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[Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
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Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Gabriela Cruz escribió:Ojalá y pronto Kurt pueda salir adelante con la ayuda de Blaine, me alegro que estés de vuelta.
A mi también me encanta estar de regreso, gracias por comentar.
gleeclast escribió:Me encanto mucho este grandioso capitulo estuvo realmente genial ojala kurt pueda volver a hacer el mismo con la ayuda de blaine espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muyyyyy ansioso se ve realmente genial esta historia
Me encanta tu "ANSIOSIDAD" No creo que esa palabra exista, pero bueh! Gracias por el entusiasmo y sí, todos esperamos lo mismo, que Blaine pueda ayudar a Kurt
Darrinia escribió:Hola!!!
Gran capítulo. Casi lloro con él. Me da mucha pena lo que está pasando Kurt pero afortunadamente Blaine parece que lo está ayudando. Esperemos que pronto vaya avanzando, aunque la verdad es que por lo menos ya no se corta y eso es algo positivo.
Espero que actualices pronto.
Besos
Créeme que cuando escribo, estoy como Pero me aguanto la pena, para poder ver las teclas Esperemos que lo de no cortarse le dure, aunque... yo no estaría muy seguro
UN AGRADECIMIENTO GENERAL A TODOS Y TODAS POR COMENTAR... EN REALIDAD QUE ME HACEN EL DÍA... Y LE DAN A ESTE CHICO IMAGINATIVO, LAS GANAS DE SEGUIR ESCRIBIENDO
Atte.
JC
DarrenChrisCrissColfer* - Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 27/01/2014
Edad : 32
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Capítulo 3: “Mean”
BLAINE.
- Lo siento, tendré que dejarte – musitó Kurt repentinamente, luego de mirar hacia su puerta. Apareció desconectado antes de que pudiera emitir sonido.
- Te quiero… - susurré a la pantalla que ya no me mostraba su hermoso rostro, ni sus profundos ojos azules.
Me lancé hacia atrás tapándome el rostro con una almohada.
Desperté luego de un rato. No solía dormir por las tardes, pero por alguna razón lo había hecho hoy. Chequeé la hora en mi móvil y no me aguanté las ganas de textearle algo a Kurt. Sentí mi estómago rugir, y me decidí a bajar las escaleras, suponiendo que la cena ya estuviese lista.
Al llegar a la primera planta, no vi a nadie. Caminé a la cocina, pero nada, luego pasé por la sala de estar, en donde mi padre se encontraba perdido leyendo un periódico, con un vaso de en la mano.
- Papá. ¿Por qué estás bebiendo? ¿No se supone que ya nunca lo harías? – mi padre llevaba diez años de que había salido de rehabilitación por culpa del alcohol. Esta era la primera vez, después de eso, que lo veía beber.
- Lo siento, Blaine – dijo alzando la vista – Creí que… no estabas.
- No es lo que te pregunté – fruncí el ceño, cruzándome de brazos.
- Blaine, tú… ya eres un adulto… pronto harás tu vida, te graduarás, iras a la universidad, te casarás y ya nunca volverás por aquí… ¿Qué importa si tu viejo padre ahoga un poco su tristeza en whiskey?
- ¿Por qué evades el tema? – Negué con la cabeza, contrariado - ¿Hace cuánto que has vuelto a beber?
- Esta es la primera vez – sus ojos se removieron incómodos y supe que mentía.
- ¿Mamá lo sabe? – dije, ignorando su respuesta.
- Ella ni siquiera está aquí. Ha salido esta mañana y aun no regresa – se quejó, dejando el periódico a un lado.
- Supongo que tendré que hacer la cena – di media vuelta y me introduje en la cocina.
Se me daban muy bien las labores domésticas, aunque rara vez mamá me permitía que le ayudara. Pero cuando salían de viaje, por lo general, mis niñeros no sabían cocinar muy bien o nada.
Comimos ambos en silencio; yo, porque estaba molesto de su irresponsabilidad, y él porque estaba ensimismado. Lo conocía bien y sabía que algo estaba pasando por su cabeza, algo que lo inquietaba y no lo dejaba tranquilo. Algo que tenía que ver con mamá.
Antes de dormir me di una ducha, luego me metí a la cama. Mañana debía madrugar para la escuela y para ver a Kurt. Con su recuerdo me dormí, hasta que el ruido de voces me despertó. Miré la hora en mi celular. 2 am. Y mis padres estaban discutiendo a gritos. Oía claramente las exclamaciones de mi madre y las maldiciones de papá.
Me puse en pie, algo dormido aún, acercándome a la puerta para saber de qué iba todo esto.
- ¡Ni siquiera serás capaz de decir en donde estuviste todo el maldito día! – gritó mi papá.
- ¿Y es que ahora te importa, no? ¡Vete al demonio! – respondió ella con el mismo tono de voz.
- De seguro te pasaste la tarde en algún hotel de mala muerte con uno de tus amantes – mis ojos se abrieron y el sueño se evaporó al oír eso.
- ¿De qué diablos estás hablando? ¡Yo no tengo ningún amante! – se defendió.
- Entonces ¿por qué llegas a esta hora sin dar ninguna explicación?
- Ya te dije que me la pase con mis amigas en el centro comercial.
- ¡Woah! No sabía que los centros comerciales tuvieran horarios extendidos hasta la madrugada – ironizó mi padre – Reconoce que estuviste con otro.
- ¡Eso es mentira! – Le gritó ella – Mejor será que tú me expliques el por qué había una botella de whiskey en la sala de estar.
- Y eso a ti qué te importa.
Tomé valor y salí de mi cuarto, encontrándome con una escena horrible. Mi madre abofeteó a mi padre por la respuesta que este le dio, pero al parecer eso fue como un detonador de su ira. No dudó un segundo el propinarle un golpe tan o más fuerte en la cara a mi madre.
- ¡Papá! ¡Detente! – me interpuse en el medio para que no volviese a golpearla. Sus ojos se volvieron a centrar y su ira se evaporó al verme allí. Noté como se le llenaban de lágrimas y estas caían al instante.
- Lo… lo siento… yo… lo siento… - se arrodillo en el piso y largó el llanto, desconcertándome por completo.
- Mamá, ¿estás bien? – me volteé a verla, aun con la mano en la mejilla. Ella asintió, y me envolvió en sus brazos brevemente.
Mi padre continuó sollozando en el suelo, tal vez, sintiéndose miserable. Mi madre me rogó que regresara a mi cuarto, porque este era un asunto que ambos debían resolver y al parecer, con mi presencia, mi padre había reaccionado.
- Sólo ha sido porque estuvo bebiendo – susurró llegando a mi puerta – No lo juzgues.
- No lo justifiques – musité serio, entrando a mi cuarto, mientras ella permaneció en el umbral – Mamá, ¿es cierto lo que dijo mi padre? ¿Has estado con otro?
- Blainey, ve a dormir ¿sí? – Rehuyó mi pregunta – Mañana será un día mejor y todo se arreglará – besó mi frente y cerró la puerta tras de sí.
Pateé la almohada que había tirado al salir, y me lancé sobre la cama sin siquiera molestarme en cubrirme con el edredón. Estaba abrumado.
………………………………………………………………………………………..
Al llegar esta mañana al instituto, me percaté de que Kurt había traído puesta mi chaqueta desde que se la pasé hace días. No hay día en que no la lleve encima y eso me da a pensar muchas cosas.
Si bien llevamos casi tres semanas de conocernos, siento que Kurt es aquel chico con el que quiero estar, y no como se está en compañía con un amigo, sino que ser algo más, ser quien se preocupe de él, que lo defienda, lo cuide, le haga sentir querido y le demuestre que no hay nadie que lo hará más feliz. Quiero ser alguien especial para él, por quien pierda el sueño, y sin quien no podría vivir.
Y, aunque, nunca me ha dicho si es hétero o gay, creo que no sería difícil de conquistar. No soy del tipo acosador, pero me gustaría intentarlo.
Le tomé por los hombros, cuando lo alcancé en su taquilla. Como siempre, el dio un brinco asustado y se refugió apartándome.
- ¡Dios! Kurt, ¿hasta cuándo harás eso? – dije, dejando caer mis manos sobre los muslos.
- Yo… lo siento, ya te dije que es un reflejo – se encogió de hombro y regresó a mi lado.
Como Kurt era un poco más alto que yo, no podía pasar mi brazo sobre sus hombros para caminar juntos, por lo que apoyaba mi mano en su espalda, casi rodeándolo y andábamos así.
- Te tengo una invitación – comenté.
- ¿Ah, sí? ¿De qué tipo? – cuestionó mirándome de soslayo.
- Ven a cenar conmigo este viernes – lo detuve y me puse frente a él para ver su reacción – Breadstix.
- ¿Cenar? – Abrió los ojos y alzó las cejas enfáticamente – Eso suena a una cita.
- Pues, somos amigos, ¿no? Los amigos hacen esas cosas, salen a comer, se juntan luego de clases en sus casas, cantan karaoke, ven películas en el cine… Cosas así – me encogí de hombros, intentando parecer normal.
- Entonces… - fingió que se lo pensaba, poniendo una mano en su barbilla – Creo que tendré que ir, ya que eres mi amigo.
- Perfecto… amigo – repetí conteniendo una sonrisa.
La semana pasada, había ido a hablar con la encargada de asuntos académicos para cambiar mis clases, de tal forma, que coincidiera en casi todas con Kurt. Y repito, no soy un gay en plan acosador… Es sólo que trato de ayudarlo, estar con él cuando tenga problemas, lograr entender su forma de ver las cosas, y por sobre todo, evitar que se haga daño. He notado que ya no lleva la muñequera y sus heridas han cicatrizado considerablemente, lo que significa que no lo ha vuelto a hacer.
- Aun no entiendo cómo es que ya empezado el semestre, decidieran hacer ese ajuste a los alumnos que su apellido comienza con A – cuestionó, tomando asiento al lado del ventanal.
- Créeme que yo tampoco – fingí inocencia y comencé a sacar mis materiales de estudio.
No pretendía asustarlo con mi conducta sobreprotectora. Pensaría que soy un psicópata por seguirle a todos lados.
- ¿Aún sigue en pie lo del karaoke? – consultó en un susurro, luego de que el maestro abordó la clase.
- Claro que sí, lo hemos reprogramado por más de una semana y estoy seguro de que mi teoría sobre que cantas es cierta – alcé las cejas, haciendo que Kurt sonriera de forma dulce.
- Entonces, luego de clases… ¿Qué opinas? – sugirió.
- Excelente – reí junto con él. Detuvimos nuestra charla en cuanto la vista del profesor, acompañada por un siseo, nos silenció.
KURT.
Al salir del salón, en compañía de Blaine, me sentí seguro. Sabía que de todos modos, aquellos cavernícolas, encontrarían el lugar y la forma de aterrorizarme o lanzarme al bote de la basura, pero esta vez se les haría mucho más difícil.
- ¡Hey, perra! – Oímos una voz ya familiar para mí, a nuestras espaldas - ¿Dónde te has metido esta mañana? Se suponía que me ayudarías con el examen de álgebra y no apareciste.
- ¡Oh, por Dios, Santana! – exclamó Blaine acercándose a ella, con expresión culpable – Lo olvidé por completo, de veras, lo siento mucho.
Se apartó de mí, tomando a su amiga de un brazo y llevándosela hacia el interior de un salón, mientras ella profería un sinfín de maledicencias por el examen.
Me quedé en mitad del pasillo, sin saber si esperar por él o unirme a la plática. Pero, si Blaine la había llevado aparte, era porque quería hablar a solas con ella.
Miré a mi alrededor, sintiéndome nuevamente solo y desprotegido, pero no iba a permitir que eso me cohibiera. Caminé hacia la cafetería, pues moría de hambre. Desde que Blaine había aparecido en mi vida, el apetito vino junto con él por arte de magia.
No alcancé a llegar a las puertas, cuando Azimio se atravesó en mi camino. Intenté darme la vuelta para evitarme el mal rato, pero al voltear, Karofsky me interceptó.
- Por fin está sola la muñeca – se burló este último.
- No te sirve de nada llenarte de guardaespaldas Hummel-Homo – afirmó Azimio – En cuanto toda la escuela se entere de que eres gay, no tendrás más amigos que los desechos en los basureros.
Sus palabras, aunque absurdas, me hicieron sentir miserable. No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, pero traté de que no cayeran.
- Tus compañeros del otro instituto dicen que vestías como una chica, y que tan sólo te faltaba tener el cabello largo – rió Dave.
- Porque la cara de nena ya la tiene – añadió el moreno.
Pasé saliva y erguí los hombros. A pesar de que estuvieran humillándome, no me vería derrotado.
- ¿Pero qué tenemos aquí? – Murmuró Karofsky, tomando la chaqueta de Blaine que traía puesta - Esto no es lo que usas siempre, ¿dónde está la ropa de caridad?
- Cierto, esto parece ropa de chico, y tú no eres un chico – apoyó Azimio – No es justo que la lleves puesta.
- ¡No! ¡No van a quitármela! – exclamé furioso. Defendería la chaqueta de mi amigo como fuera.
- Vamos afuera, a ver si eres tan “hombre” – dijo Dave haciendo comillas al aire.
Me tomaron por la fuerza y me empujaron al patio. Extrañamente no había prácticamente nadie, y los pocos alumnos que se paseaban lo hacían demasiado alejados como para venir a ayudar o algo. Me aferré a la cazadora, sin la más mínima intención de soltarla. No quería estropearla, o peor, que ellos lo hicieran, y luego tener que decirle a Blaine lo sucedido, lo cual se prestaría para un sinfín de preguntas de parte de él que no estoy dispuesto a responder.
- Vamos, señorita – instó Azimio, mirando de reojo un basurero – Haz los honores.
- No – murmuré con voz baja, pero muy firme.
- ¿Qué ha dicho? – dudó Karofsky, sorprendido tal vez de que me negara.
- He dicho que no lo haré – volví a afirmar, esta vez más alto.
- Oh, bien – Azimio miró a su amigo – Entonces lo haremos por ti. Creo que será mucho más satisfactorio.
Se acercaron a mí y yo retrocedí al instante. Esta vez no se los pondría fácil.
- Hey, la nena quiere jugar a las atrapadas – se burló el moreno, con una expresión endemoniada en el rostro que me hizo estremecer – De acuerdo, hagámoslo.
Retrocedí nuevamente en cuanto tuvieron intención de agarrarme. No sabía si echarme a correr o lanzarme al contenedor para ahorrarme todo esto. Sinceramente estaba aterrado, pero tenía la vaga esperanza de que Blaine apareciera en cualquier momento para ayudarme en cuanto no me encontrara.
Corrí alrededor del basurero y me refugié tras él. Lógicamente estaba en una gran desventaja al ser ellos dos y yo sólo uno. Pero ellos eran idiotas sin inteligencia. Ni siquiera se les ocurría ir uno por cada lado y acorralarme.
Decidí huir hasta algún lugar con más personas, por lo que eché a correr por el patio a todo lo que dieron mis piernas. Pero yo no era un deportista, y ellos eran tacleadores en el equipo de futbol de la escuela. No alcancé ni cinco metros, cuando fui derribado por uno de ellos. Sentí el asfalto en mi cara, quemándome y rasgando mi piel. Mis manos frenaron el impacto, incrustándose pequeñas piedrecillas en las palmas. Mis rodillas derraparon por el piso, encendiéndose de ardor en cuanto me detuve. Fui levantado sin más preámbulos y arrojado al bote de la basura. En el deplorable estado que me encontraba, preferí aguardar un momento antes de mover medio músculo. El cuerpo me dolía y estaba furioso conmigo mismo. Todos aquellos sentimientos de odio afloraban en su máxima potencia y no había nada que los detuviera.
Sentí como me arrebataban la chaqueta de Blaine y por más que forcejeé para mantenerla en mí, no lo logré. Mi frustración zumbó en mis oídos. Oí claramente el sonido de rasgaduras y luego, spray. Al parecer intentaban redecorar la prenda.
Cerré mis ojos, apretando mis párpados con fuerza, dejando que las lágrimas acumuladas por el miedo, la rabia y la pena, cayeran libres, haciendo arder la piel lastimada de mi rostro. Sentí que lanzaron la prenda sobre mí, o lo que dejaron de ella.
- Esto es basura – escuché la voz de Dave.
- Al igual que todo lo que hay en el interior – añadió su amigo, chocando las manos como solían hacerlo, siempre que lograban lo que se proponían.
Se alejaron y yo no fui capaz de moverme, hasta luego de unos interminables minutos.
……………………………………………………………………………………………………………
Estaba envuelto en una ola de sentimientos malditamente coléricos, que no me dejaban más salida que la habitual, aunque consideraba que esta vez no sería suficiente. Estos mismos sentimientos, me habían hecho salir del contenedor con una fuerza renovada, caminar hasta mi taquilla bajo las miradas de todo el instituto y sus comentarios estúpidos refiriéndose a mi aspecto, sacar mi pequeña navaja que guardaba allí para estos casos, y volver una vez más al cubículo del baño de chicos para desahogarme.
La afilada hoja se adentró en mi piel, haciéndome ahogar un grito de dolor, mientras más lágrimas caían de mis enrojecidos ojos. Dos, tres, cuatro… cinco cortes se encontraban sangrando en mi muñeca derecha. El dolor que sentía por las heridas aun no era suficiente para acallar sus risas y sus palabras humillantes, ni menos lo que le habían hecho a la chaqueta de Blaine que ahora estaba sobre mis piernas.
Descubrí mi otro brazo, viendo las cicatrices imborrables de las veces anteriores. Evitándolas, deslicé la navaja por los lugares sin marcas, haciendo sangrar mi muñeca con aquel caliente y oscuro líquido color carmín.
Me sentía una verdadera escoria humana, mi vida no tenía valor alguno ni nadie que la valorara. Era lo que ellos decían… basura, un simple desecho.
Una vez realizado mi trabajo, oculté la navaja en el bolsillo de mi pantalón, para luego sentarme en el frío piso de cerámicas, abrazando mis rodillas y dejándome ir en llanto. Tal vez era la única forma que hallaba para luego quizá sentirme mejor.
- Le he buscado por todas partes – oí la voz de Blaine, ingresando a los servicios. ¡Maldición! Si me encontraba aquí, estaría muy decepcionado y nuestra amistad sería sólo un recuerdo para mí.
Me puse en pie, aun amoratado y con el cuerpo ardiendo por las raspaduras y los golpes. Mordí mi labio inferior para contener los sollozos y con mi pie oculté la sangre que había caído al piso.
- Bueno, quizá sólo quería estar solo – le respondió otra voz, tal vez la del chico rubio de la boca enorme – No es que necesariamente algo haya pasado.
- No – bufó Blaine – Estoy seguro de que pasó algo, lo presiento.
- Creo que estas exagerando – negó en chico.
- Dios, Sam… Es que… no lo entiendes… ¡tú no entiendes nada! – exclamó.
- Hey, hombre. Cálmate, no la tomes conmigo – se quejó el mencionado Sam.
- Lo siento, pero no puedo… Estoy enloqueciendo con todo esto – sonaba realmente preocupado – He registrado el instituto de arriba abajo y nada que aparece. Me salté todas las clases para buscarlo y no doy con él.
- Puede que no esté en el colegio – sugirió el rubio.
- ¿Qué?
- Claro, tal vez su padre vino por él o algo.
- No lo creo – la voz de Blaine se oía alarmada, casi al borde de la histeria.
- Ok, he hecho lo que podía… Yo me voy – oí los pasos del chico saliendo de los servicios.
- ¡Demonios! – al parecer Blaine también había abandonado el baño, por lo que me atreví a soltar el llanto que había estado reprimiendo todo ese tiempo.
Estaba aún peor ahora, porque sentía que tan sólo era un problema para quienes se preocupaban por mí. Yo y mi vida éramos un caso perdido, por eso jamás dejaba que las personas se me acercaran, odiaba hacerles daño.
- ¡¿Kurt?! – oí del otro lado. Oh, rayos… Blaine no se había ido - ¡Diablos, Kurt! ¿Eres tú?
No alcancé a decir ni media palabra, cuando la puerta del cubículo desapareció de un solo golpe y el rostro compungido y luego aterrado de Blaine, se dejó ver en su lugar.
- Pero… ¿Qué? ¡Dios! Kurt… tú… ¡Rayos! ¡Sabía que algo iba mal! – Farfulló conteniendo sus emociones - ¿Por qué estás aquí y… así? ¿Quién te hizo esto? ¡Por favor no me digas que has sido tú!
Bajé mi rostro, sin tener valor para mirarle, ocultando mis manos lastimadas, bajo su chaqueta multicolor. Largué un sinfín de sollozos que no era capaz de retener. Estaba agobiado con todo esto, por lo que sólo lloré con todo lo que podía.
Sentí unos cálidos brazos rodearme, presionándome contra él, entregándome todo el consuelo que necesitaba en este momento.
- Nunca me dirás el por qué – afirmó, o preguntó… no sabría decirlo realmente.
- Lo… siento… - balbuceé, alzando levemente la mirada para verle – Tu… caza… dora… - las lágrimas y el nudo en mi garganta, no me permitieron seguir hablando, pero él logró entender lo que le había mencionado.
La arrebató de mis manos con delicadeza, dejando al descubierto mis muñecas más que enrojecidas con la sangre que aun salía de ellas.
- Oh mi Dios… - susurró mirándome con atención y lanzando la chaqueta a un lado, sin que le importara nada.
Cerré mis ojos, porque no quería ver su expresión de decepción, ni la tristeza en aquellos ojos color avellana. Pero, al contrario de eso, sentí que me alzaba en brazos con mucha facilidad. Separé mis párpados y observé cómo me sacaba de los servicios de chicos y me llevaba a través del pasillo con una enorme preocupación en el rostro. Gracias a Dios, todos estaban ya en clases, y nadie nos veía.
Caminó conmigo a cuestas hasta que llegó al aparcamiento. Se aproximó a un carro de color verde esmeralda, algo pequeño, pero bastante mono. Le quitó el seguro y me sentó en el asiento de copiloto, ajustándome el cinturón y todo, como si se tratara de un niño pequeño.
Corrió alrededor y se montó frente al volante, acelerando a fondo, sacándome de allí hacia algún lugar que desconocía aún.
Mis lágrimas habían sido estancadas por la sorpresa de su actuar, por lo que tan sólo me limité a sorber mi nariz de vez en cuando, mirando al frente, en in vago intento de adivinar hacia donde me llevaba. Si se trataba de un hospital, era capaz de lanzarme hacia afuera del coche aunque estuviese en movimiento. No estaba dispuesto a que le llamaran a mi padre y darle semejante problema. No lo permitiría.
Aparcó frente a una bella casa de una sola planta, bastante sencilla, pero con aspecto acogedor. No tardó en dar la vuelta y abrir mi puerta, repitiendo el proceso, pero a la inversa, desatándome y alzándome en brazos nuevamente. Me sentía una doncella en apuros, lo cual era patético incluso en esta situación.
No supe cómo logró abrir la puerta de la casa, pero lo hizo, y luego de cerrarla, caminó a través de un pasillo que estaba en alto, por lo que subió algunos escalones e ingresó en la primera puerta. Era su cuarto, el que había visto por video llamadas cada tarde. Me recostó sobre la cama y acomodó las almohadas por mí.
No sabía si decir algo para acabar con el estúpido silencio que me estaba matando o esperar a que lo hiciera él. Era bastante mortificante que no dijese nada.
Salió por un breve momento de la habitación, regresando con un pequeño botiquín de primeros auxilios. Lo abrió y pude ver que contenía una gran dotación de cosas curativas.
- La raspadura en tu mejilla es…
- Me caí – interrumpí, mintiendo, aunque no del todo.
- De acuerdo, te pondré algo de alcohol entonces.
Tomando un pedacito de algodón, lo humedeció con el líquido de un botellín blanco y luego lo acercó a mi rostro. Yo retrocedí, anticipándome a lo que eso me haría.
- Uh-uh, eso va a doler – me quejé, más él se limitó a mirarme con dulzura, como si pidiera mi permiso para curarme, luego de que prácticamente me había secuestrado.
Suspiré y me mantuve quieto para que él hiciese lo suyo. Arrugué la cara cuando sentí el escozor en mi piel, pero lentamente se fue pasando. Lo mismo en mis manos y rodillas. Blaine tuvo cuidado con cada zona en la que aplicaba alcohol, haciéndolo lentamente y soplando a ratos para que no ardiese.
Luego rebuscó en el botiquín, sacando algunas gasas y vendas. Tomó ambas muñecas en sus manos y las observó detenidamente por un rato, como si mentalmente les estuviese hablando. Posteriormente repitió el proceso del alcohol, siendo muchísimo más considerado, si es que eso era posible, para que no me doliera nada.
Me vendó y puso un pequeño parche en mi mejilla, protegiendo así todas las áreas lastimadas. Luego me pidió que me recostara un rato, mientras que él preparaba algo para comer. Paseé mi vista por todo el cuarto, encontrándolo bastante falto de detalles personales; sin fotografías, ni posters, ni pegatinas decorativas… nada. Era como una habitación de invitados.
Pasó un rato, hasta que Blaine apareció por el umbral de la puerta sosteniendo una bandeja. La colocó frente a mí, sobre mis piernas y me miró sonriente, como si esperara mi aprobación del banquete.
- Wow, no sabía que cocinaras – mi voz fue sólo un murmullo suave.
- Sí, es una de mis habilidades – su sonrisa se evaporó de pronto y sus ojos avellanos se clavaron en los míos - ¿Estás bien?
- Lo estoy, gracias a ti – respondí con una media sonrisa, sin ánimos de dejar a mi mente vagar en los recuerdos de este día.
- ¿Me dirás que ha pasado? – instó tomando mi mano entre la suya.
Solté un suspiro realmente frustrado. Hablar era lo que menos quería hacer en este momento.
- ¿Y lo de la chaqueta? – insistió él.
- Lo siento, Blaine… De verdad… - mordí mi labio inferior nervioso – Te quedaba increíble y la he desecho.
- No te preocupes, está bien – declaró sonriendo nuevamente – Tengo otras chaquetas… aunque creo que quedaba mucho mejor en ti – ladeó la cabeza y acarició el dorso de mi mano que aun sostenía – Y… hablando de ropa… - se puso en pie y caminó hacia su armario – Puedes escoger algo de aquí luego. No querrás asustar a tu padre llegando así a casa ¿o sí?
- Cierto – murmuré, percatándome de la suciedad, la sangre y las rasgaduras en mi ropa – Aunque no sé si seremos de la misma talla.
Él se encogió de hombros y rió.
- Sinceramente espero que encuentres algo – se acercó nuevamente – Tal vez los pantalones te queden algo cortos, pero no tengo otros.
- Dentro del carro nadie lo notará – reí junto con él.
Lo quedé mirando por un rato, y él a mí, manteniendo nuestros ojos en los del otro atentamente. Sentía como intentaba decir algo que no podía con palabras, tal como lo intentó cuando cantó aquella canción.
Aparté la mirada al sentir que comenzaba a sonrojarme, desviándola hacia la merienda que Blaine me había preparado. No tenía mucha hambre, pero por el simple hecho de que él la había hecho, comí hasta que no hubo nada en el plato.
Mientras yo comía, él tomó su guitarra y comenzó a tocar acordes, sin cantar nada en particular. Sólo hizo melodías y partes de algunas canciones que logré reconocer. En su mayoría, de Katy Perry.
“Come up to meet you, tell you I'm sorry. I don't know how lovely you are.
I had to find you, Tell you I need you, Tell you I set you apart…”
I had to find you, Tell you I need you, Tell you I set you apart…”
Cantó suavemente aquella canción de “Coldplay”. Su voz era profunda y realmente expresiva. Tal vez me convertiría en su fan número 1, si él se convirtiera en cantante pop.
Hizo bailar las cuerdas entre la yema de sus dedos, dándole a la canción un toque personal, haciéndome sentir que nuevamente intentaba decir algo más de lo que aparentaba.
“Tell me your secrets, and ask me your questions. Oh let's go back to the start.
Running in circles. Coming up tails, Heads on a science apart…”
Running in circles. Coming up tails, Heads on a science apart…”
Sabía exactamente el por qué estaba cantando esa canción, la letra era bastante clara… pero no estaba seguro de qué quería lograr con eso.
La vibración de un celular, acompañada de una melodía familiar, me hizo salir del encantamiento en el que estaba con su voz.
“Roar” sonaba fuertemente por todo el cuarto y Blaine, palmeando sus bolsillos, intentaba hallar su móvil para callar el ruido.
BLAINE.
¡Maldita sea! ¿A quién se le ocurre llamar cuando le estaba dando una serenata a Kurt? ¡Que imprudencia! Miré la pantalla y el rostro de Santana me hizo torcer el gesto.
- Disculpa un segundo – murmuré mirando al castaño y saliendo de la habitación.
Cogí la llamada.
- ¿Qué pasa? – contesté, caminando hacia la cocina.
- Oye Anderson, ¿Dónde cojones estás? – Chilló del otro lado – Se suponía que hoy pondríamos en marcha el plan “Hummel”
- ¡Diablos! Lo he olvidado por completo – bufé palmeando mi frente.
- ¿Qué es lo que te pasa Blaine? Desde que conociste a ese chico que has cambiado… Andas en las nubes, olvidas todo lo que debes hacer, sacas sólo suficientes en los exámenes y eres un excelente alumno… Incluso los maestros me han preguntado si es que te ha pasado algo, porque están acostumbrados a tus sobresalientes en cada examen. Y ¿sabes qué? Yo no sé qué decir, porque ni siquiera yo lo sé. Si tan sólo me contaras de qué va todo este rollo, podría ayudarte.
- Lo siento Santana, pero como te dije hace un rato… Kurt me gusta muchísimo y me preocupo por él… A veces siento que si yo no lo hago, nadie más lo hará…
- Mira, Anderson… Que te gusta, puedo entenderlo… Y es genial que por fin encontraras a alguien a quien no le importe la diferencia entre senos y pectorales. Eso está bien, pero tu vida no puede girar en torno a esa persona; digo, tienes amigos, familia y esta el glee club, en donde ya casi ni cantas, si no que te la pasas hablando con ese chico raro. Además, ni siquiera saber si es gay o no, o si siquiera le gustas… Esto se está volviendo algo enfermizo.
- Es que no puedo evitarlo, Santana… sólo lo hago… y, cuando lo veo, tan indefenso y… lastimado…
- ¿Lastimado? ¿De qué demonios hablas? – Exclamó asustada – El chico otra vez está…
- Sí, lo he hallado esta tarde en el baño y estaba herido. Dijo que se cayó, pero sus muñecas estaban llenas de cortes… hechos por él. No entiendo qué es lo que quiere lograr con eso, pero siento que debo ayudarlo, necesito hacerlo… por eso hoy lo he traído a mi casa para curarle y que se sintiera mejor.
- ¿Él está en tu casa ahora? – Alzó la voz – Pero que rápido me has salido… Creí que lo invitarías a cenar primero.
- Oye, no lo traje para eso… Te he dicho que está muy lastimado.
- De acuerdo, lo siento… Me pasaré por tu casa hoy en la noche… A menos que le invites a dormir contigo – noté la burla en su tono de voz.
- Eres imposible – reí – Te quiero.
- Besos, perra – la llamada se cortó y yo solté un suspiro desde el fondo de mi ser.
Regresé al cuarto, pero no alcancé a entrar, cuando me percaté de que Kurt estaba en pie frente al armario. Le vi rebuscar entre mi ropa, y seleccionar un par de jeans oscuros y una chaqueta blanca con líneas rojas en el cuello. Me lo imaginé con mi ropa puesta y supe que le quedaría genial.
Con mucho cuidado se quitó los pantalones que traía puestos, evitando tocar sus rodillas, a pesar de que yo ya las había vendado. No pude apartar mi vista de él. Era un chico hermoso, incluso con su delgadez, y se estaba desvistiendo frente a mis ojos. Demasiado perfecto como para no verlo.
Posterior a eso, se metió en mis pantalones, los cuales, como eran ajustados, le quedaron perfectos. Se cubrió con la chaqueta y se volteó de improviso, sorprendiéndome en la puerta.
- ¡Blaine! – chilló al verme, haciendo que me sonrojara considerablemente - ¿Estabas espiándome?
- He… yo… no… - di la vuelta y salí de allí, sintiéndome estúpido.
Tras de mí, oí los pasos lentos de Kurt, por lo que me volteé.
- Oye, no quiero que pienses mal, yo no he visto nada – me excusé, alzando las manos en señal de inocencia.
- Te creo – murmuró con una media sonrisa.
- Es en serio… - insistí.
- Tranquilo, sólo quería darte las gracias por todo lo que hiciste, y… pues, pedirte que me dejaras en mi casa – bajó la mirada hacia la chaqueta, en la cual introdujo ambas manos, desapareciéndolas tras los bolsillos.
- Oh, eso… No es nada – me rasqué la nuca y lo miré sin saber qué más decir.
- Te devolveré todo mañana en el instituto, para evitar que algo le pase – torció el gesto y se acercó a mí.
Sorpresivamente, me envolvió en un abrazo cálido y fraternal. Era tan asombroso sentir su cuerpo rodeando el mío, casi un éxtasis. Con delicadeza, le correspondí, tratando de no causarle ningún daño con mi efusividad.
- Un momento – me separé de él y lo miré directamente a sus ojos azules como el océano - ¿Qué hay del karaoke? ¿Lo pospondremos otra vez?
- Pues… dudo que pueda cantar algo así… - se examinó a sí mismo con la mirada y luego regresó la vista a mí.
- Vamos, tú sólo sígueme y verás cómo estarás cantando sin ninguna complicación – le insté. Recibí una sonrisa de su parte, lo que me confirmó que eso era un sí.
Le tomé la mano con delicadeza y lo llevé hasta la sala. Conecté el reproductor de video, volteándome a ver a Kurt.
- Creo que sólo tengo los karaokes de navidad – me rasqué la nuca.
- ¿No mencionaste que tenías el 90% de tus karaokes dedicados a Katy Perry? – quiso saber.
- Lo sé… es que creo que los olvidé en casa de Santana el pasado fin de semana – me encogí de hombros.
- Pues, no me complica cantar villancicos – sonrió y yo pulsé el botón de play, haciendo que las primeras tonadas llenaran el lugar.
“Bodum, bodum, bom, bom, bom, bodum…
Bodum, bodum, bom, bom, bom, bodum…”
Bodum, bodum, bom, bom, bom, bodum…”
Tarareé el principio de la canción, acercándome a Kurt sugerentemente, viendo como sonreía por las caras que yo ponía.
“I'm dreaming of a white Christmas
Just like the ones I used to know…”
Just like the ones I used to know…”
Tomé su mano he hice que se pusiera en pi, para bailar alrededor de él.
“Where the treetops glisten,
and children listen,
To hear sleigh bells in the snow, the snow…
Said I'm dreaming of a white Christmas,
With every Christmas card I write,
May your days, May your days,
May your days be merry and bright,
And may all your Christmases be White…
Oh, uh, oh…”
and children listen,
To hear sleigh bells in the snow, the snow…
Said I'm dreaming of a white Christmas,
With every Christmas card I write,
May your days, May your days,
May your days be merry and bright,
And may all your Christmases be White…
Oh, uh, oh…”
Me puse frente a él haciendo un gesto con mi mano, como una reverencia, para cederle el turno de cantar a él. Sus mejillas se encendieron y sus ojos se clavaron en la pantalla.
“I'm dreaming of a white Christmas
Just like the ones I used to know…”
Just like the ones I used to know…”
Abrí los ojos con asombro al oír el delicado tono de su voz, entonando aquella canción.
“Where the treetops glisten
and children listen,
To hear sleigh bells in the snow…”
and children listen,
To hear sleigh bells in the snow…”
Sonreí con amplitud y me uní a él.
“Bom, bodum, bodum, bodum…
I'm dreaming of a white Christmas,
With every Christmas card I write,
May your days, May your days,
May your days be merry and bright,
And may all your Christmases be White…”
I'm dreaming of a white Christmas,
With every Christmas card I write,
May your days, May your days,
May your days be merry and bright,
And may all your Christmases be White…”
Nuestras voces en dúo, se oían increíbles, y yo no podía dejar de sonreír al ver a Kurt cantando junto a mí. Se veía radiante y angelical, a pesar de llevar un pequeño parche en su mejilla.
“Oh, C’mon…
White Christmas…”
White Christmas…”
Giré a su alrededor y tomando sus dos manos, lo mecí como si bailáramos, luego lo volteé con mi mano haciendo una pirueta, para quedar frente a frente.
“Uh, yeah!...
I'm dreaming of a white Christmas
With every Christmas card I write,
Yeah, yeah, yeah…
May your days be merry and bright
And may all your Christmases be White…”
I'm dreaming of a white Christmas
With every Christmas card I write,
Yeah, yeah, yeah…
May your days be merry and bright
And may all your Christmases be White…”
Kurt cantó tan cerca de mi rostro, como nuestros cuerpos lo permitieron, provocando estragos en mi pensamiento lógico.
“I'm dreaming of a white Christmas.”
Acabamos la canción, quedando a la distancia de un beso. Paseé mi mirada de sus ojos azules como el cielo, a sus labios rosados y apetecibles, y luego de regreso a sus ojos… esperando alguna señal que me permitiera hacer lo que tanto deseaba.
De la nada, el rostro de Kurt se separó del mío, dejándome como un idiota, allí de pie, con mil emociones aflorando por mis poros. Le vi caminar alrededor de la sala, con las mejillas sonrosadas, buscando algo que decir.
- Creí que no sabía cantar… pero… eso ha sido genial – murmuró, con una sonrisa tímida en los labios.
- Es cierto… ha… ha sido espectacular… tu voz es… - negué con la cabeza y me rasqué la nuca, aun sintiéndome como un idiota – Es hermosa.
- Gracias… - nuevamente su rostro se encendió en rojo y desvió la vista – Am… creo que ya… debo irme – juntó sus manos en un gesto de nerviosismo - ¿Podrías…?
- Claro… Voy por las llaves – gesticulé con las manos, señalando mi cuarto y caminé hacia los escalones. Miré el lugar que había ocupado Kurt sobre mi cama, ahora vacío… Que ganas de que no lo estuviera… nunca.
Le ayudé a subir al carro y anduvimos de regreso al instituto. Desde allí sería más fácil seguir las indicaciones de Kurt hacia su casa.
Fue muy sencillo encontrar la casa de Kurt, y de esta forma me aseguraba de saber dónde vivía. Sonreí para mis adentros.
- No es necesario que me lleves en tu espalda hasta el pórtico – murmuró Kurt, quitándose el cinturón de seguridad, y volteándose a verme.
- Oh, bueno… Sólo ten cuidado – me sonrojé, rascándome la nuca.
- Hoy has sido… como mi héroe… o como un ángel de la guarda – el brillo en sus ojos me tenía tildado.
- Ya lo habías mencionado… - sonreí abiertamente – Pero, me gusta oírlo.
- Creo que nunca podré agradecerte todo lo que has hecho – volvió a mencionar.
- No, no necesito agradecimientos… Lo hice porque eso es lo que haces cuando… alguien te importa – respondí, tratando de que captara el mensaje entre líneas.
- Lo sé, por eso eres mi mejor amigo – sus palabras me golpearon en el estómago quitándome el aire. ¿“Mejor amigo”? ¿Era enserio? – Bueno, creo que ya voy a bajar.
Se giró y abrió la puerta, pero antes de que pudiera bajar, lo sostuve por la muñeca.
- Kurt… yo… - abrí la boca para decir algo, pero nada salió.
- ¿Qué pasa Blaine? – preguntó curioso al ver que no decía palabra.
- Quiero que entiendas que… eres muy importante para mí y que… lo de hoy lo he hecho porque yo…
- Ya lo sé – me interrumpió – Porque eso hacen los amigos. Tranquilo, lo entiendo – sonrió ampliamente, haciéndome sentir frustrado. Él no lo entendía en realidad – Y digo en serio lo de que eres mi mejor amigo. Nunca pensé decir eso de alguien, pero tú te lo has ganado.
Solté su brazo y el desapareció tras la puerta de su casa segundos después. Le di un puñetazo al volante y me revolví el pelo, realmente molesto. Al parecer, esto me iba a costar mucho más de lo que pensé. Pero me descolocaba un poco el hecho de que cuando cantamos juntos… fue él quien se acercó a mí en todo momento, como si estuviese intentando algo… ¡Es todo tan complicado con Kurt!
Aunque todavía me queda una oportunidad… nuestra cena en Breadstix este viernes. Prepárate Kurt Hummel.
Al llegar a casa, mi madre me interceptó antes de que entrara a mi cuarto. Hoy había regresado temprano.
- Blaine ¿dónde estabas? – preguntó.
- Estaba dejando a un… amigo – contesté, volteándome para verla.
- ¿Supongo que no era esa chica desvergonzada con la que siempre te juntas? – alzó las cejas con gesto de molestia.
- Mamá, Santana no es ninguna desvergonzada – le reproché – Sólo es algo… liberal, es su forma de ser.
- Una cualquiera, eso es lo que es – me regañó – Cada vez que viene aquí, anda con esa otra chica a la cual besuquea sin ninguna consideración de quienes estén a su alrededor. Es asqueroso – frunció el ceño ante el recuerdo.
- Ser lesbiana no la convierte en una mala persona – alegué – Y Brittany es su novia, es normal que la bese. Yo no veo lo malo.
- Es que tu no ves lo malo en nada, Blainey – me acarició el rostro - ¿No ves que es una mala influencia para ti? No quisiera que cometieras las mismas atrocidades que ella, sólo porque te ha dado malos consejos…
- ¿Y qué si lo hiciera? – Musité molesto, entrecerrando los ojos – El amor es amor, mamá… No te enamoras de un género, sino de una persona – recordé las palabras de Kurt al repetirlas.
- ¿De qué estás hablando, Blaine? – su expresión me daba a demostrar que había dicho demasiado.
- Nada, sólo… no hables así de Santana… Ella es mi mejor amiga – di media vuelta – Y te aviso que vendrá en un rato más - me encerré en mi cuarto.
Detestaba los comentarios homofóbicos de mi madre, de hecho, ese era uno de los principales motivos por los cuales no me atrevía a contarles mi secreto, ni aunque me amenazaran de muerte. Ella simplemente no toleraba a los homosexuales, de ningún tipo. Para ella, era algo así como estar enfermo de la mente. No dudo que si le contase, me internaría en el psiquiatra. Pero… es mi madre y no comprende la complejidad del asunto porque no lo ha vivido… al menos, por ahora.
En cuanto a mi padre… pues, ni idea. Jamás he tocado el tema con él, porque sinceramente no creo que piense muy diferente a mi madre. Ambos son demasiado cuadrados y estructurados. Su crianza tradicionalista, los hace ser muy cerrados de mente. Tal vez por eso les tocó un hijo gay, para romper sus esquemas idealistas y arcaicos.
Me senté sobre el acolchado y encendí mi laptop. Para mi suerte, Kurt estaba online, por lo que inmediatamente cliqueé la cámara para verle. De acuerdo, acababa de dejarlo frente a su puerta, pero… él era mi obsesión personal.
- ¿Qué pasa Anderson? – saludó, vestido con una pijama muy mona - ¿Ya me extrañabas? – dijo con burla.
- Uf, no te imaginas cuanto – fingí que bromeaba - ¿Te ha dicho algo tu padre por el parche en la mejilla?
- No, gracias a Dios, no estaba cuando llegué – me sonrió de lado, haciendo que mi corazón se comprimiera. Como adoraba verlo sonreír, aunque fuera un poco.
- Bien, al menos así no se preocupará hasta mañana.
- Cierto…. – bajó la mirada algo contrariado – Blaine, con respecto a lo que viste hoy… o sea, a cómo me encontraste, yo…
- No, no, no… - le interrumpí de inmediato – No intentes explicarlo, por favor… No lo necesito – negué con la cabeza enérgicamente – Ahora entiendo por qué no lo prometiste, aunque no lo justifico. Sólo quiero pedirte que… me ayudes a ayudarte…
- Blaine, tu sabes que…
- Y… - volví a intervenir – que mañana vallas con mi chaqueta, porque se te ve increíble – sonreí, a pesar de que no tenía alegría.
- ¿Incluso con la falta de centímetros en las mangas? – se burló.
- Incluso con eso – reí, ahora con ganas – Podrías usar un costal de papas atado con una cuerda… y lucirías hermoso – confesé en un suspiro melancólico.
- Oye Anderson, si no te conociera, pensaría que intentas coquetearme – bromeó.
- Ya quisieras…
- Am… creo que llegó papá, será mejor que finja que estoy dormido para evitar lo de, ya sabes – se señaló la mejilla con un gesto divertido en los labios.
- Nos vemos mañana – declaré sin ganas de despedirme aun.
- Por supuesto. Adiós – la llamada finalizó y yo, dejando mi computadora de lado, me recosté para esperar a que llegara mi amiga.
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CHICOS Y CHICAS: LES PIDO MIL PERDONES POR LOS SIGLOS QUE PASÉ SIN ACTUALIZAR PERO AUN NO HE COMPRADO UN CARGADOR NUEVO PARA MI NETBOOK Y ME CAMBIÉ DE CASA A VIVIR CON MI MADRE, PORQUE EN MI CASA LAS COSAS ESTABAN HORRIBLES CON MI PAPÁ Y ... EN FIN... LARGA HISTORIA... LO CIERTO ES QUE EXTRAÑABA SUBIR CAPITULOS ASI QUE AQUI ME TIENEN DE VUELTA. ESPERO QUE COMENTEN SU PARECER YA QUE ESTE CAPITULO EN PARTICULAR TUVO DE TODO...
Atte.
JC
DarrenChrisCrissColfer* - Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 27/01/2014
Edad : 32
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Ojalá y Blaine pronto se entere de toro lo que le oasa a Kurt y lo pueda ayudar, me alegro que estés de vuelta.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Hola!!!!!!!!
Amé el capítulo. Blaine es tan bueno con Kurt... Espero que pronto lo pueda ayudar...
Esperaré tu próxima actualización.
Besos
Amé el capítulo. Blaine es tan bueno con Kurt... Espero que pronto lo pueda ayudar...
Esperaré tu próxima actualización.
Besos
Darrinia-*- - Mensajes : 2595
Fecha de inscripción : 24/10/2013
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Me encanto mucho este muyyyy grandioso capitulo espero pronto kurt le tenga mas confianza a blaine para que le pueda contar todo ojala ya dejen en paz a kurt espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muyyy ansioso me encanta mucho esta historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Hola me gusto mucho el capitulo, fue muy lindo, actualiza pronto.
Invitado- Invitado
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Odio cuando Kurt se corta es horrible!! golpea a Finn de mi parte por no defenderlo!! " />
Espero que la situacion de Kurt se solucione y espero que actualices pronto!!!
Saludos!!!
Espero que la situacion de Kurt se solucione y espero que actualices pronto!!!
Saludos!!!
Abiss Pimen** - Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 25/10/2013
Edad : 26
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Capítulo 4: “Fix You”
KURT.
Un viernes, como cualquier otro, era el de hoy, con la diferencia de que este viernes… iría a cenar con Blaine. Me emocionaba de forma extraña el hecho, pero prefería mantener mis emociones al margen. Siempre lo hacía.
Obedeciendo la orden de mi amigo Anderson, usé su divina chaqueta blanca, la cual, debía reconocer, me quedaba aún mejor que la negra. Pero eso no quitaba lo mucho que lamentaba su pérdida. No sé cómo él puede ser tan bueno conmigo y ni siquiera hacer mención de ella o de lo ocurrido.
El plan para esta tarde era encontrarnos en Breadstix a las ocho en punto. Me arreglé lo más simple que pude, optando por no ser llamativo.
- ¿A dónde vas a esta hora? – me detuvo mi padre al verme pasar por el vestíbulo. Esperaba que él estuviera en el taller y no me alcanzara a ver, pero no.
- Voy a… estudiar – mentí, soltando lo primero que vino a mi mente.
- ¿Estudiar?
- Sí, iré a la casa de un amigo… a estudiar para el examen de álgebra – completé con una media sonrisa. Sabía que mi padre se sentiría bien con el hecho de que yo tuviera amigos – Ya sabes que no es mi fuerte.
- Bien, entonces… Se cuidadoso y… no regreses muy tarde – pidió, retirándose de regreso a la sala de estar.
- De acuerdo, adiós.
Salí a toda prisa, encaminándome hacia el restaurante italiano.
Al llegar, busqué a Blaine con la mirada, mientras aún me encontraba en la puerta de entrada. Él estaba esperándome en una mesa del fondo, pero no podía dirigirme hacia él, como quisiera. ¿Razón? Azimio y Karofsky también ocupaban una mesa bastante cercana a la de mi amigo. Ellos habían elegido el peor día para venir a cenar con aquellas porristas, o nosotros lo habíamos hecho.
No podía ir y sentarme junto a Blaine como si nada, sabiendo lo que me espera para mañana y el resto del año si lo hago. Y tampoco me perdonaría si por mi culpa, algunos de esos idiotas lastimaran a Blaine. Él es un chico increíble, que sólo me ha ayudado… No puedo hacerle esto.
Sin más opciones a la mano, di la vuelta y salí de allí, antes de ser visto por él. Es horrible el dejarlo plantado, pero simplemente no podía darme el lujo de cenar con él a vista y paciencia de esos cavernícolas.
Tal vez esta era una señal, bastante clara, de que yo era un peligro para Blaine, ya que jamás podríamos tener una velada sin incidentes, porque lo que soy y mi pasado siempre estará en medio. Además de la terrible posibilidad de que él salga dañado de diferentes maneras. No puedo con eso.
BLAINE.
Siguiendo los consejos de mí querida amiga Santana, preferí que nos juntáramos en el restaurante, y así tener tiempo de llegar antes, esperarlo y sorprenderlo con un pequeño detalle. Sólo espero que le gusten los bombones de menta, porque son mis favoritos.
Me había pasado toda la noche hablando con ella, ya que solía ir a quedarse a mi casa, a pesar de que mi madre la detesta y no tiene reparo en demostrárselo. Planeamos la mejor forma de entrar a la oficina de Figgins para robar el expediente de Kurt, ya que luego de una exhaustiva búsqueda el internet, no encontramos nada. Sabía que era algo psicópata hacerlo, pero si él no me da las respuesta que yo necesito… tendré que buscarla por mi cuenta.
Aunque esta noche mis expectativas son bastante altas. Esperaba impresionar a tal grado al castaño, que no tuviera más alternativas que reconocer que sentía algo por mí. Yo no iba a echar pie atrás. Necesitaba decirle de una vez lo mucho que me afecta, su mirada profunda, pero a la vez ausente, me desquicia. La naturalidad con la que logra verse deslumbrante cada día. Aquella soltura para caminar. Esa exquisita esencia corporal que me enloquece. Las muchas ganas de probar sus labios. Él es mi tortura y mi paraíso… y pretendo dárselo a conocer todo esta noche.
Esperé pacientemente durante un rato bastante largo, chequeando la hora en mi móvil cada cierto tiempo. Kurt no se veía por ningún lado. Continué la espera por otros minutos más, antes de optar por llamarlo. No quería parecer desesperado, o molestarlo por mi insistencia.
Cuando la pantalla de mi celular me indicó que faltaban quince minutos para que fueran las diez de la noche, supe que no vendría. Tal vez lo supe desde el principio, pero estaba esperanzado en que sólo se tratara de un breve retraso.
Me sentí bastante decepcionado cuando al marcarle, la llamada se desvió al buzón y luego me indicó que el número al que estaba llamando se encontraba apagado. Él simplemente nunca tuvo la intención de venir, no le interesaba.
Pateé una piedra en el suelo del estacionamiento, más que molesto. Me monté en el carro y partí a toda prisa a casa de mi amiga.
- ¿Tan pronto ha acabado tu cita? – dijo Santana, apenas abrió la puerta. Yo respondí con un bufido – Hmmm… al parecer a alguien se le han negado a la hora de ir a la cama.
- No empieces con eso – la reñí.
- Ok, entonces dime que pasó – caminó hacia mí y me arrastró hasta su cuarto - ¿Le has confesado tu amor y te dijo que tenía novia o qué?
- No pude decir nada, porque… Él ni siquiera llegó – respondí tragándome el orgullo – Me plantó.
- ¿Estás de broma? – Exclamó la morena - ¿Cómo ha podido hacerte eso? Eres el chico más guapo de todo McKinley, a pesar de que has subido un par de kilos…
- Santana…
- Lo sé, lo siento… - se sentó sobre su cama y me jaló para que me posicionara frente a ella – Pero, sabes que tengo razón. De no ser porque me gustan los labiales de frutilla y las partes femeninas… Habría abusado de tu cuerpo y exprimido tus cositas hace mucho.
- ¿Tienes que ser tan explícita? – Me quejé – Además, puede que sólo sea hétero y se sintió incómodo al ir a cenar con un chico gay.
- Esto es realmente raro – puso una mano en su barbilla, como si estuviese resolviendo logaritmos en la cabeza – Más razones para robar su expediente…
- ¡No! – La frené – No robaremos nada, ya no quiero hacerlo. Si Kurt no asistió a la cita, es porque algo va mal… No quiero arruinar aún más las cosas entrometiéndome en su vida y haciendo que me odie.
- ¡Eres una gallina! – Santana me golpeó en la cabeza con poca delicadeza - ¡Él ni siquiera se va a enterar de esto!
- No me importa, prefiero quedarme con la duda – sentencié, recostándome hacia un lado.
La puerta del cuarto de baño se abrió de improviso, haciéndome dar un brinco, asustado. El rostro de Britt se asomó tras ella, sonriendo como de costumbre.
- ¿Estabas aquí? – bufé, mirando a Santana. Ella se encogió de hombros.
- ¿Qué? Debiste llamar antes de venir, yo también tengo una vida – vociferó la morena, poniéndose en pie para acompañar a la rubia escaleras abajo.
Mientras esperaba a que regresara, me quité el saco y desarmé el nudo del corbatín que traía puesto. Me quité los zapatos y me lancé a la cama.
- ¡Dios! Que mi madre no te vea tan cómodo o pensará que me he vuelto bisexual – bromeó.
Se recostó a mi lado y apoyó el mentón sobre mi pecho, mirándome como una niña pequeña.
- No me veas así – reí.
- Lo siento, no tengo otra forma de mirar – torció el gesto - ¿Realmente te gusta ese chico? – consultó en un murmullo.
- Si – solté en medio de un suspiro – Pero detesto darme cuenta de que no es correspondido – jugué con el cabello negro y brillante de mi amiga.
- Blaine, hay muchos más chicos lindos que morirían por estar contigo – me animó – Incluso Berry.
- ¿Por qué incluyes a Rachel? – reí.
- No lo sé, tal vez porque tiene más vello facial que Kurt – se encogió de hombros – Sólo bromeo, lo sabes ¿no?
- Lo sé – suspiré nuevamente - ¿Crees que… haya algún chico para mí? – pregunté de forma existencial.
- Claro que sí, para todos hay alguien… No fuimos hechos para estar solos.
- No conocía a la Santana filosófica – me burlé.
- Hay mucho que no conoces de mí – me guiñó el ojo – Ven, bajemos a cenar… ¡Muero de hambre!
- De acuerdo, yo tampoco he cenado – me puse una mano en el estómago y me dejé tironear por Santana.
Una vez que estuvimos sentados frente a frente, miré a mi amiga con algo de tristeza.
- ¿Qué crees que debería hacer mañana que lo vea? – murmuré jugando con la cuchara.
- Pues es simple – se limpió la boca con una servilleta y tomó mi mano por encima de la mesa - ¡Ignóralo!
- ¿Qué?
- Eso, demuéstrale tu molestia – se encogió de hombros – Si el chico siente algo por ti, tratará de remediar las cosas. Pero si tú estás allí como un perrito faldero, jamás se dará cuenta de nada. Hay un dicho muy famoso que dice que nunca sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes.
- ¿Estas segura? – dudé.
- Claro. Mientras sigas estando pendiente de él, aunque sienta algo por ti, no será capaz de notarlo… hasta que se vea solo, y te extrañe.
- Puede que tengas razón – comenté.
- ¿Puede? – Alzó las cejas - ¡La tengo! Ya verás.
Tal vez la idea de Santana no fuera tan mala después de todo. Pero estoy seguro que será muy difícil para mí ignorar al chico que más me ha gustado, y hacer de cuenta que no existe.
El fin de semana pasó tan aburrido y rutinario como siempre, aunque mi querida amiga intentó cambiar mis planes invitándome al cine, junto con su novia, me negué a estar haciendo mal tercio. Eso sería más deprimente que quedarme encerrado en casa. Sam también llamó la tarde del sábado, planeando una junta con los chicos del glee, diciendo que se reunirían en la casa de Artie para una guerra de Call of Duty. Por un momento pensé en asistir, pero al igual que a mi amiga, le dije que no.
Para matar el tiempo, no tuve mejor ocupación que registrar al derecho y al revés el perfil de Facebook de Kurt. Era una estupidez, pero de cierta forma, creía poder encontrar algo, sin la necesidad de robar su expediente de la oficina de Figgins, como propuso Santana.
En la lista de sus amigos, había un chico que no conocía. Para mi suerte Kurt sólo había añadido a los chicos del glee y esos eran todos sus amigos, lo cual era raro, pero sencillo para mí.
El nombre del chico era Jessie St. James, y era estudiante de Carmel High. ¿Será que Kurt y él eran compañeros de instituto? Revisé su perfil, en busca de algo y… ¡Bingo! Una foto con el castaño, quien vestía como lo hacía en las fotografías que me mostró de su móvil. Ellos eran amigos y tal vez, compañeros de clase. Luego de inspeccionar los álbumes, y encontrar un sinfín de fotos juntos, no me quedó más duda.
Obviamente no podía enviarle una solicitud de amistad, pues Kurt se percataría de ello, pero podía contactarle personalmente. Sólo será un pequeño paseo hasta Carmel.
KURT.
Me pasé el fin de semana con mi móvil en las manos, indeciso entre llamar o no a Blaine. Él no se merecía el plantón que le hice, pero tampoco merece sufrir por mi culpa… Yo ya estoy acostumbrado a las constantes humillaciones, a los basureros y los insultos, pero no Blaine. Independiente que esté en el club glee, lo más violento que le han hecho, ha sido lanzarle un slushie… Las amedrentaciones diarias que yo recibo, son mucho peor que un poco de hielo con sabor a uva.
Dentro de los dos días, salí cinco minutos al pasillo, para sólo sentir ganas de encerrarme de por vida en mi cuarto. Finn hablaba con Carol, en el cuarto de él.
- ¿Por qué eres así con él? – Le preguntó ella – Sabes por lo que ha pasado, y que lo de la ropa le complica… Deberías ser más solidario y ayudarlo.
- ¿De qué hablas? – Finn sonaba molesto – Kurt ha desaparecido todas mis sudaderas. Cada vez que le presto una, simplemente nunca regresa - ¿se estaba quejando? – Yo creo que Burt debería saber que al chico le siguen tratando como en Carmel, y buscar una forma…
- ¡No! – Lo frenó Carole – No dirás nada. Si Kurt no se lo dice, no tienes por qué hacerlo tú.
- Mamá, tú no has visto cómo lo…
- Finn, ya basta – Finn guardó silencio – A mí también me da mucha pena la situación que está pasando Kurt, no es fácil ser diferente a los demás y que te lo restrieguen en la cara, pero creo comprender lo que trata de hacer él al guardar silencio. Burt me dijo lo mal que lo habían pasado con el traslado de instituto, el sinfín de problemas que eso le había traído. Supongo que Kurt simplemente no quiere preocupar más a su padre, y eso es muy valiente de su parte, muy pocos hijos lo harían.
- No creo que eso sea lo más correcto – negó Finn – Kurt está perdido, no dejarán de tratarle mal hasta que se vaya o hasta que termine el instituto y para eso faltan aún dos años.
- Pero eso ya no es asunto tuyo – sentenció Carol, acercándose a la puerta, por lo que descaminé los pasos que había dado por el pasillo, regresando a mi cuarto.
Era oficial… Finn lo había dicho… Estoy perdido. Y también estoy solo.
Tal vez si llamara a Blaine y le pidiera que viniese a casa… pero eso era una locura, además él debe de estar ocupado en sus asuntos, con sus amigos. Aunque… realmente lo necesitaba.
Llegó el lunes y no fui capaz de marcar el número de Blaine, por mucho que me carcomieran por dentro las ganas de hacerlo. Esperaba que hoy fuera un mejor día para mí.
Me miré al espejo del cuarto de baño con algo de optimismo renovado y acomodé la chaqueta blanca de Blaine. Adoraba cómo me quedaba, y el olor varonil que estaba impregnado en ella. Bajé las escaleras a la carrera y salí directo al instituto. Había dejado de irme con Finn, porque él pretendía que nadie se enterara de que éramos hermanastros. Eso sería el fin de su “fama y reputación” en McKinley.
Al llegar, caminé hacia el salón de ciencias y me senté en mi lugar de siempre, a la espera de Blaine. Sabía que perfectamente podía estar molesto por el plantón del viernes, pero pretendía disculparme por ello, inventándome alguna excusa creíble, la cual aún no se me ocurría.
Como cada lunes, o como cada día, el moreno llegó con su esplendor, con el cabello perfectamente acomodado con gel, su corbatín anudado con precisión y sin una sola pelusa en su suéter de mangas cortas, con diseños de rombos.
Esperé a que ocupara su puesto junto a mí, pero me tomó por sorpresa cuando siguió hasta el final, instalándose en el lugar a un lado de Lauren Zizes.
Alcé las cejas, mirándole con desconcierto, pero este ni siquiera volteó a verme. Sólo se dedicó a sacar sus cuadernos y hojearlos como si su vida dependiera de ello. Por mi mente pasó la posibilidad de ponerme en pie y pedirle que se sentara junto conmigo, pero lo deseché en cuanto vi al profesor entrar al salón.
BLAINE.
- ¿No me lo dirás? – chilló Santana sentándose junto a mí en la cafetería.
- Ya te dije que sólo es un chico que logré contactar, ni siquiera sé si asistirá – aclaré – Siendo amigos de Kurt… lo dudo – ironicé.
- Pero, ¿lo citaste para hoy? – quiso confirmar.
- Algo así… en realidad le pedí que me esperara en Carmel, para evitar que alguien se entere – expliqué dándole un mordisco a mi manzana.
- ¿Y qué pasa si el chico le cuenta a Kurt que estás averiguando acerca de él? – cuestionó mi amiga.
- Pretendo enfocarlo de tal forma que eso no suceda, ya verás.
- ¿Has seguido mi consejo? – preguntó arrebatándome la fruta de las manos y mordiéndola - ¿Ignoraste al chico? – dijo con la boca llena.
- Claro que sí, y no me despegó los ojos en toda la clase. Ahora devuélveme la manzana.
- Te dije que resultaría, mis planes jamás fallan – sonrió satisfecha, dándole un segundo mordisco.
- No me dejarás nada – me quejé intentando quitársela, pero ella la alejó y se puso de pie.
- Te falta mucha altura como para arrebatarme algo, enano – se burló – Nos vemos, iré a buscar a Britt.
- ¡Oye! – Ella se alejó sin voltear, dejándome sin mi manzana - ¡Diablos!
- ¿Blaine? – Oí su dulce voz a mis espaldas y no pude evitar voltearme al instante, sólo para disfrutar del oceánico azul de sus ojos – Necesito hablar contigo.
- Lo siento, no tengo tiempo – murmuré con indiferencia fingida. Sabía que esto sería difícil.
- Vamos, no seas así… sólo quiero disculparme – dio la vuelta para quedar frente a mí, inspeccionándome con la mirada.
- Creo que es algo tarde – me puse en pie, señalando mi reloj, haciendo alusión al plantón de la cita. Caminé hacia la salida, pero él me siguió, sosteniéndome del brazo.
- ¿Ni siquiera quieres saber por qué no llegué? – insistió.
- Está más que claro, así que… dejémoslo así – alcé ambas manos, haciendo que él me soltara – Creo que malinterpreté las cosas.
Anduve por el pasillo cabizbajo, con ganas de regresar por donde había venido y envolver al castaño en un enorme abrazo, para no soltarlo jamás… pero no podía hacerlo. Santana tenía razón, yo estaba demasiado al pendiente de todo lo que ocurría con Kurt y eso sólo ha hecho que no sea capaz de notar si realmente soy importante para él.
KURT.
- Está más que claro, así que… dejémoslo así – alzó sus manos y tuve que soltarlo – Creo que malinterpreté las cosas.
Desapareció por el pasillo, dejándome de pie allí.
Soy un idiota, debí llamarlo el fin de semana… No, debí llamarlo apenas salí de Breadstix. De haberlo hecho… él no me odiaría tanto ahora.
Pasé el resto del día solo, como acostumbraba, antes de conocer a Blaine. Al salir de clases, sentí que alguien me seguía de cerca, por lo que temí lo peor. Pero por más que observé a mis espaldas, no vi a nadie. De pronto, mientras inspeccionaba hacia atrás, frente a mí apareció Azimio y Karofsky, con una expresión endemoniada en el rostro. Aterrado, no atiné más que a correr por mi seguridad.
Doblé en la esquina y seguí avanzando a todo lo que daban mis piernas, pero estas ya estaban cansadas, y para mi mala suerte, me estaba escapando de los mejores jugadores de futbol americano del instituto. Estaba muerto.
Giré en otra esquina, sin saber a dónde demonios estaba huyendo, pero me topé de frente con un chico alto y atlético, al cual tiré al piso, cayendo junto con él. Oí sus quejidos y murmuré mil disculpas. De pronto sentí las pisadas de los cavernícolas que me perseguían, aproximándose.
- Oh, Dios no… Van a atraparme – exclamé, intentando ponerme en pie, luego de quedar enredado con el chico en el suelo.
- ¿De qué hablas? – Quiso saber - ¿Quiénes van a atraparte?
- Unos chicos de mi escuela… que quieren golpearme – expliqué entrando en pánico.
- ¿Pegarte? Ha, ya verán – él se puso en pie, ayudándome a mí a hacerlo también – No te preocupes, no te tocarán. Sólo mantente tras de mi ¿de acuerdo?
Asentí frenético y me refugié en sus espaldas.
Azimio y Karofsky aparecieron con las peores intenciones, las cuales se evaporaron al ver al chico enfrentarlos.
- Danos al chico y no te haremos nada – advirtió Azimio.
- Soy cinta negra – vociferó mi protector - Y mi padre es un fiscal del departamento de policía, por lo que, si no quieren pasarlo realmente mal, será mejor que dejen al chico en paz y regresen por donde vinieron.
Ambos se miraron entre ellos y alzaron las manos, aceptando y retirándose. Una vez que se fueron, yo solté el aire que inconscientemente había retenido.
- No sabes… cuán agradecido estoy – murmuré en medio de un suspiro de alivio.
- No hay de qué – él sonrió amablemente y me tendió la mano en señal de saludo – Sebastian Smythe.
- Kurt Hummel – le saludé de vuelta – Y… ¿es cierto lo de la cinta negra o sólo lo inventaste?
- Claro que no… Ya quisieras ver mi colección de cintas negras… y cinturones también – bromeó - ¿De qué instituto eres? – quiso saber, comenzando a caminar a mi lado.
- McKinley High… ¿Y tú?
- Pues, yo asisto a la Academia Dalton.
- ¿Ese no es un instituto sólo de chicos? – quise saber.
- Así es… por lo que soy inmensamente feliz allí – rió, enviando un mensaje entre líneas – Puedo aburrirme de ver chicos sin preocuparme de nada.
- ¿Eres… eres gay? – dudé.
- Claro… igual que tú – declaró.
- Yo no…
- No mientas – me interrumpió – Tengo un radal infalible, y tú eres de mi equipo aunque quieras negarlo a toda costa. Tranquilo, no abusaré de ti… a menos que quieras.
- De acuerdo, me has pillado – reconocí sintiendo un rubor en mis mejillas – Pero, en mi defensa diré que sólo lo he negado, porque tengo muy buenas razones para hacerlo.
- Eso pude ver hace dos minutos atrás… Enormes razones – se rió - ¿Cómo no te has transferido a otro instituto, Kurt?
- Ya lo he hecho – admití con tristeza – Hace seis meses que dejé mi otra escuela porque todos descubrieron que yo era gay… sólo lo sabía mi mejor amigo, pero un día sólo llegué y… estaba escrito en el pizarrón… y luego descubrí los pasillos repletos de hojas pegadas con lo mismo… fue un infierno que no pude soportar.
- Eso debe ser horrible, que tu mejor amigo te traicione así…
- ¡Él no lo hizo! – Lo interrumpí – Confío en él y sé que no lo hizo.
- De acuerdo… pero de alguna forma se debieron enterar los otros ¿no crees? – sugirió.
- No lo sé – solté otro suspiro – Lo peor fue cuando me enteré de que los chicos que más me molestaban en Carmel, eran amigos de los cavernícolas que viste hace un rato. No dudaron un segundo en contarles y convertir una vez más mi vida en una tortura.
- ¡Dios! Pero qué… esos… Ahg… Detesto a las personas que se sienten bien, haciendo sentir miserables a los demás – sus ojos voltearon a verme – Pero hoy tu suerte ha cambiado… porque me has conocido a mí.
- ¿Qué eres? ¿Alguna especie de superhéroe gay karateca? – me burlé.
- Pues, no… pero podría serlo… por ti, Kurt – me guiñó un ojo, haciéndome sonrojar.
- Okay, esto me suena a flirteo – reí.
- Es porque lo es… te confieso que el caer sobre mí y rodar por el suelo, es lo más romántico que me ha pasado en mucho tiempo – me miró suspicaz – Típica escena de un peli de amor.
- Amm… Sebastian, creo que te has golpeado la cabeza al caer… porque estás diciendo incoherencias.
- No, sólo digo que he tenido un “crush” con tus preciosos ojos azules – su sonrisa se amplió, hasta que se formaron hoyuelos en sus mejillas.
- Que alago – sonreí también – Em, gracias… supongo.
Caminé junto a Sebastian, hablando mil cosas, riendo y sonrojándome debido a que él no perdió ninguna oportunidad de decirme algo con respecto a mis ojos o mi sonrisa o cualquier cosa de índole romántica.
- Aunque lo consideré innecesario… - ladeé la cabeza mirándole – Gracias por acompañarme a casa.
- ¿Bromeas? – rió – Era mi mejor oportunidad de saber dónde vives y no perder contacto contigo… aunque no quieras – tocó la punta de mi nariz con su dedo índice, en un gesto bastante tierno.
Lo miré con los ojos bien abiertos y admiré el verdor de los suyos, que habían conectado con los míos en un juego de miradas que parecía eterno e interminable. No era incómodo mirarnos así, pero era algo raro, a decir verdad.
- Bien, será mejor que entre ya – declaré, cortando la conexión con sus ojos.
- Kurt, am… - se rascó la cabeza, frunciendo los labios – Me… ¿Me das tu número?
- Eeeh… Yo… - ¡Diablos! No estaba seguro de querer confiar en aquel chico tan pronto… Pero no podía negar que era alguien realmente agradable y condenadamente lindo – Claro… - declaré, tendiendo la mano para que me facilitara su celular. Tecleé mi número a la velocidad de la luz y se lo devolví, sintiendo que mis mejillas ya no podían arder más de lo que lo hacían – Adiós, Sebastian.
- Hasta pronto – aseguró con una sonrisa de satisfacción y confianza.
Corrí hasta el pórtico y me perdí tras cerrar la puerta de mi casa. Solté un suspiro y me resbalé apoyado en la madera, quedando sentado en el suelo, con una tonta sonrisa en el rostro. Sacudí la cabeza, apartando todos los bobos pensamientos felices de mi cabeza. Me puse en pie y riendo aun, fui a toda carrera hasta mi cuarto.
Era estúpido emocionarme, e incluso, ilusionarme, con algo como esto. Es decir, bien… el chico me dejó en claro que se sentía atraído hacia mí, sin ningún pudor. Simplemente lo demostraba cada cinco segundos. Además de haberme defendido y de preocuparse por mí, inclusive… ser mágicamente guapo y deleitarme con sus ojos verdes… Ok, ok… ¡Esto no está bien! ¿Por qué tengo que seguir siendo un tonto después de todo por lo que he pasado? ¿Cuántas personas no se han reído de mí por confiar demasiado rápido? ¿Qué más debe ocurrir para entender el mensaje? A veces quisiera nacer de nuevo y hacer las cosas bien, pero es imposible a estas alturas.
Tendido en mi cama, mirando el cielo raso… sentí que algo me hacía falta. Extrañaba la sensación de tener el portátil frente a mí y verle reír o tocar algún curioso instrumento de forma artística… me faltaba Blaine. No lo había notado, porque estaba absorto con el choque de Sebastian… pero ahora que mi mente estaba más calmada y no tan febril… solo un nombre venía a mí; Blaine Devon Anderson.
De seguro, aún estaba molesto conmigo. No tenía mensajes de él, ni en el móvil, ni en Facebook. Tampoco llamadas perdidas, o alguna señal de que estaba vivo. Y, sinceramente… comenzaba a preocuparme que su enojo durara más de lo que podía soportar. Llevaba casi un mes de conocerle, pero se había convertido en la persona con la que más compartía mi vida diaria. Nos juntábamos para ir al salón por la mañana, pasábamos los recesos con los chicos de club glee, almorzábamos frente a frente en la cafetería, siempre con más personas, pero, a mi parecer… era como si estuviéramos sólo los dos. En las tardes asistíamos al glee y luego nos despedíamos, para luego reencontrarnos a través de la pantalla de la computadora. Toda una rutina formada, llena de momentos juntos, los cuales eran divertidos y confidenciales, tan propio de ambos, que nadie podía interferir en ello. Pero ahora mismo sentía que sin vivir de la forma en que ya estaba acostumbrado… no era vivir realmente. Blaine… ¿Será que volverás a estar a mi lado pronto?
BLAINE.
- Creo que te estoy odiando… - bufé, poniendo las manos en mi espalda, intentado estirarla – A ti, y a tu plan de ignorar a Kurt… ¡Cómo odio esto! Y esta maldita clase de gimnasia también.
- Vamos, B… No seas negativo – me palmeó el hombro con fuerza – Además la gimnasia es buena, y te hace falta.
Fruncí el entrecejo y la miré con mi mejor cara de “¿Enserio?”
- Sólo soy honesta – alzó las manos demandando inocencia – Y mi plan es genial, no te puedes quejar. El chico se acercó de inmediato a ti, pidiéndote disculpas… Para mí eso es un “Te amo Blaine, ven conmigo, toma mi mano y vivamos felices para siempre, follando como conejos al anochecer” - juntó las manos y miró al horizonte, mientras recitaba aquella frase con voz de cuento de hadas.
- ¿Qué demonios estás diciendo? – Torcí el gesto ante lo dicho por ella - ¿Por qué siempre tienes que hablar de sexo? Creo que el día en que no menciones la palabra “follar”, será el apocalipsis. Y, te aclaro, que lo que siento por Kurt, va mucho más allá de la atracción física. Él realmente me importa.
- Uuuh, qué sensible… - se burló con voz melódica – ¿Acaso estás menstruando o qué?
De pronto un balón pasó a dos centímetro de mi cabeza y de la de Santana, atravesando el espacio vacío entre nosotros.
- ¿Quién demonios lanzó eso? ¡Eh! – Exclamó mi amiga, con cara de pocos amigos, aproximándose a un grupo de chicas que estaba en mitad del gimnasio - ¿Has sido tú, perra? ¡No te sirve de nada esconderte! ¡Tengo un tercer ojo psíquico mexicano, que me dirá dónde estás!
- ¡Hey, Santana! Sólo es un balón – intenté frenarla, antes que comenzara a mencionar los miles de cuchillos que escondía en su pelo, para asustar a las chicas – Ya déjalo.
Me acerqué a ella, evitando que llegara a lastimar a alguien, y la tomé por la cintura, levantándola y llevándomela a otro lado, posada sobre mi hombro en contra de su voluntad.
- ¡Bájame, Anderson! – Chilló en cuanto la alejé de sus futuras víctimas - ¡Si no las golpeo a ellas, te golpearé a ti! ¡Ahg!
- Sí, claro – reí, sosteniéndola con firmeza – Tú me amas y jamás me golpearías.
- ¿Quieres ver cómo te dejo sin la posibilidad de follarte a nadie? – Amenazó – Te patearé tan fuerte en cierto lugar, que no podrás orinar en lo que queda de año.
La bajé una vez que consideré que la distancia era suficiente.
- Relájate – murmuré, haciendo el gesto de inhalar y exhalar aire – No dejes que tu Snixx se apodere de ti.
- ¿Por qué siempre tienes que ser tan correcto? – bufó, acomodándose el pelo con una mano - ¿No pudiste dejar que le pateara el culo?
- Nop – negué con la cabeza, conteniendo la risa.
- Te aseguro que fue Berry, aprovechando que es una enana… Sin ofender – me miró ladeando la cabeza.
- Que graciosa – reí sin humor – Sabes que aun puedo crecer.
- Lo dudo, pero tampoco me importa. No me gustaría borrar una cosa de mi larga lista acerca de los defectos que tienes y de los cuales puedo burlarme libremente porque no los padezco. Como el hecho de que cada vez te crecen más los senos, o que estoy considerando que el bulto en tu vientre es porque estás embarazado del chico suicida.
- ¿Qué? – dije, empequeñeciendo los ojos y echando la cabeza hacia atrás para mirarla bien.
- Pero no te preocupes. Si creces, de seguro será porque comenzarás a usar tacones, lo cual te convertiría en mitad transformista y mitad gay… ¡Y añadiré algo más a mi lista! – palmeó con una sonrisa, y luego dio la vuelta, saliendo del gimnasio. Dejándome allí parado con una cara de idiota que no podía disimular. Odiaba su ingenio a la hora de insultarme.
Cerré los ojos y sacudí levemente la cabeza para aclararme, después salí persiguiéndola.
- ¡Hey, Santana! – Vociferé alcanzándola en el pasillo – La clase aún no comienza ¿Dónde vas?
- Estoy tratando de no liberar a mi Snixx. Así que mejor me dejas sola. Entraré en cuanto me tranquilice, ¿de acuerdo?
- Ok – regresé al gimnasio.
Al acabar las clases, me dirigí, junto con mi amiga en dirección a Carmel High. Estaba algo nervioso, pero el tener a Santana a mi lado, por muy tirana que fuera, me tranquilizaba. Al llegar, divisamos la gran cantidad de estudiantes que iban y venían.
Me sentía como James Bond en una de sus misiones más complicadas y de alto riesgo.
- ¡Esto es absurdo! – Se quejó Santana - ¿Cuánto tiempo más estaremos aquí esperando?
- Sólo un poco más – susurré, como si alguien pudiera oírme.
Busqué con la mirada al chico de las fotografías, tratando de encontrarlo lo más pronto posible.
- ¡Ya no me quedan más uñas por limar!
- ¡Shhh! – la callé – Creo que ya lo vi.
En medio de la multitud, conseguí dar con su rostro. Venía caminando con otros chicos, pero al salir a la calle se separaron, quedando a solas.
Bajé del carro, observando a mí alrededor, como si Kurt fuera a salir desde algún lugar, arruinando mi plan maestro. Me acerqué al chico y toqué su hombro con delicadeza.
- Am… hola, disculpa ¿Tú eres Jessie St. James? – consulté algo inseguro, esperando una respuesta afirmativa.
- Sí, soy yo… Tú debes ser el chico que…
- Me llamo Blaine Anderson – le tendí la mano en saludo.
- Bien, ¿para qué soy bueno? – preguntó, mirándome de arriba abajo.
- Quisiera hablar acerca de… Kurt, Kurt Hummel.
Sus cejas se elevaron y su expresión cambió de sorprendido a contrariado.
- Yo… no tengo tiempo para eso, lo siento – se volteó y caminó sin más.
- Hey, espera… necesito de tu ayuda lo alcancé, sosteniendo su brazo.
- ¿Para qué? ¿Kurt te ha enviado? – Dudó desconfiado – Te aclararé que nuestra amistad acabó en cuanto él dejó esta escuela.
- No, Kurt no me ha enviado… Yo… he venido por mi cuenta, porque realmente estoy desesperado – admití gesticulando con ambas manos.
- De acuerdo, tienes cinco minutos declaró mirándome de frente y cruzando los brazos a la altura del pecho.
- Ok, seré breve – aclaré la garganta y tomé una bocanada de aire para comenzar a hablar – Si bien, no fue Kurt quien me envió, es de él de quien vengo a hablar. Lo he encontrado un par de veces en el baño de la escuela con… cortadas en sus muñecas… y no ha querido explicarme el porqué.
- ¡Maldito mocoso suicida! – exclamó apretando sus puños.
- Bien, veo que lleva tiempo haciéndolo – comenté impresionado por su reacción – Por lo que… supongo que no me he equivocado al venir aquí. Creo que tú sabes el porqué de su comportamiento, ¿no?
- Lo sé, era su mejor amigo – respondió cortante – Pero no sé qué es lo que te hace pensar que te lo diré.
- Yo… yo… - balbuceé – Realmente me tiene muy preocupado y… necesito ayudarlo, pero no sé cómo, porque él no me permite hacerlo… es… demasiado reservado con es temo.
- Y yo también lo seré – sentenció Jessie.
- No, por… por favor, no me digas eso, yo… siento que moriré si algo le ocurre y no hice nada al respecto.
- Tranquilo, nunca ha llegado más allá de los cortes – murmuró.
- ¿Qué se supone que es eso? – Bufé sintiéndome colérico y frustrado - ¿Pretendes que me quede de brazos cruzados sin hacer nada? – Mis ojos se empequeñecieron de ira - ¿Ni siquiera te preocupas por él, por la amistad que hubo?
- Lo siento, él ya no es mi amigo, ni mi problema – acomodó su bolso y mostró una sonrisa falsa – Tus cinco minutos han acabado. Adiós Blaine.
- ¿Qué?
Jessie se marchó, dejándome tan en shock por la arrogancia de su comportamiento, que tardé un minuto completo en reaccionar y regresar al carro.
- ¿Qué quieres decir con que no dijo nada? – vociferó Santana en cuanto le comenté lo ocurrido.
- Eso… sólo comentó que Kurt no llegaría a matarse, así que, debía estar tranquilo – me encogí de hombros y vi cómo mi amiga se removió molesta en su asiento.
- Esto ha sido una pérdida de tiempo – comentó con una ceja alzada - ¿Por qué no pudiste enamorarte de alguien con una vida más sencilla…
- Santana… - farfullé.
- Lo digo en serio, porque pareciera que en vez de ingresar en una página web para encontrar a alguien, tipo “amor en línea”, entraste al sitio de “ayuda al suicida”.
- Eso no es gracioso – me quejé – Kurt debe tener sus razones… y yo voy a averiguarlas.
- Buena suerte con eso, porque presiento que las respuestas están guardadas en una caja fuerte del “Banco de Gringotts”.
- ¿Has estado viendo Harry Potter? – consulté.
- Hmm… sabes la obsesión que tiene Britt por los unicornios y esas porquerías mágicas.
- Deberías limitarte a ver Discovery Kids, en ese caso – me burlé – Y con respecto a lo otro… no me importa lo que deba hacer o a quién tenga que interrogar… Me jugaré hasta mi última carta con tal de salvar a Kurt de todo esto.
- Wow… me impresionas – me sonrojé al oírla, esbozando una sonrisa – Es lo más cursi que he oído ¿Nos vamos ya?
Contuve mi molestia y arranqué el coche, en dirección a mi casa.
KURT.
- ¿Papá? – consulté, acercándome a él, quien salía de debajo de un carro – Oh, allí estás.
- ¿Kurt? ¿Qué haces aquí? – preguntó, limpiando sus manos en un mugriento trozo de tela.
- ¿Acaso Finn es el único autorizado a pasear por el taller? – increpé algo ofuscado.
- Sabes que no me refiero a eso – aclaró – Simplemente… es raro verte por aquí.
- Pues, vengo en plan de pedir consejos.
- Oh, bien… ¿En qué puedo ayudar? – se acomodó, fijando su vista en mí.
- ¿Crees que el amor a primera vista exista o es sólo un estúpido deslumbramiento por ver a alguien demasiado bello como para ser de este planeta? – solté.
- Am… yo… - se rascó el cuero cabelludo y cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro – Yo soy un fiel creyente de que cada persona tiene su otra mitad esperando por él en el momento y lugar indicado. Y cuando eso pasa, basta con verla a los ojos para saber que esa es la persona echa para ti, y con la que se supone que vivirás el resto de tus días. Es algo así como una conexión mágica… Yo lo experimenté con tu madre, el día en que la conocí. Ella me abofeteó por derramarle un soda sin querer, pero yo lo sentí como la caricia más placentera de mi vida. Fue muy difícil ganarme su corazón, pero cuando lo logré… la sensación fue como ganarme la lotería tres veces seguidas.
- Wow, que romántico – reí con discreción.
- Y… ¿de qué viene tu pregunta? – exigió saber.
- Pues, conocí a un chico en circunstancias bastante particulares… tropezando con él, literalmente – confesé, sintiendo que los colores me subían al rostro.
- No creo… estar listo para este tipo de cosas – murmuró mi padre, incapaz de ocultar su incomodidad – Por ahora… - se apresuró en decir – Te acepto, lo sabes… Eres mi hijo y te amaré siempre… yo… sólo quiero que seas feliz… si tú lo eres, yo también lo seré – finalizó.
- Gracias papá.
Siempre he mantenido una relación muy especial con mi padre, sobre todo cuando confesé mi homosexualidad. Era un tema que se le hacía difícil, pero que logramos superar, hablando abierta y maduramente de ello.
No negaré que esperaba más de él, sin embargo, debo estar agradecido de que me acepta que no me corrió de la casa o me llevó a un psiquiatra para que se me “quitara”, como les ha ocurrido a otros chicos en mi situación.
“¿Qué tal un café mañana a las en el Lima Bean? Espero un sí. Sebastian.-”
Leí el texto y me descubrí sonriendo como un idiota. Tal vez Sebastian era algo directo, pero me gustaba como me hacía sentir.
“Claro que sí, ¿qué clase de tonto se negaría? K.-”
Envié mi respuesta y suspiré feliz. Era una cita… mi primera cita con un chico… No… El primero fue Blaine, pero todo salió mal y por eso ahora no quiere hablarme. Aunque con Sebastian es distinto, él no es mi amigo, ni desea serlo… a él yo le intereso como algo más… y creo que a mí también.
BLAINE.
- Estoy harto de esto – me quejé a mi amiga como ya lo había hecho antes – Ya no quiero ignorarlo más.
- ¿Eres idiota? – Santana me golpeó en la cabeza – Esto está resultando, él chico ha insistido en buscarte y notó que le haces falta… pronto estará a tus pies, suplicando que lo lleves a la cama para foll…
- ¡Santana, por Dios! No busco eso – exclamé agitando mis manos para tapar su bocota – Sólo quiero que se dé cuenta de sus sentimientos hacia mí.
- Para luego follar…
- ¡NO! – vociferé.
- ¡Ashh! – Se acomodó sobre mi regazo en el sofá – B, tienes 17 y aun conservas tu gran V… En estos tiempos, eso es peor que participar en un club de juegos de rol…
- ¿Qué tiene de malo reservarse para esa persona con la que quieres compartir tu vida? – Consulté – No considero que lo merezca cualquiera. Es algo importante y valioso que no quisiera darlo en un rollo de una sola noche.
- ¡Dios! Si sigues diciendo cosas como esas, harás que te aparezca una vagina allí abajo – se rió, señalando mi entrepierna.
- Bueno, pues… digas lo que digas… he decidido que es tiempo de confesarle mis sentimientos a Kurt.
- ¿Qué? – chilló.
- No te sorprendas tanto… porque tendrás que ayudarme a hacerlo.
- ¿Qué? – volvió a decir.
- Así como lo oyes – sonreí – Tiene que ser la más romántica, emotiva y perfecta declaración de amor de la historia.
- ¡Eres un…! ¡Ashh! – Se quejó alzándose de mi regazo - ¿Por qué tienes que ser tan cursi e incluirme a mí en tus cosas?
- Sabía que me ayudarías – la envolví en un abrazo, mientras ella continuaba quejándose.
- Dime que no lo harás con una canción…
- Es lo primero en mi lista de ideas – Aclaré con un gesto.
- ¡Dios! – dejó caer su cabeza hacia atrás, teatralmente.
Pasamos la tarde viendo una maratón de “Pirates of Caribean”, mientras discutíamos a ratos cuál sería la mejor canción para declararme a Kurt.
Luego de que santana se fuera, tomé mi móvil, dispuesto a solucionar todo el asunto de mi “enojo” con el castaño.
- ¿Hola? – contestó del otro lado.
- Kurt… Hola – saludé rascándome la nuca.
- ¿Pasó algo? – su voz sonó preocupada.
- No… no ha… pasado nada – lo calmé Sólo llamaba para saber de ti – aclaré mi garganta con una tosecita – He sido algo grosero contigo en estos días y… lo cierto es que… Te extraño, y extraño el tiempo que pasábamos juntos.
- Blaine, no sabes cuan feliz me hace oír eso… Esta semana sin ti ha sido horrible... yo… realmente siento no haber asistido…
- No, no te disculpes más… eso ya está olvidado… Te quiero demasiado como para pasar otro día sin hablarte – admití.
- Yo… También te quiero… eres una persona muy importante en mi vida ahora – pude imaginar el rubor de sus mejillas.
- Gracias… am… quería saber también si mañana me harías el honor de ir al cine conmigo – pregunté, cruzando los dedos de mi mano, esperando un sí.
- Yo… lo siento, mañana no puedo… he quedado con alguien – murmuró a medias.
- ¿Qué? ¿Con alguien? ¿Quién? – sentí los celos hervir desde mi interior.
- Am… es alguien que… conocí… Pero, podemos dejarlo para el viernes – sugirió.
¡Demonios! Mis planes se estaban arruinando. Ya había planificado cantarle la canción de amor mañana en el glee y luego salir con él en nuestra primera cita… pero no sería así. Creo que tendré que pedirles a todos como un favor especial que nos reunamos el viernes, y darle una serenata o algo así.
- ¿El viernes? Bien, de acuerdo.
- Umm… genial – su sonrisa se expandió en mi imaginación, haciéndome sonreír a mí también.
- Entonces… el viernes – confirmé, para luego finalizar la llamada.
Me fui a la cama pensando en todas las posibles reacciones que pudiera tener Kurt en cuanto le confesara que estaba loco por él.
Pero algo no me permitía dormir, y no eran los nervios, ni la ansiedad, si no ese “alguien” que Kurt había mencionado. Sé que él no habla abiertamente de sus relaciones fuera de la escuela, ni con quienes vive o comparte, sin embargo la forma en que lo mencionó, lo hizo parecer como una cita o algo similar.
Preferí dejar de lado aquellas ideas que podían hacerme desistir de mi gran plan, y dormirme de una vez.
Oí gritos a lo lejos y sólo eso me bastó para reconocer que mis padres discutían otra vez. Sin un ápice de sueño, espié por una pequeña abertura en la puerta, siendo incapaz de interponerme esta vez.
Una vez más, era mi padre quien increpaba a mi mamá, acusándola de infidelidad y de que nos dejaba abandonados cada vez que podía. Ella se defendía, alegando inocencia y pidiéndole explicaciones de por qué había vuelto a beber. La discusión se mantuvo por incontables minutos, por lo terminé por dormirme sentado junto a la puerta, debido a que me preocupaba que la situación se saliera de control como la vez anterior.
Llegué tarde al instituto, porque el agarrotamiento de los músculos no me permitió moverme. Jamás volveré a dormir en el suelo.
Vi pasar a Kurt corriendo a la distancia… No. No estaba corriendo… ¡Estaba huyendo! Tras de él pude reconocer a Azimio y Karofsky, quienes estaban bastante cerca de alcanzarlo. Corrí para socorrerlo y poder observar qué era lo que iban a hacer. Lo acorralaron junto a un contenedor de basura, acercándoseles con la intención de capturarlo. En cuanto vi que les pusieron las manos encima, una enorme cólera se apoderó de mis sentidos, haciendo que me aproximara a ellos con los puños apretados y muy malas intenciones en mente.
- ¡Suéltenlo! – exclamé, arrojando mi bolso a un lado.
- Uuuh… ¿Tu novio ha venido a rescatarte Hummel? – se burló Dave.
- Blaine… - susurró incrédulo el castaño, con los ojos cristalizados.
- ¡He dicho que lo suelten! – volví a vociferar.
- ¿Y qué si no lo hacemos? – me provocó Azimio.
- Tendré que enseñarles a respetar – dije, haciendo sonar mis nudillos con ira.
Karofsky se acercó a mí con una sonrisa confiada en el rostro. Me lanzó un golpe, el cual esquivé con agilidad, propinándole el mejor derechazo que me fue posible. Dave cayó de espaldas, siendo tomado por sorpresa.
- ¡Qué demonios…! – bufó, escupiendo sangre, sentado en el suelo.
- Wow, la nena sabe pelear – farfulló el moreno, soltando a Kurt para defender al recién golpeado.
Subí las mangas de mi suéter y me dispuse para dar la pelea contra Azimio.
Kurt, en cuanto fue liberado, corrió, huyendo del lugar. Sinceramente, esperaba que fuera por algo de ayuda.
Azimio se lanzó sobre mí, haciendo que ambos cayéramos en medio de una lucha por propinar puñetazos al otro en cada vuelta que dábamos en el suelo.
Cuando por fin logré quedar sobre él, descargué mi ira sobre su rostro, soltando tantos golpes como me era posible.
Unas manos me sostuvieron por los brazos, arrastrándome hacia atrás. Karofsky me volteó de un solo golpe. Intentó abalanzarse sobre mí, como lo hizo su amigo anteriormente, pero fui más rápido, dándole una patada en el pecho, desde mi posición en el suelo.
Me levanté y salté sobre él, en un descargo de cólera. Le enrojecí los pómulos a puñetazos, al igual que su ojo izquierdo.
- ¡¿Qué demonios está pasando aquí?! – oí la voz de la entrenadora Beiste.
Fui apartado al segundo siguiente, por unas manos conocidas. Volteé a ver y me encontré con un decepcionado Sr. Schue.
Kurt se encontraba junto al Sr. Figgins y la entrenadora Silvester. El chico había secuestrado a todo el salón e maestro para venir en mi ayuda.
- Sr. Anderson – exclamó el director con su particular acento - ¿Me podría explicar qué es lo que significa este comportamiento salvaje e injustificado?
- Yo…
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MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS AUNQUE ESTUVE EXTRAÑANDO A ALGUNAS PERSONITAS
BIEN... ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y ESO
Atte.
JC
DarrenChrisCrissColfer* - Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 27/01/2014
Edad : 32
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Porque tenía que aparecer Sebastián.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
OH DIOS OH DIOS OH DIOS!!!!! Creo que nunca habia comentado, LO SIENTO! SOY UNA HORRENDA PERSONA! En serio, es muy injusto que siempre lea el fic pero que nunca lo comente, y te pido mis mas sinceras diculpas :')
Suponiendo que estoy perdonaaaaadaaa.... WOW! Me encanta demaciado esta novela! DEMACIADO! aunque debo admitir que eso de que Blaine ignorara a Kurt no me gusto... Fea la actitud Blaine... fea...
Y pobre Kurt, el sufre mucho, demaciado, nadie merece ser tratado asi... que bueno que ahora tiene a Blaine para que lo defienda, y por cierto, esa ultima parte donde Blaine pelea con Karofky y con Azimio... Wow... fue genial!
Me gusta Kurtbastian, a decir verdad, pero mi Klaine es insuperable...no puedo esperar a ver cuando Blaine se le declare! QUE DIRA KURT!? Ojala su amistad no se arruine por lo que diga Kurt...
y la familia de Kurt... Bueno, creo que Carole esta equivocada, si ella sabe lo que esta sucediendo a Kurt, deberia ayudar... y Finn igual... bueno, auqneu el quiera ayudar... no se, creo yo, lo mejor seria ayudarlo...
Y tal vez Burt podria, en lugar de decir "no estoy listo para hablar de esto" podria TRATAR de hablarlo, yo se que ah de ser incomodo, pero, por dios Burt, es tu hijo...
Me ah conquistado este fic, y te juro que siempre que pueda, y siempre que haya internet y cafe en mi mano, voy a comentar el fic... en mi lecho de muerte voy a mencionar este fic.. (?
jjajaja, ok, tal vez no para tanto...
ESPERARE SUPER MEGA HIPER ASI COMO MUY MUCHO RECONTRA RE ENTUSIASMADA Y ANSIOSA LA PROXIMA ACTUALIZACION! Lectora fiel ON bitches... NOS LEEMOS!! :D
Suponiendo que estoy perdonaaaaadaaa.... WOW! Me encanta demaciado esta novela! DEMACIADO! aunque debo admitir que eso de que Blaine ignorara a Kurt no me gusto... Fea la actitud Blaine... fea...
Y pobre Kurt, el sufre mucho, demaciado, nadie merece ser tratado asi... que bueno que ahora tiene a Blaine para que lo defienda, y por cierto, esa ultima parte donde Blaine pelea con Karofky y con Azimio... Wow... fue genial!
Me gusta Kurtbastian, a decir verdad, pero mi Klaine es insuperable...no puedo esperar a ver cuando Blaine se le declare! QUE DIRA KURT!? Ojala su amistad no se arruine por lo que diga Kurt...
y la familia de Kurt... Bueno, creo que Carole esta equivocada, si ella sabe lo que esta sucediendo a Kurt, deberia ayudar... y Finn igual... bueno, auqneu el quiera ayudar... no se, creo yo, lo mejor seria ayudarlo...
Y tal vez Burt podria, en lugar de decir "no estoy listo para hablar de esto" podria TRATAR de hablarlo, yo se que ah de ser incomodo, pero, por dios Burt, es tu hijo...
Me ah conquistado este fic, y te juro que siempre que pueda, y siempre que haya internet y cafe en mi mano, voy a comentar el fic... en mi lecho de muerte voy a mencionar este fic.. (?
jjajaja, ok, tal vez no para tanto...
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Marudjr******* - Mensajes : 454
Fecha de inscripción : 17/05/2013
Edad : 24
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Hola!!!!
Me gusta mucho tu fic, de verdad.
Me alegra mucho que Blaine haya defendido a Kurt... Espero que no le pase nada malo por eso... Mr Schue no debe estar decepcionado con él... Blaine ha hecho lo que debía (conste que yo no estoy a favor de la violencia, pero si lo atacan...).
No me gusta Kurtbastian, espero que no haya mucho... También espero que no vaya a Dalton...
No tardes en actualizar.
Besos
Me gusta mucho tu fic, de verdad.
Me alegra mucho que Blaine haya defendido a Kurt... Espero que no le pase nada malo por eso... Mr Schue no debe estar decepcionado con él... Blaine ha hecho lo que debía (conste que yo no estoy a favor de la violencia, pero si lo atacan...).
No me gusta Kurtbastian, espero que no haya mucho... También espero que no vaya a Dalton...
No tardes en actualizar.
Besos
Darrinia-*- - Mensajes : 2595
Fecha de inscripción : 24/10/2013
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Wow, por que nunca habia leido esto, ah si ya me acorde, Internet ¬¬, bueno dejame decirte que este fic esta GENIAL
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Me encanto mucho este grandioso capitulo que mal que aparecio sebastian ojala no expulsen a blaine espero actualices pronto esperare ansioso el siguiente capitulo me gusta mucho esta historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Hola me gusto mucho el capitulo, no me cae bien Sebastian, actualiza pronto.
Invitado- Invitado
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Gabriela Cruz escribió:Porque tenía que aparecer Sebastián.
No puede faltar el antagonista...
Marudjr escribió:OH DIOS OH DIOS OH DIOS!!!!! Creo que nunca habia comentado, LO SIENTO! SOY UNA HORRENDA PERSONA! En serio, es muy injusto que siempre lea el fic pero que nunca lo comente, y te pido mis mas sinceras diculpas :')
Hahaha... No creo que por no leer seas una persona horrenda... Perdonada obviamente
Marudjr escribió:Suponiendo que estoy perdonaaaaadaaa.... WOW! Me encanta demaciado esta novela! DEMACIADO! aunque debo admitir que eso de que Blaine ignorara a Kurt no me gusto... Fea la actitud Blaine... fea...
Culpemos a Santana!
Marudjr escribió:Y pobre Kurt, el sufre mucho, demaciado, nadie merece ser tratado asi... que bueno que ahora tiene a Blaine para que lo defienda, y por cierto, esa ultima parte donde Blaine pelea con Karofky y con Azimio... Wow... fue genial!
Blaine es como un superheroe en mis pensamientos, asi que... Sí... es un Puto Jackie Chan
Marudjr escribió:Me gusta Kurtbastian, a decir verdad, pero mi Klaine es insuperable...no puedo esperar a ver cuando Blaine se le declare! QUE DIRA KURT!? Ojala su amistad no se arruine por lo que diga Kurt...
La verdad a mí también me causa cosquillas Kurtbastian... Pero Klaine es lo MAS
Marudjr escribió:y la familia de Kurt... Bueno, creo que Carole esta equivocada, si ella sabe lo que esta sucediendo a Kurt, deberia ayudar... y Finn igual... bueno, auqneu el quiera ayudar... no se, creo yo, lo mejor seria ayudarlo...
Ya veremos que pasará con Finn y si finalmente se comporta como un verdadero hermano
Marudjr escribió:Y tal vez Burt podria, en lugar de decir "no estoy listo para hablar de esto" podria TRATAR de hablarlo, yo se que ah de ser incomodo, pero, por dios Burt, es tu hijo...
De hecho, no pude evitar recordar a Kurt poniendose las manos en los oidos y diciendo "la, la, la, la..." cuando tuvieron la charla... Por lo que siento que es complicado para ambos.
Marudjr escribió:Me ah conquistado este fic, y te juro que siempre que pueda, y siempre que haya internet y cafe en mi mano, voy a comentar el fic... en mi lecho de muerte voy a mencionar este fic.. (?
jjajaja, ok, tal vez no para tanto...
ESPERARE SUPER MEGA HIPER ASI COMO MUY MUCHO RECONTRA RE ENTUSIASMADA Y ANSIOSA LA PROXIMA ACTUALIZACION! Lectora fiel ON bitches... NOS LEEMOS!! :D
Hahaahah... De acuerdo... Cobraré tu palabra el día en que estés agonizando Allí estaré... Aunque yo prefiero la leche de chocolate Gracias por tu comentario. Me sacó un gran sonrisa
Darrinia escribió:Hola!!!!
Me gusta mucho tu fic, de verdad.
Me alegra mucho que Blaine haya defendido a Kurt... Espero que no le pase nada malo por eso... Mr Schue no debe estar decepcionado con él... Blaine ha hecho lo que debía (conste que yo no estoy a favor de la violencia, pero si lo atacan...).
No me gusta Kurtbastian, espero que no haya mucho... También espero que no vaya a Dalton...
No tardes en actualizar.
Besos
Blaine es el Angel de la Guarda más hermoso que existe y... Bien saben que el Sr. Schue siempre anda metiendose en medio de las peleas de todo el mundo... Es como si tuviera un radar. Siempre está para separarlos a todos
Gaby Klainer escribió:Wow, por que nunca habia leido esto, ah si ya me acorde, Internet ¬¬, bueno dejame decirte que este fic esta GENIAL
El maldito internet siempre es un gran problema... No nos deja Shippear tranquilos
gleeclast escribió:Me encanto mucho este grandioso capitulo que mal que aparecio sebastian ojala no expulsen a blaine espero actualices pronto esperare ansioso el siguiente capitulo me gusta mucho esta historia
¿EXPULSAR A BLAINE? Jamás, él es un genio
Marcee Colfer escribió:Hola me gusto mucho el capitulo, no me cae bien Sebastian, actualiza pronto.
Creéme no eres la única a la cual no le gusta, pero veremos que pasa
Bueno, en general muchísimas gracias por comentar, apesar de que su querido JC demora una eternidad en actualizar... Pero.... (siempre hay un pero) estoy aquí, ahora con mi cargador de vuelta (tuve que comprar uno) e internet en mi casa, ahora que vivo con mi madre y no con mi padre... Bien... además el último capítulo de Glee "New New York" me dejó con una alegría que no se imaginan... comenzó el cap y yo pasé por todas las emociones; Aunque me dio algo de tristeza la conversación entre Kurt y Blaine cuando le dijo que se mudaría... Pero luego con lo del "Sexo de Reconciliación" acabé feliz de la vida... (de ver el capitulo)
Bien... Actualizo en seguida...
Atte.
JC
DarrenChrisCrissColfer* - Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 27/01/2014
Edad : 32
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Capítulo 5: “Beautiful”
BLAINE.
El silencio reinaba en la oficina de Figgins, siendo interrumpido únicamente por el incesante “tic–tac” del reloj mural.
- Quisiera saber… - comenzó a decir – Qué fue lo que lo motivó a golpear a estos dos muchachos – Figgins me miró severo tras su escritorio.
A mi lado, sentados con caras de víctimas y un aspecto horrible por la golpiza, se encontraban Azimio y Karofsky. El Sr. Schuester se posicionó a mi lado y la entrenadora Beiste junto a los dos idiotas.
- Ellos trataron de lanzar a Kurt a un contenedor de basura – murmuré mirándolos con odio – Yo sólo traté de salvarlo.
- ¿Por qué querrían lastimar al Sr. Hummel estos dos buenos muchachos? – musitó el director, dirigiendo su pregunta a los chicos.
- Lo mismo me pregunto yo – añadió la entrenadora Beiste.
- Yo… ¡No lo sé! – bufé, molesto por el cinismo de los dos tarados.
- Este demente apareció de la nada y comenzó a golpearnos – mintió Azimio, fingiendo inocencia.
- ¿Qué? ¡No! ¡Eso no es cierto! – chillé furioso.
- Cálmese Sr. Anderson – advirtió Figgins.
- Azimio no miente. Recuerdo que mencionó algo de que nos envidiaba por estar en el equipo – lo apoyó Karofsky, hablando con dificultad.
- ¡Están mintiendo! – Me defendí - Ni siquiera me gusta el futbol.
- Blaine, ¿te das cuenta de que es la palabra de ellos contra la tuya? – Consultó Figgins – Además, son ellos los que tienen el rostro amoratado a golpes y tú sólo llevas una pequeña herida en la mejilla… – alzó una ceja, señalándome – Cuando debería ser al revés.
- Eso no significa nada – me quejé – Sólo tomé lecciones de boxeo, nada más.
- ¿Boxeo? – se alarmó el director.
- Mi padre es un gran admirador de esa disciplina, por lo cual me hizo tomar clases… - empequeñecí los ojos mirando a todos – Pero ¿eso qué importa?, estamos aquí por otro motivo, ¿no?
- Hmm… Sr. Anderson… ¿podría usted relatarme la sucesión de los hechos? – pidió Figgins.
- Por supuesto, yo llegué algo tarde al instituto – comencé bajando la voz en cada palabra – Por motivos completamente justificables – me apuré en decir – Y, entonces vi cómo Kurt huía de estos idio… am… de los… aquí presentes – torcí el gesto – Corrí para ayudarlo, en cuanto me di cuenta de lo que ocurría. Ellos tenían a Kurt en una encerrona, entre el basurero y ellos… Por lo que yo fui a defenderlo. De no ser por mí, jamás se hubiera librado de las manos de estos… ni hubiera ido a buscarlos a ustedes.
- Umm… ya veo – Figgins puso una mano en su barbilla como si en su mente estuviera analizando cada una de las palabras dichas por mí - ¿Tiene alguna forma de comprobar que lo que está diciendo es cierto?
- ¡Claro que sí! – respondí disgustado de que se me tratara como a un criminal que no le creen ni media palabra – Kurt podrá decirles cómo ocurrieron las cosas, por cierto, ¿dónde está él?
Todos se miraron y se encogieron de hombros, ya que el castaño no se veía por ninguna parte.
- Bueno, al parecer no hay quien confirme su versión de los hechos… - musitó Figgins casi con una sonrisa por no tener que continuar con el asunto – Culpable hasta que se pruebe su inocencia.
- ¡Qué! – bufé, viendo como Azimio y Karofsky se miraban con sorna.
- Tome sus pertenencias y haga abandono del establecimiento, estará suspendido hasta que quede claro quién fue el culpable, de no ser así, tendrá que estar suspenso por dos semanas. Puede retirarse – sentenció.
- ¿Qué? ¡No! ¿Y el club glee? ¿Los ensayos? – farfullé frustrado.
- Al estar suspendido, tampoco puede participar de las actividades extracurriculares del colegio.
- ¡Maldición! – solté entre dientes, poniéndome de pie y saliendo como alma que lleva el diablo de la oficina del director.
Pateé mi taquilla y la forcé a abrirse, sacando del interior mis cuadernos y libros con enfado, arrojándolos desparratadamente en el interior de mi bolso. Me sentía impotente, frustrado y más que enfurecido con Kurt por desaparecer en el peor de los momentos. Tendré que hablar con él para que convenza a Figgins de que yo no he sido el culpable, aunque no sé qué tan inocente soy, debido a que fui yo quien inició la pelea… Pero de todos modos, se está cometiendo una injusticia. No me quejaría si hubiésemos quedado los tres suspendidos, pero ¿solo yo? ¡Qué canallada!
KURT.
Desde la distancia, vi salir a Blaine de la oficina de Figgins echando chispas por las orejas. Se notaba molesto… ¡Furioso!
Le seguí, manteniéndome oculto, viendo como forzaba su casillero a patadas para que se abriera, y luego como un loco lo vaciaba todo dentro de su bolso. Se encaminó a prisa por el pasillo en el que yo me encontraba, por lo que me introduje en la cabina de los utensilios de aseo que utilizaba el conserje. Pasó bufando y regañando para sí mismo, como si pensara en voz alta.
Me sentí muy mal al verlo así, ya que no contaba con que él se metiera en la pelea. De todos modos, yo ya estaba más que acostumbrado a los basureros… Sin embargo, no lo culpo por rescatarme, puesto que ha sido lo más heroico que han hecho por mí, tal como lo hizo Sebastian cuando enfrentó a los cavernícolas, manteniéndome a salvo.
Pero… si Blaine tomó sus cosas y se fue… es porque… ¿fue suspendido? O, en el peor de los casos, ¿expulsado? ¡No, no, no! El Sr. Schue estaba allí dentro y es uno de los profesores más humanos que he conocido, no creo que permita que expulsen a Blaine sin hacer nada para evitarlo.
Las clases acabaron pronto, por lo que me dirigí a la salida del instituto, algo contrariado, debido a lo que había ocurrido con Blaine, pero feliz de volver a ver a Sebastian.
No alcancé a llegar a la esquina de la escuela, cuando un claxon me hizo dar un brinco. Era Sebastian, dentro de un carro muy bonito de color negro, sonriéndome a la espera de que me subiera.
- No pensé que vendrías por mí – murmuré al subir.
- Digamos que… no pude resistir más tiempo sin verte, o… me moría por ver la cara que pondrías – amplió su sonrisa, como solía hacerlo.
- ¿Qué tal has estado? – pregunté un poco sonrojado.
- Un poco solitario… extrañando esos lindos ojos que tienes…
- ¡Hey! Tendré que denunciarte por acoso – bromeé riendo.
Ambos mantuvimos una expresión similar en el rostro, la cual era una mezcla entre risa y vergüenza, o algo así.
Al llegar, Sebastian rodeó el auto a toda prisa, para abrir mi puerta. Yo sólo lo miré encantado.
- No es necesario que alardees de tus modales en público – me burlé.
- ¿Modales? – Negó con la cabeza – Sólo una buena excusa para tomar tu mano – me guiñó el ojo.
- Pues, no necesitas una excusa para tomarme de la mano – murmuré sin ser consciente de lo que acababa de decir. Sebastian alzó una ceja complacido con lo que oía.
- Lo tendré en cuenta – susurró casi sobre mis labios. Entonces entramos al Lima Bean.
Pasamos un rato agradable, acompañado de un delicioso café, y una conversación acerca de mi vida y la suya. Algunas preguntas de Sebastian me ponían algo incómodo, debido a que eran recuerdos de situaciones muy dolorosas, pero él lo comprendía al instante y cambiaba de tema con alguna insinuación, las cuales se habían vuelto de lo más normales.
- ¿Sabes por qué te invité a tomar un café hoy? – preguntó de pronto, cuando ya llevábamos bastante tiempo hablando.
- Porque… ¿te agrada este lugar y no querías venir solo? – reí.
- No – se acercó, moviendo su silla, quedando más cerca de lo que ya estaba, mirándome directamente a los ojos – Te invité aquí porque… quería preguntarte algo… y sé que es un poco pronto, pero siento que si no lo hago… perderé mi oportunidad…
- ¿De qué hablas?
- Shhh – puso un dedo sobre mis labios – Déjame terminar – tomó un respiro breve y volvió a mirarme de forma intensa – Kurt… ¿quisieras tú… ser mi… novio?
Sentí que todo el aire se desaparecía de mis pulmones, quedándome si habla.
- No necesito que me respondas de inmediato – se apresuró en decir – Puedes tomarte tu tiempo si no estás seguro. Yo esperaré paciente – me infundió confianza con una sonrisa, luego besó mi mejilla.
- Gracias – farfullé, sintiendo que no podía sonrojarme más.
- ¿Por qué me das las gracias? – dijo intrigado, ladeando su cabeza para mirarme.
- Porque… es la primera vez que un chico… me pide que sea su novio… - bajé el rostro, a sabiendas que mi expresión era demasiado triste para mirar a Sebastian – Nunca nadie… había sentido algo por mí.
- Se me hace difícil creerte… - murmuró, tomando mi mano por sobre la mesa - ¿Sabes por qué? – negué sin alzar la vista – Porque eres hermoso.
Al oír las palabras de Sebastian, se me hizo imposible no recordar que Blaine me había dicho lo mismo. Una punzada de culpabilidad me golpeó en el estómago al pensar en él. Tenía que hacer algo… no podía dejar las cosas así.
- Sebastian, yo… - tomé mi bolso apresuradamente y me puse de pie, siendo seguido por su mirada – Debo irme… Olvidé que tenía que llegar temprano a casa.
- Pero, si quieres puedo llevarte…
- No, no… ya has hecho mucho por mí… Lo siento y gracias una vez más… Por el café y por… todo – caminé hacia la salida, sintiendo sobre mí aun su mirada de ojos verdes.
Solía comportarme de esta forma cuando las situaciones me superaban y el recordar a mi amigo Blaine… una angustia me llenó el corazón. No podía ser que yo estuviera como si nada, disfrutando de mi cita con Seb, mientras él enfrentaba completamente solo a todo el profesorado por haberme defendido. Pero, lamentablemente… era tarde para darme cuenta de todo esto. ¡Que idiota!
Marqué a su móvil y esperé a que atendiera, en tanto que caminaba a prisa, alejándome del Lima Bean.
- ¿Kurt? – su voz se oía con una mezcolanza de alegría y sorpresa.
- Blaine, hola… - no supe qué más decir.
- ¿Dónde estás? – Su pregunta me atrapó por sorpresa – Pensé que entrarías conmigo a la oficina de Figgins… Al menos eso me hubiera salvado en parte del castigo – ahora sonaba molesto.
- ¿Castigo? – Me espanté – Pero, ¿por qué?
- No pude comprobar que decía la verdad y les han creído a ellos. Dos contra uno – soltó un suspiro – Pero, aun puedes ayudarme a solucionarlo… sólo debes hablar con Figgins y decirle lo que ocurrió y que yo sólo quería defenderte de los dos idiotas – me mordí el labio aterrado, sabiendo que eso no sería tan fácil como parecía.
- Yo… veré que puedo hacer… - ambos nos quedamos en silencio por aproximadamente diez segundos, que se sintieron eternos - ¿Estás bien? – me atreví a decir.
- ¿Yo? – Sentí su suave risa a través de la línea telefónica – Lo estoy… - su diversión aumentó – Los que en realidad necesitarán un cirujano son los dos neandertales a los que golpeé.
- No creí que supieras pelear de esa manera – reí junto con él.
- No todo lo que ves…
- Es lo que es… - completé, recordando aquella frase – Me impresionaste en verdad. Gracias…
- No me lo agradezcas… Tú me nombraste tu ángel guardián, yo sólo cumplí con mi trabajo de protegerte – la profundidad de sus palabras exprimieron mi corazón – Además… No me hubiera perdonado si… te pasara algo a manos de ellos… Me importas mucho y… Realmente me preocupo por ti.
- Lo sé… y es por eso por lo que te doy las gracias – otro espacio de tiempo en silencio.
- ¿Quieres que… nos veamos ahora? – sentía el nerviosismo en su voz.
- Yo… no lo sé… tengo un examen de geografía mañana y no he estudiado nada… pensaba ocupar mi tarde en eso.
- ¿Geografía? ¡Pff! – se rió – Es lo más fácil del mundo. Si quieres te ayudo.
- ¿Ayudarme? – dudé.
- No se diga más – declaró con alegría renovada – En media hora estaré en tu casa. Hasta entonces, Kurt.
La llamada acabó y yo me quedé con la palabra en la boca… Media hora… ¡Dios! ¡Media hora! ¡Diablos! ¿Qué pasará si Finn está en casa? Él finge no conocerme y nadie en el instituto sabe que somos hermanastros… Pero, puedo confiar en Blaine y pedirle que guarde el secreto… aunque eso derivará a que entre en detalles con respecto a mi vida, lo cual evito cuando estoy con Blaine, porque suele ser muy curioso con ese tema en particular y prefiero que no conozca ciertas cosas de mi pasado. ¿Qué se supone que haga?
Creo que por ahora, lo mejor será llegar lo más rápido posible.
BLAINE.
Al llegar a mi casa, luego de haber sido suspendido, aun con toda la rabia a flor de piel, azoté la puerta para abrirla, arrojé a un lado mi bolso y me desaté el nudo del corbatín con violencia, casi como si me ahorcara. Revolví mi pelo con frustración y me lancé sobre mi cama. Tan sólo me faltaba comenzar a patalear para completar mi descarga de ira, pero me contuve al oír los tacones de mi madre resonando por la escalera.
- ¡Dios mío! Blainey, que susto me diste – exclamó, poniendo una mano en su pecho - ¿Qué formas son esas de abrir la puerta?
- Lo siento mamá… yo… - aclaré mi garganta y me senté a medias – No me di cuenta.
- ¿Ocurre algo malo, Blaine? – se acercó a mi lado, mirándome con atención, como si intentara detectar con la mirada lo que ocurría - ¿Por qué has llegado tan temprano a casa?
- Esto… - solté un suspiro, revolviéndome una vez más el pelo – Me han suspendido…
- ¿Qué? – frunció el ceño, demostrando su enojo - ¿Cómo que suspendido?
- Eso… me metí en una pelea y me han sus…
- ¡Pelea! – Bufó, poniéndose en pie y cruzándose de brazos – Blaine Devon Anderson, ¿me puedes decir por qué tú te andas agarrando a golpes?
- Lo hice para defender a… un amigo – respondí mirando hacia la ventana.
- ¿Y qué no se podía defender solo? – farfulló posicionando sus brazos en jarras.
- ¡No, mamá! ¡Él no podía! ¿Ok? – Exploté parándome frente a ella – Además, estaban a punto de meterlo dentro de un contenedor de basura dos idiotas del equipo de futbol. ¡Era injusto!
- Entonces, ¿Por qué te han suspendido a ti? – me increpó alzando aún más la voz.
- Porque no me han creído que fue en defensa de otro chico - aparté la mirada y caminé hacia la salida.
Abrí la puerta de un tirón y la cerré tras de mí, dejando a mi madre en el interior.
- ¡Blaine! Vuelve aquí… - oí tras la puerta cerrada.
Bajé las escaleras y me encontré con mi padre entrando al vestíbulo, desde la sala.
- Blaine – me miró sorprendido - ¿No es algo temprano para que estés en casa? Siempre llegas después de las seis.
- Me han suspendido – dije de forma monótona.
- ¿¡Que te qué!? – Adoptó la misma expresión de mi madre - ¿Tú, suspendido? Pero, si eres un excelente alumno, jamás te han siquiera dado un llamado de atención.
- Lo sé, pero… aunque no lo creas, lo hicieron. Me suspendieron por defender a un amigo. Le querían pegar y yo…
- No debiste entrometerte – declaró con frialdad.
- Papá, ¿Cómo se suponía que dejara que se cometiera una injusticia? Ustedes me han enseñado toda la vida a actuar de forma justa – le increpé.
- Siempre y cuando eso no te traiga problemas – añadió, alzando la barbilla.
- ¿Sabes qué? – Negué con la cabeza – Olvídalo, de todos modos buscaré la forma de probar mi inocencia.
Pasé por su lado y me acomodé en el sofá, encendiendo el televisor, pasando canal tras canal, sin estar realmente viendo nada.
Mi madre bajó un rato después, lanzándome una mirada de reproche que pude sentir atravesar mi nuca, puesto que no volteé a mirar. Continué mi ardua tarea de pasar de canal.
Me decidí finalmente por un canal musical, puesto que era Katy Perry quien estaba cantando una de mis canciones favoritas, “Teenage Dream”
Me quedé pensativo, analizando la letra de aquella canción, decidiendo que era hermosa y perfecta para confesar mi amor a Kurt… en cuanto me quitaran la suspensión.
Pasé la tarde viendo mil cantantes en el mismo canal de música hasta que mi estómago rugió de hambre. Miré por la ventana y me percaté de que comenzaba a oscurecer.
Caminé hacia la cocina y abrí la nevera. Lo cierto es que moría de hambre. Mi celular vibró en mi bolsillo. De seguro era Santana.
Me llevé una buena sorpresa al ver que era Kurt quien me llamaba. Me olvidé que mi hambre y contesté presurosamente.
- ¿Kurt? – dije algo nervioso.
- Blaine, hola… - saludó, guardando silencio después.
- ¿Dónde estás? Pensé que entrarías conmigo a la oficina de Figgins… - no pude refrenar las palabras que empujaban por salir - Al menos eso me hubiera salvado en parte del castigo – traté de no sonar molesto.
- ¿Castigo? – Su voz reflejaba horror – Pero, ¿por qué?
- No pude comprobar que decía la verdad y les han creído a ellos. Dos contra uno – suspiré – Pero, aun puedes ayudarme a solucionarlo… - me rasqué la nuca, esperando escuchar una afirmación del otro lado - sólo debes hablar con Figgins y decirle lo que ocurrió y que yo sólo quería defenderte de los dos idiotas.
- Yo… veré que puedo hacer… - ¡Lo sabía! De seguro temía las represalias que podría tener de parte de esos dos cavernícolas, si él abría la boca para liberarme del castigo - ¿Estás bien? – dijo de pronto, interrumpiendo mis pensamientos.
- ¿Yo? – Recordé a los dos idiotas y reí – Lo estoy… - reí aun más – Los que en realidad necesitarán un cirujano son los dos neandertales a los que golpeé.
- No creí que supieras pelear de esa manera – ambos reímos.
- No todo lo que ves…
- Es lo que es - completó – Me impresionaste en verdad. Gracias…
- No me lo agradezcas… - sentí a mi corazón dar un vuelco - Tú me nombraste tu ángel guardián, yo sólo cumplí con mi trabajo de protegerte – me mordí el labio y continué – Además… No me hubiera perdonado si… te pasara algo a manos de ellos… Me importas mucho y… - exhalé con dificultad - Realmente me preocupo por ti.
- Lo sé… y es por eso por lo que te doy las gracias – nos quedamos en silencio.
- ¿Quieres que… nos veamos ahora? – pregunté de pronto, con el corazón a mil.
- Yo… no lo sé… tengo un examen de geografía mañana y no he estudiado nada… pensaba ocupar mi tarde en eso.
- ¿Geografía? ¡Pff! – me reí – Es lo más fácil del mundo. Si quieres te ayudo.
- ¿Ayudarme? – dudó.
- No se diga más – sentencié más que feliz de vernos a solas – En media hora estaré en tu casa. Hasta entonces, Kurt.
Corté la llamada antes de que pudiera negarse, y corrí a mi cuarto para arreglarme. Ciertamente, no era una cita… pero tendría la oportunidad de estar con él, sin el instituto alrededor nuestro, lo cual era muy bueno. Tal vez conozca a sus padres, su familia… Podré ver las fotos colgadas en las paredes de la sala y entraré en su cuarto. Quizás tenga el anuario de su otra escuela y le dé una hojeada. Son muchas posibilidades para una sola noche.
Tardé más en pensar todo lo que le diría y sus reacciones, que en arreglarme para ir a su casa. Con una sonrisa enorme e imborrable, bajé al vestíbulo, tomando las llaves de mi carro y girando el picaporte para salir.
- ¿Dónde crees que vas? – La voz de mi madre me detuvo a medio paso de salir – Es de noche y tú estás castigado.
Me volteé a mirarla escéptico.
- ¿Qué? ¿Por qué? – le increpé.
- ¡Y tienes el descaro de preguntar! ¡Te han suspendido por andar repartiendo golpes a tus compañeros! – Chilló más que enfadada – No irás a ninguna parte.
- Mamá – traté de mantener la calma, pero mi voz sonaba baja y amenazante - ¿No estás cometiendo una injusticia tú también al no dejarme salir? Sabes que yo soy inocente.
- No, no lo sé – apoyó las manos en sus caderas – Por eso estás castigado.
- Wow, mi propia madre dudando de mí, tal como lo hicieron en la escuela – su expresión pasó de enfadada a contrariada. Había dado en el clavo.
- Sabes que confío en ti, pero no quiero que…
- Entonces, ¿por qué no me dejas salir? – Le interrumpí antes de que encontrara argumentos para continuar peleando – Además, voy a ayudar a un amigo a estudiar para su examen de mañana – puse mi mejor cara de cachorrito – Y llegaré temprano.
- Yo… eh… no… Blaine… - no supo que decir, por lo que solo me miró de forma confundida.
- Por favor mamá. Tú me conoces mejor que nadie, y sabes que no te mentiría – y eso era cierto, siempre me había caracterizado por ser sincero… claro que con “cierto tema”, hacía una excepción por ahora.
- De acuerdo – dijo finalmente – Pero más te vale que llegues a casa temprano, o sino continuaré con lo del castigo.
- Ok – besé su mejilla rápidamente y corrí a montarme a mi carro, por si cambiaba de opinión a última hora.
Arranqué el coche y me reí de mi exitoso uso de los “Puppy Eyes”.
Cuando me detuve frente a la casa de Kurt, di un vistazo a mi reloj. Exactamente media hora. Sonreí para mis adentros. Caminé hacia la entrada y toqué el timbre, a la espera de que Kurt abriera. Mientras esperaba, me comencé a balancear entre el talón y la punta de mis pies, pareciendo un niño de cinco años.
De improviso la puerta se abrió y casi me caí hacia atrás cuando alcé la vista. Era imposible, no pude haberme equivocado tanto. Estaba cien por ciento seguro de que esta era la casa de Kurt. Dudaba mucho que se hubiese mudado a otra sin decirme nada.
- Am… ¿Hola? – Saludó el chico que era mucho más alto que yo, por lo que bajó un poco la vista al hablarme - ¿Busca a alguien?
- Y-yo… yo… em… yo bus… busco a… aaah – estaba completamente desenfocado – Am… cre-creo que me he equivocado… lo… lo siento mucho…
Me di la vuelta lo más rápido que pude y caminé, pero no llegué lejos.
- ¡Blaine! – oí la voz de Kurt tras de mí. Giré sobre mis talones, y le vi apartando de un empujón al otro chico – Blaine, ¡Ven aquí! – agitó su mano y yo con los pensamientos más revueltos que nunca, caminé acercándome a él.
- T-tú ¿Por qué… estás con… él? – gesticulé, aprovechando que el otro chico se había marchado.
- ¿Finn? – Miró hacia donde él había estado – Es mi hermanastro – torció el gesto al decirlo.
- ¡¿Eres el hermanastro de Hudson?! – Exclamé más que sorprendido – No puedo creerlo.
- Sí, es algo raro… pero es así – se veía algo disconforme.
- Es que es… es… - apoyé las manos en mis caderas, aun desconcertado – Es tan extraño que vivas con el quarterback del equipo de futbol, el cual nos lanza slushies cada vez que se le antoja y tú… eres tan diferente a él… que…
- Es por eso que somos hermanastros y no hermanos – me tomó por el antebrazo y me jaló – Ven, entremos ya. El examen es mañana.
Entramos a la casa de Kurt, yo siendo tironeado por él. El lugar era acogedor, pero carente de fotografías, no como yo esperaba. Tuve una visión bastante breve del primer piso, pues fui arrastrado a toda prisa a la segunda planta.
- Este es mi cuarto. Ponte cómodo, traeré algo de comer – sugirió, soltándome frente a una puerta medio abierta – Regreso en seguida - Asentí con la cabeza y le vi desaparecer tras las escaleras.
Caminé al interior de la habitación y aproveché el breve instante para revisar hasta el último rincón en busca de ciertas cosas, preferentemente fotografías.
Sobre el buró pude ver una cantidad increíble de productos para la piel; humectantes, exfoliantes, hidratantes, aclarantes, purificantes, anti acné, anti grasitud, anti impurezas, con Q 10, vitaminas, aloe vera, propiedades de todas las plantas y frutas existentes. Cualquiera que viera esto creería que Kurt había asaltado una perfumería. Para mi suerte, en el espejo del tocador, un sinfín de pequeñas fotos adornaba el contorno. Todas eran de él, con distintas edades, algunas con un hombre alto y de gorra. Se veía adorable en cada una de ellas, por lo que fui incapaz de resistirme a la tentación de sacar una de ellas. En ella traía puesta una camisa azul fuerte y su rostro aún conservaba esa ternura infantil.
La introduje en mi billetera y continué mi tour por su cuarto.
En su mesita de noche sólo había un reloj despertador, un bolígrafo y su teléfono móvil. Me acerqué a la ventana y eché a un lado las cortinas, apreciando de esta forma, el patio trasero.
- ¿Qué haces? – su voz se oía divertida.
- Sólo… echaba un vistazo – murmuré regresando las cortinas a su lugar – Lindo cuarto.
- Gracias – dijo asintiendo con su cabeza, y dejando la bandeja que traía, sobre la mesita de noche – No sé bien si prefieres lo salado o lo dulce… por lo que he traído de todo un poco – señaló la gran cantidad de golosinas, frituritas y comida chatarra que había traído.
- No soy muy exigente… - mi estómago rugió y entonces me di cuenta de que no había comido prácticamente nada el día de hoy - Con eso ha de bastar – reí y me acerqué a él de forma sugerente.
- Que bien, entonces… sacaré los libros y estudiaremos – comenzó a revolver en su bolso y luego en una pila de libros y cuadernos, acomodando todo sobre el acolchado.
Tomé uno de los libros y lo hojeé despreocupadamente, recostándome sobre su cama. Me sentía en la gloria. Yo era, tal vez, el único que había llegado tan lejos, al punto de entrar a su cuarto.
Oí un teléfono vibrar y después vi que era el celular de Kurt. Éste prácticamente corrió para cogerlo de la mesita de noche, sonriendo bobamente. Yo me quedé intrigado. Tecleó algo en respuesta y luego lo guardo en el bolsillo, sentándose posteriormente frente a mí en la cama.
- De acuerdo – musitó entusiasmado – ¡Hora de trabajar!
Sonreí de lado y comencé a explicarle período por período, desde la prehistoria, hasta la actualidad, de vez en cuando haciendo representaciones para explicarme mejor, fingiendo ser un cavernícola, lo cual sacó varias carcajadas y “¡Estás loco!”, de parte de Kurt.
La hora pasó mucho más rápido de lo que yo hubiera querido, y sin darme cuenta, el reloj marcaba las diez.
- ¡Ahhg! – Se quejó Kurt, en medio de un suspiro – No podría memorizar ni una sola fecha más. ¡Estoy exhausto!
- Yo también, aunque ha sido divertido estudiar contigo – sonreí, con la mejor de mis sonrisas.
- Eso el cierto – señaló con su dedo índice - ¿Una peli?
- Por supuesto.
Ambos quitamos los libros y demases, acomodando una nueva ronda de comida “no nutritiva” sobre el edredón y echándonos literalmente, como si lo hiciéramos de toda la vida, uno junto al otro, con toda la confianza del mundo.
- ¿Qué película has puesto? – consulté a medio comer una palomita.
- Una de mis preferidas – soltó un suspiro teatral y me miró – Moulin Rouge.
- ¿De verdad? – Me sorprendí – También es una de mis favoritas – exclamé como si estuviéramos en un concierto de un cantante famoso, confesando nuestro fanatismo – Considero que es la película más genial de todas… y romántica por sobre todo lo demás.
- Sí, lo es… nunca puedo evitar emocionarme al verla.
La imagen comenzó a avanzar en la pantalla del televisor, por lo que nos quedamos en silencio, lanzándonos pequeñas miradas furtivas de vez en cuando. Al momento en que la canción “Come what may” comenzó a sonar, no pude evitar cantarla, en susurros. Kurt sólo se acercó más a mí y escuchó en silencio. Yo continué tarareando la letra casi sobre su oído, sintiéndome en el cielo por el sólo hecho de estar así con él. Era un gran avance para mí… para nosotros.
- Es una hermosa canción, ¿no crees? – dijo de pronto.
- Lo es… Me… me encantaría cantarla en el glee – propuse, tratando de que comprendiera la indirecta – Aunque más me gustaría dedicarla… a alguien.
- ¿Eres de los que dedican canciones? – Le sentí reír suavemente – Eso es algo muy cursi. ¿Das serenatas bajo las ventanas también?
- Oye, no te rías… - fruncí el ceño – Creo que cuando uno está realmente enamorado, esas cosas no son para nada cursis… Al contrario, son una muestra de amor.
- Y tú ¿lo has hecho? – consultó, mirándome frente a frente.
- No… pero… - no podía despegar mis ojos de sus labios – Pretendo hacerlo pronto.
- ¿En serio? – Rió nuevamente - ¿Te gusta alguien del coro? Apuesto que es el chico en silla de ruedas.
- ¿Qué? ¿Artie? ¡No! Y no me gusta nadie del glee… no técnicamente – sentí que me ruborizaba.
La puerta se abrió de improviso y tras esta apareció un hombre alto, con una gorra algo estropeada sobre la cabeza, una camiseta manchada con grasa y una expresión de pocos amigos.
- Kurt, no me dijiste que estabas con alguien en tu cuarto – no sé por qué, pero presentí un doble sentido en sus palabras.
- Papá, él es Blaine… y… es mi amigo… - se puso en pie algo nervioso, señalándome con sus manos – Que me estaba ayudando a estudiar.
- Hola, ¿Qué tal? – saludé, levantándome de la cama y aproximándome a él para tenderle la mano. Él no me rechazó, pero me miró con desconfianza.
- Creí que estudiarías en la sala – murmuró, cruzándose de brazos.
- Es que Finn está jugando con su x-box y no hubiéramos podido concentrarnos con el ruido – apretó los labios y dejó que sus hermosos ojos azul cielo se pasearan entre su padre y yo.
- De acuerdo, bajen a cenar en cuanto terminen – sentenció, dando la vuelta y marchándose.
Miré a Kurt con una ceja alzada, debido a que parecía una estatua de lo inmóvil que estaba.
- Okay – soltó un suspiro – Eso fue incómodo.
- ¿Por qué tu padre hizo tantas preguntas? – Quise saber – No es como si fueras a aprovecharte de mí, ¿o sí? – reí, sentándome en el borde de la cama.
- Es algo… desconfiado – se sentó junto a mí – Después de todo lo que pasó, no se le hace fácil creer en las personas que me rodean.
- ¿A qué te refieres? – pregunté.
- Blaine, ya hablamos de esto y sabes que no me gusta tocar el tema – me miró de soslayo.
- Pero tú también sabes que soy de fiar. Jamás te juzgaría y me encantaría saber qué es lo que pasó antes de conocerte, tu vida… no lo sé… Saber más de ti, para comprenderte mejor.
- ¡Olvídalo! ¿Sí? – exclamó elevando la voz una octava. Alcé las manos para que se calmara.
- Creo que ya es tarde… Será mejor que me vaya – declaré, caminando hacia la puerta.
- No… Blaine… Quédate a cenar ¿quieres? – murmuró, regresando a su tono de voz habitual.
- Adiós, Kurt – me despedí con una sonrisa sin mostrar los dientes – Nos vemos mañana.
Anduve tres pasos y luego me palmeé la frente.
- Am… esto… - regresé al marco de la puerta - ¿Le dirás a Figgins que yo no inicié la pelea?
- Pero… si lo hiciste – alzó una ceja.
- Sí, claro… pero si lo dices, él te creerá y entonces podré regresar a clases mañana… - me rasqué la cabeza – Sino, estaré suspenso dos semanas – torcí el gesto.
- Pues… creo que podré… pasarme por su oficina mañana – balbuceó no muy convencido.
- Ok.
Salí de la casa de Kurt con una confusión enorme en mi cabeza. Era estúpido todo esto. A veces sentía que solamente perdía mi tiempo fijándome en alguien que ni siquiera notaba mi existencia más allá de un buen amigo. Es injusto que a estas alturas, aun no confíe en mí como para tratar aquel tema… Quizás sólo deba abrir la boca, confesarme y luego continuar mi vida en paz, una vez que me rechace.
KURT.
No sé por qué sentí que algo se descomponía dentro de mí en cuanto Blaine cruzó el umbral de la puerta. No deseaba que las cosas fueran así, pero no podía evitar alterarme cada vez que el tema salía a colación. Sé que Blaine, mejor que nadie, me comprendería si le confesara que soy gay… Pero tendría también que contarle toda la historia, lo cual me haría escarbar en un pasado demasiado oscuro como para sacar a la luz. Lo más probable es que recordaría el por qué me cortaba las muñecas con tanta frecuencia y volvería a hacerlo por la maldita lluvia de emociones que me vendrían luego de contar toda mi patética vida. Hasta el momento, Blaine ha logrado mucho, y no quisiera que todo lo que ha conseguido se valla por el escusado.
Bajé a cenar, a pesar de que no sentía ganas de comer, luego de lo ocurrido.
- Y ¿tu amigo? – Consultó Carole, en cuanto entré en el comedor - ¿No bajará a cenar?
- Él… tuvo que irse, me pidió que lo disculpara – balbuceé, ocupando una de las sillas.
- Oh… es una lástima. Bien, vamos a cenar.
Por primera vez en mucho tiempo, la conversación a la hora de comer no se convirtió en un diálogo entre mi padre y Finn, lo cual no sabía si fue bueno o malo.
- Entonces… Kurt… - yo, con el tenedor a medio camino, volteé a mirarlo.
- ¿Uh? – musité.
- Este… amigo tuyo… es aquel chico del que… - se aclaró la garganta y adiviné inmediatamente lo siguiente que diría – me hablaste el otro día, ¿no?
- Oh, no, no, no… Papá, Blaine es… mi amigo – le di una clara entonación a cada sílaba de la frase “MI AMIGO”
- Hmm… ya veo, pues… Me alegro mucho de que tengas amigos, lo sabes – dijo con una sonrisa sincera.
- Sí, lo sé… Aunque te agradecería que las conversaciones que tenemos ambos, quedaran de esta forma – farfullé.
- ¿Qué tiene de malo? – Interrumpió Finn – Somos una familia, ¿no? Si tú tienes novio, ¿no crees que nos gustaría saberlo?
- Finn – Carole le tomó el brazo, pero era tarde.
- ¿Me tomas el pelo? – Exclamé - ¡Es más que evidente que les importa muy poco lo que pase conmigo o si algo me hace feliz! Asique por favor ¡No te metas! Y, no… ¡No somos una familia! He visto tribus salvajes en África por la National Geographic, que se comunican mucho mejor que nosotros. Esto sólo es un grupo de personas con personalidades tan diferentes, que aunque vivimos juntos bajo el mismo techo, jamás nos detenemos a saber qué tal le fue al otro en su día – tomé un poco de aire y me puse de pie, regresando a mis cabales, luego de soltar todo eso – Con su permiso – dije en un hilo de voz, retirándome a mi cuarto con la sangre bombeando en mi cerebro a mil por hora.
- No debiste decir nada – oí susurrar a Carole en tono molesto.
Caminé en círculos por mi cuarto, lleno de frustración, pero intentando calmarme para no cometer una locura, o hacer cualquier cosa de la que después me arrepintiera.
Tan sólo necesitaba calmarme y sabía que sólo una cosa lo haría, o más bien, un persona.
Marqué su número y esperé impaciente a que cogiera el móvil.
- ¿Kurt? – Dijo del otro lado - ¿Ya me extrañas? Acabamos de vernos, aunque eso sería muy dulce de tu parte – su risa tenue logró algo de tranquilidad en mí.
- Am… digamos que necesitaba hablar con alguien y… ¿quién mejor que tú? – murmuré sentándome en mi cama.
- Pues has hecho lo correcto, soy algo así como mejor que un psicólogo a la hora de dar mi evaluación de un problema y por lo general sugiero soluciones prácticas.
- Exactamente lo que necesito ahora – reí – Seb, ¿te he dicho que mi casa apesta?
- Am… creo que no, pero si es así… Puedo hacer espacio en mi cuarto para que te mudes conmigo – nuevamente su risa lanzó descargas eléctricas a todo mi cuerpo.
- Es una solución bastante práctica y que te favorece en un cien por ciento – declaré divertido.
- ¿Cien por ciento? Te equivocas… tendría que quitar algunas de mis cosas, prestarte la mitad de mi cama, compartir mi baño… Creo que el único beneficiado serías tú.
- Bien, aunque dudo mucho que eso pase. Sebastian, no puedo salir de mi casa… aún tengo 16… podrían encarcelar a tus padres culpándolos de secuestro o algo parecido.
- Por ti correría el riesgo – carcajeó – Pero, hablando en serio… ¿Están así de mal las cosas en tu casa?
- Pues, algo así. Teniendo una madrastra, un hermanastro idiota y un padre que evita entrometerse demasiado… no es mucho lo que puedo pedir – torcí el gesto, aunque él no podía verme.
- Hmm… Suena como algo complicado, pero… a pesar de eso, tengo una idea que puede ayudar un poco – pude imaginar su mirada perspicaz.
- Te escucho.
- El primer paso es… Aceptar la propuesta que te hice esta tarde. Sé mi novio, luego… todos los problemas se resolverán – declaró como si eso fuera a pasar.
- Y ¿cómo se supone que ser tu novio arreglará mis problemas? – quise saber.
- Simple. Será tu justificación más honesta a todas tus ausencias.
- ¿Ausencias? ¿De qué demonios hablas? – farfullé.
- Eso. Luego de la escuela, no tendrás porqué llegar de inmediato a casa, sino hasta bien entrada la noche, así evitarás mil problemas y sólo llegarás directamente a tu cuarto, olvidándote por completo de todo lo de antes – sonaba de cierta forma, lógico.
- Puede que tengas un punto, pero dudo mucho que a mi padre le agrade la idea de que esté llegando tarde a casa – expliqué.
- En un principio, pero mientras vea que eres inmensamente feliz, no pondrá objeciones – comentó – Aunque en un principio no llegarás tan tarde, sólo un poco, y lentamente irás atrasando tu hora de llegada – le oí reí una vez más - ¿No es un plan genial?
- Tal vez – dije, no muy convencido todavía.
- Oh, vamos Kurt ¡Es lo mejor que tienes por ahora! – se quejó.
- Es cierto, pero nuevamente eres tú el beneficiado en cierto grado.
- ¿Por qué?
- Porque tendrás tu respuesta mucho antes de lo esperado – sentí el rubor subir a mi rostro – Veámonos mañana, fuera del colegio y aclararemos todo el asunto, ¿de acuerdo?
- Y, ¿responderás a mi propuesta? – quiso saber.
- Sí, te daré una respuesta. Adiós Sebastian.
- Hasta mañana Kurt.
Finalicé la llamada, aun con el estómago revuelto y el corazón palpitando fuertemente contra mi pecho, pero ya no era por el mal rato que había pasado, si no por lo que se venía mañana. Tendría que pensar en una decisión esta misma noche y decírsela a Sebastian después de clases. Tan sólo esperaba estar haciendo lo correcto.
Caminé por los pasillos de McKinley, como siempre, con la mirada fija en mis pies. De la nada, algo me empujó contra los casilleros, azotándome contra estos con violencia. Karofsky atacaba de nuevo, pero esta vez podía ver el odio en su mirada. Apretó sin consideración mi garganta con su mano, enrollada alrededor de este, dejándome sin nada de aire.
- Escúchame muy bien cara de muñeca – los oídos comenzaron a pitarme, por lo que le oía a medias, en medio de mi gran y fallido intento por respirar – Si vas con Figgins y abres la boca en contra de nosotros, date por muerto. ¿Has oído bien?
Yo no pude emitir ni el más mínimo sonido, porque estaba más que asfixiado. Su puño presionaba mi garganta lastimándome y haciendo que me desfalleciera lentamente.
- Estás advertido, asique no hagas nada estúpido – me soltó, dejándome caer al suelo y marchándose rápido.
Cuando por fin sentí el aire regresar a mis pulmones, comencé a toser como un loco. Tomé inhalaciones irregulares, hasta que logré volver a respirar con normalidad. Bastante poco duraban mis períodos de paz, de hecho… ni siquiera lograban ser 24 horas.
Lo peor de todo es que una vez más, sin Blaine para hacerme olvidar aquello, los sentimientos y las ganas de dañarme a mí mismo, regresaban, arrasando con todo lo bueno como un tsunami. Una vez más me sentía como escoria y como lo que en realidad era… Un completo deshecho humano. Sin valor, ni sentido alguno… Sin mencionar que, por mi culpa, no podía tener a Blaine a mi lado para retener mi impulso de autoflagelación.
Corrí hacia mi taquilla, con el cuerpo crispado de rabia. Estaba furioso conmigo mismo, y con todos los malditos sentimientos denigrantes que rondaban por mi cabeza. Dentro de mi casillero, oculto, para que Blaine no lo viese, tenía a mi fiel amigo, y a la vez enemigo… El cúter que solía usar para estos casos.
Caminé hacia el campo de futbol. Jamás había hecho lo de cortarme en ningún otro sitio, más que en un baño. Pero las últimas veces, había tenido demasiado público para mi gusto.
Oculta bajo las graderías, ajeno a la vista de cualquier entrometido, me senté en el suelo, importándome muy poco ensuciarme la ropa de Finn que traía puesta, o al menos los vaqueros.
Hacía mucho que no lo hacía, por lo que es un momento dudé al ver las sonrosadas marcas de las cicatrices en mi brazo izquierdo. Pero entonces recordé el maldito rostro de los brabucones y enterré el filo en mi piel, como si no fuese parte de mí.
Lloré silenciosamente, entre sollozos, aunque, por donde me encontraba, nadie podría oírme a menos que gritase. Todos se encontraban en clases y yo estaba allí solo.
Como deseaba que Blaine estuviera a mi lado, sólo para que me secara las lágrimas con sus pulgares, me diera una sonrisa preocupada y susurrara que todo estaba bien. Eso hubiera bastado para lanzar lejos el cúter y olvidarme para siempre de toda esta porquería. Pero no podía, ya que él no iba a aparecer de la nada esta vez. No esta vez.
BLAINE.
- ¿Otra vez te has quedado dormido, Blaine? – exclamó Santana a través del auricular.
- Dios, Santana… Son… las 7:30 de la mañana – bufé, ojeando el reloj de mi mesa de noche.
- ¿Y no piensas venir a clases? – chilló.
- ¿Acaso el Sr. Schue no les dijo? – consulté, restregándome los ojos y reprimiendo un bostezo con el que seguramente sería capaz de tragarme mi móvil.
- ¡Decirnos qué! – farfulló.
- Estoy suspendido hasta nuevo aviso – respondí de lo más tranquilo.
- Que ¿Qué? ¿Suspendido? – La sorpresa en su voz me aclaró que nadie se había enterado aún - ¡De eso nada! ¡Tú no puedes estar suspendido, si eres el mejor alumno!
- Pues me metí en una pelea y salí perdiendo – murmuré en medio de un bostezo que no logré frenar.
- ¿Te han dado una paliza? ¿Blaine, estás bien? – Se alarmó - ¡Tú sólo dime quienes fueron para ir a partirles la madre!
- Calma, Chuck Norris – me burlé – Me peleé con los del equipo, pero les pateé el trasero a los muy hijos de puta.
- Wow, estoy impresionada por partida doble – le oí reír – Tú siendo el chico malo y que dice malas palabras. Veo que al fin sigues mi ejemplo – de pronto dejó de reír - ¡Demonios! Me comienzo a sentir una mala influencia – su seriedad me sacó una carcajada.
- Lo eres, pero no ha sido por gusto – expliqué – Sólo defendía a Kurt… pero no logré que Figgins me creyera.
- ¿Qué? Dios, eres el chico que consigue la financiación que tiene el instituto por rendimiento académico. Figgins debería mandar a hacer una estatua tamaño real de ti, la cual de todos modos sería pequeña, y rendirle tributo, alabarte con una danza hindú o de dónde demonios sea su origen – musitó molesta – Ese viejo está loco si les cree a los idiotas del equipo antes que a ti.
- Lo sé… de hecho, creí que no tendría problema alguno si golpeaba a esos idiotas, pero todo salió mal.
- ¿Y Kurt? – Increpó - ¿Él no dijo nada?
- No… él… no estuvo allí…
- ¿Y dejó que te suspendieran? – chilló ofuscada.
- Santana, no hagas… yo ya hablé con…
- Espera a que lo encuentre – bufó, cortando la llamada.
¡Demonios! Yo y mi bocota. Sólo espero que no lo encuentre.
***************************************************************
MIL PERDONES POR LOS SIGLOS QUE HAN PASADO, PERO COMO MENCIONÉ ANTERIORMENTE, HASTA AHORA NO HABÍA TENIDO NI CARGADOR DE MI NETBOOK, NI INTERNET. PERO AHORA QUE LOS TENGO (AMBOS) PODRÉ ACTUALIZAR MÁS FRECUENTEMENTE. LES AGRADEZCO DE ANTEMANOS SUS FUTUROS COMENTARIO... POR SOY UN PUTO PSÍQUICO Y LEO SUS MENTE JEJEJE... Y SE QUE COMENTARÁN.
TAMBIÉN LES AGRADECERÍA SI SE PASARAN POR EL NUEVO FIC QUE APENAS ESTOY COMENZANDO. "LA VERDAD TRAS LAS CÁMARAS" (IDEAL PARA LOS CRISSCOLFER SHIPPERS...
LOS AMODORO Y LES AGRADEZCO POR SACARLE SIEMPRE UNA SONRISA A ESTE LOCO.
Atte.
JC
DarrenChrisCrissColfer* - Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 27/01/2014
Edad : 32
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Ojalá y Kurt haga algo por Blaine.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Me encanto mucho este grandioso capitulo me cai un poco mal kurt por tratar a veces un poco cortante a blaine ojala le diga que no a sebastian y se de cuenta de sus sentimientos hacia blaine antes de que sea tarde espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muyyyy ansioso me encanta mucho esta historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Hola!!
Me encanto el capitulo... fue tan lindo.
Bueno debo pedirte perdón por no haber comentado los capítulos pasados... pero es por culpa de todas las cosas que tengo que hacer a diario.
Ahora me ha encantado todo el Fic... escribes genial... me gusta tanto que Kurt ya no se corte desde que Blaine llego a su vida.
No me gusta que Kurt sea algo malo con Blaine que lo único que ha hecho es ayudarlo.
Espero que le diga que no a Seb.
Espero ansioso el próximo capitulo.
Saludos!!
Me encanto el capitulo... fue tan lindo.
Bueno debo pedirte perdón por no haber comentado los capítulos pasados... pero es por culpa de todas las cosas que tengo que hacer a diario.
Ahora me ha encantado todo el Fic... escribes genial... me gusta tanto que Kurt ya no se corte desde que Blaine llego a su vida.
No me gusta que Kurt sea algo malo con Blaine que lo único que ha hecho es ayudarlo.
Espero que le diga que no a Seb.
Espero ansioso el próximo capitulo.
Saludos!!
★Alex Colfer★- - Mensajes : 1210
Fecha de inscripción : 11/11/2013
Edad : 25
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
OH DIOS SANTO! no puedo creer que me haya gustado tanto :DD Pobre Blaine, el solo quería ayudar a Kurt, no es justo que sea a el a quien castigen!!! Ojalá Kurt se atreva a hablar con Figgins, por su amigo!
Y hablando de amigos, SANTO CIELOS! que decisión tomara Kurt? No se si sabes, pero resulta que soy la mas grande fan de Klaine de todos los tiempo y bueno, sabiendo eso, debes saber a quein quiero que elijas...
Dios, que mal momento Finn... Aunque yo se que tu eres bueno.... No se porque te estás comportando como un gran imbecil (Todos vais a odiarme luego de haber dicho eso) Pero bueno, otro dato interesante es que Kurt es mi Guilty pleasure, dipos santo, como lo adoro, asi que si alguien se mete con el, sea quien sea, YO LO MATO!
Bueno, nada mas que comentar supongo... OH CLARO QUE SI! DOS COSSAS MAS EN REALIDAD! No me fio de Sebastion, vale? no lo se, hay veces que si lo hago, pero... no se, no me da buena espina...
Y Kurt y Blaine estudiando juntos fue la cosa mas linda que eh visto (lease, leído) en toda mi vida!!!!! Lo ame, ojala Kurt se quede con mi Blainey-Days...
Ok, no te molesto más, ya eh ocupado mucho de tu tiempo haciendote leer este odioso comentario :P
Solo espero actualices pronto, porque necesito saber que pasara, LO NECESITO (Modo amenaza ON) jaja, adoro el fic, esta de puta madre, actualiza pronto, porfa, ADIOS!
Y hablando de amigos, SANTO CIELOS! que decisión tomara Kurt? No se si sabes, pero resulta que soy la mas grande fan de Klaine de todos los tiempo y bueno, sabiendo eso, debes saber a quein quiero que elijas...
Dios, que mal momento Finn... Aunque yo se que tu eres bueno.... No se porque te estás comportando como un gran imbecil (Todos vais a odiarme luego de haber dicho eso) Pero bueno, otro dato interesante es que Kurt es mi Guilty pleasure, dipos santo, como lo adoro, asi que si alguien se mete con el, sea quien sea, YO LO MATO!
Bueno, nada mas que comentar supongo... OH CLARO QUE SI! DOS COSSAS MAS EN REALIDAD! No me fio de Sebastion, vale? no lo se, hay veces que si lo hago, pero... no se, no me da buena espina...
Y Kurt y Blaine estudiando juntos fue la cosa mas linda que eh visto (lease, leído) en toda mi vida!!!!! Lo ame, ojala Kurt se quede con mi Blainey-Days...
Ok, no te molesto más, ya eh ocupado mucho de tu tiempo haciendote leer este odioso comentario :P
Solo espero actualices pronto, porque necesito saber que pasara, LO NECESITO (Modo amenaza ON) jaja, adoro el fic, esta de puta madre, actualiza pronto, porfa, ADIOS!
Marudjr******* - Mensajes : 454
Fecha de inscripción : 17/05/2013
Edad : 24
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Hola, me gusto mucho el capitulo, fue muy lindo, espero que Kurt le diga que no a Sebastian, actualiza pronto.
Invitado- Invitado
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Hola!!!!!!!
Me gustó mucho el capítulo... Pobre Blainy Days... Odio a Sebby, ¿no sabe que Kurt es de mi bebé?
Debo decir que me da pena que Kurt vuelva a cortarse y tengo miedo de que lo que le vaya a decir Santana le afecte...
Espero que pronto se solucionen las cosas...
Besos
PD: espero que me perdones por no leer tu fic CrissColfer... La verdad es que no shippeo la pareja, yo sólo shippeo Klaine, Seblaine, Blam...
Me gustó mucho el capítulo... Pobre Blainy Days... Odio a Sebby, ¿no sabe que Kurt es de mi bebé?
Debo decir que me da pena que Kurt vuelva a cortarse y tengo miedo de que lo que le vaya a decir Santana le afecte...
Espero que pronto se solucionen las cosas...
Besos
PD: espero que me perdones por no leer tu fic CrissColfer... La verdad es que no shippeo la pareja, yo sólo shippeo Klaine, Seblaine, Blam...
Darrinia-*- - Mensajes : 2595
Fecha de inscripción : 24/10/2013
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Gabriela Cruz escribió:Ojalá y Kurt haga algo por Blaine.
Tranquila, que Blaine es un Super Heroe
gleeclast escribió:Me encanto mucho este grandioso capitulo me cai un poco mal kurt por tratar a veces un poco cortante a blaine ojala le diga que no a sebastian y se de cuenta de sus sentimientos hacia blaine antes de que sea tarde espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare muyyyy ansioso me encanta mucho esta historia
Esperemos que no se le haga muy tarde para darse cuenta
★Alex Colfer★ escribió:Hola!!
Me encanto el capitulo... fue tan lindo.
Bueno debo pedirte perdón por no haber comentado los capítulos pasados... pero es por culpa de todas las cosas que tengo que hacer a diario.
Ahora me ha encantado todo el Fic... escribes genial... me gusta tanto que Kurt ya no se corte desde que Blaine llego a su vida.
No me gusta que Kurt sea algo malo con Blaine que lo único que ha hecho es ayudarlo.
Espero que le diga que no a Seb.
Espero ansioso el próximo capitulo.
Saludos!!
Muchas Gracias... y lamentablemente Kurt otra vez ha vuelta a cortarse Lo cual es super malo porque Blaine siempre se vuelve como loco... En fin, esperemos a ver que pasa.
Marudjr escribió:OH DIOS SANTO! no puedo creer que me haya gustado tanto :DD Pobre Blaine, el solo quería ayudar a Kurt, no es justo que sea a el a quien castigen!!! Ojalá Kurt se atreva a hablar con Figgins, por su amigo!
Y hablando de amigos, SANTO CIELOS! que decisión tomara Kurt? No se si sabes, pero resulta que soy la mas grande fan de Klaine de todos los tiempo y bueno, sabiendo eso, debes saber a quein quiero que elijas...
Ups! Creo que lo que sigue no te gustará entonces
Marudjr escribió: Dios, que mal momento Finn... Aunque yo se que tu eres bueno.... No se porque te estás comportando como un gran imbecil (Todos vais a odiarme luego de haber dicho eso) Pero bueno, otro dato interesante es que Kurt es mi Guilty pleasure, dipos santo, como lo adoro, asi que si alguien se mete con el, sea quien sea, YO LO MATO!
Hahaha... pensamos igual, aunque luego de ver Bash Quise morir
Marudjr escribió: Bueno, nada mas que comentar supongo... OH CLARO QUE SI! DOS COSSAS MAS EN REALIDAD! No me fio de Sebastion, vale? no lo se, hay veces que si lo hago, pero... no se, no me da buena espina...
Y Kurt y Blaine estudiando juntos fue la cosa mas linda que eh visto (lease, leído) en toda mi vida!!!!! Lo ame, ojala Kurt se quede con mi Blainey-Days...
Ok, no te molesto más, ya eh ocupado mucho de tu tiempo haciendote leer este odioso comentario :P
Solo espero actualices pronto, porque necesito saber que pasara, LO NECESITO (Modo amenaza ON) jaja, adoro el fic, esta de puta madre, actualiza pronto, porfa, ADIOS!
Nunca me aburren los comentarios que puedan hacer, al contrario... son la parte más importante de todo esto De nos ser por ustedes que comentan, escribir no tendría ningún sentido para mi... Me hacen el día muchas gracias.
Marcee Colfer escribió:Hola, me gusto mucho el capitulo, fue muy lindo, espero que Kurt le diga que no a Sebastian, actualiza pronto.
Dudo mucho que se niegue.
Darrinia escribió:Hola!!!!!!!
Me gustó mucho el capítulo... Pobre Blainy Days... Odio a Sebby, ¿no sabe que Kurt es de mi bebé?
Debo decir que me da pena que Kurt vuelva a cortarse y tengo miedo de que lo que le vaya a decir Santana le afecte...
Espero que pronto se solucionen las cosas...
Besos
PD: espero que me perdones por no leer tu fic CrissColfer... La verdad es que no shippeo la pareja, yo sólo shippeo Klaine, Seblaine, Blam...
Kurt también es mi BB, pero Seb aun no se entera, si no.... En fin, muchas gracias por comentar y con respecto al PD, Don't worry, be happy... Todo bien, yo sin embargo, estoy como viciada con ambos (Klaine & CrissColfer) Estoy loco, lo sé
Muchisimas gracias a TODO MUNDO por comentar... saben que los llevo en mi y que en seguida actualizaré.
Atte.
JC
DarrenChrisCrissColfer* - Mensajes : 38
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Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Capítulo 6: “Hair”
KURT.
Mis muñecas sangraban como nunca, mis ojos ardían por las lágrimas que no paraban de salir. Me sentía basura humana, arrullado bajo las graderías del campo de futbol. Había roto la promesa jamás hecha a Blaine, y de cierta manera agradecía no haberla hecho, porque la hubiera deshecho tantas veces que… mi palabra perdería credibilidad.
Estaba lastimado, sangrando y con una angustia y odio en mi ser tan grande, que creía que moriría asfixiado por aquellas emociones. Por primera vez en mi vida, deseaba ser lo suficientemente valiente para haber cortado un poco más profundo y desangrarme hasta morir.
- ¿Dónde demonios se habrá metido? – oí una voz familiar, muy cerca de donde yo me encontraba.
- ¿Y porque estaría aquí? – habló una segunda voz de chica.
- No lo sé – chilló la primera – Pero dentro no está… Así que ¡Tiene que estar afuera!
Intenté ponerme de pie, para huir y que nadie me viera en esta condiciones, pero estaba algo débil y ya había perdido bastante sangre, por lo que me resbalé y caí ruidosamente.
- ¿Qué ha sido eso? – Dijo la chica - ¿Quién está ahí? – gritó.
- Puede ser un violador – le susurró la otra – Tengo gas pimienta.
- Britt, dudo mucho que sea un violador – le dijo la otra – Tal vez sea Hummel, demos la vuelta.
¡Rayos! Me encontraron. Intenté nuevamente ponerme en pie y salir corriendo, pero la potencia de la voz de la morena me detuvo.
- ¡Aleluya! Por fin te encuentro traidor – escupió como si se tratara de una serpiente – Ya me enteré que por tu culpa han dejado en suspensión a Blaine. Estarás muy contento, ¿no? – yo no fui capaz de voltear a mirarla, además estaba cubierto de sangre.
- Es una pena, y no fue mi culpa – murmuré, conteniendo mi nerviosismo.
- Ha, sí, claro… Que fácil decirlo cuando no eres tú el que manchó su expediente intachable – bufó con ira – Ni siquiera has sido capaz de hablar con Figgins para que pueda regresar a la escuela. ¿Y te consideras su amigo?
- Es él quien me considera su amigo – dije, comenzando a molestarme – Además, te pediré que no te metas.
- ¿Qué no me meta? – Sonó indignada y furiosa - ¡De eso nada! Y, ¿puedes mirarme cuando te hablo? O ¿es que también eres cobarde conmigo?
Tragándome las ganas de empujarla y salir corriendo, me volteé lentamente y la miré de frente, viendo como sus ojos pasaban de estar coléricos a asustados y casi choquearse.
- ¿Qué demonios…? – abrió la boca para continuar hablando, pero nada salió de ella.
- Como verás… tengo asuntos más importantes con los que lidiar – murmuré, caminando hacia ella, con la esperanza de que sólo me dejara pasar.
- Oy-oye… yo… Dios… es-espera – balbuceó consternada – S-sé que puedo ser una perra, p-pero… Dios, déjame ayudarte – pidió, pasando una mano por su frente, viéndose preocupada en realidad.
La chica rubia que la acompañaba, que era su novia Brittany, me miró de pies a cabeza y luego sacó de su chaqueta un pequeño pañuelo de papel. Caminó hacia mí, siendo observada por su novia y me lo entregó, ocultando sus lágrimas.
- Gracias… - murmuré a la rubia – Pero… No, gracias – esta vez me dirigí a Santana.
- No puedes andar así por la escuela… es… de locos – continuó entre balbuceos nerviosos, sin apartar su mirada de mis manos.
- Me las sé arreglar sólo… y, por favor… no le digas nada de esto a Blaine – pedí – No quisiera darle algo más por lo que preocuparse. Gracias
Salí de allí, con la mirada clavada en mí, y presionando el pañuelo de papel contra una de mis muñecas magulladas. En segundos estuvo empapado, por lo que lo boté, mientras pensaba en un nuevo escondite hasta que las clases acabaran y así poder salir tranquilamente sin ser visto.
BLAINE.
- ¿Qué dices? – vociferé al teléfono.
- Lo que oyes, ¿Qué acaso estas sordo, Blaine? – Chilló la chica con histeria – Yo lo vi, estaba cubierto de sangre… ¡Sangre de sus muñecas! El suicida otra vez está en sus andadas.
- Yo le di un pañuelo – añadió otra voz que supuse, era de Britt.
-Ok, ok… Yo… ¡Demonios! – Me revolví el pelo frustrado – Voy para allá – afirmé, sin importarme que se supone que no podía.
- Pero tú estás…
- No me importa – declaré – Si se trata de Kurt, haré lo que sea.
Corté la llamada y tomando mi chaqueta, bajé los cinco escalones, hasta el vestíbulo. Cogí las llaves de mi carro y de un portazo, salí de mi casa en dirección al instituto.
En menos de diez minutos estuve allí, habiéndome pasado varios semáforos en rojo y señales de alto.
Corrí por el pasillo abarrotado de estudiantes, mirando hacia todas partes, y abriéndome paso para avanzar.
- ¡Señor Anderson! – oí tras de mí la inconfundible voz del director, con su pronunciación extraña.
Me volteé como si me hubieran sorprendido con un cadáver en las manos.
- Usted no puede estar aquí, porque no se ha acabado su suspensión…
- Si lo sé pero…
- Ni se ha probado su inocencia…
- Necesito hacer algo urgente…
- Así que le pediré que se retire ahora mismo por donde vino – sentenció.
- ¿Qué? ¡No! Lo siento, pero no puedo – afirmé, poniendo determinación en mis palabras.
- ¿Qué ha dicho? – frunció el ceño.
- Que no lo haré – me di vuelta y eché a correr a todo lo que dieron mis piernas, chocando con un montón de estudiantes, pasando casi por sobre ellos, con tal de huir de Figgins.
- ¡Anderson! – le oí vociferar a la distancia.
Cuando llegué al final del pasillo, entré al servicio de los chicos, con la esperanza de hallarlo allí. Inspeccioné cada cubículo, encontrándolos todos vacíos.
Salí, pero no sin antes mirar a todas partes, por si es que aparecía Figgins. Me sentía como un espía en la estación enemiga.
Luego de revisar todos los lugares posibles, me dirigí al patio. Tal vez haya algún lugar en el cual pudo ocultarse para que nadie lo viera. Entonces recordé el basurero en el que él dijo que solía pasar los recesos.
Caminé hacia él y lo abrí, sin ver nada más que basura. ¡Diablos! ¿Dónde podía estar?
- ¿Lo viste? – murmuraron entre ellas un par de porristas que pasaban por mi lado.
- Sí, estaba todo cubierto de sangre – respondió la otra, haciendo que agudizara mi oído.
- Seguro que ha caído…
- Disculpa – dije, tomando del hombro a la muchacha, que miró mi mano con asco - ¿Quién estaba ensangrentado?
- Un chico en el estacionamiento que trataba de abrir un auto a la fuerza – respondió con tono de burla la porrista.
- Ok, gracias.
Sin perder tiempo, corrí a grandes zancadas hacia el aparcamiento, con enormes ganas de que fuera Kurt de quien hablaban y no que se tratara de alguien más.
Efectivamente, el castaño forcejeaba con la ventana del conductor de un carro algo desvencijado. Avancé con enormes ganas de estar junto a él lo más pronto posible.
- ¡Kurt! – vociferé.
El chico se detuvo al instante en su esfuerzo por bajar la ventanilla, girando sobre sus talones con lentitud. Al verme, sus ojos se cristalizaron, haciendo que las lágrimas se le desbordaran al instante. Deduje de inmediato que su estado anímico estaba por los suelos. Me acerqué a él, pero Kurt me sorprendió, al correr y envolverme en sus brazos con tristeza desesperada. Me presionó contra su cuerpo, rodeándome con urgencia, a lo que yo sólo pude corresponder. Lo abracé cálidamente, porque sabía que era eso lo que necesitaba. Escondí mi nariz en su cuello, sintiéndolo sollozar en mi hombro.
- Tranquilo, ya estoy aquí… - susurré a su oído, mientras pasaba mi mano por su espalda de arriba abajo – No estás solo.
Continuó llorando y gimiendo en silencio, sorbiendo su llanto a ratos, para luego continuar llorando. No tuve mejor idea que subirlo a mi carro, para alejarnos de las miradas curiosas de todo mundo.
Ajusté su cinturón de seguridad, viéndolo rebuscar en la guantera y sacando un paquete de pañuelos de papel.
Una vez frente al volante, me volteé a mirarlo con preocupación.
- Kurt, ¿quieres hablar de esto? – él negó con la cabeza.
- No por… ahora – dijo entre respiraciones irregulares producidas por la llantina.
- ¿Quieres ir a tu casa? ¿A la mía? ¿A algún lugar en especial? – sugerí.
- No – negó frenético – A mi casa no.
- ¿Quieres ir a mi casa? – propuse.
- Tampoco… vamos a otra parte… ¿Sí? – me miró con sus ojos brillantes y no pude negarme.
- Ok – puse en marcha el vehículo y salimos de allí.
Nos sentamos en un banco y lo arropé con mi chaqueta, puesto que hacía bastante frío. Él se mantuvo con la mirada perdida en un punto fijo, casi como si no estuviera en la vida real.
- ¿Te encuentras bien? – quise saber.
- No – movió su cabeza de izquierda a derecha muy lentamente en negación.
- ¿Fueron ellos otra vez? – presioné.
- Sí – vi sus ojos aguarse de nuevo.
- ¿Qué hicieron esta vez? – traté de que mi voz sonara tranquila, apretando mis puños para contener mi ira.
- No voy a decírtelo – dijo en un hilo de voz, debido a que las lágrimas comenzaban a descender nuevamente.
- Por favor, Kurt – rogué, poniéndome frente a él y agachándome para estar a la altura de sus ojos - ¿No confías en mí?
- Sí, pero… - volteó su mirada hacia un lado, secando sus lágrimas con el puño ensangrentado de la sudadera – Es estúpido… yo soy estúpido.
- No, no lo eres… no vuelvas a decir eso – lo frené, tomando sus piernas con una mano a cada lado. Él regresó su mirada a mis ojos – Sabes que sólo quiero ayudarte… y que estoy dispuesto a todo para hacerlo.
- ¿Por qué? – Preguntó, sorprendiéndome - ¿Para qué? ¿Qué ganas tú con ayudarme? Yo no soy nadie… nadie importante, sólo soy… un chico depresivo… suicida, según Santana… ¿Por qué perder tu tiempo con alguien como yo?
- Porque quiero hacerlo, para que estés bien. Gano mucho con esto Kurt, el sólo ver una sonrisa resplandeciente en tu rostro, es el mejor premio que pueda ganar – sentí un nudo en mi garganta, pero lo retuve para seguir hablando, ahora que tenía toda su atención – Eres una persona importante para mí… Eres EL chico más importante para mí… Lo que no importa es lo que los demás digan. Estar a tu lado, compartir experiencias contigo, estudiar en el mismo salón y… hasta almorzar juntos… es el más increíble tiempo que vivo… Adoro perder mi tiempo junto a ti… Aunque considero que mientras se trate de ti… Jamás será perder el tiempo.
Sostuvo su mirada en mis ojos, penetrantemente, casi como si intentara perforarlos, mientras expresaba silenciosamente todo lo que nunca saldría de su boca. Sin temor, tomé sus manos entre las mías, percatándome de lo frías que estaban. Entonces recordé los cortes. Subí la tela para examinar sus heridas. Le miré y vi la vergüenza en sus profundidades azules. Tenía cortaduras muy profundas en ambas muñecas que necesitaban ser curadas.
- Tendría que llevarte a una consulta médica… o un hospital – murmuré bajo.
- No lo hagas… sabes que llamarán a mi padre… y él no sabe nada de esto… ni de nada… por favor… no me lleves – rogó, tal como lo había hecho la primera vez.
- Lo siento, pero no puedo dejar que sigas perdiendo más sangre de la que ya has perdido – dije con voz firme.
- Cúrame tú, entonces – propuso con ojos esperanzados – No sería la primera vez que lo haces.
- Por supuesto que lo haré, pero tendremos que comprar vendas… porque en mi casa ya no tengo – murmuré, ayudándolo a ponerse en pie y caminando a su lado para abandonar el pequeño parque en el que nos encontrábamos.
- Por cierto… gracias – musitó en un susurro, mientras yo aplicaba algo de alcohol en sus heridas – Por todo lo que dijiste hace un rato, fue… realmente… conmovedor…
- No fue conmovedor – corregí – Fue la verdad de las cosas.
- Bueno, como sea… nadie nunca me había hecho sentir como si fuera el centro de su universo… y tú lo hiciste.
“Porque lo eres”, pensé en decir, pero me arrepentí y sólo le sonreí, viéndolo arrugar el rostro por el escozor que le producía el algodón con alcohol.
Una vez que vendé sus muñecas, me sentí mucho más tranquilo, sabiendo que ya no seguiría sangrando.
- Quítate esa sudadera – le dije – Está cubierta de sangre, tu padre morirá de un infarto si te ve con ella.
- Tal vez piense que fue un sangrado nasal, como le dije a Finn una vez – rió amargamente.
- Eso no es divertido… para nada – comenté, ayudándolo a sacar los brazos de la prenda – Ponte mi chaqueta, hace demasiado frío como para que andes así nada más.
- Pero, Blaine… tengo tu chaqueta blanca aun en casa… Terminaré por tener una colección – alegó.
- No me importa, yo tengo suficientes – insistí, poniéndole mi chaqueta azul marino sobre los hombros.
- Siempre siento que estoy en deuda contigo – murmuró.
- No lo estás.
- ¿Tus padres no están? – preguntó mirando alrededor de mi cuarto.
- Al parecer… no.
- Que bien, no quisiera causarte problemas… ya sabes – gesticuló con sus manos.
- De acuerdo ¡Hora de la verdad! – me senté frente a él en mi cama, mirándolo fijamente a los ojos, viendo como los abría en sorpresa por el acercamiento repentino.
- ¿Uh?
- Te exijo que me digas que fue lo que pasó hoy – lo miré empequeñeciendo los ojos – Y no te dejaré salir de mi cuarto hasta que lo hagas.
- ¿Enserio seguirás con eso? – Hizo una mueca – Blaine, no quiero hablar, de acuerdo.
- Tendrás que hacerlo, es la hora de la verdad – respondí, sin cambiar mi expresión de interrogatorio – Ya van tres meses desde que nos conocemos y no eres capaz de hablar conmigo sinceramente. El año se acabará pronto y no pienso dejar pasar las cosas por más tiempo.
- No te diré nada – cruzó sus brazos a la altura del pecho y negó con la cabeza.
- ¿Por qué eres tan testarudo? – insistí.
- Porque sí, ahora déjame ir – dijo.
- No, porque si lo hago… jamás volverá a haber un momento en el que podamos hablar con tanta tranquilidad como ahora.
- ¿Qué te asegura que no? – murmuró.
- ¿Quién es Jessie para ti? – solté, viéndome en la obligación de obligarlo a decir algo.
- ¿Qué tiene que ver él en todo esto? ¿Por qué conoces tú a Jessie? ¿Has estado averiguando de mí? – habló atropelladamente.
- Uh-uh… Yo pregunté primero – debatí.
- Pues… pues… es un amigo de mi antiguo instituto, pero ¿Y qué con eso? – frunció el ceño, más que molesto.
- Nada, sólo es que tienes una cantidad enorme de fotos con él en tu Facebook – respondí, manteniendo el tono normal.
- Ya te dije que era mi amigo, ¿acaso tú no te sacas fotos con tus amigos del glee? – rebatió.
- Claro que sí, Kurt… - solté un suspiro y me revolví el pelo, alejándome un poco de él - ¿Ni siquiera me dirás por qué te cambiaron de instituto a mitad de año?
- Son cosas personales – respondió con frialdad – No puedo decírtelas.
- Y ¿es a causa de ese mismo motivo que los chicos del equipo te tratan así? – intuí.
- Los del equipo se meten con todo el mundo – farfulló.
- No, Kurt… a ninguno de nosotros nos han golpeado… Además de slushies, no han hecho nada más en nuestra contra… no como contigo.
- Tal vez sólo son intolerantes…
- Y ¿qué hay de aquellas fotos que me mostraste, en donde vestías diferente? Dijiste que en tu otro instituto no toleraban verte vestido así… ¿Por qué?
- ¡No lo sé! ¿De acuerdo? ¡Ya deja de preguntarme! – Vociferó, poniéndose en pie – Estoy harto de tus estúpidas preguntas.
- Kurt… cálmate – me puse frente a él.
- ¿Cómo quieres que me calme si sólo me haces recordar cosas horribles? ¡No quiero calmarme!
Se zafó de mis manos que estaban en su brazo y salió por la puerta, dando un portazo. Yo no dudé en seguirlo.
- ¡Kurt! ¡Espera! ¡Kurt! – grité, alcanzándolo en el vestíbulo.
- Déjame ir – dijo sin ánimos.
- Por favor… no te molestes conmigo… por favor – rogué, viéndolo a los ojos.
- Eres un idiota – susurró, luego de mirarme por un minuto entero.
Me medio abrazó y salió a la intemperie, dejándome con muchas cosas que decir.
KURT.
Salí de la casa de Blaine, algo desanimado. No esperaba un interrogatorio de su parte… él nunca lo hacía, jamás preguntaba cuando yo no lo deseaba… Pero, tal vez ya sea hora de confiar en él, porque si tomaré la decisión que me he planteado anoche… de todos modos va a enterarse, y no me gustaría que fuera por terceros.
Mi móvil vibró en mi bolsillo y entonces me palmeé la frente recordando que tenía un compromiso.
- ¿Seb? – contesté.
- Por supuesto que soy yo, ¿no te lo indica el identificador de llamadas? – Bromeó – Kurt, llevo un rato esperando afuera de tu instituto, pero aún no te veo.
- Am… eso… este, ¿puedes venir por mí? – pregunté, haciendo una mueca que sabía que él no podía ver.
- ¿Ir por ti? ¿A dónde? – consultó.
- Pues, ¿a Westerville? – mi voz fue casi un susurro.
- ¿Westerville? ¿Qué haces allí? – quiso saber, algo confundido.
- Larga historia, te digo en cuanto vengas – prometí.
Pasado un rato, divisé el reluciente carro negro de Sebastian doblando la esquina de la calle. Se detuvo a mi lado y bajó la ventanilla, mostrando la mejor de sus sonrisas.
- Su carruaje espera – saludó.
- Gracias.
Me subí de inmediato, pues tenía bastante frío, ya que la primavera tardaba en dar paso al verano.
- Bien, ¿me dirás que hacías por estos lados? – dijo, ladeándose en su asiento, para mirarme de frente.
- Pues… estaba en la casa de un amigo – respondí, encogiéndome de hombros, como si eso completara la explicación.
- ¿No has ido a clases? – exclamó.
- Claro que he ido, pero surgió un asunto… y… tuve que salir antes… pero ya lo he resuelto – traté de explicarme.
- Oh, de acuerdo – volvió a mirar al frente - ¿Sabes? Estamos súper cerca de mi casa, ¿quieres conocerla? – preguntó, poniendo en marcha el automóvil.
- Am… Sí, seguro – dije no muy convencido.
Condujo por las calles cercanas a la casa de Blaine y se detuvo frente a una casa enorme de dos plantas, con un hermoso jardín frontal y pequeños arbustos cumpliendo la función de cerca divisoria. Nos bajamos, y nuevamente Sebastian abrió la puerta para mí, tomando mi mano, y depositando un beso en mi mejilla, lo que me hizo sonrojar.
- ¿Están tus padres? – pregunté para entablar conversación.
- Espero sinceramente que no – habló con picardía. Yo sólo sonreí azorado.
Al entrar, comprobamos que efectivamente, los padres de Sebastian no estaban, por lo que mi nerviosismo se acrecentó.
- Sentémonos en la sala, ¿de acuerdo? – propuso él. Yo asentí y me dejé guiar por la enorme casa – Bien, has tenido toda la noche para pensar en mi propuesta – comenzó a decir – Por lo que… me encantaría oír esa respuesta que llevo esperando.
- Oh, am… lo pensé y… creo que es una gran idea que podría dar resultado… Por lo que… sí, Sebastian, acepto ser tu novio – dije, con los nervios amenazando por producirme un ataque allí mismo.
- Oh, Kurt… no sabes lo felices que seremos – musitó, poniendo una mano en mi mejilla, acunando mi rostro y acercándose a mí lentamente para besarme. Yo no supe cómo reaccionar, ni qué hacer, por lo que presioné mis ojos, cerrándolos con fuerza, a la espera de sus labios.
Sentí la suavidad de los suyos, pero aquellas mariposas que esperaba sentir, fueron más bien, un montón de polillas que aletearon con debilidad en mi estómago. Sebastian puso todo su esfuerzo en aquel beso, pero yo no cooperé, porque no estaba cómodo.
Sin perder tiempo, comenzó a acrecentar la intensidad del beso, descendiendo por mi cuello, por lo que comencé a alejarme de él, pero Sebastian no se daba por aludido. Él continuó con su recorrido por mi cuello y luego de vuelta a mi boca, a pesar de que yo estaba poniendo mis manos entre nosotros, para lograr algo de espacio o separarnos del todo.
- Seb… ya, detente – susurré, empujándolo con mis manos en su pecho.
- ¿Qué dices? – el siguió con lo suyo, consiguiendo que finalmente me zafara a la fuerza de sus curiosas manos y me pusiera de pie.
Seb me miró sin entender mi actitud, como si yo tuviese un tercer ojo en la frente.
- ¿Qué pasa Kurt? – preguntó de lo más normal.
- Pues, que vas muy rápido – musité acomodando mi ropa – Yo no soy esa clase de chico, tan… tan… demostrativo – rebusqué la palabra adecuada.
- Kurt, ¿no me digas que eres puritano? – bromeó, parándose frente a mí.
- No es eso, pero ya sabes que jamás he estado con nadie – me expliqué, tomando mi bolso del sofá contiguo.
- Lo sé, pero por la misma razón, deberías dejarte querer, ¿no crees? – intentó acercarse para besarme de nuevo.
- No, no lo creo – nuevamente puse mi mano como frontera entre ambos, para apartarme – Prefiero que nos conozcamos mejor, ir al cine, salir a pasear, cosas así… No deseo acelerar las cosas.
- De acuerdo – alzó las manos con una sonrisa encantadora – Me privaré de tocarte… a menos que tú lo desees, claro – alzó su ceja sugerentemente.
- No, tranquilo, no lo deseo – respondí, forzando una sonrisa – Pero, de todos modos, gracias por ayudarme con esto de… ya sabes, los problemas de mi casa… no tenías porqué.
- Sabes que no lo hago sólo por eso, ¿verdad? – rió.
- Lo sé, pero es una ayuda mutua.
Sebastian prefirió poner una película, haciendo que yo me relajara un poco con respecto a lo ocurrido. Comimos palomitas de microondas, gaseosas y disfrutamos una comedia romántica sentados en el sofá.
- Creo que ya es bastante tarde para ser el primer día – comenté, mirando la hora en mi celular.
- Tienes razón, vamos – se puso en pie, ayudándome a mí a hacerlo y luego salimos de su casa.
Al llegar, rodeó el carro y abrió la puerta del copiloto.
- Ha sido una tarde magnífica – murmuró – Creo que podría acostumbrarme fácilmente a pasar junto a ti cada tarde.
- Y yo – dije, sintiendo mis mejillas arder – Nos vemos mañana.
- De acuerdo – se inclinó hacia mí, esta vez mucho más romántico, acariciando mi rostro y mi cabello, por lo que disfruté de nuestro contacto al besarnos – Pasaré por ti al instituto – se despidió.
- Ok, adiós.
Corrí al pórtico, viendo cómo se alejaba. Entré a mi casa y lo primero en divisar, fue el rostro ofuscado de mi padre, que hojeaba el periódico con violencia, casi echando humo por las fosas nasales, sentado en el sofá de la sala.
- Hola, ya llegué – murmuré, temiendo la respuesta de mi padre en cuanto alzó sus ojos molestos hacia mí.
- ¿Has visto la hora que es? – Bufó, lanzando el periódico a un lado - ¿O es que has perdido tu celular?
- Papá, no es tan tarde – dije, restándole importancia a la situación.
- ¿Qué no es tan tarde? – Exclamó – Sabes que detesto no saber en dónde estás. No tengo problemas en que salgas después de clases, pero debes avisar, para eso mantengo tu móvil siempre con dinero para llamar. Estuve a punto de llamar a la policía para reportarte como desaparecido – se quitó la gorra y pasó su mano por su nuca.
- Lo siento, fue algo no planeado… - tomé una inhalación para continuar – Estaba con mi novio – solté, con la mirada en el suelo. Alcé lentamente el rostro, hasta dar con la mirada impactada de mi padre.
- ¿N-novio? ¿Qué novio? ¿Tienes un novio? ¿Por qué no me lo has dicho? ¿Hace cuánto que lo tienes? – disparó las preguntas, acercándose nervioso.
- Sí, novio, su nombre es Sebastian y es el chico del que te hablé el otro día, y desde hoy somos oficialmente novios – expliqué a cada una de sus interrogantes – Siento no haber llamado para avisar, no volverá a ocurrir.
- Eso espero… - regresó al sofá, luego de darme unas palmadas en el hombro. Comencé a caminar hacia las escaleras, pero me detuve al oírlo – He, Kurt… - me volteé a verlo – Me… me alegro mucho por… tu noviazgo… - sonrió de lado – Sé responsable – añadió con un tono serio luego.
- Ok, gracias, lo seré – respondí, analizando a qué se refería con lo de ser “responsable”. Dudaba que él pensara que podía quedar embarazado o algo por el estilo.
Me lancé sobre mi cama, y me quedé un rato mirando el techo, reparando en que tal vez necesitaba una renovación de pintura, pero también en la extraña actitud de Sebastian. No lo conocía lo suficiente como para afirmar cualquier cosa, pero una cosa tenía muy clara… Sebastian no era como yo, él buscaba otro tipo de cosas en un noviazgo, no como lo que yo esperaba. Creo que con evitar estar en lugares solitarios y mantener distancia, podré evitarme situaciones incómodas.
- ¿Kurt? – oí desde la puerta. Me levanté y al ver a Finn, regresé a mi posición anterior.
- ¿Qué quieres? – dije hosco.
- Escuché que algo te había pasado hoy en la escuela – explicó, avanzando hacia mí.
- ¿Te importa? – ironicé.
- No seas así, sólo vine porque oí que andabas cubierto de sangre y me preocupé – sentí que se sentaba sobre mi cama, por lo que alcé la cabeza para darle una mirada de advertencia, la cual entendió, ya que se puso de pie inmediatamente.
- ¿Tú, preocupado por mí? – Dudé – No lo creo.
- Oye, soy tu hermano, no deberías tener secretos conmigo – solté una risa sarcástica, haciendo que el torciera el gesto.
- Compréndelo Finn – lo miré serio - Que tu madre se haya casado con mi padre, no te da derecho sobre mi vida y mis cosas, ¿de acuerdo? Seguimos siendo tan desconocidos y distantes como si ellos jamás se hubieran casado, así que por favor, vete. Quiero dormir – lo despaché con poca delicadeza.
- Sólo trataba de arreglar las cosas – murmuró, caminando hacia la puerta.
- Deja de ser un patético egocéntrico, quarterback del equipo de futbol y súper líder de populandia, y tal vez las cosas mejoren – declaré, para luego voltearme en la cama, dejándole a la vista mi espalda.
Oí la puerta cerrarse y sólo entonces me puse mi pijama para realmente dormirme.
***********************************************************
Espero disfruten del capítulo que tuvo, como siempre, de todo... Y los spoileo con decirles que el próximo capítulo es en donde Blaine se declara finalmente
PREGUNTA RANDOM: ¿Se han dado cuenta (espero que sí) de que los nombres de cada capítulo son, a su vez, nombres de canciones?
Atte.
JC
DarrenChrisCrissColfer* - Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 27/01/2014
Edad : 32
Re: [Resuelto][Fic Klaine] I Really Care About You - CAPITULO FINAL 13
Esta genial, ojalá y pronto tengamos a Klaine.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
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