Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.

Me encanto.   
Pobre Puck.   
Ojala y a Blaine no le pase nada.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
   

M
I
E
R
D
A
SALTEEEEE DEL SUSTO CON LO DE PUUUUUUUCK :'(
Blaine estara bien verdad?!!!!
Verdaaaaaad ? :(

me encanto y fascino mucho este capitulo nooooooooo por que tuvo que morir puck espero blaine no muera y se recupere pronto espero que hector si aya muerto se merecia eso y más espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muy ansioso me encanta mucho esta historia esta realmente genial    

Darrinia escribió:Hola!

Odio tener razón...                    

Por favor, no tardes mucho con el siguiente capítulo...

Besos

¡Hola! Sí, es horrible que tengas razón :'((((((.
Ya subo, besos.

Alexx Colfer Klainer escribió:Me encanto.   
Pobre Puck.   
Ojala y a Blaine no le pase nada.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
   

Me alegra que te halla gustado :).
Sí, pobre Puck :'(.
Ya subo, besos.

AndersonHummel escribió:M
I
E
R
D
A
SALTEEEEE DEL SUSTO CON LO DE PUUUUUUUCK :'(
Blaine estara bien verdad?!!!!
Verdaaaaaad ? :(

No puedo decir nada sobre Blaine............ ah.

gleeclast escribió:me encanto y fascino mucho este capitulo nooooooooo por que tuvo que morir puck espero blaine no muera y se recupere pronto espero que hector si aya muerto se merecia eso y más espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muy ansioso me encanta mucho esta historia esta realmente genial    

¡Me alegrra que te halla gustado :).
Ya subo, besos.

55. Kurt.
A las cinco de la mañana me despierta el móvil. Es Santana. Probablemente quiera hablarme sobre Puck.
- ¿Sabes qué hora es? -le pregunto.
- Se lo han cargado, Kurt. Está muerto.
- ¿Quién? -exclamo, desesperado.
- Puck. Y... no sé si debería haberte llamado... aunque te enterarás de todos modos. Blaine estaba con él y...
Los dedos se transforman en una garra alrededor del aparato.
- ¿Dónde está Blaine? ¿Está bien? Por favor, dime que está bien. Te lo ruego, San. Por favor.
- Le han disparado.
Durante un segundo espero que pronuncie las funestas palabras: está muerto.
- Está en el quirófano. En el Hospital Lakeshore -dice en contra de mi pronóstico.
Antes de que termine la frase, ya me estoy quitando el pijama y vistiéndome a toda prisa, angustiado. Cojo las llaves, me dirijo a la puerta sujetando aún con fuerza el teléfono mientras Santana me relata todos los detalles.
El intercambio salió mal y Puck y Héctor están muertos. Blaine recibió un disparo y está en el quirófano. Es lo único que sabe.
- Ay, madre, ay, madre, ay, madre -canturreo de camino al hospital. Tras pasar la noche anterior con él, estaba convencido de que me elegiría a mí por encima del tráfico de drogas. Puede que él haya traicionado nuestro amor, pero yo no puedo hacer lo mismo.
Me convulsiono con los sollozos. Puck me aseguró ayer que se encargaría de que Blaine no hiciera el trapicheo, pero... madre mía. Puck ocupó su lugar y ha acabado muerto. Pobre Puck.
Intento quitarme de la cabeza las imágenes en las que Blaine no consigue superar la operación. Una parte de mí moriría con él.
Le pregunto a una enfermera si puede informarme sobre el estado de Blaine.
La señora me pide que le deletree su nombre y luego teclea en el ordenador. El sonido me hace enloquecer. Está tardando demasiado, tanto que quiero agarrarla por los hombros y zarandearla para que se dé más prisa.
La mujer rae mira con curiosidad.
- ¿Eres familiar?
- Sí.
- ¿Qué parentesco?
- Hermano.
La enfermera niega con la cabeza y se encoge de hombros. No se lo ha tragado.
- Blaine Anderson ha ingresado con una herida de bala.
- Se recuperará, ¿verdad? -le pregunto entre sollozos.
La señora vuelve a teclear en su ordenador.
- Lleva toda la mañana en el quirófano, señor Anderson. La sala de espera es esa habitación naranja al final del pasillo, a la derecha. El médico le informará del pronóstico de su hermano después de la operación.
- Gracias -contesto, agarrándome al mostrador.
Al entrar en la sala de espera, me quedo helado al ver a la madre y a los dos hermanos de Blaine juntos en un rincón, sentados sobre las sillas naranjas del hospital. Su madre es la primera que se percata de mi presencia. Tiene los ojos muy rojos y las lágrimas le humedecen el rostro.
Me llevo una mano a la boca, pero no puedo evitar que se me escape un sollozo. No puedo contenerme. Las lágrimas me inundan los ojos y, a través del borrón, veo que la señora Anderson me tiende los brazos.
Abrumado por la emoción, corro hacia ella.

---

Se le mueve la mano.
Levanto la cabeza junto a la cama de Blaine. He estado sentado a su lado toda la noche, esperando a que despertara. Su madre y sus hermanos tampoco se han movido de su lado.
El médico dijo que podrían pasar horas hasta que recuperara el conocimiento.
Humedezco una toallita en el lavabo de la habitación y le mojo la frente. He repetido la misma operación toda !a noche, mientras él sudaba, atrapado en un sueño inquieto.
Abre los ojos. Es obvio que lucha contra los sedantes.
- ¿Dónde estoy? -pregunta en un tono débil y áspero.
- En el hospital -contesta su madre, que se apresura a colocarse a su lado.
- Te han disparado -añade Carlos con la voz estrangulada por la congoja.
Blaine frunce el ceño.
- Puck... -dice con un hilo de voz.
- Ahora no pienses en eso -le digo yo, intentando reprimir las emociones, pero sin conseguirlo del todo. Tengo que ser fuerte por él y no dejar que se venga abajo.
Creo que está a punto de cogerme la mano, pero una expresión de dolor le atraviesa el rostro y ceja en su empeño. Tengo tantas cosas que contarle, tanto que decirle. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo y cambiar el pasado. Ojalá pudiera haber salvado a Puck y a Blaine de aquel destino.
Con los ojos vidriosos por el sopor, me dice:
- ¿Qué haces aquí?
Observo a su madre frotarle el brazo, intentando reconfortarle.
- Kurt se ha quedado toda la noche, Blaine. Estaba preocupado por ti.
- Déjame hablar con él. A solas -ruega débilmente.
Sus hermanos y su madre salen de la habitación y nos dejan solos.
Blaine se incorpora sobre la cama con una mueca de dolor. Entonces, me mira.
- Quiero que te vayas.
- No puedes hablar en serio -respondo, cogiéndole de la mano. No puede estar hablando en serio.
Me aparta la mano, como si el contacto le quemara.
- Sí, hablo en serio.
- Blaine, conseguiremos superarlo. Te quiero.
Él gira la cabeza y clava su mirada en el suelo. Traga saliva con fuerza y carraspea.
- Me acosté contigo por una apuesta, Kurt -asegura en voz baja, pero sus palabras son claras como el agua-. No significó nada para mí. Tú no significas nada para mí.
Doy un paso atrás a medida que voy asimilando las dolorosas palabras de Blaine.
- No -susurro.
- Tú y yo... solo fue un juego. Aposté con Sam su RX-7 a que podía echar un polvo contigo antes de Acción de Gracias.
Me estremezco al oír a Blaine referirse a nuestro encuentro con aquella frialdad. Si lo hubiese llamado sexo, me habría dejado un sabor amargo en la boca. Pero referirse a eso con aquellas palabras hace que se me revuelva el estómago. Mantengo las manos firmes a los lados. Quiero que retire lo que ha dicho.
- Estás mintiendo.
Él aparta la mirada del suelo y la fija directamente en mis ojos. Ay, madre. No veo ninguna emoción en ellos. Su expresión es tan fría como sus palabras.
- Eres patético si crees que lo que había entre nosotros era real.
Niego con la cabeza de forma vehemente.
- No me hagas daño, Blaine. Tú no. Ahora no -le pido. Me tiemblan los labios cuando pronuncio un silencioso pero suplicante «por favor». No responde y doy otro paso hacia atrás. Me tambaleó al pensar en mí, en el verdadero Kurt que Blaine sacó a la luz. Con un susurro lastimero, añado-: Confiaba en ti.
- Ese es tu problema, no el mío.
Se toca el hombro izquierdo y hace una mueca de dolor antes de que su grupo de amigos irrumpa en la habitación. Le ofrecen sus condolencias y ánimos mientras yo me quedo de piedra en un rincón, pasando completamente desapercibido.
- ¿Todo esto ha sido por una apuesta? -pregunto por encima del bullicio.
Los seis o siete amigos que hay en la habitación me miran. Incluso Blaine. Santana se acerca a mí pero levanto una mano para detenerla.
- ¿Es cierto? ¿Blaine apostó a que se acostaría conmigo? -repito. Aún no puedo creer que las venenosas palabras de Blaine sean verdad. No pueden serlo.
Todos los ojos recaen en él, pero los de Blaine me atraviesan a mí.
- Decídselo -ordena Blaine.
Un tipo llamado Sam levanta la cabeza.
- Bueno, esto, sí. Ha ganado mi RX-7.
Me apoyo en la puerta de la habitación, intentando mantener la cabeza en alto. Una expresión fría y dura se asienta en el rostro de Blaine.
Mi garganta amenaza con cerrarse cuando anuncio:
- Felicidades, Blaine. Has ganado. Espero que disfrutes de tu coche nuevo.
Me agarro al pomo de la puerta y, cuando estoy a punto de salir, veo que la mirada de hierro de Blaine se desvanece por un instante. Salgo lentamente de la habitación. Oigo los pasos de Santana en el pasillo pero huyo de ella, del hospital, de Blaine. Por desgracia, no puedo huir de mi corazón. Un dolor profundo lo atenaza y sé que nunca más volverá a ser el mismo.

N/A: ¿Alguien más tiene ganas de matar a Blaine y darle con un martillo en la cabeza por ser tan idiota? ¿No, nadie?
Bueno, ojalá les guste el capítulo, y tengo que decir que ya casi estamos al final de la historia (shoremos todos, ah).
Vpy a tratar de subir mañana, peroe stoy enferma y no sé cuando voy a poder, así que... hasta la próxima actualización.

Me encanto.   
Me encanta este Fic que mal que falte poco para que acabe.   
Que bien que al final se logro recuperar Blaine.   
Aunque de todos modos lo odio.   
Como le pudo decir eso a Kurt.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
  

Me encanto fascino este capitulo estuvo muy triste yo si quiero matar a blaine por hacerle daño a kurt ojala blaine sufra poco por lo que le hizo a kurt espero si puedas actualizar mañana ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muy ansioso me encanta mucho esta grandiosa historia espero te mejores pronto

Blaine , blaine , blaine .... Cuando aprendera?
Ush debo admitir que lo odio en este momento :/
Espero que sigas mejor :D un abrazote

Alexx Colfer Klainer escribió:Me encanto.   
Me encanta este Fic que mal que falte poco para que acabe.   
Que bien que al final se logro recuperar Blaine.   
Aunque de todos modos lo odio.   
Como le pudo decir eso a Kurt.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
  

Me alegra que te guste sdigdfsg.
Ya subo, besos.

gleeclast escribió:Me encanto fascino este capitulo estuvo muy triste yo si quiero matar a blaine por hacerle daño a kurt ojala blaine sufra poco por lo que le hizo a kurt espero si puedas actualizar mañana ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muy ansioso me encanta mucho esta grandiosa historia espero te mejores pronto

Me alegra que te guste :).
Ya actualizo, besoooos.

AndersonHummel escribió:Blaine , blaine , blaine .... Cuando aprendera?
Ush debo admitir que lo odio en este momento :/
Espero que sigas mejor :D un abrazote

Ojalá aprenda pronto...
Ya sigo, besos.

56. Blaine.
Llevo una semana aquí, y estoy harto de las enfermeras, los médicos, las agujas, las pruebas... y, sobre todo, de las batas de hospital. Creo que cuanto más tiempo paso aquí, más gruñón me vuelvo. Vale, puede que no hubiera debido gritarle así a la enfermera que me ha quitado la sonda. Ha sido su animada disposición la que me ha sacado de quicio.
No quiero ver a nadie. No quiero hablar con nadie. Cuanta menos gente se meta en mi vida, mejor. He apartado a Kurt de mi vida y me dolió mucho tener que hacerle daño. Pero no tuve otra elección. Cuanto más cerca está de mí, más peligro corre. No podría soportar que le ocurriera lo mismo que a Puck...
«Deja de pensar en él», me digo.
La gente que me importa muere, así de simple. Mi padre. Ahora Puck. He sido un estúpido al pensar que podría tenerlo todo.
Cuando oigo que alguien llama a la puerta, le grito:
- ¡Lárgate!
Pero, sea quien sea, vuelve a hacerlo con más insistencia.
- ¡Dejadme en paz de una puta vez!
Cuando se abre la puerta, le lanzo un vaso. No acaba estrellándose contra ningún empleado del hospital sino contra el pecho de la señora P.
- Oh, mierda. Tú no.
La señora P. lleva gafas nuevas, con una montura llena de diamantes falsos.
- Esta no es exactamente la bienvenida que esperaba, Blaine -dice-. ¿Sabes que aún puedo darte una papeleta de castigo por soltar palabrotas?
Me doy la vuelta para no tener que mirarla.
- ¿Has venido para darme papeletas de castigo? Porque si es así, puedes olvidarte de ello. No voy a regresar al instituto. Gracias por la visita. Siento que tengas que marcharte tan pronto.
- No voy a irme a ningún lado hasta que no oigas lo que tengo que decir.
Por favor, no. Cualquier cosa menos tener que escuchar su sermón. Presiono el botón para avisar a la enfermera.
- ¿Necesitas algo, Blaine? -pregunta una voz a través del altavoz.
- Me están torturando.
- ¿Cómo dices?
La señora P. se acerca y me quita el altavoz de la mano.
- Está bromeando. Lo siento -dice la señora P., dejando después el altavoz sobre la mesita de noche, fuera de mi alcance-. ¿No te suministran pastillitas de la felicidad en este lugar?
- No quiero ser feliz.
La señora P. se inclina hacia delante. El flequillo le roza la parte superior de las gafas.
- Zayn, siento mucho lo que le ocurrió a Puck. No era alumno mío, pero me han dicho que estabais muy unidos.
Miro por la ventana para evitarla. No quiero hablar de Puck. No quiero hablar de nada.
- ¿Por qué ha venido?
Escucho el sonido de una cremallera. Saca algo del bolso.
- Te he traído deberes, para que estés al día cuando vuelvas a clase.
- No voy a volver. Ya se lo he dicho. Lo dejo. No debería sorprenderle, señora P. Soy un pandillero, ¿lo recuerda?
Ella camina alrededor de la cama, entrando en mi campo de visión.
- Supongo que me equivoqué contigo. Estaba convencida de que ibas a romper el molde.
- Sí, bueno, eso fue antes de que dispararan a mi mejor amigo. Querían matarme a mí, ¿sabe? -digo, mirando el libro de química que lleva en la mano. El libro me recuerda lo que era antes y lo que ya no podré ser-. ¡Puck no tenía que morir, maldita sea! ¡Tendría que haber sido yo! -grito.
La señora P. no se inmuta.
- Pero no sucedió de ese modo. ¿Crees que le haces un favor a Puck rindiéndote y dejando el instituto? Considéralo un regalo que te hizo, no una maldición. Puck no va a volver. Pero tú aún puedes. -La señora P. coloca el libro de química en la repisa de la ventana-. He visto morir a más alumnos de lo que creía posible. Mi marido insiste en que me vaya de Ohio que de clases en otro instituto donde no haya pandilleros cuya vida solo les conducirá a la muerte o al tráfico de drogas.
Se sienta en el borde de la cama y se mira las manos.
- Me quedé en Ohio para poder cambiar las cosas, para convertirme en un modelo a seguir. El director Figgins cree que podemos enmendar la brecha existente, y yo intento aportar mi granito de arena. Si cambiara la vida de uno de mis alumnos, podría...
- ¿Cambiar el mundo? -la interrumpo.
- Tal vez.
- No puede hacerlo. El mundo es como es.
Ella me mira, con una expresión de satisfacción en la cara.
- Ay, Blaine, estás tan equivocado. El mundo es como tú quieres que sea. Si piensas que no puedes cambiarlo, entonces continúa el camino trazado. Pero hay otros caminos, aunque son más difíciles de recorrer. Cambiar el mundo no es fácil, pero lo que si tengo claro es que quiero intentarlo. ¿Y tú?
- No.
- Estás en tu derecho. Yo voy a intentarlo de todas formas -asegura, y tras hacer una pausa, añade-: ¿Quieres saber cómo le va a tu compañero de laboratorio?
- No. No me importa -respondo, negando con la cabeza.
Las palabras casi se me atascan en la garganta.
Ella suspira, dándose por vencida, y se acerca a la repisa de la ventana para coger el libro de química.
- ¿Debería dejarlo aquí o llevármelo?
No le digo nada.
Ella vuelve a dejar el libro junto a la ventana antes de dirigirse a la puerta.
- Ojalá hubiera elegido biología en lugar de química -confieso cuando abre la puerta para marcharse.
Ella me guiña un ojo, con complicidad.
- No te creo. Y para que lo sepas, el director Figgins va a hacerte una visita esta tarde. Le advertiré que tenga cuidado al entrar, por si te da por lanzarle alguna cosa.

Me dieron el alta dos semanas después, y mi madre nos llevó a México. Un mes más tarde conseguí trabajo como camarero en un hotel, en San Miguel de Allende, cerca de la casa de mi familia. Un buen hotel, con paredes entabladas y pilares en las puertas delanteras. Como hablaba inglés mejor que los otros empleados, hacía de intérprete cuando me lo pedían. Cuando salía con mis compañeros después del trabajo, estos intentaban que me interesase por algún chico mexicano. Los chicos eran sexys y, evidentemente, sabían cómo atraer a cualquiera. El problema era que no eran Kurt.
Tenía que sacármelo de la cabeza. Y rápido.
Lo intenté. Una noche, un chico estadounidense que se alojaba en el hotel me llevó a su habitación. Al principio supuse que acostarme con otro muchacho castaño me haría olvidar la noche que pasé con Kurt. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, me quedé paralizado.
Entonces, me di cuenta de que Kurt había arruinado mi percepción de los hombres para siempre. No era el rostro de Kurt, ni su sonrisa, ni sus ojos. Todo eso hacía que los demás lo vieran como un chico precioso, pero era su interior lo que lo hacía distinto. Era el modo en que le limpiaba la cara a su hermano, la seriedad con la que se tomaba la clase de química, su modo de demostrarme su amor pese a saber quién y qué era yo. Había estado a punto de meterme en un asunto de drogas y, pese a todo, Kurt eligió amarme.
De modo que ahora, tres meses después del disparo, regreso a Ohio para enfrentarme a lo que la señora P. llamaría mi mayor miedo.
Enrique está sentado en su oficina, en el taller, negando con la cabeza. Hablamos de la noche de Halloween y le perdono por haberle contado a Sam que me había acostado con Kurt.
Tras explicarle lo que voy a hacer, Enrique suelta un lento y profundo suspiro.
- Podrías morir -dice, mirándome fijamente.
- Lo sé -admito, asintiendo con la cabeza.
- No podré ayudarte. Ninguno de nuestros amigos en Los Latino Blood podrá hacerlo. Piénsatelo bien, Blaine. Regresa a México y disfruta del resto de tu vida.
Ya he tomado una decisión y no tengo intención de dar marcha atrás.
- No soy un cobarde. Tengo que hacerlo. Tengo que salir de la banda.
- ¿Por él?
- Sí.
Por él y por mi padre. Por Puck, por mi familia y por mí mismo.
- ¿De qué te sirve salir de los Latino Blood si acabas muerto? -me pregunta Enrique-. La paliza que sufriste para entrar te va a parecer una bendición comparado con esto. Harán incluso que participen los miembros más antiguos.
En lugar de responder, le paso un trozo de papel con un número de teléfono escrito en él.
- Si me ocurre algo, llama a este tipo. Es el único amigo que tengo que no tiene nada que ver con esto.
Ni con esto ni con Kurt.
Esta noche me enfrento a un almacén lleno de gente que me considera un traidor. Me han llamado eso y un montón de cosas más. Hace una hora le conté a Chuy, el sucesor de Héctor, que quería salir de la banda. Una ruptura limpia con los Latino Blood. Solo hay un problema... para conseguirlo tengo que sobrevivir a un desafío: lo que ellos llaman un 360, una paliza en la que te propinan golpes desde todos lados.
Chuy, rígido y ceñudo, camina hacia mí con la bandana de los Latino Blood. Observo a los espectadores. Mi amigo Jeff, al fondo, aparta la mirada. Sam y Finn también están aquí, pero a ellos les brillan los ojos por la emoción. Finn es un cabrón chiflado y Sam no se alegra de haber perdido la apuesta aunque no haya ido a reclamar mi premio. Ambos disfrutarán apaleándome sin que pueda devolverles el golpe.
Enrique, mi primo, está apoyado contra la pared, en un rincón del almacén. Los demás esperan que participe en el desafío, que aporte su granito de arena, rompiéndome un hueso que me provoque la muerte. La lealtad y el compromiso es lo más importante para los Latino Blood. Si violas esa lealtad, violas el compromiso... y te conviertes en su enemigo. O en algo peor, porque antes eras uno de ellos. Si Enrique mueve un dedo para protegerme, estará jodido.
Me levanto orgulloso mientras Chuy me tapa los ojos con la bandana. Sé que puedo hacerlo. Si la recompensa es regresar junto a Kurt, habrá merecido la pena. Ni siquiera voy a pensar en la otra opción.
Tras atarme las manos a la espalda, me llevan hasta un coche y me meten en el asiento trasero, con dos tipos flanqueándome. No tengo ni idea de hacia dónde nos dirigimos. Chuy está ahora al mando, así que cualquier cosa es posible.
Una nota. No he escrito ninguna nota. ¿Qué pasa si muero y Kurt no se entera nunca de lo que siento por él? Quizás sea mejor así. Él podrá seguir adelante con su vida más fácilmente si cree que solo soy un capullo que lo traicionó.
Cuarenta y cinco minutos más tarde, el coche se sale de la carretera. Lo sé porque siento la gravilla crujiendo bajo los neumáticos. Tal vez saber dónde estoy me tranquilizaria, pero no puedo ver nada. No estoy nervioso; más bien Impaciente por saber si seré uno de los afortunados que salen vivo del desafío. E incluso si lo consigo, ¿me encontrará alguien o moriré solo en algún granero, almacén o edificio abandonado? Quizás no vayan a pegarme. Puede que solo me lleven a la azotea de un edificio y una vez allí me den un empujón. Y se acabó.
No, Chuy no haría eso. Le gusta oír los gritos y las súplicas de tíos más fuertes mientras los tiene arrodillados frente él.
No voy a darle esa satisfacción.
Me sacan del coche. Por el sonido de la gravilla y las piedras bajo mis zapatos, sé que estamos en medio de la nada. Oigo cómo se detienen otros coches, el sonido de más pasos. Una vaca muge a lo lejos.
¿Un mugido de advertencia? La verdad es que no me gustaría que tuviéramos que largarnos ahora. Si algo interrumpe esta ceremonia, solo supondrá posponer lo inevitable. Estoy deseando hacerlo. Estoy preparado. Acabemos de una vez.
Me pregunto si me atarán las manos a un árbol o si me colgarán como una piñata viviente.
Joder, tío, odio no saber lo que me espera. Estoy perdido.
- Quédate aquí -me ordenan.
Como si fuera a marcharme a algún sitio.
Alguien se acerca. Puedo oiría gravilla crujiendo a cada paso.
- Eres una desgracia para la hermandad, Blaine. Os hemos protegido, a ti y a tu familia, y tú has decidido darnos la espalda. ¿Es así?
Ojalá mi vida fuera una novela de John Grisham. Sus héroes siempre parecen estar a un paso de la muerte pero acaban encontrando un plan brillante. Normalmente, información secreta que arruina al malvado, y si el héroe acaba muerto, el malvado acaba destrozado durante el resto de su vida. Por desgracia, la vida real no siempre tiene un final feliz.
- Héctor fue el que traicionó a los Latino Blood -le digo-. Él si era un traidor.
Como respuesta, me gano el primer puñetazo en la mandíbula. Mierda, no estaba preparado. No puedo ver nada con los ojos vendados. Intento permanecer impasible.
- ¿Comprendes las consecuencias de dejar los Latino Blood?
Muevo la mandíbula de un lado a otro.
- Sí.
Oigo los crujidos de la gravilla mientras la gente se arremolina a mí alrededor. Esta noche yo soy la diana.
Se impone un silencio aterrador. Nadie ríe, nadie emite sonido alguno. Algunos chicos que me rodean han sido mis amigos desde que éramos pequeños. Como Enrique, libran una batalla interior consigo mismos. No les culpo. Solo los menos afortunados han sido elegidos para la pelea de hoy.
Sin previo aviso, alguien me golpea en la cara. Intento mantener el equilibrio, pero es difícil, sobre todo porque sé que me esperan más golpes como aquel. Una cosa es estar en una pelea abierta, y otra muy distinta es estar en una en la que sabes que no tienes salida.
Algo afilado me rasga la espalda.
A continuación, siento un puñetazo en las costillas.
Me golpean de cintura para arriba, sin dejar ni un centímetro libre de golpes. Un corte aquí, un puñetazo allá. Me tambaleo varias veces, pero vuelven a enderezarme y a darme otro puñetazo.
Me dan una cuchillada en la espalda. Me escuece como si las llamas estuvieran lamiéndome la piel. Puedo distinguir los puñetazos de Enrique porque contienen menos rabia que los demás.
Pensar en Kurt me ayuda a no gritar. Quiero ser fuerte por él... por nosotros. No voy a dejar que mi vida o mi muerte dependan de estos tipos. Yo soy el dueño de mi destino, no los Latino Blood.
No tengo ni idea de cuánto tiempo ha pasado. ¿Media hora? ¿Una hora? Tengo el cuerpo entumecido. Me cuesta mucho mantenerme en pie. Y entonces me llega el olor del humo, ¿Me van a empujar a una fogata? Todavía tengo la bandana bien atada sobre los ojos, aunque no me importa, porque estoy seguro de que los tengo tan hinchados que de todos modos no podría abrirlos.
Me siento desfallecer y estoy a punto de caer al suelo pero me obligo a permanecer recto.
Probablemente esté irreconocible, con la sangre brotando de todos los cortes que tengo en la cara y el cuerpo. Puedo sentir cómo me desgarran la camiseta y cómo cae al suelo hecha pedazos. La cicatriz que me dejó Héctor debe de ser ahora visible. Un puño me golpea justo ahí. Es demasiado doloroso,
Me desplomo en el suelo, arañándome la cara con la gravilla.
Ya no estoy tan seguro de poder resistirlo. «Kurt. Kurt. Kurt». Mientras pueda repetir este mantra, sé que no moriré. «Kurt. Kurt. Kurt»
¿Será real el olor a humo o acaso es el olor de la muerte?
A través de la espesa neblina de mi mente, me parece oír cómo alguien dice: «¿No crees que ya ha tenido suficiente?»
Oigo una voz distante, pero inconfundible.
- No.
Se suceden las protestas. Si pudiera moverme, lo haría. «Kurt. Kurt. Kurt.».
Oigo más protestas. Nadie suele hacer esto durante un desafío. No está permitido. ¿Qué sucede? ¿Qué va a ocurrir ahora? Tiene que ser algo peor que los golpes porque oigo a varios chicos discutiendo.
- Sujetadle cabeza abajo -me llega la voz de Chuy-. Bajo mi mando, nadie traiciona a los Latino Blood. Que esto sirva de ejemplo para todo aquel que intente traicionarnos. El cuerpo de Blaine Anderson quedará marcado para siempre como un recuerdo de su traición.
El olor a quemado se hace más intenso. No tengo ni idea de lo que está a punto de ocurrir, y entonces siento en la parte superior de la espalda lo que parecen brasas.
Creo que suelto un gemido, o un gruñido, o un grito. No estoy seguro. Ya no sé lo que ocurre. Me cuesta pensar. Lo único que puedo hacer es sentir el dolor. Podrían haberme lanzado directamente al fuego; es la peor tortura imaginable. El olor a piel quemada me abrasa la nariz. Entonces comprendo que las brasas no son en realidad brasas. El cabrón me está marcando. El dolor, el dolor...
«Kurt. Kurt. Kurt.»

N/A: Ahora le tengo compasión a Blaine, después de todo, está al borde de la muerte pro Kurt, siufbasf.
Bueno, faltan nada más 2 capítulos para terminar y el epílogo (no queda nada, shoremos).
Así que les aviso porque esto casi temrina iudfjnadsof :(.
Ojalá les halla gustado el capítulo, y bueno, nos leemos mañana (creo).

Hola guapa!!!

Siento no haber comentado el capítulo anterior, ayer fue un día muy duro para mí... Anyway, los dos capítulos me han encantado... Espero que Blaine aguante para poder reunirse con Kurt...

Espero tu próxima actualización, que pena que ya acabe.

Besos

AaaaA me encanto mucho el capitulo pobre blaine espero kurt lo perdona y no le pase nada muy malo a blaine espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare ansioso me encanta mucho esta historia que mal que ya se va a acabar esta grandiosa historia eso es muy triste

Me encanto.   
Pobre Blaine.   
Ojala y vuelva a ver a Kurt.   
y que lo perdone.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
   

Por Dios :(
Juro que me impacto O.O
Pobre blaine :(
Ya queda poco :( :( espero poder leerte mańana un abrazo!

Darrinia escribió:Hola guapa!!!

Siento no haber comentado el capítulo anterior, ayer fue un día muy duro para mí... Anyway, los dos capítulos me han encantado... Espero que Blaine aguante para poder reunirse con Kurt...

Espero tu próxima actualización, que pena que ya acabe.

Besos

¡Hola Virginia!
No pasa nada, en serio :), u ojalá estés mejor.
Qué bueno que te guste, y ya actualizo.
Besos.

gleeclast escribió:AaaaA me encanto mucho el capitulo pobre blaine espero kurt lo perdona y no le pase nada muy malo a blaine espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare ansioso me encanta mucho esta historia que mal que ya se va a acabar esta grandiosa historia eso es muy triste

¡Me alegra que te guste! Ya actualizo ighbdfg.

Alexx Colfer Klainer escribió:Me encanto.   
Pobre Blaine.   
Ojala y vuelva a ver a Kurt.   
y que lo perdone.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
   

Me alegra que te guste :).
Ya subo otro, besos.

AndersonHummel escribió:Por Dios :(
Juro que me impacto O.O
Pobre blaine :(
Ya queda poco :(  :( espero poder leerte mańana un abrazo!

:((( Sí, queda poquito hsdgdfg.
Un beso.

57. Kurt.
1 de abril
Hace cinco meses que no veo a Blaine, desde el día que le dispararon. Los rumores sobre Puck y Blaine por fin se han disipado, y los psicólogos y los trabajadores sociales ya han abandonado el instituto.
La semana pasada le dije al trabajador social del instituto que conseguía dormir más de cinco horas, aunque era mentira. Desde el incidente me ha costado mucho conciliar el sueño; me despierto en mitad de la noche porque mi cabeza no deja de analizar la horrible conversación que Blaine y yo mantuvimos en el hospital. El trabajador social asegura que me costará mucho deshacerme de la sensación de haber sido traicionado.
El problema es que no me siento traicionado, sino más bien triste y desilusionado. Después de todo este tiempo, sigo acostándome con las fotos que le hice la noche en la que estuvimos en el Club Mystique.
Después de que le dieran el alta en el hospital, dejó el instituto y desapareció. Puede que físicamente esté fuera de mi vida, pero siempre será parte de mí. No puedo dejarlo marchar por mucho que me esfuerce.
Una de las cosas positivas de toda esta locura es que mi familia llevó a Finn a Colorado para que viera las instalaciones de Sunny Acres y a mi hermano le gustó mucho el centro. Tienen actividades programadas para todos los días, hacen deporte, e incluso hay famosos que hacen visitas cada tres meses. Cuando Finn supo que conocería a famosos y que se celebraban conciertos benéficos, creo que se habría caído de la silla de ruedas si no hubiera estado bien sujeto.
Me costó mucho dejar que mi hermano eligiera su propio camino, pero lo hice. Y no monté ninguna escena. Saber que era elección de Finn me hizo sentir mucho mejor.
Pero ahora estoy solo. Blaine se llevó un pedazo de mi corazón con él cuando se marchó. Estoy aferrándome a lo poco que me queda. He llegado a la conclusión de que solo lograré controlar mi propia vida. Blaine eligió su camino. Y no me incluyó en él.
Ignoro a los amigos de Blaine en el instituto, y ellos actúan conmigo del mismo modo. Todos fingimos que no ocurrió nada al principio del último curso. Excepto Santana. A veces hablamos, pero es muy doloroso. Entre nosotros existe una silenciosa complicidad, y me ayuda pensar que hay alguien que atraviesa el mismo tipo de dolor que yo.
En mayo, cuando abro la taquilla antes de la clase de química, un par de calentadores de manos cuelgan del gancho interior. La peor noche de mi vida me golpea de nuevo, con una fuerza brutal.
¿Ha estado Blaine aquí? ¿Ha sido él quien ha colocado los calentadores?
Por mucho que quiera olvidarlo, no puedo. Leí una vez que la memoria de los peces de colores dura únicamente cinco segundos. Les envidio. Mis recuerdos de Blaine, mi amor por él, durarán toda la vida.
Llorando, me llevo los suaves calentadores al pecho y me arrodillo junto a la taquilla. Soy un despojo humano.
Rachel se acerca a mí.
- Kurt, ¿qué pasa?
Soy incapaz de moverme. Incapaz de calmarme.
-Vamos -insiste Rachel, levantándome-. Todos te están mirando.
Quinn también se acerca.
- En serio, ¿ya es hora de que superes que el pandillero de tu novio te dejó tirado? Empiezas a ser patético -dice, asegurándose de que la multitud que se ha agolpado a nuestro alrededor la oiga.
Adam aparece junto a Quinn y me hace una mueca.
- Blaine se merece lo que le pasó -me susurra.
«Sea o no lo correcto, debes de luchar por aquello en lo que crees». Tengo la mano cerrada en un puño cuando le golpeo. Adam esquiva el golpe, me coge de los puños y me los retuerce tras la espalda.
Finn, el novio de Rachel, interviene.
- Suéltalo, Adam.
- No te metas en esto, Hudson.
- Colega, humillarlo porque te dejó plantado por otro tío es una idea estúpida.
Adam me empuja hacia un lado y se remanga la camiseta.
No puedo permitir que Finn libre aquella batalla por mí.
- Si quieres pelearte con él, tendrás que pasar antes por encima de mí -le digo a Adam.
Sorprendido, observo que Santana se coloca delante de mí.
- Y antes tendrás que enfrentarte a mí.
Rachel se coloca junto a Santana.
- Y a mí también.
Un chico mexicano llamado Sam empuja a Artie, quien acaba al lado de Santana.
- Este tipo puede romperte el brazo de un solo golpe, gilipollas. Desaparece de mi vista antes de que le obligue te hacerlo -advierte Sam.
Artie, que lleva una camiseta de color coral y unos pantalones blancos, gruñe para parecer un tipo duro, aunque no se le da muy bien el papel.
Adam mira de derecha a izquierda en busca de apoyo pero no encuentra ninguno.
Parpadeo sin dar crédito a lo que está sucediendo. Puede que el mundo no se acabe, sino que deje las cosas como deben estar.
- Vamos, Adam -le dice Quinn-. De todas formas, no necesitamos a estos perdedores.
Se alejan juntos. Casi siento lástima por ellos. Casi.
- Estoy tan orgullosa de ti, Finn -dice Rachel, lanzándose a sus brazos.
Empiezan a comerse a besos allí mismo, sin importarles quién esté mirando ni la política del instituto en contra de las demostraciones de afecto en público.
- Te quiero -susurra Finn cuando se aparta para tomar aire.
- Yo también te quiero -le contesta Rachel con voz de niña.
- Marchaos a un hotel -grita uno de los estudiantes.
Pero ellos siguen besándose hasta que empieza a sonar la música por los altavoces. La multitud se dispersa. Todavía tengo en las manos los calentadores.
Santana se arrodilla a mi lado.
- Nunca le dije a Puck lo que sentía. Nunca me arriesgué y ahora es demasiado tarde.
- Lo siento tanto, San. Yo sí lo hice y, aun así, perdí a Blaine, de modo que puede que tuvieras razón.
Santana se encoge de hombros. Sé que intenta controlarse para no empezar a llorar en mitad del instituto.
- Supongo que algún día lo superaré. No es probable, pero tengo la esperanza. -Endereza los hombros y se pone en pie, armándose de valor. La observo mientras se dirige hacia el aula. Me pregunto si hablará de ello con otros amigos o si solo confía en mí.
- Vamos -interviene Rachel en cuanto se separa de los brazos de Finn. Me lleva hacia la puerta del instituto. Me enjugo las lágrimas con el dorso de la mano y me siento en el bordillo que hay junto al coche de mi mejor amiga. No me importa hacer campana-. Estoy bien, Rachel. De verdad.
- No, no lo estás. Kurt, soy tu mejor amiga. Estaré a tu lado antes y después de tus novios. Así que suéltalo. Soy toda oídos.
- Le amaba.
- No me digas, Sherlock. Me refiero a algo que no sepa.
- Me utilizó. Se acostó conmigo para ganar una apuesta. Y, aun así, le amo. Rachel, soy patético.
- ¿Te acostaste con él y no me lo dijiste? Pensaba que solo era un rumor. Ya sabes, de esos que no son ciertos.
Apoyo la cabeza entre las manos, desesperado.
- Estoy bromeando. Ni siquiera quiero conocer los detalles. Bueno, sí, pero solo si quieres contármelos -continúa mi amiga-. Olvídate de eso ahora. Vi cómo te miraba, Kurt. Por eso dejé de agobiarte sobre el tema. No podía estar fingiendo. No sé quién te habrá contado lo de la apuesta pero...
Levanto la cabeza para mirarla.
- Fue él. Y sus amigos lo confirmaron. ¿Por qué no puedo olvidarle?
Rachel niega con la cabeza, como si intentara borrar las palabras que acabo de pronunciar.
- Vayamos por partes -sugiere, cogiéndome de la barbilla y obligándome a mirarla-. Primero, Blaine sentía algo por ti, lo admitiera o no, con apuesta o sin ella. Y tú lo sabes, Kurt, porque si no, no estarías aferrándote a esos calentadores como lo haces. Segundo, Blaine ya no forma parte de tu vida. Debes seguir adelante, te lo debes a ti mismo, al bobo de su amigo Puck y a mí, aunque no sea fácil.
- No puedo evitar pensar que me apartó de su vida a propósito. Si pudiera hablar con él, conseguiría las respuestas que necesito.
- Quizás él no las tenga y por eso se marchó. Si quiere darse por vencido, ignorar lo que tiene frente a sus narices, que así sea. Pero tienes que demostrarle que tú eres mucho más fuerte.
Rachel tiene razón. Por primera vez sé que conseguiré acabar el último curso. Blaine se llevó un pedazo de mi corazón la noche que hicimos el amor, y lo llevará consigo para siempre. Sin embargo, eso no significa que tenga que estar esperando toda la vida. No puedo perseguir fantasmas eternamente.
Ahora soy más fuerte. Al menos, eso espero.
Dos semanas más tarde, me quedo de último en el vestuario mientras me cambio para la clase de gimnasia. Oigo ruidos de zapatos y levanto la cabeza. Es Sebastian Smythe. No me pongo histérico. En lugar de eso, me enderezo y lo miro a los ojos.
- Vino a Ohio, ¿sabes? -suelta.
- Lo sé -contesto yo, recordando los calentadores de manos en mi taquilla. Pero se marchó. Como un susurro, estuvo aquí y luego desapareció.
Sebastian parece nervioso, casi vulnerable.
- ¿Sabes esos animales de peluche que dan en la feria como premio? ¿Esos que no gana prácticamente nadie, excepto los que tienen mucha suerte? Yo nunca he ganado uno.
- Ya. Yo tampoco.
- Blaine era mi premio gordo. No te soportaba porque le habías apartado de mi camino -me dice.
Me encojo de hombros.
- Bueno, pues puedes dejar de hacerlo. Ya no le tengo.
- Ya no te odio -confiesa-. He seguido adelante.
Trago saliva con fuerza antes de decir: - Yo también.
Sebastian suelta una risita. Luego, a medida que sale del vestuario, lo oigo murmurar: - Pero parece que Blaine no.
¿Qué se supone que significa eso?

Me encanto mucho el capitulo espero pronto esten juntos kurt y blaine pobre kurt esta sufriendo mucho igual que blaine espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare ansioso me encanta mucho esta historia

Me encanto.   
Que mal que Kurt este sufriendo.   
Y también Santana.   
Me alegra que Kurt tenga a Rachel para apoyarlo.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
   

ME ENCANTO :')

ME ENCANTO :')

Hola!!!

Wow, pobre Kurt... Me alegra que tenga personas que lo protejan de Adam y Quinn...

Espero que pronto se entere de lo que ha hecho Blaine por él y vaya a ayudarlo, o a rescatarlo o lo que sea...

Espero que actualices pronto.

Besos

gleeclast escribió:Me encanto mucho el capitulo espero pronto esten juntos kurt y blaine pobre kurt esta sufriendo mucho igual que blaine espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare ansioso me encanta mucho esta historia

¡Ya casi termina! Y gracias por leer, iudfgsodf, ya actualizo.

Alexx Colfer Klainer escribió:Me encanto.   
Que mal que Kurt este sufriendo.   
Y también Santana.   
Me alegra que Kurt tenga a Rachel para apoyarlo.   
Ya quiero leer el próximo capitulo.   
Saludos!!
   

Ya actualizo, casi es el final sfgbdsg :(, besos.

AndersonHummel escribió:ME ENCANTO :')

¡Me alegra que te halla gustado!

Darrinia escribió:Hola!!!

Wow, pobre Kurt... Me alegra que tenga personas que lo protejan de Adam y Quinn...

Espero que pronto se entere de lo que ha hecho Blaine por él y vaya a ayudarlo, o a rescatarlo o lo que sea...

Espero que actualices pronto.

Besos

¡Hola! Ya casi termina digbdfsg :(, ya actualizo, besos.


Capítulo Final.

Cinco meses después
La fragancia de agosto en Colorado definitivamente es distinta a la de Ohio. Me toco el pelo, lo siento raro con un nuevo corte que he probado -decidí cortarlo un poco más de lo usual e intentar mantenerlo firme un un pequeño jopo hacia arriba-, pero al fin no me molesta mientras intento desempaquetar las maletas en la habitación de la residencia universitaria.
Mi compañera de cuarto, Lexie, es de Arkansas. Parece un hada, pequeña y dulce. Podría pasar por una da las descendientes de Campanilla. Juraría que nunca le he visto poner mala cara. Rachel, que está en la Universidad de Illinois, no ha tenido tanta suerte con su compañera de cuarto, Dará. La chica ha dividido el armario y la habitación en cuatro partes separadas y se levanta a las 5:30 todos los días (fines de semana incluidos) para trabajar en la habitación. Rachel está de los nervios, pero como pasa la mayor parte de tiempo en el cuarto de Finn, va capeando el temporal.
- ¿Estás seguro de que no quieres venir con nosotros? -me pregunta Lexie con su enérgico acento de campo. En el parque del campus se celebra una especie de fiesta de bienvenida para los estudiantes de primero.
-Tengo que deshacer el equipaje, y luego quiero ir a visitar a mi hermano. Le prometí hacerlo en cuanto acabara con las maletas.
-Vale -dice Lexie mientras se prueba distintas combinaciones de ropa para conseguir el «aspecto perfecto» para esta noche. Cuando da con un conjunto, se arregla el pelo y empieza a maquillarse. Me recuerda a mi antiguo yo, aquel que intentaba desesperadamente cumplir con las expectativas de todos.
Cuando Lexie se marcha media hora más tarde, me siento en la cama y saco el móvil. Lo abro y miro la foto de Blaine. Detesto sentir aquella necesidad. He intentado muchas veces borrar las fotos, borrar el pasado. Pero no puedo.
Meto la mano en el cajón del escritorio y saco la bandana de Blaine, recién lavada y plegada en un pequeño cuadrado. Acaricio la suave tela, recordando el momento en que Blaine me la regaló. Para mí, no representa a los Latino Blood, sino a Blaine.
Suena el teléfono y regreso al presente. Es alguien de Sunny Acres. Cuando contesto, una voz de mujer dice:
- ¿Podría hablar con Kurt Hummel?
-Yo mismo.
-Soy Georgia Jackson, de Sunny Acres. Todo va bien con Finn, pero le gustaría saber si estará aquí antes o después de la cena.
Miro el reloj. Son las cuatro y media.
-Dígale que estaré allí en quince minutos. Ahora mismo salgo.
Después de colgar, dejo la bandana en el cajón del escritorio y guardo el teléfono en el bolsillo.
Cojo el autobús hasta la otra punta de la ciudad. Antes de darme cuenta estoy avanzando por la sala de Sunny Acres donde, según la recepcionista, encontraría a mi hermano.
Primero diviso a Georgia Jackson. Ha sido el vínculo entre Finn y yo cuando llamo para preguntar por ella cada pocos días. Me recibe con un caluroso abrazo.
- ¿Dónde está Finn? -le pregunto, recorriendo la habitación con la mirada.
-Jugando a las damas, como de costumbre -responde Georgia, señalando un rincón. Aunque Finn está de espaldas, reconozco la parte posterior de su cabeza y la silla de ruedas.
Está gritando, señal de que va ganando.
Cuando me acerco, reconozco a la persona que está jugando con ella. El cabello negro y lleno de rizos tendría que haberme dado una pista de que mi vida está a punto de dar un giro sorprendente, aunque no había podido verlo bien hasta ahora. Me quedo paralizado.
No puede ser. Mi imaginación debe de estar jugándome una mala pasada.
Sin embargo, cuando se da la vuelta y me atraviesa con aquellos ojos avellana que tan bien conozco, la realidad me golpea como un martillo.
Blaine está aquí. A diez pasos de mí. Ay, madre, todo lo que siento por él me invade de nuevo con la fuerza de un maremoto. No sé qué decir, qué hacer. Me vuelvo hacia Georgia, preguntándome si ella sabía que Blaine estaba aquí. Por su expresión esperanzada comprendo que sí.
-Ha venido Kurt -oigo que le dice Blaine a mi hermano antes de ponerse de pie y dar la vuelta a la silla de ruedas, cuidadosamente, para que Finn pueda verme.
Me acerco a mi hermano como un robot y lo abrazo. Cuando lo suelto, Blaine se planta ante mí. Lleva unos pantalones de algodón de color caqui y una camisa azul de cuadros. No puedo dejar de mirarle. El estómago empieza a darme vueltas y me siento mareado. El mundo se desvanece a nuestro alrededor. En aquel instante solo existe él.
Finalmente, consigo recuperar la voz.
- ¿Blaine...? ¿Qué estás haciendo aquí? -pregunto con un nudo en la garganta.
Él se encoge de hombros.
-Le prometí a Finn la revancha, ¿verdad?
Estamos cara a cara y alguna fuerza invisible no me permite apartar la mirada de él.
- ¿Has venido hasta Colorado solo para jugar a las damas con mi hermano?
-Bueno, no es la única razón. Voy a la universidad de Colorado. Tras salir de los Latino Blood, la señora P. y el director Figgins me ayudaron a graduarme. Vendí a Julio. Estoy trabajando en la asociación de estudiantes y ya tengo un crédito.
¿Blaine? ¿En la universidad? Su camisa, perfectamente abotonada en los puños, esconde la mayoría de los tatuajes de los Latino Blood.
- ¿Dejaste la banda? Pensaba que era demasiado peligroso, Blaine. Dijiste que la gente que lo intentaba acababa muerta.
-Me fue de un pelo. Si no hubiese sido por Artie Abrams, seguramente no lo habría conseguido...
- ¿Artie Abrams? - ¿El tipo más agradable del instituto? Estudio detenidamente su rostro y descubro una nueva cicatriz sobre el ojo y otras con muy mala pinta en la oreja y el cuello-. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué te hicieron?
Él me coge de la mano y la coloca sobre su pecho. Su mirada es tan intensa y oscura como la primera vez que reparé en él, el primer día del último curso del instituto, en el aparcamiento.
-Tardé mucho tiempo en comprender que debía poner las cosas en su sitio. Enfrentarme a mis propias decisiones. A la banda. Me golpearon y me marcaron como a un ternero; pensé que no iba a salir de aquella. Pero todo eso no fue nada comparado con el hecho de perderte. Si pudiera tragarme cada palabra que te dije en el hospital, lo haría. Pensé que si te apartaba de mí, evitaría que acabaras como mi padre o Puck. -Levanta la mirada y me atraviesa con sus ojos-. Nunca volveré a apartarte de mi lado, Kurt. Nunca. Te lo prometo.
¿Le golpearon? ¿Le marcaron? Siento nauseas y las lágrimas empiezan a agolparse en mis ojos.
-Shh -dice él, rodeándome con los brazos y frotándome la espalda con la palma de las manos-. No te preocupes. Estoy bien -canturrea una y otra vez con la voz ahogada.
Me siento bien. Podría quedarme entre sus brazos toda la vida.
Blaine apoya su frente en la mía.
-Tienes que saber algo. Acepté la apuesta porque en el fondo sabía que si me involucraba emocionalmente estaría acabado. Y estuvo a punto de ocurrir. Has sido el único chico que ha conseguido que lo arriesgue todo por un futuro que merecía la pena -confiesa, enderezándose y dando un paso atrás-. Lo siento. Kurt, dime lo que quieres y te lo daré. Si crees que serás más feliz sin mí, solo tienes que decírmelo. Pero si todavía me quieres, haré todo lo que esté en mi mano para que esto... -dice, señalándose la ropa-. ¿Cómo puedo demostrarte que he cambiado?
-Yo también he cambiado -le aseguro-. Ya no soy el niño que era antes, y lo siento, pero esa ropa... no te pega nada.
-Es lo que te gusta.
-Te equivocas, Blaine. Yo te quiero a ti, no una imagen idealizada. Definitivamente, prefiero los vaqueros y la camiseta, es lo que te hace ser tú mismo.
Blaine baja la mirada para observar su atuendo y suelta una carcajada.
-Tienes razón -admite, mirándome de nuevo-. Una vez dijiste que me querías. ¿Sigues sintiendo lo mismo?
Mi hermano observa toda la escena. Sonríe abiertamente, dándome la fuerza que necesito para decirle la verdad.
-Nunca he dejado de quererte. Ni siquiera cuando intenté olvidarte desesperadamente. No lo conseguí.
Deja escapar un lento y profundo suspiro y, más aliviado, se frota la frente. Tiene los ojos vidriosos por la emoción. Cuando noto que mis ojos se empiezan a humedecer, lo agarro por la camisa.
-No quiero discutir todo el tiempo, Blaine. Salir contigo debería ser divertido. El amor debe ser divertido. -Tiro de él. Quiero sentir sus labios contra los míos-. ¿Podremos conseguirlo?
Nuestros labios se rozan ligeramente y entonces se aparta de mí...
Oh, dios mío.
Se arrodilla, me sujeta las manos entre las suyas y el corazón empieza a latirme con fuerza.
-Kurt Hummel, te demostraré que soy el chico que estabas convencido que era hace diez meses. Me esforzaré por llegar a ser la persona que quiero ser. Tengo planeado pedirte que te cases conmigo dentro de cuatro años, el día que nos graduemos. -Ladea la cabeza y su voz adopta un tono más juguetón-. Y te garantizo una vida llena de diversión. Sé que no podremos evitar alguna que otra pelea porque eres una persona muy apasionada... pero estoy deseando que ocurra porque después vendrán las increíbles reconciliaciones. Tal vez algún día podamos regresar a Ohio y convertirlo en el lugar que mi padre siempre deseó. Tú, yo y Finn. Y cualquier otro miembro de la familia Hummel o Anderson que quiera formar parte de nuestras vidas. Seremos una extravagante familia mexicano-americana. ¿Qué me dices? Kurt, mi alma te pertenece.
No puedo evitar sonreír mientras me enjugo una solitaria lágrima que desciende por mi mejilla. ¿Cómo no voy a estar locamente enamorado de este chico? El tiempo que hemos pasado separados no lo ha cambiado en absoluto. No puedo negarle otra oportunidad. Sería como engañarme a mí mismo.
Ha llegado el momento de arriesgarse, de confiar una vez más.
-Finn, ¿crees que tu hermano volverá a aceptarme? -le pregunta Blaine con el pelo peligrosamente cerca de los dedos de mi hermano. Sin embargo, Finn no tira de él... sino que le da unos suaves golpecitos en la cabeza. Las lágrimas empiezan a inundar mis mejillas rápidamente.
- ¡Sí! -grita Finn con una sonrisa de oreja a oreja. Parece más feliz y alegre de lo que ha estado en mucho tiempo. Tengo a mi lado a las dos personas que más quiero en el mundo, ¿qué más puedo pedir?
- ¿Qué carrera has elegido? -le pregunto a Blaine.
Me mira con su irresistible sonrisa y responde: -Química. ¿Y tú?
-Química -le digo, rodeándole el cuello con los brazos-. Bésame para que podamos averiguar si todavía existe química entre nosotros. Porque mi corazón, mi alma y todo lo demás ya es tuyo.
Finalmente, sus labios rozan los míos, con mayor intensidad de la que puedo recordar.
Vaya. Parece que, después de todo, el mundo no se ha acabado. He podido retroceder en el tiempo, incluso sin pedirlo.

N/A: Nooooooooooooo, ya casi termina esto sidgubdfiog. Iba a dejarles una nota tienra y todo pero pensé y es mejor hacerlo en el epílogo que, probablemente, suba mañana. No puedo creer que esto ya termine uidsgbdfg, pero bueno, gracias por leer a tooooooooodos, los adoro.

nooooooooooooooooooooooooooooooo ya se va a acabar esta historia bueno me encanto mucho el final que bueno que al final pudieron estar juntos y que finn este mejor que mal que ya nada mas falte el epilogó de esta historia es una de mis favoritas esperare muy ansioso el epilogó me encanta mucho esta historia desde que empezó hasta ahora que se va a terminar   

Hola!

Me emocioné... Ha sido perfecto... Debo reconocer que hubo un momento en que pensé que este final no se produciría... Gracias por adaptar y compartir esta historia con nosotros, es preciosa...

Espero el epílogo...

Besos

DAMN!!!!
BLAINEEEEEEEEEEE /0/ como amo los finales felices :') jajajajajajaja

:( ya se va a acabar :(

Ayy de que me perdí.

Me perdí de tanto, pero lo pude leer todo hoy y después de terminarlo de leer he quedado llorando.

Aww que linda adaptación, creo que el final fue tan lindo que me quede sin lagrimas.

Me encanto.   
Fue un final perfecto.  
Que bien que Blaine volvió.   
Es tan lindo que ambos todavia sientan amor.   
Y que Blaine se haya graduado.   
Y que ambos estudien química.   
Es tan bueno que Finn tambien este mejorando en Sunny Acress.   
Ya quiero leer el epilogo.   
Saludos!!
   

Epílogo.

Veintitrés años más tarde.

La señora Pillsbury cierra la puerta del aula.
-Buenas tardes y bienvenidos al último año de química-anuncia, antes de sentarse al borde de la mesa y abrir una carpeta-. Agradezco que se hayan tomado la molestia de elegir asientos, sin embargo, yo ya había dispuesto la organización de los mismos... por orden alfabético.
Los estudiantes suspiran, el mismo sonido que le ha dado la bienvenida el primer día de clase en el Instituto Fairfield durante los últimos treinta años.
-Mary Alcott, ocupe el primer asiento. Su compañero será Andrew Carson.
La señora Peterson continúa nombrando a los estudiantes, y ellos van sentándose a regañadientes en los asientos asignados, cerca de sus compañeros de laboratorio.
-Puck Anderson -dice la señora Pillsbury, señalando la siguiente mesa.
El joven ocupa el asiento asignado. Tiene los ojos azules claros de su padre Kurt y el pelo marrón y ahumado de su padre Blaine.
La señora Pillsbury mira a su nuevo estudiante por encima de las gafas.
-Señor Anderson, no crea que esta clase será pan comido sólo porque sus padres hayan tenido la suerte de desarrollar un tratamiento para detener el progreso del Alzheimer. Su padre Blaine no acabó nunca mi clase y suspendió uno de mis exámenes, aunque creo que quien merecía el suspenso era Kurt. No obstante, eso solo significa que espero más de usted que de ningún otro.
-Sí, señora.
La señora Pillsbury repasa su lista.
-Julianna Gallagher, por favor, siéntese junto al señor Anderson.
La señora Pillsbury repara en el rubor de Julianna cuando se sienta en el taburete y en la pícara sonrisa de Puck. Tal vez la marea se desate de nuevo después de treinta años, aunque no está dispuesta a correr el riesgo.
-Y para aquellos dispuestos a armar jaleo, han de saber que mi política de tolerancia es cero...

FIN.