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Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
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Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Esperando el ansiado
Maraton
Saludos
Maraton
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 20
CAPITULO 20
A la mañana siguiente, me levanté y encontré a Brittany mirándome fijamente. Podía sentir que algo le molestaba. Besó mi mejilla y apoyó su cabeza en mi pecho.
—¿Qué está mal? —le pregunté mientras la sostenía.
—Tengo miedo de salir hoy —susurró.
Besé la cima de su cabeza. —No tengas miedo, estoy aquí contigo, y te dije que te protegería. No tienes nada que temer cuando estás conmigo. Te prometo eso, mi amor.
Levantó la mirada y me sonrió. —Creo que tenemos tiempo para una larga ducha antes de dirigirnos al hospital.
—Debe haber leído mi mente, señorita Pierce, porque justo estaba pensando lo mismo —le sonreí de regreso.
Comimos el desayuno y salimos. Caminé hacia el Porsche mientras ella caminaba hacia el lado opuesto. —Oye, ¿a dónde vas? —pregunté.
—Voy a caminar —respondió.
—¡No, no lo harás! Entra al auto, Brittany, te llevaré yo.
Suspiré mientras ella seguía caminando por la calle. Corrí detrás y la abrace por la cintura impidiéndole que siguiera caminando
—Santana, vamos, ¿por favor? —se rió.
—Lo siento, cariño, pero es mejor ir en auto porque no sabemos cómo te sentirás después. Puede que no seas capaz de volver caminando.
—Tienes razón, lo siento —dijo ella, besándome en la mejilla.
Llegamos al hospital, y podía decir que Brittany estaba nerviosa mientras mordía su labio inferior. Nos sentamos en la sala de espera de la Dra. Murphy, hasta que la recepcionista rubia de piernas largas llamó a Brittany y nos guió a una habitación. Puse mi brazo su alrededor mientras caminábamos por el pasillo, dejándole saber que estaba a salvo. La rubia seguía mirándome de arriba abajo, y Brittany lo notó. Me ponía nerviosa debido a lo que ocurrió la noche anterior. Le dio una bata para que se la pusiera y rápidamente salió de la habitación después de que Brittany le diera una mirada malvada. Tomé la bata de sus manos y la ayudé.
La Dra. Murphy entró con un traje gris y tres agujas largas. Le explicó a Brittany como sentiría cada inyección. Me miró y me dijo que ella me iba a necesitar para que sostuviera su mano. Con solo escuchar a la Dra. Murphy explicarle lo que su cuerpo iba a sentir, me asustó de muerte. Miré su rostro, y estaba pálida como un fantasma. Se sentía aterrorizada, y era mi trabajo protegerla. Me di la vuelta hacia la cama, así la encaraba, y tomé su mano.
—Mírame a mí, cariño, y no te enfoques en nada que no sea yo, ¿bien? —dije.
Ella asintió mientras la doctora insertaba la primera aguja. Apretó mi mano con fuerza mientras chillaba. Cuando la segunda aguja fue inyectada, su chillido se transformó en un llanto mientras dejaba ir mi mano, agarraba mi blusa con los puños y gritaba enterrando su rostro en mi pecho. Mi corazón dolía por ella. La sostuve en mis brazos mientras que la tercera aguja perforaba su piel, y ella siguió gritando.
—Dra. Murphy, por favor, ¿no hay nada que pueda hacer por ella? —pedí.
—Lo siento, Sra. Lopez, tenemos que dejar que siga su curso y es sólo temporal. Volveré dentro de una hora para ver cómo lo está haciendo, y si necesita algo o ella está teniendo una reacción, sólo presionen este botón inmediatamente —dijo mientras salía de la habitación.
—Está bien, cariño. Aférrate de mí —le susurré mientras se recostaba y sacudía mi brazo. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Tenía que retenerlas. Necesitaba ser fuerte por ella, pero verla así y tener que pasar este dolor era horrible. Seguí diciéndole que la amaba una y otra vez.
***
Un par de días habían pasado, y mayormente nos quedamos en la cama; miramos películas y cocinamos juntas. Cocinar con Brittany era divertido porque ninguna de los dos era buena en eso. Cuando me senté en la mesa, trabajando y manteniendo reuniones, ella se sentaba en su caballete y pintaba. Cuando no me miraba, me quedaba viendo cómo movía sin problemas su pincel en el lienzo. Así es como imaginaba el resto de mi vida a su lado. Ella es mi futuro.
La mañana siguiente, me levanté temprano para una breve reunión telefónica con Paul sobre la adquisición de Chicago. Cuando terminé de hablar con él, mi madre llamó. Quería asegurarse que iría para Acción de Gracias. Le dije que había conocido a alguien muy especial y que la llevaría para que conozca a la familia. Podía decir que estaba emocionada por la forma en la que gritó—: ¡Santana traerá a alguien para Acción de Gracias! —supongo que tenía el derecho a estar emocionada, dado a que yo nunca he llevado a alguien a casa para que ella conozca.
Colgué el teléfono, caminé hacia la habitación y miré a mi bella durmiente. Abrió sus ojos y me sonrió. Le sonreí de regreso mientras caminé hacia ella y me senté en el borde de la cama.
—¿Cómo te sientes? —le pregunté, pasando mis dedos por su mandíbula.
—Me siento bien. Te oí en el teléfono.
—Estaba hablando con mi madre. Te llevaré a casa para Acción de Gracias.
—¿Le dijiste a tu mamá sobre mí? —preguntó.
—Por supuesto que sí, y va a amarte.
—¿Me refiero a si le dijiste que tengo cáncer? —preguntó mientras lamia sus labios.
Me quedé sentada y la miré porque no le dije a mi madre sobre su cáncer. Sacudí mi cabeza.
—¿Por qué no le dijiste, Santana?
Mis ojos viajaron hacia la ventana —No he tenido la oportunidad y no es algo que quiero hacer por teléfono, Britt, creo que hay que hacerlo en persona.
—Entonces, lo que estás diciendo es que quieres que se lo suelte en acción de gracias. Hola familia Lopez, soy Brittany Pierce, la novia de su hija que tiene cáncer por segunda vez en sus 24 años de vida y no es más que un desastre de cáncer andante.
Me levanté de la cama. No podía creer que acabara de decir eso.
—Guau, Britt, realmente sabes cómo arruinar un momento. Voy a decirle antes de Acción de Gracias, fin de la discusión —dije con tono autoritario.
—No. No es el fin de la discusión, y ¡no te atrevas a usar ese tono conmigo!
Me di vuelta y la miré. —¿Estás pensando comenzar una discusión?
—Todo lo que tienes que hacer es decirme por qué no le dijiste todavía —pidió. No sé por qué no lo mencioné. He estado tan ocupada tratando de cuidarla y manejando el negocio al mismo tiempo. No pensé en decirle a mi mama sobre su cáncer porque simplemente me olvidé. La miré y le grité—: ¿Quieres saber por qué? No he sido capaz de hacer nada porque estoy atrapada aquí cuidando de ti —Mierda, eso salió mal, pero era demasiado tarde porque podía ver la ira en sus ojos. Me volví hacia la ventana y pasé la mano por el cabello.
—¿Atrapada? No estás atrapada aquí, Santana, yo no te pedí que vinieras aquí. De ninguna puta manera te pedí que cuidaras de mí.
Estaba tan herida por lo que dije, pero no fue en serio. Me volví y la miré a los ojos. —Nena, no quise decir eso.
—¡Vete de aquí! —gritó mientras levantaba el vaso que se encontraba en la mesa de noche y me lo lanzaba. Me agaché y sacudí la cabeza.
—¡Bien, si eso lo que quieres! —grité mientras me iba hecha una furia del apartamento. Fui a caminar por la playa. El sol brillaba y estaba caliente afuera. Necesitaba dejar que se calmara antes de volver a disculparme. Ella tenía razón… debería haberle dicho a mi mama sobre su cáncer. Brittany tenía todo el derecho de estar enojada conmigo. Me fui por una hora, y en mi camino hacia su apartamento, me detuve en la tienda para comprarle una bolsa de chocolate.
Caminé dentro del apartamento y de la habitación, dónde la vi agachada, recogiendo las piezas del vaso roto. Me arrodillé y suavemente tomé su mano.
—Detente, vas a cortarte —susurré, mientras quitaba las piezas de vidrio de su mano.
Tomó una respiración profunda y empezó a decir que lo lamentaba. No necesitaba disculparse. Tenía derecho a actuar como lo hizo. Tomé su rostro entre mis manos. —Lo sé, bebé, y está bien.
—No, no lo está. Sé que esto es difícil para ti, y lo lamento. Me estaba rogando que la perdone, pero no necesitaba hacerlo.
Llevé mis labios a los de ella mientras decía—: Está bien, cariño. No quise decir lo que dije, salió mal.
—Sé que no, exageré.
La besé de nuevo y la sostuve fuerte, dejándole saber que estaba perdonada.
—¿A dónde fuiste? —preguntó.
Me levanté y le dije que se sentara en la cama. Caminé hacia el armario, tomé la bolsa marrón y se la alcancé. —Pensé que te haría sentir mejor —dije con cuidado. Abrió la bolsa, y sus ojos se ampliaron mientras miraba dentro y tiraba el chocolate en la cama.
—¡Eres increíble y absolutamente perfecto! Te amo —dijo entretanto envolvía sus brazos a mi alrededor y me tiraba sobre ella—. Sé de algo más que me hará sentir mejor —sonrió mientras me levantaba sobre ella.
—¿Estás segura? ¿Estás preparada para eso? —pregunté. Levantó su cabeza y me besó apasionadamente. Era la única señal que necesitaba.
A la mañana siguiente, salí de la cama e hice una taza de café. Brittany seguía durmiendo, y yo tenía unos asuntos de los que ocuparme. Me senté en el sofá con mi teléfono y abrí un correo electrónico de Phil, indicando que había una reunión más programada para finalizar el
acuerdo con la Compañía Chicago. Dijo que la reunión era mañana a primera hora y que realmente necesitaba estar ahí. Pensé que sería genial llevar a Brittany de nuevo a Nueva York, así podríamos pasar más tiempo juntas, y sería capaz de ver a Hanna.
Ella salió a trompicones de la habitación, frotándose los ojos y bostezando mientras se dirigía hacia la cafetera. —Hola nena, espero no haberte despertado —sonreí. Se sirvió un poco de café y se sentó a mi lado. Me incliné y pasé mis dedos por sus labios antes de besarla. Le dije que necesitaba viajar a Nueva York hoy para la reunión de mañana
temprano, y que quería que viniera conmigo. No estaba segura si podía por el tratamiento. Le expliqué que eso no importaba, y que volveríamos para su segundo tratamiento el mes siguiente. Lanzó sus brazos a mí alrededor con emoción, especialmente cuando le dije que viviría conmigo en el Pent-house. Me reí cuando puso mala cara y me preguntó si tendría que estar en la habitación de invitados. Le quité la taza de café de las manos y la puse sobre la mesa. La agarré y la llevé sobre mi regazo mientras levantaba su camiseta para dormir, la tiraba al suelo, y le hacía el amor.
***
Me encontraba en el baño arreglandome mientras Brittany estaba todavía en la ducha. Podía oler el gel de baño perfumado con lilas que usaba. Era la misma esencia que sentí cuando la conocí. Salió de la ducha envuelta en una toalla alrededor de su cuerpo y caminó detrás de mí, envolviendo sus manos en mi cintura y apoyando la cabeza en mi espalda. Dejé de cepillar mi cabello y la miré por el espejo. Tenía una sonrisa en su cara. Maldita sea esa sonrisa. Me di la vuelta, así su cabeza estaba en mi hombre mientras la abrazaba.
—¿Qué está mal? —pregunté.
—Nada está mal. ¿No puede una mujer abrazar a la persona que ama sin que haya algo mal?—preguntó.
—Por supuesto que puede —dije, besando la parte superior de su cabeza. Quitó sus manos, las ubicó alrededor de mi cuello, y me dio un beso—. Te amo, Santana Lopez —sonrió.
—También te amo, Brittany Pierce —le sonreí y le besé la nariz—. Ahora, Déjame terminar de arreglarme —dije.
Su baño era pequeño, y había espacio solo para una persona en el lavabo. Ella decidió que sería divertido y me empujó fuera del camino para que así pudiera lavarse los dientes. Se estiró hacia el botiquín y lo abrió mientras yo me encontraba maquillandome. Podía ver la
sonrisa de satisfacción en su rostro. Tomó su cepillo de dientes, la pasta dental y cerró el botiquín. Estiró la mano y pasó el cepillo de dientes bajo el agua corriente. —¿Te gustaría que me quitara del camino? —pregunté.
Me miró mientras ponía el cepillo de dientes en su boca.
—No, estás bien —murmuró. Tomé la crema para y puse un poco en mis manos. Comencé a llevar las manos a mis brazos cuando ella me empujó para poder escupir en el lavabo. Empujé suavemente su espalda, falló en escupir en el lavabo y lo hizo en mi pierna. Levanto la mirada e intentó aguantar la risa que se moría por soltar. La miré y luego a mi pierna.
—¡Oh, por favor! Compartimos saliva todo el tiempo —Se echó a reír.
Iba a jugar esto tranquila y hacerla retroceder. —Está bien, Brittany. Fue un accidente —dije, abriendo mi mano con la crema y la puse firmemente en su mejilla. Su mandíbula cayó abierta mientras se veía en el espejo. Me miró con esa mirada que ponía cuando iba a tomar venganza. Tomó el pomo de pasta de dientes y lo roció en mi pecho.
—Ahí tienes un poco de pasta de dientes para que combine con tu crema —dijo.
Con mi dedo, intenté limpiar la pasta de dientes mientras ella se quedaba ahí, sonriendo, nuestros ojos nunca abandonaron los de la otra. Tomé el bote de crema y lo rocié en su pecho y sus piernas. Saltó y gritó.
—¿Necesitas hidratarte, querida? —pregunté.
—¡Cómo te atreves! —exclamó.
Me reí mientras señalaba la crema en ella, y salía corriendo del cuarto de baño, sosteniendo su toalla para que no se caiga. La perseguí y la tiré al suelo. Rodé sobre ella y sujeté sus brazos sobre su cabeza. La miré fijamente, fascinada por su belleza. Con mi mano suavemente limpié la crema de su rostro mientras mi otra mano tenía su cintura asegurada fuertemente. Ella no luchó. Podía saber por la forma en que me miraba que no quería que me detuviera. Estaba excitada y queriéndola de nuevo.
—Quiero sentirte dentro de mí —susurró.
Quería asegurarme que estuviera lista porque no quería herirla. Bajé mi mano libre y sentí lo húmeda que se encontraba. Empujé mis dedos dentro de ella. Echó su cabeza hacia atrás y gimió ligeramente mientras sus manos corrían por mi cabello. Entré y salí de ella lentamente antes de empezar a empujar mi cadera y poder sentir placer. La sensación era asombrosa, y oír los sonidos que hacía por el placer que le daba estaba acrecentando mi excitación. Me cernía sobre ella, empujando mis cadera mientras ella gemía y se quedaba sin aliento. Se empezó a venir, y rápidamente la seguí, liberándome con ella. La miré mientras sus ojos se trababan en los míos, captando el placer y la belleza de lo que acababa de ocurrir.
—Creo que nos tendremos que duchar de nuevo —sonreí al estar cubierta en crema y pasta de dientes.
—A éste ritmo, nunca nos subiremos en ese avión para regresar a Nueva York —se rió.
Salí de encima de ella y la ayudé a levantarse. Envolví mi brazos a su alrededor desde atrás mientras entrábamos al baño y tomábamos una ducha por segunda vez esa mañana.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
El primero de hoy, espero sus comentarios y nos vemos en un rato. Saludos a todas y gracias por sus comentarios.
A la mañana siguiente, me levanté y encontré a Brittany mirándome fijamente. Podía sentir que algo le molestaba. Besó mi mejilla y apoyó su cabeza en mi pecho.
—¿Qué está mal? —le pregunté mientras la sostenía.
—Tengo miedo de salir hoy —susurró.
Besé la cima de su cabeza. —No tengas miedo, estoy aquí contigo, y te dije que te protegería. No tienes nada que temer cuando estás conmigo. Te prometo eso, mi amor.
Levantó la mirada y me sonrió. —Creo que tenemos tiempo para una larga ducha antes de dirigirnos al hospital.
—Debe haber leído mi mente, señorita Pierce, porque justo estaba pensando lo mismo —le sonreí de regreso.
Comimos el desayuno y salimos. Caminé hacia el Porsche mientras ella caminaba hacia el lado opuesto. —Oye, ¿a dónde vas? —pregunté.
—Voy a caminar —respondió.
—¡No, no lo harás! Entra al auto, Brittany, te llevaré yo.
Suspiré mientras ella seguía caminando por la calle. Corrí detrás y la abrace por la cintura impidiéndole que siguiera caminando
—Santana, vamos, ¿por favor? —se rió.
—Lo siento, cariño, pero es mejor ir en auto porque no sabemos cómo te sentirás después. Puede que no seas capaz de volver caminando.
—Tienes razón, lo siento —dijo ella, besándome en la mejilla.
Llegamos al hospital, y podía decir que Brittany estaba nerviosa mientras mordía su labio inferior. Nos sentamos en la sala de espera de la Dra. Murphy, hasta que la recepcionista rubia de piernas largas llamó a Brittany y nos guió a una habitación. Puse mi brazo su alrededor mientras caminábamos por el pasillo, dejándole saber que estaba a salvo. La rubia seguía mirándome de arriba abajo, y Brittany lo notó. Me ponía nerviosa debido a lo que ocurrió la noche anterior. Le dio una bata para que se la pusiera y rápidamente salió de la habitación después de que Brittany le diera una mirada malvada. Tomé la bata de sus manos y la ayudé.
La Dra. Murphy entró con un traje gris y tres agujas largas. Le explicó a Brittany como sentiría cada inyección. Me miró y me dijo que ella me iba a necesitar para que sostuviera su mano. Con solo escuchar a la Dra. Murphy explicarle lo que su cuerpo iba a sentir, me asustó de muerte. Miré su rostro, y estaba pálida como un fantasma. Se sentía aterrorizada, y era mi trabajo protegerla. Me di la vuelta hacia la cama, así la encaraba, y tomé su mano.
—Mírame a mí, cariño, y no te enfoques en nada que no sea yo, ¿bien? —dije.
Ella asintió mientras la doctora insertaba la primera aguja. Apretó mi mano con fuerza mientras chillaba. Cuando la segunda aguja fue inyectada, su chillido se transformó en un llanto mientras dejaba ir mi mano, agarraba mi blusa con los puños y gritaba enterrando su rostro en mi pecho. Mi corazón dolía por ella. La sostuve en mis brazos mientras que la tercera aguja perforaba su piel, y ella siguió gritando.
—Dra. Murphy, por favor, ¿no hay nada que pueda hacer por ella? —pedí.
—Lo siento, Sra. Lopez, tenemos que dejar que siga su curso y es sólo temporal. Volveré dentro de una hora para ver cómo lo está haciendo, y si necesita algo o ella está teniendo una reacción, sólo presionen este botón inmediatamente —dijo mientras salía de la habitación.
—Está bien, cariño. Aférrate de mí —le susurré mientras se recostaba y sacudía mi brazo. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Tenía que retenerlas. Necesitaba ser fuerte por ella, pero verla así y tener que pasar este dolor era horrible. Seguí diciéndole que la amaba una y otra vez.
***
Un par de días habían pasado, y mayormente nos quedamos en la cama; miramos películas y cocinamos juntas. Cocinar con Brittany era divertido porque ninguna de los dos era buena en eso. Cuando me senté en la mesa, trabajando y manteniendo reuniones, ella se sentaba en su caballete y pintaba. Cuando no me miraba, me quedaba viendo cómo movía sin problemas su pincel en el lienzo. Así es como imaginaba el resto de mi vida a su lado. Ella es mi futuro.
La mañana siguiente, me levanté temprano para una breve reunión telefónica con Paul sobre la adquisición de Chicago. Cuando terminé de hablar con él, mi madre llamó. Quería asegurarse que iría para Acción de Gracias. Le dije que había conocido a alguien muy especial y que la llevaría para que conozca a la familia. Podía decir que estaba emocionada por la forma en la que gritó—: ¡Santana traerá a alguien para Acción de Gracias! —supongo que tenía el derecho a estar emocionada, dado a que yo nunca he llevado a alguien a casa para que ella conozca.
Colgué el teléfono, caminé hacia la habitación y miré a mi bella durmiente. Abrió sus ojos y me sonrió. Le sonreí de regreso mientras caminé hacia ella y me senté en el borde de la cama.
—¿Cómo te sientes? —le pregunté, pasando mis dedos por su mandíbula.
—Me siento bien. Te oí en el teléfono.
—Estaba hablando con mi madre. Te llevaré a casa para Acción de Gracias.
—¿Le dijiste a tu mamá sobre mí? —preguntó.
—Por supuesto que sí, y va a amarte.
—¿Me refiero a si le dijiste que tengo cáncer? —preguntó mientras lamia sus labios.
Me quedé sentada y la miré porque no le dije a mi madre sobre su cáncer. Sacudí mi cabeza.
—¿Por qué no le dijiste, Santana?
Mis ojos viajaron hacia la ventana —No he tenido la oportunidad y no es algo que quiero hacer por teléfono, Britt, creo que hay que hacerlo en persona.
—Entonces, lo que estás diciendo es que quieres que se lo suelte en acción de gracias. Hola familia Lopez, soy Brittany Pierce, la novia de su hija que tiene cáncer por segunda vez en sus 24 años de vida y no es más que un desastre de cáncer andante.
Me levanté de la cama. No podía creer que acabara de decir eso.
—Guau, Britt, realmente sabes cómo arruinar un momento. Voy a decirle antes de Acción de Gracias, fin de la discusión —dije con tono autoritario.
—No. No es el fin de la discusión, y ¡no te atrevas a usar ese tono conmigo!
Me di vuelta y la miré. —¿Estás pensando comenzar una discusión?
—Todo lo que tienes que hacer es decirme por qué no le dijiste todavía —pidió. No sé por qué no lo mencioné. He estado tan ocupada tratando de cuidarla y manejando el negocio al mismo tiempo. No pensé en decirle a mi mama sobre su cáncer porque simplemente me olvidé. La miré y le grité—: ¿Quieres saber por qué? No he sido capaz de hacer nada porque estoy atrapada aquí cuidando de ti —Mierda, eso salió mal, pero era demasiado tarde porque podía ver la ira en sus ojos. Me volví hacia la ventana y pasé la mano por el cabello.
—¿Atrapada? No estás atrapada aquí, Santana, yo no te pedí que vinieras aquí. De ninguna puta manera te pedí que cuidaras de mí.
Estaba tan herida por lo que dije, pero no fue en serio. Me volví y la miré a los ojos. —Nena, no quise decir eso.
—¡Vete de aquí! —gritó mientras levantaba el vaso que se encontraba en la mesa de noche y me lo lanzaba. Me agaché y sacudí la cabeza.
—¡Bien, si eso lo que quieres! —grité mientras me iba hecha una furia del apartamento. Fui a caminar por la playa. El sol brillaba y estaba caliente afuera. Necesitaba dejar que se calmara antes de volver a disculparme. Ella tenía razón… debería haberle dicho a mi mama sobre su cáncer. Brittany tenía todo el derecho de estar enojada conmigo. Me fui por una hora, y en mi camino hacia su apartamento, me detuve en la tienda para comprarle una bolsa de chocolate.
Caminé dentro del apartamento y de la habitación, dónde la vi agachada, recogiendo las piezas del vaso roto. Me arrodillé y suavemente tomé su mano.
—Detente, vas a cortarte —susurré, mientras quitaba las piezas de vidrio de su mano.
Tomó una respiración profunda y empezó a decir que lo lamentaba. No necesitaba disculparse. Tenía derecho a actuar como lo hizo. Tomé su rostro entre mis manos. —Lo sé, bebé, y está bien.
—No, no lo está. Sé que esto es difícil para ti, y lo lamento. Me estaba rogando que la perdone, pero no necesitaba hacerlo.
Llevé mis labios a los de ella mientras decía—: Está bien, cariño. No quise decir lo que dije, salió mal.
—Sé que no, exageré.
La besé de nuevo y la sostuve fuerte, dejándole saber que estaba perdonada.
—¿A dónde fuiste? —preguntó.
Me levanté y le dije que se sentara en la cama. Caminé hacia el armario, tomé la bolsa marrón y se la alcancé. —Pensé que te haría sentir mejor —dije con cuidado. Abrió la bolsa, y sus ojos se ampliaron mientras miraba dentro y tiraba el chocolate en la cama.
—¡Eres increíble y absolutamente perfecto! Te amo —dijo entretanto envolvía sus brazos a mi alrededor y me tiraba sobre ella—. Sé de algo más que me hará sentir mejor —sonrió mientras me levantaba sobre ella.
—¿Estás segura? ¿Estás preparada para eso? —pregunté. Levantó su cabeza y me besó apasionadamente. Era la única señal que necesitaba.
A la mañana siguiente, salí de la cama e hice una taza de café. Brittany seguía durmiendo, y yo tenía unos asuntos de los que ocuparme. Me senté en el sofá con mi teléfono y abrí un correo electrónico de Phil, indicando que había una reunión más programada para finalizar el
acuerdo con la Compañía Chicago. Dijo que la reunión era mañana a primera hora y que realmente necesitaba estar ahí. Pensé que sería genial llevar a Brittany de nuevo a Nueva York, así podríamos pasar más tiempo juntas, y sería capaz de ver a Hanna.
Ella salió a trompicones de la habitación, frotándose los ojos y bostezando mientras se dirigía hacia la cafetera. —Hola nena, espero no haberte despertado —sonreí. Se sirvió un poco de café y se sentó a mi lado. Me incliné y pasé mis dedos por sus labios antes de besarla. Le dije que necesitaba viajar a Nueva York hoy para la reunión de mañana
temprano, y que quería que viniera conmigo. No estaba segura si podía por el tratamiento. Le expliqué que eso no importaba, y que volveríamos para su segundo tratamiento el mes siguiente. Lanzó sus brazos a mí alrededor con emoción, especialmente cuando le dije que viviría conmigo en el Pent-house. Me reí cuando puso mala cara y me preguntó si tendría que estar en la habitación de invitados. Le quité la taza de café de las manos y la puse sobre la mesa. La agarré y la llevé sobre mi regazo mientras levantaba su camiseta para dormir, la tiraba al suelo, y le hacía el amor.
***
Me encontraba en el baño arreglandome mientras Brittany estaba todavía en la ducha. Podía oler el gel de baño perfumado con lilas que usaba. Era la misma esencia que sentí cuando la conocí. Salió de la ducha envuelta en una toalla alrededor de su cuerpo y caminó detrás de mí, envolviendo sus manos en mi cintura y apoyando la cabeza en mi espalda. Dejé de cepillar mi cabello y la miré por el espejo. Tenía una sonrisa en su cara. Maldita sea esa sonrisa. Me di la vuelta, así su cabeza estaba en mi hombre mientras la abrazaba.
—¿Qué está mal? —pregunté.
—Nada está mal. ¿No puede una mujer abrazar a la persona que ama sin que haya algo mal?—preguntó.
—Por supuesto que puede —dije, besando la parte superior de su cabeza. Quitó sus manos, las ubicó alrededor de mi cuello, y me dio un beso—. Te amo, Santana Lopez —sonrió.
—También te amo, Brittany Pierce —le sonreí y le besé la nariz—. Ahora, Déjame terminar de arreglarme —dije.
Su baño era pequeño, y había espacio solo para una persona en el lavabo. Ella decidió que sería divertido y me empujó fuera del camino para que así pudiera lavarse los dientes. Se estiró hacia el botiquín y lo abrió mientras yo me encontraba maquillandome. Podía ver la
sonrisa de satisfacción en su rostro. Tomó su cepillo de dientes, la pasta dental y cerró el botiquín. Estiró la mano y pasó el cepillo de dientes bajo el agua corriente. —¿Te gustaría que me quitara del camino? —pregunté.
Me miró mientras ponía el cepillo de dientes en su boca.
—No, estás bien —murmuró. Tomé la crema para y puse un poco en mis manos. Comencé a llevar las manos a mis brazos cuando ella me empujó para poder escupir en el lavabo. Empujé suavemente su espalda, falló en escupir en el lavabo y lo hizo en mi pierna. Levanto la mirada e intentó aguantar la risa que se moría por soltar. La miré y luego a mi pierna.
—¡Oh, por favor! Compartimos saliva todo el tiempo —Se echó a reír.
Iba a jugar esto tranquila y hacerla retroceder. —Está bien, Brittany. Fue un accidente —dije, abriendo mi mano con la crema y la puse firmemente en su mejilla. Su mandíbula cayó abierta mientras se veía en el espejo. Me miró con esa mirada que ponía cuando iba a tomar venganza. Tomó el pomo de pasta de dientes y lo roció en mi pecho.
—Ahí tienes un poco de pasta de dientes para que combine con tu crema —dijo.
Con mi dedo, intenté limpiar la pasta de dientes mientras ella se quedaba ahí, sonriendo, nuestros ojos nunca abandonaron los de la otra. Tomé el bote de crema y lo rocié en su pecho y sus piernas. Saltó y gritó.
—¿Necesitas hidratarte, querida? —pregunté.
—¡Cómo te atreves! —exclamó.
Me reí mientras señalaba la crema en ella, y salía corriendo del cuarto de baño, sosteniendo su toalla para que no se caiga. La perseguí y la tiré al suelo. Rodé sobre ella y sujeté sus brazos sobre su cabeza. La miré fijamente, fascinada por su belleza. Con mi mano suavemente limpié la crema de su rostro mientras mi otra mano tenía su cintura asegurada fuertemente. Ella no luchó. Podía saber por la forma en que me miraba que no quería que me detuviera. Estaba excitada y queriéndola de nuevo.
—Quiero sentirte dentro de mí —susurró.
Quería asegurarme que estuviera lista porque no quería herirla. Bajé mi mano libre y sentí lo húmeda que se encontraba. Empujé mis dedos dentro de ella. Echó su cabeza hacia atrás y gimió ligeramente mientras sus manos corrían por mi cabello. Entré y salí de ella lentamente antes de empezar a empujar mi cadera y poder sentir placer. La sensación era asombrosa, y oír los sonidos que hacía por el placer que le daba estaba acrecentando mi excitación. Me cernía sobre ella, empujando mis cadera mientras ella gemía y se quedaba sin aliento. Se empezó a venir, y rápidamente la seguí, liberándome con ella. La miré mientras sus ojos se trababan en los míos, captando el placer y la belleza de lo que acababa de ocurrir.
—Creo que nos tendremos que duchar de nuevo —sonreí al estar cubierta en crema y pasta de dientes.
—A éste ritmo, nunca nos subiremos en ese avión para regresar a Nueva York —se rió.
Salí de encima de ella y la ayudé a levantarse. Envolví mi brazos a su alrededor desde atrás mientras entrábamos al baño y tomábamos una ducha por segunda vez esa mañana.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
El primero de hoy, espero sus comentarios y nos vemos en un rato. Saludos a todas y gracias por sus comentarios.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Amo esta adaptacion....!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
holap,...
me gusto a ver como va el viaje a NY!!
nos vemos!!
me gusto a ver como va el viaje a NY!!
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Capitulo 21
CAPITULO 21
Finalmente regresamos a Nueva York y Denny nos esperaba en el aeropuerto. Agarré nuestras maletas mientras Brittany corría hacia él y le daba un abrazo. Me alegró ver que se llevaban tan bien.
Le conté a Brittany que arreglé que Hanna viniera alrededor de las 7:00 pm de manera fraudulenta. No le dije a Hanna que ella iba a volver conmigo, quería que se sorprendiera. Puse las maletas en mi habitación mientras Brittany fue a la cocina a tomar una botella de agua. Coloqué las maletas en el suelo y la escuché jadear de pie en la puerta. Olvidé que sólo había estado en mi habitación una vez, y eso fue cuando trajo mi trasero borracho del club. Primero, no podía entender por qué ella estaba con una mirada de asombro en su cara, pero cuando miré alrededor de la habitación, vi las pinturas colgando en la habitación.
—¿Trajiste mis pinturas? —preguntó.
—Por favor, dime que no estás enojada —dije mientras levantaba mis manos.
—No estoy enojada, sólo quiero saber por qué —preguntó suavemente.
—Míralas, Britt. Son hermosas. Era mi manera de estar cerca de ti cuando no andabas por aquí —Tenía miedo de que se enojara conmigo, pero no lo hizo. Se acercó a mí y me abrazó con fuerza, dándome las gracias y diciéndome lo mucho que significaba para ella. Caminó hacia mí y puso sus manos alrededor de mi cintura. — Gracias, significa mucho —Dejé escapar un suspiro de alivio. Se acercó a mi cama y se rió un poco.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunté.
—Sólo recordaba la noche en que te desmayaste sobre esta cama y yo estaba sobre ti, desvistiéndote.
Sonreí cuando me acosté en la cama y me extendí.
—¿Qué estás haciendo? —Se rió.
—No te recuerdo haciendo eso, y quiero, así que pensé que podrías hacer una reconstrucción del hecho para mí. Mordió su labio inferior mientras se sacaba la blusa y la tiraba al suelo.
—Um, no creo que hayas hecho eso —Sonreí.
—No, no lo hice, pero esta vez lo haré un poco más interesante —La miré desabrocharse los pantalones y quitárselos, luego lo tiró encima de su blusa. Se sentó a horcajadas sobre mí y lentamente comenzó a desabrochar mi blusa. Esta definitivamente no era la forma en que me ayudó esa noche, porque recordaba un poco.
—Al demonio, te necesito ahora —dije mientras saltaba encima de ella y me colocaba en la parte superior.
***
Más tarde esa noche, Brittany estaba acurrucada en mí con su brazo alrededor de mi cintura. Debió haber tenido una noche de chicas con Hanna porque no la oí llegar a la cama. Me acerqué y la besé suavemente en la cabeza antes de salirme cuidadosamente de l cama. Tenía una reunión temprano para finalizar la adquisición del edificio de Chicago. Después me duché y me vestí, salí del cuarto y la vi acostada, mirándome. Le sonreí mientras me acercaba a ella.
—Vuelve a dormir, mi amor. Es demasiado temprano para que te levantes —dije mientras le acariciaba el pelo.
—Me di la vuelta y tu lado de la cama estaba vacía, no me gusta — Hizo un puchero.
—Lo siento, nena, pero tengo una reunión ésta mañana.
—Lo sé y te extraño cuando no estás. Odio estar lejos de ti.
—Encontrémonos para almorzar y hacer algunas compras. Que Denny te recoja alrededor del mediodía —dije mientras tocaba mis labios con los suyos.
—Eso suena bien, no puedo esperar —dijo mientras una sonrisa se extendió por su cara.
No pude resistirme a su sonrisa, y odiaba dejarla. Miré el reloj y me quedaban quince minutos antes de irme. Desabroché mi vestido y me lo quité.
—¿Qué estás haciendo? —Brittany sonrió.
—Preparándome para tener sexo contigo, pero sólo tengo quince minutos, así que tenemos que ser rápidas —dije mientras me sacaba el resto de la ropa.
—Apúrate y coloca tu hermoso trasero aquí —dijo mientras acariciaba mi lado de la cama. No era necesario decir que llegué tarde a mi reunión.
***
La compra del edificio de Chicago se terminó y yo era una mujer feliz. Todo en mi vida en el momento era perfecto. Extrañaba a Brittany, así que decidí que Denny me recogiera antes que a ella. Llegamos al edificio y ella ya estaba esperando afuera. Se veía asombrosa de pie en mallas negras, un suéter largo color negro y botas de igual color altas. Ella es la perfección y es mía. Denny se bajó y abrió la puerta para ella. Se deslizó en el asiento y sonrió cuando me vio. Me acerqué y le di un beso en los labios.
—Hola, nena, te ves hermosa —sonreí.
—Pensé que nos reuniríamos en tu oficina —dijo.
—Te extrañé, y no podía esperar.
Envolvió en sus brazos alrededor de mi cuello mientras me besaba. — Estoy feliz de que estés aquí ahora, porque no podía estar otro minuto más sin ti.
Mientras estábamos en nuestro camino para almorzar, mi teléfono sonó. Lo saqué de mi bolsillo y era Quinn. Ignoré la llamada y puse el teléfono en el bolsillo. ¿Por qué demonios me está llamando?
—¿No vas a responder? —preguntó Brittany.
—No, sólo es Paul. Ya casi llegamos al restaurante, lo llamaré más tarde.
Tuvimos un gran almuerzo y luego disfrutamos algunas compras. Le compré a Brittany ropa nueva y como la mujer obstinada que es, trató de dar batalla cuando pagué por ellos, pero gané. Salimos de la tienda y nos dirigimos por la calle llena de gente a un Starbucks cercano. Estábamos caminando de la mano cuando me encontré con Dani.
—Hola, Santana. ¿Cómo estás? —preguntó mientras ladeaba la cabeza.
—Dani, estoy bien. ¿Cómo has estado? —pregunté nerviosamente.
Miró a Britt de arriba abajo, y sus ojos al instante miraron nuestros dedos entrelazados. Dani le tendió la mano.
—Hola, soy Brittany, la novia de Santana.
Dani me miró por un momento y luego de nuevo a Brittany. —Bueno, fue bueno verte de nuevo, Santana, y fue maravilloso conocerte, Brittany — dijo. Dani se inclinó hacia mí y me susurró en el oído—: Es perfecta para ti —Luego me besó en la mejilla, me guiñó y se alejó. Dejé escapar un suspiro de alivio y apreté la mano de Brittany. Comenzamos a caminar, pero ella se detuvo abruptamente detrás de mí. Me di la vuelta y la miré.
—No quiero saber lo que hiciste con ella o lo que ella era para ti — dijo.
—Brittany, ella es… —comencé a decir.
—Santana, es una amiga de la familia —Sonrió mientras me condujo a través de las puertas de Starbucks.
***
Acción de Gracias llegó y pasamos ese día con mi familia. Era bueno traerla a la casa en que crecí y que conociera a mi familia. Mi mamá y papá salieron detrás de ella inmediatamente, al igual que mi hermana. No sabía cómo comentar la enfermedad de Brittany. Pensaba esperar hasta después de Acción de Gracias, cuando estuviera solo con mamá, papá y Rachel, pero no tuve que esperar gracias a la tía Sadie. Mi mamá siempre dice que la tía nació con un don. Nunca lo creí, e incluso la taché de loca. Me acerqué a la puerta de la cocina y oí a la tía Sadie hablando con ella sobre su cáncer. Brittany intentaba explicar sobre su primera vez cuando tenía dieciséis. Estaba muy nerviosa. Me sentí mal por ella y era mi culpa. Si le hubiera dicho a mi familia primero, no estaría en esta posición.
Aclaré mi garganta y me acerqué a Brittany. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y la besé en la cabeza. —Volvió hace poco, pero ella está en un período de estudio en California así que todo está bien por el momento. Está bien y va a estar bien, así que no hay nada más que discutir —dije en tono autoritario. Brittany me sacó de la cocina hacia el pasillo.
—¿Cómo pudiste no decirme sobre tu tía Sadie? —preguntó furiosamente mientras me golpeaba en el hombro.
—Auch, Britt, eso dolió.
—Eso no es lo único que te dolerá, Santana Lopez.
—¿Lo prometes, nena? —sonreí.
—Ugh, ¡me molestas tanto! —susurró mientras se giraba en el sentido contrario.
Envolví mis brazos alrededor de ella y susurré—: Lo siento, jamás tomé demasiado en serio lo que tenía para decir la tía Sadie, siempre creí que estaba un poco loca.
—Tu familia debe pensar que soy un desastre andante de ser humano y probablemente se estén preguntando qué demonios estás haciendo conmigo.
La apreté con fuerza. —Te aman, puedo notarlo y no importa lo que piensen de nuestra relación, te amo por todo lo que eres, nada menos, y para que sepas, creo que eres un hermoso desastre andante.
Apoyó la cabeza en mi hombro y levantó la vista cuando me incliné para besarla. Mordió mi labio. —Eso es por el “hermoso desastre”.
—Auch, realmente necesitas guardar esta mierda para la habitación, Brittany; no tienes idea de lo mucho que me estás excitando con todo el golpe y el mordisqueo. —Se rió, se dio media vuelta y lamió mis labios para calmar el escozor.
La cena fue excepcional y la conversación fue buena. Brittany pasó mucho tiempo hablando con mi madre y Rachel. Camden se acercó a mí, tomó mi mano y me llevó a la sala para construir bloques con él. De repente, oí a mi madre preguntarle a Brittany cómo nos conocimos. El pánico se apoderó de mí, no quería que le contase cómo me llevó a casa esa noche. La miré, y me dio una pequeña sonrisa que me aseguró que no le contaría. Le dijo a mi mamá que nos conocimos en un club. Después se sentó en el suelo junto a mí y a Camden, y le preguntó si podía ayudarle a apilar los bloques. Él agarró uno y se lo entregó. Mirar su interacción con él me dijo que ella sería una asombrosa madre. ¿Cómo y cuándo iba a decirle que no quería tener hijos?
Cuando llegó la hora de irnos, nos despedimos de mi familia y empezamos el camino de vuelta a casa. —Amo a tu familia —dijo mientras agarraba mi mano.
—Ellos te aman, también —Sonreí mientras llevaba su mano a mis labios.
—¿De verdad lo crees? —preguntó nerviosamente.
—Nena, no lo pienso, lo sé —Sonrió mientras puso su cabeza en mi hombro.
***
Brittany estaba en el baño, lavando su cara mientras yo me desvestía.—Me encantó verte con Camden hoy, fue tan especial y dulce.
—Sí, bueno, es un chico muy especial —le sonreí.
—Me hizo pensar sobre algunas cosas —dijo mientras salía del baño y abría el cajón de la cómoda buscando un camisón.
—¿Qué cosas? —pregunté vacilante.
—No lo sé, sólo en lo buena que eres con él y...
Sabía que esto pasaría, y traté de prepararme con anticipación. Supongo que éste era el momento para decirle. Al instante la interrumpí. —No quiero tener hijos, Britt, lo decidí hace años.
Estaba de espaldas a mí mientras abría el cajón. En el momento en que dije esas palabras,
dejó lo que hacía y la vi tomar una respiración profunda.
—¿No vas a responder a eso? —pregunté.
—De acuerdo, ¿por qué no me dijiste eso antes? —cuestionó mientras se daba la vuelta y me miraba.
—No lo sé, simplemente nunca pareció apropiado.
—¿Fue porque pensaste que iba a morir y no importaba si nunca lo sabía?—habló con dolor en su voz.
Al instante me sentí enferma por escuchar sus palabras. —¿Cómo puedes decir eso?
—Lo siento, no era mi intención, y de todos modos, tampoco quiero hijos. Con los jodidos genes de mi familia, el niño no tendría oportunidad —dijo mientras se giraba y miraba por la ventana.
Cerré mis ojos por un segundo cuando dijo eso. Rompió mi corazón que pensara de esa manera. Me acerqué y puse mis brazos alrededor de ella, acercándola a mí. —No digas cosas como esa.
—Es la verdad. Mi madre murió de cáncer, un padre alcohólico, yo con cáncer dos veces. Piénsalo, Santana, el niño estaría condenado en el momento en que fuera concebido.
—Te equivocas y no quiero que hables así nunca más —dije enojada.
Se soltó de mi agarre. —Bueno, de todos modos no importa porque ninguna quiere niños, así que fin de la discusión —La miré caminar a la cómoda de la habitación y tomar la botella de loción.
—¿Te molesta que no quiera tener hijos?
—No. Como he dicho, es lo mejor de todos modos. ¿Por qué lo decidiste, Santana?
Di una respiración fuerte. —¿Realmente quieres escuchar la respuesta a eso, Britt?
—Sí, ya que estamos siendo honestas y no guardamos secretos, dime.
Tragué saliva, porque estaba a punto de vivir lo que ya le había contado en Ohio. Entonces de repente, antes de que pudiera decir algo, Brittany habló:
—Ya que no puedes decir nada, déjame decirlo por ti. Nunca ibas a enamorarte y eso significaba no tener hijos, así que ¿por qué torturarte con pensar en compromiso cuando tenías sexo con una mujer cuando podías experimentar todo el placer sin ninguna preocupación, claro a excepción de ignorar las enfermedades de transmisión sexual?
Mi rostro se ensombreció y la ira creció en mi interior. —¡Ni siquiera responderé a algo tan estúpido como eso! —grité—. Te enoja que no quiera tener hijos. ¿No eras tú quien dijo que no creía en el felices para siempre y el amor de cuentos de hadas? —le grité a través del cuarto. Se acercó a donde estaban sus pantalones y comenzó a ponérselos.
—¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! —grité.
—No me quedaré aquí esta noche. Eres una idiota y no quiero estar cerca de ti en estos momentos.
—¿Soy una idiota? —me reí. No podía creer que pensase que yo era una idiota cuando ella comenzó la discusión—. Tú eres la que está siendo una perra y exagerada acerca de que yo no quiera tener hijos.
—¡¿Soy una perra porque no me dijiste nada de esto antes?! —gritó.
—La ira y la oscuridad me consumieron--Realmente quieres ir ahí, Brittany, eso de no contarnos las cosas.
—¡Me arrepentí de eso desde el primer día y lo sabes! —gritó—. ¿Cómo te atreves a tirarme eso en mi cara?
—Entonces, ¡creo que estamos a mano! —grité. Estaba tan enojada por lo que dijo. Necesitaba un poco de espacio para tranquilizarme—. Tal vez lo mejor es que te quedes en la habitación de invitados esta noche, hasta que nos calmemos.
—No voy a quedarme en la habitación de invitados. Me voy a casa, a mi apartamento al que tan amablemente le llamas una caja.
—En serio, Brittany, ¿vas a correr?—dije mientras agitaba mi mano—.¿Por qué no? Es lo que haces mejor, de todos modos.
Salió de la habitación y me quedé allí. No fui tras ella. Necesitaba un poco de tiempo para calmarme yo también. ¿Cómo podía un día tan perfecto convertirse en una pesadilla? La dejé ir a su apartamento a dormir. Iría por la mañana para dejar las cosas bien.
***
A la mañana siguiente me duché, me vestí y me dirigí al apartamento de Brittany. Ni pude dormir porque ella no estaba conmigo y la extrañaba. Llamé a su puerta, pero no hubo respuesta. Seguí tocando y todavía no había respuesta. O ella no estaba en casa o me estaba ignorando.
Volví al penthouse, pensando que tal vez iría para disculparse. Al salir del ascensor, noté que sus llaves seguían sobre la mesa de la sala. Dejó las llaves aquí, lo cual significaba que no regresó a su apartamento. La preocupación comenzó a crecer dentro de mí. Agarré mi teléfono, le envié un texto y corrí por las escaleras hasta mi dormitorio. Ahora sí que estaba enojada, ya que sabía que ella no tenía sus llaves y aún no había venido aquí.
¿Dónde mierda estás? Fui a tu apartamento y no estabas ahí.
No es de tu incumbencia en donde estoy, recuerda que estoy haciendo lo que hago mejor.
Te estás comportando como una niña y no me gusta. Ahora, trae de vuelta tu trasero a mi penthouse.
Creo que necesitamos tiempo separadas para pensar acerca de lo que nos dijimos anoche.
Leí su mensaje, y me dolió saber que ella quería tiempo para estar lejos de mí. Estaba actuando como una niña egoísta. Quizás tenga razón. Ella necesitaba saber que la forma en que se comportó ayer por la noche fue inaceptable. Así que le envié la siguiente respuesta:
También lo creo y, cuando dejes de comportarte como una niña egoísta, entonces llámame y podremos hablar.
No respondió después de eso. Cerré mis ojos y traté de detener que las lágrimas cayeran. Golpeé mis puños en el tocador y bajé a la cocina.
—Buenos días, Santana. ¿Brittany y tú desayunarán juntas esta mañana?
—Ella no está aquí, así que mi respuesta es no —espeté.
—Guau, Santana, cálmate —dijo Denny mientras caminaba hacia mí.
Me pasé la mano por el cabello. —Claire, lo siento. Por favor, perdóname —supliqué.
—¿Qué demonios pasó entre ustedes dos ahora? —preguntó Denny mientras me entregaba una taza de café.
—Anoche le dije que no queria tener hijos y no se lo tomó muy bien. Ambas nos dijimos cosas muy malas. Mierda, Denny, la amo demasiado. ¿Por qué es tan difícil?
—Nadie dijo que el amor es fácil —sonrió.
Sacudí la cabeza y salí de la cocina. Odiaba no saber dónde estaba. Ella dijo que pensaba que era mejor pasar algún tiempo separadas. Si eso es lo que quería, entonces respetaré sus deseos. Cuando esté lista para volver, me lo dirá.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn
Uno más, espero sus comentarios, en el siguiente veremos que paso en la conversación de Santana y Quinn, cuando Brittany las encuentra besandose en la oficina ¿Recuerdan?
Finalmente regresamos a Nueva York y Denny nos esperaba en el aeropuerto. Agarré nuestras maletas mientras Brittany corría hacia él y le daba un abrazo. Me alegró ver que se llevaban tan bien.
Le conté a Brittany que arreglé que Hanna viniera alrededor de las 7:00 pm de manera fraudulenta. No le dije a Hanna que ella iba a volver conmigo, quería que se sorprendiera. Puse las maletas en mi habitación mientras Brittany fue a la cocina a tomar una botella de agua. Coloqué las maletas en el suelo y la escuché jadear de pie en la puerta. Olvidé que sólo había estado en mi habitación una vez, y eso fue cuando trajo mi trasero borracho del club. Primero, no podía entender por qué ella estaba con una mirada de asombro en su cara, pero cuando miré alrededor de la habitación, vi las pinturas colgando en la habitación.
—¿Trajiste mis pinturas? —preguntó.
—Por favor, dime que no estás enojada —dije mientras levantaba mis manos.
—No estoy enojada, sólo quiero saber por qué —preguntó suavemente.
—Míralas, Britt. Son hermosas. Era mi manera de estar cerca de ti cuando no andabas por aquí —Tenía miedo de que se enojara conmigo, pero no lo hizo. Se acercó a mí y me abrazó con fuerza, dándome las gracias y diciéndome lo mucho que significaba para ella. Caminó hacia mí y puso sus manos alrededor de mi cintura. — Gracias, significa mucho —Dejé escapar un suspiro de alivio. Se acercó a mi cama y se rió un poco.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunté.
—Sólo recordaba la noche en que te desmayaste sobre esta cama y yo estaba sobre ti, desvistiéndote.
Sonreí cuando me acosté en la cama y me extendí.
—¿Qué estás haciendo? —Se rió.
—No te recuerdo haciendo eso, y quiero, así que pensé que podrías hacer una reconstrucción del hecho para mí. Mordió su labio inferior mientras se sacaba la blusa y la tiraba al suelo.
—Um, no creo que hayas hecho eso —Sonreí.
—No, no lo hice, pero esta vez lo haré un poco más interesante —La miré desabrocharse los pantalones y quitárselos, luego lo tiró encima de su blusa. Se sentó a horcajadas sobre mí y lentamente comenzó a desabrochar mi blusa. Esta definitivamente no era la forma en que me ayudó esa noche, porque recordaba un poco.
—Al demonio, te necesito ahora —dije mientras saltaba encima de ella y me colocaba en la parte superior.
***
Más tarde esa noche, Brittany estaba acurrucada en mí con su brazo alrededor de mi cintura. Debió haber tenido una noche de chicas con Hanna porque no la oí llegar a la cama. Me acerqué y la besé suavemente en la cabeza antes de salirme cuidadosamente de l cama. Tenía una reunión temprano para finalizar la adquisición del edificio de Chicago. Después me duché y me vestí, salí del cuarto y la vi acostada, mirándome. Le sonreí mientras me acercaba a ella.
—Vuelve a dormir, mi amor. Es demasiado temprano para que te levantes —dije mientras le acariciaba el pelo.
—Me di la vuelta y tu lado de la cama estaba vacía, no me gusta — Hizo un puchero.
—Lo siento, nena, pero tengo una reunión ésta mañana.
—Lo sé y te extraño cuando no estás. Odio estar lejos de ti.
—Encontrémonos para almorzar y hacer algunas compras. Que Denny te recoja alrededor del mediodía —dije mientras tocaba mis labios con los suyos.
—Eso suena bien, no puedo esperar —dijo mientras una sonrisa se extendió por su cara.
No pude resistirme a su sonrisa, y odiaba dejarla. Miré el reloj y me quedaban quince minutos antes de irme. Desabroché mi vestido y me lo quité.
—¿Qué estás haciendo? —Brittany sonrió.
—Preparándome para tener sexo contigo, pero sólo tengo quince minutos, así que tenemos que ser rápidas —dije mientras me sacaba el resto de la ropa.
—Apúrate y coloca tu hermoso trasero aquí —dijo mientras acariciaba mi lado de la cama. No era necesario decir que llegué tarde a mi reunión.
***
La compra del edificio de Chicago se terminó y yo era una mujer feliz. Todo en mi vida en el momento era perfecto. Extrañaba a Brittany, así que decidí que Denny me recogiera antes que a ella. Llegamos al edificio y ella ya estaba esperando afuera. Se veía asombrosa de pie en mallas negras, un suéter largo color negro y botas de igual color altas. Ella es la perfección y es mía. Denny se bajó y abrió la puerta para ella. Se deslizó en el asiento y sonrió cuando me vio. Me acerqué y le di un beso en los labios.
—Hola, nena, te ves hermosa —sonreí.
—Pensé que nos reuniríamos en tu oficina —dijo.
—Te extrañé, y no podía esperar.
Envolvió en sus brazos alrededor de mi cuello mientras me besaba. — Estoy feliz de que estés aquí ahora, porque no podía estar otro minuto más sin ti.
Mientras estábamos en nuestro camino para almorzar, mi teléfono sonó. Lo saqué de mi bolsillo y era Quinn. Ignoré la llamada y puse el teléfono en el bolsillo. ¿Por qué demonios me está llamando?
—¿No vas a responder? —preguntó Brittany.
—No, sólo es Paul. Ya casi llegamos al restaurante, lo llamaré más tarde.
Tuvimos un gran almuerzo y luego disfrutamos algunas compras. Le compré a Brittany ropa nueva y como la mujer obstinada que es, trató de dar batalla cuando pagué por ellos, pero gané. Salimos de la tienda y nos dirigimos por la calle llena de gente a un Starbucks cercano. Estábamos caminando de la mano cuando me encontré con Dani.
—Hola, Santana. ¿Cómo estás? —preguntó mientras ladeaba la cabeza.
—Dani, estoy bien. ¿Cómo has estado? —pregunté nerviosamente.
Miró a Britt de arriba abajo, y sus ojos al instante miraron nuestros dedos entrelazados. Dani le tendió la mano.
—Hola, soy Brittany, la novia de Santana.
Dani me miró por un momento y luego de nuevo a Brittany. —Bueno, fue bueno verte de nuevo, Santana, y fue maravilloso conocerte, Brittany — dijo. Dani se inclinó hacia mí y me susurró en el oído—: Es perfecta para ti —Luego me besó en la mejilla, me guiñó y se alejó. Dejé escapar un suspiro de alivio y apreté la mano de Brittany. Comenzamos a caminar, pero ella se detuvo abruptamente detrás de mí. Me di la vuelta y la miré.
—No quiero saber lo que hiciste con ella o lo que ella era para ti — dijo.
—Brittany, ella es… —comencé a decir.
—Santana, es una amiga de la familia —Sonrió mientras me condujo a través de las puertas de Starbucks.
***
Acción de Gracias llegó y pasamos ese día con mi familia. Era bueno traerla a la casa en que crecí y que conociera a mi familia. Mi mamá y papá salieron detrás de ella inmediatamente, al igual que mi hermana. No sabía cómo comentar la enfermedad de Brittany. Pensaba esperar hasta después de Acción de Gracias, cuando estuviera solo con mamá, papá y Rachel, pero no tuve que esperar gracias a la tía Sadie. Mi mamá siempre dice que la tía nació con un don. Nunca lo creí, e incluso la taché de loca. Me acerqué a la puerta de la cocina y oí a la tía Sadie hablando con ella sobre su cáncer. Brittany intentaba explicar sobre su primera vez cuando tenía dieciséis. Estaba muy nerviosa. Me sentí mal por ella y era mi culpa. Si le hubiera dicho a mi familia primero, no estaría en esta posición.
Aclaré mi garganta y me acerqué a Brittany. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y la besé en la cabeza. —Volvió hace poco, pero ella está en un período de estudio en California así que todo está bien por el momento. Está bien y va a estar bien, así que no hay nada más que discutir —dije en tono autoritario. Brittany me sacó de la cocina hacia el pasillo.
—¿Cómo pudiste no decirme sobre tu tía Sadie? —preguntó furiosamente mientras me golpeaba en el hombro.
—Auch, Britt, eso dolió.
—Eso no es lo único que te dolerá, Santana Lopez.
—¿Lo prometes, nena? —sonreí.
—Ugh, ¡me molestas tanto! —susurró mientras se giraba en el sentido contrario.
Envolví mis brazos alrededor de ella y susurré—: Lo siento, jamás tomé demasiado en serio lo que tenía para decir la tía Sadie, siempre creí que estaba un poco loca.
—Tu familia debe pensar que soy un desastre andante de ser humano y probablemente se estén preguntando qué demonios estás haciendo conmigo.
La apreté con fuerza. —Te aman, puedo notarlo y no importa lo que piensen de nuestra relación, te amo por todo lo que eres, nada menos, y para que sepas, creo que eres un hermoso desastre andante.
Apoyó la cabeza en mi hombro y levantó la vista cuando me incliné para besarla. Mordió mi labio. —Eso es por el “hermoso desastre”.
—Auch, realmente necesitas guardar esta mierda para la habitación, Brittany; no tienes idea de lo mucho que me estás excitando con todo el golpe y el mordisqueo. —Se rió, se dio media vuelta y lamió mis labios para calmar el escozor.
La cena fue excepcional y la conversación fue buena. Brittany pasó mucho tiempo hablando con mi madre y Rachel. Camden se acercó a mí, tomó mi mano y me llevó a la sala para construir bloques con él. De repente, oí a mi madre preguntarle a Brittany cómo nos conocimos. El pánico se apoderó de mí, no quería que le contase cómo me llevó a casa esa noche. La miré, y me dio una pequeña sonrisa que me aseguró que no le contaría. Le dijo a mi mamá que nos conocimos en un club. Después se sentó en el suelo junto a mí y a Camden, y le preguntó si podía ayudarle a apilar los bloques. Él agarró uno y se lo entregó. Mirar su interacción con él me dijo que ella sería una asombrosa madre. ¿Cómo y cuándo iba a decirle que no quería tener hijos?
Cuando llegó la hora de irnos, nos despedimos de mi familia y empezamos el camino de vuelta a casa. —Amo a tu familia —dijo mientras agarraba mi mano.
—Ellos te aman, también —Sonreí mientras llevaba su mano a mis labios.
—¿De verdad lo crees? —preguntó nerviosamente.
—Nena, no lo pienso, lo sé —Sonrió mientras puso su cabeza en mi hombro.
***
Brittany estaba en el baño, lavando su cara mientras yo me desvestía.—Me encantó verte con Camden hoy, fue tan especial y dulce.
—Sí, bueno, es un chico muy especial —le sonreí.
—Me hizo pensar sobre algunas cosas —dijo mientras salía del baño y abría el cajón de la cómoda buscando un camisón.
—¿Qué cosas? —pregunté vacilante.
—No lo sé, sólo en lo buena que eres con él y...
Sabía que esto pasaría, y traté de prepararme con anticipación. Supongo que éste era el momento para decirle. Al instante la interrumpí. —No quiero tener hijos, Britt, lo decidí hace años.
Estaba de espaldas a mí mientras abría el cajón. En el momento en que dije esas palabras,
dejó lo que hacía y la vi tomar una respiración profunda.
—¿No vas a responder a eso? —pregunté.
—De acuerdo, ¿por qué no me dijiste eso antes? —cuestionó mientras se daba la vuelta y me miraba.
—No lo sé, simplemente nunca pareció apropiado.
—¿Fue porque pensaste que iba a morir y no importaba si nunca lo sabía?—habló con dolor en su voz.
Al instante me sentí enferma por escuchar sus palabras. —¿Cómo puedes decir eso?
—Lo siento, no era mi intención, y de todos modos, tampoco quiero hijos. Con los jodidos genes de mi familia, el niño no tendría oportunidad —dijo mientras se giraba y miraba por la ventana.
Cerré mis ojos por un segundo cuando dijo eso. Rompió mi corazón que pensara de esa manera. Me acerqué y puse mis brazos alrededor de ella, acercándola a mí. —No digas cosas como esa.
—Es la verdad. Mi madre murió de cáncer, un padre alcohólico, yo con cáncer dos veces. Piénsalo, Santana, el niño estaría condenado en el momento en que fuera concebido.
—Te equivocas y no quiero que hables así nunca más —dije enojada.
Se soltó de mi agarre. —Bueno, de todos modos no importa porque ninguna quiere niños, así que fin de la discusión —La miré caminar a la cómoda de la habitación y tomar la botella de loción.
—¿Te molesta que no quiera tener hijos?
—No. Como he dicho, es lo mejor de todos modos. ¿Por qué lo decidiste, Santana?
Di una respiración fuerte. —¿Realmente quieres escuchar la respuesta a eso, Britt?
—Sí, ya que estamos siendo honestas y no guardamos secretos, dime.
Tragué saliva, porque estaba a punto de vivir lo que ya le había contado en Ohio. Entonces de repente, antes de que pudiera decir algo, Brittany habló:
—Ya que no puedes decir nada, déjame decirlo por ti. Nunca ibas a enamorarte y eso significaba no tener hijos, así que ¿por qué torturarte con pensar en compromiso cuando tenías sexo con una mujer cuando podías experimentar todo el placer sin ninguna preocupación, claro a excepción de ignorar las enfermedades de transmisión sexual?
Mi rostro se ensombreció y la ira creció en mi interior. —¡Ni siquiera responderé a algo tan estúpido como eso! —grité—. Te enoja que no quiera tener hijos. ¿No eras tú quien dijo que no creía en el felices para siempre y el amor de cuentos de hadas? —le grité a través del cuarto. Se acercó a donde estaban sus pantalones y comenzó a ponérselos.
—¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! —grité.
—No me quedaré aquí esta noche. Eres una idiota y no quiero estar cerca de ti en estos momentos.
—¿Soy una idiota? —me reí. No podía creer que pensase que yo era una idiota cuando ella comenzó la discusión—. Tú eres la que está siendo una perra y exagerada acerca de que yo no quiera tener hijos.
—¡¿Soy una perra porque no me dijiste nada de esto antes?! —gritó.
—La ira y la oscuridad me consumieron--Realmente quieres ir ahí, Brittany, eso de no contarnos las cosas.
—¡Me arrepentí de eso desde el primer día y lo sabes! —gritó—. ¿Cómo te atreves a tirarme eso en mi cara?
—Entonces, ¡creo que estamos a mano! —grité. Estaba tan enojada por lo que dijo. Necesitaba un poco de espacio para tranquilizarme—. Tal vez lo mejor es que te quedes en la habitación de invitados esta noche, hasta que nos calmemos.
—No voy a quedarme en la habitación de invitados. Me voy a casa, a mi apartamento al que tan amablemente le llamas una caja.
—En serio, Brittany, ¿vas a correr?—dije mientras agitaba mi mano—.¿Por qué no? Es lo que haces mejor, de todos modos.
Salió de la habitación y me quedé allí. No fui tras ella. Necesitaba un poco de tiempo para calmarme yo también. ¿Cómo podía un día tan perfecto convertirse en una pesadilla? La dejé ir a su apartamento a dormir. Iría por la mañana para dejar las cosas bien.
***
A la mañana siguiente me duché, me vestí y me dirigí al apartamento de Brittany. Ni pude dormir porque ella no estaba conmigo y la extrañaba. Llamé a su puerta, pero no hubo respuesta. Seguí tocando y todavía no había respuesta. O ella no estaba en casa o me estaba ignorando.
Volví al penthouse, pensando que tal vez iría para disculparse. Al salir del ascensor, noté que sus llaves seguían sobre la mesa de la sala. Dejó las llaves aquí, lo cual significaba que no regresó a su apartamento. La preocupación comenzó a crecer dentro de mí. Agarré mi teléfono, le envié un texto y corrí por las escaleras hasta mi dormitorio. Ahora sí que estaba enojada, ya que sabía que ella no tenía sus llaves y aún no había venido aquí.
¿Dónde mierda estás? Fui a tu apartamento y no estabas ahí.
No es de tu incumbencia en donde estoy, recuerda que estoy haciendo lo que hago mejor.
Te estás comportando como una niña y no me gusta. Ahora, trae de vuelta tu trasero a mi penthouse.
Creo que necesitamos tiempo separadas para pensar acerca de lo que nos dijimos anoche.
Leí su mensaje, y me dolió saber que ella quería tiempo para estar lejos de mí. Estaba actuando como una niña egoísta. Quizás tenga razón. Ella necesitaba saber que la forma en que se comportó ayer por la noche fue inaceptable. Así que le envié la siguiente respuesta:
También lo creo y, cuando dejes de comportarte como una niña egoísta, entonces llámame y podremos hablar.
No respondió después de eso. Cerré mis ojos y traté de detener que las lágrimas cayeran. Golpeé mis puños en el tocador y bajé a la cocina.
—Buenos días, Santana. ¿Brittany y tú desayunarán juntas esta mañana?
—Ella no está aquí, así que mi respuesta es no —espeté.
—Guau, Santana, cálmate —dijo Denny mientras caminaba hacia mí.
Me pasé la mano por el cabello. —Claire, lo siento. Por favor, perdóname —supliqué.
—¿Qué demonios pasó entre ustedes dos ahora? —preguntó Denny mientras me entregaba una taza de café.
—Anoche le dije que no queria tener hijos y no se lo tomó muy bien. Ambas nos dijimos cosas muy malas. Mierda, Denny, la amo demasiado. ¿Por qué es tan difícil?
—Nadie dijo que el amor es fácil —sonrió.
Sacudí la cabeza y salí de la cocina. Odiaba no saber dónde estaba. Ella dijo que pensaba que era mejor pasar algún tiempo separadas. Si eso es lo que quería, entonces respetaré sus deseos. Cuando esté lista para volver, me lo dirá.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn
Uno más, espero sus comentarios, en el siguiente veremos que paso en la conversación de Santana y Quinn, cuando Brittany las encuentra besandose en la oficina ¿Recuerdan?
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Me encanta porque hay nuevas escenas
Saludos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
quiero la charla de quinn y san!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
las dos son mas tercas que una mula, pero me encantan sus peleas!!!!! hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Hola que tal!!!
Me encanta esta version
Me encanta esta version
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Capitulo 22
CAPITULO 22
Los próximos días fueron difíciles. La extrañaba tan jodidamente, y todo lo que quería era verla. Quinn seguía llamándome y haciendo énfasis para verme en la oficina. Los días pasaban lentamente y las noches más lentas. Me sumergí en mi trabajo la mayoría de las noches e iba a cenar con Paul y Denny. El segundo tratamiento de Brittany estaba programado para la semana que viene, y si no entraba en razón para entonces, tendría que ir a buscarla. No la dejaré pasar por esto sola.
Me encontraba en la cocina la mañana siguiente, tomando un café con Denny y Claire, cuando llegó un mensaje de Quinn, diciendo que iba subiendo. La había invitado a hablar. Hoy era el día en que iba a deshacerme de ella y sacarla de mi vida de una vez por todas. Me acerqué al elevador cuando se abrió y ella salió con una gran sonrisa en su rostro.
—Estaba tan emocionada de recibir tu llamada —dijo mientras recorría su dedo por mi brazo.
Quité su dedo y la llevé a mi oficina. Esto no iba a ser fácil, pero necesitaba terminarse, especialmente si iba a tener un futuro con Brittany. Le pedí que se sentara, pero se negó.
—¿Qué está pasando, Santana? ¿Estoy sintiendo cierta tensión aquí? —dijo.
Tomé una fuerte inhalación antes de hablar. —Hay algo que tenemos que discutir, y va a molestarte. —Me miró con sus ojos llenos de odio.
—Si se trata de esa puta rubia de la que he escuchado hablar, entonces no quiero hablar de ello. Quiero que las cosas entre nosotras vuelvan a lo que solían ser —dijo mientras se movió más cerca de mí.
—En primer lugar, Quinn, Brittany no es una puta, y nunca vuelvas a referirte así de ella otra vez. ¿Me entiendes? —dije, con voz enojada—. En segundo lugar, ella es mi novia, y la amo mucho. Y por último, las cosas terminaron entre nosotras; terminamos la noche que conocí a Brittany.
Se quedó parada frente a mí mientras levantaba su ceja. —¿Es así? Bueno, creo que puedo hacerte cambiar de opinión. —De repente, Quinn se abalanzó sobre mí, y antes de darme cuenta, sus labios estaban sobre los míos. La empujé lejos cuando levanté la mirada y vi a Brittany parada en la puerta. Mi corazón se hundió cuando vi el dolor y la traición en sus ojos.
—Brittany, esto no es lo que parece —dije en pánico. Levantó su mano como si me dijera que no quería oírlo, se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Quinn sonrió cuando la vio salir.
—Ves, Santana, te dije que no te ama como yo —dijo.
Brittany se detuvo en seco y se giró. Tenía la misma mirada en sus ojos de aquella noche en el bar. —Oh, mierda —dije mientras le veía caminar lentamente hacia Quinn que estaba ahí parada con los brazos cruzados y con una sonrisa en su rostro. Esto no iba a ser bueno, y me estaba poniendo nerviosa. Brittany se acercó a Quinn y extendió su mano a ella.
—No creo que nos hayamos conocido oficialmente. Soy Brittany, la novia de Santana.
—Es curioso, Santana dijo que no tenía novia y más cuando tenía sus manos en todo mi cuerpo —dijo, mientras se negó a estrechar la mano de Brittany.
Ellla me miró cuando me quedé sin palabras. No podía creer que Quinn sólo dijera eso, pero tengo que hacerle saber a Brittany que está mintiendo. Lo único que podía hacer era negar con mi cabeza, así sabía que no era cierto. Me miró mientras comenzó a hablar con Quinn.
—¿Dijo eso?
—Sí lo hizo después de que me besó y me dijo que era a mí quien amó todo el tiempo y que tú eras sólo un caso de caridad al cual compadeció.
Mierda, no puedo creer que dijera eso. Tengo que parar esto ahora o perderé a Brittany para siempre. No importa qué, me aseguraré de que Quinn esté fuera de mi vida para siempre. Vi la mirada en el rostro de Brittany y la ira destilando en sus ojos. Es una mirada que nunca había visto, y para ser honesta, me asustó muchísimo. Di un paso atrás cuando vi a Brittany levantar su puño y golpeó la mandíbula de Quinn. Se cayó de culo mientras Brittany se agachó hasta que sus rostros estaban a centímetros entre sí.
—Mi consejo para ti es que vuelvas a meterte en el puto agujero del que saliste y nunca me mires a mí o a ella de nuevo. Si hasta te sorprendo mirando en cualquiera de nuestras direcciones, libraré mi puño tan fuerte que incluso un cirujano plástico no será capaz de arreglarte —dijo mientras se dio la vuelta sobre sus talones y comenzó a alejarse.
Quinn sostuvo su mandíbula y gritó—: ¡Eres una perra loca, ¿Lo sabías?!
En mi interior me estaba riendo porque Quinn se lo merecía, y no podía creer que Brittany hizo eso. Se estaba yendo y no iba a dejarla ir. Corrí detrás de ella y agarré su brazo antes de que pudiera alcanzar el ascensor.
—No te atrevas a dar un paso más. —Le ordené. Ella giró su cabeza y me miró con maldad en sus ojos.
—Déjame ir en este momento, Santana, antes de que sufras la misma suerte que la puta de ahí.
Solté su brazo. —Estás enojada en este momento así que te perdonaré esta última afirmación, pero lo que no voy a perdonarte es que des un paso más y salgas por esa puerta —Me dijo que ella no podía quedarse, especialmente después de lo que pasó. No quería dejarla ir. Había llegado el momento de contarle sobre Quinn. Cuando saqué mi
teléfono para llamar a Denny y que consiguiera sacar a Quinn del penthouse, Brittany presionó el botón y se abrieron las puertas del ascensor.
La agarré por detrás y la llevé por las escaleras mientras ella pateó y gritó que la soltara. Llegamos a mi cuarto y la avente en la cama. Estaba tan enfadada con ella por tratar de irse. Necesitaba que me escuchara, y no la iba a dejar ir hasta que lo hiciera.
—Ahora, siéntate en esa cama y escúchame, Brittany. No estoy jugando contigo, y sé que lo que viste allí te lastimó más que cualquier cosa. ¡Vas a sentarte allí, y vas a escucharme!—grité.
—Continúa entonces, explícame ¿quién es Quinn?, y ¿por qué has mantenido su relación como un secreto? —dijo con enojo en su voz.
Caminaba ida y vuelta a través de la habitación mientras pasaba mis manos por mi pelo. Quinn es hermana gemela de Lucy.
—¿Quién diablos es Lucy? —preguntó.
Tomé una respiración fuerte. —Lucy es la chica que se suicidó después que rompí con ella.
—Sigue hablando, Santana; estoy escuchando.
—Quinn me buscó y llegó a mi oficina hace aproximadamente un año. Me dijo que había sido echada de su casa y no tenía dinero ni lugar a donde ir. Dijo que se lo debía, porque era mi culpa que su hermana se suicidara. —Me quedé allí y vi Brittany cerrar sus ojos por un momento. Esto era muy difícil de escuchar, y estaba sintiéndome enferma por contarle.
—La llevé a cenar. Hablamos, bebimos mucho y tuvimos sexo. No tienes idea de lo mucho que me arrepiento de aquel día —dije mientras estaba parada allí, sacudiendo mi cabeza avergonzada.
—¿Por qué no la dejaste después de esa noche, Santana? —preguntó mientras se levantó de la cama y acercó a mí.
—Siguió hablando de Lucy y me hizo sentir culpable por lo que había sucedido. Le di un trabajo en mi empresa y teníamos un acuerdo de que nos reuníamos tres veces a la semana después del trabajo por sexo, sin ataduras.
—Espera, déjame adivinar; comenzó a enamorarse de ti y quería más —dijo.
Asentí. —Sí, quiso que dejara de ver a otras mujeres y entrara en una relación exclusiva con ella. Le dije una y otra vez que no estaba interesada y que nuestro arreglo se quedaba como estaba. —Le di la espalda y tomé una profunda respiración—. Amenazó con hacer lo que su hermana hizo si no sucumbía a sus deseos y necesidades. Fue esa noche en el club, la noche en que me trajiste a casa, que le dije que no iba a ser nada más que sexo entre nosotras.
—Maldita sea, Santana. ¿Por qué diablos no la dejaste de ver? —gritó.
—Porque a la mañana siguiente me llamó y se disculpó. Dijo que estaría feliz de continuar con nuestro arreglo, en la forma en que estaba si duplicaba su salario —dije cuando me giré y la enfrenté.
Ella meneó la cabeza y bajó la mirada. Se acercó a la cama y se sentó. —¿Estás bien? pregunté cuando empecé a caminar hacia ella. Todo lo que quería hacer era abrazarla. Estaba sufriendo, y quería aliviar su dolor.
—No des un paso más, y lo digo en serio —dijo y puso sus manos arriba mientras se levantaba de la cama y se dirigía a la puerta—. No puedo escuchar más de esto, Santana, lo siento.
—Brittany, por favor, necesitamos hablar de todo —rogué.
—¿Por qué molestarse? ¿Para lastimarnos otra vez con nuestras palabras? —gritó.
Puse mi mano en su cara, pero ella se apartó y habló. —Mi enfermedad está destrozándonos. No puedes controlar tus emociones, y yo tampoco. Sólo terminamos haciéndonos daño entre nosotras. —Me miró con angustia en los ojos—. Tengo una pregunta para ti, y quiero que seas sincera conmigo. ¿Intentas salvarme para borrar la culpa que has abrigado durante los últimos años por tu ex novia?
El dolor que se disparó a través de mi cuerpo cuando dijo eso era insoportable. Estaba parada allí y cerré los ojos mientras tomaba una respiración profunda. ¿Realmente creía eso? ¿Cómo podría ella incluso decir algo así después de todo lo que he hecho y le he dicho? Después de todo lo que hemos pasado, duda de mi amor por ella, y eso me duele más. Cerré mis ojos, luchando con mis próximas palabras.
—Creo que es mejor si vuelves a California, y me quedo aquí —dije, mientras me daba la vuelta. No podía mirarla; era demasiado doloroso. Salió de la habitación y de mi vida. Marqué a mi piloto y le dije que tuviese el avión listo para volar a California. Le envié un mensaje a Brittany.
Mi avión privado te espera para llevarte de regreso a California. Textea a Denny tu ubicación y él te recogerá.
Bajé y en la cocina encontré a Denny sentado en la mesa.
—Llevé a Quinn a casa. Habló de presentar cargos, Santana, pero la convencí de lo contrario. Brittany tiene un buen gancho de derecha. —Sonrió Denny.
—Sí, lo tiene y créeme cuando te digo que Quinn se lo merecía. —Le devolví la sonrisa—. Necesito que ayudes a Brittany a tomar mi avión, se va a California.
Denny se acercó a mí y puso su mano en mi hombro. —Brittany y tú son las dos personas más obstinadas en la faz de esta tierra, y no pueden ser más perfectas una para la otra. No dejes que tus miedos saboteen tu relación con ella.
—Aprecio eso, Denny, pero duda de mi amor por ella, y me duele. No sé si puedo estar con alguien quien realmente no cree que la amo.
El teléfono de Denny sonó. —Es Brittany, y está lista —dijo mientras apretó mi hombro—. ¿Estás segura que esto es lo que quieres, Santana? — preguntó mientras comenzó a alejarse.
Me froté los ojos y asentí. —Al menos por ahora, Denny —dije.
Me acerqué al bar y me serví un whisky doble. Una vez más, estamos separadas, y el dolor y la angustia estallaron en mi corazón y mi alma. ¿He renunciado a nosotras? Después de que me cuestionó sobre estar con ella sólo porque me siento culpable, eso me enojó y dolió casi tanto como cuando me enteré de que tenía cáncer. Me senté en el taburete y me miré a través de la pared de espejos. ¿Qué diablos voy a hacer? Pensé mientras miraba a la persona quien había cambiado su vida por Brittany Pierce.
Se abrieron las puertas del elevador, y por un segundo pensé que era Brittany. Me di vuelta mientras Hanna se asomó a la vuelta de la esquina.
—Oye, Santana, ¿dónde está Britt?
—No está aquí. —Gruñí.
—¿Qué demonios pasó esta vez? —preguntó.
Me levanté del taburete y me dirigí hacia ella. —Te voy a contar lo que sucedió. Tu mejor amiga no cree que la amo, y piensa que estoy con ella sólo por sentirme culpable. ¿Puedes jodidamente creerlo? Después de todo lo que hecho por ella y todo lo que le he dicho, ¡tiene el descaro de dudar de mi amor! —grité.
—Guau, cálmate y no me grites, Santana —dijo mientras levanta ambas manos.
—Lo siento, Hanna. No quise gritar. No es tu culpa, y lo siento por estar sacando estas cosas contigo.
Se acercó, me dio un abrazo y luego me miró. —Eres la mejor cosa que le ha pasado a Brittany, y lo sabe. Ha tenido una vida tan dura que se llenó de tristeza más que de alegría. Cuando consigue un atisbo de felicidad, algo malo sucede, así que ella trata de sabotear lo que sea que la está haciendo feliz antes de que la entristezca. Ella sabe que la amas más que a nada en el mundo, y te ha visto cambiar tu vida por ella. La asusta pensar que vas a irte como todo lo demás en su vida.
Hanna tenía razón, y lo entendí. —Brittany golpeó a Quinn en la cara y la noqueó sobre su trasero. Le dijo que si alguna vez miraba en mi dirección o la de ella, iba a hacer que un cirujano plástico no pudiera arreglarla. —Le sonreí a Hanna.
Ella comenzó a reírse. —¡Esa es mi chica! Una cosa sobre Brittany es no meterse con las personas que ama, o te pateará el trasero.
—Puedo ver eso. —Me reí con ella—. Gracias, Hanna. Voy a darme a mí y a Brittany algo de tiempo para calmarnos. Tengo que pensar seriamente algunas cosas.
—Bueno, no lo pienses mucho. Te necesita, Santana, y tú la necesitas. La llamaré más tarde y veré cómo le va. Buena suerte —dijo mientras me daba una palmada en el brazo y luego salió.
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Historia origina trilogía Forever de Sandi Lynn.
El primero del día, espero sus comentarios, en el siguiente veremos la compra del anillo de compromiso y de nuevo Deny que me encanta en este libro, saludos a todas.
Los próximos días fueron difíciles. La extrañaba tan jodidamente, y todo lo que quería era verla. Quinn seguía llamándome y haciendo énfasis para verme en la oficina. Los días pasaban lentamente y las noches más lentas. Me sumergí en mi trabajo la mayoría de las noches e iba a cenar con Paul y Denny. El segundo tratamiento de Brittany estaba programado para la semana que viene, y si no entraba en razón para entonces, tendría que ir a buscarla. No la dejaré pasar por esto sola.
Me encontraba en la cocina la mañana siguiente, tomando un café con Denny y Claire, cuando llegó un mensaje de Quinn, diciendo que iba subiendo. La había invitado a hablar. Hoy era el día en que iba a deshacerme de ella y sacarla de mi vida de una vez por todas. Me acerqué al elevador cuando se abrió y ella salió con una gran sonrisa en su rostro.
—Estaba tan emocionada de recibir tu llamada —dijo mientras recorría su dedo por mi brazo.
Quité su dedo y la llevé a mi oficina. Esto no iba a ser fácil, pero necesitaba terminarse, especialmente si iba a tener un futuro con Brittany. Le pedí que se sentara, pero se negó.
—¿Qué está pasando, Santana? ¿Estoy sintiendo cierta tensión aquí? —dijo.
Tomé una fuerte inhalación antes de hablar. —Hay algo que tenemos que discutir, y va a molestarte. —Me miró con sus ojos llenos de odio.
—Si se trata de esa puta rubia de la que he escuchado hablar, entonces no quiero hablar de ello. Quiero que las cosas entre nosotras vuelvan a lo que solían ser —dijo mientras se movió más cerca de mí.
—En primer lugar, Quinn, Brittany no es una puta, y nunca vuelvas a referirte así de ella otra vez. ¿Me entiendes? —dije, con voz enojada—. En segundo lugar, ella es mi novia, y la amo mucho. Y por último, las cosas terminaron entre nosotras; terminamos la noche que conocí a Brittany.
Se quedó parada frente a mí mientras levantaba su ceja. —¿Es así? Bueno, creo que puedo hacerte cambiar de opinión. —De repente, Quinn se abalanzó sobre mí, y antes de darme cuenta, sus labios estaban sobre los míos. La empujé lejos cuando levanté la mirada y vi a Brittany parada en la puerta. Mi corazón se hundió cuando vi el dolor y la traición en sus ojos.
—Brittany, esto no es lo que parece —dije en pánico. Levantó su mano como si me dijera que no quería oírlo, se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Quinn sonrió cuando la vio salir.
—Ves, Santana, te dije que no te ama como yo —dijo.
Brittany se detuvo en seco y se giró. Tenía la misma mirada en sus ojos de aquella noche en el bar. —Oh, mierda —dije mientras le veía caminar lentamente hacia Quinn que estaba ahí parada con los brazos cruzados y con una sonrisa en su rostro. Esto no iba a ser bueno, y me estaba poniendo nerviosa. Brittany se acercó a Quinn y extendió su mano a ella.
—No creo que nos hayamos conocido oficialmente. Soy Brittany, la novia de Santana.
—Es curioso, Santana dijo que no tenía novia y más cuando tenía sus manos en todo mi cuerpo —dijo, mientras se negó a estrechar la mano de Brittany.
Ellla me miró cuando me quedé sin palabras. No podía creer que Quinn sólo dijera eso, pero tengo que hacerle saber a Brittany que está mintiendo. Lo único que podía hacer era negar con mi cabeza, así sabía que no era cierto. Me miró mientras comenzó a hablar con Quinn.
—¿Dijo eso?
—Sí lo hizo después de que me besó y me dijo que era a mí quien amó todo el tiempo y que tú eras sólo un caso de caridad al cual compadeció.
Mierda, no puedo creer que dijera eso. Tengo que parar esto ahora o perderé a Brittany para siempre. No importa qué, me aseguraré de que Quinn esté fuera de mi vida para siempre. Vi la mirada en el rostro de Brittany y la ira destilando en sus ojos. Es una mirada que nunca había visto, y para ser honesta, me asustó muchísimo. Di un paso atrás cuando vi a Brittany levantar su puño y golpeó la mandíbula de Quinn. Se cayó de culo mientras Brittany se agachó hasta que sus rostros estaban a centímetros entre sí.
—Mi consejo para ti es que vuelvas a meterte en el puto agujero del que saliste y nunca me mires a mí o a ella de nuevo. Si hasta te sorprendo mirando en cualquiera de nuestras direcciones, libraré mi puño tan fuerte que incluso un cirujano plástico no será capaz de arreglarte —dijo mientras se dio la vuelta sobre sus talones y comenzó a alejarse.
Quinn sostuvo su mandíbula y gritó—: ¡Eres una perra loca, ¿Lo sabías?!
En mi interior me estaba riendo porque Quinn se lo merecía, y no podía creer que Brittany hizo eso. Se estaba yendo y no iba a dejarla ir. Corrí detrás de ella y agarré su brazo antes de que pudiera alcanzar el ascensor.
—No te atrevas a dar un paso más. —Le ordené. Ella giró su cabeza y me miró con maldad en sus ojos.
—Déjame ir en este momento, Santana, antes de que sufras la misma suerte que la puta de ahí.
Solté su brazo. —Estás enojada en este momento así que te perdonaré esta última afirmación, pero lo que no voy a perdonarte es que des un paso más y salgas por esa puerta —Me dijo que ella no podía quedarse, especialmente después de lo que pasó. No quería dejarla ir. Había llegado el momento de contarle sobre Quinn. Cuando saqué mi
teléfono para llamar a Denny y que consiguiera sacar a Quinn del penthouse, Brittany presionó el botón y se abrieron las puertas del ascensor.
La agarré por detrás y la llevé por las escaleras mientras ella pateó y gritó que la soltara. Llegamos a mi cuarto y la avente en la cama. Estaba tan enfadada con ella por tratar de irse. Necesitaba que me escuchara, y no la iba a dejar ir hasta que lo hiciera.
—Ahora, siéntate en esa cama y escúchame, Brittany. No estoy jugando contigo, y sé que lo que viste allí te lastimó más que cualquier cosa. ¡Vas a sentarte allí, y vas a escucharme!—grité.
—Continúa entonces, explícame ¿quién es Quinn?, y ¿por qué has mantenido su relación como un secreto? —dijo con enojo en su voz.
Caminaba ida y vuelta a través de la habitación mientras pasaba mis manos por mi pelo. Quinn es hermana gemela de Lucy.
—¿Quién diablos es Lucy? —preguntó.
Tomé una respiración fuerte. —Lucy es la chica que se suicidó después que rompí con ella.
—Sigue hablando, Santana; estoy escuchando.
—Quinn me buscó y llegó a mi oficina hace aproximadamente un año. Me dijo que había sido echada de su casa y no tenía dinero ni lugar a donde ir. Dijo que se lo debía, porque era mi culpa que su hermana se suicidara. —Me quedé allí y vi Brittany cerrar sus ojos por un momento. Esto era muy difícil de escuchar, y estaba sintiéndome enferma por contarle.
—La llevé a cenar. Hablamos, bebimos mucho y tuvimos sexo. No tienes idea de lo mucho que me arrepiento de aquel día —dije mientras estaba parada allí, sacudiendo mi cabeza avergonzada.
—¿Por qué no la dejaste después de esa noche, Santana? —preguntó mientras se levantó de la cama y acercó a mí.
—Siguió hablando de Lucy y me hizo sentir culpable por lo que había sucedido. Le di un trabajo en mi empresa y teníamos un acuerdo de que nos reuníamos tres veces a la semana después del trabajo por sexo, sin ataduras.
—Espera, déjame adivinar; comenzó a enamorarse de ti y quería más —dijo.
Asentí. —Sí, quiso que dejara de ver a otras mujeres y entrara en una relación exclusiva con ella. Le dije una y otra vez que no estaba interesada y que nuestro arreglo se quedaba como estaba. —Le di la espalda y tomé una profunda respiración—. Amenazó con hacer lo que su hermana hizo si no sucumbía a sus deseos y necesidades. Fue esa noche en el club, la noche en que me trajiste a casa, que le dije que no iba a ser nada más que sexo entre nosotras.
—Maldita sea, Santana. ¿Por qué diablos no la dejaste de ver? —gritó.
—Porque a la mañana siguiente me llamó y se disculpó. Dijo que estaría feliz de continuar con nuestro arreglo, en la forma en que estaba si duplicaba su salario —dije cuando me giré y la enfrenté.
Ella meneó la cabeza y bajó la mirada. Se acercó a la cama y se sentó. —¿Estás bien? pregunté cuando empecé a caminar hacia ella. Todo lo que quería hacer era abrazarla. Estaba sufriendo, y quería aliviar su dolor.
—No des un paso más, y lo digo en serio —dijo y puso sus manos arriba mientras se levantaba de la cama y se dirigía a la puerta—. No puedo escuchar más de esto, Santana, lo siento.
—Brittany, por favor, necesitamos hablar de todo —rogué.
—¿Por qué molestarse? ¿Para lastimarnos otra vez con nuestras palabras? —gritó.
Puse mi mano en su cara, pero ella se apartó y habló. —Mi enfermedad está destrozándonos. No puedes controlar tus emociones, y yo tampoco. Sólo terminamos haciéndonos daño entre nosotras. —Me miró con angustia en los ojos—. Tengo una pregunta para ti, y quiero que seas sincera conmigo. ¿Intentas salvarme para borrar la culpa que has abrigado durante los últimos años por tu ex novia?
El dolor que se disparó a través de mi cuerpo cuando dijo eso era insoportable. Estaba parada allí y cerré los ojos mientras tomaba una respiración profunda. ¿Realmente creía eso? ¿Cómo podría ella incluso decir algo así después de todo lo que he hecho y le he dicho? Después de todo lo que hemos pasado, duda de mi amor por ella, y eso me duele más. Cerré mis ojos, luchando con mis próximas palabras.
—Creo que es mejor si vuelves a California, y me quedo aquí —dije, mientras me daba la vuelta. No podía mirarla; era demasiado doloroso. Salió de la habitación y de mi vida. Marqué a mi piloto y le dije que tuviese el avión listo para volar a California. Le envié un mensaje a Brittany.
Mi avión privado te espera para llevarte de regreso a California. Textea a Denny tu ubicación y él te recogerá.
Bajé y en la cocina encontré a Denny sentado en la mesa.
—Llevé a Quinn a casa. Habló de presentar cargos, Santana, pero la convencí de lo contrario. Brittany tiene un buen gancho de derecha. —Sonrió Denny.
—Sí, lo tiene y créeme cuando te digo que Quinn se lo merecía. —Le devolví la sonrisa—. Necesito que ayudes a Brittany a tomar mi avión, se va a California.
Denny se acercó a mí y puso su mano en mi hombro. —Brittany y tú son las dos personas más obstinadas en la faz de esta tierra, y no pueden ser más perfectas una para la otra. No dejes que tus miedos saboteen tu relación con ella.
—Aprecio eso, Denny, pero duda de mi amor por ella, y me duele. No sé si puedo estar con alguien quien realmente no cree que la amo.
El teléfono de Denny sonó. —Es Brittany, y está lista —dijo mientras apretó mi hombro—. ¿Estás segura que esto es lo que quieres, Santana? — preguntó mientras comenzó a alejarse.
Me froté los ojos y asentí. —Al menos por ahora, Denny —dije.
Me acerqué al bar y me serví un whisky doble. Una vez más, estamos separadas, y el dolor y la angustia estallaron en mi corazón y mi alma. ¿He renunciado a nosotras? Después de que me cuestionó sobre estar con ella sólo porque me siento culpable, eso me enojó y dolió casi tanto como cuando me enteré de que tenía cáncer. Me senté en el taburete y me miré a través de la pared de espejos. ¿Qué diablos voy a hacer? Pensé mientras miraba a la persona quien había cambiado su vida por Brittany Pierce.
Se abrieron las puertas del elevador, y por un segundo pensé que era Brittany. Me di vuelta mientras Hanna se asomó a la vuelta de la esquina.
—Oye, Santana, ¿dónde está Britt?
—No está aquí. —Gruñí.
—¿Qué demonios pasó esta vez? —preguntó.
Me levanté del taburete y me dirigí hacia ella. —Te voy a contar lo que sucedió. Tu mejor amiga no cree que la amo, y piensa que estoy con ella sólo por sentirme culpable. ¿Puedes jodidamente creerlo? Después de todo lo que hecho por ella y todo lo que le he dicho, ¡tiene el descaro de dudar de mi amor! —grité.
—Guau, cálmate y no me grites, Santana —dijo mientras levanta ambas manos.
—Lo siento, Hanna. No quise gritar. No es tu culpa, y lo siento por estar sacando estas cosas contigo.
Se acercó, me dio un abrazo y luego me miró. —Eres la mejor cosa que le ha pasado a Brittany, y lo sabe. Ha tenido una vida tan dura que se llenó de tristeza más que de alegría. Cuando consigue un atisbo de felicidad, algo malo sucede, así que ella trata de sabotear lo que sea que la está haciendo feliz antes de que la entristezca. Ella sabe que la amas más que a nada en el mundo, y te ha visto cambiar tu vida por ella. La asusta pensar que vas a irte como todo lo demás en su vida.
Hanna tenía razón, y lo entendí. —Brittany golpeó a Quinn en la cara y la noqueó sobre su trasero. Le dijo que si alguna vez miraba en mi dirección o la de ella, iba a hacer que un cirujano plástico no pudiera arreglarla. —Le sonreí a Hanna.
Ella comenzó a reírse. —¡Esa es mi chica! Una cosa sobre Brittany es no meterse con las personas que ama, o te pateará el trasero.
—Puedo ver eso. —Me reí con ella—. Gracias, Hanna. Voy a darme a mí y a Brittany algo de tiempo para calmarnos. Tengo que pensar seriamente algunas cosas.
—Bueno, no lo pienses mucho. Te necesita, Santana, y tú la necesitas. La llamaré más tarde y veré cómo le va. Buena suerte —dijo mientras me daba una palmada en el brazo y luego salió.
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Historia origina trilogía Forever de Sandi Lynn.
El primero del día, espero sus comentarios, en el siguiente veremos la compra del anillo de compromiso y de nuevo Deny que me encanta en este libro, saludos a todas.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
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Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Genial el cap
Saludos y hasta la siguiente
Actu
Saludos y hasta la siguiente
Actu
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 23
CAPITULO 23
Los siguientes días iban pasando poco a poco mientras trabajaba desde casa. Rachel me llamó para decirme que ella y Camden se encontraban en la ciudad para una cita médica y que luego irían de compras. Le dije que viniera cuando terminara, y los llevaría a cenar. Puse mi teléfono en mi escritorio y fui a la cocina por una botella de agua. Cuando iba de regreso a la oficina, escuché sonar a mi teléfono. Dejó de sonar para el momento en que llegué a mi escritorio. Lo levanté y miré la pantalla. Mi corazón se detuvo cuando vi que tenía una llamada perdida de Brittany. Dejó un mensaje de voz. Presioné el botón de reproducción y cerré los ojos cuando oí la voz que tanto había estado extrañando.
—Hola, Santana, es Britt, sólo llamaba para ver cómo estás y cómo van las cosas, supongo que estás ocupada así que voy a hablar contigo pronto, adiós —Estaba contactándome. Marqué su número y esperé con impaciencia a que respondiera.
—¿Hola? —Respondió.
—Hola Britt, ¿veo que has llamado?—dije en voz baja.
—Hola, Santana, me preguntaba cómo estabas.
—Estoy bien, y ¿tú cómo estás?
—Estoy bien, estaba terminando una nueva pintura.
—Estoy segura de que es hermosa —le dije mientras le sonreía al teléfono.
—Podría tomar una foto y enviártela si lo deseas.
—Eso estaría bien, me gustaría verlo.
—Así que, ¿qué has estado haciendo? —Preguntó.
—No mucho, he estado trabajando mucho. ¿Qué has estado haciendo? —pregunté, tratando de sonar normal.
—Nada realmente, he estado haciendo un montón de pintura.
—¿Cómo te sientes? —Le pregunté.
—Estoy bien, supongo —dijo.
Miré mi reloj. Esta conversación estaba doliendo, y odiaba hablar con ella por teléfono, sabiendo que las cosas no se encontraban bien entre nosotras.
—Lo siento, Britt, me tengo que ir, Rachel y Camden están en la ciudad y los voy a llevar a la cena, deberían estar aquí en cualquier momento.
—Oh bien, dile a Rachel que dije hola y a Camden dale un fuerte abrazo por mí.
—Lo haré, Britt, gracias por llamar —dije.
—Claro no hay problema, voy a hablar contigo pronto, adiós, Santana.
Colgué justo cuando Denny entraba en mi oficina y se sentaba frente a mí. —He oído esa conversación —sonrió.
—¿Estuviste escuchando a escondidas todo el tiempo? —Le pregunté.
—De hecho, sí. Así que, dime por qué la cortaste de la manera que lo hiciste.
—No quiero hablar de eso, Denny —gruñí.
—Nunca quieres hablar de ello, Santana, pero tienes que enfrentar la realidad. O la amas lo suficiente como para luchar por ella o no, y si no lo haces, entonces díselo y aléjate. Vuelve a tu antigua vida, y se la miserable desgraciada que eras.
—¡Maldita sea, Denny! ¿Por qué no me dejas en paz? —Grité y golpeé mis puños sobre el escritorio.
—Porque eres de la familia, y la familia siempre interfiere en los asuntos personales —dijo, mientras se ponía de pie y me apuntaba con el dedo—. Tú, no destruirás lo mejor que te ha pasado. Te estoy diciendo exactamente lo que le dije a Brittany el otro día. ¿Por qué crees que te llamó? También la puse a ella en su sitio, y ahora te estoy poniendo a ti en tu sitio. Saca la cabeza de tu culo, deja de sentir lástima por ti misma, y dirige tu avión a California.¡No voy a sentarme y dejar que ambas se arruinen entre sí y arruinen lo que tienen porque son demasiado tercas para dar el primer paso!
Lo miré en estado de shock. No podía creer que Denny, de todas las personas, me hablará de esa manera. Me levanté, me acerqué a él y le di un abrazo. —Gracias —le susurré.
Dejo un beso en mi cabeza. —No hay de qué.
***
Tuve una agradable cena con Rachel y Camden. Me preguntó dónde estaba Brittany, y le conté lo que había pasado. Me dio algún consejo de hermana y me prometió que no le diría a mamá. Me quedé mirando a Camden, pensando en aquella noche en que prácticamente comenzó todo esto. Brittany quería tener hijos algún día, pero mi respuesta fue tajante al decir que yo no queria. Confié en Rachel al respecto, y me aconsejo pensar las cosas. Después de la cena, llevé a Rachel y Camden a la heladería. Ambos estuvieron encantados por el dulce. Tomamos nuestro helado y nos sentamos en la pequeña mesa. Estar aquí me hizo extrañar a Brittany aún más. —Voy a pedirle a Brittany que se case conmigo —le dije a Rachel.
—¡Santana, eso es maravilloso! Estoy tan feliz por ti—dijo emocionada.
—No te emociones demasiado, aún no ha dicho que sí, y quién sabe si incluso lo hará.
—No seas tonta, Santana. Por supuesto que va a decir que sí. Las mujeres no pueden resistirse al encanto de Santana Lopez —sonrió.
—Muy graciosa —le dije—. Mañana voy a elegir un anillo y luego me voy a California.
Camden comenzó a ponerse quisquilloso, y ya se estaba haciendo tarde. —Voy a ir a casa —dijo Rachel mientras me abrazaba fuertemente—. Muchas gracias por la cena, y buena suerte. Te quiero, hermana.
—También te quiero, hermana —sonreí mientras caminábamos hacia la puerta y por las calles de Nueva York. Regresamos al ático, se metió en su coche y se dirigió a casa.
***
Al día siguiente, fui a la oficina por un par de horas para arreglar algunas reuniones y luego me dirigí a Tiffany’s para comprar un anillo para Brittany. Caminé a través de las puertas, y la vendedora me acompañó a una habitación privada que mostraba hileras de anillos de diamantes en la mesa. Levanté cada uno y los examiné de cerca, pero no veía nada que fuera lo suficientemente digno de Brittany. La vendedora me dijo que ya volvería mientras salía de la habitación. Unos momentos más tarde, entró, sosteniendo un paño negro en la mano. Lo tendió y abrió la tela que mostraba un hermoso anillo de diamantes de cuatro quilates, de corte princesa, y perfectamente impecable, con el símbolo del infinito cubierto de diamantes a cada lado de la banda. Era el anillo perfecto para ella. Sonreí a la vendedora y le dije que lo llevaría. También le dije que quería grabar la banda. Me preguntó qué quería grabar mientras sostenía una pluma en la mano.
—Para mi amor, mi futuro y mí para siempre.
La vendedora me miró con lágrimas en los ojos. Sonreí y le di mi tarjeta de crédito. Me dijo que el anillo estaría listo mañana por la mañana. Salí de la tienda y Denny me esperaba en la acera. Me deslicé en el asiento trasero mientras él se daba la vuelta y me miraba, sonriendo. Sabía lo que había hecho y se encontraba feliz. Le devolví la sonrisa y busqué la foto de Brittany en mi teléfono. No podía esperar para volver a verla. Su tratamiento era en dos días, lo que funcionaba a la perfección. Recogería el anillo por la mañana y volaría a California para hablar con ella y arreglar las cosas antes de su tratamiento.
Decidí ir al gimnasio y hacer ejercicio por un rato. Estaba en la corredora cuando levanté la mirada, y Quinn se encontraba de pie frente de mí. Me detuve y la miré.
—¿Está tu loca novia aquí contigo? —Preguntó mientras miraba a su alrededor.
—No, no lo está —le respondí ya que no podía dejar de mirar la contusión en su cara.
—Sólo quiero disculparme por decir y hacer lo que hice. Tengo problemas, Santana, y siento como si estuviera yéndome un mal camino. Pero estoy viendo a un terapeuta, y voy a enderezar mi vida.
En realidad, me sentí mal por ella en ese momento. —Te das cuenta de que ya no puedes trabajar para lopez Enterprises, ¿cierto? —Le dije.
—Lo sé, y entregué mi carta de renuncia hoy. Le pedí a Phil que no te lo dijera porque quería hacerlo yo misma.
—También detendré tus pagos mensuales, pero pagaré por tu tratamiento. Es lo menos que puedo hacer ya que estás buscando ayuda.
—Gracias, Santana —sonrió. Empezó a alejarse y luego se dio la vuelta—. Dile a Brittany que lo siento y que es una mujer afortunada de tener a alguien como tú que la ama. Sonreí y asentí, y entonces se fue. Sentí como que un peso había sido levantado de mis hombros. Terminé mi entrenamiento y luego fui a casa a prepararme para mi salida hacia California.
Cuando me bajé del ascensor, Hanna se encontraba sentada en la cocina, hablando con Claire. Entré, me senté en el taburete a su lado, y la saludé con un beso en la mejilla. ¿Está todo bien? —Le pregunté.
—Todo está bien. Sólo vine a ver cómo le va a mi amiga —sonrió.
—Estoy bien, de hecho, estoy fantástica —reí.
Hanna entrecerró sus ojos en mi dirección. —La única manera en que estuvieses fantástica es si hubieras visto o hablado con Brittany. Así que escúpelo, Lopez, quiero detalles.
—Hoy le compré un anillo de compromiso a Brittany, y voy a proponerle matrimonio.
Hanna lanzó sus brazos a mí alrededor. —¡Estoy tan contenta por ti!
—Todavía no te emociones, no ha dicho que sí, aún hay una posibilidad de que diga que no.
—Brittany dirá que sí, Santana, confía en mí. Te ama demasiado como para decir que no. Además, sabe que patearé su culo si te rechaza.
—Por favor, no le digas sobre esto —ordené.
—No te preocupes, Santana, tu secreto está a salvo conmigo. Amo a mi mejor amiga, y no me gustaría arruinarle esto —sonrió.
—Llama a Emily, y vamos a cenar juntas —dije.
—Gran idea, lo llamaré ahora mismo.
Las tres tuvimos una agradable cena y una grandiosa conversación. Me gustaban mucho Hanna y Emily, y pude vernos a las cuatro saliendo juntas y siendo grandes amigas mientras vivamos.
Después de llegar a casa, empaqué mi maleta y me aseguré de que todo estuviese listo para la mañana. Me metí a la cama y me recosté allí, planeando la propuesta perfecta. Brittany se merecía lo mejor, y quería asegurarme de que fuera algo que nunca olvidaría.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más ¿que les pareció la compra del anillo de compromiso? ¿Creen que Quinn se retiró de verdad? en un rato continuamos con más capitulos.
Los siguientes días iban pasando poco a poco mientras trabajaba desde casa. Rachel me llamó para decirme que ella y Camden se encontraban en la ciudad para una cita médica y que luego irían de compras. Le dije que viniera cuando terminara, y los llevaría a cenar. Puse mi teléfono en mi escritorio y fui a la cocina por una botella de agua. Cuando iba de regreso a la oficina, escuché sonar a mi teléfono. Dejó de sonar para el momento en que llegué a mi escritorio. Lo levanté y miré la pantalla. Mi corazón se detuvo cuando vi que tenía una llamada perdida de Brittany. Dejó un mensaje de voz. Presioné el botón de reproducción y cerré los ojos cuando oí la voz que tanto había estado extrañando.
—Hola, Santana, es Britt, sólo llamaba para ver cómo estás y cómo van las cosas, supongo que estás ocupada así que voy a hablar contigo pronto, adiós —Estaba contactándome. Marqué su número y esperé con impaciencia a que respondiera.
—¿Hola? —Respondió.
—Hola Britt, ¿veo que has llamado?—dije en voz baja.
—Hola, Santana, me preguntaba cómo estabas.
—Estoy bien, y ¿tú cómo estás?
—Estoy bien, estaba terminando una nueva pintura.
—Estoy segura de que es hermosa —le dije mientras le sonreía al teléfono.
—Podría tomar una foto y enviártela si lo deseas.
—Eso estaría bien, me gustaría verlo.
—Así que, ¿qué has estado haciendo? —Preguntó.
—No mucho, he estado trabajando mucho. ¿Qué has estado haciendo? —pregunté, tratando de sonar normal.
—Nada realmente, he estado haciendo un montón de pintura.
—¿Cómo te sientes? —Le pregunté.
—Estoy bien, supongo —dijo.
Miré mi reloj. Esta conversación estaba doliendo, y odiaba hablar con ella por teléfono, sabiendo que las cosas no se encontraban bien entre nosotras.
—Lo siento, Britt, me tengo que ir, Rachel y Camden están en la ciudad y los voy a llevar a la cena, deberían estar aquí en cualquier momento.
—Oh bien, dile a Rachel que dije hola y a Camden dale un fuerte abrazo por mí.
—Lo haré, Britt, gracias por llamar —dije.
—Claro no hay problema, voy a hablar contigo pronto, adiós, Santana.
Colgué justo cuando Denny entraba en mi oficina y se sentaba frente a mí. —He oído esa conversación —sonrió.
—¿Estuviste escuchando a escondidas todo el tiempo? —Le pregunté.
—De hecho, sí. Así que, dime por qué la cortaste de la manera que lo hiciste.
—No quiero hablar de eso, Denny —gruñí.
—Nunca quieres hablar de ello, Santana, pero tienes que enfrentar la realidad. O la amas lo suficiente como para luchar por ella o no, y si no lo haces, entonces díselo y aléjate. Vuelve a tu antigua vida, y se la miserable desgraciada que eras.
—¡Maldita sea, Denny! ¿Por qué no me dejas en paz? —Grité y golpeé mis puños sobre el escritorio.
—Porque eres de la familia, y la familia siempre interfiere en los asuntos personales —dijo, mientras se ponía de pie y me apuntaba con el dedo—. Tú, no destruirás lo mejor que te ha pasado. Te estoy diciendo exactamente lo que le dije a Brittany el otro día. ¿Por qué crees que te llamó? También la puse a ella en su sitio, y ahora te estoy poniendo a ti en tu sitio. Saca la cabeza de tu culo, deja de sentir lástima por ti misma, y dirige tu avión a California.¡No voy a sentarme y dejar que ambas se arruinen entre sí y arruinen lo que tienen porque son demasiado tercas para dar el primer paso!
Lo miré en estado de shock. No podía creer que Denny, de todas las personas, me hablará de esa manera. Me levanté, me acerqué a él y le di un abrazo. —Gracias —le susurré.
Dejo un beso en mi cabeza. —No hay de qué.
***
Tuve una agradable cena con Rachel y Camden. Me preguntó dónde estaba Brittany, y le conté lo que había pasado. Me dio algún consejo de hermana y me prometió que no le diría a mamá. Me quedé mirando a Camden, pensando en aquella noche en que prácticamente comenzó todo esto. Brittany quería tener hijos algún día, pero mi respuesta fue tajante al decir que yo no queria. Confié en Rachel al respecto, y me aconsejo pensar las cosas. Después de la cena, llevé a Rachel y Camden a la heladería. Ambos estuvieron encantados por el dulce. Tomamos nuestro helado y nos sentamos en la pequeña mesa. Estar aquí me hizo extrañar a Brittany aún más. —Voy a pedirle a Brittany que se case conmigo —le dije a Rachel.
—¡Santana, eso es maravilloso! Estoy tan feliz por ti—dijo emocionada.
—No te emociones demasiado, aún no ha dicho que sí, y quién sabe si incluso lo hará.
—No seas tonta, Santana. Por supuesto que va a decir que sí. Las mujeres no pueden resistirse al encanto de Santana Lopez —sonrió.
—Muy graciosa —le dije—. Mañana voy a elegir un anillo y luego me voy a California.
Camden comenzó a ponerse quisquilloso, y ya se estaba haciendo tarde. —Voy a ir a casa —dijo Rachel mientras me abrazaba fuertemente—. Muchas gracias por la cena, y buena suerte. Te quiero, hermana.
—También te quiero, hermana —sonreí mientras caminábamos hacia la puerta y por las calles de Nueva York. Regresamos al ático, se metió en su coche y se dirigió a casa.
***
Al día siguiente, fui a la oficina por un par de horas para arreglar algunas reuniones y luego me dirigí a Tiffany’s para comprar un anillo para Brittany. Caminé a través de las puertas, y la vendedora me acompañó a una habitación privada que mostraba hileras de anillos de diamantes en la mesa. Levanté cada uno y los examiné de cerca, pero no veía nada que fuera lo suficientemente digno de Brittany. La vendedora me dijo que ya volvería mientras salía de la habitación. Unos momentos más tarde, entró, sosteniendo un paño negro en la mano. Lo tendió y abrió la tela que mostraba un hermoso anillo de diamantes de cuatro quilates, de corte princesa, y perfectamente impecable, con el símbolo del infinito cubierto de diamantes a cada lado de la banda. Era el anillo perfecto para ella. Sonreí a la vendedora y le dije que lo llevaría. También le dije que quería grabar la banda. Me preguntó qué quería grabar mientras sostenía una pluma en la mano.
—Para mi amor, mi futuro y mí para siempre.
La vendedora me miró con lágrimas en los ojos. Sonreí y le di mi tarjeta de crédito. Me dijo que el anillo estaría listo mañana por la mañana. Salí de la tienda y Denny me esperaba en la acera. Me deslicé en el asiento trasero mientras él se daba la vuelta y me miraba, sonriendo. Sabía lo que había hecho y se encontraba feliz. Le devolví la sonrisa y busqué la foto de Brittany en mi teléfono. No podía esperar para volver a verla. Su tratamiento era en dos días, lo que funcionaba a la perfección. Recogería el anillo por la mañana y volaría a California para hablar con ella y arreglar las cosas antes de su tratamiento.
Decidí ir al gimnasio y hacer ejercicio por un rato. Estaba en la corredora cuando levanté la mirada, y Quinn se encontraba de pie frente de mí. Me detuve y la miré.
—¿Está tu loca novia aquí contigo? —Preguntó mientras miraba a su alrededor.
—No, no lo está —le respondí ya que no podía dejar de mirar la contusión en su cara.
—Sólo quiero disculparme por decir y hacer lo que hice. Tengo problemas, Santana, y siento como si estuviera yéndome un mal camino. Pero estoy viendo a un terapeuta, y voy a enderezar mi vida.
En realidad, me sentí mal por ella en ese momento. —Te das cuenta de que ya no puedes trabajar para lopez Enterprises, ¿cierto? —Le dije.
—Lo sé, y entregué mi carta de renuncia hoy. Le pedí a Phil que no te lo dijera porque quería hacerlo yo misma.
—También detendré tus pagos mensuales, pero pagaré por tu tratamiento. Es lo menos que puedo hacer ya que estás buscando ayuda.
—Gracias, Santana —sonrió. Empezó a alejarse y luego se dio la vuelta—. Dile a Brittany que lo siento y que es una mujer afortunada de tener a alguien como tú que la ama. Sonreí y asentí, y entonces se fue. Sentí como que un peso había sido levantado de mis hombros. Terminé mi entrenamiento y luego fui a casa a prepararme para mi salida hacia California.
Cuando me bajé del ascensor, Hanna se encontraba sentada en la cocina, hablando con Claire. Entré, me senté en el taburete a su lado, y la saludé con un beso en la mejilla. ¿Está todo bien? —Le pregunté.
—Todo está bien. Sólo vine a ver cómo le va a mi amiga —sonrió.
—Estoy bien, de hecho, estoy fantástica —reí.
Hanna entrecerró sus ojos en mi dirección. —La única manera en que estuvieses fantástica es si hubieras visto o hablado con Brittany. Así que escúpelo, Lopez, quiero detalles.
—Hoy le compré un anillo de compromiso a Brittany, y voy a proponerle matrimonio.
Hanna lanzó sus brazos a mí alrededor. —¡Estoy tan contenta por ti!
—Todavía no te emociones, no ha dicho que sí, aún hay una posibilidad de que diga que no.
—Brittany dirá que sí, Santana, confía en mí. Te ama demasiado como para decir que no. Además, sabe que patearé su culo si te rechaza.
—Por favor, no le digas sobre esto —ordené.
—No te preocupes, Santana, tu secreto está a salvo conmigo. Amo a mi mejor amiga, y no me gustaría arruinarle esto —sonrió.
—Llama a Emily, y vamos a cenar juntas —dije.
—Gran idea, lo llamaré ahora mismo.
Las tres tuvimos una agradable cena y una grandiosa conversación. Me gustaban mucho Hanna y Emily, y pude vernos a las cuatro saliendo juntas y siendo grandes amigas mientras vivamos.
Después de llegar a casa, empaqué mi maleta y me aseguré de que todo estuviese listo para la mañana. Me metí a la cama y me recosté allí, planeando la propuesta perfecta. Brittany se merecía lo mejor, y quería asegurarme de que fuera algo que nunca olvidaría.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más ¿que les pareció la compra del anillo de compromiso? ¿Creen que Quinn se retiró de verdad? en un rato continuamos con más capitulos.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Mmm lo quinn se me hiso muy perfecto para ser real que se aiga hido asi como si nada
Esperando con ansias los siguientes capitulos
Saludos
Esperando con ansias los siguientes capitulos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 24
CAPITULO 24
Tiffany’s me llamó a la mañana siguiente para informarme que el anillo de Brittany estaba listo. Tiré mi bolso en la limusina, y Denny me llevó a recogerlo. Cuando puse la caja en mi bolso y me dirigía de nuevo a la limusina, mi teléfono sonó.
—Valerie, ¿qué pasa? —respondí.
—Sra. Lopez, tiene que venir a la oficina. Hay un problema con el edificio de Chicago y Phil te necesita aquí ahora mismo para una reunión.
Suspiré pesadamente en el teléfono. —Dile a Phil que estaré ahí tan pronto como pueda. —Colgué y le dije a Denny que tendríamos que pasar por Lopez Enterprises primero. Llamé a mi piloto y le dije que estaría retrasando el vuelo por un par de horas.
Caminé a través de las puertas de Lopez Enterprises y me dirigí directamente a mi oficina. —Dile a Phil que estoy aquí y pongamos manos a la obra —le dije a Valerie.
Miré a Phil mientras caminaba por la puerta de mi oficina. —¿Qué diablos está pasando?
—Anoche el edificio de Chicago se incendió y quemó hasta el suelo. Acabo de recibir la llamada. Santana, todo está destruido.
—Mierda, ¿estás tomándome el pelo, Phil? ¿Saben qué lo empezó?
—Los bomberos están diciendo que fue un incendio provocado — dijo.
Negué con la cabeza y pasé la mano por mi pelo mientras marcaba a mi piloto. —Cambio de planes, estamos volando a Chicago y luego a California —dije—. Vamos a ver cuántos millones de dólares acabo de perder.
Volamos a Chicago y nos reunimos con la policía local y bomberos. Me dijeron que era sin duda un incendio provocado y que estarían trabajando duro para tratar de encontrar a la persona que lo hizo. Nos hicieron a Phil y a mí una serie de preguntas acerca de los empleados, amigos y varias personas más que conocíamos. No podía pensar en una sola persona que deliberadamente me hiciera esto. Miré mi reloj, necesitaba subirme a ese avión a California. Le dije a Phil que se alojará en Chicago por esta noche, y que enviaría el avión de vuelta para él a primera hora de la mañana. Tenía que quedarse atrás y llenar un montón de papeles de todos modos.
El vuelo a California parecía inusualmente largo. Me levanté de mi asiento para ir al baño y cuando volví, me di cuenta de que tenía una llamada perdida de Brittany. Llegaría a California en menos de una hora, así que decidí que la llamaría cuando aterrizara. Al llegar, me metí en un taxi y dirigí a su apartamento. Traté de llamarla, pero no respondió. Llegué a su casa y llamé a la puerta. Me sentía nerviosa de verla de nuevo. No sabía qué esperar de ella. Cuando no respondió, bajé al apartamento de Kurt y Blaine. Este último llegó a la puerta, no se veía muy bien.
—Hola Santana, es bueno verte —dijo, resfriado.
—Hola Blaine, ¿estás enfermo o algo así?
—Sí, me agarré una especie de virus. ¿Qué te trae por aquí?
—Estoy buscando a Brittany, pero no contesta a la puerta.
—Ella y Kurt fueron al Club 99 para una salida nocturna. Puedes encontrarlos allí.
—Gracias, espero que te sientas mejor —dije, mientras me iba.
Llamé a un taxi, que me dejó frente al club. La cola para entrar era inmensa, así que saqué un billete de cien dólares de mi bolsillo y se lo entregué al guardia. Sonrió y levantó la cuerda. Entré mientras la música sonaba a todo volumen y el suelo latía. No había manera de que fuese a encontrarla en esta multitud. Decidí ir al bar para tomar una copa antes de empezar a buscarla. Cuando casi llegaba, vi a Brittany y a Kurt parados ahí haciendo chupitos de tequila. Me detuve y miré desde atrás. La pequeña falda negra que llevaba apenas cubría su culo y tenía unas altas botas negras que le llegaban hasta las rodillas. Me sentí como si no conociera a esta chica de pie. Se veía como una puta para ser exactos.
Decidí quedarme atrás y observarla. Bebió seis chupitos de tequila, agarró la mano de Kurt y se fue a la pista de baile. No sabía lo mucho que había bebido antes de que yo llegara aquí. La seguí hasta la pista de baile mientras mantenía una cierta distancia. Vi a una chica acercársele y empezaron a hablar. Mi sangre hervía, podía sentir la ira levantándose. Empezaron a bailar juntas mientras Brittany molía y movía su cuerpo hacia arriba y abajo de ella. Estaba lista para matar. Me acerqué y toqué el hombro de la mujer. Le deslicé un billete de cincuenta dólares para que se fuera y le indiqué que era mía. Kurt me vio a través de la multitud y sus ojos se abrieron. Negué con la cabeza hacia él para que no dejara a Brittany saber que era yo la que se encontraba de pie detrás de ella. Movió su cuerpo hacia arriba y abajo de mí. Llevó sus manos a mis brazos. Apreté mis manos en sus caderas. Esta chica estaba en un gran problema conmigo. Se dio la vuelta y la conmoción alcanzó su expresión mientras me miraba.
—¡Vámonos ahora! —ordené.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí Connor? preguntó, mientras sacudía su brazo de mí.
—¡¿Por qué no me dijiste esto Brittany?! —grité.
—Me estoy divirtiendo —arrastró las palabras.
—Te ves como una puta en la pista de baile y gracias a Dios que estaba aquí, o quién sabe lo que esa estupida hubiera hecho.
Desvió la mirada y se dirigió hacia el bar. Me moví dentro y fuera de la multitud, tratando de alcanzarla. Ya había tomado un chupito para el momento en que me reuní con ella, cogió el siguiente vaso, mientras yo agarraba su mano. —Estás borracha y nos estamos yendo, vamos —exigí. Tiré un poco de dinero en el bar y tomé su mano, llevándola lejos de la barra, con Kurt siguiéndonos detrás. Trató de salirse de mis manos mientras me gritaba que la dejara ir. Estaba tan borracha y me mataba verla comportarse de esa manera. Se detuvo en seco negándose a moverse, así que la tome de la cintura en el medio del club y la arrastre. Comenzó a patear y gritar para que la bajara.
—Brittany, ya basta o entonces ayúdame.
—¿Ayudarte a qué Santana? —gritó, mientras la ponía en el coche y subía a su lado. Me miró mientras yo miraba al frente. No podía mirarla en este momento. Estaba muy cabreada.
—¡No tienes derecho! —escupió.
Mis irritados ojos se volvieron y la miraron. —¿No tengo derecho? ¿Qué diablos crees que estás haciendo ahí, tratando de conseguir que te violen? Mírate y la forma en que estás vestida, simplemente estás pidiendo por ello.
Enloqueció y comenzó a golpearme en los brazos. —¡Vete a la mierda, Santana! —gritó, mientras procedió a golpearme de nuevo. Kurt agarró sus brazos mientras yo agarraba sus muñecas tratando de calmarla. El taxi se detuvo en el edificio de apartamentos. Kurt y yo salimos mientras Brittany se quedó allí con sus brazos cruzados.
—¡Fuera del taxi ahora! —grité. Me miró y luego se giró.—Muy maduro, Brittany —dije mientras me apoyaba en el taxi, la agarré del brazo y arrastré fuera. La tiré tome de la cintura y la llevé directamente al dormitorio, tirándola en la cama. Anduve de un lado a otro de la habitación, mientras pasaba las manos por mi pelo, tratando de calmarme.
—No puedo creerlo. He venido aquí esta noche para sorprenderte y te encuentro frotándote con una mujer en un club, completamente borracha. ¿Qué diablos pensabas?
—¡Me estaba divirtiendo en lugar de estar encerrada en este apartamento llorando por ti cada maldito día! —gritó.
Me detuve y la miré. Pude ver la angustia en sus ojos y dolió. —¿Crees que esto ha sido fácil para mí? —pregunté con calma.
Se llevó la mano a la boca y corrió al baño. Se inclinó sobre el inodoro y la oí vomitar. Entré detrás y le sostuve el pelo hacia atrás con una mano mientras frotaba suavemente su espalda con la otra. Cuando empezó a llorar, me acerqué al fregadero y mojé un paño bajo el agua tibia. Cuando terminó, le limpié la boca y la ayudé a levantarse del suelo.
—Vamos, ponte el pijama y entra en la cama, tienes tus inyecciones mañana —dije, mientras tomaba el camisón de su cajón. Me acerqué y lo agarró de mis manos—. Deja que te ayude —dije con calma.
—No necesito tu ayuda, ¡puedo hacerlo yo misma! —gritó y se desnudó mientras la observaba. Se metió en la cama y señaló la puerta para que me fuese de su cuarto. Rodé los ojos y suspiré mientras agarraba una almohada y me acostaba en el sofá. Encendí la televisión, pero había un DVD reproduciéndose. La mujer en la pantalla se parecía a Brittany. Lo reinicié y vi como la madre de Brittany le hablaba. No es de extrañar que fuera al club y bebiera de esa manera. Entre ver este video y yo, la chica era una ruina. Me sentía horrible y debería haber estado aquí para ella mientras lo miraba. No quería nada más que meterme en la cama junto a ella y abrazarla fuerte. Quería decirle lo mucho que la amaba y que estaba aquí, pero era la última cosa que ella querría, así que respeté sus deseos y dormí en el sofá.
***
Me desperté a la mañana siguiente y preparé la cafetera con café fuerte. Brittany iba a necesitarlo, porque tendría una resaca insoportable. Me apoyé en el mostrador, esperando a que el café se hiciera mientras ella salía de la habitación.
—Buenos días, te ves como una mierda —sonreí, tratando de ser graciosa y aligerar el momento.
—Sí bueno, no todas podemos vernos tan perfectas como tú. —Frunció el ceño.
Sonreí cuando le di una taza de café. —¿Me das un abrazo? —pregunté, mientras extendía mis brazos.
—Las putas no dan abrazos —gruñó, mientras agarraba su taza y se alejaba.
Obviamente todavía estaba molesta por el comentario de “puta”. Tenía la esperanza de que no recordara eso. Tomé mi café, me senté en la mesa y esperé a que se preparara. Después de 20 minutos, finalmente estuvo lista y se dirigió al armario para tomar una botella de antiinflamatorios. Tenía problemas para abrir la botella, así que me acerqué y traté de tomarla de sus manos para ayudarla. No iba a soltarla, por lo que me dijo que me fuese.
***
Llegamos al hospital en silencio. Caminó unos metros por delante de mí a través del estacionamiento. Traté de tomarle la mano, pero la alejó bruscamente. —No entiendo por qué estás tan enojada —dije finalmente.
—Me llamaste puta, Santana.
—Te dije que parecías una puta, Britt.
Negó con la cabeza. —Es lo mismo idiota.
Cuando llegamos a la oficina, la enfermera nos llevó rápidamente a la habitación. Brittany se cambió a una fina bata y se sentó en la cama, esperando a la Dra. Murphy. Ni siquiera me miró.
—¿Ni siquiera vas a mirarme? —pregunté.
—Estoy tan enojada contigo Santana Lopez que podría gritar.
Me acerqué y traté de tomarle la mano, pero se apartó. —Si crees que voy a pedir disculpas, no lo haré. Lo que hiciste anoche fue inaceptable e inmaduro —dije.
—¡Por lo menos no la llevé a casa y lo follé como hiciste tú! — escupió mientras me miraba fijamente a los ojos.
—¿Por qué siquiera me molesté en venir aquí? —pregunté.
—No lo sé Santana, ¿por qué diablos lo hiciste?
La Dra. Murphy se acercó y nos miró. Podía sentir la tensión en el ambiente. —Hola Brittany, Sra. Lopez —sonrió.
Brittany se acostó de lado y me senté en el borde de la cama, frente a ella. Me miró y señaló la silla. —Tú, allí —gruñó. Suspiré y sacudí mi cabeza cuando me levanté y me senté al otro lado de la habitación. Ni siquiera me miró cuando recibió la primera inyección. Gimió como antes cuando la segunda inyección atravesó su piel y dejó escapar un grito. Extendió la mano hacia mí y estuve a su lado en un segundo. Agarró mi blusa en sus puños mientras envolvía mis brazos alrededor y la besé en la frente.
—Eres la persona más terca que he conocido —susurré. Lloró mientras la Dra. Murphy le inyectaba la última. Me subí a la cama, todavía sosteniéndola y me recosté a su lado. Se sentía tan bien tenerla en mis brazos otra vez. Seguí besando la cima de su cabeza mientras trataba de dormir durante un par de horas.
Cuando Brittany se despertó y nos dieron el visto bueno de la Dra. Murphy, la llevé a casa y se sentó en el sofá. —¿Vas a estar cómoda allí? —pregunté, pero me ignoró. Me arrodillé frente a ella, mis ojos fijos en los suyos—. ¿Estaría bien si te doy un beso? Realmente he extrañado esos labios.
Me eché a reír cuando cerró la boca. Pasé un dedo suavemente sobre su boca y mejilla. Me incliné hacia ella y suavemente rocé mis labios contra los suyos. No pasó mucho tiempo antes de que cediera y sus labios se unieran a los míos. Abrió sus labios para que mi lengua tuviese acceso a toda su boca. El beso fue suave y ligero. Rompí nuestro beso y la miré. No dije nada al principio. Sólo la miré, disfrutando de su belleza y pensando en lo mucho que la amaba.
—Nunca he amado a nadie como te amo a ti y no importa lo que hemos pasado o vamos a pasar, eso nunca va a cambiar —dije.
Las lágrimas comenzaron a aumentar en sus ojos cuando tomé su cara entre mis manos. También te amo y lo siento otra vez. —Comenzó a llorar.
—Creo que vamos a pasarnos la vida pidiéndonos disculpas una a la otra—reí ligeramente.
Se incorporó para poder sentarme a su lado. La atraje hacia mí para que su cabeza descansara en mi regazo. Empecé a acariciar suavemente su cabello mientras se dormía. Saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto a Denny.
Necesito que estés en California pasado mañana. Es cuando le propondré matrimonio a Brittany. Haz los arreglos para el alquiler de la playa, la cena y la tienda. Tiene que ser perfecto.
No te preocupes Santana, tengo a Valerie y Claire ayudando. Todo será perfecto. Nos vemos en un par de días. Ahora, cálmate.
Con cuidado bajé la cabeza de Brittany y me levanté del sofá. La cubrí con una manta y fui a la habitación para llamar a Phil. Me dijo que los policías estaban reteniendo a alguien bajo custodia, que se ajustaba a la descripción de alguien merodeando por el edificio la noche del incendio. Dijo que no me preocupara, que se encargaría de las cosas mientras estuviese fuera. Justo cuando colgué, Brittany entró caminando a la
habitación.
—Espero no haberte despertado —dije, mientras envolvía sus brazos a mí alrededor.
—No, me desperté sola —sonrió—. ¿Con quién hablabas?
—Hablaba con Phil sobre algo que sucedió antes de venir aquí.
—¿Qué pasó? —preguntó con inquietud.
Aparté el pelo de su cara. —No es nada de lo que debas preocuparte. Sólo negocios —dije, mientras besaba sus labios. Sus manos viajaron por mi espalda hasta que finalmente agarró mi culo con firmeza. Rompí nuestro beso y sonreí—. ¿Qué crees que estás haciendo? pregunté.
—Sólo sintiendo ese apretado culo suyo, Sra. Lopez —sonrió. Movió sus manos hacia el frente y acaricio mi sexo sobre mis vaqueros—.Bueno, seguramente no podemos dejar que esto se desperdicie —dijo, mientras me desabrochaba el pantalón y lentamente lo bajaba. La miré con una sonrisa, mientras me tomó por sorpresa y bajó sobre mí. Su boca era increíble. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras lamía cada centímetro de mi sexo con su suave y cálida lengua. Rodó su lengua alrededor de mi clitoris como si estuviera comiendo una paleta antes de envolverla suavemente al alrededor y deslizándola por toda mi humedad. Yo ya estaba a punto de estallar. Después de que me había tomado con su boca, comenzó un lento subir y bajar de sus dedos. Empecé a empujar las caderas hacia atrás y adelante, tomando un puñado de cabello cuando comenzó a succionar más fuerte. Levantó las manos y acaricio suavemente mi trasero. Gemí mientras mi respiración se hacía más rápida, ya estaba lista para venirme.
—Brittany, voy a venirme —advertí en caso de que no quisiera que yo explotara en su boca. No se detuvo y grité su nombre mientras me llevaba al orgasmo. Eso fue lo mejor que he tenido ya que provenía de la mujer que amaba. Una vez que terminé, separo su boca y me miró. Me arrodillé y tomé su cara mientras la besaba apasionadamente. Pasamos el resto de la noche en la cama teniendo sexo, discutiendo los planes para navidad y bebiendo vino. Todo era perfecto, como debía ser.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandy Linn.
Uno más, un comentario y subo otro, así sucesivamente hasta terminar, quedan algunos capitulos y hay cosas nuevas, la boda, el embarazo.
Tiffany’s me llamó a la mañana siguiente para informarme que el anillo de Brittany estaba listo. Tiré mi bolso en la limusina, y Denny me llevó a recogerlo. Cuando puse la caja en mi bolso y me dirigía de nuevo a la limusina, mi teléfono sonó.
—Valerie, ¿qué pasa? —respondí.
—Sra. Lopez, tiene que venir a la oficina. Hay un problema con el edificio de Chicago y Phil te necesita aquí ahora mismo para una reunión.
Suspiré pesadamente en el teléfono. —Dile a Phil que estaré ahí tan pronto como pueda. —Colgué y le dije a Denny que tendríamos que pasar por Lopez Enterprises primero. Llamé a mi piloto y le dije que estaría retrasando el vuelo por un par de horas.
Caminé a través de las puertas de Lopez Enterprises y me dirigí directamente a mi oficina. —Dile a Phil que estoy aquí y pongamos manos a la obra —le dije a Valerie.
Miré a Phil mientras caminaba por la puerta de mi oficina. —¿Qué diablos está pasando?
—Anoche el edificio de Chicago se incendió y quemó hasta el suelo. Acabo de recibir la llamada. Santana, todo está destruido.
—Mierda, ¿estás tomándome el pelo, Phil? ¿Saben qué lo empezó?
—Los bomberos están diciendo que fue un incendio provocado — dijo.
Negué con la cabeza y pasé la mano por mi pelo mientras marcaba a mi piloto. —Cambio de planes, estamos volando a Chicago y luego a California —dije—. Vamos a ver cuántos millones de dólares acabo de perder.
Volamos a Chicago y nos reunimos con la policía local y bomberos. Me dijeron que era sin duda un incendio provocado y que estarían trabajando duro para tratar de encontrar a la persona que lo hizo. Nos hicieron a Phil y a mí una serie de preguntas acerca de los empleados, amigos y varias personas más que conocíamos. No podía pensar en una sola persona que deliberadamente me hiciera esto. Miré mi reloj, necesitaba subirme a ese avión a California. Le dije a Phil que se alojará en Chicago por esta noche, y que enviaría el avión de vuelta para él a primera hora de la mañana. Tenía que quedarse atrás y llenar un montón de papeles de todos modos.
El vuelo a California parecía inusualmente largo. Me levanté de mi asiento para ir al baño y cuando volví, me di cuenta de que tenía una llamada perdida de Brittany. Llegaría a California en menos de una hora, así que decidí que la llamaría cuando aterrizara. Al llegar, me metí en un taxi y dirigí a su apartamento. Traté de llamarla, pero no respondió. Llegué a su casa y llamé a la puerta. Me sentía nerviosa de verla de nuevo. No sabía qué esperar de ella. Cuando no respondió, bajé al apartamento de Kurt y Blaine. Este último llegó a la puerta, no se veía muy bien.
—Hola Santana, es bueno verte —dijo, resfriado.
—Hola Blaine, ¿estás enfermo o algo así?
—Sí, me agarré una especie de virus. ¿Qué te trae por aquí?
—Estoy buscando a Brittany, pero no contesta a la puerta.
—Ella y Kurt fueron al Club 99 para una salida nocturna. Puedes encontrarlos allí.
—Gracias, espero que te sientas mejor —dije, mientras me iba.
Llamé a un taxi, que me dejó frente al club. La cola para entrar era inmensa, así que saqué un billete de cien dólares de mi bolsillo y se lo entregué al guardia. Sonrió y levantó la cuerda. Entré mientras la música sonaba a todo volumen y el suelo latía. No había manera de que fuese a encontrarla en esta multitud. Decidí ir al bar para tomar una copa antes de empezar a buscarla. Cuando casi llegaba, vi a Brittany y a Kurt parados ahí haciendo chupitos de tequila. Me detuve y miré desde atrás. La pequeña falda negra que llevaba apenas cubría su culo y tenía unas altas botas negras que le llegaban hasta las rodillas. Me sentí como si no conociera a esta chica de pie. Se veía como una puta para ser exactos.
Decidí quedarme atrás y observarla. Bebió seis chupitos de tequila, agarró la mano de Kurt y se fue a la pista de baile. No sabía lo mucho que había bebido antes de que yo llegara aquí. La seguí hasta la pista de baile mientras mantenía una cierta distancia. Vi a una chica acercársele y empezaron a hablar. Mi sangre hervía, podía sentir la ira levantándose. Empezaron a bailar juntas mientras Brittany molía y movía su cuerpo hacia arriba y abajo de ella. Estaba lista para matar. Me acerqué y toqué el hombro de la mujer. Le deslicé un billete de cincuenta dólares para que se fuera y le indiqué que era mía. Kurt me vio a través de la multitud y sus ojos se abrieron. Negué con la cabeza hacia él para que no dejara a Brittany saber que era yo la que se encontraba de pie detrás de ella. Movió su cuerpo hacia arriba y abajo de mí. Llevó sus manos a mis brazos. Apreté mis manos en sus caderas. Esta chica estaba en un gran problema conmigo. Se dio la vuelta y la conmoción alcanzó su expresión mientras me miraba.
—¡Vámonos ahora! —ordené.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí Connor? preguntó, mientras sacudía su brazo de mí.
—¡¿Por qué no me dijiste esto Brittany?! —grité.
—Me estoy divirtiendo —arrastró las palabras.
—Te ves como una puta en la pista de baile y gracias a Dios que estaba aquí, o quién sabe lo que esa estupida hubiera hecho.
Desvió la mirada y se dirigió hacia el bar. Me moví dentro y fuera de la multitud, tratando de alcanzarla. Ya había tomado un chupito para el momento en que me reuní con ella, cogió el siguiente vaso, mientras yo agarraba su mano. —Estás borracha y nos estamos yendo, vamos —exigí. Tiré un poco de dinero en el bar y tomé su mano, llevándola lejos de la barra, con Kurt siguiéndonos detrás. Trató de salirse de mis manos mientras me gritaba que la dejara ir. Estaba tan borracha y me mataba verla comportarse de esa manera. Se detuvo en seco negándose a moverse, así que la tome de la cintura en el medio del club y la arrastre. Comenzó a patear y gritar para que la bajara.
—Brittany, ya basta o entonces ayúdame.
—¿Ayudarte a qué Santana? —gritó, mientras la ponía en el coche y subía a su lado. Me miró mientras yo miraba al frente. No podía mirarla en este momento. Estaba muy cabreada.
—¡No tienes derecho! —escupió.
Mis irritados ojos se volvieron y la miraron. —¿No tengo derecho? ¿Qué diablos crees que estás haciendo ahí, tratando de conseguir que te violen? Mírate y la forma en que estás vestida, simplemente estás pidiendo por ello.
Enloqueció y comenzó a golpearme en los brazos. —¡Vete a la mierda, Santana! —gritó, mientras procedió a golpearme de nuevo. Kurt agarró sus brazos mientras yo agarraba sus muñecas tratando de calmarla. El taxi se detuvo en el edificio de apartamentos. Kurt y yo salimos mientras Brittany se quedó allí con sus brazos cruzados.
—¡Fuera del taxi ahora! —grité. Me miró y luego se giró.—Muy maduro, Brittany —dije mientras me apoyaba en el taxi, la agarré del brazo y arrastré fuera. La tiré tome de la cintura y la llevé directamente al dormitorio, tirándola en la cama. Anduve de un lado a otro de la habitación, mientras pasaba las manos por mi pelo, tratando de calmarme.
—No puedo creerlo. He venido aquí esta noche para sorprenderte y te encuentro frotándote con una mujer en un club, completamente borracha. ¿Qué diablos pensabas?
—¡Me estaba divirtiendo en lugar de estar encerrada en este apartamento llorando por ti cada maldito día! —gritó.
Me detuve y la miré. Pude ver la angustia en sus ojos y dolió. —¿Crees que esto ha sido fácil para mí? —pregunté con calma.
Se llevó la mano a la boca y corrió al baño. Se inclinó sobre el inodoro y la oí vomitar. Entré detrás y le sostuve el pelo hacia atrás con una mano mientras frotaba suavemente su espalda con la otra. Cuando empezó a llorar, me acerqué al fregadero y mojé un paño bajo el agua tibia. Cuando terminó, le limpié la boca y la ayudé a levantarse del suelo.
—Vamos, ponte el pijama y entra en la cama, tienes tus inyecciones mañana —dije, mientras tomaba el camisón de su cajón. Me acerqué y lo agarró de mis manos—. Deja que te ayude —dije con calma.
—No necesito tu ayuda, ¡puedo hacerlo yo misma! —gritó y se desnudó mientras la observaba. Se metió en la cama y señaló la puerta para que me fuese de su cuarto. Rodé los ojos y suspiré mientras agarraba una almohada y me acostaba en el sofá. Encendí la televisión, pero había un DVD reproduciéndose. La mujer en la pantalla se parecía a Brittany. Lo reinicié y vi como la madre de Brittany le hablaba. No es de extrañar que fuera al club y bebiera de esa manera. Entre ver este video y yo, la chica era una ruina. Me sentía horrible y debería haber estado aquí para ella mientras lo miraba. No quería nada más que meterme en la cama junto a ella y abrazarla fuerte. Quería decirle lo mucho que la amaba y que estaba aquí, pero era la última cosa que ella querría, así que respeté sus deseos y dormí en el sofá.
***
Me desperté a la mañana siguiente y preparé la cafetera con café fuerte. Brittany iba a necesitarlo, porque tendría una resaca insoportable. Me apoyé en el mostrador, esperando a que el café se hiciera mientras ella salía de la habitación.
—Buenos días, te ves como una mierda —sonreí, tratando de ser graciosa y aligerar el momento.
—Sí bueno, no todas podemos vernos tan perfectas como tú. —Frunció el ceño.
Sonreí cuando le di una taza de café. —¿Me das un abrazo? —pregunté, mientras extendía mis brazos.
—Las putas no dan abrazos —gruñó, mientras agarraba su taza y se alejaba.
Obviamente todavía estaba molesta por el comentario de “puta”. Tenía la esperanza de que no recordara eso. Tomé mi café, me senté en la mesa y esperé a que se preparara. Después de 20 minutos, finalmente estuvo lista y se dirigió al armario para tomar una botella de antiinflamatorios. Tenía problemas para abrir la botella, así que me acerqué y traté de tomarla de sus manos para ayudarla. No iba a soltarla, por lo que me dijo que me fuese.
***
Llegamos al hospital en silencio. Caminó unos metros por delante de mí a través del estacionamiento. Traté de tomarle la mano, pero la alejó bruscamente. —No entiendo por qué estás tan enojada —dije finalmente.
—Me llamaste puta, Santana.
—Te dije que parecías una puta, Britt.
Negó con la cabeza. —Es lo mismo idiota.
Cuando llegamos a la oficina, la enfermera nos llevó rápidamente a la habitación. Brittany se cambió a una fina bata y se sentó en la cama, esperando a la Dra. Murphy. Ni siquiera me miró.
—¿Ni siquiera vas a mirarme? —pregunté.
—Estoy tan enojada contigo Santana Lopez que podría gritar.
Me acerqué y traté de tomarle la mano, pero se apartó. —Si crees que voy a pedir disculpas, no lo haré. Lo que hiciste anoche fue inaceptable e inmaduro —dije.
—¡Por lo menos no la llevé a casa y lo follé como hiciste tú! — escupió mientras me miraba fijamente a los ojos.
—¿Por qué siquiera me molesté en venir aquí? —pregunté.
—No lo sé Santana, ¿por qué diablos lo hiciste?
La Dra. Murphy se acercó y nos miró. Podía sentir la tensión en el ambiente. —Hola Brittany, Sra. Lopez —sonrió.
Brittany se acostó de lado y me senté en el borde de la cama, frente a ella. Me miró y señaló la silla. —Tú, allí —gruñó. Suspiré y sacudí mi cabeza cuando me levanté y me senté al otro lado de la habitación. Ni siquiera me miró cuando recibió la primera inyección. Gimió como antes cuando la segunda inyección atravesó su piel y dejó escapar un grito. Extendió la mano hacia mí y estuve a su lado en un segundo. Agarró mi blusa en sus puños mientras envolvía mis brazos alrededor y la besé en la frente.
—Eres la persona más terca que he conocido —susurré. Lloró mientras la Dra. Murphy le inyectaba la última. Me subí a la cama, todavía sosteniéndola y me recosté a su lado. Se sentía tan bien tenerla en mis brazos otra vez. Seguí besando la cima de su cabeza mientras trataba de dormir durante un par de horas.
Cuando Brittany se despertó y nos dieron el visto bueno de la Dra. Murphy, la llevé a casa y se sentó en el sofá. —¿Vas a estar cómoda allí? —pregunté, pero me ignoró. Me arrodillé frente a ella, mis ojos fijos en los suyos—. ¿Estaría bien si te doy un beso? Realmente he extrañado esos labios.
Me eché a reír cuando cerró la boca. Pasé un dedo suavemente sobre su boca y mejilla. Me incliné hacia ella y suavemente rocé mis labios contra los suyos. No pasó mucho tiempo antes de que cediera y sus labios se unieran a los míos. Abrió sus labios para que mi lengua tuviese acceso a toda su boca. El beso fue suave y ligero. Rompí nuestro beso y la miré. No dije nada al principio. Sólo la miré, disfrutando de su belleza y pensando en lo mucho que la amaba.
—Nunca he amado a nadie como te amo a ti y no importa lo que hemos pasado o vamos a pasar, eso nunca va a cambiar —dije.
Las lágrimas comenzaron a aumentar en sus ojos cuando tomé su cara entre mis manos. También te amo y lo siento otra vez. —Comenzó a llorar.
—Creo que vamos a pasarnos la vida pidiéndonos disculpas una a la otra—reí ligeramente.
Se incorporó para poder sentarme a su lado. La atraje hacia mí para que su cabeza descansara en mi regazo. Empecé a acariciar suavemente su cabello mientras se dormía. Saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto a Denny.
Necesito que estés en California pasado mañana. Es cuando le propondré matrimonio a Brittany. Haz los arreglos para el alquiler de la playa, la cena y la tienda. Tiene que ser perfecto.
No te preocupes Santana, tengo a Valerie y Claire ayudando. Todo será perfecto. Nos vemos en un par de días. Ahora, cálmate.
Con cuidado bajé la cabeza de Brittany y me levanté del sofá. La cubrí con una manta y fui a la habitación para llamar a Phil. Me dijo que los policías estaban reteniendo a alguien bajo custodia, que se ajustaba a la descripción de alguien merodeando por el edificio la noche del incendio. Dijo que no me preocupara, que se encargaría de las cosas mientras estuviese fuera. Justo cuando colgué, Brittany entró caminando a la
habitación.
—Espero no haberte despertado —dije, mientras envolvía sus brazos a mí alrededor.
—No, me desperté sola —sonrió—. ¿Con quién hablabas?
—Hablaba con Phil sobre algo que sucedió antes de venir aquí.
—¿Qué pasó? —preguntó con inquietud.
Aparté el pelo de su cara. —No es nada de lo que debas preocuparte. Sólo negocios —dije, mientras besaba sus labios. Sus manos viajaron por mi espalda hasta que finalmente agarró mi culo con firmeza. Rompí nuestro beso y sonreí—. ¿Qué crees que estás haciendo? pregunté.
—Sólo sintiendo ese apretado culo suyo, Sra. Lopez —sonrió. Movió sus manos hacia el frente y acaricio mi sexo sobre mis vaqueros—.Bueno, seguramente no podemos dejar que esto se desperdicie —dijo, mientras me desabrochaba el pantalón y lentamente lo bajaba. La miré con una sonrisa, mientras me tomó por sorpresa y bajó sobre mí. Su boca era increíble. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras lamía cada centímetro de mi sexo con su suave y cálida lengua. Rodó su lengua alrededor de mi clitoris como si estuviera comiendo una paleta antes de envolverla suavemente al alrededor y deslizándola por toda mi humedad. Yo ya estaba a punto de estallar. Después de que me había tomado con su boca, comenzó un lento subir y bajar de sus dedos. Empecé a empujar las caderas hacia atrás y adelante, tomando un puñado de cabello cuando comenzó a succionar más fuerte. Levantó las manos y acaricio suavemente mi trasero. Gemí mientras mi respiración se hacía más rápida, ya estaba lista para venirme.
—Brittany, voy a venirme —advertí en caso de que no quisiera que yo explotara en su boca. No se detuvo y grité su nombre mientras me llevaba al orgasmo. Eso fue lo mejor que he tenido ya que provenía de la mujer que amaba. Una vez que terminé, separo su boca y me miró. Me arrodillé y tomé su cara mientras la besaba apasionadamente. Pasamos el resto de la noche en la cama teniendo sexo, discutiendo los planes para navidad y bebiendo vino. Todo era perfecto, como debía ser.
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Historia original trilogía Forever de Sandy Linn.
Uno más, un comentario y subo otro, así sucesivamente hasta terminar, quedan algunos capitulos y hay cosas nuevas, la boda, el embarazo.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Amo estoooo....! Y tu eres tan comprometida :) Somos tus fans! Amo a mis chicas XD! Brittana simplemente es perfectaa!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Capitulo 25
CAPITULO 25
Abrí los ojos y noté que Brittany no estaba en la cama. Pensé que era raro porque siempre era la primera en levantarme. Hoy sería el día en el que le pediría matrimonio, y no podía estar más nerviosa. Denny me había enviado un mensaje anoche y me aseguró que todo estaba listo y en su lugar. Saqué la caja blanca con el suave arco rosado de debajo de la cama y la pegué a mi espalda mientras caminaba hacia donde Brittany estaba de pie en la cocina.
Me miró y sonrió. —¿Qué está ocultando, señora Lopez?
Sonreí de regreso y la besé en los labios. —Es un regalo para ti —dije mientras le tendía la caja. La abrió y sacó el blanco vestido de tirantes delgados que le había comprado antes en Nueva York.
—Voy a llevarte a cenar esta noche y quiero que lleves esto.
—Me encanta. —Sonrió mientras me besaba—. Pero, ¿por qué es tan especial la cena de esta noche?
—Es nuestra última semana en California hasta el próximo mes, y quiero que sea especial, especialmente desde que mañana es Nochebuena.
—Eres tan dulce —dijo cuándo me abrazó.
La levanté y la giré alrededor. —Sé de algo más que puedo darte que es dulce. —Sonreí mientras la llevaba a la habitación y le hacía el amor.
***
Le envié un mensaje a Denny para asegurarme de que se encontraba afuera, esperando con la limosina. Me aseguré de tener todo, incluyendo el anillo. —Vamos, nena; ¡vamos a llegar tarde a nuestra reservación! —grité en el apartamento.
—Discúlpame, pero si recuerdas, estaba saliendo de la ducha cuando decidiste empujarme dentro de nuevo. —Sonrió mientras salía de la habitación. Jadeé cuando la vi en el blanco vestido veraniego. Lucía tan hermosa como un ángel que había caído del cielo.
—Luces totalmente hermosa—dije cuando tendí mi mano para ella.
—Gracias, corazón. —Sonrió. Maldición, esa sonrisa.
Salimos y estaba sorprendida al ver la limosina aparcada en el bordillo. Le abrí la puerta y oí su jadeo cuando se deslizó en el asiento trasero.
—Denny, ¿qué estás haciendo aquí?
Denny se volvió y la observó con una sonrisa. —Es bueno verte, Brittany.
—¿Por qué Denny está conduciendo para nosotras en California? —preguntó mientras me sentaba junto a ella.
—Tengo que vendarte los ojos. —Sonreí.
—¿No crees que es un poco pervertido con Denny aquí? —dijo.
—Confía en mí; la usaremos en la habitación, pero por ahora, al lugar donde te llevaré, es una sorpresa y no quiero que sepas hasta que lleguemos allí —dije, tomando un pedazo de tela negra y cubriendo sus ojos—. ¿Estás bien? —pregunté.
—Excepto por estar increíblemente caliente, sí. —Sonrió.
Llegamos a la playa y ayudé a Brittany a salir de la limosina. Caminamos unos cuantos metros y luego me detuve, y le saqué los zapatos.
—Está llena de raras sorpresas esta noche, señora Lopez —dijo.
—Créeme, Brittany, vas a amar esto. —La abrace y la llevé hacia la arena. La tome de la cinturay le pregunté si quería saber dónde estábamos. Lo adivinó, así que quité la venda de sus ojos. Estuvo de pie allí y miró a su alrededor para ver un blanco toldo puesto en medio de la playa.
—¿Estaremos sólo nosotras está noche? —preguntó.
Sonreí mientras la besaba suavemente en la mejilla. —Sí, nena, alquilé toda la playa para nosotras.
Tomé su mano y la guíe hacia el toldo blanco. Debajo del toldo había una mesa redonda cubierta de lino blanco y rosas blancas, y dos sillas cubiertas de tela blanca. Se paró allí, registrando la belleza de todo. —Santana, ¿cómo y cuándo hiciste todo esto?
—¿Te gusta? —pregunté, besando su mano.
—Me encanta; es increíble —dijo.
—La cena llegará pronto, así que pensé que podríamos caminar por la orilla.
Cogí su mano mientras caminábamos a lo largo de la costa; el agua chocando contra nuestros pies. Me detuve y apunté hacia el cielo. —Mira, el sol está comenzando a ocultarse.
Sentí una abrumadora sensación de paz y comodidad en ese momento, y creí que Brittany sentía lo mismo también. Ahora era el momento perfecto para pedírselo. Tomé sus manos y las sostuve mientras me volvía hacia ella, respirando profundamente.
—Brittany, desde el momento en que te vi supe instantáneamente que te necesitaba en mi vida y me aseguré de que así fuera. Me llamaste una acosadora y tenías razón, te acosé, pero por una buena razón. Eres diferente de cualquier persona que yo haya conocido. Eres fuerte, amable, de buen corazón, bondadosa y encantadora. Y también eres una terca, demasiado inteligente para tu bien y muy independiente, todo eso amo en ti. Ciertamente, no te has interesado en mi dinero desde que nos conocimos. Me has desafiado y me has hecho una mejor persona de la que pensé que podría ser. Me has enseñado cosas que nunca habría considerado si no estuvieras en mi vida. Has llenado un vacío en mi corazón que ni siquiera sabía que existía hasta que estuviste a mi lado. — Lágrimas comenzaron a caer por su rostro.—Era una simple persona sin objetivos hasta que te conocí, y me enorgullece quien me he convertido por ti. Hemos atravesado un montón de cosas juntas y continuaremos atravesando más, pero saldremos adelante juntas. Quiero agradecerte por convertirte en mi mejor amiga y mi amante. —le mostre la pequeña caja de terciopelo que llevaba en mi mano—. Quiero ser más que sólo tu amante, quiero ser tu y vivieron felices para siempre, tu mejor amiga, tu esposa y quiero que seas mi esposa; ¿Te casarías conmigo, Brittany Pierce? —Abrí la caja, saqué el anillo y se lo tendí.
Me miró, llorando mientras asentía. —Sí, Santana; quiero casarme contigo.
Una larga sonrisa se extendió por mi rostro mientras ponía el anillo en su delicado dedo y la abrazaba haciéndola girar alrededor. Nos besamos apasionadamente y luego levanté su mirada hacia el sol. —Quise hacer esto aquí porque pensé que te gustaría que tu mamá esté aquí con nosotros. —Puso su mano en mi mejilla cuando limpié sus lágrimas. Sonreí, ambas observando la puesta de sol.
Cuando la cena estaba lista y había sido servida, tomé la mano de Brittany y la dirigí de regreso al toldo. Nos sentamos y comimos una fabulosa comida. Hablamos y reímos, y ella lloraba de vez en cuando, pero eran lágrimas de felicidad. Sostuve su mano a través de la mesa mientras observaba su anillo. —Es demasiado hermoso, Santana.
—Un hermoso anillo para una mujer hermosa —dije, levantándome y tomando su mano en la mía, dirigiéndola hacia la gran carpa blanca que se hallaba llena de almohadas y sábanas.
Una gran sonrisa cruzó su rostro cuando entramos en la carpa. — ¿Sexo en la playa? preguntó.
—Sí, sexo en la playa. —Asentí con una sonrisa.
Deslicé los delgados tirantes de sus hombros, dejando que el vestido entero cayera al suelo. Se paró allí con sólo unas blancas bragas de encaje mientras mi lengua recorría su cuello y su mandíbula antes de que mi boca se uniera a la suya.
—Quiero hacerte el amor toda la noche, primero aquí y luego en todas las habitaciones de la casa. Cuando entres mañana recordarás nuestra noche de pasión, una que quiero que nunca olvides —susurré. La recosté en las suaves almohadas mientras me observaba sacarme el vestido y el resto de mi ropa. Me miró con hambre en sus ojos. Cedí y descansé sobre mi costado, apoyándome sobre mi codo, acariciando suavemente sus pechos, prestando atención especial a cada endurecido pezón. Movió sus manos a través de mi cabello y atrajo mi cabeza para un beso. Nuestros labios se encontraron y nuestras lenguas se juntaron. Mis manos viajaron de arriba abajo por su torso y dentro de sus bragas de encaje, sintiendo la humedad de su excitación.
—Cristo estás tan húmeda —gemí. Rompí el beso, besando cada pecho, haciendo mi camino hacia el ombligo y besando la suavidad entre sus muslos. Metí mi dedo en su interior, sintiendo su humedad antes de meter otro. Jadeó ante el placer y arqueó su espalda para que fuera más profundo. Mi lengua hizo círculos alrededor de su clítoris, obligándola a relajarse. Puse rápidamente mi boca donde estaban mis dedos, chupando ligeramente y lamiendo cada área sensible. Llevé mi boca a la suya y le di a probar lo que tanto amaba. Se estiró y con su mano toco mii sexo, acariciando mi humedad con largas y suaves caricias. Dejé escapar un gemido mientras lamía ligeramente detrás de su oreja.
—Santana te necesito ahora, por favor, necesito sentirte—suplicó.
Gemí al oírla decir esas palabras. La giré sobre su estómago e introduce mis dedos lentamente. —¿Así es como me quieres? —pregunté.
—Sí —susurró.
Me reacomodé y moví mis dedos dentro y fuera de ella fluidamente. Estiré mi mano alrededor de su delicioso cuerpo y agarré sus pechos, apretándolos y pellizcando cada pezón antes de mover mi mano hacia abajo y frotar su clítoris. Estaba gimiendo y deseando más, con mis movimientos golpeaba mi sexo en su trasero y la sensación fue magnifica cuando ella llevo una de sus manos entre nosotras y acariciaba mi clítoris..
—No te vengas todavía bebé, necesito que te vengas conmigo.
—Más duro Santana, fóllame más duro, ¡en este momento! — demandó.
Respiré agudamente mientras me movía rápidamente en su interior. Estaba cerca de explotar cuando gritó, y sentí su orgasmo atrapando mis dedos. —Joder —dije, empujándome profundamente sobre su mano que aún acariciaba mi sexo, liberando todo mi placer en su cuerpo. Planté pequeños besos en su espalda antes de colapsar sobre ella. Mi corazón latía rápidamente mientras trataba de respirar.
—Te amo —susurró.
—Te amo Brittany.
Pasamos un par de horas más en la carpa, bebiendo vino y hablando. Luego, como prometí, hicimos el amor en cada habitación de su apartamento. Fue la mejor noche que habíamos pasado juntas, y la más feliz. Mientras yacíamos en su cama, sostuve su mano, frotando mi pulgar en su anillo. Lucía hermoso puesto en su dedo.
—Eres mía ahora; espero que sepas eso —le dije.
—Fui tuya desde el momento en el que me preguntaste cuál era mi nombre. —Sonrió.
Llevé su mano a mis labios, besando suavemente su anillo. Ambas nos sentíamos exhaustas y caímos en un profundo sueño.
***
Las vacaciones de navidad fueron hermosas y las pasamos junto a la familia y amigos. Brittany y yo pasamos el año nuevo alojadas en el Hotel Walford, disfrutando una fiesta con más de doscientas personas.
—¿Qué pasa, nena? —pregunté. Podía sentir que algo le molestaba.
—Nada, ¿qué te hace pensar que algo está mal? —preguntó mientras me miraba.
—Sé cuándo algo te molesta —dije, sonriendo ligeramente y frotando mi dedo a través de sus labios—. Habla conmigo, Brittany, dime qué es lo que pasa por tu mente.
—¿Qué pasa si este programa de prueba no me ayuda? —preguntó.
—Te ayudará.
Brittany se sentó y se volvió hacia el borde de la cama, sus pies golpeando el suelo. —No puedes estar tan segura de ello, Santana.
Me reacomodé y agarré sus hombros. —Puedo estar segura porque tengo fe, Brittany. Es un año nuevo, y nuevo principio para nosotras, para nuestro futuro, y nada nos va a quitar eso. Tú mejorarás y nos vamos a casar y tendremos el resto de nuestras vidas delante de nosotros. Hay algo que quiero decirte. —Se volvió y me enfrentó. Le sonreí, empujando su cabello detrás de su oreja y acariciando suavemente su mejilla—. He concertado una cita con un médico para iniciar un tratamiento de inseminación.
—¿Qué? Santana, no puedes hacerlo —dijo.
La miré, sorprendida por su reacción. —Escúchame, quiero hacerlo porque quiero tener una familia contigo y si podemos tener nuestros propios hijos sería increíble. No estoy diciendo que funcionará en el primer intento, pero hay una probabilidad del 50% y creo que deberíamos intentarlo.
—Pero mis genes son una mierda, y lo sabes —suspiró.
Me reí y planté un beso en su frente. —Tus genes son hermosos.
—Simplemente estoy asustada —susurró.
—No te preocupes, nena, todo va a estar bien, lo prometo —dije justo antes de caer rápidamente dormidas.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más, espero sus comentarios y seguiré subiendo capitulos hasta terminar este segundo libro como se los prometí.
Abrí los ojos y noté que Brittany no estaba en la cama. Pensé que era raro porque siempre era la primera en levantarme. Hoy sería el día en el que le pediría matrimonio, y no podía estar más nerviosa. Denny me había enviado un mensaje anoche y me aseguró que todo estaba listo y en su lugar. Saqué la caja blanca con el suave arco rosado de debajo de la cama y la pegué a mi espalda mientras caminaba hacia donde Brittany estaba de pie en la cocina.
Me miró y sonrió. —¿Qué está ocultando, señora Lopez?
Sonreí de regreso y la besé en los labios. —Es un regalo para ti —dije mientras le tendía la caja. La abrió y sacó el blanco vestido de tirantes delgados que le había comprado antes en Nueva York.
—Voy a llevarte a cenar esta noche y quiero que lleves esto.
—Me encanta. —Sonrió mientras me besaba—. Pero, ¿por qué es tan especial la cena de esta noche?
—Es nuestra última semana en California hasta el próximo mes, y quiero que sea especial, especialmente desde que mañana es Nochebuena.
—Eres tan dulce —dijo cuándo me abrazó.
La levanté y la giré alrededor. —Sé de algo más que puedo darte que es dulce. —Sonreí mientras la llevaba a la habitación y le hacía el amor.
***
Le envié un mensaje a Denny para asegurarme de que se encontraba afuera, esperando con la limosina. Me aseguré de tener todo, incluyendo el anillo. —Vamos, nena; ¡vamos a llegar tarde a nuestra reservación! —grité en el apartamento.
—Discúlpame, pero si recuerdas, estaba saliendo de la ducha cuando decidiste empujarme dentro de nuevo. —Sonrió mientras salía de la habitación. Jadeé cuando la vi en el blanco vestido veraniego. Lucía tan hermosa como un ángel que había caído del cielo.
—Luces totalmente hermosa—dije cuando tendí mi mano para ella.
—Gracias, corazón. —Sonrió. Maldición, esa sonrisa.
Salimos y estaba sorprendida al ver la limosina aparcada en el bordillo. Le abrí la puerta y oí su jadeo cuando se deslizó en el asiento trasero.
—Denny, ¿qué estás haciendo aquí?
Denny se volvió y la observó con una sonrisa. —Es bueno verte, Brittany.
—¿Por qué Denny está conduciendo para nosotras en California? —preguntó mientras me sentaba junto a ella.
—Tengo que vendarte los ojos. —Sonreí.
—¿No crees que es un poco pervertido con Denny aquí? —dijo.
—Confía en mí; la usaremos en la habitación, pero por ahora, al lugar donde te llevaré, es una sorpresa y no quiero que sepas hasta que lleguemos allí —dije, tomando un pedazo de tela negra y cubriendo sus ojos—. ¿Estás bien? —pregunté.
—Excepto por estar increíblemente caliente, sí. —Sonrió.
Llegamos a la playa y ayudé a Brittany a salir de la limosina. Caminamos unos cuantos metros y luego me detuve, y le saqué los zapatos.
—Está llena de raras sorpresas esta noche, señora Lopez —dijo.
—Créeme, Brittany, vas a amar esto. —La abrace y la llevé hacia la arena. La tome de la cinturay le pregunté si quería saber dónde estábamos. Lo adivinó, así que quité la venda de sus ojos. Estuvo de pie allí y miró a su alrededor para ver un blanco toldo puesto en medio de la playa.
—¿Estaremos sólo nosotras está noche? —preguntó.
Sonreí mientras la besaba suavemente en la mejilla. —Sí, nena, alquilé toda la playa para nosotras.
Tomé su mano y la guíe hacia el toldo blanco. Debajo del toldo había una mesa redonda cubierta de lino blanco y rosas blancas, y dos sillas cubiertas de tela blanca. Se paró allí, registrando la belleza de todo. —Santana, ¿cómo y cuándo hiciste todo esto?
—¿Te gusta? —pregunté, besando su mano.
—Me encanta; es increíble —dijo.
—La cena llegará pronto, así que pensé que podríamos caminar por la orilla.
Cogí su mano mientras caminábamos a lo largo de la costa; el agua chocando contra nuestros pies. Me detuve y apunté hacia el cielo. —Mira, el sol está comenzando a ocultarse.
Sentí una abrumadora sensación de paz y comodidad en ese momento, y creí que Brittany sentía lo mismo también. Ahora era el momento perfecto para pedírselo. Tomé sus manos y las sostuve mientras me volvía hacia ella, respirando profundamente.
—Brittany, desde el momento en que te vi supe instantáneamente que te necesitaba en mi vida y me aseguré de que así fuera. Me llamaste una acosadora y tenías razón, te acosé, pero por una buena razón. Eres diferente de cualquier persona que yo haya conocido. Eres fuerte, amable, de buen corazón, bondadosa y encantadora. Y también eres una terca, demasiado inteligente para tu bien y muy independiente, todo eso amo en ti. Ciertamente, no te has interesado en mi dinero desde que nos conocimos. Me has desafiado y me has hecho una mejor persona de la que pensé que podría ser. Me has enseñado cosas que nunca habría considerado si no estuvieras en mi vida. Has llenado un vacío en mi corazón que ni siquiera sabía que existía hasta que estuviste a mi lado. — Lágrimas comenzaron a caer por su rostro.—Era una simple persona sin objetivos hasta que te conocí, y me enorgullece quien me he convertido por ti. Hemos atravesado un montón de cosas juntas y continuaremos atravesando más, pero saldremos adelante juntas. Quiero agradecerte por convertirte en mi mejor amiga y mi amante. —le mostre la pequeña caja de terciopelo que llevaba en mi mano—. Quiero ser más que sólo tu amante, quiero ser tu y vivieron felices para siempre, tu mejor amiga, tu esposa y quiero que seas mi esposa; ¿Te casarías conmigo, Brittany Pierce? —Abrí la caja, saqué el anillo y se lo tendí.
Me miró, llorando mientras asentía. —Sí, Santana; quiero casarme contigo.
Una larga sonrisa se extendió por mi rostro mientras ponía el anillo en su delicado dedo y la abrazaba haciéndola girar alrededor. Nos besamos apasionadamente y luego levanté su mirada hacia el sol. —Quise hacer esto aquí porque pensé que te gustaría que tu mamá esté aquí con nosotros. —Puso su mano en mi mejilla cuando limpié sus lágrimas. Sonreí, ambas observando la puesta de sol.
Cuando la cena estaba lista y había sido servida, tomé la mano de Brittany y la dirigí de regreso al toldo. Nos sentamos y comimos una fabulosa comida. Hablamos y reímos, y ella lloraba de vez en cuando, pero eran lágrimas de felicidad. Sostuve su mano a través de la mesa mientras observaba su anillo. —Es demasiado hermoso, Santana.
—Un hermoso anillo para una mujer hermosa —dije, levantándome y tomando su mano en la mía, dirigiéndola hacia la gran carpa blanca que se hallaba llena de almohadas y sábanas.
Una gran sonrisa cruzó su rostro cuando entramos en la carpa. — ¿Sexo en la playa? preguntó.
—Sí, sexo en la playa. —Asentí con una sonrisa.
Deslicé los delgados tirantes de sus hombros, dejando que el vestido entero cayera al suelo. Se paró allí con sólo unas blancas bragas de encaje mientras mi lengua recorría su cuello y su mandíbula antes de que mi boca se uniera a la suya.
—Quiero hacerte el amor toda la noche, primero aquí y luego en todas las habitaciones de la casa. Cuando entres mañana recordarás nuestra noche de pasión, una que quiero que nunca olvides —susurré. La recosté en las suaves almohadas mientras me observaba sacarme el vestido y el resto de mi ropa. Me miró con hambre en sus ojos. Cedí y descansé sobre mi costado, apoyándome sobre mi codo, acariciando suavemente sus pechos, prestando atención especial a cada endurecido pezón. Movió sus manos a través de mi cabello y atrajo mi cabeza para un beso. Nuestros labios se encontraron y nuestras lenguas se juntaron. Mis manos viajaron de arriba abajo por su torso y dentro de sus bragas de encaje, sintiendo la humedad de su excitación.
—Cristo estás tan húmeda —gemí. Rompí el beso, besando cada pecho, haciendo mi camino hacia el ombligo y besando la suavidad entre sus muslos. Metí mi dedo en su interior, sintiendo su humedad antes de meter otro. Jadeó ante el placer y arqueó su espalda para que fuera más profundo. Mi lengua hizo círculos alrededor de su clítoris, obligándola a relajarse. Puse rápidamente mi boca donde estaban mis dedos, chupando ligeramente y lamiendo cada área sensible. Llevé mi boca a la suya y le di a probar lo que tanto amaba. Se estiró y con su mano toco mii sexo, acariciando mi humedad con largas y suaves caricias. Dejé escapar un gemido mientras lamía ligeramente detrás de su oreja.
—Santana te necesito ahora, por favor, necesito sentirte—suplicó.
Gemí al oírla decir esas palabras. La giré sobre su estómago e introduce mis dedos lentamente. —¿Así es como me quieres? —pregunté.
—Sí —susurró.
Me reacomodé y moví mis dedos dentro y fuera de ella fluidamente. Estiré mi mano alrededor de su delicioso cuerpo y agarré sus pechos, apretándolos y pellizcando cada pezón antes de mover mi mano hacia abajo y frotar su clítoris. Estaba gimiendo y deseando más, con mis movimientos golpeaba mi sexo en su trasero y la sensación fue magnifica cuando ella llevo una de sus manos entre nosotras y acariciaba mi clítoris..
—No te vengas todavía bebé, necesito que te vengas conmigo.
—Más duro Santana, fóllame más duro, ¡en este momento! — demandó.
Respiré agudamente mientras me movía rápidamente en su interior. Estaba cerca de explotar cuando gritó, y sentí su orgasmo atrapando mis dedos. —Joder —dije, empujándome profundamente sobre su mano que aún acariciaba mi sexo, liberando todo mi placer en su cuerpo. Planté pequeños besos en su espalda antes de colapsar sobre ella. Mi corazón latía rápidamente mientras trataba de respirar.
—Te amo —susurró.
—Te amo Brittany.
Pasamos un par de horas más en la carpa, bebiendo vino y hablando. Luego, como prometí, hicimos el amor en cada habitación de su apartamento. Fue la mejor noche que habíamos pasado juntas, y la más feliz. Mientras yacíamos en su cama, sostuve su mano, frotando mi pulgar en su anillo. Lucía hermoso puesto en su dedo.
—Eres mía ahora; espero que sepas eso —le dije.
—Fui tuya desde el momento en el que me preguntaste cuál era mi nombre. —Sonrió.
Llevé su mano a mis labios, besando suavemente su anillo. Ambas nos sentíamos exhaustas y caímos en un profundo sueño.
***
Las vacaciones de navidad fueron hermosas y las pasamos junto a la familia y amigos. Brittany y yo pasamos el año nuevo alojadas en el Hotel Walford, disfrutando una fiesta con más de doscientas personas.
—¿Qué pasa, nena? —pregunté. Podía sentir que algo le molestaba.
—Nada, ¿qué te hace pensar que algo está mal? —preguntó mientras me miraba.
—Sé cuándo algo te molesta —dije, sonriendo ligeramente y frotando mi dedo a través de sus labios—. Habla conmigo, Brittany, dime qué es lo que pasa por tu mente.
—¿Qué pasa si este programa de prueba no me ayuda? —preguntó.
—Te ayudará.
Brittany se sentó y se volvió hacia el borde de la cama, sus pies golpeando el suelo. —No puedes estar tan segura de ello, Santana.
Me reacomodé y agarré sus hombros. —Puedo estar segura porque tengo fe, Brittany. Es un año nuevo, y nuevo principio para nosotras, para nuestro futuro, y nada nos va a quitar eso. Tú mejorarás y nos vamos a casar y tendremos el resto de nuestras vidas delante de nosotros. Hay algo que quiero decirte. —Se volvió y me enfrentó. Le sonreí, empujando su cabello detrás de su oreja y acariciando suavemente su mejilla—. He concertado una cita con un médico para iniciar un tratamiento de inseminación.
—¿Qué? Santana, no puedes hacerlo —dijo.
La miré, sorprendida por su reacción. —Escúchame, quiero hacerlo porque quiero tener una familia contigo y si podemos tener nuestros propios hijos sería increíble. No estoy diciendo que funcionará en el primer intento, pero hay una probabilidad del 50% y creo que deberíamos intentarlo.
—Pero mis genes son una mierda, y lo sabes —suspiró.
Me reí y planté un beso en su frente. —Tus genes son hermosos.
—Simplemente estoy asustada —susurró.
—No te preocupes, nena, todo va a estar bien, lo prometo —dije justo antes de caer rápidamente dormidas.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más, espero sus comentarios y seguiré subiendo capitulos hasta terminar este segundo libro como se los prometí.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Entonces me tendras comentando....! =) Segurooo
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
excelentes capitulos, que pdo decir, siempre quedo sin palabras, hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Capitulo 26
Capitulo 26
Un par de semanas más tarde, sentí el vacío en el lado de la cama de Brittany cuando rodé sobre este. Abrí los ojos y me di cuenta que eran las cuatro de la mañana según el reloj. Miré alrededor de la habitación a oscuras, la única sombra de luz provenía del reloj. Me levanté de la cama, me puse mi bata y bajé las escaleras para encontrar a Brittany, sentada frente a su caballete y pintando. Me acerqué a ella cuando volvió la cabeza y me miró.
—Lo siento, cariño, espero no haberte despertado —dijo en voz baja.
—No, no me despertaste pero, ¿por qué no estás durmiendo? —le pregunté mientras deslizaba mis brazos alrededor de sus hombros.
—No podía dormir. Tengo demasiadas cosas en la mente, y la pintura siempre me ayuda a aclararlas.
—Tienes que hablar conmigo, Brittany. Por favor, cuéntame lo que está en tu mente —le dije mientras besaba la coronilla de su cabeza.
—No hay nada de qué preocuparse. He estado pensando en mi último tratamiento y a dónde vamos a partir de ahí.
—Simplemente seguimos adelante —le dije, levantándola de la silla—. No importa lo que pase. Seguimos adelante y tomamos un día a la vez, porque, nena, el tiempo es todo lo que tenemos. —Sonreí, abrazándola y llevándola a la cama. Sonrió, poniendo sus brazos alrededor de mí. La acosté en la cama y la abracé con fuerza, haciéndole saber que no tiene nada de qué preocuparse.
Un par de horas más tarde, la alarma se activó, y tenía que ir a la oficina. Observé por la ventana, hacia la nieve que caía ligeramente. Miré a Brittany mientras yacía sobre la cama, dormida. Me di una ducha caliente, me vestí y me dirigí a la cocina por un muy necesario café. Denny entró detrás de mí.
—Buenos días, Santana —dijo—. ¿Alguna noticia sobre el incendio de Chicago?
Suspiré y tomé un sorbo de mi taza. —No, todavía no, tenían que dejar ir al chico por falta de pruebas. Pero no te preocupes, tengo a mis hombres trabajando en ello. Descubrirán quién provocó ese incendio.
—¿Qué incendio? —Escuché cuando me volteaba, y Britany se encontraba de pie en medio de la cocina.
—¿Qué estás haciendo fuera de la cama? —le pregunté.
—No te preocupes del por qué estoy aquí, contesta mi pregunta, Santana —dijo, sirviéndose una taza de café.
Denny me miró y sonrió. —Alguien provocó un incendio en el edificio de Chicago, y lo quemaron hasta los cimientos —le respondí.
Se sentó a mi lado después de darnos a Denny y a mí un beso en la mejilla. —Buenos días a mis dos personas favoritas. —Sonrió. Maldita sea esa sonrisa. Era demasiado temprano para cualquiera de las ideas pervertidas que aparecieron en mi mente en ese momento—. ¿Quién te haría eso? —preguntó con inquietud.
—No tengo ni idea, Britt. Esto es lo que estamos tratando de averiguar, y no quiero que te preocupes por eso. —Quería cambiar rápidamente de tema, porque sabía que esto finalmente conduciría a una discusión del por qué no le dije de eso cuando sucedió.
—Voy a llevarte a patinar sobre hielo esta noche —le dije. Denny me miró y levantó una ceja, porque sabía lo que estaba haciendo.
—No sé cómo patinar en hielo —dijo Brittany.
—Entonces tendré que enseñarte. —Sonreí. Me levanté de la mesa y la besé en los labios—. Sé una buena chica hoy, y aléjate de los problemas, te veo luego. —Salí de allí lo más rápido que pude antes de que pudiera hacer más preguntas.
***
La nieve caía ligeramente mientras Brittany y yo subíamos a la pista de hielo del Centro Rockefeller. —Tengo miedo, Santana. Será mejor que no me sueltes —dijo nerviosamente.
—No te preocupes, nena. Ya te dije que nunca te dejaré ir. —Le sonreí mientras besaba la punta de su nariz. La miré y sostuve sus dos manos. Sus tobillos se tambaleaban por todo el lugar mientras nos movíamos lentamente sobre el hielo. Era una hermosa noche, y una escena perfecta. Todos los árboles alrededor de la pista estaban iluminados, proyectando una suave luz sobre el hielo. La gente patinaba y pasaba un buen rato. No pude dejar de notar a las parejas que llevaron a sus hijos y les enseñaban a patinar. Eso me dio una sensación cálida en el interior, y me hizo pensar en la visita que tuvimos la semana pasada al médico, dentro de poco iniciaríamos con el tratamiento. Quería tener un hijo algún día con Brittany, y no podía imaginar no tener una familia con ella. Habíamos hablado de que si la inseminación no funcionaba, y si Brittany no era capaz de concebir, entonces íbamos a adoptar.
—¿Dónde ha estado, señora Lopex? —Me sonrió.
La llevé a la barandilla y envolví mis brazos firmemente alrededor de su cintura. —Sólo pensaba en lo agradable que será cuando traigamos nuestros hijos aquí algún día —le susurré.
Me besó la mejilla. —Entonces será mejor que empieces a moverte y me enseñes a patinar; no quiero parecer estúpida frente a nuestros hijos. —Me reí y la solté. Patiné a unos metros de distancia y extendí mis brazos como un padre enseñando a su hijo a caminar por primera vez.
—Estás loca si crees que voy a patinar hasta ti sola —dijo.
—Vamos, Btritt, puedes hacerlo. Sólo da pequeños pasos.
Mientras la esperaba, y ella estaba allí de pie sujetándose en el barandal, Hanna salió de la nada y la agarró. Brittany gritó cuando perdió el equilibrio y ambas cayeron sobre sus traseros en el duro hielo. Emily se acercó a mí mientras nos saludabamos.
—Gracias por invitarnos a salir esta noche —dijo.
—Gracias por acompañarnos. No le dije a Brittany que ustedes venían, quería que fuera una sorpresa.
Miré hacia Brittany y Hanna mientras se sentaban, riéndose en el hielo. Fue gratificante verla tan feliz. —¿Has decidido lo que vas a hacer si los tratamientos de Brittany no funcionan? —preguntó Emily—. He estado en contacto con un especialista de Alemania, y me dijo que la verá si no se mejora, pero ha escuchado cosas geniales sobre el estudio clínico. Sé que todo saldrá bien, y mejorará. La doctora Murphy es una de las mejores
médicos de investigación en el país —dijo, poniendo una mano en mi hombro.
—Gracias, Emily, así lo espero, porque no sé lo que haría si algo le pasara.
—No pienses así. El universo funciona de maneras misteriosas, y mira lo que ya ha hecho por ustedes dos.
Hanna ayudó a Brittany a ponerse de pie y la guió hasta mí. —Gracias por invitar a Hanna y a Emily a venir con nosotras —dijo Brittany, besándome en mis fríos labios. La abracé y le di la vuelta para que su espalda estuviera contra mi pecho. Le dije que se moviera lentamente conmigo, con un pie a la vez. Patinamos juntas sobre el hielo mientras la sostenía con fuerza, asegurándome de que no se cayera.
—Te amo —le susurré al oído.
—Yo también te amo, Santana —susurró.
Hanna y Emily patinaron hasta nosotras mientras me daba una sonrisa maligna. —Brittany puede patinar, ¿sabes? Y es buena en eso. —Se rió, alejándose.
Nos detuvimos mientras le daba la vuelta y me miró. —¿Puedes patinar? —le pregunté.
Me miró y ladeó la cabeza. —Tal vez pueda un poco —dijo.
Suspiré, mirándola a los ojos. —Entonces, ¿todo este tiempo fingiste que no sabías patinar? ¿Por qué?
—Porque me gustó la idea de que me sostuvieras y me protegieras —respondió inocentemente.
—¡Brittany Susan Pierce! —exclamé mientras la soltaba, y me sonrió.
Comenzó a patinar hacia atrás, extendiendo sus manos mientras me quedaba allí. —Ven, hermosa; ven a buscarme. —Sonrió, bordeando la pista. Patiné tras ella mientras Hanna y Emily se encontraban a un lado y se reían. Era rápida. No podía creer que me engañara, pero eso la hizo más irresistible. La alcancé y la agarré por detrás. La empujé contra el lado de la barandilla y la besé apasionadamente. Las dos estábamos sin aliento mientras nuestras lenguas se mezclaban, y nuestros labios fríos se empezaban a calentar.
—Eres una chica muy mala, Brittany, y creo que tienes que ser castigada —sonreí.
—¿Vas a castigarme aquí, justo en frente de toda esta gente? —preguntó con una sonrisa.
—No, voy a guardar tu castigo para después, cuando estemos en la cama.
Me miró e hizo un puchero. —Lo siento, bebé, pero tendrás que poner mi castigo en espera porque no podemos tener sexo aún.
Pasé un dedo sobre sus labios. —Oh, cariño, lo que tengo planeado para ti no involucra que tengamos sexo. —Sus ojos se agrandaron mientras me miraba.
Hanna y Emily patinaron hacia nosotras. —Sepárense ya ustedes dos, pájaros de amor, y vamos a cenar, me muero de hambre —dijo Hanna.
Salimos de la pista y nos dirigimos a Pizzapopolous. No era mi primera opción de una buena cena, pero Brittany y Hanna querían pizza. Fue una buena noche pasada con las amigas, e incluso mejor cuando llegamos a casa, donde Brittany recibió su castigo.
***
Pasé los siguientes días llegando a casa de la oficina y encontrando a Brittany sentada frente a su caballete. A veces ni siquiera me oía entrar, y me quedaba a unos metros de distancia y la observaba. Cuando la mirabas, podías decir que estaba en otro mundo mientras pintaba. Nuestras noches se gastaban cenando, hablando de nuestro día, riendo y bebiendo. Nos gustaba sentarnos en el sofá junto a la chimenea, abrazadas, y ver películas. Esto es en lo que se convirtió mi vida, y no lo habría hecho de ninguna otra manera. El último tratamiento de Brittany era en dos días, y nos íbamos para California mañana. La llevé arriba y le hice el amor. La primer inseminación se llevaría acabo en cuanto tuviéramos los resultados de su tratamiento, me emocionaba pensar que ella llevaría a nuestro hijo, así lo decidió y yo estoy para cumplir cada uno de sus deseos. El médico nos dijo que podría tomar un año o más en que diera resultado, pero saber que era una posibilidad me hacía amarla más y se lo demostraba cada vez que hacíamos el amor. Me cernía sobre ella, nuestros corazones compitiendo, y las dos sin aliento. La miré a los ojos, viendo más allá de ellos, dentro de su alma.
—Tú me completas, Brittany. Me has dado una vida de felicidad que no sabía que existía, y voy a pasar el resto de mi vida dándote las gracias.
Una lágrima cayó de su ojo y se detuvo en su mejilla. Presioné mis labios contra la lágrima y los mantuve allí durante unos segundos. Cerró suavemente sus ojos cuando me bajé de ella y enterré mi rostro en su cuello. Apretó sus brazos alrededor de mí y me susurró—: Te amo mucho, y nunca te voy a dejar, te prometo eso.
***
Cuando nos acercamos a la oficina de la doctora Murphy, Brittany puso la mano en el pomo de la puerta y se detuvo. Se quedó allí, mirando hacia abajo como si estuviera congelada. Puse mi mano sobre la suya. —Nena, vamos, tenemos que ir —le susurré.
—Lo sé, sólo dame un minuto, por favor —dijo.
Quité mi mano de la de ella y le di el minuto que necesitaba. Tomó una respiración profunda, giró el pomo y abrió la puerta. Entramos y la recepcionista nos saludó. Nos llevó a la habitación de costumbre y le entregó a Brittany su bata. Me senté con ella en el borde de la cama y sostuve su mano mientras apoyaba la cabeza en mi hombro. Esperamos a la doctora Murphy por lo que parecieron horas. —Bueno, eso es todo Brittany. ¿Estás lista? —preguntó la doctora cuando finalmente entró por la puerta. Brittany le dio una falsa sonrisa y asintió. Tomé sus dos manos y las planté firmemente contra mi camisa. Respiró profundamente, sus manos apretando la tela con cada inyección quemando.
—Un mes a partir de hoy, regresarás aquí para un análisis de sangre—instruyó la doctora, inyectándole la última aguja.
Asentí, jalando a Brittany en un abrazo y le susurré al oído—: Ahora esperamos.
Quería llevarla de vuelta al apartamento para que descansara, pero insistió en que la llevase a la playa. Traté de razonar con ella, pero no quiso escuchar. Estaba segura de que tenía sus razones para querer ir en ese momento, así que la llevé a la playa como pidió. Caminó hacia la orilla y se detuvo en la arena, mirando hacia el agua. Me detuve a su lado y me quedé en el agua.
—Dime lo que sientes, Britt —le dije.
—Me siento asustada, ansiosa, y sobre todo insegura. Odio esto, Santana. Sabía que este día llegaría eventualmente. No sé lo que es peor, los tratamientos o la espera —dijo, mirando hacia el frente.
Puse mi brazo a su alrededor. —Tienes que alejar todos tus miedos. Sé que la espera es la parte más difícil, pero los resultados te harán regresar a la normalidad. Fuiste hecha para mí, y nunca permitiré que nada ni nadie me aleje de ti. Siempre será por siempre tú.
Se volvió hacia mí y hundió la cabeza en mi pecho. Sollozó hasta que poco a poco cayó en la arena, y la sostuve hasta que se agotó. Odiaba verla así, y me gustaría hacer algo para aliviar su dolor, pero lo único que podía hacer ahora era hacerla sentir segura.
***
Pasamos el siguiente mes tratando de vivir tan normal como fuera posible en Nueva York. Brittany tenía sus instantes de duda y se desmoronaba en mis brazos ante la sola mención de nuestro futuro juntas. Hanna trató de sacar su mente de la espera hablando con ella sobre la planificación de la boda. Quería establecer una fecha, pero dijo que ni siquiera pensaría en eso hasta que llegasen los resultados. Traté de decirle que eso no importaba y que me casaría con ella, independientemente de lo que mostraran los resultados. Pero, como siempre, era muy testaruda y cuando tenía su mente puesta en una cosa, no había forma de cambiarla. Pasaba mucho tiempo pintando y escapando a un mundo en el que, según ella, se sentía saludable.
Decidí empezar a trabajar en el regalo de bodas para Brittany. Quería darle el futuro que quería, y su pintura, la casa de Cape Cod, es como veía su futuro. La propiedad era perfecta. Se encontraba justo en la playa al igual que en su pintura. Contraté equipos rotatorios así la casa y la propiedad se tratarían las 24 horas del día, 7 días a la semana. Brittany me escuchó y decidió conservar la pintura en lugar de venderla. Le dije que la pondría en el almacenamiento para su custodia hasta encontrar un lugar para ella. Se la mostré al constructor y le dije que replicara la pintura exactamente como era. La casa y la propiedad tenían que ser perfectos para Brittany, ya que representaba nuestro comienzo y nuestro para siempre.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn
¿Que les pareció? Como ven ¿continuamos?
Un par de semanas más tarde, sentí el vacío en el lado de la cama de Brittany cuando rodé sobre este. Abrí los ojos y me di cuenta que eran las cuatro de la mañana según el reloj. Miré alrededor de la habitación a oscuras, la única sombra de luz provenía del reloj. Me levanté de la cama, me puse mi bata y bajé las escaleras para encontrar a Brittany, sentada frente a su caballete y pintando. Me acerqué a ella cuando volvió la cabeza y me miró.
—Lo siento, cariño, espero no haberte despertado —dijo en voz baja.
—No, no me despertaste pero, ¿por qué no estás durmiendo? —le pregunté mientras deslizaba mis brazos alrededor de sus hombros.
—No podía dormir. Tengo demasiadas cosas en la mente, y la pintura siempre me ayuda a aclararlas.
—Tienes que hablar conmigo, Brittany. Por favor, cuéntame lo que está en tu mente —le dije mientras besaba la coronilla de su cabeza.
—No hay nada de qué preocuparse. He estado pensando en mi último tratamiento y a dónde vamos a partir de ahí.
—Simplemente seguimos adelante —le dije, levantándola de la silla—. No importa lo que pase. Seguimos adelante y tomamos un día a la vez, porque, nena, el tiempo es todo lo que tenemos. —Sonreí, abrazándola y llevándola a la cama. Sonrió, poniendo sus brazos alrededor de mí. La acosté en la cama y la abracé con fuerza, haciéndole saber que no tiene nada de qué preocuparse.
Un par de horas más tarde, la alarma se activó, y tenía que ir a la oficina. Observé por la ventana, hacia la nieve que caía ligeramente. Miré a Brittany mientras yacía sobre la cama, dormida. Me di una ducha caliente, me vestí y me dirigí a la cocina por un muy necesario café. Denny entró detrás de mí.
—Buenos días, Santana —dijo—. ¿Alguna noticia sobre el incendio de Chicago?
Suspiré y tomé un sorbo de mi taza. —No, todavía no, tenían que dejar ir al chico por falta de pruebas. Pero no te preocupes, tengo a mis hombres trabajando en ello. Descubrirán quién provocó ese incendio.
—¿Qué incendio? —Escuché cuando me volteaba, y Britany se encontraba de pie en medio de la cocina.
—¿Qué estás haciendo fuera de la cama? —le pregunté.
—No te preocupes del por qué estoy aquí, contesta mi pregunta, Santana —dijo, sirviéndose una taza de café.
Denny me miró y sonrió. —Alguien provocó un incendio en el edificio de Chicago, y lo quemaron hasta los cimientos —le respondí.
Se sentó a mi lado después de darnos a Denny y a mí un beso en la mejilla. —Buenos días a mis dos personas favoritas. —Sonrió. Maldita sea esa sonrisa. Era demasiado temprano para cualquiera de las ideas pervertidas que aparecieron en mi mente en ese momento—. ¿Quién te haría eso? —preguntó con inquietud.
—No tengo ni idea, Britt. Esto es lo que estamos tratando de averiguar, y no quiero que te preocupes por eso. —Quería cambiar rápidamente de tema, porque sabía que esto finalmente conduciría a una discusión del por qué no le dije de eso cuando sucedió.
—Voy a llevarte a patinar sobre hielo esta noche —le dije. Denny me miró y levantó una ceja, porque sabía lo que estaba haciendo.
—No sé cómo patinar en hielo —dijo Brittany.
—Entonces tendré que enseñarte. —Sonreí. Me levanté de la mesa y la besé en los labios—. Sé una buena chica hoy, y aléjate de los problemas, te veo luego. —Salí de allí lo más rápido que pude antes de que pudiera hacer más preguntas.
***
La nieve caía ligeramente mientras Brittany y yo subíamos a la pista de hielo del Centro Rockefeller. —Tengo miedo, Santana. Será mejor que no me sueltes —dijo nerviosamente.
—No te preocupes, nena. Ya te dije que nunca te dejaré ir. —Le sonreí mientras besaba la punta de su nariz. La miré y sostuve sus dos manos. Sus tobillos se tambaleaban por todo el lugar mientras nos movíamos lentamente sobre el hielo. Era una hermosa noche, y una escena perfecta. Todos los árboles alrededor de la pista estaban iluminados, proyectando una suave luz sobre el hielo. La gente patinaba y pasaba un buen rato. No pude dejar de notar a las parejas que llevaron a sus hijos y les enseñaban a patinar. Eso me dio una sensación cálida en el interior, y me hizo pensar en la visita que tuvimos la semana pasada al médico, dentro de poco iniciaríamos con el tratamiento. Quería tener un hijo algún día con Brittany, y no podía imaginar no tener una familia con ella. Habíamos hablado de que si la inseminación no funcionaba, y si Brittany no era capaz de concebir, entonces íbamos a adoptar.
—¿Dónde ha estado, señora Lopex? —Me sonrió.
La llevé a la barandilla y envolví mis brazos firmemente alrededor de su cintura. —Sólo pensaba en lo agradable que será cuando traigamos nuestros hijos aquí algún día —le susurré.
Me besó la mejilla. —Entonces será mejor que empieces a moverte y me enseñes a patinar; no quiero parecer estúpida frente a nuestros hijos. —Me reí y la solté. Patiné a unos metros de distancia y extendí mis brazos como un padre enseñando a su hijo a caminar por primera vez.
—Estás loca si crees que voy a patinar hasta ti sola —dijo.
—Vamos, Btritt, puedes hacerlo. Sólo da pequeños pasos.
Mientras la esperaba, y ella estaba allí de pie sujetándose en el barandal, Hanna salió de la nada y la agarró. Brittany gritó cuando perdió el equilibrio y ambas cayeron sobre sus traseros en el duro hielo. Emily se acercó a mí mientras nos saludabamos.
—Gracias por invitarnos a salir esta noche —dijo.
—Gracias por acompañarnos. No le dije a Brittany que ustedes venían, quería que fuera una sorpresa.
Miré hacia Brittany y Hanna mientras se sentaban, riéndose en el hielo. Fue gratificante verla tan feliz. —¿Has decidido lo que vas a hacer si los tratamientos de Brittany no funcionan? —preguntó Emily—. He estado en contacto con un especialista de Alemania, y me dijo que la verá si no se mejora, pero ha escuchado cosas geniales sobre el estudio clínico. Sé que todo saldrá bien, y mejorará. La doctora Murphy es una de las mejores
médicos de investigación en el país —dijo, poniendo una mano en mi hombro.
—Gracias, Emily, así lo espero, porque no sé lo que haría si algo le pasara.
—No pienses así. El universo funciona de maneras misteriosas, y mira lo que ya ha hecho por ustedes dos.
Hanna ayudó a Brittany a ponerse de pie y la guió hasta mí. —Gracias por invitar a Hanna y a Emily a venir con nosotras —dijo Brittany, besándome en mis fríos labios. La abracé y le di la vuelta para que su espalda estuviera contra mi pecho. Le dije que se moviera lentamente conmigo, con un pie a la vez. Patinamos juntas sobre el hielo mientras la sostenía con fuerza, asegurándome de que no se cayera.
—Te amo —le susurré al oído.
—Yo también te amo, Santana —susurró.
Hanna y Emily patinaron hasta nosotras mientras me daba una sonrisa maligna. —Brittany puede patinar, ¿sabes? Y es buena en eso. —Se rió, alejándose.
Nos detuvimos mientras le daba la vuelta y me miró. —¿Puedes patinar? —le pregunté.
Me miró y ladeó la cabeza. —Tal vez pueda un poco —dijo.
Suspiré, mirándola a los ojos. —Entonces, ¿todo este tiempo fingiste que no sabías patinar? ¿Por qué?
—Porque me gustó la idea de que me sostuvieras y me protegieras —respondió inocentemente.
—¡Brittany Susan Pierce! —exclamé mientras la soltaba, y me sonrió.
Comenzó a patinar hacia atrás, extendiendo sus manos mientras me quedaba allí. —Ven, hermosa; ven a buscarme. —Sonrió, bordeando la pista. Patiné tras ella mientras Hanna y Emily se encontraban a un lado y se reían. Era rápida. No podía creer que me engañara, pero eso la hizo más irresistible. La alcancé y la agarré por detrás. La empujé contra el lado de la barandilla y la besé apasionadamente. Las dos estábamos sin aliento mientras nuestras lenguas se mezclaban, y nuestros labios fríos se empezaban a calentar.
—Eres una chica muy mala, Brittany, y creo que tienes que ser castigada —sonreí.
—¿Vas a castigarme aquí, justo en frente de toda esta gente? —preguntó con una sonrisa.
—No, voy a guardar tu castigo para después, cuando estemos en la cama.
Me miró e hizo un puchero. —Lo siento, bebé, pero tendrás que poner mi castigo en espera porque no podemos tener sexo aún.
Pasé un dedo sobre sus labios. —Oh, cariño, lo que tengo planeado para ti no involucra que tengamos sexo. —Sus ojos se agrandaron mientras me miraba.
Hanna y Emily patinaron hacia nosotras. —Sepárense ya ustedes dos, pájaros de amor, y vamos a cenar, me muero de hambre —dijo Hanna.
Salimos de la pista y nos dirigimos a Pizzapopolous. No era mi primera opción de una buena cena, pero Brittany y Hanna querían pizza. Fue una buena noche pasada con las amigas, e incluso mejor cuando llegamos a casa, donde Brittany recibió su castigo.
***
Pasé los siguientes días llegando a casa de la oficina y encontrando a Brittany sentada frente a su caballete. A veces ni siquiera me oía entrar, y me quedaba a unos metros de distancia y la observaba. Cuando la mirabas, podías decir que estaba en otro mundo mientras pintaba. Nuestras noches se gastaban cenando, hablando de nuestro día, riendo y bebiendo. Nos gustaba sentarnos en el sofá junto a la chimenea, abrazadas, y ver películas. Esto es en lo que se convirtió mi vida, y no lo habría hecho de ninguna otra manera. El último tratamiento de Brittany era en dos días, y nos íbamos para California mañana. La llevé arriba y le hice el amor. La primer inseminación se llevaría acabo en cuanto tuviéramos los resultados de su tratamiento, me emocionaba pensar que ella llevaría a nuestro hijo, así lo decidió y yo estoy para cumplir cada uno de sus deseos. El médico nos dijo que podría tomar un año o más en que diera resultado, pero saber que era una posibilidad me hacía amarla más y se lo demostraba cada vez que hacíamos el amor. Me cernía sobre ella, nuestros corazones compitiendo, y las dos sin aliento. La miré a los ojos, viendo más allá de ellos, dentro de su alma.
—Tú me completas, Brittany. Me has dado una vida de felicidad que no sabía que existía, y voy a pasar el resto de mi vida dándote las gracias.
Una lágrima cayó de su ojo y se detuvo en su mejilla. Presioné mis labios contra la lágrima y los mantuve allí durante unos segundos. Cerró suavemente sus ojos cuando me bajé de ella y enterré mi rostro en su cuello. Apretó sus brazos alrededor de mí y me susurró—: Te amo mucho, y nunca te voy a dejar, te prometo eso.
***
Cuando nos acercamos a la oficina de la doctora Murphy, Brittany puso la mano en el pomo de la puerta y se detuvo. Se quedó allí, mirando hacia abajo como si estuviera congelada. Puse mi mano sobre la suya. —Nena, vamos, tenemos que ir —le susurré.
—Lo sé, sólo dame un minuto, por favor —dijo.
Quité mi mano de la de ella y le di el minuto que necesitaba. Tomó una respiración profunda, giró el pomo y abrió la puerta. Entramos y la recepcionista nos saludó. Nos llevó a la habitación de costumbre y le entregó a Brittany su bata. Me senté con ella en el borde de la cama y sostuve su mano mientras apoyaba la cabeza en mi hombro. Esperamos a la doctora Murphy por lo que parecieron horas. —Bueno, eso es todo Brittany. ¿Estás lista? —preguntó la doctora cuando finalmente entró por la puerta. Brittany le dio una falsa sonrisa y asintió. Tomé sus dos manos y las planté firmemente contra mi camisa. Respiró profundamente, sus manos apretando la tela con cada inyección quemando.
—Un mes a partir de hoy, regresarás aquí para un análisis de sangre—instruyó la doctora, inyectándole la última aguja.
Asentí, jalando a Brittany en un abrazo y le susurré al oído—: Ahora esperamos.
Quería llevarla de vuelta al apartamento para que descansara, pero insistió en que la llevase a la playa. Traté de razonar con ella, pero no quiso escuchar. Estaba segura de que tenía sus razones para querer ir en ese momento, así que la llevé a la playa como pidió. Caminó hacia la orilla y se detuvo en la arena, mirando hacia el agua. Me detuve a su lado y me quedé en el agua.
—Dime lo que sientes, Britt —le dije.
—Me siento asustada, ansiosa, y sobre todo insegura. Odio esto, Santana. Sabía que este día llegaría eventualmente. No sé lo que es peor, los tratamientos o la espera —dijo, mirando hacia el frente.
Puse mi brazo a su alrededor. —Tienes que alejar todos tus miedos. Sé que la espera es la parte más difícil, pero los resultados te harán regresar a la normalidad. Fuiste hecha para mí, y nunca permitiré que nada ni nadie me aleje de ti. Siempre será por siempre tú.
Se volvió hacia mí y hundió la cabeza en mi pecho. Sollozó hasta que poco a poco cayó en la arena, y la sostuve hasta que se agotó. Odiaba verla así, y me gustaría hacer algo para aliviar su dolor, pero lo único que podía hacer ahora era hacerla sentir segura.
***
Pasamos el siguiente mes tratando de vivir tan normal como fuera posible en Nueva York. Brittany tenía sus instantes de duda y se desmoronaba en mis brazos ante la sola mención de nuestro futuro juntas. Hanna trató de sacar su mente de la espera hablando con ella sobre la planificación de la boda. Quería establecer una fecha, pero dijo que ni siquiera pensaría en eso hasta que llegasen los resultados. Traté de decirle que eso no importaba y que me casaría con ella, independientemente de lo que mostraran los resultados. Pero, como siempre, era muy testaruda y cuando tenía su mente puesta en una cosa, no había forma de cambiarla. Pasaba mucho tiempo pintando y escapando a un mundo en el que, según ella, se sentía saludable.
Decidí empezar a trabajar en el regalo de bodas para Brittany. Quería darle el futuro que quería, y su pintura, la casa de Cape Cod, es como veía su futuro. La propiedad era perfecta. Se encontraba justo en la playa al igual que en su pintura. Contraté equipos rotatorios así la casa y la propiedad se tratarían las 24 horas del día, 7 días a la semana. Brittany me escuchó y decidió conservar la pintura en lugar de venderla. Le dije que la pondría en el almacenamiento para su custodia hasta encontrar un lugar para ella. Se la mostré al constructor y le dije que replicara la pintura exactamente como era. La casa y la propiedad tenían que ser perfectos para Brittany, ya que representaba nuestro comienzo y nuestro para siempre.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn
¿Que les pareció? Como ven ¿continuamos?
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
esperando la actualizacion
PAUlANyH**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 17/11/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Otro por favorrrr !!!
VictoriaRivera** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 27/05/2013
Capitulo 27
CAPITULO 27
La doctora Murphy le envió un texto al doctor Taub, así, Brittany no tendría que esperar para poder hacerse su análisis de sangre. Tuvo largas conversaciones con el doctor Taub durante los períodos de tratamiento de Brittany para asegurarse de que él estuviera completamente al tanto de que todo funcionaba. Nos dijo que Ellery debería tener los resultados en aproximadamente tres días. Volamos a California el día antes de que sus resultados estuvieran supuestamente listos. Brittany quería pasar tiempo con Kurt y Blaine. Parecía estar haciéndolo bien hasta que desperté a las tres de la madrugada y se había ido.
Giré y abrí los ojos; su sitio en la cama estaba vacío. Me levanté y la busqué en el apartamento. ¿Dónde demonios se encontraba? Pensé mientras me pasaba las manos por el rostro. Cogí el móvil y marqué su número, pero fui directo al buzón de voz. Suspiré, sacando un par de vaqueros y una playera. Agarré los zapatos y fui hacia el Porsche. Me senté allí con las manos en el volante, tratando de pensar a dónde había ido. Eran las tres de la madrugada, y estaba fuera, en Los Ángeles, sola. Ahora me había cabreado, porque una vez más, no había considerado su seguridad. Entonces me golpeó; conduje hacia la playa, salí del auto y comencé a dirigirme hacia el agua. Podía ver la silueta de alguien sentado en la arena.
—Brittany —dije. Se volvió y me miró, luego de regreso al agua. Se encontraba sentada y abrazaba sus piernas contra su pecho.
—Me preocupé cuando desperté y no estabas. De verdad, Brittany, me asusté —le dije, sentándome junto a ella.
—Lo siento. No quería preocuparte o asustarte. No podía dormir, y necesitaba venir aquí.
—¿Por qué no me despertaste? Habría venido aquí contigo. ¿Caminaste hasta aquí? —pregunté con voz imperativa.
—No, llamé un taxi, y no quería despertarte. Sólo sentía que necesitaba estar aquí, sola.
—¿Quieres que me vaya entonces? —le pregunté irritadamente.
Agarró mi mano. —No, quiero que te quedes conmigo. No quiero que te vayas. Quiero que veas el amanecer conmigo porque será el comienzo de un nuevo día, y estoy tan asustada de lo que este día traiga.
Cerré los ojos por un momento, envolviendo mis brazos a su alrededor, empujándola contra mí, sosteniendo su cabeza contra mi pecho. —No tienes nada que temer, Brittany, porque te cuidaré, independiente de lo que digan los resultados. Soy tu salvavidas, y prometo darte una vida saludable y un futuro, sin importar el costo o el sacrificio. —Alzó la cabeza y me besó suavemente en los labios. Ella no era la única asustada.
Nos sentamos y nos sostuvimos una a la otra mientras observábamos el sol elevarse por encima del agua del océano. Era maravilloso compartir esta experiencia con ella, y era algo que nunca olvidaría. Me miró y sonrió.
—Vamos a casa y hagamos el amor antes de ir a ver a la doctora Murphy —pidió.
Le alcé y la llevé a través de la arena. —Será un placer hacerte el amor —sonreí.
***
Agarré la mano de Brittany mientras caminábamos a través del aparcamiento del hospital. Intentaba simular una fachada valiente, pero podía ver directamente a través de ella. Denny me había enviado un mensaje, pidiéndome que lo llamara tan pronto como recibiéramos los resultados. Fuimos escoltadas a la oficina de la doctora Murphy y nos dijeron que tomáramos asiento. Brittany seguía balanceando su pierna. Puse mi mano en su pierna, intentando calmarla. La doctora Murphy entró y nos miró.
—¿Cómo te sientes hoy, Brittany? —le preguntó. ¿¡Qué clase de jodida pregunta era esa!? Quise decirle. ¿Cómo creía que se sentía?
Brittany le dijo que estaba muy nerviosa mientras la doctora Murphy se sentaba en su escritorio y abría el archivo de Brittany. La miró y luego a mí.
—Estoy feliz de informarte que el tratamiento funcionó y estás en remisión completa, Brittany Pierce. —Sonrió.
Mi corazón comenzó a correr; no podía creer lo que había oído. Brittany estaba mejor; saludable y en remisión. Brittany puso su mano sobre su boca y comenzó a llorar.
—¿Está segura, doctora Murphy?
—Brittany, estoy segura. Tienes una vida plena y larga delante de ti —dijo.
Brittany me miró mientras ambas nos levantábamos y nos abrazábamos. —Gracias, doctora Murphy, por todo —dije.
—Sí, se lo agradezco demasiado —continuó Brittany, caminando hacia delante y abrazando a la doctora.
—Ustedes dos van a ser felices, y disfruten sus vidas juntas —dijo, saliendo de su oficina.
Nos fuimos del hospital y regresamos al apartamento. La primera cosa que Brittany hizo fue contarle a Blaine y Kurt las buenas noticias. Querían salir y celebrar. Saqué el móvil y llamé a Denny. Lágrimas llenaron mis ojos mientras le contaba.
—Está bien, Denny. El cáncer se ha ido, y está en remisión completa.
—Santana, estoy tan feliz de escuchar esas maravillosas noticias. Se lo haré saber a Claire. Dale a Brittany un beso y un abrazo por mí, y dile que no puedo esperar para verla.
—Gracias, Denny. Lo haré.
Me acerqué y la abracé. —Denny me dijo que te diera un abrazo y un beso por él —dije, besando la cima de su cabeza. Sonrió mientras la sostenía y no la dejaría irse. No podía dejarla irse incluso aunque tratara. Estaba tan feliz y agradecida de que estuviera mejor, y ahora, podíamos seguir adelante con nuestras vidas, juntas.
—Santana, estás apretándome un poco demasiado duro —dijo.
—Lo siento, nena, pero no puedo evitarlo. Nunca voy a dejarte ir, así que tendrás que acostumbrarte. —Aflojé mi agarre y miré hacia sus alegres y brillantes ojos. Desabotoné sus pantalones y los deslicé fuera de sus caderas. Me sonrió, envolviendo sus piernas a mí alrededor, y la senté en la encimera de la cocina.
—Creo que esta es una de las partes en las que no hemos tenido sexo aún. —Sonreí.
—No creo que lo hayamos hecho, señora Lopez —respondió con una sonrisa.
Desabotonó mi blanca blusa de algodón y la deslizó fuera de mis hombros. La besé en los labios antes de avanzar hacia su cuello. Aún tenía sus piernas envueltas a mí alrededor mientras desabrochaba su sujetador y se lo quitaba. Mis labios se deslizaron alrededor de su cuello y hacia abajo, hacia sus pechos. Dejó escapar un gemido mientras tomaba duramente su pezón en mi boca. Se estiró y desabrochó mis pantalones, metiendo su mano y acariciando mi sexo. Me tenía ardiendo. Mis dedos bajaron hacia sus bragas y agarré el cordel a un lado, rasgándolo. —Lo prometo, te compraré un par nuevo —gemí, chupando sus pechos, mis dedos deslizándose en su interior. Deslicé mis dedos dentro y fuera de ella, estimulando su clítoris con mi pulgar y frotando círculos mientras sus gemidos elevaban y su respiración se alteraba. Estaba increíblemente mojada, y necesitaba más de ella. Dejé que mis dedos salieran de su interior y me saqué los pantalones y las bragas. Agarré sus piernas y las extendí en la encimera, así sus pies estaban fijos contra esta. La cogí y la empujé hacia delante así su trasero colgaba en el borde. Acerque mi rostro a su sexo y lami toda la extensión hasta encontrar su clitoris. Moví rápidamente mi lengua hasta llevarla al borde del orgasmo. Estaba lista; sus manos se aferraron a mi cabello mientras daba una lamida mas, hasta que sentí su orgasmo en mi boca. Necesitaba sentirla, subi a la encimera y me cerni sobre ella mientras aún recuperaba un poco la respiración, abri sus piernas y deje que nuestras caderas se juntaran, comenzando un movimiento rápido y exitante, solo la escuche gemir, sentí como recorrio mi espalda con sus dedos, rozando ligeramente sus uñas hasta tomar mi trasero con firmeza y empujarme más cerca de ella. Dejé escapar un ruidoso gemido, dando una ultima envestida a nuestro húmedos sexos y terminamos juntas. Puse mis manos en los costados de su rostro y observé sus hermosos y danzantes ojos.
—Te amo demasiado, y estoy muy feliz de que hoy todo saliera bien. Me sentía tan asustada por ti, Brittany —dije, mis ojos llenos de lágrimas.
Alzó la cabeza y limpió las lágrimas que caían por mi rostro. —Lo sé, cariño, y siento demasiado haberte hecho pasar por eso. Pero tenemos toda una vida delante de nosotras, y necesitamos fijar la fecha de la boda. No puedo esperar para casarme contigo y convertirme en la señora Brittany Lopez, además quiero que comencemos cuantos antes con los tratamientos de inseminacion. —Sonrió. Me levante y baje de la encimera, la ayuden a levantarse y bajar de la encimera, la sostuve firmemente por el trasero mientras la besaba y la llevaba hacia la habitación para la segunda ronda.
***
Nos despedimos de Kurt y Blaine mientras nos llevaban al aeropuerto. Los tres lloraron, despidiéndose. Los mire seriamente.
—Cuando ustedes dos vengan a Nueva York, que sé que harán frecuentemente para ver a Brittany; llámenme primero para hacérmelo saber, porque enviaré al avión de la compañía a buscarlos. No quiero que vuelen públicamente.
Brittany me sonrió mientras Kurt y Blaine aceptaban. Fueron buenos amigos para Brittany la primera vez que vino a California, y sabía que los consideraba familia. Yo lo hacía también; eran un par de tipos buenos, y les debía bastante. Nos embarcamos en el avión, y Brittany cogió su usual asiento junto a la ventana. Me senté junto a ella, tomando su mano y besándola.
—Quince de junio. —Sonrió.
La miré, confundida. —¿Quince de junio? ¿Qué sucederá el quince de junio? —pregunté.
—Ese será el día de nuestra boda —dijo, besándome.
Sonreí y tomé su rostro en mis manos. —Quince de junio es un buen día para casarme contigo. —Me incliné y la besé. Estaba feliz de que finalmente hubiera escogido una fecha. Mejor contactaría con el constructor y los contratistas para asegurarme de que la casa estuviera lista antes de entonces.
Aterrizamos en Nueva York a las siete de la tarde. Había una sorpresa esperando por Brittany en el penthouse cuando llegamos. No lo sabía, pero había organizado una pequeña fiesta para celebrar las buenas noticias. Había juntado a Claire, Hanna, Racheñ y a mamá. Conociéndolas, sabía que la fiesta sería exagerada. Denny nos recogió en el aeropuerto y Brittany corrió directamente hacia él. Nos deslizamos en la parte trasera de la limosina y nos dirigimos hacia el penthouse. Cuando las puertas de ascensor se abrieron, el penthouse se hallaba a oscuras. De repente, las luces se encendieron y gritaron “Sorpresa”. Los ojos de Brittany se ampliaron y me miró. Besé su mejilla y la dejé ocuparse de sus visitas. Caminé alrededor del penthouse, y así como pensé que era una exageración, era agradable; cada vez que miraba a Brittany, estaba sonriendo. Maldita sonrisa. Agarré una copa con champán mientras mamá se dirigía hacia mí.
—Santana, querida, estoy tan feliz por ti y Brittany. Puedo imaginar cómo debes sentirte ahora mismo —dijo, abrazándome.
—Estoy extremadamente feliz, mamá. Ni siquiera puedo explicarlo.
—¿Tienen ustedes dos otra noticia que compartir conmigo? —Sonrió.
Brittany se acercó hacia nosotros y puso un brazo a mí alrededor. —¿No crees que ahora sería la oportunidad perfecta de decirle a todo el mundo que ya pusimos fecha a la boda? —le susurré.
—Sí, es el momento perfecto, hagamoslo¬—respondió emocionadamente.
Tomé la mano de Brittany y la dirigí al centro de la habitación. Llamé la atención de todos mientras se reunían a nuestro alrededor. Puse mi mano alrededor de su cintura y le sonreí. Me dijo que me encargara y anunciara la boda. Alcé la copa con champán.
—Quiero agradecerles a todos por venir esta noche y celebrar las estupendas noticias de Brittany. Ahora, tenemos incluso más noticias que compartir. ¡Me gustaría que todos planeen asistir a nuestra boda y celebrar con nosotras el quince de junio! —La multitud se movió con excitación y alzaron las copas. Nos felicitaron y nos dieron suerte en toda la habitación.
Un par de horas más tarde, todos se despidieron y, repentinamente, el penthouse se encontraba en silencio. Brittany caminó hacia el sofá y se derrumbó en él. Me senté junto a ella y puso sus pies en mi regazo. Comencé a masajearlos y me sonrió.
—Gracias por lo de esta noche —dijo.
—De nada. Merecías una fiesta con la familia y amigos por todo lo que has pasado estos últimos meses. Es sólo el comienzo de muchas cosas que voy a hacer por ti, Brittany.
—Ya has hecho suficiente, y no puedo agradecértelo más.
—Sé una forma en las que puedes agradecérmelo si tienes ganas. —Sonreí.
Brittany se levantó del sofá, me tomo de las manos y me dirigió hacia la habitación. Me lo agradeció por la siguiente hora y media antes de que cayéramos dormidas, envueltas en los brazos de la otra.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más, espero les guste, ya tenemos fecha para la boda.
La doctora Murphy le envió un texto al doctor Taub, así, Brittany no tendría que esperar para poder hacerse su análisis de sangre. Tuvo largas conversaciones con el doctor Taub durante los períodos de tratamiento de Brittany para asegurarse de que él estuviera completamente al tanto de que todo funcionaba. Nos dijo que Ellery debería tener los resultados en aproximadamente tres días. Volamos a California el día antes de que sus resultados estuvieran supuestamente listos. Brittany quería pasar tiempo con Kurt y Blaine. Parecía estar haciéndolo bien hasta que desperté a las tres de la madrugada y se había ido.
Giré y abrí los ojos; su sitio en la cama estaba vacío. Me levanté y la busqué en el apartamento. ¿Dónde demonios se encontraba? Pensé mientras me pasaba las manos por el rostro. Cogí el móvil y marqué su número, pero fui directo al buzón de voz. Suspiré, sacando un par de vaqueros y una playera. Agarré los zapatos y fui hacia el Porsche. Me senté allí con las manos en el volante, tratando de pensar a dónde había ido. Eran las tres de la madrugada, y estaba fuera, en Los Ángeles, sola. Ahora me había cabreado, porque una vez más, no había considerado su seguridad. Entonces me golpeó; conduje hacia la playa, salí del auto y comencé a dirigirme hacia el agua. Podía ver la silueta de alguien sentado en la arena.
—Brittany —dije. Se volvió y me miró, luego de regreso al agua. Se encontraba sentada y abrazaba sus piernas contra su pecho.
—Me preocupé cuando desperté y no estabas. De verdad, Brittany, me asusté —le dije, sentándome junto a ella.
—Lo siento. No quería preocuparte o asustarte. No podía dormir, y necesitaba venir aquí.
—¿Por qué no me despertaste? Habría venido aquí contigo. ¿Caminaste hasta aquí? —pregunté con voz imperativa.
—No, llamé un taxi, y no quería despertarte. Sólo sentía que necesitaba estar aquí, sola.
—¿Quieres que me vaya entonces? —le pregunté irritadamente.
Agarró mi mano. —No, quiero que te quedes conmigo. No quiero que te vayas. Quiero que veas el amanecer conmigo porque será el comienzo de un nuevo día, y estoy tan asustada de lo que este día traiga.
Cerré los ojos por un momento, envolviendo mis brazos a su alrededor, empujándola contra mí, sosteniendo su cabeza contra mi pecho. —No tienes nada que temer, Brittany, porque te cuidaré, independiente de lo que digan los resultados. Soy tu salvavidas, y prometo darte una vida saludable y un futuro, sin importar el costo o el sacrificio. —Alzó la cabeza y me besó suavemente en los labios. Ella no era la única asustada.
Nos sentamos y nos sostuvimos una a la otra mientras observábamos el sol elevarse por encima del agua del océano. Era maravilloso compartir esta experiencia con ella, y era algo que nunca olvidaría. Me miró y sonrió.
—Vamos a casa y hagamos el amor antes de ir a ver a la doctora Murphy —pidió.
Le alcé y la llevé a través de la arena. —Será un placer hacerte el amor —sonreí.
***
Agarré la mano de Brittany mientras caminábamos a través del aparcamiento del hospital. Intentaba simular una fachada valiente, pero podía ver directamente a través de ella. Denny me había enviado un mensaje, pidiéndome que lo llamara tan pronto como recibiéramos los resultados. Fuimos escoltadas a la oficina de la doctora Murphy y nos dijeron que tomáramos asiento. Brittany seguía balanceando su pierna. Puse mi mano en su pierna, intentando calmarla. La doctora Murphy entró y nos miró.
—¿Cómo te sientes hoy, Brittany? —le preguntó. ¿¡Qué clase de jodida pregunta era esa!? Quise decirle. ¿Cómo creía que se sentía?
Brittany le dijo que estaba muy nerviosa mientras la doctora Murphy se sentaba en su escritorio y abría el archivo de Brittany. La miró y luego a mí.
—Estoy feliz de informarte que el tratamiento funcionó y estás en remisión completa, Brittany Pierce. —Sonrió.
Mi corazón comenzó a correr; no podía creer lo que había oído. Brittany estaba mejor; saludable y en remisión. Brittany puso su mano sobre su boca y comenzó a llorar.
—¿Está segura, doctora Murphy?
—Brittany, estoy segura. Tienes una vida plena y larga delante de ti —dijo.
Brittany me miró mientras ambas nos levantábamos y nos abrazábamos. —Gracias, doctora Murphy, por todo —dije.
—Sí, se lo agradezco demasiado —continuó Brittany, caminando hacia delante y abrazando a la doctora.
—Ustedes dos van a ser felices, y disfruten sus vidas juntas —dijo, saliendo de su oficina.
Nos fuimos del hospital y regresamos al apartamento. La primera cosa que Brittany hizo fue contarle a Blaine y Kurt las buenas noticias. Querían salir y celebrar. Saqué el móvil y llamé a Denny. Lágrimas llenaron mis ojos mientras le contaba.
—Está bien, Denny. El cáncer se ha ido, y está en remisión completa.
—Santana, estoy tan feliz de escuchar esas maravillosas noticias. Se lo haré saber a Claire. Dale a Brittany un beso y un abrazo por mí, y dile que no puedo esperar para verla.
—Gracias, Denny. Lo haré.
Me acerqué y la abracé. —Denny me dijo que te diera un abrazo y un beso por él —dije, besando la cima de su cabeza. Sonrió mientras la sostenía y no la dejaría irse. No podía dejarla irse incluso aunque tratara. Estaba tan feliz y agradecida de que estuviera mejor, y ahora, podíamos seguir adelante con nuestras vidas, juntas.
—Santana, estás apretándome un poco demasiado duro —dijo.
—Lo siento, nena, pero no puedo evitarlo. Nunca voy a dejarte ir, así que tendrás que acostumbrarte. —Aflojé mi agarre y miré hacia sus alegres y brillantes ojos. Desabotoné sus pantalones y los deslicé fuera de sus caderas. Me sonrió, envolviendo sus piernas a mí alrededor, y la senté en la encimera de la cocina.
—Creo que esta es una de las partes en las que no hemos tenido sexo aún. —Sonreí.
—No creo que lo hayamos hecho, señora Lopez —respondió con una sonrisa.
Desabotonó mi blanca blusa de algodón y la deslizó fuera de mis hombros. La besé en los labios antes de avanzar hacia su cuello. Aún tenía sus piernas envueltas a mí alrededor mientras desabrochaba su sujetador y se lo quitaba. Mis labios se deslizaron alrededor de su cuello y hacia abajo, hacia sus pechos. Dejó escapar un gemido mientras tomaba duramente su pezón en mi boca. Se estiró y desabrochó mis pantalones, metiendo su mano y acariciando mi sexo. Me tenía ardiendo. Mis dedos bajaron hacia sus bragas y agarré el cordel a un lado, rasgándolo. —Lo prometo, te compraré un par nuevo —gemí, chupando sus pechos, mis dedos deslizándose en su interior. Deslicé mis dedos dentro y fuera de ella, estimulando su clítoris con mi pulgar y frotando círculos mientras sus gemidos elevaban y su respiración se alteraba. Estaba increíblemente mojada, y necesitaba más de ella. Dejé que mis dedos salieran de su interior y me saqué los pantalones y las bragas. Agarré sus piernas y las extendí en la encimera, así sus pies estaban fijos contra esta. La cogí y la empujé hacia delante así su trasero colgaba en el borde. Acerque mi rostro a su sexo y lami toda la extensión hasta encontrar su clitoris. Moví rápidamente mi lengua hasta llevarla al borde del orgasmo. Estaba lista; sus manos se aferraron a mi cabello mientras daba una lamida mas, hasta que sentí su orgasmo en mi boca. Necesitaba sentirla, subi a la encimera y me cerni sobre ella mientras aún recuperaba un poco la respiración, abri sus piernas y deje que nuestras caderas se juntaran, comenzando un movimiento rápido y exitante, solo la escuche gemir, sentí como recorrio mi espalda con sus dedos, rozando ligeramente sus uñas hasta tomar mi trasero con firmeza y empujarme más cerca de ella. Dejé escapar un ruidoso gemido, dando una ultima envestida a nuestro húmedos sexos y terminamos juntas. Puse mis manos en los costados de su rostro y observé sus hermosos y danzantes ojos.
—Te amo demasiado, y estoy muy feliz de que hoy todo saliera bien. Me sentía tan asustada por ti, Brittany —dije, mis ojos llenos de lágrimas.
Alzó la cabeza y limpió las lágrimas que caían por mi rostro. —Lo sé, cariño, y siento demasiado haberte hecho pasar por eso. Pero tenemos toda una vida delante de nosotras, y necesitamos fijar la fecha de la boda. No puedo esperar para casarme contigo y convertirme en la señora Brittany Lopez, además quiero que comencemos cuantos antes con los tratamientos de inseminacion. —Sonrió. Me levante y baje de la encimera, la ayuden a levantarse y bajar de la encimera, la sostuve firmemente por el trasero mientras la besaba y la llevaba hacia la habitación para la segunda ronda.
***
Nos despedimos de Kurt y Blaine mientras nos llevaban al aeropuerto. Los tres lloraron, despidiéndose. Los mire seriamente.
—Cuando ustedes dos vengan a Nueva York, que sé que harán frecuentemente para ver a Brittany; llámenme primero para hacérmelo saber, porque enviaré al avión de la compañía a buscarlos. No quiero que vuelen públicamente.
Brittany me sonrió mientras Kurt y Blaine aceptaban. Fueron buenos amigos para Brittany la primera vez que vino a California, y sabía que los consideraba familia. Yo lo hacía también; eran un par de tipos buenos, y les debía bastante. Nos embarcamos en el avión, y Brittany cogió su usual asiento junto a la ventana. Me senté junto a ella, tomando su mano y besándola.
—Quince de junio. —Sonrió.
La miré, confundida. —¿Quince de junio? ¿Qué sucederá el quince de junio? —pregunté.
—Ese será el día de nuestra boda —dijo, besándome.
Sonreí y tomé su rostro en mis manos. —Quince de junio es un buen día para casarme contigo. —Me incliné y la besé. Estaba feliz de que finalmente hubiera escogido una fecha. Mejor contactaría con el constructor y los contratistas para asegurarme de que la casa estuviera lista antes de entonces.
Aterrizamos en Nueva York a las siete de la tarde. Había una sorpresa esperando por Brittany en el penthouse cuando llegamos. No lo sabía, pero había organizado una pequeña fiesta para celebrar las buenas noticias. Había juntado a Claire, Hanna, Racheñ y a mamá. Conociéndolas, sabía que la fiesta sería exagerada. Denny nos recogió en el aeropuerto y Brittany corrió directamente hacia él. Nos deslizamos en la parte trasera de la limosina y nos dirigimos hacia el penthouse. Cuando las puertas de ascensor se abrieron, el penthouse se hallaba a oscuras. De repente, las luces se encendieron y gritaron “Sorpresa”. Los ojos de Brittany se ampliaron y me miró. Besé su mejilla y la dejé ocuparse de sus visitas. Caminé alrededor del penthouse, y así como pensé que era una exageración, era agradable; cada vez que miraba a Brittany, estaba sonriendo. Maldita sonrisa. Agarré una copa con champán mientras mamá se dirigía hacia mí.
—Santana, querida, estoy tan feliz por ti y Brittany. Puedo imaginar cómo debes sentirte ahora mismo —dijo, abrazándome.
—Estoy extremadamente feliz, mamá. Ni siquiera puedo explicarlo.
—¿Tienen ustedes dos otra noticia que compartir conmigo? —Sonrió.
Brittany se acercó hacia nosotros y puso un brazo a mí alrededor. —¿No crees que ahora sería la oportunidad perfecta de decirle a todo el mundo que ya pusimos fecha a la boda? —le susurré.
—Sí, es el momento perfecto, hagamoslo¬—respondió emocionadamente.
Tomé la mano de Brittany y la dirigí al centro de la habitación. Llamé la atención de todos mientras se reunían a nuestro alrededor. Puse mi mano alrededor de su cintura y le sonreí. Me dijo que me encargara y anunciara la boda. Alcé la copa con champán.
—Quiero agradecerles a todos por venir esta noche y celebrar las estupendas noticias de Brittany. Ahora, tenemos incluso más noticias que compartir. ¡Me gustaría que todos planeen asistir a nuestra boda y celebrar con nosotras el quince de junio! —La multitud se movió con excitación y alzaron las copas. Nos felicitaron y nos dieron suerte en toda la habitación.
Un par de horas más tarde, todos se despidieron y, repentinamente, el penthouse se encontraba en silencio. Brittany caminó hacia el sofá y se derrumbó en él. Me senté junto a ella y puso sus pies en mi regazo. Comencé a masajearlos y me sonrió.
—Gracias por lo de esta noche —dijo.
—De nada. Merecías una fiesta con la familia y amigos por todo lo que has pasado estos últimos meses. Es sólo el comienzo de muchas cosas que voy a hacer por ti, Brittany.
—Ya has hecho suficiente, y no puedo agradecértelo más.
—Sé una forma en las que puedes agradecérmelo si tienes ganas. —Sonreí.
Brittany se levantó del sofá, me tomo de las manos y me dirigió hacia la habitación. Me lo agradeció por la siguiente hora y media antes de que cayéramos dormidas, envueltas en los brazos de la otra.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más, espero les guste, ya tenemos fecha para la boda.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Yeah......! Ambas perspectivas me han gustado...y han hecho que mi estomgo se haga un nudo!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
actualizaa prontooo
PAUlANyH**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 17/11/2013
Capitulo 28
CAPITULO 28
A la mañana siguiente, mientras me sentaba en mi escritorio, llamé al contratista para preguntar sobre la casa. — ¡Maldición, te dije que era mejor que la casa estuviera lista en tres días! —grité al teléfono—. Tuviste tres meses para tener esa casa terminada, y te pagué un montón de maldito dinero para ver que sucediera. Será mejor que saques tu culo y la termines porque si no lo está cuando vaya allí en tres días para inspeccionar, ¡voy a demandarte y encerrarte para siempre! —Lancé mi teléfono sobre el escritorio cuando
Phil entró.
—Necesitamos hablar, Santana —dijo mientras se sentaba.—Ahora no, Phil… no es un buen momento.
—Bueno, vas a querer escuchar esto. Es sobre el incendio en Chicago —habló seriamente.
Me levanté de mi escritorio y lo miré. —¿Qué? ¿Qué demonios tienes que decirme?
—Encontraron a la persona responsable del incendio, y es alguien que conoces —dijo.
—¿Alguien que conozco? ¿Quién demonios me haría eso? — comencé a sentirme nervioso.
—Fue Quinn. Ella fue la que contrató al tipo que comenzó el incendio.
Caminé hacia el otro lado de mi escritorio y me paseé por el suelo. — ¿Estás absolutamente seguro sobre Quinn?
—Sí, Santana; la policía la tiene bajo arresto. El tipo finalmente se quebró y confesó todo luego de que la policía lo detuvo nuevamente bajo otros cargos.
—Bien, entonces está hecho. Voy a casarme en una semana, y no necesito esto. Tú debes manejar todo. No quiero oír otra palabra de esto hasta después de que regrese de mi luna de miel.
—¿No va a confrontarla sobre eso? —preguntó Phil.
—No, lo hecho, hecho está. Estoy segura que sé la razón de todos modos. Ahora si me disculpas, tengo una hermosa prometida esperándome en casa —dije mientras tomaba mi maletín y dejaba la oficina.
En el camino a casa, pensé acerca de si decirle o no a Brittany sobre Quinn. No quería hacerla enojar, pero no guardábamos secretos entre nosotras, y si ella descubría que no le había dicho, habría un infierno que pagar. Salí del elevador hacia el pasillo y fui atrapada con la guardia baja por un aroma tentador viniendo de la cocina. Dejé mi maletín y caminé hacia la cocina para encontrar a Brittany cocinando la cena.
—¿Está cocinando, señorita Pierce? —pregunté mientras ponía mis manos en sus caderas y la besaba.
—Sí, y vas a comerlo, te guste o no —sonrió.
—Comeré cualquier cosa de ti —guiñé. Me golpeó en el brazo y giró hacia el horno. Tomé un par de vasos, los llené con vino, y los dejé en la mesa. Brittany sacó un pastel de pollo del horno y lo depositó en el centro de la mesa.
—Mi mamá solía hacerlo para mi papá y para mí. Era su favorito. Guardé la receta conmigo todos estos años. Comencé a hacerlo para él cuando tenía nueve años —dijo mientras se sentaba frente a mí.
—¿Cocinabas para tu padre a los nueve años? —pregunté.
—Era eso o él no comía. Siempre supe que sería el plato que comería.
La miré y agité la cabeza. No podía creer que ese bastardo ebrio dejaría a su hija cocinar y usar el horno a los nueve años. Necesitaba decirle sobre Quinn, y creo que ahora es un bueno momento tanto como cualquiera. Decidí esperar hasta que terminara la cena porque comenzó a hablar de la boda. Luego de que comimos y limpiamos, le pedí que se sentara conmigo en la sala.
—Tengo la sensación de que tienes algo que necesitas decirme —dijo.
Respiré profundamente mientras recostaba su cabeza sobre mi regazo y me miraba. —Quinn fue la persona responsable del incendio en Chicago.
Rápidamente se sentó. —¿Qué? ¡Esa perra! —exclamó.
La tomé y recosté su cabeza nuevamente en mi regazo. — Escúchame, Brittany, no quiero que te preocupes por esto. Te lo dije porque no nos guardamos secretos. Phil está manejando esto por mí, y no tengo intenciones de confrontarla sobre esto —le dije mientras acariciaba su cabello—. De hecho, tú tampoco vas a verla porque te conozco, y tienes bastante temperamento.
—Está bien, si no quieres que lo haga, entonces respetaré tus deseos, pero todavía pienso que estás equivocada.
Me incliné y la besé. —Gracias, nena, te amo.
—Yo también te amo incluso a pesar de que estás equivocada. — Sonrió mientras me daba un golpecito en la nariz.
***
Caminé a través de la casa recién construida. La pintura de Brittany colgaba perfectamente sobre la chimenea y era el punto focal de la habitación. —¿Cómo se ve, hermana? —preguntó Rachel.
—Se ve genial, y creo que a Brittany le gustará —respondí.
—¿Estás bromeando? La amará, Santana, cada parte de ella. Es el mejor regalo de bodas que alguien podría dar, y espero encontrar a alguien como tú algún día.
La abracé. —Alguien ahí afuera está esperando por ti; sólo no te ha encontrado todavía.
—¿Desde cuándo te has vuelto tan poética? —preguntó con una sonrisa.
—Creo que eso es lo que estar enamorada le hace a una persona — respondí. Dejamos la casa y volvimos a la ciudad para encontrar a Denny para la cena. En dos días, estaré presentándole la casa a Brittany, en nuestra noche de bodas. Me ponía nerviosa que no le fuera a gustar, pero puede hacer los cambios que quiera.
Denny, Emily y yo dejamos el restaurante y fuimos al bar local para encontrarnos con algunas amistades para celebrar un poco. Extrañé a Brittany porque decidimos no vernos por un par de días hasta el día de nuestra boda, la había visto hacía unos días cuando hicimos el primer tratamiento de inseminación, eso me pone nerviosa. Pasaba un buen momento, hablando y riendo, cuando mi teléfono sonó, era Brittany.
—Hola, nena, ¿está todo bien? —pregunté.
—Todo está bien, ¿estás divirtiéndote?
Apenas podía oírla porque donde sea que se encontrara, el ruido de fondo era realmente fuerte.
—Nena, apenas puedo escucharte. Vas a tener que hablar mucho más fuerte.
—¿Así está mejor? —dijo mientras susurraba en mi oreja.
Me di la vuelta, y con una sonrisa, envolví mis manos a su alrededor y la abracé fuertemente. —¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.
—Te extrañé, Santana.
—Yo también te extrañé, nena, más de lo que alguna vez sabrás. —Miré alrededor, y las chicas con las que Brittany y Hanna había salido se reunieron alrededor de la mesa mientras sentaba a Brittany en mi regazo. Enterré mi nariz en su cuello, disfrutando de su olor a lilas y cerré mis ojos. Rió cuando mordisqueé su oreja.
—Hueles tan bien… está matándome —gemí.
—Compórtate, Santana; acordamos no tener sexo hasta nuestra noche de bodas.
—Lo sé —suspiré—. Es sólo que te he extrañado, y hay un baño justo allí. —Hice un gesto con mi cabeza.
—De ninguna manera —dijo mientras me empujaba—. Sólo piensa en lo especial que será en nuestra noche de bodas. Será como nuestra primera vez —sonrió. Maldita sea esa sonrisa.
Cuando fue tiempo de irnos, todos dejamos el bar juntos, y acompañé a Brittany hasta el taxi. Envolví mis manos a su alrededor. —¿Estás segura que no quieres venir a casa conmigo? Te extraño en nuestra cama. Puedes irte en la mañana y luego no nos volveremos a ver hasta el día de nuestra boda.
Tomó mi rostro en sus manos. —Por mucho que quiero, cariño, no puedo. Además, tengo demasiadas cosas que hacer mañana, y si me despierto contigo a mi lado, van a ocurrir cosas, y nunca saldré de la cama, luego estaré atrasada, luego estresada, luego…
Puse mi dedo sobre sus labios. —Está bien, lo entiendo, Brittany, por favor detente. —Me incliné hacia adelante y la besé en los labios. La metí en el taxi, cerré la puerta, y saludé mientras el taxi se iba calle abajo.
Denny me palmeó en la espalda. —La próxima vez que la veas, voy a estar llevándola hacia el altar en su camino a convertirse en la señora Lopez—sonrió—. Ahora, déjame llevarte a casa.
Cuando llegué a casa, me serví un vaso de escocés y me metí en la cama. Cogí mi teléfono y me quedé mirando la foto de mí y Brittany que se mostraba orgullosamente en mi pantalla. Ya la extrañaba, así que decidí hacer un FaceTime con ella. Sonreí cuando respondió en el segundo timbre, y su rostro llegó a través de mi pantalla.
—Hola, mi amor —sonrió.
—Hola, nena, sólo quería decir buenas noches.
—¿Tienes un vaso de escocés contigo? —preguntó.
Levanté mi vaso para que pudiera verlo. —Seguro que lo tengo. ¿Tú tienes tu vaso de vino?
Levantó su vaso de vino rojo y sonrió. —Seguro que lo tengo.
—Necesitas ir a dormir, nena, y tener tu sueño de belleza —le dije gentilmente.
—Estaba por ir a dormir, pero una caliente, sexy mujer me llamó y quería un FaceTime… no pude resistirme.
—Sólo quería verte una última vez antes de nuestra boda. Ahora, pon tus labios sobre la pantalla así puedo darte tu beso de buenas noches.—Fruncimos y juntamos nuestros labios en la pantalla de nuestros teléfonos—. Buenas noches, nena, y dulces sueños —susurré.
—Buenas noches, mi amor —dijo suavemente. Finalicé la llamada, dejé mi teléfono en la mesita de noche y dormí hasta que sonó la alarma para el trabajo.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
¿Que les pareció lo que hizo Quinn? comentarios y continuamos porque tenemos boda.
A la mañana siguiente, mientras me sentaba en mi escritorio, llamé al contratista para preguntar sobre la casa. — ¡Maldición, te dije que era mejor que la casa estuviera lista en tres días! —grité al teléfono—. Tuviste tres meses para tener esa casa terminada, y te pagué un montón de maldito dinero para ver que sucediera. Será mejor que saques tu culo y la termines porque si no lo está cuando vaya allí en tres días para inspeccionar, ¡voy a demandarte y encerrarte para siempre! —Lancé mi teléfono sobre el escritorio cuando
Phil entró.
—Necesitamos hablar, Santana —dijo mientras se sentaba.—Ahora no, Phil… no es un buen momento.
—Bueno, vas a querer escuchar esto. Es sobre el incendio en Chicago —habló seriamente.
Me levanté de mi escritorio y lo miré. —¿Qué? ¿Qué demonios tienes que decirme?
—Encontraron a la persona responsable del incendio, y es alguien que conoces —dijo.
—¿Alguien que conozco? ¿Quién demonios me haría eso? — comencé a sentirme nervioso.
—Fue Quinn. Ella fue la que contrató al tipo que comenzó el incendio.
Caminé hacia el otro lado de mi escritorio y me paseé por el suelo. — ¿Estás absolutamente seguro sobre Quinn?
—Sí, Santana; la policía la tiene bajo arresto. El tipo finalmente se quebró y confesó todo luego de que la policía lo detuvo nuevamente bajo otros cargos.
—Bien, entonces está hecho. Voy a casarme en una semana, y no necesito esto. Tú debes manejar todo. No quiero oír otra palabra de esto hasta después de que regrese de mi luna de miel.
—¿No va a confrontarla sobre eso? —preguntó Phil.
—No, lo hecho, hecho está. Estoy segura que sé la razón de todos modos. Ahora si me disculpas, tengo una hermosa prometida esperándome en casa —dije mientras tomaba mi maletín y dejaba la oficina.
En el camino a casa, pensé acerca de si decirle o no a Brittany sobre Quinn. No quería hacerla enojar, pero no guardábamos secretos entre nosotras, y si ella descubría que no le había dicho, habría un infierno que pagar. Salí del elevador hacia el pasillo y fui atrapada con la guardia baja por un aroma tentador viniendo de la cocina. Dejé mi maletín y caminé hacia la cocina para encontrar a Brittany cocinando la cena.
—¿Está cocinando, señorita Pierce? —pregunté mientras ponía mis manos en sus caderas y la besaba.
—Sí, y vas a comerlo, te guste o no —sonrió.
—Comeré cualquier cosa de ti —guiñé. Me golpeó en el brazo y giró hacia el horno. Tomé un par de vasos, los llené con vino, y los dejé en la mesa. Brittany sacó un pastel de pollo del horno y lo depositó en el centro de la mesa.
—Mi mamá solía hacerlo para mi papá y para mí. Era su favorito. Guardé la receta conmigo todos estos años. Comencé a hacerlo para él cuando tenía nueve años —dijo mientras se sentaba frente a mí.
—¿Cocinabas para tu padre a los nueve años? —pregunté.
—Era eso o él no comía. Siempre supe que sería el plato que comería.
La miré y agité la cabeza. No podía creer que ese bastardo ebrio dejaría a su hija cocinar y usar el horno a los nueve años. Necesitaba decirle sobre Quinn, y creo que ahora es un bueno momento tanto como cualquiera. Decidí esperar hasta que terminara la cena porque comenzó a hablar de la boda. Luego de que comimos y limpiamos, le pedí que se sentara conmigo en la sala.
—Tengo la sensación de que tienes algo que necesitas decirme —dijo.
Respiré profundamente mientras recostaba su cabeza sobre mi regazo y me miraba. —Quinn fue la persona responsable del incendio en Chicago.
Rápidamente se sentó. —¿Qué? ¡Esa perra! —exclamó.
La tomé y recosté su cabeza nuevamente en mi regazo. — Escúchame, Brittany, no quiero que te preocupes por esto. Te lo dije porque no nos guardamos secretos. Phil está manejando esto por mí, y no tengo intenciones de confrontarla sobre esto —le dije mientras acariciaba su cabello—. De hecho, tú tampoco vas a verla porque te conozco, y tienes bastante temperamento.
—Está bien, si no quieres que lo haga, entonces respetaré tus deseos, pero todavía pienso que estás equivocada.
Me incliné y la besé. —Gracias, nena, te amo.
—Yo también te amo incluso a pesar de que estás equivocada. — Sonrió mientras me daba un golpecito en la nariz.
***
Caminé a través de la casa recién construida. La pintura de Brittany colgaba perfectamente sobre la chimenea y era el punto focal de la habitación. —¿Cómo se ve, hermana? —preguntó Rachel.
—Se ve genial, y creo que a Brittany le gustará —respondí.
—¿Estás bromeando? La amará, Santana, cada parte de ella. Es el mejor regalo de bodas que alguien podría dar, y espero encontrar a alguien como tú algún día.
La abracé. —Alguien ahí afuera está esperando por ti; sólo no te ha encontrado todavía.
—¿Desde cuándo te has vuelto tan poética? —preguntó con una sonrisa.
—Creo que eso es lo que estar enamorada le hace a una persona — respondí. Dejamos la casa y volvimos a la ciudad para encontrar a Denny para la cena. En dos días, estaré presentándole la casa a Brittany, en nuestra noche de bodas. Me ponía nerviosa que no le fuera a gustar, pero puede hacer los cambios que quiera.
Denny, Emily y yo dejamos el restaurante y fuimos al bar local para encontrarnos con algunas amistades para celebrar un poco. Extrañé a Brittany porque decidimos no vernos por un par de días hasta el día de nuestra boda, la había visto hacía unos días cuando hicimos el primer tratamiento de inseminación, eso me pone nerviosa. Pasaba un buen momento, hablando y riendo, cuando mi teléfono sonó, era Brittany.
—Hola, nena, ¿está todo bien? —pregunté.
—Todo está bien, ¿estás divirtiéndote?
Apenas podía oírla porque donde sea que se encontrara, el ruido de fondo era realmente fuerte.
—Nena, apenas puedo escucharte. Vas a tener que hablar mucho más fuerte.
—¿Así está mejor? —dijo mientras susurraba en mi oreja.
Me di la vuelta, y con una sonrisa, envolví mis manos a su alrededor y la abracé fuertemente. —¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.
—Te extrañé, Santana.
—Yo también te extrañé, nena, más de lo que alguna vez sabrás. —Miré alrededor, y las chicas con las que Brittany y Hanna había salido se reunieron alrededor de la mesa mientras sentaba a Brittany en mi regazo. Enterré mi nariz en su cuello, disfrutando de su olor a lilas y cerré mis ojos. Rió cuando mordisqueé su oreja.
—Hueles tan bien… está matándome —gemí.
—Compórtate, Santana; acordamos no tener sexo hasta nuestra noche de bodas.
—Lo sé —suspiré—. Es sólo que te he extrañado, y hay un baño justo allí. —Hice un gesto con mi cabeza.
—De ninguna manera —dijo mientras me empujaba—. Sólo piensa en lo especial que será en nuestra noche de bodas. Será como nuestra primera vez —sonrió. Maldita sea esa sonrisa.
Cuando fue tiempo de irnos, todos dejamos el bar juntos, y acompañé a Brittany hasta el taxi. Envolví mis manos a su alrededor. —¿Estás segura que no quieres venir a casa conmigo? Te extraño en nuestra cama. Puedes irte en la mañana y luego no nos volveremos a ver hasta el día de nuestra boda.
Tomó mi rostro en sus manos. —Por mucho que quiero, cariño, no puedo. Además, tengo demasiadas cosas que hacer mañana, y si me despierto contigo a mi lado, van a ocurrir cosas, y nunca saldré de la cama, luego estaré atrasada, luego estresada, luego…
Puse mi dedo sobre sus labios. —Está bien, lo entiendo, Brittany, por favor detente. —Me incliné hacia adelante y la besé en los labios. La metí en el taxi, cerré la puerta, y saludé mientras el taxi se iba calle abajo.
Denny me palmeó en la espalda. —La próxima vez que la veas, voy a estar llevándola hacia el altar en su camino a convertirse en la señora Lopez—sonrió—. Ahora, déjame llevarte a casa.
Cuando llegué a casa, me serví un vaso de escocés y me metí en la cama. Cogí mi teléfono y me quedé mirando la foto de mí y Brittany que se mostraba orgullosamente en mi pantalla. Ya la extrañaba, así que decidí hacer un FaceTime con ella. Sonreí cuando respondió en el segundo timbre, y su rostro llegó a través de mi pantalla.
—Hola, mi amor —sonrió.
—Hola, nena, sólo quería decir buenas noches.
—¿Tienes un vaso de escocés contigo? —preguntó.
Levanté mi vaso para que pudiera verlo. —Seguro que lo tengo. ¿Tú tienes tu vaso de vino?
Levantó su vaso de vino rojo y sonrió. —Seguro que lo tengo.
—Necesitas ir a dormir, nena, y tener tu sueño de belleza —le dije gentilmente.
—Estaba por ir a dormir, pero una caliente, sexy mujer me llamó y quería un FaceTime… no pude resistirme.
—Sólo quería verte una última vez antes de nuestra boda. Ahora, pon tus labios sobre la pantalla así puedo darte tu beso de buenas noches.—Fruncimos y juntamos nuestros labios en la pantalla de nuestros teléfonos—. Buenas noches, nena, y dulces sueños —susurré.
—Buenas noches, mi amor —dijo suavemente. Finalicé la llamada, dejé mi teléfono en la mesita de noche y dormí hasta que sonó la alarma para el trabajo.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
¿Que les pareció lo que hizo Quinn? comentarios y continuamos porque tenemos boda.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
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