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FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
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Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Por lo pronto te dejo uno más antes de acostarmefernanda hernandez ojeda escribió:Ohhhhs esa nocheee si k ubo algooo genialll me encanto jejeje espero k sigu y el sigue jejs saludos k este cap m dejo feliz *u*
micky morales escribió:que maravilla, que buenos capitulos! entiendo a san pero el amor es el amor y no creo que pueda resistirse mucho!!!!!!
Brittana is on!!
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 16
Capitulo 16
El viernes Jen ayudó a Brittany a llevar sus cosas a la casa y, luego, le sugirió un recorrido por la finca y un paseo hasta la playa. Tras preparar una mochila con la merienda y agua, se pusieron unos viejos sombreros y se dirigieron a los acantilados. La parte de la propiedad que daba al océano estaba mucho menos cuidada que la parte delantera. La hierba crecía a su aire, los senderos apenas se distinguían y costaba trabajo abrirse paso. Jen, que iba delante, se volvió y gritó:
—¡Alto! ¡Un avispero!
Brittany se detuvo con el pie derecho en el aire hasta que Jen la cogió por el brazo y la apartó del avispero. Ya a cierta distancia, Jen dijo:
—Lo descubrí hace poco. Esas pesadas espantan a los pájaros cuando van a los comederos y atacan al pobre Tippy cuando quiere tomar el sol. Tengo que encontrar la forma de destruirlas sin envenenar el entorno y debo hacerlo después de que vuelvan al nido al anochecer o de que lo abandonen por la mañana. Hasta entonces, evitémoslas.
Brittany aseguró que el lugar le había quedado grabado en la mente, y continuaron por los acantilados. Cuando llegaron al borde, Brittany se asomó sobre lo que parecía una caída vertical de varios cientos de metros hasta el mar. La vista era magnífica, pero la idea de descender le puso la carne de gallina. Jen le leyó el pensamiento.
—¿Te echas atrás?
—Pues casi. Es demasiado empinado para mí. —A Brittany le sudaban los pies y le costaba respirar.
Jen le aseguró que no la dejaría caer y que valía la pena asumir el riesgo. Brittany, que no quería parecer ñoña, esbozó una sonrisa y dijo:
—Bueno, no duele, no duele nada.
Había una especie de sendero y los puntos de apoyo que le indicó Jen eran firmes. Resbaló unas cuantas veces, pero lo peor eran las raquíticas plantas que crecían entre las rocas y a las que Brittany se agarraba para no perder el equilibrio. En general, le pareció todo un logro llegar abajo entera. Jen sonrió.
—San estaría impresionada.
Brittany se dio cuenta de que había sonreído como una idiota al oír el elogio, pero no pudo evitarlo. Tras el angustioso descenso, caminaron por la playa, en la que se mezclaban rocas y arena. La marea estaba baja, así que tenían mucho espacio para explorar. Frente a la playa había unas enormes rocas contra las que rompían las olas con tanta fuerza y espectacularidad que Brittany se detuvo a contemplarlas.
—¡Es maravilloso! —Reparó en que Jen estaba demasiado lejos para oírla, pero no le importó.
Caminaron entre las rocas, saltando sobre arroyuelos formados por la marea, que desembocaban en el océano, y esquivando las gigantescas algas arrastradas por el mar. Encontraron un lugar relativamente despejado para merendar y la conversación derivó inevitablemente hacia San. Brittany no se perdió ni una palabra.
—San se pasaba horas aquí sola. En realidad, fue así como aprendí de memoria los acantilados y la playa, de noche. —Jen contempló el océano—. Me daba un miedo atroz. Un verano fui a la ciudad a recoger a Marina en el aeropuerto. San tenía quince años y decidió quedarse sola. No le di importancia. San conocía a todos los vecinos y me había ayudado a construir la casa. Dijo que prepararía la comida. Todo estaba planeado.
—¿San sabe cocinar?
Los ojos de Jen casi resplandecieron.
—Ahora no sé. Seguramente hace años que no practica. En aquella época cocinaba la pasta muy bien. —Jen volvió a mirar el océano—. Cuando Marina y yo llegamos, San no estaba en ninguna parte. AI principio pensamos que quería tomarnos el pelo. Pero, cuando anocheció, registramos el lugar. No había preparado la cena y no encontramos sus botas de senderismo ni su mochila. La llamamos a gritos en los acantilados, pero el ruido de las olas ahogó nuestras voces. —Jen se perdió en los recuerdos—. Marina sugirió que cogiésemos unas linternas y fuésemos hasta el borde del precipicio. Tal vez viésemos algo o, si estaba allí, nos haría señales con su linterna. Siempre la llevaba en la mochila. Ya sabes, una linterna pequeña. Fuimos al borde del acantilado, gritamos, escuchamos y proyectamos ráfagas de luz. Estábamos tan nerviosas que lo que hacíamos era gritarnos la una a la otra. Nada. Le dije a Marina que no utilizase la linterna e hice lo mismo. Permanecimos en la oscuridad, escuchando y vigilando. —Brittany se inclinó, completamente absorta en la historia—. De pronto, Marina dijo: “¡Allí!”. Sí, había una lucecita que parpadeaba. Encendimos las linternas para ver de qué se trataba, pero la lucecita se perdió entre los destellos de nuestras luces. Cuando la volvimos a ver, nos dirigimos hacia ella en la oscuridad.
Jen se volvió hacia Brittany.
—Créeme si te digo que haces cualquier cosa cuando quieres a una persona. Marina y yo descendimos por mero instinto, buscando aquella luz. Al acercarnos, empezamos a gritar y oímos que nos respondía. Cuando al fin llegamos hasta ella, descubrimos que se había caído, se había roto un brazo y tenía un tobillo encajado entre dos rocas. La liberamos, pero estaba conmocionada. Entre las dos la ayudamos a subir por el acantilado. A los quince años San era tan alta como ahora y no colaboraba, porque estaba fuera de sí. De vez en cuando encendíamos la linterna de Marina para orientarnos, pero nada más. Tardamos una eternidad en volver a la casa e incluso tuvimos que arrastrarnos.
Brittany estaba embelesada. Comprendió entonces que ella habría hecho lo mismo por San. En cualquier momento y en cualquier lugar. Y comprenderlo la sorprendió. No la conocía tanto como para tener una certeza tan arraigada. Pero, con explicación o sin ella, así era. Jen se rió.
—Aquella noche no cenamos. Entre el servicio de urgencias y el agotamiento emocional, cuando llegamos a casa nos fuimos directas a la cama. ¡Vaya nochecita! Lo esencial fue que, a partir de entonces, le perdimos el miedo a los acantilados. Tú vas por el mismo camino. Sólo tienes que perseverar.
—Mi vida es muy sosa en comparación con vuestras aventuras —afirmó Brittany—. Me protegieron mucho de niña. Lo más peligroso que hice fue quitarme de encima a los fotógrafos demasiado entusiastas.
—No te restes méritos, Brittany. San me contó que te habías pagado la carrera, que te marchaste de casa para estudiar en la universidad y que, luego, te buscaste la vida en California. Eso no lo hace una persona cobarde. Y te has enfrentado a los últimos acontecimientos con mucho valor. Te admiro.
—¿En serio? No lo había pensado desde ese punto de vista. Lo que acabas de decir significa mucho para mí, sobre todo viniendo de alguien como tú. Gracias.
Jen le dio una palmada en el hombro y dijo:
—A partir de ahora, piénsalo.
Esa noche, después de cenar, Jen y Brittany se sentaron frente a la chimenea. Lord T. se acomodó en el regazo familiar de Brittany, como si pensase pasar allí el resto de la velada, tan feliz. Brittany permanecía en silencio.
—¿Qué quieres saber? —preguntó Jen.
Brittany se sorprendió, pero enseguida se sintió aliviada y, en parte, decepcionada por la facilidad con que Jen le había adivinado el pensamiento. Tomó aliento y se acodó en el sillón, apoyando la cabeza en la mano.
—O tienes el don de leer los pensamientos o yo soy más simple de lo que creía.
—Tal vez sólo sea en este caso en concreto. Adelante. Te responderé si puedo.
—Gracias. Me preguntaba por qué San pasa aquí todos los veranos.
—En realidad, empezó cuando tenía once años. Yo... estuve fuera algún tiempo.
El rostro de Jen reflejó un dolor palpable.
—Oh, Jen. No creí que la pregunta invadiese tu intimidad. Discúlpame. Soy demasiado...
Jen alzó la mano.
—No pasa nada. Es una parte de mi vida de la que no suelo hablar. Ha transcurrido mucho tiempo. —Suspiró—. Me escapé. Estaba casada y huí de mi marido y del matrimonio. Es una larga historia, pero se resume en que perdí el contacto durante cinco años. Cuando por fin llamé a mi hermano, me ayudó a conseguir el divorcio. En realidad, mi ex se había vuelto a casar, así que resultó muy fácil.
Brittany no sabía qué decir. A Jen le brillaban los ojos.
—Sólo lamento una cosa de esa época, no haber estado con mi sobrina Santana.
Se miró las manos y continuó:
—Durante el tiempo que permanecí ausente, la esposa de mi hermano, una persona desequilibrada, empezó a beber en exceso. San era sólo una niña, pero estábamos muy unidas. No le habría reprochado que no quisiese volver a verme, pero, en cuanto se enteró de mi reaparición, empezamos a escribirnos y a llamarnos casi todos los días. Me sentía como si le estuviese lanzando un salvavidas a una criatura que se está ahogando. Dios mío, tan pequeña e indefensa.
A Jen se le llenaron los ojos de lágrimas, y Brittany sintió un nudo en la garganta al pensar en lo mucho que había sufrido San. Jen hizo una breve pausa y, luego, continuó:
—San es de una ciudad pequeña y siempre fue más alta e inteligente que sus compañeros. Por algunas cosas que me contó, creo que no podía arriesgarse a llevar amigos a casa. Su padre, mi hermano, decía que, cuando su mujer bebía, se volvía muy grosera y, bueno, ya te haces a la idea. Mi hermano hacía lo que podía, pero tenía que viajar a causa de su trabajo. San se quedaba sola. En cuanto recuperamos el contacto, le pedí que pasase el verano conmigo, y el resto ya es historia.
El fuego crepitó y Lord T. se acomodó en el regazo de Brittany.
—Vaya. Ojalá la hubiese conocido entonces. Nos habríamos hecho amigas.
—No importa. Ahora sois amigas, y es el momento ideal.
Brittany abrió los ojos antes del amanecer. Se levantó medio dormida y fue a la cocina para preparar café y dar de comer al insistente gato. Luego se duchó. Cuando Jen dijo que tenía que hacer unos recados, Brittany le preguntó si podía acompañarla, a lo que Jen accedió muy contenta. Después de la excursión, cuando estaban entrando en la casa sonó el teléfono. Jen dejó las bolsas sobre la mesa de la cocina y cogió el auricular.
—Hola, San, me extrañaba que no llamases. —Habló en tono irónico—. Oh, estoy perfectamente. Gracias por tu interés. ¿Qué? ¿No te interesa? ¿Quieres hablar con Brittany? Debe de andar por ahí. ¡Oh! ¡Aquí está! Detrás de mí. ¿Te la paso? ¿Cómo? No te oigo. ¡Bueno, Bueno! ¡Caray, qué mal genio! Te la paso. —Le dio el inalámbrico a Brittany, riéndose y señalando el salón, donde tendría más intimidad.
A Brittany se le aceleró el pulso cuando oyó el teléfono. Al ver que se trataba de San y que preguntaba por ella, estuvo a punto de lanzar un grito de alegría. “Contrólate. Brittany, eres un bicho raro. Al fin y al cabo, sólo es una llamada de una amiga.”
Se acercó a la ventana del salón, contempló el océano y vio los ojos de San antes de oír su voz.
—Hola, forastera. ¿Qué tal en Washington? —Fue lo único que se le ocurrió.
—Hola, ¿disfrutando del fin de semana? —Brittany percibió la sonrisa de San.
—¡Sí! Jen y yo bajamos por el acantilado para merendar en la playa y conseguí no romperme ningún hueso. Hoy hemos ido al pueblo a desayunar y Jen me ha presentado a un montón de amigas. Me he enterado de algunas cosas sobre ti, pequeña. Si se las contase a tus colegas, tendrían una nueva imagen de ti. ¡Menudo diablillo!
—No hables con nadie de esas cosas. ¿Me lo prometes? —La voz de San sonaba muy seria.
—De acuerdo, San. Estaba bromeando. Nunca contaría nada de ti a nadie sin tu permiso. Te lo prometo. —Le dolió la reprimenda.
San se quedó callada unos segundos. Cuando habló, su voz había recuperado el tono cariñoso y parecía arrepentida.
—Lo siento, no quería saltarte al cuello. A decir verdad, prefiero que mis colegas no sepan gran cosa. Resulta más fácil. —Se aclaró la garganta—. ¿Me guardarás el secreto?
Brittany percibió la disculpa que subyacía tras la pregunta.
—Claro que sí. Comprendo tu prudencia, créeme. Tiendo a pecar de todo lo contrario y no me ha beneficiado en absoluto.
—Brittany, no cambies. Eres maravillosa así... Me refiero a que, hum, admiro tu franqueza.
Si Leigh hubiese podido levitar, lo habría hecho. Buscó algo que decir para prolongar el momento.
—Yo tampoco quiero que tú cambies. No... se lo contaré a nadie. —Se puso colorada e intentó pensar en algo para llenar aquel incómodo silencio. —No he tenido suerte en la oficina con la investigación de los secuaces de Sam, San. La gente sabe lo que Sam ha contado de ellos y, en esencia, se ha dedicado a ponerlos por las nubes. No creo que nadie sepa ni tan siquiera que existe el comité. No figura en los documentos legales ni públicos de la empresa. Por lo que he visto, no existe una relación formal. ¿Has tenido más suerte?
—Sí y no. Esos tipos manejan fondos que han tenido éxito recientemente, como hace Sam. Pero no se salen de lo normal. Están en la cima del mercado alcista. Y supongo que se encuentran tan enganchados como el propio Sam. Salvo uno, todos están limpios. ¿Adivina quién?
—Noah. El número uno en el ranking de tipos espeluznantes. —Brittany no tuvo que esforzarse mucho. Se le ponía la carne de gallina con sólo mencionar el nombre.
—Buena intuición. A título confidencial, Noah ya mereció la atención de la Comisión del Mercado de Valores con anterioridad. Mi software se utiliza en otros países, y lo localizaron en Alemania e Inglaterra. Supongo que hay algo muy grande en juego y no me gusta nada cómo huele.
Brittany oyó los golpecitos de un lápiz al otro lado de la línea. San se aclaró la garganta.
—Escucha, quiero que abandones tu apartamento inmediatamente y te vayas a vivir con Jen. Por varias razones, su casa no es fácil de encontrar ni de vigilar.
Brittany meditó antes de responder.
—En realidad, yo...
—A Jen le encantaría tenerte en su casa. Tanto a Jen como a Marina. Y a todas nos preocupa tu seguridad.
—Pero el trayecto al trabajo sería...
—Quiero que lo dejes.
—No puedo...
—Por favor. Tendrás tiempo para decidir qué quieres hacer mientras estás en Bolinas.
—Pero mis dientas...
—Sé lo que piensas, Brittany. Haré lo que pueda por proteger su dinero. No puedo decir más. Tu seguridad es más importante.
—No quiero que sepan adonde me traslado, San. —A Brittany se le encogió el estómago.
—No se lo cuentes. Tienes una plaza de garaje subterránea. Guarda las cosas en cajas o en varias bolsas y mételas en el maletero. Haz varios viajes. Conecta el buzón de voz del teléfono de tu casa con el de la empresa. No comuniques nada con antelación. Y no hables de Jen ni de mí. Debemos asumir que algunas personas conocen nuestra relación. Al menos desde la otra noche.
San hizo una pausa y, luego, añadió:
—Si Quinn Fabray se dedica a curiosear y descubre mi campo de trabajo, se dispararían todas las alarmas. Francamente, sería más seguro que pensasen que somos amantes y no que te relacionen con mi trabajo. Si alguien te comenta algo, dale largas y hazte la tonta. Mantengamos la discreción hasta que sepamos algo más. ¿Cuándo puedes dejarlo?
—Espera un momento y demos marcha atrás. ¿Estás diciendo que no te importa que la gente se dedique a comentar que eres lesbiana y yo también?
—No me importa en absoluto. Y menos si es... contigo. —Una pausa—. Me refiero a que no quiero que averigüen que trabajamos juntas y, si hay que pasar por eso, ¿qué más da? Además, los rumores ya circulan. Supongo que te preocupa la parte que te toca, ¿no?
Brittany lo pensó un momento.
—Buena pregunta. Por algún motivo, no, no me preocupa. ¡Ja! ¡Nada de nada! Cuando se lo cuente a Kurt...
—Brittany, de momento habla sólo con Kurt y a través del teléfono seguro. Mejor que los demás crean lo que les apetezca. Supongamos que te vigilan. Ya los sacarás de su error más tarde.
Brittany preguntó en tono ligero:
—Dime, querida amante, ¿cuándo te veré?
El comentario provocó una risa nerviosa al otro lado de la línea.
—Espero que pronto, pero tengo un proyecto entre manos que requiere mi atención. Sigue con Jen, y quiero que me llames todos los días. Llámame antes de acostarte, para que sepa que te encuentras a salvo y para que nos pongamos al día. Otra cosa, Brittany.
—Sí, Santana. —Brittany se sorprendió al oír su propia voz, tenue y seductora.
—Yo..., en fin, ten cuidado
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Awwww pero que caps mas lindos y conmovedores... Al fin al.fin se ha besado de verdad Yeiiiiiiii
Ohh San dejate querer por esa rubia que tambien se muere por ti...
Ohh San dejate querer por esa rubia que tambien se muere por ti...
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
esto se pone cada vez mejor, creo que si me quedo aqui sentada tal vez ni me de cuenta que tengo que esperar la actualizacion!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Ahhhhh me encanto muy buen capitulo jajajaja me tienes atrapadas con tus 2 FF no se como haces para actualizar los 2 pero me encantan jajajaja, aunque digan que es por pantalla esas chicas se quieren espero tu actualización y saludos :)
Keiri Lopierce-* - Mensajes : 1570
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 33
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
INCREÍBLE te luciste con este capitulazo woooooooo poco a poco ya se estas enamorando me encanto es super arcoiris de amor este capi derrama miel
awww san tan protectoraa la amooooooo
oye no te gusta dianna agron o bueno mejor dicho quinn porq la pones de mala??????
awww san tan protectoraa la amooooooo
oye no te gusta dianna agron o bueno mejor dicho quinn porq la pones de mala??????
airin-SyB***** - Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 28/01/2013
Edad : 30
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Jejejeje esa bitt ya empieza mas accion jejeje espero cn ganas el sig jejeje ay san esta k muere x britt aww cmo la sufrio san y k bno k britt sepa algunas cosas d mas nos lermos pronto
Invitado- Invitado
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Que buen capitulo!!! Me encanto!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Hola! Amé los capítulos, están excelentes. Me encanta la historia :3
Al menos ya se besaron varias veces :D Espero que pronto se encuentre y hablen de lo que pasó xD
Estaré esperando los capítulos. Besos! :D
Al menos ya se besaron varias veces :D Espero que pronto se encuentre y hablen de lo que pasó xD
Estaré esperando los capítulos. Besos! :D
Maitehd***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 28/04/2013
Edad : 34
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Os dije que se avecinaba beso Brittana, os he dejado dos uno "tapadera" y otro de verdadaria escribió:Awwww pero que caps mas lindos y conmovedores... Al fin al.fin se ha besado de verdad Yeiiiiiiii
Ohh San dejate querer por esa rubia que tambien se muere por ti...
Con nuestros cambios de horarios puedes tener que esperar demasiadas horas sentadamicky morales escribió:esto se pone cada vez mejor, creo que si me quedo aqui sentada tal vez ni me de cuenta que tengo que esperar la actualizacion!
Distribuyendome el tiempo y con muuuuucho tiempo libreKeiri Lopierce escribió:Ahhhhh me encanto muy buen capitulo jajajaja me tienes atrapadas con tus 2 FF no se como haces para actualizar los 2 pero me encantan jajajaja, aunque digan que es por pantalla esas chicas se quieren espero tu actualización y saludos :)
Cada vez que escucho la palabra arcoiris me recuerda a Britt con el unicornio xDairin-SyB escribió:INCREÍBLE te luciste con este capitulazo woooooooo poco a poco ya se estas enamorando me encanto es super arcoiris de amor este capi derrama miel
awww san tan protectoraa la amooooooo
oye no te gusta dianna agron o bueno mejor dicho quinn porq la pones de mala??????
Me encanta Dianna Agron o Quinn, la he puesto de mala porque quería darle un papel en la serie y queria por una vez que en mi FF fuera mala y no se encasillase en la buena chica que aparece en mis FF
Próximo capitulo sera sobre Kurt y Santana, ¿se haran buenos amigos?fernanda hernandez ojeda escribió:Jejejeje esa bitt ya empieza mas accion jejeje espero cn ganas el sig jejeje ay san esta k muere x britt aww cmo la sufrio san y k bno k britt sepa algunas cosas d mas nos lermos pronto
Me alegro ;)monica.santander escribió:Que buen capitulo!!! Me encanto!!
Maitehd escribió:Hola! Amé los capítulos, están excelentes. Me encanta la historia :3
Al menos ya se besaron varias veces :D Espero que pronto se encuentre y hablen de lo que pasó xD
Estaré esperando los capítulos. Besos! :D
Hola, que tal llevas el trabajo?
Se besaron 2 beses, pero las dos le dan demasiadas vueltas a las cosas, que hablen y se aclaren ya!!
Besos ;)
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 17
Capítulo 17
Una tarde de la semana siguiente, Kurt Hummel esperaba que lo recibiesen en el despacho de la presidenta de Software López. La empresa era sólida, estaba en pleno crecimiento y tenía personal inteligente y creativo, algunos con un curioso sentido del humor. Lo que más intrigaba a Kurt era la impresión que suscitaba la fundadora y presidenta, Santana López: admiración, respeto y cierto temor. Un joven ingeniero de software casi se atragantó al pronunciar el nombre de San, mientras se ponía colorado. Le contó a Kurt que había hablado con la doctora López sólo una vez, sin saber quién era.
—Es tan joven y tan deslumbrante. Cuando se marchó, alguien me dijo que acababa de hablar con la directora ejecutiva y casi... casi..., bueno, me dio mucha vergüenza.
Kurt se había entrevistado con varios vicepresidentes y había visitado todos los pisos, salvo el sexto. En el ascensor observó que hacía falta una tarjeta magnética para acceder a aquella planta. En aquel momento estaba sentado en un sillón tapizado, en una antesala de diseño cálido y acogedor. La recepcionista era una atractiva joven japonesa, que anunció educadamente su presencia y regresó a su trabajo. Aunque daba la impresión de que había mucha actividad, la insonorización de las paredes amortiguaba todos los ruidos. Tras cinco minutos de espera sonó un suave timbre, al que respondió la recepcionista, que llevaba auriculares. La joven sonrió al espacio y le hizo un gesto a Pat.
—¿Señor Hummel? Acompáñeme, por favor. —Se quitó los auriculares, rodeó la mesa y guió a Kurt hasta la puerta. Vestía impecablemente y daba la impresión de que, en vez de caminar, se deslizaba.
Abrió una gran puerta y la sostuvo para que Kurt entrase, inclinó la cabeza y cerró la puerta. En aquel amplio despacho casi todo eran ventanas que asomaban a la capital de la nación. Sobre la enorme mesa tallada a mano, situada entre las ventanas, había dos pantallas de ordenador planas, a la izquierda de San y discretamente apartadas de los ojos curiosos. En la mesa no había objetos ni adornos, y Kurt no vio fotografías por ningún lado. Los cuadros de las paredes parecían originales, vistas del mar y las montañas. Había un cuadrito cerca de la mesa, donde San podía mirarlo: una rosa roja. A excepción de la rosa, el despacho tenía un aire profesional y no revelaba nada de su ocupante. Un gran sofá y un sillón mullido, una mesita auxiliar, una mesa y varias sillas completaban la decoración, aunque apenas se utilizaban. Junto a la mesa de despacho había una mesa de ruedas con el trabajo que San estaba haciendo, cubierta con un paño tejido a mano. De nuevo, un toque acogedor que, sin embargo, no descubría nada. Kurt estaba seguro de que el despacho se había diseñado de aquella forma a propósito. Cuando Kurt entró, San estaba cabizbaja, leyendo algo que tenía delante, así que el joven pudo echar un vistazo sin necesidad de lanzar miradas subrepticias. No sabía si San le había dado esa ventaja conscientemente, pero, cuando volvió la vista hacia ella, San lo estaba mirando y sus ojos no reflejaban ningún conocimiento previo. Kurt tomó aliento en silencio e intentó relajarse. San le estrechó la mano con firmeza, lo condujo hasta el sofá y le indicó que se sentase. Kurt eligió el sillón, San optó por el sofá. Cuando se acomodaron, San pulsó el botón de la mesa situada junto al sofá y a los pocos minutos les sirvieron unos estupendos capuchinos. Kurt esperó a que San hablase.
—Y bien, ¿qué te parece? ¿Te gusta esto? —San dejó la taza de café a un lado y se reclinó. Desde luego, no se andaba con rodeos.
—Sí, me gusta. Es impresionante. ¿Me vas a ofrecer un trabajo? —Ojo por ojo.
San sonrió por primera vez.
—Pues sí. Quiero contar contigo en varias áreas. Tenemos una serie de proyectos en los que necesitamos un contable forense que supervise su desarrollo y realice las pruebas beta. Trabajarías directamente con los ingenieros y también tendrías relación con el departamento de marketing y ventas. Necesito que alguien garantice que nuestros programas sirven realmente para lo que se han proyectado. No me gusta tener que hacer apaños. Somos muy caros y quiero que los clientes sepan que su inversión vale la pena.
—Puedo hacerlo. Pero, ¿no tienes ese apartado cubierto? Tu reputación dentro de la industria es ésa, precisamente. Muy pocos errores, por no decir ninguno. ¿Qué más? ¿Qué se me pierde a mí en el sexto piso?
Kurt sostuvo la mirada firme de San.
—En primer lugar, se están desarrollando nuevas herramientas diseñadas específicamente para que las empresas detecten los fraudes entre sus empleados y sus contables internos y externos, tu especialidad. Quiero integrarlas en los sistemas operativos y en las bases de datos. En cuanto a la segunda pregunta, depende. Este piso es de acceso restringido. Contratos gubernamentales. Seguridad. ¿Te interesa?
—¿Qué significa trabajar aquí? ¿Se diferencia mucho del trabajo global que hacéis? Sé que has entrevistado incluso a mis profesores de instituto. He firmado un montón de cláusulas de confidencialidad que cubren incluso la localización de los cuartos de baño. El nivel de seguridad es muy alto en el acceso al edificio.
—Estos proyectos son secretos, y la inspección que hay que sufrir hará que te parezca un paseo lo que has hecho hasta ahora. En tu vida todo, y me refiero a todo, se someterá a escrutinio. Esa gente no se anda con tonterías.
San dudó un instante y, luego, continuó:
—Sé que Blaine aceptó que lo investigásemos. Hasta el momento, los dos habéis pasado la prueba. ¿Me permites una pregunta personal, Kurt?
Por primera vez lo llamó por su nombre.
—Claro.
—¿Estás enamorado de Blaine?
Pat la observó un momento.
—Sí.
—¿Sois monógamos?
—¿Por qué no preguntas algo más personal?
El comentario suscitó una leve sonrisa que no llegó a los ojos de San, quien continuó:
—Si quieres el trabajo, también él tendrá que soportar más escrutinio, porque existe el peligro de que confíes demasiado en él, y eso podría chocar con cuestiones de seguridad nacional.
Kurt asintió.
—Esto tiene su cruz. Tal vez averigüéis cosas el uno del otro que no os gustan. Si te interesa el puesto, te sugiero que hables de nuevo con él y, si está de acuerdo, mejor os dais explicaciones antes de que profundicen en temas comprometedores. Y lo harán, te lo aseguro.
Kurt lanzó un silbido.
—Vaya, vaya, el gobierno ha cambiado. ¿Quieres decir que el hecho de que sea abiertamente gay no elimina mis posibilidades?
Una sonrisa asomó a la comisura de los labios de San.
—Por fin alguien se dio cuenta de que el problema no era ser gay, sino el hecho de que, al verse obligadas a ocultar la condición de gays, las personas se exponían al chantaje. Por otro lado, se trata de una empresa privada y la dueña no tolera la discriminación. Si quieren que mi gente haga el trabajo, lo harán según mis condiciones. Y ya está. Tolerancia instantánea.
Kurt contempló a la impactante mujer que tenía enfrente. Protegía a sus empleados. No le extrañaba que todos la quisiesen... de lejos.
—Hablaré con Blaine. Se trata de una decisión que debemos tomar juntos. Si no me dan el visto bueno, ¿seguirás ofreciéndome trabajo?
—Sí, por supuesto. Quiero que empieces lo antes posible. Podemos hablar de sueldo si quieres.
—No hace falta. Seguro que tu oferta será más que justa. Por tanto, me traslado a Washington.
—Sí. Te pagaremos todos los gastos, y tenemos un apartamento de empresa en el que te puedes alojar hasta que encuentres un sitio adecuado. ¿Te parece bien?
—Perfecto. Mañana presentaré mi renuncia.
—De acuerdo. —San hizo ademán de levantarse, dando fin a la entrevista.
Kurt permaneció sentado.
—¿San?
San volvió la cabeza rápidamente y se sentó con expresión cautelosa. Kurt la había llamado por el nombre y se daba cuenta de que la conversación giraría hacia temas particulares.
—Tengo que preguntarte algo personal.
—Depende de lo que sea. —Los ojos de San no revelaron nada.
—Permite que me explique antes de preguntar. Sin duda, sabrás que he investigado algunas cosas antes de venir. Conozco tu reputación en el mundo empresarial. Sé que tu empresa y tú tenéis las mejores credenciales.
San esperó. Kurt se fijó en que tenía las manos crispadas y supuso que se trataba de un territorio nuevo para ella: responder a una pregunta personal. Kurt sostuvo la mirada de San.
—Lo que quiero saber es si te gusta Brittany. —Kurt observó que San bajaba la guardia un segundo, se sorprendía y, luego, algo más. Pero la neutralidad se impuso de nuevo.
—¿Por qué me lo preguntas, Kurt?
—Nadie sabe nada personal sobre ti. Por eso, y seguramente avivados por tu belleza, corren todo tipo de rumores, desde que juegas al sadomasoquismo hasta que eres una mujer que mantiene relaciones de usar y tirar.
—No son más que eso, rumores.
“Muy bien, ahí va. Espero que Brittany no me mate.”
—Se trata de lo siguiente: a Brittany le gustas, le gustas mucho. Es mi mejor amiga y la quiero. No pretendo entrometerme, pero ya te habrás dado cuenta de que no ha tenido... muchas experiencias y de que es fácil hacerle daño. Con Brittany, lo que ves es lo que hay. Tú eres un misterio.
San no respondió. Kurt observó que tenía la mandíbula rígida y que permanecía callada.
—Debes saber que no podría trabajar para alguien que tratase mal a Brittany. Por mucho que me apetezca, y me apetece, no podría ni querría.
San contempló el cuadro de la rosa y, luego, lo miró.
—Si me estás preguntando por la rectitud de mis intenciones, te diré que la respeto demasiado como para hacerle daño conscientemente. Si lo que me preguntas es si estoy enamorada de ella, lo único que puedo decir es que no sé qué significa eso.
Parecía triste, incluso un poco perdida en medio de su enorme despacho. Kurt se preguntó cuánta gente conocía aquel aspecto de San.
—Es curioso que digas eso. —Kurt se inclinó hacia ella—. Brittany dijo casi las mismas palabras cuando la vi la semana pasada. Me preguntó cómo sabía una persona que estaba enamorada.
—¿Y qué le respondiste?
—Le dije: “Se sabe, así de simple”
San contempló de nuevo la rosa.
—¿Vas a contarle a Brittany que hemos mantenido esta conversación?
—No, no es asunto mío. Tenía que preguntártelo por la oferta de trabajo.
San respiró aliviada y, luego, sonrió.
—Me alegro de que Brittany tenga un amigo tan leal. No se puede pedir más. La envidio.
Kurt se mostró desconcertado.
—¿Por qué? Los amigos de Brittany son también amigos míos. Y aparte de Brittany, tanto Blaine como yo lo pasamos muy bien juntos. Llamaré en cuanto presente mi renuncia. Me encanta la idea de trabajar contigo.
Se dieron la mano y Kurt se marchó, mientras San se quedaba mirando por la ventana. “Un amigo. Es una posibilidad.” Trató de concentrarse en el contrato que tenía sobre la mesa. Alguien llamó a la puerta.
—Adelante.
San alzó la vista cuando entró la coronel Maggie Cunningham y la invitó a sentarse. La mujer parecía tensa, y a San se le erizaron los pelos de la nuca.
—¿Qué puedo hacer por ti, Maggie?
La coronel Cunningham le enseñó una hoja de papel.
—Nuestros agentes en Europa nos acaban de decir que la información preliminar que teníamos sobre la señorita Pierce apunta a una célula terrorista numerosa y bien organizada. Tenemos que introducirnos antes de que emitan la oferta pública de acciones. Tal vez pesquemos a algún pez gordo.
Todos los nervios del cuerpo de San se pusieron alerta.
—¿Brittany se encuentra en peligro?
—No creo, pero no tardará mucho.
San enderezó la espalda cuando Maggie le entregó el informe.
—Se acabó. La quiero fuera de todo esto.
—Un momento. Escucha, nunca habíamos estado tan cerca de cazar a esos cabrones. Los de arriba quieren que se quede. Calculan que tenemos tiempo antes de que alguien lo averigüe y ella...
—No. Enviaremos a otra persona.
Cogió el teléfono y marcó el número del móvil de Brittany. Saltó el buzón de voz y le dejó un aviso. Mensaje: 9-1-1 (urgente) San.
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
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Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
emm... hi!! desde hace rato queria comentar la historia, pero como la mayoria del tiempo lo leo desde el ipad o desde el cel... no puedo comentar mucho... pero pss esta genial como estas llevando la adaptacion, tengo curiosidad por leer el libro orginal, pero primero quiero leer tu adaptacion.. espero que actualices prontoo.. ciaoo! :))
PAOFEXR*** - Mensajes : 147
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Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Ohhhhh Por Dioos..!!! Esto es serio y delicado...
Me encantan las reacciones de San ante la idea de que le pueda pasar algo a Brittt, es tan tierna la morena...
Kurt tan lindo anteponiendo primero au amistad con Britt que su trabajo, awww con amigos asi vale la pena confiar
Me encantan las reacciones de San ante la idea de que le pueda pasar algo a Brittt, es tan tierna la morena...
Kurt tan lindo anteponiendo primero au amistad con Britt que su trabajo, awww con amigos asi vale la pena confiar
aria- - Mensajes : 1105
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Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Hola!! No te preocupes. Intentare dejar por lo menos hoy dos o tres capitulos más, te dejo ahora el siguientePAOFEXR escribió:emm... hi!! desde hace rato queria comentar la historia, pero como la mayoria del tiempo lo leo desde el ipad o desde el cel... no puedo comentar mucho... pero pss esta genial como estas llevando la adaptacion, tengo curiosidad por leer el libro orginal, pero primero quiero leer tu adaptacion.. espero que actualices prontoo.. ciaoo! :))
aria escribió:Ohhhhh Por Dioos..!!! Esto es serio y delicado...
Me encantan las reacciones de San ante la idea de que le pueda pasar algo a Brittt, es tan tierna la morena...
Kurt tan lindo anteponiendo primero au amistad con Britt que su trabajo, awww con amigos asi vale la pena confiar
Una célula terrorísta, Brittany se mete en todos los problemas y mas Y San me encanta como se preocupa
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
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FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 18
Capitulo 18
Brittany se encontraba en una reunión de personal cuando sintió que el teléfono vibraba en su bolsillo. No quería sacarlo, porque podía llamar la atención. Sam estaba soltando una perorata, y Brittany sabía que su ex odiaba que la gente se levantase en mitad de sus discursos, así que fingió un ataque de tos, leve al principio y, luego, más vigoroso. Bebió un sorbo de agua y dedicó una sonrisa de disculpa a los que la miraban. Segundos después, volvió a toser con verdadero gusto. Contuvo el aliento, arrugó el rostro hasta que se puso colorada y consiguió expulsar un poco de saliva. Los más próximos a ella se apartaron, molestos. Por último, levantó la mano para reclamar la atención de Sam, señaló primero su garganta y luego la puerta. Se puso un pañuelo delante de la boca, cogió el bolígrafo y el bloc de notas, en el que había garabateado unos preciosos gatitos, y salió disparada. Siguió tosiendo mientras se dirigía al ascensor y se alejaba de la sala de reuniones, pero la tos se convirtió en risa cuando llegó al piso de abajo. Corrió al cuarto de baño, que solía estar desierto porque había muy pocas mujeres en aquella planta. “¡Cuando le cuente a San cómo me escabullí de la reunión!” Rebuscó el teléfono en el bolsillo. La sonrisa desapareció de su rostro cuando leyó el mensaje.
—Dios mío.
Le temblaban las manos mientras sonaba el teléfono. Una vez. Dos.
—López.
—¿San? ¿Te encuentras bien? ¿Qué ha ocurrido? —Sujetaba el pequeño teléfono con tanta fuerza que tuvo que aflojar la mano para no romperlo.
—Estoy bien. Necesito que me hagas un favor. —San parecía estresada y muy ocupada.
“¿Qué diablos?”
—Claro. ¿Qué tengo que hacer? —Empezaba a preguntarse que entendía San por el código 911 de urgencias. Sus negros pensamientos dejaron paso a algo mucho peor al escuchar la frase siguiente.
—Han localizado parte de la información del programa que instalaste.
Brittany se dejó caer en el asiento del inodoro.
—Todo apunta a una célula terrorista con vínculos en Oriente Medio.
—¡Me tomas el pelo! ¿Cómo es posible?
—Ha ocurrido antes y volverá a ocurrir. Lo más importante es que salgas de ahí. Inmediatamente.
—¿No haré sonar las alarmas?
—Yo... tal vez. Pero no se puede saber cuándo se enterarán de que los seguimos. Se trata de una operación a gran escala, y Sam y sus amigos son sólo una pequeña parte del tinglado. No se arriesgarán.
Brittany estaba anonadada. ¿Cómo podía suceder algo así?
—¿Brittany?
—Estoy pensando.
—Sal de ahí. Déjalo ahora mismo. Ya hablaremos, ¿de acuerdo?
Brittany seguía atónita.
—Hazlo por mí, por favor.
—De acuerdo. He fingido que estaba enferma, así que me puedo marchar por hoy.
Brittany oyó el suspiro de alivio al otro lado de la línea.
—¿Brittany? Gracias. Hablaremos más tarde.
Brittany iba a responder, pero se dio cuenta de que la comunicación se había interrumpido. Dobló el teléfono, lo guardó en el bolsillo y se dirigió a las escaleras.
Cuando San desconectó, Maggie sacudió la cabeza.
—San.
—¿Qué?
—Brittany tiene que seguir allí hasta que estemos preparados para movernos. Son órdenes. Puede ser la mayor redada que hemos tenido en muchos años y aféela directamente a la seguridad nacional. No hay otra opción.
—De ninguna manera. Es una persona civil, está al margen de todo esto.
—No decides tú, San. Si Brittany se marcha antes de que tengamos el asunto controlado, podría estallar toda la operación. Ya le has contado demasiadas cosas. Se ofreció voluntaria y le toca aguantar. Lo único que tiene que hacer es sentarse en su silla y fingir que trabaja durante un poco más de tiempo.
San lanzó una mirada fulminante a Maggie. Sintió que se le tensaban los músculos de la mandíbula e intentó relajarlos, sin conseguirlo.
—¿Qué tiene que ocurrir para que salga de ahí?
—Necesitamos más datos.
—Mi programa proporcionará...
—Ayer me dijiste que no creías que te diese todo lo que necesitabas. Es nuestra oportunidad.
—Trabajaré para lograrlo. He diseñado el programa y puedo sacarle más provecho que nadie.
—De acuerdo. Pero ella sigue allí.
—¿Hemos terminado? Tengo una cita.
—Seguro que estará a salvo.
—Eso ya lo he oído otras veces. —San hizo girar el sillón.
Maggie abandonó el despacho.
Tres cuartos de hora después Brittany cruzó la verja, que estaba abierta.
—“Estupendo. Jen ha recibido mi mensaje.”
Jen la estaba esperando.
—Parece que los acontecimientos se han precipitado. —Cogió el maletín y el bolso de Brittany, y entraron en la cocina.
—Sí. Estaba conmocionada. ¿Te ha contado San lo que averiguaron?
—Por encima. Escucha, voy a preparar la cena. ¿Por qué no buscas algo que ponerte en la habitación de San? Seguro que no tarda en llamar.
Cenaron sin tener noticias de San. Brittany estaba nerviosa y Jen parecía un poco frustrada por no saber nada de San. Sobre las once, Brittany decidió acostarse.
—Estoy segura de que llamará en cuanto pueda, cariño. Tenía mucho interés en que salieras de allí.
Brittany no pudo ocultar su decepción.
—No entiendo qué le ocurre. Tan pronto parece preocupada por mí, tan pronto me da órdenes y luego no me llama. —Se levantó—. Buenas noches, Jen.
Permaneció despierta en la cama mucho tiempo. De repente, no había nada más importante para ella que hablar con San, escuchar su voz. A Brittany le daba igual que San no correspondiese a su preocupación o a sus desvelos. Tenía que hablar con ella. Cogió el móvil en la oscuridad y marcó el número.
—López. —Eran las tres de la madrugada en Washington y San parecía cansada.
—Jen se ha ido a dormir y Lord T. con ella. Y yo estoy aquí, esperando para hablar contigo.
Hubo una pausa incómoda.
—Quería llamarte, pero he estado... muy ocupada.
—Dijiste que me lo explicarías todo. ¿Por qué no me has llamado?
—Gran parte de la información es secreta. No puedo hablar.
—Un momento. ¿Es tan peligrosa que la han declarado secreta y me has pedido que instale un disco?—Oyó el chirrido de una silla al otro lado de la línea.
—Mierda. No, claro que no. No tenía ni idea de que nos llevaría hasta... esa gente. ¡Jamás te lo habría pedido si lo hubiera sabido! Debes creerme, Brittany.
—Entonces, ¡habla conmigo, por Dios! Cuéntamelo... Ayúdame a entenderlo. —Un incómodo silencio se extendió por la habitación.
—¿San? ¿Sigues ahí?
—Sí.
—Será mejor que mañana regrese a la oficina. Sonarán demasiadas alarmas si no lo hago.
—Escucha... tal vez tengas razón. Si desapareces de repente, todo el asunto estallará. Es como un castillo de naipes, Brittany, un laberinto de tramas financieras que dependen unas de otras. Sin darte cuenta nos proporcionaste los elementos clave.
Brittany escuchaba con creciente asombro.
—¿El programa te dio todo lo que necesitabas?
—Sí... No. Aún no. Estoy trabajando en eso. Pero si necesitamos algo más, ya lo conseguiremos. Tienes que quedarte un tiempo. Lo siento.
Brittany suspiró.
—El motivo de llamarte... Quería decir que yo..., que yo... Diablos, sólo quería escuchar tu voz. — Oyó un suspiro—. Te echo mucho de menos, San. Estás muy lejos. Quería que lo supieras. Me parecía importante. Deseo que pronto volvamos a estar juntas, como la noche que salimos con Kurt y Blaine.
Se hizo el silencio al otro lado de la línea, hasta que San habló:
—Yo también te echo de menos, Brittany. —La línea siseó un momento—. Hum, en plan cotilla, hoy he visto a Kurt. Me dio recuerdos para ti.
—¿Va a trabajar contigo? Sé que estaba muy nervioso por la entrevista.
—Sí, creo que sí. Aún no sabemos en qué proyecto, pero tendrá trabajo de sobra, sea en lo que sea. Ayer hablamos de ti. Es un buen amigo.
Brittany frunció el entrecejo.
—¿De mí? ¿Qué te contó? Espero que ninguna historia vergonzosa, de lo contrario tendré que ajustar cuentas con él.
Percibió la sonrisa en la voz de San.
—No, nada de eso. Sólo quería dejar claro que ante todo era amigo tuyo, por encima de la oferta de trabajo. Es muy protector contigo.
—Oh, yo... Somos amigos íntimos y ya sabes lo que pasa.
“¿A qué obedecería aquella reacción de Kurt?”
—Sí, eres muy afortunada al tener un amigo tan bueno.
—Entonces tú también eres muy afortunada —dijo Brittany con ternura.
—¿A qué te refieres?
—A que me tienes a mí.
—Oh, eres mi amiga. Como Kurt.
—Como Kurt, pero mucho más. Buenas noches, San.
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
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Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
me encantaria que san regresara pero bueno su trabajo es en la capital, espero no pase nada que permita que sospechen de britt!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
awww super lindoo ..
Britt está en peligro y no me gusta..
perdon estoy muy sentimental con lo que le.pasó a Cory... buu mi corazón se murió un poco.. 3
espero tu actu
besos:)
Britt está en peligro y no me gusta..
perdon estoy muy sentimental con lo que le.pasó a Cory... buu mi corazón se murió un poco.. 3
espero tu actu
besos:)
Alisseth***** - Mensajes : 254
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Después de este capitulo te quedarás con más miedo por Brittmicky morales escribió:me encantaria que san regresara pero bueno su trabajo es en la capital, espero no pase nada que permita que sospechen de britt!
Alisseth escribió:awww super lindoo ..
Britt está en peligro y no me gusta..
perdon estoy muy sentimental con lo que le.pasó a Cory... buu mi corazón se murió un poco.. 3
espero tu actu
besos:)
Es normal, creo que a todas nos afecto la noticia de Cory
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 19
Capitulo 19
Brittany metió otra caja en el maletero del coche y lo cerró. Llevaba dos semanas mudándose poco a poco a Bolinas. Como San y Kurt estaban en el otro extremo del país, Blaine y Brittany empezaron a verse con frecuencia. Blaine le dijo que le había prometido a Kurt que cuidaría de ella. La visitaba o la llamaba casi todas las noches, y Brittany tenía el número de Blaine en la opción de marcado rápido de su teléfono mágico. Cuando estaba atareada, le comunicaba a donde iba y cuándo volvería a casa. Las noches que no lo veía, iba hasta Bolinas con el maletero lleno de cosas. Odiaba estar sola en su apartamento, pero sabía que pronto podría marcharse. El trabajo era tranquilo y aburrido. Se esforzó al máximo por no causar problemas, pero le daba la impresión de que todo transcurría muy lento y muy rápido a la vez. Los fines de semana que pasaba con Jen, solía alojarse en la casa principal. Visitaban a las amigas de Jen, aunque le gustaba más estar sola con ella, pues se sentía más próxima a San. Brittany asistía a las clases del señor Odo. Entre el ejercicio que hacía después del trabajo en el Bay Club y las artes marciales que practicaba durante los fines de semana, por fin logró caminar sin que todos los músculos de su cuerpo protestasen. Y eso a pesar de que creía que antes estaba en muy buena forma. Así se mantenía ocupada. Sin embargo, por mucho que se esforzase, le dolía más de lo que estaba dispuesta a admitir saber de San sólo cuando estaba con Jen. Aunque San le había prometido llamarla todas las noches antes de dormir, casi siempre era Brittany la que tenía que dejar un mensaje en su buzón de voz. Aquella noche Jen invitó a Brittany y a Blaine a cenar en casa. Blaine llenó el maletero de su coche con cosas de Brittany y se dirigieron a Bolinas uno detrás del otro. Brittany comprobó, como siempre, si alguien los seguía, pero no vio a nadie.
Quinn se agitó en la silla, pero Noah optó por ignorarla. No estaba contento. Algo iba mal. Noah tenía una intuición muy desarrollada. Estaban a punto de lanzar la oferta pública de acciones y no quería errores. Miró con mala cara a la mujer que tenía enfrente. Hacía años que Quinn era su lugarteniente, una persona eficaz e implacable. El hecho de que fuesen amantes carecía de importancia para Noah. Sabía que en algún momento tendría que deshacerse de ella. Un pequeño sacrificio en su trayectoria laboral Sin duda, Quinn creía que acostarse con él le garantizaba seguridad. Todas lo creían. Centró la atención en ella.
—¿Alguna novedad sobre la Pierce?
Quinn lo miró de reojo.
—¿Aparte de descubrir su inclinación por las mujeres? Seguimos su coche con un transpondedor y averiguamos que va a algún lugar de Bolinas tres veces a la semana. Podemos localizarla si hace falta. Va al Bay Club después de trabajar y asiste a los partidos de rugby un par de veces por semana. Un tipo la acompaña a casa después. Debe de ser sólo un amigo, porque el micro no registra más ruidos que los de ella en el apartamento, pero ¿quién sabe?
Noah se dio cuenta de que a Quinn le aburría el asunto y lo consideraba una pérdida de tiempo. Por eso daba él las órdenes.
—En el trabajo no hace nada raro. En cuanto a la mujer con la que salió y a la que besó, ha desaparecido. Tal vez fuese un breve flirteo.
—¿Quién era esa mujer? ¿Por qué no puedes explicarme quién es?
Quinn se acaloró.
—La matrícula de su coche pertenece a una mujer de Noe Valley. Lo comprobamos. Una casa en la que no vive nadie. Y no la hemos vuelto a ver. Seguramente vive en San Francisco. Mantenemos la guardia, Noah.
Noah no estaba satisfecho.
—Cuando vuelva a aparecer, quiero una foto de ella. Estamos a punto de lanzar el asunto. No quiero equivocaciones, Quinn. Otra cosa; encuentra la dirección exacta de la casa de Bolinas y averigua a quién pertenece.
Cuando Brittany y Blaine entraron en el zaguán cargados con cajas y el vino que Blaine había comprado para la cena, lo primero que percibió Brittany fue el delicioso aroma procedente de la cocina y un ritmo latino que envolvía toda la casa. Brittany estaba encantada. Tal vez apareciese San. Blaine y ella descargaron las cajas, y Blaine se encargó del vino. Al entrar en la cocina oyeron canturrear a Jen.
—Hola, Jen. ¿Qué se celebra? ¿Todo esto es sólo para nosotros?
Los saludó con una sonrisa.
—¡Brittany! ¡Qué contenta estoy de verte! Y tú debes de ser Blaine. —El joven extendió la mano, pero Jen lo abrazó con cariño—. Han ocurrido dos cosas. ¡Me ha llamado Marina para invitarme a ir a París! Tiene dos semanas libres antes de regresar a Pakistán.
Brittany rebuscó algo en un cajón y le lanzó el sacacorchos a Blaine.
—¡Qué alegría! Has dicho dos cosas. ¿Va a venir San? —No tenía intención de preguntarlo, pero le salió espontáneamente. La fugaz expresión de compasión que se dibujó en el rostro de Jen le indicó que la respuesta era negativa.
—Lo siento, cariño. San quiere venir, pero está trabajando día y noche para acabar este proyecto.
Brittany, procurando recuperarse tras la reveladora pregunta, adoptó un tono natural de conversación.
—Sí, claro. Sé que ha estado muy ocupada. Entonces, ¿cuál es la segunda cosa a la que hacías referencia? —Se daba cuenta de que no había sonado nada convincente.
—¡Te ofrezco un trabajo! —La expresión de Brittany exigía explicaciones—. Quiero que supervises la renovación de la casita. Y, cuando esté terminada, puedes vivir en ella. De arriba abajo, tú decides.
Brittany se esforzó por sonreír.
—¡Caramba! ¡Qué bien! Muchas gracias, Jen. Pero no tengo experiencia en esas cosas. ¿Estás segura?
—Por supuesto. Aprenderás enseguida. Quiero que empieces cuando puedas y que te encargues de todo. ¿Blaine? Abre ese vino de una vez, ¿quieres? ¡Esto merece una celebración!
Blaine, con el sacacorchos en una mano y la botella en la otra, dijo:
—Ahora mismo. —Abrió la botella y llenó las copas.
Bebieron unos buenos tragos de vino y permanecieron callados hasta que Brittany se aclaró la garganta y preguntó:
—Una noticia estupenda. ¿Y cuándo te marchas?
—Dentro de dos días. Brittany, ¿te va bien? —Jen vigiló los fogones—. ¿Puedes estar aquí para entonces?
Brittany miró a Blaine, que se encogió de hombros.
—Supongo que sí. Tal vez tengamos que pedirle a alguno de tus amigos que se ocupe de Lord T. unos días. Debo ultimar unos asuntos en la ciudad.
—Muy bien. El señor Odo y Lord T. son muy amigos. Seguro que él le dará la comida. Con lo que ha engordado, me atrevo a decir que no le hace mucha falta.
—Jen, ¿sabe San lo de París y el... mi nuevo trabajo?
—Aún no. Acabo de hablar con Marina. La llamaré para contárselo. ¿O prefieres hacerlo tú? —Jen le guiñó un ojo y Brittany se puso colorada. Le daba vergüenza ser tan transparente.
—Buena idea, Jen —dijo Blaine—. Brittany, ¿por qué no llamas mientras yo ayudo a Jen con la cena? — Blaine arqueó las cejas y señaló la habitación contigua, y Brittany cogió el teléfono inalámbrico y se dirigió al salón. Brittany estaba preocupada. San se encontraba muy lejos y apenas tenían contacto. Pulsó su número de teléfono.
—Hola, tía Jen.
Brittany mantuvo un tono neutro.
—Hola, soy yo. Jen quería que te llamase.
La voz de San se suavizó.
—Ah, hola. ¿Cómo estás?
—Estoy... bien. Jen quiere que sepas que ha llamado Marina. La ha invitado a pasar dos semanas en París y se va dentro de dos días.
—Caramba, una buena noticia, ¿verdad? Apuesto a que Jen está radiante.
—Sí. Blaine y yo hemos venido a cenar, y ha preparado un verdadero banquete. También me ha ofrecido un trabajo.
San dudó.
—¿En serio? ¿Qué tipo de trabajo?
—Quiere que supervise la renovación de la casita, de principio a fin.
—Oh, ¿y vas a aceptarlo?
—Seguramente. Me parece una especie de reto. ¿Cómo te encuentras, San?
—Bien, ¿y tú?
El hecho de que San no quisiese colgar lo antes posible resultaba estimulante.
—Pues, verás, me estoy trasladando poco a poco, como acordamos. Blaine me ha seguido hoy con su coche lleno de cosas mías. —Se alejó un poco de la cocina—. Jen se marcha dentro de dos días. Pronto dejaré el trabajo y me instalaré aquí. También lo he pasado muy bien actuando como mascota de un grupo de fornidos jugadores de rugby. Tal vez tenga que asistir a los últimos partidos de la temporada.
—¿Ah, sí? ¿Vas a tomar unas cervezas con los colegas después de los partidos?
Brittany suspiró.
—Sería más justo decir una cerveza. Me deja hecha polvo. Blaine me acompaña o, más bien, me guía hasta casa y comprueba que todo está en orden antes de despedirse. Nos hemos hecho amigos desde nuestro... desde que Kurt y tú os fuisteis. Es, bueno, no sé cómo decirlo.
—¿Es qué?
—Si no lo conociera diría que es más que protector. Utilizaría la palabra “territorial”. Cuando los miembros de los otros equipos intentan entablar conversación conmigo, se pega a mí y se dedica a hacer el papel de macho. Ya sabes, se miden el uno al otro y hablan de forma que uno se entere de que tiene que abandonar. Resulta muy divertido, pero no comprendo por qué lo hace.
—¿Entablar conversación como cuando se flirtea?
—Bueno, sí. Los chicos son muy amables. Nadie se ha puesto pesado ni nada por el estilo. Un par de veces incluso ha hablado en privado con los más insistentes. Saben que casi todos los miembros del equipo son gays, y da risa ver su confusión. Es como si les dijera que estoy ocupada.
—Seguramente sólo quiere protegerte. Sabe que esos tipos son jugadores. Por cierto, ¿te apetece salir con alguno?
Brittany lo pensó. Y también pensó por qué lo preguntaba San. Nunca le había gustado jugar y no iba a empezar en aquel momento.
—En realidad, no. —Oyó un lento suspiro al otro lado de la línea.
—Entonces te está haciendo un favor, ¿no crees? —San parecía contenta.
—Supongo que sí. Creo que piensa que estoy comprometida.
Silencio.
—Oh.
Brittany no dijo nada. “Vamos, San, lánzame unas migajas.”
Un gran suspiro.
—Ya, pero me parece que nadie tiene derecho a apoderarse de tu corazón.
A Brittany se le encogió el corazón.
—¿Por qué no dejas que sea yo quien lo decida? Debo hacerlo. La cena está casi lista. Ah, por cierto, ¿has conseguido toda la información que necesitabas con el programa?
—¿Qué? Oh, no. Sigo picoteando, pero de momento no he logrado todo lo que hace falta. Voy a necesitar una copia de su disco duro y registrar la oficina. No te preocupes por eso. ¿Has dicho que vas a presentar la renuncia la semana que viene?
—Sí. Mi contrato especifica que debo hacerlo con dos semanas de antelación.
—¿Brittany? Creo que quieren que te vayas. Debes estar preparada para marcharte el mismo día.
Seguramente cambiarán todos los códigos y contraseñas antes de que salgas del edificio. No quiero que te lleves ninguna sorpresa.
—Oh, por supuesto. No lo había pensado. Da igual. Supongo que el señor Odo no tendrá que ocuparse de Lord T. durante mucho tiempo. —Tomó aliento y se armó de valor. “Ahí va”—. ¿Hay posibilidad de que volvamos a vernos, San?
—Tengo... mucho trabajo. Intentaré acabar lo antes que pueda.
Brittany, que se sentía como si le hubiesen dado una bofetada, repuso:
—Por mí no te apresures. No quiero robarte tu valioso tiempo. Buenas noches, San. —Colgó.
Tenía ganas de meterse en un rincón y echarse a llorar. Cuando unas lágrimas ardientes se deslizaron por sus mejillas, se dirigió al cuarto de baño, se lavó la cara e intentó recuperar la compostura antes de regresar con Blaine y Jen. Los dos se estaban riendo, pero se quedaron callados cuando la vieron. Al fin Jen dijo:
—¿Cómo está mi díscola sobrina?
—Supongo que bien. Te desea que disfrutes en París. Quiere que deje mi trabajo y mi apartamento y me quede con Lord T. Está muy ocupada y no sabe cuándo vendrá ni si vendrá algún día. Ese es el resumen. ¿Está lista la cena? —Brittany se dio cuenta de que había hablado en un tono brusco, pero no pudo evitarlo.
—¿Brittany? —Blaine la abrazó por los hombros y Brittany percibió preocupación en los ojos de su amigo.
—No hablemos más de ello, ¿de acuerdo? Por lo visto, a la doctora López le importo un comino. Me equivoqué al pensar otra cosa. Vamos a cenar. —Esperaba aguantar la velada sin derrumbarse de nuevo.
Jen se preparó para acostarse y marcó el número de San, pero le respondió una máquina.
—Hola, San. Soy tía Jen. Ya sabes que me voy a París. Le daré recuerdos a Marina de tu parte.
Jen esperó.
—¿San? Has disgustado a Brittany. No soy quién para decirte cómo debes gobernar tu vida, cariño, pero sí te diré una cosa: es muy difícil encontrar el verdadero amor. Si quieres a una persona y tienes la suerte de que te corresponda, no pierdas el tiempo inventando nobles excusas sobre relaciones imposibles. Lo lamentarás el resto de tu vida. Arriésgate, San. Arriésgate. Te quiero. Buenas noches.
San escuchó el mensaje un montón de veces durante la noche. Su cabeza no cesaba de dar vueltas. Imágenes de Brittany. Sus labios, su tacto, sus ojos. La sensación de abrazarla. En cuanto se deslizaba por aquel camino, procuraba situar de nuevo la mente en el rígido punto de supervivencia que siempre había funcionado. El distanciamiento significaba control, pero también significaba soledad y aislamiento. Brittany era distinta: le costaba más dejarla. Resultaba más difícil borrarla de su corazón. Cada vez que se movía, lo único que veía era el rostro de Brittany. Por fin se durmió. Tras despedirse de Blaine, Brittany entró en su apartamento, dejó el bolso sobre una mesita y fue al frigorífico a buscar una botella de agua. Se acercó a la ventana sin encender la luz y se sentó en una silla. Contempló la oscuridad durante mucho tiempo, y el dolor se fue transformando lentamente en ira. Inició un monólogo dedicado a San, pero se contuvo enseguida al recordar el micro que seguía activo en la sala. Quería arrancarlo de debajo de la mesa y pisotearlo. En vez de eso, optó por encerrarse en el baño. Abrió el grifo, se miró en el espejo y vio su rostro alterado por la furia.
—No es más que trabajo. Lo único que te importa es atrapar a mi ex y a sus colegas. Si con eso eres feliz, te lo daré. ¿Quieres la mierda del disco duro de Sam? Te lo serviré en bandeja de plata. Un canto de cisne para ti, doctora. Cuando lo tengas, podrás librarte de este embrollo y yo seguiré mi camino. Me largaré de aquí. Tal vez vuelva a Boston. Jen puede reformar la casita sin mi ayuda.
Se lavó la cara y se dispuso a acostarse, mientras planeaba cómo hacer realidad su regalo. Ella era la persona más indicada para conseguir lo que San quería de la oficina de Sam. Tropezó con una de las pocas cajas que quedaban en el apartamento y soltó una palabra malsonante para que el micrófono la registrase
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
vaya estoy contigo britt, has lo que tengas que hacer y largate a ver si asi san reacciona!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Hola! Me encantaron los capítulos. Esta Santana u.u pobre Brittany, espero que San la llame y arregle todo o mejor, que vaya a verla. Aunque imagino que se vendrá algo peligroso si siguieron a Brittany hasta la casa de Jen.
Estaré esperando los siguientes capítulos. Besos!
Estaré esperando los siguientes capítulos. Besos!
Maitehd***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 28/04/2013
Edad : 34
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
No sé por qué tengo la impresión de que Britt se va a meter en algun problema..
pff ojalá nosea nada grave...
cada vez maás emocionante :)
espero tu actualización.. Besos ;)
pff ojalá nosea nada grave...
cada vez maás emocionante :)
espero tu actualización.. Besos ;)
Alisseth***** - Mensajes : 254
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Hola! aqui tienes a una fiel lectora que aunque no haya comentado nunca:( siempre lee tus fics... Me encanta esta historia y tambien que actualices tan rapido.. espero con ansias el proximo cap ;D ..Besos!
Maria Angeles** - Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 14/07/2013
Edad : 24
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
saludos y gracias
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic [Brittana] Primer impulso. Capitulo 26. Final
Lo malo es que en el intento le pase algo!!micky morales escribió:vaya estoy contigo britt, has lo que tengas que hacer y largate a ver si asi san reacciona!
Yo voto por lo segundo, más que una llamada que vaya a verla. Veremos que pasa. Besos ;)Maitehd escribió:Hola! Me encantaron los capítulos. Esta Santana u.u pobre Brittany, espero que San la llame y arregle todo o mejor, que vaya a verla. Aunque imagino que se vendrá algo peligroso si siguieron a Brittany hasta la casa de Jen.
Estaré esperando los siguientes capítulos. Besos!
Sabe que hay una celula terrorita y va a meterse de espia...y todo por orgullo...esperemos que no le pase nada. Besos ;)Alisseth escribió:No sé por qué tengo la impresión de que Britt se va a meter en algun problema..
pff ojalá nosea nada grave...
cada vez maás emocionante :)
espero tu actualización.. Besos ;)
Hola, me alegra que te esté gustando, inento actualizar siempre que puedo. Aqui te dejo otro capitulo ;) Besos!Maria Angeles escribió:Hola! aqui tienes a una fiel lectora que aunque no haya comentado nunca:( siempre lee tus fics... Me encanta esta historia y tambien que actualices tan rapido.. espero con ansias el proximo cap ;D ..Besos!
monica.santander escribió:saludos y gracias
Hola Monica, de nada ;)
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
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