[Resuelto]Fic Brittana: El Poder Del Amor - Final

CAPÍTULO 20: FELIZ SAN VALENTÍN

Los chicos dejaron que Sue, Emma y Holly se encargaran de investigar sobre los infiltrados mientras ellos se concentraban en cuidarse. Ya conocían a todos los empleados de las tres mujeres y dejaban que éstos estuvieran cerca de ellos para que los protegieran. Con la nueva seguridad que tenían y con el apoyo de Dani, la tranquilidad se instauró entre los amigos. Brittany y Santana cada día estaban más enamoradas. Se demostraban su cariño tocándose aunque siempre había ropa entre sus caricias. Les dolía algo la situación porque deseaban besarse. La morena llevaba unos guantes para poder tocar a su novia también. Sólo se los ponía para acariciar la cara de la rubia, pero siempre los tenía cerca por si los necesitaba.

El catorce de febrero se acercaba y las parejas de enamorados planeaban cómo pasar el día. Eso no era sólo las parejas de jóvenes. Luis y Carole habían planeado un viaje, por lo que dejaban a Santana y Finn solos en casa. Les habían dado permiso para que invitaran a Brittany y Rachel a quedarse en la casa, pero los señores Berry prefirieron invitar a Finn a su casa. El viernes llegó y la rubia dejó su mochila con las cosas en el coche de su novia. Cuando entraban al instituto, Stephanie se unió a su conversación.
– Hola chicas... – Dijo la mayor.
– Hola. – Respondieron las dos.
– Por cierto B, no te lo he dicho mientras veníamos pero he revisado tu mochila. Como buena hermana mayor que soy tenía que comprobar que tenías todo preparado para tu fin de semana... ¡Y menos mal que lo he hecho! Te habías dejado un par de cosas... Yo me he encargado de meterlas, no te preocupes... Luego os veo. – La mayor se despidió y se fue a sus clases. La ojiazul iba a volver para ver lo que su hermano había metido en su bolsa cuando su novia la detuvo.
– Vamos a clase, luego veremos que te ha dejado. – Dijo la morena.
– Vale... Pero me da miedo solo de pensarlo... Hay una cosa que te quería preguntar. ¿Por qué nos deja tu padre que pasemos el fin de semana solas? No es algo muy habitual... – Quiso saber la más alta.
– Mi padre dice que, si queremos tener relaciones, buscaremos la forma de hacerlo, con o sin su consentimiento y que prefiere que estemos en un lugar seguro... – Respondió la latina
– No creo que estemos preparadas para llegar tan lejos todavía... – Susurró la rubia.
– Lo sé... Mis expectativas para este fin de semana son gastar un par de pastillas para besarnos y dormir juntas. – Aclaró la más baja.
– No podemos dormir juntas, puede que te toque sin querer cuando el efecto de las pastillas haya pasado...

Después de pasar un día normal de clases, fueron a casa de la familia Lopez-Hudson. Entraron y subieron a la habitación de Santana. Brittany comenzó a sacar las cosas y entonces vio lo que su hermana le había metido. En menos de un segundo, sus mejillas estaban rojas. La morena se dio cuenta y se acercó. Al ver el contenido de la bolsa se rió.
– Supongo que eso es lo que te ha dado Stephanie. – Comentó la latina aludiendo a un vibrador y una botella de lubricante que estaba dentro de la mochila.
– Claro, ya te he dicho que no estoy preparada para ese paso... – Susurró la rubia.
– Tranquila... Es Stephanie... ¿Por qué no te pones algo más cómodo y te tomas una de las pastillas mientras estoy en el baño?
Así lo hicieron. Después de veinte minutos, Santana salió vestida con un pantalón corto con cintura de goma y una camiseta de tirantes mientras Brittany llevaba un pantalón con dibujos de Hello Kitty y una camiseta de manga corta con una imagen del gato. Se tumbaron en la cama de lado, una en frente de otra y comenzaron a besarse. No hubo ninguna descarga. la morena recordó una conversación que tuvo hace tiempo...

Flashback

– Blaine me ha dicho que has tenido una visión sobre Brittany y yo. Quiero que me la cuentes.
– Vi como Brittany y tú os besabais dos veces, en el auditorio y en una habitación.
– ¿Sólo eso?
– ¿Qué más tenía que ver?
– Blaine me dijo que nos poníamos intensas...
– Ya entiendo... Supongo que pasa eso, porque en la habitación estáis tumbadas sobre la cama y metes tus manos por debajo de su camiseta. Cuando se lo conté me levantó en brazos celebrándolo. Aun no sé como pudo hacerlo con lo bajo que es... No importa, ya sabes como es Blaine, siempre feliz si los demás son felices.
– Como vuelvas a tener visiones indecentes de Britt y mías, te quedarás sin...
– ¿Vas a negarme que te gustó?

Fin de Flashback

Decidió que no podía esperar a cumplir la segunda visión de su amigo, por lo que deslizó sus manos por debajo de la camiseta de la rubia. Notó como la respiración de la más alta se volvía irregular y temblaba bajo su tacto. Siguió tocando, sintiendo la piel erizada de su novia. Enredaron las piernas y aproximaron más sus cuerpos, sin separar sus labios. La lengua de la ojiazul entró en la boca de su pareja. Era la segunda vez que estaban así, lo habían deseado por mucho tiempo y en esos momentos dejaron que sus cuerpos y su amor les guiaran. La más baja se separó un poco y juntó sus frentes.
– Brittany, yo tampoco estoy preparada para llegar lejos, pero necesito sentirte. Quiero aprovechar cada segundo que podamos tocarnos... ¿Puedo quitarte la camiseta?
La rubia no respondió, fue ella quien se quitó la prenda y luego repitió el gesto con la de la latina, dejando visible su sujetador. La morena tumbó a la rubia boca arriba y pasó su mano por toda la piel que acababa de descubrir de su novia y dejó besos en zonas al azar, haciendo que la ojiazul se excitase más cuando se acercaba al límite establecido por los pantalones. Hizo que se diera la vuelta para tocar su espalda, sus brazos y sus costados dejando besos por donde le apetecía. Pierce se dejaba amar, se sentía en una nube. Durante dos años no había tenido contacto humano alguno, por lo que esas caricias eran más de lo que nunca pudo desear. Cuando la más baja terminó, Pierce cambió las posiciones y repitió las acciones de su novia. Sin embargo, Lopez dejó escapar gemidos agudos por el placer.
– Si seguimos así no sé si seremos capaces de parar. – Dijo la rubia.
– Tal vez no quiera que paremos. – Sugirió la morena con la voz entrecortada por el placer.
Siguieron besándose y acariciándose, se quitaron los sujetadores. En un momento más pasional, la ojiazul abandonó los labios de Santana para besar, chupar y lamer su cuello. Las manos de la latina bajaron por su espalda para sujetar el trasero de su novia mientras gemía por el placer. En un rápido movimiento, la morena atrajo más hacia ella a su amante y Brittany gimió en el oído de la morena y ésta pensó que no había escuchado nada más erótico en su vida. La rubia seguía encima de su novia besando su cuello y verla tan excitada le hacía sentir un deseo que no había sentido antes. No era deseo de sentir placer y ser satisfecha, sentía deseo de satisfacer a la otra. Sin pensarlo un segundo, comenzó a acariciar la piel que se encontraba en el borde del pantalón con un dedo. Poco a poco fue introduciendo su mano por dentro de la prenda.
– ¿Puedo? – Susurró en el oído de la latina. Ésta era incapaz de hablar por lo que asintió con la cabeza. En el mismo momento que percibió el gesto de la más baja, Brittany metió su mano y acarició el clítoris de la otra. Lopez sólo pudo gritar de placer. La rubia movió sus dedos y comenzó a masturbar a la morena. Abandonó su cuello para atacar sus labios y aprovechar un gemido para meter su lengua en la boca de la otra. Después de un rato así, el cuerpo de la morena se tensó y llegó al orgasmo. Después, Santana la tumbó en su cama y comenzó a besarla por el cuello. La latina sentía que era su turno de devolverle “el favor”.
– No tienes que hacerlo. – Le dijo Brittany, pero la morena no le hizo caso. Metió la mano dentro del pantalón de la rubia y la masturbó. Los gemidos de la ojiazul eran acallados por la boca de su novia. Pierce se tensó y llegó al orgasmo. La más baja se tumbó en su pecho. Estuvieron acariciándose y besándose hasta que Pierce se durmió y Lopez sonrió mientras escuchaba la respiración y los latidos del corazón de la persona a quien más amaba...

CAPÍTULO 21: DESCUBRIMIENTO

Brittany notaba un peso sobre ella. Abrió los ojos y vio como Santana la observaba sobre su hombro desnudo. Sus pieles estaban en contacto... ¡Se estaban tocando!
– ¡Ay! – Se quejó la morena cuando notó una pequeña descarga y se apartó. La rubia se levantó de la cama. – Brittany... ¡Con lo bien que lo estabas haciendo!
– ¡Me estabas tocando...! ¡Pude haberte electrocutado! ¿Qué hora es? ¿Hace cuanto acabó el efecto de las pastillas? – Dijo la ojiazul mientras la bombilla de la habitación comenzó a parpadear.
– Si te digo la verdad, nunca hubo efecto de las pastillas... – Informó la más baja. La ojiazul la miró extrañada. – El regalo de tu hermana fue mi idea. Tenía que cambiarte las pastillas por vitaminas y notarías que había tocado tus cosas, así que nos inventamos la excusa del regalo erótico para darte el cambiazo...
– ¿Habéis cambiado las pastillas?
– ¿Por qué te centras en eso? Ayer me tocaste y me amaste sin haber tomado las pastillas y no me diste ni una descarga pequeñita... Brittany, controlas tu poder... Ahora ya lo sabes. – La morena se levantó. – Puedo tocarte.
La latina puso su mano en la mejilla de la más alta. No recibió ninguna descarga y la rubia le dedicó la sonrisa más sincera y bonita que la más baja había visto nunca. En ese momento supo que por fin su novia era totalmente feliz, ya no había barreras entre ellas... No aguantó más y le dio un casto beso. Cuando se separó, la rubia protestó, hizo un puchero y le dedicó una mirada suplicante ante la cual su pareja no cedió.
– Hay que desayunar, ayer nos saltamos la cena y me muero de hambre. Luego nos lavamos los dientes y, a partir de ahí puedes hacer lo que quieras... – Le explicó Lopez.
– ¿Lo que yo quiera...? – Preguntó la ojiazul agarrando la cadera de su novia y acercándola más hacia ella.
– Lo que tú quieras... Éste fin de semana es para que puedas disfrutar de que por fin controlas tu poder. Si quieres ir a abrazar a tu hermana o a alguien más sólo tienes que decírmelo y vamos donde quieras... – Comentó Santana pero fue interrumpida por un beso de la rubia. Cuando se separaron, Brittany habló con un tono muy sensual.
– Lo más lejos que quiero estar de esta habitación es la cocina de tu casa y sólo porque no podemos estar todo el sábado y el domingo sin comer nada...
La latina se rió del descaro de su novia, pero entendía perfectamente que estaba muy feliz por todo lo acontecido esos dos días.

La pareja pasó un gran fin de semana. La rubia no permitía que su piel estuviera lejos de la de su pareja. Buscaba contacto siempre que podía y todo el que podía. Santana por su parte se acostumbró a cocinar con la ojiazul pegada a su espalda mientras dejaba besos por su cuello y cabeza. Sin embargo, no se quejaba. Con todo el tiempo que había pasado deseando poder tocar a su novia, no se podía imaginar la necesidad de ella, ya que Lopez al menos había recibido el cariño de sus amigos y padre, pero Pierce durante dos años no había sido tocada salvo por Lily. Cuando no estaban en la cocina, estaban en la habitación. Allí las caricias y los besos eran más habituales y más pasionales. Volvieron a experimentar el placer que la otra podía darles, pero nunca nada más que lo que ya habían hecho la primera noche.

El domingo por la tarde, estaban en el salón besándose. Habían bajado allí porque pronto llegaría Finn o Luis y no querían estar en la habitación cuando llegasen. Santana estaba casi encima de Brittany en el sillón sin separar los labios de ella cuando el hermanastro de la morena entró en casa.
– Lo siento chicas. No sabía que estaríais así... ¿Os queda mucho tiempo de efecto de las pastillas? No me gustaría que no aprovechéis los momentos que podéis tocaros... – Dijo Hudson.
– Tranquilo Finn, no creo que falte mucho... Será mejor que me vaya... – Dijo la rubia.
– Te llevo. – Se ofreció la morena.
La pareja había acordado no decirle a nadie excepto a quienes saben que no son infiltrados y, por mucho que les duela y que sepan que realmente Finn no tiene nada que ver con la “organización”, no podían arriesgarse. Toda precaución era poca. Cuando estaban por salir, llegaron el padre de la latina y su mujer. Se despidieron de Pierce y la pareja salió de la casa.

Cuando Brittany llegó a su casa, sus padres y Stephanie estaban en la cocina, preparando la cena. Su hermana la miró, deseosa de saber lo ocurrido. Brittany se quitó el guante y le dio un golpe en la nuca a la mayor mientras sus padres estaban de espaldas.
– No te puedes ni imaginar cuánto tiempo llevaba deseando hacer eso. – Dijo la menor riendo. La mayor la rodeó con sus brazos.
– No te puedes ni imaginar lo feliz que me hace...
La señora Pierce gritó al ver la mejilla de Stephanie apoyada en su hermana pero, al ver que la mayor no sufría ninguna descarga se abrazó a su hija con lágrimas en los ojos.
– ¿Lo conseguiste? – Quiso saber la mujer.
– Gracias a Steph y a Santana. – Informó la menor.
– Por fin... Esto hay que celebrarlo... Saca el champán... Y... Llama a Breadstix para que nos traigan una tarta de queso, dicen que son muy buenas... – Dijo el padre mientras sustituía a su mujer en el abrazo.
– No hace falta. – Comentó humildemente la ojiazul.
– De eso nada, ahora mismo lo preparamos todo... – Dijo la señora Pierce.

Mientras sus padres comenzaron a preparar la fiesta familiar, Stephanie se acercó a su hermana.
– Eres una privilegiada, B. Yo no tuve ningún premio por controlar mi poder. – Susurró la mayor.
– Stephanie, con tu poder no podías matar a nadie. – Suspiró la menor.
– Quien sabe, pude haber tirado un objeto pesado sobre la cabeza de alguien.
Las hermanas rieron mientras la mayor tiraba del pelo a la más baja y corría lejos de allí. La ojiazul no tardó mucho en perseguir a Stephanie por la casa... Por fin podían retomar la relación tal cual la tenían dos años atrás, sin miedos ni precauciones.

CAPÍTULO 22: LA LISTA SE REDUCE

El lunes después de San Valentín, Dani indicó a las chicas que se reunieran con ella en el centro de entrenamiento de los vigilantes. Cuando Santana y Brittany llegaron vieron a Finn y Rachel allí.
– ¿Qué hacéis aquí? – Quiso saber la más alta.
– Dani nos trajo aquí... Dice que nos quiere proteger de “la organización”... ¿Vosotros sabéis algo? – Respondió la chica.
En ese momento, Dani llegó.
– Hemos comprobado que están limpios. No tienen contacto con los secuestradores por lo que podemos confiar en ellos. – Dijo la recién llegada.
– Genial... Tengo varias cosas que contaros... – Comentó la rubia.
– Te escuchamos. – La animó Dani.
– Tengo control absoluto de mi poder. – Anunció la ojiazul.
– Tía... ¿Por qué no me lo dijiste ayer? – Protestó el más alto.
– No sabíamos si podíamos confiar en ti... Hay dos infiltrados entre nosotros... – Informó la latina intentando defender a su novia.
– ¿De verdad creíais que yo podía estar con ellos? – Protestó Hudson.
– Por supuesto que no, pero es que no desconfiaríamos de ninguno de nosotros... – Comenzó Lopez.
– Excepto de mí y ya me descartasteis. – Terminó por ella Dani.
– Lo sentimos Finn, pero no sabemos en quien confiar... – Explicó Pierce.
– Eso lo solucionaréis después... ¿Qué significa que tienes control absoluto de tu poder? – La rubia preguntó.
Brittany se quitó los guantes y cogió la mano de su novia. Todos se quedaron mirando el gesto. Finn se quedó alucinado mientras Dani y Rachel sonreían por la felicidad de ver a la pareja poder tener una relación normal.
– Ésto no es todo. – Dijo la ojiazul.
En ese momento juntó sus manos y al separarlas una bola de electricidad se creó entre ellas. Todos miraban asombrados porque nunca habían visto a Brittany hacer eso.
– Genial, controlas tu poder... Eso puede ser muy útil. – Comentó la castaña.
– ¿Útil? – Se extrañó Santana.
– Claro, si Brittany controla su poder os podéis besar sin preocuparos de nada. – Dijo la judía.
– Vamos Rachel... Hay cosas más importantes... – Comenzó a decir la latina pero fue interrumpida.
– Por supuesto, es más importante que se puedan “amar” sin preocupaciones de morir electrocutada. – La interrumpió Dani haciendo comillas con sus dedos cuando dijo la palabra amar. Las mejillas de la morena y la ojiazul se volvieron rojas.
– No me lo puedo creer. – Dijo Finn. – ¿Lo habéis hecho?
– Sin comentarios. – Respondió la morena mientras se volvía y se marchaba.
– A mí no me miréis, yo no diré nada. – Dijo la más alta justo antes de volverse para seguir a su novia. Los demás se miraron con una sonrisa en los labios. La pareja era demasiado evidente. Desde el principio cualquiera era capaz de ver su amor y ahora se veía claramente que habían dado algún paso más allá de unos besos y caricias...

Poco a poco, los diferentes alumnos y profesores del McKinley iban siendo descartados como posibles infiltrados. Dani intentaba proteger a todos, sin embargo había algo que le preocupaba. Lily. Todavía no habían podido averiguar si era o no de “la organización” por lo que no sabía si sus sentimientos por esa chica eran adecuados. Dichos sentimientos crecían con el paso de los días, doliéndole aun más.

Una tarde, estando en el club glee ensayando para los Regionales que serían en unas semanas, Sam se quedó inmóvil de pie con la mirada perdida.
– Sam... ¿Qué pasa? – Preguntó Mr Schue.
El rubio no contestaba por lo que todos miraron a Kurt para ver si él podía aportar información al respecto. El chico entendió lo que sus amigos esperaban y habló.
– Acaba de tener una predicción. Ha visto como mataban a Dani.
Todos miraron a la rubia, que se quedó blanca. Santana se acercó a ella y puso su mano en la espalda de su amiga.

La competición de coros llegó y los New Directions estaban preparados para su actuación. Brittany aun usaba guantes, por lo que tenían todo planeado para que no tocara a nadie y descubrieran que controlaba su poder. Santana y ella estaban muy nerviosas, por lo que se escondieron en un lugar tranquilo para poder besarse. Se demostraron su amor en el interior de unos baños. No era un sitio romántico, pero era lo único que tenían. Salieron de su escondite y se reunieron con sus compañeros. Realizaron su actuación como la habían ensayado, pero Vocal Adrenaline eran muy buenos y les vencieron. Volvieron todos cabizbajos al McKinley y se encontraron a Sue, Emma y Holly que le hizo un gesto a Dani. Brittany y Santana siguieron a su amiga. Cuando llegaron al despacho de la entrenadora, ésta cerró la puerta.
– Tenemos a los infiltrados. – Informó Sylvester.

En otro lugar del McKinley, varios hombres esperaban a dos personas que habían tenido en el instituto con la esperanza de conseguir información. Ahora que los habían descubierto sólo quedaba intentar llevarse de allí al mayor número de niños con poderes que pudieran.

Por su parte, el resto de New Directions se dirigía a la sala del coro para poder hacer un balance de lo sucedido en la competición. Habían perdido, pero debían ser positivos y mirar hacia el futuro... Un futuro que era incierto ya que no sabían que pasaría con el Glee Club tras haber perdido. Sin embargo, eran desconocedores de que tenían algo más de que preocuparse. Debían estar atentos al peligro se cernía sobre ellos. ¿Serían capaces de vencerlo?

CAPÍTULO 23: COMIENZA EL JUEGO

Después de que Dani, Brittany y Santana fueran informadas del nombre de los dos infiltrados, todas se quedaron pensando en la mejor manera de proteger a los demás e intentar que nadie saliera herido. Hablando de ese tema estaban cuando...
– Blaine. – Dijo Pierce.
La joven salió corriendo de allí dejando a las demás atónitos, lo que hizo que las otras dos adolescentes tardaran unos segundos en seguirla. Las adultas fueron tras las chicas, no dejarían que les hicieran daño. La ojiazul entró en la sala del Glee Club.
– ¿Dónde está Blaine? – Preguntó desesperada.
– No sabemos donde están Santana, Dani, Blaine, Quinn o Kurt. – Informó Will.
– Mierda...
– ¿Están aquí? – Preguntó Dani mientras entraba.
– No. – Dijo la menor de las Pierce antes de salir.
– Santana, quédate aquí. Necesito que alguien les informe y les proteja. Confío en ti. – Pidió la otra rubia antes de salir también, justo en el momento en el que Holly, Emma y Sue entraban. La pelirroja se quedó allí mientras las demás siguieron a las dos menores.
– ¿Alguien me quiere explicar qué ocurre? – Pidió el profesor. Pillsbury y Lopez se miraron.
– Hay dos infiltrados que han estado pasando información a la organización sobre nuestros movimientos. No os lo habíamos dicho porque dudábamos de quienes eran. Ahora sabemos que son Kurt y Quinn. Estamos buscando a Blaine porque ahora mismo él es el que está en mayor peligro. Si ellos saben que los hemos descubierto puede que intenten secuestrarlo a él primero por los sentimientos que todos sabemos que tiene Kurt hacia él. – Respondió la morena mientras miraba a todos.
– ¿A qué esperamos? Vamos a ayudarlo. – Propuso Puck.
– Tengo que protegeros. Si vamos todos puede que sea peligroso... – Informó la latina.
– Dani va a morir, ¿es que no te importa? – Gritó Sam. Lopez miró a Evans. Tenía miedo... ¿Y si moría alguien más?
– Los que no tienen poder que se queden... Los demás vamos... – Miró a la pelirroja para pedirle perdón por lo que acababa de hacer y todos salieron de allí. Incluso los que no tenían poder se aventuraron a acompañarlos. Estaban todos juntos en eso...

Brittany y Dani buscaban a Blaine por todo el instituto sin mucho éxito. Por otro lado eran Holly y Sue las que realizaban la tarea y, por último, el resto de New Directions con Mr Schue y Emma liderando el grupo.
– Allí. – Señaló la menor de las Pierce al final de las escaleras del McKinley donde los infiltrados escoltaban a Anderson hacia un lugar que desconocían.
– ¡Blaine! – Gritó Brittany. El chico se volvió.
– Hola chicas. ¿Qué tal todo? Vamos a tomar un helado a ver si se nos pasa la depresión. ¿Venís con nosotros? Iremos en el coche de Kurt – Preguntó el aludido. Los otros dos Cheerios miraban incómodos la escena, querían sacar al moreno de allí sin problemas.
– No, Blaine... ¿Vienes con nosotras? – Dani preguntó.
– No... Vosotras deberíais venir con nosotros... ¿Verdad chicos? – Quiso saber el ojimiel.
– Por supuesto... ¿Os apuntáis? – Invitó la capitana de las Cheerios.
Brittany comenzó a subir las escaleras con precaución. Intentaba no pensar en su plan para sacar al chico para que Kurt no le leyese la mente. Por eso, empezó a cantar I Wanna Dance With Somebody intentando concentrarse única y exclusivamente en la letra. Dani la miraba asombrada, no sabía lo que hacía. El castaño parecía confundido y la ojiverde miraba a su amigo a la espera de una explicación de lo que estaba sucediendo.
– Me gusta mucho esa canción... – Susurró Blaine. La rubia le guiñó un ojo mientras seguía con la canción. Se quitó los guantes para que pensaran que no iba a tocar a ninguno y cuando menos se lo esperaban, agarró el brazo de Anderson y tiró de él para colocarlo detrás de ella. Dani subió y protegió al chico por la espalda, de manera que él quedaba entre las dos chicas.
– ¿Qué pasa? – El moreno preguntó confundido.
– Son dos infiltrados, ayudan a “la organización” y querían llevarte secuestrado. – Dani informó dejando conmocionado al ojimiel.
– ¿Kurt? – El chico preguntó al borde de las lágrimas mientras miraba al joven del que se había enamorado, no podía creerse que le hubiera engañado así.
– Sólo quiero lo mejor para los dos, quiero protegerte y cuidarte. – Hummel se justificó.
– Jamás podría pertenecer a “la organización”. Si crees eso es que no me conoces. – Blaine comentó.
– ¿En serio creéis que así lo podéis proteger? – Preguntó Fabray dirigiéndose a las chicas, cambiando de tema para que su amigo no se deprimiera.
– No... Tengo una mejor manera de protegerlo. – Dijo la ojiazul y elevó un poco los brazos poniendo las palmas de sus manos hacia arriba para crear una gran bola eléctrica, dentro de la cual se encontraban los tres amigos. Protegidos de cualquier intento de intrusión de las chicas.
– ¿Desde cuando haces eso? – Preguntó Quinn alucinada.
– Digamos que he tenido mejores maestras que vosotros... – La más alta sonrió hacia Dani. En ese momento llegaron todos los demás. Ni siquiera Santana sabía que su novia podía hacer eso. Ese era un secreto que había mantenido como protección para todos.
– Justo a tiempo. Pierce, puedes estar protegiendo a Blaine y Dani pero... ¿Qué pasa con Stephanie y Santana? – Dijo la capitana de las Cheerios y utilizando su super velocidad sujetó a la morena y la apartó del grupo.
– Brittany, tranquila... Necesito que te concentres... – Susurró la otra rubia en el oído de su amiga. – Blaine, cuando la bola desaparezca, vas a correr para llegar donde están los demás... ¿Crees que podrás?
El moreno asintió en respuesta a pesar de que parecía un poco aturdido por lo ocurrido. Los tres se miraron en señal de que estaban de acuerdo con el plan.
– ¿De verdad crees que podrá llegar antes de que Quinn lo atrape?... Sois unos ilusos... – Exclamó Kurt.
– Puede que el iluso que subestima lo que podemos hacer seas tú. – Dijo Dani.
Lily entró sin problemas dentro de la bola utilizando su poder y agarró la mano de Dani.
– ¿No tienes miedo a la visión? – Preguntó la recién llegada.
– No... Lo que tenga que ser, será. – Respondió ella.
– Yo sí tengo miedo. – Añadió Lily antes de besar en la boca a la rubia. Todos sus amigos esbozaron una sonrisa sincera, se alegraban por las dos chicas. Sólo esperaban que pudieran vivir su amor durante algo de tiempo y la visión de Sam no se cumpliera... Sin embargo, las visiones de Sam siempre se cumplen...

CAPÍTULO 24: LA DESPEDIDA

Después del beso entre Lily y Dani, Brittany rompió la bola eléctrica y los cuatro comenzaron a correr hacia donde estaban todos sus amigos. Blaine utilizó su poder para cegar la visión de Kurt y Quinn, haciendo que no vieran nada. Ese hecho fue aprovechado por Pierce para rescatar a su novia de las manos de la rubia y llevarla junto a los demás. Cuando se reunieron, aparecieron unos veinte niños más, guiados por tres adultos que acogieron a los infiltrados. Anderson permitió que los otros dos Cheerios recuperaran la visión. Dos bandos se enfrentaban. Por un lado, los secuestradores, por otro, los estudiantes del McKinley. Sin previo aviso, Lauren, Karofsky y Becky aparecieron y se reunieron con los miembros de New Directions. El jugador de fútbol provocó un terremoto, abriendo un agujero en la tierra entre los miembros de “la organización” y los jóvenes con poderes, aunque no era muy profundo. Si alguien quería cruzar, tendría que hacer un gran esfuerzo, permitiendo que el otro grupo se preparara.
– ¿Por qué no dejamos a los chicos al margen de esto y lo discutimos entre los adultos? – Propuso Holly.
– ¿Cuatro contra tres? Ni lo sueñes, vamos a luchar todos. – Dijo uno de los hombres.
– Puedes perder a alguno de los niños. – Advirtió Emma.
– He traído a los prescindibles para conseguir mis planes. – Comentó el jefe de “la organización”
– Y los que están a nuestro lado... ¿También son prescindibles? – Quiso saber la pelirroja.
– Obviamente no... Quiero a unos pocos... Si me los entregáis, prometo dejar a los otros libres... – Sugirió el hombre.
– Eso nunca. – Contestó Sue.
– Vamos... Sólo quiero a los que se escaparon de nuestras instalaciones, al niño fuego, a la niña agua, a la invisible y a la molecular... Los demás pueden quedarse aquí... – Propuso el líder de los secuestradores.
Brittany instintivamente se puso delante de Santana, Dani hizo el mismo gesto con Lily, Ryder protegió a Marley y Puck agarró a su hermano. Todos eran conscientes de quienes estaban en peligro.
– Una petición más. Quiero a Blaine. – Dijo Kurt.
– Eso... Me olvidaba al novio de Hummel... – Añadió el hombre.
– Ni lo sueñes. – Desafió Mr Schue dando un paso hacia adelante para ponerse juntos a sus compañeras de profesión.

Los secuestradores adelantaron y cruzaron el agujero abierto. Brittany protegió a todos nuevamente con la burbuja eléctrica.
– No aguantarás mucho tiempo. No hace mucho que lo controlas. – Dijo el castaño. – Sólo tenemos que esperar a que te debilites.
– Tú puedes Brittany. – La animó Santana. – Yo sé que puedes aguantar.
Sin embargo, por mucho que quería, sus fuerzas empezaron a flaquear. Una grieta se abrió en su coraza.
– Hay una zona sin protección. – Advirtió Quinn. El jefe de la organización miró a una de las niñas y ésta lanzó una flecha con la mano a gran velocidad. Sin embargo, Puck cubrió de fuego la grieta justo antes de que ésta entrara dentro y se convirtió en cenizas.
– No puedo más. – Advirtió la ojiazul justo antes de hacer desaparecer la cúpula que los protegía. El hombre le dijo algo al oído a la niña y ésta volvió a prepararse para atacar. Quería apuntar a Sam y Blaine lo notó, decidió interponerse entre la flecha y su mejor amigo. Kurt percibió los pensamientos de Anderson y corrió para protegerlo. Finalmente la flecha impactó en el cuerpo del castaño, haciendo que éste gritara de dolor justo antes de caer al suelo. Todos los New Directions se acercaron. A pesar de que era un infiltrado, era su amigo y ellos no querían que le pasara nada malo. El castaño cogió la mano de su amigo y la apretó con fuerza. La herida sangraba mucho y el joven comenzaba a sudar.
– Blaine. Lo siento... Te he puesto en peligro y eso es algo que no me perdonaré. – Susurró.
– Sh, no digas nada. Vas a curarte, ya lo verás. – Lo tranquilizó el moreno.
– Blainy, debí decirte hace mucho tiempo que te quiero. – Le dijo Kurt.
– Lo sé, yo también te quiero. – Confesó el ojimiel.
– Me refiero a que te amo, eres el chico más especial que he conocido nunca. – Comenzó a hablar, pero fue interrumpido.
– Ya me lo dirás cuando te recuperes, ahora tienes que conservar tus fuerzas. – Sugirió Anderson mientras dejaba caer una lágrima por su mejilla.
– Me gustaría estar en otro lugar... ¿Podrías cumplir mi último deseo? – Suplicó Hummel.

Blaine y Kurt se encontraban tumbados en un prado. Estaba lleno de flores y las mariposas volaban alrededor de ellos. Los pájaros emitían un melodioso canto que relajaba a los dos enamorados. El castaño estaba tumbado boca arriba mientras el moreno estaba de lado acariciando su vientre. Los dos se miraban completamente enamorados. El ojiazul extendió su brazo y agarró la cara del otro para conducirlo hacia él. El ojimiel se dejó guiar hasta los labios del amor de su vida y juntó sus labios. Era su primer beso, lleno de amor y de complicidad.

En ese momento Anderson dejó de notar movimiento en los labios de Kurt. Se separó y se dio cuenta de que ya no respiraba y rompió a llorar. Todos dejaron salir su llanto. Santana se abrazó a Brittany. Entendía el sufrimiento de Blaine, no se podía imaginar el dolor que le produciría la muerte de su novia. No quería pensar siquiera en el sufrimiento que le produciría que saliera herida.
– ¡Noo! – El grito de Quinn congeló a todos mientras la capitana de las Cheerios corría hacia allí para intentar ayudar a su amigo. Estaba desesperada e intentaba reanimarlo sin éxito. Brittany dijo algo al oído de Santana, se acercó a la animadora y la rodeó con sus brazos.
– No podemos hacer nada por ella. Sólo déjala ir. – Susurró al oído de la rubia.
– ¿Cómo habéis podido hacer eso? – Gritó la ojiverde mirando al líder de “la organización”. Holly se acercó a ella.
– Nunca se han preocupado por vosotros, sólo se preocupan por su objetivo. – Susurró la adulta secándole las lágrimas a la joven en un intento de consolarla.


CAPÍTULO 25: PREDICCIONES QUE SE CUMPLEN

Después de la muerte de Kurt, los chicos se intentaron reponer. Debían protegerse entre ellos. No podían bajar la guardia. Quinn se quedó a su lado, no quería ayudar a quienes habían matado a su mejor amigo. Varios de los niños que estaban con los secuestradores se alejaron de ellos buscando la protección de los estudiantes del McKinley, quienes los acogieron entre ellos para protegerlos.
– Estáis en minoría. Será mejor que lo dejéis. ¿Por qué no os marcháis y nos dejáis aquí? – Sugirió Holly.
– No nos vamos a rendir. Mi objetivo es algo mayor que estos chicos. – Dijo el hombre.
– ¿Cuál es? – Quiso saber Emma.
– Poder.
– Tú no puedes adquirir poder como estos niños... – Contestó Sue.
– No quiero hacer volar objetos o duplicarme. Quiero mandar, quiero una buena vida...
– ¿Y cómo se supone que te ayudarán estos niños? – Preguntó Will.
– Formando un ejército. Gracias a ellos controlaría la cantidad de oro, por lo que tendría poder económico. Controlaría la energía, el agua, fuego... Podría arrasar a mis opositores con sus habilidades y todos me temerían, por lo que conseguiría poder político... ¿Qué más podría desear?
– Te olvidas de algo fundamental. El amor. Ese es el verdadero poder. Nadie te querría. – Gritó Brittany.
El hombre se acercó a un joven y le dijo algo al oído de un adolescente pelirrojo. El chico asintió. Santana protegió a su novia con su cuerpo. Era consciente de que las palabras de la rubia la habían puesto en peligro y quería que no le pasara nada. El chico miró fijamente a la rubia y de repente ésta comenzó a gritar suplicando que pararan. La latina se agachó intentando consolar a su novia.
– Para, por favor. – Pidió Lopez mientras sujetaba el cuerpo de la ojiazul que se tensaba y movía descontrolado mientras su cara mostraba el dolor que estaba sufriendo.
– Ven a mi lado y dejaré de hacerle daño. Si estás a mi lado ella no sufrirá. – Indicó el secuestrador.
Santana obedeció a pesar de las peticiones de todos. No quería que su pareja sufriera y haría todo lo posible por evitarlo. Cuando llegó al lado de uno de los miembros de “la organización”, éste la agarró del brazo. Brittany se incorporó y analizó la situación. Tenían a la morena sujeta del brazo a través de la ropa sin tocar su piel, no había riesgo para su novia por lo que se movió un poco, escondiéndose tras los Puckerman y Hudson.
– No os mováis, necesito que me ocultéis. – Pidió la ojiazul.
– Tía, ¿Santana se ha arriesgado y tu te acobardas? – Quiso saber Finn.
– No, tú confía en mí. – Dijo la chica mientras formaba una bola eléctrica con sus manos.
– Ahora no es momento de juegos. – Protestó Noah antes de ver como esa esfera salía a toda velocidad e impactaba con el hombre que sujetaba a la latina, haciendo que la soltara. La chica corrió hacia sus amigos y Pierce creó una barrera temporal para facilitarle llegar hasta ellos. Cuando se reunió con los demás, la barrera desapareció.
– ¿Os ha gustado el juego de la cobarde? – Preguntó Brittany a los otros un tanto molesta. No le había gustado que cuestionaran sus actos. Ella nunca dejaría a Santana sola, nunca la abandonaría y nunca se escondería. La morena la había salvado de tantas maneras posibles que eso era impensable para ella. Primero fue dándole su amistad. Luego la salvó del intento de secuestro. Más tarde intentando ayudarla a huir de los secuestradores cuando la capturaron. Después planeando la manera de sacarla de allí. Le había perdonado su “relación” con Lily. Había tenido paciencia para aguantar sus descargas. Buscó la manera para que confiara en sí misma y controlara su poder a pesar de que ni siquiera ella misma pensaba que fuera posible. ¿Cómo podía abandonarla y dejarla en manos de “la organización”?

El líder de los secuestradores se cansó de que los demás fallaran y decidió actuar él mismo. Como dicen, si quieres las cosas bien hechas, hazlas tú mismo. Sacó su pistola y apuntó hacia donde se encontraban Finn y los hermanos Puckerman. Preparó la pistola para disparar... Mr Schue se dio cuenta de lo que estaba pasando y se adelantó para ponerse entre los chicos y el extraño. En ese momento sonó la pistola. Todos contuvieron la respiración hasta que vieron a quién había alcanzado. Will estaba tumbado en el suelo retorciéndose de dolor. Ms Pillsbury se agachó para intentar controlar la hemorragia. Sin embargo, por más que se esforzaba no conseguía nada.
– Emma... Cuida de los chicos... No dejes que les pase nada... Prométemelo... – Dijo el herido.
– Te lo prometo... – Susurró ella. El profesor cerró los ojos y dejó de respirar. La pelirroja comenzó a llorar. Todos los miembros de New Directions también dejaron salir sus lágrimas en mayor o menor medida. Todos echarían de menos a su profesor, alguien que había sido casi un padre para ellos. Ni Kurt ni Will Schuester serían olvidados por los que allí se encontraban. Nada les haría olvidarlos...

Cansado de que sus planes salieran mal, el mandatario de “la organización” decidió utilizar la última baza que le quedaba. Se acercó a una chica de siete años, morena de ojos verdes y le dijo algo al oído. La niña se acercó a Dani y alargó su mano. La rubia se dio cuenta de lo que pretendía la niña y cogió la mano de la menor. En el momento en el que sus pieles entraron en contacto, la mayor cayó al suelo inconsciente. Holly se acercó a la chica.
– ¿Qué le pasa? No respira ni tiene pulso. – Dijo la mujer.
– Vaya, lo siento. Se me olvidó advertiros de que Sandra, la niña que ha tocado a la acuática, tiene como poder paralizar el corazón de las personas que toca. Creo que eso es lo que ha hecho con esa. – El hombre comenzó a huir.
– Dani... – Suplicó Emma.
Sue y la pelirroja comenzaron a hacer la reanimación cardiorespiratoria a la joven, pero no respondía. Todos sus amigos lloraban. Lily se arrodilló a su lado y sujetó firmemente su mano. Después de unos minutos intentando reanimarlo, decidieron dejar de intentarlo. La morena comenzó a gritar y llorar. Apenas había podido disfrutar de su amor por la rubia. La visión de Sam se había cumplido.