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Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me gusto mucho el capitulo, tu fic es demasiado interesante me encanta espero pronto la actualisacion :3
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
ya actualizo, besos :).Veronica Everett Criss escribió:Me encanta... Actualiza pronto... Besos
ya actualizo, y ¡me alegra que te guste!gleeclast escribió:me gusto mucho el capitulo ya quiero ver que pasa en el siguiente espero actualices pronto esperare ansioso el siguiente ya quiero ver como se desarrolla la historia
ya actualizo, tranquila :).gleeismylife escribió:Me gusto mucho el capitulo, tu fic es demasiado interesante me encanta espero pronto la actualisacion :3
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
5. Kurt.
Antes de ir a clase de química, enciendo mi teléfono móvil y llamo a mi casa para saber cómo le va a mi hermano. Baghda no está muy contenta porque a Finn le ha dado un arrebato a la hora comer. Al parecer, a mi hermano no le ha gustado mucho la comida. Y como señal de protesta le ha tirado el bol de yogur al suelo.
¿Era demasiado pedir que mi madre renunciara un solo día de paseo por el club de campo para quedarse en casa en aquella etapa de transición? El verano ya ha acabado, y no puedo estar allí para relevar a las cuidadoras, y que por regla general acaban largándose.
Debería estar centrado en mis clases. Ingresar en el alma mater de mi padre, Northwestern, es mi principal objetivo porque así podré ir a una universidad que este cerca de casa y no estaré lejos de mi hermano si me necesita. Después de dar a Baghda un par de consejos, aspiro una bocanada de aire, fuerzo la sonrisa y entro en clase.
- Eh guapo. Te he guardado un sitio -dice Adam señalando el taburete que queda a su lado.
El laboratorio está formado por altas mesas de laboratorio, cada una para la capacidad de 2 personas. Eso significa que estaré sentado con Adam el resto del año y que haremos juntos el temible proyecto de química de último curso. Sintiéndome algo estúpida por pensar que las cosas habían cambiado entre nosotros, tomo asiento en el taburete y saco mi pesado libro de química.
- ¡¡Eh mira!! ¡¡Anderson está en nuestra clase!! -gritan algunos chicos en la parte de detrás del aula- Blaine aquí, ven.
Intento no mirar a Blaine mientras saluda a sus amigos con palmaditas en la espalda y apretones de manos demasiados complicados para ser imitados. Además del gesto, se llaman hermano entre ellos, muy típico. La presencia de Blaine atrae las miradas de toda la clase.
- He oído que le arrestaron el fin de semana pasado por uso de metanfetaminas.
- ¿En serio?
- En serio -dice Adam, asintiendo con la cabeza y enarcando ambas cejas.
Bueno, no es que me sorprenda la noticia. He oído que Blaine pasa la mayoría de los fines de semana trapicheando con drogas o metido en cualquier otra actividad ilegal.
La señora Pillsbury cierra con fuerza la puerta de la clase provocando que todas las miradas abandonen en el acto la parte trasera del aula, donde se sientan Blaine y sus colegas, y se centren en la parte delantera, donde se encuentra la señora Pillsbury. Tiene el cabello pelirojo, y lo lleva recogido en una tirante cola de caballo. Es probable que no haya cumplido todavía los 30, pero sus gafas y su perpetua expresión ceñuda la hacen parecer mucho mayor. He oído que tras su primer año como profesora (el cual solo le trajo llantos), ha adoptado una actitud más dura. Al parecer, sus alumnos no respetaban a una profesora que era la suficiente joven como para ser su hermana mayor.
- Buenos días y bienvenidos al último curso de química -dice antes de sentarse al borde de la mesa y abrir una carpeta-. Agradezco que se hayan tomado la molestia de elegir asientos, sin embargo, yo ya había dispuesto la organización de los mismos, por orden alfabético.
Protesto junto al resto de la clase, pero la señora Pillsbury ni se inmuta. Se planta de la primera mesa de laboratorio y dice:
- Adam, ocupe el primer asiento. Su compañera será Quinn Fabray.
Quinn Fabray es la segunda capitana del equipo de animadoras. Me lanza una mirada cargada de disculpas antes de sentarse en el taburete que queda al lado de mi novio.
A medida que la señora Pillsbury sigue con lista, los estudiantes van cambiándose a sus asientos asignados sin mucho entusiasmo.
- Kurt Hummel -dice la señora Pillsbury señalando la mesa que queda detrás de Adam. Acepto gustosamente mi nueva plaza asignada.
- Anderson-continúa la Sra. Pillsbury, señalando el taburete que hay a mi lado.
¡Ay madre! Blaine... ¿Mi compañero de laboratorio? ¿Durante todo el curso? De ningún modo, ni de broma, me niego. Lanzo a Adam una mirada suplicante mientras intento con todas mis fuerzas que no me entre el pánico. Debería de haberme quedado en casa. En la cama, bajo las mantas. Vaya, pues si que me siento intimidada.
- Llámame Blaine.
La Sra. Pillsbury levanta la mirada de la lista de clase y observa a Blaine por encima de las gafas.
- Blaine -dice antes de cambiar su nombre en la lista-. Señor Anderson, quítese esa bandana. En mi clase aplico una política de tolerancia cero. No permitiré que ningún accesorio relacionado con una pandilla entre en mi clase. Y por desgracia, Blaine su reputación le precede. El director Figgins respalda sin reservas esta medida.... ¿Me he explicado con claridad?
Blaine agacha la mirada antes de quitarse la bandana de la cabeza, revelando un cabello alocado que encaja con la expresión de sus ojos.
- Es para esconder los piojos -le masculla Adam a Quinn, pero yo lo oigo y Blaine también.
- Vete a la mierda -le dice Blaine, fulminándolo con la mirada-. Cierra la boca.
- Claro, colega -responde Adam, antes de darse la vuelta-. Ni siquiera saber decir una frase sin soltar un taco.
- Ya es suficiente Adam, Blaine, siéntate -ordena la Sra. Pillsbury y dirigiéndose al resto de la clase dice- : esto también va por los demás. No puedo controlar lo que hagan fuera del aula, no obstante en mi clase mando yo -dice, girándose después a Blaine-. ¿Ha quedado claro?
- Sí señora -replica Blaine en un tono deliberadamente bajo.
La Sra. Pillsbury continúa con el resto de la lista, mientras yo hago todo lo que puedo para no mirar a los ojos al tipo que se sienta a mi lado. Me arrepiento de haber dejado el bolso en la taquilla porque ahora podría estar fingiendo buscar nada dentro, tal y como ha hecho Rachel esta mañana.
- Qué asco -murmura Blaine en tono contrariado y ronco. ¿Lo hace a propósito?
¿Cómo voy a explicar a mi madre que tengo de compañero de laboratorio a Blaine Anderson? Ay, no, espero que no me eche las culpas de todo eso.
Miro a mi novio, quien esta absorto con su conversación con Quinn. Tengo celos. ¿Porque mi apellido no puede ser Fabray para poder sentarme junto a él? Seria genial poseer el poder de retroceder en el tiempo y que, solo pronunciar las palabras mágicas, el día empezara de nuevo. Hoy sería el día perfecto para hacerlo.
¿Acaso cree la Sra. Pillsbury que es razonable emparejar a la capitana de las animadoras con el tipo más peligroso del instituto? Esta mujer está delirando.
La señora delirios termina por fin de asignar los asientos.
- Se que los estudiantes de último curso creen saberlo todo, pero nunca den por hecho que han triunfado hasta que no sean capaces de tratar las plagas que acechan a la humanidad o hacer que la tierra sea un lugar más seguro en el que vivir. El campo de la química juega un papel crucial en el desarrollo de los fármacos, en los tratamientos de radiación para los enfermos de cáncer, en el uso del petróleo, en el ozono...
Blaine levanta la mano.
- Blaine -dice la profesora-. ¿Tienes alguna pregunta?
- Señora Pillsbury, ¿está diciendo que el presidente de USA no es un triunfador?
- Bueno, lo que digo es... que el dinero y el estatus no lo son todo. Debe utilizar el cerebro para hacer algo para la humanidad o por el planeta en el que vivimos. Entonces, si será un triunfador. Y se habrá ganado mi respeto, que es algo de lo que no puede presumir todo el mundo.
- Yo tengo cosas de las que puedo presumir Sra. P. -dice Blaine. Es evidente que esta divirtiéndose.
La Sra. Pillsbury sostiene la mano en alto.
- Por favor ahorrémonos los detalles Blaine.
Niega con la cabeza. Si Blaine cree que llevarle la contraria a la profesora va a hacer que obtengamos una buena nota, está muy equivocado. Está claro que a la Sra. Pillsbury no le hacen gracia los listillos y mi compañero ya está en su lista negra.
- Ahora -dice la señora delirios-. Miren a la persona que se sienta a su lado.
"Cualquier cosa menos eso". Sin embargo, no tengo elección. Miro de nuevo a Adam, que parece muy contento con la compañera que le ha tocado. Si Quinn no tuviera novio, me estaría cuestionando seriamente por qué se acerca tanto a Adam y se sacude la melena tantas veces. Deduzco que estoy siendo paranoica.
- Puede que no les guste vuestro compañero -dice la Sra. Pillsbury- pero deberán estar juntos los próximos 10 meses. Tómense 5 minutos para conocerse, y después deberán presentarlo al resto de la clase. Hablen de lo que han hecho este verano, de cuáles son sus aficiones, o de cualquier otra cosa interesante o peculiar que quizás sus compañeros no sepan de ustedes. Sus cinco minutos empiezan ahora.
Saco la libreta, me pongo en la primera página y se la paso a Blaine.
- ¿Por qué no escribes cosas sobre ti en mi libreta y yo hago lo mismo en la tuya? Pregunto. Es mejor intentar tener una conversación con él.
Blaine asiente, parece estar de acuerdo, aunque observo que se le levantan las comisuras de los labios mientras me pasa su libreta. ¿Son imaginaciones mías o ha pasado de verdad? Aspiro una bocanada de aire, me quito esa idea de la cabeza y escribo con diligencia hasta que la Sra. Pillsbury da el final de los 5 minutos y se dispone a escuchar las presentaciones de los alumnos.
- Os presento a Quinn Fabray -empieza Adam, que es el primero en hablar.
Pero yo no oigo el resto de su discurso sobre Quinn y su viaje a Italia y su experiencia en el campamento de baile del verano. En lugar de eso, bajo la mirada a la libreta que Blaine me ha devuelto y me quedo boquiabierta al reparar en las palabras que ha escrito.
Nota: Adam, en esta fic, es bisexual; Kurt y Blaine sólo gays.
Antes de ir a clase de química, enciendo mi teléfono móvil y llamo a mi casa para saber cómo le va a mi hermano. Baghda no está muy contenta porque a Finn le ha dado un arrebato a la hora comer. Al parecer, a mi hermano no le ha gustado mucho la comida. Y como señal de protesta le ha tirado el bol de yogur al suelo.
¿Era demasiado pedir que mi madre renunciara un solo día de paseo por el club de campo para quedarse en casa en aquella etapa de transición? El verano ya ha acabado, y no puedo estar allí para relevar a las cuidadoras, y que por regla general acaban largándose.
Debería estar centrado en mis clases. Ingresar en el alma mater de mi padre, Northwestern, es mi principal objetivo porque así podré ir a una universidad que este cerca de casa y no estaré lejos de mi hermano si me necesita. Después de dar a Baghda un par de consejos, aspiro una bocanada de aire, fuerzo la sonrisa y entro en clase.
- Eh guapo. Te he guardado un sitio -dice Adam señalando el taburete que queda a su lado.
El laboratorio está formado por altas mesas de laboratorio, cada una para la capacidad de 2 personas. Eso significa que estaré sentado con Adam el resto del año y que haremos juntos el temible proyecto de química de último curso. Sintiéndome algo estúpida por pensar que las cosas habían cambiado entre nosotros, tomo asiento en el taburete y saco mi pesado libro de química.
- ¡¡Eh mira!! ¡¡Anderson está en nuestra clase!! -gritan algunos chicos en la parte de detrás del aula- Blaine aquí, ven.
Intento no mirar a Blaine mientras saluda a sus amigos con palmaditas en la espalda y apretones de manos demasiados complicados para ser imitados. Además del gesto, se llaman hermano entre ellos, muy típico. La presencia de Blaine atrae las miradas de toda la clase.
- He oído que le arrestaron el fin de semana pasado por uso de metanfetaminas.
- ¿En serio?
- En serio -dice Adam, asintiendo con la cabeza y enarcando ambas cejas.
Bueno, no es que me sorprenda la noticia. He oído que Blaine pasa la mayoría de los fines de semana trapicheando con drogas o metido en cualquier otra actividad ilegal.
La señora Pillsbury cierra con fuerza la puerta de la clase provocando que todas las miradas abandonen en el acto la parte trasera del aula, donde se sientan Blaine y sus colegas, y se centren en la parte delantera, donde se encuentra la señora Pillsbury. Tiene el cabello pelirojo, y lo lleva recogido en una tirante cola de caballo. Es probable que no haya cumplido todavía los 30, pero sus gafas y su perpetua expresión ceñuda la hacen parecer mucho mayor. He oído que tras su primer año como profesora (el cual solo le trajo llantos), ha adoptado una actitud más dura. Al parecer, sus alumnos no respetaban a una profesora que era la suficiente joven como para ser su hermana mayor.
- Buenos días y bienvenidos al último curso de química -dice antes de sentarse al borde de la mesa y abrir una carpeta-. Agradezco que se hayan tomado la molestia de elegir asientos, sin embargo, yo ya había dispuesto la organización de los mismos, por orden alfabético.
Protesto junto al resto de la clase, pero la señora Pillsbury ni se inmuta. Se planta de la primera mesa de laboratorio y dice:
- Adam, ocupe el primer asiento. Su compañera será Quinn Fabray.
Quinn Fabray es la segunda capitana del equipo de animadoras. Me lanza una mirada cargada de disculpas antes de sentarse en el taburete que queda al lado de mi novio.
A medida que la señora Pillsbury sigue con lista, los estudiantes van cambiándose a sus asientos asignados sin mucho entusiasmo.
- Kurt Hummel -dice la señora Pillsbury señalando la mesa que queda detrás de Adam. Acepto gustosamente mi nueva plaza asignada.
- Anderson-continúa la Sra. Pillsbury, señalando el taburete que hay a mi lado.
¡Ay madre! Blaine... ¿Mi compañero de laboratorio? ¿Durante todo el curso? De ningún modo, ni de broma, me niego. Lanzo a Adam una mirada suplicante mientras intento con todas mis fuerzas que no me entre el pánico. Debería de haberme quedado en casa. En la cama, bajo las mantas. Vaya, pues si que me siento intimidada.
- Llámame Blaine.
La Sra. Pillsbury levanta la mirada de la lista de clase y observa a Blaine por encima de las gafas.
- Blaine -dice antes de cambiar su nombre en la lista-. Señor Anderson, quítese esa bandana. En mi clase aplico una política de tolerancia cero. No permitiré que ningún accesorio relacionado con una pandilla entre en mi clase. Y por desgracia, Blaine su reputación le precede. El director Figgins respalda sin reservas esta medida.... ¿Me he explicado con claridad?
Blaine agacha la mirada antes de quitarse la bandana de la cabeza, revelando un cabello alocado que encaja con la expresión de sus ojos.
- Es para esconder los piojos -le masculla Adam a Quinn, pero yo lo oigo y Blaine también.
- Vete a la mierda -le dice Blaine, fulminándolo con la mirada-. Cierra la boca.
- Claro, colega -responde Adam, antes de darse la vuelta-. Ni siquiera saber decir una frase sin soltar un taco.
- Ya es suficiente Adam, Blaine, siéntate -ordena la Sra. Pillsbury y dirigiéndose al resto de la clase dice- : esto también va por los demás. No puedo controlar lo que hagan fuera del aula, no obstante en mi clase mando yo -dice, girándose después a Blaine-. ¿Ha quedado claro?
- Sí señora -replica Blaine en un tono deliberadamente bajo.
La Sra. Pillsbury continúa con el resto de la lista, mientras yo hago todo lo que puedo para no mirar a los ojos al tipo que se sienta a mi lado. Me arrepiento de haber dejado el bolso en la taquilla porque ahora podría estar fingiendo buscar nada dentro, tal y como ha hecho Rachel esta mañana.
- Qué asco -murmura Blaine en tono contrariado y ronco. ¿Lo hace a propósito?
¿Cómo voy a explicar a mi madre que tengo de compañero de laboratorio a Blaine Anderson? Ay, no, espero que no me eche las culpas de todo eso.
Miro a mi novio, quien esta absorto con su conversación con Quinn. Tengo celos. ¿Porque mi apellido no puede ser Fabray para poder sentarme junto a él? Seria genial poseer el poder de retroceder en el tiempo y que, solo pronunciar las palabras mágicas, el día empezara de nuevo. Hoy sería el día perfecto para hacerlo.
¿Acaso cree la Sra. Pillsbury que es razonable emparejar a la capitana de las animadoras con el tipo más peligroso del instituto? Esta mujer está delirando.
La señora delirios termina por fin de asignar los asientos.
- Se que los estudiantes de último curso creen saberlo todo, pero nunca den por hecho que han triunfado hasta que no sean capaces de tratar las plagas que acechan a la humanidad o hacer que la tierra sea un lugar más seguro en el que vivir. El campo de la química juega un papel crucial en el desarrollo de los fármacos, en los tratamientos de radiación para los enfermos de cáncer, en el uso del petróleo, en el ozono...
Blaine levanta la mano.
- Blaine -dice la profesora-. ¿Tienes alguna pregunta?
- Señora Pillsbury, ¿está diciendo que el presidente de USA no es un triunfador?
- Bueno, lo que digo es... que el dinero y el estatus no lo son todo. Debe utilizar el cerebro para hacer algo para la humanidad o por el planeta en el que vivimos. Entonces, si será un triunfador. Y se habrá ganado mi respeto, que es algo de lo que no puede presumir todo el mundo.
- Yo tengo cosas de las que puedo presumir Sra. P. -dice Blaine. Es evidente que esta divirtiéndose.
La Sra. Pillsbury sostiene la mano en alto.
- Por favor ahorrémonos los detalles Blaine.
Niega con la cabeza. Si Blaine cree que llevarle la contraria a la profesora va a hacer que obtengamos una buena nota, está muy equivocado. Está claro que a la Sra. Pillsbury no le hacen gracia los listillos y mi compañero ya está en su lista negra.
- Ahora -dice la señora delirios-. Miren a la persona que se sienta a su lado.
"Cualquier cosa menos eso". Sin embargo, no tengo elección. Miro de nuevo a Adam, que parece muy contento con la compañera que le ha tocado. Si Quinn no tuviera novio, me estaría cuestionando seriamente por qué se acerca tanto a Adam y se sacude la melena tantas veces. Deduzco que estoy siendo paranoica.
- Puede que no les guste vuestro compañero -dice la Sra. Pillsbury- pero deberán estar juntos los próximos 10 meses. Tómense 5 minutos para conocerse, y después deberán presentarlo al resto de la clase. Hablen de lo que han hecho este verano, de cuáles son sus aficiones, o de cualquier otra cosa interesante o peculiar que quizás sus compañeros no sepan de ustedes. Sus cinco minutos empiezan ahora.
Saco la libreta, me pongo en la primera página y se la paso a Blaine.
- ¿Por qué no escribes cosas sobre ti en mi libreta y yo hago lo mismo en la tuya? Pregunto. Es mejor intentar tener una conversación con él.
Blaine asiente, parece estar de acuerdo, aunque observo que se le levantan las comisuras de los labios mientras me pasa su libreta. ¿Son imaginaciones mías o ha pasado de verdad? Aspiro una bocanada de aire, me quito esa idea de la cabeza y escribo con diligencia hasta que la Sra. Pillsbury da el final de los 5 minutos y se dispone a escuchar las presentaciones de los alumnos.
- Os presento a Quinn Fabray -empieza Adam, que es el primero en hablar.
Pero yo no oigo el resto de su discurso sobre Quinn y su viaje a Italia y su experiencia en el campamento de baile del verano. En lugar de eso, bajo la mirada a la libreta que Blaine me ha devuelto y me quedo boquiabierta al reparar en las palabras que ha escrito.
Nota: Adam, en esta fic, es bisexual; Kurt y Blaine sólo gays.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
me gusto mucho el capitulo espero con ansias el siguiente ya quiero ver que le escribio blaine a kurt en el cuaderno espero y actualices pronto ya quiero ver como sigue la historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
gleeclast escribió:me gusto mucho el capitulo espero con ansias el siguiente ya quiero ver que le escribio blaine a kurt en el cuaderno espero y actualices pronto ya quiero ver como sigue la historia
me alegra que te guste :). che, siempre comentás, y se me hace raro no saber tu nombre, ¿me lo dirías? jajaj.
ya actualizo :).
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
si me llamo ulises y ¿tu? y espero con ansias la actualización y de nada jejeje
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
6. Blaine.
Vale, puede que no haya decidido jugársela así en esto de las presentaciones. Tal vez escribir en su libreta "Sábado noche. Tú y yo. Clases de conducción y sexo duro....." no haya sido una jugada muy inteligente. Y sin embargo, me moría de ganas que al señorito perfecto se le trabara la lengua con mi presentación. Y ese es precisamente el resultado.
- ¿¿Señor Hummel??
Me divierto observando como la Perfección levanta la mirada hacia Pillsbury. Vaya, es muy bueno. Mi compañero domina a la perfección el modo de ocultar sus verdaderas emociones; lo sé porque es algo que yo suelo hacer.
- ¿Sí? -dice Kurt, ladeando la cabeza y sonriendo como el rey de la fiesta.
Me pregunto si esa sonrisa le ha servido alguna vez para librarse de una multa por exceso de velocidad.
- Su turno. Presente a Blaine a sus compañeros.
Apoyo el codo en la mesa de laboratorio y me dispongo a esperar una presentación, que o bien va a tener que inventarse, o bien le va a obligar a confesar que no sabe absolutamente nada de mí. Repara en mi postura relajada, y por su expresión de ciervo asustado, estoy seguro de que la he dejado sin palabras.
- Os presento a Blaine Anderson -empieza con voz de pito. Me da rabia escuchar mi nombre de pila, pero intento mantener mi fría fachada, mientras él continúa con su improvisada presentación-. Este verano, cuando no aguardaba en la esquina de la calle para acosar algún inocente, iba de excursión a los calabozos de los alrededores, ya sabéis a que me refiero. Y oculta un deseo que nadie sabría adivinar.
De repente, todos se quedan en silencio. Incluso la Sra. Pillsbury parece intrigada. Joder, incluso yo tengo la sensación de que las palabras que salen de los mentirosos labios de color rosa esmerilado de Kurt son música para mis oídos.
- Su mayor deseo -continua-, es ir a la universidad y llegar a ser profesor de química, como usted Sra. Pillsbury.
Sí, claro. Miro a mi amiga Santana, a quien parece divertirle el hecho de que un niño pijo no tema dejarme en ridículo delante de toda la clase. Kurt me lanza una sonrisa triunfal, seguro de que ha ganado esta ronda."Buen intento"
Me incorporo en la silla mientras la clase sigue en silencio.
- Os presento a Kurt Hummel -empiezo, sabiendo que todas las miradas recaen sobre mí-. Este verano se ha dedicado a ir al centro comercial para comprar ropa nueva para ampliar su vestuario, y se gastó el sueldo de papá en una operación de cirugía estética para realzar sus, ejem, cualidades.
Puede que no sea lo que él ha escrito, pero seguro que se acerca a la realidad. A diferencia de la presentación que él ha hecho para mí.
Reparo en las risitas de mis colegas en la parte posterior de la clase. Kurt se ha quedado de piedra a mi lado, como si mis palabras hubieran herido su apreciado ego. En realidad, le estoy haciendo un favor. Lo que no sabe es que aun no he acabado con su presentación.
- Su mayor deseo -añado, obteniendo la misma reacción que ha conseguido él, durante la presentación que ha hecho sobre mi-, es salir con un chicano antes de terminar el instituto.
Tal como esperaba, mis palabras son recibidas con comentarios y silbidos en la parte de atrás de la clase.
- Bien dicho Anderson -exclama mi amigo Dave.
- Yo saldré contigo -añade otro.
Choco los 5 con otro Latino Blood llamado Nick que está sentado detrás de mí. Después reparo en Santana, que está negando con la cabeza como si hubiera hecho algo mal. ¿Qué? Solo me estoy divirtiendo un poco con un niño rico de la zona norte.
Kurt mira a su novio, y después a mí. Le lanzo a Adam una mirada que dice "empieza el juego". La cara de Adam adopta repentinamente un color rojizo. Acabo de invadir su territorio. Eso está bien.
- Silencio chicos -interviene con firmeza Pillsbury-. Gracias por sus creativas y... esclarecedoras presentaciones. Señorita Hummel y Señor Anderson, quédense después de clase.
_______________________________________________
- Sus presentaciones no sólo han sido horrorosas, sino también muy irrespetuosas para conmigo y para con el resto de compañeros -dice Pillsbury después de clase mientras Kurt y yo esperamos delante de su mesa-. Tienen un opción -añade sujetando 2 papeletas de castigo azules en una mano y 2 hojas de papel en la otra-. O bien eligen quedarse castigados hoy después de clase, o bien acceden a escribir para mañana una redacción de 500 palabras sobre el respeto. ¿Qué dicen?
Me inclino cojo la papeleta de castigo. Kurt elige la hoja de papel. Como no.
- ¿Alguno de ustedes no está de acuerdo con mi método de asignar compañeros de laboratorio? Pregunta Pillsbury.
Kurt responde si al mismo tiempo que yo respondo no.
Pillsbury se quita las gafas y las deja sobre la mesa.
- Escuchen será mejor que arreglen sus diferencias antes de que acabe el año. Kurt, no lo voy a cambiar de compañero. Ambos están en el último curso y tendrán que lidiar con mucha gente y diversas personalidades tras la graduación. Si no quieren ir a cursos de verano para recuperar mi clase, les sugiero que trabajen el uno con el otro. Ahora dense prisa si no quieren llegar tarde a su siguiente clase.
Acto seguido, mi compañero y yo salimos de clase.
- Deja de seguirme -espeta, mirando por encima del hombro para comprobar cuanta gente nos observa caminar juntos por el pasillo.
Como si yo fuera el mismo diablo.
- Ponte manga larga cuando venga a recogerte el sábado por la noche -insisto, a pesar de ser consciente de que él está a punto de perder los nervios. Normalmente, no suelo meterme con los niños pijos, pero me encanta sacar de quicio a este en particular. Y es que Kurt, el más popular y el más deseado de todos, se trata del blanco perfecto-. Si no pasaras mucho frío en el asiento trasero de mi moto.
- Escucha, Blaine -me dice, dándose la vuelta y haciendo que sus ojos color celestes profundos se claven en los míos. Me lanza una mirada de hielo-. No salgo con los chicos que pertenecen a bandas, y no me van las drogas.
- Yo tampoco salgo con los chicos que pertenecen a bandas -digo acercándome a él-. Y no consumo drogas.
- Sí, claro. Me extraña que no estés ya en un centro de desintoxicación o algún campamento para delincuentes juveniles.
- No me conoces.
- Se lo suficiente- dice cruzándose de brazos. A continuación, baja la mirada y deja caer las manos a los costados.
Hago un esfuerzo por no mirarle la cara perfecta de muñeco que posee y doy un paso hacia delante.
- ¿¿Le contaste de mí con Figgins??
- ¿Y qué si lo he hecho? -replica, retrocediendo un poco.
- Nene me tienes miedo -es una afirmación, no una pregunta. Deseo oír de sus propios labios la razón de la opresión que siente por mí.
- La mayoría de la gente de este centro tiene miedo de mirarte de la manera equivocada y acabar con una bala en el pecho.
- Entonces mi pistola, ya estaría echando humo, ¿no te parece? ¿Y por qué tú no sales huyendo ehh?
- Lo haré en cuanto tenga la oportunidad.
Ya me he divertido con este pavo. Es hora de dejarle las cosas claras y hacerle ver quien lleva los pantalones. Acorto la distancia que nos separa y le susurro al oído:
- Afronta los hechos. Tu vida es demasiada perfecta. Es probable que te quedes toda la noche despierta, fantaseando sobre darle algo de sabor a ese montón de algodones en el que vives. -Maldita sea, puedo captar el olorcillo a vainilla de su perfume o de su crema. Me recuerda a las galletas y me encantan las galletas, lo que no es nada bueno-. Quien juega con fuego acaba quemándose, nene.
- Si lo tocas, te arrepentirás de ello, Anderson -campanea la voz de Adam. Parece un burro con esos enormes dientes blancos y esas orejas sobresaliéndole del rapado al cero que lleva-. Apártate de una vez de ella.
- Adam -dice Kurt-. No te preocupes. Puedo encargarme de esto solo.
Cara Burro ha traído refuerzos: 3 colegas con el mismo aspecto de pijos se levantan tras él como guardaespaldas. Estudio el aspecto de Cara Burro y de sus 3 amigos para calcular las posibilidades de enfrentarme solo a ellos. Llego a la conclusión de que es probable que los 4 puedan conmigo, pero en este caso, no saldrán ilesos del encuentro.
- Cuando seas lo suficientemente fuerte como para jugar en primera división, deportista del tres al cuarto, entonces escuchare toda la mierda que te sale de tu boca -le replico.
Otros estudiantes se agolpan a nuestro alrededor, dejando espacio para una pelea que seguramente será breve, frenética y sangrienta. Lo que no saben es que Cara Burro es todo un corredor. Sin embargo, esta vez ha venido acompañado, de modo que quizás decida encararme. Por lo que a mí respecta, siempre estoy preparado: he participado en más peleas de las que puedo contar con los dedos de los pies y de las manos. Y tengo las cicatrices que lo demuestran.
- Adam, no merece la pena -dice Kurt.
"Gracias, nene. Lo mismo te digo" pienso.
- ¿Me estas amenazando, Anderson? Espeta Adam, ignorando a su novio.
- No gilipollas -digo mirándole fijamente-. Solo cobardes como tú amenazan a los demás.
Kurt se coloca delante de Adam y le pone la mano en el pecho.
- No le hagas caso -dice
- No te tengo miedo. Mi padre es abogado -se jacta Adam antes de rodear a Kurt por el brazo-. Él es mío. Nunca lo olvides.
- Entonces ponle correa -le advierto-. O puede que se sienta tentado a buscar otro dueño.
Mi amigo Puck aparece a mi lado y me pregunta:
- ¿Va todo bien, Blaine?
- Si, Puck -contesto. Dicho esto, veo a 2 profesores acercándose por el pasillo, acompañados por un tipo vestido de uniforme. No voy a caer en la trampa y acabar en la lista negra de Figgins-. Si todo va bien -repito y volviéndome a Kurt, añado-: nos vemos más tarde, nene, estoy deseando explorar nuestra química.
Ya tengo bastante con el castigo, así que decido marcharme para librarme de una expulsión. Pero antes Kurt me hace una mueca con su nariz respingona, como si me considerara la escoria de la sociedad.
Vale, puede que no haya decidido jugársela así en esto de las presentaciones. Tal vez escribir en su libreta "Sábado noche. Tú y yo. Clases de conducción y sexo duro....." no haya sido una jugada muy inteligente. Y sin embargo, me moría de ganas que al señorito perfecto se le trabara la lengua con mi presentación. Y ese es precisamente el resultado.
- ¿¿Señor Hummel??
Me divierto observando como la Perfección levanta la mirada hacia Pillsbury. Vaya, es muy bueno. Mi compañero domina a la perfección el modo de ocultar sus verdaderas emociones; lo sé porque es algo que yo suelo hacer.
- ¿Sí? -dice Kurt, ladeando la cabeza y sonriendo como el rey de la fiesta.
Me pregunto si esa sonrisa le ha servido alguna vez para librarse de una multa por exceso de velocidad.
- Su turno. Presente a Blaine a sus compañeros.
Apoyo el codo en la mesa de laboratorio y me dispongo a esperar una presentación, que o bien va a tener que inventarse, o bien le va a obligar a confesar que no sabe absolutamente nada de mí. Repara en mi postura relajada, y por su expresión de ciervo asustado, estoy seguro de que la he dejado sin palabras.
- Os presento a Blaine Anderson -empieza con voz de pito. Me da rabia escuchar mi nombre de pila, pero intento mantener mi fría fachada, mientras él continúa con su improvisada presentación-. Este verano, cuando no aguardaba en la esquina de la calle para acosar algún inocente, iba de excursión a los calabozos de los alrededores, ya sabéis a que me refiero. Y oculta un deseo que nadie sabría adivinar.
De repente, todos se quedan en silencio. Incluso la Sra. Pillsbury parece intrigada. Joder, incluso yo tengo la sensación de que las palabras que salen de los mentirosos labios de color rosa esmerilado de Kurt son música para mis oídos.
- Su mayor deseo -continua-, es ir a la universidad y llegar a ser profesor de química, como usted Sra. Pillsbury.
Sí, claro. Miro a mi amiga Santana, a quien parece divertirle el hecho de que un niño pijo no tema dejarme en ridículo delante de toda la clase. Kurt me lanza una sonrisa triunfal, seguro de que ha ganado esta ronda."Buen intento"
Me incorporo en la silla mientras la clase sigue en silencio.
- Os presento a Kurt Hummel -empiezo, sabiendo que todas las miradas recaen sobre mí-. Este verano se ha dedicado a ir al centro comercial para comprar ropa nueva para ampliar su vestuario, y se gastó el sueldo de papá en una operación de cirugía estética para realzar sus, ejem, cualidades.
Puede que no sea lo que él ha escrito, pero seguro que se acerca a la realidad. A diferencia de la presentación que él ha hecho para mí.
Reparo en las risitas de mis colegas en la parte posterior de la clase. Kurt se ha quedado de piedra a mi lado, como si mis palabras hubieran herido su apreciado ego. En realidad, le estoy haciendo un favor. Lo que no sabe es que aun no he acabado con su presentación.
- Su mayor deseo -añado, obteniendo la misma reacción que ha conseguido él, durante la presentación que ha hecho sobre mi-, es salir con un chicano antes de terminar el instituto.
Tal como esperaba, mis palabras son recibidas con comentarios y silbidos en la parte de atrás de la clase.
- Bien dicho Anderson -exclama mi amigo Dave.
- Yo saldré contigo -añade otro.
Choco los 5 con otro Latino Blood llamado Nick que está sentado detrás de mí. Después reparo en Santana, que está negando con la cabeza como si hubiera hecho algo mal. ¿Qué? Solo me estoy divirtiendo un poco con un niño rico de la zona norte.
Kurt mira a su novio, y después a mí. Le lanzo a Adam una mirada que dice "empieza el juego". La cara de Adam adopta repentinamente un color rojizo. Acabo de invadir su territorio. Eso está bien.
- Silencio chicos -interviene con firmeza Pillsbury-. Gracias por sus creativas y... esclarecedoras presentaciones. Señorita Hummel y Señor Anderson, quédense después de clase.
_______________________________________________
- Sus presentaciones no sólo han sido horrorosas, sino también muy irrespetuosas para conmigo y para con el resto de compañeros -dice Pillsbury después de clase mientras Kurt y yo esperamos delante de su mesa-. Tienen un opción -añade sujetando 2 papeletas de castigo azules en una mano y 2 hojas de papel en la otra-. O bien eligen quedarse castigados hoy después de clase, o bien acceden a escribir para mañana una redacción de 500 palabras sobre el respeto. ¿Qué dicen?
Me inclino cojo la papeleta de castigo. Kurt elige la hoja de papel. Como no.
- ¿Alguno de ustedes no está de acuerdo con mi método de asignar compañeros de laboratorio? Pregunta Pillsbury.
Kurt responde si al mismo tiempo que yo respondo no.
Pillsbury se quita las gafas y las deja sobre la mesa.
- Escuchen será mejor que arreglen sus diferencias antes de que acabe el año. Kurt, no lo voy a cambiar de compañero. Ambos están en el último curso y tendrán que lidiar con mucha gente y diversas personalidades tras la graduación. Si no quieren ir a cursos de verano para recuperar mi clase, les sugiero que trabajen el uno con el otro. Ahora dense prisa si no quieren llegar tarde a su siguiente clase.
Acto seguido, mi compañero y yo salimos de clase.
- Deja de seguirme -espeta, mirando por encima del hombro para comprobar cuanta gente nos observa caminar juntos por el pasillo.
Como si yo fuera el mismo diablo.
- Ponte manga larga cuando venga a recogerte el sábado por la noche -insisto, a pesar de ser consciente de que él está a punto de perder los nervios. Normalmente, no suelo meterme con los niños pijos, pero me encanta sacar de quicio a este en particular. Y es que Kurt, el más popular y el más deseado de todos, se trata del blanco perfecto-. Si no pasaras mucho frío en el asiento trasero de mi moto.
- Escucha, Blaine -me dice, dándose la vuelta y haciendo que sus ojos color celestes profundos se claven en los míos. Me lanza una mirada de hielo-. No salgo con los chicos que pertenecen a bandas, y no me van las drogas.
- Yo tampoco salgo con los chicos que pertenecen a bandas -digo acercándome a él-. Y no consumo drogas.
- Sí, claro. Me extraña que no estés ya en un centro de desintoxicación o algún campamento para delincuentes juveniles.
- No me conoces.
- Se lo suficiente- dice cruzándose de brazos. A continuación, baja la mirada y deja caer las manos a los costados.
Hago un esfuerzo por no mirarle la cara perfecta de muñeco que posee y doy un paso hacia delante.
- ¿¿Le contaste de mí con Figgins??
- ¿Y qué si lo he hecho? -replica, retrocediendo un poco.
- Nene me tienes miedo -es una afirmación, no una pregunta. Deseo oír de sus propios labios la razón de la opresión que siente por mí.
- La mayoría de la gente de este centro tiene miedo de mirarte de la manera equivocada y acabar con una bala en el pecho.
- Entonces mi pistola, ya estaría echando humo, ¿no te parece? ¿Y por qué tú no sales huyendo ehh?
- Lo haré en cuanto tenga la oportunidad.
Ya me he divertido con este pavo. Es hora de dejarle las cosas claras y hacerle ver quien lleva los pantalones. Acorto la distancia que nos separa y le susurro al oído:
- Afronta los hechos. Tu vida es demasiada perfecta. Es probable que te quedes toda la noche despierta, fantaseando sobre darle algo de sabor a ese montón de algodones en el que vives. -Maldita sea, puedo captar el olorcillo a vainilla de su perfume o de su crema. Me recuerda a las galletas y me encantan las galletas, lo que no es nada bueno-. Quien juega con fuego acaba quemándose, nene.
- Si lo tocas, te arrepentirás de ello, Anderson -campanea la voz de Adam. Parece un burro con esos enormes dientes blancos y esas orejas sobresaliéndole del rapado al cero que lleva-. Apártate de una vez de ella.
- Adam -dice Kurt-. No te preocupes. Puedo encargarme de esto solo.
Cara Burro ha traído refuerzos: 3 colegas con el mismo aspecto de pijos se levantan tras él como guardaespaldas. Estudio el aspecto de Cara Burro y de sus 3 amigos para calcular las posibilidades de enfrentarme solo a ellos. Llego a la conclusión de que es probable que los 4 puedan conmigo, pero en este caso, no saldrán ilesos del encuentro.
- Cuando seas lo suficientemente fuerte como para jugar en primera división, deportista del tres al cuarto, entonces escuchare toda la mierda que te sale de tu boca -le replico.
Otros estudiantes se agolpan a nuestro alrededor, dejando espacio para una pelea que seguramente será breve, frenética y sangrienta. Lo que no saben es que Cara Burro es todo un corredor. Sin embargo, esta vez ha venido acompañado, de modo que quizás decida encararme. Por lo que a mí respecta, siempre estoy preparado: he participado en más peleas de las que puedo contar con los dedos de los pies y de las manos. Y tengo las cicatrices que lo demuestran.
- Adam, no merece la pena -dice Kurt.
"Gracias, nene. Lo mismo te digo" pienso.
- ¿Me estas amenazando, Anderson? Espeta Adam, ignorando a su novio.
- No gilipollas -digo mirándole fijamente-. Solo cobardes como tú amenazan a los demás.
Kurt se coloca delante de Adam y le pone la mano en el pecho.
- No le hagas caso -dice
- No te tengo miedo. Mi padre es abogado -se jacta Adam antes de rodear a Kurt por el brazo-. Él es mío. Nunca lo olvides.
- Entonces ponle correa -le advierto-. O puede que se sienta tentado a buscar otro dueño.
Mi amigo Puck aparece a mi lado y me pregunta:
- ¿Va todo bien, Blaine?
- Si, Puck -contesto. Dicho esto, veo a 2 profesores acercándose por el pasillo, acompañados por un tipo vestido de uniforme. No voy a caer en la trampa y acabar en la lista negra de Figgins-. Si todo va bien -repito y volviéndome a Kurt, añado-: nos vemos más tarde, nene, estoy deseando explorar nuestra química.
Ya tengo bastante con el castigo, así que decido marcharme para librarme de una expulsión. Pero antes Kurt me hace una mueca con su nariz respingona, como si me considerara la escoria de la sociedad.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
gleeclast escribió:si me llamo ulises y ¿tu? y espero con ansias la actualización y de nada jejeje
¡qué lindo nombre! celeste, pls no te burles, es horrible.
ya actualicé :).
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
me gusto mucho el capitulo espero el siguiente con ansias ya quiero ver que pasa la historia esta muy interesante espero actualices pronto quiero ver como se desarrolla la historia y tambien esta bonito tu nombre me gusta y no le entendi por que tenia que reirme si es un nombre muy bonito espero pronto actualices
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
7. Kurt.
Estoy junto a mi taquilla, después de clase, cuando veo que se acercan mis amigas Mercedes, Brittany y Lauren. Rachel las llama El Factor Triple M de Fairfield por alguna loca razón. Mercedes me da un abrazo.
- Ay madre, ¿estás bien? -pregunta, apartándose un poco y mirándome detenidamente.
- Dicen que Adam te protegió. Qué valiente es. Tienes mucha suerte, Kurt -añade Mercedes, haciendo rebotar sus exclusivos rizos con cada palabra.
- No ha sido para tanto -digo, preguntándome qué diferencias habrá entre el rumor que circula y lo que sucedió en realidad.
- ¿Qué dijo Blaine exactamente? -pregunta Brittany-. Becky les hizo a Blaine y a Adam una foto con el móvil, cuando estaban en el pasillo, pero no pude ver bien lo que estaba pasando.
- Será mejor que se den prisa si no quieren llegar tarde al entrenamiento chicos -grita Quinn desde el fondo del pasillo. Desaparece tan repentinamente como ha aparecido. Brittany abre su taquilla, que está al lado de la mía, y saca sus pompones.
- Me saca de quicio que Quinn le bese el culo a la señora Silvester -masculla.
Cierro la taquilla y me dirijo hacia el campo de entrenamiento.
- Creo que intenta concentrarse en el baile para no obsesionarse con el hecho de que Tyler haya regresado a la universidad.
- Sí, claro. Yo ni siquiera tengo novio, así que no cuenta con mi comprensión -dice Lauren, haciendo una mueca.
- Ni con la mía tampoco. Venga, en serio, ¿alguna vez no ha tenido novio? -pregunta Mercedes.
Cuando llegamos al campo de entrenamiento, todo el equipo está sentado sobre el césped, esperando a la señora Silvester. Uf, menos mal que no llegamos tarde.
- Todavía no puedo creer que te hayan puesto con Blaine Anderson -dice Quinn en voz baja cuando encuentro un sitio libre a su lado.
- ¿Quieres cambiar de compañero? -pregunto, aunque sé que la señora Pillsbury nunca daría su aprobación. Lo ha dejado bien claro.
Quinn saca la lengua en un gesto de asco y me susurra:
- Ni de broma. No quiero tener nada que ver con los de la zona sur. Mezclarte con esa gente solo trae problemas. Acuérdate del año pasado, cuando Alyssa McDaniel salió con uno de esos tíos... ¿Cómo se llamaba?
- ¿Jason Ávila? -añado en voz baja.
Quinn se estremece al escuchar el nombre.
- En cuestión de semanas Alyssa pasó de ser guay a convertirse en una marginada. Las chicas de la zona sur le cogieron manía por salir con uno de sus chicos, y al final, también dejó de salir con nosotras. La estrafalaria parejita se quedó completamente aislada. Por suerte, Alyssa rompió con él.
La señora Silvester camina hacia nosotras con su reproductor de CD, protestando porque alguien lo había cambiado de sitio y que por eso llega tarde.
Guando la señora Silvester nos pide hacer estiramientos, Rachel asoma la cabeza por encima de Quinn para poder hablar conmigo.
- Estás metido en un buen lío -anuncia Rachel.
- ¿Por qué?
Sierra posee una visión y un oído fuera de lo común: se entera de todo lo que ocurre en Fairfield.
- Se rumorea que Sebastian Smythe te está buscando -dice mi mejor amiga.
Oh, no. Sebastian es el novia de Blaine. Intento mantener la calma y no pensar en lo peor, pero Sebastian es dura de pelar, lo dice su aspecto, desde sus cabellos todos en punta como si hubiesen echado un gel permanente y sus prendas de cuero. ¿Está celoso porque soy la compañera de laboratorio de Blaine? ¿O creerá que acusé a Blaine con el director?
La verdad es que no he tenido nada que ver con el asunto. Me han citado en el despacho de Figgins porque alguien ha sido testigo del incidente en el aparcamiento y del encontronazo en la escalera del instituto y ha ido a contárselo al director. Lo cual ha sido una estupidez porque no ha ocurrido nada.
Figgins no me ha creído. Habrá pensado que estaba demasiado asustada para contarle la verdad. Aunque en aquel momento no lo estaba.
Pero ahora sí.
Sebastian Smythe puede acabar conmigo en cuanto se lo proponga. Probablemente sepa manejar armas, y la única arma que yo sé utilizar son mis pompones. Llámenme loco si quieren, pero dudo que mis pompones puedan ahuyentar a un chico como Sebastian.
Podría hacer una buena demostración si se tratara de una justa verbal, pero no creo que sea un recurso apreciado en una pelea callejera. Los chicos se pelean debido a algún gen primitivo e innato que les lleva a ponerse a prueba físicamente.
Quizás Sebastian tenga algo que demostrarme, aunque, créanme, no es necesario. No represento ninguna amenaza. Pero ¿cómo se lo hago saber? No es que pueda acercarme a él como si tal cosa y decirle: «Eh, Sebastian, no voy a insinuarme a tu novio ni tampoco he sido yo quien se ha chivado al director Figgins». Aunque, ¿quién sabe?, puede que funcione...
Estoy junto a mi taquilla, después de clase, cuando veo que se acercan mis amigas Mercedes, Brittany y Lauren. Rachel las llama El Factor Triple M de Fairfield por alguna loca razón. Mercedes me da un abrazo.
- Ay madre, ¿estás bien? -pregunta, apartándose un poco y mirándome detenidamente.
- Dicen que Adam te protegió. Qué valiente es. Tienes mucha suerte, Kurt -añade Mercedes, haciendo rebotar sus exclusivos rizos con cada palabra.
- No ha sido para tanto -digo, preguntándome qué diferencias habrá entre el rumor que circula y lo que sucedió en realidad.
- ¿Qué dijo Blaine exactamente? -pregunta Brittany-. Becky les hizo a Blaine y a Adam una foto con el móvil, cuando estaban en el pasillo, pero no pude ver bien lo que estaba pasando.
- Será mejor que se den prisa si no quieren llegar tarde al entrenamiento chicos -grita Quinn desde el fondo del pasillo. Desaparece tan repentinamente como ha aparecido. Brittany abre su taquilla, que está al lado de la mía, y saca sus pompones.
- Me saca de quicio que Quinn le bese el culo a la señora Silvester -masculla.
Cierro la taquilla y me dirijo hacia el campo de entrenamiento.
- Creo que intenta concentrarse en el baile para no obsesionarse con el hecho de que Tyler haya regresado a la universidad.
- Sí, claro. Yo ni siquiera tengo novio, así que no cuenta con mi comprensión -dice Lauren, haciendo una mueca.
- Ni con la mía tampoco. Venga, en serio, ¿alguna vez no ha tenido novio? -pregunta Mercedes.
Cuando llegamos al campo de entrenamiento, todo el equipo está sentado sobre el césped, esperando a la señora Silvester. Uf, menos mal que no llegamos tarde.
- Todavía no puedo creer que te hayan puesto con Blaine Anderson -dice Quinn en voz baja cuando encuentro un sitio libre a su lado.
- ¿Quieres cambiar de compañero? -pregunto, aunque sé que la señora Pillsbury nunca daría su aprobación. Lo ha dejado bien claro.
Quinn saca la lengua en un gesto de asco y me susurra:
- Ni de broma. No quiero tener nada que ver con los de la zona sur. Mezclarte con esa gente solo trae problemas. Acuérdate del año pasado, cuando Alyssa McDaniel salió con uno de esos tíos... ¿Cómo se llamaba?
- ¿Jason Ávila? -añado en voz baja.
Quinn se estremece al escuchar el nombre.
- En cuestión de semanas Alyssa pasó de ser guay a convertirse en una marginada. Las chicas de la zona sur le cogieron manía por salir con uno de sus chicos, y al final, también dejó de salir con nosotras. La estrafalaria parejita se quedó completamente aislada. Por suerte, Alyssa rompió con él.
La señora Silvester camina hacia nosotras con su reproductor de CD, protestando porque alguien lo había cambiado de sitio y que por eso llega tarde.
Guando la señora Silvester nos pide hacer estiramientos, Rachel asoma la cabeza por encima de Quinn para poder hablar conmigo.
- Estás metido en un buen lío -anuncia Rachel.
- ¿Por qué?
Sierra posee una visión y un oído fuera de lo común: se entera de todo lo que ocurre en Fairfield.
- Se rumorea que Sebastian Smythe te está buscando -dice mi mejor amiga.
Oh, no. Sebastian es el novia de Blaine. Intento mantener la calma y no pensar en lo peor, pero Sebastian es dura de pelar, lo dice su aspecto, desde sus cabellos todos en punta como si hubiesen echado un gel permanente y sus prendas de cuero. ¿Está celoso porque soy la compañera de laboratorio de Blaine? ¿O creerá que acusé a Blaine con el director?
La verdad es que no he tenido nada que ver con el asunto. Me han citado en el despacho de Figgins porque alguien ha sido testigo del incidente en el aparcamiento y del encontronazo en la escalera del instituto y ha ido a contárselo al director. Lo cual ha sido una estupidez porque no ha ocurrido nada.
Figgins no me ha creído. Habrá pensado que estaba demasiado asustada para contarle la verdad. Aunque en aquel momento no lo estaba.
Pero ahora sí.
Sebastian Smythe puede acabar conmigo en cuanto se lo proponga. Probablemente sepa manejar armas, y la única arma que yo sé utilizar son mis pompones. Llámenme loco si quieren, pero dudo que mis pompones puedan ahuyentar a un chico como Sebastian.
Podría hacer una buena demostración si se tratara de una justa verbal, pero no creo que sea un recurso apreciado en una pelea callejera. Los chicos se pelean debido a algún gen primitivo e innato que les lleva a ponerse a prueba físicamente.
Quizás Sebastian tenga algo que demostrarme, aunque, créanme, no es necesario. No represento ninguna amenaza. Pero ¿cómo se lo hago saber? No es que pueda acercarme a él como si tal cosa y decirle: «Eh, Sebastian, no voy a insinuarme a tu novio ni tampoco he sido yo quien se ha chivado al director Figgins». Aunque, ¿quién sabe?, puede que funcione...
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Espero que pronto deje Kurt de ser novio de Adam me cae mal este tipo, espero que actualizes pronto.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me encanta tu fic... Me perdi algunos caps pero ya los lei... Enserio espero que lo sigas... Saludos :3
Veronica Everett Criss****** - Mensajes : 368
Fecha de inscripción : 19/06/2013
Edad : 26
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
me gusto mucho el capitulo quiero ver que pasa en el siguiente capitulo espero actualices pronto ya quiero ver como sigue la historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
ooo cada vez se pone mas interesante tu fic espero ansiosa la actualizacion oooo estan emocionante ya quiero saber que pasara. :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Kurt:
La mayoría de la gente piensa que no hay nada que me perturbe. Tampoco quiero hacerles creer lo contrario. He sudado la gota gorda para mantener esta fachada, y no estoy dispuesto a perderla porque un pandillero y su novio quieren ponerme a prueba.
- No me preocupa -contesto a Rachel.
- Te conozco, Kurt. Estás nervioso -susurra ella, negando con la cabeza.
Esa afirmación me pone más nervioso que la idea de que Sebastian esté buscándome. Porque me esfuerzo mucho para guardar las distancias con todos... no quiero que sepan realmente cómo soy o lo que es vivir en mi casa. Sin embargo, he dejado que Rachel sepa más de mí que ninguna otra persona. A veces me pregunto si no debería alejarme un poco en nuestra relación, asegurándome así de mantener una distancia prudencial.
Lógicamente, sé que estoy paranoico. Rachel es una amiga de verdad, estuvo junto a mí incluso cuando el año pasado me puse a llorar por la crisis nerviosa que sufrió mi madre, aunque nunca le conté la razón. Me permitió llorar en su hombro, incluso cuando me negué a contarle los detalles.
No quiero acabar como mi madre. Eso es lo que más temo en la vida.
La señora Silvester nos hace colocarnos en posición, después hace sonar la canción que el departamento de música ha creado para nuestro equipo mientras empiezo a contar hacia atrás. Es una combinación de rap y hip-hop, especialmente mezclada para que encaje con nuestro número, que hemos titulado «Big Bad Bulldogs» porque nuestra mascota es un bulldog. Mi cuerpo se mueve al ritmo de la música. Es lo que más me gusta del hecho de formar parte del equipo. La música tira de mí y me hace olvidar todos los problemas que me esperan en casa. La música es mi droga, lo único que me hace alucinar.
- Señora Silvester, ¿podemos intentar la posición de Media T para el inicio en lugar de la posición T, como hemos hecho hasta ahora? -sugiero-. Después, cambiamos a la combinación de V Baja y V Alta con Mercedes, Lauren y Brittany moviéndose hacia la parte delantera. Creo que así quedará más limpio.
La señora Silvester sonríe. Es evidente que le gusta mi sugerencia.
- Buena idea, Kurt. Vamos a intentarlo. Empezaremos por la posición Media T, con los codos flexionados. Durante la transición quiero a Mercedes, Lauren y Brittany en la fila de delante. Recordad que debéis mantener los hombros abajo. Rachel, por favor, haz que tus muñecas sean la extensión de tus brazos en lugar de flexionarlas.
- Sí, señora -contesta Rachel detrás de mí.
La señora Silvester pone de nuevo la canción. El ritmo, la letra, los instrumentos... es una mezcla que se cuela en mi interior y me levanta el ánimo sin importar lo bajo que lo tenga. A medida que bailo con el resto del equipo, en una coordinación perfecta, me olvido de Sebastian y de Blaine, de mi madre y de todo lo demás.
La canción acaba demasiado pronto. Aún deseo moverme al ritmo de la letra cuando la señora Silvester apaga el reproductor de CD. El segundo ensayo queda mejor, pero nuestra formación requiere mucho trabajo y a algunas de las chicas nuevas les cuesta mucho pillar los pasos.
- Kurt, enseña a las nuevas los pasos básicos y volveremos entonces a intentarlo en grupo. Quinn, lidera al resto del equipo para repasar la coreografía -ordena la señora Silvester mientras me pasa el reproductor.
Santana está en mi grupo. Se agacha para darle un sorbo a su botella de agua.
- No te preocupes por Sebastian -dice-. Perro ladrador poco mordedor.
- Gracias -le digo.
Santana parece una chica dura, con la bandana roja de los Latino Blood, los tres pendientes en la ceja y las manos plegadas sobre el pecho cuando no estamos haciendo ningún número. No obstante, su mirada desprende bondad. Y sonríe mucho. Su sonrisa suaviza su apariencia, y estoy segura de que estaría preciosa si se pusiera un lazo rosa en el pelo en lugar de llevar esa condenada bandana roja.
- Estás en mi clase de química, ¿verdad? -le pregunto.
Ella asiente con la cabeza.
- ¿Conoces a Blaine Anderson?
Asiente de nuevo.
- ¿Son ciertos los rumores que circulan sobre él? -pregunto con cuidado porque no sé cómo puede reaccionar ante mi curiosidad. Si no me ando con pies de plomo, acabaré teniendo una lista enorme de personas que quieren ir a por mí.
La larga y morena melena de Santana se mueve de un lado a otro mientras contesta:
- Depende de los rumores a los que te refieras.
Cuando estoy a punto de recitar la lista de rumores sobre el consumo de drogas y los arrestos policiales, Santana se pone en pie.
- Escucha, Kurt -dice-. Tú y yo nunca seremos amigos. Pero tengo que decirte que, pese a comportarse como un estúpido contigo, Blaine no es tan malo como se rumorea. Ni siquiera es tan malo como cree que es.
Antes de que pueda hacer otra pregunta, Santana vuelve a colocarse en formación.
Una hora y media más tarde, cuando todos, incluso yo, estamos agotados e irritables, nos dan permiso para acabar la práctica. Decido acercarme a una sudorosa Santana y decirle lo bien que lo ha hecho en el número de hoy.
- ¿En serio? -pregunta, sorprendida.
- Aprendes muy rápido -contesto. Es verdad. Para ser una chica que no ha cogido un pompón en los tres primeros años de instituto, ha sacado muy rápido los pasos de la coreografía-. Por eso te hemos puesto en la primera fila.
Mientras observo a Santana, que se ha quedado boquiabierta de la emoción, me pregunto si cree en todos los rumores que habrá oído sobre mí. No, nunca seremos amigos. Pero tampoco puedo decir que vayamos a ser enemigos para siempre.
Después de la práctica, voy de camino al coche con Rachel, que está mandando un mensaje de texto a su novio, Jesse. Hay un trozo de papel bajo uno de los limpiaparabrisas. Lo saco y veo que es la papeleta azul de castigo de Blaine. Lo estrujo y lo meto en mi mochila.
- ¿Qué es eso? -pregunta Rachel.
- Nada -digo, esperando que capte por mi tono de voz que no me apetece hablar del tema.
- ¡Chicas, esperen! -grita Quinn, quien se acerca corriendo hacia nosotras-. He visto a Adam en el campo de fútbol. Me ha dicho que le esperes.
Miro el reloj. Son casi las seis y quiero llegar pronto a casa para ayudar a Baghda a hacerle la cena a mi hermano.
- No puedo.
- Jessie me ha contestado -dice Rachel-. Nos invita a una pizza en su casa.
- Yo puedo -dice Quinn-. Me aburro un montón ahora que Tyler ha vuelto a Purdue y puede que no le vea en semanas.
- Pensaba que ibas a verlo el próximo fin de semana -dice Rachel que está escribiendo un nuevo mensaje.
Quinn se queda allí plantada, con los brazos en jarras.
- Bueno, así era hasta que me llamó y me dijo que todos los novatos de la fraternidad tienen que pasar la noche en la residencia para no sé qué loca iniciación. No me importa, siempre que el pene de Tyler quede intacto cuando todo eso acabe.
Al escuchar la palabra «pene», busco las llaves en el bolso. Cuando Quinn se pone a hablar de penes y sexo, es mejor retirarse porque no hay quien la pare. Y ya que no suelo compartir mis experiencias sexuales (o la inexistencia de ellas) con nadie, me largo de allí. Es el momento perfecto para escapar.
Mientras jugueteo con las llaves entre los dedos, Rachel me dice que Jessie la acompaña, de modo que haré solo el trayecto hasta casa. Me gusta estar solo, así no tengo que representar el papel ante nadie. Puedo poner la música a todo volumen si me apetece.
Sin embargo, no dura mucho el momento de diversión, que me brinda la música porque me doy cuenta de que mi móvil está vibrando. Lo saco del bolso. Hay dos mensajes de voz y uno de texto. Todos de Adam.
Lo llamo a su móvil.
- Adam, ¿dónde estás? -me pregunta.
- De camino a casa.
- Vente a casa de Jessie.
- Mi hermano tiene una nueva cuidadora -le explico-. Tengo que echarle una mano.
- ¿Todavía estás cabreada porque he amenazado al Latino Blood que tienes por compañero de laboratorio?
- Estoy algo molesta. Te he dicho que podía arreglármelas solo y no me has hecho ni caso. Además, has montado toda una escena en el pasillo. Ya sabes que no pedí que me lo asignaran como compañero -le digo a Adam.
- Lo sé, Kurt. Es que detesto a ese tío. No te enfades.
- No estoy enfadado -aclaro-. Pero no soporto ver que te pones así sin motivo.
- Y yo no soporto ver a ese susurrándote al oído.
Intuyo que va a empezarme a doler la cabeza, una migraña de las buenas. No necesito que Adam haga una escena cada vez que un chico me habla. Hasta ahora nunca te había hecho, y con ello solamente consigue que quede más vulnerable al escrutinio y los cotilleos, algo que no quiero que ocurra.
- Olvidemos lo que ha pasado.
- Por mí bien. Llámame esta noche -dice-. Pero si puedes terminar antes y venir a casa de Doug, estaré allí.
La mayoría de la gente piensa que no hay nada que me perturbe. Tampoco quiero hacerles creer lo contrario. He sudado la gota gorda para mantener esta fachada, y no estoy dispuesto a perderla porque un pandillero y su novio quieren ponerme a prueba.
- No me preocupa -contesto a Rachel.
- Te conozco, Kurt. Estás nervioso -susurra ella, negando con la cabeza.
Esa afirmación me pone más nervioso que la idea de que Sebastian esté buscándome. Porque me esfuerzo mucho para guardar las distancias con todos... no quiero que sepan realmente cómo soy o lo que es vivir en mi casa. Sin embargo, he dejado que Rachel sepa más de mí que ninguna otra persona. A veces me pregunto si no debería alejarme un poco en nuestra relación, asegurándome así de mantener una distancia prudencial.
Lógicamente, sé que estoy paranoico. Rachel es una amiga de verdad, estuvo junto a mí incluso cuando el año pasado me puse a llorar por la crisis nerviosa que sufrió mi madre, aunque nunca le conté la razón. Me permitió llorar en su hombro, incluso cuando me negué a contarle los detalles.
No quiero acabar como mi madre. Eso es lo que más temo en la vida.
La señora Silvester nos hace colocarnos en posición, después hace sonar la canción que el departamento de música ha creado para nuestro equipo mientras empiezo a contar hacia atrás. Es una combinación de rap y hip-hop, especialmente mezclada para que encaje con nuestro número, que hemos titulado «Big Bad Bulldogs» porque nuestra mascota es un bulldog. Mi cuerpo se mueve al ritmo de la música. Es lo que más me gusta del hecho de formar parte del equipo. La música tira de mí y me hace olvidar todos los problemas que me esperan en casa. La música es mi droga, lo único que me hace alucinar.
- Señora Silvester, ¿podemos intentar la posición de Media T para el inicio en lugar de la posición T, como hemos hecho hasta ahora? -sugiero-. Después, cambiamos a la combinación de V Baja y V Alta con Mercedes, Lauren y Brittany moviéndose hacia la parte delantera. Creo que así quedará más limpio.
La señora Silvester sonríe. Es evidente que le gusta mi sugerencia.
- Buena idea, Kurt. Vamos a intentarlo. Empezaremos por la posición Media T, con los codos flexionados. Durante la transición quiero a Mercedes, Lauren y Brittany en la fila de delante. Recordad que debéis mantener los hombros abajo. Rachel, por favor, haz que tus muñecas sean la extensión de tus brazos en lugar de flexionarlas.
- Sí, señora -contesta Rachel detrás de mí.
La señora Silvester pone de nuevo la canción. El ritmo, la letra, los instrumentos... es una mezcla que se cuela en mi interior y me levanta el ánimo sin importar lo bajo que lo tenga. A medida que bailo con el resto del equipo, en una coordinación perfecta, me olvido de Sebastian y de Blaine, de mi madre y de todo lo demás.
La canción acaba demasiado pronto. Aún deseo moverme al ritmo de la letra cuando la señora Silvester apaga el reproductor de CD. El segundo ensayo queda mejor, pero nuestra formación requiere mucho trabajo y a algunas de las chicas nuevas les cuesta mucho pillar los pasos.
- Kurt, enseña a las nuevas los pasos básicos y volveremos entonces a intentarlo en grupo. Quinn, lidera al resto del equipo para repasar la coreografía -ordena la señora Silvester mientras me pasa el reproductor.
Santana está en mi grupo. Se agacha para darle un sorbo a su botella de agua.
- No te preocupes por Sebastian -dice-. Perro ladrador poco mordedor.
- Gracias -le digo.
Santana parece una chica dura, con la bandana roja de los Latino Blood, los tres pendientes en la ceja y las manos plegadas sobre el pecho cuando no estamos haciendo ningún número. No obstante, su mirada desprende bondad. Y sonríe mucho. Su sonrisa suaviza su apariencia, y estoy segura de que estaría preciosa si se pusiera un lazo rosa en el pelo en lugar de llevar esa condenada bandana roja.
- Estás en mi clase de química, ¿verdad? -le pregunto.
Ella asiente con la cabeza.
- ¿Conoces a Blaine Anderson?
Asiente de nuevo.
- ¿Son ciertos los rumores que circulan sobre él? -pregunto con cuidado porque no sé cómo puede reaccionar ante mi curiosidad. Si no me ando con pies de plomo, acabaré teniendo una lista enorme de personas que quieren ir a por mí.
La larga y morena melena de Santana se mueve de un lado a otro mientras contesta:
- Depende de los rumores a los que te refieras.
Cuando estoy a punto de recitar la lista de rumores sobre el consumo de drogas y los arrestos policiales, Santana se pone en pie.
- Escucha, Kurt -dice-. Tú y yo nunca seremos amigos. Pero tengo que decirte que, pese a comportarse como un estúpido contigo, Blaine no es tan malo como se rumorea. Ni siquiera es tan malo como cree que es.
Antes de que pueda hacer otra pregunta, Santana vuelve a colocarse en formación.
Una hora y media más tarde, cuando todos, incluso yo, estamos agotados e irritables, nos dan permiso para acabar la práctica. Decido acercarme a una sudorosa Santana y decirle lo bien que lo ha hecho en el número de hoy.
- ¿En serio? -pregunta, sorprendida.
- Aprendes muy rápido -contesto. Es verdad. Para ser una chica que no ha cogido un pompón en los tres primeros años de instituto, ha sacado muy rápido los pasos de la coreografía-. Por eso te hemos puesto en la primera fila.
Mientras observo a Santana, que se ha quedado boquiabierta de la emoción, me pregunto si cree en todos los rumores que habrá oído sobre mí. No, nunca seremos amigos. Pero tampoco puedo decir que vayamos a ser enemigos para siempre.
Después de la práctica, voy de camino al coche con Rachel, que está mandando un mensaje de texto a su novio, Jesse. Hay un trozo de papel bajo uno de los limpiaparabrisas. Lo saco y veo que es la papeleta azul de castigo de Blaine. Lo estrujo y lo meto en mi mochila.
- ¿Qué es eso? -pregunta Rachel.
- Nada -digo, esperando que capte por mi tono de voz que no me apetece hablar del tema.
- ¡Chicas, esperen! -grita Quinn, quien se acerca corriendo hacia nosotras-. He visto a Adam en el campo de fútbol. Me ha dicho que le esperes.
Miro el reloj. Son casi las seis y quiero llegar pronto a casa para ayudar a Baghda a hacerle la cena a mi hermano.
- No puedo.
- Jessie me ha contestado -dice Rachel-. Nos invita a una pizza en su casa.
- Yo puedo -dice Quinn-. Me aburro un montón ahora que Tyler ha vuelto a Purdue y puede que no le vea en semanas.
- Pensaba que ibas a verlo el próximo fin de semana -dice Rachel que está escribiendo un nuevo mensaje.
Quinn se queda allí plantada, con los brazos en jarras.
- Bueno, así era hasta que me llamó y me dijo que todos los novatos de la fraternidad tienen que pasar la noche en la residencia para no sé qué loca iniciación. No me importa, siempre que el pene de Tyler quede intacto cuando todo eso acabe.
Al escuchar la palabra «pene», busco las llaves en el bolso. Cuando Quinn se pone a hablar de penes y sexo, es mejor retirarse porque no hay quien la pare. Y ya que no suelo compartir mis experiencias sexuales (o la inexistencia de ellas) con nadie, me largo de allí. Es el momento perfecto para escapar.
Mientras jugueteo con las llaves entre los dedos, Rachel me dice que Jessie la acompaña, de modo que haré solo el trayecto hasta casa. Me gusta estar solo, así no tengo que representar el papel ante nadie. Puedo poner la música a todo volumen si me apetece.
Sin embargo, no dura mucho el momento de diversión, que me brinda la música porque me doy cuenta de que mi móvil está vibrando. Lo saco del bolso. Hay dos mensajes de voz y uno de texto. Todos de Adam.
Lo llamo a su móvil.
- Adam, ¿dónde estás? -me pregunta.
- De camino a casa.
- Vente a casa de Jessie.
- Mi hermano tiene una nueva cuidadora -le explico-. Tengo que echarle una mano.
- ¿Todavía estás cabreada porque he amenazado al Latino Blood que tienes por compañero de laboratorio?
- Estoy algo molesta. Te he dicho que podía arreglármelas solo y no me has hecho ni caso. Además, has montado toda una escena en el pasillo. Ya sabes que no pedí que me lo asignaran como compañero -le digo a Adam.
- Lo sé, Kurt. Es que detesto a ese tío. No te enfades.
- No estoy enfadado -aclaro-. Pero no soporto ver que te pones así sin motivo.
- Y yo no soporto ver a ese susurrándote al oído.
Intuyo que va a empezarme a doler la cabeza, una migraña de las buenas. No necesito que Adam haga una escena cada vez que un chico me habla. Hasta ahora nunca te había hecho, y con ello solamente consigue que quede más vulnerable al escrutinio y los cotilleos, algo que no quiero que ocurra.
- Olvidemos lo que ha pasado.
- Por mí bien. Llámame esta noche -dice-. Pero si puedes terminar antes y venir a casa de Doug, estaré allí.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
me gusto mucho el capitulo espero que despues santana si se haga mejor amiga de kurt espero con ansias el siguiente capitulo me gusta la historia espero actualices pronto
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
gleeclast escribió:me gusto mucho el capitulo espero que despues santana si se haga mejor amiga de kurt espero con ansias el siguiente capitulo me gusta la historia espero actualices pronto
¡me alegra que te guste! y comno ya te dije ulises, no me gusta adelantar cosas... pero bueno, te voy a decir que hay una mínima posibilidad de que sean amigos :).
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me encanta este fic lo e leído creo si lo e leído con One Direction pero cuando lo lei aquí me emocione mas sue mas porque moriré si no sigues ya que veo que cambiaste un poco la historia pero aun asi me encanta
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Espero que actualizes pronto, esta súper.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
¿lo leíste con 1d? OMG YO TAMBIÉN, con zayn, jajaj.annyhummel escribió:Me encanta este fic lo e leído creo si lo e leído con One Direction pero cuando lo lei aquí me emocione mas sue mas porque moriré si no sigues ya que veo que cambiaste un poco la historia pero aun asi me encanta
si, es que tenía que cambiar un poco, pero la historia y trama siguen siendo las mismas :).
Ya actualizo :).Gabriela Cruz escribió:Espero que actualizes pronto, esta súper.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Bueno, como vi tres comentarios en muy poco tiempo, decidí hacer una mini-maratón de dos capítulos :).
Cuando llego a casa, encuentro a Baghda en la habitación de mi hermano, en la primera planta. Está intentando cambiarle los pañales, aunque tiene a Finn en la postura equivocada. Tiene la cabeza donde normalmente debería tener los pies, una de sus piernas está colgando al borde de la cama... es un desastre y Baghda está resoplando como si fuera la tarea más difícil que haya hecho en la vida.
¿Mi madre se habrá tomado la molestia de verificar sus credenciales?
- Ya lo haré yo -le digo a Baghda, apartándola a un lado. Le he cambiado los pañales a mi hermano desde que éramos niños. No es muy divertido cambiar la ropa interior de alguien que pesa más que tú, pero si lo haces bien no tardas mucho ni se convierte en algo interminable complicado,
Mi hermano sonríe de oreja a oreja al verme.
- ¡Ku!
Finn no puede articular palabras, por lo que recurre a aproximaciones verbales. «Ku» significa «Kurt». Devuelvo la sonrisa mientras lo coloco bien sobre la cama.
- Hola, peque. ¿Quieres cenar? -pregunto mientras saco las toallitas de un envase e intento no pensar en tarea que me ocupa.
Mientras le pongo unos pañales nuevos y unos pantalones limpios, Baghda me observa al margen de todo. Intentó explicarle los pasos a medida que lo hago, pero basta con mirarla una sola vez para saber que no me ha escuchando.
- Tu madre ha dicho que podía marcharme cuando llegaras a casa -me dice.
- Está bien -respondo mientras me lavo las manos. Antes de que pueda darme cuenta, Baghda ha desaparecí cual Houdini.
Llevo a Finn a la cocina en su silla de ruedas, pero cuando llegamos veo que lo que normalmente es una cocina impecable está patas arriba. Baghda no ha fregado los platos, apilados en el fregadero, y tampoco se ha toma la molestia de hacer una tarea tan difícil como fregar suelo después del arrebato de Finn con el yogur.
Preparo la cena de mi hermano y limpio todo el estropicio.
Finn dice lentamente la palabra «colé», aunque realidad ha sonado más a «ole», pero sé a lo que se refiere.
- Sí, el primer día otra vez -digo mientras mezclo bien su comida y la dejo sobre la mesa. Le meto una cuchara de comida triturada en la boca mientras continúo hablando-. Y a mi profesora de química, la señora Pillsbury, se le daría genial ser monitora en un campamento militar. He leído detenidamente el programa de estudios. No hay una semana en la que no haya programado un examen o alguna prueba. Este año no va a ser nada fácil.
Mi hermano me mira, intentando descifrar lo que le estoy contando. Su expresión de concentración me dice que me apoya y me entiende aunque no pueda expresarlo con palabras. Porque cada palabra que sale de su boca es todo un suplicio. A veces me gustaría decirlo por él, porque siento su desesperación como si fuera la mía propia.
- ¿No te ha gustado Baghda? -pregunto con dulzura.
Mi hermano niega con la cabeza. Y no le apetece hablar de ello, lo sé por la manera en la que se le tensan los labios.
- Ten paciencia -digo-. No es fácil llegar a una casa nueva y no saber qué hacer.
Cuando Finn termina de comer, le traigo las revistas para que pueda echarles un vistazo. A mi hermano le encantan las revistas. Mientras se entretiene hojeándolas, me hago un bocadillo de queso y me siento en la mesa para ponerme con los deberes mientras como.
Oigo que se abre la puerta del garaje justo en el momento en el que saco la hoja de papel que la señora Pillsbury me ha dado para escribir la redacción sobre el respeto.
- Kurt, ¿dónde estás? -grita mi madre desde el vestíbulo.
- En la cocina -respondo yo.
Mi madre entra desenfadadamente en la cocina con una bolsa de la tienda Neiman Marcus colgada del brazo.
-Toma, esto es para ti.
Cojo la bolsa y saco una camiseta azul claro del diseñador Geren Ford.
-Gracias -digo, intentando no darle mucha importancia frente a Finn, quien nunca recibe un regalo de mi madre. Aunque tampoco le importa. Está demasiado absorta mirando las fotos de las famosas mejor y peor vestidas, y de su brillante bisutería.
-Pega muy bien con esos vaqueros negros que te compré la semana pasada -añade mientras saca del congelador unos filetes y empieza a descongelarlos en el microondas-. Dime... ¿cómo le iba a Baghda cuando llegaste a casa?
- No muy bien -digo-. Tienes que enseñarle a hacer las cosas.
No me extraña que mi madre no responda. Mi padre entra por la puerta de la cocina un minuto después, quejándose del trabajo. Es el dueño de una empresa de producción de circuitos integrados y ya nos ha explicado que este es un año flojo, y pese a ello, mi madre sigue saliendo y comprando de todo, y mi padre me ha regalado un BMW por mi cumpleaños.
- ¿Qué hay para cenar? -pregunta mi padre mientras se afloja la corbata. Parece cansado y ajado, como de costumbre.
- Filetes -contesta mi madre sin apartar la vista del microondas.
- No me apetece una cena pesada -dice él-. Solo algo ligero.
-¿Huevos? ¿Espagueti? -resopla mi madre, apagando el microondas y enumerando sugerencias a oídos sordos.
Mi padre sale de la cocina. Incluso cuando está aquí físicamente, sé que su mente sigue en el trabajo.
- Me da igual, pero que sea ligero -vocea.
Es en momentos como estos cuando siento lástima por mi madre. Mi padre no le presta mucha atención. Cuando no está trabajando, está de viaje de negocios o simplemente no le apetece estar con nosotros.
- Haré una ensalada -digo mientras saco la lechuga del frigorífico.
Por su sonrisa, diría que mi madre agradece la ayuda, preparamos la cena juntas, pero en silencio. Pongo la mesa mientras mi madre trae la ensalada, unos huevos revueltos y pan tostado. Masculla algo sobre no ser valorada; supongo que quiere que la oiga pero que no haga ningún comentario al respecto. Finn sigue absorta en sus revistas, ignorante de la tensión que hay entre nuestros padres.
- El viernes me voy a China y estaré allí dos semanas -anuncia mi padre al regresar a la cocina en pantalones de chándal y camiseta. Se desploma sobre su asiento, el que preside la mesa, y se sirve algo de huevos revueltos en el plato-. Nuestro distribuidor de allí está repartiendo material defectuoso y tengo que averiguar la cantidad.
- ¿Y la boda de DeMaio? Es este fin de semana y ya hemos confirmado nuestra asistencia.
Mi padre deja caer el tenedor y mira a mi madre.
- Sí, estoy seguro de que la boda del hijo de los DeMaio es más importante que mantener a flote mi negocio.
- Burt, yo no he insinuado que tu negocio sea menos importante -rebate mi madre, dejando también caer el tenedor sobre el plato. Es increíble que no tengamos todos los platos desportillados-. No obstante me parece una grosería cancelar ese tipo de cosas en el último momento.
- Puedes ir tú sola.
- ¿Y qué la gente empiece a cuchichear sobre la razón por la que no me has acompañado? No, gracias.
Esta es la típica conversación durante la cena de los Hummel. Mi padre hablando sobre lo duro que es su trabajo, mi madre intentando fingir que somos una familia feliz y Finn y yo manteniéndonos al margen de todo.
- ¿Cómo te ha ido el instituto? -pregunta finalmente mi madre.
- Bien -respondo, omitiendo el hecho de que me hayan puesto a Blaine de compañero-. Tengo una profesora de química muy dura.
- No tendrías que haber cogido química -interviene mi padre-. Si no consigues un sobresaliente, tu nota media se vendrá abajo. Es muy difícil entrar en una universidad como Northwestern, y no van a levantar un dedo solo porque sea mi alma máter.
- Lo entiendo, papá -digo, terriblemente deprimida. Si Blaine no se toma en serio nuestro proyecto, ¿cómo voy a sacar un sobresaliente?
- La nueva cuidadora de Finn ha empezado hoy -le informa mi madre-. ¿Te acuerdas?
Mi padre se encoge de hombros porque cuando la última cuidadora se marchó, él insistió en que Finn debería vivir en algún tipo de residencia en lugar de en casa. No recuerdo haber gritado más en mi vida de cómo lo hice entonces, porque nunca permitiré que manden a Finn a un lugar donde lo descuiden y no lo comprendan. Yo tengo que estar pendiente de él. Esa es la razón por la que entrar en Northwestern es tan importante. Si estoy cerca de casa, puedo vivir aquí y asegurarme de que mis padres no la ingresen en un centro.
A las nueve llama Brittany para quejarse sobre Quinn. Opina que ha cambiado durante el verano y ahora se lo tiene creído por estar saliendo con un universitario. A las nueve y media llama Quinn para decirme que sospecha que Brittany está celosa porque sale con un universitario. A las nueve y cuarenta y cinco llama Rachel diciéndome que ha hablado con Brittany y Quinn y que no quiere entrometerse. Yo estoy de acuerdo con ella, aunque creo que ya es demasiado tarde.
Son las once menos cuarto cuando por fin termino mi redacción sobre el respeto para la señora Pillsbury y puedo ayudar a mi madre a acostar a Finn. Estoy tan cansada, siento que no puedo ni mantener levantada la cabeza. Cuando me acuesto, después de haberme puesto el pijama, marco el número de Adam.
-Hola, guapo -dice-. ¿Qué haces? -No mucho. Estoy en la cama. ¿Os habéis divertido en casa de Jessie?
- No tanto como lo habría hecho si hubieras estado.
- ¿A qué hora has vuelto?
- Hace una hora. Me alegro de que hayas llamado.
Tiro de mi enorme edredón celeste hasta la barbilla y hundo la cabeza en mi mullida almohada.
- ¿De verdad? -le pregunto, esperando un cumplido, y con un tono de voz cariñoso, aniñado-: ¿Por qué?
Hace mucho tiempo que Adam no me dice que me quiere. Ya sé que no es la persona más cariñosa del mundo. Mi padre tampoco lo es. Pero es algo que necesito oír de Adam. Quiero que me diga que me quiere, que me echa de menos, que soy el chico de sus sueños.
Adam carraspea antes de decirme:
- Nunca hemos tenido sexo telefónico.
Vale, esas no son las palabras que esperaba. No debería sentirme ni decepcionada ni sorprendida. Él es un adolescente y soy consciente de que los chicos solo piensan en el sexo y en divertirse. Esta tarde, cuando leí la nota de Blaine en la que hablaba de tener sexo duro, me esforcé por ignorar la extraña sensación que se me instaló en la boca del estómago. Lo que él no sabe es que soy virgen.
Adam y yo nunca hemos mantenido relaciones sexuales. Ni telefónicas ni reales. Estuvimos a punto de hacerlo en abril del año pasado, en la playa, detrás de la casa de Rachel, pero me eché atrás. No estaba preparada.
- ¿Sexo telefónico?
- Sí. Tócate, Kurt. Y después me dices lo que estás haciendo. Eso me pone un montón.
- Y mientras me toco, ¿qué vas a hacer tú? -pregunto.
- Pelarme la banana. ¿Qué crees que voy a hacer, los deberes?
Me río. Es más una risa nerviosa porque no nos hemos visto mucho los dos últimos meses. Tampoco hemos hablado demasiado, y ahora quiere que en un solo día pasemos del «Me alegro de verte después de todo un verano separados» al «Tócate mientras me pelo la banana». Tengo la sensación de estar en medio de una canción de reguetón.
- Vamos, Kurt -me dice Adam-. Piensa que es una práctica antes de que lo hagamos de verdad. Quítate el bóxer y tócate.
- Adam...-digo.
- ¿Qué?
- Lo siento, pero no me apetece. Al menos, ahora no.
- ¿Estás seguro?
- Sí. ¿Estás enfadado?
- No -dice-. Pensé que sería divertido darle un toque picante a nuestra relación.
- No sabía que te aburrieras.
- Las clases... el entrenamiento de fútbol... los mismos sitios a los que vamos. Supongo que después de un verano lejos de aquí ahora me agobia la misma rutina. Me he pasado las vacaciones haciendo esquí acuático, piruetas con tabla de surf y deportes de motor fuera de pista. Son cosas que hacen que se te acelere el corazón y la sangre te circule muy rápido, ¿sabes? Es un puro subidón de adrenalina.
- Suena genial.
- Lo fue, Kurt.
- Sí.
- Y estoy preparado para ese subidón de adrenalina... contigo.
2/2:
8. Blaine.
Empujo al chico contra un Camaro lujoso y brillante, un cochazo que probablemente cueste más de lo que mi madre gana en un año.
- Este es el trato, Blake -le digo-. O me pagas ahora o te rompo algo. Y no me refiero a tu jodido coche... sino a algo que lleves permanentemente adherido al cuerpo. ¿Lo pulas?
Blake, más delgado que un poste de teléfono y pálido como un fantasma, me mira como si acabara de pronunciar su sentencia de muerte. Debería habérselo pensado mejor antes de coger toda la cocaína y largarse sin pagarla.
Como si Will fuera a permitir que sucediera sin más. Como si yo fuera a permitirlo.
Cuando Will me envía a recaudar deudas, obedezco. Puede que no me guste hacerlo, pero lo hago. Él sabe que no me involucraré en el tráfico de drogas, ni destrozaré la casa de nadie, ni me mezclaré en asuntos de robos. Sin embargo, se me da bien recaudar... sobre todo, deudas. A veces me mandan a buscar directamente a personas, aunque esos son asuntos complicados, sobre todo porque sé lo que les pasará en cuanto les arrastre hasta el almacén donde tienen que dar la cara frente a Jacob. Nadie quiere enfrentarse a Jacob. Es mucho peor que enfrentarse a mí.
Blake debería sentirse afortunado de que haya sido yo la persona asignada para venir a buscarlo.
Decir que no vivo una vida impoluta es un eufemismo. Intento no darle muchas vueltas al trabajo sucio que hago para los Latino Blood. Lo cierto es que se me da bien. Mi trabajo es asustar a la gente para que nos pague lo que nos debe. Técnicamente, mis manos están limpias de drogas. Bueno, el dinero que viene de las drogas cae en mis manos con bastante frecuencia, pero lo único que hago es dárselo a Will. No lo gasto, solo lo recaudo.
Eso hace que solo sea un peón, lo sé. Siempre y cuando mi familia esté a salvo, no me importa. Además, soy un buen luchador. No tenéis ni idea de la cantidad de gente que se echa a llorar ante la amenaza de romperle los huesos. Blake no es diferente de otros tíos a los que he amenazado, lo sé por el modo en que finge despreocupación pese a que sus larguiruchas manos no dejan de temblarle sin control.
Y dicho esto, puede que penséis que sería capaz de intimidar a la Pillsbury, pero no os equivoquéis, a esa tía no hay quien la acojone, ni con una granada en las manos.
- No tengo el dinero -espeta Blake.
- Esa respuesta no te va a servir de mucho, tío -interviene Puck, que hasta ahora se ha quedado al margen. Acompañarme le divierte mucho: cree que somos una especie de poli bueno y poli malo. Excepto que en realidad no somos una pareja de policías, sino de pandilleros, y uno de nosotros es malo y el otro aún peor.
- ¿Qué miembro quieres que te rompa primero? -pregunto-, Seré amable y te dejaré elegir.
- Venga, Blaine, sacúdele ya y acabemos con esto de una vez -dice Puck, aburrido.
- ¡No! -grita Blake-. Lo conseguiré, os lo juro. Mañana.
Lo empujo otra vez contra el coche y presiono el antebrazo contra su garganta lo suficiente para asustarle.
- ¿Y qué, voy a fiarme de ti así, por las buenas? ¿Crees que somos idiotas? Necesito una garantía. Blake no responde. Miro el coche.
- No, el coche no, por favor, Blaine. Saco mi arma. No voy a dispararle. No importa lo que soy ni en lo que me he convertido, jamás matarla ni dispararía a nadie. Sin embargo, eso Blake no lo sabe. Cuando ve la pistola, saca las llaves del coche.- Dios mío, no, por favor. Le quito las llaves de la mano.
- Mañana, Blake. A las siete en punto detrás de las viejas vías en el cruce de Fourth con Vine. Ahora, lárgate de aquí -le digo, agitando el arma en el aire para que salga corriendo.
- Siempre he querido tener un Camaro -dice Puck después de que Blake se haya ido.
- Es tuyo... hasta mañana -digo, lanzándole las llaves.- ¿De verdad crees que conseguirá cuatro mil dólares en un solo día?
- Sí -digo con total seguridad-. Porque este coche vale mucho más de cuatro mil dólares.
Cuando volvemos al almacén, pongo a Will al día. No le hace mucha gracia que no le hayamos traído la pasta, pero sabe que Blake conseguirá el dinero. Yo siempre cumplo con mi trabajo.
Por la noche, estoy en mi habitación y no puedo conciliar el sueño porque mi hermano Luis no deja de roncar. Por cierto, duerme tan profundamente que no parece tener inquietudes en la vida. Yo sí las tengo. No me importa amenazar a camellos de pacotilla como Blake, aunque preferiría estar luchando por cosas que verdaderamente merecen la pena.
Una semana más tarde estoy sentado en el césped del patio del instituto, almorzando junto a un árbol. La mayoría de los estudiantes de Fairfield comen fuera hasta finales de octubre, cuando el invierno de Illinois les obliga a refugiarse en la cafetería a la hora de la comida. Pero aún podemos disfrutar de cada minuto de sol y de aire refrescante, lo que nos permite pasar un rato agradable en el exterior.
Mi amigo Sam, con su camiseta roja demasiado ancha y sus vaqueros negros, me da una palmada en la espalda mientras aparca el trasero a mi lado con una bandeja de la cafetería en la mano.
- ¿Listo para la siguiente clase, Blaine? Me apuesto lo que quieras a que Kurt Hummel huye de ti como de la peste. Me troncho cada vez que la veo mover su taburete para alejarse todo lo que puede de ti.
- Sam -le interrumpo y, señalándome, añado-: Es un chiquillo chicano y no va a sacar nada de este hombre.
- Corre a decirle eso a su madre -dice Sam, riendo-. O a su novio Adam.
Me recuesto sobre el tronco del árbol y me cruzo de brazos.
- El año pasado coincidí con Adam en Educación Física. Y créeme, no tiene nada de lo que pueda alardear.
- Todavía estás cabreado con él porque el año siguiente de que le ganaras en la carrera de relevos frente a todo el instituto te destrozó la taquilla, ¿verdad?
Joder, sí, todavía estoy cabreado. Aquel incidente me costó una pasta gansa porque tuve que comprarme libros nuevos.
- Eso es agua pasada -le digo a Sam, manteniendo la fría apariencia de siempre.
- Pues tu amiguito está sentado justo allí, con el tío bueno de su novio.
Me basta una sola mirada al señorito Perfecto para que se dispare todo mi sistema de alarma. Cree que soy un drogata. Todos los días tengo que superar el temor de lidiar con él en clase de química.
- Ese tío tiene la cabeza llena de pájaros, amigo -añado.
- He oído que ese petardo te ha faltado el respeto delante de los suyos -dice un tío llamado Azimio mientras él y un grupo de chicos toman asiento junto a nosotros con sus bandejas de la cafetería o la comida que han traído de casa.
Niego con la cabeza, preguntándome lo que habrá dicho Kurt de mí y qué medidas deberé de tomar para tenerlo todo bajo control.
- Tal vez me desee y no conozca otra manera de llamar mi atención.
Sam ríe con tanta fuerza que todos los que están a pocos metros de nosotros nos miran.
- Ni de coña, Kurt Hummel no se acercaría a menos de sesenta metros de ti por voluntad propia, así que ni hablemos de salir contigo, colega -dice-. ¿Te acuerdas de la bufanda que llevaba la semana pasada? Pues puede que esa prenda cueste tanto como todo lo que hay en tu casa.
La bufanda. Como si los pantalones y la camiseta de diseño que lleva no fueran lo suficientemente modernos, se pone esa bufanda, puede que para alardear de lo rica e intocable que es. Seguro que es toda una profesional eligiendo el tono exacto para que encaje con sus ojos de color zafiro.
- Joder, te apuesto mi RX-7 a que no eres capaz de conseguir sus bragas antes de las vacaciones de Acción de Gracias -me desafía Sam, interrumpiendo mis perversos pensamientos.
- ¿Quién querría hacer algo así? -rebato. Puede que también sean de diseño y lleven sus iniciales bordadas en la parte delantera.
- Todos los tíos y tías del instituto.
No hacía falta recalcar lo que ya es evidente.
- Es un blanco pijo.
No salgo con nenes blancos, ni nenes malcriados, ni tampoco con niñatos cuya idea del trabajo duro es elegir que cenará cada noche, haciendo contraste entre comidas y ensaldas pijas. Saco un cigarrillo del bolsillo y lo enciendo, haciendo caso omiso de la política del centro que prohíbe fumar en el recinto del instituto. Últimamente he fumado un montón. Puck me lo hizo notar anoche cuando salimos a dar una vuelta.
- ¿Y qué pasa si es blanco? Vamos, Blaine. No seas idiota. Míralo.
Echo un vistazo. Tengo que admitir que está bueno. Tiene el pelo hacia atrás y castaño, una nariz aristocrática, los brazos ligeramente bronceados y algo musculados en los bíceps (me preguntó si hará ejercicio). Y unos labios finos que cuando sonríen te hacen pensar que la paz mundial sería posible si todo el mundo sonriera como él.
Aparto esas ideas de mi mente. ¿Y qué pasa si está bueno? Es un petardo de primera.
- Demasiado pálido -espeto.
- Te gusta -dice Sam, recostándose sobre la hierba-. Pero sabes que, como el resto de chicanos de la zona sur, nunca podrás tenerlo.
Hay algo en mí interior que se enciende. Llamémoslo mecanismo de defensa. Llamémoslo prepotencia. Antes de que pueda desconectarlo, digo:
- En dos meses habré catado a ese tío. Si de verdad quieres apostar tu RX-7, acepto.
Nota: ¿soy la única que odia eternamente a Adam?
Cuando llego a casa, encuentro a Baghda en la habitación de mi hermano, en la primera planta. Está intentando cambiarle los pañales, aunque tiene a Finn en la postura equivocada. Tiene la cabeza donde normalmente debería tener los pies, una de sus piernas está colgando al borde de la cama... es un desastre y Baghda está resoplando como si fuera la tarea más difícil que haya hecho en la vida.
¿Mi madre se habrá tomado la molestia de verificar sus credenciales?
- Ya lo haré yo -le digo a Baghda, apartándola a un lado. Le he cambiado los pañales a mi hermano desde que éramos niños. No es muy divertido cambiar la ropa interior de alguien que pesa más que tú, pero si lo haces bien no tardas mucho ni se convierte en algo interminable complicado,
Mi hermano sonríe de oreja a oreja al verme.
- ¡Ku!
Finn no puede articular palabras, por lo que recurre a aproximaciones verbales. «Ku» significa «Kurt». Devuelvo la sonrisa mientras lo coloco bien sobre la cama.
- Hola, peque. ¿Quieres cenar? -pregunto mientras saco las toallitas de un envase e intento no pensar en tarea que me ocupa.
Mientras le pongo unos pañales nuevos y unos pantalones limpios, Baghda me observa al margen de todo. Intentó explicarle los pasos a medida que lo hago, pero basta con mirarla una sola vez para saber que no me ha escuchando.
- Tu madre ha dicho que podía marcharme cuando llegaras a casa -me dice.
- Está bien -respondo mientras me lavo las manos. Antes de que pueda darme cuenta, Baghda ha desaparecí cual Houdini.
Llevo a Finn a la cocina en su silla de ruedas, pero cuando llegamos veo que lo que normalmente es una cocina impecable está patas arriba. Baghda no ha fregado los platos, apilados en el fregadero, y tampoco se ha toma la molestia de hacer una tarea tan difícil como fregar suelo después del arrebato de Finn con el yogur.
Preparo la cena de mi hermano y limpio todo el estropicio.
Finn dice lentamente la palabra «colé», aunque realidad ha sonado más a «ole», pero sé a lo que se refiere.
- Sí, el primer día otra vez -digo mientras mezclo bien su comida y la dejo sobre la mesa. Le meto una cuchara de comida triturada en la boca mientras continúo hablando-. Y a mi profesora de química, la señora Pillsbury, se le daría genial ser monitora en un campamento militar. He leído detenidamente el programa de estudios. No hay una semana en la que no haya programado un examen o alguna prueba. Este año no va a ser nada fácil.
Mi hermano me mira, intentando descifrar lo que le estoy contando. Su expresión de concentración me dice que me apoya y me entiende aunque no pueda expresarlo con palabras. Porque cada palabra que sale de su boca es todo un suplicio. A veces me gustaría decirlo por él, porque siento su desesperación como si fuera la mía propia.
- ¿No te ha gustado Baghda? -pregunto con dulzura.
Mi hermano niega con la cabeza. Y no le apetece hablar de ello, lo sé por la manera en la que se le tensan los labios.
- Ten paciencia -digo-. No es fácil llegar a una casa nueva y no saber qué hacer.
Cuando Finn termina de comer, le traigo las revistas para que pueda echarles un vistazo. A mi hermano le encantan las revistas. Mientras se entretiene hojeándolas, me hago un bocadillo de queso y me siento en la mesa para ponerme con los deberes mientras como.
Oigo que se abre la puerta del garaje justo en el momento en el que saco la hoja de papel que la señora Pillsbury me ha dado para escribir la redacción sobre el respeto.
- Kurt, ¿dónde estás? -grita mi madre desde el vestíbulo.
- En la cocina -respondo yo.
Mi madre entra desenfadadamente en la cocina con una bolsa de la tienda Neiman Marcus colgada del brazo.
-Toma, esto es para ti.
Cojo la bolsa y saco una camiseta azul claro del diseñador Geren Ford.
-Gracias -digo, intentando no darle mucha importancia frente a Finn, quien nunca recibe un regalo de mi madre. Aunque tampoco le importa. Está demasiado absorta mirando las fotos de las famosas mejor y peor vestidas, y de su brillante bisutería.
-Pega muy bien con esos vaqueros negros que te compré la semana pasada -añade mientras saca del congelador unos filetes y empieza a descongelarlos en el microondas-. Dime... ¿cómo le iba a Baghda cuando llegaste a casa?
- No muy bien -digo-. Tienes que enseñarle a hacer las cosas.
No me extraña que mi madre no responda. Mi padre entra por la puerta de la cocina un minuto después, quejándose del trabajo. Es el dueño de una empresa de producción de circuitos integrados y ya nos ha explicado que este es un año flojo, y pese a ello, mi madre sigue saliendo y comprando de todo, y mi padre me ha regalado un BMW por mi cumpleaños.
- ¿Qué hay para cenar? -pregunta mi padre mientras se afloja la corbata. Parece cansado y ajado, como de costumbre.
- Filetes -contesta mi madre sin apartar la vista del microondas.
- No me apetece una cena pesada -dice él-. Solo algo ligero.
-¿Huevos? ¿Espagueti? -resopla mi madre, apagando el microondas y enumerando sugerencias a oídos sordos.
Mi padre sale de la cocina. Incluso cuando está aquí físicamente, sé que su mente sigue en el trabajo.
- Me da igual, pero que sea ligero -vocea.
Es en momentos como estos cuando siento lástima por mi madre. Mi padre no le presta mucha atención. Cuando no está trabajando, está de viaje de negocios o simplemente no le apetece estar con nosotros.
- Haré una ensalada -digo mientras saco la lechuga del frigorífico.
Por su sonrisa, diría que mi madre agradece la ayuda, preparamos la cena juntas, pero en silencio. Pongo la mesa mientras mi madre trae la ensalada, unos huevos revueltos y pan tostado. Masculla algo sobre no ser valorada; supongo que quiere que la oiga pero que no haga ningún comentario al respecto. Finn sigue absorta en sus revistas, ignorante de la tensión que hay entre nuestros padres.
- El viernes me voy a China y estaré allí dos semanas -anuncia mi padre al regresar a la cocina en pantalones de chándal y camiseta. Se desploma sobre su asiento, el que preside la mesa, y se sirve algo de huevos revueltos en el plato-. Nuestro distribuidor de allí está repartiendo material defectuoso y tengo que averiguar la cantidad.
- ¿Y la boda de DeMaio? Es este fin de semana y ya hemos confirmado nuestra asistencia.
Mi padre deja caer el tenedor y mira a mi madre.
- Sí, estoy seguro de que la boda del hijo de los DeMaio es más importante que mantener a flote mi negocio.
- Burt, yo no he insinuado que tu negocio sea menos importante -rebate mi madre, dejando también caer el tenedor sobre el plato. Es increíble que no tengamos todos los platos desportillados-. No obstante me parece una grosería cancelar ese tipo de cosas en el último momento.
- Puedes ir tú sola.
- ¿Y qué la gente empiece a cuchichear sobre la razón por la que no me has acompañado? No, gracias.
Esta es la típica conversación durante la cena de los Hummel. Mi padre hablando sobre lo duro que es su trabajo, mi madre intentando fingir que somos una familia feliz y Finn y yo manteniéndonos al margen de todo.
- ¿Cómo te ha ido el instituto? -pregunta finalmente mi madre.
- Bien -respondo, omitiendo el hecho de que me hayan puesto a Blaine de compañero-. Tengo una profesora de química muy dura.
- No tendrías que haber cogido química -interviene mi padre-. Si no consigues un sobresaliente, tu nota media se vendrá abajo. Es muy difícil entrar en una universidad como Northwestern, y no van a levantar un dedo solo porque sea mi alma máter.
- Lo entiendo, papá -digo, terriblemente deprimida. Si Blaine no se toma en serio nuestro proyecto, ¿cómo voy a sacar un sobresaliente?
- La nueva cuidadora de Finn ha empezado hoy -le informa mi madre-. ¿Te acuerdas?
Mi padre se encoge de hombros porque cuando la última cuidadora se marchó, él insistió en que Finn debería vivir en algún tipo de residencia en lugar de en casa. No recuerdo haber gritado más en mi vida de cómo lo hice entonces, porque nunca permitiré que manden a Finn a un lugar donde lo descuiden y no lo comprendan. Yo tengo que estar pendiente de él. Esa es la razón por la que entrar en Northwestern es tan importante. Si estoy cerca de casa, puedo vivir aquí y asegurarme de que mis padres no la ingresen en un centro.
A las nueve llama Brittany para quejarse sobre Quinn. Opina que ha cambiado durante el verano y ahora se lo tiene creído por estar saliendo con un universitario. A las nueve y media llama Quinn para decirme que sospecha que Brittany está celosa porque sale con un universitario. A las nueve y cuarenta y cinco llama Rachel diciéndome que ha hablado con Brittany y Quinn y que no quiere entrometerse. Yo estoy de acuerdo con ella, aunque creo que ya es demasiado tarde.
Son las once menos cuarto cuando por fin termino mi redacción sobre el respeto para la señora Pillsbury y puedo ayudar a mi madre a acostar a Finn. Estoy tan cansada, siento que no puedo ni mantener levantada la cabeza. Cuando me acuesto, después de haberme puesto el pijama, marco el número de Adam.
-Hola, guapo -dice-. ¿Qué haces? -No mucho. Estoy en la cama. ¿Os habéis divertido en casa de Jessie?
- No tanto como lo habría hecho si hubieras estado.
- ¿A qué hora has vuelto?
- Hace una hora. Me alegro de que hayas llamado.
Tiro de mi enorme edredón celeste hasta la barbilla y hundo la cabeza en mi mullida almohada.
- ¿De verdad? -le pregunto, esperando un cumplido, y con un tono de voz cariñoso, aniñado-: ¿Por qué?
Hace mucho tiempo que Adam no me dice que me quiere. Ya sé que no es la persona más cariñosa del mundo. Mi padre tampoco lo es. Pero es algo que necesito oír de Adam. Quiero que me diga que me quiere, que me echa de menos, que soy el chico de sus sueños.
Adam carraspea antes de decirme:
- Nunca hemos tenido sexo telefónico.
Vale, esas no son las palabras que esperaba. No debería sentirme ni decepcionada ni sorprendida. Él es un adolescente y soy consciente de que los chicos solo piensan en el sexo y en divertirse. Esta tarde, cuando leí la nota de Blaine en la que hablaba de tener sexo duro, me esforcé por ignorar la extraña sensación que se me instaló en la boca del estómago. Lo que él no sabe es que soy virgen.
Adam y yo nunca hemos mantenido relaciones sexuales. Ni telefónicas ni reales. Estuvimos a punto de hacerlo en abril del año pasado, en la playa, detrás de la casa de Rachel, pero me eché atrás. No estaba preparada.
- ¿Sexo telefónico?
- Sí. Tócate, Kurt. Y después me dices lo que estás haciendo. Eso me pone un montón.
- Y mientras me toco, ¿qué vas a hacer tú? -pregunto.
- Pelarme la banana. ¿Qué crees que voy a hacer, los deberes?
Me río. Es más una risa nerviosa porque no nos hemos visto mucho los dos últimos meses. Tampoco hemos hablado demasiado, y ahora quiere que en un solo día pasemos del «Me alegro de verte después de todo un verano separados» al «Tócate mientras me pelo la banana». Tengo la sensación de estar en medio de una canción de reguetón.
- Vamos, Kurt -me dice Adam-. Piensa que es una práctica antes de que lo hagamos de verdad. Quítate el bóxer y tócate.
- Adam...-digo.
- ¿Qué?
- Lo siento, pero no me apetece. Al menos, ahora no.
- ¿Estás seguro?
- Sí. ¿Estás enfadado?
- No -dice-. Pensé que sería divertido darle un toque picante a nuestra relación.
- No sabía que te aburrieras.
- Las clases... el entrenamiento de fútbol... los mismos sitios a los que vamos. Supongo que después de un verano lejos de aquí ahora me agobia la misma rutina. Me he pasado las vacaciones haciendo esquí acuático, piruetas con tabla de surf y deportes de motor fuera de pista. Son cosas que hacen que se te acelere el corazón y la sangre te circule muy rápido, ¿sabes? Es un puro subidón de adrenalina.
- Suena genial.
- Lo fue, Kurt.
- Sí.
- Y estoy preparado para ese subidón de adrenalina... contigo.
2/2:
8. Blaine.
Empujo al chico contra un Camaro lujoso y brillante, un cochazo que probablemente cueste más de lo que mi madre gana en un año.
- Este es el trato, Blake -le digo-. O me pagas ahora o te rompo algo. Y no me refiero a tu jodido coche... sino a algo que lleves permanentemente adherido al cuerpo. ¿Lo pulas?
Blake, más delgado que un poste de teléfono y pálido como un fantasma, me mira como si acabara de pronunciar su sentencia de muerte. Debería habérselo pensado mejor antes de coger toda la cocaína y largarse sin pagarla.
Como si Will fuera a permitir que sucediera sin más. Como si yo fuera a permitirlo.
Cuando Will me envía a recaudar deudas, obedezco. Puede que no me guste hacerlo, pero lo hago. Él sabe que no me involucraré en el tráfico de drogas, ni destrozaré la casa de nadie, ni me mezclaré en asuntos de robos. Sin embargo, se me da bien recaudar... sobre todo, deudas. A veces me mandan a buscar directamente a personas, aunque esos son asuntos complicados, sobre todo porque sé lo que les pasará en cuanto les arrastre hasta el almacén donde tienen que dar la cara frente a Jacob. Nadie quiere enfrentarse a Jacob. Es mucho peor que enfrentarse a mí.
Blake debería sentirse afortunado de que haya sido yo la persona asignada para venir a buscarlo.
Decir que no vivo una vida impoluta es un eufemismo. Intento no darle muchas vueltas al trabajo sucio que hago para los Latino Blood. Lo cierto es que se me da bien. Mi trabajo es asustar a la gente para que nos pague lo que nos debe. Técnicamente, mis manos están limpias de drogas. Bueno, el dinero que viene de las drogas cae en mis manos con bastante frecuencia, pero lo único que hago es dárselo a Will. No lo gasto, solo lo recaudo.
Eso hace que solo sea un peón, lo sé. Siempre y cuando mi familia esté a salvo, no me importa. Además, soy un buen luchador. No tenéis ni idea de la cantidad de gente que se echa a llorar ante la amenaza de romperle los huesos. Blake no es diferente de otros tíos a los que he amenazado, lo sé por el modo en que finge despreocupación pese a que sus larguiruchas manos no dejan de temblarle sin control.
Y dicho esto, puede que penséis que sería capaz de intimidar a la Pillsbury, pero no os equivoquéis, a esa tía no hay quien la acojone, ni con una granada en las manos.
- No tengo el dinero -espeta Blake.
- Esa respuesta no te va a servir de mucho, tío -interviene Puck, que hasta ahora se ha quedado al margen. Acompañarme le divierte mucho: cree que somos una especie de poli bueno y poli malo. Excepto que en realidad no somos una pareja de policías, sino de pandilleros, y uno de nosotros es malo y el otro aún peor.
- ¿Qué miembro quieres que te rompa primero? -pregunto-, Seré amable y te dejaré elegir.
- Venga, Blaine, sacúdele ya y acabemos con esto de una vez -dice Puck, aburrido.
- ¡No! -grita Blake-. Lo conseguiré, os lo juro. Mañana.
Lo empujo otra vez contra el coche y presiono el antebrazo contra su garganta lo suficiente para asustarle.
- ¿Y qué, voy a fiarme de ti así, por las buenas? ¿Crees que somos idiotas? Necesito una garantía. Blake no responde. Miro el coche.
- No, el coche no, por favor, Blaine. Saco mi arma. No voy a dispararle. No importa lo que soy ni en lo que me he convertido, jamás matarla ni dispararía a nadie. Sin embargo, eso Blake no lo sabe. Cuando ve la pistola, saca las llaves del coche.- Dios mío, no, por favor. Le quito las llaves de la mano.
- Mañana, Blake. A las siete en punto detrás de las viejas vías en el cruce de Fourth con Vine. Ahora, lárgate de aquí -le digo, agitando el arma en el aire para que salga corriendo.
- Siempre he querido tener un Camaro -dice Puck después de que Blake se haya ido.
- Es tuyo... hasta mañana -digo, lanzándole las llaves.- ¿De verdad crees que conseguirá cuatro mil dólares en un solo día?
- Sí -digo con total seguridad-. Porque este coche vale mucho más de cuatro mil dólares.
Cuando volvemos al almacén, pongo a Will al día. No le hace mucha gracia que no le hayamos traído la pasta, pero sabe que Blake conseguirá el dinero. Yo siempre cumplo con mi trabajo.
Por la noche, estoy en mi habitación y no puedo conciliar el sueño porque mi hermano Luis no deja de roncar. Por cierto, duerme tan profundamente que no parece tener inquietudes en la vida. Yo sí las tengo. No me importa amenazar a camellos de pacotilla como Blake, aunque preferiría estar luchando por cosas que verdaderamente merecen la pena.
Una semana más tarde estoy sentado en el césped del patio del instituto, almorzando junto a un árbol. La mayoría de los estudiantes de Fairfield comen fuera hasta finales de octubre, cuando el invierno de Illinois les obliga a refugiarse en la cafetería a la hora de la comida. Pero aún podemos disfrutar de cada minuto de sol y de aire refrescante, lo que nos permite pasar un rato agradable en el exterior.
Mi amigo Sam, con su camiseta roja demasiado ancha y sus vaqueros negros, me da una palmada en la espalda mientras aparca el trasero a mi lado con una bandeja de la cafetería en la mano.
- ¿Listo para la siguiente clase, Blaine? Me apuesto lo que quieras a que Kurt Hummel huye de ti como de la peste. Me troncho cada vez que la veo mover su taburete para alejarse todo lo que puede de ti.
- Sam -le interrumpo y, señalándome, añado-: Es un chiquillo chicano y no va a sacar nada de este hombre.
- Corre a decirle eso a su madre -dice Sam, riendo-. O a su novio Adam.
Me recuesto sobre el tronco del árbol y me cruzo de brazos.
- El año pasado coincidí con Adam en Educación Física. Y créeme, no tiene nada de lo que pueda alardear.
- Todavía estás cabreado con él porque el año siguiente de que le ganaras en la carrera de relevos frente a todo el instituto te destrozó la taquilla, ¿verdad?
Joder, sí, todavía estoy cabreado. Aquel incidente me costó una pasta gansa porque tuve que comprarme libros nuevos.
- Eso es agua pasada -le digo a Sam, manteniendo la fría apariencia de siempre.
- Pues tu amiguito está sentado justo allí, con el tío bueno de su novio.
Me basta una sola mirada al señorito Perfecto para que se dispare todo mi sistema de alarma. Cree que soy un drogata. Todos los días tengo que superar el temor de lidiar con él en clase de química.
- Ese tío tiene la cabeza llena de pájaros, amigo -añado.
- He oído que ese petardo te ha faltado el respeto delante de los suyos -dice un tío llamado Azimio mientras él y un grupo de chicos toman asiento junto a nosotros con sus bandejas de la cafetería o la comida que han traído de casa.
Niego con la cabeza, preguntándome lo que habrá dicho Kurt de mí y qué medidas deberé de tomar para tenerlo todo bajo control.
- Tal vez me desee y no conozca otra manera de llamar mi atención.
Sam ríe con tanta fuerza que todos los que están a pocos metros de nosotros nos miran.
- Ni de coña, Kurt Hummel no se acercaría a menos de sesenta metros de ti por voluntad propia, así que ni hablemos de salir contigo, colega -dice-. ¿Te acuerdas de la bufanda que llevaba la semana pasada? Pues puede que esa prenda cueste tanto como todo lo que hay en tu casa.
La bufanda. Como si los pantalones y la camiseta de diseño que lleva no fueran lo suficientemente modernos, se pone esa bufanda, puede que para alardear de lo rica e intocable que es. Seguro que es toda una profesional eligiendo el tono exacto para que encaje con sus ojos de color zafiro.
- Joder, te apuesto mi RX-7 a que no eres capaz de conseguir sus bragas antes de las vacaciones de Acción de Gracias -me desafía Sam, interrumpiendo mis perversos pensamientos.
- ¿Quién querría hacer algo así? -rebato. Puede que también sean de diseño y lleven sus iniciales bordadas en la parte delantera.
- Todos los tíos y tías del instituto.
No hacía falta recalcar lo que ya es evidente.
- Es un blanco pijo.
No salgo con nenes blancos, ni nenes malcriados, ni tampoco con niñatos cuya idea del trabajo duro es elegir que cenará cada noche, haciendo contraste entre comidas y ensaldas pijas. Saco un cigarrillo del bolsillo y lo enciendo, haciendo caso omiso de la política del centro que prohíbe fumar en el recinto del instituto. Últimamente he fumado un montón. Puck me lo hizo notar anoche cuando salimos a dar una vuelta.
- ¿Y qué pasa si es blanco? Vamos, Blaine. No seas idiota. Míralo.
Echo un vistazo. Tengo que admitir que está bueno. Tiene el pelo hacia atrás y castaño, una nariz aristocrática, los brazos ligeramente bronceados y algo musculados en los bíceps (me preguntó si hará ejercicio). Y unos labios finos que cuando sonríen te hacen pensar que la paz mundial sería posible si todo el mundo sonriera como él.
Aparto esas ideas de mi mente. ¿Y qué pasa si está bueno? Es un petardo de primera.
- Demasiado pálido -espeto.
- Te gusta -dice Sam, recostándose sobre la hierba-. Pero sabes que, como el resto de chicanos de la zona sur, nunca podrás tenerlo.
Hay algo en mí interior que se enciende. Llamémoslo mecanismo de defensa. Llamémoslo prepotencia. Antes de que pueda desconectarlo, digo:
- En dos meses habré catado a ese tío. Si de verdad quieres apostar tu RX-7, acepto.
Nota: ¿soy la única que odia eternamente a Adam?
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
me gusto mucho el capitulo espero el siguiente con ansias ya quiero ver como sigue la historia y ya se que no te gusta dejar adelantos pero se valió la pena intentarlo bueno espero actualices pronto
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Yo siempre he odiado a Adam desde que salió en Glee, por eso no me gusta que salga en los Fics.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
rayos siento peor leyendo aquí siento más feo la apuesta y sí jajaja lo leí con 1D peró con Hazza sigue me encanta y más con Klaine
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me encanta, esta super... Espero acrtualizaciones... Cuidate :'3
Veronica Everett Criss****** - Mensajes : 368
Fecha de inscripción : 19/06/2013
Edad : 26
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
» Busco fanfic brittana
Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
» Busco fanfic
Sáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken
» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Jue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604
» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Mar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28
» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Dom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28
» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Vie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604
» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
» Que pasó con Naya?
Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
» No abandonen
Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1