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Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
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Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
A bueno algo mas par Britt???
Que decidió San por Britt???
Saludos
Que decidió San por Britt???
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Pobre britt
Espero tu actualización !!! (:
Espero tu actualización !!! (:
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Capitulo 14
CAPITULO 14
Caminamos dentro de mi apartamento. Santana cerró la puerta detrás de ella. Tiré mi bolso en la mesa y caminé a la cocina para tomar una botella de vino.
—¿Estás bien? —preguntó Santana mientras me seguía de cerca.
Rasqué mi cabeza. —Sí, estoy bien, ¿quieres un poco de vino?
—Ah no, realmente tengo que irme. Tengo una reunión con alguien.
Rodé mis ojos de espaldas a ella porque estaba segura que su reunión tenía que ver con tener sexo. Abrí la botella, serví un poco en un vaso y me giré, poniendo una mano en su hombro.
—Gracias Santana, de verdad aprecio todo.
Puso su mano en mi rostro y gentilmente secó con su pulgar un par de lágrimas que habían quedado. —Sé que lo haces, y de nada.
Fuego se extendió por mi cuerpo calentando cada parte que dolía por ella en este momento. Este era un lado de ella que era sensible y gentil; un lado que quería conocer mejor. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, y las mariposas revolotearon alrededor cada vez que ella me tocaba. Estaba vulnerable en este momento, y todo lo que podía pensar era en besarla apasionadamente. Me contuve porque no quería arruinar nuestra amistad.
Le di una palmada en el brazo. —Es mejor que vaya a su reunión Señora Lopez; es grosero dejar a alguien esperando.
Arregló una pequeña sonrisa. —Si necesitas algo, lo que sea, por favor llámame —dijo mientras presionaba sus labios contra mi frente.
—Lo haré, ahora ve a tener una buena noche.
Cerré la puerta detrás de ella y me senté con mi vino. Para alguien de mi edad, he experimentado la muerte más veces de las que debería. Necesitaba llamar a Hanna y decirle lo que estaba pasando. Mientras me levantaba y alcanzaba mi teléfono, hubo un golpe en la puerta. Me asomé por la mirilla y vi a Santana parada allí.
—Oye, ¿qué estás haciendo aquí?
Caminó dentro. —Empaca un bolso; vas a quedarte en mi apartamento esta noche.
La miré con una expresión de asombro. —No, no lo haré. Me quedaré en casa.
Suspiró. —Britt, por una vez, sólo una, por favor haz lo que digo.
—No soy una niña Santana, y francamente no puedes decirme qué hacer, ¿pensé que ya habíamos tenido esta conversación?
Caminó hacia el rincón de la habitación donde estaba mi caballete y observó la pintura sin terminar que había allí. Su tono cambió. —Creo que no deberías estar sola esta noche después de las noticias que recibiste, y mi casa tiene un cuarto para invitados. Voy a sentirme mejor sabiendo que no estás sola.
Luchó con cada palabra que acababa de decir; ahora me di cuenta que ella tenía un tiempo difícil con las emociones.
—Está bien Santana, dame un minuto. —Asintió, sin quitar en ningún momento su mirada de la pintura.
Tiré un par de cosas en un bolso y caminé hacia donde ella estaba, de pie junto al caballete. —Esto es lo que estabas dibujado en Central Park, ¿verdad? ¿La novia y el novio frente a la fuente?
—Sí, comencé a pintarla esa noche.
—Por lo que puedo ver, eres una artista muy talentosa.
—Gracias Señora Lopez, ahora vámonos. —Sonrió y tomó mi bolso; estaba llena de sorpresas hoy.
Su penthouse te quitaba el aliento, desde los suelos de mármol en el pasillo hasta las blancas paredes y grandes ventanales. La sala de estar tenía un hermoso sofá de color gris oscuro, una cuadrada mesa de madera en el centro y dos sillones de cuero, en un gris suave. Largas cortinas colgaban desde el suelo hasta las ventanas del techo mientras que el hogar de mármol era el punto central de la habitación. Imágenes en blanco y negro colgaban verticalmente en las paredes en grupos de tres, con varias escenas de ciudades de alrededor del mundo. Ella vino detrás de mí mientras observaba las imágenes.
—¿Te gustan estas?
Sonreí. —Sí, son hermosas. ¿Dónde las obtuviste?
—Yo las tomé.
Giré mi cabeza, y la mirada en mi rostro debe haberlo divertido porque empezó a reír.
—¿Tú tomaste estas? —Enfaticé cada palabra.
—Te ves tan sorprendida Brittany. La fotografía es uno de mis pasatiempos.
—Bueno, ¿cómo iba a saber eso, Santana, si te rehúsas a contarme sobre ti?
Me quedé de pie allí y estudié las fotografías. Sonreí porque en ese momento me di cuenta que teníamos algo en común; las dos éramos artistas. Yo pintaba imágenes y ella las tomaba.
—Tu casa es hermosa, ¿tú la decoraste?
—No, mi hermana lo hizo.
La miré, confundida. —¿Tienes una hermana?
—Sí, y es diseñadora de interiores, hizo este lugar y mi edificio de oficinas.
Moví mi cabeza hacia arriba y hacia abajo, asintiendo. —Tengo la impresión de que el talento corre en la familia.
Rió mientras caminaba hacia su bar. —¿Bebida? —preguntó.
—Un chupito de Jack por favor.
—¿Estás segura? —Sus ojos se ampliaron.
—¿Por qué? ¿Eso te sorprende?
Cogió un vaso de chupito. —No, bueno, tal vez sí; sólo que no conozco a ninguna mujer que beba chupitos de Jack Daniels completos.
Me alcanzó el vaso y lo sostuve arriba. —Sí lo estás. —Lo bebí completo mientras quemaba su camino hacia abajo, pero se sintió bien—. Creí que usted no hacía pijamadas Señora Lopez.
Me miró y sonrió. —No lo hago Srta. Pierce. Nunca lo hice, pero esta noche hice una excepción por una amiga. —Enfatizó la palabra amiga—. Porque sentí que ella no debería estar sola. —Llenó otro chupito y me entregó el vaso.
—¿Otro más? —preguntó.
—¿Estás tratando de emborracharme?
Me miró de esa ardiente manera que hacía que mi cuerpo doliera.—¿Debería?
Bebí el trago y me senté en el sofá. Santana caminó con su vaso de escocés y se sentó junto a mí. —¿Estás bien? —preguntó.
Levanté la vista hacia ella y suspiré. —Estoy bien, sólo pensaba cómo voy a ser capaz de visitar la tumba de mis padres cuando vuelva a Ohio.
La observé, mis ojos azules mirando sus ojos negros y hablando seriamente. —Cuando muera, no quiero un funeral. No quiero a la gente mirando mi cuerpo y llorando por mí. Quiero ser cremada y que mis cenizas sean esparcidas alrededor de París.
Santana se me quedó viendo y me dio una mirada irritada. —Deja de hablar así; tienes muchos años para decidir qué quieres.
—Santana, es en serio, quiero que la gente beba y celebre en mi memoria. Que recuerden los buenos tiempos, no que lloren por mi muerte.
—Está bien, tienes que parar porque estás hablando como si fueras a morir mañana.
—Nunca sabes que traerá cada día, es por eso que digo que nada dura para siempre.
—Bien, creo que el Sr. Daniels te ha hecho efecto, vamos a dormir un poco, tengo que trabajar en la mañana.
Subimos las escaleras y me mostró mi habitación. —Buenas noches Britt, duerme bien —dijo mientras caminaba fuera, hacia su habitación.
—Buenas noches Santana.
Me cambié en mi camisa para dormir y trepé en la confortable cama tamaño King que ocupaba el lugar. Absorbí la lujosa sensación de las sábanas de satén mientras observaba alrededor a la clásicamente decorada habitación. Las paredes color pardo con molduras talladas eran asombrosas. Había una cómoda beige con un gran espejo redondo sobre él y mesas de noche a juego a cada lado de la cama. La gran ventana tenía libreros empotrados en cada lado con un asiento que estaba cubierto con el mismo material que el edredón de la cama. Podría acurrucarme aquí y quedarme por siempre residiendo en su belleza y comodidad.
“Recibí terribles noticias hoy. Mi prima llamó antes; mi tía y tío murieron en un accidente automovilístico. Voy a estar yendo a Ohio en un par de días para el funeral. Quería que supieras así no te preocupabas”
“Lo siento tanto, ¿quieres que vaya hacia allá? No deberías estar sola.”
“Estoy bien, y estoy quedándome donde Santana esta noche; estaba conmigo cuando recibí la llamada.”
“¿En serio Britt? ¿Qué demonios está ocurriendo entre ustedes dos? ¿Te acostaste con ella?”
“¡NO! Sólo somos amigas, y estoy quedándome en el cuarto de invitados.”
“Cierra la maldita boca y métete en la cama de esa mujer, deja que te haga olvidar todo lo malo, al menos por esta noche.”
“Que linda, buenas noches Hanna, me mantendré en contacto.”
“¡Vive Britt! ¿Has escuchado alguna vez de los amigos con beneficios? Buenas noches…”
Ella tenía razón, cuando estoy con Santana ella hace que olvide todo lo malo, pero lo irónico es que ella es lo malo para mí. Una de nosotras tendrá el corazón roto por la otra, y no puedo tener eso en mi vida en este momento.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Como verán Brittany ha pasado por mucho desde muy niña, la muerte de su madre, el alcoholismo de su padre, el cancer que tuvo a los 16 años, demasiadas cosas.
¿Que les esta pareciendo la historia? Este es el último capitulo por hoy, tendremos más en un rato, ya saben que depende de sus comentarios.
Por ahi preguntaban que decisión tomo Brittany, si recuerdan va a cenar sola porque necesitar pensar sobre lo que siente por Santana, al esta cerrarse a compartir más sobre su vida personal, a Brittany le facilita tomar la decisión de permanecer como amigas solamente, y lo reitera en el final de este capitulo, no necesita más complicaciones en este momento de su vida, ¿Porque creen?
Caminamos dentro de mi apartamento. Santana cerró la puerta detrás de ella. Tiré mi bolso en la mesa y caminé a la cocina para tomar una botella de vino.
—¿Estás bien? —preguntó Santana mientras me seguía de cerca.
Rasqué mi cabeza. —Sí, estoy bien, ¿quieres un poco de vino?
—Ah no, realmente tengo que irme. Tengo una reunión con alguien.
Rodé mis ojos de espaldas a ella porque estaba segura que su reunión tenía que ver con tener sexo. Abrí la botella, serví un poco en un vaso y me giré, poniendo una mano en su hombro.
—Gracias Santana, de verdad aprecio todo.
Puso su mano en mi rostro y gentilmente secó con su pulgar un par de lágrimas que habían quedado. —Sé que lo haces, y de nada.
Fuego se extendió por mi cuerpo calentando cada parte que dolía por ella en este momento. Este era un lado de ella que era sensible y gentil; un lado que quería conocer mejor. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, y las mariposas revolotearon alrededor cada vez que ella me tocaba. Estaba vulnerable en este momento, y todo lo que podía pensar era en besarla apasionadamente. Me contuve porque no quería arruinar nuestra amistad.
Le di una palmada en el brazo. —Es mejor que vaya a su reunión Señora Lopez; es grosero dejar a alguien esperando.
Arregló una pequeña sonrisa. —Si necesitas algo, lo que sea, por favor llámame —dijo mientras presionaba sus labios contra mi frente.
—Lo haré, ahora ve a tener una buena noche.
Cerré la puerta detrás de ella y me senté con mi vino. Para alguien de mi edad, he experimentado la muerte más veces de las que debería. Necesitaba llamar a Hanna y decirle lo que estaba pasando. Mientras me levantaba y alcanzaba mi teléfono, hubo un golpe en la puerta. Me asomé por la mirilla y vi a Santana parada allí.
—Oye, ¿qué estás haciendo aquí?
Caminó dentro. —Empaca un bolso; vas a quedarte en mi apartamento esta noche.
La miré con una expresión de asombro. —No, no lo haré. Me quedaré en casa.
Suspiró. —Britt, por una vez, sólo una, por favor haz lo que digo.
—No soy una niña Santana, y francamente no puedes decirme qué hacer, ¿pensé que ya habíamos tenido esta conversación?
Caminó hacia el rincón de la habitación donde estaba mi caballete y observó la pintura sin terminar que había allí. Su tono cambió. —Creo que no deberías estar sola esta noche después de las noticias que recibiste, y mi casa tiene un cuarto para invitados. Voy a sentirme mejor sabiendo que no estás sola.
Luchó con cada palabra que acababa de decir; ahora me di cuenta que ella tenía un tiempo difícil con las emociones.
—Está bien Santana, dame un minuto. —Asintió, sin quitar en ningún momento su mirada de la pintura.
Tiré un par de cosas en un bolso y caminé hacia donde ella estaba, de pie junto al caballete. —Esto es lo que estabas dibujado en Central Park, ¿verdad? ¿La novia y el novio frente a la fuente?
—Sí, comencé a pintarla esa noche.
—Por lo que puedo ver, eres una artista muy talentosa.
—Gracias Señora Lopez, ahora vámonos. —Sonrió y tomó mi bolso; estaba llena de sorpresas hoy.
Su penthouse te quitaba el aliento, desde los suelos de mármol en el pasillo hasta las blancas paredes y grandes ventanales. La sala de estar tenía un hermoso sofá de color gris oscuro, una cuadrada mesa de madera en el centro y dos sillones de cuero, en un gris suave. Largas cortinas colgaban desde el suelo hasta las ventanas del techo mientras que el hogar de mármol era el punto central de la habitación. Imágenes en blanco y negro colgaban verticalmente en las paredes en grupos de tres, con varias escenas de ciudades de alrededor del mundo. Ella vino detrás de mí mientras observaba las imágenes.
—¿Te gustan estas?
Sonreí. —Sí, son hermosas. ¿Dónde las obtuviste?
—Yo las tomé.
Giré mi cabeza, y la mirada en mi rostro debe haberlo divertido porque empezó a reír.
—¿Tú tomaste estas? —Enfaticé cada palabra.
—Te ves tan sorprendida Brittany. La fotografía es uno de mis pasatiempos.
—Bueno, ¿cómo iba a saber eso, Santana, si te rehúsas a contarme sobre ti?
Me quedé de pie allí y estudié las fotografías. Sonreí porque en ese momento me di cuenta que teníamos algo en común; las dos éramos artistas. Yo pintaba imágenes y ella las tomaba.
—Tu casa es hermosa, ¿tú la decoraste?
—No, mi hermana lo hizo.
La miré, confundida. —¿Tienes una hermana?
—Sí, y es diseñadora de interiores, hizo este lugar y mi edificio de oficinas.
Moví mi cabeza hacia arriba y hacia abajo, asintiendo. —Tengo la impresión de que el talento corre en la familia.
Rió mientras caminaba hacia su bar. —¿Bebida? —preguntó.
—Un chupito de Jack por favor.
—¿Estás segura? —Sus ojos se ampliaron.
—¿Por qué? ¿Eso te sorprende?
Cogió un vaso de chupito. —No, bueno, tal vez sí; sólo que no conozco a ninguna mujer que beba chupitos de Jack Daniels completos.
Me alcanzó el vaso y lo sostuve arriba. —Sí lo estás. —Lo bebí completo mientras quemaba su camino hacia abajo, pero se sintió bien—. Creí que usted no hacía pijamadas Señora Lopez.
Me miró y sonrió. —No lo hago Srta. Pierce. Nunca lo hice, pero esta noche hice una excepción por una amiga. —Enfatizó la palabra amiga—. Porque sentí que ella no debería estar sola. —Llenó otro chupito y me entregó el vaso.
—¿Otro más? —preguntó.
—¿Estás tratando de emborracharme?
Me miró de esa ardiente manera que hacía que mi cuerpo doliera.—¿Debería?
Bebí el trago y me senté en el sofá. Santana caminó con su vaso de escocés y se sentó junto a mí. —¿Estás bien? —preguntó.
Levanté la vista hacia ella y suspiré. —Estoy bien, sólo pensaba cómo voy a ser capaz de visitar la tumba de mis padres cuando vuelva a Ohio.
La observé, mis ojos azules mirando sus ojos negros y hablando seriamente. —Cuando muera, no quiero un funeral. No quiero a la gente mirando mi cuerpo y llorando por mí. Quiero ser cremada y que mis cenizas sean esparcidas alrededor de París.
Santana se me quedó viendo y me dio una mirada irritada. —Deja de hablar así; tienes muchos años para decidir qué quieres.
—Santana, es en serio, quiero que la gente beba y celebre en mi memoria. Que recuerden los buenos tiempos, no que lloren por mi muerte.
—Está bien, tienes que parar porque estás hablando como si fueras a morir mañana.
—Nunca sabes que traerá cada día, es por eso que digo que nada dura para siempre.
—Bien, creo que el Sr. Daniels te ha hecho efecto, vamos a dormir un poco, tengo que trabajar en la mañana.
Subimos las escaleras y me mostró mi habitación. —Buenas noches Britt, duerme bien —dijo mientras caminaba fuera, hacia su habitación.
—Buenas noches Santana.
Me cambié en mi camisa para dormir y trepé en la confortable cama tamaño King que ocupaba el lugar. Absorbí la lujosa sensación de las sábanas de satén mientras observaba alrededor a la clásicamente decorada habitación. Las paredes color pardo con molduras talladas eran asombrosas. Había una cómoda beige con un gran espejo redondo sobre él y mesas de noche a juego a cada lado de la cama. La gran ventana tenía libreros empotrados en cada lado con un asiento que estaba cubierto con el mismo material que el edredón de la cama. Podría acurrucarme aquí y quedarme por siempre residiendo en su belleza y comodidad.
“Recibí terribles noticias hoy. Mi prima llamó antes; mi tía y tío murieron en un accidente automovilístico. Voy a estar yendo a Ohio en un par de días para el funeral. Quería que supieras así no te preocupabas”
“Lo siento tanto, ¿quieres que vaya hacia allá? No deberías estar sola.”
“Estoy bien, y estoy quedándome donde Santana esta noche; estaba conmigo cuando recibí la llamada.”
“¿En serio Britt? ¿Qué demonios está ocurriendo entre ustedes dos? ¿Te acostaste con ella?”
“¡NO! Sólo somos amigas, y estoy quedándome en el cuarto de invitados.”
“Cierra la maldita boca y métete en la cama de esa mujer, deja que te haga olvidar todo lo malo, al menos por esta noche.”
“Que linda, buenas noches Hanna, me mantendré en contacto.”
“¡Vive Britt! ¿Has escuchado alguna vez de los amigos con beneficios? Buenas noches…”
Ella tenía razón, cuando estoy con Santana ella hace que olvide todo lo malo, pero lo irónico es que ella es lo malo para mí. Una de nosotras tendrá el corazón roto por la otra, y no puedo tener eso en mi vida en este momento.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Como verán Brittany ha pasado por mucho desde muy niña, la muerte de su madre, el alcoholismo de su padre, el cancer que tuvo a los 16 años, demasiadas cosas.
¿Que les esta pareciendo la historia? Este es el último capitulo por hoy, tendremos más en un rato, ya saben que depende de sus comentarios.
Por ahi preguntaban que decisión tomo Brittany, si recuerdan va a cenar sola porque necesitar pensar sobre lo que siente por Santana, al esta cerrarse a compartir más sobre su vida personal, a Brittany le facilita tomar la decisión de permanecer como amigas solamente, y lo reitera en el final de este capitulo, no necesita más complicaciones en este momento de su vida, ¿Porque creen?
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
La verdad esta genial esta historia
Por que ya tiene las suficientes complicaciones para agregarle una mas o por miedo a que santana le rompa el corazon
Espero tu pronta actualizacion
Saludos
Por que ya tiene las suficientes complicaciones para agregarle una mas o por miedo a que santana le rompa el corazon
Espero tu pronta actualizacion
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Por que no se he recuperado del cáncer?.
Saludos. Gracias por los capitulos
Saludos. Gracias por los capitulos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Britt sigue teniendo Cancer, Dios esto le va poner mucho drama a la historia. No quiero que mi Rubia haga caso a Hanna de meterse en la cama de López, van muy bien hasta ahora, lentas pero seguras.
ESPERO CON ANSIAS TÚ PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN.
ESPERO CON ANSIAS TÚ PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN.
Linda23**** - Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 08/12/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Me da ternura Santana porque parece qie le cuesta hacer todo lo que está haciendo pero por britt lo hace :e . Y pareciera que britt sigue enferma :( me encanta esta historia!!!! Saludos
VictoriaRivera** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 27/05/2013
Capitulo 15
CAPITULO 15
Di la vuelta y abrí los ojos mientras la luz del sol asomaba entre las cortinas transparentes que colgaban perfectamente de las ventanas. Me puse unos pantalones de yoga y una camiseta y seguí el aroma que me llevó directamente a la cocina. Santana estaba sentada a la mesa, escribiendo en su ordenador portátil.
—Buenos días, Brittany, espero que hayas dormido bien.
Sonreí y me dirigí al armario por una taza para café. —Buenos días, dormí muy bien en esa enorme cama.
Se rió ligeramente. Serví un poco de café y me senté a la mesa, frente a ella. —Hay panecillos por allí, por favor, toma uno.
—Gracias, pero no tengo hambre.
Me miró con sus ojos negros matutinos. —Tienes que comer, Brittany.
Suspiré. —Nunca como apenas despierto, pero no te preocupes mama, tomaré uno en un ratito.
Una sonrisa ligeramente irritada apareció en su rostro. —Eres una sabelotodo, incluso a primera hora de la mañana. —Levanté mi taza y sonreí.
—¿Qué estás haciendo? —Le pregunté mientras apuntaba a su ordenador portátil.
—Sólo envió algunos correos electrónicos y reorganizando algunas reuniones.
—¿Tienes demasiadas en la agenda o algo así?
Me miró y ladeó la cabeza. —Cuestionas todo, ¿no es así?
Miré hacia el techo. —Supongo que sí —sonreí.
Me senté y la miré fijamente mientras veía la pantalla del ordenador. Estaba recién duchada, y su pelo aún estaba húmedo y perfectamente sexy cayendo sobre sus hombros.
—¿Cuáles son tus planes para hoy? —preguntó con curiosidad. Puse mi taza sobre la mesa y envolví mis manos alrededor de ella.
—Tengo que llamar al trabajo y decirle a mi jefe que no iré debido al funeral, luego creo que me detendré en el comedor de beneficencia y haré voluntariado esta tarde.
Santana levantó la mirada de su computadora portátil. —Realmente disfrutas hacer voluntariado, ¿verdad?
—Sí, me encanta. A pesar de que no tienen hogar y de todos los problemas que puedan tener, son seres humanos, y necesitan ayuda.
Me miró por un segundo y luego siguió en su portátil. Di un sorbo a mi café y miré por la enorme ventana la vista de la ciudad de Nueva York.
—La razón por la que estaba reorganizando mis reuniones es porque te voy a llevar a Ohio.
—¿Qué? —Exclamé.
Se levantó de la mesa y dejó la taza sobre el mostrador. —No está a discusión, Britt, nos vamos mañana por la mañana, y conduciremos.
—¿Conduciendo? Son unas diez horas en coche, Santana.
Se dio la vuelta y me miró. —Sé cuánto tiempo de conducción es, considéralo un viaje de carretera.
Suspiré. —¿Un viaje de carretera? Volando llegaríamos allí en una hora y media.
—¿Tienes un problema con estar conmigo en un coche durante diez horas? —preguntó casualmente.
—No, pero...
Caminó hacia donde yo estaba sentada y se detuvo sobre mí como si quisiera tocarme o besarme, pero no lo hizo, se limitó a decir:
—No hay peros, iremos en coche.
—No creo que Denny quiera llevarnos hasta Ohio.
Se rió y se apartó. —Denny no conducirá, lo haré yo.
Rodé los ojos y suspiré pesadamente, ¿por qué iba ella, de todos modos? Soy más que capaz de volver a casa por mi cuenta, y esa es la manera en que lo prefiero, bien, tal vez no, la idea de estar en un coche con ella durante diez horas era emocionante. Sonreí y me levanté de la mesa.
Agarré mi bolso y entré en el ascensor; Denny me estaba esperando afuera en la limusina.
—Buenos días, Denny, ¿dónde está Santana? —Le pregunté, mientras miraba, y no estaba en la limusina.
—Buenos días, señorita Pierce. La señora Lopez llevó el Range Rover al trabajo hoy.
—¿Puedo hacerle una pregunta Denny?
—Claro, señorita Pierce —dijo mientras me miraba a través del espejo retrovisor.
—¿La señora Lopez te dijo por qué me llevara ella a Ohio?
—No, señorita Pierce, no lo hizo, sólo me dijo que tomara los próximos días libres, ya que se iba en un viaje por carretera. Señorita Pierce, ¿puedo decirle algo?
Lo miré con curiosidad. —¿Qué es?
—He trabajado para la familia Lopez durante los últimos diez años. Fui chofer de su padre, también. Nunca he visto a la señora Lopez comportarse de la manera como lo ha hecho desde que la conoció. Tal vez no debería estar diciéndole esto.
Sonreí. —No, está bien, Denny, somos amigas, y tal vez todo lo que Santana necesita es una verdadera amiga. —Me entristeció que esa es la única manera en que las cosas pueden ser.
Entré en mi apartamento y dirigiéndome al cuarto de baño para tomar un baño caliente. Necesitaba pensar en todo antes de ir de vuelta a Ohio. Me metí en la burbujeante agua caliente y cerré los ojos disfrutando de las burbujas con aroma de lavanda. Mi teléfono sonó justo cuando estaba empezando a relajarme.
—Hola, Hanna —contesté. Hubo un chillido del otro extremo.
—¡Por dios Britt! tengo la mejor noticia. —Aunque no podía verla, sabía que estaba saltando arriba y abajo.
—Britt, tus tres pinturas se vendieron.
Me senté. —¿Qué? ¿Estás bromeando?
—No, no bromearía acerca de algo como esto, y la mejor parte es que la misma persona compró los tres y pagó el triple del valor por ellos. Dijeron que tus pinturas son las más bonitas que han visto. Britt, Sal quiere hablar contigo acerca de convertirte en una artista habitual de la galería, quiere contratarte por más pinturas. Escucha, con el dinero que te llevas solo por aquellas tres, puedes dejar tu trabajo para pintar a tiempo completo.
—¿Quién fue el comprador? —Le pregunté.
—No lo sé, Sal dijo que era un hombre. Tengo tu cheque; ¿más tarde podemos reunirnos para el almuerzo?
—Para el almuerzo suena genial. Voy a ser voluntaria en el comedor por un par de horas, podemos reunirnos después de eso, te mandaré un mensaje.
Colgué el teléfono y lo puse contra la bañera disfrutando de mis buenas noticias. Nunca soñé que alguna de mis pinturas se vendería, sobre todo tres. No podía esperar para decirle a Santana. Quería enviarle un mensaje, pero ella estaba en el trabajo y estoy segura de que estaba ocupada, así que pensé que no debía molestarla. Salí de la bañera, la piel arrugada y todo, y me puse un par de vaqueros ajustados y un suéter largo. Caminé por el pasillo cuando un mareo se apoderó de mí y de repente todo se volvió negro.
Desperté tendida en el suelo y con mi cabeza doliendo. Quedé allí aturdida y confusa tratando de concentrarme y recordar lo que pasó. Estaba bastante segura de que me desmayé. Me senté al sentir algo gotear por mi cara. Llevé mis dedos pasándolos a través de las gotas y miré con horror la sangre cubriéndolos.
Tomé una respiración profunda y me levanté para mirar en el espejo. Tenía un profundo corte sobre el ojo, y estaba sangrando bastante. Abrí el botiquín, saqué un poco de gasa y apliqué presión a la herida. Seguí pidiéndole a Dios hacer que se detuviera y no tener que ir a buscar puntos de sutura. Alcancé de nuevo el interior del botiquín. Saqué la caja de vendas de mariposa que había quedado de cuando Tom se cortó el dedo con una navaja.
Apliqué el vendaje y esperé lo mejor. ¿Por qué ahora? ¿Por qué tiene que pasar esto ahora? Hace apenas una hora, estaba disfrutando en la gloria de la venta de mis cuadros, y ahora estoy de pie frente al espejo con un corte por encima de mi ojo que puede o no requerir puntos de sutura.
Fui al armario y saqué la botella de ibuprofeno. Tomaría dos cápsulas y me iría a la galería. Hanna tenía razón, si Sal quería contratarme, entonces la pintura se convertiría en mi trabajo de tiempo completo. Sólo espero hacer el dinero suficiente para vivir.
____________________________________________________________________________
Historia originial de Sandi Lynn, trilogía Forever.
¿Que les pareció el capitulo?
Se han preguntado quien es la mujer que siempre esta con Santana o que siempre aparece en los momentos menos indicados.
Este es el primer capitulo de hoy, espero sus comentarios, nos vemos más tarde con más capitulos. Saludos.
Di la vuelta y abrí los ojos mientras la luz del sol asomaba entre las cortinas transparentes que colgaban perfectamente de las ventanas. Me puse unos pantalones de yoga y una camiseta y seguí el aroma que me llevó directamente a la cocina. Santana estaba sentada a la mesa, escribiendo en su ordenador portátil.
—Buenos días, Brittany, espero que hayas dormido bien.
Sonreí y me dirigí al armario por una taza para café. —Buenos días, dormí muy bien en esa enorme cama.
Se rió ligeramente. Serví un poco de café y me senté a la mesa, frente a ella. —Hay panecillos por allí, por favor, toma uno.
—Gracias, pero no tengo hambre.
Me miró con sus ojos negros matutinos. —Tienes que comer, Brittany.
Suspiré. —Nunca como apenas despierto, pero no te preocupes mama, tomaré uno en un ratito.
Una sonrisa ligeramente irritada apareció en su rostro. —Eres una sabelotodo, incluso a primera hora de la mañana. —Levanté mi taza y sonreí.
—¿Qué estás haciendo? —Le pregunté mientras apuntaba a su ordenador portátil.
—Sólo envió algunos correos electrónicos y reorganizando algunas reuniones.
—¿Tienes demasiadas en la agenda o algo así?
Me miró y ladeó la cabeza. —Cuestionas todo, ¿no es así?
Miré hacia el techo. —Supongo que sí —sonreí.
Me senté y la miré fijamente mientras veía la pantalla del ordenador. Estaba recién duchada, y su pelo aún estaba húmedo y perfectamente sexy cayendo sobre sus hombros.
—¿Cuáles son tus planes para hoy? —preguntó con curiosidad. Puse mi taza sobre la mesa y envolví mis manos alrededor de ella.
—Tengo que llamar al trabajo y decirle a mi jefe que no iré debido al funeral, luego creo que me detendré en el comedor de beneficencia y haré voluntariado esta tarde.
Santana levantó la mirada de su computadora portátil. —Realmente disfrutas hacer voluntariado, ¿verdad?
—Sí, me encanta. A pesar de que no tienen hogar y de todos los problemas que puedan tener, son seres humanos, y necesitan ayuda.
Me miró por un segundo y luego siguió en su portátil. Di un sorbo a mi café y miré por la enorme ventana la vista de la ciudad de Nueva York.
—La razón por la que estaba reorganizando mis reuniones es porque te voy a llevar a Ohio.
—¿Qué? —Exclamé.
Se levantó de la mesa y dejó la taza sobre el mostrador. —No está a discusión, Britt, nos vamos mañana por la mañana, y conduciremos.
—¿Conduciendo? Son unas diez horas en coche, Santana.
Se dio la vuelta y me miró. —Sé cuánto tiempo de conducción es, considéralo un viaje de carretera.
Suspiré. —¿Un viaje de carretera? Volando llegaríamos allí en una hora y media.
—¿Tienes un problema con estar conmigo en un coche durante diez horas? —preguntó casualmente.
—No, pero...
Caminó hacia donde yo estaba sentada y se detuvo sobre mí como si quisiera tocarme o besarme, pero no lo hizo, se limitó a decir:
—No hay peros, iremos en coche.
—No creo que Denny quiera llevarnos hasta Ohio.
Se rió y se apartó. —Denny no conducirá, lo haré yo.
Rodé los ojos y suspiré pesadamente, ¿por qué iba ella, de todos modos? Soy más que capaz de volver a casa por mi cuenta, y esa es la manera en que lo prefiero, bien, tal vez no, la idea de estar en un coche con ella durante diez horas era emocionante. Sonreí y me levanté de la mesa.
Agarré mi bolso y entré en el ascensor; Denny me estaba esperando afuera en la limusina.
—Buenos días, Denny, ¿dónde está Santana? —Le pregunté, mientras miraba, y no estaba en la limusina.
—Buenos días, señorita Pierce. La señora Lopez llevó el Range Rover al trabajo hoy.
—¿Puedo hacerle una pregunta Denny?
—Claro, señorita Pierce —dijo mientras me miraba a través del espejo retrovisor.
—¿La señora Lopez te dijo por qué me llevara ella a Ohio?
—No, señorita Pierce, no lo hizo, sólo me dijo que tomara los próximos días libres, ya que se iba en un viaje por carretera. Señorita Pierce, ¿puedo decirle algo?
Lo miré con curiosidad. —¿Qué es?
—He trabajado para la familia Lopez durante los últimos diez años. Fui chofer de su padre, también. Nunca he visto a la señora Lopez comportarse de la manera como lo ha hecho desde que la conoció. Tal vez no debería estar diciéndole esto.
Sonreí. —No, está bien, Denny, somos amigas, y tal vez todo lo que Santana necesita es una verdadera amiga. —Me entristeció que esa es la única manera en que las cosas pueden ser.
Entré en mi apartamento y dirigiéndome al cuarto de baño para tomar un baño caliente. Necesitaba pensar en todo antes de ir de vuelta a Ohio. Me metí en la burbujeante agua caliente y cerré los ojos disfrutando de las burbujas con aroma de lavanda. Mi teléfono sonó justo cuando estaba empezando a relajarme.
—Hola, Hanna —contesté. Hubo un chillido del otro extremo.
—¡Por dios Britt! tengo la mejor noticia. —Aunque no podía verla, sabía que estaba saltando arriba y abajo.
—Britt, tus tres pinturas se vendieron.
Me senté. —¿Qué? ¿Estás bromeando?
—No, no bromearía acerca de algo como esto, y la mejor parte es que la misma persona compró los tres y pagó el triple del valor por ellos. Dijeron que tus pinturas son las más bonitas que han visto. Britt, Sal quiere hablar contigo acerca de convertirte en una artista habitual de la galería, quiere contratarte por más pinturas. Escucha, con el dinero que te llevas solo por aquellas tres, puedes dejar tu trabajo para pintar a tiempo completo.
—¿Quién fue el comprador? —Le pregunté.
—No lo sé, Sal dijo que era un hombre. Tengo tu cheque; ¿más tarde podemos reunirnos para el almuerzo?
—Para el almuerzo suena genial. Voy a ser voluntaria en el comedor por un par de horas, podemos reunirnos después de eso, te mandaré un mensaje.
Colgué el teléfono y lo puse contra la bañera disfrutando de mis buenas noticias. Nunca soñé que alguna de mis pinturas se vendería, sobre todo tres. No podía esperar para decirle a Santana. Quería enviarle un mensaje, pero ella estaba en el trabajo y estoy segura de que estaba ocupada, así que pensé que no debía molestarla. Salí de la bañera, la piel arrugada y todo, y me puse un par de vaqueros ajustados y un suéter largo. Caminé por el pasillo cuando un mareo se apoderó de mí y de repente todo se volvió negro.
Desperté tendida en el suelo y con mi cabeza doliendo. Quedé allí aturdida y confusa tratando de concentrarme y recordar lo que pasó. Estaba bastante segura de que me desmayé. Me senté al sentir algo gotear por mi cara. Llevé mis dedos pasándolos a través de las gotas y miré con horror la sangre cubriéndolos.
Tomé una respiración profunda y me levanté para mirar en el espejo. Tenía un profundo corte sobre el ojo, y estaba sangrando bastante. Abrí el botiquín, saqué un poco de gasa y apliqué presión a la herida. Seguí pidiéndole a Dios hacer que se detuviera y no tener que ir a buscar puntos de sutura. Alcancé de nuevo el interior del botiquín. Saqué la caja de vendas de mariposa que había quedado de cuando Tom se cortó el dedo con una navaja.
Apliqué el vendaje y esperé lo mejor. ¿Por qué ahora? ¿Por qué tiene que pasar esto ahora? Hace apenas una hora, estaba disfrutando en la gloria de la venta de mis cuadros, y ahora estoy de pie frente al espejo con un corte por encima de mi ojo que puede o no requerir puntos de sutura.
Fui al armario y saqué la botella de ibuprofeno. Tomaría dos cápsulas y me iría a la galería. Hanna tenía razón, si Sal quería contratarme, entonces la pintura se convertiría en mi trabajo de tiempo completo. Sólo espero hacer el dinero suficiente para vivir.
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Historia originial de Sandi Lynn, trilogía Forever.
¿Que les pareció el capitulo?
Se han preguntado quien es la mujer que siempre esta con Santana o que siempre aparece en los momentos menos indicados.
Este es el primer capitulo de hoy, espero sus comentarios, nos vemos más tarde con más capitulos. Saludos.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Tenía que comenzar con los desmayos ahora que todo estaba bien, seguro fue Santana quién compró las pinturas.
Respecto a la rubia entrometida aunque me muera de la curiosidad no quiero saber quién es xq ya la odio
Respecto a la rubia entrometida aunque me muera de la curiosidad no quiero saber quién es xq ya la odio
Linda23**** - Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 08/12/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Obvio que para mi la que compro las pinturas fue San.
Pobre Brit.
Pobre Brit.
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Espero y el desmayo de britt no sean secuelas de su cáncer, estoy casi segura que Santana compró los cuadros!
Saludos y hasta la siguiente actualizacion
Saludos y hasta la siguiente actualizacion
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 16
CAPITULO 16
Estaba caminando por la calle cuando sentí la humedad a través de la venda. Mierda, sabía que necesitaría puntos. Busqué en la bolsa el móvil y marqué a Hanna.
—Hanna, me caí y me golpeé la cabeza. No dejo de sangrar, por lo que iré al hospital para me le echen un vistazo.
—DIOS MIO, ¿estás bien? Nos encontraremos allí, Britt, no te preocupes.
Antes de que pudiera decirle que no fuera, colgó. No me encontraba cerca de ningún hospital, así que traté de coger un taxi. Por supuesto, cuando necesitaba desesperadamente uno, ninguno se detuvo. Mientras estaba de pie en la acera con la mano en la cabeza, una limusina se detuvo y bajó la ventanilla del lado del pasajero. —Señorita Pierce, ¿estás bien? —preguntó Denny con preocupación. No podía creer que estuviera aquí en este momento.
—Denny, gracias a Dios, ¿puedes llevarme al hospital? Tuve un pequeño accidente, y necesito que vean esto.
—Por supuesto, métase en el asiento delantero y déjame echar un vistazo.
Abrí la puerta y me metí en el asiento delantero. Denny retiró la mano. Sus ojos se abrieron. Abrió la guantera y sacó una pequeña toalla blanca y la dobló. —Aquí, mantenga esto en ese corte y aplique presión — dijo mientras entraba en el tráfico y me llevaba al hospital.
Llegamos al hospital, y me ayudó a salir del coche. Le di las gracias cuando vi a Hanna esperando en el vestíbulo por mí. Me acompañó a la sala de emergencia mientras se lo presenté a ella.
—Gracias, Denny, por tu ayuda.
Sonrió. —No fue nada, señorita Pierce, cuide de eso y que se mejore—Gentilmente lo abracé cuando salía por las puertas automáticas.
Una enfermera llamada Carla me sentó en una silla de ruedas y me empujó por el pasillo a una habitación. Me ayudó a salir de la silla y entrar en la cama donde me acostó para evitar más lesiones. Hanna se sentó en la silla junto a mi cama y me maldijo por no haber ido al hospital de inmediato. Odió los hospitales, he estado en bastantes cómo para odiarlos toda la vida.
Carla era una mujer mayor, y por su aspecto, era habladora. Era divertido. Nos puso a Hanna y a mí a reír con sus quejas sobre el personal de enfermería y algunos de los médicos. No mucho tiempo después de que ella tomara mis signos vitales, la Dra. Fields entró. Hanna estaba en medio de una frase, y cuando la vio, se quedó en silencio. Era una joven residente con el pelo largo y negro, ojos negros y piel bronceada, no puede evitar pensar en Santana.
—Hola, soy la Dra. Fields —Sonrió mientras sostenía su mano.
Hanna se levantó y le tendió la mano. —Hola, soy Hanna Marin —Sonrió con coquetería.
Rodé los ojos, lo que dolió a causa del corte. —Entonces, Brittany, dime cómo pasó —dijo mientras examinaba la herida.
—No estoy segura, me bañé y me vestí. Comencé a sentir un poco de vértigo mientras caminaba por el pasillo y creo que me desmayé. Debí haberme golpeado la cabeza contra la esquina de la pared o la moldura.
—¿Es normal que te marees de repente?
La miré, directamente a sus ojos y dije: —No.
—De acuerdo, iré a buscar mi kit de sutura, pondré unas cuantas puntadas y te irás de aquí —Sonreí y asentí con la cabeza, mientras Hanna babeaba sobre ella.
—¡Dios mío! Ella es sexy, obviamente conseguiré su número. ¿Viste un anillo en su dedo, Britt? ¿Lo hiciste?
Justo cuando estaba a punto de responder, la cortina se abrió y allí estaba Santana, luciendo tan sexy como cuando la dejé esta mañana. Los ojos de Hanna se abrieron. —Oh, Dios, otra, creo que he muerto y he ido al cielo. —Fruncí el ceño ligeramente y la golpeé en el brazo. Santana se quedó sosteniendo la cortina en la mano.
—Britt, Dios mío, ¿Qué pasó? —Se acercó a mí y puso su mano sobre mi cabeza—. ¿Estás bien —La miré a la cara, realmente parecía preocupada. Es una mirada que no he visto antes.
—Santana —Puse mi mano sobre su brazo—, estoy bien.
—Así que, ¿tú eres Santana Lopez? —Hanna ladeó la cabeza y le preguntó.
—Lo siento, Santana esta es Hanna, Hanna esta es Santana.
—Encantada finalmente de conocerte, Hanna, he oído hablar mucho de ti.
Hanna sonrió. —He oído hablar mucho de ti.
Veinte tonos de rojo cubrieron mi rostro mientras ella respondió—: ¿En serio?
Justo antes de Hanna me pudiera avergonzarme más, la Dra. Fields entró con una pequeña bandeja de plata.
—Vamos a suturar ese feo corte, me comprometo a suturarte hasta que la cicatriz apenas se note, en todo caso.
Santana me tomó la mano y comenzó a frotarla suavemente con el pulgar. La Dra. Fields trabajó su magia y puso cuatro puntos perfectos sobre mi ojo. La única sensación que sentí fue el calor del toque de Santana y el rápido latido de mi corazón mientras acariciaba suavemente mi mano.
—Bien, es todo, ¿vive con alguien?
—No, vivo sola, ¿por qué?
Se aclaró la garganta. —Tendrá que conseguir que alguien se quede con usted esta noche, y que la supervisé por una conmoción cerebral. A veces, con lesiones en la cabeza, incluso los pequeños cortes, una conmoción cerebral puede instalarse después de que el cerebro y el trauma hayan pasado. Voy a escribirle una receta para algunos medicamentos contra el dolor, tómelo sólo si es necesario —Miró a Hanna y sonrió mientras me hablaba—: Cuida de la señorita Pierce y llámame si tiene alguna pregunta —Pensé que Hanna moriría mientras ella salía de la habitación.
—Me quedaré contigo esta noche —dijo Hanna mientras se levantaba.
Santana la miró. —Brittany se iba a quedar conmigo esta noche, Hanna.
Ella comenzó a hacer pucheros. —¿Britt, es eso cierto? ¿Podemos tener una noche de chicas? —Miré a Santana y luego a Hanna y no podía creer que estas dos estaban peleando sobre con quien me quedaría.
Tomé la mano de Hanna. —Oye, tú eres mi mejor amiga, y te amo, pero creo que lo mejor es que me quedé con Santana, de todos modos, nos iremos en la mañana a Ohio.
Su boca se abrió—¿Qué? ¿Las dos se irán a Ohio juntas? ¿Por qué?
—Santana y yo haremos un viaje por carretera. —Me miró y le guiñé un ojo.
—Está bien, pero tan pronto como regrese vamos a tener una noche de chicas.
Sonreí y la abrace. —Lo haré, ahora ve a buscar a la Dra. Fields, no vi un anillo en su dedo, y sé que le gustaste.
Una sonrisa gigantesca creció en su cara. —¿Te parece?
—Sé que es así, ahora ve.
Hanna comenzó a salir de la habitación y luego se dio la vuelta y miró a Santana. —Será mejor que cuides de ella y asegúrate de que esté bien. Es como una hermana para mí. —Ella le sonrió.
Miré a Santana, que me ayudó a levantarme de la cama. —¿Por qué te desmayaste de esa manera? ¿Hay algo que te pase? —preguntó.
Agarré mi bolso. —No sé, creo que tomé un baño demasiado caliente.
—Necesitas ser más cuidadosa —Me tomó cuidadosamente de mi brazo mientras caminábamos por el pasillo. Mis ojos se abrieron cuando vi al Dr. Taub caminando en la dirección opuesta hacia nosotras. Mi corazón empezó a correr ya que no quería hablar con él, sobre todo delante de Santana.
—¿Señorita Pierce? —dijo mientras miraba la venda por encima de mi ojo.
—Dr. Taub, encantada volverle a ver —Fingí una sonrisa.
—Señorita Pierce, ¿qué le pasó?
—Oh, me caí y me golpeé la cabeza, me tropecé en el pasillo.
Me miró con curiosidad. —¿Cómo te has sentido?
—Me he sentido genial, Dr. Taub, ahora si me disculpa, tengo que obtener esta receta.
—Sí, por supuesto —dijo mientras miraba directamente a Santana.
—Que tengas un buen día, Dr. Taub —Sonreí, ya que no podía alejarme de él lo suficientemente rápido.
—¿Cómo lo conoces, Brittany?
Sabía que este breve encuentro provocaría preguntas. Miré al frente, a las puertas corredizas.
—Es mi médico familiar, lo he visto un par de veces desde que me mudé aquí.
—¿Un par de veces y te conoce de esa manera? ¿Por qué te preguntará cómo te sientes?
Mierda, ¿por qué tiene que hacer tantas preguntas cuando yo no quiero responderla?
—Lo vi un par de meses atrás por un fuerte resfriado que tuve. Es un buen médico y se preocupa por todos sus pacientes. —Entramos por la puerta mientras el aire frío me golpeó y enfrió mi cuerpo hirviendo.
Nos deslizamos hacia la parte posterior de la limusina mientras Denny se volvió y me miró. —Me alegro ver que esta mejor, señorita Pierce.
Le di una sonrisa sincera. —Gracias, Denny, se lo agradezco.
Santana me miró y sonrió. —Denny casi fue despedido hoy.
La miré fijamente, la expresión de asombro en mi cara. —¿Qué, por que?
—No me recogió para mi reunión. No fue hasta que me llamó y me dijo que te llevó al hospital porque te cortaste la cabeza.
Me sentía confusa. —¿No manejaste tu misma al trabajo esta mañana?
—Sí, sí, lo hice —Me contestó.
Me pasé la lengua por los labios para humedecerlos. —Entonces, ¿por qué no manejaste a la reunión, especialmente si él llegaba tarde? —Escuché la ligera risa de Denny desde el asiento delantero, y creo que Santana se molesto, dado la mirada de irritación en su rostro.
—Supongo que hubiera podido, pero...
Eché la cabeza. —Nada de peros. ¿Ibas a despedirlo por no recogerte cuando tú tenías un auto todo el tiempo? Lamento que no haya podido llamarte, pero estaba preocupado por mí, Santana Lopez, y deberías estar agradecida. Podría haberme muerto desangrada en las calles de Nueva York. —Sonreí imperceptiblemente.
Me miró y rodó los ojos. —Ahora estás siendo una reina del drama.
Solté mi sonrisa silenciosa. —Lo sé y soy buena en eso.
Santana se echó a reír mientras tomaba mi mano y la apretó suavemente. Apoyé la cabeza en su hombro mientras mi cuerpo se calentó con su tacto, y mi corazón empezó a latir más rápido.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
creo que ya se hacen una idea de que podría estar pasando con Brittany, ¿Que les pareció el capitulo? ya saben, espero sus comentarios, más tarde estaré dejando unos capitulos más.
Estaba caminando por la calle cuando sentí la humedad a través de la venda. Mierda, sabía que necesitaría puntos. Busqué en la bolsa el móvil y marqué a Hanna.
—Hanna, me caí y me golpeé la cabeza. No dejo de sangrar, por lo que iré al hospital para me le echen un vistazo.
—DIOS MIO, ¿estás bien? Nos encontraremos allí, Britt, no te preocupes.
Antes de que pudiera decirle que no fuera, colgó. No me encontraba cerca de ningún hospital, así que traté de coger un taxi. Por supuesto, cuando necesitaba desesperadamente uno, ninguno se detuvo. Mientras estaba de pie en la acera con la mano en la cabeza, una limusina se detuvo y bajó la ventanilla del lado del pasajero. —Señorita Pierce, ¿estás bien? —preguntó Denny con preocupación. No podía creer que estuviera aquí en este momento.
—Denny, gracias a Dios, ¿puedes llevarme al hospital? Tuve un pequeño accidente, y necesito que vean esto.
—Por supuesto, métase en el asiento delantero y déjame echar un vistazo.
Abrí la puerta y me metí en el asiento delantero. Denny retiró la mano. Sus ojos se abrieron. Abrió la guantera y sacó una pequeña toalla blanca y la dobló. —Aquí, mantenga esto en ese corte y aplique presión — dijo mientras entraba en el tráfico y me llevaba al hospital.
Llegamos al hospital, y me ayudó a salir del coche. Le di las gracias cuando vi a Hanna esperando en el vestíbulo por mí. Me acompañó a la sala de emergencia mientras se lo presenté a ella.
—Gracias, Denny, por tu ayuda.
Sonrió. —No fue nada, señorita Pierce, cuide de eso y que se mejore—Gentilmente lo abracé cuando salía por las puertas automáticas.
Una enfermera llamada Carla me sentó en una silla de ruedas y me empujó por el pasillo a una habitación. Me ayudó a salir de la silla y entrar en la cama donde me acostó para evitar más lesiones. Hanna se sentó en la silla junto a mi cama y me maldijo por no haber ido al hospital de inmediato. Odió los hospitales, he estado en bastantes cómo para odiarlos toda la vida.
Carla era una mujer mayor, y por su aspecto, era habladora. Era divertido. Nos puso a Hanna y a mí a reír con sus quejas sobre el personal de enfermería y algunos de los médicos. No mucho tiempo después de que ella tomara mis signos vitales, la Dra. Fields entró. Hanna estaba en medio de una frase, y cuando la vio, se quedó en silencio. Era una joven residente con el pelo largo y negro, ojos negros y piel bronceada, no puede evitar pensar en Santana.
—Hola, soy la Dra. Fields —Sonrió mientras sostenía su mano.
Hanna se levantó y le tendió la mano. —Hola, soy Hanna Marin —Sonrió con coquetería.
Rodé los ojos, lo que dolió a causa del corte. —Entonces, Brittany, dime cómo pasó —dijo mientras examinaba la herida.
—No estoy segura, me bañé y me vestí. Comencé a sentir un poco de vértigo mientras caminaba por el pasillo y creo que me desmayé. Debí haberme golpeado la cabeza contra la esquina de la pared o la moldura.
—¿Es normal que te marees de repente?
La miré, directamente a sus ojos y dije: —No.
—De acuerdo, iré a buscar mi kit de sutura, pondré unas cuantas puntadas y te irás de aquí —Sonreí y asentí con la cabeza, mientras Hanna babeaba sobre ella.
—¡Dios mío! Ella es sexy, obviamente conseguiré su número. ¿Viste un anillo en su dedo, Britt? ¿Lo hiciste?
Justo cuando estaba a punto de responder, la cortina se abrió y allí estaba Santana, luciendo tan sexy como cuando la dejé esta mañana. Los ojos de Hanna se abrieron. —Oh, Dios, otra, creo que he muerto y he ido al cielo. —Fruncí el ceño ligeramente y la golpeé en el brazo. Santana se quedó sosteniendo la cortina en la mano.
—Britt, Dios mío, ¿Qué pasó? —Se acercó a mí y puso su mano sobre mi cabeza—. ¿Estás bien —La miré a la cara, realmente parecía preocupada. Es una mirada que no he visto antes.
—Santana —Puse mi mano sobre su brazo—, estoy bien.
—Así que, ¿tú eres Santana Lopez? —Hanna ladeó la cabeza y le preguntó.
—Lo siento, Santana esta es Hanna, Hanna esta es Santana.
—Encantada finalmente de conocerte, Hanna, he oído hablar mucho de ti.
Hanna sonrió. —He oído hablar mucho de ti.
Veinte tonos de rojo cubrieron mi rostro mientras ella respondió—: ¿En serio?
Justo antes de Hanna me pudiera avergonzarme más, la Dra. Fields entró con una pequeña bandeja de plata.
—Vamos a suturar ese feo corte, me comprometo a suturarte hasta que la cicatriz apenas se note, en todo caso.
Santana me tomó la mano y comenzó a frotarla suavemente con el pulgar. La Dra. Fields trabajó su magia y puso cuatro puntos perfectos sobre mi ojo. La única sensación que sentí fue el calor del toque de Santana y el rápido latido de mi corazón mientras acariciaba suavemente mi mano.
—Bien, es todo, ¿vive con alguien?
—No, vivo sola, ¿por qué?
Se aclaró la garganta. —Tendrá que conseguir que alguien se quede con usted esta noche, y que la supervisé por una conmoción cerebral. A veces, con lesiones en la cabeza, incluso los pequeños cortes, una conmoción cerebral puede instalarse después de que el cerebro y el trauma hayan pasado. Voy a escribirle una receta para algunos medicamentos contra el dolor, tómelo sólo si es necesario —Miró a Hanna y sonrió mientras me hablaba—: Cuida de la señorita Pierce y llámame si tiene alguna pregunta —Pensé que Hanna moriría mientras ella salía de la habitación.
—Me quedaré contigo esta noche —dijo Hanna mientras se levantaba.
Santana la miró. —Brittany se iba a quedar conmigo esta noche, Hanna.
Ella comenzó a hacer pucheros. —¿Britt, es eso cierto? ¿Podemos tener una noche de chicas? —Miré a Santana y luego a Hanna y no podía creer que estas dos estaban peleando sobre con quien me quedaría.
Tomé la mano de Hanna. —Oye, tú eres mi mejor amiga, y te amo, pero creo que lo mejor es que me quedé con Santana, de todos modos, nos iremos en la mañana a Ohio.
Su boca se abrió—¿Qué? ¿Las dos se irán a Ohio juntas? ¿Por qué?
—Santana y yo haremos un viaje por carretera. —Me miró y le guiñé un ojo.
—Está bien, pero tan pronto como regrese vamos a tener una noche de chicas.
Sonreí y la abrace. —Lo haré, ahora ve a buscar a la Dra. Fields, no vi un anillo en su dedo, y sé que le gustaste.
Una sonrisa gigantesca creció en su cara. —¿Te parece?
—Sé que es así, ahora ve.
Hanna comenzó a salir de la habitación y luego se dio la vuelta y miró a Santana. —Será mejor que cuides de ella y asegúrate de que esté bien. Es como una hermana para mí. —Ella le sonrió.
Miré a Santana, que me ayudó a levantarme de la cama. —¿Por qué te desmayaste de esa manera? ¿Hay algo que te pase? —preguntó.
Agarré mi bolso. —No sé, creo que tomé un baño demasiado caliente.
—Necesitas ser más cuidadosa —Me tomó cuidadosamente de mi brazo mientras caminábamos por el pasillo. Mis ojos se abrieron cuando vi al Dr. Taub caminando en la dirección opuesta hacia nosotras. Mi corazón empezó a correr ya que no quería hablar con él, sobre todo delante de Santana.
—¿Señorita Pierce? —dijo mientras miraba la venda por encima de mi ojo.
—Dr. Taub, encantada volverle a ver —Fingí una sonrisa.
—Señorita Pierce, ¿qué le pasó?
—Oh, me caí y me golpeé la cabeza, me tropecé en el pasillo.
Me miró con curiosidad. —¿Cómo te has sentido?
—Me he sentido genial, Dr. Taub, ahora si me disculpa, tengo que obtener esta receta.
—Sí, por supuesto —dijo mientras miraba directamente a Santana.
—Que tengas un buen día, Dr. Taub —Sonreí, ya que no podía alejarme de él lo suficientemente rápido.
—¿Cómo lo conoces, Brittany?
Sabía que este breve encuentro provocaría preguntas. Miré al frente, a las puertas corredizas.
—Es mi médico familiar, lo he visto un par de veces desde que me mudé aquí.
—¿Un par de veces y te conoce de esa manera? ¿Por qué te preguntará cómo te sientes?
Mierda, ¿por qué tiene que hacer tantas preguntas cuando yo no quiero responderla?
—Lo vi un par de meses atrás por un fuerte resfriado que tuve. Es un buen médico y se preocupa por todos sus pacientes. —Entramos por la puerta mientras el aire frío me golpeó y enfrió mi cuerpo hirviendo.
Nos deslizamos hacia la parte posterior de la limusina mientras Denny se volvió y me miró. —Me alegro ver que esta mejor, señorita Pierce.
Le di una sonrisa sincera. —Gracias, Denny, se lo agradezco.
Santana me miró y sonrió. —Denny casi fue despedido hoy.
La miré fijamente, la expresión de asombro en mi cara. —¿Qué, por que?
—No me recogió para mi reunión. No fue hasta que me llamó y me dijo que te llevó al hospital porque te cortaste la cabeza.
Me sentía confusa. —¿No manejaste tu misma al trabajo esta mañana?
—Sí, sí, lo hice —Me contestó.
Me pasé la lengua por los labios para humedecerlos. —Entonces, ¿por qué no manejaste a la reunión, especialmente si él llegaba tarde? —Escuché la ligera risa de Denny desde el asiento delantero, y creo que Santana se molesto, dado la mirada de irritación en su rostro.
—Supongo que hubiera podido, pero...
Eché la cabeza. —Nada de peros. ¿Ibas a despedirlo por no recogerte cuando tú tenías un auto todo el tiempo? Lamento que no haya podido llamarte, pero estaba preocupado por mí, Santana Lopez, y deberías estar agradecida. Podría haberme muerto desangrada en las calles de Nueva York. —Sonreí imperceptiblemente.
Me miró y rodó los ojos. —Ahora estás siendo una reina del drama.
Solté mi sonrisa silenciosa. —Lo sé y soy buena en eso.
Santana se echó a reír mientras tomaba mi mano y la apretó suavemente. Apoyé la cabeza en su hombro mientras mi cuerpo se calentó con su tacto, y mi corazón empezó a latir más rápido.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
creo que ya se hacen una idea de que podría estar pasando con Brittany, ¿Que les pareció el capitulo? ya saben, espero sus comentarios, más tarde estaré dejando unos capitulos más.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
No me digas que le volvio el cáncer :(
Espero tu actualización !!
Espero tu actualización !!
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Britt abandono el tratamiento contra el cáncer, por eso la preocupación del doc?
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
VictoriaRivera** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 27/05/2013
Capitulo 17
CAPITULO 17
Entré en mi frío apartamento y fui directamente a mi habitación a empacar mis cosas. —Puedes usar la cocina, no hay mucho, pero si puedes encontrar algo, es tuyo —grité. Agarré las ropas que necesitaba del closet y las doblé prolijamente en mi maleta. Alcé la vista y vi a Santana parada en la puerta, con un brazo apoyado en la jamba.
—¿Por qué le mentiste a ese doctor y le dijiste que habías tropezado con algo en el pasillo?
Oh mierda, no lo iba a dejar pasar. Miré hacia abajo y continué empacando. —No lo sé, no le iba a decir que me desmayé, luego haría un gran problema de eso y querría hacerme un montón de exámenes, eso es lo que hacen los doctores.
—Dijiste que tomaste un baño demasiado caliente.
Me detuve y la miré, ahora estaba irritada seriamente. —Lo hice Santana. Ahora déjame en paz de una jodida vez. Hablas de mí haciendo un montón de preguntas, es diferente cuando se trata de ti ¿cierto? —Mi voz se alzó.
Caminó hacia mí y puso sus manos en mis hombros. —Lo siento, no quería enojarte.
Mi primer error fue mirar sus hermosos ojos negros, porque antes de darme cuenta, estaba acunando su rostro en mi mano y quería besarla desesperadamente, probarla y sentirla. Estaba vulnerable en ese momento, y por un segundo, no me importó; todo lo que sabía era que la necesitaba en todos los sentidos en que una mujer necesita a una persona para que la ame. Entonces la realidad me golpeó. —Siento haber alzado la voz, estoy cansada.
Dejé su rostro y giré para cerrar el maletín. Atrapó mi brazo, me volteó hacia ella y me envolvió en sus brazos, en un cálido abrazo. Era el primer abrazo real que compartíamos. Sus brazos eran suaves y fuertes y me hacía sentir a salvo. Cerré los ojos mientras inspiraba su esencia que me debilitaba y excitaba. No dijo una palabra, y se sintió como una eternidad el estar abrazadas. Ella rompió el abrazo y se dio media vuelta como si hubiera hecho algo mal. —Debemos irnos.
De pronto me di cuenta de algo; nunca llegué a mi trabajo para avisar. Sacudí la cabeza y suspiré.
—¿Qué pasa? —preguntó Santana.
—Estaba de camino a la disquera para avisar y me di cuenta de que nunca llegué.
—Avisa, ¿por qué estás renunciando? —Santana tomó la maleta y salimos a la sala. Mi rostro se encendió cuando estuve a punto de darle las buenas noticias.
—Olvidé decírtelo por completo, mis pinturas se vendieron, las tres — dije excitada—. Ahora el dueño quiere contratarme a mí y a mis pinturas y eso es un trabajo de tiempo completo.
Me sonrió. —Eso es genial Brittany, felicidades.
Mientras agarraba las últimas cosas, mi teléfono sonó; era mi prima Debbie. Le pedí a Santana que tomara algo en qué apuntar de mi escritorio para poder anotar la dirección y el nombre de la funeraria. Tomé la información y colgué. Volteé justo cuando Santana miraba la lista de cosas que guardaba en el escritorio.
—¿Qué es esto? —preguntó casualmente.
Caminé hacia ella y la tomé. —Sólo una lista de cosas que me gustaría hacer en mi vida. La escribí después de que Tom se mudara, algo así como un nuevo comienzo en la vida.
Me miró del modo en que sólo ella podía hacerlo y dijo—: De acuerdo, ¿lista para irte?
Cerré el apartamento y me dirigí a la limosina. Llamé a mi jefe en la compañía disquera y le expliqué lo que había sucedido y cómo estaba en camino de dar la noticia. Le expliqué lo mucho que me gustaba trabajar ahí, pero mis pinturas se convertirían ahora en mi trabajo a tiempo completo. Él me felicitó y me dijo que si alguna vez necesitaba un trabajo, me aceptaría de vuelta.
Cuando llegamos al penthouse de Santana, ella llevó mis maletas arriba. La seguí y me dejé caer en una gran y confortable cama.
Me miró. —¿Te gusta esta cama?
Le sonreí. —Sí, es la más confortable en la que he dormido.
Sostuvo su mano para ayudarme a levantarme. —¿Te gustaría algo de comida china?
Sonreí mientras mi estómago gruñía. —Suena delicioso.
Nos encaminamos a la cocina donde Santana abrió uno de los mostradores, sacó un menú y se sentó en una de las banquetas del bar, junto a mí. —¿Qué te gustaría?
Me incliné y su aroma me llenó de excitación. Quería responder, te quiero a ti, pero eso no sería un buen movimiento. —Me gusta casi todo, escoge tú.
Me miró. —¿Puerco agridulce, arroz frito con pollo, carne mongol y rollitos de primavera?
—Eso es un montón de comida señora Lopez, ¿vendrá alguien?
—No, me aseguraré de que comas.
Rodé los ojos y luego puse la mano sobre la herida. —Ouch.
Me sonrió. —Deja de rodar los ojos, no va a doler.
—Entonces no me hagas rodar los ojos y lo haré.
Rió y agarró su teléfono para hacer la orden. Sirvió vino para ambas y me guió hacia la sala, donde nos sentamos en un sillón. La chimenea estaba encendida y calentaba la habitación agradablemente. Me senté con una pierna bajo la otra y la miré.
—Quiero saber más de ti Santana Lopez.
Parecía sorprendida mientras respondía—: ¿Qué hay para contar?
Inhalé con profundidad. —Somos amigas, ¿cierto?
Asintió. —Por supuesto que lo somos.
—Las amigas saben cosas unas de otras. No tienen que ser cosas íntimas o muy personales, pero quiero saber sobre el lugar del que provienes, tu familia o hasta tu negocio. En todo el tiempo que hemos pasado juntas, nunca me has dicho nada de tu familia más allá de saber que tienes una hermana que es diseñadora de interiores. Sabes un montón de cosas sobre mí y yo no sé nada de ti. Siento como si esta amistad fuera unilateral, Santana.
Me miró mientras bebía su vino, estaba siendo cautelosa con lo que me iba a decir. Se sacudió el cabello. —Tienes razón, y lo siento, sólo que no me gusta hablar de mi vida con nadie. No es que sea una mala vida; es que soy una persona demasiado personal y me gusta de ese modo. —Miré hacia abajo, decepcionada, mientras se inclinaba y tomaba mi barbilla en su mano. La alzó, así que pude mirar sus ojos—. Dame algo de tiempo; esta cosa de la amistad es nueva para mí. Necesitas comprender que nunca he sido amiga de una mujer con anterioridad.
El pensamiento de la hermosa mujer alta y rubia se coló en mi mente mientras decía aquello y mi gran bocota soltó—: Pero dijiste que tú y esa mujer con la que siempre estás son amigas, así que tienes otras mujeres que son amigas, ¿cierto?
Me miró fijamente. —Es diferente y prefiero no discutirlo ahora.
La campana de la puerta sonó y se levantó a atender. Me quedé allí sentada, preguntándome qué demonios estaba haciendo. ¿Estaba jugando un juego? ¿Yo era su juego? ¿Me usaba para probar algo? Regresó con la comida china, platos y cubiertos.
—¿Me das los palillos, por favor? —pregunté. Buscó en la bolsa, sacó un par y me los entregó—. ¿Qué estás haciendo? —le pregunté mientras comenzaba a servir comida en su plato y el mío.
—Um, ¿sirviendo la cena? —Me miró con el rostro de “eres tonta”. Sacudí el dedo de lado a lado.
—Déjame a mí —dije y le quité los cartones—. Agarra tus palitos —le dije.
—No sé usarlos, nunca he podido entender cómo van.
—Entonces te enseñaré.
—Brittany, sólo comamos.
—Comeremos, pero a mi modo —sonreí.
Suspiró y sacó otro par de palitos de la bolsa. Tomé el contenedor del puerco agridulce insertado en palitos y agarré un pedazo. —¿Ves? Fácil. —Si las miradas mataran, ya estaría muerta.
Tomé sus palitos y los coloqué adecuadamente entre sus dedos. El sentimiento de su suave piel envió escalofríos por mi espalda. Guié sus palitos dentro del cartón y la ayudé a sacar un pedazo de puerco. Me miró y sonrió.
—Ves, no es difícil con el entrenamiento adecuado.
Tomé un pedazo de carne y lo llevé a su boca mientras ella sonreía. Estaba disfrutando esta nueva manera de comer comida china aunque nunca lo admitiría. Aún tenía problemas, pero se las ingenió para coger un pedazo de puerco y llevármelo a la boca. Se rió y agarré los palitos entre mis dientes, rehusándome a soltarlos. Este momento que compartíamos se sintió tan cómodo, que me asustó como el demonio.
Cuando terminamos de comer, con su pulgar masajeó el área alrededor de mi herida. —¿Te duele? —preguntó.
—Ya no —respondí mirando hacia abajo. Su roce me estaba matando. Revolvió el calor en mí, el que ni siquiera sabía que existía. Tom nunca me hizo sentir del modo en que Santana lo hace, y eso me molestó. No debería tener estos sentimientos por ella; somos amigas y es todo lo que podemos ser. Creo que nos conocimos por una razón, pero aún tengo que averiguar por qué.
—¿Qué estás pensando? —preguntó suavemente. Tomé su mano y la quité de mi cabeza, sosteniéndola frente a mi rostro mientras la besaba suavemente. Pude sentirla tensarse mientras su respiración se hacía pesada, pero no quería y no la dejaría soltarse.
—Sólo pensaba lo afortunada que soy por tener una amiga como tú—sonreí.
Sonrió y retiró la mano. —Necesitamos levantarnos temprano en la mañana; debemos descansar algo.
Me levanté y me encaminé hacia arriba. —¿Quieres una pastilla para el dolor? —gritó desde la cocina.
—No, estoy bien —respondí. Me puse mi ropa de dormir y me metí bajo las absurdamente cálidas mantas. Estaba mirando mi teléfono cuando Santana tocó la puerta. —Entra. —Entró en la habitación, vistiendo una camiseta de tirantes y un pequeño short gris. Sus piernas me enfrentaron mientras mis mariposas se despertaban e incendiaban mi sangre. Se sentó en la silla y se reclinó—. ¿Qué estás haciendo? --pregunté.
—¿Descansando?
—¿Aquí?
—Sí, ¿tienes algún problema con eso? —El único problema que tenía era intentar mantener mis manos lejos de ella y evitar llegar a algo más.
—Sí, lo tengo, señora Lopez.
Se sentó y me miró. —¿Por qué? Los doctores dijeron que tenían que vigilarte por si había una conmoción. ¿Cómo se supone que lo haga si estoy en el dormitorio al otro lado del pasillo?
—Estoy bien, además, no puedes dormir bien en esa silla. Estarás adolorida en la mañana y tenemos una jornada de diez horas hasta Ohio.
—Órdenes de los doctores, señorita Pierce, así que lidia con eso. No te vas a salir con la tuya en esta.
—Ahora me estás haciendo sentir mal. —Inhalé profundamente y quería crucificarme por lo que estaba a punto de decirle—. Al menos duerme en la cama.
Sus ojos se abrieron. —No creo que sea una buena idea Brittany.
—¿Por qué no? Somos amigas. Hanna y yo dormimos en la misma cama cuando tenemos pijamadas, y mi cama es pequeña comparada con esta. Tú tienes tu propio lado ahí —señalé—. Si no lo haces, entonces me iré y sabes que lo haré.
—No te vas a ningún sitio y no voy a dormir en esa cama.
Quité las mantas, salí de la cama y comencé a ponerme mis pantalones de yoga. Santana saltó de la silla y atrapó mi brazo. —Detente Brittany, necesitas descansar. —Su voz sonaba enojada y su rostro lucía irritado. Inhaló profundamente—. De acuerdo, dormiré en la cama, pero por favor, regresa y deja esos pantalones.
Le sonreí y trepé de vuelta en la cama. Ella caminó hacia el otro lado, trepó y se volteó hacia al lado contrario. —Eres la persona más obstinada y desafiante que he conocido nunca Brittany Pierce.
Sonreí y cerré los ojos. —Eso me han dicho Señora Lopez. Buenas noches.
Aun cuando no podía verla, podía sentirla sonreír. —Buenas noches Brittany.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Un capitulo más, ¿que les pareció? espero sus opiniones y expectativas para los siguientes capitulos del día de hoy, sobre todo con el viaje que van a hacer, algunas confesiones, verdades dolorosas y la extraña mujer que siempre esta como sombra en la vida de Santana. Saludos y comenten.
Entré en mi frío apartamento y fui directamente a mi habitación a empacar mis cosas. —Puedes usar la cocina, no hay mucho, pero si puedes encontrar algo, es tuyo —grité. Agarré las ropas que necesitaba del closet y las doblé prolijamente en mi maleta. Alcé la vista y vi a Santana parada en la puerta, con un brazo apoyado en la jamba.
—¿Por qué le mentiste a ese doctor y le dijiste que habías tropezado con algo en el pasillo?
Oh mierda, no lo iba a dejar pasar. Miré hacia abajo y continué empacando. —No lo sé, no le iba a decir que me desmayé, luego haría un gran problema de eso y querría hacerme un montón de exámenes, eso es lo que hacen los doctores.
—Dijiste que tomaste un baño demasiado caliente.
Me detuve y la miré, ahora estaba irritada seriamente. —Lo hice Santana. Ahora déjame en paz de una jodida vez. Hablas de mí haciendo un montón de preguntas, es diferente cuando se trata de ti ¿cierto? —Mi voz se alzó.
Caminó hacia mí y puso sus manos en mis hombros. —Lo siento, no quería enojarte.
Mi primer error fue mirar sus hermosos ojos negros, porque antes de darme cuenta, estaba acunando su rostro en mi mano y quería besarla desesperadamente, probarla y sentirla. Estaba vulnerable en ese momento, y por un segundo, no me importó; todo lo que sabía era que la necesitaba en todos los sentidos en que una mujer necesita a una persona para que la ame. Entonces la realidad me golpeó. —Siento haber alzado la voz, estoy cansada.
Dejé su rostro y giré para cerrar el maletín. Atrapó mi brazo, me volteó hacia ella y me envolvió en sus brazos, en un cálido abrazo. Era el primer abrazo real que compartíamos. Sus brazos eran suaves y fuertes y me hacía sentir a salvo. Cerré los ojos mientras inspiraba su esencia que me debilitaba y excitaba. No dijo una palabra, y se sintió como una eternidad el estar abrazadas. Ella rompió el abrazo y se dio media vuelta como si hubiera hecho algo mal. —Debemos irnos.
De pronto me di cuenta de algo; nunca llegué a mi trabajo para avisar. Sacudí la cabeza y suspiré.
—¿Qué pasa? —preguntó Santana.
—Estaba de camino a la disquera para avisar y me di cuenta de que nunca llegué.
—Avisa, ¿por qué estás renunciando? —Santana tomó la maleta y salimos a la sala. Mi rostro se encendió cuando estuve a punto de darle las buenas noticias.
—Olvidé decírtelo por completo, mis pinturas se vendieron, las tres — dije excitada—. Ahora el dueño quiere contratarme a mí y a mis pinturas y eso es un trabajo de tiempo completo.
Me sonrió. —Eso es genial Brittany, felicidades.
Mientras agarraba las últimas cosas, mi teléfono sonó; era mi prima Debbie. Le pedí a Santana que tomara algo en qué apuntar de mi escritorio para poder anotar la dirección y el nombre de la funeraria. Tomé la información y colgué. Volteé justo cuando Santana miraba la lista de cosas que guardaba en el escritorio.
—¿Qué es esto? —preguntó casualmente.
Caminé hacia ella y la tomé. —Sólo una lista de cosas que me gustaría hacer en mi vida. La escribí después de que Tom se mudara, algo así como un nuevo comienzo en la vida.
Me miró del modo en que sólo ella podía hacerlo y dijo—: De acuerdo, ¿lista para irte?
Cerré el apartamento y me dirigí a la limosina. Llamé a mi jefe en la compañía disquera y le expliqué lo que había sucedido y cómo estaba en camino de dar la noticia. Le expliqué lo mucho que me gustaba trabajar ahí, pero mis pinturas se convertirían ahora en mi trabajo a tiempo completo. Él me felicitó y me dijo que si alguna vez necesitaba un trabajo, me aceptaría de vuelta.
Cuando llegamos al penthouse de Santana, ella llevó mis maletas arriba. La seguí y me dejé caer en una gran y confortable cama.
Me miró. —¿Te gusta esta cama?
Le sonreí. —Sí, es la más confortable en la que he dormido.
Sostuvo su mano para ayudarme a levantarme. —¿Te gustaría algo de comida china?
Sonreí mientras mi estómago gruñía. —Suena delicioso.
Nos encaminamos a la cocina donde Santana abrió uno de los mostradores, sacó un menú y se sentó en una de las banquetas del bar, junto a mí. —¿Qué te gustaría?
Me incliné y su aroma me llenó de excitación. Quería responder, te quiero a ti, pero eso no sería un buen movimiento. —Me gusta casi todo, escoge tú.
Me miró. —¿Puerco agridulce, arroz frito con pollo, carne mongol y rollitos de primavera?
—Eso es un montón de comida señora Lopez, ¿vendrá alguien?
—No, me aseguraré de que comas.
Rodé los ojos y luego puse la mano sobre la herida. —Ouch.
Me sonrió. —Deja de rodar los ojos, no va a doler.
—Entonces no me hagas rodar los ojos y lo haré.
Rió y agarró su teléfono para hacer la orden. Sirvió vino para ambas y me guió hacia la sala, donde nos sentamos en un sillón. La chimenea estaba encendida y calentaba la habitación agradablemente. Me senté con una pierna bajo la otra y la miré.
—Quiero saber más de ti Santana Lopez.
Parecía sorprendida mientras respondía—: ¿Qué hay para contar?
Inhalé con profundidad. —Somos amigas, ¿cierto?
Asintió. —Por supuesto que lo somos.
—Las amigas saben cosas unas de otras. No tienen que ser cosas íntimas o muy personales, pero quiero saber sobre el lugar del que provienes, tu familia o hasta tu negocio. En todo el tiempo que hemos pasado juntas, nunca me has dicho nada de tu familia más allá de saber que tienes una hermana que es diseñadora de interiores. Sabes un montón de cosas sobre mí y yo no sé nada de ti. Siento como si esta amistad fuera unilateral, Santana.
Me miró mientras bebía su vino, estaba siendo cautelosa con lo que me iba a decir. Se sacudió el cabello. —Tienes razón, y lo siento, sólo que no me gusta hablar de mi vida con nadie. No es que sea una mala vida; es que soy una persona demasiado personal y me gusta de ese modo. —Miré hacia abajo, decepcionada, mientras se inclinaba y tomaba mi barbilla en su mano. La alzó, así que pude mirar sus ojos—. Dame algo de tiempo; esta cosa de la amistad es nueva para mí. Necesitas comprender que nunca he sido amiga de una mujer con anterioridad.
El pensamiento de la hermosa mujer alta y rubia se coló en mi mente mientras decía aquello y mi gran bocota soltó—: Pero dijiste que tú y esa mujer con la que siempre estás son amigas, así que tienes otras mujeres que son amigas, ¿cierto?
Me miró fijamente. —Es diferente y prefiero no discutirlo ahora.
La campana de la puerta sonó y se levantó a atender. Me quedé allí sentada, preguntándome qué demonios estaba haciendo. ¿Estaba jugando un juego? ¿Yo era su juego? ¿Me usaba para probar algo? Regresó con la comida china, platos y cubiertos.
—¿Me das los palillos, por favor? —pregunté. Buscó en la bolsa, sacó un par y me los entregó—. ¿Qué estás haciendo? —le pregunté mientras comenzaba a servir comida en su plato y el mío.
—Um, ¿sirviendo la cena? —Me miró con el rostro de “eres tonta”. Sacudí el dedo de lado a lado.
—Déjame a mí —dije y le quité los cartones—. Agarra tus palitos —le dije.
—No sé usarlos, nunca he podido entender cómo van.
—Entonces te enseñaré.
—Brittany, sólo comamos.
—Comeremos, pero a mi modo —sonreí.
Suspiró y sacó otro par de palitos de la bolsa. Tomé el contenedor del puerco agridulce insertado en palitos y agarré un pedazo. —¿Ves? Fácil. —Si las miradas mataran, ya estaría muerta.
Tomé sus palitos y los coloqué adecuadamente entre sus dedos. El sentimiento de su suave piel envió escalofríos por mi espalda. Guié sus palitos dentro del cartón y la ayudé a sacar un pedazo de puerco. Me miró y sonrió.
—Ves, no es difícil con el entrenamiento adecuado.
Tomé un pedazo de carne y lo llevé a su boca mientras ella sonreía. Estaba disfrutando esta nueva manera de comer comida china aunque nunca lo admitiría. Aún tenía problemas, pero se las ingenió para coger un pedazo de puerco y llevármelo a la boca. Se rió y agarré los palitos entre mis dientes, rehusándome a soltarlos. Este momento que compartíamos se sintió tan cómodo, que me asustó como el demonio.
Cuando terminamos de comer, con su pulgar masajeó el área alrededor de mi herida. —¿Te duele? —preguntó.
—Ya no —respondí mirando hacia abajo. Su roce me estaba matando. Revolvió el calor en mí, el que ni siquiera sabía que existía. Tom nunca me hizo sentir del modo en que Santana lo hace, y eso me molestó. No debería tener estos sentimientos por ella; somos amigas y es todo lo que podemos ser. Creo que nos conocimos por una razón, pero aún tengo que averiguar por qué.
—¿Qué estás pensando? —preguntó suavemente. Tomé su mano y la quité de mi cabeza, sosteniéndola frente a mi rostro mientras la besaba suavemente. Pude sentirla tensarse mientras su respiración se hacía pesada, pero no quería y no la dejaría soltarse.
—Sólo pensaba lo afortunada que soy por tener una amiga como tú—sonreí.
Sonrió y retiró la mano. —Necesitamos levantarnos temprano en la mañana; debemos descansar algo.
Me levanté y me encaminé hacia arriba. —¿Quieres una pastilla para el dolor? —gritó desde la cocina.
—No, estoy bien —respondí. Me puse mi ropa de dormir y me metí bajo las absurdamente cálidas mantas. Estaba mirando mi teléfono cuando Santana tocó la puerta. —Entra. —Entró en la habitación, vistiendo una camiseta de tirantes y un pequeño short gris. Sus piernas me enfrentaron mientras mis mariposas se despertaban e incendiaban mi sangre. Se sentó en la silla y se reclinó—. ¿Qué estás haciendo? --pregunté.
—¿Descansando?
—¿Aquí?
—Sí, ¿tienes algún problema con eso? —El único problema que tenía era intentar mantener mis manos lejos de ella y evitar llegar a algo más.
—Sí, lo tengo, señora Lopez.
Se sentó y me miró. —¿Por qué? Los doctores dijeron que tenían que vigilarte por si había una conmoción. ¿Cómo se supone que lo haga si estoy en el dormitorio al otro lado del pasillo?
—Estoy bien, además, no puedes dormir bien en esa silla. Estarás adolorida en la mañana y tenemos una jornada de diez horas hasta Ohio.
—Órdenes de los doctores, señorita Pierce, así que lidia con eso. No te vas a salir con la tuya en esta.
—Ahora me estás haciendo sentir mal. —Inhalé profundamente y quería crucificarme por lo que estaba a punto de decirle—. Al menos duerme en la cama.
Sus ojos se abrieron. —No creo que sea una buena idea Brittany.
—¿Por qué no? Somos amigas. Hanna y yo dormimos en la misma cama cuando tenemos pijamadas, y mi cama es pequeña comparada con esta. Tú tienes tu propio lado ahí —señalé—. Si no lo haces, entonces me iré y sabes que lo haré.
—No te vas a ningún sitio y no voy a dormir en esa cama.
Quité las mantas, salí de la cama y comencé a ponerme mis pantalones de yoga. Santana saltó de la silla y atrapó mi brazo. —Detente Brittany, necesitas descansar. —Su voz sonaba enojada y su rostro lucía irritado. Inhaló profundamente—. De acuerdo, dormiré en la cama, pero por favor, regresa y deja esos pantalones.
Le sonreí y trepé de vuelta en la cama. Ella caminó hacia el otro lado, trepó y se volteó hacia al lado contrario. —Eres la persona más obstinada y desafiante que he conocido nunca Brittany Pierce.
Sonreí y cerré los ojos. —Eso me han dicho Señora Lopez. Buenas noches.
Aun cuando no podía verla, podía sentirla sonreír. —Buenas noches Brittany.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Un capitulo más, ¿que les pareció? espero sus opiniones y expectativas para los siguientes capitulos del día de hoy, sobre todo con el viaje que van a hacer, algunas confesiones, verdades dolorosas y la extraña mujer que siempre esta como sombra en la vida de Santana. Saludos y comenten.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Odio a esa mujer!!!!! No quiero que aparezca, suficiente con la distancia qie pone Santana como para agregarle ub problema jaja, Saludos!! Me gustaron mucho los capítulos, quiero más!!!
VictoriaRivera** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 27/05/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Hola!! Nueva lectora! Me leí todos los capítulos de una sola vez! Jajajaja Me gusta la historia, es una buena adaptación aunque me llama la atención el original creo que esperaré los capítulos uno a uno jajja Saludines!! Hasta la próxima actu!!
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Uff siento que a britt no le queda mucho tiempo de vida por eso la lista de cosas que le gustaria hacer,
En el viaje espero y se acerquen mas
La otraa rubia amiga de santana es su parejamante?
Bueno hasta tu pronta actualizacion
Saludos
En el viaje espero y se acerquen mas
La otraa rubia amiga de santana es su parejamante?
Bueno hasta tu pronta actualizacion
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Estoy muy intrigada con esta historia......el cáncer, la lista de deseo y San en la vida de Britt. Sera que a Britt le queda poca vida??
Por el resto espero tus actualizaciones
Por el resto espero tus actualizaciones
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Capitulo 18
CAPITULO 18
Me desperté la mañana siguiente, y estaba sola. Me levanté y me dirigí al baño cuando oí gritos procedentes de la planta baja. Me acerqué un poco más cuando oí a Santana levantar la voz. —Eso es muy malo Quinn, tengo que salir de la ciudad unos días por negocios. No, no puedo, no tengo tiempo. No te atrevas a venir por aquí, me voy. Te llamaré tan pronto como regrese. Sé que ha pasado mucho tiempo, pero no puedo evitarlo, he estado ocupada. No, ella no tiene nada que ver con esto, he estado trabajando. Quinn, te prometo que nos juntaremos tan pronto como regrese. Te enviaré un sobre con Denny, hablaremos pronto.
Me sentí enferma del estómago, y mi corazón me dolía después de escuchar la conversación. Apoyé la cabeza en la pared y sentí el escozor de las lágrimas llenando mis ojos. Mi voz interior comenzó a gritar: “Detente Britt, detente, ella es tu amiga. Sabías desde el principio que no podía ser más que una amistad. Sabías en lo que te metías y te lo advertí”. Miré el techo para contener que mis lágrimas cayeran.
Oí pasos subiendo las escaleras, así que corrí al baño y empecé la ducha. Hubo un golpe en la puerta.
—Britt, asegúrate que el agua no esté tan caliente —dijo Santana.
—No te preocupes, no lo está.
Me puse de pie en la ducha y dejé que el agua caliente cayera sobre mí. Iba a tener que poner fin a esto o distanciar esta amistad cuando vuelva de Ohio. Lloré en silencio mientras enterraba mi cara en el agua, ahogando mis penas. Apagué la ducha y salí, me envolví en una toalla y me di cuenta que no traje nada de ropa, excepto mi camisa de dormir que estaba tirada en el piso mojado. Abrí la puerta y salté cuando vi a Santana apoyada en la pared donde yo estaba.
—Mierda, me asustaste como la mierda, Santana. —Por no mencionar que estaba medio desnuda delante de ella y la toalla apenas cubría mi trasero.
Me miró con hambre en sus ojos mientras se sonrojaba. —Lo siento, quería asegurarme que tu ducha no estuviera demasiado caliente. No quería que te marearas y te desmayaras otra vez. Tienes el hábito de no escuchar a nadie.
Rodé mis ojos y me dirigí a la habitación. —Ouch.
—Ves, te dije que no me rodaras los ojos, y no me escuchaste.
Le sonreí cuando cerré la puerta y me vestí. Cuando salí, ella estaba en la cocina. Puso una taza de café y un plato con huevos revueltos, bacon, tostadas y patatas. —¿Hiciste todo esto?
—Claro que sí, ¿sorprendida?
Tomé un bocado de huevos. —Para ser honesta, lo estoy, no pensé que sabías cómo cocinar.
Se sentó a mi lado y comenzó a comer. —¿Qué tan difícil es cocinar los huevos? Además, puedo cocinar un poco. —Sonrió.
Quería comenzar la conversación que escuché antes, pero estábamos por salir en un rato más y no quería molestarla.
—Así que, ¿te lastimé de alguna forma anoche? —pregunté.
Me miró y frunció el ceño. —No, de hecho, envolviste tus brazos a mí
alrededor e intentaste frotar mis pechos llamándome Hanna, yo estaba un poco encendida.
Abrí mi boca hasta que sonrió y supe que bromeaba. Intenté golpearla mientras se reía y agarraba mis muñecas, sujetándolas y frotando mis cicatrices, mirándome directamente a los ojos. El ambiente no era juguetón, comenzó a ponerse seria.
—¿Mis cicatrices de verdad te molestan?
Dejó ir mis manos y se puso de pie, dejando su plato en el lavavajillas.—Me entristecen, eso es todo.
—Por qué, Santana, ni siquiera te conocía cuando esto sucedió. ¿Por qué mis cicatrices te entristecen tanto?
Se mantuvo de espaldas. —Me entristece que alguien pueda pensar tan poco de su vida para querer hacer una cosa así.
Ese comentario dolió en lo profundo de mi centro y quería romperme a llorar. Se quedó mirando por la ventana, con las manos sobre el mostrador.
—Te dije por qué lo hice, y no era porque pensaba poco de mi vida. Lo hice para disminuir el dolor de mi padre, y como te atreves, Santana Lopez.
Demasiado tarde, las lágrimas comenzaron a caer, y salí de la cocina. Vino detrás de mí y me tiró hacia ella para abrazarme.
—Lo siento, no era mi intención, te juro que no lo era. Me pongo triste cuando lo veo porque me recuerda lo que pasaste. —Su voz es sincera y me di cuenta que lamentaba haber dicho eso.
La miré. —Está bien, olvidémoslo y salgamos.
Me limpió suavemente las lágrimas y puso su frente en la mía. —Soy una idiota insensible. —Sonaba herida y rota. Esas palabras eran de dolor, y quería saber lo que le pasó en su vida que hizo que sea de esta manera.
Acaricie su cabello desordenado. —Estás de suerte, soy un poco aficionada a las isdotas insensibles.
Sonrió y me dio un beso en la cabeza. —Vamos.
Tomamos el ascensor hasta el garaje y emprendimos nuestro viaje a Ohio. El Range Rover era cómodo y era fácil instalarme en el asiento con mi iPod en la mano. Miré a Santana, su asiento estaba un poco inclinado hacia atrás. Tenía una mano en el volante y el otro brazo descansaba en la consola en el centro. La forma en que conducía era sexy y no podía dejar de mirarla. Todo lo que esta mujer hacía era sexy, incluso cuando trataba de controlarme.
Me miró. —¿Por qué me estás mirando?
—Me preguntaba acerca de Santana Lopez, eso es todo.
Suspiró y volvió a mirar la carretera. Miré por la ventana y me puse mis audífonos. Apreté play y empecé a cantar cuando nos fusionamos en la U.S 1-9. Santana me dio un golpecito en el brazo. Me saqué mis audífonos y la miré.
—¿Me vas a ignorar todo el camino? —preguntó.
—¿Me vas a contar un poco sobre Santana Lopez? —Le sonreí de una manera arrogante.
Suspiró y sacudió la cabeza. Me di cuenta que la hice enojar, así que me puse los audífonos otra vez. Me sacó los audífonos de mis oídos. —Oye, ¿qué demonios Santana?
Se rió. —Sácate estas cosas mujer testaruda y hablaré.
Sabía que ganaría, siempre lo hago, pero si llega a ser mucho para ella, le diré que se detenga.
—El nombre de mi hermana es Rachel, y tenía una hermana gemela, Sofia.
Di un grito ahogado y mis ojos se abrieron. —¿Cómo demonios no me dijiste que tienes una gemela?
Suspiró y me tomó la mano. —¿Vas a hacer un millón de preguntas o me dejarás terminar?
Giré mi cara pensando que decir. —Está bien, prometo no preguntar, continúa.
—¿Segura? —preguntó seriamente.
Negué con la cabeza e hice una señal de cremallera en mis labios.
Sonrió y continuó. —Sofia murió cuando tenía siete años de un virus que atacó su corazón. —Tragué saliva. Quería abrazarla y confortarla porque sabía lo difícil que era para ella decirme.
—Mis padres tuvieron un tiempo difícil con su muerte y la forma de superarlo fue embarazarse de mi hermana. Cuando Rachel tenía dieciocho, se embarazó de algún tipo cualquiera. Me preguntaste por qué mi empresa está involucrada con la caridad del autismo, es por el hijo de mi hermana de cinco años, mi sobrino es autista.
Puse mi mano sobre su pierna. —Lo siento Santana, no tienes que decir nada más.
Mi simpatía corría profundamente por ella y mi estómago era un nudo por obligarla a hablarme de su familia.
Puso su mano sobre la mía y me miró. —Está bien, quiero decírtelo. Mi padre construyó Lopez Enterprises y comenzó a iniciarme cuando tenía alrededor de trece años. Trabajé duro, aprendí rápido, fui a Harvard y hace dos años él se retiró. Me entregó su compañía, y en estos dos años dupliqué las ganancias. Ahora ya sabes de mi familia.
—¿Qué hay de relaciones pasadas?
Sabía que estaba cruzando la línea con ella, pero esperaba que se sintiera lo suficientemente cómoda ya que me hablaba de su familia.
Apretó sus labios y tomó una respiración profunda. —No hablaré sobre mis relaciones pasadas, no tiene sentido, lo que es pasado es pasado. No tengo novia y no quiero una.
Su comentario me hirió en el fondo, sólo escucharla decir que no quiere una novia era desgarrador. Era lo mejor, sin embargo, ya que nunca podría ser su novia y ella nunca podría ser la mía. Me imagino que si me sigo diciendo eso, en realidad podría convencerme a mí misma.
—Por qué no, incluso si has sido herida antes, te levantas y sigues adelante. Todo el mundo ha sido herido por lo menos una vez en su vida, algunos más que otros, pero tú tomas la decisión de qué hacer con ese dolor. —Sonaba demasiado casual, y también quién era yo para hablar de todos modos.
—No es tan simple Brittany, confía en mí.
—Por lo tanto, ¿no quieres casarte y tener hijos y hacer todo el asunto de la familia perfecta?
Me miró con tal seriedad que me sorprendió. —No, no quiero nada de eso y para citarte, nada dura para siempre.
Quería patearme a mí misma por decirle eso. Era verdad, pero no tenía la intención de tener una vida de soledad y miseria.
—Realmente tienes que dejar de citar eso, Santana, creo que tomaste el camino equivocado.
—Depende de la manera en que lo tomes, lo digo en serio, ya te dije que no tengo relaciones y quise decir eso.
Miré por la ventana. —Lo sé.
Empezaba a arrepentirme de pedirle que me hablara de sí misma. Creo que era mejor sin saberlo, quizás no me habría dolido tanto.
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Trilogía Forever, autora Sandi Lynn.
Un capitulo más, por lo menos la misteriosa mujer ya tiene nombre y el viaje a iniciado, veremos que pasará, espero sus comentarios, aún nos faltan unos capitulos más el día de hoy. Saludos y gracias por leer.
Me desperté la mañana siguiente, y estaba sola. Me levanté y me dirigí al baño cuando oí gritos procedentes de la planta baja. Me acerqué un poco más cuando oí a Santana levantar la voz. —Eso es muy malo Quinn, tengo que salir de la ciudad unos días por negocios. No, no puedo, no tengo tiempo. No te atrevas a venir por aquí, me voy. Te llamaré tan pronto como regrese. Sé que ha pasado mucho tiempo, pero no puedo evitarlo, he estado ocupada. No, ella no tiene nada que ver con esto, he estado trabajando. Quinn, te prometo que nos juntaremos tan pronto como regrese. Te enviaré un sobre con Denny, hablaremos pronto.
Me sentí enferma del estómago, y mi corazón me dolía después de escuchar la conversación. Apoyé la cabeza en la pared y sentí el escozor de las lágrimas llenando mis ojos. Mi voz interior comenzó a gritar: “Detente Britt, detente, ella es tu amiga. Sabías desde el principio que no podía ser más que una amistad. Sabías en lo que te metías y te lo advertí”. Miré el techo para contener que mis lágrimas cayeran.
Oí pasos subiendo las escaleras, así que corrí al baño y empecé la ducha. Hubo un golpe en la puerta.
—Britt, asegúrate que el agua no esté tan caliente —dijo Santana.
—No te preocupes, no lo está.
Me puse de pie en la ducha y dejé que el agua caliente cayera sobre mí. Iba a tener que poner fin a esto o distanciar esta amistad cuando vuelva de Ohio. Lloré en silencio mientras enterraba mi cara en el agua, ahogando mis penas. Apagué la ducha y salí, me envolví en una toalla y me di cuenta que no traje nada de ropa, excepto mi camisa de dormir que estaba tirada en el piso mojado. Abrí la puerta y salté cuando vi a Santana apoyada en la pared donde yo estaba.
—Mierda, me asustaste como la mierda, Santana. —Por no mencionar que estaba medio desnuda delante de ella y la toalla apenas cubría mi trasero.
Me miró con hambre en sus ojos mientras se sonrojaba. —Lo siento, quería asegurarme que tu ducha no estuviera demasiado caliente. No quería que te marearas y te desmayaras otra vez. Tienes el hábito de no escuchar a nadie.
Rodé mis ojos y me dirigí a la habitación. —Ouch.
—Ves, te dije que no me rodaras los ojos, y no me escuchaste.
Le sonreí cuando cerré la puerta y me vestí. Cuando salí, ella estaba en la cocina. Puso una taza de café y un plato con huevos revueltos, bacon, tostadas y patatas. —¿Hiciste todo esto?
—Claro que sí, ¿sorprendida?
Tomé un bocado de huevos. —Para ser honesta, lo estoy, no pensé que sabías cómo cocinar.
Se sentó a mi lado y comenzó a comer. —¿Qué tan difícil es cocinar los huevos? Además, puedo cocinar un poco. —Sonrió.
Quería comenzar la conversación que escuché antes, pero estábamos por salir en un rato más y no quería molestarla.
—Así que, ¿te lastimé de alguna forma anoche? —pregunté.
Me miró y frunció el ceño. —No, de hecho, envolviste tus brazos a mí
alrededor e intentaste frotar mis pechos llamándome Hanna, yo estaba un poco encendida.
Abrí mi boca hasta que sonrió y supe que bromeaba. Intenté golpearla mientras se reía y agarraba mis muñecas, sujetándolas y frotando mis cicatrices, mirándome directamente a los ojos. El ambiente no era juguetón, comenzó a ponerse seria.
—¿Mis cicatrices de verdad te molestan?
Dejó ir mis manos y se puso de pie, dejando su plato en el lavavajillas.—Me entristecen, eso es todo.
—Por qué, Santana, ni siquiera te conocía cuando esto sucedió. ¿Por qué mis cicatrices te entristecen tanto?
Se mantuvo de espaldas. —Me entristece que alguien pueda pensar tan poco de su vida para querer hacer una cosa así.
Ese comentario dolió en lo profundo de mi centro y quería romperme a llorar. Se quedó mirando por la ventana, con las manos sobre el mostrador.
—Te dije por qué lo hice, y no era porque pensaba poco de mi vida. Lo hice para disminuir el dolor de mi padre, y como te atreves, Santana Lopez.
Demasiado tarde, las lágrimas comenzaron a caer, y salí de la cocina. Vino detrás de mí y me tiró hacia ella para abrazarme.
—Lo siento, no era mi intención, te juro que no lo era. Me pongo triste cuando lo veo porque me recuerda lo que pasaste. —Su voz es sincera y me di cuenta que lamentaba haber dicho eso.
La miré. —Está bien, olvidémoslo y salgamos.
Me limpió suavemente las lágrimas y puso su frente en la mía. —Soy una idiota insensible. —Sonaba herida y rota. Esas palabras eran de dolor, y quería saber lo que le pasó en su vida que hizo que sea de esta manera.
Acaricie su cabello desordenado. —Estás de suerte, soy un poco aficionada a las isdotas insensibles.
Sonrió y me dio un beso en la cabeza. —Vamos.
Tomamos el ascensor hasta el garaje y emprendimos nuestro viaje a Ohio. El Range Rover era cómodo y era fácil instalarme en el asiento con mi iPod en la mano. Miré a Santana, su asiento estaba un poco inclinado hacia atrás. Tenía una mano en el volante y el otro brazo descansaba en la consola en el centro. La forma en que conducía era sexy y no podía dejar de mirarla. Todo lo que esta mujer hacía era sexy, incluso cuando trataba de controlarme.
Me miró. —¿Por qué me estás mirando?
—Me preguntaba acerca de Santana Lopez, eso es todo.
Suspiró y volvió a mirar la carretera. Miré por la ventana y me puse mis audífonos. Apreté play y empecé a cantar cuando nos fusionamos en la U.S 1-9. Santana me dio un golpecito en el brazo. Me saqué mis audífonos y la miré.
—¿Me vas a ignorar todo el camino? —preguntó.
—¿Me vas a contar un poco sobre Santana Lopez? —Le sonreí de una manera arrogante.
Suspiró y sacudió la cabeza. Me di cuenta que la hice enojar, así que me puse los audífonos otra vez. Me sacó los audífonos de mis oídos. —Oye, ¿qué demonios Santana?
Se rió. —Sácate estas cosas mujer testaruda y hablaré.
Sabía que ganaría, siempre lo hago, pero si llega a ser mucho para ella, le diré que se detenga.
—El nombre de mi hermana es Rachel, y tenía una hermana gemela, Sofia.
Di un grito ahogado y mis ojos se abrieron. —¿Cómo demonios no me dijiste que tienes una gemela?
Suspiró y me tomó la mano. —¿Vas a hacer un millón de preguntas o me dejarás terminar?
Giré mi cara pensando que decir. —Está bien, prometo no preguntar, continúa.
—¿Segura? —preguntó seriamente.
Negué con la cabeza e hice una señal de cremallera en mis labios.
Sonrió y continuó. —Sofia murió cuando tenía siete años de un virus que atacó su corazón. —Tragué saliva. Quería abrazarla y confortarla porque sabía lo difícil que era para ella decirme.
—Mis padres tuvieron un tiempo difícil con su muerte y la forma de superarlo fue embarazarse de mi hermana. Cuando Rachel tenía dieciocho, se embarazó de algún tipo cualquiera. Me preguntaste por qué mi empresa está involucrada con la caridad del autismo, es por el hijo de mi hermana de cinco años, mi sobrino es autista.
Puse mi mano sobre su pierna. —Lo siento Santana, no tienes que decir nada más.
Mi simpatía corría profundamente por ella y mi estómago era un nudo por obligarla a hablarme de su familia.
Puso su mano sobre la mía y me miró. —Está bien, quiero decírtelo. Mi padre construyó Lopez Enterprises y comenzó a iniciarme cuando tenía alrededor de trece años. Trabajé duro, aprendí rápido, fui a Harvard y hace dos años él se retiró. Me entregó su compañía, y en estos dos años dupliqué las ganancias. Ahora ya sabes de mi familia.
—¿Qué hay de relaciones pasadas?
Sabía que estaba cruzando la línea con ella, pero esperaba que se sintiera lo suficientemente cómoda ya que me hablaba de su familia.
Apretó sus labios y tomó una respiración profunda. —No hablaré sobre mis relaciones pasadas, no tiene sentido, lo que es pasado es pasado. No tengo novia y no quiero una.
Su comentario me hirió en el fondo, sólo escucharla decir que no quiere una novia era desgarrador. Era lo mejor, sin embargo, ya que nunca podría ser su novia y ella nunca podría ser la mía. Me imagino que si me sigo diciendo eso, en realidad podría convencerme a mí misma.
—Por qué no, incluso si has sido herida antes, te levantas y sigues adelante. Todo el mundo ha sido herido por lo menos una vez en su vida, algunos más que otros, pero tú tomas la decisión de qué hacer con ese dolor. —Sonaba demasiado casual, y también quién era yo para hablar de todos modos.
—No es tan simple Brittany, confía en mí.
—Por lo tanto, ¿no quieres casarte y tener hijos y hacer todo el asunto de la familia perfecta?
Me miró con tal seriedad que me sorprendió. —No, no quiero nada de eso y para citarte, nada dura para siempre.
Quería patearme a mí misma por decirle eso. Era verdad, pero no tenía la intención de tener una vida de soledad y miseria.
—Realmente tienes que dejar de citar eso, Santana, creo que tomaste el camino equivocado.
—Depende de la manera en que lo tomes, lo digo en serio, ya te dije que no tengo relaciones y quise decir eso.
Miré por la ventana. —Lo sé.
Empezaba a arrepentirme de pedirle que me hablara de sí misma. Creo que era mejor sin saberlo, quizás no me habría dolido tanto.
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Trilogía Forever, autora Sandi Lynn.
Un capitulo más, por lo menos la misteriosa mujer ya tiene nombre y el viaje a iniciado, veremos que pasará, espero sus comentarios, aún nos faltan unos capitulos más el día de hoy. Saludos y gracias por leer.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Aaah dios me encanta no paro de leer en serio es una buena historia la mejor la adoro :) <3 esperando la proxima actualizacion! :3
Invitado- Invitado
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Sigo leyendo y esperando mas!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Quinn es la pareja de rachel?
Hatsa la siguiente
Actualizacion
Hatsa la siguiente
Actualizacion
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Totalmente de acuerdo!! Me encanta la historia!! Tal parece que el viaje será laaargo!! jajja
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
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