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Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
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Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Estoy ansiosa por lo siguiente *-*
Nos leemos en la próxima :D
Nos leemos en la próxima :D
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Gemial cada ves me gusta mas el relato de San!!
Nos leemos!!!
Nos leemos!!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Ok ok....! espero el siguiente porque es el HOTEL =) no tardes por favor!!!!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Capitulo 11
CAPITULO 11
Mientras conducíamos por la interestatal, vimos carteles de varios restaurantes. Bajé por la autopista y le pregunté a Brittany en dónde quería comer. Me pidió que la sorprendiera ya que le gustaba casi todo. Le pregunté si estaba segura, y ella asintió en respuesta. Tuve un antojo de mariscos cuando vi el restaurante a la izquierda. Me dirigí hacia el estacionamiento, bajé del auto y abrí la puerta para Brittany. Levanté mi brazo mientras ella enganchó el suyo alrededor del mío, y entramos en el restaurante. La camarera nos informó que había una espera de treinta minutos, sin embargo Brittany no parecía querer esperar. Le
dije que treinta minutos no eran nada, la tomé de la mano y la llevé al bar para tomar una copa mientras esperábamos por nuestra mesa.
Cuando tomamos nuestros asientos en éste, la camarera dejó unas servilletas y se apoyó en la barra frente a mí. No voy a mentir; era una mujer atractiva, pero no de mi tipo. Pude notar a Brittany observándola por el rabillo de mi ojo. Tenía una mirada de “aléjate” en su cara al ver a la camarera atractiva. Quería probarla y ver si se ponía celosa.
—¿Qué va a ser, hermosa? —preguntó la camarera.
Me incliné hacia ella. —Quiero sexo con la camarera. —Me sonrió con coquetería.
—Un sexo con la camarera viene enseguida, sexy. —Guiña.
Brittany jadeó, y por la expresión de su cara, me di cuenta que estaba enojada. Esperé a que me dijera algo, pero no lo hizo. Miró a la camarera e hizo lo impensable.
—Um, cariño, cuando termine su bebida, no te olvides de traer esas tetas deliciosas por aquí. —Sonrió.
Mis ojos se abrieron lentamente, giré la cabeza y la miré. No podía creer lo que acababa de decir. —Brittany, ¿qué demonios estás haciendo?—susurré.
—¿Qué? ¿Te estoy avergonzando, señora “quiero sexo con la
camarera”?
La camarera se acercó y me entregó mi bebida. Miró hacia Brittany, y le preguntó lo que quería de una manera irritada. Brittany la miró y puso mala cara. —¿No crees que es justo que me des el mismo tipo de servicio que le estás dando? ¿Por qué ha de ser ella la única que llegue a ver tus tetas? También me gustan.
Me encontraba tan avergonzada. No podía creer que hiciera eso. Tiré un poco de dinero en la barra y me puse de pie. —Vamos, cariño, creo que nuestra mesa está lista.
Tomé su mano y sacudí con la cabeza. Ella me miró y sonrió. Me incliné y le susurré al oído—: Buen punto, niña mala. —Mi plan, obviamente, se había vuelto contra mí. Esta chica no era una fuerza a tener en cuenta, eso es seguro.
—Lo adoras, señora Lopez, y lo sabes —dijo.
Me encantaba, y me odiaba por ello. Esta chica es todo lo que nunca pensé que querría. Ella rompía todas las reglas que tenía.
La camarera nos mostró nuestra mesa y nos dio los menús. Lo miré por encima y luego observé a Brittany que miraba el suyo. Le pregunté qué iba a ordenar, pero dijo que no estaba segura. La camarera trajo nuestras bebidas y preguntó si estábamos listos para ordenar. Cerré el menú, y miré a Brittany, que se mordía el labio. Fue entonces cuando me di cuenta: no le gustan los mariscos. Miré a la camarera y le pedí que por favor nos diera un
momento. No podía creer que estuviera de acuerdo en cenar aquí.—No te gustan los mariscos, ¿verdad? —le pregunté.
Me miró y sacudió la cabeza mientras se mordía el labio inferior.
—¿Por qué no dijiste nada? —le dije pasándome las manos por el cabello.
—Bueno, quería que tuvieras lo que querías —dijo inocentemente.
Me quedé sentada ahí y la miré. Traté de entender por qué ella estaría de acuerdo en venir aquí para comer mariscos cuando no le gustaban. Es porque era una mujer amable y generosa que pensaba en los demás primero. Recordé las veces que me mostró nuevas experiencias, así que decidí que esta vez sería yo quién le enseñara algo nuevo.
—Voy a pedir por ambas. —Sonreí haciendo señas a la camarera para que volviera—. Empezaremos con una orden de calamares, patas de cangrejo, y una cola de langosta para cada uno de nosotros. También, por favor una orden de vieiras asadas.
La camarera miró a Brittany que logró una leve sonrisa. Crucé las manos y puse los codos sobre la mesa, inclinándome hacia adelante, así me encontraba más cerca de ella.
—¿Recuerdas los momentos en los que me hiciste comer cosas; pizza, perros calientes, y no olvidemos el uso de los palillos?
—Sí, lo recuerdo, y estoy bien con todo lo que ordenaste —dijo.
—Eso lo veremos. —Le sonreí.
Se inclinó sobre la mesa. —Eres una mujer despiadada, Santana Lopez
—No tan despiadada como tú, querida —le susurré.
Justo cuando Brittany se volvió a recargar en su asiento, la camarera se acercó y puso los calamares en el centro de la mesa. Rápidamente, Brittany sacó su teléfono y lo puso en su regazo. Miraba y escribía algo. De repente, sus ojos se abrieron, y yo no podía dejar de reír.
—Buscaste en Google “calamares”, ¿no? —le pregunté.
Ella asintió mientras tomaba un sorbo de Coca-Cola, y pude ver el miedo en sus ojos. Me sentí muy mal por lo que hice. Dejé de reír y la miré fijamente.
—No tienes que comerlo, lo siento —le dije.
Me dijo que estaba bien y que lo probaría. Tomó un trozo de calamar con el tenedor y lo miró. Le dio un mordisco y comenzó a hacer las caras más adorables. Saqué mi teléfono. Este es un momento que no me quiero olvidar. Probó todo lo que pedí y fue una buena perdedora al respecto. Incluso me dijo que realmente disfrutó de todo. Nos reímos y hablamos durante la cena. Su risa era tan sexy como su sonrisa. Era divertido estar cerca de ella, y me hacía sentir humana. Esa es la única manera en que puedo describirlo, porque nunca he sido más feliz de lo que soy cuando estoy con ella. Terminamos de comer, y cuando salimos del restaurante, puse mi brazo a su alrededor y la atraje hacia mí.
Ella coloco su mano en mi cintura y apoyó la cabeza en mi hombro. La quería que tan cerca de mí como fuera posible. He acostumbrado estar en los mejores hoteles de todo el mundo, y no me conformaría con menos. Conduje fuera de la autopista para encontrar un Ritz Carlton. Me detuve en la entrada y dejé que el servicio de aparcamiento estacionara el Range Rover. Entramos en el hotel y fuimos hasta la recepción donde les di mi apellido y reservamos la suite presidencial. El portero llamó al botones y éste nos llevó a los ascensores.
—Buenas noches, señoras y bienvenidas al Ritz Carlton, el mejor lugar para pasar su luna de miel.—dijo.
Empecé a explicar que no estábamos casadas, pero Brittany rápidamente me interrumpió y comenzó a jugar con él.
—Muchas gracias. Lo que mi esposa está tratando de decir es que no nos quedaremos mucho tiempo.
Tan pronto como las puertas del ascensor se abrieron y entramos en la suite, Brittany se volvió y me miró. —¿La suite presidencial, de verdad? ¿Sólo por una noche? —Vi esto como una oportunidad de jugar su juego.
—No tendré nada excepto la mejor habitación para mi bella esposa. ¿No es hermosa mi esposa? —le pregunté al botones con una amplia sonrisa.
—Sí, señora, es muy hermosa.
—Querida esposa, asegúrate de darle una buena propina a este joven tan agradable. —Sonrió.
Saqué el dinero de mi bolsillo y empecé a buscar un billete de veinte dólares para darle al joven. Brittany salió de detrás de mí, tomó un billete de cien dólares y se lo entregó.
—¿Tienes esposa o novia? —le preguntó.
—Sí, la tengo, gracias, señora, y gracias por su generosidad—respondió.
—Ve a comprarle algo bonito, tal vez un bonito collar.
La miré y apreté mi mandíbula. No podía creer que le hubiera dado una propina de cien dólares.
—Gracias, señora—dijo emocionado y cerrando la puerta tras de sí.
—¿De verdad, una propina de cien dólares? —le pregunté.
—Bueno, es lo que le diste de propina al taxista.
—El taxista, ¿de qué estás hablando? —pregunté confundida.
—La noche que te llevé a tu casa, tuve que pagar al conductor, y yo no tenía suficiente dinero, así que tomé tu bolso y le di un billete de cien, eso fue antes de que me dijeras que ibas a follarme realmente duro.
Mi boca se abrió y el horror se apoderó de mi cara. —¿Te dije eso?—pregunté muy avergonzada.
—Sí, pero estabas borracha, así que te perdoné. —Sonrió.
Maldita sea esa sonrisa. —¿Una propina de cien dólares, Brittany?—continué diciendo mientras comenzaba a caminar hacia ella. Tenía una mirada emocionada en sus ojos.
—Santana, relájate, es sólo dinero, y tú misma has dicho que tienes un montón —dijo corriendo detrás de una silla.
Empecé a correr tras ella alrededor de la suite. Ella gritaba mientras yo decía una y otra vez—: ¿Cien dólares?
Corrió a la habitación, y la perseguí. La agarré y la tiré en la cama. Las dos estábamos sonriendo cuando me senté a horcajadas sobre ella y le tenía los brazos inmovilizados por encima de su cabeza. Las dos nos encontrábamos sin aliento, y yo sólo podía mirar sus hermosos ojos azul hielo. Los sentimientos que tenía en ese momento me alcanzaron. Nunca
he sentido algo tan fuerte por alguien antes. Todo lo que sé es que la quería. Necesitaba sentirla. Sus labios pedían ser besados como los míos me rogaban acceder. Mi corazón latía, y mi cuerpo la necesitaba. Mientras le sostenía las muñecas, bajé mi cabeza y rocé suavemente mis labios contra los suyos. Me detuve y le sostuve la mirada; no era suficiente, necesitaba más. Solté sus muñecas y suavemente le acaricié la mejilla con
el dorso de mi mano. Ella llevó sus manos a mi cabeza y ligeramente pasó los dedos por mi cabello. Me sentía muy excitada, y podía sentir el rápido latido de su corazón, y fue en ese momento que supe que sentía lo mismo que yo. Llevé mis labios a los suyos una vez más y caí sobre ella cuando abrió sus labios, permitiendo que nuestras lenguas se encontraran por primera vez. Besarla era increíble, era todo lo que sabía que iba a ser. Me tomé mi tiempo explorando su boca y lamiendo sus suaves labios. Quería que me sintiera y que sintiera el amor que le daba. Sostuve suavemente los lados de su cara con mis manos y comencé a
trazar la línea de su mandíbula con mi lengua. De pronto, las imágenes de Lucy, yaciendo muerta en el suelo y cubierta de sangre, inundaron mi mente al igual que las de todas las otras mujeres que he usado y con las que tuve relaciones sexuales. ¿Qué demonios hacía? ¿Cómo pude cruzar la línea así? La quería tanto, pero no podía correr el riesgo de perder
nuestra amistad. Ella era muy importante para mí. Abruptamente rompí nuestro beso, me aparté, y me senté en el borde de la cama, pasándome las manos por el cabello.
—Lo siento, Britt, no puedo —le dije.
Se enderezó en la cama detrás de mí. No me atreví a mirarla y ver el dolor y el rechazo que debía estar sintiendo. Me paralicé por las palabras que me escupió.
—¿Por qué no, Santana? ¿Es porque no soy una de tus putas?
Ella sabía de las otras mujeres y nunca lo había demostrado. Me levanté de la cama y caminé por la habitación.
—Tú no eres una puta, Brittany, simplemente no puedo.
—Por favor, sólo dime qué está mal y por qué no me deseas —suplicó.
Se me rompía el corazón estar aquí y hacerle esto. —Te deseo, Brittany, y ese es el problema; te deseo jodidamente demasiado.
—¿Cómo es eso un problema? —gritó.
Me giré y la miré con furia en mis ojos. Tal vez si le cuento sobre mi verdadero yo, no me querría y todo esto habrá terminado. —No quieres conocer a la verdadera Santana. No soy una buena persona, uso a las mujeres para el sexo. No puedo tener relaciones reales, no quiero tenerlas.
—No tenemos que tener una relación, podemos sólo ser amigas con beneficios —dijo.
No podía creer que se rebajara a tal nivel, que fuera a dormir conmigo sin ningún compromiso. Nunca le haría eso, y nunca la usaría de esa manera. Dio un paso más cerca de mí y susurró—: Santana, por favor, te necesito. —Una lágrima cayó de su ojo.
—No, Britt, no me hagas esto a mí, a nosotras; no puedo dormir contigo. —Se dio vuelta y salió de la habitación, diciendo que me fuera a la mierda. El tono de su voz era enojado y herido. La seguí fuera de la habitación cuando estaba a punto de salir por la puerta. Puso la mano en el pomo de ésta y comenzó a girarlo. No había manera de que fuera a dejarla salir de esta sala y, posiblemente, fuera de mi vida.
—¡No te atrevas a salir por esa puerta, Brittany! —grité.
Se quedó allí por un momento con la cabeza hacia abajo y luego comenzó a abrirla. Me acerqué por detrás y puse mi mano en la puerta, cerrándola de golpe. Agarré sus brazos, le di la vuelta y la empujé contra ésta. Tenía que hacerle ver la clase de persona que realmente soy. Ella me miró con miedo en sus ojos, y me mató que fuera así. Sin embargo, tenía que entender lo mucho que la quiero y como no podía permitirme lastimarla por temor a arruinar nuestra amistad.
—Follo mujeres por el placer que eso supone, no hay emoción para mí cuando tengo sexo con ellas; nunca la ha habido —grité, una sola lágrima cayó de su ojo.—Las seduzco, las uso, tengo sexo con ellas, y las dejo. ¿Es eso lo que quieres? ¿Es así como quieres que te trate? Eres diferente, Brittany, y me asustas. Me haces sentir cosas que nunca antes he sentido. Eres todo en lo que pienso, día y noche. Me siento vacía por dentro cuando no estás cerca. ¿No lo entiendes? No se supone que sea de esta manera, y si me acuesto contigo, todo esto se arruinará.
De repente, el miedo había desaparecido de sus ojos, y fue sustituido por empatía. No podía mirarla más debido a las lágrimas, y me destrozaba hacerle esto.
—¿Qué te pasó para hacerte de esta manera? —preguntó en un susurro suave.
Seguí mirando hacia abajo, todavía clavando su cuerpo contra la puerta. Fue mi culpa que estuviéramos en esta posición, y es hora de que ella sepa la verdad. Si quiere irse después de que le diga, entonces, la dejaré ir, y nunca la volveré a ver. El doctor Peters tiene razón; ya no puede haber secretos entre nosotras. Nuestra amistad ha llegado demasiado
lejos.
—Tuve una novia cuando tenía 18 años. Empezó a volverse obsesiva y quería pasar cada minuto del día conmigo. Fue demasiado el tratar de hacerla feliz, y me llevó a sentir que me ahogaba, así que rompí con ella.—Me detuve, la miré y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.—Se suicidó dos días después. Dejó una nota, explicando que si no podía tenerme, entonces no quería vivir y les dijo a todos que me culparan de su suicidio. —Solté sus brazos, tomando sus muñecas, y girándolas.
—Ves, es por eso que me siento triste cuando veo éstas en ti. Es un recordatorio de lo que hice, y de cómo la maté. —Se quedó sin aliento al oír mis palabras, rompió el agarre y tomó mi cara entre sus manos.
—No hiciste nada malo, Santana. No fue tu culpa que ella se suicidara. Fue su debilidad e incapacidad para salir adelante; no puedes culparte a ti misma.
—Después de eso juré que nunca me enamoraría o involucraría emocionalmente con otra mujer, pero contigo, ya es demasiado tarde. Ya estoy involucrada emocionalmente, y estoy haciendo todo lo posible para detenerme, pero no puedo. —Me aparté de ella; mi respiración era rápida. Esta era su oportunidad de irse, y me sentía dispuesta a dejarla ir para que
pudiera ser feliz, pero no se fue.
Brittany caminó detrás de mí y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. —Estoy emocionalmente involucrada, y todo dentro de mí dice que me mantenga alejada, pero veo una parte de ti que no creo que dejes que otras personas vean; una dulce, tierna y cariñosa mujer que daría su mundo por alguien que le importa.
Dejé escapar un suspiro. No se irá; se quedará. Entendió y no le importó porque quería estar conmigo, y yo quería estar con ella. Mi secreto había sido descubierto, y no corrió. Me di vuelta y la miré. Vi la tristeza en sus ojos, y quería quitarla. No debería estar triste; debería estar feliz.
Apreté mis labios contra los de ella y la besé apasionadamente. Nuestras lenguas bailaron juntas mientras la llevaba a la habitación. Mi corazón latía, y mi cuerpo la necesitaba a ella, tocarla, y sentir el calor de su piel bajo la mía. La senté suavemente en la cama, levantando su camisa y quitándosela. Quité la mía y me desabroché los pantalones, sin despegar mis ojos de los suyos. No quería apartar mis ojos nunca. Se levantó, se quitó sus pantalones y los tiró en el suelo. Se dejó caer en la cama en sólo su sostén de encaje negro y tanga a juego. Me quedé asombrada de esta increíble mujer mientras miraba cada curva. Nunca
quise tanto a nadie ni nada en toda mi vida.
—Eres tan jodidamente hermosa —susurré pasando mi mano de arriba a abajo por su estómago perfectamente esculpido. Me senté sobre ella y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello. Mis labios se encontraron con los suyos por un breve segundo hasta que mi lengua comenzó a explorar su cuello. Gimió y echó la cabeza hacia atrás para darme acceso
completo. Arqueó la espalda cuando bajé las tiras de su sujetador y dejé al descubierto sus pechos. Un gemido se me escapó mientras chupaba suavemente cada pezón endurecido y pasaba la lengua en círculos por su cuerpo perfecto. Presionó sus caderas contra mí, haciéndome saber que quería más. Quería devorarla. Sentí que iba a perder mi cabeza porque la quería y necesitaba tanto.
Mientras lamía y acariciaba cada centímetro de su cuerpo perfecto, ella levantó la mano y la colocó dentro de mis pantalones. Gemí de excitación. Su mano era suave mientras sentía sus largos dedos perderse en mi humedad y acariciando mi centro de arriba a abajo. Tracé ligeramente el borde de sus bragas, mis dedos dirigiéndose a su clítoris hinchado y dolorido. Su respiración era rápida al gemir y decir mi nombre suavemente. Rodeé mis dedos alrededor de su punto sensible antes de insertarlos suavemente en su interior. —Estás tan húmeda, Brittany. Dios, te deseo. —Gemí cuando nuestros labios se unieron. Ella continuamente jadeaba cuando movía mis dedos dentro de ella, en un delicado movimiento de entrada y salida. Se encontraba lista para acabar, y podía sentir explotar su deseo. Comenzó a gritar mi nombre cuando rodeé suavemente su clítoris con mi dedo pulgar, liberando toda su dulce pasión para mí. Nunca he estado más caliente en mi vida, y necesitaba sentirla.
—Prometo que seré delicada contigo. Si soy demasiado agresiva, por favor, prométeme que me detendrás —le dije. Tenía miedo de que fuera a perder el control con ella y hacerle daño. Asintió mientras me ayudaba a quitarme los pantalones, el sujetador y las bragas.
Me deslizo sobre mi cuerpo, estremeciéndome con cada roce de su piel sobre la mía, mis manos recorrieron su piel hasta que mi mano quedo entre nosotras, mirándola a los ojos disfrute cuando invadí su interior y comence a moverme lentamente, con cada pequeño avance, lento y constante. Una vez que estuve totalmente dentro de ella, mi empuje se hizo más rápido. Grito por la excitación. Mi toque era suave y duro a la vez y sentía como la llenaba de tanto placer, algo como nunca antes había experimentado. Senti sus manos viajando hasta mi trasero mientras me movía, logrando que mis dedos entraran y salieran de ella. Lleve mi boca a sus pechos, lamiendo y mordiendo suavemente sus pezones. Esto era lo que yo necesitaba. Era lo que quise desde el momento en el que la vi de pie en mi cocina. Sus manos se movian arriba y abajo por mi espalda mientras yo empezaba a elevarme; sus gemidos parecieron hacerse más altos y mis golpes más contundentes. Tome su pierna y la envolvi alrededor de mi cintura, logrando que cada embestida fuera más profunda, pude ver como su rostro se contraía por el placer que ella también estaba obteniendo y eso me coloco en el borde junto a ella.
—Vente conmigo, Britt. Vamos, nena —susurre en su oído. Empezo a gritar cuando el placer se hizo tan intenso que estabamos a punto de explotar. Una embestida más y eso fue todo, grito mi nombre mientras nuestros cuerpos se sacudían por el placer y ella me llevaba a un lugar en el que nunca había estado.
—Cristo, Brittany, te sientes tan bien.- Fue lo mas increíble y agradable que he sentido y aunque he tenido relaciones sexuales antes, esto era nuevo.
La miré, jadeando y sin aliento mientras me acariciaba la cara con su mano y tiraba de mí hacia abajo. Puse mis manos alrededor de su cabeza y me sumergí en su cuello. Nuestros latidos rápidos empezaron a tranquilizarse, al igual que nuestra respiración. Suavemente me aleje de ella y caí de lado. Con mi mano aparté con delicadeza el cabello de su cara
para que pudiera ver toda su belleza.
—Eres increíble. —Sonreí.
—Tú eres increíble —respondió.
Nos recostamos ahí y hablamos de lo hermoso que fue hacer el amor y cómo me sentía diferente. Brittany me explicó que era porque yo le hice el amor con pasión y emoción. Tenía razón; volqué todas las emociones que tenía en ella. Sentí cosas por Brittany Pierce en el momento en que la vi de pie en mi cocina, y ahora me he enamorado de ella. Por primera vez en mi vida, me enamoré de alguien, y me asustaba. La atraje más cerca y la abracé con fuerza hasta que comenzamos la segunda ronda.
___________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Paso a dejarles un capitulo hoy, espero les guste y también espero sus comentarios, mañana dejare algunos capitulos más, probablemente por la tarde. Saludos.
Mientras conducíamos por la interestatal, vimos carteles de varios restaurantes. Bajé por la autopista y le pregunté a Brittany en dónde quería comer. Me pidió que la sorprendiera ya que le gustaba casi todo. Le pregunté si estaba segura, y ella asintió en respuesta. Tuve un antojo de mariscos cuando vi el restaurante a la izquierda. Me dirigí hacia el estacionamiento, bajé del auto y abrí la puerta para Brittany. Levanté mi brazo mientras ella enganchó el suyo alrededor del mío, y entramos en el restaurante. La camarera nos informó que había una espera de treinta minutos, sin embargo Brittany no parecía querer esperar. Le
dije que treinta minutos no eran nada, la tomé de la mano y la llevé al bar para tomar una copa mientras esperábamos por nuestra mesa.
Cuando tomamos nuestros asientos en éste, la camarera dejó unas servilletas y se apoyó en la barra frente a mí. No voy a mentir; era una mujer atractiva, pero no de mi tipo. Pude notar a Brittany observándola por el rabillo de mi ojo. Tenía una mirada de “aléjate” en su cara al ver a la camarera atractiva. Quería probarla y ver si se ponía celosa.
—¿Qué va a ser, hermosa? —preguntó la camarera.
Me incliné hacia ella. —Quiero sexo con la camarera. —Me sonrió con coquetería.
—Un sexo con la camarera viene enseguida, sexy. —Guiña.
Brittany jadeó, y por la expresión de su cara, me di cuenta que estaba enojada. Esperé a que me dijera algo, pero no lo hizo. Miró a la camarera e hizo lo impensable.
—Um, cariño, cuando termine su bebida, no te olvides de traer esas tetas deliciosas por aquí. —Sonrió.
Mis ojos se abrieron lentamente, giré la cabeza y la miré. No podía creer lo que acababa de decir. —Brittany, ¿qué demonios estás haciendo?—susurré.
—¿Qué? ¿Te estoy avergonzando, señora “quiero sexo con la
camarera”?
La camarera se acercó y me entregó mi bebida. Miró hacia Brittany, y le preguntó lo que quería de una manera irritada. Brittany la miró y puso mala cara. —¿No crees que es justo que me des el mismo tipo de servicio que le estás dando? ¿Por qué ha de ser ella la única que llegue a ver tus tetas? También me gustan.
Me encontraba tan avergonzada. No podía creer que hiciera eso. Tiré un poco de dinero en la barra y me puse de pie. —Vamos, cariño, creo que nuestra mesa está lista.
Tomé su mano y sacudí con la cabeza. Ella me miró y sonrió. Me incliné y le susurré al oído—: Buen punto, niña mala. —Mi plan, obviamente, se había vuelto contra mí. Esta chica no era una fuerza a tener en cuenta, eso es seguro.
—Lo adoras, señora Lopez, y lo sabes —dijo.
Me encantaba, y me odiaba por ello. Esta chica es todo lo que nunca pensé que querría. Ella rompía todas las reglas que tenía.
La camarera nos mostró nuestra mesa y nos dio los menús. Lo miré por encima y luego observé a Brittany que miraba el suyo. Le pregunté qué iba a ordenar, pero dijo que no estaba segura. La camarera trajo nuestras bebidas y preguntó si estábamos listos para ordenar. Cerré el menú, y miré a Brittany, que se mordía el labio. Fue entonces cuando me di cuenta: no le gustan los mariscos. Miré a la camarera y le pedí que por favor nos diera un
momento. No podía creer que estuviera de acuerdo en cenar aquí.—No te gustan los mariscos, ¿verdad? —le pregunté.
Me miró y sacudió la cabeza mientras se mordía el labio inferior.
—¿Por qué no dijiste nada? —le dije pasándome las manos por el cabello.
—Bueno, quería que tuvieras lo que querías —dijo inocentemente.
Me quedé sentada ahí y la miré. Traté de entender por qué ella estaría de acuerdo en venir aquí para comer mariscos cuando no le gustaban. Es porque era una mujer amable y generosa que pensaba en los demás primero. Recordé las veces que me mostró nuevas experiencias, así que decidí que esta vez sería yo quién le enseñara algo nuevo.
—Voy a pedir por ambas. —Sonreí haciendo señas a la camarera para que volviera—. Empezaremos con una orden de calamares, patas de cangrejo, y una cola de langosta para cada uno de nosotros. También, por favor una orden de vieiras asadas.
La camarera miró a Brittany que logró una leve sonrisa. Crucé las manos y puse los codos sobre la mesa, inclinándome hacia adelante, así me encontraba más cerca de ella.
—¿Recuerdas los momentos en los que me hiciste comer cosas; pizza, perros calientes, y no olvidemos el uso de los palillos?
—Sí, lo recuerdo, y estoy bien con todo lo que ordenaste —dijo.
—Eso lo veremos. —Le sonreí.
Se inclinó sobre la mesa. —Eres una mujer despiadada, Santana Lopez
—No tan despiadada como tú, querida —le susurré.
Justo cuando Brittany se volvió a recargar en su asiento, la camarera se acercó y puso los calamares en el centro de la mesa. Rápidamente, Brittany sacó su teléfono y lo puso en su regazo. Miraba y escribía algo. De repente, sus ojos se abrieron, y yo no podía dejar de reír.
—Buscaste en Google “calamares”, ¿no? —le pregunté.
Ella asintió mientras tomaba un sorbo de Coca-Cola, y pude ver el miedo en sus ojos. Me sentí muy mal por lo que hice. Dejé de reír y la miré fijamente.
—No tienes que comerlo, lo siento —le dije.
Me dijo que estaba bien y que lo probaría. Tomó un trozo de calamar con el tenedor y lo miró. Le dio un mordisco y comenzó a hacer las caras más adorables. Saqué mi teléfono. Este es un momento que no me quiero olvidar. Probó todo lo que pedí y fue una buena perdedora al respecto. Incluso me dijo que realmente disfrutó de todo. Nos reímos y hablamos durante la cena. Su risa era tan sexy como su sonrisa. Era divertido estar cerca de ella, y me hacía sentir humana. Esa es la única manera en que puedo describirlo, porque nunca he sido más feliz de lo que soy cuando estoy con ella. Terminamos de comer, y cuando salimos del restaurante, puse mi brazo a su alrededor y la atraje hacia mí.
Ella coloco su mano en mi cintura y apoyó la cabeza en mi hombro. La quería que tan cerca de mí como fuera posible. He acostumbrado estar en los mejores hoteles de todo el mundo, y no me conformaría con menos. Conduje fuera de la autopista para encontrar un Ritz Carlton. Me detuve en la entrada y dejé que el servicio de aparcamiento estacionara el Range Rover. Entramos en el hotel y fuimos hasta la recepción donde les di mi apellido y reservamos la suite presidencial. El portero llamó al botones y éste nos llevó a los ascensores.
—Buenas noches, señoras y bienvenidas al Ritz Carlton, el mejor lugar para pasar su luna de miel.—dijo.
Empecé a explicar que no estábamos casadas, pero Brittany rápidamente me interrumpió y comenzó a jugar con él.
—Muchas gracias. Lo que mi esposa está tratando de decir es que no nos quedaremos mucho tiempo.
Tan pronto como las puertas del ascensor se abrieron y entramos en la suite, Brittany se volvió y me miró. —¿La suite presidencial, de verdad? ¿Sólo por una noche? —Vi esto como una oportunidad de jugar su juego.
—No tendré nada excepto la mejor habitación para mi bella esposa. ¿No es hermosa mi esposa? —le pregunté al botones con una amplia sonrisa.
—Sí, señora, es muy hermosa.
—Querida esposa, asegúrate de darle una buena propina a este joven tan agradable. —Sonrió.
Saqué el dinero de mi bolsillo y empecé a buscar un billete de veinte dólares para darle al joven. Brittany salió de detrás de mí, tomó un billete de cien dólares y se lo entregó.
—¿Tienes esposa o novia? —le preguntó.
—Sí, la tengo, gracias, señora, y gracias por su generosidad—respondió.
—Ve a comprarle algo bonito, tal vez un bonito collar.
La miré y apreté mi mandíbula. No podía creer que le hubiera dado una propina de cien dólares.
—Gracias, señora—dijo emocionado y cerrando la puerta tras de sí.
—¿De verdad, una propina de cien dólares? —le pregunté.
—Bueno, es lo que le diste de propina al taxista.
—El taxista, ¿de qué estás hablando? —pregunté confundida.
—La noche que te llevé a tu casa, tuve que pagar al conductor, y yo no tenía suficiente dinero, así que tomé tu bolso y le di un billete de cien, eso fue antes de que me dijeras que ibas a follarme realmente duro.
Mi boca se abrió y el horror se apoderó de mi cara. —¿Te dije eso?—pregunté muy avergonzada.
—Sí, pero estabas borracha, así que te perdoné. —Sonrió.
Maldita sea esa sonrisa. —¿Una propina de cien dólares, Brittany?—continué diciendo mientras comenzaba a caminar hacia ella. Tenía una mirada emocionada en sus ojos.
—Santana, relájate, es sólo dinero, y tú misma has dicho que tienes un montón —dijo corriendo detrás de una silla.
Empecé a correr tras ella alrededor de la suite. Ella gritaba mientras yo decía una y otra vez—: ¿Cien dólares?
Corrió a la habitación, y la perseguí. La agarré y la tiré en la cama. Las dos estábamos sonriendo cuando me senté a horcajadas sobre ella y le tenía los brazos inmovilizados por encima de su cabeza. Las dos nos encontrábamos sin aliento, y yo sólo podía mirar sus hermosos ojos azul hielo. Los sentimientos que tenía en ese momento me alcanzaron. Nunca
he sentido algo tan fuerte por alguien antes. Todo lo que sé es que la quería. Necesitaba sentirla. Sus labios pedían ser besados como los míos me rogaban acceder. Mi corazón latía, y mi cuerpo la necesitaba. Mientras le sostenía las muñecas, bajé mi cabeza y rocé suavemente mis labios contra los suyos. Me detuve y le sostuve la mirada; no era suficiente, necesitaba más. Solté sus muñecas y suavemente le acaricié la mejilla con
el dorso de mi mano. Ella llevó sus manos a mi cabeza y ligeramente pasó los dedos por mi cabello. Me sentía muy excitada, y podía sentir el rápido latido de su corazón, y fue en ese momento que supe que sentía lo mismo que yo. Llevé mis labios a los suyos una vez más y caí sobre ella cuando abrió sus labios, permitiendo que nuestras lenguas se encontraran por primera vez. Besarla era increíble, era todo lo que sabía que iba a ser. Me tomé mi tiempo explorando su boca y lamiendo sus suaves labios. Quería que me sintiera y que sintiera el amor que le daba. Sostuve suavemente los lados de su cara con mis manos y comencé a
trazar la línea de su mandíbula con mi lengua. De pronto, las imágenes de Lucy, yaciendo muerta en el suelo y cubierta de sangre, inundaron mi mente al igual que las de todas las otras mujeres que he usado y con las que tuve relaciones sexuales. ¿Qué demonios hacía? ¿Cómo pude cruzar la línea así? La quería tanto, pero no podía correr el riesgo de perder
nuestra amistad. Ella era muy importante para mí. Abruptamente rompí nuestro beso, me aparté, y me senté en el borde de la cama, pasándome las manos por el cabello.
—Lo siento, Britt, no puedo —le dije.
Se enderezó en la cama detrás de mí. No me atreví a mirarla y ver el dolor y el rechazo que debía estar sintiendo. Me paralicé por las palabras que me escupió.
—¿Por qué no, Santana? ¿Es porque no soy una de tus putas?
Ella sabía de las otras mujeres y nunca lo había demostrado. Me levanté de la cama y caminé por la habitación.
—Tú no eres una puta, Brittany, simplemente no puedo.
—Por favor, sólo dime qué está mal y por qué no me deseas —suplicó.
Se me rompía el corazón estar aquí y hacerle esto. —Te deseo, Brittany, y ese es el problema; te deseo jodidamente demasiado.
—¿Cómo es eso un problema? —gritó.
Me giré y la miré con furia en mis ojos. Tal vez si le cuento sobre mi verdadero yo, no me querría y todo esto habrá terminado. —No quieres conocer a la verdadera Santana. No soy una buena persona, uso a las mujeres para el sexo. No puedo tener relaciones reales, no quiero tenerlas.
—No tenemos que tener una relación, podemos sólo ser amigas con beneficios —dijo.
No podía creer que se rebajara a tal nivel, que fuera a dormir conmigo sin ningún compromiso. Nunca le haría eso, y nunca la usaría de esa manera. Dio un paso más cerca de mí y susurró—: Santana, por favor, te necesito. —Una lágrima cayó de su ojo.
—No, Britt, no me hagas esto a mí, a nosotras; no puedo dormir contigo. —Se dio vuelta y salió de la habitación, diciendo que me fuera a la mierda. El tono de su voz era enojado y herido. La seguí fuera de la habitación cuando estaba a punto de salir por la puerta. Puso la mano en el pomo de ésta y comenzó a girarlo. No había manera de que fuera a dejarla salir de esta sala y, posiblemente, fuera de mi vida.
—¡No te atrevas a salir por esa puerta, Brittany! —grité.
Se quedó allí por un momento con la cabeza hacia abajo y luego comenzó a abrirla. Me acerqué por detrás y puse mi mano en la puerta, cerrándola de golpe. Agarré sus brazos, le di la vuelta y la empujé contra ésta. Tenía que hacerle ver la clase de persona que realmente soy. Ella me miró con miedo en sus ojos, y me mató que fuera así. Sin embargo, tenía que entender lo mucho que la quiero y como no podía permitirme lastimarla por temor a arruinar nuestra amistad.
—Follo mujeres por el placer que eso supone, no hay emoción para mí cuando tengo sexo con ellas; nunca la ha habido —grité, una sola lágrima cayó de su ojo.—Las seduzco, las uso, tengo sexo con ellas, y las dejo. ¿Es eso lo que quieres? ¿Es así como quieres que te trate? Eres diferente, Brittany, y me asustas. Me haces sentir cosas que nunca antes he sentido. Eres todo en lo que pienso, día y noche. Me siento vacía por dentro cuando no estás cerca. ¿No lo entiendes? No se supone que sea de esta manera, y si me acuesto contigo, todo esto se arruinará.
De repente, el miedo había desaparecido de sus ojos, y fue sustituido por empatía. No podía mirarla más debido a las lágrimas, y me destrozaba hacerle esto.
—¿Qué te pasó para hacerte de esta manera? —preguntó en un susurro suave.
Seguí mirando hacia abajo, todavía clavando su cuerpo contra la puerta. Fue mi culpa que estuviéramos en esta posición, y es hora de que ella sepa la verdad. Si quiere irse después de que le diga, entonces, la dejaré ir, y nunca la volveré a ver. El doctor Peters tiene razón; ya no puede haber secretos entre nosotras. Nuestra amistad ha llegado demasiado
lejos.
—Tuve una novia cuando tenía 18 años. Empezó a volverse obsesiva y quería pasar cada minuto del día conmigo. Fue demasiado el tratar de hacerla feliz, y me llevó a sentir que me ahogaba, así que rompí con ella.—Me detuve, la miré y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.—Se suicidó dos días después. Dejó una nota, explicando que si no podía tenerme, entonces no quería vivir y les dijo a todos que me culparan de su suicidio. —Solté sus brazos, tomando sus muñecas, y girándolas.
—Ves, es por eso que me siento triste cuando veo éstas en ti. Es un recordatorio de lo que hice, y de cómo la maté. —Se quedó sin aliento al oír mis palabras, rompió el agarre y tomó mi cara entre sus manos.
—No hiciste nada malo, Santana. No fue tu culpa que ella se suicidara. Fue su debilidad e incapacidad para salir adelante; no puedes culparte a ti misma.
—Después de eso juré que nunca me enamoraría o involucraría emocionalmente con otra mujer, pero contigo, ya es demasiado tarde. Ya estoy involucrada emocionalmente, y estoy haciendo todo lo posible para detenerme, pero no puedo. —Me aparté de ella; mi respiración era rápida. Esta era su oportunidad de irse, y me sentía dispuesta a dejarla ir para que
pudiera ser feliz, pero no se fue.
Brittany caminó detrás de mí y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. —Estoy emocionalmente involucrada, y todo dentro de mí dice que me mantenga alejada, pero veo una parte de ti que no creo que dejes que otras personas vean; una dulce, tierna y cariñosa mujer que daría su mundo por alguien que le importa.
Dejé escapar un suspiro. No se irá; se quedará. Entendió y no le importó porque quería estar conmigo, y yo quería estar con ella. Mi secreto había sido descubierto, y no corrió. Me di vuelta y la miré. Vi la tristeza en sus ojos, y quería quitarla. No debería estar triste; debería estar feliz.
Apreté mis labios contra los de ella y la besé apasionadamente. Nuestras lenguas bailaron juntas mientras la llevaba a la habitación. Mi corazón latía, y mi cuerpo la necesitaba a ella, tocarla, y sentir el calor de su piel bajo la mía. La senté suavemente en la cama, levantando su camisa y quitándosela. Quité la mía y me desabroché los pantalones, sin despegar mis ojos de los suyos. No quería apartar mis ojos nunca. Se levantó, se quitó sus pantalones y los tiró en el suelo. Se dejó caer en la cama en sólo su sostén de encaje negro y tanga a juego. Me quedé asombrada de esta increíble mujer mientras miraba cada curva. Nunca
quise tanto a nadie ni nada en toda mi vida.
—Eres tan jodidamente hermosa —susurré pasando mi mano de arriba a abajo por su estómago perfectamente esculpido. Me senté sobre ella y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello. Mis labios se encontraron con los suyos por un breve segundo hasta que mi lengua comenzó a explorar su cuello. Gimió y echó la cabeza hacia atrás para darme acceso
completo. Arqueó la espalda cuando bajé las tiras de su sujetador y dejé al descubierto sus pechos. Un gemido se me escapó mientras chupaba suavemente cada pezón endurecido y pasaba la lengua en círculos por su cuerpo perfecto. Presionó sus caderas contra mí, haciéndome saber que quería más. Quería devorarla. Sentí que iba a perder mi cabeza porque la quería y necesitaba tanto.
Mientras lamía y acariciaba cada centímetro de su cuerpo perfecto, ella levantó la mano y la colocó dentro de mis pantalones. Gemí de excitación. Su mano era suave mientras sentía sus largos dedos perderse en mi humedad y acariciando mi centro de arriba a abajo. Tracé ligeramente el borde de sus bragas, mis dedos dirigiéndose a su clítoris hinchado y dolorido. Su respiración era rápida al gemir y decir mi nombre suavemente. Rodeé mis dedos alrededor de su punto sensible antes de insertarlos suavemente en su interior. —Estás tan húmeda, Brittany. Dios, te deseo. —Gemí cuando nuestros labios se unieron. Ella continuamente jadeaba cuando movía mis dedos dentro de ella, en un delicado movimiento de entrada y salida. Se encontraba lista para acabar, y podía sentir explotar su deseo. Comenzó a gritar mi nombre cuando rodeé suavemente su clítoris con mi dedo pulgar, liberando toda su dulce pasión para mí. Nunca he estado más caliente en mi vida, y necesitaba sentirla.
—Prometo que seré delicada contigo. Si soy demasiado agresiva, por favor, prométeme que me detendrás —le dije. Tenía miedo de que fuera a perder el control con ella y hacerle daño. Asintió mientras me ayudaba a quitarme los pantalones, el sujetador y las bragas.
Me deslizo sobre mi cuerpo, estremeciéndome con cada roce de su piel sobre la mía, mis manos recorrieron su piel hasta que mi mano quedo entre nosotras, mirándola a los ojos disfrute cuando invadí su interior y comence a moverme lentamente, con cada pequeño avance, lento y constante. Una vez que estuve totalmente dentro de ella, mi empuje se hizo más rápido. Grito por la excitación. Mi toque era suave y duro a la vez y sentía como la llenaba de tanto placer, algo como nunca antes había experimentado. Senti sus manos viajando hasta mi trasero mientras me movía, logrando que mis dedos entraran y salieran de ella. Lleve mi boca a sus pechos, lamiendo y mordiendo suavemente sus pezones. Esto era lo que yo necesitaba. Era lo que quise desde el momento en el que la vi de pie en mi cocina. Sus manos se movian arriba y abajo por mi espalda mientras yo empezaba a elevarme; sus gemidos parecieron hacerse más altos y mis golpes más contundentes. Tome su pierna y la envolvi alrededor de mi cintura, logrando que cada embestida fuera más profunda, pude ver como su rostro se contraía por el placer que ella también estaba obteniendo y eso me coloco en el borde junto a ella.
—Vente conmigo, Britt. Vamos, nena —susurre en su oído. Empezo a gritar cuando el placer se hizo tan intenso que estabamos a punto de explotar. Una embestida más y eso fue todo, grito mi nombre mientras nuestros cuerpos se sacudían por el placer y ella me llevaba a un lugar en el que nunca había estado.
—Cristo, Brittany, te sientes tan bien.- Fue lo mas increíble y agradable que he sentido y aunque he tenido relaciones sexuales antes, esto era nuevo.
La miré, jadeando y sin aliento mientras me acariciaba la cara con su mano y tiraba de mí hacia abajo. Puse mis manos alrededor de su cabeza y me sumergí en su cuello. Nuestros latidos rápidos empezaron a tranquilizarse, al igual que nuestra respiración. Suavemente me aleje de ella y caí de lado. Con mi mano aparté con delicadeza el cabello de su cara
para que pudiera ver toda su belleza.
—Eres increíble. —Sonreí.
—Tú eres increíble —respondió.
Nos recostamos ahí y hablamos de lo hermoso que fue hacer el amor y cómo me sentía diferente. Brittany me explicó que era porque yo le hice el amor con pasión y emoción. Tenía razón; volqué todas las emociones que tenía en ella. Sentí cosas por Brittany Pierce en el momento en que la vi de pie en mi cocina, y ahora me he enamorado de ella. Por primera vez en mi vida, me enamoré de alguien, y me asustaba. La atraje más cerca y la abracé con fuerza hasta que comenzamos la segunda ronda.
___________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Paso a dejarles un capitulo hoy, espero les guste y también espero sus comentarios, mañana dejare algunos capitulos más, probablemente por la tarde. Saludos.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Me a encantado como lo a descrito santana
Esperando con ansias los capitulos de mañana
Saludos
Esperando con ansias los capitulos de mañana
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
mejor imposible! hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
hola,...
me encanta fu fic!!
me lo lei en menos de un dia,...
me encanta la vercion de las ds es genial,...
nos vemos!!!
LU!!
me encanta fu fic!!
me lo lei en menos de un dia,...
me encanta la vercion de las ds es genial,...
nos vemos!!!
LU!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Esperando plos cap de hoy
Bueno esperemos los puedasl subir
Saludos
Bueno esperemos los puedasl subir
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 12
CAPITULO 12
Envolví mis brazos alrededor de ella mientras dormía. La sujete fuerte porque no quería dejarla ir. Me tumbé y la miré; su perfecta boca estaba ligeramente abierta cuando tomaba pequeñas respiraciones.
Ahora está tranquila, y necesito asegurarme de que siga así. No pude evitarlo y lentamente pasé mi dedo a lo largo de la línea de su mandíbula. Hice mi camino hacia su boca y tracé suavemente la silueta de sus labios perfectamente formados; labios que eran tan suaves, seductores; suplicando ser besados. No podía dejar de mirar a la mujer a quien había dado todo mi corazón. Se estiró entre las sábanas y abrió los ojos. Sonreí mientras me miraban inocentemente.
—Buenos días —sonrió.
—Buenos días, nena. —Sonreí mientras besaba ligeramente su frente—. Espero no haberte despertado.
—No, no me despertaste, pero puedo preguntar por qué me estas mirando —preguntó con tanta inocencia.
—Estoy mirándote porque nunca quiero apartar los ojos de ti. Porque eres alguien que merece toda mi atención en todo momento —le contesté mientras pasaba suavemente mi mano por su mejilla.
Apretó su agarre alrededor de mi cintura mientras recostaba su cabeza en mi hombro.
—Me siento segura cuando estoy contigo, Santana. Nunca me he sentido más segura en toda mi vida —susurró, besando ligeramente mi piel.
Cerré los ojos por un momento porque me quitaba el aliento. Nunca me sentí tan necesitada, y menos de la manera en que Brittany me hace sentir. La necesito como necesito aire para respirar. La necesito como necesito el latido del corazón para mantenerme viva.
Se movió más cerca de mí y luego cubrió su boca con la mano. Estaba avergonzada por el aliento mañanero, pero no me importaba. La rodé sobre su espalda y comencé a besarla. Me detuvo y miró el reloj, diciendo que si no salíamos de la cama íbamos a llegar tarde. Entonces tuve una idea mejor. Me deslicé fuera, mordiendo su labio inferior mientras me miraba, completamente desnuda y de pie frente a ella. Sonreí mientras le ofrecía una mano.
—Parece que tendremos que ducharnos juntas para ahorrar tiempo—dije.
Rápidamente tomó mi mano y la llevé al baño. Encendí el agua, manteniéndola entre cálida y tibia, pero no muy caliente porque no quería que Brittany se desmayara otra vez. Iba a asegurarme de que eso nunca sucediera de nuevo. Entró primero, y la seguí. Nos quedamos ahí mientras el agua corría por nuestros cuerpos, mojando nuestra piel. Tomé la suave esponja y la botella de gel de baño que era cortesía del hotel y los abrí. Tomé la esencia de vainilla y lo sostuve para que Brittany pudiese olerla. Sonrió mientras tomaba el gel de baño de mi mano y lo vertía en la esponja que sostenía. Empecé a lavarla lentamente, comenzando por sus pechos, mientras movía la esponja en suaves círculos alrededor de sus pezones. Gimió mientras dirigía su mano hacia mi centro y lo acariciaba suavemente, moviendo sus manos en un movimiento constante. Un gemido salió desde el fondo de mi garganta mientras continuaba lavando cada centímetro de su torso. Me tenía tan excitada y humeda, la necesitaba justo allí y ahora.
—Santana, te necesito, por favor —suplicó.
La volteé y sujeté sus brazos contra la pared de la ducha, tomándola lentamente por detrás, besando su cuello mientras movía mis dedos dentro y fuera de ella. Solté sus brazos y acuné uno de sus pechos en mi mano, frotándolo y sintiéndolo mientras gemía sensualmente. Nada era más erótico que verla contra la pared de la ducha. Apenas podía
controlarme.
—¿Estás lista, Britt? —susurré mientras envolvía mi brazo alrededor de su cintura.
Gimió con cada empuje profundo. —Sí, córrete conmigo, Santana —rogó. Escucharla decir esas palabras fue todo lo que necesitaba escuchar.
Empujé más fuerte en su interior mientras mi centro golpeaba contra su trasero. Su cuerpo se estremeció mientras la sostenía firmemente, y ambas nos sumergimos en el piso de la ducha, abrazándonos en puro éxtasis.
Una vez que fuimos capaces de salir de la ducha, me quedé en el baño, y Brittany entró en el dormitorio para vestirse. Entré en la habitación y la encontré sentada en el borde de la cama. Parecía que algo le estaba molestando. Me quedé a su lado y pasé mi mano por su cabello mojado.
—¿Qué va mal, nena? —le pregunté.
Me miró y sonrió. —Nada, sólo estoy sentada mirando alrededor y deseando que pudiéramos pasar otra noche aquí; es tan hermoso.
Sonreí y le tendí la mano para ayudarla a salir de la cama. —Habrá cientos de hoteles en nuestro futuro, no te preocupes. —Quise decir cada palabra que dije. Visualizo un futuro con Brittany. Nunca pensé que sería posible amar tanto a alguien. He mantenido mi corazón cerrado durante muchos años, pero ahora sé que era porque era ella quien debía abrirlo.
Me miró y las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos.
—Brittany, ¿qué pasa contigo? ¿Por qué luces como si fueras a llorar?—pregunté mientras envolvía mis brazos a su alrededor.
—Simplemente estoy tan feliz, eso es todo; me has hecho tan feliz —susurró
—Tú también me has hecho feliz, nena; ni siquiera puedo decirte cuánto —le dije mientras la apretaba, no queriendo dejarla ir. Besé su cabeza y rompí nuestro abrazo. Si no salimos de esta habitación de hotel, no íbamos a llegar a tiempo al funeral. Agarré nuestras maletas y salimos del hotel.
Estábamos conduciendo a lo largo de la interestatal, tomando turnos para escuchar la música de cada uno, cuando mi teléfono empezó a sonar. Lo tenía situado en la consola que estaba entre Brittany y yo. Ambas nos miramos al mismo tiempo que el nombre de Quinn apareció en la pantalla. Tomé en un fuerte respiro porque sabía que iba a preguntar por
ella, y no estaba en absoluto preparada para hablar de mi relación con Quinn. Le di a ignorar y me preparé para la pregunta que sabía que iba a hacer.
—¿Quién es ella, Santana? —preguntó mientras alcanzaba y apagaba la radio.
—Sabía que me ibas a preguntar —suspiré pesadamente.
—De acuerdo, entonces necesitas contarme sobre ella si vamos a seguir adelante.
Su tono era tranquilo pero imponente. Tomé su mano y la levanté hacia mis labios —No quiero hablar de ella ahora, Brittany, el auto no es el lugar. —Era imposible, estaba arruinando este viaje hablando de Quinn. Había planeado explicarlo todo cuando llegáramos a Nueva York.
—Bien. Esperaré y discutiremos sobre ella más tarde. Pero sea lo que sea que me digas estará bien, porque las cosas con nosotras son diferentes ahora, y vamos a poner toda nuestra carga emocional en el pasado, ¿de acuerdo?
La miré y sonrío. —Puedes apostar a que lo haremos.
—Tengo una pregunta para ti —dijo mientras quitaba la envoltura de su barra de chocolate—. Denny me dijo que has sido diferente desde que me conociste.
Rodé mis ojos. ¿Por qué está Denny diciéndole cosas así? Voy a tener que hablar con él. —Denny no debería decirte cosas como esa, pero es verdad. Me intrigaste desde el momento en que te vi en mi cocina. Cuando me desperté y escuché a alguien en la cocina, bajé las escaleras para gritarle a quien sea que se fuera por hacer tanto ruido. Imagina mi sorpresa cuando vi a esta hermosa extraña parada ahí haciendo café.
—Sí, pero me gritaste sobre tus reglas.
Me encogí —Bueno, creí que te había traído a casa desde del club; perdón por eso. —Sonrió y me golpeó juguetonamente en el brazo—. Cuando me dijiste lo que habías hecho por mí y me demostraste tal actitud, fue en ese momento que supe que no podría dejarte salir de mi
vida. Denny lo sabía porque seguía hablando acerca de ti y no me daba cuenta.
Se rió y me alcanzó para besar mi mejilla, pero en su lugar empujó la barra de chocolate en mi boca. Sonreí cuando tomé un bocado.
Finalmente llegamos a Ohio. Noté a Brittany ponerse rígida cuando vio el cartel. Alcanzándola, agarré su mano y le di un apretón suave para hacerle saber que todo iba a estar bien. Sé que este lugar no es un recuerdo muy feliz para ella; ha experimentado más dolor que felicidad. Brittany alcanzó su bolso para agarrar su teléfono celular, era Hanna. Lo puso en altavoz mientras nos estaba contando todo sobre la noche de ella y Emily juntas. No estaba molesta por cuan gráfica era Hanna porque estaba acostumbrada a eso. Aunque no la conocía mucho, me gustaba. Era un petardo como Brittany, y pude ver por qué las dos eran mejores amigas. Me dijo que viviera un poco y llevara a Brittany a la cama y le
mostrara toda mi sensualidad. Esta era mi oportunidad para vengarme de Brittany por el incidente en el restaurante de mariscos. Le dije que ya lo hice y que Brittany me hizo hacer cosas que me sorprendieron. La cara de Brittany no tenía precio después de eso, y su sonrisa. Maldita sea esa sonrisa.
Entramos en el estacionamiento de la funeraria y puso su mano en mi brazo. Sabía que esto iba a ser duro para ella, y sólo podía imaginar lo que estaba sintiendo en este momento. Ambas salimos de la Range Rover y Brittany tomó una respiración profunda.
—Esta es la misma casa funeraria que tuvimos para mi mamá y mi papá —dijo mientras estábamos enfrente de las puertas dobles que nos llevarían al interior.
Coloqué mi brazo alrededor de ella. —No tienes que hacer esto; puedes llamar a tu prima y decirle que te enfermaste o algo.
—No, esa es la manera cobarde de salir de ésta. No puedo escapar de la realidad. Además, te tengo conmigo —dijo.
Mientras entrábamos, fuimos recibidas por la prima de Brittany, Debbie. Fue una desgracia que tuviésemos que conocernos en estas circunstancias. Le di un abrazo y mi más sentido pésame. Nos llevó a la sala donde fueron colocados su madre y su padre. Apreté a Brittany más cuando nos acercamos a los ataúdes. Tenía una imagen de ella parada en esta misma habitación frente al ataúd que contenía a su madre. Lágrimas casi ardían en mis ojos de sólo pensarlo. Tenía sólo seis años en ese momento, y tener que experimentar eso fue horrible. Aunque no tenía a nadie para protegerla entonces, ahora yo estaba aquí e iba a curarla de todo el dolor que había experimentado en la vida yendo hacia adelante desde este momento.
Brittany se arrodilló frente a los ataúdes y rezó. Apreté sus hombros con mis manos para consolarla. Una vez que terminamos de dar nuestros respetos, caminamos alrededor, así podía ponerse al día con algunos parientes. Parecía estar bien hasta que empezamos a escuchar los susurros de la gente hablando sobre ella y su padre. Brittany escuchó a alguien decir que no habría intentado suicidarse si se hubiera alejado de su padre. Se enfureció y mostró las muñecas con cicatrices en sus rostros, maldijo y luego dijo que no habría importado. Esa es mi chica. Me enojaba escuchar esa mierda que estaban hablando, pero Brittany es alguien que puede cuidar de sí misma, y ciertamente lo hizo. No hizo ningún reparo en ser escuchada. Agarré su mano, diciéndole que no valía la pena y luego la lleve fuera para refrescarse.
—Debo decir que realmente puedes hacer una escena —sonreí mientras la abrazaba para aligerar su estado de ánimo.
—Lo siento, simplemente no pude soportarlo más; sabía que esto iba a pasar si volvía aquí —dijo mientras enterraba su cara en mi pecho.
—Está bien, te has despedido de tu tía y de tu tío, le echaste la bronca a un par de personas, y ahora nos podemos ir; a menos que quieras quedarte. —Brittany negó con la cabeza y dijo que quería irse.
Saltamos al Range Rover, y puse mi GPS para buscar un hotel de lujo cerca. Brittany se rió y me dijo que reservara una habitación en el Hotel Athenuem. Sonreí porque era el primer hotel que apareció en mi GPS, así que reservé la Suite Presidencial. Le pregunté dónde quería ir. Sabía que quería visitar las tumbas de sus padres, pero no estaba segura de si primero necesitaba ir a otro lugar. Nuestros dedos estaban entrelazados cuando llevó mi mano hasta su boca y la besó suavemente. Era una mujer increíble, y me hacía sentir tan bien.
Nos detuvimos en la tienda de flores, y compré unas para ponerlas en las tumbas de sus padres. Se empezó a enojar conmigo cuando no la dejé pagar; eso es lo que más amo de ella. No me quiere por mi dinero; nunca le ha importado. Prefiere comprar algo ella misma. No me importa; planeo gastar hasta el último centavo que tengo en ella. Lo vale, y quiero darle el mundo.
Me llevó a donde fueron enterrados sus padres, me alejé para darle un poco de intimidad con ellos. La escuché hablar de mí y de cómo creía que haría cualquier cosa por ella. Sonreí porque tenía razón; haría todo por ella, y creo que ella haría lo mismo por mí también. Sé que me ama. Incluso si ninguna de nosotras ha dicho esas dos palabras aún, puedo sentir su amor cada vez que me mira, me abraza, me besa y me hace el amor. Ha tomado totalmente mi corazón y mi alma como sabía que lo haría cuando la vi por primera vez. Me acerqué, y le ayudé a levantarse de la hierba, tomándola en mis brazos.
—Eres demasiado joven para haber experimentado tanta muerte, Brittany; me duele saber lo que has pasado —susurré mientras besaba su cabeza—. Ni siquiera puedo imaginar perder a mis padres, especialmente a una edad tan joven. Me sorprendes, Brittany, con tu fuerza, porque no sé si yo podría haberlo superado. —Me soltó y se agachó para arrancar algunas malezas alrededor del área de la tumba.
—Eso es algo que uno decide si va a hacer. Puedes seguir adelante y tratar de vivir tu vida lo más normal posible, o puedes tomar la decisión de abandonar la vida y dejar que la tristeza te consuma. Soy una gran creyente del destino, y creo que Dios se llevó a mi padre para que su dolor y sufrimiento pararan, y pudiera estar con mi madre.
Esta mujer me asombraba. Su fuerza y esperanza eran increíbles. Estaba completamente asombrada con ella, y planeaba pasar el resto de mi vida mostrándoselo.
—Eres increíble, y no sé lo que hice para merecer tenerte en mi vida —dije cuando le acaricié su largo cabello rubio. Se puso de pie, envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y me besó. Nos dirigmos a la Range Rover y comencé a conducir.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con una sonrisa.
—Te llevaré a tomar un helado. —Sonreí mientras enterraba su cabeza en mi cuello.
Paramos en una heladería local y pedí dos conos. Nos sentamos una frente a la otra en una mesa de hierro forjado dentro de la tienda. Me estaba encendiendo la manera en la que estaba lamiendo su helado, y lo sabía porque estaba sonriendo mientras lo hacía. Maldita sea esa sonrisa. Me he encontrado estando en un constante estado de excitación cuando estoy con Brittany. Incluso cuando no estoy con ella, todavía lo estoy porque pienso constantemente en ella.
—Mejor date prisa y come porque tenemos que llegar al hotel inmediatamente —dije.
—¿Por qué la prisa, señora Lopez? ¿Estás anticipando algo? —sonrió
—No tienes idea de lo que me estoy anticipando, Brittany, pero diría que involucra algunas bragas desgarradas —susurré para que nadie escuchara.
Rápidamente se levantó de la mesa, agarró el helado de mi mano y lo tiró a la basura. Tomó mi mano y me sacó de la heladería.
—Mejor que cumplas tu promesa, Santana —susurró en mi oído antes de entrar en la camioneta.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Alcanzo a dejar un capitulo, pero sin falta mañana tendremos un maratón, espero sus comentarios, comenzamos con la parte difícil pero desde la experiencia de Santana que es muy revelador y complementa perfectamente la historia. Saludos.
Envolví mis brazos alrededor de ella mientras dormía. La sujete fuerte porque no quería dejarla ir. Me tumbé y la miré; su perfecta boca estaba ligeramente abierta cuando tomaba pequeñas respiraciones.
Ahora está tranquila, y necesito asegurarme de que siga así. No pude evitarlo y lentamente pasé mi dedo a lo largo de la línea de su mandíbula. Hice mi camino hacia su boca y tracé suavemente la silueta de sus labios perfectamente formados; labios que eran tan suaves, seductores; suplicando ser besados. No podía dejar de mirar a la mujer a quien había dado todo mi corazón. Se estiró entre las sábanas y abrió los ojos. Sonreí mientras me miraban inocentemente.
—Buenos días —sonrió.
—Buenos días, nena. —Sonreí mientras besaba ligeramente su frente—. Espero no haberte despertado.
—No, no me despertaste, pero puedo preguntar por qué me estas mirando —preguntó con tanta inocencia.
—Estoy mirándote porque nunca quiero apartar los ojos de ti. Porque eres alguien que merece toda mi atención en todo momento —le contesté mientras pasaba suavemente mi mano por su mejilla.
Apretó su agarre alrededor de mi cintura mientras recostaba su cabeza en mi hombro.
—Me siento segura cuando estoy contigo, Santana. Nunca me he sentido más segura en toda mi vida —susurró, besando ligeramente mi piel.
Cerré los ojos por un momento porque me quitaba el aliento. Nunca me sentí tan necesitada, y menos de la manera en que Brittany me hace sentir. La necesito como necesito aire para respirar. La necesito como necesito el latido del corazón para mantenerme viva.
Se movió más cerca de mí y luego cubrió su boca con la mano. Estaba avergonzada por el aliento mañanero, pero no me importaba. La rodé sobre su espalda y comencé a besarla. Me detuvo y miró el reloj, diciendo que si no salíamos de la cama íbamos a llegar tarde. Entonces tuve una idea mejor. Me deslicé fuera, mordiendo su labio inferior mientras me miraba, completamente desnuda y de pie frente a ella. Sonreí mientras le ofrecía una mano.
—Parece que tendremos que ducharnos juntas para ahorrar tiempo—dije.
Rápidamente tomó mi mano y la llevé al baño. Encendí el agua, manteniéndola entre cálida y tibia, pero no muy caliente porque no quería que Brittany se desmayara otra vez. Iba a asegurarme de que eso nunca sucediera de nuevo. Entró primero, y la seguí. Nos quedamos ahí mientras el agua corría por nuestros cuerpos, mojando nuestra piel. Tomé la suave esponja y la botella de gel de baño que era cortesía del hotel y los abrí. Tomé la esencia de vainilla y lo sostuve para que Brittany pudiese olerla. Sonrió mientras tomaba el gel de baño de mi mano y lo vertía en la esponja que sostenía. Empecé a lavarla lentamente, comenzando por sus pechos, mientras movía la esponja en suaves círculos alrededor de sus pezones. Gimió mientras dirigía su mano hacia mi centro y lo acariciaba suavemente, moviendo sus manos en un movimiento constante. Un gemido salió desde el fondo de mi garganta mientras continuaba lavando cada centímetro de su torso. Me tenía tan excitada y humeda, la necesitaba justo allí y ahora.
—Santana, te necesito, por favor —suplicó.
La volteé y sujeté sus brazos contra la pared de la ducha, tomándola lentamente por detrás, besando su cuello mientras movía mis dedos dentro y fuera de ella. Solté sus brazos y acuné uno de sus pechos en mi mano, frotándolo y sintiéndolo mientras gemía sensualmente. Nada era más erótico que verla contra la pared de la ducha. Apenas podía
controlarme.
—¿Estás lista, Britt? —susurré mientras envolvía mi brazo alrededor de su cintura.
Gimió con cada empuje profundo. —Sí, córrete conmigo, Santana —rogó. Escucharla decir esas palabras fue todo lo que necesitaba escuchar.
Empujé más fuerte en su interior mientras mi centro golpeaba contra su trasero. Su cuerpo se estremeció mientras la sostenía firmemente, y ambas nos sumergimos en el piso de la ducha, abrazándonos en puro éxtasis.
Una vez que fuimos capaces de salir de la ducha, me quedé en el baño, y Brittany entró en el dormitorio para vestirse. Entré en la habitación y la encontré sentada en el borde de la cama. Parecía que algo le estaba molestando. Me quedé a su lado y pasé mi mano por su cabello mojado.
—¿Qué va mal, nena? —le pregunté.
Me miró y sonrió. —Nada, sólo estoy sentada mirando alrededor y deseando que pudiéramos pasar otra noche aquí; es tan hermoso.
Sonreí y le tendí la mano para ayudarla a salir de la cama. —Habrá cientos de hoteles en nuestro futuro, no te preocupes. —Quise decir cada palabra que dije. Visualizo un futuro con Brittany. Nunca pensé que sería posible amar tanto a alguien. He mantenido mi corazón cerrado durante muchos años, pero ahora sé que era porque era ella quien debía abrirlo.
Me miró y las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos.
—Brittany, ¿qué pasa contigo? ¿Por qué luces como si fueras a llorar?—pregunté mientras envolvía mis brazos a su alrededor.
—Simplemente estoy tan feliz, eso es todo; me has hecho tan feliz —susurró
—Tú también me has hecho feliz, nena; ni siquiera puedo decirte cuánto —le dije mientras la apretaba, no queriendo dejarla ir. Besé su cabeza y rompí nuestro abrazo. Si no salimos de esta habitación de hotel, no íbamos a llegar a tiempo al funeral. Agarré nuestras maletas y salimos del hotel.
Estábamos conduciendo a lo largo de la interestatal, tomando turnos para escuchar la música de cada uno, cuando mi teléfono empezó a sonar. Lo tenía situado en la consola que estaba entre Brittany y yo. Ambas nos miramos al mismo tiempo que el nombre de Quinn apareció en la pantalla. Tomé en un fuerte respiro porque sabía que iba a preguntar por
ella, y no estaba en absoluto preparada para hablar de mi relación con Quinn. Le di a ignorar y me preparé para la pregunta que sabía que iba a hacer.
—¿Quién es ella, Santana? —preguntó mientras alcanzaba y apagaba la radio.
—Sabía que me ibas a preguntar —suspiré pesadamente.
—De acuerdo, entonces necesitas contarme sobre ella si vamos a seguir adelante.
Su tono era tranquilo pero imponente. Tomé su mano y la levanté hacia mis labios —No quiero hablar de ella ahora, Brittany, el auto no es el lugar. —Era imposible, estaba arruinando este viaje hablando de Quinn. Había planeado explicarlo todo cuando llegáramos a Nueva York.
—Bien. Esperaré y discutiremos sobre ella más tarde. Pero sea lo que sea que me digas estará bien, porque las cosas con nosotras son diferentes ahora, y vamos a poner toda nuestra carga emocional en el pasado, ¿de acuerdo?
La miré y sonrío. —Puedes apostar a que lo haremos.
—Tengo una pregunta para ti —dijo mientras quitaba la envoltura de su barra de chocolate—. Denny me dijo que has sido diferente desde que me conociste.
Rodé mis ojos. ¿Por qué está Denny diciéndole cosas así? Voy a tener que hablar con él. —Denny no debería decirte cosas como esa, pero es verdad. Me intrigaste desde el momento en que te vi en mi cocina. Cuando me desperté y escuché a alguien en la cocina, bajé las escaleras para gritarle a quien sea que se fuera por hacer tanto ruido. Imagina mi sorpresa cuando vi a esta hermosa extraña parada ahí haciendo café.
—Sí, pero me gritaste sobre tus reglas.
Me encogí —Bueno, creí que te había traído a casa desde del club; perdón por eso. —Sonrió y me golpeó juguetonamente en el brazo—. Cuando me dijiste lo que habías hecho por mí y me demostraste tal actitud, fue en ese momento que supe que no podría dejarte salir de mi
vida. Denny lo sabía porque seguía hablando acerca de ti y no me daba cuenta.
Se rió y me alcanzó para besar mi mejilla, pero en su lugar empujó la barra de chocolate en mi boca. Sonreí cuando tomé un bocado.
Finalmente llegamos a Ohio. Noté a Brittany ponerse rígida cuando vio el cartel. Alcanzándola, agarré su mano y le di un apretón suave para hacerle saber que todo iba a estar bien. Sé que este lugar no es un recuerdo muy feliz para ella; ha experimentado más dolor que felicidad. Brittany alcanzó su bolso para agarrar su teléfono celular, era Hanna. Lo puso en altavoz mientras nos estaba contando todo sobre la noche de ella y Emily juntas. No estaba molesta por cuan gráfica era Hanna porque estaba acostumbrada a eso. Aunque no la conocía mucho, me gustaba. Era un petardo como Brittany, y pude ver por qué las dos eran mejores amigas. Me dijo que viviera un poco y llevara a Brittany a la cama y le
mostrara toda mi sensualidad. Esta era mi oportunidad para vengarme de Brittany por el incidente en el restaurante de mariscos. Le dije que ya lo hice y que Brittany me hizo hacer cosas que me sorprendieron. La cara de Brittany no tenía precio después de eso, y su sonrisa. Maldita sea esa sonrisa.
Entramos en el estacionamiento de la funeraria y puso su mano en mi brazo. Sabía que esto iba a ser duro para ella, y sólo podía imaginar lo que estaba sintiendo en este momento. Ambas salimos de la Range Rover y Brittany tomó una respiración profunda.
—Esta es la misma casa funeraria que tuvimos para mi mamá y mi papá —dijo mientras estábamos enfrente de las puertas dobles que nos llevarían al interior.
Coloqué mi brazo alrededor de ella. —No tienes que hacer esto; puedes llamar a tu prima y decirle que te enfermaste o algo.
—No, esa es la manera cobarde de salir de ésta. No puedo escapar de la realidad. Además, te tengo conmigo —dijo.
Mientras entrábamos, fuimos recibidas por la prima de Brittany, Debbie. Fue una desgracia que tuviésemos que conocernos en estas circunstancias. Le di un abrazo y mi más sentido pésame. Nos llevó a la sala donde fueron colocados su madre y su padre. Apreté a Brittany más cuando nos acercamos a los ataúdes. Tenía una imagen de ella parada en esta misma habitación frente al ataúd que contenía a su madre. Lágrimas casi ardían en mis ojos de sólo pensarlo. Tenía sólo seis años en ese momento, y tener que experimentar eso fue horrible. Aunque no tenía a nadie para protegerla entonces, ahora yo estaba aquí e iba a curarla de todo el dolor que había experimentado en la vida yendo hacia adelante desde este momento.
Brittany se arrodilló frente a los ataúdes y rezó. Apreté sus hombros con mis manos para consolarla. Una vez que terminamos de dar nuestros respetos, caminamos alrededor, así podía ponerse al día con algunos parientes. Parecía estar bien hasta que empezamos a escuchar los susurros de la gente hablando sobre ella y su padre. Brittany escuchó a alguien decir que no habría intentado suicidarse si se hubiera alejado de su padre. Se enfureció y mostró las muñecas con cicatrices en sus rostros, maldijo y luego dijo que no habría importado. Esa es mi chica. Me enojaba escuchar esa mierda que estaban hablando, pero Brittany es alguien que puede cuidar de sí misma, y ciertamente lo hizo. No hizo ningún reparo en ser escuchada. Agarré su mano, diciéndole que no valía la pena y luego la lleve fuera para refrescarse.
—Debo decir que realmente puedes hacer una escena —sonreí mientras la abrazaba para aligerar su estado de ánimo.
—Lo siento, simplemente no pude soportarlo más; sabía que esto iba a pasar si volvía aquí —dijo mientras enterraba su cara en mi pecho.
—Está bien, te has despedido de tu tía y de tu tío, le echaste la bronca a un par de personas, y ahora nos podemos ir; a menos que quieras quedarte. —Brittany negó con la cabeza y dijo que quería irse.
Saltamos al Range Rover, y puse mi GPS para buscar un hotel de lujo cerca. Brittany se rió y me dijo que reservara una habitación en el Hotel Athenuem. Sonreí porque era el primer hotel que apareció en mi GPS, así que reservé la Suite Presidencial. Le pregunté dónde quería ir. Sabía que quería visitar las tumbas de sus padres, pero no estaba segura de si primero necesitaba ir a otro lugar. Nuestros dedos estaban entrelazados cuando llevó mi mano hasta su boca y la besó suavemente. Era una mujer increíble, y me hacía sentir tan bien.
Nos detuvimos en la tienda de flores, y compré unas para ponerlas en las tumbas de sus padres. Se empezó a enojar conmigo cuando no la dejé pagar; eso es lo que más amo de ella. No me quiere por mi dinero; nunca le ha importado. Prefiere comprar algo ella misma. No me importa; planeo gastar hasta el último centavo que tengo en ella. Lo vale, y quiero darle el mundo.
Me llevó a donde fueron enterrados sus padres, me alejé para darle un poco de intimidad con ellos. La escuché hablar de mí y de cómo creía que haría cualquier cosa por ella. Sonreí porque tenía razón; haría todo por ella, y creo que ella haría lo mismo por mí también. Sé que me ama. Incluso si ninguna de nosotras ha dicho esas dos palabras aún, puedo sentir su amor cada vez que me mira, me abraza, me besa y me hace el amor. Ha tomado totalmente mi corazón y mi alma como sabía que lo haría cuando la vi por primera vez. Me acerqué, y le ayudé a levantarse de la hierba, tomándola en mis brazos.
—Eres demasiado joven para haber experimentado tanta muerte, Brittany; me duele saber lo que has pasado —susurré mientras besaba su cabeza—. Ni siquiera puedo imaginar perder a mis padres, especialmente a una edad tan joven. Me sorprendes, Brittany, con tu fuerza, porque no sé si yo podría haberlo superado. —Me soltó y se agachó para arrancar algunas malezas alrededor del área de la tumba.
—Eso es algo que uno decide si va a hacer. Puedes seguir adelante y tratar de vivir tu vida lo más normal posible, o puedes tomar la decisión de abandonar la vida y dejar que la tristeza te consuma. Soy una gran creyente del destino, y creo que Dios se llevó a mi padre para que su dolor y sufrimiento pararan, y pudiera estar con mi madre.
Esta mujer me asombraba. Su fuerza y esperanza eran increíbles. Estaba completamente asombrada con ella, y planeaba pasar el resto de mi vida mostrándoselo.
—Eres increíble, y no sé lo que hice para merecer tenerte en mi vida —dije cuando le acaricié su largo cabello rubio. Se puso de pie, envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y me besó. Nos dirigmos a la Range Rover y comencé a conducir.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con una sonrisa.
—Te llevaré a tomar un helado. —Sonreí mientras enterraba su cabeza en mi cuello.
Paramos en una heladería local y pedí dos conos. Nos sentamos una frente a la otra en una mesa de hierro forjado dentro de la tienda. Me estaba encendiendo la manera en la que estaba lamiendo su helado, y lo sabía porque estaba sonriendo mientras lo hacía. Maldita sea esa sonrisa. Me he encontrado estando en un constante estado de excitación cuando estoy con Brittany. Incluso cuando no estoy con ella, todavía lo estoy porque pienso constantemente en ella.
—Mejor date prisa y come porque tenemos que llegar al hotel inmediatamente —dije.
—¿Por qué la prisa, señora Lopez? ¿Estás anticipando algo? —sonrió
—No tienes idea de lo que me estoy anticipando, Brittany, pero diría que involucra algunas bragas desgarradas —susurré para que nadie escuchara.
Rápidamente se levantó de la mesa, agarró el helado de mi mano y lo tiró a la basura. Tomó mi mano y me sacó de la heladería.
—Mejor que cumplas tu promesa, Santana —susurró en mi oído antes de entrar en la camioneta.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Alcanzo a dejar un capitulo, pero sin falta mañana tendremos un maratón, espero sus comentarios, comenzamos con la parte difícil pero desde la experiencia de Santana que es muy revelador y complementa perfectamente la historia. Saludos.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Emocionada con la maraton de capitulos que se vienen
Saludos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Considero que son dos de los mejores capítulos de la adaptación! jeje
¿qué te digo? ME ENCANTA LA MANERA QUE NARRA SANTANA,
ME ENCANTA LA HISTORIA, ME ENCANTA LA ADAPTACIÓN <3
¿qué te digo? ME ENCANTA LA MANERA QUE NARRA SANTANA,
ME ENCANTA LA HISTORIA, ME ENCANTA LA ADAPTACIÓN <3
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Ok igual quiero ya el maraton....! suena perfecto me estan gustando mucho ambas partes :)
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
la mejor parte se viene ahora,... a ver que oasa con san ahora!!!
nos vemos!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Capitulo 13
CAPITULO 13
Llegamos al hotel y tomamos el ascensor hasta la suit presidencial. La expresión en el rostro de Brittany era exquisita cuando abrí la puerta y entró. Me acerqué a la chimenea y la encendí. Brittany se acercó a mí y me rodeó la cintura con sus brazos. —Te sientes tan bien —dijo.
Me di la vuelta para mirarla y la abracé con fuerza. —No tan bien como te sientes tú, bebé —le susurré mientras enterraba mi nariz en su cuello, disfrutando de su excitante aroma.
—Baila conmigo —sonrió.
—Me encantaría bailar contigo, pero déjame poner un poco de música primero. —Me acerqué al estéreo que estaba en la mesa junto a la ventana y lo encendí. Regresé a donde ella se encontraba de pie y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Nos abrazamos y nos movimos lentamente ante la suave melodía que provenía de la radio. Este momento era surrealista, y no creía que pudiera ser más feliz de lo que ya era. No necesitamos palabras, sabíamos cómo se sentía la otra sólo por la forma en que nos mirábamos a los ojos.
—No hay otro lugar donde preferiría estar que aquí contigo —dijo en voz baja.
Me incliné más cerca y rocé sus labios con los míos. Le mordisqueé ligeramente el labio inferior mientras sonreía. El beso se volvió apasionado mientras seguíamos moviéndonos con la música.
Lentamente desabroché su blusa y la empujé sobre sus hombros hasta que cayó al suelo. Moví mis manos a lo largo de las curvas de su hermoso cuerpo necesitando sentir más. Corrí mi mano a lo largo de la parte interior de su muslo mientras levantaba su falda negra. Un gemido escapó de ella cuando toqué el encaje de su tanga. Senti su mano deslizando por debajo de mi vestido hasta llegar a mi centro. Dios, se sentía tan cálida. Desabroché el sujetador de encaje negro y lo tiré al suelo, y luego ella me quitó el vestido. La abracé con fuerza, sintiendo sus suaves pechos desnudos presionarse contra mi. Gentilmente la tendí en el suelo delante de la chimenea. Saqué la falda de la cintura mientras besaba su estómago y hacía mi camino por su cuerpo. Besé y lamí suavemente la parte interior de sus muslos, deteniéndome en su punto sensible. Levanté la mirada con una sonrisa mientras cogía los lados de sus bragas y se las arrancaba con fuerza.
—Te prometí que te rasgaría las bragas —le dije.
—Claramente mantienes tus promesas. —Sonrió seductoramente.
Llevé la boca de nuevo a la cara interna de su muslo, pasando mi lengua en círculos mientras ella pasaba los dedos por mi pelo. Ya estaba mojada y me quería. La besé suavemente hasta su clítoris mientras gemía, y arqueó la espalda en el momento en que mi lengua la tocó. Estaba tan excitada que yo podría venirme en ese mismo momento. La sentía cerca, notando su humedad y el deseo por mí. Metí mis dedos, y sin prisa, los movía dentro y fuera de ella mientras mi boca cubría sus partes hinchadas hasta que se vino. Su cuerpo se tensó cuando sus manos apretaron su agarre alrededor de mi cabeza. Me moví sobre ella, besándola y degustándola. No podía esperar más, necesitaba sentirla por completo tanto como ella quería. Me deslice sobre su cuerpo hasta colocarme totalmente sobre ella, saboreando el tacto de su piel, podía sentir su calor y humedad cuando nuestros centros se juntaron y comenzamos a movernos. Sonrió y gritó ante el placer que sintió. El calor del fuego calentaba cada centímetro de nuestro cuerpo, mientras hacíamos el amor apasionadamente por más de una hora.
Después de hacer el amor, nos envolví en una manta mientras nos mirábamos a los ojos. Pasé un dedo por la línea de su mandíbula y detrás de la oreja. Quería decirle que la amaba, pero me sentía demasiado nerviosa y asustada. Nunca se lo he dicho a nadie, excepto a mi familia, pero no contaba. Así que en su lugar, le pregunté si tenía hambre mientras besaba su hombro desnudo.
—De ti, sí —sonrió.
Tomé una bocanada de aire, ya que comenzaba a excitarme de nuevo. Le acaricié la mejilla con los dedos. —Siempre estoy hambrienta de ti, pero eventualmente tendrás que comer comida de verdad. Odio tener que decírtelo bebé, pero no podemos sobrevivir únicamente de sexo.
Puso mala cara y empecé a hacerle cosquillas. Se rió y me agarró las manos para tratar de conseguir que me detuviera. Me encantaba verla reír así. Finalmente me detuve cuando se quejó porque su corte comenzó a doler. Le besé suavemente las puntadas y me levanté para pedir servicio de habitaciones. Fui a la habitación y me puse una bata mientras Brittany hacia lo mismo. No pasó mucho tiempo antes de que entregaran el servicio y estuviéramos disfrutando de una buena cena.
Me preocupé un poco cuando la miré, ya que se veía un poco pálida.
—¿Te sientes bien, Britt? Te ves un poco pálida —le pregunté con inquietud.
Me dijo que se sentía bien, sólo un poco cansada, y me guiñó un ojo mientras decía que yo era la culpable de eso. Tuvo un día largo y emocional, así que podía entender que estuviera agotada. Estaba dispuesta a sugerir que fuéramos a la cama por la noche y nos relajáramos cuando me miró seductoramente.
—¿Le importaría acompañarme a un baño caliente, Sra. Lopez?
—Me encantaría, señorita Pierce, pero no demasiado caliente, no quiero que se desmaye sonreí.
La bañera era lo suficientemente grande como para cuatro personas. Abrí el grifo del agua y me quité la bata, entré y me recosté contra la bañera, dejando espacio para Brittany. Nos hemos duchado juntas, pero este es nuestro primer baño juntas, y pensar en su cuerpo mojado y desnudo tumbado contra el mío era muy excitante. La observé mientras se recogía el pelo y lo sostenía con un clip para que no se mojara. Me encantaba su cabello recogido. Mostraba su cuello largo y sexy, que tanto me encantaba besar. Se quitó la bata y la dejó caer al suelo mientras caminaba hacia la bañera. Era tan condenadamente sexy, y yo quería pasar cada minuto haciéndole saber lo sexy que era. Se sentó en la bañera y apoyó la cabeza en mi pecho. Puse los brazos a su alrededor y sentí la suavidad de su piel húmeda. No pude evitarlo cuando empecé a besar suavemente su cuello, era tentador y atrayente.
—Me encanta cuando te recoges el pelo.
—¿Ah sí? —Sonrió, mientras seguía plantando pequeños y delicados besos por su cuello.
—No tienes idea de lo mucho que te quería esa noche de caridad. Hice todo lo que pude para contenerme y no tomarte en el baño y hacerlo contigo.
—Me gustaría que lo hubieras hecho —dijo mientras movía continuamente el dedo hacia arriba y hacia abajo por mi brazo.
—No, yo habría sido demasiado agresiva, y podría haberte espantado.
—Nunca podrías espantarme —dijo y giró la cabeza para mirarme.
Puso la mano en el lado de mi cara—. El Infinito es para siempre, y eso es lo que eres para mí, eres mi Sra. Lopez por siempre.
Tragué saliva, porque eso provocó que las lágrimas se juntaran en mis ojos. Me conmoví tanto. Tracé el contorno de sus labios antes de besarla.
—No hay límite a lo que no haría por ti. Sólo pídelo y lo haré, sin importar el sacrificio —le dije mientras miraba en sus ojos azules.
Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras trazaba mis labios con el dedo. —Esas son las palabras más hermosas que nadie me ha dicho nunca.
—Son verdad, hasta la última palabra —susurré cuando nuestros labios se encontraron por última vez, e hicimos el amor antes de ir a la cama.
***
La mañana había llegado, y abrí los ojos ya que el sol se asomaba a través de los visillos que colgaban perfectamente en las ventanas. Brittany se acurrucó contra mí y nuestras piernas se envolvieron alrededor de la otra y se enredaron en las sábanas. Se removió y movió la mano entre mis pechos mientras levantaba la mirada y me sonreía. Le besé la punta de la nariz.
—Buenos días, nena —le dije.
—Buenos días, cariño, quiero despertar así todos los días. Me encanta despertar en tus brazos. —Oírla decir eso me hizo muy feliz. Tenía miedo de que ella pensara que las cosas estaban yendo demasiado rápido entre nosotras.
—No puedo pensar en una manera más perfecta de comenzar el día que despertarme contigo en mis brazos. —Le sonreí mientras besaba sus labios.
Las dos nos levantamos cuando oímos un golpe en la puerta. Me puse un short y una camiseta y abrí. Era un desayuno de cortesía. Mientras disfrutábamos el desayuno y el café, Brittany recibió un mensaje de texto de su ex-novio, Tom. Parecía preocupada porque se encontraba en Ohio y quería verla. Le dije que estaba bien y que le dijera dónde estábamos. No pude quitarme la sensación de que a Brittany le molestó mucho su mensaje de texto. No me lo dijo, pero podía ver la angustia en su rostro. Nos dirigimos a la habitación, nos vestimos y preparamos nuestras maletas para regresar. No pasó mucho tiempo antes de que Tom llamara a la puerta.
Brittany suspiró y le dejó entrar. Él tenía una mirada de sorpresa en su rostro cuando me vio. Sonreí y lo saludé. Quería hablar con Brittany en privado, pero ella se había negado. Le dije que estaba bien y que yo estaría en el dormitorio si me necesitaba. Ella asintió, y Tom me dio las gracias.
Después de diez minutos, oí a Brittany gritarle a Tom. Decidí esperar un poco para ver si se calmaba antes de ir allí. Cuando la escuché gritar aún más, salí de la habitación y escuché a Tom preguntándole si me había dicho algo. Me acerqué a donde se encontraban.
—¿Decirme qué? —le pregunté mientras miraba a Brittany. Ella le rogaba a Tom que se mantuviera callado por el bien de ambas. No sabía qué diablos pasaba. Todo lo que sabía era que Tom trataba de decirme algo, y Brittany estaba muerta de miedo, me di cuenta por la mirada en su rostro. Tom no escuchó a Brittany y me miró fijamente con ojos fríos. Miré a Brittany cuando las lágrimas comenzaron a correr por su rostro.
—Ella tiene cáncer y se niega a ir a buscar tratamiento, sólo va a dejarse morir. Es por eso que me fui, porque no podía sentarme allí y verla morir —dijo.
Me quedé helada. No lo creía. Tom miró a Brittany, dijo que lo sentía y salió por la puerta. Mi corazón empezó a acelerarse y se sentía como si fuera a saltar fuera de mi pecho. Miré a Brittany mientras sus lágrimas fluían libremente de sus ojos. Me asustaba demasiado escuchar la respuesta a la siguiente pregunta.
—Brittany, ¿es cierto? —le grité.
Se estremeció al oír mi voz elevada y asintió. —Sí, es verdad — exclamó.
Apreté los puños y la mandíbula. —¿Sabías que el cáncer había regresado, incluso antes de que te conociera, y me lo ocultaste después de todo lo que hemos pasado? ¿Qué clase de persona eres? —le grité. No sabía lo que hacía. Estaba confundida e incrédula. Mi piel se calentaba y me sentía como si no pudiera respirar.
—Por favor, Santana, permíteme explicar —suplicó.
Estaba tan enojada que no podía ver bien. —¿Explicar qué? ¿Qué hay que explicar? ¿Acaso ibas a decirme algún día que estabas muriendo? ¿Y por qué diablos no estás recibiendo ningún tratamiento? —Esto no tenía ningún sentido para mí. ¿Por qué rechazaría el tratamiento y se dejaría morir? ¿Quién hace ese tipo de cosas?
—Por favor, cálmate, Santana —rogó.
—¿Calmarme? ¿Esperas que esté calmado cuando me entero de que la mujer que amo y con la que quiero pasar el resto de mi vida se está muriendo? No quiero saber nada de ti. Me das asco, Brittany. No puedo hacer esto, ni siquiera puedo mirarte. —La ira me había cegado y mis emociones estaban fuera de control. Me volví hacia el dormitorio. Brittany me siguió y me agarró del brazo.
—Por favor, Santana, no hagas esto, permíteme explicar.
Aparté mi brazo y ella volvió a caer al suelo. Me volví y la miré, mi voz ahora en calma, pero con dolor. —Tus ataques de vértigo, el cansancio, todo es parte del cáncer. Te estás poniendo peor y lo sabías, pero aun así no me lo dijiste. Desnudé mi alma para ti. Te dije cosas que nadie en este mundo sabe. Me compartí a mí misma contigo. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Brittany? —le pregunté cuando mis ojos se llenaron de lágrimas. Entré en
la habitación y cerré la puerta.
Caminé de un lado a otro. Mi respiración seguía siendo rápida y mi corazón se sentía como si se hubiera roto en mil pedazos. No había manera de que pudiera llevarla de regreso a Nueva York, así que saqué mi teléfono y le reservé el próximo vuelo de regreso. Agarré mi bolso y abrí la puerta de la habitación. Mientras caminaba hacia la puerta, Brittany se levantó de un salto.
—Santana, espera, por favor —rogó.
Me di la vuelta y la señalé. —Aléjate de mí. Reservé un vuelo para ti de regreso a Nueva York, sale en 2 horas, así que tranquilízate y alístate. Voy a conducir sola. No puedo soportar verte ahora mismo, y mucho menos viajar en un coche contigo durante 10 horas. —Salí de la habitación del hotel y dejé al amor de mi vida sola, asustada y llorando. ¿Qué clase de persona era yo? Me pregunté a mí misma mientras entraba en el Range Rover y agarré el volante tan fuerte como pude. Cogí el teléfono y marqué el número de Denny.
—Hola, Santana. ¿Cómo va tu viaje? —preguntó.
—Denny, la señorita Pierce va a llegar desde Ohio en aproximadamente cuatro horas. Está en el vuelo #282, y necesito que vayas a recogerla y luego la lleves a su apartamento.
—¿Está todo bien, Santana? Suenas molesta —preguntó.
—La señorita Pierce y yo no nos veremos más, y no quiero hablar de ello. Acabo de salir del hotel y me dirijo de nuevo a Nueva York. Sólo asegúrate de recogerla desde el aeropuerto y llevarla a casa.
—Muy bien, Santana. Voy a estar allí para recoger a la señorita Pierce.
—Denny —dije antes de colgar.
—¿Sí, Santana?
—Ella probablemente va a necesitar consuelo cuando baje del avión. Por favor, está ahí para ella —le dije.
—No hay problema, Santana. Sabes que quiero mucho a la señorita Pierce.
Colgué el teléfono y salí del estacionamiento del hotel. Mi mente iba a toda velocidad y revivía la conversación con Tom una y otra vez. La rabia me cegó cuando Brittany confirmó que tiene cáncer y que no está buscando tratamiento. Sé que dije algunas cosas bastante malas, pero me encontraba muy enojada, me siento traicionada. Me preguntaba si alguna vez iba a decirme que está enferma. Sabía que algo andaba mal con ella desde el principio, pero nunca imaginé que su cáncer hubiera regresado. Apagué mi teléfono. No quería hablar con nadie ni oír nada. Estaba tratando con mucho esfuerzo mantenerme tranquila, porque la última cosa que necesitaba era desmoronarme. No podía dejar de pensar en ella sentada en el suelo y la mirada en su rostro cuando le grité. No podía dejar de pensar en el miedo en sus ojos justo antes de que Tom me lo dijera. Está sola, pero no había manera de que pudiera quedarme allí con ella. Lo que me hizo fue tan jodidamente doloroso. No sé si alguna vez seré capaz de perdonarla.
Las lágrimas comenzaron a caer por mi cara mientras conducía por la carretera. Eché un vistazo y vi un campo a la derecha. Estacioné a un lado del camino, salí del Range Rover y comencé a correr hacia el campo. Sentí unas gotas de lluvia golpearme la cara. Corrí hasta que no podía correr más. Me detuve en el medio del campo y grité. El dolor y la traición que sentía era irreal, algo que nunca había experimentado antes. La lluvia se filtraba desde el cielo hacia mí mientras caí de rodillas y lloraba. Me dolía el corazón físicamente, y mi pecho se sentía como si lo hubieran golpeado. Sentí como si mi vida hubiese sido arrancada de mí.
Me levanté del suelo y me dirigí de nuevo al Range Rover. Estaba empapada, fría y tenía que cambiarme a algo de ropa seca. Abrí la puerta trasera, agarré mi bolso y lo arrojé al asiento delantero. Me subí en el asiento trasero y me cambié la ropa mojada. Tenía una toalla en mi bolso, así que la utilicé para secarme el cuerpo y el cabello. Después de ponerme algo de ropa seca, me subí en el asiento del conductor y tomé una respiración profunda. Tenía que llamar a Hanna para decirle lo que pasó y averiguar si sabía que Brittany estaba enferma.
Llamé a mi socio, Scott, y le pedí que me consiguiera el número de Hanna. Tan pronto como me respondió la llamada con la información, marqué el número mientras entraba a la carretera.
—Hola —respondió Hanna.
—Hanna, es Santana Lopez, y necesito hablar contigo.
—Santana, ¿está todo bien? ¿Britt está bien? —preguntó en un tono de pánico.
—Tengo que hacerte una pregunta, y quiero que seas honesta conmigo, por favor.
—Santana, me estás asustando. ¿Qué diablos está pasando?
—¿Sabías que el cáncer de Brittany volvió? —Hubo un silencio en el otro extremo.
—No, Santana, no lo sabía. No dijo ni una palabra sobre ello.
Me di cuenta de que Hanna decía la verdad, y odié ser yo quien se lo dijera, pero necesitaba que estuviera allí para Brittany, así que tuve que explicarle lo que pasó.
—Tom llegó a la habitación del hotel en Ohio y me dijo que el cáncer de Brittany estaba de vuelta. También dijo que ella se niega a recibir tratamiento, y por eso la dejó, porque no podía sentarse allí y verla morir.
—Qué jodido imbécil —dijo—. ¿Y qué quieres decir con que no está recibiendo tratamiento?
—No va a recibir tratamientos porque dijo que no puede pasar por eso otra vez. Hanna, le dije cosas horribles y la dejé. Le reservé un vuelo de regreso en Ohio, y la dejé sola en la habitación del hotel. Mi chofer la va a recoger en el aeropuerto y la llevará a casa. Ella te va a necesitar cuando llegue allí. Necesito que estés con ella y te asegures de que está bien.
—Santana, ¿estás bien? —preguntó.
—No sé, Hanna. Me siento jodida por dentro, y no sé si alguna vez seré capaz de perdonarla por ocultármelo.
—Estás herida y molesta en este momento, lo entiendo, pero si la amas como yo creo, eso te ayudará a superar esto.
—Me tengo que ir, Hanna. Por favor, sólo quédate junto a Brittany.
—Lo haré, Santana. No te preocupes por ella, yo me encargo.
Colgué el teléfono y seguí conduciendo. Mi cabeza palpitaba y el escozor de las lágrimas todavía me nublaba los ojos. Mi cabeza era un desastre por todo lo que había sucedido. ¿Cómo podría ser la persona más feliz del mundo hace un día y hoy la persona viva más miserable? Conduje directamente a Nueva York. La única parada que hice fue para conseguir combustible.
Cuando finalmente llegué a casa, me bajé del ascensor hacia la oscuridad de mi penthouse. Se sentía solitario, porque la última vez que estuve aquí, era con Brittany. Tiré mis llaves en la mesa del pasillo y me acerqué a la barra. Agarré la botella de whisky, un vaso, y me fui a mi cuarto. Serví el vaso y me bebí el primer trago. Necesitaba el alcohol para detener el dolor. Me levanté de la cama y me dirigí al baño. Necesitaba una ducha. Entré y me quedé de pie bajo el chorro de agua caliente que corría por mi cuerpo. Me sentía física y mentalmente exhausta. Puse mis manos contra la pared de la ducha y bajé la cabeza. Me sentía perdida y completamente sola. Salí de la ducha y envolví una toalla en mi cuerpo. Cuando entré en la habitación, me detuve y me quedé mirando las pinturas de Brittany. Las compré para poder sentirme más cerca de ella, pero en este momento, no lo hacía, sólo me sentía más lejos. Me senté en el borde de la cama y miré mi teléfono. Me sorprendió que tratara de llamarme. Creí que después de lo que le dije y el tono en que lo dije, probablemente estaría asustada. Apagué mi teléfono, porque no quería que nadie me molestara. Cogí el frasco de pastillas que el Dr. Peters me dio y decidí tomar una para que me ayudara a dormir. Me serví otro vaso de whisky y lo bebí con la pastilla. Me levanté, me acerqué a la cómoda, me puse una playera de pijama y me metí en la cama. Me quedé allí hasta que una sola lágrima cayó por mi rostro mientras me quedaba dormida.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
El primer capitulo del día, ¿que les pareció la reacción de Santana? ahora vista desde su perspectiva, espero sus comentarios e ire dejando más capítulos. Saludos
Llegamos al hotel y tomamos el ascensor hasta la suit presidencial. La expresión en el rostro de Brittany era exquisita cuando abrí la puerta y entró. Me acerqué a la chimenea y la encendí. Brittany se acercó a mí y me rodeó la cintura con sus brazos. —Te sientes tan bien —dijo.
Me di la vuelta para mirarla y la abracé con fuerza. —No tan bien como te sientes tú, bebé —le susurré mientras enterraba mi nariz en su cuello, disfrutando de su excitante aroma.
—Baila conmigo —sonrió.
—Me encantaría bailar contigo, pero déjame poner un poco de música primero. —Me acerqué al estéreo que estaba en la mesa junto a la ventana y lo encendí. Regresé a donde ella se encontraba de pie y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Nos abrazamos y nos movimos lentamente ante la suave melodía que provenía de la radio. Este momento era surrealista, y no creía que pudiera ser más feliz de lo que ya era. No necesitamos palabras, sabíamos cómo se sentía la otra sólo por la forma en que nos mirábamos a los ojos.
—No hay otro lugar donde preferiría estar que aquí contigo —dijo en voz baja.
Me incliné más cerca y rocé sus labios con los míos. Le mordisqueé ligeramente el labio inferior mientras sonreía. El beso se volvió apasionado mientras seguíamos moviéndonos con la música.
Lentamente desabroché su blusa y la empujé sobre sus hombros hasta que cayó al suelo. Moví mis manos a lo largo de las curvas de su hermoso cuerpo necesitando sentir más. Corrí mi mano a lo largo de la parte interior de su muslo mientras levantaba su falda negra. Un gemido escapó de ella cuando toqué el encaje de su tanga. Senti su mano deslizando por debajo de mi vestido hasta llegar a mi centro. Dios, se sentía tan cálida. Desabroché el sujetador de encaje negro y lo tiré al suelo, y luego ella me quitó el vestido. La abracé con fuerza, sintiendo sus suaves pechos desnudos presionarse contra mi. Gentilmente la tendí en el suelo delante de la chimenea. Saqué la falda de la cintura mientras besaba su estómago y hacía mi camino por su cuerpo. Besé y lamí suavemente la parte interior de sus muslos, deteniéndome en su punto sensible. Levanté la mirada con una sonrisa mientras cogía los lados de sus bragas y se las arrancaba con fuerza.
—Te prometí que te rasgaría las bragas —le dije.
—Claramente mantienes tus promesas. —Sonrió seductoramente.
Llevé la boca de nuevo a la cara interna de su muslo, pasando mi lengua en círculos mientras ella pasaba los dedos por mi pelo. Ya estaba mojada y me quería. La besé suavemente hasta su clítoris mientras gemía, y arqueó la espalda en el momento en que mi lengua la tocó. Estaba tan excitada que yo podría venirme en ese mismo momento. La sentía cerca, notando su humedad y el deseo por mí. Metí mis dedos, y sin prisa, los movía dentro y fuera de ella mientras mi boca cubría sus partes hinchadas hasta que se vino. Su cuerpo se tensó cuando sus manos apretaron su agarre alrededor de mi cabeza. Me moví sobre ella, besándola y degustándola. No podía esperar más, necesitaba sentirla por completo tanto como ella quería. Me deslice sobre su cuerpo hasta colocarme totalmente sobre ella, saboreando el tacto de su piel, podía sentir su calor y humedad cuando nuestros centros se juntaron y comenzamos a movernos. Sonrió y gritó ante el placer que sintió. El calor del fuego calentaba cada centímetro de nuestro cuerpo, mientras hacíamos el amor apasionadamente por más de una hora.
Después de hacer el amor, nos envolví en una manta mientras nos mirábamos a los ojos. Pasé un dedo por la línea de su mandíbula y detrás de la oreja. Quería decirle que la amaba, pero me sentía demasiado nerviosa y asustada. Nunca se lo he dicho a nadie, excepto a mi familia, pero no contaba. Así que en su lugar, le pregunté si tenía hambre mientras besaba su hombro desnudo.
—De ti, sí —sonrió.
Tomé una bocanada de aire, ya que comenzaba a excitarme de nuevo. Le acaricié la mejilla con los dedos. —Siempre estoy hambrienta de ti, pero eventualmente tendrás que comer comida de verdad. Odio tener que decírtelo bebé, pero no podemos sobrevivir únicamente de sexo.
Puso mala cara y empecé a hacerle cosquillas. Se rió y me agarró las manos para tratar de conseguir que me detuviera. Me encantaba verla reír así. Finalmente me detuve cuando se quejó porque su corte comenzó a doler. Le besé suavemente las puntadas y me levanté para pedir servicio de habitaciones. Fui a la habitación y me puse una bata mientras Brittany hacia lo mismo. No pasó mucho tiempo antes de que entregaran el servicio y estuviéramos disfrutando de una buena cena.
Me preocupé un poco cuando la miré, ya que se veía un poco pálida.
—¿Te sientes bien, Britt? Te ves un poco pálida —le pregunté con inquietud.
Me dijo que se sentía bien, sólo un poco cansada, y me guiñó un ojo mientras decía que yo era la culpable de eso. Tuvo un día largo y emocional, así que podía entender que estuviera agotada. Estaba dispuesta a sugerir que fuéramos a la cama por la noche y nos relajáramos cuando me miró seductoramente.
—¿Le importaría acompañarme a un baño caliente, Sra. Lopez?
—Me encantaría, señorita Pierce, pero no demasiado caliente, no quiero que se desmaye sonreí.
La bañera era lo suficientemente grande como para cuatro personas. Abrí el grifo del agua y me quité la bata, entré y me recosté contra la bañera, dejando espacio para Brittany. Nos hemos duchado juntas, pero este es nuestro primer baño juntas, y pensar en su cuerpo mojado y desnudo tumbado contra el mío era muy excitante. La observé mientras se recogía el pelo y lo sostenía con un clip para que no se mojara. Me encantaba su cabello recogido. Mostraba su cuello largo y sexy, que tanto me encantaba besar. Se quitó la bata y la dejó caer al suelo mientras caminaba hacia la bañera. Era tan condenadamente sexy, y yo quería pasar cada minuto haciéndole saber lo sexy que era. Se sentó en la bañera y apoyó la cabeza en mi pecho. Puse los brazos a su alrededor y sentí la suavidad de su piel húmeda. No pude evitarlo cuando empecé a besar suavemente su cuello, era tentador y atrayente.
—Me encanta cuando te recoges el pelo.
—¿Ah sí? —Sonrió, mientras seguía plantando pequeños y delicados besos por su cuello.
—No tienes idea de lo mucho que te quería esa noche de caridad. Hice todo lo que pude para contenerme y no tomarte en el baño y hacerlo contigo.
—Me gustaría que lo hubieras hecho —dijo mientras movía continuamente el dedo hacia arriba y hacia abajo por mi brazo.
—No, yo habría sido demasiado agresiva, y podría haberte espantado.
—Nunca podrías espantarme —dijo y giró la cabeza para mirarme.
Puso la mano en el lado de mi cara—. El Infinito es para siempre, y eso es lo que eres para mí, eres mi Sra. Lopez por siempre.
Tragué saliva, porque eso provocó que las lágrimas se juntaran en mis ojos. Me conmoví tanto. Tracé el contorno de sus labios antes de besarla.
—No hay límite a lo que no haría por ti. Sólo pídelo y lo haré, sin importar el sacrificio —le dije mientras miraba en sus ojos azules.
Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras trazaba mis labios con el dedo. —Esas son las palabras más hermosas que nadie me ha dicho nunca.
—Son verdad, hasta la última palabra —susurré cuando nuestros labios se encontraron por última vez, e hicimos el amor antes de ir a la cama.
***
La mañana había llegado, y abrí los ojos ya que el sol se asomaba a través de los visillos que colgaban perfectamente en las ventanas. Brittany se acurrucó contra mí y nuestras piernas se envolvieron alrededor de la otra y se enredaron en las sábanas. Se removió y movió la mano entre mis pechos mientras levantaba la mirada y me sonreía. Le besé la punta de la nariz.
—Buenos días, nena —le dije.
—Buenos días, cariño, quiero despertar así todos los días. Me encanta despertar en tus brazos. —Oírla decir eso me hizo muy feliz. Tenía miedo de que ella pensara que las cosas estaban yendo demasiado rápido entre nosotras.
—No puedo pensar en una manera más perfecta de comenzar el día que despertarme contigo en mis brazos. —Le sonreí mientras besaba sus labios.
Las dos nos levantamos cuando oímos un golpe en la puerta. Me puse un short y una camiseta y abrí. Era un desayuno de cortesía. Mientras disfrutábamos el desayuno y el café, Brittany recibió un mensaje de texto de su ex-novio, Tom. Parecía preocupada porque se encontraba en Ohio y quería verla. Le dije que estaba bien y que le dijera dónde estábamos. No pude quitarme la sensación de que a Brittany le molestó mucho su mensaje de texto. No me lo dijo, pero podía ver la angustia en su rostro. Nos dirigimos a la habitación, nos vestimos y preparamos nuestras maletas para regresar. No pasó mucho tiempo antes de que Tom llamara a la puerta.
Brittany suspiró y le dejó entrar. Él tenía una mirada de sorpresa en su rostro cuando me vio. Sonreí y lo saludé. Quería hablar con Brittany en privado, pero ella se había negado. Le dije que estaba bien y que yo estaría en el dormitorio si me necesitaba. Ella asintió, y Tom me dio las gracias.
Después de diez minutos, oí a Brittany gritarle a Tom. Decidí esperar un poco para ver si se calmaba antes de ir allí. Cuando la escuché gritar aún más, salí de la habitación y escuché a Tom preguntándole si me había dicho algo. Me acerqué a donde se encontraban.
—¿Decirme qué? —le pregunté mientras miraba a Brittany. Ella le rogaba a Tom que se mantuviera callado por el bien de ambas. No sabía qué diablos pasaba. Todo lo que sabía era que Tom trataba de decirme algo, y Brittany estaba muerta de miedo, me di cuenta por la mirada en su rostro. Tom no escuchó a Brittany y me miró fijamente con ojos fríos. Miré a Brittany cuando las lágrimas comenzaron a correr por su rostro.
—Ella tiene cáncer y se niega a ir a buscar tratamiento, sólo va a dejarse morir. Es por eso que me fui, porque no podía sentarme allí y verla morir —dijo.
Me quedé helada. No lo creía. Tom miró a Brittany, dijo que lo sentía y salió por la puerta. Mi corazón empezó a acelerarse y se sentía como si fuera a saltar fuera de mi pecho. Miré a Brittany mientras sus lágrimas fluían libremente de sus ojos. Me asustaba demasiado escuchar la respuesta a la siguiente pregunta.
—Brittany, ¿es cierto? —le grité.
Se estremeció al oír mi voz elevada y asintió. —Sí, es verdad — exclamó.
Apreté los puños y la mandíbula. —¿Sabías que el cáncer había regresado, incluso antes de que te conociera, y me lo ocultaste después de todo lo que hemos pasado? ¿Qué clase de persona eres? —le grité. No sabía lo que hacía. Estaba confundida e incrédula. Mi piel se calentaba y me sentía como si no pudiera respirar.
—Por favor, Santana, permíteme explicar —suplicó.
Estaba tan enojada que no podía ver bien. —¿Explicar qué? ¿Qué hay que explicar? ¿Acaso ibas a decirme algún día que estabas muriendo? ¿Y por qué diablos no estás recibiendo ningún tratamiento? —Esto no tenía ningún sentido para mí. ¿Por qué rechazaría el tratamiento y se dejaría morir? ¿Quién hace ese tipo de cosas?
—Por favor, cálmate, Santana —rogó.
—¿Calmarme? ¿Esperas que esté calmado cuando me entero de que la mujer que amo y con la que quiero pasar el resto de mi vida se está muriendo? No quiero saber nada de ti. Me das asco, Brittany. No puedo hacer esto, ni siquiera puedo mirarte. —La ira me había cegado y mis emociones estaban fuera de control. Me volví hacia el dormitorio. Brittany me siguió y me agarró del brazo.
—Por favor, Santana, no hagas esto, permíteme explicar.
Aparté mi brazo y ella volvió a caer al suelo. Me volví y la miré, mi voz ahora en calma, pero con dolor. —Tus ataques de vértigo, el cansancio, todo es parte del cáncer. Te estás poniendo peor y lo sabías, pero aun así no me lo dijiste. Desnudé mi alma para ti. Te dije cosas que nadie en este mundo sabe. Me compartí a mí misma contigo. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Brittany? —le pregunté cuando mis ojos se llenaron de lágrimas. Entré en
la habitación y cerré la puerta.
Caminé de un lado a otro. Mi respiración seguía siendo rápida y mi corazón se sentía como si se hubiera roto en mil pedazos. No había manera de que pudiera llevarla de regreso a Nueva York, así que saqué mi teléfono y le reservé el próximo vuelo de regreso. Agarré mi bolso y abrí la puerta de la habitación. Mientras caminaba hacia la puerta, Brittany se levantó de un salto.
—Santana, espera, por favor —rogó.
Me di la vuelta y la señalé. —Aléjate de mí. Reservé un vuelo para ti de regreso a Nueva York, sale en 2 horas, así que tranquilízate y alístate. Voy a conducir sola. No puedo soportar verte ahora mismo, y mucho menos viajar en un coche contigo durante 10 horas. —Salí de la habitación del hotel y dejé al amor de mi vida sola, asustada y llorando. ¿Qué clase de persona era yo? Me pregunté a mí misma mientras entraba en el Range Rover y agarré el volante tan fuerte como pude. Cogí el teléfono y marqué el número de Denny.
—Hola, Santana. ¿Cómo va tu viaje? —preguntó.
—Denny, la señorita Pierce va a llegar desde Ohio en aproximadamente cuatro horas. Está en el vuelo #282, y necesito que vayas a recogerla y luego la lleves a su apartamento.
—¿Está todo bien, Santana? Suenas molesta —preguntó.
—La señorita Pierce y yo no nos veremos más, y no quiero hablar de ello. Acabo de salir del hotel y me dirijo de nuevo a Nueva York. Sólo asegúrate de recogerla desde el aeropuerto y llevarla a casa.
—Muy bien, Santana. Voy a estar allí para recoger a la señorita Pierce.
—Denny —dije antes de colgar.
—¿Sí, Santana?
—Ella probablemente va a necesitar consuelo cuando baje del avión. Por favor, está ahí para ella —le dije.
—No hay problema, Santana. Sabes que quiero mucho a la señorita Pierce.
Colgué el teléfono y salí del estacionamiento del hotel. Mi mente iba a toda velocidad y revivía la conversación con Tom una y otra vez. La rabia me cegó cuando Brittany confirmó que tiene cáncer y que no está buscando tratamiento. Sé que dije algunas cosas bastante malas, pero me encontraba muy enojada, me siento traicionada. Me preguntaba si alguna vez iba a decirme que está enferma. Sabía que algo andaba mal con ella desde el principio, pero nunca imaginé que su cáncer hubiera regresado. Apagué mi teléfono. No quería hablar con nadie ni oír nada. Estaba tratando con mucho esfuerzo mantenerme tranquila, porque la última cosa que necesitaba era desmoronarme. No podía dejar de pensar en ella sentada en el suelo y la mirada en su rostro cuando le grité. No podía dejar de pensar en el miedo en sus ojos justo antes de que Tom me lo dijera. Está sola, pero no había manera de que pudiera quedarme allí con ella. Lo que me hizo fue tan jodidamente doloroso. No sé si alguna vez seré capaz de perdonarla.
Las lágrimas comenzaron a caer por mi cara mientras conducía por la carretera. Eché un vistazo y vi un campo a la derecha. Estacioné a un lado del camino, salí del Range Rover y comencé a correr hacia el campo. Sentí unas gotas de lluvia golpearme la cara. Corrí hasta que no podía correr más. Me detuve en el medio del campo y grité. El dolor y la traición que sentía era irreal, algo que nunca había experimentado antes. La lluvia se filtraba desde el cielo hacia mí mientras caí de rodillas y lloraba. Me dolía el corazón físicamente, y mi pecho se sentía como si lo hubieran golpeado. Sentí como si mi vida hubiese sido arrancada de mí.
Me levanté del suelo y me dirigí de nuevo al Range Rover. Estaba empapada, fría y tenía que cambiarme a algo de ropa seca. Abrí la puerta trasera, agarré mi bolso y lo arrojé al asiento delantero. Me subí en el asiento trasero y me cambié la ropa mojada. Tenía una toalla en mi bolso, así que la utilicé para secarme el cuerpo y el cabello. Después de ponerme algo de ropa seca, me subí en el asiento del conductor y tomé una respiración profunda. Tenía que llamar a Hanna para decirle lo que pasó y averiguar si sabía que Brittany estaba enferma.
Llamé a mi socio, Scott, y le pedí que me consiguiera el número de Hanna. Tan pronto como me respondió la llamada con la información, marqué el número mientras entraba a la carretera.
—Hola —respondió Hanna.
—Hanna, es Santana Lopez, y necesito hablar contigo.
—Santana, ¿está todo bien? ¿Britt está bien? —preguntó en un tono de pánico.
—Tengo que hacerte una pregunta, y quiero que seas honesta conmigo, por favor.
—Santana, me estás asustando. ¿Qué diablos está pasando?
—¿Sabías que el cáncer de Brittany volvió? —Hubo un silencio en el otro extremo.
—No, Santana, no lo sabía. No dijo ni una palabra sobre ello.
Me di cuenta de que Hanna decía la verdad, y odié ser yo quien se lo dijera, pero necesitaba que estuviera allí para Brittany, así que tuve que explicarle lo que pasó.
—Tom llegó a la habitación del hotel en Ohio y me dijo que el cáncer de Brittany estaba de vuelta. También dijo que ella se niega a recibir tratamiento, y por eso la dejó, porque no podía sentarse allí y verla morir.
—Qué jodido imbécil —dijo—. ¿Y qué quieres decir con que no está recibiendo tratamiento?
—No va a recibir tratamientos porque dijo que no puede pasar por eso otra vez. Hanna, le dije cosas horribles y la dejé. Le reservé un vuelo de regreso en Ohio, y la dejé sola en la habitación del hotel. Mi chofer la va a recoger en el aeropuerto y la llevará a casa. Ella te va a necesitar cuando llegue allí. Necesito que estés con ella y te asegures de que está bien.
—Santana, ¿estás bien? —preguntó.
—No sé, Hanna. Me siento jodida por dentro, y no sé si alguna vez seré capaz de perdonarla por ocultármelo.
—Estás herida y molesta en este momento, lo entiendo, pero si la amas como yo creo, eso te ayudará a superar esto.
—Me tengo que ir, Hanna. Por favor, sólo quédate junto a Brittany.
—Lo haré, Santana. No te preocupes por ella, yo me encargo.
Colgué el teléfono y seguí conduciendo. Mi cabeza palpitaba y el escozor de las lágrimas todavía me nublaba los ojos. Mi cabeza era un desastre por todo lo que había sucedido. ¿Cómo podría ser la persona más feliz del mundo hace un día y hoy la persona viva más miserable? Conduje directamente a Nueva York. La única parada que hice fue para conseguir combustible.
Cuando finalmente llegué a casa, me bajé del ascensor hacia la oscuridad de mi penthouse. Se sentía solitario, porque la última vez que estuve aquí, era con Brittany. Tiré mis llaves en la mesa del pasillo y me acerqué a la barra. Agarré la botella de whisky, un vaso, y me fui a mi cuarto. Serví el vaso y me bebí el primer trago. Necesitaba el alcohol para detener el dolor. Me levanté de la cama y me dirigí al baño. Necesitaba una ducha. Entré y me quedé de pie bajo el chorro de agua caliente que corría por mi cuerpo. Me sentía física y mentalmente exhausta. Puse mis manos contra la pared de la ducha y bajé la cabeza. Me sentía perdida y completamente sola. Salí de la ducha y envolví una toalla en mi cuerpo. Cuando entré en la habitación, me detuve y me quedé mirando las pinturas de Brittany. Las compré para poder sentirme más cerca de ella, pero en este momento, no lo hacía, sólo me sentía más lejos. Me senté en el borde de la cama y miré mi teléfono. Me sorprendió que tratara de llamarme. Creí que después de lo que le dije y el tono en que lo dije, probablemente estaría asustada. Apagué mi teléfono, porque no quería que nadie me molestara. Cogí el frasco de pastillas que el Dr. Peters me dio y decidí tomar una para que me ayudara a dormir. Me serví otro vaso de whisky y lo bebí con la pastilla. Me levanté, me acerqué a la cómoda, me puse una playera de pijama y me metí en la cama. Me quedé allí hasta que una sola lágrima cayó por mi rostro mientras me quedaba dormida.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
El primer capitulo del día, ¿que les pareció la reacción de Santana? ahora vista desde su perspectiva, espero sus comentarios e ire dejando más capítulos. Saludos
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
es increible....! Y bueno decirte que quiero mas esta de sobra...! Gracias :)
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
woooww!!!
cuando dejo a britt la odie,
uff ahora entendo por que reaciono asi es dficil aceptralo!!
nos vemos!!!
cuando dejo a britt la odie,
uff ahora entendo por que reaciono asi es dficil aceptralo!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Con ganas de seguir leeyendo
Esta increible de lo mejor
Saludos
Esta increible de lo mejor
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 14
CAPITULO 14
A la mañana siguiente me di la vuelta, abrí los ojos y observé la cama vacía junto a mí. Estiré la mano para agarrar el teléfono de la mesita de noche y lo encendí. No tenía que estar de vuelta en Ohio aún, pero le di instrucciones estrictas a Valerie de que no me molestara a menos que alguien estuviera muriendo. Sabía que mi empresa estaría en buenas manos con Phil, mi vicepresidente. Un mensaje de texto de Quinn llegó. Mierda, no puedo tratar con ella, sobre todo ahora.
Santana, sé que estás fuera de la ciudad, pero esperaba que pudiéramos juntarnos cuando regreses. Te necesito demasiado, y extraño nuestra amistad.
Necesitaba sacarla de la ciudad por un tiempo. Ni siquiera quería escuchar su voz, y mucho menos mirarla. Llamé a Tina de nuestra oficina en Florida y le dije que encontrara algo para que ella hiciera durante un par de semanas. Dijo que uno de sus asistentes acaba de renunciar y necesitaban a alguien temporalmente hasta que lo reemplazaran. Le dije que estaría allí mañana. Me levanté de la cama y llamé a Paul.
—Santana, ¿cómo va tu viaje por la carretera? —preguntó.
—Paul, necesito que hagas algo por mí. Tina llamó. Al parecer, uno de sus asistentes renunció, y quiero que envíes a Quinn allí por un par de semanas para llenar el cupo. Consigue el avión y envíala.
—Está bien, ¿por qué la urgencia? —preguntó.
—Es porque Tina necesita un asistente de inmediato.
—Lo tengo, Santana. La llamaré ahora y la pondré en el avión —dijo Paul antes de colgar.
Tiré mi teléfono en la cama y me dirigí al baño. Me eché un poco de agua fría en la cara y me miré en el espejo. Mis ojos estaban enrojecidos e hinchados y mi cabello era un desastre total, pero no tenía ganas de arreglarlo. Tomé otra vez mi teléfono y marqué al Dr. Peters. Necesitaba verlo de inmediato.
—¿Santana? Estoy sorprendido de saber de ti —respondió.
—Tengo que verlo de inmediato, es urgente.
—¿Está todo bien?
—No, no lo está, y es por eso que necesito verlo inmediatamente.
—¿Puedes venir a mi oficina al mediodía?
—Dr. Peters, no creo que lo entienda. Voy a pagar el triple de su cuota si usted me ve en una hora.
—Está bien, Santana. Nos vemos en una hora.
Me puse unos vaqueros y una blusa, y luego bajé las escaleras. Mi teléfono sonó, y mientras lo miraba, apareció el nombre de Quinn. Maldita sea ella.
—Sí, ¿qué es, Quinn? —contesté.
—¿Por qué diablos me envías a Florida? —escupió.
—Cálmate, Quinn. Es sólo por un par de semanas. Uno de los asistentes renunció y necesitan a alguien para llenar el cupo de inmediato.Eres la primera persona en la que pensé, ya que has trabajado con ellos en otros proyectos. Tina está emocionada de tenerte.
—¿Estás tratando de deshacerte de mí? Porque si es así, Santana, ayúdame...
Tenía que mantener la calma, ya que me estaba molestando, y no estaba de humor para eso.
—Quinn, escúchame, empaca tu maleta, sube al avión de la compañía, ve a Florida, y cuando vuelvas, vamos a salir. Será tu elección y haremos lo que quieras.
Hubo un momento de silencio en el otro extremo. —Está bien, Santana, pero es mejor que estés preparada para mí cuando vuelva, porque tenemos un montón de cosas que hacer —dijo.
—Sí, ten un viaje seguro, Quinn —dije mientras colgaba.
Rápidamente llamé a Tina. —Tina, cambio de planes, quiero que mantengas a Quinn durante un mes, y no la quiero de vuelta en Nueva York hasta que yo diga.
La necesitaba fuera del camino y fuera de mi vida mientras me daba cuenta en qué dirección se dirigía mi vida. El dolor en mi corazón todavía estaba allí, y Brittany todavía estaba en mi mente. Ya la echaba de menos, y me preguntaba si estaba bien. Oí pasos entrando en la cocina, y me di la vuelta para ver a Denny de pie. Me pasé la mano por el pelo mientras lo miraba.
—Ella me lo contó todo, Santana —dijo.
Suspiré. —No puedo hablar de esto ahora, Denny. Tengo una cita a la que tengo que llegar. Vamos a cenar esta noche.
—Cenar suena bien. ¿Necesitas que te lleve? —preguntó.
—No, yo conduciré. Nos vemos en el muelle a las 6:30 —le dije mientras tomaba mis llaves y me dirigía al ascensor. En cuanto se abrieron las puertas, me detuve y me giré hacia Denny.
—¿Cómo estaba ella? —pregunté, sin saber si realmente quería saber la respuesta.
Denny me miró con simpatía antes de responder. —Era un desastre total, Santana. ¿Cómo crees que iba a estar? —Sacudí la cabeza y me metí en el ascensor. Me froté la frente mientras las puertas se cerraban y Denny se quedaba allí, mirándome.
***
—Pensé que estabas en un viaje a Ohio —dijo el Dr. Peters mientras caminaba hacia su oficina.
—Digamos que el viaje se interrumpió —contesté mientras me ponía delante de su ventana en la oficina general.
—A juzgar por la forma en que te ves y hablas, debe de haber sucedido algo malo. Siéntate y vamos a hablar de ello.
—No quiero sentarme. Estoy bien aquí de pie. —Tomé una respiración profunda—. Brittany me lanzó una bomba.
—Continúa —dijo.
—Ella tiene cáncer, y lo sabía desde antes de que incluso nos conociéramos. No me lo dijo, y se niega a recibir tratamiento, por lo que sólo va a resignarse a morir y a mandar al infierno a todo el mundo que la ama.
—¿Qué hiciste cuando te enteraste? —preguntó.
Me di la vuelta y lo miré. —Grité y le dije cosas muy desagradables, luego me marché, furiosa. La puse en el avión de vuelta aquí, mientras yo volví sola. No había manera de que pudiera estar a solas con ella en un auto durante diez horas.
—Puedo entender eso. Hace apenas unos días me dijiste que eran amigas haciendo un simple viaje por la carretera. ¿Te has acostado con ella?
Me acerqué a la silla frente a él y me senté. —Sí, dormimos juntas, y me hubiera gustado que no lo hubiéramos hecho, porque así no sería tan difícil.
—No hubiera importado si te acostaste con ella o no. Estás enamorada de esa mujer, y no te atrevas a negarlo —dijo mientras me señalaba con el dedo.
—Tiene razón, estoy enamorada de ella. Me entregué a ella después de que prometí que nunca me daría emocionalmente a ninguna mujer, y ella tomó lo que le di y luego lo hizo pedazos. ¿Cómo superaré alguna vez el hecho de que ella me mintió y me ocultó un gran secreto?
Me levanté de la silla, porque cuanto más lo pensaba y hablaba de esto, más enojada me sentía. —Le hablé de Lucy y de todo lo que pasó. Le hablé de cómo utilizo a las mujeres para tener relaciones sexuales y luego las tiro a la basura.
Se quitó las gafas y me miró. —¿Eso fue antes o después de que te acostaras con ella?
—Antes de que me acostara con ella, ¿por qué diablos importa cuando se lo dije?
—Le dijiste a Brittany qué clase de persona eres, y le advertiste. Le dijiste acerca de tu pasado, el cual nunca has compartido con nadie además de mí, y aun así ella te quería. Ella, obviamente, te amaba lo suficiente y vio algo dentro de ti para continuar con la relación.
—Maldita sea, Dr. Peters. Esto es diferente, ¡no me estoy muriendo! — espeté.
—No estoy defendiendo que lo que hizo fue correcto, Santana. Debería haberte hablado desde el principio de su enfermedad, pero tenía sus razones, al igual que tuviste las tuyas para guardar silencio sobre tu pasado. Por favor, dime que le hablaste sobre Quinn.
Empecé a caminar de un lado a otro de la habitación. —No, no le hable de Quinn. Me preguntó, pero seguí posponiéndolo. No estaba preparada para decirle todavía.
—Interesante —dijo el Dr. Peters mientras se frotaba la barbilla—. No estabas dispuesta a decirle sobre Quinn, y ella no estaba dispuesta a decirte sobre su enfermedad. Ustedes dos tienen algunos problemas graves que resolver.
—No tenemos nada que resolver. Nosotras no estamos juntas. Sólo quiero que el dolor se detenga para poder seguir adelante con mi vida.
—El dolor es una parte de amar a alguien, y es algo que simplemente no desaparece. No creo que hayas renunciado a ella. Sé que su secreto te hizo daño, y sé que tienes un montón de dolor, pero creo que las dos pueden trabajar en ello. Mi opinión profesional es que tú y Brittany se necesitan entre sí en más de un sentido. Esta es la primera chica desde que Lucy dejó tu vida. ¿Te has detenido a preguntarte por qué es eso? ¿Por qué Brittany Pierce? De todas las mujeres que has visto y con las que has estado en los últimos diez años, la elegiste a ella. Viste algo raro y especial en ella, y no podías alejarte. Te ocultó algo, y no lo estoy olvidando, pero no dejaría que eso los arruinara. Tómate algún tiempo para pensar en ello. Tus emociones pasarán por diferentes etapas. En este momento estás muy dañada, por consiguiente, estarás enojada, pero eso está bien. Enójate, Santana, porque nunca comenzarás a sanar si no lo haces. Eso sí, no dejes que nuble tu juicio o te consuma.
Se acercó a mí y puso su mano en mi hombro. —Vas a estar bien. El tiempo cura todas las heridas, y necesitas darle tiempo.
Asentí y salí de su oficina. Él tenía razón, necesitaba tiempo para pensar, pero mi cabeza estaba tan nublada que no quería pensar en nada, además de ir a un bar y beber mis problemas. Miré mi reloj, y eran sólo las dos de la tarde.
Me dirigí de nuevo al ático y tomé mi bolsa del gimnasio. Mientras me dirigía hacia la puerta, Claire entró.
—¿Santana? Esperaba que volvieras en unos días más —dijo.
—Hubo un cambio de planes, Claire —dije cuando entré en el ascensor.
—¿Quieres que cocine para ti esta noche? —gritó desde el otro lado del pasillo.
—No, voy salir a cenar esta noche —dije mientras las puertas del ascensor se cerraron.
***
El gimnasio estaba más lleno de gente que lo habitual. Me coloqué mi ropa de entrenamiento, me puse mi iPod y salté en la cinta. La cinta en la que estaba se situaba frente a la ventana que daba a las calles de la ciudad de Nueva York. Guns N 'Roses estaba tocando en mi iPod mientras corría rápido. Lo estaba haciendo bien hasta que la canción “November Rain”' empezó a sonar. Debería haber puesto la siguiente canción, pero no me atreví a apagarlo. La letra me recordaba a Brittany y a nuestra situación. Necesitaba controlarme por mi bien, estaba en un lugar público. Mientras estaba corriendo y mirando a la multitud de personas caminando por la calle, la vi. Se detuvo frente a la ventana y sacó su teléfono de su bolso.
Lucía como yo, rota y dolida. Todavía era hermosa, y me dolió verla. Comenzó a caminar por la calle de nuevo, y quería correr tras ella, pero no pude. Necesitaba espacio y tiempo, y ella también.
Quería hacer algunas vueltas alrededor de la piscina solo, así que le pagué al gerente una gran cantidad de dinero para cerrar la piscina por un par de horas. Hice un par de vueltas y me senté en el agua mientras trataba de recuperar el aliento. Me encantaba nadar. El agua era un lugar de escape para mí. Me sentía como si pudiera ponerme en un lugar diferente cuando estaba en el agua. La última vez que jugué con Sofia, fue en la playa. Eso fue una semana antes de que muriera, Pienso en ella casi todos los días. Me sentaba y me preguntaba cómo sería si dirigiéramos Lopez Enterprises juntas. Sé que mi vida sería diferente con ella. Cuando estaba de ánimo decaído o me metía en problemas por algo, ella siempre me decía—: Ánimo, Santana. Mañana será otro día. —No pensé en eso esa noche que estaba con Brittany en la playa, pero el estar cerca del agua me hizo sentir más cerca de Sofia porque era lo que ella tanto amaba. Decidí hacer una última vuelta alrededor de la piscina, ya que era casi la hora de juntarme con Denny para cenar.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más, en un rato dejo otros más, ¿que les pareció?
A la mañana siguiente me di la vuelta, abrí los ojos y observé la cama vacía junto a mí. Estiré la mano para agarrar el teléfono de la mesita de noche y lo encendí. No tenía que estar de vuelta en Ohio aún, pero le di instrucciones estrictas a Valerie de que no me molestara a menos que alguien estuviera muriendo. Sabía que mi empresa estaría en buenas manos con Phil, mi vicepresidente. Un mensaje de texto de Quinn llegó. Mierda, no puedo tratar con ella, sobre todo ahora.
Santana, sé que estás fuera de la ciudad, pero esperaba que pudiéramos juntarnos cuando regreses. Te necesito demasiado, y extraño nuestra amistad.
Necesitaba sacarla de la ciudad por un tiempo. Ni siquiera quería escuchar su voz, y mucho menos mirarla. Llamé a Tina de nuestra oficina en Florida y le dije que encontrara algo para que ella hiciera durante un par de semanas. Dijo que uno de sus asistentes acaba de renunciar y necesitaban a alguien temporalmente hasta que lo reemplazaran. Le dije que estaría allí mañana. Me levanté de la cama y llamé a Paul.
—Santana, ¿cómo va tu viaje por la carretera? —preguntó.
—Paul, necesito que hagas algo por mí. Tina llamó. Al parecer, uno de sus asistentes renunció, y quiero que envíes a Quinn allí por un par de semanas para llenar el cupo. Consigue el avión y envíala.
—Está bien, ¿por qué la urgencia? —preguntó.
—Es porque Tina necesita un asistente de inmediato.
—Lo tengo, Santana. La llamaré ahora y la pondré en el avión —dijo Paul antes de colgar.
Tiré mi teléfono en la cama y me dirigí al baño. Me eché un poco de agua fría en la cara y me miré en el espejo. Mis ojos estaban enrojecidos e hinchados y mi cabello era un desastre total, pero no tenía ganas de arreglarlo. Tomé otra vez mi teléfono y marqué al Dr. Peters. Necesitaba verlo de inmediato.
—¿Santana? Estoy sorprendido de saber de ti —respondió.
—Tengo que verlo de inmediato, es urgente.
—¿Está todo bien?
—No, no lo está, y es por eso que necesito verlo inmediatamente.
—¿Puedes venir a mi oficina al mediodía?
—Dr. Peters, no creo que lo entienda. Voy a pagar el triple de su cuota si usted me ve en una hora.
—Está bien, Santana. Nos vemos en una hora.
Me puse unos vaqueros y una blusa, y luego bajé las escaleras. Mi teléfono sonó, y mientras lo miraba, apareció el nombre de Quinn. Maldita sea ella.
—Sí, ¿qué es, Quinn? —contesté.
—¿Por qué diablos me envías a Florida? —escupió.
—Cálmate, Quinn. Es sólo por un par de semanas. Uno de los asistentes renunció y necesitan a alguien para llenar el cupo de inmediato.Eres la primera persona en la que pensé, ya que has trabajado con ellos en otros proyectos. Tina está emocionada de tenerte.
—¿Estás tratando de deshacerte de mí? Porque si es así, Santana, ayúdame...
Tenía que mantener la calma, ya que me estaba molestando, y no estaba de humor para eso.
—Quinn, escúchame, empaca tu maleta, sube al avión de la compañía, ve a Florida, y cuando vuelvas, vamos a salir. Será tu elección y haremos lo que quieras.
Hubo un momento de silencio en el otro extremo. —Está bien, Santana, pero es mejor que estés preparada para mí cuando vuelva, porque tenemos un montón de cosas que hacer —dijo.
—Sí, ten un viaje seguro, Quinn —dije mientras colgaba.
Rápidamente llamé a Tina. —Tina, cambio de planes, quiero que mantengas a Quinn durante un mes, y no la quiero de vuelta en Nueva York hasta que yo diga.
La necesitaba fuera del camino y fuera de mi vida mientras me daba cuenta en qué dirección se dirigía mi vida. El dolor en mi corazón todavía estaba allí, y Brittany todavía estaba en mi mente. Ya la echaba de menos, y me preguntaba si estaba bien. Oí pasos entrando en la cocina, y me di la vuelta para ver a Denny de pie. Me pasé la mano por el pelo mientras lo miraba.
—Ella me lo contó todo, Santana —dijo.
Suspiré. —No puedo hablar de esto ahora, Denny. Tengo una cita a la que tengo que llegar. Vamos a cenar esta noche.
—Cenar suena bien. ¿Necesitas que te lleve? —preguntó.
—No, yo conduciré. Nos vemos en el muelle a las 6:30 —le dije mientras tomaba mis llaves y me dirigía al ascensor. En cuanto se abrieron las puertas, me detuve y me giré hacia Denny.
—¿Cómo estaba ella? —pregunté, sin saber si realmente quería saber la respuesta.
Denny me miró con simpatía antes de responder. —Era un desastre total, Santana. ¿Cómo crees que iba a estar? —Sacudí la cabeza y me metí en el ascensor. Me froté la frente mientras las puertas se cerraban y Denny se quedaba allí, mirándome.
***
—Pensé que estabas en un viaje a Ohio —dijo el Dr. Peters mientras caminaba hacia su oficina.
—Digamos que el viaje se interrumpió —contesté mientras me ponía delante de su ventana en la oficina general.
—A juzgar por la forma en que te ves y hablas, debe de haber sucedido algo malo. Siéntate y vamos a hablar de ello.
—No quiero sentarme. Estoy bien aquí de pie. —Tomé una respiración profunda—. Brittany me lanzó una bomba.
—Continúa —dijo.
—Ella tiene cáncer, y lo sabía desde antes de que incluso nos conociéramos. No me lo dijo, y se niega a recibir tratamiento, por lo que sólo va a resignarse a morir y a mandar al infierno a todo el mundo que la ama.
—¿Qué hiciste cuando te enteraste? —preguntó.
Me di la vuelta y lo miré. —Grité y le dije cosas muy desagradables, luego me marché, furiosa. La puse en el avión de vuelta aquí, mientras yo volví sola. No había manera de que pudiera estar a solas con ella en un auto durante diez horas.
—Puedo entender eso. Hace apenas unos días me dijiste que eran amigas haciendo un simple viaje por la carretera. ¿Te has acostado con ella?
Me acerqué a la silla frente a él y me senté. —Sí, dormimos juntas, y me hubiera gustado que no lo hubiéramos hecho, porque así no sería tan difícil.
—No hubiera importado si te acostaste con ella o no. Estás enamorada de esa mujer, y no te atrevas a negarlo —dijo mientras me señalaba con el dedo.
—Tiene razón, estoy enamorada de ella. Me entregué a ella después de que prometí que nunca me daría emocionalmente a ninguna mujer, y ella tomó lo que le di y luego lo hizo pedazos. ¿Cómo superaré alguna vez el hecho de que ella me mintió y me ocultó un gran secreto?
Me levanté de la silla, porque cuanto más lo pensaba y hablaba de esto, más enojada me sentía. —Le hablé de Lucy y de todo lo que pasó. Le hablé de cómo utilizo a las mujeres para tener relaciones sexuales y luego las tiro a la basura.
Se quitó las gafas y me miró. —¿Eso fue antes o después de que te acostaras con ella?
—Antes de que me acostara con ella, ¿por qué diablos importa cuando se lo dije?
—Le dijiste a Brittany qué clase de persona eres, y le advertiste. Le dijiste acerca de tu pasado, el cual nunca has compartido con nadie además de mí, y aun así ella te quería. Ella, obviamente, te amaba lo suficiente y vio algo dentro de ti para continuar con la relación.
—Maldita sea, Dr. Peters. Esto es diferente, ¡no me estoy muriendo! — espeté.
—No estoy defendiendo que lo que hizo fue correcto, Santana. Debería haberte hablado desde el principio de su enfermedad, pero tenía sus razones, al igual que tuviste las tuyas para guardar silencio sobre tu pasado. Por favor, dime que le hablaste sobre Quinn.
Empecé a caminar de un lado a otro de la habitación. —No, no le hable de Quinn. Me preguntó, pero seguí posponiéndolo. No estaba preparada para decirle todavía.
—Interesante —dijo el Dr. Peters mientras se frotaba la barbilla—. No estabas dispuesta a decirle sobre Quinn, y ella no estaba dispuesta a decirte sobre su enfermedad. Ustedes dos tienen algunos problemas graves que resolver.
—No tenemos nada que resolver. Nosotras no estamos juntas. Sólo quiero que el dolor se detenga para poder seguir adelante con mi vida.
—El dolor es una parte de amar a alguien, y es algo que simplemente no desaparece. No creo que hayas renunciado a ella. Sé que su secreto te hizo daño, y sé que tienes un montón de dolor, pero creo que las dos pueden trabajar en ello. Mi opinión profesional es que tú y Brittany se necesitan entre sí en más de un sentido. Esta es la primera chica desde que Lucy dejó tu vida. ¿Te has detenido a preguntarte por qué es eso? ¿Por qué Brittany Pierce? De todas las mujeres que has visto y con las que has estado en los últimos diez años, la elegiste a ella. Viste algo raro y especial en ella, y no podías alejarte. Te ocultó algo, y no lo estoy olvidando, pero no dejaría que eso los arruinara. Tómate algún tiempo para pensar en ello. Tus emociones pasarán por diferentes etapas. En este momento estás muy dañada, por consiguiente, estarás enojada, pero eso está bien. Enójate, Santana, porque nunca comenzarás a sanar si no lo haces. Eso sí, no dejes que nuble tu juicio o te consuma.
Se acercó a mí y puso su mano en mi hombro. —Vas a estar bien. El tiempo cura todas las heridas, y necesitas darle tiempo.
Asentí y salí de su oficina. Él tenía razón, necesitaba tiempo para pensar, pero mi cabeza estaba tan nublada que no quería pensar en nada, además de ir a un bar y beber mis problemas. Miré mi reloj, y eran sólo las dos de la tarde.
Me dirigí de nuevo al ático y tomé mi bolsa del gimnasio. Mientras me dirigía hacia la puerta, Claire entró.
—¿Santana? Esperaba que volvieras en unos días más —dijo.
—Hubo un cambio de planes, Claire —dije cuando entré en el ascensor.
—¿Quieres que cocine para ti esta noche? —gritó desde el otro lado del pasillo.
—No, voy salir a cenar esta noche —dije mientras las puertas del ascensor se cerraron.
***
El gimnasio estaba más lleno de gente que lo habitual. Me coloqué mi ropa de entrenamiento, me puse mi iPod y salté en la cinta. La cinta en la que estaba se situaba frente a la ventana que daba a las calles de la ciudad de Nueva York. Guns N 'Roses estaba tocando en mi iPod mientras corría rápido. Lo estaba haciendo bien hasta que la canción “November Rain”' empezó a sonar. Debería haber puesto la siguiente canción, pero no me atreví a apagarlo. La letra me recordaba a Brittany y a nuestra situación. Necesitaba controlarme por mi bien, estaba en un lugar público. Mientras estaba corriendo y mirando a la multitud de personas caminando por la calle, la vi. Se detuvo frente a la ventana y sacó su teléfono de su bolso.
Lucía como yo, rota y dolida. Todavía era hermosa, y me dolió verla. Comenzó a caminar por la calle de nuevo, y quería correr tras ella, pero no pude. Necesitaba espacio y tiempo, y ella también.
Quería hacer algunas vueltas alrededor de la piscina solo, así que le pagué al gerente una gran cantidad de dinero para cerrar la piscina por un par de horas. Hice un par de vueltas y me senté en el agua mientras trataba de recuperar el aliento. Me encantaba nadar. El agua era un lugar de escape para mí. Me sentía como si pudiera ponerme en un lugar diferente cuando estaba en el agua. La última vez que jugué con Sofia, fue en la playa. Eso fue una semana antes de que muriera, Pienso en ella casi todos los días. Me sentaba y me preguntaba cómo sería si dirigiéramos Lopez Enterprises juntas. Sé que mi vida sería diferente con ella. Cuando estaba de ánimo decaído o me metía en problemas por algo, ella siempre me decía—: Ánimo, Santana. Mañana será otro día. —No pensé en eso esa noche que estaba con Brittany en la playa, pero el estar cerca del agua me hizo sentir más cerca de Sofia porque era lo que ella tanto amaba. Decidí hacer una última vuelta alrededor de la piscina, ya que era casi la hora de juntarme con Denny para cenar.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más, en un rato dejo otros más, ¿que les pareció?
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Es genial conocer todo lo que paso San en este tiempo!!
Saludos y espero que puedas subir algunos capítulos mas!!
Saludos y espero que puedas subir algunos capítulos mas!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
yo que san cuando paso por el ventanal la ubiece ido a buscar,...
pero todo a su tiempo,.. las dos necesitan espacio,...
pero todo a su tiempo,.. las dos necesitan espacio,...
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
Esta genial porque nos enteramos del porque snatana reacciono de esa manera
Saludos y hasta la proxima
Saludos y hasta la proxima
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Capitulo 15
CAPITULO 15
Denny se encontraba ya sentado en la mesa, esperándome, cuando llegué al restaurante. Me senté mientras la camarera se acercaba y me sonreía.
—¿Puedo conseguirles algo para beber? —Sonrió, inclinando su cabeza.
—¿Me traerías un whisky escocés doble? —dije, prácticamente sin sonreír.
Denny observaba el menú, cuando dijo—: Un whisky doble, ¿eh?
Recogí el menú de la mesa y lo abrí. —No es como si fuera muy temprano o algo así.
—No quise decir eso, Santana —dijo.
—Sé que no quisiste, Denny —dije, todavía mirando el menú.
—¿Quieres hablar de lo que sucedió? —preguntó Denny al cerrar su menú.
La camarera vino y dejó el whisky enfrente de mí. Denny y yo ordenamos nuestra comida, luego ella tomó nuestros menús y se alejó. —Realmente no —contesté, mientras tomaba un sorbo.
—Te ama, Santana, y te he conocido lo suficiente para saber que también estás enamorada de ella.
Levanté mi vaso y poco a poco revolví el líquido. —Si realmente me amara me habría dicho que está enferma.
—Y si en verdad la amas, le habrías hablado sobre Quinn, porque sé muy bien que no lo has hecho.
Suspiré y tomé otro trago. —Suenas como mi terapeuta. Hoy vi a Brittany —dije, levantando la mirada—. Estaba en la cinta del gimnasio, y ella se detuvo frente a la ventana.
—¿Te vio?
—No, se detuvo para sacar su teléfono y mirarlo. Lucía frágil y triste.
—Por supuesto que lo hacía, Santana. Te ama, pero te alejaste de ella. La dejaste completamente sola en la habitación de un hotel en Ohio —espetó.
Me incliné sobre la mesa. —Sé que lo hice y me arrepiento. Estaba en shock y muy furiosa por lo que acababa de descubrir. Lo único que vi fue mi futuro muriendo, y no podía tratar con ello, así que me fui. ¿Crees que fue fácil para mí, simplemente dejarla allí? ¿Sabes cuántas veces casi regresé para buscarla?
—Entiendo cuán herida estás, pero es hora de que seas una mujer adulta, Santana, porque te necesita. A pesar de todo lo que hizo o no hizo, está enferma y sola —dijo Denny.
—Sé eso, pero también necesito tiempo. No soy una desgraciada sin corazón.
—Eso aún no ha sido determinado —sonrió Denny.
Lo miré mientras comíamos el almuerzo y continuamos hablando de Brittany. Lo observé seriamente, ya que lo necesitaba para que hiciera algo por mí.
—Necesito que vigiles a Brittany por mí. Quiero que la sigas y me informes sobre todo lo que descubras.
—Santana, eso no es correcto —dijo.
—Si no lo haces, entonces contrataré a alguien más. Confío en ti, Denny. Sé que ella significa algo para ti, y sé que también estás preocupado por ella. Quiero saber dónde va, con quién está y que hace. Lo que es más importante, cómo lo está haciendo.
—De acuerdo, Santana. Si eso es lo que realmente quieres, entonces lo haré. Pero no creo que sea correcto. Creo que tienes que hablar con ella.
—Lo haré a su debido tiempo. Aprecio que hagas esto. Sabes que eres como un padre para mí, Denny —dije.
Sonrió mientras me miraba. —Lo sé, y tú eres como la hija que nunca tuve.
Le sonreí al levantarnos de nuestros asientos y salir del restaurante.
Cuando estaba conduciendo de regreso al penthouse, mi hermana Rachel llamó.
—Hola, Rach. ¿Qué pasa?
—Sólo quería hablar con mi hermana mayor. No hemos escuchado de ti en un tiempo y mamá comienza a preocuparse.
—Estoy bien, Rachel. Por favor, dile a mamá que he estado ocupada con la compra de Chicago y que no he tenido oportunidad de llamarla.
—Sabes cómo se pone cuando no te mantienes en contacto —dijo.
—Dile que estaré el domingo para la cena y dale un beso a Camden por mí.
—Lo haré. Te extraña, Santana —habló suavemente.
—También lo extraño, dile que lo veré el domingo. Llegaré temprano y podemos llevarlo a dar un paseo.
—Le encantará eso. Te veré el domingo, Santana.
—Adiós, Rach. Cuídate.
Extraño a mi familia. No los veo tanto como debería y es mi culpa. Amarían a Brittany. Es una lástima que no llegarán a conocerla en un futuro cercano. El vacío en mi corazón y el silencio de mi alma es demasiado para soportar. Decido pasar por el apartamento de Brittany antes de ir a casa sola a… maldición, no sé por qué, pero antes de que lo supiera, estacionaba al otro lado de la calle frente a su casa. Sus cortinas estaban cerradas, pero todavía se veía un pequeño flujo de luz viniendo desde los costados. Podía ver la sombra de alguien sentado en la esquina. Sé que es donde mantiene su caballete. Apuesto a que está pintando. Lentamente me alejé y me dirigí a casa.
Entré en el penthouse y fui directamente a la barra. Me serví un whisky y me senté con mi computadora portátil en el sofá. Abrí mi correo y lo primero que vi, colocado en la cima, era uno de Brittany. Tomé una profunda respiración y me preparé para las palabras de odio que probablemente me diría. No la culparía después de lo que le hice.
Querida Santana:
Espero que estés leyendo esto y no lo hayas borrado antes de abrirlo cuando viste mi nombre. Si lo estás leyendo, entonces verás que esta es mi disculpa hacia ti de todo corazón. Las palabras no pueden explicar cuánto lo siento por no contarte sobre mi enfermedad desde un principio. Nunca tuve la intención de acercarnos tanto por esa misma razón. La noche que te llevé a casa, tenía intención de marcharme y nunca mirar atrás; si lo hubiera hecho, no nos habríamos conocido y ahora no estarías resentida. Nunca me perdonaré el no haberte contado la verdad. Creo en el destino, y fue este quien nos juntó. Te dije que fui salvada por una razón, y creo que fue para salvarte a ti. Tienes un corazón y alma hermosos, y no mereces el no amar a nadie. Nunca sabrás lo que has hecho por mí, y cómo has cambiado mi vida. Nunca hubiera experimentado el amor del modo en que lo hice contigo, porque lo que me mostraste y me hiciste sentir, fue la primera vez en mi vida. Nunca amé a Tom. Estaba con él porque estaba ahí y tenía miedo de estar sola. Es todo lo que ha sido mi vida, soledad. Mi decisión de no tener tratamiento en el momento fue por puro egoísmo de mi parte, y ahora es cuando lo he comprendido. Quiero agradecerte por tu amor y tu bondad. Si me quedara un último aliento, lo usaría para decirte lo mucho que te amo, porque lo hago y siempre lo haré.
Con amor por siempre, Brittany.
Cerré los ojos y mi corazón se hizo añicos incluso más de lo que ya estaba. Mis ojos comenzaron a escocer con lágrimas mientras me levantaba y arrojaba mi vaso contra la pared. Caminé de un lado al otro por la habitación, pasándome las manos por mi cabello. Estoy tan enojada, y ese correo lo empeoró, porque después de todo lo que le hice y dije, todavía me ama. Todo lo que tenía que hacer era decirme desde el comienzo. ¡¿Por qué mierda no me lo contó?! Grité. Dijo que no recibir tratamiento era egoísta de su parte. Me pregunto si ahora comenzará los tratamientos. Miré mi reloj y ya era demasiado tarde para llamar a Hanna, así que le envié un mensaje de texto.
Hanna, ¿Brittany ha decidido comenzar los tratamientos?
No quiero meterme en medio de ustedes, pero sí, tiene una cita con el doctor mañana por la mañana.
Gracias, Hanna.
No hay problema, Santana.
Me serví otro whisky y me dirigí al segundo piso, a mi cama. Me quede allí y me desplacé por la pantalla de mi teléfono, por las fotos de Brittany que tomé en la marisquería. Fuimos tan felices ese día. Cuando las desplazaba, apareció una que Brittany tomó de nosotras dos en el Range Rover. Lo único que podía ver en esa foto eran sus ojos azules bailando y esa sonrisa. Maldita sea esa sonrisa. Me conquista cada vez. Me incliné sobre la mesita de noche y agarré el frasco de píldoras para dormir. Tomé una y me acosté de nuevo. Lo único en mi cabeza en este momento era el correo que me envió. No podía dejar de pensar en sus palabras y cuánto dolor había en ellas. Fue lastimada tanto como yo, y quiero tan desesperadamente hablar con ella y perdonarla, pero es demasiado pronto. Necesito tiempo para procesar todo y descubrir qué hacer. Si no me tomo tiempo y me apresuro a regresar con ella, las cosas no funcionarán. Cerré mis ojos e intenté calmar mi cerebro. Y finalmente me dormí.
***
Pasé la siguiente semana haciendo nada excepto trabajar. Llegaba a la oficina a las 6:00 am y no salía hasta las 11:00 pm. La adquisición de los edificios de Chicago se acercaba, y todavía había un montón de trabajo y negociación que hacer. Como prometí, pasé el día con mi familia. Rachel y yo llevamos a Camden a dar un paseo para explorar la naturaleza. Las hojas comenzaban a cambiar y caer de los árboles. Era hermosa esta época del año, y se sentía tan bien pasar algo de tiempo en el lugar que crecí. Sin embargo, incluso estando rodeada por mi familia no podía aliviar el dolor en mi corazón. Rachel podía decir que algo estaba mal y no dejaba de preguntar. Le dije que se relacionaba con el trabajo y que no se preocupara. Me dijo que necesitaba encontrarme una chica genial, quien me alejaría de todo el estrés de Lopez Enterprises. Sonreí, ya que quería contarle acerca del tiempo que pasé con Brittany, pero entonces tendría que explicar los horribles detalles de lo que sucedió, y no iba a ir allí. Después de una buena cena familiar, un buen partido de fútbol americano y una conversación genial, era hora de volver a casa.
A la mañana siguiente decidí dejar la oficina e ir a almorzar a un delicatessen que estaba a un par de manzanas. Saqué mi teléfono para comprobar la hora de la reunión por la tarde cuando colisioné con alguien. Ambas nos miramos al mismo tiempo y jadeé cuando vi que era Brittany. Mi corazón comenzó a acelerarse cuando agarré ligeramente su brazo porque casi se cayó.
—Santana, lo siento; no quise… —habló en voz baja, sin mirarme.
—No, es mi culpa. Debería haber prestado más atención —dije.
Nos quedamos enfrente de la otra con incomodidad y luego se alejó, diciendo que tenía que irse. Seguí allí y la vi doblar la esquina tan rápido como podía. Mi corazón se sentía como si estuviera en mi garganta, y el dolor que sentía se intensificó incluso más. La extrañaba muchísimo, y tropezarme con ella y tocar su brazo únicamente lo hizo más fuerte. Pasé el resto del día reviviendo nuestro pequeño choque y la mirada en su rostro cuando vio que era yo.
Me senté en mi oficina, pasando las fotos por la pantalla, cuando Denny llamó.
—¿Qué pasa, Denny?
—Pensé que querrías saber que Brittany comenzará la quimioterapia en un par de días.
—¿A qué hora? —pregunté.
—A las 9:00 a.m —contestó Denny.
—Gracias, Denny. Necesitaré que me lleves. Te veré más tarde.
No iba a dejar a Brittany atravesar la quimioterapia sola. Todavía me sentía enojada con ella por no contarme sobre el regreso del cáncer, pero la amaba y no podía olvidarla. Necesitaba a alguien que la ayudara, y yo estaría ahí para ella, así que me hice una promesa de que sería la única, sin importar las consecuencias. Pensaba profundamente cuando Quinn me envió un mensaje.
Santana, Tina quiere que me quede por otras dos semanas. Por favor, dile que no. Quiero volver a New York.
Lo siento, Quinn, pero si eso es lo que quiere Tina, entonces tienes que hacerlo. Es parte del trabajo, y si te rehúsas, me temo que ya no serás capaz de trabajar para Lopez Enterprises.
Te odio, Santana Lopez.
Ni siquiera respondí a eso, ya que esperaba que hablara en serio. Pero sé que no lo hacía, puesto que no era la primera vez que lo decía. Puse mi teléfono en el escritorio y moví algunas cosas para así estar con Brittany durante su tratamiento. Iba a ser difícil para ambas.
Llamé al hospital, y conseguí el nombre y número de una buena enfermera a domicilio. Después de hablar con ella por treinta minutos, decidí que era lo suficiente buena para Brittany. Venía altamente recomendada y le ofrecí una gran cantidad de dinero para convertirse en la enfermera privada de Brittany. Arreglé pagarle para que la visitara a diario y la cuidara. También hice arreglos para estar disponible en los días de sus tratamientos de quimioterapia, así podría llevarla y traerla del hospital. Miré mi reloj, ya eran más de las 10:00 pm. Apagué mi computadora, cerré la oficina y fui a casa.
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Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más y alcanzo a dejar dos más, solo espero sus comentarios, veremos como vivió Santana el primer tratamiento de quimio de Brittany, ¿que les pareció la reacción de Santana a la carta de Brittany? y como ven Quinn y sus apariciones que siempre molestan. Saludos.
Denny se encontraba ya sentado en la mesa, esperándome, cuando llegué al restaurante. Me senté mientras la camarera se acercaba y me sonreía.
—¿Puedo conseguirles algo para beber? —Sonrió, inclinando su cabeza.
—¿Me traerías un whisky escocés doble? —dije, prácticamente sin sonreír.
Denny observaba el menú, cuando dijo—: Un whisky doble, ¿eh?
Recogí el menú de la mesa y lo abrí. —No es como si fuera muy temprano o algo así.
—No quise decir eso, Santana —dijo.
—Sé que no quisiste, Denny —dije, todavía mirando el menú.
—¿Quieres hablar de lo que sucedió? —preguntó Denny al cerrar su menú.
La camarera vino y dejó el whisky enfrente de mí. Denny y yo ordenamos nuestra comida, luego ella tomó nuestros menús y se alejó. —Realmente no —contesté, mientras tomaba un sorbo.
—Te ama, Santana, y te he conocido lo suficiente para saber que también estás enamorada de ella.
Levanté mi vaso y poco a poco revolví el líquido. —Si realmente me amara me habría dicho que está enferma.
—Y si en verdad la amas, le habrías hablado sobre Quinn, porque sé muy bien que no lo has hecho.
Suspiré y tomé otro trago. —Suenas como mi terapeuta. Hoy vi a Brittany —dije, levantando la mirada—. Estaba en la cinta del gimnasio, y ella se detuvo frente a la ventana.
—¿Te vio?
—No, se detuvo para sacar su teléfono y mirarlo. Lucía frágil y triste.
—Por supuesto que lo hacía, Santana. Te ama, pero te alejaste de ella. La dejaste completamente sola en la habitación de un hotel en Ohio —espetó.
Me incliné sobre la mesa. —Sé que lo hice y me arrepiento. Estaba en shock y muy furiosa por lo que acababa de descubrir. Lo único que vi fue mi futuro muriendo, y no podía tratar con ello, así que me fui. ¿Crees que fue fácil para mí, simplemente dejarla allí? ¿Sabes cuántas veces casi regresé para buscarla?
—Entiendo cuán herida estás, pero es hora de que seas una mujer adulta, Santana, porque te necesita. A pesar de todo lo que hizo o no hizo, está enferma y sola —dijo Denny.
—Sé eso, pero también necesito tiempo. No soy una desgraciada sin corazón.
—Eso aún no ha sido determinado —sonrió Denny.
Lo miré mientras comíamos el almuerzo y continuamos hablando de Brittany. Lo observé seriamente, ya que lo necesitaba para que hiciera algo por mí.
—Necesito que vigiles a Brittany por mí. Quiero que la sigas y me informes sobre todo lo que descubras.
—Santana, eso no es correcto —dijo.
—Si no lo haces, entonces contrataré a alguien más. Confío en ti, Denny. Sé que ella significa algo para ti, y sé que también estás preocupado por ella. Quiero saber dónde va, con quién está y que hace. Lo que es más importante, cómo lo está haciendo.
—De acuerdo, Santana. Si eso es lo que realmente quieres, entonces lo haré. Pero no creo que sea correcto. Creo que tienes que hablar con ella.
—Lo haré a su debido tiempo. Aprecio que hagas esto. Sabes que eres como un padre para mí, Denny —dije.
Sonrió mientras me miraba. —Lo sé, y tú eres como la hija que nunca tuve.
Le sonreí al levantarnos de nuestros asientos y salir del restaurante.
Cuando estaba conduciendo de regreso al penthouse, mi hermana Rachel llamó.
—Hola, Rach. ¿Qué pasa?
—Sólo quería hablar con mi hermana mayor. No hemos escuchado de ti en un tiempo y mamá comienza a preocuparse.
—Estoy bien, Rachel. Por favor, dile a mamá que he estado ocupada con la compra de Chicago y que no he tenido oportunidad de llamarla.
—Sabes cómo se pone cuando no te mantienes en contacto —dijo.
—Dile que estaré el domingo para la cena y dale un beso a Camden por mí.
—Lo haré. Te extraña, Santana —habló suavemente.
—También lo extraño, dile que lo veré el domingo. Llegaré temprano y podemos llevarlo a dar un paseo.
—Le encantará eso. Te veré el domingo, Santana.
—Adiós, Rach. Cuídate.
Extraño a mi familia. No los veo tanto como debería y es mi culpa. Amarían a Brittany. Es una lástima que no llegarán a conocerla en un futuro cercano. El vacío en mi corazón y el silencio de mi alma es demasiado para soportar. Decido pasar por el apartamento de Brittany antes de ir a casa sola a… maldición, no sé por qué, pero antes de que lo supiera, estacionaba al otro lado de la calle frente a su casa. Sus cortinas estaban cerradas, pero todavía se veía un pequeño flujo de luz viniendo desde los costados. Podía ver la sombra de alguien sentado en la esquina. Sé que es donde mantiene su caballete. Apuesto a que está pintando. Lentamente me alejé y me dirigí a casa.
Entré en el penthouse y fui directamente a la barra. Me serví un whisky y me senté con mi computadora portátil en el sofá. Abrí mi correo y lo primero que vi, colocado en la cima, era uno de Brittany. Tomé una profunda respiración y me preparé para las palabras de odio que probablemente me diría. No la culparía después de lo que le hice.
Querida Santana:
Espero que estés leyendo esto y no lo hayas borrado antes de abrirlo cuando viste mi nombre. Si lo estás leyendo, entonces verás que esta es mi disculpa hacia ti de todo corazón. Las palabras no pueden explicar cuánto lo siento por no contarte sobre mi enfermedad desde un principio. Nunca tuve la intención de acercarnos tanto por esa misma razón. La noche que te llevé a casa, tenía intención de marcharme y nunca mirar atrás; si lo hubiera hecho, no nos habríamos conocido y ahora no estarías resentida. Nunca me perdonaré el no haberte contado la verdad. Creo en el destino, y fue este quien nos juntó. Te dije que fui salvada por una razón, y creo que fue para salvarte a ti. Tienes un corazón y alma hermosos, y no mereces el no amar a nadie. Nunca sabrás lo que has hecho por mí, y cómo has cambiado mi vida. Nunca hubiera experimentado el amor del modo en que lo hice contigo, porque lo que me mostraste y me hiciste sentir, fue la primera vez en mi vida. Nunca amé a Tom. Estaba con él porque estaba ahí y tenía miedo de estar sola. Es todo lo que ha sido mi vida, soledad. Mi decisión de no tener tratamiento en el momento fue por puro egoísmo de mi parte, y ahora es cuando lo he comprendido. Quiero agradecerte por tu amor y tu bondad. Si me quedara un último aliento, lo usaría para decirte lo mucho que te amo, porque lo hago y siempre lo haré.
Con amor por siempre, Brittany.
Cerré los ojos y mi corazón se hizo añicos incluso más de lo que ya estaba. Mis ojos comenzaron a escocer con lágrimas mientras me levantaba y arrojaba mi vaso contra la pared. Caminé de un lado al otro por la habitación, pasándome las manos por mi cabello. Estoy tan enojada, y ese correo lo empeoró, porque después de todo lo que le hice y dije, todavía me ama. Todo lo que tenía que hacer era decirme desde el comienzo. ¡¿Por qué mierda no me lo contó?! Grité. Dijo que no recibir tratamiento era egoísta de su parte. Me pregunto si ahora comenzará los tratamientos. Miré mi reloj y ya era demasiado tarde para llamar a Hanna, así que le envié un mensaje de texto.
Hanna, ¿Brittany ha decidido comenzar los tratamientos?
No quiero meterme en medio de ustedes, pero sí, tiene una cita con el doctor mañana por la mañana.
Gracias, Hanna.
No hay problema, Santana.
Me serví otro whisky y me dirigí al segundo piso, a mi cama. Me quede allí y me desplacé por la pantalla de mi teléfono, por las fotos de Brittany que tomé en la marisquería. Fuimos tan felices ese día. Cuando las desplazaba, apareció una que Brittany tomó de nosotras dos en el Range Rover. Lo único que podía ver en esa foto eran sus ojos azules bailando y esa sonrisa. Maldita sea esa sonrisa. Me conquista cada vez. Me incliné sobre la mesita de noche y agarré el frasco de píldoras para dormir. Tomé una y me acosté de nuevo. Lo único en mi cabeza en este momento era el correo que me envió. No podía dejar de pensar en sus palabras y cuánto dolor había en ellas. Fue lastimada tanto como yo, y quiero tan desesperadamente hablar con ella y perdonarla, pero es demasiado pronto. Necesito tiempo para procesar todo y descubrir qué hacer. Si no me tomo tiempo y me apresuro a regresar con ella, las cosas no funcionarán. Cerré mis ojos e intenté calmar mi cerebro. Y finalmente me dormí.
***
Pasé la siguiente semana haciendo nada excepto trabajar. Llegaba a la oficina a las 6:00 am y no salía hasta las 11:00 pm. La adquisición de los edificios de Chicago se acercaba, y todavía había un montón de trabajo y negociación que hacer. Como prometí, pasé el día con mi familia. Rachel y yo llevamos a Camden a dar un paseo para explorar la naturaleza. Las hojas comenzaban a cambiar y caer de los árboles. Era hermosa esta época del año, y se sentía tan bien pasar algo de tiempo en el lugar que crecí. Sin embargo, incluso estando rodeada por mi familia no podía aliviar el dolor en mi corazón. Rachel podía decir que algo estaba mal y no dejaba de preguntar. Le dije que se relacionaba con el trabajo y que no se preocupara. Me dijo que necesitaba encontrarme una chica genial, quien me alejaría de todo el estrés de Lopez Enterprises. Sonreí, ya que quería contarle acerca del tiempo que pasé con Brittany, pero entonces tendría que explicar los horribles detalles de lo que sucedió, y no iba a ir allí. Después de una buena cena familiar, un buen partido de fútbol americano y una conversación genial, era hora de volver a casa.
A la mañana siguiente decidí dejar la oficina e ir a almorzar a un delicatessen que estaba a un par de manzanas. Saqué mi teléfono para comprobar la hora de la reunión por la tarde cuando colisioné con alguien. Ambas nos miramos al mismo tiempo y jadeé cuando vi que era Brittany. Mi corazón comenzó a acelerarse cuando agarré ligeramente su brazo porque casi se cayó.
—Santana, lo siento; no quise… —habló en voz baja, sin mirarme.
—No, es mi culpa. Debería haber prestado más atención —dije.
Nos quedamos enfrente de la otra con incomodidad y luego se alejó, diciendo que tenía que irse. Seguí allí y la vi doblar la esquina tan rápido como podía. Mi corazón se sentía como si estuviera en mi garganta, y el dolor que sentía se intensificó incluso más. La extrañaba muchísimo, y tropezarme con ella y tocar su brazo únicamente lo hizo más fuerte. Pasé el resto del día reviviendo nuestro pequeño choque y la mirada en su rostro cuando vio que era yo.
Me senté en mi oficina, pasando las fotos por la pantalla, cuando Denny llamó.
—¿Qué pasa, Denny?
—Pensé que querrías saber que Brittany comenzará la quimioterapia en un par de días.
—¿A qué hora? —pregunté.
—A las 9:00 a.m —contestó Denny.
—Gracias, Denny. Necesitaré que me lleves. Te veré más tarde.
No iba a dejar a Brittany atravesar la quimioterapia sola. Todavía me sentía enojada con ella por no contarme sobre el regreso del cáncer, pero la amaba y no podía olvidarla. Necesitaba a alguien que la ayudara, y yo estaría ahí para ella, así que me hice una promesa de que sería la única, sin importar las consecuencias. Pensaba profundamente cuando Quinn me envió un mensaje.
Santana, Tina quiere que me quede por otras dos semanas. Por favor, dile que no. Quiero volver a New York.
Lo siento, Quinn, pero si eso es lo que quiere Tina, entonces tienes que hacerlo. Es parte del trabajo, y si te rehúsas, me temo que ya no serás capaz de trabajar para Lopez Enterprises.
Te odio, Santana Lopez.
Ni siquiera respondí a eso, ya que esperaba que hablara en serio. Pero sé que no lo hacía, puesto que no era la primera vez que lo decía. Puse mi teléfono en el escritorio y moví algunas cosas para así estar con Brittany durante su tratamiento. Iba a ser difícil para ambas.
Llamé al hospital, y conseguí el nombre y número de una buena enfermera a domicilio. Después de hablar con ella por treinta minutos, decidí que era lo suficiente buena para Brittany. Venía altamente recomendada y le ofrecí una gran cantidad de dinero para convertirse en la enfermera privada de Brittany. Arreglé pagarle para que la visitara a diario y la cuidara. También hice arreglos para estar disponible en los días de sus tratamientos de quimioterapia, así podría llevarla y traerla del hospital. Miré mi reloj, ya eran más de las 10:00 pm. Apagué mi computadora, cerré la oficina y fui a casa.
____________________________________________________________________________
Historia original trilogía Forever de Sandi Lynn.
Uno más y alcanzo a dejar dos más, solo espero sus comentarios, veremos como vivió Santana el primer tratamiento de quimio de Brittany, ¿que les pareció la reacción de Santana a la carta de Brittany? y como ven Quinn y sus apariciones que siempre molestan. Saludos.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
PAUlANyH**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 17/11/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
En verdad santana tambien lo sufrio
Saludos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: Fic. Brittana: Por siempre (3er. libro)...Capitulo 14 ¡AVISO!
quinn parece una roca en un zapato y la carta fue re-linda, ahora a esperar como soporta santana el sufrimiento de britt con la quimio! hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
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