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FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
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Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Mira he leído cada capítulo de tu fic, y así de verdad, amo cada capítulo. Tiene toda una mezcla
de comedia, amor, celos, enojo, posesión, abuso...
Pero en verdad, hasta ahorita el capítulo 23 y 24 han sido mis favoritos! :(k):no precisamente por lo wanky
de este último, bueno si :(y):naaa no es cierto jjeje, aunque lo disfruté porque hubo lujuria, inocencia, amor..
Pero de verdad estos dos han sido estupendos, aunque te amo Dani, también te odio porque, como lo puedes
dejar ahí!! O sea ¿qué te hicimos las lectoras?! :o.o:jajajja, pero bueno intentaré que no me de algo mientras actualizas :B
Saludos!!!! By. Nathie ^^
de comedia, amor, celos, enojo, posesión, abuso...
Pero en verdad, hasta ahorita el capítulo 23 y 24 han sido mis favoritos! :(k):no precisamente por lo wanky
de este último, bueno si :(y):naaa no es cierto jjeje, aunque lo disfruté porque hubo lujuria, inocencia, amor..
Pero de verdad estos dos han sido estupendos, aunque te amo Dani, también te odio porque, como lo puedes
dejar ahí!! O sea ¿qué te hicimos las lectoras?! :o.o:jajajja, pero bueno intentaré que no me de algo mientras actualizas :B
Saludos!!!! By. Nathie ^^
Nathie_B4E****** - Mensajes : 315
Fecha de inscripción : 06/07/2014
Edad : 30
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
La tiene el lame vacas, ¿verdad? D:
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Elita escribió:Oh, mierda!!!!!
La ha dejado en casa de Sam, cierto? O_o hasta miedo me dio que por sus celos se haya equivocado & la dejara con el lame vacas :/
Estuvo wanky & asi...pero ya me dejaste la espinita, niña!
Debes actualizar cuanto antes!
Por favor :)
Saludos :*
Hola Hola!
Nop Nop San la dejo donde la tenia que dejar :O ! y jajajaja fueron todas akshdkasj y ya triago capitulo :)
Saludos
monica.santander escribió:Yaaaaaaa el proximo capítulo por favor!!!
Hola Hola!
Ya casi subo el otro capitulo ;)
Saludos
3:) escribió:hola dan!!!
sancho se esta cavando su propia tumba!!!!
a ver a donde esta britt ahora???
amo el lado cursi de san!!! es un amor!!
nos vemos!!
Hola Hola!
Ya veras es mas que eso! y San skjldhkjfshk dios mio <3
Saludos
BcabreraR escribió:NONONONONOOOOOOOOO
estaba leyendolo en clases
y casi me da un paro respiratorio :'( kljfsskdjfsdj
espero que subas máaaaaaaaaaaaaaaaaas *-* jajajajja
Hola Hola!
Jajajajajajjajajaja perdon perdon :)
Aqui traigo capitulo :)
Saludos
Nathie_B4E escribió:Mira he leído cada capítulo de tu fic, y así de verdad, amo cada capítulo. Tiene toda una mezcla
de comedia, amor, celos, enojo, posesión, abuso...
Pero en verdad, hasta ahorita el capítulo 23 y 24 han sido mis favoritos! :(k):no precisamente por lo wanky
de este último, bueno si :(y):naaa no es cierto jjeje, aunque lo disfruté porque hubo lujuria, inocencia, amor..
Pero de verdad estos dos han sido estupendos, aunque te amo Dani, también te odio porque, como lo puedes
dejar ahí!! O sea ¿qué te hicimos las lectoras?! :o.o:jajajja, pero bueno intentaré que no me de algo mientras actualizas :B
Saludos!!!! By. Nathie ^^
Hola Hola Nathie!
Me alegro mucho que te gustaran y de que te guste el FIC :) y Fue hermoso mas narrado por san y jajajajajjaja perdon perdon ya traigo capitulo :P
Saludos
Anddy Rivera Morris escribió:La tiene el lame vacas, ¿verdad? D:
Hola Hola!
Ya veras :O
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Capítulo 25
Había cientos de hormigas caminando por mi brazo derecho.
Las podía sentir a todas mientras subían y bajaban sin piedad; algunas incluso llegaban a morder mi piel entonces se volvió demasiado difícil seguir durmiendo y tuve que abrir los ojos.
Lo primero que noté fue que mi cara estaba hundida contra un suave colchón, enterrada entre sábanas de color celeste.
Lo segundo en que me fijé fue que las famosas hormigas que sentí durante mi sueño, eran pequeños calambres que me perforaban el brazo ya que había caído dormida sobre él Me dolía todo el cuerpo, especialmente el vientre y mi zona íntima.
También me dolían los músculos de las piernas y de los brazos, era como si hubiera estado haciendo una mini maratón de ejercicio todo el día.
Me estiré un poco en la cama, haciendo que la sábana se arrugara y se pegara contra mi muslo, fue allí cuando noté la gran mancha roja que tenía ésta.
Me erguí en mi lugar, recordando repentinamente todo lo sucedido en las horas pasadas.
Santana. Yo. Juntas en la cama.
Miré con vergüenza la mancha que difícilmente saldría si no corría a lavarla pronto.
En ese momento, Santana decidió hacer acto de presencia.
Llevaba dos manzanas en la mano, junto con un jarro de cristal lleno de agua.
— ¿Qué sucede? —Preguntó alarmada al verme despierta— ¿Qué es?
La vergüenza me carcomía lentamente.
Intenté tapar lo mejor que pude las sábanas, pero tarde o temprano se iba a dar cuenta mejor decirle yo misma.
—Yo… creo que manché las sábanas.
Que se abra un hoyo en el suelo y me trague O mejor, que se abra un portal a otra dimensión y me absorba.
—Tranquila —susurró ella, se acercó hacia mí y me besó en la frente no sin antes envolverme en sus brazos— te traje pastillas por si dolía Y algo de comida.
Más vergüenza no sé por qué la pena, digo, la acababa de ver desnuda y ella también me vio desnuda a mí, hasta hace poco terminó de mover sus dedos dentro de mí, pero aquí estaba yo, avergonzada al máximo y sin saber qué decir.
—Come —me presionó con la manzana.
La tomé y le di una buena mordida pero yo seguía viendo la mancha que era un recordatorio de mi virginidad perdida.
—Prometo limpiarlas, Relájate —me dijo ella Finalmente asentí y estuve de acuerdo.
Ambas nos envolvimos en un abrazo y dejé que su piel se pusiera en contacto con la mía.
Me sentía tan maravillosamente adolorida.
Definitivamente iba a repetir esto con ella… Y media hora después lo estábamos repitiendo.
Lo disfruté un poco más esta vez, pero aún le costaba a mi cuerpo acostumbrarse con algo de práctica lo iba a superar rápido.
—Nena —murmuró Santana en mi oído, aún seguíamos unidos por las caderas y ella continuaba moviendo sus dedos de arriba abajo mi pelvis también se encontraba con la suya en cada embestida de sus dedos.
Bajó su ritmo para seguir hablándome al oído:
—Ya conté bien los lunares —dijo con dificultad tenía aprisionadas mis manos con su mano libre, sujetas más allá de mi cabeza mi espalda comenzaba a arquearse y gotas de sudor se deslizaban entre nuestros cuerpos—No son veintitrés como te había dicho.
— ¿Ah?
Continuó con el torturador ritmo lento.
—Son veintidós uno era una mancha de chocolate.
Bajó su cabeza hacia donde estaba mi corazón y lamió mi piel.
Yo gemí de gusto.
—Creo que la próxima vez sería bueno involucrarlo —continuó—Al chocolate, me refiero.
Su mano que retenía a las mías, se deslizó por el costado de mi cuerpo, bajando por mi pecho en donde se quedó masajeando uno de mis senos, luego continuó con el recorrido hasta llegar a mi trasero y lo apretó con fuerza, moviéndolo a su antojo sentí cómo encajaban nuestras partes juntas.
—Aquí, así se sentirá mejor —pronunció ella apretando mi trasero a su ritmo.
Detuve mis movimientos, me agarré a la sábana y arqueé imposiblemente la espalda.
Mi boca se abrió pero yo estaba perdida eché hacia atrás la cabeza y dejé que Santana se encargara de la situación.
— ¿Duele? —preguntó después de unos segundos en su frente se formó una capa de sudor.
Oh sí, dolía pero era esa clase de dolor que venía acompañado por una recompensa casi ni podías sentirlo en medio de ese mar de sensaciones que abrumaban por todas partes.
—Delicioso —logré murmurar finalmente apenas y podía comunicarme en monosílabos o vocales, así que fue todo un logro gruñir una palabra completa.
Su mano seguía moviendo mi trasero en círculos, sentía que iba a explotar repentinamente.
Me aferré aún más a la sábana y gemí sin ningún control o filtro de lo que saliera de mi boca.
Jodidamente delicioso.
Después de varios minutos logramos separarnos; estaba cansada, con hambre y me sentía gruñona porque no pudimos seguir así por más tiempo gracias a la estúpida cena a la que tenía que ir puntual lo hacía únicamente por mi mamá.
Me levanté de la cama, envolviendo la sábana alrededor de mi cuerpo y haciendo todo lo posible por tapar la mancha de sangre Santana se sentó en la orilla, viéndome con diversión y algo de lujuria en sus ojos cafés Abrió las piernas y apoyó sus manos sobre la cama.
—Ven aquí —me dijo se rió de mi intento por cubrirme los pechos la sábana siempre se deslizaba—No te cubras, te ves hermosa vestida pero me encanta cuando no tienes nada puesto.
Me ruboricé y avancé lentamente hacia ella Encontré sitio entre sus piernas abiertas, y ella rápidamente no perdió tiempo quitándome la sábana me di cuenta que no solo la sábana estaba manchada de sangre, también lo estaba Santana, y obviamente tenía que estarlo yo.
Me encontraba bastante avergonzada como para pensar en otra cosa.
—Hey, mírame —me tomó del mentón y me obligó a mirarla a los ojos—Basta de sentir vergüenza.
Asentí débilmente con la cabeza, ella llevó sus labios a los míos y pronto estuve sentada sobre sus piernas.
Su lengua le daba atrevidas caricias a la mía, su mano subía y bajaba tocando todo mi cuerpo fue un beso que me encendió increíblemente rápido pero no había tiempo para más, de verdad tenía que irme.
Logré separarme un poco de su boca y disfruté oír el gruñido irritado que dio cuando en su lugar buscó mi cuello.
—Santana, ya se me hace tarde me voy a duchar y espero que me lleves a casa de mi tía.
—Mmm sí, es buena idea Ducha —se levantó aun cargando conmigo y yo chillé sujetándome a su cuello.
— ¡No seas tonta! Me voy a bañar sola, si entras conmigo ninguna de las dos va a querer salir después.
Ella detuvo las atenciones que seguía dándole a mi cuello, y me miró con sus ojos confundidos.
— ¿No nos vamos a bañar juntas?
Negué con la cabeza.
Me mordí el labio, era como estar viendo a una niña pequeña cuando le dices que no puede tener lo que quiere se miraba perdida.
Me bajé de sus brazos y le di un último beso, me encerré en el baño y pronto recordé las sábanas abrí un poco la puerta sólo para encontrar a Santana, desnuda, viendo hacia donde yo me encontraba.
— ¿Cambiaste de opinión? —su mirada era esperanzadora cuando me lo preguntó.
Negué con la cabeza.
—Pásame la sábana —dije sin ruborizarme esta vez.
Ella rodó los ojos pero hizo como le pedí.
Finalmente bajamos y nos fuimos de casa de Noah Me iba a morir de la pena si tenía que verlo después de lo que habíamos hecho en uno de los cuartos de su casa, pero al final todo salió bien.
Mientras bajaba del auto, después de nuestro viaje de media hora en el que sucedió de todo, me puse feliz finalmente Santana se abriría a mí y me contaría lo que tanto parecía atormentarla desde hace años pero la entendía, Christian Grey se tardó quinientas páginas para decirle a Anastasia que su madre consumía crack, y tomó cerca de dos libros contarle la razón del por qué le gustaban las morenas y no las rubias.
Buen punto Santana era la versión femenina de Christian Grey.
Le daría un poco más de tiempo a Santana, aunque no entendía muy bien qué era lo que quería explicarme si, con todo y sus complicaciones, nunca cambiaría ni una sola cosa de ella.
En mi cara había una gran y enorme sonrisa que parecía no caber dentro de mi rostro pensé que la sonrisa no se borraría con nada de lo que sucediera esta noche en la cena, en casa de mi tía pero estaba equivocada.
Mi sonrisa murió cuando la vi a ella, escondida detrás de una pared falsa que ocultaba a toda una plantación de margaritas.
No puede ser, No puede ser, No puede ser.
Revisé dos veces para ver si mis ojos no me estaban jugando una mala pasada.
No.
Estaban bien de verdad había una chica de cabello café esperándome cerca de la puerta de entrada no pude verla desde el auto de Santana ya que se estaba escondiendo, pero cuando me acerqué lo suficiente, pude distinguirla a la perfección.
Se encontraba ahí, bajo la lluvia, esperándome.
Sabía que era yo a quien buscaba porque sus ojos se agrandaron con placer no disimulado al verme.
— ¿Qué haces aquí? —dejé escapar quería girarme para ver si el auto de Santana seguía en el mismo lugar desde ya estaba arrepentida por haberme ido de la seguridad y confort que me ofrecieron sus brazos.
—Vine a buscarte.
— ¿Cómo sabes que me iba a encontrar aquí? —pregunté algo nerviosa.
Marley se encogió de hombros y se retiró el flequillo de la frente con una mano.
—Dejaste esto en el taxi —Levantó mi teléfono celular y lo sacudió un poco para probar su punto— Tu madre te ha llamado treinta y cinco veces y te ha dejado cerca de veinte mensajes de texto ordenándote aparecer en esta dirección. Yo solo vine para devolvértelo.
Me acerqué, uniéndome a ella detrás de la pared.
—Gracias Oye, lamento lo de esta tarde de verdad estoy muy avergonzada por todo lo que...
—No, no olvídalo. No hay problema —me sonrió, mostrando sus hoyuelos y restándole importancia al asunto—Veo que todo salió bien al final.
Con sus ojos me repasó de los pies a la cabeza.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando noté que ella se quedaba viendo fijamente entre mis piernas por un momento me alarmé, pensando que podía adivinar qué estuve haciendo las horas pasadas, pero rápidamente habló:
—Traes ropa diferente, Te ves hermosa con lo que sea que te pongas.
Se me secó la boca intentando hablar.
—Mira, Marley, yo no sé qué te haya dicho Laura de mí pero no soy quien crees, Yo tengo novia ella puede ser exasperante algunas veces, y algo cabezona en otras ocasiones pero...
Marley me dedicó una pequeña sonrisa, encontrándome divertida repentinamente.
—Lo entiendo, Aunque no te voy a pedir disculpas por la forma en la que te besé, lo disfruté mucho en cambio sí pido disculpas por no disimular la atracción que siento por ti.
Me tomó por sorpresa lo que dijo.
—Te ruborizas de manera adorable, ragazza.
Agaché la cabeza y fruncí el ceño.
—Bien, Será mejor que vuelva —me disculpé antes de que el asunto se pusiera más extraño—Voy tarde para la cena y necesito estar allí.
—De acuerdo, de acuerdo Toma tu teléfono.
Extendió su mano y me lo entregó con delicadeza.
—Gracias, ¿No viste de casualidad mi bolso?
Ella negó con la cabeza, desviando la vista hacia mis labios.
Esto era muy incómodo, jamás alguien había tenido el descaro de desnudarme con la vista como lo había hecho ella... o Cliff, mi antiguo jefe. O Santana en más de una ocasión, pero con ella era distinto.
— ¿Me haces un favor? —preguntó Marley.
—Claro.
—¿Puedes darle la dirección de mi hotel al taxista? Está esperándome en la siguiente calle y yo olvidé completamente dónde me estoy quedando.
Sonreí y asentí alegremente comencé a seguirla cuando caminó por el lateral de la casa de mi tía y nos resguardamos de la lluvia bajo el alero del techo.
—Tengo una pregunta —hablé mientras caminábamos por el patio, todas las ventanas que pasábamos estaban cubiertas por las cortinas, pero fui capaz de escuchar la voz de mi madre provenir cerca de la cocina ella estaba discutiendo algo sobre mi papá.
— ¿Qué quieres preguntarme? —dijo Marley.
Regresé mi atención a ella y recordé lo que segundos antes iba a decirle.
—Quería saber por qué estás quedándote en un hotel y no en casa de Laura.
— ¿Quién?
—Tú ¿En casa de Laura?
—Oh, sí. Es que no quería incomodarla. Además, me siento mejor atendida en los hoteles.
—Oh.
—Oye, ¿quieres ir a tomar algo conmigo? Pasé por un bonito bar de camino aquí ¿Qué dices? ¿Me acompañas?
—Es que no puedo —me excuse— De verdad tengo que estar en esa cena esta noche o mi madre es capaz de atormentarme hasta en mis sueños.
—Por favor. Prometo no morder… mucho.
Tragué saliva.
—Yo creo que lo mejor será que lo dejemos para otra ocasión. Lo siento.
—Es una lástima. Si hubieras dicho que sí, no me vería en esta situación.
— ¿En cuál situación? —Nos detuvimos en el patio trasero, la lluvia ya no molestaba tanto como antes y habíamos dejado un poco atrás la casa.
Un viento frío se coló por mis huesos.
Marley se paró demasiado cerca de mí, rompiendo mi espacio personal.
Yo retrocedí pero ella fue rápida en tomarme de la cintura para evitar que me fuera.
—En esta situación —habló ella en mi oído. Entonces pasó su lengua a lo largo de mi mejilla.
— ¡Marley! —grité intentando zafarme de sus brazos, logré separarme lo suficiente como para limpiarme la mejilla— ¡Yo no soy esa clase de chica que piensas! Tengo novia ¿Qué crees que haces?
— ¿Sabes qué? Estoy cansada que me llames Marley ese no es mi nombre.
— ¿Qué?
En algún lugar de mi subconsciente había una personita gritándome que corriera y huyera de ella Pero entré en pánico y me paralicé.
—Que.mi.nombre.no.es.Marley. —me tomó del brazo y comenzó a arrastrarme hacia la bodega abandonada que había en casa de mi tía. Ni siquiera supe cómo reaccionar porque en un momento estaba frente a la NO Marley, y al siguiente estaba Sam esperándonos en la puerta de la bodega.
Ay no, ay no ay no, ay no.
—Me llamo Melissa.
— ¿Cómo es posible que conozcas a Laura? —de todas las preguntas, hice la más estúpida en una situación así.
Debería estar gritando, corriendo y huyendo de este par, pero continuaba en shock.
Sam me sonrió una vez que estuve a su alcance.
—Lo siento por lo que sea que te haya dicho esta idiota —dijo él, señaló a Marley… Melissa—. Pero es que es muy difícil llamar tu atención, preciosa.
Para cuando mis piernas funcionaban, era demasiado tarde. Una mano se deslizó por mi rostro y me tapó la boca.
Pronto sentí a alguien empujándome hacia la bodega, cerraron la puerta detrás de mí, dejándome en completa oscuridad, pero duró aproximadamente unos segundos ya que la luz se encendió iluminándolo todo. Como a Rachel que estaba parada cerca del interruptor.
Había caído en el suelo así que lentamente me puse de pie, mirando fijamente a mi prima con su cabello marrón, sonriéndome como si conociera un secreto que yo no.
— ¿Qué están haciendo los tres juntos? —tartamudeé.
Ellos hicieron un semicírculo a mí alrededor.
Miré a Sam, a Marley (o como sea que se llame) y a Rachel.
Pero fue esta última quien respondió por todos:
—Nosotros solo queremos jugar este juego que se llama persigue al ratón.
Mis pies automáticamente retrocedieron un poco.
— ¿Y adivina qué? —Pronunció Rachel— Tú eres el ratón.
— ¿Estás bromeando? No es divertido me voy de aquí.
—No es una broma Sam te tiene ganas desde hace mucho tiempo —continuó diciendo ella—, ¿le vas a negar al hombre una follada?
Mis rodillas temblaron un poco.
Disimuladamente busqué la manera de poder salir pero Marley tapaba la única puerta de entrada y salida.
Recordé que todavía tenía mi teléfono en la mano, bajé la vista para intentar una llamada rápida. Antes de poder terminar de formular mi idea, Sam ya estaba arrebatándome el celular y lo lanzó contra la pared, haciendo que la pantalla se pusiera negra.
—Nada de llamadas no queremos gente entrometida —me dijo—Ahora, si no les molesta, no quiero público aquí.
Rachel se rió en voz alta.
—Sam, si te dejamos solo con Brittany, ella es capaz de patearte en las bolas antes de que llegues a quitarte los pantalones deja que Melissa se encargué, ella tiene experiencia atando y amordazando de buena manera.
Ella le guiñó un ojo y le dio una palmadita en el trasero.
Oh Dios, Rachel salía con ella Era más que obvio.
Mi corazón palpitó más rápido de lo que ya estaba palpitando.
Tenía miedo.
Verdaderamente estaba muy asustada ellos eran tres, y yo sólo era… yo.
—No entiendo —balbuceé de manera nerviosa—, ¿cómo se conocen?
—Yo conocí a Melissa en navidad —respondió Rachel—Ella vino esta semana al país y le pedí el favor de hacerse pasar por la hija de tu jefa mientras Sam distraía a la Marley real.
— ¿Cómo sabías que mi jefa me pidió ver a su hijastra? —aun no le encontraba lógica.
—Sam te vigila como un halcón. El tipo está realmente obsesionado contigo, y fue él quien se enteró gracias a una chica regordeta que trabaja contigo. Sé que no debería estar diciéndote esto pero, aun cuando Sam estaba en la cama conmigo, decía tu nombre en voz alta cada vez que culminaba.
Retrocedí asustada hasta dar con una pared cuando quise moverme, alguien me retuvo de los brazos. Fue ahí cuando supe que no era contra una pared que había chocado, era contra la italiana que se hizo pasar por la verdadera Marley.
— ¡Mierda! Rachel cierra la boca —gritó Sam.
—Ups, supongo que esto es mucho para los oídos virginales de Brittany.
—Ni tanto —respondió él en tono acusador yo solo podía quedarme parada como una idiota mientras los veía intercambiar comentarios.
— ¿Qué hiciste esas tres horas en esa casa lujosa a la que Santana te llevó? —Me reclamó él de repente— ¿Y en su auto? Cuando pasé hace unos minutos atrás, tenían los vidrios empañados.
Mieeeeeeeeeeeeeerda.
Sam se acercó hacia mí y yo no pude retroceder o moverme ya que Melissa me tenía agarrada y sujeta en mi lugar. Cuando Sam estuvo delante de mí, me tomó de las caderas y las pegó contra las suyas.
—Responde Brittany.
—Uuuu —se burló Rachel, ella se había sentado en una gran mesa de madera que estaba en el centro de la bodega—Con que Sam salió un amante celoso. Y Brittany, ¿verdad que Santana es toda un espectáculo en la cama? Oh, pero como fue tu primera vez seguro dolió mucho para disfrutarlo.
Mi rostro se puso de color escarlata.
Me sentía furiosa con ellos, no tenían derecho a tratarme de esta forma.
— ¿De verdad le diste a esa tipa tu primera relación sexual? —preguntó abiertamente Sam Yo seguía muda y ahora me temblaban las comisuras de los labios.
Detrás de mí, Marley/Melissa me retuvo más fuerte de los brazos mientras sentía bajar su boca por mi cuello y aspirar una buena bocanada de aire.
—Ella huele a sexo —dijo ella Cerré los ojos y presioné muy fuerte mi mandíbula respiré de manera agitada cuando Sam se acercó para oler mi cuello también.
—Por favor no hagas esto —susurré entre dientes odiaba sentirme de esta manera.
—Melissa —dijo Sam— sostenla solo de los brazos, detrás de su espalda.
Ella hizo como se le pidió, y Sam aprovechó mi confusión para llevar una mano detrás de mí nuca y presionar de manera desenfrenada nuestros labios juntos.
Sus dientes chocaron con los míos, su lengua se metió a la fuerza por mi boca y sus manos tocaron mis muslos, levantando mi falda poco a poco.
Cuando se me presentó la oportunidad, le mordí la lengua, saboreando instantáneamente pequeñas líneas de su sangre.
Eso provocó que él se separara rápidamente de mí. Lo vi tantear su lengua con dos de sus dedos, y después me miró encolerizado.
—Brittany, ¿qué acabas de hacer?
Él alzó su mano y cayó sobre mi mejilla con un sonido pesado.
Sam acababa de golpearme, me dio una cachetada que logró que mi rostro girara unos cuantos grados.
Pude sentir cómo se hinchaba parte de mi labio inferior.
—Auch, eso debió doler —dijo Rachel riendo— Ten cuidado con un chico obsesionado, esa es la regla número uno. Creo que se te olvidó recordarlo.
Miré con horror hacia Sam, las lágrimas corrían libremente por mi cara.
—Lo siento mucho, Brittany —comenzó a disculparse con genuino arrepentimiento—Oh, preciosa. Lo lamento.
Corrió a tomarme el rostro y pasó su dedo índice por mi labio roto.
—Eres un degenerado, aléjate de mí —hablé entre dientes. Tenía que dejar de llorar. Estaba furiosa y con miedo pero definitivamente no iba a permitir que el abuso continuara—Si querías conquistarme esta no era la forma.
—Tienes razón —respondió él—.Y como la oportunidad nunca se me iba a presentar, lo estoy haciendo suceder Melissa, por favor lleva a la señorita Brittany a la mesa que está por allá y átale las manos juntas.
Señaló en donde Rachel estaba sentada de piernas cruzadas.
Ella se bajó de la mesa y pasó la palma de su mano por la superficie, quitándole el polvo y algunos clavos oxidados que se fueron acumulando con el pasar de los años.
Tragué duro y miré a Sam con incredulidad.
¿De verdad iba a hacer esto?
Melissa me llevó a rastras hacia la mesa. Me tomó de la cintura y me lanzó contra la dura madera.
— ¡No lo hagas, por favor! —grité.
Comencé a golpearle el pecho, queriendo apartarla de mi camino pero no parecía tener ningún efecto en ella Era tan sólida como una roca.
Protesté y pateé todo lo que estaba a mi alcance pero al final ella logró recostarme en la mesa, arrancándome algunos botones de la blusa durante el proceso.
—Rachel, ayúdame —le dijo a mi prima. Ella se acercó a mi cabeza y Melissa le pasó mis manos mientras ella subía a la mesa y se sentaba a horcajadas sobre mi estómago, haciendo que instantáneamente se me dificultara respirar porque todo su peso estaba concentrándose en mi costado.
—Tengo una idea: pon tus rodillas en sus brazos. Es una buena manera para evitar que se mueva —le ofreció Rachel—Esto va a ser muy divertido.
Melissa pareció pensárselo por un rato.
—Oye, Sam —dijo finalmente— creo que podrías compartirme a tu chica después cuando termines quiero meterme también entre sus piernas. Tiene una bonita piel, tengo curiosidad por saber cómo sería tocarla en todas partes.
Temblé al oír sus palabras, imaginándome lo horrible que sería.
Rachel se echó a reír como hiena; ella ejercía una gran presión en mis muñecas para tratar de retenerlas. Me moví para zafarme pero mis esfuerzos eran en vano.
Más lágrimas salieron de mis ojos.
— ¡Suéltenme! —Chillé— ¡Ayuda! ¡Por favor, ayúdenme!
Sam se apresuró a tapar mi boca y les dio miradas sucias a Melissa y a Rachel.
— ¡Quítate de encima de Brittany! —Gruñó el hacia el primero— ¿No te das cuenta que la estás dejando sin aire? ¡Bájate!
— ¿Si me bajo ahora no crees que va a intentar huir? Me necesitas, admítelo.
—Yo pienso que con un poco de cinta adhesiva se solucionarán nuestros problemas —sugirió Rachel— Sam, toma sus manos, voy a entrar a la casa y buscar un poco. Además se supone que tengo que estar en esa horrible cena; por cierto, Brittany, tu madre está haciendo el show de su vida besuqueándose con un hombre mayor. Supongo que el exhibicionismo se hereda.
Sam soltó mi boca y yo aproveché para gritar:
— ¡Eres una malagradecida! —Escupí, literalmente, a Rachel en la cara— ¡Suéltame! ¡No te he hecho nada para que me trates de esta forma!
Ella se limpió el rostro con una mano, cerrando los ojos y presionando su mandíbula de muy mala gana; luego comenzó a reír sin humor y con fuerza cuando escuchó que volví a repetirle lo que dije anteriormente.
— ¿Que no has hecho nada? —Rió de nuevo—Brittany, ¿de verdad no sabes lo que me has hecho? Eres una grandísima idiota.
Ella soltó mis manos para ponerse frente a mí y verme a la cara Melissa seguía sobre mi estómago y me costaba respirar o pronunciar bien las palabras porque me quedaba sin aire.
Luché para quitarla de encima, pero no fue necesario hacer grandes esfuerzos porque Sam la agarró de la camisa y la empujó al suelo.
Respiré de manera agitada.
—En serio, no entiendo lo que te hice —dije tratando de recuperar el aliento.
— ¿Quieres que te lo explique, tú, perra egoísta? ¡Naciste! Eso fue lo que hiciste. Siempre fuiste el centro de atención de esta familia, hasta mis padres te prefieren mil veces antes que a mí.
Resoplé tratando de reír pero me dolía el estómago por cargar con el peso de la falsa Marley.
— ¿Estás loca? Espera, no respondas a eso. Tú les dices a tus padres que la luna es azul y ellos te lo creen y matarían a todo el que piense lo contrario ¿y estás celosa de mí?
Me recompuse y logré arrastrarme hasta llegar a orillas de la mesa Sam tenía agarrada a Melissa por el cuello de su camiseta, los dos estaban discutiendo por algo. Aproveché para sentarme y luego ponerme en pie.
Me tambaleé un poco cuando toqué el suelo, e inmediatamente me agarré a la mesa. Esta era mi oportunidad para salir y escapar.
—Mis padres no me creen —dijo Rachel, sus ojos se empezaron a volver acuosos—. Aparentamos ser la familia perfecta frente a los demás pero la realidad es otra cosa. Ellos me castigan horriblemente, tú no tienes idea de lo que hacen, tengo toda la espalda llena de cicatrices. Mi mamá siempre ha sabido que yo he tenido más de un novio o novia, ella fue la que me enseñó a encubrirlo todo claro que tú no sabes lo que es, te tocaron los mejores padres del mundo. De niñas, siempre te dejaban jugar, ensuciarte, divertirte y hacer lo que querías mientras yo estaba en las odiosas clases de piano.
— ¿Y tienes que comportarte de esta manera? ¿Ser una perra sin corazón ante las personas que sí lograron obtener lo que tú no?
Rachel pasó de estar melancólica a estar realmente cabreada conmigo.
Yo apenas y podía mantenerme erguida, me dolía el costado izquierdo y eso no me permitía estar totalmente de pie.
—Creo, prima, que en estos momentos deberías escoger bien tus palabras —dijo ella con voz amenazante.
— ¿Qué es lo que quieres de mí? —pregunté—. ¿Vengarte porque yo tuve una niñez normal? Desearía entenderte pero no lo hago. ¿Por qué estás siquiera ayudando a Sam?
—Porque por muy patético que suene, lo entiendo. Entiendo esa desesperación porque alguien te amé de la misma forma en la que tú lo amas. Hasta yo hice todo lo que pude por retener a Santana pero soy capaz de reconocer cuando doy por perdida la situación. Sé que ella está enamorada de ti, se le echa de ver hasta en los poros...
— ¿Y qué? ¿Eso te molesta tanto como para hacerme esto?
Ella se quedó pensativa por un momento y llevó ambas manos a su cadera.
—Me molesta lo suficiente como para ayudar a ese psicópata de Sam —respondió en voz baja—. Además, estaba cansada de verte obtener lo que yo quería. Esta vez va a ser muy diferente; ¿no has oído que por cada gota de felicidad viene un litro de desdicha? Considera esto como los litros que has venido acumulando a lo largo de los años. Estaremos a mano.
Antes de poder responderle con algo amargo, una mano se deslizó por mi boca y mi abdomen, presionándome con fuerza.
Mi cuerpo entró en lucha y se tensaron mis músculos; sentí una respiración en mi nuca y unos dedos que se metían lentamente dentro de mi blusa.
—Ya arreglé todo con Sam—dijo Marley/Melissa Su lengua se metió dentro de mi oído y yo protesté pero lo único que salía de mi boca eran palabras mal pronunciadas—Yo te follaré primero y luego sigue él. Piénsalo de esta manera: yo le caliento el lugar mientras espera su turno.
Gruesas lágrimas llenaron mis ojos y me nublaron la visión.
—Ahora a lo que vamos —siguió diciendo ella—. Te quiero muy calladita y obediente cuando te ponga en la mesa de nuevo. Nada de bajarse o moverse demasiado, te puedes hacer daño, linda.
Siempre tapando mi boca, me llevó a la mesa en el centro de la bodega; me subió y rápidamente vi a Sam sujetar mis manos inquietas sobre mi cabeza, poniendo sus codos en mi antebrazo y entrelazando sus dedos con los míos.
—Rachel, consigue algo para que aquí Brittany no nos delate cuando grite.
Rachel sonrió y salió por la puerta.
Me removí en mi lugar pero rápidamente Melissa se subió a mi lado esta vez no se montó encima de mí sino que esperó sentada.
Las lágrimas bajaban hasta introducirse en mis oídos y cerré los ojos para evitar ver a Sam.
No podía creer lo que iban a hacerme, los dos. Me sentía herida, furiosa, lastimada y asustada.
Mientras esperaban por Rachel ninguno dijo nada, hasta que ella apareció y cruzó la habitación para entregarle a Rachel un pañuelo negro.
Ella la quedó viendo con escepticismo.
— ¿Qué es esto? —exigió.
— ¿Qué? ¿Crees que en mi casa abunda la cinta adhesiva que usan los violadores para callar a sus víctimas? Pues te aclaro que esas cosas son caras y no hay ningún rollo en todo el lugar. Confórmate con una bufanda.
Melissa resopló y procedió a retirar su mano de mi boca para, rápidamente, enrollarme la tela alrededor de la cabeza.
Me moví tratando de apartarme pero fracasé en el intento. Lo único que provoqué fue que una de las esquinas angulosas del reloj de muñeca que usaba Melissa se prendara en mi labio inferior y me lo perforara. Saboreé un poco de sangre antes de que la venda lo cubriera todo y apretara.
Después de eso, se movió hasta quedar cerca de mis piernas; las agarró e intentó abrirlas pero yo mantuve mis rodillas pegadas una contra la otra.
—Bebé, no te resistas —dijo Melissa con una sonrisa odiosa en el rostro.
Ella llevó sus manos hasta mis rodillas pero antes de que llegara más lejos, la pateé y la empujé.
Moví los pies, que eran los únicos miembros de mi cuerpo que estaban libres y podía utilizar, pero Melissa fue rápida en agarrarme de la pantorrilla y retenerme.
—Deja de luchar, preciosa —susurró Sam en mi oído.
Cerré los ojos y luego los apreté, deseando desaparecer por arte de magia y huir de los tres. Sollocé con fuerza cuando sentí que mis piernas se cansaban y Melissa aprovechó mi breve momento de debilidad para tomarme de los pies y quitarme los zapatos, lanzándolos al suelo.
Finalmente abrió mis piernas y separó mis rodillas, posicionándose cada vez más entre mis muslos.
—Prometo que no va a doler —me dijo mientras sus manos subían poco a poco mi falda.
Quería gritar y suplicarle que no hiciera eso. Que me soltara.
Deseé con todas mis fuerzas que alguien me encontrara a tiempo y me evitaran este mal recuerdo que me duraría para siempre.
Las manos de Melissa se pasearon por mi cintura y debajo de mi blusa. Tocó mi vientre y llevó uno de sus dedos a mi ombligo, rodeando y acariciando la sensible piel. Luego se movió por la cintura de mi falda y deslizó su mano hacia abajo, casi rozando mi zona íntima.
Rachel miraba todo con humor desde la distancia, se cruzó de brazos y se apoyó contra una pared.
En este punto yo anhelaba desmayarme y así no tener ningún recuerdo de lo que iba a suceder.
—Pronto va a acabar —dijo Sam con voz ligera.
Lo odiaba, se merecía una muerte lenta y dolorosa.
¿Cómo podía hacerme esto? ¿No se supone que me amaba?
¿Cuándo el amor se convirtió en obsesión, y la obsesión en abuso?
Rogué en silencio porque mi sistema se apagara al menos por lo que quedaba de este día.
No quería recordar la manera en que Melissa estaba tocándome ahora, moviendo mis caderas en círculos y separando mis rodillas. Me sentía tan impotente y desolada.
Me iba a sentir sucia por el resto de la vida.
Por favor Brittany, desmáyate. Desmáyate y olvida todo. Por favor...
Pero antes de seguir con mis patéticos ruegos, escuché a Melissa reír, Rachel también reía y se sostenía el estómago como si le doliera tanta risa.
Pronto, y sorpresivamente, Melissa se quitó de entre mis piernas y se bajó de la mesa.
Sam quitó sus codos y se apartó también.
No esperé ni un segundo más y me senté, mirando cómo Rachel se reía.
— ¡Mira su cara! —gritó señalándome.
Me bajé de un salto de la mesa e inmediatamente me mareé cayendo al suelo.
Sam corrió a mi lado para sostenerme de la cintura pero yo lo aparté.
No entendía qué estaba sucediendo. Tal vez los milagros sí ocurrían e iban a dejarme ir.
—Déjame ayudarte —me ofreció Sam, evitando verme a los ojos. Acercó su mano a la venda de mi boca y deshizo el nudo que me habían hecho.
Lentamente me puse de pie, pegándome a la pared más cercana. Los miré uno a uno.
Lágrimas salían apresuradas de mis ojos y marcaban el camino por el que transitaban las siguientes.
— ¡Caíste! —Chilló Rachel riendo con ganas—. Oh, esto no tiene precio. Deberías haber visto tu cara, Brittany.
— ¿Qué? —logré articular con voz rota.
— ¿Recuerdas cuando me apuntaste con un arma de burbujas y me hiciste confesar delante de mis padres que me acostaba con quien sea? Pues esto es mi forma de devolverte una cucharada de tu propia medicina.
— ¿Qué? —volví a repetir, incrédula.
— ¿Ella es de lento entendimiento o qué? —preguntó Melissa.
—Brittany, los tres nos unimos para hacerte creer que ibas a ser violada. Aunque debo decir que a Sam se le pasó un poco la mano con lo de la cachetada. Pero igual fue perfecto.
Sus palabras entraron lentamente por mis oídos, a mi cerebro le costó cierto trabajo digerirlo.
— ¿Te tomaste tantas molestias solo por vengarte de mí? —dije con los dientes apretados. Me sentía demasiado cansada, herida y enojada.
—Claro. Soy tan buena actriz. ¿De verdad creías que envidié tu vida? Naaa, para nada.
Tampoco es verdad lo de mis padres; ellos siguen creyendo que su hija adorada es una flor inocente.
—Eso fue divertido —murmuró la italiana.
Noté que Sam no decía nada y no se rió junto con ellos ¿Entonces tampoco fue real el que me acosara?
No quería estar ni un segundo más en esa bodega con ellos.
Tomé mis zapatos y mi pobre teléfono destartalado, y moví mis pies en dirección a la salida.
Antes de salir por completo me giré para encarar a Rachel.
—Eres una perra —dije fríamente— Te mereces todo lo malo que te pase, y tú —señalé a la italiana—Púdrete, idiota.
En un arrebato me acerqué a ella y le di una cachetada; luego avancé hacia Rachel y, en lugar de prepararme para clavarle el tacón de mi zapato, me paré frente a ella y la miré fijamente.
—Vaya, no te tomas a bien una pequeña broma —dijo encogiéndose de hombros.
—Eres una estúpida, Con eso no se bromea.
Parpadeé las nuevas lágrimas que acudían a mis ojos. No dije nada más y salí apresurada de ese espantoso lugar. No sabía si estar feliz de que solo se tratara de una broma, o asustada por lo rápido que ella podría haber dejado que todo pasara a otro nivel más peligroso.
Cuando salí, fui a dar directamente con la lluvia y, en vez de contarle a todos lo que hizo la sanguijuela de Rachel, corrí con una dirección plasmada en la mente.
Decidí irme a pie, quería que la lluvia lavara todas esas veces que la falsa Marley me tocó y me lamió.
Quería borrar todo lo que sentí cuando pensé que me iban a violar entre ella y Sam Pero en medio de toda esta estúpida situación, había algo de verdad en el asunto: Sam jamás se rió. Para él nunca fue una broma, se lo estaba tomando demasiado en serio.
Corrí con mayor velocidad, queriendo escapar de todos. Pronto fui bajando el ritmo y me derrumbé a mitad de camino.
Caí sobre mis rodillas y me acurruqué contra la pared de un local abandonado. Comencé a llorar y a gemir; mi cuerpo temblaba exageradamente y dolía. Me senté bajo la lluvia, escondiendo mi rostro y abrazando mis piernas.
Lloré hasta cansarme, lloré reviviendo cada cosa que me hicieron y que pudo haber llegado más lejos.
Y justo cuando creí que ya no tendría más lágrimas, mis ojos me sorprendían generando nuevas.
Creo que me quedé dormida o me desmayé, pero cuando volví a abrir los ojos ya no estaba lloviendo y las calles estaban oscuras.
Me levanté sintiendo hinchados los ojos y con ganas de vomitar.
Caminé lo suficiente como para darme cuenta que tenía la blusa abierta, mostrando mi sujetador de encaje.
Mi teléfono no servía, lo comprobé varias veces, y necesitaba más que nunca de Santana Era por eso que continué caminando en dirección a su departamento. Esperaba que se encontrara, no quería permanecer sola por más tiempo.
Sollozaba perdidamente. La gente que pasaba a mi lado me miraban de pies a cabeza y sacudían la cabeza. Ninguno me preguntó si necesitaba ayuda, y yo no la pedí. Me dolía el labio y traté de repasarlo con suavidad pero mis dedos temblaban.
—Brittany…
Me detuve en seco. Faltaba poco para llegar al edificio donde vivía Santana Estaba tal vez en la siguiente cuadra.
Tragué saliva y me giré con lentitud solo para ver a Sam, con sus manos en los bolsillos y con su cabello empapado.
—Aléjate de mí —Mi garganta ardía y mis ojos volvieron a humedecerse.
—Por favor, déjame que te explique todo.
—Dime una cosa —lo interrumpí—, para ti no fue solo una broma, ¿verdad? Tú de verdad pensabas hacerme todas esas cosas me das asco.
—Brittany, cálmate Yo jamás te compartiría con nadie en primer lugar.
—Pero sí me tendrías atada en una mesa si llego a resistirme, ¿cierto?
Él sacó sus manos de los bolsillos y las elevó hasta la altura de su pecho.
—Es que no sabes lo mucho que te quiero, Lo hago por amor.
— ¿Ibas a violarme por amor? ¿Qué clase de amor es ese? Aléjate de mí Sam No vuelvas a buscarme, no quiero verte nunca y si sigues así te denunciaré como acosador.
—El vestido blanco que te di, ¿aún lo tienes?
No respondí y, en su lugar, caminé en retroceso. Quería tomar distancia de él, todavía estaba asustada de lo que podía hacer.
—Brittany, el vestido —él se acercó rápidamente y me tomó de los hombros, pegándome contra una verja de color verde.
Miré en varias direcciones, pero a la gente no parecía importarle lo que a una sucia chica pudiera pasarle; al parecer todavía no salía de esto.
— ¿Qué quieres con el vestido? —pregunté rompiéndome de nuevo y echando a llorar.
—Quiero que lo uses mañana en la fiesta de Rachel.
—No pienso ir, y mucho menos iré contigo.
—Pues lástima porque si no apareces tendré que obligarte no seas maleducada conmigo, preciosa —sus dedos apretaron mis hombros, hundiéndolos en mi carne hasta de seguro dejar marcas en mi piel.
—No.voy.a.ir.contigo.degenerado.
Abrió la boca para responder, pero algo, o alguien, lo tomó del brazo y se lo dobló detrás de la espalda, dejándolo en una posición incómoda.
Ese alguien era Santana Lucía muy furiosa y desquiciada.
— ¿Qué mierda sucede contigo? —le gritó ella a Sam Me dio un rápido escaneo visual, deteniéndose en mi blusa rota, en mis pies descalzos (ya que había lanzando mis zapatos para correr cómodamente), y en mi labio roto.
Me miró directo a los ojos y vi cómo los suyos se dilataban.
Su pecho subía y bajaba de manera salvaje, y su puño se apretó en el brazo por el que tenía agarrado a Sam.
Sin decir más palabras, lo lanzó contra la verja y comenzó a golpearlo repetidamente.
Chillé y me aparté de un salto.
Santana golpeó la cara, la nariz, el estómago de Sam Lo sacudió tanto que pronto no pudo mantenerse en pie y Santana continuó el ataque en el suelo.
Sangre comenzó a manchar el pavimento, y la cara de Sam parecía una masa irreconocible hinchada y roja.
— ¡Santana! —Grité— ¡Detente!
Con cuidado la tomé del brazo antes de que lanzara su puño una vez más contra Sam.
— ¡¿Quieres que me detenga?! ¿Tienes idea alguna de cómo te ves? ¿Fue este tipo? ¿Qué te hizo Britt? Porque te juro que si se sobrepasó lo voy a matar y no va a pesar en mi conciencia.
Lloré ruidosamente.
Eso le dio más motivación a mi chica para atacar a Sam quien apenas pudo defenderse.
— ¡Detente por favor! —chillé de nuevo.
—No me pidas eso, No ahora.
—Si lo matas te van a llevar a la cárcel por favor déjalo.
A ella le costó mucho soltarlo lo bajó lentamente y lo dejó en el suelo.
Sam se quejaba del dolor y gritaba groserías y maldiciones.
Yo corrí al lado de Santana y la abracé de la cintura ella me rodeó con sus brazos y me pegó a su pecho.
Pronto la gente comenzó a notarnos en la calle, mirándonos como si estuviéramos locas y apartándose del camino cuando veían a Sam tirado en el piso.
Me separé lo suficiente de Santana como para verla a los ojos, y dejé que me tomara en brazos y me llevara hasta su edificio.
Lloré en su pecho durante todo el camino.
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Hola Hola!
Bueno vengo a dejar un capitulo :) espero que les guste !
PD: Sam esta loco -_-
Saludos Y besos
COMENTEN!
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Quieres que comente....! Deja que Sam lo maten ahora si lo mate Santana, a Rachel que le den una buena tunda y la tal Marley-Melissa matala tambien!
Demonios, este capitulo me saco de quicio :P
Demonios, este capitulo me saco de quicio :P
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
holap dan,...
definitivamente sam,... rachel y melissa se fueron literal a la mierda con lo que le hicieron a britt sobre todo rachel para "vengarza" de que esta con san,...
bien merecido la paliza a sancho que le dio san!!!!
a ver como van las cosas ahora!!!
nos vemos!!!
definitivamente sam,... rachel y melissa se fueron literal a la mierda con lo que le hicieron a britt sobre todo rachel para "vengarza" de que esta con san,...
bien merecido la paliza a sancho que le dio san!!!!
a ver como van las cosas ahora!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Yo los mato a los 3 CONCHADESUMADREEEEEE
me pongo en el lugar de San y si a mi novia le llega a pasar algo así,
dejaría la cagá jaajjajaja
gracias por escribirrrrr,
fue buenísimo el cap.
incluso lloré! ajjajajajjajaja
SALUDOOOOS!!
me pongo en el lugar de San y si a mi novia le llega a pasar algo así,
dejaría la cagá jaajjajaja
gracias por escribirrrrr,
fue buenísimo el cap.
incluso lloré! ajjajajajjajaja
SALUDOOOOS!!
BcabreraR** - Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 28/05/2014
Edad : 29
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
No solamente Sam esta loco, Rachel esta suuuuuuuper loca!!
Y esa tal Melisa ojala San le de una buena paliza!!
Saludos
Y esa tal Melisa ojala San le de una buena paliza!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Pao Up escribió:Quieres que comente....! Deja que Sam lo maten ahora si lo mate Santana, a Rachel que le den una buena tunda y la tal Marley-Melissa matala tambien!
Demonios, este capitulo me saco de quicio :P
Hola Hola Pao !
Creo que ahora Sam se va arrepentir de eso ! y creo qeu a todas les tienen que dar un solo ! y lo se lo se !
Saludos
3:) escribió:holap dan,...
definitivamente sam,... rachel y melissa se fueron literal a la mierda con lo que le hicieron a britt sobre todo rachel para "vengarza" de que esta con san,...
bien merecido la paliza a sancho que le dio san!!!!
a ver como van las cosas ahora!!!
nos vemos!!!
Hola Hola !
Ya veran como todos se van a la caca :) y Exacto y eso que le fue muy muy bien !
Saludos
BcabreraR escribió:Yo los mato a los 3 CONCHADESUMADREEEEEE
me pongo en el lugar de San y si a mi novia le llega a pasar algo así,
dejaría la cagá jaajjajaja
gracias por escribirrrrr,
fue buenísimo el cap.
incluso lloré! ajjajajajjajaja
SALUDOOOOS!!
Hola Hola!
Yo tampoco dejaria ! me alegro que te gustara :) y :$ yo me puse igual !
Saludos
monica.santander escribió:No solamente Sam esta loco, Rachel esta suuuuuuuper loca!!
Y esa tal Melisa ojala San le de una buena paliza!!
Saludos
Hola Hola!
Todos estan locos -_- !
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Capítulo 26
—La próxima vez que lo vea, no solo le voy a partir la cara, sino que le voy a arrancar las pelotas y haré que se las coma y luego las vomite mejor que ni respire en tu dirección porque lo moleré a golpes a ese lame pollas hay que denunciarlo, no se puede quedar así como así.
Santana estaba agresiva Lanzaba puñetazos contra la pared y pateaba el colchón de su cama.
Desde que me trajo a su departamento no había dicho palabra alguna, sólo me quedé mirando el suelo, jugueteando con un hilo suelto de la colcha que había puesto sobre mis hombros para calentarme sentía la boca reseca y me ardían los ojos por seguir llorando; aun me temblaban las manos y no podía sujetar bien la taza de chocolate que Santana había puesto entre mis dedos.
—Britt—ella se arrodilló para estar a la altura de mis ojos, me tomó de los hombros y me acercó un poco a su cuerpo— Dime qué pasó me estoy muriendo lentamente imaginando todo tipo de cosas; nena, habla conmigo.
Rehuí su mirada y me concentré en el líquido marrón de mi bebida acerqué la taza a mi boca y lentamente tomé un sorbo de chocolate para armarme de valor.
—No pasó nada —dije rotundamente no sabía por qué pero no estaba de ánimos para hablar con Santana de esto no quería que supiera lo débil que actué, lo impotente y torpe que me sentí cuando, entre Sam y la no Marley, me sujetaron con habilidad.
—Necesito que me lo digas, Si tú no me lo dices soy capaz de buscar a ese idiota y terminar lo que empecé te juro que lo haré.
Esta vez dejé que mis ojos tuvieran contacto visual con los suyos llevé mi mano a su mejilla y acaricié su pómulo con mi dedo pulgar.
—No fue solo Sam —logré decir a pesar del nudo en mi garganta.
Los músculos de Santana se tensaron, uno por uno sus ojos adquirieron un brillo salvaje y mortal que nunca había visto en ella.
— ¡Hijo de puta! —gritó poniéndose de pie se paseó de un lado a otro, y finalmente lanzó su puño contra el espejo empotrado en la pared de su habitación, provocando que cientos de quiebres y rutas se le dibujaran a éste.
Vi cómo sus nudillos se inflamaban en cuestión de segundos, me levanté deprisa para estar a su lado.
—Tranquilízate —dejé la taza de chocolate sobre la mesita a la par de la cama, y corrí para tomarle la mano antes de que se le ocurriera golpear otra cosa de nuevo—Déjame explicarte todo ninguno de ellos llegó a… violarme, lo que sucedió fue distinto.
—Explícame ahora antes de que cometa un delito mayor —dijo con la mandíbula apretada.
Y así le conté todo desde ver a Marley (cuyo nombre real era Melissa) hasta la sorpresa de tener a Rachel entre los involucrados Aún seguía temblando y las ganas de llorar eran demasiado fuertes.
Me sentía cansada y me dolía todo el cuerpo; aunque no quería recordar nada de lo sucedido hace unas pocas horas, la imagen mental de Melissa abriendo mis piernas no se iba a ir de mi cabeza en mucho tiempo.
—Sabía que ese imbécil no era de fiar —dijo Santana cuando terminé de contarle. Cepilló su cabello negro con su mano y soltó un largo suspiro—No sé si te lo dije antes pero nena, mataría por ti. Y justo ahora no es bueno recordar eso porque estoy a un segundo de salir corriendo y agarrar a esos tres hijos de puta e hincarlos en el suelo para que te pidan disculpas ¿Una jodida broma? ¿En serio? Mi puño va a acabar en sus caras, a ver si eso les parece una broma.
Se jaló el cabello con una mano y luego me tomó de la cintura, pegando su frente con la mía.
—Cuando tu mamá me dijo que nunca habías llegado a esa cena, yo... —Santana tragó saliva y cerró los ojos, me presionó más fuerte— pensé todo tipo de cosas tú me dijiste, me contaste sobre ese hijo de perra y yo no lo detuve a tiempo si tan solo te hubiera prestado más atención, nada de esto ocurriría me volví loca buscándote, y lo peor de todo es que no tenía mi moto cerca, tuve que subir el coche de Noah por las aceras.
Sonreí a medias.
—En primer lugar, no intentes echarte la culpa porque no la tienes —con mis manos le acaricié el rostro—La culpa la tengo yo por tener unos instintos muertos, nunca me imaginé que Sam haría nada de esto, o que Rachel me odiaría de esa forma como para armar todo un plan, soy tan tonta que caí así de rápido en la trampa. Y en segundo, recuerda que le debes tu riñón a Noah por ese auto.
Ahora quien sonreía a medias era ella.
—No eres tonta eres demasiado inocente, eso es todo. Y nada le pasó al Audi, mi riñón está a salvo. —ella se precipitó a lamer mi labio inferior, inmediatamente sentí un ardor que me recordó el estado en el que me encontraba físicamente ella notó la mueca que dejé escapar, y se retiró unos buenos centímetros de mi cuerpo.
—Olvidé que aun estás herida y empapada —murmuró—Vamos, quítate la ropa para que te puedas meter a la ducha y después te reviso esas heridas.
—Solo mi labio está herido —le dije, aunque en el interior tenía daños más graves.
—Brittany, desde aquí puedo verte los brazos, las muñecas, y hasta las piernas llenas de moretones quiero inspeccionar qué más hicieron esos infelices quítate la ropa y la dejas por allí.
Me sentí cohibida de repente.
—Te dejaré sola —prometió alzando las dos manos— mientras te duchas le hablaré a tu mamá. Ella estaba preocupada. También Rita, la llamé más temprano para ver si ella sabía algo de ti.
—De acuerdo —asentí—Y por favor, no les vayas a decir nada de lo que te conté, me daría vergüenza si se enteran.
Santana frunció el ceño.
— ¿No quieres que le diga a tu familia lo que los psicópatas de Rachel y Sam te hicieron pasar? —sonaba perpleja—Lo siento Brittany, pero con esto no se juega no me voy a quedar de brazos cruzados.
—Pero…
—Conseguiré comida báñate y duerme un poco. Hoy te quedas conmigo, y voy a ser muy clara con tu papá de que mejor no intenté llevarte de mi lado porque en estos momentos estoy tan enojada que no me va a importar decirle que dormirás usando una de mis camisas… y solo eso.
— ¿Estás loca? Él es capaz de rastrearte y colgar tu trasero en un gancho para carnes.
—Pues será el trasero mejor colgado de la ciudad. Vuelvo enseguida nena, no me tardo.
Plantó un beso en mi frente y salió de la habitación llevándose su celular.
Suspiré y traté de bajar el ritmo de los latidos de mi corazón, me sentía nerviosa y algo traumada; parecía como si en cualquier momento alguien saldría detrás de la puerta del armario para asustarme y llevarme lejos.
Esa noche me bañé, me vestí con una de las camisetas de Santana, y me dormí al instante de poner mi cabeza en la almohada me dolía todo el cuerpo, desde los párpados hasta los dedos de mis pies el analgésico que me tomé horas antes ya estaba cumpliendo su función y mis músculos comenzaron a relajarse. Tuve pesadillas de chicos con máscaras que intentaban acorralarme en un pasillo lleno de gente; en el sueño, ellos me doblaban las piernas y se reían cuando me rasgaban la ropa. Uno se acercó a mí e hizo movimientos obscenos con las manos. Justo cuando me tenía en la posición ideal para humillarme, todo se volvía negro y empezaba lentamente a despertarme.
***
— ¿Hola? ¿Rita? —dije soltando un chillido cuando por fin me contestó.
— ¿Britt? Oh por Dios, mujer, ¡qué susto nos diste! —oí la emoción en su voz, pronto comenzó a sollozar, sorprendiéndome.
— ¿Estás llorando? —pregunté mientras intentaba meterme en los pantalones deportivos de Santana, aunque siempre se me resbalaban.
— ¡Sí! Pensé que te habían secuestrado o algo tu novia estuvo muy nerviosa cuando me contó que Sam te acosaba, ¿por qué no me dijiste nada? ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Qué sucedió contigo? Apuesto a que Sam tiene algo que ver ¡Ay, Britt! ¡Pensé lo peor! ¿Dónde estás?
—Tranquila estoy bien, algo adolorida pero bien quería preguntarte una cosa —me quité el celular del oído para pasar mis manos a través de las mangas de la camiseta de Ósmosis que guardaba Santana en su armario— ¿De casualidad has visto a Santana?
Anoche, mientras me removía en mis pesadillas, noté que ella nunca llegó al departamento después de salir me dormí demasiado rápido como para notarlo, pero cuando me levanté de su cama para tomar un vaso con agua, ella no estaba no durmió a mi lado.
— ¿Santana? —Preguntó Rita, sacándome de mis pensamientos—No, ¿por qué? Había quedado en llamarme si lograban encontrarte y quedé esperando que me informara.
Eso me puso más nerviosa.
—Es que... Ayer le dio una paliza a Sam y lo dejó tan mal que tengo miedo que él haya querido vengarse.
Me apresuré a anudar mi pelo en una cola.
Había logrado arreglar mi celular y cuando lo encendí, tenía cerca de cuarenta llamadas perdidas, la mayoría eran de mamá, de Santana, de Rita e incluso de mi jefa Laura.
Seguramente me iba a reclamar el que nunca fui en busca de su hijastra, porque yo me había ido con la equivocada.
— ¿Qué sucedió, Britt? Quiero la versión extendida —dijo Rita a través del teléfono.
—Estoy en el departamento de Santana, anoche... Es que ella nunca llegó después de salir me dijo que vendría pronto y ya pasaron diez horas desde que no la veo estoy preocupada.
— ¿Ya llamaste a tu mamá? Tal vez ella sepa algo, no sé... —de repente escuché un ruido que provenía de la sala.
Me movilicé, aun con el teléfono presionado contra mi oreja, y cuando salí de la habitación de Santana, la vi a ella atravesando la puerta de entrada.
Inmediatamente corrí y me le colgué del cuello, sentí sus brazos sujetándome de la cintura y sus labios besaron mi cuello.
— ¿Me extrañaste? —preguntó mordisqueando mi nuca.
Dejé mi celular a un lado, después llamaría a Rita.
Me abracé tanto a Santana que terminé cerrando los ojos y presionándolos con fuerza pensé que me echaría a llorar pero me detuve cuando escuché más voces a nuestro alrededor lentamente abrí los ojos y a quien vi primero fue a mi mamá, vestida con sus típicas túnicas largas de varios colores le seguía papá y luego Susan.
Me separé de Santana y los observé uno por uno.
— ¿Qué hacen todos acá? —pregunté algo temerosa papá no se miraba feliz, y en cambio mamá lucía radiante.
—Santana ya nos contó la noticia —dijo ella, me dio una sonrisa aterradora y me envolvió en sus brazos— Te ves destrozada, mi pobre bebé debí imaginarme, mi sentido de madre me lo advirtió.
—No entiendo —dije buscando los ojos de Santana para que me explicara lo que estaba sucediendo.
Ella rehuyó mi mirada.
—Primero nos contó lo que sucedió anoche, hubiera deseado que me lo dijeras —me regañó ella—Hablé con mi hermana, ella dice que Rachel lo único que estaba haciendo era una simple broma oh, mi pequeño calabacín, debió ser difícil para ti. No te preocupes que me encargué de corregir de una buena forma a esa niña malcriada de Rachel.
— ¿Qué hiciste? —mi papá, quien observaba cada rincón del departamento de Santana con minuciosa atención, carraspeó cuando vio que ella se pegaba a mi costado rápidamente Santana tomó distancia.
—Eso no importa ahora, pero escúchame, esa segunda noticia lo opacó todo.
— ¿Cuál segunda noticia?
— ¡Santana nos pidió tu mano en matrimonio! ¿No te parece tan Orgullo y Prejuicio? —chilló emocionada en cambio yo estaba paralizada, viéndola con la boca abierta.
—Esa boda se va a realizar sobre mi cadáver —dijo papá apretando la mano de Susan—Me parece una reverenda estupidez, ¡Brittany, apenas tienes quince años! Ella es una pederasta. Me oíste, dejas a mi hija en paz y te largas a cometer delitos en otra parte.
Yo seguía en un trance completo.
— ¿Matrimonio? —dije algo aturdida.
Miré a Santana mientras ella me daba una sonrisa ladeada, de esas que te dejan sin aliento. Se encogió de hombros mientras me decía:
—Quiero que te vengas a vivir al departamento, pero tu papá no me deja dice que primero tenemos que estar casadas ahora, solo hay dos habitaciones y una es de la pequeña mequetrefe, así que dormirías conmigo, en mi cama.
— ¡Ya quisieras, delincuente, ya quisieras! —Gritó mi padre, se separó de Susan y se puso frente a Santana—Brittany, dime que todo lo que nos contó esta infeliz es mentira Sam sería incapaz de hacer algo como eso. Me lo creería de ella, pero no de Sam, es un buen chico. Lo conozco desde que era un niño. Cuéntanos la verdad. ¿Esta tipa te está extorsionando para que mientas? Parpadea dos veces si necesitas ayuda y yo te saco de aquí. ¿Fue ella la que te tenía secuestrada? ¿Fue ella?
— ¡Basta ya! —grité estaba realmente frustrada—No fue Santana, Fueron Sam, Rachel y una chica italiana que la ayudó a ella. Ya no quiero seguir hablando de esto, estoy cansada, me duele todo el cuerpo y tengo que reportarme en mi trabajo antes de que mi jefa me despida.
—Nena…
—Brittany…
Mi padre y Santana se dieron largas miradas antes de decidir quién de los dos hablaría primero.
Luego ocurrió la cosa más impensable de todas: me mareé repentinamente, y lo último que supe era que mi mundo se sumía en la oscuridad. Sentí que alguien me agarraba de los brazos… y de pronto, nada.
—Para la boda tengo pensado que Brittany no use el típico vestido blanco. Creo que el marfil/rosado está de moda, y le quedaría bien un estilo de sirena...
A lo lejos podía escuchar la voz de mamá. Sentía los párpados pesados y me costaba concentrarme en lo que decía.
—Estás loca —ese era papá, sonaba irritado y a punto de golpear a alguien, probablemente a Santana—Nuestra hija es apenas un bebé y ya quieres arruinarle la vida casándose con una delincuente tatuada Y cuéntame muchacha, ¿cómo es que tus padres dejaron que profanaras tu cuerpo con esos tatuajes?
Yo continuaba con los ojos cerrados. Vagamente descubrí que estaba sobre una cama con sábanas suaves y olor peculiar, la cama de Santana.
—Mis padres murieron hace seis años, así que supongo que no pusieron objeción en cuanto a lo que sea que hiciera con mi cuerpo.
Un incómodo silencio se hizo presente en la habitación.
Tosí de repente, sintiendo cómo me ahogaba con mi propia saliva continuaba sin poder abrir los ojos.
—Creo que Britt se está despertando —murmuró mamá. Escuché pies arrastrándose por el suelo y el calor de una mano tocando la mía.
—Oh mi pequeña calabaza. Quisiera poder sacarle los ojos a todo el que le haya hecho daño alguno —mamá se puso a sollozar y oí las palabras de consuelo que trataba de darle Susan.
Quería decirle que estaba bien, relativamente, pero mi lengua se sentía pastosa y mis labios no querían cooperar conmigo para abrirse.
— ¿Funcionará esa medicina rara que le diste? —interrumpió mi papá cuando mamá se puso a llorar más fuerte.
— ¡Claro que funciona! Es medicina natural. Mi pobre calabaza estuvo metida en una situación bajo mucho estrés y mucha presión. ¡Imagina que alguien intente violarte y luego te digan que es una broma! Pero claro, ¿quién va a querer a violar a un hombre de mediana edad, de cabeza calva y con alto grado de miopía? ¡Nadie! Así que no sabes lo que se siente.
Mamá logró decir esa oración completa sin dejar de sollozar y chillar de manera descontrolada.
—Creo que deberíamos llevarla mejor a un médico no es normal que se desmaye de esa forma —la voz de papá sonaba preocupada.
—Tal vez la noticia de la boda la alteró...
—Por supuesto que sí Britt todavía es una niña en crecimiento ¿Cómo se te ocurre casarla con apenas trece años de edad?
— ¿Y dices que soy yo la loca? Britt tiene dieciocho, va a cumplir diecinueve el próximo mes. Ya va a entrar en la universidad esta semana, ¿y sigues creyendo que tiene trece? —mamá se echó a reír—. Esa es otra desventaja de volverse viejo a tu edad. Susan, todavía estás a tiempo de conseguirte algo mejor...
— ¿Pueden guardar silencio? —Me quejé, finalmente me encontré en condiciones de poder hablar—Me duele la cabeza. Tengo calor.
— ¡Nena! —Santana se colocó inmediatamente a mi lado. Lentamente abrí los ojos, me dolía todo el cuerpo. To-do.
— ¿Dónde estuviste anoche? —solté repentinamente, incapaz de no preguntarle. Sonaba demasiado infantil, pero no me dio tiempo de preguntarle antes.
—Me surgió un problema mientras intentaba conseguirte comida, tuve que atender una emergencia.
Ella sonaba reacia a decirme más seguramente porque estaban mamá y papá presente.
— ¿Cuándo fue la última vez que comiste? —me preguntó mamá, desviando la conversación hacia otros temas.
Pensé por un momento qué fue lo último que comí: una manzana, después de... haberle entregado mi virginidad a Santana Y antes de eso, los postres que Sam me envió y que la falsa Marley y yo comimos.
Todos me miraron en completo silencio, probablemente esperando mi respuesta.
— ¿Qué? —pregunté cuando vi que la vena de papá casi se salía de su frente.
Él miró con desprecio hacia Santana, parecía que le iba a salir espuma por la boca.
—Mejor ve corriendo hija de perra, antes de que te alcance —le dijo papá, hablaba con los dientes bien apretados y los puños cerrados.
Su voz sonaba al borde de un colapso.
— ¿Qué ocurre? —pregunté cuando vi el rostro de Santana ponerse al rojo vivo. Entonces salió corriendo como poseída y papá la siguió al segundo después, gritándole groserías y acusándola de ser una infeliz desgraciada.
— ¿Qué...?
— ¿Le entregaste tu virginidad a Santana? —preguntó mamá de lo más resuelta.
Me congelé donde estaba.
¿Acaso ella podía leer mentes ahora?
—No, no puedo leerte la mente. Pero no es difícil enterarse cuando lo estás diciendo en voz alta, ¿sabes?
Me llevé ambas manos a la boca. Me reincorporé de un salto y me senté en la orilla de la cama. A lo lejos escuché a papá acusando a Santana de ser una hija de p... Eso hizo que mi cara se pusiera más roja.
—Yo... Yo... ¿Lo dije en voz alta?
No podía creerlo.
Noooooooo. Qué vergüenza.
—Yo, como que me lo imaginaba —dijo mamá algo cautelosa—, pero hubiera deseado que esperaras más ¿Pensabas contarme algo de esto?
Lo único que pude hacer fue enterrar la cara en la almohada. Ya no oía a papá o a Santana así que asumí que habían salido del departamento.
Mierda.
—Deberías comer —dijo Susan, borrando el silencio que permanecía pesado como plomo, infectando el aire—. Probablemente eso fue lo que te provocó el desmayo, además de que estás algo pálida.
Asentí y me quité la almohada de la cabeza, no tenía el valor de ver a mamá a los ojos así que la evité.
Me levanté sin mucho esfuerzo, y al instante ya sentía que me iba de nuevo para el suelo. Susan llegó a tiempo para agarrarme de los hombros.
—Creo que mejor te traigo algo de la cocina —habló ella y nos dejó solas a mamá y a mí en la habitación.
Por favor que no esté enojada conmigo, que no esté enojada conmigo, que...
—No estoy enojada contigo —aseguró con el ceño fruncido.
— ¿Lo dije en voz alta? ¿De nuevo?
Ella asintió con la cabeza.
Genial.
—Debe ser la medicina que te di. No estaba segura de sí era demasiado fuerte para ti. Pero es que nos diste un susto de muerte.
Se sentó a mi lado y me abrazó repentinamente.
—Creo que tengo el mismo problema que tu papá —dijo ella, con sus ojos humedeciéndose lentamente—. Todavía te veo como mi niña pequeña que se emocionaba cuando la vestía con estampados de cebra y cuando le ponía vestidos de princesas para que tomáramos el té juntas. Pero reconozco que estás creciendo, mírate, toda independiente y tratando de sobrellevar los problemas que tienes con tu prima, cuando yo nunca pude solucionar los míos con mi hermana.
Una lágrima brotó de su ojo y se deslizó por la comisura de sus labios.
—Siento que te fallé como madre —admitió bajando la cabeza—. Tuve que haberte cuidado mejor, como el tesoro irremplazable que eres.
—Me cuidaste bien —dije con un nudo en la garganta. Jamás me había sincerado tanto con mamá. Ninguna de las dos dejábamos entrar a la otra.
—No fue suficiente. Has pasado por mucho en tan corta edad. Pero de ahora en adelante prometo hacer las cosas bien.
—Ya las haces bien.
—No, He estado haciendo algo muy mal desde hace años. Creo que dejaré lo de ser psíquica y buscaré un trabajo real.
Abrí bastante la boca y luego la cerré.
— ¿Qué? ¿Pero si siempre has querido hacer algo divertido de tu vida.
—Ya no más eso no me estaba generando ganancias, solo gastos...
— ¿Ocupas dinero? —Pregunté tímidamente—Sabes que yo puedo dártelo. Si todavía no me despiden del trabajo te puedo dar mi paga del mes.
Ella se apresuró a negar con la cabeza.
—No, ni se te ocurra me he portado como un parasito todos estos años. Guarda el dinero para ti misma, así tu novia no se ve en la necesidad de pedirte matrimonio solo para que te quedes a vivir con ella porque no tienes un lugar propio en el que quedarte.
Sonreí para mis adentros.
A estas alturas papá ya debe haberle tirado algo.
—De todas formas no iba a aceptar una propuesta tan descabellada Santana está loca—le dije. Sonreí de nuevo.
—Es una loca enamorada Y me parece bien que esperes, hija, pero aquí entre nos, déjame decirte que hay una rebaja de vestidos de novias en aquella tienda bonita del centro comercial...
—Mamá...
—Está bien. Yo solo decía. Toda chica debería tener guardado su vestido de novia para cuando llegue el momento de la gran pregunta. Mujer precavida vale por dos.
Rodé los ojos.
Pronto Susan entró en la habitación con una bandeja de cereal Lucky Charms y un vaso de limonada.
—Esto fue lo único que pude encontrar —dijo encogiéndose de hombros y llevándome la comida a la cama.
Le agradecí y empecé a devorar lo más rápido que pude. Al parecer sí me había desmayado del hambre. Pronto me sentí mejor.
Pasaron unos minutos hasta que mi celular empezó a sonar con la canción que identificaba a Santana: Dangerous and Sweet.
— ¿Hola? —dije cuando contesté.
— ¡Nena! —La voz de Santana sonaba agitada, parecía que estaba corriendo—Tu papá no deja de perseguirme para tener cincuenta años está en un muy buen estado físico.
Jadeó, cansada.
— ¿Dónde estás?
—Mira, si no llego con vida a eso de las seis, ten por seguro una cosa —rodé los ojos aun cuando sabía que Santana no podía verme estaba siendo exagerado.
— ¿Qué es?
Ella jadeó más fuerte y se podía escuchar que corría con mayor velocidad.
—Que te amo.
Me paralicé por unos segundos.
— ¿Brittany? ¿Estás ahí? Nena, creo que no fue buena cosa que dijeras en voz alta que me entregaste tu virginidad al menos no frente a tus padres, que creen que soy una ladrona porque piensan que te forcé O eso opina tu papá.
Pronto me regresó el color a la cara y resoplé.
El solo hecho de pensar que mi papá había escuchado cuando confesé algo como eso… sip, no era nada bueno.
—Regresa pronto al departamento, créeme, él se va a cansar dentro de poco —logré decir cuando estuve más calmada.
—No está muy contento, Te hablo más tarde.
Vaya, Santana me había dicho que me amaba esta era la primera vez que lo decía y se sintió muy bien oírlo.
Sonreí y regresé a la labor de devorarme el cereal.
Esa misma noche caí en un sueño profundo, de nuevo tuve pesadillas acerca de chicos persiguiéndome por un camino que no tenía salida ni final, intentando arrancarme la ropa y tomándome del pelo para golpearme contra una pared cada vez que titubeaba y corría a menor velocidad.
Desperté agitada y sudada, dejando que la pesadilla se deslizara fuera de mi sistema.
Ya no estaba en casa de Santana así que reconocí las paredes de mi habitación. Mi papá se había puesto histérico y fue la primera vez, en muchos años, que me gritó de la manera en que lo hizo frente a Santana, Susan y mamá. Me sentí fatal y avergonzada. Al final terminé en su casa, en la misma habitación que venía ocupando desde hace semanas.
Mamá aseguró que denunciarían a Sam; ella y mi padre se reunieron con la madre de él, la señora Henrietta, y ella estaba sumamente apenada.
A estas alturas todo el mundo se enteró del intento de violación que hicieron Rachel, Melissa y Sam, y lo pesada que resultó la broma.
Para mi sorpresa, la fiesta que mi prima planeó desde hace mucho tiempo atrás, fue cancelada. Ahora ella seguramente tendrá una razón más para odiarme.
Todavía asustada por la reciente pesadilla, me senté en una posición vertical en la cama y llevé mis manos a mi pecho para intentar nivelar mi respiración. Toda la habitación estaba a oscuras y la luz de la luna se filtraba a través de la fina tela de las cortinas.
Aun agitada, me deshice de las sábanas que me envolvían como momia, y trepé fuera de la cama para buscar un poco de agua en la cocina.
No terminé de dar ni cinco pasos por la habitación cuando una mano se deslizó por mi cintura, y otra mano fue a parar a mi boca el pánico se presentó de manera instantánea.
Me agité, nerviosa, y comencé a gritar, pero el sonido era amortiguado por esa mano. Lo único que se me ocurrió pensar era que Sam, de alguna forma, logró entrar a mi habitación y ahora venía a terminar con lo que comenzó.
—Shhh —susurró detrás de mí oído. Su mano acariciaba mi vientre y me sujetaba contra su pecho—, nena soy yo, Santana No entres en pánico.
Mi cuerpo se relajó instantáneamente.
Santana retiró su mano de mi boca, pero continuó con la otra en mi cintura.
— ¡Santana, me asustaste! —grité lo más bajo que se podía gritar Mi papá estaba furioso con ella, me prohibió verla y amenazó con dispararle si la veía cerca de mí— Si mi papá se entera que estás aquí nos va a sepultar a las dos.
Ella me dio un beso en la nuca y acercó su nariz para oler mi cuello.
—Si no te has dado cuenta, no soy una chica que sigue las reglas —mordió mi oreja y luego hizo un recorrido de besos por mi pelo. Fue a parar a mi hombro y, con los dientes, retiró el delgado tirante de mi camiseta de dormir.
— ¿Cómo sigue tu mejilla? —le pregunté llevando mis manos hacia las suyas que ahora me tocaban las caderas.
—Tu papá tiene buena puntería más con cosas como bolas, pero yo me muevo rápido —besó mi hombro y lo mordisqueó— ¿Cómo sigues? Desearía que me hubieras dejado matar a ese animal depravado lamedor de pollas de vacas.
—Pues Ya te lo dije, podías meterte en problemas —Me pausé por un momento—. ¿Las vacas tienen pollas?
—Pues lo que sea que tengan, nadie que se considere hombre le haría algo así a una mujer, así que es un lamedor de pollas de vacas. Y no me cambies de tema, ¿cómo estás?
Santana bajó el tirante de mi blusa con sus expertos dedos largos, dejando al descubierto más piel a su paso.
—Ya mejor aunque me duele todo el cuerpo.
—Mmm, desearía darle un tratamiento intensivo con mi lengua a cada parte adolorida.
Bajó todavía más el tirante hasta que lo deslizó por mi mano y dejó mi seno derecho expuesto. Inmediatamente su mano lo cubrió y masajeó.
Eché mi cabeza hacia atrás, sin poder evitarlo, y gemí silenciosamente.
— ¿Por dónde comenzamos? —preguntó en un susurró ronco— ¿Te duele aquí? —Continuó masajeando mi seno— ¿O tal vez aquí?
Su mano se deslizó por la franja que de piel que quedaba expuesta sin la camiseta.
— ¿Aquí? —bajó aún más, llegando a mis caderas y metiendo sus dedos dentro del short de mi pijama. Lo bajó solo un poco.
—Veamos, ¿a dónde más? La doctora Santana solo quiere asegurarse de que estés bien.
Sonreí inevitablemente.
— ¿La doctora Santana? ¿Siquiera estudiaste alguna carrera en la universidad? —pregunté mientras sus dedos se deslizaban un poco más abajo.
—Estudié mecatrónica por dos años. Puedo armar y desarmar lo que sea que se me ponga en frente.
No pude seguir concentrándome en sus palabras porque, por un momento, mientras cerraba los ojos y dejaba que sus dedos se perdieran entre mi ropa interior, los malos recuerdos me atacaron… y atacaron con fuerza.
Los dedos de Santana se convirtieron en los de Melissa, Sam, y de nuevo estaba sobre esa mesa sucia de madera, dejando que la no Marley me abriera las piernas y sintiéndome tan impotente y asustada.
Me aparté inmediatamente de Santana ella notó el cambio en mí ya que comencé a respirar agitadamente mientras me cubría y colocaba el tirante en su lugar. Sentía que me faltaba el aire y pegué mi espalda contra la pared más cercana. Me doblé por la cintura y traté de sacar esas imágenes en mi cabeza.
—Prometo que no va a doler.
—Bebé, no te resistas.
—Deja de luchar, preciosa.
Sus palabras volvieron a mi cabeza.
Pronto sentí que alguien me sacudía de los hombros y me llamaba por mi nombre.
Yo seguía sin poder respirar, era como si se hubiera acabado el oxígeno de todo el mundo; jadeé en busca de aire pero me ahogaba lentamente.
Empecé a golpear el pecho de Santana para gritarle por ayuda pero no podía hablar.
— ¡Britt! RESPIRA —escuché que gritó—Relájate, vamos, respira hondo. Respira conmigo, vamos. Es solo un ataque de pánico, tienes que respirar.
De alguna manera terminé sobre mi cama, con mi cabeza en las piernas de Santana mientras ella trataba de gritarme instrucciones para coger aire y no ahogarme.
Mis pulmones dolían por respirar, por un momento me asusté y pensé que este sería el final para mí Santana parecía leer mis pensamientos porque rápidamente me repitió que dejara de pensar y simplemente me concentrara en dar pequeñas tomadas de aire.
Mi papá irrumpió en la habitación justo en ese momento, encendiendo las luces y golpeando la puerta contra la pared, cargaba un bate de beisbol en la mano y Susan venía detrás de él.
Lágrimas salieron de mis ojos mientras lo miraba por la que sería la última vez.
— ¡¿Qué le estás haciendo, cabrona?! ¡Aléjate de Brittany! ¿Qué le haces? —gritó al verme jadeando y ahogándome logré tragar un nudo que se formó en mi garganta, pero hizo que me doliera más.
Esto era horrible.
— ¡Le está dando un ataque de pánico! ¡Tiene que respirar!
Cerré los ojos, adolorida. Pronto Santana me colocó sobre su regazo y me obligó a respirar con ella, tomándome de la cintura y moviéndome exageradamente para que dejara entrar algo de aire a mis pulmones.
Funcionó porque pronto comencé a sentir que me relajaba y mi sistema volvió a la
normalidad.
—Bien, Así —susurró Santana Finalmente respiré hondo una última vez, agradecida por no haberme desmayado, y me limpié las lágrimas que se habían escapado de mis ojos.
Papá seguía parado cerca de la puerta, viendo la escena y apretando su mandíbula con fuerza.
Susan irrumpió en la habitación y me alcanzó un vaso con agua que, gustosamente, me tomé enseguida.
— ¿Ya estás mejor? ¿Qué sucedió? —me preguntó sobando mi cabeza.
—Solo… solo… Todo pasó. Lo siento, no quería despertarlos.
—No te preocupes linda, nos asustamos mucho.
—Vete de mi casa —gritó papá. Los tres nos removimos incómodos.
— ¿Qué…? —abrí la boca y luego la cerré. ¿Iba a correr a Santana? ¿Es que nunca iba a aceptar que la quería y que era imposible deshacerme de ella?
—Brittany, vete de mi casa —repitió con voz más tranquila dejó el bate a un lado y se cruzó de brazos.
Boqueé como un pez.
¡¿Me estaba echando a mí?!
Él suspiró, cansado, y se acercó hacia nosotros a paso lento.
—Te estoy dando permiso para que te vayas con ella —señaló a Santana—Reconozco que se preocupa por ti, y cualquier padre sería un tonto por ignorar eso.
No podía creerlo, ¿quería que me fuera con Santana? ¿La chica de la que se estuvo quejando todo el día? ¿La delincuente tatuada del que me prohibía acercarme?
— ¿Quieres que me vaya con Santana? —Seguía en shock. Probablemente morí y ahora estaba viviendo en mi utopía de ensueño— ¿Y hasta ahora se te ocurre decirme esto?
—Quiero que persigas lo que te haga feliz —Se encogió de hombros.
Santana me apretó y me sostuvo entre sus brazos.
—Oye, dije que podía ir, pero al menos espero que no repases a mi hija frente a mis narices. Aleja tus manos, aléjalas. Eso es, ahora quiero verte a diez pasos de distancia de ella.
Sentí el peso de Santana desparecer de la cama, y la vi levantarse hasta apoyarse en el pequeño armario de fondo.
— ¿Sabes qué? Ya me estoy arrepintiendo, esto es una mala idea. Mira, te daré permiso de salir con mi hija pero ya no te la lleves, es mucha tentación para una sola noche.
— ¡Papá!
— ¿Qué? ¿Dejarías a un lobo dormir con una oveja y le harías prometer que no la toque? Inevitablemente habrá sangre en las sábanas al día siguiente, y la oveja no va a estar por ningún lado —se dirigió a Santana—No señora, visitas a mi hija en horas viables, cuando esté yo en casa. Cualquier lugar que quieras ir con ella tendré que autorizarlo yo primero. Y veré si las acompaño o no.
—Cariño —Susan lo tomó del brazo—, ¿para qué le dijiste a Britt que se fuera con ella entonces? Tu solito te contradices.
—Fue por la emoción del momento —le respondió en voz baja, pero la verdad era que todos pudimos escucharlo— Britt, tú te quedas aquí. Que te visite mañana, y que no interfiera en tu trabajo.
Iba a decir algo pero papá volvió a hablar, cambiando de idea rápidamente.
—Y nada de verse a solas… por cierto, ¿cómo entraste en la habitación de mi hija? —Miró a Santana con rabia, entrecerrando los ojos y agarrando de nuevo el bate que había dejado a un lado—No hay duda de que tus mañas de delincuente todavía te siguen ¿Entraste por la ventana?
Observé a Santana, esperando que no provocara a mi padre, pero ella estaba seria, incluso se podría decir que lucía asustada, y presentía que no era papá quien la puso así.
Nuestros ojos se encontraron, se miraron por largos y eternos segundos hasta que papá se puso frente a mí, quebrando la preciosa concentración que teníamos Santana y yo.
— ¡Dejen de verse de esa manera! —Se giró para encarar a Santana— ¡Deja de verla como si fuera un postre! Puedo ver tus colmillos debajo de todo ese rostro bonito.
La Santana seria me miró por última vez antes de dejar salir a la Santana relajada y segura de sí misma.
— ¿Acaba de decir que tengo un rostro bonito, señor? —elevó sus cejas e hizo una mueca para evitar sonreír ante la situación.
Papá se puso a discutir con ella por otros quince minutos más; entre los dos lograron acabar con la delgada relación que apenas se acababa de formar.
Pero yo no tenía puesta la cabeza en eso, yo sólo me limitaba a intentar interpretar esa rara mirada de “no te merezco” que me dio Santana hace unos momentos podía presentir que ella estaba asustada, asustada de que yo haya quedado marcada por el recuerdo de las manos de Marley para siempre.
Y admitiendo la verdad, yo también lo estaba.
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Hola Hola
Bueno paso para dejarles otro capitulo espero que les guste
Saludos Y besos
COMENTEN!
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
holap dan,.....
me divierto con san cuando molesta al papa de britt,.. jajajaja
ame como cuida a britt con todo lo que le paso???
que hizo san en ese tiempo que "fue a buscar comida"????,.... en serio britt no controla el subconsciente jajajaj decir porque perdió la virginidad en vos alta jajajajaj bueno por lo menos en el intento antes de morir san le dijo que la ama,....
nos vemos!!!
me divierto con san cuando molesta al papa de britt,.. jajajaja
ame como cuida a britt con todo lo que le paso???
que hizo san en ese tiempo que "fue a buscar comida"????,.... en serio britt no controla el subconsciente jajajaj decir porque perdió la virginidad en vos alta jajajajaj bueno por lo menos en el intento antes de morir san le dijo que la ama,....
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Hola!! ahora también el padre de Britt esta loco!!
Obvio que Britt iba a tener ataques de pánico!!
Saludos
Obvio que Britt iba a tener ataques de pánico!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
AAAAAAY, me da penita
porque igual lo entiendo
y era obvio que Britt
podía quedar con traumas :(
espero que sigas
actualizando ^^
SALUDOS!!
porque igual lo entiendo
y era obvio que Britt
podía quedar con traumas :(
espero que sigas
actualizando ^^
SALUDOS!!
BcabreraR** - Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 28/05/2014
Edad : 29
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
3:) escribió:holap dan,.....
me divierto con san cuando molesta al papa de britt,.. jajajaja
ame como cuida a britt con todo lo que le paso???
que hizo san en ese tiempo que "fue a buscar comida"????,.... en serio britt no controla el subconsciente jajajaj decir porque perdió la virginidad en vos alta jajajajaj bueno por lo menos en el intento antes de morir san le dijo que la ama,....
nos vemos!!!
Hola Hola!
JAJAJAJ san hace todo lo posible por hacerle la vida imposible al papa de britt y en algun punto ya se vera ! y jajajjajajajajajajaja britt XD !
Saludos
monica.santander escribió:Hola!! ahora también el padre de Britt esta loco!!
Obvio que Britt iba a tener ataques de pánico!!
Saludos
Hola hola!
Jajajajajaj esta muy loco jajajja y exacto eso pasara !
Saludos
BcabreraR escribió:AAAAAAY, me da penita
porque igual lo entiendo
y era obvio que Britt
podía quedar con traumas :(
espero que sigas
actualizando ^^
SALUDOS!!
Hola Hola!
Eso es algo innevitable tenia que quedar una secuela de todo esto!
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Anddy Rivera Morris escribió:¡Oh my God!
Hola hola!
Viste !
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Capítulo 27
— ¿Estás bien? —Shio se acercó detrás de mí mientras yo ordenaba un estante de libros en la sección de paranormal.
Le di una vaga sonrisa y me dediqué a continuar con mi labor.
—Sí, bien.
—No me engañas, detrás de todo un “bien” se esconde un: “me siento como la mierda”. Anda, cuéntame qué te pasa. Prometo guardar el secreto, soy muy buena en eso. Si no, pregúntale a Mike, que él es testigo de lo sigilosa que fui cuando me contó lo de su incómoda comezón en… Ah, olvídalo.
Sonreí genuinamente en esta ocasión.
—En serio, todo va bien —le aseguré.
—Que te hayan asaltado puede ser traumatizante —dijo pegando la espalda contra el estante que cuidadosamente ordenaba.
Tuve que mentirle a mi jefa (y a todo el personal de la librería), y le dije que nunca había podido reunirme con su hijastra porque me asaltaron en el camino. Ella se puso melosa y simpática conmigo, y yo prometí hacerlo mejor la próxima vez.
—No, no con ese labio roto. Le pediré a Mindy que la acompañe —me había dicho ella despegando la vista de la pila de papeles que le llenaban el escritorio.
Hice una mueca y me llevé una mano a mi labio hinchado.
—No pienses que lo hago por ser mezquina —se justificó— Te había pedido que tú la acompañaras porque eres bonita, y ella es fotógrafa Ocupaba una modelo para sus fotos.
Pero con ese labio…
¿Ella era fotógrafa? ¿Y Laura me recomendó para que me fotografiara a mí?
—Eres exactamente su tipo ella fotografía a chicas con el mismo perfil que tú, por eso se me ocurrió enviarte.
Asentí una sola vez y decidí irme de su oficina. Laura no me había despedido, y se portó muy bien conmigo después de la enorme mentira que le solté. No quería andar gritando a los cuatro vientos que casi me violaban así que me inventé una nueva historia.
Regresé al presente y me di cuenta que Shio continuaba hablando:
—Una vez me asaltaron en un autobús. Fue horrible, el sujeto llevaba traje y corbata y nos sorprendió a todos cuando sacó una pistola del chaleco. Tuve que entregarle el anillo de plata que mi novio me había regalado en ese entonces. Definitivamente caras vemos…
Hizo un puchero y me ayudó a terminar de arreglar los estantes.
—Siendo sincera, no dejo de pensar en eso —admití. La otra noche me había dado un ataque de pánico. Jamás en la vida había tenido uno. Fue horrible.
Desde ese entonces Santana se portaba distante conmigo. Me hablaba poco o nada, y no se aparecía por casa de papá. Llevábamos así tres días.
¿Acaso yo había hecho algo malo?
Ella me dijo que me amaba, aunque pronto me estuve cuestionando si no fui yo quien lo imaginó todo.
—Te recuperarás —me aseguró Shio—. Aunque ahora parezca que no vas a poder soportarlo, lo harás. Estarás bien.
Sonreí, esperando que fuera verdad lo que decía. No quería quedar marcada de por vida.
—Oh, mira quién ha entrado por esa puerta —Shio cambió de tema, tomándome del brazo y obligándome a ver.
Por un momento se me salió el corazón al pensar que podía ser Santana, pero no era ella, sino una chica de cabello café con un atuendo poco destacable, más sin embargo, llamativa.
Usaba lentes y una boina marrón claro que resaltaba sus ojos color azul.
Saludó tímidamente a una Mindy aburrida que masticaba su fiel goma de mascar color rosa.
Supe quién era ella desde el momento en que abrió la boca y pronunció palabras con un marcado acento italiano.
¡Ella tenía que ser la verdadera Marley!
—Busco a Laura… la dueña de la tienda —dijo en un tono jovial. No parecía ser mayor que yo, tal vez compartíamos la misma edad.
Mindy señaló con su dedo hacia la puerta de la oficina de Laura, y luego regresó a su labor de tararear la canción que sonaba de fondo en la librería.
La chica caminó a paso lento hasta quedar frente a la puerta. Vio a todos lados antes de tocar primero y luego entrar.
—Esa debe ser la hijastra de la condesa vampiro —susurró Shio en mi oído—. Se mira tan tierna y adorable… dan ganas de lamerla como a una paleta helada, y morder su centro para saber si tiene un relleno igual de delicioso.
— ¡Qué morbosa eres! —me reí con ella ante su descripción.
—Yo solo digo la verdad. Oye, me contó Mindy que te ofreció la habitación que queda disponible en su casa.
Asentí con la cabeza.
Saqué una pila de libros cuya portada era de una margarita tirada en el suelo, y los comencé a ordenar en la sección de “Libros que te cambian la vida”.
— ¿Y piensas aceptar? Porque si dices que sí, entonces déjame decirte que las tres seremos compañeras de habitación —chilló emocionada.
—Pues…
—Anda, di que sí. El precio es razonable y los servicios públicos están enteros… Bueno, casi. Tienes que jalar la cadena del baño al menos unas tres veces seguidas para que no salga expulsada el agua hacia arriba pero, eso es todo. Lo juro.
— ¿Qué pasa si solo la jalo una vez?
—Créeme, no quieres saberlo. Mindy y yo lo descubrimos de la peor manera posible. Gracias a Dios solo había hecho del uno porque si no… ¡chocolate marrón por toda la cara!
—Ugh, demasiados detalles.
— ¿Entonces?
—Mindy me había dicho que tenía una compañera de dormitorio algo loca. Nunca me dijo que eras tú.
— ¡¿Te dijo que yo era la loca?! Jum.
—Brittany, ven aquí un momento —me llamó Laura desde el otro lado del local, asomando la cabeza por la puerta de su oficina.
Rápidamente le di una mirada aterrada a Shio, y me movilicé hacia mi jefa.
— ¿Qué ocurre? —pregunté una vez que cerré la puerta tras de mí. Vi disimuladamente a la chica sentada a la izquierda de su escritorio.
—Te quiero presentar a Marley, la hija de mi prometido.
Marley se puso de pie y me examinó de abajo hacia arriba, y a diferencia de la copia barata llamada Melissa que conocí el otro día, ella me miraba no con morbosidad sino que con curiosidad.
Me dio un asentimiento de cabeza y se enfocó en mi labio hinchado y de color púrpura que aún me recordaba mi experiencia traumática.
—Muy linda —me dijo, apenas y pude entenderle por lo pesado de su acento italiano. Me sonrió en aprobación y volvió a su asiento.
—Marley necesita una modelo para sus fotografías, acompáñala —ordenó Laura.
— ¿Qué… qué ocurrió con Mindy? —pregunté tartamudeando.
—Me dijo que le dolía la cabeza. Ella se pone delicada cuando tiene algún síntoma de malestar.
—Bien —acepté agachando la mirada.
No estaba preparada para irme yo sola con una chica que apenas conocía, peor si era para tomarme fotos. No me sentía cómoda con eso. Había aprendido la lección.
—Perfetto, grazie mille —escuché que exclamó ella Entonces se movió para darme un beso en ambas mejillas.
Laura me miró de reojo y enarcó una ceja cuando notó cómo me ruborizaba lentamente.
Cuando salí de su oficina, Shio me alcanzó y me llevó hacia donde antes nos encontrábamos.
— ¿Y? ¿Qué quería la víbora de dos cabezas? —preguntó, inquieta.
Me encogí de hombros.
—Me dijo que acompañara a Marley.
Shio comenzó a dar saltitos.
—Tienes una suerte de oro. Ya quisiera conocer las chicas que tú conoces. ¿Será que vivimos entre dos mundos paralelos y a ti te tocó la mejor parte? Porque amiga, a mi sólo se me acercan tipas feas o ancianos. Estoy cansada de ahuyentar a los sujetos casados.
Me reí un poco.
Luego fijé la vista en el estante de “Libros que te cambian la vida” y noté que Shio había colocado algunos para mayores de edad y otros que deberían estar en el aparador de paranormales.
— ¡Shio! Esos no deben ir ahí.
Ella dirigió su mirada hacia donde le indicaba, y sacó uno de los libros para enseñármelo.
— ¿Qué? ¿Cómeme con Chocolate no debería estar en esta sección? ¿Por qué? A mí me cambió la vida. Cuando Fiona entra en el despacho de Liam —comenzó a contar parte de la historia— y él, literalmente hablando, se come las bragas de ella… simplemente no pude soportarlo. Jamás volveré a ver las bragas de la misma forma. Merece estar en esta sección.
No discutí con ella por eso.
— ¿Ya pensaste si te mudarás con nosotras? —volvió a preguntarme después de un segundo de silencio.
—Hoy en la noche te doy mi respuesta.
Aunque probablemente terminaría aceptando.
—Bien, vas a ver que nos vamos a divertir juntas. ¡Cero supervisiones paternales! Aunque tenemos por norma general dormirnos temprano, Mindy deja que Rody, su serpiente, ande libre por la noche así que para evitar toparse con esa cosa en la oscuridad, cada quien corre a su habitación.
Vivir con ellas definitivamente sería algo diferente. Tendría que comentar esto con Santana, si es que volvía a hablarme de nuevo.
Fue una tarde calurosa y larga, Marley era una chica entusiasta y con gran carisma. Tomó bellas fotos del paisaje, e incluso enmarcó preciosas perspectivas de los edificios que íbamos viendo a nuestro paso.
También fotografió a una pareja de novios tomados de la mano, ofreciéndose una bebida energética mientras compartían una sonrisa secreta.
Como a eso de las tres, nos dio hambre y nos detuvimos a comprar bocadillos en una panadería llamada, irónicamente, Kevin y Lila.
Marley tomó fotos de las sillas de madera del local, y pidió té helado mientras compartíamos una rosquilla glaseada.
—Me encanta todo —dijo viendo en varias direcciones y enfocando su lente a lo que le parecía interesante.
Sonreí ante su entusiasmo.
De pronto, mientras me llevaba el vaso de té a la boca, vi que el nuevo punto de enfoque de la cámara era yo. Levanté la vista justo cuando me tomaba la foto.
— ¿Por qué tienes el labio morado? —me preguntó, examinando la imagen que acababa de tomarme con su cámara.
Aparté los ojos y me fijé en un pequeño cartel anunciando los sándwiches del día.
—Me caí —mentí. Dejé que mis dedos recorrieran el material del mantel a cuadros que cubría nuestra mesa y toqué la tela sintética con minuciosa atención—. Fui a dar directo al borde la bañera, fue hace tres días.
Ella arrugó la cara.
—Che Spavento! Debió ser doloroso.
—Demasiado.
No sabía el por qué, pero no pude ser sincera y decirle la verdad. No me gustaba llamar la atención sobre mí misma, y no quería que fuera a enojarse pensando que hubo alguien que intentó usurpar su lugar.
— ¿Esa caída también provocó la marca de dedos en tu brazo? —preguntó viendo mi ahora descubierto brazo. La manga de mi camiseta se había levantado ligeramente dando un buen vistazo de cuando Sam me sujetó en una de las tantas veces que me forzó a permanecer quieta.
Me lo cubrí inmediatamente.
—Eso fue otra caída. Soy muy torpe, suelo caerme mucho. De repente se me antojó uno de esos sándwiches de pollo, ¿quieres uno? —rápidamente cambié de tema.
—Claro —dijo encogiéndose de hombros y cediendo en cuanto a lo de mi brazo.
Me levanté de prisa, y me dirigí a la barra de madera en donde una mujer de mediana edad me atendió con amabilidad y una enorme sonrisa.
— ¿Qué puedo hacer por ti, cielo? —preguntó ella.
Yo le pedí cualquier clase de sándwich en el que pudieran demorarse unos minutos de más; no quería regresar a la mesa con Marley porque quería evadir la verdad.
Ella me guiñó un ojo y dirigió hacia un tipo musculoso y de huesos anchos para repetirle mi orden.
Él sonrió y le dio un beso en la boca, para mi asombro.
—Oh, él es mi marido: Kevin, el dueño del restaurante —dijo una vez que regresó frente a mí.
—Supongo entonces que debes ser Lila.
—Sí, supones bien. No te había visto antes por aquí. Toma, esto es de parte de la casa —me pasó un pedacito de pan color café y, al olerlo, pude sentir el chocolate impregnado en la masa.
Sonreí y lo acepté con gusto. Le di una mordida y me encantó el sabor. Curiosamente mi salida con ésta Marley me recordó a mi salida con la otra.
El pánico me entró repentinamente y giré la cabeza para ver si Sam no me estaba espiando por alguna parte. El cómodo local se encontraba relativamente lleno y, pasando superficialmente la vista sobre los clientes, noté que no había señales de mi acosador. Pero eso no hizo mucho por tranquilizarme.
Rachel me había dicho que supo sobre Marley porque Sam me estuvo siguiendo, no sabía si en estos momentos estaba siendo observada también.
Repentinamente mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo. Lo cogí y vi que era un mensaje de Santana.
Lo abrí, dedicándole una sonrisa en el rostro, pero esta se borró al leerlo.
«Tenemos que hablar, Te espero esta noche en mi lugar. »
Por alguna razón eso me preocupó más de lo que ver a Sam me preocuparía Santana jamás había sido así de seria en un mensaje.
Le envié una carita feliz, aunque realmente algo dentro de mí me decía que esto no era nada bueno.
Marley notó inmediatamente el cambio que tuve al llegar a la mesa con mi sándwich de pollo.
— ¿Qué está mal? —preguntó.
Negué con la cabeza. Ni siquiera yo lo sabía.
Tragué saliva y me obligué a sonreír para no preocuparla.
—Nada, Creo que ya va siendo hora de regresar a la librería.
Comí en modo automático y me tomé todo mi té helado de un sorbo.
Marley aprovechó para tomarme otra foto.
— ¿Qué te parece si nos vamos caminando? —propuso—. Con esta luz las cosas se miran realmente maravillosas
Acepté y traté de olvidar el por qué le era tan necesario a Santana hablar conmigo después de ignorarme durante tres días.
Mientras avanzábamos por la acera, Marley me pidió que posara junto a un letrero con globos y luego que mirara hacia otro lado menos a la cámara. También me tomó varias fotos mientras yo no posaba y simplemente me relajaba con el ambiente tan tranquilo en esta parte de la ciudad. Estábamos a unos minutos de la playa en donde Santana me presentó a sus amigos, y en donde conocí a la insoportable de Kitty Sonreí al recordar cuando le pregunté a ella si era ladrona.
Después nos movimos de allí y nos tomamos unos refrescos para atenuar el calor que siempre venía a finales de Marzo.
La verdad es que me divertí mucho, me caía bien esta Marley y su acento me parecía adorable ella miraba todo como si nunca en la vida conociera nada igual.
Su cabello café parecía brillar bajo la luz del sol. Se ajustaba los lentes siempre que iba a tomar una nueva foto con su cámara Polaroid, y una vez que la fotografía instantánea salía, ella la observaba con admiración y la guardaba en el bolsillo de su chaqueta.
Nos tardamos en regresar a la librería, por lo menos una hora.
En el camino nos detuvimos para fotografiar a un vendedor de frutos secos y a un chico vestido como Mickey Mouse.
En general la pasamos bien. Hasta que recordé que ese mismo día tenía que ver a Santana y preguntarle por qué me estaba ignorando tanto.
— ¿Qué te sucede? —Me preguntó Marley cuando vio lo nerviosa que estaba. Justo nos encontrábamos a un paso de entrar en la librería.
— ¿Por qué piensas que me ocurre algo?
—Porque te guste o no, reconozco y veo los síntomas de alguien que ha sido maltratado.
Negué con la cabeza, ese era un tema del que no quería hablar en esos momentos.
— ¿Fue tu novia? —preguntó ella, abriéndome la puerta de entrada del local—, ¿o algún familiar?
—Mira… —Antes de que pudiera ponerme a protestar, ella me hizo una seña para que no dijera nada.
—No tienes por qué contarme. Solo quiero que sepas que puedes recibir ayuda. Cuenta con las personas que tienes alrededor; cuenta conmigo.
Asentí y guardé silencio.
Si tan solo supiera…
Ella extendió su mano y depositó un papel en mi palma. Me hizo una pequeña reverencia con su boina antes de perderse dentro de la librería.
Mientras la veía alejarse, inspeccioné lo que había puesto en mi mano: era una de las fotografías que me tomó, de cuando estábamos con los globos y uno de ellos, el de color turquesa, se pegó en mi cabeza y creó estática con mi cabello.
En la imagen me miraba feliz y contenta.
Me preguntaba hasta cuándo me iba a durar esa felicidad.
Esa noche me dirigí al departamento de Santana, estaba nerviosa y no paraba de comerme las uñas. ¿Para qué quería verme?
Tenía un mal, mal presentimiento.
De alguna manera llegué hasta la puerta de su edificio, y como pude, saludé al portero y caminé hacia el elevador. Una música brasileña me acompañó en mi corta subida hasta el sexto piso.
De ahí, mis pies caminaron en automático y el puño de mi mano tocó la dura superficie de la puerta de Santana de igual forma: como si mi cuerpo se manejara solo y a su antojo.
Me mordí el interior de mi mejilla mientras esperaba a que abriera, y pasé mi lengua por mis dientes, repasándolos de uno a uno y familiarizándome con sus formas.
Finalmente ella abrió y me miró de pies a cabeza.
—Viniste…
— ¿No me pediste que viniera?
—Sí, pero pensé que estarías enojada conmigo por no haberte llamado en todo este tiempo. Creí que me dejarías plantada Merecía que me dejaras plantada.
— ¿Qué pasa?
Entonces vi algo que jamás había visto en su rostro. Sus ojos se miraban cansados y parecían haber llorado mares.
Aunque intenté mantener mis manos alejadas de ella, me fue imposible no llevarlas a su rostro y tocar sus párpados o sus mejillas.
— ¿Estuviste llorando? —pregunté, temerosa—. ¿Te desvelaste, tal vez?
—Entra, hay algo que debo contarte.
— ¿Está todo bien?
Ella murmuró algo que no logré entender, y me insistió para que entrara a su departamento.
Me resigné a que no me dijera nada y me dirigí hasta la sala. Antes de sentarme en el sofá, ella me tomó suavemente por el codo y negó con la cabeza.
—No aquí, nena. Hablemos allá —señaló la puerta de su dormitorio.
Asentí y nos trasladamos de nuevo.
Mientras pasábamos, vi a Steve, el zorrillo, esconderse debajo del sofá.
Zorrillo con suerte, al menos podía huir de la situación. Pensé enseguida.
Una vez dentro de su habitación, Santana me tomó de la cintura e inmediatamente atrajo su boca a la mía.
Como no entendía muy bien qué pasaba, dejé mis ojos abiertos durante unos segundos y luego los cerré. Su boca sometía a la mía, sus labios no dejaban de provocarme. Hasta que sus manos fueron a parar a mi trasero y tuve que separarme un poco para saber qué estaba pasando con ella.
—Lamento haber desaparecido estos últimos días —comenzó a decir, no dejó que yo le preguntara primero—Pero tenía asuntos que resolver.
— ¿Me vas a decir qué pasó?
Santana suspiró sin muchas ganas de querer abrirse para mí.
—Después ahora todo se trata de ti, ¿entiendes? —empezó a acariciar mi cabello y besó mi frente.
—N... No entiendo...
Ella inclinó su cabeza para que sus ojos y mis ojos quedaran viéndose desde la misma altura. Puso sus manos en mis mejillas y comenzó a trazar círculos con sus pulgares.
—Britt, quiero saber si estás bien lo que pasó el otro día...
Abrí la boca y la cerré.
—No —la detuve antes de que siguiera hablando—No quiero hablar de lo que pasó ese día.
—Pero nena...
—Santana, por favor no insistas. Estoy bien. Te lo puedo asegurar.
Vi sus ojos cafés oscurecerse más y se apartó abruptamente de mí.
—No, no estás bien. ¡Un ataque de pánico no es síntoma de encontrarse en buenas condiciones!
— ¡¿Y cómo sabías tú que era un ataque de pánico?! —grité de vuelta. Estaba haciéndome enojar muy rápido.
—Porque yo los tuve a los quince años.
Oír eso me ablandó un poco.
Me crucé de brazos y me senté a orillas de la cama. Miré en dirección a la pared con un enorme ventanal de vidrio dándome una vista de varios edificios y casas pequeñas iluminadas de noche, y luego regresé a los ojos de Santana.
—Yo… —comencé a decir—, ya estoy mejor, tienes que confiar en mí.
—Brittany, sé que toda esta experiencia fue traumática para ti. Broma o no, las sensaciones siempre se quedan contigo. ¡Intentaron violarte, privarte de una decisión importante! Por supuesto que tienes que estar molesta.
Agaché la cabeza, queriendo ocultar mis ojos de los suyos.
—Por favor Santana, no insistas. ¿Estás tratando de desviar el tema? Porque aún no me has dicho qué pasó contigo en estos días.
La comisura de mis labios tembló ligeramente. No podía hacerle frente a la posible realidad de que tal vez yo estuviera traumada por mucho tiempo.
Santana pasó una mano por su cabello oscuro, dando un suspiro exagerado.
—Se trata de mi hermano. Él no ha respondido muy bien a la terapia de electrochoque que le han impuesto últimamente. Quería llevarte conmigo para que lo conocieras, pero no creo que estés preparada para él.
Fruncí el ceño.
— ¿Qué te hace pensar que no lo estoy...?
—Porque él es un violador, Brittany Por eso —respondió de manera seca.
Mi boca quedó abierta.
— ¿Cómo te has sentido estos últimos días? —siguió hablando, ignorando por completo mi reacción de puro asombro—. ¿Con miedo? ¿Pánico? ¿Descontrolada? Pues bien, mi hermano disfrutaba esa sensación, y más si dichas chicas estaban completamente expuestas y a su voluntad. ¿Quieres saber cómo sé todo esto?
Santana estaba exaltada, y yo no sabía qué decir.
Negué con la cabeza.
—Porque él violó a mi primera novia la sedó y luego me hizo ver todo lo que le hizo. Yo tenía trece años.
Abrí más la boca. Parpadeé intentando registrar en mi cerebro lo ocurrido.
— ¿Te imaginas que edad tenía ella? Doce.
Tragué hondo y algo en mi pecho se removió incómodamente.
— ¡Nadie puede culparme por odiarlo! y ahora, ese infeliz se está muriendo. ¡Se está muriendo, Brittany! —para mi sorpresa sus ojos se pusieron acuosos y empezó a reír sin humor. Su cara estaba roja, y ella no dejaba de pasearse de un lado a otro de la habitación— ¿Quieres saber lo peor de todo? Que yo no hice nada al respecto, solo me quedé parada como una observadora más. Un mero espectador en una violación de una niña.
Lágrimas brotaron de sus ojos.
Me puse de pie para acercarme a su lado, pero ella se alejó y me despachó a mi sitio con un gesto de mano.
—Santana...
—Ahórratelo —me cortó. Se pasó agresivamente la palma de la mano por sus mejillas para deshacerse de las lágrimas—. No lo merezco. Soy la peor clase de tipa en este mundo: una perfecta pasiva que no hizo nada cuando su hermano mayor violaba una y otra vez a su novia inconsciente. Solo fui una observadora silenciosa que vio cómo ella se introducía una y otra vez en el cuerpo de una pequeña niña. Aún recuerdo que cuando terminó, la dejó en el suelo del baño como si fuera un sucio trapo del que se tenía que deshacer.
Mis ojos también comenzaron a nublarse, y ahogué un sollozo.
—Su nombre era Emilia —continuó diciendo. Ya no quería seguir escuchándola Me sentía mal por ella, pero tampoco sabía qué hacer—. Cuando se despertó, ya no era la misma. Y creo que ella también lo notó porque ese día se fue inmediatamente de mi casa y evitó todo contacto conmigo. Mi hermano se encargó de no dejar huella de la sangre en donde la pequeña dejó su virginidad pero estoy segura que ella tuvo que saberlo.
Me estremecí.
Quería taparme los oídos, huir y no seguir escuchándola.
—Dijiste... —me aclaré la garganta y me obligué a hacer la pregunta— dijiste que se llamaba Emilia ¿Por qué en tiempo pasado?
—Un año después se suicidó ella sabía que algo le había pasado, pero nunca dijo nada. Se quedó callada, pensando que seguramente fui yo quien la violó. Yo tampoco dije nada. Me quedé callada como una idiota cobarde. Pude haberle dicho a mis padres, o tal vez a los padres de ella, pero no. No hice absolutamente nada por ayudarla.
Lloré silenciosamente por la niña cuya vida había sido quitada. Aparté la vista de una Santana que todavía lloraba sin pudor y que ahora estaba sentada en el suelo.
Con las manos se jalaba el cabello y continuaba atormentándose con el recuerdo de su pasado.
— ¿Sabes qué? —continuó hablando, su voz rota y lastimera—. Yo admiraba a mi hermano. Lo tenía en un pedestal. Jamás me imaginé que él haría eso; lo quería. Así que te imaginaras que la decepción fue enorme.
Mis rodillas temblaban así que me senté también en el suelo, al lado de ella, apoyándome en una pared.
—A los pocos días de haberme enterado que Emilia se suicidó, le conté a Aarón lo sucedido y él simplemente me preguntó "¿Quién es Emilia?". Ese mismo año él se comprometió con su novia, Clarissa, la madre de Nicole. Estuve de pie en su boda, aplaudiéndole al hombre que violó a una niña, pero curiosamente, sentía que entre los dos, el mayor daño lo causé yo. Lo que más me duele —hizo una pausa y tragó el nudo en su garganta— es que yo la quería. Pero mi silencio la mató. Ahora entiendes el por qué yo no merezco a nadie, y mucho menos a alguien como tú.
Giré mi rostro para verla Me encontraba llorando como desquiciada, observando las lágrimas que caían también por su rostro.
—Te dije que soy una plaga —dijo viéndome a los ojos—. Y alguien como yo no puede estar con alguien como tú. Lo siento Brittany, pero estoy tan jodida que hubiera deseado que nunca te enamoraras de mí. Cuando vi que entrabas en ataque de pánico el otro día... Yo, yo no pude soportarlo. Tú mereces a alguien mejor, y yo nunca podré ser esa alguien.
— ¿Qué? —sentí que una roca de gran tamaño me caía en la cabeza, aplastándome con el conocimiento de las cosas.
—Encuentra la felicidad en otra persona, una que no esté tan dañada como yo.
—Santana... por favor no me alejes.
—Mi hermano se está muriendo y no sé si sentirme aliviada o infeliz por él, ¿en qué clase de persona me convierte eso? —ignoró por completo lo que le dije—. Será mejor que me marche. Siéntete libre de quedarte todo el tiempo que quieras. Por tu bienestar, aléjate de mí. No lo valgo.
Se puso de pie, tambaleando un poco al levantarse.
Inmediatamente la tomé de la camisa para retenerla y que no se fuera a ir.
—No te vayas —supliqué—No me dejes, No me sueltes algo como eso y luego huyas.
Pero ella simplemente retiró mi mano y caminó como si no hubiera escuchado nada.
Dejándome sola y hecha pedazos.
No podía dejar de pensar en las cosas que me dijo. La escuché golpear la puerta principal cuando salió, y hasta ese momento reaccioné y me puse de pie para seguirla Me detuve antes de llegar a la sala, pensando que tal vez lo mejor era dejarla sola por un momento ella necesitaba lidiar con esto de alguna manera, y yo también necesitaba poner en orden mi cabeza.
Me senté en uno de los taburetes de la cocina, y me quedé viendo a la nada. Consumida por las sensaciones de lo que Santana me dijo.
Alrededor de dos horas después, escuché el sonido de llaves en la puerta.
Enjugué las pocas lágrimas que todavía seguía derramando, y me puse de pie para recibir a Santana.
Ella abrió con dificultad y casi se cae cuando empujó la puerta con un poco más de fuerza.
Vi que se tambaleaba y que lanzaba sus llaves al suelo.
Estaba ebria.
Me acerqué para ayudarla pero ella me ignoró o no me vio.
Fui a pararme frente a ella, y entonces me prestó atención.
— ¿Qué haces todavía... aquí? —apenas y lograba entenderle.
—Tome una decisión, por las dos.
Ella continuó moviéndose, esta vez quitando su camiseta mientras caminaba en dirección a su dormitorio, ignorándome a su paso.
—Vete Brittany No quiero verte justo ahora.
Me planté de nuevo frente a ella y me crucé de brazos.
—Escúchame, no sé por qué todavía te sigues culpando por algo que pasó hace tantos años. Sé que es un asunto muy delicado pero...
Santana se acercó rápidamente hacia mí. En un acto reflejo yo retrocedí y me pegué contra la pared. Sus brazos no tardaron en viajar a los costados de mi cabeza.
Sentí algo de pánico flotar por el borde de mi subconsciente, pero me lo tragué repitiendo una y otra vez que esta era Santana y ella era incapaz de lastimarme... al menos no físicamente.
—Brittany... —arrastró las palabras. Pude oler el alcohol en su aliento—, soy la culpable por haber matado a una persona. Emilia murió por mi culpa. Le robé la infancia a una niña. Claro que no hay día que pase sin que piense en mis actos de cobardía. Mi vida no ha sido fácil, y trato con todas mis fuerzas que Nicole no tenga que pasar por tantas cosas dolorosas; por eso y más es que evito que mi hermano la vea. ¿Te imaginas si él llega a... ? Si él... No podría aguantarlo.
Santana continuaba apretándome contra la pared, sujetando mis hombros y poniéndose demasiado cerca.
Su cuerpo apestaba a cigarrillo y alcohol fuerte. Parecía como si se hubiera bebido todo el licor de un bar.
— ¿Por qué nunca me contaste nada de esto? —pregunté suavemente. Llorando sin saber que lo hacía.
—Porque me da vergüenza —susurró igual de suave contra mi oído—Porque seguramente ahora te debo dar asco.
Negué con la cabeza. ¿Cómo podía pensar eso?
—Yo jamás creería algo así —le dije— Jamás me darías asco.
—Entonces pruébalo.
— ¿Cómo?
—Duerme conmigo.
Al oírla, todos los vellos de mi cuerpo se erizaron simultáneamente.
Ella llevó sus dedos a mis labios para acariciarlo lentamente.
Luego su boca se apretó contra la mía para fundirnos en un beso doloroso; un beso que no fue para nada tierno y suave.
Su boca se abría más, y por ende, la mía también lo hacía.
Su lengua se deslizó por mis labios con facilidad y pronto estuvo dentro de mi boca.
Besándome con habilidad.
Podía saborear el alcohol de su propia lengua.
Se separó de mí.
—Vamos a la cama —susurró con voz caliente; sus ojos cafés perforando los míos.
Tragué hondo y asentí con la cabeza.
Dejé que ella tomara mi mano y me llevara a su habitación.
Comenzó a quitar mi ropa, lanzándola con furia contra el suelo.
Me besó de nuevo mientras intentaba deshacerse de mis pantalones.
Yo estaba demasiado ocupada tratando de bajarle el cierre a los suyos, que no sentí cuando me recostó sobre la cama y llevó mis manos sobre mi cabeza. Sujetándolas con una mano, mientras que con la otra hacía la maniobra de deslizar mí ropa interior fuera de mis piernas.
Ni siquiera se quitó el pantalón cuando la sentí moverse contra mí.
Jadeé de dolor cuando finalmente conectó sus dedos con mi entrada.
Se quedó quieta por unos minutos, esperando a que me recuperara, reposando su cabeza en mi cuello y dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre el mío.
Pasaron largos minutos hasta que comenzó a mover los dedos lentamente, entrando y saliendo de la parte baja de mi cuerpo.
Gemí y jadeé en varias ocasiones. Siempre encontrándome con su pelvis y mirándola a los ojos mientras tomaba todo de mí. En cierto punto, y cuando yo estaba perdiendo la cabeza, se sentó y me llevó en la misma posición con ella.
Todo el acto en sí, pasó de un borrón.
Cuando terminamos, nuestros cuerpos estaban sudados y calurosos.
Santana ya no parecía tan borracha como en un principio, y rápidamente se retiró y se movió a orillas de la cama.
Ni siquiera me molesté en ponerme una sábana encima de mi cuerpo desnudo cuando me senté a su lado. Doblé las rodillas hasta hacer que toparan con mi mentón, y apoyé la cabeza para mirarla.
— ¿Ya estás mejor? —pregunté.
Ella no respondió nada. Parecía molesta.
—Lo siento —dijo simplemente.
— ¿Por qué?
Se pasó una mano por el pelo, jalándoselo y gruñendo a la vez.
—Puedes dormir en esta habitación si así lo deseas —comenzó a ponerse de pie, subiendo la cremallera de su pantalón—. Ya es tarde y no quisiera que te fueras a esta hora. Yo dormiré en el cuarto que le preparo a Nicole.
—Santana...
—Por la mañana te pediré un taxi para que te lleve a casa, pero si quieres irte ahora entonces lo llamo en un segundo. Tú me dices qué prefieres.
Me puse también de pie, furiosa y con ganas de golpearla.
— ¿Eso es todo? —Grité— ¿Vas a dejar que simplemente salga de tu vida así como así?
Ella me miró por un momento, pero rápidamente sus ojos se deslizaron por todo mi cuerpo desnudo. Acariciándolo con la mirada.
—Lo lamento —se disculpó—. Pero es mejor que me aleje de ti. La mala suerte parece que me sigue a donde sea que yo vaya. Te amo, pero tengo que dejarte ir.
Oír sus palabras alimentó aún más mi furia.
—Si me amaras me dejarías ser parte de tu vida a pesar de los tropiezos.
Me giré hacia la cama desordenada en donde sólo hace unos minutos ambas nos habíamos entregado.
Tomé la sábana, envolviendo mi cuerpo en ella.
Comencé a buscar mi ropa en el suelo, encontrando mi sostén tirado cerca de mi camisa rota.
—Pide un taxi, ¡ahora! —dije enojada.
La oí suspirar pero no me detuve de buscar mi ropa y hacer el intento de ponérmela.
Cuando estaba completamente vestida, noté que me hacían falta los zapatos.
Me agaché en el suelo y los busqué debajo de la cama.
Santana permanecía silenciosa detrás de mí.
Cuando encontré mis zapatos, me giré para encararla.
— ¿Ya llamaste un taxi? Me quiero ir.
Ella negó con la cabeza y no dejaba de ver en dirección a mis pechos, en donde mi camiseta estaba rota y dejaba ver la piel entre mis senos.
Me tapé intentando estirar la tela, pero ésta no cooperaba conmigo.
—Toma una de las mías —dijo sin apartar la vista de mi rostro. Llevó su mano a uno de los cajones del mueble en el que se apoyaba, y automáticamente sacó una camiseta de algodón, blanca.
Me la pasó de inmediato, sin dejar de verme.
Recibí la camisa y, sin importar que me viera, me quité la que andaba para colocarme la de ella.
—Ahora sí —le exigí— pide un taxi.
—Llamaré al portero —habló sin fuerzas, arrastrando los pies mientras salía del dormitorio y me dejaba sola.
Quería echarme a llorar pero me reservaría la fiesta de lágrimas para cuando estuviera sola, en mi habitación.
Poniendo un pie frente al otro, caminé hacia la puerta principal y estaba a punto de salir cuando la voz de Santana me detuvo.
—Déjame acompañarte al lobby.
Le lancé una mirada asesina y dije:
—Puedo ir sola, ya conozco el camino.
Y con esto salí, dando un portazo y moviéndome con rapidez para alcanzar el elevador, en donde el muro que contenía mis lágrimas se vino abajo y lloré sin vergüenza.
***
Lo que más apestaba de las rupturas era que dolían siempre con mayor intensidad. Cada recuerdo, cada canción, cada imagen dolía. Y no era un dolor pasajero, como cuando te cortas con papel y la herida sólo arde.
Este era un dolor que dejaba hoyos negros que consumían todo a su alrededor.
Esos hoyos negros se estaban llevando un poquito de mi alma cada vez más triste.
No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie. Pero se me dificultaba cuando al siguiente día tenía que presentarme a trabajar y verme obligada a motivar a la gente y decirle que compraran libros con bonitas y perfectas historias de amor, aunque estas pertenecían única y exclusivamente ahí, a los libros.
Definitivamente preferiría a una novia literal, hacía que las rupturas fueran menos dolorosas y prácticamente inexistentes.
Pero en medio de todo, me tomó dos días reconocer que me porté como una idiota con Santana (aunque ella también colaboró con eso), y que tenía que hablar con ella No podía simplemente ignorar lo que me había dicho. No estaba lista para dejar zanjada nuestra relación.
Yo la quería demasiado para mi propio bien; no podía simplemente dejarla solo en un momento difícil, aunque yo misma estuviera pasando por eso también.
Ese día decidí buscarla y al menos intentar hablar de lo pasó. Necesitaba verla, saber que estaba bien y que no cometió una locura.
Como tenía el día libre en el trabajo, ya que era mi comienzo de clases en la universidad, me moví hacia el edificio de Santana y me quedé sopesando la idea en sí debería subir o no a su departamento.
Justo cuando entraba y me armaba de valor, el viejo portero que estaba de turno y que ya me conocía, me detuvo antes de que avanzara hacia el elevador.
—Lo siento —dijo él agarrando aire después del pequeño trecho que tuvo que correr para alcanzarme—, la señora López me ordenó específicamente que no la dejara subir.
Algo se encogió dentro de mí al oír sus palabras.
— ¿Cómo? —Mi voz sonaba incrédula— ¿Ella dio la orden?
El hombre asintió y me miró con una cara de pena.
—Lo lamento pero ella ha estado pasando su fotografía entre los empleados para prohibirle el acceso al edificio.
De nuevo se encogió algo en mi interior.
Yo no salía de mi asombro y de mi dolor.
— ¿Señorita? —Dijo uno de los encargados de seguridad que siempre se mantenían al margen, fuera del edificio— Acompáñeme afuera, por favor.
El tipo se paró al lado del portero (cuyo nombre, según su etiqueta, era Phillip) y me miró de forma intimidante.
—Pero es que yo... Sólo quiero verla Si le avisan que estoy aquí...
—Desde que la vi acercarse yo la llamé —dijo Phillip—Ella me reiteró que por ningún motivo dejara que subiera, Lo siento mucho.
Abrí la boca y luego la cerré.
Hace unos días estaba proponiéndome matrimonio, y ahora me ignoraba y huía de mí.
Quería llorar tan fuerte, pero me contuve y seguí al musculoso hombre de seguridad mientras me guiaba de nuevo afuera.
—Oh, espere —gritó Phillip antes de que pusiera un pie en la acera— Ella le dejó un sobre. Ya se lo traigo.
Fue a su escritorio por el sobre, y luego me lo entregó.
Me dio una sonrisa llena de condescendencia, y me dejó continuar por mi camino.
Una vez afuera, abrí el sobre y saqué una pequeña tarjeta.
Decía:
Lo siento, tenía que hacerlo.
Por cierto, no te preocupes por Sam ya me encargué de él.
Doblé la tarjeta y la guardé.
En este punto de nuestra relación, sabía que no habría retorno.
Ella no quería saber nada de mí; y yo estaba demasiado indignada como para comprender qué hacer para demostrarle que quería estar a su lado a pesar de lo que haya hecho en el pasado.
Esa fue una semana larga, en donde turnaba mi tiempo entre trabajar, asistir a clases y merodear el edificio de Santana con tal de verla por al menos dos segundos.
Pero después de ser sacada a la fuerza por al menos cientos de veces, comprendí que la relación con Santana estaba rota lejos de cualquier punto del reparo.
Simplemente llegó a su fin.
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Hola Hola chicas :)
Bueno vengo a dejar otro capitulo :) se que esta un poco doloroso como el infierno pero les digo algo faltan tres capitulos para el final de la primera parte y NO PIERDAN LA ESPERANZA san es tarada hermosa bella idiota pero YA VERÁN !
PD: Regreso hasta el domingo les hago una propuesta si hay muchos comentarios les dejo dos capitulos ;)
Saludos Y besos
COMENTEN!
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
hey como hasta el domingo???????? no puede ser antes???? andale si?
marcy3395***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Hola!!!
Wooowwww historias muy dolorosas!!!
Veremos como sigue todo1
Saludos y espero que puedas publicar dos capitulos
Wooowwww historias muy dolorosas!!!
Veremos como sigue todo1
Saludos y espero que puedas publicar dos capitulos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Pobre santana que vida mas dura..pero no tendria que dejar a Britt!
Espero el siguieente capitulo!:)
Espero el siguieente capitulo!:)
nataalia* - Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Y matame....fue tan duro este capitulo que caray...! Pero ojala si sean dos capitulos o ya tres para el final de la temporada :)!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Dios mío!! Esta adaptación me está matando literalmente jajaja es una muy buena historia Ojalá y si nos des esos 2 caps *-* saludines!!
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
hoola Soy una fiel lectora de tus fics, no comento porque casi siempre estoy desde el cel, Pero dejame decirte que amoo este fic
Espero que mis brittana vuelvan pronto Pobre britt esta destrozada
Saludos Espero la actu
Espero que mis brittana vuelvan pronto Pobre britt esta destrozada
Saludos Espero la actu
daniela123* - Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
holap dan,...
bueno que diré,... en estas circunstancias es cunado quiero matar a san,..!!!
la frase seria,.. te dejo libre,.. si vuelve es tuya si nunca lo fue (creo que es así jajaja),.. britt volvió pero san pero san?
a ver como van las cosas ahora??? o cuanto tarda en regresar san???
nos vemos!!!
bueno que diré,... en estas circunstancias es cunado quiero matar a san,..!!!
la frase seria,.. te dejo libre,.. si vuelve es tuya si nunca lo fue (creo que es así jajaja),.. britt volvió pero san pero san?
a ver como van las cosas ahora??? o cuanto tarda en regresar san???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Domingo!!!!!!!!!!!!! D:
Joder! Pero esperaré... Mi Brittany como sufre!!! Pobre de mi rubia!
San que ya no la cague tanto! Sabe de antemano que es la adoración de Brittany
y que ella es la suya Y_Y
Quiero verlas juntas de nuevo!
Saludos!!! Dani!!(: By. Nathie ^^
Joder! Pero esperaré... Mi Brittany como sufre!!! Pobre de mi rubia!
San que ya no la cague tanto! Sabe de antemano que es la adoración de Brittany
y que ella es la suya Y_Y
Quiero verlas juntas de nuevo!
Saludos!!! Dani!!(: By. Nathie ^^
Nathie_B4E****** - Mensajes : 315
Fecha de inscripción : 06/07/2014
Edad : 30
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