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Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
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Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Hacía mucho que no publicaba nada y sinceramente estoy en un punto muerto con una de mis historias originales, así que ante mi incapacidad de poder continuar con Save me (espero que algunos la hayan leido) y tampoco poder desarrollar algunas de las ideas que tengo pendientes, voy a hacer algo no nuevo pero que veo que ha gustado. He leído muchas historias últimamente, libros que he encontrado en algunos blog y son interesantes para entretener durante un momento, ninguna me había provocada nada más allá de una sonrisa al leerla, hasta que me encontré con la siguiente historia, es una trilogía y en dos días la he leído porque, en lo personal me ha encantado, debo ser sincera ya que mientras leía nunca pensé en transcribir la historia para ponerle otros personajes, pero cuando termine y como tengo unos días libres, pensé en compartir la historia en el foro, ustedes juzgaran si la trama es buena o no, a mi me atrapo desde las primeras lineas, a pesar de parecer otra historia romántica cualquiera y tal vez solo es eso, en fin que me a gustado y voy a hacer algo que jamás pensé hacer porque soy una ferviente creyente de que estos foros son para historias originales, pero como últimamente rompo mis propias reglas, aquí estoy. Solo cambian nombres, características de personajes y algunos lugares, pero el argumento original se mantiene porque es lo que me gustó. La autora se llama Sandi Lynn y la trilogía se llama Forever, igual si alguien quiere los libros, los tengo digitales, manden un MP y con mucho gusto los comparto. En fin, les dejo el inicio, si les gusta y no han leído el libro y quieren que continúe, dejen un comentario, estaré publicando diario.
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Cuando Brittany se mudó con su novio a Nueva York, pensó que vivirían felices para siempre en su pequeño apartamento de Nueva York. Nunca pensó que él empacaría sus maletas y se iría porque "necesita espacio". Con su recién descubierta soltería y el miedo a estar sola, Brittany se entierra a sí misma en sus obras de arte y pinturas hasta que una noche, ayuda a una misteriosa desconocida y ebria a llegar a casa a salvo. Poco sabía ella que la misteriosa desconocida no es otra que la Ejecutiva y millonaria Santana Lopez. Después de encontrar a Brittany en su cocina a la mañana siguiente y asumir que ella rompió su regla #1 de pasar la noche en su casa, queda intrigada, no sólo por su obstinación y rebeldía, sino por su bondad.
Santana Lopez, emocionalmente muerta y dañada, derivado de una tragedia personal, hizo una promesa de nunca amar o enamorarse de una mujer, hasta que Brittany Pierce entra en su vida por casualidad. Después de que ella se abre y le muestra su mundo, Santa comienza a sentir emociones y sentimientos que nunca supo que existían. A pesar de los rumores y advertencias en cuanto a Santana Lopez y su uso y abuso hacia las mujeres, Brittany se encuentra a sí misma siendo atraída a su mundo.
Brittany sabe que ellas no pueden estar juntas porque guarda un profundo secreto que podría destruir a Santana emocionalmente para siempre.
Acompaña a Santana y Brittany mientras se embarcan en un viaje de coraje, amor y fuerza. ¿Será suficiente para salvarlas?
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Ya saben, si quieren leer la historia con Brittany y Santana, dejen un comentario, si quieren la historia original manden un MP para enviarles la trilogía.
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Cuando Brittany se mudó con su novio a Nueva York, pensó que vivirían felices para siempre en su pequeño apartamento de Nueva York. Nunca pensó que él empacaría sus maletas y se iría porque "necesita espacio". Con su recién descubierta soltería y el miedo a estar sola, Brittany se entierra a sí misma en sus obras de arte y pinturas hasta que una noche, ayuda a una misteriosa desconocida y ebria a llegar a casa a salvo. Poco sabía ella que la misteriosa desconocida no es otra que la Ejecutiva y millonaria Santana Lopez. Después de encontrar a Brittany en su cocina a la mañana siguiente y asumir que ella rompió su regla #1 de pasar la noche en su casa, queda intrigada, no sólo por su obstinación y rebeldía, sino por su bondad.
Santana Lopez, emocionalmente muerta y dañada, derivado de una tragedia personal, hizo una promesa de nunca amar o enamorarse de una mujer, hasta que Brittany Pierce entra en su vida por casualidad. Después de que ella se abre y le muestra su mundo, Santa comienza a sentir emociones y sentimientos que nunca supo que existían. A pesar de los rumores y advertencias en cuanto a Santana Lopez y su uso y abuso hacia las mujeres, Brittany se encuentra a sí misma siendo atraída a su mundo.
Brittany sabe que ellas no pueden estar juntas porque guarda un profundo secreto que podría destruir a Santana emocionalmente para siempre.
Acompaña a Santana y Brittany mientras se embarcan en un viaje de coraje, amor y fuerza. ¿Será suficiente para salvarlas?
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Ya saben, si quieren leer la historia con Brittany y Santana, dejen un comentario, si quieren la historia original manden un MP para enviarles la trilogía.
Última edición por cvlbrittana el Lun Abr 14, 2014 4:38 pm, editado 1 vez
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Wow se ve muy muy interesante siguela porfa aqui me tendras como una fiel lectora saludos
karla ruiz** - Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 05/04/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Hola!
Me llama la atención y sé ve super interesante, siguela.
Nos vemos, me tendrás aquí fielmente.
Me llama la atención y sé ve super interesante, siguela.
Nos vemos, me tendrás aquí fielmente.
Linda23**** - Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 08/12/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Se ve interesante :)
Síguelo pronto :D
Saludos!
Síguelo pronto :D
Saludos!
Elita- - Mensajes : 1247
Fecha de inscripción : 17/06/2012
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Hola, soy fiel seguidora de tus historias y cabe mencionar que me quede con ganas de sabes como terminaba el de SAVE ME ojalá y lo puedas terminar algún día.
Bueno sobre esta adaptación de lee interesante así que, si aquí me tendrás todos los días esperando ansiosa un nuevo capítulo.
Esperó estés bien y nos leemos la próxima
Saludos y besos )
Bueno sobre esta adaptación de lee interesante así que, si aquí me tendrás todos los días esperando ansiosa un nuevo capítulo.
Esperó estés bien y nos leemos la próxima
Saludos y besos )
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 1
Bueno, al parecer hay algunas personas interesadas, como ya saben la historia no es mía, tampoco lo llamo adaptación porque no lo es, simplemente una historia que me encanto, si quieren la trilogía original ya saben. La autora es Sandi Lynn, la trilogía se llama Forever.
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CAPITULO 1
Me quedé de pie en la puerta del dormitorio mientras Tom hacía sus maletas.
—Sólo necesito un poco de espacio —dijo mientras lanzaba sus ropas desordenadamente en su gran mochila nike.
—¿Esto tiene algo que ver con esa zorra que conociste en Zoe la otra noche?
—Britt, vamos, te dije que no pasó nada.
Le rodé los ojos. —Me dijiste un montón de cosas, Tom.
Lanzó las últimas prendas en su mochila Nike y se giró para mirarme—Ambos sabíamos que nos dirigíamos a esto, las cosas han estado inestables desde hace un tiempo, y tú sabes por qué.
—Inestable para ti porque estás en busca de algo que no existe.
Dejó escapar un profundo suspiro. —Lo siento, Britt, simplemente no puedo seguir con esto.
Lo seguí hasta el pequeño espacio que llamamos sala mientras dejaba caer su mochila en el suelo. Metió la mano en su bolsillo y arrojó algo de dinero sobre la mesa. —Esto es para el siguiente par de meses, así puedes pagar la renta. —Me besó en la frente y se dirigió a la puerta.
Me crucé de brazos y lo miré fijamente. —No quiero tu dinero: Quiero que te quedes. Por favor, Tom. No te des por vencido con nosotros. Ahora era la persona más patética del mundo, rogándole a mi estúpido novio que se quedara. No porque pensaba que estaba enamorada de él, sino porque tenía miedo de estar sola, y estar sola era algo muy familiar para mí. Tomó su mochila del suelo y se la echó al hombro. —Cuídate, Britt. — Y justo así, se fue. Me quedé de pie en medio de la sala y miré hacia la puerta cerrada mientras las lágrimas escapaban de mis ojos.
Tom y yo hemos estado juntos desde segundo año de universidad. Ambos estudiábamos en la Universidad Estatal de Ohio y nos conocimos en una fiesta de fraternidad cuando él era un Delta Sigma Phi. Tom era un chico apuesto con su 1.80 de estatura y de complexión fuerte. Muy atractivo y lindo. Siempre tenía su cabello castaño oscuro perfectamente peinado, y sus ojos azules me recordaban a una de mis cosas favoritas en el mundo, el oceáno. Tom era la persona cuya presencia iluminaba la habitación. Su encanto y el romance es lo que me hizo perder la cabeza. Estudiaba Contabilidad mientras yo estudiaba Arte. No pasó mucho tiempo después de nos graduamos cuando su primo le consiguió un trabajo en una gran empresa de contabilidad donde trabajaba. Así es como terminamos mudándonos de Ohio a Nueva York. Tom trabajaba a tiempo completo como contador y ganó una gran cantidad decente de dinero, así que fui capaz de tomar un trabajo de tiempo parcial en una compañía disquera y terminar de pintar los cuadros que le prometí a la galería de arte. Rentamos un apartamento de un dormitorio que era pequeño, pero fue nuestro hogar durante el año pasado y nos hizo feliz, por lo menos yo pensé que así era. Me levanté con mis ojos llorosos y me senté en el sofá, acurrucada en un ovillo y lloré hasta quedarme dormida.
No había estado durmiendo mucho tiempo cuando un golpe en la puerta me sorprendió. Me senté y miré alrededor, mis ojos hinchados y rojos—Britt, ¿estás ahí? —Escuché decir a una voz familiar mientras ella llamaba a la puerta. Me levanté del sofá y di traspiés para abrir la puerta. Hanna siempre parecía saber cuándo la necesitaba más. Levantó sus manos en el aire—Britt, ya es hora, pensé que iba a tener que derribar la puerta. —Puso sus brazos a mí alrededor y me abrazó con fuerza. Le hice señas para que entrara mientras se abría camino y puso una gran bolsa café en la mesa—Vengo con comida de novio imbécil. —Sonrió mientras buscaba en la bolsa. Sacó las cajas de comida china y las puso sobre la mesa—Tenemos ternera Mongolia, wrap de lechuga, arroz con pollo frito, sopa Wonton y helado de chocolate para el postre.
Su sonrisa fue de oreja a oreja, pero rápidamente cayó mientras dejé caer mi cabeza y me acurrucaba de nuevo en mi sofá. Hanna suspiró profundamente cuando se acercó y se sentó junto a mí-Tom me envió un mensaje y me dijo que se iba. Quería que viniera a revisarte y asegurarme de que estuvieras bien.
Levanté la cabeza de mis brazos. ¿Quién demonios se creía mandando a mi mejor amiga para ver si estaba bien? Pensé mientras la rabia quemaba dentro de mí.
—Dijo que se fue por diferencias irreconciliables.
—¿Qué, acaso estamos casados? —gruñí.
Hanna me dio una sonrisa simpática y fue a la cocina a tomar platos y cubiertos para la comida en la mesa. No podía dejar de pensar en Tom y en cómo sólo se marchó. Nunca nos habíamos alejado por más de un par de días, y ahora estaríamos separados para siempre y yo estaría sola de nuevo. Sé por qué decidió irse, y por esa razón lo odiaba. Le di cada oportunidad para que me dijera la verdad, pero ni siquiera pudo mirarme a los ojos y hacerlo. Era un cobarde, y yo no tenía espacio para los cobardes. Aunque me sentía mal de mi estómago, me levanté y me dirigí a la mesa mientras Hanna ponía algo de comida en mi plato.
—Escucha, Britt, Tom es un idiota y lamento que perdiste los últimos cuatro años de tu vida con él. Necesitas enfocarte en otra cosa. Tienes que terminar tus pinturas y ponerlas en la galería para que la gente pueda descubrir quién es verdaderamente Brittany Pierce —dijo, agitando su tenedor. Sonreí levemente porque sabía que tenía razón; Si había una manera de escapar del dolor y de la soledad, era mediante mis pinturas. Se acercó y puso su brazo a mí alrededor y me dio un apretón—. No te preocupes, estaré aquí para ti.
Conocí a Hanna en la galería de arte el día que me detuve a hablar con el dueño sobre mostrar mis pinturas. En el momento en que ella dijo: “Tal vez yo puedo ayudarte” congeniamos y hemos sido mejores amigas desde entonces. Una cosa sobre Hanna es su personalidad, es mucho más grande que su 1.57 de estatura y su talla 0. Siempre luce perfecta con su largo cabello rubio y maquillaje perfectamente colocado que realza sus brillantes ojos azules. No creo que la haya visto alguna vez vestida con pantalones de chándal, para ella todo es acerca de la moda con faldas y lindas blusas ceñidas. No hay déficit de hombres o mujeres cuando Hanna está cerca, nunca hace diferencia y es por eso que la amo. Siempre están coqueteándole, pero ella aún busca la persona perfecto para darle su corazón.
No tenía ganas de comer, pero sabía que tenía que apaciguar a Hanna o no me dejaría en paz.
—¿Quieres que me quede contigo esta noche?
Dejé el tenedor en mi plato. —Nop, sólo quiero estar sola. Creo que iré a tomar un baño. Me levanté de la mesa y me dirigí al baño. Abrí el grifo del agua y vertí una tapita de producto para un baño de burbujas en la corriente.
Retorcí mi largo cabello rubio y lo sujeté con un broche para evitar que se mojara. Entré en la bañera llena de burbujas y me deslicé hasta que mi cabeza estuvo descansando en la almohada de baño detrás de mí. Me quedé ahí, cerré mis ojos y traté de pensar en un plan, pero estaba desconsolada y necesitaba la cantidad adecuada de tiempo para revolcarme en la autocompasión antes de seguir adelante con mi vida como una mujer soltera.
Para el momento en que salí de la bañera, Hanna había limpiado todo. Me había dejado un mensaje de texto diciendo: “Britt, descansa un poco y llámame si necesitas algo. Te llamaré mañana, te quiero.” Sonreí porque ella era la única familia que me quedaba. Mi madre murió de cáncer cuando yo tenía seis años y mi padre murió justo antes de mi décimo octavo cumpleaños. Tenía una tía y un tío en Ohio, pero no había visto u oído de ellos desde que mi padre murió. Siempre consideré a los padres de Tom como mi familia, pero ahora que habíamos roto, sería más que extraño hablar con ellos.
Me aseguré de que la puerta estuviera cerrada con llave. Apagué las luces y me acurruqué en la cama, enterrando mi cabeza bajo las sábanas para escapar de la realidad de mi vida, al menos por esta noche.
____________________________________________________________________________
Espero que la historia les vaya gustando tanto como a mí me encanto. En cuanto a Save me, espero salir de mi bloqueo y terminar la historia.
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CAPITULO 1
Me quedé de pie en la puerta del dormitorio mientras Tom hacía sus maletas.
—Sólo necesito un poco de espacio —dijo mientras lanzaba sus ropas desordenadamente en su gran mochila nike.
—¿Esto tiene algo que ver con esa zorra que conociste en Zoe la otra noche?
—Britt, vamos, te dije que no pasó nada.
Le rodé los ojos. —Me dijiste un montón de cosas, Tom.
Lanzó las últimas prendas en su mochila Nike y se giró para mirarme—Ambos sabíamos que nos dirigíamos a esto, las cosas han estado inestables desde hace un tiempo, y tú sabes por qué.
—Inestable para ti porque estás en busca de algo que no existe.
Dejó escapar un profundo suspiro. —Lo siento, Britt, simplemente no puedo seguir con esto.
Lo seguí hasta el pequeño espacio que llamamos sala mientras dejaba caer su mochila en el suelo. Metió la mano en su bolsillo y arrojó algo de dinero sobre la mesa. —Esto es para el siguiente par de meses, así puedes pagar la renta. —Me besó en la frente y se dirigió a la puerta.
Me crucé de brazos y lo miré fijamente. —No quiero tu dinero: Quiero que te quedes. Por favor, Tom. No te des por vencido con nosotros. Ahora era la persona más patética del mundo, rogándole a mi estúpido novio que se quedara. No porque pensaba que estaba enamorada de él, sino porque tenía miedo de estar sola, y estar sola era algo muy familiar para mí. Tomó su mochila del suelo y se la echó al hombro. —Cuídate, Britt. — Y justo así, se fue. Me quedé de pie en medio de la sala y miré hacia la puerta cerrada mientras las lágrimas escapaban de mis ojos.
Tom y yo hemos estado juntos desde segundo año de universidad. Ambos estudiábamos en la Universidad Estatal de Ohio y nos conocimos en una fiesta de fraternidad cuando él era un Delta Sigma Phi. Tom era un chico apuesto con su 1.80 de estatura y de complexión fuerte. Muy atractivo y lindo. Siempre tenía su cabello castaño oscuro perfectamente peinado, y sus ojos azules me recordaban a una de mis cosas favoritas en el mundo, el oceáno. Tom era la persona cuya presencia iluminaba la habitación. Su encanto y el romance es lo que me hizo perder la cabeza. Estudiaba Contabilidad mientras yo estudiaba Arte. No pasó mucho tiempo después de nos graduamos cuando su primo le consiguió un trabajo en una gran empresa de contabilidad donde trabajaba. Así es como terminamos mudándonos de Ohio a Nueva York. Tom trabajaba a tiempo completo como contador y ganó una gran cantidad decente de dinero, así que fui capaz de tomar un trabajo de tiempo parcial en una compañía disquera y terminar de pintar los cuadros que le prometí a la galería de arte. Rentamos un apartamento de un dormitorio que era pequeño, pero fue nuestro hogar durante el año pasado y nos hizo feliz, por lo menos yo pensé que así era. Me levanté con mis ojos llorosos y me senté en el sofá, acurrucada en un ovillo y lloré hasta quedarme dormida.
No había estado durmiendo mucho tiempo cuando un golpe en la puerta me sorprendió. Me senté y miré alrededor, mis ojos hinchados y rojos—Britt, ¿estás ahí? —Escuché decir a una voz familiar mientras ella llamaba a la puerta. Me levanté del sofá y di traspiés para abrir la puerta. Hanna siempre parecía saber cuándo la necesitaba más. Levantó sus manos en el aire—Britt, ya es hora, pensé que iba a tener que derribar la puerta. —Puso sus brazos a mí alrededor y me abrazó con fuerza. Le hice señas para que entrara mientras se abría camino y puso una gran bolsa café en la mesa—Vengo con comida de novio imbécil. —Sonrió mientras buscaba en la bolsa. Sacó las cajas de comida china y las puso sobre la mesa—Tenemos ternera Mongolia, wrap de lechuga, arroz con pollo frito, sopa Wonton y helado de chocolate para el postre.
Su sonrisa fue de oreja a oreja, pero rápidamente cayó mientras dejé caer mi cabeza y me acurrucaba de nuevo en mi sofá. Hanna suspiró profundamente cuando se acercó y se sentó junto a mí-Tom me envió un mensaje y me dijo que se iba. Quería que viniera a revisarte y asegurarme de que estuvieras bien.
Levanté la cabeza de mis brazos. ¿Quién demonios se creía mandando a mi mejor amiga para ver si estaba bien? Pensé mientras la rabia quemaba dentro de mí.
—Dijo que se fue por diferencias irreconciliables.
—¿Qué, acaso estamos casados? —gruñí.
Hanna me dio una sonrisa simpática y fue a la cocina a tomar platos y cubiertos para la comida en la mesa. No podía dejar de pensar en Tom y en cómo sólo se marchó. Nunca nos habíamos alejado por más de un par de días, y ahora estaríamos separados para siempre y yo estaría sola de nuevo. Sé por qué decidió irse, y por esa razón lo odiaba. Le di cada oportunidad para que me dijera la verdad, pero ni siquiera pudo mirarme a los ojos y hacerlo. Era un cobarde, y yo no tenía espacio para los cobardes. Aunque me sentía mal de mi estómago, me levanté y me dirigí a la mesa mientras Hanna ponía algo de comida en mi plato.
—Escucha, Britt, Tom es un idiota y lamento que perdiste los últimos cuatro años de tu vida con él. Necesitas enfocarte en otra cosa. Tienes que terminar tus pinturas y ponerlas en la galería para que la gente pueda descubrir quién es verdaderamente Brittany Pierce —dijo, agitando su tenedor. Sonreí levemente porque sabía que tenía razón; Si había una manera de escapar del dolor y de la soledad, era mediante mis pinturas. Se acercó y puso su brazo a mí alrededor y me dio un apretón—. No te preocupes, estaré aquí para ti.
Conocí a Hanna en la galería de arte el día que me detuve a hablar con el dueño sobre mostrar mis pinturas. En el momento en que ella dijo: “Tal vez yo puedo ayudarte” congeniamos y hemos sido mejores amigas desde entonces. Una cosa sobre Hanna es su personalidad, es mucho más grande que su 1.57 de estatura y su talla 0. Siempre luce perfecta con su largo cabello rubio y maquillaje perfectamente colocado que realza sus brillantes ojos azules. No creo que la haya visto alguna vez vestida con pantalones de chándal, para ella todo es acerca de la moda con faldas y lindas blusas ceñidas. No hay déficit de hombres o mujeres cuando Hanna está cerca, nunca hace diferencia y es por eso que la amo. Siempre están coqueteándole, pero ella aún busca la persona perfecto para darle su corazón.
No tenía ganas de comer, pero sabía que tenía que apaciguar a Hanna o no me dejaría en paz.
—¿Quieres que me quede contigo esta noche?
Dejé el tenedor en mi plato. —Nop, sólo quiero estar sola. Creo que iré a tomar un baño. Me levanté de la mesa y me dirigí al baño. Abrí el grifo del agua y vertí una tapita de producto para un baño de burbujas en la corriente.
Retorcí mi largo cabello rubio y lo sujeté con un broche para evitar que se mojara. Entré en la bañera llena de burbujas y me deslicé hasta que mi cabeza estuvo descansando en la almohada de baño detrás de mí. Me quedé ahí, cerré mis ojos y traté de pensar en un plan, pero estaba desconsolada y necesitaba la cantidad adecuada de tiempo para revolcarme en la autocompasión antes de seguir adelante con mi vida como una mujer soltera.
Para el momento en que salí de la bañera, Hanna había limpiado todo. Me había dejado un mensaje de texto diciendo: “Britt, descansa un poco y llámame si necesitas algo. Te llamaré mañana, te quiero.” Sonreí porque ella era la única familia que me quedaba. Mi madre murió de cáncer cuando yo tenía seis años y mi padre murió justo antes de mi décimo octavo cumpleaños. Tenía una tía y un tío en Ohio, pero no había visto u oído de ellos desde que mi padre murió. Siempre consideré a los padres de Tom como mi familia, pero ahora que habíamos roto, sería más que extraño hablar con ellos.
Me aseguré de que la puerta estuviera cerrada con llave. Apagué las luces y me acurruqué en la cama, enterrando mi cabeza bajo las sábanas para escapar de la realidad de mi vida, al menos por esta noche.
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Espero que la historia les vaya gustando tanto como a mí me encanto. En cuanto a Save me, espero salir de mi bloqueo y terminar la historia.
Última edición por cvlbrittana el Lun Abr 14, 2014 9:05 pm, editado 1 vez
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Ya quiero ver cómo sé encuentran los protagonistas.
Linda23**** - Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 08/12/2013
Capitulo 2
CAPITULO 2
Los siguientes días no hice nada más que quedarme en mis pijamas y concentrarme en terminar mis pinturas. Llamé al trabajo y les dije que tenía gripe. Me dijeron que me tome el resto de la semana libre, lo cual era algo con lo que no tenía problemas. Estaba asustada de no poder costearlo, pero necesitaba terminar mis pinturas y llevarlas a la galería de arte. No habría sido buena compañía para nadie, de todos modos.
Hice mi tercera taza de café del día y revisé mi teléfono para ver si tenía algún mensaje. Tom no había hecho ningún intento de ponerse en contacto conmigo desde que se fue. ¿Cómo una persona sólo olvida a alguien después de estar con ella por cuatro años? Un incendio se agitó en mi sangre con sólo pensarlo. La forma en la que veía las cosas tenía dos opciones; podía sentarme en mi pequeño departamento y dejar que mi vida se extinga, o podía tragarme lo que pasó y salir al mundo y vivir. Opté por salir y vivir. No estaba lista para morir aún; habían muchas cosas que quería hacer.
Frenéticamente limpié mi apartamento, el cual tenía sin limpiar mucho tiempo, y estaba avergonzada de que lo dejé así. Tomé una bolsa de basura y comencé a lanzar todo lo que me recordaba a Tom. Estaba determinada a librar este apartamento de cualquier rastro de él. Para el momento en que había terminado, mi pequeño hogar estaba prácticamente desnudo. Los estantes del librero que albergaban fotografías de mí y Tom ahora estaban vacíos recordándome el vacío que sentía en mi corazón.
Finalmente me duché y me quedé frente al espejo del baño, levanté la mano y limpié el vapor de agua que se formó sobre él. Me miré por primera vez en días. Mis ojos de color azul hielo, los que Tom solía decirme que le recordaban el mar, se veían cansados con bolsas que se formaban debajo de ellos. Pasé un cepillo sobre mi cabello rubio y largo, y luego puse espuma a través de él, para que se secara en ondas. Me maquillé un poco para tratar de ocultar el hecho de que he estado deprimida y encerrada en mi apartamento por una semana. Me puse mis vaqueros favoritos y me sorprendí de que me quedaban holgados en lugares en los que nunca lo habían estado antes. Mi metro setenta y talla cuatro parecían haber disminuido un poco desde la ruptura. Fui a través de mi armario por mi blusa rosa favorita. Una vez que estaba lista, tomé una respiración profunda y llamé un taxi. Era hora de salir al mundo y comenzar mi vida de nuevo.
Manny estacionó su taxi amarillo junto a la acera de mi apartamento cuando salía. Viéndome luchando con tres pinturas que estaba cargando, salió del taxi para ayudarme.
—Hola Britt, déjame ayudarte.
—Hola Manny, gracias —le sonreí.
Manny era mi taxista favorito, y lo conozco desde que me mudé a Nueva York. Cuando llamo a un taxi, siempre pido a Manny, algunas veces está disponible y otras veces no lo está. Mide un metro con setenta y siete y tiene una estructura musculosa. Siempre lleva su cabello negro en una cola de caballo, y sus ojos de color marrón siempre brillan cuando le pregunto sobre sus hijos. Él era un hombre de familia y una de las mejores personas que he conocido. Su taxi fue el que nos recogió a Tom y a mí la primera vez que llegamos a Nueva York. Me senté adelante con él para que mis pinturas pudieran estar cómodamente en la parte trasera.
—¿Cómo está el Sr. Tom, Britt?
—Tom se mudó hace una semana Manny —suspiré. La expresión en su cara era de compasión.
—Lo siento mucho Britt, ¿estás bien? —Lo miré, y una sonrisa suave vino a mis labios.
—Estoy bien. Era un desastre la semana pasada, pero ahora me estoy adaptando. —¿Realmente lo estaba haciendo? ¿O sólo era una buena actriz?
Se estacionó al lado de la galería de arte y me ayudó a sacar mis pinturas del taxi. Le pagué la tarifa y le agradecí su ayuda.
—Si necesitas algo, llámame Britt y lo digo en serio —me señaló mientras entraba en su taxi y lentamente se alejaba.
Hanna me vio desde la ventana de la galería y vino a ayudarme a traer las pinturas. Llamó al propietario, Sal, y le dijo que yo había llegado. Él vino de su oficina y me besó en ambas mejillas.
—Ah, déjame ver lo que tienes allí Brittany —dijo mientras tomaba las pinturas una por una y las recostaba contra la pared.
Fui contratada para presentar tres pinturas a su galería como una prueba. Una de las pinturas era un romanticismo de un hombre y una mujer bailando bajo la luz de la luna rodeada de nubes. La segunda pintura era de un jardín con una fuente rodeada de flores hermosas. La última pintura era de una niña sentada en un campo de flores con un vestido blanco mientras tres ángeles la miraban desde el cielo. Las tres pinturas hablaban de algo sobre mí.
—Guau, Brittany, estos son preciosos. Estoy seguro de que no tendré ningún problema vendiéndolos —sonrió Sal.
Me sentí un poco avergonzada porque esta era la primera vez que iba a mostrar mi trabajo al mundo. Me guió hasta una pequeña pared que estaba vacía.
—Aquí es donde tus pinturas serán expuestas. Te llamaré tan pronto como una de ellas se venda. —Le agradecí y tan pronto como se alejó, Hanna comenzó a saltar batiendo palmas.
—Salgamos y celebremos esta noche —chilló.
Salir era la última cosa en mi cabeza. No estaba lista para hacer de chica soltera, saliendo de noche, pero Hanna era persistente, y sabía que no tenía oportunidad contra ella. Así que, acepté con inseguridad. Salí de la galería y comencé a caminar por la calle. Busqué a través de mi bolso grande para encontrar mi teléfono que sonaba. Lo tomé y miré el número familiar que encontró su camino hacia mi teléfono un poco demasiado tarde. Presioné ignorar y decidí caminar las seis cuadras a casa. No pasó mucho tiempo antes de que una alerta de un nuevo correo de voz se iluminara en mi teléfono. Para el momento que llegué a casa, estaba agotada. Lancé mis llaves y bolso en la mesa junto a la puerta y escuché el mensaje que permanecía fastidiosamente en la pantalla.
—Hola Brittany, es el Dr. Taub llamando. Noté que has cancelado las últimas dos citas desde nuestra última visita. Quiero asegurarme de que todavía vas a venir a verme. Es vital que hablemos sobre esto. Puedo ayudarte Brittany. Por favor llama a mi oficina para hacer una cita lo antes posible. —Rodé mis ojos y negué con la cabeza mientras presionaba el botón de borrar.
Entré en la habitación y decidí acoStarme por un rato mientras las seis cuadras hacían efecto en mí. Sólo había dormido cerca de una hora cuando me desperté con el sonido de mi teléfono.
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Un capitulo más, como siempre, la historia no es mía, la autora se llama Sani Lynn y la trilogía se titula Forever, si quieren los libros originales envien un MP y con gusto los envío. Saludos.
Los siguientes días no hice nada más que quedarme en mis pijamas y concentrarme en terminar mis pinturas. Llamé al trabajo y les dije que tenía gripe. Me dijeron que me tome el resto de la semana libre, lo cual era algo con lo que no tenía problemas. Estaba asustada de no poder costearlo, pero necesitaba terminar mis pinturas y llevarlas a la galería de arte. No habría sido buena compañía para nadie, de todos modos.
Hice mi tercera taza de café del día y revisé mi teléfono para ver si tenía algún mensaje. Tom no había hecho ningún intento de ponerse en contacto conmigo desde que se fue. ¿Cómo una persona sólo olvida a alguien después de estar con ella por cuatro años? Un incendio se agitó en mi sangre con sólo pensarlo. La forma en la que veía las cosas tenía dos opciones; podía sentarme en mi pequeño departamento y dejar que mi vida se extinga, o podía tragarme lo que pasó y salir al mundo y vivir. Opté por salir y vivir. No estaba lista para morir aún; habían muchas cosas que quería hacer.
Frenéticamente limpié mi apartamento, el cual tenía sin limpiar mucho tiempo, y estaba avergonzada de que lo dejé así. Tomé una bolsa de basura y comencé a lanzar todo lo que me recordaba a Tom. Estaba determinada a librar este apartamento de cualquier rastro de él. Para el momento en que había terminado, mi pequeño hogar estaba prácticamente desnudo. Los estantes del librero que albergaban fotografías de mí y Tom ahora estaban vacíos recordándome el vacío que sentía en mi corazón.
Finalmente me duché y me quedé frente al espejo del baño, levanté la mano y limpié el vapor de agua que se formó sobre él. Me miré por primera vez en días. Mis ojos de color azul hielo, los que Tom solía decirme que le recordaban el mar, se veían cansados con bolsas que se formaban debajo de ellos. Pasé un cepillo sobre mi cabello rubio y largo, y luego puse espuma a través de él, para que se secara en ondas. Me maquillé un poco para tratar de ocultar el hecho de que he estado deprimida y encerrada en mi apartamento por una semana. Me puse mis vaqueros favoritos y me sorprendí de que me quedaban holgados en lugares en los que nunca lo habían estado antes. Mi metro setenta y talla cuatro parecían haber disminuido un poco desde la ruptura. Fui a través de mi armario por mi blusa rosa favorita. Una vez que estaba lista, tomé una respiración profunda y llamé un taxi. Era hora de salir al mundo y comenzar mi vida de nuevo.
Manny estacionó su taxi amarillo junto a la acera de mi apartamento cuando salía. Viéndome luchando con tres pinturas que estaba cargando, salió del taxi para ayudarme.
—Hola Britt, déjame ayudarte.
—Hola Manny, gracias —le sonreí.
Manny era mi taxista favorito, y lo conozco desde que me mudé a Nueva York. Cuando llamo a un taxi, siempre pido a Manny, algunas veces está disponible y otras veces no lo está. Mide un metro con setenta y siete y tiene una estructura musculosa. Siempre lleva su cabello negro en una cola de caballo, y sus ojos de color marrón siempre brillan cuando le pregunto sobre sus hijos. Él era un hombre de familia y una de las mejores personas que he conocido. Su taxi fue el que nos recogió a Tom y a mí la primera vez que llegamos a Nueva York. Me senté adelante con él para que mis pinturas pudieran estar cómodamente en la parte trasera.
—¿Cómo está el Sr. Tom, Britt?
—Tom se mudó hace una semana Manny —suspiré. La expresión en su cara era de compasión.
—Lo siento mucho Britt, ¿estás bien? —Lo miré, y una sonrisa suave vino a mis labios.
—Estoy bien. Era un desastre la semana pasada, pero ahora me estoy adaptando. —¿Realmente lo estaba haciendo? ¿O sólo era una buena actriz?
Se estacionó al lado de la galería de arte y me ayudó a sacar mis pinturas del taxi. Le pagué la tarifa y le agradecí su ayuda.
—Si necesitas algo, llámame Britt y lo digo en serio —me señaló mientras entraba en su taxi y lentamente se alejaba.
Hanna me vio desde la ventana de la galería y vino a ayudarme a traer las pinturas. Llamó al propietario, Sal, y le dijo que yo había llegado. Él vino de su oficina y me besó en ambas mejillas.
—Ah, déjame ver lo que tienes allí Brittany —dijo mientras tomaba las pinturas una por una y las recostaba contra la pared.
Fui contratada para presentar tres pinturas a su galería como una prueba. Una de las pinturas era un romanticismo de un hombre y una mujer bailando bajo la luz de la luna rodeada de nubes. La segunda pintura era de un jardín con una fuente rodeada de flores hermosas. La última pintura era de una niña sentada en un campo de flores con un vestido blanco mientras tres ángeles la miraban desde el cielo. Las tres pinturas hablaban de algo sobre mí.
—Guau, Brittany, estos son preciosos. Estoy seguro de que no tendré ningún problema vendiéndolos —sonrió Sal.
Me sentí un poco avergonzada porque esta era la primera vez que iba a mostrar mi trabajo al mundo. Me guió hasta una pequeña pared que estaba vacía.
—Aquí es donde tus pinturas serán expuestas. Te llamaré tan pronto como una de ellas se venda. —Le agradecí y tan pronto como se alejó, Hanna comenzó a saltar batiendo palmas.
—Salgamos y celebremos esta noche —chilló.
Salir era la última cosa en mi cabeza. No estaba lista para hacer de chica soltera, saliendo de noche, pero Hanna era persistente, y sabía que no tenía oportunidad contra ella. Así que, acepté con inseguridad. Salí de la galería y comencé a caminar por la calle. Busqué a través de mi bolso grande para encontrar mi teléfono que sonaba. Lo tomé y miré el número familiar que encontró su camino hacia mi teléfono un poco demasiado tarde. Presioné ignorar y decidí caminar las seis cuadras a casa. No pasó mucho tiempo antes de que una alerta de un nuevo correo de voz se iluminara en mi teléfono. Para el momento que llegué a casa, estaba agotada. Lancé mis llaves y bolso en la mesa junto a la puerta y escuché el mensaje que permanecía fastidiosamente en la pantalla.
—Hola Brittany, es el Dr. Taub llamando. Noté que has cancelado las últimas dos citas desde nuestra última visita. Quiero asegurarme de que todavía vas a venir a verme. Es vital que hablemos sobre esto. Puedo ayudarte Brittany. Por favor llama a mi oficina para hacer una cita lo antes posible. —Rodé mis ojos y negué con la cabeza mientras presionaba el botón de borrar.
Entré en la habitación y decidí acoStarme por un rato mientras las seis cuadras hacían efecto en mí. Sólo había dormido cerca de una hora cuando me desperté con el sonido de mi teléfono.
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Un capitulo más, como siempre, la historia no es mía, la autora se llama Sani Lynn y la trilogía se titula Forever, si quieren los libros originales envien un MP y con gusto los envío. Saludos.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Esperando el proximo capitulo
Y ojala y salgas de tu bloqueo y termines SAVE ME
me intriga que tanto guarda britt es tan misteriosa en esta historia
Ya quiero leer como se encuentra con santana
Saludos
Y ojala y salgas de tu bloqueo y termines SAVE ME
me intriga que tanto guarda britt es tan misteriosa en esta historia
Ya quiero leer como se encuentra con santana
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Hola que tal, he leido tus historias y me encantan, espero que en algún momento puedas terminar con Save Me ya que es una historia genial como esta que pinta muy bien.
Seguire esta tan fiel como con tus otras historias.
Saludos
Seguire esta tan fiel como con tus otras historias.
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Capitulo 3
CAPITULO 3
Hola —respondí soñolienta.
—¿Estabas durmiendo? —respondió Hanna en voz bastante alta.
—Sólo estaba tomando una pequeña siesta —bostecé.
—Levántate; estoy en camino a tu casa para alistarnos para el club.
Suspiré pesadamente. —¿Club? Dijiste que iríamos a celebrar; creí que tal vez eso significaba cena, no ir a discotecas. —No me sentía como para ir a un club lleno y ruidoso esta noche.
—Britt, anímate, has sido una aguafiestas desde que el idiota de Tom te dejó. Recupera tu vida, diviértete como solías hacerlo; eres la persona más divertida que conozco.
—No sé Hanna; no me siento como para estar en la escena del club esta noche.
—Lo sentirás una vez que estés allí y quien sabe tal vez conocerás a tu Príncipe Encantador esta noche, tengo una mejor idea, podría probar con una princesa, tal vez has estado buscando en el lado equivocado.
¿Dijo Princesa? No quiero un Príncipe Encantador ni una princesa. No quiero tener nada que ver con nadie, punto. Era importante para Hanna que celebremos, así que accedí a ir.
—De acuerdo Hanna, creo que iré, pero no quiero quedarme hasta tarde, estoy cansada.
—¡Sí! —gritó—. Oh, mi amiga Katherine nos va a recoger en tu casa, adiós.
—Espera, quién es… —Clic… Me reí en silencio y salté a la ducha. La exuberancia de Hanna atraía a un montón de gente diferente. Creo que por eso es que conectamos con tanta rapidez.
Tan pronto como salí de la ducha, Hanna entró por la puerta y me lanzó una bolsa de la marca Forever 21.
—¿Qué es esto? —pregunté mientras me asomaba dentro de la bolsa.
Me miró y sonrío mientras corría al baño. —Sólo algo que te compré para que lo uses esta noche.
Hanna era así de generosa; siempre nos comprábamos cosas que pensábamos que a la otra le gustaría. Abrí la bolsa y saqué la blusa plateada brillante más espectacular.
—Hanna, me encanta —sonreí.
—Sabía que así sería. Pensé que podrías usarla con tus leggings negros y botas negras-murmuró mientras se cepillaba los dientes.
Fui a la habitación y me puse la blusa. El largo era suficiente para cubrir mi trasero, lo cual lo hacía perfecto para usar leggings. Fui al baño donde estaba Hanna arreglándose el cabello. Me miró a través del espejo y silbó—: Mírate cosita perdida; todos los chicos en el club van a querer tocar ese culo caliente. —Sonrió mientras lo golpeaba suavemente.
Rodé los ojos. Hanna es una de esas personas que no tienen un filtro; dice lo que está en su mente en ese momento y nunca lo piensa dos veces. Su boca lo escupe antes de que su cerebro lo piense.
Sonreí y la abracé. —Gracias; es perfecta.
—Impresionante, es bueno verte sonreír de nuevo Britt —continuó alisándose el cabello.
Le pregunté a Hanna sobre Katherine, y dijo que era la amiga de una amiga, y que salieron un par de veces. Me pareció extraño ya que esta es la primera vez que escucho su nombre. Dijo que comenzó a verlo justo cuando Tom me dejó. No pensó que fuera apropiado hablar de su vida amorosa tan pronto. Para ser honesta, me conmovió su consideración de no mencionarlo, pero al mismo tiempo estaba enojada de que no me dijera.
Me miré al espejo una última vez antes de salir. Decidí hacer unos rizos suaves de mi cabello rubio que ya me había alisado y quitarme un poco de sombra de ojos que Hanna pintó en mí. Comenzaba a sentirme agradecida de que decidí salir esta noche; necesitaba un poco de diversión.
Katherine vino a la puerta y nos silbó a ambas cuando Hanna la abrió. La besó suavemente en la mejilla y se acercó hacia mí con la mano extendida.
—Soy Katherine, es un gusto conocerte.
Estreché su mano y le dije lo mismo. Su agarre era suave, y por lo que podía notar también lo era su cuerpo. Usaba su cabello marrón corto y desordenado pero de una forma atractiva y sus ojos negros eran penetrantes. Podía ver por qué Hanna estaba atraída hacia ella. Los tres nos deslizamos dentro del taxi que nos esperaba afuera. Hanna tenía su brazo alrededor de Katherine mientras se acariciaban mutuamente. De repente, me sentí como el mal tercio.
—Entonces, ¿a cuál club vamos a ir? —pregunté. Katherine rompió su mirada de Hanna, y me miró.
—Pensé que iríamos al Club S.
Fruncí el ceño tratando de pensar en cómo sabía sobre ese club, y luego lo recordé, mi amigo de la cocina de sopas, Frankie era un guardia allí. Respiré entrecortadamente.
—¿Ese no es un club de sexo?
Hanna me miró y sonrío. —Britt es un club normal; lo que pasa es que algunas personas van allí para encontrar a otros con quienes tener sexo —dijo con tanta naturalidad como si no fuera la gran cosa. Rodé mis ojos y suspiré.
—Corrígeme si estoy equivocada, pero ¿la S no es por sexo, como en Club de Sexo? —Hanna y Katherine me sonrieron—. Genial, ahora tendré que estar a la defensiva toda la noche.
—Vive un poco Britt —se río ella.
Crucé mis brazos y miré por la ventana mientras ellas comenzaban a besarse. No voy a vivir un poco teniendo un acostón de una noche con alguna persona al azar; esa no era yo. Sólo tuve sexo con una sola persona en mi vida, y ese era Tom.
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Como siempre, la historia no es mía, la trilogía se titula Forever y la autora es Sandi Lynn. Intentare continuar con Save me, no prometo nada pero lo intentare. Saludos.
Hola —respondí soñolienta.
—¿Estabas durmiendo? —respondió Hanna en voz bastante alta.
—Sólo estaba tomando una pequeña siesta —bostecé.
—Levántate; estoy en camino a tu casa para alistarnos para el club.
Suspiré pesadamente. —¿Club? Dijiste que iríamos a celebrar; creí que tal vez eso significaba cena, no ir a discotecas. —No me sentía como para ir a un club lleno y ruidoso esta noche.
—Britt, anímate, has sido una aguafiestas desde que el idiota de Tom te dejó. Recupera tu vida, diviértete como solías hacerlo; eres la persona más divertida que conozco.
—No sé Hanna; no me siento como para estar en la escena del club esta noche.
—Lo sentirás una vez que estés allí y quien sabe tal vez conocerás a tu Príncipe Encantador esta noche, tengo una mejor idea, podría probar con una princesa, tal vez has estado buscando en el lado equivocado.
¿Dijo Princesa? No quiero un Príncipe Encantador ni una princesa. No quiero tener nada que ver con nadie, punto. Era importante para Hanna que celebremos, así que accedí a ir.
—De acuerdo Hanna, creo que iré, pero no quiero quedarme hasta tarde, estoy cansada.
—¡Sí! —gritó—. Oh, mi amiga Katherine nos va a recoger en tu casa, adiós.
—Espera, quién es… —Clic… Me reí en silencio y salté a la ducha. La exuberancia de Hanna atraía a un montón de gente diferente. Creo que por eso es que conectamos con tanta rapidez.
Tan pronto como salí de la ducha, Hanna entró por la puerta y me lanzó una bolsa de la marca Forever 21.
—¿Qué es esto? —pregunté mientras me asomaba dentro de la bolsa.
Me miró y sonrío mientras corría al baño. —Sólo algo que te compré para que lo uses esta noche.
Hanna era así de generosa; siempre nos comprábamos cosas que pensábamos que a la otra le gustaría. Abrí la bolsa y saqué la blusa plateada brillante más espectacular.
—Hanna, me encanta —sonreí.
—Sabía que así sería. Pensé que podrías usarla con tus leggings negros y botas negras-murmuró mientras se cepillaba los dientes.
Fui a la habitación y me puse la blusa. El largo era suficiente para cubrir mi trasero, lo cual lo hacía perfecto para usar leggings. Fui al baño donde estaba Hanna arreglándose el cabello. Me miró a través del espejo y silbó—: Mírate cosita perdida; todos los chicos en el club van a querer tocar ese culo caliente. —Sonrió mientras lo golpeaba suavemente.
Rodé los ojos. Hanna es una de esas personas que no tienen un filtro; dice lo que está en su mente en ese momento y nunca lo piensa dos veces. Su boca lo escupe antes de que su cerebro lo piense.
Sonreí y la abracé. —Gracias; es perfecta.
—Impresionante, es bueno verte sonreír de nuevo Britt —continuó alisándose el cabello.
Le pregunté a Hanna sobre Katherine, y dijo que era la amiga de una amiga, y que salieron un par de veces. Me pareció extraño ya que esta es la primera vez que escucho su nombre. Dijo que comenzó a verlo justo cuando Tom me dejó. No pensó que fuera apropiado hablar de su vida amorosa tan pronto. Para ser honesta, me conmovió su consideración de no mencionarlo, pero al mismo tiempo estaba enojada de que no me dijera.
Me miré al espejo una última vez antes de salir. Decidí hacer unos rizos suaves de mi cabello rubio que ya me había alisado y quitarme un poco de sombra de ojos que Hanna pintó en mí. Comenzaba a sentirme agradecida de que decidí salir esta noche; necesitaba un poco de diversión.
Katherine vino a la puerta y nos silbó a ambas cuando Hanna la abrió. La besó suavemente en la mejilla y se acercó hacia mí con la mano extendida.
—Soy Katherine, es un gusto conocerte.
Estreché su mano y le dije lo mismo. Su agarre era suave, y por lo que podía notar también lo era su cuerpo. Usaba su cabello marrón corto y desordenado pero de una forma atractiva y sus ojos negros eran penetrantes. Podía ver por qué Hanna estaba atraída hacia ella. Los tres nos deslizamos dentro del taxi que nos esperaba afuera. Hanna tenía su brazo alrededor de Katherine mientras se acariciaban mutuamente. De repente, me sentí como el mal tercio.
—Entonces, ¿a cuál club vamos a ir? —pregunté. Katherine rompió su mirada de Hanna, y me miró.
—Pensé que iríamos al Club S.
Fruncí el ceño tratando de pensar en cómo sabía sobre ese club, y luego lo recordé, mi amigo de la cocina de sopas, Frankie era un guardia allí. Respiré entrecortadamente.
—¿Ese no es un club de sexo?
Hanna me miró y sonrío. —Britt es un club normal; lo que pasa es que algunas personas van allí para encontrar a otros con quienes tener sexo —dijo con tanta naturalidad como si no fuera la gran cosa. Rodé mis ojos y suspiré.
—Corrígeme si estoy equivocada, pero ¿la S no es por sexo, como en Club de Sexo? —Hanna y Katherine me sonrieron—. Genial, ahora tendré que estar a la defensiva toda la noche.
—Vive un poco Britt —se río ella.
Crucé mis brazos y miré por la ventana mientras ellas comenzaban a besarse. No voy a vivir un poco teniendo un acostón de una noche con alguna persona al azar; esa no era yo. Sólo tuve sexo con una sola persona en mi vida, y ese era Tom.
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Como siempre, la historia no es mía, la trilogía se titula Forever y la autora es Sandi Lynn. Intentare continuar con Save me, no prometo nada pero lo intentare. Saludos.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Está genial :)
Actualiza pronto, quiero leer más!
Saludos
Actualiza pronto, quiero leer más!
Saludos
Elita- - Mensajes : 1247
Fecha de inscripción : 17/06/2012
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Me estoy mueriendo por el proximo cap actualiza pronto quiero leer el encuetro entre las brittana♡ saludos
karla ruiz** - Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 05/04/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Bien, nueva lectora, la historia me atrapo de inmediato, hasta la actualizacion, gracias y bye!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Capitulo 4
CAPITULO 4
El taxi nos dejó en frente del club, y me asombré por la fila de personas que envolvían todo el edificio por al menos dos cuadras. Sonreí, porque yo sabía que no había manera de que lográramos entrar esa noche, lo cual estaba bien conmigo. Prefería salir a una cena tranquila.
Katherine dejó caer sus hombros. —Joder, mira esa fila, debimos haber llegado antes.
Mientras la multitud de personas en la línea esperaba pacientemente para entrar, y yo deseaba largarme de allí, escuché a alguien gritar mi nombre. Mis ojos se abrieron como platos mientras cautelosamente volvía mi cabeza.
—Britt, ¿eres tú? Oye, Britt, por aquí.
Miré en dirección a la voz, y vi a Frankie agitando la mano en un gesto para que me acercara. Los tres caminamos hasta la entrada y nos paramos delante del hombre grande y corpulento, llamado Frankie Lasher. Su cuerpo de luchador, de un metro noventa y cinco, era suficiente para intimidar a cualquiera. Pude ver por qué el club lo contrató como guardia. Puso sus brazos alrededor de mí y me dio un apretón.
—Que bueno verte, Britt. ¿Van a entrar aquí esta noche?
Tiré de su abrazo. —Íbamos a hacerlo, pero guau, mira esa línea, no creo que esta noche tengamos suerte.
—Tonterías, ustedes tres entran.
Le di una mirada asesina mientras levantaba la cuerda para nosotros. Katherine y Hanna estaban encantados y sonriendo de oreja a oreja. Frankie me agarró ligeramente del brazo cuando caminé junto a él. —Si no te sientes cómoda allí, o me necesitas, ven aquí y házmelo saber. —Sonreí ante su generosidad y asentí.
Caminamos por el pequeño pasillo que conducía a la entrada principal del club. He estado en muchos clubes, y ese era, por mucho, el más concurrido que he visto en mi vida. Di un vistazo a mí alrededor, a las mesas que llenaban el lugar. Una enorme barra se ubicaba a un lado, con luces fluorescentes colgando del techo. La pista de baile de gran tamaño albergaba grandes pantallas de proyección que mostraban un espectáculo lleno de láser y color. Las paredes eran de gamuza con suaves luces que brillaban en ellas. La música sonaba a todo volumen y el suelo vibraba debajo de mis pies, forzando a mi cuerpo a moverse con el ritmo.
Hanna nos empujó a Katherine y a mí a la pista de baile, donde bailamos durante lo que parecieron horas. Necesitaba una copa, así que los dejé bailando y me dirigí a la barra. Tomé el único taburete que estaba disponible al final, y pedí un Cosmopolitan. Estaba bebiendo cuando me di cuenta de dos mujeres discutiendo en una mesa no muy lejos de donde yo me encontraba sentada. Una rubia que tenía su dedo tembloroso señalando hacia la otra mujer y luego procedió a empujarla varias veces. No podía dejar de sacudir la cabeza y reír. Seguí mirando hacia ellas para ver si se besaban y terminaban comiéndose, pero me di cuenta que ahora la otra mujer estaba gritando. Su dedo la señalaba y su rostro parecía enojado. La hermosa y alta mujer rubia le dio una bofetada en el rostro, giró sobre sus talones y se escabulló. La miré y tomé nota de la expresión en su rostro, que no mostraba emoción alguna. Se quedó allí sentada, mirando al frente.
Seguí observándola, porque tenía unos de los mejores y más dulces ojos que había visto nunca. Su cabello negro azabache se encontraba largo y brillante. No podía dejar de mirar sus suaves facciones y su perfecta nariz. No podría decir el color de sus ojos, porque estaba demasiado lejos, y la iluminación era insuficiente, pero me di cuenta a simple vista, que cualquiera podría perderse fácilmente en ellos.
—Umm, Britt. Veo que alguien ha llamado tu atención. —Sonrió Hanna mientras miraba fijamente. Oh, Dios. No necesitaba que supiera que estaba observando a esa mujer, porque ella sería la primera en correr hacia allí, contarle, y tratar de emparejarnos.
—Sólo atrapó mi atención porque fue putamente abofeteada por una mujer. —Soltó una carcajada, y esa fue mi señal para cambiar de tema. Me arrastró a la pista de baile, donde bailé y rechacé un sin número de chicos y chicas calientes mientras seguía siendo barajada entre la multitud.
El club comenzó a calentarse, por lo que me vi en la necesidad de un poco de aire fresco. Le dije a Hanna que estaría de vuelta pronto, y me dirigí hacia la puerta. En cuanto salí, vi a Frankie escoltar a la Srta. Dulces Ojos fuera del club.
—De acuerdo, Señora Lopez , ha bebido demasiado esta noche, y es hora de que se vaya a casa. —Ella se tambaleaba de un lado a otro, murmurando algo.
—Frankie, ¿qué está pasando? —pregunté casualmente.
—Hola, Britt. Esta mujer bebió demasiado, e hizo una escena cuando el camarero se negó a servirle.
—¿Qué vas a hacer con ella?
—Sólo la acompañaré a un taxi. Lo que haga después no es asunto mío.
Lo miré y ladeé la cabeza. —Apenas puede ponerse de pie, ¿cómo esperas que llegue a casa sola? —Mi cabeza me decía que me detuviera inmediatamente porque sabía lo que iba a hacer, pero mi corazón me decía que tenía que ayudarla—. Yo me aseguraré de que llegue a casa a salvo —le dije a Frankie.
—Britt, no es una buena idea. No sabes con quién estás tratando.
Levanté mi mano. —Sé lo que estoy haciendo, y ella necesita ayuda.
Frankie negó con la cabeza. —Tienes un buen corazón, Britt, pero a veces pienso que estás loca. Por favor, ten cuidado.
Tomé el celular de mi bolso y llamé a un taxi. La Señorita Dulces Ojos estaba sentada contra el cemento de la pared. Me fijé en su caro traje negro de saco a la medida, y en la blusa blanca parcialmente desabrochada, mostrando un poco sus pechos, además del caro bolso que intentaba no se le cayera. Medía un metro setenta o un poco menos y era delgada. Al igual que su cabello y su rostro, su cuerpo parecía ser perfecto, suspire, hacía mucho que no encontraba a una mujer hermosa. Me acerqué a ella y la tomé del brazo para ayudarla a levantarse.
—Vamos, vamos a casa.
Ella me miró con sus ojos negros y borrachos. —¿Te conozco? —dijo arrastrando las palabras.
Le di unas palmaditas en la espalda y la acerqué a la acera justo cuando el taxi se detuvo. Antes de empujarla, saqué su cartera de su bolso. Tropezó en el asiento, y me subí a su lado. Abrí la cartera, tomé su licencia de conducir y se la entregué al conductor —Llévenos aquí. — Cuando me la devolvió, me encargué de leer su nombre.
—Encantada de conocerte, Santana Lopez —Le di una palmadita en el brazo.
Ella me miró y puso su cabeza sobre mi hombro. Dejé que una pequeña sonrisa se escapara de mis labios.
____________________________________________________________________________
La historia no es mía, ni siquiera la considero adaptación, la autora es Sani Lynn y es una trilogía llamada Forever que me encanto y leí hace un par de días. Espero que la historia les guste tanto como a mí.
El taxi nos dejó en frente del club, y me asombré por la fila de personas que envolvían todo el edificio por al menos dos cuadras. Sonreí, porque yo sabía que no había manera de que lográramos entrar esa noche, lo cual estaba bien conmigo. Prefería salir a una cena tranquila.
Katherine dejó caer sus hombros. —Joder, mira esa fila, debimos haber llegado antes.
Mientras la multitud de personas en la línea esperaba pacientemente para entrar, y yo deseaba largarme de allí, escuché a alguien gritar mi nombre. Mis ojos se abrieron como platos mientras cautelosamente volvía mi cabeza.
—Britt, ¿eres tú? Oye, Britt, por aquí.
Miré en dirección a la voz, y vi a Frankie agitando la mano en un gesto para que me acercara. Los tres caminamos hasta la entrada y nos paramos delante del hombre grande y corpulento, llamado Frankie Lasher. Su cuerpo de luchador, de un metro noventa y cinco, era suficiente para intimidar a cualquiera. Pude ver por qué el club lo contrató como guardia. Puso sus brazos alrededor de mí y me dio un apretón.
—Que bueno verte, Britt. ¿Van a entrar aquí esta noche?
Tiré de su abrazo. —Íbamos a hacerlo, pero guau, mira esa línea, no creo que esta noche tengamos suerte.
—Tonterías, ustedes tres entran.
Le di una mirada asesina mientras levantaba la cuerda para nosotros. Katherine y Hanna estaban encantados y sonriendo de oreja a oreja. Frankie me agarró ligeramente del brazo cuando caminé junto a él. —Si no te sientes cómoda allí, o me necesitas, ven aquí y házmelo saber. —Sonreí ante su generosidad y asentí.
Caminamos por el pequeño pasillo que conducía a la entrada principal del club. He estado en muchos clubes, y ese era, por mucho, el más concurrido que he visto en mi vida. Di un vistazo a mí alrededor, a las mesas que llenaban el lugar. Una enorme barra se ubicaba a un lado, con luces fluorescentes colgando del techo. La pista de baile de gran tamaño albergaba grandes pantallas de proyección que mostraban un espectáculo lleno de láser y color. Las paredes eran de gamuza con suaves luces que brillaban en ellas. La música sonaba a todo volumen y el suelo vibraba debajo de mis pies, forzando a mi cuerpo a moverse con el ritmo.
Hanna nos empujó a Katherine y a mí a la pista de baile, donde bailamos durante lo que parecieron horas. Necesitaba una copa, así que los dejé bailando y me dirigí a la barra. Tomé el único taburete que estaba disponible al final, y pedí un Cosmopolitan. Estaba bebiendo cuando me di cuenta de dos mujeres discutiendo en una mesa no muy lejos de donde yo me encontraba sentada. Una rubia que tenía su dedo tembloroso señalando hacia la otra mujer y luego procedió a empujarla varias veces. No podía dejar de sacudir la cabeza y reír. Seguí mirando hacia ellas para ver si se besaban y terminaban comiéndose, pero me di cuenta que ahora la otra mujer estaba gritando. Su dedo la señalaba y su rostro parecía enojado. La hermosa y alta mujer rubia le dio una bofetada en el rostro, giró sobre sus talones y se escabulló. La miré y tomé nota de la expresión en su rostro, que no mostraba emoción alguna. Se quedó allí sentada, mirando al frente.
Seguí observándola, porque tenía unos de los mejores y más dulces ojos que había visto nunca. Su cabello negro azabache se encontraba largo y brillante. No podía dejar de mirar sus suaves facciones y su perfecta nariz. No podría decir el color de sus ojos, porque estaba demasiado lejos, y la iluminación era insuficiente, pero me di cuenta a simple vista, que cualquiera podría perderse fácilmente en ellos.
—Umm, Britt. Veo que alguien ha llamado tu atención. —Sonrió Hanna mientras miraba fijamente. Oh, Dios. No necesitaba que supiera que estaba observando a esa mujer, porque ella sería la primera en correr hacia allí, contarle, y tratar de emparejarnos.
—Sólo atrapó mi atención porque fue putamente abofeteada por una mujer. —Soltó una carcajada, y esa fue mi señal para cambiar de tema. Me arrastró a la pista de baile, donde bailé y rechacé un sin número de chicos y chicas calientes mientras seguía siendo barajada entre la multitud.
El club comenzó a calentarse, por lo que me vi en la necesidad de un poco de aire fresco. Le dije a Hanna que estaría de vuelta pronto, y me dirigí hacia la puerta. En cuanto salí, vi a Frankie escoltar a la Srta. Dulces Ojos fuera del club.
—De acuerdo, Señora Lopez , ha bebido demasiado esta noche, y es hora de que se vaya a casa. —Ella se tambaleaba de un lado a otro, murmurando algo.
—Frankie, ¿qué está pasando? —pregunté casualmente.
—Hola, Britt. Esta mujer bebió demasiado, e hizo una escena cuando el camarero se negó a servirle.
—¿Qué vas a hacer con ella?
—Sólo la acompañaré a un taxi. Lo que haga después no es asunto mío.
Lo miré y ladeé la cabeza. —Apenas puede ponerse de pie, ¿cómo esperas que llegue a casa sola? —Mi cabeza me decía que me detuviera inmediatamente porque sabía lo que iba a hacer, pero mi corazón me decía que tenía que ayudarla—. Yo me aseguraré de que llegue a casa a salvo —le dije a Frankie.
—Britt, no es una buena idea. No sabes con quién estás tratando.
Levanté mi mano. —Sé lo que estoy haciendo, y ella necesita ayuda.
Frankie negó con la cabeza. —Tienes un buen corazón, Britt, pero a veces pienso que estás loca. Por favor, ten cuidado.
Tomé el celular de mi bolso y llamé a un taxi. La Señorita Dulces Ojos estaba sentada contra el cemento de la pared. Me fijé en su caro traje negro de saco a la medida, y en la blusa blanca parcialmente desabrochada, mostrando un poco sus pechos, además del caro bolso que intentaba no se le cayera. Medía un metro setenta o un poco menos y era delgada. Al igual que su cabello y su rostro, su cuerpo parecía ser perfecto, suspire, hacía mucho que no encontraba a una mujer hermosa. Me acerqué a ella y la tomé del brazo para ayudarla a levantarse.
—Vamos, vamos a casa.
Ella me miró con sus ojos negros y borrachos. —¿Te conozco? —dijo arrastrando las palabras.
Le di unas palmaditas en la espalda y la acerqué a la acera justo cuando el taxi se detuvo. Antes de empujarla, saqué su cartera de su bolso. Tropezó en el asiento, y me subí a su lado. Abrí la cartera, tomé su licencia de conducir y se la entregué al conductor —Llévenos aquí. — Cuando me la devolvió, me encargué de leer su nombre.
—Encantada de conocerte, Santana Lopez —Le di una palmadita en el brazo.
Ella me miró y puso su cabeza sobre mi hombro. Dejé que una pequeña sonrisa se escapara de mis labios.
____________________________________________________________________________
La historia no es mía, ni siquiera la considero adaptación, la autora es Sani Lynn y es una trilogía llamada Forever que me encanto y leí hace un par de días. Espero que la historia les guste tanto como a mí.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Huuuuuu esto se pone bueno!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Ahora si empieza lp mejor
Hasta el proximo capitulo
Hasta el proximo capitulo
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Increíble, Comienza lo bueno.
Actualiza Pronto.
Actualiza Pronto.
Linda23**** - Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 08/12/2013
Capitulo 5
CAPITULO 5
El taxi se estacionó cerca de la zona de garaje. —Aquí es donde le gusta ser dejada. Debe tener una llave que abre el ascensor allí; Su nombre está junto al listado de nombres al lado de la cerradura, vea que piso es, buena suerte.
Me quedé mirando fijamente al taxista porque uno: ¿Cómo sabía eso? Y dos: Yo no tenía intensión de llevar a esta mujer más allá del ascensor. Abrí la cartera y busqué algo de cambio. Sacudí la cabeza ante el hecho de que sólo tenía varios billetes de cien dólares. Saqué uno de cien y se lo entregué al conductor. —Quédese con el cambio. —Le guiñé un ojo. Una gran sonrisa se formó en su rostro. —Gracias, señora.
—No hay de qué, me lo puede agradecer la próxima vez.
Abrí la puerta y tomé el brazo de la mujer tirando de ella fuera de la cabina. Puse su brazo por encima de mi hombro y la encaminé hacia el ascensor. Siguió tambaleándose hasta casi caernos. Busqué en su bolso por sus llaves pero no había nada. Hubo un incómodo momento cuando tuve que poner mi mano dentro del bolsillo del pantalón. Presioné el botón del elevador y me miró.
—Eres una mujer hermosa, y te voy a follar muy, pero muy duro —dijo mientras agarraba mi trasero.
Suspirando, aparté la mano de mi trasero. —Sólo en tus sueños, cariño, sólo en tus sueños.
El ascensor se abrió. La acompañé en el interior y miré las diferentes llaves, preguntándome cual sería la del ascensor. Me volví hacia ella mientras se apoyaba en la pared del ascensor.
—¿Me podrías decir que llave es la del ascensor? —Me dedicó una seductora y borracha sonrisa y me quitó el llavero, cogió una llave y la sostuvo en alto—. Gracias —sonreí.
Metí la llave en la cerradura al lado de su nombre mientras el elevador nos llevaba hacia el último piso. Las puertas se abrieron en el penthouse más grande y más hermoso que yo había visto nunca. De acuerdo, era el único ático que yo había visto, pero aún así era hermoso. Mi única intensión era apoyarla contra la pared y dejarla, me imaginaba que dormiría en el suelo y allí se despertaría la mañana siguiente, ese era mi plan hasta que me miró y me dijo que vomitaría. Rodé mis ojos cuando le pedí que me dijera donde estaba su habitación; Creo que eso le llamó la atención muy rápido. Señaló las escaleras, y me aferré a ella, tratando de retenerla para que no se tropezara con cada paso. Finamente, llegamos al segundo piso mientras veía un baño a la izquierda. No entró. Vomitó todo sobre su ropa. Sacudí la cabeza mientras suspiré, todo era demasiado familiar para mí.
Me apresuré a llevarla al baño, donde se inclinó y abrazó la porcelana por una buena hora. Me quedé admirando la belleza de su cuarto de baño. Las paredes de color tierra y encimeras negras le daban un aspecto clásico, pero de lujo. Encontré un paño y lo coloqué bajo el agua tibia. Me acerqué a ella mientras estaba sentado contra la pared, su cabeza baja. Olía a vómito, y tenía que cambiarle la ropa.
—Vamos, amiga; déjame quitarte esa ropa. —Puse sus brazos alrededor de mí y con una pequeña ayuda de ella, la levanté del suelo. Hicimos nuestro camino por el pasillo, hacia su dormitorio. Abrí las puertas dobles que conducían dentro y jadeé; su dormitorio era más grande que todo mi apartamento. La lleve hacia la enorme cama y la senté.
—¿Eres un ángel? —dijo arrastrando las palabras mientras frotaba suavemente mi mejilla. Su piel estaba caliente, y su toque se sentía bien, demasiado bien, ya que hizo que mi piel se pusiera de gallina.
Tomé su mano. —Sí, supongo que sí.
La borracha sonrió y volvió a caer sobre la cama. Sabía que esto iba a tomar algo de trabajo, tratar de quitarle la ropa, pero no podía dejarla sentada allí, toda la noche, sobre su propio vomito. Le quité los zapatos de tacon y subí a la cama para así ponerme a horcajadas y desabrocharle la blusa, moviéndome de un lado a otro para evitar que me abrazara. Probablemente hubiera sido más fácil desvestirla en el baño, pero no se me ocurrió antes. Bajé hasta el botón de sus pantalones; Oh Dios, no puedo creer que esté haciendo esto. Mis pensamientos eran: déjala allí recostada y dormida, pero sus pantalones recibieron la peor parte del vomito y realmente apestaba. Le desabroché el pantalón y levanté sus caderas para así tirar de ellos. Fue una lucha, pero finalmente lo logré.
No pude dejar de mirar su escultural cuerpo mientras permanecía acostada casi desnuda, sólo con su conjunto de lencería de seda negra. Soy humana, ¿no? Ella era delgada, firme y perfectamente definida de la cabeza a los pies, y con una piel muy suave. Me sentí sucia estando allí, observando su cuerpo, pero nadie debería verse así de perfecta, no era justo. Tenía que moverla hasta su almohada. Puse un paño frío sobre su frente, y se removió. La agarré por las axilas y la arrastré lo mejor que pude. La recosté de lado en caso de que vomitara de nuevo, un ligero gemido provino de su boca. Encontré una manta sobre una silla en la esquina de la habitación y la cubrí con ella. Suspiré y miré el reloj en la mesita de noche, vi que era la una de la mañana.
Estaba exhausta y necesitaba desesperadamente un poco de sueño. Fue entonces cuando recordé que nunca le dije a Hanna que me iba. Bajé corriendo las escaleras y tomé mi bolso de mesa. Saqué mi móvil y vi un mensaje de texto de ella.
“Frankie me dijo que te fuiste con una mujer borracha, Brittany, dime ¿qué estás haciendo? Y sé que te gusta jugar a la buena samaritana, pero estoy preocupada, contéstame.”
Repliqué apresuradamente:
“Estoy bien; Me las arreglé para traerla a su casa, y está desmayada en la cama. Me iré a casa ahora; te llamo mañana.”
Me detuve en el pasillo y miré las escaleras. Los recuerdos inundaron mi mente mientras hacía mi camino de vuelta a su habitación para comprobar como seguía ella una vez más. Había rodado sobre su espalda, así que la reacomodé de costado. Su cama era tan cómoda que decidí sentarme junto a ella y asegurarme que se quedaba en esa posición por el resto
de la noche. Entonces, quizás así conseguiría dormir un poco.
***
Me desperté de un sueño que tuve sobre mi padre. Rápidamente me senté, mi cerebro aún no registraba plenamente donde me encontraba. Recorrí la habitación y la miré dormir plácidamente. Sacudí mi cabeza con incredulidad al comprender que me quedé dormida durante tanto tiempo, así que me dirigí al cuarto de baño. Me eché un poco de agua en el rostro y bebí un poco del enjuague bucal que encontré en su gabinete. Pasé los dedos por mi cabello y me dirigí escaleras abajo. Debí haberme ido en ese mismo momento, pero necesitaba café, y ella lo necesitaría cuando despertara.
Caminé hacia la cocina y me detuve en seco. Los armarios de caoba en conjunto con las encimeras de granito gris eran totalmente impresionantes. Una gran isla curvada implementada en el medio de la habitación con una estufa incorporada de un lado, mientras tres hornos de acero inoxidable eran incorporados en la otra pared opuesta. Encontré lo que necesitaba e hice una taza de café. Tenía una receta para aliviar la resaca, la cual solía prepararle a mi padre todos los días. Escaneé la cocina y sorprendentemente, tenía todo lo que necesitaba para preparar un coctel. Tenía mi espalda dando a la puerta, preparando el coctel para resacas, cuando escuché a alguien aclarar su garganta. Me sorprendió, y poco a poco me di la vuelta.
Ella estaba de pie en medio de la cocina con una playera larga que dejaba ver unas hermosas piernas bien formadas. Tragué saliva en mi sitio, allí de pie, aún con resaca y recién levantada, se veía tan increíble como anoche. Me miró y ladeó su cabeza.
—¿No te dije las reglas anoche?
—¿Eh? —Fruncí el ceño.
—No te puedes quedar a dormir aquí. Se suponía que debías irte después de follar; ¿Se puede saber porque estás aún aquí, en mi cocina, poniéndote cómoda?
Su tono era arrogante y grosero, obviamente no recordaba nada de anoche, pero no esperaba que lo hiciera. Sus ojos negros parecían mas oscuros y molestos, pero no me asustó; Ya había pasado por esto antes. Puse el vaso con la bebida contra la resaca en el mostrador y lo deslicé hacia ella. Entrecerró los ojos en mi dirección.
—Te hice una pregunta y espero una respuesta.
Suspiré y rodé los ojos. —Oye, no sé lo que crees que pasó anoche, pero tú y yo no dormimos juntas; Créeme, nunca te daría ese placer. —De acuerdo, mentí, se lo hubiera dado con gusto, pero no tenía por qué saberlo. Ladeó más su cabeza y me miró fijamente con los ojos entrecerrados—. Bebiste hasta caer en el olvido anoche en el club, y te corrieron del lugar. Yo pasaba por allí cuando ocurrió y como la buena chica que soy, llamé un taxi para asegurarme de que llegaras a casa a salvo. Luego, procediste a vomitarte sobre ti misma, así que tuve que llevarte al baño y desvestirte, porque, francamente, apestabas. —Arqueó sus cejas—Estaba a punto de irme cuando decidí chequearte una vez más. Regresé a tu habitación y estabas recostada sobre tu espalda, así que te acomodé de lado en caso de que volvieras a vomitar, no me hubiera gustado que te ahogaras y murieras. —Cambió de posición y cruzó los brazos—. Me quedé dormida del cansancio después de tratar contigo, y cuando desperté decidí prepararte un café y un coctel contra la resaca. Me pensaba ir en un par de minutos, y no esperaba que te despertarás en al menos un par de horas.
Dio unos pasos más cerca. —Entonces, ¿me estás diciendo que no pasó nada entre nosotras? —Rodé los ojos, parecía que no escuchó ni una palabra de lo que le dije.
—No, no pasó nada, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien, estabas totalmente borracha. —Bajé la mirada.
—¿Qué es eso? —preguntó mientras cogía el vaso.
—Sólo bébelo, comenzarás a sentirte mejor en unos quince minutos. Te sirvo el café y me voy.
Comencé a sentirme un poco mareada cuando tomé una taza y se me escapó de las manos para estrellarse contra el suelo.
—Mierda —dije mientras me agachaba a recoger los pedazos rotos.
—Oye, vas a cortarte. —Se acercó a mí y se inclinó.
—Lo siento —dije, sacudiendo la cabeza y recogiendo la porcelana rota.
—¡Detente! —Su voz fue una orden.
Su voz era sorprendente, pero la ignoré porque este era mi desastre y yo iba a limpiarlo. Me tomó de las manos y me obligó a deshacerme de los trozos rotos. Nuestros ojos se encontraron cuando vio las cicatrices en mis muñecas. Me liberé de su agarre rápidamente y me levanté. Ella continuó recogiendo los trozos. Tomé mi bolso en el mostrador.
—Lamento lo de la taza. Voy a comprarte una nueva, y espero que te mejores. —Me di la vuelta y me dirigí a la puerta.
—Espera —la oí decir.
Me di la vuelta y la miré. —Al menos déjame pagarte por los problemas que te causé anoche.
—No aceptaré tu dinero, y no fue un problema. —De acuerdo, ella seguía con vida, y me sentía mejor sabiendo que probablemente le salvé la vida.
Rodó los ojos. —Entonces, al menos déjame darte una taza de café antes de que te vayas. —Suspiré. Seriamente la necesitaba, y una taza no lastimaría a nadie.
—De acuerdo, una taza y luego estoy fuera de tu camino.
Se dio la vuelta para regresar a la cocina y poner una taza sobre la isla. Se bebió el coctel y frunció el ceño todo el tiempo. Fue divertido ver la mirada de disgusto en su rostro. Se inclinó sobre el mostrador y me miró.
—¿Por qué diablos me ayudas? ¿Y si yo fuera una asesina?
Reí. —No podrías asesinarme. Estabas tan borracha anoche… apenas podías caminar. —
Corrió una mano por su cabello.
—No deberías hacer este tipo de cosas; la ciudad no es segura para una chica como tú. —Parecía molesta.
Apoyé el codo en el mostrador, coloqué la mano en mi mejilla, y le miré mientras me sermoneaba. Ella dejó de hablar y entrecerró los ojos hacia mí. —¿Siquiera me estás escuchando?
Me reí cuando me levanté del taburete. —Gracias por el café, pero tengo que irme; necesito irme a casa. —Agarré mi bolso y comencé a caminar fuera de la cocina.
—Que tenga un encantador día, Señora Lopez, y la próxima vez no beba tanto. —Pude escuchar sus pasos siguiéndome atrás.
—¿Te importaría decirme tu nombre? —La puerta del elevador se abrió; Di un paso dentro y me di la vuelta para encararla.
—Es Brittany Pierce —grité mientras las puertas comenzaban a cerrarse.
____________________________________________________________________________
La historia no es mía, la autora es Sani Lynn y la trilogia se titula Forever. Lo que más me gusto de la historia es como se desarrolla la relación de los personajes, sin prisa, así que si esperan que en el siguiente capitulo haya beso y cama, están en la historia equivocada, lean con calma y disfruten.
El taxi se estacionó cerca de la zona de garaje. —Aquí es donde le gusta ser dejada. Debe tener una llave que abre el ascensor allí; Su nombre está junto al listado de nombres al lado de la cerradura, vea que piso es, buena suerte.
Me quedé mirando fijamente al taxista porque uno: ¿Cómo sabía eso? Y dos: Yo no tenía intensión de llevar a esta mujer más allá del ascensor. Abrí la cartera y busqué algo de cambio. Sacudí la cabeza ante el hecho de que sólo tenía varios billetes de cien dólares. Saqué uno de cien y se lo entregué al conductor. —Quédese con el cambio. —Le guiñé un ojo. Una gran sonrisa se formó en su rostro. —Gracias, señora.
—No hay de qué, me lo puede agradecer la próxima vez.
Abrí la puerta y tomé el brazo de la mujer tirando de ella fuera de la cabina. Puse su brazo por encima de mi hombro y la encaminé hacia el ascensor. Siguió tambaleándose hasta casi caernos. Busqué en su bolso por sus llaves pero no había nada. Hubo un incómodo momento cuando tuve que poner mi mano dentro del bolsillo del pantalón. Presioné el botón del elevador y me miró.
—Eres una mujer hermosa, y te voy a follar muy, pero muy duro —dijo mientras agarraba mi trasero.
Suspirando, aparté la mano de mi trasero. —Sólo en tus sueños, cariño, sólo en tus sueños.
El ascensor se abrió. La acompañé en el interior y miré las diferentes llaves, preguntándome cual sería la del ascensor. Me volví hacia ella mientras se apoyaba en la pared del ascensor.
—¿Me podrías decir que llave es la del ascensor? —Me dedicó una seductora y borracha sonrisa y me quitó el llavero, cogió una llave y la sostuvo en alto—. Gracias —sonreí.
Metí la llave en la cerradura al lado de su nombre mientras el elevador nos llevaba hacia el último piso. Las puertas se abrieron en el penthouse más grande y más hermoso que yo había visto nunca. De acuerdo, era el único ático que yo había visto, pero aún así era hermoso. Mi única intensión era apoyarla contra la pared y dejarla, me imaginaba que dormiría en el suelo y allí se despertaría la mañana siguiente, ese era mi plan hasta que me miró y me dijo que vomitaría. Rodé mis ojos cuando le pedí que me dijera donde estaba su habitación; Creo que eso le llamó la atención muy rápido. Señaló las escaleras, y me aferré a ella, tratando de retenerla para que no se tropezara con cada paso. Finamente, llegamos al segundo piso mientras veía un baño a la izquierda. No entró. Vomitó todo sobre su ropa. Sacudí la cabeza mientras suspiré, todo era demasiado familiar para mí.
Me apresuré a llevarla al baño, donde se inclinó y abrazó la porcelana por una buena hora. Me quedé admirando la belleza de su cuarto de baño. Las paredes de color tierra y encimeras negras le daban un aspecto clásico, pero de lujo. Encontré un paño y lo coloqué bajo el agua tibia. Me acerqué a ella mientras estaba sentado contra la pared, su cabeza baja. Olía a vómito, y tenía que cambiarle la ropa.
—Vamos, amiga; déjame quitarte esa ropa. —Puse sus brazos alrededor de mí y con una pequeña ayuda de ella, la levanté del suelo. Hicimos nuestro camino por el pasillo, hacia su dormitorio. Abrí las puertas dobles que conducían dentro y jadeé; su dormitorio era más grande que todo mi apartamento. La lleve hacia la enorme cama y la senté.
—¿Eres un ángel? —dijo arrastrando las palabras mientras frotaba suavemente mi mejilla. Su piel estaba caliente, y su toque se sentía bien, demasiado bien, ya que hizo que mi piel se pusiera de gallina.
Tomé su mano. —Sí, supongo que sí.
La borracha sonrió y volvió a caer sobre la cama. Sabía que esto iba a tomar algo de trabajo, tratar de quitarle la ropa, pero no podía dejarla sentada allí, toda la noche, sobre su propio vomito. Le quité los zapatos de tacon y subí a la cama para así ponerme a horcajadas y desabrocharle la blusa, moviéndome de un lado a otro para evitar que me abrazara. Probablemente hubiera sido más fácil desvestirla en el baño, pero no se me ocurrió antes. Bajé hasta el botón de sus pantalones; Oh Dios, no puedo creer que esté haciendo esto. Mis pensamientos eran: déjala allí recostada y dormida, pero sus pantalones recibieron la peor parte del vomito y realmente apestaba. Le desabroché el pantalón y levanté sus caderas para así tirar de ellos. Fue una lucha, pero finalmente lo logré.
No pude dejar de mirar su escultural cuerpo mientras permanecía acostada casi desnuda, sólo con su conjunto de lencería de seda negra. Soy humana, ¿no? Ella era delgada, firme y perfectamente definida de la cabeza a los pies, y con una piel muy suave. Me sentí sucia estando allí, observando su cuerpo, pero nadie debería verse así de perfecta, no era justo. Tenía que moverla hasta su almohada. Puse un paño frío sobre su frente, y se removió. La agarré por las axilas y la arrastré lo mejor que pude. La recosté de lado en caso de que vomitara de nuevo, un ligero gemido provino de su boca. Encontré una manta sobre una silla en la esquina de la habitación y la cubrí con ella. Suspiré y miré el reloj en la mesita de noche, vi que era la una de la mañana.
Estaba exhausta y necesitaba desesperadamente un poco de sueño. Fue entonces cuando recordé que nunca le dije a Hanna que me iba. Bajé corriendo las escaleras y tomé mi bolso de mesa. Saqué mi móvil y vi un mensaje de texto de ella.
“Frankie me dijo que te fuiste con una mujer borracha, Brittany, dime ¿qué estás haciendo? Y sé que te gusta jugar a la buena samaritana, pero estoy preocupada, contéstame.”
Repliqué apresuradamente:
“Estoy bien; Me las arreglé para traerla a su casa, y está desmayada en la cama. Me iré a casa ahora; te llamo mañana.”
Me detuve en el pasillo y miré las escaleras. Los recuerdos inundaron mi mente mientras hacía mi camino de vuelta a su habitación para comprobar como seguía ella una vez más. Había rodado sobre su espalda, así que la reacomodé de costado. Su cama era tan cómoda que decidí sentarme junto a ella y asegurarme que se quedaba en esa posición por el resto
de la noche. Entonces, quizás así conseguiría dormir un poco.
***
Me desperté de un sueño que tuve sobre mi padre. Rápidamente me senté, mi cerebro aún no registraba plenamente donde me encontraba. Recorrí la habitación y la miré dormir plácidamente. Sacudí mi cabeza con incredulidad al comprender que me quedé dormida durante tanto tiempo, así que me dirigí al cuarto de baño. Me eché un poco de agua en el rostro y bebí un poco del enjuague bucal que encontré en su gabinete. Pasé los dedos por mi cabello y me dirigí escaleras abajo. Debí haberme ido en ese mismo momento, pero necesitaba café, y ella lo necesitaría cuando despertara.
Caminé hacia la cocina y me detuve en seco. Los armarios de caoba en conjunto con las encimeras de granito gris eran totalmente impresionantes. Una gran isla curvada implementada en el medio de la habitación con una estufa incorporada de un lado, mientras tres hornos de acero inoxidable eran incorporados en la otra pared opuesta. Encontré lo que necesitaba e hice una taza de café. Tenía una receta para aliviar la resaca, la cual solía prepararle a mi padre todos los días. Escaneé la cocina y sorprendentemente, tenía todo lo que necesitaba para preparar un coctel. Tenía mi espalda dando a la puerta, preparando el coctel para resacas, cuando escuché a alguien aclarar su garganta. Me sorprendió, y poco a poco me di la vuelta.
Ella estaba de pie en medio de la cocina con una playera larga que dejaba ver unas hermosas piernas bien formadas. Tragué saliva en mi sitio, allí de pie, aún con resaca y recién levantada, se veía tan increíble como anoche. Me miró y ladeó su cabeza.
—¿No te dije las reglas anoche?
—¿Eh? —Fruncí el ceño.
—No te puedes quedar a dormir aquí. Se suponía que debías irte después de follar; ¿Se puede saber porque estás aún aquí, en mi cocina, poniéndote cómoda?
Su tono era arrogante y grosero, obviamente no recordaba nada de anoche, pero no esperaba que lo hiciera. Sus ojos negros parecían mas oscuros y molestos, pero no me asustó; Ya había pasado por esto antes. Puse el vaso con la bebida contra la resaca en el mostrador y lo deslicé hacia ella. Entrecerró los ojos en mi dirección.
—Te hice una pregunta y espero una respuesta.
Suspiré y rodé los ojos. —Oye, no sé lo que crees que pasó anoche, pero tú y yo no dormimos juntas; Créeme, nunca te daría ese placer. —De acuerdo, mentí, se lo hubiera dado con gusto, pero no tenía por qué saberlo. Ladeó más su cabeza y me miró fijamente con los ojos entrecerrados—. Bebiste hasta caer en el olvido anoche en el club, y te corrieron del lugar. Yo pasaba por allí cuando ocurrió y como la buena chica que soy, llamé un taxi para asegurarme de que llegaras a casa a salvo. Luego, procediste a vomitarte sobre ti misma, así que tuve que llevarte al baño y desvestirte, porque, francamente, apestabas. —Arqueó sus cejas—Estaba a punto de irme cuando decidí chequearte una vez más. Regresé a tu habitación y estabas recostada sobre tu espalda, así que te acomodé de lado en caso de que volvieras a vomitar, no me hubiera gustado que te ahogaras y murieras. —Cambió de posición y cruzó los brazos—. Me quedé dormida del cansancio después de tratar contigo, y cuando desperté decidí prepararte un café y un coctel contra la resaca. Me pensaba ir en un par de minutos, y no esperaba que te despertarás en al menos un par de horas.
Dio unos pasos más cerca. —Entonces, ¿me estás diciendo que no pasó nada entre nosotras? —Rodé los ojos, parecía que no escuchó ni una palabra de lo que le dije.
—No, no pasó nada, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien, estabas totalmente borracha. —Bajé la mirada.
—¿Qué es eso? —preguntó mientras cogía el vaso.
—Sólo bébelo, comenzarás a sentirte mejor en unos quince minutos. Te sirvo el café y me voy.
Comencé a sentirme un poco mareada cuando tomé una taza y se me escapó de las manos para estrellarse contra el suelo.
—Mierda —dije mientras me agachaba a recoger los pedazos rotos.
—Oye, vas a cortarte. —Se acercó a mí y se inclinó.
—Lo siento —dije, sacudiendo la cabeza y recogiendo la porcelana rota.
—¡Detente! —Su voz fue una orden.
Su voz era sorprendente, pero la ignoré porque este era mi desastre y yo iba a limpiarlo. Me tomó de las manos y me obligó a deshacerme de los trozos rotos. Nuestros ojos se encontraron cuando vio las cicatrices en mis muñecas. Me liberé de su agarre rápidamente y me levanté. Ella continuó recogiendo los trozos. Tomé mi bolso en el mostrador.
—Lamento lo de la taza. Voy a comprarte una nueva, y espero que te mejores. —Me di la vuelta y me dirigí a la puerta.
—Espera —la oí decir.
Me di la vuelta y la miré. —Al menos déjame pagarte por los problemas que te causé anoche.
—No aceptaré tu dinero, y no fue un problema. —De acuerdo, ella seguía con vida, y me sentía mejor sabiendo que probablemente le salvé la vida.
Rodó los ojos. —Entonces, al menos déjame darte una taza de café antes de que te vayas. —Suspiré. Seriamente la necesitaba, y una taza no lastimaría a nadie.
—De acuerdo, una taza y luego estoy fuera de tu camino.
Se dio la vuelta para regresar a la cocina y poner una taza sobre la isla. Se bebió el coctel y frunció el ceño todo el tiempo. Fue divertido ver la mirada de disgusto en su rostro. Se inclinó sobre el mostrador y me miró.
—¿Por qué diablos me ayudas? ¿Y si yo fuera una asesina?
Reí. —No podrías asesinarme. Estabas tan borracha anoche… apenas podías caminar. —
Corrió una mano por su cabello.
—No deberías hacer este tipo de cosas; la ciudad no es segura para una chica como tú. —Parecía molesta.
Apoyé el codo en el mostrador, coloqué la mano en mi mejilla, y le miré mientras me sermoneaba. Ella dejó de hablar y entrecerró los ojos hacia mí. —¿Siquiera me estás escuchando?
Me reí cuando me levanté del taburete. —Gracias por el café, pero tengo que irme; necesito irme a casa. —Agarré mi bolso y comencé a caminar fuera de la cocina.
—Que tenga un encantador día, Señora Lopez, y la próxima vez no beba tanto. —Pude escuchar sus pasos siguiéndome atrás.
—¿Te importaría decirme tu nombre? —La puerta del elevador se abrió; Di un paso dentro y me di la vuelta para encararla.
—Es Brittany Pierce —grité mientras las puertas comenzaban a cerrarse.
____________________________________________________________________________
La historia no es mía, la autora es Sani Lynn y la trilogia se titula Forever. Lo que más me gusto de la historia es como se desarrolla la relación de los personajes, sin prisa, así que si esperan que en el siguiente capitulo haya beso y cama, están en la historia equivocada, lean con calma y disfruten.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
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Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Yo estaré aquí pendiente del fic, la trama de la historia me encanta, además me gusta que sé vallan desarrollando poco a poco, y que con su interacción sé forme algo más que llegué a una relación y no que al segundo capítulo ya lleguen a la cama.
El capítulo estuvo genial cómo los demás, mi única queja es que son cortos, a mi me encanta leer y más sí el fic es interesante.
El capítulo estuvo genial cómo los demás, mi única queja es que son cortos, a mi me encanta leer y más sí el fic es interesante.
Linda23**** - Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 08/12/2013
Capitulo 6
CAPITULO 6
Salí a la brillante luz del sol y miré al cielo. Sonreí mientras esperaba a que llegara el taxi. Seguí pensando en Santana, su tonta regla sobre las mujeres quedándose por la noche y el modo en que lucía. Había algo en ella que hacía que mi estómago aleteara. No podía dejar de pensar en su tono y en lo enojada que estaba cuando me vio por primera vez. Supongo que no puedo culparla; probablemente yo actuaría del mismo modo si hubiera una extraña en mi apartamento cuando despertara.
Caminé hacia la puerta de mi apartamento, lancé el bolso y tomé un baño caliente. Estaba exhausta, y necesitaba desesperadamente dormir. Ansiaba el confort de mis pijamas y mi cama. Le envié un mensaje de texto a Hanna para dejarle saber que tomaría una siesta y que la llamaría al despertar. Si no le enviaba un mensaje, probablemente llamaría o vendría, y sólo quería estar sola esta noche. Miré al reloj, eran las tres de la tarde. Planeaba dormir hasta las cinco, hacer una cena rápida y algo de pintura.
Los golpes en la puerta me sorprendieron. Miré al reloj y eran las cinco y treinta. Mierda, dormí más de lo que quería. Me levanté y fui a abrir.
—Hanna, dije que llamaría cuando… —Abrí la puerta y para mi sorpresa no era Hanna, sino un hombre joven sosteniendo un sobre blanco pequeño.
—¿Es usted Brittany Pierce? —preguntó. De pronto me puse nerviosa, sonaba serio.
—Sí, soy Brittany Pierce.
Me entregó el sobre. —Esto es para usted.
Lo tomé de su mano. Me sonrió y se alejó. El estómago se me enredó en nudos. No sabía qué esperaba encontrar en el sobre, y de todos modos ¿quién me lo enviaba? Deslicé los dedos por la parte superior y saqué el pedazo de papel doblado eficientemente, decía:
“Señorita Pierce, voy a agradecerle adecuadamente por sus servicios de anoche, la estaré esperando en Le Sur Restaurant. Mi chofer la recogerá a las 7:00 pm”
Santana Lopez.
Ante todo, ¿cómo sabía mi dirección? y segundo, ¿por qué era tan mandona? Debía haber sentido ese sentimiento de repelús, pero por alguna razón, no lo hice. Lo saqué de mi mente cuando vi que quería cenar conmigo en Le Sur. Desde que Tom y yo nos mudamos aquí, nunca habíamos logrado entrar a ese restaurante. La gente reservaba con meses de antelación. Llamé a Hanna de inmediato.
—Hola amiga. ¿Qué hay?
—¿Recuerdas a la mujer que ayudé a llegar a casa anoche?
—Sí…
—Quiere agradecerme por ayudarla, así que enviará a su chofer a que me recoja para encontrarnos en Le Sur a las siete.
—¿Qué? —gritó al teléfono—. Britt, ¿quién es esa mujer?
—Su nombre es Santana Lopez.
Escuché su respingo. —¿Estás jodiendo, Britt? Santana Lopez es la Ejecutiva de Lopez Enterprises. Es la mega millonaria treintañera que se hizo cargo de la compañía de su padre cuando tenía veintiocho y es abiertamente lesbiana. Britt, es tan sexi, y es rica, ¿y te quiere llevar a cenar? —Podía escuchar la excitación en su voz.
—Hanna, primero que todo, no estoy interesada en ninguna persona. Estoy en la zona libre de relaciones, especialmente después de lo que Tom me hizo. Esta mujer, Santana Lopez, es mandona y no tiene una onza de respeto por las mujeres. —No quería contarle lo que ella me había dicho sobre sus reglas más temprano ese día.
—Puede ser, Britt, pero es rica y sexy.
Rodé los ojos ante su comentario final y me despedí de ella. No sentía deseos de salir esta noche y quería pintar algo, pero era Le Sur y me moría por ir allí, así que hice una excepción.
Hurgué en mi closet intentando encontrar algo que usar. Saqué un vestido negro que vestí en la boda de una amiga unos años atrás. Era sencillo, con tirantes delgados y un cuello en V. Me puse algo de maquillaje y el cabello a media altura, dejando escapar algunos rizos de la cascada trasera alrededor de mis hombros. Me puse brillo de labios y miré el reloj, eran las 6:58. Me miré al espejo una última vez y me dirigí hacia la puerta.
Estacionada en la calle había una limosina negra con un hombre recostado contra ella. —Señorita Pierce, presumo.
—Sí, soy Brittany Pierce —Sonreí y él abrió la puerta, ayudándome a subir. Acepté el confort y la suavidad del interior. Me sentía como una princesa en camino a su baile. Miré hacia el frente donde se encontraba el chofer—. Perdone, ¿cuál es su nombre?
Me miró a través del espejo retrovisor. —Denny, madam.
—Gusto en conocerte Denny; ¿La Señorita Lopez siempre es tan mandona? —pregunté cortésmente.
Él sonrió y sacudió la cabeza. —La Señorita Lopez está acostumbrada a obtener todo lo que quiere. —Rodé los ojos y miré hacia afuera, por supuesto que lo hace.
Entré al restaurante y me dirigí hacia el mostrador donde una pelirroja alta preguntó si podía ayudarme.
—Me estoy reuniendo con la Señora Lopez —respondí. Sus ojos lucieron como dagas al instante.
—Sígame. —La pelirroja con ojos afilados me guió hacia el final del restaurante hacia la mesa en que Santana estaba sentada. Ella nos vio venir y se levantó. Caminó hacia adelante y movió una silla para mí. De acuerdo, hasta ahora tiene modales.
—Buenas noches señorita Pierce, me alegro que decidiera venir.
Quería decirle que sólo estaba ahí por la experiencia del restaurante, y que de haber escogido cualquier otro sitio, no habría ido. Me senté en la silla mientras ella caminaba hacia la suya. Vestía un extremadamente caro vestido gris oscuro. Su piel tostada por el sol brillaba más de lo que yo recordaba esta mañana y su cabello estaba peinado en una estilizada forma que era tan sexy.
—Buenas noches señora Lopez, gracias por invitarme, pero realmente no era necesario, y por favor, llámeme Britt.
Me miró fijamente. —¿No es su nombre Brittany?
Tomé un sorbo de agua. —Sí, pero mis amigos me llaman Britt.
Tomó el menú y lo abrió, me sorprendieron las siguientes palabras que salieron de su boca.
—Pero no somos amigas Brittany.
De acuerdo, retiro lo de que tiene modales, es simplemente grosera. Abrí mi menú. —De acuerdo señora Lopez, ¿por qué no nos atenemos a señorita Pierce? —La vi sonreír ligeramente detrás del menú.
—Ordene cualquier cosa que desee, parece que no hubiera comido en semanas. —Lo miré con dureza.
—Como todos los días señora Lopez, no creo que le importe. —De pronto lucía intrigada y dejó su menú sobre la mesa.
—Es que es muy delgada.
¿Qué mierda le pasa a esta mujer? Primero, dice que no somos amigas; ahora me llama anoréxica.
—Es el modo en que nací; siempre he sido delgada.
Presionó sus labios cuando llegó el camarero con una botella de Pinot Grigio. Vertió el vino en cada copa y procedió a tomar nuestra orden. Miré a Santana mientras ella me observaba a mí; me estaba poniendo tremendamente incómoda, pero al mismo tiempo me excitaba. El corazón comenzó a latirme con prisa y un dolor familiar se alzó desde abajo. Dos pueden jugar este juego.
—¿Cuál es su historia señora Lopez? —Se llevó la copa de vino a los labios y tomó un sorbo, nunca apartó sus ojos de mí.
—¿Mi historia? —preguntó simplemente.
Una sonrisa pequeña se escapó de mis labios. —Sí, su historia.
—Qué hay para contar, soy una Ejecutiva treintañera, tengo más dinero del que alguna vez necesitaré; no tengo relaciones; usualmente obtengo lo que quiero y hago lo que me da la gana. —Me senté allí mirándola todo el tiempo mientras alardeaba de sí misma.
—Con eso fuera del camino, ¿cuál es su historia, señorita Pierce?
—No tengo historia señora Lopez; tengo veintitrés años; me mudé aquí con mi novio hace poco más de un año; trabajo a tiempo parcial en una compañía de discos; pinto y soy voluntaria.
Se sentó, sopesando si hacerme o no la siguiente pregunta. —¿Qué piensa su novio sobre usted cenando conmigo?
—No piensa nada, ya no estamos juntos. Se mudó hace tres semanas. —Miré hacia la mesa.
Podía sentir un poquito de simpatía en su voz. —Oh, ¿puedo preguntar cuánto tiempo estuvieron juntos? —Encontré particularmente extraño el que quisiera ponerse tan personal.
—Estuvimos juntos cuatro años; nos conocimos en la universidad y nos mudamos desde Ohio.
Alzó las cejas. —Cuatro años es una cantidad de tiempo seria. —Decidí exponérselo todo ya que parecía tan interesada; de todos modos era muy poco probable que nos volviéramos a ver después de esta noche.
—Sip, una noche llegó a casa del trabajo y dijo que necesitaba espacio, empacó sus cosas y se fue. —Sabía la razón, pero eso no se lo iba a decir a Santana.
Ella luchó con sus siguientes palabras y eso me atrapó por sorpresa.
—Siento que le haya hecho eso.
Moví la mano frente a mi rostro. —No lo sienta, nada dura para siempre . Estaba sorprendida por mi elección de palabras, pero era la verdad y yo no temía decirlo.
____________________________________________________________________________
La historia no es mía, la autora es Sani Lynn y la trilogía se titula Forever. Lean con calma y disfruten de la historia, si les esta gustando la historia espero saberlo y dejare un par de capitulos más en el trascurso de la tarde-noche. Saludos a todos los que leen.
Salí a la brillante luz del sol y miré al cielo. Sonreí mientras esperaba a que llegara el taxi. Seguí pensando en Santana, su tonta regla sobre las mujeres quedándose por la noche y el modo en que lucía. Había algo en ella que hacía que mi estómago aleteara. No podía dejar de pensar en su tono y en lo enojada que estaba cuando me vio por primera vez. Supongo que no puedo culparla; probablemente yo actuaría del mismo modo si hubiera una extraña en mi apartamento cuando despertara.
Caminé hacia la puerta de mi apartamento, lancé el bolso y tomé un baño caliente. Estaba exhausta, y necesitaba desesperadamente dormir. Ansiaba el confort de mis pijamas y mi cama. Le envié un mensaje de texto a Hanna para dejarle saber que tomaría una siesta y que la llamaría al despertar. Si no le enviaba un mensaje, probablemente llamaría o vendría, y sólo quería estar sola esta noche. Miré al reloj, eran las tres de la tarde. Planeaba dormir hasta las cinco, hacer una cena rápida y algo de pintura.
Los golpes en la puerta me sorprendieron. Miré al reloj y eran las cinco y treinta. Mierda, dormí más de lo que quería. Me levanté y fui a abrir.
—Hanna, dije que llamaría cuando… —Abrí la puerta y para mi sorpresa no era Hanna, sino un hombre joven sosteniendo un sobre blanco pequeño.
—¿Es usted Brittany Pierce? —preguntó. De pronto me puse nerviosa, sonaba serio.
—Sí, soy Brittany Pierce.
Me entregó el sobre. —Esto es para usted.
Lo tomé de su mano. Me sonrió y se alejó. El estómago se me enredó en nudos. No sabía qué esperaba encontrar en el sobre, y de todos modos ¿quién me lo enviaba? Deslicé los dedos por la parte superior y saqué el pedazo de papel doblado eficientemente, decía:
“Señorita Pierce, voy a agradecerle adecuadamente por sus servicios de anoche, la estaré esperando en Le Sur Restaurant. Mi chofer la recogerá a las 7:00 pm”
Santana Lopez.
Ante todo, ¿cómo sabía mi dirección? y segundo, ¿por qué era tan mandona? Debía haber sentido ese sentimiento de repelús, pero por alguna razón, no lo hice. Lo saqué de mi mente cuando vi que quería cenar conmigo en Le Sur. Desde que Tom y yo nos mudamos aquí, nunca habíamos logrado entrar a ese restaurante. La gente reservaba con meses de antelación. Llamé a Hanna de inmediato.
—Hola amiga. ¿Qué hay?
—¿Recuerdas a la mujer que ayudé a llegar a casa anoche?
—Sí…
—Quiere agradecerme por ayudarla, así que enviará a su chofer a que me recoja para encontrarnos en Le Sur a las siete.
—¿Qué? —gritó al teléfono—. Britt, ¿quién es esa mujer?
—Su nombre es Santana Lopez.
Escuché su respingo. —¿Estás jodiendo, Britt? Santana Lopez es la Ejecutiva de Lopez Enterprises. Es la mega millonaria treintañera que se hizo cargo de la compañía de su padre cuando tenía veintiocho y es abiertamente lesbiana. Britt, es tan sexi, y es rica, ¿y te quiere llevar a cenar? —Podía escuchar la excitación en su voz.
—Hanna, primero que todo, no estoy interesada en ninguna persona. Estoy en la zona libre de relaciones, especialmente después de lo que Tom me hizo. Esta mujer, Santana Lopez, es mandona y no tiene una onza de respeto por las mujeres. —No quería contarle lo que ella me había dicho sobre sus reglas más temprano ese día.
—Puede ser, Britt, pero es rica y sexy.
Rodé los ojos ante su comentario final y me despedí de ella. No sentía deseos de salir esta noche y quería pintar algo, pero era Le Sur y me moría por ir allí, así que hice una excepción.
Hurgué en mi closet intentando encontrar algo que usar. Saqué un vestido negro que vestí en la boda de una amiga unos años atrás. Era sencillo, con tirantes delgados y un cuello en V. Me puse algo de maquillaje y el cabello a media altura, dejando escapar algunos rizos de la cascada trasera alrededor de mis hombros. Me puse brillo de labios y miré el reloj, eran las 6:58. Me miré al espejo una última vez y me dirigí hacia la puerta.
Estacionada en la calle había una limosina negra con un hombre recostado contra ella. —Señorita Pierce, presumo.
—Sí, soy Brittany Pierce —Sonreí y él abrió la puerta, ayudándome a subir. Acepté el confort y la suavidad del interior. Me sentía como una princesa en camino a su baile. Miré hacia el frente donde se encontraba el chofer—. Perdone, ¿cuál es su nombre?
Me miró a través del espejo retrovisor. —Denny, madam.
—Gusto en conocerte Denny; ¿La Señorita Lopez siempre es tan mandona? —pregunté cortésmente.
Él sonrió y sacudió la cabeza. —La Señorita Lopez está acostumbrada a obtener todo lo que quiere. —Rodé los ojos y miré hacia afuera, por supuesto que lo hace.
Entré al restaurante y me dirigí hacia el mostrador donde una pelirroja alta preguntó si podía ayudarme.
—Me estoy reuniendo con la Señora Lopez —respondí. Sus ojos lucieron como dagas al instante.
—Sígame. —La pelirroja con ojos afilados me guió hacia el final del restaurante hacia la mesa en que Santana estaba sentada. Ella nos vio venir y se levantó. Caminó hacia adelante y movió una silla para mí. De acuerdo, hasta ahora tiene modales.
—Buenas noches señorita Pierce, me alegro que decidiera venir.
Quería decirle que sólo estaba ahí por la experiencia del restaurante, y que de haber escogido cualquier otro sitio, no habría ido. Me senté en la silla mientras ella caminaba hacia la suya. Vestía un extremadamente caro vestido gris oscuro. Su piel tostada por el sol brillaba más de lo que yo recordaba esta mañana y su cabello estaba peinado en una estilizada forma que era tan sexy.
—Buenas noches señora Lopez, gracias por invitarme, pero realmente no era necesario, y por favor, llámeme Britt.
Me miró fijamente. —¿No es su nombre Brittany?
Tomé un sorbo de agua. —Sí, pero mis amigos me llaman Britt.
Tomó el menú y lo abrió, me sorprendieron las siguientes palabras que salieron de su boca.
—Pero no somos amigas Brittany.
De acuerdo, retiro lo de que tiene modales, es simplemente grosera. Abrí mi menú. —De acuerdo señora Lopez, ¿por qué no nos atenemos a señorita Pierce? —La vi sonreír ligeramente detrás del menú.
—Ordene cualquier cosa que desee, parece que no hubiera comido en semanas. —Lo miré con dureza.
—Como todos los días señora Lopez, no creo que le importe. —De pronto lucía intrigada y dejó su menú sobre la mesa.
—Es que es muy delgada.
¿Qué mierda le pasa a esta mujer? Primero, dice que no somos amigas; ahora me llama anoréxica.
—Es el modo en que nací; siempre he sido delgada.
Presionó sus labios cuando llegó el camarero con una botella de Pinot Grigio. Vertió el vino en cada copa y procedió a tomar nuestra orden. Miré a Santana mientras ella me observaba a mí; me estaba poniendo tremendamente incómoda, pero al mismo tiempo me excitaba. El corazón comenzó a latirme con prisa y un dolor familiar se alzó desde abajo. Dos pueden jugar este juego.
—¿Cuál es su historia señora Lopez? —Se llevó la copa de vino a los labios y tomó un sorbo, nunca apartó sus ojos de mí.
—¿Mi historia? —preguntó simplemente.
Una sonrisa pequeña se escapó de mis labios. —Sí, su historia.
—Qué hay para contar, soy una Ejecutiva treintañera, tengo más dinero del que alguna vez necesitaré; no tengo relaciones; usualmente obtengo lo que quiero y hago lo que me da la gana. —Me senté allí mirándola todo el tiempo mientras alardeaba de sí misma.
—Con eso fuera del camino, ¿cuál es su historia, señorita Pierce?
—No tengo historia señora Lopez; tengo veintitrés años; me mudé aquí con mi novio hace poco más de un año; trabajo a tiempo parcial en una compañía de discos; pinto y soy voluntaria.
Se sentó, sopesando si hacerme o no la siguiente pregunta. —¿Qué piensa su novio sobre usted cenando conmigo?
—No piensa nada, ya no estamos juntos. Se mudó hace tres semanas. —Miré hacia la mesa.
Podía sentir un poquito de simpatía en su voz. —Oh, ¿puedo preguntar cuánto tiempo estuvieron juntos? —Encontré particularmente extraño el que quisiera ponerse tan personal.
—Estuvimos juntos cuatro años; nos conocimos en la universidad y nos mudamos desde Ohio.
Alzó las cejas. —Cuatro años es una cantidad de tiempo seria. —Decidí exponérselo todo ya que parecía tan interesada; de todos modos era muy poco probable que nos volviéramos a ver después de esta noche.
—Sip, una noche llegó a casa del trabajo y dijo que necesitaba espacio, empacó sus cosas y se fue. —Sabía la razón, pero eso no se lo iba a decir a Santana.
Ella luchó con sus siguientes palabras y eso me atrapó por sorpresa.
—Siento que le haya hecho eso.
Moví la mano frente a mi rostro. —No lo sienta, nada dura para siempre . Estaba sorprendida por mi elección de palabras, pero era la verdad y yo no temía decirlo.
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La historia no es mía, la autora es Sani Lynn y la trilogía se titula Forever. Lean con calma y disfruten de la historia, si les esta gustando la historia espero saberlo y dejare un par de capitulos más en el trascurso de la tarde-noche. Saludos a todos los que leen.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Excelentes capitulos, santana como siempre queriendo llevar las riendas de todo, pero eso es lo que me agrada, su personalidad y aunque Brittany es mas tranquila no es ninguna tonta, hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Espero los siguientes capítulos.
Linda23**** - Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 08/12/2013
Capitulo 7
CAPITULO 7
Le Sur era tan hermoso como pensé que sería. El ambiente era impresionante, con su luz tenue y ambiente romántico. Los pisos de mármol eran excelentes, al igual que las pinturas que colgaban en las paredes representando a París. Las mesas estaban cubiertas con manteles de satén, y las comidas eran servidas en porcelana delicada.
—¿Te gusta el lugar? —preguntó Santana cuando notó que yo miraba alrededor.
—Sí, es un hermoso restaurante. —Sonreí.
El camarero nos trajo la cena mientras Santana estaba a punto de hacerme una nueva pregunta.
—Dijiste que eras voluntaria en un comedor comunitario, ¿se puede saber, por qué? —La expresión de su rostro me dijo que se sentía algo intrigada por ello.
Tomé mi tenedor y cuchillo y corté mi pollo mientras procedí a responder a su pregunta.
—Me gusta ayudar a la gente necesitada, debería saber eso estas alturas, señora Lopez.
Negó con la cabeza. —Sí, fue una pregunta tonta, ¿no?
—Tuve una infancia difícil y digamos que no hubo nadie que me ayudara. —Sus ojos nunca dejaron los míos; escuchaba de cerca cada palabra que yo decía.
—¿Qué hay de sus padres? ¿No le ayudaron? —Bajé la mirada, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Mi madre murió de cáncer cuando yo tenía seis, y mi padre fue un alcohólico que murió justo antes de mi décimo octavo cumpleaños.
La expresión de su rostro cambió, pasó de dura a suave en cuestión de segundos—Es por eso que me ayudó anoche, ¿Por qué cree que soy una alcohólica? —preguntó. Tomé el último bocado de mi cena y dejé el tenedor.
—No, mi padre murió ahogado en su propio vómito en una de sus noches de borrachera. Lo encontré muerto en su cama a la mañana siguiente. No quería ese mismo destino para usted. La gente no comprende cuan fácil es que algo así suceda. Pasé toda mi vida cuidando de mi padre, quien absurdamente bebió hasta el olvido casi todas las noches porque no podía superar la muerte de mi madre, así que para mí es una segunda naturaleza ayudar a la gente.
No sabía qué decir, yo creo que la sorprendí. Levantó su copa e indicó que hiciera lo mismo.
—Bueno, gracias por su ayuda anoche, a pesar de que me molesté esta mañana por encontrarle en la cocina, lo aprecio.
—De nada —Sonreí.
Cuando estábamos dejando el restaurante, noté que varias mujeres miraban a Santana con lo que parecía lujuria. Algunas se relamían los labios mientras pasábamos, y otras le analizaban de arriba a abajo. Fue bastante desagradable, pero entendía por qué lo hacían. Ella era, sin duda, algo para ser admirada. Caminamos hacia fuera, y me miró.
—¿Se le antoja un helado? —pregunté.
Me miró desconcertada, como si yo estuviera loca o algo así.
—No, no quiero helado, la llevare a casa y luego tengo otro lugar en el que estar. —Aquí venía su grosería otra vez, me sorprendió que le tomara tanto tiempo.
—Oh, vamos, yo invito. Conozco una heladería muy buena, a un par de cuadras de distancia, que está abierta las 24 horas.
—Señorita Pierce, no quiero ningún helado, ahora entre al auto, así Denny la podrá llevar a casa. —Su tono era firme.
Empecé a caminar calle abajo. Quería un helado. Si ella no quería, era su problema, pero yo conseguiría mi helado con o sin ella. Moví mi mano mientras me alejaba. —Gracias de nuevo por la cena, señora Lopez, nos veremos por ahí nuevamente.
—Señorita Pierce, vuelva aquí —gritó por la calle. Rodé los ojos y seguí caminando. De repente, ella estuvo a mi lado, murmurando—: Señorita Pierce, no voy a repetirle que entre al coche.
Me detuve y me volví hacia ella, empujando mi dedo en su pecho. —No recibo órdenes de nadie, señora Lopez, especialmente de personas que sólo he conocido menos de veinticuatro horas. No soy su responsabilidad. Me agradeció por mi ayuda con una buena cena, y ahora ha llegado el momento de separarnos. Tomaré un helado, y luego llamaré un taxi para que me lleve a casa.
Se quedó atónita, incapaz de hablar. Seguí caminando y me siguió. La escuché en el teléfono. —Denny, supongo que iremos por helados, te llamaré cuando decidamos marcharnos. —El tono de su voz era molesto.
—No tiene que venir conmigo si no le gusta el helado —dije.
—Nunca dije que no me gustase, solo no se me antoja.
—Entonces, ¿por qué me sigue, señora Lopez?
—Está ciudad no es segura para que una joven y hermosa mujer camine sola, especialmente por la noche, ¿cuántas veces se lo tengo que explicar?
Escuché la parte de "hermosa" y no pude dejar de sonreír. Mis pies comenzaban a matarme en mis tacones, así que me detuve abruptamente en medio de la acera y me los quité.
—¿Qué cree que hace? —preguntó.
—Quitarme los zapatos porque mis pies me están matando —dije mientras usaba su brazo para mantener el equilibrio.
—¿Caminara descalza sobre esta acera sucia?
Me reí. —Sí, señora Lopez —Comprendí que ella odiaba la idea, era tan formal y correcta.
Caminamos hasta la puerta de la heladería, y me puse de nuevo mis zapatos.
—Hola, ¿puedo ayudarle? —preguntó una chica alegre detrás del mostrador.
Miré a los diferentes helados detrás del cristal. —Quiero una sola cucharada de chocolate en un cono de galleta, por favor.
—¿Y para usted, señora? —preguntó la chica alegre.
Santana me miró y suspiró. —Una sola cucharada de vainilla en una taza. —Sonreí y golpeé mi hombro contra el suyo. Busqué mi billetera para pagar, pero Santana ya le había entregado a la chica su dinero.
—Le dije que yo invito.
—No se preocupe por eso, señorita Pierce, puedo darme el lujo de comprarle un helado —Rodé mis ojos y me senté en la mesa de hierro forjado, Santana se sentó frente a mí. La vi comer su helado mientras escondía una pequeña sonrisa. Descubrí que ella lo estaba disfrutando.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que comió un helado? —pregunté.
Me miró perpleja. —No lo sé. Supongo que desde que era una niña.
—Me está tomando el pelo, ¿no has tenido el helado desde que eras una niña?
—No, ¿es eso un problema?
—No, sólo estoy sorprendida.
—Creo que encontraría un montón de cosas sorprendentes acerca de mí —dijo. Torcí mi cara y la miré.
—Así que, ¿a dónde irá después? —No es que fuera de mi incumbencia, pero hizo un punto para avisarme que tenía que estar en alguna parte.
Levantó una ceja. —Señorita Pierce, no creo que quiera saber la respuesta.
Terminamos nuestro helado cuando vi a Denny estacionar la limusina en la acera. Se levantó y abrió la puerta para mí.
—Gracias, Denny, es un caballero —dije mientras miré Santana. Gracias a Dios que no vivía muy lejos, porque hubo un incómodo silencio todo el camino a casa. La limusina se detuvo en mi casa, y podía ver Santana inclinándose para analizarla.
—¿Tiene su propia entrada exterior? —Frunció el ceño.
—Sí, no vivo en un edificio de apartamentos de lujo con un portero y ascensor privado. Este es mi pequeño apartamento con su propia entrada exterior —Me miró con irritación.
—No quise decir eso, creo que no es seguro, cualquiera puede forzar la entrada —La miré y le agradecí por poner ese pensamiento en mi cabeza. Me incliné y le di un beso en la mejilla. Me pareció extraño que se estremeciera ante mi toque.
—Gracias por la cena y el helado, me lo pasé muy bien.
—De nada, tenga una noche agradable, señorita Pierce.
Salí de la limusina y me incliné hacia adelante, así pude estar frente a ella y le guiñó un ojo. —Que tenga una noche agradable, señora Lopez.
Cerré la puerta y entré en mi apartamento. Me quité mis zapatos asesinos y los tiré. Dios, me dolían los pies, pero valió la pena el dolor por poder comer en Le Sur. Mi sospecha acerca de Santana y que posiblemente tuviera que estar en alguna parte fue que iría a recoger a una mujer para tener sexo. Tuve la clara sensación de que era ese tipo de persona. Dijo que no "tiene" relaciones, pero es una mujer hermosa y millonaria y tendrá sus necesidades, así que probablemente iba a asegurarse de satisfacerlas.
Reflexioné por qué alguien querría una relación con ella, de todos modos. Es simplemente grosera y arrogante, sin mencionar que me parece un poco controladora. Oh, diablos, nunca he conocido a nadie tan controladora, pero ¿por qué mi corazón se agita cuando estoy cerca de ella? Me reí para mis adentros, pensando en la noche, y como en más de una ocasión la molesté mientras subía a mi cama y me quedaba profundamente dormida.
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Autora original Sandi Lynn, titulo de la trilogia Forever, si no la han leído que bueno, porque disfrutaran el desarrollo de la historia con Brittany y Santana. Si quieren otro capitulo dejen un comentario.
Le Sur era tan hermoso como pensé que sería. El ambiente era impresionante, con su luz tenue y ambiente romántico. Los pisos de mármol eran excelentes, al igual que las pinturas que colgaban en las paredes representando a París. Las mesas estaban cubiertas con manteles de satén, y las comidas eran servidas en porcelana delicada.
—¿Te gusta el lugar? —preguntó Santana cuando notó que yo miraba alrededor.
—Sí, es un hermoso restaurante. —Sonreí.
El camarero nos trajo la cena mientras Santana estaba a punto de hacerme una nueva pregunta.
—Dijiste que eras voluntaria en un comedor comunitario, ¿se puede saber, por qué? —La expresión de su rostro me dijo que se sentía algo intrigada por ello.
Tomé mi tenedor y cuchillo y corté mi pollo mientras procedí a responder a su pregunta.
—Me gusta ayudar a la gente necesitada, debería saber eso estas alturas, señora Lopez.
Negó con la cabeza. —Sí, fue una pregunta tonta, ¿no?
—Tuve una infancia difícil y digamos que no hubo nadie que me ayudara. —Sus ojos nunca dejaron los míos; escuchaba de cerca cada palabra que yo decía.
—¿Qué hay de sus padres? ¿No le ayudaron? —Bajé la mirada, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Mi madre murió de cáncer cuando yo tenía seis, y mi padre fue un alcohólico que murió justo antes de mi décimo octavo cumpleaños.
La expresión de su rostro cambió, pasó de dura a suave en cuestión de segundos—Es por eso que me ayudó anoche, ¿Por qué cree que soy una alcohólica? —preguntó. Tomé el último bocado de mi cena y dejé el tenedor.
—No, mi padre murió ahogado en su propio vómito en una de sus noches de borrachera. Lo encontré muerto en su cama a la mañana siguiente. No quería ese mismo destino para usted. La gente no comprende cuan fácil es que algo así suceda. Pasé toda mi vida cuidando de mi padre, quien absurdamente bebió hasta el olvido casi todas las noches porque no podía superar la muerte de mi madre, así que para mí es una segunda naturaleza ayudar a la gente.
No sabía qué decir, yo creo que la sorprendí. Levantó su copa e indicó que hiciera lo mismo.
—Bueno, gracias por su ayuda anoche, a pesar de que me molesté esta mañana por encontrarle en la cocina, lo aprecio.
—De nada —Sonreí.
Cuando estábamos dejando el restaurante, noté que varias mujeres miraban a Santana con lo que parecía lujuria. Algunas se relamían los labios mientras pasábamos, y otras le analizaban de arriba a abajo. Fue bastante desagradable, pero entendía por qué lo hacían. Ella era, sin duda, algo para ser admirada. Caminamos hacia fuera, y me miró.
—¿Se le antoja un helado? —pregunté.
Me miró desconcertada, como si yo estuviera loca o algo así.
—No, no quiero helado, la llevare a casa y luego tengo otro lugar en el que estar. —Aquí venía su grosería otra vez, me sorprendió que le tomara tanto tiempo.
—Oh, vamos, yo invito. Conozco una heladería muy buena, a un par de cuadras de distancia, que está abierta las 24 horas.
—Señorita Pierce, no quiero ningún helado, ahora entre al auto, así Denny la podrá llevar a casa. —Su tono era firme.
Empecé a caminar calle abajo. Quería un helado. Si ella no quería, era su problema, pero yo conseguiría mi helado con o sin ella. Moví mi mano mientras me alejaba. —Gracias de nuevo por la cena, señora Lopez, nos veremos por ahí nuevamente.
—Señorita Pierce, vuelva aquí —gritó por la calle. Rodé los ojos y seguí caminando. De repente, ella estuvo a mi lado, murmurando—: Señorita Pierce, no voy a repetirle que entre al coche.
Me detuve y me volví hacia ella, empujando mi dedo en su pecho. —No recibo órdenes de nadie, señora Lopez, especialmente de personas que sólo he conocido menos de veinticuatro horas. No soy su responsabilidad. Me agradeció por mi ayuda con una buena cena, y ahora ha llegado el momento de separarnos. Tomaré un helado, y luego llamaré un taxi para que me lleve a casa.
Se quedó atónita, incapaz de hablar. Seguí caminando y me siguió. La escuché en el teléfono. —Denny, supongo que iremos por helados, te llamaré cuando decidamos marcharnos. —El tono de su voz era molesto.
—No tiene que venir conmigo si no le gusta el helado —dije.
—Nunca dije que no me gustase, solo no se me antoja.
—Entonces, ¿por qué me sigue, señora Lopez?
—Está ciudad no es segura para que una joven y hermosa mujer camine sola, especialmente por la noche, ¿cuántas veces se lo tengo que explicar?
Escuché la parte de "hermosa" y no pude dejar de sonreír. Mis pies comenzaban a matarme en mis tacones, así que me detuve abruptamente en medio de la acera y me los quité.
—¿Qué cree que hace? —preguntó.
—Quitarme los zapatos porque mis pies me están matando —dije mientras usaba su brazo para mantener el equilibrio.
—¿Caminara descalza sobre esta acera sucia?
Me reí. —Sí, señora Lopez —Comprendí que ella odiaba la idea, era tan formal y correcta.
Caminamos hasta la puerta de la heladería, y me puse de nuevo mis zapatos.
—Hola, ¿puedo ayudarle? —preguntó una chica alegre detrás del mostrador.
Miré a los diferentes helados detrás del cristal. —Quiero una sola cucharada de chocolate en un cono de galleta, por favor.
—¿Y para usted, señora? —preguntó la chica alegre.
Santana me miró y suspiró. —Una sola cucharada de vainilla en una taza. —Sonreí y golpeé mi hombro contra el suyo. Busqué mi billetera para pagar, pero Santana ya le había entregado a la chica su dinero.
—Le dije que yo invito.
—No se preocupe por eso, señorita Pierce, puedo darme el lujo de comprarle un helado —Rodé mis ojos y me senté en la mesa de hierro forjado, Santana se sentó frente a mí. La vi comer su helado mientras escondía una pequeña sonrisa. Descubrí que ella lo estaba disfrutando.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que comió un helado? —pregunté.
Me miró perpleja. —No lo sé. Supongo que desde que era una niña.
—Me está tomando el pelo, ¿no has tenido el helado desde que eras una niña?
—No, ¿es eso un problema?
—No, sólo estoy sorprendida.
—Creo que encontraría un montón de cosas sorprendentes acerca de mí —dijo. Torcí mi cara y la miré.
—Así que, ¿a dónde irá después? —No es que fuera de mi incumbencia, pero hizo un punto para avisarme que tenía que estar en alguna parte.
Levantó una ceja. —Señorita Pierce, no creo que quiera saber la respuesta.
Terminamos nuestro helado cuando vi a Denny estacionar la limusina en la acera. Se levantó y abrió la puerta para mí.
—Gracias, Denny, es un caballero —dije mientras miré Santana. Gracias a Dios que no vivía muy lejos, porque hubo un incómodo silencio todo el camino a casa. La limusina se detuvo en mi casa, y podía ver Santana inclinándose para analizarla.
—¿Tiene su propia entrada exterior? —Frunció el ceño.
—Sí, no vivo en un edificio de apartamentos de lujo con un portero y ascensor privado. Este es mi pequeño apartamento con su propia entrada exterior —Me miró con irritación.
—No quise decir eso, creo que no es seguro, cualquiera puede forzar la entrada —La miré y le agradecí por poner ese pensamiento en mi cabeza. Me incliné y le di un beso en la mejilla. Me pareció extraño que se estremeciera ante mi toque.
—Gracias por la cena y el helado, me lo pasé muy bien.
—De nada, tenga una noche agradable, señorita Pierce.
Salí de la limusina y me incliné hacia adelante, así pude estar frente a ella y le guiñó un ojo. —Que tenga una noche agradable, señora Lopez.
Cerré la puerta y entré en mi apartamento. Me quité mis zapatos asesinos y los tiré. Dios, me dolían los pies, pero valió la pena el dolor por poder comer en Le Sur. Mi sospecha acerca de Santana y que posiblemente tuviera que estar en alguna parte fue que iría a recoger a una mujer para tener sexo. Tuve la clara sensación de que era ese tipo de persona. Dijo que no "tiene" relaciones, pero es una mujer hermosa y millonaria y tendrá sus necesidades, así que probablemente iba a asegurarse de satisfacerlas.
Reflexioné por qué alguien querría una relación con ella, de todos modos. Es simplemente grosera y arrogante, sin mencionar que me parece un poco controladora. Oh, diablos, nunca he conocido a nadie tan controladora, pero ¿por qué mi corazón se agita cuando estoy cerca de ella? Me reí para mis adentros, pensando en la noche, y como en más de una ocasión la molesté mientras subía a mi cama y me quedaba profundamente dormida.
____________________________________________________________________________
Autora original Sandi Lynn, titulo de la trilogia Forever, si no la han leído que bueno, porque disfrutaran el desarrollo de la historia con Brittany y Santana. Si quieren otro capitulo dejen un comentario.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
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