de su entrenamiento, usualmente puedo echarle un vistazo quitándose su camisa sin mangas mientras se dirige hacia el baño para ducharse. Los mejores diez segundos de mi día. Sólo hoy fue en realidad mas como un minuto entero, porque se detuvo a mirar por su ventana mientras tomaba un trago de su botella de agua.                                                                                                 
Estaba totalmente fascinada por lo sexy que es, y no pensé en esconderme de su vista hasta que nuestros ojos se encontraron. Me asusté y rápidamente me agache fuera de su vista con la esperanza de que estuviéramos lo suficientemente lejos uno del otro, que tal vez no me vio. Tal vez sólo pensé que me había visto.                                                                                      
Esperé un minuto y luego di un vistazo de nuevo para ver si se había ido, pero seguía de pie ahí. No sólo eso, parecía que me esperaba –Como si supiera que yo miraría de nuevo- ¿A este punto que podía hacer, esconderme de nuevo? No lo creo. Ya me había pillado.                                 
En un intento por salvar mi dignidad, yo con la esperanza de hacerle creer que acabo de notarlo y no que en realidad lo miraba, levanté mi mano y lo saludé. No me saludó, pero detrás de la intensa mirada que me daba, las esquinas de su boca de curvaron en una media sonrisa. No pude evitar pensar, ¿Se esta riendo de mí?
-¿A quien estas saludando?- una voz estridente habló detrás de mí.
Santana. La temida hermana mayor. Sólo su nombre me hace estremecer. Es sólo un año mayor que yo, pero eso es suficiente para hacerle pensar que es mejor que yo en todas las formas posibles. La odio porque es muy bonita y usa mucha ropa femenina y ese tipo de cosas, y me odia porque soy básicamente lo opuesto –“Enana” como Santana dice, levemente pálida, castaña, poco femenina, pero eso sí, aunque soy pequeña puedo derrotar a todo un grupo de chicos y vencerlos en el hockey; Aunque claro, mama suele decirme que poseo curvas de chica y que si no fuera por la ropa holgada y el desinterés por mi imagen, seria realmente hermosa *Mentiras*-   
Santana interrumpió en mi cuarto tan inesperadamente que salte muy alto al sonido de su voz. -¿Qué?- grite mientras me daba vuelta para mirarla.
-¿Por qué te sonrojas?- exige al momento que ve mi rostro.
-No me sonrojo. Sólo… Hace calor aquí. ¿Qué quieres?-
Me mira con sospecha por un momento y luego de poner las piezas juntas: -¡Oh, Dios mío!- grita-. Veías al chico nuevo entrenar, ¿Verdad?- Me empuja fuera de su camino para echarle un vistazo a la ventana al otro lado de la calle, la cual ahora se hallaba vacía, y añade:-¿Ya me perdí cuando se quito la camiseta?-                                                                                                                             
Es bueno saber que lo de acechar viene de familia. Iba a negarlo y hacerme la tonta, pero aún me sentía tan aturdida de que él me había pillado que solté un *Si* antes de poder detenerme. Santana suspira con pesar, pero luego se aleja de mi ventana y vuelve sus ojos malignos hacia mí. –Bueno, bueno, bueno,  ¿Esta Rachel Berry finalmente enamorada de un chico? Ya era hora-
-¿Qué? Yo no…-
-No hay nada de que avergonzarse, Rach- Santana rodo sus ojos al tiempo que me interrumpía. –Es totalmente hermoso y tienes casi dieciséis años. Comenzaba a preocuparme de que nunca te dieras cuenta para qué son los chicos-


Ya había tenido suficientes bochornos por un día con todo lo de haber sido pillada y eso. No necesitaba que Santana lo empeorara con algún tipo de discurso de bienvenida a la feminidad.
-¿Qué estas haciendo en mí cuarto?- le grite.
-Dios, solo buscaba mi diadema negra-
-Luzco como alguien que usaría una diadema para el cabello-
-Deberías. De hecho, tienes muy bonito cabello si lo cepillaras de vez en cuando-
No pude evitar tomar mi cola de caballo a la defensiva. –Yo lo cepillo-
Cuando Santana me vio con el ceño fruncido, me estudio por un momento y luego suspiro. –No puedo creer que vaya a decir esto pero, por que no vamos de compras hoy y te compramos una falda y un traje de baño y así puedes venir conmigo al lago mañana-
-¿Disculpa?- Nunca en mis quince años y once meses de existencia había escuchado una frase como esa salir de la boca de Santana.
-Escucha. Sé que extrañas a esos perdedores amigos tuyos, pero tal vez que se hayan ido sea algo bueno- Me sorprendí porque realmente se escuchaba sincera. Bueno, sincera para ser ella. –Si me prometes no ser tan… tú- ahí va la sinceridad. –Te dejare salir con mis amigos y conmigo. Con los B’s fuera del camino, podríamos tener una oportunidad decente de convertirte en un chica este verano-
No podía creer lo que escuchaba. ¿Se había vuelto Santana loca? ¿No era yo la única que se volvía loca con las vacaciones de verano? Bueno el infierno tendría que congelarse antes de que yo aceptara un cambio de imagen, y considerando que estaba como a cien grados afuera, empuje a Santana hacia el pasillo y cerré la puerta de mi habitación gritando:-¡No tengo tu estúpida diadema!-
-¡Fenómeno!- grito Santana a través de la puerta. Supongo que se molesto porque no la deje jugar conmigo como si fuera su Barbie.
Bueno, ¡Como sea! Sólo porque todos mis amigos son chicos, me gusta jugar hockey y nunca antes me han besado, no significa que no sea una chica. Y para que conste, no estaba enamorada del chico nuevo. Sólo pensaba que era realmente sexy. Pero incluso si lo estuviera, no seria la primera vez. Me he enamorado de chicos antes. Ninguno de los B’s por supuesto, pero el año pasado me gustaba mucho mi compañero de biología, Cameron Mitchell. No funciono muy bien después de que disecábamos ranas y mencione que me decepciono que no hubiera sangre. Pero aun así.
Sintiéndome lista para golpear algo, que básicamente es como me siento cada vez que tengo que interactuar con Santana, le subo a todo volumen a la música y salgo por la ventana hacia el techo del garaje donde me gusta ir cuando necesito espacio. Supuse que ahí era donde pasaría el resto del día porque mi vida era así de emocionante.                                                                                                                                     De hecho, no me quedé en el techo por mucho tiempo, porque la Sra. Williams se detuvo frente a mi casa. –Rachel, cariño- me dijo a través de la ventanilla abierta. -¿Estas libre para cuidar a Eric esta noche?-
-Claro Sra. Williams. ¿A que hora me necesita?-
-¿A las seis en punto está bien?-
-Debería estar bien-
-¡Gracias Rachel!- comenzó a manejar, pero luego se detuvo de nuevo. –Oh, ¿Y Rachel?-
-¿Sí, Sra. Williams?-
-Si ves a Bruno, ¿Te importaría quedarte con él hasta que pueda recogerlo?-
-¿Se escapó?- no puede evitar la sorpresa en mi voz. No es como si Bruno fuera un pequeño Chihuahua que podría escapar a través de un agujero que cavó por debajo de la cerca. Es un bóxer de treinta y dos kilos. Nunca lastimaría a una mosca, pero igual no es el tipo de perro que te gustaría que anduviera por el vecindario por sí mismo.
-Bob olvidó cerrar la puerta después de que sacó la basura a la acera esta mañana-
Me reí porque justo así era el Sr. Williams. El hombre que olvidaría sus zapatos por las mañanas si la Sra. Williams no estuviera allí. 
-¿Quiere que la ayude a buscarlo?-
Los ojos de la Sra. Williams se iluminaron ante la oferta. –Oh, ¿Lo harías?-
-Claro. Déjeme ponerme mis patines y daré un par de las vueltas a través de la zona verde por usted-
-Oh, Rachel- la Sra. Williams suspira en alivio. -¿Qué haría sin ti?-
Mejor dicho, ¿Qué haría yo sin los Williams? Estoy ahorrando para comprar un auto tan pronto como obtenga mi licencia de conducir, y los Williams añaden a mi ahorro para el auto más de lo que cualquier otra familia en el vecindario. Pagan muy bien y sólo tiene un hijo –Un bebe que estará en cama a las siete y media- además, siempre tienen la despensa abastecida, y tienen todos los canales de películas. Es casi un crimen tomar su dinero.
-Nos vemos en un rato Sra. Williams- dije con una enorme sonrisa amistosa.
No es que buscar a Bruno sea muy emocionante, pero me sentía más que feliz de deslizarme en mis patines y salir a patinar un rato.  He estado demasiado tiempo en casa durante esta semana y podría hacer un poco de ejercicio. Así que, la Sra. Williams continúo manejando por la calle llamando a su perro, y yo fui en otra dirección hacia la zona verde como había prometido.

Vivo en una subdivisión llamada Brookhurst. Es un vecindario real, es el tipo de lugar en el que todos conocen a todos y por alguna razón, una ves que te mudas te quedas hasta que te mueres. Que es exactamente lo que hace excitante que el nuevo chico se mudara, y también el por qué no podía dejar de pensar en él mientras rodaba alrededor del vecindario.                                                                                                                                                       
Fui por todos los caminos de todo el vecindario pero no vi ningún rastro de Bruno. Ya que Michigan es tan caluroso y lo suficientemente húmedo como para ser confundido con un bosque tropical en verano, sólo di una vuelta y luego lo di por terminado. 
Llegue a mi casa y me quite el casco para limpiar el sudor que se había acumulado debajo de él.                                                                            
Apenas tiraba el casco en el césped cuando escuche el sonido de fuertes patas viniendo hacia mí. Bruno no solo me ama porque lo alimento con comida chatarra algunas veces mientras estoy de niñera, si no que se veía particularmente emocionado de momento por su libertad actual. Vino corriendo hacia mí a toda velocidad.
-¡Bruno, no! ¡Sentado! ¡Perro malo!- le grite cuando me di cuenta de que no se iba a detener. Pero era demasiado tarde, Bruno salto y me tiro. Todo paso tan rápido. Me estrelle contra la acera muy fuerte, y por un segundo todo quedo totalmente negro. Cuando reacciono hay un zumbido en mis oídos, y siento como que voy a vomitar en cualquier momento. Luego, justo como sospeche que pasaría, una lengua gigante ataco mi rostro.

Bruno solo tuvo la oportunidad de darme una buena lamida antes de que aullara y cayera muerto a mi lado. Fue entonces cuando levante la mirada para ver al chico nuevo mirándome fijamente con los ojos mas intensos que jamás había visto. Y miren esto. Él tenía en la mano un arma de electrochoque. –Hola, Rachel- dijo con una fuerte y profunda voz. –Es un placer conocerte-


Bueno por supuesto que grite. Él psicópata acababa de matar al perro de los Williams. Grite tan fuerte que los B’s probablemente me escucharon hasta el final del campamento. Luego intente con todo mi esfuerzo empujar al chico nuevo lejos de mi, pero era demasiado fuerte. Debí haberme asustado demasiado de que un chico tan sexy estuviera tocándome, pero, ¡Estaba demasiado ocupada asustándome de que un chico tan sexy me estuviera tocando! Sujetándome contra el suelo, en realidad.
-Tranquila, Rachel- me ordeno el chico nuevo y luego hizo la cosa mas extraña de todas. Se quito su camisa. 
No era que yo no apreciara lo que había debajo de su camisa, pero grite de nuevo. Bueno, ¿Qué se suponía que hiciera? ¿El chico sale de la nada, mata a un perro, me sujeta contra el suelo, y se quita su camisa? Oh sí, y sabe mi nombre. ¿Cómo sabe mi nombre?
No fue hasta que arrugó su camisa y la puso contra la parte trasera de mi cabeza que me di cuenta de que tal vez él no me atacaba. Una vez que entendí esto, finalmente me di cuenta de cuánto dolor sentía.                                                                                                                                           
Había un martilleo en mi cabeza que nunca antes había sentido, y parecía coincidir con el ritmo de los latidos de mi corazón. El pum, pum, pum resonaba en mis oídos y hacia que mi cerebro quisiera explotar, pero pronto fue sobrepasado  por un sonido mucho peor. Uno que desafortunadamente era demasiado familiar, y que hacia que me doliera la cabeza incluso cuando no me la había golpeado en la acera.
-¡Rachel! ¿Por qué diablos gritas? ¡Estoy al teléfono!- decía Santana hasta que llego a la acera y vio lo que ocurría. El grito que siguió fue por la sangre coagulada.
-No te preocupes, estará bien, pero va a necesitar unas puntadas-
Me sorprendí porque la voz se escuchaba muy cerca de mí. Es como si hubiera olvidado que el chico nuevo seguía ahí, y cuando levante la mirada me sorprendí al ver su rostro sólo a unos centímetros del mío. Son azules, pensé cuando puede ver bien sus ojos. Había pasado toda la semana preguntándome de que color serian. Era difícil de decir desde mi ventana. Profundos, oscuros, azules como el océano. Hermosos, justo como el resto de él.  Me miro de pronto con la misma sonrisa divertida que me había dado desde la ventana de su habitación, lo que pensé que era extraño. Pero tal vez lo miraba bizca ya que levanto un dedo frente a mí y lentamente lo movió de un lado al otro. El movimiento me provoco nauseas.
-Podría tener una conmoción también- dijo, aun sonriéndome. ¿Es una conmoción algo gracioso? –Deberíamos llevarla al hospital. ¿Están tus padres en casa?-
-Los dos están en el trabajo- dijo Santana con voz frenética.
Ella vino corriendo a mi lado como si estuviera completamente asustada, pero note la forma en la que puso su mano sobre el antebrazo del chico nuevo pretendiendo que se preocupaba por mi bienestar. Sonreí al ver sus dedos aferrados a su piel. Muy evidente, ¿San?
Santana de pronto me miraba por alguna razón y el chico nuevo se río. Era irritante porque la situación era cualquier cosa menos graciosa. Le habría dicho por donde meterse esa risa suya, pero comencé a ver estos grandes y obscuros puntos flotando alrededor de mí, y como que olvide que me había enojado.                                                                              
Además, él no cayó en las técnicas de Santana para atraer su atención. Miro hacia la mano en su antebrazo e inmediatamente la quitó. Con eso se gano un par de puntos a favor conmigo hasta que tomó su mano y la colocó sobre la camisa que él presionaba contra mi cabeza.
-Sostén esto. Le indico y luego se levanto para dejar a mi hermana cuidando de mí.                                      
Le iba a explicar lo tonto que era el dejar a una chica muriendo en manos de su hermana, cuando lo vi recogiendo algo enorme con sus brazos, y recordé lo que había pasado. ¡Bruno! ¡Mato a Bruno! ¡Es un asesino de perros!                                                                                    Quería gritarle, pero ya había desaparecido dentro de su casa. Volvió un minuto después con unas llaves en sus manos en vez del perro, y una nueva camisa para nuestra decepción. -¿Sabes donde hay un hospital?- le pregunto a Santana, dándole las llaves de su BMW.
-Uh, sólo unos dos o tres kilómetros de aquí- dijo Santana, viendo fijamente las llaves en su mano.
-Bien. La llevaré. Tú maneja-
Lo siguiente que supe era que fui levantada cuidadosamente del suelo. Mi cabeza respondió con una venganza, y gemí cuando todo empezó a oscurecerse a mí alrededor.  
Desafortunadamente, no pude desmayarme porque Santana grito de nuevo:-¡Hay demasiada sangre!-
Pude sentir al chico nuevo encogerse de hombros debajo de mí, y luego dijo:-He visto cosas mucho peores-
-¿Has visto cosas peores?- pregunto Santana, vocalizando mis pensamientos.
El chico nuevo no se explico, sin embargo dijo:-Ha perdido mucha sangre. Confía en mí-
Santana frunció el ceño pero el chico nuevo solo paso a su lado, sin molestarse en lo más mínimo por mi peso –El cual es mas de lo que pensarías considerando lo pequeña que me veo-  y le pidió que le abriera la puerta del auto.
Santana hizo lo que le pidió, pero mientras el chico nuevo subía al auto trasero conmigo, ella pregunto:-¿La sangre no mancha? Vas a tenerla sobre todo el auto- Deja que Santana se preocupe por el auto y no por su moribunda hermana menor.
A penas podía entender algo a este punto. Mi cabeza me dolía tanto que el dolor era casi paralizante, y me sentía más cansada cada segundo, pero aun podía escuchar las palabras que él murmuraba entre dientes mientras me atraía hacia su pecho, sosteniendo de nuevo su camisa con fuerza contra mi cabeza. La expresión en su rostro se volvió inquietantemente más obscura y murmuro:-No seria la primera vez-
-¿Q-qué q-quieres decir con que no seria la primera vez?- tartamudeé, un poco distraída por la amenaza de perdida del conocimiento.
Su ceño desapareció tan rápido que ya no estaba tan segura si estuvo ahí. –Shhhh- dijo con un guiño. Luego miro a  Santana  y grito: -Solo date prisa, ¿De acuerdo?-
El movimiento del auto hizo que mi estomago se revolviera. Se hacia muy difícil luchar contra la perdida de conciencia que ha tratado de superarme. El mundo a mi alrededor parecía desplazarse fuera de foco y luego mis parpados se cerraron. 
-Oh, no, no- la voz del chico nuevo era extremadamente tierna, pero la palmada que me dio en la mejilla, que hizo que mis ojos se abrieran de nuevo, fue mas como una bofetada. –Nada de dormir-
No lo puedo evitar; pensé. Estoy tan cansada, y eres tan cómodo. Tal vez si era una conmoción, pero esto era lo más cercano que he estado a un chico que no estaba violentamente siguiendo un disco tras de mi, y tenia toda la intención de aprovecharme. Me relaje en sus brazos y disfrute de la sensación de su pecho contra el cual era retenida. Para alguien con unos músculos tan fuerte, el chico nuevo era sorprendentemente suave.
El pecho del chico nuevo comenzó a temblar debajo de mí, levante la mirada para verlo sacudiendo su cabeza riéndose. Oficialmente había tenido suficiente de este chico entreteniéndose conmigo muriendo. Mi enojo logro darme una pequeña explosión de energía. La suficiente para estabilizar mí mirada momentáneamente y gruñir: -¿Algo gracioso?-
Creí que sonaba lo suficientemente amenazante, pero el chico nuevo no se molestó en borrar la sonrisa de su rostro. Sólo me miro y se encogió de hombros, diciendo: –Tú lo eres-
Trate de mirar de nuevo, pero no puede enfocar mis ojos lo suficiente para hacerlo. No creo que haya perdido mi conciencia, pero tal vez sí, porque el chico nuevo tocó mi rostro de nuevo. Sólo que esta vez no me abofeteó para mantenerme despierta, comenzó a acariciar con sus dedos mi mejilla. La cálida sensación de hormigueo que sus dedos dejaron en mi piel era algo  que nunca antes había sentido. Ciertamente nada parecido a cuando los B’s tiran de mi cola de caballo, o me dan un codazo, o incluso cuando me dan una mano después de haberme tirado al suelo. Esto era diferente. Era magnifico. Maravilloso, maravillosa magia que hacia que todo el dolor en mi cabeza desapareciera.                                                                                                                                                             
Estaba segura de que era una alucinación inducida por la conmoción, pero aun así, comencé a pensar que valía la pena. Eso es, hasta que el chico nuevo aparto el cabello de mi rostro y dijo: -Tan brillante y radiante cabello castaño. Hermoso, justo como el resto de ti-
Mi estomago dio un vuelco y no tenia nada que ver con la herida en mi cabeza.
Reconocí sus palabras. ¿No pensé yo exactamente lo mismo sobre él hace unos minutos? ¿Realmente he estado hablando en voz alta todo este tiempo? De pronto, todo su entretenimiento tenía sentido. La humillación era demasiada para mí de maneja con todo lo que esta pasando en este momento,  todos esos puntos negros en mi visión finalmente se agrupan formando un enorme manto de color negro.
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Hola C: Pues aquí esta el  primer capitulo (Ya se que es un poco largo, pero así son la mayoría de los capítulos del libro; So…) Sigan comentando que les parece la historia, que parejas quieres ver y así para que yo a la hora de adaptarlo tenga en cuenta sus opiniones. Espero les guste y ojala yo pueda actualizar pronto. Nos leemos luego.  BYE! By: Julietta St. James
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Mensaje por yani_sanchel Miér Jul 03, 2013 3:53 pm

No me equivoque este finc es totalmente entretenido y me encanta esta Reichel poco femenina es tan divertida y original y ni hablar del vesino sexy e.e jejeje aiii ya quiero leer el proximo cap u.u nesesito saber mas si lo se soy ansisa bueno espero q sea pronto nos vemos n.n
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Mensaje por mari71087 Miér Jul 03, 2013 10:30 pm

Ya quiero otro capitulo!... Esta muy bueno!.. :)
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Mensaje por Julietta St. James Sáb Jul 06, 2013 3:48 pm

Capitulo 2:
Sólo pase una noche en el hospital, pero aun así llegue a casa con un dolor de cabeza ardiente. Entre el dolor y los analgésicos, estuve bastante fuera de mí durante más de dos días. No estaba segura de cuánto tiempo había estado entrando y saliendo de mí conciencia, pero cuando me desperté la última vez supe que estaba realmente despierta y que iba a seguir así.
Mi habitación era amplia y bien iluminada dado a que mi ventana se encontraba abierta, pero la luz hizo que mi cabeza doliera como el maldito infierno. Tire mi brazo sobre los ojos y alcance al lado de mí cama, donde siempre tenía una de esas cosas para alcanzar otras cosas. Normalmente la uso cuando dejo mi dispositivo de juego lejos, o cuando se me cae uno de mis caramelos, pero hoy lo usé para agarrar mi persiana.                                                                                              
Conmoción cerebral o no, tenía una excelente coordinación de ojo-mas, y con sólo un poco de esfuerzo, obtuve la obscuridad total. -¡Oye!- protestó Santana inmediatamente.      
 La voz de Santana no es lo que quieres oír cuando te estás recuperando de una conmoción cerebral. -¡Fuera de mi habitación!- gemí, ya que realmente no tenía la energía para gritar.
-De ninguna manera. Tienes una vista mucho mejor que la mía-
-¿Vista de qué?-
-El chico nuevo está jugando dardos en su garaje-
-¿Dardos? ¿Quien juega dardos?-
Santana levantó las persianas de nuevo. Hubiera protestado por la acción, si no hubiera escuchado lo que dijo: -¿A quien le importa? Lo hace sin camisa-
Me levante de la cama, encontré un par de gafas de sol oscuras, me las puse  y empujé a un lado a Santana para echar un vistazo. Justo cuando miré, el chico nuevo movió su  muñeca y envió un dardo justo al centro del blanco. Sonrió para si mismo mientras cruzaba el garaje u admiraba su objetivo, entonces tomo su camisa. Me preocupo que fuera a ponérsela de nuevo, pero en lugar de eso, la utilizo para limpiar el sudor de su rostro y comenzó un alto consumo de la botella de agua.
-Esto es incluso mejor que cualquier seria de tv- suspiro Santana, dejándose caer sobre mi cama cuando él desapareció en su casa.
-Se ha ido. Puedes irte ahora.- le dije, empujándola fuera de mi camino para poder recostarme.
Puse las mantas por encima de mi cabeza, pero Santana les dio un tirón hacia atrás.               
–Levántate y vístete- me dijo. –Vamos a ir allá-
-¿Qué?-
-Vamos mientras sepamos que está en casa-
-¿Por qué tengo que ir?-
-Tienes una excusa para ir allí. Yo no-
-¿Qué excusa?-
-Duh. Quieres saber al menos el nombre del chico que te salvó la vida-
-¿No te dijo su nombre? ¿Acaso no pasaron horas coqueteando en la sala de espera mientras me encontraba inconsciente?- Me reí cuando Santana frunció el ceño. Al parecer, la respuesta a mi pregunta era negativa.
-¡Cállate! Él nunca tuvo la oportunidad. Tan pronto como llegamos al hospital, dejó que te llevaran adentro y  luego dijo que se tenía que ir-
-¿Sólo nos dejo en el hospital?-
Pensé que eso era extraño, pero Santana no concordó. –No es como si pudiera haber hecho otra cosa. Ellos no lo hubieran dejado volver con nosotras, porque no era de la familia-
-Aun así. ¿Dejó a dos chicas solas en la sala de emergencia y ni siquiera se quedo para ver si estaba bien?-
-Estas exagerando, Rachel-
-Claro que no, solo digo que hay algo muy extraño acerca de ese tipo-
Santana finalmente perdió la paciencia conmigo y empezó a dar golpecitos con el pie, junto a mi cama. –Mueve tu perezoso trasero ahora mismo o me veré obligada a sentarme aquí contigo todo el día-  Ugh. Ella lo haría. No tuve más remedio que arrastrarme de la cama.
Cuando me levanté, Santana entrecerró sus ojos hacia mí. –Nada sucio, no jeans con agujeros, y absolutamente ninguna sudadera de hockey. Cuando estés vestida, voy a peinar tu cabello de modo que podamos cubrir esas desagradables puntadas-
-¿Quieres darme un descanso? Mi cabeza está golpeando otra vez- me queje. –Y no se trata de la conmoción cerebral-
-Sólo date prisa- espeto Santana y cerró la puerta al salir.
Bajé la persiana de nuevo para poder cambiarme, y no es que lo estuviera buscando ni nada, pero noté que el chico nuevo había reaparecido en su garaje. Examinó el dardo que seguía atascado en el objetivo, y luego sacó algo de su bolsillo trasero. Lo lanzó tan rápido que ni siquiera vi el cuchillo hasta que se clavó en el centro del blanco, en el punto exacto en el que el dardo había estado momentos antes. No había risa en su rostro mientras admiraba su objetivo esta vez. Sacó el cuchillo del objetivo y luego tan rápido como la primera vez, lo arrojó de nuevo. La acción fue tan rápido que me tomo un minuto averiguar dónde aterrizo. Pero entonces vi un maniquí en la esquina del garaje, balanceándose en el lugar y con el cuchillo clavado en su garganta.                                              
Con un suspiro, velozmente me agaché fuera de la vista desde la ventana. Salte hacia atrás tan rápido que me golpeé la parte trasera de mi cabeza contra la puerta del armario, justo en la maldita herida, y grité como si no hubiera mañana.
-¿Qué está pasando aquí?- pregunto Santana, interrumpiendo en mi habitación, una vez más. Me echó un vistazo y su ceño se frunció un poco más. -¡Ni siquiera estás vestida todavía!-
-Santana- susurré, tirando de ella fuera de la vista de la ventana. -¡Él esta loco!-
-¿De que estas hablando?-
-¡El chico nuevo!-
Santana soltó mis manos y miró por la ventana. –No hay nadie allá afuera-
Ella tenía razón. Miré de nuevo y él ya había vuelto a entrar, al parecer, llevándose también el cuchillo. –Tenía un cuchillo. Lo tiro en ese maniquí. Degolló esa maldita cosa. Alcanzo el punto muerto, como si pudiera hacerlo con los ojos vendados-
Santana puso los ojos en blanco y luego sacó el frasco de pastillas con receta de mi mesita de noche. -¿Cuántos de estos tomaste?-
-No estoy drogada con analgésicos, idiota-
-Suenas como si lo estuvieras-
Santana soltó un gemido frustrado y me empezó a jalar fuera de mi habitación. -¡No voy a ir allí!- proteste.
-¡Muy bien!- gritó Santana. -¡Se una perdedora! Iré por mi cuenta- 
-¡No puedes ir ahí! ¿Y si apuñala tu garganta después?-
Santana se cruzo de brazos y me dio el más malvado desprecio. –Entonces puedes culparte por mi muerte, porque me has hecho ir sola-
Se precipitó fuera de mi habitación y pude oírla trotar sobre todos y cada uno de los escalones. Luego azoto la puerta de la entrada. –Santana- la llamé desde mi ventana con un silbido. La mirada que me dio, me fue suficiente para saber que no iba a escucharme. Cuando empezó a dirigirse  por el camino, mis ojos se centraron de nuevo en la casa del otro lado de la calle, y entonces, naturalmente, se abrieron paso hasta su ventana. Las persianas estaban abajo, pero algunas grietas se encontraban abiertas, y podía jurar que vi una sombra de pie detrás de ellas.  ¿Qué se suponía que debía hacer? No podía dejarla ir hacia allí sola. El tipo era un psicópata. Primero mató al perro de los Williams, ¿Y ahora era un experto en lanzamiento de cuchillo? -¡Santana, espera! ¡Muy bien! Iré. Sólo espera-
-Diez segundos- me grito.
Me puse la primera camisa que encontré, y que no tenía el número de nadie en ella, ignoré los agujeros no solicitados en mis jeans, y luego, con cuidado, tiré de mi pelo en una cola de caballo. No me importaba si mis puntos de sutura quedaban a la vista. Santana rodó los ojos cuando me vio, pero no dijo nada, excepto:-Te tomó bastante tiempo-
-Te odio- me queje, para luego dirigirme al otro lado de la calle con mi hermana, en contra de mi buen juicio, buscando formalizar con el nuevo vecino.
Habíamos llegado a su buzón de correo cuando un coche hizo sonar la bocina detrás de nosotras. Extendí una mano para agarrar mi cabeza palpitante, mientras que Santana se dio la vuelta para saludar a la compañía inesperada. No tengo ni idea de cuál de sus cientos de admiradores masculinos estaba en el coche, pero uno de ellos saco la cabeza por la ventana y dijo: -San nena, todos vamos al parque para disfrutar del día. Joe y Jake están trayendo una barbacoa-
Santana miro con nostalgia atrás, hacia la casa del chico nuevo. Suspiro y luego se metió en el coche sin ni siquiera una segunda mirada hacia mí. Pude escuchar su grito de alegría mientras el coche se alejaba a toda velocidad. Suspire también, pero el mío era un suspiro de alivio.                                                                                                                                   
Toda aquella terrible experiencia me dejó particularmente agotada, y mi cabeza se sentía palpitante. Sobre todo porque me había golpeado de nuevo. Me dirigí a casa negándome a mirar por encima del hombro hacia la casa detrás de mí, y me metí directamente en la comodidad de mi cuarto oscuro. Me tragué una de las pastillas en mi tocador, encendí mi ventilador, me desplome en la cama y espere a que los analgésicos me dejaran inconsciente.
 
No sé cuánto tiempo dormí, pero cuando me desperté, fui asaltada por la luz del sol otra vez. –Vamos Santana, dame un descanso- gemí, poniendo mi brazo sobre los ojos.
Tome la cosa para alcanzar de nuevo, y con tanto facilidad como la había hecho antes, bajé la persiana. Estaba a punto de gritarle a Santana que saliera de mi habitación, cuando una extraña voz rompió el silencio. –Eso fue casi tan impresionante como tu puntuación más alta en el Skateboard Pro 2000 (videojuego). He estado tratando de alcanzarte por tres horas y ni siquiera pude acercarme-
Baje la mirada para ver una figura en las sombras, tendida en mi puf jugando X-box y, bueno, ¿Qué otra cosa iba a hacer? Grité tan fuerte como pude. Sólo que cuando lo hice casi logro que mi cabeza estalle, así que no fue tan impresionante y se convirtió en un gemido con bastante rapidez.
-¿Sabes, Rachel?- dijo con otra sonrisa el desconocido, cuya voz de repente parecía muy familiar. –Vas a crearme un complejo si continúas gritando así cada vez que nos encontramos-
Me sentí como si tuviera que temer por mi vida, pero incluso en el cuarto obscuro podía verlo sonreír hacia mí desde debajo de esas pestañas por las que Santana hubiera matado. Ese rostro debería ser ilegal.
A medida de que continuaba tendida, e hipnotizada por su belleza, su sonrisa se volvió un  poco ladeada. – ¿Te sientes bien?- pregunto- Parecías mucho mas…- busco una palabra y la soltó:-Locuaz, antes-
Poco a poco, el recuerdo de mí misma recostada en su pecho, hablando incoherencias, se reconstruyo. A pesar de que era casi imposible apartar la mirada del chico magnifico que había venido a mi rescate, tiré mi brazo hacia atrás cobre mis ojos. –Estaba conmocionada- jadee. –Mi cerebro se encontraba revuelto. Lo que he dicho no cuenta-   
-Lamento escuchar eso- dijo entre risas. –Me gustaba la idea de ser hermoso-
Estaba tan contenta de que mi brazo seguía cubriendo mi rostro, porque podía asegurar que él habría tenido el placer de verme sonrojar. Nunca le había dicho a un chico que pensaba que era bien parecido antes, pero como él no fingía que yo no lo había dicho, no sabia como negarlo. –Estoy segura de que ya lo sabes- murmuré.
Casi tuve un ataque al corazón cuando mi brazo se levanto de mi cara. No lo había oído levantarse, ni siquiera había notado cuando se sentó en la cama, pero mi nuevo vecino me sonreía desde una distancia alarmantemente cercana. –Sigue siendo bueno saber que piensas así- dijo con una voz que ningún hombre había utilizado alguna vez para dirigirse a mi, como el terciopelo y las hormonas mezcladas. Temblores se lanzaron a través de mí, y no creo que él no se diera cuenta de mi reacción.
Se sostuvo sobre mí por un minuto, mirándome tan intensamente a los ojos que causo que mi corazón hiciera cosas extrañas en mi pecho. Cuando trague saliva, su sonrisa se ensanchó. –Jesse St. James- dijo con un brillo en sus ojos azules.
-Jesse- suspire de forma automática, y luego un segundo más tarde fui capaz de recuperar mi cabeza. Un poco. Soné sin aliento, pero me las arregle para expresar mi preocupación principal. -¿Qué demonios estás haciendo en mi habitación?-
Se sorprendió bastante por mi pregunta, tanto como para devolverme mi espacio personal, pero suficientemente divertido como para no irse muy lejos. –Deberías ser agradable conmigo- dijo, sin dejar de sonreír.  –Te salvé la vida-
Era más fácil concentrarse cuando él ya no estaba justo allí. Empezaba a tener mi confianza. -¿Y eso te da derecho a entrar en mi habitación y tratar de batir mi record en Skateboard Pro 2000? Lo cual, para que sepas, nunca va a suceder-
Ahora que podía respirar, de nuevo, empecé a sentarme. Sin duda, podría haberlo conseguido por mi cuenta, pero en el momento en que me moví, Jesse se levanto de un salto. –Te cuidado- ahueco la almohada para mí y suavemente me ayudó a inclinarme un poco. Cuando me encontraba situada preguntó: -¿Estás bien? ¿Necesitas que te traiga algo?-
Sacudí la cabeza con incredulidad. Ningún hombre jamás había hecho algo así por mí antes. Quiero decir, los B’s habrían venido a hacerme compañía y todo, si pudieran, pero aún así hubieran hecho piedra papel o tijera para ver quien tenia que ir abajo a conseguir los refrescos.
-¿Qué te pasa?- pregunto Jesse, riéndose de la expresión en mi rostro.
Negué con la cabeza y dije lo primero que se me ocurrió: -Has matado a Bruno- extraño, lo se. Pero de ninguna manera iba a admitir lo que realmente iba mal: que me volvía loca que me tratara como a una chica. 
Jesse reprimió una sonrisa y se dejo caer de vuelta en mi puf. –Él trato de matarte primero- argumento a la ligera.
No podía cree su respuesta. Era tan cruel. ¿Cómo podía ser tan indiferente a tomar la vida de un perro grande y tonto, pero realmente dulce, y totalmente inocente? -¡Se emociono al verme!- le grite, olvidando que hacerlo sólo me causaba dolor. Tuve que bajar mi voz de nuevo, pero fue probablemente algo bueno, porque de repente estaba un poco sofocada. –Fue mi culpa. Siempre me quito el casco antes que los patines. Bruno no trataba de hacerme daño.  ¡No le haría daño a nadie!-
-¿Cómo iba yo a saber eso?- replico Jesse. –Estoy en mi cuarto, oigo gritar ¡No! Y miro por la ventana justo a tiempo para ver que un gran pitbull te golpea contra el suelo. Sangrabas por todas partes, y él atacó tu cara-
-¡Lamía mi cara! Y no es un pitbull-
-Lo que sea- Jesse rodó los ojos hacia mí. –El perro esta bien, de todos modos. Me sorprendió. Estuvo rompiendo mi patio trasero antes de que regresara del hospital-
-¿Bruno no ha muerto?- eso me hizo sentir mucho mejor.
-Por supuesto que no. ¿Qué clase de persona crees que soy?-
-No sé qué tipo de persona eres. No te conozco. Lo que me recuerda. ¿Qué haces en mi habitación?-
Pensó en no responder mi pregunta de nuevo, pero luego encogió los hombros. –Tu hermana te dejó. No creo que debas estar sola en tu condición-
-¿Mi condición? Tengo dolor de cabeza. No soy una inválida. No necesito una niñera-
-Rachel- su voz hizo sonar lo que dijo como algo absurdo. –No me dejaste otra opción. He estado muriendo por que vengas a presentarte desde el día en que me mudé. No fue amable de tu parte probarme esta mañana. Subiste todas mis esperanzas y luego te diste la vuelta y regresaste a tu casa-
-¿Qué?- jadeé.
-No se como funciona aquí, pero en California, es habitual que la gente vaya a darle la bienvenida a sus nuevos vecinos-
-Mi mama te llevó galletas el primer día que llegaste aquí- le dije confundida.
-Sí, tu madre. No me importa ella.
-Santana se acercó allí para invitarte a su fiesta en la playa el otro día-
-¿Fiesta el la playa?- preguntó, distraído. Ahora lucia confundido.
-Michigan esta rodeado de agua por tres lados- le dije. –Puede que no tengamos olas, pero tenemos un montón de playas-
Jesse frunció el ceño. –Las playas son inútiles sin olas-
-No es mi punto- dije. Aunque concordaba. No era una gran fan del agua. A menos que estuviera congelada, por su puesto. –Me entere de que te encontrabas en casa cuando ella se acercó, y no respondiste a la puerta-
Sus ojos brillaban con sorpresa y le tomó un minuto antes de que pudiera responder. Me di cuenta de que sólo había admitido que lo espiaba, pero, por suerte, parecía estar más preocupado porque lo hubiera atrapado.
-Tal vez me estaba lavando el cabello- dijo finalmente, luchando contra una sonrisa.
-¿Ignoraste a Santana?-
No se pudo contener más. –Tal vez-
-¿Eres gay o algo así?-
Me alegré de ver que mi comentario lo molestaba suavemente. –No todo el mundo es gay en california- me informó.
-Ignoraste a Santana- repetí. –Nadie ignora a Santana.
-Ella no era la hermana que esperaba que viniera a verme-
¡Que!
-¿Yo?- me reí para ocultar mis nervios repentinos. –Por favor-
-Tu hermana es linda y ardiente- admitió Jesse, no con verdadero entusiasmo. –Pero ella lo sabe-
-Oh, ¿Así que quieres decir que es como tú?-
Había sido algo malo para decir. Jesse se puso muy tranquilo de repente. Entonces, después de un minuto, dijo: -¿Quieres que me vaya?-
Algo sobre el chico me inquietó, pero la idea de él dejándome, sorprendentemente, hizo que mi estomago crujiera. –No lo se- le dije con sinceridad. Tenia la esperanza de sonar casual. No quería que él supiera que me entusiasmaba y asustaba.
Me sonrió de nuevo, pero estaba menos seguro de alguna manera, creo que tenía miedo de que en realidad pudiera echarlo. Me relajé un poco, pero no sabía qué decir, así que espera a que él hablara.
Se levantó del puf y en su lugar se sentó en mi tocador, tomando entre sus manos la única foto enmarcada que guardaba en la habitación. Era uno foto de Brody, Blake, Blaine y yo, todos en nuestro equipo de hockey. La nariz de Blake sangraba, a Brody le faltaba un diente, y Blaine, cuyo ojo se veía morado e hinchado, me llevaba en sus brazos. Pero todos sonreíamos como si hubiera sido el mejor día de nuestras vidas.
Me encantaba ese cuadro. Jesse parecía disfrutarlo también. Lo estudio durante unos minutos con una sonrisa en su cara, y con tiempo se volvió hacia mí. Señalo al chico que me sostenía y me dijo: -Este es Blaine, ¿Cierto?-
-Um, sí- me sorprendió. -¿Cómo lo sabes?-
-Sólo una suposición. De todos estos tipos, parece ser el que tiene las nueve mejores puntuaciones detrás de la tuya en Skateboard Pro 2000 –
No pude evitar sonreír ante eso. –Ha estado obsesionado con batir mi puntaje durante casi un año. Nunca lo hizo. Pero si alguna vez lo hace, voy a tener que superarlo diez veces más y borrar su nombre completamente de la lista-
Jesse miro la imagen un poco más y luego levantó los ojos mientras preguntaba: -¿Es tu novio?-
-¡No!- jadee, demasiado horrorizada por la idea de sonrojarme ante la pregunta. Señale la foto y dije: -Era el único lo suficientemente fuerte como para llevarme a casa ese día. Un chico en el equipo contrario me había dado un golpe bajo. En realidad, me desgarro un ligamento del tobillo- volví a sonreír al recordar la lucha que causo eso. –Como puedes ver, los chicos no son demasiado amables con eso. Me levante y ni siquiera sabia que me encontraba herida antes de que comenzaran los puñetazos. Fue uno de los mejores momentos de la historia del hockey callejero-
Jesse sonrió ante la historia y señalo hacia la imagen de nuevo. -¿Qué pasa con estos tipo?-
-Brody y Blake- le aclara cuando los señaló. -¿Qué paso con ellos?-
-¿Alguno es tu novio?-
Oírlo decir la palabra novio fue igual de sorprendente la segunda vez, y esta vez me hizo sonrojar. No porque estuviera interesada en Blake o Brody. Salir con cualquiera de los B’s hubiera sido como salir, no necesariamente con mi hermano, pero sin duda un hermanastro o primo. Me sonroje porque me daba vergüenza que aquel desconocido estuviera preguntando sobre mi vida amorosa, algo que, por supuesto, no tenia.
-Ninguno de ellos es mi novio-
Traté de sonar molesta en lugar de asustada como estaba, pero era obvio que no funcionó porque Jesse puso la imagen hacia abajo y regresó a mi cama. Su sonrisa se volvió ligeramente divertida y arrogante. -¿Eso significa que no tienes novio?-
Lo mire con los ojos entrecerrados, peor aun así descubrió la verdad. Me miro un momento y luego pregunto: -¿Alguna vez has tenido novio?-
Me sonroje de nuevo. Incluso más que antes. Mi silencio respondía a su pregunta. Creo que esa era la reacción que Jesse esperaba, ya que se inclinó muy cerca. Instintivamente traté de alejarme de él, pero al ver que yo me hallaba en la cama, y él bloqueaba mi escape, lo único que podía hacer era hundirme en la almohada.
-Me pregunto…- dijo cuando yo ya no podía hundirme más. Apoyaba mi espalda otra vez, ignorando la incomodidad que la presión causaba a mis puntos de sutura. Se inclinó completamente sobre mí atrapándome entre sus manos y flotando con los brazos extendidos directamente encima de mí.  Sus ojos seguían burlones, y sin embargo, me quemaban de forma casi salvaje, mientras me miraba. Cuando volvió a hablar, fue con un susurro. Un aterciopelado y suave susurro, peligroso.     -¿Alguna vez has sido besada, Rachel?-
Tomé una respiración profunda y luego la sostuve mientras la sangre se retiraba de mi rostro. Quedé congelada, completamente aterrorizada por este hermoso chico y lo que parecía que estaba a punto de hacer.
Cuando Jesse se inclinó y llevó una de sus manos en mi cara, me estremecí tan violentamente que lo sobresalté. En lugar de besarme, que es lo que estaba bastante segura que quería hacer, se sentó de nuevo y corrió el dorso de sus dedos a lo largo de mi mejilla. –Cuando estés lista- sonaba como si fuera una promesa.
-Creo que me gustaría que te vayas ahora- dije en voz baja cuando por fin pude recuperar el aliento.
Jesse sacó su mano de mí, sus  ojos estudiando los míos, pero la sonrisa se quedó en su rostro. –No seas una extraña- dijo, y luego desapareció por la ventana.
Escuche durante toda su retirada, pero no hizo ningún sonido. Cuando estuve segura de que se había ido, corrí hacia la ventana y la cerré con llave. Luego pasee por la casa e hice lo mismo con todas las ventanas y las puertas también.
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Nuevo capitulo (: Ojala les guste, comenten para saber que les parece la historia, y además de St. Berry va a haber otras parejas… Yo espero poder actualizar pronto, dejen sus opiniones. BYE! By: Julietta St. James Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14) 1206646864 
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por mari71087 Sáb Jul 06, 2013 10:42 pm

jaja... Mmm entonces jesse es el psicopata... Jaja bueno espero tu proxima actualizacion!!!... :)
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por yani_sanchel Lun Jul 08, 2013 6:28 pm

Me muero Jesse es re directo me encanta como logra poner nerviosa a Reichel e.e y si definitivamente Jesse parese un sicopata pero un sicopota muy sexy ;$ la entiendo totalmente bueno nos vemos en el proximo cap n.n
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por Julietta St. James Jue Jul 11, 2013 2:45 pm

Capitulo 3:
Durante el siguiente par de días evité la casa de enfrente. Todavía echaba algún vistazo ocasional por la ventana durante los entrenamientos, pero mis días de espionaje obsesivo se habían acabado.
Entonces la noche del sábado, Heather Monroe fue asesinada y las cosas lentamente empezaron a cambiar. Mi padre y yo veíamos las noticias de las once, esperando el resumen de los deportes cuando dieron la trágica historia sobre la chica. No sabía que Heather Monroe era de Novi (Ciudad de Michigan), y tristemente, no me sorprendí al oír la historia sobre una chica que había sido encontrada golpeada y apuñalada treinta y siete veces (vivía en el área metropolitana de Detroit). Pero cuando su foto apareció en la pantalla, me sorprendí al ver a una chica de quince años, de pequeña estatura, delgada, castaña, con ojos color avellana y lo que especialmente atrajo mi atención fue su nariz que era muy parecida a la mía. Había algo inquietante en la imagen, y no sólo porque yo tenía quince años y era pequeña, delgada, castaña y de ojos avellana. Era algo más que eso. Heather Monroe podía haber sido mi hermana gemela. Sabía que no era la única pensando eso, porque mi padre apagó el televisor inmediatamente, besó la cima de mi cabeza y me dijo lo mucho que me quería. Después se marchó de la habitación.
Esa misma noche soñé con Jesse por primera vez. Me encontraba de pie en su garaje y la pared de detrás de mí estaba completamente pintada como un tiro al blanco. Sentía miedo. Necesitaba escapar, pero mis piernas no se movían.
Jesse estaba allí, y cuando me miró con esos ojos azules, me perdí en ellos. —Rachel—me llamó, susurrando mi nombre casi con reverencia. Entonces empezó a lanzarme cuchillos. No podía moverme. La única cosa que podía hacer fue apretar mis ojos con fuerza y esperar al dolor, pero el dolor no llegó. Abrí los ojos de nuevo y los cuchillos habían aterrizado en mi ropa, sujetando mis brazos y piernas al tiro al blanco que tenía detrás. Estaba atrapada. Él caminó hacía mi, admirando su objetivo. Mi respiración se hizo menos profunda con cada paso que daba en mi dirección. —Rachel— susurró de nuevo mientras llevaba la punta de un cuchillo al lado de mi cara—. Relájate. Bajó la cuchilla por mi mejilla y después por el costado de mi cuello tan suavemente que podrían haber sido sus dedos acariciándome. Después dejó caer el cuchillo al suelo. Me estremecí al oír el ruido, y fue entonces cuando me besó. Me besó, y me besó, y me besó hasta que pensé que mi cuerpo se derretía desde la pared hasta convertirse en un pequeño charco en el suelo.
Alguien empezó a aporrear la puerta del garaje, gritando mi nombre. Sabía que debería pedir ayuda, pero no conseguía hacerlo. No cuando sus besos me hacían sentir tan bien. Los golpes se hicieron más y más fuertes hasta que al final, mi madre entró en mi habitación y me sacudió. Me desperté con un grito ahogado y mi madre se preocupó de inmediato.
—Sólo era un sueño, mamá —le dije, tratando de no ruborizarme, porque todavía podía sentir en mí los labios de Jesse—. Una pesadilla, creo.
Sonrió comprensivamente y después retiró mi pelo hacia atrás para mirar mis puntos—. ¿Cómo está tu cabeza esta mañana?
Lo pensé durante un segundo. —Bastante mejor. El dolor de cabeza se ha ido.
—Me siento mal teniendo que dejarte cada día —dijo mi madre con un suspiro—. Debería haber pedido algunos días libres en el trabajo, pero con el crucero tan próximo realmente no tengo tiempo.
—No te preocupes —le dije rápidamente, no queriendo que se sintiese culpable.
Ella y papá se van a un crucero al final del verano por su vigésimo aniversario. Nunca han tenido unas vacaciones reales antes, y no creo que los haya visto tan entusiasmados en su vida. Han sido los padres más agradables desde que reservaron el viaje. Ni siquiera me castigaron cuando me suspendieron en la escuela el último mes por el golpe que le propine a Marissa Von Bleicken después de que me llamase lesbiana. No había necesidad de matar sus estados de ánimo por un accidente sin importancia.
—De todas formas duermo la mayor parte del tiempo —le aseguré—. Y realmente hoy me siento mucho mejor. Creo que incluso podría ir a hacer skate después. Me muero de ganas de salir de casa un rato.
Mamá frunció el ceño pero luego suspiró. —Sólo sé cuidadosa, y recuerda…
—Ponerme los patines siempre después del casco —terminé por ella, asintiendo ante mi comprensión.
La preocupación de mamá se fundió en una sonrisa. —Ahora tengo que ir al supermercado, ¿quieres algo?
—Helado, mucho helado-
Mamá rió. —Supongo que realmente te estás sintiendo mejor. —Se levantó de mi cama y se paró en la puerta—. Tómatelo con calma hoy,
 
— ¡Lo he tomado con calma! —le grité antes de que mi madre pudiese decir nada cuando entré en casa más tarde esa noche cubierta de sangre.
Me incliné en el fregadero de la cocina y empecé a lavar la sangre de mis manos y cara—. Fue sólo un pequeño juego en el parque, ¡Y no he devuelto el golpe!
— ¿Qué sucedió? —me preguntó papá desde algún lugar de la sala.
—Me dieron con un codo en la nariz. No te preocupes, estoy segura de que no está rota. ¿Puede alguien acercarme una maldita toalla?
De repente conseguí lo que había pedido. Más de lo que había pedido. Fui empujada contra un cuerpo y mi cabeza suavemente inclinada hacia atrás hasta que fue apoyada en el hombro de alguien. Después el paño que había pedido fue presionado suavemente en mi palpitante nariz. Grité instintivamente y traté de escapar de mi inesperado captor, pero el brazo alrededor de mi cintura era un tornillo.
—Hay maneras más fáciles de conseguir mi atención, que hacerte sangrar continuamente, Rach—susurró el objeto de mi pesadilla. Sus labios rozaron mi oreja, la respiración tan cálida como lo había sido en mi sueño.
Por un instante, pensé que me había quedado en K.O. durante el juego y que tenía otra pesadilla. Luché para liberarme del abrazo y para encontrar a Jesse mirándome con divertida perversión.
— ¿Cuál es el problema contigo? —jadeé.
Jesse levantó la toalla ensangrentada con una perfecta inocencia. —Sólo intentaba ayudar.
Tomé la toalla de sus manos con rabia, y di un paso seguro lejos de él mientras intentaba detener la hemorragia nasal por mí misma. — ¿Qué estás haciendo aquí?
Santana entró en la cocina y sacó algo de la nevera. —Rachel, ¿Esta es tu forma de tratar a un invitado? Este es Jesse —me informó—. ¿No estás emocionada por conocer finalmente a tu príncipe azul?
—Es bueno conocerte al fin —asintió Jesse. La conocedora sonrisa que me dedicó envió dos tipos diferentes de escalofríos a través de mí.
—Sí —dije sarcásticamente—. Al fin.
Me alegré cuando Santana rompió el incómodo silencio, y más cuando entrelazó su brazo alrededor del de Jesse. —La cena está lista —dijo, empujándolo hacia el salón—. Puedes sentarte a mi lado. —Fue un alivio tener esa sonrisa asesina dirigida a alguien más aparte de mí esta vez.
Me retiré a la seguridad de mi habitación y tomé una respiración profunda cuando la puerta se cerró con seguridad detrás de mí. Mientras cambiaba mi camiseta llena de sangre, pensé en la persona del piso de abajo que esperaba cenar con mi familia. Así que le gustaba lanzar cuchillos a maniquíes y no tenía sentido del espacio personal, lo cual no era una verdadera razón para tenerle miedo. Quiero decir que Noah Puckerman no tenía problema en invadir mi espacio personal mientras golpeaba mi cara esta tarde, y no le tuve miedo. De hecho, la siguiente vez que estuviera con Puck en el juego, sería él quien realmente lo sintiera. Pero aun así, había algo muy inquietante acerca de Jesse y me molestaba realmente. Bajé decidida a no dejar que ese chico me intimidara. Después de todo, ningún chico lo había hecho antes.
— ¡Aquí estás! —Exclamó mi padre con orgullo cuando entré en el comedor—. Esta es nuestra hija menor, Rachel- Mi padre gesticuló hacia mí y después pasó su mano por la mujer que había visto conduciendo el BMW. Era aún más sorprendente de cerca, y parecía extrañamente fuera de lugar en nuestra vieja y sucia mesa.
 —Rach, esta es nuestra nueva vecina Holly Holliday y, por supuesto, ya conoces a su sobrino, Jesse St. James-
Intenté prepararme a mí misma cuando miré en la dirección que mi padre señalaba, pero no me sirvió de nada. Me encontré con los ojos de Jesse y al instante toda mi resolución salió volando por la ventana. Mi corazón se aceleró, mi adrenalina se disparó y juzgando por la forma en la que Jesse me miraba (como un depredador acechando a su presa), empezaba a pensar que él podía oler mi miedo.
—Hola —murmuré, sentándome en el asiento que me habían guardado, el cual por desgracia se encontraba directamente frente al de Jesse. Pegué los ojos a mi plato.
—Rachel, ¿Dónde están tus modales? —me regañó mamá, algo que hacía muy a menudo. Levanté la vista entonces, pero al menos ahora me sentía molesta en lugar de intimidada. Jesse me sonrió y traté de mantener el tono de mi voz cuando dije—: Gracias por ayudarme.
— ¿Ayudarte? —Repitió Santana con incredulidad—. Rachel, él te rescató. —Luego se giró hacia Jesse, brillando de admiración—. Salvaste su vida.
Jesse me lanzó otra sonrisa. —Fue un placer.
Rápidamente Santana trató de recuperar su atención. —No sé cómo pudiste mantener la calma —dijo—. Había mucha sangre. Debes ser realmente valiente.
—O quizá simplemente le gusta la sangre —me quejé en voz baja.
—En realidad —habló la tía de Jesse, asustándome. Por un momento me pregunté si me habría escuchado, pero sonreía— Jesse es bueno es las situaciones de emergencia. Está certificado tanto en reanimación cardiopulmonar como en primeros auxilios, y ha sido entrenado en defensa personal.
¿Ser un experto lanzador de cuchillos se considera autodefensa? Quise preguntar.
— ¿En serio? —Arrulló Santana, apoyando la mano en su brazo—. ¡Eso es genial!
—Sí, tengo grandes esperanzas de que él sea un buen médico algún día —continuó presumiendo la señora Holliday.
— ¡Un médico! —Exclamó Santana—. Sí, después de verte en acción estoy segura de que serás un gran doctor.
—Quizá debería —dijo Jesse a la ligera—. Me parece que podría utilizar una parte del personal en esta casa simplemente para Rachel.
Todo el mundo rió por eso, excepto yo, por supuesto. Para mi horror todo lo que pude hacer fue ruborizarme. Fue mi madre quien finalmente me echó una mano y reclamó la atención fuera de mí. — ¿Entonces estás estudiando para eso? —le preguntó a Jesse—. Supongo que empezarás la universidad en otoño.
—No, a penas tengo diecisiete. Seré senior en otoño. Lo cual es algo bueno porque no tengo ninguna idea sobre qué hacer. Necesito tiempo para pensar en ello.
Mi madre sonrió con simpatía. — ¿Cambiar de instituto en tu último curso? Debe ser duro.
La señora Holliday suspiró. —Me sentí mal por tener que mudarnos, pero él está siendo muy maduro.
Pillé a mi padre mirando a Santana con una sonrisa en su cara, y no pude evitar mi sonrisa tampoco. Santana iba a ser senior también, y si mi padre nos hubiese cambiado de instituto ese año, ella habría empezado la tercera guerra mundial. Papá me guiñó un ojo y luego dirigió su atención de vuelta a la conversación.
—No va a ser tan malo —dijo Jesse y me miró de nuevo—. El vecindario ya ha resultado ser mucho más emocionante de lo que esperaba. —Todo el mundo rió de nuevo, y hubo más miradas en mi dirección—. Más ahora que al menos tengo un par de amigas para hacerme compañía durante el verano.
—Oh, ¡más de un par! —Santana prácticamente rebosaba de emoción—. Puedo presentarte a un montón de gente este verano. De hecho, hay una gran fiesta en la playa este viernes. Sé que no es exactamente el tipo de playa a la que estás acostumbrado en California, pero será divertido. Mi amiga Quinn tiene una casa en el lago con un bote y motos acuáticas. La mitad de la clase senior irá.
—No estoy segura sobre esa fiesta, Santana —interrumpió mi madre con voz cautelosa.
—Oh, no te preocupes, mamá. Los padres de Quinn  estarán allí. Es una barbacoa, no una rave.
—No es eso cariño, confío en los padres de Quinn. Pero ¿Después de lo que les ha sucedido a esas chicas? Simplemente no sé si es una buena idea estar fuera hasta tan tarde los fines de semana ahora mismo.
— ¿Qué chicas? —preguntamos al unísono Santana, Jesse y yo.
— ¿Te refieres a las dos víctimas apuñaladas? —preguntó la tía de Jesse y mi madre asintió.
— ¿Recuerdas la chica que vimos en las noticias la semana pasada?—me preguntó papá de repente—. La que…
La voz de papá se fue apagando y me estremecí. —Heather Monroe—dije.
—No fue la única. Hubo otra chica el fin de semana anterior. Apuñalada en Farmington Hills. Encaja en el mismo perfil.
Me estremecí de nuevo. Podría decir por la mirada que tenía mi padre en la cara que con “el mismo perfil” se refería a una copia de mí misma. Pasó un momento entre nosotros, el cual Santana interrumpió con un impulsivo—: ¿Estás diciendo que un asesino en serie anda suelto ahora mismo?
Mi rostro palideció y mi padre rápidamente nos aseguro que no era así. —No pareces muy convencido —le dije, porque él no lo estaba.
—Los asesinatos pueden estar conectados —dijo Jesse de la nada—. Pero no se pueden considerar asesinatos en serie a menos que haya tres o más.
La señora Holliday debió de ver la mirada que le echaba a su sobrino, porque dijo—: No, él tiene razón. Estuve viendo un informe especial sobre ello la otra noche. De hecho la policía está bastante segura de que las dos muertes son coincidencia.
— ¿Están seguros? —preguntó mi madre.
La señora Holliday se encogió de hombros. —Parecen bastante seguros.
Mamá miró de nuevo a Santana. — ¿Cuándo es la fiesta?
—El viernes.
— ¿Y los padres de Quinn estarán allí?
Santana asintió. —Y algunos de sus amigos también.
Mamá miró a papá y luego otra vez a Santana. Finalmente suspiró.
—No puedes ir por tu cuenta, y espero que estés en casa para tu toque de queda habitual.
—Ahí lo tienes —dijo Santana dirigiéndose a Jesse—. Tienes que venir conmigo porque no puedo ir sola.
Jesse frunció el ceño confuso. — ¿No irá Rachel también?
Santana resopló, lo que hizo que Jesse estuviese aún más confuso hasta que vio la mirada de disgusto en mi cara.
—Prefiero enfrentarme con el asesino en serie.
— ¡Rachel! —Mi madre. Otra vez con la reprimenda.
Por un momento, todo el mundo recordó que había comida en la mesa. Me alegré por el silencio, pero podía sentir los ojos de Jesse en mí. Lo desafié con un vistazo, y después deseé no haberlo hecho porque me miraba con la misma intensa —y— divertida mirada que ya le había visto varias veces, y me recordó a mi sueño.
Cuando el teléfono sonó devolviendo la vida a la cocina fue como un pequeño milagro de la vida. Santana saltó, pero antes de que pudiese dar dos pasos, mi madre gritó—: ¡Siéntate, Santana!
—Pero mamá…
—Pero nada. Estamos en medio de una agradable cena con compañía.
— ¡Pero me has quitado mi teléfono! ¡Ni siquiera tengo mensajería de voz ahora!
—Tenemos contestador automático.
—Pero...
Mamá finalmente silenció las protestas de Santana con una mirada, y yo reí.
Santana es adicta a su teléfono móvil, pero el mes pasado tuvo una factura de unos doscientos dólares de más, y mis padres se lo confiscaron. Tendrá que estar con los pies en la tierra durante todo el verano. Yo no tengo uno, simplemente porque nunca lo he necesitado. Sólo tengo que hablar con los B’s y están a punto de regresar. La mayoría del tiempo ni siquiera se molestan en llamar a la puerta antes de entrar. Aún así, cuando mis padres me ofrecieron dejarme usar el móvil de Santana durante el verano después de que se lo confiscaran, lo tomé sólo para fastidiarla. Está enterrado en algún lugar del caos que es mi armario.
Santana me pilló riéndome de ella y me lanzó una mirada asesina. Comencé a sacarle la lengua en venganza, pero entonces el contestador cogió la llamada en la cocina. Cuando escuché tres voces muy desagradables gritar “¡Beeeeerryyyyy!” me olvidé de molestar a mi hermana y salí disparada de mi silla.
— ¡Rachel! —me llamó mi madre en un tono de advertencia.
— ¡Mamá! ¡Están en el campamento! ¡No puedo devolverles la llamada!
Mi padre, bendita su calva cabeza, razonó con mi madre y atendí, con la esperanza de pillar a mis mejores amigos antes de que colgasen. — ¿Qué pasa perdedores? —dije sin aliento.
Por un momento todo lo que pude oír fue caos, y luego alguien dando un puñetazo a alguien más. Aparentemente Brody ganó la pelea por el control sobre el teléfono porque dijo—: ¡Nunca lo adivinarás!
La emoción en su voz me hizo olvidar a los demás en la otra habitación.
— ¿Qué?
— ¡Llegamos al partido de escaramuza con “Las alas”!
— ¿Los Alas Rojas de Detroit? ¿En serio están jugando con ellos?
—Franzen, Zetterberg, Howard… —dijo Brody, y Blaine gritó en el
Fondo—. ¡Todos ellos!
— ¡DE NINGUNA JODIDA MANERA! ¡APESTÁN CHICOS!
— ¡Rachel! —Gritó mamá desde el comedor—. ¡Ese lenguaje!
Eché un vistazo en su dirección e inmediatamente vi a Jesse mirándome. Algo en la expresión de su rostro me molestó. —Discúlpenme—Llamé a mamá—. Lo cogeré en la oficina.
—Seguimos teniendo compañía —me respondió, ligeramente molesta.
— ¡Cinco minutos!
Tomé el teléfono inalámbrico más allá del baño de la planta baja, y me dejé caer en la silla del escritorio de mi padre mientras los B’s se turnaban para enganchar el teléfono del uno al otro y contarme todo sobre el increíble verano que tenían sin mí.
Fue Blaine quien eventualmente dijo—: ¿Así que estuviste en el hospital por una lesión en la cabeza? ¿Qué pasa con eso? ¿No puedes sostenerte a ti misma en la cancha sin nosotros?
—Por favor —resoplé—, tuve que recurrir a jugar en el parque hoy, y batí a esos chicos a pesar de que Noah Puckerman reventara mi cara.
— ¿Puck te aplastó la cara? —dijo Blake en el fondo (debían de tenerme en el altavoz) —. ¡Bien! Siempre quise tener una razón para encararlo.
—Lo siento, Blake. Él estará muerto mucho antes de que lo veas
— ¡Rómpele uno de sus dientes por mí!
—Será un placer —le prometí.
—Ahora en serio, Berry—dijo Blaine otra vez—. ¿Por qué estuviste en el hospital?
—Fue muy estúpido. Mi primera conmoción cerebral y ni siquiera fue en un partido. Bruno salió de su patio. Saltó sobre mí sin que llevase puesto mi casco. Casi me desangro hasta la muerte por el camino. Hay una enorme mancha allí ahora.
—Fantástico.
—Sí, también voy a tener una cicatriz bastante desagradable.
—Entonces, ¿quién fue la herramienta? —quiso saber Brody.
— ¿Qué herramienta?
—Llamamos la semana pasada y un chico respondió. Dijo que no podías hablar porque acababas de regresar del hospital y dormías.
— ¿Él contestó al teléfono? —casi grité. Por alguna razón, la idea de
Jesse hablando con los B’s era horrible.
— ¿Quién es?
—Sólo un chico. Él y su tía se han mudado a la casa que esta cruzando la calle.
— ¿Juega a algo?
Reí. —No a ningún juego que sería beneficioso para ti a menos que estés pensando en cambiarte a otro equipo, si entiendes lo que digo.
— ¿Es gay? —jadeó Blake. Oí un montón de risitas al fondo.
—Es lo suficientemente guapo como para ser gay —dije—. Es como la versión masculina de Santana. Vestido como un modelo, pelo a la moda, probablemente tiene legiones de chicas zombis a su entera disposición. San ha estado babeando por él desde que apareció.
—Suena como una mala película de terror —dijo Blake al mismo tiempo que Santana aparecía en la puerta de la oficina.
Una mala película de terror era la descripción exacta para ella. — ¡Rachel!—Dijo entre dientes—. ¡Jesse está en el baño! ¡Probablemente puede oír cada palabra que estás diciendo!
—Bueno, no es como si no fuese evidente —espeté, irritada porque ella hubiese estado escuchando mi conversación. Con mi mejor voz de cabeza hueca dije—: Oh, Jesse, ¡Eres tan valiente! ¡Me gustaría jugar todo el tiempo al doctor contigo! —Rodé los ojos, volviendo a mi voz normal—. Creo que en realidad un poco de su saliva cayó en el plato de él.
Los chicos reían a carcajadas a través del teléfono. A Santana le salía una terrorífica sombra roja, más enfurecida de lo que la había visto nunca, y Jesse eligió ese preciso momento para pasearse por la oficina. Pensé que las rodillas de Santana iban a fallarle, pero de alguna manera se las arregló para largarse de la habitación.
Jesse la miró marcharse durante un instante, pero rápidamente volvió su atención hacia mí. —Te echamos de menos en la cena —dijo con una sonrisa—. Tu madre me mandó para arrastrarte de vuelta. —Cuando no le respondí, añadió—: Estoy dispuesto a utilizar la fuerza si es necesario.
Con los B’s al teléfono, me sentía como si estuvieran de pie aquí conmigo. Tomé un poco de valor de ellos, finalmente capaz de responder a Jesse apropiadamente en lugar de fundirme en una gran gallina.
Rodé mis ojos hacia él, y suspiré en el teléfono. —Tengo que irme. Mi madre está exagerando porque estamos cenando. Ustedes, apestan, espero que al menos me consigan algunos autógrafos.
Dije adiós, y cuando terminé la llamada, Jesse todavía seguía ahí parado. Se encontraba apoyado contra la puerta, mirándome, con los brazos cruzados sobre el pecho.
— ¿Qué? —espeté.
—Eres muy interesante cuando estás en tu zona de control —dijo, pensativo.
— ¿Se supone que eso es un cumplido?
—Más que ser lo suficientemente guapo para ser gay, estoy seguro.
Mi estómago me dio un vuelco. Había escuchado lo que dije. Me armé de valor, negándome a dejar que me intimidase de nuevo. —Si no te gusta lo que has escuchado, no espíes la próxima vez.
Intenté pasarlo para salir de la oficina, y su mano salió disparada, bloqueando mi salida. —Una parte me gustó —dijo—. Me gustó la parte donde dijiste que querías jugar al doctor conmigo.
No estoy segura de cómo tu estómago puede derrumbarse sobre sí mismo y tu corazón puede dar un tirón en tu pecho al mismo tiempo, pero el resultado final cuando me sucedió, hizo que mi pie cayese sobre el de Jesse lo más fuerte de lo que fui capaz. Se tambaleó hacia atrás sorprendido, y escapé rápidamente. Cuando volví a sentarme, Santana me miraba airadamente desde el otro lado de la mesa.
— ¿Dónde está Jesse? —preguntó la señora Holliday de pronto.
Levanté la vista, dándome cuenta de que no me había seguido. Bien, pensé. Me encogí de hombros y llené mi boca con enchiladas.
—Rachel Barbra Berry, no seas tan grosera —dijo mi madre.
— ¿Qué? No se dónde se ha ido. Me dijo que volviese aquí, y eso he hecho.
— ¿Barbra? —Preguntó Holliday—. ¿Cómo Barbra Streisand?
— ¡Exactamente! —dijo mi madre, olvidándose de mi actitud. Siempre se emociona cuando alguien muestra interés por mi nombre. Probablemente porque no suele suceder—. Es exactamente por lo que la llamamos así. Nacida el cuatro de julio. Está a punto de cumplir sus dulces dieciséis en unas pocas semanas.
— ¡Oh! ¡Feliz cumpleaños! Cumplir años el cuatro de julio tiene que ser divertido.
—Oh, sí, es una verdadera explosión. —Intenté no ser demasiado sarcástica, pero creo que no funcionó muy bien—. Es en mitad del verano, y en vacaciones, así que ninguno de tus amigos está por aquí.
Mi madre, que estaba sentada a mi lado, me pellizcó por debajo de la mesa muy sutilmente. —Lo siento —me quejé. Entonces realmente traté de ser sincera. No sé qué es lo que iba mal conmigo. Normalmente no era tan gruñona—. Prefiero Rachel—le dije a la tía de Jesse.
Entonces regresó Jesse, sonriendo amablemente a todos. — ¿Qué me he perdido?
La señora Holliday estuvo más que feliz de explicárselo. —Barbra… perdona, Rachel, nació en el día de la Independencia. Está a punto de cumplir…
—Los dulces dieciséis —terminó Jesse por ella. Me miró entonces como si nada hubiese pasado entre nosotros. Como si yo no me hubiese estado riendo de él con mis amigos y le hubiese pisoteado el pie cuando me impidió el paso—. ¿Vas a hacer algo especial? ¿Alguna fiesta? ¿Una gran cita con tu novio?
Sabía que quería hacerme pasar un mal rato, pues él ya sabía que yo no tenía novio, pero Santana rió tan fuerte que se atragantó con la comida y tuvo un ataque de tos. Jesse, me di cuenta, no parecía tener ninguna prisa por ir en su rescate.
—Voy a comprarme un coche —dije, contestando indirectamente a las preguntas de Jesse, porque de hecho tenía exactamente cero planes para mi cumpleaños—. He estado ahorrando. Mi padre va a venir conmigo este sábado para elegir uno.
—Oh, Rachel, cariño. —Mi padre aclaró su garganta y me miró con pesar—. ¿No te lo dije? No puedo ir este fin de semana.
— ¡Pero papá! ¡Lo prometiste!
—Lo sé nena, pero tengo que ir. Iremos tan pronto como pueda. No te morirás si esperas a una semana después de cumplir los dieciséis, ¿no?
Mi corazón se hundió. Mi padre era una de las pocas personas en esta ciudad que no trabajaba para Ford, Chevy, o GM. Es el director de ventas del medio oeste de una compañía que fabrica equipos médicos como máquinas de resonancia magnética. Siempre tiene que pasar un día o dos de aquí para allí. Especialmente los fines de semana. No pude evitar deslizarme en mi silla y malhumorarme. Era oficial. Ese era el peor verano de mi vida. Dulces dieciséis, para algunos.
—Si usted quiere —dijo Jesse después de un minuto—, puedo llevar a Rachel en su lugar el sábado.
Levanté la vista sorprendida, pero Jesse le hablaba a mi padre.
Desgraciadamente pareció que a mi padre le gustaba su sugerencia. — ¿Sabes mucho sobre coches? —le preguntó a Jesse.
—Lo suficiente. Pero soy realmente bueno con los vendedores.
—Eso es cierto —dijo su tía, riendo—. Este chico puede regatear incluso el mejor y bajar hasta los peniques del dólar.
Gemí interiormente. Habiendo sido un vendedor la mayor parte de su vida, mi padre miraba ahora a Jesse con una mezcla de orgullo y desafío. — ¿Entonces? —preguntó, echándose hacia atrás en su silla, cruzando los brazos. Miró a mi madre interrogativamente y ella asintió con entusiasmo.
—No veo ningún problema —dijo mamá—. Rachel ha estado muy emocionada con esto. Probablemente prefiera ir con alguien cercano a su edad de todas formas. —Después me miró—. ¿Qué opinas, Rach? ¿Puede Jesse sustituir a tu padre en ese momento?
—Lo haré por ti, cariño —añadió papá. Parecía que realmente se sentía mal.
Suspiré. Si decía que no justo entonces, dañaría los sentimientos de papá y mamá probablemente se enfadaría. Conociéndola, conseguiría mi coche cuando Santana consiguiese su teléfono móvil de nuevo.
—Bien, supongo. —Y después, sólo porque sabía que mi madre lo esperaba, murmuré—: Gracias. —A Jesse. No levanté la vista pero de todas formas vi la sonrisa en su rostro.
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Holi C: Nuevo capitulo. Espero les guste… dejen sus opiniones, comentarios y sugerencias (; No leemos pronto en mi próxima actualización. BYE! By: Julieta St. James Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14) 1206646864 
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Mensaje por mari71087 Jue Jul 11, 2013 7:35 pm

wiii actualisaste!!!... Hay me encanto el capitulo ;) ya quiero el proximo...
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por Galummer Dom Jul 14, 2013 9:18 pm

Nuevo lector me gusto mucho tu historia actualiza pronto Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14) 1206646864 
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por Julietta St. James Jue Jul 25, 2013 3:34 pm

Capitulo 4:
El lunes por la tarde, Santana se pasó una buena media hora sentada en el porche de Jesse, coqueteando con él. Admitiré que los observé, pero no porque estuviese espiando a Jesse. Simplemente encontré divertido ver a Santana fallar miserablemente sus intentos de enganchar al chico ardiente —y, no obstante, espeluznante— del otro lado de la calle.
Jesse parecía disfrutar de su compañía lo suficiente, pero no actuaba con ella de la misma forma en la que lo hacía conmigo. Hablaba, sonreía, reía, pero no la tocaba o retenía. De hecho, desde donde yo lo veía casi parecía una persona normal. Casi.
Justo cuando consideraba la posibilidad de que tal vez había reaccionado exageradamente a él, Santana fue raptada por un grupo de sus amigas. Me di cuenta de que invitó a Jesse a unírseles, pero él alzó la vista hacia la ventana de mi habitación y luego la rechazó. Saludó mientras el coche en el que Santana había saltado se iba, y al segundo de estar fuera de vista se dirigió hacia mi casa.
Mi corazón se aceleró mientras corría escaleras abajo. Me dije otra vez que exageraba y que él era normal, pero por alguna razón seguía dudando en abrir la puerta cuando sonó el timbre. Me quedé allí debatiéndome, mi mano a punto de girar el pomo, cuando su sedosa voz me llamó.
—Ra-chel —canturreó—. ¡Sal, sal, dondequiera que estés! El gato está finalmente fuera. Tiempo del ratón para salir a jugar.
En lugar de abrir la puerta, tan lenta y silenciosamente como pude, la bloqueé. Luego me arrastré de vuelta a mi habitación con la esperanza de echarle un vistazo a su rostro cuando volviese a casa. Me asomé entre las sombras y esperé a que cruzase la calle, pero en su lugar, una sombra oscura apareció frente a mi ventana. Salté hacia atrás y me aplasté contra la pared justo cuando Jesse tocó.
—Rach —llamó, sin el canturreo alegre esta vez—. Vamos, sé que estás ahí. También sé que tienes debilidad por el helado. Sal conmigo e iremos a Dairy Queen. Yo invito.
Mi boca se hizo agua al pensar en el Helado que vendían ahí y estuve a punto de abrir la ventana. Pero… ¿Cómo sabía de mi adicción al helado?
—Al menos dime que encontraste mi nota.
¿Nota? ¿Qué nota?
Jesse suspiró y luego, como si leyese mis pensamientos, dijo—: Mira las puntuaciones más altas de Skateboard Pro 2000.
Por supuesto lo comprobé. ¿Cómo no iba a hacerlo?
Estaba sin duda aliviada cuando vi mi puntuación todavía en la parte superior de la lista, pero la siguiente estaba tan sólo un punto por debajo y las otras ocho con un punto menos que la anterior. Tan desconcertada como estaba por la imposibilidad de las puntuaciones, me sorprendí incluso más por los nombres que las clamaban —o palabras, más bien. Los diez primeros nombres de las altas puntuaciones formaban:
1. Rachel
2. Eres
3. La
4. Única
5. Razón
6. Por la que
7. No
8. Odio
9. Vivir
10. Aquí
Parpadeé. Releí el mensaje y luego tuve que sentarme. Era lo más lindo que alguien me había dicho jamás, y sin duda lo más parecido a un gesto romántico que había recibido nunca. Podía sentir el rubor en mis mejillas, pero mientras mi corazón latía con fuerza mi cerebro sólo procesaba miedo. ¿Cómo lo había hecho? ¿Y cuándo? Esos resultados habían sido normales la última vez que jugué a este juego, y eso fue después del día en el que me levanté para encontrarlo en mi habitación.
—¿Rachel?
Sobresaltada, retrocedí lentamente hacia mi cama, me senté, y esperé. Después de un minuto más, escuché a Jesse levantarse e irse. Me asomé por la ventana y le observé descender el gran árbol junto a mi casa.
Regresó a la suya y mientras caminaba junto al saco de boxeo de su garaje, le propinó una paliza. Empezó a entrar y luego se giró y golpeó de nuevo a la cosa con la otra mano. Luego, repentinamente, golpeaba el saco con golpes sanguinolentos. Lo golpeó durante unos buenos cinco minutos con puñetazos tan rápidos que juro que ni siquiera pude ver la mitad de ellos. Cuando finalmente se detuvo para recobrar el aliento, sacudió la mano y examinó sus nudillos. Después de eso, con una última mirada en mi dirección, desapareció dentro de su casa.
***
Al día siguiente fui al parque para conseguir entrar en un juego de mejora y me di cuenta de que Jesse me miraba desde la distancia. Después de eso, pasé el resto de la semana en mi habitación, volviéndome loca. Me encontraba acostada en mi cama leyendo un cómic de Spiderman cuando oí un coche en marcha. Sonaba demasiado bien para ser cualquiera de las minivans de mis vecinos. Miré por la ventana justo a tiempo de ver a Jesse alejarse en su BMW.
No perdí ni un segundo de esta oportunidad. Abrí mi ventana, influenciada por la música, y me puse los patines. Saqué mi red de hockey y acababa de lanzar la primera bola a través de ella cuando una voz detrás de mí dijo—: Sabía que me evitabas.
Me sorprendió tanto que casi me caí de culo. — ¿Dónde…? —Mi voz traqueteó mientras buscaba el BMW que nunca escuché regresar.
—Di la vuelta en la esquina y aparqué —dijo Jesse, comprendiendo exactamente por qué lucía confundida—. Supe que no saldrías a menos que pensaras que me había ido.
Traté de no ruborizarme. No estaba segura cómo de bien funcionó.
—No te evito —dije. Mentía entre dientes por supuesto. Bajé la vista y lancé otra bola a la red.
—No estoy enojado contigo, ya sabes —dijo Jesse.
— ¿Enojado conmigo? —pregunté, sorprendida—. ¿Por qué lo estarías?
—Oh, veamos. Me llamaste gay. Me pisaste el pie. ¿Y estás evitándome sin ninguna razón?
—Te merecías lo del pie, y no te llamé gay —dije, pero mis mejillas ardían de nuevo—. Te llamé guapo.
—Todavía sigues evitándome.
—No lo hago.
Jesse claramente no me creía.
—Me incomodas —solté antes de que pudiera detenerme.
—Por la intensa atracción entre nosotros —dijo Jesse, cien por cien en serio—. Es natural.
Mi boca cayó abierta.
—Te acostumbrarías si dejaras de evitarme.
Jessese acercó, y mi respiración se cortó.
—No me siento atraída… —me detuve. Me daba esa mirada otra vez, no creyendo ni una palabra de lo que decía.
Si trataba de hacerme enojar, funcionó. Lo empujé hacia atrás y lancé otra bola a la red. Jesse observó con el ceño fruncido. — ¿No se supone que deberías estar usando un disco?
—Sólo cuando estás en el hielo —expliqué. No pude evitar mis ojos en blanco. Aparentemente tenía razón sobre lo de no tener ningún juego—. Pero un disco no se deslizaría por el asfalto exactamente. En street-hockey usamos estas. —Golpeé la última bola de goma naranja y voló directamente hacia el centro de la red.
—Enséñame cómo jugar —dijo Jesse repentinamente.
— ¿Tú? —pregunté dudosamente. Lo miré de nuevo. Incluso ahora se veía limpio, su pelo con estilo, sin una arruga en la ropa—. ¿Quieres aprender a jugar al hockey?
Jesse se encogió de hombros. —Parece un requisito previo para hacer amigos por aquí.
—Santana y sus amigos no juegan.
Jesse sonrió. —Enséñame a jugar —dijo de nuevo.
—No lo creo.
—Haré que valga la pena —dijo Jesse—. Podríamos hacer un trato.
— ¿Qué quieres decir?
—Un trato comercial. Me enseñas a jugar al hockey y yo te enseño algo a cambio.
No quería saber lo que quiso decir con eso, pero las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas. — ¿Enseñarme qué?
La sonrisa maliciosa que cruzó por su rostro confirmó mis sospechas. —Se me ocurren un millón de cosas que me gustaría enseñarte—dijo en esa peligrosa y suave voz suya.
Alzó la mano y metió un mechón de pelo salvaje detrás de mi oreja.
Temblé bajo sus dedos. Parecía satisfecho de haberme hecho estremecer y una punzada de miedo regresó a mi pecho.
—No estoy interesada en aprender lo que sea que tienes que enseñarme.
— ¿Qué tal autodefensa?
A pesar de que la idea de formación en autodefensa parecía maravillosa —especialmente ahora con Jesse viviendo al cruzar la calle—, estaba segura de que incluía una gran cantidad de contacto físico. No era algo en lo que estuviera particularmente interesada en hacer con él.
—No soy tu cobarde chica promedio. Puedo cuidar de mí misma — dije y entonces patiné lejos de él.
Recogí rápidamente las bolas que disparé y mientras iba a por la red fui arrancada de mis pies. Jesse me agarraba tan fuertemente que casi me dejó sin aire. Di un grito ahogado y luego empecé a gritar—: ¿Qué haces? ¡Suéltame!
Luché tan duro como pude, pero tenía mis pies fuera del suelo y mis brazos bloqueados en los costados. A diferencia de la última vez que me sostuvo, sus músculos no se sentían suaves. Su cuerpo parecía acero contra el mío y no podía liberarme de la jaula que sus brazos crearon.
— ¡Suéltame! —grité de nuevo.
—Cálmate, Rachel —susurró Jesse en mi oído—. Sólo trato de mostrarte algo.
— ¿Qué eres, un psicópata? —chillé—. ¡Ya me lo había figurado!
Pateé mis piernas hacia atrás, pero no parecía tener ningún efecto en sus espinillas, ni siquiera con el peso añadido de los patines.
La boca de Jesse era suave en mi oído pero su control no cedió ni un milímetro. —Eres tan tentadora.
Sus labios se presionaron contra mi cuello en el más pequeño de los besos. La piel de gallina que se levantó en mi piel me enfureció. — ¡Basta!—demandé, echando la cabeza hacia atrás—. ¡Quita tus espeluznantes y pervertidos labios de mí!
Mi intento de cabezazo falló y Jesse susurró en mi oído de nuevo—: Mírate ahora. Podría hacerte lo que quisiera, y no podrías detenerme. —
Besó mi cuello de nuevo sólo para demostrar su punto—. ¿Te gusta sentirte tan indefensa?
Realmente no. Me sentía más asustada de lo que jamás recordaba haber estado. Tan aterrada que el agua brotaba de mis ojos. Y. Yo. No.
Lloraba.
—Deja que te enseñe cómo defenderte a ti misma —dijo Jesse.
— ¡Bájame! —demandé, horrorizada cuando mi voz se quebró.
Me soltó entonces, y me empujé fuertemente tan lejos de él como pude. Parpadeé lejos la humedad en mis ojos antes de que se convirtiera en lágrimas reales. De ninguna manera dejaría que viera lo mucho que me asustó.
— ¡Estás loco!
—Sólo trataba de probar un punto. Me necesitas, Rachel.
— ¡Aléjate de mí, monstruo!
Una mirada de ira cruzó el rostro de Jesse, pero no perdió la calma.
Abrió la boca para decir algo, pero Santana salió por la puerta delantera. —
Rachel, ¿por qué gritas? ¡Oh, hola, Jesse! ¿Listo para irnos?
¿Irnos? Estaba confundida.
Jesse me disparó una mirada que no supe interpretar. Entonces, como un interruptor de luz, se encendió con una brillante sonrisa para mi hermana. —Estoy listo cuando lo estés. Y debo añadir, luces particularmente deslumbrante esta tarde.
Jesse tomó la mano de Santana y la besó. Habría protestado por el brutal coqueteo ocurriendo ante mis ojos salvo que Jesse nunca actuó así con Santana antes. Su extraño y repentino comportamiento hacia mi  hermana me dio escalofríos.
—Entonces, ¿cómo de lejos está ese lugar? —preguntó Jesse.
Después de otra rápida mirada en mi dirección, añadió—: Espero que sea lejos. Tengo muchas ganas de tenerte para mí un rato.
Santana apenas podía hilar una oración junta, estaba tan extasiada.
—De hecho, está a casi dos horas de distancia.
— ¿Eso es todo? Bueno, puede que tomemos un desvío… perdernos por el camino.
En este punto, si Jesse quería atacar a Santana, probablemente ella lo querría también. No tenía ni idea de que se encontraba secretamente trastornado. Podría odiar a mi hermana, pero no estaba dispuesta a permitir que algún psicópata la tuviese.
Observé a Jesse abrir la puerta del coche de mi padre y ayudar a Santana  con el asiento del conductor. Después de cerrar la puerta por ella, pasó por delante de mí con un guiño. —Disfruta del resto de tu día, Rach—dijo con una señal de peligro en su voz—. Sin duda voy a disfrutar del mío.
Jesse abrió la puerta del pasajero y antes de que se deslizase en el lugar yo ya estaba en el asiento trasero abrochándome el cinturón de seguridad. Ambos se dieron la vuelta al mismo tiempo para mirarme. Santana lo hizo incrédulamente pero Jesse sonreía como si acabase de conseguir lo que quería. Me sentía más allá de asustada, pero no confiaba en él a solar con mi hermana, así que no tenía otra opción.
— ¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó finalmente Santana, rompiendo mi partido de miradas con Jesse.
—Ir.
—No lo creo.
Giré mi furia contra mi hermana. —Intenta detenerme.
Santana no sabía cómo responder. Creo que se sorprendió más por el hecho de que quería salir con ella que horrorizada por la idea de tener que traerme. Sus ojos se estrecharon cuando me miró y luego resopló—: Bueno, no vas a venir así.
— ¿Así cómo?
—Es una fiesta en el Lago y vas en vaqueros raídos y un jersey holgado.
— ¿Tu punto?
— ¿Fiesta en el Lago? Se supone que tienes que llevar traje de baño.
—Diablos. Ni si quiera tengo traje de baño.
Jesse se rió y le miré tan groseramente que en realidad alzó las manos a modo de disculpa y borró la sonrisa de su cara.
—Está bien —dijo Santana, suspirando—. Jesse, volveremos en cinco minutos.
Santana me sacó del coche y subimos a su habitación. —Tienes suerte de que seamos casi del mismo tamaño. —Me tiró algo verde oliva de tela—. Este será probablemente un poco demasiado pequeño para ti, pero lo suficientemente cerca como para trabajar a tu favor.
No tenía ni idea de qué hablaba. — ¿Qué es? —pregunté mirando el bulto en mi mano.
—Un traje de baño, idiota.
Separé las dos pequeñas piezas. — ¿Dónde está el resto?
—Sólo póntelo —se mofó Santana. Luego me lanzó los más pequeños shorts que había visto jamás y una camiseta de tirantes—. Puedes ponerte eso por encima. Y ve a buscar tus sandalias de pies-grandes. No puedes ir al lago en tenis.
—No voy a ponerme…
—Dos minutos o nos vamos —dijo Santana y luego fue a unírsele a Jesse en el coche.
Conocía a mi hermana. Sabía que se iría justo como había dicho, y parte de mí quería realmente dejarla hacerlo. Pero luego recordé la forma en la que Jesse había usado la palabra arrebatadora mientras la miraba. Con un suspiro, me puse un bikini por primera vez en mi vida. De repente, me sentí agradecida por los shorts y la camiseta, incluso si estaban destinados a adaptarse a una Barbie.
No me miré en el espejo al salir de casa —era mejor no saberlo. Pero podía imaginar cómo de ridícula lucía cuando Jesse se rió en voz baja mientras me metía en el coche.
— ¡Oh, páralo, supermodelo! —espeté.
Jesse estalló en carcajadas, y pude oír a Santana murmurando algo para sí misma mientras salíamos de la calzada. Esta sería una noche del diablo.
……………………………………………………………………………………………………………………
Hola (: Aquí les dejo un nuevo capitulo, ojales les guste. Les adelanto que en el próximo capitulo ya se van a desarrollar otras parejas (; Dejen sus opiniones y comentarios, yo espero poder actualizar muy pronto…. Nos leemos luego. BYE! By: Julietta St. James C:
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Mensaje por Wafialex Jue Jul 25, 2013 7:05 pm

Muy buen capítulo :)
Ya quiero leer el próximo
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Mensaje por yani_sanchel Jue Ago 01, 2013 4:41 pm

Es una genia Rachel me encanta su actitud como me rei con la llamada telefonica jajaja
y esa ultima frase -Oh, paralo, supermodelo!- Me fasino me pregunto que pasara cuando lleguen e.e bueno espero con ansias el proximo cap Juli besos n.n
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Mensaje por Julietta St. James Vie Ago 02, 2013 3:11 pm

 Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14) 77fe9ed3-6610-433e-9066-f73deb74771c_zps7fad9e86


Capitulo 5:
Santana hizo la entrada con Jesse en el remolque. Y quiero decir literalmente a cuestas. No dije ni una palabra durante todo el camino, no importo cuánto Jesse trató de involucrarme en una conversación, por lo que, a la mitad del camino se dio por vencido y empezó a ser demasiado atento con Santana de nuevo. Ella se lo trago, más tarde cuando salieron del coche, se aferró a él con tanta rapidez que podrías creer que era un bolso de diseñador de seis millones de dólares.
Las presentaciones comenzaron con la mejor amiga de mi hermana, y la anfitriona de la fiesta, Quinn. En cuestión de segundos una multitud de chicas interesadas desfilaban. Di un paso atrás, deseosa de escapar, pero entonces unas de las otras amigas de Santana, Brittany, me agarró del brazo.
— ¿Y quién es esta? —le preguntó a Santana. Me miró preguntando—: ¿Eres nueva también? —Luego se giró hacia Jesse antes de que yo pudiera responder—. ¿Es esta tu hermana?
La mayoría de los amigos de Santana no son exactamente amables, pero ese comentario era cruel, incluso para Brittany. No sólo era una de las mejores amigas de mi hermana, sino que se sentó detrás de mí en economía del hogar durante todo el año pasado.
Santana y yo intercambiamos una mirada y Santana fue la primera en decir.
—Brittany, esa es Rachel.
Brittany me miró sorprendida. Y antes de que pudiera decir nada, algo como que no sé que decir, dijo—: ¿Quién es Rachel?
— ¡Mi hermana! —espetó Santana, frustrada.
El chico me sonrió de una manera que me sorprendió.
—Puedo ver porque la han mantenido encerrada.
No quedé impresionada con ese comentario, sólo aturdida. Fue un alivio cuando este tipo Sam, quien juega hockey en algunas ocasiones, pasó adelante y dijo—: ¿Berry?
Incluso se encontraba de pie junto a Noah Puckerman y me miraba como si me hubiera crecido un tercer ojo.
—¿Qué pasa, Sam? —le dije, tratando de asentir casualmente.
—Yo ¿eso qué? — Sam me miró de arriba abajo con una lentitud exagerada y luego dijo—: Maldita chica.
Le di un golpe pero ellos se reían entre ellos y luego Puck resopló.
—Todo este tiempo Berry y nunca supe que eras una chica.
—Es divertido —le dije, pensativa—. Siempre supe que lo eras.
Cuando Puck dio un paso hacia mí, Sam lo detuvo y me dijo—:¿Estás en fútbol Frisbee?
Asentí con la cabeza. —Claro, desde hace tiempo. Le debo a Puckerman una fractura en la nariz.
Noah se agarró así mismo con rudeza y me moví de un tirón, también, pero esta vez no se reía.
Me giré y todo el grupo de los populares amigos de Santana me miraban. Cuando los desafié con una mirada, los ojos de Jesse ardían con diversión malvada. Hacía todo lo posible para no reír.
—Déjame saber cuándo es hora de irse —me quejé con Santana y luego me marché a buscar una soda. Agarré un Mr. Pepper y un perro caliente, luego encontré un lugar para sentarme desde donde podía vigilar a mi hermana sin ser molestada.
Jesse se pegó como una lapa a Santana por un rato, tocándola a su manera o burlándose de ella innecesariamente, pero me di cuenta cuando se aburrió de Santana. Aparentemente, no tenía ninguna intención de hacerle daño o tomar ventaja. Sólo jugaba conmigo. Sabía que yo sólo había venido por él al igual que sabía que vigilaba todos sus movimientos.
Me había estado manipulando desde el momento en que Santana nos encontró en la calle, totalmente actuaba como una idiota. Cuando esto se hizo evidente, me enojé conmigo misma por haberle permitido llegar a mí. Me negué a seguirle la corriente un segundo más.
Con la esperanza de que ignorándolo por completo lo hiciera enojar, fui a entrar en el juego de fútbol frisbee que seguía en marcha. Cuando me acerqué, me recibieron con unos pocos silbidos, todos provenientes de los chicos con los que había jugado en contra de los B’s.
—Puedo estar en un traje de baño —gruñí—. Pero los haré polvo si no cierran su boca ahora mismo.
—Necesitamos uno más acá —dijo alguien. Era el tipo que me había alimentado con una línea de pick-up antes. No podía creer que me miraba como si realmente estuviera interesado en mí. Un hombre, aparte de mi vecino psicópata, nadie nunca había mostrado ningún interés en mí. En especial, no alguien parecido a él.
El tipo tenía el pelo corto castaño arenoso y ojos chocolate. Era alto muy alto y un poco muy musculoso para mi gusto, pero aun así, era bastante caliente. Yo no sabía si agradecerle a Santana por hacerme aparecer semidesnuda o molestarme. Hice todo lo que estuvo a mi alcance para no ruborizarme cuando fui a posicionarme a su lado, pero fui capaz de perderme en el juego con bastante rapidez.
Era sólo un juego divertido, amistoso de fútbol todos jugaban a excepción de Noah Puckerman, que al parecer pensaba que era la NFL. Y también pensé que era un maniquí. Trató de golpearme varias veces y falló, pero la tercera vez no lo vi venir y me empujó hacia un grupo de chicas que observaban al margen.
En la colisión, mi boca choco con una dura sandalia de plástico y alrededor de cuatro vasos de Coca-Cola Light. Después de recuperar mi orientación, sentí mis labios sangrando. Sangraba donde la sandalia me había golpeado.
—¡Oh eso es todo! —le grité.
Sam me ofreció una mano y tan pronto como me encontraba en mis pies, cerré mi mano en un puño y le di a Puckerman con todo lo que tenía dentro de mí. Le pegué tan fuerte que voló de vuelta al hombre detrás de él. Mis nudillos gritaron de protesta, pero valió la pena, ya que la sangre brotaba de la cara de Noah como una cascada.
—Ahora estamos a mano —le dije y fui a buscar un poco de hielo para mi mano.
En mi camino a la nevera, me quité la fastidiosa camiseta empapada de tirantes. Odiaba estar desfilando en bañador, pero la camisa no sólo se encontraba empapada con manchas oscuras, era pegajosa. Mojada es una cosa, pero pegajosa es desagradable. Además, necesitaba la camisa.
Trataba de atar la parte superior de mi top con una sola mano cuando alguien se acercó detrás de mí y dijo:
— ¿Necesitas ayuda con eso?
Le sonreí tímidamente al tipo que parecía ser mi nuevo admirador y le dejé tomar mi mano. La toma y comienza a examinar mis nudillos por un minuto.
—Eso te va a doler durante un par de días —dijo, y colocó suavemente el hielo en la parte superior de mi mano.
Me lleva a la cubierta del lago de la casa de Quinn e hizo mover a alguien para que pudiera sentarme en uno de los sofás. —Soy Finn —dijo mientras se sentaba a mi lado.
—Rachel.
—Es lo que he escuchado. —Finn se echó a reír. Miró hacia el grupo de chicos que seguían de pie en la playa. El juego se había terminado—. Eres el principal tema de conversación en estos momentos. Creo que rompiste la nariz de ese tipo.
Me encogí de hombros. —Se lo merecía.
Finn se rió de nuevo y dijo—: Entonces, ¿cómo es que nunca te he visto en ningún partido antes?
—Los partidos no son lo mío.
—Eso es muy malo. ¿Estás segura de saber cómo animar?
Sonreí un poco en eso, pero no sabía qué decir. Después de un momento, Finn rompió el silencio. — ¿Quieres ir a nadar? Ya lo hice y el agua está realmente agradable.
Arrugué la nariz. —El agua no es lo mío.
— ¿Qué hay de las motos de agua, entonces? Soy un conductor decente. Podría llevarte a dar una vuelta sin abandonar el lago.
Odio tener que admitirlo, pero me acobardó su oferta. No es que sea una cobarde total, pero no podía creer lo que sucedía. Este hombre me pedía estar con él. Era casi como si me estuviera invitando a salir en una cita. Me emocionaba, pero... la idea de tener que estar en la misma moto de agua con él, aferrándome a él y todo.
—Gracias —le dije—. Pero creo que hay que tomarlo con calma por un rato y tal vez encontrar un antiinflamatorio para mi mano.
—Oh, bueno, eso también funciona. Estoy seguro de que tienen en la casa y entonces podemos encontrar un lugar agradable y tranquilo para llegar a conocernos mejor.
Finn se levantó y me ofreció una mano. Me impulsó para ponerme de pie y no soltó mis dedos mientras me conducía hacia la puerta trasera.
Cuando llegamos allí, Jesse se inclinó casualmente contra el marco, bloqueando la entrada.
— ¿Van a alguna parte? —preguntó.
— ¿Qué pasa, amigo? —preguntó Finn, tomando inmediatamente la defensiva.
No iba a dejar que Jesse iniciara una pelea con este tipo, sabía lo que trataba de hacer. Así que en vez de decirle a Jesse que se perdiera, le expliqué.
—Sólo voy a conseguir algunos analgésicos.
— ¿Te refieres a estos? —preguntó Jesse, sacando una pequeña botella de Motrin de su bolsillo.
— ¿Siempre llevas Motrin contigo? —pregunté, tomando la botella.
—Desde que empecé a salir contigo —dijo—. Nunca se sabe cuándo vas a necesitarlo. Ese es el que utilizas ¿verdad?
— ¿Cómo sabías que yo…?
—Y para lavar —continuó, dándome una Lata de Dr. Pepper—. Sé que es tu favorito.
Odiaba que misteriosamente Jesse sabía demasiado de mí, pero me prometí a mí misma que no le permitiría llegar a mí. Tomé la lata y suspiré.
—Gracias, Jesse.
Le sonreí a Finn quien miraba a Jesse de una forma, digamos no muy amistosa. Le apreté la mano para tranquilizarlo.
—Parece que nos ahorramos un viaje —le dije, tirando de él hacia el mueble.
Finn me detuvo antes de que pudiera sentarme. Miró a Jesse, que seguía apoyado en el marco de la puerta mirándonos y dijo—: Esta un poco lleno aquí ¿Por qué no vamos a dar un paseo por la orilla del algo?
Tragué saliva ¿Un paseo romántico a la orilla del lago con un chico que apenas acababa de conocer? —Um...
—Es casi de noche —señaló Jesse, invitándose a sí mismo a nuestra conversación.
Finn se giro hacia Jesse. —¿Cuál es tu problema, hermano?
Finn era más grande que Jesse, pero Jesse ni se inmutó. —Mi problema es que vino aquí conmigo. No voy a dejarla ir vagando en la oscuridad con otro hombre.
Finn volvió su ira contra mí. — ¿Has venido aquí con una cita? ¿Planeabas mencionar esto?
Fue fácil para mí enfurecerme. Ninguno de estos tipos me poseía.
— ¡Vine aquí con mi hermana! —solté y me volví para irme.
Finn me agarró de la muñeca. — ¿A dónde vas?
—Suéltala —dijo Jesse, con los ojos brillando en la luz mortecina.
Pero su advertencia era innecesaria porque ya había arrancado mi brazo de su agarre.
—Me voy —dije, mirando a cada uno de ellos, a su vez, para encontrar a algunas personas que no me estén usando como una herramienta.
Alguien inició una hoguera y me dejé caer delante de ella. El sol se había puesto. Todavía seguía enojada, así que cuando sentí una mano caer sobre mi hombro casi la golpeo, pero cuando me di cuenta que era mi hermana, me retuve.
—Lo siento —murmuré, pero Santana se encontraba demasiado entusiasmada con algo como para preocuparse.
— ¡No puedo creer lo que acaba de suceder! —exclamó.
— ¿Qué pasó?
—Estoy casi por conseguirlo ahora.
— ¿Qué estás diciendo? ¿Y por qué hablas conmigo? Estamos en público.
—Rach ¡Le gustas a Jesse!
Sí, le gustaba atormentarme.
—Quiero decir, había algo que pasaba esta tarde cuando él me coqueteaba. Ahora tiene mucho sentido ¡Trataba de darte celos! Y eso totalmente funcionó, porque has venido esta noche.
—He venido esta noche porque Jesse es un psicópata y no confiaba en él a solas contigo.
Santana puso los ojos. —Está bien admitir que te gusta.
La fulmine con la mirada, pero ella lo rechazo. —En realidad —dijo—. Estoy muy contenta por ti. Siempre he querido una hermana.
Fruncí el ceño. —Siempre has tenido una hermana.
—Sabes lo que quiero decir —dijo Santana, agitando su mano de nuevo—. Una verdadera hermana. Una que se vista como una chica y aplaste a los chicos.
—No voy aplastando…
—Estoy tan orgullosa de ti, Rach. Vienes a tu primera fiesta esta noche y a pesar de que dejaste a un chico ensangrentado, lo cual, para que lo sepas, no es muy genial, no fuiste socialmente rechazada como pensé. Incluso había dos chicos peleándose por ti ¡Chicos Calientes!
—Santana.
—Eso fue brillante, irse con ese tipo. Pensé que Jesse iba a matar a alguien de lo celoso que se encontraba.
—Probablemente sólo quería matar a alguien —señalé, pero Santana no me escuchaba.
—Y luego caminar lejos de ellos ¿Cómo lo hiciste? Probablemente ahora están enloqueciendo. Ahora sólo tenemos que averiguar con cual quieres ir.
—Santana.
—Me gustaría ir con Jesse si yo fuera tú. Los chicos muy musculosos generalmente se preocupan más por ellos mismo que por sus novias.
—Santana.
—Pero aun así, es un bombón, y si realmente te gusta...
—¡Santana! —Finalmente escuchó.
— ¿Qué?
—No quiero ir con ninguno de los dos.
—Necesitas un novio Rach. No podemos perder esta milagrosa oportunidad. Nunca tendrías otra oportunidad como esta.
—Santana, te estoy diciendo que Jesse está demente.
—Bueno, sí —coincidió Santana, frunciendo el ceño—. Tiene un enamoramiento contigo, eso me hace preguntarme su capacidad mental. Pero, oye, un monstruo para un monstruo ¡Es perfecto! Sólo tenemos que hacer un plan. Apuesto a que podría ser tu novio para el final de la noche.
—Santana. Voy a hablarte despacio para que puedas entender. No quiero un novio como Jesse. El tipo está desquiciado.
—Hmm —dijo Santana, pensando demasiado duro en la materia—. ¿Así que quieres al otro tipo?
Suspiré. Santana había enloquecido igual que Jesse a su propia manera.
— ¿Quién era él de todos modos? —me preguntó.
— ¿Quién?
—El otro tipo.
—No lo sé. Algún senior, supongo. Esta es tu fiesta. Tus amigos. ¿No sabes quién es?
—No creo que lo haya visto antes ¿Cuál es su nombre?
—Finn —le dije.
—Finn ¿qué?
—No lo sé, sólo Finn.
— ¿No preguntaste su apellido?
Rodé mis ojos. —Jesse llegó antes de que pudiera preguntarle algo.
— ¿Y no crees que sea romántico? —preguntó Santana, con un suspiro de ensueño.
— ¿Estás segura de que no quieres ir por Jesse?
La fulminé con la mirada.
—Está bien. Finn. Voy a ver si puedo investigar más sobre él. Quédate aquí y sigue siendo sociable. Si puedes coquetear con alguien más, mejor.
Dejé escapar un suspiro de alivio cuando por fin se fue, pero yo sabía que volvería. De alguna manera había desatado un monstruo.
Sam y un par de otros chicos se encontraban sentados al otro lado del fuego. Pensé en la solicitud de Santana de ser sociable, pero decidí quedarme. Elegí un lugar junto a las otras bebidas del Dr. Pepper y saboreé el hecho de que me hallaba sola.
Sólo pude disfrutar de mi paz por unos diez minutos antes de que pudiera sentir a alguien acechando mi espalda.
—Vete —le advertí.
—Rach. —Jesse ignoró mi petición y se sentó a mi lado—. Sé que estás enojada, pero no lo entiendo. ¿Tienes alguna idea de lo que ese tipo trataba de hacer?
— ¿Hablar conmigo? —espeté.
—Rach—dijo de nuevo. Su voz era un susurro tan suave que hizo que mi corazón se agitara. Levanté la mirada sin pensar y lo miré a los ojos. Gran error. Se las arregló para atraparme en una especie de hechizo, y cuando llegó y acarició con el dorso de su mano mi rostro, lo permití. Mis ojos se cerraron revoloteando ante su toque.
—Eres tan inocente.
Me estremecí, y no creo que fuera por el frío.
—Me necesitas.
Mis ojos se abrieron de golpe, sus palabras despejando la niebla en mi cerebro.
— ¿No te quedaste a ver lo que le hice a Puckerman? —le pregunté—. No soy impotente.
Jesse retiró su mano. —Nunca dudé de tu capacidad para lanzar un golpe —dijo entre risas. —Estoy seguro de que puedes más que darle su merecido a alguien. Pero ¿tipos como tu amigo de antes? Estás jugando un juego completamente diferente. No tienes las más mínima idea de como jugar.
Tuve que girar mi rostro para que no notara el sonrojo de mis mejillas a pesar de la oscuridad.
—Confía en mí —continuó Jesse sucesivamente—. Ese tipo ¿Finn? Era un profesional. Te habría sacado de ese paseo, estarías sola y no habrías sido capaz de hacer nada al respecto. Si crees que antes tenías miedo…
—Para —le dije, todavía incapaz de mirarlo—. Sólo detente. Lo entiendo. —Y lo hacía. Odiaba cuánta razón tenía—. Puede que sea inocente, pero no soy estúpida. Voy a averiguarlo.
—Yo podría ayudarte.
—No quiero tu ayuda.
—No te enojes.
—Vete
Alejé mi cuerpo aún más de él y nos sentamos en silencio hasta que una leve brisa se levantó y me estremecí de nuevo. Sentí la mano de Jesse descendiendo ligeramente por mi hombro. Pasó los dedos por la longitud de mi brazo, sintiendo la piel de gallina en mi piel.
—Tienes frío —dijo.
Me encogí de hombros lejos de su toque. —Estoy bien.
Jesse me dio algo. Después de bajar la mirada, me volví para mirarlo.
Se había quitado el sweater que había estado usando y ahora se quedó en una camiseta blanca.
—No necesito tu camisa.
La empujó hacia mí de nuevo, rodando los ojos. —Sólo tómala.
No quería tomarla, pero realmente tenía frío, y yo estaba muy, muy cansada de sentirme desnuda. Enrollé las mangas en mi mano, forcejeé un rato con los botones, pero agradecía estar cubierta. Iba a darle las gracias cuando Jesse dejó escapar un profundo suspiro.
—Rachel, Rachel, Rachel —suspiró y sacudió la cabeza lentamente—. ¿Qué voy a hacer contigo?
— ¿Qué? —le pregunté, acercando mis rodillas a mi pecho con timidez.
—Nada —dijo—. Es sólo que... —Extendió la mano para arreglar mi cuello. Sus manos se demoraron más tiempo del necesario. Me aparté un poco y sonrió—. Por mucho que quiera matar a ese chico Finn, realmente no puedo culparlo. Verte llevando mi camiseta me da ganas de llevarte a dar un paseo por una playa desierta.
Me puse de pie y arranque la camisa por encima de mi cabeza y se la lancé a Jesse. Esperaba que cayera arena en su rostro mientras me marcho.
—Santana —grité.
Santana no andaba muy lejos.
—Oh, Dios mío, Rachel, te vi hablando con Jesse. ¡Tendrían que haberse visto! No me importa lo que digas, están destinados a estar juntos.
Quinn y Brittany a su lado asentían vigorosamente.
—Eres muy afortunada —dijo Brittany.
—Es tan hermoso.
— ¿Y le dio su camisa? —gritó Quinn—. ¡Que romántico!
Todo lo que dije fue—: Estoy lista para irme.
Santana frunció el ceño. —Todavía tenemos media hora antes de irnos. Pensé que tenías un buen momento.
— ¡Ahora!
*******************************************************************************************************


Capitulo nuevo! Perdón si me tarde un poquito en actualizar S: Pero bueno… Ya esta aquí el capitulo. Espero les guste el capitulo y la portada. Dejen sus comentarios y opiniones. Yo espero poder actualizar muy pronto. BYE! C: By: Julietta St. James
PD: Sí, va a haber Samchel & Finchel (: BESOS! 
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Mensaje por yani_sanchel Vie Ago 02, 2013 7:25 pm

hoooo !! me enamoro Jesses celoso e.e y como me rei con Santana orgullosa de su hermana y buscandole novio genial jajaja
Y como es eso que va a ver samchel ?me muero de la emosion ya quiero ver eso! .. bueno leer eso , mejor "dicho jejeje... Nose si lei muy rapido de la emosion o que pero se me hiso algo corto este capitulo XD.. Ufaa jaja bueno nos vemos Juli besos no tardes By
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Mensaje por Wafialex Sáb Ago 03, 2013 3:09 am

Me encanto, ahí jesse
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Mensaje por Julietta St. James Sáb Ago 03, 2013 6:03 pm

Capitulo 6:
Mi cabeza latía con fuerza cuando me desperté a la mañana siguiente. Probablemente porque después de la fiesta, soñé toda la noche. Algunos de los sueños fueron pesadillas, pero algunos de ellos... bueno... digamos que me acordé de cómo los labios de Jesse se sentían en mi cuello y cómo sus dedos podrían elevar la piel de gallina en mi piel un poco demasiado bien. Las pesadillas eran reconfortantes porque eran muy sencillas, pero los buenos sueños me confundían. No sabía qué pensar de Jesse, pero una cosa era cierta: no había manera en el infierno en la que fuera a pasar el día a solas con él. Mi coche tendría que esperar.
Bajé las escaleras para tratar de explicar la mala noticia a mi madre, pero me detuve en el pasillo cuando la oí que ella y a Santana hablando de mí.
—No lo entiendo —dijo Santana. —Estaban hablando y Jesse era tan dulce. Entonces Rach enloqueció y nos hizo salir. No dijo ni una sola palabra de camino a casa.
—Bueno San, cariño —pude escuchar la simpatía en la voz de mamá, así como asombro—, probablemente se asustó.
¡Gracias! Me alivio tanto que alguien entendiera cómo de espeluznante era Jesse. Pero entonces mamá dijo—: Rach no está acostumbrada a los chicos como tú.
— ¡Lo único que hace es salir con chicos!
—Pero ninguno de ellos le ha prestado esa clase de atención antes. Los B’s,  son buenos chicos, pero tratan a Rachel como a uno de ellos. ¿Puedes ver a alguno de ellos pidiéndole una cita, o tratando de darle un beso?
Santana resopló. —Ew.
No podía creer que mamá y mi hermana estuviesen teniendo esta conversación acerca de mí, pero al menos Santana y yo nos hallábamos en la misma página con ese pensamiento. ¿Salir con los B’s? Ew, ew y ¡ew!
Mamá continuó—: Así que si a Rach le gusta Jesse, ¿no puedes entender lo confundida que puede estar en este momento? La pubertad es una cosa muy difícil. No todo el mundo se adapta  tan naturalmente como tú lo hiciste.
—Asco, mamá, no puedo creer que hayas dicho la palabra pubertad.
—Bueno, ¿De qué otra forma se supone que la llame?
—Um, nada. Esta conversación está tan terminada. ¿Y sabes qué? Tal vez no deberías decirle nada a Rachel. Voy a ayudarla con Jesse.
Al oír una silla deslizarse de la mesa, empecé a arrastrarme escaleras arriba, pero todavía oí la respuesta estoica de mi madre. — ¿Santana?
— ¿Qué?
—Deja a tu hermana en paz.
—Pero mamá, no la viste. Necesita ayuda.
— ¡Aléjate de ella! —Dijo mamá de nuevo—. Estoy segura de que pedirá tu ayuda cuando esté preparada para ello.
¡Ha! Y los monos podrían volar fuera de mi culo, también. Esperé en mi cuarto hasta que oí a Santana encender la ducha en el baño y luego bajé a enfrentar a mamá. Afortunadamente, no dijo nada cuando entré en la cocina. Tomó un sorbo de café mientras que cogí un plato de Panquesillos de Cocoa. Cuando por fin habló, no dijo ni una palabra acerca de la fiesta.
—Así que, ¿alguna idea del tipo de coche que quieres?
—Dudo que tenga muchas opciones con sólo cuatro mil dólares para trabajar —le dije, encontrando la transición perfecta para cancelar mis planes del día sin tener que recurrir a Jesse—. Tal vez debería esperar hasta el final del verano, cuando ahorre un poco más.
—Te sorprenderías, Rachel. ¿Recuerdas a Genevieve del hotel? Su esposo Frank maneja un concesionario Ford Livonia y me dijo que tenía unas pocas grandes ofertas en este momento. Le dije lo mucho que has estado ahorrando y está emocionada por ti para que vayas hoy.
¡Demonios! No es que no estuviese agradecida por el intento de mi madre de conseguirme un acuerdo pese a la falta de conexiones con vehículos de nuestra familia—mamá no trabajaba para una compañía de autos tampoco, útil como eso resultaría ahora. Es la gerente de recepción del hotel Marriott en Dearborn, pero ¿cómo se supone que vaya a librarme de ir ahora?
—Oye, ¿mamá? Si conoces a este chico, ¿por qué no vas conmigo hoy?
Mi mamá me estudió entonces de una forma en la que nunca me había visto antes. Le tomó mucho tiempo para responder. —Oh, cariño — dijo, suspirando—. Eso va a tomar todo el día y tengo toda una lista de cosas por hacer.
—Pero sólo soy una niña. ¿No crees que debería tener un adulto conmigo para algo como comprar un coche?
—Estás pagando en efectivo, por lo que no será necesario que firme ningún documento y sabes más sobre coches que yo.
—Pero…
—Estás a punto de cumplir dieciséis años. Es hora de que comiences a tomar un poco de responsabilidad adulta. Especialmente si vas a ser dueña de tu propio auto. —Hizo una pausa para sonreírme por encima de su taza de café—. Confío en ti para tomar una buena decisión.
Ugh, ella fue por todo el viaje a la culpabilidad. Había estado dándome discursos sobre la responsabilidad de tener mi propio auto por semanas. Si le decía que no podía manejar esto por mi cuenta, probablemente me diría que no podía conseguir uno.
Bueno, si ella podía ir a por el sentimiento de culpa, también podría yo. — ¿No quieres ir conmigo, mamá? Es para mis dulces dieciséis. Podríamos ir las dos. Podríamos pasar el día juntas. ¿Ir a por algo de comer? No lo hacemos muy a menudo.
La verdad es que ofrecerle algo de tiempo de calidad de chicas sólo para nosotras dos era bastante solapada de mí parte. Mamá es mucho más parecida a Santana, y no es ningún secreto que soy hija de mi padre. Me sentí un poco mal manipulándola, pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.
Mamá se quedó muy tranquila, mientras dejaba su taza de café. ¡La tenía! Iba a ceder, pude verlo en sus ojos. Cuando por fin habló, esperé a que dijera bien, pero lo que salió de su boca fue—: Lo siento, cariño. Es que no puedo hoy.
Fue entonces cuando me di cuenta de lo que hacía. — ¡Ella te tiene totalmente! —acusé.
— ¿Qué? —Mamá parecía asustada.
— ¡La voy a matar!
— ¿Matar a quién?
— ¡Santana! —Grité con la parte superior de mis pulmones—. Esa pequeña perr… —Me contuve a tiempo antes de llegar a ser castigada—. ¡Mocosa!
—¡Rachel! ¿Qué es lo que te pasa?
No pude evitar enojarme con mamá. — ¡Me estás mandando a volar porque quieres que tenga que ir con Jesse!
Mamá no pudo encontrar una respuesta, di justo en el clavo.
— ¡Eres tan mala como ella! —le grité.
—Rachel, deja de gritar —dijo mamá, con la voz cada vez más dura—. Jesse fue muy agradable al ofrecerse para ayudarte. Es nuevo en la ciudad y sólo quiere pasar tiempo con la única gente de su edad que conoce. Sería muy grosero de tu parte cancelarle.
—Oh, por favor. No te importa ofender a nadie. Sólo quieres que tu hija, la bicho raro, se parezca más a la que es perfecta.
—¡Rachel Barbra Berry!
Había cruzado una línea con eso, pero no lo retiraría. Crucé los brazos tercamente, cayendo en una pelea de miradas con mamá. Esperé a que empezara conmigo, me diera el sermón y el castigo que merecía, y me sorprendió realmente cuando llegó la compasión. —Santana no es perfecta, cariño, y no eres un bicho raro.
Mi madre se inclinó sobre la mesa y puso su mano en mi brazo. Tenía esa mirada orgullosa de todo padre en sus ojos. —Eres una criatura inteligente, una mujer fuerte y una hermosa joven, Rach —dijo— Era sólo cuestión de tiempo antes que los chicos comenzaran a darse cuenta de eso. Y ahora que lo hacen, vas a tener que aprender a lidiar con eso.
— ¡Oh, caramba! —Me hundí de nuevo en la silla más incómoda de lo que jamás había estado en mi vida. Este no era el sermón que había estado esperando.
—Lo digo en serio, Rach.
—Yo también. Esperare por papá para conseguir el coche.
—Sabes lo mal que tu padre se sentía por tener que salir este fin de semana. Se sentirá aún peor si no tienes tu coche antes de tu cumpleaños. Él sabe lo mucho que has estado deseando que llegue.
—Va a estar bien, mamá. Una semana no me va a matar.
—Es más que eso, Rachel. Tu padre y yo sabemos que estás hecha polvo sobre tus amigos que se han ido este verano y se perderán tu cumpleaños.
—Le voy a hacer una fiesta —dijo Santana, entrando en la cocina—. El cuatro es este viernes, lo que no me deja mucho tiempo, pero apuesto a que puedo lograrlo.
Mi madre me miró con esperanza y suspiró cuando negué con la cabeza. —Es tu decimosexto cumpleaños —dijo—. ¡Debe ser especial!
Esto tocaba una fibra sensible, no importa lo mucho que intentaba no permitirlo. —Bueno, no hay manera de que una estúpida fiesta llena de amigos de Santana sea algo especial —espeté.
—Ingrata —murmuró Santana. La fulminé con la mirada.
—Olvídalo, es sólo un cumpleaños estúpido.
—Rachel —dijo mi mamá, frunciendo el ceño.
La pena en su voz tiró mi temperamento sobre el borde. — ¡No quiero una fiesta! —le grité—. ¡Y no voy a ir hoy!
— ¿Qué quieres decir con que no vas a ir hoy? —Exclamó Santana en estado de pánico—. ¡Tienes que hacerlo! Rachel, esto es básicamente como una cita. Incluso llamé a Quinn y a Brittany para que vinieran a ayudarte a prepararte. Estarán aquí en como quince minutos.
—No es una cita.
—Ya oíste a Jesse la última noche de camino a casa. Está muy entusiasmado con hoy. No le puedes cancelar, le romperías el corazón.
—Estoy segura que lo haría. No voy a ninguna parte sola con Jesse.
—Entonces lleva a tu hermana contigo —sugirió mamá rápidamente.
— ¿En su cita? —preguntó Santana, horrorizada.
Pero mamá tenía un punto. Tal vez había una posibilidad de que pudiera conseguir mi coche hoy. Cuando Santana se encontraba allí, Jesse hacia un trabajo decente controlando su factor de rareza.
—No es una cita —repetí—. Y si no vas, no voy.
Santana me miró con incredulidad. —Eres un monstruo.
—Está bien. Creo que no voy —le dije, volviendo a salir de la habitación.
Llegué a mitad de camino por las escaleras antes de que Santana llegara pisando fuerte hasta detrás de mí diciendo—: Está bien, voy a ir. Contigo, bebé grande.
Me encerré en el cuarto de baño antes de que pudiera empezar a darme consejos de armario. Por suerte, Quinn y Brittany no aparecieron para darme un cambio de imagen de la primera cita, pero había un conjunto tendido en mi cama cuando salí de la ducha. No quería darle a Santana la satisfacción de haber ganado, pero no quería pelear con ella tampoco. Necesitaba estar en un buen estado de ánimo para mantener a Jesse distraído.
Me di cuenta de que trataba de ser razonable. Había traído un par de pantalones vaqueros míos, probablemente sólo porque soy demasiado pequeña para usar cualquiera de los suyos, así que me puse la camiseta sin discutir demasiado a pesar de que era de color rosa, tenía una correa alrededor de la parte trasera de mi cuello en lugar de mangas, y parecía haber perdido la parte posterior.
Bajé las escaleras esperando que se quejara de mi cola de caballo, pero se limitó a mirarme en una especie de sobresalto y dijo—: Guau. Te ves realmente linda. Hombre, soy muy buena.
— ¿Es esto realmente necesario? —le pregunté, señalando la camisa.
Miré la camiseta que ella llevaba puesta y fruncí el ceño—. ¿Cómo es que tú si usas mangas?
—Rachel, si vas a hacerme acompañarte a tu cita, entonces por lo menos tiene que parecer que trataste de verte más linda que yo.
— ¿Le darías un descanso ya? ¡Esto no es una cita! —Pero dos segundos más tarde, sonó el timbre y contestamos para encontrar a Jesse de pie con rosas en la mano. ¡Rosas! Santana me dio una mirada muy puntiaguda. La ignoré.
Los ojos de Jesse pasaron por encima de mí, de la cabeza a los pies, demorándose curiosamente en la camisa que llevaba puesta. Cuando su mirada finalmente cayó de nuevo a mi cara, se rió de mi ceño y me tendió las flores. —Para la chica del casi cumpleaños.
No me di cuenta que estaba allí de pie como una idiota boquiabierta mirando las flores hasta que Santana me dio un codazo. Jesse tenía que tomar realmente mi mano y poner las flores en ella.
—Um, gracias —dije, pero por alguna razón sonó como una pregunta.
Jesse extendió su brazo hacia mí y me preguntó—: ¿Estás lista para irnos?
Bajé la mirada al brazo expectante y luego a Santana. Me daba una mirada suplicante, pidiendo que fuera sin ella. —Lista —le dije, sin apartar los ojos de mí hermana—. ¿Estás lista, San?
Santana puso los ojos en blanco. Con un suspiro irritado, dijo—: Sólo tengo que ir por mi bolso. —Y se dirigió hacia las escaleras.
— ¿Tu hermana viene?
Volví a mirar a Jesse y me encogí de hombros.
La cara de Jesse lucía cuidadosa. —Pensé que sólo íbamos a ser nosotros —dijo de manera uniforme.
—Ella quería venir —mentí.
Jesse me estudió por un momento, su mirada intensa. —Podrías haberle dicho que no.
Afortunadamente, Santana volvió entonces. Huh. Nunca pensé que diría eso.
—Está bien, estoy lista —dijo Santana, aplicando brillos a sus labios cuando se detuvo frente a nosotros.
—Genial —dijo Jesse con una gran sonrisa en su dirección. Pero mientras caminaba hacia la puerta apuntó a su cara y dijo—: Te untaste un poco.
Cuando me dirigí a la parte trasera del coche de Jesse, me agarró por los hombros y me condujo alrededor del coche, y me dejó caer en el asiento delantero. —Quédate —me ordenó y luego se apresuró a deslizarse detrás del volante.
Después de abrochar el cinturón de seguridad, Jesse pasó los dedos a lo largo de mi brazo y mi mano quedó en la suya. Bajé la mirada, un poco desconcertada por cómo había entrelazado sus dedos con los míos—jamás me había tomado de la mano con un chico antes.
—Entonces —su voz me sobresaltó. Alcé la vista y me encontré con una sonrisa tan cálida que no pude tirar de mi mano—, pensé que podría…
—Es una lástima que no estés viniendo a casa con un coche como este hoy, Rach —interrumpió Santana, quien finalmente había dejado de quejarse sobre sus labios, cuando se metió en el asiento trasero. Ante el sonido de su voz arranqué mi mano de la de Jesse.
Jesse arrancó el coche, enviándole una sonrisa paciente a Santana por el espejo retrovisor. — ¿Te gusta? —le pregunté.
Todavía podía sentir el calor de la mano de Jesse en la mía. Mi piel se estremeció cuando él la había sujetado como si ansiara más. ¿Por qué el primer chico que me ha gustado alguna vez tenía que estar loco? Y sabía que estaba loco porque mientras hablaba con mi hermana acerca de las ventajas de conducir un BMW, su voz era de lo más amable, pero agarraba el volante con los nudillos blancos.
— ¿Rach?
Levanté la mirada. Jesse y Santana esperaban que yo dijera algo.
— ¿Qué te parece? —preguntó Santana nuevo.
—No compraría una de estas cosas, incluso si tuviera un trillón de dólares.
—Eso no es de lo que hablábamos —dijo Santana—. Y no seas grosera.
— ¿Demasiado rico para tu sangre? —me preguntó Jesse con curiosidad.
—Muy extranjero. Esto es Detroit. ¿Motor City? ¿Ford, Chevrolet, GM?
Jesse se encogió de hombros. —Por lo menos con este coche no tendrías que reemplazar la transmisión cada tres años.
¡Oh!
Santana vio mis ojos entrecerrados y rápidamente dio un paso al frente. —Rach, hablábamos de Breadstix.
— ¿Qué?
— ¿Quieres ir a Breadstix antes de empezar a buscar coches? Le decía a Jesse lo mucho que te encanta.
Breadstix  es este comedor de vieja escuela donde tienen las mejores malteadas del planeta. No tenía ganas de prolongar el día de hoy más de lo necesario, pero algunas cosas valían la pena. —Bien —me quejé.
— ¿Ves? —Santana sonrió triunfalmente a Jesse—. Te dije que nunca puede resistirse a Breadstix.
Jesse visiblemente se relajó en su silla. — ¿A qué otras cosas no puede resistirse? —le preguntó a Santana, sonriéndome diabólicamente.
—Boletos para un juego de los Red Wings —dijo Santana automáticamente—. Y chicos que tocan la guitarra.
Di un grito ahogado. — ¡Santana! ¡Cállate! —No me di cuenta que sabía eso sobre mí.
— ¿En serio? —Se rió Jesse y yo me volví un tono muy profundo de rojo—. Los músicos, ¿eh?
— ¿Tocas? —preguntó Santana a Jesse esperanzada.
Oré porque Jesse no se diera cuenta de que Santana trataba de hacer de casamentera, pero también sospeché que no había mucho que Jesse pasara por alto.
—Puedo aprender —dijo.
********************************************************************************************************
Hey! Hey! Hey! Holi (: Aquí un nuevo capitulo. Tenía tiempo así que decidí actualizar… Gracias por comentar; Sí va a haber Samchel y algo de Finchel. Comenten y dejen sus opiniones (; BYE! By: Julietta St. James
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Mensaje por yani_sanchel Dom Ago 04, 2013 2:05 am

Como adoro las frases con la q terminan los cap - puedo aprender- Me mato (L) ....
Asique a Rachel le gustan los musicos capas por ahi aparesca Sam ??! e.e
bueno espero el proximo cap nos vemos Juli besoss By
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Mensaje por Julietta St. James Lun Ago 12, 2013 3:50 pm

Capitulo 7:
Breadstix se encontraba bastante atestado. Cuando entramos, noté un montón de los chicos con los que compito en el parque sentados en la gran cabina de la esquina. Mientras Jesse y Santana iban a hablar con el mesero, caminé hacia mis amigos.
—Gracias por la invitación, idiotas —bromeé.
Varios chicos se ahogaron con la comida en sus bocas cuando levantaron la mirada. No sabía de qué se trataba eso hasta que Sam Evans rió y dijo—: ¿Qué pasa con la renovación, Berry?
Miré alrededor al grupo de chicos sorprendidos y recordé que usaba la ropa que Santana había elegido. Gruñí e hice que Sam se moviera hacia un lado para poder sentarme.
—No empieces —dije mientras robaba algunas de sus papas fritas. Ya que todavía seguían mirándome fijamente agregué—: Perdí una apuesta.
Sí, lo sé, soy una mentirosa. Pero era más fácil que explicar la verdad.
— ¿Dónde estuviste esta mañana? —Preguntó Sam—. Puck dijo que estás asustada de jugar contra él ahora, ya que sabes que va a desarmarte por romper su nariz.
Bufé. —Puede intentarlo. No estoy asustada de ese idiota. Sólo estaba ocupada.
— ¿Ocupada? —preguntó uno de los chicos, y varios de ellos se rieron por lo bajo.
Seguí sus miradas y encontré a Jesse de pie detrás de mí. —Nuestra mesa está lista, Rach —dijo Jesse sin quitar sus ojos de Sam sentado a mi lado.
—Realmente ocupada —bromeó alguien más, provocando más risas.
—Cállense, pervertidos —solté. Luego con un suspiro, robé más papas de Sam—. Dile a Puckerman que estaré allí el lunes a la mañana en caso de que quiera ser derribado de nuevo.
Cuando me paré escuché a alguien decir—: No sabía que a Berry le gustaran bonitos.
Luego alguien más murmuró—: No sabía que a Berry le gustaran los chicos por completo.
Me giré, lista para noquear a alguien, pero Jesse me sostuvo firmemente alrededor de la cintura. —Guau allí, tigresa —dijo, riendo mientras me arrastraba a nuestra mesa.
De alguna manera, a pesar de que por completo pretendía sentarme al lado de Santana, Jesse me acomodó en la butaca al frente de ella y se sentó a mi lado antes de que pudiera protestar. Santana me sonrió muy ampliamente a través de la mesa. Con suficiencia. Estaba a punto de patearla cuando Jesse me distrajo con una pregunta. —Así que ese tipo con el que te sentaste, era el mismo con el que bromeabas en la fiesta anoche, ¿cierto?
— ¿Y?
—Ustedes dos parecen realmente… íntimos.
Sabía a lo que quería llegar, y a pesar de que ese definitivamente no era el caso con Sam y yo, no vi el daño en dejar que Jesse creyera que lo era. —Tal vez lo somos.
— ¿Qué tipo? —preguntó Santana, sorprendida.
—Se refiere a Sam.
— ¿Sam Evans?
Asentí y Santana rió. —Sí, claro. Rach, no molestes al pobre Jesse de esa manera.
Pobre Jesse. Claro.
—Sam Evans —dijo Santana— es uno de los chicos más populares en la clase de Rachel. Podría tener a cualquier chica de tercero que quisiera. Y la mitad de las de cuarto también probablemente.
Santana explicó todo esto como si debiera ser un consuelo para Jesse, y realmente tenía razón—Sam y yo somos amigos, pero nunca podrías ser al más, si sabes a lo que me refiero—pero Jesse no parecía muy emocionado con la idea de que tuviera una relación tan “íntima” con un chico tan deseado.
Me quedé en silencio por un minuto y todos suspiramos con alivio al ver a nuestra mesera. — ¿Qué les puedo ofrecer chicos? —preguntó la mujer.
Jesse me hizo un gesto, así que dije—: Me gustaría un batido de chocolate y mantequilla de maní por favor.
La mujer asintió, luego movió sus ojos hacia Jesse. —Qué tal un batido de galletas Oreo —dijo. Luego me miró y agregó—: Bien podríamos conseguirnos una canasta de papas fritas, mejor.
— ¿Y para ti? —le preguntó la mesera a mi hermana.
—Oh, nada para mí gracias.
— ¿Estás segura? —preguntó Jesse mientras yo decía:
— ¿Nada? Tú eras la que insistía en que viniéramos aquí.
—Estoy segura —dijo Santana—. Estaré bien con mi agua.
Algo se traía entre manos Santana. No atacaba exactamente el helado como yo, pero nunca la había visto sentarse en un restaurante y no ordenar siquiera una Coca de dieta.
Unos minutos después me imaginé de lo que se trataba cuando vi a Quinn y Brittany entrar al restaurante. Santana levantó la mirada justo cuando sus amigas nos encontraron. Intentó lucir sorprendida, pero no es tan buena actriz. —Oh, ¡Oigan! ¿Qué están haciendo aquí chicas? — preguntó inocentemente cuando Quinn y Brittany se deslizaron en la banca a su lado.
—Sí —dijo Jesse, ese frío control de vuelta a su voz—. ¿A qué se debe el placer?
Quinn y Brittany no respondieron la pregunta de Jesse. En su lugar, comenzaron a arrullarnos a Jesse y a mí como si fuéramos una pareja de cachorros en la ventana de una tienda de mascotas. —Santana tenía razón. ¡Ustedes chicos son de lo más lindos! —gimió Brittany.
—Totalmente adorables —coincidió Quinn—. Estoy tan feliz de que estén juntos ahora. Sabes Jesse, Rachel nunca ha tenido un novio antes, así que más te vale cuidar bien de ella.
No tuve tiempo de corregir a Quinn del estado de la relación porque Jesse, de todas las personas, dijo—: Oh, no estamos juntos. —Pero luego tenía que ir y arruinarlo poniendo su brazo sobre mis hombros y agregando—: No preocupen sus lindas cabecitas con eso, de todas formas. Tengo planes especiales para nuestra pequeña Rach por aquí.
— ¿Planes especiales? —murmuré—. ¿Podrías ser un poco más raro?
Jesse me ignoró. —Se los prometo —le dijo a mi hermana y sus amigas mientras me sostenía fuerte contra él—. Tendré mucho cuidado con ella.
La brigada completa suspiró y comenzó a levantarse. —Bueno, los dejaremos en eso entonces —dijo Quinn—. ¡Diviértanse chicos!
— ¡Santana! —silbé cuando mi hermana se puso de pie. ¡Sabía que me iba a abandonar!—. ¿A dónde crees que vas?
—Ustedes no necesitan realmente que vaya hoy —dijo con una gran sonrisa inocente—. ¿Acaso tú Jesse?
Jesse le dio a mi hermana su primera sonrisa sincera del día. —Será difícil, pero estoy seguro de que nos las arreglaremos.
—Le dijiste a mamá que vendrías conmigo hoy —dije, comenzando a tener pánico—. ¡Lo prometiste!
Santana me sonrió muy condescendientemente. —Confía en mí, Rach, esto es por tu propio bien.
— ¡Pero usé tu estúpida camiseta!
—Totalmente linda, por cierto —dijo Brittany—. Deberías vestir de rosado más a menudo.
Fulminé con la mirada a mi hermana. — ¡Te odio!
—No lo harás más tarde —dijo Santana, lo que hizo reír a Jesse. Santana le guiñó y luego se fue con sus amigas, dejándome atrapada en una banca con mi vecino psicótico que todavía tenía su brazo alrededor de mí.
—Bueno —dijo Jesse después de que mi hermana se había ido hace rato y nuestros batidos se hallaban al frente de nosotros—. Este es un placentero cambio de planes. ¿Sabes? Tu hermana no es tan mala como solía pensar.
—Sí, es peor. Estúpida traidora.
—Rach, deja de ser ridícula. Hizo lo que hizo porque se preocupa por ti.
—Cierto —comenté despectivamente.
El comportamiento de Jesse era completamente distinto ahora. Se veía mucho más feliz y demasiado cómodo. —Santana sólo ve lo que tú no puedes por alguna razón —dijo.
— ¿Y qué es eso?
La esquina de la boca de Jesse se levantó en una sonrisa y se volteó, girando su cuerpo hacia el mío en la banca. —Que es sólo cuestión de tiempo antes de que obtenga lo que quiero.
Jesse lucía como si fuera el que se encontraba atrapado en un hechizo esta vez. Su mirada era tan intensa que me encogí lo más lejos que el asiento me permitiría. No era lo suficientemente lejos. Acunó mi mandíbula en sus dedos, rozando su pulgar por mis labios.
—Quita tus manos de mí. —Me sorprendí cuando realmente soné peligrosa porque esa cálida sensación de hormigueo que tenía cada vez que Jesse me tocaba intentaba convencerme de que no quería realmente que se detuviera.
Jesse se retiró en el asiento con un suspiró y empujó mi batido un poco más cerca a mí. —Deberías beber eso. Te hará sentir mejor.
—De hecho, ir a casa me haría sentir mejor.
— ¿No intentarás siquiera pasarlo bien hoy?
—Si siquiera intentaras actuar como una persona normal, podría.
Algo brilló en los ojos de Jesse. —¿Y qué es normal? —soltó—. ¿Romper narices de gente y tener que ser forzada a usar ropa que de hecho te queda bien? No eres exactamente quien para hablar, sabes.
Fui tan tomada por sorpresa por su estallido que la única cosa que pude pensar en hacer fue tomar un trago de malteada. Uno realmente largo.
Sabía que Jesse me observaba. Después de lo que había dicho, no podía evitar sentirme cohibida. Me encogí envolviendo mis brazos alrededor de mí, mi carácter completamente agotado. Estúpida Santana y su estúpida camiseta.
—Te ves muy bien hoy —señaló Jesse de pronto. Lo miré enfurecida, odiando que pudiera leerme tan fácilmente. Su mirada se llenó de arrepentimiento—. Lo siento, pierdo el control a veces.
No dije nada, a pesar de que probablemente debería haberle pedido perdón también.
—No peleemos —dijo Jesse, intentando redimirse de nuevo.
—Lo que sea —refunfuñé y luego hice lo único que quedaba por hacer, alcancé la canasta de papas fritas puesta entre nosotros y hundí una muy larga en mi batido. Luego de meter la papa en mi boca, noté que Jesse me miraba con un brillo completamente entretenido de vuelta en sus ojos.
Una vez que llegué a la concesionaria de autos, comencé a relajarme. Compraría mi primer auto, después de todo. Aún con Jesse alrededor me sentía algo emocionada. Además, era más fácil lidiar con Jesse cuando ya no me encontraba atrapada en un pequeño asiento con él.
—Así que —dijo Jesse mientras caminábamos a la mitad usada de la concesionaria—, ¿Tenías algo específico en mente? —Jesse levantó sus cejas y abrió la puerta del conductor de un F150—. Me pareces más del tipo de camionetas. —Intenté no sonreír con eso y me subí detrás del manubrio. Jesse se me unió en la cabina y me observó mientras intentaba familiarizarme con la camioneta—. ¿Sabes que tiene de bueno una camioneta? —dijo finalmente.
—Suficiente espacio para cargar todo tu equipo cuando te vas a acampar.
—Supongo que eso es verdad, sin embargo no sabría realmente. Nunca he ido a acampar.
— ¿Nunca? —pregunté.
—Nop. —Jesse se deslizó en la cabina hacia mí—. He ido, sin embargo, al autocinema.—Deslizó su brazo alrededor de mis hombros con una sonrisa—. Los asientos de banco son geniales, ¿no crees? —Tragué duro y salté fuera del auto tan rápido que Jesse se cayó—. ¿Nada de camionetas entonces? —dijo mientras golpeaba la puerta en su cara.
Ya miraba las ventanas de un Focus cuando Jesse me alcanzó. Tomé nota específicamente de los asientos de butaca adelante y luego me subí detrás del manubrio. Jesse se puso en el lado del pasajero.
—Este tendría mucho mejor rendimiento del motor —dije.
—Es algo pequeño, sin embargo. —Jesse se removió incómodamente y luego deslizó su asiento hacia atrás. Miré alrededor del auto e intenté imaginarme a los B’s, todos abarrotándose dentro del pequeño auto.
—Cierto —coincidí—. Vamos a probar ese de allá.
Jesse me siguió a un Fusion. Mientras me acomodaba detrás del manubrio, no dijo nada, excepto—: Mucho mejor.
—Definitivamente —coincidí, mirando sobre mi hombro—. Y hay mucho más lugar en el asiento trasero.
Jesse se giró a mirarme con sus cejas levantadas muy arriba. —Rach—dijo, riendo—, acabas de enloquecer con la idea de un asiento trasero mas grande. No creo que tengas que preocuparte por necesitar un asiento trasero espacioso.
Cuando entendí su significado me sonrojé. ¿Por qué todos los chicos son tan malpensados? —No quería decir que planeara besuquearme atrás. Simplemente pensaba en los B’s. Esperan por completo que lleve sus tristes traseros a la escuela en el otoño.
—Sí, y esperan por completo que te ocupes de ellos en el asiento trasero también.
—Cállate, no lo hacen.
—Oh, sí lo hacen. Son chicos. Y tú no lo eres. Es así de simple.
—Son mis mejores amigos. Hemos crecido juntos en el mismo vecindario toda nuestra vida. Te garantizo que ninguno de ellos está interesado en mí.
—No que te dirían. Probablemente están asustados de terminar con su trasero en una cuchara. Pero eso no significa que no están pensando en eso. Al menos uno de ellos lo hace. Mi dinero va para Blaine.
— ¿Qué te hace decir eso? Ni siquiera has conocido al chico.
—Sí, pero ¿quién más pasaría tanto tiempo jugando algo tan pobre como Skateboard Pro 2000? Tengo que decírtelo, pero el tipo no está obsesionado con vencer tu puntaje. Está esperando que te aburras y te le abalances encima.
—Primero de todo, eso esasqueroso. Y segundo, Skateboard Pro 2000 no es pobre.
—Me temo que lo es, Rachel. De hecho —Jesse se encogió de hombros excusándose—, toda tu colección de video juegos como que apesta. ¿Grand Theft Auto, MX vs. ATV Racing, Madden Football? ¿Dónde está la acción? ¿El suspenso? ¿El peligro?
—Juego Halo —dije a la defensiva.
— ¿Halo? —Rió Jesse—. ¡Dame un descanso!
— ¿Qué tiene de malo Halo?
—Um, es aburrido. Sólo corres alrededor y le disparas a cualquier cosa que se mueva. Tu hermana probablemente podría destrozar ese juego.
—Oh sí, ¿y cuál es tu video juego favorito?
—Assassin’s Creed.
—Assassin’s Creed —repetí secamente. Por supuesto que lo es. No debería haber preguntado—. Perdóname si creo que asesinar gente es perturbador.
—No es sobre asesinar gente, es sobre el desafío. No puedes sólo ir y volar la cabeza de todos. Obtienes puntos por el sigilo y la creatividad. Volar un montón de alienígenas es cualquier cosa, ¿pero llevar a cabo el asesinato perfecto? Eso es un logro.
—No. Raro es lo que es.
—No es tan raro —discutió Jesse—. ¿De otra manera por qué habría tantas novelas de crímenes y series de policías allá afuera? La gente está fascinada con los homicidios.
Esta conversación había tomado un giro hacia lo extraño realmente rápido, pero más una conversación de lo que Jesse y yo habíamos tenido alguna vez. Bueno, una conversación que no era sobre él intentando seducirme, de todas formas. Ese es el por qué lo alenté a continuar hablando.
—La gente no está fascinada con los homicidios —dije, sabiendo que iba a discutir.
—Claro que lo están. Toma a esas dos chicas de las que tus padres hablaban en la cena por ejemplo. Todo el mundo está centrado en ellas justo ahora. La ciudad está sólo esperando que otra chica termine muerta porque no hay nada como un buen asesino en serie para animar la conversación alrededor del dispensador de agua.
Tenía que sacar a relucir eso. De pronto, el rostro de HeatherMonroe brilló en mi cerebro y me estremecí violentamente. —No es un asesino en serie —dije—.
Jesse luchó para alcanzarme después de que salté fuera del auto. Me había acelerado tanto que no estaba siquiera segura del tipo de auto al que me había subido después.
— ¿No crees que esas dos muertes están relacionadas? —me preguntó Jesse.
—La policía ya dijo que no.
—Entonces mintieron.
— ¿Qué te da tanta seguridad? —No creí que quisiera saber la respuesta de Jesse, pero al mismo tiempo quería. Tenía que saber si había realmente un asesino en serie allá afuera atrapando chicas que lucían exactamente como yo.
—Es el número de las heridas de puñalada —dijo Jesse con naturalidad—. Ambas chicas fueron apuñaladas más de treinta veces.
De pronto me sentí enferma. —Podría ser coincidencia.
Jesse sacudió su cabeza. —Para la mayoría de la gente que comete crímenes como ese es sobre el placer que obtienen mientras la victima sigue viva. El homicidio es sólo un medio para limpiar. Pero para los asesinos en serie, es sobre el asesinato. No hay manera en que dos tipos hubieran atacado dos chicas diferentes que suceden ser muy parecidas y apuñalarlas tan excesivamente. Si hubieran sido homicidas regulares, los atacantes hubieran querido matar a las chicas lo más rápido posible. Aún si los tipos no tenían idea de cómo usar un cuchillo apropiadamente, hay demasiados lugares muy vulnerables en el cuerpo humano como para perdérselas todas. Cinco o seis heridas de puñaladas y las probabilidades son que las chicas hubieran muerto. ¿Por qué dos tipos diferentes continuarían cortando a alguien que ya está muerto?
Estaba lista para que esta conversación terminara, pero no podía decir una palabra. Algo se había apoderado de Jesse. Nunca lo había visto tan animado.
—No sólo están definitivamente relacionados los dos homicidios —continuó—, sino que es un juego para este tipo. La segunda chica fue apuñalada siete veces más que la primera. Mi conjetura es que intentaba mantenerla viva el más tiempo posible. Ver si podía superar su última muerte. Tú mira. Te apuesto que hay otro asesinato esta noche, y el número de heridas de puñalada estará cercano o más alto que el último.
Miré boquiabierta a Jesse, pero él sólo continuó—: También apostaría que el asesino está molesto porque los dos homicidios no han sido conectados. Tiene que estar orgulloso de su trabajo, esa cantidad de heridas de puñalada es realmente algo impresionante. Apuesto que esta vez dejará algún tipo de mensaje o tarjeta personal para que tengan una pista de que es un asesinato en serie.
Jesse se hallaba tan atrapado en su teoría que no había notado sólo cuan emocionado se había puesto, o cuan absolutamente enloquecido sonaba. Tampoco parecía darse cuenta de que no había dicho una palabra por minutos y estaba en el borde de ponerme a vomitar.
Fue traído de golpe a la realidad cuando abrí la puerta del auto. Lo escuché llamar mi nombre pero no respondí. Cerré de un golpe la puerta y me dirigí rápidamente a la oficina.
—Rach, ¿qué pasa? ¿A dónde estás yendo? —me preguntó Jesse cuando me alcanzó. Cuando no respondí, atrapó mi muñeca y me giró hacia él—. ¿Qué te sucede?
— ¡Déjame ir! —demandé.
—No hasta que me digas cuál es tu problema.
— ¡Tú! —grité—. ¡Estás loco! ¡Enfermo!
Podía ver la rabia brillando a través de los ojos de Jesse de la misma manera en que lo habían hecho en el restaurante, pero dejó ir mi brazo.
—Hay algo seriamente mal contigo —dije—. Me voy a casa.
Avancé como dos pasos antes de que Jesse atrapara de nuevo mi muñeca. —Rachel, espera.
Sonaba más herido que enojado ahora, pero no me importaba. — Déjame ir ahora o comenzaré a gritar. Mi mamá conoce al administrador de este lugar. ¡Te arrestará antes de que puedas decir psicópata!
Jesse me dejó ir sin otra palabra. No miré hacia atrás, pero podía sentirlo mirándome mientras irrumpía en la concesionaria.
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Hola (; Nuevo Capitulo Ojala les guste… Dejen sus comentarios y opiniones; Yo actualizo lo mas pronto posible. BYE! By:Julietta St. James
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por yani_sanchel Miér Ago 21, 2013 9:15 pm

woo. q buen cap pero sí jesse da medio :3 jefe bueno nos vemos en el próximo cap n.n
yani_sanchel
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por Wafialex Miér Ago 21, 2013 11:13 pm

Actualizaaaa
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Activo Re: Serial Hottie (Xover) Capitulo 13 (ACTUALIZACIÓN 11/07/14)

Mensaje por franciscagleek Sáb Ago 24, 2013 5:55 pm

porfis porfis actualiza pronto
c: esta muy bueno
jesse +.+ <3
franciscagleek
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