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Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
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Capitulo 16
CAPITULO 16
Hoy es el primer tratamiento de quimioterapia de Brittany. Me levanté, duché, vestí y me dirigí a la cocina por café. Denny ya estaba sentado en la mesa, comiendo el desayuno que Claire había preparado.
—Buenos días, Santana. ¿Te hago algo para desayunar? —preguntó Claire.
—Buenos días, Claire. Sólo voy a beber café —respondí.
Me senté a la mesa frente a Denny mientras Claire me traía una taza de café y un plato con pan de plátano. La miré y le sonreí.
—Lo hice en mi casa anoche, y sé cuánto te gusta. —Sonrió.
Me levanté y le di un beso en la mejilla.—Gracias, Claire. Como siempre, aprecio que te preocupes por mí.
Denny me miró fijamente. —¿Estás lista para ir a verla? —preguntó.
—No lo sé —contesté mientras le daba un trago al café—. No sé cómo reaccionará cuando me vea.
—Bueno, va a ser un poco incómodo ya que ustedes no han hablado desde el día que tú la dejaste.
Lo miré y tomé un pedazo del pan de plátano. —¿Tienes que seguir recordándomelo?
—Sólo estoy diciendo que tal vez deberías haberla llamado antes de hoy. Aparecerás de forma inesperada, y ella probablemente te pateará el culo —dijo Denny.
—Lindo, Denny. Gracias por el voto de confianza, y no creo que ella haga eso.
—¿Has conocido a Brittany Pierce? —Soltó una carcajada.
Puse los ojos en blanco y me levanté de la mesa. Coloqué mi taza y plato en el lavavajillas y luego miré mi reloj. Eran las 8:30 de la mañana y la quimio de Brittany comienza en treinta minutos.
Me subí a la limusina, y Denny me llevó al hospital.
—Buena suerte, Santana.
—Gracias, Denny, la necesitaré —dije bajándome del asiento trasero.
Entré en el hospital y seguí las señales hacia el centro de tratamiento de cáncer. Atravesé las puertas y me encontré en una gran sala de espera. La recepcionista me preguntó si podía ayudarme, y le dije que estaba aquí por Brittany. Una enfermera que estaba allí de pie revisando unos papeles me escuchó.
—¿Está aquí por Brittany Pierce? —preguntó.
—Sí, soy Santana Lopez.
Me miró y ladeó la cabeza.—Brittany dijo que nadie estaría aquí con ella.
Apreté los labios. —No sabe que estoy aquí.
—¿Eres su amiga o novia? —preguntó.
—Es complicado, pero soy su amiga.
Sonrió y movió una mano hacía mí indicando que la siguiera por el largo pasillo. Nos acercamos a una enorme habitación que se encontraba llena de grandes sillas, soportes para bolsas IV y cortinas. Me llevó hasta la cuarta silla y abrió la cortina.
—Alguien está aquí para verte. —La enfermera Bailey sonrió.
Brittany miró por encima de su teléfono y una ola de sorpresa cruzó su rostro. —¡¿Qué haces aquí, Santana?! —preguntó bastante molesta.
Verla sentada allí con sus pantalones de yoga y una camiseta holgada fue un regalo para la vista. Su cabello recogido en una alta cola de caballo me estaba matando porque amaba cuando llevaba el cabello recogido.
—Hola, Brittany —dije con calma. Ella volvió a mirar su teléfono.
—Te he hecho una pregunta —espetó.
Podía decir que estaba enfadada, pero no me importó. —Nadie debería tener que pasar por esto solo —dije mientras me sentaba en una silla a su lado.
Ella señaló que no estaba sola, que tenía a la enfermera Bailey, mientras seguía observando su teléfono. Ni si quiera me miraba, y comenzaba a molestarme seriamente. Le quité el teléfono de la mano y lo puse en mi bolso. No es necesario decir que no se encontraba feliz.
—¡¿Qué demonios, Santana?! —gritó. Estaba a punto de escupir fuego contra mí cuando la enfermera Bailey vino e insertó una aguja en el puerto. Respiré profundo porque no podía imaginar lo que ella pensaba o pasaba cuando la aguja entró—. Viva. —Le sonrió a la enfermera Bailey.
Se giró y me miró; sus ojos azules, que una vez brillaban y bailaban, ahora se veían cansados y mostraban dolor.
—Estoy aquí como tu amiga, Brittany—dije queriendo desesperadamente tomar su mano con la mía.
—¿Puedo tener mi teléfono de vuelta, por favor? —preguntó extendiendo la mano.
Busqué en mi bolso y se lo entregué. Nuestras manos se tocaron cuando tomó el aparato. Su piel era suave y cálida como la recordaba.
Quería dejarle bien claro el por qué vine.—Así es como esto va a funcionar —hablé—. Voy a traerte aquí cada semana y luego llevarte a casa. He contratado a una enfermera privada para que vaya a tu departamento todos los días para atenderte y que te sientas cómoda.
Me preguntó por qué hacía esto, y simplemente le expliqué que se lo debía por la noche que ella me llevó a casa desde el club. Me enfrentó con su encantadora actitud y me dijo que se sentía bien y que me podía ir. Dios, había extrañado su forma de ser. Le dije que iba a quedarme y que no estaba en posición de decir lo contrario. Me dirigió una mirada sucia y me preguntó cómo sabía que su tratamiento era hoy. Le expliqué una vez más que yo podía averiguar lo que sea. No me atreví a decirle que tenía a Denny siguiéndola. Me llamó acosadora y luego procedió a leer un libro en su kindle. Abrí mi iPad y comencé a revisar mis emails. Después de quince minutos de silencio, Brittany me miró.
—No tienes que estar aquí; estoy segura de que tienes mejores cosas que hacer que sentarte en una habitación mirando a la gente recibir quimioterapia durante 5 horas —dijo de forma casual.
—Si tengo mejores cosas que hacer o no, así es como esto va a ser, así que vamos a estar en silencio y no te preocupes por ello —le respondí, aun mirando hacia mi iPad.
La enfermera Bailey volvió y le preguntó a Brittany cómo iba. Me sorprendí al escuchar su respuesta.
—Estoy jodidamente fantástica, enfermera Bailey, porque sé que probablemente esta noche tendré mi cabeza en el inodoro durante una hora o dos.
Miré a Brittany y luego a la enfermera Bailey. —¡Brittany, basta!
La enfermera me miró con simpatía. —Está bien, está enojada en este momento y tiene que dejarlo salir. Estoy acostumbrada a ello. Sólo trato de que mis pacientes estén lo más cómodos posibles.
Me incliné hacia Brittany. —¿Podrías dejar de ser una sabelotodo? Ella sólo está tratando de ayudar —susurré.
Me miró aburrida y levantó las manos para rehacer su cola de caballo. Mis ojos fueron instantáneamente a sus muñecas cuando las mangas de su camiseta se alzaron. Casi jadeé cuando vi los tatuajes; mi nombre en su muñeca izquierda y el signo de infinito en la derecha. ¿Por qué demonios haría eso? No quise decirle nada sobre ello; quería esperar y ver si ella me lo decía.
Me levanté y le dije a Brittany que volvería pronto. Caminé por el pasillo hasta el baño para recuperar el aliento. No sabía qué decir sobre lo que acababa de ver, y no podía entender por qué ella haría eso. Cuando me dirigía de vuelta con Brittany, la enfermera Bailey me detuvo en el pasillo.
—Escuche, señora Lopez; Brittany está pasando por un montón de emociones justo ahora. Se está sintiendo triste, ansiosa, deprimida, y más que nada, enojada. Está enojada de que esto le esté sucediendo de nuevo. Está enojada con la vida. Cuando es así, todos a su alrededor lo sentirán también. Es una parte normal del proceso emocional de tener cáncer y someterse a los tratamientos de quimioterapia —dijo mientras ponía una mano en mi hombro.
—Gracias, tendré eso en mente, y planeo hacerla sentir lo más cómoda posible. —Sonreí.
Fueron cinco largas horas. No por el tratamiento de quimio de Brittany, sino por su actitud y enojo hacia mí. No la culpo por estar enfadada conmigo. Fui mala, grosera y me pasé de la raya en el hotel en Ohio, y encontraré una manera de compensarla por aquello. Cogí su manta para sostenérsela, y me la arrancó de las manos diciendo que podía hacerlo por sí misma. Suspiré mientras ella caminaba varios pasos por delante de mí. Nos acercamos a la limusina, y amablemente le abrí la puerta. Se deslizó en el asiento trasero sin siquiera mirarme. La única persona que recibió un “hola” y una sonrisa fue Denny. Estaba muy emocionado por verla. Podía decir que él también la había extrañado.
Ella se sentó, mirando por la ventana y aun negándose a mirarme. Le pregunté cómo se sentía y dijo que bien. Obviamente no quería hablar, así que la dejé tranquila, y el silencio se extendió durante todo el camino hasta su apartamento. Después de oír lo que le había dicho a la enfermera Bailey sobre cómo ella anticipaba el malestar, decidí que no debía quedarse sola. Sabía que Hanna se encontraba fuera de la ciudad con Emily, así que no podría quedarse con Brittany.
Aparcamos en su edificio y la seguí al interior.
—Quiero que empieces a empacar —le dije
—¿Por qué? —preguntó y se giró para mirarme. Tomé una bocanada de aire.
—Te alojarás en la habitación de huéspedes en mi penthouse.
—No voy a ninguna parte, esta es mi casa. Aquí es donde me voy a quedar —espetó.
—Escúchame —dije levantando la voz—. No quiero que te quedes aquí sola.
Caminó hacia mí con una extraña expresión en su cara y puso un dedo en mi pecho. —No soy un puto caso de caridad, Santana Lopez, y no necesito tu ayuda. Además me odias, de todos modos, ¿por qué quieres ayudarme después de lo que hice? —dijo mientras se daba la vuelta lentamente y caminaba hacia el lavabo, descansando sus manos en la encimera.
Me dolió saber que pensaba que la odio. Tal vez esa es la razón de su comportamiento conmigo hoy. Lentamente caminé detrás de ella. Quería envolver mis brazos a su alrededor, pero no podía.
—Brittany, no te odio; por favor, no vuelvas a decir eso otra vez. Sí, tengo que admitir que todavía estoy enojada, y voy a estarlo por mucho tiempo, pero tengo que poner todo eso a un lado porque eres mi amiga y necesitas ayuda. Por favor, pon tu terquedad a un lado y déjame ayudarte.
—Dijiste que contrataste a una enfermera para venir aquí y ver cómo estaba —dijo con voz suave, su espalda aún vuelta hacia mí.
—Bueno, he cambiado de opinión y estoy haciendo otros planes.
Se volteó para enfrentarme y me miró con tristeza en sus ojos mientras accedía e iba a
empacar su bolsa. Dejé escapar un suspiro de alivio. Eso fue mucho más fácil de lo que pensé que sería. Es una chica testaruda y puede dar batalla hasta ganar.
***
Llevé su maleta a la habitación de huéspedes y la dejé en una esquina mientras ella se recostaba en la cama. Estaba segura de que amaba esa cama. Podía ver las esquinas de su boca ligeramente curvadas hacia arriba mientras pasaba sus manos por el edredón. Me alegro de haber tomado la decisión de traerla aquí. Sólo espero no acabar arrepintiéndome. Verla sentada en esa silla en el hospital recibiendo el tratamiento fue melancólico. Nunca, en un millón de años, soñé con traer a una chica con cáncer a casa y cuidarla. No era yo, pero entonces, de nuevo, no soy la misma persona cuando estoy Brittany
Tengo una cena de negocios con Paul esta tarde. Le dije que iba a salir esta noche, que podía sentirse como en su casa si necesitaba o quería algo. Me dedicó una media sonrisa mientras me volvía y caminaba hacia la puerta. No quería dejarla, pero Denny había accedido a quedarse hasta que yo llegara a casa en caso de que algo sucediera. Tomé mis llaves y salí por la puerta para encontrarme con Paul.
Llegué a casa alrededor de las once de la noche y subí las escaleras para ver cómo se encontraba Brittany. Denny dijo que había estado durmiendo desde que me fui. La puerta se abrió un poco, y eché un vistazo dentro para asegurarme de que estaba bien. Ella dormía pacíficamente. Caminé a mi habitación y me cambié por un par de pantalones de ejercicio y una playera. Me senté en la cama y abrí mi laptop para trabajar un poco. Me había quedado dormida por un rato y me desperté con el sonido de Brittany vomitando en el baño. Abrí la puerta un poco y la vi en el suelo, sobre el inodoro, vomitando violentamente.
—Brittany —susurré mientras tomaba su cabello y lo sostenía hacia atrás con mis manos. Me dijo que me fuera porque no quería que la viera así. Me arrodillé a su lado sosteniendo su cabello y le dije que no me iría a ningún lado hasta que ella estuviera de vuelta en la cama. Una hora más tarde, finalmente había terminado de vomitar. Descansó sus codos en el inodoro y se tapó la cara con las manos. Caminé hasta el lavabo y mojé una toalla con agua tibia. La doblé y la pasé con cuidado por su cabeza. La agarró mientras la ayudaba a ponerse de pie; se sentía débil. La tomé del brazo y la ayudé a volver a la cama. Puse las mantas sobre ella, y cuando me giraba para irme, me tomó suavemente de la mano. Me giré para verla y habló con voz suave.
—Esto no es nada. No tienes ni idea de en lo que te has metido, Señora Lopez.
Me quedé mirando su rostro pálido y dolorido. No sabía cómo responder a eso, así que sólo me di la vuelta y salí de la habitación, dejando la puerta entreabierta.
***
A la mañana siguiente me levanté temprano ya que necesitaba ir a la oficina. Me duché y me vestí con unos jeans y una blusa. Caminé hasta la habitación de Brittany, me quedé detrás de la puerta y escuché. Podía oírla agitada en la cama. Abrí la puerta silenciosamente y le pregunté si estaba despierta. Me miró de una manera que me hizo sufrir. Le pregunté cómo se sentía y me contestó que estaba bien y que iba a tomar una ducha. Le dije que cuando terminara bajara a la cocina y que Claire le prepararía el desayuno. Me preguntó quién era Claire. Aparentemente olvidé decirle que tenía un ama de llaves. Antes de que entrara en el baño le comenté que tenía que ir a la oficina por un momento y que volvería más tarde. Ella dijo—: Está bien, nos vemos más tarde —con una voz fría y plana.
Fui a la cocina y le expliqué a Claire que Brittany estuvo enferma anoche, y que podría o no querer comer. Me dijo que no me preocupara, y que cuidaría de ella. Tomé una taza de café y me la llevé a mi oficina para hacer algo de trabajo en la computadora antes de dirigirme a Lopez Enterprises. Me senté en la silla y me pasé las manos por el cabello. ¿Qué demonios hacía? Tenerla aquí era lindo, pero era emocionalmente doloroso al mismo tiempo. Caminé de vuelta a la cocina donde Claire y Brittany hablaban.
—Ah, veo que se conocieron —dije.
—Pensé que te habías ido —dijo Brittany con actitud arrogante.
—Tenía que terminar un trabajo en la computadora aquí primero, pero no te preocupes, me iré pronto.
Claire la miró y luego a mí mientras agarraba un tazón con frutas y me sentaba en la mesa. Claire colocó un plato de huevos frente a Brittany y le dijo que comiera. La miré por el rabillo del ojo mientras tomaba un bocado pequeño. Terminé mi fruta y café y caminé hacia ella.
—Me voy ahora, así que si necesitas algo, Claire estará aquí todo el día.
No me miró. Todo lo que hizo fue mover una mano hacia mí.
—Puedo decir que esto va a ser más difícil de lo que pensaba — murmuré cuando me iba.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía forever de Sandi Lynn.
Uno más, espero sus comentarios.
Hoy es el primer tratamiento de quimioterapia de Brittany. Me levanté, duché, vestí y me dirigí a la cocina por café. Denny ya estaba sentado en la mesa, comiendo el desayuno que Claire había preparado.
—Buenos días, Santana. ¿Te hago algo para desayunar? —preguntó Claire.
—Buenos días, Claire. Sólo voy a beber café —respondí.
Me senté a la mesa frente a Denny mientras Claire me traía una taza de café y un plato con pan de plátano. La miré y le sonreí.
—Lo hice en mi casa anoche, y sé cuánto te gusta. —Sonrió.
Me levanté y le di un beso en la mejilla.—Gracias, Claire. Como siempre, aprecio que te preocupes por mí.
Denny me miró fijamente. —¿Estás lista para ir a verla? —preguntó.
—No lo sé —contesté mientras le daba un trago al café—. No sé cómo reaccionará cuando me vea.
—Bueno, va a ser un poco incómodo ya que ustedes no han hablado desde el día que tú la dejaste.
Lo miré y tomé un pedazo del pan de plátano. —¿Tienes que seguir recordándomelo?
—Sólo estoy diciendo que tal vez deberías haberla llamado antes de hoy. Aparecerás de forma inesperada, y ella probablemente te pateará el culo —dijo Denny.
—Lindo, Denny. Gracias por el voto de confianza, y no creo que ella haga eso.
—¿Has conocido a Brittany Pierce? —Soltó una carcajada.
Puse los ojos en blanco y me levanté de la mesa. Coloqué mi taza y plato en el lavavajillas y luego miré mi reloj. Eran las 8:30 de la mañana y la quimio de Brittany comienza en treinta minutos.
Me subí a la limusina, y Denny me llevó al hospital.
—Buena suerte, Santana.
—Gracias, Denny, la necesitaré —dije bajándome del asiento trasero.
Entré en el hospital y seguí las señales hacia el centro de tratamiento de cáncer. Atravesé las puertas y me encontré en una gran sala de espera. La recepcionista me preguntó si podía ayudarme, y le dije que estaba aquí por Brittany. Una enfermera que estaba allí de pie revisando unos papeles me escuchó.
—¿Está aquí por Brittany Pierce? —preguntó.
—Sí, soy Santana Lopez.
Me miró y ladeó la cabeza.—Brittany dijo que nadie estaría aquí con ella.
Apreté los labios. —No sabe que estoy aquí.
—¿Eres su amiga o novia? —preguntó.
—Es complicado, pero soy su amiga.
Sonrió y movió una mano hacía mí indicando que la siguiera por el largo pasillo. Nos acercamos a una enorme habitación que se encontraba llena de grandes sillas, soportes para bolsas IV y cortinas. Me llevó hasta la cuarta silla y abrió la cortina.
—Alguien está aquí para verte. —La enfermera Bailey sonrió.
Brittany miró por encima de su teléfono y una ola de sorpresa cruzó su rostro. —¡¿Qué haces aquí, Santana?! —preguntó bastante molesta.
Verla sentada allí con sus pantalones de yoga y una camiseta holgada fue un regalo para la vista. Su cabello recogido en una alta cola de caballo me estaba matando porque amaba cuando llevaba el cabello recogido.
—Hola, Brittany —dije con calma. Ella volvió a mirar su teléfono.
—Te he hecho una pregunta —espetó.
Podía decir que estaba enfadada, pero no me importó. —Nadie debería tener que pasar por esto solo —dije mientras me sentaba en una silla a su lado.
Ella señaló que no estaba sola, que tenía a la enfermera Bailey, mientras seguía observando su teléfono. Ni si quiera me miraba, y comenzaba a molestarme seriamente. Le quité el teléfono de la mano y lo puse en mi bolso. No es necesario decir que no se encontraba feliz.
—¡¿Qué demonios, Santana?! —gritó. Estaba a punto de escupir fuego contra mí cuando la enfermera Bailey vino e insertó una aguja en el puerto. Respiré profundo porque no podía imaginar lo que ella pensaba o pasaba cuando la aguja entró—. Viva. —Le sonrió a la enfermera Bailey.
Se giró y me miró; sus ojos azules, que una vez brillaban y bailaban, ahora se veían cansados y mostraban dolor.
—Estoy aquí como tu amiga, Brittany—dije queriendo desesperadamente tomar su mano con la mía.
—¿Puedo tener mi teléfono de vuelta, por favor? —preguntó extendiendo la mano.
Busqué en mi bolso y se lo entregué. Nuestras manos se tocaron cuando tomó el aparato. Su piel era suave y cálida como la recordaba.
Quería dejarle bien claro el por qué vine.—Así es como esto va a funcionar —hablé—. Voy a traerte aquí cada semana y luego llevarte a casa. He contratado a una enfermera privada para que vaya a tu departamento todos los días para atenderte y que te sientas cómoda.
Me preguntó por qué hacía esto, y simplemente le expliqué que se lo debía por la noche que ella me llevó a casa desde el club. Me enfrentó con su encantadora actitud y me dijo que se sentía bien y que me podía ir. Dios, había extrañado su forma de ser. Le dije que iba a quedarme y que no estaba en posición de decir lo contrario. Me dirigió una mirada sucia y me preguntó cómo sabía que su tratamiento era hoy. Le expliqué una vez más que yo podía averiguar lo que sea. No me atreví a decirle que tenía a Denny siguiéndola. Me llamó acosadora y luego procedió a leer un libro en su kindle. Abrí mi iPad y comencé a revisar mis emails. Después de quince minutos de silencio, Brittany me miró.
—No tienes que estar aquí; estoy segura de que tienes mejores cosas que hacer que sentarte en una habitación mirando a la gente recibir quimioterapia durante 5 horas —dijo de forma casual.
—Si tengo mejores cosas que hacer o no, así es como esto va a ser, así que vamos a estar en silencio y no te preocupes por ello —le respondí, aun mirando hacia mi iPad.
La enfermera Bailey volvió y le preguntó a Brittany cómo iba. Me sorprendí al escuchar su respuesta.
—Estoy jodidamente fantástica, enfermera Bailey, porque sé que probablemente esta noche tendré mi cabeza en el inodoro durante una hora o dos.
Miré a Brittany y luego a la enfermera Bailey. —¡Brittany, basta!
La enfermera me miró con simpatía. —Está bien, está enojada en este momento y tiene que dejarlo salir. Estoy acostumbrada a ello. Sólo trato de que mis pacientes estén lo más cómodos posibles.
Me incliné hacia Brittany. —¿Podrías dejar de ser una sabelotodo? Ella sólo está tratando de ayudar —susurré.
Me miró aburrida y levantó las manos para rehacer su cola de caballo. Mis ojos fueron instantáneamente a sus muñecas cuando las mangas de su camiseta se alzaron. Casi jadeé cuando vi los tatuajes; mi nombre en su muñeca izquierda y el signo de infinito en la derecha. ¿Por qué demonios haría eso? No quise decirle nada sobre ello; quería esperar y ver si ella me lo decía.
Me levanté y le dije a Brittany que volvería pronto. Caminé por el pasillo hasta el baño para recuperar el aliento. No sabía qué decir sobre lo que acababa de ver, y no podía entender por qué ella haría eso. Cuando me dirigía de vuelta con Brittany, la enfermera Bailey me detuvo en el pasillo.
—Escuche, señora Lopez; Brittany está pasando por un montón de emociones justo ahora. Se está sintiendo triste, ansiosa, deprimida, y más que nada, enojada. Está enojada de que esto le esté sucediendo de nuevo. Está enojada con la vida. Cuando es así, todos a su alrededor lo sentirán también. Es una parte normal del proceso emocional de tener cáncer y someterse a los tratamientos de quimioterapia —dijo mientras ponía una mano en mi hombro.
—Gracias, tendré eso en mente, y planeo hacerla sentir lo más cómoda posible. —Sonreí.
Fueron cinco largas horas. No por el tratamiento de quimio de Brittany, sino por su actitud y enojo hacia mí. No la culpo por estar enfadada conmigo. Fui mala, grosera y me pasé de la raya en el hotel en Ohio, y encontraré una manera de compensarla por aquello. Cogí su manta para sostenérsela, y me la arrancó de las manos diciendo que podía hacerlo por sí misma. Suspiré mientras ella caminaba varios pasos por delante de mí. Nos acercamos a la limusina, y amablemente le abrí la puerta. Se deslizó en el asiento trasero sin siquiera mirarme. La única persona que recibió un “hola” y una sonrisa fue Denny. Estaba muy emocionado por verla. Podía decir que él también la había extrañado.
Ella se sentó, mirando por la ventana y aun negándose a mirarme. Le pregunté cómo se sentía y dijo que bien. Obviamente no quería hablar, así que la dejé tranquila, y el silencio se extendió durante todo el camino hasta su apartamento. Después de oír lo que le había dicho a la enfermera Bailey sobre cómo ella anticipaba el malestar, decidí que no debía quedarse sola. Sabía que Hanna se encontraba fuera de la ciudad con Emily, así que no podría quedarse con Brittany.
Aparcamos en su edificio y la seguí al interior.
—Quiero que empieces a empacar —le dije
—¿Por qué? —preguntó y se giró para mirarme. Tomé una bocanada de aire.
—Te alojarás en la habitación de huéspedes en mi penthouse.
—No voy a ninguna parte, esta es mi casa. Aquí es donde me voy a quedar —espetó.
—Escúchame —dije levantando la voz—. No quiero que te quedes aquí sola.
Caminó hacia mí con una extraña expresión en su cara y puso un dedo en mi pecho. —No soy un puto caso de caridad, Santana Lopez, y no necesito tu ayuda. Además me odias, de todos modos, ¿por qué quieres ayudarme después de lo que hice? —dijo mientras se daba la vuelta lentamente y caminaba hacia el lavabo, descansando sus manos en la encimera.
Me dolió saber que pensaba que la odio. Tal vez esa es la razón de su comportamiento conmigo hoy. Lentamente caminé detrás de ella. Quería envolver mis brazos a su alrededor, pero no podía.
—Brittany, no te odio; por favor, no vuelvas a decir eso otra vez. Sí, tengo que admitir que todavía estoy enojada, y voy a estarlo por mucho tiempo, pero tengo que poner todo eso a un lado porque eres mi amiga y necesitas ayuda. Por favor, pon tu terquedad a un lado y déjame ayudarte.
—Dijiste que contrataste a una enfermera para venir aquí y ver cómo estaba —dijo con voz suave, su espalda aún vuelta hacia mí.
—Bueno, he cambiado de opinión y estoy haciendo otros planes.
Se volteó para enfrentarme y me miró con tristeza en sus ojos mientras accedía e iba a
empacar su bolsa. Dejé escapar un suspiro de alivio. Eso fue mucho más fácil de lo que pensé que sería. Es una chica testaruda y puede dar batalla hasta ganar.
***
Llevé su maleta a la habitación de huéspedes y la dejé en una esquina mientras ella se recostaba en la cama. Estaba segura de que amaba esa cama. Podía ver las esquinas de su boca ligeramente curvadas hacia arriba mientras pasaba sus manos por el edredón. Me alegro de haber tomado la decisión de traerla aquí. Sólo espero no acabar arrepintiéndome. Verla sentada en esa silla en el hospital recibiendo el tratamiento fue melancólico. Nunca, en un millón de años, soñé con traer a una chica con cáncer a casa y cuidarla. No era yo, pero entonces, de nuevo, no soy la misma persona cuando estoy Brittany
Tengo una cena de negocios con Paul esta tarde. Le dije que iba a salir esta noche, que podía sentirse como en su casa si necesitaba o quería algo. Me dedicó una media sonrisa mientras me volvía y caminaba hacia la puerta. No quería dejarla, pero Denny había accedido a quedarse hasta que yo llegara a casa en caso de que algo sucediera. Tomé mis llaves y salí por la puerta para encontrarme con Paul.
Llegué a casa alrededor de las once de la noche y subí las escaleras para ver cómo se encontraba Brittany. Denny dijo que había estado durmiendo desde que me fui. La puerta se abrió un poco, y eché un vistazo dentro para asegurarme de que estaba bien. Ella dormía pacíficamente. Caminé a mi habitación y me cambié por un par de pantalones de ejercicio y una playera. Me senté en la cama y abrí mi laptop para trabajar un poco. Me había quedado dormida por un rato y me desperté con el sonido de Brittany vomitando en el baño. Abrí la puerta un poco y la vi en el suelo, sobre el inodoro, vomitando violentamente.
—Brittany —susurré mientras tomaba su cabello y lo sostenía hacia atrás con mis manos. Me dijo que me fuera porque no quería que la viera así. Me arrodillé a su lado sosteniendo su cabello y le dije que no me iría a ningún lado hasta que ella estuviera de vuelta en la cama. Una hora más tarde, finalmente había terminado de vomitar. Descansó sus codos en el inodoro y se tapó la cara con las manos. Caminé hasta el lavabo y mojé una toalla con agua tibia. La doblé y la pasé con cuidado por su cabeza. La agarró mientras la ayudaba a ponerse de pie; se sentía débil. La tomé del brazo y la ayudé a volver a la cama. Puse las mantas sobre ella, y cuando me giraba para irme, me tomó suavemente de la mano. Me giré para verla y habló con voz suave.
—Esto no es nada. No tienes ni idea de en lo que te has metido, Señora Lopez.
Me quedé mirando su rostro pálido y dolorido. No sabía cómo responder a eso, así que sólo me di la vuelta y salí de la habitación, dejando la puerta entreabierta.
***
A la mañana siguiente me levanté temprano ya que necesitaba ir a la oficina. Me duché y me vestí con unos jeans y una blusa. Caminé hasta la habitación de Brittany, me quedé detrás de la puerta y escuché. Podía oírla agitada en la cama. Abrí la puerta silenciosamente y le pregunté si estaba despierta. Me miró de una manera que me hizo sufrir. Le pregunté cómo se sentía y me contestó que estaba bien y que iba a tomar una ducha. Le dije que cuando terminara bajara a la cocina y que Claire le prepararía el desayuno. Me preguntó quién era Claire. Aparentemente olvidé decirle que tenía un ama de llaves. Antes de que entrara en el baño le comenté que tenía que ir a la oficina por un momento y que volvería más tarde. Ella dijo—: Está bien, nos vemos más tarde —con una voz fría y plana.
Fui a la cocina y le expliqué a Claire que Brittany estuvo enferma anoche, y que podría o no querer comer. Me dijo que no me preocupara, y que cuidaría de ella. Tomé una taza de café y me la llevé a mi oficina para hacer algo de trabajo en la computadora antes de dirigirme a Lopez Enterprises. Me senté en la silla y me pasé las manos por el cabello. ¿Qué demonios hacía? Tenerla aquí era lindo, pero era emocionalmente doloroso al mismo tiempo. Caminé de vuelta a la cocina donde Claire y Brittany hablaban.
—Ah, veo que se conocieron —dije.
—Pensé que te habías ido —dijo Brittany con actitud arrogante.
—Tenía que terminar un trabajo en la computadora aquí primero, pero no te preocupes, me iré pronto.
Claire la miró y luego a mí mientras agarraba un tazón con frutas y me sentaba en la mesa. Claire colocó un plato de huevos frente a Brittany y le dijo que comiera. La miré por el rabillo del ojo mientras tomaba un bocado pequeño. Terminé mi fruta y café y caminé hacia ella.
—Me voy ahora, así que si necesitas algo, Claire estará aquí todo el día.
No me miró. Todo lo que hizo fue mover una mano hacia mí.
—Puedo decir que esto va a ser más difícil de lo que pensaba — murmuré cuando me iba.
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Historia original trilogía forever de Sandi Lynn.
Uno más, espero sus comentarios.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Holaa:) eh decidido crear cuenta para comentar tu adaptacion por que ME ENCANTA!!!
la reacción de San al leer el correo de Brittany rompió mi corazón Denny me parece tan lindo se encariño mucho con Britt espero los cap Saludos!
la reacción de San al leer el correo de Brittany rompió mi corazón Denny me parece tan lindo se encariño mucho con Britt espero los cap Saludos!
Mirna-Brittana* - Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 11/05/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
no me quiero ir a dormir solo ver si actualizas
PAUlANyH**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 17/11/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Estare esperando con ansias ese cap
Saludos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Capitulo 17
CAPITULO 17
Estaba sentada en mi escritorio, firmando algunos contratos, cuando recibí una llamada de Denny.
—Denny, ¿qué pasa?
—Creo que deberías saber que Brittany dejó el penthouse —dijo.
—¡¿A qué demonios te refieres con que dejó el penthouse?! —grité
—Claire fue a revisarla y ya se había ido. No ido como si se hubiera mudado, sino ido como si hubiera salido a algún lado.
—Mierda, no debería salir si todavía no se siente bien. Gracias, Denny. La encontraré.
Colgué y marqué el número de Brittany. Después de unos cuantos tonos se fue al correo de voz. Colgué y marqué otra vez; se fue al correo de voz. Suspiré mientras me levantaba de mi silla y salía de la oficina para encontrarla. Maldita sea. ¿Por qué tiene que ser tan difícil? No entiendo que pasa en esa terca cabeza suya.
Revisé su departamento, pero no estaba ahí. Decidí revisar el comedor comunitario; a lo mejor se pasó por ahí por una visita. No estaba en el comedor comunitario, así que volví a la Range Rover y puse mi frente en el volante. Estaba tratando desesperadamente de descifrar dónde se pudo haber ido. Las nubes en el cielo se estaban arremolinando, y lucia como si fuera a llover. Luego me llegó; apuesto que fue a Central Park.
Mientras estaba en mi camino a Central Park, comenzó a llover. Estacioné, tomé el paraguas negro y caminé hacia el Conservatory Garden. La lluvia comenzó a caer con fuerza. Desde la distancia, vi una manta extendida en el medio de una zona con césped. Mientras me acercaba, vi a Brittany recostada mirando hacia el cielo mientras la lluvia caía sobre ella.
—Brittany, ¿qué carajo crees que estás haciendo? ¡¿Estás loca?! —grité a distancia.
—¡¿No, eres tú la loca por venir aquí a buscarme?! —gritó en respuesta.
Mi quijada se apretó por su comentario listillo. —Mírate, estás empapada; levántate ahora antes de que te enfermes.
—Ya estoy enferma. ¿Cuál es la diferencia? —Se rió.
Me paré ahí y la miré. Me golpeó fuerte cuando dijo que ya estaba enferma. Estaba asustada y vivía la vida de la manera que quería, en caso de que llegara el día en que no pudiera más. Tomé un profundo respiro y me recosté en la manta empapada a su lado, mirando hacia el cielo, vi una pequeña sonrisa escapar de sus labios.
—¿Por qué estás haciendo esto? —pregunté mientras giraba y la miraba.
—Porque puedo estar aquí y nadie sabrá que estoy llorando —dijo, mirando al cielo.
Sentí un dolor en mi corazón cuando dijo eso. Estaba aquí afuera, en la lluvia torrencial, para enmascarar las lágrimas que plagaban su cara. Estaba tratando de poner una fachada valiente, pero sabía que estaba destrozada por dentro. Me estiré y puse mi mano encima de la de ella. No me miró. Solo nos quedamos recostadas ahí, mirando hacia el cielo sin decir una palabra. No necesitábamos palabras. Sostener su mano era todo lo que ambas necesitábamos. Después de un rato, Brittany se levantó sobre sus codos y dijo que estaba helada y lista para irse. Nos levantamos. Tomé la manta empapada por la lluvia y abrí el paraguas mientras comenzábamos a salir de Central Park. De repente, Brittany se giró hacia otro lado y comenzó a vomitar en unos arbustos cercanos. Me quedé detrás de ella hasta que terminó. Le alcancé la esquina de la manta, así podría limpiarse la boca. Le pedí que sostuviera el paraguas mientras la tomaba de la cintura y la guiaba hacia la Range Rover. Regresamos al penthouse, pero todavía no se sentía bien, así que la lleve hasta el dormitorio. Me dijo que iba a tomar un baño y luego se acostaría durante un rato. Tomé un rápido baño para entrar en calor y cambiarme la ropa seca. Fui a la planta baja para hablar con Claire y Denny.
—Espero y no hayas sido muy dura con ella, Santana —dijo Denny.
—No puedo ni siquiera explicar cómo me sentí cuando la vi recostada en el medio de Central Park bajo la lluvia torrencial. No fui para nada dura con ella. Solo quería estar sola por un rato —dije mientras me sentaba en la mesa para cenar.
Denny se fue a su casa por la noche y Claire estaba limpiando la cocina, cuando mi celular sonó y un número familiar apareció.
—Hola, aquí Santana Lopez.
—Santana, aquí Hanna —se rió.
—Hola, Hanna, ¿Qué pasa? —pregunté y rodé los ojos.
—No quiero preocuparte, pero no he sido capaz de ponerme en contacto con Brittany por dos días. ¿Sabes algo?
—Brittany comenzó su tratamiento de quimioterapia ayer por la mañana, y se está quedando conmigo.
—¡¿QUÉ?! —gritó al teléfono—. No me dijo nada sobre comenzar sus tratamientos de quimio tan rápido. ¿Por qué demonios no me dijiste, y están ustedes juntas otra vez o algo así?
—Estoy ayudando a Brittany como amiga. No tiene a nadie más —dije.
—Disculpa, Santana, pero no sabía que Brittany estaba comenzando con su tratamiento ayer. Nunca me habría ido si lo hubiera sabido.
—Lo siento si no te dijo, pero probablemente no quería arruinar tus vacaciones con Emily.
—Bueno, quédate tranquila, Santana Lopez, porque iré directamente desde el aeropuerto y patearé tu trasero. Debiste haberme llamado y habérmelo dicho. Ponla al teléfono, así puedo hablar con ella.
—Hanna, en este momento está durmiendo, y no quiero despertarla. Necesita descansar.
—Está bien, dile que me llame mañana. Se suponía que estaría de vuelta esta noche, pero mi vuelo fue cancelado, así que estaré ahí mañana por la tarde.
—Te veo mañana, Hanna. Ten un buen vuelo —dije.
Colgué el teléfono y escuché ruidos provenientes de la planta alta. Salí de mi oficina y me paré enseguida en la escalera mientras pensaba que estaba escuchando cosas. Sonó como un lloriqueo. En ese momento me di cuenta de que era Brittany. Corrí por las escaleras, saltándome un escalón de por medio, y cuando llegué a la parte superior la vi tirada en el piso, curvada en una bola y temblando.
—Brittany, Dios mío, ¿qué pasa? —dije mientras me arrodillaba a su lado.
—No me toques, me duele —lloriqueó mientras me detenía con su mano.
No sabía qué hacer. Verla tirada ahí como estaba, llorando y con tanto dolor, estaba matándome. Me sentí inútil. Le grité a Claire y le dije que llamara a la enfermera para que viniera inmediatamente. Después me dijo que la ayudara a levantarse y acabara con esto. Le pregunté si estaba segura e hizo un gesto con la cabeza. Estaba tan asustada de tocarla, no quería hacerle daño. Me levanté y me incliné para ayudarla a levantarse lentamente del suelo. Me estremecí cuando gritó al recogerla. La lleve vuelta a la habitación y la acosté gentilmente.
—La enfermera estará aquí pronto, ella te ayudará —dije mientras le apartaba el cabello de la cara con delicadeza.
Me miró y lloró. —Lo siento, lo siento mucho por esto. Nunca quise que me vieras así.
En ese momento, cuando dijo esas palabras, finalmente me di cuenta de por qué no me habló sobre su enfermedad, y por qué había estado tan enojada conmigo. Sabía lo que iba a pasar, y no quería que la viera así. Estaba tratando de protegerme y evitarme el dolor de tener que pasar por esto con ella. Me arrodillé a un lado de la cama y toqué su mano ligeramente.
—No tienes nada que lamentar, soy yo la que lo siente. Me mata verte con tanto dolor dije mientras una sola lágrima caía por mi mejilla.
Se estiró y limpio mi lágrima con su pulgar. Sostuve ligeramente su muñeca y miré mi nombre tatuado en ella. Estaba por preguntar sobre ello cuando la enfermera entró. Le dio una dosis de morfina y me preguntó si podía hablar conmigo en el pasillo. Después de una breve conversación, entré de vuelta a la habitación al otro lado de la cama. Me senté con la espalda contra la cabecera y miré a Brittany mientras se giraba hacia el otro lado para mirarme.
—¿La inyección ayudó? —le pregunté mientras acariciaba su hermoso cabello dorado.
Me dio una media sonrisa y dijo que estaba ayudando. —No siempre va a ser así —dijo—. Los primeros tres días después de la quimioterapia son lo peor, pero por lo generalmente tengo la suerte de tener un par de días en los que me siento bien. Tan bien como se puede esperar con la quimioterapia. —No dije ni una palabra. Solo me senté ahí jugando con las hebras de su cabello, pensando sobre lo estúpida que fui al dejarla en la habitación de hotel en Ohio.
—No te acostumbres a hacer eso —dijo—, va a estar fuera pronto.
—No me importa. Todavía serás así de hermosa.
Sé que eso la hizo sentir mejor porque me sonrió, y besé su frente. Aun sintiendo tanto dolor, su sonrisa aún podía iluminar la habitación y levantarme. Maldita sea esa sonrisa. Agarré sus muñecas y las sostuve enfrente de mí, frotando los tatuajes con mis pulgares.
—Me di cuenta de esto en el hospital cuando estabas recibiendo quimioterapia. He estado esperando para que me los enseñes, ¿por qué, Brittany? —pregunté.
Miró hacia abajo y se levantó de la cama lentamente. Caminó y se paró enfrente de la ventana. —Debido a que en algún momento tienes que darte cuenta de que algunas personas pueden permanecer en tu corazón, pero no en tu vida, y esta es mi manera de mantenerte en mi corazón.
El tono de su voz fue triste cuando lo dijo. Cerré los ojos por un momento, asimilando esas palabras que acababa de decir. Aun después de todo lo que le hice, aun me ama y quería mantenerme cerca. Me levanté y caminé hacia ella, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura y atrayéndola hacia mí desde atrás.
—Vuelve a la cama y te traigo un poco de té —susurré en su oído.
Se giró en mis brazos y me besó en la mejilla. Tomé una fuerte respiración, como si fuera el cielo al sentir sus cálidos labios en mi piel desnuda otra vez. La deseaba tanto, pero sabía que no era posible. Le sonreí y dejé la habitación para llevarle algo de té.
Dejé el té de menta en la mesita de noche y me subí a la cama junto a ella. Tenía que decirle sobre la llamada telefónica que recibí de Hanna.
—Hanna me llamó y me leyó la cartilla —me reí.
—¿Por qué haría eso? —Brittany me miró con miedo.
—Dijo que ha estado tratando de ponerse en contacto contigo por un par de días, y como no tuvo un poco de suerte, me llamó. Cuando le hablé de tu quimioterapia y de que te quedabas aquí, empezó a gritarme y dijo que estuviera sentada tranquila porque venía directo desde el aeropuerto a patearme el culo.
—Oh dios, no esta noche —dijo mientras rodaba los ojos.
—No, mañana. Su vuelo se retrasó. —Me reí ligeramente.
—Bien, porque esta noche no podría hacerle frente —sonrió.
Brittany cerró los ojos y se quedó rápidamente dormida en cuestión de segundos. Me senté ahí por un rato y acaricié su cabello mientras dormía. Ya la había perdonado por no haberme dicho que estaba enferma. Solo esperaba que me pudiera perdonar por haberla dejado en Ohio. Pasé mis dedos por su frente y bajando por su mejilla, asimilando la suavidad de su piel. No me preocupé más por mi vida porque tenía una nueva vida para cuidar y preocuparme, y estaba acostada justo a mi lado, luciendo como un ángel. Lentamente salí de la cama, así no la molestaba. Era tarde y necesitaba dormir. Me puse una playera para dormir y busqué alrededor por mi teléfono. La última vez que recuerdo haberlo visto fue en la cocina. Caminé hacia la planta baja y lo recuperé de la mesa. Cuando alcanzaba la cima de las escaleras, escuché a Brittany llorando. Abrí la puerta cuidadosamente mientras tenía la cara enterrada en su almohada, sollozando. Sentí un gran hoyo en mi estómago. Odiaba verla llorar, y odiaba que tratara de esconderlo. Caminé hacia el otro lado de la cama, me metí debajo de las sábanas y envolví mis brazos a su alrededor, sosteniéndola estrechamente. —Está bien, nena. Estoy aquí —susurré mientras besaba la parte trasera de su cabeza. Nunca la dejaría ir otra vez.
Dormí con ella en mis brazos el resto de la noche. Se sintió tan bien sostenerla y dormir a su lado otra vez. A la mañana siguiente me levanté, me bañé, vestí y fui hacia la planta baja. Le di los buenos días a Claire, tomé una taza de café y fui a mi oficina para hacer algo de trabajo. Cuando estaba sentada en mi escritorio, mi teléfono sonó. Era Quinn. Ya había evitado dos de sus llamadas.
—Hola, Quinn.
—¡Estoy harta de esta mierda, Santana! —gritó.
—¿De qué estas harta? —suspiré.
—Estoy harta de que me estés ignorando y no regreses mis llamadas. Me prometiste que podríamos estar juntas cuando regresara, y he estado de vuelta por dos días y nada. No viéndote, no sexo, nada. ¡Estoy malditamente harta de eso! Sé muy bien que tiene algo que ver con esa zorra rubia que estás viendo.
Ahora, estaba seriamente molesta. —¡Lo siento por la otra noche, pero algo ocurrió! —grité ¿Por qué demonios me estaba disculpando con ella?
—Tus disculpas no van a funcionar esta vez, Santana, y la próxima vez que vea a esa perra rubia, se lo diré todo sobre nosotras, ¡luego veré que tanto lo sientes! — gritó antes de colgar.
—¡Mierda! —grité mientras tiraba mi teléfono por el escritorio. Empecé a caminar de un lado a otro. ¿Qué tendré que hacer con ella? Necesitaba mantener a Quinn fuera de mi vida para bien, pensé. No podía arriesgarme a que arruinara las cosas entre Brittany y yo, no cuando va a tomar tiempo el reconstruir lo que perdimos. Estaba tan enojada que estaba comenzando a ver rojo.
Caminé hacia la cocina y vi a Brittany parada a un lado de la encimera. Tenía una rara mirada en su cara.
—¿Estás bien hoy? Te ves mejor —le dije.
—Estoy bien —dijo en voz baja mientras miraba hacia el piso.
Odio cuando me dice que está bien. Nunca sé si lo quiere decir o si solo me está diciendo lo que quiero oír, y después de la conversación de mierda que acabo de tener con Quinn, no necesitaba esto. Quería que me dijera la verdad, pero desafortunadamente lo perdí. La miré a través de la cocina.
—Siempre dices que estás bien, Britt, incluso cuando no lo estas. ¿Alguna vez estás realmente bien? ¿Podrás decirme la puta verdad por una vez en tu puta vida para que pueda dejar de jugar a estos malditos juegos de adivinanzas? ¿Puedes decir algo más que “estoy bien, Santana”? porque sabes qué, Brittany, me pone enferma.
Puse mis manos al borde de la encimera y me alejé de ahí. Tomé una respiración profunda para calmarme. ¿Quería decir lo que le dije? No sabía si quería o no, pero sí sé que ella no se quedaría ahí y lo soportaría. La escuché caminar hacia mí y mientras giraba la cabeza y la miraba, me abofeteó en la cara. No me moví ni dije una palabra: solo me quede ahí y miré sus angustiados ojos. Se giró y salió de la cocina. La herí otra vez, y no lo merecía. Salí enfurecida de la cocina y derribé un jarrón que estaba asentado en la encimera. Dejé el penthouse por la puerta delantera y la cerré de golpe detrás de mí.
Caminé por las calles de Nueva York. No sabía a dónde estaba yendo o que estaba haciendo. Quinn me había molestado amenazándome con decirle todo a Brittany, y no podía creer si Brittany me estaba diciendo la verdad sobre cómo se sentía. No es su culpa que Quinn sea una perra, y no la puedo sacar de mi vida. Estallé contra ella sin ninguna razón, y como la idiota que soy, la herí tanto que sintió la necesidad de golpearme. Caminé alrededor por una hora y media para calmarme. Necesitaba disculparme y decirle sobre Quinn. Ha sido más que paciente conmigo, y se lo debo. Saqué mi teléfono y le mandé un mensaje de texto.
Quiero disculparme por mi comportamiento. Estoy regresando al penthouse y tenemos que hablar. Si te sientes bien hasta podemos salir a comer.
No respondió. Caminé de regreso al penthouse y fui directo a la habitación de invitados. Me paré ahí y miré alrededor. Miré hacia la esquina de la habitación, y su bolso no estaba. De hecho, las cosas que tenía en el tocador tampoco estaban. Claire vino detrás de mí.
—Se ha ido, Sra. Lopez. Después de que usted se fue, vino aquí, tomó su bolso y se fue. Traté de detenerla, pero dijo que había algo que tenía que hacer y se disculpó.
—¡¿Mierda, ¿Qué demonios he hecho?! —grité mientras bajaba corriendo las escaleras hacia la sala. Saqué mi teléfono, pero aún no había respuesta, así que le mande un mensaje otra vez.
¿Dónde estás, Brittany?
Unos cuantos minutos más, me contestó: Santana, tuve que irme. Estar en tu lugar estaba lastimándote tanto como a mí. La única cosa que puedo decirte es que estoy bien, y por favor no te preocupes por mí. Tengo algunas cosas que necesito hacer, y no sé cuándo estaré de vuelta.
¿No sabe cuándo regresará? ¿Qué demonios está haciendo, y a dónde va? Estaba molesta, y podía sentir mi presión sanguínea elevarse.
¿Qué quieres decir con que no sabes cuándo regresaras? ¿A dónde diablos vas? Hay tratamientos que tienes que terminar; demonios, mejor que estés de nuevo aquí. ¡AHORA
Cuando no contestó, le mandé otro mensaje: Te encontraré, Brittany Pierce, incluso si tengo que viajar a los confines del mundo. No te equivoques, te encontraré.
Respondió rápidamente. Sé que lo harás mi acosadora.
Suficiente con la mierda de mensajes, iba a hablar con ella. Marqué su número, pero fue directo al buzón de voz. Apuesto a que apagó su teléfono. Decidí mandarle un mensaje una vez más para ver si respondía.
¡Brittany, más te vale contestar tu teléfono!
No había respuesta, así que la llamé una vez más, pero otra vez, fue directo al buzón de voz. Justo cuando tiré mi teléfono en la mesa, escuché las puertas del elevador abrirse y la voz de una mujer.
—¡¿Dónde está, Santana Lopez?! —dijo Hanna mientras entraba enfurecida.
La miré con ira en los ojos y se paró en seco en su camino.
—Uh-oh, ¿Qué pasó? —preguntó.
—Tu mejor amiga decidió irse y tomar un pequeño viaje a algún lado—dije.
—¿A dónde fue? —preguntó Hanna calmadamente.
—¿Cómo demonios voy a saberlo? Solo dijo que tenía algunas cosas que necesitaba hacer, y que no sabía cuándo estaría de regreso. ¿Qué demonios, Hanna? Eres su mejor amiga; ¿Qué demonios está haciendo?
Negó con la cabeza y caminó hacia a mí. —No lo sé, Santana, pero necesitas calmarte. Averiguaremos donde está y la traeremos de vuelta a casa.
—No me puedo calmar —dije mientras giraba y me dirigía hacia el bar—. Está enferma y necesita a alguien que la cuide.
—¿Por qué se fue? ¿Qué le dijiste? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Le grité, pero no era mi intención. Estaba enojada sobre algo más, y me descargue con ella. ¡Maldita sea! —grité mientras bajaba el whisky.
Miré a Hanna y podía ver la preocupación en su rostro—. ¿Quieres una bebida? —le pregunté.
—No gracias, estoy bien por ahora —contestó—. Debería irme; tengo que desempacar.
La acompañé al elevador. —Si sabes algo de ella, ¿me llamarías por favor? —le pregunté calmadamente.
Hanna puso su mano en mi hombro y sonrió. —Seguro que lo haré. Sé lo preocupada que estás.
Preocupada no era la única cosa que estaba. Estaba molesta con ella por hacer esto. Maldita sea. Es mi culpa que una vez más estemos separadas. No le he dicho todavía que la amo, y está matándome porque necesito que sepa cuánto lo hago. Estaba de espaldas cuando escuché a Denny.
—Ya te había dicho que te encontrarías con tu igual. Es como tú, terca.
—Lo sé, Denny. Así que, ¿por qué demonios continúas diciéndolo? —espeté.
—Porque necesitas darte cuenta de que no puedes solo desenamorarte de las personas de la manera en que lo haces. Necesitas deshacerte de la causa de estrés número uno de tu vida, porque ella está causándoles a Brittany y a ti mucho dolor.
Me serví otra bebida. —Lo sé, y estoy intentándolo.
—Obviamente no lo suficientemente duro —dijo mientras salía de la habitación.
Suspiré y cerré los ojos. Mi teléfono sonó. Lo tomé. Hanna estaba llamando.
—¿Hola? —contesté.
—Solamente te estoy diciendo esto porque sé que la amas, y ella te ama. Si alguna vez le dices a Brittany que te llamé, te colgaré y te dejaré colgando por días. ¿Me entiendes, Santana?
Tragué, esta chica no estaba jugando. —Sí, Hanna, lo prometo.
—Fue a Ohio para encargarse de unas cuantas cosas y tomó un vuelo a otro lado. No me preguntes dónde, porque no te lo diré. Necesitas averiguarlo por tu cuenta.
Comencé a interrumpirla. —Hanna…
—No me interrumpas, Santana. Déjame terminar. Quiere que la encuentres, pero hay algo que necesita hacer antes. En esa parte no te puedo ayudar porque no me dijo lo que era. Dijo que si la encontrabas, las dos estarían destinadas a estar juntas y que cualquier cosa que esté haciendo habría valido la pena. Me dijo que fuera tu amiga. Así que estoy siendo tu amiga y traicionando a mi mejor amiga. Empieza a buscarla y mete tu trasero en un avión cuando la encuentres.
—Gracias Hanna, aprecio que me hayas llamado.
—De nada. Creo que eres lo mejor en su vida y que te necesita. Esa es la única razón por la que estoy haciendo esto. No me defraudes —dijo, y colgó
Me quedé en el bar mirando mi vaso de whisky. ¿Qué juego estás jugando, Brittany? Me pregunté.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
El último capitulo de hoy, espero les hayan gustado y dejen sus comentarios, Denny es un personaje entrañable y en el tercer libro lo van a apreciar más, ahora es como la conciencia de Santana. Saludos a todas y gracias por sus comentarios.
Estaba sentada en mi escritorio, firmando algunos contratos, cuando recibí una llamada de Denny.
—Denny, ¿qué pasa?
—Creo que deberías saber que Brittany dejó el penthouse —dijo.
—¡¿A qué demonios te refieres con que dejó el penthouse?! —grité
—Claire fue a revisarla y ya se había ido. No ido como si se hubiera mudado, sino ido como si hubiera salido a algún lado.
—Mierda, no debería salir si todavía no se siente bien. Gracias, Denny. La encontraré.
Colgué y marqué el número de Brittany. Después de unos cuantos tonos se fue al correo de voz. Colgué y marqué otra vez; se fue al correo de voz. Suspiré mientras me levantaba de mi silla y salía de la oficina para encontrarla. Maldita sea. ¿Por qué tiene que ser tan difícil? No entiendo que pasa en esa terca cabeza suya.
Revisé su departamento, pero no estaba ahí. Decidí revisar el comedor comunitario; a lo mejor se pasó por ahí por una visita. No estaba en el comedor comunitario, así que volví a la Range Rover y puse mi frente en el volante. Estaba tratando desesperadamente de descifrar dónde se pudo haber ido. Las nubes en el cielo se estaban arremolinando, y lucia como si fuera a llover. Luego me llegó; apuesto que fue a Central Park.
Mientras estaba en mi camino a Central Park, comenzó a llover. Estacioné, tomé el paraguas negro y caminé hacia el Conservatory Garden. La lluvia comenzó a caer con fuerza. Desde la distancia, vi una manta extendida en el medio de una zona con césped. Mientras me acercaba, vi a Brittany recostada mirando hacia el cielo mientras la lluvia caía sobre ella.
—Brittany, ¿qué carajo crees que estás haciendo? ¡¿Estás loca?! —grité a distancia.
—¡¿No, eres tú la loca por venir aquí a buscarme?! —gritó en respuesta.
Mi quijada se apretó por su comentario listillo. —Mírate, estás empapada; levántate ahora antes de que te enfermes.
—Ya estoy enferma. ¿Cuál es la diferencia? —Se rió.
Me paré ahí y la miré. Me golpeó fuerte cuando dijo que ya estaba enferma. Estaba asustada y vivía la vida de la manera que quería, en caso de que llegara el día en que no pudiera más. Tomé un profundo respiro y me recosté en la manta empapada a su lado, mirando hacia el cielo, vi una pequeña sonrisa escapar de sus labios.
—¿Por qué estás haciendo esto? —pregunté mientras giraba y la miraba.
—Porque puedo estar aquí y nadie sabrá que estoy llorando —dijo, mirando al cielo.
Sentí un dolor en mi corazón cuando dijo eso. Estaba aquí afuera, en la lluvia torrencial, para enmascarar las lágrimas que plagaban su cara. Estaba tratando de poner una fachada valiente, pero sabía que estaba destrozada por dentro. Me estiré y puse mi mano encima de la de ella. No me miró. Solo nos quedamos recostadas ahí, mirando hacia el cielo sin decir una palabra. No necesitábamos palabras. Sostener su mano era todo lo que ambas necesitábamos. Después de un rato, Brittany se levantó sobre sus codos y dijo que estaba helada y lista para irse. Nos levantamos. Tomé la manta empapada por la lluvia y abrí el paraguas mientras comenzábamos a salir de Central Park. De repente, Brittany se giró hacia otro lado y comenzó a vomitar en unos arbustos cercanos. Me quedé detrás de ella hasta que terminó. Le alcancé la esquina de la manta, así podría limpiarse la boca. Le pedí que sostuviera el paraguas mientras la tomaba de la cintura y la guiaba hacia la Range Rover. Regresamos al penthouse, pero todavía no se sentía bien, así que la lleve hasta el dormitorio. Me dijo que iba a tomar un baño y luego se acostaría durante un rato. Tomé un rápido baño para entrar en calor y cambiarme la ropa seca. Fui a la planta baja para hablar con Claire y Denny.
—Espero y no hayas sido muy dura con ella, Santana —dijo Denny.
—No puedo ni siquiera explicar cómo me sentí cuando la vi recostada en el medio de Central Park bajo la lluvia torrencial. No fui para nada dura con ella. Solo quería estar sola por un rato —dije mientras me sentaba en la mesa para cenar.
Denny se fue a su casa por la noche y Claire estaba limpiando la cocina, cuando mi celular sonó y un número familiar apareció.
—Hola, aquí Santana Lopez.
—Santana, aquí Hanna —se rió.
—Hola, Hanna, ¿Qué pasa? —pregunté y rodé los ojos.
—No quiero preocuparte, pero no he sido capaz de ponerme en contacto con Brittany por dos días. ¿Sabes algo?
—Brittany comenzó su tratamiento de quimioterapia ayer por la mañana, y se está quedando conmigo.
—¡¿QUÉ?! —gritó al teléfono—. No me dijo nada sobre comenzar sus tratamientos de quimio tan rápido. ¿Por qué demonios no me dijiste, y están ustedes juntas otra vez o algo así?
—Estoy ayudando a Brittany como amiga. No tiene a nadie más —dije.
—Disculpa, Santana, pero no sabía que Brittany estaba comenzando con su tratamiento ayer. Nunca me habría ido si lo hubiera sabido.
—Lo siento si no te dijo, pero probablemente no quería arruinar tus vacaciones con Emily.
—Bueno, quédate tranquila, Santana Lopez, porque iré directamente desde el aeropuerto y patearé tu trasero. Debiste haberme llamado y habérmelo dicho. Ponla al teléfono, así puedo hablar con ella.
—Hanna, en este momento está durmiendo, y no quiero despertarla. Necesita descansar.
—Está bien, dile que me llame mañana. Se suponía que estaría de vuelta esta noche, pero mi vuelo fue cancelado, así que estaré ahí mañana por la tarde.
—Te veo mañana, Hanna. Ten un buen vuelo —dije.
Colgué el teléfono y escuché ruidos provenientes de la planta alta. Salí de mi oficina y me paré enseguida en la escalera mientras pensaba que estaba escuchando cosas. Sonó como un lloriqueo. En ese momento me di cuenta de que era Brittany. Corrí por las escaleras, saltándome un escalón de por medio, y cuando llegué a la parte superior la vi tirada en el piso, curvada en una bola y temblando.
—Brittany, Dios mío, ¿qué pasa? —dije mientras me arrodillaba a su lado.
—No me toques, me duele —lloriqueó mientras me detenía con su mano.
No sabía qué hacer. Verla tirada ahí como estaba, llorando y con tanto dolor, estaba matándome. Me sentí inútil. Le grité a Claire y le dije que llamara a la enfermera para que viniera inmediatamente. Después me dijo que la ayudara a levantarse y acabara con esto. Le pregunté si estaba segura e hizo un gesto con la cabeza. Estaba tan asustada de tocarla, no quería hacerle daño. Me levanté y me incliné para ayudarla a levantarse lentamente del suelo. Me estremecí cuando gritó al recogerla. La lleve vuelta a la habitación y la acosté gentilmente.
—La enfermera estará aquí pronto, ella te ayudará —dije mientras le apartaba el cabello de la cara con delicadeza.
Me miró y lloró. —Lo siento, lo siento mucho por esto. Nunca quise que me vieras así.
En ese momento, cuando dijo esas palabras, finalmente me di cuenta de por qué no me habló sobre su enfermedad, y por qué había estado tan enojada conmigo. Sabía lo que iba a pasar, y no quería que la viera así. Estaba tratando de protegerme y evitarme el dolor de tener que pasar por esto con ella. Me arrodillé a un lado de la cama y toqué su mano ligeramente.
—No tienes nada que lamentar, soy yo la que lo siente. Me mata verte con tanto dolor dije mientras una sola lágrima caía por mi mejilla.
Se estiró y limpio mi lágrima con su pulgar. Sostuve ligeramente su muñeca y miré mi nombre tatuado en ella. Estaba por preguntar sobre ello cuando la enfermera entró. Le dio una dosis de morfina y me preguntó si podía hablar conmigo en el pasillo. Después de una breve conversación, entré de vuelta a la habitación al otro lado de la cama. Me senté con la espalda contra la cabecera y miré a Brittany mientras se giraba hacia el otro lado para mirarme.
—¿La inyección ayudó? —le pregunté mientras acariciaba su hermoso cabello dorado.
Me dio una media sonrisa y dijo que estaba ayudando. —No siempre va a ser así —dijo—. Los primeros tres días después de la quimioterapia son lo peor, pero por lo generalmente tengo la suerte de tener un par de días en los que me siento bien. Tan bien como se puede esperar con la quimioterapia. —No dije ni una palabra. Solo me senté ahí jugando con las hebras de su cabello, pensando sobre lo estúpida que fui al dejarla en la habitación de hotel en Ohio.
—No te acostumbres a hacer eso —dijo—, va a estar fuera pronto.
—No me importa. Todavía serás así de hermosa.
Sé que eso la hizo sentir mejor porque me sonrió, y besé su frente. Aun sintiendo tanto dolor, su sonrisa aún podía iluminar la habitación y levantarme. Maldita sea esa sonrisa. Agarré sus muñecas y las sostuve enfrente de mí, frotando los tatuajes con mis pulgares.
—Me di cuenta de esto en el hospital cuando estabas recibiendo quimioterapia. He estado esperando para que me los enseñes, ¿por qué, Brittany? —pregunté.
Miró hacia abajo y se levantó de la cama lentamente. Caminó y se paró enfrente de la ventana. —Debido a que en algún momento tienes que darte cuenta de que algunas personas pueden permanecer en tu corazón, pero no en tu vida, y esta es mi manera de mantenerte en mi corazón.
El tono de su voz fue triste cuando lo dijo. Cerré los ojos por un momento, asimilando esas palabras que acababa de decir. Aun después de todo lo que le hice, aun me ama y quería mantenerme cerca. Me levanté y caminé hacia ella, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura y atrayéndola hacia mí desde atrás.
—Vuelve a la cama y te traigo un poco de té —susurré en su oído.
Se giró en mis brazos y me besó en la mejilla. Tomé una fuerte respiración, como si fuera el cielo al sentir sus cálidos labios en mi piel desnuda otra vez. La deseaba tanto, pero sabía que no era posible. Le sonreí y dejé la habitación para llevarle algo de té.
Dejé el té de menta en la mesita de noche y me subí a la cama junto a ella. Tenía que decirle sobre la llamada telefónica que recibí de Hanna.
—Hanna me llamó y me leyó la cartilla —me reí.
—¿Por qué haría eso? —Brittany me miró con miedo.
—Dijo que ha estado tratando de ponerse en contacto contigo por un par de días, y como no tuvo un poco de suerte, me llamó. Cuando le hablé de tu quimioterapia y de que te quedabas aquí, empezó a gritarme y dijo que estuviera sentada tranquila porque venía directo desde el aeropuerto a patearme el culo.
—Oh dios, no esta noche —dijo mientras rodaba los ojos.
—No, mañana. Su vuelo se retrasó. —Me reí ligeramente.
—Bien, porque esta noche no podría hacerle frente —sonrió.
Brittany cerró los ojos y se quedó rápidamente dormida en cuestión de segundos. Me senté ahí por un rato y acaricié su cabello mientras dormía. Ya la había perdonado por no haberme dicho que estaba enferma. Solo esperaba que me pudiera perdonar por haberla dejado en Ohio. Pasé mis dedos por su frente y bajando por su mejilla, asimilando la suavidad de su piel. No me preocupé más por mi vida porque tenía una nueva vida para cuidar y preocuparme, y estaba acostada justo a mi lado, luciendo como un ángel. Lentamente salí de la cama, así no la molestaba. Era tarde y necesitaba dormir. Me puse una playera para dormir y busqué alrededor por mi teléfono. La última vez que recuerdo haberlo visto fue en la cocina. Caminé hacia la planta baja y lo recuperé de la mesa. Cuando alcanzaba la cima de las escaleras, escuché a Brittany llorando. Abrí la puerta cuidadosamente mientras tenía la cara enterrada en su almohada, sollozando. Sentí un gran hoyo en mi estómago. Odiaba verla llorar, y odiaba que tratara de esconderlo. Caminé hacia el otro lado de la cama, me metí debajo de las sábanas y envolví mis brazos a su alrededor, sosteniéndola estrechamente. —Está bien, nena. Estoy aquí —susurré mientras besaba la parte trasera de su cabeza. Nunca la dejaría ir otra vez.
Dormí con ella en mis brazos el resto de la noche. Se sintió tan bien sostenerla y dormir a su lado otra vez. A la mañana siguiente me levanté, me bañé, vestí y fui hacia la planta baja. Le di los buenos días a Claire, tomé una taza de café y fui a mi oficina para hacer algo de trabajo. Cuando estaba sentada en mi escritorio, mi teléfono sonó. Era Quinn. Ya había evitado dos de sus llamadas.
—Hola, Quinn.
—¡Estoy harta de esta mierda, Santana! —gritó.
—¿De qué estas harta? —suspiré.
—Estoy harta de que me estés ignorando y no regreses mis llamadas. Me prometiste que podríamos estar juntas cuando regresara, y he estado de vuelta por dos días y nada. No viéndote, no sexo, nada. ¡Estoy malditamente harta de eso! Sé muy bien que tiene algo que ver con esa zorra rubia que estás viendo.
Ahora, estaba seriamente molesta. —¡Lo siento por la otra noche, pero algo ocurrió! —grité ¿Por qué demonios me estaba disculpando con ella?
—Tus disculpas no van a funcionar esta vez, Santana, y la próxima vez que vea a esa perra rubia, se lo diré todo sobre nosotras, ¡luego veré que tanto lo sientes! — gritó antes de colgar.
—¡Mierda! —grité mientras tiraba mi teléfono por el escritorio. Empecé a caminar de un lado a otro. ¿Qué tendré que hacer con ella? Necesitaba mantener a Quinn fuera de mi vida para bien, pensé. No podía arriesgarme a que arruinara las cosas entre Brittany y yo, no cuando va a tomar tiempo el reconstruir lo que perdimos. Estaba tan enojada que estaba comenzando a ver rojo.
Caminé hacia la cocina y vi a Brittany parada a un lado de la encimera. Tenía una rara mirada en su cara.
—¿Estás bien hoy? Te ves mejor —le dije.
—Estoy bien —dijo en voz baja mientras miraba hacia el piso.
Odio cuando me dice que está bien. Nunca sé si lo quiere decir o si solo me está diciendo lo que quiero oír, y después de la conversación de mierda que acabo de tener con Quinn, no necesitaba esto. Quería que me dijera la verdad, pero desafortunadamente lo perdí. La miré a través de la cocina.
—Siempre dices que estás bien, Britt, incluso cuando no lo estas. ¿Alguna vez estás realmente bien? ¿Podrás decirme la puta verdad por una vez en tu puta vida para que pueda dejar de jugar a estos malditos juegos de adivinanzas? ¿Puedes decir algo más que “estoy bien, Santana”? porque sabes qué, Brittany, me pone enferma.
Puse mis manos al borde de la encimera y me alejé de ahí. Tomé una respiración profunda para calmarme. ¿Quería decir lo que le dije? No sabía si quería o no, pero sí sé que ella no se quedaría ahí y lo soportaría. La escuché caminar hacia mí y mientras giraba la cabeza y la miraba, me abofeteó en la cara. No me moví ni dije una palabra: solo me quede ahí y miré sus angustiados ojos. Se giró y salió de la cocina. La herí otra vez, y no lo merecía. Salí enfurecida de la cocina y derribé un jarrón que estaba asentado en la encimera. Dejé el penthouse por la puerta delantera y la cerré de golpe detrás de mí.
Caminé por las calles de Nueva York. No sabía a dónde estaba yendo o que estaba haciendo. Quinn me había molestado amenazándome con decirle todo a Brittany, y no podía creer si Brittany me estaba diciendo la verdad sobre cómo se sentía. No es su culpa que Quinn sea una perra, y no la puedo sacar de mi vida. Estallé contra ella sin ninguna razón, y como la idiota que soy, la herí tanto que sintió la necesidad de golpearme. Caminé alrededor por una hora y media para calmarme. Necesitaba disculparme y decirle sobre Quinn. Ha sido más que paciente conmigo, y se lo debo. Saqué mi teléfono y le mandé un mensaje de texto.
Quiero disculparme por mi comportamiento. Estoy regresando al penthouse y tenemos que hablar. Si te sientes bien hasta podemos salir a comer.
No respondió. Caminé de regreso al penthouse y fui directo a la habitación de invitados. Me paré ahí y miré alrededor. Miré hacia la esquina de la habitación, y su bolso no estaba. De hecho, las cosas que tenía en el tocador tampoco estaban. Claire vino detrás de mí.
—Se ha ido, Sra. Lopez. Después de que usted se fue, vino aquí, tomó su bolso y se fue. Traté de detenerla, pero dijo que había algo que tenía que hacer y se disculpó.
—¡¿Mierda, ¿Qué demonios he hecho?! —grité mientras bajaba corriendo las escaleras hacia la sala. Saqué mi teléfono, pero aún no había respuesta, así que le mande un mensaje otra vez.
¿Dónde estás, Brittany?
Unos cuantos minutos más, me contestó: Santana, tuve que irme. Estar en tu lugar estaba lastimándote tanto como a mí. La única cosa que puedo decirte es que estoy bien, y por favor no te preocupes por mí. Tengo algunas cosas que necesito hacer, y no sé cuándo estaré de vuelta.
¿No sabe cuándo regresará? ¿Qué demonios está haciendo, y a dónde va? Estaba molesta, y podía sentir mi presión sanguínea elevarse.
¿Qué quieres decir con que no sabes cuándo regresaras? ¿A dónde diablos vas? Hay tratamientos que tienes que terminar; demonios, mejor que estés de nuevo aquí. ¡AHORA
Cuando no contestó, le mandé otro mensaje: Te encontraré, Brittany Pierce, incluso si tengo que viajar a los confines del mundo. No te equivoques, te encontraré.
Respondió rápidamente. Sé que lo harás mi acosadora.
Suficiente con la mierda de mensajes, iba a hablar con ella. Marqué su número, pero fue directo al buzón de voz. Apuesto a que apagó su teléfono. Decidí mandarle un mensaje una vez más para ver si respondía.
¡Brittany, más te vale contestar tu teléfono!
No había respuesta, así que la llamé una vez más, pero otra vez, fue directo al buzón de voz. Justo cuando tiré mi teléfono en la mesa, escuché las puertas del elevador abrirse y la voz de una mujer.
—¡¿Dónde está, Santana Lopez?! —dijo Hanna mientras entraba enfurecida.
La miré con ira en los ojos y se paró en seco en su camino.
—Uh-oh, ¿Qué pasó? —preguntó.
—Tu mejor amiga decidió irse y tomar un pequeño viaje a algún lado—dije.
—¿A dónde fue? —preguntó Hanna calmadamente.
—¿Cómo demonios voy a saberlo? Solo dijo que tenía algunas cosas que necesitaba hacer, y que no sabía cuándo estaría de regreso. ¿Qué demonios, Hanna? Eres su mejor amiga; ¿Qué demonios está haciendo?
Negó con la cabeza y caminó hacia a mí. —No lo sé, Santana, pero necesitas calmarte. Averiguaremos donde está y la traeremos de vuelta a casa.
—No me puedo calmar —dije mientras giraba y me dirigía hacia el bar—. Está enferma y necesita a alguien que la cuide.
—¿Por qué se fue? ¿Qué le dijiste? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Le grité, pero no era mi intención. Estaba enojada sobre algo más, y me descargue con ella. ¡Maldita sea! —grité mientras bajaba el whisky.
Miré a Hanna y podía ver la preocupación en su rostro—. ¿Quieres una bebida? —le pregunté.
—No gracias, estoy bien por ahora —contestó—. Debería irme; tengo que desempacar.
La acompañé al elevador. —Si sabes algo de ella, ¿me llamarías por favor? —le pregunté calmadamente.
Hanna puso su mano en mi hombro y sonrió. —Seguro que lo haré. Sé lo preocupada que estás.
Preocupada no era la única cosa que estaba. Estaba molesta con ella por hacer esto. Maldita sea. Es mi culpa que una vez más estemos separadas. No le he dicho todavía que la amo, y está matándome porque necesito que sepa cuánto lo hago. Estaba de espaldas cuando escuché a Denny.
—Ya te había dicho que te encontrarías con tu igual. Es como tú, terca.
—Lo sé, Denny. Así que, ¿por qué demonios continúas diciéndolo? —espeté.
—Porque necesitas darte cuenta de que no puedes solo desenamorarte de las personas de la manera en que lo haces. Necesitas deshacerte de la causa de estrés número uno de tu vida, porque ella está causándoles a Brittany y a ti mucho dolor.
Me serví otra bebida. —Lo sé, y estoy intentándolo.
—Obviamente no lo suficientemente duro —dijo mientras salía de la habitación.
Suspiré y cerré los ojos. Mi teléfono sonó. Lo tomé. Hanna estaba llamando.
—¿Hola? —contesté.
—Solamente te estoy diciendo esto porque sé que la amas, y ella te ama. Si alguna vez le dices a Brittany que te llamé, te colgaré y te dejaré colgando por días. ¿Me entiendes, Santana?
Tragué, esta chica no estaba jugando. —Sí, Hanna, lo prometo.
—Fue a Ohio para encargarse de unas cuantas cosas y tomó un vuelo a otro lado. No me preguntes dónde, porque no te lo diré. Necesitas averiguarlo por tu cuenta.
Comencé a interrumpirla. —Hanna…
—No me interrumpas, Santana. Déjame terminar. Quiere que la encuentres, pero hay algo que necesita hacer antes. En esa parte no te puedo ayudar porque no me dijo lo que era. Dijo que si la encontrabas, las dos estarían destinadas a estar juntas y que cualquier cosa que esté haciendo habría valido la pena. Me dijo que fuera tu amiga. Así que estoy siendo tu amiga y traicionando a mi mejor amiga. Empieza a buscarla y mete tu trasero en un avión cuando la encuentres.
—Gracias Hanna, aprecio que me hayas llamado.
—De nada. Creo que eres lo mejor en su vida y que te necesita. Esa es la única razón por la que estoy haciendo esto. No me defraudes —dijo, y colgó
Me quedé en el bar mirando mi vaso de whisky. ¿Qué juego estás jugando, Brittany? Me pregunté.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
El último capitulo de hoy, espero les hayan gustado y dejen sus comentarios, Denny es un personaje entrañable y en el tercer libro lo van a apreciar más, ahora es como la conciencia de Santana. Saludos a todas y gracias por sus comentarios.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Este maraton de capitulos ha sido fabuloso!!! La verdad que Denny es un personaje sumamente importante!!!
Gracias
Gracias
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Amo esta adaptacion.....! =) Gracias por tantos capitulos =) Y denny sera que morira?
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
me fascina entrar a la pagina cuando a las autoras
les agarra un ataque de solidaridad hacia las lectoras jaja
el maratón de capitulos fue fantástico
Me agrada denny. buena adaptacion
chao chama
les agarra un ataque de solidaridad hacia las lectoras jaja
el maratón de capitulos fue fantástico
Me agrada denny. buena adaptacion
chao chama
Brittanamylove* - Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 02/02/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
me encanta denny!!!!
ahora empieza la busqueda,... a ver como le va!!!
ahora empieza la busqueda,... a ver como le va!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Capitulo 18
CAPITULO 18
Pasaron unos días, e hice que mi tipo de alta tecnología en Lopez Enterprises hackeara la computadora de Brittany a través del correo electrónico que me envió. Ella había estado haciendo algunas investigaciones sobre una tal Dra. Danielle Murphy del Hospital Cedars Sinai Grace en California. Era especialista en cáncer y hematóloga. Denny hizo un rápido viaje conmigo a Ohio para revisar en qué aeropuerto estaba Brittany. Hanna me había dicho que Brittany lanzó su teléfono a la basura allí para que yo no pudiera seguir su rastro. Ella sabía que yo lo haría, y que la encontraría inmediatamente. Caminé por el aeropuerto y le mostré a los diferentes trabajadores de la taquilla de boletos la imagen de Brittany. Dijeron que no la habían visto, hasta que me encontré con una mujer que mencionó haberla ayudado. Me pareció extraño porque mi tipo de alta tecnología no había podido encontrar ningún vuelo reservado por Brittany. La mujer me dijo que no podía dar ninguna información sobre ella. Busqué en mi bolso y deslicé dos billetes de cien dólares hacia ella y le di una sonrisa. Me miró fijamente y comprendí que pensaba en algo. Miró a su alrededor y luego se acercó más a mí, mientras ponía su mano sobre los billetes.
—Reservó un boleto a California; Los Ángeles, para ser exacta.
—No pude encontrar ningún registro de eso —dije.
Miró a su alrededor una vez más. —Me pagó para poner en el boleto un nombre diferente y lo dejé pasar.
Le sonreí. —Gracias.
Me alejé y Denny me miró, sonriendo. —Es una chica inteligente, y está jugando un gran partido. ¿Te he dicho, Santana, cuánto amo a Brittany?
—Ya basta, Denny —dije mientras le lanzaba una mirada asesina. Abordamos el avión y volamos de regreso a Nueva York.
***
Pasó una semana, y la extrañaba. Me mataba no saber lo que estaba haciendo ni con quiénlo hacía. Me encontraba en mi oficina, en el cobertizo, cuando oí un ligero golpe en la puerta. —Adelante —dije.
Hanna entró por la puerta.
—Hanna, ¿está todo bien? —pregunté en estado de pánico.
—Todo en orden. Sólo he venido a decirte que Brittany está bien físicamente, pero mentalmente, es un desastre. Te echa de menos, y quiero saber cuándo vas a California a verla.
Suspiré. —La semana que viene es su cumpleaños. Voy a volar allí antes de esa fecha. De ninguna manera dejaré que lo pase sola.
—¿Por qué no te vas ahora? ¿Qué diablos estás esperando? — preguntó.
—Le estoy dando tiempo a Brittany. Se fue por una razón, y estoy dándole espacio. Recuerda, ella fue la que me abandonó.
Hanna rodó los ojos. —Soy honesta cuando digo que ustedes dos me enferman. Supérenlo y simplemente ámense.
—La amo y siempre la amaré. No te preocupes, Hanna, pienso hacer las cosas bien. —Sonreí cuando ella se volvió y salió por la puerta.
Como le dije que estaría en California para el cumpleaños de Brittany, me puse a pensar en lo que debía regalarle. Quería asegurarme de darle el mejor cumpleaños de la vida. Me acordé de aquella vez que había estado en su departamento, de la lista de cosas que quería hacer. De repente, recordé su lista de deseos antes de morir. ¿Cómo diablos no lo vi antes? En su lista dijo que siempre había querido ir a París, así que haría que Valerie me comprara dos boletos. Tomaríamos el avión de la compañía, así podríamos ir cuando quisiéramos y estar durante todo el tiempo que deseáramos. También quería conseguir una pieza de joyería, algo que nos representara. Agarré mi abrigo y me dirigí a Tiffany’s.
Estaba mirando los collares en la vitrina cuando algo al lado me llamó la atención. Le pregunté a la vendedora si podía verlo. Sacó una pulsera hermosa. Estaba compuesta de numerosos símbolos de infinitos encerrados en diamantes. No podía dejar de pensar en el símbolo de infinito que tenía Brittany tatuado en la muñeca. Esa pulsera era perfecta para ella, tal y como ella era perfecta para mí. Salí de Tiffany’s y me dirigí la tienda de Apple. Su último regalo era un nuevo iPhone para reemplazar el que arrojó a la basura.
Pasé los siguientes días trabajando mucho y tratando de mantener en calma a Quinn. Fue duro tratar de hacer cosas para mantenerla ocupada y fuera de mi vista. En unas pocas horas, estaría en mi avión, rumbo a California, para estar con Brittany. Empaqué mi maleta y me aseguré de que tuviera su regalo de cumpleaños escondido de forma segura. Eran seis horas de vuelo y quería estar en Los Ángeles a primera hora de la mañana porque no sabía dónde se alojaba. Hizo algunos esfuerzos serios para asegurarse de no dejar rastro en sus papeles. Denny llegó para llevarme al aeropuerto a las dos de la madrugada.
—Gracias, Denny, te agradezco que me lleves a esta hora —dije mientras salía de la limosina.
—No hay problema, Santana. Sólo trae a Brittany a casa. —Sonrió.
—Lo haré, lo prometo.
Me subí al avión y miré por la ventana mientras despegaba por la pista y se dirigía a California. Eran alrededor de las ocho de la mañana cuando llegué a Los Ángeles. Ya había hecho los arreglos para que un coche alquilado me esperara en el aeropuerto. Conduje a la zona de los alrededores del Hospital Cedars Sinai Grace. Si no me equivocaba, Brittany se quedaba en algún lugar cercano porque le encantaba caminar. Fui a un conjunto de edificios de apartamentos y entré a la oficina de alquileres. Le mostré la imagen de Brittany a la dueña y le pregunté si estaba alquilando un apartamento. La mujer miró su imagen y dijo que nunca la había visto antes. Le di las gracias y me dirigí a la siguiente serie de apartamentos.
Busqué en cuatro complejos diferentes en los alrededores, y Brittany no se alojaba en ninguno de ellos. Tenía uno más en la manzana para intentar. Me detuve en la acera y fui por el lado de la oficina de alquiler. Mientras entraba por la puerta, el administrador me dio una mirada extraña.
—¿En qué puedo ayudarlo, señorita? —preguntó.
—Me gustaría saber si esta mujer alquila uno de sus apartamentos — dije mientras le mostraba la foto de Brittany.
El hombre me dijo que esperara un momento y llamó de inmediato a alguien para que viniera a la oficina. En cuestión de segundos, otro hombre entró por la puerta y me miró fijamente. Comenzaba a sentirme un poco incómoda. El administrador, Kurt, se presentó y también a su pareja, Blaine. Me dije a mí misma que debían conocer a Brittany. Les pregunté otra vez si sabían de ella y Kurt empezó a saltar aplaudiendo con sus manos mientras decía que sí. Di un suspiro de alivio. Por fin la había encontrado. Les pregunté en qué apartamento estaba alojada, y me dijeron que había ido a comprar, pero que estaría de vuelta pronto. Ambos me hablaron sobre lo mucho que aman a Brittany. Les sonreí porque era imposible no amarla.
Les di las gracias y salí a esperar por ella. Me apoyé en el Porsche negro que alquilé y esperé a que volviera. Justo cuando miré el reloj para ver la hora, la vi venir por la calle. Ella estaba con la mirada gacha, y parecía estar tomando la envoltura de una barra de chocolate. Sonreí, no sólo porque era hermosa caminando por la calle, sino también porque amaba el chocolate. Levantó la vista y se detuvo completamente cuando me vio.
—Eres una mujer difícil de encontrar, Srta. Pierce. —Le sonreí.
Dejó caer sus bolsas en la acera y corrió hacia mí lo más rápido que pudo. Se arrojo sobre mi y me rodeó tan fuerte como sus brazos y piernas podían. Cerré los ojos mientras la sostenía, conservando el olor familiar que había extrañado tanto. Me noté que ella lloraba mientras enterraba su cara en mi cuello.
—Oh, nena, te he extrañado tanto —le susurré al oído.
—Te extrañé y lo siento—exclamó.
—Shh… sin disculpas, la única cosa que importa es que te encontré y a salvo.
Brittany levantó su cabeza, tomó mi cara entre sus manos y me besó apasionadamente. Nuestras lenguas se encontraron con entusiasmo y alegría mientras nuestro largo beso nos dejaba sin aliento. Las lágrimas corrían por su rostro cuando la dejé en el suelo y suavemente se las secó con el pulgar.
—Déjame verte —dije mientras le daba la vuelta. La agarré y la abracé con fuerza—. Luces tan hermosa como cuando te fuiste.
Kurt y Blaine salieron de su apartamento, aplaudiendo. Le expliqué a Brittany cómo los tres nos reunimos y lo grandes amigos que eran. Brittany me llevó a su apartamento. Cerré la puerta cuando se dio la vuelta y me miró. Pasé un dedo suavemente por la línea de su mandíbula y sus labios.
—Tienes mucho que explicar, pero primero voy a hacerte el amor — le dije en voz baja. Estampé mis labios contra los suyos y la oí jadear mientras mi lengua bajaba por su cuello. Se sentía como si hubiera pasado una eternidad desde que la probé por última vez. La deseaba más que a cualquier otra cosa. Estaba hambrienta de ella y ahora era el momento para satisfacer mi necesidad—. Sabes tan bien. Ha pasado demasiado tiempo, Brittany; te necesito. Necesito sentir tu cuerpo junto al mio.
La conduje a la habitación, nunca despegando mis labios de ella. La puse en frente de la cama, levanté la blusa sobre su cabeza, y la arrojé a un lado. Mis manos recorrieron sus costados y sus caderas mientras le desabrochaba el sujetador y lo dejaba caer al suelo. Tomé sus calientes pechos y toqué sus pezones mientras mi lengua exploraba su ombligo. Desabroche sus pantalones cortos y me dirigí hasta sus pechos con mi boca, mordiendo suavemente sus pezones endurecidos. Mi cuerpo estaba en llamas al igual que el de ella. Atrajo mi rostro y me dio un beso que me dejó saber lo mucho que me necesitaba y deseaba. Gemí mientras sus manos me quitaban la blusa y mi sujetador, y sus uñas rasguñaban ligeramente mi espalda. Rompí nuestro abrazo, me quité los zapatos, y tiré mis pantalones en el suelo. Gentilmente la acosté en la cama y me cerní sobre su cuerpo ardiente mientras la miraba fijamente a los ojos. —Me haces sentir viva, como nunca nadie lo ha hecho. —Moví mis manos de sus pechos hacia abajo hasta llegar al borde de su tanga. La empujé a un lado y sentí el calor de su piel. Dejó escapar un gemido cuando inserté lentamente un dedo y sentí su emoción. Su gemido se hizo más fuerte cuando inserté otro dedo—. Brittany, estás tan mojada —le susurré al oído.
—Esto es lo que me haces, Santana. Siente cada pedacito de ella — dijo.
Deslicé en mis dedos dentro y fuera de ella lentamente mientras arqueaba su espalda, lo que me obligó a ir tan profundo como podía. Rodeé su clítoris con el pulgar y lo sentí llenarse de placer. Mi boca encontró el camino a sus labios mientras nuestras lenguas se unían entre sí y bailaban. —Quiero que te vengas ahora, Brittany, mientras mis dedos están dentro de ti dándote placer —le susurré mientras besaba suavemente su cuello. Su cuerpo comenzó a temblar mientras dejaba escapar un grito de placer. Sonreí mientras besaba suavemente sus labios—. Esa es mi chica. —
Se agachó y colo una de sus manos entre mis piernas, perdiéndose en el calor y la humedad que me provocaba, moviendo su mano hacia arriba y abajo en un movimiento lento y constante. La sensación era increíble, cada nervio de mi cuerpo hormigueaba—. Oh, Dios, Brittany —gemí mientras movía su pulgar sobre la punta de mi clítoris con movimientos circulares. Ella comenzó a sentarse, y antes de darme cuenta, yo estaba tendida de espaldas. Sonrió mientras se sentaba a horcajadas sobre mi pelvis y sentí su humedad uniéndose a la mia, deslice mi mano entre nuestros cuerpos para introducirme en ella. Eché mi cabeza hacia atrás al sentir sus dedos entrando también en mi y cuerpo rodeando mis dedos. Estaba tensa y caliente mientras lentamente se movía hacia arriba y abajo, permitiéndome también adentrarme mas profundo.
Con mi otra mano acaricié sus pechos y agarré sus pezones duros entre mis dedos, tirando y frotando. Nos miramos una a la otra mientras ella rápidamente movía sus caderas. Era increíble y se sentía tan bien. Podía sentir su oleaje a mí alrededor, y que estaba a punto de correrse. Comenzó a moverse arriba y abajo a un ritmo más rápido. Me tenía tan cerca que apenas podía soportarlo. Nuestra respiración se hizo rápida mientras ella gemía, luego puse mi pulgar sobre su clítoris y lo froté al mismo tiempo que me la seguía penetrando con mis dedos.
—No te vengas todavía, nena, quiero que lleguemos juntas —jadeé—. Grita para mí, nena. Quiero escuchar lo que te hago —gritó mi nombre mientras ambas alcanzábamos el orgasmo sintiendo como sus dedos también quedaban atrapados en mi interior, sin apartar los ojos una de la otra. Se dejó caer sobre mi pecho y me abrazó con fuerza, dejando que los latidos de nuestros corazones se estabilizaran. Besé el lado de su cabeza, le di la vuelta y me sonrió, me tendí a su lado, pasando mi dedo por su barbilla mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja. Le pregunté en qué pensaba, y me dijo lo feliz que estaba de que la hubiera encontrado. Poco a poco me incliné y besé sus labios suavemente.
—¿Cómo me encontraste? —pregunto.
—Te diré todo y tú me dirás todo mientras conseguimos algo de comer, estoy muriendo de hambre.
Salí de la cama y me puse mis vaqueros y mi blusa. Seguí a Brittany fuera de la habitación. Entré en la cocina para tomar una botella de agua y me detuve cuando vi varios contenedores marrones alineados contra la parte posterior de la barra. Rápidamente los conté, había quince en total. Me puse nerviosa y el miedo se deslizó dentro de mí.
—¿Te importaría explicar lo que son estas? —pregunté.
—Estoy en un estudio experimental, por eso vine aquí —Empecé a interrumpirla, pero puso su dedo sobre mi boca—. Déjame terminar. — Sonreí mientras ponía un dedo en mi boca y respiraba en él. Ella se rió y continuó—: Tengo que tomar esas píldoras cada día. Una vez al mes voy al hospital y consigo una serie de tres inyecciones, es un tipo de Inmunoterapia. Tengo que hacer esto por un periodo de tres meses. Una vez completados los tres meses, el doctor analizará mi sangre para ver si el cáncer se ha ido; si no lo ha hecho, entonces continuaré por otros tres meses. Ni siquiera sé si va a funcionar —dijo mientras bajaba la mirada. Vi la angustia en su rostro, y oí la tristeza en su voz.
Levanté su barbilla para que me pudiera mirar. —Funcionará; tiene que funcionar.
—Es sólo un experimento, Santana; es la primera vez que se está haciendo en humanos, por lo que ahora no sé lo que pensar —dijo angustiada.
—Eres fuerte, Britt, eres la persona más fuerte y más obstinada que jamás he conocido en mi vida, y si alguien puede salir atravesar esto eres tú, pero tienes que dejar de huir de mí —dije mientras acariciaba su mejilla.
Me dijo que estaba asustada. Tomé sus manos, les di la vuelta, y ligeramente besé sus dos tatuajes.
—No tengas miedo. Estoy aquí, y voy a ayudarte a pasar por esto. Incluso si este experimento no funciona, no importa, porque volaré contigo alrededor del mundo para encontrar el tratamiento que funcionará porque... —Tomé una respiración profunda—. Te amo, Brittany Pierce, y te protegeré. —La sensación que se deslizó dentro de mí mientras decía esas dos palabras fue increíble.
Las lágrimas corrieron por su rostro mientras me abrazaba con fuerza y me decía—: También te amo. —Cerré los ojos y acaricié mi rostro en su cabello. La besé en la cabeza y acuné su cara entre mis manos. Llevé mis labios a los suyos y la besé apasionadamente. Acurruqué mis dedos debajo de su camiseta y lentamente la levanté hacia su cabeza, se la quité y la tiré al suelo. Nos sonreímos una a la otra mientras la llevaba hasta el sofá, donde hicimos el amor.
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Historia original trilogía forever de Sandi Lynn.
Como ven el reencuentro, un capitulo, no prometo nada, pero intentare dejar uno más por la tarde, espero sus comentarios.
Pasaron unos días, e hice que mi tipo de alta tecnología en Lopez Enterprises hackeara la computadora de Brittany a través del correo electrónico que me envió. Ella había estado haciendo algunas investigaciones sobre una tal Dra. Danielle Murphy del Hospital Cedars Sinai Grace en California. Era especialista en cáncer y hematóloga. Denny hizo un rápido viaje conmigo a Ohio para revisar en qué aeropuerto estaba Brittany. Hanna me había dicho que Brittany lanzó su teléfono a la basura allí para que yo no pudiera seguir su rastro. Ella sabía que yo lo haría, y que la encontraría inmediatamente. Caminé por el aeropuerto y le mostré a los diferentes trabajadores de la taquilla de boletos la imagen de Brittany. Dijeron que no la habían visto, hasta que me encontré con una mujer que mencionó haberla ayudado. Me pareció extraño porque mi tipo de alta tecnología no había podido encontrar ningún vuelo reservado por Brittany. La mujer me dijo que no podía dar ninguna información sobre ella. Busqué en mi bolso y deslicé dos billetes de cien dólares hacia ella y le di una sonrisa. Me miró fijamente y comprendí que pensaba en algo. Miró a su alrededor y luego se acercó más a mí, mientras ponía su mano sobre los billetes.
—Reservó un boleto a California; Los Ángeles, para ser exacta.
—No pude encontrar ningún registro de eso —dije.
Miró a su alrededor una vez más. —Me pagó para poner en el boleto un nombre diferente y lo dejé pasar.
Le sonreí. —Gracias.
Me alejé y Denny me miró, sonriendo. —Es una chica inteligente, y está jugando un gran partido. ¿Te he dicho, Santana, cuánto amo a Brittany?
—Ya basta, Denny —dije mientras le lanzaba una mirada asesina. Abordamos el avión y volamos de regreso a Nueva York.
***
Pasó una semana, y la extrañaba. Me mataba no saber lo que estaba haciendo ni con quiénlo hacía. Me encontraba en mi oficina, en el cobertizo, cuando oí un ligero golpe en la puerta. —Adelante —dije.
Hanna entró por la puerta.
—Hanna, ¿está todo bien? —pregunté en estado de pánico.
—Todo en orden. Sólo he venido a decirte que Brittany está bien físicamente, pero mentalmente, es un desastre. Te echa de menos, y quiero saber cuándo vas a California a verla.
Suspiré. —La semana que viene es su cumpleaños. Voy a volar allí antes de esa fecha. De ninguna manera dejaré que lo pase sola.
—¿Por qué no te vas ahora? ¿Qué diablos estás esperando? — preguntó.
—Le estoy dando tiempo a Brittany. Se fue por una razón, y estoy dándole espacio. Recuerda, ella fue la que me abandonó.
Hanna rodó los ojos. —Soy honesta cuando digo que ustedes dos me enferman. Supérenlo y simplemente ámense.
—La amo y siempre la amaré. No te preocupes, Hanna, pienso hacer las cosas bien. —Sonreí cuando ella se volvió y salió por la puerta.
Como le dije que estaría en California para el cumpleaños de Brittany, me puse a pensar en lo que debía regalarle. Quería asegurarme de darle el mejor cumpleaños de la vida. Me acordé de aquella vez que había estado en su departamento, de la lista de cosas que quería hacer. De repente, recordé su lista de deseos antes de morir. ¿Cómo diablos no lo vi antes? En su lista dijo que siempre había querido ir a París, así que haría que Valerie me comprara dos boletos. Tomaríamos el avión de la compañía, así podríamos ir cuando quisiéramos y estar durante todo el tiempo que deseáramos. También quería conseguir una pieza de joyería, algo que nos representara. Agarré mi abrigo y me dirigí a Tiffany’s.
Estaba mirando los collares en la vitrina cuando algo al lado me llamó la atención. Le pregunté a la vendedora si podía verlo. Sacó una pulsera hermosa. Estaba compuesta de numerosos símbolos de infinitos encerrados en diamantes. No podía dejar de pensar en el símbolo de infinito que tenía Brittany tatuado en la muñeca. Esa pulsera era perfecta para ella, tal y como ella era perfecta para mí. Salí de Tiffany’s y me dirigí la tienda de Apple. Su último regalo era un nuevo iPhone para reemplazar el que arrojó a la basura.
Pasé los siguientes días trabajando mucho y tratando de mantener en calma a Quinn. Fue duro tratar de hacer cosas para mantenerla ocupada y fuera de mi vista. En unas pocas horas, estaría en mi avión, rumbo a California, para estar con Brittany. Empaqué mi maleta y me aseguré de que tuviera su regalo de cumpleaños escondido de forma segura. Eran seis horas de vuelo y quería estar en Los Ángeles a primera hora de la mañana porque no sabía dónde se alojaba. Hizo algunos esfuerzos serios para asegurarse de no dejar rastro en sus papeles. Denny llegó para llevarme al aeropuerto a las dos de la madrugada.
—Gracias, Denny, te agradezco que me lleves a esta hora —dije mientras salía de la limosina.
—No hay problema, Santana. Sólo trae a Brittany a casa. —Sonrió.
—Lo haré, lo prometo.
Me subí al avión y miré por la ventana mientras despegaba por la pista y se dirigía a California. Eran alrededor de las ocho de la mañana cuando llegué a Los Ángeles. Ya había hecho los arreglos para que un coche alquilado me esperara en el aeropuerto. Conduje a la zona de los alrededores del Hospital Cedars Sinai Grace. Si no me equivocaba, Brittany se quedaba en algún lugar cercano porque le encantaba caminar. Fui a un conjunto de edificios de apartamentos y entré a la oficina de alquileres. Le mostré la imagen de Brittany a la dueña y le pregunté si estaba alquilando un apartamento. La mujer miró su imagen y dijo que nunca la había visto antes. Le di las gracias y me dirigí a la siguiente serie de apartamentos.
Busqué en cuatro complejos diferentes en los alrededores, y Brittany no se alojaba en ninguno de ellos. Tenía uno más en la manzana para intentar. Me detuve en la acera y fui por el lado de la oficina de alquiler. Mientras entraba por la puerta, el administrador me dio una mirada extraña.
—¿En qué puedo ayudarlo, señorita? —preguntó.
—Me gustaría saber si esta mujer alquila uno de sus apartamentos — dije mientras le mostraba la foto de Brittany.
El hombre me dijo que esperara un momento y llamó de inmediato a alguien para que viniera a la oficina. En cuestión de segundos, otro hombre entró por la puerta y me miró fijamente. Comenzaba a sentirme un poco incómoda. El administrador, Kurt, se presentó y también a su pareja, Blaine. Me dije a mí misma que debían conocer a Brittany. Les pregunté otra vez si sabían de ella y Kurt empezó a saltar aplaudiendo con sus manos mientras decía que sí. Di un suspiro de alivio. Por fin la había encontrado. Les pregunté en qué apartamento estaba alojada, y me dijeron que había ido a comprar, pero que estaría de vuelta pronto. Ambos me hablaron sobre lo mucho que aman a Brittany. Les sonreí porque era imposible no amarla.
Les di las gracias y salí a esperar por ella. Me apoyé en el Porsche negro que alquilé y esperé a que volviera. Justo cuando miré el reloj para ver la hora, la vi venir por la calle. Ella estaba con la mirada gacha, y parecía estar tomando la envoltura de una barra de chocolate. Sonreí, no sólo porque era hermosa caminando por la calle, sino también porque amaba el chocolate. Levantó la vista y se detuvo completamente cuando me vio.
—Eres una mujer difícil de encontrar, Srta. Pierce. —Le sonreí.
Dejó caer sus bolsas en la acera y corrió hacia mí lo más rápido que pudo. Se arrojo sobre mi y me rodeó tan fuerte como sus brazos y piernas podían. Cerré los ojos mientras la sostenía, conservando el olor familiar que había extrañado tanto. Me noté que ella lloraba mientras enterraba su cara en mi cuello.
—Oh, nena, te he extrañado tanto —le susurré al oído.
—Te extrañé y lo siento—exclamó.
—Shh… sin disculpas, la única cosa que importa es que te encontré y a salvo.
Brittany levantó su cabeza, tomó mi cara entre sus manos y me besó apasionadamente. Nuestras lenguas se encontraron con entusiasmo y alegría mientras nuestro largo beso nos dejaba sin aliento. Las lágrimas corrían por su rostro cuando la dejé en el suelo y suavemente se las secó con el pulgar.
—Déjame verte —dije mientras le daba la vuelta. La agarré y la abracé con fuerza—. Luces tan hermosa como cuando te fuiste.
Kurt y Blaine salieron de su apartamento, aplaudiendo. Le expliqué a Brittany cómo los tres nos reunimos y lo grandes amigos que eran. Brittany me llevó a su apartamento. Cerré la puerta cuando se dio la vuelta y me miró. Pasé un dedo suavemente por la línea de su mandíbula y sus labios.
—Tienes mucho que explicar, pero primero voy a hacerte el amor — le dije en voz baja. Estampé mis labios contra los suyos y la oí jadear mientras mi lengua bajaba por su cuello. Se sentía como si hubiera pasado una eternidad desde que la probé por última vez. La deseaba más que a cualquier otra cosa. Estaba hambrienta de ella y ahora era el momento para satisfacer mi necesidad—. Sabes tan bien. Ha pasado demasiado tiempo, Brittany; te necesito. Necesito sentir tu cuerpo junto al mio.
La conduje a la habitación, nunca despegando mis labios de ella. La puse en frente de la cama, levanté la blusa sobre su cabeza, y la arrojé a un lado. Mis manos recorrieron sus costados y sus caderas mientras le desabrochaba el sujetador y lo dejaba caer al suelo. Tomé sus calientes pechos y toqué sus pezones mientras mi lengua exploraba su ombligo. Desabroche sus pantalones cortos y me dirigí hasta sus pechos con mi boca, mordiendo suavemente sus pezones endurecidos. Mi cuerpo estaba en llamas al igual que el de ella. Atrajo mi rostro y me dio un beso que me dejó saber lo mucho que me necesitaba y deseaba. Gemí mientras sus manos me quitaban la blusa y mi sujetador, y sus uñas rasguñaban ligeramente mi espalda. Rompí nuestro abrazo, me quité los zapatos, y tiré mis pantalones en el suelo. Gentilmente la acosté en la cama y me cerní sobre su cuerpo ardiente mientras la miraba fijamente a los ojos. —Me haces sentir viva, como nunca nadie lo ha hecho. —Moví mis manos de sus pechos hacia abajo hasta llegar al borde de su tanga. La empujé a un lado y sentí el calor de su piel. Dejó escapar un gemido cuando inserté lentamente un dedo y sentí su emoción. Su gemido se hizo más fuerte cuando inserté otro dedo—. Brittany, estás tan mojada —le susurré al oído.
—Esto es lo que me haces, Santana. Siente cada pedacito de ella — dijo.
Deslicé en mis dedos dentro y fuera de ella lentamente mientras arqueaba su espalda, lo que me obligó a ir tan profundo como podía. Rodeé su clítoris con el pulgar y lo sentí llenarse de placer. Mi boca encontró el camino a sus labios mientras nuestras lenguas se unían entre sí y bailaban. —Quiero que te vengas ahora, Brittany, mientras mis dedos están dentro de ti dándote placer —le susurré mientras besaba suavemente su cuello. Su cuerpo comenzó a temblar mientras dejaba escapar un grito de placer. Sonreí mientras besaba suavemente sus labios—. Esa es mi chica. —
Se agachó y colo una de sus manos entre mis piernas, perdiéndose en el calor y la humedad que me provocaba, moviendo su mano hacia arriba y abajo en un movimiento lento y constante. La sensación era increíble, cada nervio de mi cuerpo hormigueaba—. Oh, Dios, Brittany —gemí mientras movía su pulgar sobre la punta de mi clítoris con movimientos circulares. Ella comenzó a sentarse, y antes de darme cuenta, yo estaba tendida de espaldas. Sonrió mientras se sentaba a horcajadas sobre mi pelvis y sentí su humedad uniéndose a la mia, deslice mi mano entre nuestros cuerpos para introducirme en ella. Eché mi cabeza hacia atrás al sentir sus dedos entrando también en mi y cuerpo rodeando mis dedos. Estaba tensa y caliente mientras lentamente se movía hacia arriba y abajo, permitiéndome también adentrarme mas profundo.
Con mi otra mano acaricié sus pechos y agarré sus pezones duros entre mis dedos, tirando y frotando. Nos miramos una a la otra mientras ella rápidamente movía sus caderas. Era increíble y se sentía tan bien. Podía sentir su oleaje a mí alrededor, y que estaba a punto de correrse. Comenzó a moverse arriba y abajo a un ritmo más rápido. Me tenía tan cerca que apenas podía soportarlo. Nuestra respiración se hizo rápida mientras ella gemía, luego puse mi pulgar sobre su clítoris y lo froté al mismo tiempo que me la seguía penetrando con mis dedos.
—No te vengas todavía, nena, quiero que lleguemos juntas —jadeé—. Grita para mí, nena. Quiero escuchar lo que te hago —gritó mi nombre mientras ambas alcanzábamos el orgasmo sintiendo como sus dedos también quedaban atrapados en mi interior, sin apartar los ojos una de la otra. Se dejó caer sobre mi pecho y me abrazó con fuerza, dejando que los latidos de nuestros corazones se estabilizaran. Besé el lado de su cabeza, le di la vuelta y me sonrió, me tendí a su lado, pasando mi dedo por su barbilla mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja. Le pregunté en qué pensaba, y me dijo lo feliz que estaba de que la hubiera encontrado. Poco a poco me incliné y besé sus labios suavemente.
—¿Cómo me encontraste? —pregunto.
—Te diré todo y tú me dirás todo mientras conseguimos algo de comer, estoy muriendo de hambre.
Salí de la cama y me puse mis vaqueros y mi blusa. Seguí a Brittany fuera de la habitación. Entré en la cocina para tomar una botella de agua y me detuve cuando vi varios contenedores marrones alineados contra la parte posterior de la barra. Rápidamente los conté, había quince en total. Me puse nerviosa y el miedo se deslizó dentro de mí.
—¿Te importaría explicar lo que son estas? —pregunté.
—Estoy en un estudio experimental, por eso vine aquí —Empecé a interrumpirla, pero puso su dedo sobre mi boca—. Déjame terminar. — Sonreí mientras ponía un dedo en mi boca y respiraba en él. Ella se rió y continuó—: Tengo que tomar esas píldoras cada día. Una vez al mes voy al hospital y consigo una serie de tres inyecciones, es un tipo de Inmunoterapia. Tengo que hacer esto por un periodo de tres meses. Una vez completados los tres meses, el doctor analizará mi sangre para ver si el cáncer se ha ido; si no lo ha hecho, entonces continuaré por otros tres meses. Ni siquiera sé si va a funcionar —dijo mientras bajaba la mirada. Vi la angustia en su rostro, y oí la tristeza en su voz.
Levanté su barbilla para que me pudiera mirar. —Funcionará; tiene que funcionar.
—Es sólo un experimento, Santana; es la primera vez que se está haciendo en humanos, por lo que ahora no sé lo que pensar —dijo angustiada.
—Eres fuerte, Britt, eres la persona más fuerte y más obstinada que jamás he conocido en mi vida, y si alguien puede salir atravesar esto eres tú, pero tienes que dejar de huir de mí —dije mientras acariciaba su mejilla.
Me dijo que estaba asustada. Tomé sus manos, les di la vuelta, y ligeramente besé sus dos tatuajes.
—No tengas miedo. Estoy aquí, y voy a ayudarte a pasar por esto. Incluso si este experimento no funciona, no importa, porque volaré contigo alrededor del mundo para encontrar el tratamiento que funcionará porque... —Tomé una respiración profunda—. Te amo, Brittany Pierce, y te protegeré. —La sensación que se deslizó dentro de mí mientras decía esas dos palabras fue increíble.
Las lágrimas corrieron por su rostro mientras me abrazaba con fuerza y me decía—: También te amo. —Cerré los ojos y acaricié mi rostro en su cabello. La besé en la cabeza y acuné su cara entre mis manos. Llevé mis labios a los suyos y la besé apasionadamente. Acurruqué mis dedos debajo de su camiseta y lentamente la levanté hacia su cabeza, se la quité y la tiré al suelo. Nos sonreímos una a la otra mientras la llevaba hasta el sofá, donde hicimos el amor.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía forever de Sandi Lynn.
Como ven el reencuentro, un capitulo, no prometo nada, pero intentare dejar uno más por la tarde, espero sus comentarios.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
No había tenido oportunidad de comentar ya que te estuve leyendo desde el móvil...
Pero aquí estoy nuevamente para informarte que no podía esperar más de los episodios, estuvieron realmente increíbles y un tanto dolorosos; pero ahora llega un poco la calma, ya después nuevamente el dolor... Como bien dices "una montaña rusa" de emociones...
Pero aquí estoy nuevamente para informarte que no podía esperar más de los episodios, estuvieron realmente increíbles y un tanto dolorosos; pero ahora llega un poco la calma, ya después nuevamente el dolor... Como bien dices "una montaña rusa" de emociones...
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Amo este fic y te amor a ti por darnos mas capitulos =)
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
excelentes que mas pdo decir? hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
El reencuentro esta de los mejor
Esperemos y puedas subir uni mas
Saludos
Esperemos y puedas subir uni mas
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
me encanta que estan juntas de nuevo,...
a ver como reaciona san con el tratamiento de britt,...
a ver como reaciona san con el tratamiento de britt,...
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
amo ah San y Britt juntas espero que puedas dejar un capitulo màs
Mirna-Brittana* - Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 11/05/2014
Capitulo 19
CAPITULO 19
Era un hermoso y soleado día en Los Ángeles. La primera mitad del día fue desperdiciada en la cama, y la segunda mitad fue desperdiciada en la playa. Después de un picnic para almorzar, sexo genial en el faro y largas charlas, nos dirigimos a casa. Al entrar en el apartamento, caminé hacia el caballete que sostenía una hermosa pintura. Me quedé allí de pie y miré fijamente la casa de estilo Cape Cod con un arco, un barco y un faro. La pintura era impresionante, y me hizo sonreír al ver tanto talento, especialmente de la mujer que amo.
—Tengo que decir, Brittany, que eres una artista muy talentosa; esta pintura es impresionante.
Se acercó a mí, deslizó sus manos en mi cintura y apoyó la barbilla en mi hombro.
—Gracias. Esta es mi visión de un futuro… se ve tan tranquilo allí.
—Es muy hermoso. Sugiero que te lo quedes y no lo vendas —dije.
Ella me besó en la mejilla. —Tal vez lo haga.
—Iba a decirte, ya sabes —dijo.
Me di la vuelta, cogí sus manos y llevé sus brazos alrededor de mi cuello. —¿Decirme, qué?
Respiró fuerte. —Acerca de venir aquí y ver a la Dra. Murphy. Quise hablarte de ello ese día pero estabas tan enojada; te escuché en el teléfono, en tu oficina, con Quinn.
Bajé la vista. —Lo siento, nunca debí decir esas cosas de ti. Estaba…
—Tienes que hablarme de ella, Santana. Nunca podremos avanzar si no lo haces, y creo que tengo derecho a saber —suplicó.
Presioné mi frente contra la suya. —Lo sé y lo haré, pero no esta noche, bebé —Acababa de encontrarla y habíamos compartido un día perfecto. No había manera de que fuera a arruinarlo por discutir sobre Quinn. Pude ver la decepción en sus ojos cuando le dije que no esta noche. Odiaba hacerle esto, y sé que está mal no decirle la verdad sobre Quinn, pero no sé si alguna vez habrá un momento adecuado para decírselo. La abrace y sonreí mientras besaba sus hermosos y suaves labios.
—Creo que necesitamos ir a la cama —dije.
—Pero no estoy cansada. —Sonrió diabólicamente.
—Dormir no es lo que tenía en mente. No haremos eso durante por lo menos otras tres horas. —Sonreí y la llevé a la habitación.
***
Me desperté temprano para preparar las cosas para el cumpleaños de Brittany. Iba a asegurarme de que este cumpleaños fuera el mejor que tuvo jamás. Aparté su brazo de mí cuidadosamente y me deslicé de la cama. Estaba bastante segura de que ella no se despertaría, porque después de anoche sabía que se encontraba exhausta. Me puse unos pantalones vaqueros y una blusa azul marino. Entré en la sala de estar y caminé hacia el caballete, mirando la pintura de Brittany una vez más. Ella mencionó anoche cómo veía esta pintura en su futuro, y voy a asegurarme de que lo consiga. Solo necesito asegurarme de que no venda esta pintura antes de que mis planes estén completos.
Abrí la puerta con cuidado y la cerré silenciosamente detrás de mí. Mientras bajaba las escaleras, vi a Kurt salir de su apartamento.
—Buenos días, Kurt. —Sonreí.
—Te has levantado horriblemente temprano. ¿Adónde te estás escabullendo? —preguntó.
—Iba hasta esa cafetería bajando la calle para conseguir algo de desayuno para Britt. Hoy es su cumpleaños.
—Lo sé, ¡es tan emocionante! ¿Mencionó ir al club esta noche? — preguntó.
—Sí, me lo dijo anoche; suena divertido —dije mientras salíamos por la puerta lateral.
—Ten un buen día con la Srta. Britt. Por favor, felicítala de nuestra parte y haz que se ponga sus zapatos para bailar, ¡porque esta noche, vamos a echar la casa abajo! —dijo emocionado.
Me reí cuando nos separamos en la acera. Llegué a la cafetería y me coloqué en la fila para hacer un pedido para llevar. No me llevó demasiado, pero me ponía nerviosa de que Brittany se levantara antes de que yo regresara y se preguntara dónde me encontraba. Cuando volví al apartamento, abrí la puerta silenciosamente y dejé la bolsa en la encimera. Entré en la habitación, y ella dormía pacíficamente. Me quité los pantalones y la blusa y me puse mi playera de dormir. Fui a la cocina y busqué una bandeja en sus armarios. No tenía una, así que corrí escaleras abajo al apartamento de Kurt y tomé prestada una. Volví y arreglé el desayuno de Brittany sobre la bandeja. Al volver de la cafetería, le compré una sola rosa roja a un vendedor de flores de la calle. Busqué un florero en los armarios y encontré uno pequeño que sostendría la flor. Llené el jarrón de agua y puse la rosa dentro. Todo era perfecto.
Trepé a la cama y aparté su pelo mientras besaba suavemente su cuello. Ella rodó y sonrió. —Feliz cumpleaños, bebé —susurré mientras besaba sus labios. Ella tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos, recostando su cabeza en mi pecho.
—Gracias —respondió. La sostuve durante unos minutos antes de decirle que no se moviera, que enseguida volvía. Me miró y sonrió mordiendo su labio inferior. Maldita sea esa sonrisa. Fui a la cocina, cogí la bandeja y regresé a la habitación. Ella me miró con hambre en sus ojos, y supe que no pensaba en comida. Sonrió mientras caminaba y dejaba la bandeja en su regazo. Puedo decir que está emocionada por la sonrisa que está exhibiendo, de oreja a oreja. Me preguntó cómo, cuándo y dónde. Me reí y le dije que fui a la cafetería que había calle abajo. Abrí mi mano y le tendí sus pastillas.
—Tienes que tomarte estas primero —dije.
Rodó sus ojos hacia mí. —Lo sé. —Suspiró mientras las tomaba con su jugo de naranja.
Levanté el tenedor y la alimenté con un poco de huevos. Sonrió y se los comió. Yo no podía evitar mirar fijamente sus hermosos ojos, porque cuando lo hacía, veía todo mi futuro en ellos. Ella tomó el tenedor de mi mano y me alimentó.
—Hora de los regalos —sonreí al llegar debajo de la cama y sacar tres cajas.
Su sonrisa se ensanchó. —¡Amo los regalos! —chilló. Quité la bandeja de su regazo y la dejé en el suelo. Yo sonreía de oreja a oreja cuando le tendí la primera caja, que contenía el nuevo iPhone. Lo abrió graciosamente y vi cómo su boca cayó en estado de shock.
—Tú número de teléfono es el mismo que antes; ya sabes, ¿ese que tiraste? —Sonreí—¿Quién se deshace así de su teléfono? —Sacudí la cabeza.
—Estoy loca, ¿recuerdas? —Sonrió.
—Sí, estás loca, pero eres mi loca, y no te olvides nunca de eso —dije mientras la besaba en la punta de la nariz. Le tendí la siguiente caja, que contenía el brazalete.
Ella se quedó sin aliento cuando abrió la caja y se cubrió la boca con la mano.
—Santana, yo… ¡lo amo! Es el regalo más hermoso que nadie me ha dado.
Tomé la caja de su mano y cogí el brazalete. Lo desabroché y lo puse en su delicada muñeca. —Te amo, no solo por quién eres, sino por la persona en que me he convertido por ti. Este es mí Por siempre para ti.
No pasó demasiado antes de que las lágrimas empezaran a caer por su rostro. —Oh, no. ¡No lo harás! No habrá lágrimas en tu cumpleaños, no importa si son buenas o no; las prohíbo. ¿Lo entiende, Srta. Pierce? —pregunté cuando ella empezó a reír.
Envolvió sus brazos alrededor de mí tan fuerte como podía y encontró su boca con la mía. Respondí, pero rápidamente rompí el beso. Emocionada porque abriera el último regalo.
—Aún tienes un regalo más que abrir —dije y le di la última caja.
—Me mimas demasiado —dijo.
Tomé su mano, la levanté a mis labios y la besé suavemente. —Mereces ser mimada.
Abrió la caja y miró los billetes. No dijo nada; solo me miró con lágrimas en los ojos.
—No lo hagas, nada de lágrimas —ordené. Pero era demasiado tarde; ya caían. Limpié las lágrimas de sus ojos delicadamente con mi pulgar—. Sé que tu sueño es ir a París, lo vi en la lista que escondiste en tu escritorio, y tan pronto como el doctor diga que estás bien, estaremos en el primer vuelo hacia allí y nos quedaremos por cuánto tiempo quieras.
Se subió a mi regazo y se sentó a horcajadas. Acunó mi rostro en sus manos y me miró fijamente a los ojos. —Gracias por todo lo que has hecho por mí. Me has hecho la persona más feliz en el mundo, y nunca te dejaré ir.
Sonreí mientras pasaba mi pulgar por su rostro. Tomé su muñeca y la levanté a mis labios, besando suavemente el símbolo de infinito de su brazalete. —Siempre va a ser para siempre —susurré. Ella se inclinó y rozó sus labios contra los míos. Nos quedamos en la cama hasta la tarde, y Brittany me mostró lo agradecida que estaba.
***
Más tarde esa noche, alquilé una limusina para que nos recogiera y nos llevara al ostentoso local que Kurt y Blaine habían planeado para el cumpleaños de Brittany. Fue una noche llena de charlas, risas y bebida. Nuestra camarera intentaba coquetear conmigo y no le importaba que Brittany estuviera justo a mi lado. Cuando estábamos a punto de marcharnos, Brittany se disculpó y se fue al baño. Mientras que ella se había ido, la camarera pelirroja se acercó y me susurró al oído—: Me encantaría probar tu coño. —Me guiñó un ojo.
Miré por encima de su hombro y vi a Brittany yendo hacia ella. La mirada furiosa en su cara me dijo que ya había tenido suficiente de esta chica. Se acercó por detrás y le tocó el hombro. Yo empecé a ponerme nerviosa porque conozco a Brittany y ella no aguanta ninguna mierda.
—Perdona, ¿qué cojones crees que estás haciendo?
—Escucha, perra, si te estás tirando a los tres a la vez, entonces no tiene nada de malo dejarme probar a esta ricura. —Me sonrió. Mi mirada se convirtió en pánico cuando vi la rabia en los ojos de Brittany. Iba a ponerle fin a esto o ella podría terminar en la cárcel.
—¿A quién le estás llamando perra? —gritó Brittany.
Salí de la cabina mientras Kurt y Blaine se sentaban allí con sonrisas en sus rostros. Agarré el brazo de Brittany. —Vámonos, Britt —dije mientras rápidamente la escoltaba al exterior del bar con Kurt y Blaine siguiéndonos, riendo. La besé en el lado de su cabeza—. No puedo llevarte a ningún sitio.
Ella se giró y me dedicó una mirada severa. —No soy yo, eres tú y esas malditas mujeres a las que atraes. —Me reí cuando la abrace y la llevé al coche.
Regresamos al apartamento de Brittany. Celebrar su cumpleaños con ella fue el mejor día de mi vida, a excepción del día en que la encontré parada en mi cocina. Entré en la habitación con una torta redonda de 30 cm aproximadamente, maravillosamente iluminada con 24 velas encendidas. La puse delante de ella y miré su sonrisa mientras cerró sus ojos, pidió un deseo y las apagó. Su dulzura y su inocencia me volvía loca y me dejaba con un sentimiento que no sabía que era capaz de sentir. Su sonrisa, su risa y el modo en que jugaba con su pelo cuando estaba nerviosa, eran algunas de las cosas que más me gustaba de ella.
Le pasé el cuchillo para cortar el primer trozo de torta mientras lo tomaba de mi mano con sus dedos delicados. Me quedé allí mirándola fijamente mientras cortaba cada pedazo con delicadeza. Me miró con sus ojos azules claros, ojos que eran impresionantes y llenos de vida.
—¿Qué estás pensando? —preguntó.
Una sonrisa apareció en mi cara cuando respondí—: Cuanto te amo.—Las palabras que antes nunca podía decir, ahora fluían libremente de mis labios tan fácilmente como era amarla. Se inclinó y puso un poquito de glaseado sobre mi nariz y sonrió. Lo limpió y mantuvo su dedo en mi boca cuando lo tomé y lo lamí lentamente. Vi el fuego en sus ojos como lo hacía cada vez que me miraba.
No puedo borrar el temor que reside en mi corazón con su enfermedad. No quiero creer que no va a mejorar, pero hay una pequeña parte de mí que está muerta de miedo de que no lo haga. Puse mi mejor cara por ella, porque me necesita. Me necesita para ser su roca y no puedo y no la decepcionaré.
Me acosté en la cama, revisando mis correos electrónicos mientras esperaba a que saliera del baño. Ella abrió la puerta y entró en la habitación mientras se cepilla los dientes, buscando desesperadamente algo. —¿Qué ocurre, bebé? —pregunté. Murmuró algo pero no pude entenderla entre el cepillo de dientes y la espuma. Levantó su mano libre contra su oído.
—¿Tu teléfono?
Sacudió su cabeza. Sonreí cuando se lo tiré de entre las sábanas. Me sonrió y me levantó sus pulgares mientras regresaba al baño y escupía en el fregadero.
—Gracias, bebé —gritó. Caminó hacia la cama y revisó sus mensajes antes de empujar las sábanas y meterse dentro. Se acurrucó junto a mi mientras ponía mi brazo a su alrededor. Esto se sentía bien, tan bien, mientras suavemente besaba mi cuello y poco a poco se quedaba dormida.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Pude cumplir mi promesa de uno más, espero les haya gustado, los próximos días estaré ocupada así posiblemente no actualice, lo intentare pero no es seguro, si no puedo hacerlo, prometo un maratón el día sábado empezando en la tarde y seguramente seguiremos hasta el domingo, posiblemente hasta terminar este segundo libro ¿que les parece? ya me diran, espero sus comentarios y saludos a todas por leer y comentar.
Era un hermoso y soleado día en Los Ángeles. La primera mitad del día fue desperdiciada en la cama, y la segunda mitad fue desperdiciada en la playa. Después de un picnic para almorzar, sexo genial en el faro y largas charlas, nos dirigimos a casa. Al entrar en el apartamento, caminé hacia el caballete que sostenía una hermosa pintura. Me quedé allí de pie y miré fijamente la casa de estilo Cape Cod con un arco, un barco y un faro. La pintura era impresionante, y me hizo sonreír al ver tanto talento, especialmente de la mujer que amo.
—Tengo que decir, Brittany, que eres una artista muy talentosa; esta pintura es impresionante.
Se acercó a mí, deslizó sus manos en mi cintura y apoyó la barbilla en mi hombro.
—Gracias. Esta es mi visión de un futuro… se ve tan tranquilo allí.
—Es muy hermoso. Sugiero que te lo quedes y no lo vendas —dije.
Ella me besó en la mejilla. —Tal vez lo haga.
—Iba a decirte, ya sabes —dijo.
Me di la vuelta, cogí sus manos y llevé sus brazos alrededor de mi cuello. —¿Decirme, qué?
Respiró fuerte. —Acerca de venir aquí y ver a la Dra. Murphy. Quise hablarte de ello ese día pero estabas tan enojada; te escuché en el teléfono, en tu oficina, con Quinn.
Bajé la vista. —Lo siento, nunca debí decir esas cosas de ti. Estaba…
—Tienes que hablarme de ella, Santana. Nunca podremos avanzar si no lo haces, y creo que tengo derecho a saber —suplicó.
Presioné mi frente contra la suya. —Lo sé y lo haré, pero no esta noche, bebé —Acababa de encontrarla y habíamos compartido un día perfecto. No había manera de que fuera a arruinarlo por discutir sobre Quinn. Pude ver la decepción en sus ojos cuando le dije que no esta noche. Odiaba hacerle esto, y sé que está mal no decirle la verdad sobre Quinn, pero no sé si alguna vez habrá un momento adecuado para decírselo. La abrace y sonreí mientras besaba sus hermosos y suaves labios.
—Creo que necesitamos ir a la cama —dije.
—Pero no estoy cansada. —Sonrió diabólicamente.
—Dormir no es lo que tenía en mente. No haremos eso durante por lo menos otras tres horas. —Sonreí y la llevé a la habitación.
***
Me desperté temprano para preparar las cosas para el cumpleaños de Brittany. Iba a asegurarme de que este cumpleaños fuera el mejor que tuvo jamás. Aparté su brazo de mí cuidadosamente y me deslicé de la cama. Estaba bastante segura de que ella no se despertaría, porque después de anoche sabía que se encontraba exhausta. Me puse unos pantalones vaqueros y una blusa azul marino. Entré en la sala de estar y caminé hacia el caballete, mirando la pintura de Brittany una vez más. Ella mencionó anoche cómo veía esta pintura en su futuro, y voy a asegurarme de que lo consiga. Solo necesito asegurarme de que no venda esta pintura antes de que mis planes estén completos.
Abrí la puerta con cuidado y la cerré silenciosamente detrás de mí. Mientras bajaba las escaleras, vi a Kurt salir de su apartamento.
—Buenos días, Kurt. —Sonreí.
—Te has levantado horriblemente temprano. ¿Adónde te estás escabullendo? —preguntó.
—Iba hasta esa cafetería bajando la calle para conseguir algo de desayuno para Britt. Hoy es su cumpleaños.
—Lo sé, ¡es tan emocionante! ¿Mencionó ir al club esta noche? — preguntó.
—Sí, me lo dijo anoche; suena divertido —dije mientras salíamos por la puerta lateral.
—Ten un buen día con la Srta. Britt. Por favor, felicítala de nuestra parte y haz que se ponga sus zapatos para bailar, ¡porque esta noche, vamos a echar la casa abajo! —dijo emocionado.
Me reí cuando nos separamos en la acera. Llegué a la cafetería y me coloqué en la fila para hacer un pedido para llevar. No me llevó demasiado, pero me ponía nerviosa de que Brittany se levantara antes de que yo regresara y se preguntara dónde me encontraba. Cuando volví al apartamento, abrí la puerta silenciosamente y dejé la bolsa en la encimera. Entré en la habitación, y ella dormía pacíficamente. Me quité los pantalones y la blusa y me puse mi playera de dormir. Fui a la cocina y busqué una bandeja en sus armarios. No tenía una, así que corrí escaleras abajo al apartamento de Kurt y tomé prestada una. Volví y arreglé el desayuno de Brittany sobre la bandeja. Al volver de la cafetería, le compré una sola rosa roja a un vendedor de flores de la calle. Busqué un florero en los armarios y encontré uno pequeño que sostendría la flor. Llené el jarrón de agua y puse la rosa dentro. Todo era perfecto.
Trepé a la cama y aparté su pelo mientras besaba suavemente su cuello. Ella rodó y sonrió. —Feliz cumpleaños, bebé —susurré mientras besaba sus labios. Ella tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos, recostando su cabeza en mi pecho.
—Gracias —respondió. La sostuve durante unos minutos antes de decirle que no se moviera, que enseguida volvía. Me miró y sonrió mordiendo su labio inferior. Maldita sea esa sonrisa. Fui a la cocina, cogí la bandeja y regresé a la habitación. Ella me miró con hambre en sus ojos, y supe que no pensaba en comida. Sonrió mientras caminaba y dejaba la bandeja en su regazo. Puedo decir que está emocionada por la sonrisa que está exhibiendo, de oreja a oreja. Me preguntó cómo, cuándo y dónde. Me reí y le dije que fui a la cafetería que había calle abajo. Abrí mi mano y le tendí sus pastillas.
—Tienes que tomarte estas primero —dije.
Rodó sus ojos hacia mí. —Lo sé. —Suspiró mientras las tomaba con su jugo de naranja.
Levanté el tenedor y la alimenté con un poco de huevos. Sonrió y se los comió. Yo no podía evitar mirar fijamente sus hermosos ojos, porque cuando lo hacía, veía todo mi futuro en ellos. Ella tomó el tenedor de mi mano y me alimentó.
—Hora de los regalos —sonreí al llegar debajo de la cama y sacar tres cajas.
Su sonrisa se ensanchó. —¡Amo los regalos! —chilló. Quité la bandeja de su regazo y la dejé en el suelo. Yo sonreía de oreja a oreja cuando le tendí la primera caja, que contenía el nuevo iPhone. Lo abrió graciosamente y vi cómo su boca cayó en estado de shock.
—Tú número de teléfono es el mismo que antes; ya sabes, ¿ese que tiraste? —Sonreí—¿Quién se deshace así de su teléfono? —Sacudí la cabeza.
—Estoy loca, ¿recuerdas? —Sonrió.
—Sí, estás loca, pero eres mi loca, y no te olvides nunca de eso —dije mientras la besaba en la punta de la nariz. Le tendí la siguiente caja, que contenía el brazalete.
Ella se quedó sin aliento cuando abrió la caja y se cubrió la boca con la mano.
—Santana, yo… ¡lo amo! Es el regalo más hermoso que nadie me ha dado.
Tomé la caja de su mano y cogí el brazalete. Lo desabroché y lo puse en su delicada muñeca. —Te amo, no solo por quién eres, sino por la persona en que me he convertido por ti. Este es mí Por siempre para ti.
No pasó demasiado antes de que las lágrimas empezaran a caer por su rostro. —Oh, no. ¡No lo harás! No habrá lágrimas en tu cumpleaños, no importa si son buenas o no; las prohíbo. ¿Lo entiende, Srta. Pierce? —pregunté cuando ella empezó a reír.
Envolvió sus brazos alrededor de mí tan fuerte como podía y encontró su boca con la mía. Respondí, pero rápidamente rompí el beso. Emocionada porque abriera el último regalo.
—Aún tienes un regalo más que abrir —dije y le di la última caja.
—Me mimas demasiado —dijo.
Tomé su mano, la levanté a mis labios y la besé suavemente. —Mereces ser mimada.
Abrió la caja y miró los billetes. No dijo nada; solo me miró con lágrimas en los ojos.
—No lo hagas, nada de lágrimas —ordené. Pero era demasiado tarde; ya caían. Limpié las lágrimas de sus ojos delicadamente con mi pulgar—. Sé que tu sueño es ir a París, lo vi en la lista que escondiste en tu escritorio, y tan pronto como el doctor diga que estás bien, estaremos en el primer vuelo hacia allí y nos quedaremos por cuánto tiempo quieras.
Se subió a mi regazo y se sentó a horcajadas. Acunó mi rostro en sus manos y me miró fijamente a los ojos. —Gracias por todo lo que has hecho por mí. Me has hecho la persona más feliz en el mundo, y nunca te dejaré ir.
Sonreí mientras pasaba mi pulgar por su rostro. Tomé su muñeca y la levanté a mis labios, besando suavemente el símbolo de infinito de su brazalete. —Siempre va a ser para siempre —susurré. Ella se inclinó y rozó sus labios contra los míos. Nos quedamos en la cama hasta la tarde, y Brittany me mostró lo agradecida que estaba.
***
Más tarde esa noche, alquilé una limusina para que nos recogiera y nos llevara al ostentoso local que Kurt y Blaine habían planeado para el cumpleaños de Brittany. Fue una noche llena de charlas, risas y bebida. Nuestra camarera intentaba coquetear conmigo y no le importaba que Brittany estuviera justo a mi lado. Cuando estábamos a punto de marcharnos, Brittany se disculpó y se fue al baño. Mientras que ella se había ido, la camarera pelirroja se acercó y me susurró al oído—: Me encantaría probar tu coño. —Me guiñó un ojo.
Miré por encima de su hombro y vi a Brittany yendo hacia ella. La mirada furiosa en su cara me dijo que ya había tenido suficiente de esta chica. Se acercó por detrás y le tocó el hombro. Yo empecé a ponerme nerviosa porque conozco a Brittany y ella no aguanta ninguna mierda.
—Perdona, ¿qué cojones crees que estás haciendo?
—Escucha, perra, si te estás tirando a los tres a la vez, entonces no tiene nada de malo dejarme probar a esta ricura. —Me sonrió. Mi mirada se convirtió en pánico cuando vi la rabia en los ojos de Brittany. Iba a ponerle fin a esto o ella podría terminar en la cárcel.
—¿A quién le estás llamando perra? —gritó Brittany.
Salí de la cabina mientras Kurt y Blaine se sentaban allí con sonrisas en sus rostros. Agarré el brazo de Brittany. —Vámonos, Britt —dije mientras rápidamente la escoltaba al exterior del bar con Kurt y Blaine siguiéndonos, riendo. La besé en el lado de su cabeza—. No puedo llevarte a ningún sitio.
Ella se giró y me dedicó una mirada severa. —No soy yo, eres tú y esas malditas mujeres a las que atraes. —Me reí cuando la abrace y la llevé al coche.
Regresamos al apartamento de Brittany. Celebrar su cumpleaños con ella fue el mejor día de mi vida, a excepción del día en que la encontré parada en mi cocina. Entré en la habitación con una torta redonda de 30 cm aproximadamente, maravillosamente iluminada con 24 velas encendidas. La puse delante de ella y miré su sonrisa mientras cerró sus ojos, pidió un deseo y las apagó. Su dulzura y su inocencia me volvía loca y me dejaba con un sentimiento que no sabía que era capaz de sentir. Su sonrisa, su risa y el modo en que jugaba con su pelo cuando estaba nerviosa, eran algunas de las cosas que más me gustaba de ella.
Le pasé el cuchillo para cortar el primer trozo de torta mientras lo tomaba de mi mano con sus dedos delicados. Me quedé allí mirándola fijamente mientras cortaba cada pedazo con delicadeza. Me miró con sus ojos azules claros, ojos que eran impresionantes y llenos de vida.
—¿Qué estás pensando? —preguntó.
Una sonrisa apareció en mi cara cuando respondí—: Cuanto te amo.—Las palabras que antes nunca podía decir, ahora fluían libremente de mis labios tan fácilmente como era amarla. Se inclinó y puso un poquito de glaseado sobre mi nariz y sonrió. Lo limpió y mantuvo su dedo en mi boca cuando lo tomé y lo lamí lentamente. Vi el fuego en sus ojos como lo hacía cada vez que me miraba.
No puedo borrar el temor que reside en mi corazón con su enfermedad. No quiero creer que no va a mejorar, pero hay una pequeña parte de mí que está muerta de miedo de que no lo haga. Puse mi mejor cara por ella, porque me necesita. Me necesita para ser su roca y no puedo y no la decepcionaré.
Me acosté en la cama, revisando mis correos electrónicos mientras esperaba a que saliera del baño. Ella abrió la puerta y entró en la habitación mientras se cepilla los dientes, buscando desesperadamente algo. —¿Qué ocurre, bebé? —pregunté. Murmuró algo pero no pude entenderla entre el cepillo de dientes y la espuma. Levantó su mano libre contra su oído.
—¿Tu teléfono?
Sacudió su cabeza. Sonreí cuando se lo tiré de entre las sábanas. Me sonrió y me levantó sus pulgares mientras regresaba al baño y escupía en el fregadero.
—Gracias, bebé —gritó. Caminó hacia la cama y revisó sus mensajes antes de empujar las sábanas y meterse dentro. Se acurrucó junto a mi mientras ponía mi brazo a su alrededor. Esto se sentía bien, tan bien, mientras suavemente besaba mi cuello y poco a poco se quedaba dormida.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Pude cumplir mi promesa de uno más, espero les haya gustado, los próximos días estaré ocupada así posiblemente no actualice, lo intentare pero no es seguro, si no puedo hacerlo, prometo un maratón el día sábado empezando en la tarde y seguramente seguiremos hasta el domingo, posiblemente hasta terminar este segundo libro ¿que les parece? ya me diran, espero sus comentarios y saludos a todas por leer y comentar.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Hola que tal!!
Me parece genial tu propuesta!!
Saludos
Me parece genial tu propuesta!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Me encanta tu propuesta
Saludos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
como siempre GRACIAS!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
holap,...
me encanto tu propuesta,...
nos vemos!!!
me encanto tu propuesta,...
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
La perspectiva de San es muy buena me gusta mucho! Se que tenia mucho sin comentar pero bueno! Heme aquí reivindicandome jajaja! El maratón suena totalmente increíble! Saluditos !! n.n/
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
me encanta tu propuesta!! estoy ansiosa por leer cuando Britt conoce ah la familia de San!! saludos hasta la actu
Mirna-Brittana* - Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 11/05/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Acepto tu propuesta jeje
este capítulo fue demasiado tierno :')
este capítulo fue demasiado tierno :')
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
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